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Una norma jurídica es un mandato o regla que tiene como objetivo dirigir el comportamiento de la
sociedad. En concreto, la norma jurídica confiere derechos e impone deberes a los individuos de la
sociedad. Toda norma jurídica debe respetarse por los individuos, ya que, si se incumple puede suponer
una sanción.
Define la norma jurídica como "una prescripción dirigida a la ordenación del comportamiento humano
prescrita por una autoridad cuyo incumplimiento puede llevar a una sanción".
Las normas jurídicas pueden diferenciarse de otro tipo de reglas del Derecho por sus características:
Heterónomas: impuestas por otras personas ajenas al individuo que se debe someter a ellas.
Bilaterales: existen dos partes, la parte que debe cumplir las normas y, por otro lado, la parte
En cuanto a su forma, hay que tener en cuenta que no siempre se dan por escrito, ya que existen
sistemas legales en el mundo en los cuales estas reglas se infieren de los fallos jurisprudenciales,
Regla de conducta dictada o promulgada por un poder legítimo para regular la conducta humana por
medio de una prescripción, autorización o prohibición. Presupone que su incumplimiento genera una
sanción coercitiva. La característica de este tipo de normas, a diferencia de las morales, es que pertenecen
a un sistema jurídico y, por ende, tienen validez jurídica. Pueden ser generales y particulares. Las primeras
establecen exigencias para todos los miembros de una clase de individuos; las segundas establecen normas
el supuesto de hecho, que es una anticipación hipotética a una posible realidad futura que requiere ser
regulada;
la consecuencia jurídica, que es el acto resultante de aquellas situaciones jurídicas reconocidas por las
Kelsen menciona que la NJ no sólo tiene aplicación en cuanto es ejecutada por un órgano u obedecida por
los particulares, sino cuando sirve de base para establecer un juicio sobre la legalidad del actuar de ambos.
La NJ ostenta diversos sentidos:
Como costumbre jurídica o prácticas sociales que incorporan una actitud normativa;
Como unidad abstracta del discurso jurídico utilizado por los juristas; iv) como premisa de un
Para el derecho parlamentario la norma es un elemento jurídico fundamental, ya que una de las tareas
del parlamento es crear, derogar o modificar las normas que componen una ley.
Se diferencia de otras normas de conducta en su carácter heterónomo (impuesto por otro), bilateral (frente
cumplimiento), coercible (exigible por medio de sanciones dada la posibilidad legítima de recurrir al uso
de las reglas del Derecho, porque las primeras tienen intención prescriptiva, mientras que las reglas tienen
carácter descriptivo. Además, el término está muy relacionado con el de Derecho. A este último concepto
pueden atribuírsele diferentes sentidos, siendo uno de los más recurrentes el de ordenamiento o sistema de
normas jurídicas.
La relación entre ordenamiento jurídico y norma es la que existe entre el todo y una parte. Es de carácter
cuantitativo. El ordenamiento jurídico está formado por el conjunto de las normas jurídicas. Es común que
se confunda el concepto de norma jurídica con el de ley o legislación; sin embargo, la ley es un tipo de
norma jurídica, pero no todas las normas son leyes, dado que también son normas jurídicas
los reglamentos, órdenes ministeriales, decretos y, en general, cualquier acto administrativo que
genere obligaciones o derechos. También son normas jurídicas las que emanan
de actos y contratos celebrados entre particulares o entre estos y organismos públicos cuando actúan como
OTRAS CLASIFICACIONES
Normas de orden público, de o necesarias: Los sujetos, en sus relaciones, deben ceñirse a ellas,
ineludiblemente, no pudiendo modificarlas por otras de su creación. Esto se debe al hecho de que
Normas de orden privado: Son aquellas que las partes, en sus relaciones, pueden modificar o
sustituir enteramente por otras elaboradas por ellas mismas, pues envuelven interés
exclusivamente para los sujetos de la relación. Rigen en silencio de las partes, son supletorias de
su voluntad.
