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Apoyo Social Personas Depresion
Apoyo Social Personas Depresion
RESUMEN
INTRODUCCION 1
METODO 32
Tipo de Estudio 32
Participantes 33
Instrumentos 34
Procedimiento 38
Consideraciones Éticas 39
RESULTADOS 41
DISCUSIÓN 73
REFERENCIAS 95
ANEXOS
LISTA DE TABLAS
INTRODUCCIÓN
quejas permanentes, pues estiman que el sujeto podría poner más de su parte
haciendo del trastorno una situación más difícil de tolerar. Si se presentan recaídas
o reincidencias en el trastorno, el empeoramiento del mismo representa un golpe
para la familia y la persona que lo padece, pues se incremente el sentimiento de
desesperanza en la “curación” (Gradillas, 1998).
Un ejemplo de lo anterior se investigó en Brasil con 13 familias de São
Paulo, se evidenció que las familias presentan dificultad para reconocer que la
depresión es una enfermedad mental, y desestiman la búsqueda de tratamiento y
los recursos alternativos que ofrecen la comunidad o el sistema de salud. Por su
parte, las familias enfrentan esta situación como una “búsqueda de solución para el
sufrimiento”, en donde la preocupación de los familiares aumenta según el grado de
depresión de la persona, lo que genera tensión en el ambiente familiar; originando
una búsqueda de soluciones incluyendo opciones que van en contra de sus
creencias religiosas y personales, mientras que la búsqueda de ayuda a las
instituciones de salud habitualmente se da por voluntad propia o estimulados por
otros familiares. También, se encontró que cuando a la persona le diagnostican
depresión, ni él ni su familia logran asumir los síntomas como señal del trastorno, lo
que conlleva a un aplazamiento del tratamiento y finalmente cuando se inicia el
tratamiento farmacológico suele ser interrumpido debido al temor a que sus
familiares los llamen “drogados” por los efectos secundarios que producen los
antidepresivos. En consecuencia, la persona con el trastorno depresivo se siente
diferente y discriminada por los médicos, familiares, amigos y la sociedad (Pezo,
Costa, y Komura, 2004). Es importante recalcar que la familia podría llegar a ser un
factor protector o de riesgo en los trastornos depresivos y que el impacto en cada
familia puede ser diferente y estar relacionados con diferentes factores
psicosociales (Vargas, 2014).
Acerca de esos factores protectores o de riesgo que brinda la familia a la
persona con trastorno depresivo Riley, et al (2008), ha encontrado a través de
distintos estudios cuatro factores que aumentan el riesgo de problemas familiares y
tres factores protectores. Respecto a los factores de riesgo, el primero de ellos está
relacionado con la comprensión incorrecta del trastorno por parte de los integrantes
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psiquiatría, también se observa que las personas acuden a otros referentes médicos
o no médicos, principalmente a psicoterapia como tratamiento complementario. Por
otro lado, se halló que las personas encuestadas encuentran mayor cercanía en el
trato con los médicos de familias y les atribuyen mayor contacto físico y calidez
humana; mientras que con el psiquiatra aluden mayores conocimientos como
especialista y atribuye una mayor posibilidad de encontrar una solución a la
depresión (Calderón, Retolaza, Payo, Bacigalupe, Zallo y Mosquera 2012).
Sumado a lo anterior, se encuentra que personas con trastornos de ansiedad
atribuyen una relación significativa a la alianza terapéutica con el médico o
psicólogo y la mejoría en los síntomas que padecen, por el contrario las personas
con trastorno depresivo no atribuyeron la existencia de alguna mejoría a la alianza
terapéutica con su médico; lo anterior podría explicarse debido a que las personas
con síntomas depresivos tienen una mayor dificultad en establecer una relación
colaboradora y activa con otra persona, ya que la calidad del vínculo es menos
perceptible y más difícil de pronosticar (García y Botella, 2011). Esto permite validar
que la percepción o la atribución a una buena relación con el otro favorece la
adherencia al tratamiento y las dificultades que tiene un paciente con trastorno
depresivo para percibirlo, por lo cual se hace relevante continuar analizando las
estrategias utilizadas por los médicos o psiquiatras para generar relaciones
empáticas con sus pacientes.
Habría que recalcar que en los estudios realizados por Calderón, et al,
(2012) y García y Botella, (2011) coinciden en mencionar que la disponibilidad de
tiempo en relación con la duración y la frecuencia de las consultas, era un
requerimiento que las personas advertían como escaso; además los pacientes
refirieron no encontrar disponibilidad para tratar temas relacionados con su contexto
familiar, laboral y social, lo cual hace más difícil sobrellevar el tratamiento puesto
que ellos tienen dificultades para descentrarse de su trastorno y no tienen la
capacidad de encontrar soluciones a los problemas que se encuentran en su diario
vivir. Lo anterior permite evidenciar la importancia de involucrar la familia o personas
significativas para la persona con depresión en el tratamiento, que le ofrezca apoyo
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de mayor interés para la presente investigación, por tanto, se abordará con más
profundidad a continuación. La salud mental ha sido abordada por distintas
disciplinas científicas, desde la ciencia médica hasta las ciencias sociales, es por
eso que el concepto abarca aspectos como, el bienestar subjetivo, la autonomía, la
dependencia, las capacidades intelectuales y emocionales, es decir que el concepto
de salud mental es tan amplio que resulta difícil encontrar una definición lo
suficientemente exhaustiva (Flórez y Gallego, 2011; OMS, 2001).
Sin embargo, en este caso se trae a colación la definición de la OMS, la cual
afirma que, la salud mental es “un estado de bienestar en el cual el individuo se da
cuenta de sus propias aptitudes, puede afrontar las presiones normales de la vida,
puede trabajar productiva y fructíferamente y es capaz de hacer una contribución a
su comunidad” (2001a p.1). Otra definición, relevante es la de Flórez y Gallego
(2011), en la cual enuncia que la salud mental es un “estado de bienestar definido
de acuerdo con los estándares socioculturales, cuya tendencia es considerada en
términos positivos” (p121). De acuerdo con estas dos definiciones se puede
observar que estas convergen en cuanto al estado de bienestar del individuo, solo
que una se centra más en las características personales y la otra en las
características socioculturales que la determinan. Lo cual se relaciona con el
malestar que tiene las personas que padecen depresión y como las características
socioculturales determinan el tipo apoyo social que estas perciben en el momento
de recibir algún tratamiento.
Desde la psicología, el concepto de salud parte de un modelo biopsicosocial
que intenta ir más a fondo del proceso de salud-enfermedad. La rama de la
psicología de la salud, pretende perseverar en la explicación y evidencia que tienen
las creencias, estilos de vida y conductas en el tratamiento de la enfermedad. Así
mismo, los estilos de afrontamiento o adaptación y las dificultades psicosociales
influyen en la propensión de enfermarse (Hernández y Grau, 2005). Es por lo
anterior que la labor del psicólogo en el tratamiento de depresión implica el
acercamiento a los procesos de cambio de la persona con la intención de contribuir
a su bienestar desde la promoción, prevención y el mantenimiento de la salud desde
la comprensión etiológica de la enfermedad, las dificultares relacionadas, el análisis
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respetado o auxiliado ante cualquier situación), en donde los actos y las relaciones
son relevantes en la percepción de apoyo social. De igual forma se encuentra
Escala Multidimensional de Apoyo Social Percibido (MSPSS) de Zimet compuesta
por 12 ítems que recogen información del apoyo social Percibido por los individuos
en tres áreas: familia, amigos y otros significativos (Vivaldi y Barra, 2012). El M.O.S
(Grupo de Estudio para analizar diferentes estilos de práctica médica de la atención
primaria), es uno de los instrumentos que los investigadores alrededor del mundo
han adaptado y utilizado para medir el AS, es un cuestionario breve y
multidimensional, que permite evaluar los aspectos cuantitativos (red social) y
cualitativos (dimensiones del apoyo social) (Revilla, Luna del Castillo, Bailón y
Medina, 2006). Estos instrumentos permiten dar cuenta de los distintos intentos por
comprender el apoyo social percibido por las personas en diferentes situaciones de
su vida. No obstante, debido a las dificultades de los individuos con trastorno
depresivo para percibir las relaciones de apoyo de las personas que tiene a su
alrededor, se espera que por medio del dialogo directo y la comprensión empática
que ofrece la entrevista se pueda estudiar el fenómeno con mayor profundidad.
