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Teatralidad, signo intertextual
Sumario
Editorial ..........................................................[5]
Tristicruel
por Alberto Hernández.........................................[9]
Mariana, una Pineda en Mirla Campos
por Alberto Hernández.................................[15]
Metáfora ausente por
José Ygnacio Ochoa..........................................[19]
Mirla Campos, una actriz de Estival
por Francisco Rojas Pozo...................................[23]
La secreta obscenidad de cada día
por Juan Martins............................................... [29]
Entrevistas..............................................[35]
Analía Silvia Aristegui.......................................[37]
Alejandro Robino.............................................[39]
Alejandra Rubio...............................................[43]
Héctor Rodríguez Brussa....................................[46]
Héctor Oliboni................................................[48]
José Ignacio Serralunga......................................[51]
Leo Rey.........................................................[56]
Omar Musa....................................................[59]
Sergio Osses...................................................[67]
Sonia Daniel...................................................[73]
Texto de José Ramón Fernández:
Mariana .........................................................[79]
Addenda: entrevista a
José Ramón Fernández....................................[105]
Colaboradores................................................[109]
Editorial
—Teatralidad, signo intertextual—
[5]
decir aquí, que aquél personaje pasa además por un proceso de
intertextualidad: se escribe de él lo que ya está escrito por otros.
Insistimos, es un proceso continuo de escritura en escritura, de
un actor hacia otro actor, como si esa relación fuera necesaria
para su intertextualidad: el estrecho límite entre texto y cuerpo
se impone en el discurso, donde el género se está escribiendo
de nuevo en la genialidad de un actor. Hamlet, por ejemplo, es
imagen, pero es texto también. Y antes, como sabemos, ha sido
reescritura en el personaje: lograda también por las diferentes
interpretaciones que se han dando a lugar.
II
-6-
No hubo excusas, todo fue acotado para reformular la puesta.
Es un diálogo entre director-actores con el gran público, es
aceptar la otra lectura para desentrañar las imágenes,los colores
y matices posibles en ese otro mundo. Lo que se denomina en
el medio como crítica interna.
Los editores de la revista Teatralidad, signo intertextual de
«Ediciones Estival» manifiestan con esta publicación su sentido
homenaje a quien en vida se caracterizó por su encomiable pa-
sión por la docencia, las artes y sobre todo por la (re)creación
de otras historias en el propio escenario.
J.Y.O.
-7-
Alberto Hernández
Tristicruel
1.-
2.-
[11]
bacteria que se multiplica incesantemente. Domingo Michelli
se vale de lo que acontece en la realidad de un mapa lleno de
gente, de moradores que se valen de máscaras para convertirse
en pasantes de ciencia/ficción y en sujetos pre-fabricados: el
país, borroso y salpicado de una humanidad torcida, se despla-
za por los lugares más sórdidos y enfermos: los frecuentados
por una estadística que se deja ver en los medios a medias. El
narrador se quita la piel cuando relata ese país nada idílico. Es
un libro triste y cruel. Es un libro que muestra esas facetas y
las coloca al frente del lector sin reticencia alguna. Michelli ha
abordado los espacios imposibles y los ha transformado en la
realidad que muchos no han querido ver. Este es un libro don-
de la vida y la muerte se tocan. Un libro donde los personajes
hablan en venezolano, como el mismo escritor lo advierte al
comienzo de sus páginas. Es un país hecho libro a través de
las palabras que salen de la boca de quienes habitan sus hojas.
Además, con la libertad creativa capaz de tutearse con Cabrera
Infante. Este es un libro donde quien lo lee navega entre el mie-
do y la desesperanza. Una lectura agónica.
3.-
-12-
tan amables de darme una colaboración? Alguito, loquesea, es
pa’ completar mi libro de cuentos, selosjuro». Cuenta para es-
cribir. O para sobrevivir.
«Al paso que van»: combinación de diálogos donde se nota la
influencia dramatúrgica del autor. Dos anécdotas: la tirante re-
lación de un hijo con su madre y una huelga de sindicatos. Dos
propuestas que dibujan un país íntimo y otro público, político.
Las imágenes que se muestran en este relato forman parte del
diario vivir del venezolano actual: manifestaciones, bombas de
gases, disparos, heridos, muertos, presos. Pancartas que exigen
el aumento del precio de la gasolina desatan una reacción terri-
ble por parte del gobierno.
El tercer relato, «Lectura peatonal», está formado por perso-
najes codificados. Una mujer que cae de un árbol y se come a
la gente. Una estancia de terror donde odio y ternura sucumben
ante el lenguaje utilizado por el narrador. «Historia de los ba-
rrios escondidos de Caracas» es un inventario de eventos donde
los personajes son desdibujados por la irrealidad: la infructuosa
búsqueda de Alcoholópolis, para lo cual ha creído que la única
manera de acceder a esa ciudad es «borracho como cuba, pero
su mujer le tiene prohibido abusar de la bebida». «Perrulandia»
es el otro barrio por donde circula este cuento: un paralítico
deja su casa y se va a vivir a las orillas del Guaire donde hace
amistad con unos perros. El inválido muere en su silla pero los
perros imponen su ley. El autor se vale de largas citas al pie
donde cuenta cada una de las aventuras de los canes. Otros ba-
rrios recorren las páginas en las que los actantes son referentes
de una ciudad sombría, inundada de voces y de hechos que son
parte de las noticias diarias, como la de los refugios o alber-
gues, verdaderos antros en los que todo tipo de pecado es posi-
ble. Su relación con los ancianos, con la miseria. Las historias
se imbrican: «Todos, toditos, todos» es la imagen de la torre de
-13-
Babel, la mentada Torre de David convertida en la imagen de
la indignidad. El caos, la perversión. «Repagando la muerte»:
la morgue, los cuerpos de los difuntos de todos los días. El
tratamiento de la muerte, el dolor de los parientes, el olor de
la tragedia. Historias de quienes esperan por los mafiosos que
entregan los cuerpos a cambio de dinero. «Carruseles» atosiga
por la acción vertiginosa de las motos que se han convertido en
una epidemia para lo cual el gobierno se ve obligado a inventar
las motovías. La presencia visual de las colas en todos lados.
Un cuento que nos respira cerca. «Gerontofobia» recorre los
túneles del metro de Caracas mientras los mendigos ancianos
repasan la lástima, la indolencia y la miseria. Y «Presovisión»:
el mundo de los pranes (líderes de bandas delictivas dentro de
los recintos carcelarios), esa fórmula criminal que ha tenido
en los organismos de seguridad del estado a unos aliados. De
esta manera, desde esta mirada rugosa, cierra el libro, luego de
reconocerse en un país que ha perdido el rumbo. Un libro en el
que el lector pasa a ser también un personaje agónico.
-14-
Alberto Hernández
Mariana, una Pineda en Mirla Campos
Convertirla en una sola voz fue conducir su mirada directa-
mente a los espectadores. Mariana Pineda se queda sola en el
escenario. Se convierte en monólogo, en un instante que recoge
los referentes de quienes la llevaron a la cárcel y luego a la
muerte.
Federico García Lorca, quien cuenta la historia a ser puesta
en escena, nos regresa a Mariana de Pineda y Muñoz, a un si-
glo XIX donde restauración y absolutismo intentan instaurarse.
Mariana se anota con los liberales para sacar del poder a los
monárquicos representados por Fernando VII.
Vigilada, acosada por un sujeto que la intenta enamorar para
sacarle información, puesto que ella conspiraba a favor de la li-
bertad en Granada, por la Constitución de Cádiz, es conducida
a la cárcel: desde allí nos habla una Mariana representada por
la actriz Mirla Campos, dirigida por Juan Martins, de Estival
Teatro, que se acoge a la versión de José Ramón Fernández.
