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EL CAMINO

A LEVIATÁN
Chiapas y el Estado mexicano,
1891-1947

R E G I O N E S
Un espacio editorial abierto
a la pluralidad étnica, social
y cultural de México.
Thomas Louis Benjamín

EL CAMINO
A LEVIATÁN
Chiapas y el Estado mexicano,
1891-1947
Traducción al español
Sara Sefchovich

^ H ^^k Consejo Nacional


^ • ^ ^ ^ ^ parala
^d^H^L Cultura y las Artes
Dirección General de Publicaciones
Título original: Passages to Leviathan

Chiapas and the Mexican State, 1891-1947

Primera edición: 1981

Primera edición en el idioma español: 1990


Producción: Dirección General de Publicaciones del
CONSEJO NACIONAL PARA LA CULTURA
Y LAS ARTES

D.R. © Thomas Louis Benjamín

D.R. © de la traducción al español,


Sara Sefchovich

D.R. © de la presente edición


Dirección General de Publicaciones del
Consejo Nacional para la Cultura y las Artes
Av. Revolución 1877, Piso 10
San Ángel, CP 01000
México, D.F.

Impreso y hecho en México

ISBN 968-29-2577-0
No terminaremos jamás de investigar y al final de
nuestra exploración llegaremos al mismo lugar del
cual partimos y lo conoceremos por primera vez.

T.S. Eliot
Agradecimientos
En muchos sentidos este trabajo es resultado de esfuerzos colecti-
vos y por ello quisiera ante todo agradecer a quienes en él colabora-
ron. El trabajo de archivo se hizo en México, Guatemala y los Esta-
dos Unidos durante los años 1978-1981, con el generoso apoyo
económico de becas proporcionadas por el College of Arts and Let-
ters de la Universidad Estatal de Michigan y la Henry L. and Grace
Doherty Charitable Foundation de la Universidad de Princeton.
Quisiera agradecer la ayuda y paciencia del personal de los
archivos que se citan en la bibliografía así como al de las siguientes
bibliotecas: en la ciudad de México, la Biblioteca y Hemeroteca Na-
cional, la biblioteca del Instituto de Investigaciones Históricas de la
Universidad Nacional Autónoma de México, la de El Colegio de
México y la Gilberto Loyo de la Secretaría de Programación y Pre-
supuesto. En Chiapas, la biblioteca y hemeroteca del estado, la
Biblioteca Fray Bartolomé de Las Casas y la de la Universidad
Autónoma de Chiapas. En la ciudad de Guatemala, la Biblioteca y
Hemeroteca Nacional y en los Estados Unidos, la Biblioteca de la
Universidad Estatal de Michigan, la Biblioteca sobre América Lati-
na de la Universidad de Tulane, la del Congreso y la Biblioteca Pú-
blica de la ciudad de Nueva York.
La investigación contó con la ayuda de M. Favio Galvez, Natalio
Fuentes, Gary Gossen, Christina Johns, Prudencio Moscoso Pas-
trana, Thomas Neihaus, Peter Reicha, Gloria Sarmiento, Daniela
Spenser, Ángeles Suárez, Lawrence Taylor y John Taylor.
Inicié el estudio de la historia de América Latina en 1975 bajo la
dirección de los profesores David C. Bailey y Leslie B. Rout Jr. Su
entusiasmo por la región y por escribir su historia era entonces y si-
gue siendo hoy sumamente contagioso. Su estímulo y ayuda, junto
con la de los profesores Donald M. Lammers, Warren I Cohén,
Paul A. Varg Stanley Chojnki, William Beezley y John Hart contri-
buyó de manera muy importante al valor que este estudio pudiera
tener, mientras que los errores de datos y juicios son por completo
mi responsabilidad.
EL CAMINO A LEVIATAN

Finalmente quiero consignar que el apoyo y respeto de mi fami-


lia en el largo y muchas veces difícil proceso de la investigación y
redacción hizo posible concluir este esfuerzo y también le confirió
su sentido.
A todos ellos mis más profundos agradecimientos.

Ciudad de México, semana santa, 1981

Thomas Louis Benjamín


índice

Resumen 13

Archivos consultados 15

Lista de abreviaturas 17

Introducción 19

Primera parte: 1891-1910 25

Capítulo 1. El Estado imperial y antes 27


Capítulo 2. El Estado se mueve 55
Capítulo 3. Reforma y discordia 83
Capítulo 4. Complacencia, progreso y miseria 111

Segunda parte: 1910-1920 137

Capítulo 5. Una división política profunda 139

Capítulo 6. La guerra civil 171

Tercera parte: 1920-1947 207

Capítulo 7. En defensa de los intereses de clase 209


Capítulo 8. La lucha por la hegemonía 245

Capítulo 9. Unificación, desmovilización y consolidación . 285

Conclusión 319

Apéndice 331

Ensayo bibliográfico 351

Bibliografía 365
11
Resumen

El camino a Leviatán:
Chiapas y el Estado mexicano, 1891-1947

Thomas Louis Benjamín

Este es un estudio sobre la formación de un nuevo orden político en


Chiapas, México, entre 1891 y 1947. Después de setenta años de
trastornos políticos y fragmentación, el poder del Estado mexicano
pudo por fin afirmarse en Chiapas. Este proceso tuvo sus raíces en
el movimiento nacional de reforma de los años 1850 y 1860, empe-
zó a tomar forma en la década de 1890. Después su curso se vio
modificado y su ritmo se aceleró como resultado de la Revolución
mexicana de 1910-1920 y por fin se completó en la década de los
cuarenta. Lo que sucedió fue la modernización política del estado
de Chiapas dentro de México.
Desde 1560 hasta 1821 funcionó en Chiapas un Estado fuerte,
centralizado e intervencionista. En este último año la provincia optó
por su independencia tanto de España como de Guatemala y se
unió al recientemente formado imperio mexicano. Esta integración
significó la fragmentación política conforme el poder recaía en los
gobiernos municipales. El movimiento nacional de reforma con sus
guerras y con la intervención francesa dio inicio al proceso de con-
solidación nacional y modernización política. Casi dos décadas de
crisis prepararon el camino para el establecimiento de la dictadura
de Porfirio Díaz. Fue precisamente durante su mandato, entre 1876
y 1911, cuando empezó a tomar forma el Estado moderno en
Chiapas y en México.
A partir de ese momento en la historia mexicana, la formación
del Estado pasó por tres etapas distintas: el establecimiento del
autoritarismo del ejecutivo entre 1890 y 1900, el ascenso de un Es-

13
EL CAMINO A LEVIATÁN

tado social y económicamente activo durante la Revolución de


1910-1920 y la integración de las organizaciones de masas al apara-
to del Estado entre 1920 y 1947. Estos episodios fueron etapas his-
tóricas en las cuales se hicieron negociaciones que fueron respues-
ta a las crisis políticas y a las demandas de los poderosos grupos de
presión, y cada uno de estos episodios dejó su legado duradero: el
autoritarismo del ejecutivo, el activismo social y económico y la co-
laboración con las masas organizadas, que siguen siendo las carac-
terísticas del moderno Leviatán mexicano.
Este estudio pretende situar la formación del moderno Estado
mexicano dentro del contexto de !a experiencia chiapaneca y al
mismo tiempo quiere trascender el sentido limitado y particular de
la historia chiapaneca para explorar una cuestión de importancia
fundamental para todas las sociedades: la relación entre el Estado y
la sociedad de la que éste surge, y que a su vez define su esfera de
acción.

14
Archivos consultados

ACh Archivo de Chiapas


AFIM Archivo Francisco I. Madero
AFLB Archivo Francisco León de la Barra
AGC Archivo General de Centroamérica
AGN/OC Archivo General de la Nación/Fondo Obregón-Calles
AGN/ALR AGN/Fondo Abelardo L. Rodríguez
AGN/LC AGN/Fondo Lázaro Cárdenas
AGN/MAC AGN/Fondo Manuel Ávila Camacho
AGN/MAV AGN/Fondo Miguel Alemán Valdés
AGN/CNA Ramo de Comisión Nacional Agraria
AGOM Archivo General Octavio Magaña
AHCH Archivo Histórico de Chiapas
AHMR Archivo Histórico de Matías Romero
ASRE Archivo de la Secretaría de Relaciones Exteriores
ASRA Archivo "Seis de enero de 1915" de la Secretaría de la Reforma Agraria
AVC Archivo Venustiano Carranza
CGPD Colección General Porfirio Díaz
LAM Latin American Manuscripts, Lilly Library
N A / R G 59
National Archives of the United States/Record Group 59: General Re-
cords of the Department of State
NA/RG 76 NA/Record Group 76: Records of Boundary and Claims Commissions
and Arbitrations
NA/RG 84 NA/Record Group 84: Records of the Foreign Service Posts of the
Department of State
NA/RG 165 NA/Record Group 165: Records of the War Department General and
Special Staffs
NA/RG 266 NA/Record Group 266: Records of the Office of Strategic Services
PC Colección Paniagua
SCh Serie Chiapas
SFIM Serie Francisco I. Madero

15
Lista de abreviaturas

CAM Comisión Agraria Mixta


CCM Confederación Campesina Mexicana
CLA Comisión Local Agraria
CNA Comisión Nacional Agraria
CNC Confederación Nacional Campesina
CROM Confederación Regional Obrera Mexicana
CTM Confederación de Trabajadores de México
LCCA Liga Central de Comunidades Agrarias
LNC Liga Nacional Campesina
PCM Partido Comunista Mexicano
PNR Partido Nacional Revolucionario
PRI Partido Revolucionario Institucional
PRM Partido de la Revolución Mexicana
PSC Partido Socialista Chiapaneco
SUTICS Sindicato Único de Trabajadores de la Industria
del Café del Soconusco

17
Introducción
Pues por el arte se creó ese gran Leviatán llamado
Nación o Estado (en latín, civitas) que no es sino
un n o m b r e artificial, si bien de mayor estatura y
fuerza que el natural, para cuya p r o t e c c i ó n y de-
fensa estuvo destinado.

Thomas Hobbes, 1651*

L a historia de México en el siglo xx es, por encima


de cualquier otra consideración, la de la forma-
ción del Estado más estable y con una base más amplia de
toda América Latina.1 En la historiografía mexicana, la forma-
ción del Estado ha sido considerada como un proyecto dirigi-
do desde el centro y sólo se le ha estudiado desde una pers-
pectiva nacional2 en la cual se pierde de vista el hecho de que
dicho proceso fue la síntesis de aspiraciones regionales y na-

* Thomas Hobbes, Leviathan, or the Matter, Forms, and Power ofa Common-
wealth, Ecclesiasticaland Civil (1651), vol. 23 de The Great Books, Chicago, Ency-
clopaedia Britannica, 1952, p. 47.
1
Arnaldo Córdova, "Regreso a la Revolución mexicana", en Nexos 30 (julio
1980), p. 5. Para evitar confusiones, cuando la palabra "estado" se refiera a la uni-
dad constitutiva de la república federal mexicana, no llevará mayúscula. El término
que representa a la amplia y abstracta organización de la sociedad civil, "Estado",
tendrá mayúscula.
2
Véase: Richard N. Sinkin, TheMexicai. Reform, 1855-1876: A Study in Liberal
Nation-Building, Austin, Institute of Latin American Studies, 1979; Laurens B. Perry,
Juárez and Diaz: Machine Politics in México, DeKalb, Northern Illinois University
Press, 1978; Arnaldo Córdova, La formación del poder político en México, México,
Serie Popular Era, 1972 y La política de masas del cardenismo, México, Serie Popu-
lar Era, 1974; Rafael Loyola Díaz, La crisis Obregón-Calles y el Estado mexicano,
México, Siglo XXI, 1980; Octavio lanni, El estado capitalista en la época de Cárde-
nas, México, Serie Popular Era, 1977; Ariel José Contreras, México 1940: industriali-
zación y crisis política, México, Siglo XXI, 1977.

19
[ [. CAMINO A LEVIA1AN

dónales. El estudio de una región a través de varias décadas


sirve para demostrar que hubo un impulso local —tanto co-
mo nacional— para este proceso. El Leviatán mexicano es la
suma de sus partes geográficas y por tanto resulta funda-
mental para la comprensión de la nación en su conjunto.
Un Estado existe cuando la autoridad política de una na-
ción está centralizada y tiene una estructura formal. Los go-
biernos y regímenes con políticas particulares y con diferen-
tes partidarios pueden aparecer y desaparecer pero el Estado
— la sociedad civil organizada— permanece.
Un Estado moderno, en el contexto del siglo XX indica una
estructura política cuyo poder y autoridad están centraliza-
dos y son efectivos a lo largo y ancho de toda la nación, y cu-
yos hilos se extienden más allá de la pura defensa nacional y
el orden público hasta incluir la reorganización y regulación
de las estructuras sociales y económicas. Marx escribió en el
18 Brumano de Luis Bonaparte que un historiador debería sa-
ber distinguir entre las palabras e ideas de los partidos
comprometidos en la lucha política y sus intereses de grupo
que tienen que ver con la realidad económica de la sociedad.3
El poder del Estado, según Marx, "no está suspendido en el
aire". 4 El orden político nunca es el resultado directo de las
fuerzas económicas y tampoco es independiente de ellas. Las
tendencias centralizadoras y expansionistas del Estado mo-
derno reflejan tanto los intereses materiales de diversos gru-
pos económicamente poderosos como los apetitos de poder
de los funcionarios.
Luego de más de medio siglo de fragmentación política
en México, entre 1880 y 1890 comenzó a tomar forma un Esta-
do moderno. El Estado centralizador con una actividad social
y económica intensa fue estimulado por el sector más dinámi-
co de la burguesía nacional —agricultores, comerciantes e in-
dustriales— con el fin de racionalizar y movilizar todos los re-
cursos sociales necesarios para alcanzar la prosperidad. 5

3
Z . A . Jordán, Kar/Marx: Economy, Class, and Social Revolution, Nueva York,
Charles Scribner's Sons, 1971, p. 57.
4
Karl Marx y Friedrich Engels, Selected Works, vol. 1, Nueva York, International
Publishers, 1968, p. 171.
5
Sink¡n, The Mexican Reform, 1855-1876, p. 7.

20
NTRODUCCION

Sin embargo, la modernización económica en el porfiriato


llevó a un deterioro de las condiciones materiales de vida para
la mayoría de las masas trabajadoras. Durante la Revolución
mexicana de 1910-1920 las facciones en lucha apelaban a los
obreros y campesinos en busca de su apoyo político y militar
a cambio del cual prometían una serie de reformas. Como re-
sultado de esto, buena parte de las masas trabajadoras
fueron movilizadas hacia organizaciones amplias y poderosas
que demandaron participación política y reformas laborales y
agrarias. Este nuevo electorado del moderno Estado mexica-
no — el proletariado organizado— exigía un Estado fuerte y
activo que pudiera reformar la tenencia de la tierra y regular
las relaciones entre el trabajo y el capital. La construcción del
Leviatán mexicano fue una empresa que contó con el con-
senso y fomento activos tanto de grupos de la élite como de
grupos de las masas "para cuya protección y defensa estaba
destinado" como afirman las palabras de Hobbes.
El presente libro se divide en tres partes, cada una de las
cuales representa una etapa en la formación del Estado mexi-
cano moderno en Chiapas. El primer capítulo muestra el es-
cenario a partir del cual es posible iniciar una revisión detalla-
da de la historia chiapaneca moderna, que remite a la época
del dominio colonial español, cuando en el siglo xvi se es-
tableció en Chiapas un Estado fuerte y centralizado. La devo-
lución del poder a las unidades locales de gobierno después
de esa fecha, aparece como una respuesta de la élite a la ex-
cesiva interferencia del Estado en la economía de la provin-
cia. La primera parte del estudio revisa la primera fase impor-
tante de la centralización política y el ascenso de un gobierno
activo en Chiapas entre 1891 y 1910. Las élites empresariales
de los años noventa rechazaban la fragmentación política y
buscaban orden y progreso. Estas élites nuevas, muchas de
ellas formadas por inmigrantes recientes que se concentra-
ban en las tierras bajas del centro y en la zona del Soconus-
co, experimentaron pronto los beneficios de la expansión
económica y de la agricultura comercial. Fueron quienes
querían un gobierno fuerte y activo que construyera cami-
nos, restringiera los impuestos sobre el comercio, suprimiera
a los caudillos locales y reformara las prácticas ineficientes de

21
EL CAMINO A LEVIATAN

trabajo. Para principios de 1890 el presidente Porfirio Díaz


había consolidado de tal manera su posición en todo el país
que no tenía oposición ni rivales. En 1891 envió a Chiapas a
un enérgico y talentoso administrador, el joven Emilio Raba-
sa, quien como gobernador debía su poder a Díaz y no a los
grupos locales. Durante este periodo se hicieron importantes
progresos en la centralización política y en el desarrollo eco-
nómico si bien no tuvieron consecuencias particularmente
buenas.
El inflamado regionalismo radical y el incremento de la
población trabajadora sin tierras contribuyeron a definir el
curso posterior que tomó la formación del Estado en la región.
La segunda parte del estudio revisa los efectos que tuvo
la Revolución mexicana —cuyos orígenes estuvieron localiza-
dos en el norte de México— en el estado de Chiapas entre
1910 y 1920. La ruptura del régimen nacional en 1910-1911
brindó la oportunidad para que un grupo local —que había
abrigado ambiciones políticas y resentimientos durante trein-
ta años— pudiera intentar derrocar al gobierno. Pero el siste-
ma político establecido en Tuxtla Gutiérrez, la capital estatal,
no estaba dispuesto a entregar el poder de manera tan fácil
como lo había hecho el régimen de Díaz en la ciudad de Méxi-
co. En 1914 grupos de terratenientes de las regiones más
apartadas se rebelaron contra la intromisión de un ejército
revolucionario del norte ajeno a ellos, así como contra las
reformas sociales que lo acompañaron. Cinco años de admi-
nistración revolucionaria y de guerra civil terminaron con el
aislamiento rural y rompieron el poder absoluto que tenían los
hacendados sobre los campesinos y trabajadores. Estos últi-
mos, aprovechando la situación, comenzaron a adquirir con-
trol sobre sus propias vidas y a tomar partido político con ar-
mas y con votos. La administración revolucionaria amplió las
responsabilidades del gobierno estatal y la política de élite
dejó su lugar a la política de masas.
La tercera parte del estudio, revisa la formación del Esta-
do en Chiapas en la época de la participación de masas en po-
lítica entre 1920 y 1947. Después de 1925, ninguna facción
política pudo conseguir y conservar el poder en Chiapas sin el
apoyo fuerte de las organizaciones obreras y campesinas. A

22
INTRODUCCIÓN

su vez este requisito político llevó a la ampliación del poder


del gobierno con el objetivo de satisfacer por lo menos algu-
nas de las demandas de las masas organizadas por llevar a ca-
bo reformas básicas y también para poner a los grupos de
electores recientemente organizados bajo el control y la su-
pervisión del Estado. Durante esta tercera etapa, declina la
importancia e independencia del gobierno estatal mientras
que el gobierno nacional, el partido político y las organizacio-
nes se convierten en participantes significativos de la política
local. El presidente Lázaro Cárdenas (1934-1940) estableció
una alianza institucional entre el Estado y las masas organiza-
das, y reorganizó al partido oficial dividiéndolo en facciones
de obreros, campesinos, militares y sectores populares, reor-
ganización que incluyó, como parte de la negociación, una
intensificación de las reformas. Y fue precisamente el éxito
de dichas reformas lo que a su vez condujo a la desmoviliza-
ción de las masas organizadas. Por vía del paternalismo, el re-
parto, la burocratización y la retórica populista, el Estado do-
mesticó a las masas y pudo consolidar su propia posición de
excepcional fuerza en la sociedad al tiempo que preservaba el
poder económico de la iniciativa privada. Sin embargo, el
moderno Estado mexicano, "el nuevo Leviatán", según pala-
bras de Arnaldo Córdova, sólo pudo alcanzar esa inexpugna-
ble posición en la sociedad luego de satisfacer las demandas
de sus más poderosos electores.6
Este trabajo pretende situar la formación del Estado mexi-
cano moderno dentro del contexto de la experiencia chiapa-
neca y al mismo tiempo quiere trascender el sentido limitado
y particular de la historia de esta región para penetrar en una
cuestión de importancia para todas las sociedades: la relación
entre el Estado y la sociedad de la que éste surge y que a su
vez define su esfera de acción.

6
Arnaldo Córdova, La ideología de la Revolución mexicana: la formación del
nuevo régimen, México, Ediciones Era, 1973, pp. 236-237.

23
Primera parte
1891-1910

25
CAPÍTULO

1
El Estado imperia
y antes
Los países ibéricos del hemisferio occidental
ingresaron a la era moderna como creaciones ad-
ministrativas, legales y políticas de la monarquía
castellana postfeudal comprometida con el princi-
pio del control centralizado.

Claudio Veliz*

c hiapas fue la primera de las provincias españolas


en América central en buscar su independencia.
Una asamblea provincial declaró el 26 de septiembre de 1821
que "la provincia de Chiapas, la cual espontáneamente ha
declarado su independencia, no reconoce otro gobierno que
el del imperio mexicano". 1 Este fue el primer paso para la di-
solución formal de la América central española. La Indepen-
dencia puso término a casi tres siglos de dominio imperial
fuerte y centralizado sobre Chiapas. El Estado español, en la
persona de sus funcionarios y burócratas reales y no de los
terratenientes o comerciantes, dominaba a la sociedad y la
economía de la provincia. La Independencia significó para
la élite chiapaneca, no sólo la ruptura con España y con Guate-

* Claudio Veliz, The Centralist Tradition of Latín America, Princeton, Princeton


University Press, 1980, p. 16.
1
Citado en: Rodric Ai Camp, "La cuestión chiapaneca: revisión de una polémica
territorial", en Historia Mexicana XXIV (abril-junio de 1975), p. 584.

27
l'L CAMINO A L t V I A l A N

mala sino también el repudio al gobierno centralista y a la ad-


ministración burocrática en favor de un sistema de gobierno
propio. El hecho de unirse a México como provincia contribu-
yó a la fragmentación política y a la inestabilidad puesto que
se iban conociendo en el estado las luchas en la ciudad de
México, en Tabasco y en Oaxaca, así como los conflictos
territoriales entre México y Guatemala. Hasta 1890 el Estado
mexicano no estuvo en posición de consolidar su poder en
Chiapas, ni tampoco la élite local estuvo dispuesta a tolerar
un Estado poderoso. Para comprender cómo y por qué el Es-
tado mexicano moderno se desarrolló en Chiapas, debemos
revisar primero el proceso de formación y disolución del Esta-
do imperial español en la región.

La geografía

Chiapas siempre ha sido zona fronteriza. Las ciudades anti-


guas de Palenque y Bonampak estuvieron localizadas en la
margen septentrional de la civilización maya clásica. Para fi-
nes del siglo XV la conquista militar azteca no había podido
avanzar más allá hacia el sur de Zinacantan y Soconusco. 2
Chiapas fue conquistada a principios del siglo XVI por las ex-
pediciones españolas que venían tanto del norte (México)
como del sur (Guatemala).3 Los asentamientos españoles en
la región, lejos de la ciudad de México y de Santiago en Gua-
temala eran, en el mejor de los casos, muy rústicos o como
afirmaba Thomas Gage "no eran lugares adecuados para je-
suítas". 4 La localización fronteriza de la región y su aislamien-
to de los centros de poder y cultura serían determinantes en
el curso de su historia.

2
Carlos Navarrete, "Historia de los chiapanecas", en ICACH (julio-diciembre
1965), pp. 160-161; Bernal Díaz del Castillo, The True History of the Conquest of
México, Ann Arbor, University Microfilms, 1966, pp. 358-359.
3
Peter Gerhard, The Southeast Frontier of New Spain, Princeton, Princeton
University Press, 1979, p. 150.
4
Citado en: J . Eric S. Thompson, ed., Thomas Gage's Trave/s in the New
World, Norman, University of Oklahoma Press, 1958, p. 138.

28
EL ESTADO IMPERIAL ANTES

La geografía interior de Chiapas también desempeñó un


papel fundamental en la historia de la región. Como todo Mé-
xico, Chiapas está atravesado por valles que se extienden
entre montañas. La Sierra Madre de Chiapas corre desde el
Istmo de Tehuantepec y domina toda la América central has-
ta el sur de Nicaragua. Esta cadena montañosa está dividida
por un valle sólo comparable en tamaño al valle de México
(tiene entre mil 500 y 2 mil 500 pies de altura) y a él nos vamos
a referir como las tierras bajas del centro o la tierra caliente
por donde corre el río Grijalva que va desde la frontera con
Guatemala hasta el Golfo de México. El clima tropical y los
fértiles suelos de este valle lo han convertido en una de las
zonas agrícolas más importantes de la provincia. Las tierras
altas del centro de Chiapas (entre 5 mil y 7 mil pies de altura)
también llamadas tierra fría dominan la región noroccidental
de la Sierra Madre. Esta zona que es la de mayor población
indígena hoy día, es sumamente escarpada y boscosa, con
apenas algunos valles pequeños. Hacia el norte y el oriente
las tierras altas declinan hasta desaparecer en la zona baja de
Tabasco y el bosque tropical lacandón. La parte de la Sierra
Madre que va hacia el sur del valle de Chiapas se eleva hasta
12 mil pies de altura y va por la costa del Pacífico hasta Guate-
mala. Así pues, el litoral del Pacífico queda confinado hacia el
noroeste por la Sierra Madre y hacia el suroeste por el océa-
no, es una planicie al nivel del mar de no más de 15 a 25 millas
de ancho.5

La colonización
Chiapas o las dos regiones que los españoles llamaban Chia-
pa y Soconusco, fue conquistada en 1524 y de nuevo en
1527. Chiapa incluía (el nombre Chiapas se generalizó hasta

6
Charles C. Cumberland, México: The Struggle for Modernity, Oxford, Oxford
University Press, 1968, pp. 6-7. Chiapas es afortunado al tener dos buenos estudios
geográficos realizados, ambos, por Karl M. Helbig: La cuenca superior del río Grijal-
va. Un estudio regional de Chiapas, sudeste de México, Tuxtla Gutiérrez, ICACH,
1964 y El Soconusco y su zona cafetalera en Chiapas, Tuxtla Gutiérrez, ICACH, 1964.

29
EL CAMINO A LEVIATÁN

el siglo xvni) las tierras altas y bajas del centro mientras que
Soconusco ocupaba toJo el litoral del Pacífico. El primer es-
tablecimiento español llamado Chiapa de los Españoles, con-
taba con cuarenta habitantes y estaba localizado cerca del río
Grijalva, lugar demasiado caluroso e insalubre, razón por la
cual en 1528 se le trasladó a un valle más agradable localizado
en las tierras altas en lo que hoy es San Cristóbal de Las Ca-
sas pero que entonces se llamó Ciudad Real de los Llanos de
Chiapas.6
La época inmediatamente posterior a la conquista, que va
aproximadamente de 1528 a 1569, fue un periodo de confu-
sión política y experimentación.
Los conquistadores gobernaban a las dos provincias ha-
ciendo caso omiso del gobierno real de Castilla, del de la
Nueva España o del de Guatemala. Sus únicas fuentes de in-
greso eran las Encomiendas, que eran concesiones de pue-
blos indígenas que debían pagar tributo o proporcionar mano
de obra y que fueron distribuidas y redistribuidas, confisca-
das y devueltas tantas veces durante aquellos primeros años,
hasta el punto que muchos colonizadores terminaban por
abandonar la región sumamente enojados. Solamente hasta
fines de 1550 y principios de 1560, esta institución se estabili-
zó y lo hizo a tal grado que todavía en el siglo xvill los descen-
dientes de los primeros encomenderos seguían recibiendo el
tributo indígena. El Soconusco se convirtió en posesión real
en 1545 y a partir de entonces, todo el tributo y la mano de
obra indígena pasaron de manos de particulares a las de los
funcionarios reales.
En 1520 Chiapas era parte del gobierno de la Nueva Espa-
ña; fue adjudicada a la Audiencia de los Confines (Guatema-
la) de 1529 a 1540, siendo gobernada por su propio capitán
general entre 1540 y 1544. Excepto por un breve periodo en

6
La historia de la naciente colonia de Chiapas está relatada en: Robert S. Cham-
berlain, The Governorship of the Adelantado Francisco de Monte/o in Chiapas,
1539-1544, Washington, D.C., Carnegie Institution of Washington, 1948; fray Fran-
cisco Ximénez, Historia de la provincia de San Vicente de Chiapa y Guatemala, 3
vols., Guatemala, Biblioteca "Goatemala", 1929-1931; fray Antonio de Remesal,
Historia general de las indias occidentales, y particular de la gobernación de Chiapa
y Guatemala, Guatemala, Biblioteca "Goatemala", 1932.

30
EL ESTADO IMPERIAL ANTES

que se le adjudicó a México (1564 a 1569) Chiapa permaneció


subordinada a Guatemala desde 1544 hasta 1790. Pero a pe-
sar de esos papeles de adjudicación entre 1550 y 1560 la pro-
vincia estuvo de hecho gobernada por el gobierno municipal
de Ciudad Real de los Llanos de Chiapas (que en adelante lla-
maremos Ciudad Real). El primer gobernador real, alcalde
mayor Juan de Mesa Altamirano, llegó a Chiapas alrededor
de 1570. Por su parte el gobierno de Soconusco, subordina-
do directamente a Guatemala, fue establecido en 1540.7
La confusión administrativa de los primeros años y el
aislamiento fronterizo, le dieron al gobierno municipal (cabil-
do o ayuntamiento) de Ciudad Real un grado mayor de inde-
pendencia y a más largo plazo de lo que sucedió en México.
El cabildo de Ciudad Real gobernó a Chiapas durante las fre-
cuentes y en ocasiones prolongadas ausencias de los alcaldes
mayores entrantes y salientes.
Si bien el gobierno real pudo controlar las tendencias ha-
cia la autonomía municipal, mediante comisiones de inspec-
tores enviados especialmente y con alcaldes mayores con su-
ficiente fuerza, de todos modos el cabildo siguió siendo un
elemento importante en el gobierno de la provincia durante
toda la época colonial.8
A la confusión política reinante en estos primeros años de
la colonia, deben agregarse los conflictos internos entre los
funcionarios reales, los colonizadores españoles y los mi-
sioneros. Según el historiador Peter Gerhardt,

la rivalidad entre los distintos grupos de españoles


fue fuente de constantes discordias; algunas veces
eran los encomenderos contra los misioneros, otras
veces el gobernador contra los habitantes del lugar o
un obispo contra los franciscanos... 9

Solamente hasta la salida de Chiapas del agresivo obispo Bar-


tolomé de Las Casas en 1546 y con la abolición de la esclavitud

7
Gerhard, The Southeast Frontier. Véanse los capítulos sobre Chiapas y Soco-
nusco.
8
/bid., pp. 8-14.
9
/bid., p. 2 1 .

31
EL CAMINO A LEVIATÁN

por la misma época, se pudo lograr un acuerdo entre los misio-


neros dominicos y la comunidad española del lugar.10

El desarrollo del estatismo absolutista


Las frecuentes epidemias que asolaron a Chiapa y Soconus-
co entre 1519 y 1570 diezmaron a la población indígena en
por lo menos un 50%, cifra que en ciertos lugares alcanzó a
casi 80 y hasta 90% de la población.11 Este desastre demográ-
fico debilitó a la Encomienda como institución económica
con lo cual se incrementó el poder del gobierno real. La caída
de la mano de obra y del tributo obligó a muchos encomen-
deros a abandonar sus concesiones que entonces pasaron a
manos de la corona. A fin de satisfacer la demanda de mano
de obra de los españoles cuando el número de indígenas era
cada vez menor, la corona se vio presionada a enviar contin-
gentes de trabajadores indígenas a los solicitantes por breves
periodos de tiempo. Este sistema de reclutamiento de mano
de obra conocido con el nombre de Repartimiento de indios
permitió concentrar un enorme poder en el gobierno real y
sobre todo en quienes se encargaban de la distribución. 12 La
decadencia de la institución semifeudal que era la Encomien-
da y el surgimiento del Repartimiento contribuyeron de ma-
nera significativa a la formación del Estado imperial centrali-
zado en Chiapas.
El estatismo absolutista caracterizó a los gobiernos de la
América española. Luego de un breve periodo de organiza-
ción y confusión "se consolidó el control real sobre las
indias...", el poder real central fue implantado de manera total
tanto con relación a la interferencia de los clérigos humanita-
rios como en relación con la rebeldía absoluta de los colonos
con aspiraciones señoriales.13 La célebre discrepancia entre la

10
Robert Wasserstrom, "White Fathers and Red Souls: Indian-Ladino Relations
in Highiand Chiapas, 1528-1973", disertación doctoral no publicada. Department of
Anthropology, Harvard University, 1977, pp. 48-50, 76-77.
11
Gerhard, The Southeast Frontier, pp. 169, 158-160.
12
William L. Sherman, Forced Native Labor in Sixteenth Century Central Ameri-
ca, Lincoln, University of Nebraska Press, 1979, p. 179.
13
Veliz, The Centralist Tradition, p. 68.

32
EL ESTADO IMPERIAl ANTES

supremacía jurídica del estado de Castilla y su incapacidad


para obligar a la obediencia en América, llevó a muchos estu-
diosos a pensar que el poder de la corona era más aparente
que real. Sin embargo, el amplio espacio que se les concedió
a los representantes locales de la corona no disminuye en ab-
soluto el hecho de que las indias estuvieron gobernadas por
un Estado imperial centralista muy poderoso y que precisa-
mente una parte de ese sistema estatal imperial —quizá la
más fuerte— la constituía el hecho de que la corona delegara
su poder en los funcionarios locales. Para los colonizadores
españoles en Chiapas, el gobierno real era en primer lugar y
ante todo el alcalde mayor en Ciudad Real. El historiador
Murdo MacLeod sostiene que durante la mayor parte del
siglo xvil —época de la decadencia de España— la alta socie-
dad en América estaba dominada por los funcionarios del go-
bierno.14 Según Julio Alemparte, "Los reyes no estaban en
España sino en las Indias, (pues) los verdaderos soberanos
eran los señores coloniales."15
Los funcionarios locales actuaban en nombre del gobier-
no central, su gestión estaba claramente delimitada y podían
ser despedidos en cualquier momento por el rey o por sus mi-
nistros. La abolición de la esclavitud indígena en Centroamé-
rica en 1540 se llevó a cabo en Chiapas a pesar de la oposi-
ción del cabildo de Ciudad Real y a pesar de que esa medida
hizo mucho daño a la industria azucarera local.16 Muchos de
los pedidos que hacían los funcionarios locales de Soconus-
co solicitando la importación de trabajadores indígenas eran
rechazados por la corona.17 El cabildo de Ciudad Real, fue
suprimido en 1748 acusado de sedición y finalmente, a pesar
de la oposición de los residentes de la provincia, la corona
abolió el repartimiento de indios en 1778.18 No hay duda de
que el poder español llegaba hasta Chiapas.

14
Murdo J . MacLeod, Spanish Central America: A Socioeconomic History,
1520-1720, Berkeley, University of California Press, 1973, p. 313.
15
Alempart, El cabildo en Chile colonial (1966), citado en Veliz, The Centralist
Tradition, p. 25.
16
Sherman, Forced Native Labor, pp. 249-250.
17
MacLeod, Spanish Central America, pp. 145-147.
18
"Real provisión por la cual quedan prohibidos los servicios personales, reparti-
mientos y mandamientos, de un pueblo en otro, año 1778", Archivo General de

33
EL CAMINO A LEVIATAN

La sociedad chiapaneca estaba dominada por los funcio-


narios gubernamentales y no por los terratenientes o comer-
ciantes. Como la corona controlaba y regulaba el trabajo de
los indígenas, que era la fuente principal de riqueza, entonces
sus representantes ocupaban el lugar central en la estructura
de poder local. En Soconusco "donde la corona recaudaba el
tributo, el gobernador y otros funcionarios reales ocupaban
una posición de importancia".' 9 Como los alcaldes mayores y
otros funcionarios menores compraban sus puestos, busca-
ban las mayores ganancias posibles durante su gestión. Co-
mo resultado de esto, el gobernador de la provincia no sólo
controlaba la administración civil, la justicia y la defensa sino
también la economía local. El alcalde mayor era quien decidía
cuál de los solicitantes recibiría destacamentos de trabajado-
res y por cuántos días se les permitiría a los indígenas trabajar
para él. Además monopolizaba el comercio con los pueblos
indígenas mediante el repartimiento de comercio. En 1712 el
alcalde mayor revendió maíz a los pueblos hambreados de las
tierras altas a precios tan inflados que provocó la gran rebe-
lión tzeltal de ese año.20
Para el siglo xvil, el poder español en Europa bajo la dinas-
tía de los Habsburgo, estaba en plena decadencia. Sin em-
bargo, ese hecho tuvo consecuencias distintas para Europa
que para América. El funcionario oficial siguió siendo la figu-
ra dominante en la sociedad colonial.21 Con el ascenso al tro-
no de la casa de Borbón en 1700, la corona española decidió
volver a centralizar la vida política, económica y eclesiástica
del imperio a fin de recuperarse y crecer. Parte de esta estra-
tegia consistía en no seguir delegando amplios poderes a los
servidores civiles criollos (es decir, nacidos en América) para
lo cual Carlos III instituyó un nuevo sistema de gobierno que

Centroamérica, Al.22.20, expediente 26.854, legajo 2900. De aquí en adelante se ci-


tará como AGC y los datos para su identificación.
19
MacLeod, Spanish Central America, p. 73. No había ningún cabildo en el So-
conusco. Véase: Gerhard, The Southeast Frontier, p. 20.
20
De Carlos Castañón, Ciudad Real, a la Real Junta Superior, Santiago, 19 de
abril de 1819, AGC, Al.6.6, exp. 127, leg. 8; Archivo General del Estado, Boletín 2:
Documentos históricos de Chiapas, Tuxtla Gutiérrez, 1953, p. 29; Ximénez, Chiapas
Y Guatemala III, pp. 257-259.
21
Veliz, 77?e Centralist Tradition, p. 72.

34
EL ESTADO IMPERIAL ANTES

estaría bajo el firme control del centro y administrado por sol-


dados y burócratas enviados desde España.22

La vuelta a la centralización y la reacción


La primera medida que se tomó para el programa de vuelta a
la centralización en Chiapas consistió en suprimir el cabildo
de Ciudad Real. En 1767 la provincia de Chiapas estaba dividi-
da en dos alcaldías mayores ambas subordinadas al goberna-
dor de Guatemala. El sistema de intendencia fue introducido
en Chiapas y Soconusco en 1790 reuniendo a las dos provin-
cias en una unidad fiscal y administrativa dirigida por un go-
bernador intendente con residencia en Ciudad Real. Aunque
este funcionario era nombrado desde España, de hecho esta-
ba subordinado al gobernador presidente de Guatemala. La
consecuencia más importante del sistema de intendencia fue
la creación del puesto de subdelegado que era un funcionario
directamente subordinado al gobernador intendente. Los
subdelegados fueron ubicados en Tuxtla, Comitán, Los Lla-
nos, Ixtacomitán, San Andrés Chamula, Simojovel, Palen-
que, Tila, Ocosingo y Huistán.23
La nueva centralización de la América española y el es-
tablecimiento de la intendencia de Chiapas, no modificaron el
carácter subordinado de la provincia en relación con Guatema-
la. Las apelaciones judiciales se seguían llevando a Santiago.
Las reformas borbónicas tampoco alteraron el dominio eco-
nómico de Guatemala sobre Chiapas. En 1630, el cabildo de
Ciudad Real se quejaba al rey de que la mitad de los tributos
controlados por particulares en toda la provincia estaban en
manos de ricos comerciantes de Santiago.24 En el siglo xvm
los provincianos de Ciudad Real se quejaban de que los co-
merciantes guatemaltecos monopolizaban el comercio desde
y hacia Chiapas. El restablecimiento del cabildo de Ciudad

^Ibid., pp. 75-79. También véase: David Brading, "Government and Élite in Co-
lonial México", en The Hispanic American Histórica! Review 53 (agosto 1973), pp.
389-414.
23
Gerhard, The Southeast Frontier, pp. 153-154.
2i
/bid., p. 152.

35
EL CAMINO A LEVIATAN

Real, entre 1774 y 1793 sirvió para dar voz al regionalismo la-
tente de la provincia. El gobierno local tenía desacuerdos con
el gobernador intendente que era visto como representante
de los intereses comerciales guatemaltecos.25
Mientras las reformas borbónicas aumentaban la burocra-
tización de los gobiernos americanos (en Chiapas esto se ma-
nifestó en la proliferación de los subdelegados) y sustituían a
los españoles por funcionarios nacidos en América, la filoso-
fía que empezaba a ganar adeptos en el mundo español
(fuera de los círculos oficiales) hacia fines del siglo xvill pro-
ponía una menor interferencia del gobierno y más esfuerzos
locales para fomentar mejorías. En 1795, el liberal español
Gaspar Melchor de Jovellanos publicó su informe de ley
agraria, un programa para la regeneración económica de Espa-
ña en el cual condenaba las barreras al comercio, los favoritis-
mos gubernamentales y la protección de intereses especiales
y sostenía que la autonomía local era el primer paso para la
reconstrucción nacional.26 En Centroamerica las ideas liberales
fueron impulsadas por la real corporación de comerciantes es-
tablecida en 1793 y por la real sociedad económica establecida
en 1794. Esas dos organizaciones, con sede en Santiago, apo-
yaban el libre comercio, la diversificación de la agricultura, la
supresión de la intervención gubernamental en las comunida-
des indígenas y la formación de consejos económicos para el
mejoramiento de las provincias.27
La sociedad económica de Chiapas fue establecida en
Ciudad Real en 1819. Para entonces ya se sabía por lo menos
desde hacía treinta años, que la provincia estaba en decaden-
cia. El primer gobernador intendente de Chiapa escribió a su
llegada en 1790 que "muy pronto me di cuenta de la deca-
dencia en que se encuentran estas provincias, agobiadas por

25
Del Ayuntamiento de Ciudad Real al Fiscal, Santiago, 3 de septiembre de
1793, AGC, Al.2, exp. 594, leg. 52; "Actuación judicial. Contiene la relación de los
autos sobre las ocurrencias habidas entre el Ayuntamiento de Ciudad Real de Chia-
pas y el Teniente Letrado Licd. José Mariano Valero (quien también era Intendente
Gobernador) de que resultó la suspensión y arresto de éste, año 1810", AGC,
Al.15, exp. 2176, leg. 331.
26
Mario Rodríguez, The Cádiz Experimentin Central America, 1808-1826, Berke-
ley, University of California Press, 1978, pp. 4-7.
*>lbid., pp. 18-25.

36
EL ESTADO IMPERIAL ANTES

la pobreza y sin industria ni comercio". 28 A su vez la sociedad


económica en un extenso informe escrito en 1819 analizaba la
causa del "estado de decadencia de la provincia" y ofrecía un
plan para su regeneración. Se consideraba que las dos
causas principales de la decadencia eran: 1) la abolición del
Repartimiento de indios en 1778 y 2) el establecimiento de la
intendencia en 1790. Se sostenía que sin el estímulo que sig-
nificaba el reclutamiento de la mano de obra, el indígena "se
contentaba con producir únicamente lo necesario para su
propio consumo". 29 El descenso en la producción agrícola y
en el comercio se achacaban a estas medidas. Además, el
gran número de subdelegados aumentaba la interferencia gu-
bernamental y el favoritismo en la economía de la provincia y
venía a sumarse a las cargas impositivas de los pueblos. No
hay duda de que el principal obstáculo para las empresas eco-
nómicas en la América colonial española fue el Estado.30 Sin
embargo, la oligarquía en Ciudad Real, aunque favorecía me-
nos gobierno exceptuaba de esto a la expropiación de la mano
de obra. Esta divergencia entre los intereses financieros y po-
líticos del Estado español y los intereses materiales de los
provincianos de Chiapas se acentuó con la recesión económi-
ca que afectó a toda la América central durante las primeras
dos décadas del siglo xix. En vísperas de la independencia,
un informe enviado a la corona sostenía que "el descontento
reinante se debe a las míseras condiciones económicas de la
América central". 31 El impulso natural de las fuerzas producti-
vas tenía que ser en esta región el de quebrar o al menos fisu-
rar el lazo colonial.

28
Henri Favre, Cambio y continuidad entre los mayas de México, contribución al
estudio de la situación colonialista en América Latina, México, Siglo XXI, 1973, p. 50.
29
"Informe de la sociedad económica de Chiapas dado de orden del Exmo. Sor.
Presidente, gobernador, y capitán general del reyno en el expediente sobre ventajas,
o deterioro que ha producido a aquella provincia el sistema de intendencia, Ciudad
Real, 11 de diciembre de 1819", AGC, Al.6.6, exp. 127, leg. 8.
30
Véase: John Coatsworth, "Obstacles to Economic Growth in Nineteenth Cen-
tury México", en The American Historical Review 83 (febrero de 1978), p. 94.
31
Citado en Miles Wortman, "Government Revenue and Economic Trends in
Central America, 1787-1819", en 777e Hispanic American Historical Review 55
(mayo, 1975), pp. 267-268.

37
EL CAMINO A LEVIATÁN

La independencia y la anexión

El estímulo más inmediato al movimiento de independencia


en la América española fue la invasión napoleónica a Espa-
ña en 1807-1808. En España se organizaron juntas de resisten-
cia para dirigir la batalla y en América los criollos establecieron
juntas locales de gobierno en varias ciudades para gobernar
hasta la vuelta al trono del rey Fernando Vil. En 1810 las juntas
españolas se unificaron hasta formar una central que convo-
có a un parlamento nacional (Cortes). Estas Cortes, reunidas
en el puerto de Cádiz con el fin de redactar una constitución
confirieron —de modo casi accidental— representación a los
americanos, medida que estimuló el regionalismo y el sepa-
ratismo que ya estaban despiertos en la zona.32 El delegado
chiapaneco a las Cortes de Cádiz introdujo una lista con ocho
proposiciones que trazaban lineamientos para un gobierno
propio, y además, proponía la abolición del monopolio de la
corona sobre el tabaco, el establecimiento de una diputación
provincial y la apertura al comercio de los puertos de Tonalá y
Tapachula.33 Las Cortes de Cádiz promulgaron su constitu-
ción en 1812 pero tanto ese documento como el propio cuer-
po colegiado fueron suprimidos en 1814 cuando Fernando Vil
volvió al trono.
En enero de 1821 un nuevo régimen liberal asumió el po-
der en España, restauró la constitución de Cádiz y convocó a
las Cortes. Bajo este nuevo régimen se concedieron asambleas
a algunas provincias como Chiapas las que introdujeron un
gobierno propio si bien limitado; además, las nuevas cortes
decretaron medidas para restringir los privilegios de la Iglesia
y de los militares, reformas que no fueron bienvenidas en
América. En respuesta a estas medidas, el comandante impe-
rial Agustín de Iturbide, un criollo de la Nueva España, publi-
có su Plan de Iguala en febrero de 1821. Para defender el or-
den social imperante, Iturbide llevó a cabo una revolución
conservadora que pretendía inmunizar a México contra las re-

32
John Lynch, The Spanish-American Revolutions, 1808-1826, Nueva York;
W . W . Norton, 1973, pp. 34-35; Rodríguez, The Cádiz Experiment, pp. 31-35.
33
Rodríguez, The Cádiz Experiment, pp. 71-72.

38
EL ESTADO IMPERIAL ANTES

formas españolas mediante la proclamación de la indepen-


dencia. El 24 de agosto, Juan O'Donojú, máximo jefe político
español en la Nueva España, firmó el Tratado de Córdova que
reconocía a México como nación soberana e independiente.34
Cuatro días más tarde los chiapanecos se reunían en la sala
capitular de Comitán y secundaban el Plan de Iguala. Dicha
sala declaró formalmente la independencia de España y de
Guatemala el 26 de septiembre de 1821 y solicitó su anexión a
México.35
Los chiapanecos sentían más atracción hacia México que
repulsión hacia las reformas liberales españolas. La sociedad
económica de Ciudad Real que reflejaba con bastante clari-
dad los intereses de la oligarquía terrateniente de las tierras
altas, favorecía la anexión.36 La Sala Capitular, también domi-
nada por esos mismos intereses, sostenía que

Guatemala nunca ha proporcionado a la provincia ni


ciencia ni industria ni ningún otro beneficio y la ha
considerado con indiferencia... Chiapas ha permane-
cido durante tres siglos bajo el gobierno de Guatema-
la y en todo este tiempo no ha prosperado.

En cambio México aparecía de modo diferente pues

Puebla, Oaxaca y las demás [provincias del imperio


mexicano], tienen costumbres similares a las de
Chiapas y en cambio no hay ninguna analogía con
Guatemala. Las provincias del imperio [mexicano]
nos enriquecen con la circulación del comercio que
existe entre ellas.37

34
Lynch, The Spanish-American Revolutions, pp. 318-321.
35
Ai Camp, "La cuestión chiapaneca", pp. 582-584. También véase, para un tra-
tamiento más completo del tema: Prudencio Moscoso Pastrana, México y Chiapas:
Independencia y federación de la provincia chiapaneca, Tuxtla Gutiérrez, Bosquejo
Histórico, 1974; Valentín Rincón Coutiño, Chiapas entre Guatemala y México, Méxi-
co, Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, 1964; Rafael Heliodoro Valle, La
anexión de Centro América a México, 6 vols., México, 1924-1949.
36
Favre, Cambio y continuidad, pp. 52-53.
37
De la Sala Capitular de Chiapa a don Pedro Solórzano, 29 de octubre de 1821,
en el Archivo Histórico del Estado, Boletín de documentos históricos, núm. 12, Tux-
tla Gutiérrez, 1974, pp. 43-48.

39
E.L CAMINO A LEVIATÁN

De hecho, durante las primeras dos décadas del siglo xix, el


comercio con México sobrepasó en mucho al comercio con
Guatemala.38
Mientras la élite terrateniente de las tierras altas buscaba
cómo romper con el cerrado dominio económico que ejercía
Guatemala (y se imaginaban que la enorme distancia que
separaba a Chiapas de México evitaría un dominio similar),
los dueños de las tierras bajas y los comerciantes temían cual-
quier contacto político con México. Al contrario de los luga-
res más desarrollados comercialmente, las tierras bajas habían
prosperado en las últimas décadas del dominio español. Los
terratenientes de esta zona nunca habían sentido animadver-
sión por los comerciantes guatemaltecos y se habían benefi-
ciado con la abolición del repartimiento de indios, puesto que
no dependían del reclutamiento de mano de obra y en cambio
sí temían al posible dominio económico de Tabasco y no se
sentían para nada entusiasmados con la idea de la unión con
México.39
El imperio de Iturbide se derrumbó a principios de 1823,
víctima de la rebelión en la ciudad de México. A la luz de es-
tos acontecimientos, los chiapanecos se debatieron sobre si
les convenía conservar o terminar su unión con este país.
Para entonces la tan alardeada unión ya se había convertido
en desilusión. Lejos de ser el cuerno de la abundancia, Méxi-
co también era pobre y había implantado demasiados im-
puestos a la provincia a fin de poder cubrir el pago del ejército
mexicano estacionado en la región. La tensión y la desilusión
agravaron las divisiones regionales dentro de Chiapas. El
Consejo D*-ovincia! que gobernaba en 1823 se dividió en dos
facciones. El grupo pro México que era la oligarquía de
Ciudad Real (hoy llamada San Cristóbal) enfrentaba la oposi-
ción de las facciones pro Guatemala y pro independencia que
se localizaban en las zonas de Tuxtla, Chiapa, Comitán y Ta-
pachula. Fuera de San Cristóbal, los terratenientes se oponían

•í!i Wortman. "Government Revenue and Economic Trends", pp. 267-268.


3i!
Favre, Cambio y continuidad, p. 53. También véase: Ralph Lee Woodward,
Jr., "Economic and Social Origins of the Guatemalan Political Parties". en The His-
nnnic American Historien! Review 45 (noviembre, 1965), pp. 544-566.

40
EL ESTADO IMPERIAL ANTES

por definición a lo que fuera que los cristobalenses apoyaran.


En junio de 1823 la fracción pro independencia reunió una
mayoría en el Consejo Provincial y revocó el pacto de unión
con México.40 Las otras provincias de Centroamérica que se
habían unido a México en 1822 declararon su independencia
absoluta en julio para formar las Provincias Unidas de Améri-
ca Central.
El nuevo gobierno mexicano ordenó al general Vicente F¡-
lisola, a la sazón en Guatemala, que marchara a San Cristóbal
a disolver el Consejo Provincial, lo que efectivamente hizo el
5 de septiembre. Como respuesta, los Concejos Provinciales
de Tuxtla, Los Llanos y Comitán proclamaron el Plan de
Chiapa Libre fechado el 26 de octubre y que declaraba que
Chiapas no dependería ciegamente de ninguna metrópoli y
que permanecería independiente tanto de México como de
Guatemala.41 El Congreso Mexicano retrocedió, y ordenó la
reinstalación del Concejo Provincial así como el retiro de las
tropas mexicanas y convocó a un referéndum en Chiapas para
decidir sobre este asunto. "Chiapas debe dejarse en libertad
absoluta —declaró el Congreso de México— para pronun-
ciarse por su unión con México o con Guatemala."42
El 12 de septiembre de 1824 el Concejo Provincial Chapa-
neco anunció la unión de Chiapas con México sobre la base
del voto que había señalado 96 mil 829 personas en favor
contra 60 mil 400 que preferían la unión con Guatemala. La
distribución del voto seguía los lineamientos regionales: So-
conusco y las tierras bajas del centro apoyaban la unión con
Guatemala mientras que las tierras altas del centro apoyaban
la unión con México. Más tarde esta unión con México llegaría
a ser más aceptable cuando se fijaron las altas tarifas para el

40
La Junta General celebrada en Ciudad Real de Chiapa, 8 de abril de 1823,
AGC, B6.2.1, exp. 2387, leg.84, fol. 1; "Plan de libertad de la Prov. de Chiapa", Bo-
letín de documentos núm. 12, pp. 107-110. También véase: Rodríguez, The Cádiz
Experiment. pp. 174-179.
41
De Matías Ruiz, Alcalde de Comitán, al Secretario de Relaciones de las Provin-
cias Unidas del Centro de América, 27 de octubre de 1823, AGC, B5.8, exp. 2037,
leg. 72, fol. 166; Vicente Fílisola, "Descripción de la provincia de Chiapa", 28 de no-
viembre de 1823, Latin American Manuscrípts. También véase: "Plan de libertad de
la Prov. de Chiapa", Boletín de documentos núm. 12.
42
Ai Camp, "La cuestión chiapaneca", p. 602.

41
EL CAMINO A LEVIATAN

comercio entre Chiapas y Tabasco. Un mes antes de la vota-


ción el Concejo Municipal Local en Tapachula anunció que
Soconusco se anexaría a las recientemente constituidas Pro-
vincias Unidas de América Central. Para evitar la guerra, Mé-
xico y Guatemala acordaron en 1824 que el Soconusco se
gobernaría de manera independiente hasta que se lograra
establecer un acuerdo fronterizo aceptable para ambos.
Chiapas fue formalmente anexada a México el 14 de sep-
tiembre de 1824 y el primer gobernador del estado asumió el
poder el 23 de enero del año siguiente.43 Cuando en 1821
Chiapas se retiró del Estado imperial quedaban pendientes al-
gunas decisiones políticas importantes sin que existieran en
la provincia mecanismos de toma de decisiones. El poder
recaía en los únicos organismos políticos reales de la provin-
cia, los cabildos (o según el término más moderno ayunta-
mientos). El ayuntamiento de San Cristóbal actuaba a
nombre de toda la provincia, con lo cual generaba no pocos
resentimientos entre las distintas ciudades del estado. Ta-
pachula representaba el extremo del localismo radical y optó
por la independencia de México y de Guatemala así como de
Chiapas. Para los demás municipios la unión con México y la
formación de un gobierno chiapaneco resultaba lo más acep-
table ya que el poder real permanecía cerca de ellos. Al aban-
donar al Estado imperial español, Chiapas se unió a México
pero concedió poca autoridad al nuevo estado nacional.

Chiapas en México

La fragmentación de la soberanía y la inestabilidad política


eran algo común en Chiapas después de 1824, además de ser
comunes en todo México. Los ayuntamientos retiraban su
obediencia a los gobiernos estatales y éstos a su vez hacían lo

^ C o u t i ñ o , Chiapas entre Guatemala y México, pp. 16-17; César Sepúlveda,


"Historia y problemas de los límites de México. La frontera sur", en Historia Mexica-
na VIII (octubre-diciembre de 1958), p. 146; Chester Lloyd Jones, Guatemala: Past
and Present, Minneapolis, University of Minnesota Press, 1940, pp. 35-39; Manuel
Larrainzar, Noticia histórica de Soconusco y su incorporación a la República Mexi-
cana, México, 1843, pp. 56-57.

42
EL ESTADO IMPERIAL ANTES

mismo respecto a los gobiernos nacionales. Las tropas fede-


rales acuarteladas en Chiapas hacían y deshacían regímenes
estatales. Los caudillos controlaban el poder según tuvieran
más habilidad para reunir fuerzas militares. Era una época en
que la política del poder brutal resolvía las disputas políticas.
Los conflictos de interés en Chiapas no fueron causa in-
mediata o al menos visible de los desórdenes políticos que se
sucedieron después de 1824. Si bien es cierto que los hacen-
dados de las tierras bajas tenían más hambre de tierras y de
mano de obra que los de las tierras altas, de todos modos
siempre se podía negociar sobre los asuntos verdaderamente
importantes de la tenencia de la tierra y de la oferta de mano
de obra hasta lograr con bastante facilidad los acuerdos. La
cuestión más problemática en la región, como por lo demás
en todo el país, era la que tenía que ver con el deseable o in-
deseable pero en todo caso enorme poder político, económi-
co y cultural de la Iglesia católica. El clero dominaba la vida
social y los negocios en San Cristóbal, desde la educación
hasta los créditos (préstamos), desde el cuidado de la sa-
lud hasta la producción agrícola. Clérigos como Matías de
Córdova o Pedro Solórsano fueron importantes líderes del
movimiento de independencia y permanecieron activos en la
política mucho tiempo después de la incorporación de Chia-
pas a México. La élite cristobalense protegía a la Iglesia y a
sus privilegios. Se ha estimado que por lo menos la mitad de
las haciendas de Chiapas en el momento de la independencia
eran propiedad de clérigos, y ellas ocupaban las mejores tie-
rras en la zona de las tierras bajas, es decir, aquellas que se si-
tuaban en las márgenes de los ríos, a pesar de lo cual por lo
general estaban subutilizadas. En cambio para la élite de agri-
cultores hambrientos de tierras, la Iglesia aparecía cada vez
más como un obstáculo para la formación de una sociedad
productiva y próspera. Los liberales, que favorecían el pro-
yecto de imponer restricciones a la Iglesia, por lo general se
encontraban situados en las tierras bajas del centro mientras
que los conservadores, defensores del poder y de los privile-
gios de la Iglesia, estaban concentrados en San Cristóbal.
El desorden político en Chiapas entre 1820 y 1850 fue el
precio que los chiapanecos pagaron por tener un gobierno lo-

43
EL CAMINO A LEVIATAN

cal (o por la ausencia de un Estado fuerte). El ascenso perso-


nal en un tiempo en el que con unos cientos de partidarios se
podía constituir una asociación poderosa, fue responsable
del triunfo y caída de no pocos gobiernos. El Estado nacional
mexicano no tenía la suficiente fuerza para evitar la usurpa-
ción de! poder ni tampoco podía proporcionar al estado de
Chiapas un sistema funcional bien organizado y regulado
para el cambio de gobierno local.
El periodo que va de 1824 a 1891 puede dividirse en tres
momentos políticos para Chiapas: 1) 1824-1855; 2) 1855-
1864; 3) 1864-1891. El primer periodo se caracterizó por la
discordia política casi permanente y por la aparición de fac-
ciones opositoras: liberales y conservadores. Los primeros
propusieron (o tomaron prestadas) una serie de reformas que
nunca pudieron poner en práctica. Los segundos por su parte
dominaban San Cristóbal, sede del gobierno estatal. Soco-
nusco permaneció independiente hasta 1842 cuando fue ane-
xada militarmente a México y se unió a Chiapas. Entre 1855 y
1864 los liberales consolidaron su poder en el estado, defen-
dieron con éxito su régimen en contra de ios ejércitos dirigi-
dos por eclesiásticos y lograron implantar las reformas an-
ticlericales y anticorporativistas de su programa liberal. El
gobernador Ángel Albino Corzo pudo gobernar durante nueve
años, tiempo muy largo para la época, que sirve como indica-
dor del grado de consolidación política que se había alcanza-
do. La era de la posreforma, de 1864 a 1891 se caracterizó
por la división del estado en algunos cacicazgos muy podero-
sos dominados por líderes militares de tiempos de la reforma.
Esta parcelización de la provincia entre sólo tres o cuatro do-
minios facilitó la demolición de la autonomía municipal y
contribuyó al establecimiento de una estabilidad política ma-
yor dentro de Chiapas así como para lograr una adhesión más
firme hacia el gobierno nacional.

Evolución política
Un gobierno estatal débil trató de imponerse a varios regíme-
nes municipales entre 1824 y 1855. Casi cada año hubo rebe-
liones contra los gobiernos estatales constituidos legal (e ile-

44
EL ESTADO IMPERIAL ANTES

galmente) que eran instigadas por los ayuntamientos, por la


guarnición militar federal de San Cristóbal, por los grupos
exiliados en Guatemala e incluso por los gobiernos estatales
vecinos. El clero de San Cristóbal se opuso de manera activa
al gobierno de Miguel Joaquín Gutiérrez (1833-1835) y ayudó
a derrocarlo. En 1848 el ayuntamiento de Chiapas retiró su re-
conocimiento al gobierno estatal seguido por Tuxtla en 1849,
Tonalá en 1850 y Ocozocuautla en 1853. Chiapas fue invadida
por tropas de los estados vecinos en 1833, 1834, 1841 y
1849.M Un indicador del poder que tenían estas fuerzas cen-
trífugas en el estado fue el establecimiento del departamento
independiente de Chiapa. El instigador de esta acción lo expli-
caba así: "Chiapa no debe continuar subordinada a Tuxtla si-
no que debe figurar entre los pueblos de primera categoría
dentro del estado". 45
Soconusco permaneció independiente hasta 1842.

Durante este largo periodo de tiempo —apuntaba un


observador en 1843— experimentó todas las dificul-
tades posibles de una región abandonada sometida a
• las rivalidades y al odio, sin leyes ni planes, sin un sis-
tema y contando sólo con un régimen municipal muy
imperfecto, mucho del cual aún existe y está condu-
ciendo a la anarquía.46

La falta de seguridad tanto para las personas como para las


propiedades y la práctica de los préstamos forzosos llevaron
a la ruina económica del Soconusco. Otro observador co-
mentaba en 1850 que desde 1811 "la agricultura, la industria
y el comercio habían decaído y continuaban en una decaden-
cia cada día mayor". 47 El presidente Santa Anna ordenó a los
militares ocupar la región en 1842 y a partir de entonces se
convirtió en un departamento del estado de Chiapas.48

44
Manuel Trens, Historia de Chiapas, México, 1942, pp. 349, 356, 375-377, 381-
400, 442, 456, 499, 507, 509, 526.
46
Gral. Ángel Albino Corzo, Segunda reseña de sucesos ocurridos en Chiapas
desde 1847 a 1867, Tuxtla Gutiérrez, gobierno del Estado, 1868, 1964, pp. 23-24.
46
Larrainzar, Noticia histórica de Soconusco, p. 79.
47
Mario García S., Soconusco en la historia, México, 1963, p. 171.
48
Larrainzar, Noticia histórica de Soconusco, pp. 82-83.

45
EL CAMINO A LEVIATAN

Las luchas entre conservadores y liberales durante estos


años incitaban a Tuxtla, Chiapa y Comitán en contra de San
Cristóbal, San Bartolomé y Simojovel. El primer caudillo libe-
ral, Joaquín Miguel Gutiérrez era tuxtleco (precisamente en
1848 un gobierno estatal liberal cambió el nombre de Tuxtla
por el de Tuxtla Gutiérrez y el mismo decreto cambió el
nombre de San Cristóbal por el de San Cristóbal de Las Casas
en honor del primer obispo de Chiapas). Gutiérrez se en-
frentó a la oposición del ayuntamiento de San Cristóbal, a
la del obispo de Chiapas e incluso a la del presidente de Méxi-
co. El segundo caudillo liberal fue Ángel Albino Corzo de
Chiapa (el nombre de esta región se cambió después por
Chiapa de Corzo), que lo mismo que Gutiérrez fue obligado
varias veces a trasladar al gobierno de San Cristóbal a Tuxtla
y a Chiapa por la oposición de las tierras altas.49
Ángel Albino Corzo fue la figura dominante de la política
chiapaneca entre 1855 y 1864. Su poder lo adquirió como jefe
político de Chiapa y como comandante de la guardia nacional
más numerosa y mejor cohesionada del estado. En 1855 se
convirtió en gobernador y secundó el Plan de Ayutla, que fue
la proclama que inició el movimiento de reforma que encabe-
zaban Juan Álvarez, Benito Juárez, Miguel Lerdo de Tejada,
Guillermo Prieto y Melchor Ocampo, Corzo defendió a su go-
bierno de las fuerzas conservadoras dirigidas y financiadas
por el clero tanto en 1858-1859 como de nuevo en 1863-1864.
De conformidad con la nueva Constitución de 1857, y las le-
yes nacionales de reforma de 1859, Corzo desamortizó las
propiedades comunales indígenas y las de la Iglesia, abolió
las órdenes monacales, eliminó la obligación civil de los im-
puestos parroquiales, decretó la separación absoluta entre la
Iglesia y el Estado y expulsó al obispo de Chiapas por su inter-
ferencia en cuestiones de tipo político. Así disminuyó com-
pletamente la capacidad de la Iglesia de San Cristóbal para
hacer y deshacer gobiernos en el estado. La otra consecuen-
cia importante de la reforma y-sobre todo de las guerras que
ella provocó, fue el surgimiento de unos cuantos caudillos

49
Trens, Historia de Chiapas, pp. 375-377, 381-385; Corzo, Segunda reseña de
sucesos, pp. 59-60, 99.

46
EL ESTADO IMPERIAL ANTES

muy poderosos: Julián Grajales en Chiapa, Miguel Utrilla en


San Cristóbal, José Pantaleón Domínguez en Comitán, Se-
bastián Escobar en Tapachula y Pomposo Castellanos en
Tuxtla Gutiérrez.50
El gobernador Corzo fue derrocado en 1864 por el general
Porfirio Díaz de Oaxaca quien impuso a su compañero de ar-
mas el general José Pantaleón Domínguez. Los caudillos li-
berales que dominaron Chiapas después de 1864 siempre
apoyaron firmemente al gobierno central y excepto en 1875,
no interfirieron jamás uno con el otro. Los generales Grajales,
Escobar y Castellanos se juntaron en 1875 para derrocar al
gobernador Domínguez durante la rebelión de Tuxtepec que
llevó a Porfirio Díaz al poder en la ciudad de México. Escobar
remplazó a Domínguez como gobernador de 1877 a 1878,
Utrilla ocupó el puesto entre 1879 y 1883 y dos partidarios de
Domínguez, José María Ramírez y Manuel Caracosa presi-
dieron el gobierno de Chiapas de 1883 a 1891.51
Aunque Chiapas y sus caudillos permanecieron leales al
gobierno nacional a partir de 1876, la cohesión política dentro
del estado fue muy débil. En 1878 el inspector de aduanas en
Comitán escribía que "hay paz porque no hay ningún hombre
capaz de ser un caudillo popular". 52 Explicaba después que
Escobar era el jefe en Soconusco, Grajales dominaba Tuxtla y
Chiapa de Corzo, Domínguez controlaba Comitán y Utrilla
(que era gobernador) gobernaba San Cristóbal de Las Casas y
afirmaba que había paz porque cada uno dejaba a los demás
en paz. Pero esta paz "no traía ningún beneficio ni para la so-
ciedad ni para la región". 53 Durante la década de los ochen-

50
Corzo, Segunda reseña de sucesos, pp. 32-33, 45-46; Alberto Cal y Mayor Re-
dondo, "Evolución política y constitucional del estado de Chiapas", Tesis profesio-
nal, UNAM, 1954, pp. 93-95; Manuel Trens, El imperio en Chiapas, 1863-1864, Tuxtla
Gutiérrez, 1956, pp. 7-10.
61
Corzo, Segunda reseña de sucesos, p. 8; Carlos Cáceres López, Historia gene-
ral del estado de Chiapas, 2 vols., México, 1963, II, capítulo XII.
52
Anónimo, "Análisis situación general estado de Chiapas, 1878", Archivo His-
tórico de Matías Romero, exp. 28784. De aquí en adelante se citará como AHMR y
los datos para su identificación.
53
Ibid. También véase: "Sebastián Escobar y el departamento de Soconusco, es-
tado de Chiapas, apuntes para la historia por Carlos Gris, 1885", en el Archivo de
Chiapas, tomo VIII, documento 4-47. De aquí en adelante citado como ACh y los
datos para su identificación.

47
f I. CAMINO A LLVlATAN

ta, los cacicazgos en el estado se redujeron sólo a tres: Es-


cobar en Soconusco, dojales en las tierras bajas del centro y
el gobernador (quienquiera que éste fuera) en las tierras altas
del centro. Debido a su lejanía del centro, Pichucalco era in-
dependiente del control gubernamental. Así por ejemplo,
Grajales impedía cualquier control estatal sobre los impues-
tos en su región y Escobar llegaba al punto de que los bu-
rócratas federales en Soconusco le debían sus puestos y su
lealtad a él antes que al gobierno del estado.54 En 1891 el go-
bernador Caracosa informaba al presidente Díaz que "el sen-
timiento regionalista está profundamente arraigado en los hi-
jos de cada una de las comunidades de este estado". 65
Caracosa fue precisamente quien tomó algunas de las
medidas más significativas para lograr la centralización del
poder del gobierno estatal en 1890. Ese año comenzó por
suprimir las alcabalas (impuestos al comercio en tránsito) que
eran recabadas por los municipios y que significaban el
grueso de sus ingresos. Y para compensar la pérdida, el go-
bernador les permitió recibir la mitad de los impuestos por
destilación de alcoholes. Esta solución sirvió para empobre-
cer a las haciendas municipales y favoreció más a las tierras
altas productoras de alcohol que a las tierras bajas. De todos
modos es muy probable que esta medida fuera ignorada por
las ciudades más grandes; lo que sí es seguro es que sirvió
para dañar la popularidad de Caracosa en el estado.56
En la década de los ochenta el sistema de caudillos re-
gionales había llegado a coartar demasiado a los terratenien-
tes y comerciantes. Telésforo Merodio por ejemplo se lamen-
taba de que Escobar impedía "el progreso y las mejoras con
tal de evitar que nadie sobrepasara su influencia local o espar-

64
De Ricardo Jordán, Tapachula, a Porfirio Díaz, 11 de enero de 1885, Colección
General Porfirio Díaz, rol 12, leg. X, documento 1558; del Coronel Telésforo Mero-
dio, San Cristóbal, a Porfirio Díaz, 11 de julio de 1888, Colección General Porfirio
Díaz, rol 42, leg. XM, documento 7025. De aquí en adelante se citará como CGPD y
los datos para su identificación; Cáceres López, Historia general II, p. 234; J . Mario
García Soto, Geografía general de Chiapas, México, 1969, pp. 250-255.
55
De Manuel Caracosa a Porfirio Díaz, 31 de enero de 1891, CGPD, 65, XVI,
1499.
66
De Caracosa a Díaz, 24 de septiembre de 1890, CGPD, 63, XV, 11897; de Ca-
racosa a Díaz, 1 de octubre de 1890, CGPD, 63, XV, 11898.

48
f:L FSTAUO IMPFRIAL ANTES

ciera ¡deas de igualdad y verdadera democracia", 57 Dona-


ciano Gómez de Chiapa de Corzo informaba que por culpa
del caudillismo "no es posible [la agricultura] libre en el esta-
do". 5 8 Para el hacendado Lauro Candiani de Tapachula, Es-
cobar aparecía como un cacique absoluto, "dueño de
nuestras vidas y haciendas".59
El ciclo de gobiernos débiles estaba a punto de terminar al
comenzar la década de los noventa. Los chiapanecos habían
rechazado el gobierno centralizado desde 1820. Los primeros
pasos hacia la consolidación política se tomaron durante la
reforma, cuando la facción liberal derrotó a los conservado-
res y disminuyó la intervención política de la Iglesia. Después
de las guerras de reforma y de intervención la fragmentación
política fue menor cuando algunos caudillos liberales toma-
ron el poder en el estado. La formación de los cacicazgos
puede ser considerada como un paso intermedio en la centra-
lización política, entre la autonomía municipal y el control gu-
bernamental estatal. Sin embargo, para 1880 y 1890 los ha-
cendados empezaron a desear un gobierno estatal fuerte y
centralizado que los liberara de los caudillos caprichosos
y que construyera caminos, puertos, puentes, ferrocarriles y
telégrafos.

Una nueva élite

La consolidación política en Chiapas, sobre todo en 1890 y


después, se consiguió gracias a una nueva élite agrícola y co-
mercial, puesto que la élite tradicional de San Cristóbal de Las
Casas, que fue militarmente derrotada durante la reforma, se
volvió totalmente indiferente a cualquier participación política
o expansión económica, de modo que poco a poco, los
empresarios, los hacendados en los departamentos de la pe-

57
De Merodio a Díaz, 11 de julio de 1888, CGPD, 42, XIII, 7025. También véase:
de E. Simón a Porfirio Díaz, 20 de diciembre de 1890, CGPD, 64, XV, 14399.
58
De Donaciano Gómez a Díaz, 25 de diciembre de 1890, CGPD, 64, XV, 14248.
Véase también: de D. Bejares a Díaz, 22 de noviembre de 1890, CGPD, 64, XV,
14526.
59
De Candiani a Díaz, 12 de enero de 1891, CGPD, 65, XVI, 266.

49
EL CAMINO A LEVIATAN

riferia y los nuevos inmigrantes que llegaban al estado se


convirtieron en un grupo económico poderoso y buscaron
apoyo y ayuda en el gobierno.
El dominio político liberal y el gobierno de un hacendado
de las tierras bajas (Ángel Albino Corzo) entre 1855 y 1864
no sólo se debió a la capacidad de un caudillo para subir al
poder y mantener a un ejército, pues para cuando Corzo to-
mó el poder, ya hacía tiempo que se venía produciendo en el
estado un cambio en la distribución regional del mismo debi-
do a que muchos hacendados, artesanos ambiciosos y obre-
ros habían abandonado las tierras altas para establecerse en
las tierras bajas del centro, atraídos por las mayores exten-
siones de tierra, los mejores suelos y las facilidades para el
comercio. Lo que mejor evidencia esta importante tendencia
es el surgimiento de nuevas ciudades: La Concordia se fundó
en 1836, San Fernando en 1851, Villaflores y Villa Corzo du-
rante la reforma. Los inmigrantes como el español José An-
tonio Rabasa, quien llegó en 1857, se establecieron en los
valles de las tierras bajas y fundaron ranchos ganaderos. El
regreso a la siembra de azúcar y algodón también estimuló la
expansión agrícola en el valle central.60 La preponderancia
económica de las zonas occidental y meridional del estado se
puede observar en la tabla 1. Para la época de la reforma este
proceso estaba lo suficientemente avanzado como para ase-
gurar la victoria de la facción liberal y después fue acelerado
por la guerra de castas en las tierras altas durante 1869 y
1870, así como por el traslado de la capital estatal en 1892 de
San Cristóbal a Tuxtla Gutiérrez.
La élite chiapaneca de los años 1870 y 1880 era una clase
más amplia, heterogénea y emprendedora que las de épocas
anteriores. La reforma había estimulado la expansión de los
terratenientes, tanto de los grandes como de los pequeños
propietarios (véase la tabla 2). Además después de la reforma

60
Mur¡el Verbitsky y John C. Hotchkiss, "Appendix I: Historical Problems", en
Repon on the "Man-in-Nature" Pro/ect, manuscrito no publicado, University of Chi-
cago, 3 vols., 1959, II, p. 5; Robert Wasserstrom, "Population Growth and Economic
Development in Chiapas, 1524-1975", en Human Ecology 6 (1978), p. 134; García
Soto, Geografía genera/ de Chiapas, pp. 151, 155, 173; Virginia Molina, San Barto-
lomé de Los Llanos: Una urbanización frenada, México; SEP/INAH, 1976, p. 88.

50
EL ESTADO IMPERIAL ANTES

hubo un incremento de la inmigración. En 1885 dos terceras


partes de todos los extranjeros residentes en el estado habían
llegado luego de 1867 (véase la tabla 3). La mayoría de estos
inmigrantes eran profesionistas o artesanos. Una historia que
ejemplifica bien la época es la del español José Antonio Ra-
basa quien en 1850 fundó un rancho ganadero cerca de Oco-
zocuautla, en 1880 ya era un próspero hacendado, y en 1890
era padre del gobernador del estado. Por otra parte, una gran
corriente de inmigrantes alemanes contribuyó a la transfor-
mación de la sociedad y del estado mismo. Por ejemplo, Gui-
llermo Steinpreis fundó una fábrica de cerveza en San Cristó-
bal, Herna Munch una farmacia valuada entonces en 40 mil
pesos (salvo indicación contraria, todas las referencias se ha-
rán en pesos mexicanos) y José Aggeler ganó tanto dinero
como administrador de una hacienda que pudo poner una
planta de luz eléctrica en San Cristóbal.61 Pero a quienes les
fue mejor, fue a los alemanes que vinieron de Guatemala a
Soconusco y que se dedicaron a sembrar café. Para princi-
pios de los años ochenta habían convertido a esa región en la
más rica del estado.62
Después de la reforma los terratenientes y comerciantes
no sólo se sentían desilusionados de sus hombres fuertes re-
gionales, sino también del lento desarrollo de la economía. La
palabra "modernización" ingresó al vocabulario chiapaneco
en los años setenta, precisamente cuando algunos empresa-
rios comenzaban a criticar el papel pasivo del gobierno estatal
y empezaban a plantearse la necesidad de una función positi-
va para el mismo.63 En 1888 un editor afirmaba que "se acerca

61
Mary Lowenthal, "The Élite of San Cristóbal", manuscrito no publicado, Har-
vard Chiapas Project, 1963, pp. 21-24.
62
Daniela Spenser, "The Formation of a Coffee Economy in Soconusco, 1870-
1914", manuscrito no publicado, 1981. Véase también: Helen H. Sargent, San An-
tonio Nexapa, Nueva York, Vantage Press, 1952, p. 77.
63
El Demócrata, 20 de octubre de 1880; Gobierno de Chiapas, decreto 3, 1 de
noviembre de 1881, Serie Chiapas, rol 77, vol. XXIV. De aquí en adelante citado
como SCh y los datos para su identificación; Expediente de la Secretaría de Hacien-
da respecto de las medidas propuestas y acordadas para impulsar el desarrollo de los
elementos de riqueza agrícola del Departamento de Soconusco en el Estado de
Chiapas, 1870-1871, México, Imprenta del Gobierno, 1871; Federico Larrainzar, Los
intereses materia/es en Chiapas, San Cristóbal, 1881, pp. 1-2, 8-10, 17-18.

51
EL CAMINO A LEVIATAN

la hora para las reformas y que los capitalistas estaban fijando


sus ojos en Chiapas".64 Sin embargo, el gobierno estatal fue
muy lento para responder a estas nuevas demandas. En 1884
el gobernador Utrilla afirmaba que las leyes que protegían los
derechos y la propiedad de los terratenientes eran los medios
principales para el enriquecimiento de la región.65 Igual que al
final de la época colonial, los intereses materiales y las necesi-
dades de un importante segmento de la élite regional no ar-
monizaban con el modo de funcionamiento tradicional del
gobierno.

Conclusiones
Luego de un breve periodo necesario para establecerse, el Es-
tado imperial español consolidó su poder en Chiapas en el
siglo XVI. El gobierno permeó a la sociedad colonial, dominó a
las comunidades indígenas y dirigió la economía local, com-
puesta por monopolios reales, franquicias a las corpora-
ciones y una cuidadosa regulación pública de cada actividad
económica.
Para fines del siglo xvm los esfuerzos reales para aumentar
la centralización y la burocratización de América, coinci-
dieron con una recesión económica en América central. La
abolición del repartimiento de indios, fortaleció el sentimien-
to de que el Estado imperial español, en su forma regional de
manifestarse en Guatemala, estaba lejos de comprender las
necesidades de la provincia. La crisis de 1808-1821 en España
y el movimiento revolucionario de Agustín de Iturbide en Mé-
xico brindaron la oportunidad y la motivación para cambios
políticos de gran envergadura en Chiapas: la independencia
tanto de España como de Guatemala así como la emancipa-
ción del gobierno central. En su búsqueda de prosperidad
para la región, la élite chiapaneca rechazó al Leviatán español.
La fragmentación de la soberanía y la inestabilidad política
que existieron en Chiapas entre 1821 y 1891 facilitaron el do-

64
El Caudillo, 29 de abril de 1888.
65
Memoria sobre diversos ramos (1883), p. 75.

52
EL ESTADO IMPERIAL ANTES

minio político de la élite terrateniente así como el traslado de


los recursos y del poder político de las tierras altas del centro,
en torno a San Cristóbal de Las Casas, hacia las tierras bajas
del centro, cerca de Tuxtla Gutiérrez y Chiapa de Corzo. Sin
el impedimento que significaban las políticas y órdenes de un
Estado nacional poderoso, los políticos terratenientes de
Chiapas desarrollaron las prácticas de trabajo y de tenencia
de la tierra, así como las leyes que más sirvieran a la expan-
sión y fortalecimiento de su propia clase.
La fragmentación política evitó que la élite cristobalense
impidiera el crecimiento y desarrollo de las tierras bajas del
centro. La vuelta gradual y bastante limitada a la centraliza-
ción del poder en la región se dio en el siglo xix como resulta-
do del movimiento liberal de reforma entre los años 1850 y
1860. El ascenso de los liberales al poder en Chiapas fue re-
sultado del triunfo de los liberales en la ciudad de México, así
como del proceso de traslado de la riqueza y la población de
la tierra fría a la tierra caliente. La victoria liberal contribuyó a
la consolidación del Estado mexicano en Chiapas de dos ma-
neras. En primer lugar, las reformas liberales disminuyeron la
autoridad política rural de la Iglesia católica y en segundo tér-
mino, el triunfo liberal llevó a una mayor estabilidad política
conforme Chiapas se dividía en solamente tres o cuatro caci-
cazgos dominados por caudillos liberales que sustituyeron al
anárquico régimen de la autonomía municipal.
En la década de 1890, Chiapas estaba lista, una vez más,
para un gobierno fuerte y centralizado. Después de setenta
años de inestabilidad política y de un dominio pasivo, el go-
bierno comenzó a ser considerado, por parte de los agricul-
tores y comerciantes, como el elemento más dinámico de la
sociedad y como un instrumento necesario para la moderni-
zación y el desarrollo de la región. Un gobierno central fuerte
era considerado como un medio para destruir a las tiranías lo-
cales y para impulsar la prosperidad regional. Chiapas queda-
ba suspendida en el umbral de la completa integración al es-
tado mexicano.

53
CAPÍTULO

2
El Estado se mueve
La acción del Estado en el f u n c i o n a m i e n t o del g o -
bierno general será la fuerza más poderosa para
asegurar la estabilidad de las instituciones, la d i g -
nidad de los pueblos y la majestad de la n a c i ó n .

Emilio R a basa, 1912*

El señor Rabasa puede ser considerado c o n juste-


za c o m o el precursor del progreso y de la activi-
dad comercial.

Albert Brickwood, cónsul


de los Estados Unidos, 1910*"

c hiapas tomó un rumbo nuevo al comenzar 1890.


La agricultura comercial empezó a adquirir im-
portancia por primera vez desde la época colonial. Empresa-
rios inmigraban al estado para iniciar plantaciones de café y el
gobierno estatal promovió un programa de centralización
política y desarrollo económico. Políticos, editores y ciudada-
nos hablaban del "espíritu de empresa" y de la "regeneración
y progreso" que por fin revitalizaban a Chiapas. En 1892, el

* Emilio Rabasa, La constitución y la dictadura, estudio sobre la organización


política de México, México, Revista de Revistas, 1912, p. 306.
** Albert Brickwood, "Agriculture in the Valleys of Cintalapa and Jiquipilas,
State of Chiapas, México", 4 de octubre de 1910, National Archives, Record Group
84, Tapachula, Miscellaneous Reports. De aquí en adelante se citará como NA, RG
número, y los datos para su identificación.

55
'i C.AY.INO A ! EVIATVMV

gobernador Emilio Rabasa declaraba con optimismo que "el


Estado se mueve", 1 Muchos creían que la región se había lan-
zado por fin al camino de la modernidad.
La administración gubernamental de Emilio Rabasa (1891-
1894) coincidió con muchos de los cambios que estaban
teniendo lugar en ese momento en Chiapas y los estimuló.
Rabasa emprendió los primeros pasos significativos y delibe-
rados hacia la formación del Estado centralizado e interven-
cionista en el estado. Este es el momento en que se inicia la
historia moderna de Chiapas.

Se inicia la modernización capitalista


El programa de "orden y progreso" del presidente Porfirio
Díaz no trajo beneficios tangibles a México sino hasta 1880 y
1890. En 1884, el Congreso aprobó un nuevo reglamento co-
mercial que levantaba todas las restricciones al comercio. Las
reformas a la ley de minería en 1887 y la legislación bancaria
de 1897 contribuyeron a restructurar la economía nacional.
Los gigantescos proyectos para la construcción de los ferro-
carriles se iniciaron en los años ochenta y durante la década
siguiente la administración de Díaz equilibró la balanza de pa-
gos y amortizó las deudas interna y externa. "La moderniza-
ción capitalista se había iniciado" como escribiera el histo-
riador John Coatsworth. 2
El nuevo ambiente económico liberal y la estabilidad
política atrajeron al capital foráneo y a los empresarios e in-
versionistas norteamericanos y británicos quienes construye-
ron ferrocarriles, plantas eléctricas y plantaciones comer-
cíales, además de que restauraron la industria minera. En
cuanto a Chiapas, después del acuerdo fronterizo firmado
entre México y Guatemala en 1882, los cultivadores alemanes
de Guatemala comenzaron a establecer fincas cafetaleras en
el distrito de Soconusco, ya que en un momento en que los
precios del café eran altos, estos agricultores se expandieron

!
De Rabasa a Díaz, 12 de agosto de 1892, CGPD, 84, XVII, 12859.
2
Coatsworth, "Obstacles to Economic Growth", p. 99; Wilfred Hardy Callcott,
Liberalism in México, 1857-1929, Stanford, Stanford University Press, 1931, p. 131.
EL ESTADO SE MUEVE

hacia Chiapas en busca de tierras vírgenes y baratas. Esto era


natural. Tanto su éxito en Guatemala como los altos precios
en el mercado del café a fines de 1880 y a principios de 1890
llevaron a esa expansión lógica hacia México, y fue precisa-
mente el cultivo de este producto lo que constituyó el
estímulo más importante para el crecimiento económico del
estado durante el porfiriato. 3
La mayor parte de las tierras para el cultivo del café fueron
adquiridas a precios de centavos por hectárea a las compa-
ñías deslindadoras y de colonización, las cuales habían obteni-
do del gobierno federal el derecho a vender y colonizar más
de cuatro millones de acres de tierras públicas en Chiapas.
Una empresa norteamericana, Louis Huller y compañía, ob-
tuvo la segunda concesión en 1886, según la cual, a cambio
de hacer el deslinde exacto de todas las tierras nacionales en
el estado, la compañía adquiría el derecho de vender un ter-
cio de la concesión total y de colonizar los dos tercios restan-
tes. Las tierras cafetaleras fértiles que se vendieron a fines de
los años ochenta por sesenta o setenta centavos por hectá-
rea, subieron de valor hasta cincuenta y cien pesos para me-
diados de los años noventa y para 1910 ya estaban por enci-
ma de los trescientos pesos.4
El cultivo del café se convirtió en una industria muy lucra-
tiva en Chiapas. Para 1892 se estimaba que el café producido
por siete centavos la libra se llegaba a vender a más de vein-
te centavos. Plantaciones de sólo 250 hectáreas podrían re-
dituar entre 75 mil y 100 mil dólares al año. En 1892 había
veintiséis grandes plantaciones de café en Soconusco. 5

3
Albert Brickwood, "Coffee ¡n Soconusco, Chiapas", 26 de septiembre de
1910, NA, RG 84, vol. 159, C8.6, Tapachula, Miscellaneous Reports.
4
Brickwood, "Lands in Chiapas (México)", 10 de agosto de 1910, NA, RG 84,
Tapachula, Miscellaneous Reports; "Colonización en Chiapas", 1913, Archivo de la
Secretaría de Relaciones Exteriores, leg. 11-2-141. De aquí en adelante se citará co-
mo ASRE y los datos para su identificación.
5
Carlos Gris, "Querís ser rico", El Universal, 30 de diciembre de 1981; "Informe
sobre el cultivo del café", en La Agricultura, 15 de noviembre de 1892; Chiapas, su
estado actual, su riqueza, sus ventas para los negocios, México, Imprenta de la Es-
cuela Correccional, 1895, p. 8; Coffee: Extensive Information and Statistics, Was-
hington, D . C , International Bureau of the American Republics, 1902, p. 17; Karl
Kaerger, Landwirtschaft und Ko/onization im Spanischen Amerika, 2 vols., Leipzig,
Verlag von Duncker und Humboldt, 1901, II, pp. 192-193, 521-525.

57
EL CAMINO A LEVIATAN

Cuando las mejores tierras cafetaleras del Soconusco


fueron adquiridas a principios de los años noventa, la produc-
ción de café se extendió a otras partes de Chiapas. Los de-
partamentos de Tuxtla, Palenque, Simojovel y Mexcalapa se
convirtieron en productores importantes y para fines de la
década había alguna producción de café en casi cada munici-
pio del estado. La exportación de este producto significaba el
ingreso al estado de millones de pesos cada año, contribu-
yendo así de manera significativa al incremento de la inver-
sión agrícola y del comercio. Además los nuevos impuestos
que redituaba a la región fortalecieron al gobierno estatal e
hicieron posibles muchas de las reformas y proyectos de de-
sarrollo que llevaron a cabo Emilio Rabasa y sus sucesores.6
Los años ochenta y noventa fueron también testigos de la
expansión de la agricultura en las tierras bajas del centro y en
los departamentos de Pichucalco y Tonalá. El renacimiento
de la producción de cacao en Pichucalco, por parte de em-
presarios mexicanos y españoles y debida sobre todo al alza
de los precios, rivalizó solamente con Soconusco en la can-
tidad de riqueza que trajo a Chiapas. Los finqueros y ran-
cheros de Pichucalco contaban con fácil transporte fluvial
hacia un mercado ya listo: San Juan Bautista en Tabasco.7
En las tierras bajas del centro, se desarrolló una clase de
rancheros ambiciosos atraídos por las tierras fértiles que se
vendían a buenos precios y por una transportación accesible
por el río. En 1877 todo el estado contaba con 501 ranchos y
para 1895, debido a las denuncias de tierras nacionales y de
ejidos de los pueblos, el puro departamento de Chiapa conta-
ba con 527 ranchos, Tuxtla con 240, Tonalá con 368, Soco-
nusco con 530 y Pichucalco con 529.8 Este grupo de empre-
6
W . W . Byam, A Sketch of the State of Chiapas, México, Los Ángeles: Geo.
Rice and Sons, 1897, pp. 37, 45-46, 74; J . Figueroa Domenech, Guia genera/ des-
criptiva de la República Mexicana, tomo II; Estados y territorios federales, México,
Ramón Araluce, 1899, p. 91; The Mexican Year Book, 1912, México, Department of
Finance, 1912, p. 128.
7
Byam, A Sketch of the State of Chiapas, p. 42; Manuel T. Corzo, Ligeros
apuntes geográficos y estadísticos del estado de Chiapas, Tuxtla Gutiérrez, Impren-
ta del Gobierno, 1897, p. 27; Anuario estadístico de la República Mexicana, 1894,
México, Secretaría de Fomento, 1894, p. 611.
8
Emiliano Busto, Estadística de la República Mexicana. Estado que guardan la
agricultura, industria, minería y comercio, México, 1880, I, p. xviii; Datos estadisti-

58
EL ESTADO SE MUEVE

sarios rancheros y hacendados, querían destruir los cacicaz-


gos y constituir un gobierno estatal activo que por encima de
cualquier otra cosa, se dedicara a construir una amplia red
de caminos y ferrocarriles. Y fue este grupo el que conformó
el electorado que estuvo detrás del proceso de moderniza-
ción capitalista y de la administración de Emilio Rabasa.9

Emilio Rabasa

Cuando en 1891 Emilio Rabasa se convirtió en gobernador de


Chiapas, Porfirio Díaz había consolidado su poder político en
México. El periodo presidencial de 1888 a 1892 mostró a
aliados y opositores por igual que Díaz era capaz de seguir
adelante con las sucesivas reelecciones. Para fines de su ter-
cer periodo ya se había convertido en "el indispensable",
"el necesario",10 y fue en ese ambiente político de creciente
centralización por parte de Porfirio Díaz, y bajo la dirección
de Rabasa, cuando Chiapas se comenzó a integrar al Estado
nacional mexicano.
El candidato que presentó en 1891 el presidente para go-
bernar a Chiapas, poseía una serie de virtudes que resultaban
atractivas tanto para la naciente élite empresarial del estado
como para el propio Díaz. En primer lugar, Rabasa era nativo
de las tierras bajas del centro. Sus padres, José Antonio Raba-
sa y Manuela Estebanell de Rabasa, habían llegado a Chiapas
en ¡os años cincuenta y habían comprado un pequeño rancho
cerca de Ocozocuautla, departamento de Tuxtla. Don José
era un emigrado español que había vivido en Nueva Orleans y
en la ciudad de México antes de establecerse de manera defi-

cos del estado de Chiapas recopilados en el año de 1896, Tuxtla Gutiérrez, Imprenta
del Gobierno, 1898.
9
El Partido Liberal, 18 de diciembre de 1890; El Universal, 3 de septiembre de
1891; La Juventud Estudiosa, 1 de septiembre de 1893; El Voto de Chiapas, 1 de ju-
nio de 1895; Lázaro Pavia, Los estados y sus gobernantes, México, 1890, pp. 115-
116; José C. Valadés, El Porfirismo, historia de un régimen. El crecimiento, México,
Editorial Patria, 1948, I, pp. 288-289.
10
Daniel Cosío Villegas, Historia moderna de México. El Porfiriato. La vida políti-
ca interior, México, Editorial Hermes, 1970, VIII, pp. xxi-xxiii, y vol. IX, pp. x-xiv,
313, 375.

