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REVISTA MUSICAL
HISPANO-AMERICAN A
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JDirección: ROGELIO VILLíR Y ADOLFO SALAZAR
Administración: UNIÓN MUSICAL ESPAÑOLA: Editores.
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Valparaíso.—K. Weinreioh Kirsinger, Almacén de mú-
Santander.—Unión Musical Espaiiola, Wad-Eás, 7. sica.
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re FflBRICRNTES Y ALMACENISTAS DE PIANOS
CflSn FUNDROn EN 1864
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Fábrica: VALENCIA, 70..Teléfono 6407.
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R o l l o s lip > Pianola, de las prineipali's marcas. Depósito exclu-
sivo do lü iiotabKí marca ROLLA AHTIS.
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T a l l u e s y Cficinas: INDUSTRIA. IVDEPENDENCIA. CLAUDIO
COELLO Y CATALUÑA = ^ Teléfon'o 7 8 9 3
Sala de Conciertos y Expoeición; C A N U D A . 31 ••
QRBN PREMIO
...-.=:Teléfono 9 0 3
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Exposición universal
de Milán. 1906
Jurado inhr.nacional
Exposición universal
de Bruselas, 1910
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La cuz5t¡ón ócl papel y lo5 priuilegias óe lo prensa óiaria.
De aeuertio en absoluto con las gestiones entabladas cerca del comercio; ambas, en una palabra, contribuyen a integrar
del Gubierno por la <Asuciaciún de los Periodistas do Üarcelo- el cuarto estado de las naciones modernas. Cuanto venga a
na», publicamos a continuación la Exposición que dirigen al dificultar el normal desarrollo do una de estas dos modalida-
ministro de Hacienda, estando conformes con todcs los extre- des de prensa, cede en perjuicio de aquellas manifestaciones
mos de la misma fior eroorlos equitativos y justos. del humano progreso y, en último término, de la Patria.
He aquí la Instancia: _ Desdeñar a una de ellas sería, a m i s de gravísimo error de
Gobierno, tornar injusta la protección dispensada a la otra; y
«Asociación de Periodistas de Barcelona* donde la injusticia asoma su torpe faz, comienza a d e r r u m -
barse la legitimidad de la más noble empresa, si algo noble
EXPOSICIÓN pudiera ser compatible con lo injusto.
Esta íAsociaciíín de Periodistas de Barcelona*, continua- Si la inaudita desigualdad que combatimos pretendiera con-
dora legítima de la 'Asrciación de la Prensa no diaria», re- solidarse, los au.xilios, aun justos en principio, otorgados a la
ciente organizadora del Primer Congreso Nacional de esta prensa diaria convertiríanse, sin culpa nuestra y sólo por la
Prensa, celebrado en Parcelona bajo el alio patrocinio del l-'y natural de las cosas, en privilegio monstruoso, dispendio
Gobierno de S. M.,y los numerosos periódicos no diarios a ilegal de los fondos nacionales que son patrimonio do todos
(luit-'nes representa, que serán todos, para este particular e los ciudadanos y no do ninguna casta y aun para los espíritus
importantísimo asunto, acuerda elevar la presente solicitud en suspicaces, alarmados, no sin toda razón, en los tiempos que
demanda de justicia, que lo es, sin duda, la extensión a los corren, en negocio personal o, por lo menos, en plataforma
periódicos no diarios, de los auxilios otorgados a los diarios exliibidora de vanidades de individuos harto engroiilos por
por ose Gobierno, en compensación al alza enorme operada sus merecimientos.
por causa del <^onflicto europeo en el precio del papel. Mas no sólo reclamamos igualdad de trato ante el Decreto
No vamos a repetir aquí los poderosos argumentos expues- de auxilios, sino que deseamos manifestar nuestra opin'ón
tos por la prensa diaria como fundnmento de tan merecido acerca de la forma en que aquéllos deben acordarse, pues li-
cuanto necesario auxilio, ampliados en elocuentes campañas mitados a los periódicos que se surten de la tCentral Papele-
parlamentarias por maestros de periodismo,compañeros nues- ra», excluye de la protección a lodos aquéllos quo no realizan
tros, V representantes en las Cortes del Reino; sólo vamos a sus compras de papel en las fábricas ([ue constituyen este
proclamar pnr imperativo categórico de la justicia distributi- organismo.
va, que la prensa diaria no puede nunca diferenciarse de la Esperando del alto espíritu de justicia, propio de un Gobier-
no diaria ni en deberes ni en derechos. no de S. M., que se nos otorgue la que demandamos respetuo-
Ambas se complementan; ambas trabajan por el bienestar samente, soy de V. E. afectísimo servidor.
nacional; ambas auxilian las investigaciones do la ciencia, la Dios guardo a V . E. muchos años.—Uarcftlona, 9 de Noviem»-
yida de las artes, la expansiOa do la industria^ el acrecimiento bre do 1916.-£¿ Presidente^ MA.WANO VIADA,
REVISTA MUSICAL
la vieja música polifónica española sólo puede servir para mida, al fin por el trabajo y hasta, en muchos casos, por
el tratamiento y curación del insomnio, y... en fin, para el nJtartirio de algunos hombres debuena voluntad.
no cansar a ustedes; que Verdi fué un continuador de daro está que esos espíritus conservadores a que antes
Wagner... y que uno y otros están l'amados a desapa- me tie referido, no pudiendo sufrir con paciencia el pro-
recer!... greso de los nuevos ideales estéticos, se alzan contra ellos
Pero pienso ahora: ¿podrán creer ustedes por cuanto acusándoles despectivamente de decadentismo. Apresuré-
acabo de decir, que están oyendo hablar a un ecléctico? monos a decir que, en parte, llevan razón; pues si consi-
Desengáñense, por Dios, si tal han pensado. Yo no soy deteft la música nueva como una continuación de la que
ecléctico ni podría serlo dada mi manera de ser y de sen- ellos defienden, con la única diferencia resultante del uso
tir. Considero al ecléctico como ser altamente perjudicial de ciertps procedimientos que, desde aquel punto de vista,
para el triunfo de toda idea grande. bi^;l* pudieran atribuirse a lo que el vulgo llama moda; si
¿Qué progreso podría realizar una sociedad que estu- no ven en los nuevos ideales más que una desviación
viese formada por eclécticos? accidental del arte tradicional y siguen considerando a
Y aún digo más: no creo en el electicismo. Aquel que ese arte tradicional como el único esencialmente posible,
acepta y aplaude las ideas y opiniones más opuestas, o claro está que bien pueden afirmar con la mejor buena fé,
no tiene ninguna—en cuyo casj para poco o nada puede que el arte musical está en decadencia. Pero en ese mismo
ser útil—o, de tenerla, no es otra cosa que un tímido o modo de razonar consiste precisamente el error, puesto
un perezoso con apariencias de amable urbanidad con- que el espíritu de la nueva música difiere de tal manera
descendiente. del que imperaba en la música tradicional, que de ningún
Yo creo, que no debemos respetar nunca las ideas con- modo puede considerarse al uno como consecuencia di-
trarias a las que profesamos. Debemos, si, respetar a las recta del otro; y siendo esto así, fácil es comprender que
personas que las sustenten, pero nada más. el arte decadente no es el nuevo, sino el tradicional.
Y así como el ecléctico no es otra cosa que un ser es- ¿Quiere esto decir que el arte nuevo no deba nada al
terilizador, (perdón por la palabrilla), ¡cuan preciosa y efi- arle tradicional? En manera alguna: le debe, y mucho se-
caz es la colaboración involuntaria del enemigo acérrimo gún queda consignado en más de una ocasión; pero esa
para el triunfo de la idea que combate!... deuda se refiere más a los elementos externos del arte
que a los puramente internos.
Y al llegar a este punto de nuestro estudio, me creo en
del deber de destruir un error que muchos padecen con
Pero vayamos a nuestro asunto, que hora es ya y ha- harta frecuencia, el de figurarse que el principal distintivo
blemos al fin, de lo único, sobre lo que, tal vez, debiéra- de la música nueva consiste en la pródiga producción de
mos haber hablado. Hablemos de la música nueva. disonancias harmónicas.
La música, como aite constituido, no ha empezado a Mt) hay tal cosa, y de tal manera no es eso verdad, que
existir hasta el siglo XI, y es, por lo tanto, el arte más me atrevo a declarar que el espíritu de la música nueva
joven de cuantos los hombres han formado. Hemos dicho podría perfectamente subsistir en una obra en la que sólo
arte constituido, refiriéndonos a la forma en que existe se usasen acordes consonantes, y, ¡aún más! en una mú-
actualmente y en la que ha existido desde dicha época, sica homófona; en una música compuesta simplemente
y claro es que nos referimos a la música poUfónica en el por notas sucesivas que formasen una sola línea melódi-
amplio sentido de la palabra; es decir, a la música forma- ca ondulante.
da por dos o más líneas melódicas paralelas. La música Por eso, el uso que hacen algunos compositores de de-
monódica, ó sea la constituida por una sola línea, más terminadas disonancias, harmonizando con ellas melo-
o menos ondulante, de sonidos sucesivos, ha nacido se- días de forma y carácter tradiccionales con el fin de dar
guramente al mismo tiempo que la palabra y después a lo que escriben una fisonomía sonora de música revo-
que el ritmo, puesto que éste empezó a existir con la vida lucionaria, rae parece un error gravísimo.
misma. No me cansaré de repetir que los procedimientos har-
Y ahora veremos por donde el presente musical vuelve móiiícos, por si solos, no constituyen en manera alguna
a unirse en cierto modo, con el pasado más remoto, con el distintivo característico de la nueva música; el espíritu
el principio natural de la música. nuevo reside, más que en ninguna otra cosa, en los tres
Vamos a ver como, en virtud de la fuerza misteriosa del elementos fundamentales de la música: el ritmo, la moda-
espíritu secreto de nuestro arte, la música novísima es lidad y las formas melódicas, fuentes al servicio de la evo-
pura y simplemente la renovación de aquélla otra por cación.
