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14/ SEPTIEMBRE /2020 FRANCISCO LÓPEZ RODRÍGUEZ

ANÁLISIS HERMENÉUTICO APOCALIPSIS 7:1-8

APOCALIPSIS 7:1-8

7: 1 Después de esto vi a cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, que detenían los cuatro
vientos de la tierra, para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol. 2 Vi
también a otro ángel que subía de donde sale el sol, y tenía el sello del Dios vivo; y clamó a gran voz a los cuatro
ángeles, a quienes se les había dado el poder de hacer daño a la tierra y al mar, 3 diciendo: No hagáis daño a la
tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios. 4 Y oí el
número de los sellados: ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel. 5 De la tribu
de Judá, doce mil sellados. De la tribu de Rubén, doce mil sellados. De la tribu de Gad, doce mil sellados. 6 De la
tribu de Aser, doce mil sellados. De la tribu de Neftalí, doce mil sellados. De la tribu de Manasés, doce mil
sellados. 7 De la tribu de Simeón, doce mil sellados. De la tribu de Leví, doce mil sellados. De la tribu de Isacar,
doce mil sellados. 8 De la tribu de Zabulón, doce mil sellados. De la tribu de José, doce mil sellados. De la tribu
de Benjamín, doce mil sellados.

I. GENERALIDADES ANALÍTICAS

MARCO REFERENCIAL

¿Quién escribió el libro? Juan, el apóstol que también escribió el Evangelio de Juan y las tres cartas que llevan su
nombre.

¿Cándo fué escrito? Varias fechas se han sugerido, la preferida es entre los años 90-96 d. C. Cerca del final del
reinado del emperador romano Domiciano, aproximadamente cuando empezó su persecución contra la iglesia.
Estos días oscuros requerían la luz de esperanza de un futuro victorioso.

¿A quién lefue escrito? Este libro estaba dirigido a las siete iglesias en la provincia romana de Asia —Turquía
actual— para advertirles a no apartarse de su fe en Jesucristo. También les ofreció la garantía de la victoria final a
través del Rey de Reyes y Señor de Señores, quien tiene el futuro en sus manos.

¿Dónde fue escrito? La isla de Patmos.

MARCO HISTÓRICO

¿Cuál es el trasfondo histórico del libro? De todos los escritos del Nuevo Testamento, Apocalipsis es el más
difícil de interpretar. Los eruditos difieren acerca del significado exacto de algunos de los pasajes más importantes
de este libro. Pero el propósito básico es el mismo: revelar a Cristo como Señor, triunfante sobre el mal. Escrito
por el anciano discípulo Juan mientras estaba encarcelado en la isla de Patmos alrededor del año 95 d.C.,
Apocalipsis ha sido una fuente de estímulo e inspiración a los cristianos de todas las generaciones.

MÉTODO LITERARIO

¿Qué género de literatura es el libro? Profética. Apocalipsis está escrito en forma "apocalíptica", un tipo de
literatura judía que emplea imágenes simbólicas para comunicar esperanza (en el triunfo final de Dios) a quienes
se hallan en medio de la persecución. Los acontecimientos están ordenados conforme a la literatura en lugar de
seguir patrones estrictamente cronológicos.

IDEA PRINCIPAL Y PROPÓSITO

¿Cuál es la idea principaldel libro? Es profético, y habla de la historia de la iglesia, y del fin de los tiempos. Uno
de los énfasis es el triunfo de Jesucristo.

¿Cuál fué la razón principal por la que se escribió este libro? Escrito para la iglesia del Asia de aquel entonces, y
estas iglesias estaba en la ruta del correo. Era u tiempo de persecución cuando Juan escribió este libro.

PALABRAS CLAVE EN APOCALIPSIS (RV1960):

Dios, Jesús (Cristo), Espíritu, Juan, iglesia (s), trono, misterio, arrepentirse, vencer, Satanás (demonios, diablo,
dragón) después de esto, y vi (mire), ángel (es), sello (s), naciones, trompeta (s), copa (s), plaga (s), ira, bestia,
Babilonia (mujer), terremoto, voces, truenos, relámpagos.

TEMAS:

Jesús como Cordero muerto y Rey victorioso; segunda venida; soberanía de Dios en la historia; ira de Dios contra
el pecado; triunfo de los que siguen a Jesús.

DESTINATARIOS:

Las iglesias en la provincia romana de Asia, que muestran una mezcla de fidelidad y de debilidad interna.

