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Cantares 6:8-10

LA CASA REAL
En la descripción de la novia victoriosa, el Rey añadió lo
siguiente:
(Cantares 6:8) Sesenta son las reinas, y ochenta las
concubinas, y las doncellas sin número…

En el palacio real hay muchas mujeres. Las reinas son


sesenta, las concubinas ochenta, y un sinnúmero de
doncellas…pero la Novia es una sola.

Todas estas mujeres forman parte de la casa real, pero cada


una representa un diferente nivel en la relación con el Rey.
Debemos notar que mientras más alto el nivel, menos
personas hay.

La reina es la esposa del rey, la que está a su par. Por su


privilegiada posición, ella cuenta con autoridad y muchos
derechos. Tiene acceso al Rey, y puede influir en sus
decisiones.

Una concubina es una mujer que disfruta del amor del rey y
tiene hijos de él, pero no cuenta con todos los derechos de la
esposa. Está por debajo de la reina. Una concubina puede
contar con el favor del rey, y por ello tener cierta influencia,
pero no tiene autoridad.

Las doncellas son las demás mujeres del reino. En términos


de la casa real, las doncellas son las que sirven a la familia
real y a sus invitados. Ellas conocen mejor a la reina que al
rey. Han oído del rey, pero no tienen una relación íntima con
él.
Las mujeres de Cantares representan a la Iglesia. Todos los
hijos de Dios forman parte de la casa de Dios, pero no todos
tienen el mismo nivel en el reino. Los niveles más cercanos
son para aquellos que tienen una relación más íntima con el
Señor.

LA MÁS IMPORTANTE
Además de las reinas, las concubinas y las doncellas, el Rey
de Cantares menciona una mujer más, que es la más
importante: la Novia.

Entre todas las mujeres de la Casa del Rey, no hay nadie


más importante que la Novia. Ella es quien se ha ganado el
afecto del Rey. Con ella compartirá no sólo Su Reino, sino
que también su corazón.
(Cantares 6:9) Mas una es la paloma mía, la perfecta mía; es
la única de su madre, la escogida de la que la dio a luz. La
vieron las doncellas, y la llamaron bienaventurada; las reinas
y las concubinas, y la alabaron.
El texto dice que es la “única”, pero esto no quiere decir que
sea una sola persona. Más tarde veremos que la Novia tiene
una hermana menor (8:8). También habíamos visto ya que
ella tenía hermanos mayores (1:6). “Única” quiere decir que
no hay otra igual; ella es la escogida entre todas las mujeres.

Esta Novia no provoca envidia ni resentimiento de las demás


mujeres, sino que suscita su admiración. Todas quisieran ser
como ella.

La Novia es única; no hay otra como ella. Ella representa a


los creyentes que han alcanzado una relación profunda de
amor con el Señor. Su amor se manifiesta en un
compañerismo de intimidad y en completa devoción y
obediencia. Tienen ojos de paloma, sólo para el Señor.
La Novia única también es la que ha alcanzado la unidad
perfecta. Ya habíamos mencionado que la Novia representa
la unión de los dos campamentos. “Perfecto” en hebreo
es Tam, que también significa completo.

La Novia representa a los creyentes que han aprendido a vivir


en unidad. Son los que han respondido a la última oración
que el Señor Jesús antes de morir:
(Juan 17:20-23) Mas no ruego solamente por éstos, sino
también por los que han de creer en mí por la palabra de
ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y
yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el
mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les
he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno.
Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad,
para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has
amado a ellos como también a mí me has amado.

NOVIA IMPONENTE
El Rey describe a una novia imponente:
(Cantares 6:10) ¿Quién es ésta que se muestra como el alba,
hermosa como la luna, esclarecida como el sol, imponente
como ejércitos en orden?

Éstas son descripciones usadas para el Mesías, pero aquí el


Rey también las aplica a la Novia, la cual se va pareciendo
cada vez más a Él.
a. Como el alba, como el sol
De la primera y segunda venida del Señor, Oseas profetizó:
(Oseas 6:3) Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a
Jehová; como el alba está dispuesta su salida, y vendrá a
nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana a la
tierra.

En sus últimos días, David profetizó acerca del Mesías, quien


vendría de su descendencia.
(2 Samuel 23:2-4) El Espíritu de Jehová ha hablado por mí, y
su palabra ha estado en mi lengua. El Dios de Israel ha dicho,
me habló la Roca de Israel: Habrá un justo que gobierne
entre los hombres, que gobierne en el temor de Dios. Será
como la luz de la mañana, como el resplandor del sol en una
mañana sin nubes, como la lluvia que hace brotar la hierba de
la tierra.
Jesús lo confirma en Apocalipsis:
(Apocalipsis 22:16) Yo Jesús he enviado mi ángel para daros
testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el
linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana.

Así también será la Novia:


(Isaías 58:8-10) Entonces nacerá tu luz como el alba, y tu
salvación se dejará ver pronto; e irá tu justicia delante de ti, y
la gloria de Jehová será tu retaguardia. Entonces invocarás, y
te oirá Jehová; clamarás, y dirá él: Heme aquí. Si quitares de
en medio de ti el yugo, el dedo amenazador, y el hablar
vanidad; y si dieres tu pan al hambriento, y saciares al alma
afligida, en las tinieblas nacerá tu luz, y tu oscuridad será
como el mediodía.

(Proverbios 4:18) Mas la senda de los justos es como la luz


de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto.

La Novia victoriosa estará tan cerca de Dios que reflejará Su


gloria divina. Así se describe a la Novia gloriosa al final de
Apocalipsis: la Nueva Jerusalén.
(Apoc. 21:10-11) Y me llevó en el Espíritu a un monte grande
y alto, y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que
descendía del cielo, de Dios, teniendo la gloria de Dios. Y su
fulgor era semejante al de una piedra preciosísima, como
piedra de jaspe, diáfana como el cristal.

(Apoc. 21:22-24) Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios


Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero. La ciudad
no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella;
porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su
lumbrera. Y las naciones que hubieren sido salvas andarán a
la luz de ella; y los reyes de la tierra traerán su gloria y honor
a ella.

b. Como la luna
La luna no tiene luz en sí, sino que refleja la luz del sol. Así es
la Iglesia, la Novia, quien refleja la luz del Señor.
(2 Corintios 3:18) Por tanto, nosotros todos, mirando a cara
descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos
transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como
por el Espíritu del Señor.

AL FINAL
En los últimos días, cuando venga el Sol de Justicia al
mundo, quemará todo aquello que no sirve. Pero los justos
reflejarán la luz del Sol.
(Malaquías 4:1) Porque he aquí, viene el día ardiente como
un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad
serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho
Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama.

(Mateo 13:41-43) Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y


recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a
los que hacen iniquidad, y los echarán en el horno de fuego;
allí será el lloro y el crujir de dientes. Entonces los justos
resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que
tiene oídos para oír, oiga.

c. Como ejército en orden


Como ya mencionamos, el “ejército en orden” se refiere a un
ejército que regresa victorioso de la batalla, con las banderas
en alto.

La Novia salió victoriosa luego de todas las pruebas. Es


considerada perfecta por la obra que el Señor hizo en ella.
Ahora está completa, en unidad perfecta.

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