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La memoria de

Juliana
La desparición de Juliana Campoverde cuenta mucho más que un proceso
judicial cargado de inoperancia, es la historia de una joven que, como cualquier
joven de su edad, amaba la música, trabajaba para pagar su universidad,
quería viajar, tenía una profunda y legítima fé cristiana, pero que vivió años la
presión y manipulación de los pastores de su propia iglesia, hasta que uno de
ellos, Jonathan Carrillo, se sintió con el poder de secuestrarla y quitarle la vida.
Elizabeth Rodriguez, madre de Juliana, es quien recuerda cada detalle antes y
después de su desaparición.

–No hay un segundo en que deje de pensar en mi hija. Juliana, pedacito de


cielo ¿dónde estás?.
Juliana Lizbeth Campoverde Rodríguez fue la mayor de tres hermanos, 1.63
metros de estatura, contextura delgada, un lunar en la parte superior del labio,
cabello castaño y ojos cafés claros. Su familia la describe como muy
responsable, ocurrida, una joven con sueños, anhelos, temores y fortalezas. Le
gustaban las ensaladas de frutas y su actividad favorita era cantar. A los
dieciocho años Juliana emprendió su propio negocio, un almacén de medicina
natural, para costear sus gastos de la universidad. Juliana soñaba con viajar a
Argentina a estudiar música.
La música fue su vida desde pequeña, su mamá, Elizabeth Rodríguez, lo
recuerda:
–La mayoría de canciones que escuchaba Juliana se las aprendía y cantaba.
Cuando entró al jardín participó de Estrellita de Navidad y ganó. Una de las
preguntas que le hizo la profesora en ese evento fue: ¿qué quería ser de
grande?, ella sin pensarlo dos veces le contestó que quería ser cantante.
 

El control
“Oasis de Esperanza” es el nombre de la iglesia evangélica a la que Juliana
ingresó junto a su mamá Elízabeth Rodríguez, su padrastro Walter Parrales y
su hermano Ronny, en el 2003, cuando ella tenía nueve años. Esta institución
estaba liderada por la familia Carrillo: Patricio y su esposa Edith, que
pastoreaban junto a sus dos hijos mayores Jonathan e Israel. Los hermanos
Carrillo estaban encargados del grupo de jóvenes, particularmente Jonathan,
quien era el pastor.
En los primeros años July y su familia asistían fielmente al culto cada miércoles.
Mientras ella crecía la presencia de la iglesia en su vida fue cada vez más
fuerte, más aún cuando tuvo la oportunidad de unir sus dos pasiones: su fe en
Dios y la música. Un día le pidió a su madre que le compre un pandero, así
ingresó al coro de la alabanza de la iglesia.
–Entonces ya no iba solo miércoles y domingos, sino también los jueves en la
noche al curso de liderazgo y los sábados a los repasos de la alabanza para el
domingo presentarse en el culto – recuerda su madre.
De acuerdo a los informes psicológicos presentes en los documentos del caso
de Juliana Campoverde: “la religión era una de las piezas fundamentales en la
concepción de su vida. Una parte importante de su identidad estaba dirigida a
Dios”. recuerda su madre que su fe, materializada en la iglesia y sus pastores,
marcaron una parte esencial en su personalidad y en su vida:
–Cuando Juliana se presentaba con extraños una de las primeras cosas que
mencionaba era la iglesia a la que asistía, e invitaba a la gente a escuchar la
palabra de Dios .

Durante los nueve años que Juliana asistió, junto a su familia, a la Iglesia
“Oasis de Esperanza” los pastores ejercieron un profundo control sobre su
esfera privada incluyendo su familia.
–Los pastores decían que teníamos que contarles todo– relata Elízabeth.
De ese modo podían decidir y manipular a Juliana usando la autoridad religiosa
que ostentaban sobre ella. De acuerdo a testimonios recogidos por la defensa
de la familia: “ellos (los pastores) decidían quién le puede tomar la mano,
acompañar al bus o sentarse junto a ella en los cultos”.
July era castigada por medio de la música. Cuando tuvo quince años decidió
llevar a su primer enamorado al culto de la iglesia. Los Carrillo no vieron con
buenas ojos esta relación y la sancionaron del coro porque según ellos “todavía
no tenía edad para tener pareja”. La presión era cada vez más fuerte, más
asfixiante y más injusta. Varios meses antes de su desaparición July se da
cuenta que el control sobre ella es mayor al que los pastores ejercen sobre
otros feligreses. Así poco a poco July decidió alejarse de la iglesia y sus
pastores.
 

Los sueños truncados


En noviembre de 2011 July recibió una solicitud de amistad de Facebook de un
supuesto pastor – psicólogo de nombre Juan Solano. Ella aceptó la solicitud de
amistad y empezó a entablar conversaciones con este supuesto “pastor
español” que la manipuló por medio de su fe. Lo que se conoce en la
investigación es que entre diciembre de 2011 y junio de 2012 Solano hizo dudar
a Juliana sobre su viaje a Argentina, diciéndole que por medio de una
revelación, Dios le dijo que ella tiene que casarse con el hermano del pastor de
jóvenes de su iglesia: Israel Carrillo. En los peritajes también se revelan
insinuaciones sexuales por parte del supuesto pastor.
Siempre firme a su fe Juliana le comentó de las conversaciones con Juan Solano
a su pastor Jonathan Carrillo. Él, aprovechando su autoridad como líder
religioso, le dijo a Juliana que Dios le reveló lo mismo. Su fe era tan fuerte que
no pudo cuestionar la autoridad del pastor. Juliana desistió de su viaje a
Argentina pero le contó todo a su mamá:
– ¡No quiero, no quiero casarme con Israel Carrillo! – decía asustada mientras
contaba la conversación que tuvo con el pastor.
Elizabeth horrorizada por el relato de su hija y los comentarios de Carrillo, tomó
la decisión de separarse de “Oasis de Esperanza” junto a su familia. El 22 de
junio de 2012, dos semanas antes de la desaparición de Juliana, el supuesto
pastor Juan Solano le envió un último mensaje:
¡Ya me tocará reír cuando les llegue la desgracia!
¡Ya me burlaré cuando estén muertos de miedo,
cuando vengan sobre ustedes temores y problemas,
desesperación y angustia,
como un torbellino que todo lo destruye!
Ese día me llamarán, pero no responderé;
me buscarán, pero no me encontrarán;
pues desprecian la sabiduría
y no quieren honrar al Señor.
(Proverbios 1:26 – 29)
 

La última vez
Juliana despertó temprano la mañana del siete de julio de 2012, se vistió y
maquilló ya que esa tarde tendría su primera cita con su enamorado Fabián
Mendoza. Ellos fueron amigos más de un año y ambos pidieron formalmente
permiso a Elízabeth para estar en una relación. El día de la desaparición July
estaba vestida con una blusa de franjas blancas con beige, pantalones jeans y
zapatos marca Converse. Llevaba una cartera con la Biblia, su billetera y
documentos.
Según la versión de Elízabeth durante la audiencia en el Tribunal de Garantías
Penales de Pichincha en julio del 2019, ella y July salieron de casa y caminaron
juntas hasta la estación de gasolina en la esquina de Mariscal Sucre y Ajaví, en
el barrio la Biloxi al sur de Quito. En ese punto se despidieron cerca de las
nueve de la mañana, cada una fue a abrir sus negocios. En este trayecto se
encontraron con el expastor de Juliana, Jonathan C., evento que para Elízabeth
fue extraño ya que él tenía auto y no había razón para encontrarlo caminando
ya que “Oasis de Esperanza” no queda en esa dirección.
Aproximadamente a las 09:20 del siete de julio de 2012, es decir veinte
minutos después de dejar a su hija en la parada, Elízabeth recibió una llamada
de su esposo, Walter Parrales, ese día él tenía que ir al almacén de Juliana a
retirar un dinero.
–Mándele a July que le estoy esperando– fueron sus palabras. Elízabeth se
preocupó:
–July ya tuvo que llegar, hace rato que nos despedimos– respondió.
 

El trayecto que Juliana debía recorrer desde el punto donde Elízabeth la dejó
son apenas cuatro cuadras. En medio de la angustia ella y su esposo llamaron
al teléfono celular de July insistentemente, una de las llamadas se abrió.
Parrales relató el dos de julio de 2019 frente al Tribunal, que contestaron la
llamada y pudo escuchar gemidos y una voz de hombre que dijo.
–¡Deja ese celular que no es tuyo!
 

Luego de cuatro horas de no tener noticias de su hija, Elízabeth llamó a la


Policía, desesperada marcó al 101 y conteniendo el llanto les pidió a los agentes
que le ayuden a buscar a su hija que no llegó a trabajar y tampoco contesta el
celular. El agente que atendió la llamada le respondió:
–Señora tranquilícese ahora los chicos se van de farra, se van con los
enamorados, ya regresará
 

Con su desesperación de madre imploró ayuda y la respuesta fue un seco


–Tiene que esperar 48 horas para poner la denuncia.
Llegó la noche y con ella la incertidumbre crecía: ¿dónde está Juliana?
 

Los mensajes misteriosos


“Conocí a alguien y me voy con él, solo quiero ser feliz, cuando pueda le hago
llegar las cosas del local”, fue el primero de tres mensajes que Elizabeth recibió
entre el siete y el nueve de julio de 2012. Según consta en peritajes técnicos
presentados durante el proceso judicial todos estos mensajes salieron de
dispositivos asociados al pastor Jonathan Carrillo.
El 8 de julio de 2012, Elízabeth buscó en el local de July, pero lo único que
encontró fue el lugar intacto, todo estaba ahí, incluído el dinero de las ventas
del último viernes que Juliana lo abrió. Desesperada Elizabeth llegó a la
Dirección Nacional de la Policía Judicial, al norte de la urbe y tuvo que suplicar
para poner la denuncia y recibir la misma respuesta:
–Su hija se fue por su propia voluntad y ya regresará.
 

A pesar que la denuncia se asentó el domingo ocho de julio de 2012, le dijeron


que recién el lunes nueve la podría recibir un Fiscal para a su vez asignarle un
agente investigador. Elízabeth empezó a tocar puertas de hospitales, unidades
de policía, medios de comunicación pero todo era inútil. Todos se negaban. A
nadie parecía importarle. Con el dolor vivo y la incertidumbre consumiéndola,
sacó fuerzas para imprimir volantes con la foto de su hija Juliana junto a la
palabra: “Desaparecida”. Con cada uno que pegaba su alma se quebraba.
Tras la falta de voluntad de receptar la denuncia de la desaparición esa noche
Elízabeth y su hermana Margoth Rodríguez fueron a la Unidad de Policía
Comunitaria del barrio la Biloxi. En ese lugar les informaron que en el
Regimiento Quito, al norte de la ciudad, se pueden ver las cámaras que hay en
el sector donde Juliana desapareció. Así lo hicieron. Agotada por la búsqueda y
la preocupación, los agentes de turno permitieron únicamente que Elizabeth
ingrese, cuando vio las cámaras todos los rostros, para ella, eran Juliana.
Mientras Elízabeth intentaba inútilmente distinguir el rostro de su hija en las
cámaras, sus hermanas la esperaban afuera del regimiento policial. De pronto,
llegó Patricio Carrillo, pastor principal de la iglesia “Oasis de Esperanza” y les
dijo que es inútil buscar a Juliana en las cámaras, que es mejor buscarla en
otras ciudades, especialmente en las fronteras. Margoth, tía de Juliana,
recuerda a Patricio Carrillo decir:
–Si creen que yo fui, métanme preso.
 

Elízabeth asoció esta reacción al encuentro que ella y Juliana tuvieron con
Jonathan C. mientras caminaban juntas en dirección a la calle Ajaví la mañana
del siete de julio.
El lunes nueve de julio de 2012, tres días después de la desaparición, a
Elízabeth le asignaron un agente investigador de la Fiscalía y quedaron en
encontrarse cerca de las 13:00. A las 12:30 Margoth, que también era feligrés
en “Oasis de Esperanza”, recibió una llamada de Patricio C. quien le dijo que ha
orado mucho y que en veinte minutos tendrían noticias de Juliana. La llamada
se colgó y, según la versión de Elízabeth, unos diez minutos después recibió el
segundo mensaje del teléfono de su hija:
–Estoy en Cuenca, cuando tenga la dirección les aviso, no tengo internet.
 
Elízabeth narró estos hechos y le mostró los mensajes al agente investigador
con la certeza de madre de que quien los escribió no era July. El agente
minimizó las palabras de Elizabeth y le dijo que responda a los mensajes
diciendo: “La Policía le está buscando”. Esa fue la última vez que el teléfono de
Juliana se prendió. El teléfono se encuentra hasta este momento desaparecido.
En la tarde del nueve de julio, Elízabeth recibió una llamada de Mishell Carrillo,
hermana de los pastores de la Iglesia “Oasis de Esperanza”, le dijo que Juliana
escribió una publicación abierta en Facebook: “amigos estoy tomando mis
decisiones y les pido que las respeten, no se metan en mi vida”. En este punto
Rodríguez estaba segura de dos cosas: ninguno de los mensajes los escribió su
hija y todas las noticias sobre Juliana estaban siempre asociadas a los pastores
Carrillo.
El martes diez de julio, al cuarto día de la desaparición de July, Elízabeth se
reunió con la fiscal asignada del caso Ligia Villacrés. Ella fue con peticiones
concretas: vincular a los pastores de la iglesia “Oasis de Esperanza” a la
investigación, llamarlos a rendir versión, investigar sus teléfonos y que se
realice una triangulación de llamadas porque ella dudaba de la veracidad de los
mensajes que recibió del teléfono de Juliana. Ante estos pedido la fiscal
respondió:
–No se preocupe que Juliana ya avisó que está bien en Cuenca.
Cuando Elizabeth increpó su respuesta fue invitada a salir de la oficina.
 

Los pastores no hacen eso


Los pastores Patricio Carrillo y su hijo Jonathan fueron llamados a rendir
versión quince días después, es decir a finales de julio de 2012. Cuando los
pastores rindieron versión los agentes investigadores no permitieron a Elizabeth
ni a su abogado estar presentes.
Las investigaciones relacionadas al caso de Juliana Campoverde en sus
primeros años, entre 2012 y 2014, fueron llevadas de forma muy negligente.
Varios procesos que hubiesen sido cruciales en los primeros años como la
dirección IP de donde salió la publicación de Facebook del nueve de julio, o la
triangulación de llamadas de los mensajes de texto del teléfono de Juliana,
fueron llevados a cabo meses e incluso años después. La primera
reconstrucción de los hechos en el caso de Juliana Campoverde se hizo apenas
en el 2014, cuando muchas evidencias ya estaban perdidas.
La fiscal Ligia Villacrés, la primera fiscal asignada del caso, llegó a un nivel de
inoperancia que tiene actualmente abierto un sumario administrativo por sus
actuaciones en el caso de Juliana Campoverde. La agente fiscal se negó a
receptar una denuncia de desaparición y desde el primer momento minimizó los
hechos basándose en estereotipos de género, luego se negó a procesar la
investigación argumentando que ella también profesa la fe evangélica y
presumía que “los pastores no hacen ese tipo de cosas” y por lo tanto no los
investigó.
Desde el 2012 hasta septiembre de 2018, es decir seis años y dos meses desde
la última vez que alguien vio a July, la investigación se mantuvo en la primera
fase procesal: investigación previa. En esta etapa la Fiscalía recolecta
información pero solo puede pasar a la siguiente fase, que es la instrucción
fiscal, cuando él o la fiscal encargada decide formular cargos.
Ninguno de los diez fiscales que conocieron el caso de Juliana en ese período de
tiempo decidieron formular cargos contra el pastor Jonathan Carrillo.
Esta inoperancia dolorosa terminó a principios de 2018, luego de seis años,
cuando el caso de Juliana Campoverde cayó en manos de la fiscal Mayra
Soria quien actuó de manera diligente. El cinco de septiembre de 2018 tras un
allanamiento a la residencia del Jonathan C. se determinó que los mensajes que
salieron del número de July el siete y nueve de julio de 2012 fueron enviados
de un teléfono cuya identificación, código IMEI, era distinto al teléfono de la
joven. Además en el allanamiento se decomisó la computadora de Carrillo con
al menos 500 gigas de pornografía y fotos de Juliana Campoverde. Un peritaje
técnico comprobó que Jonathan C. buscó en Google las palabras:
“escopolamina” y “burundanga” durante el mes previo a la desaparición de la
joven.
Jonathan Carrillo se acogió varias veces al derecho al silencio pero finalmente
confesó que la mañana del siete de julio de 2012, él y Juliana, supuestamente,
fueron juntos a un motel en el sector de El Recreo, al sur de Quito, ahí tuvieron
relaciones sexuales, luego “ella murió en su presencia tras un forcejeo en el que
cayó y se dio un golpe en la cabeza”. En la misma versión también aceptó que él
se deshizo del cuerpo en la quebrada de Bellavista al nororiente de Quito. No
ha aceptado culpa en los hechos que se le imputan.
El proceso abierto en contra del líder religioso se rige por los artículos 161
(secuestro) y 162 (secuestro extorsivo) del Código Penal. Además, según la
Fiscalía, en el caso existe el agravante de que el agresor era parte del círculo
íntimo de la víctima y que Juliana, fue secuestrada y asesinada por su condición
de ser mujer.

