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El 12 de octubre el pueblo de Nicaragua conmemora el Día de la Resistencia

Indígena, Negra y Popular, como un reconocimiento al heroísmo de nuestro pueblo


indígena frente a los colonizadores españoles.

La heroica resistencia indígena inició con la llegada de los conquistadores españoles


que significó un violento proceso de conquista y colonización de los territorios
nicaragüenses, el cual, se enfrentó con un arraigado carácter militar de la cultura
indígena, en la que la guerra se expresaba en un enorme espíritu de lucha y gran
capacidad combativa.

Los ataques de los Caciques Diriangén y Nicaragua contra Gil González


constituyeron las primeras manifestaciones combativas organizadas y desarrolladas
en la historia en contra del invasor, expresando así el espíritu guerrero de los
indígenas.

En 1524 el Cacique Diriangén se enfrentó a Gil González organizando


aproximadamente cuatro mil guerreros, quienes atacaron a los españoles
obligándolos a abandonar la batalla. El Cacique Diriangén es considerado un
luchador por la libertad, la justicia, el decoro y expresaba su rechazo a la esclavitud
y el vasallaje de los indígenas.

Seis años duró la resistencia liderada por Diriangén y su aguerrido ejército de


aborígenes, quienes dieron una dura batalla contra el exterminio español, muchos
de ellos fueron esclavizados y enviados a las minas en Perú.

Los indígenas, cruelmente esclavizados por los conquistadores españoles, nunca


abandonaron el empeño de mantener su libertad y hacer prevalecer su tenaz
resistencia. Durante los siglos XVI al XVIII en el territorio que comprendía Nicaragua
las manifestaciones de resistencia indígena: Sublevación, motín, sabotaje,
emboscadas, ataques, huida, no pago de tributos, negativa de concebir hijos por las
indígenas, entre otras formas de resistencia, fueron empleadas por nuestro pueblo.

En sus ofensivas, los indígenas usaban el grito, los tambores y cantos. Para infundir
pavor al enemigo, parecer más feroces y eliminar los malos presagios, se pintaban y
tatuaban sus cuerpos.

