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LAS DOS GUERRAS MUNDIALES

La segunda guerra mundial produjo un balance catastrófico. Polonia perdió casi el tercio de
su población y la mayor parte de las elites pensantes. Rusia perdió más de un millón de
jóvenes. Alemania quedó totalmente destruida especialmente en sus zonas industriales.
Francia perdió sus comunicaciones internas. Y los bombardeos alemanes sobre las ciudades
inglesas destruyeron buena parte de los centros de producción.
Los cristianos tuvieron que enfrentarse como todos sus conciudadanos con las consecuencias
de la guerra: destrucciones, exterminios masivos, bloqueos económico y miseria,
especialmente en Europa donde tres cuartas partes del territorio había quedado bajo el
dominio de la Alemania nazi. Desde ahí se elevan muchas preguntas a la conciencia crítica
de los creyentes: ¿Qué actitud mantener ante el ocupante? ¿Hay que someterse a las
autoridades impuestas? ¿Es posible permanecer pasivos ante el exterminio judío?. Las
respuestas a estas cuestiones fueron diversas:
Pío XII, el Papa que gobernaba la Iglesia durante la 2ª Guerra, había sido diplomático del
Vaticano y Secretario de Estado y por ello conocía bastante bien los asuntos alemanes.
Aunque no tenía ninguna simpatía por el nazismo prefirió las intervenciones diplomáticas
secretas al enfrentamiento público contra Hitler. Tras luchas para detener la guerra, invitó a
Mussolini a mantenerse fuera del conflicto y a las potencias europeas a negociar la paz.
Durante toda la guerra exhortó a los cristianos a negociar pronto la paz y creó una oficina de
información para transmitir noticias de los prisioneros y desaparecidos. Muchos judíos
fueron apoyados por esta oficina y escondidos en instituciones pontificias, conventos e
iglesias. Como su predecesor, quiso ser imparcial para lograr la paz, pero no logró detener la
avalancha de la guerra.
En los países del Este, anexionados a Alemania en su mayoría, los alemanes persiguieron
las iglesias, especialmente en Polonia, donde el estatuto de la Iglesia fue declarado ilegal.
Los judíos se vieron amontonados en el tristemente célebre ghetto de Varsovia. Muchos
cristianos murieron también en los campos de exterminio como el Padre Kolbe, hoy
canonizado.
En Rusia, con el avance de las tropas alemanas, algunos territorios se independizaron
religiosamente del control de Moscú y se vincularon a Roma como en Ucrania. El mismo
gobierno soviético fomentó el espíritu religioso como modo de desarrollar el nacionalismo
frente a la invasión alemana. Pero con el final de la guerra la persecución del gobierno
comunista sobre los cristianos ortodoxos se mantuvo.
En el territorio de Checoslovaquia, Croacia logró un estatuto de independencia, lo que los
católicos vieron como ocasión d revancha contra Serbia ortodoxa, lo que desató una guerra
civil, prólogo de la actual.
En los países del Benelux, algunos Obispos optaron por la resistencia frente al nazismo e
incluso se opusieron al exterminio de los judíos y el reclutamiento obligatorio de los jóvenes.
En Holanda, por ejemplo, los Obispos prohibieron a los cristianos apoyar al nazismo y
protestaron contra la deportación de los judíos, lo que trajo consigo la persecución alemana
contra los cristianos de origen judío.
En Francia, la mayoría de los Obispos apoyó al gobierno pro alemán de Vichy. Pero los
Obispos levantaron unánimemente su voz para protestar contra la deportación de los judíos.
En general, los Obispos no fueron favorable ambas partes a la resistencia francesa contra la
invasión nazi, por lo que los muchos cristianos que participaron de la resistencia lo hicieron
sumándose a los socialistas y comunistas en medio de a clandestinidad. Muchos miembros
de la Acción Católica y varios sacerdotes sacrificaron su vida en esta lucha.
En Alemania, la resistencia a Hitler tuvo dimensiones modestas dado el control político a
que estaba sometido todo el territorio. Muchos de los grandes líderes de las iglesias
protestantes se opusieron al nazismo. La voz de los Obispos católicos oponiéndose al
nazismo fue demasiado discreta.
Benedicto xv
El inicio del pontificado del sucesor de Pío X Benedicto 15 coincidió con el estallido de la
Primera Guerra mundial.
En su encíclica Ad Meatissimi apostolorum del año 1914 analizó las causas del conflicto y
proclamó la neutralidad estricta de la Iglesia, lo que disgustó ambas partes beligerantes.
también en 1914 promovió lo que fue la tregua de Navidad, una tregua no oficial que tuvo
lugar en la frontera occidental en la que los bandos dejaron de luchar durante semanas. casi
al final de la guerra de 1917 promulgó la exhortación apostólica Des le debut, era todo un
