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Pedro Luis Barcia, o el arte del trabajo con buen humor

“Todo lo podremos entre todos”, es la divisa de Pedro Luis Barcia, y dice bien,

pero los que lo conocemos sabemos que él siempre puede un poco más que los demás.

Con apetito vigoroso, tiende vínculos entre –casi– todas las cosas; su hacer “pontonero”

(con un barcismo que emplea frecuentemente) levanta puentes entre los saberes de la

vida cotidiana y los propios de la erudición, entre Nicaragua y Entre Ríos, entre la

Academia Argentina de Letras, de la que es su presidente, y la Academia Porteña del

Lunfardo, y entre quienes lo conocemos y trabajamos con él, que recibimos sus

generosas indicaciones para el trabajo y el estudio, sus saberes sentenciosos, y sus

bromas cordiales.

Barcia ama lo que hace: ama a la patria, y ha historiado su ciudad natal,

Gualeguaychú, con la biografía de su fundador, el nicaragüense Tomás de Rocamora, y

su ciudad de adopción, La Plata, donde estudió Letras y formó su familia. Ama a sus

soldados y hombres destacados: es miembro de la Academia Sanmartiniana, del

Instituto Nacional Belgraniano, y del Instituto de Estudios Históricos Urquiza.

El amor por la lengua y por la literatura lo ha llevado a la docencia y la

investigación: es profesor de la Universidad Nacional de La Plata y de nuestra facultad,

en primer y cuarto años, y en el doctorado, del que es su director; es investigador

principal del CONICET y director de investigación de la Universidad Austral. Ha

publicado estudios y ediciones de Leopoldo Marechal, Hilario Ascasubi, Eduardo

Mallea, Horacio Quiroga, entre muchos otros escritores; comenzó la publicación de las

obras completas de Leopoldo Lugones en 53 volúmenes, quince de ellos con material

inédito.
Barcia ha dado a los estudiosos de la literatura en lengua española un millar de

páginas desconocidas de Rubén Darío, recogidas de periódicos argentinos, y estudios de

su obra, por lo que se lo distinguió como “el mayor dariísta argentino”, y designado por

la Fundación Internacional Rubén Darío, coordina un equipo de especialistas de varios

países en la edición crítica nicaragüense de las obras completas del escritor.

El amor por el aula y por la docencia se traduce en su magisterio permanente, con

sus atinadas recomendaciones, sus textos sobre educación, su tarea de capacitación de

maestros y profesores; recientemente fue nombrado miembro de número de la

Academia Nacional de Educación.

Padre de familia y abuelo de tres nietos, docente de tiempo completo, investigador

de la historia y la literatura, estudioso y vital, polemista permanente, alerta espectador

de los medios, humorista y poeta gauchesco, grafólogo e hipnotizador, ha enseñado a

varias generaciones con magnanimidad, con un alma grande.

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