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10/11/21 20:24 El derecho a la imagen como límite a la utilización de la cámara oculta

Título: El derecho a la imagen como límite a la utilización de la cámara oculta


Autor: Bucetto, Maria Sol - López Alfonsín, Marcelo
País: Argentina
Publicación: El Derecho - Diario, Tomo 294
Fecha: 01-11-2021 Cita Digital: ED-MMLVI-495

El derecho a la imagen como límite a la utilización de la cámara oculta

Comentario al fallo M., R. E. c/ Arte Radio Televisivo Argentino S.A. y otros s/ daños y perjuicios y A. de
C., G. B. c/ Arte Radio Televisivo Argentino S.A. y otros s/ daños y perjuicios.

por Marcelo López Alfonsín y María Sol Bucetto

Sumario: Introducción. – La libertad de expresión y el periodismo. – La utilización de la cámara oculta


como expresión de la libertad de prensa. – La afectación al derecho a la imagen. – Consideraciones finales:
¿cómo compatibilizar la libertad de prensa y el derecho a la imagen? – Referencias bibliográficas.

Introducción

El derecho a expresar libremente las ideas es considerado la piedra angular de toda sociedad libre,
democrática y participativa, en tanto es crucial para el ejercicio de otros derechos y para el pleno
desarrollo de las personas.

Al respecto, la CSJN sostuvo que, desde la visión del pluralismo, debate público e intercambio de ideas, la
libertad de expresión se constituye fundamentalmente en precondición del sistema democrático(1).

Sin embargo, este carácter de libertad preferida en un Estado democrático no la convierte en un derecho
absoluto, muy por el contrario, debe ser ejercido de manera razonable y no menoscabar el libre ejercicio
de los restantes derechos constitucionales, tales como la intimidad, el honor y, más recientemente, la
imagen. De este modo, resulta necesario establecer en qué términos se compatibiliza la libertad de
expresión con los derechos personalísimos mencionados, en especial en la actualidad, cuando la rápida
evolución tecnológica y la globalización trajeron consigo nuevos retos para la protección de la privacidad.

En este sentido, nos proponemos analizar el alcance de la sentencia dictada por la Sala “A” de la Cámara
Nacional de Apelaciones en lo Civil en las causas “M., R. E. c/Arte Radio Televisivo Argentino S.A. y otros
s/Daños y Perjuicios” y “A. de C., G. B. c/Arte Radio Televisivo Argentino S.A. y otros s/Daños y
Perjuicios”, en tanto se establece un estándar preciso respecto a la relación entre la utilización de la
cámara oculta como medio para efectivizar el derecho a la libertad de expresión y el derecho a la imagen
de quienes son filmados y exhibidos sin su consentimiento.

Las demandas que dieron lugar a este fallo se promovieron a raíz de un informe periodístico que fue
emitido en el programa televisivo “T.”. La investigación versaba sobre el funcionamiento del Instituto
Nacional para Ciegos R. R. Al efecto, iniciaron el informe con el testimonio de la Sra. T. F., quien días
antes se había presentado en la institución solicitando la internación de su hija. Allí fue atendida por la
Sra. M., en su calidad de asistente social, quien le comunicó que su pedido debía ser rechazado, alegando
que la niña era menor de edad y que la Resolución nº 925 del Consejo Nacional de la Niñez, Adolescencia y
Familia suspendió las internaciones en el instituto por razones edilicias.

Luego, la Sra. M. L. S. se dirigió al lugar y mantuvo una reunión privada con la directora de la institución –
la Sra. A.– para indagar respecto al rechazo de la admisión de la niña. Ambos encuentros fueron filmados
subrepticia y clandestinamente.

En el informe se expusieron las imágenes de las entrevistas y se presentó al Instituto como un lugar
descuidado, donde muchas actividades habían dejado de funcionar y se había empezado a negar el
alojamiento a quienes lo pedían. Asimismo, se aseguró que allí trabajaban funcionarios “i” (ineptos,
inoperantes, indolentes, etc.).

A partir de ello, las Sras. M. y A. promovieron demandas de daños y perjuicios contra Arte Radiotelevisivo
Argentino S.A., M. L. S., C. D. E. y S. V. B., al entender violados sus derechos al honor, la imagen y la
intimidad. El Juzgado Civil Nº 30 dictó una sentencia única para ambas causas resolviendo rechazar los
reclamos en todos sus términos.

Habiendo sido apelada la sentencia, la Sala “A” resolvió revocar el fallo y responsabilizar a los
demandados por la violación al derecho a la imagen y a la voz de las actoras, toda vez que la utilización de
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la cámara oculta no reunió ciertos requisitos estrictos y era innecesaria para lograr la finalidad perseguida.

Para así decidir, analizó los estándares establecidos por la CSJN respecto a la libertad de expresión y su
relación con otros derechos que podrían verse menoscabados.

