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Las Tres Pipas

Estefania Esteban
PLAN LECTOR 2021

Cuenta la leyenda, que un miembro de una tribu india, ‘Pies de plomo’, se enojó mucho con un compañero, y decidió
acudir a la tienda del Jefe de la tribu para explicarle lo que sucedía. Estaba tan enfadado con su compañero, que pensaba
matarle.

– Oh, Jefe de la Tribu, estoy tan enfadado con Águila Parda, que ahora mismo voy a buscarle para matarle.

– Espera- contestó el Jefe de la tribu- Entiendo tu enfado y comprendo que quieras vengarte con rapidez. Pero antes, te
pido que tomes esta pipa, vayas junto al árbol sagrado y fumes un rato. Luego regresa y vuelve a explicarme lo que
deseas hacer.

Así que el ‘Pies de plomo’ tomó la pipa, se fue hasta el árbol


anciano e hizo lo que le había pedido el Jefe de la tribu. Una vez
que terminó, regresó, eso sí, mucho más tranquilo. De hecho,
según volvía a la tienda del Jefe, se dio cuenta de que, en
realidad, matar al joven indio que le había ofendido, tal vez era
demasiado…

– Oh, gran Jefe- dijo el indio- Gracias por la pipa. He pensado y


ahora creo que bastará con darle una gran paliza a ‘Águila
Parda’…

– Entiendo bien lo que dices- contestó el Jefe de la tribu- Pero


antes, te pido que vuelvas con la pipa al árbol sagrado y fumes
de nuevo. Después, tráela de vuelta…

El indio, un poco sorprendido, accedió a ir de nuevo al árbol anciano. Y comenzó a fumar la pipa. Al terminar, se dio
cuenta de que sus emociones habían cambiado, y ya no se sentía tan enfadado. Según regresaba a la tienda del Gran jefe,
pensó que no merecía la pena darle una paliza al indio que le había ofendido.

– Oh, Gran Jefe- le dijo el indio- Toma la pipa, muchas gracias. Pero es curioso, ahora no siento la necesidad de darle
una paliza a ‘Aguila Parda’. Creo que bastará con dejarle en ridículo delante de todos. Eso haré… le insultaré delante de
todos los demás.

– Bien, joven indio, entiendo bien que aún te sientas enfadado. Pero antes de ir a buscarle, toma esta tercera pipa y
acude de nuevo al árbol anciano. Después, regresa a verme.

Al indio no le apetecía mucho ir de nuevo a fumar junto al árbol, pero hizo caso y  acudió con la pipa al árbol
sagrado. Fumó y al terminar, según regresaba a la tienda del Gran Jefe indio, se dio cuenta de que  su enojo se había
esfumado por completo, como el humo de la pipa, y que en realidad lo que debería es ir a hacer las paces con el joven
indio que le había ofendido, con un gran abrazo.

– Oh, Gran Jefe indio- le dijo entonces el indio- Muchas gracias por la pipa. Ahora lo veo todo más claro: creo que lo
que debo hacer es ir a dar un gran abrazo al joven que me ofendió. Así podremos hacer las paces y recuperaré un
amigo . Seguro que ‘Águila Parda’ está muy arrepentido de lo que ha hecho…

– ¡Qué sabia decisión! – le dijo el cacique- Es lo que quería decirte, pero era mucho mejor que llegaras por ti mismo a
esa conclusión.
Reflexionemos: ¿Por qué es importante que aprendamos a perdonar para no perder amigos? ¿Es importante desarrollar
el valor de la humildad?

El perro del conquistador


Estefania Esteban PLAN LECTOR 2021

Cuenta una leyenda de México muy antigua, que hace mucho, mucho tiempo, durante la conquista de América
por los españoles, ocurrió algo insólito con unos animales: los perros que usaban para asustar y atacar en los
poblados indígenas.

Estos perros, de raza mastín y alana,


estaban acostumbrados a atacar y
a recibir un trato brusco y agresivo por
parte de sus dueños. Por lo tanto, no
dudaban en morder y atacar a los
indígenas cuando llegaban y éstos salían
corriendo asustados. De esta forma, los
españoles contaban con un eficaz arma
para adueñarse de los territorios y seguir
avanzando.

Pero en una ocasión, en un pequeño


poblado indígena de Coahuila, mientras toda la población huía de los feroces animales, una joven india, que se
había quedado rezagada, se detuvo y se agachó para ponerse a la altura de los perros. Entonces, a pesar del
pánico que sentía ante los colmillos de uno de los animales que estaba a punto de atacarla, comenzó a llamarle
con voz dulce:

– Eh, perrito, perrito lindo, no tengas miedo…

El animal, que no estaba acostumbrado a ese tipo de trato tan dulce, se quedó paralizado y continuó
escuchando, a pesar de no entender lo que decía la muchacha:– Ven, perrito lindo, no te haré daño- seguía
diciendo ella.

