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COMUNICACIÓN Y REDACCION

Dr. Saúl Domínguez Agüero

NOCIONES GENERALES

1.1. LA COMUNICACIÓN

1.1.1. Concepto

La comunicación es el proceso de emisión y recepción de mensajes; es decir es un acto


en el que el sujeto – emisor establece contacto con un sujeto – receptor para transmitirle
un mensaje. Por lo que se denomina acto de comunicación a la situación concreta que
hace posible que el hablante y el oyente actualicen la posibilidad de comunicarse.

EMISOR MENSAJE RECEPTOR

La palabra “comunicación” proviene etimológicamente del verbo latino “comunicare”


que significa “poner en común”, “compartir”. Entre los romanos tenía este término un
contenido mucho más amplio de los que tiene hoy en el español. Denotaba cualquier
actividad en común como, por ejemplo, “comunicare res adversas” era compartir las
cosas adversas, o sea la adversidad.
En español su sentido se ha restringido. Se entiende por comunicación
“compartir información”, es decir, la emisión y recepción de mensajes, desde un punto
de partida (Emisor) a otro de llegada (Receptor).
En realidad, el universo de la comunicación es mucho más amplio, complejo e
inquietante. No existe en el mundo ser vivo, por más insignificante que parezca, que no
posea una forma de comunicación.
Comunicarse es entrar en relación con los demás, siendo alternadamente
Emisores y Receptores. Recibido el mensaje, el receptor se transforma en emisor y
transmite otro mensaje dando respuesta al primer emisor que deviene en el nuevo
receptor. De esta manera se establece el circuito del habla o circuito de la comunicación.

M
R
E
C
M
Este proceso implica lo que la psicología conoce como mecanismos de estímulo y
respuesta. En la conversación, el mensaje que dirige el emisor aparece como estímulo
para el receptor, quien, al recepcionar dicho mensaje – a través de sus órganos auditivos
y decodificar los mensajes – emite a su vez otro como respuesta al estímulo.

HABLANTE OYENTE

OYENTE HABLANTE

En un sentido mucho más amplio, la comunicación abarca también los medios y causas
que permiten al hombre tomar contacto con otros. Así existen redes de comunicación:
caminos, puentes, carreteras autopistas, puertos marítimos, pluviales, lacustre, canales
artificiales, vías férreas, líneas aéreas y transbordadores espaciales. Además, existen los
medios interpersonales de comunicación, los más media (en inglés, medios de masas o
medios masivos de comunicación social) como los carteles publicitarios, libros, revistas,
diarios, congresos, teléfono, teatro, cine, radio, televisión, informática, telemática,
internet, periódico mural, buzón, dazibao, etc.
Conviene remarcar también que este concepto no solo abarca la interrelación
humana, sino también una interrelación más diversificada que puede darse de célula a
célula, de animal a animal, de animal a hombre y viceversa, de hombre a máquina y
viceversa, de máquinas entre sí.
Particularmente, en la “colectividad natural” de la cosmovisión andina,
conformada por la comunidad humana, comunidad de deidades y naturaleza, todos
hablan, absolutamente todos. Todos tienen la capacidad de comunicarse, plantas,
animales, ríos, montañas, piedras, estrellas… En el mundo andino no es pertinente la
dicotomía de “naturaleza viva” y “naturaleza muerta”. La colectividad natural se
caracteriza por ser un mundo vivo provisto de lenguaje.
Por eso aparece la dificultad de hallar una definición suficientemente abarcadora
que satisfaga la totalidad y la complejidad de las formas posibles de comunicación. La
lista de posibles definiciones y explicaciones podría seguir ampliándose y
enriqueciéndose, sobre todo, con el mejor conocimiento de las culturas étnicas y
milenarias como el nuestro, como también los descubrimientos y avances en los ámbitos
científicos y técnicos relativos a la comunicación.

1.2. EL LENGUAJE

1.2.1. Concepto

En un sentido estricto, entendemos por el lenguaje al conjunto de signos orales


articulados que utilizamos los hombres para comunicarnos. El lenguaje, al igual que el
trabajo, es un hecho social por excelencia. Podemos decir que es la facultad humana que
nos permite comunicarnos mediante signos orales o escritos, independientemente de
uno u otro idioma especifico que utilicemos. En un sentido más amplio alude también a
las diversas modalidades en que aparece este lenguaje, tales como el lenguaje de las
flores, de las luces, de los astros, etc. Conceptos afines son los de lengua e idioma
(sinónimos) que aluden a las diferentes clases y modalidades en que se manifiesta la
facultad humana de hablar dentro de unos límites geográficos y temporales más o
menos determinados. Es necesario desterrar el concepto equivocado de considerar como
dialectos a las lenguas minoritarias o de menor prestigio, como ocurre entre nosotros
con el runa simi y el jaque aru o aymara y las lenguas de las comunidades nativas de la
selva. En tanto que, hablando stricto sensu, el español o castellano no es sino un
dialecto del latín

1.2.2 La lengua como sistema.

La lengua es un sistema de signos lingüísticos, se trate de la lengua oral o escrita. No


obstante la claridad de este enunciado es necesario diferenciarlo de los conceptos de
iconos, indicios y señales, establecidos por Carlos Pierce, lingüística norteamericano,
puesto que unos tienen intención de comunicar y otros no. Según esta
conceptualización, los “signos” pueden ser de tres clases:

1. ICONOS son aquellos en los que la relación entre significante y significado es de


identidad. Es decir, el ícono es una imagen del objeto que representa. Por ejemplo, la
imagen de los santos de la iglesia, también una caricatura, una fotografía o un cómic.
2. INDICIOS son aquellos en los cuales se establece una relación física de causa-efecto
o de distancia física o temporal entre la señal percibida y su significado: el humo es
señal de fuego, la fiebre de enfermedad, etc.; en cualquier caso, indicios son los que
no tienen intención de comunicar.
3. SEÑALES son los que tienen intención de comunicar: el humo producido por ciertas
tribus primitivas con la intención de emitir mensajes. Aquí salta a la vista la
diferencia entre este humo y el humo que sale de un cigarrillo. Otros ejemplos: el
niño que llora junto a la puerta cerrada de una habitación (queriendo que la abran) es
una señal. Mientras que las cascaras y bolsas de plásticos que un grupo de
veraneantes deja en una playa apartada, constituyen únicamente indicios.

En el lenguaje humano, las señales reciben el nombre de signos lingüísticos. El signo es


una cosa que está en lugar de otra para comunicar algo. Esto ocurre con las palabras y,
en general, con los símbolos, fijadas de manera convencional. La mayor parte de los
signos lingüísticos son símbolos, aunque también hay iconos como las onomatopeyas e
indicios como aquellos elementos gramaticales llamados deícticos: ese, aquel.

1.2.3 Otros sistemas de signos

Aunque el lenguaje humano es el sistema de signos más completo y perfecto que se


conoce, no es el único. Existen otros sistemas que permiten la comunicación. De esta
manera, habrá tantos lenguajes como sistemas de signos existan. Todos esos sistemas
constituyen lenguajes acordados convencionalmente. En la mayoría de los casos, la
convencionalidad se ha establecido espontáneamente, y no se las puede cambiar a
capricho. Los más conocidos son los siguientes:

a) Mímica o lenguaje de los gestos. Normalmente es un sistema auxiliar de la


comunicación oral utilizada en el coloquio y en la oratoria. En algunos casos llega a
constituir un sistema autónomo como es el caso de la comunicación de los
sordomudos.
b) Matemática o lenguaje de los números, es aquel que se basa en conceptos abstractos,
rigurosamente medidos.
c) Plástica o lenguaje de las imágenes artísticas. Se utiliza este lenguaje en la
comunicación artística y también en la comunicación intuitiva. Ejemplos: pintura,
escultura, fotografía artística, literatura, cine, etc.
d) Música o lenguaje de los sonidos rítmicos. La música es un arte no temático, no tiene
un objeto estético, pero sí un contenido significativo, es decir, un mensaje.
e) Liturgia o lenguaje de los ritos simbólicos, ya sean sociales, políticos o religiosos.
f) Símbolos químicos, de morse o cibernética.
g) Señales de humo, luces, tránsito, banderas.
h) Toques de campana, trompetas, clarines, tambores, cuernos, caracoles, maguaré.
i) Saludos de cortesía, social o militares.
j) El lenguaje de las flores, estrellas, constelaciones, naipes, abanicos, zodiaco,
uniformes, hábitos, vuelo de aves, hojas coca (al respecto, leer “Como habla la
coca” de López Albújar en Cuentos andinos).
k) Escritura pictográfica, jeroglífica o ideográfica y fonética.