A la luz de los precedentes, el punto de partida consiste en determinar si la noticia u opinión emitida tiene
un contenido de interés público. Así, el máximo tribunal ha determinado que, si bien ambos derechos
resultan indispensables para el desarrollo del ser humano, el derecho a la intimidad y la vida privada
puede ceder ante las necesidades sociales y los intereses públicos en tanto son considerados valores
superiores.

Desde esta perspectiva, se han definido las doctrinas surgidas de los fallos “Campillay”(2) –difusión de
informaciones inexactas – y su correlativa teoría de la “real malicia” –informaciones respecto de figuras
públicas– y los estándares fijados en relación a las meras opiniones(3).

Por otro lado, en el caso “Ponzetti de Balbín”, la CSJN confirmó la sentencia que responsabilizó a la
editorial que había publicado la foto de un político en la sala de terapia intensiva cuando agonizaba,
reforzando la idea de que no es suficiente que se trate de un funcionario público, sino debe existir un
interés público que justifique la intromisión y difusión de la noticia(4).

Con estas pautas como punto de partida, los jueces de la Sala entendieron que el informe periodístico
ciertamente versaba sobre una cuestión de interés público, ya que el objeto era indagar sobre el estado
edilicio del instituto R. y los servicios que ofrece en la actualidad.

Además, el relato discurrió sobre hechos verdaderos, respaldados a través de imágenes y testimonios, que
incluso no fueron desmentidos por las demandantes. De igual modo, tampoco surge que se les hubiera
endilgado responsabilidad respecto al deterioro de la institución o la falta de servicios, por lo cual se trató
de opiniones de los periodistas atinentes a cuestiones de indudable interés público, que, en tanto no
fueron formuladas de modo insultante, no pueden generar responsabilidad alguna para sus autores. Por
ello, confirmaron el punto de la sentencia que rechazó la demanda en lo atinente a la lesión del honor y la
intimidad de las actoras.

Sin embargo, es imposible soslayar que dicho registro fue efectuado subrepticiamente, mediante el
mecanismo de una cámara oculta, por lo cual no solo no se obtuvo el consentimiento de las demandantes,
sino que ni siquiera se les informó que se estaban captando sus imágenes.

En este entendimiento, el hecho de que una investigación periodística tuviera un objeto de interés público
no justifica de por sí el uso de una cámara oculta, ya que es necesario, adicionalmente, demostrar que su
empleo era imprescindible para lograr la finalidad buscada y, en el caso, las declaraciones de las
funcionarias no eran indispensables para ilustrar la situación del instituto.

Al mismo tiempo, aun cuando la cámara oculta puede encontrarse justificada, debe acompañarse del
empleo de métodos que impidan reconocer a la persona retratada, salvo que eso resulte necesario para
divulgar la noticia de interés público en cuestión.

En conclusión, el Tribunal entendió que no se encontraban configurados los requisitos estrictos para que el
uso de la cámara oculta esté justificado, por lo cual correspondía declarar la responsabilidad del canal y el
productor televisivo, junto con los periodistas codemandados, por la violación del derecho a la imagen y a
la voz de las actoras.

La libertad de expresión y el periodismo

En el campo de los derechos humanos, la libertad de expresión tiene un alcance y carácter especial, pues
comprende el derecho a expresar ideas, opiniones y emitir información de toda índole, a acceder, buscar y
recibir información y a difundir informaciones e ideas sin consideración de fronteras y por cualquier medio
de expresión. En este sentido, su órbita abarca dos dimensiones, que requiere, por un lado, que nadie sea
arbitrariamente menoscabado o impedido de manifestar su propio pensamiento y representa, por tanto, un
derecho de cada individuo; pero implica también, por otro lado, un derecho colectivo a recibir cualquier
información y a conocer la expresión del pensamiento ajeno(5).

En particular, “en su dimensión social la libertad de expresión es un medio para el intercambio de ideas e


informaciones y para la comunicación masiva entre los seres humanos. Así como comprende el derecho de
cada uno a tratar de comunicar a los otros sus propios puntos de vista, implica también el derecho de
todos a conocer opiniones y noticias”(6).

En este escenario, parte de la doctrina considera a la libertad de prensa como una especie dentro del
género más amplio de la libertad de expresión, definiéndola como la facultad que tiene toda persona de
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expresarse a través de los medios de difusión, siendo condición sine qua non para el ejercicio de este
derecho la libertad de expresión(7). En este contexto, el periodismo es la manifestación primaria y
principal de la libertad de expresión del pensamiento(8).

Desde esta perspectiva, el periodismo cumple un rol fundamental como instrumento de información e
investigación, contribuye en el progreso cultural y es fuente de alimentación de la opinión pública. Así, en
las sociedades democráticas, los medios son amplificadores de la actualidad, de todo lo que tiene
relevancia social(9).

La Corte Interamericana ha afirmado, sobre el tema, que los medios de comunicación en una sociedad
democrática son verdaderos instrumentos de la libertad de expresión y no vehículos para restringirla,
razón por la cual es indispensable que recojan las más diversas informaciones y opiniones(10).