Según el interés preponderante que tutelan, los sujetos de las relaciones y la calidad en que ellos actúan
Según sean dictadas para una totalidad o determinada clase de personas, cosas o relaciones jurídicas
Normas de derecho común: Son las dictadas para la totalidad de las personas, cosas o relaciones
Normas de derecho especial: Son dictadas para una determinada clase de personas, cosas o
común se aplican supletoriamente con respecto a las de derecho especial, pero a la inversa, los
vacíos legales comunes no pueden ser llenados con las normas de derecho especial. Es así como
las normas generales del derecho civil suplen los preceptos de las demás ramas del derecho
Según su función
Normas supletorias o integradoras: Suplen los vacíos del contenido de las declaraciones de la
necesidades permanentes y, por ende, rigen hasta que otra norma posterior no las prive de
Normas regulares o normales: Son las que aplican de un modo u otro los principios generales de
los generales del ordenamiento jurídico. Son las que se inspiran en principios contrapuestos a
aquellos, respecto de los cuales constituyen excepciones. Encuentran su explicación o razón de ser
en la necesidad de proteger los intereses de una de las partes, de los terceros o de posibilitar la
constitución de una relación jurídica o el ejercicio de un derecho que, ajustándose a las normas
Normas de aplicación, reenvío o referenciales: Son las que, para los casos que ellas contemplan,
no establecen regulación, sino que disponen que esta ha de ser la que para casos distintos
Según su alcance
Normas de derecho general o común: Son las que rigen en todo el territorio.
Normas de derecho particular o local: Son las que imperan solo en una parte determinada
Según la sanción
Normas menos que perfectas: Si bien se hallan dotadas de una sanción, esta no es adecuada.
Normas rígidas o de derecho estricto: Son las que solo pueden aplicarse a los supuestos que
Normas elásticas o de derecho flexible: Son aquellas cuya aplicación puede extenderse a otros
casos o supuestos por ellas contemplados, parecidos o análogos porque responden al espíritu de la
Normas sustantivas o materiales: Son las que tienen una finalidad propia y subsistente por sí,
fijando la regla de conducta y las facultades y deberes de cada cual (por ejemplo, las normas de
derecho civil).
Normas adjetivas o formales: Son las que poseen una existencia dependiente y subordinada, pues solo
tienden a facilitar los medios para que se cumpla la regla establecida, garantizando el respeto a las
facultades y deberes atribuidos por las normas sustantivas (por ejemplo, las normas de derecho procesal)
NATURALEZA JURÍDICA
La norma jurídica tiene una doble naturaleza; es un mandato del Estado, directo o indirecto, de hacer o de
no hacer, y además un juicio de conducta, una relación determinada entre dos o más ideas. Tal juicio es
condicional o hipotético, porque la afirmación o negación que implica está subordinada a una condición o
hipótesis.
NORMAS JURÍDICAS Y NORMAS MORALES
Las normas jurídicas y morales tienen en común su función reguladora de la conducta social. De hecho,
muchas normas jurídicas tienen su origen en normas morales. No pagar las deudas, por ejemplo, no solo
tiene una penalización moral (la pérdida de confianza y el señalamiento social), sino que también puede
Aunque ambos tipos de normas permitan o prohíban ciertos comportamientos, solo las normas jurídicas
son de cumplimento obligatorio para evitar una sanción. Las normas morales no son obligatorias,
VARIEDADES DE NORMAS
Las normas son aquellas reglas o pautas de comportamiento que se establecen para poner en práctica y
alcanzar una convivencia armoniosa y respetuosa. De allí que existan diferentes tipos de normas aplicadas
En todas las comunidades y organizaciones sociales existen normas a fin de guiar nuestros
comportamientos e identificar aquello que está o no permitido hacer en diversas circunstancias. Por
ejemplo, se debe hacer silencio en las bibliotecas, ceder el puesto a las mujeres embarazadas en el
NORMAS JURÍDICAS
Las normas jurídicas son aquellas que dictan las diversas instituciones legales o jurídicas del Estado a fin
de controlar las conductas sociales, reducir los delitos y demás acciones que atenten contra el bienestar
social en general.
Se trata de normas que se encuentran escritas y aprobadas legalmente, por tanto, su incumplimiento puede
conllevar a diversas sanciones o multas, incluso, penas de cárcel. Por ejemplo, la evasión de impuestos es
penado por la ley, y depende de la gravedad del asunto, la persona puede pagar una multa o ser
encarcelado.
