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DESCRIPCIÓN DEL PROYECTO

Uruguay es un país que basa gran parte de su economía en la exportación de


productos agrícolas y ganaderos, por lo tanto, resulta evidente que se busque la
manera de mejorar aspectos de esta área y así poder contribuir favorablemente a la
economía del país.
La práctica agrícola se ha ido “modernizando” a través del tiempo, de manera de
poder hacer frente a los distintos problemas que se fueran presentando.
Estos cambios van de la mano con el concepto de agricultura sustentable que apunta
a la utilización del suelo, agua y otros insumos agrícolas de manera responsable.
Dentro de esta “modernización”, no pueden no incluirse los fertilizantes. A través de
los años, se han ido mejorando tanto los métodos de aplicación como los
componentes de los mismos, adaptándose a las necesidades de crecimiento de los
cultivos y los distintos suelos donde estos fertilizantes son utilizados.
Los fertilizantes, legendariamente, son preparados a partir de productos químicos de
manera de poder aportar a los cultivos los nutrientes que necesitan para crecer y que
ya no pueden hallarse en los suelos explotados.
En el sector agrícola, la idea es producir de manera constante, al máximo posible.
Esto lleva a que se les proporcione a los suelos cantidades excesivas de fertilizantes.
Esta forma de utilización de fertilizantes tiene lugar hace muchos años, sin embargo,
se han realizado varios estudios que han demostrado que este tipo de aplicación
debería dejar de realizarse, o al menos reducirse, debido a los grandes impactos
ambientales que presenta. Este método de aplicación no permite a los cultivos
absorber todos los nutrientes que se le aplican y por lo tanto algunos de estos
nutrientes se volatilizan aumentando las concentraciones de óxido nitroso, mientras
que otros se lixivian llegando a las aguas subterráneas, generando crecimiento
desproporcionado de cianobacterias en algunos países.
Una alternativa que se ha ido implementando en la última década es la utilización de
agentes biológicos como fertilizantes, en ocasiones llamados biofertilizantes o
inoculantes.
Estos productos utilizan microorganismos que pueden asociarse simbióticamente con
determinados cultivos y de esa manera mejorar su crecimiento.
Dependiendo del tipo de cultivo y a las características del suelo donde se está
sembrando, van a ser más adecuados unos u otros microorganismos.
En Uruguay, los inoculantes que predominan en el mercado y cuya producción
industrial va en crecimiento, son aquellos a base de bacterias del género Rhizobium
y Azospirillum, ya que estos géneros de bacterias benefician el crecimiento de cultivos
como soja, maíz, trigo y arroz. Dado que Uruguay es un país que se caracteriza por
sus cultivos de leguminosas, mayoritariamente de soja, y gramíneas como el maíz, el
trigo y el arroz, es lógico pensar que la producción de estos inoculantes esté en
crecimiento.

1 CONSUMIDORES
El mercado de los inoculantes está dirigido a una población bastante específica,
conformada por productores de las distintas variedades de cultivos que pueden crecer
en el territorio, llegando nuestro producto a ellos mediante intermediarios como son
los comercios agropecuarios. Según encuestas realizadas, hay un 100% de
conocimiento sobre la existencia de los inoculantes y aproximadamente un 95% de
los productores los utiliza en sus cultivos.
Dentro de los cultivos mencionados anteriormente, la soja, el arroz y el trigo, se
encuentran dentro de las mayores exportaciones agrícolas del país, habiéndose
exportado 2678 toneladas de soja, 40382 toneladas de arroz blanco y 86993
toneladas de trigo, valores a diciembre del 2020, con un valor de 455 dólares/ton de
soja, 26677 miles de dólares de arroz blanco y 227 dólares por tonelada de trigo.
Estos valores son sin considerar las ventas de productos derivados de la soja y el
trigo, y demás clases de arroz.
Por otro lado, el maíz es un producto que se importa, por lo que el poder desarrollar
mejores cultivos de este último podría generar una reducción de la importación,
permitiendo a Uruguay independizarse, por lo menos en un porcentaje, del mercado
externo de este producto.
El clima y la calidad de los suelos uruguayos permite que existan plantaciones de
estos diferentes cultivos en gran parte del territorio.
Es importante aclarar que el uso de inoculantes no sustituye el de fertilizantes. Estos
últimos son igualmente necesarios para aportar otros nutrientes a la planta que no es
posible proporcionar con los inoculantes. De hecho, se ha observado que se logran
resultados aún mejores con la adición de fertilizantes en concentraciones medias en
conjunto con el inoculante añadido. Además, el hecho de usar inoculantes no asegura
que se pueda satisfacer la demanda de nitrógeno de la planta. Por tanto, la utilización
de inoculantes permite reducir prácticamente a la mitad el uso de fertilizantes, pero
no implica que su uso se vuelva obsoleto.
Los inoculantes tienen un precio bastante menor al de los fertilizantes, por lo que todo
indicaría que el mercado estaría inclinado al uso de los mismos en sustitución de los
fertilizantes nitrogenados.
Sin embargo, en determinadas condiciones, puede ser que el uso de fertilizantes sea
preferido, a pesar de su mayor costo.
Para el inoculante a partir de bacterias de Rhizobium, el cálculo de la producción se
realizó recabando datos del mercado tanto interno como externo.
Para Uruguay, según datos de MGAP, se constató que se sembraron
aproximadamente 966 mil hectáreas de soja en el año 2019, pero comparando con
años anteriores es de esperar que las hectáreas sembradas con esta leguminosa
sigan creciendo.
Los productores de soja buscan un determinado número de plantas por hectárea, esto
se traduce en un determinado número de semillas, que, dependiendo de la
procedencia, o la época del año van a pesar más o menos. Los kilogramos de semilla
por hectárea van de 60 a 100, por lo que se toma un promedio de 80 kg
semilla/hectárea para realizar los cálculos.