La justicia
El 17 de de julio de 2019, Jonathan Carrillo fue sentenciado a 25 años de
cárcel tras ser comprobado el secuestro extorsivo con resultado de muerte
de Juliana Campoverde. La Fiscal Mayra Soria además solicitó medidas de
reparación como: el registro de pastores a nivel nacional, el cierre de la Iglesia
«Oasis de Esperanza» entre otras.
En el largo camino, más de siete años, que ha recorrido la familia de Juliana
está claro que esta sentencia penal es solo un paso, pero mientras se
desconozca el paradero de July – ya que el pastor se negó a hablar y decir la
verdad de dónde dejó su cuerpo–, su familia no puede concluir el proceso de
luto, necesario para honrar la memoria de Juliana.

Juliana Campoverde:
¿Una historia de eterna
impunidad?
El pasado 7 de julio, Juliana Campoverde cumplió 5
años de desaparecida. Es uno de los más de 4.300
casos de personas cuyo paradero es desconocido.
Su madre ha impulsado las investigaciones, en
medio de la desidia de policías y fiscales. Pero
también ha enfrentado el vacío legal que existe para
procesar estos casos que pueden quedar en una
incertidumbre eterna. ¿Su historia es similar?
Escríbanos a planv.com.ec@gmail.com.
En Ecuador, imprimir un cartel con la imagen de un hijo o hija que ha
desaparecido puede ser el inicio de la peor de las tragedias. Es el
momento en que una familia ingresa a un camino lleno de incertidumbre
y de indolencia. El cartel, con el pasar de los días, los meses y los años,
cobra incluso el valor de una prueba: el de la impunidad.

De esto sabe Elizabeth Rodríguez, madre de Juliana Campoverde. En


uno de los tantos afiches que ha hecho, la imagen de su hija resalta por
su abultada melena castaña y por su lunar sobre el labio. Pero también
aparece con el cabello recogido, en jean, en vestido, con o sin lentes,
formal o deportiva. Elizabeth ha inundado sus redes sociales con el
rostro de su hija. “¡Mi vida por encontrarte!”, dice en una de ellas.

Como a todo encuentro, Elizabeth llegó con uno de esos carteles para la
entrevista con Plan V. Han pasado 5 años desde que pegó los primeros
afiches en su barrio, la Biloxi, en el sur de Quito. Hacerlo, dice
Elizabeth, fue enfrentarse a una realidad que quería negar: la ausencia de
su hija. La joven que estaba por ingresar a la universidad desaparició
camino a su negocio el 7 de julio de 2012. Estaba por cumplir 19 años.
Justamente Elizabeth vio a su hija por última vez en una gasolinera,
donde se despidieron. Debía caminar solo seis cuadras hasta su lugar de
trabajo. Pero nunca llegó.

Hoy la historia de la desaparición de Juliana reposa en un voluminoso


expediente de 70 cuerpos. Pero esa hinchada carpeta legal puede ser tan
solo un espejismo de justicia.  El caso de Juliana sigue en el mismo
estado que hace 5 años: en el principio. Y ese principio, en Ecuador, se
llama “acto administrativo”. Es una figura que abarca todo aquello que
no está tipificado como delito. Con un acto administrativo se tramita
tanto la devolución de la auto, la pérdida de una mascota o la
autorización para la compra de un químico. “A ese nivel están las
desapariciones de las personas”, cuestiona María Espinosa, abogada de
Elizabeth.

El de Juliana es uno de los tantos casos que ha quedado atrapado en ese


vacío legal. Para que sea procesado como un delito con el Código Penal
Integral (COIP), explica María Espinosa, se requiere hallar la
materialidad del delito. “Es decir necesitamos que Juliana esté muerta y
su cuerpo aparezca. O que esté viva y aparezca viva. Es un argumento
contrario a los estándares internacionales de derechos humanos. Pero
sobre todo es contrario a la lógica humana. El principio de la
desaparición es desaparecer a la persona y a la prueba”.

ECUADOR RATIFICÓ EN 2009 LA CONVENCIÓN


INTERNACIONAL PARA LA PROTECCIÓN DE TODAS LAS
PERSONAS CONTRA LAS DESAPARICIONES FORZADAS. ESTE
DETERMINA QUE LOS ESTADOS PARTES TOMARÁN LAS
MEDIDAS APROPIADAS PARA INVESTIGAR LAS
DESAPARICIONES QUE SEAN OBRA DE PERSONAS O GRUPOS
DE PERSONAS QUE ACTÚEN SIN LA AUTORIZACIÓN, EL
APOYO O LA AQUIESCENCIA DEL ESTADO.

Este es un viejo reclamo tanto de expertos y organizaciones de familiares


de desaparecidos. En relación a este tema, el COIP solo reconoce como
delito a las desapariciones forzadas en las que interviene un agente del
Estado (artículo 84). Pero no en todos los casos está involucrada una
participación estatal. De allí que organizaciones como Asfadec han
solicitado la tipificación de la desaparición a manos de particulares. Es
un pedido que llegó a la Asamblea en diciembre de 2015 y permanece en
el olvido.

Pero el COIP, vigente desde el 10 de agosto de 2014, hizo más complejo


la situación de las familias.  Dispuso que las desapariciones no
prescriban. Aunque esto podría ser tomado como un triunfo por las
familias, hizo más complejo la situación, según la jurista Espinosa. Es
decir un acto administrativo puede estar abierto 1 o 25 años. Eso supone
una situación de indefensión jurídica para las familias, sostiene
Espinosa, por la falta de preparación de policías y fiscales para las
investigaciones y estas pueden quedar, por años, en el mismo estado en
el que comenzaron.

Por ejemplo, en el caso de Juliana han pasado 10 fiscales. La primera fue


la fiscal Ligia Villacrés y el último el fiscal Jorge Flores. En un informe
elaborado por la familia, solo a partir del sexto fiscal se actuó con
diligencia en las investigaciones. Fue así que recién a los dos años y
medio lograron que se realice la primera reconstrucción de los hechos. El
fiscal Jorge Flores, consultado vía telefónica por Plan V, dijo que no
podía pronunciarse sobre el estado de las investigaciones en la
desaparición de Juliana. Él también lleva el caso de David Romo, cuyo
expediente está bajo reserva y ni su madre, Alexandra Córdova, puede
acceder; su historia también parecería no tener fin.

Pero los familiares son los que generalmente impulsan las


investigaciones. El 8 de marzo de 2017, durante el examen a Ecuador en
el Comité contra las Desapariciones Forzadas de la ONU, el abogado y
experto en DDHH, Juan Pablo Albán, relataba sorprendido en su cuenta
de Twitter la intervención del Jefe de la Dinased, quien había dicho que
el rol de esa institución era acompañar la búsqueda iniciada por los
familiares. Elizabeth, por ejemplo, halló los primeros indicios en los
mensajes de Facebook que recibió su hija.
Jefe de DINASED afirma ante #CED12 que rol de dicha entidad es
acompañar la búsqueda iniciada por los
familiares!!! pic.twitter.com/h3JEFgve9L

— Juan Pablo Albán (@JuanPablo_Alban) 8 de marzo de 2017

SEGÚN ASFADEC, EN LAS DESAPARICIONES DE JULIANA


CAMPOVERDE, CAMILO TOBAR, LUIS CEVALLOS, ISABEL
CABRERA Y LUIS SIGCHO SE HAN REALIZADO DILIGENCIAS DE
BÚSQUEDA CONSIDERADAS “EMERGENTES” DOS AÑOS
DESPUÉS DE LOS HECHOS. POR ESO LA ORGANIZACIÓN LAS
CALIFICA DE INEFECTIVAS.

Hasta ese Comité llegó la historia de Juliana, una fiel creyente y activa
seguidora de la iglesia evangélica Oasis de Esperanza.  Fue uno de los 10
casos emblemáticos que Asfadec llevó hasta el órgano internacional. En
el documento enviado a los expertos internacionales se exponen las
respuestas más inimaginables. Como el de uno de los agentes
investigadores, quien le dijo a la madre de Juliana que “hablaría con su
pastor personal para ver si le recomendaba o no investigar a los
pastores de la iglesia a la que asistía Juliana”.

Ahora, la abogada Espinosa dice tener los elementos suficientes para


llevar este caso a una fase procesal formal. Pero las pruebas las
recabaron dentro de la figura de plagio, que ya no existe en el actual
COIP.  Dentro de esa figura lograron tener elementos para demostrar que
había una relación de poder de una persona perteneciente a esa iglesia
evangélica sobre Juliana. Pero con el cambio de código, el caso está en
una incertidumbre legal. Pero Elizabeth dice que su derecho es saber
dónde está su hija. No dejará de buscarla.
  TESTIMONIO  

“Tengo miedo de irme de este mundo sin saber de mi hija”


Elizabeth Rodríguez, madre de Juliana Campoverde

Son 5 años y 13 días que no sabemos nada de mi hija. Las


investigaciones han sido muy lentas. Los mismos agentes y la fiscal nos
decían que ella debió haberse ido por su propia voluntad, que esperemos
8 meses. Sacaban sus propias conclusiones. Ella iba a cumpir 19 años el
21 de agosto de 2012.

Yo sabía que no estaba pasando bien. Sin mi permiso no se iba a ningún


lado. Salimos de la casa juntas, en la Biloxi. Bajamos hasta una
gasolinera. Ella tenía un local en la av. Ajaví. Desde la gasolinera a su
negocio eran 6 cuadras. En esas 6 cuadras no supimos lo que le pasó.
Ella era dueña de una tienda naturista. Nos despedimos a las 09:00 y a
las 09:15 mi esposo me llamó y me dijo que le mande a Juliana porque la
estaba esperando en el negocio. Me preguntó si estaba con mi hijo
pequeño. Pero ella se fue sola. Mi esposo me dijo que él la llamó y
escuchó que dos niños jugueteaban y un señor que decía ‘dejen ese
teléfono que no es de ustedes’. Eso fue todo lo que supimos de ella.

Me acerqué a un retén policia y me dijeron que espere. ¡Qué indolentes y


qué dolor! Porque si así se manejan con una persona, qué puedo esperar.
Les supliqué. Me dijeron que ella se debió haber ido con el enamorado,
que esperara las 48 horas para poner la denuncia. Regresé a mi casa y
busqué si encontraba alguna nota, pero nada. Esa noche no dormí.

"HAN SIDO TAN INDOLENTES DESDE EL PRIMER DÍA. LA


PRIMERA FISCAL LIGIA VILLACRÉS ME DIJO QUE MI HIJA DEBE
ESTAR EMBARAZADA, QUE ESPERE 8 MESES Y QUE HA DE
REGRESAR".

Volví al siguiente día al negocio de mi hija. Pero ella nunca llegó a abrir
el local. Lo más duro fue cuando imprimimos los afiches y cuando
empezamos a pegarlos. Lo hicimos al segundo día. Yo no quería creer
que mi hija estaba desaparecida. Fui también a Teleamazonas para que
me hagan una entrevista, pero no lo logré. Regresé al lugar de los hechos
donde desapareció mi hija.

El domingo puse la denuncia en la Policía Judicial. Recién el lunes


designaron el fiscal. Como no era hija de ellos no les importó nada. Han
sido tan indolentes desde el primer día. La primera fiscal Ligia Villacrés
me dijo que mi hija debe estar embarazada, que espere 8 meses y que ha
de regresar. Toda mi familia la escuchó. Era una impotencia total. El
agente fue otro indolente, era el capitán Gino Pillajo, quien estuvo
encargado de la investigación. 

Antes de que Juliana desapareciera nosotros asistíamos a una iglesia


cristiana evangélica, en la Biloxi, al sur de Quito. Le encantaba las cosas
de Dios. Asistíamos desde que ella tenía 9 años. Participaba en la danza
y en el coro de la iglesia. Le gusta mucho cantar. Cuando se graduó en el
2011, tuvo el proyecto de irse a Argentina para estudiar música.
Entonces como nosotros asistíamos a esa iglesia teníamos que contarles
todo a estos pastores, inclusos nuestros proyectos. Teníamos la
obligación de hacerlo. Yo pensé que eso era normal. Y Juliana creció
con estas reglas.

Cuando desapareció empezamos a investigar Facebook con quién


chateaba y quiénes eran sus amigos. Allí vimos que cuando Juliana
estaba decidida a irse, le envían una solicitud de amistad a Facebook. Era
un un supuesto pastor y psicólogo llamado Juan Solano. Él le hace que
desista del viaje y le dice que Dios le ha revelado que tiene que casarse
con el hermano del pastor de jóvenes de la iglesia. Ella le contó al pastor
de jóvenes y le dice que espere una semana porque él va a orar para ver
qué le revela Dios. Pasó la semana y le dice a mi hija que tiene que
casarse con su hermano. Mi hija se asusta y me cuenta todo esto.

Entonces le dije que tenemos que salirnos de esa iglesia e irnos ya.
Porque ni yo como madre le puedo buscar esposo. Nos salimos y al mes
y medio mi hija desaparece. Pero aún así yo no creía que las personas
que desaparecieron a mi hija eran nuestros pastores y peor aún que
estaban involucrados.

El pastor principal me llama y le dije por este Juan Solano va a ser


investigada toda la iglesia. Parece que se le cayó el teléfono porque se
cortó la llamada. Yo no sabía quién era este Juan Solano. Juliana tenía
un diario donde tenía todas las prédicas y las oraciones que hacía para
Dios, porque ella ya había estado oprimida con esto. Quince días antes
de que desapareciera me dijo que Juan Solano le ha enviado un texto
bíblico que lo tomó como una amenaza.

El día que desaparece, Juan Solano cierra su cuenta de Facebook.


Comparamos las conversaciones de él con las del pastor de jóvenes de la
iglesia y eran las mismas. Pedimos a la fiscal que investiguen a estas
personas. Todo lo teníamos que hacer nosotros. La fiscal dijo ‘pero estos
señores son cristianos, no pueden ser porque son cristianos evangélicos’.
Nos dijo que ella era también cristiana evangélica.

Los llamaron a rendir una versión después de mucho tiempo. Si hubieran


investigado un cruce de llamadas, detectado coordenadas, automóviles,
Juliana estuviera con nosotros, pero no lo hicieron.  Cuando rindieron su
versión no nos permitieron estar presentes cuando era mi derecho como
madre estar allí. Nos mandó sacando con abogado y todo. Lo único que
hice es llorar porque no avanzaba con tanto dolor.  El abogado me dijo:
‘vámonos de aquí, porque se ve tan claro que estos le han pagado’. Ellos
escucharon y el pastor hasta se sacó la camisa (en señal de pelea).

Salimos al parque El Ejido y miré al cielo a esperar la voluntad de Dios.


Mi desesperación era grande. Una vez que tomaron la versión a toda la
familia, fuimos al siguiente día a leer la versión de los pastores. La fiscal
nos dijo ellos no son, porque son cristianos evangélicos. Ellos habían
hablado mal de Juliana, hasta dijeron que era drogadicta.  Después de
que ellos la conocían desde niña. La llamaban la hija porque eran los
padres espirituales. Pero luego dijeron que era una conocida.

"TODO LO TENÍAMOS QUE HACER NOSOTROS. LA FISCAL DIJO


‘PERO ESTOS SEÑORES SON CRISTIANOS, NO PUEDEN SER
PORQUE SON CRISTIANOS EVANGÉLICOS’".

Después, el pastor de jóvenes rindió por su cuenta una versión libre y


voluntaria. Dijo que Juliana fue al trabajo de él (una institución estatal)
para pedirle un computador y dinero. Afirmó que le dio 10 dólares. Mi
hija jamás había ido a esa lugar. En ese instituto anotaban quien
ingresaba, pero nadie la conocía. Era una mentira.

En esa misma versión declara que él es Juan Solano. Dijo que creó esa
cuenta para aconsejar a Juliana para que no se vaya para malos caminos.
Pero creó esa cuenta para manipularla por medio de la palabra de Dios.
Ella era muy creyente en la palabra de Dios.

Esto se dio después de que en varias entrevistas yo había pedido la


dirección IP de un mensaje que apareció en la cuenta de Facebook de
Juliana al tercer día de desaparecida. Allí decía: ‘gracias amigos por sus
preocupaciones, pero tomé mis propias decisiones y quiero que las
respeten, no se metan en mi vida’. Palabras que jamás mi hija las
utilizaba. Esa dirección IP me la entregan a los 2 años de desaparecida.
Y sale justamente del trabajo del pastor.

Ahora hay un informe de un sicólogo forense de México que hasta ahora


no lo puedo leer. Llamaron a estas personas a dar de nuevo sus
versiones.

Han pasado 10 fiscales con este caso. Los primeros 6 fiscales no hicieron
nada. Con la fiscal Laura Machuca (la número 7) recién a los 2,5 años y
medio se hizo la reconstrucción de los hechos. Las pericias acabaron en
noviembre de 2016. Ya han pasado 8 meses, pero nada sucede aún. Pero
el fiscal quiere acusar por femicidio, cuando no tenemos pruebas de ello
porque no tenemos cuerpo.

Se suponía que nos iba a atender el nuevo fiscal general, Carlos Baca
Mancheno. Pero nos atendió un Geovanny Bravo, coordinador misional
de la Fiscalía. ‘Si quieren que los atienda yo a buena hora’, nos dijo. En
nuestra desesperación nos toca hasta humillarnos. Cuando es el deber de
ellos darnos una respuesta.

Se han burlado de nuestro dolor.  Tengo miedo de irme de este mundo


sin saber de mi hija, dónde está, dónde quedó. No pierdo la fe. Es mi
derecho de saber dónde está mi hija, voy a seguir hasta el final. Y que se
haga justicia de verdad”.