NORMAS MORALES
Las normas morales se relacionan con los valores éticos y morales que cada persona pone en práctica y
En este sentido, se trata de normas que regulan el comportamiento individual a fin de diferenciar los actos
buenos de los malos. No se encuentran escritos en ningún texto y su incumplimiento puede conllevar al
arrepentimiento.
Por tanto, las normas morales tienen que ver con la conciencia que cada individuo tenga acerca de las
consecuencias de sus acciones, tanto para sí mismo como con los demás. Incluso, se relacionan con la
dignidad humana. Por ello, su cumplimiento o no dependerá de la actitud que tome la persona.
Por ejemplo, todos sabemos que la honestidad de nuestros actos conllevará a que los demás crean en
nosotros. Asimismo, la responsabilidad laboral es ejemplo de las normas morales que muchas personas
ponen en práctica.
Si se acepta la tesis que concibe al derecho como un conjunto de reglas de diferente tipo, se requieren
herramientas conceptuales adecuadas que den cuenta de ello. Las distinciones que efectúa von Wright
parecen cumplir satisfactoriamente tal función. Las ventajas de los estudios del filósofo finlandés se
observan, al menos, al momento de caracterizar la noción de "deber jurídico", ya que permiten apreciar la
ambigüedad con la que se utilizan las nociones de "obligación" y "deber" en diferentes contextos
normativos. Más específicamente, en el ámbito jurídico la distinción entre deberes prescriptivos y deberes
técnicos puede ser utilizada, como ya se ha mostrado, para descartar argumentos que pueden poner en tela
de juicio la distinción tajante entre descripción y prescripción, que es uno de los fundamentos que
permiten distinguir el derecho que es del que debe ser, es decir, para postular la separación conceptual
Ahora bien, si se considera que la tesis de la separación conceptual y la que concibe al derecho como un
conjunto de diferentes tipos de reglas forman parte de las bases teóricas sobre las que se asienta la
filosofía positivista contemporánea, entonces una teoría positivista que intente dar cuenta del carácter
práctico o normativo del derecho tiene que ser consistente con tales tesis. Como se señaló en la
introducción, el planteo que ofrece Bayón sólo es claro respecto de la relación entre la tesis de la
cuestión y la tesis de los diferentes tipos de reglas. Después de destacar varios puntos de vista respecto de
las diversas especies de normas, Bayón señala que sólo se va a ocupar de las reglas "regulativas" o "que
imponen deberes". A su criterio, lo que justifica que los restantes tipos de normas queden excluidos de su
análisis es que las reglas regulativas juegan un papel central respecto de las demás en lo que concierne al
derecho. Esto quedaría demostrado por el hecho de que, así como son perfectamente concebibles sistemas
normativos de los que no formen parte reglas de cualquiera de los demás tipos, resultaría francamente
difícil entender la idea de un "sistema normativo" que no incluyera ninguna regla regulativa. Sin embargo,
y sin entrar a cuestionar el papel central de las reglas regulativas, esto constituye una deficiencia en su
planteo, ya que una de las hipótesis centrales en el pensamiento de Bayón es que las normas jurídicas
pueden ser analizadas como estructuras complejas de razones para la acción. Entonces, parece necesario
El derecho como tal, se encuentra constreñido a un conjunto de saberes, métodos y ciencias que se
interrelacionas con el objeto de sistematizar (al menos en su prima fase) una disciplina que tenga
relevancia y concreción valorativa en la sociedad. Para ello, es menester, redimensionar el derecho como
su estudio.
