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Sandra Harding, filó sofa de la ciencia estadounidense, intentó aclarar en qué consiste el "má s"
aportado por la reflexió n feminista al debate científico entre método de investigació n,
metodología y epistemología. En su obra, ¿Existe un método feminista? partiendo de una
distinció n preliminar comienza explicando las diferencias entre metodología, método y
epistemología, y a su vez la confusió n que se presenta entre los científicos sociales con estos
términos. Los define así:
‘’son las mujeres las que deben revelar por primera vez, cuáles son y han sido las experiencias
femeninas’’.
(…) ‘’nuestras experiencias genéricas no solo varían según las categorías culturales, sino que a
menudo también entran en conflicto dentro de la experiencia individual de cada uno’’.
Del aná lisis hasta ahora secundado por la autora emerge una frase que ha tenido mi plena
atenció n en la que cita la 'no existencia de una experiencia de mujer ni su universalidad’ .
De mi reflexió n se desprende que desde los añ os del feminismo las mujeres consideran
necesaria una autorreflexió n. A partir de una identidad diferente, reconocer la propia
parcialidad, darle valor. Todo esto es indispensable para proyectar el cambio y construir una
propia visió n del mundo que incluya la autorrepresentació n de lo femenino, pero también la
representació n de lo masculino.
En conclusió n creo que, S. Harding propone alternativas desde la epistemología para que la mujer sea
sujeto de conocimiento.
La sociedad construye una visió n del mundo, de la vida social y de las condiciones de vida que
construimos, lo que implica el cambio de la sociedad. Relevante es la contribució n socioló gica,
que da la posibilidad de comprender y comprender có mo el individuo está viviendo el
momento en el colectivo. Por lo tanto, se deduce que no tenemos certezas absolutas en una
sociedad, sino permanentes prorpio porque está en continuo movimiento. Segú n mi aná lisis
personal, la discriminació n sistémica actual socava directamente la capacidad de la sociedad
para aplicar el principio de igualdad. Cuando un principio está comprometido, se menoscaba
el valor mismo. Sin igualdad, se ven obstaculizadas y no se pueden materializar las
potencialidades de las ventajas que representa la diversidad. La divisió n reduce la calidad de
las interacciones en la diversidad, impidiendo en ú ltima instancia que las ciudades
aprovechen todo el potencial del modelo de integració n intercultural y sus efectos positivos,
en particular mejores relaciones interpersonales y una mayor apertura. En los estudios de
género se considera central la construcció n social de las diferencias entre hombres y mujeres
con la finalidad de lograr la igualdad de los derechos sociales y políticos sin renunciar a la
especificidad de cada pertenencia de género. Es importante destacar las diferencias para
captar las desigualdades que dan lugar a discriminaciones en el acceso a los recursos políticos,
econó micos, sociales y culturales. El género es una dimensió n nuclear de la identidad, se refiere por
un lado a có mo cada uno de nosotros se define y se expresa y por el otro los sistemas de significado
que en el curso de la historia y en las diferentes culturas se han asignado a los sexos. Parte de la teoría
feminista se basó en la suposició n de que existía una identidad que se concibe a través de la 'categoría
mujeres' que establece los intereses y objetivos feministas y que constituye el sujeto para el que se
busca representació n y representació n política. Representació n significa un proceso político que busca
aumentar la visibilidad y la legitimidad de las mujeres. El género intersecta las modalidades raciales,
de clase, étnicas, sexuales y regionales de las identidades constituidas discursivamente. Así, resulta
imposible separar claramente el género y las intersecciones políticas y culturales en las que se
produce y se mantiene. Del aná lisis realizado hasta ahora se desprende que el género heteropatriarcal
nace de la heterosexualidad y el patriarcado. Es la teorizació n de un supuesto sistema sociopolítico en
el que el género masculino y la heterosexualidad tienen primacía sobre los otros géneros y sobre las
orientaciones sexuales. Por lo tanto, hablamos de un sistema social en el que el patriarcado como
nombre y control en todos los á mbitos de la existencia de las mujeres, donde las desigualdades está n
determinadas por la interacció n del sistema econó mico que reside en el capitalismo. Pero es
importante decir que, desde mi punto de vista, la tesis de un patriarcado universal para la opresió n de
las mujeres ya no goza de la credibilidad que una vez tuvo.
El autor Coll-Planas, a través de su escrito, explica e intenta combatir la homofobia, pero también
políticas locales igualitarias con respecto a la orientació n sexual y la entidad de género. Los temas
LGBT+ son un primer paso para orientarse en una sociedad plural. Aunque la identidad de género no
está legalmente protegida en todos los países, como en algunas culturas se define que el tipo de
orientació n 'normal' es el heterosexual. Las personas LGTBIQ reciben un trato diferente por ser
socialmente discriminadas, por lo que se les niegan derechos que solo se otorgan a las personas
heterosexuales. Una frase con la que quiero terminar, que me inspiró en la exposició n del texto fue la
de la soció loga Paloma Uria Rios: ‘el conocimiento deriva solo de la experiencia y no de la informació n,
de la razó n, de la reflexió n’.