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ECONOMÍA INTERNACIONAL
Integrantes
Kenneth Mendoza C02075210
Sonia Dávila C01773378
Alex Ruiz Caro 116385711
Oriel Caicedo8-879-455
José Valdés 8-964-550
Haichell Sanchez 117063082
Profesor
Raúl Alberto Bethancourt
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empleo, apoyo a microemprendimientos y servicios de intermediación laboral. Las pensiones
sociales, por su parte, son transferencias monetarias, asociadas a la vejez o a la discapacidad,
que el Estado provee a quienes no han estado insertos en el mercado formal de trabajo o no han
realizado suficientes aportes contributivos durante su vida laboral. En la sección A de este
capítulo se analiza el doble desafío de inclusión social y laboral que es necesario enfrentar para
superar la pobreza y reducir las desigualdades en la región. En la sección D se abordan los
debates en relación con los posibles desincentivos de las políticas y los programas de protección
social no contributiva a la participación laboral y a la formalización del trabajo.
En México, la encuesta «Lo que dicen los pobres», levantada por la Secretaría de Desarrollo
Social en 2003 con el propósito de indagar sobre las percepciones de las personas en condición
de pobreza con relación a diversos temas sociales, muestra que la mayoría relativa de los
encuestados considera que ser pobre es no tener qué comer, un 34,2% dice que consiste en la
falta de recursos para «salir adelante» y un 8,1% considera que ser pobre es no tener empleo. El
24,8% de los encuestados respondieron que lo que se necesita para acabar con la pobreza es más
empleo y el 23,7% declara que lo que se requiere son mejores salarios. No obstante, el 50%
opina que el programa Oportunidades no va a solucionar la pobreza.
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En Costa Rica, el 50% de los entrevistados consideraba que la pobreza es un resultado
mediado por aspectos vinculados a la dinámica económica y social20. El obstáculo más
señalado por los entrevistados giraba en torno a los bajos ingresos y el alto costo de vida. En
segundo lugar, consideraban la falta de oportunidades de trabajo. Los entrevistados vinculaban
las alternativas para mitigar y combatir la pobreza al mundo de trabajo, así como a programas
de asistencia social, como los bonos de vivienda y los bonos alimentarios.
El desincentivo al empleo se explicaría por el hecho de que las familias destinatarias tienen
asegurado un cierto nivel de ingresos, lo que derivaría en poca urgencia por insertarse en el
mundo laboral. En consecuencia, las transferencias monetarias se ven como un desincentivo al
esfuerzo individual de las familias por superar su condición de pobreza de forma autónoma.
Para ello, es crítico utilizar una lógica de universalismo sensible a las diferencias, lo que
significa «romper las barreras de acceso a los servicios sociales y al bienestar que enfrentan las
personas que se encuentran en condiciones de pobreza o vulnerabilidad, las mujeres, los
afrodescendientes, los pueblos indígenas, las personas que residen en territorios rezagados, las
personas con discapacidad y los migrantes, así como los niños, los jóvenes» y las personas
mayores utilizando políticas de acción positiva.
En lo que se refiere al tercer pilar, cabe destacar que, si bien los problemas de inclusión
productiva son estructurales —debido a la escasa capacidad de los sectores productivos
modernos de mayor productividad para absorber fuerza de trabajo—, también hay debilidades
por el lado de la oferta de trabajo, por lo que una mejora de los conocimientos y las habilidades
de la fuerza de trabajo facilita el aprovechamiento de las oportunidades existentes. Es así como
para aumentar las posibilidades de inclusión laboral de personas que viven en condiciones de
pobreza o vulnerabilidad es necesario fortalecer tanto la demanda de trabajo, mediante la
generación directa e indirecta de empleo y el apoyo al trabajo independiente, como la oferta de
trabajo, implementando programas de capacitación técnica y profesional y de nivelación de
estudios, y facilitando la vinculación entre la oferta y la demanda mediante los servicios de
intermediación laboral. Para que estos esfuerzos sean exitosos, deben enmarcarse en el concepto
de trabajo decente y complementarse con el fortalecimiento de los sistemas de cuidado, dado
que la ausencia de apoyos públicos a las familias para el cuidado de niños, niñas, personas
mayores y personas con discapacidad en situación de dependencia está incidiendo
negativamente en la participación laboral de las mujeres, en especial de aquellas que viven en
condición de pobreza.