59
LL CAMINO A LEViATAN

nitiva en la frontera chiapaneca. Ni pobre ni rico, era sin em-


bargo un hombre muy trabajador que convirtió a su rancho
"Jesús" en un buen negocio. Pero más que cualquier otra
cosa, el hombre era ambicioso para sus dos hijos.1'
El tercer vastago de José y Manuela, Emilio, nació el 22
de marzo de 1855. A la edad de 11 años, Emilio Rabasa Este-
banell ingresó en el Instituto de Artes y Ciencias de la ciudad
de Oaxaca, la misma escuela en la que habían estudiado Be-
nito Juárez y Porfirio Díaz. Sus estudios profesionales los si-
guió en la Escuela de Leyes también en Oaxaca y en 1878 re-
cibió el título a la edad de 22 años. Desde todos los puntos de
vista, se trataba de un excelente estudiante, dueño de una in-
teligencia excepcional.
Una vez concluidos los estudios, Rabasa comenzó a parti-
cipar en la política tanto chiapaneca como oaxaqueña. En
1881 fue elegido para la legislatura estatal en Chiapas y un
año después fue nombrado profesor de derecho en el Institu-
to Estatal de Ciencias. En 1885 y 1886 fungió como secretario
privado del gobernador de Oaxaca, Luis Mier y Terán. En
1886 se radicó en la ciudad de México por haber sido nombra-
do juez federal y para impartir clases de derecho.
Como resultado de su talento y ambición y también por
sus amigos influyentes fue nombrado para la Suprema Corte
de Justicia y poco después se convirtió en Procurador Gene-
ral del Distrito Federal. Durante los cinco años en que vivió
en la ciudad de México, Rabasa encontró tiempo para escribir
cinco novelas, además colaboró con Rafael Reyes Spíndola
para revivir el diario El Universal y fundó junto con su com-
patriota Víctor Manuel Carrillo, la prestigiosa Revista de Le-
gislación y Jurisprudencia. Como resultado de su amistad
con Rosendo Pineda, asesor muy cercano al presidente Diaz,
Rabasa pudo conocer a la mayoría de los políticos importan-
tes de México, incluyendo al propio Díaz. Pronto se acercó al
grupo de políticos e intelectuales progresistas que unos años
después serían conocidos como los científicos y por fin, en

11
Marcla Ann Hakala, "Emilio Rabasa, Modern Mexican Novelist", discurso, In-
diana University, 1970, pp. 1-2.

60
EL ESTADO SE MUEVE

1891, a la edad de 36 años, Rabasa se convirtió en el gober-


nador más joven de México.12
Además de su obvio talento y de sus buenos amigos, Ra-
basa recibió el puesto de gobernador de Chiapas por razones
políticas. El entonces gobernador Manuel Caracosa había
perdido la posibilidad de optar por un segundo periodo debi-
do al escándalo financiero en que se vio involucrado por el
proyecto de ferrocarril en el estado.13 Durante su gobierno la
deuda estatal había crecido de treinta mil a más de doscien-
tos mil pesos sin que ello significara ningunas mejoras impor-
tantes.14 Finalmente, la vida del gobernador también contri-
buyó a que resultara inconveniente pues aunque era casado,
vivía con otra mujer lo que escandalizaba a la "culta so-
ciedad" de San Cristóbal.15
Una vez descartado Caracosa a mediados de 1891 el pre-
sidente Díaz eligió a Emilio Rabasa, quien a diferencia de
otros aspirantes al puesto no pertenecía a ninguna camarilla
(grupo político) en el estado sino que debía su carrera política
por completo al presidente. Rabasa volvía a Chiapas como
político nacional, independiente de los grupos locales y
dueño además de una visión amplia y moderna de los objeti-
vos de un gobierno. Por último, quienes lo apoyaban en la
capital, como Rosendo Pineda y otros científicos veían en
su candidatura un paso importante para terminar con el loca-
lismo pasado de moda y con los personalismos y al mismo
tiempo en favor de la propagación de un gobierno científico
inteligente y no militar en todo el país.16
Emilio se convirtió en gobernador de Chiapas en una épo-
ca favorable en que la naciente clase empresarial esperaba
una dirección definida. Esta convergencia se dio al iniciarse la

12
/bid., pp. 2-28. También véase: Vicente Llevano, Lie. Emilio Rabasa, Tuxtla
Gutiérrez, Gobierno Constitucional del Estado, 1946, pp. 8-12; El Universal, julio 14,
1891.
13
£7 Partido Liberal, 29 de marzo de 1890.
14
"Conflictos pecuniarios en Chiapas", El Universal, 14 de enero de 1892.
16
De E. Pino, Tonalá, a Porfirio Díaz, 2 de noviembre de 1890, CGPD, 64, XV,
13828.
16
De Díaz a Caracosa, 9 de mayo de 1891, CGPD, 68, XVI, 4666; Valadés, El
Porfirismo, I, pp. 34-38; J . Mario García Soto, Geografía general de Chiapas, Méxi-
co, 1969, p. 225.

61
EL CAMINO A LEVIATAN

década que vería el crecimiento económico más rápido del


país en todo el siglo xix. Para muchos de sus contemporáneos,
la era del progreso y la modernidad habían llegado por fin a
Chiapas. "Regeneración y progreso" fueron, según El Moni-
tor Republicano las palabras que resumían el programa de
Rabasa para el estado.17 Uno de sus partidarios escribió:

El gobernador tomó las riendas del gobierno del esta-


do en el momento más oportuno y fue necesario to-
do su valor, toda su influencia, toda su integridad y
toda su energía para poner a Chiapas en el camino
del verdadero progreso.18

Un programa de gobierno
absolutamente nuevo

El programa de regeneración y progreso de Rabasa tenía un


doble carácter: político y de desarrollo. La centralización del
poder y de la autoridad en el gobierno estatal contribuyó en
buena medida al éxito de las reformas y proyectos. Rabasa
creía que para hacer que Chiapas se moviera era necesario
fortalecer su propia posición y su cargo. El gobernador había
heredado una oficina débil y un estado políticamente frag-
mentado. La autoridad de los gobernadores no penetraba en
el Soconusco de Escobar, en la Chiapa de Grajales o en el Pi-
chucalco de Contreras. En San Cristóbal de Las Casas, el
clero y las familias importantes ejercían considerable influen-
cia sobre las decisiones del gobierno. Esta situación exigía
una acción decidida y fuerte.
A mediados de 1892, el gobernador Rabasa trasladó el go-
bierno estatal de San Cristóbal a Tuxtla Gutiérrez. En una se-
rie de cartas dirigidas al presidente Díaz, Rabasa explicaba
que este movimiento se debía al alto costo de los alimentos
en las tierras altas, lo cual implicaba salarios más elevados,
además de la apatía y flojera de los cristobalenses, la indebi-

17
El Monitor Republicano, 8 de enero de 1892.
18
El Voto de Chiapas, 1 de junio de 1895.

62
EL ESTADO SE MUEVE

da influencia del clero y la importancia comercial de Tuxtla


Gutiérrez.19 Sin embargo, las razones más importantes eran
también las más simbólicas y al mismo tiempo las más
concretas. En primer lugar, estaba el deseo de establecer un
centro del gobierno y de la burocracia completamente nuevo,
libre de las influencias perniciosas que afectaban a todos los
gobiernos en San Cristóbal. Cuando el gobierno se trasladó a
Tuxtla, un buen número de políticos y abogados cristobalen-
ces se negaron a seguirlo, lo cual seguramente Rabasa había
previsto. En segundo término, ese movimiento representaba
una importante reorientación geográfica para Chiapas, pues
mientras San Cristóbal se localizaba sobre la ruta comercial
hacia Guatemala, país con el que la mayoría de las familias
cristobalenses mantenían estrechos vínculos, en cambio
Tuxtla Gutiérrez era la puerta hacia la ciudad de México.
Entre los intelectuales tuxtlecos había un grupo de in-
migrantes muy diverso, además de extranjeros y de una élite
educada en la capital. Tuxtla Gutiérrez ya era el centro co-
mercial de las tierras bajas del centro y pronto se convertiría
en el centro indiscutido del estado para los negocios, el trans-
porte y la política. Así pues, para Rabasa el traslado del go-
bierno significó nada menos que el renacimiento de
Chiapas.20
La medida fortaleció la posición del gobernador dentro de
su propio gobierno pero no sirvió para liberarlo del problema
político más importante del estado: los caudillos. Si se con-
sidera la gran capacidad que mostraron Escobar y Grajales
para molestar a la administración, se verá que Rabasa enfren-
tó el problema con mucho cuidado. El gobernador contaba
con el apoyo de Díaz y eso significaba una posición más fuer-
te. Así por ejemplo, cuando a poco de iniciarse el mandato de

19
De Rabasa a Díaz, 28 de marzo de 1892, CGPD, 78, XVIII, 4551; de Rabasa a
Díaz, 9 de abril de 1892, CGPD, 82, XVIII, 9647.
20
De Rabasa a Díaz, 15 de junio de 1892, CGPD, 83, XVII, 11203; de Rabasa a
Díaz, 12 de agosto de 1892, CGPD, 83, XVil, 12859; de Rabasa a Díaz, 23 de agosto
de 1892, CGPD, 85, XVII, 14543. También véase: Decreto 8, 11 de agosto de 1892,
Gobernador Emilio Rabasa, SCh, 78, XXVIII; Traslación de los poderes públicos del
estado, de la capital de San Cristóbal Las Casas a la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, 1892
(1902), ACh, IX.

63
LL CAMINO A LEVIA1ÁN

Rabasa ol general Escobar envió a dos de sus sobrinos a ne-


gociar sobre la elección de ciertos favoritos, Díaz recomendó
a Rabasa "cumplir únicamente con las demandas del interés
públiuu" ?1
Poco después de asumir el cargo, Rabasa organizó una
policía rural estatal, la Seguridad Pública dependiente direc-
tamente del gobernador y que tenía como objetivo reducir el
bandolerismo, acallar a los provocadores políticos y hacer va-
ler los decretos en las regiones más remotas del estado. Esta
fuerza policiaca llegó a estar controlada por diez oficiales,
más de cien soldados bien armados y un capitán traído de
Oaxaca.22 El gobernador remplazó a casi todos los servido-
res públicos que habían pertenecido a la administración de
Caracosa y a casi todos los jefes políticos de ios departa-
mentos, para colocar en la mayoría de los puestos importan-
tes del gobierno estatal a oaxaqueños a quienes ya conocía y
en quienes confiaba.23 El sistema por medio del cual los jefes
políticos eran elegidos por los ciudadanos de los distintos
departamentos fue reorganizado de tal modo que los cargos
se convirtieron en designaciones políticas del gobernador
que le servían a él (y a Díaz). Se estableció el cargo de visita-
dor de jefaturas (inspector general) para supervisar a los je-
fes políticos. El visitador tenía facultades para dirigir y para
despedir a un jefe político si lo consideraba necesario.24
El nuevo orden político impuesto por Rabasa encontró
por supuesto resistencias. El traslado del gobierno a Tuxtla
Gutiérrez produjo un desacuerdo casi absoluto en San Cristó-
bal. Un cristobalense se quejó anónimamente ante el go-

21
Del General S. Escobar, Malacatán, a Díaz, 12 de agosto de 1892; de Díaz a
Rabasa, 12 de agosto de 1892 [nota escrita por Díaz en el telegrama de Escobarl; de
Rabasa a Díaz, 15 de agosto de 1892, CGPD, 323, Ll, 6100 y 6122.
22
De Alfredo Saavedra, Tuxtla Gutiérrez, a Díaz, 18 de agosto de 1894, CGPD,
106, XIX, 11178. No había rurales federales en Chiapas.
23
De M.M. Mjjangos, San Cristóbal, a Díaz, 24 de junio de 1892, CGPD, 85,
XVII, 14345.
24
Decreto por el que se nombra a jefes políticos de departamentos para mejo-
rar la administración, 29 de diciembre de 1893, ACh, IX, Ramo de Gobernación;
Antonio A. Moguei, Reseña de las atribuciones y deberes de los jefes políticos de
Chiapas formada de acuerdo con la legislación vigente y por disposición del ejecuti-
vo del estado, Tuxtla Gutiérrez, Imprenta del Gobierno, 1897.

64
EL ESTADO SE MUEVE

bierno federal diciendo que el abandono de San Cristóbal


llevaría a la decadencia económica de las tierras altas, al em-
peoramiento en las condiciones de la población indígena y
que incluso podría terminar en otra guerra de castas.25 Los
exgobernadores Miguel Utrilla y Manuel Caracosa se opu-
sieron a este movimiento y Joaquín Ortega, un hacendado
de las tierras altas, veía en la acción de Rabasa puros motivos
personales y se quejaba ante Díaz de que "el gobernador Ra-
basa ha sido completamente hostil a esta capital". 26 El trasla-
do siguió siendo motivo de discordia en el estado hasta 1911
cuando fracasó un intento militar por recuperar la capital para
San Cristóbal.
Las designaciones de nuevos jefes políticos, funciona-
rios de aduana, jueces, cobradores de impuestos e incluso
burócratas, también encontraron resistencias. Dos meses
después de asumir el cargo Rabasa persuadió a Díaz de que
remplazara a un buen número de funcionarios de aduana y
militares que se encontraban en Tapachula y Tonalá y que
eran leales a Escobar. El nuevo jefe político para Soconusco,
que era Manuel Figuerro, gente de Rabasa oriundo de Oa-
xaca, fue nombrado sin la consulta previa con el caudillo
soconuscense. Luego de varios conflictos entre el presiden-
te municipal de Escobar y el jefe político de Rabasa, Escobar
demandó al presidente Díaz la remoción de Figuerro, ante lo
cual el gobernador se negó a negociar y afirmó: "Tengo con-
fianza en [Figuerro] puesto que es nuevo en Tapachula y
completamente independiente de los partidos y grupos que
existen en esa ciudad." 27
El general Escobar fue asesinado en plena calle en 1893,

25
Anónimo, San Cristóbal, al Secretario de Fomento, México, 8 de julio de
1892, CGPD, 84, XVII, 12856.
26
De Joaquín Ortega, San Cristóbal, a Díaz, 18 de julio de 1892, CGPD, 85,
XVII, 14386; de Fortunato Mazariegos, San Cristóbal, a Díaz, 20 de junio de 1892,
CGPD, 85, XVII, 14343; de José Ma. Mijangos, San Cristóbal, a Díaz, 1 de julio de
1892, CGPD, 85, XVII, 14344; de C Morales, San Cristóbal, a Díaz, 20 de junio de
1892, CGPD, 85, XVII, 14342.
27
De Rabasa a Díaz, 12 de febrero de 1892, CGPD, 77, XVII, 2792; de Rabasa a
Díaz, 25 de marzo de 1892, CGPD, 78, XVIII, 4549; de Manuel Figueroa, Tapachula,
a Díaz, 11 de abril de 1893, CGPD, 92, XVII; de Rabasa a Díaz, 17 de mayo de 1893,
CGPD, 92, XVIII, 6224.

65
EL CAMINO A LEVIATAN

seguramente por su rival político Juan Félix Zepeda. Poco


después Rabasa informaba a Díaz que "he indicado al jefe
político que debe aprovechar este asesinato para asegurar
que en Soconusco nunca más habrá caciques". 28 El jefe po-
lítico Figuerro hizo algunos cambios en el personal del go-
bierno local y confiscó 211 rifles y poco más de 20 cajas de
municiones que constituían el arsenal personal de Escobar.29
Para cuando Rabasa regresó a la ciudad de México en 1894,
el cacicazgo de Escobar no existía más, y desde entonces,
una oligarquía de comerciantes locales, señores del café y
ganaderos, dominó al gobierno local en Soconusco y fue
siempre cooperadora y dócil con el gobierno de Tuxtla Gu-
tiérrez.30
La intromisión de Rabasa en el territorio de Julián Grajales
en Chiapa de Corzo fue menos espectacular y también menos
definitiva que su demolición del cacicazgo de Escobar, pues
no por nada aquél vivió diez años más. Con todo, la mística
que Grajales había cultivado durante veinte años se quebran-
tó en el régimen de Rabasa. Los nombramientos que hizo el
gobernador de individuos ajenos a la camarilla de Grajales
para cargos tanto en el gobierno estatal como en Chiapa de
Corzo fueron recibidos con escándalo por el viejo caudillo
que se sentía hostilizado. "Los enemigos que tengo en esta
ciudad —escribió Grajales a Díaz— están colocados ahora en
los principales cargos políticos que les permiten faltarme al
respeto cuando se les antoja." 31 Poco tiempo después se
quejaba de nuevo: "no creo que sea justo ni razonable que
me falten al respeto aquellos contra quienes tuve que luchar
en otros tiempos". 32 Aunque Díaz sentía simpatía por su viejo
compañero de armas, de todos modos no detuvo a Rabasa.

28
De Rabasa a Díaz, 14 de octubre de 1893, CGPD, 98, XVII!, 15335.
29
De Teófilo Palacios, Tapachula, a Díaz, 26 de noviembre de 1893, CGPD, 100,
XVIII, 18770; de Rabasa a Díaz, 18 de febrero de 1894, CGPD, 101, XIX, 2678.
30
Véase: Spenser, "Coffee Economy". Numerosos políticos, hombres de nego-
cios y terratenientes de Tuxtla Gutiérrez y San Cristóbal eran propietarios o tenían
Intereses en las plantaciones de café del Soconusco. Véase: Thomas Benjamín,
"Register of Chiapanecan Élites, 1890-1940", manuscrito no publicado, 1980.
31
De Julián Grajales, Chiapa de Corzo, a Díaz, 4 de enero de 1892, CGPD, 89,
XVIII, 502.
32
De Grajales a Díaz, 1 de noviembre de 1892, CGPD, 86, XVII, 17185.

66
EL ESTADO SE MUEVE

En 1894, cuando el gobernador renunció, Grajales dijo al pre-


sidente "todo mundo en Chiapas, absolutamente todos,
quieren un gobernador independiente e imparcial y no uno
propuesto por Rabasa".33 Pero Grajales estaba destinado a la
decepción.
En otras partes del estado también tuvo prioridad la
ampliación de la autoridad del gobernador y del gobierno es-
tatal. En San Cristóbal, Rabasa evitó las dificultades con las
autoridades locales colocando en la presidencia municipal a
su amigo personal y partidario político Manuel J. Trejo.34 En
1893 el gobernador estableció el partido (distrito administra-
tivo) de Motozintla con el fin de llevar la autoridad estatal
hasta esta remota región y terminar con los conflictos entre
los departamentos de Comitán y Soconusco respecto a la
línea fronteriza.35
Cuando Rabasa se preparaba para dejar el gobierno esta-
tal a principios de 1894 recordó a Díaz algunos de los logros
de su administración, y entre los que señaló estaba precisa-
mente la consolidación política: "los departamentos de So-
conusco, Chiapa y Pichucalco —escribió— que anteriormen-
te estaban apartados de la acción del gobierno son ahora
completamente dóciles". 36 Bajo su régimen el gobierno esta-
tal se convirtió en el único centro de poder político importante
en Chiapas. Varios años después, uno de los líderes revo-
lucionarios más respetados del estado, Luis Espinosa, recor-
daba que Emilio Rabasa "desarrolló y puso en práctica un
programa de gobierno completamente nuevo y hasta enton-
ces desconocido en Chiapas".37

33
De Díaz a Grajales, 25 de noviembre de 1892, CGPD, 86, XVII, 17186; de Gra-
jales a Díaz, 2 de agosto de 1894, CGPD, 106, XIX, 11381.
34
El Partido Liberal, 10 de enero de 1892.
35
Del Gobernador Francisco León, Tuxtla Gutiérrez, a Díaz, 20 de diciembre de
1898, CGPD, 156, XXIII, 17495.
36
De Rabasa a Díaz, 13 de enero de 1894, CGPD, 100, XIX, 300. No encontré in-
formación en relación con las accioneb qu^ efectuó Rabasa para situar a Pichucalco
bajo el control del gobierno del Estado.
37
Luis Espinosa, ed., Chiapas, México, 1925, sin paginación. Para una opinión
similar véase: José Casahonda Castillo, 50 años de revolución en Chiapas, Tuxtla
Gutiérrez, Instituto de Ciencias y Artes de Chiapas, 1974, p. 15.

67
EL CAMINO A LEVIAFAN

El Estado intervencionista
El programa de desarrollo de la administración de Rabasa
— reforma fiscal, construcción de caminos, reforma agraria y
desarrollo educativo— si bien no fue de naturaleza estricta-
mente política, de todos modos contribuyó de manera signifi-
cativa a la formación del Estado moderno en Chiapas. Gracias
a cada uno de los programas, el gobierno estatal desem-
peñó un papel nuevo y más amplio en la vida económica y so-
cial de la región. En su lucha por la prosperidad regional, Ra-
basa dio un impulso particular al Estado intervencionista. Sus
sucesores tanto porfiristas como revolucionarios continuaron
y completaron el edificio iniciado en 1891.
En lo que se refiere a la reforma fiscal, el gobernador ini-
ció sus tareas sobre la base de lo que, como ya se mencionó en
el primer capítulo, había promovido el gobernador Caracosa
al suprimir los impuestos municipales sobre el comercio en
tránsito. Rabasa continuó (y según algunos terminó) la cam-
paña contra las alcabalas, una política que tuvo implica-
ciones muy profundas para el estado, pues al disminuir los
ingresos de los gobiernos locales, los municipios se volvieron
cada vez más dependientes de la generosidad del gobierno
estatal y por tanto menos independientes políticamente. La
supresión de las alcabalas contribuyó también a la expansión
del comercio por todo el estado, pues ubres de la carga que
significaban los impuestos en cada lugar, resultaba lucrativo
para los terratenientes y comerciantes vender sus productos
y manufacturas en otras partes del estado e inclusive fuera
de él.38
Siguiendo instrucciones presidenciales, Rabasa convirtió
a la reforma fiscal en su máxima prioridad. La situación finan-
ciera del estado exigía una acción decidida e inmediata pues
el gobernador había heredado un desastre. Los tenedores de
bonos del ferrocarril de Chiapas demandaron su pago, la
deuda del estado había pasado de 30 mil a 200 mil pesos en
cuatro años y el sistema fiscal del gobierno del estado estaba

Valadés, El Porfirismo, I, p. 124; Chiapas, su estado actual, p. 13.

68
EL ESTADO SE MUEVE

totalmente desorganizado y corrupto. 39 Al asumir el cargo,


Rabasa nombró a una comisión especial para estudiar la
estructura impositiva y el sistema de recaudación en el esta-
do, que debería recomendar reformas. Siguiendo las pro-
puestas de la comisión, Rabasa aumentó los avalúos a la propie-
dad rural de 5 a 70 millones de pesos (con lo cual de todos
modos seguían valuadas en apenas la mitad de su valor real).
También redujo y prorrateó la propiedad y los impuestos co-
merciales y mejoró los procedimientos de recaudación.40
Además el gobernador estableció una oficina general de teso-
rería del estado destinada a coordinar la recaudación de im-
puestos y los gastos. Por ley dicha oficina debía publicar
cada tres meses sus balances financieros así como el ingreso
de cada uno de los recaudadores de rentas quienes por pri-
mera vez eran objeto de auditorías continuas por parte del
personal de la oficina central. 4 ' Por otra parte, mediante
nuevos nombramientos y con una vigilancia estricta, Rabasa
pretendió reducir el contrabando que llegaba a Chiapas por
Guatemala y por la costa del Pacífico, pero este problema se-
guiría fastidiando a sus sucesores durante todavía muchos
años más.42
El programa de Rabasa para la reforma fiscal resultó un
éxito en el estado. Según el gobernador, los ingresos del go-
bierno se duplicaron en dos años de 180 mil pesos en 1891 a
359 mil en 1894 (véase la tabla 4). Por primera vez en la histo-
ria chiapaneca, los impuestos sobre la propiedad significaron
más ingresos que el viejo impuesto de captación, sumamen-
te retrógrada.

39
"Conflictos pecuniarios en Chiapas", en El Universal, 14 de enero de 1892; de
Rabasa a Díaz, 20 de enero de 1892, CGPD, 76, XVII, 1155.
40
Circular 1, Sección de Hacienda, 26 de marzo de 1892 y, Dictamen de la Comi-
sión, 26 de mayo de 1892, SCh, 78, XXVIII; Ramón Rabasa, El estado de Chiapas:
geografía y estadística, México, 1895, p. 115; El Universal, 26 de septiembre de
1893; de Rabasa a Díaz, 4 de agosto de 1892, CGPD, 84, XVII, 12862. '
41
Discurso del Lie. Emilio Rabasa, Tuxtla Gutiérrez, Imprenta del Gobierno,
1892, 1893; Llevano, Lie. Emilio Rabasa, pp. 20-21; Cal y Mayor Redondo, "Evolu-
ción política y constitucional", pp. 104-105; de Rabasa a Díaz, julio 18, 1893, CGPD,
94, XVIII, 9141.
42
De Rabasa a Díaz, 25 de marzo de 1892, CGPD, 78, XVIII, 4549.

69
EL CAMINO A LEVIATÁN

Este es el cargo que usted me confió en 1891


— informaba Rabasa a Díaz— y creo haber cumplido
con él sin coerción ni violencia aunque sí con el des-
contento de dos o tres amigos que antes no pagaban
nada.43

El nuevo orden fiscal proporcionó los recursos para que el go-


bierno estatal iniciara un programa de obras públicas que iba
desde construcción de caminos hasta escuelas. El proyecto
favorito de Rabasa fue la construcción de una red de caminos
y de líneas de teléfonos y telégrafo. En 1891, cuando inició su
administración, Chiapas no contaba con nada que pudiera ni
remotamente llamarse un camino.44 Los intentos anteriores
por establecer una red de caminos contratando compañías
privadas no se habían realizado. El comercio se llevaba por
canoa o en las espaldas de los cargadores indígenas siguien-
do las mismas veredas que se utilizaban desde hacía siglos.45
El gobernador Francisco León (1895-1899) que fue el fun-
cionario militar encargado de la construcción de caminos du-
rante el régimen de Rabasa, expresó su opinión respecto al
retraso en la construcción de caminos en Chiapas:

En estas regiones [San Cristóbal, Simojovel, Chilón y


Palenque], los capitalistas ponen peros a la repara-
ción de los caminos porque les resulta más barato
servirse de cargadores (indígenas) a quienes pagan
una bicoca y que trabajan como muías...46

Según León, la élite de las tierras altas no tenía una verdadera


necesidad de caminos.
El gobernador Rabasa inició la construcción de la primera
carretera en Chiapas que iba de la frontera con Oaxaca pa-
sando por Arriaga, Tuxtla Gutiérrez, Chiapa de Corzo, San
Cristóbal y Comitán hasta la frontera con Guatemala. Gobier-

43
De Rabasa a Díaz, 13 de enero de 1894, CGPD, 100, XIX, 300; R. Rabasa, El
estado de Chiapas, p. 115.
44
De Rabasa a Díaz, 23 de agosto de 1892, CGPD, 85, XVII, 14543.
45
Fernando Castañón Gamboa, "Panorama histórico de las comunicaciones en
Chiapas", en Ateneo Chiapas 1 (1915), p. 90.
46
De Francisco León a Díaz, 15 de junio de 1896, CGPD, 129, XXI, 9371.

70
EL ESTADO SE MUEVE-

nos anteriores habían planeado que el primer camino estatal


uniera a San Cristóbal con San Juan Bautista en Tabasco,
que era la ruta que mejor se adaptaba a las necesidades de las
tierras altas del centro. Para la construcción de los caminos,
Rabasa prescindió de concesiones y subsidios y con la apro-
bación del presidente Díaz, envió al 10° batallón del ejército a
hacer el trabajo financiando los materiales y salarios con los
ingresos del estado. Para fines de su periodo, el tramo que
iba de Oaxaca a San Cristóbal estaba listo.47 Para Rabasa, la
importancia de esta carretera era la de "abrir a [Chiapas] has-
ta convertirla en mexicana".48 Su administración también
amplió la red de telégrafos (que se había iniciado en 1886),
tendió las primeras líneas de teléfono en el estado y encauzó
al río Grijalva sobre Tuxtla para permitir el comercio y los
viajes hacia el Golfo de México. Se construyeron y mejoraron
las instalaciones portuarias en Tonalá y San Benito (fuera de
Tapachula) hasta permitir que grandes embarcaciones de ca-
lado profundo pudieran llevar al mundo las mercancías
chiapanecas de exportación, principalmente las crecientes
cantidades de café.49
El programa de construcción de caminos iniciado durante
la administración de Rabasa trajo enormes beneficios a
Chiapas. Tanto la carretera estatal como el traslado de la sede
del gobierno a Tuxtla Gutiérrez pusieron al estado en contac-
to más estrecho con México. Además, esa carretera abrió a
las ricas tierras agrícolas bajas del centro hacia el puerto de
Tonalá y hacia los mercados de las tierras altas y del Istmo de
Tehuantepec, lo cual significó un gran impulso a la agricultu-
ra comercial orientada hacia la exportación. Y puesto que la
carretera favorecía al electorado de Rabasa en las tierras ba-
jas más que al de las tierras altas, se convirtió desde enton-

47
De Rabasa a Díaz, 22 de marzo de 1893, CGPD, 92, XXI, 5499; Discurso del
Lie. Emilio Rabasa, 1892, 1893; Ángel M. Corzo, Historia de Chiapas, México, Edito-
rial Protos, 1944, pp. 137-140; Casahonda Castillo, 50 años de revolución, p. 14.
48
De Rabasa a Díaz, 24 de abril de 1892, CGPD, 80, XVII, 6243.
49
Discurso del Lie. Emilio Rabasa, 1892, 1893. También véase: de Rabasa a
Díaz, 24 de abril de 1892, CGPD, 80, XVII, 6243; de Rabasa a Díaz, 15 de enero de
1894, CGPD, 100, XX, 300; de Rabasa a Díaz, 5 de septiembre de 1893, CGPD, 96,
XVIII, 12498.

71
EL CAMINO A LEVIATAN

ees en parte de un patrón de desarrollo discriminatorio que


tendría importantes consecuencias posteriormente, sobre
todo en 1911 pero cuyos efectos todavía hoy se pueden ob-
servar.
Siguiendo la tradición liberal de Juárez y Lerdo de Tejada,
Emilio Rabasa creía firmemente que la división de las tierras
comunales de los pueblos y la creación de una nueva clase de
campesinos serviría para estimular la agricultura capitalista
productiva así como para la integración de los indígenas a la
sociedad mexicana. Para cumplir con estos objetivos, Rabasa
promulgó y puso en vigor una medida (previa a la ley federal
de ocupación y enajenación de terrenos baldíos de 1894)50
que dividía todas las tierras ejidales en parcelas privadas. Los
jefes políticos recibieron instrucciones de organizar comi-
siones municipales que vigilaran la división y venta de los
terrenos a individuos y que se encargaran también de propor-
cionar solares de cinco hectáreas sin costo alguno a aquellos
jefes de familia que no pudieran cubrir el plan de pagos. Así
pues, los indígenas más ricos y los campesinos ladinos de la
mayoría de las comunidades pudieron comprar suficiente
tierra para formar ranchos y también para acentuar las dife-
rencias de clase que de por sí ya existían en los pueblos.
Como solamente los más indigentes recibieron los lotes míni-
mos gratuitos (por lo general entre el 10 y el 50% de los habi-
tantes de cada pueblo) muchos no recibieron nada de tierra
por culpa tanto de la corrupción como de los requisitos de re-
sidencia. Los ingresos por la venta de las tierras se destinaron
a la construcción de obras públicas y escuelas y un 20% se
destinó a la hacienda estatal.51
La reforma agraria de Rabasa, llamada "el reparto" y "el
fraccionamiento" fue al mismo tiempo un éxito y un desastre
social. El número de pequeños propietarios aumentó notable-
mente, pues muchos de los pagos eran de menos de veinte
pesos al año, suma que incluso algunos campesinos podían

50
Véase: Miguel Mejía Fernández, Política agraria en México en el siglo xix, Mé-
xico, Siglo XXI, 1979, p. 253.
51
Ley y reglamento para la división y reparto de ejidos en el estado de Chiapas,
Tuxtla Gutiérrez, Imprenta del Gobierno, 1893, pp. 1-18.

72
EL ESTADO SE MUEVE

pagar.52 El número de ranchos se duplicó entre 1890 y 1910.53


Agricultores, rentistas, pequeños comerciantes y capataces
resultaron beneficiados con esta oportunidad de convertirse
en terratenientes.54 Para 1903 el tamaño promedio de las pro-
piedades agrícolas en Chiapas era de sólo 350 hectáreas
mientras que el promedio de la propiedad de la tierra en todo
México era de 5 mil 600 hectáreas. Uno de cada cuarenta
chiapanecos era propietario de tierra en 1910. En 1911 el cón-
sul norteamericano afirmaba que "Chiapas es único entre los
estados de México por el número de pequeñas propiedades y
de campesinos y agricultores". 55
Sin embargo, para los pueblos de Chiapas, los efectos del
reparto fueron devastadores. La legislación de Rabasa cons-
tituyó el asalto final sobre un gran número de ejidos. Entre
1893 y 1909 fueron afectados por lo menos 67 ejidos (véase la
tabla 5). Conforme aumentaba el número de ranchos y ha-
ciendas muchas comunidades que habían sido independien-
tes durante cientos de años desaparecieron o se convirtieron
en rancherías de las haciendas. Según un informe,

el ejido de Pueblo Nuevo Chiapilla fue dividido en


parcelas en el año de 1895 y desde esa fecha el señor
Adrián Culebro, dueño de la finca "Santa Rosalía" y
el señor José A. Velasco, dueño de la finca "El Cas-
taño" incorporaron esas tierras a sus fincas.56

Otra de las quejas que llegó hasta el presidente Díaz a prin-


cipios de 1895 venía de Chiapa de Corzo, acompañada de

52
Srio. Gral. Oficina Ejidos al Srio. Gral. Gobierno (Chiapas), 23 de diciembre de
1908, Archivo Histórico de Chiapas, Sección de Fomento, 1908, vol. II, exp. 12. De
aquí en adelante citado como AHCh y los datos para su identificación.
53
Datos estadísticos del estado de Chiapas (1896), p. 1; Anuario estadístico del
estado de Chiapas, año de 1909, Tuxtla Gutiérrez, Tipografía de Gobierno, 1911, p.
54.
54
"Oficina General de Ejidos: Copia del inventario general formado por la Oficina
Gral. de Ejidos", AHCh, Fomento, 1908, vol. III, exp. 12.
65
Albert Brickwood, "Tapachula", en Daily Consular and Trade Reports, Octo-
ber 25, 1911, Washington, D . C , GPO, 1911, p. 434. También véase: Jean Meyer,
Problemas campesinos y revueltas agrarias, 1821-1910, México, SEP/Setentas,
1973, p. 229.
66
Pueblo Nuevo Chiapilla, A G N , CNA, libro 12, caja 2.

73
EL CAMINO A LEVIATAN

nueve páginas con firmas y huellas digitales: "Estamos tra-


tando de salvar nuestra única fuente de vida —escribían los
demandantes—, es cierto que se nos regalan lotes pero eso
sólo nos coloca en peores condiciones de pobreza."57 Nume-
rosas solicitudes de suspender el reparto fueron enviadas a
Díaz y al gobierno estatal pero todas en vano.58 En 1895 el go-
bernador Fausto Moguel aceptó que "hemos tenido algunas
dificultades por causa de la voracidad de algunos finqueros
quienes tratan de adquirir grandes porciones de terreno en
detrimento de las clases más pobres". 59
El reparto tenía dos facetas. Al mismo tiempo que aumen-
taba el tamaño de la clase de los rancheros forzaba a cada vez
más gente de los pueblos a trabajos más explotados y menos
seguros como el de temporal, la servidumbre por deudas, la
medianería y el baldiaje. Muchos de ellos nunca recibieron
tierras o no pudieron conservarlas sea por fraude o por venta.
Rabasa creía que la distribución de las parcelas entre los
pobladores era la mejor manera de evitar que los grandes
terratenientes denunciaran primero y compraran después to-
das las tierras ejidales y dejaran a los comuneros completa-
mente sin tierra.60 Veinticinco años después aceptó que se
había equivocado al autorizar que los dueños de las parcelas
las pudieran vender. Demasiados de ellos se quedaron sin
tierra y ese no había sido el objetivo del gobernador.61 Su idea
(y lo consiguió de modo parcial) había sido la de crear una
clase de pequeños propietarios trabajadores y responsables y
que esto a su vez llevara a la formación de una clase trabaja-
dora moderna.
El programa educativo del gobernador Rabasa era al mis-
mo tiempo ambicioso y realista. A partir de 1891, el goberna-
dor estatal asumió la responsabilidad de la educación. La

57
De los vecinos de Chiapa de Corzo a Díaz, 6 de enero de 1895, CGPD, 112,
XX, 936.
58
"Copia del inventario general formado por la Oficina Gral. de Ejidos", AHCh,
Fomento, 1908, III, 12.
59
De Moguel a Diaz, 11 de enero de 1895, CGPD, 112, XX, 936.
60
De Rabasa, ciudad de México, a Díaz, 21 de mayo de 1894, CGPD, 104, XIX,
7417.
61
Emilio Rabasa, La evolución histórica de México, México, Editorial Porrúa,
1956, 1920, p. 237.

74
EL ESTADO SE MUEVE

pobreza de la mayoría de los gobiernos municipales obligó al


gobierno estatal a dar apoyo directo a la educación primaria
rural.

Cuando llegué al estado —informaba Rabasa a Díaz—


el gobierno sostenía una escuela en el pueblo de
Huistán y nada más; hoy día sostiene más de cien pri-
marias de primera, segunda y tercera clase, dos es-
cuelas preparatorias, un colegio de estudios supe-
riores para señoritas y la escuela militar industrial, y
todo ello bajo la supervisión de la Oficina General de
Instrucción Pública que antes no existía en el estado.62

El presupuesto del estado para la educación se elevó de los 7


mil pesos asignados por el gobernador Caracosa en 1891 a
40 mil pesos con Rabasa.63
Siguiendo sus inclinaciones hacia la centralización, Raba-
sa fundó la Oficina General de Instrucción Pública con el ob-
jetivo de supervisar el establecimiento de nuevas escuelas, la
certificación de nuevos maestros y la creación de planes y
programas de trabajo uniformes para todo el estado. El direc-
tor general tenía autorización para nombrar inspectores que
visitaran las escuelas y municipios a fin de hacer efectiva la
ley de instrucción pública y para estimular los esfuerzos edu-
cativos tanto municipales como privados. El gobernador
agregó un nuevo impuesto que debería ser utilizado exclusi-
vamente para las escuelas primarias municipales y una ley
que obligaba a los terratenientes a mantener una escuela pri-
maria en el caso de que en su propiedad residieran más de
diez niños en edad escolar. Pero a pesar de toda esta legisla-
ción, la educación primaria rural siguió siendo absolutamente
insuficiente debido a la pobreza tanto de los gobiernos muni-
cipales como del estatal.64 " Y aún así, el señor Rabasa se

62 De Rabasa a Díaz, 15 d e e n e r o de 1894, C G P D , 100, X X , 3 0 0 ; d e Rabasa a


Díaz, 17 d e d i c i e m b r e d e 1892, C G P D , 8 8 , X V I I , 19858.
63
El Universal, 17 de enero de 1894.
64
Ley del Director General de Instrucción Pública, 28 de diciembre de 1892, de-
creto 8, SCh, 84, segunda serie.

75
11 CAMINO A LEVIATÁN

queja, y con razón —escribía El Universal— de que no es po-


sible cumplir con la ley de la educación obligatoria." 65
Lo que sí hizo el gobernador fue dar los primeros pasos
para que la educación se convirtiera en una responsabilidad
pública en Chiapas. Creó dos escuelas preparatorias sosteni-
das por el estado, una escuela nocturna de educación técnica
y agrícola para indígenas en San Cristóbal y dos bibliotecas
públicas.66
A diferencia de la mayoría de sus contemporáneos, Raba-
sa no consideraba como objetivo principal de la educación la
integración de la población indígena a la sociedad mexicana.
"Antes de enseñarles a leer —afirmaba— es necesario liberar
a los indígenas de su miseria y de la usurpación de que son
objeto por parte de las clases superiores." Creía que cien es-
cuelas no tendrían un efecto tan positivo como un ferrocarril
para mejorar las condiciones de vida y de trabajo de la pobla-
ción indígena.67
El nuevo orden fiscal y el programa de reformas internas
de Rabasa encontraron apoyo en las tierras bajas del centro.
En cambio David Castellanos y Segundo Alfonso, hacenda-
dos de Comitán, creían que al avalúo más alto de la pro-
piedad empobrecía a su departamento.68 Fueron precisamen-
te estos avalúos sobre la propiedad de las enormes pero
ociosas haciendas en los alrededores de San Cristóbal (junto
con el traslado del gobierno a Tuxtla Gutiérrez) los que hi-
cieron muy impopular a Rabasa en las tierras frías.69 Pero
aunque su programa de desarrollo le alienaba a la élite de las
tierras altas, dio lugar al surgimiento de un electorado más
amplio y más importante en otras partes del estado y este

65
El Universal, 17 de enero de 1894.
66
Elliot S. Glass, México en las obras de Emilio Rabasa, México, Editorial Diana,
1975, p. 4 1 ; Discurso del Lie. Emilio Rabasa, 1893.
67
Rabasa, La evolución histórica, pp. 222, 224.
68
De Castellanos, Comitán, a Díaz, 8 de diciembre de 1892, CGPD, 90, XVIII,
1802; de Alfonso, Comitán, a Díaz, julio 28, 1894, CGPD, 106, XIX, 10114.
69
De V. Pineda, San Cristóbal, a Díaz, 8 de agosto de 1894, CGPD, 106, XVIII,
11163; de Topete, San Cristóbal, a Díaz, 15 de enero de 1895, CGPD, 112, XX, 354;
Cal y Mayor R., "Evolución política y constitucional", p. 105.

76
EL ESÍADO SE MUEVE

hecho es lo que mejor explica la continuación del proceso


después de que Rabasa volvió a la ciudad de México:70

El legado de Rabasa

Tanto en sus escritos como en su administración guberna-


mental, Emilio Rabasa se mostró como un sincero reforma-
dor liberal, similar a los progresistas norteamericanos de fines
del siglo. Se pronunciaba por la limpieza de las ciudades, por
una policía eficiente y honesta, por una reforma penitenciaria
y por la honestidad en el gobierno. En sus novelas criticó el
maltrato a los indígenas, la ineficiencia y corrupción en el go-
bierno, el personalismo, nepotismo y parasitismo. Despre-
ciaba a los cientos de tiranuelos que había por todo el país y a
pesar de las reformas estructurales que emprendió en el
gobierno estatal de Chiapas, seguía creyendo que el buen go-
bierno no radicaba tanto en una forma o en otra sino en la ca-
lidad de los servidores públicos. Nunca tuvo duda de que el
principal funcionario de un gobierno estatal era el jefe político
y tuvo especial cuidado en nombrar para ese cargo a indivi-
duos en quienes confiaba.71 Rabasa estaba convencido de
que los gobiernos estatales tenían una importante función
de cumplir en la creación del México moderno, que era, como
escribió más tarde, la de fortalecer su poder a fin de promo-
ver el desarrollo y al mismo tiempo para frenar las tendencias
del localismo.72
Lo mismo que otros científicos Rabasa consideraba a Por-
firio Díaz como la única alternativa posible frente a la anarquía
pero confiaba en el paso gradual hacia un sistema de gobier-
no menos personalizado y con procedimientos más democrá-
ticos.73 En tanto que creación política de Díaz, nunca falló en

70
El Universal, 27 de enero de 1893, 9 de junio de 1895; El Voto de Chiapas, 1 de
junio de 1895; de Ricardo de Marcia y Campos, Administrador de Aduana, Tapachu-
la, a Díaz, 15 de noviembre de 1894, CGPD, 110, XIX, 17617.
71
Hakala, "Emilio Rabasa", pp. 137-150.
72
Rabasa, La constitución y la dictadura, pp. 305, 316.
73
Eugene M. Braderman, " A Study of Political Parties and Politics in México
since 1890", discurso, Universidad de Illinois, 1938, pp. 15-17; Leopoldo Zea, Positi-

11
EL CAMINO A LFVIATAN

demostrar su lealtad y sumisión al caudillo supremo y aunque


el programa de reforma y desarrollo para Chiapas era suyo
propio y lo Nevó a cabo con su energía e inteligencia caracte-
rísticas, de todos modos nunca hizo ningún programa, refor-
ma o nombramiento importante sin consultar primero con el
presidente.74 Rabasa fue, desde todos puntos de vista, el go-
bernador modelo del México moderno: inteligente, activo y
leal.
Rabasa no sólo fue un buen gobernador por poco más de
dos años sino que también estableció un modelo, sentó pre-
cedentes y creó un programa de reforma política y de de-
sarrollo económico que recibió el apoyo de la clase empresa-
rial activa y que pudo ser continuado por sus sucesores. Lo
mismo que él, los cuatro gobernadores porfiristas que admi-
nistraron el estado entre 1894 y 1911 venían de los estratos
medios de la sociedad. Fausto Moguel, tuxtleco que vivía en
Oaxaca cuando Rabasa lo llamó en 1891 para ser el tesorero
del estado, fue nombrado su sucesor para concluir el perio-
do del gobernador. Moguel informó a Díaz que continuaría con
el programa de Rabasa que "ha comenzado a transformar al
estado y que será la base de su prosperidad futura". 75 El te-
niente coronel Francisco León, nativo de Oaxaca, fue elegido
gobernador para el periodo 1895-1899 por recomendación
de Rabasa. León había sido director del programa de cons-
trucción de caminos en las administraciones de Rabasa y Mo-
guel y estaba profundamente comprometido con las refor-
mas iniciadas por aquél y decidido a ampliarlas.76 El sucesor
de León, Rafael Pimentel, también nativo de Oaxaca, fue el
único de los sucesores de Rabasa a quien éste no eligió. El
gobernador León había sido obligado a renunciar debido a un
escándalo político y Pimentel, quien se encontraba en Chiapas

vism in México, Austin, University of Texas Press, 1974, pp. 235-245; Walter N.
Breymann, "The Científicos: Critics of the Díaz Regime, 1892-1903", en Proceed-
ings of the Arkansas Academy of Science, Vil (1954), pp. 91-97.
74
La correspondencia Rabasa-Díaz, en Ta Colección General Porfirio Díaz, con-
firma este punto varías veces.
75
De F. Moguel, Tuxtla Gutiérrez, a Díaz, 28 de febrero de 1894, CGPD, 102,
XIX, 3521.
76
De Manuel Lacroix, Tuxtla Gutiérrez, a Díaz, 3 de diciembre de 1895, CGPD,
123, XX, 18724.

78
EL ESTADO SE MUEVE

como agente político de Díaz, asumió el cargo, pero Ramón


Rabasa, hermano de Emilio y por su propio derecho un im-
portante político en la región fue nombrado tesorero del esta-
do, lo que significó cierta influencia del gobernador durante
el periodo de Pimentel entre 1899 y 1905.77 En este último
año, el gobernador Pimentel pretendió trasladar de regreso el
gobierno a San Cristóbal de Las Casas, medida que evitaron los
hermanos Rabasa y que provocó su renuncia. Ramón asumió
entonces el cargo y permaneció en el poder hasta 1911.78
Emilio Rabasa no fue un caudillo regional como Bernardo Re-
yes en Nuevo León o Teodoro Dehesa en Veracruz, y si bien
tenía influencia en los asuntos chiapanecos no imponía a sus
sucesores y se limitaba a intervenir en cuestiones de impor-
tancia. Así, sus sucesores sabían que contaban con él como
representante informal y agente de Chiapas en la ciudad de Mé-
xico. Pero el periodo de la historia de Chiapas que va de 1894
a 1911 está marcado por su huella.
Rabasa dejó el cargo de gobernador en febrero de 1894
después de poco más de dos años de su periodo legal de
cuatro años. Según informó al presidente, deseaba regresar
a la ciudad de México a atender la educación de sus hijas y la
débil salud de su esposa.79 Fue elegido senador por Sinaloa y
continuó practicando, escribiendo y enseñando derecho.
Sus críticas a la Constitución de 1857 aparecidas en dos libros
publicados en 1906 y 1912 influyeron en la Convención Cons-
titucional de 1917 en Querétaro.80 Según el historiador mexi-
cano Daniel Cosío Villegas la influencia predominante de Ra-
basa "consistió en ampliar los poderes del ejecutivo". 81 Como

77
De León a Díaz, 6 de septiembre de 1899, CGPD, 347, LVIII, 3717.
78
Emilio Rabasa, "Memorándum" a Díaz, octubre de 1905, CGPD, 223, XXX,
13655.
79
De Rabasa a Díaz, 13 de enero de 1894, CGPD, 100, XX, 300.
80
Alfonso M. de Lascuráin, "Influencia de don Emilio Rabasa, en la Constitu-
ción de 1917", Tesis, UNAM, 1956, pp. 24-25, 37; Hilario Medina, "Emilio Rabasa y la
Constitución de 1917", en Historia mexicana 10 (junio-julio de 1960), pp. 134-148;
Cosío Villegas, La constitución de 1857 y sus críticos, México, Editorial Hermes,
1957, pp. 61-62, 167-193. En 1906 Rabasa publicó El articulo 14 constitucional y en
1912, La constitución y la dictadura.
81
Cosío Villegas, Change in Latín America: The Mexican and Cuban Revolu-
tions, Lincoln, University of Nebraska Press, 1961, p. 27. Cosío también sugirió que
"la forma del nuevo régimen estaba de hecho sugerida por un reaccionario que de-

79
tl_ CAMINO A LEVIATAN

gobernador y como pensador político Rabasa sirvió de puen-


te entre el México que era y el que pronto sería. En el cente-
nario de su natalicio, un editorial de El Universal escribía que
"Rabasa representa la culminación del pensamiento liberal en
México y al mismo tiempo el inicio de algo más, el neoli-
beralismo del siglo xx". 8 2 Su archivo en Chiapas apoya esta
versión.

Conclusiones
La administración de Emilio Rabasa representa un parteaguas
en la historia de Chiapas. Rabasa inició el proceso sostenido
del desarrollo económico y de la consolidación política que
caracterizarían a Chiapas y a México en los próximos cin-
cuenta años y lo hizo sobre las bases del consenso ideológico
que surgió de la Reforma y con la estabilidad política que Por-
firio Díaz logró en el país, así como con la energía y expectati-
vas de una clase empresarial cada vez mayor. Para Rabasa el
gobierno era una herramienta vital para ayudar a transformar
a una región aislada y retrógrada en una próspera y moderna
y se daba bien cuenta de que antes de convertirse en esa
herramienta de modernización, el gobierno estatal debía
centralizar y consolidar su autoridad. Rabasa inició este pro-
ceso minando el poder de los jefes políticos locales, fortale-
ciendo las bases fiscales del gobierno estatal y estableciendo
un nuevo centro de gobierno al tiempo que ampliaba las fun-

seaba dar una justificación postuma al gobierno dictatorial de Porfirio Díaz" (p. 27).
Las ideas de Rabasa ayudaron a moldear la forma constitucional del gobierno revo-
lucionario porque se anticipó a la necesidad de un estado intervencionista centraliza-
do. Vio al sistema político porflriano no como el mejor gobierno que México hubiera
podido alcanzar, sino como algo temporal, un pasaje en la evolución del estado mo-
derno mexicano; un Estado basado en la ley y las instituciones, no en caprichosos
decretos y personalidades. Cosío incluso arguyo que Rabasa "ciertamente carecía
de ideas o inclinaciones revolucionarias" (p>. 27). Sin embargo, en su novela La bola,
Rabasa considera a la revolución "la hija del progreso del mundo, la inevitable ley de
la humanidad... A ellas (las revoluciones) les debemos la rápida transformación de la
sociedad y las instituciones". Véase: Hakala, "Emilio Rabasa", pp. 152-153. Tal vez
la desilusión de Cosío respecto a la Revolución mexicana de 1940 pueda explicarse
no sólo por los virajes de la Revolución sino por su fe en el estatismo porfiriano.
82
El Universal, 25 de mayo de 1856.

80
EL ESTADO SE MUEVE

ciones del gobierno estatal: comenzó a intervenir de manera


decidida en la sociedad y en la economía de la región constru-
yendo caminos, reformando la estructura de la tenencia de la
tierra y apoyando la educación.
En esta etapa temprana de la formación del Estado na-
cional en México, los gobiernos regionales desempeñaron un
papel tan importante como el del gobierno nacional en la pro-
moción de este proceso. Vistos a la luz del desarrollo poste-
rior, los esfuerzos emprendidos por el gobierno estatal de
Chiapas a principios de la década de 1890 para promover la
modernización tanto política como económica pueden pare-
cer pequeños y seguramente fueron insuficientes para las ta-
reas que había que emprender. Sin embargo, se logró iniciar
el proceso. Más que en ningún otro momento, la génesis de
Chiapas moderna se encuentra en este periodo.

81
CAPÍTULO

3
Reforma y discordia
Hace tiempo el gobierno del estado se ha impues-
to a sí mismo la necesidad de poner término a la
servidumbre por deudas de los trabajadores. El
humanitarismo y la economía política, la civiliza-
ción y el carácter de nuestras instituciones así lo
exigen.

Francisco León, 1896*

Los cristobalenses no estarán satisfechos hasta


que tengan al gobierno aquí. La razón de su per-
manente conspirar es para recobrarlo.

Francisco León, 1896**

E milio Rabasa volvió a la ciudad de México en 1894


pero el rumbo que había fijado para Chiapas du-
rante los dos años de su administración continuó, así como
su influencia personal en los asuntos chiapanecos que siguió
siendo considerable. Fausto Moguel, elegido por Rabasa pa-
ra concluir su periodo, no fue sino un buen guardián que con-
servó a quienes aquél había nombrado, continuó con su
programa y se encargó de la elección de Francisco León, que
sería "uno de los gobernadores más progresistas de la Re-
pública". 1 León puso a prueba los límites de la tolerancia por-
firista hacia las reformas liberales y los encontró inflexibles.
Durante su administración, las élites regionales de Pichucalco
* De Francisco León a Porfirio Díaz, 25 de mayo de 1896, CGPD, 129, XXI,
9447.
* * De León a Díaz, 1 de agosto de 1896, CGPD, 132, XXI, 13977.
1
El Universal, 26 de mayo de 1899.

83
EL CAMINO A LEVIATÁN

y Comitán se mostraron satisfechas con el programa de Ra-


basa mientras que los descontentos de San Cristóbal de Las
Casas se mostraron decididos a regresar la capital a su ciudad
y a terminar con la influencia de Emilio Rabasa en el estado,
de modo que a pesar de sus buenas intenciones, León dejó a
Chiapas políticamente polarizada, fracasó en sus intentos de
reformas laborales y en la pacificación de San Cristóbal. Su
administración quiso (si bien no logró) instituir una reforma
social significativa. Contando con el apoyo de regímenes na-
cionales que estimulaban las reformas sociales y económicas,
gobiernos estatales posteriores tendrían éxito ahí donde León
no lo tuvo.

El interregno de Moguel

El gobernador Fausto Moguel concluyó los diecinueve meses


que quedaban del periodo de Emilio Rabasa y preparó el as-
censo al poder de Francisco León. Durante el interregno de
1894-1895 sucedieron dos acontecimientos de importancia
que tendrían prolongados efectos durante los años por venir.
En primer lugar, un conato de guerra durante el invierno
de 1894 amenazó con convertir a Chiapas en campo de bata-
lla de un conflicto entre México y Guatemala. En 1892, el presi-
dente guatemalteco Justo Rufino Barrios firmó el acuerdo
fronterizo definitivo con México que determinaba los límites
entre Guatemala y Chiapas. Sin embargo, dos años después,
el propio Barrios movilizó a un gran número de tropas y caño-
nes hasta la frontera y amenazó con la guerra, todo ello, en
aras de su política interior. El presidente Díaz ordenó el trasla-
do hacia Tapachula del 12° batallón entonces estacionado
en Juchitán, Oaxaca, y envió al general Bonifacio Topete a
Chiapas para que le informara sobre la disposición del estado
para la guerra.2

2
De Topete, Tuxtla Gutiérrez, a Díaz, 18 de diciembre de 1894, CGPD, 11, XIX,
19654; de Topete, San Cristóbal, a Díaz, 15 de enero de 1895, CGPD, 112, XX, 354.
También véase: Daniel Cosío Villegas, Historia moderna de México. El porfiriato. La
vida política exterior, México, Editorial Hermes, 1960, V, p. 254.

84
REFORMA Y DISCORDIA

La tensión se calmó en abril de 1895, pero no debido a la


exhibición de fuerza de México, pues por falta de un camino
adecuado que uniera a Juchitán con Tapachula, el 12° ba-
tallón llegó a la frontera con un enorme retraso. Así fue como
por razones de seguridad nacional, Díaz llegó a considerar co-
mo necesidad la construcción de un ferrocarril costero3 y si bien
dicha construcción no empezó sino hasta seis años después, el
ferrocarril panamericano fue concebido durante esta crisis.
Con la renuncia de Emilio Rabasa en 1894 se iniciaron
varias discretas campañas cuyo propósito era no influir en la
selección para el siguiente gobernador de Chiapas. Lo que te-
nían en común todas las solicitudes, era la oposición a cual-
quier designación por parte de Rabasa y el apoyo a alguien
nativo del estado, lo que quería decir un cristobalense, comi-
teco o chiapaneco.4 Y sin embargo, en ninguna otra ciudad
había un movimiento electoral tan intenso y tan bien organi-
zado como en San Cristóbal, lugar en el cual era absoluto el
consenso entre los principales ciudadanos para una oposi-
ción a la continuidad del rabacismo. Durante el interregno de
Moguel se formó una camarilla cristobalense no reunida en
torno a un caudillo como sucedía siempre sino en torno a una
causa política. Este grupo estuvo dirigido por abogados y
terratenientes como Jesús Martínez Rojas, José H. Ruiz, Je-
sús Flores, Gregorio Culebro, Clemente Robles y Manuel Pi-
neda quienes trabajaron cuidadosamente durante los siguien-
tes diecisiete años para devolver la sede del gobierno estatal a
San Cristóbal.5
3
De León a Díaz, 2 de abril de 1895, CGPD, 116, XX, 6577; Luis Espinosa, ed.,
Chiapas, México, 1925, sin paginación.
4
De Juan Ángel Peña, San Bartolomé, a Díaz, 27 de julio de 1894, CGPD, 106,
XIX, 10113; de Manuel Marina, Chiapa de Corzo, a Díaz, 30 de julio de 1894, CGPD,
106, XIX, 11244; de R. Rovelo, Comitán, a Díaz, 14 de abril de 1895, CGPD, 117,
XX, 8625; de Nicolás Domínguez, Comitán, a Díaz, 10 de agosto de 1894, CGPD,
106, XIX, 11206; de M. Mijangos, San Cristóbal, a Díaz, 30 de mayo de 1895, CGPD,
118, XX, 11305; de Mariano Trujillo, Tuxtla Gutiérrez, a Díaz, 4 de agosto de 1894,
CGPD, 106, XIX, 11204; de Julián Grajales, Chiapa de Corzo, a Díaz, 2 de agosto de
1894, CGPD, 106, XIX, 11381; de Miguel Utrilla, San Cristóbal, a Díaz, 24 de agosto
de 1894, CGPD, 107, XIX, 14764; de Manuel Castellanos, Comitán, a Díaz, 28 de ju-
lio de 1894, CGPD, 108, XIX, 14249.
5
La composición de este grupo cambiaría con los años. De V. Pineda, San Cris-
tóbal, a Díaz, 8 de agosto de 1894, CGPD, 106, XIX, 5393; de Pimentel, San Cristó-
bal, a Díaz, 30 de noviembre de 1895, CGPD, 103, XX, 5393.

85
EL CAMINO A LEVIATÁN

Para abril de 1895, la camarilla cristobalense (a la que en


ese tiempo se le llamaba "círculo de hierro") 6 había asumido
el mando del batallón federal del ejército estacionado en San
Cristóbal. Sin embargo, Díaz apoyó a León y ordenó al go-
bernador Moguel que lo eligiera.7 El 1 de diciembre, León
asumió el cargo. El "círculo de hierro" se sintió defraudado
pero no derrotado. Rafael Pimentel, agente político de Díaz
en Chiapas, informaba a éste que "quienes dirigen y apoyan
a Topete" seguían reuniéndose y conspirando después de la
elección. 8 Manuel Lacroix, miembro del gobierno de León in-
formaba al presidente Díaz en diciembre de 1895 que "el esta-
do aparece contento con el nuevo gobierno, a excepción de
algunas personas en San Cristóbal" y continuaba diciendo
que el general Topete se dedicaba a calumniar a León acu-
sándolo de borracho y de cosas peores a fin de desacredi-
tarlo. 9 Pimentel recomendaba a Díaz que trasladara a Topete
a otro lugar "porque va a crear dificultades a León y al fun-
cionamiento de su gobierno". 10 En enero de 1896 el general
Topete fue transferido, pero el problema de San Cristóbal
permaneció tan grave y peligroso como antes.

El programa de León
El gobernador Francisco León fue muy activo, más quizá que
Emilio Rabasa. Continuó con los programas de construcción
de caminos, la división de ejidos, el establecimiento de es-
cuelas y la centralización y consolidación del poder y autori-
dad del gobierno estatal. León amplió el papel del gobierno
en la salud pública y trató de poner en marcha un programa

6
Durante la década 1900-1910, este grupo fue llamado "la mano negra". De
Rafael Pimentel, San Cristóbal, a Díaz, 30 de noviembre de 1895, CGPD, 122, XX,
18031.
7
De Abenamar Evoli, San Cristóbal, a Díaz, 2 de abril de 1895, CGPD, 115, XX,
5948; de León a Díaz, 14 de diciembre de 1895, CGPD, 336, LIV, 7048.
8
De Pimentel a Díaz, 30 de noviembre de 1895, CGPD, 122, XX, 18031.
9
De Lacroix a Díaz, 12 de diciembre de 1895, CGPD, 123, XX, 18685.
10
De Pimentel a Díaz, 30 de noviembre de 1895, CGPD, 122, XX, 18031; de Pi-
mentel a Díaz, 31 de diciembre de 1895, CGPD, 336, LIV, 7434.

86
REFORMA Y DISCORDIA

de reformas al trabajo de los indígenas. Sin duda fue uno de


los gobernadores más progresistas de su tiempo y de todos
modos fue obligado a renunciar y cayó en desgracia política.
Según León, la necesidad de comunicaciones más expe-
ditas para Chiapas era "una cuestión de vida o muerte". 11
Durante su mandato, el gobierno estatal gastó más de 200
mil pesos en construcción de caminos, mismos que el gober-
nador supervisó personalmente para evitar fraudes.12 En 1896
informaba que más de cien hombres trabajaban diariamente
en la carretera estatal.13 En 1898 el gobierno amplió la red te-
lefónica a lo largo de la ruta de la carretera.14 De todos modos
y a pesar de que su administración terminó la construcción
de la carretera estatal, León informó a Díaz que:

Sólo los departamentos de Tonalá, Tuxtla, Chiapa,


Las Casas y Comitán, reciben los beneficios de este
camino y quedan sin comunicación fácil los ricos de-
partamentos de Palenque, Chilón y Simojovel.15

A pesar de este problema, el periódico tuxtleco El Porvenir de


Chiapas se mostraba optimista: "Está en construcción una
de las ruedas del progreso." 16
El gobernador León, igual que su antecesor, invirtió un
gran porcentaje del presupuesto estatal en educación, y lo
mismo que Rabasa no se sintió muy alentado con los resulta-
dos. En 1896 informaba a Díaz que:

Aunque he invertido grandes sumas en esta cuestión


el resultado práctico no ha llegado casi a nada ni en
la instrucción profesional y preparatoria ni en la pri-
maria.17

11
De León a Díaz, 29 de abril de 1897, CGPD, 140, XXII, 5995.
12
Memoria presentada por el ejecutivo del estado de Chiapas..., Tuxtla Gutié-
rrez, Imprenta del Gobierno, 1899.
13
De El Porvenir de Chiapas, citado en El Partido Liberal, 27 de mayo de 1896.
14
De León a Díaz, 26 de agosto de 1898, CGPD, 154, XXVII, 12909.
15
"Memorándum que presenta al C. Presidente de la República el Gobernador
de Chiapas", 17 de febrero de 1899, CGPD, 158, XXIV, 2339.
16
Citado en El Partido Liberal, 27 de mayo de 1896.
17
De León a Díaz, 10 de junio de 1896, CGPD, 129, XXI, 9401.

87
EL CAMINO A LEVIATAN

La causa principal del estado de subdesarrollo de la educa-


ción en Chiapas, según lo veía León, era la carencia abso-
luta de profesores adecuados y para corregir esa deficiencia
León fundó la escuela normal estatal.
En el ámbito de la política fiscal, la administración de León
incrementó la carga impositiva sobre el capital comercial18 ex-
ceptuando de los impuestos sobre la propiedad rural a las so-
ciedades de inversión legalmente constituidas con el fin de
estimular las empresas colectivas19 y trató también (aunque
sin éxito) de reducir la contribución de Chiapas a la hacienda
federal. Durante la mayor parte del siglo xix, los estados estu-
vieron obligados a entregar entre el 25 y el 30% de todos los
impuestos que se recaudaban en su jurisdicción y en oca-
siones hasta más. Ciertos impuestos —los que se recauda-
ban por la venta de tierras nacionales y por los servicios de
correo, telégrafo y aduanas, así como el impuesto al timbre
en documentos oficiales— eran totalmente federales. El go-
bierno nacional también limitaba a los estados a recaudar al-
gunos impuestos sobre la propiedad, sobre el alcohol y los
impuestos personales. En dos estudios comisionados por el
gobernador León, el tesorero del estado calculaba que des-
de 1824 Chiapas había contribuido con más de 13 millones de
pesos a la hacienda federal y sólo había recibido alrededor
de 100 mil pesos de la ciudad de México en forma de subsidios,
ayudas de emergencia y mejoras materiales. Las implica-
ciones de estas cuentas eran claras: Chiapas merecía más
ayuda del gobierno nacional o al menos la disminución de la
carga impositiva.20
En efecto, el presidente Díaz tenía un plan para mejoras
públicas para el estado, aunque sus razones poco tenían que
ver con cuestiones de equidad. En 1896 Díaz escribía a León que:

18
De Lacroix a Díaz, sin fecha (aproximadamente enero de 1896), CGPD, 124,
XXI, 426.
19
Secretaría de Hacienda del estado de Chiapas, decreto núm. 8, 28 de diciem-
bre de 1895, CGPD, 129, XXI, 9439.
20
"Nota de lo recaudado por el Gobierno Federal en el estado de Chiapas en los
años que se indican" y "Lo que ha hecho el Gobierno Federal en beneficio del esta-
do de Chiapas", enero de 1899, CGPD, 158, XXIV, 3128 y 3130.
REFORMA Y DISCORDIA

Desde hace algún tiempo Guatemala se ha dedicado


a halagar a los habitantes de Soconusco y ha estable-
cido puertos de depósito en la frontera en los cuales
ponen impuestos tan bajos sobre el café y los otros
productos de Soconusco, que casi se podría decir
que es un servicio gratuito. Más aún, están llevando
un ferrocarril hasta la frontera y van a solicitar permi-
so para extenderlo hasta territorio mexicano. A esto
debemos agregar que nosotros no tenemos ni ferro-
carril ni muelles en la costa de Soconusco y que tan-
to el gobierno como el estado fijan impuestos que les
parecen muy altos a los habitantes de ese lugar. Por
tanto, pongo a su consideración el hecho de que el
gobierno de Guatemala está alimentando de manera
hábil y disimulada un espíritu de separación en los
corazones de Soconusco.21

Díaz prometió que el gobierno nacional construiría un fe-


rrocarril de Tehuantepec a Tapachula y un muelle de acero
en la costa además de que daría apoyo a algún banco para
abrir una sucursal en la región. También sugería que Chiapas

tratara a Soconusco con mano suave y disminuyera


un poco los impuestos para que los terratenientes del
lugar en sus conversaciones con los guatemaltecos
les puedan asegurar que Soconusco permanecerá
fiel al estado.22

Gracias a la mediación de Emilio Rabasa se firmó un con-


trato para la construcción de un ferrocarril (aunque la com-
pañía de Chicago más tarde abandonó la empresa) y el ban-
co de Londres propuso abrir una sucursal en Tapachula.23
Sin duda era necesario un banco. Los prestamistas alemanes
en Tapachula cobraban entre 2 y 4 % al mes "lo que significa-
ba la ruina para el comercio y la agricultura". 24 Sin embargo,
igual que en el caso del ferrocarril, el establecimiento de un
banco se retrasó hasta 1900.

21
De Díaz a León, 5 de marzo de 1896, CGPD, 300, XLI, 402.
22 ibid.
23
El Universal, 16 de enero de 1896; El Partido Liberal, 30 de septiembre de 1896.
24
"Memorándum que presenta al C Presidente de la República...", 1899.

89
EL CAMINO A LEVIATÁN

La administración de León tomó las primeras medidas sig-


nificativas por parte del Estado para las cuestiones de salud
pública y del encarcelamiento de los criminales. En 1897 creó
la Oficina del Inspector General de Salud Pública, quien junto
con sus ayudantes colocados en diversos lugares, tenía auto-
rización para inspeccionar las industrias de alimentos, las
ventas de medicamentos, las prácticas funerarias, los brotes
de enfermedades contagiosas (tenían facultades para impo-
ner cuarentenas) y todos los demás asuntos que tuvieran que
ver con la salud pública.25 Para fines del periodo de León esta-
ba por concluirse el primer hospital construido con fondos
del Estado.26 El gobierno estatal se vio también obligado a ini-
ciar la construcción de una penitenciaría pues según León,
debido "a la escasez de recursos [económicos], los ayunta-
mientos de las cabeceras de departamento han impedido el
funcionamiento de las cárceles por la poca seguridad". 27

Esta costumbre viciosa y vil

Durante más de dos décadas, la servidumbre por deudas ha-


bía dado mala reputación a Chiapas en la ciudad de México.
Durante las décadas de 1870 y 1880 Chiapas fue objeto de
ataques por parte de periodistas y reporteros liberales y radi-
cales que lo acusaban de ser el estado esclavista de México.
El Socialista encabezaba los ataques con numerosos artícu-
los28 y en respuesta los chiapanecos defendían a la servi-
dumbre por deudas como un contrato humanitario eficiente y
legal.29 Flavio Antonio Paniagua por ejemplo, editor de La

25
"Reglamento de la Inspección General de Salubridad Pública", 31 de mayo de
1897, SCh, XXVIII, 78, segunda serie.
26
El Universal, 1 de octubre de 1899.
27
De León a Díaz, 9 de agosto de 1898, CGPD, 152, XXII, 10721.
28
Gastón García Cantú, El socialismo err México. Siglo xix, México, Ediciones
Era, 1969, pp. 239-240, 381-403.
29
El autor examinó todos los números disponibles de cincuenta publicaciones
periódicas chiapanecas, correspondientes al periodo 1860 a 1911. Estos periódicos
se encuentran en la hemeroteca "Fernando Castañón Gamboa" en Tuxtla Gutiérrez,
en el rollo 108 de la colección de microfilms "Serie Chiapas", y en lá colección Chia-
pas de la Latín American Library de la Universidad de Tulane.

90
REFORMA Y DISCORDIA

Brújula reaccionó violentamente en 1873 a un artículo publi-


cado en el periódico Almavia de la ciudad de México que afir-
maba que la esclavitud florecía en Chiapas. Paniagua replicó
entonces que "no existe ninguna esclavitud ni directa ni indi-
recta, ni abierta ni encubierta en Chiapas".30 Fernando Zape-
da, editor del Boletín de Noticias escribió en 1886 en el diario
El Partido Liberal úe la ciudad de México que no existía el ser-
vicio perpetuo en Chiapas. Su artículo era una respuesta a
otro aparecido en El Socialista, y en él afirmaba:

al hablar en favor de los sirvientes exagerando sus


condiciones de pobreza [los críticos], están inculcan-
do en ellos derechos imaginarios tales como la aboli-
ción de sus deudas y excitando en ellos la pasión y la
disposición por la rebelión que sin duda resultarían
muy lamentables para la sociedad y sobre todo para
la agricultura del lugar.31

Antes de la década de los noventa, tanto los terratenien-


tes como los intelectuales de Chiapas eran bastante abiertos
en su apoyo a la servidumbre por deudas32 a la que considera-
ban fundamental para el bienestar de la agricultura chiapane-
ca pues constituía —según escribía un hacendado— "el ele-
mento principal para la vida de nuestras fincas". 33
Sin embargo, ya para esos años, con la disolución de la
propiedad de las tierras comunales de los pueblos y la dispo-
nibilidad cada vez mayor de mano de obra, muchos chiapa-
necos comenzaron a creer que sus intereses económicos ya
no estaban atados a la servidumbre sino por el contrario,
exigían su fin. Se invocaba la doctrina económica liberal de la
época para apoyar la idea del trabajo libre. En 1895 la revista
metropolitana conservadora El Economista Mexicano reco-
mendaba:

30
¿a Brújula, 20 de octubre de 1878.
31
El Partido Liberal, enero 8 de 1886.
32
El Demócrata, 10 de septiembre de 1880; El Sentimiento Nacional, 28 de di-
ciembre de 1883; El Trabajo, 10 de enero de 1886; El Monitor Republicano, 26 de
mayo de 1885.
33
Documentos relativos al Congreso Agrícola de Chiapas, Tuxtla Gutiérrez, Im-
prenta del Gobierno del Estado, 1896, p. 69.

91
EL CAMINO A LEVIATAN

la modificación de los sistemas de servicio en


aquellos estados en los cuales hay la mayor escasez
de trabajadores, el aumento de salarios y la disminu-
ción de las horas de trabajo, en una palabra, que se
tratara al peón como hombre y no como bestia.34

La primera convocatoria pública para la reforma laboral en


Chiapas había salido en 1893. Ese año también había promul-
gado su programa la recientemente constituida Sociedad
Agrícola Mexicana de Chiapas, localizada en Tuxtla Gutiérrez
y formada con los más importantes agricultores de las tierras
bajas del centro, en el cual recomendaban la promoción de
técnicas agrícolas científicas, el establecimiento de bancos,
la construcción de ferrocarriles y el castigo a los abusos al
trabajador.35
Poco tiempo después, en ese mismo año, el gobernador
Emilio Rabasa había criticado el sistema de servicio afirman-
do en su informe anual que ese "problema" (como le llama-
ba) paralizaba a importantes cantidades de capital que po-
drían emplearse de manera más eficiente y por tanto resultaba
perjudicial tanto para los trabajadores como para los capi-
talistas.36
El gobernador León lanzó una convocatoria para un
congreso agrícola que debía resolver la cuestión de la servi-
dumbre por deudas en cuanto él asumiera el cargo. Dicho
congreso debería reunirse en marzo de 1896 con un delegado
asignado a él por cada municipio.37 No hay duda de que León
deseaba efectivamente librar a Chiapas de "esa costumbre vi-
ciosa y vil" como él la llamaba.38 Sin embargo, un mes antes
de la apertura del congreso, apareció en la ciudad de México
una enorme amenaza. El Mundo, un diario metropolitano cu-
ya opinión se podía considerar oficial, en referencia directa a

34
Citado en Diego G. López Rosado, Historia y pensamiento económico de Mé-
xico, 6vols., México, UNAM, 1969, III, p. 326.
35
La Agricultura, 15 de enero de 1893.
36
Discurso del Lie. Emilio Rabasa, 1893. Casi un año antes, Rabasa había expre-
sado privadamente a Díaz sus reservas respecto a la eficacia del vasallaje de la deu-
da. Véase: de Rabasa a Díaz, 12 de diciembre de 1892, CGPD, 88, XVII, 19860.
37
Circular núm. 6, 7 de diciembre de 1895, SCh, XVIII, 75.
38
De León a Díaz, 30 de abril de 1896, CGPD, 128, XXI, 7354.

92
REFORMA Y DISCORDIA

la asamblea que debía efectuarse en Chiapas, censuró a


quienes "intentaban cambiar la faz económica del país".39
El congreso que se reunió en Tuxtla Gutiérrez a fines de
marzo de 1896, no era un cuerpo de radicales, pues los casi
cien delegados representaban a los miembros más ricos de la
sociedad terrateniente.40 La composición geográfica de sus
miembros también era tal que se inclinaba en favor de
aquellos departamentos en los cuales la servidumbre por
deudas era muy importante y más aún, parece que aquellas
regiones en las que dicha práctica había disminuido, no en-
viaron delegados.
La preocupación principal en las sesiones no era el senti-
miento humanitario por mejorar la vida de los trabajadores ru-
rales sino el que se refería a cómo aumentar la productividad
agrícola, cómo liberar los miles de pesos atados en deudas y
cómo encontrar una solución a la mala distracción geográfica
de la fuerza de trabajo en el estado. Clemente Robles, repre-
sentante de San Cristóbal y de otros tres municipios, sinteti-
zó los sentimientos de la mayoría de los participantes cuando
afirmó que "el sistema actual de servicio es mala economía
para el estado". 41 La mayoría de los delegados estuvo de
acuerdo en que el sistema resultaba anticuado y perjudicial
tanto para el trabajador como para el hacendado e insistían
en que en aras de su propio interés económico era necesario
modificar la práctica de la servidumbre por deudas.42
El congreso se dividió en dos comisiones para estudiar y
proponer soluciones a los problemas laborales que enfrenta-
ba el estado. La agenda incluía seis puntos, de los cuales los
primeros tres eran responsabilidad de la primera comisión
y los últimos tres de la segunda. Los puntos en cuestión eran
los siguientes:
39
Valadés, Elporfirismo I, p. 274.
40
La lista de los delegados está en Documentos Congreso Agrícola, pp. viü-xi.
Para la recopilación de las élites chiapanecas véase: Directorio general de la Repúbli-
ca Mexicana, 1893-1894, México, 1893; Directorio general de la República Mexica-
na, 1900-1901, México, 1900; Anuario estadístico del estado de Chiapas, año de
1909.
41
Documentos Congreso Agrícola, pp. 58, 104-105.
42
/bid., pp. 23, 33, 71. También véase: Moisés T. de la Peña, Chiapas económi-
co, 4 vols., Tuxtla Gutiérrez, Departamento de Prensa y Turismo, 1951, II, pp. 357-
358.

93
EL CAMINO A LEVIATÁN

PRIMERO: El contrato de servicio doméstico, tal


como se le cumple en el estado, ¿merece que se le
considere esclavitud como se le ha considerado en la
prensa nacional?
SEGUNDO: Dicho contrato ¿entra en conflicto con
algunos de los principios que establece la Constitu-
ción federal?
TERCERO: ¿Está en conformidad con los principios
aceptados de la economía política o se le puede califi-
car de antieconómico?
CUARTO: ¿Ha llegado el momento de abolir el ser-
vicio conocido en el estado como peonaje por
deudas?
QUINTO: En caso de ser afirmativa la respuesta
¿cuáles serían los medios más efectivos para la amor-
tización de la deuda y la sustitución de este servicio,
concillando los intereses del agricultor y los del sir-
viente?
SEXTO: En caso de ser negativa la respuesta ¿qué
medios se deben adoptar para mejorar el sistema ac-
tual de servicio?43

Durante t o d o el mes en que el congreso estuvo reunido, el


gobernador León mantuvo informado al presidente Díaz de
sus avances y c o m o buen gobernador porfirista que era, le
solicitó continuamente su consejo y o p i n i ó n . Por su parte,
Díaz no d u d ó en ofrecer sugerencias inmediatamente des-
pués de la inauguración del evento, y en referencia directa a
los objetivos de la reunión, el presidente escribió que:

considerando el gran peligro [que representa este es-


fuerzo] aprovecho sin pérdida de tiempo esta oportu-
nidad para informarle que por ningún motivo deberá
usted permitirlo. Debe usted creer que si [la servi-
dumbre] existe en ese lugar es porque todavía no la
he podido eliminar, pues aún no alcanzamos un nivel
de educación tal en el que sea posible llevar ese be-
neficio a los pueblos.44

43
"Cuestionario aprobado por el Congreso Agrícola para su estudio", 9 de abril
de 1896, CGPD, 127, XXI, 5536.
44
De Díaz a León, marzo de 1896, CGPD, 127, XXI, 7304.

94
REFORMA Y DISCORDIA

León respondió que actuaría con precaución "sin alterar de-


masiado las costumbres y con el debido respeto por las con-
secuencias".45 Es bastante probable que a partir de esto, la
cuestión de una reforma significativa se volviera difícil.
El rumbo que tomó el congreso y la subsecuente acción
legislativa atenuaron progresivamente las reformas propues-
tas. Aunque no hay actas de lo que sucedía tras bambalinas y
aunque el informe oficial fue editado y quedó incompleto, de
todos modos el informe sobre los trabajos de la segunda co-
misión resulta ilustrativo. Este grupo, encabezado por Ma-
nuel Cano y José Lara, era el responsable de proponer cam-
bios en el sistema laboral y por tanto era el más importante de
los dos. Durante la segunda semana del congreso, Cano pre-
sentó una amplia propuesta de reforma que incluía la amortiza-
ción obligatoria de las deudas por vía de deducciones en el
salario; un salario mínimo de 30 centavos al día, la prohibi-
ción de adelantos en efectivo o por crédito, la liquidación fi-
nal de las deudas de todos los trabajadores en un plazo de 10
años y la supervisión del proceso de amortización por parte
del gobierno estatal.46 El 19 de abril, la segunda comisión
aprobó por 32 votos a favor y 18 en contra, varias recomen-
daciones formales y las presentó al pleno del congreso. La
propuesta incluía el plan de amortización de Cano así como la
prohibición de hacer adelantos pero sólo a los nuevos traba-
jadores que se contrataran. No se hacía en cambio mención
ni del salario mínimo ni de la eventual liquidación de las
deudas. Finalmente, al término del congreso, el pleno de la
asamblea recomendaba al gobernador que los contratos para
nuevos sirvientes prohibieran la acumulación de cualquier
deuda y agregaba que las deudas ya contraídas debían per-
manecer vigentes y sin modificación.47 En síntesis, se espe-
raba que la servidumbre por deudas muriera de muerte natu-
ral junto con los sirvientes mismos.
Aunque León había intuido correctamente que existía un
consenso entre la clase terrateniente chiapaneca respecto a

« De León a Díaz, 7 de abril de 1896, CGPD, 127, XXI, 5541.


^Documentos Congreso Agrícola, pp. 32-33.
47
/bid., pp. 84-87.

95
EL CAMINO A LEVIATÁN

los problemas económicos que significaba la servidumbre por


deudas, se equivocó al calcular que era posible resolver el
problema. Por ejemplo, la primera comisión concluyó que la
servidumbre por deudas en el estado, aunque resultaba an-
tieconómica no era ni una forma de esclavitud ni tampoco an-
ticonstitucional. 48 Un delegado de la minoría en la segunda
comisión sostenía que "no hay duda de que la servidumbre
es hostil al progreso, pero no se le puede suprimir de una sola
vez porque eso traería males mayores". 49 Pero sobre todo,
quienes se oponían a cualquier reforma constructiva conta-
ban con todo el apoyo del presidente Díaz.
El 30 de abril el gobernador León escribió a Díaz:

Tengo la honorable satisfacción de informar a usted


que el congreso agrario ha clausurado sus sesiones
dando una solución a la agenda que previamente se
había formulado pero no sin antes adoptar en su ma-
yor parte el plan que usted tan adecuadamente me
indicó,

y continuaba:

Es cierto que eso deja las cosas igual que como esta-
ban, pero en un futuro no muy lejano esta costumbre
viciosa y vil que nadie quiere será reformada pero sin
producir ningún disturbio ni ser de ninguna manera
radical.50

En respuesta, Díaz indicó que no deseaba más tratar esta


cuestión:

El asunto está concluido y puesto que no se le ha de-


cidido sino en parte, eso muestra que no puede ser re-
suelto y por tanto usted no deberá volver a tocarlo,
ya que en vista de que es tan importante para los
terratenientes sólo serviría,para dañar su prestigio
personal y si usted está de acuerdo, le invito a dejar

48
Ibid., pp. 63-72.
49
/¿>/tí., p. 91.
50
De León a Díaz, 30 de abril de 1896, CGPD, 128, XXI, 7354.

96
REFORMA Y DISCORDIA

esta cuestión por la paz y repito, a no tocarla más


incluso si surgiera alguna oportunidad que indicara
que usted debiera hacerlo.51
Aunque la segunda comisión votó para afirmar que había lle-
gado el momento de terminar con la servidumbre por deu-
das, de todas maneras procedió a incluir el sexto punto de la
agenda en sus debates, es decir, el que preguntaba "cuáles
medios deberían adoptarse para mejorar el sistema actual de
servicio". El resultado de sus esfuerzos fue una propuesta le-
gislativa que redefinía los derechos y obligaciones tanto de
los trabajadores como de los patrones. Según esto, se reque-
ría que por lo menos dos personas fueran testigos en la firma
de todos los contratos de trabajo, que éstos fueran por escri-
to y no orales y que dejaran bien clara la cantidad de dinero
prometido y las características y cantidad de trabajo. Los
patrones eran responsables del cuidado de los trabajadores
enfermos y lastimados así como de adquirir las medicinas pa-
ra ellos. Estas propuestas legislativas nunca fueron puestas
en práctica por León.52
En 1897 el gobernador decretó que todos los sirvientes
por deudas debían registrarse y anotar sus deudas ante los je-
fes políticos. El gobierno estatal y sus jueces decidieron que
a partir del 12 de noviembre de ese mismo año no recono-
cerían ningún contrato con sirvientes en el cual se registra-
ra alguna deuda que excediera de dos meses de salario (más
o menos entre quince y veinte pesos).53 Una encuesta en el
estado encontró que había 31 mil 512 sirvientes por deudas y
que la deuda colectiva sumada 3 millones 17 mil 12 pesos, de
modo que el problema existía (véase la tabla 6). Poco tiempo
después León observó que la ley había sido aceptada por "la
parte sensible del estado" y que sería "un importante factor
en el bienestar de Chiapas porque terminaría con innumerables
abusos y con un sistema muy malo que era una de las causas
del retraso actual de nuestra agricultura". 54 Esto quería decir

51
De Díaz a León, mayo de 1896, CGPD, 128, XXI, 7356.
52
Documentos Congreso Agrícola, pp. 131-144.
M Decreto núm. 8, 24 de mayo de 1897, SCh, XXVIII, 78.
54
Informe del Gobernador de Chiapas C. Coronel Francisco León, Tuxtla Gutié-
rrez, Imprenta del Gobierno, 1897.

97
EL CAMINO A LEVIATÁN

en pocas palabras, poner la mejor cara frente a lo que León


bien se daba cuenta que era un fracaso. Mucha razón tenía
cuando había escrito a Díaz que "esto deja las cosas exacta-
mente como estaban".
El congreso agrario de Chiapas no era tanto una asamblea
liberal como modernizadora. El gobernador León, Manuel
Cano, José Lara y otros querían utilizar el poder del estado
para eliminar lo que veían como un obstáculo a la plena rea-
lización de la productividad agrícola. Pero lo que en Chiapas
era visto como cuestión económica, en la ciudad de México
aparecía como una cuestión social, un peligroso experimento
de consecuencias imprevisibles y potencialmente radicales y
por tanto se le vetó y se desalentó el proceso hacia el fin de la
servidumbre por deudas.
Francisco León, a quien no se desalentaba con facilidad,
propuso en el verano de 1896 que se reformara "la costumbre
de emplear indígenas como cargadores en lugar de utilizar
bestias de carga". El gobernador informó al presidente que
quería "una ley que prohibiera, con penas de severas multas,
cargar a los indígenas con el peso de más de una arroba" (35
libras aproximadamente).55 León creía que cuando se olvidara
esta costumbre florecerían los buenos caminos. Díaz sin em-
bargo consideró que "sería contraproducente" 56 y León
abandonó la idea... durante dos años. En 1898 el gobernador
informó al presidente que había más de quinientos tamemes
(cargadores indígenas) en Chiapas a quienes se pagaba un
peso por cada flete (carga) de modo que muchos de ellos
cargaban tres o cuatro para ganar más. Los tamemes eran
responsables económicamente de cualquier pérdida o daño
que sufriera la mercancía. Según León, esta forma de trans-
porte monopolizaba el comercio e impedía la competencia.
"En lo que respecta a los comerciantes que trafican con estos
infortunados" escribía León:

no están de acuerdo ni podrían estarlo con que se


abrieran carreteras o al menos con la construcción de
ferrocarriles que conducirían a la desaparición de es-
55
De León a Díaz, 15 de junio de 1896, CGPD, 129, XXI, 9371.
56
De Díaz a León, 30 de julio de 1896, CGPD, 129, XXI, 9373.

98
REFORMA Y DISCORDIA

ta explotación que deja en los cuerpos de muchos in-


dígenas las mismas lesiones que se pueden observar
en los lomos de las bestias de carga. Esto explica por
qué se me han ofrecido 300 mil pesos con tal de no
abrir una carretera a San Cristóbal.

Pero esta vez, anticipando la reacción de Díaz, León no abo-


gó por la reforma. "Será necesario prohibir este tráfico pero
antes debemos abrir caminos y líneas de ferrocarril que per-
mitan el paso hacia otro tipo de transporte y ya para entonces
estas mejoras harán innecesaria tal prohibición." 57
No hay duda de que Francisco León fue un reformador
sincero. Trató de utilizar el poder del estado para modificar y
eventualmente hasta terminar con la explotación sistemática
de los trabajadores y de los indígenas. Su reformismo se sus-
tentaba en el pensamiento económico liberal y en un huma-
nismo profundamente arraigado. Sin embargo, a nivel na-
cional, el sistema porfirista no toleraba ninguna modificación
por parte de un gobierno estatal en las prácticas de trabajo.
De hecho, León no estaba adelantándose a su tiempo
pues ya existía en Chiapas un electorado que deseaba modifi-
caciones en las prácticas de trabajo ineficientes. Los terrate-
nientes de las tierras bajas del centro y de Soconusco creían
que si terminaba el peonaje podrían atraer suficientes trabaja-
dores de otras zonas más populosas del estado ofreciendo
salarios más altos. Lo que sería más exacto decir es que Porfi-
rio Díaz y sus colaboradores más cercanos estaban dema-
siado fuertemente anclados a ideas y prácticas del pasado.

La ciudad vampiro

Francisco León continuó con una política de centralización


de la autoridad en Chiapas y de subordinación al gobierno na-
cional. Se tuvo que enfrentar al "círculo de hierro" de San
Cristóbal que era un adversario político mucho más sutil y pe-

57
De León a Díaz, 20 de diciembre de 1898, CGPD, 156, XXIII, 17495.

99
EL CAMINO A LEVIATÁN

ligroso de lo que habían sido Sebastián Escobar o Julián Gra-


jales para Emilio Rabasa. Esa organización de cristobalenses
no se fundamentaba en el prestigio o autoridad de una perso-
na sino en una causa sagrada. De hecho Rabasa era el verda-
dero blanco de la ira de los cristobalenses por su programa
centralizador, por sus políticas fiscales y de desarrollo y sobre
todo, por el traslado del gobierno a Tuxtia Gutiérrez que
había provocado que esa gente, acostumbrada desde hacía
mucho tiempo al control social y político, organizara un go-
bierno en el exilio. Y Francisco León, que era partidario del
programa de Rabasa pero no títere del exgobernador, se con-
virtió en su blanco inmediato siendo su objetivo el de rem-
plazarlo por algún simpatizante de su causa.
León inició su administración con un espíritu de conci-
liación y unificación. Su secretario de gobierno, Manuel
Lacroix, originario de Palenque, informaba a Díaz en enero de
1896 que "el gobernador ha seguido hasta ahora una polí-
tica de unificación, nominando para los cargos políticos a
hombres de todos los grupos". 58 Su designación más sor-
prendente fue precisamente la de Timoteo Flores Ruiz, miem-
bro del "círculo de hierro" para secretario de Hacienda. Éste
sirvió durante 15 días en Tuxtia Gutiérrez y luego renunció
debido a sus desacuerdos con el gobernador, para volver a
San Cristóbal.59
León remplazó a varios de los nombrados por Rabasa
tanto en el gobierno estatal como en las jefaturas y puso en
su lugar a su propia gente que por lo general eran oaxa-
queños.60 La jefatura más importante, la de Soconusco, fue
ocupada en 1896 por un hombre nombrado por Díaz y desco-
nocido para León.61 En enero el general Ignacio Bravo rem-
plazó al general Topete como comandante de zona, quien
después de una prolongada espera, terminó por trasladar los
cuarteles de San Cristóbal a Tuxtia Gutiérrez dejando desta-

58
De Lacroix a Díaz, sin fecha (aproximadamente enero de 1896), CGPD, 124,
XXI, 426.
59
De Lacroix a Díaz, 31 de marzo de 1896, CGPD, 125, XXI, 1863.
60
De León a Díaz, 22 de noviembre de 1898, CGPD, 156, XXIII, 17542.
61
De Julián Hornedo, Jefe Político, Soconusco, a Díaz, 24 de marzo de 1896,
CGPD, 127, XXI, 5434.

100
REFORMA Y DISCORDIA

camentos de 35 hombres en San Cristóbal, Tapachula, Comi-


tán y Tonalá.62
Para marzo de 1896 León había perdido ya la paciencia
con San Cristóbal. Desde entonces, su actitud hacia la
ciudad y hacia los residentes contribuyó en buena medida a
las dificultades posteriores. Un robo en los archivos del go-
bierno estatal en San Cristóbal dio lugar al siguiente comen-
tario de León a Díaz:

...podrá usted observar hasta qué grado inverosímil


ha llegado la perversión en esa ciudad, obstinada-
mente rebelde a todo orden y progreso... Ha alcanza-
do un extremo tan degradado que incluso el ma-
gistrado supremo cristobalense está implicado en
intrigas ilegales,

y terminaba diciendo que San Cristóbal "es la ciudad más


intranquila e hipócrita de toda la República".63 En respuesta,
Díaz proponía al gobernador "emplear el menor número po-
sible de abogados sancristobalenses".64
Al mismo tiempo que el congreso agrario sesionaba, León
creó tres nuevos partidos en Chamula, Cintalapa y Frailesca.
El partido de Chamula incluía los municipios de Chamula, Z¡-
nacantan, San Andrés, Santiago, Magdalena, Santa Marta,
San Pedro Chenalho y San Miguel Mitontic. 65 El gobernador
León justificó este aumento de la supervisión y protección es-
tatal, como una respuesta legítima a la desmedida explota-
ción de los indígenas en esos municipios por parte de los resi-
dentes de San Cristóbal. Los cristobalenses, escribía León:

no están satisfechos con exprimirles el jugo, los man-


tienen en servidumbre por un peso al mes chupando
su sangre como voraces vampiros en toda suerte de
pequeños contratos, y los tratan con tal crueldad...

62
Del Gral. Bravo, San Cristóbal, a Díaz, 23 de enero de 1896, CGPD, 337, LV,
458; de Bravo a Díaz, 26 de enero de 1896, CGPD, 124, XXI, 1457.
63
De León a Díaz, 26 de marzo de 1896, CGPD, 127, XXI, 5584.
64
De Díaz a León, 6 de abril de 1896, CGPD, 127, XXI, 5585.
65
Decreto núm. 5, 25 de abril de 1896, AHCH, hemeroteca, Folleto "San Cristó-
bal".