1.2.4 Lengua, norma y habla

Ferdinand de Saussure, padre de la lingüística moderna, estableció una relación


dicotómica entre los conceptos de lengua y habla (en francés: lengua y parole). La
lengua constituye un sistema de signos convencionales que los hablantes aprenden y
retienen en su memoria, es social porque pertenece a la colectividad, y abstracta porque
como modelo general y constante solo existe en la memoria o conciencia lingüística
colectiva. El habla constituye la realización concreta del sistema de la lengua, es
individual y concreto.' Decimos que es concreto porque se trata de algo material que se
puede oír o se puede leer; e individual porque consiste en el empleo que cada hablante
hace de la lengua en un momento dado.
La lengua y el habla constituyen los dos planos del lenguaje. Según la
concepción saussureana son como el anverso y reverso de una misma moneda, se
implican y están unidos inseparablemente. No podría existir uno sin el otro. El sistema
existe como posibilidad de empleo, aunque no se lo esté utilizando. Por ejemplo, existe
el latín (hoy una lengua muerta), aunque nadie lo esté hablando; pero puede ser
reactualizado cuando alguien decida utilizarlo, entonces se produciría la actuación
lingüística o acto de hablar.
La “actuación”, según Chomsky, es la realización material de las posibilidades
que ofrece el sistema. Precisamente, el creador de la lingüística transformacional o
generativista ha introducido esta nueva dicotomía de “actuación” y “competencia” que
no debe ser confundida con el de lengua y habla saussureano. La COMPETENCIA
lingüística (o saber una lengua) es una facultad, una posibilidad. Gracias a esta facultad,
los hablantes pueden producir, utilizando el sistema que está provisto de una serie de
reglas, una cantidad infinita de oraciones. La ACTUACIÓN lingüística es,
precisamente, la realización concreta de una frase u oración producida por el hablante
gracias a las reglas del sistema. Cada vez que decimos algo constituye una actuación.
Eugenio Coseriu, encontró simple y esquemática 1a dicotomía saussureana.
Entre la lengua y el habla reconoció la existencia de una realidad lingüística intermedia
que denominó “norma”. La NORMA es el conjunto de usos sociales en el habla de una
comunidad. Es decir, entre el habla individual y el sistema hay una forma peculiar o
intermedia de expresarse que tienen los diferentes grupos sociales. En otras palabras,
entre lo que podría decirse (lengua o sistema) y lo que concretamente se dice (habla)
está lo que frecuentemente se suele decir (norma o uso social de la lengua). Ejemplos: la
pronunciación de la “z” como “s” en el español de América; el yeísmo o sea a
pronunciación de la “ll” como “y”, típica de la costa peruana, etc. Todas estas formas
que particularizan el modo de hablar de una región o de un país caen dentro del
concepto de norma lingüística.

1.2.5 Factores y funciones del lenguaje

A. Factores del lenguaje

La comunicación es la relación entre un emisor y un receptor a través de un mensaje que


es transmitido utilizando un código de signos mediante un canal o medio determinado,
todo ello condicionado por un contexto o situación ambiental. Las formas de la
comunicación son múltiples y variadas, pero sus elementos o factores son siempre seis,
como lo muestra el siguiente esquema:

CÓDIGO

EMISOR MENSAJE RECEPTOR

CANAL

CONTEXTO

Estos elementos o factores son intrínsecamente necesarios para la realización del


proceso comunicativo, se los define del siguiente modo:

1. EMISOR o hablante, es la persona o lugar desde donde parte la información.


2. RECEPTOR u oyente, es la persona o personas que reciben el mensaje emitido.
3. MENSAJES, es la señal o cadena de signos que constituyen la información.
4. CANAL, es el medio físico a través el cual viaja el mensaje. Puede ser: directo (voz,
gestos, movimientos) e indirecto (carta, radio, teléfono, cine).
5. CÓDIGO, es el conjunto de sinos y reglas que permiten interpretar el mensaje.
6. CONTEXTO o situación, es la circunstancia concreta de lugar y momento, el entorno
ambiental – social y psicológico- que condiciona el acto del habla.
Naturalmente, el Emisor y el Receptor deben conocer el código, de no ser así no podría
haber comunicación lingüística, como cuando dos personas intentan hablar en dos
lenguas distintas. Conceptos derivados son: Codificación (elaboración de un mensaje
utilizando un determinado código). Decodificación (descifrar el mensaje según el
código utilizando). Re decodificación (cuando la comunicación se estable a través del
uso de dos códigos diferentes, por ejemplo, el Morse es una recodificación de la lengua
oral o escrita. Códigos (son los sistemas de comunicación como los idiomas, claves,
símbolos).

B. Funciones del lenguaje

La lingüística moderna ha puesto énfasis sobre el tema de las funciones del lenguaje,
correlacionándolas con los factores que intervienen en el proceso de la comunicación.
El primero en abordarlo fue el lingüista austriaco Karl Bühler, quien en su libro Teoría
del lenguaje, estableció las tres clásicas funciones del lenguaje: expresión, apelación y
representación, desprendiéndolas de la famosa definición del lenguaje hecha por Platón
en el Cratilo. En efecto, Platón, hace dos mil años, afirmó que el lenguaje es un
“instrumentó para comunicar uno al otro algo sobre las Cosas”. En esta definición
quedaban indicadas los tres factores básicos que intervienen en el proceso de la
comunicación: uno, otro, las cosas; es decir, el hablante, el oyente y la realidad. Este es
la concepción tricotómica de las funciones del lenguaje, como podemos visualizar en la
siguiente figura:

Ahora bien, Karl Bühler logra enriquecer este esquema señalando aspectos mucho más
complejos. En principio llega a distinguir tres aspectos fundamentales: primero, el
lenguaje como expresión, a la vez síntoma y manifestación de la vida afectiva del
Hablante; segundo, lenguaje corno apelación o llamada, vale decir como señal o
incidencia en la vida volitiva del oyente; y, tercero, el lenguaje como representación en
relación a la realidad; constituyendo un símbolo, trasunto de la vida intelectual del
hablante que, gracias al lenguaje, eleva a símbolos las cosas de la realidad
estableciéndose así una suerte de mundos paralelos: el mundo del lenguaje o de la
representación sígnica de las cosas y el mundo de la realidad fáctica..
Esquema de Bühler

Realidad
(Objetivo)

REPRESENTACI
V. Intelectual

Símbolo
ÓN
Relevancia Complemento
abstractiva aperceptivo

Lenguaje
(Fenómeno
acústico)

Como podemos apreciar, este nuevo enfoque agrega el triángulo y las líneas paralelas.
El círculo, naturalmente, representa al lenguaje, es decir, al fenómeno acústico. El
triángulo sobre ella introduce la idea de que el lenguaje procede por un principio de
“relevancia abstractiva”, es decir, formas de relieve constituidas por los diversos
procedimientos lingüísticos con los que el hablante trata de llamar la atención del
oyente, destacando aquello que quiere decir; mientras que, por otro lado, el triángulo
comprende más que el círculo, lo que indica el “ complemento aperceptivo”, vale decir
que la comunicación humana no solo se da a través de las palabras sino también
incorpora los recursos extralingüísticos como los gestos. Finalmente, las líneas paralelas
señalan que el lenguaje representa paralelamente o simultáneamente los objetos y las
relaciones a que hace referencia.
Los rusos Jan Mukarowski y Román Jakobson han aportado puntos de vista
originales sobre el tema de la funciones del lenguaje. El primero formuló la teoría de la
función del lenguaje mientras que el segundo, partiendo del estudio de los factores o
elementos que intervienen en el proceso de la comunicación, dio un vuelco a la teoría de
las funciones del lenguaje, planteando un esquema original de seis funciones que
corresponden a cada uno de los factores o elementos de la comunicación, sin embargo,
en los últimos tiempos puesto en tela de juicio por la Lingüista del Texto o del
Discurso, como veremos más adelante; pero antes expliquemos el esquema de
Jakobson.