El derecho, así como la modernidad, son objetos de estudio, analizando su sentido material y formal y
además su relación dentro de la epistemología jurídica. Podríamos decir que la modernidad es una etapa
epistemológica que permea en el conocimiento en general, la cual se caracteriza por dejar a un lado el
del conocimiento. El ese sentido, la modernidad marca el final de la edad media, así como a la forma y
desarrollo de la sociedad en todos sus entrelazados conceptuales, concretizando una nueva asimilación
La modernidad, como ya se ha planteado, permea todos los ámbitos; siendo identificable en la cultura de
El derecho moderno se destaca como casi todo dentro de la modernidad por un funcionamiento que
primordialmente parte de los conceptos. En este sentido la operatividad de los conceptos jurídicos en el
derecho moderno se debe, no tanto, a la participación activa de los individuos en su creación, y, por tanto,
en un contenido existencial a los conceptos jurídicos, sino que más bien Se debe a un espíritu de rebaño
la formación de este espíritu de rebaño ha sido un producto de un lento proceso de formación del derecho
moderno, el estado la idea de estado implica por necesidad dentro del derecho moderno la producción del
derecho como un proceso de manufactura. Por un lado, el derecho moderno para su mantenimiento y
operatividad presupone la libertad de los individuos para obedecerlos es decir en el mantenimiento del
derecho moderno como el sistema normativo social por excelencia valen más los métodos de legitimidad
Pero este consentimiento pasivo otorgado en condiciones de libertad no es algo fortuito dentro del derecho
moderno, sino que también implica por sí mismo la construcción de un proceso de producción que lo
sustente. Aquí empiezan las coincidencias entre el proceso de producción del derecho moderno y el
proceso de manufactura. En un principio el derecho era un producto meramente social, y, si bien ha sido
un proceso fluyente implicaba una participación activa de los individuos que se adherían a su
normatividad, es decir todos los individuos participan en toda la formación del proceso de producción
proceso de producción dentro del cual los individuos no sean capaces, más que dentro de un proceso de
De tal forma el derecho moderno para operar este proceso de producción concentrado debe: primero
generar un proceso de alienación y parcialización de los individuos, una división de trabajo en el proceso
de producción del derecho que no solo distribuyan las funciones de producción del derecho entre distintos
individuos, sino que genere una especialización tan parcializante de las funciones globales del individuo,
que lo que importe en su producción no sea la acción concreta de los individuos, sino simplemente el
valor de la función que desempeñan, todo valor de la conducta Es simplemente una interpretación de los
Es Imposible tratar de exponer los principios generales de un análisis del derecho sin señalar previamente
ciertas deformaciones que sufrió, durante mucho tiempo, la teoría marxista del derecho. Estas
deformaciones no son específicas de dicha teoría pues forman parte de corrientes teóricas generales en la
historia del pensamiento marxista que interpretaron de manera errónea a Marx. Si bien es cierto que Marx
en ninguna parte trata el derecho de manera sistemática, o sea como objeto específico de Investigación
teórica, no es menos cierto que su teoría nos proporciona algunos principios para esa investigación. De
este modo, las deformaciones de la teoría marxista del derecho, considerando la relación del derecho y del
Estado y la importancia política de este último objeto teórico, reflejan directamente las deformaciones
No es cuestión de hacer aquí un inventario de esas deformaciones sino de trazar sus lineamientos
generales. Sin embargo, como toda lectura de la historia de un pensamiento procede de principios, me
inclinaré a dar esos lineamentos exponiendo el contenido original del pensamiento marxista que
precisamente nos proporciona las claves de un desciframiento sistemático de la historia de sus variaciones
deformadoras. En efecto, se puede trazar el esquema de la historia de la teoría marxista del derecho
localizando sus oscilaciones entro una tendencia que se puede caracterizar como "economista" y otra
La gestación del sistema jurídico de la modernidad es un proceso lento que se va desarrollando de forma
paulatina a lo largo de varios siglos. En él inciden muchos factores que irán, con el discurrir del tiempo,
conformando los perfiles del fenómeno jurídico moderno. A partir de la concentración del poder en las
política dominante y bajo la égida racionalizadora del pensamiento ilustrado, el derecho tiende a adquirir
características distintivas que vendrán a consolidar una nueva concepción de lo jurídico más acorde con el
nuevo orden social, político y económico. Resulta evidente que el nuevo orden precisaba de categorías
jurídicas accionables que concretaran los ámbitos de poder-obligaciones y derechos- en la sociedad. y que
esas categorías jurídicas, lejos de ser principios abstractos. Universales y absolutos. desposeídos de
corporeidad histórica. obedecían a concretas circunstancias que determinaron su propia identidad como
mano de la ciencia alemana del Derecho Público los viejos contenidos iusnaturalistas serían
definitivamente vaciados y apartados del ámbito de lo jurídico y, a la luz de ello, el derecho sería
concebido como derecho del Estado, con lo que se culminaba el proceso de asimilación de lo jurídico por
el poder político. Desde entonces, la juridicidad quedaba confinada en el ámbito del Estado: sólo era
