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ÍNDICE
Módulo 1. Los principios generales en el Derecho público. ................................................................. 5
I. Doctrina ........................................................................................................................................................ 5
I. CORDERO QUINZACARA, EDUARDO, PRINCIPIOS GENERALES DEL DERECHO PÚBLICO ............. 5
II. Jurisprudencia ........................................................................................................................................ 21
I. CORTE SUPREMA, SENTENCIA ROL Nº 18.481-2016, CARATULADO SOFFGE GUEMES
STEPHANIE Y OTROS CON ILUSTRE MUNICIPALIDAD DE LAS CONDES Y OTRO, 01 DE JUNIO DE 2016
21
III. Caso práctico ...................................................................................................................................... 28
Módulo 2. Supremacía constitucional y principio de juridicidad ................................................... 29
I. Doctrina ..................................................................................................................................................... 29
I. GARCÍA PINO, GONZALO Y CONTRERAS VÁSQUEZ, PABLO, DICCIONARIO CONSTITUCIONAL
CHILENO ........................................................................................................................................................... 29
II. Jurisprudencia ........................................................................................................................................ 53
I. CONCLUSIONES DE LA II JORNADA DE REFLEXIÓN INTERNA, TRIBUNAL CONSTITUCIONAL .. 53
II. CORTE SUPREMA, SENTENCIA ROL N° 43.367-2016, CARATULADO MOTA SANTOS CARLOS
ANGEL Y OTRO CON SERVICIO DE REGISTRO CIVIL E IDENTIFICACIÓN, 06 DE OCTUBRE DE 2016. 55
III. CORTE SUPREMA, ROL Nº 44.989-2016, CARATULADO VERA PEREZ PABLO ESTEBAN
CON SERVICIO DE REGISTRO CIVIL E IDENTIFICACIÓN, 06 DE OCTUBRE DE 2016. ........................... 60
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I. CORTE SUPREMA, SENTENCIA ROL Nº 2791-2012, CARATULADO MUNICIPALIDAD DE
ZAPALLAR CON CONTRALORÍA REGIONAL DE VALPARAÍSO, 03 DE JULIO DE 2012. ....................... 116
II. TRIBUNAL CONSTITUCIONAL, SENTENCIA ROL N° 2700-14, CARATULADO NAHUM Y OTROS
CON JUNTA ELECTORAL CENTRAL DE LA UNIVERSIDAD DE CHILE, 18 DE AGOSTO DE 2014. ....... 120
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I. CORTE SUPREMA, SENTENCIA ROL N° 4 390-2015, CARATULADO ESPINOZA MARFULL
JORGE RODOLFO Y OTRA CON FISCO DE CHILE, ,02 DE JUNIO DE 2015. ............................................ 264
III. Caso práctico .................................................................................................................................... 267
Módulo 8. El principio constitucional de publicidad. ......................................................................... 268
I. Doctrina ................................................................................................................................................... 268
I. ROMÁN CORDERO, CRISTIAN, RESPONSABILIDAD PATRIMONIAL DE LA ADMINISTRACIÓN DEL
ESTADO EN CHILE ........................................................................................................................................ 268
II. Jurisprudencia ...................................................................................................................................... 331
I. CORTE SUPREMA, SENTENCIA ROL N° 24.984-2014, CARATULADO OSSA INFANTE RAMON
ANGEL CON FISCO DE CHILE, 12 DE MARZO DE 2015 ........................................................................... 331
II. CORTE SUPREMA, SENTENCIA ROL Nº 7919-2008, CARATULADO MORALES GAMBOA EDITH
DEL CARMEN CON FISCO DE CHILE, 14 DE ENERO DE 2011 ................................................................ 335
II. POBLETE, JULIA, ¿LAS CAUSALES DE RESERVA O SECRETO DE LA LEY N° 20.285 SON EL
REFLEJO DEL ART. 8° DE LA CONSTITUCIÓN? ¿CÓMO INCIDE EN ELLO EL REGLAMENTO? ............. 363
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III. CORTE SUPREMA, SENTENCIA ROL N° 3133-2015, CARATULADO JORQUERA QUEZADA
MARTA CON CONSEJO DE DEFENSA DEL ESTADO, 25 DE MAYO DE 2015. ....................................... 467
III. Caso práctico .................................................................................................................................... 472
Módulo 11. El acto administrativo y su validez. ................................................................................... 473
I. Doctrina ................................................................................................................................................... 473
I. CORDERO QUINZACARA, EDUARDO, LAS NORMAS ADMINISTRATIVAS Y EL SISTEMA DE
FUENTES ......................................................................................................................................................... 473
II. GARCÍA PINO, GONZALO, MARTÍNEZ PLACENCIA, VICTORIA Y CONTRERAS VÁSQUEZ, PABLO,
DICCIONARIO CONSTITUCIONAL CHILENO ............................................................................................... 493
II. Jurisprudencia ........................................................................................................................................... 4
I. CONTRALORÍA GENERAL DE LA REPÚBLICA, DICTAMEN N° 18.436, 19 DE MAYO DE 2017. . 4
II. CONTRALORÍA GENERAL DE LA REPÚBLICA, DICTAMEN N° N° 74.332, 16 DE SEPTIEMBRE
DE 2015. ............................................................................................................................................................. 5
1. Antecedentes generales
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Sin embargo, y a pesar de la reconocida importancia que tiene estos principios como un
factor que permite abandonar el legalismo extremo, no existe un consenso en la
doctrina sobre su naturaleza y alcance, y menos aún se puede determinar cuáles serían
cada uno de estos. Esta ambigüedad se ve agravada además por el abuso que se ha
hecho de ellos, muchas veces diluyendo el contenido de las normas positivas y
transformando el ordenamiento jurídico en conjunto de principios generales
interrelacionados entre sí, antes que en un conjunto de normas concretas. Esto plantea
una paradoja no menor, pues se considera que el progreso que experimenta nuestro
sistema jurídico viene de la mano del abandono de las garantías de previsibilidad y
certeza la norma positiva a la resolución de los casos a partir de principios cuya
delimitación y alcance no aparece del todo definida. Y esto ha significado que nuestros
tribunales ya no resuelven casos relevantes sobre la base de normas concretas, sino que
recurren cada vez más a los principios generales dada la amplitud y flexibilidad que
entregan al momento de redactar la sentencia.
Ahora bien, en esta oportunidad nos interesa tratar en general el tema de los principios
generales del Derecho público, dando cuenta de su naturaleza, función y contenido,
como un materia que da inicio al análisis integrados de los contenidos del Derecho
público nacional.
2. Concepto y función
Dar un concepto no es una tarea fácil, en la medida que lleva a preguntarse qué son los
principios jurídicos o generales del Derecho, cuestión no del todo pacífica y que ha
atravesado las diversas disciplinas, llegando a la teoría general del Derecho y a la
filosofía, con posiciones que no siempre se pueden conciliar.
Sin embargo, no es posible negar que esta expresión resulta común en el mundo del
Derecho. Ha sido recogida por la doctrina, la jurisprudencia y retomada por el
legislador con inusitada fecundidad. Más aún, el Diccionario de la RAE en su última
edición nos señala que principio de derecho es una “norma no legal supletoria de ella y
constituida por doctrina o aforismos que gozan de general y constante aceptación de
jurisconsultos y tribunales”.
Es muy importante que los principios jurídicos cumplen para los operadores jurídicos
una triple función:
a) Permiten desentrañar el contenido prescriptivo de las normas jurídicas,
estableciendo su sentido y alcance (función interpretativa).
b) Constituyen mecanismos que permiten llenar los vacíos o lagunas legales
(función integradora).
c) Permiten sistematizar el conjunto de normas que integran el ordenamiento
jurídico, dándole un orden determinado que permite su interpretación, el
desarrollo de instituciones, logrando su unidad y coherencia (función dogmática
o científica).
Sobre la base de este concepto instrumenta, nos corresponde determinar cuáles son los
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principios cardinales del Derecho público chileno. En esta labor se debe reconocer que
nuestra principal fuente se encuentra en la Constitución y su legislación
complementaria. No obstante, tendremos el cuidado de dar cuenta de aquellos
principios que reconocen una mayor cercanía con el Derecho constitucional (separación
de poderes, supremacía constitucional, subsidiariedad), otros son comunes a todo
ordenamiento jurídico público (reconocimiento y protección de los derechos
fundamentales, servicialidad, legalidad, probidad, transparencia) o adquieren cierta
singularidad en determinadas disciplinas, como el Derecho administrativo (tutela
judicial, responsabilidad).
1. Supremacía constitucional.
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a toda persona, institución o grupo”.
Conforme a esta disposición, todo acto emanado de los órganos del Estado (legislativo,
judicial o administrativo) sólo será válido, vinculante y con la capacidad legítima de
imponerse y regular las conductas sociales en la medida que se encuentre de acuerdo
con los preceptos constitucionales (inc. 1° art. 6°). Más aún, los preceptos contenidos
en la Carta fundamental no sólo vinculan al Estado, sus órganos o integrantes de los
mismos, sino que a toda persona o sujeto de derecho sin distinción (inc. 2° art. 6°).
En caso que no se respete este principio, deben operar los mecanismos de tutela del
orden constitucional, que en el caso de Chile está entregada al Tribunal Constitucional
a través de los mecanismos de control preventivo y represivo de constitucionalidad
(inaplicabilidad e inconstitucionalidad).
A su vez, el efecto y alcance que tienen estos derechos se proyectan por lo menos en
tres aspectos:
a) Se reconoce a toda persona como situación jurídica que los protege y ampara no
sólo ante la autoridad pública, sino que frente a los particulares, estableciendo
los mecanismos para tal efecto (acción de protección, acción de amparo,
requerimiento de inaplicabilidad);
b) No sólo se configura como derechos subjetivos, sino también tienen un carácter
normativo que se impone a todo el ordenamiento jurídico y a todo sujeto de
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derecho, público o privado, y
c) También establece un criterio de interpretación de las normas
infraconstitucionales.
Por último, los derechos de tercera generación surgen en la doctrina en los años 1980
y se vincula con la solidaridad. Habitualmente se comprenden derechos heterogéneos
como el derecho a la paz, a la calidad de vida o las garantías frente a la manipulación
genética, aunque diferentes juristas asocian estos derechos a otras generaciones. Sin
embargo, el principal ejemplo lo constituye el derecho a vivir en un medio ambiente
sano.
Sin embargo, tras la aparente simplicidad del significado de esta expresión se esconde
un buen número de problemas. En el caso de la Administración, la sujeción a la Ley
puede ofrecer, en efecto, interpretaciones muy diversas: dos han sido, históricamente
las fundamentales. Toda norma jurídica puede condicionar las acciones que realizan los
sujetos de Derecho en dos formas básicas y opuestas:
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- en primer lugar, la norma puede erigirse en el fundamento previo y necesario de una
determinada acción, la cual, por lo tanto, sólo podrá realizarse válidamente en la
medida en que la norma habilite al sujeto para ello; en ausencia de dicha habilitación
normativa, pues, la acción debe considerarse como prohibida; esta forma de sujeción,
que suele denominarse como vinculación positiva, se expresa con la máxima latina quae
non sunt permissae, prohibita intelliguntur (lo que no está permitido, se considera
prohibido);
- en segundo lugar, por el contrario, la norma puede constituir un mero límite externo
o frontera a la libre acción del sujeto, el cual podría realizar válidamente cualesquiera
conductas sin necesidad de previa habilitación, con la única condición de que no
contradigan la norma: en este segundo régimen, llamado de vinculación negativa, todo
lo que no está prohibido por la norma se entiende, pues, permitido (permissum videtur in
omne quod non prohibitum; quae non sunt prohibita, permissae intelliguntur).
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del Congreso, pero también todas las restantes normas que integran el sistema
normativo: la Constitución (desde luego), las normas del Gobierno con fuerza de ley,
los tratados y convenios internacionales, la costumbre y los principios generales del
Derecho, entre otros; y también, por supuesto, los reglamentos o normas dictados por
la propia Administración. En buenas cuentas, debe someterse al marco de la juridicidad
o lo que Maurice Hauriou denominó el “bloque de la legalidad”.
De otra, en cambio, la Administración ostenta frente a los órganos del poder judicial
un amplio abanico de privilegios y excepciones, consecuencia de su condición de poder
público, que los particulares no poseen sino de forma rigurosamente excepcional. Dos
son, pues, las vertientes que ofrece este principio de tutela judicial: de un lado, la
positiva de sumisión al control jurisdiccional (1); de otro, la negativa de los privilegios
y exenciones, configuradores de lo que ha dado en llamarse el régimen de autotutela de
la Administración (2).
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4.1. La sumisión al control jurisdiccional de la Administración.
- En primer lugar, se trata de una potestad jurisdiccional, esto es, atribuida a los
órganos del Poder Judicial que el Capítulo VI, aunque sin prejuzgar en modo
alguno el tipo de Jueces y Tribunales a los que la ley haya de atribuirla en
concreto: éstos podrán ser los ordinarios, como ocurre actualmente, o bien
Tribunales especializados (contencioso administrativos) en el caso que sean
creados en el futuro.
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subjetivo, al haber sido constitucionalizado por nuestro texto fundamental como uno
de los derechos de la persona regulados en su Capítulo III. Su contenido es el siguiente:
- En primer lugar, el derecho a la acción o al proceso, consistente en el derecho a
la emisión por el Tribunal de una decisión, ya sea favorable o adversa, sobre el
fondo de las pretensiones del recurrente; en otros términos, el derecho a una
resolución efectiva sobre el caso o conflicto sometido al Tribunal (siempre,
claro está, que las partes observen los requisitos formales establecidos por las
leyes procesales).
- En segundo lugar, el derecho a un proceso igualitario, en el que cabe distinguir
dos vertientes:
1) primera, la prohibición de indefensión de cualquiera de las partes, lo
que tiene lugar tanto cuando las partes son condenadas sin ser oídas
como cuando una de ellas (singularmente la Administración) se
encuentra en una posición de superioridad jurídica injustificada, y
2) segunda, la exigencia de una efectiva contradicción procesal o debate
argumental con plenas posibilidades de defensa entre las partes.
El estudio concreto de estos poderes es, propiamente, el objeto de buena parte del
Derecho administrativo. Aquí sólo hemos de referirnos a sus manifestaciones más
generales, de las que cabe destacar dos: enprimer lugar, lo que ha dado en llamarse el
poder de autotutela de la Administración (a); en segundo lugar, las exenciones y
privilegios de que ésta disfruta en sus relaciones con los órganos del poder judicial (b).
a) El poder de autotutela
Acudiremos para ello a una exposición clásica entre nosotros: "Rige en las sociedades
actuales (históricamente no siempre fue así, como es bien sabido; el Estado actual
marca el término de una evolución) un principio al que puede llamarse de "paz jurídica"
y que de modo muy simple puede esquematizarse como sigue. Cualquier sujeto que
pretenda alterar frente a otro la situación de hecho existente (statuo quo) no puede
hacerlo por propia autoridad; si el otro sujeto no aceptase de grado esa alteración, tiene
la carga de someter su pretensión a un Tribunal, el cual la valorará desde la
perspectiva del Derecho y la declarará conforme o no con éste, dándole en el primer
caso fuerza ejecutoria, esto es, una virtud especial que la hace indiscutible y de
cumplimiento forzoso para la parte obligada. A su vez, si esta resolución ejecutoria no
fuese cumplida de grado, tampoco el sujeto beneficiado con la misma podrá imponerla a
la otra parte por su propia coacción privada, sino que deberá impetrar el respaldo
coactivo mediante una segunda pretensión dirigida al Tribunal, el cual dispondrá la
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asistencia de la coacción pública (única legítima) si se acredita que, en efecto, la
resolución que trata de imponerse goza de fuerza ejecutoria. La primera carga de
sometimiento a un Tribunal es la carga de un juicio declarativo; 1a segunda, la de un
juicio ejecutivo" (E. GARCÍA DE ENTERRÍA-T. R. FERNÁNDEZ, Curso de
Derecho Administrativo). Así pues, la tutela de los derechos e intereses de los
particulares bien puede ser calificada de heterotutela, por cuanto ha de llevarse a cabo
normalmente a través de una declaración y ejecución dictadas por un órgano judicial.
Esta regla no es, con todo, absoluta: en determinadas ocasiones, el sistema normativo
autoriza a los sujetos privados a ejercer la autotutela, esto es, a hacerse justicia por sí
mismos. Con todo, se trata de supuestos excepcionales: fuera de ellos, la autotutela
privada es ilícita y puede
constituir incluso.
Comparada con la de los sujetos privados, bien puede decirse que la posición de la
Administración es justamente la opuesta. La Administración no precisa de la
colaboración judicial para hacer declaraciones de derechos que alteren per se las
situaciones jurídicas o estados posesorios (tutela declarativa), ni para ejecutar
coactivamente tales declaraciones (tutela ejecutiva): la autotutela supone que, por regla
general, puede realizar por sí misma uno y otro tipo de actividades. Dos son, pues, las
manifestaciones fundamentales de la autotutela:
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medidas de apremio;
b) Asociado a lo anterior, aparece el privilegio de la inembargabilidad de los
bienes de la Administración del Estado, tanto centralizada (art. 752 CPC), como
descentralizada, como ocurre con los Gobiernos Regionales (Artículo 70 a,
LOCGAR Nº 19.175) y las Municipalidades (artículo 32 LOCM Nº 18.695),
cuyos bienes destinados al funcionamiento de sus servicios y los dineros
depositados a plazo o en cuenta corriente son inembargables.
c) En cuanto al procedimiento, los juicios en donde tenga interés el Fisco se llevan
de acuerdo a un procedimiento especial regulado en los artículos 748 a 752 del
Código de Procedimiento Civil. Sin embargo, se alteran las reglas de
competencia relativa y se establece que sólo son competentes para conocer de
los juicios de hacienda los jueces de letras de comunas asiento de Corte de
Apelaciones, donde también tiene su asiento la respectiva procuraduría fiscal
(artículo 48 COT), sin importar los costos que esto puede significar para el
demandante y aun cuando los hechos que motivan la demanda hubieren
ocurrido fuera de dicho ámbito territorial;
d) Además, toda sentencia definitiva pronunciada en primera instancia en juicios
de hacienda y que no sea objeto del recurso de apelación, se debe elevar en
consulta a la Corte de Apelaciones respectiva, previa notificación de las partes,
siempre que sea desfavorable al interés fiscal (artículo 751 CPC);
e) Por último, también se debe señalar que la Administración ostenta un privilegio
de hecho que es muy relevante en cualquier proceso judicial, pues le
corresponde asumir la calidad de demandada. Bien sabemos que esta constituye
una de las posiciones más cómodas en que se puede encontrar una de las partes,
en la medida que sólo le basta negar los hechos alegados por la actora, sin que
tenga que asumir el onus probandi.
Por más que no quieran cargarse las tintas en la descripción de estos privilegios, habrá
de convenirse en que su eficacia acumulativa puede llegar a ser inmensa, y que puede
llevar a anular de facto la efectividad del control jurisdiccional. Se trata, sin duda, de
una de las facetas más injustificadas e impresentables de nuestro sistema jurídico
público, que clama por una revisión radical.
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ante los tribunales ordinarios y tendrá siempre derecho a indemnización por el daño
patrimonial efectivamente causado, la que se fijará de común acuerdo o en sentencia
dictada conforme a derecho por dichos tribunales”.
- de otra, la responsabilidad patrimonial de los entes públicos, en su art. 38 inc.
2º: “Cualquier persona que sea lesionada en sus derechos por la Administración del
Estado, de sus organismos o de las municipalidades, podrá reclamar ante los tribunales
que determine la ley, sin perjuicio de la responsabilidad que pudiere afectar al
funcionario que hubiere causado el daño”.
6. Principio de servicialidad
Uno de los principales forjadores de este principio, Eduardo Soto Kloss, sostiene que
“se trata de un “deber jurídico” que la Constitución impone al Estado, en razón de su finalidad
y del carácter accidental e instrumental que posee, concebido éste –además- de un modo
específico, como medio de perfeccionamiento de las personas”1, toda vez que, por una parte, el
actor principal es “la persona humana” y su primacía, por tratarse de un ser substancial
1Soto Kloss, Eduardo, “La servicialidad del Estado, base esencial de la institucionalidad”, Revista de
Derecho Público, Nos. 57/58, Enero – Diciembre de 1995, XXVI Jornadas de Derecho Público, “La
servicialidad del Estado”, (Tomo I), Publicación del Departamento de Derecho Público, Facultad de
Derecho, Universidad de Chile, pa. 20.
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y trascendente, y, por otra, esta presente la idea de autoridad/servicio a la persona,
considerada ésta como una “función”, esto es, una actividad finalizada, en beneficio de
otros.
7. Principio de probidad.
La probidad es, entonces, un principio de ética pública que es propio del buen gobierno
y que obliga a toda aquel que desempeñe una función pública a actuar de modo recto y
a otorgar siempre primacía al interés general por sobre cualquier consideración propia
2 Soto Kloss, Eduardo, “Derecho Administrativo, Bases Fundamentales”, Tomo II, El principio de
juridicidad, Santiago, Editorial Juriídica de Chile, 1996, p. 148.
3 Pantoja Bauza, Rolando, “La Organización Administrativa del Estado”, Santiago, Editorial Jurídica de
del ECOSOC de Naciones Unidas, el buen gobierno posee ocho características principales: es
participativo, se orienta al consenso, es responsable, transparente, tiene capacidad de respuesta, es
efectivo y eficiente, equitativo, inclusivo y cumple con el Estado de Derecho. Esto asegura que la
corrupción es minimizada, que las voces de las minorías son tomadas en cuenta y que las voces de los
más vulnerables en la sociedad son escuchadas en los procesos de toma de decisiones. Tiene también
capacidad de respuesta para las necesidades presentes y futuras de la sociedad (United Nations,
Economic and Social Commission for Asia and the Pacific, What is Good Governance, 2009).
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del interés particular.
a) Ella se refiere a todas las funciones públicas, que se han entendido como
funciones del Estado. Lo anterior comprende, desde luego, la función
parlamentaria, la función ejecutiva y la función judicial.
b) La Constitución emplea la expresión “estricto”, es decir, ajustado enteramente;
y no deja espacios francos o libres, pues habla de que en “todas sus actuaciones”
debe regir este principio. Incluso, se establece en la propia norma constitucional
que el conflicto de interés en el ejercicio de la función pública puede justificar
intervenciones sobre el patrimonio de los funcionarios (Tribunal
Constitucional, sentencias roles 1413 y 1941).
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y un desempeño honesto y leal de la función o cargo, con preeminencia del interés general sobre
el particular” (art. 52).
En tal sentido, el año 2005 se aprobó una Reforma Constitucional mediante la Ley Nº
20.050, mediante la cual se introduce un nuevo artículo 8º, reconociendo a nivel
constitucional los principios de la probidad y la publicidad: “Son públicos los actos y
resoluciones de los órganos del Estado, así como sus fundamentos y los procedimientos que
utilicen. Sin embargo, sólo una ley de quórum calificado podrá establecer la reserva o secreto de
aquéllos o de éstos, cuando la publicidad afectare el debido cumplimiento de las funciones de
dichos órganos, los derechos de las personas, la seguridad de la Nación o el interés nacional”.
Este cuerpo legal establece una nueva institucionalidad al crear el Consejo para la
Transparencia, a quien corresponde por regla general velar por el cumplimiento del
principio de publicidad y transparencia respecto de los órganos que forman parte de la
Administración del Estado.
A su vez, establece las normas básicas por las cuales se deben regir otros órganos
públicos, como el Poder Judicial y el Congreso Nacional.
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El derecho de acceso a la información pública establecido en la Ley 20.285, que hace
posible a la ciudadanía acceder a información generada por órganos del Estado,
constituye un importante avance en el desarrollo de nuestra democracia, pues al
consagrar este nuevo derecho, genera condiciones para el restablecimiento de la
debilitada confianza existente en la población sobre la acción del Estado.
9. El Principio de subsidiariedad
Este principio de subsidiariedad tiene una dimensión negativa para el Estado: no debe
intervenir en las actividades de las sociedades intermedias cuando desarrollan su
actividad y fines real y eficazmente dentro del bien común; por su dimensión positiva,
implica una protección de las sociedades o grupos intermedios menores frente a los
mayores, como asimismo un derecho de intervenir del Estado, cuando las sociedades
intermedias no sean capaces de realizar su actividad real o eficazmente o cuando ellas
atenten contra el bien común. En tales casos, el Estado debe suplir su tarea,
removiendo los obstáculos y restableciendo, una vez superados estos últimos, la
autonomía de las sociedades intermedias afectadas.5
Si bien no hay una norma expresa que la consagra, los autores sostiene que la
subsidiariedad se encuentra establecida en el capítulo I, “Bases de la Institucionalidad”,
concretamente en el inc. 3 del artículo 1° que establece que “El Estado reconoce y ampara
a los grupos intermedios a través de los cuales se organiza y estructura la sociedad y les
garantiza la adecuada autonomía para cumplir sus propios fines específicos”. A lo anterior
también se agrega el principio de primacía de la persona, la sevicialidad del Estado y su
deber de “resguardar la seguridad nacional, dar protección a la población y a la familia,
propender al fortalecimiento de ésta, promover la integración armónica de todos los sectores de
la Nación y asegurar el derecho de las personas a participar con igualdad de oportunidades en
la vida nacional” (inc. 5º artículo 1º), entroncando finalmente con el derecho que se
reconoce a toda persona para desarrollar cualquier actividad económica lícita y el
carácter excepcional de la actividad empresarial del Estado (artículo 19 Nº 21).
5Verdugo Marinkovic, Mario, Pfeffer Urquiaga, Emilio y Nogueira Alcalá, Humberto, Derecho
Constitucional, Tomo I, Ed. Jurídica de Chile, Santiago, 1994, pp. 111 y 112.
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empresarial del Estado.6
Estrechamente vinculado a este principio, se debe tener presente la Ley Nº 18.971 que
establece el denominado “amparo económico”, que ha tenido como principal objetivo
controlar la actividad empresarial del Estado ante la ausencia de una habilitación legal
previa mediante ley de quórum calificado.
II. Jurisprudencia
Vistos:
Segundo: Que resulta conveniente dejar consignado que con arreglo a las Bases
Técnicas del proceso de licitación pública denominada “Contratación de un sistema de
vigilancia y control de tránsito a través de globos cautivos para la Municipalidad de Las
Condes”, se indicó que su objeto es la contratación de un sistema de vigilancia y control
6 VALLEJO GARRETON, Rodrigo y PARDOW LORENZO, Diego. Derribando mitos sobre el
estado empresario. Rev. chil. Derecho, 2008, vol.35, n.1, pp. 135-156.
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de tránsito a través de un globo cautivo fijo y uno móvil que permitan la vigilancia de
rangos cercanos y reconocimientos alrededores de puntos fijos.
