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cotidianos que ayudan a mejoran la salud de quien los aplica en su vida, pero
también permiten evitar o ayudar a prevenir problemas de salud, además de lograr
una buena calidad de vida. Llevar una vida saludable tiene como objetivo lograr un
bienestar físico y mental por lo que se deben seguir ciertos hábitos y evitar otros
que perjudican la salud de las personas.
La vida sana permite que las personas puedan mejorar el desarrollo de sus
actividades y obligaciones, además ayuda a evitar dolencias y enfermedades a
mediano y largo plazo. Los niños y adolescentes deben llevar una vida saludable
pero también los adultos y los ancianos, ya que todos se beneficiarán con este
estilo de vida.
Tener una vida saludable aumenta la esperanza de vida de las personas pero
también la calidad en los años que viva. Llevar una vida sana es una decisión
personal pero también puede ser una práctica familiar muy positiva.
No existe un único estilo de vida saludable por lo que cada persona puede elegir
como llevarlo a cabo. Lo que si sebe seguir las pautas básicas y evitar los malos
hábitos que dañan al cuerpo y alteran la salud.
Los beneficios de llevar una vida saludable son realmente rápidos por lo que el
bienestar general que se sentirá es notable en poco tiempo. La salud está
condicionada por el estilo de vida que llevan las personas por lo que si el estilo de
vida es saludable se tendrá mejor nivel de salud que si lleva un estilo de vida poco
sano.
Un estilo de vida saludable es un conjunto de comportamientos o actitudes
cotidianas, para mantener el cuerpo y mente de una manera adecuada lo que está
relacionado con la salud mental, la alimentación, la actividad física, el trabajo, la
relación con el medio ambiente y la actividad social.
Existen hábitos necesarios para llevar una vida saludable, y entre ellos están los
siguientes:
Una alimentación saludable se basa en recibir las 5 comidas al día, los nutrientes
esenciales y la energía que necesitamos para mantener nuestra vitalidad.
Dormir bien
Dormir al menos siete horas por noche aumenta los beneficios de tener un estilo
de vida saludable y disminuye el riesgo de desarrollar enfermedades
cardiovasculares.
Cuidar de la salud mental es tan importante como cuidar la salud física. En todas
las etapas de la vida, el bienestar emocional y social influye en cómo pensamos,
sentimos o llegamos a actuar.
Los estilos de vida saludable se refieren a un conjunto de comportamientos o
actitudes cotidianas que realizan las personas, para mantener su cuerpo y mente
de una manera adecuada.
Los estilos de vida están relacionados con los patrones de consumo de cada uno
de nosotros, en nuestra alimentación, de si consumimos tabaco, así como con el
que hagamos o no actividad física
El autocuidado.
El sector más sensible a las influencias del entorno son los adolescentes. Ya que
se encuentran en una etapa decisiva, ya que se reafirman algunas tendencias
comportamentales adquiridas en la infancia y se incorporan otras nuevas
provenientes de dichos entornos de influencia.
Consumo de drogas.
Las principales drogas son el alcohol, tabaco y marihuana, el contacto de
los jóvenes con las drogas aparece cada vez de forma más temprana. El
abuso de alcohol en la adolescencia se relaciona con problemas de salud,
fracaso escolar, relaciones sexuales sin protección, problemas legales,
alteraciones afectivas e incluso el consumo de otras drogas que pueden
llegar a tener serias consecuencias o corto o largo plazo.
Fracaso escolar.
El fracaso escolar y absentismo escolar ocasionan en los adolescentes
dificultades en su crecimiento personal y social.
Conducta antisocial.
Los adolescentes manifiestan conductas antisociales que se caracterizan
por presentar conductas graves o agresivas, como lo que son robos, la
provocación de incendios, el vandalismo, y, en general quebrantamiento de
las normas.
Cuando los niños se convierten en adolescentes y adultos, sus problemas
suelen continuar en forma de conducta criminal, a lo que acuden a cosas
como el alcoholismo, dificultad de adaptación, afectaciones psiquiátricas
graves, dificultad de adaptación en la familia y problemas interpersonales.
Trastornos de la alimentación.
La aparición de trastornos como la Anorexia y la Bulimia es mayor en la
adolescencia. Esto se debe a la magnitud de cambios biológicos,
psicológicos y a la redefinición del papel social en esta etapa de la vida, que
está asociada al culto a la belleza. Los trastornos alimenticios se asocian a
conductas de riesgo como el suicidio, las autolesiones y problemas graves
de salud que pueden llevar a la muerte.
Depresión.
Es un trastorno emocional que causa un sentimiento de tristeza constante y
una pérdida de interés en realizar diferentes actividades, y también es
considerada como un factor de riesgo porque puede llevar a situaciones
como la muerte.
1. Dedicar tiempo con sus hijas e hijos por lo menos 20 minutos al día 3 veces
a la semana, en lugares libres y sin distracciones.
2. Platicar con sus hijas e hijos para darles confianza; esto permitirá
mantenerse al tanto de los cambios en su estado de ánimo y conocer si
tienen algún conflicto.
3. En caso de que haya un cambio de comportamiento, evitar gritarles y
castigarlos. Es primordial mantener la calma.
4. Tomar en serio lo que sus hijas e hijos le platican.
5. Acudir con frecuencia a los centros escolares para conocer si hay cambios
de sus hijas o hijos.
6. Conocer a los círculos cercanos de su hija e hijo, amigas y amigos.
7. Revisar constantemente la mochila de su hijas e hijos, bajo la premisa de
llevar lo necesario y tener un orden.
8. Usted es responsable de lo que sus hijas e hijos llevan a la escuela, los
lugares que frecuentan y las cosas que consumen.
9. Las muestras de afecto y cariño hacia sus hijas e hijos y familiares es un
factor para inspirar confianza y lograr una comunicación adecuada.
10. Establecer horarios para las diferentes actividades de sus hijas e hijos, así
como reglas y límites. Procure saber en dónde y con quién se encuentran.