programa doctrinal de cara a un posible futuro armisticio. y con la encíclica Pacem dei
munus pulcherrimus de 1920 sugirió las bases que se debían establecer para que un
conflicto de tal magnitud no volviera a producirse. restableció las relaciones entre la Santa
Sede y los gobiernos de Francia e Inglaterra, consiguiendo que se enviará a un representante
británico al Vaticano, algo que no ocurría desde el siglo XVII también restableció las
relaciones diplomáticas con Portugal y las inició con los nuevos Estados surgidos tras el
desmembramiento del imperio austro Húngaro. Benedicto 15 fue el último pontífice que
vivieron su propia piel el imperialismo y un mundo repartido entre las monarquías que
llevaban gobernando Occidente desde hacía siglos.
La primera guerra mundial: la guerra más sangrienta que había conocido el mundo hasta
entonces, más de 9 millones de combatientes y unos 7 millones de civiles perdieron la vida,
una cifra extraordinariamente elevada comparado con guerras anteriores estas cifras son tan
elevadas entre otras cosas por los avances tecnológicos e industriales de los beligerantes.
En la gran guerra se vieron involucradas todas las grandes potencias industriales y militares
de la época.
Antecedentes:
de la noche a la mañana Alemania que había llegado tarde al reparto colonial se incorpora al
club de las grandes naciones, su gran Ejército había infligido una humillante derrota a la
Francia de Napoleón tercero y el rey de prusia Guillermo primero se había proclamado
emperador káiser de todos los alemanes.
tras esa guerra Franco prusiana Francia perdió las regiones de alsacia y Lorena por eso
Francia y el imperio británico aparcaron sus diferencias en cuanto al gigante alemán empezó
a hacerle sombra formando la entente cordial: entendimiento cordial en 1904 que tras la
anexión del imperio ruso pasó a llamarse la triple entente
Qué bando se enfrentaron: se enfrentaron dos bandos: por un lado, la triple entente que
acabamos de mencionar; en el otro bando tenemos a las potencias centrales que surgen de la
triple alianza formada por el imperio alemán el imperio austro húngaro e Italia.
esa era una coalición inicialmente integrada por el imperio alemán y el imperio austrohúngaro
por iniciativa del canciller Otto von bismarck estos países acordaron apoyarse en el caso de
ser atacados por Francia ambas alianzas sufrieron incorporaciones: el imperio otomano y el
Reino de Bulgaria se unieron a las potencias centrales, Italia se cambia de bando y se une al
bando a la postre ganador el de la triple entente, también se les unen el imperio del Japón y
Estados Unidos.
Cuál fue el detonante
El imperialismo y colonialismo que venían desarrollando desde hacía décadas las potencias
involucrada, fue la principal causa subyacente, pero la chispa que desató el conflicto se
encendió el 28 de junio de 1914 en Sarajevo con el asesinato del archiduque Francisco
Fernando de Austria y su esposa, el asesino era un ultra nacionalista de origen bosnio, Bosnia
había sido anexionada al imperio austro húngaro; con el asesinato buscaba la unificación de
todos los eslavos del sur de Europa bajo otra forma de Gobierno, integrándose con el vecino
Reino de Serbia y librándose de los odiados austriacos. el asesinato desató una crisis
diplomática.
Austria, Hungría y Alemania exigieron a Serbia la apertura de una investigación y la
actuación en territorio serbio, Serbia se negó en rotundo con el respaldo de la Rusia del zar
Nicolás segundo. Austria y Hungría finalmente declara la guerra a Serbia, Rusia entonces
sale en ayuda de Serbia.
más tarde Alemania mueve ficha, invade Luxemburgo y declara la guerra a Rusia y a Francia
he invade Bélgica. los británicos salen en auxilio de Bélgica y Francia y se movilizan contra
Alemania y así sucesivamente. de pronto media Europa estaba en guerra contra la otra media.
hoy resultaría impensable la alegría que produjo en Alemania el estallido de la guerra; los
alemanes pensaron en una guerra rápida, derrotar a Francia entrando en París invadiendo la
neutral Bélgica para pocos meses trasladar toda su maquinaria a rusia. pero los franceses
resistieron, el avance armamentístico impuso una guerra muy costosa y muy larga que
rápidamente se enquistó y se convirtió en una auténtica carnicería, las líneas de trincheras
apenas variaron.
en esta guerra aparecieron nuevos cañones ametralladoras, submarinos, carros de combate,
aviones de combate, dirigibles, gases venenosos mortíferos como el gas mostaza, se combatió
en muchos frentes, en los Balcanes, en los Dardanelos, en Oriente medio, en el Cáucaso en
los Alpes italianos, en África en extremo Oriente en el Pacífico y en el Atlántico; aunque los
principales esfuerzos se concentraron en dos frentes: el frente occidental y el frente oriental