Y, para asombro de los soldados que estaban contemplando la escena, el perro se acercó a ella y se dejó
acariciar, para luego lamer sus manos y seguirla cuando ella comenzó a correr. Ambos terminaron
adentrándose en la selva, y los soldados no volvieron a ver al animal.
Desde entonces, muchos otros perros como este siguieron a los habitantes de los poblados indígenas, ya que
escogieron el trato respetuoso y cariñoso frente a la agresividad y el desdén.

Reflexionemos: ¿Si tratas a alguien con respeto, éste te tratará a ti con el mismo respeto? ¿Del respeto
también nace la gratitud?

La Leyenda de Ícaro
Estefania Esteban
PLAN LECTOR 2021

Dédalo era un gran inventor en la época gloriosa del imperio Griego. Había construido para el rey Minos un
retorcido laberinto para encerrar en él al Minotauro. Pero tanto él como su hijo estaban retenidos por el rey en
Creta. Ellos querían salir de allí y regresar a su patria, pero el rey Minos controlaba tierra y mar y no podían
escapar.

Entonces, Dédalo observó el elegante vuelo de un águila y se le ocurrió una idea:

– ¡Ya lo tengo!- dijo entusiasmado a su hijo- ¡Construiré unas


alas y saldremos volando de esta isla!

Y así es cómo Dédalo comenzó a crear unas enormes alas, con


plumas unidas con cera. Les dio una curvatura perfecta y al
probárselas, comprobó eufórico que podía volar como los
pájaros.

Antes de ponerle las alas a su hijo, Dédalo le advirtió muy


serio:

– Ícaro, podrás volar como las aves. Solo tienes que mover los brazos de arriba a abajo, pero no olvides esto,
porque es muy importante: no subas demasiado alto, porque el calor del sol derretirá la cera y caerás al mar; y
tampoco vueles demasiado bajo, porque la espuma del mar mojará las plumas y ya no podrás volar.

– Sí, padre- dijo entonces Ícaro- lo tendré en cuenta.

Dédalo colocó con cuidado las alas a su hijo y luego él hizo lo mismo con las de su padre. Ambos alzaron
entonces el vuelo. Pero Ícaro se entusiasmó al comprobar que podía ascender como los pájaros. Y de pronto
comenzó a subir, a subir y a subir más y más, olvidando por completo la advertencia de su padre. El sol
empezó entonces a derretir la cera que unía las plumas de las alas e Ícaro cayó, sin remedio, al mar.
Cuando Dédalo notó su ausencia, miró al mar y solo pudo ver las alas de su hijo flotando entre las olas.
Terriblemente entristecido, maldijo el momento en el que desafió a las leyes de la Naturaleza. Cuando llegó a
la isla de Sicilia, mandó construir un templo al Dios Apolo y depositó en él sus alas como tributo. Al pedazo
de tierra más cercano al lugar donde cayó su hijo, lo llamó en su honor Icaria.

Reflexionemos: ¿La falta de responsabilidad puede pagarse muy cara? ¿De qué forma? ¿La vanidad y la
ambición son cegadoras porque nos hacen olvidar del sentido común? 

El valor y el miedo
María Inés Casalá y Juan Carlos Pisano
PLAN LECTOR 2021

En un lejano pueblo y hace muchos años, vivía Sabrina, una pequeña niña que
era muy querida por todos los vecinos. Ella había sabido ganarse el afecto de
todos porque siempre estaba corriendo alegremente por las calles del pueblo,
cantando y llenando de flores silvestres las ventanas de las casas.Cierto día se
enfermó. Despertó a las cuatro de la madrugada con muchísima fiebre. Sus papás
la atendieron de inmediato y le dieron las medicinas apropiadas para estos casos,
al mismo tiempo que le ponían paños fríos en la frente. Sin embargo, la fiebre no
cedía y, a pesar de los esfuerzos y de la dedicación de sus padres, no podían bajársela.

Cuando concurrieron al médico y le hizo una revisación integral, descubrió dos pequeñas heridas en su pie rna
que correspondían a una mordedura. Él ya había visto ese tipo de marca provocada por una serpiente venenosa
del monte y sabía que se curaba con una hierba que crecía al pie de la montaña.