tantos siglos olvidada; pero renovación, resurreción de tal ¿Quiere decir ésto, que las conquistas harmónicas no
modo realizada, que al revivir aquel cuerpo que creíamos tengan más que un valor relativo? De ningún modo; le
muerto aparece adornado por toda la riqueza que el arti- tienen absoluto, y muy grande; pero su valor no es úni-
ficio ha acumulado durante tantos siglos, como si, obede- co, y tanto es así que en la música de Claudio Debussy,
ciendo a una mística aspiración, hubiese ido tejiendo una por ejemplo, encontramos una predilección muy mar-
túnica preciosa con que revestir al cuerpo desnudo que cada por los acordes consonantes. He nombrado a Clau-
había de resurgir radiante para nunca más morir. dio Debussy porque puede afirmarse sin temor a ser des-
Porque pese a los espíritus estrechamente conservado- mentido, que de su obra ha partido de una manera defi-
res, la música continúala apartándose día por día del aca- nitiva el movimiento innovador del arte sonoro.
demismo, de la falsa retórica y de las fórmulas mezquinas, Claro está que esta inovación, como todas las registra-
y los nuevos compositores que aparezcan—los que con das en la historia de la humanidad, fué preparándose
más o menos fuerzas sientan latir en ellos el espíritu crea- gradualmente por las obras musicales (nunca por los tra-
dor—seguirán los pasos de aquéllos que han forzado la tados técnicos) de otros compositores europeos; pero el
entrada del camino de verdad y libertad que conduce a la espíritu, la estética y los procedimientos de la música
belleza pura, donde la música triunfa por si misma, redi- nueva, no fueron afirmados de un modo preciso, conS-
t^ÉVlSTÁ MUSICAL
ante y definitivo hasta la aparición de los Nocturnos, del de gracias a la Divinidad, (así lo dijo Beethoven, influido
cuarteto en sol menor, de V aprés rnidi d' un faune, de sin duda por las ¡deas robesperianas tan en boga por
Pelléas et Mélisande y de tantas otras obras con las que aquel tiempo) en acción de gracias a la Divinidad por la
Claudio Debussy reveló al mundo musical la nueva doc- curación de una enfermedad que había sufrido; y siendo
trina que había de ser punto de partida de un arte sono- Beethoven católico—más o menos practicante, que de
ro esencialmente nuevo, y cuyo espíritu, al modificarse esto nada se sabe de un modo preciso —clafo está que,
según los diversos caracteres personales y aún naciona- como queda dicho, intentó acentuar el espíritu religioso
les de aquellos artistas que han seguido el cáminoíjffcr él de la Canzona utilizando en ella el modo lidico, o sea el
abierto, ha producido obras de tal fuerza de expresión y quinto modo eclesiástico de la serie de tonos llamados
evocación, de tal variedad de sentimientos que jambas se auténticos, que es también el tercero de la serie primitiva
hubiesen podido presentir. '*'>•• anterior a la reforma gregoriana.
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En cuanto a Wagner, si bien es cierto que utilizó en
* Parsifal ciertas formas modales y aún temas de la litur-
* * gia católica, no abandonó por eso la tradición protestan-
¿Creen ustedes que en cuanto acabo de decir no hay te: esa tradición nefasta que ha sido la c usa principal,
otra cosa que un proselitismo exagerado que pretjinde sino única, del desprecio que el arte musical de la épo-
anular el gran pasado musical en provecho del presente? ca llamada clásica sentía por la música anterior al si-
Dios me libre de tal cosa y para probar que no soy víc- glo XVII.
tima de tan absurdo y ridículo apasionamiento, voy a ren- Y esto es, repito, la gloria de la música nueva: la de
dir el debido homen:\je a dos inmensos compositores restituir al arte el tesoro abandonado, aprovechando al
cuyos nombres acaban de surgir como símbolos de pro- mismo tiempo, en cuanto a artificio exterior, la enseñanza
testa indignada en la mente de algunos de los que me admirable que nos han legado los últimos siglos, a los
hacen el honor de escucharme. cuales debemos también no sumisión, sino agradecimien-
Esos dos compositores, esos genios, a los que tanto to, pues es innegable que algo del espíritu de la música
debe el arte del último y del presente siglo, se llamaron actual ya empezó a vislumbrarse en La Creación, de
Luis Van Beethoven y Ricardo Wagner. ¿No es verdad? Haydn; en La Flauta mágica y en el don Juan, de Mo-
Pues bien, señores: yo os declaro con toda lealtad que zart; en la Sinfonía Pastoral, de Beethoven; en las obras
por mucha que sea vuestra admiración por esos gran- de Berlioz, Weber, Schumann, Schubert, Chopín y
des maestros no será seguramente mayor que la que yo Liszt y, últimamente, en los dramas musicales de Ricardo
les profeso. Pero con la misma lealtad debo deciros que, Wagner.
salvando algunas excepciones de las que luego me ocu- A este glorioso maestro debemos, en gran parte, la for-
paré, sus procedimientos puramente musicales no pueden ma de la ópera moderna. Gracias a su ejemplo poderoso
aplicarse de un modo general a la música que eséfiban fueron abandonadas por los compositores que le siguie-
los compositores de otras razas sin detrimento de su ca- ron, las formas absurdas de la ópera italiana. La ópera
rácter individual y nacional. dejó de ser una serie de trozos de concierto para luci-
Y aún voy más lejos: los mismos compositores austría- miento de cantantes, y el d a m a lírico, en el que poema
cos o alemanes que han seguido servilmente las fórmulas y música forman un solo cuerpo, se estableció y afirmó
de escritura musical de Beethoven y de Wagner, no han de un modo universal.
conseguido con ello más que paralizar el progreso admi- Pero no ha sido Ricardo Wagner el único reformador
rable, y por todos reconocido, que la música alemana o del drama musical. Mucho se debe también a un com-
austríaca ha realizado desde el siglo XVIII, hasta la^com- positor cuyo nombre apenas empieza a ser conocido en-
posición de Parsifal. tre nosotros. Me refiero a Modesto Mussorgsky; al Gran
Tan cierto es lo que acabo de decir que, si exceptua- Modesto, como le llama un criterio eminente; al genial
mos a Ricardo Strauss, en Alemania, y a Schomberg, en compositor ruso que con su drama musical popular Boris
Austria, difícil si no imposible, nos será hallar otro com- Godunoff, inició en 1872—fecha de la composición de
positor de ambos países cuyas obras acusen, como'lorma dicha ópera—el movimiento musical dramático, al que
y como técnica, el menor progreso sobre las conquistas tanto debe el nuevo arte europeo.
sonoras de Ricardo Wagner. Con Modesto Mussorgsky empieza realmente a iniciar-
Y es tan abrumador el peso de la tradición sobre se la nueva era de nuestra música, y gracias a él, a Nico-
los compositores de esa raza, que ni Strauss ni el tóiSmo lás Rimsky Korsakoff, a Balakireffya Borodin, las for-
Schomberg han podido libertarse de él enteramente. mas melódicas y las escalas antiguas que, desdeñadas
Pero ¿cuál será la causa de estos efectos? No creo que por los compositores, se habían refugiado en la Iglesia y
sea difícil encontrarla si analizamos minuciosamente las en el Pueblo, fueron restituidas al gran arte.
obras de Beethoven y de Wagner. No olvidemos tampoco que éste resurgimiento encon-
Por este análisis veremos que, exceptuando la Gamo- tró un glorioso defensor y propagandista, tanto por sus
na tnmodo lidico, de Beethoven, y el Parsifal, de Wag- escritos como por sus propias obras musicales, en mi
ner, en todo el resto de la obra de estos inmortales maes- ilustre y venerado maestro don Felipe Pedrell.
tros no hay apenas un vestigio de arte antiguo. El gran
tesoro musical anterior a la obra de Juan Sebastián Bach, *
» *
es sistemática y voluntariamente ignorado o despredado,
como si el arte sonoro no hubiese tenido digna existen- El espíritu y la tendencia de ese arte, que empezó a
cia hasta la aparición del Gran Cantor. manifestarse de un modo preciso en las obras de Claudio
Y si nos concretamos a Beethoven, bien se puede su- Debussy—como ya queda dicho—-llega hasta las de Igor
poner que al utilizar el modo lidico en su Canzona, sólo Strawinsky pasando por Paul Dukas y Florent Schmitt,
se propuso acentuar con él el carácter religioso de la com- en algunas de sus admirables producciones; por Erik
posición, puesto que dicha Canzona fué escrita en acción Satie (que ha sido en cierto modo un precursor); por
HISPANO-AMERICANA
blico, que puede ser causa de que pierda la poca afición Y perdonen ustedes el sermón, en gracia al sentido
que tiene por nuestra música, imponiéndole un arte que patriótico que le inspira (nada opuesto a la admiración
suele ser incapaz de comprender, en algunos casos, pues que profeso a la música moderna que se produce en el
no se pueden comprender sistemas que exigen ciartos extranjero, digna de estimación) y, sobre todo, al objeto
conocimientos técnicos, un refinamiento espiritual^ i»ás de facilitar en parte la tarea, nada fácil, de los organiza-
literario que musical, algo decadente y poco común.,íisi dores de estos conciertos (a los que tienen que estar muy
se le dé envuelta en toda clase de amena literatura. Ade- agradecidos los músicos españoles), que encontrarán en
más: el amplio concepto del Arte se rebaja con los wag- estas listas materiales donde elegir y nombres tan excel-
nerismos, debusismosy otros ismos llevados a un límite sos en la música española como los de Doyague, Ledesma
de cuya sinceridad yo dudo muchas veces. La músicftiUa- y Ubeda, desconocidos por la generalidad de los profe-
mada ultramoderna hay que darla en pequeñas dosis, sionales y de los aficionados; cosa nada extraña, teniendo
para que no produzca el efecto contrario que desean sus en cuenta lo dados que somos todos a atiborrarnos de lec-
propagandistas más fervientes. Y conste que me p^iece turas extranjeras, tan amenas como superficiales, por lo ge-
perfectamente que la Sociedad Nacional nos dé a conocer neral, ignorando lo mucho bueno que hay en España,
las obras de los autores equivocadamente llamados avan- particularmente en tratadistas de música, teóricos y prác-
zados y los más discutidos. ticos, historiadores y polifonistas de los siglos XVI y XVII.