derecho el derecho positivo y sólo tenía positividad el derecho promulgado válidamente por los órganos
del Estado. A su vez, el Estado, gobernado por la burguesía, quedaba instrumentalizado como recurso para
Paralelamente a este proceso, el movimiento codificador se expandía por toda Europa ganando adeptos e
incondicionales. En él convergen, como ha puesto de relieve Tarello, no una sola ideología, sino varias
cuya convergencia sienta las bases teóricas del movimiento codificador: de un lado, la ideología
voluntad, lo que implica tanto su carácter mutable en el tiempo, frente a la pretendida inmutabilidad de la
posición iusnaturalista, como la coincidencia de su ámbito de validez con la esfera de autoridad estatal-; b)
el imperativismo -el derecho es un mandato. lo cual implica que su cumplimiento depende de que el
destinatario pueda llegar a conocerlo-: y c) el psicologismo - que tiene una amplia influencia en la función
soberana del legislador-. De otro, la ideología leibniziana, que entiende el derecho como dato y aplica al
derecho el método de conocimiento en general, tendente a obtener, para cada problema jurídico, una
respuesta cierta según las reglas de la lógica. Los elementos que Tarello identifica en esta ideología son: a)
el descriptivismo - que considera el derecho como un conjunto de proposiciones jurídicas que se rigen por
las reglas de la lógica que, en cuanto verdaderas, no se pueden contradecir entre sí-; b) el sistematicismo-
que comprende el conjunto de esas proposiciones como un sistema ordenado y coherente, de modo que
cada proposición está en relación lógica y conceptual con todas las demás-; y c) el conceptualismo -que
conduce a la elaboración de conceptos sobre los predicados jurídicos, lo cual tendría una repercusión
inmediata en la ciencia del derecho. ‘Estos elementos, provenientes del iusnaturalismo racionalista,
aislados de su concreto contexto teórico, proporcionarán las bases teóricas para la fundamentación del
movimiento codificador.
Y con la cristalización del derecho en códigos, la Escuela de la Exégesis vendría a poner el último acicate
a ese proceso de sumisión del derecho a los dictados de la clase dominante, a través del procedimiento
silogístico de la subsunción.' Cerrada la puerta a la interpretación - "in claris non fit interpretatio" -, la
función del juez quedaba limitada a un procedimiento lógico-deductivo en el que, a partir de una premisa
mayor, y mediante el establecimiento de una premisa menor, se habría de llegar a una conclusión. La
subsunción es así la otra cara de la codificación. La Escuela de la Exégesis viene a completar de forma
acabada el edificio teórico levantado por el movimiento codificador. Los elementos teóricos de la Escuela
de la Exégesis son caracterizados por Tarello de la siguiente forma: en primer lugar, la convicción de que
el derecho es creado por el legislador y sólo es derecho aquello que es creado por el legislador: en segundo
lugar, la idea de la integridad del derecho positivo, que implica que el código resulta satisfactorio para
resolver cualquier posible controversia jurídica: en tercer lugar, una adhesión expresa a la doctrina de la
separación de poderes, lo cual implica una separación neta de las funciones judicial y legislativa, de modo
que la labor judicial queda limitada a escrutar la voluntad del legislador; y, por último, la concepción de la
ley como expresión de la voluntad de los legisladores históricos, que confiere a la labor interpretativa un
quien legisla.
Vista la interpretación como algo secundario, y la aplicación del derecho como una tarea mecánica, la
razón terminaba así por consumar la irracionalidad de su desvinculación histórica: un derecho neutro y
universal que, guiado por la razón, terminaba por convertirse en una pieza más del sistema social, político
y económico. La ley natural perdía así su función de soporte de las relaciones sociales para quedar sumida
en una razón dentro de la ley, eventualmente reducida a una cuestión de voluntad subjetiva.' Si el
legislador era quien era -esto es, los elementos más conspicuos de la burguesía elegidos mediante un
sistema de sufragio censitario-; cómo podría admitir la clase dominante que la interpretación y aplicación
del derecho pudiera escapar a su control? De este modo, el positivismo del siglo XIX vino a sentar las
bases de una nueva concepción del derecho: aquella que precisaba el nuevo orden social y político para
En el plano jurídico los derechos individuales aparecen ahora ya no sólo como conquistas de la sociedad
sino, sobre todo, como límites frente a la sociedad. Como pone de manifiesto Taylor, la noción de derecho
subjetivo es la plasmación del principio de respeto igualitario. recogiendo en forma de derechos lo que
hasta entonces eran principios morales universales derivados de la ley natural de carácter objetivo. Este
cambio tiene consecuencias sustantivas, pues supone un diferente lugar del sujeto con respecto a la
afirmación de los principios morales y la consagración de “un privilegio legal que se percibe como si fuera
una cuasi posesión del agente al que se le atribuye".' De este modo, el individuo aparece en el centro del
sistema legal. que ampara así sus inmunidades bajo la forma de derechos subjetivos. El objetivo de un
individuo autónomo no es algo ajeno al orden jurídico. sino que se fortalece y consolida sobre la base de
las teorías de derechos. Este cambio es una de las claves explicativas de la modernidad: “Hablar de
derechos universales, naturales o humanos es vincular el respeto hacia la vida y la integridad humanas con
implementación del respeto que les es debido. Y ello expresa un rasgo esencial de la perspectiva moral
occidental moderna".