Finalmente, en cuanto a los tipos de AS, se proponen el factor instrumental o
informacional, material, emocional y social, los cuales son factores beneficiosos del
apoyo social derivados de las relaciones con otros (amigos, familiares, vecinos),
estas relaciones se originan de la compañía mutua, la conversación y el ocio
compartido. El primer factor es la ayuda instrumental o informacional la cual hace
referencia a las orientaciones, concejos e información que le brindan a la persona
en el momento de necesitarlo, contribuyendo a la disminución de las tensiones o
estrés que se produce al recibir ayuda para solucionar situaciones estresantes o
problemáticas, puesto que la opinión de otros, sus experiencia y valoraciones le
permita al otro visibilizar distintas vías de acción. El segundo factor es el apoyo
material, el cual se implica ofrecer ayuda o asistencia de material directo, por
ejemplo, de dinero, alimentación, ropa, realización de una tarea en específico, entre
otros. Este tipo de ayuda fortalecer a la persona cuando se presentan sentimientos
de pérdida de la libertad. El tercer factor llamado apoyo emocional, habla de la
relación de los componentes afectivos que se manifiestan a través de las
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MÉTODO
Tipo de estudio
Participantes
diagnosticadas con trastorno depresivo leve y/o subclínica, con un periodo de uno a
dos años de cronicidad, que hayan cumplido con al menos seis meses de
tratamiento, mayores de edad, que se encontraran residiendo en la ciudad de Cali,
asimismo los criterios de exclusión que se tuvieron en cuenta son, que la persona
hayan tenido un diagnostico adicional al de trastorno depresivo, que presentaran
una enfermedad degenerativa que impida su participación en la investigación. Se
resalta que los tres participantes coinciden en abandonar el tratamiento después de
determinado periodo de tiempo. Por último, cabe resaltar que el estado civil de los
participantes se tuvo en cuenta para el análisis de la información, mas no será un
criterio de selección o exclusión de la muestra (Quintana, 2006).
En cuanto a la distribución de la muestra se da por conveniencia, dado al tipo
y diseño de investigación, frente al tipo muestra se utilizó la técnica de bola de
nieve, en donde se identifican las personas potenciales y estas contactan a otras
hasta permitir la descripción básica del fenómeno a estudiar. La muestra constó de
tres personas diagnosticados con trastorno depresivo de las cuales uno es hombre y
dos son mujeres (Quintana, 2006).
Instrumentos
Tabla 1
Categorías de análisis para la elaboración del instrumento.
Categoría Definición Subcategorías
Son las relaciones lineales Depresión: es una variación del estado de ánimo, en la
Percepción del y no lineales por medio de cual se presenta un aplanamiento emocional
trastorno, su las cueles el individuo correlacionado con los elementos cognitivos y
diagnóstico y construye esquemas que conductuales que afectan completamente la vida de la
el tratamiento le permiten interpretar la persona, convirtiéndose en un trastorno medico mayor,
realidad del trastorno con un alto nivel de morbilidad y mortalidad (Zarragoitía
depresivo y el tratamiento 2011). Adicionalmente incluye factores como:
que le permite de Las implicaciones y/o consecuencias (sociales,
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Procedimiento
El análisis temático constó de seis pasos, los cuales son: a) la familiarización con
los datos; b) generación de categorías o códigos iniciales; c) búsqueda de temas; d)
revisión de temas; e) definición y designación de temas; y f) elaboración del informe
final (Mieles, Tonon y Alvarado,2012). Esta fase tuvo una duración de cinco
semanas aproximadamente. Es relevante mencionar que para obtener los temas y
sub temas se realizó una discusión con la directora del trabajo de grado en la que se
habló acerca de porque se consideraba relevante cada uno de los temas y
subtemas y logrando sintetizar la información en las tablas presentadas en los
resultados de cada una de las categorías.
En la quinta fase de discusión, conclusiones y recomendaciones, realizó un
análisis e interpretación de la información contrastando los hallazgos de las
experiencias narradas por los participantes y la teoría expuesta en el marco teórico,
elaborando así un reporte final. Posterior al proceso realizado de análisis en la
investigación se pretende contactar a cada uno de los participantes con el fin de
realizar la devolución sobre los resultados obtenidos y terminar con el proceso de
triangulación (Bonilla-Castro, y Rodríguez,1995). Esta fase tuvo una duración
aproximada de ocho semanas.
Consideraciones éticas
RESULTADOS
Tabla 2
Características sociodemográficas de los participantes.
Participante M1 H1 M2
Seudónimo María Edison Valeria
Sexo Femenino Masculino Femenino
Edad 23 años 18 años 18 años
Estudios Universitarios Bachiller Bachiller
Ocupación Bióloga Estudiante Estudiante
Nivel socioeconómico Medio Medio Medio
Región de procedencia Valledupar Boyacá Cali
Localización de su familia Valledupar Santiago de chile Cali
Participante 1 -M1:
Ingeniero A ma de casa
Bióloga
24 23 21 15
Novio Maria
2 años
Participante 2 -H1:
20 18 17
Edison
Participante 3 -M2:
Pensionado Psicóloga
19 18 22 25
Valeria
Tabla 3
Caracterización del diagnóstico y el tratamiento de los participantes
Participante M1 H1 M2
Diagnóstico Depresión Depresión leve Depresión leve
subclínica
Tiempo de diagnóstico 3 años 2 años 3 años
Tiempo en el que 1 año 8 meses 2 años
estuvo en tratamiento aproximadamente aproximadamente aproximadamente
Adherencia actual No No No
Trastorno Tratamiento
depresivo Diagnóstico
“Yo asociaba como que la depresión era eso. Era estar triste todo el tiempo, quererse
suicidar y un mundo de tabús y de cosas que uno le pone a la palabra. Pero no, porque yo
realmente no me sentía así, yo no me sentía como describían la palabra, como lo que yo he
escuchado que la gente describía la palabra. Yo no me sentía así, porque la gente del
común no sabe qué es depresión como tal” (Edison, 18 años)
Síntomas
Factores desencadenantes
momento coyuntural; mientras que M2, narra una “mala” relación con su padre
debido a su sobrepeso, lo que estaba influyendo en su autoestima.
“Además que todo esto sucedió como en el momento en el que salí del closet. Entonces
llegó todo junto. entonces si fue todo como bastante fuerte … y yo en ese momento no
entendía lo que estaba pasando. Y entonces yo creo que ahí fue donde pasó todo, donde se
vino lo de la crisis” (Edison, 18 años)
Implicaciones y consecuencias
Por otra parte, se observó que la percepción del trastorno depresivo tiene
implicaciones y consecuencias en distintas áreas de la vida de los participantes. En
el ámbito familiar, se encontró que los tres entrevistados narraron la preocupación
por su madre, puesto que es percibida como su principal “cuidadora”, estas
preocupaciones las aluden al desgaste que implica socorrerlos y acompañarlos en
todo momento, y la carga en que se convierten para ella y para su familia. Dos
participantes coincidieron en que sus hermanos no se involucraron de forma activa y
que hubo un cambio sustancial en la relación, por ejemplo, la participante M1 narró
sentirse atosigada por la vigilancia de su hermana, y H1 los percibía como
indiferentes. Sin embargo, una de ellas (M2), narra que la relación mejoró después
de que su hermana fuese involucrada por parte de la psicóloga en el tratamiento.
Además, los tres entrevistados manifestaron sentirse culpables de generar angustia
y malestar en la dinámica familiar.