la guerra de trincheras la cual los ejércitos combatientes se refugian en zanjas cavadas en el
suelo existe a partir de la revolución que supuso el uso de armas de fuego, este tipo de guerra
llega a su punto máximo de brutalidad y mortalidad en el frente occidental en 1916 con las
batallas de Verdún, y las del río Somme. en el frente oriental pusieron al mando del Ejército
alemán a una vieja gloria paul Hindenburg, tras sus victorias acabaría siendo jefe del Estado
mayor con el general ludendorff como subordinado, ambos acabarían creando una dictadura
militar dirigiendo de facto el país, marginando al káiser Guillermo segundo y al propio
Parlamento alemán.
los alemanes intentaron aislar a los ingleses con sus submarinos u-boot, estos submarinos
atacaban una y otra vez los barcos que abastecían la isla. en 1915 los alemanes hunden el rms
Lusitania, un gran trasatlántico orgullo Poderío británico, en el hundimiento mueren 128
estadounidenses este hecho también cabreó mucho a los Yankees. aún así el presidente
demócrata Wilson se presentó a la reelección haciendo campaña con el lema “él nos mantuvo
fuera de la guerra” y salió reelegid,o sin embargo los alemanes seguirían hundiendo barcos
mercantes, además se interceptó un telegrama del ministro alemán de Asuntos Exteriores
Arthur zimmermann, dirigido al presidente de México intentando convencerle de que se
posicionase en el conflicto de su lado si los Estados Unidos entraban en la guerra, y vaya si
entraron, este fue el casus belli que provocó que en 1917 los Estados Unidos le declara la
guerra a los alemanes, y esto claro, terminó de desestabilizar la balanza.
también ese mismo año en Rusia, las hambrunas las bajas de la guerra y otros factores
desencadenaron el estallido de lo que sería la revolución rusa. El zar Nicolás segundo tuvo
que andicar y los bolcheviques liderados por Lenin tomarían el control, finalmente los rusos
firmaron el armisticio con los imperios centrales y más tarde la paz.
los alemanes aprovecharon este pequeño éxito para enviar casi todo su Ejército oriental al
frente occidental e intentar obtener una victoria rápida antes de la llegada masiva de los
estadounidenses. mal alimentadas y cansadas las tropas alemanas no pudieron resistir la
contraofensiva de foch y vayan frente al objetivo final. París quedando a 120 km de la capital
gala, El general foch comanda sus tropas francesas y estadounidenses hacia la victoria y la
segunda batalla del marne. los tanques británicos causan graves bajas; Por otro lado la
superioridad aérea de los británicos y sus aliados acaba imponiéndose a la de los alemanes.
los italianos también derrotaron a los austro húngaros. ludendorff y hindenburg son
partidarios de la capitulación inmediata, pues creen que el frente se derrumbará en cualquier
momento. Tropas estadounidenses de repuesto, no paran de desembarcar, E incluso Italia se
prepara para enviar más refuerzos a Francia.
Alemania Y las potencias centrales sobre el papel, habían perdido la guerra, el presidente
norteamericano Wilson proclama que Estados Unidos solo a negociará con un Gobierno
alemán democrático. después de una revolución obrera en Berlín el káiser aplica y huye a
Holanda. es el fin de los káiceres alemanes. tras el tratado de paz de Versalles, Alemania
sufrirá humillantes sanciones que avivaron el odio alemán hacia los vencedores. el primer
ministro francés había sido el más vehemente defendiendo con ardor las represalias contra
los alemanes; el orden mundial se alteró tras la guerra. cuatro imperios se deshicieron: el
alemán, el austro húngaro, y el otomano y el imperio ruso de los zares. el deshonroso tratado
de Versalles acabaría propiciando gran resentimiento en Alemania y el ascenso de un joven
cabo llamado Adolf que desencadenaría una Segunda Guerra Mundial
Fascismos y nazismo
a) Los fascismos
La palabra fascismo designa, en principio, únicamente al fascismo italiano, el de Mussolini
(1883-1945). Posteriormente sirve de denominador común a una serie de regímenes políticos
(la España de Franco, el Portugal de Salazar…). En el lenguaje común, se utiliza para
denominar movimientos, organizaciones, incluso comportamientos colectivos o actitudes
individuales.
Desde el punto de vista ideológico, el fascismo italiano se presenta al mismo tiempo como
una reacción y como una revolución: reacción nacionalista y autoritaria contra el
debilitamiento del Estado bajo la influencia de los errores individualistas, liberales y
democráticos, revolución para promover, en la acción, un tipo nuevo de Estado fuerte a partir
de una concepción espiritualista que combata las ideas materialistas y positivistas, así como
los movimientos socialistas y comunistas.