Por último, para fortalecer las políticas y los programas sociales es necesario proteger la
inversión pública social, sobre todo en un contexto de estancamiento del proceso de reducción
de la pobreza. América Latina y el Caribe, y sitúan a la región lejos de los niveles de los países
desarrollados y sin tener los mismos efectos redistributivos. Proteger el gasto social y promover
una institucionalidad sólida y una gestión efectiva de los programas sociales son elementos
clave para alcanzar el desarrollo sostenible.
Capítulo II
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considerable en parámetros clave como las prestaciones que ofrecen, la modalidad con que se
entregan, la presencia y severidad de las sanciones, la gestión operativa y las vinculaciones
interinstitucionales.
Frente a los problemas estructurales de los mercados laborales, que inciden de manera
desproporcionada sobre las mujeres y los jóvenes, así como sobre otros grupos poblacionales
que sufren desigualdades y diversas formas de discriminación y exclusión , queda abierta la
pregunta de si el aumento de los ingresos y el fortalecimiento de las capacidades humanas entre
los participantes de los programas de transferencias condicionadas efectivamente han
contribuido a una mejor inclusión laboral, a la movilidad ocupacional y a la ruptura de la
reproducción intergeneracional de la pobreza.
Frente a los problemas estructurales de los mercados laborales, que inciden de manera
desproporcionada sobre las mujeres y los jóvenes, así como sobre otros grupos poblacionales
que sufren desigualdades y diversas formas de discriminación y exclusión , queda abierta la
pregunta de si el aumento de los ingresos y el fortalecimiento de las capacidades humanas entre
los participantes de los programas de transferencias condicionadas efectivamente han
contribuido a una mejor inclusión laboral, a la movilidad ocupacional y a la ruptura de la
reproducción intergeneracional de la pobreza.
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C. De las reglas a las estrategias de salida
Los programas de transferencias condicionadas se consideran un instrumento importante
para combatir la infantilización de la pobreza y reducir las desigualdades durante las primeras
etapas del ciclo de vida, que, de lo contrario, se reproducen y profundizan en etapas posteriores.
Esto puede ocurrir en distintas situaciones: por ejemplo, cuando sus integrantes pierden las
condiciones de elegibilidad , cuando no cumplen de manera reiterada las condicionalidades,
cuando han alcanzado el número máximo de años de permanencia establecido por el programa,
cuando proveen información falsa o cuando superan el umbral de ingresos o puntaje relativo a
las condiciones de vida establecido .
Cabe entonces llamar la atención sobre la necesidad de estrechar los vínculos entre política
social y política económica y productiva, tanto a nivel nacional como de los diferentes
territorios, y de repensar el estilo de desarrollo para que se logre una efectiva doble inclusión.
Para erradicar la pobreza en los países de la región, es necesario tanto lograr un crecimiento
económico inclusivo, con creación de trabajo decente, como implementar políticas públicas
redistributivas, entre las que se incluyen la universalización del acceso a los servicios sociales,
así como a la vivienda y la infraestructura básica, y el fortalecimiento de sistemas integrales de
protección social. Los programas de transferencias condicionadas son una pieza importante de
las políticas públicas de superación de la pobreza, pero no se puede pretender que ese gran
objetivo se logre solo mediante este instrumento.