Deseando que nadie vea censuras en mis observacio- Den una ojeada a la Historia de las Ideas Estéticas del in-
nes, voy a continuar, siempre al correr de la pluma, la signe Menéndez Pelayo, por ejemplo, los poco familiariza-
lista de obras y de autores que viene a mi memoria, co- dos con esta magna obra, y en sus bellas páginas sabo-
menzada en el articulo del número pasado. rearán sintéticamente algo de lo inucho bueno que en
En el Catálogo publicado en esta Revista (núm. 4 de cuestiones de historia y estética tenemos. Me lo agrade-
Abril de 1912, año IV) se encontrarán algunas obras que cerán aquellos que no conozcan nuest-a historia musical.
puedencompletar la relación délas que vengo enumerando.
Han escrito cuartetos para instrumentos de arco: Cha-
varri, Guridi, Manzanares, Cuevas, Valdovinos, Calés,
Esplá, Salazar, y Sainz Besabe; conciertos de piano y or- En mi primer artículo omití, por olvido, los nombres
questa: Larregla, Granados y Manzanares; sonatas para de los violinistas: Vela, Bustinduy, Benetó y Frigola.
piano: Esplá, Manzanares y Cuervos; canciones para Tampoco hemos oído en la Nacional, al Trio de Barcelona
canto y piano: el malogrado Barrachina, Azkué, Calés; y al Trio Costa Pichot, ni a las pianistas Srta. Padroso
obras para piano: Pacheco, Navas, Cotarelo, Espino; so- y María Luisa Guerra, a quien considero como española,
nata para piano y violoncello, Morera; sonata, para vio- a Furundarena, Pedro Blanco, Orbón, Montoriol, Ribo;
lín y piano; Rapsodia valenciana, para instrumentos de ni a las célebres sopranos Hidalgo y Barrientos.
viento; Tierra de huerta (Terreta a horta), ilustraciones Ya he dicho que escribo estas notas de memoria y
para un poema dramático de costumbres valencianas: tienen evidentemente que ser incompletas. Si todos los
Canción, Danza, Intermedios; Valencianas, Suite áe^^ma^- autores citados (y los que involuntariamente haya omiti-
dros levantinos; Antiguos Abanicos, Suite sobre una poe- do), me enviarán una nota bibliográfica de sus obras, po-
sía, obras muy interesantes de Chavarri; obras de Francés dría hacerse un Catálogo más completo y detallado que
Julio), Escobar, Tellería, Alberdi, Cassadó, Subirá; Can- el que se publicó en esta Revista por iniciativa del señor
ciones españolas del siglo XVII, transcriptas por Jesús Zubialde, como resultado de mis campañas sobre la ne-
Aroca. cesidad de fundar la Sociedad Nacional de Música, pro-
No incluyo en estas listas de obras de autores que no yecto, que afortunadamente han realizado unos cuantos
han figurado, en general, en los programas de la Nacio- amigos, con un desinterés, up espíritu de sacrificio y un
nal, las obras completas que conozco en el momento ac- entusiasmo, poco acostumbrado entre nosotros.
tual, de los maestros citados más arriba, aplaudidos en
nuestra Sociedad, que representan una interesante y. R. Villar.
'copiosa producción.
En otra ocasión, si tengo tiempo, haré un Catálogo
detallado y completo de obras de autores españoles, en el DE INMEDUTA PUBLICACIÓN
que incluiré también las obras de orquesta, de las que
tenemos gran cantidad. Y no me repliquen mis amigos La música francesa contemporánea
con la canción de que se rebaja el género si se admite Ultima obra dal celebrada escritor M. G. JEAV-AUBRY.
todo lo que se' produce, porque es la manera de ^estar
siempre igual. ¿Creen ustedes que es superior la produc- Prólogo de MANUEL DE FALLA. Tradjcción de ADOLFO
ción musical fuera de España, si se exceptúan dos o tres S ALAZAR.
figuras en cada país? La gente joven que escribe actual-
mente tiene hoy más medios de darse a conocer que SUMARIO. Música francesa y Música alemana.—Los oríg :nes france-
hace unos años, pero precisamente por esto, debemos ses de la música actual de piano. —ESTUDIOS Y SEMBLANZAS.—
La música y sus amigos.—Dos palabras sobre Massenet. —Oabiiel
darles todas las facilidades posibles, pues entre otras ra- Fauré.—Claudio Debussy.—Con motivo de una obra sobre Clau-
zones de índole personal, ciertas preferencias son perju- dio Debussy.—A propósito de una c m.dia musical: La hora es-
diciales para la buena armonía que debe de unir a todos pañola, de MauricioRavel.—Las Evocaciones, de Alberto Roussel.
los artistas. Con media docena de obras escogidas, no BOCETOS PARA RETRATOS —Emmanuel Chabrier.—Vincent d'ln-
dy.—Ernest Chausson.—Henii Duparc.—Paul Duka». —Alb.rt
puede alimentarse el consumo de música que gastan los Roussel.—Floreni Sclimitt.—Maurice Rivel.—Deodit de Sevcrac.
programas de nuest.os conciertos, a los que hay que Erik Satié.—MÚSICA Y POESÍA.—Baudelaira y la música.—Paul
procurar dar la mayor amenidad posible, dentro de los' Verlaine y los músicos.- Poetas de ópera.—TRES INTÉRPRETES.—
medios de que se dispone, algún contraste y un poco de Del intérprete.—Ricaíáo Viñcs —Jane B.illiori E n g t l . - J Joa-
quín Nin.—MÚSICA FRANCESA Y MÚSICA ESPAÑOLA (escrito espe-
arte al confeccionarlos. cialmente para esta traducción).- EL SORTILEGIO DE LAS NOCHES.
HISPANO-AMERICANA
otros, y no recuerdo haber|ido amonestado porninguno Adjunto remito el contenido íntegro de una tarjeta que '
de ellos. Con todo esto, np_ quiero decir que no tenga, tuve el gusto de cambiar con un colega francés, cuando
defectos (como cada cual) iii pretendo hacerle ver que en fuip*París con la Orquesta Sinfónica.
Francia no haya mejores fagotistas que en España, (sería» ,• í f ' -• • • ,
FERNANDO ROGEAU
milagro) pero supongo los habrá también peores ¿rio es * •PríxduiConservatorio. Soliste de l'Association des Concerts HastelmanT,
verdad?... . '• ' .\ ^
Debo manifestarle, por si lo ignora, que en 1905 pudo •^ jste stóprtuve la suerte (y digo tuve la suerte, por ••
venir cualquier fagotista francés a tomar parte en las opo- qué* viene a cuento para demostrarle a usted su error) de
siciones internacionales a la plaza de profesor de fagote oirle tocar muy de cerca en el fagote, y le confieso ingé; ^
que, fuera de regí amento,sé anunciaron en esa fecha, nuf«flente que no encontré nada de particular que apren-.,
en nuestro Conservatorio. der, pues soplaba igual que los demás.
Los fagotistas españoles, siempre nos hemos servido de Asi que detoda su opinión saco en consecuencia que ;
instrumentos fabricados en París. (1) Las cañas por las está usted larnentablemente equivocado. j
cuales emitimos el aire en el insirumento, son de la misma Es cuanto tiene que CDmunicarle su seguro 'servid,or,
procedencia y si alguno se las hace, es bajo modelo fran-
Antonio Romo.
cés; también hemos es'.udiado lo poco que sabemos, por
métodos franceses en su mayoría. , "_ NOTA.—No debo dar por terminadas estas líneas tin antes
hacQrle presente que en España hemos tenido al notabilísimo,,
fagotista (acaso el mejor del mundo), D. Camilo Melléz del
(1) Incluso más perfeccionados como lo son el sistema Quintana, construido ya cual tenemos todavía un alumno (D. Leandro Gallastegui) que '
en París, y otro posterior también español que aun cuando no es conocido mas que
por algunos fagotistas, puedo asegurarle tiene mayores ventajas. también so/)Za igual que los demás.
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ÍNDICE GENERAL
<GMR iS. 3B Í5L ]E> o S
ENERO.—Marguerite Carré. M. Franell. V. Zubiaurre. JUNIO.—Enrique F. Arbós. Ofelia Nieto. F. La Viña.
M. de Falla. C. Fernández Shaw. Trío de Barcelona. María Rodrigo. M. Fernández Alberdi. Catlos Espresa-
FEBRERO.—Francisco Viñas. José M.* Usandizaga. Se- ti. Luisa Pequeño.
ñorita Campiña. Señoritas Rey Cola?o. C. Castellanos. JULIO.—Nemesio Otaño. (S. J.) José Cubiles. La Scho-
MARZO.—Luz Rugama. Antonio Fernández Bordas. la Cantorum de Comillas. Luisa Arenzana. Norita Pe-
Cuarteto Renacimiento. Margarita Castrillón. M. Cap- reira. José Font. F. Esbri. F. Calés. María Luisa San-
Uonch. jurjo.
ABRIL—Andrés Isasi. A. Bretón. Carmen Pérez. Joaquín AGOSTO.—Alfonso Lobo de Borja. Emilia Miret. Artis-
Larregla. A. Saco del Valle. Enrique Granados, por tas de Munich.
Néstor. Amparo Utrilla, Pepito Arrióla. Eusebio Ven- SEPTIEMBRE-OCTUBRE.-Felipe Pedrell. Artistas de
tura. Asociación Musical de Bilbao. Bayreuth.