“Yo sentía que ya estaban cansados de lo mismo, pues yo también estaba cansado
de lo mismo, como de perturbarlos a ellos y como que ya lo habían normalizado tanto que se
habían ya cansado de lo que estaba sucediendo. Pues realmente si me asustaba eso, que
era una carga para ellos” (Edison, 18 años)
“Ya con mi familia, ya después como que se enteraron, fue complicado, porque
digamos que entraron en una fase de vigilancia y de atosigamiento” (María, 23 años)
“Mejoré mucho en el colegio, como lo que te digo de la lectura, tenía más tiempo
para responder por las tareas…, en ese proceso mejoré mucho académicamente, siento que
haberme alejado de mis amigos y de la soledad me daba más tiempo para hacer mis tareas.
Entonces siempre era como la segunda del salón” (Valeria, 18 años)
“Fue difícil, incluso perdí un año del colegio, pero fue porque ni iba, no hacía nada”
(Edison, 18 años)
“Yo deje de tener amigos. Digamos a mí, yo me aleje de todo el mundo, incluso mi
mamá me preguntaba por mis amigas y yo decía: -no mami yo no sé-, entonces ella me
regañaba me decía: -usted está perdiendo sus amigos-, yo empecé como a refugiarme
mucho en la lectura, me encerré mucho” (Valeria 18, años)
“También es complicado que la gente entienda cuando tú estás pasando por eso es
como un asunto: -no soy yo misma en este momento, por favor, si soy yo, pero no soy yo-.
Entonces es un poco complicado que la gente entienda eso” (María, 23 años)
afrontar de manera distinta los síntomas, incluso aparentando hacia los demás que
se encontraban bien.
“Ya puedo decir: - hoy estoy ansiosa, en este momento estoy triste-. O sea que permite ser
más autoconsciente de tus emociones de cuáles son negativas, de cuáles son positivas y de
cómo tratarlas dentro de ti mismo” (María, 23 años)
Percepción del tratamiento
“Entonces todo fue de la mano, todo fue exitoso. Pues hasta el momento yo acá desde mi
punto como estoy actualmente lo veo como exitoso” (Edison, 18 años).
Farmacológico
“Fue como: - ¡así de mal!, en serio, no soy capaz de controlarlo que necesito
medicamentos-. Entonces me dio mucha rabia conmigo misma” (Valeria, 18 años)
“En el caso de los medicamentos para dormir, algo fuerte como la adicción, que ya
yo no pudiera sino como dormir con ellos, porque si muchos generan cierta dependencia.
Entonces eso era una de las más grandes preocupaciones, como una cierta adicción a algo
básico como dormir” (María, 23 años)
También es importante resaltar que solo una de los tres participantes (M1)
tuvo efectos adversos con los medicamentos, lo cual generó en ella una mayor
dificultad en el desarrollo de su tratamiento y en la percepción de mejoría del
trastorno. Otro hecho relevante, es que los entrevistados coincidieron en que la
pasta no es lo que ayudó a su mejoría, sino que solo les ayuda a mantenerse y a no
empeorar.
“La primera falla grande fue lo de recetar esa Fluoxetina, y más aún sin ningún tipo
de vigilancia. O sea, si yo me hubiera saltado la cita del psicólogo porque me sentía mal,
nadie se hubiese dado cuenta, … o sea, puede llevar por una senda muy, muy peligrosa,
porque yo ya al final de esa semana estaba teniendo ideación suicida, cosas así, entonces sí
pudo resultar muy mal” (María, 23 años)
“Yo creo que no es tanto la pasta, sino, en eso si yo siento que mi papá tenía un
poquito de razón. O sea, la pasta es una ayuda, pero la pasta no me iba solucionar el
problema. Entonces era como eso, en el momento que yo entendí que la pasta no me iba a
poner contenta, fue como yo empecé a ver los cambios” (Valeria, 18 años)
No farmacológicos
narraba que ella esperaba que fuese la psicóloga quien se interesara en conocerla y
preguntar sobre su vida, lo cual no ocurría, puesto que la única pregunta que la
psicóloga la hacía en cada sesión era: “ ¿qué tienes para contarme el día de hoy?”,
M2 consideraba que la psicóloga no sabía cómo tratarla, adicionalmente, después
de un año la psicóloga le informa que no sabe más que hacer con ella y la remite a
psiquiatría, lo que le hace pensar que todo ese tiempo fue perdido. Sin embargo, los
participantes consideraban que este acompañamiento aportaba a sus cambios de
hábitos o estilo de vida. De igual forma, enunciaron que fue la decisión propia de
cambiar sus hábitos, su estilo de vida, y encargarse de las situaciones que les
genera malestar lo que contribuye a el mejoramiento del trastorno.
“Entonces ya con mi psicólogo me empezó a decir has ejercicio, empieza una vida
con hábitos saludables, cosas así como básicas, fue como sal, camina, sal a trotar, libérate
de todo eso (risas). Yo ya había empezado a hacer ejercicio, entonces pues lo tome como
un hábito, pero fue difícil” (Edison, 18 años)
“Cambiaria que, como que hubiera un mayor apoyo en el trabajo psicológico y como
familiar, porque en ningún momento hubo un trabajo familiar, siempre fue como, he iba mi
mamá, y ya, o sea íbamos los dos, ella me acompañaba a todas las citas, mi papá se
encargaba de gestionarlas y a lo último terminamos yendo mi mamá y yo” (Edison, 18 años)
“Cambio muchísimo, mi papá me decía: - no, vos no tienes nada, todo está en la
mente-, pero no hacía nada. Ya cuando empecé con la medicación ya fue totalmente
diferente” (Edison, 18 años)
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Por último, en la percepción del diagnóstico se identificó que, al inicio los tres
entrevistados se negaron a aceptar el diagnóstico. También, se encontró que los
participantes refirieron sentir alivio al poder determinar medicamente lo que ellos
consideraban una enfermedad. La percepción del diagnóstico es una subcategoría
emergente que se originó en el discurso de los entrevistados, en donde se resalta
como un momento significativo, lo refieren como un antes y un después, en donde le
ponen un nombre o una etiqueta al conjunto de síntomas por los que se
encontraban atravesando, es un momento estaba acompañado de temor y alivio
tanto para ellos como para sus familiares. De igual forma, se observó que en el caso
de los participantes (H1 y M2), los padres (hombres) consideraron que sus hijos no
tenían ningún trastorno, a lo que los participantes manifestaban como la dificultad de
comprender y aceptar el diagnóstico de depresión, ante lo que ellos decían sentir
tensión y aumentaba la sensación de tristeza y soledad para la persona con el
diagnóstico. El proceso de aceptación del diagnóstico se fue logrando a través de la
explicación clara y propicia de los cambios biológicos de la depresión por parte de
los profesionales de la salud o de pares que hayan atravesado por una situación
similar. Además, la información acerca de los medicamentos y los cambios de
hábitos que debían realizar para mejorar su calidad de vida, lo que les permitió
“hacerse cargo” del manejo de los síntomas y ver la depresión como una
enfermedad que se puede tratar y/o curar y no como parte de su personalidad o de
su vida diaria. También, los participantes rescatan que el proceso de aceptación del
diagnóstico fue más llevadero cuando sus padres fueron informados de los cambios
o síntomas del trastorno depresivo por cualquiera de los profesionales de la salud,
es decir, por un experto, puesto que contribuía a la comprensión, aceptación y
cuidado por parte de los demás miembros de la familia.