OCASIÓN:

La negativa de los cristianos primitivos a participar en el culto al emperador (que era aclamado "señor" y
"salvador") los estaba poniendo en camino para chocar en el estado. Juan vio proféticamente que la situación
empeoraría antes que ponerse mejor y que las iglesias estaban pobremente preparadas para lo que estaba a punto
de suceder, de modo que les escribe para advertirles, animarles y también para anunciarles el juicio de Dios en
contra de Roma.

ÉNFASIS:

A pesar de las apariencias contrarias, Dios está en absoluto control de la historia; aunque el pueblo de Dios está
destinado a sufrir en el presente, la salvación segura de Dios les pertenece; el juicio de Dios vendrá sobre los
responsables del sufrimiento de la iglesia; al final (cap 21-22) Dios restaurará los que fue perdido o deformado al
principio (Gn 1-3).

MENSAJE CENTRAL DE APOCALIPSIS:

Cuando la historia se torna adversa y “los malos están ganando”, es un alivio darle un vistazo al final de la
historia: “al final los buenos sí ganan”. Apocalipsis nos recuerda que al final la justicia y misericordia triunfan
sobre el mal, y cada tristeza es consolada. Por la victoria de Jesús sobre el pecado y la muerte, somos llamados a
vivir vidas consistentes con el reino venidero de Dios.
Esta profecía es el libro “climático” del Nuevo Testamento. Los cuatro evangelios describen la vida de Jesús en la
tierra. Las muchas cartas describen el ministerio del Cristo resucitado. Apocalipsis presenta a Jesús como el
glorioso Rey venidero, que merece tu amor, adoración y lealtad total. La garantía de su victoria final nos da valor
para perseverar en medio de los desafíos de la vida. Nuestra confianza se encuentra en la esperanza de que el
mundo será “el reino de nuestro Señor y de su Cristo, y él reinará por siempre y para siempre” (Apo 11:15).

II. ALGUNOS ASPECTOS PROFÉTICOS Y ESCATOLÓGICOS DEL TEXTO

Como ya se señaló, en el libro de Apocalipsis Dios también arroja algo de luz sobre el fin de los tiempos de la
humanidad. Sabemos que no se nos dan todos los detalles, sino tan sólo una serie de aspectos que nos pueden
servir para identificar importantes acontecimientos que van a tener lugar en el mundo, antes y cuando el Señor
Jesucristo vuelva por segunda vez en gloria para juzgar a este mundo y establecer su reino.

En el capítulo sexto se describe cómo el Cordero abre los seis primeros sellos que traerán los juicios de Dios
sobre este mundo. También se puede advertir que con el sexto sello vendrán una serie de eventos sin precedente
sobre la tierra: "Miré cuando abrió el sexto sello, y he aquí hubo un gran terremoto; y el sol se puso negro como
tela de cilicio, y la luna se volvió toda como sangre; y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como la
higuera deja caer sus higos cuando es sacudida por un fuerte viento. Y el cielo se desvaneció como un pergamino
que se enrolla; y todo mont(1-3) e y toda isla se removió de su lugar." (Ap 6:12-14)

Según Mateo 24:29-30 se trata de los acontecimientos que tendrán lugar cuando en medio de estas extraordinarias
señales aparecerá el Señor Jesucristo para poner fin al orden mundial. Es probable que el mundo se niegue a
reconocer que los juicios asociados a los primeros sellos vengan de parte de Dios. Pero al abrirse el sexto sello,
nadie tendrá duda de que "el gran día de su ira ha llegado". Es entonces cuando surgirá la pregunta que da lugar a
la explicación del capítulo siete, y que detiene momentáneamente la apertura del séptimo sello. La pregunta en
cuestión es: ¿Quién podrá sostenerse en pie cuando el Cordero manifieste su ira? (Ap 6:17).

Partiendo de lo anterior, el capítulo 7 surge como “un paréntesis” que sirve para responder a la cuestión de si
¿habrá alguien que podrá estar en pie cuando Cristo venga a juzgar el mundo?. La respuesta es que sí, que habrá
dos grupos de personas que serán librados de la ira del Cordero. En la primera parte del capítulo vemos a un
grupo de ciento cuarenta y cuatro mil personas relacionadas con el pueblo de Israel que serán libradas de la ira del
Cordero (Ap 7:1-8), y en la segunda parte vemos a un grupo de gentiles que también lo serán (Ap 7:9-17).

