Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Elementos de La Identidad Enfermera
Elementos de La Identidad Enfermera
PROFESIONAL DE LA ENFERMERA
Karime Elizabeth Balderas Gutiérrez
Doctorado en Educación
Universidad Autónoma de Tlaxcala
karimebal@hotmail.es
RESUMEN
ABSTRACT
Professional identity is the set of attributes that allow the individual to recognize himself as a
member of a professional association. Activities and tasks in a work context provide the
individual social recognition that distinguishes it from other professionals. Unlike individual
identity is acquired from the first years of life, or social identity gained from the relationship with
the other, professional identity develops until the subject comes into contact with higher
education institutions and related with members recognized within the professional field. This
article describes the elements of the nurse's professional identity and its construction through a
dynamic process that depends on the different contexts in which the nurse is developed as a
person, whether family, community, space labor, social spaces for recreation and even political
and cultural. Although one can say that the professional identity of the nurse is presented as a
consolidated look, it really is an identity unfinished subject to scientific advances the profession
has had. Thus, to explain the professional identity of the nurse is necessary to consider all the
elements that come together to build the concepts inherited claiming that its primary function is
the care, or face the demands that the social, technological and scientific it has had on science
in general and nursing science in particular have undoubtedly influenced his constitution.
1
INTRODUCCIÓN
Desde edad temprana el individuo tiene los primeros acercamientos con el mundo que lo rodea,
el cual está lleno de objetos, imágenes y sonidos. A través de su cuerpo conoce el mundo y
genera conocimiento sobre sí mismo construyendo una trayectoria de vida acorde al contexto
en el que se desenvuelve “no somos lo que somos, sino lo que nos hacemos” (Giddens, 1995,
p. 99).
En el proceso reflexivo que genera la triada: decisiones, estilo de vida y práctica, se delinea el
tipo de persona que se quiere ser. Es así que la identidad personal se entreteje en espacios
como la vida privada, el campo familiar, el campo laboral o profesional, el espacio político y
religioso.
Aunque se puede decir, que el individuo se define por el grupo cultural al que pertenece; por
sus rasgos físicos; por su estatus profesional o social, o todo aquello que fundamente que el
individuo tiene identidad, ésta se desarrolla en dos direcciones, en primer lugar, para el
individuo y en segundo lugar para los otros individuos. En el encuentro con los otros el
individuo descubre quién es, elabora un proyecto de vida que corresponde a una elección
personal pero que toma en cuenta a los otros, en un proceso dinámico. Por lo tanto cada forma
identitaria es reconstruida a lo largo de la vida, se puede decir que la identidad personal se
construye durante toda la vida porque responde a un proceso constante de acumulación de
experiencia a través del aprendizaje.
2
Así como las decisiones, el estilo de vida y las prácticas que realiza el individuo influyen en su
identidad personal, la definición de intereses también incide. Es decir, cuando el individuo
define sus intereses se identifica de manera particular con su empleo, cargo, reputación,
comportamiento. Al vivir en un mundo observable en donde existen pequeños grupos que
forman parte de la realidad social como el grupo de amigos, la familia, la escuela, partido
político, iglesia, empresa, el individuo asume que pertenece a ese mundo: “¿Quiénes somos
nosotros? Esta pregunta está íntimamente relacionada con lo que pensamos que otros son y
viceversa”. (Jenkisn, 2008, p. 12). Entonces los individuos se comportan de acuerdo a las
formas que los grupos determinan, dándose un proceso de identificación entre el individuo y el
grupo, mecanismo cognitivo básico para clasificarse tanto individual como colectivamente. Es
así que el individuo sabe quién es quién y qué es qué.
Por su parte Giménez (2000), dice que el concepto de identidad colectiva se asemeja a una
encrucijada en la que confluyen “la cultura, las normas, los valores, el estatus, la socialización,
la educación, los roles, la clase social, el territorio/región, la etnicidad, el género, los medios”,
elementos imprescindibles y condicionantes para la vida social y para la identidad. Por lo que la
identidad social es multidimensional, determinada por los grupos a los que pertenece el
individuo como la etnicidad, la religión, la nación, grupos de edad y el género.
Sin embargo la orientación hacia una profesión se perfila desde la infancia, por un lado la
familia provoca, junto con la escuela y todas las formas de enseñanza la elección de la
profesión. Por otro, las instituciones a nivel profesional aseguran su futuro cubriendo con todo
lo requerido, formando profesionistas calificados para integrarse al campo laboral (Giriard,
1997). Por lo tanto la profesión se vuelve el núcleo donde se comparten valores comunes que
contribuyen a conformar la identidad profesional, porque la profesión define a un grupo de
individuos que asume códigos éticos y prácticos que le otorgan reconocimiento social al brindar
un servicio a la sociedad de acuerdo a los conocimientos y habilidades aprendidas dentro de
las instituciones de nivel superior.