MAYO.—Amadeo Vives. Osear Esplá. Pura Lago. Dolo- NOVIEMBRE-DICIEMBRE.—Moreira de Sá. Artistas
res Benaiges. Orfeó Manresá. Paquita Madriguera. del Teatro Real.
a i R T Í C T I L O ®
ENERO.—Co«7-flí/o del Campo: Sobre la situación actual ABRIL.—Antonio Zozaya: La transformación de la mú-
de la música española.—K, Arregui: "La vida breve,, sicaven el pensamiento moderno.—R. Villar: Sobre el
drama lírico de M. de Falla.—Eduardo L. Chavarri: canto popular (continuación).^yo5¿ Subirá: (Trad.) El
El sentir de Wagner respecto de España.—.4. Fernán- problema de las quintas paralelas.—/?. Villar: Pepito
dez Bordas: Don Valentín M. Zubiaurre. Arrióla.
FEBRERO.—/=¿/í/Js Pedrell: Monodia y Polioáiz.—Mi- MAYO.—yWafeo H. Barroso: Del literatismo en la músi-
guel Salvador: E\ áx&raa. lírico "Las Golondrinas,.— ca.—Adolfo Salazar: Mnemotenia musical.
V. Arregui: La escuela vasca y Usandizaga.—/oa^«m JUNIO.—J. J. Nin: El Congreso de la Sociedad Interna-
Turina: El feminismo y la música.—i2. Villar: Sobre cional de Música en París.— R. Villar: Maruxa.
el canto popular. JULIO.—Adolfo Salazar: Psico-fisiología del ritmo xau-
MARZO.—A/^. Otaño: (S. J.) Sobre la situación de la mú- s\cdi\.—Vicente Arregui: La Schola Cantorum de Co-
sica española.—/. Zublaldé: Las siete palabras de Je- mWXzs.—Joaquín Nin: El Congreso de la Sociedad In-
sucristo, de Haydn.—y. Fesser: La orquestación mo- ternacional de Música (continuación.)
derna según Rimsky Korsakoff.—/^. Gáscue: Etimolo- AGOSTO.—y«an Domínguez Berrueta: La música como
gía y origen de algunos términos musicales. ciencia universitaria.—/?. Mitjana: Un gran maestro
español en el siglo xvi: Alfonso Lobo de Borja.— JUNIO.—!/. M. de Gibert: Barcelona.—£. L Chavarri:
Adolfo Salazar: Gabriel Dupont. Valencia.
SEPTIEMBRE-OCTUBRE.—/. Borras de Palau: Sobre JULIO. - V. M. de Gibert: Barcelona.
la ópera nacional.—José Salvador Martí: Un plan ge- AGOSTO.—/I. C. Santander.
neral para la enseñanza del piano.—¿MW Bom>íf: NOVIEMBRE-DICIEMBRE.-^. / . a a í / a m ; Valencia.
Apuntes para la historia del ritmo gregoriano.—-Árlsw- Di Gonsa: G')]ÓT\.—A. C. Santander.—7. M. de Orue:
cisco Gáscue: Las representaciones wagnerianas en Zaragoza.
Bayreuth.—Ad. Salazar: Victoria, por H. Collet.
NOVIEMBRE-DICIEMBRE.—yWú!/z«e/ Abril: Técnica y La Música en el Extranjero.
Emoción.—Juan Domínguez Berrueta: Sobre el tem-
peramento \g\i&\.—Pedro Blanco: B. V. Moreira de Sá ENERO.—£. Dagnino: Roma.
VEQRERO.—Joaquín Nin: París.—Wanderer: Beriin.—
Madrid Musical. Mme. de Geus: La Haya.—/?. S. de Alis: Monte Car-
io.—Í;. Dagnino: Roma.
ENERO.—Miguel Salvador: Teatro Real. Sociedad Fi- MARZO .—Joaquín Nin: París.— Wanderer: Beriin.—
larmónica. Ateneo. R. S. de Alis: Monte Cario.—É. Dagnino: Roma,
FEBRERO.—Miguel Salvador: Ateneo. Filarmónica. ABRIL.—Joaquín Nin: París.—E. Dagnino: Roma.—
Una reunión importante. Wanderer: Berlín.
MARZO. —Joachim: Fernández Bordas, académico.—Mi- MAYO.—Joaquín Nin: París.—P. E. de Ferran: Bruse-
guel Salvador: Teatro Real. Ateneo. Orquesta Sinfóni- las.—Z>e Geus: La Haya.—Wanderer: Beriin.—
ca. Sociedad Filarmónica. Información general. E. Dagnino: Roma.
ABRIL.—Miguel Salvador: Las hijas' de Rey Co%o. JUNIO.—Joaquín Nin: París.— Wanderer: Berlín.:—
Orquesta Sinfónica. Sociedad Filarmónica. Capilla A. Rey Colago: Lisboa.—E. Dagnino: Roma.
Isidoriana. Conferencias deM. A. Pirro. S\JL\0.~J. Nin: Paús.—Wanderer:Bex\m.—P. E. de
MAYO. —Miguel Salvador: Orquesta Sinfónica. Cuaíteto Ferran: Bruselas.—^. Rey Colafo: Lisboa.
Español. Ateneo. Miscelánea. AGOSTO.—F. Gáscwe.-Munich.
JUNIO.—AÍ/á'Me/ Salvador: Varia. La Sociedad Nacio- NOVIEMBRE-DICIEMBRE.—^/íyaMrfro Rey Colafo:
nal de Músi¿á. El arte en la escuela. Lisboa.
JULIO.—Distribución de.premios del Conservatorio Na-
cional de Música y Declamación. ^ Bibliografía.
NOVIEMBRE-DICIEMBRE.—AfílfUí/ Salvador: Cfrculo
de Bellas Artes. Ateneo. Teatro Real. ENERO.—J. D. Berrueta.
FEBRERO.—N. Otafio (S. J.)—R. Villar.—Ad. Salazar.
La Máaioa e n P r o v i n c i a s . MARZO.—Ad. Salazar.
ABRIL.—Felipe Pedrell.
ENERO.-^V. M. de Gibert: Barcelona.—/. Zubialde: MAYO.—P. de Mugica.—R. V.
Bilbao. C—Oviedo. ^ JULIO.-^Ad. Salazar.—F. Gáscue.
FEBRERO.—!/. M. de Gibert: Baxcelona.—I. Zubialde: SEPTIEMBRE-OCTUBRE.—Ad. Salazar.
Bilbao. NOVIEMBRE-DICIEMBRE.—Ad. Salazar.—A. Barrado.
MARZO.-K. M. de Gibert:BñTcelona.'I.Zubialde:Búhao.
ABRIL.— !/. M. de Gibert: Barcelona.-/. Zubialde: Bil- Reviftta de Revistas.
bao.—£". /-. C/^az/am; Valencia.—A. C.: Santander.
MAYO. — !/. M. de Gibert: Barcelona. Mormaz: San Enero. Marzo. AbriL Mayo. Junio. Julio. Agosto. No-
Sebastián.-^/. Zubialde: Bilbao. viembre. Diciembre, por Ad. Salazar.
REVISTA MUSICAL
HISPANO-AMEBIGANA
ÍNDICE GENERAL
15. ]E^ X l O TCJ L <C}) S
ENERO.—Aíafztte/ Abril: Inventarios y Poemas.—/. Zii- MAYO-JUNIO.—£. L. Chavarri: Teatro y música espa-
bialde: De algunas mistificaciones ckXthx&s.—Miguel ñoles.—Frederick Niecks: Cómo debe enseñarse la
Salvador: Sobre dos dramas líricos españoles.—-ádo/- composición.—/Wa/íMe/ Abril: Teorias comparadas.—
fo Salazar: Músicos revolucionarios modernos: Arnold F. Eehevegüren: Hugo Wolf (terminación).
Schoenberg.—¿. Bonvin: Apuntes para la historia del JULIO-SEPTIEMBRE.-Pgáz-o Blanco: Regeneración
ritmo gregoriano (continuación). por cultura.—Adolfo Salazar: Un gran músico que
FEBRERO.—y«fl/i Domínguez Bermeta: De la teoría muere, Alejandro Scriabin.—Eduardo L. Chavarri:
científica de la música.—Manue/ Abril: El impresio- Estadísticá'musical. Los sobresalientes.—Juan Borras
nismo musical.—/?oá^e//o Villar. Cantos y bailes po- de Paláii: De Beethoven. Sonatas históricas.—Doctor
pularesleoneses.—D/-. Eaglefield Hull: Schoenberg en £flá'/e/í(?/í/-WttW.-Schoenbergysusobras(continuac¡ón).
sus obras. Análisis de las cinco piezas orquestales.— OCTUBRE-DICIEMBRE.—/?o^g//orí7/fl/-.- Divagaciones
Adolfo Salazar:Las memorias de RimskyKorsakofL— sobre el nacionalismo musical y los compositores espa-
Wanda Landowka: Curiosidades históricas. Cómo se . ñoles.—i4do//o Salazar: Los tres Faustos; Listz. Schu-
dirigía la orquesta en otros tiempos.—¿«¿s Bonvin: mánn. Berlioz.—Dr, Eaglefield Hull: Schoenberg y
Apuntes para la historia del ritmo gregoriano.—Pa«/a sus obras (conclusión).—Francisco Polo Mediano: Li-
Schultheis: De la educación musical de los niños. teratura musical. La enseñanza de la guitarra en el
MARZO.—y. Fesser: La Sociedad Nacional de Música. siglo XVII.
Dr. Eaglefield Hull: Arnold Schoemberg (continua-
ción).— Wotan: Los «Seises». La Música e n E s p a ñ a .
ABRIL.—y«art Domínguez Berrueta: De la teoría científi-
ca de la música.—Dr, Eaglefield Hull: Schoenberg y ENERO.—Madrid. Lugo. San Sebastián. Zaragoza.
sus obras (continuación).— F. Echeveguren: De la his- FEBRERO.—Madrid.—£. Go»íá.-Teatro Real.—Mg-we/
toria del Arte. Hugo W(rff. Salvador: Círculo de Bellas Artes. Los Conciertos po-
pulares. Ateneo. Sociedad Filirmónica. Pianistas. Con- La Música en el extranjero*
ferencias.—F. Lliurat: Barcelona.—G.: San Sebas-
tián.—A. Barrado: Santander.—Di Gonsa: Gijón. FEBRERO.—E. Echeveguren: Roma.