101
EL CAMINO A LÉVIATAN

larga duración, más allá de nuestra situación social y


como si nosotros tuviéramos la culpa de estos ante-
cedentes históricos... En conclusión: el gobierno del
estado no nos ha ayudado y cuando no es hostil, nos
desprecia y abandona y nos exige impuestos más al-
tos.73

Por su parte, también la élite de los comitecos que había for-


mado parte del electorado original de Rabasa, se había de-
silusionado del progreso del estado durante la administración
de León. En 1897, éste intervino para evitar que los terrate-
nientes de la ciudad de Comitán expropiaran todos los ejidos
que de todos modos ya habían sido de su propiedad antes del
reparto y que ahora únicamente se transferían el título a sí
mismos sin proporcionar parcelas ni a las familias pobres ni a
quienes deseaban comprarlas. Su decisión de corregir este
abuso no le trajo muchos amigos al gobernador en Comitán.74
Otros comitecos se quejaban de que: "los jefes políticos y los
presidentes municipales son con frecuencia individuos que
por cuenta propia abusan y extorsionan y están en abierto
conflicto con los mejores miembros de la sociedad". 75

Reelección y renuncia
Por supuesto que fue en San Cristóbal en donde se llevaron a
cabo los mayores esfuerzos para impedir la reelección de León.
Vicente Espinosa, jefe político de Las Casas informaba en
1898 a un amigo de la ciudad de México que "si se dice que el
año próximo seré yo quien remplace al viejo tonto [refirién-
dose a León], recomiendo que no digas a nadie nada de
esto". 76 Por su parte, la camarilla cristobalense trato de per-

73
De José Franco, Santos Cristian!, M. Vidal, et al., Pichucalco, a Díaz, 2 de
abril de 1899, CGPD, 159, XXIV, 4563; de los vecinos de Pichucalco a Díaz, 13 de ju-
nio de 1899, CGPD, 346, LVIII, 2267.
74
De León a Díaz, 7 de julio de 1897, CGPD, 142, XXII, 9423.
75
De J. Antonio Rivera G., David Culebro, Jesús Domínguez, etal., Comitán, a
Díaz, 30 de mayo de 1899, CGPD, 161, XXIV, 7944.
76
De Vicente Espinosa, San Cristóbal, a la señorita Emelimia Avendaño, Méxi-
co, 3 de diciembre de 1899, CGPD, 162, XXIV, 10063. Esta carta fue interceptada
por León.

104
REFORMA Y DISCORDIA

camentos de 35 hombres en San Cristóbal, Tapachula, Comi-


tán y Tonalá.62
Para marzo de 1896 León había perdido ya la paciencia
con San Cristóbal. Desde entonces, su actitud hacia la
ciudad y hacia los residentes contribuyó en buena medida a
las dificultades posteriores. Un robo en los archivos del go-
bierno estatal en San Cristóbal dio lugar al siguiente comen-
tario de León a Díaz:

...podrá usted observar hasta qué grado inverosímil


ha llegado la perversión en esa ciudad, obstinada-
mente rebelde a todo orden y progreso... Ha alcanza-
do un extremo tan degradado que incluso el ma-
gistrado supremo cristobalense está implicado en
intrigas ilegales,

y terminaba diciendo que San Cristóbal "es la ciudad más


intranquila e hipócrita de toda la República".63 En respuesta,
Díaz proponía al gobernador "emplear el menor número po-
sible de abogados sancristobalenses".64
Al mismo tiempo que el congreso agrario sesionaba, León
creó tres nuevos partidos en Chamula, Cintalapa y Frailesca.
El partido de Chamula incluía los municipios de Chamula, Z¡-
nacantan, San Andrés, Santiago, Magdalena, Santa Marta,
San Pedro Chenaiho y San Miguel Mitontic. 65 El gobernador
León justificó este aumento de la supervisión y protección es-
tatal, como una respuesta legítima a la desmedida explota-
ción de los indígenas en esos municipios por parte de los resi-
dentes de San Cristóbal. Los cristobalenses, escribía León:

no están satisfechos con exprimirles el jugo, los man-


tienen en servidumbre por un peso al mes chupando
su sangre como voraces vampiros en toda suerte de
pequeños contratos, y los tratan con tal crueldad...

62
Del Gral. Bravo, San Cristóbal, a Díaz, 23 de enero de 1896, CGPD, 337, LV,
458; de Bravo a Díaz, 26 de enero de 1896, CGPD, 124, XXI, 1457.
63
De León a Díaz, 26 de marzo de 1896, CGPD, 127, XXI, 5584.
64
De Díaz a León, 6 de abril de 1896, CGPD, 127, XXI, 5585.
65
Decreto núm. 5, 25 de abril de 1896, AHCH, hemeroteca, Folleto "San Cristó-
bal".

101
EL CAMINO A LEVIATÁN

que creo ha llegado la hora de empezar a dar a los


chamulas algún protector que les garantice sus de-
rechos y promueva su mejoría.66

El establecimiento del departamento de Mariscal (antes par-


tido de Motozintla) y de los partidos de Chamula, Cintalapa
y Frailesca fue una forma de poner bajo la supervisión del go-
bierno estatal a regiones distantes y de difícil acceso. Los je-
fes políticos que antes eran responsables de esas regiones
(con la excepción de San Cristóbal) visitaban muy poco dichos
lugares y ejercían poco control. El aumento en el número de
jefaturas tuvo la misma intención y el mismo efecto que ha-
bía tenido la designación de subdelegados en 1790.67
Como era de esperarse, la formación del partido de Cha-
mula, junto con la insatisfacción en San Cristóbal por el
congreso agrario y junto con el viejo descontento sobre la lo-
calización del gobierno, dieron lugar a la primera crisis po-
lítica en la administración de León. En julio, los cristobalenses
alarmados afirmaban que los chamulas preparaban otra
guerra de castas. Miguel Utrilla telegrafiaba: "Crítica si-
tuación esta capital, rumores de bárbara insurrección indí-
gena." 68 En lo que se refería a León, éste afirmaba que los
cristobalenses habían creado el pretexto del levantamiento
chamula para provocar alarma en el estado y tener un motivo
para comprar armas.69 En una larga carta que explicaba a Díaz
la situación, el gobernador escribía:

Los cristobalenses de hoy son los mismos que eran


durante los tiempos de Ortega y del padre Chanona
[general conservador de la guerra de reforma, 1859-
1860]: retrógradas, alborotadores, hipócritas y trai-
dores. Por eso el señor Rabasa trasladó el gobierno
para acá y aún hoy le llaman "el hombre muerto" y
desde entonces han estado conspirando para llevar la
capital de regreso.

66
De León a Díaz, 10 de abril "de 1896, CGPD, 127, XXI, 5530.
67
De León a Díaz, 26 de agosto de 1896, CGPD, 154, XVIII, 12906.
68
De Utrilla a Díaz, 29 de julio de 1896, CGPD, 338, LV, 4187.
69
De León a Díaz, 29 de julio de 1896, CGPD, 338, LV, 4140.

102
REFORMA Y DISCORDIA

Puesto que siguen cometiendo los mismos abomi-


nables abusos que desde hace mucho tiempo recaen
sobre la raza indígena en los pueblos vecinos, se hizo
indispensable la creación de una jefatura en Chamu-
la que produjo irritación entre quienes los explotan y
a pesar de eso todavía inventaron la historia del le-
vantamiento, calculado para obtener de él todo tipo
de beneficios, pues si alarmaban al gobierno hasta
obligarlo a quitar la jefatura quedarían como dueños
de la manada.70

En una medida premeditada, León declaró el estado de sitio


"aparentando que les creía", con el fin de evitar la formación
de una milicia civil.71 Como el gobernador se rehusó a hacerse
de la vista gorda, la crisis pasó, al menos por el momento.
La elección de gobernador en el verano de 1899 reavivó el
descontento político y regional en Chiapas. En abril de ese
año, diecisiete de los más importantes hacendados comer-
ciantes y profesionistas del departamento de Pichucalco solici-
taron al presidente Díaz que no reeligiera a Francisco León.
Este poderoso grupo de pichucaleños que originalmente
había formado parte del electorado de Rabasa, estaba ahora
descontento por dos razones: creía que el gobierno los había
abandonado por no promover mejoras públicas en este lugar
como lo hizo en otros y estaba desconcertado con la campa-
ña de León para reformar la servidumbre por deudas, institu-
ción que estaba firmemente arraigada y penetrada en todo el
departamento.72

No contamos aquí con ninguna escuela bien abaste-


cida para la educación de nuestros hijos, lo cual nos
obliga a enviarlos a otros estados, a Europa o a los
Estados Unidos... Nuestro vínculo con el trabajo y
nuestra ardua dedicación a la agricultura han sido
considerados como injuria, calificándonos de escla-
vistas por el sistema de servicio doméstico que exis-
te, como si su existencia no fuera una institución de

70
De León a Díaz, 30 de julio de 1896, CGPD, 132, XXI, 13977.
71
De León a Díaz, 30 de julio de 1896, CGPD, 338, LV, 4206.
72
De León a Díaz, 17 de mayo de 1897, CGPD, 341, LVI, 2026.

103
EL CAMINO A LEVIATAN

larga duración, más allá de nuestra situación social y


como si nosotros tuviéramos la culpa de estos ante-
cedentes históricos... En conclusión: el gobierno del
estado no nos ha ayudado y cuando no es hostil, nos
desprecia y abandona y nos exige impuestos más al-
tos.73

Por su parte, también la élite de los comitecos que había for-


mado parte del electorado original de Rabasa, se había de-
silusionado del progreso del estado durante la administración
de León. En 1897, éste intervino para evitar que los terrate-
nientes de la ciudad de Comitán expropiaran todos los ejidos
que de todos modos ya habían sido de su propiedad antes del
reparto y que ahora únicamente se transferían el título a sí
mismos sin proporcionar parcelas ni a las familias pobres ni a
quienes deseaban comprarlas. Su decisión de corregir este
abuso no le trajo muchos amigos al gobernador en Comitán.74
Otros comitecos se quejaban de que: "los jefes políticos y los
presidentes municipales son con frecuencia individuos que
por cuenta propia abusan y extorsionan y están en abierto
conflicto con los mejores miembros de la sociedad". 75

Reelección y renuncia
Por supuesto que fue en San Cristóbal en donde se llevaron a
cabo los mayores esfuerzos para impedir la reelección de León.
Vicente Espinosa, jefe político de Las Casas informaba en
1898 a un amigo de la ciudad de México que "si se dice que el
año próximo seré yo quien remplace al viejo tonto [refirién-
dose a León], recomiendo que no digas a nadie nada de
esto". 76 Por su parte, la camarilla cristobalense trato de per-

73
De José Franco, Santos Cristiani, M. Vidal, et al., Pichucalco, a Díaz, 2 de
abril de 1899, CGPD, 159, XXIV, 4563; de los vecinos de Pichucalco a Díaz, 13 de ju-
nio de 1899, CGPD, 346, LVIII, 2267.
74
De León a Díaz, 7 de julio de 1897, CGPD, 142, XXII, 9423.
75
De J . Antonio Rivera G., David Culebro, Jesús Domínguez, etal., Comitán, a
Díaz, 30 de mayo de 1899, CGPD, 161, XXIV, 7944.
76
De Vicente Espinosa, San Cristóbal, a la señorita Emelimia Avendaño, Méxi-
co, 3 de diciembre de 1899, CGPD, 162, XXIV, 10063. Esta carta fue interceptada
por León.

104
REFORMA Y DISCORDIA

suadir a Víctor Manuel Castillo de buscar el puesto, selección


que resultaba muy extraña dada su amistad con Emilio Raba-
sa, pero él no aceptó.77 Francisco León todavía contaba con
la confianza de Díaz y por eso en la primavera ordenó a todos
ios jefes políticos que fundaran los clubes reeleccionistas a
raíz de lo cual no surgió ya ningún otro candidato.78
El 25 de mayo de 1899, menos de dos meses antes de la
elección de julio, uno de los guardias del palacio de gobierno
en Tuxtla Gutiérrez trató de asesinar al gobernador León. El
soldado disparó una vez cuando éste se dirigía a su oficina y
como erró el blanco, trató de escapar pero fue detenido.79
Dos días después, León informaba a Díaz que: "Dos ver-
siones del asunto llaman mi atención. La primera achaca la
responsabilidad a [Emilio] Rabasa quien gobernaría a través
de Lacroix. La segunda supone que el prisionero recibió 500
pesos de conspiradores en San Cristóbal." 80 Dos días des-
pués León ya estaba más seguro y telegrafiaba a Díaz que:

De informes anónimos he sabido que existe un grupo


de conspiradores en San Cristóbal con simpatizantes
en esta [ciudad] y entre los implicados está el admi-
nistrador de los impuestos al timbre, Garmendía. En
San Cristóbal están considerados líderes Jesús Mar-
tínez Rojas, José H. Ruiz, Jesús Flores, Joaquín Pe-
ña. Se me avisa además que están preparando un le-
vantamiento de indios en Chamula y otro aquí para el
primero de junio.81

En la ciudad de México un informe de prensa sostenía que "el


clero [de San Cristóbal] es el instigador principal pues no está
de acuerdo con la reelección".82 De todos modos, en el mes de

77
De León a Díaz, 19 de agosto de 1899, CGPD, 163, XXIV, 11560.
78
De José Delgado, Pichucalco, a Díaz, 1 de mayo de 1899, CGPD, 160, XXIV,
5841; El Universal, 14 de abril de 1899.
79
El Universal, 26 de mayo de 1899.
so De León a Díaz, 27 de mayo de 1899, CGPD, 346, LVIII, 1994.
81
De León a Díaz, 29 de mayo de 1899, CGPD, 346, LVIII, 2008. Díaz advirtió a
León que "no daría crédito a los rumores". Véase: de Díaz a León, 30 de mayo de
1899, CGPD, 346, LVIII, 2009.
82
El Universal, 30 de mayo de 1899.

105
EL CAMINO A LEVÍATAN

julio, Francisco León fue reelegido como gobernador para el


periodo 1899-1903.
El 12 de junio, Antonio Martínez, el soldado detenido por
el intento de asesinato informó a sus captores que el mayor
Romualdo Sánchez del batallón de seguridad del estado le
había dado dinero para que matara a León.83 Sánchez fue
hecho prisionero y el 9 de julio confesó que recibió el encargo
de asesinar a León de los cristobalenses Vicente Espinosa,
Clemente Robles y Ciro Farrera,84 quienes a su vez fueron
encarcelados el 14 de julio, dos días después de la elección.85
Otros de los implicados en la conspiración como José y Mo-
desto Cano, Jesús Martínez Rojas y José Antonio Rivera G.
escaparon a Guatemala.86
El gobernador León creía que los conspiradores habían
decidido deshacerse de él cuando resultó claro que la reelec-
ción estaba asegurada. Según él, en esta intriga resultaría
que el juez Leonardo Pineda, tío de Ciro Farrera, sería
nombrado gobernador interino y llevaría de regreso el gobier-
no a San Cristóbal a fin de que los conspiradores tuvieran ac-
ceso de nuevo al tesoro estatal.87 La reconstrucción que hizo
León del asunto y de sus motivos resulta plausible, pero de
todos modos el informe no hace ningún juicio definitivo y
después de tantos años resulta imposible saber si de verdad
Farrera y los otros trataron de asesinar a León o si por el
contrario, éste aprovechó el suceso para deshacerse de sus
enemigos políticos.
Pero independientemente de la respuesta a esta pregun-
ta, la decisión de León de llevar a juicio a Farrera resultó polí-
ticamente desastrosa. Ciro Farrera era el hombre más pode-
roso de Chiapas. Su padre Vicente Farrera había fundado en
1839 en San Cristóbal el negocio más grande de importación

83
De León a Díaz, 12 de junio de 1899, CGPD, 346, LVIII, 2247.
84
De León a Díaz, 9 de julio de 1899, CGPD, 346, LVIII, 2617; de Clemente Ro-
bles, San Cristóbal, a Díaz, 10 de julio de Í899, CGPD, 346, LVIII, 2544.
85
El Universal, 14 de julio de 1899.
86
Valadés, Elporfirismo II, p. 300; Orantes, Síntesis, p. 112; Gustavo López Gu-
tiérrez, Chiapas y sus epopeyas libertarías, 3 vols., Tuxtla Gutiérrez, 1957, II, p. 284.
87
De León a Díaz, 15 de julio de 1899, CGPD, 346, LVIII, 2683; de León a Díaz,
18 de agosto de 1899, CGPD, 163, XXIV, 11709; El Periódico Oficial del Estado, 5 de
agosto de 1899.

106
REFORMA Y DISCORDIA

y exportación de todo el estado, la casa Farrera, con sucursa-


les en Tuxtla Gutiérrez, Tonalá, la ciudad de México y Nueva
York. Los Farrera eran propietarios de numerosas haciendas
y fincas de café en todo Chiapas y estaban emparentados
con las familias más ricas del estado. Además tenían lazos fa-
miliares y políticos con Víctor Manuel Castillo que era diputa-
do nacional por Chiapas y amigo cercano de Emilio Rabasa.88
Francisco León, un coronel oriundo de Oaxaca, había atrapa-
do a una presa demasiado poderosa.
Anticipando un juicio muy suave y con resultados prede-
cibles, León solicitó la renuncia del juez federal de distrito,
Abraham López a quien creía involucrado en la conspiración.
En circunstancias normales, León hubiera podido llamar a
sustituirlo al primer juez suplente Manuel Trinidad Corzo, que
era cercano a la administración de León, pero en el verano de
1899 y en su caso que atraía toda la atención nacional, López
se negó a aceptar la intimidación.89 Entonces León buscó la
intervención de la Suprema Corte y del presidente. Después
de revisar el expediente, la Suprema Corte confirmó la auto-
ridad de López,9t> mientras que Díaz respondió que "no es
posible cambiar a los jueces si aquel que ha sido elegido [pro-
pietario] no renuncia". 91 Poco antes del juicio, León informa-
ba que "Víctor Manuel Castillo [abogado defensor], junto
con el juez de distrito han hecho que el mayor Sánchez se re-
tracte de su confesión y con un juicio de amparo han puesto
en libertad a Farrera".92
En el mes de agosto, Porfirio Díaz recomendó al goberna-
dor León que solicitara una licencia temporal mientras duraba
el juicio y que nombrara como gobernador interino a Rafael
Pimentel. León aceptó aunque tenía reservas sobre Pimentel
quien le parecía "demasiado amistoso con los acusados,

88
Lowenthal, "The Élite of San Cristóbal", pp. 11-12; Directorio general de la
República Mexicana (1893 y 1900), pp. 7-10 y 289-295. También véase: de Rómulo
Farrera, México, a Díaz, 10 de agosto de 1899, CGPD, 163, XXIV, 11518.
89
De la esposa de Farrera a Díaz, 21 de julio de 1899, CGPD, 346, LVIII, 2814.
90
De López a Díaz, 22 de agosto de 1899, CGPD, 164, XXIV, 13502.
91
De León a Díaz, 17 de agosto de 1899, CGPD, 346, LVIII, 3381; de Díaz a
León, 18 de agosto de 1899, CGPD, 346, LVIII, 3381.
92
De León a Díaz, 17 de agosto de 1899, CGPD, 346, LVIII, 3531. Un amparo es
una orden de protección contra las acciones de algún funcionario público.

107
EL CAMINO A LEVIA1ÁN

sobre todo con Ciro, en cuya casa se aloja cada vez que viene
aquí y además no es del todo ajeno al trabajo que se ha veni-
do haciendo en mi contra". 93 Para el mes de septiembre, Por-
firio Díaz estaba convencido de que el prestigio de León
había quedado irremediablemente dañado y que por tanto se
había convertido en un riesgo para el régimen, y quiso de-
sembarazarse de él con la promesa de que sólo sería necesa-
ria una ausencia temporal, 94 de modo que solicitó a Castillo
que no hiciera ningún tipo de declaraciones en contra de su
"buen amigo" León y le sugirió que regresara a la ciudad de
México.95
León retrasó su partida pues tenía ganas de permanecer
en Chiapas y en el poder hasta el primero de diciembre, día de
la toma de posesión y primer día de su segundo periodo. "Si
usted juzga adecuado que yo renuncie —escribía a D í a z -
una indicación suya será suficiente pero me gustaría en este
caso que mi licencia no sea resultado de las gestiones que
han hecho los conspiradores y que ni siquiera parezca
serlo." 96 De todos modos, el presidente se mantuvo firme en
que León se fuera lo más pronto posible, de modo que el 2
de octubre se retiró "por razones de mala salud". 97 Para en-
tonces León ya se había dado cuenta de que no volvería y se
apoderó de 10 mil pesos del tesoro estatal para "gastos de
viaje". El 30 de noviembre León renunció como gobernador
constitucional y la legislatura estatal eligió a Pimentel como
sustituto. 98
Menos de una semana después de que León solicitó la li-
cencia "temporal", el 2 de octubre, el juez López renunció a
su puesto argumentando también razones de salud.99 El caso
Farrera lo llevó el juez Raquel Ramírez quien en enero de 1900

93
De León a Díaz, 24 de agosto de 1899, CGPD, 164, XXIV, 13502.
94
De Díaz a León, 5 de septiembre de 1899, CGPD, 347, LVIII, 3716; de Díaz a
León, 7 de septiembre de 1899, CGPD, 347, LVIII, 3718.
95
De Díaz a Castillo, 6 de septiembre de 1899, CGPD, 347, LVIII, 3720.
96
De León a Díaz, 30 de septiembre de 1899, CGPD, 347, LVIII, 4215.
97
De Díaz a León, 2 de octubre de 1899, CGPD, 347, LVIII, 4221; de León a Díaz,
2 de octubre de 1899, CGPD, 347, LVIII, 4321.
98
De Pimentel a Díaz, 16 de octubre de 1899, CGPD, 347, LVIII, 4621; de Pimen-
tel a Díaz, 30 de noviembre de 1899, CGPD, 347, LVIII, 5482.
99
De López a Díaz, 11 de octubre de 1899, CGPD, 165, XXIV, 15048.

108
REFORMA Y DISCORDIA

dictaminó que "la declaración de [el mayor Romualdo] Sán-


chez en la cual acusó al señor Ciro Farrera de ser uno de los
autores del ataque, fue obtenida con amenazas y tortura".
De ese modo, eliminada la única evidencia contra Farrera y
los demás acusados, el juez Ramírez dictaminó que no había
crimen que perseguir y que el acusado quedaba en libertad
absoluta.100

Conclusiones

El gobierno de Francisco León continuó el programa de mo-


dernización política y de desarrollo iniciado por Emilio Rabasa
en 1891 y además intentó que el gobierno estatal entrara al
territorio virgen de la reforma social. Sin embargo, la audaz
empresa de una ingeniería social dirigida por el Estado fraca-
só desde sus inicios por dos razones: la opinión dividida de la
élite y la fuerte oposición del gobierno nacional. El electorado
modernizador de Chiapas durante la década de los noventa
no tenía suficiente fuerza para superar los dos obstáculos.
Varios años después, durante la Revolución mexicana, los go-
biernos nacionales convertirían a la reforma social en su pro-
pia política con lo cual inclinarían la balanza —no sólo en
Chiapas sino en todo el país— contra aquellos elementos de
la sociedad que aún se oponían al Estado activo. Conforme
avanzaba la década de 1900, las ¡deas que en el programa de
León en 1890 parecían tan nuevas y peligrosas se convirtieron
en ortodoxia política. Pero antes de que eso sucediera toda-
vía tendría que nacer y desarrollarse un nuevo electorado for-
mado por obreros y campesinos.
"La vergonzosa separación del señor León del gobierno
de Chiapas y su completa nulificación"101 como le llamó Ciro
Farrera, inició un periodo de reajustes en la política chiapane-
ca. Los gobiernos activos y centralizadores de Rabasa y León
habían exacerbado el descontento regional en ciertas partes del

,0
° "Juicio contra presuntos culpables de homicidio frustrado en la persona del
Coronel Francisco León, 1900", AHCH, hemeroteca, exp. 1673.
101
De Farrera a Díaz, 15 de marzo de 1900, CGPD, 170, XXV, 2858.

109
EL CAMINO A LEVIATAN

estado, lo que era una respuesta natural a la formación del Es-


tado. Durante la última década del porfiriato y una vez apren-
dida la lección con la caída de León, los siguientes gobiernos
prefirieron políticas más conciliadoras que no comprometían
los logros de 1890. Esta pausa en la actividad política se refor-
zó con la expansión económica de 1900 que disminuyó la
apremiante sensación de la modernización dirigida desde el
Estado. Durante los últimos años del porfiriato la caracterís-
tica de los gobiernos chiapanecos fue la complacencia.

110
CAPÍTULO

4
Complacencia, progreso
y miseria
El gobernador prometió mejorar los caminos, re-
ducir los altos impuestos que gravan a las fincas y
otras cosas que faltaban sobre las que se habló en
ese momento, pero hasta ahora nada se ha he-
cho, más bien al contrario, las cosas han ido de
mal en peor.

Solicitud soconuscense, 1902 *

L a primera década del siglo XX trajo un impresio-


nante resurgimiento del desarrollo agrícola y la
modernización en Chiapas de la inversión extranjera y la es-
pecialización económica. El programa iniciado por Rabasa en
1891 sentó las bases para la posterior expansión económica, si
bien después de 1900 disminuyó la presión en favor de un go-
bierno activo. El consenso que hubo en 1890 entre la élite
empresarial por conseguir cambios inmediatos e importantes
en el estado, se había transformado en autosatisfacción.
Buena parte del progreso que se dio al comenzar el siglo fue
resultado de la iniciativa privada que reforzaba el nuevo papel
retraído del gobierno. Los gobiernos estatales de la primera
década del siglo se propusieron programas más modestos
porque comprendieron que los gobiernos activos de los años
anteriores habían provocado dificultades políticas y por lo
tanto fueron más calmados en cuanto a promover mejoras

* "Memorándum", Tapachula, 1902, CGPD, 190, XVII, 5679.

111
EL CAMINO A LLVIATAN

públicas o reformas sociales y jurídicas así como de consoli-


dación política. Los res'r.ienes estatales de esta época estu-
vieron más atentos a la sensibilidad regional sobre todo en lo
que se refería a la participación política de la "clase superior"
en los distintos departamentos. Como resultado de esto hu-
bo una reducción —al menos aparente— en el antagonismo de
las regiones hacia el gobierno estatal, con la excepción de
San Cristóbal, cuyos residentes aún alimentaban la ambición
de traer de regreso la sede del gobierno a su ciudad.
Los dos gobernadores del estado durante ese periodo,
Rafael Pimentel y Ramón Rabasa, no eran ni tan talentosos ni
tan activos como sus dos predecesores. Ambos se esforza-
ron por hacer mejoras públicas en las regiones abandonadas
del estado, pero sin mucho éxito. Eran personalidades débi-
les que podían ser dominadas por unos cuantos poderosos,
y sobre todo, ninguno de los dos tenía una visión amplia
sobre el nuevo Chiapas. La primera década del siglo XX es pla-
na en lo que respecta a la formación del Estado. Dados los lí-
mites propios del régimen porfirista y la complacencia de la
élite regional, los avances en cuanto a la modernización polí-
tica aparecían como bastante improbables.

Modernización pasiva

Rafael Pimentel nació en Oaxaca en 1855. Su hermano había


sido compañero de Emilio Rabasa en la escuela de derecho y
aunque ambos fueron muy amigos, Rafael nunca sintió el
mismo afecto y respeto por Rabasa. Con el auspicio de Díaz,
Pimentel tuvo puestos políticos en Oaxaca, Chihuahua y
Guerrero durante la década de 1890 y cuando se convirtió en
gobernador de Chiapas ya fungía de por sí como mediador
con el presidente para diversos problemas.1
Pimentel aceptó el cargo de gobernador a pesar de que el
estado no le interesaba y no sentía ningún cariño por él. En
1895 había escrito a Díaz: "Con toda franqueza no siento

^Diccionario Porrúa, 2 vols., México, Editorial Porrúa, 1964, vol. II, pp. 1632-
1633.

112
COMPLACENCIA, PROGRESO Y MISERIA

gran simpatía [por Chiapas] porque veo que sus hijos son
más guatemaltecos que mexicanos." 2 Aún en 1899 su opi-
nión seguía siendo la misma. Al principio de su administra-
ción había adquirido una hacienda en las tierras altas del
centro y pasaba en ella casi todos los fines de semana para
disfrutar del clima más frío. 3 Tenía fama de estar casi siempre
fuera del palacio de gobierno y de pasar tanto tiempo en la
ciudad de México como en Chiapas.4
De todos modos durante su administración se llevaron a
cabo algunos importantes proyectos modernizadores, si bien
al gobernador le corresponde poco crédito por ellos. El más
notable fue el inicio de la construcción del ferrocarril paname-
ricano de Tehuantepec a Tapachula. Debido en buena parte a
los esfuerzos de Emilio Rabasa, en 1910 se constituyó en
Nueva Jersey la Pan American Railroad Company (Compañía
Panamericana de Ferrocarriles) que obtuvo un subsidio con-
junto de la federación y del estado de 10 mil dólares oro por
cada milla que se completara. Los pagos se harían únicamen-
te cuando se terminaran segmentos de 50 millas.5 La cons-
trucción se inició en 1901 y se terminó en 1908.
A principios de 1902 se formó en Tuxtla Gutiérrez el Ban-
co de Chiapas con un capital de 500 mil pesos aportado por
inversionistas de la ciudad de México. El tesorero general del
estado, Ramón Rabasa, fue nombrado gerente del mismo y
Ciro Farrera formó parte del consejo directivo.6 En 1908 el Ban-
co de Chiapas se fusionó con el Banco de Puebla y abrió una
sucursal en Tapachula.7 En ambos proyectos, el del banco y el
del ferrocarril, la correspondencia entre Pimentel y Díaz mues-
tra que el gobernador desempeñó un papel mínimo.

2
De Pimentel a Díaz, 30 de noviembre de 1895, CGPD, 122, XX, 18301.
3 De Pimentel a Díaz, 12 de septiembre de 1904, CGPD, 212, XXIX, 11991.
4
£7 Universal, 3 de enero de 1901. Una rápida revisión al CGPD confirma que Pi-
mentel estaba ausente frecuentemente.
5
Fred Wilber Powell, The Railroads ofMéxico, Boston: The Stratford Co., 1921,
p. 154; Moody's Manual of Railroads and Corporation Securities, 1909, Nueva York,
Moody Manual Company, 1909, p. 755. También véase: de Pimentel a Díaz, 11 de
abril de 1909, CGPD, 180, XXVI, 3436.
6
Revista de Chiapas, 31 de agosto de 1902.
7
Del gerente del Banco Oriental de México, Puebla, a Díaz, 21 de junio de 1909,
CGPD, 260, XXXIV, 10296.

113
EL CAMINO A LEVIATÁN

La administración de Pimentel hizo estudios sobre la posi-


bilidad, necesidad y costo de una carretera que uniera a San
Cristóbal con Salto del Agua (Palenque) así como de un
puente de hierro sobre el río Grijalva entre Tuxtla Gutiérrez y
Chiapa de Corzo, pero ninguno de esos trabajos se inició ni
siquiera como proyecto, 8 más bien al contrario, los caminos
construidos por Rabasa y León "estaban casi destruidos
— según escribió un observador— porque no recibían cuida-
dos a pesar de la enorme inversión que significaron para el
estado en dinero y trabajo". 9 Desde Soconusco llegaba la
queja de que:

el gobernador prometió [en julio de 1900] mejorar los


caminos, reducir los altos impuestos que gravan a las
fincas y otras cosas que faltaban y sobre las que se
habló en ese momento, pero hasta ahora nada se ha
hecho, más bien al contrario, las cosas han ido de
mal en peor.10

La única cuestión de entre las responsabilidades del go-


bierno por la que se interesó Pimentel, fue la educación. En
1902 propuso erigir una red de escuelas regionales para los
indígenas a quienes consideraba como "el único obstáculo
importante para el desarrollo del comercio, la agricultura y la
industria". 11 La primera y única escuela, la Escuela Regional
Fray Bartolomé de Las Casas, abrió sus puertas en Chamula
en 1905.12 En 1904, Pimentel había podido convencer a Sos-
tenes Ruiz, un conocido educador chiapaneco que vivía y
trabajaba en Guatemala, que volviera al estado y abriera un
colegio privado con todos los grados, que sería en parte sub-
sidiado por el estado. El Liceo de Chiapas y la Escuela de Co-
mercio de Esponda situados en San Cristóbal educaban a la

8
De Pimentel a Díaz, 13 de octubre de 1904, CGPD, 213, XXIX, 12874; de Pi-
mentel a Díaz, 28 de septiembre de 1905, CGPD, 223, XXX, 13299.
9
De Manuel Cruz, Pichucalco, a Díaz, 30 de junio de 1905, CGPD, 202, XVIII,
20.
10
" M e m o r á n d u m " , Tapachula" 1902, CGPD, 190, XXVII, 5679.
11
Informe del ciudadano Gobernador del Estado (1905).
n
lbid.

114
COMPLACENCIA, PROGRESO Y MISERIA

mayoría de los hijos de la élite chiapaneca profesional.13 P¡-


mentel también fundó la Granja Experimental Estatal para in-
troducir y propagar métodos modernos y nuevos cultivos, y
la Sociedad Mercantil, una empresa privada que instaló la luz
eléctrica en Tuxtla Gutiérrez.14
Pero el gobernador autorizó el empleo de indígenas en las
tierras altas —en las plantaciones de café de Soconusco — ,
lo cual mancilló la reputación del estado. De cualquier modo,
luego de disfrutar de precios muy altos para el café entre 1891
y 1898 los cultivadores se vieron de repente frente a una baja
entre 1898 y 1900. En marzo de 1898 varios de los más gran-
des hacendados cafetaleros de Soconusco contrataron al
abogado Agustín Farrera para que tratara de conseguir un ali-
vio en la carga impositiva de los gobiernos estatal y federal.15
En un estudio sobre la situación del café, Farrera informaba a
Díaz y a Pimentel que los cultivadores estaban vendiendo el
producto a menos de la mitad del precio que recibían antes
del año 1898 a pesar de que "el costo de la producción sigue
siendo el mismo porque tanto los salarios como los precios
de transporte siguen siendo los mismos que antes". 16 Como
hasta 1900 el grueso de los trabajadores que acudían a la co-
secha del café venía de los pueblos vecinos de Guatemala y
nunca eran suficientes, Pimentel prefirió, en lugar de dismi-
nuir los impuestos, autorizar a los hacendados a reclutar
indígenas de las tierras altas a resultas de lo cual para el pri-
mer año del siglo la cosecha de café se elevó a cantidades sin
precedente.17
Al principio sólo unos cuantos hacendados alemanes uti-
lizaron a los llamados enganchadores o habilitadores (pro-

13
De Pimentel a Díaz, 19 de diciembre de 1903, CGPD, 205, XVIII, 16346; de
Sostenes Esponda, San Cristóbal, a Díaz, 7 de marzo de 1904, CGPD, 355, LXII,
760.
14
Informe del ciudadano Gobernador del Estado (1905).
15
De O.H. Harrison, Tapachula, a Díaz, 16 de marzo de 1899, CGPD, 170, XXV,
28s.d.
16
A. Farrera, "Memorándum sobre el café en Chiapas", 16 de marzo de 1899,
CGPD, 165, XXIV, 15132. También véase: Lie. Agustín Farrera, Breves apuntes so-
bre el estado de Chiapas, México, Librería Madrileña, 1900.
17
Ricardo Pozas, "El trabajo en las plantaciones de café y el cambio sociocultu-
ral del indio", en Revista Mexicana de Estudios Antropológicos XIII (1952), p. 34.

115
fcl_ CAMINO A LEVIATÁN

veedores) para reclutar mano de obra indígena y traerla a las


fincas, pero después esta práctica se extendió. Los engan-
chadores les adelantaban una pequeña suma de dinero con lo
cual iniciaban una deuda o bien les daban grandes cantidades
de licor para en la borrachera obtener la firma de los contra-
tos. 18 El sistema de enganche resultaba sin duda humillante.
Un editorial de 1907 en el periódico cristobalense El Tiempo
llamaba al enganche "comercio con carne humana". 19 Y sin
embargo, la mayoría de los indígenas firmaban voluntaria-
mente y volvían año tras año a la cosecha ya que los salarios
en Soconusco eran casi el doble de lo que normalmente ga-
naban.20 Se ha dicho que entre diez y quince mil indígenas de
las tierras altas, sobre todo de la región de Chamula, eran
obligados a emigrar cada año hacia las fincas de café,21 pero
esto no es cierto. El aumento de la población y la adminis-
tración de las tierras comunales en las tierras altas fueron el
origen de la necesidad económica que obligaba a las migra-
ciones anuales hacia la cosecha. Era una situación de super-
vivencia, no de esclavitud.

¿Traslado de la capital estatal?


En cuanto a la política, lo mismo que respecto a la moderni-
zación, Rafael Pimentel fue un gobernador pasivo. Parecía
inclinarse frente a cualquier poder. El Universal escribió que
Ciro Farrera era el poder detrás del trono, lo cual era posible
puesto que Pimentel había sido muy cercano a éste desde an-
tes del escándalo del asesinato,22 y más aún, los hermanos de
Ciro, Rómulo y Agustín, habían sido nombrados para puestos
públicos en la administración.23 No se sabe bien qué tan cerca

18
Albert Brickwood, "Coffee ¡n Soconusco, Chiapas, México", 26 de septiembre
de 1910, NA, RG 84, Tapachula: Miscellaneous Reports.
19
El Tiempo, 15 de junio de 1907.
20
Trinidad Sánchez Santos, El problema de los indígenas de Chispas, manuscri-
to localizado en la biblioteca "Fray Bartolomé de Las Casas", San Cristóbal, 1902.
21
Véase: Calcott, Liberalism in México, p. 152.
22
El Universal, 15 de enero de 1901.
23
De R. Farrera, Tuxtla Gutiérrez, a Díaz, 19 de febrero de 1900, CGPD, 170,
XXV, 2892; de A. Farrera, Chiapa de Corzo, a Díaz, 18 de agosto de 1901, CGPD,
184, XXVI, 8386.

116
COMPLACENCIA, PROGRESO Y MISERIA

estaba el gobierno de la camarilla cnstobalense, lo que sí es


seguro es que su administración tenía un fuerte sesgo pro cns-
tobalense. El único impedimento a esto era el tesorero gene-
ral Ramón Rabasa cuya designación se debía a Porfirio Díaz y
a Emilio Rabasa.24
Lo mismo que sus predecesores, Pimentel nombró a va-
rios oaxaqueños para puestos públicos. Uno de ellos fue el je-
fe de personal (tercer puesto en importancia dentro del go-
bierno estatal), designación que tenía el objetivo de hacer
contrapeso al secretario de gobierno que era chiapaneco.25
En cambio, a diferencia de los gobernadores anteriores, Pi-
mentel no se preocupó por nombrar jefes políticos probos y
honestos o siquiera por moderar su conducta. Según Manuel
Cruz, hacendado y abogado de Pichucalco, los jefes políticos
de Pimentel:

son por lo general ajenos a los departamentos y pro-


tegidos por el gobernador y en ocasiones por algún
ministro. Con muy pocas excepciones estos fun-
cionarios locales son bandidos hambrientos, hom-
bres sin escrúpulos que asolan a los pueblos.26

Con Pimentel las quejas se debían al carácter inmoral de los


jefes políticos y no como en la década de 1890, cuando se de-
bían a que ponían en práctica políticas impopulares decididas
por el Estado.27 Desde la cuidadosa selección de jefes políti-
cos que habían hecho Rabasa y León, el gobierno del estado
había retrocedido hasta esta selección donde como era cos-
tumbre se trataba de negocios que fomentaban el robo.
En julio de 1903, el gobernador Pimentel fue elegido por
unanimidad para un segundo término,28 aunque parece que
en contra de lo que aconsejaron Emilio Rabasa y Víctor Ma-
24
De Ramón Rabasa a Díaz, 2 de abril de 1900, CGPD, 170, XXV, 3594.
25
De Pimentel a Díaz, 15 de enero de 1901, CGPD, 184, XXVI, 2238.
26
De Manuel Cruz, Pichucalco, a Díaz, 30 de junio de 1903, CGPD, 202, XXVIII,
992 s.d.
27
De Carlos Masón, Simojovel, a Díaz, 17 de julio de 1903, CGPD, 355, LXII,
2436; de Jesús Solís, Tuxtla Gutiérrez, a Díaz, 19 de octubre de 1903, CGPD, 355,
LXII, 3140; de varios vecinos, Pichucalco, a Díaz, septiembre de 1900, CGPD, 176,
XXV, 12052.
28 D e P i m e n t e l a Díaz, 15 d e j u l i o d e 1903, C G P D , 3 5 5 , L X I I , 3 4 1 2 .

117
EL C A M I N O A L E V I A T Á N

nuel Castillo.29 Como durante su primer periodo hizo muy po-


co, había suscitado poca oposición y había logrado conservar
la confianza del presidente. Pero ahora, una vez asegurada su
posición política, Pimentel se lanzó a la jugada más audaz de
su carrera: regresar la sede del gobierno estatal a San Cristó-
bal de Las Casas.
El gobernador tenía varias razones para querer cambiar la
localización de la capital, entre las cuales quizá la más impor-
tante era su desagrado por la gente y el clima de Tuxtla Gu-
tiérrez así como su sincera creencia de que San Cristóbal era
el lugar más adecuado para ese menester.30 Además, segu-
ramente en su decisión influía su amistad con Ciro Farrera y
con Clemente Robles, dos hombres que favorecían fuerte-
mente a San Cristóbal.
Con la aprobación de Porfirio Díaz, Pimentel autorizó el
20 de septiembre de 1905, el traslado temporal de los poderes
ejecutivo y legislativo del gobierno estatal a San Cristóbal,
con el aparente fin de vigilar la construcción del camino de
San Cristóbal a Salto del Agua, 31 pero con el verdadero moti-
vo, según informaba a Díaz, de "explorar la opinión general y
estudiar los obstáculos para un traslado definitivo". 32 Otra ra-
zón más poderosa todavía para el traslado temporal y para el
plan de Pimentel en el otoño de 1905 era de tipo constitu-
cional, pues durante su periodo como gobernador Emilio Ra-
basa había enmendado la constitución del estado para que
cualquier cambio definitivo en la localización del gobierno re-
quiriera de la ratificación por el congreso estatal durante dos
periodos legislativos. Cuando Pimentel inició el traslado, es-
taba por terminar la legislatura 1903-1905 y la siguiente de
1905 a 1907 debía iniciar sus sesiones en diciembre, de modo
que el gobernador podía obtener la aprobación de dos
congresos en cuestión de meses.33

29
De Pimentel a Díaz, 14 de julio de 1904, C G P D , 210, X X I X , 8254.
30 De Pimentel a Díaz, 14 de marzo de 1900, C G P D , 170, X X V , 3532.
31
Decreto n ú m . 2, Sección de Gobernación (Chiapas), 20 de septiembre de
1905, C G P D , 223, X X X , 13533; de Pimentel a Díaz, 3 de octubre de 1905, C G P D ,
357, LXV, 2127.
32 De Pimentel a Díaz, 11 de octubre de 1905, C G P D , 233, X X X , 13362.
33 De Pimentel a Díaz, 28 de septiembre de 1905, C G P D , 233, X X X , 13299.

118
COMPLACENCIA, PROGRESO Y MISERIA

Si bien Pimentel pudo prever algunos problemas por el


traslado, nunca se imaginó que éstos vendrían de los tuxtle-
cos que no eran según él "hombres de acción". 34 Esperaba
oposición de parte de Víctor Manuel Castillo y sobre todo
de Emilio Rabasa que trataría, en palabras del gobernador, de
"sostener la torpeza que había cometido". Pero el problema
que más le pesaba al gobernador era:

la influencia decisiva y preponderante que ejercía el


clero [en San Cristóbal] y sobre todo ahora que está
encabezado por el obispo Orozco y Jiménez, águila
de altos vuelos que utiliza el dinero para someter a las
conciencias; y para dar a usted una idea del estado
fantástico de esta sociedad, basta con decir que no
hay un solo abogado que no consulte primero al obis-
po hasta para los asuntos más insignificantes.35

El poder y la influencia del obispo no sólo dominaban en Las


Casas sino también en Comitán, La Libertad, Simojovel y
Ocosingo, " y mientras esa influencia no sea neutralizada
— escribía Pimentel a Díaz— la acción del gobierno no tendrá
importancia". 36
Sin embargo, aún antes de que Pimentel tuviera oportuni-
dad de atacar al obispo, intervino Emilio Rabasa. En un infor-
me al presidente señalaba las poderosas razones por las
cuales el gobierno debería de permanecer en Tuxtla Gu-
tiérrez: "El decreto autoriza el traslado provisional —escribía
Rabasa— y debe permanecer en estado provisional" 37 y argu-
mentaba que el estado debía 90 mil pesos, de los cuales casi
30 mil eran del Banco de Chiapas cuyo gerente era Ramón Ra-
basa y de Cueto y Compañía, un comercio en Tuxtla Gutiérrez:

Estas dos empresas —escribía Rabasa— cerrarán sus


puertas al gobierno ahora que le han perdido la con-
fianza por su traslado y negligencia, y en San Cristó-

&lbid.
35 Ibid.
36 De Pimentel a Díaz, 11 de octubre de 1905, C G P D , 2 3 3 , X X X , 13362.
37
Emilio Rabasa, "Memorándum", octubre de 1905, CGPD, 233, XXX, 13655.

119
t"L CAMINO A I. EVIATÁN

bal éste no podrá obtener ni un centavo porque no


hay nadie que se lo vaya a dar pues nadie tiene ni
uno.38

Así pues, continuaba Rabasa, "si el gobierno se mueve hacia


San Cristóbal los bancos van a retirar sus préstamos y el esta-
do quedará en bancarrota" .39 Rabasa jugó su carta más pode-
rosa y le funcionó.
Aunque el gobernador Pimentel tenía la voluntad de
luchar contra Rabasa, para fines de octubre perdió la fuerza
para hacerlo, pues enfermó de malaria.40 Mientras se recupe-
raba, entregó temporalmente el gobierno a Miguel A. Cas-
tillo, uno de los más ricos hacendados de San Cristóbal y
cuando volvió a su puesto en diciembre, apremiado por Díaz,
sólo lo hizo por regresar el gobierno a Tuxtla Gutiérrez y
entregar el poder a Ramón Rabasa.41 Enfermo aún, volvió a la
ciudad de México en donde luego de recuperarse, Díaz lo re-
compensó haciéndolo senador por Colima.42 Emilio Rabasa
había triunfado y eso tenía furioso a todo mundo en San Cris-
tóbal. 43

Un hombre bueno y honorable

Ramón Rabasa había sido tesorero general, presidente muni-


cipal de Tuxtla Gutiérrez y gerente general del Banco de
Chiapas y se convirtió en gobernador interino del estado el 25
de diciembre de 1905. En junio del año siguiente para desa-
liento unánime de San Cristóbal, resultó electo gobernador

38 Ibid.
39 Ibid.
4
° De Pimentel a Díaz, 29 de octubre de 1905, CGPD, 244, XXX, 15210.
41
De Pimentel a Díaz, 22 de diciembre de 1905, CGPD, 358, LXIV, 2803; de R.
Rabasa a Díaz, 27 de diciembre de 1905, CGPD, 244, XXX, 15849.
42
Diccionario Porrúa, II, p. 1633.
43
De Miguel Utrilla, Adrián y Gregorio Culebro, J . Espinosa Torres y otros, San
Cristóbal, a Díaz, 21 de diciembre de 1905, CGPD, 385, LXIV, 2781; de José Lazos,
Mariano Cruz, Carlos Bonifaz y 20 personas más, San Cristóbal, a Díaz, 21 de di
ciembre de 1905, CGPD, 358, LXIV, 2787.

120
COMPLACENCIA, PROGRESO Y MISERIA

constitucional para el periodo 1906-1910.M Durante el interi-


nato, Porfirio Díaz había pedido al obispo Orozco y Jiménez
su opinión sobre Rabasa, a lo que el prelado respondió que
era "un hombre bueno y honorable". 45
Lo mismo que Emilio, Ramón Rabasa era un constructor.
Inició los trabajos de la tanto tiempo pospuesta carretera de
San Cristóbal a Salto del Agua, y reparó la carretera estatal,
gastó más de 90 mil pesos de los fondos del estado para
construir el puente sobre el río Grijalva y modernizó a Tuxtla
Gutiérrez con nuevas calles, un sistema de agua potable y
edificios públicos apropiados para una capital estatal.46 Como
Pimentel, Rabasa se portó cortés con las tierras altas del cen-
tro "sobre todo con San Cristóbal que merece especial aten-
ción puesto que es una ciudad verdaderamente importan-
te". 4 7 Pidió al presidente Díaz ayuda federal (que nunca llegó)
para construir dos caminos, uno que fuera del centro del es-
tado a Pichucalco y otro de Comitán a Palenque.48
El proyecto favorito del gobernador y su obsesión fue una
línea de ferrocarril interior que fuera de la estación del pana-
mericano en Arriaga hasta Tuxtla y Comitán y más aún, hasta
Tabasco y Yucatán. En 1906 su sucesor en el Banco de
Chiapas, Rómulo Farrera, propuso esta idea a Díaz a solicitud
del gobernador.49 En 1908 Rabasa mandó hacer dos estudios
sobre la mejor ruta posible y dos presupuestos los cuales per-
sonalmente presentó al presidente.50 También Emilio Rabasa

^ D e R . Rabasa a Díaz, 5 de junio de 1906, CGPD, 229, XXXI, 7298; de J . Martí-


nez Rojas, San Cristóbal, a Díaz, 30 de abril de 1906, CGPD, 228, XXXI, 4341; del
doctor Arturo Aguilar Ruiz, San Cristóbal, a Díaz, 27 de abril de 1906, CGPD, 228,
XXXI, 5277.
45
Del obispo de Chiapas, San Cristóbal, a Díaz, 24 de octubre de 1909, CGPD,
262, XXXIV, 5277.
46
De R. Rabasa a Díaz, 6 de abril de 1906, CGPD, 235, XXXI, 17893; de R. Raba-
sa a Díaz, 16 de julio de 1908, CGPD, 250, XXXIII, 8611.
47
De R. Rabasa a Díaz, 30 de mayo de 1908, CGPD, 250, XXXIII, 8218.
48
De R. Rabasa a Díaz, 9 de septiembre de 1908, CGPD, 252, XXXIII, 12014.
49
De R. Farrera a Díaz, 13 de mayo de 1906, CGPD, 228, XXXI, 4890.
^ D e R . Rabasa a Díaz, 3 de junio de 1908, CGPD, 250, XXXIII, 8283; de R. Gor-
dillo León, Informe respecto de la comisión para explorar los lugares por donde
puede establecer una vía herrada entre Comitán y Tuxtla Gutiérrez, 10 de mayo de
1908, CGPD, 250, XXXIII, 8284; de R. Rabasa a Díaz, 10 de junio de 1909, CGPD,
250, XXXIII, 8322.

121
EL CAMINO A LEVIATAN

discutió el proyecto con Díaz51 pero a pesar de toda la presión


nunca consiguieron que éste le diera importancia y nunca se
construyó. 52 Ninguna otra obra hubiera tenido un efecto tan
positivo sobre el desarrollo chiapaneco como el tan deseado
ferrocarril interior que hubiera convertido al estado en el ver-
dadero granero de México.
En 1907 en respuesta a las crecientes críticas por el en-
ganche el gobernador expidió la ley de servidumbre que era
en lo fundamental igual a las recomendaciones sobre los de-
rechos y obligaciones que había hecho el congreso agrario en
1896. La ley pretendía terminar con los métodos clandestinos
que empleaban los enganchadores para obtener contratos,
pero nunca se le puso en práctica.53
Rabasa fue también muy activo en el campo de la educa-
ción. El número de escuelas primarias sostenidas por el esta-
do, que había disminuido durante la administración de Pi-
mentel, de 124 en 1898 a sólo 64 en 1904, volvió a aumentar a
183 para 1907.54
La segunda gran expansión del capital extranjero en
Chiapas se dio durante el periodo 1900-1910, sobre todo a
partir de 1905. La primera expansión se había dado a fines de
1880 y principios de 1890, debida al capital alemán y estuvo
concentrada en Soconusco. La segunda se debió principal-
mente al capital norteamericano que se invirtió en los depar-
tamentos de Soconusco y Palenque para el cultivo del café y
el caucho (véase la tabla 7). En 1899 se constituyó en San
Francisco, California, la Zacaualpa Plantation Company que
entró en operación a principios de 1900 incorporando 17 mil
800 acres al cultivo del caucho en Soconusco con lo que se
convirtió en la plantación más grande de este producto en el
mundo. Para 1910 había veinte plantaciones de caucho fun-
cionando en el estado, la mayoría de ellas propiedad de inver-

51
De Emilio Rabasa a Díaz, 26 de julio de 1908, CGPD, 250, XXXIII, 8602.
62
Rómulo Farrera, " S e hace necesario un ferrocarril que penetre hasta el interior
de Chiapas", en El Tiempo, 26 de octubre de 1910.
63
Informe rendido por el C. Gobernador del Estado. 1908.
^Anuario estadístico de la República Mexicana, 1898, México, Secretaría de
Fomento, 1898, pp. 422-424; Anuario estadístico, 1904, p. 238.

122
COMPLACENCIA, PROGRESO Y MISERIA

sionistas norteamericanos.65 En 1903 se formó la German-


American Coffee Company que fue la segunda inversión
norteamericana de importancia en Chiapas, dueña de la fa-
mosa plantación Triunfo en Palenque, que poseía más de 43
mil acres y empleaba a 3 mil indígenas.56 Incluso en Soconus-
co, en donde dominaba el capital alemán, los intereses norte-
americanos eran dueños de seis negocios de importación y
exportación.57 Durante la década 1900-1910 el capital norte-
americano sobrepasó el valor del capital alemán en todo el es-
tado. En 1909 la inversión norteamericana ascendía a un mi-
llón 227 mil 120 pesos en Socunusco y 2 millones 953 mil 300
pesos en todo el estado. Por su parte el capital alemán ascen-
día a un millón 807 mil 817 pesos, si bien cabe recordar que
para 1910 una parte considerable del mismo, se invirtió en
propiedades de mexicanos y de algunos alemanes que se na-
cionalizaron.58
Como casi todo el país, Chiapas sufrió una contracción
económica entre 1907 y 1911. Entre 1907 y 1909 los países in-
dustrializados sufrieron una recesión que contrajo la deman-
da externa y llevó a una baja de precios para las materias pri-
mas en el mercado internacional.59 Los informes de los jefes
políticos en Chiapas describen los efectos de la "crisis mone-
taria": caída del comercio y de la producción, carencia de
crédito y falta de confianza en el futuro. 60
Francisco Ruiz, terrateniente de Chiapa de Corzo, se
quejaba en 1910 que la nueva sucursal del Banco de México

55
Albert Brickwood, "Rubber in Chiapas (México)", 25 de junio de 1910, NA,
RG 84, Tapachula, Miscellaneous Reports; J.L. Hermessen, India Rubber World, fe-
brero de 1910, sin paginación.
56
Brickwood, "Plantations in Palenque, Chiapas, México", 10 de octubre de
1910, NA, RG 84, Tapachula, Miscellaneous Reports; The Mexican Year Book,
1912, México, Departamento de Finanzas, 1912, p. 128.
57
Brickwood, "Annual Industrial and Trade Report for 1909", 1 de septiembre
de 1910, NA, RG 84, Tapachula, Miscellaneous Reports.
^Anuario estadístico del estado de Chiapas, año de 1909, pp. 95-102.
59
Fernando Rosenzweig, "El comercio exterior", en Cosío Villegas, Historia mo-
derna de México, vol. Vil, tomo II, pp. 642-643, 664-666, 673, 682-683; Roger D.
Hanson, The Politics of Mexican Development, Baltimore, The Johns Hopkins
Press, 1971, p. 20.
60
Periódico Oficial del Estado, 5 de septiembre de 1908, 14 de agosto de 1901, 3
de septiembre de 1910, 18 de febrero de 1911.

123
EL CAMINO A l.EVIATAN

en Tuxtla Gutiérrez limitaba el término de los créditos a seis


meses y había elevado las tasas de intereses a 3% mensual lo
cual estaba arruinando a los agricultores61 y para empeorar
los problemas, una epidemia venida de Guatemala invadió a
los departamentos fronterizos entre 1908 y 1909.62
A fines de la década y como respuesta a la crisis se forma-
ron en el estado dos organizaciones de terratenientes con el
objetivo de proporcionarse ayuda mutua y hacer presión
política. La Cámara Agrícola de Chiapas se fundó en Tuxtla
Gutiérrez en 1909 para conseguir créditos más fáciles, educa-
ción agrícola, colonización y amortización de las deudas de
los trabajadores. Publicaba un boletín que informaba sobre
técnicas agrícolas modernas y abogaba por la expansión de
nuevos cultivos en los valles de las tierras bajas. La organiza-
ción estaba dominada por hacendados de Tuxtla, Ocozocoau-
tla, Cintalapa, Jiquipilas, Chiapa y Comitán y sus dirigentes
eran cercanos a la administración de Rabasa. La Cámara sólo
contaba con once miembros de Las Casas, entre quienes se
incluía el obispo, ninguno de ellos radical del tipo de Jesús
Martínez Rojas, Manuel Pineda o Clemente Robles.63
En 1908 los cultivadores alemanes de café fundaron la
Unión Cafetalera de Soconusco con el fin de fijar una política
de trabajo uniforme. Pronto se pusieron de acuerdo en poner
como límite a las deudas de los trabajadores sesenta pesos,
no dar adelantos a aquellos que tuvieran deudas con otros
hacendados y llevar control en libros para explicar cuándo y
cómo éstos habían incurrido en dichas deudas.64

La administración de un científico
En el ámbito político, la administración de Ramón Rabasa fue
diferente de la de sus predecesores porque en ella fueron
61
De F. Ruiz, Chiapa de Corzo, a Díaz, 1 de noviembre de 1910, CGPD, 276,
XXXV, 16716.
62
De R. Rabasa a Díaz, 17 de agosto de 1910, CGPD, 174, XXV, 14331.
63
Boletín de la Cámara Agrícola de Chiapas, 5 de junio de 1901, 8 de julio de
1901, 15 de mayo de 1911, 31 de mayo de 1911; Brickwood, "Annual Industrial and
Trade Report for 1909".
64
Brickwood, "Soconusco Coffee-Growers Meeting", 1 de octubre de 1910,
NA, RG 84, Tapachula, Miscellaneous Reports.

124
COMPLACENCIA. PROGRESO Y MISERIA

tuxtlecos y no oaxaqueños quienes dominaron los escaños


superiores del gobierno estatal mientras que las jefaturas
fueron ocupadas por hacendados. En muchos sentidos, la
administración de Rabasa fue representativa de los últimos
años del porfiriato cuando la élite de la élite, es decir, los así
llamados científicos dominaron el gobierno nacional e hi-
cieron fortunas.
Los nombrados para los puestos administrativos más im-
portantes eran en su mayoría miembros de los grupos terrate-
nientes del departamento de Tuxtla. Por ejemplo, Virgilio
Grajales fue secretario de gobierno, Teófilo H. Orantes fue
procurador general del estado y Abraham López primero y
Ausencio Cruz después, tesoreros generales.65
Con excepción del de Las Casas, la mayoría de los jefes
políticos eran ricos hacendados de los departamentos en los
que oficialmente se desempeñaban. Para San Cristóbal en
cambio, Rabasa seleccionó al tuxtleco José Joaquín Peña
"porque es honesto y enérgico y sabrá cómo manejar a esos
bribones que han causado tantos problemas en San Cristó-
bal, sobre todo el grupo llamado 'la mano negra' cuyo jefe es
Jesús Martínez Rojas".66 Por su parte, Martínez Rojas consi-
deraba a Peña como "la persona más odiada en este distrito y
mi peor enemigo". 67 Como consecuencia de este nombra-
miento, Martínez Rojas abandonó San Cristóbal y se fue a vi-
vir a su finca La Libertad.68 Los demás nombramientos fueron
menos controvertidos. Los jefes políticos de Comitán,
Chiapa, Tuxtla, Pichucalco, Soconusco y Tonalá eran cada
uno propietarios de haciendas valuadas en más de 10 mil pe-
sos.69 Las presidencias municipales importantes estaban en
manos de amigos cercanos a la administración, por ejemplo,
Raúl E. Rincón, presidente de la Cámara Agrícola de Chiapas
era también jefe del ayuntamiento de Tuxtla Gutiérrez.70

65
Anuario estadístico del estado de Chiapas, año de 1901, p. 275.
66
De R. Rabasa a Díaz, 27 de abril de 1906, CGPD, 350, LXIV, 826.
67
De Martínez Rojas, San Cristóbal, a Díaz, 30 de abril de 1906, CGPD, 228,
XXXI, 4341.
68
De Martínez Rojas, San Cristóbal, al gobernador Rabasa, 29 de abril de 1906,
CGPD, 228, XXXI, 4343.
69
Anuario estadístico del estado de Chiapas, año de 1909, pp. 273-311.
~>° Ibid.

125
EL CAMINO A LEVIATÁN

Otros puestos importantes fueron ocupados por miembros


de la familia Rabasa, por ejemplo, el sobrino del gobernador,
Leopoldo Rabasa, fue jefe político de Tuxtla, jefe de la policía
también en Tuxtla y jefe de las fuerzas de seguridad pública
del estado.71
Mientras tanto, parecía menguar la actividad del gobierno
civil en Chiapas, al tiempo que un gobierno clerical en San
Cristóbal adquiría un lugar extraordinario y activo con el obis-
po Francisco Orozco y Jiménez. Éste había llegado al estado
en 1902 considerándose a sí mismo como seguidor de las
huellas del primer obispo de Chiapas, Bartolomé de Las Ca-
sas. La comparación no era del todo injustificada y Orozco y
Jiménez llegó a ser considerado, como resultado de su mi-
sión en Chiapas, como uno de los prelados más progresistas
de México quien como Las Casas trabajó en favor de una
utopía católica dirigida por sacerdotes activos como él.72
Hay indicios de que el obispo estuvo involucrado en la
política local y estatal. Es posible también que haya sido de
los partidarios de regresar el gobierno estatal a San Cristóbal
puesto que era amigo cercano de Jesús Martínez Rojas y en
1910 apoyó al presidente municipal José Manuel Velasco pa-
ra gobernador. En el otoño de 1909, Orozco y Jiménez escri-
bió a Díaz que Ramón Rabasa:

es completamente inepto como gobernador y las


consecuencias de ello son extremadamente lamen-
tables en todo el estado y sobre todo en cada uno de
los lugares, pues como es bien sabido, ha dado pose-
sión del control y despacho de todo tipo de asuntos,
sobre todo los que se refieren a la justicia, a una cier-
ta camarilla de hombres perversos y mal intenciona-
dos. En todas partes, comenzando por esta capital
[San Cristóbal] hay un descontento general que

71
Brickwood, "Political Situation in the State of Chiapas", 19 de marzo de 1911,
NA, RG 84, Tapachula, Miscellaneous Reports.
72
Francis J . Weber, ed., Francisco Orozco y Jiménez: An Apología Provita Sua,
México, 1968; Vicente Camberos Vizcaíno, Francisco El Grande. Mons. Francisco
Orozco y Jiménez, Biografía, 2 vols., México, Editorial Jus, 1966, p. 142. También
véase: de Martínez Rojas, San Cristóbal, al gobernador Rabasa, 29 de abril de 1906,
CGPD, 228, XXXI, 4343.

126
COMPLACENCIA, PROGRESO Y MISERIA

aumenta cada día debido a la terrible crisis monetaria


y a la falta de movimiento en los negocios, agravada
además por el incremento en los impuestos.73

Sin embargo, fuera de San Cristóbal no era fácil detectar el


descontento, al menos hasta 1910, cuando Ramón Rabasa
buscó la reelección y Francisco I. Madero, un hacendado del
estado de Coahuila, comenzó su campaña antirreeleccionista
para presidente de México. Hasta entonces, Chiapas parecía
tranquilo y progresando.

Modernización y progreso

Para 1910 Chiapas había experimentado casi veinte años de


un desarrollo material y modernización sin precedentes. El
gobierno estatal había comenzado a tener una participación
activa en el desarrollo económico y social de la región y había
consolidado su poder frente a otros centros de poder en el
estado. Un indicador de este cambio fue el aumento en los
ingresos del estado de 200 mil pesos en 1890 a 900 mil en
1906 (véase la tabla 4). Pero en relación con los avances pos-
teriores en cuanto a la intervención y centralización política y
a la consolidación del Estado, los esfuerzos que se empren-
dieron entre 1891 y 1910 parecen débiles; a pesar de lo cual
contribuyeron en mucho al desarrollo material de la región.
Desde cualquier punto de vista, Chiapas era un estado
más moderno en 1910 que en 1890. En sólo veinte años había
creado una enorme infraestructura de comunicaciones y
transportes ahí donde antes no había nada. Una buena carre-
tera atravesaba el estado desde el ferrocarril panamericano
en Arriaga a través de los valles de Jiquilpas y Cintalapa hasta
Tuxtla Gutiérrez, cruzando el río Grijaiva hasta Chiapa de
Corzo y de ahí a San Cristóbal y Comitán. El ferrocarril pana-
mericano llegó a Arriaga en 1905 y a Tapachula en 1908
ampliando la línea en más de 250 millas. En 1910 todas las

73
Del obispo de Chiapas, Francisco Orozco y Jiménez, San Cristóbal, a Díaz, 24
de octubre de 1909, CGPD, 264, XXXIV, 16730.

127
EL CAMINO A LfcVIAFAN

ciudades importantes y la mayoría de las haciendas estaban


incorporadas a la red de teléfonos y telégrafos.
Aunque no se debe sobrestimar el efecto que estas me-
joras t\-vieron sobre la economía de Chiapas, de todos modos
es cierto que el ferrocarril permitió enviar el café de Soconus-
co hacia los puertos del Golfo de México reduciendo en más
de la mitad los costos de embarque y permitiendo una mayor
producción, ganancias y comercio para Chiapas en general.
La producción de café en Soconusco aumentó de 10 millones
de libras en 1907-1908 a más de 20 en 1909-1910 y el total de la
cosecha se triplicó llegando a casi los dos y medio millones de
dólares para 1910.74 El ferrocarril y la carretera estatal abrieron
grandes regiones del interior del estado hacia mercados más
amplios al facilitar el movimiento de mercancías voluminosas
como granos, ganado, algodón y azúcar a la ciudad de Méxi-
co. Los bajos costos de embarque estimularon a la agricultu-
ra comercial en los valles del interior de modo que para 1910
el valor de la producción agrícola en Chiapas era cinco veces
mayor que la de 1890.75
Los valles de Cintalapa y Jiquilpas en el departamento de
Tuxtla se vieron particularmente favorecidos por los cambios
entre 1890 y 1910. En 1890 no había caminos que los cruzaran
ni se utilizaba maquinaria y por tanto el comercio era mínimo
incluso con Tuxtla Gutiérrez debido a los altísimos costos del
flete. El valor de los implementos agrícolas era de 7 mil 475
dólares y el valor total de la producción agrícola era de 45 mil
dólares. Pero entre 1890 y 1910 sucedió lo que un observador
llamaba "el rápido avance hacia la agricultura moderna" de
los valles.76 La coa comenzó a ser remplazada por el arado
de metal y para 1910 ya había 306 de ellos. A los siete tra-
piches de azúcar que se movían con fuerza animal en 1890 se
agregaron en veinte años treinta y cinco más y otros trece
movidos por vapor. El valor total de los implementos agríco-

74
Brickwood, "Coffee Crop Conditions in Foreign Countries", 1 de febrero de
1910, NA, RG 84, Tapachula, Miscellaneous Reports.
75
Brickwood, "Agriculture ¡n the Valleys of Cintalapa and Jiquipilas, State of
Chiapas, México", 4 de octubre de 1910, NA, RG 84, Tapachula, Miscellaneous Re-
ports.
76
Ibid.

128
COMPLACENCIA, PROGRESO Y MISERIA

las alcanzó los 132 mil 475 dólares en 1910 y el valor de la pro-
ducción agrícola de los valles se elevó 201 mil 109 dólares. A
principios de 1910 más de cien carros de ferrocarril cargados
de maíz fueron enviados a la ciudad de México en donde se
vendieron a precio tres o cuatro veces mayor que el del
lugar.77
Refiriéndose al desarrollo de su zona, el hacendado Ra-
quel D. Cal y Mayor escribió en 1907 que "es verdaderamente
digna de encomio la energía con que se inició el espíritu de
empresa en el valle de Cintalapa". Cal y Mayor atribuía ese
"desarrollo violento" a tres causas: la primera en importancia
era "la influencia de la energía yanqui" que construyó el
ferrocarril panamericano; en segundo lugar, mencionaba la
carencia de mano de obra que había obligado al empleo de
maquinaria, y la tercera era la cooperación del gobierno esta-
tal en la construcción de caminos y en la promoción de
políticas impositivas razonables.78 No es difícil entender por
qué los terratenientes y comerciantes de las tierras bajas del
centro apoyaron el programa de Rabasa y del estado activo.
No hay cifras del crecimiento y desarrollo entre Í890 y
1910. En 1885 el valor de la propiedad urbana y rural era de
502 mil 501 pesos y 3 millones 307 mil 374 pesos respectiva-
mente. En 1906 estos valores se habían incrementado a 3
millones 640 mil 276 y a 30 millones 742 mil 743 pesos (véase
la tabla 8). El número de haciendas y ranchos aumentó alre-
dedor de un mil en 1880 a 4 mil 500 en 1896 y a 6 mil 800 en
1909.79 El cónsul de los Estados Unidos en Chiapas afirmaba
en 1911 que "Chiapas era único entre los estados de México
por el número de pequeños propietarios y agricultores cam-
pesinos". 80 La producción de ganado, café, maíz, frijol, trigo

77
Ibid. También véase: Brickwood, "Agricultural Possibilities in the State of
Chiapas, México", 10 de junio de 1910, NA, RG 84, Tapachula, Miscellaneous Re-
ports.
78
La Voz del Pueblo, 5 de mayo de 1907.
79
Busto, Estadística de la República Mexicana, I, p. xviii; Datos estadísticos
1896; Anuario estadístico Chiapas 1909, p. 52.
80
Brickwood, "Tapachula", en Daily Consular and Trade Reports, 25 de octubre
de 1911, núm. 250, Washington, D.C., GPO, 1911, p. 434.

129
EL CAMINO A LEVIATÁN

y azúcar aumentó en estas tres décadas tanto en volumen


como en valor.81
Aunque ciertos departamentos se beneficiaron más que
otros con la prosperidad de 1890 y 1900, como Soconusco,
Palenque, Pichucalco, Tuxtla, Comitán, Chiapa y Chilón, de
todos modos el aumento en la especialización económica
(posible gracias a los nuevos caminos) benefició a los empre-
sarios de casi todas las regiones. Por ejemplo, el aumento en
la producción de trigo en las tierras altas del centro hizo po-
sible en 1895 que el estado dejara de importar este grano y,
más aún, comenzara a exportarlo.82 El azúcar que crecía y se
refinaba en los valles de Jiquilpas, Cintalapa y Tuxtla se utili-
zaba en más de doscientas destilerías de alcohol en las tierras
altas. El algodón que se cultivaba en los departamentos de
Chiapa y La Libertad lo adquiría la fábrica textil La Providen-
cia en Tuxtla Gutiérrez, y el de las tierras bajas se vendía a los
indígenas de las tierras altas quienes tejían sarapes que
vendían por todo el estado. La cantidad de ganado aumentó
en Comitán, Chilón, Tonalá, Tuxtla y Pichucalco de modo
que los chiapanecos pudieron enviar rebaños a Guatemala y
abrir nuevos mercados en Yucatán y en el centro de
México.83

Modernización y pobreza
Sin embargo, se debe recordar que la modernización y el de-
sarrollo en Chiapas entre 1890 y 1910 sólo beneficiaron a la
élite del estado y no a la mayoría de los chiapanecos. Es difícil
señalar los cambios que afectaron a los trabajadores rurales y
a sus familias después de 1890. Los niveles materiales de vida
y las condiciones de trabajo ya eran malos desde antes y no
mejoraron, es más, probablemente hasta empeoraron.
A pesar de las mejoras materiales y en la producción du-
rante las décadas de 1890 hasta 1910, el salario permaneció

81
Véase: Anuario estadístico de la República Mexicana, vols. 1894-1907.
82
Valadés, Elporíirismo, I, p. 289.
83
R. Rabasa, El estado de Chiapas, p. 118; Chiapas, su estado actual, pp. 7,
20-21.

130
COMPLACENCIA, PROGRESO Y MISERIA

idéntico. El cónsul de los Estados Unidos escribía en 1910 que


"los agricultores [de Soconusco] justifican los bajos sala-
rios con el argumento de que entre más dinero se le paga a
un chamula más va a beber malos licores". 84 Otra justifica-
ción era de que "nadie puede obtener el valor de cien centa-
vos de cada dólar invertido con el trabajo de ellos". 86 De
hecho, los bajos salarios eran precisamente una de las venta-
jas de invertir en Chiapas. Con el fin de atraer inversionistas
se publicaban afirmaciones tales como que "los habitantes
están dispuestos a trabajar por bajos salarios".86 Según se in-
forma en los censos estatales los salarios permanecieron du-
rante veinte años al nivel de subsistencia de 37 centavos al
día y en algunos lugares como Mescalapa y Pichucalco hasta
disminuyeron.87
La descripción de las condiciones de trabajo en las plan-
taciones de las zonas de Palenque, Soconusco y Chilón con-
firman que la modernización y la pobreza avanzaban juntas.
Karena Shields, que vivía en una hacienda de Palenque a prin-
cipios de 1890, afirmaba que los mexicanos, alemanes y norte-
americanos por igual eran despiadados con los trabajadores
"mientras un hombre debiera dinero a su patrón su libertad
no era sino una palabra técnica sin sentido".88 El doctor C.L.G.
Anderson, accionista en una compañía cauchera fue infor-
mado en una visita que hizo a Palenque en 1905 que "el 80%
del dinero que se paga a los trabajadores vuelve a la
compañía por medio de la tienda de raya". 89
El cónsul de los Estados Unidos en Soconusco informaba
en 1911 que los plantadores de café aseguraban su mano de
obra con el sistema de peonaje:

84
Brickwood, "Coffee in Soconusco, Chiapas, México".
85
" C l a i m on Behalf of Chival Planters' Association", National Archives, Record
Group 76, Docket 806, Box 35. De aquí en adelante se citará como NA, RG 76, y los
datos para su identificación.
86
Geografe J . Tamborrell, The Tabasco and Chiapas Land Co. of San Juan Bau-
tista, México, México, 1901, p. 17.
87
Datos estadísticos 1896, p. 10; Anuario estadístico Chiapas 1909, p. 52.
88
Karena Shields, 77?e Changing Wind, Nueva York, Thomas Crowell, 1959,
p. 40.
89
Reports of Dr. C.L.G. Anderson, etal., San Francisco, Chiapas Rubber Plan-
taron Company, 1905, pp. 10-12.

131
EL CAMINO A LEVIATÁN

Sus agentes o quienes contratan a los trabajadores,


llamados "habilitadores" van al altiplano y ofrecen a
los indígenas préstamos de dinero sobre todo duran-
te las fiestas; ese dinero casi nunca se paga y hay ca-
sos en que la deuda y las condiciones de peonaje han
pasado de padres a hijos. Aunque el sistema no es le-
gal según las leyes mexicanas y fue copiado de
Guatemala, los indígenas lo consideran obligatorio
más aun cuando que las propias autoridades han
consentido en encarcelar a los peones por deudas.90

Sin duda, las peores condiciones de trabajo en Chiapas se


encontraban en las monterías (aserraderos). Escondidas en la
selva en las fronteras con Tabasco y Guatemala, había apro-
ximadamente veinte grandes monterías. A diferencia del tra-
bajo en las plantaciones de café que era voluntario, los en-
ganchadores para las monterías secuestraban a los indígenas
de las tierras altas para formar cuadrillas de trabajadores y lle-
varlos a la selva en donde se les encadenaba durante la noche
y se les vigilaba durante el día. Un antiguo capataz de
montería recordaba en 1943 que "en esos tiempos no había
hombres que quisieran trabajar en las monterías, razón por la
cual don Porfirio abrió las cárceles y ordenó a los prisioneros
que trabajaran en ellas". 91 El gobierno de Díaz también depor-
taba hacia esos lugares a los indios rebeldes yaquis y mayas
de Sonora y Yucatán.92
El sistema de servidumbre por deudas, de trabajo tempo-
ral de los migrantes y de trabajo esclavo no fueron las únicas
formas de explotación en Chiapas durante el porfiriato. Se-
gún varios testimonios, en 1910 había entre 75 mil y 150 mil
trabajadores rurales en el estado de una población total de
más de 400 mil, de los cuales entre un tercio y la mitad eran

90
Brickwood, " M e m o r á n d u m " , agosto de 1911, NA, RG 84, Tapachula, Dis-
patches.
91
Frans Blom y Gertrude Duby, La selva lacandona, 2 vols., México, Editorial
Cultura, 1955, I, p. 263; B. Traven, March to the Montería, Nueva York, Hill and
Wang, 1971; Thomas Benjamín, "El trabajo en las monterías de Tabasco, Chiapas y
Guatemala", manuscrito no publicado, 1981.
92
De la Peña, Chiapas económico, II, pp. 675, 677.

132
COMPLACENCIA, PROGRESO Y MISERIA

sirvientes por deudas.93 Aquellos trabajadores rurales que no


estaban atados por deudas en alguna hacienda trabajaban ya
fuera como jornaleros libres (por un salario), como baldíos
(medianeros) o como arrendatarios. Los baldíos cultivaban
tierra de la hacienda por lo general dos hectáreas a cambio de
lo cual daban al patrón entre cuarenta y ciento veinte días al
año de trabajo.94 Los arrendatarios entregaban parte de su
cosecha al hacendado o pagaban renta en efectivo a cambio
de utilizar su tierra. Estas formas de trabajo fueron muy co-
munes fuera de las zonas de plantaciones. El hacendado con-
taba así con trabajo barato y productivo sin riesgos de que la
cosecha se malograra y sin gastar capital en deudas de los
trabajadores.95
Las comunidades indígenas de las tierras altas del centro
presentaban una situación diferente. En el departamento de
Las Casas vivían más de 40 mil indígenas que de algún modo
se ganaban la vida y sin embargo, el censo de 1909 informaba
de sólo 3 mil jornaleros.96 Y es que muchos de ellos, en oca-
siones pueblos enteros, estaban atados a las haciendas y
además casi 10 mil indígenas abandonaban cada año las
tierras altas para ir durante tres o cuatro meses a trabajar en
la cosecha de café. Sin embargo, la mayoría de ellos aún
vivían en tierras comunales ejidales. El reparto de Rabasa
había presionado mucho menos a los pueblos de las tierras
altas (véase la tabla 6). Entre 1892 y 1909 casi 57 mil hectá-
reas de tierra ejidal en el departamento de Las Casas fueron
divididas en parcelas dejando cerca de 50 mil hectáreas en
propiedad comunal.97 Esto no quería decir que las comunida-
des indígenas de las tierras altas presionadas de por sí por el
crecimiento de la población no se vieran reducidas a una vida

93
Estadísticas sociales del Porfiríato, 1877-1910, México, Dirección General de
Estadística, 1956, p. 40; Seminario de Historia Moderna de México, Estadísticas
económicas del Porfiríato: Fuerza de trabajo y actividad económica por sectores,
México, El Colegio de México, 1964, p. 39; Anuario estadístico Chiapas 1909, p. 52.
94
De la Peña, Chiapas económico, II, p. 358.
95
Robert Wasserstrom, "La evolución de la economía regional en Chiapas:
1528-1975", en América Indígena, XXVI (julio-septiembre de 1976), p, 489.
96
Carlos Z. Flores, Departamento de Las Casas del estado de Chiapas, San Cris-
tóbal de Las Casas, 1909, p. 4 1 ; Anuario estadístico Chiapas 1909, p. 52.
97
Flores, Departamento de Las Casas, pp. 38-39.

133
EL CAMINO A LEVIATÁN

cada vez más difícil, escuálida y empobrecida, pero sin em-


bargo, todavía poseían tierra y un refugio.98 Después de 1900,
el reparto continuó en Chiapas aunque con menor intensidad
y en 1909 fue prohibido por la legislación nacional." Manuel
Pineda en su estudio de 1910 sobre el programa de reparto
sostenía que "constituía una verdadera expropiación". 100 Los
ciudadanos de Huistán escribieron en 1909 al presidente Díaz
que: "los señores Flores y Morales que tratan a toda costa de
ampliar sus propiedades están apoderándose de las nuestras
en las cuales tenemos pequeñas casas y campos en donde
producimos lo necesario para nuestra subsistencia".101 La
gente de Chapultenango solicitaba al presidente "que nos
permita dejar como unidad la tierra que por vieja ley ocupa-
mos porque consideramos que resultaríamos lesionados si se
la divide".102 Con el reparto las haciendas vecinas denunciaban
las parcelas puestas en venta y como afirmaba Emilio Raba-
sa, "los indígenas las venden en cuanto las tienen". 103 Desde
1892 hasta 1909 la tierra fue arrebatada cada vez más del
control de los pueblos sobre todo en Soconusco, centro del
movimiento obrero organizado en los años 1920-1930.
La modernización de México, según escribió Frank Tan-
nenbaum en 1929, "coincidió con el descenso en los niveles
de vida de las masas".104 De todos modos, ni la enajenación
cada vez mayor de las tierras ni las formas coercitivas de tra-
bajo llevaron a Chiapas a una revolución. Cuando ésta llegó
desde fuera —entre 1910 y 1920— los cambios en las condi-
ciones materiales de vida de la mayoría de los chiapanecos
tuvieron un impacto profundo y constituyeron, de modo ge-
neral, una de las condiciones necesarias para la politización

98
Sánchez Santos, El problema de los indígenas, 1902, sin paginación.
99
Mejía Fernández, Política agraria en México, p. 255.
100
Manuel Pineda, Estudio sobre ejidos, San Cristóbal, Tipografía Flores, 1910,
p. 11.
101
De los vecinos de Huistán a Díaz, 12 de febrero de 1909, CGPD, 256, XXXIV,
2304.
102
Del pueblo de Chapultenango, Pichucalco, a Díaz, julio de 1909, CGPD, 262,
XXXIV, 12506.
103
López Rosado, Historia y pensamiento económico, I, p. 210.
104
Frank Tannenbaum, The Mexican Agrarian Revolution, Nueva York, The
Macmillan Company, 1912, p. 154.

134
COMPLACENCIA, PROGRESO Y MISERIA

de las masas trabajadoras. Sin la protección que significó la


tierra de los pueblos, los campesinos se vieron forzados a
entrar en un mercado de trabajo que los explotaba y así pasar
de la indiferencia política a la participación. Y fue al Estado a
quien voltearon en busca de protección y asistencia. El Esta-
do porfirista fuerte se estableció en México en el tiempo en
que la revolución industrial comenzaba a permear a América
Latina y promovió la modernización (es decir, la difusión de
las relaciones capitalistas de producción) en Chiapas. A su
vez esa modernización creó las condiciones necesarias para
la politización de las masas de las cuales con el tiempo
demandarían un Estado todavía más fuerte que defendiera
sus intereses.

Conclusiones
El periodo de la historia chiapaneca que va de 1892 a 1910 es
notable por la velocidad con que tuvieron lugar los cambios.
En términos tanto de la política local como de integración na-
cional, desarrollo económico y modernización así como de
formación de capital, el parteaguas se sitúa en 1890. En ese
momento se empezó a consolidar el poder del Estado na-
cional, el capital extranjero inició su penetración en la
economía mexicana y se comenzaron a eliminar los obstácu-
los para la expansión del capital. En Chiapas como en todo
México, se dieron condiciones favorables para una agricultu-
ra capitalista eficiente, y emprendedora, y un segmento de la
sociedad supo aprovecharlas. Fue precisamente este elemen-
to social el que proporcionó el estímulo más importante para
la modernización política en el estado, pues como explicaba
Antonio Buendía:

si no todos los empresarios, por lo menos la élite de


entre ellos debe tener la capacidad para organizar a
toda la sociedad, incluyendo desde su compleja red
de servicios hasta el órgano del Estado, debido a la
necesidad que hay de crear condiciones más favo-
rables para la expansión de su propia clase.105
105
Antonio Gramsci, Selections from the Príson Notebooks, Nueva York, Inter-
national Publishers, 1971, pp. 5-6.

135
EL CAMINO A LEVIATÁN

Importante como fue este periodo, de todos modos no cons-


tituyó sino el principio. Todavía quedaban muchos facto-
res hostiles a la expansión capitalista y a la modernización
paulatina. Para 1910 la élite empresarial regional, fuerza ge-
neradora de la formación del Estado en Chiapas, parecía sa-
tisfecha con los logros materiales y políticos que se habían al-
canzado desde 1891. En adelante la modernización política
tendría su origen en los esfuerzos por conseguir el apoyo de
las masas trabajadoras y más adelante de sus demandas.

136
Segunda parte
1910-1920
CAPÍTULO

5
Una división política
profunda
La transferencia de la capital de San Cristóbal a
Tuxtla ha provocado una profunda división políti-
ca entre la tierra fría y la tierra caliente.

Ciro Farrera, 1911*

L a chispa de los conflictos en Chiapas entre 1910 y


1920 la prendió la Revolución mexicana que se
había iniciado en el norte del país y que en 1911 obligó a la re-
nuncia del presidente Porfirio Díaz. En el confuso interregno
entre esa renuncia y el ascenso a la presidencia del jefe revo-
lucionario Francisco I. Madero, los radicales de San Cristóbal
de Las Casas trataron de tomar el poder en Chiapas como pre-
ludio para el regreso del gobierno estatal a su ciudad. Pero
aunque se cubrieron con la bandera revolucionaria de Made-
ro, los cristobalenses no pudieron obtener el triunfo ni por la
vía electoral ni por la fuerza de las armas. Desde entonces y
hasta 1914 se mantuvo una paz difícil entre el gobierno de

* De R. Farrera, México, al Presidente Interino Francisco León de la Barra, 29 de


mayo de 1911, Archivo General Octavio Magaña, caja 8, exp. F-2, documento 46.
De aquí en adelante se citará como AGOM y los datos para su identificación. Parte
de este capítulo fue publicado como "Revolución interrumpida —Chiapas y el interi-
nato presidencial— 1911", en Historia Mexicana XXX, julio-seDtiembre de 1980, pp.
79-98.

139
t L CAMINO A LFVIA1AN

Tuxtla Gutiérrez y el partido radical en San Cristóbal, además


de que faltaba el autoritarismo porfirista, lo que liberó la
violencia, el bandidaje y una buena dosis de inquietud entre
los trabajadores.
El movimiento insurgente de San Cristóbal fue de natura-
leza reaccionaria más que revolucionaria. Sus jefes miraban
hacia atrás, a los tiempos anteriores a 1891 cuando San Cris-
tóbal era el centro social económico y político de Chiapas, y
acusaban a los "gobiernos rabasistas" de 1891 a 1911 por la
desigualdad en el desarrollo regional del estado y por la ex-
plotación y empobrecimiento de los pueblos indígenas de las
tierras altas que era, según ellos, resultado del programa de
reparto. Condenaban el caciquismo del gobierno establecido
en Tuxtla Gutiérrez y su práctica de fraude político, aunque
ellos no se comportaban de manera distinta.
Dos grupos de la élite se enfrentaron entre sí en 1911. Uno
de ellos quería conservar su poder y el otro quería usurparlo.
Los dueños del poder aún se adherían (si bien de modo me-
nos agresivo) al programa modernizador iniciado en 1891 y
representaban al segmento más dinámico y emprendedor de
la sociedad chiapaneca, mientras que los radicales cristoba-
lenses no eran capaces de mirar más allá de las tierras altas y
de la gloria que alguna vez vivió su sociedad local, de modo
que lo que querían era anular los cambios de los últimos vein-
te años.1

La caída de Porfirio Díaz

En una entrevista concedida a un periodista norteamericano


en marzo de 1908 el presidente Porfirio Díaz afirmó que Mé-
xico ya estaba listo para la democracia y que por tanto él se
retiraría en 1910.2 Hasta el día de hoy los historiadores no es-

1
"Una revolución, política o social, nunca es local, ni mira a restablecer el pasa-
d o " . Véase: Arnaldo Córdova, La ideología de la Revolución Mexicana, p. 154.
2
James Creelman, "President Diaz, Hero of the Americas", en Person's Maga-
zine XXX, marzo de 1908, pp. 231-277.

140
UNA DIVISIÓN POLÍTICA PROFUNDA

tan seguros si Díaz fue sincero o sólo hizo esas declaraciones


para alentar a los opositores del régimen a sacar la cabeza y
así eliminarlos. Cualquiera que haya sido el motivo, Francisco
I. Madero, descendiente de una rica familia de terratenientes
del estado de Coahuila, se sintió animado y publicó un libro
en el que apoyaba la reelección de Díaz una vez más en 1910
pero hacía un llamado para elecciones libres de vicepresidente,
que supuestamente sería el sucesor.3 Madero sostenía que la
dictadura porfirista había sido una etapa necesaria y justificada
en la historia de México pues había terminado con el ciclo in-
finito de revoluciones y había preparado el camino para "la
comprensión del grandioso ideal democrático", 4 y afirmaba
que para establecer un gobierno democrático en México era
necesario el voto libre y la no reelección, idea que se
convertiría en el lema revolucionario "sufragio efectivo, no
reelección". 5 El libro de Madero, La sucesión presidencial en
1910 se publicó en diciembre de 1908 y recibió una entusiasta
acogida con lo cual su autor se colocó como figura popular
en los círculos liberales. Pronto se le convenció de convertir-
se en candidato a la presidencia en las elecciones de julio de
1910 para lo cual se dedicó a viajar por todo el país hablando
en favor de un gobierno democrático y fundando clubes an-
tirreeleccionistas. Díaz no se metió con Madero sino hasta el
verano de 1910 cuando ordenó su arresto, y aunque no per-
maneció en la cárcel ni siquiera un mes (tiempo necesario pa-
ra la reelección de Díaz), ese hecho sirvió para transformar el
partido reeleccionista en un movimiento revolucionario. Con
el Plan de San Luis Potosí (que Madero elaboró en Texas) y
que era un programa de reformas políticas, Madero se levan-
tó en noviembre de 1910.
Después de un principio desafortunado, la Revolución to-
mó impulso militar en 1911 en el norte bajo la dirección de
Pascual Orozco y de Francisco "Pancho" Villa. El 10 de mayo
de 1911 los revolucionarios tomaron Ciudad Juárez, puerta

3
Emilio Rabasa, La evolución histórica de México, París-México, Librería de la
Vda. de Ch. Bouret, 1921, pp. 206-207.
4
Francisco I. Madero, La sucesión presidencial en 1910. El partido nacional de-
mocrático, San Pedro, Coahuila, 1908, p. 3.
5
Córdova, La ideología de la Revolución Mexicana, p. 103.

141
EL CAMINO A LEVIATÁN

de entrada a los Estados Unidos y conducto para conseguir


armas y dinero. Su triunfo pareció entonces asegurado, lo
cual hizo añicos el mito de la invulnerabilidad del régimen
porfirisij. F! gobierno de Díaz, aunque todavía controlaba la
mayor parte del país, se desmoralizó y negoció una rendición
condicionada y la transferencia del poder. El 25 de mayo Díaz
y sus colaboradores más cercanos renunciaron y dejaron el
gobierno en manos de Francisco León de la Barra, exembaja-
dor en los Estados Unidos. El presidente interino hizo los pre-
parativos para la elección de Madero en julio y para la toma
de posesión en noviembre de 1911. La Revolución había eli-
minado sólo una corteza de la dictadura, pues el senado, la
cámara de diputados, la mayor parte de los gobernadores y
de las legislaturas estatales así como el ejército federal y la
burocracia sobrevivieron intactos. 6

Chiapas y la Revolución

Tanto la campaña de Madero como la Revolución en sus pri-


meras fases tuvieron poco impacto en Chiapas. Exagerando
un poco, Raquel D. Cal y Mayor hacendado de las tierras ba-
jas, periodista y político escribía en mayo de 1910 que
"Chiapas permanece indiferente a los ridículos movimientos
antirreeleccionistas". 7 Madero no hizo campaña en Chiapas y
no se fundaron en el estado clubes antirreeleccionistas en el
año de 1910.8
Los primeros signos de un clima político cambiante apare-
cieron con la fundación de dos publicaciones, una en la
ciudad de México y otra en San Cristóbal. José Antonio Ri-
vera G., un comiteco activo reeieccionista desde principios
de 1890 y aliado de los radicales cristobalenses, comenzó a

6
Charles C. Cumberland, Mexican Revolution: Génesis under Madero, Austin,
University of Texas Press, 1952, pp. 119-151.
1
Revista Chiapaneca, 1 de mayo de 1910.
8
Cumberland, Mexican Revolution, véase el capítulo seis.

142
UNA DIVISIÓN POLÍTICA PROFUNDA

publicar la revista Chiapas y México en mayo de 1910 en la


capital. 9
Aunque Rivera avisó a Díaz que su revista no era hostil a
la administración nacional, publicó contra los hermanos Ra-
basa las críticas más severas que hasta entonces se habían
visto en letra impresa.10 En ellas afirmaba que el progreso ra-
basista no había beneficiado a todo el estado sino que había
relegado a todas las tierras altas a una posición inferior y a la
población indígena a la esclavitud y a la pobreza. Es intere-
sante que el indigenismo se convirtiera en parte del programa
radical cristobalense, actitud absolutamente cínica dado su
anterior desinterés por el bienestar de las comunidades
indígenas. Para enmendar veinte años de dominio rabasista,
Rivera G. proponía que el gobierno estatal debía volver a San
Cristóbal.11
Por su parte Juan Félix Zepeda, de sesenta años de edad,
católico ferviente que había sido juez en San Cristóbal inició
en octubre de 1910 la publicación de Más Allá, revista católi-
ca dominical informativa, en el propio San Cristóbal. Zepeda
también era partidario del regreso del gobierno a esa ciudad,
de la elección directa de los ayuntamientos, de la eliminación
del puesto de jefe político y de la supresión del enganche.12
En noviembre escribió que "Madero como luchador por la
democracia es un héroe pero como fugitivo sedicioso es un
criminal, y si el primero es digno de un monumento, el segun-
do merece el cadalso".13 En diciembre, Más Allá puso al des-
cubierto un supuesto escándalo sobre tres personas: Luis
Rubalcava, secretario particular del gobernador; Julio
Quirós, ingeniero que cobraba en la nómina estatal y Leopol-
do Rabasa, sobrino del gobernador y jefe político de Tuxtla.
Zepeda afirmaba que los tres tenían un contrato secreto con
el gobierno estatal para transportar el correo entre Tuxtla y

9
Chiapas y México, 15 de mayo de 1910.
10
De J . Antonio Rivera G., México, a Díaz, 5 de enero de 1910, CGPD, 267,
XXXV, 73.
11
Chiapas y México, 15 de mayo de 1910, 12 de septiembre de 1910.
12
Más Allá, revista católica dominical informativa, 9 de octubre de 1910.
' 3 De Daniel A. Zepeda, Tapachula, a Dfaz, 20 de diciembre de 1910, CGPD, 277,
XXXV, 18129.

