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Concepto de norma.
En su aspecto doctrinal, la norma generalmente se define como una regla que regula
la conducta de las personas en una determinada sociedad, por lo que todas las
personas están vinculadas a diversas clases de normas, como las jurídicas, morales, y
sociales.
Morales: Son aquéllas que el ser humano realiza de forma consciente, libre y
responsable, con el propósito de hacer el bien; son propias del ser humano y su
sanción –el castigo que recibe la persona–, en caso de incumplimiento, es el
remordimiento de conciencia. Se caracterizan por ser autónomas, unilaterales,
internas e incoercibles.
Sociales: Son las reglas creadas por la sociedad y provocan el rechazo por parte
del grupo social de quien las incumple. Se caracterizan por ser heterónomas,
unilaterales, externas e incoercibles.
Las normas de Derecho cogente, necesarias o imperativas son las que se imponen
forzosamente; tienen una eficacia inderogable que excluye la voluntad privada, por lo
que los sujetos no pueden suprimir o alterar su mandato; su aplicación no depende del
arbitrio de los particulares.
Las normas imperativas y prohibitivas. Las primeras imponen una conducta como
legal; las segundas prohíben la contraria como ilegítima. En todo caso, siendo normas
necesarias, no dispositivas, deben ser respetadas y están por encima de la voluntad
de los particulares.
La norma elástica, flexible o de Derecho equitativo (ius aequum) tiene una estructura
no determinada en forma invariable: el supuesto de hecho o la consecuencia jurídica
no están determinados absolutamente, sino que están indicados con conceptos
amplios o con fórmulas discrecionales
La norma general es la que contiene una regla general; es decir, un mandato que es
conforme con los principios generales del Derecho. La mayoría de las normas del
Derecho civil –especialmente las contenidas en el Código civil– son normas generales,
hasta el punto de que algunas de ellas proclaman directamente un principio general:
Se denomina norma común o general aquella que tiene aplicación a todo el territorio
de que se trata.
Es norma particular la que tiene aplicación sólo en una parte del territorio. (Compendio
de derecho civil, Tomo I).
Las leyes prescriptivas (o proscriptivas) son normas que regulan la conducta de los
agentes afectados por las mismas, indicando qué es obligatorio y qué está prohibido,
qué se debe hacer y qué no se puede hacer. Utilizan alguna descripción de la realidad
(estados, procesos, acciones) y le añaden un operador lógico deóntico: obligación o
prohibición. Estas leyes no pretenden describir el comportamiento de los individuos
sino influir sobre él, condicionarlo y ordenarlo mediante incentivos como premios
(recompensas) o castigos (sanciones, penas, daños); son advertencias acerca de qué
conductas no son aceptables y qué consecuencias pueden esperar quienes las
realicen. Las sanciones pueden imponerse mediante el uso de la fuerza o mediante
amenazas de exclusión (expulsión de un colectivo, boicoteo).
Todas las leyes se expresan mediante algún lenguaje natural o formal. El lenguaje
puede utilizarse para describir la realidad, para transmitir información sobre el mundo:
datos (hechos concretos), o leyes que representan las regularidades que los conectan,
lo que tienen en común. El lenguaje también se utiliza para coordinar las acciones de
los individuos, dando órdenes imperativas o estableciendo las reglas para la
convivencia o para la realización de tareas colectivas.
La vinculación entre los fenómenos presentes en una ley descriptiva está basada en la
causalidad. El comportamiento ordenado de la naturaleza no depende de que sus
regularidades se describan mediante leyes, ni de la voluntad o la conciencia de un
agente cognitivo. El orden natural es espontáneo y no necesita a ningún legislador o
creador que lo origine o mantenga. El conocimiento de las regularidades puede alterar
la conducta de los agentes cognitivos (la información es relevante para la acción), pero
la acción es consecuencia de las leyes naturales más elementales, las cuales no
puede violar ni determinar (la voluntad y la conciencia son resultado de las
regularidades fundamentales y no su origen o fuente).
Las leyes prescriptivas requieren agentes cognitivos que las produzcan y apliquen
para regular la conducta, y pueden ser diferentes para distintos grupos humanos. La
determinación de qué actos son ilegales y cuál es su sanción depende de la voluntad
de quienes establecen las normas y pueden hacer que se cumplan: un individuo que
quiere regular su propia conducta o que pone condiciones para el uso de su
propiedad; las partes contratantes que pactan cláusulas y penas por incumplimiento;
los legisladores o gobernantes. Las leyes prescriptivas tienen alguna fuente o
autoridad que las promulga y supervisa, y unos sujetos afectados a quienes se
aplican. Un agente o un colectivo son autónomos si se dotan de sus propias leyes, y
heterónomos si las reciben de otros.