MARZO.—Madrid.—Miguel Salvador: Conciertos popu- MARZO.—letztích: Berlín.—JE. Dagnino: Roma.
res. Ateneo. Sociedad Amigos de la Música. Sociedad ABRIL.—letztich: Berlín.—Rey Colafo: Lisboa.—Fran-
Filarmónica. La nueva Orquesta Filarmónica.—X: So- cisco Viñas: Roma.
ciedad Nacional de Música. Teatro Real. Conservato- MAYO-JUNIO. —Peííro Blanco: Opoño. —Francisco
rio.—Nemesio Otaño (S. J.).El "Orfeó Catalunya,, de Viñas: Roma.
Cassá de la Selva.—F. Lli.init: Barcelona.—1. Zu-
bialde: Bilbao.—L. Cliavarri: Valencia.—A. García Revista de Revistas.
Parra: Valladolid.
ABRIL.—Los concursos musicales del Estado. Sociedad Enero. Febrero. Marzo, Carlos Goldmark (nota necro-
Nacional de Música.—F. Llitrat: Barcelona.—/. Zu- lógica). Abril. Mayo-Junio, por Adolfo Salazar.
bialde: Bilbao.— G.: San Sebastián.—/. M. de Orue:
Zaragoza. Bibliografía.
MAYO-JUNIO.—Madrid. Sociedad Filarmónica. Orques-
ta Sinfónica. Ateneo. Otros conciertos.—F. Gáscue: ENERO.—Adolfo Salazar: Notas bibliográficas. Edición
San Sebastián.— E. L. Chavarri: Valencia.—Juan musical.
Domínguez Berrtieta: Salamanca.—Di Gonsa: FEBRERO.—R.: Edición musical.
Gijón. MAYO-JUNIO.—Adolfo Salazar: El "Origen de la mú-
JULIO-SEPTIEMBRE.—^(fo/> Salazar: Madrid.—Fe- sica vascongada,, por F. Gáscue.
derico Lliurat: Barcelona.—/<". Gáscue: San Sebas- OCTUBRE-DICIEMBRE.—^íio/, o ¿"afa^^ar.- Las "Cues-
tián.—Francisco Viñas: Barcslona.—/. Zubialde: Bil- tiones de técnica y estética musical», de Rogelio
bao.—F. Gáscue: San Sebastián. Villar.
HISPANO-AMERICANA II
tal o cual idilio entre el pastor y la lugareña, y transformada a-lo académico de su tendiencia hacia la banalidad aristocrati-
en materia musical, fué vertida al pentagrama, y transmitida zada. Porque lo empírico» es vida, pero vida que necesita ad-
al público en este concierto de la Orquesta Filarmónica. Sin quirir una forma, miemtras que lo académico es forma,
recordar evocaciones románticas dignas de un Weber o de un pero forma que necesita llenar una vida. Lo empírico es el
Schumann, Sierra de Gredas es un poema rico do colorido y contenido, y lo aoadémic;o es el continente. Y contenido sin
de emoción, porque su autor, dotado de sensibilidad y do continente, como continemte sin contenido, viene a representar
maestría, puede manejar las ideas a su antojo y darlas el un algo incomplejo, un aligo que no puede considerarse como
matiz más adecúalo, mediante el empleo de la masa orques- definitivo, ni puede casarr tampoco con lo estable.
tal. Si hubiera tenido el acierto de reducir las extensas pro- Así pues, todo artista (flebe aspirar a fusionar lo académico
porciones que dio a su obra, ésta hubiera ahorrado las impa- con lo empírico, lo que dlebe a sus maestros con lo que debe
ciencias que, durante la ejecución de su segunda mitad, amor- a su alma, lo que es projpio de una tradicción con lo que es
tig^iaron un poco la excelente impresión producida en el propio de una individualiidad.
auijitorio... Felicitemos a P. de la Viña por su poema, y ojalá
se pos ofrezcan frecuentes ocasiones de aplaudirle.
Pérez Casas y su orquesta merecen la cordial acogida que
sieuipre les concede el público. El cual, si pide algo, sólo es Una laboriosa compositora, la señorita María Rodrigo, es-
un poco más de vigor y un poco menos de lentitud en algunos cribió el quinteto en fa p a r a piano e instrumentos de viento
pasajes, pues cobrarían toda su fuerza si se les comunicase (oboe, clarinete, tromba y fagot), que llenó la primera parte
la energía que en algunos momentos les falta. del concierto a que se contraen estas consideraciones; y un
activo instrumentista, don Teodoro J. Valdovinos, escribió el
José Subirá
quinteto en si bemol, para flauta e instrumentos de arco, que
llenó la última parte de dicha sesión musical.
El quinteto de la señorita Rodrigo, representa la exaltación
Sociedad Nacional de Música. de lo académico; y el del sañor Valdovinos, la exaltación de lo
empírico. En el primero se sacrificó todo, comenzando por los
Un hombre dotado con hábiles dotes dialécticas, es decir conceptos melódicos, a Mos prejuicios escolásticos. Y la obra
uno de esos hombres que nacen para filósofos o para políti- solo tiene un pecado; el (de su exceso de corrección que ahoga
cos, (cosas heterogéneas y, sin embargo, menos distantes de toda emanación lírica o esmocional. En el segundo son los pre-
lo que filósofos y políticos se figuran), podría explanar una juicios escolásticos y no solo los prejuicios, sino también los
brillante disertación sobre lo académico y sobre lo e m - juicios los que so sacrifiícaron, sin duda por desconocimiento
pírico. de sus reglas, con lo cuail escasea todo lo quo pudiera ser no
Lo académico y lo empírico, han sugerido algunas conside- ya solo reales ornamentail, sino médula y jugo, brillando, en
raciones a estas notas criticas, porque son ellos los que triun- cambio, lo meramente sensitivo.
faron en el concierto que la Sociedad Nacional do Música, dio Con la espontaneidad (que tiene el quinteto del señor Valdo-
el miércoles 13 de Diciembre, en el Hotel Ritz. vinos, el de la señorita Rodrigo, habría sido una obra impe-
Lo académico no adquiere aquí esa encopetada significación cable. Con la extraordinaria riqueza escolástica que tiene el
por la cual en Francia un escritor, un químico, un matemático quinteto de la señoritai Rodrigo, el del señor Valdovinos
o un arqueólogo son miembros del Instituto, sino otra más habría sid j una produce ¡ion perfectítima. Una y otro poseen
elemental de carácter docente. Lo académico representa la talento y laboriosidad, :facultades y constancia, ¿porque no
cordura, la sensatez, la prudencia, el respecto a una tradición esperar, pues, que con menos técnica la primera y con más
más o menos moderna, pero predicada siempre por el maes- técnica el segundo, den (en el porvenir días de gloria al arte
tro admirado. Si el maestro comulga en viejas teogonias es- musical español?
téticas, a ellas so adherirá el neófito; si, por el contrario, pre-
dica contundentes herejías artísticas, el alumno las acogerá
solícito con devoción idolátrica. Lo académico viene a repre-
sentar en suma, el puente tendido, en la formación artística de La parte central del pirogvama, estuvo dedicada a canciones.
una persona dotada de espíritu y de laboriosidad, entre el es- Una muy notable artistai de la ópera cómica de París, madame
tado de ignorancia y el estado de independencia. No es ni el Leymo, cantó obras de Strawinslcy, Duparc, Debussy, Schmitt
ayer ni el mañana, sino lo transitorio entre aquel ayer y este y Roussel, la seguidilla (de «La vida breve», del maestro Falla,
mañana. y dos poemas del Adolfo) Salazar, con letra de Paul Verlaine.
Lo empírico tampoco se presenta aquí con el carácter que le .^anto para la cantante como para 'as obras interpretadas)
dan las disciplinas filosóficas, sino con otro más popular. In- hubo muchos y muy me:rocidos aplausos.
dica, en el actual caso, una buena intención, una dirección sin- José Subirá.
cera y un camino noble, unidos al florecimiento de una espon-
taneidad que desconoce trabas académicas y prejuicios do-
centes, por no haberles dedicado el tiempo que requiere su
estudio.
Si lo académico revela una rutina consciente, motivada por
la sumisióa explícita a normas escolásticas que pueden ser, y
lo son muchas veces modernísimas, lo empírico revela una
rutina ingenua, motivada por el desconocimiento o el conoci-
miento insuficiente de esas y otras normas.
Lo académico y lo empírico han de nutrirse mutuamente y
han de compenetrarse do tal modo que el uno sea subsidiario
del otro. Lo académico salva a lo empírico de su tendencia
hacia la vulgaridad aburguesaia, lo empírico aalva a su vez,
12 REV/STA MUSICAL
Palace Hotel.
Con la cooperación de lás' señoritas Dóneos, Medina, sopra-
nos ligera y lírica, respectivamente; del tenor Sierra, de José
Font, notable violinista; acompañados por lo^s maestros To-
losa y Poat (Manuel), se celebró en el Palace Hotel una vela-
da artística interdsante, en la que sobresalió el joven Font,
primer premio del Conservatorio de Bruselas, aplaudido en
el Ateneo, en las interpretaciones de obras de Sarasate KreÍB'
1er, Wieniawisky y SaintSaens.
decir lo justo, la prueba de que el instrumento puede rehabi- el compás, pues según el critico de «La Nación», eso son
litarse en el concepto del púolico hasta igualar por lo menos minucias.
otros más en boga. Leyendo la crítica publicada ea «La Nación» del 19 de Octu-
»Elniandulín, como todos los instrumentos de cuerdas que bre del corrient) año, y al ocuparse de uno de los últimos
se p;inen en vibración punteándolas, pellizcándolas o ras- conciertos de orquesta, dados en el Teatro Colón, se encuen-
gueándolas, ya sea directamente o por medio de un plectro, tran yMieíosaít'wadís/wts, como podrá comprobar el curioso
tiene el inconveniente de la limitación de su sonoridad y do lector:
la rudez primitiva de su timbre; pero también, como todos «La oberiura «La Gruta de Fingal» de Mendelssohn, con su
los que requieren la presión directa de la mano sóbrela cuer- cara'íter de grandeza, fabricada a fuerza de estudio y cons-
da, transmite con mayor fuerza la emoción del f jecutantíi, y truida Con materiales de segunda calidad, resultó justa para
es como uu intermediario más intimo, entro el músic > y su comienzo, pues que dejó de relieve la alta serenidad un poco
auditorio». untuosa del maestro Franck.