143
EL CAMINO A LEVIATAN

Jalisco por el ferrocarril panamericano.14 Por estas acusa-


ciones, Zepeda fue arrestado y Más Allá clausurada.15
A principios de 1911 se fundó en Tapachula un club an-
tirreeleccionista, probablemente el primero en el estado. El
club "Juan Álvarez" estaba formado por anarcosindicalistas
radicales y su organización no simpatizaba ni con el gobierno
en Tuxtla Gutiérrez ni con los radicales de San Cristóbal. En
los meses siguientes aparecieron otros clubes políticos que
representaban a las diversas facciones de la élite y que busca-
ban participar en las luchas por el poder para las elecciones
municipales.16
Las críticas al régimen de Rabasa comenzaron en San
Cristóbal en marzo y abril de 1911. Conforme se hacía más
profunda la crisis nacional, los cristobalenses se volvían más
atrevidos en sus denuncias de los Rabasa y clamaban por "un
cambio político igual que en otros estados". 17 En abril, La
Voz del Pueblo, hizo un llamado para el fin del caciquismo. El
editor afirmaba que bajo los Rabasa "San Cristóbal ha
decaído". 18 El primer club antirreeleccionista en esa ciudad se
fundó el 3 de abril de 1911 dirigido por la facción radical Ma-
no negra. Manuel Pineda fue elegido presidente, Jesús
Martínez Rojas secretario-tesorero y Timoteo Flores y Juan
Félix Zepeda participaron en el comité ejecutivo.' 9 El 20 de
abril la organización se pronunció por la renuncia de Ramón
Rabasa, el establecimiento de municipios libres e indepen-

14
Chiapas y México, 15 de octubre de 1910, 15 de febrero de 1911; La Voz del
Pueblo, 22 de enero de 1911.
16
De Ramón Rabasa, Tuxtla Gutiérrez, a Díaz, 6 de diciembre de 1910, CGPD,
277, XXXV, 18298.
16
Don Luis R. García. Nulidad de su representación oficial en el congreso del Es-
tado y su valor político y social, Tapachula, marzo de 1912, pp. 6-7; Antonio García
de León, "Lucha de clases y poder político en Chiapas", en Historia y Sociedad 22,
1979, pp. 66, 68.
17
De Manuel Pineda y otros, San Cristóbal, a Díaz, 26 de marzo de 1911, CGPD,
370, LXX, 7050. También véase: de Alfredo Aguilar, San Cristóbal, a Díaz, 16 de
marzo de 1911, CGPD, 281, XXXVI, 4825; tie Jesús Martínez Rojas, San Cristóbal, a
Díaz, 14 de marzo de 1911, CGPD, 281, XXXVI, 5220; de los cristobalenses a Díaz, 14
de abril de 1911, CGPD, 370, LXX, 8630.
18
La Voz del Pueblo, 20 de abril de 1911.
19
"Bases orgánicas del 'Centro directivo de la libertad del sufragio en Chiapas',
San Cristóbal de Las Casas, 3 de abril de 1911", A G O M , 22, 1, 33.

144
UNA DIVISIÓN POLÍTICA PROFUNDA

dientes, la abolición del impuesto personal, leyes estrictas


para la protección de las comunidades indígenas, y un siste-
ma de impuestos más equitativo y proporcional a los departa-
mentos.20
No fue sino hasta mayo, último mes del régimen de Díaz,
cuando los primeros grupos revolucionarios aparecieron en
Chiapas. El día 8 unos cien hombres a caballo, procedentes
de Tabasco, tomaron Pichucalco, reclutaron a los sesenta
hombres encarcelados en la prisión local y liberaron 30 mil pe-
sos del único banco del lugar. Al día siguiente regresaron a
Tabasco.21 En el mismo mes de mayo empezaron a aparecer
grupos de ladrones que robaban trenes, haciendas y comer-
cios de la ciudad,22 de modo que cuando Lindoro e Isadoro
Castellanos, hacendados de Ocosingo se rebelaron en
nombre de Madero dos días antes de la renuncia de Díaz
fueron catalogados también como bandidos. Encabezando a
casi 300 partidarios, los hermanos Castellanos manifestaron
su desagrado hacia el gobierno estatal y acusaron al jefe
político de Chilón de explotar a la gente del lugar.23 Don Lin-
doro, quien se autoproclamaba jefe maderista de Chiapas
abandonó Ocosingo el día 25 de mayo llevándose consigo
mil pesos que pertenecían al jefe político.24 Tres días después
el mismo grupo ocupó Comitán y aterrorizó a los funcionarios
locales.25 El 23 de mayo, Nicolás Macías Ruiz se rebeló en
Villaflores departamento de Chiapa.26 Pero todos estos gru-
pos no representaron amenazas serias para el gobierno es-
tatal.

20
La Libertad del Sufragio, 20 de abril de 1911.
21
El Heraldo de Chiapas, 14 de mayo de 1911.
22
Del Cónsul General, ciudad de México, al Secretario de Estado, 15 de mayo de
1911, National Archives, Record Group 165, Document 5761-269. De aquí en ade-
lante se citará como NA, RG 165, y los datos para su identificación.
23
El cónsul Brickwood al Secretario de Estado, 25 de mayo de 1911, NA, RG
.165, 5761-268.
24
El Heraldo de Chiapas, 28 de mayo de 1911.
25
/6/tf„ 1 de junio de 1911.
2B
lbid., 29 de junio de 1911.

145
EL CAMINO A LEVIATÁN

Libertad para nombrar


un nuevo gobernador

Ramón Rabasa renunció en favor de Manuel Trejo el 27 de


mayo de 1911 (dos días después de la renuncia de Díaz)
expresando su deseo de dar a Chiapas "la libertad para
nombrar un nuevo gobernador". 27 El 31 de mayo renunció el
secretario general de gobierno y con él los jefes políticos de
Las Casas, Chilón, La Libertad, Comitán, Simojovel y
Tuxtla. 28 Sin embargo, las legislaturas estatales y los gobier-
nos municipales permanecieron intactos. 29 Manuel Trejo
había entrado y salido varias veces del gobierno estatal en los
últimos veinte años, pues aunque era originario de San Cris-
tóbal, era partidario incondicional de Emilio y Ramón
Rabasa.30 Como bien lo señaló Timoteo Flores Ruiz en una
carta al presidente interino De la Barra: "La transferencia del
poder de Rabasa a Manuel Trejo no significa ningún cambio
real. La entrada de Trejo es la muerte de la Revolución y la
continuación del feroz caciquismo." 31
Y sin embargo, a pesar de las declaraciones de Flores
Ruiz, Chiapas sí experimentó un salto político después de la
renuncia de Rabasa. Se organizaron clubes maderistas en
Chiapa de Corzo, Tonalá, Tapachula, Motozintla y Tuxtla
Gutiérrez con el propósito de conservar o conseguir el poder.
El club "Chiapas" de Tuxtla estaba formado por Ciro Farrera,
Ponciano Burguete y César Cano, hacendados rabasistas
quienes promovieron la candidatura de Trejo para goberna-
dor constitucional. Para diputados locales, el club apoyaba a
Teófilo Orantes, exjuez civil en Tuxtla y a Raúl Rincón, ante-
rior presidente de la Cámara Agrícola.32 El club "Chiapas"
representaba al segmento de la sociedad chiapaneca que

27
Ibid., 1 de junio de 1911.
&lbid.
29
La Libertad del Sufragio, 22 de junio de 1911.
30
De Luis Espinosa y otros, Tuxtla Gutiérrez, a De la Barra, 4 de junio de 1911,
SCh, XXX, 79.
31
De T. Flores Ruiz, San Cristóbal, a De la Barra, sin fecha, AGOM, 22, 1, 44.
32
£/ Heraldo de Chiapas, 8, 11, 15 y 18 de junio de 1911.

146
UNA DIVISIÓN POLÍTICA PROFUNDA

desde 189TTfabía disfrutado del poder político. En cambio en


Pichucalco dos hacendados, Carlos A. Vidal y César Córdo-
va, propusieron la separación de su departamento del estado
y su anexión al de Tabasco: "Nosotros los pichucalqueños
— afirmaba Vidal— siempre hemos sido tratados como los
bastardos de Chiapas."33 Además estaba en Tapachula el
club maderista "Soconusco", formado por ricos ganaderos,
que se oponía al club anarquista "Juan Álvarez" y al dominio
político de los intereses cafetaleros.34
Al comenzar el mes de junio, el club antirreeleccionista de
San Cristóbal envió a México una comisión a fin de que se
entrevistara con el presidente interino De la Barra. Dicha co-
misión estaba formada por cinco personas, entre ellos Juan
Félix Zepeda, Jesús Martínez Rojas y José Antonio Rivera G.
quienes deberían tratar de convencer a De la Barra que nom-
brara a Eusebio Salazar y Madrid (un cristobalense radicado en
México) en sustitución de Manuel Trejo. Aunque no pudieron
entrevistarse con el presidente, recibieron la atención del se-
cretario de gobierno Emilio Vázquez Gómez quien tenía inte-
rés por colocar en el gobierno a algún revolucionario.35
El nombramiento de nuevos gobernadores fue un proble-
ma importante y difícil para la administración de De la Barra.
El tratado de Ciudad Juárez (documento de capitulación
entre Madero y Díaz), permitía a Madero recomendar ante las
legislaturas estatales a sus elegidos para gobernadores interi-
nos, siendo que dichas legislaturas eran aún las mismas de
antes y que en muchos estados la prerrogativa constitucional
de nombrar gobernadores era exclusivamente suya.36 Así por
ejemplo, aunque Madero eligió a Venustiano Carranza co-
mo gobernador interino de Coahuila, la legislatura estatal

33
El Heraldo de Chiapas, 22 de junio de 1911; La Voz del Pueblo, 25 de febrero
de 1912.
34
Del Club "Soconusco", Tapachula, a De la Barra, 22 de agosto de 1911,
A G O M , 18s.d.,287.
35
Gregorio Poncede León, El interinato presidencial de 1911, México, Secreta-
rla de Fomento, 1912, p. 241. También véase: El Heraldo de Chiapas, 4 de junio de
1911.
36
Stanley R. Ross, Francisco I. Madero: Apostle of Mexican Democracy, Nueva
York, Ams Press, 1970, pp. 178-179.

I47
EL CAMINO A LEVIATÁN

nombró a un porfirista.37 En cuanto a Chiapas, Madero reunió


a la colonia chiapaneca de la ciudad de México para reco-
mendarles al candidato más aceptable. En una reunión reali-
zada el 19 de junio, se designó —con 67 votos a favor— a
Flavio Guillen amigo personal de Madero. Salazar y Madrid
resultó segundo en el conteo con 28 votos. Con estas cifras
en la mano. Madero recomendó a Guillen para gobernador
interino, ante la legislatura estatal que debería reunirse el 21
de junio. 38
Pero aunque Flavio Guillen fuera el favorito de Madero re-
sultaba inaceptable para muchos chiapanecos, entre otros,
los del club democrático chiapaneco independiente de
Chiapa de Corzo, quienes telegrafiaron a Madero para infor-
marle que no podían aceptar a Guillen porque pertenecía a los
científicos y en su lugar proponían a Salazar y Madrid. 39 El
propio Guillen protestaba de que muchos chiapanecos "han
convertido en un crimen mi amistad con Estrada Cabrera, Ra-
món Corral y Emilio Rabasa".40
El 20 de junio, un día antes de la asamblea legislativa, in-
tervino Vázquez Gómez. En un telegrama enviado al gober-
nador Manuel Trejo le indicaba que renunciara en favor de
Salazar y Madrid. 4 ' El secretario del gobierno nacional afirma-
ba no estar satisfecho con los avances del gobernador en
cuanto a colocar revolucionarios en el gobierno. Manuel Tre-
jo renunció pero el día siguiente la legislatura estatal, negán-
dose a acatar las intimidaciones y presiones de Madero y de
Vázquez Gómez, eligió a Reinaldo Gordillo León, un inge-
niero de Comitán como gobernador interino de Chiapas.42
Gordillo León había sido presidente municipal de Comitán
y una de sus principales cualidades era su decidida animad-

37
Cumberland, Génesis under Madero, p. 155.
38
El Heraldo de Chiapas, 22 de junio de 1911.
39
De Paula Marina Flores, Chiapa de Corzo, a Madero, 24 de junio de 1911, Ar-
chivo Francisco I. Madero, Ms. 21, 2201-2310, exp. 1/46. De aquí en adelante se ci-
tará como AFIM y los datos para su identificación.
40
Flavio Guillen, "La cuestión de Chiapas", en El Heraldo de Chiapas, 2 de julio
de 1911.
"1 El Heraldo de Chiapas, 2 de julio de 1911.
42
/bid., 29 de junio y 2 de julio de 1911.

148
UNA DIVISIÓN POLÍTICA PROFUNDA

versión por su paisano comiteco líder intelectual de los cristo-


balenses radicales José Antonio Rivera G.,43 lo cual coincidía
con el interés de la legislatura estatal por mantener fuera del
poder al partido radical cristobalense.
En un intento por forzar la intervención federal y la ayuda
de Emilio Vázquez Gómez, los antirreeleccionistas cristoba-
lenses levantaron la bandera de la rebelión el 3 de julio de
1911 y se negaron a aceptar la legalidad del nombramiento
de Gordillo León.44

La legislatura estatal se negó a aceptar la designación


hecha por el secretario de gobierno —proclamaban
los cristobalenses— y por esta y otras razones no re-
conocemos dicha nominación y nombramos a Ma-
nuel Pineda como gobernador interino.45

Más de cien prominentes ciudadanos de San Cristóbal fir-


maban el documento de rebelión.46 En respuesta, la legislatu-
ra estatal se apoderó de 60 mil pesos para armar a un batallón
de voluntarios llamado Hijos de Tuxtla.47 Veinte años de re-
sentimiento instigado ahora por un grupo audaz llegaban
hasta su última consecuencia precisamente cuando el tiempo
era propicio.

El pronunciamiento de julio
Para el mes de julio cada uno de los bandos sabía muy bien
quién era el otro. En una nota informativa, basada en un te-
legrama enviado desde Tuxtla Gutiérrez, El Imparcial asegura-

43
Jesús Martínez Rojas, Los últimos acontecimientos políticos de Chiapas, San
Cristóbal, 1912, pp. 17-18.
44
De Manuel Franco, San Cristóbal, a Madero, 12 de octubre de 1911, en Isidro
Fabela y Josefina E. de Fabela, comps., Documentos históricos de la Revolución
mexicana —Revolución y régimen maderista—, México, Editorial Jus y Fondo de
Cultura Económica, 1960-1973, II, documento 350, pp. 152-157.
45
"En la ciudad de San Cristóbal Las Casas", 3 de julio de 1911, AHCH, Sucesos
de 1911-1912, Manuscritos e Impresos, carpeta 1625.
^ C á c e r e s López, Chiapas, síntesis geográfica e historia, pp. 136-137.
47
Luis Espinosa, Rastros de sangre. Historia de la revolución en Chiapas, Tuxtla
Gutiérrez, La Colección Ceiba, 1980, edición facsimilar de la primera edición de
1912, p. 25.

149
EL CAMINO A LEVIATÁN

ba que el propósito de la rebelión era sostener "el predominio


clerical en el estado".48 El historiador pro tuxtleco Luis Espinosa
consideraba a esta disputa como una entre el "elemento libe-
ral" en Tuxtla y el "elemento clerical" en San Cristóbal.49 Los
cristobalenses por su parte se veían a sí mismos como los ver-
daderos revolucionarios en lucha contra la oligarquía parape-
tada en Tuxtla Gutiérrez. Para julio de 1911 la cuestión de la
localización de la capital ya no aparecía como la central de
la propaganda cristobalense, pues habían encontrado un lema
más amplio: "El voto real y no el dominio del patrón" que les
atrajo muchos aliados en todo el estado.50 En las demás re-
giones del estado, el pleito era visto como una contienda en-
tre las dos ciudades y nada más,61 impresión que a pesar de lo
general, era la más aproximada a la verdad.
El pronunciamiento (declaración de rebelión) de julio tenía
el propósito de obligar al gobierno de Tuxtla a aceptar a la
persona nominada por Vázquez Gómez para gobernador in-
terino pues se acercaban las elecciones locales para el
congreso que tendrían lugar a mediados del mismo mes y la
composición de la nueva legislatura estatal dependía a su vez
en buena medida de las inclinaciones políticas del goberna-
dor interino. El partido cristobalense temía que un gobernador
poco amistoso pudiera alterar la elección mediante el nom-
bramiento de jefes políticos partidarios suyos. A su vez, la
elección de una legislatura poco amistosa significaría la elec-
ción para todo el periodo (1911-1914) de un gobernador hostil
a los intereses cristobalenses.
El pronunciamiento de julio tuvo éxito en obligar a Váz-
quez Gómez a recomendar ante la legislatura estatal a un
candidato de compromiso, esta vez el doctor Policarpo
Rueda.52 Esta presión de arriba fue reforzada desde abajo por
48
El Imparcial, 6 de julio de 1911.
49
Espinosa, Rastros de sangre, p. 7.
50
Martínez Rojas, Los últimos acontecimientos, p. 18. "La causa de los cristoba-
lenses es digna y elevada; es la continuación del gran trabajo de don Francisco I.
Madero. ¡Muera el caciquismo!" Al pueblo acalteco, Acala, 26 de septiembre de
1911, AHCH, carpeta 1625.
51
El Progreso, Tapachula, 14 de julio de 1911.
62
De R. Gordillo León, Tuxtla Gutiérrez, a De la Barra, 5 de julio de 1911,
AGOM, 16, 2, 363.

150
UNA DIVISIÓN POLÍTICA PROFUNDA

la amenaza de los cristobalenses de llevar a miles de furiosos


campesinos en una marcha hasta Tuxtla Gutiérrez.53 Policar-
po Rueda, presidente del Club Democrático Independiente
de Tonalá había sido uno de los primeros maderistas en
Chiapas y el partido radical de San Cristóbal simpatizaba con
él aunque sin subordinársele.54
El gobernador interino Gordillo León renunció el 5 de julio
y la legislatura nombró en su lugar al doctor Rueda. Lo prime-
ro que hizo éste fue tratar de reconciliar a los dos bandos de-
jando que cada uno tuviera control sobre una esfera política
de influencia. Procedió así a remplazar a los jefes políticos
nombrados por Gordillo León y para aplicar a la oposición
nombró al radical cristobalense Juan Félix Zepeda como
secretario de gobierno.55 El 13 de julio Rueda viajó a San Cris-
tóbal para nombrar jefes políticos para los departamentos de
Las Casas, Comitán, Chilón, Palenque y Pichucalco buscando
que resultaran aceptables al partido radical. Así fue como
Manuel Pineda asumió la jefatura de Las Casas.
Rueda trató también aunque sin conseguirlo, de desarmar
a los dos bandos. Como respuesta a la "subversión" y para
ganar un poco de tiempo, la legislatura local cambió la fecha
de las elecciones de 11-13 de julio al 13-15 de agosto y poste-
riormente otra vez al 27-29 de este último mes.56
A principios de agosto, el secretario de gobierno Emilio
Vázquez Gómez fue remplazado en el gabinete nacional por
Alberto García Granados. A su vez el nuevo secretario
nombró a José Antonio Rivera G. como secretario de gobier-
no para el Distrito Federal. Entonces el gobernador interino
Rueda solicitó a la legislatura estatal una licencia indefinida

53
De Rovelo Arguello, Tuxtla Gutiérrez, a los senadores P. González Mena, Luis
G. Curiel y R.R. Guzmán, 27 de septiembre de 1911, AHCH, Sección de Guerra,
tomo Vil, exp. 26.
64
"El Policarpo Rueda ha sido designado de acuerdo con los diversos partidos
políticos de ese Estado y el Ministerio de Gobernación para Gobernador Interino".
Véase: de Madero a Manuel Pineda, 4 de julio de 1911, Serie Francisco I. Madero,
rollo 20. De aquí en adelante se citará como SFIM y los datos para su identificación.
También véase El Heraldo de Chiapas, 22 de junio de 1911.
55
Espinosa, Rastros de sangre, p. 29.
56
El Heraldo de Chiapas, 10 de julio de 1911; Martínez Rojas, Los últimos acon-
tecimientos, pp. 20-21.

151
EL CAMINO A LEVIATAN

con el fin de ir a la ciudad de México y buscar apoyo para su


administración de parte de García Granados.57
La legislatura estatal se vio obligada a buscar otro candi-
dato de compromiso y eligió a Manuel Rovelo Arguello quien
para obtener el puesto solicitó el apoyo de Rivera G. al que
prometió completa neutralidad. Rivera G. le brindó dicho
apoyo y García Granados lo recomendó ante la legislatura
chiapaneca w que nombró a Rovelo Arguello cuarto goberna-
dor interino de Chiapas en igual número de meses.
Rovelo Arguello asumió el puesto poco antes de las elec-
ciones de agosto y el primer día remplazó a los jefes polí-
ticos que había nombrado el doctor Rueda en Chiapa de
Corzo, Pichucalco, Tonalá, Simojovel y Mariscal.59 Solamen-
te fue revocado uno de los nombramientos que se habían
hecho en consulta con los radicales cristobalenses: el de
Pichucalco, a pesar de lo cual se vería después que los electo-
res de los departamentos no siempre votaron siguiendo los
deseos de sus jefes políticos. Así por ejemplo, a pesar de la
presencia de un jefe político cristobalense, Comitán eligió a
un legislador pro gubernamental. A fin de cuentas el partido
cristobalense sólo ganó en Las Casas, Simojovel, La Libertad
y Chilón, por lo cual no pudo obtener la mayoría en la nueva
legislatura.60
Después vendrían las explicaciones contradictorias sobre
los resultados de la elección. El gobernador interino Rovelo
Arguello explicó a De la Barra que "si San Cristóbal no había
logrado un triunfo total en las elecciones, seguramente se
debía a que se había decidido por candidatos completamente
desconocidos para los electores de los departamentos". 61 En

57
Entrevista al doctor Policarpo Rueda en el periódico Cuba, La Habana, Cuba,
4 de diciembre de 1912, en Documentos históricos de la Revolución Mexicana, IV,
doc. 956, pp. 229-233.
58
Martínez Rojas, Los últimos acontecimientos, pp. 21-22. Esta relación contie-
ne copias de los telegramas intercambiados entre Rivera G. y Rovelo Arguello. Véa-
se pp. 126-127.
59
De Rovelo Arguello a los Senadores, 26 de septiembre de 1911.
60
La Libertad del Sufragio, 31 de agosto de 1911.
61
De Rovelo Arguello a De la Barra, 17 de septiembre de 1911, Archivo Francis-
co León de la Barra, X-l, carpeta 2-25, documento 141. De aquí en adelante se citará
como AFLB y los datos para su identificación.

152
UNA DIVISIÓN POLÍTICA PROFUNDA

cambio Timoteo Ruiz acusaba a "la legislatura de dar un gol-


pe de Estado; el congreso actual, lo mismo que el anterior, si-
gue sirviendo a una camarilla".62
Los cuatro diputados estatales pro cristobalenses llegaron
a Tuxtla Gutiérrez el 13 de septiembre, en vísperas de la con-
vocatoria para la nueva legislatura. Al día siguiente se les avi-
só que San Cristóbal —bajo te jefatura de los ricos hacenda-
dos Juan Espinosa Torres y Manuel Pineda— había retirado
otra vez su reconocimiento al gobierno estatal iniciando la re-
belión. Los cuatro volvieron a San Cristóbal.63

El inicio de las hostilidades


El pronunciamiento del 14 de septiembre tuvo como objetivo
principal lograr una vez más la intervención federal, pero en
esta ocasión los cristobalenses estaban decididos a conseguir
un gobierno favorable así fuera por la fuerza de las armas. El
14 de septiembre Juan Espinosa Torres "comandante militar
y jefe de las fuerzas libertadoras del estado" envió un ultimá-
tum a Tuxtla Gutiérrez según el cual la legislatura estatal con-
taba con 24 horas para disolverse y exigía que el gobernador
pusiera a su disposición a las fuerzas armadas del estado.

Es imposible, despreciable y vergonzoso tolerar por


más tiempo el actual estado de cosas —escribían los
rebeldes de San Cristóbal— que nos está llevando al
borde de la ruina y de la opresión indefinida y por tan-
to nosotros los suscritos hemos decidido sostener
por las armas los principios de la revolución triun-
fante.64

El primer choque armado tuvo lugar al día siguiente. Se dijo


que al enterarse de la renovada rebelión el secretario de go-
bierno García Granados comentó que el problema en Chiapas
era que "las personas del viejo régimen están buscando do-

62 De T. Flores Ruiz a De la Barra, 30 de septiembre de 1911, AGOM, 9, F-5,210.


63
De Rovelo Arguello a los Senadores, 26 de septiembre de 1911.
64
De J . Espinosa Torres al Secretario General de Gobierno, Tuxtla Gutiérrez, 14
de septiembre de 1911, AHCH, Legislatura, 1911-1912.

153
EL CAMINO A LEVIATÁN

minar al gobierno y esto provoca discordia de parte de la gen-


te del nuevo régimen". 65 Francisco I. Madero fue menos com-
prensivo. El 17 de septiembre telegrafió a Espinosa Torres
diciéndole:

No tiene usted motivo alguno para justificar tal agre-


sión y le notifico de manera formal que si continúa
usted avanzando y ataca Tuxtla voy a dar mi apoyo
decidido al señor De la Barra a fin de que lo castigue
a usted y a los otros que lo merezcan de una manera
ejemplar y cuando reciba yo el poder también voy a
exigir que usted y sus seguidores sean considerados
responsables.66

Es obvio que existían conflictos entre el gobierno nacional


de De la Barra y el jefe de la Revolución nacional. Madero, en
cuanto a la política a seguir respecto a Chiapas. Esta falta de
coordinación había alentado al partido cristobalense a mante-
ner una oposición beligerante durante todo el verano y los
había llevado casi por accidente hasta la violencia.
Al enterarse del nuevo pronunciamiento cristobalense el
doctor Rueda abandonó la ciudad de México y llegó a
Chiapas el 19 de septiembre para retomar su puesto como
gobernador interino. Para evitar situaciones conflictivas la
legislatura estatal solicitó y obtuvo la renuncia de Rovelo Ar-
guello, derogó el nombramiento del doctor Rueda y nombró
gobernador interino al diputado federal Querido Moheno.
Como la legislatura se negó a aceptar el regreso del doctor
Rueda a Tuxtla, entonces Moheno se negó a su vez a irse a
Chiapas argumentando como motivo la intervención ilegal en
este asunto del secretario de gobierno García Granados. Así
pues, Rovelo Arguello permaneció en el cargo.67
65
The Mexican Herald, 26 de septiembre de 1911.
66
De Madero a Espinosa Torres, 17 de septiembre de 1911, AHCH, Guerra, Vil,
28.
67
"Discurso que pronunció el Sr. Lie. Querido Moheno en la Cámara de Diputa-
dos", reimpreso por completo en Prudencio Moscoso Pastrana, Jacinto Pérez "Pa-
jarito", último líder chamula, Tuxtla Gutiérrez, Editorial del Gobierno del Estado de
Chiapas, 1972, pp. 111-112; de Rovelo Arguello a De la Barra, 19 de septiembre de
1911, AFLB, X-1, 2 de 25, 147; de Rovelo Arguello a Déla Barra, 21 de septiembre
de 1911, AFLB, X-1, 2 de 25, 148. También véase: Espinosa, Rastros de sangre, pp.
80-81, 98.

154
UNA DIVISIÓN POLÍTICA PROFUNDA

El conflicto armado no duró ni un mes. El gobierno estatal


tenía a su disposición alrededor de mil hombres bien armados
mientras que los cristobalenses contaban con aproximada-
mente mil indígenas mal armados y poco disciplinados y unos
ochocientos ladinos.68 Las dos fuerzas se enfrentaron en lu-
gares intermedios entre Tuxtla Gutiérrez y las tierras altas del
centro: Chiapa de Corzo, Acalá y Chicoasén. En los tres sitios
el río Grijalva detuvo a los cristobalenses.69 Los rebeldes si-
guieron la ofensiva hasta la primera semana de octubre, y pa-
ra entonces habían tomado Ixtapa, Chicoasén, La Concor-
dia, San Bartomé de los Llanos, Copainala, Simojovel, Chia-
pilla, San Gabriel y Solistahuacán. Comitán permaneció leal
al gobierno bajo el mando del presidente municipal Belisa-
rio Domínguez. Chiapa de Corzo, que al principio había in-
tentado permanecer neutral fue ocupada por las fuerzas cris-
tobalenses y el 24 de septiembre retiró su reconocimiento al
gobierno estatal. El ayuntamiento aportaba así en favor de la
probabilidad de que un candidato cristobalense pudiera ga-
nar las elecciones para gobernador en el mes de noviembre.70
Los tuxtíecos acusaron al clero y al obispo de San Cristó-
bal de ser responsables del conflicto y de reclutar a los habi-
tantes de Chamula para tomar parte en él. 71 En efecto, los
indígenas participaron en la mayoría de las acciones militares
bajo el mando del cacique chamula Jacinto Pérez apodado
el Pajarito.72 Su participación venía a confirmar la imagen
sangrienta de una guerra de castas que tanto horrorizaba a
los tuxtíecos. Lo que no se sabe es si el obispo Francisco
Orozco Jiménez intervino de manera directa o indirecta en

68
De Rovelo Arguello a los Senadores, 26 de septiembre de 1911.
69
De Brickwood a Henry Lañe Wilson, 25 de septiembre de 1911, NA, RG 84,
vol. 148/C8.2; de T. Castillo Corzo, Presidente Porfirio Díaz, a De la Barra, AFLB,
carpeta 1625; La Patria, 3 de octubre de 1911; £/ Imparcial, 21 y 25 de septiembre de
1911.
70
De la Comisión de Paz a Rovelo Arguello, 15 de octubre de 1911, AHCH, Le-
gislatura, 1911-1912; Espinosa, Rastros de sangre, pp. 110-114.
71
"Hay datos fundados para creer complicado al Obispo", Rovelo Arguello a los
Senadores, 27 de septiembre de 1911.
72
Véase: Moscoso Pastrana, Jacinto Pérez "Pajarito".

155
EL CAMINO A LEVIATAN

ese movimiento y si tenía intenciones o no de establecer un


gobierno en San Cristóbal dominado por el clero.73
No hay duda de que los jefes de la insurrección eran cató-
licos fervientes —sobre todo Manuel Pineda— y es bien sabi-
do que Jesús Martínez Rojas era amigo personal del obispo.
Sabemos también que los rebeldes utilizaron el emblema de
la virgen de Guadalupe como símbolo de su causa. Sin em-
bargo, después del conflicto, varios sacerdotes chiapanecos
hicieron pública su opinión de que los jefes radicales del mo-
vimiento habían utilizado para su causa el nombre del obispo
sin su autorización.74 Luis Espinosa, autor de las crónicas más
completas sobre los hechos de 1911, no presenta ninguna
prueba importante sobre la participación del obispo excepto
cartas en que éste se muestra informado y preocupado.75
El 17 de septiembre Orozco y Jiménez escribió al presiden-
te interino De la Barra solicitándole la intervención federal:

Aunque nunca he pretendido ni lo pretendo ahora in-


miscuirme en cuestiones políticas, creo sin embargo
que es mi deber como obispo y en nombre del
bienestar de mis diocesanos manifestar a usted que
esta sociedad está cada vez más profundamente alar-
mada de que en cualquier momento se inicien las
hostilidades entre esta ciudad y la de Tuxtla Gu-
tiérrez. Quizá una intervención suya, que por mi par-
te busco y mucho agradecería, podría evitar el derra-
mamiento de sangre entre dos ciudades hermanas
cuyas desgracias me afligen y no me permiten per-
manecer indiferente.76

Una semana después el obispo enviaba otra súplica:

La situación es extremadamente anárquica y angus-


tiosa. Mi autoridad eclesiástica es hoy día totalmente
ineficaz. He agotado todos los medios a mi alcance

73
El Imparcial, 25 de septiembre de 1911.
74
Boletín eclesiástico del Obispado de Chiapas, 12 de diciembre de 1911.
75
Espinosa, Rastros de sangre, pp. 52-55.
76
Del Obispo a Déla Barra, 16 de septiembre de 1911, AFLB, X - 1 , 2 d e 2 5 , 139.

156
UNA DIVISIÓN POLÍTICA PROFUNDA

para ayudar. Sólo usted puede poner remedio a esto


y le suplico que lo haga con una intervención rápida y
efectiva.77

¿Alentó o no el obispo las ambiciones de los rebeldes? No lo


sabemos.
Durante las tres primeras semanas del conflicto el presi-
dente interino De la Barra evitó intervenir en favor de cual-
quiera de los dos bandos.78 Explicaba su inactividad de la
siguiente manera: "Si intervienen las fuerzas federales, esto
seguramente va a disgustar a algunos y si no intervienen va a
disgustar a otros."79 De modo que en lugar de intervenir prefirió
buscar soluciones pacíficas. La noche del 21 de septiembre,
De la Barra y Rovelo Arguello mantuvieron un intercambio te-
legráfico. Dos veces sugirió el presidente interino que sería
deseable solicitar al senado la desaparición de los poderes
(intervención federal) y la supresión del gobierno estatal con
el nombramiento de un militar como gobernador interino. A
su vez, el gobernador argumentó que su gobierno estaba en
perfecto acuerdo con lo que señalaba la Constitución. De la
Barra decidió no presionar más sobre este asunto.80 En su
correspondencia con Espinosa Torres insistió siempre en que
había medios legales y pacíficos para protestar contra las
violaciones electorales.81 El 4 de octubre, De la Barra envió a
Chiapas al general Eduardo Paz con el objetivo de buscar una
solución pacífica al conflicto, pero al mismo tiempo, dio ins-
trucciones al secretario de guerra de enviar armas y parque a
los Hijos de Tuxtla que eran la fuerza de voluntarios del go-
bierno estatal.82
Para el gobierno del estado y para el pueblo de Tuxtla Gu-
tiérrez parecía como si Chiapas hubiera caído en una

TI Del Obispo a Déla Barra, 24 de septiembre de 1911, AFLB, X - 1 , 2 de 25, 151.


7
8De De la Barra a Rovelo Arguello, 15 de septiembre de 1911, AFLB, X - 1 , 2 de
25, 133.
79
El Imparcial, 25 de septiembre de 1911.
80
Orantes, Síntesis, p. 162; El Imparcial, 20 de octubre de 1911.
81 De De la Barra a Espinosa Torres, 17 de septiembre de 1911, AFLB, X - 1 , 2 de
25, 140.
82 D e R o v e l o A r g u e l l o a D e la B a r r a , 5 d e o c t u b r e d e 1 9 1 1 , A G O M , 2 1 , 4, 3 2 6 ;
The Mexican Herald, 2 y 4 d e o c t u b r e d e 1 9 1 1 .

157
EL CAMINO A LEVIATÁN

sangrienta guerra de castas respecto a la cual el gobierno fe-


deral no hacía absolutamente nada. Luego de repetidas soli-
citudes de ayuda al poder ejecutivo, Rovelo Arguello decidió
recurrir al Senado.83 En respuesta a su solicitud, éste creó
una comisión para investigar los sucesos en Chiapas y propo-
ner una solución. La comisión estaba encabezada nada me-
nos' que por Emilio Rabasa y Víctor Manuel Castillo.84 Al
hablar frente a esta comisión en nombre del gobierno federal,
el secretario de gobierno García Granados solicitó a dicho
cuerpo colegiado que decretara la desaparición de poderes
y nombrara a un militar como gobernador interino hasta las
elecciones de noviembre.85 Sin embargo, la comisión decidió
que el gobierno establecido en Tuxtla Gutiérrez era legítimo y
el 6 de octubre el Senado en pleno votó a favor de informar al
presidente interino que era voluntad de ese cuerpo cole-
giado, además de ser su prerrogativa constitucional según el
artículo 116, que éste ordenara "a las fuerzas federales iniciar
de manera inmediata una intervención activa y enérgica en
contra de esos rebeldes que se habían levantado en armas con-
tra el gobierno del estado en Chiapas".86 De la Barra acató
estas instrucciones y ordenó al general Paz que cooperara
con las fuerzas del gobierno estatal para poner fin militar a la
rebelión.
La contraofensiva militar conjunta de las fuerzas federales
y estatales se inició el 8 de octubre en Chiapa de Corzo. Los
ciudadanos del lugar trataron infructuosamente de repeler el
ataque pero después de cuatro horas de lucha había más de
cien muertos y muchos heridos.87 Durante los siguientes
cuatro días las tropas federales y estatales retomaron la ma-

83
De Rovelo Arguello a los Senadores, 27 de septiembre de 1911.
84
"Sesión del Senado de la República del 6 de octubre sobre la situación del es-
tado de Chiapas", en Emilio Rabasa, Antología de Emilio Rabasa, Biografía y selec-
ción de Andrés Serra Rojas, 2 vols., México, Ediciones Oasis, 1969, pp. 339-341.
Los volúmenes del Diario de los Debates de 1911 faltan en la Hemeroteca Nacional.
85
El Imparcial, 20 de octubre de 1911.
86
El Imparcial, 20 de octubre de 1911; de Moisés Camacho a Rovelo Arguello, 7
de octubre de 1911, AHCH, Guerra, Vil, 28. También véase: "Sesión del Senado de
la República del 6 de octubre"; Antología, I, pp. 339-341.
87
De Brickwood a Henry Lañe Wilson, 10 de octubre de 1911, NA, RG 84, vol.
148, Dispatch 131; The Mexican Herald, 13 de octubre de 1911.

158
UNA DIVISIÓN POLÍTICA PROFUNDA

yor parte de las ciudades importantes que habían estado bajo


control de los cristobalenses. Durante una de sus irrupciones,
los Hijos de Tuxtla capturaron a diez soldados de Chamula a
quienes les cortaron las orejas como ejemplo de lo que les su-
cedería a los indígenas que lucharan contra los ladinos.88
La superioridad de los tuxtlecos era enorme, por lo cual el
12 de octubre los cristobalenses aceptaron iniciar nego-
ciaciones con el general Paz.89 Al día siguiente se firmó un
tratado que ponía fin a las hostilidades con representantes
autorizados de las partes. Según el acuerdo, los rebeldes
aceptaban reconocer al gobierno estatal de Rovelo Arguello a
cambio de una amnistía general y además se exigía el desar-
me de los dos bandos, el establecimiento de destacamentos
federales ahí donde fuera necesario para asegurar elecciones
limpias y el nombramiento de un militar como jefe político de
Comitán. Según los informes, el gobernador no quedó satis-
fecho con el acuerdo.90

La elección de gobernador
Terminada la lucha, los chiapanecos volvieron a dedicar su
atención a la política electoral. Los dos candidatos para la gu-
bernatura constitucional en las elecciones de noviembre eran
Reinaldo Gordillo León (exgobernador interino) y José Anto-
nio Rivera G. Por su parte el general Paz no consideraba
aceptables a ninguno de los dos, y propuso al doctor Policar-
po Rueda pero nadie lo apoyó.91 La elección resultó cerrada,
bastante libre y representativa de las divisiones políticas y re-
gionales en el estado. Según varias fuentes, incluyendo al
secretario de gobierno, Rivera G. ganó la elección por 320 vo-
tos contra los 292 que obtuvo Gordillo León.92

88
El Impartía!, 11 y 13 de octubre de 1911. Véase AHCH, Impresos y Manuscri-
tos, 1911, carpeta 1623, para detalles sobre el conflicto militar.
89
Del General Paz a De la Barra, 12 de octubre de 1911, AGOM, 8, P-5, 401.
90
"Memorándum of Peace Discussions", 13 de octubre de 1911, AHCH, Gue-
rra, Vil; The Mexican Herald, 22 y 29 de octubre de 1911.
91
Del General Paz a De la Barra, 12 de octubre de 1911, AGOM, 9, P-5, 407; E.
Paz, "Al pueblo chiapaneco", octubre de 1911, AGOM, 22, 3, 192.
92
¿a Patria, 23 de noviembre de 1911; La Voz del Pueblo, 3 de diciembre de
1911.

159
EL CAMINO A LEV1ATAN

Dividido por departamentos el voto fue como sigue:

Departamento Rivera G Gordillo León

Las Casas 110 0


Chilón 55 1
Chiapa 47 0
Pichucalco 30 0
Palenque 23 6
Tonalá 21 10
Simojovel 16 24
La Libertad 3 26
Motozintla 0 31
Soconusco 7 37
Tuxtla 0 71
Comitán 8 82

La legislatura estatal esperó un mes antes de declarar que la


votación en Palenque y Chilón había sido fraudulenta, de mo-
do que quedaban nulificados esos votos y cambiaba la suma,
resultando electo Gordillo León por 290 votos contra 242 de
su opositor.93 El propio Gordillo León reconoció después lo
que todo mundo ya sabía: que la legislatura estatal nunca hu-
biera confirmado a Rivera G. pues a pesar de que Madero
— quien había asumido la presidencia a mediados de noviem-
bre— hubiera querido darle la victoria, prefirió seguir el con-
sejo de sacrificar a Rivera G. en aras de la estabilidad.94 De to-
dos modos Madero pidió al nuevo gobernador que incluyera
en su administración a algunos elementos del partido oposi-
tor.96 A principios de 1912 y quizá con el fin de evitar otro pro-
nunciamiento en San Cristóbal, 96 Madero nombró a Gordillo
León embajador en Guatemala y obtuvo por fin el codiciado

93
La Patria, 15 de diciembre de 1911.
94
"Retazos de historia chiapaneca", en Liberación, 3 de febrero de 1935.
95
De Madero a Gordillo León, 23 de diciembre de 1911, Documentos históricos
de la Revolución Mexicana, II, doc. 502, p. 448.
96
Del vicecónsul León Porash, Tapachula, a Henry Lañe Wilson, 5 de marzo de
1912, NA, RG 84, Consular and Diplomatic Letters Sent; de Porash al Secretario de
Estado, 12 de febrero de 1912, NA, RG 84, Dispatches to the State Department.

160
UNA DIVISIÓN POLÍTICA PROFUNDA

puesto chiapaneco para Flavio Guillen.97 Lo que siguió fue


una frágil tregua.
El fin del conflicto y la elección de Gordillo León tuvieron
también como consecuencia la vuelta a la normalidad en So-
conusco. Según escribía el cónsul norteamericano en agosto
de 1911:

El gran peligro aquí es que si se extiende la agitación


o el movimiento revolucionario podría alcanzar a las
clases trabajadoras agrícolas y amenazar la cosecha
del café... Se teme que si las masas se hacen cons-
cientes de las condiciones actuales, puede resultar
muy peligroso no sólo para los cultivos de café sino
incluso para la seguridad de las plantaciones y de los
propios cultivadores.98

Y en efecto, había señales de descontento. En Tuxtla Chico,


los trabajadores protestaban por el impuesto personal y hay
algunos informes sobre problemas laborales y destrucción de
propiedades.99 El encargado de la plantación El Rosario escri-
bía en agosto de 1911 que "nuestros trabajadores siguen
escapándose en pequeños grupos durante las noches".100
En julio de ese mismo año, el club anarquista "Juan Álvarez"
había tomado el ayuntamiento de Tapachula durante las elec-
ciones y había colocado en la jefatura política a uno de sus
miembros.101 Cuando en diciembre Gordillo León asumió el
cargo de gobernador, ordenó ese jefe político, el doctor
Víctor Constantino Herrera, que renunciara.102 En febrero de

97
Orantes, Síntesis, p: 189; Rivera G., "Los embrollos políticos de P. Madero",
La Tribuna, 4 de febrero de 1912.
98
"Memorándum Sent August, 1911", NA, RG 84, Tapachula Dispatches, vol.
48.C8.2/105.
99
De Brickwood a Henry Lañe Wilson, 12 de septiembre de 1911, NA, RG 84,
Tapachula Dispatches; de Porash a Henry Lañe Wilson, 16 de marzo de 1912, NA,
RG 84, Consular and Diplomatic Letters Sent.
,M
De L.A. Osten a Brickwood, 19 de agosto de 1911, NA, RG 84, Tapachula
Dispatches.
101
Del Club "Soconusco", Tapachula, a De la Barra, 22 de agosto de 1911,
AGOM, 18, 5, 287.
102 D e | vicecónsul Charles Lesher a Henry Lañe Wilson, 23 de diciembre de 1911,
NA, RG 84, Tapachula Dispatches.

161
EL CAMINO A LEVIATAN

1912 el cónsul norteamericano escribía que el nuevo jefe


político Abelardo Domínguez:

sigue cumpliendo sus promesas de ayudar a los culti


vadores en todas las formas posibles y tanto los
dueños como los encargados informan que se hacen
los más grandes esfuerzos para proporcionarles ayu-
da en el manejo de los campos, como no se tiene re-
cuerdo que se hiciera desde hace mucho tiempo.103

Conciliación, concordia
y residuos de violencia

El lema dominante de la nueva administración de Guillen fue


"conc.Nación y concordia entre hermanos".104 Como corres-
pondía a un buen maderista, el gobernador alentaba en su
discurso la libertad política y la competencia entre los parti-
dos. El Partido Liberal Chiapaneco fundado por Ciro Farrera
en 1911 promovió en Tuxtla Gutiérrez los intereses comercia-
les y agrícolas de las tierras bajas.105 A su vez en San Cristó-
bal, Jesús Martínez Rojas fundó el Partido Popular Chiapane-
co para defender los intereses de las tierras altas, incluyendo
el regreso de la sede del gobierno a ese lugar.106
La política conciliatoria del gobernador Guillen continuó a
mediados de 1912 con las elecciones para senadores y diputa-
dos nacionales y para la legislatura estatal. Los mismos legis-
ladores que habían impuesto a Gordillo León eligieron ahora

103 " L l e v á b a m o s siete m e s e s p o c o m á s o m e n o s d e p a d e c e r z o z o b r a s p o r los


perjuicios a causa de la anormal situación. Desde la llegada del Señor Jefe Político
Abelardo Domínguez se ha venido notando el restablecimiento de la tranquilidad."
Véase: de los vecinos de Tapachula al Gobernador de Chiapas, 22 de febrero de
1912, A H C H , Gobernación, 1912, Vil, 94. Además véase: de Porash a Henry Lañe
Wilson, 14 de febrero de 1912, NA, RG 84, Consular and Diplomatic Letters Sent.
104
Flavio Guillen, "Manifiesto que el Gobierno del Estado dirige a los pueblos de
Chiapas", 20 de abril de 1912, A H C H , carpeta 1623.
106
La Libertad del Sufragio, 23 de mayo de 1912. Ciro Farrera murió en noviem-
bre de 1911.
106
Ibid.; La Voz del Pueblo, 28 de enero de 1911.

162
UNA DIVISIÓN POLÍTICA PROFUNDA

para el senado a dos hombres leales al viejo régimen, Leopol-


do Gout y José Castellot. Belisario Domínguez fue elegido
como gobernador suplente posiblemente como recompensa
por su decidido apoyo al gobierno durante la rebelión. Rómu-
lo Farrera y Manuel Rovelo Arguello fueron los candidatos
del partido liberal tuxtleco, Adolfo G. Grajales representó a
Soconusco y Jesús Martínez Rojas y César Castellanos fue-
ron los candidatos del partido popular cristobalense. Según
Martínez Rojas, la recién elegida legislatura estatal era "en su
mayor parte independiente".107 No hay mejor testimonio de la
habilidad política de Guillen que el cambio en la opinión del
periódico cristobalense La Voz del Pueblo: en febrero de 1911
consideraba su nombramiento como gobernador "un triunfo
de los científicos" y ya para septiembre le llamaba "hombre
de buena fe, de ideales nobles y honorables".108
El gobernador y la nueva legislatura decretaron conjunta-
mente algunas reformas moderadas. Aunque la división de
los ejidos había concluido en 1909, la Ley de Ejidos de 1892
(que decretaba la parcelización de las tierras comunales de
los pueblos) había sido derogada hasta noviembre de 1912.
En diciembre se promulgó una nueva ley laboral que exigía a
los patrones no mantener las deudas de los trabajadores por
más de un año, fijaba la jornada de trabajo en 10 horas al día
como máximo, prohibía que las deudas fueran hereditarias y
exigía que se ofreciera una forma incipiente de seguro para
los trabajadores incapacitados.109 Guillen también estableció
una oficina para la contratación de sirvientes la que debía re-
visar los contratos con los indígenas de las tierras altas a fin
de evitar abusos. Sólo que esta oficina terminó convertida en
una agencia de abusos y corrupción.110 Finalmente, como
respuesta a la participación de los indígenas en la ¡nsurrec-

107
Manifiesto del Lie. Jesús Martínez Rojas a! Pueblo Chiapaneco, México,
1913, pp. 9-13; La Voz del Pueblo, 9 de junio de 1912.
'O8 ¿a Voz del Pueblo, 11 de febrero de 1912. 1 de septiembre de 1912.
109
Periódico Oficial del Estado, 31 de marzo de 1914, AHCH, Gobernación,
1914.
no "Acuerdo del Sr. Gobernador", 31 de marzo de 1914, AHCH, Gobernación,
1914.

163
EL CAMINO A LEVIATAN

ción de 1911, el gobierno estatal abolió el impuesto de capi-


tación que era tan retrógrada.111
A pesar del programa de conciliación y reforma emprendi-
do por Guillen, el bandidaje reapareció en todo el estado y
Chiapas vivió una ola de violencia muy profunda. Los hacen-
dados informaban de dificultades para conservar a los traba-
jadores dentro de sus propiedades y los bandidos vagaban
por el estado quemando haciendas, atormentando a los
pueblos y robando ganado.112 En Tonalá, los terratenientes y
comerciantes decidieron formar su propia policía rural para
defenderse de los bandidos y de los trabajadores rebeldes.113
Además, a cada rato surgían riñas políticas a menudo violen-
tas por el control de los gobiernos locales.114
A principios de 1912, un partido político en Palenque trató
de evitar por la fuerza de las armas que un partido rival asu-
miera el cargo.115 Era lógico que el fin del control político que
se ejerció de manera tan firme durante la dictadura de Díaz
tuviera como consecuencia un desahogo de las frustraciones
y un abuso del clima político de libertad. Pero el bandoleris-
mo y la violencia de los trabajadores eran algo más que un
simple desfogue y tenían también una base económica, pues
después de que Madero inició su revolución los precios de los
productos básicos habían aumentado, mientras que los sala-
rios permanecieron estables. Por ejemplo, entre 1910 y 1912
el precio de cinco litros de maíz en Tuxtla Gutiérrez subió de 8
a 30 centavos y en Tapachula de 12 a 20 centavos.116 Sin duda
que el estado mexicano en Chiapas estaba en crisis.

111
Manifiesto del Lie. Jesús Martínez Rojas, p. 13.
" 2 De Porash al gobernador Guillen, 14 de marzo de 1912, NA, RG 84, Tehuan-
tepec Post Records, vol. 150/C8.7; de Porash al Secretario de Estado, 17 de febrero
de 1912, NA, RG 84, Tapachula Post Records, vol. 158/C8.4.
113
Del Secretario General de Gobierno, Tuxtla Gutiérrez, al Jefe Político, Tona-
lá, 17 de septiembre de 1913, A H C H , Gobernación, 1913, II, 20.
114
Del Presidente Municipal Arriaga a los señores Municipes, 25 de diciembre de
1912, AHCH, Gobernación, 1912, VIII, 95; de Ángel María Pérez, Tapachula, al Se-
cretario de Gobierno, México, 8 de noviembre de 1913, Archivo General de la Na-
ción, Ramo de Gobernación, Relaciones con los Estados.
115
Del Jefe Político de Palenque al Gobernador, 8 de enero de 1912, A H C H , Go-
bernación, 1912, VIII, 100.
116
Periódico Oficial del Estado, 19 de marzo de 1910, 24 de agosto de 1912.

164
UNA DIVISIÓN POLÍTICA PROFUNDA

La revolución constitucionalista

En febrero de 1913 el gobernador Guillen pidió licencia para


viajar a la ciudad de México con el fin de brindar su apoyo a la
administración de Madero en su lucha contra Félix Díaz,
sobrino del dictador, quien había iniciado una revuelta en la
capital. La legislatura estatal llamó entonces a Reinaldo Gor-
dillo León quien se encontraba en Guatemala para que viniera
a ocupar el cargo de gobernador.117 El general Victoriano
Huerta, que estaba a cargo de la defensa del gobierno de Ma-
dero, lo traicionó y se unió a las fuerzas de Díaz derrocando
al gobierno. El presidente Madero y el vicepresidente Pino
Suárez fueron asesinados la noche del 21 de febrero y al día
siguiente el gobernador Gordillo declaró su lealtad a la nueva
administración del presidente general Victoriano Huerta.118
Además el gobernador pidió al senador Emilio Rabasa que
trabajara en contra del nombramiento de un gobernador mili-
tar para Chiapas, cambio que varios cristobalenses deseaban.119
El mismo día, 22 de febrero, el gobernador de Coahuila Venus-
tiano Carranza se opuso al golpe de Estado de Huerta y se negó
a reconocer su legalidad dando así principio a la revolución
constitucionalista.
La mayoría de los chiapanecos no se sintió afectada por la
caída del gobierno de Madero. El gobierno estatal, incluyen-
do a la legislatura, se acomodó rápida y voluntariamente al
nuevo orden político. Así por ejemplo, en marzo, Gordillo León
pidió a todos los jefes políticos que dieran su apoyo a
aquellos clubes políticos que sostenían las candidaturas de
Félix Díaz y Francisco León de la Barra para presidente y vi-
cepresidente.120 Los rebeldes cristobalenses de 1911 conside-
raban a Madero como traidor a su causa y a los principios de

117
Flavio Guillen, Dos estudios —Francisco I. Madero y fray Matías de Córdo-
va—, México, Departamento del Distrito Federal, 1974, introducción.
" 8 Decreto del 22 de febrero de 1913, gobernador Gordillo León, SCh, XXX, 79.
119
De Gordillo León a Emilio Rabasa, 22 de febrero de 1913, AHCH, Goberna-
ción, 1912, Vil, 106.
120
"Acuerdo del Gobernador del Estado", 15 de marzo de 1913, AHCH, Gober-
nación, 1913, III, 23.

165
EL CAMINO A LEVIATÁN

1910.m Jesús Martínez Rojas apoyó al régimen de Huerta (hasta


octubre de 1913) porque creía que el nuevo presidente intenta-
ba obrar de acuerdo con las promesas de la revolución.122
Por lo pronto poco había cambiado en Tuxtla Gutiérrez,
como lo atestigua el regreso de Ramón Rabasa al gobierno
municipal.123 En julio de 1913 el presidente Huerta remplazó
a Gordilló León por el general A. Z. Palafox, cambio que se
hizo de conformidad con la militarización general de la nación
y que además casualmente agradó a muchos cristobalenses.
Durante el año en que gobernó a Chiapas, Palafox cumplió
con la cuota de soldados que le correspondía enviar al ejérci-
to federal y mantuvo al estado libre de los rebeldes antihuer-
tistas. La administración militar hizo esfuerzos por reformar la
oficina para la contratación de trabajadores en San Cristóbal,
fijó precios más altos para las mercancías que se vendían en
los pueblos, aumentó el número de inspectores escolares y
elevó el presupuesto para la construcción de caminos a la
cifra sin precedentes de 150 mil pesos.124 Por su parte el go-
bierno constitucionalista, es decir, el de la rebelión contra
Huerta que dirigía Venustiano Carranza, no alcanzó fuerza
militar ni unidad política sino hasta la primavera de 1913. De
ahí que al principio se limitara a los estados del norte, pero
pronto fue ganando adeptos en Morelos, Campeche y Tabas-
co.125 Para el verano ya había un buen número de jefes consti-
tucionalistas en Tabasco: Carlos Greene, Pedro Colorado,
Juan Hernández y Luis Felipe Domínguez quienes dirigieron
operaciones militares en Tabasco y en el norte de Chiapas.126

121
La Tribuna, 4 de febrero de 1913. También véase: Manifiesto del Lie. Jesús
Martínez Rojas, p. 8.
122 La Tribuna, 4 de febrero de 1913.
123
Asuntos Ayuntamientos, A H C H , Gobernación, 1914, 510. También véase:
Espinosa, Chiapas.
124
Periódico Oficial del Estado, 18 de septiembre, 13 de noviembre de 1913, 30
de abril de 1914.
125
Charles C. Cumberland, Mexican Revolution: The Constitutiona/ist Years,
Austin, University of Texas Press, 1974, pp. 23-57.
126
Alfonso Taracena, Historia de la revolución en Tabasco, Villahermosa, Edi-
ciones del Gobierno de Tabasco, 1974, pp. 239-256; Manuel González Calzada, His-
toria de la Revolución Mexicana en Tabasco, México, Biblioteca del Instituto de Es-
tudios Históricos de la Revolución Mexicana, 1972, pp. 150-151.

166
UNA DIVISIÓN POLÍTICA PROFUNDA

Más tarde, en 1913, los hermanos Carlos y Luis Vidal de


Pichucalco ofrecieron sus servicios a Greene y atosigaron a
las autoridades chiapanecas en su departamento natal.127
El general Luis Felipe Domínguez, un hacendado de Te-
nosique, Tabasco, entró a Chiapas en marzo de 1913 al man-
do de la brigada Usumacinta. Durante los dos años siguien-
tes anduvo de montería en montería poniendo en libertad a
los trabajadores de los aserraderos.128 Treinta años después
uno de esos trabajadores recordaba el incidente: "Escapé de
ese infierno porque la Revolución me liberó. El general Luis
Felipe Domínguez llegó en 1913 y todos nos fuimos con
él." 129 Un administrador de montería informaba en 1914 que
los aserraderos Santa Margarita y Santa Clara habían quedado
convertidos en cenizas,130 y es que en cada campo Domínguez
decretaba la libertad absoluta del trabajador, la abolición de
todas sus deudas y la ejecución de los administradores y ca-
pataces. A pesar de que la brigada Usumacinta dejó fuera de
los negocios a las monterías sólo por dos o tres años, éstos
bastaron para convertirla en una leyenda entre los indígenas
chiapanecos.131
El otro Domínguez que se convirtió en leyenda en 1911
fue el senador chiapaneco doctor Belisario Domínguez quien
había sido nombrado para su cargo a principios de 1913 a la
muerte de Leopoldo Gout. Domínguez era comiteco, doctor
en medicina con estudios en París y fiel maderista a quien
había enfermado el ascenso al poder de Huerta por sobre los
cadáveres de Madero y Pino Suárez. En septiembre de 1913
el senador publicó un discurso que se le impidió leer para las
actas del congreso y que constituía un virulento ataque al
régimen de Huerta. Domínguez hacía un llamado a sus cole-

127
Del Jefe Político, Pichucalco, al Secretario General de Gobierno, 5 de agosto
de 1914, AHCH, Gobernación, 1914, Vil, 30; del gobernador Palafox al General
Huerta, 14 de noviembre de 1913, AHCH, Gobernación, 1913, X, 143.
'28 Qe| gobernador Palafox al Secretario General del Gobierno (Federal), México,
20 de junio de 1913, AHCH, Gobernación, 1913, XI, 146.
129
Blom y Duby, La selva lacandona, I, pp. 281-282.
130
De Fernando Mijanes, "San Román", a ündoro Castellanos, Ocosingo, 7 de
abril de 1914, AHCH, Gobernación, 1914, Vil, 30.
131
Blom y Duby, La selva lacandona, I, pp. 281-282.

167
EL CAMINO A LEVIATAN

gas para cumplir con su deber y derrocar al presidente, "ese


soldado sangriento y feroz que asesina sin vacilación a cual-
quiera que es un obstáculo para sus deseos", y argumentaba
que "la patria confía en que ustedes restaurarán su honor
frente al mundo y la salvarán de la vergüenza de tener como
jefe del ejecutivo a un traidor y asesino".132
Dos semanas después Domínguez fue secuestrado por
cuatro policías que lo llevaron a un cementerio, le dispararon
y enterraron el cuerpo. Cuando el senador no apareció en la
sesión de la cámara de ese día 8 de octubre, la delegación
chiapaneca encabezada por Jesús Martínez Rojas indagó so-
bre su desaparición en la Secretaría de Gobierno y declaró
que la Cámara de Diputados se mantendría en sesión perma-
nente hasta que-se aclarara totalmente este asunto. Al día
siguiente ya circulaban en la capital rumores sobre el asesina-
to, de modo que Huerta disolvió la legislatura el 10 de octu-
bre para evitar que el Congreso retirara su reconocimiento al
gobierno. El régimen de Huerta ya no conservaba ni sombra
de legitimidad.133 En Chiapas la violencia alcanzó dimensiones
de epidemia contagiosa entre 1913 y 1914. En ese clima polí-
tico tan confuso era imposible distinguir entre bandidos y re-
volucionarios. En junio de 1913 el jefe político de Soconusco
incautó grandes cantidades de propaganda revolucionaria
constitucionalista que eran introducidas de contrabando al
estado.134 Para septiembre de ese año, el gobernador Palafox
solicitó al gobierno federal el envío de armas para combatir a
los rebeldes en Pichucalco, Palenque y Mariscal.136 En febrero
de 1914 hubo un levantamiento en Tapachula que fue repri-
mido en un día y el jefe político (también plantador de café)
Fernando Braun aprovechó éste para detener a los líderes del
club anarquista "Juan Álvarez" a quienes asesinó para des-

132
"Dr. Belisario Domínguez (Chiapas), Discurso al Senado", 23 de septiembre
de 1913, National Archives, Record Group 59, 812.00/9320. De aquí en adelante se
citará como NA, RG 59, y los datos para su identificación.
133
Michael C. Meyer, Huerta: A PoliticalPortrait, Lincoln, University of Nebras-
ka Press, 1972, pp. 135-136.
134
Del Jefe Político, Soconusco, a Gordillo León, 17 de junio de 1913, A H C H ,
Gobernación, 1913, XI, 146.
135
Del Jefe Político, Soconusco, al Secretario General de Gobierno, Tuxtla Gu-
tiérrez, 19 de junio de 1913, A H C H , Gobernación, 1913, X I , 146.

168
UNA DIVISIÓN POLÍTICA PROFUNDA

pues quemar sus cuerpos.136 Por su parte, Ricardo Caracosa


se levantó cerca de Comitán con un pequeño grupo de revo-
lucionarios apoyados por el presidente guatemalteco Estrada
Cabrera,'37 y como éste aparecieron otros grupos pequeños
de insurrectos en Cintalapa dirigidos por Luis Espinosa, en
Villaflores por Santana Córdova y en Ocosingo por Aarón
Castellanos, pero estas bandas no significaron ni en lo indivi-
dual ni en conjunto ninguna amenaza real al gobierno de Pa-
lafox (al menos durante el año de 1914).13S
Después de que fue derrotado militarmente por los cons-
titucionalistas, el régimen de Huerta se derrumbó en el ve-
rano de 1914. El presidente general renunció el 15 de julio y
Venustiano Carranza, jefe del movimiento constitucionalista,
entró a la ciudad de México el 20 de agosto. A su vez el go-
bernador Palafox renunció el 13 de agosto y la legislatura
estatal nombró gobernador interino al tuxtleco José Cano,
amigo muy cercano de Rabasa. Enfrentado a la rebelión inci-
piente dentro de su propio movimiento en el norte, Carranza
se dedicó a asegurar su control sobre el sur. A fines de agos-
to nombró a tres gobernadores militares, caudillos revolucio-
narios todos, para los estados del sur: Salvador Alvarado en
Yucatán, Francisco J . Mújica en Tabasco y Jesús Agustín
Castro en Chiapas. Éste llegó a Tuxtla Gutiérrez el 14 de sep-
tiembre de 1914.139

Conclusiones

El Estado mexicano entró en un periodo de crisis profunda en


1910, pues había estado tan íntimamente ligado a la persona-
lidad de Porfirio Díaz que su desaparición dio lugar a una épo-

136
Del gobernador Palafox al Ministro del Gobierno, 27 de septiembre de 1913,
AHCH, Gobernación, 1913, II, 20.
137
Mauro Calderón, "Tapachula (dos sucesos en el año de 1920)", ICACH 1 (ju-
nio de 1959), pp. 50-51.
138
De Palafox al Ministro del Gobierno, 26 de febrero de 1914, AHCH, Goberna-
ción, 1914, Vil, 30.
139
Véase: Exp. 30, titulado "Revolución en el Estado", en A H C H , Gobernación,
1914, Vil.

169
EL CAMINO A LEVIATÁN

ca de fragmentación política. Las tendencias centralizadoras ya


no podían mirar hacia un solo lugar y mientras tanto las fuer-
zas centrífugas, reprimidas por casi treinta años, pudieron sa-
lir a la luz.140
Si bien para 1910 Chiapas estaba lejos de una situación re-
volucionaria, por el hecho de estar bien integrada al estado
nacional no se pudo salvar de sufrir las repercusiones de la
crisis nacional. La revolución de Madero brindó la oportuni-
dad para que un grupo local que durante veinte años había
abrigado ambiciones políticas intentara derrocar al gobierno.
Pero el sistema político en Tuxtla Gutiérrez tampoco estaba
dispuesto a ceder el poder de manera tan fácil como lo había
hecho el régimen de Díaz en la ciudad de México. No fue
coincidencia que los tres departamentos más prósperos de
todo el estado, Tuxtla, Comitán y Soconusco, sumaran sus
votos en la elección para candidato a gobernador de no-
viembre de 1911. El segmento empresarial de la sociedad
chiapaneca no estaba dispuesto a renunciar sin lucha al
control del desarrollo político y económico del estado. Así
fue derrotado el localismo radical en San Cristóbal y se pudo
conservar el consenso que a principios de 1890 había creado
Emilio Rabasa.
En Chiapas lo mismo que en todo México, la Revolución
debilitó al Estado nacional. Sin embargo, la larga crisis de esa
década permitió que se dieran condiciones favorables para la
formación de un Estado aún más fuerte y activo. En su bús-
queda por conseguir el apoyo de las masas, las diferentes
facciones revolucionarias prometían reformas sociales y eco-
nómicas que sólo un Estado fuerte e intervencionista tendría
posibilidades de cumplir. Los gobiernos reformistas y los lar-
gos años de guerra civil tuvieron por resultado la politización
de las masas trabajadoras en Chiapas y en todo el país y la
presión que ellas ejercieron sobre los gobiernos revoluciona-
rios y posrevolucionarios en favor de la participación política
y las reformas económicas y sociales contribuyó a su vez a la
reconstrucción de un Estado aún más poderoso que el de
don Porfirio.
140
Casahonda Castillo, 50 años de revolución, p. 39.

170
CAPÍTULO

6
La guerra civil
Chiapanecos cobardes, mientras el norte lucha
ustedes disfrutan de la paz, pero yo voy a ense-
ñarles a sentir los efectos de la Revolución.

Jesús Agustín Castro, 1914*

C hiapas fue invadido por una fuerza militar exter-


na por cuarta vez en su historia. Era el otoño de
1914.1 La Revolución que venía del norte de México fue im-
puesta al estado y tuvo como primera consecuencia el inicio de
una guerra civil entre aquellos que apoyaban el movimiento
constitucionalista y quienes no. Pero a diferencia de los radica-
les cristobalenses de 1911 que buscaban restaurar su pasada
grandeza, los rebeldes anticonstitucionalistas de 1914-1920
solamente querían que se mantuviera el statu quo ante. En
una cosa sí eran similares los dos movimientos: en su repug-
nancia hacia la centralización política. Ambos eran básica-
mente localistas y opuestos a la expansión del Estado central.
En 1920, con la caída del gobierno de Carranza los rebel-
des chiapanecos supieron manejar con habilidad la transición
pacífica del gobierno estatal. Los insurgentes conservadores
se quedaron con la dirección política de una región que re-
cién salía de muchos años de revolución social y en la cual el
pasado era irreparable. Cinco años de administración revolu-
cionaria y guerra civil habían roto el aislamiento rural y el po-

* Lus Pola, "Por el honor de Chiapas", en El Sur de México, 12 de abril de 1945.


1
La primera invasión a Chiapas fue la del ejército azteca en la década de 1490. La
segunda, la conquista española en 1524 y la tercera, en 1822-1823, fue guiada por el
general mexicano Vicente Filosola.

171
EL CAMINO A LEVIATÁN

der absoluto del hacendado sobre los campesinos y traba-


jadores. Se había iniciado la politización en el campo, pues
individuos y grupos hasta entonces sin poder tuvieron la
oportunidad de actuar en favor de sus propios intereses. El
mejor ejemplo de esta politización no es el triunfo en 1920 de
los insurgentes conservadores sino su incapacidad para con-
servar el poder.

La revolución impuesta

El general Jesús Agustín Castro y la División Veintiuno del


estado de Durango que contaba con mil 200 oficiales y sol-
dados llegaron a Tuxtla Gutiérrez el 14 de septiembre de
1914. Como gobernador militar Castro asumió los poderes
ejecutivo, legislativo y judicial y entregó todos los cargos im-
portantes del gobierno estatal y de los departamentos a fun-
cionarios militares. Los gobiernos municipales se entregaron
a los constitucionalistas leales y se enviaron destacamentos
militares a cada cabecera departamental. En menos de dos
semanas se había impuesto en Chiapas el dominio constitu-
cionalista.2 El general Castro, precursor de la Revolución,
tenía apenas 27 años de edad cuando asumió la tarea de
transformar a Chiapas. Originario de Durango, había servido
en el movimiento maderista en 1900. Para 1914 ya había as-
cendido al rango de general en la segunda división del centro
bajo el mando de Jesús Carranza. Como otros muchos jóve-
nes que participaron en el movimiento constitucionalista,
Castro era un reformador sincero, sensible a la miseria huma-
na y deseoso de hacer cambios radicales y rápidos dirigidos
por un Estado fuerte, de modo que apenas llegado a Chiapas
anunció a la población culta las tareas que se proponía llevar
a cabo:

Si ayer un gobierno déspota degeneraba a los hom-


bres y los convertía en esclavos, hoy la Revolución
2
J . M . Márquez, El Veintiuno. Hombres de la revolución y sus hechos, Oaxaca,
1916, pp. 65-73; Alicia Hernández Chávez, "La defensa de losfinquerosen Chiapas,
1914-1920", en Historia mexicana XXVIII (enero-marzo, 1979), p. 355.

172
LA GUERRA CIVIL

los pondrá de pie y los convertirá en ciudadanos dig-


nos; si la tiranía mantenía la ignorancia, la Revolución
la destruirá para traer en su lugar a la instrucción; si
los privilegiados robaban a los pobres, la Revolución les
devolverá sus derechos; si había una justicia para el rico
y otra para el pobre, la Revolución impondrá la igualdad
frente a la ley; si los ambiciosos aprovechaban su poder
para cometer fraudes y crímenes, la Revolución velará
porque los funcionarios se elijan mediante el voto popu-
lar. Todas las conquistas de la Revolución anuncian con
vehemencia que al país le espera un gran futuro.3

El primer acto oficial de Castro fue declarar día de luto el 7


de octubre, aniversario del asesinato de Belisario Domínguez.
A partir de entonces se sucedieron infinidad de decretos de
reforma. A mediados de ese mismo mes y de conformidad
con las leyes de reforma (1855-1859) se prohibió a los curas
vestir hábitos en público y celebrar misa más de una vez por
semana, se cerraron los conventos y se impuso una multa de
diez pesos a cualquiera que pusiera una cruz en el techo de la
casa.4 El 13 de octubre se promulgó la ley de obreros que
abolía la servidumbre por deudas; el 5 de diciembre la
que confiscaba todas las propiedades de la Iglesia y el 8 de di-
ciembre la que nulificaba las hipotecas de menos de 3 mil pe-
sos. El 16 de enero de 1915 se abolió el cargo de jefe político
siguiendo la propuesta de Carranza según la cual no debían
existir intermediarios políticos entre los municipios y el go-
bierno estatal. En marzo se fundó una escuela experimental
agrícola y en abril se organizó la Comisión Local Agraria (CLA)
que tenía como objetivo supervisar la devolución de la tierra a
los campesinos. El 22 de mayo se decretó una ley que autori-
zaba el divorcio y un nuevo matrimonio. 5 Todas estas leyes y

3
Periódico Oficial del Estado, 23 de septiembre de 1914. También véase: Miguel
Ángel Peral, Diccionario biográfico mexicano, México, Editorial Pac, 1944, p. 166.
4
Acuerdo del Gobernador del Estado, 12 de octubre de 1914, AHCH, Goberna-
ción, 1914, II, 7.
6
Periódico Oficial del Estado, 23 de septiembre, 15 de octubre, 31 de octubre, 5
de diciembre, 8 de diciembre de 1914, 16 de enero, 10 de abril, 22 de mayo, 28 de
mayo de 1915; Asuntos Ayuntamientos, 15 de octubre de 1914, AHCH, Goberna-
ción, 1914, 351.

173
EL CAMINO A LEVIATÁN

decretos que estaban en perfecta concordia con los princi-


pios del movimiento constitucionalista, buscaban liberar a los
trabajadores, pequeños propietarios, indígenas, mujeres y
gobiernos municipales del control económico, espiritual y po-
lítico de los patrones del lugar.
La ley de obreros fue sin duda el decreto más significativo
y de-mayor alcance del primer periodo constitucionalista en
Chiapas. En una sola acción Castro abolía por ley (y procedía
a hacerlo en la práctica) el sistema de la servidumbre por
deudas. Todas las deudas de todos los trabajadores fueron
condonadas y además se prohibieron las tiendas de raya y el
trabajo infantil, se fijaron los máximos en días a la semana y
horas por día de trabajo para los obreros así como la obliga-
ción para los patrones de proporcionar habitación decente,
medicinas y escuelas para los trabajadores y sus familias. Se
estableció un programa de salarios mínimos según el cual los
más altos (un peso diario) se pagaban en aquellos departa-
mentos en donde la mano de obra era escasa mientras que
los más bajos que se permitían (60 centavos diarios) se paga-
ban en aquellas zonas en donde había excedente de ella. Los
comandantes militares de los departamentos (y después los
inspectores de trabajo del gobierno estatal) eran respon-
sables de hacer que se acataran las leyes y de imponer multas
y cárcel a aquellos que no siguieran sus mandatos.6 Si el go-
bernador Francisco León había sido el primero en 1890 en
proponer que el estado asumiera la responsabilidad por el
bienestar de los obreros, bajo el régimen de Castro por fin es-
to se cumplió.
En el otoño de 1914, el general Castro afirmó ante un gru-
po de tuxtlecos que les enseñaría a sentir los efectos de la Re-
volución. Y les enseñó. Las ejecuciones de los "enemigos del
pueblo" se iniciaron inmediatamente, siendo los rurales
muchas de las víctimas. El más conocido entre ellos fue Artu-
ro Paramiro, ejecutado en octubre. Jacinto Pérez, el cacique
chamula de la rebelión de 1911, fue fusilado también en oc-

6
Periódico Oficial del Estado, 31 de octubre de 1914.

174
LA GUERRA CIVIL

tubre puesto que las autoridades militares de San Cristóbal


consideraron que constituía un peligro potencial.7
Las expediciones militares constitucionalistas hacia los
distritos rurales se convirtieron en invasiones punitivas en
contra de las haciendas, iglesias y en ocasiones incluso contra
los pueblos. Los soldados quemaban haciendas, robaban ga-
nado y cosechas y ordenaban a los trabajadores que volvieran
a sus hogares y pueblos. Irrumpían en las iglesias y destruían
altares llevándose todo lo de valor.8 El agente consular norte-
americano en Ocós, Guatemala, escribía al respecto "parece
que estos constitucionalistas tienen la determinación de cau-
sar todos los daños posibles antes de ser derrotados. Han co-
metido pillajes sin límite en el estado de Chiapas".9 Un terrate-
niente de Pichucalco, también norteamericano, se quejaba de
que los constitucionalistas se habían llevado a todos los sir-
vientes luego de que el oficial al mando les había preguntado a
los trabajadores si "no quisieran montar el caballo del patrón,
ponerse sus espuelas y ser un señor".10
En un viaje por las tierras altas del centro a principios de
1915 el general Castro visitó varios pueblos indígenas y por
medio de un intérprete les explicó a los miies que se habían
congregado a escucharle, los principies de la Revolución.
Afirmó que su gobierno era amigo de los indígenas y enemi-
go de los explotadores ladinos y que los campesinos podían
recuperar la tierra que les habían robado. En Oxchuc el pro-
pio Castro supervisó la división de una hacienda abandona-
da.11 El mensaje constitucionalista empezaba a difundirse.
Como escribía un norteamericano residente en Tonalá:

7
Santiago Serrano, Chiapas revolucionario (hombres y hechos!, Tuxtla Gutié-
rrez, 1923, p. 9; Moscoso Pastrana, Jacinto Pérez "Pajarito", pp. 98-99; Periódico
Oficial del Estado, 23 de septiembre de 1914.
8
Demanda en nombre de Walter A. Quinby, NA, RG 76, doc. 146, 3024.
9
De J.A. Ross, agente consular, Ocós (Guatemala), a William Owen, Cónsul
General, ciudad de Guatemala, 2 de enero de 1915, NA, RG 84, Ocós, Guatemala,
1914-1915.
10
Testimonio de la señora Cora Lee Sturgis, en Investigation of Mexican Affairs.
Preliminar/ Repon and Hearings of the Commitee on Foreign Relations, United Sta-
tes Senate, 2 vols., Washington, D.C., GPO, 1920, I, pp. 921-922.
11
Márquez, El Veintiuno, pp. 156-159.

175
EL CAMINO A LEVIATAN

conforme aumentaba en intensidad la Revolución, los


peones y obreros ^ue trabajaban en aquellas hacien-
das que habían sido denunciadas, se ponían cada vez
más inquietos, muchos de ellos incluso insolentes, y
se negaban a trabajar, mientras que otros se unían a
las fuerzas revolucionarias o se convertían en bandi-
dos y ladrones.12

La contrarrevolución
El triunfo constitucionalista sobre el gobierno de Victoriano
Huerta en el verano de 1914 vino acompañado de serias fric-
ciones entre el primer jefe Venustiano Carranza y uno de sus
generales más poderosos y populares, Pancho Villa. En par-
te, la ruptura dentro del movimiento constitucionalista era
una lucha por el poder personal. Carranza gobernó como dic-
tador durante el periodo preconstitucional (1913-1916) y no
toleró ninguna disidencia ni independencia de parte de los je-
fes militares. Villa, jefe de la División del Norte, se irritó por
este control exagerado de Carranza mientras que por su parte
el primer jefe consideraba a Villa demasiado insubordinado,
de modo que cada uno terminó por desconfiar del otro y has-
ta detestarlo.13
La ruptura reflejaba también problemas más profundos
entre las facciones y divergencias en la concepción del mun-
do. Carrancistas y villistas se consideraban a sí mismos como
los verdaderos revolucionarios y los dos hacían llamados a las
clases bajas. Sin embargo, Villa y su gente no tenían una
perspectiva nacional y se preocupaban ante todo por el bie-
nestar de su propio ejército, mientras que los carrancistas
habían podido organizar y difundir un programa de reforma
social, tenían una visión más amplia sobre los problemas de
México y podían atraerse el apoyo de las clases medias para
las que había más que ganar (o menos que perder) con Ca-
rranza que con Villa.14

12
Memorándum de demanda, NA, RG 76, doc. 185, 1649.
13
Cumberland, The Constitutionalist Years, pp. 151-164.
14
Douglas Richmond, "Carranza: The Authoritarian Populist as Nationalist Pre-
sident", y Fredrlch Katz, "Villa: Reform Governor of Chihuahua", en George Wolfs-

176
LA GUERRA CIVIL

Así pues, en el otoño de 1914 México estuvo otra vez a


punto de caer en la guerra civil. En septiembre Carranza con-
vocó a una Convención Nacional con el fin de fijar una fecha
para elecciones nacionales, para discutir problemas de impor-
tancia para el país y para resolver la disputa entre las fac-
ciones dentro del movimiento a fin de evitar una nueva guerra
civil. Tanto los partidarios de Villa como los de Carranza es-
peraban una resolución pacífica pero al mismo tiempo
querían que la Convención apoyara a su jefe.
La Convención se reunió el 10 de octubre en Aguasca-
lientes y mantuvo una posición neutral convirtiéndose en go-
bierno soberano, lo que disgustó a Carranza. A principios de
noviembre Villa reconoció la autoridad del gobierno de la
Convención y se puso con todo y la División del Norte bajo su
mando. Carranza por su parte se negó a hacer lo mismo
puesto que ya para entonces Villa controlaba a la Conven-
ción. Así las cosas, el gobierno de la Convención declaró en
rebelión a Carranza, aunque los generales constitucionalistas
leales, entre los cuales el más importante era Alvaro Obre-
gón, permanecieron con el primer jefe. Para fines del mes de
noviembre se vieron forzados a abandonar la ciudad de Méxi-
co dejándola al ejército villista y huyeron a Veracruz. A fines
de 1914 la suerte parecía haber abandonado a Carranza y al
movimiento constitucionalista.16
Fue precisamente durante ese periodo de desesperación
cuando se produjo el primer levantamiento contrarrevolu-
cionario en Chiapas. A la luz de la inminente caída del movi-
miento constitucionalista y en respuesta al tratamiento de
mano dura que había impuesto el general Castro en el esta-
do, unos cuarenta hombres se rebelaron el 2 de diciembre
de 1914 en el departamento de Chiapa. Lo primero que hi-
cieron fue promulgar el Acta de Canquí en la cual proclama-
ban la soberanía de Chiapas y comprometían a los firmantes a
expulsar del estado a los "filibusteros carrancistas". El hacen-
dado y exrural Tiburcio Fernández Ruiz fue nombrado jefe de

kill y Douglas Richmond, ed., Essays on the Mexican Revolution: Revisionist Views
of the Leaders, Austin, University of Texas Press, 1979, pp. 36-39, 53-55.
15
Cumberland, The Constitutionalist Years, pp. 165-185.

177
EL CAMINO A LEVIATÁN

la rebelión. Los insurrectos afirmaban que se habían levanta-


do en armas:

en vista de los actos de vandalismo que han victima-


do a la familia chiapaneca cometidos por el odioso
grupo armado que ha invadido el territorio chiapane-
co mismo que fue enviado por el gobierno carrancis-
ta sin otro objetivo que el de destruir nuestras institu-
ciones políticas, terminar con nuestra soberanía y
quedarse dueños de nuestras vidas y haciendas es-
parciendo por todas partes la infelicidad y la miseria y
atacando la más sagrada posesión del hombre, su
hogar.16

El gobierno militar en Tuxtla Gutiérrez atribuyó la rebelión a


la oposición de los hacendados hacia la ley de obreros.17 En
cambio, Salvador Alvarado, jefe del ejército del sudeste (esta-
cionado en Yucatán) acusaba a Castro y sus subordinados de
ser culpables del levantamiento por sus abusos de poder.18
Un norteamericano residente en el estado afirmaba que los
insurrectos "son gente de buena reputación que se conside-
raban a sí mismos villistas". 19 La etiqueta de villista la adopta-
ron porque entendían que también Villa luchaba contra
Carranza pero con el tiempo el nombre de los rebeldes cam-
bió al de mapaches porque muchas veces estaba tan ham-
brientos que se comían el maíz crudo de los campos tal como
esos animales.20
El movimiento mapache no representaba más que una
reacción de la clase terrateniente chiapaneca al gobierno refor-
mista.21 Había varios hacendados que eran jefes de ese movi-

16
Citado por completo en Casahonda Castillo, 50 años de revolución, p. 49.
17
Boletín de Información, 18 de diciembre de 1914.
18
Informe del Gral. Salvador Alvarado, 20 de mayo de 1916, Documentos histó-
ricos de la Revolución Mexicana, vol. 4, tomo I, doc. 657, pp. 143-145.
19
De Ross a Owen, 10 de enero de 1915, NA, RG 84, Ocós; de Ross a la señora
A.C. Gordon, Seattle, Washington, 5 de enero de 1915, NA, RG 84, Ocós.
20
"Éstos no son cristianos, éstos son mapachada", García de León, "Lucha de
ciases", p. 60.
21
Hernández Chávez, "La defensa de los finqueros", y García de León, "Lucha
de clases", adoptan la perspectiva de que la guerra civil chiapaneca, de 1914 a 1920,
representa una lucha de clases.

178
LA GUERRA CIVIL

miento, aunque también los había que apoyaban al gobierno


constitucionalista; quienes permanecían neutrales en el
conflicto y quienes de plano abandonaban el estado. Los ma-
paches se rebelaron también para defender a su patria chica
de los fuereños abusivos. Ellos procedían de las regiones más
apartadas, de las tierras fronterizas, eran rancheros, capata-
ces, vaqueros, exsoldados y rurales. Su territorio eran las fal-
das de las montañas al sur de la Sierra Madre en torno a Villa-
flores, Villa Corzo y La Concordia. El gobierno estatal no
había construido jamás ningún camino ni ferrocarril en esas
regiones y la agricultura comercial seguía siendo muy difícil.
Uno de los mapaches, Fernández Ruiz, era dueño de pro-
piedades valuadas en más de 10 mil pesos, y en Chiapas
había casi 900 hacendados cuyas propiedades sobrepasaban
esa cantidad.22 Los mapaches fueron contrarrevolucionarios
pero no representaban a todos los hacendados del estado y
por tanto no se les puede considerar como los guardianes de
la clase terrateniente.
Al principio el grupo insurgente estuvo formado por una
coalición poco sólida cuya sumisión a Fernández Ruiz era só-
lo nominal. Salvador Méndez operaba en el Valle de Custepe-
des, Virgilio Culebro y Tirso Castañón en Tonalá; Eliezer Ruiz
y todo el clan del mismo nombre en el departamento de
Chiapas; Federico y Enrique Macías en La Frailesca. Dos exofi-
ciales del ejército federal, Rosendo Márquez y Teófilo Castillo
Corzo, aunque vivían en Guatemala, cooperaban reuniendo
hombres, armas y parque. Ocasionalmente los rebeldes coor-
dinaban sus operaciones militares. La primera de esas fue un
ataque a Villaflores el 14 de diciembre de 1914. La toma del
pueblo sólo duró un día pues lo abandonaron cuando se acer-
caba una columna constitucionalista. Sin embargo, por lo
general los mapaches emboscaban a los gobiernistas y aco-
saban a sus partidarios, se apoderaban de los trenes del
ferrocarril panamericano, y hacían guerra de guerrillas.23

22
Octavio Gordillo y Ortiz, Diccionario biográfico de Chiapas, México, B. Costa-
Amic, 1977, p. 85; Serrano, Chiapas revolucionario, p. 11; Anuario estadístico Chia-
pas 1909.
23
Hernández Chávez, "La defensa de los finqueros", pp. 357-358.

179
EL CAMINO A LEVIATAN

En diciembre de 1914 Ángel María Pérez, José Domingo


Pérez y otros ganaderos de Soconusco se rebelaron contra
los constitucionalistas en Tapachula con un ejército de casi 2
mil hombres que se apoderó de dicha ciudad y de Huixtla y
profesó lealtad al gobierno de la Convención de Aguascalien-
tes. En enero, una fuerza constitucionalista del istmo contra-
atacó a los rebeldes, los dispersó a las montañas y asesinó a
los dos jefes. En marzo hubo un segundo intento de levanta-
miento cuando Francisco Pino, al mando de 80 hombres,
trató de capturar Unión Juárez pero fue rápidamente deteni-
do y empujado a Guatemala.24 Después de estos levanta-
mientos Soconusco permaneció en paz, productiva y leal al
campo constitucionalista.

La miseria

La guerra civil chiapaneca adquirió gran intensidad en 1915.


Las invasiones de los mapaches provocaban contraataques
del gobierno, ejecuciones y arrestos. Ambos bandos saquea-
ban y asesinaban en nombre de las necesidades militares y de
paso, numerosos bandidos se aprovechaban de esta si-
tuación de guerra para cometer sus fechorías.25 Conforme la
vida en las zonas rurales se volvía cada vez más peligrosa, las
familias emigraban a las ciudades, de modo que la produc-
ción agrícola declinó severamente. Los alimentos se vol-
vieron escasos y caros y el hambre hizo víctimas.26
La población indígena sufría tanto en manos de los cons-
titucionalistas como en las de los mapaches. Mateo Méndez
Tzotsek, originario de Chamula, contaba que los carrancistas
"eran terribles con los indígenas y ladinos por igual. Hacían
que las mujeres se quedaran para ser violadas mientras en-

24
Mario García, Soconusco en la historia, pp. 263-265.
25
"Memorándum —Revolución en Chiapas—, 1916", Archivo de la Secretaría
de Relaciones Exteriores, exp. 17-9-101. De aquí en adelante se citará como ASRE y
los datos para su identificación.
26
De V. Carranza al general Castro, 2 de febrero de 1915, Archivo Venustiano
Carranza, carpeta 1. De aquí en adelante se citará como AVC y los datos para su
identificación.

180
LA GUERRA CIVIL

viaban a los hombres a buscar comida para sus caballos. Ro-


baban comida, ganado, todo lo que podían de los chamu-
las". 27 Por su parte Xun Vaskis de Zinacantan recordaba que
los mapaches "robaban palma tejida, pantalones, camisas,
dinero, todo". 28 Para la mayoría de los chiapanecos, indíge-
nas o ladinos la guerra civil fue una fuerza poderosa más allá
de todo control o siquiera comprensión. Entendían eso sí, sus
efectos: hambre, violaciones, asesinatos, robos, secuestros
y miedo. Todavía en 1960 residentes de San Cristóbal de Las
Casas se referían a los años de la Revolución como los de "la
miseria .
El 3 de junio de 1915 la legislatura estatal de Oaxaca retiró
su reconocimiento al gobierno de Carranza y el general
Castro recibió órdenes de reprimir esa deserción. Castro salió
de Chiapas con dos brigadas de la División Veintiuno dejando
al general Blas Corral como gobernador militar. Corral se
quedó con una sola brigada lo que significaba suficiente fuer-
za para controlar las ciudades pero no para pacificar a todo el
estado.30 Mientras tanto, en el centro de México los constitu-
cionalistas se habían recuperado en la primavera de 1915 y ya
para el verano Pancho Villa quedaba, según palabras del ge-
neral Obregón, "derrotado como general y nulificado como
político". 31 Para octubre el gobierno de la Convención de
Aguascalientes llegó a su fin y casi al mismo tiempo el gobier-
no de los Estados Unidos reconoció de facto a Carranza.32
En 1916 los mapaches se vieron forzados a dejar su estilo
desorganizado y sin coordinación para buscar una mayor
cohesión. A principios del año el exgobernador chiapaneco
Flavio Guillen, que era agente de Pancho Villa en Guatemala,
trató de ganar el control sobre el movimiento rebelde en
Chiapas. Con ayuda del presidente de aquel país, Manuel

27
Gary Gossen, Chamulas in the World of the Sun: Time and Space in a Maya
Oral Tradition, Cambridge, Harvard University Press, 1974, pp. 271.
28
Robert M. Laughlin, Of Cabbages and Kings: Tales from Zinacantan, Was-
hington, Smithsonian Institution Press, 1977, p. 129.
29
Lowenthal, "The Élite of San Cristóbal", p. 38.
30
Márquez, El Veintiuno, p. 85.
31
Cumberland, The Constitutiona/ist Years, p. 203.
32/bid., p. 209.

181
EL CAMINO A LEVIATÁN

Estrada Cabrera, quien le proporcionó armas y parque,


nombró al comiteco Virgilio Culebro jefe de los villistas en el
estado.33 Esto hizo que Tirso Castañón, jefe de un grupo rival
en Comitán se aliara a Fernández Ruiz. En abril los dos jefes
se reunieron en Villaflores y formaron un gobierno. Castañón
fue nombrado gobernador provisional de Chiapas y Fernán-
dez Ruiz asumió el puesto más importante: general en jefe
del movimiento chiapaneco de liberación. Entre los dos em-
pujaron a Culebro al exilio en Guatemala, pero conservaron el
apoyo de Estrada Cabrera (ya sin Guillen como mediador)
y exigieron obediencia a las demás facciones rebeldes del
estado.34
Para sellar el trato, Fernández Ruiz y Castañón acompa-
ñados por los hermanos Macías y Castillo Corzo, unieron sus
fuerzas para atacar a la guarnición constitucionalista en Co-
mitán.
El asalto era la acción militar más grande que se llevaba a
cabo en lo que iba de la guerra, por parte de los dos bandos.
Comenzó a las tres de la mañana del 15 de abril de 1916 con
aproximadamente mil hombres. Las tropas del gobierno te-
nían mucho menos soldados pero se defendieron durante
cuatro horas para por fin abandonar la ciudad. Después del
triunfo, los soldados rebeldes borrachos saquearon las tien-
das de Comitán y se metieron a las casas a buscar dinero, li-
cor, comida, caballos y mujeres. Fernández Ruiz, que no
aprobaba estas acciones, trató de proteger algunas casas del
centro de la ciudad pero el resto quedó a merced de las tro-
pas de Castañón. Al día siguiente refuerzos gubernamentales
venidos de San Cristóbal obligaron a los mapaches a salir de
Comitán para alivio de los habitantes del lugar.35
En julio de 1916 la rebelión recibió nuevo impulso cuando
se levantó en armas Alberto Pineda, hijo del rebelde cristoba-
lense de 1911 Manuel Pineda. A principios de 1915 el gobier-
no había arrestado a cuatro hacendados cristobalenses, entre
ellos Pineda, por simpatizar con los rebeldes. Fueron deteni-

33
"Memorándum —Revolución en Chiapas—, 1916".
&lbid.
35 "El 15 de abril de 1916", El Paladín, Comitán, 15 de abril de 1955.

182
LA GUERRA CIVIL

dos en Tuxtla Gutiérrez y no se les liberó hasta que las fami-


lias y amigos pagaron una multa de 20 mil pesos. A principios
de 1916 fueron nuevamente encarcelados Pineda y otros
veinte señores de las tierras altas y aunque pronto se les libe-
ró, éste sintió que ya había soportado bastantes humilla-
ciones y se fue en busca del jefe mapache.36 Fernández Ruiz
le confirió el rango de coronel y junto con otros terratenientes
de esa zona formó la brigada Las Casas que operó en los
departamentos de Las Casas, Chilón, Palenque y Simojovel.37
Si se compara a los pinedistas con los mapaches de las
tierras bajas se verá que aquéllos eran más ricos, de más alto
nivel social y con mejores costumbres. Pineda entendía que
la guerra de guerrillas requería de la ayuda de los campesinos
para conseguir alimentos e información. Con todo, los dos
grupos podían considerarse como movimientos serranos
— para utilizar la terminología de Alan Knight— puesto que
eran similares a los grupos rebeldes de Pascual Orozco en
Chihuahua en 1912, de Villa entre 1913-1915 y de los hermanos
Figueroa en Guerrero en 1910-1911. Según apunta este inves-
tigador dichos movimientos "venían de regiones montañosas
remotas y representaban la reacción popular de comunidades
autónomas contra las incursiones del gobierno central". 38

Otros movimientos

En 1916 el general Blas Corral recibió órdenes de Carranza de


terminar con la rebelión en Chiapas y con los abusos del go-
bierno militar.39 Corral comprendía y con razón, que la rebe-
lión podría sostenerse por tiempo indefinido mientras el go-
bierno de Guatemala apoyara a los rebeldes y les diera asilo.
La administración de Estrada Cabrera trataba al gobierno de

36
Prudencio Moscoso Pastrana Elpinedismo en Chiapas, México, 1960, cp. 55-
59.
&lbid., pp. 59-62.
38
Alan Knight, "Peasant and Caudillo ¡n Revolutionary México, 1910-1917", en
D.A. Brading, ed.. Caudillo and Peasant in the Mexican Revolution, Cambridge,
Cambridge University Press, 1980, p. 27.
39
"Plan de campaña contra los rebeldes de Chiapas, 1916", ASRE, 17-6-10/11.