“Pero a mi papá, a mi papá como que no le interesaba escuchar las charlas del
psiquiatra porque él decía que era mentira, que todo eso yo lo podía solucionar, que eso no
era nada, que simplemente estaba llamando la atención” (Valeria, 18 años)
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“Como también como incertidumbre, como que: -ah será que sí, será que entonces
toda mi vida he estado deprimida, porque muchos comportamientos vienen de antes o que-,
y después, bueno también fue una suerte que saliera algo, porque como que: -uff, no soy
Yo, es algo, la culpa no es mía, la culpa es de algo que está mal que se puede arreglar-,
entonces sí, sí cambia” (María, 23 años)
“Cambio muchísimo, mi papá me decía: - no, vos no tienes nada, todo está en la
mente-, pero no hacía nada, ya cuando empecé con la medicación ya fue totalmente
diferente” (Edison, 18 años)
“Tuve una amiga que también había lidiado con una depresión. Entonces ella, justo cuando
estaba en once grado del colegio. Entonces ella me contó un poco como su experiencia y
entonces eso me ayudo también” (María, 23 años)
“E: Consideras que al tu hermana haber hablado con la psicóloga, hubo algún
cambio en la relación entre ustedes
V: si, porque yo creo que ella tenía una idea de lo que yo tenía, pero una idea,
primero una idea errónea de lo que yo tenía, era como un: - no, Vale no-, después fue como
-no, ella esta como mal-. Y después de eso fue como: - no, ella me necesita-, y yo creo que
eso ha sido importante también” (Valeria, 18 años)
Información médica
“Para una persona que no estuviera relacionada con el tema hubiera sido bien. Yo sé que él
me dijo eso y pues claro empecé a buscar en internet, a buscar cosas para entender.
Empecé a buscar cómo funcionaba el medicamento y eso puede ser algo contraproducente
porque digamos que al tener un grado medio de conocimiento la explicación que él me dio
no me basto. Fui a buscar mucha más información y como no tenía suficiente conocimiento
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lo que hizo fue generarme muchas, muchas, muchas inquietudes. Entonces yo empecé
como a resolver esas inquietudes de diferentes formas” (María, 23 años)
Apoyo material
Ayuda económica
“Mis papás en cuanto a información, digamos que no estaban como muy enterados
tampoco entonces digamos, digamos en apoyo material eran donde se sentían que podían
hacer, entonces me mandaban para los medicamentos, para los psiquiatras, para todo”
(María, 23 años)
“Mi papá nos regaló a los tres una moto, pues no la turnábamos y pues ya empecé a
tener vida social” (Edison, 18 años)
“Mi mamá, mi mamá fue la que, si por mi hubiera sido yo hubiera desistido, pero mi
mama me decía: - vea, tome ce la pasta-, o: - vamos a tomarnos un juguito-, y me daba la
pasta ahí escondida. Si no hubiera sido por eso yo hubiera desistido, no fue tanto lo que yo
hice sino lo que ella hizo por mi” (Valeria, 18 años)
Compañía
“Mira que mi mamá siempre fue como la que estaba ahí, a la que recurría, entonces ella, ya
después de que me pasaran estos episodios como de llorar, como de sentir que realmente
me sentía mal, verla a ella y abrazarla me sentía muchísimo mejor” (Edison, 18 años)
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“Mi papá es como el motor, entonces digamos que por eso yo siento que todo lo que él me
decía me afectaba tanto. Entonces cuando él empezó a cambiar eso yo me sentía más
tranquila era como, ya no era muy incómodo estar al lado de él, por las cosas malas que me
va a decir. Cuando empezó a cambiar yo me sentía más tranquila, yo me sentía más a gusto
estando con ellos, yo creo que eso fue el cambio que hizo mi papá” (Valeria, 18 años)
“Mis hermanos, realmente ellos nunca se involucraron en absolutamente nada. Incluso ellos
evitaban opinar al respecto… me gustaría que ellos se hubiesen involucrado más, ahora
como ya veo las consecuencias de que la relación es mala con ellos” (Edison,18 años)
Por otro lado, los amigos como fuente de compañía, son percibidos por parte
de dos de los entrevistados (M1 y H1) como un factor significativo, incluso ellos
manifestaron que cada vez que se sentían mal o tenían una recaída, a las primeras
personas que acudían eran a sus amigos, pues sabían que iban a estar disponibles
y ser incondicionales. Sus amigos representaban apoyo, distracción, aceptación y
pertenencia.
“Entonces era como: -May, May, me siento mal-, entonces ella me decía como: -
bueno ven para acá, ve a tal esquina yo te recojo-. Entonces yo estaba en esa esquina y
llegaba el carro, y ella era como: -hola mi amor, a como la hora y empezaba a molestarme
de esa manera-, y pues ya, me subía el ánimo un ciento por ciento” (Edison, 18 años)
“Hacer mis cosas, pero como al lado de ellos, y como que obviamente,
indirectamente como que hablaba como que: - hola-, hacer vida social, pero al lago de la
persona y a tertuliar, si me entiendes, como, si fuera un bote salvavidas, yo seguía nadando
igual, pero ya lo tenía ahí al lado como que me ayudaba” (María, 23 años)
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Otras fuentes de compañía para dos de los entrevistados (M1 y H1) fue el
personal de salud, pues ellos consideraban relevante sentir el apoyo e interés de
sus médicos o sus psicólogos. Para una de las participantes (M2) fueron
importantes sus abuelos y Dios, mientras que para otra (M1), fue significativo la
compañía de su pareja.
“Las personas que estuvieron ahí, pues obvio el médico general y el psiquiatra. Les
agradezco muchísimo, porque a ellos si se les notaba como el interés que tenían en
ayudarme” (Edison, 18 años)
“Me daba apoyo emocional, me decía: - mira tranquilízate-, si estaba ansiosa me decía: -
cálmate-. No sé, me traía un vasito con agua, me acompañaba, me ayudaba con mis cosas,
me preguntaba como estaba, hablábamos todos los días, normal” (María, 23 años)
“Yo para evitar estar sola hablaba mucho con Dios. Yo era, yo empecé como a tener
otra actitud, yo dije: -yo puedo-, … entonces digamos me sentía un poquito menos sola y le
decía: - Dios, yo sé que tú me vas a ayudar, yo sé que esta es una etapa, yo sé que voy a
salir de esto- “(Valeria, 18 años)
Expresiones verbales
Análogamente frente a las expresiones verbales se observó que, es la familia
la que con frecuencia realiza ese tipo de demostraciones de afecto, en general las
expresiones se relacionan con recordar los medicamentos, preguntar sus estados
de ánimo, también expresiones para levantar el ánimo o la autoestima, así como
preocupaciones sobre su día a día o sobre el trastorno y el tratamiento. Sin
embargo, se identificó que en ocasiones estas expresiones verbales podían ser
abrumadoras para los entrevistados (M1 y H1), pues se sentían permanentemente
vigilados por sus familiares. Por otra parte, se encontró que las expresiones
verbales por parte de los médicos son acerca de evolución de su tratamiento o de
ánimo.