Las leyes descriptivas son propias del ámbito de la ciencia positiva; las leyes
prescriptivas pertenecen al ámbito de la moral y el derecho. Las leyes descriptivas
pueden ser verdaderas o falsas, dependiendo de si se corresponden o no
correctamente con la realidad que pretenden representar. Las leyes prescriptivas no
son verdaderas o falsas sino útiles o no (para los objetivos que se pretendan con su
implantación), justas o injustas, legítimas o ilegítimas, vigentes o no vigentes. Es
posible hacer una ciencia moral y jurídica con leyes descriptivas acerca de las
respectivas leyes prescriptivas en ambos ámbitos: la ciencia jurídica describe cómo el
derecho prescribe; la ética o filosofía moral estudia los sentimientos morales.
La cuestión de la distinción entre reglas y principios puede ser abordada desde dos
perspectivas o enfoques diferentes: el estructural y el funcional. Este segundo,
conforme a Atienza y Ruiz Manero (1996, p. 11-15), se centra en el papel o la función
que las normas cumplen en el razonamiento práctico de sus destinatarios. Así, si
consideramos las normas jurídicas en su dimensión de pautas dirigidas a los órganos
jurisdiccionales para resolver las disputas jurídicamente, entonces la distinción entre
reglas, principios explícitos y principios implícitos aparece estrechamente asociada a la
distinción entre necesidad de obediencia a las autoridades normativas y capacidad de
deliberación propia por parte de aquellos. En este sentido se pueden considerar las
reglas como razones para la acción, perentorias e independientes del contenido.
«Razones perentorias» quiere decir que constituyen razones para realizar la acción
exigida y para excluir o suprimir cualquier deliberación independiente por parte de su
destinatario sobre los argumentos en pro y en contra de ejecutar la acción. Por tanto,
cuando se dan las condiciones de aplicación de las reglas, los órganos jurisdiccionales
tienen el deber de aplicarlas, excluyendo su propio juicio acerca de las razones de las
mismas. El carácter independiente del contenido afecta el porqué los órganos
jurisdiccionales deben obedecer las reglas, esto es, a las razones por las que deben
considerarlas como razones «perentorias». Y en este sentido, se supone que los
órganos jurisdiccionales deben considerarlas así por razón de su fuente (esto es, de la
autoridad normativa que las ha dictado): su origen en dicha fuente es condición
suficiente para que los órganos jurisdiccionales deban considerarlas como razones
perentorias Los principios explícitos, en cambio, son razones para la acción,
independientes del contenido pero no perentorias. Son independientes del contenido
porque la causa por la que deben entrar a formar parte del razonamiento justificativo
de las decisiones de los órganos jurisdiccionales es la misma que en el caso de las
reglas, esto es, su origen en una determinada fuente. No son, sin embargo, razones
perentorias porque excluyen la deliberación por parte del órgano jurisdiccional acerca
del contenido de la resolución a dictar, sino que constituyen meramente razones para
resolver en un determinado sentido, cuya fuerza respecto de otras razones (otros
principios) –que puedan constituir, a su vez, razones para resolver en otro sentido– ha
de ser ponderada por el propio órgano jurisdiccional. Los principios implícitos, por su
parte, son razones para la acción ni perentorias ni independientes del contenido; no
son perentorias por la misma razón por la que no lo son los principios explícitos, y no
son independientes del contenido porque si deben entrar a formar parte del
razonamiento de los órganos jurisdiccionales no es por virtud de su origen en fuente
alguna, sino por cierta cualidad de su contenido. El enfoque estructural, por su parte,
puede plantearse de la siguiente manera: «aceptado que las reglas pueden formularse
siempre recurriendo a un esquema condicional, esto es, de correlación caso/solución
(...) ¿puede decirse lo mismo de los principios?; esto es, se trata de ver si los
principios tienen la misma estructura condicional o si los operadores deónticos que
rigen para las reglas son los mismos que los de los principios» (Atienza & Ruiz, 1991,
p. 107). La distinción entre reglas y principios y sus implicaciones en la aplicación del
derecho Derecho y Realidad 152 Respecto a esta cuestión, Aarnio (2000, p. 539)
sostiene que las opiniones sobre la distinción estructural entre reglas y principios,
pueden ser divididas, a grandes rasgos, en dos tesis principales. La «tesis fuerte de la
separación», según la cual, la diferencia entre reglas y principios no se refiere, por
ejemplo, al grado de generalidad, sino que es más bien cualitativa, esto es, por su
estructura, reglas y principios pertenecen a categorías diferentes, pues son
estructuralmente distintos. Conforme a la «tesis débil de la separación», en cambio,
reglas y principios guardan entre sí una relación de parecido de familia y existe entre
ellas una diferencia de grado, no cualitativa y desempeñan un papel similar o análogo
en el discurso jurídico; generalmente, sostienen sus partidarios, los principios tienen
una mayor generalidad que las reglas, pero por lo demás no hay especiales
características para distinguirlos de ellas, si no tan solo distintos modos de
interpretarlos y aplicarlos. (Distinción entre regla y principio y sus implicaciones en la
aplicación del derecho, Ramón Ruiz Ruiz
Efectos esenciales de las normas jurídicas.