183
EL CAMINO A LEVIATAN

México como enemigo natural.40 En 1916 Guatemala propor-


cionó a algunas facciones de los mapaches más de 250 rifles
y 140 mil granadas. En represalia, Corral entregó armas y di-
nero a los revolucionarios guatemaltecos que operaban cerca
de Huehuetenango, aunque éstos tuvieron poco éxito.41
A pesar de las negociaciones secretas de 1916 y 1917 en-
tre los gobiernos de ambos países, no se llegó a ningún
acuerdo y cada lado se siguió inmiscuyendo en los asuntos
internos del otro. 42
En 1918 el general Salvador Alvarado, que entonces ope-
raba en Chiapas, capturó los archivos de Fernández Ruiz y de
Héctor Macías. Para su sorpresa, se enteró de que el jefe ma-
pache se negaba a recibir parque del gobierno guatemalteco
y que casi todo el que utilizaban sus grupos había sido
comprado o robado a las tropas del gobierno.43
Mientras tanto Félix Díaz, el rico sobrino de don Porfirio,
iniciaba en Veracruz, en febrero de 1916, una nueva rebelión
para derrocar a Carranza. El movimiento felicista no fue rival
para el ejército del gobierno quien lo empujó a Oaxaca y por
fin hasta Chiapas en el mes de noviembre. De los tres mil
hombres que Díaz había reunido en Veracruz, menos de cien
consiguieron huir a Chiapas, la mayoría de ellos sin armas y a
pie.44 El general Díaz creía que Chiapas sería tierra fértil para
su movimiento, pero antes aún de que pudiera unirse a los re-
beldes chiapanecos sufrió una terrible derrota en Pueblo
Nuevo que redujo a los felicistas a una lamentable banda de
refugiados. Díaz se reunió con Fernández Ruiz y con Pineda
invitando a los dos a sumarse a su revolución. El primero lo
recibió con cordialidad y le dio ayuda material a él y a su gen-
te, pero rechazó cualquier propuesta de alianza con el argu-
mento de que sólo peleaba en defensa de su estado natal.

40
Del Cónsul General, ciudad de Guatemala, al Departamento de Estado, 21 de
septiembre de 1920, NA, RG 84, Correspondence. También véase: Douglas W .
Richmond, "The First Chief and Revolutionary México: The Presidency of Venustia-
no Carranza, 1915-1920", discurso, University of Washington, 1976, p. 327.
41
"Memorándum —Revolución en Chiapas—, 1916".
42
Richmond, "The Presidency of Venustiano Carranza", p. 327.
43
De Alvarado a Carranza, 24 de abril de 1918, AVC, Telegramas, 2.
44
Luis Liceaga, Félix Díaz, México, Editorial Jus, 1958, p. 394.

184
LA GUERRA CIVIL

Con la protección de los mapaches, Díaz pasó a Guatemala y


de ahí se fue a Nueva York.45
El segundo en el mando del grupo de Díaz, Juan Andreu
Almazán, daría años después su visión candida de los ma-
paches según la cual, aunque sus jefes eran terratenientes de
calidad

desgraciadamente y debido quizá a la inmoralidad de


los principales dirigentes, el movimiento revoluciona-
rio había degenerado en la peor conducta criminal en
toda la historia de la guerra civil en México... Los ma-
paches no atacaban al enemigo que llevaba carabi-
nas, no, señor, sino que como cabras locas salidas del
infierno atacaban a mujeres sin ninguna deferencia
por su edad, posición social o salud.46

En 1916 otro grupo rebelde se sumó a los ya existentes en


Chiapas. En abril Emiliano Zapata, caudillo de los revolu-
cionarios agraristas del estado de Morelos, nombró a Rafael
Cal y Mayor jefe de las operaciones militares en Chiapas, Ta-
basco, Campeche y Yucatán. Cal y Mayor era descendiente
de una de las familias terratenientes más distinguidas del de-
partamento de Tuxtla y había sido estudiante de leyes en la
ciudad de México antes de unirse a Zapata. El zapatista
chiapaneco marcó como su territorio la frontera entre
Chiapas y Veracruz en el departamento de Mezcalapa y du-
rante los siguientes tres años impuso el terror en esa zona.
Debido al tamaño de su grupo, Cal y Mayor no significó más
que irritación para el gobierno en Tuxtla Gutiérrez, pero para
los habitantes en el noroeste de Chiapas fue el asesino más
brutal y despiadado de la Revolución.47

45
"Memorias del General Juan Andreu Almazán", El Universal, 25 y 28 de mayo
de 1958.
*>lbid., 31 de mayo de 1958.
47
"Copia del Informe Rendido por el C. General de Brigada Rafael Cal y Mayor al
General en Jefe de la Revolución Emiliano Zapata, año de 1917", Rare Manuscript
Collection, Latín American Library, Tulane University.

185
EL CAMINO A LEVIATÁN

La administración revolucionaria

El gobierno de Chiapas permaneció en manos de militares no


chiapanecos desde septiembre de 1914 hasta septiembre de
1916. A lo largo de todo este periodo y hasta 1920 una admi-
nistración civil apoyada por la fuerza militar se ocupó de re-
gular "las relaciones entre los capitalistas y los trabajadores
para en el final alcanzar el equilibrio". 48
Los funcionarios militares constitucionalistas fueron, con
diversos títulos, agentes de la voluntad del ejecutivo en las
zonas rurales durante la guerra. Cuando en 1915 se abolieron
las jefaturas políticas, el general Castro creó el puesto de de-
legado ejecutivo que tenía exactamente las mismas fun-
ciones. A su vez este cargo se abolió en junio de 1915 y se le
revivió en 1917. Por otra parte había inspectores del trabajo
que eran responsables de poner en práctica la ley de obreros
para lo cual se les enviaba a cada departamento en donde se
convertían en poderosos agentes de la administración revolu-
cionaria.49 Por su parte, los hacendados trataron de continuar
con las viejas prácticas de trabajo como si nada hubiera cam-
biado. Algunos incluso llevaban dos registros, uno para las
autoridades revolucionarias —que cancelaba todas las deu-
das— y otro, la verdadera lista, que pensaban utilizar cuando
los constitucionalistas fueran expulsados del estado.50 Por
ejemplo, el delegado ejecutivo en Palenque multó a varios ha-
cendados por un total de mil 250 pesos por infracciones a
esta ley de obreros, y además, encontró que mantenían lazos
muy estrechos con funcionarios del gobierno local y con ca-
ciques indígenas que les procuraban trabajadores y les garan-
tizaban su obediencia, de modo que, para realmente poner
en práctica la ley, los delegados ejecutivos se vieron obliga-

48
Informe que'rinde al señor Ministro de Gobernación, el Gobernador Provisio-
nal del Estado, General Blas Corral, 27 de enero de 1916, AHCH, Gobernación,
1915, IV, 23.
49
/6/rf.; del visitador de Jefaturas, Comitán, al Secretario General de Gobierno,
Tuxtla Gutiérrez, 15 de diciembre de 1914, AHCH, Gobernación, 1915, IV, 13.
60
Del visitador de Jefaturas, Palenque y Chilón, al Secretario General de Gobier-
no, Tuxtla Gutiérrez, 30 de diciembre de 1914, AHCH, Gobernación, 1914, IV, 13.

186
LA GUERRA CIVIL

dos a deponer a varios presidentes municipales y secretarios.51


El gobierno militar también se propuso terminar con las prácti-
cas de baldiaje y arrendamiento. Los delegados ejecutivos reci-
bieron orden de hacer pública la prohibición de esas prácticas
así como las multas de entre 500 y mil pesos que se impon-
drían a aquellos hacendados que continuaran exigiendo traba-
jo o mercancía como pago.52
El gobierno militar distribuyó circulares y envió intérpretes
por todo el estado para asesorar a los campesinos sobre có-
mo denunciar las tierras que solicitaban se les devolvieran.53
Buen número de ellos procedieron entonces a solicitar, por
los canales administrativos, la devolución de las tierras comu-
nales que les habían sido arrebatadas durante el porfiriato
pero la mayoría simplemente se apropió de las tierras que con
todo derecho consideraban suyas.54 Quizá porque los campe-
sinos chiapanecos se daban cuenta de lo poco efectivo que
podría resultar un programa gubernamental de reforma a la
tenencia de la tierra o quizá, y esto es lo más probable, por-
que no entendían los procesos burocráticos, el hecho es que
a pesar de las insistencias del gobierno militar, entre 1915 y
1920 sólo se aprobaron seis solicitudes de transferencia de
tierrra a los indígenas por un total de 17 mil 300 hectáreas.55
En 1918 se estableció una comisión de relaciones entre el
estado y el sector del trabajo cuyo fin era resolver de la mejor
manera posible los conflictos entre obreros y patrones y se
establecieron comisiones locales de la misma en cada departa-
mento.56 Un mes después de su creación se inició una huelga
de trabajadores del café en algunas plantaciones de Soconus-
co. Los huelguistas, encabezados por el socialista michoacano

5i De la Delegación Departamental, Palenque, al Secretario General de Gobier-


no, Tuxtla Gutiérrez, 24 de abril de 1915, AHCH, Gobernación, 1915, IV, 11.
52
Informe que rinde al señor Ministro de Gobernación, 27 de enero de 1916.
^Periódico Oficial del Estado, 19 de junio de 1915; Aviso General, Delegación
de la Comisión Nacional Agraria, 27 de enero de 1916, SCh, XXX, 79.
54
Informe que rinde al señor Ministro de Gobernación, 27 de enero de 1915.
55
Resoluciones Presidenciales, AGN, CNA, libro 2, pp. 81-82, libro 6, pp. 192-
194, libro 9, 12-14, libro 10, 111-112; Richmond, "The Presidency of Venustiano Ca-
rranza", p. 72.
56
Ley del 19 de agosto de 1918, Villanueva, AHCH, Fomento, 1918, IV, 47;
Acuerdo del Gobernador, 31 de agosto de 1918, AHCH, Fomento, 1918, IV, 50.

187
EL CAMINO A LEVIATAN

Ismael Mendoza, exigían la reducción de la cuerda (según la


cual se pagaba por tarea y no por hora) además de atención
médica, eliminación de las tiendas de raya y pago en efectivo.
El gobierno de Tuxtla Gutiérrez se negó a apoyar la huelga y
ésta fue rota por los dueños.57
En ningún lado gobernaron con mano tan suave los cons-
titucionalistas como en Soconusco. En consecuencia, el de-
partamento se mantuvo tranquilo y en paz durante la Revolu-
ción. Esta situación anómala se debió a una serie de razones
diferentes que se unieron para proteger la producción del café.
En efecto, a diferencia del control que ejercía Alvarado sobre
la industria del henequén en Yucatán, las autoridades consti-
tucionalistas de Chiapas no trataron de regular la producción
o la comercialización del café. El cónsul de los Estados Unidos
en la ciudad de Guatemala escribía que el gobierno de Ca-
rranza "en esta parte de Chiapas era en extremo amistoso" a
resultas de lo cual "el negocio florece y hay una visible pros-
peridad". 68 El descontento de los trabajadores se disipó con
salarios más altos y reforma agraria, apoyo del gobierno a los
dueños y también con fuerzas policiacas particulares. Según
un observador, la competencia por los trabajadores "se va a
comer buena parte de las ganancias".59 La mayoría de las so-
licitudes de reforma a la tenencia de la tierra aprobadas por el
gobierno durante la Revolución fueron precisamente de Soco-
nusco.60 Los cultivadores con sus guardias privadas y los go-
biernos municipales, cooperaban entre sí para evitar la violen-
cia, el vandalismo y la toma de tierras,61 pero el café era de-
masiado valioso para el gobierno y para los plantadores como
para dejar que una revolución alterara el ritmo de la produc-
ción.

67
De la Peña, Chiapas económico. I, p. 377; García de León, "Lucha de clases",
p. 69.
^"Political Conditions in Chiapas, México", 18 de marzo de 1919, NA, RG 84,
Correspondence, Guatemala City.
59
Del Vicecónsul, ciudad de Guatemala, al Departamento de Estado, 18 de octu-
bre de 1919, NA, RG 84, Correspondence, Guatemala City.
60
Resoluciones Presidenciales, AGN, CNA, libro 2, pp. 81-82, libro 6, pp. 192-
194, libro 9, pp. 13-14.
61
"Political Conditions in Chiapas, México", 18 de marzo de 1919.

188
LA GUERRA CIVIL

En el resto de Chiapas, la combinación de la administra-


ción revolucionaria con la desorganización producida por la
guerra provocó un clima de revolución social entre 1914 y
1920. Con el pretexto de la guerra —y muchas veces con la
protección de los militares—, los campesinos comenzaron a
tomar control sobre sus propias vidas: dejaron de pagar ren-
ta, se apoderaron de tierras y ganado, huyeron de sus patro-
nes.62 En 1918 un grupo de contratistas para las plantaciones
de café se lamentaba de que los trabajadores tomaban los
adelantos, firmaban los contratos y luego o se iban a trabajar
con otra gente o de plano ni se presentaban.63 A su vez, los
campesinos comenzaron a presentar quejas ante las autorida-
des por condiciones de trabajo que apenas hacía poco tiem-
po habían aceptado como normales.64
Los gobiernos militares siguieron e incluso aumentaron
los esfuerzos de las administraciones anteriores que daban
prioridad a la construcción de caminos y a la educación. En
1915 se asignó la cifra sin precedentes del 50% del presu-
puesto estatal a la construcción de caminos y escuelas.65 Para
pagar por estas mejoras y financiar al mismo tiempo la
guerra, la administración de Corral aumentó los impuestos en
40% para las propiedades rurales valuadas en más de mil pe-
sos así como para el comercio y la producción de café.66
En 1916 Carranza limitó la independencia financiera de los

62
De Rafael Pascasio, Tuxtla Gutiérrez, al Secretario General de Gobierno, 6 de
febrero de 1918, AHCH, Fomento, 1918, II, 14.
63
De Juan Dardón y demás al Secretario General de Gobierno, 9 de octubre de
1918, AHCH, Fomento, IV, 50.
64
Del Secretario General de Gobierno, Tuxtla Gutiérrez, al Presidente Municipal,
San Martín Chilón, 17 de septiembre de 1918, AHCH, Fomento, 1918, II, 19; de
Juan Santos, Mazatlán, al Secretario General de Gobierno, Tuxtla Gutiérrez, 28 de
mayo de 1918, AHCH, Gobernación, 1918, XV, 158; de los vecinos de Nicapa de Pi-
chucalco al Gobernador de Chiapas, 23 de julio de 1918, AHCH, Gobernación, 1918,
XV, 158; de los vecinos de Oxchuc al Gobernador de Chiapas, 5 de julio de 1918,
AHCH, Fomento, 1918, II, 19; de los vecinos de Zinacantán al Gobernador de Chia-
pas, 7 de octubre de 1918, AHCH, Gobernación, 1918, XV, 158.
65
Véase: Thomas Benjamín y Christina Johns, "Political Regionalism and Revo-
lutionary Ideology in México: A Comparison of Chiapas and Federal Budgets, 1910-
1960", manuscrito no publicado, 1979.
66
Circular, 7 de noviembre de 1917, AHCH, Gobernación, 1917, V, 117; Periódi-
co Oficial del Estado, 22, 29 de diciembre de 1917.

189
EL CAMINO A LEVIATÁN

gobiernos estatales: disminuyó sus atribuciones en lo refe-


rente a los impuestos que podían cobrar y redujo asimismo
los impuestos federales asignados a ellos del 50 al 20%, 67 de
modo que mientras el gasto federal percápita se incrementa-
ba de 34 pesos en 1910 a 53 pesos en 1921, el de Chiapas
decrecía de 8 a sólo 5 pesos en el mismo lapso.68 La magnitud
que aicanzó la centralización se puede ilustrar con la siguien-
te tabla.69 (Véase también la tabla 9 en el apéndice.)

Año presupuesta! Presupuesto total Educación Caminos


(pesos) (pesos) (pesos)
1915 1 376 106 588 575 192 654
1916 1 860 259 856 776 227 694
1916 (revisado) 544 317 193 405 169 500
1917 670 027 128 405 67 293
1919 672 111 130 038 92 585

Carranza hizo que los gobiernos estatales fueran todavía


más dependientes del gobierno federal de lo que habían sido
hastas entonces, y eso con el fin de poder financiar sus pro-
yectos de desarrollo. El gobierno federal aumentó su control
político sobre los gobiernos estatales mediante disposiciones
que hacían o negaban concesiones y subsidios. Más aún, da-
dos los límites del presupuesto nacional y la responsabilidad
de utilizar los fondos ahí donde pudieran reportar los mayores
beneficios para la nación (o sea para la élite en la ciudad de
México) el gobierno federal tuvo que favorecer a algunas re-
giones sobre otras. En el periodo posterior a la Revolución, la
mayor parte de la inversión del gobierno federal benefició a
unos cuantos estados y desgraciadamente para Chiapas, éste
nunca había sido uno de los importantes para los políticos en
la ciudad de México, situación que la Revolución no cambió.70

67
Richmond, "The Presidency of Venustiano Carranza", pp. 233-234.
68
Benjamín y Johns, "A Comparison of Chiapas and Federal Budgets".
m
lbid.
70
James W. Wilkie, The Mexican Revolution: Federal Expenditure and Social
Change since 1910, Be'keley, University of California Press, 1970, pp. 246-256;
Pablo González Casanova, Democracy in México, Nueva York, Oxford University
Press, 1970, p. 26.

190
LA GUERRA CIVIL

Un gobierno doméstico propio


Conforme fue quedando cada vez más claro que el gobierno
militar no podría aplastar por la fuerza a la rebelión en
Chiapas, la ciudad de México ordenó poner en práctica una
nueva estrategia. En septiembre de 1916 el primer jefe
nombró gobernador interino al coronel chiapaneco Pablo
Villanueva, y trasladó al general Blas Corral al jefe de opera-
ciones militares en la región. Villanueva estableció un plan
para terminar la guerra por vía de la conciliación y la nego-
ciación. Para facilitar su ofensiva de paz, el gobernador inclu-
yó en su gabinete a varios simpatizantes de los rebeldes,
entre ellos Humberto Consuelo Ruiz, hermano de los jefes
mapaches Francisco y Fausto Ruiz, quien fue nombrado
secretario general de gobierno, el segundo puesto civil de im-
portancia en el gobierno estatal. Otro de los nombramientos
más controvertidos fue el de Rafael Macal como tesorero ge-
neral, ya que éste era un viejo amigo de los Rabasa.71 Aunque
el gobierno civil no retornó a manos chiapanecas hasta fines
de 1916, ya desde antes algunos terratenientes y comercian-
tes habían servido en las administraciones militares. Luis Es-
pinosa, César Córdova, los hermanos Vidal, Victórico Grája-
ies, Moisés E. Villers, Eduardo Castellanos y José Farrera,
para nombrar sólo a unos cuantos, se habían unido a la Divi-
sión Veintiuno a la llegada de ésta a Chiapas en 1914.72 Ade-
más el hacendado Raquel D. Cal y Mayor había desempeña-
do diversas funciones en los gobiernos de Castro y Corral.73
Pero con todo y eso, el nombramiento de Villanueva "trans-
formó el ánimo público" en Tuxtla Gutiérrez y en Tapachula y
cimentó el apoyo de la élite para el régimen constitucionalis-
ta. 74 A fines de 1916 el gobierno de Villanueva envió a ocho
delegados, todos ellos hacendados, a la Convención Consti-

71
De Villanueva a Carranza, 5 de octubre de 1916, AVC, Telegramas, 2; Serra-
no, Chiapas revolucionario, pp. 153-155.
72
López Gutiérrez, Chiapas, III, p. 261.
7
3 Provincia (mayo-junio 1949), p. 10.
74
De los tuxtlecosa Carranza, 20 de septiembre de 1916, AVC, Telegramas, 2;
de los tapachuleños a Carranza, 2 de septiembre de 1916, AVC, Telegramas, 2.

191
EL CAMINO A LEVIATÁN

tucional en Querétaro.75 A su vez los hacendados Diego Coe-


to Lara, Prudencio Pastrana y Ezequiel Burguete fueron
nombrados para la suprema corte del estado.76 El régimen
consil.urionalista en Chiapas, sobre todo después de 1916,
contó con el apoyo y la participación activa de muchos de los
nombres más respetables de la sociedad chiapaneca.77 Por
eso la guerra que siguió en 1914 no era una lucha de clases si-
no que la Revolución se convirtió en un conflicto entre la pro-
pia élite, es decir, entre un segmento de ella que se había in-
tegrado al movimiento constitucionalista y que cooperaba
con él y otro que rechazaba cualquier intromisión o cambio.
La Revolución se volvió una guerra civil entre quienes estable-
cieron compromisos con la presencia del Estado nacional en
la región, pero que también tuvieron la capacidad de utilizar
dicha presencia para sus propios fines, y aquellos que de pla-
no no la aceptaban.
Las primeras medidas que tomó Villanueva fueron para
terminar con los abusos que cometían los militares e iniciar
negociaciones con los mapaches.78 Sin embargo, Fernández
Ruiz que tenía ya una posición militar bastante sólida exigía
ante todo la salida de todas las tropas carrancistas y la elec-
ción de un gobierno civil compuesto por puros chiapanecos,
condiciones que Villanueva no podía aceptar. Pero antes si-
quiera del fin del armisticio Tirso Castañón atacó San Cristó-
bal y todas las negociaciones se detuvieron. El gobernador
ordenó entonces al general Corral que iniciara las opera-
ciones militares, por lo cual Consuelo Ruiz renunció a su pues-
to en el gobierno y la política de negociación quedó en
ruinas.79

75
La delegación chiapaneca estaba formada por: Propietarios: Enrique Suárez,
Enrique D. Cruz, Cristóbal L. Castillo, J . Amilcar Vidal y Daniel Zepeda; Suplentes:
Francisco Rincón, Lisandro López, Amadeo Ruiz y Daniel Robles. Véase: Diario de
los Debates del Congreso Constituyente 1916-1917, México, Instituto Nacional de
Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, 1960, II, p. 90.
76
De Villanueva a Carranza, 28 de octubre de 1916, AVC, Telegramas, 2.
77
De Villanueva a Carranza, 10 de febrero de 1917, AVC, Telegramas, 2.
78
De Villanueva a Carranza, 23 de septiembre de 1916, AVC, Telegramas, 2.
79
De Villanueva a Carranza, 7 de noviembre de 1916, AVC, Telegramas, 2;
Serrano, Chiapas revolucionario, p. 65.

192
LA GUERRA CIVIL

Guerra y más guerra


El año de 1917 fue el más activo para los mapaches y el de
más triunfos de toda la Revolución. El número de rebeldes ba-
jo el mando de Fernández Ruiz y los demás comandantes su-
bordinados a él alcanzó alrededor de dos mil gentes, lo cual
sobrepasa el número de tropas del gobierno en Chiapas.80 To-
do viaje entre dos ciudades importantes debía organizarse en
convoyes acompañados por escolta militar. Por ejemplo, a
principios de 1917 uno de ésos, transitaba entre Tonalá y
Tuxtla Gutiérrez llevando 83 carretas jaladas por bueyes con
una guardia de treinta soldados a caballo.81 El servicio de tren
Tehuantepec y Tapachula sólo se hacía durante el día y con
fuerte resguardo, a pesar de lo cual los trenes eran descarrila-
dos o asaltados.82
Para el mes de junio, Fernández Ruiz se sintió lo suficien-
temente fuerte como para asestar el golpe final, de modo
que colocó desviaciones a lo largo del ferrocarril panamerica-
no y en las tierras altas y la madrugada del 5 de junio envió a
Tuxtla Gutiérrez una fuerza de 500 hombres bajo el mando
conjunto de los coroneles Fausto Ruiz y Wulfrano Aguilar. El
ataque había sido bien planeado ya que la capital del estado
estaba defendida por menos de 60 soldados debido a que el
general Corral andaba con más de mil hombres buscando a
los mapaches en el Valle de Frailesca. Así que pronto los re-
beldes se apoderaron de la ciudad (aunque no de la guarni-
ción militar) y comenzaron a saquear comercios y casas ade-
más de que quemaron el palacio municipal. (El coronel
Aguilar fue dado de baja por Fernández Ruiz como respon-
sable de la destrucción del palacio.) Como los mapaches es-
taban más interesados en la rapiña que en la defensa, pronto
los refuerzos constitucionaiistas llegados de las poblaciones
cercanas pudieron recuperar la capital. Fernández Ruiz orde-

80
Declaración de Ángel Primo, NA, RG 76, 22, 561.
81
Declaración de William J. McGavock, Investigation of Mexican Affairs, I, p.
868.
82
Del Cónsul, Salina Cruz, al Secretario de Estado, 26 de febrero de 1917, NA,
RG 59, Microcopy 274, 812.00/20571.

193
EL CAMINO A LEVIATÁN

nó entonces un segundo asalto sobre Tuxtla el 29 de julio, en


esta ocasión bajo el mando de Tirso Castañón, y de nuevo to-
maron rápidamente la ciudad y la conservaron durante 22
horas, pero no pudieron cerrar el camino que venía de Ocozo-
coautla por donde llegaron los refuerzos. Y es que los ma-
paches no contaban ni con jefes ni con disciplina que les per-
mitiera pelear una guerra defensiva o conservar una ciudad
por mucho tiempo, pues de hecho eran sólo aventureros.83
El año de 1917 fue testigo también de una división en las
filas mapache entre Alberto Pineda y Tirso Castañón. Aquél
se había disgustado por lo que llamaba "la conducta vandáli-
ca" de éste, y sobre todo, por el trato que daba a los comite-
cos, M pues consideraba que esto dañaba la causa común. A
su vez Castañón sentía celos del prestigio y autoridad de Pine-
da en las tierras altas del centro. La enemistad se tradujo en
enfrentamientos armados entre los dos bandos rebeldes has-
ta que en marzo de 1918 Fernández Ruiz tomó partido por Pi-
neda y expulsó a Castañón quien huyó a Guatemala.85
Derrotado en las tierras bajas, Fernández decidió lanzar
una ofensiva en las tierras altas para enero de 1918. A ella en-
vió a cuatro de sus propios regimientos bajo el mando de Pi-
neda a quien ascendió al rango de brigadier general.86 Así fue
como con mil soldados cristobalenses Pineda salió de su base
en Ocosingo y durante los dos siguientes meses tomó Simo-
jovel. Palenque, Salto del Agua, Sivaca, Capainala y Pichu-
calco, en una victoriosa campaña que sin embargo fue frena-
da de manera abrupta por Salvador Alvarado.87
En efecto el fracaso para terminar con la guerra en Chia-
pas obligó en 1918 al presidente Carranza a enviar al estado a
uno de sus más respetados generales, Salvador Alvarado,
quien se encontraba en Yucatán. Alvarado llegó a fines de
marzo con más de 4 mil soldados y lo primero que hizo fue
formar una comisión de ciudadanos en Tuxtla Gutiérrez que

83
Chiapas Nuevo, 7 de junio de 1917; Serrano, Chiapas revolucionario, pp. 110-
111.
^Moscoso Pastrana, Elpinedismo, p. 113.
8S
/bid., pp. 91-101; Serrano, Chiapas revolucionario, p. 113.
86
Serrano, Chiapas revolucionario, p. 119.
& El Tribuno, 15 de abril de 1918.

194
LA GUERRA CIVIL

deberían negociar algún acuerdo político con los mapaches.


Así dieron inicio las negociaciones en una aislada hacienda
del departamento de Chiapa, pero durante una de las se-
siones, una columna de tropas gubernamentales al mando de
Carlos Vidal rodeó a los negociadores y mató a varios de ellos
(de los dos bandos) si bien los principales jefes rebeldes pu-
dieron escapar. Se trataba de la misma táctica que emplea-
rían los constitucionalistas para asesinar en abril de 1919 a
Emiliano Zapata.88 Alvarado decidió entonces lanzarse a la
guerra total.
El 20 de marzo, siguiendo el ejemplo de la armada españo-
la en Cuba y del ejército de los Estados Unidos en Filipinas, el
general Alvarado ordenó un programa de reconcentración de
la población. Los departamentos de Tonalá, Tuxtla, Chiapa y
La Libertad fueron declarados zonas rebeldes, de modo que
se exigió a todos sus habitantes irse a vivir a las ciudades
controladas por el gobierno o de lo contrario, a partir del 31
de mayo de 1918 se les consideraría rebeldes y se les trataría
en consecuencia.89
El programa de reconcentración tuvo como resultado
— más que ninguna otra de las acciones que se emprendieron
durante la Revolución— la destrucción de la economía de
Chiapas y provocó una verdadera hambruna en el estado. El
cónsul norteamericano en Salina Cruz consideraba junto con
otros observadores de la época, que ese programa había ser-
vido para:

llenar las bolsas de los generales del gobierno y de


sus lugartenientes que compraban el ganado y otras
propiedades de la población reconcentrada a precios
muy bajos, además de que predispusieron a la gente
en contra del gobierno.90

88
Serrano, Chiapas revolucionario, p. 120; López Gutiérrez, Chiapas, III, p. 202;
El Patria Chica, 1 de marzo de 1918.
89
Mensaje del General Salvador Alvarado al pueblo de Chiapas, 20 de marzo de
1918, AHCH, Gobernación, 1918, I, 14. Véase también, Chiapas Nuevo, 31 de marzo
de 1918.
90
"Military Activities", del Cónsul, Salina Cruz, al Departamento de Estado, 25
de julio de 1918, NA, RG 84, Correspondence, Salina Cruz, vol. 61.

195
t"L CAMINO A LEVIATÁN

Más que nunca, en 1918 mucha gente abandonó el esta-


do o se alió a la rebelión, sobre todo los pequeños propieta-
rios que preferían eso a recibir un tiro en el campo o a morir
de hambre en las ciudades.91 Por su parte el gobernador Villa-
nueva no estaba de acuerdo con esta manera de conseguir el
triunfo a cualquier precio por lo cual trabajó en contra de Al-
varado.92 Así que cuando campesinos rancheros o hacenda-
dos le solicitaban permiso para no reconcentrarse, el gober-
nador se los concedía.93
Enfrentado a una agresiva campaña de casi 5 mil constitu-
cionalistas Fernández Ruiz trató de evitar la batalla con Alva-
rado cuyos lugartenientes —los generales Blas Corral y
Carlos Vidal— se dividieron entre ellos el estado, el primero
para perseguir a Pineda, y el segundo a Fernández Ruiz. En el
mes de abril Corral atacó la base pinedista en Ococingo con
mil 500 soldados. Pineda sólo contaba con 300 hombres, pe-
ro resistió durante 14 días al cabo de los cuales el propio Al-
varado, al mando de una columna adicional con 500 soldados
y 500 indígenas atacó la base y lo obligó a huir durante la
noche.94 Corral siguió persiguiendo a los pinedistas obligán-
dolos a dispersarse en pequeños grupos y huir hacia Tabasco
o Guatemala. Así pudo capturar Simojovel y Pichucalco aun-
que en octubre Pineda pudo ocupar por poco tiempo San
Cristóbal.95
Alvarado regresó a la ciudad de México en el otoño de 1918
para informar al presidente Carranza, con bastante exageración,
que había aplastado la rebelión, y en una entrevista con
los periódicos afirmó que tres cuartas partes del estado de

91
"Informe constitucional del C. Presidente Municipal de Mapastepec, Chiapas,
año de 1918", A H C H , Gobernación, 1918, II, 14; El Obrero, Comitán, 10 de septiem-
bre de 1919.
92
De Villanueva a Alvarado, 7 de mayo de Í918, AHCH, Fomento, 1918, II, 14.
93
Del Secretario General de Gobierno, Tuxtla Gutiérrez, al Jefe del Destacamen-
to, Acala, 15 de septiembre de 1918, AHCH, Gobernación, 1918, V, 42; Decreto del
4 de junio de 1918, A H C H , Gobernación, 1918, V, 42.
94
De Alvarado a Carranza, 28 de abril de 1918, AVC, Telegramas, 2; de Alvarado
a Carranza, 6 de mayo de 1918, AVC, Telegramas, 2.
95
"Rebel Activities in Chiapas, July 22-September 30, 1918", 7 de noviembre de
1918, NA, RG 165, 10640-1484 (19); "Rebel Activities in Chiapas, October and No-
vember 1918", 19 de marzo de 1919, NA, RG 165, 10640-1484 (32).

196
LA GUERRA CIVIL

Chiapas habían sido pacificadas.96 Casi a fines del año el ge-


neral volvió al estado para terminar la operación de limpieza
aunque ya para entonces buena parte de sus fuerzas habían
sido transferidas a otras partes del país. Fernández Ruiz de-
mostró la precaria pacificación de Alvarado cuando tendió
una emboscada al famoso general cerca de La Concordia, de
la que aquél escapó con dificultad para huir a Tuxtla Gutiérrez
y ahí regresar a la ciudad de México, en donde tapó su derrota
con declaraciones de victoria para después nunca más volver
a Chiapas.97 Y así siguió la situación, estancada y empantana-
da. El gobierno no podía pacificar las zonas rurales y los re-
beldes no podían conservar las ciudades.
Aunque Alvarado salió del estado, derrotado, casi consi-
guió quebrar la columna vertebral de la rebelión, pues por las
enormes privaciones a que los había sometido la agresiva
campaña del gobierno, los mapaches habían quedado reduci-
dos para fines de 1918 a menos de 600 hombres y estaban ca-
si sin armas ni parque. Para colmo de males, durante el año
de 1919 el estado padeció una epidemia de gripe (influenza) y
un brote de malaria que devastaron a las filas mapaches. La
situación llegó a tal punto, que en el mes de octubre uno de
los hermanos Macías se presentó en la legación mexicana en
Guatemala para solicitar al embajador que fungiera como me-
diador para negociar lo mejor posible la paz entre las dos par-
tes en lucha. Todo parecía indicar que Fernández Ruiz estaba
dispuesto a llegar a un acuerdo, de modo que la embajada así
lo hizo saber al general Alvarado quien se negó a discutir nin-
gún acuerdo y exigió la rendición sin condiciones. Poco des-
pués, la embajada enviaba un informe a la capital según el
cual, debido a la desmoralización de los mapaches y a la falta
de armas y de hombres, bastaría con una fuerza de mil 500
elementos al mando de cualquier general, que no tenía que
ser Alvarado, para terminar con la rebelión, pero el gobierno
de Carranza no escuchó el consejo.98

96
Ibid. También véase: de Alvarado a Carranza, 8 de octubre de 1918, AVC, Te-
legramas, 2; de Alvarado a Carranza, 12 de noviembre de 1918, AVC, Telegramas, 2.
97
Serrano, Chiapas revolucionario, p. 133.
98
De Legación de México en Guatemala a la Secretaría de Relaciones Exteriores,
31 de octubre de 1918, ASRE, 17-78-28, 23; de George Braun, Tuxtla Gutiérrez, al

197
EL CAMINO A LEVIATAN

Desde el punto de vista militar, el año de 1919 fue relativa-


mente tranquilo. La única acción militar importante tuvo lugar
casi a fin de año cuando en noviembre y diciembre Fernández
Ruiz derrotó a dos diferentes columnas constitucionalistas
cerca de Villaflores, la capital rebelde." Con todo, el conflic-
to más álgido de ese año tuvo lugar en el campo político
dentro de las propias filas constitucionalistas.

Las batallas políticas


En 1918 el presidente Carranza dejó saber que Chiapas
volvería a un gobierno civil y que en mayo de 1920 se llevarían
a cabo elecciones para gobernador. A partir de entonces, el
estado dedicó su atención a las campañas políticas en lugar
de a las militares. Inmediatamente se formaron dos bandos
políticos rivales en Tuxtla Gutiérrez, uno en apoyo a Pablo
Villanueva y el otro a Carlos Vidal. El Partido Liberal Chapa-
neco pro Villanueva estaba formado por empleados del go-
bierno estatal, amigos personales del candidato e importantes
tuxtlecos, y el Club Liberal Joaquín Miguel Gutiérrez, que reu-
nía a los partidarios de Vidal estaba formado por sus compa-
ñeros oficiales. Los dos partidos políticos opositores no eran
desconocidos en Chiapas. Detrás de Villanueva estaban los
rabasistas Ramón Rabasa, Raquel D. Cal y Mayor, Raúl E.
Rincón y Lisandro López.100 Vidal por su parte contaba con el
apoyo del Club Antirreeleccionista de San Cristóbal cuyo diri-
gente Jesús Martínez Rojas, fue director de la campaña.101
Vidal era, más que otra cosa, el candidato de toda la opo-
sición y su programa reflejaba la diversidad de su electorado.
La plataforma de este candidato es una interesante combina-
ción del constitucionalismo (apoyo a las reformas de Carran-
za), del programa de 1911 (desarrollo económico de las

Cónsul de Estados Unidos, Salina Cruz, 17 de diciembre de 1918, NA, RG 84, Co-
rrespondence, Salina Cruz, vol. 6 1 .
99
Serrano, Chiapas revolucionario, p. 145.
100
«>/c/., p. 1 6 1 .
101
"¡Alerta, chiapanecos!", Tuxtla Gutiérrez, junio de 1919, AHCH, Carpeta
1625.

198
LA G U E R R A CIVIL

tierras altas del centro) y del programa mapache (un estado


libre y autónomo).102
Los dos candidatos hicieron campañas como si fueran
ajenos a todo. Villanueva renunció a su comisión y se presentó
como un civil que luchaba contra un gobierno de funciona-
rios militares mientras que Vidal se presentó como el fun-
cionario militar que no tenía nada que ver con sórdidos
compromisos políticos.103 En las ciudades y pueblos las fac-
ciones que competían por los cargos locales apoyaban a al-
gunos de los dos candidatos y sus decisiones se sustentaban
menos en aspectos políticos que en sus propios juicios sobre
las posibilidades de triunfo de alguno de los dos. Durante todo
el año de 1919 se hicieron preparativos para la primera batalla
que se daría en las elecciones municipales del mes de no-
viembre. La mayoría de los empleados del gobierno apoyaba
a Villanueva mientras que los oficiales del ejército hacían lo
más que podían por los candidatos vidalistas o mejor dicho,
contra los villanuevistas. Los verdaderos problemas de esta
competencia política local tenían poco o nada que ver con
cuestiones nacionales o estatales, pero servían una vez más
para separar a los de "afuera" y a los de "adentro", a un grupo
contra otro, a una parte de la ciudad contra otra.104 Sin em-
bargo, al empezar el año de 1918 en algunas regiones la políti-
ca había adquirido una nueva fisonomía como respuesta a la
politización de las zonas rurales durante la Revolución. Por
ejemplo, había aparecido la polarización de indígenas contra
ladinos, de los que no tenían tierra contra los que sí la tenían,
de los trabajadores contra los capitalistas. En síntesis, se
había iniciado en Chiapas la política de clases.105

102 El Criterio, 27 de abril, 10 de agosto de 1919.


1
°3 El Iris de Chiapas, 26 de febrero de 1920.
104
Del Club Radical Chiapaneco, Chiapa de Corzo, al Gobernador de Chiapas,
27 de diciembre de 1919, AHCH, Gobernación, 1919, VI, 18; del Club Liberal Soco-
nuscense, octubre de 1919, AHCH, Gobernación, 1919, III, 23; del Club Liberal de
Arriaga, 26 de julio de 1919, A H C H , Gobernación, 1919, III, 26.
105 r j e j U a n S a n t o s , M a z a t l á n , al S e c r e t a r i o G e n e r a l d e G o b i e r n o , T u x t l a G u t i é -
rrez, 19 d e m a y o d e 1918, A H C H , G o b e r n a c i ó n , 1918, X V , 158; d e los v e c i n o s d e
N i a p a d e P i c h u c a l c o al G o b e r n a d o r d e C h i a p a s , 2 3 d e j u l i o d e 1918, A H C H , G o b e r -
n a c i ó n , 1918, X V , 158.

199
EL CAMINO A LEVIATÁN

La evolución de la política en Motozintla, cabecera del de-


partamento de Mariscal, resultó fundamental para la transfor-
mación de toda la política en Chiapas durante los años veinte.
Pues entre 1919 y 1920 pasó de la tradicional rivalidad entre
familias a la polarización entre clases. Motozintla se en-
cuentra en un valle pequeño y alto de la Sierra Madre al norte
de la región productora de café de Soconusco. Durante
muchas décadas los pueblos indígenas de Mariscal habían
proporcionado buena parte de la fuerza de trabajo a las plan-
taciones de café. Debido a las dificultades de la geografía y a
las grandes distancias con Tapachula, los pueblos habían po-
dido permanecer libres aunque les había afectado el progra-
ma de reparto anterior a la Revolución. Esta situación bastan-
te excepcional permitió que naciera en ese lugar la primera
organización socialista de Chiapas.
En 1919 se formaron en Motozintla dos clubes políticos en
torno a dos alianzas de los clanes tradicionales que querían
participar en las próximas elecciones. El Club Liberal Marisca-
lense, dirigido por las familias Avendaño, García y Ruiz, se
organizó con el fin de conservar el control de ayuntamiento y
apoyar a Villanueva. Este era el partido en el poder y también
el de los enganchadores, es decir, los siempre presentes con-
tratistas de trabajadores. El Club Liberal Belisario Domínguez
estaba dominado por ias familias Velázquez, Pérez y Zunum
y representaba a la oposición que apoyaba a Vidal sólo por-
que los mariscalenses apoyaban a Villanueva.106
La primera ronda la ganó Villanueva de modo que sus par-
tidarios quedaron en la mayoría de las presidencias municipa-
les en las elecciones de 1919.107 No fue ninguna sorpresa que el
Club Liberal Mariscalense triunfara en Motozintla,108 pero eso
sirvió para que poco después de la elección, el Club Liberal
Belisario Domínguez sufriera una transformación radical. Bajo

106
De los vecinos de Motozintla al Presidente de la República, 24 de julio de
1919, A H C H , Gobernación, 1919, XII; de El Club Belisario Domínguez al Presidente,
1 de agosto de 1919, A H C H , Gobernación, 1919, III, 2 1 .
107
El Criterio, 28 de diciembre de 1919.
108
El Presidente Municipal de Motozintla arrestó a algunos de los líderes de El
Club Belisario Domínguez y ordenó la disolución de éste. Del Presidente Municipal a
Ismael Mendoza, 13 de diciembre de 1919, A H C H , Gobernación, 1919, V I , 20.

200
LA GUERRA CIVIL

la influencia de Raymundo Enríquez, un ingeniero agrónomo


federal que vivía en Soconusco y de Ricardo Alfonso Pa-
nlagua, originario de Motozintla, quien en 1919 había sido
representante del Partido Socialista en Michoacán, el partido
amplió sus bases hasta incluir a trabajadores indígenas y a
mujeres. En los últimos días de diciembre de 1919, el juez de
Motozintla informaba que:

durante varias noches Mendoza (jefe del Club Liberal


Belisario Domínguez) y otros han mantenido reunio-
nes secretas que incluyen a la clase indígena armada
con garrotes, machetes y armas de fuego y corren ru-
mores en el sentido de que los jefes planean llevar a
cabo un levantamiento para el día de mañana.109

En efecto, se llevaron a cabo varias reuniones durante las pri-


meras dos semanas de 1920, pero con el fin de constituir el
Partido Socialista Chiapaneco (PSC) lo que sucedió el día 13
de ese mes.110
Según el presidente municipal Avendaño, el PSC era
"una chusma de verdaderos trabajadores" con más de 200
miembros a los que caracterizaba como de un "socialismo
bolchevique muy avanzado".111 Según Paniagua, el PSC "se
fundó con el objetivo principal de procurar la mejoría de
nuestras clases proletarias".112 El programa general del parti-
do llamaba a la socialización de la tierra y de los instrumentos
de producción, a la igualdad social y a la instauración del co-
munismo en México.113 El gobierno municipal en Motozintla

109 Del Juez M i x t o , M o t o z i n t l a , al Gobernador d e Chiapas, 31 de diciembre de


1919, AHCH, Gobernación, 1919, VI, 20.
110
"Acta de constitución del Partido Socialista Chiapaneco, Motozintla, 13 de
enero de 1920", en expediente relativo al Partido Socialista Chiapaneco fundado en
Motozintla, Departamento de Mariscal, Chiapas, 1920, AHCH, Gobernación, 1920,
VI, 10.
m De Líbano Avendaño, Motozintla, al Gobernador de Chiapas, 21 de enero de
1920, AHCH, Gobernación, 1920, VI, 10.
1,2
De R.A. Paniagua al Gobernador de Chiapas, 27 de marzo de 1920, AHCH,
Gobernación, 1920, VI, 10.
113
"Bases generales del Partido Socialista Chiapaneco, enero 15, 1920", AHCH,
Gobernación, 1920, VI, 10.

201
EL CAMINO A LEVIATAN

utilizó todos los medios a su disposición para destruir el PSC:


se le negó el permiso para organizarse, las reuniones eran in-
terrumpidas por la policía y sus miembros encarcelados por
agitadores.114 Mientras Paniagua andaba organizando seccio-
nes en distintos lugares del departamento de Mariscal, el ré-
gimen constitucionalista fue derrocado en la ciudad de Méxi-
co y en Chiapas.115

El triunfo por la perseverancia

El periodo de Venustiano Carranza estaba por concluir en di-


ciembre de 1920 y según la Constitución de 1917 no podía ser
reelegido. El primero de junio de 1919 el general Alvaro Obre-
gón anunció su candidatura para la presidencia de México.
Ningún otro hombre en todo el país tenía el prestigio y la po-
pularidad de Obregón y se creía que él sería el elegido por
Carranza para sucederlo. Sin embargo, a principios de 1920,
el periódico oficioso El Demócrata lanzó la candidatura de Igna-
cio Bonillas, embajador en los Estados Unidos y hombre
prácticamente desconocido en México. Se trataba de una
extraña selección por parte de Carranza, que produjo su
caída." 6
En abril de 1920 nació un movimiento revolucionario en el
estado de Sonora (el de Obregón) bajo la jefatura del gober-
nador Adolfo de la Huerta. El conflicto se originó como una
disputa entre la federación y el estado sobre el lugar más ade-
cuado para.colocar a las unidades del ejército en el estado,
pero pronto se convirtió en una rebelión que se planteó como
objetivo evitar que Carranza pudiera imponer a un sucesor
tan impopular.
Temeroso de ser encarcelado (pues se le había ordenado
presentarse ante una corte en la ciudad de México) Obregón
se unió al movimiento y para fines de abril Carranza se tuvo

114
Véase: expediente relativo al PSC.
115
Del Juez Mixto Trinidad Marín, Motozintla, al Gobernador de Chiapas, 22 de
abril de 1920, AHCH, Gobernación, 1920, VI, 10.
116
Cumberland, The Const/tutiona/ist Years, pp. 401-405.

202
LA GUERRA CIVIL

que enfrentar a una revuelta muy seria. La mayor parte del


ejército siguió a Obregón y se unió al movimiento de Agua
Prieta, nombre con el que se le conoció por el lugar en el que
había sido proclamada la rebelión. Igual que lo había hecho
en 1914, Carranza abandonó la ciudad de México y huyó a
Veracruz, pero antes que el tren llegara a ese puerto fue ata-
cado y el presidente tuvo que escapar a caballo hasta Puebla.
La noche del 20 de mayo sus perseguidores encontraron a la
comitiva presidencial y asesinaron al primer jefe de la Revolu-
ción constitucionalista.117
La repercusión que esos hechos tuvieron en Chiapas, lo
mismo que en casi todos los estados fue enorme. En marzo,
el gobernador interino general Alejo González (Villanueva
había renunciado en 1919 para poder presentarse como can-
didato a gobernador) se unió con Fernández Ruiz y ambos
decidieron suspender las hostilidades hasta mediados de
abril. En las negociaciones de paz que siguieron, el caudillo
mapache abandonó su demanda de la salida inmediata del es-
tado de las fuerzas federales con la condición de que el gobier-
no incorpora a sus fuerzas al ejército federal. Además, trató
de conseguir una suspensión temporal de los impuestos a la
propiedad rural con el fin de iniciar la reconstrucción, el
compromiso del gobierno federal para la construcción de un
ferrocarril hacia el interior del estado, la división de las tierras
nacionales para beneficio de "la clase proletaria" y la elección
de un gobierno chiapaneco." 8
Para abril la cuestión de la negociación había perdido impor-
tancia pues el gobierno constitucionalista de Alejo González
comenzó a derrumbarse. A principios del mes, Albino Lacun-
za, comandante de la guarnición del gobierno en Villaflores
secundó el movimiento de Agua Prieta uniéndose así a los
mapaches. Fernández Ruiz se declaró primer jefe del movi-
miento en Chiapas. El primero de mayo la guarnición de
Chiapa de Corzo con 150 hombres se declaró leal a Obregón y

117
Jan Bazant, A Concise History of México from Hidalgo to Cárdenas, 1805-
1940, Cambridge, Cambridge University Press, 1977, pp. 153-155.
118
"Bases para la pacificación del Estado", citado por completó en Serrano,
Chiapas revolucionario, p. 189.

203
EL CAMINO A LEVIATAN

a Fernández Ruiz. Cinco días más tarde el candidato a gober-


nador Carlos Vidal se pasó al movimiento de Agua Prieta y la
mayor parte del ejército siguió su ejemplo.119 El 18 de mayo el
general González abandonó Tuxtla Gutiérrez al mando de mil
hombres y trató sin éxito de unirse a Carranza en Veracruz.120
Fernández Ruiz ocupó la capital estatal cuatro días después.
La perseverancia había ganado la guerra; por fin los ma-
paches eran dueños de Chiapas.121
Con su adhesión al movimiento de Agua Prieta desde sus
primeras etapas, Fernández Ruiz se ganó la buena voluntad
de las nuevas autoridades en la ciudad de México. A princi-
pios de junio el presidente interino Adolfo de la Huerta
nombró a Francisco Ruiz, que era uno de los lugartenientes
de Fernández Ruiz, gobernador interino de Chiapas, mientras
que éste recibía el nombramiento de jefe de operaciones mili-
tares en el estado y el presidente confirmaba su grado de ge-
neral de división. Por su parte, el ejército mapache se incor-
poró al ejército federal. En julio, Carlos Vidal, Francisco Ruiz,
Héctor Macías y Alberto Pineda respaldaron a Tiburcio Fer-
nández Ruiz para gobernador constitucional del estado
quien, sin oposición alguna, ganó la elección de noviembre y
asumió el cargo el primero de diciembre de 1920.122
También otro grupo ganó poder político a fines de 1920.
La caída del gobierno constitucionalista había tenido conse-
cuencias locales y en todo el estado. En algunos lugares los
grupos vidalistas se unieron al movimiento de Agua Prieta y
con ayuda militar lograron derrocar a los gobiernos locales.
Eso sucedió en Motozintla donde Ricardo Alfonso Paniagua
inscribió a los miembros del Partido Socialista Chiapaneco en
el colegio electoral de Mariscal que en noviembre eligió a un

119
" D e F/icto Government in District", del Cónsul de Estados Unidos, Salina
Cruz, al Departamento de Estado, 22 de mayo de 1920, NA, RG 84, Corresponden-
ce, Salina Cruz, vol. 78.
™Excélsior, 26 de mayo de 1920.
' 2 1 Ibid.
^22EI Universal, 7 y 24 de julio de 1920; "Public Order in Chiapas State", del
Cónsul de Estados Unidos, Salina Cruz, al Departamento de Estado, 10 de septiem-
bre de 1920, NA, RG 84, Correspondence, Salina Cruz, vol. 78.

204
LA GUERRA CIVIL

gobierno municipal socialista.123 Así quedaba listo el escena-


río para las batallas políticas de la década de los veinte.

Conclusiones

El triunfo de los mapaches fue algo excepcional en la Revolu-


ción mexicana pues solamente en Chiapas pudo llegar al poder
un movimiento genuinamente contrarrevolucionario. Pero de
todos modos, esta victoria no regresó el calendario hasta
1910, pues el estado que ellos lucharon por salvar se había
perdido de manera irrevocable. Como resultado de cinco
años de administración reformista y de guerra civil, la
mayoría de la población que hasta entonces estuvo excluida
de la participación política se había politizado. Quedaba claro
que si las masas podían ser movilizadas por un partido
político para luchar por sus intereses de clase, podían consti-
tuir una poderosa fuerza política. La política de las élites deja-
ba su lugar a la política de masas.
El Estado mexicano se desintegró durante los diez años
que duró la Revolución. Ningún gobierno entre 1910 y 1920
pudo establecer un grado de control como el que había teni-
do Porfirio Díaz. Y fue debido a esta situación que los ele-
mentos marginales de la población, los que no tenían poder,
los descontentos, tuvieron oportunidad de actuar en favor de
sus intereses: se apoderaron de tierras, se negaron a pagar
renta, organizaron huelgas, derrocaron a gobiernos locales y
comenzaron a tomar control sobre sus propias vidas.
De este periodo de disolución y como respuesta a la politi-
zación de la población, nació un Estado nacional aún más
fuerte y cuyo papel en la vida de la nación aumentó. Dicho
Estado asumió desde entonces la responsabilidad de regular
lo que el general Blas Corral llamaba "las relaciones entre los
capitalistas y los obreros" y esto, junto con el programa porfiris-
ta de desarrollo económico quiso decir una modernización

123
Del Presidente del Colegio Electoral, R.A. Paniagua, al Gobernador de Chia-
pas, 16 de diciembre de 1920, AHCH, Gobernación, 1921, XVIII, 458.

205
EL CAMINO A LEVIATAN

equilibrada para México. Además, de la Revolución surgió


también un Estado más centralizado, pues la Constitución de
1917 lo establecía como el principal promotor del bienestar
públiro y convertía al cargo de jefe del ejecutivo en el más im-
portante, sin obstáculo alguno que se le opusiera. Eso es lo
que quiso decir Lorenzo Meyer cuando escribió que "la Re-
volución no fue la negación del pasado político sino más bien
el impresionante salto adelante en la modernización del Esta-
do autoritario mexicano".124

124
Lorenzo Meyer, "Historical Roots of the Authoritarian State in México", en
José Luis Reyna y Richard S. Weinert, eds., Authoritarianism in México, Philadel-
phia, Institute for the Study of Human Issues, 1977, p. 19.

206
Tercera parte
1920-1947
CAPÍTULO

7
En defensa de los
intereses de clase
La fase proletaria de la Revolución empieza en
1920.

Lázaro Cárdenas'

L a Revolución inició la politización de las clases


trabajadoras rurales en Chiapas. El conocimiento y
preocupación por las cuestiones políticas de parte de los
campesinos chiapanecos sólo surgió después de que se
suavizó el poder absoluto que tenían los hacendados, caci-
ques y jefes políticos sobre las relaciones de producción. La
movilización de esta clase no estuvo dirigida desde arriba co-
mo sucedió en Michoacán y Yucatán, donde los gobiernos
estatales formaron ligas de defensa agraria hacia 1916.1 En
Chiapas las organizaciones de los trabajadores, líderes agra-
rios y activistas políticos radicales pudieron tener acceso a los
campesinos sólo después de diez años de desórdenes políti-

* Cárdenas, citado en Osorio Marbán, El partido de la Revolución Mexicana, I,


p. 247.
1
Manuel Diego Hernández, "Aproximación al estudio del movimiento obrero-
campesino en Michoacán, 1910-1920", en Boletín del Centro de Estudios de la Re-
volución Mexicana "Lázaro Cárdenas" 2 (abril 1980), p. 26; Gilbert Joseph, "Revo-
lution from Without: The Mexican Revolution in Yucatán, 1915-1924", discurso,
Yale University, 1978, p. 156.

209
EL CAMINO A LEVIATAN

eos y entonces comenzaron a organizados "en defensa de los


intereses de clase".2 La Revolución creó las condiciones nece-
sarias para una reorganización social radical pero la lucha pa-
ra conseguirla no comenzó sino hasta 1920.
Entre 1920 y 1924 la administración mapache se preocupó
ante todo por el bienestar de la clase terrateniente en general
y de los amigos de la rebelión anticonstitucionalista en parti-
cular. Por esa razón se formó la alianza de constitucionalis-
tas, socialistas, gremios de trabajadores y comités agrarios
para oponerse al gobierno mapache. Esta alianza canalizó el
descontento popular en el estado hacia la derrota del gobier-
no mapache y a establecimiento en 1925 de un gobierno de
reforma. Pero antes de que este último tuviera tiempo para
consolidar e institucionalizar su poder en el estado, fue a su
vez derrocado por el gobierno federal como primera víctima
de la represión de una rebelión a nivel nacional. Aún así,
entre 1920 y 1927 tuvo lugar una revolución tan profunda co-
mo la de 1910-1920 pues una parte de la clase trabajadora
chiapaneca que hasta entonces no había tenido ningún po-
der, empezó a organizar partidos políticos, sindicatos y co-
munidades agrarias con gobiernos autónomos, con lo cual
nació en el estado un nuevo y poderoso electorado político
del cual a su vez nacerían las exigencias para un Estado na-
cional más fuerte y más activo.

Consecuencias de la guerra civil

En casi todos los distritos y municipios de Chiapas habían


quedado evidencias de la dañina guerra civil. Ángel Primo,
capataz en una hacienda de Mapastepec escribió en 1920 que
"todos los ranchos y plantaciones vecinas han desaparecido
por culpa de ía pasada Revolución". 3 En 1921 el goberna-
dor Tiburcio Fernández Ruiz informaba al presidente Alvaro

2
De R.A. Paniagua, Motozintlá, al Presidente Municipal San Pedro, Mariscal, 9
de diciembre de 1920, AHCH, Fomento, 1921, V, 133.
3
Demanda de St. Paul Tropical Development Company, NA, RG 76, doc. 561.

210
EN DEFENSA DE LOS INTERESES DE CLASE

Obregón que las líneas de teléfono y telégrafo así como los


caminos habían quedado "completamente destruidos y
abandonados durante el periodo de la lucha". 4 La mitad de
las casas en Ocosingo un pueblo de 3 mil habitantes, estaban
derruidas.5 La carretera panamericana, una de las principales
arterias económicas había quedado en pésimas condiciones.6
Serían necesarios muchos años para la recuperación material
y económica.
La estructura económica del estado había sufrido impor-
tantes cambios en los últimos diez años. La población había
disminuido de 438 mil 843 en 1910 a 421 mil 744 en 1921.7
(Véase la tabla 10). Chiapas había perdido un porcentaje
significativo (si bien no importante en números totales) de la
clase empresarial y propietaria del dinero, quienes habían
emigrado y abandonado sus propiedades y negocios. La colo-
nia norteamericana había desaparecido casi completamente.
Sólo los alemanes se habían quedado y habían prosperado.8
Cada vez menos campesinos vivían en las haciendas o ran-
chos mientras que el porcentaje de la población que vivía en
los pueblos independientes aumentó de 36 a 49% entre 1910
y 1921 (el número de los pueblos independientes aumentó de
310 a 606).9 La economía rural devastada y el menor control
social que ejercieron los terratenientes durante la Revolución
estimuló a los residentes de las haciendas a pedir (y obtener)
una posición política para sus comunidades o permisos para
establecer pueblos independientes. Los informes estadísticos
apoyan esta visión de que los campesinos comenzaron a re-
cuperar el control de sus vidas entre 1910 y 1920.

4
De Fernández Ruiz a Obregón, 15 de marzo de 1921, Archivo General de la Na-
ción, Fondo Obregón-Calles, exp. 816-C-14. De aquí en adelante se citará como
AGN, OC, y datos para su identificación.
5
"Descripción de los pueblos y caminos recorridos", AHCH, Fomento, 1926, 17.
6
G . W . Knoblauch, "The Railroad Situation in México", sin fecha, NA, RG 76,
file 145, Box 3, Monograph 19.
7
Departamento de la Estadística Nacional, Anuario de 1930, México, Talleres
Gráficos de la Secretaría de Agricultura y Fomento, 1932, p. 32.
8
Esto está confirmado, expediente tras expediente, en los Records of the Boun-
dary Claims Commissions, Record Group 76 de los Archivos Nacionales de Estados
Unidos.
9
Tannenbaum, 777e Mexican Agrarian fíevo/ution, p. 467.

211
EL CAMINO A LEViAFAN

Sin embargo, a pesar de los impresionantes cambios,


mucho permaneció igual. Chiapas seguía siendo predomi-
nantemente rural e indígena. El 84% de la población del esta-
do aparecía clasificada como rural en el censo de 1921, la
mayoría viviendo en comunidades de menos de cincuenta ha-
bitantes.10 Más de 40 mil chiapanecos no hablaban español si-
no alguna lengua indígena.11 La tierra seguía concentrada en
muy pocas manos: 72 hacendados eran dueños del 20% de
toda la tierra particular, concentración que sin embargo era
menor que en la mayoría de los estados del país.12 De alrede-
dor de 70 mil familias en el estado, sólo 13 mil eran dueños de
tierra y apenas poco más de mil estaban valuadas en más de 5
mil pesos.13 La mayoría de los chiapanecos aún subsistían de
trabajar para otros y recibir salario o de diversas formas de renta
de la tierra, de medianía y aún de servidumbre por deudas.14
La Revolución produjo sólo cambios mínimos en las tierras
altas del centro en lo que se refiere a la relación entre
indígenas y ladinos. Las comunidades indígenas continuaron
proporcionando mano de obra para las plantaciones de café
en Soconusco y para las monterías en Palenque y Chilón. La
servidumbre por deudas, que había sido prohibida en 1914 si-
guió siendo parte importante de la vida de los indígenas, lo
mismo que los enganchadores y las tiendas de raya.15 Tam-
bién en las tierras bajas del centro la erosión del suelo y la
contracción económica obligaban a los indígenas a rentar sus
tierras. Los hacendados les permitían limpiar y cultivar los

10
/£«/., pp. 454-455.
11
Anuario de 1930, p. 34.
12
Tannenbaum, The Mexican Agrarian Revolutíon, pp. 341, 347.
u
/bid., p. 504; Departamento de la Estadística Nacional, Anuario estadístico,
1923-1924, 2 vols., México, Talleres Gráficos de la Nación, 1926, p. 107.
14
Tannenbaum, The Mexican Agrarian Revolutíon, pp. 113-114; Tribes and
Temples: A Record of the Expedition to Middle America Conducted by the Tu/ane
University of Luisiana ín 1925, 2 vols., Nueva Orleans, Tulane University, 1927, II, p.
331.
15
De S. Castillejos al Gobernador de Chiapas, 17 de agosto de 1925, A H C H , Go-
bernación, 1925, VIII; Carlos Basuri, Tojolabales, Tzeltalesy Mayas. Breves apuntes
sobre antropología, etnografía y lingüística, México, Talleres Gráficos de la Nación,
1931, pp. 102-103, 134-135; Anónimo, "México Desconocido: Las monterías de
Chiapas", en Universidad de México I, 1931, p. 325; El Universal, 7 y 11 de enero de
1926.

212
EN DEFENSA DE LOS INTERESES DE CLASE

campos a cambio de una cantidad de maíz o frijol y de esta


manera los terratenientes podían abrir al cultivo nuevos terrenos
y obtener más producto para su consumo o para el mercado.
Este sistema permitió que por ejemplo, ambiciosos zinacan-
tecos ganaran suficiente dinero para comprar tierra en las zo-
nas altas del centro y no ir más a trabajar a las cosechas de
café e incluso contratar a otros indígenas.16 En síntesis, las
condiciones sociales y económicas cambiaron menos para
los indígenas debido a su aislamiento cultural, lingüístico y
geográfico y porque no pudieron organizarse políticamente.

La reconstrucción mapache
La administración de Tiburcio Fernández Ruiz (diciembre de
1920 a diciembre de 1924) se orientó a la recuperación econó-
mica, al aumento de la productividad y a la reconstrucción
material más que a la redistribución de la tierra o a la organi-
zación de los trabajadores rurales. Estas prioridades se
parecían bastante a las del presidente Alvaro Obregón quien
fue elegido por un periodo de cuatro años en 1920. Sólo que
éste, a diferencia de aquél, sí conocía el valor político que
podía significar un electorado de partidarios compuesto por
obreros y campesinos organizados.17
El programa de reconstrucción de Fernández Ruiz incluía
la cooperación entre el estado y la federación para el avance
de la agricultura, las comunicaciones y la educación. A princi-
pios de 1921 el gobernador escribía a Obregón que le gustaría
"introducir sistemas modernos" en la agricultura y centros de
investigación así como reconstruir la escuela industrial mi-
litar (una preparatoria técnica destruida durante la guerra
civil) y recibir un subsidio de 250 mil pesos para la construc-
ción de caminos.18 Y en efecto, ese mismo año el presidente

16
Wasserstrom, "White Fathers and Red Souls", pp. 208-213; Frank Candan,
Change and Uncertainty in a Peasant Economy: The Maya Corn Farmers of Zina-
cantan, Stanford, Stanford University Press, 1972, p. 16.
17
David C. Bailey, "Obregón: Mexico's Accommodating President", en Wolfs-
kill y Richmond, Essays on the Mexican Revolution, p. 86.
8
' D e Fernández Ruiz a Obregón, 15 de marzo de 1921, A G N , OC, 816-C-14.

213
EL CAMINO A LEVIATÁN

entregó los fondos necesarios para fundar una escuela de


agricultura, al año siguiente entregó los 20 mil pesos para recons-
truir la escuela industrial militar y en 1923 autorizó un subsidio
mensual de 15 mil pesos para la construcción de caminos.19 A
pesar de los limitados presupuestos nacionales que tuvo du-
rante todo su periodo presidencial, Obregón pudo satisfacer
buena parte de las principales peticiones del gobernador. Pe-
ro al mismo tiempo que hacía esto, no le dejaba mano libre
para gobernar el estado.
La reconstrucción mapache incluía también la reducción
impositiva, desalentar la reforma agraria y terminar con la
obligación del cumplimiento de la ley de obreros. La adminis-
tración condonó multas que se habían exigido a aquellos te-
rratenientes que no pagaron sus impuestos durante la guerra
civil y se olvidó también de los impuestos no pagados. Para
1920 y 1921 canceló impuestos sobre las propiedades rurales
en las zonas de conflicto (Tuxtla, Chiapas y La Libertad) y dio
plazo a los individuos para posponer sus pagos e incluso au-
torizó exenciones.20
En 1921, el gobierno estatal de Chiapas promulgó una ley
agraria estatal que afectaba únicamente a aquellas propieda-
des de más de 8 mil hectáreas, es decir, unas setenta. Según
esa ley, los terratenientes deberían señalar las 8 mil hectáreas
que querían conservar para después, trabajando conjunta-
mente con la Comisión Estatal para la División en Fracciones,
obligarse a vender el resto de su propiedad a compradores
voluntarios en veinte pagos anuales.21 Algunos pueblos de-
sesperados por el interminable retraso en el cumplimiento del
programa federal terminaban por comprar las tierras siguien-
do esta ley. A diferencia del programa agrario federal que se

19
De Fernández Ruiz a Obregón, 12 de mayo de 1921, AGN, OC, 816-C-14; de
Obregón al Secretario de Hacienda, 31 de noviembre de 1921, A G N , OC, 816-Ch-11;
de Obregón a Fernández Ruiz, 12 de enero de 1923, AGN, OC, 816-C-14.
20
Informe de Fernández Ruiz, 1921 y 1922; Periódico Oficial del Estado, 29 de ju-
nio de 1921. El volumen V i l , en el Ramo de Gobernación (AHCH), contiene cerca de
100 exenciones de impuesto concedidas individualmente.
21
"Agradan Law of the State (Chiapas, October 28, 1921)", NA, RG 76, File
146, Binder 15, Box 10. También véase: Periódico Oficial del Estado, 2 de noviembre
de 1921; Tannenbaum, The Mexican Agrarian Revolution, p. 483.

214
EN DEFENSA DE LOS INTERESES DE CLASE

centraba en restituir o conceder tierras a los pueblos, la le-


gislación estatal favorecía a aquellos individuos que tuvieran
suficiente capital para establecer ranchos de tamaño pe-
queño y mediano. Era un programa interesante aunque el
límite de 8 mil hectáreas fue uno de los más altos de todo
el país.22
Según el programa agrario federal, aquellos pueblos que
tuvieran un estado legal-político como ciudad, villa, pueblo,
agencia municipal o congregación, podían solicitar la restitución
de sus tierras enajenadas ¡legalmente o bien concesiones. Las
solicitudes se presentaban primero ante las comisiones loca-
les agrarias a fin de que ingenieros especializados investiga-
ran la validez de los reclamos y la verdadera necesidad de la
tierra. Una vez aprobadas por la Comisión Local Agraria y por
el gobernador, las solicitudes se turnaban para su revisión a
la Comisión Nacional Agraria pero al mismo tiempo se hacía
entrega provisional de la tierra a los solicitantes. Cuando por
fin la Comisión Nacional Agraria aprobaba las solicitudes, el
presidente firmaba los títulos de propiedad y la restitución o
concesión adquirían carácter definitivo.23
El programa agrario federal fue administrado con poco
entusiasmo en Chiapas. La Comisión Local Agraria estuvo di-
rigida por terratenientes a quienes no agradaba la ¡dea de
expropiar tierra a los hacendados,24 de modo que sólo emplea-
ron a dos ingenieros agrarios reduciendo los seis que había
durante el periodo constitucional, y según las memorias del
Departamento Nacional Agrario, la administración de Fer-
nández Ruiz sólo aprobó 9 concesiones provisionales que be-
neficiaron a poco más de mil familias (el gobierno aseguraba
haber aprobado 14 concesiones).25 En el mismo periodo de

^ T a n n e n b a u m , The Mexican Agrarian Revolution, pp. 429-450.


23
Eyler N. Simpson, The Ejido: Mexico's Way Out, Chapel Hill, The University
of North Carolina Press, 1973, p. 57.
24
Del Presidente del Partido Agrario a la Comisión Nacional Agraria, 30 de no-
viembre de 1922, Archivo "Seis de enero de 1915" de la Secretaría de la Reforma
Agraria, Cintalapa, exp. 23:589 (723.8). De aquí en adelante se citará como ASRA y
los datos para su identificación; del proletariado de la Municipalidad (sin nombre) a
Calles, 1 de enero de 1925, AGN, 0 C , 818-Ch-16; de Vidal a Calles, 28 de mayo de
1925, A G N , OC, 241-A-Ch-17.
25
Para la colección de noticias del estado de 1921 a 1925, véase: Periódico Ofi-
cial del Estado; De la Peña, Chiapas económico, II, p. 375.

215
EL CAMINO A LEVIATÁN

tiempo el gobernador de Veracruz Adalberto Tejeda impulsó


154 concesiones para beneficio de 24 mil campesinos.26 Las
interferencias judiciales (que vetaban órdenes de jueces de
distrito) contribuyeron a la lentitud con que se cumplió el
programa agrario federal en el estado.27 (Véase la tabla 11.)
El gobierno de Fernández Ruiz terminó con la vigilancia y
estímulo público a los decretos de reforma sobre relaciones
laborales y educación. La administración no empleó inspec-
tores de ningún tipo para evitar las prácticas ¡legales en el trabajo
o para exigir a los terratenientes que proporcionaran escuelas
y maestros para los hijos de los trabajadores. Los presupues-
tos para educación y reforma agraria sufrieron una disminu-
ción relativa en comparación con los años de 1914 y 1920,
cuando no se hizo nada para obligar al cumplimiento de la ley
de obreros.28
La composición política de la administración estatal era
casi por completo mapache.29 Para agregar más elementos al
descontento de Carlos Vidal y Alberto Pineda, el gobierno no
se preocupó de las necesidades económicas de las tierras al-
tas o de la planicie costera. Fernández Ruiz se interesó por la
reconstrucción de la carretera estatal (que ahora se llamaba
carretera nacional) pero abandonó los trabajos del camino
todavía inconcluso entre San Cristóbal y Salto del Agua. Las
exenciones de impuestos se concedían por lo general sólo a
hacendados de las tierras bajas, sobre todo en los departa-
mentos mapache de Chiapa y La Libertad.30
Carlos Vidal y los exconstitucionalistas no estaban con-
tentos con esta administración como tampoco lo estaban Al-
berto Pineda y sus partidarios, ni los campesinos que solicitaban
tierra o los habitantes de las ciudades y pueblos que habían
sufrido el trato ilegal y muchas veces despiadado de los ma-
26
Heather Fowler Salamini, Agrarian Radicalism in Veracruz, 1920-1938, Lin-
coln, University of Nebraska Press, 1978, p. 38.
27
Expediente de Cintalapa, 30 de noviembre de 1922, ASRA, 23:589 (723.8); Ex-
pediente de Huixtla, 3 de mayo de 1923, ASRA, 23:590 (723.8).
28
Benjamín y Johns, " A Comparison of Chiapas and Federal Budgets".
29
López Gutiérrez, Chiapas, III, p. 269.
30
De Pineda a Obregón, 10 de marzo de 1922, AGN, OC, 816-C-14. Véanse las
concesiones de impuestos en el vol. VIII, Ramo de Gobernación, 1923, AHCH, y De
la Peña, Chiapas económico, II, p. 435.

216
EN DEFENSA DE LOS INTERESES DE CLASE

paches durante la guerra civil. De hecho, este gobierno ya era


impopular en Chiapas aun antes de asumir el cargo.

El Partido Socialista Chiapaneco


En enero de 1920 se formó el Partido Socialista Chiapaneco
(PSC) el primero en el estado que luchaba por los derechos y
el bienestar de la clase obrera en el campo. Sin embargo, sus
muy poderosos enemigos estaban decididos a destruirlo.
En el otoño de ese mismo año, el presidente del PSC Ri-
cardo Alfonso Paniagua proouso a Carlos Vidal que unieran
sus fuerzas. Este último, quien pronto sería jefe de estado
mayor, el Ministerio de Guerra de Obregón, aceptó encanta-
do. El partido vidalista en Tuxtla Gutiérrez recibió instruc-
ciones de trabajar con Paniagua para crear un "Gran Partido
Socialista", y el propio Vidal afirmó a este último que:

a toda costa necesitamos la sindicalización de todas


las organizaciones de trabajadores del estado que sir-
va como base socialista para introducir en esta región
la dictadura del proletariado y terminar de una vez
por todas con los caciques y reyes que tratan de do-
minar a esta desafortunada entidad.31

La alianza resultaba ideal en muchos sentidos. Paniagua ne-


cesitaba el apoyo de un político bien conocido, con con-
tactos en la «capital nacional para que el PSC no sólo tuviera
influencia local y más aún, para que pudiera sobrevivir. Vidal
era un general del ejército, bien situado en el Ministerio de
Guerra, que podía dar al partido la protección de las unidades
militares estacionadas en Chiapas. Por su parte, Vidal reque-
, ría de una base de apoyo más amplia en su estado natal a fin
de afianzar sus ambiciones políticas. Una vez asegurado su
patrocinio, el PSC se lanzó a la ofensiva.32

31
De Vidal, México, a Paniagua, Motozintla, 10 de noviembre de 1920, AHCH,
Fomento, 1921, V, 133.
32
Del Secretario General de Gobierno, Tuxtla Gutiérrez, al General Manuel Men-
doza, Jefe de las Operaciones Militares Chiapas, 4 de septiembre de 1922, A H C H ,
Gobernación, 1922, XIX, 619.

217
EL CAMINO A LEVIATÁN

Durante el año de 1920 el partido permaneció en las mon-


tañas de Mariscal y sólo afectó la vida de Soconusco ya que
estorbaba el trabajo de los enganchadores en Motozintla.33
Pero al comenzar 1921 empezó a extender su influencia has-
ta la zona del café. Agentes del partido visitaban las planta-
ciones (acompañados de una guardia de hombres a caballo y
armados) para organizar sindicatos y tratar (sin éxito) de ne-
gociar contratos colectivos con los plantadores.34 Como asesor
del PSC en esta región, iba el ingeniero Raymundo Enríquez
bien conocido en los pueblos por sus simpatías agraristas.35
En abril de 1921 un comisionado especial nombrado por
Fernández Ruiz para atender las quejas de los cultivadores,
informó que el PSC había provocado "desmoralización, de-
sorden y abandono del trabajo, dejando a las empresas cafe-
taleras en una situación difícil". 36
La agitación del PSC llevó en la primavera de 1922 a la for-
mación del Sindicato de Obreros y Campesinos de Soconus-
co encabezados por Pompeyo Cárdenas de Tuxtla Chico y
afiliado al sindicato nacional llamado Confederación Regional
de Obreros Mexicanos (CROM). Según un manifiesto de los
plantadores locales, el sindicato "persigue objetivos perni-
ciosos para la sociedad y para los hacendados de esta
región". 37 Una de sus quejas era que el partido extendía cre-
denciales a los miembros del sindicato con lo cual dejaba sa-
ber a los enganchadores, capataces y funcionarios locales
que el poseedor de una de ésas no debía ser molestado. Se-
gún el manifiesto, las credenciales hacían que los campesinos
creyeran "que no debían respetar a ninguna autoridad". 38

33
Véase: expediente relativo al Partido Socialista Chiapaneco fundado en Moto-
zintla, Departamento de Mariscal, Chiapas, 1920, AHCH, Gobernación, 1920, VI, 10.
34
De Paniagua, Motozintla, a Guillermo Kahl, 9 de enero de 1921, AHCH, Fo-
mento, 1921, V, 133; de S. Aleleberg, Finca La Grandeza (Soconusco), a Amadeo
Solís, Motozintla, 16 de agosto de 1922, AHCH, Gobernación, 1922, XIX, 619.
35
Acuerdo del gobierno del Estado, 3 de septiembre de 1921, 17 de agosto de
1921, AHCH, Fomento, 1921, V, 151 y 159.
36
De Isabel Nucamendi, comisionado especial del gobierno, a Fernández Ruiz,
13 de abril de 1921, AHCH, Fomento, 1921, V, 123.
37
"Manifiesto", Tapachula, 7 de junio de 1922, AHCH, Gobernación, 1922, XV,
391.
x
lbid.; Tarjeta, AHCH, Gobernación, 1922, XIX, 691.

218
EN DEFENSA DE LOS INTERESES DE CLASE

Para el otoño de ese mismo año la primera organización


de trabajadores de Chiapas estaba lista para enfrentarse a los
plantadores de café. Una o dos semanas antes del inicio de la
cosecha, el partido convocó a una huelga de los miembros
del sindicato de obreros y campesinos de la zona cafetalera,39
la cual empezó el 22 de septiembre de 1922 con 5 mil trabaja-
dores, pero sólo duró unos días, pues el gobierno mató a uno
de los líderes y encarceló a otros veinte. Los cultivadores
habían entregado grandes sumas de dinero al comandante
de zona del ejército federal a fin de que restaurara el orden, 40
pero como temían perder la cosecha, aceptaron de todos mo-
dos algunas demandas, como la jornada de ocho horas, la
instalación de escuelas en las plantaciones y la liquidación de
las deudas de los trabajadores al finalizar cada año. Lo que no
aceptaron fue la demanda de elevar los salarios. Así, aunque
la primera confrontación no resultó completamente victo-
riosa sí consiguió despertar "verdadera alarma entre los fin-
queros de las zonas cafetaleras".41 El PSC movilizaba a los
trabajadores para actuar en favor de sus propios intereses
políticos y económicos.

Las elecciones de 1922


La política en Chiapas en los años recientes era muy diferente
de lo que había sido antes de la Revolución. Los canales de
comunicación, administración y control se habían desin-
tegrado y de doce poderosos jefes políticos pasaron a ciento
diez presidentes municipales débiles. La supervivencia de los
caciques aumentaba la dispersión del poder político local,
pues su autoridad excedía la de los presidentes municipales.
Este ambiente se complicaba por tantos comandantes del
ejército federal, así como por los sindicatos obreros y comités

39
De Secretaría de Relaciones Exteriores al Gobernador de Chiapas, 19 de sep-
tiembre de 1922, AHCH, Gobernación, 1922, XIX, 618.
40
Del Gobernador de Chiapas al Departamento de Relaciones Interiores de Go-
bernación Federal, 27 de septiembre de 1922, AHCH, Gobernación, 1922, XIX, 618.
41
La Frontera del Sur, Tapachula, 22 de septiembre de 1922.

219
EL CAMINO A LEVIATAN

agrarios de los pueblos que eran los cuerpos colegiados que


solicitaban tierras. El potencial de conflicto entre estos dife-
rentes centros de poder —muchas veces rivales— era grande
y sólo venía a multiplicar las dificultades del gobierno estatal
para establecer el control político. La única excepción impor-
tante a esta descripción de la politización de las zonas rurales
fueron los municipios indígenas en los cuales el gobierno es-
tatal sí pudo reestablecer el mismo grado de rígido control
político que había tenido antes de 1910.42
Sin duda la administración de Fernández Ruiz hizo lo me-
jor que pudo para recobrar el control político en Chiapas an-
tes de las elecciones de 1922, y lo hizo siguiendo los métodos
políticos tradicionales. En el campo, el régimen se alió abier-
tamente con los hacendados y caciques, 43 y confirmó o quitó
la categoría de municipio a los pueblos dependiendo de su
grado de apoyo. Así por ejemplo, aquellas comunidades que
presionaban por una reforma agraria quedaban rápidamente
convertidas en agencias municipales cuyo gobierno estaba
en manos de funcionarios nombrados por el gobernador.44
Otro método de control político fue la cooptación de los co-
mités agrarios de los pueblos, por ejemplo, en Copoya (Cin-
talapa) el comité ejecutivo agrario fue (ilegalmente) nombrado
por la Comisión Local Agraria. Éste, además de apoyar al go-
bierno estatal, relegó a los campesinos sin tierras a las tierras
nacionales de muy poca calidad e incluso llegó a cobrar renta
por las parcelas.45 En Soconusco el gobierno estatal estaba

42
Tribes and Temple II, pp. 327, 356; Henning Silverts, "On Politics and Lead-
ership ¡n Highland Chiapas", en Evon Z. Vogt y Alberto Ruz L. eds., Desarrollo cul-
tural de los Mayas, México, UIMAM, 1964, pp. 366-367.
43
De Amalia Chavarría a Obregón, 20 de junio de 1923, A G N , OC, 811-Ch-14; de
los vecinos de Libertad Calera a Obregón, 29 de mayo de 1922, ASRA, Libertad Ca-
lera, 23:597; del Presidente Municipal (localidad desconocida) al Gobernador de
Chiapas, 8 de enero de 1923, AHCH, Gobernación, 1923, 45.
44
Del Secretario General de Gobierno (Chiapas) al Subsecretario General, 23 de
febrero de 1923, AHCH, Gobernación, 1923, 45; de varios ciudadanos de San Pedro
Remate al Gobernador de Chiapas, 5 de diciembre de 1923, AHCH, Gobernación,
1923, 45.
45
Del Presidente del Partido Agrarista Chiapaneco al presidente de la Comisión
Nacional Agraria, 30 de noviembre de 1922, ASRA, Cintalapa, 23:589(723.8); de los
vecinos de Libertad a Obregón, 22 de mayo de 1922, ASRA, Libertad Calera,
23:597; exp. Libertad Calera, A G N , CNA, libro 14.

220
EN DEFENSA DE LOS INTERESES DE CLASE

identificado con el club político Orden, Unión y Trabajo que


había sido formado por la Cámara de Agricultura de Ta-
pachula, una organización de plantadores de café.46
La oposición política a la administración de Fernández
Ruiz la formaban exconstitucionalistas y socialistas. Ambos
grupos reconocían al general Carlos Vidal como jefe del parti-
do. Manuel de J . León dirigía el ala constitucionalista en
Tuxtla Gutiérrez, como presidente del Comité Chiapaneco de
la Confederación Revolucionaria (CCCR) que proponía como
programa "el socialismo revolucionario", y que nominó a
Carlos Vidal para senador y presentó una lista de candidatos
para las legislaturas estatal y nacional así como para los go-
biernos municipales.47 En Mariscal y Soconusco el PSC, aunque
era parte del CCCR tenía su propia lista regional de candida-
tos que incluía a Raymundo Enríquez para diputado nacional.
Los vidalistas del estado aprovechaban a los comités agrarios
como agentes de grupos de acción política y para espiar a los
gobiernos municipales. En estos lugares los vidalistas conta-
ban con una base bien organizada del Sindicato de Obreros y
Campesinos y con la protección de un regimiento federal bajo
el mando del coronel Luis Vidal, hermano de Carlos.48
La administración mapache estaba decidida a ganar las
elecciones de otoño a pesar de su enorme impopularidad tan-
to en las ciudades como en el campo. Para ello utilizó varias
formas de imposición oficial. Por ejemplo, en Huehuetan
(Soconusco) el ayuntamiento pro gobiernista no llevó a cabo
las elecciones sino simplemente nombró a los sustitutos.49

46
De M. Marroquín, Tapachula, al Gobernador de Chiapas, 31 de julio de 1922,
AHCH, Gobernación, 1922, XV.
47
De varios ciudadanos conscientes, "Farisaísmo. Vidal y su candidatura para
Senador por Chiapas", Tuxtla Gutiérrez, 8 de mayo de 1922, AHCH, carpeta 1631;
del Partido Socialista Chiapaneco al Gobernador de Chiapas, 15 de julio de 1922,
AHCH, Gobernación, 1922, XIX, 619. Véase también: Octavio Gordillo y Ortiz, Dic-
cionario biográfico de Chiapas, México, 1977, pp. 184, 266; Casahonda Castillo, 50
años de revolución en Chiapas, pp. 7 1 , 140.
48
Del Secretario General de Gobierno, Tuxtla Gutiérrez, al General Manuel Men-
doza, Tapachula, 4 de septiembre de 1922, AHCH, Gobernación, 1922, XIX, 619.
49
De A. Rebora al gobernador interino Cruz, 29 de mayo de 1S23, AGN, OC,
428-Ch-8. Rebora fue enviado a Chiapas a investigar las condiciones políticas para el
Presidente Alvaro Obregón.

221
EL CAMINO A LEVIATAN

Los líderes de la oposición en todo el estado fueron arrestados


antes de las elecciones las urnas se colocaron en haciendas
pro gobiernistas y las papeletas se repartieron selectamente
entre los votantes de algunas localidades a fin de garantizar
resultados favorables.50
De todos modos los vidalistas ganaron las elecciones en
42 de las 57 ciudades del estado, por lo que el gobierno que
tenía el control sobre la legislatura estatal "no dudó en decla-
rar nulas dichas elecciones y en nombrar a miembros de su
propio partido político para sustituir a aquellos que habían
triunfado". 51 Tan flagrante imposición política suscitó por
fuerza la resistencia.

El pueblo se levanta en armas

Inmediatamente después de que la legislatura estatal nulificó


las elecciones pro vidalistas e instaló los nuevos ayuntamien-
tos, empezó la violencia en los departamentos de Mariscal y
Soconusco. El cónsul norteamericano escribió que "el
pueblo se levantó en armas en contra del gobernador del es-
tado". 52 La imposición en Motozintla encendió la chispa para
una manifestación de protesta que se dirigió hacia el palacio
municipal con demandas de cambio de podere3. La policía
disparó a los manifestantes y entonces la turba atacó el edifi-
cio y mató al nuevo presidente municipal y a varios policías.53
Inmediatamente el juez de distrito ordenó al ejército que
arrestara y encarcelara a unos ochenta campesinos quienes
por casualidad resultaban ser miembros del Partido Socialista

50
Del Secretario General de Gobierno al Procurador General del Estado, 20 de
junio de 1922, A H C H , Gobernación, 1922, XIX, 68; de Catarino Ramos, Paulino Za-
carías, Mauro López y otros al Gobernador de Chiapas, 18 de marzo de 1923,
AHCH, Gobernación, 1923, Asuntos Municipales; de Rebora a Cruz, 29 de mayo de
1923, XGN, OC, 428-Ch-8.
51
Del Vicecónsul de Estados Unidos, Salina Cruz, al Secretario de Estado, 12 de
marzo de 1923, NA, RG 84, Salina Cruz, 1924, vol. 169; Excélsior, 24 de marzo de
1923.
52
Ibid.
53
Del Presidente Municipal de Motozintla al Gobernador de Chiapas, 8 de enero
de 1923, A H C H , Gobernación, 1923, 45.

222
EN DEFENSA DE LOS INTERESES DE CLASE

Chiapaneco. Según el juez este era un caso de ambición per-


sonal y no de insurrección política.54
En enero de 1923 el coronel José Luis Vidal formó en So-
conusco un "ejército reorganizador" en el que participaban
casi mil soldados, todos ellos gente del pueblo y la mayoría
miembros del Sindicato de Obreros y Campesinos, quienes
se dedicaron a amenazar a los ayuntamientos en Huehuetan,
Tapachula, Huixtla, Tuxtla Chico, Escuintla y Metapa.55
Finalmente, tuvo que intervenir el gobierno. El presidente
Obregón envió a Chiapas a los secretarios de gobierno Plutar-
co Elias Calles y de guerra Francisco Serrano así como a un
agente secreto para investigar los problemas.56 Como Calles
no pudo llegar a ningún acuerdo con Fernández Ruiz, Obre-
gón llamó al gobernador a la ciudad de México en donde le
dio instrucciones para nombrar a un gobernador provisional
que debía decretar las medidas conciliatorias necesarias y le
amenazó con retirar del estado a todas las unidades del ejérci-
to federal si no aceptaba cooperar en esos términos.57 Fer-
nández Ruiz no tuvo más remedio que nombrar a uno de sus
colaboradores más cercanos Manuel F. Cruz como goberna-
dor provisional. Éste echó la culpa de las imposiciones al
secretario general de gobierno Amadeo Ruiz a quien despidió
del cargo. Según el gobernador provisional, Fernández Ruiz
no tenía suficiente control sobre su propia administración.
Pronto ordenó nuevas elecciones municipales en dos lugares
así como la reinstalación de los funcionarios que habían re-

54
De Paniagua a Obregón, 25 de febrero de 1923, de Santiago Ramos al senador
Luis Espinosa, 25 de febrero de 1923, de Obregón a Fernández Ruiz, 26 de febrero
de 1923, AGN, OC, 428-Ch-8; de los vecinos de Motozintla al Gobernador de Chia-
pas, 5 de marzo de 1923, de varios chiapanecos al Secretario General de Gobierno,
26 de febrero de 1923, AHCH, Gobernación, 1923, 45.
55
Del ejército reorganizador, Soconusco, a Calles, 28 de febrero de 1923, de la
Secretaría de Guerra a Obregón, 14 de febrero de 1923, de Fernández Ruiz a Obre-
gón, 28 de marzo de 1923, AGN, OC, 428-Ch-8; del Vicecónsul de Estados Unidos,
Salina Cruz, a la Secretaría de Relaciones Exteriores, 12, 30 de marzo de 1923, NA,
RG 84, Correspondence, Salina Cruz, vol. 169.
56
De Rafael Coutiño a Calles, 19 de febrero de 1923, A G N , OC, 428-Ch-8.
57
Del gobernador interino M. Cruz a Obregón, 14 de junio de 1923, AGN, OC,
428-Ch-8. Véase también: Randall G. Hansis, "Alvaro Obregón, the Mexican Revo-
lution and the Politics of Consolidation, 1920-1924", discurso, University of New
México, 1971, p. 60.

223
EL CAMINO A LEVIATÁN

sultado debidamente electos y a quienes se había depuesto.


Además, envió a la legislatura estatal un proyecto de ley de
amnistía que eximía a los vidalistas de toda responsabilidad
criminal, pero los diputados se negaron a aceptarla. De todos
modos cuando Fernández Ruiz volvió al cargo, decretó esa
medida de amnistía que Obregón le había ordenado.58
Los resultados de las elecciones de 1922 fueron confusos.
La legislatura estatal terminó con una mayoría favorable a la
administración y en cuanto a la composición política de los
gobiernos municipales, hubo una división bastante pareja.
Sin embargo, para la diputación de Chiapas a la legislatura
nacional sólo resultaron electos los candidatos mapaches.59
A pesar de la rebelión y de la represión de Obregón, el go-
bierno de Fernández Ruiz siguió los mismos procedimientos
en las elecciones de 1923. Por ejemplo, en noviembre de ese
año Miguel Pino y Farrera, funcionario del PSC y editor del
periódico Hombre Libre de Arriaga fue arrestado acusado de
sedición por haber apoyado a varios candidatos socialistas.60
A pesar de los numerosos abusos e ilegalidades, la admi-
nistración perdió de nuevo el control político de las ciudades
más importantes del estado, de modo que una vez más, la le-
gislatura estatal tuvo que dar poderes al gobernador a fin de
que nombrara ayuntamientos "provisionales" en caso de que
grupos de ciudadanos de los municipios pidieran la nulifica-
ción de las elecciones. Esta estrategia permitió al gobernador
imponer legalmente ayuntamientos en todo el estado que le
fueran políticamente aceptables.61 Pero también esta vez los
chiapanecos se levantaron en armas para oponerse a la impo-
sición, sólo que en esta ocasión la suya coincidió con una
insurrección nacional.

68
De Cruz a Obregón, 14 de junio de 1923, A G N , OC, 428-Ch-8; de Fernández
Ruiz a Obregón, 31 de julio de 1923, de Obregón a Fernández Ruiz, 11 de septiembre
de 1923, ACN, OC, 243-Ch-D-1; del Vicecónsul de Estados Unidos, Salina Cruz, al
Secretario de Estado, 12 de marzo de 1923, NA, RG 84, Correspondence, Salina
Cruz, vol. 169.
59
López Gutiérrez, Chiapas, III, p. 270.
60
De Luis Espinosa a Obregón, 29 de noviembre de 1923, de Fernández Ruiz a
Obregón, 3 de diciembre de 1923, AGN, OC, 408-Ch-8.
61
Excélsior, 27 de noviembre de 1923.