En Argentina, la libertad de expresión surge de la interpretación armónica de los arts. 14, 32, 33, 43 –párr.
3º– y 68 de la CN. Además, la reforma de 1994 incorporó el art. 75, inc. 22, que otorga jerarquía
constitucional a diversos instrumentos internacionales de Derechos Humanos que han nutrido
considerablemente su contenido. Entre ellos, es dable mencionar los arts. 13 y 14 de la CADH, el art. 19 de
la DUDH y el art. 19 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.

En sintonía con esta regulación de máxima, la CSJN ha reconocido el carácter privilegiado de la libertad de
prensa: “Entre las libertades que la Constitución Nacional consagra, la de prensa es una de las que poseen
mayor entidad, al extremo de que sin su debido resguardo existiría tan solo una democracia desmedrada o
puramente nominal. Incluso no sería aventurado afirmar que, aun cuando el artículo 14 enuncie derechos
meramente individuales, está claro que la Constitución al legislar sobre libertad de prensa, protege
fundamentalmente su propia esencia democrática contra toda posible desviación tiránica”(11).

La utilización de la cámara oculta como expresión de la libertad de prensa

El avance de la tecnología permitió que sea factible realizar un registro audiovisual de diversos hechos de
manera sencilla e imperceptible. En este contexto, la cámara oculta implica la posibilidad de captar
imágenes sin que dicha captación sea conocida por el sujeto al que está dirigida y, por lo tanto, sin su
consentimiento. Este tipo de grabaciones se realiza especialmente en ejercicio del periodismo de
investigación.

La cámara oculta, al entrometerse de manera sorpresiva y subrepticia en la vida privada del sujeto sobre
el que recae, provoca una tensión entre derechos fundamentales y protegidos constitucionalmente: el
honor e intimidad y el acceso a la información.

Ya nos hemos referido al derecho a la información y sus alcances en párrafos anteriores.

En cuanto al derecho a la privacidad e intimidad, diremos brevemente que encuentra su fundamento en el


art. 19 de la CN –junto con los arts. 11 de la CADH, 12 de la DUDH, 5 de la DADH y 17 del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos– y comprende no solo esa intimidad como propia y exclusiva
de cada persona o la esfera doméstica, el círculo familiar y de amistad, sino también del domicilio donde
conviven varias personas, el secreto entre el profesional y el cliente o paciente, de las fuentes plurales de
la información periodística(12).

Conforme los principios instaurados en los precedentes citados previamente, el punto de partida para
resolver un conflicto entre el derecho a la intimidad y la libertad de prensa consiste en determinar si la
noticia u opinión emitida tiene un contenido de interés público. De este modo, se ha dicho que el primero
cede ante el segundo cuando lo que deba ser mostrado es un hecho cierto y de interés de la sociedad, no
siendo así cuando son hechos de la vida privada, condenándose en este caso el accionar periodístico.

La afectación al derecho a la imagen

El derecho a la imagen es un derecho personalísimo, de carácter relativo, innato, vitalicio y


extrapatrimonial. Tiene autonomía y no se confunde con otros derechos personalísimos, porque la mera
puesta en el comercio de la fotografía sin conformidad produce daño moral que debe ser indemnizado
independientemente de que no se haya vulnerado el honor o la intimidad de la persona(13).

En este orden de ideas, se resume en la facultad del sujeto de decidir sobre la utilización que se hace de
su imagen por cualquier medio (fotografía, filmación, dibujo, grabado, etc.), ya sea para prohibir su
captación o divulgación, o para permitir su reproducción o comercialización(14).

De este modo, se le atribuye un doble contenido: en su aspecto negativo o de exclusión, comporta la


facultad de prohibir a terceros la captación o divulgación de la propia imagen y, en su aspecto positivo,
significa la facultad de reproducir, publicitar o comercializar la imagen, según el criterio de cada uno(15).
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En el Derecho argentino, el derecho a la imagen ha sido considerado parte de los aspectos de la


personalidad espiritual o física de las personas incluidos dentro del derecho a la privacidad e intimidad
protegido por el art. 19(16).

En cuanto a la regulación de inferior jerarquía, el art. 1071 bis del anterior Código Civil disponía que
publicar arbitrariamente retratos –entre otras conductas mencionadas– era una manera de entrometerse
en la vida ajena y perturbar su intimidad, y se obliga a cesar en tales actividades y pagar una
indemnización.

Por otra parte, la ley 11.723 establece en su art. 31 que el retrato fotográfico de una persona no puede ser
puesto en el comercio sin su consentimiento expreso, salvo cuando la publicación se relacione con fines
científicos, didácticos y, en general, culturales o con hechos o acontecimientos de interés público o que se
hubieran desarrollado en público.

Más recientemente, la sanción del nuevo Código Civil y Comercial aporta una regulación más definida del
derecho a la imagen(17). Allí, los arts. 52 y 53 disponen que la persona lesionada en su imagen o identidad
puede reclamar la prevención y reparación de los daños sufridos y exige el consentimiento no solo para la
reproducción, sino también para la captación de la imagen o de la voz, sin importar el medio que se utilice
para ello. De igual modo, el art. 1770 expone cuatro supuestos específicos de intromisión arbitraria en la
vida ajena, entre los cuales se encuentra la publicación de retratos.

