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agosto de 1973, Ciudad de México, México D.F.) fue un jurista y político mexicano.
Su cargo más importante fue ser titular de la Procuraduría General de la República
de México.1
Índice
1 Juventud y educación
2 Gestión política
3 Revolución mexicana
4 Después de la revolución
5 Reconocimientos públicos
6 Referencias
Juventud y educación
2 Por haber sido procreado fuera de matrimonio, se le registró con los apellidos de
la madre, doña Reverina Neri Reynoso, hija del General Canuto A. Neri, distinguido
liberal y soldado, quien peleó y triunfó en Querétaro a las órdenes de Mariano
Escobedo militante en 1893 en la rebelión contra el gobierno de Francisco O. Arce.
Según él mismo relata, aprendió a leer en silabario con el maestro Miguel Aldama en
una escuela que se encontraba en la calle de Andrés Quintana Roo, en Chilpancingo.
La primaria la cursó en otra escuela erigida en el lugar donde hoy se levanta el
edificio del Poder Judicial del estado. Con la muerte de su abuelo el General
Canuto A. Neri empezaron sus penalidades, pues cesó la única ayuda que recibían él
y su señora madre; en consecuencia, tuvo que trabajar como peón en una finca
rústica, para no suspender sus estudios. En la misma escuela en que cursó la
primaria, terminó también la secundaria bajo la dirección, sucesivamente, de los
profesores Luis E. Puig, Lamberto Popoca y Arturo Sotomayor.
El joven Eduardo Neri se trasladó a México con el fin de terminar sus estudios; sin
embargo, no pudo inscribirse en la Escuela Nacional de Jurisprudencia debido a que
el plan de estudios era diferente al que se seguía en Chilpancingo. En México, se
enteró que la escuela de leyes de Xalapa, Veracruz, podía admitirlo y hacia allá se
dirigió en compañía de Rodolfo Neri Lacunza. Al fin, se graduó de Licenciado en
Derecho en la escuela de Jalapa el 28 de septiembre de 1910. Recién egresado, tuvo
oportunidad de conocer a Francisco I. Madero en la propia ciudad de Xalapa y de
inmediato simpatizó con sus ideales democráticos. Volvió a Chilpancingo, donde
abrió su bufete y entró en relación epistolar con Luis Cabrera, quien le encargó la
atención de varios casos judiciales que debían ventilarse en los tribunales
guerrerenses.
Por esa época, contrajo matrimonio en México con su novia de siempre, Amelia L.
Acevedo, oriunda de Chilpancingo, abnegada y fiel compañera con quien procreó a un
solo hijo de nombre Eduardo Neri Acevedo.
Gestión política
Amigos y paisanos le propusieron la candidatura a diputado federal, que declinó en
principio, pero enterado Luis Cabrera de esas simpatías, lo exhortó a aceptar. Luis
Cabrera fue el fundador del Bloque Renovador que reunió después a los diputados
federales que apoyaban a Madero. El licenciado Neri aceptó la postulación, a la que
rehuía para que no se dijera que pretendía cargos públicos, y la fórmula integrada
por él como propietario y el tixtleco Bonifacio Rodríguez como suplente, obtuvo el
triunfó en las elecciones. A pesar de haber sido electo, Neri no se presentó a la
instalación de la famosa XXVI Legislatura al Congreso de la Unión, el 16 de
septiembre de 1912. Era evidente que no le atraía la actividad política, y menos
quería ser diputado; por eso su suplente ocupó en principio la curul.
Don Belisario procedió en la misma forma que en la anterior y, dos días después de
que los discursos fueron conocidos públicamente, se advirtió la desaparición del
valiente senador. Su hijo Ricardo enteró a los diputados chiapanecos de la
misteriosa desaparición de su señor padre, y la denuncia se presentó ante el pleno
de la Cámara el 9 de octubre de 1913. Los diputados chiapanecos pidieron que se
iniciara una sesión permanente con el fin de averiguar el paradero del senador
Domínguez. La Cámara aceptó la propuesta y nombró una comisión en la que figuró el
licenciado Neri, misma que se entrevistó de inmediato con el secretario de
Gobernación Manuel Garza Aldape, quien dijo desconocer el asunto, al que juzgó
competencia de la policía y, por tanto, manifestó que lo turnaría a las autoridades
correspondientes. Los diputados comisionados volvieron al recinto legislativo e
informaron al pleno del resultado de la entrevista. Fue entonces cuando el
licenciado Eduardo Neri, justamente indignado, pronunció un discurso que puede
calificarse como el principio del fin de Victoriano Huerta.