224
EN DEFENSA DE LOS INTERESES DE CLASE

Chiapas y la rebelión de De la Huerta


El lema dominante de la administración del presidente Alvaro
Obregón fue "negociación y conciliación". Sólo con una
política de este tipo podía su gobierno intentar la superviven-
cia en el peligroso clima del México revolucionario.62 Pero a
pesar de eso, fue inevitable que varios poderosos elementos
quedaran alienados durante su mandato. En su campaña pa-
ra reformar y hacer más dócil al nuevo sistema revoluciona-
rio, Obregón dio de baja a casi la mitad del ejército y a
muchos generales.63 Al mismo tiempo sus convenios con el
gobierno de los Estados Unidos respecto a los reclamos de
guerra, al petróleo y a las expropiaciones agrarias, fueron cen-
surados por los ultranacionalistas, mientras que a los conserva-
dores les asustó su decisión de nombrar como su sucesor a
Plutarco Elias Calles, a quien entonces se consideraba radi-
cal.64 La cuestión de la sucesión también convirtió en oposi-
tor al expresidente interino Adolfo de la Huerta, secretario de
finanzas con Obregón y aspirante a la presidencia.
En diciembre de 1923 treinta y seis generales y la mitad del
ejército se unieron para rebelarse en contra de Obregón y de
sus "tendencias impositivas". 65 El movimiento se originó en
Veracruz y fue secundado rápidamente por líderes militares y
políticos de diversos estados, incluyendo a Oaxaca y Tabas-
co, vecinos de Chiapas.66 Fernández Ruiz permaneció leal a
Obregón pero su gobierno recibió serias amenazas de
adentro y de afuera.
Dentro de Chiapas estalló una rebelión popular en contra
del gobierno de Fernández Ruiz que resultó de mucho mayor
envergadura que la que había surgido a principios de año. El
28 de diciembre el coronel Victórico Grajales presidente mu-

62
Bailey, "Obregón: Mexico's Accommodating President", p. 95.
63
Ernest Gruening, México and its Heritage, Nueva York, The Century Co.,
1928, p. 320.
« " P r e s e n t Executive and Ministry" 10 de marzo de 1925, NA, RG 165, 1657-G-
547.
65
J o h n W . F . Dulles, Yesterday in México: A Chronicle of the Revolution, 1919-
1936, Austin, University of Texas Press, 1961, pp. 219-220.
66
"Stability of Government: Rebel Activity", 19 de diciembre de 1923, NA, RG
165, 2657-G-535.

225
EL CAMINO A LEVIATÁN

nicipal de Chiapa de Corzo inició el levantamiento con la


proclama: "Chiapas es uno de los estados, quizá el único en
la República, que está dirigido por un gobierno anturevolu-
cionario". 67 Grajales se cuidó bien de afirmar que aunque su
movimiento era de sedición, permanecía leal al gobierno de
Obregón. A la rebelión en Chiapa de Corzo se sumaron inme-
diatamente las secciones del Partido Socialista Chiapaneco
en Mariscal y Soconusco así como grupos independientes en
Comitán, Jiquilpan, Cintalapa y Pichucalco.68 La deserción
más grave ocurrió en Tabasco donde Alberto Pineda y su 67
regimiento montado con 2 mil 500 hombres se unió al general
rebelde Carlos Greene en el sitio victorioso a Villahermosa. A
principios de 1924 Pineda invadió Chiapas y tomó San Cristó-
bal de Las Casas. En respuesta, Fernández Ruiz se llevó el go-
bierno a Tapachula, cuartel del general federal Donato Bravo
Izquierdo que contaba con un batallón y tres regimientos. De
todas las insurrecciones que se dieron en el estado, sólo la de
Pineda fue genuinamente delahuertista (es decir, en contra
de Obregón) y es a la que el general Bravo consideró como
verdadera amenaza.69
Bravo negoció una tregua con el coronel Grajales mien-
tras durara la rebelión nacional, tiempo en el cual se compro-
metió a no permitir ninguna acción militar del gobierno
contra los rebeldes anti mapaches. Esa decisión se debió a la
¡dea del general según la cual el verdadero enemigo era Pine-
da, así como a su renuncia a declarar la guerra a los aliados
políticos de su superior militar, el general Carlos Vidal.70 Por
esa razón hizo efectiva la comisión del coronel Grajales y lo
transfirió a Tabasco junto con su regimiento de voluntarios.
Además, armó a un batallón del PSC para combatir a Pineda.71

67
López Gutiérrez, Chiapas, III, pp. 273-275.
68
Donato Bravo Izquierdo, Lealtad militar. Campaña en el estado de Chiapas e
istmo de Tehuantepec, México, 1948, pp. 3 1 , 46, 8 1 ; Excélsior, 3 de marzo de 1924.
69
Del Vicecónsul de Estados Unidos, Salina Cruz, al Secretario de Estado, 26 de
enero de 1924, NA, RG 59, 812.00/27048; Dulles, Yesterday in México, pp. 243-244.
70
De Obregón al Gobernador de Chiapas, 28 de febrero de 1924, A G N , OC, 101-
R2-Ch-4.
71
López Gutiérrez, Chiapas, III, pp. 282-283, 277-278; Excélsior, 3 de marzo de
1924.

226
EN DEFENSA DE LOS INTERESES DE CLASE

Bravo Izquierdo comprendió la situación política de Chiapas y


por eso pudo evitar que el estado se convirtiera en reducto de
delahuertistas y que se prolongara la rebelión.
Como había pospuesto la lucha política hasta después de
la rebelión, el general Bravo inició la campaña contra Pine-
da en abril de 1924. Éste se había aliado con los generales Cé-
sar A. Lara y Cándido Aguilar y ya tenían varias importantes
posiciones defensivas en las tierras altas del centro. Durante
abril y mayo las fuerzas estatales y federales sostuvieron
sangrientos enfrentamientos con Pineda obligándolo a per-
der posiciones, hasta que en julio se vio forzado a pasar a
Guatemala. La suya fue una de las más violentas campañas
en la historia de Chiapas.72
La rebelión delahuertista fue la primera etapa en la lucha
electoral de 1924 y su consecuencia fue la de fortalecer a los
vidalistas a quienes el ejército había dado armas para comba-
tir a Pineda, mismas que ahora utilizarían en contra del go-
bierno mapache, pues ya estaban preparados y movilizados
para emprender una campaña política tan enérgica como la
de la administración de Fernández Ruiz.73

El triunfo del obrerismo


Carlos Vidal, "El hombre que augura el triunfo del obrerismo
en Chiapas"74 y el presidente Alvaro Obregón se entrevista
ron a mediados de 1924. De ese encuentro Vidal salió con-
vencido —equivocadamente— de que contaba con el apoyo
del presidente en su deseo de ser gobernador de Chiapas.
Por eso ayudado por el director de su campaña Ricardo Al-
fonso Paniagua, jefe del PSC, inició una lucha política total. 76

72
Bravo Izquierdo, Lealtad militar, pp. 11, 123-141; de César Córdova al general
Calles, 31 de enero de 1925, AGN, OC, 121-C-Ch-1.
73
Del Presidente Municipal, Chicomuselo, al Gobernador de Chiapas, 3 de sep-
tiembre de 1925, AHCH, Gobernación, 1925, I; del Procurador General del Estado al
Secretario General de Gobierno, 17 de julio de 1924, AHCH, Gobernación, 1923-
1924; del Presidente Municipal, San Cristóbal, a Obregón, 13 de septiembre de
1924, AGN, 0C, 428-Ch-9.
74
"Al Pueblo Chiapaneco", Partido Político Estudiantil, 1924, AHCH, Carpeta
1631.
75
López Gutiérrez, Chiapas, III, pp. 229-300.

227
EL CAMINO A LEVIATAN

Lo mismo que en otras ocasiones, el gobernador Fernán-


dez Ruiz no escatimó fuerzas para controlar y asegurar su
triunfo en las elecciones de julio. Un mes antes había solicita-
do licencia de tres meses para dedicarlos a hacer campaña en
favor de Luis Ramírez Corzo al que había designado sucesor
y de una vez para promover su propia candidatura para sena-
dor.76 A su sobrino Félix García lo nombró gobernador provi-
sional y envió mil elementos de las tropas estatales a los dis-
tintos municipios para garantizar el orden en las elecciones.77
Según un agente secreto del secretario de gobierno, el go-
bernador destituyó a todos los presidentes municipales que
no simpatizaban en el régimen mapache y:
ejerció una oposición sistemática hacia Vidal y hacia
los candidatos de su planilla para la legislatura... los
gobiernos municipales se negaban a registrar sus
candidaturas, a sellar las boletas para los votos o a
permitir que sus representantes formaran parte de los
colegios electorales.78
La Comisión Agraria Estatal se dedicó a instalar comités en
los pueblos que trabajaban para elegir las listas de los candi-
datos de la administración en lugar de "atender nuestras soli-
citudes de tierra". 79 Para entonces, los vidalistas ya estaban
mejor organizados. El Partido Socialista Chiapaneco se había
convertido en una organización política que aglutinaba a casi
sesenta partidos de oposición distribuidos en todo el
estado.80 Vidal contaba con amplios apoyos bien enraizados
en Chiapas mientras que Fernández Ruiz sólo contaba con

76
Comité Directivo Electoral, 18 de junio de 1924, AHCH, Gobernación, 1925, I.
77
Del General Ávila Camacho a Obregón, 9 de septiembre de 1924, A G N , OC,
428-Ch-9.
78
Archivo de Gobernación Federal, Relaciones Interiores, exp. E-2-75-5, citado
en Gruening, México and its Heritage, pp. 407-408. También véase: de los vecinos
de San Pedro Remate a Obregón, 28 de junio de 1924, A H C H , Gobernación, 1924,
Asuntos Ayuntamientos.
79
Del Partido Socialista Chiapaneco a Calles, 9 de diciembre de 1924, de Luis
León, Comisión Nacional Agraria, a Calles, 12 de diciembre de 1924, del proletariado
de la municipalidad a Calles, 25 de enero de 1925, AGN, OC, 241-A-Ch-17.
80
"Comité directivo de la campaña pro-Vidal, 1924", AGN, OC, 428-T-23; del
Procurador General del Estado al Gobernador de Chiapas, 14 de abril de 1925,
A H C H , Gobernación, 1924, I.

228
EN DEFENSA DE LOS INTERESES DE CLASE

los funcionarios y empleados del gobierno y de quienes desea-


ban serlo. Pero además, Vidal tenía a su favor otro elemento
importante: su amistad con el próximo presidente de México
Plutarco Elias Calles.81
Tanto los vidalistas como los mapaches pusieron pocos lí-
mites a su deseo de juntar votos en ese año de 1924. Un caso
extremo que ejemplifica esta afirmación fue cuando un grupo
de ellos bajo el mando de un capitán tomó Tuxtla Chico para
decidir el resultado de la elección.82 Esto era un caso extremo,
pero en un procedimiento electoral "normal" se instalaban
urnas para cada uno de los bandos rivales, se contaban los
votos y después ambos declaraban su triunfo. 83 La legislatura
mapache que terminaba su periodo en el verano de 1924 inva-
lidó los resultados en 58 distritos de un total de 62, todos los
cuales apoyaban a Vidal para gobernador. En furiosa respuesta,
el 23 de octubre el coronel Julio Gutiérrez, comandante de la
guarnición de Tuxtla Gutiérrez arrestó a toda la legislatura es-
tatal. 84
Así resultó que para fines de octubre de 1924 Chiapas
tenía dos legislaturas estatales. El mismo día en que el coronel
Gutiérrez arrestó al cuerpo colegiado mapache, la legislatura
vidalista (encabezada por Ricardo Alfonso Paniagua) invadió
la cámara legislativa del palacio de gobierno y tomó posesión
de ella. Obregón ordenó a la guarnición federal que se encar-
gara de dar seguridad a las oficinas del gobierno pero no le
autorizó a expulsar a esa legislatura que no era legal.85 El 30

81
La Voz de Chiapas, 9 de febrero de 1928; del diputado Alfredo Marín a Calles,
3 de diciembre de 1924, AGN, OC, 428-Ch-8; del General J . M . Dorantes a Obregón,
11 de septiembre de 1924, de Delfilio Martínez Rojas, Presidente Municipal, Las Ca-
sas, a Obregón, 13 de septiembre de 1924, AGN, OC, 428-CH-9.
82
Gruening, México and its Heritage, p. 407. Véase también: de los vecinos de
San Bartolo Solistahuacán al diputado Ramírez Corzo, publicado en Diario de los
Debates, 4 de septiembre de 1924.
83
"Comisión revisora de credenciales —Sexta Sección — " , Diario de los Deba-
tes, 4 de septiembre de 1924; de los vecinos de Mapastepec al Gobernador de Chia-
pas, 24 de diciembre de 1924, AHCH, Gobernación 1925, IX; de Fernández Ruiz,
Alfredo Marín, Gustavo Pineda y otros, a Obregón, 9 de septiembre de 1924, A G N ,
OC, 428-Ch-9.
^ H a n s i s , "The Politics of Consolidation", pp. 60-61.
85
Del Secretario General de Gobierno a Fernández Ruiz, 22 de octubre de 1924,
de Obregón a Fernández Ruiz, 10 de noviembre de 1924, AHCH, Gobernación,
1924, XIV.

229
EL CAMINO A LEVIATÁN

de noviembre, un día antes del inicio de las sesiones de la


nueva legislatura y de la nueva administración, los dos gober-
nadores electos Luis Ramírez Corzo y Carlos Vidal informa-
ron al presidente Obregón de su inminente ascenso al cargo y
le profesaron lealtad.86 Obregón decidió dejar que Calles re-
solviera el problema chiapaneco.87
El primero de diciembre Calles a su vez pasó el problema
al Senado con la recomendación de revocar la autonomía del
estado debido a la anarquía existente, cosa que éste hizo el 5
del mismo mes. Al día siguiente, Calles envió al cuerpo cole-
giado los nombres de César Córdova, Eduardo Román y Vir-
gilio Figueroa para que entre ellos escogiera un goberna-
dor interino que presidiera las nuevas elecciones. El Sena-
do nombró a Córdova a sabiendas de que era el favorito
de Calles, director de la Comisión Nacional Agraria y aliado de
Vidal.88
El gobernador interino llegó al estado a principios de ene-
ro de 1925 y programó elecciones municipales para abril y
elecciones de gobernador para mayo. Aunque Córdova ase-
guraba ser completamente neutral, su misma elección como
gobernador interino indicaba el apoyo de Calles a Vidal. Su
primera acción oficial fue suspender el poder de todos los
ayuntamientos y nombrar nuevos consejos municipales que,
como bien afirmaban los partidarios de Fernández Ruiz, eran
completamente vidalistas.89 Ramírez Corzo, el candidato ma-
pache abandonó la lid para gobernador.90 Las elecciones,
aunque estuvieron marcadas por la violencia, favorecieron de
manera abrumadora a Vidal y a su partido. Sin embargo, la
diputación de Chiapas a la legislatura nacional permaneció
con la lista de Fernández Ruiz, misma que había sido acepta-

86
De Fernández Ruiz a Obregón, 30 de noviembre de 1924; de Vidal a Obregón,
30 de noviembre de 1924, A G N , OC, 428-Ch-8.
87
De Obregón a Fernández Ruiz, 6 de noviembre de 1924; de Obregón a Vidal,
29 de noviembre de 1924, A G N , OC, 408-Ch-10.
^Excé/sior, 3, 5, 6, 25 de diciembre de 1924; Periódico Oficial del Estado, 7 de
enero de 1925.
89
De Córdova a Calles, 7 de enero de 1925, de Pascual Córdova a Calles, 7 de
enero de 1925, A G N , OC, 428-Ch-8.
90
De Francisco P. Ramírez a Calles, 3 de marzo de 1925, A G N , OC, 408-Ch-10.

230
EN DEFENSA DE LOS INTERESES DE CLASE

da por la legislatura nacional en el otoño. Córdova se preparó


para entregar el gobierno a Vidal el 20 de mayo de 1925.91

El vidalismo
Cuando Carlos Vidal se convirtió en gobernador de Chiapas,
el líder del Partido Socialista, Paniagua, se volvió su mano
derecha como director de la Comisión Agraria Estatal y presi-
dente de la legislatura del estado.92 Lo mismo que antes, la
íntima relación personal entre ambos constituyó la columna
vertebral del vidalismo. Inmediatamente después de que la
nueva administración asumió el cargo, el PSC formó la Con-
federación Socialista de Trabajadores de Chiapas con el fin
de sindicalizar a todos los trabajadores del estado. La confe-
deración, cuyo titular era el propio gobernador Vidal, pasó a
ser miembro de la Confederación Nacional Obrera (CROM).93
El ala radical del vidalismo era el Partido Socialista de So-
conusco que encabezaba Ernesto C. Herrera. Octavio Paz,
procurador general de Calles, luego de un viaje a Chiapas en
abril de 1925 describió a Soconusco como:

el único lugar en el estado en donde se marca perfec-


tamente la división entre la reacción burguesa capita-
lista y el elemento revolucionario que se compone casi
en su totalidad de obreros y campesinos de la región
quienes ahora están perfectamente organizados.94

En honor a la verdad, Vidal y Paniagua querían soconuscizar


a Chiapas.
Una vez asumido el cargo, Vidal despidió a todos los
empleados que habían servido en el gobierno anterior, confir-

91
Gruening, México and its Heritage, p. 409; Hansis, "The Politics of Consolida-
t i o n " , p. 61; López Gutiérrez, Chiapas, III, p. 301; Diario de los Debates, 15, 27 de
agosto, 4, 24 de septiembre de 1924.
92
De Vidal a Calles, 28 de mayo de 1925, AGN, OC, 241-A-Ch-17.
93
Informe de Carlos Vidal, 1925; del Secretario General de la CROM a Calles,
31 de marzo de 1927, AGN, OC, 802-C-29; García Soto, Geografía general de Chia-
pas, p. 261.
94
Reconstrucción, Tuxtla Gutiérrez, 5 de abril de 1925.

231
EL CAMINO A LEVIATAN

mó todos los decretos expedidos durante el periodo precons-


titucional (1914-1916) y garantizó a los pequeños propietarios
que sus propiedades no eran susceptibles de expropiación.95
De todos modos y a pesar de su corteza de socialismo ra-
dical, el vidalismo era en esencia reformista y moderado.
Tenía el mismo objetivo constitucionalista de utilizar al Senado
para crear un equilibrio entre los trabajadores y los capitalis-
tas. La administración quería regular las relaciones laborales,
acelerar la devolución de las tierras comunales, incrementar
la carga impositiva a los hacendados y construir caminos y
escuelas. Vidal puso al gobierno estatal del lado de los pobres
y desposeídos sin amenazar con una transformación total del
orden económico y social. El vidalismo representó la humani-
zación del sistema existente sólo posible gracias a un Estado
poderoso y en expansión.
Entre 1925 y 1927 la administración decretó tres leyes labo-
rales. El primer decreto de 1926 establecía oficinas de investi-
gación de contratos en San Cristóbal, Comitán y Motozintla, que
eran responsables de vigilar y regular los acuerdos y contra-
tos así como el empleo de los indígenas en las plantaciones
cafetaleras. Todos los contratos debían firmarse frente a fun-
cionarios de gobierno y estar hechos en términos de confor-
midad con la ley de obreros de 1914. Los inspectores de las
oficinas debían además visitar las comunidades indígenas y
las plantaciones para garantizar el cumplimiento de la ley de
reforma laboral.96 En ese mismo año, la administración de Vi-
dal revivió a la Junta Central de Conciliación y Arbitraje que
había desaparecido en 1920. Situada en la capital estatal,
dicha junta tenía por obligación constituir juntas municipales
de relaciones laborales formadas por tres representantes de las
organizaciones obreras, tres de los patrones y uno del gobier-
no. Estas juntas tendrían la responsabilidad de resolver todos
los conflictos entre trabajadores y patrones en lo referente a
contratos, salarios, condiciones de trabajo y sindicalización.
Cualquier asunto de este tipo se ventilaba en primera instan-
cia frente a una junta municipal y sólo sino se le podía resol-

95
López Gutiérrez, Chiapas, III, pp. 303-304.
96
Ley reglamentaria del trabajo, Tuxtla Gutiérrez: Imprenta del Gobierno, 1926.

232
EN DEFENSA DE LOS INTERESES DE CLASI:

ver en el nivel local y se consideraba que la demanda de los


trabajadores era legítima, entonces la junta central podía
autorizar una huelga. Dicha junta también tenía a su cargo
formar varias comisiones regionales de salarios mínimos que
debían hacer los estudios necesarios a fin de determinar las
escala de éstos para las diferentes regiones y según las dis-
tintas tareas agrícolas.97
La ley laboral de 1927 trató de remplazar los contratos in-
dividuales con un contrato colectivo de trabajo. Según ella, los
contratos debían hacerse siempre que fuera posible con los sin-
dicatos y prohibía a los patrones remplazar a los obreros en
huelga. La ley además introducía el reparto de utilidades si
bien esta obligación nunca fue puesta en práctica durante la
breve administración de Vidal. Por último, la ley aumentó a
1.20 pesos por día el salario mínimo para la mano de obra no
calificada y fijó por primera vez un salario por pieza de 1.20
pesos por cada 220 libras de café cosechadas.98
En cuanto a la reforma agraria, la administración de Vidal
inició en serio un programa de redistribución de la tierra vigi-
lado y aprobado por el gobierno. Habían pasado muchos
años desde que el primer jefe Venustiano Carranza decretara
la reforma agraria en la ley del 6 de enero de 1915. La ley
agraria estatal de 1927 autorizaba a las ciudades a expropiar
las tierras adyacentes y pagarlas en diez pagos anuales según
el valor (muy devaluado) fijado en las declaraciones de im-
puestos.99 Para estimular las solicitudes de las comunidades
el gobierno distribuyó en cada municipio volúmenes de un
manual llamado Catecismo agrario.m
Como resultado de todas estas medidas, el número de so-
licitudes de tierra en la administración de Vidal aumentó de

97
"Ley que establece la Junta Central de Conciliación y Arbitraje, las juntas mu-
nicipales de conciliación y las comisiones especiales del salario mínimo, 15 de enero
de 1926", Periódico Oficial del Estado, 27 de enero de 1926.
98
" N e w Labor Law in Chiapas", 9 de marzo de 1927, NA, RG 84, Corresponden-
ce, Salina Cruz.
99
" N e w Law for Expropiation of Lands for Public Use, State of Chiapas", 19 de
enero de 1927, NA, RG 76, File 146, Box 10, Brinder 15; de Foster al Secretario de
Estado, 27 de enero de 1927, NA, RG 59, 812.52/1437.
100
Circular, AHCH, Fomento, 1927, II.

233
EL CAMINO A LEVIATÁN

un promedio de diez por año que había entre 1920-1924 a se-


senta y ocho en 1925 y treinta y cuatro en 1926.101 Durante los
dos años y medio de este gobierno, se aprobaron provisional-
mente treinta y nueve solicitudes con lo que se distribuyeron
81 mil 344 hectáreas entre 6 mil 634 jefes de familia (véase la
tabla 11). El registro agrario de Vidal se puede comparar favo-
rablemente con el programa agrario de cualquier otro lugar
del país. Vidal supo darse cuenta también que los campesi-
nos no sólo necesitaban tierra sino dinero para traba-
jarla, de modo que trató de establecer una agencia de crédito
que hiciera préstamos de bajo interés a los agricultores
pobres, pequeños comerciantes e incipientes industriales. El
gobernador propuso este plan al presidente Calles y le pidió
un préstamo de dos millones de pesos a tres años mismo que
éste le negó con el argumento de sus dificultades presupues-
tarias.102
Cuando Carlos Vidal se convirtió en gobernador de Chia-
pas, el gobierno estatal estaba en bancarrota y debía salarios
atrasados a sus empleados. Para remediar este déficit, el
nuevo gobernador revocó la política impositiva demasiado
benévola e inequitativa de la administración mapache y elevó
los avalúos sobre la propiedad y los impuestos. El cónsul nor-
teamericano en Salina Cruz informaba que:

sobre todo en lo que se refiere a bienes raíces, en los


estados de Chiapas y Oaxaca ha habido un fuerte au-
mento no sólo en la tarifa sino también en los avalúos
sobre las propiedades urbanas y rurales.103

Según afirmaba un comerciante, tenía que pagar 50% más


que durante el año anterior,104 y un plantador de café de
Soconusco se quejaba de que su cosecha de 800 toneladas

101
Anuario de 1930, p. 375.
102
De Vidal a Calles, 21 de septiembre de 1925, de Calles a Vidal, 6 de octubre de
1925, AGN, OC, 816-C-14.
103
"Political Conditions, Salina Cruz District", 10 de julio de 1926, NA, RG 84,
Correspondence, Salina Cruz.
104
"Conditions Affecting Credits", 4 de diciembre de 1927, 1927, NA, RG 84,
Correspondence, Salina Cruz.

234
EN DEFENSA DE LOS INTERESES DE CLASE

que importó 580 mil dólares tuvo que pagar 94 mil 901 en
impuestos de los cuales dos tercios fueron estatales.105 Nunca
desde la administración de Emilio Rabasa entre 1891 y 1894
la clase terrateniente había sufrido tal aumento en sus im-
puestos.
Según Vidal la construcción de escuelas y caminos era
uno de los programas más revolucionarios que su gobierno
debía llevar a cabo, y por esa razón aumentó el número de es-
cuelas primarias con subsidio estatal de sesenta a noventa.
Sin embargo, el esfuerzo más significativo a este respecto
correspondió durante los años veinte al apoyo que dio la fe-
deración a la educación en los estados. En julio de 1924 llegó
a Chiapas el profesor Ricardo Sánchez, inspector de escuelas
rurales del Departamento de Educación, con el propósito de
iniciar esfuerzos intensivos por aumentar la educación
rural.106 Para 1927 el gobierno federal sostenía 182 escuelas
en Chiapas de las cuales 159 eran primarias rurales (véase la
tabla 12). Pero aunque el gobierno federal gastó más recur-
sos para la educación en Chiapas que el gobierno estatal, el
gasto para esta región fue menor que para los otros 16 esta-
dos del país,107 lo cual indica una vez más la poca importancia
relativa que tenía Chiapas a los ojos del gobierno nacional. El
gobernador del estado siguió una política vigorosa encamina-
da a exigir a los hacendados que construyeran escuelas en
sus propiedades y emplearan maestros. Durante la admi-
nistración de Vidal el número de escuelas sostenidas por
terratenientes aumentó de cerca de doscientas a más de
cuatrocientas.108

106
De Foster al Secretario de Estado, 12 de abril de 1927, NA, RG 59,
812.512/3368.
106 f j e | v i c e c ó n s u l , Salina C r u z , al S e c r e t a r i o d e E s t a d o , 2 4 d e j u l i o d e 1924, N A ,
RG 5 9 , 8 1 2 . 4 2 / 8 7 .
107
Noticia estadística sobre la educación pública en México correspondiente al
año de 1927, México, SEP, 1929, pp. 62, 137, 162.
108
" M i labor primordial consistió en conferenciar ampliamente con cuanto fin-
quero encontraba a mi paso; haciéndole palpar claramente el ideal que persigue
nuestro actual gobernante; consistente en desanalfabetizar a los pobres hijos de
nuestra queridísima Patria Chica. Son muy contados los Señores Finqueros que se
opusieron a las disposiciones de esta inspección escolar actualmente a mi cargo."
Del inspector Muñoz al Secretario General de Gobierno, 31 de diciembre de 1926,
A H C H , Instrucción Pública, 1926, X; Anuario de 1930, p. 191.

235
EL CAMINO A LEVIATAN

La administración de Vidal consideraba que la construc-


ción de caminos, era la clave para la prosperidad y por ello
aumentó el presupuesto del 5% que tenía con Fernández
Ruiz a casi 25%. Además estableció un departamento espe-
cializado, la Dirección General de Caminos que empleaba a
ingenieros especializados para inspeccionar y planificar
nuevas rutas. Pero lo mismo que sucedió con la educación se
repitió en este campo: el gobierno federal asumió la mayor
responsabilidad en la construcción de caminos por medio de
subsidios al estado y de la asignación de los proyectos al ejér-
cito.109

Mejorar las condiciones


de los trabajadores
El programa vidalista de reforma y desarrollo no fue radical.
Sin embargo a la hora de la práctica éste nunca dudó en to-
mar partido por los trabajadores agrícolas y por los campesi-
nos sin tierra, de modo que se formó una especie de sociedad
entre el gobierno y los desposeídos del estado. El gobernador
nombró a miembros del partido socialista como recaudado-
res de rentas, inspectores del trabajo, secretarios y agentes
municipales. A su vez estos funcionarios fundaron sucursales
del partido, sindicatos y comisiones agrarias. Por ejemplo en
una agencia municipal, Vidal remplazó como agente a un
empleado de la hacienda más grande del distrito y en su lugar
colocó a Ricardo Ruiz, miembro del partido socialista. Según
el representante legal de dicha hacienda, Ruiz "nos dijo que
la misión que le encomendó el gobierno era la de mejorar las
condiciones de los trabajadores".110 En la finca San Juan
Chicharras en Soconusco, otro agente municipal organizó un
sindicato y empezó una huelga de doscientos trabajadores

109
Informe de Carlos Vidal, 1926; Periódico Oficial del Estado, 16 de diciembre
de 1925, 6 de enero de 1926; De la Peña, Chiapas económico, II, p. 435; de John
Bedwell al Cónsul de Estados Unidos en Salina Cruz, 23 de junio de 1926, NA,
RG 84, Correspondence, Salina Cruz.
110
De R. Ruiz al Gobernador del Estado, 18 de agosto de 1925; de S. Castillejos
al Gobernador del Estado, 17 de agosto de 1925, AHCH, Gobernación, 1925.

236
EN DEFENSA DE LOS INTERESES DE CLASE

para aumentar los salarios a un peso por día.111 Cuando Lota-


rio Schamme, administrador de la finca Germania despidió a
más de doscientos trabajadores porque se habían afiliado a la
Confederación Socialista de Trabajadores de Chiapas el go-
bernador ordenó su inmediata reinstalación y un arbitraje.112
El gobierno estatal también se volteaba de espaldas cuan-
do campesinos sin tierra invadían propiedades privadas. Los
hacendados se quejaban de que malos elementos explotaban
a los trabajadores y los forzaban a apoderarse de tierras que
ni necesitaban ni sabían utilizar. Por ejemplo, un terratenien-
te afirmaba que un ingeniero agrario empleado por el Estado,
con la ayuda del presidente municipal y de catorce hombres
armados se metió a sus tierras para medir una división:
"Desgraciadamente muchas autoridades como este presi-
dente municipal creen que pueden ganar la simpatía del go-
bernador con órdenes salvajes de esta naturaleza."113
Una de las mayores dificultades que enfrentaron los go-
biernos posrevolucionarios en Chiapas —y todos los gobier-
nos en México hasta el día de hoy— fue el de los caciques.
Estos jefes locales podían ayudar o estorbar al gobierno esta-
tal en sus programas de reforma sobre todo en los de reforma
agraria. Para 1925 ya todos los caciques —algunos cínicos y
otros sinceros— se habían vuelto agraristas, es decir, aboga-
dos de la reforma agraria. Así por ejemplo, el presidente del
comité ejecutivo del ejido El Caucho usaba esa posición para
vender parcelas de tierra a residentes de otras comunidades
mientras que los veintinueve que habitaban la suya se queda-
ron sin tierra." 4 En 1926 los indígenas de Cancún (Chilón) se
quejaban de que su agente municipal los obligaba a llevar car-
gas por menos dinero del que ganaban antes de 1910, y tam-

111
Del Presidente Municipal, Tapachula, a Vidal, 12 de agosto de 1925; de los
señores Hind y Cía. al Secretario General de Gobierno, 13 de agosto de 1925,
AHCH, Gobernación, 1925, VIII.
112
Del Secretario Municipal, Tuzantán, al Secretario General de Gobierno, 8 de
diciembre de 1926; de M. Orduña, Confederación Socialista, a Vidal, 15 de diciem-
bre de 1926, AHCH, Fomento, 1926.
113
De J . Valásez a Vidal, 26 de enero de 1927, AHCH, Fomento, 1927, II. Véase
también numerosos ejemplos en el Ramo Fomento, 1925-1927.
114
Del Delegado Municipal, El Edén, a Vidal, 1 de diciembre de 1925, AHCH, Fo-
mento, 1927.

237
EL CAMINO A LEVIATÁN

bien a la servidumbre por deudas, además de que su dinero lo


ganaba vendiéndoles licor. Según ellos, las reformas de la
Revolución "sólo han servido para empeorar nuestra si-
tuación"." 5 Marcos y Agustín Bravo, fingiéndose agraris-
tas manejaban el ejido El Naranjo en Soconusco como si
fueran hacendados. Se alternaban entre ellos la presidencia
del comité administrativo del ejido y la agencia municipal, no
trabajaban la tierra pero se asignaban un sueldo de la caja, y
expulsaban a los ejidatarios o traían nuevos según su conve-
niencia. Cuando el presidente de la Comisión Local Agraria
Paniagua se enteró de esta situación corrió del estado a los
dos,116 pero desgraciadamente había muchos más de estos ca-
ciques sin escrúpulos que no se disciplinaban.
Situaciones como la anterior se habían extendido tanto y
provocaban tal confusión que el gobernador Vidal se vio obli-
gado a enviar una circular a todos los presidentes municipa-
les en la que decía:

Algunas autoridades municipales no sólo obstruyen


con demasiada frecuencia la labor [agraria] de los co-
mités ejecutivos y administrativos de los pueblos sino
que incluso los persiguen hasta el punto de cometer
abusos en su contra con lo cual violan la ley.117

El gobernador exigía que se pusiera fin a tales abusos y


que los funcionarios del gobierno apoyaran sin reservas los
esfuerzos en favor de la reforma agraria. Pero fue inútil. El ca-
ciquismo sobrevivió y los abusos continuaron. Había dema-
siados jefes y muy pocos inspectores del trabajo y además,
no puede olvidarse que los caciques desempeñaban una fun-
ción necesaria como mediadores entre la comunidad y el
mundo exterior. El Estado mexicano moderno nunca ha podi-
do realmente llegar a un acuerdo con el cacique a quien se

115
De varios ciudadanos de Cancún al Secretario General de Gobierno, 1 de
mayo de 1926, AHCH, Gobernación, 1926, XII.
116
De J. Martínez al diputado Paniagua, 17 de abril de 1926, AHCH, Goberna-
ción, 1926, XIV. Véase también: de D. Xetet y otros a Vidal, 28 de junio de 1927,
AHCH, Fomento, 1927, II.
117
Circular núm. 5, 1 de junio de 1926, AHCH, Fomento, 1926.

238
EN DEFENSA DE LOS INTERESES DE CLASE

considera como un paria político y que sin embargo, todavía


no ha podido ser remplazado por nadie mejor.1'8

En Chiapas se desató el infierno

Durante los años veinte las relaciones entre la federación y


los estados fueron un mosaico de alianzas entre los goberna-
dores y los líderes políticos nacionales. Los primeros eran por
lo general obregonistas o callistas con diversos grados de
lealtad y sinceridad. En 1926 un analista del Departamento
de Guerra de los Estados Unidos escribía que:

un gobernador que desea retener su gubernatura de-


be estar de acuerdo o al menos pretender que lo está,
con los líderes que controlan la administración fede-
ral pues en caso contrario siempre se encuentra la
forma de sacarlo y remplazado por alguien que apo-
ye los planes de quienes mandan.'19

Fernández Ruiz aprendió su lección en 1925 y Vidal la suya en


1927.
En 1926 el expresidente Alvaro Obregón violó uno de los
principios más sagrados de la Revolución de 1910 al decidirse
a buscar la reelección para en 1928 suceder a Calles en la pre-
sidencia. A fines del año el bloque obregonista en la legislatu-
ra nacional tuvo éxito en sus esfuerzos por enmendar la
Constitución a fin de permitir una reelección presidencial no
consecutiva. Sin embargo, dos aspirantes a la presidencia,
los generales Arnulfo Gómez y Francisco R. Serrano si-
guieron encontrando apoyo y estímulo a sus candidaturas.
En junio de 1927 el Partido Antirreeleccionista nominó a Gó-
mez para la presidencia y el Partido Revolucionario Nacional
nominó a Serrano. En ese mismo mes Obregón anunció ofi-
cialmente su candidatura120 y lo mismo que en 1910, 1920 y

118
Uno más Uno, 13 de abril de 1981.
119
"Local Political Conditions", 30 de marzo de 1926, NA, RG 165.
120
Dulles, Yesterday in México, véase el capítulo 38.

239
EL CAMINO A LEVIATÁN

1923, la cuestión de la sucesión presidencial llevó a una crisis


nacional.
La campaña electoral nacional hizo resurgir la vieja divi-
sión política en Chiapas. El gobernador Vidal, viejo amigo y
colega del general Serrano, se convirtió en director de su
campaña nacional. Según un observador, Vidal era "el eje
principal de serranísimo".121 Siguiendo las instrucciones del
gobernador, la legislatura se negó a aprobar la enmienda que
reformaba los artículos 82 y 83 de la Constitución para permi-
tir la reelección presidencial. Únicamente Chiapas y Veracruz
tomaron esta posición desafiante.122 Por su parte el senador
Tiburcio Fernández Ruiz veía el regreso de Obregón al poder
como un medio para el regreso también de los mapaches al
poder en Chiapas, de modo que en agosto de 1927 solicitó
al pleno del Senado la derogación de la autonomía estatal y el
nombramiento de un gobernador provisional, pero fracasó en
su intento dedicándose entonces a formar partidos obrego-
nistas en todo el estado en preparación para la lucha electoral
de 1928.123
En el otoño de 1927 el gobernador Vidal pidió licencia del
gobierno estatal a fin de dedicar todo su tiempo a la campaña
presidencial y dejó como gobernador provisional a su herma-
no Luis. Sin embargo, ya para ese momento los serranistas se
habían dado cuenta de que no podían competir pacíficamen-
te contra Obregón y Calles, de modo que hicieron planes para
una rebelión en alianza con los partidarios del general Gó-
mez. Según afirmaba Vidal, "con esos elementos [en contra
nuestra] es imposible triunfar democráticamente pero es po-
sible mostrar con la sangre la ridiculez del voto". 124 La revuel-
ta estaba preparada para el 2 de octubre de 1927 pero fue in-
terrumpida por las medidas rápidas y enérgicas que tomaron
Calles y Obregón quienes hicieron todo para evitar a como
diera lugar que se repitiera el desastre de De la Huerta. Al día
siguiente los principales miembros del partido serranista

121
Francisco J . Santamaría, La tragedia de Cuernavaca en 1927 y mi escapatoria
célebre, México, 1939, pp. 23, 27.
122
López Gutiérrez, Chiapas, III, p. 314.
123
ibid, p. 417.
124
Dulles, Yesterday in México, p. 338.

240
EN DEFENSA DE LOS INTERESES DE CLASE

fueron capturados en Cuernavaca. Calles ordenó la ejecución


de 14 prisioneros en un lugar llamado Huitzilac, en el camino
entre Cuernavaca y México, y ahí fueron asesinados entre
otros, Serrano y Vidal.126
A medio día del 3 de octubre el general Manuel Álvarez,
comandante de la guarnición federal en Tuxtla Gutiérrez reci-
bió órdenes del presidente Calles de asumir el control del go-
bierno estatal en Chiapas.126 El general a su vez ordenó a las
tropas federales que ocuparan todos los edificios públicos,
desarmaran a la policía estatal y municipal y capturaran al gober-
nador provisional Luis Vidal, al líder socialista Ricardo Alfon-
so Paniagua y a otros altos funcionarios del gobierno estatal.
Tan pronto como Luis Vidal entregó la hacienda del estado al
general Álvarez, todos fueron pasados por las armas.127
El 4 de octubre llegó a Tuxtla desde Tapachula el general
Jaime Carrillo, jefe de las operaciones militares en Chiapas
quien asumió el cargo de gobernador provisional. Inmediata-
mente remplazó a los ayuntamientos de todos los munici-
pios del estado con juntas de administración civil nombradas
por él. Mientras tanto las tropas federales encarcelaron a
cientos de funcionarios locales y estatales y ejecutaron a v¡-
dalistas por todo el estado. Por ejemplo los funcionarios de
Arriaga y Mapastepec fueron arrestados y se les subió en un
tren con rumbo a Tapachula, pero antes de que éste llegara a
su destino se les asesinó. El presidente municipal de San
Cristóbal, Juan Manuel Gutiérrez, fue ejecutado por el simple
hecho de tener ese importante puesto en la administración de
Vidal. Y como esos, hay informes de ejecuciones similares
sobre todo de los miembros del partido socialista.128 Se trató

125
Ibid., pp. 342-351.
126
"Declaraciones de Manuel Zepeda Lara (1935)" y "Declaraciones del señor
Alberto Solís Gamboa y profesor Epigmenio de León (1935)" en Datos para la histo-
ria del vidalismo en Chiapas, AHCH, carpeta 941.
127
Salvador Martínez Mancera, "Cómo fue la muerte del general Luis P. Vidal,
Gobernador de Chiapas", El Universal Gráfico, 25 de octubre de 1937.
128
El Universal, 9, 10, 11 de octubre de 1927; del Cónsul de Estados Unidos, Sa-
lina Cruz, al Encargado de Negocios, Embajada de Estados Unidos en la ciudad de
México, 15 de octubre de 1927, "Political Conditions", 9 de octubre de 1927, NA,
RG 84, Correspondence, Salina Cruz; del Cónsul de Estados Unidos, Frontera, al
Secretario de Estado, 8 de octubre de 1927, NA, RG 59, 812.00/29920.

241
EL CAMINO A LEVIATÁN

sin duda de una sangría. Un residente norteamericano sinteti-


zaba con bastante exactitud la situación: "supongo que sa-
ben que en Chiapas se desató el infierno. Han encarcelado o
asesinado a todas las autoridades y las nuevas se la pasan
amenazándonos".129
El vidalismo murió en Chiapas en octubre de 1927. A prin-
cipios de noviembre el diario Excélsior informaba que el sena-
dor Fernández Ruiz y su comité de propaganda obregonista
controlaban a todos los partidos políticos del estado.130 Esto
era sin duda una exageración. Si bien fue cierto que las cabe-
zas de la administración de Vidal y del Partido Socialista
Chiapaneco estaban muertas o habían abandonado el estado
para salvar el pellejo, a pesar de eso los partidos socialistas
locales y los sindicatos obreros sobrevivían y esta sería la ba-
se sobre la que se volvería a levantar el movimiento político
contra los mapaches.

Conclusiones

En 1920 la tarea inmediata y quizá la más importante que


enfrentaba México era la consolidación política. No parecía
inevitable la vuelta al centralismo autoritario luego de una dé-
cada de atomización política y con tantos caudillos regiona-
les. Los mecanismos de control político que había utilizado
Porfirio Díaz ya no eran aplicables. Durante la Revolución Mé-
xico había entrado en la era de la política de participación de
masas, de modo que ahora el control de obreros y campesi-
nos aparecía como necesidad. Los presidentes Obregón y
Calles utilizaron la reforma agraria y la sindicalización para
ayudar a la pacificación y para conseguir apoyo para sus go-
biernos. A su vez el apoyo que ellos dieron a las organiza-
ciones agrarias y laborales creó una formidable base política
que permaneció leal al gobierno en 1923-1924 contra De la
Huerta y en 1927-1928 contra Gómez y Serrano.

129
Del Cónsul de Estados Unidos, Salina Cruz, al Encargado de Negocios, 19 de
octubre de 1927, NA, RG 84, Correspondence, Salina Cruz, 1927.
130
Excélsior, 5 de noviembre de 1927.

242
EN DEFENSA DE LOS INTERESES DE CLASE

El gobierno de Tiburcio Fernández Ruiz en Chiapas inició


su quehacer político como si no hubiera existido la Revolu-
ción. El gobierno mapache se alió con los grupos de poder
tradicionales, hacendados y caciques, y trabajó activamente
contra la organización de los obreros y campesinos, de modo
que estos grupos se acercaron de manera casi natural a
aquellos opositores del régimen mapache que comprendían
el valor político de la organización proletaria. La política de
defensa de los intereses de clase fue correcta en los años
veinte y eso es lo que Carlos Vidal entendía como socialismo.
Después de 1925 ningún partido político pudo conseguir o
consevar el poder en Chiapas sin el apoyo de las organiza-
ciones agrarias y obreras. Este requisito llevó a su vez a la ex-
pansión del poder y del ámbito de acción del gobierno con el
fin de: 1. satisfacer las demandas de los obreros y campesi-
nos organizados y 2. poner a estos nuevos y poderosos elec-
tores cada vez más bajo el control y la supervisión del Estado.
A partir de 1927 la lucha política en Chiapas ya fue por la
hegemonía del gobierno estatal y para obtener la sumisión in-
condicional del movimiento obrero.

243
CAPITULO

8
La lucha por la hegemonía
La organización obrera no existe en el estado. Los
pocos grupos que funcionan con este título han
sido creados por las autoridades con el único pro-
pósito de un orden político y no existe en ellos ni
conciencia de clase ni lucha por una mejoría eco-
nómica y social.

Comité de obreros y campesinos


radicales revolucionarios cardenistas
de Soconusco, 1934*

E l asesinato del presidente electo Alvaro Obregón


en el verano de 1928 produjo una crisis política
nacional. El presidente Plutarco Elias Calles trató de evitar un
conflicto entre sus partidarios (entre los cuales se contaba la
poderosa organización obrera CROM) y los del caudillo asesi-
nado y para ello formó un partido del gobierno, el Partido Na-
cional Revolucionario (PNR).1
La propuesta de Calles fue que el PNR gobernara a Méxi-
co por consenso y conciliación, si bien él mismo pretendía

* "Memorándum" resumen de los cargos que organizaciones campesinas, ele-


mentos obreros y políticos hacen al Gobernador del Estado, Coronel Victórico Graja-
les, el comité de obreros y campesinos, Soconusco, 13 de diciembre de 1934,
Archivo General de la Nación, Fondo Lázaro Cárdenas, expediente 542.1/20. De
aquí en adelante se citará como AGN, LC, y los datos para su identificación.
1
La Confederación Regional de Obreros Mexicanos (CROM) disfrutó de una po-
derosa posición económica y políticamente, durante la administración del presiden-
te Plutarco Elias Calles. La CROM, y su brazo político, el Partido Laborista Mexica-
no, se opuso a la reelección del general Alvaro Obregón, temerosa de que, a sus ex-
pensas, favoreciera al Partido Nacional Agrarista (PMA). LOS obregonistas, después
del asesinato de Obregón, demandaron que Calies rompiera sus ataduras con la
CROM, la fuente más importante de su soporte político de masas.

245
EL CAMINO A LEVIATÁN

conservar un importante grado de influencia. 2 Y en efecto,


Calles siguió siendo el político nacional más poderoso luego
de que terminó su presidencia en 1928, aunque su autoridad
no fue ilimitada. Parte del precio de la paz entre obregonistas
y callistas fue la separación entre el gobierno y la CROM. De
1928 a 1934 los presidentes Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz
Rubio y Abelardo L Rodríguez no establecieron alianzas con
organizaciones obreras ni campesinas, más bien al contrario,
desalentaron cualquier acción política por parte de grupos
obreros y les exigieron sumisión incondicional al Estado. Esta
fue la política de hegemonía.3
Dicha política llegó a su fin cuando el general Lázaro Cár-
denas resultó electo candidato del PNR a la presidencia en
1933. Su nominación se debió en buena parte al apoyo de las
organizaciones obreras: Según el líder Vicente Lombardo To-
ledano:

La clase trabajadora veía en Cárdenas una esperanza


de justicia... él era el candidato del ala izquierda de
PNR y del movimiento obrero y era lia candidatura]
que lanzamos en contra de las vacilaciones del gene-
ral Calles.4

En efecto. Cárdenas creía que el movimiento obrero orga-


nizado debía ser un instrumento del Estado integrado a su
aparato institucional aunque dedicado a la lucha de clases.
Esa era la política de colaboración, "la política de masas". 5
Chiapas como todo el país, aunque en circunstancias di-
ferentes, siguió por el mismo camino. El vidaiismo había sido
de 1925 a 1927 una alianza fuerte y equilibrada entre el gobier-
no y las organizaciones obreras.6 Luego de que se le destruyó,

2
Rafael Loyola Díaz, La crisis Obregón-Calles y el estado mexicano, México, Si-
glo XXI, 1980, pp. 17-18.
3
Arnaldo Córdova, La clase obrera en la historia de México: en una época de cri-
sis, 1928-1934, México, Siglo XXI, 1980, pp. 19-38.
4
James Wilkie y Edna Monzón de Wilkie, México visto en el siglo xx. Entrevistas
de historia oral, México, Instituto Mexicano de Investigaciones Económicas, 1969,
pp. 309-310.
5
Córdova, La política de masas, p. 47.
6
Chiapas no fue la excepción en este aspecto. Felipe Carrillo Puerto logró una
alianza similar cuando gobernó Yucatán de 1921 a 1923, así como Adalberto Tejeda

246
LA LUCHA POR LA HEGEMONÍA

los gobiernos chiapanecos utilizaron —hasta 1936— a las


organizaciones obreras en sus luchas políticas con las fac-
ciones rivales. Siguiendo la política de hegemonía los gobier-
nos estatales crearon una organización obrera oficial cuya
influencia política fue escasa y que poco a poco fue perdien-
do el apoyo de los trabajadores y campesinos en Chiapas. En
1935-1936 el movimiento obrero independiente en el estado,
con ayuda de la administración cardenista, encabezó un mo-
vimiento para deponer a un gobernador y colocar en su lugar
a otro que se comprometiera a una política de alianza y co-
laboración. La lucha por la hegemonía había fracasado.

Las sombras macabras


de Vidal y Paniagua
Para fines de 1927 el Gran Partido Obrerista de Chiapas dirigi-
do por el senador, exgobernador y exjefe mapache Tiburcio
Fernández Ruiz se creía dueño del estado.7 Y sin embargo,
no era posible una vuelta al poder de los mapaches, por dos
razones. La primera, que Plutarco Elias Calles era presidente
de México y que desde 1923 cuando como secretario de gobier-
no se había reunido con el entonces gobernador Fernández
Ruiz conservaba un profundo desagrado por ese personaje,
de modo que era poco probable que le diera su apoyo en
1928. El regreso de Alvaro Obregón a la presidencia había si-
do la única esperanza para el partido mapache. El segundo
problema era la candidatura de Raymundo Enríquez para go-
bernador de Chiapas que se anunció en enero de 1928. El pe-
riódico pro mapache La Voz de Chiapas la consideraba como
una verdadera amenaza: "Las sombras macabras de Vidal y
Paniagua aún brillan en el horizonte del paisaje chiapaneco
anunciando a la gente una nueva era de dolor y miseria." 8
Una semana después de la purga federal contra el gobier-
no de Chiapas, el gobernador provisional Jaime Carrillo

en Veracruz en 1923-1924 y 1929-1932, y Lázaro Cárdenas en Michoacán en 1929-


1932.
7
La Voz de Chiapas, 29 de diciembre de 1927.
s
lbid., 12 de enero de 1928.

247
EL CAMINO A LEVIATAN

nombró como gobernador interino a Federico Martínez Ro-


jas, presidente municipal de San Cristóbal de Las Casas e hijo
del rebelde de 1911 Jesús Martínez Rojas, y como secretario
general de gobierno a Manuel Rabasa, hijo del gobernador
Ramón Rabasa.9 Este equipo político formado con los hijos
de dos enemigos demuestra cómo la política de conflictos re-
gionales y de élite desaparecía frente a los conflictos de clase.
Martínez Rojas era partidario de Fernández Ruiz de modo que
pronto destituyó a los vidalistas que hubieran quedado en al-
guna presidencia municipal después de la purga de octubre,
e hizo varios nombramientos de los cuales el más arriesgado
fue el del mapache Sostenes Ruiz para presidente municipal
de Tapachula, centro del movimiento obrero en Chiapas.10
Desde el momento mismo en que Martínez Rojas fue
nombrado, los partidos socialistas y los sindicatos obreros
enviaron un torrente de protestas a la ciudad de México
quejándose de que "nuestro estado ha caído en manos del
elemento reaccionario". 11 El gobernador interino fue acusado
de seguir políticas antiobreras y antiagrarias y de coludirse
con elementos del clero.12 Calles envió entonces agentes
secretos a Chiapas quienes confirmaron estos alegatos y en
marzo de 1928 el Senado destituyó a Martínez Rojas y nom-
bró interino al exconstitucionalista Amador Coutiño, quien
colocó en las presidencias municipales a enriquistas y prepa-
ró las elecciones.13
Tres candidatos entraron en la campaña de 1928: Luis C.
García, Raymundo Enríquez y Rafael Cal y Mayor. El primero,
un coronel bastante desconocido, era candidato de la frac-
ción de Fernández Ruiz. Los garciístas aseguraban tener el
apoyo de 57 partidos en el estado así como el del gobernador

9
lbid., 1 de marzo de 1928.
10
Información proporcionada por Daniela Spenser, 1981.
11
Del Partido Agrarista, Arriaga, a Calles, 30 de diciembre de 1927, AGN, OC,
408-Ch-16.
12
"Political Conditions", 15 de abril de 1928, NA, RG 84, Correspondence, Sali-
na Cruz.
13
"Dictamen que motivó la destitución del Lie. Federico Martínez Rojas", Méxi-
co, 21 de marzo de 1928, AHCH, carpeta 1616; La Voz de Chiapas, 19, 26 de abril,
10 de mayo de 1928.

248
LA LUCHA POR LA HEGEMONÍA

de Tabasco, el antividalista Tomás Garrido Canabal. El mejor


argumento que tenían sobre su candidato era que el oponen-
te fuera vidalista. 14 Raymundo Enriquez, originario de
Chiapa de Corzo, tenía 35 años de edad en 1928, había egre-
sado de la Escuela Nacional de Agricultura y había servido
durante dos periodos en la legislatura nacional, en 1920-1922 y
en 1926-1928. En 1920 había desempeñado un papel decisivo
en la creación del Partido Socialista Chiapaneco y dos años
después había colaborado en la fundación del Sindicato de
Obreros y Campesinos de Soconusco el primero de su tipo en
Chiapas. Además había sido amigo cercano y aliado político
de Vidal y Paniagua y contaba con impecables credenciales
obreristas y agrarias. Era en todos sentidos el sucesor lógico
de Vidal.15
Casi en el último momento se sumó a la competencia el
exzapatista Rafael Cal y Mayor, presidente del Partido Na-
cional Agrarista quien se creía el candidato más adecuado
puesto que Enriquez estaba ligado, si bien no directamente, a
la revuelta de Serrano. Sin embargo, Cal y Mayor tenía poco
apoyo organizado en el estado.16
Enriquez regresó a Chiapas a fines de 1927 para conseguir
apoyos para su candidatura. En diciembre el Partido Agrarista
Chiapaneco se los dio convirtiéndose así en la primera organi-
zación de la excoalición vidalista que le daba reconocimien-
to. 17 En febrero de 1928 Enriquez formó la Unión de Partidos
Revolucionarios con la ayuda de César Ruiz, Alberto Domín-
guez y Ernesto Herrera (nuevo presidente del PSC) que incluía
a 72 organizaciones socialistas, obreras y agrarias del
estado.18
La campaña y la elección de 1928 fueron muy típicas del

14
¿a Voz de Chiapas, 24 de noviembre, 29 de diciembre de 1927, 5, 19 de enero
de 1928.
15
Chiapas: Revista Mensual, Tuxtla Gutiérrez, 12 de octubre de 1928; "¿Quién
es Raymundo Enriquez?", La Vanguardia, 28 de agosto de 1932.
16
"Del Partido Progresista Chiapaneco Pro-Enríquez al pueblo chiapaneco", 26
de julio de 1928, AHCH, carpeta 1623.
17
Del Partido Agrarista a Calles, 30 de diciembre de 1927, AGN, OC, 408-Ch-16.
18
De Enriquez al Club Laborista de Margarita, 27 de mayo de 1928, AGN, OC,
408-Ch-16.

249
EL CAMINO A LEViATÁN

México de los veinte. Enríquez contaba con el apoyo del go-


bernador interino Coutiño quien suspendió los pagos de sala-
rios del gobierno y utilizó el dinero para patrocinar la campa-
ña electoral.19 El partido garciísta criticó a los funcionarios del
partido socialista y emprendió una campaña de calumnias con-
tra Enríquez que incluía documentos falsificados que lo impli-
caban en el asesinato del presidente electo Obregón en julio de
1928.20 En septiembre los tres candidatos afirmaron su triunfo.
El primero de noviembre cada uno de los tres partidos insta-
ló su legislatura estatal en Tuxtla Gutiérrez, cada una de las
cuales declaró gobernador electo a su candidato. Pero Calles
sólo reconoció a Enríquez, de modo que Cal y Mayor decidió
retirarse. El día 24 de ese mismo mes la policía del estado en-
carceló a toda la legislatura garciísta y al equipo de redactores
de La Voz de Chipas. Cuando Enríquez tomó posesión como
gobernador el primero de diciembre, su posición estaba ase-
gurada, al menos por el momento. 21

Continuidad y cambio

Hasta bien entrados los años treinta, Chiapas no se había re-


cuperado económicamente de la destrucción material de la
Revolución ni de la caída en el comercio y en los precios de las
mercancías que provocó la depresión. El número total de
hectáreas cultivadas decayó durante la década de 1920 pues
los terratenientes preferían invertir en ganado y caballos.
También en esta década y en la siguiente disminuyó el rendi-
miento de maíz por hectárea en las tierras bajas del centro,
como resultado de la caída de la agricultura comercial y el
aumento de la medianería y el rentismo.22 Más aún, los prime-
ros años de la reforma agraria aunque no habían sido radica-

19
Del Inspector de Correos, Arriaga, a Calles, 22 de julio de 1928, A G N , OC,
217-Ch-18.
20
Del Presidente de la Liga Revolucionaria del Estado de Chiapas a Calles, 1 de
septiembre de 1928, AGN, OC, 408-Ch-16; La Voz de Chiapas, 16 de septiembre de
1928.
21
Excélsior, 7, 8, 27 de noviembre, 2 de diciembre de 1928.
22
Wasserstrom, "White Fathers and Red Souls", figura 15.

250
LA LUCHA POR LA HEGEMONÍA

les ni en intención ni en ejecución, según un hacendado


"habían matado todo el espíritu de empresa".23
La reforma agraria ya tenía diez años de existencia y aún
no se podía considerar como un éxito. De las casi trescientas
solicitudes de tierra que se presentaron entre 1915 y 1930, só-
lo se habían creado 67 ejidos que beneficiaban a unos 10 mil
campesinos de una población rural total de casi medio millón
y sólo habían sido afectadas 16 grandes haciendas de un to-
tal de 80 que tenían más de 5 mil hectáreas y eso parcialmen-
te. La única modificación importante en la tenencia de la
tierra había ocurrido durante la administración de Fernández
Ruiz (1920-1924) cuando aumentó en varios miles el número
de pequeñas propiedades privadas.24
Lo más impresionante de los cambios que sucedieron en
los años veinte fue su disparidad regional. Las movilizaciones
de las clases populares que habían logrado el Partido Socialista
Chiapaneco y la administración de Vidal (1925-1927) tuvieron
su mayor éxito en los departamentos de Soconusco, Maris-
cal y Tonalá, y si bien aún no terminaba la lucha por la tierra y
por los derechos de los trabajadores, sí se había conseguido
un buen principio. La mayoría de los ejidos pertenecía a esta
región lo que indica que el grado de organización de los tra-
bajadores y el deseo del gobierno de evitar posibles conflic-
tos. Los salarios eran aquí más altos y las condiciones de
trabajo mejores que en el resto del estado, mientras que los
sindicatos y partidos socialistas servían como eficientes guar-
dianes en contra del maltrato, el abuso en el tiempo del traba-
jo, los salarios y la servidumbre por deudas.25
En cambio en las tierras altas del centro y en los departa-
mentos de Chilón, Palenque y Simojovel las condiciones eran
completamente diferentes pues no se habían producido mo-
vilizaciones en las partes indígenas del estado. Frans Blom
observó en 1925 que

23
Anuario de 1930, p. 288; de Dolores de Triado a Cárdenas, 1 de noviembre de
1937, ASRA, Cintalapa, 23:589.
24
Anuario de 1930, pp. 340, 383; Anuario de 1938, pp. 196-197.
25
Favre, Cambio y continuidad, pp. 76-77; Wasserstrom, "La evolución de la
economía regional", p. 496; Reconstrucción, 5 de abril de 1925.

251
EL CAMINO A LEVIATÁN

los indígenas que viven en libertad en las lejanas


tierras de las haciendas están obligados a cumplir
con una cierta cantidad de trabajo al año a cambio de
la renta, y se les alimenta y paga principalmente con
créditos de la tierra local.26

El historiador Frank Tannenbaum observó en 1927 en San


Cristóbal que "la gente aquí vive principalmente del trabajo
en las plantaciones cafetaleras en el sur del estado... después
de muchos meses y años de trabajo un indígena puede tener
la posibilidad de pagar su deuda, pero no siempre". 27 No
había sindicatos obreros en las zonas altas pobladas por
indígenas. La reforma agraria había pasado de largo por estos
lugares. Zinacantán en el departamento de Las Casas es un
ejemplo de que la reforma agraria languidecía. En 1925 se
presentó la primera solicitud de tierra de ese lugar y pocos
campesinos la firmaron convencidos de que eso los obligaría
al servicio militar. El resultado fue que no se hizo ningún es-
fuerzo organizado para pasarla a la Comisión Local Agraria y
la solicitud quedó en el olvido sin que hubiera ningún nuevo
intento de los zinacantecos por obtener tierra hasta 1933.28
A diferencia de los indígenas en Mariscal, los del resto del
estado carecían de un liderazgo dinámico y confiable como el
de Ricardo Alfonso Paniagua y el PSC en los años veinte. De-
be recordarse que el programa de reparto porfirista había sido
más amplio en Mariscal y en Soconusco que en las tierras al-
tas del centro lo que también explica las movilizaciones de
trabajadores en este lugar.
La revolución en Chiapas no estuvo dirigida a destruir el
capitalismo o a la clase capitalista. La burguesía participó en
los dos bandos durante la guerra civil y sirvió en las admi-

26
Tríbes and Temples, II, p. 331.
27
Frank Tannenbaum, Peace by Revolution: An Interpretation of México, Nueva
York, Columbia University Press, 1933, pp. 29-30.
28
Matthew Edel, "Zinacantan's Ejido: The Effects of Mexican Land Reform on
an Indian Community ¡n Chiapas", manuscrito no publicado, 1962, p. 12. Véase
también: Julián Pitt-Rivers y Norman A. McQuown, "Historial Change and Conti-
nuity ¡n Settlement, Society, Language, and Ethnic Relations Among the Tzeltal-
Tzotzil Indians of Highlands Chiapas", en Chicago Mimeographs, Manuscritos no
publicados, vol. 12, pp. 2-3.

252
LA LUCHA POR LA HEGEMONÍA

nistraciones de Fernández Ruiz y de Vidal. El conflicto político


de los años veinte se dio entre aquellos que querían la moder-
nización sin reformas y los que querían las dos cosas juntas.
La movilización política de la clase trabajadora hizo que fuera
necesario un gobierno reformista y obligó a modificaciones
en la inversión y utilización del capital, a pesar de lo cual, éste
siguió siendo el rey.
El uso del capital sufrió importantes transformaciones como
resultado del programa agrario y de la Revolución. A excep-
ción de Soconusco, la agricultura comercial decayó conforme
los terratenientes invertían en propiedades no expropiables,
es decir, en ganado y comercios. Por ejemplo, el exgobernador
Manuel Rovelo Arguello vendió sus propiedades a principios
de los veinte y compró bienes raíces en la ciudad de México.
En San Cristóbal —precisamente en ese lugar— "los comer-
ciantes empezaron a ser parte de las clases altas". 29
En 1920 y 1921 los comerciantes y terratenientes de Tuxtla
Gutiérrez y de San Cristóbal formaron cámaras de comercio
con el objetivo de presionar por leyes y reformas favorables al
capital.30 Por ejemplo se puede ver en las actas de la Cámara
de Comercio de Tuxtla de fines de esta década y de la si-
guiente cómo se llevaron a cabo constantes consultas con el
gobernador, el tesorero estatal y otros altos funcionarios de
la administración para tratar sobre asuntos relativos a políti-
cas impositivas, problemas obrero-patronales, obras públicas
y otros. Estas actas indican que hubo cooperación entre la
cámara de comercio y el gobierno estatal.31
Tanto los hacendados como los comerciantes empezaron
a organizarse. En 1933 se fundó la Liga de Productores de Café
que representaba a los plantadores de los departamentos de
Las Casas, Simojovel, Palenque y Comitán.32 También en los

29
Para las cifras de producción de maíz y frijol véase: Jorge A. Vivó Escoto, Es-
tudio geografía, pp. 51, 64; Lowenthal, "Élite of San Cristóbal".
30
"Cámara Nacional de Tuxtla Gutiérrez de Comercio, AHCH, carpeta 475; Bo-
letín de la Cámara Nacional de Comercio, Agricultura e Industria de San Cristóbal
las Casas, 31 de marzo de 1928.
31
"Cámara Nacional de Tuxtla Gutiérrez", AHCH, carpeta 475.
32
De José Ruiz, San Cristóbal, a Rodríguez, 5 de septiembre de 1933, Archivo
General de la Nación, Fondo Abelardo L. Rodríguez, expediente 08/183. De aquí en
adelante se citará como AGN, ALR, y los datos para su identificación.

253
EL CAMINO A LEVIATÁN

años treinta se iniciaron las organizaciones de ganaderos. Es-


tas uniones, asociaciones y cooperativas se formaron para
defenderse de los ladrones de ganado (y de las comunidades
agrarias), para mejorar la medicina veterinaria y para pre-
sionar por mejores leyes ganaderas estatales.33
Soconusco siguió dominado por el cultivo, procesamiento
y exportación del café en manos de alemanes.34 A principios
de la década de los treinta había 91 plantaciones principa-
les de café de las cuales 75 pertenecían a sólo 16 familias.35 En
1929 los cultivadores organizaron el Partido Democrático pro
Tapachula para controlar el ayuntamiento.36 Cuando durante
la depresión mundial bajaron los precios del café, el goberna-
dor Enríquez, en respuesta a las demandas de la Asociación
de Productores de Café de Soconusco, redujo los impuestos
estatales sobre la producción de ese producto a fin de ayudar
a la industria.37 Los cultivadores también se unieron para for-
mar ejércitos privados llamados guardias blancas que debían
proteger sus propiedades y atemorizar tanto a las comunida-
des agrarias como a las reuniones del partido socialista.38
Hasta 1936 los cafetaleros permanecieron a salvo de la expro-
piación agraria, tanto en la legislación estatal como en la fede-
ral, lo que permite entender el alto grado de control económico
que tenían los cultivadores de Soconusco durante los años
veinte y treinta, y es que la producción de café era demasiado
importante y producía demasiadas utilidades como para per-
mitir que la afectaran los agraristas. Los impuestos estatales
sobre las plantaciones cafetaleras y sobre la producción y ex-
portación significaban entre el 60 y 80% del total de los ingre-

33
Moisés T. de la Peña, "La potencialidad ganadera de Chiapas", Ateneo Chis-
pas, 1951, pp. 51-52.
34
Del Presidente Municipal, Tapachula, al Secretario General de Gobierno, 16
de abril de 1929, AHCH, Gobernación, 1929, II. Este documento registra a los princi-
pales hacendados de café y ganado en Soconusco.
35
Leo Waibel, La Sierra Madre de Chiapas, México, Sociedad Mexicana de Geo-
grafía y Estadística, 1933, pp. 122-127.
36
¿a Vanguardia, 16 de noviembre de 1930.
37
Periódico Oficial del Estado, 26 de febrero, 1 de noviembre, 30 de diciembre de
1930, 30 de diciembre de 1931.
38
"Memorándum", 13 de diciembre de 1934, AGN, LC, 542.1/20.

254
LA LUCHA POR LA HEGEMONÍA

sos de la hacienda estatal en agricultura y entre el 30 y 50%


del total de impuestos del estado.39

Un régimen de instituciones
El asesinato del presidente electo Alvaro Obregón en julio de
1928 provocó una seria crisis en México. Sus partidarios sos-
pechaban que el movimiento obrero callista (la CROM y su
líder Luis Morones) era el autor intelectual del crimen y se
oponían definitivamente a que Calles permaneciera en la pre-
sidencia por más tiempo del que le correspondía. Éste respe-
tó los poderosos sentimientos, aseguró a los obregonistas lo
que querían oír y además les propuso que México abandona-
ra "la época de los caudillos y estableciera un régimen de ins-
tituciones". En acuerdo con los obregonistas moderados de
la legislatura, Calles nombró presidente interino al goberna-
dor Emilio Portes Gil, mientras se llevaba a cabo la elección
de quien debía concluir el periodo de Obregón. Portes Gil era
un político "que representaba la frontera entre obregonistas
y callistas" y asumió el cargo el primero de diciembre de
1928.40
El "régimen de instituciones" que Calles proponía comenzó
a tomar forma a fines de 1928 y principios de 1929. Cuando
antes de dejar la presidencia, reunió a un comité para organi-
zar el Partido Nacional Revolucionario (PIMR), y preparó una
convención para marzo de 1929 en Querétaro, en la cual se le
debería fundar y elegir un candidato presidencial.41 El PNR es-
taba planeado como una coalición de los partidos nacionales
y regionales ya existentes. Portes Gil lo describía como

un partido del Estado. El Partido Nacional Revolu-


cionario es definitivamente un partido del gobierno.
No vamos a defraudar a la opinión pública como ha

39
Manuel E. Guzmán, Chiapas: Estudio y resolución de algunos problemas eco-
nómicos y sociales del estado, México, 1930, p. 17.
"°Loyola Díaz, La crisis Obregón-Calles, pp. 106-107, 112-113.
41
Ibid., p. 135.

255
EL CAMINO A LEVIATÁN

sucedido en el pasado pretendiendo que será un par-


tido independiente. La Revolución hace necesario que
el gobierno cuente con un órgano de promoción y de
dfifensr,.42
Aarón Sáenz, gobernador de Nuevo León y director de la
campaña de reelección de Obregón parecía el candidato más
popular para presidente, pero Calles lo consideraba una amena-
za potencial a su autoridad razón por la cual eligió a Pascual
Ortiz Rubio, un político poco conocido y aún menos distin-
guido a quien la convención del partido nominó el 2 de marzo
de 1929.
Al día siguiente los obregonistas se rebelaron encabeza-
dos por el general Gonzalo Escobar. El gobierno aplastó la re-
belión en mayo, en julio Ortiz Rubio resultó electo y en di-
ciembre asumió el cargo.43
Había nacido el régimen de caudillos y el parto había sido
atendido por un caudillo.
La lucha entre obregonistas y callistas tuvo su similar en
Chiapas. El gobernador provisional Coutiño era un obrego-
nista con credenciales agrarias que no tenía intención de dejar
manor libres a Enríquez para gobernar. La Unión de Partidos y
la legislatura estatal se llenaron de partidarios del exgoberna-
dor provisional. El 10 de diciembre la Unión de Partidos apo-
yó a Aarón Sáenz y se adhirió al PNR. En la convención
de Querétaro la delegación de Chiapas recibió instrucciones de
votar por Sáenz aun cuando ya estaba claro que Calles quería
a Ortiz Rubio.44 Desde el principio la administración de En-
ríquez estuvo presionada por fuerzas externas pero a pesar
de eso y aún antes de la consolidación del callismo en la
ciudad de México, supo maniobrar para tomar el control polí-
tico en su estado. En febrero de 1929 el gobernador viajó a la
capital para consultas con Calles. A su regreso visitó Mariscal
y Soconusco dispensando toda suerte de favores y conferen-
ciando con líderes del movimiento obrero en busca de apoyo
político. En marzo el gobierno'del estado organizó una "fuer-

42
0sorio Marbán, El partido de la revolución, pp. 56-57, 213.
43
Loyola Díaz, La crisis Obregón-Calles, pp. 127-145.
M
Excélsior, 19 de diciembre de 1928, 2 de marzo de 1929.

256
LA LUCHA POR LA HEGEMONÍA

za de defensa social" compuesta por 2 mil hombres que fue


puesta bajo el mando de un enriquista confiable.45
El primer paso lo dio Enríquez en mayo cuando destituyó
al ayuntamiento de Tuxtla Gutiérrez que era pro coutiñista. En
agosto obligó a renunciar a César Ruiz, secretario general de
la Unión de Partidos lo que le valió la crítica de los cputiñistas
en la prensa nacional. Para septiembre la Unión de Partidos
ya era enriquista con la única excepción del secretario de pro-
paganda, Ernesto Herrera, presidente del Partido Socialista
de Soconusco (PSS) y presidente municipal de Tapachula.46
Entonces la facción de Coutiño devolvió el golpe. El 18 de
septiembre sus legisladores estatales se reunieron en un hotel
en Tuxtla Gutiérrez y acusaron al gobernador de apropiarse
de fondos estatales, razón por la cual retiraron su apoyo a esa
administración y pidieron la intervención del Senado y la des-
titución de Enríquez. Inmediatamente el gobernador arrestó a
los diputados disidentes, los expulsó de la legislatura estatal y
llamó a los suplentes que le eran leales. El comité ejecutivo
nacional del PNR apoyó al gobernador. Para principios de oc-
tubre Ernesto Herrera dejó su puesto de presidente municipal
y presidente del partido socialista y abandonó el estado. El
político más poderoso de Chiapas fuera del gobierno había si-
do exiliado por Enríquez.47
Para fines de 1929 el gobernador Raymundo Enríquez ha-
bía consolidado su poder dentro de las instituciones políticas
más importantes de Chiapas con lo cual concluyó la primera fa-
se de su lucha por la hegemonía en el estado. Pero todavía le
amenazaban desde afuera poderosos enemigos.

Un gobierno que centraliza todo el poder


Había otros además de Amador Coutiño que querían tener
influencia política en Chiapas. Por ejemplo, Tomás Garrido

45
La Vanguardia, 24 de febrero, 1 de marzo de 1929; El Universal, 1 de marzo de
1929.
46
La Vanguardia, 12 de mayo, 22 de agosto, 14 de septiembre de 1929.
47
"Al pueblo chiapaneco", Lie. Amador Coutiño, México, D.F., diciembre de
1929, en ASRA, Huixtla, 25:590(723.8); La Vanguardia, 22 de septiembre, 6 de oc-
tubre de 1929.

257
EL CAMINO A LEVIATÁN

Canabal caudillo del estado de Tabasco; el exzapatista Rafael


D. Cal y Mayor, y el creciente movimiento obrero dirigido por
comunistas en Soconusco. Estas amenazas obligaron a Enrí-
quez a intentar dominar al movimiento obrero socialista en lu-
gar de buscar una alianza como habían hecho Vidal y Pa-
nlagua. La deserción de Herrera había debilitado la confianza
de Enríquez en la fidelidad política de los socialistas soconus-
censes, más aún cuando que el movimiento obrero era ahora
mucho más amplio y heterogéneo que en 1925. El goberna-
dor se vio obligado a crear para su propia defensa, un nuevo
mecanismo de regulación política laboral.
Tomás Garrido Canabal, gobernador de Tabasco (1922-
1926) y obregonista leal había sido un decidido opositor del
gobierno de Carlos Vidal por su indulgencia con el clero y por
su vinculación con la CROM, hasta el grado de que en 1926
había exigido la renuncia de Vidal. Un motivo adicional de
conflicto había sido el deseo de los dos gobernadores de uni-
ficar en una sola organización a todos los trabajadores rurales
de Chiapas, Tabasco y Yucatán. Vidal consideraba que esta
unificación debía tener lugar bajo la dirección de la CROM y
de su propia Confederación Socialista de Trabajadores mien-
tras que Garrido quería llevarla a cabo bajo la dirección de su
Liga Central de Resistencia.48
Garrido dio el primer paso para meterse en Chiapas un
mes después del asesinato de Vidal en Huitzilac: fundó dos li-
gas de resistencia en Pichucalco y Palenque,49 al mismo tiem-
po que se establecían en el estado varias pequeñas uniones
de trabajadores plataneros bajo el control de la garridista li-
ga de productores de Rotan. Como Garrido tenía relaciones cer-
canas con Fernández Ruiz, en 1929 el Gran Partido Obregonis-
ta Mapache nombró al tabasqueño vicepresidente honorario.50

48
Carlos Martínez Assad, El laboratorio de la revolución. El Tabasco garridista,
México, Siglo XXI, 1979, Dp. 164-165, 170-171; La Voz de Chiapas, 9 de febrero, 7
de junio de 1928.
49
De Rafael López al gobernador Martínez Rojas, 10 de noviembre de 1927,
AHCH, Fomento, 1927. Véase también en el mismo volumen: "Estatutos de la Liga
de Resistencia del distrito de Pichucalco".
50
Martínez Assad, El laboratorio de la revolución, p. 129; La Voz de Chiapas, 5
de enero de 1928.

258
LA LUCHA POR LA HEGEMONÍA

En 1930 Garrido se convirtió por segunda vez en gobernador


de Tabasco y hubiera continuado ampliando su poder en
Chiapas si Enriquez no lo hubiera detenido.
El gobernador Enriquez también tuvo que enfrentar la
oposición de Rafael Cal y Mayor, obregonista que tenía la
ambición de convertirse en gobernador de Chiapas. Al co-
menzar la administración de Portes Gil en 1929, éste derramó
favores a la Liga de Comunidades Agrarias (LCA), una orga-
nización nacional que dirigía Cal y Mayor. Mediante esta ac-
ción el gobierno nacional pretendía controlar el crecimiento
de la Liga Nacional Campesina (LNC), que era más radical y
tenía afiliados en 16 estados con más de 300 mil miembros.51
La LCA de Cal y Mayor nunca pudo ni siquiera acercarse a
tener la influencia que alcanzó la LIMC pero en cambio sí le
sirvió para dedicarse a minar el control de Enriquez sobre las
organizaciones campesinas en Chiapas. La LCA fundó ligas
en Cintalapa en 1929 y en Huixtla y Pijijiapam en 1930,52 con
instrucciones de Cal y Mayor de obedecer exclusivamente
sus órdenes. En 1930 la LCA ordenó a su liga en Cintalapa ha-
cer caso omiso de una orden del gobierno estatal de desocu-
par una determinada propiedad.53 Cal y Mayor, lo mismo que
Garrido Canabal, trabajaba por erosionar la autoridad del go-
bierno de Chiapas dentro del movimiento de la clase trabaja-
dora.
Pero así y todo, en ese mismo año, el movimiento obrero
comunista de Chiapas representó una amenaza mayor para
Enriquez que Coutiño, Cal y Mayor y Garrido Canabal. En
1928 un yugoslavo llamado J . Graham Bukovich organizó
— con ayuda de propagandistas de Veracruz y líderes obreros
locales descontentos con los regímenes posvidalistas— el
Bloque Obrero y Campesino en Tapachula, que aunque se

61
Lorenzo Meyer, Historia de la Revolución mexicana: El conflicto social y los
gobiernos delmaximato, vol. 13, México, El Colegio de México, 1978, p. 245.
52
De Cal y Mayor a Portes Gil, 31 de diciembre de 1929, ASRA, Cintalapa,
23:589; de la Liga Central a Cárdenas, 18 de julio de 1936, ASRA, Huixtla, 25:590;
de la Procuraduría de Pueblos a la Comisión Nacional Agraria, ASRA, Pijijiapam,
•23:8237.
53
Del Ing. Sub-Auxiliar al Agente General de la Secretaría de Agricultura y Fo-
mento, 31 de enero de 1931, ASRA, Cintalapa, 23:589; Excéisior, 31 de diciembre
de 1930.

259
EL CAMINO A LEVIATÁN

decía comunista permaneció independiente del Partido Co-


munista Mexicano (PCM) desde 1928 hasta 1931. Para 1930
esa organización que ya se llamaba Oposición Sindical Revo-
lucionaria incluía a casi 80 sindicatos obreros y comisiones
agrarias que se consideraban a sí mismas comunistas o so-
cialistas pero no enriquistas. Los comunistas de Soconusco
conformaron la oposición más consistente contra el crecien-
te control del Estado sobre las organizaciones obreras y cam-
pesinas durante los años treinta y cuarenta.54
Los partidarios de Cal y Mayor y de Amador Coutiño par-
ticiparon en las elecciones estatales de 1930. Sin embargo, el
comité estatal del PNR (que era también la dirección de la
Unión de Partidos) controló el proceso electoral y eligió a su
planilla completa. "Frente a la fuerza política invencible del
comité ejecutivo estatal del PNR no hay oposición posible",
escribía el diario pro administrativo La Vanguardia. Por su
parte El Baluarte Chiapaneco que se publicaba en la ciudad
de México y era pro coutiñista lo presentaba así: "un gobier-
no que centraliza todo el poder en la sola persona del gober-
nador no merece otro nombre que el de dictadura". 55
En respuesta a la amenaza externa de los obregonistas y a
la interna de los comunistas, la administración de Enríquez
emprendió esfuerzos para unificar al movimiento obrero a
mediados de la década. Luego de negociaciones largas y
difíciles entre el gobierno y las organizaciones obreras, el co-
mité ejecutivo estatal del PNR pudo al fin reunir en Ocozo-
coautla", a "la primera gran convención de obreros y cam-
pesinos", y crear la Confederación Campesina y Obrera de
Chiapas en marzo de 1931 (CCOC) que remplazaba a la comi-
sión agraria y obrera de la Unión de Partidos. La mayoría de la
asamblea estuvo formada por el Sindicato de Obreros y Cam-
pesinos de Soconusco dirigido por Gonzalo Méndez que lle-
vó a 200 representantes. Como el Bloque de Obreros de los
comunistas no estaba reconocido por el gobierno no se le in-
vitó. El único desacuerdo que hubo en la convención fue res-

54
García de León, "Lucha de clases", pp. 75-77.
55
La Vanguardia, 12 de octubre, 9 de noviembre de 1930; El Baluarte Chiapane-
co, México, D.F., 20 de septiembre de 1930.

260
LA LUCHA POR LA HEGEMONÍA

pecto a la inclusión de los trabajadores indígenas migrantes


en el sindicato soconuscense, una modificación que el go-
bierno quería imponer y a la que Méndez se resistía por temor
a "diluir el fervor revolucionario".
A pesar de todo, la CCOC inició la sindicalización de los
indígenas de las tierras altas pero separada de las uniones so-
cialistas independientes y dirigida por políticos ladinos del
propio estado. El primer comité ejecutivo del CCOC estuvo
formado por líderes obreros y no por políticos, la mayoría de
ellos soconuscenses.56
Un año antes de la selección del PNR estatal para el próxi-
mo gobernador, Raymundo Enríquez ya había pactado con la
mayor parte del movimiento obrero chiapaneco y los térmi-
nos de dicho acuerdo eran claros: a cambio del apoyo obrero
al PNR estatal, el gobierno favorecía las solicitudes agrarias y
los arbitrajes laborales de las organizaciones miembros del
CCOC. La sindicalización obrera oficial se había vuelto reali-
dad en Chiapas.

El programa de Enríquez
Casi a fines de 1929 el expresidente Calles, jefe máximo de la
Revolución, volvió de un viaje por Europa y señaló que en su
opinión el programa de la refoma agraria producía más daño
que beneficio. En junio de 1930 insistió en que:
cada uno de los gobiernos estatales debería fijar un
periodo relativamente breve durante el cual las co-
munidades que aún tuvieran derecho de solicitar
tierras lo hiciera y después, una vez pasado ese tiem-
po, no se hablara una palabra más sobre este
asunto.57
La administración de Ortiz Rubio llamó entonces a los go-
bernadores a una reunión en la ciudad de México y les pidió

56
"The Agrarian Movement", febrero de 1931, NA, RG 165; del subdelegado
Marín de la Peña a la Comisión Nacional Agraria, 24 de febrero de 1931, ASRA,
Ocozocoautla, 23:606; La Vanguardia, 8 de marzo, 15 de marzo, 5 de julio, 31 de
agosto de 1931.
57
Simpson, The Ejido, pp. 113-114, 117-118.

261
EL CAMINO A LEVIATÁN

que decretaran leyes para terminar con las comisiones agra-


rias en sus estados. Sin embargo, algunos gobernadores no
podían aceptar estas medidas ya fuera por convicción o por
presiones políticas en sus estados y Raymundo Enríquez era
uno de ésos para quien las dos razones eran válidas.68
En junio de 1931 el PNR de Chiapas anunció, en respuesta
al llamado de la legislatura nacional para terminar con la re-
forma agraria en un plazo de veinte días, que "para Chiapas
sería perjudicial terminar con los esfuerzos agrarios". 59 Y en
efecto, así era. Chiapas era uno de los pocos estados que
había aumentado en lugar de disminuir el ritmo de la reforma
agraria entre 1929 y 1932.60 En el periodo que va de 1928 a
1932 la administración de Enríquez entregó provisionalmente
126 concesiones ejidales que totalizaban más de 200 mil hectá-
reas y beneficiaban a casi 14 mil familias (véase la tabla 11).
Esta cifra se compara favorablemente con la de Lázaro Cár-
denas, gobernador de Michoacán que en el mismo lapso en-
tregó 141 mil 663 hectáreas a 181 comunidades.61
Para acelerar la institucionalización de la reforma, la admi-
nistración de Enríquez organizó el Departamento del Trabajo,
Defensa Proletaria y Bienestar Social, una oficina que pro-
porcionaba asesoría legal gratuita a los trabajadores y comu-
neros en todos los procedimientos y disputas sobre la tierra y
el trabajo, supervisaba los contratos laborales y su cumpli-
miento así como el funcionamiento de las juntas de rela-
ciones laborales. Los inspectores del trabajo empleados por
el departamento tenían obligación de realizar visitas periódi-
cas a todas las haciendas de su jurisdicción para vigilar las
condiciones de trabajo, negociar contratos colectivos y ase-
gurar el cumplimiento de las disposiciones sobre salarios
mínimos.62 Para fines de 1931 el departamento había supervi-

58
Robert E. Scott, "Some Aspects of Mexican Federalism, 1917-1948", discur-
so, University of Wisconsin, 1949, p. 185.
59
La Vanguardia, 28 de junio de 1931.
60
"La reforma agraria y los gobiernos de los Estados", en Excélsior, 30 de no-
viembre de 1930.
61
Romana Falcón, "El surgimiento del agrarismo cardenista —Una revisión de
las tesis populistas — " , en Historia Mexicana XXVII (enero-marzo de 1978), p. 346.
62
Informe de Raymundo Enríquez, 1932; del Inspector General al Inspector Ló-
pez, 31 de enero de 1931, AHCH, Personal y Cuenta, 1931.

262
LA LUCHA POR LA HEGEMONÍA

sado las negociaciones sobre contratos colectivos de 14 mil


trabajadores. Existen muchos informes sobre la mejoría en
las condiciones laborales, el cumplimiento de la ley de sala-
rios mínimos, las indemnizaciones a trabajadores accidenta-
dos y las multas a hacendados, todo ello como resultado de
la intervención gubernamental.63
Aunque Enríquez dio prioridad a la educación rural en
Chiapas, ésta siguió marchando muy por detrás del ritmo que
tenía el gobierno federal en la creación de escuelas primarias
en el estado (véase la tabla 12). El aumento en la ayuda de la
capital incluía también de paso a algunos burócratas federa-
les entrometidos que en ocasiones creaban conflictos con las
autoridades estatales.64
"Los únicos tres grandes problemas que tiene el actual
gobierno —escribía en 1929 el diario pro gobiernista La
Vanguardia— son sin duda alguna los de caminos, caminos y
caminos". 65 En efecto, ningún proyecto interesó más a
Enríquez que la construcción de caminos. Los primeros
cuatro puntos de su programa administrativo inicial se
referían a proyectos específicos de construcción de carrete-
ras, y a pesar de las arcas vacías que encontró al asumir el
cargo, el gobernador dedicó veinte por ciento del presupues-
to a caminos, el rubro particular al que más recursos destinó.
Empezó por pavimentar la carretera estatal y además ini-
ció la construcción de tres importantes caminos. Según Enrí-
quez "Los caminos serán el mejor legado que podré dejar a
mis hijos." 66

Victórico Grajales
La lucha por la sucesión que tuvo lugar a fines de 1931 y 1932
hizo patente lo mucho que había disminuido la influencia

^Informe de Raymundo Enríquez, 1930 y 1931; Excé/sior, 6 de diciembre de


1930; Periódico Oficial del Estado, 27 de mayo de 1931; de López, Hernández y otros
al Gobernador de Chiapas, 20 de mayo de 1929, AHCH, Fomento, 1929.
64
Declaraciones del Gobernador del Estado de Chiapas, Ing. Raymundo E. Enrí-
quez, Tuxtla Gutiérrez, Imprenta del Gobierno, 1930.
6S
La Vanguardia, 31 de marzo de 1929.
66
Guzmán, Chiapas: Estudio y resolución, p. 85; La Vanguardia, 31 de marzo de
1929; UPRECH, 9 de noviembre de 1928, 15 de diciembre de 1928.

263
EL CAMINO A LEVIATÁN

política del movimiento organizado desde la creación de la


Confederación Campesina y Obrera de Chiapas. En el mes de
diciembre diversos grupos de electores comenzaron a men-
cionar a los posibles candidatos para gobernador. Algunas
facciones dentro del movimiento obrero "oficial" proponían
al diputado estatal Antonio León y al fundador de la CCOC
Martín Cruz mientras que los conservadores de la administra-
ción, encabezados por el exmapache Fausto Ruiz y los ex-
constitucionalistas César Lara y Benigno Cal y Mayor, propo-
nían al también diputado estatal Victórico Grajales.
Éste era un coronel exconstitucionalista y hacendado de
Chiapa de Corzo que nunca tuvo vínculos con el movimiento
obrero. En 1923 se había rebelado contra la administración de
Fernández Ruiz y en 1924 y 1925 apoyó la candidatura de Carlos
Vidal. Grajales era un político bien conocido y respetado en el
estado y fue además el elegido de Raymundo Enríquez, origi-
nario como él de Chiapa de Corzo. En abril de 1932 Grajales
se convirtió en el nominado oficial del Partido Nacional Revo-
lucionario para gobernador de Chiapas.67
Grajales fue el único candidato a gobernador en 1932 y
ganó por unanimidad las elecciones de julio. La violencia fue
mínima y todos los candidatos del PNR en el estado triunfa-
ron. Antonio León y Martín Cruz fueron enviados a la ciudad
de México como diputados federales lejos de Grajales. La faz
política del estado de Chiapas cambió inmediatamente cuan-
do Grajales asumió el cargo en diciembre de ese año. Fausto
Ruiz se convirtió en presidente de la legislatura estatal y su
hermano Sostenes Ruiz fue electo presidente municipal de
Tapachula. Como en el pasado ese puesto había sido asigna-
do a miembros del partido socialista, la imposición de Ruiz
fue considerada como un ultraje para el movimiento obrero
organizado y como señal de su decadencia política. Pero el
golpe más importante llegó durante el tercer Congreso obre-
ro y campesino en marzo de 1933, pues en la asamblea a la
que sólo asistieron 92 delegados, Fausto Ruiz fue elegido

67
La Vanguardia, 27 de diciembre de 1931, 3 de enero, 8 de mayo de 1932. Faus-
to Ruiz rompió con el grupo de Fernández Ruiz al principio de 1920, por razones per-
sonales.

264
LA LUCHA POR LA HEGEMONÍA

presidente del CCOC. Los demás escaños en el comité ejecu-


tivo fueron cubiertos por políticos y no por líderes obreros. La
organización oficial del Trabajo en Chiapas que de por sí tuvo
poco peso en la selección de gobernador, se vio ahora redu-
cida a un órgano dócil del gobierno estatal.68
La administración de Grajales fue un gobierno de ganade-
ros de las tierras bajas del centro. Las familias León y Ruiz,
del departamento de Chiapa, monopolizaban casi completa-
mente los puestos oficiales como diputados locales, presi-
dentes municipales, jueces, recaudadores de impuestos y jefes
de departamentos administrativos.69 Para 1935 seis de los
nueve diputados en la legislatura estatal eran originarios de
Chiapa, departamento del gobernador. Sin embargo, lo más
sorprendente era la cercana relación de Grajales con Tomás
Garrido Canabal, gobernador de Tabasco.70
Muy pronto se arrepintió Raymundo Enríquez de su elec-
ción. Antes aún de que hubieran pasado seis meses de la admi-
nistración de Grajales, sobrevino la ruptura entre el goberna-
dor y su antecesor. El capitán Gustavo López Gutiérrez informó
a mediados de 1933 que Grajales "empezó a perseguir a
muerte a todos aquellos que aún sentían simpatías por
quienes habían tenido el poder en la administración
anterior". 71 Junto con el diputado nacional Antonio León,
Enríquez acusó a Grajales en la prensa nacional por asfixiar a
los elementos proletarios y oponerse a la candidatura de Lá-
zaro Cárdenas para presidente de México, lo cual era cierto.
Grajales respondió que le era necesario limpiar su administra-
ción de aquellos elementos que habían quedado del gobierno
anterior.72
Desde el principio de su periodo, el nuevo gobernador se
vio obligado a tomar una posición defensiva, y si bien ganó la

68
Renovación, 7, 21 de enero, 18 de febrero, 4 de marzo de 1932; Excélsior, 4, 5
de abril de 1932.
69
De la Liga Central de Comunidades Agrarias del Estado de Chiapas a Cárde-
nas, 11 de diciembre de 1934, AGN, LC, 542.1, 20.
70
De Gustavo López Gutiérrez, Capitán de Caballería, Tuxtla Gutiérrez, a Cárde-
nas, 1 de enero de 1935, AGN, LC, 542.1, 20; Renovación, 2 de diciembre de 1933.
71
De Gutiérrez a Cárdenas, 1 de enero de 1935.
n El Nacional, 6, 13 de agosto de 1933; Renovación, 9, 14 de agosto de 1933.

265
EL CAMINO A LEVIATÁN

lucha por el dominio dentro del estado, la perdió en la ciudad


de México.

El programa de Grajales
La reforma ocupó un lugar inferior al de la modernización en
la administración de Grajales. La era de Enríquez había sido
tranquila y su gobierno había tenido éxito porque el goberna-
dor supo apoyar a las autoridades federales y acelerar el ritmo
de la reforma agraria. Grajales en cambio restó importancia al
programa agrario entre 1934 y 1936 (véase la tabla 11). En
1935 prometió completar la división de las tierras en el estado
y terminar todo el programa para 1936, pero mejor reformó el
código agrario estatal de 1921 para en su lugar acatar a la ley
agraria federal de 1933. Su ley estatal de 1935 establecía una
escala del máximo de propiedad de tierra permitido que iba
desde 150 hectáreas "irrigadas por pozos hasta 5 mil cuando
se trataba de propiedad en las montañas". El gobierno estatal
asumió la responsabilidad financiera por los deslindes de
tierras (que hasta entonces eran pagados por las propias co-
munidades) y estableció títulos agrarios que permitían entre-
gar tierras a los solicitantes sin cargo alguno. A las planta-
ciones de caña de azúcar, café y cacao se les concedió una
extensión de 5 mil hectáreas.73
En su primer informe Grajales afirmó que "nada es más
importante para Chiapas [que los caminos]; sólo ellos permi-
tirán resolver el problema de la producción agrícola".74 Duran-
te su periodo el gasto estatal en caminos aumentó de 300 mil
pesos en 1933 a más de 500 mil en 1936. En 1935 el estado
terminó el primer camino adaptable a cualquier temporada
que iba de Arriaga a Chiapa de Corzo. La vieja panacea, una
línea interior de ferrocarril, se dejó de lado y en su lugar con
más realismo se inició la menos costosa red de caminos y
carreteras que permitían el paso de automóviles y camiones

73
Periódico Oficial del Estado, 30 de enero de 1935; Liberación, 10 de febrero de
1935; La Verdad, 9 de noviembre de 1935.
74
Informe de Victórico Grajales, 1933.

