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Apofis, o Apep, representaba en la mitología egipcia a las fuerzas maléficas que
habitan el Duat y a las tinieblas. Apofis era la encarnación del caos así como de la
insurrección armada. Era llamada despectivamente Nepai «El que es como una
tripa intestinal» o «intestino delgado». 1
Apofis en la Duat.
El dios del sol Ra, en forma de Miuty, el «Gran Gato de Heliópolis», hiriendo a la serpiente Apep.
Índice
1Mitología
2Veneración a las serpientes
3Nombres teóforos
4Referencias
5Enlaces externos
Mitología[editar]
Es una serpiente gigantesca, inmortal y poderosa, cuya función consistía en
interrumpir el recorrido nocturno de la barca solar conducida por Ra y defendida
por Seth, para evitar que consiguiera alcanzar el nuevo día. Para ello empleaba
varios métodos: atacaba la barca directamente o culebreaba para provocar bancos
de arena donde el navío encallara. Todo ello tenía sólo una finalidad: romper
la Maat, el «orden cósmico».
Apofis representa el mal, con el que había que luchar para contenerlo; sin
embargo, nunca sería aniquilada, solo era dañada o sometida, ya que de otro
modo el ciclo solar no podría llevarse a cabo diariamente y el mundo perecería.
Para los antiguos egipcios era necesario que existiese el concepto del mal para
que el bien fuera posible.
Los egipcios creían que, cuando el cielo se teñía de rojo, era a causa de las
heridas provocadas a Apofis. También, interpretaron que los eclipses eran obra
suya, en la lucha en la Duat.
Nombres teóforos[editar]
Portaron su nombre varios faraones hicsos de la dinastía XV, como Apofis
I y Apofis II.
Apep (ˁȝpp)'
en jeroglífico
Referencias[editar]
1. ↑ Apofis, en egiptologia.org
Enlaces externos[editar]
Elisa Castel: Gran Diccionario de Mitología Egipcia, en egiptologia.com
Apofis en egiptologia.org
Apocalipsis
¿Acaso ignoras, Asclepio, que Egipto es imagen del cielo, o lo que es más exacto, la
morada del cielo y de todas las potencias divinas? Si hemos de decir verdad, nuestro país
es el templo del cosmos. Pero es conveniente que sepas, que un tiempo ha de venir en que
parecerá que los egipcios han sido fieles en vano a la divinidad, un tiempo en el que se
verá despreciada su total dedicación al culto de la divinidad. Pues la divinidad, toda ella,
abandonará Egipto y retornará al cielo, y la tierra egipcia, abandonada por sus dioses,
enviudará. Egipto se verá invadido y sometido por extranjeros. ¡Ay Egipto!, verás cómo se
prohíbe todo culto a Dios, y lo que es peor, cómo es reo de la suprema pena aquél al que
descubran dando culto y honrando a Dios. Y en ese día este país, que supera a cualquier
otro por su piedad, se convertirá en impío. De estar lleno de templos pasará a llenarse de
tumbas, de estar henchido de dioses a rebosar de cadáveres. ¡Ay Egipto, Egipto! Sólo
fábulas quedarán de tus divinidades y tu religión, nadie creerá en acciones maravillosas y
palabras sagradas: tus milagrosas palabras se convertirán en piedras. Y entonces, ay
Egipto, prevalecerá sobre ti la religión del bárbaro, sea el escita, el indio o cualquier otro
de este género. ¿Pero para qué hablarles a los egipcios, si incluso ellos abandonarán
Egipto?…
… Por eso se despreciará este cosmos magnífico (creado por) Dios, esta obra sin parangón,
este acto lleno de virtud, espectáculo multiforme, provisión (hecha) sin envidia, llena de
(todo lo) digno de contemplación. Se preferirán las tinieblas a la luz y la muerte a la vida,
nadie alzará sus ojos al cielo. El hombre piadoso será considerado demente, el impío será
honrado como sabio, el cobarde tenido por valiente y el hombre de bien castigado como
un malhechor. En cuanto al alma y todo lo que se refiere a ella, como que es inmortal y
todo lo demás que os he enseñado, todo esto, Tat, Asclepio y Amón, no sólo será
considerado como algo ridículo sino incluso objeto de burla. Es más, y creedme en esto, las
vidas de estas personas correrán el más grave peligro. Se instituirá una nueva ley.
… partirán las divinidades bienhechoras y sólo los ángeles malvados permanecerán entre
los hombres para impulsarlos al mal, a la osadía y la impiedad, a la guerra y al pillaje,
enseñándoles todo lo que es contrario a la naturaleza. Se desestabilizará la tierra, dejará de
ser navegable el mar y ya no serán conocidas las estrellas del cielo. Será silenciada toda
voz santa, expresión de la palabra de Dios, y enfermará hasta el mismo aire. En esto
consistirá la vejez del cosmos: impiedad, deshonor e indiferencia ante toda palabra de
bien. Cuando esto suceda, Asclepio, entonces, el padre y Dios, hacedor del primer y único
dios, empieza por observar lo que ha sucedido, y, por su designio que es el bien, tras
dirigirlo contra el desorden, extirpa el error y pone fin a la maldad: la anega con un
diluvio, la consume con el fuego violento y la extermina con guerra y epidemias hasta
restaurar… (Asclepio, 24-25-26).
