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Estudiante:
● Pablo Santiago Terán Constain.
Asignatura: Taller del historiador II.
Docente: Zamira Díaz López.
Memoria.
En la obra El Orden de la Memoria: el tiempo como imaginario del autor Jacques Le
Goff, divide el texto primero en el cambio histórico que tuvieron las civilizaciones antiguas y
segundo, muestra la organización y los tipos de memoria en diferentes culturas. El autor
inicia hablando sobre las edades míticas y la importancia de la memoria colectiva, al ser el
pretérito de la cultura occidental, por ello el interés de fijarse en sus cambios y vestigios
históricos. Le Goff menciona cuatro tipos de memoria: memoria étnica (aquella que está
antes de la escritura, por defecto la memoria oral), memoria específica (es la información que
se puede recordar y el individuo retiene), memoria artificial (relacionado con la tecnología y
las nuevas formas de preservar la memoria), memoria escrita (que está plasmada sobre un
papel y consta como documento de algún testimonio pasado). Centrándose en la explicación
y argumentación de la memoria étnica, Le Goff hace una exposición de los diversos
elementos que pueden ser usados para el estudio e investigación de las culturas de las edades
míticas, toma como documento los mitos de origen, textos religiosos, filosóficos y también
textos literarios. A esto el autor muestra la importancia e interés que se debe tener ante lo que
es la memoria, definiéndola como:
“La memoria, como capacidad de conservar determinadas informaciones, remite ante todo a
un complejo de funciones psíquicas, con el auxilio de las cuales el hombre está en
condiciones de actualizar impresiones o informaciones pasadas, que él se imagina como
pasadas.”1
Y es que el dominio de la memoria ha sido una de las grandes preocupaciones de las
sociedades antiguas, tal es el caso de las clases dominantes que se han preocupado por
mantener su memoria activa con el pasar del tiempo o crear silencios ante que no les
favorece. Es por ello que, a falta de una memoria escrita, los estudios históricos dirigen su
mirada a otro tipo de memoria colectiva como lo es la memoria oral e incluso los vestigios
históricos, pues no sólo el documento escrito es capaz de hablar y de dar personajes para la
investigación histórica, sino que incluso elementos como la arquitectura, arqueología, etnografía,
se distingue entre sociedades que poseen una memoria oral colectiva y memoria escrita. Si remitimos
nuestra mirada hacia sociedades ágrafas, donde no hay documentos escritos que velen por el pasado,
es pertinente tomar en cuenta las tradiciones orales, ya sean mitos de origen, leyendas, dichos o
costumbres que han tenido por generaciones, pues el investigador de la historia tiene por delante todo
un panorama de opciones para llevar a cabo su investigación, es la multiplicidad de fuentes que puede
haber e incluso aún mayor con la interdisciplinariedad. Para llegar aún más lejos en la búsqueda de
fuentes y documentos para la investigación histórica, los monumentos conmemorativos vienen a ser
un elemento a tomar en cuenta, ya que poseen la habilidad de hablar y contarnos un poco de la
sociedad que los elaboró. La memoria escrita sufre diversos cambios, en el periodo medieval, existe
un equilibrio entre oralidad y escritura, teniendo en cuenta más la oralidad al momento de plasmarlo
en la escritura. Y no es sino hasta la invención de la imprenta, que la memoria colectiva adquiere una
inclinación hacía el documento escrito, consiguiendo expandir la memoria colectiva de distintas
formas narrativas, trayendo consigo también una forma de generar conmemoración ya
institucionalizada con las monarquías, generando una memoria colectiva que ayudar a generar una
identidad por medio de los monumentos de recuerdo, se abren archivos, bibliotecas, colecciones y
museos, es lo que Le Goff menciona como “instituciones de memoria”. Por lo que significa la
memoria colectiva para el ámbito social, los “científicos sociales” deben de interesarse por la
memoria colectiva, al ser respaldos de lo sucedido y del contexto en los que fueron producidos. Por lo
tanto, es algo que compete a los historiadores, antropologos, sociologos, periodistas el no dejar perder
la memoria colectiva. Por este motivo de la memoria colectiva, es acertado ver los monumentos a
manera de objeto de estudio, ya que son de manera voluntaria o no, un vestigio histórico y una forma
de perpetuar las sociedades antiguas y captar por un lado un testimonio más, ya que no se puede
quedar solo con la parte escrita, según Le Goff , “los
monumentos, herederos del pasado, y los documentos, elección del historiador” 2, llegando a nombrar
que todo documento tiene algo de monumento, y sólo es visto al pasar el tiempo de cómo el
documento/monumento es capaz de hablar, de ver como una sociedad ha cambiado en su devenir
histórico. El historiador se empieza a volver como una especialista de la memoria colectiva, de tal
modo que la historia se empieza a volver la disciplina de la interpretación de la memoria colectiva y
empieza a extraer datos de interés para la investigación histórica, por dichos elementos, el interés
sobre la memoria está presente en las disciplinas humanas y sociales. Corresponde al estudioso de lo
2 Ibid. p, 227
UNIVERSIDAD DEL CAUCA.
FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS Y SOCIALES.
HISTORIA.
social, como el historiador al hablar de pasado, ver el monumento y el documento para
contextualizar la fuente de información.
Imágenes.
Bibliografía.
Le Goff, J. (2004). El orden de la memoria. Barcelona: Paidós.
https://www.arquipamplona.org/servicios/museo-arquidiocesano/
https://es.wikipedia.org/wiki/Popay%C3%A1n
http://blogs.virtual.unal.edu.co/hacolombia/2011/08/12/ii-arquitectura-colonial/