Además, existen normas descentralizadas que autorizan la utilización de cámaras de video por razones de
vigilancia y la posibilidad de que se pueda acceder a ellas como medio de prueba en un proceso policial o
judicial.

Consideraciones finales: ¿cómo compatibilizar la libertad de prensa y el derecho a la imagen?

El derecho a la información permite a los ciudadanos un mayor control de los gobernantes; es por ello que,
lejos de ser estático, limitado al mero hecho de recibir noticias o de publicar ideas en la prensa, es un
derecho que trasciende la esfera individual y abarca a la sociedad en su conjunto, siendo, además,
indispensables para el juego democrático(18) y para la formación de la opinión pública. Es, en fin,
condición para que la comunidad, a la hora de ejercer sus opciones, esté suficientemente informada. Por
ende, es posible afirmar que una sociedad que no esté bien informada no es plenamente libre(19).

Siguiendo este razonamiento, el rol de la prensa es fundamental, puesto que cuando se expresa con
libertad e independencia contribuye a hacer visibles los problemas generados por los desaciertos del
gobierno y a mostrar los excesos o desviaciones del poder y la directa relación de estos con la mengua de
los derechos(20).

A más de ello, es incontrastable que los sectores de la informática y las comunicaciones favorecen y
amplían las posibilidades de acceso a la información y, por esa vía, contribuyen en gran medida a facilitar
la libertad de expresión. La CSJN sostuvo al respecto: “El derecho de información, de naturaleza
individual, adquiere conexión de sentido con el derecho a la información, de naturaleza social, al
garantizar a toda persona el conocimiento y la participación en todo cuanto se relaciona con los procesos
políticos, gubernamentales y administrativos, los recursos de la cultura y las manifestaciones del espíritu
como un derecho humano esencial. La aceleración de los cambios históricos, el avance científico y
tecnológico y el aumento de las necesidades espirituales y materiales, a lo que se adiciona la revolución
de las comunicaciones, requieren del ámbito jurisdiccional una perspectiva dinámica en correspondencia
con los sistemas de comunicación, el crecimiento exponencial de la tecnología y su gravitación sobre la
mentalidad, las actitudes y los comportamientos individuales y sociales”(21).

En este contexto, actualmente vivimos en una época en la que predomina el lenguaje audiovisual,
influenciada por la facilidad extraordinaria para la captación de imágenes sin que el interesado lo
advierta. Así, la cámara oculta se enmarca en dos aspectos innegables de la posmodernidad, que son la
tecnologización y la tendencia hacia una videocultura(22).

Las cámaras ocultas comenzaron a ser utilizadas primero por programas televisivos netamente
periodísticos y luego por aquellos que buscaron la obtención de un mayor rating, generando de esta
manera la llamada “justicia mediática” y logrando a veces manipular a la opinión pública. Además, la
repetición masiva del video a través de los medios de comunicación e internet generó una exposición
global de la vida privada y obligó a crear estrategias para abordarlo(23).

En este orden de ideas, la Corte Interamericana dictó numerosas decisiones reconociendo la importancia
de una intervención estatal activa para la vigencia de la libertad de expresión(24).

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Como fuera expuesto previamente, la libertad de prensa puede colisionar con otros derechos cuando se
utiliza únicamente para minar la credibilidad de una persona, su dignidad, honor o integridad, sin que
exista un fin legítimo que lo justifique.

Ahora bien, independientemente de la tutela al honor, la intimidad y la privacidad, el uso de la cámara


oculta también puede implicar una afectación al derecho a la imagen, entendido como aquel que le
permite al titular oponerse a que otros individuos y por cualquier medio capten, reproduzcan, difundan o
publiquen su imagen sin su consentimiento o el de la ley.

En este marco, es necesario tener presente que la ley no ampara el ejercicio abusivo de un derecho y que,
en este aspecto, resultan de aplicación los precedentes establecidos por la CSJN en relación con la tensión
entre el derecho a la intimidad y la libertad de expresión. En tal sentido, el estándar relevante para
determinar si existió un uso ilegítimo del derecho a la información es la existencia o no de un interés
público prevaleciente que justifique la difusión de la noticia y valide la intromisión en la esfera privada de
las personas.

De tal modo, la legitimidad de registrar un mayor grado de privacidad es directamente proporcional a la


relevancia pública que encierre el hecho, ya que, si aquellas acciones privadas violan otras leyes o la
moral pública, dejan de estar protegidas por la ley.

La primacía del interés general se decide desde una perspectiva objetiva, por los valores que implica para
la comunidad. La CSJN apuntó que “[e]l punto de partida [de la doctrina de la real malicia] está en el
valor absoluto que debe tener la noticia en sí, esto es, su relación directa con un interés público y su
trascendencia para la vida social, política o institucional”(25). Más tarde, se refirió a los temas de interés
público como las “(…) áreas que preocupan, importan o interesan a toda la sociedad”(26).