Mariana está sola, habla desde su encierro, desde la muer-
te que le espera. El garrote vil está dispuesto: Mariana había
bordado la bandera que pedía libertad y eso la convertía en
enemiga: al fondo, más allá de la puesta en escena, en el papel
original, un tal Pedrosa logra el cometido de acusarla.
¿Qué hace Mirla Campos detrás de unos barrotes, encerra-
da? Representa a una mujer llena de fuerza. Es un nervio que se
agita como un animal que no se rinde. Es una sombra que grita,
que conspira desde su encierro. La actuación de esta actriz es
[17]
impecable: una voz poderosa, cambiante. Un cuerpo que dice
lo que ocurre en la historia.
Una puesta que traslada todo el vigor de una época en el sila-
beo de quien actúa. Sus desplazamientos activan al espectador,
pero más sus palabras: conmueven los tonos, la musculatura de
su voz, el calor de un cuerpo que sabe que va a morir.
No deja espacio que no sea usado para favorecer el cuento
que nos relata, que nos actúa esta mujer plena de talento escé-
nico. Con ella, con su manera de mirarnos desde el escenario,
regresamos al dolor de una España entrañable. Aplausos cerra-
dos y prolongados.
-18-
José Ygnacio Ochoa
Metáfora ausente
La imagen primera no es realmente la imagen que aspiramos
perpetuar. Las imágenes posteriores, las que quisiéramos que
fuesen son las que, de alguna manera, deseamos conservar. Ma-
riana de José Ramón Fernández, texto que, según el director de
montaje Juan Martins no es un texto teatral propiamente dicho,
no es un poema pero sí se acerca a una prosa poética con una
alta dosis de imágenes, las cuales cobran vida por la movilidad
y corporeidad de la actriz Mirla Campos, quien redescubre a
Mariana con dos realidades. La primera fácil aparentemente de
allanar en donde se establece la relación con un contexto histó-
rico del siglo XIX y una segunda realidad que atañe exclusiva y
únicamente al mundo interior de Mariana, el cual nos persuade
y moviliza nuestra subjetividad.
«Queremos siempre —afirma Bachelard— que la imagina-
ción sea la facultad de formar imágenes y es más bien la facul-
tad de deformar las imágenes suministradas por la percepción
y, sobre todo, la facultad de librarnos del las imágenes prime-
ras, de cambiar las imágenes», es decir, que si no se produce
una modificación de aquella imagen primera no se producirá la
acción imaginante: el teatro es ficción. El teatro tiene el privi-
legio de sugerirnos en gran medida esa acción imaginante. Así
que desde el primer momento que el espectador pasa a la butaca
y se predispone a percibir un conjunto de acciones, poco co-
[21]
munes de la vida diaria, entra éste en un carácter de necesidad
esencial en el que Mariana (representada por la actriz Mirla
Campos) sugiere con una movilidad no presente, otros olores,
otros colores, otras figuras, en definitiva esa imagen primera se
transforma en un vínculo entre espectador-actriz (personaje),
ese imaginario es, debe ser, abierto porque cada espectador
hará una lectura de la mirada, del gesto, del movimiento de
esta actriz. La constante transformación del personaje de mujer
encarcelada, manifiesto en el montaje por una silla ubicada en
el proscenio que simula barrotes unida a unas líneas verticales
señaladas en el escenario, coexisten con el deambular del per-
sonaje durante toda la trama. Deambular que no es gratuito,
tiene una razón de ser: se une al manejo del traje, más que
un vestido es una excusa para producir un sonido particular y
perturbador, que en algún momento da entender que se despo-
jaría de él para quedar con un fondo que se ciñe a la figura de
la actriz. Convencidos estamos que puede seguir jugando con
el vestido en la búsqueda de ese imaginario, a estos elementos
se le suma el tono de voz de la actriz y nos atrevemos a empa-
rentarlo con un tono elegíaco, con una musicalidad que encanta
y puede arrancar una lágrima de quien la padece y la disfruta,
no es gratuito que la escena comience con un grito doloroso,
desgarrador y con un acento flamenco.
El personaje, en tanto a su representación, procura encon-
trar una justificación para la vida creando su propio movimien-
to, su historia, su corporeidad y devenir en el espacio con su
viaje imaginario-único que comparte con un espectador que
conciliará luego en su soledad para conjugar la audacia humana
y convertirlo en dinamismo innovador.
-22-
Francisco Rojas Pozo
Mirla Campos, una actriz de Estival
La experiencia amasada como espectador me ha dado la opor-
tunidad (muchas veces) de valorar la calidad de actuación de
algunas actrices y actores del teatro venezolano actual. Mi la-
boratorio estuvo vinculado a la escena rajatablina y a la épo-
ca de oro de los teatros universitarios, también al repertorio
de El Nuevo Grupo que aglutinaba a los tres emblemas de la
dramaturgia venezolana (Isaac Chocrón, José Ignacio Cabrujas
y Román Chalbaud) junto a la posterior etapa demarcada por
los montajes de la Compañía Nacional de Teatro cuando Cho-
crón la dirigía y administraba con la eficiencia que siempre
lo caracterizó. En ese trajín delicioso de ir y venir a Caracas
y el de permanecer fiel al otrora Ateneo de Aragua cuando
su cineclub y la euforia anual de su Festival de Teatro eran el
máximo atractivo, comencé a hacer mi personal antología de
piezas y a calibrar la presencia en escena de los actores de esas
etapas. Había, por supuesto, los iconos que servían siempre de
referencia. Cómo olvidar a Rafael Briceño en personajes como
Próspero, Amadeo Mier… Y actrices que aparecen intermiten-
temente en mi memoria como Aura Rivas y América Alonso
compartiendo la versión cabrujiana del personaje Brusca en Lo
que Dejó la Tempestad de César Rengifo para la Compañía
Nacional de Teatro.
En este sucinto viaje mental que ahora hago como pretexto
para una reseña crítica de la actriz Mirla Campos, recuerdo, en
[25]
la versión teatral de Carlos Fraga de la novela de M.O.Silva,
Casas Muertas para «Rajatabla», la entrada a escena de Elba
Escobar en uno de sus roles más brillantes. Fue una marca que
me quedó para corroborar lo que, en una ocasión, me dijo en
los entretelones del «Teatro Juárez» de Barquisimeto, Asdrúbal
Meléndez, sobre la importancia del momento de ingreso al ta-
blado de la acción dramática, justo cuando me tocaba compartir
con él una escena de Tom Paine de Paúl Foster para el grupo
«Triángulo» del Pedagógico de Barquisimeto, allá en los tiem-
pos de los festivales de provincia.
Pues… Mirla me recuerda muchas cosas de las que vi en
actores y actrices de los más característicos y versátiles. Su
quehacer teatral modesto en cantidad lo ha colmado con la ca-
lidad escénica que posee de manera natural. No es el método
lo que la define sino el talento que fluye en toda su humanidad
desde que entra en acción, hasta que culmina y, aún después,
nos queda grabada su imagen porque su impresión actancial se
instala en la memoria. Así la recordamos en cada una de las
piezas donde ha actuado y, en particular, en Agnes de Dios de
John Pielmeire bajo la dirección de Mariozzi Carmona (a quien
evoco compartiendo algunas de las experiencias arriba descri-
tas)… En esta pieza, las entradas del personaje de monja, al
cual Mirla interpreta como si de su alter ego se tratara, marcan
el ritmo de la misma porque abarcan con su integral actuación,
(voz, matices, cuerpo, espacio, manejo del vestuario.), Una
gran fuerza expresiva, la cual eleva en esta participación, al
campo de la excelencia. Mirla sostiene y sustenta el drama en
toda su intención conflictiva. El apoyo que ofrece al resto del
elenco es capital para la cohesión del equipo de actrices que
conforman el elenco.