266
LA LUCHA POR LA HEGEMONÍA

de pasajeros y de carga y que empezó a abrir la región a mer-


cados cada vez mayores por menos costo. Por ejemplo, en
1925 sólo había 7 camiones de carga en todo el estado y la
mayor parte de los productos se llevaban en carretas jala-
das por animales, mientras que para 1938 ya había más de
300 camiones de este tipo. Los costos en el transporte de una
tonelada por kilómetro eran entre 1.50 y 3.50 pesos por carre-
ta y de sólo 12 a 20 centavos por camión de carga en un cami-
no pavimentado.75
El comercio se motorizó en Chiapas en los años treinta. El
primer plan sexenal del Partido Nacional Revolucionario pre-
parado en 1933, recomendaba a todos los estados que pu-
sieran en práctica el artículo 191 del código federal de trabajo
de 1931 que reglamentaba la medianería y la renta de tierras.
Por su parte Grajales estaba de acuerdo con la ley de socieda-
des agrícolas que prohibía a los terratenientes (a riesgo de ser
expropiados) dejar sus tierras sin cultivar y reglamentaba los
contratos entre ellos y sus "socios" (medianeros y arrenda-
dores). Los socios tenían derecho de cortar toda la madera
que necesitaran y de usar agua para propósitos domésticos
sin cargo. La renta se reglamentó entre el 5 y el 35% de la co-
secha y se la podía pagar en especie o en efectivo, depen-
diendo de la cantidad y calidad de la tierra cultivada y de si el
terrateniente proporcionaba o no animales, herramientas, se-
milla, maquinaria, etc.76 La ley de sociedades agrícolas signifi-
có que continuaba en Chiapas la viejísima práctica del bal-
diaje aunque reformada y reglamentada por el Estado.
La administración de Grajales fue el gobierno más favo-
rable a los hacendados que existió en el estado desde 1920. A
principios de 1933 el gobernador rebajó los impuestos duran-
te diez años a las industrias nuevas y a las ya existentes con el
fin de estimular la renovación, y derogó todos los impuestos
a los aserraderos. En 1934 se fundó el Consejo Económico
Central con quince sucursales locales cuyo objetivo era dar

75
Anuario de 1930, p. 428; Anuario de 1939, pp. 522-523; Anuario de 1940, p.
626; De la Peña, Chiapas económico, II, p. 459.
76
Liberación, 27 dé enero de 1935; Periódico Oficial del Estado, 2 de abril de
1936; De la Peña, Chiapas económico, II, p. 366.

267
EL CAMINO A LEVIATÁN

apoyo oficial para "diversas actividades económicas", por


ejemplo, el consejo impulsó a los ganaderos a organizarse pa-
ra ayuda y defensa. La primera asociación de ese tipo fue la
Cooperativa de Ganaderos de La Frailesca y Custepeques,
que se formó en 1934 en la zona mapache con 89 miembros.
Un año después se establecieron otras cooperativas en Tona-
lá, Villaflores, Ocosingo y Comitán y todas fueron muy efec-
tivas para evitar actividades agraristas ya fuera por la vía legal
o por la fuerza.77
En esta administración se inició el primer esfuerzo siste-
mático por integrar y proteger a la población indígena de
Chiapas. En 1934 Grajaies afirmó que los indígenas eran ei
mayor obstáculo para la modernización y el progreso del es-
tado, por lo cual decidió convertirlos en mexicanos. El recien-
temente creado Departamento de Acción Social, Cultura y
Protección Indígena fundó en 1934 catorce cooperativas, y
71 sindicatos obreros locales (oficiales) y fungió como arbitro
en 162 conflictos entre trabajadores y patrones en las tierras
altas del centro. También se fundó un banco de crédito para
los indígenas y diez centros de enseñanza del idioma español.
Además el departamento inició una "campaña de pantalo-
nes" para persuadir (sin éxito) a los indígenas de que usaran
esa prenda en lugar de su vestido tradicional. La sustitución
de los contratos individuales por colectivos (o lo que era más
común: que no hubiera de plano contratos) tuvo un gran im-
pacto. Los funcionarios de los departamentos formaron sin-
dicatos de trabajadores indígenas que negociaron los contratos
colectivos con los plantadores de café y obtuvieron salarios
mínimos para los trabajadores migrantes. Más de 8 mil traba-
jadores de café estaban ya trabajando bajo ese sistema a fines
de 1934 y más de 20 mil en 1936.78 La política indigenista de
Grajaies fue paternalista y políticamente útil pues sindicalizó a
la población indígena de las tierras altas del centro antes aún
de que lo intentaran hacer los socialistas y los comunistas.

11
Renovación, 21 de enero de 1933; Periódico Oficial del Estado, 12 de febrero
de 1936.
78
Informe de Victórico Grajaies, 1934; Periódico Oficial del Estado, 18 de abril, 6
de junio de 1934; De la Peña, Chiapas económico. I, pp. 299, 319.

268
LA LUCHA POR LA HEGEMONÍA

El anticlericalismo alcanzó tal intensidad durante la admi-


nistración de Grajales que a este periodo se le conoció como
"el tiempo de las iglesias cerradas" y de "la quema de los
santos". Chiapas había permanecido tranquilo durante el
apogeo del conflicto Iglesia-Estado que se dio en México
entre 1926 y 1929. Carlos Vidal se había negado a iniciar ningu-
na campaña anticlerical y Raymundo Enríquez lo único que
hizo fue limitar a once el número de sacerdotes autorizados
en el estado, restricción cuyo cumplimiento no se vigiló rigu-
rosamente.79 En cambio, en agosto de 1933 el gobernador
Grajales mandó cerrar todas las iglesias, orden que sí se hizo
cumplir y que continuó hasta fines de 1936. Por ejemplo, en-
vió un destacamento de soldados a San Bartolomé de los Lla-
nos para cerrar la iglesia y destruir los archivos parroquiales y
las imágenes de los santos. En Tuxtla Gutiérrez el gobierno
mandó hacer grandes piras para quemar los objetos reli-
giosos. En febrero de 1935 Grajales expulsó del estado a to-
dos los sacerdotes incluyendo el obispo ^ y de conformidad
con el plan sexenal del PNR empezó a instituir la educación
socialista o "racionalista" que era un programa de estudios
destinado a combatir el "fanatismo" y a dar a los niños una
concepción más clara de sus obligaciones para con la so-
ciedad.81 La- medida anticlerical más extraña fue la que
prohibía incluir nombres de santos en los nombres de los lu-
gares de modo que San Cristóbal de Las Casas se volvió
Ciudad Las Casas; San Bartolomé de los Llanos se convirtió
en Venustiano Carranza; San Lorenzo Zinacantán quedó sólo
con este último nombre y así muchos otros lugares.82 A pesar
de todo, la campaña de Grajales no tuvo los efectos deseados

79
La Vanguardia, 25 de agosto de 1929; Gossen, Chamulas in the World of the
Sun, pp. 269-270.
80
"The Present Church Situation", 12 de febrero de 1935, NA, RG 165; Michael
Salovesh, "Politics ¡n a Maya Community", discurso, Northern Illinois University,
1972, pp. 123-124; Gustavo Montiel, Tuxtla Gutiérrez de mis recuerdos, México,
Costa-Amic, 1972, véanse fotografias.
81
La escuela socialista de Chiapas, Tuxtla Gutiérrez, Imprenta del Gobierno del
Estado, 1935, pp. 33, 37, 59-60; Periódico Oficial del Estado, 27 de mayo, 10 de junio
de 1936.
82
Periódico Oficial del Estado, 28 de febrero de 1934.

269
EL CAMINO A LEVIATÁN

o como lo dijo en 1936 un presidente municipal: "El fanatis-


mo ha resurgido hoy y con mayor fuerza." 83
Quizá la mejor forma de mostrar la formación del Leviatán
mexicano en Chiapas a principios de los años treinta sea ob-
servando el movimiento de los burócratas federales estatales
y municipales. Entre 1930 y 1935 el número de funcionarios y
empleados municipales bajó de 1 708 a 1 328, el de funciona-
rios y empleados estatales aumentó de 929 a 1 178 y el de bu-
rócratas federales creció más del doble de 636 a 1 334. M A pe-
sar de las limitaciones administrativas y presupuéstales, el
gobierno adquirió más responsabilidades y se amplió a todos
los niveles, a excepción del municipal en donde su menor ta-
maño refleja su reducido papel. Los líderes políticos mexicanos
de los años veinte y treinta independientemente de la facción
a que pertenecieran o de la filosofía que profesaran fueron to-
dos estatistas.

El cardenísimo

El general Lázaro Cárdenas se convirtió en candidato a presi-


dente de México en la primavera de 1933, con el apoyo del
presidente Abelardo Rodríguez (1932-1934), de la mayoría
del ejército y de dos importantes caudillos regionales, Juan
Andreu Almazán y Saturnino Cedillo.85 Según el líder obrero
Vicente Lombardo Toledano, "el ala izquierda del PNR nomi-
nó a Cárdenas con nuestra ayuda, la del movimiento obrero,
y el general Calles... tuvo que aceptar a Cárdenas".86 En ma-
yo de 1933 varios gobernadores fueron a ver a Calles a su
rancho en Baja California para discutir la cuestión de la suce-
sión. Al enterarse de que el jefe máximo apoyaba a Cárdenas,
uno de los visitantes señaló que "este general era inculto, im-

83
López Gutiérrez, Chiapas, III, pp. 449-450.
84
Lucio Mendieta y Núñez, La administración pública en México, México, 1942,
pp. 290-291.
85
Alicia Hernández Chávez, Historia de la Revolución mexicana: La mecánica
cardenista, vol. 16, México, El Colegio de México, 1979, p. 235.
86
Wilkie y Wilkie, México visto en el siglo xx, p. 309.

270
LA LUCHA POR LA HEGEMONÍA

pulsivo y de ¡deas extremosas" a lo cual Calles contestó que


era "un revolucionario joven y honesto... que merece una
oportunidad... y que con buenas riendas puede establecer un
buen gobierno". 87
En efecto, como señaló Lombardo, el cardenismo estuvo
formado por una alianza entre los movimientos obrero y cam-
pesino. Los agraristas se oponían a la disminución en el ritmo
de la reforma agraria. Otros más moderados como Emilio
Portes Gil, Graciano Sánchez y Enrique Flores Magón forma-
ron a principios de 1934 la Confederación Campesina Mexica-
na (CCM) para presionar para la nominación de Cárdenas por
el PNR. En el mes de julio la CCM ya contaba con afiliados en
24 estados y se iba convirtiendo en una de las organizaciones
campesinas más fuertes de México, que sin embargo, encon-
tró poco apoyo en Tabasco, Yucatán y Chiapas.88
El otro elemento del cardenismo fue el movimiento obrero
organizado, enemigo tradicional de los agraristas. Ambos
movimientos habían pasado por tiempos difíciles en los años
después de 1928 y vislumbraban el retorno de su influencia
política con la candidatura y elección de Cárdenas. Así como
los agraristas se oponían a la política callista de terminar la re-
forma agraria, así el movimiento obrero se oponía a la ley fe-
deral del trabajo de 1931, cuyo fin era federalizar los estatutos
laborales de los estados para negar a los sindicatos el de-
recho a la lucha independiente con los capitalistas. Las orga-
nizaciones tenían obligación de registrarse ante el gobierno y
en caso de no hacerlo (o de no obtener dicho registro) no
existían oficialmente y no podían solicitar la protección o in-
tervención de éste en los conflictos obrero-patronales, y más
aún, no tenían siquiera el derecho a la huelga. En síntesis y
como lo afirmó Lombardo en 1931, esta ley confería al go-
bierno todo el poder para imponer la tranquilidad a expensas
de los trabajadores.89

87
Luis González y González, Historia de la Revolución mexicana: Los artífices
del cardenismo, vol. 14, México, El Colegio de México, 1979, p. 235.
88
Lyle C Brown, "Cárdenas: Creating a Campesino Power Base for Presidential
Policy" en Wolfskill and Richmond, Essays on the Mexican Revolution, p. 105; Me-
yer, El conflicto social, pp. 249-250.
89
Córdova, En una época de crisis, pp. 9-110.

271
EL CAMINO A LEVIATÁN

Como respuesta a dicha ley federal del trabajo, Lombardo


organizó ia alianza de grupos obreros y campesinos, un
congreso temporal que formuló una crítica muy completa a la
legislación. En 1933 cuando la CROM estaba prácticamente
en ruinas después de cinco años de abandono oficial, Lom-
bardo se convirtió al marxismo y formó una nueva " y pura
CROM" (es decir, sin Luis Morones) cuyo objetivo era la
lucha por la independencia absoluta de los sindicatos respec-
to al poder del Estado. Esta nueva CROM "pura", cambió su
nombre por el de Confederación General de Obreros y Cam-
pesinos de México (CGOCM) que fue oficialmente "apolíti-
ca". Las relaciones personales tan cercanas entre Lombardo
y Cárdenas significaron una importante fuente de apoyo para
la candidatura de éste.90
En el verano de 1933 el PNR comenzó a trabajar en una
plataforma para el partido, es decir, un plan sexenal diseñado
para seguir los principios callistas que deberían guiar a Cárde-
nas una vez que tuviera el poder. En la convención nacional
del PNR en Querétaro, realizada en el mes de diciembre, Cár-
denas fue oficialmente nominado y el ala agraria del partido
modificó el plan sexenal. La convención aprobó las recomen-
daciones de Graciano Sánchez que permitían a los peones
acasillados (es decir, que vivían en las haciendas) solicitar eji-
dos y sancionaba la creación de un Departamento Agrario
para remplazar a la Comisión Nacional Agraria y continuar
con la reforma. La convención también modificó la estructura
del PNR. Los partidos regionales que desde 1929 constituían
su base, perdieron autonomía y se convirtieron en dependen-
cias directas del comité ejecutivo nacional. En Chiapas, la
Unión de Partidos fue remplazada por un comité estatal del
PNR que a su vez colocó comisiones locales en cada distrito y
municipio. El PNR se iba convirtiendo en un verdadero parti-
do nacional a costa de las organizaciones políticas locales y
regionales.91

*>lbid., pp. 154-155, 227.


91
Lyle C. Brown, "General Lázaro Cárdenas and Mexican Presidential Politics,
1933-1940: A Study in the Acquisition and Manipulation of Political Power" discur-
so, University of Texas, 1964. Véanse también los expedientes de La Concordia, 12
de mayo de 1935, ASRA, La Concordia, 23:8195.

272
LA LUCHA POR LA HEGEMONÍA

Las modificaciones al plan sexenal no afectaron los artícu-


los en relación con el movimiento obrero organizado que
tenía un aliado en el candidato oficial. En la campaña presi-
dencial de 1934, la influencia de Lombardo sobre Cárdenas
era muy clara. En una ocasión el candidato afirmó que "la
unión es la mejor arma de los trabajadores y vale mucho más
que ¡a protección de las leyes y las autoridades". 92
La elección de Lázaro Cárdenas en el verano de 1934 y su
ascenso a la presidencia en el mes de diciembre, provocaron
importantes modificaciones en el Estado mexicano. Con este
presidente, el nuevo Leviatán mexicano empezó a tomar la
forma corporativa que aún hoy le conocemos. El cardenismo
también transformó la lucha por la hegemonía en Chiapas.

La línea dura

La administración de Grajales se inició al mismo tiempo que el


cardenismo en 1933. Cuando aquél comenzaba a someter a
las organizaciones obreras y campesinas en el estado, éste
surgía en la escena política nacional precisamente para apo-
yar y estimular a esos sectores. La oposición hacia Grajales,
tanto interna como fuera de Chiapas, se organizó en torno a
la bandera del cardenismo y durante cuatro años la lucha que
se libró entre ambos fue feroz. Grajales consideraba a las or-
ganizaciones del movimiento obrero independiente como
una amenaza a la estabilidad y al control y por ello aplicó una
política de "línea dura". 93
Conforme los líderes de la Confederación Campesina y
Obrera de Chiapas se volvían más conservadores y los pues-
tos principales en el gobierno eran ocupados por hacendados,
los verdaderos líderes obreros tenían cada vez menos influen-
cia en el gobierno estatal, en la reforma agraria y en los
conflictos obrero-patronales, razón por la cual había cada vez
más deserciones de la organización oficial de trabajo. Por
ejemplo, el Sindicato de Cargadores y Estibadores de Ta-

92
Córdova, La política de masas, p. 54.
93
García de León, "Lucha de clases", p. 81.

273
EL CAMINO A LEVIATÁN

pachula abandonó la CCOC en abril de 1934 "después de dar-


nos cuenta que se nos explota vilmente". 94 El movimiento
obrero independiente y las organizaciones agrarias tenían dos
lugares a donde ir: la Cámara del Trabajo de Chiapas, comu-
nista, organizada en 1934 y miembro del PCM o la Confedera-
ción Campesina Mexicana (CCM) nacional y fuertemente car-
denista.
A fines de 1934 la Liga Central de Comunidades Agrarias
de Chiapas, miembro del CCM, envió al presidente Cárdenas
un informe detallado según el cual el gobernador Grajales
"veía en los sindicatos una amenaza a la estabilidad del go-
bierno por lo que desde el principio puso obstáculos en el ca-
mino de su desarrollo". 96 Según los autores del documento,
una de sus tácticas fue la formación de sindicatos blancos
que eran organizaciones oficiales fraudulentas. Así por
ejemplo, en Tapachula el Sindicato de Lecheros fue organiza-
do por el presidente municipal Sostenes Ruiz y por Fernando
Braun, importante cultivador de café. El gobierno estatal
también permitió la formación de guardias blancas (ejércitos
privados) que amenazaban a los sindicatos y a las comunida-
des agrarias. Un ejemplo de esto fue cuando los ganaderos
del municipio de Villa Flores formaron 21 guardias blancas,
ocho en Cintalapa, cinco en Chiapa y demasiadas para po-
der contarlas en Tonalá y Soconusco.96
Las leyes e instituciones del gobierno estatal que original-
mente estuvieron destinadas a proteger a los trabajadores,
terminaron por beneficiar a los cafetaleros. El gobierno de
Grajales se negó a dar registro a muchos sindicatos sobre to-
do a aquellos que pertenecían a la Cámara del Trabajo y a la
Confederación Campesina Mexicana. Las juntas de relacio-
nes laborales favorecían a los hacendados los inpectores del
Trabajo obtenían más dinero de los sobornos de los patrones
que de sus salarios y varios altos funcionarios del gobierno
estatal fungían también como asesores legales para aquellos

94
Del Sindicato de Cargadores y Estibadores, Tapachula, al Presidente del Co-
mité de Salud Pública, 27 de octubre de 1934, A G N , ALR, 525.3, 449.
95
De la Liga Central de Comunidades Agrarias del Estado de Chiapas a Cárde-
nas, 11 de diciembre de 1934, AGN, LC, 542.1, 20.
96
/¿>/y.

274
LA LUCHA POR LA HEGEMONÍA

terratenientes que apelaban las decisiones de reformas agra-


rias.97 Los oficiales municipales también servían como contra-
tistas para las plantaciones de café. Las cuotas y deduc-
ciones que se hacían, constituyeron una burla para el salario
mínimo. Y las deudas entre los obreros y las compañías
fueron de nuevo algo muy común. 98 El Bloque Social Revolu-
cionario de Soconusco se quejaba que "las pocas organiza-
ciones de trabajadores que existen [en Chiapas] son sólo gru-
pos políticos que no tienen control sobre los obreros y que se
formaron con el único fin de servir como instrumento a los
oportunistas políticos. Estos grupos seudoproletarios, como
la así llamada Confederación Campesina y Obrera de Chia-
pas, lo mismo que las federaciones en los distritos, están
compuestas sólo con los miembros de su junta directiva que
son funcionarios públicos, capitalistas o servidores incondicio-
nales de alguno de ellos.99 La membresía en alguna orga-
nización afiliada a la CCOC era razón suficiente para ir a la
cárcel o para ser asesinado. Según la Liga Central Socialista
de Resistencia en Tapachula, las autoridades "no dejan de
perseguir a los trabajadores y campesinos que no pertene-
cen a la CCOC, la organización oficial del Estado".100 Por su
parte el defensor público del estado afirmaba que "las orga-
nizaciones que pertenecen a la CCM no tienen garantías [de
seguridad] puesto que son enemigas del gobierno del es-
tado". 101 Los 41 miembros de la Unión de Masones de Tapa-
chula, afiliada a la Cámara del Trabajo fueron encarcelados
y multados por el simple hecho de reunirse.102 Eran comunes
los asesinatos de líderes agrarios y obreros que en ocasiones

*> Ibid.
98
"Memorándum", 13 de diciembre de 1934, AGN, IX, 542.1, 20.
99
Del Bloque Social Revolucionario Pro-Chiapas a Cárdenas, 1 Vde diciembre de
1934, AGN, LC, 542.1,20.
100 De Issac M o r g a , Liga Central, a Cárdenas, 6 de julio de 1935, A G N , LC,
5 4 2 . 1 , 299; Liberación, 23 de junio d e 1935.
101
De Trinidad García al Secretario de Gobierno, ciudad de México, 5 de abril de
1934, AGN, LC, 541.1, 299; de CCM a Cárdenas, 6 de abril de 1934, AGN, ALR,
516.1, 84; de Elisa Vázquez de Gómez, Tuxtla Gutiérrez, a Cárdenas, 10 de julio de
1934, AGN, LC, 525.3,515.1.
102 D e | a Unión de Albañiles a Gobernación Federal, 29 d e septiembre de 1933,
A G N , A L R , 5 1 6 . 1 , 40-2.

275
EL CAMINO A LEVIATAN

hasta tenían la pinta de ser ataque de pandillas como en el ca-


so de un funcionario del partido, cardenista, ametrallado en
Tapachula.103 Las denuncias llenan varios expedientes.
La administración de Cárdenas no intervino en Chiapas
más que para mandar armas a aquellas comunidades agrarias
y ejidos que quisieran establecer guardias de defensa.104 Pero
en 1935, sí expresó su preocupación por la "represión siste-
mática" de trabajadores por parte de funcionarios locales.106
En respuesta, Grajales envió una carta al presidente en la que
afirmaba que su gobierno había elevado los niveles de vida de
obreros y campesinos, de modo que, según el gobernador, las
quejas "son simples intrigas de los enemigos políticos".106

Intrigas de los enemigos políticos


En 1934 se formó una extraña asociación de enemigos mu-
tuos: Raymundo Enríquez, Amador Coutiño, Ernesto Herrera
y Rafael Cal y Mayor se unieron con la bandera del cardenis-
mo para oponerse a Grajales y tratar de echarlo fuera. La cru-
zada se parecía bastante a la de 1920 contra Fernández Ruiz:
era populista y tuvo éxito. El tono lo dio el exgobernador
Enríquez, a quien en el verano de 1933 Cárdenas nombró di-
rector de su campaña en Chiapas y lo primero que hizo fue
acusar a Grajales de impedir sus operaciones.107 El gobierno
apoyaba la candidatura de Manuel Pérez Treviño hasta que
éste se retiró de la lid en el mes de julio y desde entonces se'
apropió de la campaña cardenista.108

103
De Enrique Flores Magón a Rodríguez, 3 de abril de 1934, AGN, ALR, 524,
532; de Genaro Marín al Jefe de la Guarnición, Tapachula, 1 de mayo de 1934, A G N ,
ALR, 517.1, 43. Véase también: de la Cámara del Trabajo, Tapachula, a Cárdenas, 4
de enero de 1934, AGN, ALR, 552.14, 438; de los vecinos de la Colonia "Salvador
Urbina" a Gobernación Federal, 24 de febrero de 1934, A G N , ALR, 552.14, 438.
104
Del Jefe del Departamento Agrario a Cárdenas, 4 de septiembre de 1935,
AGN, LC, 551.3, 166.
105
De Luis Rodríguez, secretario privado del Presidente, a Grajales, 19 de marzo
de 1935, AGN, LC, 533, 7.
106
De Grajales a Cárdenas, 8 de agosto de 1935, AGN, LC, 542.1, 20.
107
De Raymundo Enríquez a Rodríguez, 26 de julio de 1933, AGN, ALR, 516.1,
40.
108
Renovación, 14 de agosto de 1933.

276
LA LUCHA POR LA HEGEMONÍA

Los adversarios de Grajales se enfrentaron a una podero-


sa maquinaria política pues el gobernador controlaba desde
arriba hasta abajo al PNR, a la confederación obrera estatal, a
la legislatura estatal y a la mayoría de los gobiernos municipa-
les. Incluso en la zona en donde el sindicalismo estaba más
desarrollado, el régimen estatal pudo imponer como presi-
dentes municipales a plantadores de café, uno en Cacahoa-
tán y otro en Motozintla.109 En 1934 resurgió el Partido So-
cialista de Soconusco que estaba dirigido por Ernesto Cons-
tantino Herrera, Alberto Domínguez y Genaro Marín, que se
consideraba cardenista y tenía vínculos cercanos con la
CCM. A mediados de 1935 las autoridades locales de Ta-
pachula arrestaron a Marín y lo dejaron en una celda, parali-
zado de un balazo.1'0 El PSS y otros opositores de Grajales en-
traron a participar en las elecciones estatales y locales de
1934 y 1935 pero sólo ganaron la cárcel.11' Finalmente, en
1936 intervino en el estado la administración de Cárdenas. En
marzo el recientemente establecido Departamento de Asun-
tos Indígenas declaró, en crítica directa al gobierno estatal
que "en Chiapas existen condiciones de esclavitud virtual". 112
El informe, cuyo autor era el exjefe de la CCM Graciano Sán-
chez, afirmaba que en las tierras altas del centro continuaba
la práctica del enganche a pesar del salario mínimo de 1.30
pesos diarios.

Los trabajadores chamulas laboran por 30 centavos


al día y tienen que pagar un impuesto de veinte pesos
que los inspectores del estado les exigen para autori-

109
De la Liga Central a Cárdenas, 11 de diciembre de 1934, véanse también los
telegramas dirigidos al Gobernador Grajales en A G N , ALR, 516.1, 40.
110
De Genaro Marín al Jefe de la Guarnición, Tapachula, 1 de mayo de 1934,
A G N , LC, 517.1, 43; De Marín, Cárcel Pública de Tapachula, a Cárdenas, 2 de sep-
tiembre de 1935, 30 de abril.de 1936, A G N , LC, 542.1, 299.
111
Del delegado, CCM, Tapachula, a Cárdenas, 22 de junio de 1935, AGN, LC,
542.1, 1126; de la Cámara del Trabajo, Tapachula, a Cárdenas, 23 de junio de 1935,
A G N , LC, 542.1, 1126; de Felipe Galindo, Escuintla, a Cárdenas, 6 de octubre de
1936, AGN, LC, 544.5, 332; de Francisco Lara, Palenque, a Cárdenas, 1 de enero
de 1935, A G N , LC, 544.5,371; "Chiapas y sus enemigos", en Liberación, 6 de enero
de 1935; Excélsior, 5 de marzo de 1934; La Prensa, 23 de septiembre de 1935.
"2Excélsior, 3 de marzo de 1934.

277
EL CAMINO A LEVIATÁN

zar la contratación así como otros diversos graváme-


nes que cobran los municipios por el permiso de pa-
sar por su zona.113
El departamento envió entonces a una comisión para estu-
diar las condiciones de trabajo de los indígenas114 misma
que entregó su informe en abril de 1936, en plena campaña
por la gubernatura. En dicho documento se afirmaba que "los
funcionarios estatales permitían condiciones de trabajo inhu-
manas y que los inspectores laborales por su papel como me-
diadores entre los sindicatos indígenas y los cultivadores de
café fomentaban los sobornos, el peculado y los robos de sa-
larios".115 Aunque este informe tenía como propósito político
el de desacreditar al régimen de Grajales, de todos modos lo
que decía era verdad.116
Cárdenas obligó al gobernador a despedir a varios fun-
cionarios y por su parte el Departamento de Asuntos Indíge-
nas obligó a varios plantadores a cancelar unos 24 mil pesos
en adelantos ilegales.117 A fines de 1936 el departamento formó
el Sindicato de Trabajadores Indígenas (STl) que representaba
a más de 25 mil trabajadores migrantes y que era respon-
sable, bajo la supervisión del gobierno federal, de los contra-
tos, del transporte y pago de salarios y de la distribución
entre las autoridades indígenas de "boletos de trabajo" obli-
gatorios que éstas a su vez repartían entre sus comunidades.118
Un especialista en las relaciones entre indígenas y ladinos
afirmó que desde entonces "el Estado restauró el trabajo asa-
lariado obligatorio, lo controló y lo garantizó".119 A pesar del
aumento en los costos, estas medidas significaron un benefi-
cio muy considerable para los cultivadores pues ahora conta-
ban con una extensa fuerza de trabajo.
113
"Labor Conditions ¡n Chiapas", 3 de marzo de 1936, NA, RG 165.
m
"Comm¡ssion to Study Labor Problem of Indiansin Chiapas", 19 de marzo de
1936, NA, RG 165.
V5
Excélsior, 5 de abril de 1936; El Universal, 5 de abril de 1936.
116
De un grupo de partidarios suyos, Las Casas, a Cárdenas, 24 de julio de 1936,
AGN, LC, 135.23, 42.
l17
/Wex/ca/7 Labor News, publicado por la Universidad Obrera de México en tra-
ducción al inglés, Director, Vicente Lombardo Toledano, 20 de septiembre de 1936.
118
"Social Advancement in Chiapas", 4 de diciembre de 1936, NA, RG 165.
119
Favre, Cambio y continuidad, p. 75.

278
LA LUCHA POR LA HEGEMONÍA

La formación del STi marcó el principio de la federaliza-


ción del "problema indígena" en Chiapas, proceso que se
completó hasta 1940. Lo mismo que había sucedido con la
educación rural, sucedía ahora con los indígenas: se conver-
tían en responsabilidad del gobierno nacional.
La intervención del Departamento de Asuntos Indígenas
en marzo de 1936 fue un acto político, el primero de una cam-
paña más amplia para quitar el poder a Grajales, y se convirtió
en una lucha entre el gobierno estatal y el federal.

Los que estén en contra del PNR

La fase inicial de la campaña por la gubernatura en Chiapas


coincidió con una crisis política nacional a mediados de 1935.
El expresidente Calles criticó implícitamente a Cárdenas por
tolerar un aumento en el número de huelgas. Muchos creían
que el Presidente se vería obligado a hacer caso de esta reco-
mendación o en su defecto a renunciar, pero en cambio Cár-
denas reorganizó su gabinete y la jefatura del PNR despidiendo
a todos los callistas. El general Calles se fue entonces de Mé-
xico con lo cual se retiraba temporalmente de la vida pública.
En diciembre de 1935 hizo una defensa de su administración y
de sus puntos de vista políticos, provocación por la cual fue
expulsado del PNR y el 10 de abril de 1936 del país junto con
Luis León y Luis Morones.120
La derrota del callismo abrió a Chiapas a la intervención
federal. Durante la crisis, el gobernador Grajales fue califica-
do muchas veces de callista en la prensa nacional y sus oposi-
tores incluso corrieron rumores de que planeaba una revuelta
contra Cárdenas.121
Las candidaturas para gobernador del estado salieron a la
luz a fines de 1935. Cárdenas y la coalición antigrajalista con-
sideraron como el candidato más adecuado a Ef rain Gutiérrez

120
Hernández Chávez, La mecánica cardenista, pp. 54-60.
121
"Local Political Conditions", 8 de marzo de 1935, NA, RG 165; del Embajador
Daniels al Secretario de Estado, 24 de septiembre de 1935, NA, RG 59;
812.00/30284; Excélsior, 10 de abril de 1936; La Prensa, 23 de septiembre de 1935.

279
EL CAMINO A LEVIATÁN

quien en 1914 había interrumpido sus estudios en la Escuela


Nacional de Agricultura para unirse a Emiliano Zapata en Mo-
relos. Luego había vuelto a retomarlos obteniendo en 1916 su
grado de ingeniero y pasando a ser funcionario de la Comi-
sión Nacional Agraria. Entre 1928 y 1932 sirvió a la adminis-
tración de Cárdenas en Michoacan, y durante los dos primeros
años de la presidencia de éste fungió como primer director
del Banco Nacional de Crédito Ejidal y posteriormente como
secretario general del Departamento Agrario.122 El candidato
oficial para gobernador era el doctor Samuel León, secretario
general de gobierno entre 1933 y 1934 y vicepresidente de la
legislatura estatal en 1935, además de que era amigo cercano
y aliado del gobernador Grajales.123
Para abril de 1936 se anunció el plebiscito del PNR estatal
para elegir candidatos del partido. A principios de marzo el
comité ejecutivo nacional nombró a un nuevo presidente es-
tatal que procedió a purgar a los grajalistas del comité estatal
y de los distritales y municipales del partido.124 Sin embargo,
aunque el PNR llevó a cabo este coup de état eficiente y si-
lencioso, de todos modos Grajales no se rindió y se preparó
para el plebiscito de abril persiguiendo y asesinando a los par-
tidarios de Gutiérrez y tratando de comprar los votos necesa-
rios.125 Pero el partido era invencible. Los ejidos y comunidades
agrarias así como los gobiernos municipales dependían más
del partido nacional y de la benevolencia federal que del go-
bierno estatal. El 5 de abril Efraín Gutiérrez y sus delegados
ganaron 97 de los 110 municipios y tres semanas después la
convención estatal del PNR lo nominó oficialmente. Los gra-
jalistas argumentaron que se trataba de "imposición oficial".126
Las elecciones generales fueron el 6 de julio. Aunque el
doctor León abandonó la carrera, el gobernador Grajales se
negó a apoyar a Gutiérrez y entregó su voto en favor de otro

122
Diccionario biográfico de México, Monterrey, Editorial Revesa, 1968, pp.
330-331; Chiapas Nuevo, 15 de diciembre de 1938.
123
El Universal, 1 de abril de 1936.
124
De Grajales a Cárdenas, 9 de marzo de 1936, AGN, LC, 542.1, 20.
125
"Bombing of PNR Offices in Chiapas", 14 de marzo de 1936, NA, RG 165;
Excélsior, 4, 5 de abril de 1936.
126
Excélsior, 7, 12, 14, 28 de abril de 1936.

280
LA LUCHA POR LA HEGEMONÍA

candidato: Aquiles Cruz. Además, Grajales sacó del PNR a la


organización laboral estatal, la Confederación Campesina y
Obrera de Chiapas. El diario Excélsior escribió: "Casi a diario
se cometen asesinatos y persecuciones políticas."127
Durante la campaña, el PNR avisó al funcionario municipal
del partido en Huixtla que "quienes están contra el Partido
Nacional Revolucionario están en contra del presidente Cár-
denas".128 En mayo el comité nacional expulsó del partido a
los diputados federales chiapanecos que todavía se oponían
a Gutiérrez.129 El día de la elección, los funcionarios estatales
y municipales leales a Grajales

hicieron uso de todos los medios a su alcance para


cometer abusos contra las personas de aquellos traba-
jadores que iban a las urnas a votar por la planilla del
PNR... En la mayoría de los municipios, la policía, di-
rigida por los funcionarios del estado, recurrió a los
procedimientos más arbitrarios y asaltó urnas y le-
sionó a varios votantes.130

Efraín Gutiérrez ganó la elección pero aún así Grajales si-


guió peleando. Un escuadrón asesino formado por veinte o
veinticinco pistoleros asaltó la casa del gobernador electo
una noche después de la elección, pero Gutiérrez escapó ile-
so. Grajales juró que nunca le entregaría el poder al sucesor y
el presidente Cárdenas tomó en serio la amenaza 131 por lo
cual el 21 de septiembre y a pedido del propio Presidente, el
Senado intervino y depuso a Grajales.132 El exgobernador
Amador Coutiño fue nombrado gobernador provisional y el
ejército cerró todas las oficinas de gobierno y ocupó el pala-

127
Ibid., 5 de mayo de 1936.
128
Del Comité Ejecutivo Nacional, PNR, al Presidente del Comité Municipal, 24
de junio de 1936, ASRA, Huixtla, 25:590.
^Excélsior, 12, 15 de mayo de 1936.
130
"Local Political Conditions", 7 de julio de 1936, NA, RG 165.
131
"Local Political Conditions", 21 de julio, 4 de agosto de 1936, NA, RG 165;
del Embajador Daniels al Secretario de Estado, 7 de julio, 23 de septiembre de 1936,
NA, RG 59, 812.00/30386 y 30409.
132
Excélsior, 23 de septiembre de 1936.

281
EL CAMINO A LEVIATÁN

ció del gobernador.133 El 1 de diciembre de 1936 Efraín Gu-


tiérrez se convirtió en gobernador de Chiapas.

Conclusiones
La Revolución mexicana abrió las puertas para la movilización
de la clase trabajadora rural en Chiapas con lo que dio origen
a un electorado nuevo y potencialmente poderoso en la arena
política. En los años veinte, este electorado comenzó a exigir
participación política y un Estado fuerte y activo que llevara a
cabo reformas benéficas para su clase. Entre 1925 y 1927
esas demandas se cumplieron pues el gobierno del estado si-
guió una política de colaboración con el movimiento obrero
organizado, pero en cambio, entre 1927 y 1936 el gobierno de
Chiapas siguió una política de hegemonía como respuesta a
las amenazas políticas que llegaban tanto de dentro como de
fuera del estado. Esta política tomó en consideración la nece-
sidad del apoyo laboral pero también exigió cada vez más la
subordinación de las organizaciones obreras al gobierno.
La política de hegemonía dividió en dos al movimiento
obrero organizado en el estado: los elementos "oficiales" y
los de "oposición". La Confederación Campesina y Obrera
de Chiapas, primera organización laboral oficial que se había
formado en 1931, tuvo como función principal la de conser-
var el apoyo político de los trabajadores para el régimen esta-
tal. El ala disidente del movimiento, dirigida por la Cámara del
Trabajo, de filiación comunista, y por la Confederación Campe-
sina Mexicana que era nacional, lucharon de modo independien-
te en defensa de sus intereses de clase. En 1934 consiguieron
el apoyo del gobierno federal y en 1936 recuperaron su in-
fluencia política en el estado. Durante la administración de
Victórico Grajales (1932-1936) el ala "opositora" del movi-
miento obrero chiapaneco se vio obligada a unirse al régimen
cardenista como medida de defensa y preservación. Los líde-
res obreros socialistas y comunistas adoptaron la política del

133
/6/tí., 24 de septiembre de 1936.

282
LA LUCHA POR LA HEGEMONÍA

frente único y entregaron su independencia al Leviatan refor-


mista que encabezaba Lázaro Cárdenas. A partir de 1936, el
movimiento obrero organizado quedó integrado al Estado y
— conforme avanzó el programa de reforma— fue perdiendo
su influencia política, su unidad de clase y su sentido de inte-
rés clasista.

283
CAPÍTULO

9
Unificación,
desmovilización y
consolidación
Señor presidente: nos sentimos orgullosos de te-
ner nuestro ejido y nuestra escuela primaria y de
recibir ayuda económica del Banco de Crédito Eji-
dal... Nosotros los campesinos organizados de
esta colonia estamos dispuestos a unirnos al
nuevo Partido Nacional de Obreros y Campesinos
y estaremos con usted en todo momento.
Crispín Gómez, 1938"

Nosotros los abajo firmantes que fuimos


miembros de la finca "Numancla" de este distrito,
y del Sindicato Unido de la Industria Cafetera del
Soconusco, empresa que está hoy en manos de
los ejidatarios y de los peones enemigos de los
trabajadores sindicalizados, fuimos arbitrariamen-
te suspendidos del trabajo... El nuestro no es el
primer caso, muchas secciones del sindicato han
sido disueltas y los ejidatarios se han apropiado de
la reglón del café en detrimento de los miembros
del sindicato.
Alberto Guzmán, 1945**

L a Constitución de 1917, lejos de repudiar el centra-


lismo autoritario del Estado mexicano tai como
se desarrolló con Porfirio Díaz, aumentó las responsabilida-
des y el ámbito de acción del gobierno. Si bien proponía un

* De Gómez, Presidente del Comisariado Ejidal, a Cárdenas, 10 de febrero de


1938, AGN, LC, 135.23, 42.
** De Guzmán, exsecretario local de la Sección núm. 14 de Numancia, Ca-

285
EL CAMINO A LEVIATÁN

jefe del Ejecutivo fuerte, no delineó (no podía hacerlo) de ma-


nera precisa la manera en que el Estado podría consolidar su
poder y establecer su legitimidad a los ojos del pueblo mexi-
cano. Una cosa era cierta en la época inmediatamente poste-
rior a la Revolución: que con la politización y movilización de
parte de la clase trabajadora tanto urbana como rural, los mé-
todos de Porfirio Díaz resultaban obsoletos.
Los primeros gobiernos que siguieron a la Revolución esta-
blecieron lazos con los trabajadores y campesinos organizados,
ofreciendo algunas reformas y posibilidades de participación
política limitada a cambio de apoyo. Esta política llegó a su
fin con el asesinato de Alvaro Obregón. Parte del precio de la
paz entre los obregonistas y los callistas fue la ruptura de to-
dos los vínculos entre el régimen y el movimiento obrero or-
ganizado. La familia revolucionaria, encabezada por el pa-
triarca Plutarco Elias Calles e integrada en el Partido Nacional
Revolucionario, trató de convertirse en el único arbitro de la
política mexicana. Sin embargo, los obreros y campesinos
molestos por el camino cada vez más conservador que toma-
ba el gobierno nacional, contribuyeron para llevar al poder a
un bien conocido amigo de los sindicatoss y de la reforma
agraria: Lázaro Cárdenas.
Cárdenas enfrentó la tarea de consolidar el poder del Es-
tado y dar legitimidad a su autoridad alineándose con las masas
organizadas. Para ello creó una alianza institucional "conce-
bida como unión y como compromiso" 1 entre el Estado y las
masas, reorganizó al partido del Estado como uno de corpo-
raciones que se dividía entre obreros, campesinos, militares y
sectores populares (de las clases medias), y junto con esto y
como parte de la negociación, produjo también una intensifi-
cación en el proceso de reformas. Esto último, que constituía
el objetivo de la Revolución mexicana (tanto tiempo poster-
gado), llevó a una parcial desmovilización de las clases traba-
jadoras. La aceleración de la reforma agraria dio lugar a que

cahoatán, a Ávila Camacho, 432, 262. De aquí en adelante se citará como A G N ,


MAC, y los datos para su identificación.
1
Córdova, La formación del poder político, p. 43.

286
UNIFICACIÓN, DESMOVILIZACIÓN Y CONSOLIDACIÓN

muchas comunidades que quedaron agradecidas con el Esta-


do por la tierra entregada, y que además dependían de él para
créditos y herramienta, quedaran por tanto menos interesa-
das en la solidaridad y la lucha. Más bien al contrario, los eji-
dos y sindicatos se enredaron en luchas entre ellos. Por
ejemplo, para los ejidatarios resultaba muchas veces que tra-
bajar con el Banco de Crédito Ejidal era tan opresivo como
trabajar para un hacendado. Fue el sucesor de Cárdenas, Ma-
nuel Ávila Camacho quien decidió consolidar las conquistas de
la Revolución entre 1940 y 1946. Con la reforma electoral
de 1945 y la última reorganización del partido oficial en 1946,
el sector obrero y los gobiernos estatales perdieron en gran
medida su influencia política y su autonomía local.

Unificación en México

Desde el principio de la administración de Cárdenas el gobierno


apoyó a la Confederación General de Obreros y Campesinos
de México (CGOCM) dirigida por Vicente Lombardo Toleda-
no, organización que había surgido de la CROM "pura" del
propio Lombardo, y que fue la que a su vez apoyó a Cárdenas
para presidente en 1934. Los dos dirigentes buscaban un
aumento de la sindicalización y de la integración de las orga-
nizaciones de trabajadores a fin de formar un frente unificado
que terminara con los conflictos intersindicales y diera a los
trabajadores una voz política más efectiva así como mecanis-
mos de defensa y de lucha. Este frente unificado se fundó
durante el segundo congreso de la CGOCM en febrero de
1936. Más de tres mil organizaciones de trabajadores con
600 mil miembros se juntaron para formar la Confederación
de Trabajadores de México (CTM). Lombardo quedó como je-
fe del movimiento obrero y como marxista fiel. Según un
estudioso de esto, la CTM:

fue sin duda la organización que Cárdenas considera-


ba indispensable... y fue el instrumento de interven-
ción por medio del cual las masas trabajadoras po-

287
EL CAMINO A LEVIATÁN

drían ser movilizadas en apoyo a las decisiones del


Estado y en defensa del régimen establecido.2

En julio de 1935 Cárdenas hizo un llamado para que tam-


bién se unificaran todas las organizaciones campesinas.
Lombardo deseaba unificar a los trabajadores urbanos y rura-
les dentro de la CTM pero Cárdenas insistió en que permane-
cieran separados y ordenó al Partido Nacional Revolucionario
que:

citara a convenciones en cada estado de la unión con


el propósito de formar una liga de comunidades agra-
rias... y una vez que ésta estuviera organizada en los
estados, el comité ejecutivo nacional del partido de-
bería convocar a una gran convención para organizar
la Confederación Campesina.3

Cárdenas prefería dos organizaciones: un sindicato único


de trabajadores de industria —la CTM— y una organización
campesina separada y menos independiente: la Confedera-
ción Nacional Campesina (CNC) que formó en 1938.4
La unificación de obreros y campesinos en organiza-
ciones separadas constituía sólo la primera etapa del esfuerzo
de Cárdenas por establecer un Estado corporativo. Desde
1936 la CTM, con apoyo presidencial, presentó candidatos
obreros para puestos de elección popular, mismos que fue-
ron nominados por el PNR con lo cual se fortaleció la alianza
entre el partido y la CTM. En diciembre de 1937 Cárdenas pro-
puso formalizar la participación por sectores en el PNR. En la
asamblea constitutiva nacional del partido en marzo de 1938,

2
Arturo Anguiano, El estado y la política obrera del cardenismo, México, Edicio-
nes Era, 1975, pp. 58, 51-65; Joe C. Ashby, Organized Labor andthe Mexican Revo-
lution under Lázaro Cárdenas, Chapel Hill, Universityof North Carolina Press, 1963,
p. 8 1 .
3
Gilberto Bósquez, The National Revtilutionary Party of México and the Six-
Year Plan, México, PNR. 1937, p. 312.
4
Moisés González Navarro, La confederación nacional campesina. Un grupo de
presión en la reforma agraria mexicana, México, Costa-Amic, 1968, pp. 138, 154-
155. El ejido era la unidad básica constituyente de la CNC. Graciano Sánchez, anterior
Secretario General de la CCM, fue electo Secretario General de la CNC.

288
UNIFICACIÓN, DESMOVILIZACIÓN Y CONSOLIDACIÓN

la familia revolucionaria creó el Partido de la Revolución Me-


xicana (PRM) para remplazar al PRM. Éste se dividió en tres
sectores o grupos de interés: obreros, campesinos y solda-
dos. El sector obrero estaba dominado por la CTM y el sector
campesino por la CNC. La membresía al partido se otorgaba
de manera automática al pertenecer a algún sindicato obrero,
cooperativa o ejido afiliado a él o bien por pertenecer a las
fuerzas armadas.5
La diferencia más importante entre el PNR y el PRM fue la
forma de seleccionar a los candidatos para los cargos públi-
cos. Los hombres eran postulados por los sectores y después
de negociaciones de alto nivel salían los candidatos oficiales.
Así el PRM transformó a los representantes obreros y campe-
sinos en políticos. Los líderes de los sectores se fueron iden-
tificando cada vez más con los intereses del Estado en lugar
de con los intereses de clase. Según el historiador Paul
Nathan: "una federación de grupos de interés dentro de un
partido no puede 'facilitar' la lucha de clases sino al contrario,
la suaviza". 6 Sin embargo, el PRM contribuyó a legitimar al
Estado dentro de las filas de las masas organizadas pues re-
presentaba el renacimiento e institucionalización de la política
de alianza y colaboración quedando el Estado en la posición
más fuerte. 7

Unificación en Chiapas

Efraín Gutiérrez asumió el cargo de gobernador a fines de


1936 con el apoyo casi unánime del movimiento obrero organi-
zado. Se trataba de grupos obreros a los cuales la administra-
ción de Grajales se había negado a dar registro, incluyendo
los sindicatos comunistas que se habían incorporado a la CTM
y habían apoyado con firmeza a Gutiérrez durante la campa-

5
Brown, "General Lázaro Cárdenas and Mexican Presidential Politics", pp. 273
290.
6
Nathan, citado en Córdova, La política de masas, p. 166.
7
Octavio lanni, El estado capitalista en la época de Cárdenas, México, Ediciones
Era, 1977, pp. 44-45.

289
EL CAMINO A LEVIATÁN

ña. Después de la elección, el gobernador provisional Ama-


dor Coutiño reorganizó la Confederación Campesina y Obrera
de Chiapas (ccoc) y puso a los gutierristas a cargo de ella.8
En julio de 1937 con menos de siete meses en el cargo,
Gutiérrez convocó al primer congreso de trabajadores de
Chiapas, asamblea que fundó la Confederación Obrera y
Campesina del estado en lugar de la CCOC. La nueva Federa-
ción obrera estatal estaba formada por dos filiales subordina-
das: la Confederación Obrera y la Confederación Campesina.9
La Confederación Obrera incluía a 145 sindicatos obreros
locales en 1937 y más de 271 en 1939 con una afiliación de
cerca de 33 mil miembros.10 En agosto de 1937 el Sindicato de
Trabajadores Indígenas que afirmaba contar con 18 mil
miembros se unió a la Confederación. Por su parte, la Confe-
deración Obrera subsidiada por el gobierno estatal, asesoraba
a casi 5 mil jornaleros y arrendatarios para obtener contratos
registrados legalmente y ayudaba a los trabajadores rurales
no organizados a obtener parcelas individuales por medio de
la ley de tierras ociosas.12 La tarea principal de esta organiza-
ción era la de sindicalizar a los trabajadores y uno de los resul-
tados de este proceso fue el aumento en el número de huel-
gas (en comparación con el periodo de Grajales): 12 en 1938 y
28 en 1939. La junta de relaciones laborales atendió 496
conflictos en 1938 y 405 en 1939.13
A fines de 1938, Vicente Lombardo Toledano, secretario
general de la CTM, voló a Chiapas para fomalizar la integra-
ción de la Confederación Obrera a la CTM. La tarea más im-
portante, afirmó el líder en el Segundo Congreso Obrero Esta-
tal, era la organización de los peones acasillados (es decir, los
que vivían en las haciendas) pues esos campesinos formaban
la mayoría de los trabajadores rurales en Chiapas y sin embar-

8
De Coutiño a Cárdenas, 1 de octubre de 1936, AGN, LC, 542.1, 20.
9
El Universal, 1 de julio de 1937.
10
Chiapas Nuevo, 30 de diciembre de 1937; Informe de Efrain Gutiérrez, 1939.
11
Chiapas Nuevo, 26 de agosto de 1937.
12
Periódico Oficial del Estado, 9 de febrero de 1938; Chiapas Nuevo, 3 de no-
viembre de 1939.
13
Departamento del Trabajo, Directorio de agrupaciones obreras y patronales de
la República, México, DAPP, 1939, pp. 63-78; Chiapas Nuevo, 17 de diciembre de
1937; Gutiérrez, Gobierno revolucionario, p. 49; Anuario de 1939, pp. 322-324.

290
UNIFICACIÓN, DESMOVILIZACIÓN Y CONSOLIDACIÓN

go, estaban excluidos de la Confederación Campesina por-


que no eran habitantes de comunidades agrarias legalmente
constituidas.14 La CTM se convirtió en el canal principal por
medio del cual los sindicatos locales hacían llegar sus quejas
y peticiones al gobierno.15
Por su parte, la Confederación Campesina que era la otra
organización de la nueva Confederación Obrera Estatal, re-
presentaba a todos los comisariados ejidales (es decir, a los
gobiernos de los ejidos) y a los comités ejecutivos agrarios de
las comunidades que solicitaban tierra. En 1938, de conformi-
dad con la campaña del presidente Cárdenas en favor de la
unificación campesina, la confederación se convirtió oficial-
mente en Liga de Comunidades Agrarias y Sindicatos de Es-
tado y se integró a la Confederación Nacional Campesina
CNC.16 Esta organización lo mismo que la CTM, remplazó al
gobierno estatal como canal principal de comunicación entre
las organizaciones campesinas y el Estado.17 También los co-
merciantes e industriales se unificaron a fines de los años
treinta. Cárdenas deseaba que el conflicto de clases entre las
corporaciones poderosas se llevara a cabo de modo pacífico
y legal por lo cual consideraba que eran tan necesarias las or-
ganizaciones de capitalistas como las de obreros y campesi-
nos. En 1936 se promulgó la Ley de Cámaras de Comercio e
Industria en sustitución de una obsoleta ley de 1908. Según
la nueva legislación, los comercios eran instituciones con res-
ponsabilidades públicas y se definía a las cámaras de comer-
cio como órganos de colaboración con el Estado. Aquellos
negocios e industrias que estuvieran valuados en más de
quinientos pesos tenían la obligación de pertenecer a la Cá-
mara Nacional de Comercio e Industria y a registrarse en el

14
Mexican Labor News, 21 de septiembre de 1939; Chiapas Nuevo, 6 de abril de
1939.
15
Mexican Labor News, 21 de septiembre de 1939; Chiapas Nuevo, 21 de sep-
tiembre de 1939; de Mario Culebro a Gutiérrez, 22 de mayo de 1940, ASRA, Ca-
cahoatán, 23:8213.
16
Informe de Efraín Gutiérrez, 1938.
17
Mexican Labor News, 11, 18 de agosto de 1938; del Secretario General de la
CNC al Jefe del Departamento Agrario, 4 de enero de 1939, ASRA, Carranza,
23:8142; del Secretario de la Liga de Comunidades Agrarias, Tapachula, al Jefe del
Departamento Agrario, 28 de febrero de 1940, ASRA, Unión Juárez, 23:8051.

291
EL CAMINO A LEVIATÁN

gobierno puesto que sólo las empresas registradas podían


participar en los arbitrajes de la Comisión de Relaciones La-
borales.18 La Cámara de Comercio de Tuxtla Gutiérrez se unió
en 1918 a la Cámara Nacional y siguió con su política de con-
sulta y colaboración con el gobierno estatal.19
Lo mismo que en otros estados, el PNR de Chiapas se ha-
bía convertido en PRM a mediados de 1938. La dirección del
partido la tenía el comité regional para Chiapas, formado por
el presidente del partido, el diputado local Isidro Rabasa, un
representante de la Confederación Obrera, uno de la Liga de
Comunidades Agrarias y más adelante también uno del sec-
tor popular.20 Este comité regional del PRM, designaba y de-
ponía a los miembros de los comités distritales y municipales
del partido, siempre en consulta con el gobernador, mientras
que los candidatos para puestos públicos eran nombrados en
las convenciones del mismo.21
En 1939 Mario J. Culebro, secretario general de la Confe-
deración Obrera ordenó a todos los sindicatos que se abstu-
vieran de apoyar a posibles candidatos para cargos locales,
estatales o nacionales, pues según su idea, la confederación
debería presentar su lista de candidatos al comité regional del
PRM siempre a puerta cerrada tal que las organizaciones afi-
liadas y sus miembros las apoyaron en bloque durante la con-
vención estatal del partido.22 El alto grado de integración
entre el PRM, la CTM y la CNC quedó demostrado en ese mis-
mo año de 1939 cuando el comité regional informó que 1 361
organizaciones independientes del estado apoyaban al gene-
ral Manuel Ávila Camacho, aspirante a la presidencia, para
ser nominado por el PRM.23 A principios de 1940, el comité re-
gional del partido convenció al candidato a gobernador, ge-
neral César Lara, de retirar su candidatura y dio su apoyo al
doctor Rafael Gamboa, candidato oficial. Gutiérrez había se-
leccionado a este candidato luego de una cuidadosa consulta

18
Córdova, La política de masas, pp. 197-201.
19
Estatutos de la H. Cámara Nacional de Comercio e Industria de Tuxtla Gutié-
rrez, Chiapas, Tuxtla Gutiérrez, 1938.
20
Chiapas Nuevo, 20 de octubre, 29 de septiembre de 1938.
21 22
lbid., 22 de junio de 1939.
23
lbid., 28 de diciembre de 1939.

292
UNIFICACIÓN, DESMOVILIZACIÓN Y CONSOLIDACIÓN

con los sectores del partido y con el comité ejecutivo nacional


para evitar que se repitiera lo que había sucedido en la cam-
paña de 1936, así que en 1940, Gamboa fue elegido por una-
nimidad y pacíficamente.24
La unificación política de las organizaciones obreras y cam-
pesinas dentro del partido nacional dominante disminuyó la
importancia del gobierno estatal que fue remplazado como
la institución mediadora más importante entre los gobiernos
locales y el nacional y en esta sustitución, su lugar lo tomaron
grupos de interés organizados a nivel local, regional y na-
cional. Además, conforme el gobierno federal iba haciéndose
cargo cada vez más de funciones que alguna vez le corres-
pondieron a los estados, los gobiernos estatales se fueron
convirtiendo en anacronismos y en ramificaciones regionales
del gobierno nacional que se dedicaban a poner en práctica
las políticas nacionales en lugar de atender la defensa y pro-
moción de las prioridades regionales, y por eso no resulta
sorprendente que la política perdiera su atractivo pues la
lucha y las manifestaciones de descontento se convirtieron en
puras negociaciones entre funcionarios estatales, burócratas
nacionales y representantes de los diversos sectores que a fin
de cuentas eran siempre los mismos políticos burócratas. Al
principio del proceso de formación del Estado en Chiapas, el
gobierno estatal desempeñó un papel importante, pero a par-
tir de 1940, con el surgimiento del Leviatán, el gobierno esta-
tal pasó a ser insignificante como institución política y como
agente de modernización.

Ascenso y caída del indigenismo

Desde 1890 el gobierno estatal de Chiapas asumió la tarea de


convertir a los indígenas en mexicanos y continuó con estos
afanes hasta la década de 1950. Antes de 1890, a pocos fun-
cionarios públicos les parecía deseable o posible transformar
a la población indígena. Después de 1950, el gobierno federal

24
/b/d., 20 de febrero, 27 de abril de 1940; El Universal, 5 de septiembre de 1940.

293
EL CAMINO A LEVIATÁN

tomó la responsabilidad del "problema indígena" a través del


Instituto Nacional Indigenista (INI). El periodo que va de 1930
a 1940 fue, en términos de la política del gobierno estatal, la
época dorada de la reforma indigenista en Chiapas, y coinci-
dió con el surgimiento de la ideología del indigenismo duran-
te la administración de Cárdenas.
El indigenismo se convirtió en un principio de la ideología
nacional durante la Revolución mexicana, en remplazo de la
vieja noción racista según la cual las etnias eran incivilizadas y
culpables de que México no se convirtiera en una gran na-
ción. En los años veinte, los artistas, escritores e intelectuales
ya veían a la sociedad indígena —pasada y presente— como
una herencia positiva para la nación. Así por ejemplo, el
programa nacional de reforma agraria revivía la forma comu-
nal de tenencia de la tierra: el ejido indígena. A nivel de la
política gubernamental, el indigenismo abarcaba dos objeti-
vos inseparables: la incorporación de estos grupos a la so-»
ciedad nacional sin destruir su cultura y el mejoramiento en
sus condiciones de vida por vía de la educación, la organiza-
ción política y económica y las reformas en la sociedad más
amplia que les rodeaba. El aspecto revolucionario del indige-
nismo consistía en la idea de que la pobreza de este grupo so-
cial era en gran medida resultado de las desiguaídades en la
sociedad mexicana y no simplemente una consecuencia de
la inferioridad étnica y racial.26
En 1937 el gobernador Gutiérrez fundó el Departamento
de Educación Rural e Incorporación Indígena que más tarde
cambió su nombre por Departamento de Protección Indíge-
na.26 Su primer director fue Ernesto Urbina, quien a fines de
1936 había colaborado en la formación del Sindicato de Tra-
bajadores Indígenas y era diputado estatal gutierrista. Con él,
el departamento inició una campaña masiva para aumentar el
conocimiento del idioma español, enviando para ello a 250
maestros a las comunidades. El departamento también es-

George A. Collier, Fie/ds of the Tzotzil: The Ecológica! Bases of Tradition in


Highland Chiapas, Austin, University of Texas Press, 1975, pp. 195-198.
26
Periódico Oficial del Estado, enero 6 de 1937; Informe de Efrafn Gutiérrez,
1938.

294
UNIFICACIÓN, DESMOVILIZACIÓN Y CONSOLIDACIÓN

tableció oficinas en San Cristóbal, Cornitán y Motozintla con


el fin de que ahí se contratara y transportara a los trabajado-
res a las fincas cafetaleras.27 Urbina logró convencer a algu-
nos cultivadores para que proporcionaran radios, instalaran
cines y construyeran mejores casas para los trabajadores mi-
grantes y también para que no les vendieran licor.28
Urbina fue el primer impulsor de los nuevos y enérgicos
comités agrarios en Zinacantán y Chamula que solicitaban
tierra. Las dos solicitudes fueron aprobadas en 1940: Chamu-
la obtuvo títulos para casi todo el municipio (dividida la tierra
en varios ejidos) y en Zinacantán se duplicaron las tierras co-
munales.29 Con el retiro de Urbina en 1940, disminuyeron las
gestiones para conseguir tierras. En 1950, sólo 8 municipios
permanecían intocados por la reforma agraria y todos ellos
eran indígenas de las tierras altas.30 Todavía en 1954 un inge-
niero agrario describía a los indígenas de Tenejapa como "ab-
solutamente ignorantes de nuestras leyes agrarias y de los
procedimientos legales para obtener la completa propiedad
de sus tierras y su deslinde técnico". 31 La reforma agraria en
los altos de Chiapas quedó incompleta.32 (Véase la tabla 13.)
Una de las consecuencias que tuvo la formación de los
comités que presionaban por la reforma agraria en las comu-
nidades indígenas así como de la política de Urbina por entregar
la autoridad local a los propios indígenas, fue el surgimiento
de los modernos caciques. Estos personajes eran hábiles in-
termediarios que hablaban español y sabían cómo entenderse

27
Chiapas Nuevo, 26 de agosto de 1937; Periódico Oficial del Estado, 28 de julio
de 1937.
28
Roger Reed, "Chamula and the Coffee Plantations of Chiapas", AB Harvard
College, 1973, pp. 84-87.
29
Edel, "Zinacatan's Ejido", p. 29; Aviso de Posesión, 1 de septiembre de 1940,
ASRA, Zinacantán, 23:8118(723.8); Dictamen y expediente núm. 975, 23 de marzo
de 1940, ASRA, Chamula, 23:23232(723.8).
30 D e la P e ñ a , Chiapas económico, I I , p. 3 7 7 .
31
De José Luis Campero Calderón al Jefe del Departamento Agrario, 8 de julio
de 1954, ASRA, Tenejapa, 21:10535.
32
Kirsten Albrechtsen Svendsen, "El trabajo asalariado en las comunidades indí-
genas", Tesis, UNAM, 1967, pp. 102-114; Ing. Leandro Molinar Merar, "Las zonas in-
dígenas, uno de los mayores retos en materia agraria", El Día, 16 de junio de 1978.

295
EL CAMINO A LEVIATÁN

con los funcionarios (y hasta manipularlos), de modo que ter-


minaron por adquirir un firme control de los gobiernos muni-
cipales y ejidales así como del Sindicato de Trabajadores
Indígenas y se convirtieron en prósperos comerciantes, pres-
tamistas de dinero, propietarios y patrones.33 Por ejemplo,
Mariano Zarate y Salvador Oso fueron caciques de Zinacan-
tán y Chamula, respectivamente, desde los años treinta hasta
los sesenta.34 Como contaban con apoyo político estatal y fe-
deral se convirtieron en un pernicioso poder en Chiapas. Otro
ejemplo, los caciques del ejido La Libertad hicieron en 1939
una división de las tierras muy tramposa y desigual.35 Un
ejemplo más: el cacique de Tenejapa usó en 1944 a la policía
rural para disolver un mercado en Yochib porque él deseaba
conservar el monopolio sobre el mercado dominical en Tene-
japa que le pagaba impuestos.36
La unificación y organización indígena vendría a ser la
piedra angular del indigenismo en Chiapas, pues la única ma-
nera de que esa población pudiera escapar a la explotación de
los ladinos y a un gobierno caprichoso y paternalista era a tra-
vés de un sindicato obrero poderoso dirigido por los propios
indígenas. De 1936 a 1939 el STI funcionó tal y como Urbina
lo había planeado: negoció contratos colectivos con los culti-
vadores de café, obtuvo salarios mínimos, transportes, ali-
mentos y servicios médicos gratuitos.37 El STI logró así mitigar
los terribles abusos contra el trabajo de los migrantes en Chia-
pas.38 Pero para 1939 todo cambió. El sindicato quedó en ma-
nos de unos cuantos caciques chamulas susceptibles a la co-
rrupción de parte de plantadores y hacendados y empezaron

33
Ulrich Kohler, Cambio cultural dirigido en los altos de Chiapas: Un estudio
sobre la antopología social aplicada, México, INI-SEP, 1975, p. 62; Robert Redfield
y Alfonso Villa Rojas, Notes on the Ethno/ogy of Tzetzal Communities of Chiapas,
Washington, D.C., Carnegie Institution of Washington, núm. 28, 1939, p. 110.
34
De Salvador Gómez Oso a Cárdenas, 22 de marzo de 1940, y Acta conciliato-
ria, 14 de noviembre de 1974, ASRA, Chamula, 23:23232; Wasserstrom, " W h i t e
Fathers and Red Souls", pp. 223-224.
35
Ampliación Ejidos Poblado La Libertad, 29 de febrero de 1939, ASRA, La Li-
bertad, 24:8128.
36
Indigenismo en Acción, 20 de mayo de 1944.
37
"Labor de la Agencia de Colocaciones de Comitán", Chiapas Nuevo, 12 de
enero de 1939.
38
De Gutiérrez a Cárdenas, 24 de agosto de 1938, A G N , LC, 533.31, 9.

296
UNIFICACIÓN, DESMOVILIZACIÓN Y CONSOLIDACIÓN

a suceder cosas como que los propios jefes del STl se nega-
ron en septiembre de ese mismo año a apoyar una huelga del
Sindicato Único de Trabajadores de la Industria de Café
del Soconusco (SUTics) lo cual desmanteló al movimiento.39
El STl dejó de ser un instrumento de autodefensa y reforma
para convertirse en un centro de ladrones y en una dócil
agencia de contratación para los plantadores de café reuni-
dos en la Asociación Agrícola Local de Cafeticultores del So-
conusco.40

La reforma agraria

Por fin después de veinte años de reforma agraria en México,


el gobernador Efraín Gutiérrez la trajo a las tierras altas del
centro pobladas por indígenas y a las plantaciones cafetaleras
del Soconusco. En septiembre de 1937 Gutiérrez informó a la
legislatura estatal que dentro de pocos días enviaría al Soco-
nusco a un grupo de treinta ingenieros agrónomos para que
estudiaran los problemas de la concentración de la tierra y co-
menzaran a tomar medidas en relación a las solicitudes para
obtenerla.41 El gobernador avisó a los cultivadores que sus
tierras ya no estarían garantizadas contra la expropiación. Sin
embargo, hacía mucho tiempo que éstos se habían prepara-
do para dicha eventualidad. En los años veinte los alemanes
obtuvieron permiso de su gobierno para convertirse en ciuda-
danos mexicanos con el único propósito de evitar la expro-
piación de aquellas propiedades que quedaran dentro de los
50 kilómetros de la frontera internacional, prohibidos por ley
a los extranjeros.42 Después de que Cárdenas asumió la presi-
dencia en 1934 modificó el Código Agrario Federal para auto-
rizar la expropiación de las tierras cafetaleras de modo que los
cultivadores comenzaron a dividir sus propiedades entre

39
Del Comité Ejecutivo del Sindicato de Trabajadores Indígenas, San Cristóbal,
a Cárdenas, 16 de septiembre de 1939, AGN, LC, 533.31, 9.
40
Reed, "Chamula and the Coffee Plantations", pp. 84-85, 103-105.
41
Chiapas Nuevo, 23 de septiembre de 1937.
42
"Political Conditions", 6 de abril de 1927, NA, RG 84, Correspondence, Salina
Cruz, 1927.

297
EL CAMINO A LEVIATÁN

los miembros de su familia, a vender parcelas a amigos y ve-


cinos e incluso a entregar alguna tierra a los campesinos para
disminuir los sentimientos agrarios.43 Además intentaron
comprar a las comisiones agrarias y llegaron incluso hasta
asesinar a los líderes y a lanzar una campaña de propaganda
para convencer al gobierno de que la expropiación de la in-
dustria del café significaría la ruina económica de Chiapas.44
De todos modos Gutiérrez no tenía intención de sacar del ne-
gocio a los cafeticultores ya establecidos.
A partir de 1937 el Sindicato Único de Trabajadores de la
Industria de Café del Soconusco (SUTICS), que era el princi-
pal sindicato de la zona del café, comenzó a organizar comi-
siones agrarias en las plantaciones y a hacer solicitudes de
tierra.45 Así empezó el proceso de conversión de muchos tra-
bajadores rurales sindicalizados en ejidatarios.
Los deslindes preliminares se completaron para fines de
marzo de 1939, momento en el cual el gobernador viajó a Ta-
pachula para dar concesiones provisionales de tierra a tres
nuevos ejidos.46 En el mes de abril Gutiérrez estableció siete
ejidos colectivos en la zona del café: Cacahoatán, Unión
Juárez, El Matazano, Agustín de Iturbide, El Águila, Agua
Caliente y Talguian. En esta primera entrega se repartieron
8 mil 119 hectáreas de tierras cafetaleras de primera calidad
para beneficio de mil 636 peones acasillados.47 Más de 3 mil
hectáreas se expropiaron de las siete propiedades de Feman-
do Braun.48

43
Del Agregado Militar al Secretario de Estado, 3 de noviembre ele 1939, NA, RG
59, 812.61333/7; "Informe de la asamblea de los ciudadanos de Amatenango", 7 de
mayo de 1936, ASRA, Amatenango, 23:8585(723.1); de J . Pineda a la Comisión
Agraria Mixta, 20 de octubre de 1940, ASRA, Benito Juárez, 23:17539.
44
De Francisco Isasi, Huixtla, a Cárdenas, 13 de agosto de 1938, ASRA, Huixtla,
25:590; Chiapas Nuevo, 12 de enero de 1938; El Universal, 15 de noviembre de 1938.
45
"Memorándum que presenta el delegado del simes del Estado de Chiapas, al
Sr. Presidente de la República", 19 de junio de 1945, AGN, MAC, 432, 417.
46
Chiapas Nuevo, 16 de marzo de 1939.
47
Acta de Posesión, 5 de abril de 1939, ASRA, Cacahoatán, 25:8213(723.8);
"Informe del conjunto de Cacahoatán y Unión Juárez, Chiapas", 15 de agosto de
1938, ASRA, Unión Juárez, 23:8052(723.1); Gastón de Vilac, Chiapas bajo el signo
de la hoz, México, 1940, p. 74.
48
De Vilac, Chiapas bajo el signo de la hoz, p. 74.

298
UNIFICACIÓN, DESMOVILIZACIÓN Y CONSOLIDACIÓN

La reforma agraria de 1939 en Soconusco dejó todavía en


manos de unos pocos plantadores alemanes la maquinaria para
procesar el café y las casas comerciales que lo vendían, de
modo que durante la cosecha de ese año (1939-1940), éstos
trataron de provocar la bancarrota de los nuevos ejidos, pues
se negaron a procesar (secar y pelar) el café así como a com-
prarlo para su exportación. Gutiérrez los obligó a procesar
la cosecha e incluso algunas de las plantas fueron tomadas
por los ejidatarios. El Banco de Crédito Ejidal (una dependen-
cia federal) proporcionó créditos de emergencia a ocho so-
ciedades de crédito ejidal y el gobierno estatal contrató la
compra del producto de los ejidos con la empresa A.C.
Muller de Houston.49 Las dificultades incitaron al gobierno fe-
deral a iniciar la segunda etapa de la refoma agraria en Soco-
nusco.
En la primavera de 1940, el presidente Cárdenas viajó a la
región para supervisar personalmente la división que afectaba
a casi todas las grandes plantaciones de Soconusco y Mariscal.
Cárdenas agregó otras 200 mil hectáreas a la zona cafetalera
ejidal y expropió varias plantas procesadoras.50 Las propieda-
des afectadas fueron declaradas "pequeña propiedad" y se
entregaron a sus dueños certificados de inafectabilidad con
lo que dichas propiedades quedaban exentas de litigios agra-
rios adicionales.61
La conversión del hacendado Ad Giesman en "pequeño
propietario" llevó a varios peones acasillados a afirmar en
1941 que "con seis fincas en operación, es una curiosa pe-
queña propiedad". 52
En 1941 el presidente Manuel Ávila Camacho ordenó que

49
De la Liga de Comunidades Agrarias al Jefe del Departamento Agrario, 28 de
febrero de 1940, ASRA, Unión Juárez, 23:8051(723.8); Chiapas Nuevo, 24 de agos-
to, 5 de octubre, 9, 23 de noviembre de 1939; El Universal, 18 de diciembre de 1939.
50
Excélsior, 3, 4 de abril de 1940; William Cameron Townsend, Lázaro Cárde-
nas: Mexican Democrat, Ann Arbor: George Wahr, 1952, pp. 342-343.
51
"Acta de demarcaciones de las zonas de protección de las propiedades del Sr.
Enrique Braun", 7 de junio de 1942, ASRA, Unión Juárez, 23:8052(723.8); Nathaniel
y Sylvia Weyl, The Reconquest of México: The Years of Lázaro Cárdenas, Nueva
York, Oxford University Press, 1939, p. 182.
52
De la Liga Femenil Revolucionaria, Finca El Retiro, a Ávila Camacho, 20 de fe-
brero de 1941, AGN, MAC, 404.1, 380.

299
EL CAMINO A LEVIATÁN

durante su administración concluyera la actividad de reforma


agraria en Soconusco, dando así principio a la tercera y últi-
ma etapa de la misma en esta zona cafetalera, que incluyó la
conversión de las concesiones provisionales de tierra en defi-
nitivas, la tramitación de las solicitudes que aún estaban bajo
consideración y la entrega de certificados de inafectabilidad
que hasta 1941 sólo habían beneficiado al 50% de los cultiva-
dores y terratenientes de Soconusco.53
Parte de la solución de los problemas agrarios que aún
quedaban pendientes al comenzar los años cuarenta incluía la
división de dos grandes ejidos comunales: el Unión Juárez y
Cacahuatán. Ambos se habían formado por la unión de varias
comunidades agrarias independientes y de comisiones agra-
rias rurales y se dio el caso por ejemplo de que la unión de
nueve comunidades en el ejido de Cacahoatán llevó a la for-
mación de nueve facciones políticas que no se podían poner
de acuerdo en nada, lo cual conducía a la violencia y a la inac-
tividad agrícola. El Departamento Agrario Nacional se vio
obligado a dividir esos dos ejidos en otros más pequeños que
de todos modos aún trabajaban comunalmente.54
En 1946 ya había quedado establecido el perfil agrario del
Soconusco, más o menos la mitad de todas las propiedades
cafetaleras se habían convertido en poco más de 100 ejidos,
la mayoría de los cuales se organizaron en 31 sociedades de
crédito, principalmente corporaciones comerciales cuyos ac-
cionistas y trabajadores eran los propios ejidatarios. Los ejidos
señalaban las tareas a los trabajadores, procesaban y comer-
cializaban el café y pagaban a los ejidatarios. Más de la mitad
de esas sociedades de crédito, es decir, 16 de 31, aceptaron
créditos del Banco de Crédito Ejidal que determinaba los sala-
rios, el número de días por semana que podían trabajar los
ejidatarios y supervisaba las cosechas, procesamiento y co-

53
Salvador Teuffer S., Resolución y antecedentes del problema agrario en la
zona del Soconusco, Chiapas, Tuxtla Gutiérrez, Liga de Comunidades Agrarias y
Sindicatos Campesinos de Chiapas, 1942, pp. 27-28.
54
"Memorándum del Comisariado Ejidal", 21 de abril de 1940, y de García Bros,
Delegado del Departamento Agrario al Jefe del Departamento Agrario, 30 de enero
de 1941, ASRA, Cacahoatán, 23:8213.

300
UNIFICACIÓN, DESMOVILIZACIÓN Y CONSOLIDACIÓN

mercialización del producto. El Banco se convirtió en un ha-


cendado burocrático cuyo peón era el ejidatario.55
El programa de reforma agraria de los años treinta y
cuarenta no sólo incluía la formación de ejidos sino también
la creación de una estructura burocrática muy compleja que
debería ayudar, supervisar y controlar a los ejidatarios. En
1937 el Departamento Agrario Nacional fundó la división de
promoción ejidal, una dependencia de las comisiones mixtas
agrarias del estado. Esta oficina dividió a Chiapas en ocho zo-
nas ejidales, cada una de ellas supervisada por un jefe de zo-
na responsable de canalizar la asistencia gubernamental a los
ejidos. Los jefes decidían el destino de las herramientas, ani-
males, escuelas y maestros, caminos y camiones, así como
semillas mejoradas, pues ellos los enviaban a los ejidos. Ade-
más asesoraban a los gobiernos ejidales para obtener am-
pliaciones a sus concesiones originales, una tarea que más
de una vez los convirtió en blancos del asesinato.56 Los jefes
también tenían la función de arbitrar en conflictos entre los
ejidos y dentro de ellos,57 pues eran agrónomos especializa-
dos y burócratas profesionales que obedecían las directivas
del Departamento Agrario Federal disminuyendo más aún el
papel del gobierno estatal en las cuestiones ejidales.
La tierra sin los recursos para trabajarla no podía elevar el
nivel de vida de los ejidatarios. De ahí la necesidad de crédito
gubernamental. La mayor parte del crédito en Chiapas ante-
rior a 1939 había sido otorgado por el Banco Nacional de Cré-
dito Agrícola a los productores privados de café y cacao.58 El
Banco de Crédito Ejidal fundado por el presidente Cárdenas
en 1935, que estaba destinado a proporcionar crédito ejidal a
las sociedades, abrió una sucursal en Tuxtla Gutiérrez en
1936. El año siguiente se abrió una oficina central en Ta-

55
"Memorándum on Coffee Situation in Chiapas, México", 22 de mayo de 1946,
NA, RG 84, Correspondence, Tapachula, 1946.
66
Chiapas Nuevo, 27 de julio de 1937, 11 de agosto de 1938, 27 de julio de 1939,
10 de agosto de 1939.
57
Del Comité Agrario, La Concordia, a Alemán, 20 de mayo de 1947, ASRA, La
Concordia, 23:8195; "Manifiesto", 21 de noviembre de 1937, ASRA, Huixtla,
25:590.
58
De la Peña, Chiapas económico, IV, p. 1237.

301
EL CAMINO A LEVIATÁN

pachula con sucursales en San Cristóbal, Tonalá y Huixtla.


Los préstamos a las sociedades de crédito aumentaron de
100 mil pesos en 1936 a 3 millones de pesos en 1940 y a más
de 31 millones para 1948.59 El número de sociedades de crédi-
to ejidal en el estado aumentó de 36 en 1936 a 160 en 1950.60
El presidente Lázaro Cárdenas y el gobernador Éfraín Gu-
tiérrez llegaron al poder a mediados de los años treinta enca-
bezando una poderosa coalición obrera y campesina. En
Chiapas esta coalición tuvo su base en el Soconusco, la re-
gión más sindicalizada de todo el estado y lugar donde tenían
su asiento las principales empresas productivas y planta-
ciones cafetaleras que todavía estaban en manos de particu-
lares. La coalición dio su apoyo político al gobernador y a su
vez Gutiérrez se comprometió a ampliar la reforma agraria en
esa región. El programa agrario sirvió para pacificar al movi-
miento campesino y debilitar al movimiento obrero organiza-
do pues las comunidades que recibieron tierra se convirtieron
en fieles guardianes del estado que se las había otorgado.

El secuestro
El 2 de junio de 1942 México declaró la guerra a Alemania,
Italia y Japón después de que dos barcos petroleros fueron
torpedeados por los alemanes en el mes de mayo. Los na-
cionales de los países que formaban el Eje fueron concentra-
dos en el interior de las ciudades y el gobierno federal requisó
sus propiedades para su administración.61 La Junta de Admi-
nistración y Supervisión de la Propiedad de los Extranjeros en
Chiapas tomó 76 plantaciones cafetaleras de alemanes va-
luadas en más de veinte millones de pesos, la mayoría de las
cuales estaban en Soconusco.62 Este secuestro duró hasta
1946.

59
Chiapas Nuevo, 20 de mayo de 1939; De la Peña, Chiapas económico, IV,
p. 1241.
60
De la Peña, Chiapas económico, IV, p. 1240; Anuario de 1940, p. 532.
61
Blanca Torres Ramírez, Historia de la Revolución mexicana: México en la se-
gunda guerra mundial, México, El Colegio de México, 1979, pp. 81-95, 106.
62
La junta de administración y vigilancia de la propiedad extranjera, México,
1943, pp. 57, 64-65.

302
UNIFICACIÓN, DESMOVILIZACIÓN Y CONSOLIDACIÓN

La administración de las plantaciones alemanas requisadas


se entregó al Fideicomiso Cafetero de Tapachula, que estaba
dirigido por funcionarios del Banco de Comercio Exterior. A
pesar del aumento en los precios del café durante la segunda
guerra mundial, la producción en las plantaciones secuestra-
das cayó casi a la mitad. Cuando por fin en 1946 les fueron
devueltas a sus dueños, la maquinaria, los caminos, casas y
árboles de café estaban en pésimas condiciones.63 El Fideico-
miso no toleró ninguna huelga e incluso bajó los salarios, pero
sí permitió la organización de los peones acasillados en sindi-
catos obreros.64 Además, tuvo preferencia por contratar a
trabajadores guatemaltecos quienes a diferencia de los traba-
jadores mexicanos aceptaban menos que el salario mínimo.65
La última etapa de la reforma agraria en Soconusco sucedió
precisamente durante el secuestro de 1942-1946, pues aunque
el Sindicato Único de Trabajadores de la Industria de Café de
Soconusco exigió repetidamente la nacionalización total de las
propiedades requisadas, el Departamento de la Reforma
Agraria dejó a cada plantación con un mínimo de 300 hectá-
reas como decía la ley. Debido a que los plantadores habían
dividido previamente sus propiedades entre su familia, ha-
bían podido conservar buena parte de sus propiedades. En
1946 más de 10 mil hectáreas de las tierras más ricas y pro-
ductivas de México habían vuelto a manos de sus propieta-
rios originales.66

La desmovilización
La unificación extensiva de los campesinos y trabajadores en
poderosas confederaciones integradas al partido del Estado y
el éxito parcial de la reforma agraria en Chiapas condujeron a

63
"Memorándum on Coffee Situation in Chiapas, México", 22 de mayo de 1946.
64
Reed, "Chamula and the Coffee Plantations", pp. 86-87; Helbig, El Soconus-
co y su zona cafetalera, pp. 100-101.
65
De Manuel Gómez, Confederación de Obreros, Tapachula, a Ávila Camacho,
7 de septiembre de 1944, AGN, MAC, 546.2, 10.
66
"Restitución de tierras ejidales del poblado de Cacahoatán", 27 de diciembre
de 1943, AGN, MAC, 404.1, 368.

303
ÉL CAMINO A LEVIATÁN

una desmovilización política de las masas organizadas que


fue más bien la desarticulación de la solidaridad de clase y de
la lucha independiente más que el desmantelamiento o la
dispersión de las organizaciones formales aunque eso tam-
bién sucedió. Los sindicatos y ligas agrarias antes tan agresi-
vos abandonaron ahora la lucha más amplia en favor de la
clase para ocuparse de rivalidades internas, disputas con la bu-
rocracia estatal, la autopreservación y autoexaltación. La mo-
vilización de los trabajadores y campesinos en Chiapas fue
siempre frágil aunque potencialmente poderosa y tuvo su
culminación y decadencia entre 1936 y 1947 cuando sucedió
lo que explicó Arnaldo Córdova: el movimiento fue devorado
por el Estado.67
La formación de los ejidos dio lugar a la creación de co-
munidades que estuvieron y siguen estando estrechamente
vinculadas al Estado, pues de él han recibido sus tierras y de
él dependen para el crédito, la ayuda material y la posible
ampliación posterior de las concesiones originales. Los ejida-
tarios se convirtieron en ciudadanos legales, conservadores,
con intereses egoístas:

Nosotros, los campesinos organizados de esta colo-


nia — escribían en 1938 los jefes de un nuevo ejido-
estamos dispuestos a unirnos al nuevo partido na-
cional de trabajadores y soldados (el PRM) y estare-
mos con usted en todo momento.68

En 1940 los ejidatarios de Chiapas sumaban más de 40 mil lo


que era más o menos el 12% de la población masculina del
estado y eran dueños de más de 20% de toda la tierra cultiva-
ble. Para 1970 los ejidatarios eran casi 150 mil lo que repre-
sentaba un 20% de la población masculina en el estado y
eran dueños de más de 50% de toda la tierra de cultivo69 (véa-
se la tabla número 14). La mayoría de los ejidatarios eran y si-
guen siendo pobres pero dentro del campesinado chiapaneco
son los pobres privilegiados.

67
Córdova, La política de masas, p. 180.
68
De Gómez a Cárdenas, 10 de febrero de 1938.
69
Anuario de 1942, pp. 746-749; Censo agrícola, ganadero y ejidal 1970, p. 37.

304
UNIFICACIÓN, DESMOVILIZACIÓN Y CONSOLIDACIÓN

Los ejidatarios tuvieron algo que defender y desapareció


entonces su solidaridad con los miembros de los ejidos veci-
nos, con los trabajadores organizados y con los jornaleros no
organizados, con los que rentaban la tierra y con los trabaja-
dores por día. Por ejemplo ejidatarios de Independencia (Ma-
riscal) usurparon casi 100 hectáreas de las mejores tierras del
ejido de San Isidro Siltepec. En 1943, con la ayuda de un in-
geniero agrario al que probablemente sobornaron, los mis-
mos ejidatarios se apropiaron de 120 hectáreas más con lo
cual provocaron una riña muy violenta.70 Cuarenta y dos
baldíos en Tierra Colorada, municipio de Zinacantán, se opu-
sieron a la formación de un ejido que incluía tierras que ellos
venían cultivando desde hacía treinta años. Cuando en 1940
se formaron los ejidos Chamula los ejidatarios ordenaron a
los baldíos que desalojaran las tierras. En 1956 los baldíos de
Tierra Colorada solicitaron al gobierno que les concediera su
propio ejido, pero el ejido Chamula prefirió convertirlos en
miembros del suyo en lugar de arriesgarse a perder parte de
su tierra para la creación de uno nuevo.71
Los conflictos internos en los ejidos eran y siguen siendo
muy comunes y muy graves. Su gobierno casi siempre quedó
en manos de unos cuantos caciques poderosos cuya autori-
dad derivaba del apoyo de funcionarios gubernamentales así
como de su propia habilidad para hacer favores y ordenar
castigos. Bartolomé Vázquez Chahal fue cacique de Venus-
tiano Carranza desde 1939 hasta su muerte en 1947. Rentaba
tierras a los ganaderos con lo cual no sólo se hizo rico sino
que además le valió el apoyo del ayuntamiento ladino.72 Las
parcelas se distribuían de manera bastante injusta entre los
ejidatarios según las distintas facciones y en ocasiones hasta
se vendían a fuereños.73 Los conflictos dentro de los ejidos

70
Del Comisariado Ejidal de Siltepec a Ávila Camacho, 3 de abril de 1943,
ASRA, San Isidro Siltepec, 23:642.
71
De los baldíos que vivimos en Tierra Colorada, Municipio Zinacantán, a Ávila
Camacho, 23 de marzo de 1944; del Presidente del Comisariado Ejida! al Jefe del De-
partamento Agrario, 12 de abril de 1947; del Presidente del Comisariado Ejidal al Jefe
del Departamento Agrario, 2 de agosto de 1956, ASRA, Chamula, 23:23232.
72
Salovesch, "Politics in a Maya Community", pp. 128-130, 133-135.
73
Del Secretario General del Departamento Agrario al secretario particular del
Presidente, 17 de marzo de 1941, AGN, MAC, 404.1, 380.

305
t-L CAMINO A LEVIATAN

surgían mucnas veces entre los que tenían vínculos con el


Banco de Crédito Ejidai y ios que se oponían a él. Por ejemplo
en 1942 uno de esos grupos afirmaba no querer trabajar "pa-
ra promover a un grupo de favoritos del Banco de Crédito Eji-
dai". 74
De hecho ese banco se convirtió en la cuestión más can-
dente de ios conflictos internos en los ejidos durante los años
cuarenta. Para explicar esta situación en Chiapas el secretario
generaí de la Liga de Comunidades Agrarias afirmaba que "no
ha cambiaoo ei dueño de la propiedad sólo que ahora se lla-
ma 'el banco' y ia explotación no podría ser más perversa".75
Ei control que ejercía el banco sobre aquellos ejidos que
acepíaDan ei crédito del gobierno era enorme: ponía a sus
empleados a cargo de ias sociedades de crédito ejidai, paga-
ba precios muy bajos por ei café de los ejidos aunque a los
exportadores se los vendía mucho más caro y en 1942 utilizó
800 mil pesos que pertenecían a los ejidos de Unión Juárez y
Cacahoatán para comprarle a Enrique Braun 300 hectáreas y
maquinaria procesadora a un precio bastante alto que, según
opinaban muchos, indicaba que ambos se habían coludido
para llevar a caoo dicha operación. Más aún, el banco tenía
controi soore ia tierra y la maquinaria en lugar de entregarlas
a ias sociedades de crédito. En respuesta a esta situación, al-
gunos ejidatarios se rebelaron y crearon la Unión Central de
Crédito Ejidai Colectivo para salirse del control del banco, el
cual sin embargo "asesinó a esta nueva organización". 76
Para evitar ei caprichoso dominio de los caciques y fun-
cionarios de! banco, en los ejidos colectivos de Soconusco
aparecieron grupos que demandaban la parcelización, es de-
cir, que las plantaciones cafetaleras no se trabajaran como
unidad sino en pequeñas parcelas individuales.77 "En vista de

•4 De ios vecinos de Cacahoatán a Ávila Camacho, 15 de julio de 1942, AGN,


MAC, 703,4, 238.
7b
De ia Secretaría General de la LCA, a Ávila Camacho, 8 de abril de 1942, AGN,
MAC, 703,4, 232,
76
"Carta abierta al C. Presidente de la República por el Comité de Defensa de los
intereses de ios Trabajadores Cafeteros del Soconusco", 5 de julio de 1942, AGN,
MAC, 703,4, 238.
77
Del Comisaríado Ejidai, Colonia Triunfo de Madera, Cintalapa, a Ávila Cama-
cho, 3 de febrero de 1943, AGN, MAC, 404.11, 369.

306
UNIFICACIÓN, DESMOVILIZACIÓN Y CONSOLIDACIÓN

la escandalosa malversación de fondos que se puede obser-


var en los ejidos —escribía una de las facciones— exigimos
que se emancipen las parcelas ejidales y que se organicen
nuevos comisariados ejidales.78 El presidente de la disidente
Liga de Acción Política y Social de Chiapas informaba a Ávila
Camacho que "los ejidatarios desearían de verdad obtener la
parcelización, es decir, un título de verdadera propiedad y el
crédito individual. Esos son los verdaderos deseos de los eji-
datarios". 79
El banco y las autoridades públicas vinculadas a él res-
pondieron que aquellos que deseaban la parcelización eran
guatemaltecos (y por lo tanto de todos modos no tenían de-
recho a tierras) o bien comunistas.80 Eso era cierto, los comu-
nistas apoyaban la parcelización, lo cual sin duda constituía
un cambio ideológico interesante respecto de sus anteriores
demandas de colectivización.81 Sin embargo, desde el punto
de vista económico y fiscal, la parcelización de los ejidos co-
lectivos no tenía ninguna posibilidad de ser, puesto que
significaría una baja en la productividad y por tanto en los im-
puestos que percibían los gobiernos estatal y federal.
La reforma agraria junto con la ampliación del Banco Eji-
dal terminaron por provocar conflictos y antagonismos entre
los ejidos y los sindicatos. En 1945 cuando la finca Numancia
de Cacahoatán fue convertida en ejido la sección local del
SUTICS (cuyos miembros no fueron incluidos en el censo eji-
dal) se encontró ante una situación difícil. Según Alberto
Guzmán, jefe de dicha sección, los líderes del ejido "no sólo

78
De suTics, Finca Monte Perla, a Ávila Camacho, febrero de 1943, AGN, MAC,
432, 417.
79
De Ramón Mandujano Alfonso, Tapachula, a Ávila Camacho, 9 de septiembre
de 1946, A G N , MAC, 401.1, 368; del Presidente del Comisariado Ejidal a Alemán,
10 de noviembre de 1948, Archivo General de la Nación, Fondo Miguel Alemán Val-
dés, 546.6, 418. Véase también: de la Sociedad Local de Crédito Ejidal, Cuatimoc,
Cacahoatán, a Ávila Camacho, 3 de mayo de 1944, AGN, MAC, 404.1, 368.
80
"Carta Abierta por el Comisariado Ejidal, Cacahoatán, y la Sociedad Local del
Crédito Ejidal Unión Juárez", 27 de agosto de 1942, AGN, MAC, 703.4, 238; de los
•vecinos de las fincas La Rioja, La Argentina, etc., "Labor anti-mexicana en la región
de Soconusco, Chiapas", 21 de octubre de 1948, A G N , M A V , 546.6, 418.
81
De Juan Caracosa Pérez, Tapachula, a Alemán, 17 de abril de 1948, AGN,
MAV, 544.61, 12.

307
EL CAMINO A LEVIATÁN

nos quitaron nuestros trabajos antes de disolver la sección si-


no que hasta ahora ni siquiera han reconocido su obligación
de indemnizarnos" y afirmaba que:

el Banco Ejidal, señor Presidente, maneja a esos se-


ñores ejidatarios... el nuestro no es el primer caso;
muchas secciones de sindicatos han sido disueltas y
los ejidatarios poseen la región del café en detrimen-
to de los miembros de los sindicatos.82

Según un memorándum del SUTICS:

Cuando se constituyeron las sociedades de crédito,


la sucursal del Banco de Tapachula comenzó a poner
en práctica una política de separación entre los ejida-
tarios y los trabajadores sindicalizados.83

El Banco Ejidal, encarceló a los líderes sindicales que mani-


festaron oposición a sus actividades e incluso organizó una
fuerza armada de defensa con el supuesto fin de ayudar a los
ejidatarios a protegerse de los hacendados, pero de hecho se
trataba de "controlar a todos los trabajadores de Cacahoa-
tán". 8 4 En 1945 el Departamento Agrario concedió tierra no
sólo a los miembros de la sección del SUTICS que vivían y
trabajaban esa tierra sino también a una colonia agraria vecina
vinculada con el banco.85 En 1943 el SUTICS escribió "exigi-
mos que los empleados del Banco de Crédito Ejidal sean rem-
plazados por otros que no extorsionen a los ejidatarios".86
El SUTICS apoyaba las demandas de parcelización.
Para 1945 el Banco Ejidal no sólo controlaba las opera-
ciones y finanzas de quince sociedades de crédito (que repre-
sentaban entre cincuenta y setenta ejidos) sino que además

82
De Guzmán a Ávila Camacho, 22 de noviembre de 1945.
83
"Memorándum que presenta el delegado del SUTICS", 19 de junio de 1945.
84
De Salvador Duran, Secretario General del SUTICS, Tapachula, a Ávila Cama-
cho, 24 de junio de 1942, AGN, MAC, 703.4, 232; de Duran a Ávila Camacho, 17 de
julio de 1942, AGN, MAC, 703.4, 238.
85
Del Secretario General, SUTICS, a Ávila Camacho, 19 de octubre de 1945,
AGN, MAC, 401.1, 380.
86
SUTICS, " M e m o r á n d u m " , febrero de 1943, A G N , MAC, 432, 427.