Partiendo de lo anterior, podríamos decir que el capítulo 7 de Apocalipsis es una suerte de “paréntesis de gracia”,
en el que se nos presentan a dos grupos de redimidos que serán librados de la ira de Dios. Se trata de dar a saber
quién será salvo de la ira de Dios, que vendrá cuando aparezca el Cordero a poner fin al gobierno del mundo y a
establecer el día del Señor.

EL JUICIO QUE ES DETENIDO HASTA QUE LOS SIERVOS SEAN SELLADOS (1-3)

“Después de esto vi a cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, que detenían los cuatro vientos
de la tierra, para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol. Vi también a
otro ángel que subía de donde sale el sol, y tenía el sello del Dios vivo; y clamó a gran voz a los cuatro ángeles, a
quienes se les había dado el poder de hacer daño a la tierra y al mar, diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al
mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios.”
A. Cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra: La frase los cuatro ángulos de la tierra es una
equivalencia antigua (y algunas veces moderna) a la idea de los “cuatro puntos cardinales del compás.” La idea es
que los ángeles afectan a toda la tierra.

B. Detenían los cuatro vientos de la tierra: Estos vientos son la fuerza destructiva del juicio de Dios, como lo son
descritas de manera regular en el Antiguo Testamento.

i. Oseas 13:15 nos da un ejemplo: Aunque él fructifique entre los hermanos, vendrá el solano, viento de
Jehová; se levantará desde el desierto, y se secará su manantial, y se agotará su fuente; él saqueará el
tesoro de todas sus preciosas alhajas.

ii. Los cuatro vientos de la tierra se puede referir a los cuatro jinetes de Apocalipsis 6:1-8, siguiendo el
patrón de Zacarías 6:1-8. En ese pasaje, cuatro carruajes con caballos de los mismos colores de
Apocalipsis 6:1-8 salen a toda la tierra, y se les llama los cuatro espíritus del cielo. Espíritus en ese pasaje
se traduce a la palabra Hebrea ruach, el cual también se puede traducir a vientos.

C. Otro ángel que subía de donde sale el sol, y tenía el sello del Dios vivo: Otro ángel tiene un sello, y él sella al
pueblo de Dios. En el mundo antiguo, tales sellos eran familiares. Un rey o un dueño de una propiedad podían
usar un sello para mostrar que son propietarios o para mostrar autenticidad.

D. No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de
nuestro Dios: Estos siervos de Dios recibirán un sello protector en sus frentes, conteniendo de alguna manera el
nombre de Dios (Apocalipsis 14:1).

i. En Ezequiel 9, un sello protector similar es dado al justo antes de que Jerusalén sea juzgado. El sello es
la letra Hebrea tau (“t,” como la figura de una pequeña cruz).

E. Los siervos de nuestro Dios: No se nos dice exactamente su servicio, pero los 144,000 son sellados por un
propósito específico y único. Sin embargo, la idea general de ser sellado no se limita a ellos.

i. Jesús fue sellado . Él dijo: porque a éste señaló Dios el Padre. (Juan 6:27)

ii. Somos sellados con el Espíritu Santo como un pago de nuestra eventual total redención. Pablo escribió:
Dios, el cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazones.
(2Corintios 1:21-22)

iii. Este sello del Espíritu Santo le pertenece a cada creyente cuando ellos son salvos: habiendo creído en
él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa. (Efesios 1:13)

iv. El sello del Espíritu Santo tiene el significado de consolarnos y retarnos. Somos consolados en cuanto
a que nos asegura que le pertenecemos a Él. Somos retados por éste para apartarnos de toda la maldad y
para identificarnos con Aquel que le pertenecemos: Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este
sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de
Cristo. (2 Timoteo 2:19) Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día
de la redención. (Efesios 4:30)
EL NÚMERO DE LOS QUE SON SELLADOS (4-8)

“Y oí el número de los sellados: ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel. De
la tribu de Judá, doce mil sellados. De la tribu de Rubén, doce mil sellados. De la tribu de Gad, doce mil sellados.
De la tribu de Aser, doce mil sellados. De la tribu de Neftalí, doce mil sellados. De la tribu de Manasés, doce mil
sellados. De la tribu de Simeón, doce mil sellados. De la tribu de Leví, doce mil sellados. De la tribu de Isacar,
doce mil sellados. De la tribu de Zabulón, doce mil sellados. De la tribu de José, doce mil sellados. De la tribu de
Benjamín, doce mil sellados.”

A. Ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel: Esta es su identificación general.
Todos ellos son de todas las tribus de los hijos de Israel. Étnicamente ellos son Judíos, y hay 144,000 de estos
escogidos.

B. De la tribu de Judá, doce mil sellados: Esta es su identificación específica. Los 144,000 están divididos entre
las 12 tribus de Israel. A pesar de que solamente Dios puede conocer a que tribu ancestral pertenecen, hay 12,000
de cada tribu.

C. La omisión de la tribu de Dan: ¿porqué Dan es dejado afuera? Algunos piensan que es porque Dan es la tribu
del Anticristo, basados en Daniel 11:37 y Jeremías 8:16. Este puede o puede que no sea el caso, pero sin duda,
Dan fue la tribu que introdujo la idolatría al pueblo de Israel (Génesis 49:17; Jueces 18:30).

i. Hay una redención maravillosa de la tribu de Dan. Dan es la primera tribu de la lista en el rol milenial
de Ezequiel de las tribus (Ezequiel 48).

D. El desprecio de la tribu de Efraín: Esta tribu es mencionada, pero sola indirectamente. La tribu de José es
mencionada, pero José era representado por dos tribus: Efraín y Manasés. Ya que la tribu de Manasés es
mencionada, por eliminación, la tribu de José debe ser la tribu de Efraín – quien esta en la lista, pero no por
nombre.

i. ¿Porqué es menospreciado Efraín? Quizás lo es porque la tribu de Efraín también estaba asociado con
una gran idolatría (Oseas 4:17).

E. Se ha dicho regularmente que esta lista debe ser puramente simbólica porque es “irregular”. ¿Pero cuál sería un
enlistado “regular” de las tribus?

i. No hay menos de 20 maneras diferentes de enlistar las tribus de Israel en el Antiguo Testamento,
incluyendo a una que omite a la tribu de Dan (1 Crónicas 4-7).

ii. Solamente porque una lista es diferente no significa que es un simbolismo imaginario. Es apropiado el
tener a cada una de estas listas como legítimas, y el considerar que cada versión específica tiene un
propósito, dando a entender o enfatizar algo.

LOS DOS GURPOS DE REDIMIDOS

No es un aspecto menor el que nos fijemos con detenimiento en las diferencias que hay entre los dos grupos ya
señalados:
En primer lugar, los ciento cuarenta y cuatro mil proceden de las doce tribus de Israel (Ap 7:4), mientras que el
segundo grupo está formado por personas de "todas naciones y tribus y pueblos y lenguas" (Ap 7:9).

Los primeros son descritos como un grupo específico formado por ciento cuarenta y cuatro mil (Ap 7:4), mientras
que los segundos son "una gran multitud, la cual nadie podía contar" (Ap 7:9).

El grupo de los ciento cuarenta y cuatro mil están en la tierra y son sellados para ser librados del juicio de Dios
que ha de venir con la apertura del sexto sello (Ap 7:3). A diferencia de ellos, el segundo grupo está en el cielo
delante del trono y en la presencia del Cordero (Ap 7:9), y se nos dice que han salido de la gran tribulación
probablemente después de haber sufrido el martirio (creyentes, que no la Iglesia de Jesucristo) (Ap 7:14).

¿SALVACIÓN EN MEDIO DE LA IRA?

"diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a los
siervos de nuestro Dios." (Ap 7:3)

Tal y como se puede apreciar a lo largo de las escrituras, la historia de los juicios de Dios es interrumpida
momentáneamente para hablarnos de su salvación; podríamos decir que Dios no puede hablar por mucho tiempo
de sus juicios sin hablar también de su salvación. Así que, la apertura del séptimo sello, con los juicios que
vendrán sobre los impíos, es detenida por el momento con el fin de mostrarnos el cuidado especial que Dios tiene
de sus redimidos. Esta afirmación se puede observar en la oración de Habacuc: “En la ira, Dios se acuerda de la
misericordia” (Hab 3:2).