Sin embargo, esta mutación en el papel que corresponde a los sujetos en el ejercicio de los derechos, que
quedan por esta vía al alcance del sujeto, abre paso a la posibilidad de radicalizar los propios derechos a
partir de la idea de libertad negativa. De este modo. Los derechos individuales en cuante derechos
absolutos quedan condenados a ser constitutivamente negativos. ya que cualquier actuación que vaya más
allá de la garantía estricta de los derechos ya consolidados lesionaría los derechos de los demás
individuos.
Los cambios que se operarían con posterioridad es este diseño del paradigma jurídico de la modernidad
en la función promocional del Estado social de Derecho, cuyo compromiso sustantivo con el ideal de
autonomía implicaba la efectiva intervención en los procesos sociales y económicos. Sin embargo, las
nuevas formas del capitalismo maduro y la creciente complejidad de los procesos sociales y políticos,
unidas a los avances científicos, la revolución informática y la propia insuficiencia de la estructura estatal
ante procesos de integración que se anuncian irreversibles, entre otros factores reseñables, han contribuido
universal sobre el que éste se asentó: crisis que es preconizada desde distintos sectores del pensamiento y
que, abundando en las raíces teóricas de la modernidad, insisten en poner de relieve la insuficiencia,
cuando no directamente la inviabilidad. del proyecto moderno y del sistema jurídico que éste vino a
propiciar. Esta conciencia de crisis se ha visto particularmente favorecida por el desbordamiento de los
modelos tradicionales ante los vertiginosos avances tecnológicos y las mutaciones que éstos han
provocado en la dinámica económica. social y política de un mundo cada vez más interdependiente. Todos
estos cambios sociales apuntan hacia un cambio de paradigma cultural. cuya irreversibilidad sería
nuevas tecnologías. En nuestros días, recuerda Barcelona. la contradicción entre derecho y justicia ha
alcanzado un nivel inédito c inimaginable que hace aún más dramático el problema de mantener en orden
el mundo y de encontrar una relación entre los procedimientos legales y las demandas concretas de
equidad expresadas por los distintos estratos sociales que componen la sociedad moderna. Esa
contradicción entre derecho y justicia refleja profunda e intrínsecamente, la contradicción entre técnica y
vida, entre la abstracción autosuficiente de la técnica y la demanda cada vez más angustiosa de sentido
En definitiva, la crisis del derecho moderno tiene su origen, como advierte Lars Eriksson, en las
jurídico de la modernidad está atravesado por una controversia entre el formalismo jurídico y la necesidad
de establecer unos criterios metapositivos de legitimación de las normas jurídicas. Ese debate afecta a la
propia unidad y coherencia del paradigma jurídico moderno e imprime un sesgo claramente diferenciado a
la concepción cientificista respecto de la originaria matriz ilustrada. En el derecho moderno, apunta este
autor, se produce la confrontación entre dos modelos de racionalidad: de un lado, la racionalidad formal,
concretada en definitiva por la concepción dogmática tradicional que da cuerpo jurídico al Estado de
racionalidad material, incorporada al derecho principalmente por obra de las transformaciones que el
Estado social de Derecho opera en el orden jurídico. y que apunta hacia criterios sustantivos de justicia a
través del principio de intervención estatal. El derecho moderno está escindido por principios integradores
conflictivos. El orden jurídico debe pues unificar esos principios que pertenecen a distintas etapas del
desarrollo de las sociedades capitalistas. Como puede verse. estas tendencias conflictivas del derecho
moderno apuntan hacia dos direcciones del derecho de la modernidad: la de una justicia firmemente