July Campoverde: la crónica de una desaparición


Era un sábado como el día de hoy. Un sábado cualquiera de la ciudad de Quito. Una
madre y su hija mayor se han levantado temprano pues ambas tienen sus
respectivos locales comerciales que atender. El de la hija, Juliana o “July” para la
gente más cercana, es un pequeño local naturista que lo ha puesto para ayudar en la
economía de su casa. No porque lo necesite, sino porque siempre ha sido una joven
emprendedora que le gustan los retos.
Además, está por entrar a su primer año de la carrera de Biología en la Pontificia
Universidad Católica de Ecuador y quiere ahorrar para su vida universitaria. Manejar
un negocio a los 20 años de edad implica gran esfuerzo y disciplina -cualidades que
no siempre están presentes en alguien tan joven-, pero July es una chica destacada y
ha aprendido a asumir sus responsabilidades.
July es una mujer muy alegre y carismática, con un especial gusto por la música. De
hecho, ella misma tiene dotes de canto. Le encantan la naturaleza, los viajes, los
animales, la vida en la tierra en general. Le gusta escribir y llenar páginas y páginas
de lo que le sucede o de lo que piensa, sobre todo al final del día o cuando no hay
mucha clientela en el local. Casi todos sus cuadernos están rayados y tiene llenas
sus páginas de anotaciones. No necesariamente a modo de un diario, sino que
simplemente siente que escribiendo, sus pensamientos fluyen mejor.
Quizá, sobre lo que más escribe es sobre su amor a Dios. July es una joven muy
creyente. Desde muy pequeña, asistió con su madre a una iglesia evangélica cerca
de su casa en el sector de la Biloxi, en el sur de Quito. July tenía 9 años cuando se
unió a esa congregación y, desde pequeña, se ha relacionado de forma cercana con
la gente de la Iglesia y sus pastores. Ellos le han inculcado la convicción de cumplir
con la ley de Dios, estudiar la Biblia y participar activamente en las actividades de la
iglesia.  
Aquella mañana del sábado 7 de julio de 2012, July se levantó, hizo sus oraciones
matutinas, se bañó, se vistió con una blusa y un jean y bajó a desayunar. Su madre,
Elizabeth, la esperaba en la cocina y desayunaron juntas. Conversaron sobre lo que
harían ese día. July le contó a su madre muy emocionada sobre la cita que tendría
esa tarde con Fabián -el joven con el que ella salía-, y se mostraba alegre pero
incrédula de que, después de tantos problemas y obstáculos, finalmente iban a poder
estar juntos. Elizabeth sonreía mientras escuchaba a su hija. Su pequeña había
crecido sin que ella se diera cuenta y no es que le alegrase de sobre manera que su
hija saliera con un chico mayor a ella, pero los  últimos meses fueron caóticos para
July, entonces su madre estaba feliz de ver a su hija sonriendo nuevamente.
Durante los meses anteriores, July se había mostrado triste y agobiada, pero
Elizabeth y su familia desconocían la razón. Habían noches en que Elizabeth
regresaba del trabajo y encontraba a July encerrada en su cuarto; cuando se
acercaba a su puerta escuchaba lamentos y llantos y cuando le preguntaba si estaba
bien, podía escuchar claramente a través de la puerta cómo July se aclaraba la voz,
se limpiaba las lágrimas y respondía “Nada mami, tranquila y déjeme sola”. Elizabeth
siempre había tenido una relación muy cercana con su hija y le rompía el corazón
saber que algo andaba mal con ella. Esos últimos meses, se había puesto a pensar y
pensar en noches sin sueño, si la razón por la que July estaba tan triste podría tener
algo que ver con la iglesia o con sus pastores. En ese momento no sabía el porqué
de estas sospechas… ni podía prever lo acertadas que resultarían ser. 
Los pastores ejercían serias presiones sobre Juliana y Elizabeth. Como cuando
insistían a los feligreses de la Iglesia diezmar mediante sermones de horas,
recordándoles que el que no diezma “no tiene la gracia de Dios por egoístas y
mundanos”. Como resultado de esta coerción, Elizabeth procuraba siempre diezmar
cuando tenía la posibilidad de hacerlo, pero, como ella vivía de su negocio, había
temporadas difíciles en que se veía impedida de entregarlo. “Ya cuando las cosas
estén mejor, lo haré. Dios no se resentirá conmigo”, pensaba. Sin embargo, cuando
no podía diezmar, el pastor de la iglesia se acercaba a su negocio y preguntaba cómo
iban las cosas y cuando Elizabeth le respondía que no del todo bien, el pastor le
replicaba: “¿Sabe por qué no van bien? ¡Porque no diezma. Si diezmara, Dios le
ayudaría en su negocio!”.
El pastor, además, requería a los miembros de la iglesia en sus sermones que le
cuenten todo “para poder ayudarles”. Y “todo” incluía: en qué trabajaban, en dónde
vivían, cuánto ganaban, dónde estudiaban, cuáles eran su planes a futuro, a dónde
se irían de viaje, qué se querían comprar, en dónde iban a invertir, quiénes eran sus
amigos y sus parejas, y así. Por supuesto, nadie les obligaba, pero si como feligreses
no hacían caso, los pastores hacían ver como si estuvieran ignorando,
desobedeciendo o fallando a Dios. Y nadie quería eso.
Por otro lado, la hermana de Elizabeth, relata que el pastor era especialmente
invasivo con ella -incluso más que con los demás. Él, con frecuencia, le llamaba casi
a la medianoche para brindarle “consejerías” y, asimismo, cada vez que se
encontraban, se aproximaba a ella de manera excesiva, al punto de incomodarla. El
Pastor también había ido a visitar al local a Elizabeth, sobre todo cuando no asistía a
la iglesia. O la llamaba, o la visitaba y le preguntaba por qué no habían ido,
recordándole que no debe faltar. De hecho, solo unos meses antes de los hechos,
otra feligrés había denunciado en plena iglesia los acosos que recibía del pastor
principal, de lo harta que estaba de las mentiras y de las presiones; por lo que, ante el
gran asombro de todos, se levantó y se fue.
Elizabeth, sin embargo, había aprendido a aceptar estas prácticas “raras” por decirlo
menos, todo porque había creído que era lo que Dios le pedía. Así, durante años,
Elizabeth socavó las llamadas, las visitas, las indirectas en los sermones y las
miradas contra ella, aunque también, poco a poco había ido lentamente separándose
de las actividades de la Iglesia. ¿Pero July? July era otra historia. July estaba
enamorada de su iglesia y de sus pastores y sentía que así demostraba su amor a
Dios. Y mientras July era feliz, Elizabeth pudo tolerarlo o incluso entenderlo. No
estaba del todo de acuerdo con esta pasión de su hija, pero no por ello la iba a
detener. Pero cuando toparon los sueños y los deseos de su hija, eso fue otra
historia.
July había crecido para ser una joven muy guapa, pero aun así, en su devoción a
Dios, nunca había tenido un novio y la mayoría de sus amigos o eran cercanos a la
Iglesia o tenían que ver con ella. Conforme se fue acercando a su mayoría de edad,
empezó a interesarse más en los chicos. Eso sí, siempre lo primero que hacía era
llevarlos a la iglesia. Para July era muy importante que su cita también profesara la
religión cristiana. Así que cada vez que empezaba a salir con un chico era un
requisito sine quae non (condición sin la cual) que vaya y se presentara en la iglesia.
El problema era que los pastores veían muy mal este comportamiento de July. Le
reclamaban y le reprochaban que debía consultarlo con su pastor JC primero. El
primer novio de July duró apenas un par de semanas. July había sido convencida por
los pastores de que había cometido un error, que Dios tenía algo grande reservado
para ella y que no había sabido escuchar su voluntad, que el camino que tomó era
uno del “demonio” y que debía abandona esa relación para retomar rápidamente el
camino correcto. Elizabeth había considerado esto muy extraño, pero al menos hasta
entonces, había confiado una vez más en que los pastores tuvieran razón.
Pasados algunos meses, July había empezado a salir con un segundo chico, pero
esta vez, no le contó de él a su pastor desde el inicio. La reacción de él había sido tan
brusca y tan determinante la vez anterior, que July se había asustado. Quizá, si lo
conocieran mejor después de algún tiempo sería más sencillo y más agradable para
ellos, pensaba. Aun así, desde su primera cita, July llevó a este chico a la iglesia, sin
decir de quién se trataba. Lastimosamente, su pastor no tardó en enterarse de que
aquel chico era el nuevo novio de July y volvió a exigirle que se aleje de él. Frente a
ello, July había pasado especialmente triste; y no por la ruptura, sino por la
reprimenda del pastor JC. Él, incluso, le había prohibido ir al canto de la iglesia, a
manera de castigo o como llamaban los pastores, “tiempo de reflexión”. Frente a
todas estas presiones de los pastores con ella y con su hija, sumados a los
comportamientos extraños que los  caracterizaban, en mayo del 2012 Elizabeth
había decidido que toda su familia se cambiaría de iglesia. Así lo hicieron.
Aquella mañana del 7 de julio de 2012, Elizabeth y July terminaron de desayunar,
lavaron los platos y ultimaron los arreglos de la casa. July subió a su cuarto y cogió su
celular, su biblia, su saco, sus audífonos, sus llaves y algo de dinero para el día. No
necesitaría más, pensó. Ese sábado iba a verse con Fabián y regresaría a casa para
cambiarse.
Salieron a eso de las 7:50, caminando. No tenían carro, pero tampoco lo necesitaban
pues sus negocios estaban apenas unas cuadras más abajo de su casa. July estaba
muy emocionada por ver a Fabián ese día y Elizabeth tenía un aire de tranquilidad
por ver a su hija con su alegría retomada. Salieron de su casa y emprendieron su
camino hasta la gasolinera Primax de la Biloxi. Pero en ese momento, el pastor JC
venía caminando hacia ellas. Saludaron algo incomodas. July le preguntó que hacía
por ahí, y JC le contestó que había ido a limpiar la iglesia por el evento de
matrimonios y parejas de la noche anterior. Se despidieron, sin más. Elizabeth quedó
algo extrañada por encontrar a JC a esas horas de la mañana en el sur, conociendo
que él vive por la Av. Mariana de Jesús, en el norte de Quito. Además, al instante,
observó cómo el rostro de July se ensombrecía un poco por el inesperado encuentro.
July amaba a su pastor JC. Lo había conocido desde que era niña y ella sentía que la
había ayudado mucho. No le había encantado la idea de salirse de la iglesia por
decisión de su madre, pues ese era el espacio en que ella había crecido; no obstante,
entendía por qué su madre había tomado esa decisión. July también había tenido
unos seis meses muy confusos, a causa de su cercanía con la Iglesia. Se había
sentido perdida, desorientada. Siempre había creído que hacer la voluntad de Dios le
haría feliz y siempre había creído estarla cumpliendo; pero cuando uno de sus
pastores le indicó que “había tenido una revelación”, según la cual ella tenía que
casarse con otro de los pastores,Israel, ella también comenzó a sentir que algo
andaba mal. July, sin embargo, había intentado mucho que Israel le gustara o verle
con otros ojos, con los ojos de un “futuro esposo”, pero ello nunca ocurrió.
A esta ya confusa historia, hay que añadir también la presencia de Juan Solano en la
vida de July, durante los meses previos a esa mañana. Juan, otro supuesto pastor
psicólogo, llegó a su vida de una manera muy inusual: a través de Facebook. Desde
su primera conversación, sentía July, que ellos dos habían congeniado bastante. July
había sentido que él había sido enviado por Dios en un momento en donde estaba
pérdida. Ella había escuchado de desconocidos que se conocen en redes sociales y,
aunque quizá pudo haber desconfiado de Juan Solano en un primer momento, al ver
que Juan también era cristiano, ella comenzó a abrirse de forma amplia con él. Ella
aseguraba que, por los consejos que él le daba, no había lugar a dudas de que era
alguien puesto por Dios para ayudarla. O al menos eso sintió al principio. July le abrió
las puertas de su confianza y hablaba con él sin reparos.
Por ejemplo, July había planeado irse a estudiar a Argentina. Ya lo había conversado
con sus papas y ya tenía el dinero y el pasaporte para ese fin; solo le faltaba
inscribirse. Así que esto se lo contó a Juan, pero él le dijo que su destino estaba en
Ecuador y que ella iba a ser pastora. A July le sorprendió aquello, porque JC le solía
decir lo mismo. Y se alegró. Quizá tenían ambos razón, pensaba. Así que, por ello, de
pronto cambió de opinión y decidió que no iría a Argentina y cumpliría lo que Dios
tenía para ella aquí, en su Iglesia. Y estaba feliz. Juan la había ayudado a ver “la
verdad”, ella aseguraba. Incluso ella creyó que Juan sería de quien ella debía
enamorase y con quien iba a casarse; pero, cuando Juan le dijo que debía casarse
con Israel, luego de tener una visión, su mundo se derrumbó.
Y hay que recordar que no solo fue Juan, sino también fue su pastor JC que le
inducían a acercarse a Israel. Juan le insistía que no debía ser coincidencia que dos
personas distintas le dijeran lo mismo, que los dos vieran lo mismo en ella. Él le
aseguraba que Dios le estaba hablando y que ella estaba siendo necia, que se
negaba a escuchar. Juan le hablaba de Jonás, el profeta, y del “gran pez”. Que Jonás
por negarse a Dios terminó atrapado por el “gran pez”. Y July tenía miedo de las
consecuencias que podría tener no escuchar “las profecías” de los pastores. Juan le
decía, además que ella debía romper la maldición de divorcio de su familia. Y JC le
decía lo mismo. July de repente se vio presionada a tomar una decisión tan grande
como la de la pareja y el matrimonio, bajo un nivel muy alto de coerción.
July a veces encontraba que Juan y JC se parecían mucho. Le decían las mismas
cosas y le aconsejaban en los mismos sentidos. Pero July abandonaba esos
cuestionamientos enseguida. Dios había puesto estas personas en su vida,
seguramente no para el mal, sino para ayudarla. Así que siguió confiando y
abriéndoles su corazón ciegamente. Juan y JC eran muy insistentes en sus posturas
y consejos, especialmente en cuanto a que sea pareja de Israel. July lloraba y se
lamentaba mucho; a veces se encerraba en su cuarto y pedía perdón a Dios por
decepcionarle. Le hubiera encantado servir a Dios de otra manera, no casándose con
alguien a quien ella no amaba.
Cuando la presión fue más de lo que ella sola podía aguantar, July le contó a su
madre. Esta fue la noticia que hizo a Elizabeth decidirse, abandonó esa iglesia. Al
poco tiempo, su hermana también se salió, igualmente muy asustada por el acoso
que recibía. July extrañaría mucho a todos. Después de todo, había crecido junto a la
comunidad religiosa.  
July pidió perdón a Dios. Imploró, rezó como nunca. Le rogó a Dios que le perdonara
a ella y que tenga misericordia de su familia. July solo quería ser feliz y sabía que no
lo sería con Israel como esposo. Eligió a Fabián y aquel sábado, después de tantos
tropiezos e inseguridades, July se iba a permitir salir con Fabián.
Aquella mañana, Elizabeth y July llegaron a la intersección donde partían camino.
Elizabeth cogería el bus que la llevaría a su negocio y July cruzaría la calle para
avanzar dos cuadras más hasta donde tenía su local naturista. July le pidió su
bendición a su madre y se despidieron, sin más. Fue una despedida casual. July solo
debía caminar apenas dos cuadras para llegar a su local. Eran cerca de las 8:20 de la
mañana.
Alrededor de las 9, Elizabeth recibió una llamada de su esposo pidiéndole que le diga
a July que le estaba esperando en el local pues le debía dar un dinero. “¿Cómo?”
respondió Elizabeth extrañada, “pero si yo dejé a July hace una media hora cerca de
su local, ya debió haber llegado”. Llamó a su teléfono. Una. Dos. Tres. Cuatro. Cinco
veces. No hubo respuesta. Llamó a Fabián. Él no sabía nada de ella, pues habían
quedado en verse en la tarde. Le envió un mensaje a July. No respondió.
                                                                                                                ***
Aquella casual y nada extraordinaria mañana del sábado 7 de Julio de 2012, fue la
última vez que Juliana Campoverde fue vista. Juliana no ingresó a su local nunca y
no tenía más que su celular y su biblia cuando desapareció. Cerca de las ocho de la
noche del mismo día, Elizabeth recibió un mensaje del celular de Juliana
despidiéndose, indicando que está en la ciudad de Cuenca y que encontró el amor de
su vida. Cuando llamaron de vuelta, el celular había sido apagado.
Dos días después, el lunes 09 de julio de 2012, un post fue publicado desde su perfil
de Facebook: “Hola amigos. Gracias por su preocupación. He tomado mis decisiones
y quiero que las respeten”.
De las investigaciones realizadas por Fiscalía, sus familiares se enteraron que este
último mensaje provino de la IP donde el pastor JC trabajaba en ese entonces.
Además descubrieron, horrorizados, que el pastor JC había creado el perfil de
Facebook Juan Solano en diciembre de 2011 para acercarse a Juliana. El último
mensaje de Juan Solano a Juliana antes de que desaparezca, es una cita bíblica que
reza: “Entonces me llamarán, y no responderé; Me buscarán de mañana, y no me
hallarán. Por cuanto aborrecieron la sabiduría, Y no escogieron el temor de Jehová”.
Hoy, 7 de Julio de 2018, han transcurrido 6 años, 2191 días de su desaparición, pero
nadie sabe dónde está.
Elizabeth ha dedicado su vida desde aquel día a encontrar a su hija. No ha agotado
esfuerzos, ni ha escatimado recursos. Ha llamado a muchas puertas, y muchas se le
han cerrado. Ha sido culpada por la desaparición de su hija, ha escuchado cómo
funcionarios públicos han normalizado su desaparición indicado que Juliana debió
irse con “su novio” o que seguramente “está embarazada”. Ha escuchado cómo
culpan y denigran a su hija, clamando que fue una chica problemática. Incluso, ha
sido denigrada por los propios pastores, quienes alegan estar acusados
“injustamente”. Ha sido víctima de llamadas de extorsión con información falsa sobre
el paradero de su hija. Ha sido tildada de politiquera por el régimen de “la década
ganada” por exigir justicia y ha sido testigo de primera mano de la ineficiencia en la
investigación de desaparición de personas del país. Si bien ha encontrado ciertas
personas y funcionarios aliados en el camino, este ha sido duro. Pero nada de ello la
ha detenido. No ha pasado un solo minuto en que Elizabeth no busque a su hija
durante estos largos seis años.
Por su incesante lucha, desde enero 2018, Fiscalía ha designado a la fiscal Mayra
Soria, fiscal de Género, para que continúe la investigación de la desaparición de su
hija. Con la nueva fiscal, la investigación ha avanzado mucho y corregido varios de
los errores de las investigaciones anteriores. Elizabeth, aunque esperanzada, no
puede hacer más que esperar anhelante pues, a pesar de los avances, el dolor y la
angustia no se han ido. Elizabeth espera el día en tener justicia para ella, su familia y
su hija.

