Está en la página 1de 14

El arte rupestre esquemático y la búsqueda del género

Pere M. Guillem Calatayud (a), Rafael Martínez Valle(a), Mª Pilar Iborra Eres (a)

(a),Área Arqueología y Paleontología. IVC+R. CulturArts. Generalitat Valenciana. España

PALABRAS CLAVE: Arte Esquemático, Prehistoria, Neolítico

RESUMEN:

En este trabajo intentamos acercarnos a la autoria de barras y digitaciones en el Arte Rupestre


Esquemático prehistórico; unos temas realizados mayoritariamente con los propios dedos
impregnadosa en pintura. A partir de la medición de la anchura de las barras realziadas en una
experimentación con sujetos de edad y sexo conocidos se intenta discriminar en una muestra de
conjuntos rupestres esquematicos de Valencia y Castellón.

1. Introducción:

En el estudio del Arte Esquemático, al igual que en otros campos de la investigación de la


arqueología, hay una corriente de trabajo surgida por la influencia de la Postmodernidad, la
Arqueología del Género, que intenta buscar el rastro que ha dejado la mujer a lo largo de la
Prehistoria.

En muchos aspectos la identificación del sexo en las evidencias del registro arqueológico
parece inalcanzable, pero el Arte Esquemático nos ofrece un potencial que no presentan otros
registros ya que muchas de las barras, digitaciones y otros motivos han sido realizadas con los
dedos y por lo tanto se puede rastrear la edad y el género de sus autores.

Nosotros partimos de la hipótesis de trabajo de que la impronta que dejan los dedos cuando se
ejecutan estos motivos sobre las paredes rocosas de los abrigos tiene una distribución normal, al
igual que las que han realizado los hombres, mujeres, niños y niñas sobre plaquetas de roca en la
actualidad.

En este artículo se presenta un primer análisis estadístico multivariable sobre una muestra de
motivos esquemáticos, barras y digitaciones prehistóricas, y se contrasta con un grupo actual de
barras realizadas por hombres, mujeres y niños.

2.Discusión:

2.1. ¿Qué entendemos por Arte Esquemático?

Desde que Breuil (1933-35) definiera el Arte Esquemático en la Península Ibérica hasta la
actualidad se han desarrollado diversas teorías sobre su origen y cronología. A partir de este
momento esta manifestación artística fue considerada una expresión diferente del arte
naturalista paleolítico y del figurativo Levantino. Un arte que estaba elaborado por grupos
humanos procedentes de Asia Menor, que se establecieron principalmente en el Sudeste
peninsular buscando metales y que posteriormente expandirían sus ideas por el resto del territorio
peninsular. Los trabajos de L. Siret le proporcionaron los paralelos muebles que le permitieron
relacionar el Arte Esquemático con el contexto arqueológico del Eneolítico o Bronce I, lo que
para nosotros sería el Calcolítico.
Las investigaciones de P. Acosta (1968, 1983, 1984) supusieron una renovación del estudio de la
pintura esquemática (Hernández, 2000:77). Ya en 1968 elaboró una clasificación tipológica que
a grandes rasgos se sigue utilizando en la actualidad.

E. Ripoll (1964), retomando las teorías del Abate Breuil que también se plasmarían en la obra de
Kühn (1957: 113, 123), consideró que el Arte Esquemático derivaba del Arte Levantino, en un
proceso de tendencia a la esquematización impulsado por la llegada de colonizadores
metalíferos procedentes del Mediterráneo oriental (Ripoll, 1983:35). Frente a esta postura A.
Beltrán (1975-76; 1983; 1993) vio en el Arte Esquemático una nueva manifestación artística que
conceptualmente era distinta al Arte Levantino y en la que se debían incluir tanto las
representaciones pictóricas como las grabadas.

En los años setenta Francisco Jordá aportará una nueva visión sobre el proceso de formación
del Arte Esquemático (Jordá 1975-76, 1983) en la que concedería un mayor peso a los procesos
autóctonos (Jordá, 1983: 4) y fijara su origen durante los momentos finales del Neolítico (Jordá,
1985: 138).