D. Conclusión
Los objetivos centrales para los cuales han sido diseñados e implementados son
sustentar el consumo de las familias en situación de pobreza o extrema pobreza y contribuir
al desarrollo de las capacidades de sus miembros, en especial de los niños, niñas,
adolescentes y jóvenes. B) La inclusión laboral y productiva de las personas en situación de
pobreza, sin duda un objetivo muy importante para superar dicha condición y lograr la
autonomía económica, depende de la dinámica de la estructura productiva y, en especial, de
los mercados de trabajo locales, que suelen ser el ámbito principal de inserción económica
de este contingente de la población. En general, esos mercados de trabajo se caracterizan
por ofrecer escasas opciones y oportunidades laborales y productivas, y difieren de manera
significativa en función de si su ámbito es el rural o el urbano, y según el país en que se
localizan y las distintas coyunturas que se presentan a lo largo del período analizado.
Capítulo III
En este capítulo se analizan los programas sociales en curso que tienen el objetivo de
fomentar la inclusión laboral y productiva de jóvenes y adultos en edad de trabajar que viven en
condiciones de pobreza o vulnerabilidad, facilitando su vinculación con el mercado laboral y
promoviendo la generación de ingresos autónomos y el desarrollo de actividades productivas2.
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La finalidad principal de estos programas, generalmente implementados por los Ministerios de
Trabajo y de Desarrollo Social o realizados de manera intersectorial, es proporcionar acceso a
mecanismos de inserción en el mercado laboral y asegurar la sostenibilidad de este acceso,
mediante acciones que conduzcan a la mejora de las condiciones de trabajo y al aumento de los
ingresos laborales. El reto no es menor, vistos los déficits educacionales y de formación técnico-
profesional, la escasez de oportunidades laborales —en especial en determinados territorios— y
las brechas y barreras de género y étnico-raciales.
Las acciones para fortalecer la calidad de la oferta de trabajo remunerado en edades activas.
Los jóvenes y las mujeres son ejemplos de grupos que enfrentan fuertes barreras de ingreso al
mercado laboral. En América Latina, la inclusión laboral de los jóvenes no solo es difícil porque
la economía no logra generar suficientes nuevos puestos de trabajo sino también porque muchos
de ellos no poseen las competencias laborales requeridas por el mercado laboral. En el caso de
las mujeres que viven en condiciones de pobreza y vulnerabilidad, se superponen y entrecruzan
problemas de bajos niveles educativos, alta carga de trabajos domésticos no remunerados y
barreras que delimitan su inserción laboral en diversos sectores de la economía tradicionalmente
reservados a los hombres.
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C.Evaluaciones de impacto de los programas de inclusión laboral y
productiva
En cuanto a la generación directa de empleo, los datos de los programas públicos que
ofrecen empleos temporales en Colombia y el Perú muestran efectos positivos durante la
ejecución de los programas, pero no más allá de ello. Si bien se aprecian resultados positivos en
los indicadores a corto plazo en términos de participación laboral, horas trabajadas e ingresos
laborales, estos desaparecen al cerrarse los programas. En cuanto a la probabilidad de empleo
formal y de desempeñarse como trabajadores asalariados, los resultados no son concluyentes.
Nuevamente, debido a la limitada cantidad de estudios, los resultados no son generalizables.
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aumento del empleo entre quienes antes no participaban en el mercado laboral formal, no se
encontraron efectos significativos en la densidad de las cotizaciones previsionales
D.Conclusiones
Los programas de inclusión laboral y productiva constituyen un pilar importante de las
estrategias de superación de la pobreza en América Latina y el Caribe, junto con la provisión de
transferencias monetarias y el acceso a servicios sociales de calidad y que tengan en cuenta las
diferencias, es decir, las características, naturaleza y dificultades específicas experimentadas por
los distintos grupos que conforman la población destinataria de esos programas. De las
evaluaciones revisadas se desprende que los programas de inclusión laboral y productiva
pueden tener efectos importantes en la mejora de indicadores laborales para los grupos más
desaventajados, ya sean ellos jóvenes, mujeres, personas que viven en condiciones de pobreza
extrema, personas con bajos niveles educativos y personas con discapacidad. Llama la atención,
sin embargo, el reducido número de evaluaciones que considera la dimensión étnico-racial, es
decir, las especificidades, características y realidades de los pueblos indígenas y las poblaciones
afrodescendientes que se encuentran entre los destinatarios de esos programas. Esto está
relacionado, en parte, con el hecho de que el número de programas destinados a estas
poblaciones o que explícitamente consideran esa dimensión en su diseño, estrategia de
implementación o monitoreo es todavía limitado, pero también puede tener que ver con la
escasa prioridad que conceden los analistas y evaluadores a la consideración de ese tema, a
pesar de los numerosos estudios que demuestran que estos grupos se encuentran
sobrerrepresentados en las situaciones de pobreza, extrema pobreza y exclusión social y
laboral .
