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La leyenda del maíz

Cuentan que antes de la llegada de Quetzalcóatl, los aztecas sólo comían raíces y animales
que cazaban.

No tenían maíz, pues este cereal tan alimenticio para ellos, estaba escondido detrás de las
montañas.

Los antiguos dioses intentaron separar las montañas con su colosal fuerza pero no lo lograron.

Los aztecas fueron a plantearle este problema a Quetzalcóatl.

-Yo se los traeré- les respondió el dios.

Quetzalcóatl, el poderoso dios, no se esforzó en vano en separar las montañas con su fuerza,
sino que empleó su astucia.

Se transformó en una hormiga negra y acompañado de una hormiga roja, marchó a las
montañas.

El camino estuvo lleno de dificultades, pero Quetzalcóatl las superó, pensando solamente en
su pueblo y sus necesidades de alimentación. Hizo grandes esfuerzos y no se dio por vencido
ante el cansancio y las dificultades.

Quetzalcóatl llegó hasta donde estaba el maíz, y como estaba trasformado en hormiga, tomó
un grano maduro entre sus mandíbulas y emprendió el regreso. Al llegar entregó el prometido
grano de maíz a los hambrientos indígenas.

Los aztecas plantaron la semilla. Obtuvieron así el maíz que desde entonces sembraron y
cosecharon.

El preciado grano, aumentó sus riquezas, y se volvieron más fuertes, construyeron ciudades,
palacios, templos…Y desde entonces vivieron felices.

Y a partir de ese momento, los aztecas veneraron al generoso Quetzalcóatl, el dios amigo de
los hombres, el dios que les trajo el maíz.

EL MITO AZTECA QUE NARRA LA HISTORIA DE LA


LLEGADA DEL MAÍZ
La leyenda cuenta que fue el dios Quetzalcóatl quien emprendió un peligroso
viaje para obtener este afamado alimento.
Mariana Gaxiola
El primer grano de maíz que los aztecas
cosecharon fue un obsequio de Quetzalcóatl.

La palabra “mito” es un término que alude al griego “mythos”, que quiere


decir “relato” o “cuento”. Es en realidad una historia fabulosa, que a través
de narraciones insólitas pretende buscar una explicación a las dádivas
de la vida cotidiana, como los desastres naturales, características de la
conducta humana y hasta el origen del alimento más importante para la
cultura mexica.
Es sabido que el maíz es una especie de gramínea que nació en México
hace aproximadamente 10,000 años. Se trata de una planta que fue
domesticada por los pueblos indígenas que habitaron el centro de nuestro
país, y que hasta la actualidad, se constituye como uno de los
alimentos más relevantes en la dieta de cualquiera que se jacte de ser
mexicano. Pero… ¿conocemos la historia de su origen?
Varios historiadores sostienen que la cosecha más importante del maíz se
llevó a cabo en Puebla y Oaxaca. Y es que en estas regiones se han
encontrado restos arqueológicos que indican la presencia milenaria
de la planta, incluso hoy por hoy se pueden observar algunas pinturas
prehispánicas que hablan de la existencia del maíz.
Pero la historia que verdaderamente sorprende es la que explica cómo
arribó este alimento a tierras aztecas. Cuenta la leyenda que antes de la
llegada del maíz, el pueblo solamente comía raíces y animales que
cazaban. Sin embargo, se sospechaba sobre la existencia de una planta
dorada, que se escondía detrás de unas altas montañas que enmarcaban
la ciudad.
Los indígenas pedían a los dioses la separación de las montañas, para
que se abriera el paso y los recolectores pudieran ir a recoger los granos
de maíz. No obstante, los dioses no pudieron lograrlo. Es por esto que los
aztecas optaron por rezarle a Quetzalcóatl, la deidad más poderosa de
la cultura mesoamericana.
El dios escuchó las plegarias de su pueblo, y les prometió que les traería
aquel preciado alimento. Ni siquiera intentó separar las montañas, mejor
utilizó su sabiduría para conseguir el maíz. Observó bien las colinas, y
vio una hormiga roja que descendía con un grano de maíz sobre su
espalda.

Se acercó al insecto para interrogarlo y descubrir de dónde había sacado


el codiciado grano. Luego de conversar con ella, la hormiga accedió a
decirle todo, entonces Quetzalcóatl se convirtió en una hormiga
negra para que su nueva amiga lo guiara hasta el lugar donde se escondía
el alimento dorado que tanto pedían los aztecas.
La leyenda cuenta que aquella travesía estuvo llena de dificultades y duró
varios días, pero el dios, siempre pensando en su pueblo, logró superar
todo reto. Finalmente llegaron las hormigas a donde se erigían las plantas
del maíz, tomó un grano maduro con su boca y regresó con su pueblo.
Al llegar, los aztecas se regocijaron y sembraron aquel tesoro. Y cuando
éste dio fruto, la civilización comenzó a proliferar. Se volvieron más fuertes
y dieron inicio a la construcción de una ciudad. Desde aquel momento, los
aztecas veneraron sin dudar al generoso dios Quetzalcóatl, el amigo de
los hombres que les obsequió el maíz.

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