anclada en el derecho positivo, según la concepción cientificista del derecho, y la de una justicia dinámica
y sustantiva, determinada en la evolución social mediante cauces democráticos, a la cual debe supeditarse
el derecho positivo. A la vista de lo anterior. parece llegado el momento de preguntarse cómo el gran
cambio de nuestro tiempo está afectando a un derecho cada vez más implicado en un mundo vertiginoso y
tornadizo. Las nuevas realidades sociales, la transformación continua de nuestro mundo, nos abocan a la
pregunta sobre la vigencia y utilidad de los viejos conceptos y categorías jurídicas. (Campuzano, 2002)
REGLAS Y PRINCIPIOS
Kelsen (1983, p. 71, 72), nos dice como: es sabido que existen normas primarias y normas secundarias: las
secundarias estipulan la conducta que el orden jurídico trata de provocar bajo la amenaza de la sanción, en
tanto que las primarias son las que determinan esta sanción. Ciertamente, se puede afirmar que las normas
jurídicas contienen dos expresiones del «deber ser»: una que tiende a lograr que cierto individuo observe
la conducta debida, y otra según la cual un segundo individuo debe ejecutar una sanción, en el caso de que
Para Hart (1990, p.116-120), por su parte, el derecho puede ser caracterizado como un conjunto de dos
tipos de normas: normas primarias que imponen una obligación a sus destinatarios y normas secundarias,
que son las que especifican la manera en que las normas primarias pueden ser creadas, eliminadas o
modificadas y cómo se puede verificar su cumplimiento, así como la respuesta que hay que dar en caso de
clasificaciones de las normas, existe otra que las divide en reglas y principios (Ruiz, 2012)
REGLAS
Las reglas son mandatos que permiten o prohíben algo; pertenecen al mundo del “deber ser” y por tal
razón tienen naturaleza deontológica: están establecidas para que se cumplan en el sentido que ellas
contienen.
Las reglas Constitucionales, no son otra cosa que prescripciones con mandatos de hacer, dentro de los que
generalmente figuran supuestos de hecho y consecuencias jurídicas. Las reglas constitucionales pueden ser
perspectiva jurídica requieren complementarse con otras normas que están en la misma constitución o
fuera de ella.
PRINCIPIOS
Un principio es un concepto fundamental sobre el que se apoya un razonamiento, los principios, al igual
que las reglas, son mandatos que permiten o prohíben algo; forman parte del mundo de los deberes. A
diferencia de las reglas, se trata de normas con estructura abierta, indeterminada; proposiciones en las que
no aparecen unos supuestos de hecho a los cuales atribuirles consecuencias jurídicas precisas y
determinadas.
Los principios son normas y los valores son fines jurídicos. El primero es específico el segundo general.
Tal circunstancia basada en que el primero se haya expresamente señalado en tanto que el segundo se
encuentra en el fondo de los principios como si se tratara del alma de la norma Constitucional (principio).
Los principios jurídicos son cláusulas de derecho condensado que no tienen la misma estructura de las
reglas, aunque están dotadas de significado jurídico externo e interno: externo, porque hacen parte del
ordenamiento jurídico, se han incorporado al derecho positivo; pero además, tienen un significado interno
comunidad jurídica.
Son verdaderas normas que contienen mandatos obligatorios y exigibles de modo inmediato.
Son normas de carácter general, aplicables al universo de casos y sin restricción por especialidad
mayor parte de los principios jurídicos, tales como la fundamentalidad, la generalidad y la vaguedad.
La fundamentalidad de una norma significa que su modificación o sustitución tiene como efecto
directo una transformación del resto del Ordenamiento jurídico o del sector del mismo en el que
ésta se inserta.