Por ende, la veracidad de la información no exime de responsabilidad civil al medio periodístico que la
divulgó, si se trata de información relativa a la vida íntima de una persona. Igual criterio se aplica
respecto de la imagen captada a través de una cámara oculta, en tanto su uso se justifica cuando hay una
falla grave en el sistema o cuando la información es de gran interés público. Su uso injustificado se da
cuando se la emplea para conseguir información en menor espacio de tiempo(27).

Así, por ejemplo, se ha resuelto que prima el interés primordial de la sociedad a ser informada sobre el
tráfico de niños sobre el derecho a la privacidad y a la imagen del ex funcionario público al que se le
realizó una cámara oculta(28). En cambio, se responsabilizó a un canal de televisión y a una productora
por haber mostrado a la víctima de un secuestro extorsivo cuando estaba en cautiverio, pues el derecho a
informar no los autorizaba a exhibirla esas condiciones(29).

En cambio, sí existe interés general en temas relacionados con la seguridad pública o de administración de
justicia como la publicación de fotografías o identikits de supuestos delincuentes o de personas
desaparecidas o perdidas. O en las exigencias de ser fotografiados a través de una webcam para ingresar a
algunos edificios o barrios cerrados(30).

En cuanto al fallo en análisis, resulta valiosa la doctrina establecida en base al estudio de los precedentes
del TEDH y del Tribunal Español. Partiendo de esas premisas, se establece que la circunstancia de que se
haya empleado una cámara oculta no implica necesariamente la ilicitud en la utilización de las imágenes,
pero para que su empleo sea pertinente se deben reunir ciertos requisitos estrictos que, en el caso, no
estaban configurados.

De esta forma, se instituye una serie de requisitos que deben satisfacerse a fin de considerar que el uso de
la cámara oculta resulta un recurso legítimo en el ejercicio de la libertad de prensa.

En primer lugar, como riguroso principio general, la finalidad perseguida a través de la captación de
imágenes debe tener por objeto un asunto de interés público. Sin embargo, es necesario, adicionalmente,
demostrar que su empleo era imprescindible para lograr dicha finalidad.

Conjuntamente, incluso cuando el uso de la cámara oculta puede encontrarse justificado, debe
acompañarse del empleo de métodos que impidan reconocer a la persona de los retratados, salvo que eso
resulte imprescindible para divulgar la noticia de interés público en cuestión. Sobre el punto, se ha dicho
que habrá cuestión en torno al derecho a la imagen cuando se esté ante la reproducción, total o parcial,
de una figura humana en tanto sea posible identificar a la persona(31). Para evitarlo, debería recurrirse a
recursos técnicos para preservar la identidad, tales como difuminar el rostro y deformar su voz.

En base a ello, los jueces determinaron que en el caso el empleo de la cámara oculta no resultaba en
absoluto necesario para lograr la finalidad perseguida por la investigación periodística, debido a que se
contaba ya con filmaciones del instituto, y con múltiples testimonios que daban cuenta de su estado

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calamitoso, al margen de que podrían haber solicitado formalmente una entrevista televisada con la
responsable del instituto. Además, al utilizar la cámara oculta tampoco se adoptaron métodos que
impidiesen identificar a las demandantes, siendo totalmente innecesaria la individualización de sus rasgos
personales.

Por estos motivos, pese a que no existió violación a su honor ni intimidad, sí se vulneró su derecho a la
imagen y a la voz, pues las demandantes fueron filmadas innecesariamente mediante el empleo de una
cámara oculta, y la reproducción de sus rasgos y su voz no se encontraba justificada por el interés público.

Para concluir, nos gustaría hacer hincapié en que, pese a que el pleno reconocimiento de la libertad de
expresión es uno de los pilares del sistema democrático y de la forma republicana de gobierno, en ningún
caso se debe dejar de lado la protección del derecho a la intimidad y la imagen, entendiendo que todas
aquellas filmaciones que se hubieran llevado a cabo, pero que no contengan elementos que sirvan a la
finalidad buscada, deberían ser excluidas, evitando así la divulgación de hechos de la vida privada de las
personas involucradas.

La intimidad constituye un bien cada vez más valorado socialmente; la multiplicación de episodios que la
afectan, exponiendo a las personas a la humillación, a la revelación innecesaria, a la comidilla pública, al
morbo desenfrenado de televidentes y curiosos han terminado por convencer a las personas de que se
trata de un bien muy frágil en estos días(32). En el mismo sentido, la imagen constituye un derecho que
importa respeto a la privacidad y a que cada uno pueda decidir si desea exponerse o no a la mirada de los
demás, si autoriza la captación y difusión de la misma(33).

La jurisprudencia argentina e internacional indican que, para determinar si debe primar la protección de
la intimidad y la propia imagen de la persona grabada con cámara oculta o el derecho a la información de
los ciudadanos, deberá efectuarse un juicio de ponderación regido por los principios de proporcionalidad,
necesidad y racionalidad que justifique el sacrificio de alguno de los derechos en colisión.