Se señaló que este sistema comprende: “Dos globos aerostáticos llenados con gas helio
amarrado a una estación de control fija y otro a una móvil que funciones desde el nivel del piso
(suelo). Deben considerar y permitir la instalación de un sistema de cámaras pequeñas de última
generación que permita visión en 360 grados y conectadas a la Estación Móvil o Fija. Esta
cámara deberá ser elevada por el globo a través de un cable, el cual deberá ser capaz de resistir 500
kilos. Por su parte el cable proporcionará energía al sistema de cámaras proporcionando la entrega
y recepción de datos desde y hasta el sistema de cámaras”.
Se requirió además por dichas bases que: “Los globos aerostáticos deberán tener un diámetro
de a lo menos 5 metros (inflado), deberá funcionar a una altura aproximada de 150 mts. desde el
nivel del suelo”, y que “deberán ser capaces de estar funcionando a lo menos 48 horas consecutivas
en forma autónoma, de acuerdo a los requerimientos de la municipalidad”.
Por otra parte, se consignó que se debe contar con un sistema (software) para procesar
y almacenar toda la información que las cámaras graben, debiendo posibilitar su conexión
en tiempo real a una central de operaciones.
En lo referente a las cámaras se detalló que los globos tanto fijos como móviles deberán
contemplar una cámara de alta resolución con sistema infrarrojo que, entre otras, tenga
las siguientes características:
1. Que pueda funcionar a una altura de 150 metros, aproximadamente, desde el
nivel del suelo.
2. Apuntador de láser.
3. Zoom 1x6 lentes de zoom óptico continuos. 2x10 lentes de zoom ópticos
continuos.
4. Que su peso permita ser suspendido por el globo.
5. Consumo de energía no superior a 80 voltios.
6. Deberán contar con capacidad de visión nocturna, con lluvia y nieve.
7. Con capacidad de reconocimiento de personas en movimiento a una distancia
mínima de 1.600 metros.
8. Con capacidad de reconocimientos de personas inmóvil a una distancia
mínima de 1.000 metros.
9. Con capacidad de reconocimiento de vehículos en movimiento a una
distancia de 2.000 metros.
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En cuanto a los requerimientos técnicos, esta última municipalidad definió, entre otros,
los siguientes:
1.El globo aerostático y el sistema de televigilancia deben tener alta capacidad de
monitoreo en 360°, escaneo automático y factibilidad de operación 24/7,
incluso bajo condiciones extremas para la ciudad de Santiago.
2.Se requiere un sistema con una autonomía de uso de 48 horas de servicio
ininterrumpido.
3.El sistema de monitoreo y vigilancia debe permitir escalabilidad, ampliación,
personalización y/o integración con otros sistemas de monitoreo.
Por consiguiente, no cabe sino concluir que el recurso se ha deducido dentro del plazo
de 30 días que fija el Auto Acordado de esta Corte Suprema que regula la materia.
En efecto, si bien los intereses generales de los habitantes de una comuna no pueden
configurar la titularidad de esta acción, pues el recurso de protección no constituye una
acción popular, en este caso, atendido el carácter móvil de uno de los dispositivos en el
caso de la Municipalidad de Las Condes, en el caso de uno de los recurrentes puede
quedar dentro de su radio de video-vigilancia dependiendo de la ubicación que defina esa
autoridad comunal, mientras que el otro tiene su domicilio dentro del radio que abarca el
globo que se encuentra fijo en dicha comuna. Por tanto, tales actores, en razón de tener su
residencia en la comuna de Las Condes, han esgrimido una lesión directa de sus garantías
fundamentales en la medida que pueden verse expuestos a la zona de acción de uno de
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estos globos y, por consiguiente, existe la posibilidad que los recurrentes sufran una
afectación efectiva de los derechos constitucionales que han invocado. Por su parte, en el
caso del reclamante de la comuna de Lo Barnechea, también tiene su domicilio dentro del
área de cobertura del globo instalado en esa última área.
Sexto: Que la sentencia en alzada estimó que el núcleo de ilegalidad de los hechos
fundantes de la acción de protección, radicaba en la circunstancia de que el sistema de
televigilancia no era manejado por funcionarios municipales, sino que por trabajadores
contratados por la empresa privada que presta dicho servicio, lo que importaría que la
captación de imágenes, como su grabación y almacenamiento, se realizaría sin la
autorización que exige el artículo 20 de la Ley N° 19.628. Sin embargo, la situación que
nos ocupa no dice relación con una delegación de funciones por parte del municipio, sino
que se enmarca dentro de las normas propias de la contratación administrativa, con
arreglo a la cual mantiene su responsabilidad la autoridad comunal ante los ciudadanos.
Octavo: Que las cámaras de televigilancia ubicadas en espacios públicos han sido
reconocidas por el legislador como un instrumento eficaz para la seguridad ciudadana,
adquiriendo un carácter preventivo en el ámbito municipal. Así, en lo concerniente a los
lugares donde puede realizarse captación de imágenes, el ordenamiento jurídico chileno
ha admitido una amplia gama de espacios, desde estadios y recintos deportivos cuando se
celebren determinados acontecimientos –artículo 5° de la Ley N° 19.327 sobre derechos y
deberes en los espectáculos de fútbol-. Asimismo, tampoco ha suscitado censura alguna la
instalación de estas cámaras en las proximidades de edificios públicos, en las
24
intersecciones de calles y avenidas y otros lugares de la vía pública relevantes para el
tránsito, a través de la Unidad Operativa de Control de Tránsito.
Noveno: Que lo cuestionado por los recurrentes es que este nuevo sistema de video
vigilancia es distinto a todo otro mecanismo de vigilancia que se haya utilizado en la vía
pública, y cuyas particularidades hacen que derechos tan importantes como el de la
privacidad y la inviolabilidad del hogar se vean conculcados.
25
y divulgación por terceros conlleva un peligro real o potencial para la intimidad de una
persona. Y en este orden de ideas, es claro que las actividades y situaciones que tienen
lugar o se desarrollan dentro de los muros del hogar, forman parte del derecho a la
intimidad. Es por ello que el artículo 19 N° 5 de la Constitución Política consagra la
inviolabilidad del hogar.
Por consiguiente, la filmación sólo cabe hacerla en los espacios, lugares o locales
públicos, pero no en domicilios o en lugares privados, pues de lo contrario dicha
intromisión afectará bienes constitucionalmente protegidos, tornándose por tanto en
ilegítima, salvo que exista autorización judicial para estos casos.
Décimo cuarto: Que si bien las recurridas han argumentado que las alegaciones de los
26
reclamantes se construyen sobre la base de situaciones hipotéticas y supuestas, puesto que
no se habría probado en forma categórica que las cámaras hayan transgredido la
privacidad de quienes han presentado esta acción de protección, atendidas las
particularidades del sistema de televigilancia que ha sido instalado en zonas
preeminentemente residenciales, no cabe sino aceptar que quienes habitan en su radio de
acción puedan sentirse observados y controlados, induciéndolos a cambiar ciertos hábitos
o de inhibirse de determinados comportamientos dentro de un ámbito de privacidad como
es la vida doméstica.
27
Redacción a cargo de la Ministra señora Sandoval.
Rol Nº 18.481-2016.
Pronunciado por la Tercera Sala de esta Corte Suprema integrada por los Ministros Sr.
Pedro Pierry A., Sra. Rosa Egnem S., Sra. María Eugenia Sandoval G., Sr. Carlos
Aránguiz Z., y Sr. Manuel Valderrama R. No firma, no obstante haber concurrido a la
vista y al acuerdo de la causa, el Ministro señor Pierry por haber cesado en sus funciones.
Santiago, 01 de junio de 2016.
Autoriza el Ministro de Fe de la Excma. Corte Suprema.
En Santiago, a uno de junio de dos mil dieciséis, notifiqué en Secretaría por el Estado
Diario la resolución precedente.
28
dar cumplimiento a los siguientes requisitos: a) idoneidad moral; b) edad no inferior a
18 ni superior a 60 años; c) condiciones de salud compatibles con las actividades a
desarrollar; d) haber rendido satisfactoriamente 4° año de enseñanza media o estudios
equivalentes, calificados por el Ministerio de Educación, y e) rendir satisfactoriamente
un examen de competencia ante la autoridad sanitaria.
Actividad: Atendido lo anterior, debe analizar el caso y establecer si el reglamento se
encuentra conforme con los principios generales del derecho público chileno o no. En
este caso debe indicar cuáles son estos principios y cuál ha sido la fuente para su
formulación.
MÓDULO 2. SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL Y PRINCIPIO DE JURIDICIDAD.
I. Doctrina
i. GARCÍA PINO, GONZALO Y CONTRERAS VÁSQUEZ, PABLO, DICCIONARIO
CONSTITUCIONAL CHILENO
(ii) Entre 1981 – 2005. La segunda etapa del TC se inaugura con la dictación de la
Constitución de 1980 y mediante la dictación de la LOC TC. Era un Tribunal
integrado por siete miembros (tres Ministros de la Corte Suprema designados por
ella, dos abogados designados por el Presidente de la República, dos abogados
elegidos por el Consejo de Seguridad Nacional y un abogado elegido por el Senado).
29
Cumplió, esencialmente, una función de control preventivo y obligatorio de las leyes
orgánicas constitucionales promulgadas durante la década de los ochenta. En ese
ejercicio destacó la STC R. 33-85 que, controlando la constitucionalidad de la LOC
TRICEL, estableció contra texto expreso que el plebiscito de 1988 debía estar sujeto
a la calificación electoral del TRICEL (véase “Tribunal Calificador de Elecciones”).
En ese período se dictaron 455 sentencias hasta la publicación en el Diario Oficial de
17 de Septiembre de 2005 de la gran reforma constitucional de ese año.
(iii) Desde 2005. Se inicia un tercer ciclo histórico del TC, con un significativo
cambio en su integración, funcionamiento y competencias que se explicarán
latamente. Basta precisar que se trata de un período dominado por la creación de la
acción de inaplicabilidad por inconstitucionalidad que ha aumentado
considerablemente la cantidad de fallos judiciales, en el marco de sus atribuciones.
Composición
Funcionamiento
El TC es un tribunal que falla de acuerdo a derecho, funciona en pleno y en dos
30
salas, siendo su quórum de funcionamiento de 8 y 4 miembros, respectivamente. Sus
acuerdos los adopta por simple mayoría, salvo que se exija quórum diferente, que
depende de la competencia que ejerce. La Constitución determinó algunas de las
materias de pleno y encargó a la LOC respectiva la atribución de las demás
competencias. La competencia del pleno es total, con la salvedad de las siguientes
materias: (a) el pronunciamiento sobre las admisibilidades que no sean del pleno,
como es el caso de las acciones de inaplicabilidad por inconstitucionalidad; (b)
resolver las contiendas de competencia que se susciten entre las autoridades políticas
o administrativas y los tribunales de justicia, que no correspondan al Senado y (c)
resolver la suspensión del procedimiento que se origina en la acción de
inaplicabilidad por inconstitucionalidad (art. 32, LOC TC). Al TC se le aplica
plenamente el principio constitucional de publicidad, establecido en las Bases de la
Institucionalidad (art. 8, inc. 2°; véase “Publicidad”). Para efectos de declarar
reservado o secreto determinados documentos o actuaciones, el TC debe dictar una
resolución fundada, acordada por dos tercios de sus miembros (art. 4° LOC TC;
véase “Publicidad”).
Inhabilidades e incompatibilidades
Referencia histórica
Esta acción fue incorporada como competencia del TC en las reformas
constitucionales del año 2005. Con anterioridad, el control de constitucionalidad de
las leyes fue atribuido a la Corte Suprema, mediante el recurso de inaplicabilidad por
inconstitucionalidad. El art. 86 de la Constitución de 1925 dispuso que “la Corte
Suprema, en los casos particulares de que conozca o le fueren sometidos en recurso
interpuesto en juicio que se siguiere ante otro Tribunal, podrá declarar inaplicable,
para ese caso, cualquier precepto legal contrario a la Constitución. Ese recurso podrá
deducirse en cualquier estado del juicio, sin que se suspenda su tramitación”.
La Constitución de 1980 mantuvo este recurso en los siguientes términos: “La Corte
Suprema, de oficio o a petición de parte, en las materias de que conozca, o que le
fueren sometidos en recurso interpuesto en cualquier gestión que se siga ante otro
tribunal, podrá declarar inaplicable para esos casos particulares todo precepto legal
contrario a la Constitución. Este recurso podrá deducirse en cualquier estado de la
gestión, pudiendo ordenar la Corte la suspensión del procedimiento”. Para que
31
prosperara el recurso era necesario: “a) la existencia de un vicio de fondo y no de
forma de la ley que se pretende declarar inaplicable; b) la existencia de una gestión
pendiente que se siga ante otro tribunal o ante la propia Corte Suprema; c) que el
precepto legal que se pretende aplicar sea contrario a la Constitución; d) que el
precepto legal cuya constitucionalidad se impugna haya entrado en vigencia con
posterioridad al texto constitucional.” [NOGUEIRA, 1992a: 321]. Su limitada
interpretación referida sólo a vicios de fondo, sus efectos vinculantes inter partes y no
generales, y una jurisprudencia excesivamente deferente con el legislador devinieron
en su traslado al TC transformando radicalmente esta acción.
Admisión a trámite
Es una etapa procesal preliminar en donde se examina, en línea de principio, los
elementos formales del requerimiento. Sin embargo, del análisis de los requisitos
sí existen aspectos sustanciales que pueden derivar en el rechazo del
requerimiento. Es así como el escrito: (i) debe “contener una exposición clara de
los hechos y fundamentos en que se apoya y de cómo ellos producen como
resultado la infracción constitucional” (art. 80 LOC TC); (ii) tratándose de un
escrito de una parte “se deberá acompañar un certificado expedido por el
tribunal que conoce de la gestión judicial, en que conste la existencia de ésta, el
estado en que se encuentra, la calidad de parte del requirente y el nombre y
domicilio de las partes y de sus apoderados” (art. 79 inc. 2° LOC TC); (iii) en el
caso de un requerimiento judicial, éste “deberá formularse por oficio y
acompañarse de una copia de las piezas principales del respectivo expediente,
indicando el nombre y domicilio de las partes y de sus apoderados” (art. 79 inc.
3° LOC TC).
Admisibilidad de la acción
Es el trámite procesal más significativo que adopta la sala del TC. Admitido a
32
trámite un requerimiento, la sala del TC tiene un plazo de cinco días para
pronunciarse sobre la admisibilidad, una vez realizadas las respectivas
notificaciones a las partes de la gestión judicial o al juez para que deje constancia
en el proceso de la admisión a trámite. Las causales para que la sala declare la
inadmisibilidad del requerimiento son las siguientes: “1.Cuando el requerimiento
no es formulado por una persona u órgano legitimado; 2.Cuando la cuestión se
promueva respecto de un precepto legal que haya sido declarado conforme a la
Constitución por el Tribunal, sea ejerciendo el control preventivo o conociendo
de un requerimiento, y se invoque el mismo vicio que fue materia de la sentencia
respectiva; 3.Cuando no exista gestión judicial pendiente en tramitación, o se
haya puesto término a ella por sentencia ejecutoriada; 4.Cuando se promueva
respecto de un precepto que no tenga rango legal; 5.Cuando de los antecedentes
de la gestión pendiente en que se promueva la cuestión, aparezca que el
precepto legal impugnado no ha de tener aplicación o ella no resultará decisiva
en la resolución del asunto, y 6.Cuando carezca de fundamento plausible” (art. 84
LOC TC).
33
Constitución dispone que “a esta misma sala le corresponderá resolver la suspensión
del procedimiento en que se ha originado la acción de inaplicabilidad por
inconstitucionalidad” (art. 93 No 6). Se solicita por la parte en el requerimiento o con
posterioridad a la Sala o ésta puede declararla de oficio. La ley dispone que “[u]na
vez decretada, se mantendrá hasta que el Tribunal dicte la sentencia y la comunique
al juez ordinario o especial que conoce de la gestión pendiente. Pero la sala
respectiva, por resolución fundada, podrá dejarla sin efecto en cualquier estado del
proceso” (art. 85 LOC TC).
Efecto de inaplicabilidad
34
Los arts. 93 No 7, su inc. 12° y el art. 94; junto al párrafo 7° de la LOC TC
establecen esta facultad del TC y su procedimiento, según se indicará.
(i) Inicio del procedimiento. El proceso ante el TC puede ser iniciado de oficio o por
acción pública. De oficio “lo declarará en una resolución fundada, que individualizará
la sentencia de inaplicabilidad que le sirve de sustento y las disposiciones
constitucionales transgredidas” (art. 94 LOC TC). Por el contrario, si se promueve
mediante acción pública “la o las personas naturales o jurídicas que la ejerzan
deberán fundar razonablemente la petición, indicando precisamente la sentencia de
inaplicabilidad previa en que se sustenta y los argumentos constitucionales que le
sirven de apoyo” (art. 95 LOC TC).
35
inconstitucionalidad entrega al TC una facultad que implica, siguiendo a Kelsen,
entender su función como un “legislador negativo”, pues importa la revocación de la
validez de una norma válida por otra norma [LETELIER, 2011: 216]. El efecto de
expurgación es total: “La inconstitucionalidad declarada por sentencia de este
Tribunal deriva en que el precepto legal viciado quede total, completa y
definitivamente erradicado del ordenamiento jurídico en vigor, como si no existiese
erga omnes desde la referida publicación” (STC R. 1552-09, c. 5°). Este efecto sui
generis abarca las relaciones contractuales que se definieran de buena fe con
anterioridad a la declaración de inconstitucionalidad puesto que “si se admitiera el
efecto ultractivo del precepto declarado inconstitucional, sería, entonces, un mandato
legal el que limitaría y condicionaría los efectos de la exclusión dispuesta en la
Constitución” (STC R. 155209, c. 9°). Ahora bien, las relaciones jurídicas iniciadas y
concluidas bajo un régimen legal declarado posteriormente inconstitucional debe
satisfacer los principios de supremacía constitucional y de seguridad jurídica, “si bien
la supremacía constitucional exigiría la expulsión de todas las normas que pugnen
con la Constitución, la seguridad jurídica exige limitar dichos efectos para no afectar
a quienes actuaron bajo la expectativa de que el marco legal vigente era regular”
(STC R. 1710-10, c. 169°).
36
Actos de los partidos políticos y movimientos que derivan en la declaración de
inconstitucionalidad de éstos
Antes, debió superarse la tesis del pluralismo ideológico limitado del antiguo art. 8
de la Constitución de 1980 (véase “Pluralismo político”). Éste proscribía
determinadas ideologías y la profesión de ideas y conductas, específicamente el
marxismo, en el cual se fundamentaba buena parte de la izquierda chilena, no sin
antes llevarse a cabo la única causa contra Clodomiro Almeyda, dirigente socialista,
promovido por la Junta de Gobierno en 1987 y donde el TC declaró que éste
infringió el art. 8 (STC R. 46-87). Esta disposición constitucional fue derogada en la
reforma constitucional de 1989 y regulada por el art. 19 No 15 inc. 6° a 8°. En éste
se reconoce el principio del pluralismo político.
37
contemplarse en los casos más graves frente a amenazas o riesgos reales de peligro
para el ordenamiento democrático y constitucional.
Esta materia era una cuestión que era objeto de decisión por parte de las propias
Cámaras legislativas, bajo la Constitución de 1925. Por supuesto, que ello implicaba
un conjunto amplio de conflictos que exacerban más allá de una dinámica política
común los dilemas sobre la pertenencia legítima al Congreso y si se había incurrido
o no en una causal de inhabilidad. Atribuirlo como competencia al TC fue una
fórmula para sustraerlo de una dinámica política negativa.
En cuanto al procedimiento, existe acción pública para requerir al TC. Una sala
define la admisibilidad del requerimiento y los hechos los apreciará el Tribunal
en conciencia.
38
de inhabilidad, incompatibilidad o cesación en el cargo que se invoca y de la
norma constitucional o legal que la establece; 3) La exposición clara de los
hechos y fundamentos de derecho en que se apoya; 4) La enunciación precisa,
consignada en la conclusión, de las peticiones que se someten al fallo del
Tribunal, y 5) La indicación de todas las diligencias probatorias con que se
pretenda acreditar los hechos que se invocan, bajo sanción de no admitirse
dichas diligencias si así no se hiciere” (art. 119 LOC TC)
Se trata del ejercicio de una función consultiva del TC en donde éste cumple con
la tarea de emitir un informe previo al Senado. La materia del informe
corresponde a la apreciación en conciencia acerca de los casos de declaraciones
de inhabilidad del Presidente de la República o del Presidente electo cuando un
impedimento físico o mental lo inhabilite para el ejercicio de sus funciones o si
los motivos que originan su dimisión en el cargo son fundados o no (véase
“Presidente de la República”). En cualquier caso siempre corresponde al Senado
declarar la inhabilidad o aceptar o rechazar la renuncia (art. 53 No 7 en relación
con el art. 93 No 11).
Contiendas de competencia
Plebiscito
Al TC le corresponderá “resolver las cuestiones que se susciten sobre
constitucionalidad con relación a la convocatoria a un plebiscito, sin perjuicio de las
atribuciones que correspondan al Tribunal Calificador de Elecciones” (art. 93 No 5;
véase “Plebiscito”).
39
de la República y del plebiscito comunal al alcalde respectivo (art. 95, en relación con
el art. 9, letra c), LOC TRICEL). Por tanto, la competencia del TC está
estrictamente referida a la etapa previa de la convocatoria. Específicamente, “el
requerimiento deberá contener una exposición clara de los hechos y fundamentos de
derecho que le sirven de apoyo. Se señalará en forma precisa la cuestión de
constitucionalidad y, en su caso, el vicio o vicios de inconstitucionalidad que se
aducen, con indicación de las normas que se estiman transgredidas” (art. 63 y 78 inc.
1° LOC TC). Acentuando la dimensión formal “el requerimiento deberá indicar,
además, si la cuestión se refiere a la procedencia de la consulta plebiscitaria, a su
oportunidad o a los términos de la misma, precisando los aspectos específicos de la
impugnación y su fundamento” (art. 78 inc. 2° LOC TC).
40
procedimiento, y el segundo, para vicios de fondo.
(ii) Bloque de constitucionalidad: esta expresión ha sido especialmente utilizada en el
medio chileno por H. Nogueira, quien la define como “el conjunto de derechos de la
persona asegurados por fuente constitucional o por vía del derecho internacional de
los derechos humanos (tanto de derecho convencional como de derecho
consuetudinario) y los derechos implícitos, expresamente incorporados por vía del
artículo 29 literal c) de la CADH, todos los cuales, en el ordenamiento constitucional
chileno, constituyen límites a la soberanía, como lo especifica categóricamente el
artículo 5 inc. 2 de la Constitución chilena vigente” [NOGUEIRA, 2009: 230-231].
Este es uno de los aspectos más complejos para la identificación del parámetro de
control, en el sentido de extenderlo a otros cuerpos normativos, derechos o leyes,
que no son ellos mismos la Constitución. Esta fórmula viene de una histórica
sentencia del Consejo Constitucional francés, en 1971, que identificó el “bloque de
constitucionalidad” integrado por la Constitución de 1958, la Declaración de
Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789 y el Preámbulo de la Constitución de
1946, a la cual se ha sumado la Carta de Derechos del Medio Ambiente. También se
utiliza la expresión para agregar como parámetro de control a las leyes orgánicas
constitucionales que estructuran un Código Constitucional del poder político. Este
ejercicio, en otros ordenamientos, lo ha precisado el propio constituyente indicando
expresamente la regla de reconocimiento constitucional, que permite integrar al
ordenamiento reglas y normas ciertas, vigentes y expresas. El TC chileno ha
sentenciado reconociendo algunas manifestaciones de la idea del bloque de
constitucionalidad (véase STC R. 634-06, 1340-09, 1443-09 y 1852-10).
41
a las normas reflejas.
(iv) Decretos con fuerza de ley (véase “Decretos con fuerza de ley”): los DFL van al
trámite de toma de razón del Contralor General de la República y pueden suscitarse
dos modalidades procesales diferentes de requerimiento de constitucionalidad ante el
TC (véase “Toma de razón”). La primera, es cuando no se toma razón de un DFL
porque los representa “cuando ellos excedan o contravengan la ley delegatoria o
sean contrarios a la Constitución” (art. 99, inc. 2°). En estos casos, el Presidente de
la República carece de la facultad de insistir (véase “Decreto de insistencia”) y si no
se conforma con la determinación del Contralor puede remitir los antecedentes al
TC dentro del plazo de diez días, a fin de que éste resuelva la controversia. El
segundo caso es cuando el Contralor toma razón del DFL y se estima por cualquiera
de las Cámaras o por una cuarta parte de sus integrantes que éste es
inconstitucional. En esta hipótesis, el “requerimiento deberá efectuarse dentro del
plazo de treinta días, contado desde la publicación del respectivo decreto con fuerza
de ley” (art. 93, inc. 7°). En el primer caso, el TC ha estimado que también
tienen legitimación activa para recurrir las Cámaras o una cuarta parte de ellas
(STC R. 39203). El TC controla no sólo que el DFL se ajuste a la Constitución, sino
también que éste no exceda los límites determinados por la ley delegatoria (STC R.
392-03, c. 9°).
(v) Leyes (véase “Ley”): hay que distinguir entre un antes y un después de las
reformas constitucionales del año 2005. Con anterioridad, el control de leyes, bajo el
formato de inaplicabilidad, estaba bajo la competencia de la Corte Suprema desde la
Constitución 1925, replicada por la Constitución de 1980 y radicalmente modificada
el 2005. Se discute si el objeto de control se extiende a leyes pre-constitucionales
(ver STC R. 1846-10) o leyes derogadas por el legislador (ver STC R. 1418-09 y
147009) o por el propio TC (ver STC R. 1552-09) entendiéndose que sí corresponde
su control y que el constituyente no ha limitado la invocación del requerimiento
contra leyes como acontece en otros países que verifican un período en el cuál puede
impugnarse (véase “Acción de inaplicabilidad por inconstitucionalidad”).
(vi) Proyectos de ley (véase “Proyecto de ley”): la atribución del TC para examinar un
proyecto de ley sólo está referida a “resolver las cuestiones sobre constitucionalidad
que se susciten durante la tramitación de los proyectos de ley [...] y en caso alguno
42
después de quinto día del despacho del proyecto o de la señalada comunicación” (art.
93 No 3 e inc. 4°). Sólo por la vía de un requerimiento y jamás de oficio (STC R. 79-
89), el TC puede conocer de una “cuestión de constitucionalidad” sobre un proyecto
de ley. Este desacuerdo al interior de los órganos colegisladores debe producirse de
manera clara y precisa, acotando a ésta la competencia del TC, y sólo puede
invocarse cuando previamente se ha preparado la cuestión expresamente mediante
reserva de constitucionalidad. El control no puede extenderse a preceptos legales
vigentes (STC
R. 1292-08), debe dirigirse contra el articulado del proyecto y no a su mensaje (STC
R. 280-98), puede abarcar actuaciones parlamentarias durante la tramitación (STC
R. 2025-11) y las glosas presupuestarias son parte del precepto legal, en este caso, de
la ley de presupuestos (STC R. 1867-10). La Constitución además establece que
“[e]l requerimiento no suspenderá la tramitación del proyecto; pero la parte
impugnada de éste no podrá ser promulgada hasta la expiración del plazo referido,
salvo que se trate del proyecto de Ley de Presupuestos o del proyecto relativo a la
declaración de guerra propuesta por el Presidente de la República” (art. 93, inc. 6°).