En la misma década se definirá el Arte Macroesquemático (Hernández et al., 1988)


caracterizado por la plasmación de unos temas de gran tamaño y de un marcado carácter
simbólico como orantes y grandes serpentiformes. Gracias a los paralelos de arte mueble
pudieron establecer el origen de esta nueva manifestación artística durante el Neolítico Antiguo
(Martí y Hernández, 1988). Un arte del que se hará derivar el denominado Arte Esquemático
antiguo (Hernández, 2000) en el que se integran zig-zags y serpentiformes complejos, en
ocasiones acompañados por antropomorfos, que por paralelos muebles se sitúa en el Neolitico
antiguo epicardial.

Este proceso de investigación ha llevado a que en la actualidad exista unanimidad en la


definición del Arte Esquemático; una manifestación artística que se extiende por toda la
Península Ibérica, que está relacionada con el origen de la agricultura y que debió tener unos
mecanismos de expansión semejantes a este novedoso sistema de producción de alimentos. A
nivel cronológico abarcaría desde el Neolítico Antiguo hasta la Edad del Bronce, es decir: que
en buena medida coincide cronológicamente con el periodo de desarrollo del Arte Levantino
en el este peninsular.

La sistematización realizada por P. Acosta (1968) sigue siendo la más utilizada por los distintos
investigadores para abordar la temática y tipología del estilo. Desde el punto de vista formal el
Arte Esquemático se caracteriza por la representación de figuras humanas y animales como
esquemas, con un alto grado de abstracción y por la incorporación a su repertorio temático de
abundantes motivos simbólicos: ídolos, soles, barras, puntos y motivos geométricos, etc.

Para pintar se utiliza el color rojo principalmente, aunque también aparecen motivos en color
negro, anaranjado, etc. Los trazos suelen ser anchos de bordes irregulares. No obstante, en
algunos abrigos con Arte Esquemático se utilizan técnicas que podrían ser propias del Arte
Levantino (Hernández, 2000: 78), disimilitud de trazos que podría estar relacionada con la
utilización de distintos instrumentos en su ejecución (Sánchez, 1983).

Entre los motivos representados en el Arte Esquemático está la figura humana que tiene una
gran variedad formal que abarca desde una simple cruz a “Y” invertidas, dobles “Y” y
antropomorfos más o menos complejos. También hay representaciones zoomorfas que van
desde el más puro esquematismo hasta motivos semiesquemáticos (Breuil, 1933-35, Acosta, 1968,
Beltrán, 1983, Hernández et al., 1988, Martí y Hernández, 1988, Toregrosa y Galiana, 2001,
Martínez y Guillem, 2005 y 2006) (Figura 1). Los ídolos son otro de los elementos representados
con asiduidad y con una gran variedad formal (Pascual, 2010). También son muy comunes las
representaciones de barras y digitaciones (Figura 2).
Figura 1. Antropomorfos: A- Calçades del Matà (Calco según los autores); B- Abric I del Port d’Ares (calco
según los autores); C- Racó Molero (calco según los autores); D-Cova del Nansano (calco según Hernández
et al., 1988: 229, figura 340); E – Barranc de l’Infern, conjuno IV, abrigo III panel I (calco según Hernández et
al., 1988: 213,figura 314); F- Abric V del Mas Blanc (calco según los autores); G- Abrigo I de las Clochas (Calco
según los autores); H- Barranc de la Magrana (calco según Hernández et al.,: 183, Figura 256); I- Barranc de
Bolulla (calco según Hernández et al., 1988: 238, figura 349); J- Abric Lambert (calco según los autores) y K-
Cova Gran de la Petxina (Hernández et al., 1986: 10. Figura 5)
Figura 2. 1-Ídolo oculado de Santo Espíritu (calco según Aparicio, 1977: 36, fig. 4); 2- Ídolo oculado del Abrigo
de los Gavilanes (calco según Mateo Saura, 1999: 211, 4); 3- Ídolo oculado del Abric II de Meravelles
(Martínez Valle y Guillem, 2010: 144, Fig. 16); 4- Ídolo oculado del Abric II del Barranc de Garrofers (Mauro et
al., 1988: 291, fig. 8); 5 Ídolo oculado del Castell de Vilafamés (calco según el Centre de Documentació
d’Art Rupestre de l’Arc Mediterrani de l’Institut Valencià de Conservació i Restauració de Béns Culturals) y 6-
digitaciones y barras del Xarco dels Llosarets (calco según los autores.
Es decir, estamos ante un conjunto de motivos “metafóricos” a partir de los cuales las
sociedades de cronología neolítica intentan representar su realidad. Una sociedad que al igual
que la nuestra se refleja en los parámetros del tiempo y del espacio. En el espacio eligieron
referencias como las montañas, los árboles, las rocas…, elementos con los que ordenaron una
realidad desordenada. Mientras que en el tiempo utilizaron dispositivos que por su carácter
recurrente permitían también ordenar el mundo en el que vivían: la salida del sol, las mareas, las
estaciones del año.