Más adelante dice: «Redentión», en efecto, se escuchó con respeto aunque ovi-
«Los compositores no han escrito, sino^muy rara vez para dentemento sin mucha comprensión; es obra que no penetra
eso instrumento, tratándolo solo como un factjr pintoresco, y fácilmente en los oidjs y que ox'ge sostenida atención para
os q u e lo ejecutan tienen que buscar transcripciones y arre- dejar advertir sus alias bellezas de fondo, que son, por cierto,
glos o someterse a interpretar obras para violín. más import-intes que las de forma».
c<La señora Zucchl, se propone revelar los recursos- del Yo creo, que el quo construye con materiales de segunda y
mandolín, ejecutando el concierto en mi menor de Mendí)!- aun do sexta calidad, es el esclarecido autor de semejantes
ssohn para violín y orquesta, una Canzonetta de Godard, Le- incongruencias, puesto que no consigue, qne penetre, no en los
yenda de Wieniawsky, una Danza húngara de Brahms-Joa- oidos como él afirma, sino en su untuoso cerebro la maravi-
Clin, y el nocturno número 2, de Chopín-Sarasate». llosa música del genio belga, demostrando a la vez haber
No concibo como pueda haber un hombre, que llamándose puesto poca sostenida atención, por cuanto no pudo distin-
critico y teniendo que poseer por lo tanto, un vasto conoci- guir que en esta obra maestra, las bellezas de fondo son igua-
miento de obras, depurado gusto artístico, y perfectd equili- ladas por las de forma.
brio en sus concepto?, pueda escribir tamaño dislate. No de- Ya habrán observado mis simpáticos lectores en los párra-
bió ni ocuparse, pero si quiso decir algo respecto de ese acon- fos que he copiado, como manejan el léxico los periodistas
tecimiento musical, tendría que haberlo hecho en una forma criollos, pero apesar de toda no puedo resistir el deseo de
hostd, o más bien de mofa, pero nunca emplear términos ele. transcribir lo siguiente:
giosos, intentar un parangón entre el mandolín, (instrumento «Mr. Mauri e Dumesnil, que tuvo el piano en el concierto
perteneciente a la familia de las barquilleras,) y otros más en de Grieg, ejecutó la hermosa obra con la delicadeza y la sere-
boga y ¡en fin! colocar a los pacientes lectores toda una apo- nidad, etc. e t c . í '
logía, en la que pone de relieve el puntto, rasgueo y pelliz- Seguramente el señor Dumesnil después de teñe • el piano
queo, no omitiendo ni por olvido, el famosísimo plectro. durante el concierto de Grieg, se habrá impuesto un largo y
En «El Diario> leo en el número del Í7 de Octubre próximo raerecidísimo descanso.
pasado: Hago constar, que me ocupo solamente de los periódicos
«Público bastante numeroso; no tanto como en las veladas más importantes y de mayor circulación, figúrense ustedes si
líricas, aunque es el mismo abono, pero por su devota aten- lo hiciera de todos los demás, que espacio debería solicitar en
ción, por el fervor con que escuchaba, puede juzgarse que el la REVISTA MUSICAL para p d e r insertar una íntima p a r t e da
a m é r a l a música sinfónica, va siendo una interesante rea- lo que se lee aquí en un día.
lidad). En «La Razón» Junio de 1915:
No cabe la menor duda de que aquí, la mayor parte de las «París ha creado alrededor de Brahms una indiferencia casi
cosas, son de una interesante realidad, sobre todo, cuando se hostil. Es que es un músico esencialmente alemán, un alemán
conoce a los abonados a estos conciertos, que como pertenecen del Norte, a las voces un tanto pesado, enfático, nebuloso. Sin
a la aristocracia se encuentran en todas partes, dando lugar a embargo, este hombre de genio—un genio de segundo orden,
sorprender en sus insípidas e interminables conversaciones, si está permitido decir—ha sabido extraer de la forma c ásica
diálogos como el siguiente: una belleza musical q u í parece destinada a sobrevivir.»
*Dama: Díganae, maestro ¿tienen algo de Saint-SaEns? Naturalmente que si Mendelssohn y Brahms, hubiesen adi-
*El Director (de una pequeña orquesta en una cjsa dé mo- vinado quo en Buenos Aires—nada menos—serían juzgados
das); No señora. como genios do segundo orden, no les cruzara por el magín la
>Dama: Pues entonces toquen un tango que sea lindo o malhadada idea de entregarse a su inspiración...
algo de Wagner.» (¿?) Pero ahora tomándolo en serio, se me ocurre que en un país
Creo que se habrán convencido ustedes de que los que oyen tan adelantado como este, es verdaderamente r a r o que se
con fervor y devota atención los magnificas conciertos que ignoren liertas cosas de absoluta notoriedad. Hagámosle sa-
aquí nos ofrecen, aprenden tanto que llegan a igualar la in- ber, pues, al señor que al hablar de la música de Brahms dice,
munda música, espejo fiel del espíritu compadrito tan arrai- que parees destinada a sobrevivir, que no es que parezc»,
gado en este pueblo, con las sublimes genialidades del autor sino que positivamente sobrevive, y además se la reconoce
de las Walkirias. como elevadísima producción de un genio de primer orden,
En «La Nación> del 18 de Octubre del corriente año: Que pesados, enfáticos y nebulosos, se ponen a las veces
Í M . Messager, pudo dedicar a su trabajo de interpretación, ciertos críticos.
más concentrada prolijidad, pues pudo despreocuparse do las En «,La Nación» del 21 de Octubre último, leo:
minucias de señalar entradas, y de batir con rigor el tiempo, «El cuarteto del señor Caito es la producción de un maestro
etcétera...» que quiere dettacarse y trata de ser original a trueque de la
Ya lo saben los que aspiren a venir a Buenos Aires en cali- claridad. Contemos que no pueden llamarse melodías confor-
dad de directores de orquesta; no tienen por qué molestarse me a la definición de Debussy «(melodía es todo lo que so
n i en d a r las entradas a los instrumentistas, ni en marcar puede silbar.)» compone complicadamente y a retazos las i r a -
HISPANO-AMERICANA 15
sea de diferente carácter de ritmos encontrados, de contrapun- ^0 E d w a r d Elgar. La séptima variación, que es uno es odes
tos retorcidos, laboriosos, y pierde en espontaneidad lo que juguetes almibarados con que se relame de puro gusto el pú-
gana en preciosas dificultades, etc., etc.» blico meridional, fué repetida.
Pero pasan nueve días, se realiza una segunda audición de Eri la tercera parte del comierto, el «intermezzo» de Mi-
la misma obra, y entonces el crítico dice: gnon, sirvió de repoussoir a la obertura de Tannhauser..!
«Buena idea tuvo esta institución on ofrecer una nueva audi- Aparte esta pequeña concesión hecha por Blanch al ele-
cióü del cuarteto op. 23 de D. C. Gaito, pues de esta manera mento cursi del auditorio, el simpático no merece más que
han podido observaría más palpablemente-las bellezas qvie aplausos.
dicha obra contiene; la persona'idad del autor y la origina- Los progresos de la orquesta son evidentes. La unión, la
lidad de los elementos empleados, hacen que sea necesario pastosidad y la afinación, sensiblemente superiores a las épo-
oiría más de una vez, y aún más de dos, ya que su autor no se cas anteriores.
ha dejado influenciar por ulteriores oscue'as; la de Gaito es Una torcera Asociación musical, inauguró también este in-
bien propia, y no dudamos que su composición será consa- vierno, en el popular Salón Foz, una ferie do conciertos sin-
grada por repetidos éxitos como el obtenido anoche.» ..lípnicos, a precios convida'.ivos (lOOreis, ¡50 céntimos por
Ddspués de leer esto queda explicado el por qué algunas cabeza!), que tienen lugar los jueves por la tarde, y a cuyo
personas se pasean por la Avenida de Mayo en plena canícula, frente está el excalente violinista y compositor, Tomas de
uciendo flamantes, prácticos y fresquísimos zapatos d e Lima.
charol... (?) En el úliimo de estos conciertos, realizado esta semana, fue-
No quiero abusar de la picienoia do mis lectores, pero antes ! j p n ejecutados y aplaudidos: la suite «.Peer Gynt», de Grieg;
de termitiir diré, que los ci'íticos a quienes presento en estas la obertura de Oberon; el «larghetto* de la segunda sinfonía
lincas, no solamente hacea el daño desde las columnas de los de Beethoven; la obertura de Tannhauser; la Réverie de
periódicos más i m p o r t a n t e s sino que también se permiten el Schumann y la Serenata de Mozkowíky. También acude a
lujo de ocupar la tribuna, despotricando de un modo autori- estos conciertos un público numeroso y entusiasta.
tario, y haciendo alarde de una erudición conseguida a fuerza P a r a acíbar, no quiero dejar de citar, por el laudable es-
de consultas, generalmente interpretadas en forma errónea. ^^fuorzo que representa, un cjncierto sinfónico que tuvo lugar,
en principios de Noviembre, en el Teatro de San Carlos, or-
Teimo Vela. ganizado y dirigido por el clarinetista y compositor, Sr. Teó-
Buenos Aires, 22 de Novnmbre de 1916. filo Saguer, y en el que este artista repitió una »Ode a Belgi-
que», que el año pasado se ejecutó con éxito en los conciertos
David de Souza, y una «obertura sinfónica», siendo una y otra
obra compuestas por el Sr. Saguer.
