Está en la página 1de 5

Familias y terapia Familiar.

Salvador Minuchin
Cap. I
En lugar de centrarse en el individuo, el terapeuta se centró en la persona en el marco de su familia.
El marco de referencia del terapeuta es la terapia estructural de familia, un cuerpo de teoría y técnicas que
estudian al individuo en su contexto social. La terapia basada en este marco de referencia intenta modificar la
organización de la familia. Cuando se transforma la estructura del grupo familiar, se modifican
consecuentemente las posiciones de los miembros en ese grupo. Como resultado de ello, se modifican las
experiencias de cada individuo.
Se considera, dentro de esta concepción, que una modificación interna cognitiva-afectiva constituye el paso
necesario para facilitar la superación del problema planteado.
El terapeuta no se limita a la interacción de la familia tal como ha sido internalizada por el niño, sino que
puede experimentar por sí mismo la forma en que los miembros de la familia se sostienen y califican
mutuamente. Desarrolla entonces una teoría interaccional para explicar el fenómeno que observa.
EL HOMBRE EN SU CONTEXTO
La terapia estructural de familia, que estudia al hombre en su contexto social, fue desarrollada en la segunda
mitad del siglo veinte. Se trata de una de las múltiples respuestas al concepto de hombre como parte de su
medio, que comenzó a difundirse a comienzos de este siglo. La antigua idea del individuo que actúa sobre su
medio se ha convertido en este caso en una concepción del individuo en interacción con su medio.
Parafraseando a Ortega, un hombre no es él mismo sin sus circunstancias. Una mente humana se desarrolla a
medida que el cerebro procesa y almacena los múltiples potenciales estimulados tanto interna como
externamente. La información, actitudes y formas de percibir son asimiladas y almacenadas, y se convierten
así en una parte de la forma de acercamiento de la persona al contexto habitual con el que interactúa.
La familia constituye un factor sumamente significativo en este proceso. Es un grupo social natural, que
determina las respuestas de sus miembros a través de estímulos desde el interior y desde el exterior. Su
organización y estructura tamizan y califican la experiencia de los miembros de la familia.
En muchos casos, se la puede considerar como la parte extracerebral de la mente.
La patología puede ubicarse La terapia orientada desde este punto de vista se basa en tres axiomas. Cada uno
de ellos pone el acento en cosas distintas que el axioma mencionado de la teoría individual. En primer lugar, la
vida psíquica de un individuo no es exclusivamente un proceso interno. El individuo influye sobre su contexto y
es influido por éste por secuencias repetidas de interacción.
El individuo que vive en el seno de una familia es un miembro de un sistema social al que debe adaptarse. Sus
acciones se encuentran regidas por las características del sistema, y estas características incluyen los efectos
de sus propias acciones pasadas. El individuo responde a los stress que se producen en otros lugares del
sistema, a los que se adapta; y él puede contribuir en forma significativa al stress de otros miembros del
sistema. El individuo puede ser considerado como un subsistema, o parte del sistema, pero se debe tomar en
cuenta al conjunto. El segundo axioma que subyace a este tipo de terapia es el de que las modificaciones en
una estructura familiar contribuyen a la producción de cambios en la conducta y los procesos psíquicos
internos de los miembros de ese sistema. El tercer axioma es que cuando un terapeuta trabaja con un
paciente o con la familia de un paciente, su conducta se incluye en ese contexto. Los terapeutas y la familia
forman en conjunto un nuevo sistema, terapéutico en este caso, que gobierna la conducta de sus miembros.

La terapia estructural de familia encara el proceso del feedback entre las circunstancias y las personas
implicadas —los cambios impuestos por una persona sobre sus circunstancias y la forma en que los feedback
en relación con estos cambios afectan su acción posterior—. Una mutación en la posición de una persona en
relación con sus circunstancias constituye una modificación de su experiencia. La terapia de familia recurre
a técnicas que alteran el contexto inmediato de las personas de tal modo que sus posiciones cambian. Al
cambiar la relación entre una persona y el contexto familiar en que se mueve, se modifica consecuentemente
su experiencia subjetiva.
Este es el fundamento de la terapia de familia. El terapeuta se asocia con la familia con el objetivo de cambiar
la organización de la familia de tal modo que la experiencia de sus miembros se modifique. A través de la
facilitación del uso de modalidades alternativas de interacción entre los miembros de la familia, el terapeuta
recurre a la matriz de la familia para el proceso de curación. La familia, al modificarse, ofrece a sus miembros
nuevas circunstancias y nuevas perspectivas frente a sus circunstancias. La nueva organización permite un
continuo refuerzo de la nueva experiencia, lo que proporciona una validación del nuevo sentido de sí.
En esta estructura teorética no se ignora al individuo. El presente del individuo es su pasado más sus
circunstancias actuales. Una parte de su pasado sobrevivirá siempre, contenido y modificado por las
interacciones actuales. Tanto su pasado como sus propiedades singulares forman parte de su contexto social,
sobre el cual actúan del mismo modo en que éste actúa sobre él.
La terapia estructural de familia utiliza este marco de conceptualizar al hombre en sus circunstancias. El
objetivo de la intervención puede estar constituido también por cualquier otro segmento del ecosistema del
individuo que parezca adecuado para encarar estrategias de producción de cambios.