Estas sociedades están inmersas en un cambio de mentalidad, ya que son conscientes de que
los humanos pueden controlar la producción de alimentos y, por tanto, cambian su
comportamiento respecto a la naturaleza; el sujeto empieza a aislarse de la misma y construye
una identidad en la que el tiempo cobra cada vez más importancia. Muchos de estos
planteamientos han sido contrastados en lo que conocemos como Arqueología del Paisaje
(Criado, 1993 a y b, Martínez García, 1991, 1997, 1998, 2002, Parcero, 1995, Santos et al., 1997,
Torregrosa 2002, Fairén, 2004, Berrocal, 2003, Martínez y Villaverde, 2005, Guillem, et al., 2005,
Hernando, 2002).

Así pues estamos ante unas sociedades complejas que tienen un modelo de expresión, el Arte
Esquemático, que, a pesar de su simplicidad formal es tan complejo como la sociedad en la
que se desarrolló.

2.2. Metodología de trabajo

En este trabajo nuestro interés queda centrado en una parte de los motivos que se utilizaron en
el Arte Esquemático, es decir, en las digitaciones, barras y otros motivos en los que intervinieron
para su ejecución los dedos.

La variable sobre la que vamos a centrar el análisis es la anchura máxima de la impronta del
dedo en los abrigos prehistóricos y siempre sobre anchuras nítidas, por lo que desechamos las
rectificaciones.

El otro conjunto de datos provienen de las medidas realizadas sobre las barras pintadas en el
laboratorio, en cuyas medidas se ha seguido el mismo criterio que el utilizado en las barras,
digitaciones y otros motivos prehistóricos realizados con los dedos. Éstas se ejecutaron sobre
plaquetas de piedra de superficie más o menos llana con el dedo índice. Para la realización de
las mismas se utilizó oxido de hierro y como aglutinante clara de huevo de codorniz (Coturnix
coturnix)(Figura 3).

Figura 3. Proceso elaboración del pigmento para pintar barras sobre plaquetas de piedra
Las barras se realizaron en tres lugares en el Col$legi Públic de Santa Teresa de Valencia donde
intervino en la ejecución de las mismas niños y niñas de edades comprendidas entre los 11 y 12
años (Figura 4). En el Àrea de Arqueología y Paleontología del IVC+R y els Horts Urbans de
Benimaclet donde se pintaron las barras de hombres y mujeres adultos (Figura 5).

Figura 4. Ejecución de una barra por una niña


Figura 5. Ejecución de barras por mujeres

La medición de las anchuras de las barras actuales se realizó con un pie de rey con un error de
0,01. Mientras que las barras, digitaciones y otros motivos prehistóricos se han medido a partir de
fotografías a escala real con Adobe Photoshop CS6, . Además, con el fin de eliminar errores de
medición de las imágenes se han filtrado con la aplicación Dstretch del sofware Image-J (Figura
6). Otras medidas se han obtenido a partir de calcos y los datos que no hemos procesado
todavía, los de Alicante, se obtendrán a partir de los calco realizados por el Centre d’Estudis
Contestans.
Figura 6. Imagen filtrada con ImageJ-Dstretch sobre la que hemos tomado medidas con el programa
PhotoShop