(vii) Proyectos de reforma constitucional (véase “Reforma de la Constitución”): el poder
de revisión de la Constitución es un poder atribuido por aquélla al Presidente de la
República y al Congreso Nacional (art. 127 inc. 1°). Al ser un poder constituido debe
ser ejercido con libertad política sobre sus contenidos propuestos, ya que el orden
constitucional no es inmutable, pero debe ser tramitado y conformada la voluntad
constituyente respetando las normas constitucionales que lo regulan. La
Constitución establece en el art. 93 No 3 la atribución del TC de “resolver las
cuestiones de constitucionalidad que se susciten durante la tramitación de los
proyectos [...] de reforma constitucional [...]”. ¿Cuál es el alcance de esta norma¿El
TC tiene una posición constituyente desde la que enjuicia contenidos materiales de
la reforma o su acción se limita a la dimensión formal de un procedimiento de
reforma constitucionalEn línea de principio, parece clara la regla de un control de
los aspectos meramente procesales de una reforma constitucional, como la
verificación del cumplimiento de los quórums de aprobación, la asignación de una
reforma a un capítulo determinado o las modalidades técnicas de presentación de una
reforma constitucional sometida a plebiscito, sin perjuicio de la facultad del art. 93
No 5, por mencionar algunas de las tantas dimensiones formales del control. La
pregunta de fondo es saber si el TC tiene competencias para impedir alteraciones del
régimen político o de aspectos vinculados a restricciones sobre derechos
fundamentales. En la práctica, bajo esta Constitución sólo se ha presentado un
requerimiento (STC R. 269-97) relativo a un proyecto de reforma constitucional de
una disposición transitoria de la Constitución y que fue desestimado por el TC por
cuestiones relativas a la coherencia constitucional de la legitimación activa de
impugnar una reforma que habían apoyado durante su tramitación. Por tanto, no se
ha suscitado un debate acerca de los límites expresos y materiales de una reforma.
Sobre las fuentes de limitación normativa en la Constitución y los tratados
internacionales hay diversas posiciones doctrinarias relativas a la existencia de
límites materiales fuertes expresos e implícitos [NOGUEIRA, 2006b: 435-455] y de
la ausencia de los mismos, salvo en cuestiones de procedimiento [HENRÍQUEZ,
2011: pp. 461-477]. Variadas razones abonan la tesis del impedimento del control
material de constitucionalidad. En primer lugar, la Constitución carece de normas
con contenidos intangibles específicos, como es el ejemplo de la Ley Fundamental de
Bonn en el art. 79.2, que permitirían articular un mandato expreso, por ejemplo,
para defender el régimen democrático, liberal y federal, como es el caso alemán. En
segundo término, la única disposición que orienta una duda es aquella del art. 5 inc.
2° de la Constitución, como mandato de limitación del ejercicio de los poderes del
43
Estado. Esta norma resguarda “el respeto de los derechos esenciales que emanan de
la naturaleza humana” y resulta difícil desprender de su genérico mandato la defensa
de determinados aspectos que no puedan ser resueltos por el Congreso Nacional en
el marco de la deliberación democrática. Esta dimensión formal resulta
plausiblemente justificada y la normativa constitucional y legal parece respaldar esta
tesis autorestrictiva del TC. Por lo demás, es la regla general de deferencia hacia el
legislador y al juez en múltiples materias. La Constitución actual es el texto
fundamental que más reformas ha tenido en la historia; considerada en sí misma,
como en la suma de reformas totales de todos los textos constitucionales que ha
tenido Chile. Por lo mismo, si en más de 34 reformas no se ha encontrado un caso
que amerite recurrir al TC por asuntos de fondo, parece existir una opinión común
de que la competencia del Tribunal es más reducida en este punto. En síntesis, la
Constitución reenvía el control eventual de la constitucionalidad de la reforma
constitucional en cuanto regula las reglas sobre producción de la reforma. El dilema
abierto más bien es otro, relativo a los límites de la reforma provenientes de otras
fuentes del derecho: tratados internacionales de derechos humanos, sentencias de la
Corte IDH o la jurisprudencia que, indirectamente, emana del propio Tribunal.
El procedimiento de control
En los últimos años se ha desarrollado el Derecho procesal constitucional como un
ordenamiento complejo de naturaleza adjetiva que concretiza los contenidos
sustantivos de los procesos constitucionales que requieren una interpretación
iusfundamental. Por lo mismo, se apartan específicamente de la dimensión habitual
de los procedimientos legales comunes y este procedimiento de control de la
44
constitucionalidad posee algunas características especiales que se describirán en este
apartado. Dividiremos este apartado en tres dimensiones diferentes: tipos de control
de constitucionalidad, procedimientos ante el TC y respuestas procesales del TC.
45
Constitucional el proyecto respectivo dentro de los cinco días siguientes a aquél en
que quede totalmente tramitado por el Congreso” (art. 93, inc. 2°). Si durante la
tramitación del proyecto de ley se hubiere suscitado una cuestión de
constitucionalidad se deberán enviar “actas de las sesiones, de sala o comisión, o el
oficio del Presidente de la República, en su caso, donde conste la cuestión de
constitucionalidad debatida o representada” (art. 48, inc. 3° LOC TC). El TC tiene
un plazo de 30 días para resolver la constitucionalidad del proyecto, prorrogable
hasta por otros 15 días. Su decisión, generalmente fundada, tendrá diversos efectos
dependiendo de la norma objeto de control. Tratándose de un tratado internacional,
se ha de distinguir si la inconstitucionalidad es total o parcial. En el primer caso, se
impide que el Presidente de la República ratifique y promulgue el tratado. Si es
parcial, “facultará al Presidente de la República para decidir si el tratado se ratifica y
promulga sin las normas objetadas, en caso de ser ello procedente conforme a las
normas del propio tratado y a las normas generales del derecho internacional” (art.
49, inc. final LOC TC). En los demás casos, se remite el proyecto a la Cámara de
origen para que lo envíe al Presidente de la República con el objeto que promulgue la
ley, con exclusión de las normas declaradas inconstitucionales. El pronunciamiento
del TC sobre la constitucionalidad de estos proyectos implicará que no se admitirá a
tramitación ningún requerimiento sobre dichos textos y preceptos legales. De la
misma manera, si un precepto es declarado constitucional “no podrá declararse
inaplicable por el mismo vicio materia del proceso y de la sentencia respectiva” (art.
51, inc. final LOC TC).
(iii) Control represivo y facultativo: esta es la modalidad habitual de control del TC tras
la reforma del 2005, que exige previo requerimiento o petición de parte para activar
una cuestión de constitucionalidad que deba ser resuelta por este organismo. No
existe ninguna norma que compela a este tipo de control siendo absolutamente
facultativa su interposición, con la sola salvedad del control judicial incidental que
analizaremos más adelante. Las cuestiones de constitucionalidad se pueden suscitar
respecto de todo tipo de normas expresamente atribuidas por la Constitución como
competencia del TC, con la exclusión de las leyes interpretativas de la Constitución,
LOC y tratados internacionales que contienen materias de LOC.
(iv) Control abstracto y control concreto: esta distinción supone que en el control
abstracto se realiza una impugnación de constitucionalidad de una norma hecha de
manera independiente a la existencia o no de un litigio o gestión judicial. Por lo
mismo, también se conoce como control objetivo puesto que su fin es defender la
Constitución eliminando los contenidos contrarios a la misma. Está estrechamente
asociado al control abstracto y concentrado de constitucionalidad. La modalidad de
control concreto está vinculada necesariamente a un caso judicial en el cual se
manifiestan algunas dimensiones de la aplicación inconstitucional de una norma.
Está asociado, usualmente, al control incidental de constitucionalidad y, en nuestro
país, la acción de inaplicabilidad por inconstitucionalidad representa, en general, una
aproximación desde la expresión concreta del control (véase “Acción de
inaplicabilidad por inconstitucionalidad”). La distinción puede entenderse también
desde el punto de vista del objeto de control. Siguiendo una conocida distinción, en
el control abstracto se revisan enunciados, mientras que en el control concreto se
examinan normas (GÓMEZ, 2005: 668 y ss.). La norma es uno de los significados
posibles de un enunciado o disposición legal. En el control concreto, se verifica si la
aplicación de ese significado posible –la norma– produce efectos contrarios a la
Constitución. Ese es el alcance de la inaplicabilidad por inconstitucionalidad del art.
93 No 6. Por el contrario, en el control abstracto se examina si el enunciado, en
46
todos sus posibles significados, está en contradicción con la Constitución. Por ello, el
TC invalida un precepto legal –conforme al art. 93 No 7 y 94– cuando las
contradicciones entre un enunciado y la Constitución “no admiten ninguna otra
interpretación plausible que no conduzca necesariamente a la declaración de
inconstitucionalidad” (STC R. 681-06, c. 26°).
(v) Control por vía incidental y control por vía principal: es una clasificación que se
distingue por las diferentes acciones que dan origen a un control de
constitucionalidad. La vía principal es el derecho que otorga la Constitución y la ley
para ir autónomamente al TC en un proceso constitucional propio, desvinculado de
una gestión judicial previa. Esta figura contempla sólo una legitimación activa
expresa. En cambio, la vía incidental supone, como requisito sine qua non la existencia
de una gestión judicial en sede ordinaria o especial. Entendido en un sentido amplio,
la vía incidental la puede activar particulares como el propio juez que conoce de la
causa o gestión (véase “Acción de inaplicabilidad por inconstitucionalidad”).
Procedimiento ante el TC
Conjunto de reglas que especifican los sujetos, las condiciones, plazos y requisitos
que se deben cumplir para ejercer el derecho de acción ante la jurisdicción
constitucional en casos de control de constitucionalidad. Los procedimientos en
casos de conflictos constitucionales se analizan separadamente (véase “Conflictos
políticosconstitucionales”).
47
durante su tramitación legislativa. No se trata de identificar genéricamente un
asunto constitucional sino que éste debe ser especificado como una controversia o
desacuerdo acerca de la constitucionalidad de una norma en un proyecto de ley. Por
tanto, la reserva de constitucionalidad no consiste en el derecho a “reservarse” para
recurrir con posterioridad al TC, sino que a identificar una contradicción formal o
material entre el proyecto de ley y la Constitución de la cual debe quedar constancia
en “las copias íntegras de las actas de las sesiones de sala o comisión en las que se
hubiere tratado el problema” (art. 63, inc. 2° LOC TC).
48
del TC una sentencia sobre el fondo del asunto controvertido
constitucionalmente. Esta es una atribución asignada al pleno del TC, en los
casos de requerimientos sobre proyectos de ley, DFL, inconstitucionalidad de
ley, promulgación de ley e impugnación de DS. Por el contrario, en el caso del
auto acordado y la inaplicabilidad de un precepto legal es la sala designada por el
Presidente del TC la que verifica el examen de admisibilidad. Se trata de un
juicio de cumplimiento de requisitos estimativos del caso y no de un filtro para
admitir sólo aquellos asuntos que tengan “relevancia constitucional” (España) o
que puedan ser un “certiorari” (Estados Unidos) y generar un precedente
constitucional. El examen de admisibilidad se centra en el cumplimiento de
requisitos formales (que lo promueva un órgano legitimado o que sea promovida
dentro de plazo) o materiales (que no sea un cuestión de legalidad). Las
principales discusiones sobre el juicio de admisibilidad se han promovido a raíz
de la declaración de inaplicabilidad (véase “Acción de inaplicabilidad por
inconstitucionalidad”).
49
como la inconstitucionalidad total o parcial, o aquella por acción u omisión.
50
el reclamo, la que no producirá efecto retroactivo.
51
(i) Efecto procesal; cosa juzgada: el principal efecto procesal de las resoluciones y
sentencias del TC es la cosa juzgada (véase “Debido proceso”). No obstante, una
cuestión tan sencilla como ésta genera dificultades debido, principalmente, a la omisión
legislativa sobre el efecto de las sentencias del TC. Por lo mismo, hay casos en donde
se ha querido eludir la determinación definitiva que generaría la cosa juzgada en un
proceso constitucional y se ha identificado una especie de “no acuerdo” (STC R. 1723-
10). Con ello, pareciera querer escapar de los efectos negativos de la cosa juzgada, esto
es, del impedimento de volver a ver el asunto, particularmente, cuando el propio TC de
oficio abrió una causa de revisión de la constitucionalidad de un precepto legal. En tal
sentido, es interesante en Derecho comparado el caso alemán que, por intermedio del
art. 31 de la Ley Orgánica del TC de Alemania define la fuerza vinculante de las
sentencias en tres: cosa juzgada, vinculatoriedad o fuerza de ley. La cosa juzgada es el
efecto propio de toda sentencia y genera efectos positivos y negativos respecto de las
partes en un proceso constitucional. Los vinculados por las sentencias son los terceros
o interesados que no intervinieron en el proceso pero a los cuales se extiende sus
resultados y la fuerza de ley es el efecto de determinadas sentencias con un efecto erga
omnes, general a todos. Por tanto, la cosa juzgada tiene una vinculatoriedad indefinida,
que dura hasta que el propio TC determine un cambio de doctrina fundado. Estas
perspectivas son aún inciertas en el desarrollo jurisprudencial chileno del TC. En esa
línea, la distinción entre sentencias estimatorias y desestimatorias de
constitucionalidad es un camino que limitaría los efectos de la cosa juzgada en este
último caso.
(ii) Efectos en cuanto a los sujetos obligados; erga omnes e inter partes: en un proceso
constitucional se puede ser parte, interesado o tercero ajeno al proceso. La sentencia de
inaplicabilidad por inconstitucionalidad sólo tiene efecto inter partes. En cambio, en
todos los demás casos, especialmente en la declaración de inconstitucionalidad, los
efectos de las sentencias del TC son generales o erga omnes, incluyendo a todos los
sujetos procesales de un caso constitucional así como a los terceros ajenos al proceso.
El TC ha fallado que “[e]n tanto las primeras tienen efectos relativos, de modo que el
precepto legal tachado se debe inaplicar sólo en la gestión judicial pendiente de que
tratan dichas sentencias, las segundas se proyectan con efecto generales, de forma que
las normas en ellas objetadas no pueden tener cabida ni recibir aplicación en ninguna
situación pendiente a la fecha de su publicación” (STC R. 1552-09).
(iii) Efectos temporales; ex nunc y ex tunc: los efectos temporales de las sentencias del TC
dependen de la materia objeto de control de constitucionalidad. Por regla general, el
alcance de la declaración de inconstitucionalidad tiene sólo efectos pro futuro,
constitutivos o ex nunc. En el caso de los DS, su declaración de inconstitucionalidad
hace que quede “sin efecto de pleno derecho con el sólo mérito de la sentencia del
Tribunal que acoja el reclamo” (art. 94, inc. 3°). En el caso de los AA, los DFL y las
leyes que se declaren inconstitucionales “el precepto declarado inconstitucional [...] se
entenderá derogado desde la publicación en el Diario Oficial de la sentencia que acoja
el reclamo, la que no producirá efecto retroactivo” (art. 94, inc. 3°). Con ello, se
descartan los efectos ex tunc, declarativos o retroactivos. No obstante, la vinculación
constitucional entre los efectos de las sentencias y la institución de la derogación ha
derivado en explicaciones adicionales (véase “Acción de inconstitucionalidad”,
“Derogación”).
(iv) Efecto derogatorio (véase “Derogación”): sólo como contraste se vincula este
término con la derogación de ley puesto que el efecto derogatorio, por una decisión del
TC, es el reconocimiento de un vicio constitucional que impide que subsista la norma
52
(v) Efecto del precedente: nuestra Constitución no contempla el valor del precedente con
un efecto general sobre todo el ordenamiento, más allá de la aplicación de la igualdad
ante la ley. Sin embargo, cabe hacer notar ciertas precisiones. Primero, si una norma ha
sido declarada constitucional durante una cuestión de constitucionalidad promovida
contra un proyecto de ley, no cabe controlar la misma norma, posteriormente, por
efecto del control preventivo (STC R. 10-81). Segundo, tratándose de controles
preventivos de constitucionalidad, la declaración de conformidad con la Constitución
de un determinado precepto legal no impide que éste pueda ser declarado inaplicable
con posterioridad. El TC ha dispuesto que “[s]in perjuicio de su mérito intrínseco y de
los efectos generales que provoca en el ordenamiento jurídico, la declaración sobre
conformidad constitucional expedida en el control previo de una norma, no produce
cosa juzgada en un proceso de inaplicabilidad, porque tienen un objeto distinto, y los
institutos en juego –compulsa obligatoria de constitucionalidad e inaplicabilidad en
gestión ante un tribunal ordinario o especial– responden a finalidades distintas” (STC
R. 541-06, énfasis agregado). Tercero, la LOC TC contempla diversas hipótesis legales
de precedente de las decisiones del TC. La regla básica está en el art. 51 LOC TC:
“[h]abiéndose pronunciado el Tribunal sobre la constitucionalidad de las normas de
un tratado o de un proyecto de ley orgánica constitucional o de ley que interprete
algún precepto de la Constitución Política [...] no se admitirá a tramitación en el
Tribunal ningún requerimiento para resolver cuestiones sobre constitucionalidad de
dichos proyectos o de uno o más de sus preceptos. Resuelto por el Tribunal que un
precepto legal es constitucional, no podrá declararse inaplicable por el mismo vicio
materia del proceso y de la sentencia respectiva”. Normas similares las encontramos
respecto de los auto acordados (art. 54, inc. 2° LOC TC) o de la inaplicabilidad de leyes
(art. 84, inc. 2° LOC TC).7
II. Jurisprudencia
i. CONCLUSIONES DE LA II JORNADA DE REFLEXIÓN INTERNA, TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
l. Control concentrado. Conforme al principio de competencia que regula la
actuación de los órganos del Estado, según el cual éstos sólo pueden hacer lo
que les permite expresamente la Constitución o las leyes (artículo 7°), el Tribunal
Constitucional posee atribuciones exclusivas y excluyentes para declarar inaplicable e
inconstitucional una ley, sin distinguir si ésta ley es previa o posterior a la
Constitución o sus reformas. Dicha potestad -exclusiva y excluyente le fue otorgada
expresamente por la Ley de Reforma Constitucional N° 20.050, y así aparece
consagrada actualmente en el artículo 93, N°'s. 6° y 7°, de la Carta Fundamental
vigente.
54
los tribunales de primera instancia o los de alzada, sino que lo ha efectuado la misma
Corte Suprema.
Firman: Sr. Carmona, Sra. Peña, Sr. Aróstica, Sr. García, Sr. Hernández, Sr. Romero,
Sra. Brahm, Sr. Letelier, Sr. Pozo, Sr. Vásquez y Sebastián López Magnasco, Secretario
(s).
Vistos:
Se reproduce la sentencia apelada, con excepción de sus fundamentos segundo a séptimo,
que se eliminan.
Segundo: Que el Servicio recurrido indica que su actuación se funda en el artículo 76 del
Decreto Ley 1.094 de 1975, que dispone: “Los servicios y organismos del Estado o
Municipales deberán exigir a los extranjeros que tramiten ante ellos asuntos de la
competencia de esos servicios, que previamente comprueben su residencia legal en el país
y que están autorizados o habilitados para realizar el correspondiente acto o contrato”; el
artículo 92 del Reglamento Orgánico del mencionado Servicio; la circular N° 5/1996, y el
Dictamen de la Contraloría General de la República 6197/1998, que solamente excluye la
aplicación de la norma legal en comento para la inscripción de nacimientos, todo lo cual
le impide acceder a lo solicitado por el recurrente.
Agrega, que su actuación se ajusta a derecho, toda vez que revisado el Sistema de
Identificación de la Institución, consta que el actor no registra cédula nacional de
identidad como extranjero y tampoco inscripción de nacimiento, matrimonio, ni se asocia
a dicha persona nacimiento de hijos en Chile ni en el extranjero.
55
Cuarto: Que el artículo 76 del Decreto Ley N° 1094 de 1975 dispone que: “Los servicios
y organismos del Estado o Municipales deberán exigir a los extranjeros que tramiten
ante ellos asuntos de la competencia de esos servicios, que previamente comprueben su
residencia legal en el país y que están autorizados o habilitados para realizar el
correspondiente acto o contrato”, disposición que entre otras, fundamenta la actuación
del Servicio recurrido.
Quinto: Que atendida la situación migratoria del Sr. Mota y lo preceptuado por el
artículo 5°del Decreto Supremo N°597, Reglamento de Extranjería que establece que:
“Los extranjeros estarán obligados a presentar a las autoridades correspondientes,
cuando lo requieran, sus documentos de identidad o de extranjería para acreditar su
condición de residencia en Chile”, por lo que la actuación del Servicio de Registro Civil e
Identificación no es ilegal ni arbitraria al conformarse a la normativa vigente sobre la
materia.
Octavo: Que es en las condiciones antes descritas en la parte expositiva del fallo en
alzada se hace constar quela negativa del organismo público no obedeció propiamente a
la falta de cédula de identidad sino a la condición de residente irregular de uno de los
pretendidos contrayentes ya que el ciudadano extranjero ingresó al país en forma ilegal
y, por lo mismo no tiene residencia legal. Por último registra una medida de expulsión
del territorio nacional, decretada mediante Resolución afecta N° 319, de18 de noviembre
de 2014, de la Intendencia Regional Arica y Parinacota.
La sola falta de cédula de identidad no ha sido considerada por esta Corte como
impedimento a los extranjeros residentes en condiciones normales para contraer
matrimonio en Chile, como lo demuestra lo obrado y resuelto en los autos Rol N° 19.634-
2016, de este tribunal.
56
Acordado lo anterior con el voto en contra de los Ministros Sr. Aránguiz y Sr.
Valderrama quienes estuvieron por revocar la sentencia en alzada y acoger la acción de
protección intentada por los siguientes fundamentos:
1°.Que, esta Corte Suprema ha sostenido de manera reiterada que “de la historia
fidedigna del establecimiento de la norma constitucional contenida en el artículo 5° de la
Carta Fundamental, queda claramente establecido que la soberanía interna del Estado de
Chile reconoce su límite en los valores que emanan de la naturaleza humana, valores que
son superiores a toda norma que puedan disponer las autoridades del Estado, incluido el
propio Poder Constituyente, lo que impide sean desconocidos”8.
La tarea del tribunal ordinario, en lo que respecta al derecho aplicable importa múltiples
cometidos, entre ellos se encuentra el determinar el derecho aplicable al caso; derecho
que corresponde analizar a la luz de todo el ordenamiento jurídico, al no tener
restringido el ámbito a considerar. En segundo lugar, ante una divergencia incompatible
entre distintas normas que integren el ordenamiento jurídico, le corresponde atender la
forma en que tendrá aplicación cada una de las disposiciones en relación con los hechos
del pleito, examinando en detalle la posible compatibilidad de los preceptos y ante la
eventualidad de una falta de congruencia, de la que se desprenden soluciones disímiles y
contrapuestas, da un paso más, escalando un nuevo escalón en el análisis, puesto que le
corresponde resolver sobre las consecuencias que esa determinación origina a las normas
en conflicto, la que estará determinada por un reproche negativo y de falta de
legitimidad, que impone una privación de efectos, que en cuanto a la aplicación de las
leyes en el tiempo, implica que la norma posterior, deroga a la norma anterior.
Sostiene Precht Pizarro que “inconstitucionalidad y derogación son figuras distintas con
diversos efectos, ambas, en el caso en estudio, reconocen la premisa inicial y única la de
un conflicto entre la Constitución y la ley anterior, pues sólo una vez comprobada dicha
incompatibilidad puede considerarse que la norma legal habría sido derogada”.
Queda así diferenciada la facultad que permite a todo juez considerar derogada una
norma legal por ser contraria a la Constitución y la que se radica en el Tribunal
Constitucional que le otorga competencia para declarar su inaplicabilidad o
inconstitucionalidad.
La Corte Suprema ha hecho uso de las facultades de derogación de una norma legal por
una disposición constitucional posterior, labor que, incluso, expresamente el Tribunal
9
Alejandro Silva Bascuñan, Informe en Derecho, Revista Chilena de Derecho, Vol 9 N ° 2, mayo-agosto de
1982.
10
Los recursos de inaplicabilidad y de inconstitucionalidad en la reforma constitucional. Actualidad
Jurídica,
Universidad del Desarrollo N° 13, página 97
58
Constitucional analizó, como es el caso del artículo 116 del Código Tributario,
expresando que en cuanto el control de la legalidad “le corresponde privativamente a los
tribunales que están conociendo de los respectivos procesos, todo esto en el marco de los
principios de juridicidad, competencia y distribución de funciones establecidos por los
artículos 6º y 7º de la Constitución”. En otras palabras, los tribunales ordinarios pueden,
bajo la aplicación de preceptos constitucionales, establecer la vigencia de la norma legal
anterior que contradice la norma constitucional, que se le puede llamar cesación de
eficacia, decaimiento o nulidad, pero lo definitivo es que se priva a una ley anterior de
fuerza obligatoria y eso es derogación por estar en contraposición con la norma
constitucional.
Es así que corresponde precisar si la norma legal del artículo 76 del Decreto Ley 1.094 de
1975, antes transcrita, en este caso guarda armonía con las disposiciones constitucionales
que disponen que las “personas nacen libres e iguales en dignidad y derechos”; que es
“deber del Estado … dar protección … a la familia, propender al fortalecimiento de ésta,
promover la integración armónica de todos los sectores de la Nación …” (artículo 1°,
inciso primero y final); que la “Constitución asegura a todas las personas: 2°. La igualdad
ante la ley.
59
ninguna conducta que pretenda desconocerlo, no obstante, las acciones llevadas adelante
por la autoridad administrativa ciertamente, en los hechos, desconocen esta garantía.
Por tales razonamientos es posible concluir que la norma legal del artículo 76 del
Decreto Ley 1.094 de 1975 se encuentra derogada por las diferentes disposiciones
constitucionales posteriores, en cuanto con su aplicación al caso se pretende desconocer
el derecho a contraer matrimonio de un extranjero que habita en Chile.
Primero: Que en estos autos han recurrido ante esta sede cautelar Ysmael Morel
Ramírez y Rossana Elizabeth De la Cruz, ambos ciudadanos dominicanos, en contra del
Servicio de Registro Civil e Identificación, en atención a que dicha repartición pública
les ha impedido contraer matrimonio, en atención a que el actor no cuenta con cédula de
identidad para extranjeros al haber ingresado ilegalmente al país, exigencia que en
opinión de quienes accionan es ilegal y arbitraria, en cuanto carece de todo sustento
normativo, y, conculca las garantías de los números 2 y 4 del artículo 19 de la
Constitución Política de la República, a su respecto.