Esquema de Jakobson

FUNCIÓN
METALINGÜISTICA

FUNCIÓN FUNCIÓN FUNCIÓN


EMOTIVA POÉTICA CONATIVA

FUNCIÓN
FÁTICA

FUNCIÓN
REFERENCIAL

Según Jakobson, son seis las funciones del lenguaje correspondientes a los seis factores
o elementos de la comunicación:

1. FUNCION EXPRESIVA o emotiva, se da esta función en relación al emisor o


hablante, cuando éste utiliza el lenguaje para expresar sus sensaciones, emociones o
sentimientos. Se le llama función expresiva o de síntoma porque manifiesta la
sensibilidad del hablante: entusiasmo, alegría, sorpresa, admiración, dolor, pena,
miedo, etc. Los medios lingüísticos más apropiados son las interjecciones o
exclamaciones, o también la alteración del orden normal de las palabras en la
sintaxis, el hipérbaton, con la finalidad de poner énfasis en algún aspecto del
enunciado.

2. FUNCIÓN APELATIVA o de llamada, conocida también como activa o conativa, se


da cuando utilizamos el lenguaje para dirigimos al oyente para incitarlo a actuar en
el sentido que indica el mensaje. Se busca algo más que la simple expresión. El
emisor quiere mover la voluntad del oyente, ya sea llamando su atención: ¡Cuidado!,
dirigiendo su conducta: Prohibido pisar e! césped, exhortándolo: Consuma lo que el
Perú produce, rogando o suplicando: Tenga la bondad de aguardar, ordenando:
¡Corran!. Los vocativos constituyen una forma muy conocida en la que se plasma la
función apelativa del lenguaje: Señores y señoras, Jóvenes estudiantes, Ciudadanos,
Compatriotas, etc.

3. FUNCION REFERENCIAL o discursiva, llamada también representativa o


simbólica, se da cuando utilizamos el lenguaje para hablar acerca de las cosas.
Transmite al oyente unas reformaciones. Al parecer, constituye la función más
importante del lenguaje, denominada función comunicativa. Esta función sólo puede
darse tras una visión objetiva de la realidad, en la que cuenta la capacidad humana de
la abstracción, pues, el mensaje representa ideas y conceptos.

4. FUNCIÓN FÁCTICA o da contacto, se da cuando 'utilizamos el lenguaje para


verificar el buen funcionamiento del canal. Con esta función aseguramos que la
comunicación fluya sin inconvenientes o interferencias. Para ello utilizamos palabras
sencillas, cuya finalidad es mantener viva y abierta e! canal de la comunicación:
¡Aló, aló!, bueno, claro, ya, cierto, correcto, ¿me escuchas?, ¡presten atención!, etc.

5. FUNCIÓN METALINGÜÍSTICA, en este caso el código lingüístico sirve para


hablar del mismo sistema de la lengua, como cuando definimos o explicamos las
clases de palabras y las funciones sintácticas que cumplen. Lo que ocurre no sólo en
los ambientes académicos, sino también en el coloquio como cuando aclaramos el
significado de alguna palabra que el interlocutor tiene dificultad de entender.

6. FUNCIÓN POÉTICA, llamada también estética o literaria, se da cuando el emisor


utiliza las palabras de un modo tal que revela una motivación estética, un impulso
consciente o inconsciente hacia la belleza y la armonía. Como afirma R. Jakobson,
no es una función privativa de la poesía, se manifiesta también en el coloquio. Los
dichos y refranes, por ejemplo, resaltarían esta función.

Según Jakobson, estas funciones no son excluyentes entre sí, un mismo signo puede
cumplir hasta más de una función en forma simultánea, sin embargo, una de ellas será la
preponderante. Por ejemplo, en una exposición académica, la función decisiva será la
representativa, discursiva o referencial; en una carta familiar, la función expresiva o la
apelativa; en un poema, la función poética, etc. Cuando un locutor comprueba el
funcionamiento del micrófono, ya sea dándole unos golpecitos con el nudillo o
diciendo: uno, dos... uno, dos... probando..., la función fática deviene central, pues se
trata de comprobar que el canal de comunicación esté expedito y funcione bien.

Crítica al modelo de Jakobson

El planteamiento de R. Jakobson que hemos reseñado y que ha prevalecido en los


ambientes académicos en los últimos 50 años, últimamente, ha sufrido una severa
revisión. Los lingüista impulsores de la Gramática del Texto, consideran que la
ampliación del esquema de Bühler hecho por Román Jakobson, basado en una serie de
presupuestos discutibles, resulta inadecuado.
Por ejemplo, siguiendo la norma trazada sobre la prevalencia de una u otra
función en un signo lingüístico: prevalentemente expresivo, prevalentemente
referencial, etc., en referencia a la función poética, no se podría decir que la función en
un texto determinado es “prevalentemente poético”, lo que sería un absurdo. Un texto
es poético o no lo es. Y si es poético no en razón del cuidado puesto en la forma, es
decir, cuidado puesto en el “cómo”, sin importar mucho el “qué”. Un texto cualquiera,
no precisamente poético, puede haber recibido ese tratamiento, el cuidado de la forma,
y no por ello se convierte en un texto poético. Jakobson mismo aportó un ejemplo que
resulta ilustrativo: la frase inglesa I like Ike (“me agrada Ike”) que parece poético
porque utiliza recursos propios de la poesía (aliteración y rima interna), sin embargo, no
lo es. Acuñada para promover la candidatura de Dwight David «Ike» Eisenhower a la
presidencia de Norteamérica, cumplía la función apelativa, era un llamado, una
invitación a los lectores estadounidenses para que apoyen y voten por el mencionado
personaje cuando era candidato. En otras palabras, la función poética de un signo
lingüístico no está determinado –como se podría creer- por el particular cuidado puesto
en la forma. Existen textos sin intención poética pero que resultan poéticos y viceversa.
Por ejemplo, entre los romanos, textos de medicina escritos con metro y rima, no por
ello eran textos poéticos, seguían siendo textos científicos. El elemento poético de un
texto no reside de hecho en la perfección formal de su estructuración. Esto implicaría
afirmar que se podría comunicar contenidos idénticos en “modo poético” y en “modo
prosaico”. La poesía, como afirma Miranda Esquerre, no puede reducirse a la mera
estructuración, es decir, al “como” del mensaje. El cómo solo equivale al marco de un
cuadro.
Partiendo de que la comunicación es el fundamento del lenguaje, podemos
concluir de que hay dos tipos de comunicación: “comunicar algo a alguien” y
“comunicarse con alguien” (alguien que puede ser otro o uno mismo que es también
“otro”, por ejemplo, en el coloquio consigo mismo o monólogo; el otro o tú pueden ser
también las cosas como en los casos de animización). El lenguaje es siempre para otro,
aun en el caso de que ese otro no comprenda lo que ha sido expresado. Entonces, ¿qué
pasa con la poesía? Según Miranda Esquerre, la poesía no está dirigida a otro, lo que
importa al poeta es siempre solo la objetivación de sí mismo, la objetivación del sujeto,
no la dimensión de la alteridad. En otras palabras, el poeta escribe como si fuese el
único sujeto que puebla el universo.
Así, la poesía deviene en actividad de un sujeto universal, el poeta asume la
subjetividad universal en el instante de su acto de poetizar. Por eso se dice que el poeta
no existe en potencia sino acto. El poeta realiza el hablar de modo absoluto. Este es la
esencia de la poesía y del arte en general. No está condicionada por cualquier
circunstancia como la posibilidad de la comprensión o la obligación de la
comprensibilidad. El poeta no necesita que le comprendan. Por lo tanto, la función
poética concierne exclusivamente a la poesía, no al lenguaje en general. En este sentido,
es necesario no confundir la “expresión poética” con la “expresión de la emotividad”
que determina la presencia de la función expresiva. La poesía no se hace con
sentimientos, decía Stephen Mallarme, sino con palabras. De no ser así, por ejemplo,
una carta amatoria gemebunda, llena de lágrimas y emotividad, sería poesía. No es así.
En esa carta, obviamente, la función es la expresiva.
Estos motivos y reflexiones llevaron a los lingüistas impulsores de la lingüística
o gramática del texto a rechazar el esquema de Jakobson de las funciones del lenguaje.
Según ellos, en el planteamiento de Jakobson, la función poética no concierna a aquello
a lo que debe concernir. Así mismo, las otras dos novedades del esquema de Jakobson:
la función fática y la función metalingüística son reductibles: la función fática a la
función de apelación; y la función metalingüística a la función de representación.
Sin embargo, destacan dos importantes intuiciones de R. Jakobson. Primero, el
elemento poético consiste en un centrarse en aquello que es dicho; pero no se trata –
como ya hemos explicado- de un interés particular por la estructuración lingüísticas de
algún contenido que se podría comunicar por otro medio y en otra circunstancia, de
modo diferente. Reiteramos, el hablar poético es un hablar absoluto, un hablar en sí, en
el cual lo hablado tiene validez por sí solo. Con lo que, por primera vez, estábamos más
cerca a la compresión del fenómeno poético. Segundo, haber descubierto que las
funciones no son funciones del signo lingüístico, como planteaba Bühler, sino del signo
en su uso, o sea del acto lingüístico, funcione no del signo sino del mensaje.
Por consiguiente, los lingüistas del texto recomiendan volver al modelo
instrumental de Bühler que basado en la tesis formulada por Platón en el Cratilo
conceptúa el habla como un Órganon o instrumento. Pero, al mismo tiempo tomar en
cuenta que el esquema de Bühler no es completo con respecto a lo que pretendía
representar. Faltaba la cosa, aquello que viene comunicado, “la cosa misma”. En otras
palabras, la relación entre el significante y la cosa es una relación no directa, sino
mediada por el concepto. Como decían los antiguos retóricos: “el habla significa la
cosa mediante los conceptos”. Pero quedaba una duda, ¿en qué medida el concepto o
significado pertenece al lenguaje?
Como sea, una primera corrección al esquema de Bühler consiste en tener en
cuenta la relación mediata existente entre el signo (signo material, significante) y la
cosa designada. Los elementos implicados en la propuesta de los lingüistas o gramáticos
del texto en relación a las funciones del lenguaje son los siguientes:

H S O
R

R = res, lo real
C C = concepto, significado
S = signo, significante
H = hablante
H O = oyente

La afirmación de que las funciones no corresponden al signo sino al acto lingüístico,


quiere decir de que el lenguaje en relación al hablante es síntoma y en relación al
oyente, una señal. Mientras que en relación al concepto o significado, el lenguaje es
símbolo y precede idealmente al acto lingüístico. Por esta razón, el nuevo esquema
coloca el significado dentro del signo como se puede visualizar en el siguiente esquema.

Refirimiento (referencia
o designación)

A S O
Representación =
Significado
Notificación Reclamo

1.3. EL SIGNO LINGÜÍSTICO

1.3.1. Definición

El término signo proviene del latín signum (insignia, marca, seña, estandarte, aquello
que los hombres siguen), indicio, señal y se lo emplea como sinónimo de huella o
indicación. Por lo tanto, el signo lingüístico es aquel que utiliza como señal la palabra.
El signo lingüístico está constituido por la imagen acústica denominado “significante”,
y por el contenido significativo, llamada “significado”.

SIGNIFICANTE /M/E/S/A IMAGEN ACÚSTICA

SIGNIFICADO CONTENIDO

El lenguaje está formado por signos lingüísticos que son objetos de aprendizaje desde la
infancia. En el aprendizaje del lenguaje la influencia de los mayores, especialmente de
la madre, es decisiva, pues el niño aprende imitando. En sucesivas etapas, el niño
aprende a utilizar sustantivos, adjetivos, verbos, adverbios, etc.; llega a distinguir los
tiempos verbales, el presente primero, el pasado después y finalmente el futuro. La
competencia del hablante se da cuando éste puede elaborar frases cada vez más
complejas. Por otro lado, la escritura se aprende en una etapa posterior, en un proceso
más lento y complejo; puesto que, a diferencia del lenguaje oral cuyo aprendizaje es
espontáneo, la escritura requiere de un aprendizaje escolarizado.

1.3.2. Propiedades del signo lingüístico

En el signo lingüístico hay dos aspectos que es necesario considerar: el significante y el


significado. El significante es la expresión o imagen acústica, el significado es el
contenido, el concepto o idea. El signo lingüístico tiene las siguientes características:

1. BIPLÁNICO, es decir, los dos elementos o planos del lenguaje están unidos de
manera inseparable como las dos caras de una misma moneda, se implican
mutuamente, no se puede concebir uno sin el otro.

2. CONVENCIONAL, la relación entre significante y significado tiene un sentido


convencional, todos los hablantes de manera convencional dan un mismo significado
a un significante y viceversa. Esto se comprueba viendo la distinta manera de decir
las cosas en las lenguas. Ejm.:

Español : Flor árbol casa


Francés : Fleur arbe maison
Inglés : Flower tree house
Italiano : Flori albero casa
Quechua : tika (wayta) jacha wasi

Sucede también que un mismo significante tiene varios significados:

SOL
Moneda del Nombre de
Austro rey Nota musical
Perú mujer

A la inversa, un significado puede tener varios significantes, como es el caso de los


sinónimos. El astro rey recibe hasta dos nombres en el runa simi: “inti” y “rupay”.
Lluvia tiene en el español las siguientes denominaciones: chubasco, aguacero, garúa,
mangada; mientras tanto que oriundo, nativo, autóctono, originario y vernáculo son
sinónimos de aborigen.

3. ARBITRARIEDAD, la relación entre significante y significado se ha establecido en


la forma casual o fortuita, es decir, arbitraria. Aunque no todos están de acuerdo con
este punto de vista, es el que mayor aceptación tiene. Por ejm., casa en inglés es
“house”; en francés, “maison"; en runa simi, “wasi”, y así por el estilo, cualquier otro
sonido podría haber designado inmotivada y arbitrariamente a la morada del hombre.
Sin embargo, la arbitrariedad del signo lingüístico no significa que cada individuo
pueda establecerla según su criterio. Por el contrario, obedece al hecho de que la
mayor parte de los signos lingüísticos son símbolos. A este propósito recordemos la
clasificación de los signos establecida por Peirce; recordar que la mayor parte de los
signos lingüísticos son símbolos, aunque también hay iconos como las
onomatopeyas, en los que la motivación es evidente.

4. TRANSPARENCIA del significante, consiste en que resulta claro descubrir la idea o


significación a través de la palabra. Cuando la percibimos no nos damos cuenta de su
forma material. En el lenguaje poético o metafórico se destruye esta cualidad. Los
significantes del mensaje poético se toman altamente sensibles, ambiguos,
polisémicos. Por ejemplo, cuando el poeta dice “cielo rancio” en vez de decir cielo
nublado, o como cuando dice Vallejo “son las caídas hondas de los Cristos del alma”
en el que Cristos no se refiere al Redentor sino a ilusiones o a la fe.