Como ya hemos dicho en la introducción de este artículo partimos de la hipótesis de trabajo de


que la impronta que dejan los dedos cuando se ejecutan barras, digitaciones o otros motivos
sobre las paredes rocosas de los abrigos tiene una distribución normal, al igual que las que han
realizado los hombres, mujeres, niños y niñas sobre plaquetas de roca en la actualidad. Por lo
tanto se han medido la anchura de barras realizadas sobre plaquetas de roca y se han
comparado con las barras esquemáticas, digitaciones y otros motivos de abrigos con Arte
Esquemático repartidos a lo largo de todo el territorio valenciano: Castellón, Valencia y Alicante.

En la descripción de la única variable métrica que utilizamos, la anchura, utilizaremos métodos


estadísticos descriptivos de muestras como son: el promedio, la desviación estándar y el índice
de covarianza.

Las muestras que se han utilizado en la interpretación son grandes desde el punto de vista
cuantitativo, al menos las relacionadas con los hombres, las mujeres y las de Castellón y todas
cumplen el carácter de aleatoriedad.

Cuando lo que se pretendía era comparar varias muestras (hombres, mujeres, niños, niñas,
Castellón y Valencia) hemos aplicado un análisis multivariante de conglomerados, el Cluster
Analysis, con el fin de comprobar hasta qué punto se agrupaban o diferenciaban entre sí en
términos de distancia (García Ferrando, 1989). El método de agrupamiento utilizado ha sido el
centroide y la función de distancia la euclideana. Con este análisis también pretendemos
establecer por qué una variable fluctúa y cuál es el determinante que provoca tal cambio.

3 Resultados:

Para las barras realizadas en el laboratorio los datos obtenidos son los siguientes. La muestra de
barras realizadas por los hombres, formada por 42 casos, tiene una media de 1,30 mm de
ancho, el valor mínimo es de 1,02 y el máximo es de 1,55. La desviación estándar es de 0,165 y el
intervalo de confianza de 0,050 (Tabla 1).
Para el intervalo de confianza hemos utilizado el nivel de significación de 0,05. Así, cuando
rechazamos la hipótesis nula estamos considerando que la muestra es significativamente
diferente de la población paramétrica o hipotética con probabilidad < o igual que (. Los valores
( superiores a 0,05 no los consideramos estadísticamente significativos, mientras que los menores
de 0,05 o iguales sí.

Para el conjunto de las barras realizadas por las mujeres, formado por 43 casos, la media es de
1,102, el valor mínimo es 0,90 y el máximo 1,34. La desviación estándar 0,119 y el intervalo de
confianza 0,035 (Tabla 1).

El intervalo de confianza de hombres y mujeres demuestra que la media de todas las medias
muestrales coinciden con la media poblacional y dado que el tamaño de la muestra es lo
suficientemente grande, la distribución de medias muestrales es, prácticamente, una distribución
normal. Por lo tanto parte de la hipótesis de trabajo queda contrastada, o lo que es lo mismo
que las anchuras de las barras realizadas con los dedos en el laboratorio por hombres y mujeres
tienen una distribución normal.

¿Qué ocurre con los datos proporcionados por las barras pintadas por niños y niñas?

La muestra de las barras de los niños entre 11 y 12 años está formada por 12 casos. La media es
1,152 mm, el valor mínimo 0,95 y el máximo 1,38. La desviación estándar 0,22 y el intervalo de
confianza 0,129.

La de las niñas para un total de 15 casos ofrece una media de 1,058, con un valor mínimo de
0,86 y un máximo de 1,26. La desviación estándar 0,111 y el intervalo de confianza 0,058 (Tabla
1).

En ambas muestras el intervalo de confianza es superior a 0,05 aspecto que lo debemos


interpretar desde la reducción de las muestras 12 y 15 casos medidos para niños y niñas
respectivamente, y que aumenta las posibilidades de error y que la media de las medidas
muestrales no coincida con la media poblacional y se aleje de la distribución normal. Sin
embargo creemos que la edad de los niños y niñas, 11 y 12 años, juega un papel fundamental
en el significado negativo del intervalo de confianza para un nivel de significación del 0,05. Entre
los 11 y 12 años la disparidad de crecimiento de niños y niñas es muy grande y eso se traduce en
la anchura de las barras pintadas con el dedo índice por niños y niñas.