Juliana Campoverde: la
historia de un corazón
arrebatado
Ya que su propia historia no le permite más, solo restan las memorias de quienes
la recuerdan, sin embargo la búsqueda sigue, ya sea entre las montañas de
papeles burocráticos disfrazados de una investigación, que cesa de una situación
anormal para quienes permanecemos en su espera.

Por Elizabeth Rodríguez*

En esta historia me acompañan un sin fin de preguntas cuya respuestas son


inexistentes, he ido tejiendo con esa carencia un relato marcado por la angustia de
preguntarme todos los días ¿dónde estás?  Solo tengo por cierto el rostro de mi hija
Juliana impreso en una hoja de papel, acompañado siempre de una palabra:
desaparecida.

Ya que su propia historia no le permite más, solo restan las memorias de quienes la
recuerdan, sin embargo la búsqueda sigue, ya sea entre las montañas de papeles
burocráticos disfrazados de una investigación, que cesa de una situación anormal
para quienes permanecemos en su espera.

La única certeza es el dolor que me ha dejado su ausencia y tengo una urgente


necesidad de recuperar parte de mi vida, porque July es mi niña amada, mi
compañera, mi consentida, jamás me acostumbraré a vivir sin ti. No hay un solo
segundo que no te añore, que no te piense y que no te extrañe.  Hoy solo sé que
estás conmigo donde yo voy, que estás dentro de mí y corres por mis venas, que
siempre te cuidaré y sin cesar te seguiré buscando, también sé que los hermosos
recuerdos y el amor que siento por ti nadie jamás en la vida me arrebatará de mi
memoria, ni de mi corazón.

Este vínculo es la muestra del amor que siento por Juliana, en lo más profundo de
mi ser, pero como interrumpieron su vida esto hace que se convierta en una
historia.

La búsqueda de vida no depende de algo diferente que la relación íntima entre dos
personas: una desaparecida y otra dispuesta a buscarla.

Para saber que es la búsqueda de vida es preciso entender los vínculos profundos
que se generan entre las personas. De ahí, la importancia que tiene oír la historia y
de aquí parte que mi hija Juliana no es solo una simple estadística como quiere
hacer ver el Estado. No, mi hija Juliana es una historia de vida que está impregnada
en nuestras memorias.

Entonces, sin parar la buscaré con la incisiva mirada de madre, debemos entender
el significado que tiene aquel diminuto hueso enterrado en un barranco, para
quienes tenemos una persona desaparecida, las emociones que oscilan entre la
alegría y el dolor al encontrar pistas que nos acerquen a nuestros seres amados, al
final es a nuestra vida misma la que estamos buscando y con quien queremos
reencontrarnos, por eso es que siempre digo: Juliana, parte de mi vida se fue
contigo.

Desde aquel día 7 de julio de 2012 ando tras las huellas de un corazón arrebatado,
del vínculo emocional fracturado, porque mi vida ya no tiene sentido al saber que
me haces tanta falta adorada hija mía.

Yo, jamás me daré por vencida, hoy contaré la historia de vida interrumpida de mi
hija Juliana, ya que la memoria es un asunto que en tiempos de conflicto se vuelve
pública y una obligación social es conservarla.

Juliana mi vida se fue contigo

Desde el momento en que se formaba y crecía en mi vientre, yo con ansias la


esperaba y desde lo más profundo de mis entrañas ya te amaba. Esperar que
nacieras era la bendición más grande que Dios me había regalado.
Yo y su papá ya sabíamos que era una nena, nos preguntábamos que nombre le
podríamos, a su papá le gustaba el nombre Michelle Elizabeth, pero a mí no me
gustaba que llevara mi nombre ni tampoco Michelle, entonces decidimos nombrarla
Juliana Lizbeth, Juliana porque mi madre se llama Julia y Lizbeth porque es la
mitad de mi nombre y acordamos que siempre la llamaríamos July.

Cuando nació era una niña hermosa con los ojos azules, pero mientras crecía sus
ojos se volvieron de color café. July es mi primera hija hermana de dos maravillosos
varones, el papá siempre le decía mi reina, mi negra y sus  hermanos siempre le
decían mi ñaña o ñañita, pocas veces le llamaban por su nombre y yo  siempre le
decía July o Julita.

Desde muy pequeña era tan ocurrida a su hermano, Ronny. Le vestía de mujer
poniéndole sus vestidos, sus vinchas y sus  zapatos, yo le preguntaba  ¿por qué le
vestías de mujer  a su hermano? Ella me contestaba: es que yo quiero tener una
ñaña para jugar con ella con mis muñecas, es qué mi  ñaño no se queda quieto y me
rompe las muñecas,  por eso le pongo mis vestidos, me decía.

La mayoría de canciones que escuchaba Juliana se las aprendía y cantaba. Cuando


entró al jardín participó de Estrellita de Navidad y ganó, ¿una de las preguntas que
le hizo la profesora en ese evento fue que quería ser de grande? ella sin pensarlo dos
veces le contestó que quería ser cantante.

En la escuela siempre fue una niña muy aplicada, muy inteligente captaba rápido lo
que las maestras le enseñaban, hacia sola sus sus tareas, tenía excelentes
calificaciones, fue abanderada de la escuela.

Cuando July tenía 9 años, por cosas de la vida me tuve que separar de su papá, nos
quedamos los tres solos: July, Ronny -su hermano menor- y yo, pero nuestras vidas
continuaban. July me decía que extrañaba mucho a su papá y cuando les llamaba
por teléfono ella se sentía muy feliz, me decía que su papi era todo para ella, yo la
abrazaba fuerte, pero sabía que también quería los abrazos de su padre.

Hasta que un cierto día cometí el peor error de mi vida, llevando a mis dos hijos a la
Iglesia Cristiana Evangélica Oasis Esperanza, al sur de Quito, buscando ayuda
espiritual, disque para tratar de protegerlos y para que nadie les haga daño,
pensando que las personas que hablan de Dios no hacían daño.

Empezamos a ir todos los miércoles a las 19:30 y los domingos íbamos a los cultos
que empezaban a las 08:00. Las niñas y niños recibían clases de la biblia  en otra
sala y July, cada vez salía aprendido un versículo bíblico; como veía a otras niñas
que danzaban y hacían sonar la pandereta, ella también me dijo que le comprara
una para participar en la danza, así fue como se integró en la danza de la Iglesia.

July fue al colegio como siempre, muy aplicada y cumplía con sus tareas. Ella era
muy responsable en sus estudios, se llevaba con todas sus compañeras y
compañeros, nunca me dieron quejas ni me llamaron la atención por nada, ni
ninguno de los profesores registraba notas regulares.
Cuando tenía 14 años me contó que un chico de otro curso le había dicho que le
gustaba y a ella también le atraía él. Me dijo que se habían dado un beso, ella me
contaba muy feliz, pero al siguiente día llegó triste y me dijo, que el chico le había
dicho que ella era muy bonita para él y que por eso se sentía mal y que prefería
tenerla como amiga para tenerla cerca.

July, dijo por una parte mejor porque en la Iglesia nos dijeron que no podemos
tener enamorado antes de los 18 años. July estudió en dos colegios los tres primeros
años en la Unidad Educativa Rincón del Saber y los tres últimos en la Unidad
Educativa Sagrado Corazón de Jesús (Hermanas  Betlemitas).

Con sus hermanos siempre fue ocurrida, les hacía cualquier cosa para hacerlos reír
o a veces también peleaban por ganar la computadora para hacer las tareas, en la
casa era hacendosa,  me ayudaba en los quehaceres;  mientras yo trabajaba en mi
negocio; le encantaban los helados y las ensaladas de frutas.

July y yo éramos la una para la otra, teníamos largas conversaciones hasta altas
horas de la noche, siempre salíamos de compras juntas. Era muy gracioso, ella me
hacía que le compré ropa, pero luego no le gustaba lo que se compraba, terminaba
poniéndose lo que yo compraba para mí.  Era muy feliz, risueña, cariñosa y muy
detallista en el día de la madre me llevaba un regalo, rosas o simplemente me
escribía una carta,  siempre me abrazaba y me decía que me amaba.

En las vacaciones de cada año lectivo viajaba a Zamora Chinchipe, en el sur del
país, con su hermano a visitar a su papá, regresaba contenta y me decía que su papá
y yo éramos una bendición de Dios, que ella siempre iba a velar por nosotros
cuando estuviéramos adultos, no quiso que le hiciéramos fiesta de 15 años. Me dijo
que mejor le comprará ropa.

Como July ya era todo una señorita, sin descuidar sus estudios y la Iglesia
participaba del coro de la alabanza, entonces ya no iba solo miércoles y domingos,
sino también los jueves en la noche  al curso  de liderazgo y los sábados a los
repasos de la alabanza para el domingo presentarse en el culto. Recuerdo las
canciones que cantaba eran las de Marcela Gándara, una que titulaban Vine
adorarte, Aunque mis ojos no te puedan ver y El mismo cielo. Tenía una hermosa
voz, su forma de ser era dulce, tierna, amable aparentemente querida por todas las
personas que asistían a la Iglesia, no se diga de los pastores.

Pero cuando los pastores se enteraron que July había llevado el primer enamorado
a la Iglesia, por primera vez, le llamaron la atención y le dijeron que recuerde que
aún no tenía 18 años para que tenga enamorado y como castigo no podía cantar en
el coro de la alabanza y para ella cantar las alabanzas para Dios era primordial y
para que le levanten el castigo tuvo que dejar a su enamorado.

July amaba a Dios, se deleitaba cantando para él y leía mucho la biblia e inclusive
aconsejaba a muchos jóvenes, niños que iban a la Iglesia y también a sus
compañeras del colegio, cuando se hacía amiga de alguien lo primero que hacía era
identificarse a que Iglesia asistía y luego les invitaba a que asistan para escucharan
la palabra de Dios. July era muy obediente tanto con nosotros como padres como
con sus pastores. July realmente practicaba la palabra de Dios que leía.
Dios fue siempre lo primordial para ella, llegaba del colegio luego de hacer sus
tareas, empezaba a practicar sus canciones en un piano que alguien de la Iglesia
mismo le había prestado. Cuando yo llegaba de noche de mi trabajo a la casa, ella
seguía practicando las canciones de Alex Campos titulaba Dios creo, de Rojo Te
amo más que a mí misma vida, y otra de Marcela Gándara Supe que me amabas. 
A mí me  encantaba escucharla, me sentía muy bien verla feliz haciendo lo que a
ella le gustaba.

July no desperdiciaba el tiempo, también recibía clases de canto por las tardes que
a veces le quedaban libre, me gustaba mucho apoyarla en todo, porque ella se
esforzaba para salir adelante. También participó en el coro Voz Andes, se
presentaron en el Teatro Nacional Sucre en un festival en el año 2010. A July le
encantaba la música, uno de sus sueños era irse a Argentina a la Universidad
Nacional del Elitoral a especializarse en canto y música.

Cuando July se graduó del colegio en el año 2011 fue elegida por todas sus
compañeras para que diera el discurso de despedida para sus compañeras,
maestros y todos los presentes.

Juliana siempre se caracterizó por ser una mujer muy valiente frente al público,
fuerte en el sentido espiritual, feliz en todo lado, siempre sonriente, carismática,
extrovertida y muy cariñosa con toda la familia.  Cuando se graduó ya tenía su plan
de vida, viajar a Argentina a estudiar música era uno de sus sueños, pero ese sueño
fue truncado por el pastor de jóvenes, Jonathan C. de la Iglesia que asistimos por 10
años, cuando un cierto día le ha enviado una solicitud a su cuenta de Facebook
haciéndose pasar por un supuesto psicólogo pastor Juan Solano. Mi hija acepta esa
solicitud y empieza a manipularla por medio de la palabra de Dios, la confunde y le
hace que desista del viaje a Argentina, diciéndole que Dios tiene otros planes para
ella, que Dios le había revelado que tiene que casarse con su hermano, Israel C.
Para July casarse no era su plan de vida y yo le había dicho a mi hija antes de que
esto pasara, que nunca se deje robar los sueños de nadie, me sentí muy
preocupada cuando me dijo, ya me voy de viaje. Le noté muy confundida y lo
primero que hice fue salirnos de esa Iglesia para protegerla.
July tenía su negocio propio de medicina natural que le pusimos mientras hacía los
trámites para viajar a Argentina y esperaba que iniciara clases en ese país y a la
universidad a la cual iba asistir, pero como ese sueño fue truncado ella seguía
administrando su negocio.

Luego le dije a mi hija que no debía dejar de estudiar, le pregunté que otra carrera
le gustaba, me dijo Ciencias Biológicas. Se inscribió en la Universidad Católica, dio
las pruebas y fue aceptada. El 23 de Julio de 2012 teníamos que hacer el
primer depósito para el ingreso a la Universidad, pero mi hija ya no
estaba.

A mi July la desaparecieron un día sábado 7 de Julio de 2012, a las 09:00, cuando


se trasladaba a abrir su negocio, ubicado en la avenida Ajaví y Sozoranga, en el sur
de Quito. Después de un mes y medio de habernos retirado de la mal llamada
Iglesia Cristiana Evangélica Oasis de Esperanza que asistimos por 10 años con mi
hija.
El 7 de julio de 2019 se cumplirán 7 años  de inoperancia, negligencia e indolencia
de los entes encargados de hacer justicia; 7 años que han vulnerado los derechos de
verdad y justicia de mi hija Juliana y de mi familia; 7 años de que el falso pastor se
ha burlado de nuestro dolor y de la justicia, porque hace 7 años atrás ya debió de
estar sentenciado, no después de 7 años recién llamado a juicio.

Y para que este juicio proceda ha sido 7 años de lucha incansable, de exigir, persistir
y no decaer por tantas trabas que nos ponían; son 7 años de lucha incansables con
mis compañeros de Asfadec, organizaciones como Covidefem, Luna roja, Retumba
la Prole que con marchas y plantones me ayudan alzar mi voz para exigirle al
Estado verdad y justicia, gritando el nombre de mi hija y gritándoles a los falsos
pastores que me la devuelvan pero ni eso ha sido suficiente porque aún sigo sin mi
hija Juliana.

Pero quiero dejar claro que Juliana es mi vida y jamás me daré por vencida hasta
reencontrarme con mi propia vida.

Juliana Campoverde: La historia de un


corazón arrebatado (Parte II)
Elizabeth Rodríguez busca a su hija, Juliana
Campoverde que fue desaparecida un sábado 7 de
julio de 2012, en el sur de Quito. Cada año, escribe
una carta para recordarla y relatar su largo caminar al
conmemorarse un aniversario más de la desaparición
de July. Hoy se cumple 8 años de la desaparición de
July, te compartimos la carta de su madre.