“Con mis abuelitos me sentía como. Me encanta que ellos me dijeran: - mi negra
hermosa-. O no sé, nos echaba halagos piropos es como coqueto, me echaba piropos, nos
contaba sus historias. Entonces era como escucharlo y ver lo feliz que estaba. Porque él es
muy feliz como un niño me gustaba mucho, lo disfrutaba mucho” (Valeria, 18 años)
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“Era como una entrevista, como lo que estamos haciendo tú y yo charlar. O sea, entonces
era: - ¿cómo estás? -, y ya empezaba como con lo de rigor, como pesarme. Y entonces, me
miraba los ojos, le daba mucha risa y me decía: -usted está bien-, entonces me sentaba y se
ponía a charlar conmigo, y era muy amena la conversación, y pues me decía -no, toda va
muy bien, el tratamiento va muy bien, estas muy bien, te veo mejor-, hacía como un rol de
psicólogo” (Edison, 18 años)
“El apoyo emocional, ellos me llamaban y me decían “vea, si fue a la universidad, vea
levántese que ya le va a coger la tarde -, funcionaban como despertador, preguntaban cómo
estaba” (María, 23 años)
Actividades de ocio
“Mi papá, otra cosa es que mi papá intento, creo que fue una acción de él, era que él
me sacaba mucho. O sea, él me regañaba, me decía: -usted no tiene nada, pero vamos ahí-,
cuando me veía tan triste me sacaba mucho” (Valeria, 18 años)
“Mis hermanos eran los que me llevaban al gimnasio. Para que, mis hermanos
siempre fueron como, mi hermano menor más que todo, cuando íbamos a trotar, salía a
trotar con él y después llegada el otro grandulón: - ¿vamos al gimnasio? ¿Ya fuiste?,
caminé, cámbiese de ropa y vamos-. Y yo le decía: -No que pereza no quiero ir, estoy
cansado-. Y él me decía: -No por el camino se le quita” (Edison, 18 años)
“Entonces si hubo como una etapa de integración con ellos: - ha no vamos a hacer
tal cosa-, y todo, que fue dura porque al principio. Después de yo haberles como rechazado
como tantas invitaciones como que ellos ya no creían que yo iba a ir o como que no
contaban conmigo, pero ya al final si, como que me invitaban otra vez a sus parches y iba
entonces si también fue un proceso largo” (María, 23 años)
“Ella tenía carro entonces, era como salirnos a bailar el viernes, ..., entonces listo
trasnochábamos, ni ella ni yo tomábamos, íbamos solo a bailar, … entonces bailábamos,
llegábamos y el sábado nos íbamos para el río, los tres con él bebe, y era todo el tiempo así,
para el río en la mañana, para el parque en la tarde. Realmente yo me sentía muy útil con
ella y me distraía mucho” (Edison, 18 años)
61
Actividades de no integración
“Ya era normal que yo no fuera, entonces ellos como que si yo no iba pues: - vamos
a una parte-, sino que era normal para ellos” (María, 23 años)
ADHERENCIA AL TRATAMIENTO
Adherencia al tratamiento
Características sociodemográficas
Este subtema fue relevante solo para uno de los participantes (M1), debido
que al llevar poco tiempo residiendo en la ciudad de Cali, no tenía conocimientos o
referentes sobre el personal de salud para atender su caso, ni familiares o
conocidos que la pudieran orientar. Asimismo, esta participante refería que para su
nivel de escolaridad y por la carrera universitaria que se encontraba cursando la
explicación de uno de los médicos psiquiatras no fue satisfactoria.
62
“Empecé como a buscar entonces a qué psiquiatra asistir, porque entonces qué: - no
este es especialista en familia, es que este es para adolescentes-, pues como Yo no era de
aquí, y ni idea de algún familiar médico a quien preguntarle. Bueno pues entonces era: -
¿bueno y entonces a cuál voy? - “(María, 23 años)
Componente cognitivo
Dentro de este subtema, los tres participantes coincidieron que en un
principio aceptaron tomar los medicamentos, pero que con el tiempo y el cambio
observado no los necesitaban más, considerando que ya estaban mejor al pensar
que ya no tenían síntomas o podían controlarlos, que ya estaban socializando más,
entre otros. Por otra parte, encuentra que en dos de los participantes (M1 y H1), se
presenta una constante preocupación por los efectos de los medicamentos,
haciendo énfasis en el temor a la dependencia. En uno de los participantes (M1),
esta preocupación la llevo a buscar información y a decidir su ingesta o no, según la
información que encontrara en internet. La participante M2, adicionalmente narra
que en un principio los medicamentos no tuvieron los efectos que el médico le había
63
“El miedo a recaer y sentirme nuevamente mal emocional, entonces era como eso lo
que me motivó a seguir con el tratamiento, y la satisfacción de bienestar era ausente,
entonces como no me sentía bien emocionalmente” (Edison, 18 años)
“Yo empecé a sentirme mejor, empecé a salir más. Yo empecé a cambiar de actitud, a
involucrar a mi familia, y entonces yo, yo me empecé a preguntar: - ¿Será que yo si necesito
esto? -. Y sin embargo lo seguía tomando, y yo le dije a mi mamá: - madre, yo siento que yo
ya no necesito la pasta-, y ella me dijo: - usted está segura-, y yo le dije: -si-, pero a mí me
daba miedo, entonces ella me dijo: - bueno paremos un mes a ver usted cómo se siente, y si
se siente muy mal seguimos con la pasta-. Y paramos un mes y no vi que la necesitara”
(Valeria, 18 años)
“Porque creí que en su momento podría reemplazarlo con lo otro que estaba haciendo.
Realmente yo me sentía muy bien emocionalmente, y por eso decidí como suspender, no
sé, suspenderlo un mes, al principio la idea original era suspenderlo por cortos periodos de
tiempo y seguir desarrollando mis actividades cotidianas” (Edison, 18 años)
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Medicamentos
“Bueno la Fluoxetina, lo que te digo de la ansiedad, pero fue una semana, pero yo creo que
fue una de las peores semanas del mundo. La Paroxetina pues los cambios de humor, // la
Trazodona me daba más como gástricos, como de problemas, claro cómo me la tomaba
antes de acostarme a dormir, pero se me dificultaba mucho tomar las clases, o sea, las
clases de 7:30, … porque estaba llegando tarde todos los días, no podía llegar, no
alcanzaba, …y de la Lamotrigina no me acuerdo, ninguno. Creo que de la Lamotrigina no me
dio, pues si dejaba de tomarla algún día porque lo que me pasó fue que se me acabó la caja,
… entonces me daba como cambio de humor, pero pues porque eso era efecto secundario,
pero de resto no me acuerdo que me haya dado nada” (María, 23 años)
“También porque el proceso que tuve fue muy efectivo y muy rápido que atacó en su
momento lo que me estaba sucediendo entonces creo que lo superé bastante rápido,
especialmente porque se trató en su momento y se trató como bien” (Edison, 18 años)
“Por la cantidad de tratamientos, porque sí, porque eso era, eso era como muy complicado,
tú vas a un doctor: - que pasa, que necesitas, te manda un medicamento, te mandan un
seguimiento y venga si se siente mal-, aquí era como que saque la cita, espere a ver un
hueco que le quede al psiquiatra y le coincida a uno, no, no hay, es mucho más complicado
que cualquier otro especialista, acceder a los servicios psiquiátricos” (María, 23 años)
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Polifarmacia
Se halló que solo una de las entrevistadas (M1), este factor fue relevante
debido a que cada vez que iba donde el médico le cambiaban la formula médica,
añadiendo un mayor número de medicamentos
“El gimnasio que lo estaba haciendo con Dani y me apoyaba mucho, entonces yo lo
hacía por ella, al principio yo creo. Entonces una empieza, uno empieza a ver los cambios
después de tres meses realmente, pero yo sí siento que yo los vi antes. Entonces es una
cosa como que si están cambiando las cosas y empieza uno como a verle el ladito bueno a
las cosas. Yo creo que fue eso, ver en pequeñas partes del proceso cambiecitos. Otra cosa
también, como en las comidas, de que yo ya estaba metida en el cuento, entonces yo comía
mejor” (Valeria, 18 años)
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“La verdad tenía que organizar mi vida, entonces como que acabe un poco, como
parar ese comportamiento, como dormir, cambiar la alimentación, como con que más, la
verdad es que no me acuerdo de más, digamos que eso fueron los más significativos”
(María, 23 años)
“Yo fui al psiquiatra, y el problema es que yo fui y me dijo: -no Vale, tú no tienes nada-,
entonces como bueno. Como en un tiempo yo dejé de ir como seis meses al psicólogo, y
seguí con psiquiatra y cuando volví al control, el psiquiatra me mando Fluoxetina, una pasta
todos los días, y me las mando y yo empecé a adelgazar” (Valeria, 18 años)
Comorbilidad
Para este subtema se identifica que los tres participantes manifestaron tener
episodios de ansiedad, trastornos de alimentación y del sueño. Adicionalmente, una
de las entrevistadas (M1), menciona que el trastorno y el tratamiento que le habían
suministrado, le estaba causando otras implicaciones adicionales en la salud, tales
como, cambios drásticos de humor con posibles síntomas de bipolaridad.
