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Seminario 1
Neoplasia significa “nuevo crecimiento”. Una neoplasia es una masa anormal de
tejido cuyo crecimiento excede y está descoordinado con el de los tejidos normales,
y persiste de la misma forma excesiva después de cesar los estímulos que
desencadenaron el cambio. El término neoplasia se utiliza en medicina para
designar una masa anormal de tejido. Se produce porque las células que lo
constituyen se multiplican a un ritmo superior a lo normal. Las neoplasias pueden
ser benignas cuando se extienden solo localmente y malignas cuando se comportan
de forma agresiva, comprimen los tejidos próximos y se diseminan a distancia.
Nomenclatura
Neoplasia benigna
Es un tumor localizado, delimitado (sus bordes no son infiltrativos), regularmente
con una cápsula fibrosa, de forma regular y células bien diferenciadas (similares a
la célula que le dio origen). Una neoplasia benigna no invade el tejido adyacente ni
metastatiza, sólo causa daño por compresión a los órganos o tejidos vecinos y no
recurre después de la extirpación quirúrgica.
Se dice que un tumor es benigno cuando sus características microscópicas y
macroscópicas se consideran relativamente inocentes, lo que implica que se
mantendrá localizado, que no puede diseminarse a otras localizaciones y que
generalmente es susceptible de extirpación quirúrgica local; el paciente suele
sobrevivir. Debe señalarse, sin embargo, que los tumores benignos pueden producir
masas no localizadas y, en ocasiones, son responsables de una enfermedad grave.
La nomenclatura se centra en el sufijo oma, sobre todo en tejidos blandos o
mesenquimatosos. Los tumores de células mesenquimatosas generalmente siguen
esta regla. Por ejemplo, un tumor benigno que se origina en el tejido fibroso se
denomina fibroma, mientras que un tumor cartilaginoso benigno es un condroma.
En cambio, la nomenclatura de los tumores epiteliales benignos es más compleja.
Estos se clasifican de forma variable, algunos se basan en sus células de origen,
otros en el patrón microscópico y aun otros en su arquitectura macroscópico.
Ejemplos:
Adenoma se aplica a una neoplasia epitelial benigna derivada de las
glándulas, aunque pueden o no formar estructuras glandulares, crece en
forma de numerosas glándulas pequeñas muy agrupadas.
Las neoplasias epiteliales benignas que producen proyecciones digitiformes
o verrugosas desde las superficies epiteliales, visibles microscópicamente o
macroscópicamente, se denominan papilomas.
Neoplasia maligna
Se caracteriza por tumores en donde hay células anormales que se multiplican sin
control y pueden invadir los tejidos cercanos. Las células de neoplasias malignas
también se pueden diseminar hasta otras partes del cuerpo a través del torrente
sanguíneo y el sistema linfático (metástasis).
Los tumores malignos se denominan en conjunto cánceres, que deriva de la palabra
latina que significa cangrejo, porque se adhieren a cualquier parte, que aprovechan
de una manera obstinada, similar a un cangrejo. Maligno, aplicado a una neoplasia,
implica que la lesión puede invadir y destruir las estructuras adyacentes y
diseminarse a localizaciones distantes (metastatizar) para causar la muerte.
La nomenclatura de los tumores malignos sigue esencialmente el mismo esquema
utilizado para las neoplasias benignas, con ciertos añadidos. Los tumores malignos
que se originan en el tejido mesenquimatoso generalmente se llaman sarcomas (del
griego sar=carnoso), porque tienen poco estroma de tejido conjuntivo y por ello son
carnosos (p. ej., fibrosarcoma, condrosarcoma, leiomiosarcoma y
rabdomiosarcoma).
Ejemplos
En la nomenclatura de los casos de tejidos blandos el sufijo “sarcoma”
denomina el comportamiento maligno, mientras que “carcinoma” se refiere a
neoplasias malignas originadas de epitelios de revestimiento y
adenocarcinomas para aquellas con origen en epitelio glandular.
https://iris.paho.org/bitstream/handle/10665.2/13197/v21n9p864.pdf?seque
nce=1
Ciclo Celular
La división celular es un proceso que realizan las células eucariotas y procariotas
cuya finalidad es obtener dos células hijas; en las células de humano existen dos
tipos de división celular: la mitosis, en el caso tanto de células somáticas como
germinales y la meiosis que solo se realiza en las células germinales durante una
parte de la formación de gametos. En el caso de la mitosis, el objetivo de la división
es que las dos células hijas posean el mismo material genético que la célula
progenitora mientras que en la meiosis la finalidad es que las células resultantes
tengan la mitad del material genético de la célula progenitora (haploides) y que este
se encuentre recombinado.
Para su estudio el ciclo celular se encuentra dividido en dos fases bien definidas: la
interfase y la fase M.
Interfase: la célula crece y hace una copia de su ADN. Durante la interfase
ocurren todos los procesos celulares y bioquímicos necesarios para que la
mitosis se pueda llevar a cabo de manera exitosa y se encuentra dividida en tres
fases ordenadas y subsecuentes que se conocen G1, S y G2.
Fase G1: también llamada fase del primer intervalo, la célula crece físicamente,
copia los organelos y hace componentes moleculares que necesitará en etapas
posteriores. El nombre de G1 viene del término Gap1 o primer intervalo. Durante
esta fase las células son metabólicamente activas, pero se encuentran en un
estado latente, es decir aún no están comprometidas a la división. Una vez que
reciben un estímulo para comenzar el ciclo las células duplican organelos, como
las mitocondrias y los centriolos, se verifica que el material genético no se
encuentre dañado y se producen todas las proteínas y enzimas requeridas para
realizar la duplicación del material genético y la consecuente división célula.