Índice
Primera señal del fin del mundo: El suceso frecuente de terremotos,
hambrunas, epidemias y guerras
Segunda señal del fin del mundo: La aparición de anomalías
celestes
Tercera señal del fin del mundo: La desolación de las iglesias están
desoladas y el enfriamiento del amor de los creyentes
Sexta señal del fin del mundo: La difusión del evangelio hasta los
confines de la tierra
https://www.nosotros.cl/enigmas/detalle_noticia.php?cont=705
En esta crisis sanitaria de la pandemia, el mensaje es claro: el mal y la muerte de la pandemia del COVID-19
no tienen la última palabra.
Analicemos algunos símbolos del Apocalipsis. Cuándo se dice en el libro que los ciento cuarenta y cuatro mil
son los elegidos, ¿a qué se refiere?
Se refiere al antiguo y el nuevo pueblo de Dios que están sufriendo la persecución y el martirio. Se usan
imágenes cosmológico-míticas de la época del autor, porque es la forma más audaz en ese entonces para
evangelizar la población. El número 144,000 es el resultado matemático de las 12 tribus de Israel multiplicado
por las 12 tribus del nuevo Israel (el nuevo pueblo de Dios) multiplicado por 1,000, significando una multitud
sin fin. Están incluidas en esa multitud: las doce tribus que constituyen el pueblo de Israel, los santos y los
mártires que son un número grande e indeterminado, y una infinidad de cristianos más, todos ellos forman
parte de la Iglesia triunfante en el reino de Dios.
Este símbolo expresa el sacrificio cruento de Jesucristo el Cordero de Dios. Pero está de “pie” porque ha
resucitado. Jesucristo es el cordero crucificado y resucitado. Tiene “siete cuernos” (Ap 5,6): “siete” (totalidad)
y “cuernos” (poder). “Siete ojos”: significa que la plenitud de los siete dones del Espíritu pertenece a
Jesucristo. El mensaje teológico de esta imagen es que Jesucristo es el Cordero crucificado y resucitado, que
con su potencia mesiánica posee la plenitud del Espíritu y se la comunica a la humanidad. Podemos descubrir
que el libro condensa la esperanza mesiánica que se fue fraguando desde el Antiguo Testamento, se realiza en
el Nuevo Testamento y anuncia que el nuevo mundo ya ha comenzado pero que no sabemos cuándo se
realizará plenamente. El día y la hora del final de la historia no lo sabemos, solo lo sabe Dios…
Jesucristo crucificado y resucitado es el “Alfa” y el “Omega”, la primera y última letra del alfabeto griego, él
es el principio y fin de todas las cosas, su proyecto es el Reino de Dios que se realiza en presencia y en contra
del reino del mal que será vencido definitivamente al final de la historia cuando serán recreadas todas las
cosas, y se haga realidad el cielo nuevo y la tierra nueva.
La bestia es el poder que se auto-diviniza y se ha concretizado en el Imperio Romano. Esta fuerza política
monstruosa, que ha causado tantos mártires y víctimas, es la antítesis del Cordero. Sin embargo, aunque el
símbolo de la bestia alude al Imperio Romano, esta encarna el poder demoníaco como tal: el poder político,
militar, visible y tangible que ejerce una forma efectiva de violencia sobre la humanidad, que es capaz de
aplastar cualquier resistencia y oposición. El número de la bestia es “666”, el símbolo “6” es un tentativo de
alcanzar la perfección o la plenitud que es el número “7”, y el triple 6 expresa que el fracaso es definitivo (Ap.
13).
Al final la bestia es vencida y es celebrado el triunfo del nuevo y definitivo “Éxodo”, la liberación definitiva,
el triunfo de Dios y la plenitud de su reino, la salvación de la humanidad y de la creación toda entera.
El enorme dragón rojo fuego simboliza el imperio romano con siete cabezas de emperadores con sus coronas
y un poder político, económico, militar vastísimo (Ap 12,1-6). El dragón persigue y ataca al pueblo y también
a su descendiente, el Mesías.
Las plagas que representan la reacción al mal por parte de Dios, recuerdan las plagas de Egipto que ocurren
como resultado del rechazo del Faraón egipcio al proyecto de Dios y por lo cual Dios lo condena (Ap 16,1-
21). Dios interviene no para destruir, sino para interpelar y convertir el corazón de piedra en corazón de carne.
Lo que hay de destrucción parcial a través de las plagas es para eliminar o suprimir el antiguo cosmos, en
vistas a la resurrección de un nuevo mundo, la creación de la tierra nueva y el cielo nuevo.