Mirla se ha paseado por el escenario con la soltura de las
más experimentadas artistas y en algunos casos hemos tenido
-26-
que decir que lo mejor de la «puesta» fue la actuación de Mirla
porque presentimos que, en su soledad, ha sabido recrear sus
personajes con una eficiente memoria afectiva, para luego, en
el ejercicio teatral, desarrollarlos con el director, pero más con
el coraje de la actriz que rebasa el estudio sistemático… Así,
por nombrar alguna pieza, observamos su rol en Caricias, de
Sergi Belbel, dirigida por José de Jesús González. También en
su último trabajo: Dollwrist de Juan Martins (su mentor y com-
pañero), donde el hilo conductor emocional junto a la pareja
masculina que la complementa, es catalizado por su coheren-
te fortaleza escénica. Construye un personaje protagónico que
arropa el conflicto al darle la solidez a su caracterización, por
encima del tiempo escénico y a pesar de los cambios de la ac-
ción y de los extensos parlamentos. Ella nos mantiene atentos
al desarrollo y sentido de la pieza simplemente porque lo asume
como quien asalta un espacio que le pertenece.
Podría detenerme en detalles pero no he querido hacer una
apología de Mirla Campos, sino darle el lugar que le corres-
ponde a quien nos ha brindado su cuerpo para mostrarnos otras
apariencias expresivas con el don que recibió de la providencia
divina y que ella ha asumido con la dignidad y humildad de una
heroína anónima. Mirla tiene la fuerza de una actriz experi-
mentada a pesar del poco espacio que ha tenido en el discurrir
escénico. En cada performance ha mantenido ese destello que
la hace lucirse, aun si la pieza es drama o una comedia como
en el caso de Primero la Moral, de José G. Núñez, donde nos
devuelve a una «Olimpia» fresca y abultada en matices, que nos
hace reír hasta las lágrimas.
No sé cómo llegó al escenario Mirla. Sé que no pasó por
una escuela de arte dramático, pero también sé que no tuvo
problemas para subirse al último vagón que la condujo al Tea-
tro… Ah… Y qué rápido aprendió a conformar un estilo y a
-27-
disfrutar su trabajo de actriz, paralelo al de su vida cotidiana,
la cual le reveló al corazón femenino, es decir, a la otra que es
ella misma, su vocación…y, de esa manera, acompañada del
duende que la hizo ser ésta que es hoy y que se enciende cada
vez que se apagan las luces, aprendió a vencer los límites que
la separaban del otro escenario y subió a él, cuando el timbre
marca el inicio, a repetir el rito milenario.
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Juan Martins
La secreta obscenidad de cada día
Hemos estado cerca en otra de las producciones del «Teatro
María Castaña» de la ciudad capital de Córdoba, Argentina:
nos invitaron a un ensayo general y luego la conversación con
sus creadores en la que estuvimos actores, actrices, gestores,
críticos y sus propios creadores. Ha sido de aprendizaje puesto
que, como he dicho, la relación entre creador y crítico se hori-
zontaliza en ese nivel de la creación. Es un tipo de crítica, claro
es una diversidad también para desarrollarla en la comunica-
ción con sus responsables. De modo que la relación creador/
espectador adquiere otra dimensión, diferente pero igual de di-
námica para su productor, entendiendo por productor como lo
haría Jerzy Grotowski: el responsable de la puesta en escena,
de quien dirige su proceso para el término de la representación.
Y ésta, se consolida con ese diálogo, en la búsqueda de nuevas
interrogantes, por tanto, abierta a la interpretación semiológica
por tratarse de un «producto» artístico: sensible a esa condi-
ción humana del diálogo y concerniente a lo ficcional y a su
alteridad no siempre explicada desde una lógica científica: es
el tratamiento de una realidad: aquella que se representa. Tal
diálogo hecho con Leo Rey su director, se dirigía hacia esos
límites conceptuales de la recepción. Quizás le diga todo lo
que necesite a su director o, en cambio, se niegue en el pro-
ceso, pero signará una nueva estructura sin lugar a dudas: de
allí su dinámica dispuesta en el discurso de lo que allí surja,
por supuesto, se antepone lo creado, se antepone lo visto como
[31]
principal tema de conversación. De eso se trata. Y la tarea del
crítico no reside en decirle al director qué hacer, sólo mira, re-
cepta sobre una visión general que allí se disponga. La apertura
de ese diálogo ya viene dada en el director cuando nos invita,
cuando él dispone de un acontecimiento pre y posteatral (de
acuerdo con Jorge Dubatti), no es ambiguo, sino que está en
procura de definir el inicio de un proceso creativo: el estre-
no. Quizás un modo no convencional de entenderlo pero es
así para esa socialización de lo que significa el teatro: el teatro
se vivencia con cada función. Y eso se ha evidenciado. De
hecho nos encontramos (por lo he visto de otra producciones
del «Teatro María Castaña») un trabajo maduro, limpio en la
representación de este texto dramático de Marco Antonio de la
Parra: acentúa los aspectos políticos mediante la representación
de algunas imágenes: incorporación de visuales que se levantan
sobre el discurso de los actores, pero la actuación es firme,
rítmica y hasta contundente en esa interpretación semiológica
que hacen los actores del texto: rígida en el cuidado discursivo,
se versiona pero toma de él aquellos signos no/verbales (otros
son creados) que le conducen hacia la interpretación actoral, la
recepción que hacen estos actores del texto por una parte y, por
la otra, los elementos metódicos y técnicos utilizados para la
actuación: se corporiza el nivel psicológico de la construcción
de los personajes (el uso psicofísico del cuerpo por ambos): la
tensión, el ritmo, la unidad escénica dispuesta en el uso espa-
cial de la representación. Era sólido y agradable encontrar estos
ritmos actorales, la vocalización del texto, el lenguaje articula-
do en función de estos niveles de interpretación. Dejando bien
limitados ambas alocuciones, tanto la interpretación semioló-
gica del texto dramático como la actoral. En la dinámica de
esas necesidades interpretativas se conversó en un proceso de
aprendizaje tanto para los corresponsables como para quienes
-32-
estábamos de espectadores: esa funcionabilidad se presentaba
para la libre interpretación, irrumpiendo con sentido pleno de
identificación con la necesidad de comprender una visión crí-
tica y racional para el espectáculo. En la misma se registraron
algunos puntos de vistas coincidentes o no. Lo importante es
la dinámica misma. Lo que demuestra el carácter colectivo de
la creación escénica: de la condición humana colocada para el
fructífero diálogo, el término de la recepción de lo represen-
tado. Así que la respiración, la agilidad, los movimientos y
el sentido corpóreo que le otorgan los actores se comparte en
otro nivel de creación. Conque he creído importante esperar de
aquel «estreno» para asentar este criterio el cual se confirma
en la postura del creador ante la crítica (quien está en libertad
de rechazar), entendiendo por crítica toda aquella que surja,
por medio de diferentes críticos y discursos, en el transcurso
de las diferentes presentaciones, temporadas y el número de
funciones. Sus diferentes representaciones tendrán la acogida o
no de la crítica. Lo importante es cómo el crítico se integra con
responsabilidad. No tengo la menor duda, en el rigor de esta
disciplina, de que estamos ante una de sus más emblemáticas
producciones.
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Multimedia; Juan Manuel Díaz
Asistentes de Dirección:María José Ugrín, Leonore Lukschy
Fotografía: Agustín Carri Pérez
-34-
E·n·t·r·e·v·i·s·t·a·s
Analía Silvia Aristegui Hemos querido, desde Estival
Alejandro Robino Teatro, consolidar este intercambio
Alejandra Rubio con la idea, más incierta que nada,
Héctor Rodríguez Brussa del diálogo entre actores, actrices,
Héctor Oliboni directores, creadores y dramaturgos
José Ignacio Serralunga en procura de establecer perspectivas
Leo Rey hacia la formalidad de un discurso que
Omar Musa se encuentra en las siguientes respues-
Sergio Osses tas de cada uno de estos invitados y,
Sonia Daniel sin el temor al lugar común, quisimos
colocar en relieve el pensamiento de
estos creadores, amigos y persona-
lidades del teatro argentino que nos
recibieron durante nuestra gira en el
2012. Es sólo un fragmento, el voca-
blo de un entusiasmo el cual nace de
esa necesidad que es el ocio, el deseo
de conversar, saber que nos equivo-
camos y que somos agradecidos en
el afecto, una emoción que ahora se
intelectualiza, como tanto le gustaba a
Fernando Pessoa de la palabra. Todo
nació en la Sala de Teatro «María
Castaña» y luego se extendió hacia la
amistad y el reconocimiento de nues-
tro trabajo en diferentes salas de la
región de Córdoba y otras ciudades.