Fase G2: El nombre de G2 viene del término Gap2 o segundo intervalo. Durante
esta fase se verifica que la duplicación del material genético haya concluido y
que el ADN nuclear no presente daño. Durante la fase del segundo intervalo, o
fase G2, la célula crece más, hace proteínas y organelos, y comienza a
reorganizar su contenido en preparación para la mitosis. La fase G2 termina
cuando la mitosis comienza.
Fase M
Durante la fase mitótica (M), la célula divide su ADN duplicado y su citoplasma para
hacer dos nuevas células. La fase M implica dos procesos distintos relacionados
con la división: mitosis y citocinesis.
En la mitosis, el ADN nuclear de la célula se condensa en cromosomas visibles y
es separado por el huso mitótico, una estructura especializada hecha de
microtúbulos. La mitosis ocurre en cuatro etapas: profase (que a veces se divide en
profase temprana y prometafase), metafase, anafase y telofase.
Mitosis: La mitosis es un tipo de división celular en el cual una célula (la madre)
se divide para producir dos nuevas células (las hijas) que son genéticamente
idénticas entre sí. En el contexto del ciclo celular, la mitosis es la parte donde el
ADN del núcleo de la célula se divide en dos grupos iguales de cromosomas. La
mitosis consiste en cuatro fases básicas: profase, metafase, anafase y telofase.
Algunos libros de textos mencionan cinco porque separan la profase en una fase
temprana (llamada profase) y una fase tardía (llamada prometafase).
Metafase: Los microtúbulos cinetocóricos del huso mitótico que unen a las
cromátides hermanas a los polos opuestos del huso han posicionado a los
cromosomas en el ecuador de la célula donde se alinean.
Telofase: Las cromátides de cada uno de los cromosomas llegan a los polos
opuestos de la célula, en cada uno de los polos se encuentra presente una
dotación completa de los juegos de cromosomas. Se reorganiza una nueva
envoltura nuclear alrededor de cada dotación cromosómica, lo que completa
la formación de los dos núcleos y marca el final de la mitosis.
Velocidades de crecimiento
Se puede comenzar la consideración de la cinética celular tumoral preguntando:
¿cuánto tiempo tarda en producirse una masa tumoral clínicamente
manifiesta? Es un cálculo razonable que la célula transformada original
(aproximadamente 10 m de diámetro) debe sufrir al menos 30 duplicaciones de
la población para producir 109 células (que pesan aproximadamente 1 g), que es
la masa más pequeña clínicamente detectable. En cambio, sólo se requieren 10
ciclos de duplicación adicionales para producir un tumor que contenga 10 12
células (peso ~1 kg), que generalmente es el tamaño máximo compatible con la
vida. Estos son cálculos mínimos, basados en la suposición de que todas las
descendientes de la célula transformada conservan la capacidad para dividirse
y que no existe pérdida de células del fondo común replicativa.
Invasión local
Casi todos los tumores benignos crecen como masas expansivas cohesivas que
permanecen localizadas en su lugar de origen y no tienen la capacidad de
infiltrar, invadir o metastatizar a localizaciones distantes, como hacen los tumores
malignos. Puesto que crecen y se expanden lentamente, generalmente
desarrollan un margen de tejido conjuntivo comprimido, en ocasiones
denominado cápsula fibrosa, que los separa del tejido anfitrión. Esta cápsula
deriva en gran medida de la matriz extracelular del tejido nativo debido a atrofia
de las células parenquimatosas normales bajo la presión de un tumor en
expansión. Esta encapsulación no impide el crecimiento del tumor, pero
mantiene la neoplasia benigna como una masa delimitada, fácilmente palpable
y móvil.
Vías de diseminación
La diseminación de los cánceres puede producirse a través de una de tres vías:
1) siembra directa de las cavidades o superficies corporales; 2) extensión
linfática, y 3) extensión hematógena. Aunque el trasplante directo de las células
tumorales, como, por ejemplo, con instrumentos quirúrgicos, puede ocurrir
teóricamente, es raro y no trataremos más este modo artificial de diseminación.
1. Siembra de las cavidades y superficies corporales. La siembra de las
cavidades y superficies corporales puede ocurrir siempre que una neoplasia
maligna penetra en un «campo abierto» natural. La más frecuentemente
afectada es la cavidad peritoneal, pero puede afectarse cualquier otra
cavidad (pleural, pericárdica, subaracnoidea y espacio articular). Esta
siembra es particularmente característica de los carcinomas que se originan
en los ovarios, en los que, no infrecuentemente, todas las superficies
peritoneales llegan a estar cubiertas por una capa densa de glaseado
canceroso.
2. Diseminación linfática. El transporte a través de los linfáticos es la vía más
frecuente para la diseminación inicial de los carcinomas y los sarcomas
también pueden usar esta ruta. Los tumores no contienen linfáticos
funcionales, pero los vasos linfáticos localizados en los márgenes del tumor
son aparentemente suficientes para la diseminación linfática de las células
tumorales.
3. Diseminación hematógena. La diseminación hematógena es típica de los
sarcomas, pero también se observa con los carcinomas. Las arterias, con sus
paredes más gruesas, son menos fácilmente penetrables que las venas. Sin
embargo, la diseminación arterial puede producirse cuando las células
tumorales pasan a través de los lechos capilares pulmonares o derivaciones
arteriovenosas pulmonares o cuando las propias metástasis pulmonares dan
lugar a émbolos tumorales adicionales. Comprensiblemente, el hígado y los
pulmones son los más frecuentemente afectados en esta diseminación
hematógena, porque todo el drenaje del área porta fluye hacia el hígado y
todos los vasos cavos lo hacen hacia los pulmones.