Los tribunales deberán resolver en cada caso cuándo se trata de un ejercicio regular del derecho a
informar, ya que no cualquier hecho desarrollado en público convierte en lícita la reproducción de una
imagen(34) ni autoriza su difusión de manera irrestricta. Debe tenerse en cuenta la finalidad y el marco de
captación para establecer los límites(35), descartando que no existan otros medios menos intrusivos para
obtener la información perseguida.

En este escenario, para evitar que exista disparidad de criterios judiciales en la interpretación,
consideramos que es necesario que se sancione una legislación específica en la materia, que establezca los
requisitos que debe cumplir este medio y reglamente las condiciones para su admisión.

Referencias bibliográficas

Doctrina

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G. B. c/Arte Radio Televisivo Argentino S.A. y otros s/daños y perjuicios”, sentencia del 23/3/2021.

- CNCiv., sala G, “F., M. B. c/Ideas del Sur Producciones S.A. y otro s/daños y perjuicios”, sentencia del
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- CNCiv., sala K, “Baeza, Mauricio Fernando c/Cuarterolo Pablo Daniel y otro s/daños y perjuicios”,
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29/11/2011, Serie C Nº 238.

- Corte IDH, “Caso Herrera Ulloa vs. Costa Rica”. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas,
sentencia del 2/7/2004, Serie C Nº 107.

- Corte IDH, “Caso Ivcher Bronstein vs. Perú”. Fondo, Reparaciones y Costas, sentencia del 6/2/2001, Serie
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- Corte IDH, “Caso Kimel Vs. Argentina”. Fondo, Reparaciones y Costas, sentencia del 2/5/2008, Serie C Nº
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- Corte IDH, “Caso La Última Tentación de Cristo [Olmedo Bustos y otros] vs. Chile”. Fondo, Reparaciones y
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- Corte IDH, “Caso Ríos y otros Vs. Venezuela”. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas,
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- Corte IDH, “La Colegiación Obligatoria de Periodistas (arts. 13 y 29 Convención Americana sobre Derechos
Humanos)”, Opinión Consultiva OC-5/85 del 13/11/1985, Serie A Nº 5.

- CSJN, “E., R. G. c/Editorial La Capital S.A. s/indemnización”, sentencia del 27/11/2012.

- CSJN, “Melo, Leopoldo Felipe y otros c/Majul, Luis Miguel”, sentencia del 13/12/2011.

- CSJN, “Abal, Edelmiro y otros c/Diario La Prensa”, sentencia del 11/11/1960.

- CSJN, “B., H. G. c/América TV S.A. y otros”, sentencia del 27/8/2013.

- CSJN, “B., J. M.; M. de B., T. – Tea S.R.L. c/Arte Radiotelevisivo Argentino S.A.”, sentencia del 1/8/2013.

- CSJN, “Grupo Clarín S.A. y otros c/Poder Ejecutivo Nacional y otro s/acción meramente declarativa”,
sentencia del 12/7/2013.

- CSJN, “Julio César Campillay c/La Razón, Crónica y Diario Popular”, sentencia del 15/5/1986.

- CSJN, “Patitó, José Ángel y otro c/Diario La Nación y otros”, sentencia del 24/6/2008.

- CSJN, “Pérez Arriaga, Antonio c/Arte Gráfica Editorial Argentina S.A.”, sentencia del 2/7/1993.

- CSJN, “Ponzetti de Balbín, Indalia y otro c/Editorial Atlántida S.A.”, sentencia del 11/12/1984.
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- CSJN, “S., V. c/M., D. A.”, sentencia del 3/4/2001.

- CSJN, “Sánchez, Abelenda R. c/Ediciones de La Urraca, S.A. y otro”, sentencia del 1/12/1988.

- CSJN, “Vago v. Ediciones La Urraca”, sentencia del 19/11/1991.

VOCES: CONSTITUCIÓN NACIONAL - LIBERTAD DE PRENSA - PRENSA - RESPONSABILIDAD CIVIL - DAÑOS Y


PERJUICIOS - CORTE SUPREMA DE LA NACIÓN - JURISPRUDENCIA - DELITOS CONTRA EL HONOR -
CALUMNIAS E INJURIAS - DAÑO - INDEMNIZACIÓN - LIBERTAD DE EXPRESIÓN - REAL MALICIA - CÓDIGO
CIVIL Y COMERCIAL