5. MUTABILIDAD e INMUTABILIDAD, el signo lingüístico es mutable a través del


tiempo aunque en el presente y para cada uno de los hablantes sea inmutable, es
decir, nadie puede cambiar el nombre de las cosas sin riesgo de que los demás le
tomen por loco y caiga en la incomprensión más absoluta. De esta manera, ningún
individuo ni comunidad puede cambiar libremente un signo lingüístico. Sin embargo,
visto en su evolución, en un lapso considerablemente largo, el signo lingüístico
presenta el rasgo de la mutabilidad. Unas palabras caen en desuso, los arcaísmos, y
otras nacen, son los neologismos. Por ejemplo, la forma “haiga” del verbo haber fue
sustituida por haya; la frase: “vuestra merced” del castellano medieval se convirtió
en usted.
6. LINEAL y ARTICULADO, los signos lingüísticos existen formando secuencias o
cadenas. No se da nunca el caso improbable de la superposición de sonidos ni de
letras. Pero no solo es carácter del signo lingüístico la linealidad, sino también la
articulación. Los signos lingüísticos al ordenarse en una sucesión lineal y temporal se
hallan articulados. Por eso, el signo lingüístico puede descomponerse en unidades
mis pequeñas que pueden reaparecer en otras secuencias. Como ha sido demostrado
por André Martinet, este proceso tiene dos momentos: la primera articulación,
comprende la fragmentación de la palabra" en unidades menores con significado,
llamados monemas (lexemas y morfemas) que son los signos lingüísticos. Por
ejemplo, el enunciado: “Los caballitos de totora navegan en las playas de
Huanchaco”, puede ser fragmentado de la siguiente forma.

Lo-s caball-it-os de totor-a naveg-an en Ia-s playa-s de Huanchaco


A la raíz se le añaden morfemas que señalan diferentes rasgos (masculino, plural,
diminutivo, presente verbal, etc.). La segunda articulación comprende unidades que se
articulan por debajo del signo lingüístico, es decir, son unidades sin significado propio.
Estas unidades, los fonemas, sirven para distinguir unas palabras de otras. En el
siguiente ejemplo, solo el cambio de un fonema los distingue .entre sí:

/béso/
/péso/
/késo/
/yéso/

Finalmente, como afirma Saussure, los signos lingüísticos son: OPOSITIVOS, es decir,
al expresar un signo, éste se opone a los otros (v. gr., frío está en oposición a caliente);
RELATIVOS, su valor está condicionado por el sujeto que lo expresa (frío para uno,
para otro puede ser templado; templado puede ser casi caliente o casi frío): y
NEGATIVOS, al expresar algo se niega o rechaza otra u otras posibilidades (v. gr.,
cuando digo “rojo” niego estrictamente lo no expresado, como “azul”, “verde” o
“amarillo”).

1.3.3. Los planos del lenguaje

Louis Hjeimslev considera que el lenguaje está compuesto por dos planos
complementarios, indesligables entre sí: el plano del contenido y el plano de la
expresión. El primero, un fenómeno interno que se da en la mente del hablante; el
segundo, un fenómeno externo, consistente en la exteriorización de las ideas a través de
las palabras.
Esta concepción del lenguaje, de gran originalidad y rigor científico, profundiza
la dicotomía saussureana de significante y significado. Considera que cada plano puede
ser desglosado en dos sub planos correspondientes a la sustancia y la forma.
De esta manera, el PLANO DEL CONTENIDO presenta la sustancia del
contenido (ideas o conceptos) y 1a forma del contenido, constituida por las unidades
abstractas de índole morfológica, le da un orden adecuado a las ideas.
De otro lado, el PLANO DE LA EXPRESIÓN presenta igualmente dos sub
planos: el de la sustancia (sonidos) y el del contenido, constituido por los fonemas,
elementos ideales que ordenan el material sonoro.
En ambos casos, la sustancia corresponde al HABLA, mientras que la forma a la
LENGUA. Sendas disciplinas lingüísticas se ocupan de cada sub plano: la Semántica de
la sustancia del contenido (ideas), la Morfología de la forma del contenido, la Fonética
de la sustancia de la expresión, y la Fonología de la forma de la expresión:

SUSTANCIA
PLANO DEL HABLA SEMÁNTICA
(Ideas)
CONTENIDO

FORMA MORFO-
LENGUA
(interno) (Clave morfológica) SINTAXIS

FORMA
LENGUA FONOLOGÍA
PLANO DE LA ( Fonemas)
EXPRESIÓN
(externo) SUSTANCIA
HABLA FONÉTICA
(Sonidos)

Como podemos observar, Hjelmslev aporta un punto de vista novedoso mucho más
complejo del fenómeno lingüístico. Seguidamente, veamos, a manera de ejemplo, la
siguiente aplicación, tomando como referente la palabra “niño”:

Ser humano de corta edad, opuesto,


SUSTANCIA -
por ejemplo: a “niña”, “adulto”,
PLANO DEL joven, etc.
CONTENIDO
(interno)
FORMA Sustantivo común, singular,
masculino (que no es verbo,
adjetivo, etc.)

FORMA Sonidos que el oído percibe como


realización de cada fonema.
PLANO DE LA
EXPRESIÓN /niño/
(externo)
Sucesión de cuatro fonemas:
SUSTANCIA /n/,/i/,/ñ/o/ y no, por ejemplo:
/tiño/,/riño/, etc.

El gran lingüista danés, fundador de la corriente llamada “glosemática”, propone el


análisis de los dos planos del signo lingüístico. De acuerdo con Saussure considera que
la lengua es forma no sustancia; aunque, según él, un análisis lingüístico integral deberá
describir también el plano del contenido. Hjelmslev habla de “figuras” como entidades
monoplánicas en tanto que no pueden ser divididas en significante y significado. En el
plano de la expresión, vendrían a ser los fonemas, unidades mínimas sin significado. En
el plano del contenido, partes del significado sin expresión propia que los manifieste
individualmente.
El signo lingüístico resultaría así de la combinación de figuras de ambos planos.
Por ejemplo, “niño” está presente en el plano del contenido a través de figuras que lo
individualizan, para lo que es vital la oposición con palabras como “hombre” o “niña”.

En oposición a “hombre”:

Animado Animado
Humano Humano
Masculino Masculino
No adulto Adulto

/niño/ /hombre/
En oposición a “niña":

Animado Animado
Humano Humano
No adulto No adulto
masculino femenino

/niño/ /niña/

De modo que los rasgos indicados son figuras de contenido y como puede observarse
ninguno de ellos se relaciona absolutamente con el plano de la expresión. Ahora bien,
un signo está compuesto por varias figuras de contenido, de tal manera que al variar una
de ellas, por ejemplo, masculino /femenino, adulto / no adulto, animado / inanimado,
varia también el significante. Esta variación puede ser mínima, como en los ejemplos
anteriores en los que solo varía el morfema de género; o en otros casos, puede implicar
una variación completa como en caballo /yegua, en los que obviamente nos hallamos
frente a dos signos diferentes.

Animado Animado
Equino Equino
Macho hembra

/caballo/ /yegua/
Para Hjelmslev, estas figuras son monoplánicas en tanto que no pueden ser divididos en
significante y significado. En el plano de la expresión las figuras son unidades mínimas
(los fonemas) que permiten distinguir significados, aunque no tengan significado en sí
mismas. En el plano del contenido, las figuras son partes del significado del signo que
no tienen expresión propia que los manifieste individualmente. Están comprendidos en
el significado y el signo respectivo. Para Hjelmslev, el signo lingüístico resulta de la
combinación de figuras de ambos planos.

“animado”
PLANO DEL “humano”
“no adulto” Figuras del plano
CONTENIDO
del contenido
(interno)

/niño/
PLANO DE LA
Figuras del plano
EXPRESIÓN
de la expresión
(externo) /n/ /i/ /ñ/ /o/

Según Hjelmslev, el lenguaje humano deber ser considerado como una estructura
coherente en sí misma, autónoma, un todo compuesto por partes interrelacionadas. En
suma, como una red de relaciones. Todavía una precisión más: el lenguaje debe ser
abordado como una dicotomía de proceso y sistema. El primero comprende la relación
sintagmática, mientras que el segundo, una relación paradigmática. Aquel se da a nivel
del plano de la expresión con la sucesión de fonemas y signos; y este nos remite a una
lectura vertical de los contenidos semánticos.