 
Mi corazón se parte en dos al empezar narrando  lo desgarrador que es que parte de
tu vida ya no la sientes o  que esa luz que resplandecía de lo más profundo  de tu
alma y de la mía dejo de brillar; mientras voy contando los segundos, minutos, horas,
días, meses y años sólo me acompaña tu  retrato .  Todos los días suelo clamar a dios
que ya no insista en arrancarte de mis brazos  porque ya  no podría soportar tanto
dolor, inclusive soñarte es un  anhelo pero hasta eso se va  esfumando con todo este
largo tiempo que ha transcurrido de tu ausencia.
Desde aquel día, 7 de julio del 2012 no aprendo a vivir sin ti mi July, me duele
profundamente una parte de mi vida, ya no sé cómo vivir, ya nada es igual. Son
2920 días que camino con mucho dolor,  sí, mis pies están muy cansados, pero aun
guardo la esperanza de llegar al lugar donde tú estás, esa es mi meta y eso será el
final. No daré un solo paso atrás por más pedregoso que sea el camino.
El 7 de Julio del 2012, el que decía ser un pastor evangélico, Jonathan Carrillo te
arrebató de nuestras vidas privándote de tu libertad, dejándonos a toda la familia
con el corazón destrozado, con un vacío inmenso que nadie jamás en la vida nos
podrá llenar, con un dolor indescriptible que ninguna medicina nos podrá calmar y
con una incertidumbre  que nos  acobija todos los días.  Así  sobreviviremos hasta
llegar al lugar en donde estás.
Ya son ocho años que han pasado, pero para mí todo es como si fuera ayer.  Tu
dormitorio sigue intacto, el aroma de tu piel sigue impregnada en tu ropa y todos tus
recuerdos están presentes en mi memoria. Mis heridas son profundas y sangrantes y
mi corazón sigue inquieto gritando tu nombre, tu regreso y exigiendo al desalmado
evangélico Jonathan Carrillo, al Estado ecuatoriano y a todos sus cómplices  y
encubridores que respondan ¿dónde estás?
Son ocho años  en los que para mí  sólo brilla la impunidad, me siento indignada, con
mucho dolor y rabia con este aparataje estatal encargado de hacer justicia que aún
no me han devuelto a mi hija Juliana por su negligencia, inoperancia e indolencia de
todos los diez fiscales y policías que conocieron el caso. No les importó
absolutamente nada la vida de mi hija, peor aún dar con su paradero, les entregamos
todas las evidencias que nosotros mismo investigamos y hasta les dijimos de
quienes sospechábamos, pero la religión evangélica pesó más.
Es increíble pensar que en un acto tan cruel y despiadado que es la desaparición de
mi hija Juliana, los dirigentes de las iglesias evangélicas y el presidente del Cuerpo
de Pastores de Quito hayan sido quienes le otorguen certificados de honorabilidad o
simplemente un supuesto sigilo de confesión al hoy procesado, Jonathan Carrillo
Sánchez, para que  de esa manera  distorsionara la investigación y que los primeros
fiscales ni siquiera se dignaran en investigar si existía o no el supuesto sigilo de
confesión. O que tuvieran que pedir permiso a sus iglesias para cumplir con sus
obligaciones como funcionarios.
Es imperdonable que a los dirigentes de las iglesias evangélicas lo único que les
interesó fue encubrir al criminal  en lugar de la vida de mi hija Juliana. Todos ellos,
incluido los que dicen ser  pastores de la mal llamada Iglesia Oasis De Esperanza se
escudaron en la palabra de Dios  para  encubrir, manipular, engañar y desaparecer
por completo a mi hija. Por eso,  siempre grito “las iglesia evangélicas son cómplices
por guardar silencio”  y por otro lado la suerte no me acompañó en la investigación
de la desaparición de mi hija Juliana, pues el caso fue analizado por una fiscal y a un
agente investigador que también profesaban la religión evangélica. Lo único que
hicieron ellos fue   generar estereotipos como por ejemplo:
La fiscal Ligia Villacrés decía: “Los pastores no son, los evangélicos no hacemos eso,
tenga señora  este afiche para que asista a mi iglesia y siga orando para que su hija
aparezca. Juliana ha de estar embarazada vaya nomas a su casa, espere 8 meses ya a
de regresar con su bebé”. En cambio, el capitán Gino Pillajo, me dijo: “Déjeme
preguntarle al pastor de mi Iglesia para ver que nos recomienda”.
Fueron muy eficientes para generar estereotipos, para reevictimizarnos, para darles
prioridad a los testimonios y certificados de los dirigentes y los supuestos pastores
evangélicos,  pero no para investigar; mientras tanto dejaron perder evidencias muy
valiosas que nos podían llevar pronto donde July podía estar aún con vida, pero era
mucho pedir. Solo podía contar los años que pasaban y el número de fiscales que
llevaban el expediente,  la ineptitud y la insensibilidad de los fiscales era latente. 
Vulneraron los derechos de mi hija  y los míos al no haber una investigación efectiva
que diera una pronta respuesta en un tiempo razonable para devolvermela.
Los pastores no son, los evangélicos no hacemos eso,
tenga señora  este afiche para que asista a mi iglesia y
siga orando para que su hija aparezca. Juliana ha de
estar embarazada vaya nomás a su casa, esperé ocho
meses ya a de regresar con su bebé”.
De ver tanta negligencia e inoperancia de fiscales y agentes investigadores
decidimos como padres buscar nueva abogada porque hasta para eso teníamos que
tener suerte  y gracias a Dios fue la doctora María Espinosa, quien impulsó la
investigación después de dos años y medio cuando ya muchas evidencias se habían
perdido y recién ahí se hizo la primera reconstrucción de los hechos. Fueron cientos
de diligencias solicitadas y logramos obtener pruebas y pericias técnicas muy
fundamentadas donde nos indicaba que los culpables eran las mismas personas de
quien sospechábamos desde el inicio, es decir, Jonathan Carrillo Sánchez y todos sus
cómplices y encubridores que no fueron vinculados en el debido proceso.
Hasta ese entonces ya eran más de cinco años y más de diez fiscales que habían
pasado por el caso. Ninguno de ellos tuvo agallas para  formular cargos, ellos se
excusaban diciendo que no había pruebas suficientes para hacerlo o que por
mentiras no se podía juzgar a  nadie, como fueron las palabras del fiscal Jorge Flores.
Fueron innumerables los escritos que presentamos a las diferentes instituciones del
Estado encargadas de hacer justicia, pero ninguna de ellas nos daban respuestas a
nuestros requerimientos y ahí estaba incluida la Defensoría del Pueblo que no se
dignó ni siquiera a revisar el expediente  para que se diera cuenta de las pruebas que
ya existían para que el fiscal de aquel entonces formulará cargos.
Fue  tanta la exigencia para que nos cambiaran de fiscal por una nueva fiscal de
género y ahí conocimos a la doctora Maira  Soria, aunque no fue nada fácil ni para
ella ni para mí pues yo ya no creía en nadie.  Me dolía tanto la injusticia, la
reevictimizacion, el desinterés y la  indolencia que me tocó vivir con los fiscales
anteriores. Yo ya no quería que me vuelva a pasar lo mismo con la nueva fiscal pero
de alguna manera se volvió a repetir con la diferencia que ella si tuvo empatía y
agallas para formular cargos el  día 5 de septiembre del 2018, después de seis  años
y dos meses de tanta exigencia y lucha incansable con organizaciones que se
unieron a nuestra causa.
Pensé que por fin voy a llegar a saber dónde está mi hija, pero nunca me espere que
Jonathan Carrillo Sánchez diga que ha lanzado el cuerpo sin vida  de mi hija Juliana
en un barranco en el sector de Bellavista, en el norte de Quito. Mi vida se
desvanecía pero al mismo tiempo quería encontrarla, fueron veinte días de intensa
búsqueda y solo encontramos cuatro restos óseos: dos eran indeterminados y los
otros  no correspondían al  ADN de mi hija, la pregunta es de ¿Quién son esos
restos? ¿Acaso es el producto de un asesino en serie? ¿Dónde  está mi hija?  La
incertidumbre volvió a cobijarnos.
Con ansias esperaba que hablara y nos dijera por fin la verdad el día de la última
audiencia ante el Tribunal de Garantías Penales de Pichincha, en el Complejo
Judicial Norte,  el 17 de Julio del 2019,  día que fue sentenciado a cumplir una pena 
de 25 años pero se volvió a acoger al derecho al silencio llevándose toda la verdad a
la cárcel y dejándonos con el  mismo dolor e incertidumbre como aquel día 7 de julio
del 2012.
Esperamos una sentencia por escrito del Tribunal para que ojalá aprueben todas las 
medidas de reparación integral que pedimos por medio de nuestros abogados  el día
de la última audiencia, pero caímos de nuevo en otra incertidumbre. Las medidas
más importantes era que no cesen las búsquedas de mi hija Juliana hasta que el
Estado diera  con su paradero y nos la entreguen;  que la iglesia Oasis Esperanza sea
cerrada definidamente  porque el Estado debe dar garantía de la no repetición de los
hechos y que los 10 fiscales y agentes policiales encargados de investigar la
desaparición de mi hija  sean investigados y en lo posible sancionados.
Pero el Tribunal no tomó en cuenta estas medidas  de reparación integral, que para
nosotros como familia eran sumamente importantes, sólo dio paso a una
indemnización económica de cien mil dólares y declaró la culpabilidad del  criminal
Jonathan Carillo Sánchez juzgándolo apenas a  25 años de cárcel,  cuando debió ser
juzgado a más años porque no cometió solamente un delito al desaparecer en vida a
mi hija,  si no también al violarla, asesinarla  y desaparecer su cuerpo por completo
dejándonos en total perplejidad al no decirnos la verdad acerca de dónde la dejo o
qué otras crueldades hizo con mi hija.
Al no estar para nada contentos con estas medidas, junto a nuestros abogados
apelamos a la Corte Provincial de Justicia de Pichincha, pero la defensa del criminal
Jonathan Carrillo también apeló su inocencia; entonces nosotros no solo pedíamos
que se dé paso a las medidas de reparación faltantes, sino también exigíamos a la
Corte que  ratifique la sentencia. Esa audiencia  se dio el día 13 de marzo del 2020.
Las juezas de la Sala Penal de la Corte Provincial ratificaron la sentencia en contra
del criminal Jonathan Carrillo Sánchez y dispusieron que el Ministerio de Gobierno
continúe con el proceso de búsqueda de los restos de la que en vida fue Juliana
Campoverde en el lugar que los familiares proporcionen. Además, de que se incluya
en el programa de recompensas el caso de Juliana con el monto económico que fije
el Ministerio para recabar información verdadera y comprobable con el fin de
localizar  los restos de Juliana Campoverde, programa que se mantendrá vigente
hasta que se cumpla con la entrega de los restos  de Juliana a los  familiares de  la
víctima.
La Corte también dispuso que se oficie al Ministerio de Gobierno a fin de que se
informe en cuanto a la existencia y cambio de nombre de la Iglesia Oasis Esperanza
y de hacerlo, sea la entidad correspondiente quien tome las medidas necesarias en
el caso de no estar legalizada  Además, el Tribunal exhortó a la Fiscalía General del
Estado a fin de que las  unidades correspondientes a la investigación de personas
desaparecidas actúen con la debida  diligencia en casos similares para que se
obtenga y llegue a la verdad de los hechos en un tiempo razonable.
En cuanto a la medida de memoria, la Corte dispuso la colocación de una placa en
memoria de quien en vida fue la señorita Juliana Campoverde, la misma que será
colocada por  la Iglesia Cuadrangular Evangélica con sede en Guayaquil en el lugar
donde su madre tuvo la última reunión con Juliana.
Con ansias esperaba que hablara y nos dijera por fin
la verdad el día de la última audiencia ante el Tribunal
de Garantías Penales de Pichincha, en el Complejo
Judicial Norte,  el 17 de Julio del 2019,  día que fue
sentenciado a cumplir una pena  de 25 años pero se
volvió a acoger al derecho al silencio llevándose toda
la verdad a la cárcel y dejándonos con el  mismo dolor
e incertidumbre como aquel día 7 de julio del 2012.
Como madre de Juliana exijo que se dé cumplimiento a las medidas de reparación. El
Ministerio de Gobierno debe aclarar cuáles serán las unidades correspondientes que
efectuarán dicha búsqueda y luego la localización de los restos de mi hija Juliana. La
localización de los restos de mi hija solo podrá ser producto de un proceso
investigativo, en el que los familiares y allegados a esta lucha debemos estar
inmiscuidos directamente. Nosotros como padres estamos en pleno derecho a
nombrar a la o las personas que deberán ser parte de esta investigación. No
podemos esperar que la localización de July sea producto de un hecho al azar, así
como tampoco es una posibilidad que el Estado pretenda que la familia, luego de
este calvario sufrido, contrate y pague investigadores privados. Esta es una
obligación que debió cumplir el Estado de manera efectiva, hace 8 años y la
continuación de la búsqueda es lo menos que puede hacer para reparar el daño
causado a la memoria de mi hija y a nosotros, como familia.
Es el Estado a quien le corresponde contratar expertos para que den con el paradero
de los restos  de July que hasta hoy  claramente están  escondidos, desaparecidos,
enterrados  en algún sitio;  realizar convenios nacionales o internacionales para
continuar con su búsqueda o buscar cualquier medio que se encuentre a su alcance
para devolverme a mi hija de manera certera, esto es parte de nuestro derecho a la
verdad.
Si la confesión e investigación arribó a una sentencia por aquello, también arribó a
un   hecho importante, no haber dado con el paradero de los restos de Juliana. El
cúmulo de indicios indudables nos llevan a la sentencia conocida, pero así mismo
nos tienen atados al no contar con los restos de mi hija. Por lo tanto,  es necesario
saber cuál va a ser el papel del Estado frente a una realidad inobjetable: Juliana está
ausente, ni muerta ni viva ha sido encontrada, hoy la buscamos muerta, pues bien,
que nos diga el Estado  cómo va a trabajar con nosotros para que sus restos
aparezcan.
No aspiramos que una retroexcavadora se traslade de un lugar a otro haciendo
huecos para ver si asoman o no los restos de mi hija, lo que exigimos es que sigamos
investigando para dar con su paradero.
En cuanto a la iglesia, al no ser cerrada definitivamente su patrón de conducta
difícilmente cambiará por lo cual la historia se puede volver a repetir en un asesinato
o atentado contra la libertad de alguna persona.
En cuanto a los 10 fiscales negligentes, expreso que la medida de reparación que
dicta la Corte hacia la Fiscalía General del Estado es indignante. Ese fallo es una
burla más aún cuando se demostró claramente que se vulneraron los derechos de mi
familia y de Juliana. El país enteró vio  como después de 7 años y 10 días recién
sentenciaron al criminal Jonathan Carrillo Sánchez,  cuando desde los primeros días
en que la desaparecieron, dijimos  a los policías y a los fiscales quienes eran los
principales sospechosos. Fueron 10 fiscales desinteresados, indolentes e
inoperantes que a los 7 años,  en vez de entregarme el cuerpo de mi hija, me
entregaron 133 cuerpos de papel disfrazados de una investigación y quieren que me
conforme con eso, cuando exigía y exijo que me devuelvan a mi hija. Repudiamos la
actuación de  todos los  fiscales que no les importó la vida de mi hija Juliana, que le
vulneraron sus derechos y les siguen vulnerando a los miles de desaparecidos que
existen en el Ecuador, no necesitamos fiscales como estos exigimos que nuestras
hijas e hijos sean encontrados.
En cuanto a los cien mil dólares y la placa de la memoria quiero decir que, mi hija
July nunca tuvo ni tendrá un precio. No hay placa de la memoria ni  dinero en el
mundo que  nos pueda llenar este profundo vacío que nos dejaron arrebatándola de
nuestro lado. La indemnización económica ni siquiera cubre con todos los gastos
que nosotros hemos hecho todos estos 8 años y es más, ni siquiera sabemos si van a
cumplir con esta medida de reparación.
Ahora, para dilatar más el proceso y revictimizarnos aún más, la defensa del criminal
Jonathan Carrillo interpuso un recurso de casación, que será conocido por la Corte
Nacional. No solo es cruel porque el tiempo perdido que implica en la búsqueda de
mi hija, sino por el dolor que implica saber que, a diferencia de la investigación dada
en anteriores años, ahora no existe ninguna institución del Estado buscando a mi
hija. Este recurso que es solo un mecanismo para dilatar el proceso y empeorar esta
espera tan dolorosa. Lo digo porque su defensa nunca ha sido legal ni de buena fe lo
que se puede ver por sus contradicciones y mentiras constantes: en un principio que
no la vio, luego que la vio tres días después. En las audiencias, que es inocente y
luego que es culpable solo de secuestro y no de su muerte. Luego, hace una
cooperación eficaz confesando que murió en sus manos y luego alega con osadía
que es inocente nuevamente. Siento un dolor constante y agudo al saber que ese
criminal tiene la verdad en sus manos y que el Estado no es lo suficientemente
capaz de obtener esa verdad.
No obstante, esta sentencia representa un precedente para el Ecuador. Es la primera
sentencia que juzga y sanciona al responsable de una desaparición involuntaria, y
esto es un paso fundamental en la lucha de los familiares de personas
desaparecidas.
Todo lo que hemos logrado no ha sido por la eficiencia de jueces y fiscales o tal vez
porque el Estado se haya pronunciado, ha sido gracias a la lucha incansable junto a
las organizaciones que nos han apoyado haciendo suyo nuestro dolor y alzando en
un solo grito la voz de exigencia: que se haga justicia y que nos devuelvan a Juliana
pero aun no es suficiente,  porque sin  mi hija Juliana no hay  verdad ni justicia ni
mucho menos reparación.
Por eso agradezco infinitamente a cada una de las organizaciones que me han
acompañado en esta lucha  y les pido nuevamente a Covidefem, Inredh, Luna Roja,
Retumba la Prole y Asfadec, organización compuesta por amigos y familiares que
como yo luchamos por encontrar a nuestros seres queridos desaparecidos, me sigan
acompañando en esta incansable lucha  para exigir en un solo puño al Estado  que 
nos devuelvan los restos de mi hija Juliana y encuentren a  los miles de
desaparecidos que existen en el Ecuador.
También agradezco a cada uno de las y los periodistas  y medios de comunicación
que me han ayudado a difundir cada  paso avanzado y les invitó nuevamente a que
se unan a esta nueva fase de lucha y búsqueda, ya que  la difusión de cada medio 
de comunicación nos ayudará a llegar donde July esta.
Unidos en un solo puño por encontrarte mi July
 

Juliana Campoverde:
crónica de un juicio que
tardó siete años
Este 17 de julio Jonathan C. fue sentenciado a 25
años de cárcel por el secuestro extorsivo que
terminó en la muerte de Juliana Campoverde. El
pastor se acogió al silencio en medio de las
expectativas de abogados y familiares de una
declaración suya. Los padres de Juliana seguirán
buscando el cuerpo de su hija que sigue
desaparecido desde hace siete años. La audiencia
terminó en golpes, insultos y llantos.
Jonathan C. fue declarado culpable por secuestro extorsivo con resultado
muerte de la joven Juliana Campoverde. El Tribunal de Garantías
Penales lo sentenció la tarde del 17 de julio a 25 años de cárcel y así
concluyó la audiencia de juicio que duró cinco días. Los jueces se
tomaron más de cinco horas para deliberar. Jonathan C. se acogió al
derecho al silencio y su defensa solo reconoció que el único delito
imputable a su defendido era el de secuestro. En la última jornada, los
abogados de los padres de Juliana, Elizabeth Rodríguez y Absalón
Campoverde, acusaron a Jonathan C. de asesinato.
Los defensores Gabriela Flores y Ramiro García coincidieron en que el
crimen contra Juliana recae en la figura de femicidio, pero ese delito no
estuvo tipificado al momento de la infracción, el 7 de julio de 2012, el
último día que fue vista Juliana. La fiscal Mayra Soria pidió reparación
integral para la familia. Entre sus solicitudes estuvieron una
indemnización por 262.800 dólares que representan los ingresos
mensuales de Juliana, según el cálculo de la expectativa de vida de una
mujer en el 2012. Soria solicitó al Estado que inicie un registro de los
pastores en Ecuador y se regularice su ordenación. La fiscal sostuvo que
Jonathan C. nunca fue pastor, pero usó esa posición para manipular a
Juliana que tenía un gran fanatismo religioso. Asimismo requirió el
cierre de la iglesia Oasis de Esperanza, a la que pertenece el religioso, y
que la sentencia sea difundida entre las organizaciones evangélicas a fin
de que el hecho no se repita. Instó a que los funcionarios judiciales sean
formados en derechos humanos y con enfoque de genéro, en especial a la
Policía Judicial. Flores, por su parte, pidió que sea siga buscando el
cuerpo de Juliana y que en el Museo de la Memoria exista un espacio
sobre la joven desaparecida. 