Podemos citar otros ejemplos de este mismo principio a lo largo del Antiguo Testamento. Cuando Dios destruyó
la tierra por medio del diluvio, preservó a Noé y a su familia. Cuando destruyó a Sodoma y Gomorra, preservó a
Lot y a sus hijas. Cuando destruyó Jericó, preservó a Rahab y a su familia. Cuando destruyó Egipto, preservó a la
nación de Israel (Ex 8:22) (Ex 9:4,26) (Ex 11:7). En todos estos casos, Dios estableció una línea de demarcación
entre su pueblo y el mundo, de tal manera que los creyentes fueron preservados de la destrucción que aniquilaba a
los demás.

De este modo, frente al desamparo y desesperación de los impíos sobre la tierra, se contrapone la preservación y
la esperanza de los fieles. Y en medio de la atmósfera de destrucción y pánico descrita por el sexto sello, aún se
aprecia más la gracia y la misericordia de Dios. Por lo tanto, sí que hay algunas personas que podrán sostenerse en
pie cuando el Cordero comience a manifestar su santa ira (Ap 6:17). Estos son aquellos que "han lavado sus
ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero" (Ap 7:14).

LOS CUATRO ÁNGELES QUE DETIENEN LOS JUICIOS DE DIOS

Siguendo adelante, el texto nos dice que hay "cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra", y que
han sido encargados de retener "los cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni
sobre el mar, ni sobre ningún árbol".

Ahora bien, ¿qué es lo que retienen exactamente estos cuatro ángeles? El texto nos dice que son "los cuatro
vientos". En otras porciones de las Escrituras encontramos que los vientos son agentes de los juicios de Dios (Jer
49:36) (Jer 51:1) (Os 13:15). El profeta Nahum había anunciado que en el día de Jehová él marcharía "en la
tempestad y el torbellino" (Nah 1:3).
Algunos sostienen que estos cuatro vientos “vendrán como consecuencia de los cambios climáticos que hoy se
están produciendo en el mundo”, pero aunque es cierto que Dios puede servirse de ciertas causas naturales, lo que
tenemos aquí son juicios extraordinarios enviados por Dios mismo. Aunque también cabe la posibilidad de que no
se trate de un viento literal sino de espíritus personales como en (Zac 6:1-5) o de imperios (Dn 7:2-3,17) o
potencias militares como en (Jer 4:11-13).

Los "cuatro ángeles" controlan los "cuatro vientos", lo que implica que a través de ellos Dios desata o retiene sus
juicios. Y ahora se nos da la razón por la que los juicios del sexto sello son retenidos: "Y clamó a gran voz a los
cuatro ángeles, a quienes se les había dado el poder de hacer daño a la tierra y al mar, hasta que hayamos sellado
en sus frentes a los siervos de nuestro Dios".

LA ORDEN DE SELLAR A LOS REDIMIDOS DE DIOS

Aquí debemos notar que los juicios de Dios debían ser detenidos momentáneamente con el fin de sellar a los
siervos de Dios. Esto sería llevado a cabo antes de que tuvieran lugar los juicios del sexto sello (Ap 7:3) (Ap 6:12-
14). Con este propósito ahora entra en la escena "otro ángel que subía de donde sale el sol, y tenía el sello del
Dios vivo". Este ángel se relaciona aquí con la salida del sol, quizá en alusión a la profecía de Malaquías, quien
había anunciado que para aquellos de su pueblo que temían su nombre "nacerá el Sol de justicia, y en sus alas
traerá salvación" (Mal 4:2).

Este ángel "tenía el sello del Dios vivo". Recordamos que cuando Faraón nombró a José como su primer ministro
y representante, le dio su anillo de sellar como señal de la autoridad que delegaba en él (Gn 41:42). En cuanto al
sello, suponemos que se refiere a alguna marca con el nombre de Dios (Ap 14:1). Y el significado de la acción de
sellar puede ser interpretada de diferentes maneras:

El sello es impuesto como una señal de propiedad. En este caso, lo que se va a sellar son los "siervos de Dios"
(Ap 22:3-4). Esto los diferenciará de los siervos de la bestia que en una vulgar imitación también serán sellados
(Ap 13:16-18).

Otra posibilidad es que como pueblo suyo, éstos son un reino de sacerdotes, lo que nos recuerda la inscripción
"como grabadura de sello" en la frente del sumo sacerdote que tenía escrito: "Santidad a Jehová" (Ex 28:36-38).
Aquí en (Ap 7:2-3) y en (Ez 9:1-6), ser sellados significa pertenencia a Dios y una promesa de su protección y
preservación en medio de la manifestación de la ira divina. Quienes carezcan de este sello no serán librados de los
juicios del sexto sello ni tampoco serán protegidos de las langostas que han de ser desatadas al tocarse la quinta
trompeta (Ap 9:1-5).

