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Se define por la aptitud de un individuo para soportar una frustración sin pérdida de su
adaptación psicobiológica, es decir, sin recurrir a tipos de respuestas inadecuadas. Esta
concepción se acerca a la noción de la energía adaptativa de Selye.
Los individuos neuróticos y psicóticos serian, desde ese punto de vista, los que tendrían
muchas zonas de poca tolerancia, mientras que el sujeto normal estaría caracterizado por un
alto grado general de tolerancia a la frustración.
Esta aptitud de tolerancia a la frustración implica evidentemente la existencia de un proceso
inhibitorio puesto que, como ya lo indicamos, la frustración se acompaña de un aumento de la
tensión y la satisfacción de una descarga de tensión. La inhibitorio que es la base de la
tolerancia a la frustración dependería de la capacidad para mantener esta tensión y para evitar
una descarga de esta.
Debe hacerse notar que el concepto de tolerancia a la frustración tiene implicaciones en la
esfera intelectual. Así como en la esfera afectiva la tolerancia a la frustración implica la
capacidad para rechazar una satisfacción inmediata, del mismo modo en la esfera intelectual,
según Hunt, el pensamiento simbólico o abstracto envuelve la capacidad del organismo para
retener ciertas impresiones después de que el estimulo se ha suprimido y para responder de
modo selectivo después de cierto lapso. Por este medio el pensamiento puede elevarse desde
el plano concreto inmediato al plano abstracto, simbólico o conceptual, en los dos casos hay
ciertas capacidad para la respuesta no inmediata. Y esta capacidad en ambos casos por otra
parte, se desarrolla con la maduración. Dentro de esta perspectiva la obra de Goldstein podría
integrarse con facilidad. La regresión en el enfermo a un nivel concreto de respuesta, la
aparición de una reacción catastrófica, son hechos fácilmente comprensibles desde este
ángulo.
Factores somáticos, que se refieren a las diferencias, etc. Es probable que estos
factores somáticos sean en gran parte constitucionales y hereditarios. Resulta necesario,
además agregarles los elementos somáticos, adquiridos que pueden, evidentemente,
desempeñar un papel (fatiga, enfermedades, físicas, etc.)