Una profesión “es un grupo profesional con pericia especial, basada en un aprendizaje extenso
y en un conocimiento abstracto”. (Rodríguez y Guillén, 1992, p. 5). Por lo tanto el ejercicio de la
profesión es determinante en la construcción y reconstrucción de la identidad profesional, pues
la profesión es poseedora de representaciones que le permiten describirse, diferenciarse y
compararse a través de su práctica con otras profesiones, por lo que la identidad profesional
empieza su conformación desde los primeros contactos con las instituciones educativas, para
después fortalecerse durante la trayectoria de vida laboral, en tal sentido “las identidades
profesionales son para los individuos formas socialmente reconocidas de identificarse
mutuamente en el ámbito del trabajo y del empleo” (Dubar, 2000, p. 113).
Así mismo la identidad profesional depende de condiciones como las relaciones laborales que
establece el individuo, el lugar que ocupa dentro del grupo al que pertenece, la legitimación de
saberes y competencias, que garantizan su permanencia dentro del grupo y el reconocimiento
social. Aunque la identidad profesional tenga períodos de estabilidad que depende de las
3
contingencias que se presentan a lo largo de la trayectoria laboral o profesional, se encuentra
en constante transformación.
Se ha visto l proceso por el cual se constituyen la identidad individual, social y profesional, toca
ahora hablar de los antecedentes que contribuyen a forjar la identidad profesional de la
enfermera.
Quizá el momento más relevante para la enfermería fue la guerra de Crimea. En esta batalla
Florence Nightingale se hace célebre por su labor de curar a los heridos en la guerra. Su
principio de vida se basó en ayudar a vivir al paciente que sufre una enfermedad, además de
mantener el organismo del niño sano o del adulto en un estado tal que no padezca
enfermedad. Sobre todo consideraba a la enfermería como una vocación religiosa a la que sólo
se podían dedicar las mujeres a través de la educación, la experiencia y la observación.
2.1. Vocación
Todos los aspectos anteriores han contribuido para consolidar la imagen de la enfermera,
algunos han mantenido un gran arraigo y otros se han ido diluyendo con el tiempo. Uno de los
aspectos que sigue vigente es la vocación y todo lo que ella involucra. La vocación se puede
interpretar como la motivación que se despierta en la enfermera en su afán de servir y ayudar a
los demás. Dentro de los aspectos que constituyen la vocación se encuentra el altruismo,
sumisión, liderazgo y compromiso. Sin embargo la vocación también exigía de fortaleza física el
equilibrio nervioso para que pudieran soportar sin ningún tipo de exaltación, las exigencias de
la profesión (Lázaro, 2007).
4
y disposición para atender al paciente en lo que necesitara y, con el médico en lo que
ordenara.
Sin una motivación por parte de aquella persona que quiera ser enfermera, sería inaceptable
su incursión en esta profesión, aunque la motivación sea por eventos meramente
circunstanciales. Hemos visto en el apartado anterior cómo la enfermería se ha forjado
socialmente a través de una serie de cualidades que han estado influenciadas por el mero afán
de servir y ayudar a los demás, es decir, por la vocación de servicio. Sin embargo la identidad
profesional de la enfermera no sólo se ciñe a la herencia histórica y tradicional, en su
conformación, también entran en juego otros factores como la relación que establece con sus
colegas. A través de esta relación el profesional de enfermería puede reconocer a los otros y a
ella misma como profesional. En este proceso se construyen redes de significado que se
comparten cotidianamente entre el grupo de pares, entre las que se pueden destacar redes
como:
“a) las de significados de saberes y rituales disciplinarios que incluye aprender los
hechos, las habilidades y las teorías de la profesión, es decir, los aspectos
cognoscitivos y valorativos; b) los significados de pertenencia mediante los cuales se
identifican entre sí y con la acción de las y los otros; c) significados de diversidad que
representa la tensión entre la individualidad y lo sociocultural, constituye la
especificidad como individuo que no se comparte con los demás; d) significados de
desigualdad ideológico – política construidos desde la condición de género, de clase e
ideología que se posee y que es preciso cruzar para comprender los significados de
desigualdad en micro culturas de profesionales de enfermería”. (Castrillón, 2008, p. 5).
5
La enfermera sume el cuidado como el eje y objetivo de la profesión, desde la edad media la
caridad y la filantropía fundamentaban las prácticas de cuidado en las nacientes instituciones
hospitalarias, donde las comunidades religiosas se constituyen como las antecesores del
cuidado al enfermo. Al reconocerse la enfermería como profesión, continúan con esta práctica,
aunque ahora se exige profesionalismo, fundamentación, independencia en la toma de
decisiones propias, oportunas y compromiso ciudadano “Las enfermeras constituyen sujetos de
cultura y afecto, educados para desempeñar su misión como actores sociales” (Castrillón,
2008, p. 5), entendiéndose como misión la de brindar un cuidado individual, integral y continuo:
“nos ocupemos por su bienestar, le ofrezcamos compañía y lo orientemos en el transitar de la
salud o enfermedad cuando otorgamos el cuidado enfermero”. (Armendáriz, 2009, p. 45).
Otorgar cuidado requiere que la enfermera delimite su autonomía para que decida libremente
su acción hacia el paciente. La acción del cuidar incluye la familia, e incluso la comunidad,
mediante tareas como la de orientar, enseñar, es así que el cuidado es el resultado de la
interacción humana que se da entre la enfermera y el paciente, familia y comunidad.
