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RESUMEN
Si hay algún hallazgo sostenido en Criminología es que los hom-
bres, frente a las mujeres, presentan mayores niveles de preva-
lencia, incidencia y variedad en su comportamiento desviado.
Un desafío de la Criminología moderna ha sido explicar el gen-
der gap de la desviación. Los primeros intentos de explicación
sobre esta relación género-conducta desviada se les atribuyen al
movimiento de liberación femenina en Criminología. Desde la
aparición en la década de los 60 de las explicaciones feministas
sobre el género y la delincuencia, hasta el presente, hay un matiz
de argumentos muy plurales sobre esta relación. El presente artí-
culo tiene varios objetivos. En primer lugar, se desea hacer refe-
rencia a las primeras manifestaciones feministas en Criminolo-
gía, y esto, dentro del marco del fenómeno del gender gap. Es in-
dudable que para una comprensión sobre el tratamiento actual
del género/sexo en esta ciencia, es necesario revisar los aportes
y las reivindicaciones del feminismo más primigenio y ortodoxo.
En segundo lugar, se intentará resumir desde una perspectiva
teórica e investigativa, el estatus del género en la discusión ac-
tual sobre la etiología de la delincuencia. No está de más indicar
que la preocupación por esta variable no es exclusiva del femi-
nismo en cualquiera de sus expresiones; también la Criminolo-
gía tradicional se ha interesado por su abordaje y comprensión.
En último término, se ofrecen algunas consideraciones epistemo-
lógicas y metodológicas para aquellos criminólogos de habla
hispana que estén interesados en introducir la perspectiva de gé-
nero dentro sus investigaciones sobre la etiología del delito.
Palabras clave: Criminología, Feminismo, Delincuencia, Gender Gap,
Género.
ABSTRACT
Numerous findings in the subject of criminology have established
that males, in contrast to their female counterparts, have a
higher level of incidence and are more prevalent in deviated be-
havior. Explaining the gender gap in this deviation has been a
challenge for modern criminology. The first attempts to explain
the deviation in the gender-behavior relationship were attributed
to the Women’s Liberation Movement. Since the appearance of
feminist explanations regarding the relation between gender and
criminal behavior in the sixties, up to the present, there has been
a plural texture of arguments regarding this relationship. This
article has various objectives. In the first place, the authors refer
to the first feminist manifestations in criminology, within the
framework of the gender gap phenomenon. It is indubitable that,
to understand the current treatment of gender/sex in this science,
it is necessary to review the contributions and claims of the ear-
liest and most orthodox feminism. In the second place, this study
will try to summarize, from a theoretical and researchal perspec-
tive, the status of gender in the current discussion regarding the
etiology of criminal behavior. It is also useful to point out that
the concern for this variable does not exclude feminism in any of
its forms; also, traditional criminology has been interested in its
approach and comprehension. Finally, some epistemological and
methodological considerations are offered to those Spanish-
speaking criminologists who are interested in introducing the
gender perspective in their research on the etiology of criminal
behavior.
Key words: Criminology, feminism, criminal behavior, gender gap, gen-
der.
Criminología y género: comentarios a partir del Gender Gap 165
Más allá del hecho de que en la última década, por ejemplo, la delin-
cuencia juvenil femenina haya crecido rápidamente, inclusive comparándo-
la con el ritmo de aumento de la masculina (Chesney-Lind y Okamoto,
2001), y que además exista en algunos lugares una equiparación entre varo-
nes y hembras en conductas como el consumo de alcohol, tabaco y drogas
ilícitas (Bartolomé y otros, 2009), no cabe duda de que la desviación grave,
en especial aquella que encuadra comportamientos violentos, ha sido un fe-
nómeno substancialmente masculino. Si existe algún hallazgo que con nota-
ble reiteración se presenta en las investigaciones empíricas, es que los hom-
bres, en términos de prevalencia, incidencia y variedad, cometen más con-
ductas desviadas que las mujeres (Bartolomé y otros, 2009; Fagan y otros,
2007, Rodríguez y Mirón, 2008).
El hallazgo de esta vinculación entre género masculino y delincuen-
cia, ha tenido algunas consecuencias, por ejemplo, que una gran parte de
la producción científica en Criminología se haya centrado en el análisis de
muestras de varones/hombres (Steffensmeier y Allan, 1996). Ello ha gene-
rado también que la delincuencia femenina haya sido “ignorada, triviali-
zada o negada” por muchos investigadores (Chesney-Lind y Okamoto,
2001). Incluso, que las explicaciones de la delincuencia de las mujeres ha-
yan sido, en muchas ocasiones, simples extrapolaciones efectuadas a par-
tir de modelos teóricos validados con muestras masculinas (Cecil, 2006;
Lanctôt y Le Blanc, 2002).