En esa valerosa arenga, entre otras cosas, el diputado Neri dijo que no parecían
hombres los que seguramente habían asesinado al senador Belisario Domínguez, sino
“chacales”, pues no contentos con quitarle la vida devoraron sus restos. De aquí
que, en adelante, se le llamó “chacal” al dictador Victoriano Huerta. Neri exhortó
a sus compañeros a defender la dignidad del Poder Legislativo y a preservar sus
propias vidas, y propuso que de inmediato se tomaran las decisiones apropiadas. La
Cámara obró en consecuencia; nombró una comisión de su propio seno para investigar
los hechos en que presumiblemente había perdido la vida el senador Belisario
Domínguez; se acordó dirigirse al Presidente de la República diciéndole que los
diputados ponían sus vidas bajo la salvaguarda del propio Ejecutivo y que, en caso
de ocurrir alguna otra agresión a los legisladores, la Cámara celebraría sus
sesiones en el lugar en que encontrase garantías.
Al tener conocimiento del acuerdo de los diputados, Huerta montó en cólera y ordenó
a Garza Aldape que al día siguiente, esto es, el 10 de octubre, se presentara en el
salón de sesiones de los diputados, exigiera de inmediato la revocación del acuerdo
y que, en caso de negarse, los diputados fueran aprehendidos e internados en la
penitenciaría. Como los diputados se mantuvieron firmes, Garza Aldape, quien antes
de la sesión había ordenado el despliegue del ejército alrededor del recinto
parlamentario e invadido el salón de sesiones, las galerías y el vestíbulo, ordenó
la aprehensión de los 83 diputados que se encontraban presentes, quienes fueron
remitidos a Lecumberri.
Todos estos hechos concatenados, obligaron a Huerta a salir del país el 15 de julio
de 1914. Como se advierte, su derrumbamiento se inició con el trepidante discurso
del diputado Eduardo Neri, cuya intervención no ha sido valorada a profundidad. A
resultas de su vibrante mensaje, los diputados tomaron las decisiones que ya se
señalan. Armando Z. Ostos, otro de los diputados de la célebre XXVI Legislatura,
pasados varios años de aquella tormentosa jornada legislativa, declaró públicamente
que la patética y temeraria exhortación de Neri fue la que lo impulsó a redactar
los acuerdos que, con ligeras modificaciones, aprobó la Cámara.
Revolución mexicana
Después de su trascendente desempeño como diputado y una vez que fue liberado de
prisión, Eduardo Neri se incorporó a las fuerzas carrancistas en Veracruz. El
Primer Jefe le expidió un nombramiento como subdirector de Patentes y Marcas y,
después, lo envió a colaborar con su hermano, el general Jesús Carranza, con el fin
de organizar el contingente revolucionario en el estado de Guerrero. Neri no pudo
comunicarse con Jesús Carranza porque este, en enero de 1915, fue arteramente
asesinado, junto con su hijo Abelardo Carranza, en una ranchería de Oaxaca. De
todas maneras, Neri formó parte de las fuerzas que comandaba Julián Blanco y
combatió a su lado a los zapatistas en el norte de Chilpancingo. Blanco, por
méritos en campaña, ascendió a Neri al grado de coronel.