Vaya esto como un gesto invalorable
de agradecimiento y honor a todos
nuestros amigos. Argentina, 2012
1 .- El personaje se gesta en la imaginación del actor
cuando se desprende del autor y se encuentra en su
soledad. ¿Qué sucede en ese proceso de transforma-
ción de acuerdo con su experiencia y ejercicio, este
es, la relación actor-palabra, actor-cuerpo: escena?
-36-
6 .- ¿Qué le proporciona el hecho de ser actor, director, dra-
maturgo, investigador o gestor cultural?
-37-
3.- Los teatristas, nos vemos en la necesidad de pensar la ges-
tión de las artes escénicas, para poder realizar aquel material
que nos interesa. Fuera del ámbito comercial y público, para
los teatristas independientes, que no comulgamos con las narra-
tivas convencionales, el riesgo convive desde la primera reu-
nión, en la elección del material a realizar.
-38-
antes, director, dramaturgo, investigador o gestor cultural, el
rol del actor es el más grato, donde uno puede delegar, puede
probar desprejuiciadamente, investigar, porque cuenta con la
mirada y la espalda del director/directora.
9.- Hay que aprender a cuidar las cosas pequeñas, porque aun-
que parezca que no, terminan teniendo gran importancia, creo
que es una condición del ser, una manera de posicionarse frente
al arte y la vida. Lo menos muchas veces es más en la produc-
ción de lenguaje.
Alejandro Robino
-39-
sitos y circunstancias, el bagaje sensorial más adecuado para
encarnarlo. Y ese es el puente entre la literatura dramática y
el escenario. Y para guiar este camino está el director, quien
debe ser un provocador estratégico al servicio del actor y de la
producción colectiva de sentido. Entiendo al actor, su cuerpo
y su palabra pronunciada como una totalidad que no conviene
ser separada teóricamente para su estudio, sino por el contrario
aleja la indagación de la vital experiencia.
-40-
que corremos es quemarnos en nuestras vanidades. Escritor,
director y productor fueron Sófocles, Shakespeare, Moliere,
Brecht, Discépolo y Gené, por nombrar un puñado que abarca
dos mil quinientos años. No es una situación novedosa. Tam-
poco creo que sea un gestor cultural, ya que no es tarea de este
ni escribir, ni dirigir, ni tampoco producir, sino facilitar estas
tareas. En cada medida de espectáculo, en cada circunstancia
económica y territorial, se produce una necesidad distinta y en-
tiendo que debe ser atendida con las herramientas más idóneas
o al menos las que se tengan a mano sin hacer culto de ninguna
de ellas. En mi caso, el producir es supletorio. Concretamen-
te, si no consigo quien me produzca, no me quedo de brazos
cruzados.
-41-
la edad /y los nuevos talentos.». El mérito de lo nuevo es por
definición efímero y no debe en un artista desplazar las preocu-
paciones centrales tales como el amor, la belleza, la justicia y
el misterio de la vida (y la muerte).
7.- Porque tengo algo para decir. Y pudiera parecer esto como
una fanfarronería o una bravuconada, pero no lo es. Dista mi
intención de ello. Aludo a que tengo algo para decir de manera
imperiosa que solo encuentro posible trasmitir a través de la
poesía, escénica en este caso. Y este lenguaje es el más ade-
cuado para expresarlo ya que me permite zanjar mis recurrentes
contradicciones como un exorcismo existencial.
-42-
condiciones presentes o ideales, rápidamente diría que no me
es posible abandonarla. Pero sabemos que cualquier persona-
je puede hacer lo impensable si cambian los propósitos y las
circunstancias. Si para cuidar la salud de un hijo tuviera que
dejar la actividad, por ejemplo, dejaría la profesión sin dudarlo.
Porque es el amor lo que mueve al sol y a las demás estrellas.
Alejandra Rubio
-43-
lo que yo imagino más allá de lo que dice el texto. Soy una actriz
activa, es decir no espero todo del director. Propongo, investigo
sola, pruebo, profundizo, más allá de los ensayos. Y Después
de fortalecerme conmigo misma, incorporo a los otros actores
con sus personajes, ya que me aportan otros aristas del mío. Lo
que más me cuesta es memorizar los textos a la perfección. Por
lo cual es lo que primero intento incorporar de tal modo que el
texto sea vehículo y no obstáculo para mi personaje.
-44-
5.- A mi criterio, el teatro independiente te permite una total
libertad de expresión. El teatro Comercial tiene sus limitaciones
de temáticas, formatos, elencos, entre otros. Ya que se piensa
en términos de dinero a recuperar Por lo cual hay condiciones
y condicionamientos, tanto para los elección de actores, como
para los dramaturgos y directores. Marketing.
De todos modos creo que esos bordes (impuestos básicamente
desde la producción que pone dinero para llevar a cabo el es-
treno de una obra de teatro o de una película, o un programa
de TV.) cada vez están más desdibujados. Yo deseo y creo que
si hay un buen texto y buenos actores, el éxito está asegurado.
Claro que sin dinero es imposible hacer un producto. Así que lo
entiendo, y me adapto. Hago cosas comerciales, y productos de
investigación independientes. Si bien adoro lo under, aprendí a
disfrutar en ambos casos de igual modo.
-45-
10.- Emoción es el motor. El latido. Ingrediente absolutamente
necesario.
-46-
cercanos al hecho teatral) y del espíritu del mismo personaje a
crear. El actor construye lo que en el plano ficción-espiritual
ya existe. Debe verlo y colocárselo encima de su misma alma
o esencia.
-47-
8.- La actuación es el vértigo. Aún no he podido actuar bien
pero estoy comenzando a hacerlo. Es como suicidarse pero seguir
vivo. Es saltar al vacío y abrir los brazos como alas sabiendo que
estas cayendo en picada. Es la vida misma y me da mucho placer
y sufrimiento en la búsqueda del placer. Creo que la gente que
rodea al teatro y no actúa, viven un proceso cerrado y estéril en
sí mismo. Hablan del amor pero solo el actor además de hablar
lo hace. Siento el mayor placer de estar vivo cuando actúo, en
estos tiempos.
Héctor Oliboni
-48-
2.- No se que se entiende o qué significa narrativas tradicionales.
Si se refiere al texto dramático, las posibilidades, las miradas y
las poéticas son múltiples. Y todas son importantes, en tanto y en
cuanto se transmitan y se expresen en relación con la humanidad
y la sociedad donde ese artista desarrolla su trabajo. Su poética
puede estar orientada a estilos vanguardistas, o tener miradas
cercanas a la performance, o en estructuras y textos clásicos. La
palabra convencional, que me suena mal, puede estar en relación
con la calidad de un texto y no o con su poética.
-49-
no es solamente el texto. El teatro es la conjunción de varias
disciplinas que se unen para conformar el espectáculo teatral.
Particularmente yo descubro los personajes a través de imágenes
y después las traslado a la palabra.
-50-
de transformarse en otro, en otro mundo, en otro tiempo y en
otra vida.
