Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
diamantes?
insatisfacciones.
sosteniendo tu mano.
mi abrazo, que es el abrazo que te das a ti mismo, reconociendo, por fin, que tú también eres Dios……
CARTA A MI YO SUPERIOR
Hoy por primera vez te vi y comprendí. Hoy quisiera extender mis brazos e inflar mi pecho, para
darte un enorme abrazo que cruce el espacio y derribe el tiempo. Hoy te miré y, quizás por
primera vez, te vi y comprendí. Hoy supe de tus temores, de tus penas y sinsabores, de tus alegrías
y tus risas, hoy humano te vi y me conmoví. Te pido perdón por todas las veces que pasé a tu lado
y no pude percibir lo que sentías, te pido mil perdones por mi ceguera involuntaria. No fue
egoísmo, fue ignorancia, juro que si hubiera sabido, mil palabras me hubiera tragado, mil
incomprensiones no hubiera formulado, pero no sabía, nadie me lo explicó o quizás sí lo hicieron,
pero antes no tuve la capacidad de entender lo que hoy me parece tan evidente. ¿Qué pasó hoy
en mí interior, qué fue realmente lo que cambió? No lo sé, quizás un velo marchito se corrió de mi
vista porfiada y aleluya te pude ver, te pude palpar y me llené de ti. No hay palabras para poder
trasmitir la emoción que hoy sentí. Hoy supe de ti. Hoy quisiera extender mis brazos y abrazar a
todas las versiones de mi que hay en ti, me gustaría darte mi calor y comprensión, que mi pecho te
cobijará, con mis labios besarte delicadamente y en tus oídos susurrar que todo está bien, que yo
por fin sé. Sé que tienes miedo, sé que en ocasiones lloras en silencio y sacudes tus lágrimas para
que se las lleve el viento. Sé que actúas como actúas, por mil y una circunstancias y que muchas de
ellas te dañan. Sé que a veces quisieras comportarte de manera diferente, pero algo en ti que no
comprendes te lo impide, sé que como yo, sólo pretendes que te amen, hoy sé de tus sueños y
afanes. Ven a mí y recibe el calor de mi abrazo, he perfumado mi pecho y ablandando mis huesos
para acogerte, descansa en mi regazo que con voz melodiosa te contaré una historia. La historia de
un ángel glorioso que de tanto recorrer olvidó quien era, escondió sus alas y creyó empequeñecer,
70 confundido pensó que tenía que hacer méritos para llegar a ser lo que ya era. Acariciando tu
cabeza te narraré esta historia y con cuidado y dulzura te ayudaré a liberar tus constreñidas y
adoloridas alas, no como un acto de generosidad hacia ti, sino como un acto de infinita compasión
hacia mí y mi ceguera, porque hoy por fin me puedo ver a mi misma reflejada en ti y sólo gracias a
tu dulce presencia, por fin tengo certeza que un día conseguiré extender mis propias adoloridas
alas.