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Estudiante: ____________________________________________________________ 9º ___ Cód.

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Asignatura: Filosofía Periodo: Cuarto Fecha: _______________
Maestro: Jesse Bladimir Sánchez Gélvez

EL VITALISMO DE NIETZSCHE
Pregunta problematizadora: ¿Qué le sucede al hombre cuando asume que “Dios ha muerto”?

HABILIDAD DE COMPRENSION LECTORA

Todo el pensamiento de Friedrich Nietzsche es una afirmación del valor irrepetible de la vida individual. Según
Nietzsche, el punto de partida para comprender al ser humano debe ser la vida, experimentada en toda su plenitud. Las
personas no somos, como habitualmente se ha afirmado, seres especialmente racionales. También hay en nosotros
elementos instintivos e irracionales que tienen una importancia decisiva, y que es preciso reconocer y aceptar.

El vitalismo de Nietzsche afirma la importancia de la vida, entendida como, una experiencia individual llena de intensidad
y plenitud.

CONTRA LA FILOSOFIA OCCIDENTAL

Nietzsche critico duramente a la filosofía occidental por haberse negado durante siglos a reconocer la importancia de la
vida humana. Según el, los filósofos siempre han insistido en el valor de lo ultramundano, de los elementos espirituales
del ser humano, despreciando lo material que hay en nosotros. Estos pensadores consideran que el alma es la parte
noble y valiosa de las personas, mientras que el cuerpo es tratado con desprecio y rechazo.

El miedo de los filósofos a todo lo instintivo, irracional y corporal les condujo a negar la importancia de nuestros impulsos
más primarios. Sin embargo, Nietzsche cree que estos impulsos eran fundamentales para nosotros, porque constituyen
elementos centrales e innegables de nuestra vida.

Según Nietzsche, Platón es el principal responsable de este nefasto desprecio de la vida. En sus obras, Platón siempre
insistió en la prioridad del espíritu sobre la materia, condenando todo lo corporal como inferior y pernicioso. Según
Platón, el origen de los defectos, las imperfecciones y las limitaciones de los seres humanos es nuestro cuerpo material.
Por eso insistía en la importancia de preocuparse por el alma, despreciando el cuerpo. Este ascetismo platónico explica,
según Nietzsche, por qué la tradición filosófica en general ha condenado al cuerpo como impuro y ha valorado
únicamente nuestra dimensión espiritual.

El rechazo de la vida adquirió un nuevo significado con el cristianismo, cuando se introdujo el concepto de pecado. Los
cristianos insistieron en negar el valor del cuerpo y de los instintos porque, según el cristianismo, lo más importante es
salvar el arma inmortal. Esto solo se puede conseguir venciendo la tentación y sobreponiéndose a los deseos e impulsos
corporales. Las virtudes exaltadas por el cristianismo son, precisamente, las que ayudan a vencer las tentaciones del
cuerpo. Entre estas virtudes están la castidad, la humildad, la resignación o la mansedumbre.

Nietzsche reaccionó airadamente contra esta actitud despreciadora de la vida. Frente al platonismo y al cristianismo, la
filosofía nietzscheana resalta lo mundano, el valor de la vida y la importancia de todo lo corporal que hay en nosotros.
Una vida intensa se caracteriza por rasgos opuestos a los que valoraban los cristianos. Lo auténticamente valioso es la
fuerza, la salud, el orgullo, la pasión y todo lo que sirva para desarrollar la plenitud vital.

La interpretación que hace Nietzsche de la racionalidad humana resulta especialmente significativa. Durante toda la
historia de la filosofía, la razón ha sido considerada como una de las facultades esenciales del ser humano. Sin embargo,
Nietzsche cree que la razón no nos ayuda a comprender la vida.

La razón, para Nietzsche, no es un instrumento para alcanzar la verdad, sino que más bien nos sirve para elaborar
mentiras provechosas. Antes que animales racionales, los seres humanos somos vida e instinto, Más allá de la razón,
existen en nosotros impulsos irracionales que explican lo que somos. Nietzsche es un maestro de la sospecha por su
desconfianza en el poder de la razón, junto con su insistencia en el peso de lo irracional en el ser humano.

CONTRA LOS DESRECIADORES DEL CUERPO:

A los que desprecian el cuerpo quiero decirles mi palabra. No deberían tratar de reeducarme y de reenseñarme, sino tan
sólo despedirse de su propio cuerpo - y por tanto quedarse callados.