Segundo: Que el Servicio recurrido, previas citas legales sostuvo que su actuar se
encuentra ajustado a derecho, toda vez que, por haber ingresado en forma ilegal al país
el ciudadano Morel Ramírez, no cuenta con ninguno de los documentos identificatorios
que lo habiliten para contraer válidamente matrimonio en el país, no siendo suficiente
para verificar su identidad la exhibición de su pasaporte.
Tercero: Que el artículo 76 del Decreto Ley N° 1094 de 1975 dispone que “los
servicios y organismos del Estado o Municipales deberán exigir a los extranjeros que
tramiten ante ellos asuntos de la competencia de esos servicios, que previamente
comprueben su residencia legal en el país y que están autorizados o habilitados para
realizar el correspondiente acto o contrato”, disposición que entre otras, fundamenta la
actuación del Servicio recurrido.
Cuarto: Que atendida la situación migratoria del Sr. Morel y lo preceptuado por el
artículo 5°del Decreto Supremo N°597, Reglamento de Extranjería que establece: “Los
extranjeros estarán obligados a presentar a las autoridades correspondientes, cuando lo
requieran, sus documentos de identidad o de extranjería para acreditar su condición de
residencia en Chile”, la actuación del Servicio de Registro Civil e Identificación no es
ilegal ni arbitraria al conformarse a la normativa vigente sobre la materia.
Corresponderá a cualquiera de las salas del Tribunal declarar, sin ulterior recurso, la
admisibilidad de la cuestión siempre que verifique la existencia de una gestión
pendiente ante el tribunal ordinario o especial, que la aplicación del precepto legal
impugnado pueda resultar decisivo en la resolución de un asunto, que la impugnación
esté fundada razonablemente y se cumplan los demás requisitos que establezca la ley. A
esta misma sala le corresponderá resolver la suspensión del procedimiento en que se ha
originado la acción de inaplicabilidad por inconstitucionalidad”.
En estos autos no hay constancia que los recurrentes hayan planteado ante el citado
Tribunal la inaplicabilidad del artículo 76 del D.L. N° 1.094, cuestión que tampoco se
realizó por la Corte de Apelaciones ni por esta Corte.
Sexto: Que se invoca como garantía constitucional vulnerada la contenida en el N°2 del
artículo 19 de la Carta Fundamental, aduciendo los recurrentes que han sido víctimas
de una discriminación arbitraria, que los pone en una situación de desigualdad frente al
resto de las personas que por tener una situación migratoria distinta pueden contraer
matrimonio. Sin embargo, la circunstancia invocada para configurar la arbitrariedad no
es tal.
61
Como los recurrentes, atendida la situación migratoria del Sr. Morel se encuentran en
el primer caso, no puede reprocharse arbitrariedad en la conducta del Servicio de
Registro Civil e Identificación.
Séptimo: Que es en las condiciones antes descritas que en el considerando 4° del fallo
en alzada se hace constar que la negativa del organismo público no obedeció
propiamente a la falta de cédula de identidad sino a la condición de residente irregular
de uno de los pretendidos contrayentes ya que el ciudadano extranjero se encuentra
residiendo en Chile sin cumplir con los requisitos que el Decreto Ley 1094 de 1975,
establece para el ingreso de extranjeros y, por lo mismo no tiene residencia legal.
La sola falta de cédula de identidad no ha sido considerada por esta Corte como
impedimento a los extranjeros residentes en condiciones normales para contraer
matrimonio en Chile, como lo demuestra lo obrado y resuelto en los autos Rol N°
19.634-2016, de este tribunal.
Acordado lo anterior con el voto en contra del Ministro señor Aránguiz y del Abogado
Integrante Sr. Lagos, quienes estuvieron por revocar la sentencia en alzada y acoger la
acción de protección intentada por los siguientes fundamentos:
1°.Que, esta Corte Suprema ha sostenido de manera reiterada que “de la historia
fidedigna del establecimiento de la norma constitucional contenida en el artículo 5° de
la Carta Fundamental, queda claramente establecido que la soberanía interna del
Estado de Chile reconoce su límite en los valores que emanan de la naturaleza humana,
valores que son superiores a toda norma que puedan disponer las autoridades del
Estado, incluido el propio Poder Constituyente, lo que impide sean desconocidos”11.
11
Revista Fallos del Mes N° 446, enero de 1996, Sección Criminal, fallo N° 1, considerando cuarto, página
2.066
62
la de un conflicto entre la Constitución y la ley anterior, pues sólo una vez comprobada
dicha incompatibilidad puede considerarse que la norma legal habría sido derogada”.
Queda así diferenciada la facultad que permite a todo juez considerar derogada una
norma legal por ser contraria a la Constitución y la que se radica en el Tribunal
Constitucional que le otorga competencia para declarar su inaplicabilidad o
inconstitucionalidad.
La Corte Suprema ha hecho uso de las facultades de derogación de una norma legal por
una disposición constitucional posterior, labor que, incluso, expresamente el Tribunal
Constitucional analizó, como es el caso del artículo 116 del Código Tributario,
expresando que en cuanto el control de la legalidad “le corresponde privativamente a
los tribunales que están conociendo de los respectivos procesos, todo esto en el marco
de los principios de juridicidad, competencia y distribución de funciones establecidos
por los artículos 6º y 7º de la Constitución”. En otras palabras, los tribunales ordinarios
pueden, bajo la aplicación de preceptos constitucionales, establecer la vigencia de la
norma legal anterior que contradice la norma constitucional, que se le puede llamar
cesación de eficacia, decaimiento o nulidad, pero lo definitivo es que se priva a una ley
anterior de fuerza obligatoria y eso es derogación por estar en contraposición con la
norma constitucional.
Es así que corresponde precisar si la norma legal del artículo 76 del Decreto Ley 1.094
de 1975, antes transcrita, en este caso guarda armonía con las disposiciones
constitucionales que disponen que las “personas nacen libres e iguales en dignidad y
derechos”; que es “deber del Estado … dar protección … a la familia, propender al
fortalecimiento de ésta, promover la integración armónica de todos los sectores de la
Nación …” (artículo 1°, inciso primero y final); que la “Constitución asegura a todas las
personas: 2°. La igualdad ante la ley. En Chile no hay persona ni grupo privilegiados”,
agregando: “Ni la ley ni autoridad alguna podrán establecer diferencias arbitrarias; 3°
La igual protección de la ley en el ejercicio de sus derechos”. Debiendo tenerse, además
en consideración, la norma del inciso segundo del artículo 5° de la Carta Política y el
artículo 17 de la Convención Americana de Derechos Humanos, la cual ya ha sido
transcrita.
Por tales razonamientos es posible concluir que la norma legal del artículo 76 del
Decreto Ley 1.094 de 1975 se encuentra derogada por las diferentes disposiciones
constitucionales posteriores, en cuanto con su aplicación al caso se pretende desconocer
el derecho a contraer matrimonio de un extranjero que habita en Chile.
65
Vistos:
El Servicio Público indica que su actuación se sustenta en el artículo 76 del Decreto Ley
1.094 de 1975, que dispone: "Los servicios y organismos del Estado o Municipales
deberán exigir a los extranjeros que tramiten ante ellos asuntos de la competencia de
esos servicios, que previamente comprueben su residencia legal en el país y que están
autorizados o habilitados para realizar el correspondiente acto o contrato"; el artículo 92
del Reglamento Orgánico del mencionado Servicio; la circular N° 5/1996, y el Dictamen
de la Contraloría General de la República 6197/1998, que solamente excluye de
aplicación la norma legal en comento para la inscripción de nacimientos, todo lo cual le
impide acceder a lo solicitado por el señor Sandor.
Jaime Guzmán Errázuriz expresa las siguientes ideas: 1."La soberanía no puede tener ni
tiene límite en el derecho positivo"; 2.Corresponde crear mecanismos para dinamizar el
contenido de las normas constitucionales de acuerdo a la evolución social, por lo que no
pueden haber normas irreformables; 3.Resultaría perjudicial sostener que los límites de la
soberanía son los derechos que se enunciar expresamente, pues la Constitución no está
obligada a contemplar todas las garantías que amparan a la persona humana; 4.La
soberanía tiene un solo limite fundamental: El Derecho Natural, lo que no puede decirse
por ser una expresión vaga, doctrinaria y conflictiva; 5.El verdadero límite de la
soberanía son "los derechos fundamentales que arrancan de la naturaleza humana";
6.Este límite debe estar por encima del derecho positivo; 7.El Derecho Natural en la
forma expresada debe proyectarse conceptualmente en el bien común; 8.Es así que
pueden existir derechos no declarados expresamente en el texto constitucional y atentar
en contra de ellos es igualmente ilegitimo, como "el derecho al matrimonio", por
ejemplo(4).
El comisionado señor Evans de la Cuadra agrega que Jaime Guzmán "ha dado en el
clavo", y si no se quiere señalar que el límite de la soberanía es el Derecho Natural, está
bien que se recurra a los valores y bienes jurídicos referidos. Se extraerá como
consecuencia trascendental que se está reconociendo como limitada la soberanía
propiamente tal, y no se trata solamente de imponer requisitos formales para su ejercicio
por el poder constituyente derivado, como sería el caso que se exigiere un quórum
diferente para modificar en esta parte la Constitución, porque ello no implica imponer
límites a la soberanía, sino que requisitos formales para su ejercicio. Propone así
distinguir entre limitaciones de la soberanía y las imposiciones que se harán al tratar la
reforma a la Constitución. Pero tal límite debe conceptualizarse de una manera muy
amplia, muy generosa, muy comprensiva y no restrictiva (5).
67
Y, en fin, como corolario de lo anterior se establece: "Si bien el poder soberano del Estado
no tiene como límite a ningún ordenamiento positivo superior al que él crea, dentro de
una recta concepción del hombre y de la sociedad debe estar limitado por los derechos
naturales de la persona; y por ello se dispone que la soberanía reconoce como limitación
el respeto a los derechos que emanan de la naturaleza humana(8) (Considerando 17°).
En el contexto del derecho sustancial aplicable al caso indica que "se hace necesario,
también, traer a colación el principio de "nulla poena sine lege" que expresa el artículo 19
N° 3 inciso séptimo de la Carta Fundamental, ya que si bien es cierto que dicho precepto
sólo se refiere a los delitos penales, no lo es menos que él debe estar presente para
determinar el alcance del artículo 8°, ya que difícilmente, en una interpretación
razonable, pueden sustraerse al concepto de pena las graves sanciones que el precepto
impone a quien incurre en el ilícito constitucional que contempla. Este principio,
universalmente reconocido, surge como suprema protección de los derechos del
individuo, ya que asegura al hombre la facultad de actuar en la sociedad con pleno
conocimiento de las consecuencias jurídicas de sus actos" (considerando 18).
68
4°.Que, por su parte esta Corte Suprema ha sostenido de manera reiterada que "de la
historia fidedigna del establecimiento de la norma constitucional contenida en el artículo
5° de la Carta Fundamental, queda claramente establecido que la soberanía interna del
Estado de Chile reconoce su límite en los valores que emanan de la naturaleza humana,
valores que son superiores a toda norma que puedan disponer las autoridades del Estado,
incluido el propio Poder Constituyente, lo que impide sean desconocidos" (10).
6°.Que la función conservadora en nuestro país tiene su desarrollo en el tiempo, con una
determinación clara de ser entregada por regla general a la judicatura. Con el inicio de la
vida republicana se da origen a las primeras determinaciones que importaron abrir el
camino claro a la separación de funciones, el reconocimiento de derechos y radicar dicha
función en los tribunales.
69
De esta forma los tribunales ordinarios tienen competencia para definir la vigencia de un
precepto legal, puesto que tratándose de una norma constitucional posterior pueden
recurrir al criterio temporal para resolverlo, conforme al principio que ante una
antinomia o contradicción entre normas jurídicas "ley posterior deroga ley priori",
circunstancia que los tratadistas refuerzan en el caso de las normas constitucionales
posteriores, pues se conjugan, además, los principios jerárquico, suprema constitucional y
aplicación directa de la constitución al caso.
La tarea del tribunal ordinario, en lo que respecta al derecho aplicable importa múltiples
cometidos, entre ellos se encuentra el determinar el derecho aplicable al caso; derecho
que corresponde analizar a la luz de todo el ordenamiento jurídico, al no tener
restringido el ámbito a considerar. En segundo lugar, ante una divergencia incompatible
entre distintas normas que integren el ordenamiento jurídico, le corresponde atender la
forma en que tendrá aplicación cada una de las disposiciones en relación con los hechos
del pleito, examinando en detalle la posible compatibilidad de los preceptos y ante la
eventualidad de una falta de congruencia, de la que se desprenden soluciones disímiles y
contrapuestas, da un paso más, escalando un nuevo escalón en el análisis, puesto que le
corresponde resolver sobre las consecuencias que esa determinación origina a las normas
en conflicto, la que estará determinada por un reproche negativo y de falta de
legitimidad, que impone una privación de efectos, que en cuanto a la aplicación de las
leyes en el tiempo, implica que la norma posterior, deroga a la norma anterior.
70
En relación a lo anterior se ha sostenido: "... hay que señalar que no existe una auténtica
contradicción entre el problema vigencia-derogación y el problema constitucionalidad-
inconstitucionalidad. No es enteramente exacta la opinión de que el tema de la vigencia y
derogación es previo al de la constitucionalidad, porque respecto de normas derogadas no
cabe ni siquiera plantearse el tema de su constitucionalidad. En puridad, ocurre más bien
lo contrario. En la medida en que la derogación se produce por contradicción con la
constitución, la contradicción con la Constitución es una premisa de la derogación.
Nosotros entendemos por inconstitucionalidad simplemente el juicio de contraste entre
las dos normas, al que subsigue una consecuencia jurídica. Más inconstitucionalidad no es
la consecuencia, sino, simplemente, la premisa de esa consecuencia. Por eso puede decirse
que la inconstitucionalidad de las leyes anteriores conduce a unas consecuencias que
pueden ser concurrentemente la derogación y la nulidad" (16). Deja en claro el Tribunal
Constitucional español que en modo alguno pretende "asumir el monopolio para decidir
la derogación del derecho positivo anterior por fuerza normativa de la Constitución en
cuanto norma. Esta es una cuestión que obviamente pueden resolver por sí solos los
jueces ordinarios, la diferencia que existe entre el pronunciamiento de este Tribunal y el
que puedan adoptar" los jueces ordinarios radica en el efecto general y el efecto relativo
que tienen sus pronunciamientos.
Sostiene Precht Pizarro que "inconstitucionalidad y derogación son figuras distintas con
diversos efectos, ambas, en el caso en estudio, reconocen la premisa inicial y única la de
un conflicto entre la Constitución y la ley anterior, pues sólo una vez comprobada dicha
incompatibilidad puede considerarse que la norma legal habría sido derogada".
Queda así diferenciada la facultad que permite a todo juez considerar derogada una
norma legal por ser contraria a la Constitución y la que se radica en el Tribunal
Constitucional que le otorga competencia para declarar su inaplicabilidad o
inconstitucionalidad.
La Corte Suprema ha hecho uso de las facultades de derogación de una norma legal por
una disposición constitucional posterior, labor que, incluso, expresamente el Tribunal
Constitucional analizó, como es el caso del artículo 116 del Código Tributario,
expresando que en cuanto el control de la legalidad "le corresponde privativamente a los
71
tribunales que están conociendo de los respectivos procesos, todo esto en el marco de los
principios de juridicidad, competencia y distribución de funciones establecidos por los
artículos 6° y 7° de la Constitución". En otras palabras, los tribunales ordinarios pueden,
bajo la aplicación de preceptos constitucionales, establecer la vigencia de la norma legal
anterior que contradice la norma constitucional, que se le puede llamar cesación de
eficacia, decaimiento o nulidad, pero lo definitivo es que se priva a una ley anterior de
fuerza obligatoria y eso es derogación por estar en contraposición con la norma
constitucional.
Ahondando en el tema, Luis María Diez-Picazo indica que las "relaciones entre
derogación y declaración de inconstitucionalidad han sido tema de frecuente atención
doctrinal, si bien el interés se ha centrado preferentemente en los rasgos distintivos de la
segunda. Que existen diferencias entre ambos institutos es evidente. Así, mientras la
declaración de inconstitucionalidad es producto del principio de jerarquía normativa, la
derogación lo es de la inagotabilidad de la potestad legislativa; mientras la declaración de
inconstitucionalidad deriva de un juicio de validez normativa, la derogación procede de
un juicio de oportunidad política; en fin, mientras la declaración de inconstitucionalidad
al menos, en sistemas de jurisdicción constitucional concentrada corresponde en
exclusiva al Tribunal Constitucional, la derogación es realizada por la ley y, en
consecuencia, puede y debe ser aplicada por cualquier Juez y, más en general, por
cualquier operador jurídico" (19).
Es así que corresponde precisar si la norma legal del artículo 76 del Decreto Ley 1.094 de
1975, antes transcrita, en este caso guarda armonía con las disposiciones constitucionales
que disponen que las "personas nacen libres e iguales en dignidad y derechos"; que es
"deber del Estado dar protección a la familia, propender al fortalecimiento de ésta,
promover la integración armónica de todos los sectores de la Nación" (artículo 1°, inciso
primero y final); que la "Constitución asegura a todas las personas: 2°. La igualdad ante
la ley. En Chile no hay persona ni grupo privilegiados", agregando: "Ni la ley ni
autoridad alguna podrán establecer diferencias arbitrarias; 3° La igual protección de la
ley en el ejercicio de sus derechos". Debiendo tenerse, además en consideración, la norma
del inciso segundo del artículo 5° de la Carta Política y el artículo 17 de la Convención
Americana de Derechos Humanos, la cual ya ha sido transcrita.
De la misma forma es pertinente clarificar que la razón por la cual se niega la reserva de
hora y con ello la posibilidad de contraer matrimonio a los solicitantes, es por no contar
con cédula de identidad para extranjero el señor Sandor, de la que carece por cuanto el
mismo Servicio de Registro Civil e Identificación no está en condiciones de otorgar, en
atención al antecedente que pesa una orden de expulsión del país sobre el ciudadano
húngaro.
73
Por tales razonamientos es posible concluir que la norma legal del artículo 76 del
Decreto Ley 1.094 de 1975 se encuentra derogada por las diferentes disposiciones
constitucionales posteriores, en cuanto con su aplicación al caso se pretende desconocer
el derecho a contraer matrimonio de un extranjero que habita en Chile.
Acordada con el voto en contra de las Ministras Sra. Egnem y Sra. Sandoval, quienes
estuvieron por confirmar la sentencia en alzada en virtud de sus propios fundamentos y
tuvieron además presente:
1° Que según informa el Servicio recurrido, el recurrente Sr. Sandor, ciudadano húngaro,
obtuvo en abril de 2010 visa temporaria de inversionista, siendo detenido en el mismo
mes del año señalado por encontrarse vendiendo videos, dejándose sin efecto la visa
otorgada por Resolución Exenta N°4441 de 13 de julio de 2010 de la Gobernación de
Antofagasta, el cual ordenó además hacer abandono del país.
2° Que el artículo 76 del Decreto Ley N° 1094 de 1975 dispone que "Los servicios y
organismos del Estado o Municipales deberán exigir a los extranjeros que tramiten ante
74
3° Que atendida la situación migratoria del Sr. Sandor y lo preceptuado por el artículo
5°del Decreto Supremo N°597, Reglamento de Extranjería que establece: "Los
extranjeros estarán obligados a presentar a las autoridades correspondientes, cuando lo
requieran, sus documentos de identidad o de extranjería para acreditar su condición de
residencia en Chile", la actuación del Servicio de Registro Civil e Identificación no es
ilegal ni arbitraria al conformarse a la normativa vigente sobre la materia.
Que en estos autos los recurrentes no han planteado ante el Tribunal la inaplicabilidad
del artículo 76 del D.L. N° 1.094, cuestión que tampoco integró el análisis de la Corte de
Apelaciones ni por esta Corte.
Como los recurrentes, atendida la situación migratoria del Sr. Sandor se encuentran en el
primer caso, no puede reprocharse arbitrariedad en la conducta del Servicio de Registro
Civil e Identificación.
6° Que es en las condiciones antes descritas que en el fundamento tercero del fallo en
alzada se hace constar que la negativa del organismo público no obedeció propiamente a
la falta de cédula de identidad sino a la condición de residente irregular de uno de los
pretendidos contrayentes.
La sola falta de cédula de identidad no ha sido considerada por esta Corte como
impedimento a los extranjeros residentes en condiciones normales para contraer
matrimonio en Chile, como lo demuestra lo obrado y resuelto en los autos Rol N° 19.634-
2016, de este tribunal.
75
Redacción del Ministro señor Muñoz y del voto disidente, sus autoras.
Regístrese, notifíquese y devuélvase por interconexión.
Pronunciado por la Tercera Sala de esta Corte Suprema, integrada por los Ministros Sr.
Sergio Muñoz G., Sra. Rosa Egnem S., Sra. María Eugenia Sandoval G., y Sr. Carlos
Aránguiz Z., y el Abogado Integrante Sr. Jorge Lagos G.
Rol N° 35236-2016.
El señor Juan Echeverría era propietario de un inmueble ubicado en calle Colón 2340, en
la ciudad de Valparaíso. Durante aproximadamente 15 años lo tenía arrendado a don
Estaban Contralegem. Sin embargo, en el mes de febrero del año 2019 no manifestó que
habiendo pasado más de 10 años arrendando el inmueble, ha solicitado al Ministerio de
Bienes Nacionales que le reconociera la calidad de propietario conforme al DL Nº 2.695,
de 1979, sobre regularización de la posesión de la pequeña propiedad raíz para constituir
el dominio sobre ella, lo que ocurrió el 15 de enero de 2018.
En virtud de una resolución administrativa se le otorgó la calidad de poseedor regular y
haciendo transcurrido 1 años desde la inscripción de dicho acto administrativo, el DL
estableció un plazo especial de corto tiempo para adquirir por prescripción. De esta
forma, don Juan Echeverría dejó de ser propietario y no tendría acción alguna para
obtener la restitución del inmueble o su indemnización.
Actividad: En este caso se debe determinar qué acciones podría ejercer para obtener
dicho objetivo y cuál sería la defensa que podría alegar el señor Contralegem.
DERECHOS FUNDAMENTALES
PARTE GENERAL14
I. CONCEPTO
1. VARIEDAD DE TÉRMINOS
2. DERECHOS HUMANOS
3. DERECHOS FUNDAMENTALES
La divergencia entre estos tres sentidos sólo es comprensible a partir del fenómeno
de inflación de los derechos experimentado durante el siglo XX, especialmente a partir
de su segunda mitad, donde se incorporan a los textos constitucionales derechos que
carecen de la trascendencia, o bien de la universalidad de aquéllos contenidos en las
primeras declaraciones.
individuo (aunque también lo sean para él) sino desde la perspectiva de la organización
política cuya base o fundamento de legitimidad van a constituir. Y esto explica que
encontremos una declaración como la francesa de 1789 compuesta, casi por mitades, de
derechos individuales y de principios de organización política. Este sería el sentido
propio, al menos en una perspectiva histórica, de la expresión “derechos
fundamentales”.
4. DERECHOS CONSTITUCIONALES
5. DERECHOS MORALES
78
II. CLASIFICACIÓN
Por una parte, ya al interior del clásico binomio derechos civiles y derechos políticos
se encuentra una diferencia estructural esencial: los primeros pueden predicarse de
todo individuo, en cuanto parte del género humano. Son, si se quiere, los derechos
innatos en su sentido más preciso. En cambio, los derechos políticos corresponden a los
individuos en cuanto éstos califican para un estatus previamente definido por el
ordenamiento de la respectiva comunidad política: la inclusión en la comunidad, en
cuanto nacional del estado, y la incorporación como miembro activo de la misma, en
cuanto ciudadano. Estas calidades no son innatas y de hecho no las puede reclamar
todo individuo sino de acuerdo a ciertas definiciones convencionales adoptadas por
cada estado (ej. requisitos para gozar de nacionalidad y requisitos para ser ciudadano).
Es aquí entonces donde resulta necesario discutir la terminología, ya que mientras los
79
2. GENERACIONES DE DERECHOS
efectivo de los derechos de libertad, que se presentan como meramente ilusorios para
aquellos que no logran satisfacer sus necesidades mínimas. Los derechos de la segunda
generación expresan así un concepto sobre la relación entre el individuo y lo que a éste
le debe la comunidad organizada.
c) Luego, encontramos los derechos de tercera generación, que son calificados como
derechos difusos, dentro de los cuales se comprende el derecho al desarrollo, a la paz, a
la protección o conservación del medio ambiente, etc., y que son vistos como derechos
de los pueblos frente a la comunidad internacional. Su característica principal es la
discusión que motivan, tanto respecto de sus titulares, como en relación a los
obligados, a su objeto, en fin, a su naturaleza como categoría jurídica.
d) Más allá de estas tres generaciones, usuales en el tratamiento del tema, aparecen
otras, como una cuarta, llamada por algún autor “derechos del iusnaturalismo
libertario”, continente de los derechos al erotismo, a la libertad de relaciones sexuales,
a la homosexualidad, a la contracepción subsidiada, etc.
e) Y una quinta, de “derechos infrahumanos”, cuyos titulares ya no pertenecen al
género humano (por ejemplo, derechos de los animales) o bien ni siquiera al reino de
los seres vivos (derechos de los ríos, montañas, mares, etc.)
III. FUNCIONES
1. FUNCIÓN SUBJETIVA
a) Explicación
Un primer modelo de comprensión de los derechos fundamentales corresponde a la
forma en que interpretamos, hoy, la función que ellos tuvieron en los inicios del
Constitucionalismo moderno, donde fueron consagrados a partir de las luchas
concretas por ciertos ámbitos de libertad, por la defensa de ciertos derechos, y
asociados, de manera previa, coetánea o posterior, a una determinada fundamentación
filosófico-política. Se estima que al hombre en cuanto tal, o bien en cuanto ciudadano,
le “corresponden” ciertos derechos, que se asumen como algo valioso en si mismo.
Esto se plasma en la forma de comprender los derechos del hombre y del ciudadano
a partir de las primeras declaraciones y constituciones: se trata de establecer límites al
poder estatal. Si bien tienen un carácter fundamental, en el sentido que son
82
b) “Función clásica”
Para entender por qué se destaca esta función como una supuesta “función clásica”
de los derechos individuales, es necesario tener presente dos ideas.
(i) Por una parte es cierto que muchos de los derechos del hombre contemplados en
las primeras declaraciones y constituciones nacen como una reacción frente al ejercicio
del poder estatal, y más específicamente, del poder ejecutivo de carácter monárquico,
preexistente a las pretensiones de libertad. En este contexto, efectivamente tiene una
razón de ser la denominación de estos derechos como derechos de defensa para el
individuo, (o deberes de abstención para el estado), básica y esencialmente frente a los
atropellos cometidos por el poder ejecutivo.
(ii) Por otro lado, -y en este punto quizás habría que darle cierto crédito a
Jellinekhay que recordar que el tema nuclear de la libertad en los siglos XVI, XVII e
incluso XVIII, es el de la libertad religiosa, donde el argumento central es,
precisamente, que no corresponde al estado intervenir en los asuntos religiosos, los que
quedan entregados a la conciencia individual. De este modo, en sus orígenes remotos,
la idea de libertad que antecede al desarrollo de muchas de las libertades y derechos
modernos es una idea de abstención o no intervención estatal.