-51-
las disfruto en diferentes medidas, pero a la hora de ponerme
a trabajar, me gusta disponer de la obra –llamémosle literaria,
proto-texto o como queramos- para pergeñar desde ahí el pro-
ducto escénico
-52-
4.- Sí. Todo personaje, y toda historia, pre existen. En for-
ma caótica, fragmentaria, dispersa. El trabajo del poeta y del
dramaturgo consiste en ponerse en disponibilidad, en abrirse
a la posibilidad de que aparezcan, se abran camino y se va-
yan configurando a sí mismos. Nunca en mis textos partí de
una historia ni de unos personajes pensados racionalmente. Son
voces, espacios, sensaciones que ya conviven en mi interior.
La introspección, la escucha sin condicionamientos me permite
tomar conciencia de su existencia, y al aceptarla, sin los filtros
culturales y de los modos del pensamiento habitual, descubrir
nuevas realidades. La forma en que estas realidades se expresan
(digo «se expresan», no «las expreso») es única en cada caso.
Me refiero, otra vez, a sonoridades, a formas del lenguaje. Y
esas formas del lenguaje van configurando de manera particular
cada personaje, cada situación.
-53-
decide embarcarse en una producción sin pretensiones de gran
público y se instala en las salas más pequeñas, y se desatiende
de las reglas que aseguran gran público para disfrutar de una
experiencia más libre. Argentina es un caso rarísimo a nivel
mundial, con una producción de teatro independiente notable.
En cuanto a vanguardias, últimamente, podemos citar las apa-
riciones de las nuevas tecnologías, que se van incorporando, y
están en transición hacia una nueva identidad como espectácu-
los. En lo puramente teatral, no creo que en los últimos años
haya habido grandes saltos que queden en la historia.
-54-
la gente, por un ratito. Porque puedo divertir, emocionar, hacer
pensar. Es una cuestión de vocación, de inclinación. Me gusta
comunicar, me gusta jugar a que soy otro y confabularme con
el público en ese juego. El placer que siento es completo, es
espiritual, es corporal, hay adrenalina, es como tirarse en para-
pente, sin el riesgo de romperme unos huesos.
-55-
espíritu. Sin emoción, nada. Con emoción, trabajo y un poco
de suerte, todo.
Leo Rey
-56-
no desde el actor. La pregunta refiere al actor-dramaturgo: Hoy
en día se habla mucho de este concepto, yo respeto mucho la
tarea específica del dramaturgo como escritor en soledad, ne-
cesito confiar en los roles, no quiero ofrecer un teatro que solo
lo comprenden quienes lo hicieron encriptado y dejando afuera
al público. El ejemplo sería el momento en que se descompone
tu automóvil y levantas el capot para encontrar una solución
que te es absolutamente desconocida, ya que eres conductor, no
mecánico, necesito apoyarme en el equipo de trabajo para crear.
-57-
5.- Nuestro espacio se ubica en el centro de nuestra ciudad.
Desde ese lugar es una elección a la hora de gestionar. Sin em-
bargo desde el punto de vista macro he observado que no nece-
sariamente todo pasa por las grandes capitales. En oportunidad
de viajar a Venezuela vi movimientos teatrales interesantes en
distintas ciudades como Valencia, Maracay y Caracas. En Ar-
gentina no todo pasa por Buenos Aires o Córdoba o Rosario por
nombrar capitales. Hace muy poco tiempo estuve revisando la
trayectoria de Monty Phyton un grupo teatral inglés que logró
trascender a nivel mundial desde la periferia.
-58-
diente del hecho teatral, de las luces, del sonido, del ritmo y ya
vivir en el escenario había perdido sentido para mi. Necesitaba
contemplar el todo y no ser una parte. Tengo que agradecerle
esa lucidez a mi padrino Omar Grasso, un gran director teatral
argentino quien me abrió la puerta al oficio de la dirección y la
puesta en escena.
Omar Musa
-59-
permite conocerlo, descubrirlo, amasarlo. Probar, desechar,
proponer, estar abierto a las ideas que ponga en juego quien
dirija, son los canales que utilizo. Por supuesto que todo este
juego está recubierto de dudas, discusiones, negativas, broncas
y volver a comenzar. Ardua y exquisita tarea ya que, una vez
superada y, en caso que la experiencia sea buena, tomas con-
ciencia de lo maravilloso que fue dar nacimiento a una criatura
que a partir de ahora, tendrá vida propia y crecerá hasta per-
derse de lo que actor y director alguna vez pergeñaron. Luego,
volver al texto, pero ahora para encontrar el gesto, el lenguaje,
la verdad que se esconde detrás de las palabras. Por último salir
a escena, con lo que comienza una nueva etapa. El crecimiento
en la relación con el público, el descubrimiento del alma de
ese personaje que intentamos que cada noche se sorprenda a si
mismo y a los demás. El misterio de esa otra relación única que
es el ida y vuelta con la gente. Y desde ya, mantenerse en la
ignorancia de por qué a personas tan disímiles, les conmueven
las acciones y vivencias que envuelven a estos personajes.
-60-
técnicamente esa nueva convención, hacerla mía, para luego
desplegar el rasgo sensible que, más allá de lenguajes (Danza,
Teatro a la Italiana, Perfomance, Evento y demás) debe estar
presente para entablar el diálogo con la gente, con el público.
No hay lenguaje sin verdad.
3.-Creo que nace ante todo por una necesidad, por lo menos
en mi caso. Argentina tiene una larga tradición de Teatro Inde-
pendiente o de Auto-gestión que nació en los años treinta del
siglo pasado con Leónidas Barleta a la cabeza , como alter-
nativa a un Teatro tradicional y eminentemente comercial. Él
llevaba adelante un Teatro militante como respuesta Cultural
al momento político-institucional de mi país. A la par, existían
innumerables compañías comerciales donde se desarrollaba el
Teatro como negocio y era modo de vida y sustento económico
de la inmensa mayoría de los actores, directores y dramaturgos.
Con el tiempo, al igual que sucedió con las grandes Orquestas
de Tango, con el cine, con las editoriales, el Teatro Comercial,
venido a menos por aparición de la televisión, disminuyó su
capacidad de trabajo y los actores, directores y dramaturgos de-
bieron, para poder seguir en escena, abrazar esta nueva forma
de encarar la tarea teatral. Cuando comencé este camino, lo no-
vedoso se había convertido en lo normal. Si el camino que uno
buscaba, llevaba en sí el germen de querer hacer y decir lo que
uno pensaba, había que encararlo de este modo. Particularmen-
te yo me inicié como actor y productor, para luego acercarme a
la dramaturgia y por último, a la dirección. Fuimos creciendo a
los golpes, con el acento siempre puesto primero en lo Artístico
y como última y obligada instancia, en la producción. Es difícil
tener la mente preparada para ser productor de nuestros mate-
riales; no solo en el aspecto formal (tener dinero para producir
un espectáculo) si no también, para venderlo, como se dice
-61-
vulgarmente. Para poder incidir en otros y llevarlos a confiar en
lo que hacemos. Nuestra cabeza está dividida y desde esa pers-
pectiva, se corre un riesgo, el del fracaso y el desconocimiento
de nuestro trabajo y nuestras ideas. A su vez, cuando un puede
parar la pelota, como se dice en el Fútbol, seduce la idea de
ser un gestor Cultural, abre un camino único ya que podemos
mostrar a la sociedad en que nos desarrollamos, un abanico de
respuestas y propuestas Culturales que un productor no tendría.
-62-
dido por la parafernalia de «herramientas» y «procedimientos»
que tiñen la investigación actual del Teatro, es lo que da perso-
nalidad, vida y vigencia única a ese texto.