Después de la revolución
Al día siguiente de proclamada la Constitución de 1917, el 6 de febrero, Carranza
expidió la convocatoria para elecciones de diputados y senadores al Congreso de la
Unión y para Presidente de la República. El licenciado Neri volvió a ser postulado
candidato a diputado federal y formó parte de la XXVII Legislatura. Por su parte,
Carranza fue elegido Presidente de la República y el 1 de mayo de 1917 tomó
posesión del cargo; sin embargo, las diferencias que tuvo con Villa y Zapata
perturbaron el curso normal de su gobierno y, para colmo, ante la inminente
sucesión presidencial de 1920, se inclinó por la candidatura de Ignacio Bonillas,
embajador de México en EU, impulsado por la idea de que, terminada la Revolución,
debía gobernar al país un civil. Para su desgracia, no tomó en cuenta que los
caudillos militares, sobre todo Obregón, a quien se debía el triunfo sobre Villa,
reclamarían, como en efecto sucedió, su acceso al poder.
El gobernador Francisco Figueroa Mata y los otros dos poderes del estado se
solidarizaron con Obregón, a quien Neri presentó al pueblo desde un balcón del
Palacio de Gobierno. Obregón pronunció un vigoroso discurso denunciando los afanes
imposicionistas de Carranza y el 20 de abril de 1920 firmó un manifiesto en franca
rebeldía contra el gobierno, que dio origen al Plan de Agua Prieta, el cual terminó
con la muerte de Carranza. Obregón fue elegido presidente para el periodo 1920–1924
y, una vez que tomó posesión, nombró al licenciado Eduardo Neri procurador general
de Justicia de la República, cargo en que duró un año y siete meses, pues en junio
de 1922 presentó su renuncia con motivo de los injustos ataques que miembros
destacados del equipo de Obregón lanzaron contra el Partido Liberal
Constitucionalista, del que fue miembro fundador y luego su presidente.
Posteriormente, fue elegido hasta dos veces senador de la República por el estado
de Guerrero y, por tanto, perteneció a las XXXI y XXXIV legislaturas al Congreso de
la Unión.
Reconocimientos públicos
Sus coterráneos y el país entero han reconocido varias veces el mérito del
licenciado Eduardo Neri, quien recibió en vida diversos homenajes. El 5 de octubre
de 1941 el Congreso del estado de Guerrero emitió un decreto que ordena exponer en
forma permanente, en el salón de sesiones de la Cámara, el discurso pronunciado por
el notable revolucionario el 9 de octubre de 1913. Hasta ahora no se ha cumplido
con ese mandato. Posteriormente, la Secretaría de la Defensa Nacional impuso al
licenciado Neri dos medallas, una como Veterano de la Revolución y otra como
Miembro de la Legión de Honor. En marzo de 1968 el Instituto Nacional de la
Juventud Mexicana rindió un cálido homenaje al licenciado Neri en el auditorio del
edificio central. La XLVII Legislatura al Congreso de la Unión creó la Medalla
Eduardo Neri. Honor al Mérito Cívico al Servicio de la Patria, y se impuso por vez
primera al notable personaje que lleva su nombre, el 29 de diciembre de 1969, en
solemne ceremonia a la que asistieron los tres poderes del estado de Guerrero. Al
año siguiente, en octubre de 1970, el profesor Caritino Maldonado Pérez, en aquel
entonces gobernador del estado, envió al Congreso local una iniciativa de decreto
en la que se concedía el título de “Héroe Civil Guerrerense” al licenciado Eduardo
Neri y propuso, asimismo, inscribir su nombre en el recinto del Poder Legislativo y
otorgarle una pensión vitalicia de cinco mil pesos mensuales. En el mismo mes de
octubre se aprobó por unanimidad el decreto y en sesión solemne del Congreso se le
dio lectura ante el propio licenciado Neri, con la asistencia de los miembros de
los poderes Ejecutivo y Judicial y un representante de la Legislatura federal.
José Francisco Ruiz Massieu, en septiembre de 1987, el mismo año en que tomó
posesión como gobernador del estado, envió al Congreso local una iniciativa de
decreto en la que se proponía el cambio de nombre al municipio de Zumpango del Río
por el de Eduardo Neri. El decreto fue aprobado por unanimidad y el 13 de octubre
del referido año, en la población de Zumpango del Río, el Congreso se constituyó en
sesión solemne con la asistencia de los miembros