EL OBJETIVO DE LA TERAPIA
El objetivo del terapeuta de familia y la técnica a la que recurre están determinados por su marco teórico. La
terapia estructural de familia es una terapia de acción. La herramienta de esta terapia consiste en modificar el
presente, no en explorar e interpretar el pasado. El pasado influyó en la creación de la organización y
funcionamiento actual de la familia; por lo tanto, se manifiesta en el presente y podrá cambiar a través de
intervenciones que cambien el presente. El objetivo de las intervenciones en el presente es el sistema familiar.
El terapeuta se asocia a este sistema y utiliza a su persona para transformarlo. Al cambiar la posición de los
miembros del sistema, .cambia sus experiencias subjetivas.
Con este objetivo, el terapeuta confía en algunas propiedad es del sistema. En primer lugar, una
transformación de su estructura permitirá al menos alguna posibilidad de cambio. En segundo lugar, él
sistema de la familia está organizado sobre la base del apoyo, regulación, alimentación y socialización de sus
miembros. Por lo tanto, el terapeuta se une a la familia no para educarla o socializarla, sino, más bien, para
reparar o modificar su funcionamiento para que ésta pueda desarrollar estas tareas con mayor eficacia. En
tercer lugar, el sistema de la familia tiene propiedades de autoperpetuación. Por lo tanto, el proceso que el
terapeuta inicia en el seno de la familia será mantenido en su ausencia por los mecanismos de autorregulación
de ésta. En otras palabras, una vez que se ha producido un cambio, la familia lo preservará, proveyendo una
matriz diferente y modificando el feedback que continuamente califica o valida las experiencias de sus
miembros.

LA MATRIZ DE LA IDENTIDAD
En todas las culturas, la familia imprime a sus miembros un sentimiento de identidad independiente. La
experiencia humana de identidad posee dos elementos; un sentimiento de identidad y un sentido de
separación. El laboratorio en el que estos ingredientes se mezclan y se proveen, es la familia, la matriz de la
identidad.
La familia es un sistema abierto en transformación, es decir que constantemente recibe y envía descargas de y
desde el medio extrafamiliar, y se adapta a las diferentes demandas de las etapas de desarrollo que enfrenta.
La familia normal no puede ser distinguida de la familia anormal por la ausencia de problemas; por lo tanto, el
terapeuta debe disponer de un esquema conceptual del funcionamiento familiar que lo ayude a analizar a una
familia. Un esquema basado en la concepción de la familia como un sistema que opera dentro de contextos
sociales específicos, tiene tres componentes. En primer lugar» la estructura de una familia es la de un sistema
sociocultural abierto en proceso de transformación. En segundo lugar, la familia muestra un desarrollo
desplazándose a través de un cierto número de etapas que exigen una reestructuración. En tercer lugar, la
familia se adapta a las circunstancias cambiantes de modo tal que mantiene una continuidad y fomenta el
crecimiento psicosocial de cada miembro.