Ningún juicio de la ira de Dios podrá venir hasta que estos siervos de Dios de los que va a hablar a continuación
hayan sido sellados en sus frentes. Este ha sido un patrón constante a lo largo de todo el Antiguo Testamento: La
ira de Dios vino sobre todos los primogénitos de Egipto, pero el ángel exterminador no tocó las casas de los
israelitas marcadas con la sangre del cordero pascual. Jericó fue totalmente destruida, a excepción de Rahab y su
familia que colocó un cordón de grana en su ventana como señal para que los israelitas no la tocaran. En la visión
que tuvo Ezequiel del juicio de Dios sobre Jerusalén, antes de que empezara la destrucción acordada, un escribano
debía poner una señal en la frente de los verdaderos creyentes (Ez 9:1-6). Este es un pasaje que guarda un enorme
paralelismo con el texto que estudiamos en Apocalipsis.

Podemos afirmar que ningún juicio de la ira de Dios va a venir sobre aquellos creyentes que han sido sellados por
Dios. Y aunque es cierto que en este pasaje esto se afirma acerca de los ciento cuarenta y cuatro mil, sabemos por
otras partes de la Escritura que ningún creyente sufrirá la ira de Dios: "Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino
para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo" (1 Ts 5:9)

La razón para ello es que todos los creyentes hemos sido sellados con el Espíritu Santo:

"En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído
en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención
de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria." (Ef 1:13-14)

"Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención" (Ef 4:30)

"El cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazones." (2 Co 1:22)

En cualquier caso, es evidente que aquí no está hablando del sello del Espíritu Santo, puesto que como acabamos
de leer, todos los verdaderos creyentes son sellados por él en el mismo momento de su conversión. Y, además,
somos sellados por el Señor, no por un ángel. El sello que recibieron estos ciento cuarenta y cuatro mil es
diferente. Esto se aprecia también porque ellos son sellados en sus frentes, un lugar escogido con la finalidad de
que pueda ser visto por todos, mientras que cuando somos sellados con el Espíritu Santo lo somos en nuestros
corazones, algo que en algunos creyentes resulta difícil observar.

Debemos aclarar en este punto que el propósito con el que son sellados es el de protegerles de los juicios que Dios
va a derramar sobre la tierra.

¿QUIENES SON LOS 144 MIL SELLADOS?

"Y oí el número de los sellados: ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel. De
la tribu de Judá, doce mil sellados. De la tribu de Rubén, doce mil sellados. De la tribu de Gad, doce mil sellados.
De la tribu de Aser, doce mil sellados. De la tribu de Neftalí, doce mil sellados. De la tribu de Manasés, doce mil
sellados. De la tribu de Simeón, doce mil sellados. De la tribu de Leví, doce mil sellados. De la tribu de Isacar,
doce mil sellados. De la tribu de Zabulón, doce mil sellados. De la tribu de José, doce mil sellados. De la tribu de
Benjamín, doce mil sellados." (Ap 7:4-8)

Mucho es lo que se dice y se ha dicho sobre quiénes son estos ciento cuarenta y cuatro mil; en muchas ocasiones
sin tener en cuenta lo que el propio texto nos dice. Con frecuencia los comentaristas fuerzan las Escrituras con el
fin de hacerlas coincidir con sus propios “esquemas escatológicos”. Veamos qué es lo que se nos dice en el
contexto de la biblia misma:

Aunque haya muchos que lo nieguen, el pasaje nos habla de Israel y se mencionan específicamente doce de sus
tribus. Cada vez que en la Biblia aparece una lista de las tribus de Israel, siempre hace referencia a los
descendientes físicos de Israel, y aquí no hay ningún razón para hacer una excepción e interpretarlo de una forma
alegórica.

Otra cosa que sabemos es que estaban en la tierra, a diferencia del siguiente grupo que está en el cielo. Además,
sabemos que han pasado por la gran tribulación y se encuentran aquí en el momento en que el Cordero viene a
manifestar su ira sobre el mundo impío.

También sabemos que son "siervos de Dios" (Ap 7:3). Y en (Ap 14:1-5) vuelven a aparecer cantando un cántico
nuevo, y se nos dice de ellos que "fueron redimidos de entre los hombres como primicias para Dios y para el
Cordero; y en sus bocas no fue hallada mentira, pues son sin mancha delante del trono de Dios". Podemos decir,
por lo tanto, que son creyentes fieles en el Señor Jesucristo.