El “fascio” es a la vez el símbolo y el principio unificador del pueblo alrededor del Estado:
alrededor de su jefe, el Duce, un pequeño grupo de hombres con una ligazón estrecha debe
tomar el poder, restablecer el orden y disolver las divisiones y los conflictos del Estado. El
fascismo es, en primer lugar, un estatismo: «si liberalismo significa individuo, fascismo
significa Estado», grita Mussolini. «Todo en el Estado, nada contra el Estado, nada fuera del
Estado», ésta es la divisa del movimiento.

El poder pertenece a un jefe carismático que lo personaliza. Se excluyen la separación de


poderes y el federalismo. El corporativismo tiene derecho de ciudadanía pero solo con la
condición de obedecer a la regla de la concentración más estricta. Un Estado que se apoya,
evidentemente, en la nación: la nación no en el sentido jurídico de Sieyés y de la doctrina
revolucionaria francesa, sino en el sentido de una unidad mística y orgánica al mismo tiempo.
La estirpe (tronco, linaje) es su raíz constitutiva, la nación es un organismo dotado de
existencia, de unos fines. Esta concepción de la nación pretende volver la espalda a las
doctrinas individualistas incapaces de promover y preservar la unidad. Estado y nación se
legitiman mutuamente. La militarización del cuerpo social viene acompañada del
surgimiento de nuevos valores: coraje, energía, sacrificio, heroísmo. El terror es bello: el
fascismo pretende la estética.