Entre las sublevaciones indígenas más conocidas de la época colonial, destaca la


del partido de Sutiava en 1681, motivada por el establecimiento de mayores
impuestos y trabajos forzosos, los nativos se sublevaron por varios días
desconociendo a las autoridades coloniales, las que solicitaron la intervención de los
religiosos para apaciguar a los sublevados.
Otra sublevación importante fue la de Sébaco, en 1693, en la que los grupos
indígenas locales rechazaron ser utilizados como guerreros en la lucha contra
caribes y misquitos. La estratégica ubicación de este territorio ubicado al centro de la
Provincia de Nicaragua, tenía un valor relevante para los conquistadores, por ser
esta una línea de avanzada para ampliar sus dominios.
El rechazo se convirtió en rebelión y los indígenas aniquilaron las posiciones de los
conquistadores. No obstante, no pudieron resistir la contraofensiva y la respuesta de
las tropas españolas fue de más represión.
En el año 1725 se produjo otra sublevación del pueblo de Sutiava y otros poblados
indígenas aledaños como el Laborío, en la ciudad de León; el motivo de la
sublevación fue el arrebato de sus cosechas de maíz y otros productos, por parte de
las autoridades españolas. Los sublevados resistieron por mes y medio antes de ser
masacrados por los españoles.
Estas acciones en defensa de los territorios y la identidad sociocultural de los
pueblos indígenas, dieron muestra de valor y coraje. Expresando con determinación
la forma más efectiva de defensa de lo propio, la resistencia armada.
La heroica resistencia de los pueblos indígenas asentados en los actuales territorios
de la República de Nicaragua, manifestó una arraigada tradición de lucha:
inteligente, tenaz, valiente y combativa, la cual se prolongó en el tiempo, tomó
diversas expresiones y mantuvo su firmeza al rechazar siempre la esclavitud y la
sumisión como opción de vida.
Destaca entre las expresiones de la resistencia indígena la creativa “huelga de
úteros” desarrollada por las mujeres indígenas, que consistió en la negativa de las
mismas a continuar procreando hijos para no darle más esclavos al conquistador
español.
La lucha por la subsistencia siempre preocupó al aborigen, en razón a la aplicación
de la ley del más fuerte. Por ello los varones vivían en perpetua vigilancia. Utilizaban
flechas envenenadas. Algunos grupos de más avanzada cultura utilizaron armas de
piedra trabajada a manera de hacha. La guerra entre tribus era una actividad muy
común y el vencedor podía esclavizar al vencido por un determinado número de
años o a perpetuidad. Desde muy niños los varones eran adiestrados en diversas
actividades para despertar en ellos el valor y fiereza de que habrían de hacer
muestra como guerreros.
De igual manera los movimientos de independencia de Venezuela comienzan en
1.770 y culminan en 1.824.
Durante la época colonial se venía dando un proceso de cambios debido a las
rivalidades existentes entre las clases sociales. Se negaban los atributos de las
personas, se mantenían privilegios y discriminaciones, especialmente a través de la
esclavitud, se desconocía la igualdad y la libertad.
En el orden político los peninsulares tenían todo el poder. La corona española
representaba desde los inicios de la colonia su autoridad con los cargos de virrey,
capitanes generales, oidores, gobernadores y autoridades eclesiásticas, militares y
de hacienda, cuyos ocupantes eran designados por la corona y enviados
directamente de España.
Los blancos criollos no podían participar del gobierno. Sólo lo hacían en los cabildos
de las ciudades. Esta discriminación traía descontentos entre los criollos, pues ellos
se consideraban con más derechos que los peninsulares para gobernar en territorio
colonial. En el orden social los criollos eran una clase rica, inteligente y culta y en
muchos aspectos se consideraban superiores a los blancos peninsulares.
En lo económico, ya que los blancos criollos eran descendientes de los españoles,
gozaban de una serie de privilegios. Eran dueños de haciendas, de la producción
agrícola y ganadera, de los esclavos y del pequeño comercio. Los peninsulares,
además de tener los altos cargos del gobierno, ejercían su poder en los grandes
comercios, incluso monopolizaban algunas actividades económicas por compañías,
obteniendo grandes beneficios.
Es así como España implementa en América un sistema atrasado y opresivo
representado por el monopolio, y los criollos se vieron obligados a limitar su
producción y a pagar grandes impuestos.
Los cabildos eran ejercidos por los criollos, quienes ejercían funciones políticas
defendiendo sus intereses. Su preparación intelectual les permitió estar al día de las
nuevas corrientes filosóficas y políticas expresadas en Europa en esos momentos.
Estas ideas fueron tomadas por los criollos y comenzaron a gestarse los
movimientos emancipadores, en los que se manifiesta la inconformidad contra la
Corona Española y se inicia una lucha por la libertad, por la igualdad y la justicia en
Venezuela. Estos movimientos van a ser la expresión de la crisis de la sociedad
colonial venezolana. Los Comuneros constituyeron un movimiento organizado en los
Estados Táchira, Mérida, Maracaibo y Trujillo. Su principal líder, Juan José García
de Hevia, fue un auténtico revolucionario popular. Su lema era "Viva el Rey, muera
el mal gobierno". Su objetivo era eliminar los derechos conque los recaudadores
obligaban al pueblo a pagar impuestos. Esta revuelta es la continuación de los
Comuneros del Socorro, que en esa localidad neogranadina, combatió contra los
impuestos y obtuvo las incumplidas "Capitulaciones de Zipaquirá".
En San Antonio, San Cristóbal, Táriba, Bailadores, Lagunillas, Ejido, Mérida, etc., se
pronunciaron las mujeres y los hombres ante las injusticias del gobierno. El
gobernador de Maracaibo, a cuya jurisdicción pertenecía el Táchira, tuvo que
someter a la turba, prometiendo suspender el cobro de contribuciones. Desde
Mérida se invita a sumarse a la protesta. Fue el cabildo de Trujillo, en el acta de la
Mesa de Esnujaque del 16 de agosto, quien respondió negativamente a los
cabecillas de los comuneros merideños. Es notorio señalar que algunos cabildos
simpatizaban con este movimiento, en el que se demostró que la lucha por la
igualdad y la justicia era una decisión irreductible, contraria al vasallaje y dispuesta
al sacrificio.