“Cuerpo soy, y alma” - así habla un niño. ¿Y por qué no deberíamos hablar como los niños?

Pero el iluminado, el sabio dice: soy cuerpo entero y verdadero, y nada más; y alma es sólo una palabra para algo que
está en el cuerpo.

El cuerpo es una gran razón, una multiplicidad con un sentido, una guerra y una paz, un rebaño y un pastor.
Una herramienta de tu cuerpo es también tu pequeña razón, hermano mío, a la que llamas “mente”, una pequeña
herramienta y juguete de tu gran razón.

“Yo”, dices, y estás orgulloso de esta palabra. Pero lo más grande es aquello en lo que no quieres creer, - tu cuerpo y su
gran razón: ésa no dice Yo, sino que hace Yo.

Lo que el sentido siente, lo que la mente reconoce, no tiene nunca como final ello mismo. Pero el sentido y la mente
puede convencerte de que son el final de todas las cosas: así de vanidosos son.

Herramientas y juguetes son tanto el sentido como la mente: tras ellos se encuentra aún el ser. El ser busca también con
el ojo del sentido, escucha también con los oídos de la mente.

Siempre está escuchando y buscando, el ser: compara, vence, conquista, destruye. Domina y es también el que domina
al yo.

Tras tus pensamientos y sentimientos, hermano mío, hay un amo poderoso, un sabio desconocido - se llama ser. En tu
cuerpo habita, tu cuerpo es él.

Hay más razón en tu cuerpo que en tu mejor ocurrencia. ¿Y quién sabe acaso, para qué tiene necesidad tu cuerpo de tu
mejor ocurrencia?

Tu ser se ríe de tu yo y de sus saltos orgullosos. “¿Qué son para mí estos saltos y vuelos del pensamiento?”, se dice
para sí. “Un rodeo para mis fines. Yo soy el taca-taca del yo y el insuflador de sus conceptos.”

El ser le dice al yo: “¡aquí siente dolor!” Y he ahí que padece y reflexiona, cómo puede dejar de padecer - y para ello
precisamente debe pensar.

A los despreciadores del cuerpo quiero decirles una palabra. Que desprecien, eso es lo que funda su aprecio. ¿Qué es lo
que creó aprecio y desprecio, valor y voluntad?

El ser creador creó para sí el aprecio y el menosprecio, creó para sí el placer y el dolor. El cuerpo creador creó para sí la
mente como una mano de su voluntad.

Incluso en vuestra necedad y desprecio, despreciadores del cuerpo, servís a vuestro ser. Yo os digo: vuestro ser mismo
quiere morir y le vuelve la espalda a la vida.

Ya no puede conseguir lo que más quiere: - crear algo por encima de sí mismo. Eso es lo que más quiere, ésa es su
mayor ansia.

Pero ya le es demasiado tarde para eso: - así, vuestro ser quiere hundirse en el ocaso, despreciadores del cuerpo.

Hundirse es lo que quiere vuestro ser, y por ello os convertisteis en despreciadores del cuerpo: puesto que no conseguís
crear por encima de vosotros mismos.

Y por ello fustigáis a la vida y a la Tierra. Una envidia inconsciente se encuentra en la mirada obscena de vuestro
desprecio.

¡No voy por vuestro camino, despreciadores del cuerpo! ¡No sois para mí puentes hacia el sobrehumano!
Friedrich Nietzsche: Así hablo Zaratustra

ACTIVIDAD:

Responde las siguientes preguntas en el cuaderno, recuerda el uso de vocabulario filosófico y letra legible.

1. ¿A quiénes se refiere Nietzsche cuando habla de los “menospreciadores del cuerpo”? ¿Qué teoría sostienen los
“despreciadores del cuerpo” acerca del ser humano? ¿Esta Nietzsche de acuerdo con ellos?
2. ¿Cuál es la doctrina sobre el ser humano que aceptan los “iluminados” y “sabios”? ¿De acuerdo con esta visión
en que consiste el alma?
3. ¿Qué visión manifiesta Nietzsche en el texto acerca de la razón humana? ¿Por qué se refiere a ella llamándola
“pequeña herramienta” y “pequeño juguete”?
4. ¿Qué quiere decir Nietzsche cuando recrimina a los “despreciadores del cuerpo” afirmando que se enojan “contra
la vida y contra la tierra”? ¿Por qué motivo cree Nietzsche que están enojados?

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