La figura de la ciudad de Babilonia, representa el poder idolátrico de Roma, que persigue a los creyentes y
pervierte el mundo. No obstante todo el lujo, la riqueza y el esplendor de Babilonia, esta será reducida a un
desierto, será arrojada al abismo, así como la bestia que es el dragón, el diablo o Satanás (Ap. 20). El libro
revela el significado de la dinámica histórica y comunica la certeza de que el Señor de la historia está obrando
y triunfará.
Sí, definitivamente. El libro del Apocalipsis nos ofrece un modelo de evangelización de las primeras
comunidades cristianas perseguidas por el poder político, tema de importancia trascendental en nuestro
contexto actual cuando se idolatra el poder (Cfr. López, J. 1993. Conversaciones con Juan, el vidente de
Patmos. Madrid: Sociedad de Educación Atenas, p. 29). Evangelizar de esta manera libera de todo imaginario
social alienante y adormecedor, y también lleva a la conversión personal, comunitaria y social. La idolatría
somete la libertad humana, conculca la dignidad de la persona, destruye la imagen de Dios que tiene todo ser
humano. La idolatría nos muestra la capacidad de violencia destructiva en las relaciones de poder que
muestran su rostro más oscuro de la monstruosidad y la bestialidad cuando se impone sin ninguna restricción
ética.
El martirio de Jesucristo y de sus seguidores es un testimonio vivo de fidelidad. Ellos han sido víctimas de la
idolatría al poder y la riqueza del imperio romano con sus césares y vasallos entonces identificados con el
símbolo de la “Bestia” y su cifra es “666” (Ap. 13,18). El texto nos revela la densidad demoníaca del poder
cuando se absolutiza.
¿Por qué el autor usa tantos símbolos tan lejanos para nuestra cultura?
El autor emplea símbolos propios de su época y su cultura que todos los cristianos comprendían. Y escribe
desde la prisión en el destierro político en la isla de Patmos situada en el Mar Egeo, a causa de los
acontecimientos y las denuncias que hizo en su época. Los romanos utilizaban las pequeñas islas del Egeo
para el destierro político. Las denuncias las hace con imágenes. La comunidad del autor del Apocalipsis
resiste a una política de dominación, de persecución y muerte que favorece la idolatría y que reclama víctimas
humanas. La visión cristiana del Apocalipsis, lejos de animar a la fuga de la realidad, impulsa al compromiso
por el reino de Dios y su justicia.
Este relato enigmático inundado de símbolos, lejanos de nuestra propia cultura, expresa un mensaje actual e
importante para nuestros días. Para escudriñar y descubrir la actualidad de su mensaje es necesaria una lectura
atenta y una familiaridad con la Sagrada Escritura. Lecturas fundamentalistas y desencarnadas creen que el
Apocalipsis es un libro de recetas de acontecimientos presentes y de las calamidades como el COVID-19, que
tanto daño hacen a la humanidad. Dios es un Dios de vida y no pretende consumar la historia destruyendo la
humanidad ni la creación que él mismo ha creado, sino más bien quiere llevarlas a su plenitud y hacerlas
partícipes de su plena divinidad.
El libro fue escrito durante el período del emperador Domiciano a finales del siglo I d.C., y responde a un
período de perturbaciones y persecuciones de las comunidades cristianas. Por eso su finalidad es levantar y
afianzar la moral de las mismas en esas circunstancias de persecución y martirio. Por esta razón se realiza una
recopilación literaria de los eventos históricos más sobresalientes de la historia del pueblo de Israel como por
ejemplo, el exilio y el regreso a la tierra prometida, la liberación y la salvación de Dios.
Realmente que después de esta breve entrevista nos motiva para leer el libro del Apocalipsis con otros ojos y
con una actitud esperanzadora en contra de todo pesimismo y espíritu fatalista. ¡Muchas gracias!
Según los últimos datos disponibles, el famoso asteroide llamado Apofis, en
honor al antiguo dios egipcio del caos, está ganando velocidad a medida
que se dirige hacia la Tierra. Esta peligrosa roca espacial, denominada
Apophis 99942, es del tipo Atón, asteroides que efectúan trayectorias
orbitales interiores a la terrestre, por lo que mantienen su recorrido dentro
del que ejerce la Tierra. Fue descubierto por primera vez en 2004 por
investigadores del Instituto de Astronomía de la Universidad de Hawái.
El efecto Yarkovsky
Añadió que el hemisferio más cálido del asteroide empujaría un poco más
que el hemisferio más frío, y eso hace que el asteroide se desvíe de lo que
es una órbita puramente gravitacional. Sin embargo, los investigadores
dicen que aún no hay que descartar otras fechas de impacto. Es probable
que durante el encuentro cercano de 2029, Apofis pase a través de un ojo
de la cerradura gravitacional. Eso establecería un impacto futuro
exactamente siete años después, el viernes 13 de abril de 2036.