308
UNIFICACIÓN, DESMOVILIZACIÓN Y CONSOLIDACIÓN

era propietario de varias plantaciones de café y de plantas


procesadoras. El Banco, que era un agente del Estado, se había
convertido en menos de seis años en una de las instituciones
más poderosas de Soconusco o como escribía el Simes,
"en el momento en que el banco adquirió esas propiedades
demandó la cancelación de los contratos colectivos de traba-
jadores lo que afectó a 147 obreros". Al respecto el Banco les
informó a los trabajadores que "no reconocería derechos sin-
dicales en vista de que no es una empresa sino un aparato
oficial, de modo que esta es la situación de los trabajadores
de las fincas Santa Rosa en Tuxtla Chico; El Palmar y Califor-
nia en Tapachula..." 87 Estas prácticas del Banco de Crédito
Ejidal no se limitaban a Chiapas. La institución fue muy criti-
cada por las irregularidades en sus finanzas y por la explota-
ción a que sometió a ejidatarios y trabajadores en todo el
país.88
La desmovilización del movimiento obrero organizado no
sólo fue llevada a cabo por el Banco Ejidal sino también por
las prácticas de contratación de los agricultores privados,
que se iniciaron a principios de los años cuarenta. En 1941 las
autoridades migratorias en Motozintla llamaron la atención
hacia la "ruinosa competencia" que significaban los trabaja-
dores guatemaltecos que llegaban a México para escapar de
la economía cada vez más deteriorada en su país y en busca
de tierra y salarios más altos en el país del norte.89 Los fin-
queros y el Fideicomiso Cafetero preferían a los braceros
guatemaltecos no sindicalizados que trabajaban por menos
que el salario mínimo.90 Para 1950 la migración de trabajado-
res guatemaltecos hacia Chiapas había alcanzado las 30 mil
personas al año.91
El flujo de braceros guatemaltecos hacia la zona cafetale-
ra tuvo dos consecuencias importantes. En primer lugar,

87
"Memorándum que presenta el delegado del simes", 19 de junio de 1945.
88
El Nacional, 15 de julio, 11 de agosto de 1945.
89
De la Delegación Migración, Motozintla, a Ávila Camacho, 21 de noviembre
de 1941, AGN, MAC, 546.2, 10.
90
De Manuel Gómez, Confederación de Obreros, Tapachula, a Ávila Camacho,
7 de septiembre de 1944, AGN, MAC, 546.2, 10.
91
"Salen por el norte y entran por el sur", en El Universal, 10 de marzo de 1950.

309
EL CAMINO A LEVIATAN

puesto que el gobierno permitía a los guatemaltecos cruzar la


frontera, o quizá porque no lo podía evitar, el hecho es que
los sindicatos obreros perdieron la influencia que alguna vez
tuvieron con los plantadores gracias al recurso de huelga.
Ahora en lugar de renegociar los contratos colectivos con los
trabajadores mexicanos sindicalizados, los plantadores con-
trataban a guatemaltecos, y en consecuencia,

el nivel de los salarios ha permanecido estancado du-


rante más de cuatro años (1939-1943); es decir, el
trabajador gana hoy el mismo salario que ganaba
cuando un kilo maíz costaba 6 centavos siendo que
ese mismo kilo cuesta hoy 18 centavos. 92

La segunda consecuencia fue la disminución en el número de


indígenas de las tierras altas que llegaban a trabajar a Soco-
nusco: de 30 mil en 1940 a menos de 10 mil para 1950.93
La desmovilización se efectuó en varios frentes y por dife-
rentes razones pero el resultado fue el mismo: el paso de la
responsabilidad por el bienestar de los obreros y campesinos
hacia el Estado en lugar de mantenerse en las organizaciones
independientes de clase. Esta tendencia se acentuó más aún
después de 1940 cuando disminuyó el apoyo del gobierno al
movimiento obrero organizado. Por ejemplo, en Chiapas el
número de huelgas autorizadas disminuyó de 28 en 1939 a
una en 1940 y tres en 1941,94

La recuperación económica

La recuperación de la agricultura comercial después de la


guerra civil y la depresión mundial coincidió con la desmovili-
zación de la clase trabajadora organizada en Chiapas en los
años cuarenta. La desaceleración en el ritmo de la reforma
agraria, el aumento en el número de certificados de ¡nafecta-

92
"Informe de la Federación Regional de Trabajadores del Soconusco, CTM", 13
de febrero de 1943, AGN, MAC, 432, 520.
93
Reed, "Chamula and the Coffee Plantations", pp. 103-105.
94
Anuario de 1939, p. 278; Anuario de 1942, p. 628.

310
UNIFICACIÓN, DESMOVILIZACIÓN Y CONSOLIDACIÓN

bilidad, la disminución en la sindicalización y en el apoyo del


gobierno al movimiento obrero organizado, así como el
aumento en los precios de las mercancías, estimularon a los
terratenientes a reinvertir en la agricultura. También la expan-
sión y pavimentación de la red regional de caminos y carrete-
ras y la construcción en 1940 de un ferrocarril costero desde
Veracruz a través de Pichucalco y Palenque hasta Yucatán,
disminuyó los costos del transporte.95 El efecto combinado
de todos estos hechos se puede observar en las cifras de pro-
ducción del café, maíz y frijol desde 1925 hasta 1950, según la
siguiente tabla (medidas en toneladas métricas).96

Año Café Maíz Frijol


1925 17 700 69 479 9 627'
1930 11740 37 336 3 033
1935 12 768 53 858 3 410
1940 18 525 57 890 5 582
1945 18 339 100 128 6 275
1950 30 001 210 039 21 142

El mayor incremento en la producción de las tres mercan-


cías se dio en el periodo entre 1945 y 1950. Hubo aumentos
similares (en maíz en las tierras bajas del centro) en las hectá-
reas que se pusieron a cultivo y en el rendimiento por hectárea.97
Durante medio siglo, desde 1890 hasta los años cuarenta,
el Estado mexicano intervino en la economía regional chiapa-
neca para modernizar tanto su infraestructura material (sobre
todo en caminos y ferrocarriles) como sus relaciones socia-
les de producción (tenencia de la tierra y utilización de la ma-
no de obra). Si analizamos esa intervención del Estado podre-
mos ver cómo sirvió para fortalecer y modernizar la economía
capitalista a un costo muy bajo para la clase dominante y al
mismo tiempo aliviando los problemas que podría crear un po-
der económico privado sin restricciones. Para los años cuaren-

95
"Monthly Economic Review", 8 de marzo de 1940, NA, RG 84, Corresponden-
ce, Tapachula.
96
Vivó Escoto, Estudio de geografía, pp. 42, 51, 64.
97
Wasserstrom, "White Fathers and Red Souls", figura 16.

311
EL CAMINO A LEVIATAN

ta ya se había establecido la misma estructura de la economía


chiapaneca que persiste hasta el día de hoy y que permitió un
periodo de crecimiento nunca antes igualado, que continúa
hasta la fecha, pues la organización económica de Chiapas
en los años ochenta se parece mucho más a la de los años
cuarenta que lo que aquélla se parecía a la de 1890.

La política de consolidación
El programa acelerado de reforma agraria de políticas pro labo-
rales y de tolerancia de las huelgas así como la expropiación
de las compañías petroleras que pertenecían a extranjeros,
junto con la retórica radical de la administración de Cárdenas
provocaron una división muy seria en la sociedad mexicana.
El presidente se dio cuenta del peligro potencial que significaba
para la estabilidad política la continuación de su programa,
de modo que en 1938 empezó a moderar los planes de refor-
ma.98 Todo mundo, incluso el líder obrero marxista Vicente
Lombardo Toledano, reconocían que seguir adelante con el
cardenismo llevaría a divisiones internas irreparables y posible-
mente hasta a la guerra civil, lo que a su vez podría provocar
la intervención de los Estados Unidos. Los tiempos exigían la
consolidación."
Cárdenas y la familia revolucionaria del PRM eligieron al
general Ávila Camacho para próximo presidente pues él
representaba un término medio en la política mexicana. Sin
embargo, un amplio segmento de la sociedad que se oponía
a la perpetuación del cardenismo apoyó la candidatura del
general Juan Andreu Almazán. Este candidato tenía más
apoyo popular en la ciudad de México que Ávila Camacho, y
sin embargo, el candidato del PRM fue declarado triunfador
en las elecciones de julio de 1940 aunque no sin violencia y
fraude electoral. La impresión general era que el candidato

98
Albert L. Michaels, "The Crisis of Cardenismo", en Journal of Latín American
Studies 2 (mayo de 1980), p. 61; "Economíc Effects of the Mexican Agrarian Pro-
gram", 10 de agosto de 1938, NA, RG 59, 812.52, 3102.
99
Luis Medina, Historia de la Revolución mexicana: Del cardenismo al avilaca-
machismo, vol. 18, México, El Colegio de México, 1978, p. 46.

312
UNIFICACIÓN, DESMOVILIZACIÓN Y CONSOLIDACIÓN

oficial y próximo presidente de México no había obtenido un


verdadero triunfo. Esta situación indujo a Ávila Camacho a
buscar el camino de la conciliación y moderación, así como
de lo que en su discurso inaugural llamó "la consolidación de
las conquistas de la Revolución".100
En Chiapas el candidato oficial a gobernador doctor Rafael
Gamboa, había sido elegido por los funcionarios del comité
ejecutivo nacional del PRM y del comité estatal. Además era
amigo cercano del gobernador de Veracruz Miguel Alemán,
importante avilacamachista, que pronto se convertiría en
secretario de gobernación en la nueva administración. Gam-
boa había servido como secretario general en la administra-
ción de Gutiérrez y de ahí había pasado al Senado en donde
consiguió valiosos contactos con gente importante. Su admi-
nistración en Chiapas (1940-1944) no representó ninguna
ruptura con la de su predecesor en términos de los emplea-
dos del gobierno, lo cual fue posible porque también era bien
vista por los cultivadores de café y los comerciantes.101 Juan
M. Esponda, secretario general de gobierno de 1940 a 1942
sucedió a Gamboa en 1944 y aunque no era popular en Chia-
pas, sobre todo con el sector agrario, como era hombre de
Gutiérrez y de Gamboa resultó electo.102
La administración de Ávila Camacho puso especial énfa-
sis en la producción agrícola privada, en la expansión in-
dustrial y en la inversión extranjera. Su gobierno también
amplió la inversión pública a través del Banco de México y de
Nacional Financiera (Banco Nacional de Inversiones). Estas
nuevas políticas fueron posibles gracias al clima económico
favorable que se generó por la movilización nacional durante
la segunda guerra mundial. Fue en este tiempo cuando el
país inició seriamente el camino del desarrollo industrial.103

100
/¿/i/., véanse los capítulos 3, 4 y 5.
101 Provincia (mayo-junio de 1949), p. 26; del Cónsul de Estados Unidos, Coat-
zacoalcos, al Secretario de Estado, 30 de noviembre de 1941, National Archives, Re-
cord Group 266, 14986. De aquí en adelante se citará como NA, RG 266, y los datos
para su identificación.
102
"Gobernatorial Election of the State of Chiapas, México", 14de julio de 1944,
NA, RG 84, Correspondence, Tapachula, 1944.
103
Torres Ramírez, México en la segunda guerra mundial, parte IV, "Una eco-
nomía de paz en tiempos de guerra".

313
LL CAMINO A LEVIATÁN

A fines de ía guerra la administración inició reformas


políticas que fortalecieron el poder del gobierno federal a ex-
pensas de los gobiernos locales y del sector obrero del PRM.
En diciembre de 1945 el gobierno de Ávila Camacho revisó
la Ley Electoral de 1918, con el objetivo de quitar el poder a
las autoridades municipales y estatales, reorganizar los distri-
tos electorales, formar listas a partir de los censos, supervisar
los procesos electorales, contabilizar los sufragios y declarar
al triunfador.
El sistema de control local de las elecciones había provo-
cado innumerables casos de fraude y violencia, como sucedió
incluso en la reciente elección presidencial de 1940, y como el
Presidente quería evitar que se repitiera esta vergonzosa si-
tuación, decidió centralizar los procesos electorales a todos
niveles de gobierno para lo cual formó la Comisión Federal de
Vigilancia Electoral.104
También el Partido de la Revolución Mexicana fue refor-
mado durante la administración de Ávila Camacho. En 1940
el sector militar fue eliminado de la estructura de! partido y
dos años después se le agregó un sector popular que repre-
sentaba a los empleados de gobierno, pequeños comercian-
tes y en general a la clase media. En 1943 el sector campesino
del partido aceptó como miembros a los pequeños propieta-
rios. En la convención nacional en enero de 1946 fue disuelto
el PRM y en su lugar nació el Partido Revolucionario Institu-
cional (PRi), y se nominó de una vez a Miguel Alemán Valdés
para la presidencia de la República para el periodo 1946-1952.
En el PRl disminuyó la independencia e influencia de los
sectores y se fortaleció el poder del grupo del presidente. En
la selección interna de los candidatos las urnas para la vota-
ción individual fueron remplazadas por bloques de votos por
sector. La transformación del PRM en PRl redujo el poder de
la organización individual más poderosa del partido: la Confe-
deración de Trabajadores de México. La Ley Electoral y el

104
Luis Medina, Historia de la Revolución mexicana: Civilismo y modernización
del autoritarismo, vol. 20, México, El Colegio de México, 1979, pp. 62-66.

314
UNIFICACIÓN, DESMOVILIZACIÓN Y CONSOLIDACIÓN

Partido Revolucionario Institucional aumentaron el poder del


gobierno nacional y del presidente.105
En las elecciones municipales de 1946, el gobernador de
Chiapas Juan H. Esponda (que se había hecho famoso por-
que vendía los cargos locales al mejor postor) impuso al
oaxaqueño Guízar Oceguera como presidente municipal de
Tapachula.106 El 31 de diciembre de ese año, día en que éste
asumió el cargo, la facción opositora hizo una marcha de pro-
testa que provocó alarma entre la policía, la cual disparó a la
multitud dejando un saldo de seis muertos y 43 heridos entre
los ciudadanos.107
Así fue como las disposiciones de la ley electoral de 1945
— que se habían dejado de lado para evitar el escándalo— se
aplicaron inmediatamente en Chiapas. La comisión federal
electoral y la comisión permanente del Congreso de la nación
iniciaron una investigación sobre este incidente, misma que
concluyó afirmando que el gobernador y varios diputados es-
tatales habían intervenido ¡legalmente en las elecciones muni-
cipales.108 El gobernador Esponda pidió entonces licencia ili-
mitada para no enfrentarse a la intervención federal. La le-
gislatura estatal, controlada por la nueva administración de
Alemán en la ciudad de México, nombró gobernador provi-
sional al general César Lara.109 Este nombramiento ponía fin a
la era cardenista-gutierrista en Chiapas, Lara era un viejo de-
lahuertista (había luchado con Alberto Pineda en 1923-1924)
y había sido grajalista en los años treinta. Él trajo de regreso
al poder a la facción mapache-grajalista. Francisco Grajales,
un capitán mapache durante la guerra civil, fue elegido para
el periodo 1948-1952; Efraín Aranda Osorio para 1952-1958
y el doctor Samuel León que había sido candidato grajalista

105
Pablo González Casanova, "El Partido del Estado. II. Fundación, Lucha Elec-
toral y Crisis del Sistema", en Nexos 17 (mayo de 1979), pp. 4-6; Medina, Civilismo
y modernización, pp. 73-79.
106 ¿ a Ngción, 21 d e d i c i e m b r e d e 1946; del S e c r e t a r i o G e n e r a l del P a r t i d o Cívico
T a p a c h u l t e c o a A l e m á n , 18 d e d i c i e m b r e d e 1946, A G N , M A V , 5 4 4 . 5 , 5.
107
El Sur de México, 2 de enero de 1947.
108
Diario de los Debates, 3 de enero de 1947; de Gustavo Sánchez Cano, Tuxtla
Gutiérrez, a Alemán, 1 de enero de 1947, AGN, MAV, 544.5, 5.
109
Medina, Civilismo y modernización, p. 104.

315
EL CAMINO A LEVIATAN

en 1936 sin conseguir la gubematura, lo fue para el periodo


1958-1964.™

Conclusiones
El movimiento obrero chiapaneco nació en 1920 y fue domes-
ticado alrededor de 1947. Él colaboró para destituir y para le-
vantar regímenes estatales, presionó al gobierno para instituir
reformas y trabajó para mejorar las condiciones de los obre-
ros y campesinos. De modo similar a los logros de la élite
empresarial chiapaneca durante los años de 1890, el movi-
miento obrero se convirtió en parte importante del electorado
y promovió un Estado fuerte e intervencionista. Por su parte
el Estado, si bien atento a los intereses materiales de los
empresarios organizados, de los obreros y de los campesinos
no se convirtió en cautivo de ninguno de ellos. Desde los
años veinte hasta los cuarenta el Estado nacional en Chiapas
convirtió a las caudillos en burócratas a los antes fuertes par-
tidos regionales en un partido del Est«:do y a las antes pode-
rosas independientes organizaciones obreras y campesinas
en grupos sumisos. Mediante subvenciones, división, bu-
rocratización y retórica populista, el Estado disipó la capaci-
dad potencial del movimiento obrero para establecer su
hegemonía política en la sociedad mexicana. Como resultado
de las circunstancias históricas particulares del país durante
los años treinta, las grandes organizaciones proletarias tu-
vieron sólo dos alternativas: o cooperar con un Estado capita-
lista poderoso o ser reprimidas por él con la consiguiente des-
trucción de muchos de los logros de la Revolución mexicana.
El Estado, "el nuevo Leviatán", según palabras de Arnaldo
Córdova, se convirtió en el arbitro supremo de la sociedad
mexicana con el apoyo popular bien organizado.111 Las orga-
nizaciones agrarias exigían un Estado poderoso capaz de divi-
dir las haciendas; el movimiento obrero esperaba que el Esta-
do controlara al capital y a los capitalistas; los nacionalistas

110
Casahonda Castillo, 50 años de revolución, pp. 118-136, 148.
111
Córdova, La ideología de la Revolución mexicana, p. 236.

316
UNIFICACIÓN, DESMOVILIZACIÓN Y CONSOLIDACIÓN

querían un Estado poderoso para asegurar la soberanía eco-


nómica de la nación y poco después incluso los capitalistas
quisieron un Estado fuerte que sirviera como importante
fuente de inversión de capital.
En la época posrevolucionaria, el Estado adquirió su po-
sición central en la sociedad mexicana con el apoyo de las
distintas organizaciones y no resulta sorprendente que desde
los años cuarenta los grupos organizados en México hayan
ocupado una posición de privilegio.

317
Conclusión
La intervención dei Estado debe ser cada vez ma-
yor, cada vez más frecuente y cada vez más de
naturaleza básica.

Lázaro Cárdenas, 1934"

Pocas veces en la historia un Estado ha obtenido


un grado tan definitivo de legitimidad y de domi-
nio sobre la vida económica, política e ideológica
de un país.

Carlos Pereyra, 1 9 7 4 "

L a formación del Estado mexicano fue el evento


individual más importante en la historia moderna
de Chiapas. Ningún aspecto significativo de la vida chiapane-
ca permaneció inalterado: desde las técnicas de producción
agrícola hasta las relaciones sociales dentro de las comunidades.
A la mayoría de los chiapanecos les era indiferente o ignora-
ban la existencia del Estado nacional antes de 1890. Después
de 1940 esto ya no fue posible. Hasta en los pueblos más re-
motos la presencia del Estado se volvió visible e importante.
Para bien o para mal, esto fue lo que sucedió en Chiapas
entre 1890 y 1940.

* Mensaje ¡naugurai, citado en: del Embajador J . Daniels al Secretario de Esta-


do, 1 de diciembre de 1934, NA, RG 59, 812.00/22.
* * Carlos Pereyra, "México: los límites del reformismo", en Cuadernos Políticos,
México, Ediciones Era, 1974, p. 56.

319
EL CAMINO A LEVIATAN

Este estudio regional se ha ocupado de la formación his-


tórica del Estado a la luz de tres líneas de análisis que fueron:

1. La oreeminencia de los determinantes sociales en la for-


mación del Estado;
2. La formación del Estado como un largo proceso de evolu-
ción (como un producto en transformación);
3. La formación del Estado como síntesis de las aspiraciones
regionales y nacionales. Esto último se verá en este capí-
tulo. La ¡dea de esta recapitulación final no es la de formu-
lar un modelo aplicable universalmente, pues tal tarea ex-
cede al campo de estudio del historiador, sino delinear
brevemente los principios teóricos que sirvieron de guía
para recoger la información, para organizaría e interpre-
tarla y para su presentación final. 1

Los determinantes sociales


Carlos Marx fue el primero en teorizar que el Estado, en tanto
que superestructura legal y política de la sociedad "se levanta
sobre" la infraestructura económica o material. Esta idea se
sostiene sobre el presupuesto de que "el modo de produc-
ción de la vida material condiciona a los procesos sociales,
políticos e intelectuales en general". 2 Cualquier separación
entre las partes política, económica y cultural del todo social
es artificial y arbitraria. Marx fue todavía más lejos hasta afir-
mar que "el Estado burgués no es otra cosa que un acuerdo

1
Véase: Óscar Oszlak, "The Historical Formation of the State ¡n Latín America:
Some Theoretical and Methodological Guidelines for Its Study", en Latín American
Research Review, XVI (1981), pp. 3-32; Américo Saldívar V., "El estado mexicano:
¿Continuidad o cambio en las formas de dominación?", en Historia y Sociedad 10
(1976), pp. 17-27; Arnaldo Córdova, "México: Revolución burguesa y política de
masas" en Adolfo Gilly y otros, Interpretaciones de la Revolución mexicana, Méxi-
co, Editorial Nueva Imagen, 1979, pp. 55-89; J.P. Nettl, "The State as a Conceptual
Variable", en World Po/itics 20 (julio de 1968), pp. 559-592.
2
Marx, citado en Ralph Miliband, Marxism and Po/itics, Nueva York, Oxford
University Press (1977), p. 7. Mi subrayado: Marx dijo "condiciona", no "deter-
mina".

320
CONCLUSIÓN

de seguridades mutuas de la clase burguesa tanto contra sus


miembros individuales como contra las clases explotadas". 3
Los cambios graduales aunque importantes en la econo-
mía regional y en la composición y aspecto de la élite contri-
buyeron a que se iniciara el proceso de formación del Estado
en Chiapas en la década de 1890. Una economía regional ex-
pansiva cooperó al ascenso de una élite empresarial y a su
vez la expansión de esta élite fortaleció a la economía. Este
pequeño pero dinámico grupo de la burguesía regional de-
seaba un Estado fuerte, centralizado y activo a fin de que asu-
miera una serie de tareas que ellos consideraban necesarias
para su bienestar material, como por ejemplo la eliminación
de los jefes locales que interferían en los procesos producti-
vos y comerciales así como la construcción de una infra-
estructura de comunicaciones y transportes. Según David
Waiker:

Este tipo de empresario no se podía considerar como


verdadero defensor del liberalismo o del Estado del
laissez-faire, pues más bien era la antítesis del empre-
sario que no desea la intervención del Estado en la
economía ya que precisamente tal intervención es
la clave de su éxito.4

La Revolución mexicana y la subsecuente guerra civil re-


gional provocaron una profunda modificación en la sociedad y
en la economía de Chiapas. La desorganización política y la
ruptura del control social que le acompañó llevaron a la poli-
tización de una parte de la clase trabajadora y después a la
formación de las organizaciones proletarias. Las poderosas
organizaciones obreras y campesinas deseaban un Estado

3
Marx, citado en John McMurtry, 77?e Structure of Marx's World View, Prince-
ton, Princeton University Press, 1978, p. 105.
4
David Waiker, "Las ubérrimas ubres del Estado", en Nexos 15 (marzo de
1979), p. 17. Waiker argumenta también que existía una relación cooperativa similar
entre el régimen porfiriano y una cierta clase de organizaciones de trabajadores,
véase: David Waiker, "Porfirian Labor Politics: Workin Class Organizations in Méxi-
co City and Porfirio Diaz, 1876-1902", en The Americas, XXXVII (enero de 1981),
pp. 257-289.

321
EL CAMINO A LEVIATÁN

centralizado y activo capaz de instituir reformas fundamenta-


les en la tenencia de la tierra y en la utilización de la mano de
obra. El Estado se volvió todavía más poderoso y llegó a par-
ticipar ampliamente en la sociedad y la economía de Chiapas
como respuesta al activo estímulo de grupos específicos tanto
de la burguesía como del proletariado.
El Estado mexicano no sólo se convirtió en cautivo de la
clase burguesa en su lucha contra las clases explotadas sino
también en un mecanismo capaz de responder a las élites or-
ganizadas tanto de la burguesía como del proletariado,5
puesto que se formó como vanguardia y defensa no de los in-
tereses de amplias clases sino de grupos dentro de ellas, así
como para su propio beneficio.6

Los procesos como episodios

Un Estado no se crea por decreto ni por generación espontá-


nea sino que es resultado de un proceso formativo. El ascenso
del Estado es ante todo el resultado de circunstancias históri-
cas específicas que son al mismo tiempo contemporáneas y

5
Para dos interpretaciones globales diferentes véase: Albert L. Michaels y Mar-
vin Bernstein, "The Modernization of the Oíd Order: Organization and Periodization
of Twentieth-Century Mexican History" en James W. Wiikie, Michael C. Meyer y
Edna Monzón de Wiikie, eds., Contemporary México: Papers of the IV International
Congress of Mexican History, Los Ángeles, UCLA Latin American Center, 1976, pp.
687-710. Michaels y Bernstein consideran que el Estado moderno mexicano es úni-
camente la creación de la burguesía mexicana. Por otro lado, Jean Meyer en La re-
volución mejicana, Barcelona, Dopesa, 1973, argumenta que el Estado moderno en
México es resultado del trabajo de la clase burocrática, la burguesía de negocios,
con el propósito de una transformación radical del "viejo México" en el "México
moderno". En "Periodización e Ideología" en Contemporary México, p. 721, Meyer
señala: "Necesita decenios para el penoso aprendizaje del poder y sigue el proyecto
porfirista de construcción del Estado y de la nación." Para un excelente ensayo,
contrastando con estas dos interpretaciones globales, véase: John Womack, Jr.,
"Los doctores de la historia y el mito de la Revolución", en Nexos 15 (marzo de
1979), pp. 3-6.
6
Octavio lanni sostiene que en México la burguesía no era una clase social hege-
mónica ni estaba lo suficientemente organizada como para ser el elemento dominante
del Estado. De este modo, el aparato estatal se convirtió en una fuerza productiva de-
terminante entre los capitalistas organizados y los trabajadores organizados, produ-
ciéndose así un capitalismo social.

322
CONCLUSIÓN

heredadas. El proceso de formación del Estado implica la


transmisión de las características adquiridas no sin reveses,
desviaciones y rupturas en la continuidad, todo lo cual cons-
tituye precisamente el reto que empuja a los seres humanos a
levantar estructuras políticas nuevas y más viables o de lo
contrario sucumbir a la anarquía.
La formación del Estado en Chiapas se puede ver en tér-
minos de episodios siempre reprimidos y también, como su
nombre lo indica, vinculados entre sí. El episodio inicial bus-
caba remplazar al Estado centralizado español por un orden
político fragmentado. La formación del Estado empezó inme-
diatamente después de la emancipación, conforme

comenzó a tomar forma el fundamento material de la


recientemente creada nación con el aumento de las
oportunidades de incorporación de las economías lo-
cales al sistema capitalista mundial y con el conse-
cuente desarrollo de los intereses diferenciados e inter-
dependientes generados por dichas oportunidades.7

La primera fase de la formación del Estado en Chiapas se


dio entre 1891 y 1910. Este periodo vio la integración de la
economía regional a la economía mundial a través de la pro-
ducción y exportación del café, caucho, madera y cacao. La
élite de empresarios de la agricultura comercial fueron los prin-
cipales beneficiarios de esa integración que a su vez fortaleció
a las unidades regionales del gobierno. La mayor centraliza-
ción e intervención del gobierno regional fue una tendencia
que alcanzó su punto álgido con el traslado de la sede del go-
bierno en 1892 y con el programa de reparto que modificó la
tenencia de la tierra de los pueblos y dio lugar a las caracterís-
ticas que definieron la formación del Estado en los periodos
siguientes. Los resultados en esta etapa se convirtieron en
los agentes de cambio y de formación del Estado en etapas
posteriores.
Entre 1910 y 1920 la Revolución mexicana que llegó a
Chiapas desde fuera alteró el proceso de formación del Esta-

7
0szlak, "The Historical Formation of the State in Latín America", p. 28.

323
EL CAMINO A LEVIATAN

do. Los conflictos de 1911 fueron resultado de sentimientos


locales inflamados en San Cristóbal de Las Casas, por la
centralización del gobierno estatal que se había llevado a ca-
bo durante los veinte años anteriores. La guerra civil regional
que duró de 1914 a 1920 fue una reacción local similar por la
intervención del gobierno nacional en el estatal. Los dos mo-
vimientos locales fracasaron pero las crisis que provocaron lle-
varon a la politización de la clase trabajadora en Chiapas. Los
límites geográficos de dicha politización (y de la consiguiente
movilización) estuvieron en buena medida determinados por
el programa de reparto que fue más efectivo en Mariscal y en
Soconusco que en ninguna otra parte del estado. La década
revolucionaria fue un periodo de discontinuidad en el proceso
formativo pero en el cual nació un electorado político nuevo
que se convertiría en la vanguardia de una mayor centraliza-
ción e intervención del Estado. Fue un periodo de transición
de la política de élites a la política de masas.
En el periodo siguiente, entre 1920 y 1947, los trabajado-
res politizados se organizaron en un poderoso bloque político
que exigió importantes reformas socioeconómicas al Estado.
Estos obreros y campesinos no se convirtieron en los únicos
ni en los dominantes actores políticos en Chiapas o en México,
de modo que las reformas tanto políticas como económicas
fueron utilizadas por el Estado como instrumentos de poder.
El proletariado organizado se convirtió en un verdadero ele-
mento del Estado si bien subordinado a él. La formación del
Estado no concluyó en Chiapas en 1947 pero para esa fecha
ya se encontraban establecidos los lineamientos básicos de
su estructura y de su conducta política que continúan hasta
el día de hoy.

El centro y la periferia

Una de las características del Estado nacional moderno ha si-


do su autoridad efectiva a lo largo de todo el territorio na-
cional desde la capital hasta el más pequeño villorrio. La
ampliación del gobierno central hacia la periferia fue algo más

324
CONCLUSIÓN

que una simple operación dirigida y controlada por el centro, 8


pues la formación del Estado en México fue la síntesis de as-
piraciones regionales y nacionales así como de necesidades
materiales. Los gobiernos regionales funcionaron como por-
tavoces de intereses particulares en la periferia y como agen-
tes activos de centralización e intervención, sin embargo,
conforme el proceso continuaba y maduraba, los gobiernos
regionales se fueron reduciendo a instrumentos de control y
administración del centro.
La emancipación del Estado imperial español en 1821 fue
seguida inmediatamente por el establecimiento de un sistema
de gobiernos municipales y autonomía local y regional con un
ineficiente sistema nacional de dominación conformado se-
gún los intereses materiales de los terratenientes de la década
de 1820, y que para 1890 ya se había convertido en riesgoso.
Como lo demuestra la historia de Chiapas, la primera etapa
de la formación del Estado significó el debilitamiento de los
sistemas locales de autoridad y de poder político por parte de
los gobiernos regionales o estatales. Entre 1891 y 1910 la for-
mación del Estado en Chiapas se convirtió en la responsabili-
dad del gobierno estatal:

La acción del Estado en el funcionamiento del gobier-


no general —escribió Emilio Rabasa en 1912— será la
fuerza más poderosa para garantizar la estabilidad de
las instituciones, la dignidad de los pueblos y la ma-
jestad de la nación.9

Fue el gobierno estatal de Chiapas y no el gobierno nacio-


nal el que tomó la iniciativa de suprimir los centros de poder
local y promover la modernización económica como respues-
ta a demandas específicamente chiapanecas. Sin embargo,
con la Revolución mexicana y la Constitución de 1917, el go-
bierno nacional comenzó a usurpar muchas de las funciones
tradicionales de los gobiernos estatales y fortaleció a la ha-
cienda federal a expensas de las estatales. La expansión del

8
Ralph Miliband, The State in Capitalist Society, Nueva York, Basic Books,
1969, pp. 52-53.
9
Rabasa, La constitución y la dictadura, p. 306.

325
EL CAMINO A LEVIATÁN

aparato central y la apropiación de mayores recursos fue po-


sible por la función revolucionaria que se esperaba del Estado
como regulador y como garantía para las relaciones capita-
listas. Sus funciones especializadas como la reforma agraria,
la reglamentación, la protección a los indígenas, el crédito
agrícola, etc., requerían de instituciones específicas que con
el tiempo desarrollaron sus propios impulsos burocráticos,
sistemas que poco a poco se apoderaron de diversas esferas
de operación de los gobiernos estatales, de modo que éstos
se fueron convirtiendo cada vez más en agentes del gobierno
central —algunas veces creando problemas— en lugar de ser
agentes de, y plataformas para los intereses de la periferia. En
1931 Plutarco Elias Calles lo puso de este modo:

Si el gobierno tuviera un plan de acción y los estados


tuvieran otro, se crearía una situación caótica y de-
sordenada... Los gobiernos estatales deben ser hu-
mildes, modestos y honorables.10

Los gobiernos estatales, que algún día fueron importantes


agentes para la formación del Estado se convirtieron en ins-
tituciones anacrónicas cuya principal tarea era la de evitar
disturbios políticos.11
La centralización del poder, de los recursos y de la toma
de decisiones en el gobierno de la ciudad de México fue un
arma de dos filos, pues por una parte solamente un Estado
fuerte podría construir las obras públicas, expropiar la pro-
piedad privada y regular las relaciones laborales —todo lo
cual era necesario para que Chiapas pudiera desarrollar una
economía capitalista— y sin embargo, al comenzar los años
cuarenta, las prioridades económicas del Estado nacional em-
pezaron a ser distintas de las necesidades económicas de
Chiapas y de otras regiones predominantemente rurales y

10
Calles, citado en: del Embajador R. Clark al Secretario de Estado, 3 de noviem-
bre de 1931, NA, RG 59, 812.00/29658.
11
Lloyd J . Mecham, "Mexican Federalism: Fact or Fiction?", en Annals ofthe
American Academy of PoHticaland Social Science, CCVII (marzo de 1940), pp. 23-
38; William Tucker, The Mexican Government Today, Minneapolis, Minnesota Uni-
versity Press, 1957, pp. 73-81; Howard F. Cline, México: Revolution to Evolution,
1940-1960, Nueva York, Oxford University Press, 1962, pp. 53, 139-140.

326
CONCLUSIÓN

agrícolas en el país. Durante la administración del presidente


Manuel Ávila Camacho el gobierno federal canalizó sus recur-
sos y dirigió sus políticas fiscales hacia la industrialización del
país. La inversión directa del Estado así como la de la iniciati-
va privada local y extranjera fue hacia los textiles, procesa-
miento de alimentos, cemento, electricidad, automóviles y
otras industrias de sustitución de importaciones. Y de todos
modos, el desarrollo industrial de México desde 1940 sólo ha
beneficiado a algunas regiones a expensas del resto del
país.12
El impulso a la industrialización que se dio desde 1940
hasta 1970 benefició principalmente a aquellas regiones que
ya se encontraban relativamente desarrolladas tanto econó-
micamente como en su planta industrial: el Distrito Federal y
los estados de México, Nuevo León, Coahuila, Tamaulipas,
Chihuahua, Baja California Norte, Sonora y Jalisco.13 James
Wiikie en su estudio cuantitativo sobre el gasto federal a partir
de 1910, muestra que las inversiones federales se "encamina-
ron sobre todo a aquellas entidades que no estaban en re-
giones de mucha pobreza". 14 Las regiones descuidadas eran
las rurales y agrícolas: Tabasco, Campeche, Quintana Roo,
Oaxaca, Guerrero y Chiapas entre otros. El descuido del Estado
hacia el sector rural (sobre todo hacia los ejidos y las pe-
queñas propiedades) incidió sobre el desarrollo regional desi-
gual del país. Según un informe:

en 1940 la diferencia en el producto nacional bruto


percápita entre las regiones más ricas y los diez esta-
dos más pobres era de casi 4 500 pesos (valor mone-
tario constante a pesos de 1960). En 1960 esta dife-
rencia era de 6 500 pesos.15

12
Sanford A. Mosk, Industrial Revolution ¡n México, Berkeley, University of Ca-
lifornia Press, 1950, véanse los capítulos dos y tres; Ariel José Contreras, México
1940: industrialización y crisis política, México, Siglo XXI, 1977, véase el capítulo
siete.
13
Enrique Padilla Aragón, México: desarrollo con pobreza, México, Siglo XXI,
1969, pp. 91-95.
14
Wiikie, Federal Expenditure and Social Change, p. 247.
,5
Paul Lamartine Yates, El desarrollo regional de México, citado en González
Casanova, Democracy in México, pp. 107-108.

327
EL CAMINO A LEVIATÁN

Desde los años cuarenta Chiapas ha producido cada vez


más mercancías agrícolas (la industria sigue siendo insignifi-
cante) y el acceso al bienestar material no ha aumentado
mucho. El valor total de la producción agrícola se incrementó
de 200 millones de pesos en 1950 a más de tres billones en
1975.16 Pero a pesar de este impresionante aumento, 90% de
la población del estado ganaba en 1975 menos de mil pesos al
mes o sea poco más de 80 dólares.17 Entre 1950 y 1970 casi se
duplicó el número de ejidos en el estado, con lo cual éstos
abarcaban casi la mitad de todas las tierras cultivadas, y sin
embargo, los ejidos han recibido en las últimas tres décadas
solamente el 10% de todo el crédito agrícola.18 La función
política del ejido (que es la pacificación del campo) sí se ha
conseguido de manera relativamente amplia, sin embargo co-
mo empresa económica ha fracasado. El sistema de crédito,
la organización política interna y el tamaño reducido de las
parcelas parecen desalentar la productividad. 19 La propiedad
privada en cambio ha sido cada vez más productiva aunque
hoy día está en manos de un porcentaje de población mascu-
lina menor que el de 1910 (véase la tabla 15).
La creación de un Estado fuerte y activo fue benéfica y ne-
cesaria durante las primeras etapas del desarrollo económico
en Chiapas pero la centralización de la toma de decisiones eco-
nómicas y de los recursos financieros en manos del gobierno
federal (con el concomitante debilitamiento del gobierno es-
tatal en cuanto a la posibilidad de colocar los recursos) termi-
nó por tener efectos negativos sobre el estado. En 1968 un
reportero del periódico New York Times observaba que en
Chiapas "los gobiernos estatales van y vienen y no parece ha-

16
Tercer censo agrícola, ganadero y ejidal, 1950. Chiapas, México, Dirección
General de Estadística, 1957, p. 458; Monografía detestado de Chiapas, México, Ta-
lleres Gráficos de la Nación, 1975, pp. 137-138.
17
"Chiapas, el estado rico con habitantes pobres", en Proceso, (septiembre 22
de 1980), pp. 18-19.
18
Luis M. Fernández Ortiz, "Economía campesina y agricultura capitalista. No-
tas sobre Chiapas", en Economía campesina y capitalismo dependiente, México,
Universidad Nacional Autónoma de México, 1978, pp. 33-35.
19
Gustavo Gordillo, "La alternativa ejidal", en Uno más Uno, 21 de septiembre
de 1980.

328
CONCLUSIÓN

ber muchos cambios". 20 Esto se puede explicar por el hecho


de que las decisiones importantes para el estado ya no se to-
man en Tuxtla Gutiérrez sino en la ciudad de México. Hoy día
el gobierno de la capital chiapaneca tiene una idea más clara
que la que tiene la capital del país sobre las necesidades de in-
versión en el estado y tiene también el interés por resolverlas,
de modo que es urgente encontrar un nuevo equilibrio e ini-
ciar un diálogo norte-sur dentro del propio país.21

Conclusiones finales

He tratado de mostrar que entre 1891 y 1947 se originó en


Chiapas un Estado nacional fuerte, centralizado e interven-
cionista como respuesta a las necesidades materiales de gru-
pos poderosos bien organizados. Mi tesis no ha sido que el
proceso de la formación del Estado mexicano en Chiapas sea
típico de lo que sucedió en otras regiones del país sino más
bien que en una pequeña parte de esta compleja y diversa na-
ción la lucha por la modernización tomó una forma específica
por razones particulares. Existen muchas lagunas en la histo-
ria de la formación del Estado tanto en Chiapas como en Mé-
xico y espero que este estudio sirva para mostrar la necesidad
y los temas principales de una investigación más sistemática
que la mía, la cual sólo examina algunos aspectos que re-
quieren estudios más profundos. Sólo me queda citar aquí a
Gordon Wright: "una incisiva curiosidad sobre las tendencias
más generales... me llevó a persistir en mi intento por ver los
problemas". 22

20
Henry Ginger, " A Mexican State Feels Neglected", en New York Times, 11 de
febrero de 1968.
21
Rodolfo F. Peña, "Chiapas quiere decir olvido", en Uno más Uno, 4 de abril de
1981.
22
Wright, Rural Revolution in France, Stanford, Stanford University Press,
1964, pp. v-vi.

329
APÉNDICE
APÉNDICE

Tabla 7

POBLACIÓN Y UNIDADES DE PRODUCCIÓN EN CHIAPAS, 1855

Distrito Población Descripción de la unidad


total de producción
Distrito central 35 782 45 ranchos de ganado y caballos
y 16 haciendas de trigo.

Distrito norte 17 791 15 ranchos y haciendas.

Distrito occidental 15 873 156 ranchos de ganado y caballos.

Distrito noreste 21 739 26 ranchos de ganado y caballos.

Distrito noroeste 9 685 83 fincas de cacao y "algunos


ranchos de ganado".

Distrito sur 16 266 184 haciendas y ranchos de ganado


vacas y borregos y caballos.
NOTA: El distrito del centro abarca las tierras altas del centro; el distrito del norte
se refiere a la zona de Simojovel; el de occidente incluye Tuxtla, Chiapa, Tonalá,
Mapastepeque y Cintalapa; el del noreste incluye Chilón, Ocosingo y Palenque; el
del noroeste incluye Pichucalco y Copainala y el del sur incluye Comitán, San Barto-
lomé, Pinola y Soconusco.

FUENTE: Manuel Orozco y Berra, Apéndice al Diccionario universal de historia y


de geografía, l-lll (México 1855), III, pp. 31-32, 76, 449.

333
EL CAMINO A LEVIATÁN

Tabla 2

NÚMERO Y DESCRIPCIÓN DE LAS PROPIEDADES


EN CHIAPAS 1778-1909

Año Número y descripción Fuente

1778 32 haciendas Molina


1837 853 fincas rústicas Informe 1889
1855 515 haciendas y ranchos Orozco y Berra
1862 42 haciendas y 123 ranchos Pérez Hernández
1877 448 haciendas y 501 ranchos Emiliano Busto
1889 3 159 fincas rústicas Informe 1889
1896 1 048 haciendas y 3 497 ranchos Datos estadísticos
1897 5 858 fincas rústicas Corzo
1909 1 120 haciendas, 5 742 ranchos y Anuario estadístico
3 742 no clasificadas
NOTA: Las fuentes no aclaran las diferencias entre hacienda, rancho y finca rústi-
ca. Hacienda es una propiedad muy grande, rancho es una propiedad de tamaño
mediano o pequeño y finca rústica es un término que significa cualquier propiedad
rural sin importar su tamaño. Las propiedades muy pequeñas, de menos de 10 a 15
hectáreas se llamaban, en la terminología oficial, "no clasificadas".

FUENTE: Virginia Molina, San Bartolomé de los Llanos (México, INAH, 1976), p.
69; Manuel Orozco y Berra, Apéndice al Diccionario Universal de Historia y de Geo-
grafía, 3 vols. (México, 1855), III, pp. 31-32; José María Pérez Hernández, Estadística
de la República Mejicana (Guadalajara, Imprenta del Gobierno, 1862), p. 52; Emi-
liano Busto, Estadística de la República Mexicana, estado que guardan la agricultura,
industria, minería y comercio (México, 1880), p. xviii; Manuel T. Corzo, Ligeros
apuntes geográficos y estadísticos del estado de Chiapas (Tuxtla Gutiérrez, Impren-
ta del Gobierno de Chiapas, 1897), p. 11; Daros estadísticos del estado de Chiapas
recopilados en el año de 1896 (Tuxtla Gutiérrez, Imprenta del Gobierno, 1898), p. 31;
Anuario estadístico del estado de Chiapas, año de 1909 (Tuxtla Gutiérrez, Tipogra-
fía del Gobierno, 1911), p. 52.

334
APÉNDICE

Tabla 3

Profesión Número

Sastres 3
Carpinteros 4
Artesanos 5
Zapateros 8
Tejedores 11
Doctores / farmacéuticos 11
Granjeros 16
Comerciantes 23
Otras profesiones 34
Residente desde 1867 107
Total 140

FUENTE: Memoria sobre diversos ramos de la administración pública del estado


de Chiapaspor el gobernador constitucional José María Ramírez (Chiapas, Imprenta
del Gobierno, 1885).

335
EL CAMINO A LEV1ATÁN

Tabla 4

RENTAS PÚBLICAS EN CHIAPAS 1862-1910

Año Cantidad
1862 45 633
1877 120 102
1881 135 215
1882 134 995
1883 151 249
1884 136 015
1885 154 510
1886 125 218
1887 143 332
1888 135 126
1889 183 279
1890 204 332
1891 229 608
1892 274 749
1893 441 520
1894 359 184
1895 421 428
1896 373 928
1897 504 434
1898 509 445
1899 473 295
1900 521 235
1901 492 002
1902 395 713
1903 659 421
1904 607 036
1905 835 604
1906 906 365
1907 714 884
1910 740 556
FUENTE: Para 1862 véase José María Pérez Hernández, Estadística de la Repúbli-
ca Mexicana (Guadalajara, Tip. del Gobierno, 1862); para 1877 véase Emiliano Bus-
to, Estadística de la República Mexicana, estado que guardan la agricultura, indus-
tria, minería y comercio (México, 1880), I, p. XIX; y para 1881 a 1910 véase Anuario
Estadístico de la República Mexicana (México, Sría. de Fomento, volúmenes corres-
pondientes a los años 1894-1912).

336
APÉNDICE

Tabla 5

REPARTO EJIDAL 1893-1909

Año Pueblo Departamento

1893 Tuxtla Gutiérrez Tuxtla


1893 Ixtacomitán Pichucalco
1893 Pinola Comitán
1893 San Carlos Comitán
1893 San Bartolomé de los Llanos La Libertad
1893 Yajalón Chilón
1893 Simojovel de Allende Simojovel
1893 Jiquipilas Tuxtla
1893 San Fernando Tuxtla
1893 Suchiapa Tuxtla
1894 Cintalapa Tuxtla
1894 Ocozocoautla Tuxtla
1894 Teopatán Mezcalapa
1894 Teopisca Las Casas
1894 Chiapa de Corzo Chiapa
1894 Chapultenango Pichucalco
1894 Pueblo Nuevo Chiapilla Chiapa
1895 Pichucalco Pichucalco
1895 Mezcalapa Mezcalapa
1895 Tapilula Mezcalapa
1895 Ixhuatán Mezcalapa
1895 Coapulla Mezcalapa
1895 Ostuacán Pichucalco
1895 Sunoapa Pichucalco
1895 Magdalena Las Casas
1895 Nicapa Pichucalco
1895 Cítala Chilón
1895 Solosuchiapa Pichucalco
1895 San Bartolomé Mezcalapa
1895 Ixtapangajoya Pichucalco
1895 Cacahoatán Soconusco
1896 Tonalá Tonalá
1896 Chiapilla Chiapa
1896 San Pedro Huitiluapán Chilón
1897 Villa de Acala Chiapa
1897 Ocosingo Chilón
1897 Las Margaritas Comitán
1897 Frontera Díaz Soconusco
1897 Tuxtla Chico Soconusco
1897 Metapa Soconusco

337
EL CAMINO A LEVIATÁN

Tabla 5 (Continuación)

Año Pueblo Departamento


1898 Unión Juárez Soconusco
1898 Villaflores Chiapa
1898 Huixtla Soconusco
1898 Huehuetán Soconusco
1898 Socoltenango Comitán
1898 La Independencia Comitán
1898 Guaquitepec Simojovel
1899 Tapachula Soconusco
1899 Novos Simojovel
1900 Cancúc Chilón
1900 Asunción Huixtuipán Simojovel
1900 Mazatán Soconusco
1902 San Cristóbal de Las Casas Las Casas
1902 Pijijiapam Tonalá
1902 Mapastepec Tonalá
1903 Tecpatán Mezcalapa
1903 Ixhuatán Mezcalapa
1904 Tololapa La Libertad
1904 Quechula Mezcalapa
1905 San Felipe Tizapa Soconusco
1905 Escuintla Soconusco
1905 San Diego la Reforma La Libertad
1905 Acacoyagua Soconusco
1907 San Cayetano Tonalá
1909 Berriozabal Tuxtla
n.d. Jitotol Simojovel
n.d. Santa Margarita Palenque
NOTA: La división del ejido de un pueblo podía continuar durante años, aunque la
mayor parte de este trabajo se completaba durante el primer año, que es el que se
anota en la tabla.

FUENTE: El documento básico a partir del cual se compiló esta tabla se llama "Ofi-
cina General de Ejidos: copia del inventario general formado por la Oficina de
Ejidos", que se encontró en el Archivo Histórico de Chiapas. Sección de Fomento,
1908, Volumen III, Expediente 12. Información adicional utilizada para verificar la
exactitud de dicho documento se obtuvo de los volúmenes I al XLVI, Resoluciones
Presidenciales, Ramo Comisión Nacional Agraria, Archivo General de la Nación; di-
versos expedientes concernientes a Chiapas en el Archivo "Seis de Enero de 1915"
de la Secretaría de Reforma Agraria; y una carta de Emilio Rabasa a Porfirio Díaz,
mayo 21, 1894, hallado en la Colección General Porfirio Díaz, rollo 104, Legajo XIX.

338
APÉNDICE

Tabla 6

REGISTRO DE SIRVIENTES ENDEUDADOS, 1897

Departamento Número de Valor de


o partido sirvientes las deudas
Mezcalapa 747 $ 72 570
Simojovel 2 626 222 293
La Libertad 1 142 105 701
Tonalá 832 76 033
Pichucalco 3 242 506 675
Chiapa 1 463 125 895
Chilón 3530 188 468
Las Casas 2 238 117 733
Palenque 1 131 n.d.
Comitán 4 783 333 077
Soconusco 3 997 467 840
Tuxtla 2339 214 904
Motozintla 714 50 971
Chamula 234 11 029
Frailesca 865 80 250
Cintalapa 1 630 195 958
Total 31 512 3 017 012
NOTA: Las cifras de Soconusco están incompletas debido a la inexplicable au-
sencia de dos libros de contabilidad. Motozintla, Chamula, Frailesca y Cintalapa son
partidos.

FUENTE: Periódico oficial del estado (Tuxtla Gutiérrez), julio 30, 1898.

339
EL CAMINO A LEVIATÁN

Tabla 7

INVERSIONES DE CAPITAL DE LOS ESTADOS UNIDOS


EN CHIAPAS 1900-1910

Compañías Objetivo de la inversión


Zaccalpa Plantation Company Caucho
Tapachula Rubber Company Caucho
American Mutual Plantation Co. Caucho
St. Paul Tropical Development Co. Venta de tierras
Roblito Rubber Plantation Co. Caucho
Chiapas Land and Stock Co. Venta de tierras
Wisconsin Rubber Co. Caucho
Orizaba Rubber Plantation Co. Caucho
Graves and Graves Co. Caucho
Mexican Plantation Association Caucho
Mexican Plantation Company Caucho
Chiapas Rubber Culture Company Caucho
Palenque Development Company Caucho
Pan-American Land and Colonization Co. Venta de tierras
Tabasco and Chiapas Land Co. Venta de tierras
Mexican Hardwood Company Madera
German-American Coffee Company Café
Pan-American Railroad Company Ferrocarriles
Santa Clara Plantation Company Café
Montecristo Rubber Plantation Co. Caucho
Grijalva Land Company Café
Mescalapa Land Company Café
United States Banking Company Caucho
Chicago Rubber Plantation Company Caucho
Federal Fruit Company Caucho
Esperanza Timber Company Madera
San Marcos Rubber Plantation Co. Caucho
NOTA: Esta tabla no incluye las inversiones individuales de ciudadanos norte-
americanos residentes en Chiapas como O.H. Harrison, Charles Lesher, W.A.
Quimby y otros.

FUENTE: Albert Brickwood, "Rubber in Chiapas (México)", junio 25 1910; "Plan-


tations en Palenque, Chiapas, México", octubre 10, 1910 en los Archivos Naciona-
les, Grupo de referencia 84, Tapachula, Informes diversos.

340
APÉNDICE

Tabla 8

VALOR DE LAS PROPIEDADES EN CHIAPAS 1837-1906

Año Propiedad urbana Propiedad rural

1837 n.d. $ 1 261 000


1875 n.d. 1 730 866
1877 n.d. 3 622 840
1885 502 501 3 307 374
1896 3 002 113 18 182 372
1897 3 163 465 21 839 645
1902 3 875 588 23 272 129
1904 3460 546 23 695 500
1905 3 640 276 30 454 266
1906 3 640 276 30 742 743
NOTA: Estos son los valores que se informaron para fines impositivos y están de-
valuados hasta en 100 y 150% (véase: Chiapas: su estado actual, 1895, p. 13). Por
tanto esta tabla no sólo mide el aumento de la riqueza de la tierra sino también el
aumento del poder del gobierno estatal para obtener avalúos más realistas.

FUENTE: Para 1837 véase Moisés T. de la Peña, Chiapas económico, 4 vols.


(Tuxtla Gutiérrez, Departamento de Prensa y Turismo, 1951), II, p. 325; para 1875
véase Paniagua, Catecismo, p. 92; para 1877 véase Busto, Estadística de la Repúbli-
ca mexicana, I, p. XVIII; para 1885 véase memoria sobre diversos ramos, 1885; y pa-
ra los años 1896-1906 véase Anuario estadístico de la República mexicana, 1897,
1898, 1903, 1906, 1908, 1912.

341
EL CAMINO A LEVIATÁN

Tabla 9

COMPARACIÓN DE PRESUPUESTOS ESTATALES Y


FEDERALES 1900-1960

Año Presupuesto Gasto Presupuesto Gasto


total de percápita de total percápita
Chiapas Chiapas federal federal
1900 $ 3 865 10.7 $ 400 960 29.4
1910 3 776 8.6 521 910 34.4
1921 2 191 5.5 757 710 52.8
1929 6 227 11.7 1 048 300 63.3
1940 10 937 16.1 1 324 850 67.4
1950 14 129 15.6 2 746 060 106.8
1960 37 908 31.3 4 828 710 138.2
NOTA: Todas las cifras del presupuesto son en millones de pesos. En las de
Chiapas todas se refieren a proyectos de gastos.

FUENTE: Para los proyectos de los presupuestos de Chiapas véase el periódico


oficial del estado 1900-1960. Para los presupuestos federales véase James W. Wil-
kie, The Mexican Revo/ution: Federal Expenditure and Social Change Since 1910
(Los Ángeles, University of California Press, 1970.)

342
APÉNDICE

Tabla 10

POBLACIÓN DE CHIAPAS 1877-1960

Año- Población
1877 208 215
1893 304 882
1900 360 799
1910 438 843
1921 421 744
1930 521 318
1940 679 885
1950 907 026
1960 1 210 870
FUENTE: Estadísticas sociales delporfiriato, 1877-1910 (México, Dirección Gene-
ral de Estadística, 1956), p. 7; Anuario de 1930 (México, Talleres Gráficos de la Se-
cretaría de Agricultura y Fomento, 1932), p. 34; Secretaría de la Presidencia, Mono-
grafía del estado de Chiapas (México, Talleres Gráficos de la Nación, 1975), p. 18.

343
EL CAMINO A LEVIATÁN

Tabla 11

REFORMA AGRARIA EN CHIAPAS 1917-1948

Administración Solicitudes Comunidades Concesiones


provisionales
Villanueva: 41 10 17 295
1917-1919 hectáreas

Fernández Ruiz: 47 19 20 754


1920-1924

Vidal: 102 43 87 061


192&-1927

Enríquez: n.d. 126 192 517


1928-1932

Grajales: n.d. 104 105 602


1932-1936

Gutiérrez: n.d. 424 449 150


1936-1940

Gamboa: n.d. 27 62 225


1940-1944

Esponda/Lara: n.d. 74 98 627


1944-1948
FUENTE: Anuario de 1930; Gutiérrez, Informe 1939; Gutiérrez, Trayectoria de un
gobierno, pp. 40-41; De la Peña, Chiapas económico, II, pp. 375-376.

344
APÉNDICE

Tabla 11 (Continuación)

Administración Ejidos Concesiones Beneficiarios


definitivas
Villanueva: 4 4 470 1 464
1917-1919 hectáreas

Fernández Ruiz: 14 20 274 1 122


1920-1924

Vidal: 39 81 344 6634


1925-1927

Enríquez: 113 171 889 14 000


1928-1932

Grajales: 61 66 087 6 131


1932-1936

Gutiérrez: 261 349 180 29 298


1936-1940

Gamboa/Lara 115 538 374 n.d.


1940-1948
NOTA: Beneficiarios se refiere solamente a cabezas de familia.

FUENTE: Gutiérrez, Informe 1939; Gutiérrez, Trayectoria de un gobierno, pp. 40-


41; De la Peña, Chiapas económico, II, pp. 376-377.

345
EL CAMINO A LEVIATAN

Tabla 12

ESCUELAS EN CHIAPAS 1927-1936

Año Estatales Primarías federales Total fec


municipales rurales
1927 125 159 182
1928 99 151 172
1929 122 318 338
1930 183 321 344
1931 106 261 285
1932 71 311 334
1933 50 290 339
1934 117 351 380
1935 224 459 442
1936 227 461 493
FUENTE: Secretaría de la Economía Nacional, Anuario estadístico, 1938 (México,
DAPP, 1939), p. 93.

346
APÉNDICE

Tabla 13

DISTRIBUCIÓN DE EJIDOS POR REGIONES EN


CHIAPAS, 1950

Zona Número de ejidos Hectáreas en ejidos


I: Pichucalco 13 5 162
II: Tecpatán 5 5 170
III: Chicoasén 53 37 542
IV: Simojovel 53 43 017
V: Palenque 15 5 491
VI: Las Casas 57 37 488
Vil: Ocosingo 16 7 619
VIII: Comitán 93 30 079
IX: Cintalapa 42 29 836
X: Tuxtla-Chiapa 66 37 057
XI: Villa Corzo 29 27 740
XII: La Concordia 34 27 246
XIII: Motozintla 85 52 754
XIV: Tonalá 33 16 310
XV: Escuintla 40 28 782
XVI: Tapachula 107 39 085
FUENTE: Tercer censo agrícola, ganadero y ejidal, 1950, Chiapas (México, Direc-
ción General de Estadística, 1957), p. 583.

347
EL CAMINO A LEVIATÁN

Tabla 14

EJIDOS Y EJIDATARIOS EN CHIAPAS, 1920-1979

Año Ejidos Ejidatarios3 Porcentaje de población


masculinab
1920 4 1 464 menos de 1
1930 67 9 676 3.5
1935 217 29 191 n.d.
1940 395 42 566 12.5
1950 739 71 362 15.5
1960 932 92 000 15.0
1970 1 216 148 210 20.0
1979 1 341 n.d. n.d.
a
"Debe ser un hombre mexicano, mayor de 16 años de edad en caso de ser sol-
tero, o de cualquier edad en caso de ser casado; y en caso de ser mujer, soltera o
viuda, si ella es jefe de familia."

FUENTE: Capítulo III, artículo 44a, Código Agrario de los Estados Unidos Mexica-
nos, 1924, citado en Simpson, Ejido, pp. 768-769.
b
En 1940 solamente 52 000 mujeres en Chiapas mayores de 15 años permane-
cían solteras de una población total de 338 615 mujeres. Había 19 000 viudas. Aun-
que las estadísticas no proporcionan el número de mujeres ejidatarias es probable
que fueran muy pocas como pocas eran las terratenientes. Por eso considerar a los
ejidatarios como porcentaje de población masculina es un indicador más significati-
vo de la fuerza económica de este grupo.

FUENTE: De la Peña, Chiapas económico, II, pp. 375-376; Anuario de 1938, p.


196; Anuario de 1940, p. 499; Tercer censo agrícola, ganadero y ejidal, 1950, p. 5;
Helbig, Chiapas: geografía, pp. 315-316.

348
APÉNDICE

Tabla 15

DUEÑOS DE PROPIEDADES PRIVADAS RURALES


EN CHIAPAS 1910-1970

Año Número Porcentaje de población masculina


1910 10 604 6
1923 13 026 6
1927 20 930 8
1940 24 429 7
1950 28 739 6
1970 30 926 4
FUENTE: De la Peña, Chiapas económico, II, p. 325; Anuario de 1923-1924, p.
107; Anuario de 1930, p. 340; 6o Censo de población 1940, Chiapas, p. 29; V Censo
agrícola-ganadero y ejidal 1970, Chiapas, p. 77.

Tabla 16

TASAS DE CAMBIO DE PESOS A DÓLARES AMERICANOS


1877-1945

Años Pesos por dólares


1877 1.04
1894 1.98
1900 2.06
1910 2.01
1925 2.03
1933 3.50
1939 5.19
1945 4.85
FUENTE: Jan Bazant, A Concise History of México from Hidalgo to Cárdenas,
1805-1940 (Cambridge, Cambridge University Press, 1977), p. 192.

349
Ensayo bibliográfico
Este ensayo tiene el objetivo de ayudar al lector a juzgar el al-
cance de la investigación que tiene en sus manos así como
sugerir algunas posibilidades de trabajo en cuanto a los
problemas tratados y, sobre todo, estimular subsecuentes
estudios de historia chiapaneca.

La documentación de archivo

William Blake escribió que "nada puede ser más despreciable


que suponer que los registros públicos dicen la verdad". Se-
guramente al decirlo pensaba en los informes oficiales de
algún acontecimiento pasado o presente tal como se les
encuentra en las publicaciones del gobierno o en las colec-
ciones de documentos ya revisadas y editadas. La investiga-
ción histórica en México todavía depende en buena medida
de los archivos públicos por el hecho de que los privados de
muchas figuras históricas todavía están en manos de sus fa-
milias y por diversas razones no están abiertos a consulta.
Naturaímente este estado de cosas limita bastante la elección
de temas de investigación así como el grado de certidumbre
sobre algunas conclusiones.
Sin embargo sería erróneo suponer que no hay nada de
valor que se pudiera encontrar en los archivos públicos
de México. Precisamente ellos fueron la fuente primaria de
información para este trabajo, y se encontró en ellos un teso-
ro de documentación valiosa que la mayoría de las ocasiones
nunca se había examinado. Para el historiador, el archivo
público ofrece no sólo el punto de vista oficial, sino también
cientos y en ocasiones miles de perspectivas tanto oficiales

351
EL CAMINO A LEVIATÁN

como extraoficiales. Los archivos públicos que consulté para


este estudio contienen sobre todo correspondencia: solicitu-
des, quejas, sugerencias e informes de amigos y enemigos de
los regímenes, escritos por funcionarios, organizaciones pri-
vadas y sindicatos, así como por campesinos, obreros, co-
merciantes y terratenientes. Cada asunto tiene un punto de
vista, muchos de ellos distorsionan y alteran los hechos y
otros inventan todo. El peligro que significa esto para el his-
toriador es el hecho de que pueda ser arrastrado por la in-
terpretación oficial y más el de que se pueda perder o entretener
en esos caminos sin fin de las diferentes perspectivas.
Las mejores fuentes son con frecuencia muy poco confiables
y por ello se les debe uno acercar con cuidado, examinarlas,
compararlas, correlacionarlas.
Las fuentes documentales para este estudio de historia
chiapaneca se van a analizar en cuatro partes: 1. El periodo
1524-1891; 2. El periodo 1891-1910; 3. El periodo 1910-1920 y
4. El periodo 1920-1947.

1524-1891

La fuente más valiosa de documentos coloniales en América


referida a Chiapas es el Archivo General de Centroamé-
rica (AGC) en la ciudad de Guatemala. El Ramo Provincia de
Chiapas (1551-1821) contiene setenta y cuatro legajos que es-
tán catalogados y con índices. Hay además legajos adiciona-
les sobre la independencia de Chiapas y su anexión a México
(1821-1824). El archivo eclesiástico de San Cristóbal de Las
Casas, localizado en la catedral de esa ciudad contiene abun-
dante material sobre las funciones administrativas, espiri-
tuales y económicas que desempeñó la Iglesia católica en la
región durante la época colonial y el siglo xix.
La fuentes para el estudio del siglo xix en Chiapas están
regadas en varios archivos de la ciudad de México. Entre los
más importantes se pueden señalar la Serie Chiapas y la Serie
Guatemala, del Fondo de Microfilmes del Instituto Nacional
de Antropología e Historia. La Serie Chiapas contiene 108
rolLos de microfilm. La mayoría de los documentos se micro-

352
ENSAYO BIBLIOGRÁFICO

filmaron del Archivo Eclesiástico de San Cristóbal aunque


también se incluyen decretos del gobierno estatal y periódi-
cos del siglo xix. La Serie Guatemala contiene 127 rollos de
microfilme sobre las operaciones militares en Chiapas, Tabas-
co y Yucatán. Estos documentos fueron filmados en el Archi-
vo Histórico de la Secretaría de Relaciones Exteriores y el
Archivo de la Secretaría de la Defensa Nacional. El Archivo
de Chiapas (ACh) pertenece al Departamento de Investiga-
ciones Históricas del INAH y se localiza en el anexo del castillo
de Chapultepec y en él se encuentran las fuentes más com-
pletas de documentos sobre el siglo xix en Chiapas. La mayor
parte de estos documentos son oficiales, tales como circu-
lares, decretos, informes, censos, manifiestos y boletines.
Una lista bastante completa de lo que contiene el ACh se
puede encontrar en: Julio Herrera, Archivo de Chiapas. Do-
cumentos inéditos (Departamento de Investigaciones Históri-
cas, INAH, 1974). El Archivo Histórico de Matías Romero
(AHMR) es propiedad del Banco de México, está situado en
sus oficinas y contiene la correspondencia oficial y particular
de Matías Romero quien fue secretario de Finanzas y embaja-
dor en los Estados Unidos. Romero se interesó en el Soco-
nusco y en su potencial para el cultivo de café, razón por la
cual el AHMR es una excelente fuente de información sobre
esta zona durante los años 1870 y 1880. El Banco de México
ha publicado una guía para el AHMR preparada por Guadalu-
pe Monroy con el título de Archivo histórico de Matías Rome-
ro, catálogo descriptivo, en dos volúmenes.

1891-1910

La colección general Porfirio Díaz (CGPD) localizada en la


Universidad de las Américas en Cholula, Puebla (en micro-
film), y también en la Universidad Ibero Americana en la ciu-
dad de México (los originales) es la más importante fuente de
datos históricos sobre el porfiriato en Chiapas. En ella se en-
cuentra mucha correspondencia, que además es muy com-
prensiva y abarca muchos aspectos. Hay cientos de cartas de
los gobernadores, jefes políticos, funcionarios gubernamen-

353
EL CAMINO A LEVIATÁN

tales, agentes personales y espías del presidente así como


descripciones hechas por los ciudadanos, algunas con mu-
cho detalle, sobre acontecimientos políticos, problemas so-
ciales y económicos y relaciones entre la federación y el esta-
do. Además el CGPD tiene una ventaja sobre la mayoría de
las demás colecciones de documentos presidenciales, y es
que contiene varias copias de las respuestas de Díaz. El archi-
vo está organizado cronológicamente y no está catalogado ni
tiene índices, por lo cual es necesario examinar cada docu-
mento en cada rollo de la colección para encontrar la infor-
mación relativa a Chiapas y dado que contiene casi un millón
de documentos, resulta este un trabajo tedioso.
Debido a los incendios registrados en el archivo estatal de
Chiapas en 1863 y en 1917, hay muy poca documentación en
el Archivo Histórico de Chiapas (AHCH) de Tuxtla Gutiérrez.
El material que se conservó, en su mayoría panfletos y folle-
tos, se encuentra en la colección de panfletos de la Hemero-
teca del estado que es parte del AHCH.

1910-1920

El material más abundante y útil sobre la década revoluciona-


ria en Chiapas se encuentra en el AHCH que es el archivo ofi-
cial del estado. Todo lo que se refiere a los años 1910-1920
está encuadernado en grandes volúmenes y dividido por ma-
terias; por ejemplo: Ramo de Gobernación, Ramo de Fomento,
Ramo de Guerra, etc. Así resulta que el año de 1917 tiene
entre 15 y 20 volúmenes sólo de gobernación. Yo me apoyé
mucho en los ramos de Gobernación y Fomento que no sólo
contienen decretos, acuerdos y circulares sino también
correspondencia entre el gobierno estatal y los jefes políticos,
presidentes municipales, comandantes militares, inspectores
de educación y del trabajo así como ciudadanos. Lamen-
tablemente este archivo está mal organizado y mal cuidado, y
no tiene ni catálogo ni índice.
Los archivos nacionales de los Estados Unidos en Wash-
ington, D.C., constituyen un importante depósito de do-
cumentos sobre la Revolución en Chiapas. Los informes

354
ENSAYO BIBLIOGRÁFICO

enviados por los cónsules norteamericanos en Tapachula,


Salina Cruz, Ocós y la ciudad de Guatemala sobre la situación
en el estado se encuentran en el grupo de referencia 84 (re-
gistros consulares) y en el 165 (la división de defensa militar).
La información sobre los residentes norteamericanos en
Chiapas durante esta época que cuenta con muchos testimo-
nios cercanos de la Revolución está en el grupo de referencia
76 (la comisión especial sobre reclamaciones a México) así
como en el informe de dos volúmenes del Comité de Rela-
ciones Exteriores del Senado con el título de Investigation of
Mexican Affairs.
El archivo de la Revolución mexicana, 1910-1920, en el
Archivo Histórico de la Secretaría de Relaciones Exteriores en
la ciudad de México (ASRE) contiene mucha información útil
(por lo general en largos informes) sobre la historia militar de
la guerra civil en el estado así como sobre el papel del gobier-
no de Guatemala en su ayuda a los grupos rebeldes del mis-
mo. El ASRE está catalogado y cuenta con índices. Los otros
depósitos de documentos que se consultaron para la década
revolucionaria dieron información valiosa sobre periodos limi-
tados o sobre temas específicos pero no en tan abundantes
cantidades. Estos archivos son: archivo Francisco I. Madero
en la Biblioteca Nacional; la Serie Francisco I. Madero en el
fondo de microfilmes del INAH, el Archivo Francisco León de
la Barra y el Archivo Venustiano Carranza (Telegramas) del
Centro de Estudios de Historia de México; el Archivo General
Octavio Magaña, el Archivo Histórico de la Universidad Na-
cional Autónoma de México así como la colección documen-
tal publicada por Editorial Jus con el título Documentos his-
tóricos de la Revolución mexicana.

1920-1946

El material documental sobre la era posrevolucionaria en


Chiapas se concentra en tres depósitos: el Archivo Estatal
de Chiapas, el Archivo Nacional de México y el Archivo del
Departamento de la Reforma Agraria. El material en el AHCH

355
EL CAMINO A LEVIATÁN

sólo abarca de 1920 a 1928, y alguna información adicional


que llega hasta 1931. Esta documentación es útil para exami-
nar los conflictos electorales tanto a nivel estatal como muni-
cipal.
La unidad de presidentes del Archivo General de la Na-
ción proporciona la fuente más abundante de datos políticos
(sobre todo información sobre sindicatos) para los años vein-
te, treinta y cuarenta. Se consultaron los siguientes fondos:
Obregón-Calles, Abelardo L. Rodríguez, Lázaro Cárdenas,
Manuel Ávila Camacho y Miguel Alemán Valdés. Los cono-
cedores de la historia mexicana se podrán dar cuenta de la
lamentable carencia de documentación sobre las administra-
ciones de Emilio Portes Gil y Pascual Ortiz Rubio, cuyos pa-
peles aún no han sido organizados y catalogados y por tanto
no están abiertos al público. Yo enfoqué mi atención a los si-
guientes temas según aparecen enlistados en los catálogos
de los fondos citados: gobierno, conflictos electorales, con-
flictos obreros, conflictos agrarios, indígenas.
El archivo "Seis de enero de 1915" de la Secretaría de la
Reforma Agraria (ASRA) es quizá la mejor fuente para la his-
toria social del siglo XX. Yo examiné la sección de dotaciones
que está dividida en expedientes, uno para cada comunidad
agraria. Debido a que es frecuente encontrar hasta más de 10
volúmenes de documentos en un expediente y como hay casi
dos mil comunidades agrarias en Chiapas, únicamente tomé
muestras de los registros agrarios para el estado. Decidí me-
jor examinar en detalle a cincuenta comunidades regadas en
las tierras altas del centro, en la depresión del centro y en el li-
toral del Pacífico. Estas comunidades eran de tamaño más o
menos grande y de importancia pues estaban localizadas ahí
donde hubo luchas significativas tanto respecto a la reforma
de la tierra como a la política estatal. El ASRA incluye car-
tas de campesinos y hacendados que presentan alegatos así
como de los ingenieros agrarios que informaban sobre las
condiciones locales, los salarios, el nivel y características del
comercio, las condiciones de los caminos, la política ejidal e
incluso las prácticas y creencias religiosas y culturales. El
ASRA fue la fuente más útil para reconstruir el papel político
de los ejidos en los años treinta.

356
ENSAYO BIBLIOGRÁFICO

Las fuentes primarias publicadas


Los periódicos publicados en Chiapas y en la ciudad de Méxi-
co sirvieron para cerrar las brechas que abriera la falta de da-
tos documentales. Esto fue particularmente cierto para el pe-
riodo 1928-1932. Además hay muy pocos ejemplares de
periódicos chiapanecos del periodo 1890-1910. Las mejores
colecciones de periódicos se pueden encontrar en la hemero-
teca del estado en Tuxtla Gutiérrez, en la Serie Chiapas del
INAH, en la Colección Paniagua de la Biblioteca Latino Ameri-
cana de la Universidad de Tulane y, en menor grado, en la
Hemeroteca Nacional de la ciudad de México.
Los informes y memorias sobre los asuntos del estado
que se publicaban anualmente por el gobernador propor-
cionaron información útil, no sólo porque consignan datos
sobre los progresos materiales que llevó a cabo cada admi-
nistración estatal sino también porque proporcionan intere-
santes autorretratos políticos de los gobernadores. Los infor-
mes publicados antes de 1910 fueron consultados en la
biblioteca particular del profesor Prudencio Moscoso Pastra-
na en San Cristóbal de Las Casas y los publicados después de
1910 se encontraron en el AHCH.
Las recopilaciones estadísticas fueron fuentes indispen-
sables para mostrar las tendencias demográficas, económi-
cas y sociales. Se las puede dividir en dos grupos: las publi-
caciones oficiales y las privadas. El primer grupo lo formaron
las publicadas durante el siglo XIX e incluyen: Orozco y Berra
(1855), Pérez Hernández (1862), Emiliano Busto (1877), Ra-
basa (1895), Corzo (1897), Byam (1897), Domenech (1899) y
Flores (1909). El segundo grupo incluye los dos anuarios es-
tatales (1897 y 1911), los tres volúmenes estadísticos sobre el
porfiriato publicados por El Colegio de México y los anuarios
nacionales que van desde 1890 hasta la fecha.
Por último, Chiapas tiene la fortuna de contar con un
buen número de relatos de primera mano escritos por visi-
tantes. Para la época colonial tenemos el relato de Bernal
Díaz sobre la conquista de Chiapas así como el de Thomas
Gage sobre la vida en Chiapas en 1660. Para después de la In-
dependencia contamos con los escritos de Haekens (1827),

357
EL CAMINO A LEVIATÁN

Conder (1830), Muhlenpordt (1843) y Stephens (1847). Dos


relatos interesantes son los de dos mujeres norteamericanas
que crecieron en Chiapas durante el porfiriato: Sargent (So-
conusco en la década de 1890) y Shields (Palenque en la de
1900). Para el periodo posterior a 1910 contamos con los tra-
bajos de Blom [Tribus y templos, 1925), Basauri (1931), Tan-
nenbaum (1929, 1933), Redfield y Villa Rojas (1939), Amram
(1937), Greene (1939), Waibel (1933), Blom y Duby (1955) y
Pozas (1949). Las cinco "novelas de la selva" de Bruno Tra-
ven relatan el periodo en torno a 1910 y Balúm Cañan de Ro-
sario Castellanos (Comitán de los años treinta) contiene imá-
genes de la vida rural en Chiapas.

Trabajos de interpretación

Son pocas las fuentes secundarias sobre Chiapas que sean


buenas a pesar de que desde 1970 los historiadores y antro-
pólogos profesionales empezaron a investigar el estado des-
de la perspectiva histórica.
Solamente hay cinco estudios amplios y generales que
merecen ser tomados en cuenta. El de Trens (1942) es una
crónica larga y detallada de Chiapas desde la conquista hasta
la guerra de reforma. Este libro muy bien documentado, se
ocupa casi exclusivamente de las cuestiones de política y ad-
ministración. El de López Gutiérrez (1932), en tres volúmenes,
empieza donde aquél terminó y constituye el estudio político
más detallado sobre las épocas porfirista y de la Revolución.
De la Peña (1950), en cuatro volúmenes, constituye práctica-
mente una enciclopedia de datos dividida por temas que van
desde las condiciones de trabajo hasta la construcción de ca-
minos, el cultivo de café y la cría de ganado. Dos antropólo-
gos, Wasserstrom (1977) y Favre (1971) analizan la historia de
los indígenas de las tierras altas del centro desde la conquista
hasta la fecha, en estudios de calidad desigual que van de lo
superficial a lo sagaz.
En el campo de la historia colonial encontramos los mejo-
res trabajos de interpretación que se basan en fuentes no

358
ENSAYO BIBLIOGRÁFICO

publicadas. Todos ellos insertan a Chiapas dentro del contex-


to más amplio de Centroamérica o del sudeste de México.
Sherman (1979) se refiere al trabajo indígena en el siglo xvi,
Mac Leod (1973) examina las tendencias económicas y so-
ciales en los siglos XVI y xvil y Gerhard (1979) abarca toda la
época colonial.
Hay tres estudios muy destacados referidos a la época de
la Independencia: el de Rodríguez (1978) examina América
central en el periodo que va de 1808 a 1926 desde el punto de
vista de la reacción a las corrientes intelectuales del pensa-
miento español de fines del siglo xvm y la caída de la
monarquía española en 1808 con la participación en las Cor-
tes de Cádiz; Moscoso (1974) y Ai Camp (1975) sostienen que
Chiapas se unió al primer imperio y después a ia República
mexicana de una manera libre y sin coerción por parte de Mé-
xico.
El siglo xx ofrece la mayor cantidad de estudios históricos
que son sin embargo muy polémicos. El mejor estudio sobre
la rebelión en 1911 es el de Luis Espinosa (1912) sesgado sin
duda en favor del gobierno estatal. Martínez Rojas (1913) y
Eduardo Paz (1912) dan visiones favorables al movimiento
cristobalense. Moscoso (1972) presenta una visión interesan-
te del cacique chamula que movilizó a soldados indígenas en
apoyo de la causa cristobalense. Benjamín (1980) hace hinca-
pié en los papeles contradictorios que desempeñó el gobier-
no de De la Barra y el líder revolucionario Madero para coope-
rar en la iniciación del conflicto.
Para el periodo de la guerra civil entre 1914 y 1920 hay va-
rios buenos estudios. Serrano (1923) presenta una interpreta-
ción pro mapache, Moscoso (1960) es pro pinedista y Ca-
sahonda Castillo (1970) es pro constitucionalista. El mejor es-
tudio de ese periodo es el de Hernández Chávez (1979) que se
ocupa de los mapaches y afirma que el movimiento constitu-
yó una defensa de los intereses de clase. Benjamín (1981) in-
serta la guerra civil en el contexto más amplio de la Revolu-
ción mexicana. García de León (1979) presenta una interpre-
tación marxista ortodoxa de la historia chiapaneca entre 1910
y 1940 en la cual da una visión bastante original basada en
entrevistas con mapaches y con un comunista chiapaneco.

359
EL CAMINO A LEVIATÁN

Sin embargo el tema dominante, la lucha de clases por el po-


der político, está exagerado.
Los estudios sobre la época contemporánea en Chiapas,
aunque no son históricos, proporcionan un cuadro útil aun-
que limitado de lo que el estado ha llegado a ser. La geografía
económica de Helbig (1964 y 1974) referida al Soconusco y a
la depresión del centro es insustituible. En la década de los
cincuenta el departamento de antropología de la Universidad
de Harvard emprendió un programa sistemático de investiga-
ción sobre las comunidades indígenas en las tierras altas del
centro, bajo la dirección de Evon Vogt. El resultado de este
esfuerzo conocido como Harvard Chiapas Pro/ect es una
gran cantidad de literatura de la cual apenas una pequeña
parte tiene algún valor para el lector no especializado e inclu-
so para los historiadores que no conozcan las disputas fac-
cionales en la antropología profesional. Algunos trabajos que
me parecieron útiles son los de Candan (1972), Colliero
(1975), Edel (1962), Gossen (1974), Laughlin (1977), Lo-
wenthal (1963), Vogt (1969) y la novela de Wilson (1966).

La historiografía sobre México:


la formación del Estado

La historiografía sobre la formación del Estado en México es-


tá en pañales. La mayoría de los trabajos se inclinan más al
lado de la teoría que al de lo empírico y están influidos por los
clásicos del marxismo. Los pocos estudios que intentan una
reconstrucción empírica detallada de la formación del Estado
se ocupan de la época a partir de mediados del siglo XIX. De-
masiados estudiosos de la Revolución mexicana aceptan que
la nación se remodeló de manera total después de 1910 y que
el Estado mexicano tomó su forma actual en 1917 mantenien-
do una escasa relación con su predecesor porfirista.
Entre los numerosos estudios teóricos sobresale el de Ar-
naldo Córdova que es pionero en su campo: La formación del
poder político en México (1972). Según este autor, el tema
dominante en la historia mexicana moderna es la conti-

360
ENSAYO BIBLIOGRÁFICO

nuidad. El Estado revolucionario tal como se le definió en la


Constitución de 1917 no era más que una reorganización del
Estado porfirista en la cual el autoritarismo permaneció intacto
luego del paso del poder personal al institucional. La Revo-
lución interrumpió la actividad del Estado respecto al de-
sarrollo económico, es decir no inició al Estado activo. Por úl-
timo, según Córdova, la Revolución no fue, en último análisis,
un movimiento de masas sino uno que manipuló a las masas
a fin de lograr el desarrollo capitalista para el país. Muchas de
las ¡deas propuestas por este autor no eran nuevas cuando
publicó su libro, pero el hecho de combinarlas entre sí y con
un marco teórico coherente fundó el paradigma revisionista
de los setenta.
Otro libro que es más de argumentación que de investiga-
ción y que resultó importante como el de Córdova sólo que
fuera del espectro ideológico del marxismo, es el de Jean Me-
yer La Revolución mexicana 1910-1940 (1973). Desde la pers-
pectiva de este autor, la clase dominante en México no está
formada por simples capitalistas sino por una burguesía de
negocios: políticos, patrones y burócratas, cuya preocupa-
ción es menos la de preservar a la clase dominante y más la
de conservar la riqueza y el prestigio del Estado así como
destruir al viejo México. Lo mismo que Córdova, Meyer hace
hincapié en la cuestión de la continuidad. "El porfiriato y la
Revolución —escribe— fueron dos momentos de una misma
empresa": la formación del Estado moderno. Si para Córdo-
va los conflictos dentro de la sociedad mexicana durante el
proceso de formación del Estado fueron entre las clases, para
Meyer en cambio lo fueron entre el Estado y la sociedad en su
conjunto.
Los trabajos que se basan en investigación de archivos
abarcan temas y periodos más restringidos, pero de todos
modos también hacen hincapié en la continuidad del de-
sarrollo político de México en lugar de buscar las tendencias
a que se inicien nuevos procesos. El estudio The Mexican
fíeform 1855-1876 de Richard Sinkin (1979) resume la conti-
nuidad en la centralización política desde la monarquía bor-
bónica hasta el día de hoy, haciendo un esfuerzo por conven-
cer al lector de que la fundación del Estado mexicano moder-

361
EL CAMINO A LEVIATÁN

no —un gobierno regular, organizado, secular y poderoso —


se dio en los veinticinco años que siguieron a 1855. Según el
autor, a pesar de que se trató de un principio bastante imper-
fecto, comparado con el medio siglo anterior de inestabilidad
política y de una casi desintegración nacional, los logros
fueron importantes. En su libro Juárez y Díaz (1978) Laurens
Ballard Perry demuestra con muchísimo detalle la conti-
nuidad entre los así llamados regímenes liberales de la época
de la reforma y el así llamado régimen conservador del go-
bierno de Díaz. Benito Juárez, Sebastián Lerdo de Tejada y
Porfirio Díaz eran centralistas que ponían en práctica la ma-
quinaria política. Aun hoy, afirma este autor, México está go-
bernado por una maquinaria política monolítica, el Partido
Revolucionario Institucional que es "el bisnieto de Juárez".
Una vez que penetramos en el campo de la historiografía
de la Revolución, cualquier aspecto sobre la formación del Es-
tado es cada vez más oscuro. Quizá el mayor problema sea
que hasta muy recientemente la mayoría de quienes estu-
diaban este proceso lo hacían a partir del paradigma revolu-
cionario, lo que significaba aceptar el planteamiento de que
ese fenómeno fue el más importante, un parteaguas en la his-
toria mexicana y para la formación del Estado moderno. Por
lo tanto, las preguntas que han dirigido las investigaciones
han sido aquellas que tradicionalmente se asocian al tema de
la Revolución: cuáles fueron sus orígenes, cómo se de-
sarrolló, qué tan revolucionaria o conservadora fue y cuá-
les fueron sus variantes locales y regionales. John Womack
(1978) ha llegado a sostener que la Revolución se convirtió en
un fetiche para los historiadores y que en un sentido más
amplio "nos hemos resistido a comprender lo que ella signifi-
có". Con pocas excepciones, las investigaciones más impor-
tantes sobre la formación del Estado durante la Revolución
mexicana han sido los estudios regionales. Los trabajos de
John Womack (1968), Paul Friedrich (1970), Jean Meyer
(1973), Arturo Warman (1976), Héctor Aguilar Camín (1977),
y Heather Fowler Salamini (1978) demuestran de un modo o
de otro cómo el Estado central siempre intentó (y consiguió)
controlar, canalizar y restructurar a los movimientos popula-
res y a las masas no organizadas. En algunos trabajos se

362
ENSAYO BIBLIOGRÁFICO

puede inferir que, como afirma Gilbert Joseph (1979, p. 47)


"la revolución épica tuvo en última instancia el efecto de
crear un Leviatán moderno, es decir, consolidar el cada vez
más centralizado y cada vez más capitalista Estado moderno
que ya se veía nacer durante el periodo de Díaz".
Por último, uno de los estudios políticos más importantes
de los publicados en esta década es el de Peter Smith La-
byrinths of Power (1979) en el que el autor estudia a más de
seis mil miembros de la élites políticas que tuvieron algún
puesto entre 1900 y 1970. Uno de los hallazgos más impor-
tantes del autor consiste en señalar que desde principios de
siglo las élites políticas han surgido de las clases medias, y
que la Revolución no produjo ningún cambio importante en
cuanto a la composición de clase del liderazgo político. Ade-
más, las élites que tuvieron los puestos en los años cuarenta
fueron muy parecidas a las del último grupo de Díaz: urba-
nas, con educación superior y bien preparadas como téc-
nicos. Según Smith, el PRl no institucionalizó a la Revolu-
ción, "lo que hizo fue encontrar una nueva fórmula para
reinstitucionalizar la esencia del porfiriato". Como se ve, la
continuidad en la historia mexicana ha sido, más que ningún
otro aspecto, la característica del paradigma revisionista de
los años setenta sobre la formación del Estado.

363
Bibliografía
Fuentes primarias

Archivos
Archivo de Chiapas, Departamento de Investigaciones Históricas,
Instituto Nacional de Antropología e Historia, ciudad de México.
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de México, ciudad de México.
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ciudad de Guatemala.
Archivo General de la Nación, ciudad de México, Ramo de la Comi-
sión Nacional Agraria, Unidad de Presidentes:
, Fondo Obregón-Calles.
, Fondo Abelardo L. Rodríguez.
, Fondo Lázaro Cárdenas.
, Fondo Manuel Ávila Camacho.
, Fondo Miguel Alemán Valdés.
Archivo General Octavio Magaña, Archivo Histórico de la Universi-
dad Autónoma de México, ciudad de México.
Archivo Histórico de Chiapas, gobierno del estado, Tuxtla Gutié-
rrez, Chiapas.
Archivo Histórico de Matías Romero, Banco de México, ciudad de
México.
Archivo Histórico de la Secretaría de Relaciones Exteriores, ciudad
de México.
Archivo "Seis de enero de 1915" de la Secretaría de la Reforma
Agraria, ciudad de México.
Archivo Venustiano Carranza (Telegramas), Centro de Estudios de
Historia de México, ciudad de México.
Colección General Porfirio Díaz, Universidad de las Américas, Cho-
lula. Puebla.

365
EL CAMINO A LEVIATÁN

Fondo de Microfilm, Serie Chiapas y Serie Francisco I. Madero, Ins-


tituto Nacional de Antropología e Historia, ciudad de México.
Manuscritos de América Latina, Lilly Library, Universidad de Indiana.
Archivos Nacionales de los Estados Unidos, Washington, D.C.
Grupo de referencia 59, Registros Generales del Departamento de
Estado.
Grupo de referencia 76, Registros de las Comisiones de Frontera y
Reclamos y de Arbitrajes.
Grupo de referencia 84, Registros del Correo del Servicio Exterior
del Departamento de Estado.
Grupo de referencia 165, Registros del Estado Mayor General y Es-
pecial del Departamento de Guerra y de la División de Inte-
ligencia Militar.
Grupo de referencia 226, Registros de la Oficina de Servicios Estra-
tégicos.
Colección Paniagua (Chiapas), Latin American Library, Universi-
dad de Tulane.

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Chiapas, Colección de leyes agrarias y demás disposiciones que se
han emitido con relaciones al ramo de tierras, Imprenta del Go-
bierno, San Cristóbal de Las Casas, 1878.
Chiapas, Confederación de campesinos y obreros del estado de
Chiapas. Estatutos, Gobierno del Estado, Tuxtla Gutiérrez,
1935.
Chiapas, Datos estadísticos del estado de Chiapas, 1896, Imprenta
del Gobierno, Tuxtla Gutiérrez, 1897.
Chiapas, Declaraciones del gobernador del estado de Chiapas, Ing.
Raymundo E. Enríquez, Imprenta del Gobierno, Tuxtla Gutié-
rrez, 1930.
Chiapas, Discurso del Lie. Emilio Rabasa, gobernador de Chiapas,
ante la XVIII Legislatura del mismo al abrir ésta su primer perio-
do de sesiones ordinarias, Imprenta del Gobierno, Tuxtla Gu-
tiérrez, 1898 y 1899.
Chiapas, Documentos relativos al Congreso Agrícola de Chiapas,
Gobierno del Estado, Tuxtla Gutiérrez, 1898.
Chiapas, Informe del gobernador de Chiapas, C. coronel Francisco
L eón ante la XX Legislatura del estado al abrir ésta su primer pe-

366
BIBLIOGRAFÍA

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Legislatura del mismo, 16 de septiembre de 1903, Imprenta del
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basa rinde a la XXIV Legislatura del estado, el 16 de septiembre
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tiembre de 1907, Imprenta del Gobierno, Tuxtla Gutiérrez, 1907.
Chiapas, Informe rendido por el C. gobernador del estado Ramón
Rabasa ante la XXV Legislatura del mismo, el 16 de septiembre
de 1908, Imprenta del Gobierno, Tuxtla Gutiérrez, 1908.
Chiapas, Informe rendido por el gobernador del estado, C. Ramón
Rabasa ante la XXVI Legislatura del mismo, el día 16 de sep-
tiembre de 1910, Imprenta del Gobierno, Tuxtla Gutiérrez, 1910.
Chiapas, Informe rendido por el gobernador interino del C. Manuel
Rovelo Arguello, ante la XXVII Legislatura del mismo, el día 16
de septiembre de 1911, Tuxtla Gutiérrez, 1911.
Chiapas, Informe que el gobernador provisional de Chiapas, gene-
ral Francisco G. Ruiz rindió sobre su gestión al C. presidente
substituto de la república, Imprenta del Gobierno, Tuxtla Gu-
tiérrez, 1920.
Chiapas, Informe rendido por el C. gobernador del estado, general
de división Tiburcio Fernández Ruiz ante la H. Legislatura del
mismo, al abrir ésta su primer periodo de sesiones ordinarias,
Imprenta del Gobierno, Tuxtla Gutiérrez, 1921, 1922 y 1924.
Chiapas, Informe que el C. gobernador provisional del estado, Lie.
César A. Córdova rinde ante el H. Congreso local, sobre su ges-
tión administrativa durante el periodo del 1 de enero del corriente
año, a la fecha, Imprenta del Gobierno, Tuxtla Gutiérrez, 1925.
Chiapas, Informe que el C. gobernador constitucional del estado,
general Carlos A. Vidal sobre su gestión administrativa rinde a
la H. Legislatura, Imprenta del Gobierno, Tuxtla Gutiérrez,
1925, 1926.

367
EL CAMINO A LEVIATAN

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El camino a Leviatán
— con una tirada de 5 mil ejemplares-
lo terminó de imprimir la
Dirección General de Publicaciones
del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes
en los talleres de
Encuademación Progreso, S.A.
en febrero de 1990

Diseño de portada: Firma Corporativa, S.C.


Fotografía de portada:
Celia Lorraine Krohnengold Cazés
Corrección de estilo: Yosune Lorenzo Alonso
Cuidado de la edición:
Margarito Flores, Zeferino García
y Felipe Guevara

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