𝑘𝑔𝑠𝑒𝑚𝑖𝑙𝑙𝑎𝑠
966000 [ℎ𝑎] ∙ 80 [ ] = 7.7 ∙ 107 𝑘𝑔𝑠𝑒𝑚𝑖𝑙𝑙𝑎𝑠
ℎ𝑎

De acuerdo con la encuesta a productores de soja 1, aproximadamente, el 75% de


aquellos que utilizan inoculante lo hacen en soporte líquido.

7.7 ∙ 107 [𝑘𝑔𝑠𝑒𝑚𝑖𝑙𝑙𝑎𝑠 ] ∙ 0.75 = 5.8 ∙ 107 𝑘𝑔𝑠𝑒𝑚𝑖𝑙𝑙𝑎𝑠

En el primer año se espera conquistar un 15% del mercado uruguayo.

5.8 ∙ 107 [𝑘𝑔𝑠𝑒𝑚𝑖𝑙𝑙𝑎𝑠 ] ∙ 0.15 = 8.7 ∙ 106 𝑘𝑔𝑠𝑒𝑚𝑖𝑙𝑙𝑎𝑠

1
Ver Anexo 1.
Dado que nuestro producto se utilizará en una dosis de 250mL cada 100kg semillas, se
tendrá una producción para el primer año de: 21735 litros inoculante/año.
Luego de diez años de la puesta en marcha del proyecto, se estima poder alcanzar,
un 30% del mercado uruguayo. Esto da un total de 43470 litros inoculante/año.
Como se puede suponer, el uso de inoculantes no se remite únicamente al suelo
uruguayo, sino que es un método de mejora del crecimiento de los cultivos,
mundialmente conocido.
Uruguay, además de producir inoculantes para consumo nacional, exporta los
mismos, teniendo como países receptores a Bolivia, Paraguay y Brasil, en
Latinoamérica.
Los principales países exportadores a Bolivia, con respecto a los inoculantes
agrícolas, son Argentina y Brasil, en ese orden. En el año 2017 Bolivia importó un
estimado de 72235 litros de inoculantes agrícolas. Viendo la actividad de los
exportadores, se cree poder llegar a obtener un 10% del mercado, siendo un total de
7220 litros inoculante/año.
En el caso de Paraguay, en el año 2020 se importaron aproximadamente 696000 kg
de inoculantes para cultivos, casi la totalidad para soja. Se plantea del momento de
la puesta en marcha a diez años, conquistar un 15% de este interesante mercado, lo
que hace un total de 104400 litros inoculante/año.
Por último, para Brasil, se tienen datos que la empresa uruguaya Lage&Cia exportó
a este país en el año 2020, más de 470mil litros de inoculante. Se pretende en los 10
años de proyecto, alcanzar a exportar a Brasil la mitad de este valor, es decir, 235000
litros inoculante/año.
En suma, considerando las cantidades estimadas para lo que piensa serán los
mayores compradores del producto, se tiene un total de 390000 litros
inoculante/año.
Para el caso del producto basado en la bacteria Azospirillum, se tiene que.
Según datos extraídos de la Encuesta Agrícola “Primavera 2020” del MGAP, en
Uruguay se plantaron 223988 hectáreas de trigo. Si asumimos que en promedio se
utilizan 60 kg de semillas por hectárea, una dosis de 2.4 L de inoculante para 240 kg
de semilla y que se planea captar un 15% del mercado obtenemos una producción
anual de 20200 litros inoculante/año.
Para el caso del maíz, en Uruguay se plantaron 149331 hectáreas de maíz. Siguiendo
la misma línea de cálculo que para el trigo, si asumimos que en promedio se utilizan
20 kg de semillas por hectárea, considerando que la dosis necesaria para inocular
120 kg de semillas es de 2.4 L de inoculante proyectando nuevamente, captar un 15%
del mercado, se obtendría una producción anual de inoculante de 8960 litros
inoculante/año.
Por último, según datos extraídos del Anuario Estadístico 2020 del MGAP, en
Uruguay se llegaron a plantar cerca de 140000 hectáreas de arroz. Considerando un
promedio de 150 kg de semillas por hectárea, una dosis de 2.4 L de inoculante para
240 kg de semilla y que se planea captar un 15% del mercado obtenemos una
producción anual de 31500 litros inoculante/año.

