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LAS HUELLAS

DEL

JAGUAR
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Héctor Meléndez García

COPYRIGHT © 2002, Héctor Meléndez
Las Huellas del Jaguar
Todos Los Derechos Reservados.
Printed in the United States of America
Impreso en los Estados Unidos de América

El buscador le dijo al camino:

“Adiós y gracias, ya llegué a mí mismo
Ahora sólo me falta conocerme,
por lo pronto empiezo por desnudarme“

Invierno de algún 1994-95. Otra vez el frío de NY.

(Revisitados y torcidos en el Invierno 2001-2002.

de nuevo el místico frío de NY)
CONTENIDO (10, EXTRACTO DEL LIBRO ORIGINAL)

CAPITULO I

1. El nombre de la rosa
2. Hectorcito de papel
3. Cosas de tu adiós
4. Del amor al desamor
5. Descarnado
6. Aquellos tiempos felices
7. El psicólogo me dijo:
8. Esperaré
9. Hoy lo decidí
10. El camino
...
 1. El nombre de la rosa.

Caminé tu pelo,
separando uno a uno tus sueños,
como si fueran caballos agitados,
me puse a mirar tus pensares;
me acerqué a tu oído,
y no encontré mi nombre.

Me metí por tus ojos,

y no me viste.

Te canté en silencio,
fuí para tí una brisa extraviada.

Quise fundirme en tu risa,

ser lobo en la estepa de tu boca;
hacerme el chistoso, el trágico,
el bueno, el malo.

Quise ser tantas cosas

mas no pudiste verme.

Y ahora que tan solo soy yo,

ya no estás.

Te perdí sin que hayas sido mía,

me olvidaste sin haberme pensado.
¿Como imaginar que caminas a mi lado ?
¿Que sientas el murmullo de mi piel ?

Ahora la noche me reprocha mi torpeza,

si tan solo pudiera soñar contigo,
pero ni aún así te tengo.

Ninguna foto, ni un pañuelo,

nada, casi nada.

Solo un vago recuerdo.

Si al menos hubiera sido tu amigo

sabría donde buscarte.

Conociera tu nombre,
tu dirección, tu destino.
Pero mi voz tembló,
cada que quise hablarte,
es que, ¡eras tan bella !

¿Y ahora, que le digo a mi sangre,

que continúa hirviendo mis venas ?

¿A mis manos, que sudan frio ?

¿A mi corazon, que se tambalea y cae estremecido?

Que olvide.

Hablar es fácil.

Dar consejos, cuando no se sufre,

con la mesa puesta.

Cuando al menos,
tu amor tiene
nombre.
 2. Hectorcito de Papel.

Te van a venir corriendo,

Hectorcito de papel.

¿Como vivir del invento ?

El dinero es el mal necesario de estos tiempos.

Llevas 5 meses que no pagas la renta,

ya nadie te quiere fiar.

Si, es posible que haya gente

que le guste un poco lo que escribes,
¿Pero de ahí a gastar en un libro ?

Sin contactos, para ser famoso,

se requiere talento,
si acaso lo tuvieras,
necesitarias amigos,
de esos que casi no hay.

¿Qué ?

¿Que le escribirás a Octavio Paz,

a todos los duendes, y a otros mas?

Ja .

¿Crees que se deleiten

ante un arte incierto y roído?

En fin.
Pobre de tí,
y de todos los que escriben
sonsonetes.

Cierto, el futuro es lo que desconocemos...

Y asi, Hectorcito (o Hectorin)

siguió escribiendo, escribiendo,
escribiendo, escribiendo, escribiendo, ...

Hasta que un día ...

como era de suponerse
se murió.
 3. Cosas de tu adiós.

En la penumbra de mi oficina
en la penumbra de mi habitación,
en la penumbra de mi alma,
en todas las penumbras,
que son una sola.

En la luz,
en la obscuridad,
enmedio de la ropa,
donde me vengo a esconder.

En el agujero de mi calcetín.

En la esquina,
desamparada mas de una vez.
Donde la célula es un parche,
y la carne una bendición.

En una sonrisa sin dientes.

En el callejón de las ratas.

En el cuarto de un motel.

Detrás de tu espalda,
entre tu sien y mi sien.

En el hoyito de tu oreja,
en el arete, en la pared.

En los camiones supraurbanos,

en tus cabellos largos.

En un relámpago,
en una gota de sudor.

Sobre mi mesa sucia,

sin mantel.