1.1.3. La escritura: génesis y desarrollo

La escritura como medio de ampliar las posibilidades de comunicación del lenguaje oral
está ligada al desarrollo de los pueblos “acumulativos” como los egipcios,
mesopotámicos, fenicios, griegos y romanos que desarrollaron esta técnica por
necesidades de contabilidad y administración, pues la ingente cantidad de riqueza
material producida era acumulada en manos de la casta o clase dominante.
Los pueblos “redistributivos” como los incas, por el contrario, a pesar de
conocer la escritura (qellqa) no tuvieron la necesidad de desarrollarla porque la riqueza
producida era redistribuida cada año. Entre los incas los “quipus”, formas
mnemotécnicas, constituía un complejo y eficiente sistema que cubría las necesidades
de contabilidad y administración. La creación y transmisión de la cultura a través de la
escritura fonética no es una condición sine qua non para la excelencia de una cultura.
En las sociedades esclavistas del Viejo Mundo, es donde la escritura alcanza su
mayor desarrollo. La palabra escrita no sólo alcanzó prestigio, sino también se cubrió de
un manto de misterio y sacralidad entre los egipcios. Se supone que Dios habló a los
hombres a través de la escritura (Decálogo). Con el correr de los siglos, este prestigio se
vio acrecentado bajo las pautas de una cultura “grafolátrica”, elitista e individualista.
Se acuñaron frases como: “los escritos quedan, las palabras se los lleva el
viento”. Pues, la palabra hablada sufrió, obviamente, en el contexto de la cultura
occidental, un completo menoscabo. Menoscabo que fue advertido por el cronista indio
Guamán Poma cuando constataba dolorosamente que los cristianos hacían todo lo
contrario de lo que predicaban.
Por otro lado, la escritura, dirigida a un receptor ausente, se encuentra alejada
del fin inmediato de satisfacer las necesidades naturales de comunicación que tenemos
los seres humanos. Por eso corre el riesgo de quedar como palabra muerta o congelada,
alejada de la vida.
En breve, los antecedentes más remotos de la escritura se hallan en los diferentes
medios de señalización que utilizó el hombre primitivo con fines de comunicación. Fue
la presentación de los objetos con fines comunicativos lo que constituyó el comienzo de
la escritura. Luego se perfecciona a través de sus tres fases de desarrollo: la pictográfica,
la jeroglífica y la fonética.

1° ESCRITURA PICTOGRÁFICA. Basado en los pictogramas, representaciones en


cortezas o en piedras. Constituyó la primera forma de escrituraria que, por otra parte,
dio origen a la pintura. De esta forma, las pinturas rupestres son formas pictogramáticas
que obedecen al principio único de actividad humana diferenciado más tarde en
escritura y pintura o artes plásticas. La escritura pictográfica carecía de relación
inmediata con el habla, no fijaba pensamientos sino situaciones (o sea conjunto de
pensamientos); por ejemplo, escenas de caza en las cuevas de Altamira (España) y
Toquepala (Perú). En cierta medida, también podía fijar conceptos. Entre las tribus de
Norte América, por ejemplo, el concepto de amistad se expresaba por medio de dos
manos entrelazadas; el de la vida, dibujando una serpiente; el del éxito, dibujando una
tortuga. La creciente simbolización, impuso la representación de los objetos por medio
de una de sus partes; de tal manera, el símbolo constituía algo distinto del objeto
simbolizado.

2° ESCRITURA JEROGLÍFICA O IDEOGRÁFICA. En esta fase los medios que se


emplearon fueron distintos, sobre todo, materiales fácilmente transportables como
papiro en Egipto, tabillas de barro cocido en Mesopotamia, seda y papel en la China;
también corteza de abedul y piel de ciertos animales. En el Tahuantinsuyo, los
“tocapus” eran fajas en los que se tejían símbolos o ideogramas. El antiguo pictograma
evolucionó en el sentido de su simplificación. De la representación completa o total del
objeto o de una situación dada se pasó a la representación esquemática de algunos
detalles del objeto representado. Por ejemplo, un círculo representaba al sol, la hoz a la
luna. Por otro lado, los jeroglíficos permitían entre ellos infinitas combinaciones en los
que bien podemos advertir el carácter lineal o temporal de los signos, en el lugar de la
espacialidad de los pictogramas. Su dificultad radicaba en requerir de una cantidad
enorme de signos equivalentes a todas las palabras existentes de la lengua.

3° ESCRITURA FONÉTICA. Fue un invento de los fenicios, quienes, basándose en la


escritura silábica de la cultura minoica o cretense, introdujeron un sistema de letras o
grafías que ya no necesitaba del componente ideográfico. Las grafías se ligan
directamente a los fonemas, unidades mínimas del material sonoro de la lengua.
Tomados aisladamente, las letras carecen de significado, pero en el sistema de a
escritura adquieren un determinado sentido. La letra del alfabeto posee una larga
historia y, sin duda, detrás de cada letra se halla un jeroglífico. Se la considera una
verdadera cumbre del desarrollo de la escritura.

Estela de Chavín que


representa al hombre de la
milenaria cultura andina.
Podemos advertir su
simétrica composición: un
cuerpo recio sin un gramo
de grasa, cabeza grande y
pensante. Las dos varas
que sostiene representan la
autoridad carismática en el
cosmos vivo de la
cosmovisión andina. Lo
más notable: sobre su
cabeza se levanta una
estructura aún mucho más
alta que el mismo.
Obviamente, su cultura, su
sabiduría.

1.1.4. Comunicación, escritura y poder

No es secreto que la escritura y los medios técnicos, cada vez más sofisticados, han
servido a grupos minoritarios dominantes para trasmitir y perennizar determinados
mensajes acorde a sus propios intereses. Así ocurrió en el antiguo Egipto cuando los
escribas se dedicaban a perfeccionar la escritura al servicio de los faraones. También en
Grecia y Roma y demás pueblos de la antigua Eurasia.
A fines de Edad Media se produjo una gran revolución técnica con el invento de
la imprenta por Gutenberg en 1440. Se pensó entonces en la democratización de la
cultura. Pero este notable invento, como también la serie de inventos técnicos que le
siguieron, hasta las actuales técnicas de electrónica de comunicaciones y digital, que
ponen a disposición de los hombres toda clase de información, en cualquier momento y
en un instante, no rompe el esquema básico de las sociedades acumulativas. El saber y
la técnica se mantienen al servicio de una minoría privilegiada.
El hecho de poseer información que los demás desconocen se traduce en mayor
poder para el grupo privilegiado, los poseedores de los medios y canales de
comunicación transmiten solo los mensajes que en cada momento les interesa y de la
forma que mejor les conviene. Como ocurrió en el pasado, el sistema comunicativo
sigue siendo unilateral. Los grupos dominantes controlan los medios de comunicación y
a través de ese control ejercen una no disimulada manipulación de las grandes mayorías
de la población, haciendo que estas observen un comportamiento acorde al interés de
aquellos.
En este mundo “chulla”, impar o asimétrico, sin equidad ni paridad, compete a la
institución educativa enseñar a los jóvenes a responder críticamente al bombardeo de
información unilateral, analizar hechos e informaciones con independencia y espíritu
crítico a fin de saber actuar y tomar decisiones con libertad y criterio propio.