2 PRODUCTO
Como fue mencionado anteriormente, los productos de interés serían inoculantes a
base de bacterias del género Rhizobium y también la producción de inoculantes a
partir de bacterias del género Azospirillum.
Estos inoculantes, puede presentarse en dos modalidades, líquido y turba. Según
encuestas realizadas, hay una clara inclinación de una mayor utilización del
inoculante líquido.
El inoculante en modalidad de turba representa solo el 23 % del mercado local. Se
han realizado una serie de estudios que confirman que no presenta ventajas
considerables respecto al inoculante en soporte líquido. Además, el tratamiento previo
que debe realizarse a la turba para que sea adecuada para su utilización presenta
algunos inconvenientes. Por ejemplo, su esterilización. Esta es difícil y costosa,
necesitando un autoclave a una temperatura de 121°C durante aproximadamente dos
horas.
Es importante contemplar también que utilizando turba es difícil, asegurar un producto
homogéneo, realizar un control de calidad con respecto al inoculante líquido, donde
solamente se hace una serie de diluciones, lograr mejoras en la formulación del
producto y además, como se trata de un producto más pesado y voluminoso en
comparación con los inoculantes líquidos, se pueden generar inconvenientes en su
producción y almacenamiento posterior.
Sumado a esto, para asegurar una correcta infección de la raíz, se necesita del
agregado de adhesivos.
Por todas las razones mencionadas anteriormente, se descarta la posible producción
del inoculante en modalidad turba.
Es importante mencionar cuales son algunas de las características del inoculante
líquido, que también influyen en su elección frente al inoculante en modalidad de
turba.
Además del hecho de que los inoculantes líquidos representan la mayor parte del
mercado, tienen ciertas ventajas de alta relevancia frente a la otra modalidad del
producto.
En principio, en total contraste con la turba, este producto es homogéneo, y por tanto
permite asegurar una adecuada carga bacteriana sobre la semilla. Además, presenta
una mayor concentración de bacterias y mayor estabilidad una vez envasado.
La esterilización de este producto no presenta las mismas complicaciones que la turba
y además es de simple aplicación.
Por último, con el inoculante líquido se tiene una mayor libertad para variar las
formulaciones de manera de lograr una mejor adaptación del producto en el cultivo
frente a condiciones adversas como el estrés hídrico y químico.
Considerando que se planea realizar dos productos, que tendrían el mismo principio
de acción, pero a partir de bacterias distintas, y para utilizarse en plantaciones
diferentes, estos van a ser bien diferenciados entre sí.
Las especies bacterianas Rhizobium, son mayormente utilizadas en cultivos de
leguminosas, clasificación dentro de la cual está incluida la soja.
Las bacterias Rhizobium interaccionan con las plantas para formar nódulos radicales
y mediante simbiosis fijan el N2.
El producto SojUp ® tendría una concentración 10∙1010 UFC/mL, considerando que
esta cumple con las especificaciones exigidas por el Ministerio de Ganadería
Agricultura y Pesca, 2.0∙109 y 1.0∙109 UFC/g o mL de inoculante a la comercialización
y al vencimiento respectivamente y que estén libres de contaminantes. Con esta
concentración, guiándonos por datos de la competencia, el producto tendría una
validez de 1 año. Existiría la posibilidad de obtener una extensión de esta, por parte
del MGAP, si el producto se mantiene dentro de sus especificaciones llegada la fecha
de vencimiento.
Como se indicó en párrafos anteriores, la soja no es el único cultivo de relevancia en
Uruguay por lo que considerar producir un inoculante que beneficie el crecimiento del
trigo, el maíz y el arroz, que ocupan el 2do, 3ero y 4to puesto respectivamente de
área sembrada en el último año, es una idea bastante coherente.
La bacteria Azospirillum es ampliamente utilizada como inoculante en este tipo de
cultivos ya que es capaz de asociarse con las raíces en una “simbiosis asociativa”.
Estas bacterias son capaces de producir hormonas del crecimiento que ayudan a que
se absorban mejor agua y minerales. Además de esto, estas bacterias son fijadoras
de nitrógeno y solubilizan el fosfato, entre otros factores que ayudan al crecimiento
de la planta.
En estudios realizados se demostró que la utilización de bacterias de este género
logró aumentar la producción de maíz y trigo en aproximadamente un 28 % y un 15%,
respectivamente.

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