Sin embargo, calificar esta idea como el contenido de la “función clásica” de los
derechos es, si no del todo incorrecto, al menos impreciso. La demostración de que los
derechos fundamentales no fueron originalmente considerados en esta función (de
defensa, o de un deber de abstención estatal) está dada por la circunstancia de que, en
EE.UU., el surgimiento del Bill of Rights no va dirigido a la protección de individuos,
sino a limitar el poder de la Federación frente a los estados, y en Francia, no otorga a
los individuos medio de defensa alguno frente a la intervención estatal.
¿Cómo, es entonces, que llega hasta nosotros la idea de una función clásica de los
derechos como derechos de defensa unidos a un deber de abstención estatal? La
respuesta se encuentra en la evolución de la idea de Estado de Derecho. Con el
desarrollo de la noción formal de Estado de Derecho y su concentración en la idea del
principio de legalidad de la administración, los derechos van a adquirir relevancia en la
medida en que son efectivamente garantizados frente a la misma, por medios judiciales
de impugnación de actos administrativos ilegales (donde la propia ley incorpora una
suerte de protección al derecho consagrado constitucionalmente). Es a partir de este
momento cuando va a poder desarrollarse un concepto de derechos fundamentales
basado en la idea de derechos subjetivos: junto con la respectiva declaración de
libertades y derechos, se otorga al individuo la garantía judicial para enfrentar las
posibles lesiones a su derecho, por parte de la actuación de la administración.
La asimilación del complejo conceptual “derechos fundamentales” (como derechos
de defensa y de abstención frente al Poder Ejecutivo) y “derechos subjetivos”
(facultades del individuo incluyendo la posibilidad de hacer valer su derecho ante
tribunales) queda de este modo engarzada en la montura conceptual del Estado de
Derecho. Es sobre este trasfondo teórico que, además, se trae irreflexivamente a
colación el concepto de “derechos públicos subjetivos”, de cuño de Jellinek, para
explicar esta especial comprensión de los derechos fundamentales; si bien aquí aún el
concepto se limitaría a la relación individuo-Estado (posteriormente, el concepto de
“derechos públicos subjetivos” se aplica incluso a las relaciones entre particulares).
´
c) Crítica
La concepción de los derechos fundamentales como derechos (subjetivos) de defensa
tiene dos consecuencias a las que es necesario atender.
(i) En primer lugar, puede conducir a una transformación del Estado Constitucional
de Derecho en Estado Judicial de un derecho muy cuestionable. Durante el siglo XX se
83
2. FUNCIÓN OBJETIVA
Sobre esta base normativa, y en continuidad con algunas ideas del siglo XIX, se
plantea que los derechos fundamentales no sólo rigen respecto del estado, sino también
entre particulares. Estas normas tendrían un efecto directo en el tráfico entre
particulares (unmittelbare Drittwirkung). Nipperdey, autor que adscribía a esta postura,
preside el Tribunal Federal del Trabajo en 1954, cuando éste se pronuncia por una
aplicación inmediata de las disposiciones de la Ley Fundamental de Bonn, calificando a
los derechos fundamentales como “normas constitutivas del orden público del estado”.
Ese mismo año, la Corte Federal (Bundesgerichtshof) se pliega a este criterio.
comportamiento “contrario a las buenas costumbres” (gegen die guten Sitten). Sobre
esta base, un tribunal puede ordenar la abstención del comportamiento que es
calificado como contrario a las buenas costumbres, cosa que el tribunal del estado
federado de Hamburgo hace respecto del llamado a boycott de Lüth. Contra esta
sentencia, Lüth presenta ante el Tribunal Constitucional Federal una acción de queja
constitucional por lesión de su derecho a la libertad de expresión consagrado en el art.
5 de la Ley Fundamental de Bonn.
Este deber en realidad no tiene por destinatario a los sujetos de derecho privado,
sino que a las normas de derecho privado, o de derecho penal, y en esta medida se
dirige a los poderes configuradores de esas normas, pudiendo hablarse a su respecto de
87
han sido renuentes a aceptar a los derechos fundamentales como fuente de deberes u
obligaciones entre particulares, o, dicho de otra forma, el reconocimiento de la
posibilidad de que un derecho fundamental sea lesionado por un particular, lo que se
conoce como eficacia directa frente a terceros (unmittelbare Drittwirkung). A pesar de
ello, las fórmulas derivadas de la consideración de los derechos fundamentales como
normas objetivas han llevado a un resultado que hace que la distinción entre eficacia
directa e indirecta tienda a diluirse. Aquí también es donde el empleo de la noción de
Jellinek, de “derechos públicos subjetivos”, se ha extendido al punto de afirmarse que
éstos pueden ser alegados, no sólo contra el Estado, sino también entre particulares.
1. PRECEPTO IUSFUNDAMENTAL
89
2. TIPICIDAD IUSFUNDAMENTAL
con ello, al conjunto de enunciados normativos que pueden predicarse como contenido
de la protección iusfundamental.
91
Titularidad
Tipicidad Contenido
protectivo
Ámbito
normativo Intervenciones en s.e.
iusfundamental Reglas
Afectaciones
sobre
regulatorias
afectación
92
1. PERSONAS NATURALES
persona, y, por tanto, sólo titular del derecho de protección previsto por esta
disposición. La afirmación de la calidad de persona desde el momento de la concepción
es sustentable desde un punto de vista extra-jurídico, pero no parece encontrar
fundamento en la estructura del art. 19. En particular, tomando en cuenta que el inciso
II del artículo 19 Nº 1 es excepcional en dos sentidos. En el primero, porque carecería
de función normativa si la Constitución considerase persona al nasciturus, ya que se
encontraría amparado, no por la protección legal ordenada, sino por el propio precepto
constitucional del inciso I del art. 19 Nº 1. Y luego, la consagración expresa de un
deber de protección legal al que está por nacer indica una diferencia respecto del
derecho a la vida asegurado a las personas. De otro modo no se entiende que
simplemente no se hubiese establecido como deber general de protección legal al
derecho a la vida de toda persona.
Los casos son: (i) las confesiones religiosas, y las iglesias, confesiones e instituciones
religiosas en al artículo 19 Nº 6 i. II; (ii) a los padres en al art. 19 Nº 10 i. III y 11º i. IV;
(iii) el estado en el art. 19 Nº 12, i. V; (iv) los trabajadores de la empresa en el caso de
la negociación colectiva del art. 19 Nº 16 i. V; y (v) las organizaciones sindicales según
el art. 19 Nº 19 i. II.
2. CAPACIDAD IUSFUNDAMENTAL
4. PERSONAS JURÍDICAS
Un tratamiento diferenciado puede darse a las entidades a las que se les reconoce
personalidad jurídica de derecho público para el cumplimiento de fines que son
proyección del desarrollo individual o que, al menos, aparecen como opuestos al
desarrollo del poder estatal, en el sentido de generar espacios de autonomía individual
o grupal (p.ej. personalidad jurídica de derecho público a las Iglesias Católica y
Ortodoxa; personalidad de derecho público de las entidades religiosas que cumplan con
los procedimientos previstos en la ley; en el pasado pudo reconocerse este carácter al
colegio de abogados).
Es necesario dejar claro que forman parte del contenido protectivo del derecho los
límites que el texto constitucional imponga respecto del mismo. Al hablar de límites, se
alude a la línea demarcatoria entre lo protegido constitucionalmente y lo que escapa a
esa protección, de manera que el ejercicio del derecho fuera de esta suerte de “frontera”
del derecho, pierde el amparo constitucional. Ejemplo: la libertad de empresa (art. 19
N° 21) tiene como límites: la moral, el orden público y la seguridad nacional. Los
límites no constituyen afectación.
1. AFECTACIÓN
a) Concepto y clasificaciones
Alude a aquella afectación concreta en el contenido protegido por un derecho
fundamental respecto de una persona determinada (concepto correlativo al contenido
subjetivo de los derechos fundamentales). Los casos más paradigmáticos de
intervenciones son la sentencia judicial y la expropiación.
Al tenor del art. 20, es posible clasificar las intervenciones en: amenaza,
perturbación y privación. En los tres casos podrá tratarse de intervenciones, como ya
se dijo, legítimas o ilegítimas.
3. AFECTACIONES REGULATORIAS
99
a) Consideraciones previas
Antes de conceptualizar los distintos tipos de afectaciones regulatorias, es menester
tener presente dos distinciones:
(i) Libertades vs. derechos en sentido estricto, para determinar el concepto de
límites: Se debe distinguir entre libertades (que corresponden a una facultad de obrar
conceptualmente independiente del derecho) y derechos en sentido estricto (facultades
de obrar dentro del derecho, generando efectos en él, y que por tanto resultan de una
definición que hace el propio ordenamiento jurídico).
En las libertades, los límites definen el ámbito de protección iusfundamental. En los
derechos, el contorno de la protección viene dado por el ordenamiento jurídico (por
tanto, en este ámbito es más propio hablar de delimitación).
En materia de límites, es importante resaltar que la preceptiva constitucional sobre
límites puede ser concretada o actualizada por el legislador. Y en dicho ámbito es
fundamental distinguir, entonces, entre: límites concretados o actualizados por el
legislador, y limitaciones impuestas directamente por el legislador.
(ii) Libertad general vs. libertad específicas, para determinar el concepto de
regulación: En lo no cubierto por el contenido protectivo de una libertad específica, la
libertad general está sometida a la reserva general de regulación en beneficio de los
derechos de otros y en la evitación de perjuicio para la sociedad.
Por ello, la característica esencial del concepto de regulación es que no disminuye
las posibilidades cubiertas por el contenido protectivo de una libertad específica, sino
que se limita a condicionar su ejercicio.
conceptual
-por construir en cada casode cada derecho); y,
(ii) Un conjunto de requisitos que permiten evaluar la constitucionalidad de la
actuación legislativa en el ámbito de los derechos fundamentales, ya sean limitaciones
para las libertades, delimitaciones para los derechos, o regulaciones en general. Dentro
de estos requisitos (ocasionalmente denominados, conjuntamente con la protección al
contenido esencial, como “límites a los límites”) encontramos que:
i.la concreción de límites, la limitación o delimitación, o la regulación legislativa
debe contar con una habilitación constitucional: ya sea expresa, en el caso del
precepto constitucional que establece los límites de un derecho fundamental, que
habilita la limitación o delimitación legislativa o su actividad regulatoria, según las
categorías vistas; o bien una habilitación “implícita”, admitiéndose bajo este rubro la
actividad legislativa tendente a conciliar el ejercicio de un derecho fundamental con
otros derechos fundamentales, o con los así denominados “bienes constitucionales”,
concretando aquí el legislador el borde de contacto o frontera entre dichos derechos
y/o bienes constitucionales. Frente a la objeción que, en contra de esta posición
podría alzarse sobre la base de la redacción del artículo 19 Nº 26 “o que las limiten
en los casos en que ella lo autoriza”, cabe hacer presente que el mismo artículo
distingue otras dos figuras diferentes, la de regulación y la de complemento de las
garantías, y que la exigencia destacada se refiere precisamente a las limitaciones. De
este modo, la exigencia de autorización expresa claramente no cubre toda la
actuación legislativa en el campo de los derechos constitucionales y por ende, no a
toda la actuación legislativa le es exigida una habilitación constitucional expresa.
Usando la terminología del derecho comparado podría decirse que la habilitación
expresa es, en nuestro sistema, exigencia para la limitación o delimitación, y que se
subentiende para la concretización en los casos de límites constitucionales expresos,
pero no es requisito para otras categorías de actuación legislativa como la
regulación.
ii.la actuación legislativa debe encontrarse justificada de acuerdo a los requisitos
del principio de proporcionalidad.
(i) Reserva legal: Esta reserva constituye un límite a la facultad de afectar derechos
fundamentales y, en esa medida, es una garantía para los derechos, en dos aspectos
diferentes. Por una parte, se trata de evitar una actuación caso a caso, o una regulación
que escape a las exigencias de abstracción y generalidad que subyace a una concepción
material de ley. En este sentido, podría cumplir estas exigencias tanto la ley emanada
del parlamento como un reglamento emanado del ejecutivo; y, a la inversa, puede
incumplir la reserva legal incluso una ley aprobada por el congreso, si abandona su
carácter de regulación general y abstracta. El segundo aspecto de garantía de la
reserva legal se conecta con la mitificación del pensamiento rousseauniano, según el
cual la decisión del soberano, al ser expresión de la voluntad general, no debiese ser
temida, ya que no sería concebible pensar que, con carácter de generalidad y
abstracción, los individuos pudiesen acordar leyes en perjuicio de sus propios derechos.
Esta elegante construcción racionalista se ve refutada ante la realidad representativa
de la organización política moderna -rechazada expresamente por Rousseau, cuyos
101
tanto, se satisface el principio de idoneidad aun cuando la medida tenga una aptitud
muy reducida para contribuir al logro del objetivo perseguido. Puede dejarse abierta,
aquí, la pregunta de si los únicos fines constitucionalmente legítimos son bienes
constitucionales u otros derechos fundamentales, o bien si el estado puede determinar
otros fines de acuerdo a la exigencia de promover el bien común del art. 1 i. IV.
ii.El principio de necesidad atiende a la relación entre medios empleados y fines
perseguidos. Una medida legislativa no es necesaria si el mismo fin perseguido con ella
pudo haberse logrado a través de una alternativa menos gravosa. Constituye, si, un
problema mayor, la necesaria valoración que debe hacerse, a nivel del órgano
jurisdiccional de control de constitucionalidad, entre la medida sometida a control, y
las posibles alternativas a considerar, cuestión que puede ser parcialmente resuelta en
el examen de la proporcionalidad de la medida, considerada en sentido estricto.
iii.El examen de la proporcionalidad en sentido estricto tiende a establecer, en
concreto, si el grado en que se afecta un derecho fundamental se encuentra justificado
por el fin perseguido. En otras palabras, se intenta determinar si el sacrificio del
derecho fundamental se encuentra en una relación razonable o proporcionada con la
importancia del interés que se trata de proteger.
II. Jurisprudencia
104
Se ha dirigido a esta Contraloría General doña Ruth Gladys Mendo Vizconde, servidora
a contrata con desempeño en el Complejo Asistencial Dr. Sótero del Río, para hacer
presente que a raíz de una acusación por acoso laboral que una funcionaria de ese recinto
hospitalario efectuó en su contra, habría sido sancionada con una rebaja en el número de
sus turnos extraordinarios mensuales sin un debido proceso.
Requerido su informe, ese centro de salud adjuntó los antecedentes pertinentes, de los
cuales se desprende que tras una denuncia de maltrato apoyada por cincuenta y cinco
empleados del mismo, en el mes de junio de 2013, se decidió que los aludidos turnos de la
recurrente se restringirían a un máximo de cinco por mes, medida que se adoptó como
una manera de proteger a ésta y al personal, pues se estimó que el exceso de aquéllos
incidía en una mayor predisposición a conflictos con el equipo de trabajo. Agrega, que
desde el mes de octubre de ese año, se determinó que la interesada proseguiría
cumpliendo sus turnos extraordinarios habituales, dado que no se habían producido
nuevos inconvenientes.
Sobre el particular, es útil anotar que el artículo 36, letra f), del decreto con fuerza de ley
N° 1, de 2005, del Ministerio de Salud, prevé que el Director del establecimiento
autogestionado de que se trate -como ocurre en este caso-, se encuentra facultado
respecto de los empleados a contrata, para ejercer las funciones propias de un jefe
superior de servicio.
De lo expuesto, es dable colegir que esa autoridad puede realizar la gestión del personal
acorde las necesidades del servicio, por lo que le está permitido, entre otras materias, fijar
y modificar los turnos que procedan, lo que es armónico con los dictámenes Nos 4.391, de
2012 y 32.630, de 2013, de este origen, los cuales precisan que la implementación de
éstos entre los empleados de un organismo es una atribución otorgada a la superioridad
105
podrán ingresar a cargos en ésta las personas que tengan la calidad de cónyuge, hijos,
adoptados o parientes hasta el tercer grado de consanguinidad y segundo de afinidad
inclusive respecto de las autoridades y de los funcionarios directivos de la Administración
civil del Estado al que postulan, hasta el nivel de jefe de departamento o su equivalente.
No obstante lo expuesto, atendidas las particulares circunstancias de la situación
planteada, procede analizar si la aplicación de esta inhabilidad es contraria o lesiva a las
garantías constitucionales o a las bases de la institucionalidad, en términos tales que se
deba dar preferencia a estas últimas por sobre el tenor expreso del aludido artículo 54.
Al respecto, la comuna de Cabo de Hornos constituye una localidad apartada del
territorio nacional, donde el único establecimiento educacional existente en ella es el
Liceo Municipal de Puerto Williams y que otros colegios son de difícil acceso atendida
las condiciones de conectividad de la zona.
Así, el señor Gómez Zárraga sólo puede razonablemente desempeñar su título
profesional de profesor de educación general básica en el mencionado liceo.
De este modo, en el caso concreto la aplicación de la inhabilidad consagrada en la letra b)
del artículo 54 resultaría en una violación de los N°s. 16 y 17 del artículo 19 de la Carta
Fundamental, esto es, la libertad de trabajo y la admisión a todas las funciones o empleos
públicos, sin otros requisitos que los que imponen la Constitución y las leyes.
En tal sentido, si bien los numerales citados reconocen que la ley puede imponer
restricciones a las garantías que ellos contemplan, el N° 26 del mismo artículo 19
establece una limitación al legislador, consistente en que los “preceptos legales que por
mandato de la Constitución regulen o complementen las garantías que ésta establece o
que las limiten en los casos en que ella lo autoriza, no podrán afectar los derechos en su
esencia.”.
Por otra parte, y desde la perspectiva de la corporación recurrente, el alcalde de Cabo de
Hornos señala que el interesado es el único profesor que tiene efectivo domicilio y
residencia en la ciudad de Puerto Williams. Sobre este punto debe anotarse que el inciso
cuarto del artículo 1° de la Carta Fundamental establece que el Estado está al servicio de
la persona humana y su finalidad es promover el bien común, en tanto que el inciso
primero del artículo 3° de la ley N° 18.575 materializa este principio de servicialidad en
el orden administrativo, añadiendo que ella debe llevarse a cabo por la Administración
del Estado -carácter que naturalmente tienen las municipalidadesatendiendo las
necesidades públicas en forma continua y permanente.
Por ello, la municipalidad tampoco puede dejar de prescindir de nombrar al señor Gómez
Zárraga sin afectar los principios de derecho público de eficiencia, eficacia y continuidad
del servicio público a que se refiere el artículo 3° de la ley N° 18.575, y que le imponen el
deber de adoptar las acciones pertinentes tendientes a cumplir las obligaciones que le
asigna el ordenamiento jurídico.
En consecuencia, se reconsidera el oficio N° 1.125, de 2011, de la Contraloría Regional de
Magallanes y Antártica Chilena.
Ramiro Mendoza Zúñiga
Contralor General de la República
107
Los concejales Silva, Ovalle y Ruiz dieron a conocer a la comunidad local los siguientes
argumentos a favor de la revocación:
15
Fuente: Fermandois V., Arturo, Derecho Constitucional aplicado, pág. 244-246.
108
La aparente amplitud del encabezado del artículo más extenso de nuestra Constitución
pareciera evitar cualquier problema. En efecto, puede en principio pensarse que la voz
"persona" comprendería directamente a las personas naturales y a las llamadas
personas "morales", sin distinguir si éstas últimas cuentan o no con personalidad
jurídica. No obstante, para un análisis más profundo del problema, parece necesario
distinguir entre las diversas categorías de sujetos que se esconden tras la voz
"persona".
1.1. Las personas naturales
No cabe duda que el constitucionalismo, como parte de la filosofía política moderna, es
un movimiento de reivindicación de los derechos de la persona natural o, lo que es
idéntico decir, del ser humano. Se comprende aquí entonces, utilizando el lenguaje tan
preciso de nuestro Código Civil, a todo individuo que pertenezca a la especie humana.
Y este individuo lo es desde el primer instante de la concepción hasta el momento de
su muerte16.
1.2. Las personas morales o colectivas en general
Propio del catálogo de libertades que se reconocen en el art. 19 CPR es el extenderse
no sólo a las personas naturales sino también a las morales. Estas corresponden a
aquellas agrupaciones de personas naturales que, constituyendo asociaciones, carecen
de personalidad jurídica.
La inclusión de las personas morales encuentra su explicación en la historia fidedigna
del texto constitucional17 y en las siguientes razones:
(i) La personalidad jurídica es un atributo formal y condicionado al ordenamiento
jurídico positivo, que en cuanto tal resulta relevante para efectos patrimoniales mas no
para los constitucionales propios de la libertad. En la medida que resultan del ejercicio
de una libertad constitucional (la libertad de asociación) los grupos intermedios y
asociaciones son realidades directamente reconocidas -no creadasy amparadas por el
ordenamiento jurídico público nacional. Este es el sentido de los artículos 1° y 19 nº
15 constitucionales.
(ii) La personalidad jurídica es sólo la manifestación externa de una realidad
material mayor, cual es la existencia de una asociación. Dicho de otro modo, la
personalidad se tiene porque existe una asociación, y no viceversa.
(iii) La personalidad jurídica es, antes que una obligación para los asociados, una
carga. Esto explica la ubicación del tópico en el art. 19 nº 15 de la Constitución: en su
inciso segundo y luego del derecho de asociación en general18.
16
Cabe hacer presente que en el ámbito constitucional no tiene aplicación la definición civil acerca de la
"existencia legal" de la persona (art. 74 CC.). Sobre este tema puede consultarse nuestro "El derecho a la
vida o el deber de respetar la vida", en GARClA HUIDOBRO, Joaquín, MARTINEZ, José l. y NÚÑEZ,
Manuel A.: Lecciones de Derechos Humanos (Edeval..1, Valparaíso, 1997), pp. 45-60.
17
Véase en este sentido la sesión N° 215. pp. 5-6.
18
En una sentencia que ha marcado época en materia de asociación y «esencia de los derechos, nuestro
Tribunal Constitucional resolvió: « 11° Que de un análisis de esta disposición [art. 19 nº. 1 5] se deriva, con
claridad meridiana, que la Carta Fundamental regula tres institutos jurídicos a los cuales les atribuye
distintos alcances, no obstante su íntima vinculación. Ellos son: el derecho de asociación en general, las
asociaciones que deseen [cursiva nuestra] gozar de personalidad jurídica y los partidos políticos. 12° Que el
derecho de asociación concebido en su más pura y natural expresión, como la facultad de una persona para
reunirse con otras, en forma voluntaria y con cierro grado de permanencia para la realización de un fin
determinado, se encuentra ampliamente asegurado por el Constituyente, quien ni lo somete a prescripción
legal alguna para su ejercicio ni dispone que requiera permiso previo, imponiéndole s6lo la limitación de no
ser
contrario a la moral, al orden público o a la seguridad del Estado. Cualquier persona, al solo amparo de
110
la norma constitucional puede ejercer este derecho sin más restricción que la antes anotada" (sentencia rol
43, de 24 de febrero de 1987, sobre el proyecto de Ley Orgánica Constitucional de Partidos Políticos).
19
Sobre la libertad de asociación y libertad de las asociaciones véase nuestro "Las libertades de asociación
y reunión" en Lecciones de Derechos Humanos, cit. nota 2, pp. 232-234.
20
Véanse por ejemplo, dentro del art. 19, los números 4 (en cuanto al derecho al respeto y protección de la
honra de un ente colectivo que, por definición, carece de personalidad jurídica: la familia), 6 (que señala
derechos especiales para las iglesias y confesiones religiosas), 12 (derecho de rectificación y respuesta en
favor de toda persona natural o jurídica ofendida o injustamente aludida, o el derecho de estas últimas para
fundar, editar y mantener medios de comunicación social) y 15 (en cuanto a los partidos políticos).
21
En este sentido vid.: SOTO KLOSS, Eduardo: El recurso de protección. Orígenes, doctrina y
jurisprudencia (Ed. Jurídica de Chile, 1982), pp. 71-73 y ARANCIBIA, Jaime: "Capacidad procesal de los
cuerpos intermedios que carecen de personalidad jurídica", ponencia a las XXX Jornadas Chilenas de
Derecho Público (Edeval, Valparaíso, en prensa).
22
En este sentido véanse SOTO KLOSS, Eduardo, op. cit. nota 6. pp. 72, 73 y 76 ("... toda persona o grupo
está amparada por este R.P. [recurso de protección: toda 'persona', y en ello queda incluido no sólo la
persona natural sino también la persona jurídica, y aquí las personas jurídicas no sólo de derecho privado
sino de derecho público estatal o no estatal todo 'grupo', y en ello se incluye toda reunión de personas, ente,
agrupación, organización, movimiento o asociación, de cualquier tipo, naturaleza o condición". También
NOGUEIRA, Humberto Dogmática Constitucional (Ed. Universidad de Talca, 1997), p. 154: "Por otra
parte, está el tema de la titularidad de los derechos fundamentales de los poderes públicos u organismos del
Estado. En este ámbito, parece indiscutible que los derechos fundamentales son derechos que tienen a la
persona como sujeto activo y al Estado como sujeto pasivo en la medida que reconocen y protegen ámbitos
de libertad o prestaciones que los poderes públicos; deben otorgar o facilitar a los individuos o cuerpos
intermedio; Sin embargo, las actuaciones de la administración centralizada y descentralizada del Estado
están sometidas al control de los tribunales de 1us1icia, lo que hace que tengan el derecho a una tutela
judicial
efectiva cuando sean parte de un proceso en una relación de Derecho Privado. como puede ser una
111
1.4.1. El problema
La cuestión, sin embargo, no es tan sencilla.
En efecto, dejando al margen de la discusión a las llamadas personas de Derecho
Público no estatales 24 , no resulta fácil justificar el título por el cual las personas de
Derecho Público tendrían derechos constitucionales.
Muy por el contrario, razones para negarlo hay suficientes:
(i) En primer lugar, toda la filosofía política que inspiró el moderno constitucionalismo
-particularmente el iusnaturalismo racional5ista anglosajón y francés del siglo XVI I
I- configuró la teoría de los derechos fundamentales como una categoría contrapuesta
y a oponer frente a los poderes del soberano. Tanto es así que el contractualismo
propuso estos poderes corno facultades naturales y cronológicamente precedentes a la
comunidad política. Luego, en todos los documentos históricos que sirvieron de
"partida de nacimiento" a los modernos derechos humanos, resultaba inconcebible la
posibilidad que fuera el mismo soberano quien los reclamara para sí.
Dicho de otro modo, los derechos y garantías constitucionales son títulos de defensa
de los particulares para ser invocados frente al Estado. El Estado es sujeto pasivo y no
activo de ellos.
