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Indicadores políticos y sociales de las políticas públicas

El concepto de “políticas públicas” ha sido definido por varios estudiosos de las ciencias
sociales, existiendo diferencias considerables que responden a los diferentes enfoques en los que
se han basado para la definición del concepto.

El concepto tradicional de políticas públicas debe relacionarse directamente con instituciones


gubernamentales, indicando de esta manera, que éstas corresponden al programa de acción de
una autoridad pública o al resultado de la actividad de una autoridad investida de poder público y
de legitimidad gubernamental (Lahera, 2004:13)

Lahera propone la siguiente definición: “cursos de acción y flujos de información


relacionados con un objetivo público definido en forma democrática; los que son desarrollados
por el sector público y, frecuentemente, con la participación de la comunidad y el sector privado”
(Lahera, 2004:16).

Existen dos enfoques en el intento por definir lo que es una política pública, el enfoque
normativo y el positivo. El primero define a las políticas públicas como un conjunto de proyectos
gubernamentales y actividades administrativas orientado a satisfacer necesidades sociales. La
definición desde el punto de vista de un enfoque positivo concibe a las mismas como el resultado
de intercambios complejos entre actores políticos a través del tiempo. Estos enfoques no se
deben de considerar como excluyentes, ambos se pueden enmarcar dentro de un enfoque más
amplio como lo es el enfoque sistémico de las políticas públicas.

Las políticas públicas se derivan de la política, pues se puede decir que la política es el género
y las políticas públicas la especie. Las decisiones y acciones de los gobiernos siempre
representan un beneficio para unos y un perjuicio o sacrificio para otros. Es decir, el triunfo de
un interés sobre otro. En teoría, siempre debería ser el triunfo del interés colectivo sobre el
interés privado, pero desafortunadamente, no siempre es así.
La política pública, es el curso de acción que dictan los gobiernos por lo que es de obligado
cumplimiento. Esos cursos de acción están en función de los objetivos y metas que les fijan la
Constitución y las diversas leyes. Las políticas públicas tienen una direccionalidad, buscan
alcanzar metas, objetivos y son más que los simples actos de gobierno, como las diversas
materias, la política de alfabetización, de manejo de desechos sólidos y monetarios. (Hernández:
2011, p. 211)

Una vez definido el problema e incluido en la agenda del gobierno el siguiente paso por el que
atraviesa una política es el desarrollo de las soluciones potenciales. Típicamente seria la labor
legislativa del Congreso. Sin embargo, no siempre es así. Las leyes les dan mandatos a las
dependencias públicas para que emitan políticas públicas. A veces las dependencias no cumplen
esos mandatos y otras veces hacen más de lo que se les ha autorizado a hacer. En algunas
ocasiones, también los jueces formulan políticas públicas cuando modifican o suspenden las
políticas, como ha sido el caso de la política de minería en Guatemala. (Aguilera: 1996, p. 67)

De tal manera que, las políticas públicas se formulan a lo largo de todos los niveles de
gobierno. Aquí nuevamente se refleja la lucha de los intereses y el poder. Las agencias
gubernamentales luchan entre unas y otras por tener más poder y presupuesto. Los gobiernos
locales presionan por mayor autonomía y los grupos empresariales, sindicalistas o ambientalistas
quieren ser tomados en cuenta.

Ciclo de las Políticas Públicas

Concebido como una herramienta de análisis de las políticas públicas, el ciclo de las políticas
públicas se presenta como una descomposición de la misma, en una serie de etapas o de
secuencias lógicas, lo cual facilita el análisis de cada una de las mismas y de esta manera del
proceso de formulación o vida de una política pública. Esta herramienta es fundamental en un
enfoque sistémico de las políticas públicas, ya que las etapas que se identifican en la vida de las
mismas se pueden relacionar con la idea sistémica, la cual aborda la presente investigación.
Las cinco fases que André-Noêl Roth (2007) identifica en el desarrollo de una política
pública, las cuales son:
1. Identificación del problema
2. Formulación de soluciones
3. Toma de decisión
4. Implementación
5. Evaluación (p. 36).

La implementación de la política

Aquí aparece otro gran tema en la implementación. Uno es el papel que se le asigne a la
administración pública. Se dice que esta o aquella institución haga tal tarea. Pero ni una sola
palabra de cómo y con qué esas dependencias deberán asumir las nuevas competencias. Se
supone erróneamente que la administración es una gran máquina lista para recibir órdenes y con
los recursos humanos y materiales suficientes. Como eso no es cierto, muchas de las políticas
terminan olvidadas o lo que es peor, en las luchas burocráticas, de la politización de la
administración pública o el desencanto de la población. Muchas de las crisis actuales se explican
en políticas públicas fallidas precisamente en la etapa de su implementación. (Gil-García, 2009,
p. 43).

La política pública, supone la incorporación de los distintos individuos a grupos sociales


involucrados en la solución del problema seleccionado. No solamente porque su definición parte
de la agenda pública, en el sentido más amplio de esta acepción, sino porque su éxito depende
tanto de su diseño como de su correcta implementación.

