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ARGUMENTO DE MATALACHÉ

Don Baltazar Rejón de Meneses visita a su amigo don Juan Francisco Ríos de Zúñiga,
con la única intención de pedirle que el llamado Matalaché embarace a la criada de su
esposa. El favor escandaliza un tanto a don Juan Francisco, pero finalmente acepta que
Rita pase un tiempo en compañía de José Manuel en el empreñarero, por ser esta la
costumbre de la época. Aunque después no permite que vuelva a ocurrir. Además, en
la conversación de ambos hacendados se hace referencia a las relaciones entre amos
y esclavas, y que su práctica genera cruces raciales y deshonra familiar.

Matalaché, José Manuel, cumple la función de reproductor para su dueño; él es un


esclavo diferente a los demás, era capataz de la hacienda, no era ignorante, poseía
cualidades de gente decente. La Tina es una hacienda que posee dos zona bien
definidas: al norte, la sección dedicada a los cueros con una tenería, una ramada,
corrales y un molino; al sur , la fábrica de producción de jabón con sus enormes tinas y
hornos. Eran lugares de reclusión y asilamiento, y verdaderos centros de exilio y el amo
interesado en sacar de la “máquina humana” el mayor rendimiento posible. El capataz
siempre estaba detrás de los esclavos exigiéndoles, inhumano con su correa, y al igual
que los empleados trabajando once horas, alimentados con una dieta insana.

La hija de don Juan Francisco, quien acababa de llegar a Piura enviada por sus
familiares de Lima, pronto tienes interés de conocer la hacienda. Su guía será el capataz
José Manuel. El paseo se convierte en una experiencia poco agradable para la joven,
ya que tiene que apreciar el penoso trabajo en la curtiduría y en la jabonería. María Luz,
una joven muy hermosa que los hombres deseaban, rechazaba los prejuicios raciales y
las normas sociales con las cuales fue educada. Desde entonces María Luz es muy
condescendiente y antes de utilizar el término “esclavo” prefiere llamarlo por su nombre.
Cuando José Manuel se compromete a trabajar en el oratorio y hacer unas zapatillas
para ella, entonces María Luz opta por tutearle, y le trata de mostrar aprecio y no ofensa.
Desde ese momento se sienten atraídos.

Después ocurren muchos hechos como la competencia entre José Manuel y Nicanor, a
duelo con la guitarra y canto, el cual ganó José Manuel. Él se sentía seguro de poder
ganar porque tenía el amor de María Luz, se habían confesado el uno al otro su amor,
la relación ya estaba consumida en el acto sexual. Ella angustiada por el desenlace de
la competencia, reza pidiendo por ese hombre bueno e infeliz, con cuya libertad jugaban
los hombres como el viento con las hojas.
Tan pronto como María Luz descubre que ha quedado embarazada, siente
remordimiento. Su relación con José Manuel ya no es como antes, se ha deteriorado.
Siente su reputación enlodada y el apruebo de las personas, sabiendo sus
pensamientos, la perturban, prefiere la muerte y no el aborto, el cual le ofrecen sus
esclavas. Otras son sus preocupaciones como el nombre de la familia, la sociedad y
todo aquello que no cree poder afrontar. Para don Juan Francisco la noticia de esta
relación, y peor aún el embarazo de su hija, es devastadora, Martina le revela la verdad.

Vemos después la transformación de don Juan Francisco, atraviesa un proceso de


deshumanización en que sale a reducir la idea de superioridad racial y de pureza étnica.
Ante los ojos del hacendado, José Manuel deja de ser un fiel capataz para convertirse
en un objeto, está al mismo nivel de los otros esclavos. El patrón ordena, entonces,
arrojar al esclavo a una tina hirviendo de jabón, no sin antes, José Manuel alega por
última vez hacia Juan Francisco: “el esclavo es usted don Juan, que se deja arrastrar
por la soberbia, como el demonio, así son todos los blancos.” Don Juan harto de todo y
lleno de ira, ordena lo arrojen. José Manuel le dice: “Usted va hacer jabón conmigo, que
le sirva para lavarse la mancha que le va a caer y para que la niña María Luz lave a ese
hijo que le dejo, que seguramente será más generoso y noble que usted, como que tiene
sangre de Sojo.” Dicho eso, lo arroja a la tina y se oye un grito estridente que puso el
alma de los esclavos con una loca sensación de pavor. Quince días después las puertas
se encontraban cerradas y sobre éstas decía: “Se traspasa.”

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