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Ubicación de marcas o índices de enunciación

En la lengua existen entidades cuyo significado tiene status estable y pleno y otras, cuyo significado está
incompleto que son producidas por el aparato formal de la enunciación, que sólo existen en el sistema de
individuos creados por la enunciación y en relación con el aquí y el ahora del hablante. Se trata de signos
vacíos, o pseudosignos, que son los mismos para todos los hablantes y que se cargan de un contenido único
cada vez que se emplean.
Para entenderlo mejor daremos un ejemplo de signo pleno. Consideremos el signo:
mesa
Está integrado por una imagen acústica o significante y por un concepto o significado que responde a la
representación social de un objeto inanimado compuesto por una tabla y una o varias patas que se utiliza
para apoyar objetos, comer, etc. El signo mesa siempre designa a ese objeto que responde a las
características generales de mesa.
Ahora consideremos un ejemplo de signo vacío.
Veamos el signo:
yo
Está integrado por una imagen acústica o significante y por un concepto que remite a la primera persona
verbal pero no designa a alguien, sino únicamente en el momento en que es pronunciado por una persona
que se identifica a sí misma como yo. El signo yo es nuevo siempre; tiene la capacidad de variar de
significado cada vez que se usa; depende de quien dice yo y el contexto en que se produce la emisión para
que podamos entender plenamente a quién designa yo.
Otros ejemplos de signos vacíos son ayer, aquí, este, mañana, mío, nuestro.
Estos signos vacíos que tienen que ver con el tiempo y el espacio en que un hablante produce un enunciado
se llaman índices de enunciación y hay varios tipos:
A. índices de persona
B. índices de ostensión
C. tiempos verbales
D. modalizadores.
Los abordaremos con ejemplos de una entrevista a Rosa Montero, realizada por Andrea Centeno (La Nación,
2 de mayo ´98).

A. Indices de persona
Cuando las personas utilizamos la lengua para comunicarnos construimos enunciados en los que dejamos
señales o índices que sólo tienen validez para ese momento de utilización.
Veamos estos ejemplos :
“La verdad es que yo me paso la vida escribiendo
“Ah…¿sí ? Mira tú. Ni mi editor se dio cuenta con todo lo que se le paga”.
Se define como antisexista y, desde sus columnas en el diario español El País, – labor por la que ganó en
1980 el Premio Nacional de Periodismo – emprende una defensa encendida de los derechos de la mujer, de
las minorías discriminadas y de la no violencia.
Ahora, analicemos.
¿Quién o quiénes aparecen en estos enunciados?
¿Quiénes están presentes?
Observarás con nosotros que en el primero, alguien se autonombra en el enunciado como yo, mientras en
el segundo, alguien que coincide con yo, se manifiesta en el enunciado a través del índice mi y también
instala a otro frente a sí, a quien formula la pregunta y a quien denomina tú. Para estos ejemplos, yo
coincide con Rosa Montero, mientras que tú coincide con la entrevistadora Andrea Centeno. En el tercero,
el sujeto de la enunciación no se hace evidente, salvo a través de la marca sus, que funciona como una
referencia lejana, no relacionada inmediatamente con la instancia de la enunciación.
En estos ejemplos, podemos identificar a yo, mi, tú, como índices de persona. Según Benveniste, la
aparición de los índices de persona sólo se produce por la enunciación. Yo y tú poseen marca de persona
frente a él, que solo sirve para representar un invariante no personal.
¿Qué significan los vocablos yo y tú fuera de un enunciado?
¿Tienen la misma categoría de otros signos plenos de contenido si los comparamos con otros vocablos que
aparecen en los ejemplos, tales como “columnas”, “premio”, “mujer”, “minorías”?
A esto nos referíamos anteriormente cuando decíamos que el aparato formal de la enunciación dispone de
unos signos vacíos o pseudo-signos, tales como yo-tú que solamente significan o se cargan de significación
en el momento de la enunciación, en el acto mismo en que son dichos y solamente sirven para significar en
la instancia del discurso en que son producidos.
Yo, remite solamente a “la persona que enuncia la presente instancia del discurso que contiene a yo“ y
solamente puede ser identificado por la instancia del discurso que lo contiene.
Tú, remite a lo que yo instala como el individuo a quien se dirige la presente instancia del discurso.
En cambio, él contiene, según Benveniste, índice de no-persona y tiene las propiedades de combinarse con
cualquier referencia de objeto, no remitir a la instancia del discurso, tener una cantidad de variantes
pronominales o demostrativas y no ser compatible con índices como aquí y ahora.