Capítulo IV
Pensiones sociales e inclusión laboral
Las pensiones sociales son transferencias monetarias provistas por el Estado a las
personas mayores o a las personas con discapacidad, así como a otras personas que no han
estado insertas en el mercado formal de trabajo o no han realizado suficientes aportes
contributivos durante su vida laboral. Con ellas se busca garantizar la cobertura de las
necesidades básicas mediante la transferencia de ingresos y, en algunos casos, facilitar el acceso
a servicios de salud y alimentación. Se otorgan conforme requisitos de edad, grado de
discapacidad y condición de pobreza.
Los Ministerios de Desarrollo Social ejecutan el 21% de las pensiones sociales, como en el
caso del Programa Nacional de Asistencia Solidaria «Pensión 65» del Perú y el Programa de
Pensiones no Contributivas de la Argentina. Las pensiones sociales también pueden destinarse a
otros grupos de la población.
Por lo general, los montos mensuales transferidos en las pensiones sociales para personas
mayores son los mismos que en aquellas para personas con discapacidad. Entre las excepciones
se encuentra el régimen no contributivo de pensiones por monto básico de Costa Rica, donde los
montos transferidos por concepto de pensión por discapacidad son superiores a aquellos por
vejez. Además de las transferencias monetarias, en algunos casos —como en los programas
Nuestros Mayores Derechos de El Salvador y 120 a los 65 de Panamá— los perceptores
acceden a servicios de promoción de salud y nutrición, alfabetización, y actividades culturales y
recreativas. El Régimen de Asistencia Social de Cuba incluye prestaciones en especie, en forma
de alimentos y medicamentos.
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Si bien los montos transferidos no siempre son suficientes, las pensiones sociales han
sido particularmente importantes para proveer algún grado de seguridad del ingreso a los grupos
sociales más desaventajados4. Al contrario de lo que ocurre con las pensiones contributivas, la
cobertura de las pensiones sociales es mayor entre las mujeres que entre los hombres, entre los
más pobres que entre las personas con mayores recursos y entre las personas que viven en áreas
rurales con respecto a las que viven en zonas urbanas.
De todas formas, es importante que mediante el diseño de los programas se prevengan los
potenciales incentivos a la informalidad y a reducir la cotización en los pilares contributivos.
Los sistemas de pensiones deberían diseñarse de modo de crear incentivos para aumentar la
participación de aquellos que cuentan con capacidad contributiva y al mismo tiempo ofrecer
alternativas de protección social para aquellos que no la tienen.
Además, es deseable que la provisión de pensiones sociales se complemente con la creación y
expansión de los servicios de cuidado y acompañamiento de las personas mayores y las
personas con discapacidad.
Conclusión
En conclusión, si bien es relevante analizar la relación entre el piso básico de ingresos
para enfrentar la vejez o la discapacidad. Desde una que viven en condiciones de pobreza o
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vulnerabilidad.
Pensiones sociales y la inclusión laboral, se recalca que, desde una perspectiva de derechos, el
objetivo principal de estos programas sociales es proveer un piso básico de ingresos para
enfrentar la vejez o la discapacidad. Desde una que viven en condiciones de pobreza o
vulnerabilidad