Pero mas que todo

me dueles
en la piel.
 4. Del amor al desamor.

Tomé su mano, la obligué a seguirme

por un sendero que le daba miedo,
como buena mujer, presentía el dolor.

Le robé un beso, y casi el corazón.

Y pensaste fríamente que podrías robarme
un gramo de mi amor.

Le entregué poco a poco mis penas,

hasta que tuve que escarbar
en mi negra conciencia.

Y dejé que llorara por otras mujeres,

que por mí también sufrieron.

Pensaste que yo era bueno,

o al menos que podía serlo.

Pero tan solo soy otro humano,

semi-humano,
y en mis sueños: semi-dios de la nostalgia.

En representación de todas las tragedias,

de los veinte años de Odiseo,
del poder de la mandrágora,
y de mi pequeño y valiente amigo, Solín:
te entrego mi adiós.

Dolor incierto.

Sangre que no corre.

Nube de llanto,
que el viento añeja
en las barricas de la memoria.

Pregúntale a tu conciencia,
a ver si a tí tambien te cuenta.

Los vinos se beben,

las cuentas se pagan.

Los hombres intentan bailar,

al son de los amores.
Las mujeres se cobran,
de alguna manera,
siempre,
casi siempre.
 5. Descarnado.

Que difícil es sustraerse de tu recuerdo.

Mas que atrapar envuelve.

Me lleva a través de la humedad.

Dejando el dolor a un lado, para otro tiempo.

En ocasiones estos ensueños duran días y noches.

De pronto no sé si estoy aquí o allá.

Si es otro sueño estando despierto,

o sueño que te imagino despierto,
o despierto de otro largo sueño.

Solo sé que me gustan.

Se mezclan historias nuestras

con cosas no vividas.

Anoche te estaba mirando,

de pronto tu rostro empezó a transformarse;
toda la carne cayó de tu rostro,
y por vez primera me gusto una calavera.

Tu redondo craneo me cautivó,

tus perfectos dientes,
la blancura de tus huesos,
el esfenoides, los parietales,
hasta el occipucio tenías bello.

Pero lo demás de tu cuerpo permanecía entero,

tus lindas y paradas tetas, de adolescente desarrollada,
tus perfectas nalgas, repletas de carne firme,
tus sabrosos muslos, de mujer atleta,
tu cintura breve, y tus dulces manos.

Quise hacerte el amor,

pero yo ya era tan solo
un esqueleto.
 6. Aquellos tiempos felices

Los trapos al sol,

el Poniente a cuestas se lleva la última mirada.

La manteca chilla ablandando las papas,

y el pequeño espacio de habitación
nos hacía sentirnos mas cerca, aún.

Los frijoles refritos,

el platillo perfecto.

La preocupación por la renta,

mover los medidores de la luz,
siempre pedir descuento,
que bonito todo aquello.

Hoy bebo vino tinto,

hasta carro traigo,

¡Como le hace falta la calle a mis pies !,

y tu cabeza, a mi almohada.

Sentir que nada tengo,

que todo lo he perdido,
que vacío (recupero) mis manos.

Que no continúo tirando mis escatimados años.

Te lo digo, extraño la lucha diaria,

la sonrisa con rumbo del aire.

Hoy no puedo ni siquiera echarme pedos

enfrente de mis amigos.
Quien pudiera creerlo
que hasta a veces me dá verguenza
de cosas ¡que ni siquiera digo!.

¡Oh vida !,
hoy de nuevo,
voy detrás de tí.
 7. El psicólogo me dijo:

"Dí palabras que se te ocurran".

No quiero.
Queremos.
Verbo.
Mujer.
Niña.
Pantera.
María.
DNA, RNA, código egipcio, náhuatl, maya.
Escondite.
Traición.
Viento.
Paciente.
Calle.
Moco.
Resplandor.
Mierda.
Poema.
Ceja.
Pañuelo cubierto de carceles pretextorias en
nombre del amor.
Pastel.
Vaca.
Monte.
Petra.
Celos.
Tormenta, Storm, Tuetanos, carne encendida.
Dulzura.
Tigres.
Entrega, desnudos, con máscaras mas pequeñas
que siempre.
Trompo.
Madurez.
Solemne.
Ave.
Himno nacional.
País escondido entre un historia que nadie
conoce.
Multiplico las palabras.
Pez.
Noche.
No estar contigo.
Amor.
Esperar.
Belleza.
Divido mi corazon, hay tantas nalguitas
pululando por doquier.
Distancia.
Cautivo.
Pensamiento.
Luisa.
Ojo, máquina casi perfecta, lente hacia nuestro
mundo.
Amistad.
La fortaleza de la voluntad.
Paria.
Palabras.
Paises y lenguas.
Besos y lenguas.
Vasos medio vacios.
Tiernas manos.
Vista de halcón, percepción clara de sus
necesidades.
Tiempo, era arcaica, relojes de agua, de miados.
Angustias.
Inquietudes.
Grito.
Canción.
Adiós, yo aquí me quedo.