Juan Antonio Rodríguez
168 Cap. Crim. Vol. 37, Nº 4 (Octubre-Diciembre 2009) 161 - 182
el hecho de ser hombre o mujer. Integran esta dimensión las normas de gé-
nero, el desarrollo moral, el control social, y la socialización diferencial. En
este aporte se hace énfasis en el hecho de que las mujeres cometen menos
delitos porque sus contextos de socialización, que obviamente las controlan
más, enaltece valores vinculados al cuidado y a la precaución, además de la
preocupación por mantener relaciones interpersonales basadas en el afecto.
2) La motivación para el delito. Estos autores argumentan que la mo-
tivación para delinquir es mucho menor en las mujeres, ya que su proceso
de socialización diferencial favorece el desarrollo de un mayor nivel de au-
to-control. Las mujeres están menos predispuestas que los hombres a com-
prometerse y correr riesgos por la realización de actos antisociales, puesto
que la conducta delictiva tendrá más costes sociales y morales para ellas; lo
cual genera una suerte de “tendencia a la contención” que hace muy poco
probable que se decidan por la opción delictiva. Si en algún momento las
mujeres se vieran conminadas a la violación de la norma, uno de los moti-
vos principales sería la protección de sus relaciones personales.
3) Las oportunidades para delinquir. Además, las mujeres tienen un
limitado acceso a un número de oportunidades delictivas como consecuen-
cia de la estructura patriarcal y el sexismo predominante en la sociedad, ya
que ambos restringen la actuación de ellas en el mundo social. Este enfoque
sostiene que, como consecuencia de su género, las mujeres tienen un acceso
diferencial a experiencias y ambientes delictivos, y por tanto van a disponer
de escasas oportunidades de aprender conductas antisociales. Igualmente
sus actividades cotidianas y las diferencias de género en el mercado laboral,
coadyuvan al poco contacto con oportunidades para delinquir.
4) El contexto del delito. El contexto según estos autores hace referen-
cia principalmente a las características particulares del hecho delictivo, o
sea, tanto a las circunstancias como a la naturaleza de esto hechos. Conclu-
yen, dentro de su propuesta, que hombres y mujeres se diferencian en la
manera en la que realizan sus delitos y en la situación que se genera en tor-
no a éstos. Las diferencias entre géneros en cuanto al contexto y situación
del delito, incluyen, por ejemplo, el hecho de que las mujeres utilicen en
menor medida la violencia física, empleen en menor medida armas, elijan
víctimas cercanas que forman parte de sus escenarios de relación, y preten-
dan obtener resultados o propósitos menos vinculados al dominio.
Criminología y género: comentarios a partir del Gender Gap 175
Ahora bien, ¿qué tienen en común este par de investigaciones que sir-
viera de lección a una Criminología que desee incorporar el género dentro
de su ejercicio investigativo y teórico? Una respuesta sería que se esfuerzan
por disminuir la denominada “ceguera de género” en los estudios sobre la
delincuencia.
En líneas generales, los hallazgos de las dos investigaciones permiten
deducir que la socialización diferencial puede ser uno de los hechos que dan
cuenta de los contrastes en la participación delictiva de ambos género. Al
mismo tiempo, también dejan claro la necesidad de diseñar nuevos modelo
(investigativos y teóricos) en los que se reconozcan las variables que hacen
que las mujeres sean menos instigadas a la desviación. Se conoce mucho me-
jor los factores de riesgo, y se evidencia que están más presentes en la sociali-
zación de los hombres, pero se conoce todavía muy poco acerca de los facto-
res de protección que están presentes en la socialización de las mujeres. Optar
por modelos soportados en las investigaciones previas y en las teorías formu-
ladas a partir de los datos de varones explicará mejor las conductas desviadas
de los varones. Tal como señala Cecil (2006) se está ante la Criminología de
“género añadido”, y no ante un esfuerzo real de plantearse, desde el inicio,
cómo experimenta uno y otro género sus trayectorias vitales de socialización.
Es momento de trascender desde la simple inclusión de las mujeres como su-
jetos muestrales, a la inclusión de sus circunstancias de socialización diferen-
ciales en cuanto que factores etiológicos de la conducta humana.
Ante esto, una de las preguntas que surge es: ¿cómo comenzar a culti-
var la perspectiva de género en la Criminología que se hace en español? En
el caso particular de aquella Criminología que fundamenta sus investigacio-
nes y explicaciones sobre la delincuencia en estudios cuantitativos, hay, a
todas luces, que esforzarse por controlar el problema del “género añadido”.
Esto se puede lograr evitando el uso exclusivo del género/sexo como una
variable de control, y además, como un recurso metodológico que se utiliza
únicamente para observar su asociación con la delincuencia. En cambio, se-
ría necesario darle “género a los análisis” dentro de la investigación crimi-
nológica con base cuantitativa. Lo que significaría tratar al género/sexo,
más que como variable de control, como un sistema metodológico que orga-
nice y diferencie, en categorías masculino y femenino, las observaciones
empíricas y las inferencias derivadas de estas últimas.
Criminología y género: comentarios a partir del Gender Gap 179
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