Sin embargo, y como cabía esperar las medias son inferiores a la de los adultos y las de las niñas
inferiores a las de los niños y la media del grupo de los niños (1,152) supera a la de las mujeres
(1,102).

Con todo creemos que estos valores se irán corrigiendo en la medida en que se incremente la
muestra analizada.

¿Cómo se comporta estadísticamente la anchura en las digitaciones, barras y otros motivos


pintados con el dedo en la prehistoria?

Las medidas para el grupo de Valencia, 19 en total, se han obtenido de 8 yacimientos: la Cova
del Cavall (Vallada), Abrigo del Corral de la Hoya del Hacha (Titaguas), la Font d’Arnau
(Vallada), La Quebrada (Chelva), la Talaia, el Xarco dels Llosarets, el Abrigo de los Gineses
(Bicorp) y la Cova de la Petxina (Bellús).

La media es 1,577, el valor mínimo 0,90 y el máximo 2,17, la desviación estándar 0,338 y el
intervalo de confianza 0,152 (Tabla 1).

Para Castellón los abrigos sobre los que se han tomado las medidas son: el Abric del Mas Blanc V
(Afres del Maestrat), Barranc d’en Cabrera (Albocàsser), La Joquera (Borriol), la Roca dels
Ermitants (Sant Mateu) Penya la Mula I y II (Tirig), Cova Alta, Cova de la Pipa (Tirig), el Abric I del
Port d’Ares (Ares del Maestrat), la Cova Gran del Puntal (Albocàsser), Abric del Barranc de les
Calçades (Albocàsser), Racó Molero (Ares del Maestrat), Abric del Castell de Vilafamés
(Vilafamés), Barranc de la Font de la Masada y el Cingle de la Saltadora (Les Coves de
Vinrroma). Para una muestra de 38 medidas la media es 1,396, el valor mínimo 0,75 y el máximo
2,32, la desviación estándar 0,353 y el intervalo de confianza 0,114 (Tabla 1).

Siguiendo el mismo planteamiento que el desarrollado hasta ahora diremos que intervalo de
confianza de Valencia y Castellón refleja, al igual que habíamos observado en niños y niñas,
que la media de las medidas muestrales no coinciden con la media poblacional y se aleja de la
distribución normal.

Número Mínimo Máximo Promedio Desviación Intervalo de


estándar confianza

Hombres 42 1,02 1,55 1,30 0,165 0,05

Mujeres 43 0,90 1,34 1,102 0,119 0,038

Niños 12 0,95 1,38 1,152 0,22 0,129

Niñas 15 0,86 1,26 1,058 0,111 0,058

Arte rupestre 19 0,90 2,17 1,577 0,338 0,152


de Valencia

Arte rupestre 38 0,75 2,32 1,396 0,353 0,114


de Castellón

Tabla 1. Medidas de las barras, digitaciones y otros motivos.

¿Qué explicación damos a estos resultados? Por una parte, el resultado del grupo de Valencia
podría estar ligado a que la muestra estudiada es reducida (19), sin embargo el grupo de
Castellón (38), estadísticamente es fiable. Por lo tanto, la explicación la deberíamos buscar en
que en la ejecución de barras, digitaciones y otros motivos no ha intervenido un solo género.
Además, a diferencia de los datos obtenidos en el laboratorio, en la Prehistoria se ha utilizado el
dedo índice y también el pulgar, si bien de forma muy reducida. Por eso las medias de Valencia
(1,577) y Castellón (1,396) son superiores a las medias registradas en hombres (1,30). En Valencia
sería el caso de, Abrigo del Corral de la Hoya del Hacha donde hemos obtenido dos medidas
de 2,12 y 2,17mm y en Castellón el abrigo del Mas Blanc V (1,86), la Cova de la Pipa (2,04) y la
Penya de la Mula I (2,32). Valores que se alejan considerablemente de la media de los hombres
(1,30) y que superan ampliamente el valor máximo (1,55) (Tabla 1).