Fueron las últimas palabras que pronuncié,

hace 14 años.
Desde entonces escribo de *vex en cuando.
* (dice "vex").
 8. Esperaré.

A que tu recuerdo se disuelva

entre las lluvias por venir.

A que mi piel ya no te llame

cuando comienza a anochecer.

A que mis ojos no te busquen

detrás de cada sombra.

Esperaré,
a que el tiempo cure
el dolor que me sofoca.

A que mis ansias se duerman

a través de alguna falda.

A olvidar tantas cosas que te traen

a partir de mi memoria.

Esperaré,
esperaré si es preciso
a que el sol se canse,
y la luna se pudra.

A que la distancia se desande

entre mi dolor y tu olvido.

Esperaré.
Ya estoy aprendiendo.

Ya compré una silla,

me calcé los guantes.

En el refrigerador: la cerveza fría;

en la alacena: el vino tinto.

La cama, tendida sobre el suelo,

a veces dibuja dos cuerpos.
Las mujeres ni se molestan
cuando al oído les digo tu nombre.
Saben que es para olvidarte.

¿Como habrás de saberlo ?

Pero solo son tristes imitaciones tuyas.
Aunque a veces me arañan la espalda,
y me muerden los labios.
Y también me llaman con otros nombres.

Como ves,
sigo esperando.

Inventando historias,
mientras miro a tantas mujeres
que pasan a mi lado.

Pero no me atrevo
ni a preguntarles su nombre,
no vaya a salir alguna que me diga:

Soy la que estás esperando.

Como dijiste un día.

Esperaré,
A que me canse del tiempo.

Esperaré hasta que el azul haga surcos.

Y las naves se cubran de lodo.
Y los caminantes me saluden
con su leve inclinación hacia el silencio.

A ya no hablar solo,
y olvide frases románticas,
y las maldiciones al presente.

A que el dolor no se extienda.

A soportar el silencio de mis manos.

A que las aves curen su vuelo circular,

y en bella estampida, te lleven lejos.

Y que ya no te traigan,
las traidoras migratorias,
en ningún otro verano.
 9. Hoy lo decidi.

Estarás conmigo,
aunque estés sin mí.

Mi mesa llena de cartas

que no enviaré, hablan de
mis labios secos, de tu beso,
de tu piel.

Las noches eran cortas.

Te busqué en otras piernas,

pero solo encontré el calor de cocina,
que después de saciar el hambre
ya no atrae, aleja.

Entonces decidí que el recuerdo

llenará la estancia,
y que el pasado calmara mis ansias.

Así fué de sencillo

que llegué hasta este manicomio
y gustosos
me dieron asilo.
 10. El camino

Decía a mis pies “Ven, ándame”,

y presurosos me llevaban por el bosque.

Ese olor a pino,

el agua clara de la montaña.

Cuando te ví por vez primera,

bañandote en el río,
pensé que eras otro de mis sueños guajiros.

Y decidí contemplarte en silencio.

No sabía que sentías las miradas.

Pensé que descubrirme te espantarías,

pero tu mirada fue una dulce
caricia con sabor a mojado viento.

Me alejé presuroso, como huyendo,

recordando cada uno de los amores perdidos.

Pero el camino era un círculo.

Hoy, después de tantos años,

por mas que trato de recordar,
no se como llegaba al punto exacto,
siempre, y de pronto, ya me encontraba en ahí,
corriendo a nuestro encuentro.

Ahí, donde todos mis sueños se fueron despiertos.

Donde el bosque nos arrullaba.

Donde el amor fué nuestro amor.

Se rompió el tiempo,
y sin embargo traté de encontrar
ese mágico camino
durante tantos años,
pero aún sigo perdido.

Mis pies cubiertos de callos,

de caminar por otras espaldas,
no me dicen nada.
Ni este lugar,
con gente vestida de blanco,
que a pesar de todas sus jeringas
tampoco saben nada.
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