Lisboa. Su mujer, violonchelista distinguida, ejecutó en la tercera
parte de ese concierto, el primer tiempo del de Klengel, y la
El día 19 de Noviembre inauguró el Polyteama su tempo- «fileuse» de Popper, que tuvo los honores de la repetición.
r a d a de conciertos, bajo la dirección de David de Ssuza. Aun- ^^. Es cuanto, musicalmente, digno de mención, se viene dando
que no asistí a aquella audición, me consta que el éxito fué en Lisboa desde principios de Noviembre hasta la fecha.
excelente y la concurrencia numerosa.
A un periodista a quien fué concedida una interviú por el Alejan'IPO Rey Colado.
maestro Souza, éste se declaró lleno de nuevos ardores y ri- 7 de Diciembre, 1916.
Ssuefias esperanzas, a propósito de la campaña artística de este
invierno, y prometió la ejecución de varias obras desconocí
das por aquí, entre otras: Antar, de Rimsky Korsakow; Ta
mar, de Balakirew; las suites de Areuíky y de Stojowsky; un Barcelona.
drama sinfónico de Littolf, y algunos originales de Glazunow,
Hipolitow-Ivanoff y Rachmaninoff. Rubinstein d i i dos conciertos en el Palau de la Música,
El maestro David de Souza, tiene decidida predilección por (10 y 17 noviembre). Su primera sesión, fué enteramente consa-
los rusos, lo cual no obsta, afirma él mismo, a que estudio grada a Chopin. Ejecutó las siguientes producciones del muy
con ol mismo calor y entusiasmo, e intente hacer oir aun en sugestivo compositor polaco: Polonesa, fantasía, cuatro pre-
esta época, obras de Bach, Haydn, Mozart, Beethoven, Sohu- lu'lios, saherzo en do sostenido menor, Sonata en si menor,
mann, Wagner, Grieg, Massenet, Schmidt, Dabussy, Ravel, Si- barcarola, mazurca, dos esludios, nocturno, vals, polonesa en
belius y Mac-Dowel, amén de algunos originales portugueses. la rnaijor. Ha aquí ahora el programa de su segundo concier-
E l d i l e t a n t i s m o lusitano, cayó todo en peso el domingo,26de to: Toccata y faga en re menor, Bach Tausig; Sonata appas-
N o v i e m b r c e n el Teatro de la República, para asistir al primer sionata, Beethoven; Navarra, Evocación, El Puerto, Ronde-
concierto Blanch, que los carteles anunciaban. El p ú b l i o cAic ña, Trii,na, Albéniz; Carnaval, Sohumann.
de los grandes acontecimientos mundanos, se engalanó, vistió Rubinstein es aquí el artis a mimado por excelencia. Nues-
los trapit-is de acristiaiar y, ávido de placeres estéticos, inva- tros aticionadüs no se cansan de oírle y de aplaudirle. Cada
dió literalmente la elegante sala. concierto suyo constituye, pues, un nuevo y cada vez más bri-
Pedro Blanch, cuya aparición fué afectuosamente saludada llante triunfo. Es necesario confesar que sus éxitos entre nos-
con aplausos, paseó una mirada satisfecha por el océano de otros son, por otra parte, merecidímos. Rubinstein es, en
mitras y sombreros de tres picos «dernier cri», que inundaba efecto, un artista interesantísimo. Así su técnica como su mu-
el teatro, y con batuta firme e insinuante gesto, ata:ó la deli- sicalidad impónense, pues, muy pronto, con la mayor y más
ciosa obertura de la 4Flauta encantada», los «Murmullos de la natural faciüdai. El artis.a del cual hablamos es harto conoci-
floresta» del Siegfrierl, y la «Danse m a c a b r o do Saint Siens, do de 1 is aficionados madrileños y, sin ninguna clase de dudas
números que.cjmpouíaa la primera parte del programa. de la mayoría de los cultos lectores de esta Revista. Huelga,
En la segunda, Blanch nos ofreció, por primera voz, una por lo tanto, extenderse sobre las cualidades del muy notable
magnífica ejecución de la^i nteresantes Variaciones Sinfónicas pianista que nos ocupa. Añadiremos, sin embargo, que su
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muy viva interpretación de los fragmentos de Iberia, de nues- sin la menor duda, una de nuestras más notables concertistas.
tro llorado Albéniz, constituyó, confesémoslo, uno de los ma- Vicente M." de Gibert dio en el Palau un iuteresante reci-
yores éxitos de las sesiones que recordamos. tal de órgano en el cual ejecutó páginas de P. A. Vila,
G. Guammi, Muffat, J. S. Bach, E. Bossi, C. Franck, Saint-
" *,** 'Saéns y Mussorgski. Hizo gala, una vez más, de sus excelen-
tes condiciones de artista y de organista.
Tres son les conciertos organizados, desde mi última cró- El Orfeó Graciene ha dado también algunos notables con-
nica, por la Asociación de los amigos de la música. En el pri- ciertos en el Teatro Eldorado, dirige la citada entidad el
mero de ellos, (5 de noviembre) presentóse en público, por maestro Juan Balcells. Hago constar con el mayor gusto que,
vez primera, la recientemente creada Agrupación de instru- entre el número ya muy crecido de sociedades corales (hijas
mentos de viento que dirige Toldrá. La nueva agrupación eje- espirituales, todas, de nuestro Orfeó Cátala) que existen en
cutó una bella página de Mozart y el octeto en mi bemol, Cataluña, el Orfeó Graciene es, sin duda, uno do las más im-
op. 103, de Beethoven. Tocó, además, \a. Suite op. 24, en estilo portantes.
antiguo, (interesantísima) para trompeta en re agudo, dea En el Liceo han ido representándose hasta la fecha, Tann-
flautas, dos violines, viola y violoncello, (Cuarteto Renacimfen- hauser, Hernani, El secreto de Susana, Manon, Rigoletto,
to), de Vicente d'Indy. Ejecuciones cuidadísimas, sentidísimas, El Barbero de Sevilla, etc. El empresario hase decidido, ade-
que los amigos de la simpática entidad aplaudieron, hagá- más (¡cosa verdaderamente anómala!), a ofrecernos una pro-
moslo constar, fervorosamente. , . ducción nacional. Y fué Maruxa, del maestro Vives, la obra
El otro concierto de la Asociación que nos ocupa, fuié con- escogida. Representóse por vez primera en nuestro Gran
fiado a la orquesta de la entidad. Pujol dirigió, pues, una Teatro, el día 18 del pasado Noviembre. La obra fué dirigida
Suite de J. S. Bach, el concierto número 1, (op. 7), para órga- por el maestro Padovani (Vives vigiló, con todo, los últimos
no y orquesta, de Haendel, y una lindísima página de Mozart. ensayos) fué confiada a las señoritas Nieto y Ross y a los ar-
La novísima orquesta de la Asociación de los amigos de la tistas Battistini, PinaCorsi y Marescotti.
música, despertó nuevamente la impresión (rarísima, es ne- La linda, castiza y jovial Maruxa fué recibida (apresuré-
cesario confesarlo, aún tratándose de orquestas ya conocidas, monos a confesarlo), con el mayor agrado. Y asistimos con
ya consagradas), que los músicos que la componen no impro- el más vivo interés a su entrada, digámoslo así, en nuestro
visaban. Su fusión, su seguridad impusiéronse, en verdnd, Gran Teatro. Añadiremos que ha continuado apareciendo en
de manera gratísima, irresistible. Otra cualidad tiene tárii- el Liceo, infinidad de noches. Apuntemos con gusto (y con ca-
bien, a nuestro entender, esta nueva orquesta: y es que todos riño, además), este nuevo éxito del maestro Vives y este raro
sus músicos, (muy jóvenes), tocan con la mayor vehemencia, triunfo, en nuestros teatros de ópera, de la música de uno de
con el más simpático entusiasmo y con la más conmovedora nuestros compositores.
sinceridad. El milagro es debido, (lo indicábamos ya en nues- El Orfeó Cátala prepara tres grandes conciertos históricos.
tra crónica anterior), al fundador y director de la nueva enti Hablaremos de ellos en nuestra próxima crónica.
dad, á Francisco Pujol.
F. Liiurat.
La parte de órgano, del ya citado concierto de Haendel, fué
muy pulcramente ejecutada y registrada, por Vicente María
de Gibert-
El cuarteto Renacimiento hízonos, en fin, oír, en la última Bilbao.
sesión organizada por la Asociación de amigos de la música,
dos lindísimas Escenas montañesas de Vianna da Motta; tres Rubinstein no ha tenido fortuna en Bilbao. Antes le cupo
páginas de Glazunow, harto desiguales, los Caprichos román- en suerte un piano viejo, ahora uno demasiado nuevo. El caso
ticos de Conrado del Campo y el cuarteto en mi bemol, op. 127, es que, ahora como antes, ha tocado de mala gana y sin entre-
de Beethoven. garse a la emoción, con lo que no podía despertar la del
Nos es muy grato hacer constar que las muy bellas efusio- público.
nes musicales francamente románticas, en efecto, al maestro Este tampoco hizo nada de su parte para galvanizar al ar-
Conrado del Campo, fueron muy calurosa e insistentemente tista; antes bien le acogió con una marcada reserva. Y es que
aplaudidas. éste nuestro indescifrable público so pone hosco con solo la
La Asociación de música di camera ha dado también un sospecha de un alarde de virtuosidad. Es una reacción, pero
concierto. Propónese, según parece, confiar algunas de sus una reacción que, como todas, amenaza ir más lejos que la
sesiones a los mej^irea solistas. El cmcierto que reseñamos acción misma.