(ii) En segundo lugar, existen más que poderosas razones para afirmar que el texto de
la Carta de 1980 siguió el mismo sendero iusfilosófico que sus predecesoras. No debe
olvidarse que las "personas" (que hasta la absurda e innecesaria ley de reforma N°
19.611, la Constitución llamaba "hombres") a las cuales el artículo 1° constitucional
reconoce dignidad, libertad e igualdad son las personas naturales, esto es las de carne
y hueso.
(iii) En tercer lugar, y en perfecta concordancia con la herencia filosófica reseñada en
el párrafo (i) precedente, bajo nuestra Constitución los derechos constitucionales son
límites para el ejercicio de la soberanía y del resto de las competencias estatales. Esta
función tan obvia es recordada por los artículos 1° y 5° de nuestra Constitución25 ,
refiriéndose expresamente esta última norma a los "derechos esenciales que emanan
de la naturaleza humana".
(iv) En cuarto lugar, tras la idea de Estado de Derecho yace implícito otro supuesto
fundamental: el Estado, antes y en vez de "derechos", lo que posee son
relación laboral o comercial. por ejemplo. El problema más trascendente es si los poderes públicos, en
cuanto tales, pueden ser sujetos de derechos fundamentales. Nos parece que no hay razón para que ellos no
sean sujetos del derecho a la tutela judicial efectiva, aun cuando operen con personalidad jurídica de
Derecho Público, como así mismo, que corporaciones públicas como Televisión Nacional puedan
reivindicar para sí la libertad de información o las corporaciones universitarias de Derecho Público no
puedan reivindicar el derecho a la autonomía universitaria”.
23
Véase la noticia que en el temprano '82 daba el Profesor SOTO KLOSS (op. cit. nota 7, p. 7). Vid.
también
Seremi de Bienes Nacionales con l. Municipalidad de Penco (en RD}., t. LXXXVlll, 2. S. pp. 190-198) o
Roberto Zahler con Directorio del Banco Chile y otros (sentencia de la Corte de Apelaciones de Santiago de
22 de septiembre de 1995, rol 1356-95). Esta última sentencia, confirmada por la Corte Suprema por fallo
de 22 de abril de 1996, aparece publicada y comentada en RODRÍGUEZ, Pablo: El abuso del derecho y el
abuso circunstancial (Ed. Jurídica de Chile, Santiago de Chile, 1998), pp. 278-329.
24
Como !o fueron bajo la Constitución de 1925 los partidos políticos (modificada en esta parte por la
ley N° l7.398) o los colegio profesionales (bajo el imperio de la derogada ley N°4.409), y como hoy lo son.
desde la reciente ley N° 19.638 (art. 10 inciso final), las entidades religiosas.
25
El art. 1° inciso 4° fija el "pleno respeto a los derechos y garantías que esta Constitución establece" como
limite a la misión fundamental del Estado chileno cual es el promover el bien común temporal. Por su parte,
el
art 5° los señala, ni más ni menos que como límite para el ejercicio de la soberanía.
112
26
En su ensayo de clasificación de las garantías constitucionales. y sin entrar al tema de la titularidad, el
Prof. Alejandro GUZMÁN BRITO las encierra dentro de la categoría de los "principios generales de
derecho”. Para GUZMÁN, estos principios no son derechos subjetivo; propiamente tales: uno se trata de
derechos subjetivos sino de derecho objetivo directamente: son norma; que cumplir, no derechos que
exigir". Vid. su "La naturaleza de las garantías constitucionales de la persona examinada a través de su
protección judicial", en RDJ. t. LXXXV, n° 2 (1988), pp. 109110.
27
Hay que precisa que otra situación, muy diversa, es la legitimación procesal que se reconoce al Estado, y
que no puede dejar de reconocerse, para accionar en favor de un individuo. Tal es el caso, por ejemplo, de la
reiterada
jurisprudencia en materia de huelgas de hambre y transfusiones forzadas de sangre.
113
28
Por falta de "fundamentos suficientes", cf. N° 2, inciso 2°, del AA.CS. sobre tramitación .v fallo del
recurso de protección de las garantías constitucionales (DOf. 27 de junio de 1992, modificado en esta parte
por el AA.CS. de 4 de mayo de 1998, publicado en el DOf. de 9 de junio de 1998). Sobre la declaración de
admisibilidad, vid.: SOTO KLOSS, E.: "El derecho fundamental de acceso a la justicia (a propósito de
requisitos de admisibilidad)", Actas XXIX Jornadas Chilenas de Derecho Público, en Revista Chilena de
Derecho, número especial (1 998), pp. 273278 y MARTÍNEZ, J.I. y NÚÑEZ, M.: “Acerca de la declaración
de admisibilidad en la acción de protección", Actas XXX Jornadas Chilenas de Derecho Público (Edeval,
Val paraíso, en prensa).
29
Cf. el Protocolo Facultativo del PDCP, ratificado y aprobado por Chile (Dec. 747, RR.EE., DO. de 20 de
agosto de 1992), relativo a la competencia del Comité de Derechos Humanos para recibir denuncias d
particulares.
30
Vid. art. 1° y 45.l CADH.
31
Esta es la doctrina, de filiación germana, de la Drittwirkung der Grundrechte. Vid.: ALEXY, Roben:
Teoría de los Derechos Fundamentales (Tr. E. Garzón, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1993);
GARCÍA T., J. Y JIMÉNEZ BLANCO, A.: Derechos fundamentales y relaciones entre particulares. La
Drittwirkung en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional (Civitas, Madrid, 1986), passim; MARTÍNEZ,
J.L: "Los particulares como sujetos pasivos de los derechos fundamentales: La doctrina del efecto horizontal
de los derechos", en RChD. Actas XXIX Jornadas Chilenas de Derecho Público, número especial {1998),
pp. 59-64 (con extensa jurisprudencia comparada) y PÉREZ LUÑO, A.: Derechos Humanos, Estado de
Derecho
y Constitución (Tecnos, Madrid, 1986), pp. 327 y capítulos 2 y 7.
114
Suele decirse, a veces en forma u n tanto genérica, que las normas constitucionales
obligan por igual al Estado como a los particulares. Desde este punto de vista, el art.
6° inciso 2° de nuestra Constitución 32 permitiría decir que el art. 19 es, in toto,
vi nculante para todas las personas. A n uestro juicio esta es una afirmación que hay que
precisar.
En efecto, del listado de normas del art. 19, hay varias que tienen como destinatario
exclusivo al Estado. En este sentido, se t rata de mandatos que no obligan directamente a los
particulares por cuanto no se dirigen a ellos. El único efecto, mediato, que generan en el
ámbito particular es la prohibición de impedir u obstaculizar las acciones que el Estado debe
ejecutar para cumplir con esos derechos.
Este es el caso, por ejemplo, de las normas relativas a la aplicación de l a pena de muerte
o de la igualdad ante la ley. En efecto, en la medida que la pena de m uerte sólo puede ser
aplicada como sanción por el Estado, es que el particular no resulta obligado por la norma
del i nciso 3° del art. 19 de la Constitución. Similar es la situación del llamado "derecho a la
igualdad" que en cuanto ordena la actividad de los poderes públicos, no alcanza el ámbito
personal de los individuos.33
'
II. Jurisprudencia
i. CORTE SUPREMA, SENTENCIA ROL Nº 2791-2012, CARATULADO MUNICIPALIDAD
DE ZAPALLAR CON CONTRALORÍA REGIONAL DE VALPARAÍSO, 03 DE JULIO DE
2012.
devolver los fondos que se hubieren percibido indebidamente por tal concepto y dejando
sin efecto las multas cursadas; acto que a su juicio es conculcatorio de las garantías
fundamentales establecidas en los N° 2, 20 y 24 del artículo 19 de la Constitución Política
de la República.
Segundo: Que el acto impugnado por el presente recurso se pronuncia sobre la
pertinencia del cobro de patente municipal, rechazando que la “Compañía de Inversiones
Los Nogales S.A.” se encuentre afecta al pago de patente por realizar únicamente
inversiones de carácter pasivo. En el pronunciamiento recurrido se señaló que la
jurisprudencia administrativa ha precisado que los supuestos que hacen procedente el
cobro de patente municipal son: a) que la actividad esté gravada con ese tributo; b) que
ésta sea efectivamente ejercida por el contribuyente; y c) que la misma se realice en un
local, oficina, establecimiento, kiosko o lugar determinado.
En relación a la primera exigencia, el dictamen hace notar que la jurisprudencia
administrativa de la Contraloría General “ha sostenido que la inversión pasiva que en
general consiste en la adquisición de toda clase de bienes con fines rentísticos, sea cual
fuere la forma jurídica que adquiera el inversionista, que no involucre la producción de
bienes ni la prestación de servicios, no constituye una actividad que configure el hecho
gravado contemplado en el artículo 23 del citado Decreto Ley N° 3.063 de 1979”.
En seguida, con respecto al requisito vinculado al desarrollo efectivo de una actividad
gravada, la resolución del órgano contralor consigna que viene en reiterar que “no
resulta suficiente para dar por comprobada esa circunstancia la sola consideración del
objeto social especificado en los estatutos respectivos, sino que se requiere que tal
ejercicio se encuentre acreditado, debiendo la entidad edilicia para tal fin, ponderar los
antecedentes aportados por el interesado y los que recabe por sus propios procedimientos
de inspección”. Agrega el ente fiscalizador que en este caso la Municipalidad de Zapallar
“se ha limitado a fundamentar el cobro que ha efectuado a la sociedad reclamante en su
objeto social(…) sin que en los documentos tenidos a la vista se advierta que haya
constatado fehacientemente que aquélla realiza de manera efectiva actividades afectas a
patente municipal”.
Finalmente concluye que “en la medida que no se ha acreditado que la sociedad
reclamante realiza actividades gravadas con patente municipal –lo que debe verificarse
por la municipalidad en los términos referidos en la citada jurisprudencia
administrativano ha procedido el cobro efectuado por dicho municipio, por lo que éste
deberá proceder a devolver los fondos que hubiere percibido indebidamente y dejar sin
efecto las multas cursadas en su caso, informando a la brevedad de lo anterior a este ente
fiscalizador”.
Tercero: Que en primer término y siguiendo el orden de la recurrida en su informe y de
la sentencia en alzada en cuanto a separar los argumentos de forma y fondo, cabe señalar
que si bien esta Corte comparte sus considerandos cuarto y quinto, útil es poner de
manifiesto en cuanto a la alegación de la recurrida de falta de legitimación activa de las
Municipalidades para interponer un recurso de protección en contra de la Contraloría
General de la República por no poder aceptarse como un mecanismo de impugnación de
dictámenes rompiéndose la unidad estructural y armónica de la Administración del
Estado, que siendo las Municipalidades personas jurídicas de derecho público autónomas
nada obsta a que si sus derechos son vulnerados por actos administrativos de otros
órganos de la Administración, tanto activa como de control, puedan recurrir de
protección ante los tribunales superiores de justicia. De este modo, dicho argumento
carece de sustento y no puede ser considerado.
Cuarto: Que en cuanto al fondo de lo debatido, esta Corte Suprema ha venido sosteniendo
en forma uniforme y reiterada en decenas de fallos sobre la misma materia, que para
117
118
realizada, y por último del trámite de registro, existiendo muy pocos casos que se
refieran a otras materias”.
“Que con respecto a los dictámenes de la Contraloría, y no obstante que la Ley de Bases
de los Procedimientos Administrativos, en su artículo tercero, los califica como actos
administrativos y por lo tanto claramente recurribles por la vía jurisdiccional, puede
distinguirse entre: dictámenes constitutivos de “decisiones”, que son verdaderos actos
terminales; aquellos que pueden dar lugar a actos administrativos posteriores, que
constituyen actos de trámite; y por último, dictámenes que no son creadores de derecho y
que tienen por objeto instruir a la Administración respecto al alcance o interpretación
que debe darse a algún precepto legal, tipo de dictámenes que no cabe dentro de la
definición de acto administrativo de la Ley de Procedimiento Administrativo, ya que la
alusión de su artículo tercero inciso sexto está referida, cuando habla de “dictámenes o
declaraciones de juicio”, a actos o dictámenes de naturaleza particular, y aquellos son
equivalentes a verdaderas circulares. Tratándose de estos últimos lo que puede afectar las
garantías constitucionales es la aplicación que cada servicio de la Administración haga
del dictamen, pero éste en sí mismo no produce tal efecto, salvo en cuanto pueda
constituir una amenaza”.
El Dictamen N° 648 de 11 de enero de 2012, calificado en autos en todo momento como
oficio, pero que técnicamente constituye un dictamen, no obstante provenir de un
Contralor Regional y no del Contralor General, al ordenar la devolución de los fondos
percibidos por cobro de patente y por multas cursadas, constituye un acto administrativo
terminal que produce efectos jurídicos precisos obligando a la Municipalidad, y no
emitiendo solamente una opinión sobre el alcance o interpretación que debe darse a un
precepto legal.
Séptimo: Que, en todo caso, la Contraloría General de la República en su actuación debe
respetar la Constitución y la ley y se encuentra sometida al principio de legalidad,
correspondiendo a los tribunales de justicia verificar y ejercer el control jurisdiccional de
sus actos a través de las acciones contencioso administrativas que se interpongan.
Siendo la materia a que se refiere el presente recurso de protección un tema de derecho
tributario, esto es de derecho administrativo especial, en el análisis de la legalidad deben
considerarse tanto las normas de derecho positivo como aquellos aspectos que
constituyen la base del derecho administrativo, como es el caso de la jurisprudencia. Al
respecto, debe dejarse establecido una vez más que la Contraloría debe inclinarse frente a
la jurisprudencia de los tribunales, lo que es fundamental para el orden institucional y
particularmente válido cuando ésta es uniforme y permanente en el tiempo, por cuanto la
jurisprudencia, con mucho mayor énfasis que en otras ramas del derecho, es fuente del
derecho administrativo, por lo que si ella establece -interpretando la leyque las
sociedades de inversión deben pagar patente municipal, este criterio jurisprudencial
constituye fuente del derecho y como tal integra el denominado bloque de la legalidad,
siendo obligatoria para el ente contralor; naturaleza de la que carecen los dictámenes de
la Contraloría, que son únicamente constitutivos “de la jurisprudencia administrativa”
como señala el artículo 6 inciso final de su Ley Orgánica.
Octavo: Que de acuerdo a lo expuesto, siendo ilegal el Dictamen N° 648 de 11 de enero
de 2012 emanado de la Contraloría Regional de Valparaíso, por contravenir lo dispuesto
en los artículos 23 y 24 del Decreto Ley N° 3.063 sobre Rentas Municipales
interpretados en la forma que lo ha hecho la jurisprudencia de la Corte Suprema y
vulnerar el derecho de propiedad que sobre los tributos y multas que debidamente la
Municipalidad recurrente ya había percibido, el presente recurso deberá ser acogido.
Noveno: Que, por último, es necesario dejar establecido que la prohibición contenida en
el artículo 6 inciso tercero de la Ley Orgánica de la Contraloría General de la República
119
Órganos de la Administración del Estado, así como las disposiciones pertinentes del
Estatuto Administrativo, de los Estatutos de la Universidad y de su Reglamento General
de Elecciones.
Se trata de un procedimiento administrativo para la provisión del cargo público de
Decano de una universidad estatal, en el marco de su autonomía legal. El hecho de que el
Decano se designe previo desarrollo de elecciones no altera esta naturaleza jurídica del
procedimiento;
3º. La reclamación interpuesta por el señor Nahum ante el Tribunal Electoral Regional,
busca el control de juridicidad de un acto administrativo emanado de un órgano
administrativo de la Universidad, esto es la conformidad a derecho de una resolución de
la Junta Electoral Central de la Universidad de Chile en el marco del proceso eleccionario
en comento.
Sin embargo, el examen de juridicidad de este procedimiento administrativo no cabe
dentro de los ámbitos de competencia de dicha judicatura especial, conforme a la Ley
Nº 18.593, de los Tribunales Electorales Regionales.
Así, el Tribunal Electoral dio tramitación a la reclamación deducida por el señor Nahum,
reclamación fundada en el artículo 10, Nº 2, de la referida ley, en circunstancias que dicho
tribunal debió, por sí mismo, declararse absolutamente incompetente, toda vez que esa
norma le otorga competencia para conocer de las reclamaciones con motivo de
elecciones de carácter gremial o las de cualesquiera otros grupos intermedios; no así
respecto de procesos para la provisión de cargos públicos al interior de órganos de la
Administración del Estado, siendo irrelevante que el cargo se provea mediante un
procedimiento electivo, como en la especie. Tampoco existen otras normas especiales que
confieran competencia a los tribunales electorales en procesos eleccionarios como el de
autos;
4º. La Universidad de Chile no es un cuerpo intermedio, siendo así imposible justificar la
competencia del Tribunal Electoral en el aludido artículo 10, Nº 2.
Los grupos intermedios, ya en el artículo 1° de la Constitución, son concebidos como
entidades de carácter esencialmente privado, que corresponden a manifestaciones del
derecho de asociación de particulares y que, desde luego, no pueden ser creados por el
Estado; siendo así inconcebible que un órgano de la Administración del Estado, como es
la Universidad de Chile, revista dicho carácter; e inadmisible afirmar que la Universidad
goce de dos naturalezas jurídicas que son esencialmente excluyentes.
Este Tribunal Constitucional, en su sentencia Rol Nº 1295, ha señalado que los cuerpos
intermedios se ubican entre el individuo y el Estado, y que cuerpo intermedio es todo
ente colectivo no integrante del aparato del Estado.
La autonomía universitaria atribuida por ley tampoco transforma a la Universidad en un
grupo intermedio;
5º. La elección de Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile no es
tampoco un acto electivo en los términos del artículo 10, Nº 2, de la Ley de los
Tribunales Electorales Regionales.
La elección de Decano, como se dijo, es un procedimiento administrativo, en el que, como
expresión del ejercicio de la autonomía universitaria, se opta por proveer un cargo
público a través de elecciones.
No se trata de un caso en que concurra la competencia especial de los tribunales
electorales, pues no es una votación popular, propia del ejercicio del derecho ciudadano a
122
6º. La Universidad de Chile, si bien cumple una función de servicio público como
institución de educación superior estatal, es más que un servicio público, como se
desprende de la sentencia de este Tribunal Constitucional Rol Nº 2252.
E.Tramitación.
Por resolución de 17 de septiembre de 2014, a fojas 294, se tuvieron por evacuados los
traslados y se decretó que vinieran las partes a alegar.
A fojas 301, con fecha 30 de septiembre de 2014, la Universidad de Chile solicita se tenga
presente lo que indica, para desestimar en todas sus partes cada una de las observaciones
contenidas en el escrito de fojas 281, en que el señor Nahum evacúa el traslado.
2º. Que la Universidad sí es un órgano administrativo, en los términos del artículo 93, Nº
12°, de la Carta Fundamental. Dicho concepto ha sido entendido por este Tribunal de
modo amplio, incluyendo a entidades autónomas;
4º. Que en la evacuación del traslado no se explica cómo la Universidad sería un cuerpo
intermedio ni cómo el proceso de elección de Decano sería una elección comprendida en
los supuestos de competencia legal del Tribunal Electoral;
125
Por resolución de 17 de septiembre de 2014 (fojas 294) se ordenó traer los autos en
relación, agregándose la causa en la tabla de la Primera Sala del día 1º de octubre de
2014, fecha en que tuvo lugar la vista de la causa, integrándose la Sala por cinco
miembros, por aplicación del artículo 37 de la Ley Orgánica Constitucional de esta
Magistratura.
Y CONSIDERANDO:
PRIMERO. Que cabe destacar, como afirmación inicial, que no le corresponde a este
Tribunal realizar un juicio sobre el proceso eleccionario o de designación de Decano para
la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile por el período 2014 2018. Por
consiguiente, nada de lo que se resuelva en esta sede debiera interpretarse como
una validación de la regularidad o irregularidad del aludido proceso;
I . FORMA .
TERCERO. Que el primer asunto que este Tribunal debe resolver dice relación con los
alcances de una de sus atribuciones constitucionales. En efecto, el numeral 12º del inciso
primero del artículo 93 de la Constitución Política de la República dispone que son
atribuciones del Tribunal Constitucional: "Resolver l.as contiendas de competencia que
se susciten entre l.as autoridades políticas o administrativas y los tribunales de justicia,
que no correspondan al. Senado;";
QUINTO . Que, para abordar la interrogante principal que da origen a este acápite, es
posible distinguir dos órdenes generales de razonamientos. Un primer tipo de
argumentación busca resolver si para que se entienda trabada una contienda de
competencia es suficiente o no que el otro órgano concernido (que no ha promovido
explícitamente la contienda de competencia ante esta Magistratura) se esté atribuyendo
competencia de manera provisoria (e, incluso, tácita). Al respecto, se concluye que el
Primer Tribunal Electoral de la Región Metropolitana, aun no habiendo resuelto de
manera definitiva la cuestión de incompetencia entablada ante él, sí se ha atribuido
126
competencia para conocer del asunto en virtud de un proceso que este Tribunal ha tenido
que suspender en su tramitación. Un segundo tipo de argumentación dice relación con la
verificación de si puede considerarse o no que el conocimiento del asunto por parte del
Primer Tribunal Electoral de la Región Metropolitana implica una invasión de (o
interferencia en) la competencia de la Universidad de Chile;
SÉPTIMO. Que, en este caso, por un lado, resulta evidente la voluntad explícita de
uno de los órganos alegando la existencia de una contienda de competencia. La
resolución de este Tribunal declarando admisible la contienda promovida al menos
permite colegir la constatación de un conflicto desde la perspectiva de uno de los órganos
(la Universidad de Chile). Y, por el otro, es posible sostener que el órgano imputado
como incompetente (el Primer Tribunal Electoral de la Región Metropolitana) no ha
declinado su competencia para seguir conociendo del asunto, pudiendo entenderse que, a
esta fecha, se ha arrogado una competencia al menos provisoria;
Elecciones que regula la tramitación y los procedimientos que deben aplicar los
Tribunales Electorales Regionales dispone que "[t]oda cuestión accesoria que se
promueva en el curso de la causa podrá resol verse de plano o con audiencia de la
contraria . [ ] El Tribunal deberá fallar el incidente de inmediato, cuando se trate de una
cuestión previa y de especial pronunciamiento y dejará su decisión para la sentencia
definitiva, cuando su resolución no retarde el procedimiento";
DUODÉCIMO. Que, por último, podría sostenerse que este Tribunal debiera declinar
su competencia para resolver la contienda promovida mientras se encuentre pendiente la
resolución por parte del Primer Tribunal Electoral de la Región Metropolitana respecto
de la excepción de incompetencia alegada por la Junta Electoral Central de la
Universidad de Chile. Así, podría argumentarse, de confirmarse la competencia del
Primer Tribunal Electoral de la Región Metropolitana para conocer y resolver la
reclamación interpuesta por el profesor Nahum, que la Universidad de Chile podría
promover nuevamente una contienda de competencia ante este Tribunal Constitucional.
Sobre el particular, debe destacarse que la oportunidad para la adopción de una
determinación final sobre el asunto por parte de este Tribunal no es inocua para la parte
que ha promovido la contienda. Si se asumiera que el tribunal electoral mencionado no es
competente para conocer del proceso de designación de Decano de la Facultad de
Derecho de la Universidad de Chile, apreciación que confirmará este Tribunal por las
consideraciones que más adelante se explicarán, la demora le puede causar un agravio o
lesión. En efecto, existiendo la convicción jurídica por parte de esta Magistratura de
que la resolución de la controversia le corresponde a la Universidad y,
eventualmente, a instancias de impugnación distintas de la justicia electoral regional, el
conocimiento de la materia por parte de la justicia especial recién aludida tendría como
efecto una dilación adicional para la adopción de la decisión respecto de quién será el
Decano de una facultad universitaria. No se está en presencia de un conflicto virtual ni de
uno inocuo;
2) Acerca de si puede considerarse o no que el conocimiento del asunto por parte del
Primer Tribunal Electoral de la Región Metropolitana implica una invasión de (o
interferencia en) la competencia de la Universidad de Chile.
129
TRIGÉSIMO. Que, en cuarto lugar, resulta difícil sustentar la idea de que el Tribunal
Constitucional es sólo el sucesor de la facultad que correspondía a la Corte Suprema
desde 1925. Es decir, con la reforma constitucional del año 2005 no sólo se traspasó la
facultad bajo análisis, sino que se reformuló, no en términos de su texto, pero sí en su
sentido y alcance. Es razonable sostener que esta facultad en manos de la Corte Suprema
tenía un sentido y alcance configurado por el órgano que la ejercía, el cual tiene un
estatuto propio y un lugar en la estructura de separación de poderes. El Tribunal
Constitucional tiene otro "lugar constitucional" y un estatuto jurídico dirigido
íntegramente al fin de asegurar la supremacía de la Constitución (que no es la única
finalidad de la Corte Suprema) . Por lo mismo , la facultad del Tribunal Constitucional
contemplada en el artículo 93, inciso primero, numeral 12º de la Constitución debe leerse
de manera más amplía que la interpretación que le pueda haber dado la Corte Suprema;
II. FONDO.
Universidad de Chile es una persona jurídica de derecho público que, corno prestadora de
un servicio estatal de educación superior, no actúa o se expresa como si se tratara de un
cuerpo intermedio, pero cuanto a comunidad educativa, perspectiva en virtud de la cual
debe incluirse al alumnado o beneficiarios del servicio, sí caben en ella expresiones
propias de una agrupación intermedia;
TRIGESIMONOVENO. Que así, sin perjuicio de que todas las universidades están
llamadas a prestar un servicio de interés público, hay algunas que, en cuanto ente
prestador de un servicio, constituyen un órgano de la Administración del Estado y, por
ende, no pueden ser calificadas como un grupo intermedio. Es en este sentido que cobra
valor la afirmación de que la Universidad de Chile es más que un grupo intermedio o que
dicha universidad es más que un servicio público;
133
SE RESUELVE :
Acordada con el voto en contra de la Ministra señora Marisol Peña Torres (Presidenta),
quien estimó que, en el caso de autos, no se configura una contienda de competencia de
aquellas que le corresponde dirimir al Tribunal Constitucional, en virtud de la atribución
134
que le confiere el artículo 93, inciso primero, Nº 12°, de la Constitución Política. Para
estos efectos tuvo en consideración los siguientes fundamentos:
lº. Que el Tribunal Constitucional, como todo órgano jurisdiccional, debe guiar su actuar
por el principio de la competencia específica, definida como "la facultad que tiene el tribunal
que radicó el conocimiento de un proceso para resolverlo. " (Juan Colombo Campbell. El debido
proceso constitucional. Cuadernos del Tribunal Constitucional, Nº 9, 2003, p. 32).
Si el tribunal excede su competencia específica incurrirá en el vicio de ultra petita, sin
perjuicio de que, desde el punto de vista constitucional, incurrirá, asimismo, en una causal
de nulidad de derecho público, por haber infringido el principio de clausura del derecho
público, según el cual "ninguna magistratura , ninguna persona ni grupo de personas pueden
atribuirse , ni a un a pretexto de circunstancias extraordinarias , otra autoridad o
derechos que los que expresamente se les hayan conferido en virtud de la Constitución o
las leyes." (Artículo 7º inciso segundo, de la Carta Fundamental) .