-63-
es una buena herramienta que producirá cambios profundos en
poco tiempo
-64-
8.- Porque es la PASIÓN y la VIDA. Todas las demás herra-
mientas son adquiridas intelectualmente, con técnica y estudios
(la actuación también requiere de esta profundización) pero
siento que actuar es, en lo primordial, llevar a escena aquello
que invariablemente todo ser humano hace en la vida diaria,
en la relación con las otras personas y aún consigo mismo,
«Actuar»; permitirnos jugar conscientemente con las máscaras
que socialmente debemos ponernos a la hora de enfrentar a
los otros . Por otra parte la adrenalina que se produce sobre
un escenario, la potencia de energía, la fuerza arrolladora de
unos cuerpos diciendo su verdad, es mágica. La relación Actor-
Espectador es tan conmovedora, cuando se logra, que la siento
como una comunión, una situación de trance, y ahí creo vis-
lumbrar aquello que alguna vez hemos leído acerca del valor
que otorgaban a estos lenguajes, las sociedades primitivas. La
idea apenas esbozada del RITUAL, de aquello que es VITAL
y no se puede expresar con palabras. Si puesto entre la espada
y la pared, debiera elegir, se cae de maduro que será actuar,
porque tal vez actuando, me salve. Incluso así lo considero con
respecto a mi vida, que la actuación me salvó de la nada o la
inacción, o una vida aburrida y burocrática.
-65-
llo a cuestas, pero es solo una suposición, un deseo. A lo largo
de mi vida, el descubrimiento de la actuación se ha convertido
en primordial, en un lenguaje vital y en la forma verdadera
de comunicarme con los otros. Allí puedo bajar los brazos y
mostrar mis sentimientos básicos sin tapujos, sin defensas. Po-
deroso o miserable, adolorido o feliz, siento que puedo ser uno
más e identificarme vitalmente con la manada en aquello que,
no importa las épocas, nos marca a fuego, VIDA, PASIÓN Y
MUERTE. Y me permite además construir un lenguaje apega-
do a lo sensible, al cuerpo, a la piel, antes que a lo pensante,
que a la razón o lo racional, signo inevitable para mí, de nuestra
decadencia como raza o como género. No quiero mostrarme así
como un ser negativo; más allá de mis definiciones, que tam-
bién son contradictorias por surgir de la razón, me siento vital
y asumo la vida con ganas. Solo que, a juzgar por el camino
que nos hemos trazado como sociedad, o que hemos permitido
que otros hayan trazado por nosotros, no siento que haya vuelta
atrás en esta carrera sinsentido a la desaparición y la nada.
Aunque suene trillado, siento que los adelantos tecnológicos
nos alejan y deshumanizan, y hasta estamos logrando clonarnos
sin distinguir entre lo verdadero y lo falso, entre lo vital y lo
inútil.
-66-
pueden estar o no, pero que no embellecen de por sí un espec-
táculo o lo hacen más profundo. Hablando de esta categoría
de sentimientos, alguna vez dijo el Maestro Serrano «El que
se debe emocionar es el público, no el actor». Yo le corregiría
humildemente la definición diciendo «El que se debe afectar
es el público, no el actor» Porque la emoción es otra cosa. La
emoción es aquello indefinible que despierta en mi interior lo
primordial, que me lleva a rescatar mi condición humana y
ser parte, que genera identidad y me permite reconocerme en
el otro. Por lo tanto estoy persuadido de que la EMOCIÓN es
necesaria y hasta imprescindible.
Sergio Osses
-67-
colisiona con su mundo. Como director me interesa provocar
esos momentos. Empujar al actor al lugar de su propia locu-
ra, aquello que socialmente oculta. Ese personaje interno que
todo actor posee, es el que trato de invitar al acto creativo y
a participar. El actor debería tener la conciencia de crear ese
mundo, que luego oculta. Allí es donde el personaje encuentra
la energía, el deseo que lo moviliza.
-68-
es decir, un cuerpo atravesado por la velocidad de los aconte-
cimientos y la retardación de la razón. La vida se nos presenta
caótica, misteriosa, impredecible. Y es la presencia física del
actor sobre el escenario (a diferencia de otras artes) en la que
el teatro encuentra hoy su poder y su especificidad. Es el cuer-
po «sufriente» del actor/personaje, en esa presencia-ausencia,
donde carne y alma se hacen presentes, pero al mismo tiempo
sabemos que es una ficción. En esta dos afirmaciones simultá-
neas, paradójicas, me parece que hoy se mueve la idea de actor/
dramaturgo.
-69-
ticas, tienen en común ciertos procedimientos, por una parte un
riguroso conocimiento de la tradición dramatúrgica universal
y el conocimiento directo de la práctica escénica, es decir, su
materialidad escénica.
-70-
5.- Esta histórica dicotomía entre capital/interior, centro/peri-
feria, civilización/barbarie, presupone una predominancia de la
metrópoli desarrollada, moderna y «abierta al mundo», sobre
el interior, considerado como conservador de tradiciones, ce-
rrado y regionalista.
Paradójicamente en la Argentina, se fue construyendo una dra-
maturgia anclada en regiones, que a su vez rechaza las constric-
ciones regionales y se abren al mundo. Cumpliendo ese epitafio
en el que dice «pinta tu aldea y pintarás el mundo»… Pero un
mundo en el cual, los dramaturgos del «interior», cuestionan,
problematizan, ironizan o parodian, alejados totalmente de un
terreno conservador o tradicionalista. De esta manera, las lla-
madas innovaciones o «vanguardias», dejan de ser un patrimo-
nio exclusivo de la metrópolis.
-71-
espectador la dialéctica, la polémica o simplemente el rechazo.
No es mi intención introducir consignas, ni reafirmar los valo-
res establecidos, sino pensar esa relación entre arte y sociedad,
y que existen otros mundos posibles.
-72-
10.- El texto como elemento previo presenta su propia lógica,
pero para que se vuelva cuerpo y se convierta en obra, es ne-
cesario echarle luz, y es ahí donde la sensación del actor y el
director iluminan ese texto, dejando en suspenso su valor inte-
lectual, dando prioridad a la poesía escénica, que busca para
mí, provocar la emoción. Entiendo por emoción a esa energía
surgida de la acción y la sensación, que luego por un proceso
de intelectualización llamamos sentimientos. Esa parte racional
de lo humano que nombra la dinámica de la emoción que lo
atraviesa.
La búsqueda de una intertextualidad es intentar lograr un corte
no sólo en la representación de un texto dado, sino en la rela-
ción hipnótica del espectador con la historia. En la actualidad,
los códigos de representación estallan a favor de lecturas múlti-
ples cuyos modelos ya no pueden ser lineales. En ese sentido,
la apropiación de un texto, nos permite crear una otra realidad,
que dé cuenta de nuestra propia experiencia, como la que de-
termina el espacio de la interpretación. Levinas, dice que toda
búsqueda es un «no saber», experiencia en la que surge un des-
orden esencial: «es como un juego con algo que se escapa, un
juego absolutamente sin plan ni proyecto, no con aquello que
puede convertirse en nuestro o convertirse en nosotros mismos,
sino algo diferente, siempre otro, inaccesible, siempre por ve-
nir». Lo que se busca es otra «temperatura emocional».
Sonia Daniel
-73-
de los miembros. El teatro es una situación vital, que amen de
ser analizada desde lo técnico y desde lo teórico simplemente
sucede.
-74-
no siempre cuenta con las herramientas adecuadas de difusión
para hacer sus textos conocidos y por esto acude a realizarlos
personalmente. En otros casos sucede que se van dando las
tareas como parte de la creación de un espectáculo dentro de
un colectivo que establece ciertos procedimientos que llevan a
estas experiencias donde el director deviene en dramaturgo en
concordancia con lo que los actores producen en los ensayos.
A veces la multiplicidad de roles suelen ser fructíferas, en otros
casos es necesario que cada cual se ocupe de lo que es bueno
para hacer ya que no todos tenemos las mismas capacidades.
La situación ideal es que las tareas se distribuyan en el equipo
de modo de no sobresaturar las mentes creativas con tareas
ejecutivas, pero claro, estamos hablando de una situación ideal.