¿SE TRATA DE LA RESTAURACIÓN FINAL DE ISRAEL?

Es cierto que el pueblo de Israel rechazó a su propio Mesías y lo crucificó. Y esa misma actitud de rechazo es la
que han mantenido sus descendientes desde entonces.

Cuando el apóstol Pablo analizaba esta situación en los capítulos 9 al 11 de Romanos, se preguntaba: "¿Ha
desechado Dios a su pueblo?" (Ro 11:1). Y esta cuestión se revestía de mucha importancia, porque a lo largo de
todo el Antiguo Testamento Dios había hecho muchas promesas a Israel que todavía no habían sido cumplidas. Si
Dios desechaba a Israel, entonces la Palabra de Dios fallaría y no se cumpliría. Así que Pablo enfrenta este
delicado asunto desde diferentes ángulos, para anunciar finalmente que Dios volverá a tener misericordia de su
pueblo y en ese momento llegarán a creer en el Señor Jesucristo.

El apóstol nos dice que esta restauración plena de Israel tendrá lugar una vez que "haya entrado toda la plenitud
de los gentiles" (Ro 11:25), una expresión que en el contexto hace referencia a la iglesia del Señor que en este
tiempo es de mayoría gentil. Pero después de eso, y coincidiendo con la Segunda Venida del Señor, Israel será
salvo:

"Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros
mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y
luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador, que apartará de Jacob la impiedad.
Y este será mi pacto con ellos, cuando yo quite sus pecados." (Ro 11:25-27)

Y esto es precisamente lo que nos está diciendo también el texto de Apocalipsis 7. Habrá un momento al final
cuando la nación de Israel creerá en su Mesías, y entonces Dios cumplirá todas las promesas que le fueron hechas
en el Antiguo Testamento sin faltar una de ellas. En cuanto al momento en que ellos se convertirán al Señor,
acabamos de ver en Romanos que esto tendrá lugar cuando venga "el Libertador". Y el profeta Zacarías añade que
coincidirá con un momento de angustia para Israel cuando se vea completamente cercada y atacada por las
naciones gentiles:

"Y en aquel día yo procuraré destruir a todas las naciones que vinieren contra Jerusalén. Y derramaré sobre la
casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien
traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el
primogénito." (Zac 12:9-10)

Será el momento cuando se cumpla lo que les dijo el Señor:

"He aquí vuestra casa os es dejada desierta. Porque os digo que desde ahora no me veréis, hasta que digáis:
Bendito el que viene en el nombre del Señor." (Mt 23:38-39)

Por lo tanto, son varios quuienes afirman que estos judíos se convertirán en algún momento “durante la gran
tribulación”, después de haber padecido mucho. Esto implica necesariamente que Israel ha de ser preservado hasta
entonces. Recordemos que el Imperio Romano los expulsó de su tierra en el año 70 d.C., que los españoles los
persiguieron y expulsaron de sus territorios, y Hitler los masacró en los campos de concentración. Sin embargo,
contra todo pronóstico, ellos regresaron a su tierra en el año 1948 y se constituyeron en una nación.
III. CONCLUSIONES FINALES

1. El tema central de Apocalipsis es el triunfo de nuestro Señor, su venida en gloria y el comienzo de una
eternidad de cielos nuevos y tierra nueva donde mora la justicia. Quienes transitamos por este mundo caído
por el pecado y la maldad, hacemos nuestro diariamente el diálogo con el que culmina la revelación de Dios: “El
que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús.” (Apc. 22.20).
Para mi, el propósito central de este libro del Nuevo Testamento es que el anhelo ferviente de cada redimido
por encontrarse con el Señor se vea fortalecido y que la esperanza de la vida eterna tenga una fuerza
renovada.