Posteriormente, surgió la insurrección de José Leonardo Chirinos, zambo libre hijo


de esclavo e india. Esta insurrección, protagonizada en Coro en 1.795, proclama la
república, la libertad de los esclavos, suprimir los impuestos y la ley de los
franceses. Estas ideas fueron gestándose debido a la Revolución Francesa y al
alzamiento de los haitianos.
El abuso de los funcionarios del gobierno en el cobro y retroactivo del tributo de los
indios se suma a las continuas alcabalas a los pardos y negros. Este movimiento,
que dura tres días, deja una huella por el saqueo, incendios y pillaje, produjo la
muerte de terratenientes y el pavor de revolución en la minoría de la población
blanca.
Este movimiento fue sometido, Chirinos logra escapar y tres meses más tarde fue
apresado y muerto.

Manuel Gual
Movimiento de Gual y España.
Se inicia en 1.904, cuando un grupo de personajes se reúne muy discretamente para
discutir sobre política. Entre ellos se encuentra José María España, poseedor de
grandes ideas democráticas, de una posición económica respetable, educado e
inteligente. A él se une Manuel Gual, capitán retirado, talentoso, diestro en los
idiomas francés e ingles y virtuoso en el violín, quien tenía su residencia en la
hacienda de su propiedad, en Santa Lucia en la Sabana de Ocumare.
A ellos se unió un grupo de personajes de la colectividad aragoneses, catalanes,
canarios, venezolanos pardos, en su mayoría mulatos, conocedores de historia
política, sacerdotes, médicos, comerciantes, agricultores, militares, etc., es decir, un
grupo calificado de la población.
José María España
La búsqueda de la libertad, la justicia, la igualdad, el valor de los criollos y la
insistencia en la unidad americana, lleva a este heterogéneo grupo a esta
insurrección.
El movimiento contaba con un proyecto que tenía 44 ordenanzas. Entre ellas puede
mencionarse la eliminación de los impuestos, el respeto a los valores éticos, el
patriotismo, el manejo de fondos públicos, el castigo ejemplar por la ofensa a las
mujeres, etc.

Estos fragmentos de las ordenanzas de Gual y España nos muestran claramente su


piso ideológico contrario a los intereses españoles. Sin embargo, este proyecto no
llegó a ejecutarse. El 12 de julio de 1.797, el Capitán español Domingo Antonio
Lander descubre la Conjura y se lo comunica al cura de la Iglesia Catedral Juan
Vicente Echeverría, a la vez que se lo comunican a los representantes de la
Capitanía General, la Audiencia y el Arzobispado. Algunos de los conspiradores son
apresados y Gual y España logran fugarse a las Antillas.
José María España regresa a La Guaira en 1.799, e inmediatamente es
encarcelado. Se vuelve a fugar, pero es apresado nuevamente el 30 de abril. Es
juzgado y el 6 de mayo se le condena de muerte. El 8 de mayo fue ahorcado y
descuartizado en la Plaza Mayor de Caracas, plaza que hoy en día es la Plaza
Bolívar.
Su cabeza fue llevada al Puerto de La Guaira, otra parte de su cuerpo en la entrada
de Macuto, otra en un sitio llamada Quitacalzón, río arriba de La Guaira, y otro en la
cumbre.
Don Manuel Gual muere posteriormente en Trinidad, donde fue envenenado.

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