Esta última dimensión explica en parte la adhesión de numerosos intelectuales a las ligas
fascistas de Europa, en Francia, Bertrand de Jouvenel durante un tiempo, y tantos otros, se
dejaron fascinar por el culto de la energía nacional y de la fuerza viril.

b) La ideología nazi
El nazismo no es un fascismo ordinario, ni siquiera una forma extrema de fascismo. Aunque
tiene sus fuentes en la tradición contrarrevolucionaria o en el ejemplo fascistas, expresa una
“visión del mundo” radicalmente nueva, expuesta por completo en Mi lucha, la obra
siniestramente célebre de Adolf Hitler (1889-1945). La “concepción del mundo” expuesta en
Mi lucha, obra que ha vendido más de 10 millones de ejemplares y se ha traducido a 16
idiomas, es en realidad una verdadera construcción ideológica que es imposible querer
ignorar. El mismo Hitler lo reivindica: «Todo poder que no tiene su origen en una base
intelectual sólida será vacilante e incierto. Le faltará la estabilidad que solo puede reposar en
una ideología fanática».

El nazismo tiene su especificidad en el racismo. A partir de 1925 se fija el objetivo final: está
programada la eliminación de los judíos en general, que será puesta en práctica progresiva y
metódicamente. Hitler pretende apoyarse en el racismo científico: «La cuestión de la raza no
solo es la clave de la historia, sino la de la cultura humana». Por consiguiente, va a simplificar
y vulgarizar «esta nueva prueba para utilizar a las masas que consiste en definir, en una
síntesis mítica, el pueblo por la raza, a vincular la sangre al suelo y ambos al Estado». El
pueblo alemán debe, ante todo, «tomar conciencia de su raza», una raza superior, la raza aria.
La fórmula es desesperadamente simple: «la misma sangre pertenece a un mismo imperio».

Compuesta desde entonces por arios puros, el Reich dará ejemplo, salvará a la humanidad y
gobernará al mundo.

Debe respetar la ley suprema de la naturaleza que impone que el fuerte no se mezcle con el
débil. El mestizaje es, pues, un pecado contra la naturaleza: la pérdida de la pureza de la
sangre destruye al hombre y a la humanidad. El imperio racial, o el Estado racista, debe
impedir que «los sifilíticos reproduzcan unos descendientes sifilíticos». Eugenismo y
eutanasia serán los medios que se pondrán al servicio de un fin; la prohibición formal del
matrimonio con un individuo malsano, la supresión física de individuos a los que una
enfermedad congénita o incurable haga sean inútiles y peligrosos forman, ciertamente, un
“programa despiadado”, pero «el sufrimiento pasajero de un siglo puede y debe liberar del
mal a los siglos venideros».
El antisemitismo es la consecuencia “lógica” de este delirio. La ley de la naturaleza impone,
pues, el exterminio en todas sus manifestaciones políticas, intelectuales y físicas de esta raza
que no es ni siquiera una raza inferior sino una antirraza. Las armas privilegiadas del Reich
residen en el manejo juicioso de la propaganda y en el papel funcional de las instituciones.

La propaganda debe ser popular, que es lo mismo que decir que debe adaptarse a las
«facultades de asimilación de los más limitados» y su «nivel espiritual» debe ser tan bajo
como para que la masa de los hombres a la que llegue sea la más numerosa. La masa es
«femenina»: carece de espíritu crítico, es espontánea y sensible a las imágenes. Masculina y
viril, la propaganda debe saber conquistar su corazón, no su espíritu; para ello apela a su
histeria, no a su inteligencia; a sus instintos, a sus sentimientos, nunca a la razón. La masa
quiere unas ideas simples: está a favor o en contra, se le escapan las críticas matizadas de los
intelectuales.

En cuanto a las instituciones, tiene un papel indispensable: no es que sean un «fin en sí


mismas», el Estado solo es un medio, es el guardián de la obediencia de una Ley que
trasciende a toda ley positiva o humana. La autoridad estatal es entonces absoluta y
concentrada al mismo tiempo. Y la voz del Führer es, evidentemente, infalible.

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