-75-
por formar parte del proyecto María Castaña de la ciudad de
Córdoba, donde tengo actividades como docente, como gestora
cultural y también como actriz y dramaturga. A partir de esa
experiencia he podido desarrollar una profesión que es mi me-
dio de vida. Dedico mi día completo a la actividad teatral. La
dramaturgia en particular me ha proporcionado la posibilidad
de viajar más allá de mi mundo físico. Me siento muy confor-
tada cuando uno de mis textos se representa. Aun si se hace en
el ámbito de mi trabajo intento mantenerme al margen para no
perturbar la creación de actores y director. Y cuando se hace en
lugares a los que no puedo acceder, en otras ciudades, provin-
cias o países siento la satisfacción de excederme a mí misma,
como en la cita bíblica «Hay a mí alrededor más de lo que mis
ojos pueden mirar y llegar a ver».
-76-
9.- No dejaría mi reino por un caballo ni viceversa, creo que
a esta altura de mi historia no podría abandonar esta forma de
vida y me siento orgullosa de esta decisión.
-77-
Texto
Le estoy esperando.
[83]
2
Sé que está ahí porque oigo golpes secos todas las noches.
Son los golpes que puede hacer una mujer morena, joven, no
tan joven como yo, con los ojos grandes y el gesto muy duro,
sentada en el suelo, con la espalda apoyada en la pared. Son
los golpes que da en la pared con su nuca.
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3
Rescatarme.
-85-
4
-86-
5
-87-
6
-88-
7
Sola.
Sola.
Sola.
Sola.
Teníamos que ser libres como el mar. Ser libres. Ser libres.
Como el mar. Tú me lo explicaste: soy libre irremediable-
mente. Soy libre aunque no quiera. Soy libre y estoy sola.
Puedo elegir, puedo dejarme matar o puedo decirlo todo.
Estoy sola y soy la misma libertad.
-89-
8
-90-
había desayunado y sin embargo nos podía contar con todos
los detalles una anécdota de cuando iba al colegio. Senci-
llamente estaba recitando sus recuerdos en voz alta para no
perderlos, para no dejar de existir.
Por las noches, aquí se pasa muy mal. La oscuridad borra las
paredes y tengo la sensación de que lo que no veo no existe.
-91-
9
Ahora soy así porque tú me has hecho, porque tus manos han
hecho mi cuerpo, porque tus palabras han hecho mis ideas.
-92-
10
¡Con todo lo que tuvo que pelear mi madre para que cogiera
una aguja!
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11
-94-
12
Ahora, por las tardes, paso el rato en nada. Las noches se ha-
cen larguísimas, y las salvo pensando en ti. Te voy partiendo
a trocitos. Pienso en tus manos y paso horas recordándolas.
Son grandes.
-95-
13
-96-
14
Algunos días la luna tiene una luz más azul y más fuerte y
entra por la ventana. Es algo que sucede a veces. Nunca me
había fijado en la luna. Quiero decir que nunca me había
parado a pensar en lo de la luna llena, el cuarto creciente y
lo demás.
Cuando era niña me pasaba las tardes soñando con los pa-
peles de aguas. Mi tío Julio tenía un piso entero de su casa
lleno de libros. Estaban casi todos encuadernados en una piel
oscura y gastada, y el papel era amarillo, duro y áspero. Yo
me pasaba la tarde sentada en el suelo, cerca de donde mi
tío estudiaba.
Ese es el acantilado.
-97-
Eso es una nube.
Eso es un caballo.
No puedo.
Se me hiela la piel.
No me quiero morir.
-98-
15
Tengo miedo.
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Cuando ya no te espero.
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Cada bala que usen en mi cuerpo es una bala menos para los
míos.
-103-
20
Fin
noche….
Oscuro.
-104-
Addenda: entrevista a José Ramón Fernández
-105-
de cuando Lope de Vega precisaban que un actor dijera «Está
muerto», hoy la recepción activa de espectador escribe mucho
sobre el cuerpo del actor, llena lo no dicho. Así, el puro cuerpo
del actor traza la evocación y toma en ocasiones el lugar de las
palabras.
J.R.F.- Para mí, escribir teatro es escribir con los otros. Los
textos dramáticos son literatura para publicar pero son sobre
todo una parte de una obra mayor que es la obra de arte que se
produce sobre la escena. He tenido la fortuna de ver mis obras
como parte de espectáculos diferentes, viviendo vidas diferentes
ante públicos muy distintos. Cada hecho escénico (para distin-
guirlos, uso las palabras de Guillermo Heras: literatura dramá-
tica y escritura escénica) era una obra de arte diferente, única,
en la que la literatura dramática se había mezclado de forma
indivisible con la voz y el cuerpo del actor, la luz, la música, el
espacio, el aliento de los espectadores...
-106-
J.R.F.- Me gusta mucho que uses esa expresión: «el silencio del
poema». En muchos de mis textos, por más que haya pesado y
medido cada palabra, hay, creo, una íntima aspiración a que
no sean necesarias, a que eso pudiera ser interpretado por un
cuerpo. No puede olvidarse que he convivido con una prodigio-
sa eclosión de la danza contemporánea en España. Tal vez mis
obras sueñan con ser bailadas.
-107-
J.M.- No sé si estás de acuerdo conmigo, pero si desconocemos
estos preceptos anteriormente señalados creo que una puesta en
escena para «Mariana» estaría limitada a una convención para
la que no fue escrita: el canto como estructura de la represen-
tación. ¿Estarías de acuerdo con esta afirmación de mi parte?
J.R.F.- Sí, algo así como un oratorio, tal vez bello, pero que
no llegaría a su destino final, que es pertenecer a cada es-
pectador que esté presente en su celda. Si lo conseguimos, si
unimos todas las partes y hacemos que dejen de ser partes, el
milagro será que no se ha presenciado una función, sino que
se ha estado dentro de la celda de Mariana. Por las noticias
que me llegan, eso le pasa al público de Venezuela y me hace
feliz saberlo.
-108-
Colaboradores
Alberto Hernández
-109-
sagios. Miembro del consejo editorial de la revista Poesía de la
Universidad de Carabobo. Se desempeña como secretario de
redacción del diario «El Periodiquito» de la ciudad de Maracay,
estado Aragua. Ha publicado ensayos y textos poéticos en las
revistas Turia de España (Aragón), números 81-82; en Il foglio
volante de Italia, Nº 4, abril 2007; Piedra de molino, Arcos
de la Frontera, España, primavera de 2007, entre otras. Parte
de su obra ha sido traducida al inglés, al italiano y al árabe. Su
sitio web: www.puertasdegalina.wordpress.com. En «Ediciones
Estival» acaba de publicar su libro bilingüe El sollozo absurdo
(2014), traducido al portugués por Rogério Viana.
Alejandro Robino
Alejandra Rubio
-110-
de eventos artísticos. Producción, dirección y organización de
castings para programas de TV canal 2, 9 y 13. Autora de teatro
y guiones de TV. Como autora de TV, escribió la tele comedia:
«Mamitas» , junto a Esther Feldman y sketchs para programas
de Humor y Magazines de TV. Coordina talleres intensivos de
teatro, Talleres para la autogestión: formación del equipo de
trabajo, elección del material, desarrollo del proceso creativo y
puesta en escena y talleres de investigación teatral.
Realiza supervisión y entrenamiento actoral personalizado para
castings de Comedias musicales. Como actriz en TV, participó
en numerosos programas de televisión formando parte de elencos
estables en telenovelas como «Antonella» , «Celeste» , «Zona de
riesgo» , «Los Machos» , «Culpables» «La Celebración». Cine:
«La cautiva» , dirección de Adrián Caetano. Participó de pro-
ducciones cinematográficas como: «La película de Bandana» y
«Chile 672» , entre otros. Como actriz de teatro: «Medea» : de
J. Anohuil, Premio ACE. «Tres mujeres altas» : de E. Albee con
dirección de Inda Ledesma, premios ACE y María Guerrero.