La heterogeneidad del grupo de Castellón y Valencia también viene indicada por los valores
mínimos registrados en sus muestras. Cabe destacar los 0,90 y 0,91mm de la anchura de algunas
barras del Xarco dels llosarets y en Castellón los 0,75mm de anchura de la barra del Barranc
d’en Cabrera, o la de la barra de la Roca dels Ermitants (0,94), la Penya de la Mula (0,86), la
Cova Alta (0,73) y el Abric del Barranc de la Font de la Masada (0,86).

Estos valores superan claramente el valor mínimo de los hombres (1,02), algunos están cerca del
valor mínimo de las mujeres (0,90), otros de los niños (0,95) y también de las niñas (0,86). Sin
embargo los valores del Barranc d’en Cabrera (0,75) y la Cova Alta (0,73) son sensiblemente
inferiores a los valores mínimos que aquí discutimos (Tabla 1).

Como ya hemos afirmado anteriormente es necesario incrementar la muestra de niños y niñas


actuales, pero en la heterogeneidad de la muestra de Valencia y Castellón seguramente influye
la ejecución de barras por parte de niños y niñas de distintas edades. Ahora bien, tampoco
podríamos descartar la participación del dedo meñique en la elaboración de algunas barras,
digitaciones y otros motivos, hipótesis que quedará contrastada en la medida en que
obtengamos muestras de barras ejecutadas con el dedo meñique tanto por hombres, mujeres,
niños y niñas.

Figura 7. Cluster de distancia euclídea de barras digitaciones y otros motivos pintados con el dedo.

""

El análisis Cluster viene a confirmar lo que ya hemos apuntado anteriormente (Figura 7). Por una
parte se agrupan las muestras del arte rupestre esquemático de Valencia y Castellón. Y como
cabría esperar el otro gran grupo es el formado por hombres, niños, mujeres y niñas ¿Por qué?
Porque en Valencia y Castellón intervienen varios factores. Las barras, digitaciones y otros
motivos están hechas principalmente con el dedo índice, pero algunos valores indican que
también ha intervenido el dedo pulgar e incluso podríamos suponer que en algunos paneles en
la ejecución de las barras y/o digitaciones ha intervenido el dedo meñique. Pero también es
evidente que en la ejecución de las barras, digitaciones y otros motivos del Arte Esquemático no
solo participaron los hombres, sino que en la elaboración de las mismas intervinieron mujeres,
niños y niñas.

Por otra parte, y volviendo al Cluster, es totalmente coherente que los hombres se antepongan a
niñas y que los niños se agrupen con las mujeres.

3. Conclusiones:

Partíamos de una hipótesis de trabajo: que las medidas de las barras, digitaciones y otros
motivos del arte rupestre esquemático, en la medida en que habían sido hechas con los dedos
presentarían una distribución normal por sexos y edades.

En el laboratorio y en un colegio se ejecutaron barras sobre plaquetas de roca con el dedo


índice, en la ejecución de las mismas intervinieron hombres, mujeres, niñas y niños.

En el grupo de barras realizadas por hombres y mujeres el intervalo de confianza de hombres y


mujeres demuestra que la media de todas las medidas muestrales coinciden con la media
poblacional y que como el tamaño de la muestra es lo suficientemente grande, la distribución
de medias muestrales es, prácticamente, una distribución normal. Sin embargo en niños y niñas
de 11 y 12 años, intervienen otras variables que las alejan de la distribución normal. Entre las
mismas podríamos resaltar el carácter reducido de la muestra y la disparidad de crecimiento de
la anchura de los dedos entre los niños y niñas.
Los valores que reflejan el grupo de Valencia y Castellón están de acuerdo con la complejidad
del fenómeno. En la ejecución de barras, digitaciones y otros motivos del arte rupestre
esquemático han intervenido hombres, mujeres, niños y niñas.

Además, los motivos principalmente han sido ejecutados con el dedo índice, pero también se
ha utilizado el dedo pulgar y también el dedo meñique, como así lo sugieren algunos valores,
aunque ambos dedos habrían sido utilizados en contadas ocasiones.