Convocó al pueblo entero para que se reuniera en la plaza y, después de contar la situación de Sabrina, pidió
un voluntario para que fuera a buscar la hierba. Advirtió que no se podía esperar hasta el día siguiente porque
sería tarde.

–Yo voy –dijo David –Se puso de pie y fue hasta su casa a buscar una antorcha y un abrigo porque ya estaba
atardeciendo e iba a tener que volver entrada la noche.

Cuando ya se estaba poniendo en camino, se le acercó Pedro, otro joven y le dijo:

–Te voy a acompañar; la verdad es que estoy muerto de miedo. Me parece que ir a la
montaña, de noche, con los animales salvajes y esa tormenta que se aproxima, es una
locura, pero tu valor me da fuerzas.

–Yo también tengo miedo, mucho más miedo de lo que tú crees– dijo David.

– ¿Y entonces? ¿Cómo te animas? –Preguntó Pedro – ¡Además ibas a ir solo! ¡Eres un inconsciente, no sabes
lo que haces!

–Si quieres, puedes decirme que soy valiente, pero puedes estar totalmente seguro de que no soy inconsciente
–contestó David.
–Es cierto que haría cualquier cosa por salvar a Sabrina. Pero, si no estuviera seguro de que soy capaz de traer
lo que necesita para curarse no me hubiera ofrecido para ir a la montaña ni hubiera aceptado el desafío. Fíjate
que, en todo el pueblo, soy el que tiene más posibilidades de llegar. Soy joven, fuerte y podría ir hasta la
montaña con los ojos cerrados pues me he criado allí. Además, conozco las características de esa hierba que
necesita el doctor para hacer el antídoto y sé perfectamente a donde ir para localizarla. Una cosa es tener
miedo y otra, muy distinta, tener el coraje necesario para superarlo.

Reflexionemos: ¿El miedo puede hacer que renuncie a mis sueños? ¿Para qué sirve el miedo?

Los medios de comunicación PLAN LECTOR 2021

Isaac Payá Martínez

Los vecinos de un barrio se han quejado repetidas veces a las autoridades de que
con mucha frecuencia hay altercados y disturbios en las calles, debido al tráfico de
drogas y a la existencia de proxenetas. Cansados de que no atiendan sus
demandas, deciden hacer una patrulla ciudadana que garantice su seguridad,
especialmente por las noches.

Una cadena de televisión, enterada de


que una noche esa patrulla iba a hacer
una “redada” en el barrio, manda a
cuatro periodistas para que cubran la
información. Durante el transcurso de la
“redada”, los vecinos agreden a algunos
“camellos” y proxenetas, sin que ningún
periodista haga nada por impedirlo, ya que se limitan a cubrir la información.

Un juez, enterado de los hechos, denunció a los periodistas por no haber cumplido
con el inexcusable deber, recogido en la Constitución, de socorrer a las víctimas.
Los reporteros alegaban que se limitaban a cumplir con su trabajo.
Reflexionemos: ¿Estás de acuerdo con la denuncia formulada por el juez contra
los periodistas? ¿Si hubieras sido un periodista, qué habrías hecho?

El maestro y sus discípulos PLAN LECTOR 2021

Patiño Pérez

Decía un Maestro a sus discípulos:

— Un hombre bueno es aquél que


trata a los otros como a él le
gustaría ser tratado. Un hombre
generoso es aquél que trata a otros
mejor de lo que él espera ser
tratado. Un hombre sabio es aquél
que sabe cómo él y otros deberían
ser tratados, de qué modo y hasta
qué punto. Todo el mundo debería
ir a través de las tres fases
tipificadas por estos tres hombres.

Alguien le preguntó:

— ¿Qué es mejor: ser bueno, generoso o sabio?


— Si eres sabio, no tienes que estar obsesionado con ser bueno o generoso. Estás
obligado a hacer lo que es necesario.

Reflexionemos: ¿Qué es para ti un hombre bueno y en qué se parece al que


describe el maestro en el texto? ¿Quién está obligado a ser sabio?

El lobo y el perro

Patiño Pérez PLAN LECTOR 2021

Cerca de un bosque, había una vez un lobo tan flaco que no tenía más que piel y huesos. Su flacura la debía,
entre otras cosas, a que no se podía acercar a los ganados, pues estaban protegidos por los perrosguardianes.
Por eso, sólo de vez en cuando podía meterle el diente a un poco de carne.