2. A diferencia de la mayoría de los libros de la Biblia, Apocalipsis contiene su propio título: "El Apocalipsis de
Jesucristo" (1:1). "Apocalipsis" (gr., apokalupsis) quiere decir "un descubrimiento", "una revelación" o "una
apertura". En el NT, esta palabra describe la revelación de la verdad espiritual (Ro 16:25; Gá 1:12; Ef 1:17; 3:3),
la revelación de los hijos de Dios (Ro 8:19), la encarnación de Cristo (Lc 2:32), y su gloriosa aparición en su
segunda venida (2Ts 1:7; 1P 1:7). En todos sus usos "revelación" se refiere a algo o alguien, una vez escondido,
volviéndose visible. Lo que este libro revela o descubre es a Jesucristo en gloria. Verdades acerca de Él y su
victoria final, a las que el resto de las Escrituras simplemente hacen referencia, se vuelven claramente
visibles a través de la “revelación” de Jesucristo. Esta revelación le fue dada a Él por Dios el Padre, y fue
comunicada al apóstol Juan por un ángel (Apocalipsis 1:1).

3. A pesar de que este libro contiene determinados pasajes que indudablemente resultan complicados de
interpretar, no ignoremos lo que el mismo texto nos revela respecto su estructura interna, la cual resulta ser
sencilla. En el capítulo 1, versículo 19, a Juan se le mostró un breve bosquejo de sus visiones: este sencillo
bosquejo se aplicará a todo el libro y nos ayuda a comprender la estructura del mismo. En este versículo,
Apocalipsis 1:19, se diferenciaba entre: "Las cosas que has visto", referidas a la visión que Juan contempló en el
capítulo 1, "las que son", referidas a las cartas dirigidas a las siete iglesias (en los capítulos 2 y 3), y "las que han
de ser después de éstas", referidas a la revelación de la historia futura (capítulos 4 al 22).

Sin embargo, a pesar de su sencilla estructura, para su correcta comprensión, el libro de Apocalipsis deberá
ser abordado junto con el resto de las Sagradas Escrituras. Si somos lectores de la Palabra de Dios y
comprendemos el propósito de los libros que preceden al Apocalipsis (que son 65 libros, además de éste), no
tendremos mayores dificultades para comprender las verdades fundamentales que al Apóstol Juan le fueron
reveladas.

4. Es probable que ningún libro de la Biblia sucite entre cristianos tanta controversia acerca de los últimos
tiempos como El Apocalipsis. Lamentablemente, con demasiada frecuencia se ha permitido que la especulación
de algunos intérpretes opaque el mensaje cristocéntrico de este libro con el cual se cierra el Nuevo Testamento.
Pero no debemos “estremecernos” al acércanos a la panorámica del esté libro, ya que al iniciar la lectura
del mismo podemos encontrar que este libro es la propia “Revelación de Jesucristo” (Apo. 1:1). Por lo tanto,
este libro nos acerca a conocer más a nuestro Señor Jesucristo, además de que debemos estar seguros de que
dentro el desarrollo de este libro podemos encontrar al Dios trino que se revela por medio de sus palabras a su
pueblo; es decir, se trata de Dios mismo hablando a cada uno de nosotros. Esto se ve con claridad en las
palabras introductorias “Esta es la revelación de Jesucristo, que Dios le dio” (1:1), y en las cartas a las siete
iglesias. Ahí escuchamos la voz de Jesús, quien concluye cada una de las cartas con las palabras “el Espíritu dice
a las iglesias” (2:7, 11, 17, 29; 3:6, 13, 22). El último capítulo consigna la voz de Jesús (22:7, 12–20), la voz del
Espíritu (22:17) y la advertencia divina de no agregar ni quitar nada en este libro (22:18–19).
5. A no ser que el mensaje requiera una interpretación de las partes individuales, debemos abstenernos de
buscar un significado más profundo para cada componente. Como ejemplo de lo anterior, ningún otro libro
del Nuevo Testamento utiliza tantas veces como Apocalipsis el concepto “grande” expresado por la palabra griega
“megas”, y traducida de diversas maneras como “potente”, “enorme” e “intenso”. Lo que Juan ve se puede
describir sólo en función de tamaño, volumen, intensidad e importancia: los ángeles con voces potentes de modo
que todas las criaturas los puedan oír (p.ej., 6:10) enormes granizos de unos cuarenta kilogramos cada uno
(16:21); calor intenso (16:9); gran autoridad (18:1); y Babilonia la grande (18:2). Sin embargo, no todos los
detalles son simbólicos, ni necesitan de interpretación “especial”. Al explicar el contenido de Apocalipsis,
debemos tener presente siempre el mensaje central de un pasaje dado y dejar aparte los detalles como
aspectos meramente gráficos y descriptivos. El mensaje es lo primordial, los detalles son secundarios.

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