ESTRUCTURA FAMILIAR
La estructura familiar es el conjunto invisible de demandas funcionales que organizan los modos en que
interactúan los miembros de una familia. Una familia es un sistema que opera a través de pautas
transaccionales. Las transacciones repetidas establecen pautas acerca de qué manera, cuándo y con quién
relacionarse, y estas pautas apuntalan el sistema. Las operaciones repetidas en esos términos constituyen una
pauta transaccional. Las pautas transaccionales regulan la conducta de los miembros de la familia. Son
mantenidas por dos sistemas de coacción. El primero es genérico e implica las reglas universales que
gobiernan la organización familiar. El segundo sistema de coacción es idiosincrásico, e implica las expectativas
mutuas de los diversos miembros de la familia. El origen de estas expectativas se encuentra sepultado por
años de negociaciones explícitas e implícitas entre los miembros de la familia, relacionadas a menudo con los
pequeños acontecimientos diarios. A menudo, la naturaleza de los contratos originales ha sido olvidada, y es
posible que nunca hayan sido explícitos. Pero las pautas permanecen —como un piloto automático— en
relación con una acomodación mutua y con una eficacia funcional.
Cada individuo pertenece a diferentes subsistemas en los que posee diferentes niveles de poder y en los que
aprende habilidades diferenciadas.
La organización en subsistema de una familia proporciona un entrenamiento adecuado en el proceso de
mantenimiento del diferenciado "yo soy", al mismo tiempo que ejerce sus habilidades interpersonales en
diferentes niveles.
Límites: Los límites de un subsistema están constituidos por las reglas que definen quiénes participan, y de qué
manera.
La función de los límites reside en proteger la diferenciación del sistema. Todo subsistema familiar posee
funciones específicas y plantea demandas específicas a sus miembros, y el desarrollo de las habilidades
interpersonales que se logra en ese subsistema, es afirmado en la libertad de los subsistemas de la
interferencia por parte de otros subsistemas.
Para que el funcionamiento familiar sea adecuado, los límites de los subsistemas debes ser claros. Deben
definirse con suficiente precisión como para permitir a los miembros de los subsistemas el desarrollo de sus
funciones sin interferencias indebidas, pero también deben permitir el contacto entre los miembros del
subsistema y los otros. La composición de subsistemas organizados alrededor de las funciones familiares no es
tan significativa como la claridad de los límites de su estructura.
En términos humanos, aglutinamiento y desligamiento se refieren a un estilo transaccional, o de preferencia
por un tipo de interacción, no a una diferencia cualitativa entre lo funcional y lo disfuncional.
Los miembros de subsistemas o familias aglutinados pueden verse perjudicados en el sentido de que el
exaltado sentido de pertenencia requiere un importante abandono de la autonomía. La carencia de una
diferenciación en subsistemas desalienta la exploración y el dominio autónomos de los problemas.
Los miembros de subsistemas o familias desligados pueden funcionar en forma autónoma, pero poseen
desproporcionado sentido de independencia y carecen de sentimientos de lealtad y pertenencia y de la
capacidad de interdependencia y de requerir ayuda cuando la necesitan. un sistema próximo al extremo
desligado del continuum tolera una amplia gama de variaciones individuales entre sus miembros. Pero los
stress que afectan a uno de los miembros de la familia no atraviesan sus límites inadecuadamente rígidos. Sólo
un alto nivel de stress individual puede repercutir con la suficiente intensidad como para activar los sistemas
de apoyo de la familia. En el extremo aglutinado del continuum, se observa lo contrario. La conducta de un
miembro afecta de inmediato a los otros y el stress de un miembro individual repercute intensamente a través
de los límites y produce un rápido eco en otros subsistemas. Ambos tipos de relación provocan problemas
familiares cuando se ponen en marcha mecanismos adaptativos. La familia aglutinada responde a toda
variación en relación con lo habitual con una excesiva rapidez e intensidad. La familia desligada tiende a no
responder cuando es necesario hacerlo.
A menudo, un terapeuta opera como un delineador de límites, que clarifica los límites difusos y abre los
límites excesivamente rígidos. Su evaluación de los subsistemas familiares y del funcionamiento de los límites
proporciona un rápido cuadro diagnóstico de la familia en función del cual orienta sus intervenciones
terapéuticas.

ADAPTACIÓN DE LA FAMILIA
El stress sobre un sistema familiar puede originarse en cuatro fuentes. En primer lugar puede originarse en el
contacto de un miembro o de toda la familia con fuerzas extrafamiliares. Los momentos transicionales en la
evolución de la familia también pueden ser una fuente de tensión, al igual que los problemas de idiosincrasia.
Contacto stressante de un miembro con fuerzas extrafamiliares. Una de las principales funciones de la familia
consiste en brindar apoyo a sus miembros. Cuando uno de éstos se encuentra afectado por un stress,, los
otros miembros de la familia sienten la necesidad de acomodarse a sus nuevas circunstancias. Esta
acomodación puede limitarse a un subsistema o, por lo contrario, difundirse en el seno de toda la familia.

También podría gustarte