Un día, el lobo estaba acechando el rebaño de


ovejas, para ver si la suerte lo ayudaba y alcanzaba a
cazar, encontró a un perro mastín que se había
extraviado. El animal era rollizo y lustroso. Se veía
que estaba bien alimentado. El lobo lo hubiese atacado de
buena gana para servirse un buen almuerzo. Pero, con
mucha sensatez, pensó que tendría que emprender una
batalla y que el enemigo tenía trazas de defenderse bien.

Por eso, el lobo decidió acercársele con la mayor cortesía y entablar una conversación con él.

— Te felicito, amigo, tienes un hermoso cuerpo –dijo el lobo.

— Amigo lobo, tú no luces tan bien como yo porque no quieres –contestó el mastín. El lobo lo miró
asombrado.

— ¿Cómo que no quiero? A mí me gustaría estar tan bien alimentado como tú.

— Entonces, deja el bosque –repuso el perro–. Los animales que en él se guarecen son unos desdichados,
muertos siempre de hambre. ¡Ni un bocado seguro! ¡Todo a la suerte! ¡Siempre al acecho de lo que sea!
— Es verdad –dijo tristemente el lobo–. Cada día que amanece, me pregunto si tendré un buen almuerzo. Y,
cuando llega la noche, casi siempre me voy a dormir con la barriga vacía. — Entonces, no lo pienses más –
repuso el perro–. Sígueme y tendrás mejor vida.

— ¿Y qué tendré que hacer? –preguntó el lobo, que desconfiado, sabía que nada era gratuito en esta vida.

— Casi nada –repuso el perro–. Tienes que proteger la casa, perseguir a los ladrones, jugar con los de la casa
y complacer al amo. Con tan poco como esto, tendrás a cambio, huesos de pollo, pichones y, además algunas
caricias.

Reflexionemos: ¿Qué te parece la respuesta de Supriya, la hija del mendigo? ¿Estás de acuerdo con ella? ¿Por
qué?

El usurero

Anónimo PLAN LECTOR 2021

En una pequeña ciudad italiana, hace cientos de años, el dueño de un negocio familiar debía una gran suma
de dinero a un prestamista. El usurero era un tipo muy viejo y poco atractivo, que por casualidad le gustaba
la hija del dueño del negocio.

Éste decidió ofrecer al hombre de negocios un trato que borraría completamente la deuda. Sin embargo, sólo
se eliminaría si se casaba con la hija del dueño del negocio.

No hace falta decir que esta propuesta fue recibida con una mirada de
disgusto.

El prestamista dijo que colocaría dos piedras en una bolsa: una blanca y
otra negra.

La hija tendría que meter la mano en la bolsa y sacar una piedrita. Si era
negra, la deuda sería borrada, pero el prestamista se casaría con la joven. Si era blanca, la deuda también
sería borrada, pero la hija no tendría que casarse con el usurero.

Parado en un sendero, el prestamista se inclinó y cogió dos piedritas.

Mientras él las recogía, la hija se dio cuenta de que había recogido dos piedras negras y las había metido en
la bolsa.

Luego le pidió a la joven que metiera la mano en la bolsa y recogiera una. Naturalmente, la hija tenía tres
opciones en cuanto a lo que podía haber hecho:

 Negarse a recoger una piedra de la bolsa.


 Saca ambas piedras de la bolsa y exponer al usurero por hacer trampa.
 Escoger una piedra de la bolsa sabiendo que es negra y sacrificarse por la libertad de su padre.

Entonces introdujo su mano y sacó una piedra de la bolsa, y antes de mostrar su color, «accidentalmente» las
dejó caer en medio de los otros guijarros.

Con una sonrisa en su rostro, le dijo al prestamista; «Oh, qué torpe soy… Pero no importa, si buscas en la
bolsa la piedra que queda, sabrás qué color elegí».

La piedra que quedaba en la bolsa es obviamente negra, y viendo que el usurero no quería ser expuesto como
un tramposo, tuvo que seguirle el juego como si la piedra que la joven dejó caer era blanca, saldando así la
deuda de su padre.

Reflexionemos: ¿Por qué debemos analizar las diferentes soluciones a un solo problema? ¿Por qué es
importante de la honestidad como base de una mejor sociedad?
El arca de Noé
Silvia García PLAN LECTOR 2021

Como a Santi le encantaban los animales, un día su abuela decidió contarle la historia del Arca de Noé.
Prepararon chocolate caliente con galletas y se sentaron delante de la chimenea. La abuela comenzó entonces
a narrar la historia bajo la atenta mirada del niño.

Hace miles de años, mucho después de que Adán y Eva llegasen a la Tierra, los hombres y mujeres se habían
vuelto malos y egoístas. Decían mentiras y robaban. Dios, al ver esto, decidió limpiar el planeta de toda
aquella maldad para que la vida volviese a comenzar.