Por tanto con el desarrollo de esta metodología podemos intentar descifrar quién o quiénes
fueron los autores del arte rupestre esquemático, aunque para ello es indispensable incrementar
tanto las muestras actuales como las prehistóricas.

REFERENCIAS:

Acosta Martínez, P. 1968. La Pintura Rupestre Esquemática en España. Salamanca. Memoria nº1.
Seminario de Prehistoria y Arqueología. 250 pp.

Acosta Martínez, P. Técnicas, estilo, temática y tipología en la pintura rupestre esquemática


hispana». 1983, Zephyrus, XXXVI. Actas Colq. Inter. Arte Esquemático.1982, p. 13-25.

Acosta Martínez, P. El Arte Rupestre Esquemático Ibérico: Problemas de cronología


preliminares».1984, Scripta Praehistórica. Francisco Jordá (Oblata). P. 31-62. Salamanca.

Beltrán, A. El problema de la cronología del arte rupestre esquemático español. 1975-76,


Caesaraugusta, Vol., 39-40, p. 5-18.

Beltrán, A. El arte esquemático en la Península Ibérica: orígenes e interrelaciones. Bases para un


debate. Zephyrus, XXXVI, Actas Colq. Inter. Arte Esquemático.1982, Salamanca, 1983, p. 39-41.

Beltrán, A. Arte prehistórico en Aragón. 1993, 224 p. IberCaja, Zaragoza. ISBN 84-88793-03-0

Berrocal, MC. Paisaje y arte rupestre. Ensayo de contextualización arqueológica y geográfica de


la pintura levantina. Madrid. Tesis Doctoral inédita. Instituto de Historia (CSIC). Universidad
Complutense de Madrid. 2003.

Breuil, H. 1933-35. Les Peintures Rupestres Schématiques de la Peninsule Ibérique. Lagny 4 Tomos.

Carrasco, J., Toro, I., Medina, J., Carrasco, E., Pachón, J. A. y Castañeda, P. Las pinturas rupestres
del 'Cerro del Piorno' (Pinos Puente, Granada). Consideraciones sobre el arte rupestre
esquemático en las Sierras Subbéticas andaluzas. 1982, Cuad. Prehistoria Univ. Granada, Vol., 7,
p. 113-169.

Criado Boado, F. Límites y posibilidades de la Arqueología del Paisaje. Spal, 1993a, vol. 2, p. 9-55.

Criado Boado, F. Visibilidad e interpretación del registro arqueológico. Trabajos de Prehistoria,


1993b, vol. 50, p. 39-56.

Fairén, Sara. Rock art and transition to farming. The Neolithic lands of the central Mediterranean
coast of Spain. Oxfort journal of Archaeology, 2004, Vol. 23 (1) p. 1-19.

Grande del Río, R. y Gozález Tablas, FJ. LAS pinturas rupestres de “Las Clochas I” (sierra de
Gelstargar, Valencia. 1990, Archivo de Prehistória Levantina, Vol., XX, p. 299-316.

Guillem, PM., Martínez Valle, R., Vicente Gabarda M. y Tomás, J. (2005). Las pinturas rupestres de
Montegordo en el paisaje del Barranc de la Valltorta. Arte Rupestre en la España mediterránea:
Actas del congreso (Alicante, 25-28 de octubre de 2004). M., S. Hernández y J. Soler (EdsAlicante.
Instituto Alicantino de Cultura “Juan Gil-Albert”, Caja de Ahorros del Mediterráneo. 2005, p. 185-
194.

Hernandez, MS. Continuitat/discontinuitat a l’Art Rupestre de la façana oriental de la Península


Ibérica». 2000, Cota Zero, Vol. 16, p. 65-84.

Hernández, MS, Ferrer, P. y Catalá, E. 1988. Arte Rupestre en Alicante. Alicante. Fundación Banco
Exterior, Banco de Alicante Grupo Banco Exterior. 1988, 312 p. ISBN 84-404-2468-X.