1.4 LOS EUROPEOS EN ABYA YALA

1.4.1 Los europeos conocían de la existencia de Abya Yala

El descubrimiento de Abya Yala (nombre nativo de América), ha sido uno de los hechos
más trágicos de la historia de la humanidad. La raza blanca occidental victimizó a la
raza cobriza americana. En los 10 primeros años de la invasión europea perecieron 70
millones de habitantes de Abya Yala. A 500 años de dicho infausto suceso continúan los
genocidios y etnocidios en contra de las etnias nativas.
Al respecto, Javier Lajo, en Oapag Ñan, la ruta inca de sabiduría, dice: "... la
historia oficial del “encuentro” del hombre occidental con el llamado “nuevo mundo” y
su “descubrimiento” nos resulta cada día más increíble y falsa, en los términos que su
propaganda la ha difundido. Está cada día más claro que el pretendido viaje de Colón a
las indias, ni fue una exploración de “gente perdida”, ni fue algo “casual” realizado por
los reyes europeos.... lo cierto es que Colón viajaba “orientado” por los conocimientos
de la logia de René dé Anjou (La Orden del Temple), entre los que figuraba el muy
famoso y conocido mapa de Pin Reis (un clarísimo mapa del continente americano), un
navegante turco, quien fue seguramente miembro de estas sociedades secretas o logias
antiquísimas. Es decir el mentado “viaje a las indias orientales” es pura mentira que por
vergüenza debe ser abandonado de una buena vez. (p. 107-110).
Cinco siglos después, el mundo ha presenciado, la .invasión de Irak por los
norteamericanos. El presidente Bush, un individúo alcohólico y con un coeficiente
intelectual deficitario, los acusó de poseer armas químicas de destrucción masiva.
Consumada la invasión se demostró que no había tales armas, demostrándose también
que el criminal Bush atacó Irak para apoderarse de sus yacimientos petrolíferos. La
lógica del expansionismo occidental se expresa, pues, de una manera aviesa: ocultar y
enmascarar los propósitos del expansionismo colonialista.
Según la historieta “oficial”, Colón quiso llegar a la India siguiendo una ruta
opuesta que demostraría al mismo tiempo que la tierra es redonda. Los turcos habían
tomado Constantinopla interrumpiendo el tráfico comercial. Los reyes europeos, a
quienes les apetecía sobremanera las especerías como canela y clavo de olor, querían
restablecer este tráfico comercial interrumpido. Como podemos apreciar, una ingenua
historieta culinaria.
Hoy, cuando aparecen mapas chinos antiguas de América, está versión “oficial”,
absolutamente mentirosa, se desvanece. Las élites europeas conocían de la existencia de
Abya Yaia y de reinos fabulosos llenos de oro y plata. Entonces, la afiebrada
imaginación de esas élites elucubró la leyenda de “El Dorado”. Queda claro, pues, que
la invasión europea, con inusitado afán de exterminio, se llevó a cabo con pleno
conocimiento de causa. El objetivo, como el petróleo iraquí, fue el oro y la plata del
“Nuevo Mundo”. Sin embargo, lo más grave no fue esto, sino, pretendiendo
exterminamos, borraron nuestra memoria histórica. Descerebrado, con la muerte de
nuestros “auquis” (ingenieros) y “amautas" (sabios), el Tahuantinsuyo quedó
prácticamente en un estado vegetativo.
Por eso, al momento de iniciar el curso de Comunicación y Redacción en lengua
española es necesario emplazar un punto de vista distinto: estudiar la lengua del
conquistador no desde la parálisis que implica la alineación y aculturación, sino desde la
vigorosa vindicación de nuestra nación milenaria, con la convicción profunda de
recuperar nuestra bella cultura ancestral y milenaria, grabar en la mente de nuestros
niños y jóvenes que nuestra única MADRE PATRIA, es la patria tahuantinsuyana,
secuestrada hace 500 años por el hampa europea, y hoy continua secuestrada por sus
críos, los criollos. Se torna un imperativo categórico rescatar los valores de nuestra
cultura ancestral, propiciando de inmediato el ansiado reencuentro con nuestros idiomas
nativos: runa simi o quechua, jaque aru o aymara, ashaninka, y demás lenguas nativas
de las comunidades nativas de la selva. Nunca será tarde para recuperar lo nuestro.
Impedir a toda costa la extinción de nuestras lenguas nativas. Considerar el español
siempre como una lengua extranjera, como que efectivamente lo es, aunque por la
imposición de 500 años muchos hermanos lo tengan ya como lengua materna. Es una
cuestión de honor e identidad.
La grandiosa tarea que la historia demanda a la generación actual es la de gestar
un gobierno etnonacionalista que por fin ponga punto final al Estado criollo hampón
anegado centenariamente en corrupción y latrocinio. Para recuperar nuestra maravillosa
cultura ancestral y recuperar nuestros idiomas nativos se torna impostergable vencer los
complejos de inferioridad que nos han sido inculcados en 500 años de dominación.

1.4.2 Los idiomas amerindios

En las regiones del continente que a la llegada de los europeos acusaban poco desarrollo
cultural sedentario se impuso una brutal política de exterminio. En estas regiones
encontramos hoy países occidentalizados con poca o nula presencia étnica: Argentina,
Uruguay, Colombia, Brasil, Chile, etc. En tanto que Paraguay constituye un caso
especial! como el único país del continente que ha sabido mantener su propia lengua -el
guaraní- a la par del castellano. Los niños aprenden guaraní en casa y español en la
escuela. Según los historiadores, la temprana evangelización jesuita en lenguas nativas
garantizó la supervivencia del guaraní. En tanto que en Guatemala, México, Perú,
Ecuador y Bolivia, países de fuerte componente étnico nativo (90 %), el panorama
lingüístico es sumamente complejo.
En México hay variedad de lenguas nativas: el náhuatl hablado
aproximadamente por .70, 000 habitantes, el maya por 300,000, el otomí por otros
300,000, el zapoteco por 250,000, el mixteco por 200,000, y así hasta más de 15 lenguas
diferentes. Lo que, sin embargo, constituye una exigua minoría teniendo en cuenta que
México tiene una población aproximada de 56 millones de habitantes que hablan el
español. Lo notable, sin embargo, consiste que a pesar de 500 años de aculturación
existan todavía estos raigones vivos de lenguas nativas.
En Andinoamérica, el runa simi o quechua es todavía un idioma de gran
difusión. Se lo habla en cinco repúblicas: en el Perú por unos 4'402,023 habitantes, en
Ecuador por 2'233,000, en Bolivia por 1'594,000, en .Argentina (región Norte) por
120,000, en Colombia por 4,402: y en Brasil por unos 700 inmigrantes peruanos en el
estado de Acre; lo que hace un tota! de 8'3 54,125 runa simi hablantes. Naturalmente se
trata en su mayoría de personas bilingües, con tendencia a la creciente castellanización.
No obstante, los Andes y la Amazonia son los lugares donde se registra la mayor
pervivencia de nuestros idiomas nativos y una extraordinaria lealtad étnica. Lo que
hace prever que el runa simi, así como también el jaque aru o aymara y las numerosas
lenguas de las comunidades nativas de la selva amazónica, seguirá hablándose hasta una
fecha indeterminada. Más aún, dado el auge del etnonacionalismo, es de prever que
serán vindicados y reivindicados, rescatados y difundidos por los estados nacionalistas,
cuyos surgimientos se avizora inevitable.
Es deber ineludible de nuestros estudiantes, despercudiéndose de la centenaria
alienación que nos aqueja, iniciar el estudio del runa simi o del aymara, según la zona
de influencia lingüística en que se encuentre.
Sabemos que la lengua es el alma de un pueblo. Los idiomas no son
instrumentos neutros, fríos e indiferentes. Todo lo contrario, son portadores de
cosmovisiones, modos de ser, pensar, sentir. El runa simi, por ejemplo, es la expresión
de una cultura agrocéntrica, colectivista, panteísta, holista, diametralmente opuesta al
modo de ser de la cultura occidental, caracterizada por su expansionismo, guerrerismo,
machismo e individualismo.

1.4.3 Una diferencia esencial

El modo de ser diametralmente opuesto de las culturas andina y occidental queda


evidenciado en la peculiar idiosincrasia de los idiomas que lo exteriorizan. El castellano
y los demás idiomas europeos trasuntan la naturaleza ancestralmente machista de la
cultura judeo-cristiana, llamado cultura occidental. Prueba de ello son estas simples
concepciones sobre el masculino o femenino de una palabra, en la que se ve claramente
cómo la herencia española friega a la mujer:

Dios: principio masculino creador del universo y cuya divinidad se transmitió a su hijo
varón por línea paterna.
Diosa: ser mitológico de culturas obsoletas y olvidadas (superstición).
Patrimonio: conjunto de bienes.
Matrimonio: conjunto de males.
Héroe: ídolo.
Heroína: droga.
Hombre público: conocido que desarrolla actividad pública importante.
Mujer pública: prostituta.
Hombre ambicioso: buen partido, con metas, echado palante.
Mujer ambiciosa: interesada, arpía, chupasangre. '
Perro: el mejor amigo del hombre.
Perra: desgraciada, vil.
Zorro: hábil, inteligente,
Zorra: ustedes ya saben.
Atrevido: osado, valiente.
Atrevida: insolente, mal educada.
Solterón: codiciado, inteligente, hábil.
Solterona: quedada.
Suegro: padre político.
Suegra: bruja, metiche, etc.
Aventurero: audaz, bizarro.
Aventurera: fácil.
Machista: hombre macho.
Feminista: lesbiana.
Don Juan: hombre en todo su sentido.
Doña Juana: la mujer de la limpieza.
Huelga decir que el quechua y el aymara no admiten este tipo de atentados
(Fuente: “Antauro”. Año 04, 58. Lima. 30 Dic. 2005 al 16 En. 2006).

