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COLEGIO DE ESTUDIOS CIENTIFICOS

Y TECNOLOGICOS DEL ESTADO DE


HIDALGO

Agosto – Diciembre 2021 


Producción de trabajos II

Actividad 4 – Práctica 3

Alumno: José Antonio Fuentes de la Cruz 


Grado y Grupo: 5° “C” 
Docente: Ing. Juan Simón Barrera
Cuando las últimas palabras de la tristísima canción dejaron de oírse, la puerta del corral
se abrió de repente con un golpe tremendo que hizo temblar la choza entera. Una ráfaga de
aire helado penetro en la casa, cruzó por los rostros atónitos de los dos ancianos y volvió a
perderse en la noche. Los perros de la aldea aullaron temerosos, las estrellas cubrieron sus
chispazos de luz con un manto de nubes y los viejos, cuando miraron hacia el lugar donde
estaban las ropas de la niña de nieve, no vieron ya ni la señal del charquito de agua.
Comprendieron entonces que no habían sabido amarla como verdaderos padres y llorando
se abrazaron en silencio.
Esa misma noche los ancianos se adentraron en el bosque con varias gallinas para el zorro,
intentando que este volviera y quizá así la hijita de la nieve también lo hiciera, pero no
tuvieron éxito.
Sin duda el perder a su hija les dejó una gran lección por lo que desde ese día los
ancianitos se la pasaron haciendo buenas obras, aprendieron a ser agradecidos y a saber
dar a los demás, esto los hacia sentirse un poco mejor, sin embargo, varias veces se
lamentaban lo ocurrido con su hijita.
Un día mientras el anciano se encontraba dando un paseo por el bosque se topó con el
zorro y este inmediatamente quiso huir de él, pero el anciano le pidió disculpas por lo de
aquella vez y lo invitó a comer con ellos, el zorro accedió y de esta manera la anciana
también aprovecho para disculparse con él. Pasaron varios días y los ancianitos
continuaban siendo buenas personas, ya se encontraban con más paz al recibir el perdón
del zorro, pero seguían extrañando a su hija hasta que una tarde cuando los ancianitos
observaban a los demás niños jugar empezaron a escuchar una dulce canción que provenía
del corral. Era su hija nuevamente, se les había dado una segunda oportunidad ya que
mostraron su verdadero arrepentimiento y trabajaron para ser mejores personas.
El viejo abuelo Pedro concluyó su historia. Marusia y Vania estaban muy conmovidas, el
abuelo les dijo que siempre debían ser agradecidas y no ser tan miserables como al
principio lo fueron los ancianitos, todos merecemos una segunda oportunidad siempre y
cuando el arrepentimiento sea sincero, pero no por eso debemos hacer las cosas mal, es
mejor hacerlas bien lo mas que podamos desde un inicio.
Ahora os digo a ustedes ¡Cuidado! Si alguna vez hacéis una muñeca de nieve, pensad un
poco antes de destruirlo. Acaso se repita el prodigio y cobre vida ante vosotros la pequeña
hija de la nieve. ¿Quién sabe? Todo puede suceder en este mundo y vosotros tenéis mucha
vida por delante, queridos míos.

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