Nota de Redacción: Sobre el tema ver, además, los siguientes trabajos publicados en El
Derecho: Responsabilidades por ofensas al honor y daño moral directo e indirecto, por Santos Cifuentes,
ED, 170-422; Honor: derecho natural. Libertad de expresión: derecho civil o político, por Fernando J.
Pascual, ED, 202-910; La responsabilidad civil de los medios de comunicación y la precisión de las reglas de
la doctrina Campillay, por Emilio A. Ibarlucía, ED, 203-388; La doctrina Campillay. Exégesis de los fallos de
la Corte Suprema de Justicia de la Nación, por Fernando M. Racimo, ED, 206-964; Presentación y
comentario breve de la ley de violencia contra la mujer. Ley 26.485 de “Protección Integral para Prevenir,
Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en los Ámbitos en los que se Desarrollen sus
Relaciones Interpersonales”, por Ursula C. Basset, EDLA, 2009-A-1551; Comentario a la reglamentación de
la ley de violencia contra la mujer, por Ursula C. Basset, EDLA, 2010-B-1055; Los contenidos mínimos de la
doctrina de la real malicia en el marco de la responsabilidad civil, por Fernando M. Racimo, ED, 209-
972; Ciudadanos de a pie e interés público. La Corte Suprema en el laberinto de la doctrina de la real
malicia, por Valentín Thury Cornejo, EDCO, 2013-189; La denuncia sobreseída, ¿es una calumnia?,
por Federico Sebastián Arellano, ED, 239-818; Publicación de un correo electrónico con contenido de
interés público: el conflicto entre privacidad y la libertad de expresión en Internet, por Pablo A. Palazzi,
ED, 257-203; La intimidad de los menores: Entre las coordenadas de la “real malicia” y la doctrina
“Campillay”, por María Angélica Gelli, ED, 257-225; Límites a las restricciones a la libertad de expresión,
por Graciela Ruocco, EDA, 2016-616; Los damnificados indirectos en el daño moral en el Código Civil y
Comercial, por Juan Carlos Boragina, ED, 269-675; Los presupuestos legales exigibles para la configuración
de la “responsabilidad civil” de conformidad con el nuevo Código, por Juan Francisco González Freire, ED,
272-545; La responsabilidad civil derivada de la afectación al honor como “cuasidelito” sin estar
contemplada en el nuevo ordenamiento, por Juan Francisco González Freire, ED, 273-970; Una línea muy
difícil de trazar. Breves comentarios al caso “P. de M. c/ Gente Grossa S.R.L.” (2020), por Ignacio L. Díaz
Solimine y Valentín E. Fernández Mendía, ED, 293; La sátira y la libertad de expresión. El fallo “P. de M.,
M. C. c. Gente Grossa S.R.L. s/ daños y perjuicios”, por Luis Gustavo Losada, ED, 294. Todos los artículos
citados pueden consultarse en www.elderechodigital.com.ar.

(1) CSJN, “Grupo Clarín S.A. y otros c. Poder Ejecutivo Nacional y otro s/ acción meramente declarativa”,
sentencia del 12/7/2013.

(2) CSJN, “Julio César Campillay c/La Razón, Crónica y Diario Popular”, sentencia del 15/5/1986.

(3) CSJN, “Patitó”, cit.; 13/12/11, CSJN, “Melo, Leopoldo Felipe y otros c/Majul, Luis Miguel”, sentencia
del 13/12/2011, entre muchos otros. Para ciudadanos que no son funcionarios ni figuras públicas: CSJN,
“B., J. M.; M. de B., T. – Tea S.R.L. c/Arte Radiotelevisivo Argentino S.A.”, sentencia del 1/8/2013; CSJN,
“E., R. G. c/Editorial La Capital S.A. s/indemnización”, sentencia del 27/11/2012.

(4) CSJN, “Ponzetti de Balbín, Indalia y otro c/Editorial Atlántida S.A.”, sentencia del 11/12/1984. La
Corte IDH también se manifestó en este sentido en “Caso Fontevecchia y D’Amico Vs. Argentina”. Fondo,
Reparaciones y Costas, sentencia del 29/11/2011, Serie C Nº 238.

(5) Corte IDH, “La Colegiación Obligatoria de Periodistas (arts. 13 y 29 Convención Americana sobre
Derechos Humanos)”, Opinión Consultiva OC-5/85 del 13/11/1985, Serie A Nº 5, párr. 30.

(6) Corte IDH, “Caso Herrera Ulloa vs. Costa Rica”. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y
Costas, sentencia del 2/7/2004, Serie C Nº 107, cons. 110. En el mismo sentido: Corte IDH, “Caso La
Última Tentación de Cristo [Olmedo Bustos y otros] vs. Chile”. Fondo, Reparaciones y Costas, sentencia del
5/2/2001, Serie C Nº 73, párr. 66; Corte IDH, “Caso Ivcher Bronstein vs. Perú”. Fondo, Reparaciones y
Costas, sentencia del 6/2/2001, Serie C Nº 74, párr. 148.

(7) Rodríguez, Matías, “Libertad de prensa y responsabilidad de los medios”, 2017, disponible en


http://www.saij.gob.ar/matias-rodriguez-libertad-prensa-responsabilidad-medios-dacf170341-2017-08-
08/123456789-0abc-defg1430-71fcanirtcod

(8) Corte IDH, OC-5/85, cit., párr. 71.

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(9) Capellino, Patricia; Lorenzatti, Andrea, “Cámara oculta. Impacto social de su uso por la prensa y
repercusión en el ámbito judicial”, disponible en
http://www.biblioteca.unlpam.edu.ar/rdata/tesis/e_capcam166.pdf, p. 19 de la versión electrónica.