«El amante» : de Harold Pinter con dirección de Raúl Serrano,
Premio ACE. «El Anatomista» , dirigida por José María Muscari
, entre otros y finalmente como directora teatral «Arlequino» de
C. Goldoni , «Una historia de Amor» , «Tango lo que» , premiada
por el festival iberoamericano de Humor Breve. «Espiando» ,
«Delicioso Paraíso», «Los Nixis y el bosque Prohibido» ente otras.
-111-
donde crea la Maestría de Literatura Latinoamericana. El Centro
de Investigaciones Lingüísticas y Literarias «Hugo Obregón
Muñoz» publica el libro Cabrujerías (1995), un estudio sobre la
evolución dramática de José Ignacio Cabrujas. Hay que destacar
que es éste uno de los trabajos pioneros en torno a Cabrujas.
«Franco», como se le conoció, fue un catedrático que ejerció
una labor e influencia en la vida cultural y especialmente dentro
de las artes escénicas del país por haber sido un crítico riguroso
y de sólida impronta discursiva. Nuestra Revista «Teatralidad»
prepara un dossier alrededor de la figura de Rojas Pozo.
Héctor Oliboni
-112-
(UTN). Master en Políticas Culturales (U. Palermo-CABA).
Premios Estrella De Mar: Siete (7) Nominaciones 2008/9. Pre-
mio De Honor A La Trayectoria En La 6 Fiesta Internacional
De Teatro De Crespo- Argentina. Enero 2011. Premio a La Tra-
yectoria Nacional en el marco del 16 Encuentro de Nacional de
Teatro de Río Ceballos- Córdoba. Premio Destacados de Cultura
Mar Chiquita 2012.
Director Teatral Seleccionado Para «El Libro Arte Y Oficio Del
Director Teatral En América Latina», Coordinado Por Gustavo
Geirola. Director Teatro Poquelin/ Festival Internacional de
Teatro Clásico Adaptado. Cuatro Ediciones.
Director de Festival LA BIRRA TEATRO. Dos ediciones.
Director de la Comedia Municipal de Bahía Blanca. Por Con-
curso de antecedentes y proyectos con las obra: «Revolución de
Mujeres» de Aristófanes (1999), «Idos o el naufragio de Roberto
Arlt con algunos de sus personajes». Adaptación teatral de «Los
siete locos» de Roberto Arlt (1998). «La irredenta» de Beatriz
Mosquera 1904-2001 de Héctor Rodríguez Brussa. Versión libre
de Héctor Rodríguez Brussa de Sobre «Las Ruinas» de Roberto
Payro.
-113-
de «MUCHO RÍO Educación desde el Arte». Autor, director,
actor y productor artístico y comercial de más de 30 puestas en
escena. Productor de espectáculos en gira en Santa Fe. Coordina-
dor del Area de Cultura de la Universidad Católica de Santa Fe.
-114-
José Ygnacio Ochoa
Juan Martins
-115-
En tres y dos (2003), Antología teatral: Rodolfo Santana, Gustavo
Ott y Juan Martins y Proscenio de la feminidad (2004). Prólo-
go a la antología teatral: Passport, Cayo Bikini, Rosa de papel
en Ediciones «Cuadernos del Teatro San Martín de Caracas».
Caracas.2004. En poesía: Ese animal que engaña mi vientre en
Ediciones Presagios, Cancún, México (2012). Recientemente
a publicado dos libros de ensayo en la Ediciones Estival Él es
Vila-Matas, no soy Bartleby y El delirio del sentido, desde una
poética del dolor y otros ensayos,2014. También ha publicado
en revistas internacionales. Su sitio web: www.criticateatral.
wordpress.com. Se ha destacado como director del montaje «Ma-
riana» de José Ramón Fernández, con la destacada actriz Mirla
Campos con el cual obtuvo Mejor Dirección en el III Festival
Internacional De Teatro Clásico Adaptado 2012. Socio miembro
de AINCRIT, «Asociación Argentina de Investigación y Crítica
Teatral, destinada a fomentar el desarrollo de la Investigación y
la Crítica Teatral en la Argentina y a organizar encuentros sobre
la especialidad». Miembro también en Venezuela de AVENCRIT.
Leo Rey
-116-
minario sobre la técnica de Teatro negro dictado por Antoaneta
Madjarova-Auspiciado por la Embajada de Bulgaria, Acrobacia
para actores dictado por Wal Mayans–Paraguay, Seminario de
Dirección con Gerard Thomas–Brasil, Seminario de Producción
y Gestión–Gustavo Schraier. Becario de Iberescena en 2012.
Recibió destacados premios: Premio UNET al mejor espectáculo
infantil con la obra «Caperucita Súper Estrella» de su autoría-
1983, Premio UNET (Unión nacional de elencos teatrales) au-
tores regionales, por la obra: «Que al mundo nada le importa»
de su autoría-1985, Premio estímulo a la producción teatral
independiente para niños y adolescentes, otorgado por la Subse-
cretaria de Cultura de la Provincia de Córdoba por «Creciendo
con el cuerpo» 1998, Máscara de Plata a la Mejor Obra «Yerma»
(Mejor musicalización, mejor vestuario, mejor escenografía, me-
jor actor de reparto, mejor actriz de reparto). Festival Nacional
Juvenil de teatro «Pico Truncado». Pico Truncado. Santa Cruz.
Septiembre (2011), Mención Honorífica «A la excelencia de los
docentes de María Castaña, por su compromiso con el quehacer
teatral y la cultura nacional». Festival Nacional Juvenil de teatro
«Pico Truncado». Pico Truncado. Santa Cruz. Septiembre (2011),
Premio estímulo a la producción teatral independiente edición
2012 por «La Secreta Obscenidad de Cada Día». Municipalidad
de Córdoba (2012). Ha dictado cursos de actuación, dirección
y gestión cultural a nivel nacional e internacional. Hoy hemos
querido hacerle este honor con una mención fotográfica a éste
trabajo como portada de nuestra revista «Teatralidad».
Omar musa
-117-
nocimientos y distinciones, éxitos y también fracasos rotundos
en estos treinta y tantos años de oficio) más allá de eso, siento
que no tengo pasado, que todo está por venir, que necesito el
sabor del riesgo ahora, mañana. Una necesaria desmemoria para
no descansar y seguir construyendo.
Sergio Osses
-118-
ciembre de 2005). En el año 2007 participa como dramaturgo y
actor en la obra «Escenas de Penitencias y Autopsias», dirigida
por Sergio Blanco. En el marco de «Festival Internacional de
Teatro MERCOSUR», Córdoba 2007. Proyectos especiales.
Sonia Daniel
-119-
2012 una Mención Especial de Argentores y el Ministerio de De-
sarrollo Social por su obra breve «Boca de Lobo» en el concurso
«Aplausos por la inclusión». En 2013 su obra teatral «La vida
sexual de los murciélagos» es elegida para el Ciclo «La Cocina
de los Dramaturgos» en Argentores. También es seleccionada
para representar la lengua española con su texto «El Ratón de
Micaela» por el WLPG Sparks (Linz)-Catalysts for Discovery
como parte de ASSITEJ International Meeting en International
Theater Festival SCHÄXPIR in Linz, Austria. Su obra ha sido
publicada y traducida en varios idiomas. Sus textos se representan
habitualmente tanto en Córdoba, su ciudad natal en Argentina,
como en el resto del territorio nacional y países como México,
Brasil y Venezuela.
Se ha destacado como actriz en muchos proyectos entre ellos:
«Desviaciones musicoteatricas», «El guante blanco», «El rey
se muere», «Extraño juguete», «Paseantes, maqueta de una
historia contada», «Creciendo con el cuerpo» y su más reciente
unipersonal: «Dícese de la persona cuyo cónyuge ha muerto».
Para más información puedes visitar su blog www.soniadaniel.
wordpress.com
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Teatralidad, revista literaria. Labrado estos cuarto y
quinto números, signo intertextual, con afecto entre
ciudades de Maracay, Córdoba, Buenos Aires y Ma-
drid en los talleres de Codarte A.C., correspondiente a
2013-2014.