resultó selectísimo ya que nos proporcionó la muy agradable Hay gentes que confunden lastimosamente las cosas y no
ocasión de escuchar nuevamente a nuestro paisano Pablo <3tt- disciernen entre lo que el autor ha querido poner como orna-
sals. Tocó el concierto en re de Hajdn, la Suite en do, de J. Se- mentación de su obra y lo que el virtuoso añade a veces para
bastián Bach, y el concierto en la, de Schumann.Casáis es hoy, su brillo personal. En su odio a toda exhibición mecánica, se-
realmente, un muy completo artista. rían capaces de tenernos en perpetuo «cantabile» y habría que
La Orquesta de la Asociación, dirigida por José Rabentós, reformar, para ellos, toda la obra de Chopin.
acompañó con el mayor acierto y ejecutó, además, )a obertu- Cuando, como ahora Rubinstein, se tocan obras de recono-
ra de las Bodas de Fígaro, de Mozart, y una obertura en do, cido valor propio y en su forma original (no hubo más trans-
de J. S. Bach. cripción que la de una Marcha Militar de Schubert, por Tausig)
La Asociación Musical de Barcelona continua asimismo or- no hay el menor motivo de descontento si el intérprete no
ganizando conciertos. Citaré entre ellos el confiado a la seño- desnaturaliza el pensamiento del autor, lo que en este caso
rita Aurelia Sancristófol. He aquí su programa: Sonata en si está muy lejos de suceder.
bemol mayor, J. B. Lorillet, Suite en re mayor, Bach, Con- Solo podría reprocharse a Rubinstein, en ciertos momentos,
cierto, op. 104, Dvorak (producción simpática, sentidísima). el exceso de velocidad a que le incitan los prodigiosos me-
Sonata, Rubinstein (poco interesante). dios de que dispone. Pero este exceso de velocidad tan nocivo
Aurelia Sancristófol es una artista Inteligentísima. Es ya, en los conciertos como en los viajes, porque si aquí no per-
HlSPAm-AMBRICAl^A 17
mite contemplar el paisaje, allí no deja oír la música, es per- bthondos para que los tontos les crean bajo palabra, según
fectamente refrenable y no obsta para que Rubinstein sea un decía don Francisco de Quevedo, de algunos que se alaban de
pianista de primera magnitud, aunque ahora aquí como digo, saber hebreo. Manen, lejos de eso, lo que hace os poner e
no nos haya dejado más que entrever la garra del león. fuego de su temperamento meridional al servicio del gran
Si él tuvo mala suerte con el piano, nosotros la tuvimos con arte, llevándole hasta ese arte mismo. Por eso su ejecución
el programa, que en otros sitios de su tournée era mucho más maravillosa conmueve a todos; a los que de música entienden
interesante. La eterna < Appasionata», la inevitable serie de y a los profanos.
Chopin (entre la que estaba la tabarrosa polonesa en la be- Entre las ejecuciones felices, que hicieron correr por la sala
mol) la tOndina» de Ravel, la «Isla Alegre» de Debussy, una de conciertos, el calofrío de la gran emoción^ pudieron citarse
melodía do Liszt y la marcha ya citada constituían el recital. muchas esta vez. Pero séanos permitido hacer especial men-
ción de la ejecución admirable del rondó en la sonata prime-
ra del adagio incomparable de la séptima, del allegro y adagio
»* de la, quinta y la de la sexta, toda la de Kreutzer... habría que
jU" citando el programa por entero.
Anoche se inauguró con el Otello de Verdi, un nuevo teatro,
grandote y feo, en ol que actuará en e^ta temporada una com- Además del programa ejecutó Manen, en las sendas sesiones,
pañía de ópera compuesta de artistas muy conocidos en esa las romanzas en fa y en sol de Beethoven, y el andante de un
corte por su actuación reciente en óperas de precios económi- cuarteto en re de Mozart. Y no hay que decir si también sería
cos. Los de ésta no lo son tanto, si se pone de un lado la enor- aplaudido con todo entusiasmo.
me capacidai de la Sala—tres mil localidades—y de la otra la .-¡•íAhora se preparan tres conciertos de Rubinstein, y ensegui-
modestia del elenco y la banalidad del repertorio. da comenzará sus tareas la Orquesta de Música de Camera.
Lo único que había de interesante en esta inauguración, era E. L. Ch.
el apreciar la acústica de la sala, puesta la mira en probables
audiciones futuras, pero esta primera prueba ha resultado
poco favorable al nuevo local, que necesita modificaciones
que apaguen deplorables resonancias. .Uallaaolia
I. Z.
En el saloncito de la Unión Musical Española—donde cela-
21 de Diciembre.
•braba una exposición de sus cuadros el joven artista castella-
no Raimundo de Castro-Cires-tuvo lugar el día 4 un intere-
sante concierto, al que dio mayor encanto y más calificado tono
Ualencla. la misma intimidad con que se celebró.
No podían tener más adecuado marco las obras di Camera
Los conciertos de la sociedad Filarmónica, dieron comienzo interpretadas, pues para concursos tan reducidos e inteligen-
bajo los mejores auspicios. Manen el violinista famoso, vino tes como aquél eran principalmente escritas.
á ejecutar todas las sonatas de Beethoven, para violín y piano, , Las señoritas Margarita Torre y Magdalena Marina, en el
juntamente con J. Nin, el pianista. a r p r y piano respectivamente, demostraron su talento y ex-
El orden como se desenvolvieron los programas, no fué el quisita sensibilidad, así como el joven amateur bilbaíno se-
rigurosamente histórico, sino que se procuró seguir un criterio ñor Alonso cantando muy ajustados trozos de ópera (Lohen-
«compeneativo», en lo referente a caracteres, tonalidades y grin, Tosca...)
demás circunstancias, que para la formación de los programas La última parte, confiada al maestro Manzanares, fué nota-
pudieron presentarse. Claro es que esta disposición no podía bilísima. Se componía exclusivamente de obras suyas, que al
referirse a «los tres estilos», de Beethoven, por cuanto cas' ser imerpretadas por él adquirían el mayor y más autorizado
todas las sonatas del maestro, pertenecen a la «primera ma- relieve, y eran las siguientes: Cuentos de color de rosa-
nera» de aquél; bien sabido es que las nueve primeras, per- . scherzo, nocturno; Humoradas primera y sexta y, a petición
tenecen a los años 1799-1805, y que después de un lapso de del público, aún hubo de añadir su Oriental.
siete años, en 1812, fué compuesta la sonata lO.*. He aquí co- Hállase Jacinto R. Manzanares en el apogeo de su inspira-
mo fueron ejecutadas las sonatas en cuestión, en las sesiones ción y de su saber técnico, del que usa con una discreción y
de los dias 21, 22 y 23 de Noviembre: Primer día: Sonatas 1,2 mesura bien distintas del inmoderado afán de ofuscar y des-
y 7; segundo día, sonatas. 4, 3, 6 y 8; tercer día, sonatas 8, 5 concertar que invade aun a los más bellos talentos musicales
y 10. La interpretación fué cuidadosa. Manen volvió a mostrar de nuestros días; y no es ello falta de conocimiento de hasta
sus mágicas cualidades de artista; sa sentimiento peculiar, Iqs más avanzados procedimientos y escuelas, sino esa difícil
cálido y convencido, su claridad de ejecución tan admirable ájgciplina que pondera y tasa efectos y proporciones y es el
su arco impecable, su sonoridad purísima. La interpretación secreto de las obras que luego los hombres llaman clásicas.
que dá Manen a sus obras, revela por lo demás un fondo espe-
cial de ingenuidad, que le dá peculiar atractivo, fondo que se
transparenta a pesar de las esti-atitioaciones del estudio y de la
presentación. León.
Uno de los detalles más sugestivos de esta interpretación,
que ahora le hemos escuchado a Manen, es la de que emplea El últmo concierto celebrado en esta Pilarmónicu fué un
muy bien el «gran virtusismo», pero al servicio del sentimien- verdadero acontecimiento musical. El gran Arthur Rubinstein
to; así el Beethoven que nos sirviera, resultaba lleno de vida, nos proporcionó el inmenso placer de escuchar un programa
pero sin la afectación exterior excesiva, la cual pudiera muy verdaderamente hermoso, dicho de un modo magistral, in-
bif n hicer brillar al ejecutante, pero no al artista. Séame per- menso, aplastante, por el magnánimo maestro polaco.
mitido repetir aquí lo que ya dij'i de Manen en otra parte; no Dejó Rubinstein en el auditorio una impresión tal, que hoy
sabe el artista adoptar <pose» de suficiencia impertinente, ni es el día que al recordar el concierto ejecutado por el notable
de hombre profundo, cual hacen esos que se las dan de sa- p anista, no se acierta a hacer comentarios y hay que limitsr-
Í8 REVISTA MUSICAL
se a expresar con el rostro la estupofaceión que nos cau^ó el Fuga de Back, la Sonata «Aurora» de Beethoren; Balada en
eximio Rubinsteiii. la bemol, Nocturno, Scherzo en do sostenido menor, Mazur-
E s cierto que, según r o s manifestó, tocal)a con gran satis- Ica y Polonesa en la bemol de Chopin; Xavai-ra de Albeniz,
ftcción por hacerlo en un piano de su completo agrad'-; y no Ondine de líavel, Xoclurno para la mano izquierda de Scria-
cito la marca para que no se torno por reclamo. — rreti''rü bine y la Rapsodia nlimero 12 d? Liszt.
dormir a la intemperie y Inllarmo con un buen piano para to- h!\ segunda paite del concierto, compuesta tjda (hí obras de
car, a que me regalen con t jdo el bienestar del minulo y des- Chopin, demuestra la pr^ídil-scción que Rubinstein siente por
pués me hagan tocar t'n u n í carraca.—Así so exprosabí el so- el gran paisano suyo.
loso del piano, mientras se retrataba en su rostro la satisfac
ción más intensa imaginable. Archef.
El programa lo componían las siguientes obras: Tocata y 14 Diciembre 1916.
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