Dicho punto de la implementación, ha abierto la puerta a los nuevos debates académicos y


políticos que hoy por hoy constituyen la materia prima del tema. Si hacia los años sesenta
todavía se pensaba que en el diseño de una política pública descansaba la mayor parte de sus
posibilidades de obtener los resultados deseados y, ante cualquier desviación o ante un fracaso,
se buscaban explicaciones en los defectos del proceso de planeación, en los últimos treinta años
se ha desplegado una amplia literatura crítica que ha observado que el proceso mismo de
implementación entraña riesgos propios e independientes del diseño de las políticas, que tienen
que ser abordados y corregidos por separado. De esta segunda mirada se han desprendido a su
vez distintas aproximaciones teóricas que han coincidido en la importancia de perfeccionar el
proceso de gestión pública, así como de comprender con más rigor el marco institucional que
rodea a la solución de los problemas de la sociedad.

En la versión clásica, el modelo racional de toma de decisiones se compone de los pasos


siguientes:
a) El sujeto examina todos los posibles cursos de acción;
b) El sujeto construye todos los futuros escenarios al que lo llevaría cada alternativa
examinada;
c) El sujeto compara estos escenarios futuros y selecciona aquel que maximice su
función de utilidad. (Roth: 2007, p. 59)

Es importante señalar que el modelo racional supone, además de información completa,


que el sujeto conozca sus preferencias y que éstas sean estables, es decir, que no serán alteradas
en el futuro.

El modelo de racionalidad limitada, al dejar de lado el propósito de encontrar la alternativa


optima, no tiene necesidad de examinar exhaustivamente todo el abanico de alternativas posibles.
Los pasos del modelo son los siguientes:

a) El sujeto decidor establece cuál es el nivel mínimo de resultados favorables que está
dispuesto a aceptar;
b) El sujeto examina un número relativamente pequeño de cursos de acción;
c) El sujeto construye los escenarios futuros al que lo llevan las alternativas estudiadas;
d) Cuando el sujeto encuentra un escenario futuro en el que sus necesidades son
satisfechas, el sujeto detiene la búsqueda y selecciona esta alternativa. (Roth 2007: p.
79).

Arredondo (2000) establece lo siguiente sobre esta premisa:


La premisa de la racionalidad limitada no solamente explicaba el comportamiento
aparentemente irracional de algunas de las decisiones tomadas por organizaciones que, sin
embargo, querían obtener los mejores resultados posibles, sino que también sirvió para mostrar
los límites de la capacidad de planeación a lo largo del tiempo. A las fronteras establecidas ya de
suyo por la falta de información completa, por los apremios del tiempo y por las indecisiones
sobre las mejores alternativas entre quienes toman las decisiones, se agregó después la
certidumbre de que el ambiente en el que se formulan las políticas públicas derivado la agenda
pública, no es una variable estática. Por el contrario, tiende a modificarse por el simple paso del
tiempo y la agregación constante de intereses que tal vez la propia política pública desató.

Por lo tanto, el éxito de una política publica depende de los siguientes aspectos:

1. La elección de metas valorativas y el análisis empírico de la acción necesaria para


lograrlas no son distintos una del otro, sino que están estrechamente interrelacionados;
2. Como los medios y los fines no son distintos, el análisis de los medios y de los fines
con frecuencia es inadecuado o limitado;
3. La prueba de una buena política es normalmente que varios analistas están de acuerdo
acerca de una política, sin que estén de acuerdo en cuál es el medio más adecuado para
un objetivo acordado por todos;
4. El análisis es drásticamente limitado y en el mismo no se presta atención a posibles
consecuencias importantes; tampoco a potenciales alternativas políticas importantes y
ni a valores afectados de importancia;
5. Una sucesión de comparaciones reduce o elimina en gran medida la dependencia de la
teoría.

Las políticas públicas en Guatemala

La Constitución Política de la República de Guatemala es el instrumento jurídico que


define el marco general de garantías socioeconómicas y políticas para el desarrollo pleno del
individuo, la familia y la sociedad en su conjunto, por lo que se establecen los principios de
organización, que en conjunto con la Ley del Organismo Ejecutivo sirven de referencia para
describir el proceso de las políticas públicas en Guatemala.

Por mandato legal, la Secretaria de Planificación y Programación de la Presidencia de La


República, SEGEPLAN, es la institución del Estado responsable de impulsar el proceso de
formulación de políticas, de su seguimiento y monitoreo, así como presentar la evaluación del
Estado en el marco de políticas públicas, particularmente de aquellas directamente vinculadas a
la atención de los conglomerados sociales en situación de riesgo y vulnerabilidad de Estado. El
mandato legal de SEGEPLAN se contempla en el Artículo 14 del Decreto 114 ‐97 Ley del
Organismo Ejecutivo, éste ordena ser la institución encargada de “impulsar” el proceso de
formulación, así como de su seguimiento, monitoreo y evaluación por parte del Estado. Hay
políticas públicas que son impulsadas al igual por Secretarías, Ministerios, Institutos y otros
entes del Estado.