Las afirmaciones que preceden explican que el derecho de acceso a la justicia o derecho a
la tutela judicial efectiva limita en la competencia específica del tribunal;
2°. Que, acorde con lo expresado, en el caso de autos el Tribunal debe proceder a
determinar, antes de cualquier examen sobre el fondo del asunto, si es competente para
resolver la pretensión planteada por el Rector de la Universidad de Chile en su libelo de
fojas 1 y que ha sido sintetizada en la parte expositiva de esta sentencia;
3º. Que, en este sentido, cabe recordar que la autoridad universitaria aludida ha
requerido a esta Magistratura en virtud de la atribución que le confiere el artículo 93,
inciso primero, N º 12° de la Constitución Política, esto es, la de resolver las
contiendas de competencia que se susciten entre autoridades políticas o administrativas
y los tribunales de justicia, que no correspondan al Senado. Esta atribución correspondía
a la Corte Suprema antes de que fuera radicada en el Tribunal Constitucional mediante
reforma de agosto del año 2005.
Estimó que esta atribución debe mantenerse en la Corte Suprema, porque es el Tribunal que, en su
condición de máxima autoridad del Poder Judicial, conoce y debe resolver los problemas que en su
funcionamiento puedan surgir en los juzgados que de ella dependen, sean jurisdiccionales o de
cualquiera otra naturaleza, porque es una facultad naturalmente suya que deriva directamente de
la superintendencia directiva, correccional y económica que tiene sobre todos los tribunales de la
135
Nación, con las solas excepciones que establece el artículo 79 (hoy 82), y porque la aplicación de las
normas vigentes al respecto, establecidas en el inciso final del precepto constitucional citado, nunca
ha motivado controversias.” (Emilio Pfeffer Urquiaga. Reformas constitucionales 2005.
Antecedentes, debates, informes. Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2005, p. 381);
El conflicto tiene que haberse suscitado porque el órgano político o administrativo pide al
órgano jurisdiccional (que se estima competente) que no siga conociendo del asunto
controvertido entre ellos porque lo presume propio de su competencia (contienda por
declinatoria) o que conozca de un asunto al cual el tribunal se niega por estimar que
carece de competencia, al igual que lo sostiene el órgano político o administrativo
(contienda por inhibitoria). (Énfasis agregado).
c) Que la contienda sea promovida por el órgano legitimado para estos efectos, esto
es, "por cualquiera de las autoridades o tribunales en conflicto" (articulo 93, inciso
decimoséptimo);
5º. Que, en lo que atañe al primer requisito mencionado, esto es, que se haya promovido
efectivamente una contienda de competencia, es necesario tener presente que el Rector de
la Universidad de Chile ha afirmado, en estos autos, que "la presente contienda se plantea
por estimar que la competencia sobre la elección, incluyendo la impugnación y el control
de juridicidad de los actos que resulten de dicho procedimiento administrativo,
corresponde que sea ejercida por la Universidad de Chile, a través de sus autoridades o
servicios centrales internos, establecidos por normas de rango legal y especialmente
facultados para ello y, por tanto, resultar la judicatura electoral requerida (el Primer
Tribunal Electoral de la Región Metropolitana) absolutamente incompetente para
conocer y pronunciarse sobre el mismo. " (Fojas 2).
Los mismos académicos aducen una segunda excepción de incompetencia del Tribunal
Electoral Regional, fundada en la naturaleza del objeto de la reclamación, afirmando que
"resultan discutibles las alegaciones de los reclamantes en contra de la
decisión de la Junta Electoral Central , para atribuir competencia al Tribunal
Electoral Regional , en desmedro de la plena competencia de la Contraloría
General de la República , toda vez que lo que ha acontecido es un pronunciamiento
de este órgano de la Universidad de Chile que , resol viendo un asunto en el
ámbito de sus atribuciones y de acuerdo a un procedimiento reglado, acogió una
impugnación presentada a la candidatura del Prof . Sr . Nahum. La alegación de
competencia fluye también de una interpretación armónica de la Ley N º 18 .593 (...)
";
7º. Que de los antecedentes reseñados puede colegirse, en primer término, que la
Junta Electoral Central de la Universidad de Chile desconoce e impugna la competencia
del Primer Tribunal Electoral de la Región Metropolitana para conocer del reclamo
presentado por el profesor Roberto Nahum Anuch y otros, Rol Nº 2814-2014.
8°. Que la síntesis que precede resulta relevante, pues para que se configure una
contienda de competencia es menester que ambos órganos en conflicto -la autoridad
política o administrativa y el tribunal de que se trate- se estimen competentes para
conocer del asunto del reclamo interpuesto, en este caso, por el profesor Nahum Anuch
y otros académicos de la Universidad de Chile. Así se desprende de la propia noción de
contienda de competencia consignada en el considerando cuarto de este voto.
La racionalidad de esta exigencia encuentra su razón de ser en el hecho de que la
contienda de competencia importa un conflicto constitucional, porque al arrogarse un
órgano la competencia que otro defiende al amparo del ordenamiento jurídico, el
137
9°. Que, en estas circunstancias, quienes suscriben este voto estiman que no se ha
producido una efectiva contienda de competencia entre la Universidad de Chile y el
Primer Tribunal Electoral de la Región Metropolitana, en la medida que este último no
ha resuelto la excepción de incompetencia planteada por las autoridades de aquélla, que le
impediría resolver el reclamo del Rol Nº 2814/2014;
10°. Que en lo que se refiere al segundo requisito para que prospere una contienda de
competencia ante esta Magistratura, vale decir, que aquélla se promueva entre una
autoridad política o administrativa y un tribunal inferior de justicia, puede sostenerse
que, conforme a lo resuelto por este Tribunal en sentencia Rol Nº2252, "la noción de
servicio público no cabe duda que conviene en plenitud a la Universidad de Chile en su
dimensión administrativa y organizacional , pero puede resultar insuficiente en su
propia matriz vocacional : la académica ." (Considerando 25º ).
Así, y aun cuando la Universidad de Chile -en cuanto Universidadse caracterice por
constituir una realidad mucho más compleja que la de un servicio público, a la luz de su
vocación educacional, igualmente cabe dentro del concepto de Administración del Estado
contemplado en el inciso segundo del artículo 1° de la Ley Orgánica Constitucional de
Bases Generales de la Administración del Estado, que considera, entre otros, a " los
órganos y servicios públicos creados para el cumplimiento de la función
administrativa ".
Congruente con ello, el artículo 1º del D. F.L. Nº 153, de 2006, del Ministerio de
Educación, define a la Universidad de Chile como una "institución de Educación Superior
del Estado de carácter nacional y público , con personalidad jurídica , patrimonio propio y
plena autonomía académica , económica y administrativa , dedicada a la enseñanza superior ,
investigación , creación y extensión en las ciencias , las humanidades , las artes y las
técnicas , al servicio del país en el contexto universal de la cultura”. Estos
objetivos, sin duda, apuntan a la satisfacción de necesidades colectivas, como es
característico de todo servicio público, al tenor de lo dispuesto en el artículo 28 de la Ley
Nº 18.575.
11º. Que, en lo que concierne, ahora, al carácter de "tribunal inferior de justicia" que
debería revestir el Primer Tribunal Electoral de la Región Metropolitana para que
efectivamente la competencia de este Tribunal se configurara íntegramente según lo
exige el artículo 93, inciso primero, Nº 12°, de la Carta Fundamental, la conclusión es
diferente.
Este aserto es esencial para concluir que los tribunales inferiores de justicia son aquellos
sobre los que se ejerce la superintendencia directiva, correccional y económica de la Corte
Suprema, según lo prevé el artículo 82 de la Constitución Política, Dicha norma excluye
o exceptúa expresamente de esta superintendencia al Tribunal Constitucional, al
Tribunal Calificador de Elecciones y a los tribunales electorales regionales;
14°. Que, en base a lo razonado, es posible afirmar que el Primer Tribunal Electoral de la
Región Metropolitana de Santiago no es un tribunal inferior de justicia de aquellos que
pueden estar involucrados en una contienda de competencia que deba zanjar el Tribunal
Constitucional;
139
Acordada con el voto en contra del Ministro señor Hernán Vodanovic Schnake
quien, junto con concurrir íntegramente al voto disidente que precede, tiene además
presente las siguientes consideraciones:
1°. Que la interpretación armónica del equilibrio de poderes y del reparto de
competencias derivado de la Carta Política es congruente con las conclusiones
consignadas en el voto anterior.
Así, la Justicia Electoral, integrada por el Tribunal Calificador de Elecciones y los
tribunales electorales regionales, se expresa a través de órganos o tribunales especiales
establecidos por la Constitución, dotados de plena autonomía para el ejercicio de sus
atribuciones. Constituye una manifestación -que incluso se da orgánicamente en otros
sistemasde la jurisdicción constitucional, fundamentada en el resguardo de
principios de elevado rango institucional, como la existencia de una república
democrática, de un sistema electoral público y el amparo de los grupos intermedios. Por
eso, desde su consagración constitucional, la justicia electoral jamás ha estado en
entredicho y su independencia, expresada sin interferencias de otro poder, ha sido
invariablemente respetada.
2°. Que el artículo 96 de la Constitución Política dispone que a los tribunales electorales
regionales les corresponderá conocer de la calificación de las elecciones de carácter
gremial y de las que tengan lugar en aquellos grupos intermedios que la ley señale, en
tanto que el artículo 10, N°2, de la Ley N° 18.593 establece que les corresponde conocer
de las reclamaciones que se interpongan con motivo de las elecciones de carácter
gremial y de cualesquiera otros grupos intermedios.
Por cierto, en cumplimiento del principio constitucional de la inexcusabilidad y de los
que le resultan consecuenciales -radicación e inavocabilidad-, son dichos tribunales
electorales quienes deben pronunciarse sobre su competencia, decisión que no puede
verse afectada o inhibida por otro órgano.
3°. Que, en la especie, al decidir esta Magistratura que el primer Tribunal Electoral de la
Región Metropolitana es incompetente para conocer, en forma alguna, del proceso
eleccionario o de designación aludido en autos, fundándose en que la contendiente
Universidad de Chile no puede ser considerada como grupo intermedio, ha calificado
derechamente un presupuesto de la acción ejercitada ante aquel tribunal, atribuyéndose
competencia para fallar una materia que le corresponde resolver exclusivamente, en
primera instancia -incidentalmente o en la sentencia definitiva-, a dicho órgano.
4° Que la sentencia sostiene una interpretación amplia de la expresión "tribunales de
justicia", entendiendo que el Tribunal Electoral Regional es un tribunal, imparte justicia
y es de jerarquía jurisdiccional inferior en relación al Tribunal Calificador de
Elecciones.
El desarrollo lógico de esta tesis conduce a variadas consecuencias, que no resultan
aceptables para una adecuada comprensión del funcionamiento armónico de las
instituciones.
Así, el Tribunal Calificador de Elecciones pudiera entenderse como un tribunal superior
de justicia, susceptible de ser confrontado en una contienda de competencia con una
autoridad política o administrativa (de la que conoce el Senado) y cuyos miembros
pueden ser objeto de acusación constitucional.
140
TUTELA DE LOS DERECHOS DE LAS PERS ONAS 41
A ) A NT E C E DE NT E S HI S T ÓR I C OS .
41
Este texto se preparó a partir de diversos materiales. De autoría del profesor Eduardo Aldunate, su
apunte sobre acción de protección, que se transcribe; y pasajes de su libro Derechos fundamentales en lo
relativo a los sistemas internacionales de derechos humanos. Se incorpora, también, un apunte sobre
habeas corpus preparado por Soledad Pardo. En lo restante, se ha utilizado la bibliografía que se cita en cada
caso, algunas veces complementadas con ideas de las clases del profesor Aldunate; y, en todo caso,
actualizadas
y adecuadas formalmente por Octavio Ansaldi, Sebastián Chandía y Soledad Pardo.
141
A principios de los años setenta se encuentran los primeros antecedentes del recurso de
protección. En efecto, existen dos proyectos que pretenden hacer extensiva la protección
del recurso de amparo a otros derechos constitucionales distintos a la seguridad
individual.
Estos proyectos eran, por una parte, obra de una comisión del Departamento de
Derecho Público de la Universidad de Chile, y por otro lado, un trabajo elaborado por
los profesores Jaime Navarrete y Eduardo Soto. Precisamente, este ultimo trabajo, fue
escogido por los diputados Diez y Arnello, el año 1972, para ser presentado como
moción de reforma constitucional, moción que fue reiterada el año 1973.
Con posterioridad al golpe militar del año 1973, la Comisión de Estudios de la Nueva
Constitución (CENC), retoma la idea y la incorpora en el anteproyecto de Constitución
que elaboró. La concreción de la idea señalada anteriormente, se manifiesta en el Acta
Constitucional Nº 3 de 1976, para luego pasar al proyecto definitivo de Constitución, en
el actual artículo 20.
B ) N AT U R AL E Z A J U R Í D I C A .
(i) Nomenclatura.
Aún cuando se denomina como recurso, técnicamente no lo es. En el ordenamiento
jurídico chileno, los recursos son medios de impugnación de las resoluciones judiciales,
en cambio, el objeto del recurso de protección, es restablecer el imperio del derecho
frente a actos u omisiones ilegales o arbitrarias.
(ii) Concepto.
El recurso de protección es una acción constitucional destinada a lograr una eficaz
cautela de los derechos garantizados en la Constitución, es una garantía jurisdiccional
constitucional que existe para dar una pronta y rápida solución a eventuales lesiones a
los derechos constitucionales.
C ) O BJ E TO.
D ) L EG I T I M A D O A C T I V O .
(i) La Constitución, en su artículo 20, utiliza la expresión “El que”. Esta frase la
jurisprudencia la ha entendido en un sentido amplio, aceptando que el recurso de
protección ampara a todas las personas, sean estas naturales, jurídicas o morales. Es
necesario señalar además, que existe jurisprudencia en esta sede que estima como
legitimados activos del recurso de protección a órganos públicos.
E ) R EQ U I S I T O S D E P R O C ED E NC I A
F) T R A M I T A C I Ó N
(i) Regulación.
Se encuentra regulado en el auto acordado dictado por la Corte Suprema de 27 de
junio de 1992, modificado en los años 1998, 2007 y 2015. La existencia de esta
regulación se explica porque el Acta Constitucional Nº 3 de 1976, específicamente en su
artículo 2 inciso final, encomendaba a la Corte Suprema la regulación del procedimiento
del recurso de protección que se consagraba. Con la entrada en vigencia de la
Constitución de 1980, este mandato quedo sin vigor, sin embargo, subsiste la regulación
46
En el fallo Espinoza Maureira, la CdA de Santiago, conociendo de un recurso de protección interpuesto
por la fiscal judicial de la CdA de Concepción, por la amenaza que le causaba un mensaje enviado por PDR,
contenido en un proyecto de ley que interpretaba el D.L. 3.058 de 1978, en el cual se fijaba la asignación
por zona, señaló este criterio.
47
Véase las sentencia de la CdA de Valparaíso, de fecha 25 de marzo de 1993, recaída en las causas rol nº
45-93
y 48-93.
145
de la Corte Suprema del año 1977 reemplazada el año 1992 mediante otro auto
acordado.
(ii) Críticas.
1. La regulación en comento amerita las siguiente críticas: a) se trata de materia que
deben ser reguladas por ley, de acuerdo al artículo 19 Nº 3 inciso sexto 48; b) la
Constitución no establece plazo para su interposición, por lo tanto, no podría limitarse
ni por ley, ni menos por un auto acordado; c) se establecen sanciones frente al
incumplimiento del informe requerido por el Tribunal, lo que sólo se puede hacer por
ley.
G ) A CCI Ó N CO N S T I T U CI O N A L DE P R OT E C C I ÓN E N
M A T ER I A A M B I EN T A L
( A R T Í C U L O 20 C P R E N R E L A C I Ó N A L A R T Í C U L O 19 Nº 8).
§ 2 . H AB E AS CO RP US .
A ) GE N E R A L I D A D E S
(i) El habeas corpus es una acción constitucional que tiene por objeto tutelar la
libertad personal y seguridad individual, en los casos en que estos derechos
constitucionales sean lesionados, restableciendo el imperio del derecho y protegiendo
al afectado, por medio de un procedimiento informal, breve y sumario. Nuestra
Constitución lo consagra en su artículo 21.
(ii) Generalmente, se conoce al habeas corpus como “recurso de amparo”. Sin
embargo, esta denominación no parece del todo acertada, por dos motivos:
1) La expresión “amparo” es indicativa de un alcance más amplio. En derecho
comparado, el amparo tutela la generalidad de los derechos constitucionalmente
consagrados51, a diferencia del habeas corpus, que tiene un ámbito de aplicación que
50
Tal como se señaló anteriormente en estos apuntes, teóricamente el recurso de protección pretendía
lograr en un corto plazo una medida cautelar que permita evitar el daño y discutir depuse su procedencia, sin
embargo, lo que ha ocurrido con la orden de no innovar, es que esta ha reemplazado al recurso mismo, y la
discusión respecto a la procedencia de la medida se desplaza a la sentencia de protección,
decidiéndose asuntos de fondo.
51
La fórmula de consagración varía según el país de que se trate. En la mayoría de los casos el amparo
tutela todos los derechos constitucionales no protegidos por acciones especiales (como lo son el habeas
corpus y habeas data). Por otro lado, hay países en que se protege un conjunto de derechos consagrados
constitucionalmente, que la carta fundamental señala como susceptibles de amparo (entre los cuales, de
todas formas, no se menciona la libertad personal y seguridad individual). Este último es el amparo
(propiamente
tal) chileno, que se denomina recurso de protección. BREWER-CARIAS, Allan (1993):
147
B ) OR I G E N
(i) El primer antecedente del habeas corpus lo encontramos en Roma, donde existió
el interdicto de homine libero exhibendo, que permitía acudir al pretor para lograr que el
particular que tuviese secuestrado a un hombre libre, lo presentara materialmente ante el
pretor, quien debía entonces determinar la procedencia de la privación de libertad. En
cuanto a su objetivo, este interdicto se orientaba básicamente al mismo fin que el habeas
corpus: lograr que el privado de libertad fuera puesto a disposición del juez. Sin
embargo, esta institución sólo procedía contra actos de particulares54.
(ii) El habeas corpus como tal tiene su origen en Inglaterra; su antecedente en este
país se encuentra en la Carta Magna de 1215, impuesta por sus barones al rey Juan Sin
Tierra, en la que se contemplaba que ningún hombre libre podría ser arrestado o
detenido en prisión sino por juicio legal de sus pares (nisi per legale judicium pari suorum) y
de acuerdo al derecho del país (per legem terrae). Esta institución se concreta
posteriormente en el denominado writ de habeas corpus55, por medio del que el captor
era obligado a exhibir a la persona detenida y explicar las razones de la
detención; en principio, el habeas corpus no busca obtener la libertad de la persona, sino
simplemente asegurar la presencia del acusado ante el tribunal. Posteriormente, en 1679,
el Parlamento Inglés dictó el Habeas Corpus Act, durante el reinado de Carlos II, que
regula el procedimiento del habeas corpus en un sentido muy parecido al que conserva
hasta nuestros días en diferentes países.. Esta institución inglesa fue heredada por las
colonias de Norteamérica, lo que llevó, de esta forma, a su incorporación al derecho
estadounidense56.
(iii) Asimismo, existe otro antecedente de esta figura en el derecho aragonés: el
recurso o proceso de manifestación de personas, que procedía contra de quien hubiese
privado de libertad a alguna persona sin observar las garantías legales pertinentes. Este
recurso buscaba que el individuo fuese llevado a presencia del justicia de Aragón, o
El Amparo a los derechos y libertades constitucionales (una aproximación comparativa), Editorial Jurídica
Venezolana, Caracas, Venezuela, p. 64 y ss.
52
En palabras de Orellana, los recursos son medios de impugnación, actos jurídicos procesales, de parte o de
terceros para solicitar la enmienda o nulidad de una resolución judicial no firme, que causa agravio o
gravamen, solicitándole al mismo tribunal o al superior jerárquico que resuelva el asunto conforme a
derecho. ORELLANA TORRES, Fernando (2010): Manual de Derecho Procesal, Tomo IV: Recursos
Procesales, Librotecnia, Santiago, Chile, p. 17.
53
ARELLANO DEL CAMPO, Danahe (2002): Habeas corpus en Chile: evolución, eficacia y necesidad de
una nueva normativa, Universidad de Talca, Talca, Chile, p. 23.
54
AZUELA RIVERA, Mariano (2008): Amparo, Suprema Corte de Justicia de la Nación, México, p. 110.
55
Se llama writ a un documento oficial de tipo legal que contiene una orden o prohibición de realizar
determinada cosa – Longman English Dictionary.
56
Cfr. TAVOLARI OLIVEROS, Raúl (1995): Habeas Corpus; Recurso de amparo, Editorial Jurídica
de
Chile, Santiago, Chile, p. 40 y ss.
148
C ) E L H A B E A S C O R P U S E N C H I L E : C O N S T I T U C I O N E S D E 1833
Y 1925.
D ) R EG U LA C I Ó N P O S I T I V A .
151
privada de libertad 63 . Caben acá todos los anuncios que pueda hacer un
particular a otro, de la posible afectación de la libertad personal del amenazado,
siempre que existan probabilidades reales de concreción de ello. En el plano
institucional, el mejor efecto es la existencia de una orden de detención (amenaza
de que si se cumple se prive a la persona de libertad)
E ) E L HA B E A S C OR P US DE L C ÓDI GO P RO CE S A L P EN A L .
(i) El artículo 95 del Código Procesal Penal consagra una acción de habeas corpus
de carácter legal: el llamado “amparo ante el juez de garantía”. Esta acción presenta
elementos comunes con el habeas corpus establecido por la Constitución. Sin
embargo, cuenta con ciertas características que la distinguen, a saber:
1) Su regulación permite que la tutela de la libertad sea aún más cercana que la
que brinda el procedimiento ante la Corte de Apelaciones, pues el tribunal que
conoce es el juzgado de garantía, que tiene un territorio jurisdiccional más acotado.
2) La hipótesis de este habeas corpus consiste en una privación de libertad; es
un amparo solamente correctivo 64 ; deja fuera, por tanto, los casos de
perturbación o amenaza.
3) Se limita la fuente de la cual debe provenir la privación de libertad, en cuanto
el inciso tercero señala: “Con todo, si la privación de libertad hubiere sido ordenada
por resolución judicial, su legalidad sólo podrá impugnarse por los medios
procesales que correspondan ante el tribunal que la hubiere dictado, sin perjuicio de
lo establecido en el artículo 21 de la Constitución Política de la República”. De este
modo, el artículo 95 del Código Procesal Penal sería aplicable sólo a privación de
libertad de fuente no judicial, excluyendo privaciones de libertad derivadas de orden
judicial, así como cualquier tipo de atentados a la seguridad individual. Por otro lado,
la redacción de este inciso da pie a la utilización del habeas corpus consagrado en la
Constitución como medio de impugnación de resoluciones judiciales, lo que hasta
antes de la dictación del Código Procesal Penal se había sostenido a nivel de
jurisprudencia65.
(ii) Ahora bien, hay quienes afirman que el artículo 95 sólo podría utilizarse
en contra de privaciones de libertad originadas en un procedimiento criminal
regulado por el Código Procesal Penal. Sin embargo, no parece haber motivo para
sostener esta interpretación, considerando que el artículo en cuestión señala
que “toda persona privada de libertad tendrá derecho a ser conducida sin demora
ante un juez de garantía”, hipótesis que no aparece limitada en ningún sentido, y por
el contrario, es comprensiva de cualquier privación de libertad, lo que resulta
conveniente en orden a asegurar la tutela eficaz de este derecho constitucional. Se
condice más con la finalidad propia del habeas corpus el sostener una interpretación
amplia a este respecto.
F) P RO CE D I M I E N T O DE T RA M IT A C IÓ N DE L
H AB E AS C OR P U S CO N S T I T U CI O N A L .
63
ARELLANO DEL CAMPO (2002), p. 41
64
ORELLANA TORRES (2010), p. 82.
65
ALDUNATE LIZANA (2007), p.26.
152
G ) L A C O N VE N C I Ó N I N T E R AM ER I C A N A D E D ER EC H O S H
UM A NOS .
66
En relación a la causal de haberse decretado la orden sin mérito o antecedentes que la justifiquen, cabe
señalar que en la práctica se ha dado una desviación del amparo, por cuanto se comenzó a utilizar como
recurso con respecto a privaciones de libertad ordenadas judicialmente dentro de un proceso
generalmente contra resoluciones de cortes de apelaciones, conociendo de resoluciones de juzgados de
garantía-. Esta situación llevó a una desviación del habeas corpus en tanto lleva a que el tribunal se
pronuncie, en definitiva, sobre algo distinto a los requisitos de acuerdo a los cuales el ordenamiento
jurídico permite afectar legítimamente la libertad de una persona. Lo que se busca aquí es que el tribunal
ordene la libertad del afectado, existiendo dos resoluciones judiciales anteriores, para que así se
restablezca “el imperio del derecho”. Ello resulta conflictivo, pues ante un pronunciamiento de un
tribunal,
nos encontraríamos ya bajo el imperio del derecho.
153
(ii) Es necesario recalcar que aunque existe por parte de la Corte Interamericana
una tutela de la libertad individual y seguridad personal, en cuanto al
procedimiento que establece la Convención, no nos encontramos ante habeas
corpus como tal, pues este implica una vía rápida y cercana para que se revisen las
condiciones de una privación de libertad, y además, la intervención de la Corte
implica necesariamente que ya se haya accionado ante tribunales nacionales.
A ) D E LA N A C I O N A L I D A D EN GE NE R A L .
(ii) Concepto.
1. En primer lugar, es preciso aclarar que cuando se habla de nacionalidad se
alude a un estatus, que es otorgado y calificado por un Estado. Se puede
conceptualizar como el vínculo que une a una persona y un Estado y que deriva de
un hecho o de una decisión administrativa o legislativa y que genera derechos y
obligaciones.
67
La ciudadanía se define como el conjunto de derechos y deberes reconocidos a un individuo y que le
permiten participar en el ejercicio del poder político. De acuerdo con el art. 13 CPR los requisitos para ser
ciudadano son: (i) ser chileno; (ii) haber cumplido los 18 años y (iii) no haber sido condenado por delito con
pena
aflictiva (pena privativa o restrictiva de libertad de más de tres años y un día).
154
sin efectos por incurrir la persona en ciertas causales); d) por dictación de una
ley que revoca la nacionalización por ley.
2. Es importante recalcar que habiéndose perdido la nacionalidad por una de
las causas del art. 11, sólo se puede rehabilitar por ley.
B ) D E LA A C C I Ó N D E R EC LA MA C I Ó N D E N A C I O N A L I D AD
E N P AR T I C U L AR .
(iii) Requisitos.
