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Los Juzgados serán competentes cuando únicamente se cause daño a un bien mueble o
inmueble ajeno, en forma culposa y con motivo del tránsito de vehículos, y que además:
Articulo 15 del Reglamento de la Ley de Cultura Cívica del Distrito Federal …..
III. No se dé a la fuga; y
IV. No se cometa el delito de lesiones, cualquiera que sea su naturaleza, o cualquier otro
delito del fuero común;
Cuando se actualice cualquiera de los supuestos del párrafo tercero, será competente el
Agente del Ministerio Público correspondiente.”
a) Que los Jueces Cívicos, sólo conocerán del procedimiento de daño culposo causado por
tránsito de vehículo, cuando se actualice la infracción prevista por el artículo 28 fracción
XVII de la Ley de Cultura Cívica de la Ciudad de Mexico.
b) Que para actualizarse la infracción prevista por el artículo 28 fracción XVII de la Ley de
Cultura Cívica de la Ciudad de Mexico, la conducta desplegada por el sujeto activo
únicamente debió haber causado daño a un bien mueble o inmueble ajeno, en
forma culposa (incumpliendo un deber de cuidado) y con motivo de tránsito de
vehículos.
c) Que si además de los daños culposos, se actualiza alguno de los supuestos previstos por
el artículo 15 del Reglamento de la Ley de Cultura Cívica del Distrito Federal, como lo es
que el conductor o alguno de los conductores involucrados venga en estado de ebriedad,
se abandone a la víctima, alguno de los agentes se dé a la fuga o bien se cometa el
delito de lesiones cualquiera que sea su naturaleza o cualquier otro delito, la
conducta cometida por el sujeto activo constituirá delito y por lo tanto esta será de
la absoluta competencia del Ministerio Público, pues de una interpretación armónica y
sistemática de los artículos 242 del Código Penal para el Distrito Federal, 28 fracción XVII
de la Ley de Cultura Cívica de la Ciudad de Mexico y 15 del Reglamento de la Ley de
Cultura Cívica del Distrito Federal, se desprende que tales conductas constituirán delito y
no una infracción cívica, pues al actualizarse cualquiera de los presupuestos antes
citados, se rompe con la figura típica de la infracción de daño culposo por tránsito de
vehículos previsto por la fracción XVII de la Ley de Cultura Cívica de la Ciudad de Mexico,
y por ende no constituirá infracción alguna en materia de Justicia Cívica.
Artículo 17. “Recibida la presentación de Daño por Tránsito Vehicular, el Juez dará inmediata
intervención al médico legista para determinar su competencia; en los demás casos, se
radicará la misma en los supuestos previstos en el artículo 60 de la Ley y cuando lo estime
necesario para salvaguardar la integridad física del probable infractor.
Cuando no haya médico en el local del Juzgado, el Juez se comunicará vía telefónica a la unidad
administrativa competente de la Secretaría de Salud o a la Dirección para solicitar la presencia
de uno o para determinar en qué lugar se realizará la certificación médica. El elemento de policía
remitente estará obligado a realizar el traslado correspondiente.”
Por su parte, el artículo 28 del Reglamento de la Ley de Cultura Cívica para el Distrito Federal,
señala que cuando se actualicen alguno de los supuestos previstos por el artículo 15 del mismo
reglamento, el juez deberá sobreseer el procedimiento, y para mayor apreciación al respecto
trascribimos dicho precepto a continuación:
Artículo 28. “El Juez sobreseerá el procedimiento, en los siguientes casos:
IX. Cuando se cause daño por tránsito vehicular, en forma culposa, y que además:
c) Se dé a la fuga; o
X. En el procedimiento por queja con motivo de la infracción de daño por tránsito vehicular,
cuando el quejoso no presente el vehículo o lo presente sin los daños;
XI….
XII….
En los casos de las fracciones IV, V, X y XI, el Juez autorizará la inmediata salida del
presentado.”
Cuando se actualice cualquiera de los supuestos del párrafo tercero, será competente el
Agente del Ministerio Publico correspondiente.