De entre todas las personas, solo vio a un


hombre justo y bueno. Era Noé y una noche
Dios le habló en sueños. Le dijo que iba a
mandar un diluvio a la Tierra para borrar toda
señal de vida pero que él y tu familia podrían
salvarse. Para ello, le pidió que construyera un
arca enorme para meter a una pareja de cada
animal que existía en la Tierra. Estando en la
barca, en esa arca que Noé tuvo que construir
con sus propias manos, podrían sobrevivir cuando llegase el diluvio.

Cuando Noé empezó a construir el arca, con ayuda de sus hijos, la gente se burlaba de ellos y les decían que
no hacía falta porque llevaban años sin lluvia. Él les decía que se acercaba un diluvio inmenso, pero nadie le
creía, pensaban que estaba loco. El día previsto, Noé abrió las puertas de su arca de par en par. De todos los
rincones del mundo, empezaron a llegar animales, tanto machos como hembras. De todos los tamaños y
colores.

Cuando estuvieron todos en el barco, Noé subió también a su familia. Al momento empezó a llover. El diluvio
duró cuarenta días y cuarenta noches. El agua cubrió ciudades, pueblos y montañas. Cuando el diluvio
terminó, Noé soltó una paloma blanca para que explorase el lugar al que habían llegado. Las aguas bajaron y
la paloma volvió con una rama de laurel en su pico. Era una señal de que se podían bajar del arca con
seguridad. Los animales salieron en tropel y repoblaron la Tierra. Noé y su familia encendieron una hoguera
para dar las gracias y al momento, como agradecimiento, apareció un arco iris en el cielo.

Reflexionemos: ¿Qué nos podría enseñar la historia para poner en práctica para nuestros días? ¿La familia
siempre debe ser lo más importante? ¿Qué hubiera pasado si Noé no obedecía a Dios?
Beethoven, gran músico desde niño
Silvia García PLAN LECTOR 2021

Ludwig van Beethoven nació en una familia humilde en Alemania en el año 1770. Su madre tenía una
salud muy delicada y su padre era el director de una importante orquesta obsesionado con convertir a su
hijo en un gran compositor. De hecho, Beethoven había
demostrado desde muy pequeño sus grandes dotes musicales.

Su padre le exigía mucho y le hacía practicar varias horas al día


con instrumentos como el piano, el clarinete y el órgano. Tanto era
así que se pasaba la mayor parte del día ensayando y casi no iba al
colegio ni salía con amigos. Cuando iba a clase, estaba tan
cansado que apenas prestaba atención. Su padre era tan estricto
que hasta había veces en las que le obligaba a levantarse de madrugada
para tocar el piano para sus amigos y presumir de hijo.

Con solo siete años, el pequeño Ludwig ya era capaz de dar recitales de piano. A los 10 años abandonó la
escuela definitivamente para dedicarse enteramente a la música. Empezó a dar clases con un nuevo
profesor de mucho prestigio que le enseñó las obras de Mozart y de otros compositores muy importantes.
A los 16 años, los nobles de su ciudad, de Bonn (Alemania), le pagaron un viaje a Viena (Austria) para
aprender de los mejores músicos, incluido de Mozart. Al poco tiempo, su madre falleció y tuvo que
volver a Alemania para cuidar de sus hermanos pequeños porque su padre no era capaz de hacerlo.

Como no iba a la escuela y, además, su padre había perdido su trabajo en la orquesta, algunas personas le
ayudaron a pagar sus estudios musicales para poder continuar con su carrera como músico y compositor.
Cuando cumplió los 30 años empezó a notar que escuchaba mal. Poco a poco su sordera fue creciendo
hasta que no fue capaz de escuchar ningún tipo de sonido.

Beethoven probó diferentes tratamientos para curar su sordera, pero nada funcionó y se entristeció
mucho. A pesar de eso, continuó componiendo música. Una de sus obras más importantes es la “Quinta
Sinfonía”. También son muy populares sus obras musicales “Para Elisa”, “Claro de Luna” o su “Novena
Sinfonía”. En total compuso nueve sinfonías, 32 sonatas, dos misas y una ópera. La verdad es que, como
pasa muchas veces, Beethoven empezó a ser mucho más apreciado después de su muerte, en la ciudad
austriaca de Viena en 1827. Hoy en día está considerado como uno de los mejores músicos de todos los
tiempos.
Reflexionemos: ¿Cómo puedo desarrollar mis habilidades? ¿La disciplina es determinante para el éxito?

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