El Tribunal acogió la mayoría de los pedidos de reparación de Fiscalía:


la indemnización económica que fijó en 100.000 dólares, el registro
nacional de pastores, el cierre de la iglesia y la capacitación a los
servidores judiciales. Los jueces, quienes tomaron por unanimidad esa
decisicón, se levantaron y se fueron. El juicio parecía que iba a terminar
con la calma que se mantuvo durante los cinco días que duró, pero el
ambiente estaba enrarecido. La madre de Juliana, quien no dejó de
apretar la imagen de su hija en esos días, se levantó y se acercó al pastor.
En pocos segundos la sala se inundó en el caos. Insultos, golpes y llantos
de familiares y amigos de ambas partes se volvieron incontrolables. Los
pocos policías no lograron frenar los primeros incidentes hasta que
llegaron más uniformados a manejar la situación. El pastor salió con
resguardo.  

En la siguiente crónica se cuenta algunos episodios durante la semana de


audiencia de uno de los casos más emblemáticos sobre desaparecidos en
Ecuador. Este texto fue publicado originalmente el 8 de julio y
actualizado el 17, día de la audiencia final. 
La caída simple

El perito Luis Huaico llegó atrasado a la audiencia. La fiscal Mayra


Soria lo esperó durante toda la tarde del pasado miércoles 3 de julio.
Estaba en pleno juicio contra Jonathan C., el pastor evangélico acusado
por secuestro extorsivo con muerte de Juliana Campoverde. Su presencia
era vital para la Fiscalía. Soria incluso pidió un receso a los jueces hasta
que arribara su testigo al Complejo Judicial Norte de Quito. Porque una
de las principales interrogantes en este caso es saber cómo murió la
joven de quien no se tiene rastro desde el 7 de julio de 2012. 

Jonathan C. tiene su versión: “Me defendí para evitar de que me


continúe agrediendo, le tomé las manos, le cogí del brazo, puse las
manos en su hombro, apreté su cuello y en ese forcejeo, tras dar un paso
atrás se cayó, dándose un golpe seco, posterior a lo cual no reaccionó”.
Esa escena, aseguró el pastor en su versión a la Fiscalía, habría ocurrido
en el parqueadero de su casa mientras discutían. ¿Es posible que una
persona muera de esa manera? Esa pregunta se hizo la Fiscalía y para
ello pidió a Luis Huaico que haga una auditoría médico legal. 

El perito dijo que había analizado la probabilidad de que una mujer de


aproximadamente 65 kilos (como Juliana) muera por una caída desde
una grada de 32 centímetros de extensión. En su explicación planteó
cinco tipos de caídas, entre ellas la simple y la compuesta. La primera —
dijo— se caracteriza por la pérdida del equilibrio por un empujón, un
tropiezo o un desmayo. La segunda, en cambio, es una caída más otro
factor externo que afecta a la víctima, como fuego, un río o una asfixia.
Argumentó que una caída simple no puede producir la muerte de una
persona, porque lo que causa son escoriaciones, fracturas o hematomas.
Si Juliana cayó de espaldas y tuvo un daño cerebral hubiera necesitado
cuidados intensivos. Es decir, la muerte de Juliana se habría producido
días después de la caída y no al instante como ha sostenido Jonathan C.
En su lugar, mencionó que, si se tratara de una caída compuesta, “la
muerte de la víctima se dio antes de la caída”. Eso nos pone —manifestó
— ante una muerte homicida.
Volver en el tiempo 

A Elizabeth Rodríguez, madre de Juliana, los nervios la paralizaron el


primer día de la audiencia. Fue la primer testigo de la Fiscalía. Narró lo
que en innumerable veces ha contado a la prensa, pero en un
momento del interrogatorio manifestó no recordar. “Se me quedaron
muchas cosas por contar”, dijo después. Lo que no olvidó fueron las
palabras del padre de Jonathan C., Patricio Carrillo, quien le dijo que
ellos, como pastores, están llenos del espíritu santo y ese espíritu les
puede revelar un hecho o predecir lo que sucederá. Fueron esas
supuestas facultades las que usaron para que el día de la desaparición de
Juliana, Carrillo llamara a la madre y le dijera que en 20 minutos tendrá
una revelación de su hija. Entonces apareció un mensaje de Juliana de
que está en Cuenca, sin internet. Un mensaje que, para Elizabeth, jamás
escribió su hija. 

De esas mismas revelaciones se valió un supuesto pastor y psicólogo


llamado Juan Solano, con quien Juliana conversó por Facebook. Pero
Solano era Jonathan C. quien hizo que la joven desistiera de un viaje a
Argentina para estudiar porque Dios le había revelado que ella tiene que
casarse con su hermano, Israel Carrillo. Ese fue el motivo para que
madre e hija, asustadas, se salieran de la iglesia de los pastores Carrillo
llamada Oasis de Esperanza.

Esos episodios de la familia con la iglesia evangélica fueron parte del


peritaje que hizo el psicólogo Ítalo Rojas. En la audiencia se desempolvó
su informe del 16 de septiembre de 2013 de 90 páginas, que incluyen los
chats entre Solano y Juliana. Es un estudio criminológico de la
desaparición de la joven en el que perfila a Jonathan C., quien en la
entrevista con el perito se mostró nervioso cuando fue consultado
sobre Juliana. El pastor, en sus primeras versiones, aseguró desconocer
el paradero de su feligrés.

Rojas fue convocado al juicio también la tarde del 3 de julio. Afirmó que
Juliana fue víctima de una manipulación psicológica y de una relación
abusiva en la que le infundieron el temor a Dios. Jonathan C., a través de
su alias Juan Solano, le indujo a tener sentimientos de culpa por tener
aspiraciones y actividades ajenas a la iglesia. Jonathan C. —dijo— se
presentó con una imagen sobrenatural, de gran poder, de un profeta
capaz de tener visiones. 

En opinión del experto, Juliana fue parte de una secta coercitiva. Este
tipo de agrupaciones usan mecanismos psicológicos para alejar a la
víctima de su entorno de forma paulatina. Por eso desacreditaron a
quienes trataron de acercarse a Juliana. A la audiencia fueron
convocados dos exparejas de la joven. Uno de ellos contó que Juliana
estaba obligada a pedir permiso a los pastores para que pueda salir con
él. “Aprovecharon el fanatismo religioso de ella y le infundieron
sentimientos de culpa si es que abandonaba la Iglesia”, agregó el perito y
eso se evidenció en citas bíblicas amenazantes. En su investigación
encontró además “un soterrado deseo sexual” del pastor hacia Juliana.
“SE HA PROBADO QUE EXISTE RAPTO, QUE JULIANA FUE
ASESINADA, QUE SU CADÁVER FUE LANZADO A UN
BARRANCO Y QUE DURANTE 7 AÑOS HAN MANTENIDO EN
ZOZOBRA A SU FAMILIA”, RAMIRO GARCÍA, ABOGADO DE
ABSALÓN CAMPOVERDE.

De eso la Fiscalía ya se pronunció cuando llamó a juicio a Jonathan C.


Según su teoría del caso, el hombre abordó a Juliana antes de que ella
llegara a su negocio. Ella se subió con engaños al vehículo del pastor y
bajo efectos de escopolamina la llevó a un motel del sur de Quito para
tener relaciones sexuales con ella. Más tarde, en una discusión, murió en
manos del acusado. Según los testimonios de peritos que fueron a la
audiencia antes de la desaparición de Juliana, el pastor buscó en Google
sobre escopolamina, cómo comprar burundanga y cómo prepararla. Esos
registros quedaron en su computador que fue incautado. También
hallaron 500 GB de pornografía.

La Fiscalía sustentó su teoría además con un analista telefónico, quien


señaló que los celulares de Juliana y Jonathan coincidieron en cuatro
puntos el 7 de julio de 2012, día de la desaparición. En orden
cronológico citó los siguientes: 1) 08:48 en la Mena 2, sector donde
Juliana y su madre se despidieron; 2) 09:43 en la avenida Maldonado;
3) 09:50 y 09:51 en el sector de El Recreo (zona del motel); y
4) 19:51 en Santa Clara. En este último punto el chip de Movistar de
Juliana fue ingresado al celular Claro de Jonathan C. Esa pista se
mantuvo olvidada por más de seis años. 

El perito Rojas insistió en que desde el 2013 había concluido que Juliana
fue asesinada o estaba retenida en contra de su voluntad. “En cualquiera
de los dos casos está relacionado el pastor Jonathan C.”, dice su reporte
terminado hace seis años, un documento que al igual que los otros solo
engrosaron el abultado expediente del caso.  
4 de 400 testigos 

Jonathan C. permaneció con la chompa con capucha de color naranja


durante la primera semana del juicio. Ni la temperatura de la sala le
provocó quitarse la abrigada prenda que tienen los presos en la cárcel de
Latacunga, donde el frío es insoportable. La jueza Sara Costales,
presidenta del Tribunal de Garantías Penales de Pichincha, visiblemente
incómoda por el calor pidió a los guardias que se mantenga abierta la
puerta de la sala de audiencias N. 208. Jonathan C. permaneció con su
mirada fija a los tres jueces como si tratara de evitar mirar a sus
acusadores, los padres de Juliana. Pocas veces se le notó una emoción en
el rostro mientras escuchaba a los 35 testigos llamados por la Fiscalía.
Mantuvo sus labios apretados. El cabello casi al ras de su cabeza y su
palidez delataba sus más de nueve meses en prisión. 

Pocas veces interactuó con sus tres abogados. Una de esas ocasiones fue
la tarde del 4 de julio. En un receso revisó una gruesa carpeta blanca que
puso en su regazo. Se detuvo en una hoja de registros y consultó con su
abogado Paúl Ocaña. Este asintió con un gesto como quien responde: ‘sí,
ya lo veremos’. El pastor pasó las hojas, pero volvió al mismo registro.
Dobló la esquina de esa hoja y esta vez más decidido se levantó de su
asiento y se juntó con sus tres abogados. Hablaron. Todos asintieron.

Durante la audiencia, la defensa de Jonathan C. cuestionó la validez de


los chats entre Solano y Juliana. Una de sus preguntas para el perito
Rojas fue cómo sabía que el perfil de Solano en Facebook correspondía a
Jonathan C. A lo que el experto respondió que la esposa del pastor le
había confirmado ese dato. También fue interrogado si había encontrado
amenazas en los chats entre Juliana y el perfil real del pastor como
Jonathan C. Rojas manifestó que no las hubo. La defensa se centró en los
chats y cómo habían sido obtenidos. Un novio de Juliana ayudó a la
familia a recuperar la clave de Facebook y así la familia pudo conocer
sobre las conversaciones con el alias del pastor.

“PRIMERO SE HA DEMOSTRADO UN CONTROL DE JONATHAN


C. SOBRE JULIANA. QUE ESTÁ DIRECTAMENTE RELACIONADO
CON LA DESAPARICIÓN. SU COARTADA FALSA SE HA IDO
DEVELANDO DURANTE TODO ESTE TIEMPO”, PAMELA
CHIRIBOGA, ABOGADA DE ELIZABETH RODRÍGUEZ. LA
DEFENSA DEL PASTOR NO QUISO PRONUNCIARSE SOBRE EL
AVANCE DEL JUICIO.

La defensa del religioso dijo al inicio del juicio que demostrarán que su
cliente no secuestró a Juliana. Para ello convocó a 400 testigos que
llenaron la sala de audiencia el primer día, el 2 de julio. Pero al final de
la semana, los abogados solo convocaron a cuatro, dos de ellos fueron
una familiar y un amigo de la Iglesia. Los otros dos, entre ellos un perito,
fueron citados con la fuerza pública en el día final del juicio. Uno fue un
perito que hizo un analisis grafológico de dos cuadernos; la otra testigo
fue funcionaria del Instituto de la Meritocracia, donde trabajaba Jonathan
C. Sus declaraciones duraron pocos minutos. Era el momento de conocer
si el pastor hablaría. La sala estaba expectante. Entonces su defensa
anunció que su cliente se acogería al silencio. Los padres de Juliana
esperaban escucharlo contar qué pasó con Juliana. Pero solo les quedó el
dolor. 
Otras momentos y revelaciones del juicio 

-Al momento se desconoce el paradero de Patricio e Israel Carrillo.


Ambos fueron mencionados en varias ocasiones por los testigos de
Fiscalía. Por ejemplo, William Parrales, padrastro de Juliana, narró que
Patricio Carrillo llegó sorpresivamente al Regimiento Quito. Horas
después de la desaparición, en ese lugar esperaban ver las cámaras de
vigilancia de la calle Ajaví para encontrar alguna pista sobre la
desaparición de Juliana. Carrillo, según el familiar, le dijo: ‘¿Qué buscan
aquí?’, ‘aquí no busquen’. El pastor principal de la iglesia Oasis de
Esperanza llegó nervioso y exaltado a ese lugar, según el familiar. 

-La Fiscalía convocó como testigos a directivos religiosos.  Uno de ellos


fue el pastor Vicente Muñoz, quien es el representante nacional de la
Iglesia del Evangelio Cuadrangular a la que pertenece Oasis de
Esperanza. Dijo que solo autorizó como pastores a Patricio Carrillo y a
su esposa. Que tampoco hay pastores auxiliares. Ante varias preguntas
de la fiscal Mayra Soria, el pastor dijo que “no conoce” y terminaba la
frase con una sonrisa. La jueza Costales le increpó por no respetar la
solemnidad de la audiencia. La fiscal insistió en sus preguntas para saber
si existía el sigilo de confesión. Jonathan C. dijo en una de sus versiones
que Juliana apareció en su oficina días después de su desaparición para
pedirle ayuda. Él dijo que no contó antes nada porque el sigilo de
confesión se lo impedía. Ante las evasivas del pastor, la fiscal hizo notar
a la jueza que el testigo no estaba entregando información. Después de
varias preguntas de la fiscal y de los abogados de la familia, Muñoz
confirmó que en la Iglesia Cuadrangular no existe sigilo de confesión.

-Juliana obedecía a los pastores al máximo. El padre Absalón


Campoverde contó que ella se reportaba con los pastores continuamente.
El miedo a ellos se reflejó en un hecho que al padre le llamó la atención.
Juliana y su hermano estaban de vacaciones con su padre y este les pidió
que se quedaran un día más. Su hija, nerviosa, pidió que le dejara ir a un
lugar con internet para pedir permiso a los pastores. Según sus familiares
y conocidos, Juliana temía mucho que la castigaran en la iglesia y el peor
castigo era dejarla fuera de los coros porque amaba cantar.
La pista olvidada del caso
de Juliana Campoverde
Hace seis años, el registro de llamadas del celular
de Juliana Campoverde lanzó una pista que no fue
investigada y que ahora derivó en la detención del
pastor Jonathan C. Las indagaciones, a cargo de la
fiscal Mayra Soria, hallaron que el chip de la joven
desaparecida fue usado en el teléfono del religioso
el mismo día que ella desapareció. En los últimos
allanamientos, aún los computadores de Jonathan C.
tenían fotos de Juliana. En los chats de Facebook
entre Jonathan C. y Juliana habían menciones a
versículos de la Biblia amenazantes.
El documento consta en la página 23 del expediente. Es un registro de
las llamadas y de los mensajes que salieron del número de Juliana
Campoverde el día de su desaparición. Pero en la última línea de ese
listado se lee que a las 19:51, del 7 de julio de 2012, se envía un mensaje
de texto desde un celular que no era el de Juliana.