Hernando, A. Arqueología de la Identidad. Madrid. Akal. 2002, 224 p. ISBN 9788446016540.

Jordá, F. Introducción a los problemas del arte esquemático de la Península Ibérica. 1983,
Zephyrus, Vol., XXXVI. Actas Colq. Inter. Arte Esquemático. 1982, p. 7-12.

Jordá, F. El arte prehistórico de la región valenciana: problemas y tendencias. 1985, Anexo


Revista Lucentum. Univ. de Alicante. P. 121-140.

Khün, H. El Arte Rupestre de Europa. 1957. Ed. Seix Barral. Barcelona. 355 p.

Marcos Pous, A. Sobre el origen neolítico del arte esquemático peninsular. 1981, Corduba
Archaeologica, Vol. 9, p. 63-71.

Martí, B. y Hernández, MS. El Neolitic Valencià. Art rupestre i cultura material. València.
Serveid’Investigació Prehistòrica. Diputació de València. 1988, 114p. ISBN 84-7795-003-2.

Martínez Valle, R. y Guillem, PM. Arte rupestre de l’Alt Maestrat: las cuencas de la Valltorta y de la
Rambla Carbonera”. En MS. Hernández Pérez y JA. Soler Díaz (Eds.) Arte rupestre en la españa
mediterránea: actas del Congreso Alicante (25-28de octubre de 2004). Alicante: Instituto
Alicantino de Cultura “Juan Gil-Albert”, Caja de Ahorros del Mediterráneo. 2005, p. 71-88.

Martínez Valle, R. y Guillem, P. M. 2006. Un alto en el camino. Los abrigos pintados del Barranco
de Las Clochas. 2006, 60 p. Ayuntamiento de Gestalgar, Asociación de Amigos de Gestalgar.
ISBN 84-611-3121-5.

Martínez García, J. La pintura rupestre esquemática de las primeras sociedades agropecuarias.


Un modelo de organización en la Península Ibérica. Tesis Doctoral. Universidad de Granada.
Inédita. Granada. 1997, 315 p.

Martínez García, J. Abrigos y accidentes geográficos como categorías de análisis en el paisaje


de la pintura rupestre esquemática. El sudeste como marco. Arqueología Espacial, 1988, Vol. 19-
20, p. 543-561.

Pascual, J. LL. 2010. Ídolos oculados sobre huesos largos en las cuencas del Júcar y del Segura.
Ojos que nunca se cierran. Ídolos en las primeras sociedades campesinas. Ministerio de Cultura,
2010, p. 79-114.

Parcero, C. Elementos para El estudio de los paisajes castreños del noroeste peninsular. 1995.
Trabajos de Prehistoria, Vol., 52(1), p. 127-144.

Ripoll, E. 1964. Para una cronología relativa del arte levantino español. Prehist. Art of the Western
Mediterr. and Sahara, 167-175. Chicago, p. 167-175

Ripoll, E. 1983. Cronología y periodización del esquematismo prehistórico en la Península Ibérica.


1983 Zephyrus, XXXVI. Actas Colq. Inter. Arte Esquemático1982, p. 27-35.

Ripoll, E. En los orígenes de la controversia sobre la cronología del arte rupestre levantino. 1992,
Anales de Prehistoria y Arqueología, Vol., 7-8, p. 65-68.
Santos, M. Parcero, C.; Criado, F. De la Arqueología Simbólica del Paisaje a la Arqueología de los
Paisajes Sagrados. 1997, Trabajos de Prehistoria, Vol., 54 (2), p. 61-80.

Torregrosa, P. La pintura rupestre esquemática en el Levante de la Península Ibérica. Tesis


Doctoral. Universidad de Alicante. Inédita. Alicante. 1999

Torregrosa, P. Pintura rupestre esquemática y territorio: análisis de su distribución espacial en el


Levante peninsular. 2002, Lvcentvm, Vol., XIX-XX, p. 39-63.

Torregrosa, P y Galiana, MF. 2001. Arte Esquemático del Levante peninsular: una aproximación a
su dimensión temporal. 2001, Millars, Espai i Hitòria, vol., XXIV: p.151-198.

También podría gustarte