Es una acto jurídico en virtud del cual una determinada situación no se somete a la norma
jurídica inicialmente prevista, sino una normativa diversa convenida por las partes interesadas.
Para que pueda producirse la exclusión de la norma es necesario:
Las norma imperativas son aquellas que no pueden ser derogadas por las
convenciones entre particulares, esto así en razón de su fundamento en el orden
público, es decir en el interés colectivo. Las normas imperativas se encuentran sobre
todo en la constitución y en el derecho penal, y son obligatorias en virtud de su propia
naturaleza, por tanto toda ley, decreto, reglamento o acto contrario a la Constitución es
nulo.
El fraude de ley persigue sancionar los casos en los cuales las partes han obtenido
indebidamente un elemento de comisión con un ordenamiento jurídico que no es el
que normalmente les corresponde con el fin de eludir el cumplimiento de determinadas
disposiciones o acogerse a disposiciones mas favorables de una legislación
extranjera.
Efectos:
Burlar la ley
Obtención de un resultado ilícito
Evadir una norma jurídica nacional para evitar sus prohibiciones
Frustrar la ley.
La derogación tácita.
La ley.
El Poder Legislativo es que tiene la potestad para legislar, el cual se ejerce por el
congreso de la República compuesto por el senado y la cámara de diputados.
Cabe destacar que todo ciudadano tiene derecho a iniciativa haciendo uso de su
derecho de petición ordinaria, lo que implica que la petición deba ser obligatoriamente
discutida, solo se le da al ciudadano acuse de recibo.
Establece que existen materias, las cuales solo al órgano legislativo esta facultado a
regular, creándose así el orden jurídico respectivo, por lo tanto, la reserva de la ley
aparece cuando la regulación de una determinada materia queda acotada de forma
exclusiva a la ley formal.
Este principio manifiesta exclusividad de competencia del poder legislativo para que
intervenga sobre determinadas materias, en virtud del mandato de la misma ley, no
pudiendo renunciar a ella, pues la potestad legislativa es irrenunciable en materia
reservada.
Según el principio de reserva de ley, solo pueden contenidos de las leyes los
siguientes: 1-Regulacion de la libertad; 2-la creación de delitos y sus penas; 3-el
establecimiento de impuestos y contribuciones y 4- la creación de una jurisdicción o de
órganos jurisdiccionales.
Leyes especiales: son creadas para regular situaciones particulares, van dirigidas a
resolver un hecho individual.
Leyes forzosas: abarcan casi roso el campo del derecho público, pueden ser
imperativas y prohibitivas, las primeras son las que imponen una conducta positiva y
las segundas son las que ordenan una conducta negativa, prohíbe una acción.
La ley para ser obligatoria debe cumplir con ciertas etapas para su formación. Dentro
de este proceso esta: Discusión, aprobación, observación, promulgación y publicación.
Todo proyecto de ley que pretenda aprobarse, deberá iniciar en una de las cámaras
del congreso, donde será sometida a dos discusiones distintas con intervalo de un día
por lo menos entre una y otra discusión, en caso de que el proyecto de ley fuere
declarado de urgencia deberá ser discutido en dos sesiones consecutivas.
Una vez aprobado el proyecto de ley, ya sea por procedimiento normal o por haber
sido declarado de urgencia, que es aquel utilizado en los casos en que un interés
publico o circunstancias especiales demanden que un proyecto de ley sea conocido a
la mayor brevedad, deberá ser remitido a la otra cámara que será la revisora.
El Poder Ejecutivo remitirá sus observaciones indicando los artículos sobre los cuales
recaen y motivando las razones de la observación. La cámara que hubiere recibido las
observaciones las hará consignar en el orden del día de la próxima sesión y discutirá
de nuevo la ley en única lectura. Si después de esta discusión, las dos terceras partes
de los miembros presentes de dicha cámara la aprobaren de nuevo, será remitida a la
otra cámara; y si ésta la aprobare por igual mayoría, se considerará definitivamente ley
y se promulgará y publicará en los plazos de los diez días de recibida, si el asunto no
fue declarado de urgencia, en cuyo caso la promulgará dentro de los cinco días de
recibida, y la hará publicar dentro de los diez días a partir de la fecha de la
promulgación.
Toda ley observada por el Poder Ejecutivo al Congreso Nacional tiene un plazo de dos
legislaturas ordinarias para decidirla, de lo contrario se considerará aceptada la
observación.
Vigencia de la Ley.