“Entonces pues a uno le dice: - no, pues tómate esto, que es un antidepresivo y esta te va a
ayudar a dormir-. Y entonces luego llegan y te dicen: - no, pero es que esta otra cómo te
produce sueño, entonces tomate esta-, y luego: - es que esta otra que te produce tantas
otras cosas, entonces tomate está-. Entonces esto es un ciclo sin fin de pastillas para tratar
efectos secundarios de las primeras pastillas” (María, 23 años)
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Factores sociales
“Fue más que todo eso y pues la actitud del ultimo médico, digamos que yo ya venía
con eso en la cabeza entonces yo dije: - no pues vayamos al médico, porque uno le tiene
que hacer seguimiento a esas cosas, uno tiene que ser juicioso-, y llegó este médico y como
que o sea vamos de guatemala para guatepeor, dejemos así, ya ese último contacto con el
psiquiatra fue lo que rebosó el vaso” (María, 23 años)
Por otra parte, el participante H1, narra haber tenido una mejor relación con
su médico psiquiatra que con su psicólogo y lo alude a diferencias de edad y la
continuidad con la que se veían.
“Bien, pues con él solo me veía una vez al mes, entonces era como: -hola, ¿cómo
estás? -, umm, era una relación más fácil con el psiquiatra que con el psicólogo, creería yo
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que por tiempo y además por edades, el psiquiatra relativamente era muy joven, mientras
que el psicólogo era como mayorcito” (Edison, 18 años)
“Yo empecé normal, pero las sesiones con ellas eran muy tensas, y yo lloraba cada
sesión, y yo salía mal, … habían sesiones que me molestaba mucho y yo salía y yo
decía: - mami, esta señora no me sirve, ella no sabe cómo tratarme a mí-, …, entonces
eso a veces me frustraba por no saber qué decirle, si no me preguntan yo no sé qué
responder, como ella, entonces yo: -mami esa señora no es buena ella es mala
psicóloga- “(Valeria, 18 años)
“Pues claro como que todavía había mucho tabú, como de que no quería decirle a la
gente, entonces los medicamentos, abiertamente no se hablaba como del tema, ni delante
de mi familia, ni de los amigos, ni nada, todo era como que: - no, todo está -, o sea tampoco
era como que todo está bien y negarlo, pero no se hablaba abiertamente del tema, era como
que: -shhhh (de silencio)-” (María, 23 años)
Por otra parte, dos de los participantes M2 y H1, narraron sentirse como una
carga para la familia, especialmente para la madre.
“Pero a mí me pareció algo como, pues yo me sentí como que quería hacer sentir a mi
mamá como la que fuera del problema porque si llama a mi mamá es porque ella es la del
problema, pero yo tampoco quería que ella tuviera esa carga” (Valeria, 18 años)
“Porque hasta incluso ya me sentía mal, como cargando de problemas a mi familia, tener
esa carga de que: - en que momento, a qué horas este hombre se va a poner a llorar
“(Edison, 18 años)
69
“Como que en ese momento en donde no me sentía tan bien tal atosigamiento y
vigilancia, … fue algo chocante, y era lo que yo no quería, pero conforme fue pasando el
tiempo ya eso fue bajando y de hecho creo que mejoro mucho la relación, Yo antes de la
depresión, con ellos era un poco, como actriz: - no, aquí todo está bien, no hay ningún
problema-, y ahora Yo soy un poco más sincera con ellos, si eso es” (María, 23 años)
70
“Entonces después de cómo un año y medio que estuve en tratamiento con la psicóloga me
mandaron al psiquiatra, y entonces mi papá como que algo cambio en el, el cambio mucho,
el ahora mide mucho sus palabras, él ahora es una persona más tranquila, él ahora es más
sentimental, digamos el antes no creía en nada de la psicología, nada de humanidades y
ahora es como, y ahora sí entiende que esas cosas si afectan a las personas si está triste es
por algo, y que hay cosas que uno intenta mejorar y no puede” (Valeria, 18 años)
“Pues ellos nunca supieron del problema, y siempre como que me aceptaban como
yo era, entonces para mí eso era muy importante, … ellos eran súper, recochábamos, pero a
mí me pareció chévere porque estar con las personas que juzgan y juzgan, es como que uno
piensa: - cómo me juzgarán a mí-, fue como una esperanza, como yo ya había perdido todos
mis amigos, pero ellos me hicieron volver a decir -yo puedo volver a tener amigos-, entonces
para mí era como una fuerza “(Valeria, 18 años)
“Pues creería que bien, ellos nunca conocieron el diagnóstico, solo una amiga lo
conoció, porque me daba pena, comentarlo, tener depresión en ese momento, no era como
una buena carta de presentación” (Edison, 18 años)
Mientras que M1, narro que no se les contó u ocultó el trastorno a sus
amigos, puesto que ellos observaron los cambios y el proceso por el que la
entrevistada se encontraba atravesando.
“Pues digamos que nunca fue que: - hola, les voy a contar que tengo depresión-,
porque ellos vivieron todo el proceso. Entonces fue algo como que se fueron enterando, fue
como que: - hay no, es que mira que decidí ir al psicólogo, hay no mire que me mandaron
esto-, fue algo, o sea, fue algo como que, no fue como si hubiera salido del closet, no, fue
algo que ellos se fueron enterando al lado mío, que ellos vieron” (María, 23 años)
71
Tiempo de espera
“Yo entiendo que en urgencias digamos atienden médicos que están de turno, pero yo
pienso que es importante poderle dar a un paciente con síntomas psiquiátricos cierta
estabilidad y poder decir - no es que el médico que la atendió no te atiende, tiene que buscar
otro médico-, es muy grave, uno sabe de primera mano el médico que te atendió, pero ya no
sabe más, … pero si hubiera habido una continuidad, no hubiera sido como tan caótico y
crítico ante todo” (María, 23 años)
DISCUSIÓN
de vida y encargarse de las situaciones que les genera malestar lo que contribuyó al
mejoramiento del trastorno.
Como se mencionó anteriormente la percepción del diagnóstico fue una
subcategoría emergente dentro de la investigación, se encontró que fue el momento
más importante y significativo dentro del proceso de atención por parte de los
participantes. En un principio los participantes manifestaron rechazar el dictamen
médico, seguido, de una sensación de alivio al poder ponerle nombre a lo que
estaban pasando en ese momento y finalmente los participantes refirieron presentar
angustia por el prejuicio o estigma. También, se identifica que los participantes
perciben el momento del diagnóstico como un antes y un después para las familias,
ya que se observó que los padres consideraron que sus hijos no tenían ningún
trastorno y los señalaban de vagos, flojos o que estaban llamando la atención y que
no necesitaban ningún tipo de ayuda.
Lo anterior permite identificar la importancia de la explicación clara, la actitud
empática y el acompañamiento oportuno por parte de los profesionales de la salud
en el momento de realizar el diagnóstico, puesto que dependiendo de la percepción
de quien sufre el trastorno se valorará el desarrollo del tratamiento. De igual forma
se destaca la necesidad de involucrar a la familia en este momento puesto que
permite a los padres tomar conciencia de la gravedad de la situación, la acepten y
se comprometan a contribuir a la mejora del trastorno y al cumplimiento del
tratamiento. Autores como Gradillas (1998), y Pezo, Costa, Komura (2004),
reconocen la dificultad de las familias para aceptar el diagnóstico, los autores
encuentran que ni la persona con depresión, ni su familia asumen los síntomas
como manifestación del trastorno, por el contrario, los familiares creen que la
persona con el trastorno pude manejar los síntomas y que esta persona debería de
poner más de su parte, lo que hace más difícil las relaciones en intrafamiliares. Por
otra parte, Riley, et al (2008), reconoce que las actividades familiares que
promueven interacciones positivas, el apoyo social y la discusión y/o reflexión sobre
la depresión con el núcleo familiar, reduce los temores, los sentimientos de culpa,
fomenta la compresión del trastorno y aumenta los recursos familiares para tomar
78
una actitud de resiliencia que les permita prevenir y actuar en las distintas
situaciones estresantes que se puedan presentar.
