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Como hemos visto, dependencia y adicción no son lo mismo.

Sin
embargo, están muy relacionadas ya que ambas son estadios por los
que puede pasar una persona en su experiencia con el abuso de una
sustancia. Y es que la dependencia es un paso previo a la adicción.
Obviamente, las consecuencias para una persona dependiente no son
tan graves como las de un adicto. Un individuo con dependencia a una
droga seguirá teniendo el control de los diferentes ámbitos de su vida,
mientras que si se vuelve adicto perderá ese control. Por otro lado, la
persona dependiente cumple, en general, con sus obligaciones. En el
caso de los adictos, las obligaciones no se cumplen, o sí, pero de forma
inadecuada.

Como decíamos, una persona dependiente tiene el control. Esto significa


que tiene otras motivaciones en su vida al margen del consumo.
Además, las consecuencias negativas son un factor determinante a la
hora de abandonar el consumo. En cambio, una persona que se
encuentre en la fase de adicción ya no controla nada. Tiene
pensamientos recurrentes sobre el consumo y cuándo será la
próxima toma. En lo que respecta a las consecuencias negativas que
esto tiene en su vida, sigue consumiendo a pesar de ellas. Es totalmente
incapaz de parar la conducta de consumo.

Otra diferencia muy significativa hace referencia al tratamiento. En una


fase solo de dependencia, una vez realizado el tratamiento de
desintoxicación y deshabituación, el paciente no tiene por qué volver a
perder el control. La dependencia por si sola no es una enfermedad
crónica. La adicción, en cambio, sí que lo es. Por eso, el paciente tiene
que realizar un seguimiento continuado durante toda su vida para
evitar futuras recaídas. Si después de un proceso de desintoxicación
vuelve a tener contacto con la sustancia o conducta volverá a
experimentar una pérdida de control.

El Centro Educativo considera que la “Libertad”, la “Solidaridad”, la “Convivencia y la


Paz”, la “Justicia”, la “Interioridad” y la “Gratuidad” son los valores que estructuran y
edifican a la personalidad humana y por lo tanto, deberán desarrollarse desde todas las
áreas educativas Honestidad 25% Tolerancia 14% Equidad 11% Justicia 9% Disciplina 9% Amor
9% Servicio y atención 7% Trabajo Igualdad 7% Comprensión y entendimiento 7% Convivencia
humana, compañerismo 7% Comunicación y diálogo 7% Solidaridad 5% Profesionalismo 5%
Veracidad 5% Lea
lLa Alimentación nos permite tomar del medio que nos rodea, los alimentos de la dieta
(de la boca para fuera) y

La Nutrición es el conjunto de procesos que permiten que nuestro organismo


utilice los nutrientes que contienen los alimentos para realizar sus funciones (de
la boca para adentro).tad 5% Libertad 5% incluida
Existen diferentes trastornos de la conducta alimentaria en los que hay una
percepción alterada de la imagen del cuerpo. Entre ellos se encuentran:
anorexia nerviosa, bulimia, megarexia, ortorexia, vigorexia, etc. Todos son
trastornos psiquiátricos que requieren una actuación multidisciplinar, pero en los
que es necesario un abordaje psiquiátrico y psicoterapéutico inicial. Una vez
que el paciente es consciente de su enfermedad y está en manos de psiquiatras y
psicólogos, es posible iniciar conjuntamente el abordaje nutricional. Si el
problema no es tratado a tiempo, puede acarrear problemas de salud muy graves: 
- Anorexia Nerviosa: bajo peso, desnutrición y, si no se trata, podría tener una
evolución fatal que  termine en fallecimiento del paciente. 
- Bulimia: puede conllevar tanto sobrepeso como bajo peso, en función de los
atracones de comida y los  episodios de vómitos. 
- Megarexia y trastorno por atracón: suele desembocar en Obesidad. 
- Vigorexia y ortorexia: carencias nutricionales o excesivo consumo de algún
nutriente que altera el  balance  nutricional. 
1. Educar y fomentar una alimentación saludable, sin caer en extremos (dar el ejemplo).

2. Promover una actividad física moderada, que idealmente involucre socialización.

3. Favorecer la construcción de una autoestima adecuada.

4. Evitar poner un excesivo énfasis en el peso y la figura.

5. Informar a los hijos que no es recomendable hacer dietas, porque muchas de ellas son
contraproducentes.

6. Evitar que los jóvenes realicen dietas agresivas, porque éstas suelen ser el punto de
entrada a los trastornos alimentarios.

7. Comer en familia en forma regular, evitando los conflictos.

8. Frente a la evidencia de dietas inapropiadas, preocupación excesiva por el peso, baja


o incremento importante de peso, indagar cuanto antes con un especialista.

9. Estar atentos a los sitios de Internet que visitan las adolescentes.

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