B. Indices de ostensión
Estas marcas o índices comparten con los índices de persona, la condición de signos vacíos, si se los analiza
en forma aislada. Se cargan de contenido cuando son pronunciados y eso ocurre únicamente por el
dispositivo que acciona cada acto de enunciación.
¿Cuáles son y cómo aparecen los índices de ostensión?
Primero, pensemos una noción o idea aproximada al significado del término ostensión. Podemos recurrir a
otras palabras parecidas que conocemos, como ostensible, ostentar, ostentoso. Todos estos términos que
nos resultan más familiares se relacionan con la idea de algo que se manifiesta, que se muestra, que se
exhibe intencionalmente.
A modo de ejemplo, vamos a suponer la siguiente conversación entre dos personas:
– ¿Dónde está mi saco ?
– Acá.
Quien pronuncia el término acá, realiza al mismo tiempo un gesto de señalamiento hacia un lugar cercano a
los protagonistas que hace ostensible el saco. El término acá, lo mismo que allí, allá, aquí, éste, ése, aquel,
todos pronombres demostrativos, no tienen autonomía ni plenitud conceptual; sólo se cargan de sentido en
cada instancia en que son pronunciados.
El dispositivo de funcionamiento de la enunciación con respecto a estos índices, como podemos ver, es
similar a los índices de persona; nacen de la enunciación, son nuevos en cada nueva enunciación, remiten a
individuos y no a conceptos.
C. Tiempos verbales
En relación con el aquí y el ahora del hablante, tenemos que considerar también el factor temporal. Veamos
primero el ejemplo:
Nació en Madrid hace 47 años y el sábado último llegó por quinta vez a la Argentina para presentar su
séptima novela, ‘La hija del caníbal’, que desde hace casi un año vende un ejemplar cada cuatro minutos en
España.
Para poder tener una idea acabada de la ubicación temporal de este enunciado nos faltan datos que hagan
posible precisar a qué sábado se refiere con el sábado último y a partir de qué momento se puede medir
hace casi un año. Si nuestro contacto con el ejemplo tuviese el contexto adecuado, (texto completo, página
completa, diario completo) esos datos estarían disponibles en simultáneo con la lectura de la entrevista y
por consiguiente, las marcas o señales temporales quedarían más claras aún.
En el ejemplo también encontramos los verbos vender en tiempo presente y nacer y llegar en pasado. Los
tiempos verbales en pasado tienen valor de pasado únicamente porque contrastan con un presente que
coincide con el presente de la enunciación, con el ahora de la enunciación. Así la referencia temporal hace
casi año puede entenderse como el tiempo que ha transcurrido hasta el presente o el ahora de la
enunciación, y el sábado último puede entenderse como un lapso de tiempo entre ese día y el hoy, el
presente de la enunciación.
Según Benveniste, “el presente es propiamente la fuente del tiempo”; el presente es el tiempo testigo.
Cuando en el enunciado se emplea ayer, éste signo tiene contenido sólo por su relación con el punto de
referencia que es el ahora de la enunciación. Si cambia este punto de referencia, hay que reajustar las
expresiones temporales.

D. Modalizadores
Además del aspecto indicial que describió Benveniste, es conveniente considerar también cómo operan los
modalizadores del discurso por cuanto también constituyen el fenómeno de la enunciación. El concepto de
modalización se define como la marca dada por el sujeto a su enunciado; la adhesión del hablante a su
propio discurso. Esta adhesión, que puede presentarse más o menos intensa según los enunciados, suele
cumplirse a través de los adverbios, como quizá, evidentemente, naturalmente.
Tomamos otro fragmento de la entrevista a Rosa Montero :
“Afortunadamente, creo que los violentos son parte de una minoría patológica”.
A través de la emisión afortunadamente, el enunciador imprime a su enunciado una adhesión muy
subrayada, muy positiva. En cierta manera, también muestra que el enunciador manifiesta un juicio de valor
con respecto a su enunciado.

Fuente:
Cuadernillo “Estilos directo e indirecto”. Cátedra Redacción 1, Licenciatura en Comunicación Social, UNR.

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