Lo anterior es relevante para poder contestar al segundo objetivo de
investigación, el cual consiste en describir las valoraciones que tienen los tipos de
apoyo social en el tratamiento las personas con trastorno depresivo, puesto que se
espera que sea la familia los principales proveedores de apoyo mientras las
personas se encuentran en tratamiento. A lo largo de la entrevista los participantes
reconocen la diferencia en el tratamiento si se involucra su círculo familiar, en los
casos en donde se involucró a las familias, se generó un cambio significativo que
facilitó la comunicación, comprensión, aceptación del trastorno y tratamiento tanto
en la familia como en el entrevistado. Mientras que el participante que no tuvo este
involucramiento reivindica la necesidad de la participación de su familia como un
factor determinante.
Al indagar sobre los tipos de apoyo social dentro del tratamiento, se observa
que los participantes consideran como más significativos a la ayuda informacional o
instrumental y al apoyo emocional. Esto se justifica según Cobb (Como se citó en
Sarason, 1999), al afirmar que la información que conduce a la persona a sentirse
cuidada, valorada y estimada reduce la ansiedad frente a situaciones vitales
estresantes. Así mismo, Cassel (Como se citó en Gracia, 1997) asegura que los
procesos informativos protegen a las personas reduciendo los niveles de
incertidumbre y estrés. Adicionalmente, se identifica que estos dos tipos de apoyo
son los más importantes para los participantes puesto que son los percibidos como
los que presentan mayores cambios o ajustes.
Una de las posibles razones por las que los participantes no reconocen como
significativo el apoyo material es porque en los tres casos sus padres respondían
por su alimentación, estudio, servicios, entre otros, y para ellos esta ayuda hace
parte de su cotidianidad. Mientras que la reducida percepción del apoyo de
integración social, se alude a la falta de motivación de realizar actividades que
involucre socializar con otro. Lo anterior se encuentra reflejado en los estudios de
Gracia y Herrero (2006), quienes enuncia que el apoyo social se relaciona de
manera positiva con el bienestar psicológico (percibido desde el apoyo emocional e
79
Por otra parte, se identificó que en ocasiones los participantes perciben las
expresiones verbales y/o compañía como abrumadoras, puesto que afirmaban que
sus familiares exageraban con cierto tipo de conductas como constante vigilancia,
llamadas permanentes, preocupación excesiva, entre otros. Contrastando lo
anterior, se confirma lo propuesto por Méndez y Pozo (2011), quien afirma que,
aunque las personas suelen percibir mayor ayuda de sus familiares, las conductas
no funcionales del apoyo pueden llegar a ser perjudiciales. Asimismo, se evidencia
que los constantes cambios del estado de ánimo, pueden llegar a aislar a los
familiares de su ser querido, sin embargo, los efectos o cambios en la relación
dependerá de cómo eran estas antes de la enfermedad (Acosta, Rodríguez y
Cabrera, 2013; Gradillas, 1998).
Los amigos son percibidos como fuente de compañía, los participantes
manifestaron que, si se llegaban a sentir mal, constantemente acudían a sus
amigos, pues sabían que iban a estar disponibles para escucharlos y ofrecerles
apoyo. Los participantes perciben a sus amigos como fuente de apoyo, distracción,
aceptación y pertenencia. Adicionalmente, se encuentra que los entrevistados
normalmente acudían en primer lugar a los amigos y refieren ser ellos quienes
buscan el apoyo o la compañía, dependiendo de su estado de ánimo o necesidad.
Esto se relaciona con lo encontrado por Ali et al (2010), quien afirma que existe una
correlación positiva entre el apoyo social y la calidad de vida, según las relaciones
sociales intimas de la persona, puesto que estas permiten una mayor eficacia del
individuo, sin embargo, esas relaciones sociales intimas no necesariamente suele
ser las relaciones familiares. Lo cual permite confirmar que las relaciones sociales
intimas tanto con familiares como con amigos son complementarias para la
percepción de bienestar de quien sufre trastorno depresivo.
Al mismo tiempo se observa que los profesionales de salud, fueron
percibidos como apoyo, puesto que los participantes valoraron como importante
notar el interés en escucharlos, a pesar de no satisfacer sus expectativas frente a
“curar” su malestar. Por otra parte, se encontró otras fuentes de apoyo como
abuelos, Dios y la pareja. Se resalta el apoyo de la pareja, puesto que contrario a lo
que propone Gradillas (1998), este no fue el familiar con mayor afectación, en este
83
perceptible y más difícil de pronosticar. Sin embargo, uno de los participantes refirió
sentirse escuchado y valorado por el personal de atención en salud.
Por otra parte, frente a los supuestos relacionados con el abandono de
tratamiento, se encontraron coincidencias por parte de los entrevistados y los
estudios realizados por Neira, et al., (2012) y Oller-Canet, et, al. (2011), los
participantes de la investigación aludieron dificultades en la adherencia debido a la
percepción negativa del tratamiento farmacológico, la insatisfacción de la atención
psicológica o del médico psiquiatra y en uno de los casos la interrupción de la
atención en el centro de salud.
En cuanto a la relación entre el apoyo social y la adherencia al tratamiento,
autores como Gomes-Villas, et al, (2012), Gonzáles-Castro, (2011) y Riley, et al,
(2008), quienes consideran a la familia como el principal agente motivador o
protector de la persona con depresión, se observó que los entrevistados perciben a
la familia como la principal fuente de ayuda, especialmente en la realización de
tareas específicas que promueven el autocuidado, la compañía, las actividades de
integración, entre otros.
Uno de los supuestos que no se observaron en la investigación, fue el
propuesto por Gradillas (1998), quien asegura que la familia habitualmente presenta
un alto grado de culpabilidad, al considerar que ellos son los causantes y/o artífices
del sufrimiento por el que se encuentra atravesando la persona con depresión. En
el discurso de los entrevistados, no se logra evidenciar esta afirmación, por el
contrario se encuentra que son ellos (los entrevistados), quienes presentan
sentimientos de culpa, o expresan sentirse una carga para su familia.
Finalmente, la investigadora propone dos supuestos. En el primero de ellos
afirma que si se involucra a la familia como red de apoyo, o si las entidades ofrecen
espacios como grupos de autoayuda, mejoraría la adherencia al tratamiento y por
ende la calidad de vida de las personas. Frente a esto se logra observar factores
protectores de la adherencia al tratamiento si se involucra a la familia, tales como, la
recuperación de apoyos naturales, la comprensión y validación a través de otros, la
discusión y/o reflexión sobre depresión, los cuales reducen los temores,
sentimientos de culpa, el estigma; aumenta la comunicación clara y empática,
89
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
brinda el espacio para tratar temas relacionados con el contexto familiar, laboral y
social, puesto que acerca a la persona a realizar procesos de cambios, con la
intensión de contribuir a su bienestar (Calderón et al, 2012; Londoño-Pérez y Flores-
Alarcón 2010; Gracia y Botella, 2011)
Por otro lado, se encontró que las fuentes de apoyo con mayor percepción
positiva se dan en primer lugar por parte de la madre, seguido de los amigos
cercanos, luego los hermanos en algunos de los casos, y finalmente una menor
percepción de apoyo por parte del padre. Frente al apoyo social que percibían de
los profesionales de la salud, se resalta el rol de los psicólogos, puesto que, los
participantes afirman que éstos son complementarios y necesarios para comprender
y afrontar el trastorno y tratamiento de la depresión.