1. Para pedir al Estado la reparación del daño sufrido en un procedimiento penal, es
necesario cumplir con los siguientes requisitos:
a) Haberse declarado culpable a un individuo e cualquier instancia de un proceso
penal, o haberlo sometido a proceso penal71.
b) Haberse dictado, con posterioridad, sobreseimiento definitivo o sentencia
absolutoria. Pedir ante la Corte Suprema la declaración de que la sentencia de
condena o (de sometimiento a proceso) ha sido injustificadamente errónea o
arbitraria, y que dicha Corte así lo declare72.
71
La alusión al sometimiento a proceso es un resabio constitucional respecto del antiguo proceso penal,
toda vez que en éste el sometimiento a proceso era fruto de una resolución judicial, el auto de
procesamiento. Actualmente, podría estimarse que su análogo es la acusación; sin embargo, ésta es una
actuación que corresponde al Ministerio Público.
72
Respecto de esta declaración, señala ZÚÑIGA URBINA que la Corte Suprema interpreta y aplica
restrictivamente la expresión injustificadamente errónea o arbitraria, determinando que “para que una
resolución tenga el carácter de errónea o de arbitraria en grado injustificable, es necesario que, además de
ser contradictoria con la razón, se haya decretado de manera irregular o caprichosa. Debe carecer
rotundamente de motivación y racionalidad, porque si tal resolución, que después resulta errónea, se
hubiera fundamentado en antecedentes que llevaron al juez a apreciar como hecho punible o como grado de
responsabilidad un comportamiento que con posterioridad se determinó que no era tal, el error
producido
en el auto de reo o en el fallo condenatorio sería razonable, no susceptible de indemnización
157
c) Accionar ante la judicatura ordinaria (juez civil competente de acuerdo a las reglas
generales; en principio, entonces, ante Juez de Letras) para obtener la reparación de
perjuicios. Sobre su tramitación, cabe destacar que por mandato constitucional se trata
de un procedimiento breve y sumario, y en el cual el juez tiene libertad para apreciar la
prueba (a conciencia), sin las restricciones de la prueba tasada.
(iv) Observaciones.
1. Es preciso tener en cuenta que quien indemniza es el Estado (el poder Judicial no
tiene personalidad jurídica), aun cuando el mismo podría repetir contra el juez
responsable de la sentencia declarada injustificadamente errónea o arbitraria.
2. A su vez, cabe señalar que de todas maneras existe la posibilidad de que se
determine una responsabilidad internacional del Estado por error judicial, pues frente a
la actuación de la Corte Suprema se puede recurrir a la Corte Interamericana de
Derechos Humanos.
3. Por último, es necesario tener a la vista en el análisis de la acción de
indemnización por error judicial la acción contenida en el artículo 5 de la Ley Orgánica
Constitucional del Ministerio Público, que determina que el Estado “será responsable
por las conductas injustificadamente erróneas o arbitrarias del Ministerio Público”73.
Esta regla se explica de la siguiente manera: si los fiscales o funcionarios del Ministerio
Público llevan a cabo conductas injustificadamente erróneas o arbitrarias, los
particulares afectados deberán dirigirse en contra del Estado, en tanto se trata de la
actuación del Ministerio Público, organismo centralizado, que actúa bajo la
personalidad jurídica y patrimonio del Estado o Fisco. Sin embargo, ello no obsta la
responsabilidad patrimonial personal del funcionario que causó el daño; el Estado podrá
repetir en su contra de haber mediado culpa grave o dolo.
4. Así, por un lado, el Poder Judicial (Estado-Fisco de Chile) es responsable por error
judicial en juicios criminales cuando dicte resoluciones que causan daño y cuando ellas
sean injustificadamente erróneas o arbitrarias, calificación que compete a la Corte
Suprema a través de una acción declarativa, y por otro lado, el Ministerio Público
(Estado-Fisco de Chile) es responsable por sus conductas injustificadamente erróneas o
arbitrarias, término que comprende la actividad formal y material de funcionarios del
ente público, y por lo tanto, es un campo más amplio de actos que la sola acusación74.
§ 1. I NT RO DUCCI Ó N .
§ 2. C ON C E P T O Y D I S T I N C I ÓN .
§ 3. S I S T E M A U N IV E R S A L .
A ) HIS T O R IA
(i) La Carta de Naciones Unidas hace eco del cambio de paradigma que implicó el
abandono del principio de la jurisdicción interna en materia de derechos humanos, al
fijar como propósito u objetivo de la Organización, en su art. 1 Nº 3, realizar la
cooperación internacional en la solución de problemas internacionales de carácter
económico, social, cultural o humanitario, y en el desarrollo y estímulo del respeto a los
derechos humanos y a las libertades fundamentales de todos, sin distinción de raza,
sexo, lengua o religión; en concordancia con el artículo 55 literal [c], y especificando en
el art. 56 el compromiso de todos los estados miembros de tomar medidas, conjunta o
separadamente, en cooperación con la Organización, para la realización de los
propósitos consignados en el artículo 55.
(ii) El 10 de Diciembre de 1948, la Asamblea General adopta la Declaración Universal
de los Derechos Humanos. Ella recoge derechos ya presentes en las declaraciones
constitucionales de fines del siglo XVIII, e introduce otros nuevos, que se explican en
las formas de lesión o las nuevas amenazas surgidas en el período histórico que precede
a esta Declaración: prohibición explícita de la tortura (art. 5) y del exilio (art. 13); el
derecho de asilo (art. 14); el derecho a la nacionalidad (art. 15); el derecho a contraer
matrimonio (art. 16), y detalla aspectos específicos de los derechos
económicos, sociales y culturales (arts. 22 a 27).
(iii) A partir de esta declaración la actividad de Naciones Unidas en materia de
Derechos Humanos ha sido muy prolífica, en especial, en lo que se refiere a
declaraciones relativas a derechos, pero también en el ámbito de los acuerdos
internacionales, a tal grado que puede decirse que hoy es difícil encontrar una disciplina
de mayor extensión, en el derecho internacional positivo, que aquella que se ha venido
en denominar derecho internacional de la persona o de los derechos humanos (para
159
B ) I NS T R UM E NT OS Y ÓR GA NO S PR I N C I PA L E S .
C ) S IS T E M A D E P R O T E C C IÓ N DE L P I DC P Y DE
L P I DE SC .
(i) Cada uno de los pactos instituye un sistema de protección. Estatuyen obligaciones
internacionales para los estados miembros y, por regla general, sólo los estados se
encuentran facultados para reclamar por su incumplimiento (art. 41 PIDCP, con la
excepción prevista por el Protocolo Facultativo). Estos pactos carecen de un carácter
autoejecutable, salvo las decisiones particulares de cada estado para incorporar las
respectivas disposiciones a su ordenamiento interno, según se desprende claramente del
artículo 2. 2 del PIDCP y del artículo 2.1 del PIDESC.
(ii) Los sistemas de protección de ambos pactos difieren desde el punto de vista de
las obligaciones contraídas por los estados. Por el PIDCP cada estado parte se
compromete a respetar y a garantizar, a todos los individuos que se encuentren en su
territorio y estén sujetos a su jurisdicción, los derechos reconocidos en el pacto (art. 2.
160
§ 4. S I S T E M A IN T E R A M E R IC A N O .
A ) H IS T O R IA .
(i) El proyecto de Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre fue
preparado por el Consejo Interamericano de Jurisconsultos y aprobado en la Novena
Conferencia Internacional Americana, en Bogotá, Colombia, el 2 de Mayo de 1948.
Aún cuando se trata del primer instrumento internacional en su género, no fue adoptado
bajo la forma de una convención. No obstante lo anterior, el último párrafo de sus
considerandos reconoce la necesidad de un fortalecimiento progresivo de este sistema
inicial de protección de los estados americanos, del cual deben entenderse una expresión
la Declaración de Caracas y la Resolución sobre el fortalecimiento del sistema de protección de
161
B ) E L S I S T EM A D E P R O T EC C IÓ N .
(i) Su estructura orgánica sigue el diseño original del sistema regional europeo, antes
de la reforma que introduce el recurso directo de individuos ante el Tribunal Europeo de
Derechos Humanos. La Convención establece dos órganos, la Comisión Interamericana
162
C ) V AL O R JU R Í D I C O DE LA S D E CI S I O N E S D E L O S Ó RG A
NOS DE L S IS T E M A I N T E R A M E R I C A N O
OEA, citan frecuente y profusamente los argumentos esgrimidos por la Comisión en sus
informes.
(ii) Valor del precedente judicial de la Corte Interamericana de DDHH: El carácter
obligatorio de las sentencias de la Corte Interamericana, para los Estados que han
ratificado el Pacto de San José, es un tópico prácticamente indiscutido en la doctrina del
derecho internacional público, avalado por lo demás por el texto de la misma
convención. En este sentido, no se suscita la discusión que existe respecto de las
recomendaciones de la Comisión. Tema aparte es cómo se logran ejecutar estas
decisiones obligatorias cuando los Estados partes no las cumplen voluntariamente;
cuestión que cruza en general al derecho internacional público (y sobre la que no
conviene alargarse aquí).
Respecto del precedente judicial de la Corte, ha sido este mismo órgano
jurisdiccional el que ha elaborado una doctrina sobre el punto, la cual se ha venido en
denominar “doctrina del control de convencionalidad” 76 . Según ella, la judicatura
nacional de los Estados partes del Pacto de San José deben prescindir de la aplicación
de una disposición de derecho interno si esta disposición interna contraviene alguna
disposición de dicho Pacto, o contraviene la interpretación que del Pacto ha hecho la
jurisprudencia de la Corte. Incluso, en ocasiones la Corte ha extendido el estándar con el
cual ha de evaluarse el derecho interno, más allá del Pacto y de su interpretación
jurisprudencial por parte de la Corte, llegando a afirmar que abarca también un
denominado “corpus iuris convencional de derechos humanos” (aquel conjunto de
tratados internacionales de derechos humanos vigentes en la comunidad internacional).
Considerando esto último, en virtud del control de convencionalidad, el derecho interno
debiese dejar de aplicarse por los jueces nacionales cada vez que no se halle conforme
con: i. el Pacto de San José; ii. su interpretación jurisprudencial por parte de la Corte; y,
iii. el corpus iuris convencional de derechos humanos.
De más está señalar las innumerables interrogantes que deja planteada esta doctrina
de la Corte, las cuales seguramente hallen respuesta a medida que la propia doctrina
evolucione a través de futuras sentencias de este órgano internacional. Por de pronto, en
primer lugar, deja al juez nacional frente al doble deber de realizar un control, tanto de
constitucionalidad como de convencionalidad, a la hora de resolver los asuntos
sometidos a su jurisdicción. Y en segundo lugar, permite replicar la interrogante relativa
a la posibilidad (o no) de que los jueces nacionales puedan efectuar directamente este
control y decidir inaplicar una disposición de derecho nacional (control difuso), o si por
el contrario requieren el pronunciamiento de otro órgano para adoptar esa decisión
(control concentrado, posiblemente en el Tribunal Constitucional; tal como es la
opinión mayoritaria en materia de inaplicabilidad por inconstitucionalidad).
II. Jurisprudencia
76
Existe consenso en torno a que la doctrina nace con ocasión del caso Almonacid Arellano vs. Chile
(2006). Luego ha sido ratificada, y desarrollada por la Corte, en numerosos casos posteriores, p.ej.
Cabrera
García y Montiel Flores vs. México (2010) y Gelman vs. Uruguay (2011), entre otros.
164
166
a) que Farah El Husein El Husein y Lusia Jabra Yacoub Saman Saman ingresaron
al territorio nacional el 5 de enero de 1979, en calidad de turistas.
b) que el 31 de enero de 1980 nació en Chile George Farah El Husein Saman, hijo
de Farah El Husein El Husein y Lusia Jabra Yacoub Saman Saman, inscrito en la
circunscripción Universidad N° 1.429, como “HIJO de EXTRANJERO TRANSEÚNTE,
Art. 5° Nro. 1 de la Constitución Política del Estado.”
c) que el 4 de noviembre de 1981 se otorgó visa de residencia temporaria a los
nombrados Farah El Husein El Husein y Lusia Jabra Yacoub Saman Saman por término
de un año y el 22 de junio de 1984 se les concedió la permanencia definitiva en el
territorio de la República.
d) que George Farah El Husein Saman viajó a la República del Perú a la edad de
cuatro años con pasaporte chileno, perforado, otorgado en Santiago en 1984,
otorgándosele nuevo pasaporte perforado en Lima, por el Consulado General de Chile en
Perú, en 1997.
e) que al solicitar George Farah El Husein Saman nuevo pasaporte en Lima en
2008, no le fue concedido, pues se estimó que no era chileno por ser hijo de padres
extranjeros transeúntes.
TERCERO: Que la regla general de adquisición de la nacionalidad chilena es el
“ius soli”, consagrado en el artículo 10 Nº 1 de la Constitución Política de la República,
en conformidad al ,cual son chilenos los nacidos en el territorio de Chile, con excepción
de los hijos de extranjeros que se encuentren en Chile en servicio de su Gobierno, y de
los hijos de extranjeros transeúntes, todos los que, sin embargo, podrán optar por la
nacionalidad chilena.
CUARTO: Que de las situaciones de excepción que contempla la norma recién
citada, se atribuyó a George Farah El Husein Saman el ser hijo de extranjeros
transeúntes, calificación ésta que por no estar definida en la ley obliga a entenderla, con
arreglo a lo dispuesto por el artículo 20 del Código Civil, en su sentido natural y obvio.
Sobre el particular, el Diccionario de la Real Academia atribuye al término “transeúnte”
el significado de “el que transita o pasa por un lugar, que está de paso, que no reside sino
transitoriamente en un sitio”.
QUINTO: Que el criterio administrativo original para distinguir a extranjeros
transeúntes de los que no lo son ha sido modificado, dejándose de considerar la
permanencia continuada igual o superior a un año y prefiriéndose, en cambio, como
elemento principal, el de la residencia, y en este contexto se estima indubitadamente
transeúntes a los turistas y tripulantes.
SEXTO: Que conforme lo prescriben los artículos 58 y 59 del Código Civil, es
posible distinguir en Chile a personas domiciliadas y transeúntes, consistiendo el
domicilio en la residencia acompañada del ánimo real o presuntivo de permanecer en ella.
Resulta útil destacar en este punto que el artículo 64 del mismo cuerpo legal -a la inversa
de la situación descrita en el texto que le precededispone que se presume el ánimo de
permanecer y avecindarse en un lugar por el hecho de, entre otros, aceptar en él un
empleo fijo “y por otras circunstancias análogas”.
SÉPTIMO: Que el interés desplegado por largo tiempo por los padres de George
Farah El Husein Saman para permanecer en el país, que se desprende del hecho
inequívoco de haber solicitado y obtenido en su oportunidad la permanencia definitiva en
el país, no pueden sino llevar a concluir a esta Corte Suprema, actuando como jurado
conforme lo dispone el citado artículo 12 de la Carta Fundamental, que se mantuvieron
167
VISTOS:
SEGUNDO: Que en la especie el acto que se indica como contrario a derecho y cuya
invalidación se solicita es la Resolución Exenta N° 232, de 22 de octubre de 2013, RCA,
por la que la Comisión de Evaluación Ambiental de la Región de Atacama aprueba, desde
el punto de vista ambiental, el proyecto minero “El Morro” de la sociedad contractual
minera homónima.
170
CUARTO: Que además ha deducido acción de protección de sus derechos, a través del
escrito agregado a fs. 240, la “Comunidad Agrícola Diaguita Huascoaltinos”.
Por último, los actores Von Mayenberger Rojas y Simón Vega asentaron su solicitud
en la ilegalidad y arbitrariedad del proceder de la Comisión recurrida, constituidas por
la falta de lógica y prudencia con que se verificó la evaluación ambiental del proyecto y
porque dicha calificación no se realizó dentro del marco normativo vigente.
NOVENO: Que de lo razonado se sigue, y así lo ha sostenido esta Corte como criterio
permanente, que si los reclamantes han pedido que esta Corte invalide una
Resolución de Calificación Ambiental dictada por la autoridad técnica competente
aduciendo que adolece de vicios de legalidad en su otorgamiento, tal pretensión, por sus
características, debe ser resuelta en sede de la nueva institucionalidad a que se ha aludido,
pues ella constituye la sede natural en que asuntos de esta naturaleza deben ser
conocidos, salvo que se vislumbre la necesidad de adoptar alguna medida cautelar de
carácter urgente.
Conforme a tales razonamientos se concluyó que “si los reclamantes han pedido que esta
Corte invalide una resolución de calificación ambiental dictada por la autoridad técnica
competente aduciendo que adolece de vicios de legalidad en su otorgamiento, tal
pretensión, por sus características, debe ser resuelta en sede de la nueva institucionalidad
a que se ha aludido”.
urgente e inmediata a las garantías constitucionales que denuncian como infringidas con
el objeto de otorgar una protección urgente a las mismas.
DUODECIMO: Que en lo que dice relación con el recurso de apelación interpuesto por
las Comunidades y Asociaciones Indígenas así como por las personas naturales que se
individualizan en el considerando tercero, se funda el agravio que les causa el fallo
apelado en la circunstancia de no haber sido consultados conforme a lo establecido en el
Convenio N°169 de la OIT, no obstante que la Resolución N°69 de 13 de marzo de 2013
de la Comisión de Evaluación Ambiental, que resuelve llevar a cabo una consulta
indígena respecto al proyecto minero “El Morro”, establece que la consulta se efectuará a
la Comunidad Agrícola Diaguita Los Huascoaltinos y que en caso de existir otras
Comunidades Indígenas susceptibles de ser afectadas por el proyecto, éstas deberán
igualmente ser consultadas en la forma que se defina con ellas.
Sostienen además como hecho indubitado que el sitio de emplazamiento es también lugar
de morada de tres familias diaguitas, que pertenecen a las Comunidades indígenas
Yastai de Juntas de Valeriano y Tatul de Los Perales recurrentes de autos.
Agregan los apelantes que el criterio consistente de Conadi, a que antes se hizo
referencia, cambia cuando el Director subrogante del organismo visa el Informe
Consolidado de Evaluación que precede a la Resolución recurrida que aprueba
ambientalmente el proyecto e informa a los sentenciadores de primer grado
desconociendo los derechos de las Comunidades Indígenas Diaguitas a ser consultadas.
“Actualización línea de Base de Medio Humano del Valle del Tránsito” de su Adenda
cinco establece las localidades o caseríos existentes en las proximidades del área y las
comunidades indígenas asociadas a éstas, que corresponden a varias de las recurrentes,
señalando en la misma Adenda que ello se podría complementar en el proceso de
consulta.
Añaden que el proponente en la ya citada Adenda ofrece como compensación una medida
voluntaria, la creación de un Fondo de Desarrollo Sustentable para las Comunidades
Indígenas del Valle de El Tránsito, en consideración a que se identificó la existencia de
quince comunidades indígenas en ese lugar.
173
Indican que la Resolución N°69/2013, que dio inicio al proceso de Consulta Indígena, se
publicó en el Diario Oficial de 27 de marzo de 2013 y en los diarios Chañarcillo,
Atacama y Estrella del Huasco también en el mes de marzo del año citado.
DECIMO TERCERO: Que es pertinente mencionar que este tribunal por sentencia de
fecha 27 de abril de 2012, Rol N°2211-2012, confirmó la sentencia de la Corte de
Apelaciones de Antofagasta de 17 de febrero de 2012, dejándose sin efecto la Resolución
Exenta N°49 de 14 de marzo de 2011, dictada por la Comisión de Evaluación de la
Región de Atacama que calificó favorablemente el Estudio de Impacto Ambiental del
proyecto “El Morro”, disponiéndose en lo que interesa al análisis: “que el acto ordenado
dejar sin efecto corresponde a la Resolución Exenta N° 49 de fecha 14 de marzo de dos
mil once dictada por la Comisión de Evaluación Región de Atacama que califica
favorablemente el Proyecto El Morro, en tanto no se subsanen las deficiencias
observadas en el fundamento undécimo del fallo en alzada a las consideraciones
contenidas en la letra c) en relación a la letra d) del N° 11 de dicha Resolución de
Calificación Ambiental”.
Los informes deben emitirse en el plazo máximo de 30 días (así el Decreto N°95 dispone
en su artículo 23 que: “Los órganos de la Administración del Estado competentes que
participen en la evaluación del Estudio de Impacto Ambiental, deberán informar dentro
del plazo máximo de treinta días, contados desde el envío de los ejemplares”) debiendo
174
El SEA elabora el Informe Consolidado de Evaluación, que contiene, entre otros, los
pronunciamientos ambientales fundados de los organismos con competencia que
participaron en la evaluación, la evaluación técnica de las observaciones planteadas
por la comunidad y los interesados cuando corresponde, así como la recomendación de
aprobación o rechazo del proyecto, disponiendo al efecto el artículo 9 bis de la ley que la
Comisión de Evaluación deberá aprobar o rechazar el proyecto sólo en virtud de este
Informe Consolidado en lo que dice relación con los aspectos normados de la legislación
ambiental vigente.
Concluye afirmando que con ello se valida lo sostenido por esa Corporación en el
procedimiento de evaluación ambiental anterior.
175
DECIMO OCTAVO: Que a fs. 578 rola el Oficio N°00 de Conadi de 9 de octubre de
2013, en el cual la Corporación señala que revisó la Adenda no la individualiza, pero se
refiere a la N°5y expresa su conformidad con el Estudio de Impacto Ambiental del
Proyecto “El Morro”, consignando como observaciones lo que se expresa en el
considerando vigésimo quinto en relación a la consulta a la CADHA.
Por Oficio N°564 de 21 de octubre de 2013, el Director Nacional (s) de Conadi informa a
la Comisión de Evaluación que revisó el Informe Consolidado de Evaluación del
Proyecto Estudio de Impacto Ambiental El Morro y que no tiene observaciones que
efectuar.
DECIMO NOVENO: Que surge en forma clara del tenor de los Oficios antes
mencionados que se omite pronunciamiento en relación con la existencia de otras
Comunidades Indígenas susceptibles de ser afectadas por el proyecto, y respecto de los
recurrentes individualizados en el considerando tercero no se contienen fundamentos
acerca de los motivos por los cuales no se les incluye en la consulta indígena.
Al tenor de estas resoluciones Conadi tuvo que informar, fundadamente, como lo exige la
ley, si existían o no otras Comunidades Indígenas susceptibles de ser afectadas con el
proyecto, lo que no realizó.
176
VIGESIMO TERCERO: Que en la Adenda N°5 sobre Actualización Línea de Base del
Medio Humano del Valle del Tránsito, el proponente menciona veintidós localidades que
están vinculadas al área de influencia directa del proyecto, indicando que existen
quince comunidades indígenas en el Valle de El Tránsito, respecto de las cuales se
manifiesta la voluntad de incorporarlas al proceso de desarrollo a realizarse una vez
aprobado el proyecto.
Agrega que el fundamento del fallo radica en que la CADHA no habría cumplido con sus
obligaciones derivadas del estándar internacional de la consulta, calificando el
comportamiento de su parte como “dilatorio e impositivo”.
177
Sostiene que su parte tuvo motivos plenamente justificados para cada una de las acciones
que se le imputan como dilatorias e impositivas.
Indica que aun cuando la CADHA no hubiera querido ser consultada, el Estado queda
igual obligado a proteger los derechos de su parte y a sus tierras en cuanto Comunidad
carecer de fundamento adecuado.
Explicita a este respecto que la consulta era obligatoria por estar establecida en el
Convenio N°169 de la OIT así como por lo dispuesto en la sentencia de este Tribunal de
27 de abril de 2012 en los autos Rol N°22112012, destacando que la justificación ofrecida
en la RCA para no llevar a cabo la consulta se aparta de la realidad, dejando a la decisión
sin el fundamento necesario.
Luego hace una revisión de distintos impactos identificados en la RCA que alteran
aspectos fundamentales de la territorialidad huascoaltina, entre los cuales cabe mencionar
aquellos relativos a la cuenca hidrográfica y al medio humano indígena.
179
TRIGESIMO TERCERO: Que lo que se resolverá en estos autos sólo tiene por objeto
dar una cautela urgente a la garantía antes señalada que este Tribunal considera
vulnerada respecto de los apelantes, sin que ello pueda entenderse como una validación
de la Resolución de Calificación Ambiental N°232/2013 en los otros acápites en que
éstos describen afectaciones de garantías constitucionales por vicios que ellos atribuyen a
la Resolución recurrida, toda vez que según lo consignado en el fundamento noveno ello
tendrá que ser resuelto por los tribunales y con los procedimientos establecidos en la Ley
N°20.600 sin perjuicio del agotamiento de la vía administrativa en su caso.
I.Se revoca la sentencia apelada de veintiocho de abril de dos mil catorce, escrita a fs.
1130, en cuanto ésta rechaza el recurso de protección interpuesto por los recurrentes las
Comunidades Indígenas Diaguitas “Yastai de Juntas de Valeriano”, “Tatul Los Perales”,
“Chanchoquin Chico”, “Pacul de la Arena”, “Sierra de Huachacan”, “Placeta”, “Paytepen
de Chanchoquin Grande”, “Chiguinto”, “Chipasse Aspha”, “Chipasse Ta Tatara”, “Cerro
Bayo Punta Negra”, “Los Morados, El Corral”, las Asociaciones Indígenas Diaguitas
“Consejo Comunal Diaguita de Guascoalto”, “Río Huasco” y “Chipasse Ta Maricunga”,
los Presidentes y representantes de las respectivas organizaciones indígenas antes
mencionadas, y por Paula Alcayaga Cayo, Doris Campillay Sierra, Antonia Mancilla
Villegas, Alejandro Carmona Campillay, Artemio Quinzacaras Nuñez, Solange Bordones
Cartagena, Bélgica Campillay Rojas, Oriel Campillay Cortez, Ruth Trigo Pastén,
Hortensia Lemus Espinoza, Jorge Bordones Bordones, Gubier Cayo Aróstica, Paula
Alcayaga Cayo, Nora Campillay Flores y Ernesto Alcayaga Aróstica, y por la
“Comunidad Agrícola Diaguita Huascoaltinos”, y en su lugar se hace lugar al mismo,
disponiéndose al efecto:
a). Dejar sin efecto los Informes de Conadi contenidos en los Oficios N°00 y 564 de
2013 en los cuales la Corporación manifiesta su conformidad con el Estudio de Impacto
Ambiental del Proyecto “El Morro”, y la Resolución de Calificación Ambiental N°232 de
22 de octubre de 2013 que califica favorablemente el mismo Estudio de Impacto
Ambiental.
b).La Comisión de Evaluación Ambiental de la Región de Atacama deberá solicitar a
Conadi nuevos informes, en los cuales exponga fundadamente su criterio en cuanto a la
pertinencia de cancelar el proceso de Consulta Indígena dispuesto en la Resolución
N°69/2013 y de no realizarla respecto de los recurrentes individualizados en el
considerando tercero de esta sentencia y una vez que éstos sean evacuados, proceder a
emitir una nueva Resolución de Calificación Ambiental del Estudio de Impacto
Ambiental del proyecto “El Morro” en que éste sea calificado ambientalmente acorde
al mérito de los antecedentes y según el procedimiento contemplado en la Ley N°19.300.
180
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