La formulación de la política general o el programa de gobierno, en teoría, se debe basar en


la plataforma programática, la cual es formulada previo a un proceso electoral, conteniendo los
grandes lineamientos de las políticas y programas que el partido se propone realizar durante el
período de gobierno siguiente.

El plan de gobierno, a diferencia de la plataforma programática, se refiere a “un documento


elaborado por políticos y técnicos del nuevo equipo de gobierno que sólo se puede formular o
terminar de concretar, hasta que el partido y el candidato electo toman posesión del gobierno.”
(ASIES, 2002: 23).

Fredy Gómez (2007) denota la existencia de un tipo de políticas públicas que enmarcan en
las políticas de varios sectores, instituciones, ramos ministeriales o niveles de gobierno, a éstas
se le denomina: “políticas transversales”, y generalmente están asociadas a las Secretarías de la
Presidencia, o a Comisiones permanentes, careciendo de un mandato general o específico que las
regule. (p.75).
Para ejemplificar este tipo de políticas que se visualizan un tanto más abstractas que el
resto, Gómez (2007) enlista las políticas públicas transversales que prevalecieron en la
Administración 2004-2007 en Guatemala:
- Política Nacional de Descentralización
- Política de Promoción y Desarrollo de las Mujeres Guatemaltecas
- Política de Desarrollo Social y Población
- Política Marco de Gestión Ambiental
- Política Nacional de Cultura de Paz
- Política pública para la convivencia y la eliminación del racismo y la discriminación
racial
- Política Nacional de Derechos Humanos.
- Política Nacional de Educación de Derechos Humanos
- Política nacional de Discapacidad  Política de Desarrollo Rural Integral 2004-2008
- Política Pública de Protección Integral a la Niñez y la Adolescencia
- Política Nacional de Juventud 2005-2015
- Política Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional
- Política Nacional de Ecoturismo
- Política Nacional de Turismo (p. 77).

La política general como referencia de toda política pública y la descripción de lo que son
las políticas sectoriales y transversales, permite identificar la existencia de otro tipo de políticas
públicas que se encuentran en otro nivel de gestión, como las políticas de instituciones
descentralizadas, autónomas y otras organizaciones públicas. Este último tipo de políticas son
muy diversas debido a los diferentes ámbitos de gestión, siendo necesario el analizar cada una
por separado. El inciso a) del artículo 134 de la Constitución Política de la República, indica que
todo municipio y entidad descentralizada y autónoma, debe de coordinar su política con la
política general de Estado.

Derivado de lo anterior, se puede determinar que los indicadores Políticos y sociales de las
políticas públicas responden exclusivamente a las necesidades de la población sin embargo
también existe la posibilidad que dentro del desarrollo de estas políticas se establezca la forma en
la cual el Gobierno quiere ejercer su mandato es decir que van a apoyar las políticas que ellos
creen que sean necesarias fundamentándose en la necesidad popular de tal manera que la política
pública nace en la necesidad de las personas pero se manifiesta a través tinte político que
pretende apoyar el partido político que ha llegado al poder que si su principal preocupación
incide en la seguridad sus políticas públicas serán reforzadas hacia ese tópico sin embargo si
están enfocadas en la educación por lo tanto sus políticas públicas tenderán fortalecer la
educación, lo anterior no determinan que las demás necesidades de la población no se tomarán en
cuenta si no que también formarán parte de las políticas públicas pero como cada Gobierno
quiere dejar su huella se enfocarán en la necesidad de que los plantean que pueden satisfacer a
través de su periodo en el poder.
Bibliografía

Aguilera, G. (1996). Buscando la seguridad: seguridad ciudadana y consolidación democrática


en Guatemala. Guatemala: FLACSO.

Arredondo, V. (2000). Poder Local. Ed. Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, México.

ASIES. (2002). Partidos Políticos y Plataformas Programáticas: el dilema ético de las ofertas
electorales. XVIII Seminario Permanente sobre el Rol de los Partidos Políticos. Guatemala.

Gil-García, J. (2009). Pensamiento sistémico y dinámica de sistemas para el análisis de políticas


públicas: Fundamentos y recomendaciones. México: CIDE. Recuperado de:
http://www.cide.edu/publicaciones/status/dts/DTAP%20212.pdf

Gómez, F. (2007). La institucionalidad formal de las políticas públicas en Guatemala.


Documento de trabajo, SEGEPLAN. Recuperado de: http://www.segeplan.gob.gt/2.0/index.php?
option=com_remository&Itemid=274&func=startdown&id=84

Hernández, I. (2011). Política y agenda de seguridad en Guatemala. Democracia y Justicia


Social. Una lectura latinoamericana. II Conferencia Internacional, Guatemala.

Lahera, E. (2002). Introducción a las políticas públicas. Chile: Fondo de Cultura Económica.

Roth, A. (2007). Políticas Públicas. Formulación, implementación y evaluación. Bogotá:


Ediciones Aurora.

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