La generalidad de una norma, por su parte, alude a la amplitud del campo de su aplicación; es
decir, indica que tanto el supuesto de hecho como la consecuencia jurídica están regulados en
sentido distinto; así, se puede afirmar que una norma es vaga cuando, dado su amplio ámbito de
indeterminación semántica, es difícil efectuar una identificación entre un caso y el supuesto de hecho
previsto en la misma, por lo que aparecen o pueden aparecer casos límite o dudosos, que no están
El Tratadista Ronald Dworkin en su obra “Los derechos en serio”, advirtió sobre el particular. La
distinción entre reglas y principios se demuestra con la forma como se tratan las colisiones de principios y
los conflictos de reglas. El conflicto entre dos reglas plantea un problema de validez; una de las reglas es
válida, la otra no. Por el contrario, los conflictos entre principios se resuelven por su peso o importancia,
sin afectar su validez. El conflicto entre reglas sólo puede ser solucionado introduciendo en una de ellas
una cláusula de excepción que elimine el conflicto o declarando inválida una de las reglas.
Entre tanto, las colisiones de principios se solucionan de forma diferente. En este estadio no se trata de
que uno sea válido y el otro no. Ambos son válidos, pero uno deberá ceder ante el otro. Se hace necesario
realizar la ponderación que corresponda para que, en las circunstancias propias del caso, el principio que
tenga menor peso ceda ante el que aparece con un peso mayor. En condiciones diferentes, la ponderación
puede arrojar el resultado contrario. Los casos que se han decidido en tutela son numerosos, en unos casos
concretos, el principio de la libertad de información debe ceder ante el derecho a la intimidad de las
personas, pero en otros, especialmente cuando se trata de personajes con notoria actividad pública,
distinción entre reglas y principios puede ser abordada desde dos perspectivas o enfoques diferentes: el
estructural y el funcional. Este segundo, conforme a Atienza y Ruiz Manero (1996, p. 11-15), se centra en
el papel o la función que las normas cumplen en el razonamiento práctico de sus destinatarios.
Así, si consideramos las normas jurídicas en su dimensión de pautas dirigidas a los órganos
jurisdiccionales para resolver las disputas jurídicamente, entonces la distinción entre reglas, principios
obediencia a las autoridades normativas y capacidad de deliberación propia por parte de aquellos. En este
sentido se pueden considerar las reglas como razones para la acción, perentorias e independientes del
contenido. «Razones perentorias» quiere decir que constituyen razones para realizar la acción exigida y
para excluir o suprimir cualquier deliberación independiente por parte de su destinatario sobre los
argumentos en pro y en contra de ejecutar la acción. Por tanto, cuando se dan las condiciones de
aplicación de las reglas, los órganos jurisdiccionales tienen el deber de aplicarlas, excluyendo su propio
juicio acerca de las razones de las mismas. El carácter independiente del contenido afecta el porqué los
órganos jurisdiccionales deben obedecer las reglas, esto es, a las razones por las que deben considerarlas
como razones «perentorias». Y en este sentido, se supone que los órganos jurisdiccionales deben
considerarlas así por razón de su fuente (esto es, de la autoridad normativa que las ha dictado): su origen
en dicha fuente es condición suficiente para que los órganos jurisdiccionales deban considerarlas como
razones perentorias Los principios explícitos, en cambio, son razones para la acción, independientes del
contenido pero no perentorias. Son independientes del contenido porque la causa por la que deben entrar a
formar parte del razonamiento justificativo de las decisiones de los órganos jurisdiccionales es la misma
que en el caso de las reglas, esto es, su origen en una determinada fuente. No son, sin embargo, razones
perentorias porque excluyen la deliberación por parte del órgano jurisdiccional acerca del contenido de la
resolución a dictar, sino que constituyen meramente razones para resolver en un determinado sentido,
cuya fuerza respecto de otras razones (otros principios) –que puedan constituir, a su vez, razones para
resolver en otro sentido– ha de ser ponderada por el propio órgano jurisdiccional. Los principios
implícitos, por su parte, son razones para la acción ni perentorias ni independientes del contenido; no son
perentorias por la misma razón por la que no lo son los principios explícitos, y no son independientes del
contenido porque si deben entrar a formar parte del razonamiento de los órganos jurisdiccionales no es por
virtud de su origen en fuente alguna, sino por cierta cualidad de su contenido. El enfoque estructural, por
su parte, puede plantearse de la siguiente manera: «aceptado que las reglas pueden formularse siempre
Bibliografía
Campuzano, A. D. (2002). Transformaciones Del Derecho Moderno. Revista De Ciencias Juridicas E
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