Esto se deduce porque el IMEI, que es como la cédula de los celulares,


cambió en ese último mensaje enviado que decía: ‘conocí una persona y
me voy con él, cuanto las cosas cambien le hago llegar las cosas del
local’. Un mensaje que no tenía sentido para su madre, Elizabeth
Rodríguez,  porque no había cosas que Juliana debía entregar del local
de productos naturales que tenía. Pero lo que se ve en ese pequeño
detalle es que usaron el chip de la joven pero en otro celular. 

Seis años después, esa pista olvidada derivó en la detención del pastor
Jonathan C. el pasado 5 de septiembre, uno de los líderes de la iglesia
evangélica a la que asistía Juliana. La fiscal Mayra Soria una vez que
tomó el caso en noviembre de 2017 por pedido directo de la Fiscalía
General revisó el expediente y en la hoja 23 dibujó un círculo alrededor
de la fecha de ese último mensaje y escribió: “pedir información”. Ella
es la fiscal número 12 del caso.
En efecto se requirió a la operadora que verifique los números y los
IMEI, pero seis años después la telefónica ya no tenía esa información.
Sin embargo, una carpeta hallada durante un allanamiento a una casa del
pastor fue vital para la investigación. El operativo se realizó hace varias
semanas y con eso se obtuvo lo que los abogados llaman “el hilo
conductor” de la historia. En la carpeta se encontró un registro de
llamadas que el mismo Jonathan C. había solicitado a su operadora en
2012. En el documento se observa el mismo IMEI del teléfono que se
usó para enviar el mensaje del 7 de julio de 2012.

“En Juliana tenemos 90 cuerpos de varias pruebas indicios, diligencias,


pericias, versiones que apuntaban a  Jonathan C. como el responsable
pero no había un hilo, una historia qué contar”, explica Daniel Vejar,
abogado de INREDH que asiste a la familia de Juliana. “Esto (el registro
de llamadas y el IMEI) te permite decir que al menos el 7 de julio de
2012, a las 19:51, Jonathan C. estaba al lado de Juliana o apoderado de
Juliana”.

Por eso este hallazgo, a la Fiscalía le permitió abrir un proceso por


secuestro extorsivo contra el pastor evangélico. En la audiencia, la fiscal
Soria presentó además al juez “un informe de la última ubicación de la
joven, registrada a través de una llamada de celular realizada con el chip
de Juliana desde el teléfono de Jonathan C. -la noche del 7 de julio-
cuando ya la ciudadana estaba desaparecida”.

Pero, ¿por qué  Jonathan C. mantuvo seis años esos registros en su


domicilio? Es algo que llama la atención al abogado Vejar. “Quizá él se
olvidó que lo tenía, o quizá por ese fanatismo de manipulación y de
necesidad de controlar a Juliana. Incluso en los últimos allanamientos se
siguió encontrando fotos de ella en su computador. Tenía una obsesión”.
Jonathan C. se había descargado fotos de la página de Facebook de la
joven.

Hay otro detalle. Cuando se hicieron los primeros allanamientos en el


2012 se incautaron algunos equipos entre ellos un celular Motorola,
recuerda el abogado. Cuando la fiscal Soria asume el caso, ella se da
cuenta que ese IMEI del supuesto mensaje de Juliana pertenece a un
celular Motorola. “Pasa el tiempo y como no había pruebas que le
imputen el delito, el pastor pidió que se le devuelva lo incautado y la
Fiscalía lo hace”. A la fecha ese celular no existe, pero en los últimos
allanamientos a las propiedades del sospechoso se encontraron dos cajas
de celulares marca Motorola.
“La Fiscalía se demoró 6 años en determinar que ese IMEI era de
Jonathan C.”, reclama el jurista. Recuerda que una de las primeras
fiscales del caso, también evangélica, pidió incluso permiso a su iglesia
para investigar al pastor. “Gracias a Dios”, dice Elizabeth, madre de
Juliana, al referirse a la carpeta que encontró la Fiscalía para confirmar
el IMEI del pastor. Ella resume así su espera: “Tuvimos que esperar seis
años y dos meses para que esto suceda, 2249 días de espera. Eso
evidencia que los primeros fiscales no tomaron con responsabilidad la
investigación. Poco o nada les importó la desaparición de mi hija.
Nosotros dimos las primeras evidencia. Yo exigí que se llame a rendir
versiones. Cuándo yo insistí que se haga una triangulación de llamadas
y que verifiquen el número de este pastor. Jonathan C. nos tiene que
decir qué hizo con Juliana”.

Las versiones contradictorias de un pastor

Fracciones de la versión de Jonathan C., el 8 de agosto de 2012, ante


la fiscal Ligia Villacrés:

“A la chica la conozco desde niña, ella viene de un hogar dividido por lo


que la mamá era la que sostenía el hogar… Con la mamá nos veíamos en
la Iglesia, ella conversaba con el pastor principal que es mi padre, ella
tenía conocimiento también… aproximadamente en el mes de mayo de
este año, ella me comentaba que había conocido a una persona, nunca
me dijo quién era, ni cómo se llamaba, que le había visitado en su local,
después así mismo, en el círculo de confianza  de ella había comentado
que se trataba de una persona de más de 31 años y dado que la chica ya
era mayor de edad, mi sugerencia fue de que avise siempre a la mamá”.

“Una semana después ella públicamente a todos los chicos de la


alabanza nos sorprendió, indicando que ella se despide y nos comenta
que ya no va a venir a la iglesia. Entonces mi pregunta fue cuál es la
razón y su respuesta fue que estaba que estaba enamorada de una
persona y que se va con esa persona… Yo me enteré por medio del
Facebook que Juliana estaba desaparecida, me sorprendió, ese día estaba
en la casa de mi padre…”.

Preguntas de la fiscal:

-¿Mantuvo alguna vez un chat con el pastor Juan Solano?- No , no lo


conozco.
-¿Diga el deponente si alguna vez ha tenido visiones o profecías?-
Visiones, sí.

-Dentro de esas visiones, ¿tuvo alguna relacionada con el mandato


de que Juliana Campoverde debía unirse en matrimonio con su
hermano?-No, nunca.

Fracciones de la versión de Jonathan C., del 14 de agosto de 2012, ante


el fiscal Jorge Nogales:

“Sin embargo con el objetivo de que esto se arregle y de que la señorita


Campoverde aparezca y así mismo se me desvincule de cualquier
acusación o denuncia que se puede estar vertiendo en mi contra he
solicitado por parte del cuerpo de pastores de Quito la autorización para
que pueda abrir el sigilo de confesión que me ha otorgado la señorita
Campoverde en calidad de pastor…”.

“El 9 de julio de este año aproximadamente a las 16:00, yo en mi oficina


laborando y de manera abrupta y sorpresiva aparece la señorita
Campoverde misma que me pide que como pastor guarde el secreto de
que ella ha aparecido… Ella me menciona que se encuentra bien y  que
está con un grupo de amigos, yo procedo a indicar en Facebook su
supuesta desaparición para lo cual ella me solicita mi computador
portátil a lo cual procedí mientras ella lo utilizaba aproximadamente 10
minutos , yo continuaba con mis labores, al terminar la señorita
Campoverde me informa que ha enviado un mensaje en Facebook del
cual yo no tuve conocimiento del mismo en ese instante, nos despedimos
haciendo énfasis de que ella  regrese a su casa entregándole 10 dólares
para que regrese inmediatamente a su hogar…”.

"DE MANERA ABRUPTA Y SORPRESIVA APARECE LA


SEÑORITA CAMPOVERDE MISMA QUE ME PIDE QUE COMO
PASTOR GUARDE EL SECRETO DE QUE ELLA HA APARECIDO".

“Si bien dije desconocer o negar al señor Juan Solano quiero aclarar que
en mi calidad de pastor y consejero y dado los múltiples problemas que
ella denotaba… hizo que me diera cuenta que la mejor alternativa era
crear un perfil ficticio por medio de Facebook, de donde podía
aconsejarle o sugerirle cambios positivos en su vida, pero nunca fue mi
afán presionarla”.

Fracciones de la versión de Jonathan C., del 5 de septiembre de 2018,


ante la fiscal Mayra Soria:
Ese día el procesado respondió solo preguntas, solo reproducimos
algunas:

-¿Qué edad tenía Juliana cuando la conoció?- No me acuerdo.

-¿Qué consejos le dio a Juliana antes de salir de la Iglesia?- Lo que


generalmente se les dice a las personas que salen de la iglesia “que Dios
les bendiga y les vaya bien”.

-¿Cómo podría calificar la relación que tenía con Juliana?- Pastoral,


relación pastor oveja.

-¿Existía confianza y camaradería entre usted y Juliana? -


Compañerismo y camaradería como dice la pregunta, era con todos los
de la Iglesia.

-¿Usted recibe visiones? - Esto se debe enmarcar según las creencias y


religiones, no le puedo responder si o no… le voy a responder de esta
manera, en la biblia dice que sí hay visiones. Todos tenemos visiones,
unos tienen la visión de ser abogados otros de ser ingenieros, todos
tienen la capacidad de acceder a este beneficio.

-¿Cuál fue el objetivo de crear la cuenta de Juan Solano?- Poder


entender desde otra perspectiva la manera de actuar de Juliana.

-¿Esta misma modalidad de consejería la aplicó en otras personas de


la iglesia?-No

-¿Qué hacía circulando los días anteriores a la desaparición de


Juliana circulando por el trabajo de Juliana?- Yo estaba en mi
trabajo, en el INM (instituto Nacional de la Meritocracia), mi horario no
recuerdo, pero era el de funcionario público.

-El día 7 de julio de 2012 a las 19:51, ¿dónde se encontraba usted?-


En el INM

-¿Cuál sería el motivo por el cual el SIM CARD de Juliana registra


en su IMEI el 7 de julio de 2012? Desconozco, yo estaba en el INM,
como se registra en los videos mencionados (se refiere a videos de
seguridad del INM).

El Gran Pez
En la segunda versión que dio a la Fiscalía, Jonathan C. aceptó que él
creó un perfil falso en Facebook bajo el nombre de Juan Solano. Solano
se presentó a Juliana como un supuesto pastor. Cuando Juliana
desapareció, su familia logró entrar a su cuenta en Facebook y vio las
comunicaciones que intercambió con ese usuario.

Elizabeth Rodríguez se quedó preocupada por los mensajes insistentes


de Solano para que Juliana desista de un viaje por estudios. Solano
además le dijo que Dios le había revelado que tiene que casarse con el
hermano del pastor de Jonathan C. Fue entonces cuando Jualiana se
asustó y acudió a su madre, quien decidió salirse de esa iglesia. La
familia entregó esas conversaciones para las investigaciones y, ahora que
el caso está instrucción fiscal, el expediente es público.

En la última versión del pastor, del 5 de septiembre, la fiscal Soria


preguntó al pastor a qué se refería Juan Solano con el principio del Gran
Pez que mencionó en las conversaciones con Juliana. El procesado
contesta: “Es la historia de Jonás, debería tener el contexto para poder
responder su pregunta”. Pero la fiscal insiste: “¿cuál es la enseñanza de
la historia de Jonás y el pez?”.  A lo que  Jonathan C. replica: “Hay
muchas enseñanzas, pero lo que se me viene a mi mente este momento
es de aquella persona que rectifica y encuentra una respuesta positiva y
bien aventurada para su vida”.

Una vez más la fiscal insiste: “¿Una de las enseñanzas de Jonás y el pez
no es la desobediencia de una de las disposiciones de Dios?” Y el
detenido agrega: “Hay alguien que dice que de un verso hay diferentes
dimensiones , es más ligada a la enseñanza del hijo pródigo. Jonás
rectificó”.  Pero uno de los mensajes que tiene al final esta historia dice:
“Y el Señor dispuso un gran pez que se tragara a Jonás; y Jonás estuvo
en el vientre del pez tres días y tres noches”.

En una de las pocas entrevista en medios que se ha visto a la familia del


pastor, Patricio Carrillo, padre del detenido, dijo a Teleamazonas la
semana pasada que su familia ha sufrido varios allanamientos en los
últimos seis años. "Se llevaron todos los elementos electrónicos, donde
ya se hicieron pericias por 12 fiscales anteriores y nunca encontraron
nada". Cristian Zambrano, abogado del pastor, dijo en la misma
entrevista que cuando Jonathan C. creó el perfil falso "ya se notaba que
Juliana se estaba distanciando de él y de la iglesia. Quizás en una
situación de buscar un mayor acercamiento, el pastor buscó la
posibilidad de acceder a ella por esta vía". Plan V visitó la iglesia,
ubicada en el sector de la Biloxi, pero estuvo cerrada.

En un estudio criminológico sobre la desaparición de Juliana donde se


analiza su entorno, su familia y los pastores de la iglesia a la que asistía,
trae conclusiones reveladoras sobre las conversaciones del pastor con
Juliana en Facebook. “Le lleva a diálogos emocionales, no racionales; le
plantea escenarios de sentimientos de culpa; le lleva a evocar a Jonathan
C. y a su esposa investidos como figuras amadas para Juliana y él
refuerza esos sentimientos de ella; la empuja a “hablar” con su pastor”;
lo califica de “buen maestro” (...) alias Juan Solano dice que su pastor
(Jonathan C.) está en un nivel muy alto de profecía y visiones, que lo que
él vio muy pocos lo alcanzan, reforzando así la idea de Juliana de que
Jonathan era un ser extraordinario”. El salmo 1, dice el estudio, era una
advertencia: “que la gente que se va de la iglesia muere”.

El estudio elaborado el 16 de septiembre de 2013 arrojó en total 17


conclusiones.  La número 2 decía: “No hemos encontrado indicios que
nos permitan deducir que Juliana ha desaparecido por su propia voluntad
y ha decidido mantenerse clandestina o abandonar la ciudad/país”. Para
Elizabeth Rodríguez la detención del pastor fue un paso importante.
“Pero solo cuando me devuelvan a mi hija yo podré decir que la
palabra justicia existe”.

Cronología del caso Juliana Campoverde


Memoria sobre el caso de desaparición de Juliana Campoverde, joven que fue
vista por última vez el 7 de julio de 2012, en el sector de la Biloxi, en el sur de Quito.
La última persona que tuvo contacto con la joven de 18 años fue el pastor evangélico
Jonathan Carrillo. La información corresponde a hechos documentados del caso y la
escasa información otorgada por Jonathan.
En 2003, Juliana Campoverde, de 9 años, ingresa junto a su familia a la Iglesia
Evangélica ‘Oasis de Esperanza’, en el sector de la Biloxi, en el sur de Quito. Desde
ese momento, todas sus decisiones debían ser consultadas con los pastores, incluso
si visitaba a su padre.
En 2011, Jonathan Carrillo le dijo a Juliana Campoverde que: “Había tenido una
revelación de Dios”, según la cual ella debía casarse con su hermano Israel
Carrillo,también pastor de la iglesia.
En diciembre de 2011, Jonathan Carrillo creó el perfil falso en Facebook con el
nombre “Juan Solano” para acercarse a Juliana a través de esta red social y
manipularla usando la palabra de Dios.
En mayo del 2012, Juliana y su familia abandonan la iglesia “Oasis de Esperanza”
debido a que los pastores de la iglesia intentaron influir más en las decisiones
personales de miembros de la familia y especialmente en Juliana.
El 7 de julio del 2012, Elizabeth Rodríguez junto a su hija encuentra inusualmente a
Jonathan Carrillo en el sector de la Biloxi, sur de Quito. Ese día, Juliana fue
desaparecida.
El sábado 7 de julio de 2012, a las 19:51, Elizabeth recibió un mensaje del celular de
Juliana en el que decía “conocí una persona y me voy con él, cuanto las cosas
cambien le hago llegar las cosas del local”. Su madre Elizabeth aseguró que no era
su hija la que escribió el mensaje, pues ella no se expresaba de esa forma.
El 8 de julio del 2012, la familia de Juliana intentó presentar la denuncia por la
desaparición de su hija, sin embargo, no recibieron respuestas ni la atención debida.
El pastor evangélico Patricio Carrillo, padre de Jonathan, pidió a la familia de Juliana
que no la busquen en la Policía sino en fronteras o en otro lado.
El lunes 9 de julio del 2012, la tía de Juliana Campoverde recibió una llamada de
Patricio Carrillo afirmando que ha orado mucho por ellas y que en 20 minutos
recibirán una respuesta de Juliana. No pasó ni diez minutos y la madre de Juliana
recibió un mensaje de texto a su celular que decía: “Estoy bien en Cuenca. En cuanto
pueda les aviso, no tengo internet”. Ese mismo día desde el perfil de Facebook de
Juliana se publica: “Hola amigos. Gracias por su preocupación. He tomado mis
decisiones y quiero que las respeten”. Su madre siempre afirmó que los mensajes
posteriores de Juliana, no eran ella. Este último mensaje se envío desde la IP del
trabajo de Jonathan Carrillo.
El 8 de agosto del 2012, Jonathan Carrillo confesó que él creó el perfil falso Juan
Solano en Facebook.
El 18 de mayo del 2014, se presentó el primer informe de la reconstrucción de los
hechos del caso. Jonathan Carrillo se acogió al derecho al silencio durante estas
diligencias, aunque en la primera reconstrucción dijo que se encontró con Juliana y su
madre, pero no la volvió a ver y que los días posteriores estuvo trabajando.Luego
Jonathan Carrillo aceptó que vio a Juliana, pero en los días posteriores y que no
había dicho nada por un supuesto sigilo de confesión que la joven había solicitado.
En la audiencia se comprobó que en la religión evangélica no existe tal figura.
En 2017, la Policía Nacional pudo determinar a través del código IMEI que Jonathan
Carrillo usó el chip del celular de Juliana en su propio teléfono para realizar una
llamada a una operadora que no le correspondía y para revisar los mensajes de voz.
El 9 de julio de 2012, Jonathan envió el último mensaje desde el celular de Juliana a
Elizabeth. Esta fue la última prueba falsa de vida que el pastor dio sobre Juliana.
En 2018, la Fiscalía General del Estado designa a la fiscal de género, Mayra Soria,
para que continúe con la investigación de la desaparición de Juliana.
El 5 de septiembre del 2018, se dicta prisión preventiva contra Jonathan Carrillo, por
el delito de secuestro extorsivo de Juliana y se inicia la instrucción fiscal.
El 10 de noviembre del 2018, tras 6 años de supuesto sigilo, Jonathan Carrillo, en la
última reconstrucción de los hechos, dijo que Juliana murió en sus manos por una
caída accidental y que arrojó su cuerpo en la quebrada Bellavista, al norte de Quito.
El 7 de noviembre de 2018, el pastor evangélico Patricio Carrillo colocó una acción de
protección en contra de Inredh y Covidefem por una supuesta violación a su derecho
a la integridad física, psíquica y moral, vida libre de violencia, no discriminación,
derecho a la manifestaciones religiosas y presunción de inocencia de Jonathan.
El 30 de noviembre del 2018, la jueza de la Unidad Penal Yolanda Portilla aceptó la
reformulación de cargos en contra el pastor evangélico Jonathan por el delito de
secuestro extorsivo con resultado de muerte de Juliana.
El 2 de mayo del 2019, la jueza Yadira Proaño dicta auto de llamamiento a juicio a
Jonathan Carrillo por el delito secuestro extorsivo con muerte de Juliana.
El 2 de julio del 2019, el Tribunal de Garantías Penales de Pichincha instaló la
audiencia pública de juzgamiento contra Jonathan Carrillo. En el alegato final de la
defensa, el abogado Paúl Ocaña menciona que, en última instancia, aceptan los
cargos de secuestro simple de Juliana.
El 2 de julio de 2019, el Tribunal de la Corte Provincial de Justicia de Pichincha
conformado por los jueces Rita Bravo, Cenia Vera y Raúl Mariño resolvieron
desechar el recurso de apelación presentado por el pastor evangélico Patricio C. en
contra la Fundación Regional de Asesoría en Derechos Humanos (Inredh) y el
Comité de Lucha contra la Violencia Desapariciones y Feminicidios.
El 17 de julio del 2019, el Tribunal de Garantías Penales de Pichincha condenó a 25
años de prisión a Jonathan Carrillo por el delito de secuestro extorsivo con resultado
de muerte de Juliana.
 