(10) Corte IDH, “Caso Ivcher Bronstein”, cit., párr. 149.

(11) CSJN, “Abal, Edelmiro y otros c/Diario La Prensa”, sentencia del 11/11/1960, cons. 25. En el mismo
sentido: CSJN, “Sánchez, Abelenda R. c/Ediciones de La Urraca, S.A. y otro”, sentencia del 1/12/1988;
CSJN, “Pérez Arriaga, Antonio c/Arte Gráfica Editorial Argentina S.A.”, sentencia del 2/7/1993; CSJN, “S.,
V. c/M., D. A.”, sentencia del 3/4/2001; CSJN, “Patitó”, cit., entre otros.

(12) Bidart Campos, Germán J., Manual de la Constitución reformada, Tomo II, Buenos Aires, Ediar, 1997,
p. 109.

(13) De Cucco Alconada, Carmen, “El derecho a la imagen y la prueba del consentimiento”, 2018,
disponible en http://www.todaviasomospocos.com/aportes/el-derecho-a-la-imagen-y-la-prueba-del-
consentimiento/

(14) Picasso, Sebastián, “Nuevas fronteras del derecho a la imagen”, JA, 1/6/2005, p. 3.

(15) Tobías, J. W. y Villalba, F. A., “El derecho personalísimo a la imagen”, en Colección de Análisis


Jurisprudencial Derecho Civil, Parte General, La Ley, 2003, 134.

(16) CSJN, “Ponzetti de Balbín”, cit.

(17) Vale aclarar que esta no era la norma de aplicación al caso en estudio en atención a la fecha de los
hechos.

(18) Capellino, Patricia; Lorenzatti, Andrea, “Cámara oculta. Impacto social de su uso por la prensa y
repercusión en el ámbito judicial”, cit., ps. 19/20 de la versión electrónica.

(19) Corte IDH, OC-5/85, cit., párr. 70.

(20) Gelli, María Angélica, Constitución de la Nación Argentina. Comentada y concordada, Buenos Aires, La


Ley, 2018, p. 105.

(21) CSJN, “Vago v. Ediciones La Urraca”, sentencia del 19/11/1991.

(22) Prat, Gerardo, “Límites éticos y legales de la investigación con cámara oculta”, Sala de Prensa, Año
III, Vol. 2, mayo de 2000.

(23) Sobre este tema recomendamos nuestro artículo “El derecho al olvido. Un problema tecnológico a
resolver más que un debate jurídico pendiente”, publicado en: Converset, M. (dir.), ‘Revista Derecho y
Tecnología’, nº 2, junio de 2021, IJ-MCCCLVIII-250.

(24) Corte IDH, OC-5/85, cit., párr. 33/34 y 56; Corte IDH, “Caso Kimel Vs. Argentina”. Fondo,
Reparaciones y Costas, sentencia del 2/5/2008, Serie C Nº 177, párr. 57; Corte IDH, “Caso Tristán Donoso
Vs. Panamá”. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas, sentencia del 27/1/2009, Serie C Nº
193, párr. 113; Corte IDH, “Caso Ríos y otros Vs. Venezuela”. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas, sentencia del 28/1/2009, Serie C Nº 194, párr. 106/107; y Corte IDH, “Caso
Fontevecchia y D`Amico”, cit., párr. 45.

(25) CSJN, “Vago”, cit., cons. 11.

(26) CSJN, “Melo”, cit., cons. 14.

(27) Prat, Gerardo, “Límites éticos y legales…”, cit.

(28) CSJN, “B., H. G. c. América TV S.A. y otros”, sentencia del 27/8/2013.

(29) CNCiv., sala G, “F., M. B. c. Ideas del Sur Producciones S.A. y otro s/daños y perjuicios”, sentencia del
17/6/2013.

(30) Zavala de González, Matilde, Tratado de daños a las personas. Daños a la dignidad, T. II, Buenos Aires,
Astea, 2011, p. 29.

(31) Emery, Miguel Ángel, Propiedad intelectual. Ley 11.723 comentada, anotada y concordada con los
tratados internacionales, 4ª reimpresión, Buenos Aires, Astrea, 2009, p. 170.
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(32) López Mesa, Marcelo, “La protección de la intimidad y la vida privada (Exégesis del art. 1770 del
Código Civil y Comercial)”, Revista Argentina de Derecho Civil, Nº 8, agosto de 2020.

(33) Pizarro, Ramón, Responsabilidad civil de los medios masivos de comunicación: daños por noticias
inexactas o agraviantes, Buenos Aires, Hammurabi, 1991, p. 339.

(34) CNCiv., sala K, “Baeza, Mauricio Fernando c/Cuarterolo Pablo Daniel y otro s/daños y perjuicios”,
sentencia del 5/6/2013.

(35) CNCiv., sala A, “F., L. É. c/Asociación Mutual de Conductores de Automotores s/daños y perjuicios”,


sentencia del 10/4/2013.

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