Quizá la acción del cuidar sea el elemento que agrupa todos los rasgos distintivos de la
identidad profesional de la enfermera y sea la acción donde ésta se objetiva. Ante la exigencia
de brindar un cuidado cada vez más especializado, la enfermera se ve obligada a
especializarse y dominar técnicas que le permitan realizar sus actividades con pericia y acierto,
para estar en condiciones de poder brindar una mejor atención. Por lo que la actividad técnica
– asistencial, en muchas ocasiones está por encima de cualquier otra actividad de carácter más
intelectual, ya que proporciona seguridad y da un mayor reconocimiento al profesional que la
realiza (Chocarro, 2004). La aplicación adecuada de las técnicas propicia el reconocimiento del
paciente, de su familia, del médico, quienes finalmente son los evaluadores del buen o mal
cuidado que proporciona la enfermera. Por lo tanto la esencia de la profesión está basada en el
desarrollo de competencias y habilidades, se podría decir que el modelo educativo de la
profesión siempre se ha basado en el modelo por competencias y habilidades. Es así, que a
diferencia de las actividades que desarrollaba en sus inicios la enfermería, hoy está orientada
al desarrollo integral, que toma en cuenta las necesidades de acuerdo al entorno del individuo,
conjunta atributos, destrezas, habilidades, actitudes y valores, que se ven reflejadas en su
trabajo y que nos hablan de una identidad profesional que depende de las circunstancias en las
que tiene que atender a su paciente.
6
De la disponibilidad para realizar sus tareas depende en mucho la satisfacción que le pueda
generar el ejercicio de su profesión. La satisfacción por la profesión se deriva por la realización
de procesos que implican el empleo de sus conocimientos y habilidades en el desarrollo de los
procesos de atención y cuidado del paciente (Pérez, 2010).
Hemos visto una amplia gama de elementos que han contribuido en la formación de la
identidad profesional de la enfermera. Aunque conceptos tradicionales han permeado su
identidad, hoy se agregan nuevos elementos que la modifican, debido a la insistencia de hacer
de la enfermería una profesión que involucra actividades que van más allá de la acción del
cuidar y atender a un enfermo.
En el aspecto administrativo tiene que asumir las políticas institucionales con respecto a las
prácticas laborales y la prestación de sus servicios para poder construir una adecuada
estructura organizativa del gremio cuyo objetivo sea ofrecer un adecuado servicio de
enfermería. En cuanto al aspecto educativo, este está enfocado fundamentalmente en la
educación para la salud del paciente, familia y comunidad.
En lo que respecta al desarrollo de investigaciones realizadas por enfermeras, cada vez es más
la actividad en este aspecto, fomentado principalmente por las instituciones educativas que se
vinculan con el sistema hospitalario su principal fuente de información (Velandia, 2010).
Otro aspecto importante es la evolución legal que la profesión ha tenido y que sin duda es otro
elemento que también se agrega a la conformación de la identidad profesional de la enfermera.
Su reglamentación y contar con un código ético, ha contribuido a que su ejercicio esté
comprometido con su quehacer profesional, que hoy es mucho más amplio como, brindar
calidad en el cuidado, tener un estatus profesional y sobre todo asumir el profesionalismo de
sus intervenciones.
5. A modo de conclusión
Con base en lo anterior, la identidad profesional está constituida por conceptos heredados que
reivindican su función principal: el cuidado. Por lo tanto la identidad profesional de enfermera
es un proceso dinámico y cambiante dependiente de los avatares que le han impuesto las
exigencias del desarrollo social, tecnológico y científico. Es así que ante el ayudar y servir a los
demás, también se ha formado una enfermera capaz de cuestionar, de actuar con seguridad e
autonomía.
BIBLIOGRAFÍA
Chocarro, L., Guerrero, R., Venturini, C., Salvadores, P. (2004). Análisis de la identidad
profesional a través de la competencia educadora de la enfermería. Dialnet. Consultado en
04-14-2011. Disponible en http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=1035773.
7
De Souza, P. (2008). A Escola de Enfermagem da Universidade de São Paulo. Scielo, Brasil.
Consultado en 04-14-2011. Disponible en:
http://www.scielo.br/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0034-71672008000600017
Giménez, G. La identidad: una noción problemática pero necesaria en: Chiu, A. (2000).
Sociología de la identidad. México, D.F. Universidad Autónoma Metropolitana.
Miró, M. Gastaldo, D. G, G. (2008). ¿Por qué somos como somos? Discursos y relaciones de
poder en la constitución de la identidad profesional de las enfermeras en España (1956-
1976). Fundación Dialnet. Consultado en 04-14-2011. Disponible en:
http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2525798.
Castrillón, C. (2008). Identidad Profesional en Enfermería: Construyendo las bases para SER
cuidador(a) Profesional. Revista Enfermería Universitaria, Universidad Autónoma de México,
consultado el 02-04-2013. Disponible en:
http://www.revistas.unam.mx/index.php/reu/issue/view/2312