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Superación de la Pobreza Multidimensional

Superación de la Pobreza Multidimensional

Análisis de los desafíos del Trabajo Social en la superación de la pobreza

multidimensional en Educación, Trabajo y Seguridad Social según Casen 2015

María Cecilia Barraza Medero

Universidad UNIACC

Carolina Ester Galaz Zorrilla

28 de abril de 2018
Superación de la Pobreza Multidimensional

Con el objeto de contextualizar este análisis debemos definir varios conceptos y


su configuración histórica y sociopolítica. La medición de la Pobreza Multidimensional
hace sus primeros acercamientos en Chile hacia el año 2009 cuando Mideplan inicia un
proceso de licitación para actualizar los indicadores de pobreza, elaborando propuestas
de medición multidimensional complementarias a la medición del concepto de pobreza
que fue ligado únicamente a la reproducción de satisfactores económicos. El consenso
de los expertos estaba puesto en que la pobreza es un problema social
multidimensional en sus causas y efectos que genera, por lo tanto surgen dimensiones
que complementan dentro de la esfera de la evaluación del bienestar social y no sólo
en el enfoque basado netamente en los ingresos. Según define Javier Iguiñiz (2002) la
pobreza supone establecer el significado de lo básico en la manera de vivir,
refiriéndose a lo básico no como lo mínimo, sino como lo irreductible e irrenunciable a
la condición humana. Así surgen cuatro dimensiones al 2013: Educación, salud,
Trabajo y seguridad social, vivienda y entorno. Y para el 2015 se incorpora una quinta
dimensión: redes y cohesión social.
La metodología fundamentada aplicada en Chile, que enmarca lo técnico y
también normativo se basa en la propuesta de Alkire y Foster (2007) considerando
como primera etapa la identificación de personas o grupo de ellas en “situación de
pobreza”, y sus “características”, además de permitir realizar estimaciones y análisis de
qué dimensión realiza mayor contribución al índice total de pobreza multidimensional.
El impacto de este tipo de medición en las políticas públicas, según menciona el
Ministerio de Desarrollo Social (2013) se define de la siguiente forma:
“Las medidas de pobreza multidimensional tienen una valiosa
aplicación práctica en materia de política pública: pueden ser usadas
como un complemento a medidas oficiales de pobreza por ingresos,
además de orientar a los diferentes servicios públicos acerca del
impacto de políticas y programas sobre la reducción de la pobreza
en cada una de sus dimensiones.”
Además permite un diagnóstico en cada momento del tiempo y su posterior
seguimiento. De este modo, se visibilizarán carencias que afectan a las personas y los
hogares en múltiples dimensiones, más allá de su ingreso, y analizan la importancia
relativa de las carencias observadas en cada dimensión sobre las condiciones de vida
de la población en situación de pobreza.
Considerando que la metodología AF (Alkire y Foster 2007) permite visibilizar
aquellas dimensiones y sub dimensiones que aportan mayor carencia nos centraremos
en la dimensión Educación y Trabajo y Seguridad Social, que arrojaron en la encuesta
casen 2015 mayores índices.
En este escenario entonces cabe hacernos la pregunta de cuáles serían los
desafíos de la intervención del trabajador social, si consideramos los aportes realizados
por Pedro de la Paz Elez, Vicenta Rodriguez Martin y Esther Mercado Garcia (Revista
Internacional de Trabajo Social y Bienestar N.º 3 • 2014) respecto de la intervención en
estos tiempos de crisis, proponen intervenir los problemas sociales en un constante
Superación de la Pobreza Multidimensional

reto innovador basado en formular de actuación centrada en las fortalezas y


capacidades de las personas, en un constante proceso de empoderamiento que llaman
“intervención desde las fortalezas”. Debido a que estas fortalezas no constituyen un
rasgo estático sino dinámico, podemos visibilizar a través de los indicadores
presentados en CASEN un parámetro a considerar en nuestra actuación profesional.
Por último mencionar que en la propuesta realizada por estos autores podemos
identificar factores de riesgo y factores protectores que influyen en los problemas
sociales que nos pueden permitir identificar o generar estrategias de intervención.
Si observamos la encuesta CASEN 2015 los índices de pobreza han tendido a
la baja, sin embargo no dejan de constituir un desafío presente y futuro para nuestras
intervenciones, especialmente la medición multidimensional que se observa
naturalmente más elevada que la medición por ingresos. La disminución observada de
la PM (pobreza multidimensional) es de 0,5% considerando 2013 y 2015. Si abrimos
este dato por dimensiones, la que aporta mayor carencia a las familias en Chile es la
dimensión Trabajo y Seguridad Social con un 31,1%, seguida de Educación con un
25,8%.
Centrando nuestra atención en la Dimensión Trabajo y Seguridad Social, se
definen 3 sub dimensiones: ocupación con un 9,3%, jubilación con un 9,8% y cotización
con un 32,3%. Lo que nos da cuenta sólo con datos duros identificar que en la fuerza
de trabajo observamos por una parte desempleo y por otra sistemas de trabajos que no
constituye cotización previsional, aportando a marginar a un importante sector,
constituyendo éste un campo de acción para el trabajador social.
Por otra parte si observamos la dimensión de educación, con sus sub
dimensiones de Rezago con un 2,2%, asistencia con un 2,3% y escolaridad con un
30,2%, podemos deducir sólo con datos duros que un factor de riesgo importante es
que básicamente un importante grupo de personas han alcanzado menos años de
educación de los establecidos por ley de acuerdo a su edad, mientras se observan más
disminuidas las brechas de rezago y asistencia, lo que podría estar respondiendo a las
iniciativas y reformas del gobierno en esta materia (esto como factores protectores).
Finalmente y considerando los aportes de Begoña Abad Migueléz y Idoia Martín
Aranaga en “El Trabajo social ente la crisis” (cuadernos de Trabajo Social• 2015)
“Hacia una Tipología de figuras profesionales del Trabajo Social” quizá debamos
preguntarnos si en estos escenarios de desafíos profesionales en tiempos de crisis
debemos adoptar una posición del Trabajador Social Normativo con una concepción
legitimista de su actividad basada en la práctica, de Trabajador Social Gestor que
buscando la eficacia cuantitativa y se rige por resultados basados en costo/beneficio, o
el Trabajador Social Crítico que considera politizar los problemas, críticos de las
políticas públicas y con una compromiso al servicio de las personas en situación o
riesgo de exclusión.

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