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El hallazgo
De manera ejemplar, dieron parte a las autoridades locales y municipales, las cuales lo
hicieron del conocimiento del Centro INAH Veracruz, al mismo tiempo que, gracias a
las redes sociales, el descubrimiento empezaba a diseminarse rápidamente.
La escultura femenina
Representa a una joven mujer de pie, con rostro pequeño y ojos ahuecados, indicados
por un reborde –usualmente rellenos con incrustaciones de concha para simular el globo
ocular y fragmentos de obsidiana para representar el iris–; la nariz es mediana y recta, la
boca se presenta abierta y ligeramente ahuecada, con las comisuras caídas. La oreja
derecha es poco definida pero es similar a la izquierda, y de ambas penden orejeras
consistentes en dos círculos, uno debajo del otro.
Porta un tocado alto que consta de varias partes: un gorro sobre la cabeza, cuyo frente
está adornado con cinco círculos concéntricos a manera de chalchihuis; en ambos
extremos porta dos aros más grandes, de donde salen dos tiras o listones que cuelgan
por debajo de los hombros y se interrumpen por dos bandas horizontales. De la parte
superior del gorro se sostienen, a cada lado, un trapecio adornado con un gran círculo;
de cada uno de esta especie de sujetadores sale un largo mechón dividido en cinco
partes, posiblemente de plumas, que cae a todo lo largo del tocado hasta la altura de la
boca, atados casi en el extremo por dos bandas horizontales de distinta anchura.
De su cuello pende un collar largo y ancho que cae al centro de sus pequeños pechos, en
cuyo centro va unido un adorno en forma de gota horizontal, conocido como oyohualli,
posiblemente elaborado en concha.
El torso se presenta desnudo; ambos brazos están pegados a los costados y los
antebrazos doblados hacia el centro del cuerpo con las manos extendidas sobre el
abdomen, y porta una pulsera en cada muñeca; viste una larga falda o enredo que llega
hasta los tobillos, por lo que es posible ver sus dos pies desnudos, cada uno con una fila
de cinco barras verticales, a manera de dedos. Al centro de la falda y por arriba de
ambas manos se nota el ovillo del centro doblado de una faja vertical angosta, adornada
con tres nudos alineados verticalmente y cuatro listones horizontales de cada lado.
Debajo de la representación de los pies cuenta con una espiga que sirvió para erguirla.
Con base en las recientes investigaciones arqueológicas, ahora sabemos que en el sur de
la Huasteca la estructura política correspondió a un Estado segmentario, formado por un
pequeño territorio central rodeado por otros periféricos y semiautónomos. En el central,
el jefe o rey mantiene la superioridad ritual sobre el territorio completo, pero su poder
político está limitado sólo a su territorio; tanto éste como los jefes de cada territorio
menor combinaban sus poderes en un solo puesto hereditario, como lo plantean Fargher
y Blanton (2012). Dentro de este bichou –estructura política equivalente al altépetl
nahua–, donde reside el gobernante o tzalle, está el núcleo de población principal y sede
de los actos públicos, alrededor del cual se asentaban los barrios o pueblos menores
llamados quamchalab, a cargo de oficiales menores. El bichou abarcaba este tipo de
asentamientos, así como casas dispersas y las áreas naturales entre ellos, incluidas las
áreas de cultivo.
Por ello, se propone que la escultura de Hidalgo Amajac representa a una mujer de la
elite, una joven gobernante más que una deidad, ya que está ataviada como las
esculturas que representan a otras mujeres de alto rango de cada población, cuyos
diferentes tocados, seguramente, denotan su posición y linaje.
Además, son relativamente pocas las representaciones de esculturas femeninas con este
tipo de tocado con dos mechones. Existe una escultura semejante en el Museo Británico
de Londres, la cual procede de la región del río Pánuco, pero se desconoce su contexto
exacto; su manufactura es mucho más fina y el material, quizá, de mejor calidad. Tales
elementos no son propios de la tradición huasteca, sino más bien de las tierras altas y de
época más tardía.
De Tuxpan procede una escultura con la representación de Tláloc que porta, igualmente,
un oyohualli al cuello, por lo que dicho ornamento debió ser simbólicamente
significativo en la región, aunque todavía se desconoce su significado.
Conclusiones
Fuente, Beatriz de la, y Nelly Gutiérrez, Escultura huasteca en piedra. Catálogo, IIE,
UNAM, México, 1980.
Gutiérrez Solana, Nelly, “Estudio sobre un relieve identificado como huasteco”, Anales
del Instituto de Investigaciones Estéticas, núms. 50-51, UNAM, México, 1982, pp. 19-
22.
Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la
fuente de la forma siguiente:
Maldonado Vite, María Eugenia, “La señora de Amajac. Escultura de una mujer
gobernante en el sur de la huasteca”, Arqueología Mexicana, núm. 168, pp. 84-89.