1.4.4 Influencia de las lenguas nativas


En el pasado, las “crónicas de Indias” constituyeron una suerte de registro lingüístico.
El gran interés mostrado por los conquistadores por las lenguas nativas, se explica en
razón de las necesidades de evangelización. Aparecieron así diccionarios y gramáticas
de las lenguas nativas. El primer texto que se imprimió en tierra americana fue,
precisamente, un libro bilingüe de doctrina cristiana, impreso en náhuatl y español en
1539.

LAS ANTILLAS, fueron los primeros en sufrir los embates de la conquista y fueron
exterminados en su mayoría. Los cronistas dan cuenta de sus “areitos” o cantares y de la
bella imagen de la princesa Anacaona a quien los facinerosos invasores lo ahorcaron a
pesar de haber sido acogidos con mucha amabilidad, al igual como ocurrió aquí con el
inca Atahualpa. De las Antillas provienen las siguientes-palabras:

huracán maraca ceiba sabana.


huie maní colibrí tabaco
iguana bohío guacamayo tiza
jíbaro canoa hamaca tiburón
maíz cacique patata tomate
manatí caucho piragua

CENTRO AMÉRICA, de las grandes culturas de esta región, aztecas, mayas y quichés,
provienen las siguientes palabras:

aguacate coyote mucama petate


banano chicle tapioca. petaca
cacahuete chocolate tamal yuca
cacao jícara tequila zapallo
carey mandioca' tomate zopilote

AMÉRICA DEL SUR, del runa simi, del aymara y de las lenguas de las comunidades
nativas de la selva, provienen palabras de uso frecuente como las siguientes:

anaconda coca jaguar guano quena


alpaca curaca locro puna quina
alcatraz chacra Loro pampa papa
boa choclo llama vicuña
cóndor chuño oca puma
charqui

1.4.5 Toponimia y antroponimia

Con la finalidad de conocer y familiarizarse con la TOPONIMIA (nombre de los


lugares) y la ANTROPONIMIA (nombre de las personas), los alumnos deben de
emprender trabajos minuciosos de la toponimia y la antroponimia de sus lugres de
origen. Por ejemplo, en Tacna, casi todos los nombres de los lugares son topónimos
aymaras; y en cuanto a la antroponimia, es uno de los lugares del Perú en que,
afortunadamente, todavía se conservan incólumes los patronímicos nativos. Como
comprobación de lo dicho extraemos un fragmento de Materiales para la historia de
Tacna, de Luis Cavagnaro Orellana: Los Molles, Los Tamarugos y Las Vilcas:
Cúneo Vidal ha hecho una relación pormenorizada de los nombres indígenas de
evidente raíz totémica, que terminaron convirtiéndose en apellidos que
existieron, o felizmente existen en el ámbito del sur peruano.
En el valle del Capíina los siguientes: Ara, Ale, Ari, Aruqutpa, Alanoca,
Acabaña, Estaca, Quina, Quea, Queiopana, Sissa, Huisa, Viia. Viica,.-Huanca,
Condori, Yupanqui. Mamani, Quispe, Percam, Caqui, Gaqueo, Caqueia, Coca,
Copa, Yura, Yucra, Yufra, Cani, Cañe, Cano, Calisaya, Choque, Coahuila,-
Coique, Copaja, Siña, Parcajane, Callapa, Chambilla, Ticona, Ninaja, Chambi,
Ume, Quilla, Acero, Churi, Axocutipa, Maica, Nina, Paico. Condorpusa,
Chuquima, Aica, Chuchuca, Lupi, Lupistaca, Mulli, Lanchipa, Chair...'...
Osnayo, Marca, Cata, Leme, Menguño, Silisquia, Conchalique, Chuca, AlLn;_.
Collagua, Cafore, Oxa, Pilleo, Lima, Limache, Cataña, Checa, Ucho, Sama,
Calagune, Quinquincne, Quelo, Para, Isquiña, Queque, Inasso, Quenasso,
Coassa, Cali. Illacapo, Chumu, Minchipa, Chino, Anaca, Chacato, Lacra, Chipe,
Chiri, Tabaya, Chuchama, Chumacamar, Yan.tí, Cavío” (539) omitiendo
apellidos de inconfundble ancestro tacana como Aiay, Silimia, Quequesana,
Huarachi, Humire, Pango, Chura, Talasi, Llangato, Paja, Soiaica, Roque,
Quenta, Nina, Tara, Cama, Ocharico, Cute, Leme, entre otros.
En Tarata y sus antiguas dependencias de Putina, Coruca, Sama y Mauri
se encuentran además de la mayoría de apellidos que referimos para el valle de
Tacna, los siguientes: Ali, Caquena, Capeo, Ilacache, Tapo, Chuchoco, Chacosa,
Yura, Yuca, Orcona, Acharico, Cali, Coaguilla, Amante, Libaya, Chulpa,
Hualpa, Paco, Lancato, :~Ururi, Sacacana, Istaca, Acharna, Champe, -Lucharico,
Pichu, Yanaranta, Quílli, Choncaya, Ubica, Chure, Acharina, Canuana,
Yaputuma, Ayacosa, Mayta, Hucharmi, Quena, Vilcamuyo, Carita, Charaja,
Pirco, Llallacüra, Chaculli, Parisaco, Bache, Lucana, Huaccno, Tapacari,
Ayacosan, Incharico, etc.
Los apellidos de Tarapacá y Pica pueden ser reconocidos por el sufijo
“ay” como Lucay, Bilay, Leguay, Callasay, Huarcay, Olcay, o la variación
“aya” como en Calasasaya, Calisaya, Huarcáya,'Huancaya, Ilaya, Lucaya,
Onarcaya, Aucaya, Bilaya. Hay composiciones raras como en los apellidos
Aiben Aibel, Ayavil, Aime, Guatalcha, Huatulcho, Ingia, ' Oxa, Oxio, Rucho.
Hay Otros que particularizan la zona por la presencia de las panículas “cha”,
“che” y derivados como en Alache, Acho; Chuquillanqui, Cholele, Chamaca,
Cocoliche, Chuque, Jasichp, Limache, Limachina, ‘Quiquincha, Choquela,
Chulé, Chilepe. "Finalmente son reconocibles los apellidos Caqueo, Sucso,
Orcoma, Cussi, Caucoto, Cauíin, Lema, Lima, Caipa, Paiape, Santiquiilo, etc.”
(Luis Cavagnaro Oreilana, Materiales para la historia de Tacna, t. 1).
El TAWANTINSUYO, a la
llegada de los españoles,
en el momento de su mayor
apogeo. Constituía, una
Confederación panandina
de pueblos y naciones cuya
capital era la ciudad del
Qosqo.
Según vieron, palparon
y destruyeron los
españoles, era una nación
sin hambre, sin frío, sin
miedo, una organización
ejemplar y modélica a nivel
mundial.
Después, los filósofos
europeos, como Thomas
Moro y otros, ante esa
visión de una realidad tan
sensacional y jamás vista
por ellos, empezaron a

Barcos como éste llegaron a Abya


Yala, a partir de 12 de octubre de
1492. Trajeron: muerte y
desolación, cristianismos y
lenguas europeas; ociosidad y
mentira, robo, arribismo,
hipocresía.
Desafortunadamente, la invasión
no ha cesado. Europa, y ahora
Norteamérica, nos envían
transnacionales mortíferas,
arrogantes neoliberalismos y mil
sextas fundamentalista; que no
cesan de destruir nuestras
creencias, nuestra cultura,
saquear nuestros recursos y
destruir nuestra ecología.

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