Sin embargo, se aprecia que las personas con el trastorno se perciben como
una carga para sus padres y hermanos, lo que afectaba las relaciones familiares de
forma significativa, por la constante preocupación tanto del paciente como del
familiar cuidador. Esta valoración cobra importancia en los supuestos culturales que
predisponen las familias y la persona con el trastorno, en donde el alto grado de
culpabilidad por la aparición y el mantenimiento del trastorno, influye en la
adherencia al tratamiento, puesto que la familia no se relaciona con la agudeza del
síntoma, sino con la persistencia del trastorno (Gradillas, 1998)
A pesar de que los entrevistados no perciben a todos los integrantes de su
familia como apoyo, si se encuentra que es la familia la principal proveedora de
apoyo. Cada uno de sus integrantes genera algún tipo de ayuda según el rol cultural
que se le otorga o las relaciones familiares anteriormente establecidas. Por ejemplo,
la madre es proveedora del apoyo emocional, en cuanto a las expresiones de afecto
y compañía, así como de apoyo material en la realización de tareas específicas que
impliquen el cuidado. Por su parte el padre brinda apoyo material, siendo el que
económicamente cubre todos los gastos del tratamiento y finalmente los hermanos
brindan un apoyo de integración social.
Por otro lado, se encuentra que las personas suelen abandonar el
tratamiento por la percepción negativa de los fármacos, la dificultad en el acceso a
los especialistas, el prejuicio o estigma asociado al trastorno y la percepción de
92
sentir mejoría. Adicionalmente, se evidencia que con el paso del tiempo el apoyo
social va disminuyendo, lo cual podría asociarse con que los participantes no hayan
continuado con el tratamiento, sin embargo, se requeriría otros estudios para
ampliar la comprensión de esta posible relación de factores. Esa disminución del
apoyo puede estar relacionada con el deterioro de las relaciones familiares y/o
sociales, la no solicitud de ayuda al percibirse mejor, la normalización del trastorno y
el tratamiento, entre otras.
Se recomienda para futuras investigaciones, ampliar la muestra del
participante de la investigación, de tal forma que puedan enriquecer los hallazgos
del estudio. También se podría realizar una investigación de modalidad mixta, en
donde se puedan aplicar instrumentos de medición del apoyo social como el Apgar,
o el MOS, el IPQ-B para la percepción de enfermedad, el EAT para la adherencia,
entre otros, que permitan contrastar la información encontrada. De igual manera, se
podría realizar un mapeo de redes para observar el apoyo social recibido real frente
al que ellos perciben.
Por otro lado, se sugiere contrastar los datos según el régimen de salud a
los que se encuentren afiliadas las personas con trastorno depresivo, pues eso da
cuenta del acceso, tiempos de espera, intervalos de consulta y la calidad del
servicio, cambiando las experiencias y valoraciones del mismo. Asimismo, se invita
a indagar sobre la perspectiva de los profesionales de la salud, para complementar
la mirada del fenómeno. Al igualmente se encuentra relevante, explorar las
valoraciones de la experiencia del trastorno según el rango etario de las personas
con el fin de analizar los distintos acontecimientos vitales estresantes según la edad
que pueden llegar a desencadenar el trastorno. Así como es importante la
diferenciación entre el rango etario, seria significativo diferenciar las valoraciones de
los tipos de apoyo según el sexo de los participantes. De igual manera, se
recomienda indagar las diferencias de percepción del apoyo si la persona cuenta
con conyugue o hijos, puesto que el estado civil trae otras implicaciones del apoyo
social.
Una de las limitaciones de esta investigación, se relaciona con la no
realización de entrevistas a las familias y a los profesionales de la salud puesto que
93
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105
Teniendo en cuenta la Ley 1090 de 2006 que rige el quehacer del psicólogo.
Plan de apoyo:
Antes de iniciar las entrevistas, la investigadora conocerá los centros de bienestar
de las instituciones en las que se desarrollara el proyecto y se informará al personal
de cada centro de bienestar acerca del trabajo de grado desarrollado por las
mismas y la posibilidad de que algunas de las participantes sean remitidas allí en
caso de ser necesario. Lo anterior, se realiza con el propósito de que el personal
esté preparado para alguna emergencia.
Cordial saludo,
identificar las 1. ¿Cuénteme acerca Cambios en redacción y 1 ¿Cuénteme cómo ha sido su No realiza 1 ¿Cuénteme cómo ha sido su
características y tipos como fue el proceso énfasis en la experiencia experiencia de vivir con el cambios a experiencia de vivir con el
de apoyo social hasta que le del individuo, diagnóstico de depresión? estas diagnóstico de depresión?
percibido dentro del diagnosticaron adicionalmente surge una preguntas
tratamiento de personas depresión? segunda pregunta 1.1 ¿Cuénteme cómo ha sido el 2. ¿Cuénteme cómo ha sido el
diagnosticadas con proceso de diagnóstico y de proceso de diagnóstico y de
trastorno depresivo atención hasta ahora? atención hasta ahora?
2. ¿En el momento en Cambios en redacción y 2. ¿Cuénteme cuando recibió el No realiza 3. ¿Cuénteme cuando recibió el
el que le dan el énfasis en la experiencia diagnóstico que le indico el cambios a diagnóstico que le indico el
diagnóstico que del individuo, además de médico que debía hacer? estas médico que debía hacer?
tratamiento le informa hacer énfasis en el (Tratamiento farmacológico y no preguntas (Tratamiento farmacológico y no
el médico que debe tratamiento farmacológico farmacológico) farmacológico)
seguir? y no farmacológico
3. ¿Qué pensó usted Se incluyó la percepción 3. ¿Qué pensó usted respecto al No realiza 4. ¿Qué pensó usted respecto
respecto al tratamiento de diagnostico diagnóstico y tratamiento? cambios a al diagnóstico y tratamiento?
que le propone el (imaginarios, temores, recursos, estas (imaginarios, temores, recursos,
médico? creencias) preguntas creencias)
4. ¿Hubiese usted No aplica para este
cambiado algo de su objetivo
tratamiento hasta Sino para el tercer
ahora? objetivo, se deja como la
última pregunta
5. ¿Considera que ha Se mantiene la pregunta, 5. ¿Considera que ha tenido 5. ¿Considera que ha tenido
tenido algún cambio pero surge otra referida a algún cambio en su salud desde algún cambio en su salud desde
en su salud desde el la satisfacción el inicio del tratamiento hasta el inicio del tratamiento hasta
inicio del tratamiento ahora? ahora?
hasta ahora?
5.1 ¿Se encuentra usted 6. ¿Se encuentra usted
satisfecho con el tratamiento? satisfecho con el tratamiento?
6. ¿Durante el tiempo Se cambió el orden, 6. ¿Qué hace usted cuando 7. ¿Qué hace usted cuando
en el que usted ha primero 9, luego la 8,6,7 y tiene una recaída o no se siente tiene una recaída o no se siente
estado en tratamiento, algunos aspectos de bien? bien?
ha recibido algún tipo redacción
de ayuda o apoyo, de
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tratamiento desde la 12. ¿Que ha realizado 12. ¿Qué ha realizado usted 14. ¿Que ha realizado usted
perspectiva de las usted para no desistir para no desistir del tratamiento para no desistir del tratamiento
personas tratadas del tratamiento en el en el que se encuentra? en el que se encuentra?
que se encuentra?
13. ¿Que ha influido 13. ¿Que ha influido en que 15. ¿Que ha influido en que
en que usted continúe usted continúe o no con el usted continúe o no con el
o no con el tratamiento? tratamiento?
tratamiento?
14. ¿De todas las 14. ¿De todas las situaciones 16. ¿De todas las situaciones
situaciones por las por las que ha pasado, cual ha por las que ha pasado, ¿cuál ha
que ha pasado, cual sido el momento en el que usted sido el momento en el que
ha sido el momento en identifico que ha logrado una usted identifico que ha logrado
el que usted identifico mejoría? una mejoría?
que ha logrado una
mejoría?
15. ¿De acuerdo con 15. ¿De acuerdo con su Se decide 17. ¿Hubiese usted cambiado
su experiencia que ha experiencia que ha sido lo más eliminar esta algo de su tratamiento hasta
sido lo más impórtate impórtate para continuar con pregunta ahora?
para continuar con una vida saludable?
una vida saludable?