En concordancia con lo anterior, si falta alguno de los presupuestos previos antes descritos, la
conducta desplegada por el sujeto activo de ninguna forma podrá constituir infracción cívica en
términos de lo dispuesto por los artículo 5 Y 28 fracción XVII de la Ley de Cultura Cívica de la
Ciudad de Mexico, así como 6º del Reglamento de la Ley de Cultura Cívica para el Distrito
Federal, puesto que el primero de estos determina que por infracción cívica se entiende: “el acto
u omisión que sanciona la presente ley”, y si la conducta desplegada por el sujeto activo de la
infracción no encuadra a la perfección en la hipótesis normativa correspondiente realizada por el
legislador, el Juez Cívico, bajo ninguna circunstancia, ya sea por analogía o mayoría de razón
podrá imponer sanción alguna que no sea exactamente aplicable al caso concreto, dado que el
Juzgador no puede subsanar las omisiones en que incurrió el legislador, ya que en caso
contrario, estaría invadiendo una esfera que no le compete, así como pudiera desviar la intención
que pretendía el legislador al momento de crear la norma sancionadora, y dado que en el
presente caso, la conducta desplegada por el activo de ninguna forma encuadra en el supuesto
de prohibición regulado y sancionado por el artículo 28 fracción XVII de la Ley de Cultura Cívica
de la Ciudad de Mexico,. Lo anterior en virtud de que además del delito de daño culposo, se
cometieron a su vez diversos delitos, y con el simple hecho de que se haya dado uno diverso al
de daño culposo, dicha conducta ya no constituye de manera alguna infracción cívica. Asimismo,
cabe resaltar que el tercero de los preceptos aducidos, señala que: “Los jueces conocerán,
exclusivamente, de los actos, hechos u omisiones que puedan ser constitutivos
infracción, dejando a salvo los derechos que pudieran corresponder a los interesados,
con relación a otros hechos”. Y dado que en el presente asunto la conducta atribuida al activo
de ninguna forma se actualiza en una infracción cívica, por las razones ya aducidas, el Juez
Cívico de ninguna forma se encuentra compelido u obligado a conocer de la misma, por lo que
resulta procedente dejar a salvo los derechos de la parte interesada para que los haga valer en
la vía correspondiente.
Ya casi para concluir, cabe precisar, que es obvia la intención del legislador, en buscar la
despenalización de aquellas conductas en las que únicamente se haya causado daños
culposos por hechos de tránsito terrestre, se observa a la perfección que el legislador
despenalizó sólo aquellas conductas en las que únicamente se hayan causado daños a bienes
muebles o inmuebles ajenos, por lo que si dichas conductas van acompañadas de otros delitos
como pudiera ser el de lesiones cualquiera que sea su naturaleza, o bien cualquier otra clase de
delito, dicha conducta constituirá delito, mismo que será de la más amplia competencia del
Ministerio Público.
Por último cabe precisar, que la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha establecido
jurisprudencialmente, que el principio de tipicidad y exacta aplicación de la norma, que
normalmente son aplicables al derecho penal, deberán hacerse extensivos al derecho
administrativo sancionador, por lo que si una conducta no encuadra a la perfección en la
hipótesis de conducta y de sanción prevista por el legislador en la Ley de Cultura Cívica de la
Ciudad de Mexico, bajo ninguna circunstancia por analogía o mayoría de razón, el Juez Cívico
podrá imponer sanción alguna para subsanar la deficiencia del legislador, y para mayor
apreciación se trascribe a continuación las siguientes tesis jurisprudenciales:
El principio de tipicidad, que junto con el de reserva de ley integran el núcleo duro del principio
de legalidad en materia de sanciones, se manifiesta como una exigencia de predeterminación
normativa clara y precisa de las conductas ilícitas y de las sanciones correspondientes. En otras
palabras, dicho principio se cumple cuando consta en la norma una predeterminación inteligible
de la infracción y de la sanción; supone en todo caso la presencia de una lex certa que permita
predecir con suficiente grado de seguridad las conductas infractoras y las sanciones. En este
orden de ideas, debe afirmarse que la descripción legislativa de las conductas ilícitas debe gozar
de tal claridad y univocidad que el juzgador pueda conocer su alcance y significado al realizar el
proceso mental de adecuación típica, sin necesidad de recurrir a complementaciones legales que
superen la interpretación y que lo llevarían al terreno de la creación legal para suplir las
imprecisiones de la norma. Ahora bien, toda vez que el derecho administrativo sancionador y el
derecho penal son manifestaciones de la potestad punitiva del Estado y dada la unidad de ésta,
en la interpretación constitucional de los principios del derecho administrativo sancionador debe
acudirse al aducido principio de tipicidad, normalmente referido a la materia penal, haciéndolo
extensivo a las infracciones y sanciones administrativas, de modo tal que si cierta disposición
administrativa establece una sanción por alguna infracción, la conducta realizada por el afectado
debe encuadrar exactamente en la hipótesis normativa previamente establecida, sin que sea
lícito ampliar ésta por analogía o por mayoría de razón”.
El Tribunal Pleno, el quince de agosto en curso, aprobó, con el número 100/2006, la tesis
jurisprudencial que antecede. México, Distrito Federal, a quince de agosto de dos mil seis.
Amparo directo 1708/90. Felipe Fuentes Soto. 30 de enero de 1991. Unanimidad de votos.
Ponente: Alberto Martín Carrasco. Secretario: Javier Carreño Caballero.
En conclusión, con base en las consideraciones de hecho y derecho que ésta autoridad
administrativa ha señalado a lo largo de la presente resolución, la misma considera que es
procedente RESOLVERSE Y SE RESUELVE: