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Universidad de la República - Facultad de Psicología

Trabajo final de grado.


Monografía

Titulo: Amor – sexualidad - maternidad desde una


perspectiva feminista.

Leticia Soto Camacho


3.634.291-5
Tutora: Anabel Beniscelli

Julio 2017
Montevideo - Uruguay
Índice

Amor – sexualidad - maternidad desde una perspectiva feminista.

Sexo, sexualidad y amor son una tríada


natural asignada a las mujeres

Marcela Lagarde y de los Ríos

Resumen

El presente trabajo tiene como objetivo reflexionar y sistematizar la concepción de amor,


sexualidad y maternidad desde una perspectiva feminista.
Haciendo un recorrido sobre el amor asociado al género, cómo amamos las mujeres a
diferencia de los hombres. Cómo la Desigualdad de género marca las relaciones amorosas,
qué lugar ocupa el amor en la organización de género en el mundo.

La opresión de las mujeres encuentra en el amor uno de sus cimientos. Las mujeres tienen
como mandato al amor, es medio de valoración y autoestima.

Asociado a las mujeres, la maternidad como hecho social, los mitos, el binomio mujer –
madre. Lo que se espera de las mujeres.
La maternidad como medio de completar la vida de las mujeres, dando sentido y propósito a
la misma.
La sexualidad como parte de la experiencia de las mujeres, atribuidas al sexo y definidas
por éste. La doble moral, dividida en decentes e indecentes .La sexualidad como cautiverio.

Palabras claves: Amor, maternidad, mito, mujer, sexualidad.

Introducción

El presente trabajo, surge a partir de las reflexiones de Marcela Lagarde y de los Ríos,
antropóloga feminista, con textos de amplia importancia para este trabajo.
Tomo contacto con sus textos en mi recorrido por facultad, en los seminarios optativos
relacionados a temáticas de género. De allí surge la motivación, para la realización de este
trabajo final de grado de corte monográfico.
Como eje central la monografía tratará el tema del amor, las experiencias de amor para las
mujeres, quienes hemos recibido al amor como mandato. El tridente amor, sexualidad y
maternidad están íntimamente relacionados con la mujer o mejor expresado, con lo que se
espera de ella. Éste no siempre es vivido por voluntad sino en su mayoría por deber.
Tanto las mujeres como los hombres amamos, pero con creencias y expectativas distintas.
En el anhelo del amor para las mujeres prima el deseo de ser amadas, sin embargo los
hombres “son amados”, son parte del sujeto de amor desde la perspectiva de las
sociedades patriarcales. En este trabajo se intentará también mostrar cómo el amor genera
condiciones de desigualdad, de pertenencia. Las mujeres tienen como mandato al amor, el
cual es medio de valoración y autoestima.
En efecto, los cautiverios de las mujeres se han estructurado en torno al amor que
envuelve la sexualidad erótica y procreadora. La maternidad, la conyugalidad, la
familiaridad y la amistad, implican al amor considerado inmanente de las mujeres.
Sexo, sexualidad y amor son una tríada natural asignada a las mujeres. Son la
esencia del mito sobre la naturaleza femenina. Sexualidad y amor son un binomio
que contiene el proceso civilizatorio del hommo sapiens sapiens que, sobre la base
del sexo construyó una sexualidad. (Marcela Lagarde,2001, p…)

Se intentará dar cuenta de la concepción de mujer – madre, cómo impacta en la


subjetividad de las mujeres, de qué manera este hecho legitima el imaginario colectivo.
Articulando conceptos teóricos desde la perspectiva feminista, se pretenden visibilizar
significaciones que integran los procesos sociales y la cotidianidad.

La sexualidad como configuración de la cultura, la doble moral la categorización de la mujer


según vivencia su sexualidad. La sexualidad escindida por el poder de las sociedades
patriarcales.Se tomaran conceptos de Foucault con respecto a la historia de la sexualidad,
recogidos por las distintas autoras citadas en este trabajo . El triple eje poder – saber –
sexualidad.

Se iniciará el trabajo con la psicohistoria de Marcela Lagarde y de los Ríos; considerando


relevante esta información ya que nos sitúa en la autora y su contexto. Con la
contextualización se pretende buscar lo relevante en su vida, cómo llega a teorizar sobre
las temáticas seleccionadas.
Psicohistoria

MARCELA LAGARDE Y DE LOS RIOS

Nace en México en 1948, es Antropóloga especializada en etnografía.

En la década de 60 se integra al movimiento estudiantil de jóvenes libertarios de la UNAM.


Participa de las luchas, marchas, concentraciones del movimiento estudiantil que tienen el
epicentro en octubre de 1968 con la concentración y masacre en la Plaza de Tlatelolco
(Plaza de las tres culturas). La lucha por las libertades democráticas la lleva a enfrentarse
con las desigualdades que los varones y las mujeres sufrían en los propios movimientos
sociales. En los 70 se fundan círculos de estudio para entender el feminismo, al ser
marxista defendía los derechos humanos de todas las personas. La convoca el feminismo
en primera persona porque se compromete con lo social. Eran tiempos de feminismo,
manifiesta. Las condiciones sociales y culturales la llevaron a incorporarse a este
movimiento

Diputada Federal del Congreso Mexicano durante la LIX Legislatura (2003-2006), donde
ejerció como Presidenta de la Comisión Especial para Conocer y Dar Seguimiento a las
Investigaciones Relacionadas con los Femicidios en la República Mexicana, y a la
Procuración de Justicia Vinculada

Su educación fue libre, sin religión esto generó un fuerte sentido de laicidad. Fue así que
aunque adquirió nuevas formas de ver el mundo, no tuvo que cambiar creencias impuestas.

Se denomina portadora de derechos, pero apegada a todo lo esperado de una mujer y de


su familia, de ser estudiosa, de ser madre etc. Aporta el término del sincretismo de las
mujeres, ella se coloca en esa categoría. Si bien es una mujer empoderada en sus
derechos, fortalecida desde muy joven por su familia, quiénes en todo momento la alentaron
a su libertad, a que fuera una mujer académica, que se vinculara en la política y los temas
sociales de México, igualmente decidió ser madre, casarse dos veces, vivir experiencias de
amor .El sincretismo es tener ideas de libertad pero a la vez apegarse a los mandatos que
todas las mujeres poseen por el hecho de ser mujeres.

Simone de Beauvoir y Franca Basaglia, fueron inspiradoras en su visión del feminismo.


Franca con el término “seres para los otros” y Simone con sus textos que le aportaron y
sintetizaron de forma critica su visión del mundo.

Se llama feminista por convicción, teoriza sobre el feminicidio, no solo expone sino que
genera instancias de construcción de alternativas para combatir la violencia contras las
mujeres .Es por esto que decide entrar en el mundo de la política, para logar la tipificación
del delito feminicidio

Por su formación de etnóloga y en el marco de la elaboración de su tesis doctoral, investigó


las distintas vivencias y subjetividades de las mujeres en su obra más relevante “Los
cautiverios de las mujeres. Madresposas, monjas, putas, presas y locas”. Categorizó de
esta forma a las mujeres ya que sostiene que de distintas formas viven en cautiverio,
pretendió dar luz a las vivencias de cada una.

Sostiene que más que una observación participante, tipo de investigación típica de la
etnografía, ella hizo estancia con estas mujeres. Se vinculó de forma directa, pasó
temporadas con ellas intercambiando, realizó más de ochocientas entrevistas a mujeres de
distintas clases sociales. Afirma que, todas las mujeres estamos cautivas y cautivadas
porque vivimos en sociedades patriarcales.

Los Cautiverios: Categoría antropológica, la legitimación de la opresión contra las mujeres.


Las mujeres al ser educadas bajo la opresión en la subjetividad de cada una se naturaliza,
se vive de forma normal. Los mitos y creencias sociales siempre dejan a las mujeres en
segundo plano.

Cautiverio es la categoría antropológica que sintetiza el hecho cultural que define el


estado de las mujeres en el mundo patriarcal: se concreta políticamente en la
relación específica de las mujeres con el poder y se caracteriza por la privación de la
libertad.(Lagarde, 2011,p. 175)

Establece la competencia de las mujeres, por vivir en sociedades patriarcales. Lo que se


propone desde el feminismo es una conciencia identitaria, positiva de género. Develar el
misterio de porqué al patriarcado le conviene que las mujeres compitan y no se unan. Es
por esto que surge el término sororidad.

Sororidad: Hace alusión especifica a las solidaridad entre mujeres en el contexto patriarcal.

Es una dimensión ética, política y práctica del feminismo contemporáneo. Es una


experiencia de las mujeres que conduce a la búsqueda de relaciones positivas y a la
alianza existencial y política, cuerpo a cuerpo, subjetividad a subjetividad con otras
mujeres, para contribuir con acciones específicas a la eliminación social de todas las
formas de opresión y al apoyo mutuo para lograr el poderío genérico de todas y al
empoderamiento vital de cada mujer. (Lagarde, p.126)

Aporta también desde su rol como mujer política a la visibilización de los feminicidios en
México y su tipificación como delito al tiempo de que se establecen mecanismos de
protección y prevención.

Feminicidio: Llega a sus manos un libro llamado “Femicidio, la política del asesinato de las
mujeres”. Luego de esta lectura que enriquece su teoría sobre el femicidio y decide
feminizar la palabra homicidio. De esta manera impulsa el término feminicidio que se trata
de crímenes de odio contra las mujeres.

Los elementos constitutivos de la definición jurídica penal del feminicidio son: el


homicidio, la misoginia y la desigualdad de género. La violación del derecho a la vida
de las mujeres, como el bien jurídico más importante: el homicidio calificado.
Mediante actos violentos y crueles por el hecho de ser mujer: misoginia. La Ley
define la misoginia como “conductas de odio contra la mujer que se manifiestan en
actos violentos y crueles contra ella por el hecho de ser mujer” (Lagarde, 2012,
p.235).

Para culminar la psicohistoria de Marcela Lagarde y de los Ríos, se ve una mujer activista
por los derechos de las mujeres, por la erradicación de las desigualdades de género.

Sus aportes destacados, los cautiverios, la sororidad entre mujeres y su fuerte compromiso
por la tipificación del feminicidio en México.

Referente para las feministas de toda América Latina. Las condiciones sociales impactan en
su singularidad de forma tal, que genera opiniones que producen sentido para el resto de
las mujeres.

El amor

"Sólo existe el amor. Las otras cosas nobles apenas sirven para dignificarlo....Algunos hombres jamás lo
encuentran. Para otros es apenas una estrella fugaz que ilumina un año, un mes, una semana o un día en sus
vidas. Pero ese destello efímero da significado a la existencia toda. Bienaventurado el que puede sentir en su
carne y en su espíritu el fuego de esa chispa."
Alejandro Dolina

Un sentimiento asociado con el cariño y el afecto, sin embargo además de un sentimiento,


las formas de definir y vivir el amor son construcciones socioculturales. Desde la
perspectiva feminista “el amor es histórico- está condicionado por las épocas y por las
culturas-, está especializado por géneros- tiene normas y mandatos diferentes para las
mujeres y los hombres-, y va de la mano con el poder” (Lagarde, 2001,p.20)
Los modos de concebir el amor han ido cambiando a lo largo de la historia, Marcela
Lagarde considera que hay que historizar el amor para comprender porqué las mujeres
mantenemos en nuestra subjetividad formas de amor ya superadas por la sociedad, las
cuales están íntimamente relacionadas con la mujer y la feminidad, como proveedora de
afectos y cuidados.
El sujeto simbólico del amor en diversas culturas y épocas ha sido el hombre y los
amantes han sido los hombres. La mujer, cautiva del amor, ha simbolizado a las
mujeres cautivas y cautivadas por el amor. Se trata del amor patriarcal y de los
amores patriarcales.( Lagarde, 2012 ,p.43)
A que se refiere con amores patriarcales cita en el mismo texto a Anna Jónasdóttir quien
considera que “El amor es una especie de poder humano alienable y con potencia causal,
cuya organización social es la base del patriarcado occidental contemporáneo. El amor
hace referencia a las capacidades de los seres humanos (poderes) para hacer y rehacer “su
especie” no sólo literalmente en la procreación y socialización de los niños, sino también en
la creación y recreación de los adultos, como existencias sociosexuales individualizadas y
personificadas.(año 2012y p.43)
Las mujeres además de todo lo que hacemos, amamos y tratamos de ser amadas. La
diferencia está en cómo amamos y cómo somos amadas, no es idéntica ni recíproca, es
desigual. La desigualdad de género marca las relaciones amorosas.

Las normas sociales de las sociedades Occidentales marcan el amor conyugal como centro
de la vida de las mujeres, en ese amor construido, fantaseado, somos educadas. “La
conyugalidad, más allá de las diversas características que ha adoptado a lo largo de la
historia en Occidente, ha sido secularmente la forma instituida del control de la sexualidad
de las mujeres” (Fernández,1993, p. 256). Con esta pasividad del erotismo femenino se
perpetúa y configura históricamente la subjetividad de las mujeres.

Simon de Beauvoir plantea “no se nace mujer, llaga una a serlo.”(1965, p.13), Lagarde
acuña el término de llegar a ser mujer y plantea como conclusión que: “Nacemos sexuadas,
con características sexuales especificas, y es a partir de ellas que aprendemos los
contenidos de género” (2001, p. 13).La cultura occidental tiene como contenido del género
femenino el amor. Las relaciones parentales son nuestras primeras experiencias de amor,
fundamentalmente la madre que culturalmente es quien provee de cuidado e inviste de
afecto al niño/a.

Se nos plantea el amor universal, lo que no es real. El amor es una construcción subjetiva y
lo universal es el intento de las personas por vivir el amor y en el amor, es el anhelo lo que
se vive masivamente. Este anhelo se da mayoritariamente en las mujeres ya que se
considera a éstas seres del amor, seres para el amor.**

“Para las mujeres, más que para los hombres, el amor es definitorio de su identidad de
género. Para las mujeres el amor no es solo una experiencia posible, es la experiencia que
nos define.”( Lagarde, 2001, p. 12)

Por ser “la” experiencia que nos define, es el amor una forma de cautiverio sostiene
Lagarde. Se vincula al amor y al poder, por lo tanto se entiende que el amor, es una fuente
de poder, gran cantidad de mujeres viven experiencias de desamor, de inequidad amorosa.
Las corrientes feministas teorizan en que el amor es una forma de sometimiento que
perpetúa las desigualdades. El amor romántico como eje central de las vida de las mujeres.

Culturalmente se sostiene que el amor todo lo puede, que da sentido a la vida. Las mujeres
hemos sido educadas y configuradas para poner el amor en el centro de nuestra vida. **

no es la existencia de historias de amor sino la presencia de una subjetividad


organizada en clave sentimental- por lo tanto fragilizada-, donde junto con los
sentimientos amorosos que unen a un hombre y a una mujer se van instituyendo
posiciones de poder que generalmente desfavorecen a las mujeres. (Fernández,
1993, p. 258)

Es necesario que las mujeres seamos protagonistas. Ana María Fernández plantea que:

En lo que a las mujeres respecta, pueden mencionarse aquellas transformaciones


que se orientan de un narcisismo de “ser para los otros” a un ser para sí mismas, de
la pasividad a la actividad en la esfera del erotismo, de un código privado a un
código público en su circulación por los espacios sociales. (Fernández, 1993, p.16)
La transformación que se cita anteriormente, hace referencia a un cambio en la subjetividad
de las mujeres en lo social. El paso de lo privado a lo público, ocupando lugares de
visibilidad social transformando la cotidianeidad.
Esta transformación de seres para si mismas, trae aparejado una crisis entre la anterior
forma de vincularnos y la nueva, “crisis de contratos explícitos e implícitos, de lo dicho y lo
no dicho, que habían delimitado lo legítimo en las relaciones entre los géneros, en los
últimos tiempos”. Fernández
La legitimación de la mujer, como amorosa, romántica, llena de ilusión y siempre
aguardando la completud en el amor, han hecho e impuesto la idea de la mujer frágil.
En lo que respecta a las mujeres respecta
Las múltiples formas de amor para Marcela Lagarde,

“la palabra amor viene del latín significa, vivo afecto o inclinación hacia una persona o
cosa”, de esta manera se decentra el amor únicamente a las personas.
“En la tradición occidental se jerarquizan las formas de amor y se escinde la experiencia
amorosa en dos planos, el físico y el espiritual, considerándolos autónomos” (Lagarde,
2001, p. 24). El amor físico, sería el carnal apasionado, en tanto el espiritual tiene
connotación positiva, moralmente aceptado.
El amor también asociado a la voluntad, cuando hacemos cosas con amor, frecuentemente
se llama a la persona amada, amor .Se ama a la naturaleza, los libros, objetos que son
portadores de amor y significados para cada uno. Se aman procesos individuales como
profesiones, oficios y procesos colectivos causas sociales, políticas, etc.
El amor se experimenta como un apetito, un ansia. No solamente un anhelo de, un
afecto por, una inclinación hacia, sino también como una pasión profunda, como una
fuerza que no reconoce normas ni mandatos ni límites y solo busca satisfacerse. Por
esa pasión amorosa se moviliza la voluntad y la creatividad de las personas.
(Lagarde,2001, p. 24)
Habla de un amor vital para la vida de las mujeres, el amor propio tiene que ver con
complejos procesos de construcción y deconstrucción de la subjetividad emocional y social.
Tema fundamental desde la perspectiva feminista.

Lo llamaremos autoestima

La autoestima es el conjunto de experiencias subjetivas y de prácticas de vida que


cada persona experimenta y realiza sobre sí misma. En la dimensión subjetiva
intelectual, la autoestima está conformada por los Pensamientos, los conocimientos,
las intuiciones, las dudas, las elucubraciones y las creencias acerca de una misma,
pero también por las interpretaciones que elaboramos sobre lo que nos sucede, lo
que nos pasa y lo que hacemos que suceda. Es una conciencia del Yo en el mundo
y, por ende, es también una visión del mundo y de la vida. Y en la dimensión
subjetiva afectiva, la autoestima contiene las emociones, los afectos y los deseos
fundamentales sentidos sobre una misma. Sobre la propia historia, los
acontecimientos que nos marcan, las experiencias vividas y también las
fantaseadas, imaginadas y soñadas.( Lagarde, 2001,p.9).
Al hablar de autoestima surgen conceptos como libertad, es un tema que nos interpela a
todas las mujeres ya que es difícil experimentar la libertad si vivimos en condiciones de
desigualdad.
Es necesario un involucramiento consciente con la libertad para poder detectarla y
vincularnos de esta forma, “no hay libertad sin autoestima y no hay igualdad sin ella. La
autoestima es también constituyente de la autonomía” (Lagarde, 2001, p. 42)
Marcela Lagarde plantea una pregunta ¿cómo podemos ser generosas con los demás si no
somos primordialmente generosas con nostras mismas? Es por esto que se dice que las
mujeres somos seres para otros, que el cuidado y el amor de las mujeres es puesto afuera.
La cultura patriarcal ha hecho de esto su legado.
Cita a Simone de Beauvoir en su premisa del egoísmo de las mujeres, quiere decir que es
necesario componer un fuerte sentido de nosotras mismas, el empoderamiento que mucho
se habla pero poco se aplica. Empoderar en el sentido estricto de la palabra, tomar el poder.
El empoderamiento está enmarcado en la perspectiva política y en la tradición
histórica de la emancipación y la liberación, y su sentido es la constitución de las
mujeres en sujetas. La emancipación, en sentido estricto significa la liberación de la
patria potestad, de la tutela y de la servidumbre. Y, para las mujeres, la
transformación en sujetas pasa por tener autonomía y eliminar toda forma de
servidumbre que ha marcado la condición opresiva. (Lagarde, 2012, p. 129).
El empoderamiento, alienta al fortalecimiento de las mujeres a la adquisición de
capacidades y herramientas para vivir la vida, es un proceso para desarrollar la conciencia
de género.
Es necesario generar condiciones para favorecer el empoderamiento, en pos de la igualdad.
Su insistencia del uso de la idea de amor, en múltiples sentidos aplicado a todos los ámbitos
de la vida de las mujeres, no es casual por esta vía pretende descentrar el amor del
contrato romántico heterosexual como único ámbito de su existencia.

La frustración en el amor.

Los conflictos en las relaciones de pareja son definitorios, al momento de vivir la experiencia
del amor.
Mayormente las mujeres tenemos ideales de amor, que difieren de la realidad. Es por esto
que se manifiesta el conflicto entre el mito y la realidad.
El conflicto entre el mito amoroso y realidad amorosa es de carácter cultural y social.
La sociedad fomenta activamente entre las mujeres una mitología amorosa. Se nos
fomenta un tipo de imaginería amorosa profundamente idealista, que a veces
defendemos a toda costa, como parte esencial de nuestra experiencia amorosa. Al
estar viviendo un amor, o al no vivirlo, en la imaginación, en los anhelos, en los
sueños de las mujeres están presentes los mitos amorosos aprendidos, que son los
que organizan el deseo profundo de encontrar a otro o a otra.(Lagarde,2001, p. 68)
Las relaciones amorosas sufren tensiones por este conflicto. El anhelo y la vivencia de amor
determinan las mismas.
Es necesario para plantear nuevos contratos de amor, visualizar nuestros mitos amorosos.
Tomar distancia y embarcarse en la realidad que vivimos, para evitar la frustración, que
aparece cuando se confunde “lo que debe ser con lo que es”.(Lagarde,2001, p. 68)
Esta nueva realidad social produce una “crisis” (ruptura de un equilibrio anterior y
búsqueda y búsqueda de un nuevo equilibrio) de los pactos y contratos que regían
las relaciones familiares y extrafamiliares entre hombres y mujeres. Crisis de los
contratos explícitos e implícitos, de lo dicho y lo no dicho, que habían delimitado lo
legitimo en las relaciones entre los géneros, en los últimos tiempos. (Fernández,
1993, p. 17)
Las mujeres actuales somos sincréticas “vivimos con una extraordinaria intensidad las
contradicciones de tiempos asociados a estereotipos de las condiciones de género”.
(Lagarde, 2012, p. 69).
Somos mezcla de mujeres tradicionales y mujeres modernas, antagónicas. En lo que al
amor respecta las mujeres somos idealistas, sin embargo tomamos elementos actuales
modernos que nos proveen pensamiento crítico.
Pero cuando de amor se habla queda de un lado el pensamiento crítico y anhelamos el
amor como está planteado por los mitos , prima de deseo de amor y ser amadas
Ampliar?

La maternidad

“La construcción de la Mujer de la Ilusión, esencia femenina, más madre que mujer, mas objeto que sujeto
erótico, más pasiva que activa, más partenaire que protagonista” (Fernández, 1993, p.249)
Se habla de maternidad y la naturaleza femenina, del instinto maternal de las mujeres. Si
bien es cierto que las mujeres por su fisiología somos quienes podemos gestar; Esto: ¿Se
puede tomar como un hecho natural?

“Decir que es característico de las mujeres parir, es algo muy diferente de definir a la mujer
por una de sus funciones de individuo social, la función madre.” (Fernández, 1993, p.176)

Todo lo que viene adosado a la vida de las mujeres en cuanto a la maternidad es más
amplio, ya que lo cultural y los mitos se manifiestan en la subjetividad de cada una.

La maternidad, es concebida como forma de legitimar la esencia femenina. En la sociedad


patriarcal en la que vivimos se dice que el hecho de ser madres, completa la vida de las
mujeres.

La cultura patriarcal que construye el sincretismo de género fomenta en las mujeres


la satisfacción del deber de cuidar, convertido en deber ser a histórico natural de las
mujeres y, por tanto, deseo propio y, al mismo tiempo, la necesidad social y
económica de participar en procesos educativos, laborales y políticos para sobrevivir
en la sociedad del capitalismo salvaje. (Lagarde, 2013, p.2)

“Las madres tienen una historia y, por lo tanto, la maternidad ya no puede verse como un
hecho natural, atemporal y universal, sino como una parte de la cultura en evolución
continua.” (Palomar Verea, Cristina, 2005,p. 40).

A lo largo de la historia el concepto de maternidad se ha ido transformando, y


experimentado transformaciones de acuerdo a los cambios culturales.
La noción de maternidad se produce a través de complejos procesos sociales y
culturales y ha tenido por lo tanto, diferentes significaciones a lo largo de la historia.
Por este motivo al abordarla, se hace necesario separar el hecho de la reproducción
–del orden de lo biológico– de la dimensión simbólica y cultural que esta noción
conlleva. (Amorín, Carril, Varela, 2006, p.168)

Ana María Fernández en su libro La mujer de la ilusión (1993) plantea el cambio que existe
en la maternidad actual, asociada al cuidado, al ser madre amorosa y afectuosa con los
hijos. A diferencia de la sociedad premoderna donde lo importante era la función
reproductora “gestar y parir. Lo valorizado era parir 18 a 20 hijos.” (Fernández, 1993, p.174)

Actualmente la menor cantidad de hijos, asegura a las mujeres un buen cuidado de ellos.
Siguiendo el pensamiento de Fernández, la sociedad legitima la idea mujer = madre. La
maternidad es función de la mujer, mediante este hecho “la mujer alcanza su realización y
adultez” (Fernández, 1993, p.161). Con esta afirmación se entiende que la maternidad da
sentido a la feminidad, esencialmente la mujer es madre.
Marcela Lagarde en su trabajo el cautiverio de las mujeres, categoriza a la madresposa y su
relación con la maternidad; “la madre es una institución histórica, clave en la reproducción
de la sociedad, de la cultura y de la hegemonía, y en la realización personal del ser social
de las mujeres”(2001,p.390). Mediante la maternidad, la mujer- madre custodia el orden en
la sociedad y en la cultura, los cuidados domésticos y sociales están a cargo de las
mujeres, son parte de su la construcción social histórica.
La misma autora plantea el término “maternizar a la sociedad y desmaternizar a las
mujeres”(2003, p. 5) para impulsar la autonomía, el desarrollo personal de cada mujer,
eliminarndo todo tipo de inequidad social y supremacía de género.
Se plantea la noción de imaginario social, no solo está en juego la identificación con la
madre y las determinaciones inconscientes de la mujer. Hay una gran presión social, que
impregna la subjetividad de las mujeres.
Fernández lo denomina “mito” se refiere a “un conjunto de creencias y anhelos colectivos
que ordenan la valoración social que la maternidad tiene en un momento dado de la
sociedad” (Fernández, 1993, p.162).
(Burin, 1992; 1990), nuestra cultura ha identificado a las mujeres en tanto sujetos con la
maternidad. Con esto les ha asignado un lugar y un papel social considerado como garante
de su salud mental. Nuestra cultura patriarcal ha utilizado diversos recursos materiales y
simbólicos para mantener dicha identificación, tales como los conceptos y prácticas del rol
maternal, la función materna, el ejercicio de la maternidad, el deseo maternal, el ideal
maternal

Instinto materno

Desde la perspectiva feminista no existe nada naturalmente asignado en la mujer que


asegure que pueda desempeñarse de forma adecuada cuando es madre, no responde a la
esencia femenina, lejos de ello, estamos frente a una representación o un conjunto de
representaciones que son producida por la cultura.
En la maternidad la mujer realiza integralmente su destino fisiológico; esa es su
vocación “natural”, puesto que todo su organismo se halla orientado hacia la
perpetuación de la especie. Pero ya se ha dicho que la sociedad humana no se
encuentra abandonada nunca a la naturaleza. Y desde hace un siglo, en particular,
la función reproductora no es dirigida por el azar biológico, sino que es dirigida por
las voluntades. ( Simone De Beauvoir, 1965, p.273)
En la cita anterior se explica claramente la noción de voluntad, por encima del instinto que
tanto se habla y adjudica a la mujer. El termino voluntad, es portador de derechos para las
mujeres. Si por su voluntad y conciencia deciden transitar la maternidad .
El mito que se construyo alrededor de la maternidad, Fernández (1993) afirma que es lo
instintivo que una madre puede hacer, lo que permite que entienda a los hijos mejor que
nadie. Coloca a la mujer en un lugar de irremplazable, escindiendo todo tipo de libertad y de
separación de la mujer – madre.
Marcela Lagarde (1993) manifiesta “La maternidad es sintetizada en el ser social y en las
relaciones que establecen las mujeres aun cuando estas no sean percibidas a través de la
ideología de la maternidad como maternales” (p. 248)
Juliet Mitchell, psicoanalista y feminista plantea las nuevas formas de maternidad, como el
colecho y la lactancia extendida. Como una trampa del patriarcado para volver a las mujeres
a sus hogares, a ser seres asexuados. Afirma que es idealizar una maternidad
enloquecedora, nadie puede desear estar con un hijo las 24 horas, el bebé llora, no deja
dormir. Esto empuja a negar lo que una mujer realmente puede sentir en la maternidad. Se
trata de nuevo de la mujer como objeto, en este caso a través de esa maternidad idealizada.
Naturalizar la maternidad es una cuestión ideológica.
Expresiones en cuanto a la madre que se suelen decir y escuchar en lo cotidiano. Nos
estarían hablando de imágenes idealizadas, omnipotentes, sacralizadas y hasta
tabuizadas de la figura de “la madre”, evidenciando gran parte del significado y valor
simbólico que se le adjudica culturalmente a la función reproductiva de las mujeres
biológicas, así como también a los cuidados primarios que se realizan sobre las
infancias, condicionando lo que entendemos e interpretamos como función de
“maternaje”. (Campero,2017)

Sexualidad

Simone de Beauvoir en El segundo sexo afirma “No se nace mujer: llega una a serlo”
(p. 13), la distinción sexo/género evidencia que el “sexo” puede definirse como aquello que
expresa las diferencias biológicas, mientras que “género” incluye una serie de categorías
socialmente construidas.
La sexualidad es parte de la configuración de la cultura, en todas las sociedades está
presente. En las relaciones sociales, económicas, institucionales y fundamentalmente en la
vida personal. Los sujetos se configuran a través de la sexualidad, Mabel Burin (2010)
parafrasea a Foucault diciendo que a partir de la revolución burguesa la sexualidad queda
restringida a la función reproductora, la familia confisca y reprime la sexualidad. Hace un
recorrido por la historia de la sexualidad, pasando de vivirla libremente, “los cuerpos se
pavoneban” (p.87), luego “la única sexualidad reconocida paso a ser la sexualidad “utilitaria
y fecunda” la sexualidad reproductora” p.87 , todo lo demás era vivido como sexualidad
ilegitima Foucault lo llamo “sexualidades periféricas”
Lagarde, también cita y basa sus supuestos sobre sexualidad, en el pensamiento de
Foucault y dice que es quien manifiesta revelaciones de corte antropológicas ya que
considera a la sexualidad como una experiencia histórica singular, construida por tres ejes,
saber, poder y sexualidad.
Las diferentes culturas construyen, reconocen y asignan distintos atributos sexuales
a los seres humanos, pero todas construyen su clasificación sexual a partir de la
biología. Parece que el impacto de las diferencias corporales es de una magnitud tal
que lo sexual es uno de los fundamentos generalizados de la clasificación y
diferenciación social y cultural. (Lagarde, 2001, p. 205)
Marta Lamas (2016) plantea que es imposible hablar de sexualidad, sin hablar de la doble
moral. Las cuestiones éticas aceptadas para los hombres no son las mismas para las
mujeres. Sostiene que hay avances en la sexualidad, pero la sexualidad femenina, sigue
siendo señalada, reprimida, estigmatizada, diferenciando las putas de las decentes.
La libidido es igual en las mujeres que en los hombres, pero culturalmente el deseo sexual
de las mujeres es reprimido.
Hace un recorrido por la evolución del hombre para entender esta escisión de la sexualidad
femenina. En el cambio del ser humano del paleolítico al neolítico la procreación
simbolizara, la sensibilidad de la mujer. La división sexual del trabajo fue simbolizando que
los hombres son más fuertes físicamente , más racionales en cambio las mujeres más
emocionales y débiles físicamente; si una mujer estaba embarazada no podía realizar
actividades de fuerza, así la mujer fue quedando relegada del mercado del trabajo . “Las
formas históricas de la masculinidad y la feminidad se constituyen en torno al trabajo”
(Lagarde,2001, p. 138). La actividad sexual tiene consecuencias en los cuerpos de la
mujeres y antes de la anticoncepción las mujeres temían estar embarazadas por lo cual la
sexualidad quedo reprimida. La sexualidad femenina esta divida en dos, la procreación y el
erotismo, en su categorización Marcela afirma que; “las madresposas desarrollan el poder
derivado de la maternidad, las prostitutas tienen el poder negativo que emana del cuerpo
erótico” (2001, p. 221). El cuerpo como forma de valoración social y cultural de la sexualidad
de las mujeres, en su texto El Cautiverio ,realiza una cita de Foucault(1980,32) en donde
analiza el poder en y desde el cuerpo.
…el cuerpo está inmerso en un campo político; las relaciones de poder operan sobre
él una presa inmediata, lo cercan, lo marcan, lo doman, lo someten a suplicio, lo
fuerzan a unos trabajos, lo obligan a unas ceremonias, exigen de él unos signos.
Este cerco político del cuerpo va unido, de acuerdo con unas relaciones complejas y
reciprocas, a la utilización económica del cuerpo; el cuerpo en una buena parte, está
imbuido de relaciones de poder y de dominación como fuerza de producción ; pero
en cambio su constitución como fuerza de tranajo sólo es posible si se halla prendido
en un sistema de sujeción (en el que la necesidad es también un instrumento político
cuidadosamente dispuesto, calculado y utilizado). El cuerpo sólo se convierte en
fuerza útil cuando es un cuerpo productivo y cuerpo sometido. ME QUEDA LA
DUDA COMO CITAR????? P.222
El cuerpo considerado lo fundamental para definir la condición de la mujer y la visión
patriarcal de la naturaleza femenina. Todas sus historias pasan por las modificaciones y las
alteraciones de un cuerpo asociado íntimamente con la naturaleza.
El ser considerada cuerpo-para-otros, ya sea para entregarse al hombre o para
procrear, es algo que ha impedido a la mujer ser considerada como sujeto
histórico-social, ya que su subjetividad ha sido reducida y aprisionada dentro de una
sexualidad esencialmente para-otros, con la función específica de la reproducción.
(Basaglia, 1983, p. 40)
Tomando el concepto de cuerpos para otros y seres para los otros citado anteriormente,
Fernández 1993 recoge este término y expone la forma de control de la sexualidad de las
mujeres en occidente, mediante la conyugalidad como forma instituida. El poder que ejercen
los maridos sobre las esposas, sosteniendo en el tiempo la pasividad de las mujeres en la
subjetividad de las mismas.
Para definir la sexualidad me parece pertinente tomar la visión de Marcela ;

La sexualidad es el conjunto de experiencias humanas atribuidas al sexo y definidas


por éste, constituye a los particulares y obliga su adscripción a grupos
socioculturales genéricos y a condiciones de vida predeterminadas. La sexualidad es
un complejo cultural históricamente determinado consistente en relaciones sociales,
institucionales sociales y política, así como en concepciones del mundo, que define
la identidad básica de los sujetos. (Lagarde, 2001, p. 208)
La sexualidad y el cuerpo como cautiverio, los cuerpos cautivos de las prostitutas
esencialmente eróticos, existe una expropiación de su cuerpo para los otros. El cuerpo
como deber ser , de la dependencia vital, como construcción social de estar en el mundo
para las mujeres.
En la cultura las formas de ser mujer, están determinadas por las características sexuales y
su naturaleza humana.

El amor ha sido, por definición, una relación asimétrica que raramente


contemplaba la reciprocidad, salvo en aquel momento breve y feliz en que ni el
uno ni el otro existen. Franca basaglia a1987 p23

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