Reparación: El Tribunal de Garantías Penales dictó cuatro medidas de reparación:


 
o Oficie a la Secretaría Nacional de Planificación y a la Secretaría de la
Presidencia de la República la creación de un Registro de Pastores, Pastoras,
Líderes Religiosos, Ministros y Ministras de Cultos.
o El retiro inmediato del nombre “Iglesia Oasis de Esperanza” de esa comunidad
y deja prohibido el uso de este nombre para iglesias de esta denominación.
o Que a la Fiscalía General del Estado y a la Policía Nacional del Ecuador se les
imparta talleres y cursos en Género y Derechos Humanos
o Y como medida de reparación material se dispuso el monto de 100 mil dólares
para los padres
 El Tribunal no aceptó las siguientes medidas de reparación:
o Continuar con las búsquedas hasta que el cuerpo de Juliana pueda ser
hallado y de esa manera su familia obtenga verdad, justicia y un cierre de su ciclo de
duelo.
o El cierre definitivo de la Iglesia Oasis de Esperanza y que se oficie al Cuerpo
de Pastores de Quito y a la Iglesia Cuadrangular para que impongan las sanciones
administrativas pertinentes.
o Investigación y sanción a las y los funcionarios públicos que conocieron el
caso de Juliana Campoverde.
El 18 de noviembre de de 2019, el Tribunal de Garantías Penales emite la sentencia
escrita y se ratifica la culpabilidad de Jonathan Carrillo Sánchez por el delito de
secuestro con resultado de muerte de la joven de 18 años, condenándolo a una pena
privativa de libertad de 25 años y se dicta cuatro medidas de reparación.
El 22 de noviembre de 2019, la defensa de Jonathan Carrillo afirma que la
acusación particular, junto con la carga probatoria presentada por Fiscalía no es
suficiente para demostrar su culpabilidad, es decir, que quebranta el principio de
presunción de inocencia de Jonathan. "La Fiscalía no podrá comprobar que hubo un
secuestro extorsivo y que existió un resultado de muerte, porque no se podrá probar
la materialidad, peor aún la responsabilidad de Carrillo", precisa su abogado.
El 26 de noviembre de 2019, Elizabeth Rodríguez solicitó la ampliación de la
sentencia en torno a las medidas de reparación.
El 17 de diciembre de 2019, la familia de Juliana Campoverde presentó el recurso
de apelación por las medidas de reparación integral con el fin de que se dicten la
totalidad de medidas solicitadas ante el Tribunal y se garantice una reparación
integral, especialmente de la búsqueda del cuerpo de Juliana Campoverde; el cierre
definitivo de la Iglesia Oasis de Esperanza y la investigación y sanción de fiscales y
agentes investigadores”. Además, que la reparación integral debería estar dirigida no
solo para los familiares de Juliana sino incluso, debería tener un alcance en la
sociedad ecuatoriana para evitar que estos hechos se repitan. También busca que el
Tribunal no revoque la sentencia y se ratifique en culpabilidad y sanción a Jonathan
Carrillo.
El jueves 27 de febrero del 2020, se instalará la audiencia de apelación a las 08h30
en contra de Jonathan Carrillo, en la sala 12, piso 4, del edificio de la Corte Provincial
de Justicia de Pichincha, ubicada en la calle Juan Severino, entre Diego de Almagro y
6 de diciembre, frente a la Plaza Argentina.

Las últimas horas de


Juliana Campoverde aún
en duda
La Fiscalía intensificará la búsqueda del cuerpo de
Juliana Campoverde en la quebrada de Bellavista. El
abogado de Jonathan C., acusado de secuestro
extorsivo con el agravante de muerte, dijo que las
excavaciones en ese sector se hicieron “mala gana”.
Una crónica de la audiencia donde la versión del
pastor aún sigue en entredicho por la familia de la
joven y sus abogados.
Jonathan C. escuchó la intervención de la fiscal Mayra Soria tomado
de las manos y el rostro quieto. Su cuello había desaparecido entre sus
hombros. Su espalda estaba encorvada. Por medio de videoconferencia,
desde la cárcel de Latacunga, el pastor asistió a la audiencia donde se le
iba a imputar un nuevo delito en el caso de Juliana Campoverde. Su
imagen resaltaba por el saco color naranja que llevan los presos del país
en medio de una sala vacía con seis sillas. El hombre apenas movió los
brazos: los cruzaba o los bajaba a sus piernas.

Un día antes en la misma cárcel, el pastor se sometió a la versión más


larga que ha dado en los últimos seis años por la desaparición de Juliana.
Fueron seis horas y media en las que contestó 125 preguntas de la fiscal
Soria. En ninguna se acogió al silencio, como lo había hecho en una
ocasión anterior cuando a muchas interrogantes dijo “no recuerdo” o
“desconozco” . Esa versión fue el último documento que incorporó la
fiscal al expediente un día antes de la audiencia donde se conocería qué
pasó con la joven.

El viernes, día de la diligencia, Elizabeth Rodríguez, madre de


Juliana, fue una de las primeras en llegar. Casi una hora antes
estuvo fuera de la sala acompañada de su hermana. Tenía el
cartel de fondo morado con la imagen de su hija. Su rostro estaba
cansado. Apenas había dormido unas horas la víspera, como
toda esa semana a la espera de resultados de las
investigaciones. “Se me ha quitado el hambre, tengo una
profunda tristeza”, dijo. Elizabeth entró a la sala de audiencia y se
sentó junto a sus abogados. Sostuvo el cartel, del tamaño de una
hoja, frente a su pecho, con sus dos manos, y de ahí no lo bajó
durante la hora que duró la audiencia. 
La fiscal Soria fue la primera en intervenir frente a la jueza
Yolanda Portilla. Entonces empezó a leer sus hallazgos.
Mencionó cuatro lugares en la última ruta que hiciera Juliana
entre el 7 –día en el que desapareció– y el 10 de julio de 2012.
Según la reconstrucción de los hechos, Juliana fue abordada por
el pastor en la calle Ajaví, en el sur de Quito, mientras ella se
dirigía a su lugar de trabajo, un centro naturista. Elizabeth ha
narrado infinidad de veces que ella se despidió de su hija en una
gasolinera. Ambas vieron a Jonathan C. y lo saludaron por ese
sector, minutos antes de que Juliana desapareciera.

Ahora se conoce que esa mañana del 7 de julio de 2012 la invitó a un


café y después la llevó al motel Monte Verde en El Recreo. La última
localización que registró su celular fue en ese sector.  Comieron y la dejó
en el mercado de Santa Clara. Luego la fiscal mencionó que ambos
habrían tenido una discusión en el norte de la ciudad donde se ella se
habría caído y no habría reaccionado más. “No respiraba”, según la
versión que dio el pastor. Luego abandonó el cuerpo en la quebrada de
Bellavista el 10 de julio, lugar donde aún no aparece un rastro de ella.

Según esos datos, el secuestro y muerte duró tres días. ¿Qué pasó con
Juliana en ese lapso? Para Elizabeth esa es otra mentira del pastor. Para
su defensa, aún no hay un relato lógico de los hechos. Daniel Véjar, uno
de sus abogados, el detenido ratificó en su última versión que Juliana lo
visitó en su trabajo dos días después de su desaparición. Esta ha sido la
historia que contó desde el 2012. En su segunda versión de agosto de ese
año, el religioso afirmó que Juliana llegó a su oficina para enviar un
mensaje por Facebook para despedirse de su familia y pedirle 10 dólares.
Pero sus compañeros de la oficina pública donde el pastor trabajaba no
recuerdan esa visita, apunta Véjar. Según Jonathan C., en ese encuentro
pidió a su creyente que regrese a casa.

En la última versión que diera ante la fiscal Soria, Jonathan C. dijo que
Juliana lo visitó con la misma ropa con la que la joven salió de su casa.
“Siendo su pastor no se preocupó en preguntarle dónde se está
quedando”, dijo Véjar a Plan V. El abogado agregó que –de acuerdo al
relato de Jonathan C.– Juliana llegó hasta la casa del pastor el 10 de
julio. Afuera, en la esquina del inmueble se habría dado la discusión y
luego en el parqueadero de su casa a donde la metió, ella habría caído y
fallecido.

El relato de la fiscal fue general sin ahondar en los detalles que el


detenido había entregado un día antes. Pero esos elementos fueron
suficientes para acusar al procesado ya no solo por secuestro extorsivo
sino por secuestro con resultado muerte. Este delito tiene una pena entre
22 y 26 años de cárcel. “Juliana no va a regresar a casa, ha dejado de
existir”, dijo la fiscal. Las manos de Elizabeth temblaron con el cartel.
Véjar, quien estaba a su lado, la reconfortó. La fiscal –que cuidó cada
una de las palabras para relatar el delito en la sala– cerró con una
sentencia: “Jonathan C. estuvo con Juliana hasta el último minuto de su
vida”.

La defensa salvadora

“Con secuestro extorsivo yo lo saco libre”, dijo el abogado Joe Paúl


Ocaña dirigiéndose a la jueza y señalando a la pantalla donde estaba
Jonathan C. El defensor del pastor intervino de pie. Su chaqueta gris a
cuadros se contoneaba a sus pasos. Usó un tono de voz fuerte. Y en
varios momentos recalcó que su objetivo era contribuir a la verdad.
“Nosotros, esta defensa, no quiere que quede en la impunidad el delito”,
aseveró.

Por eso no contradijo a la fiscal en ninguno de los hechos que ella relató.
Pero tampoco le dio el crédito total de los avances de las investigaciones.
Aunque ella fuera la número 11 del caso y en menos de un año lograra
detener al principal sospechoso. Después de varios silencios y versiones
contradictorias, el pastor se acogió a la cooperación eficaz. A través de
esta, el procesado entrega información que ayuda  a esclarecer los
hechos y si estos son comprobados, podría beneficiarse con una rebaja
de pena. Eso, según el abogado Ocaña, permitió que la fiscalía tenga una
“tesis” del caso.

Pero la semana previa a la audiencia, ese acuerdo fue cuestionado. Los


tres fragmentos de huesos y el diente hallados en la quebrada de
Bellavista dieron negativo con el ADN de los padres de Juliana. Eso
puso en duda si la información que entregó Jonathan C. fuera real.
Elizabeth se enfrentaba a un dilema: a veces quería que fuera su hija y en
otros momentos no para que se anule la cooperación eficaz.

“Al escarbar los escombros lo hicieron de mala manera”, fue la respuesta


del abogado a las críticas. En su opinión, las excavaciones debieron ser
acompañadas por un antropólogo forense y el uso de otras técnicas para
encontrar los restos de Juliana. La Fiscalía tiene previsto reanudar en los
próximos días los trabajos.

“HAY ALGO EN EL FONDO DEL CORAZÓN QUE ME DICE QUE MI


HIJA ESTÁ CON VIDA EN ALGÚN LADO”
Elizabeth insiste en que su hija no está allí. “Hay algo en el fondo del
corazón que me dice que mi hija está con vida en algún lado”. Los
resultados negativos del ADN le dieron una nueva esperanza. Recuerda
que en una de las primeras versiones, el pastor le dijo: “nosotros no la
tenemos”. Le sugirió que la busque en Perú, en Colombia, en Ambato,
en Cuenca. “Me quedó una duda y de que pronto ellos la pudieron
vender, entregar a personas de trata. Pienso yo”.

Pero Jonathan C. asegura haberla botado en esa quebrada. “Necesitamos


que el procesado tenga la tranquilidad de dar información sin ser
atacado”, recalcó su abogado quien pidió más seguridad para el pastor y
el cambio de cárcel. Según el jurista, el procesado habría sufrido dos
intentos de asesinato en Latacunga. Dijo que fue golpeado y que tenerlo
allí es un riesgo.

La fiscal Soria movió su cabeza desaprobando el pedido. La jueza


Portilla le consultó si conocía de esas amenazas. La fiscal informó que
había solicitado información al Ministerio de Justicia para confirmar
esas denuncias. Para ella, la mejor opción es reubicarlo dentro del mismo
centro. La jueza tomará una decisión una vez que se conozca el informe
de Justicia.

Elizabeth terminó la audiencia con el rostro enrojecido. El abogado


Ocaña y sus ayudantes evitaron a la prensa y salieron por la parte
posterior del Complejo Judicial de Quitumbe, donde se realizó la
diligencia. Los padres de la joven atendieron a los periodistas, que en su
mayoría eran mujeres cubriendo el caso. Detrás de ellos, familiares y
amigos los cobijaban con decenas de los carteles morados. “Jamás
vamos a olvidar esta cicatriz, hasta por descanso de nuestra hija
queremos encontrarla”, manifestó a los medios Absalón Campoverde,
padre de Juliana, quien también estuvo presente en la audiencia. Al final
de la rueda de prensa, se acercó a su exesposa Elizabeth a quien le dijo:
“cada día estás más valiente”.

Narcisista e impaciente. La fiscal Soria sustentó su pedido a la


jueza en cuatro documentos: la reconstrucción de los hechos, el
informe genético a los restos óseos, la ampliación de versión, el
parte de la remoción de los escombros y el informe del análisis de
personalidad hecho al procesado. Según este último, Jonathan C.
tiene rasgos de narcisismo, vanidad, impaciencia, egocentrismo,
acompañado de un afán de ocultamiento. Tiene rasgos
neuróticos con tendencia a la escrupulosidad. A nivel social es
una persona sensible a las críticas y su edad sicosexual, dijo la
fiscal, es la de un joven de 20 años. Jonathan C. tiene 38 años en
la actualidad.

Las investigaciones apuntarán a la muerte. Con la reformulación de


los cargos, la investigación se amplió por 30 días más. Fiscalía anunció
que ese tiempo seguirán verificando las circunstancias sobre cómo ella
murió. “Actualmente no existen, pero no se descarta”, dijo la fiscal sobre
la posibilidad de nuevos involucrados. Fiscalía pidió además la
inmovilización de las cuentas de Jonathan C. y la prohibición de la venta
de sus bienes. Además solicitó tratamiento psicológico para la familia de
Juliana.

Una resolución sorpresiva. El 27 de noviembre, tres días antes de la


audiencia, una decisión del Pleno del Consejo de la Judicatura causó
indignación de abogados y familiares de Juliana: la suspensión por 30
días de la fiscal Soria. Un día después, Elizabeth escribía que se trataba
de un hecho gravísimo, que se sumaba a la indolencia del Estado en el
caso de su hija. La vocal del Consejo, Angélica Porras, que no asistió a
esa reunión, pidió la reconsideración de esa decisión y fue aceptada por
sus colegas. Pidió recabar más información. Dijo a Plan V que la fiscal
Soria fue la que más ha avanzado en las investigaciones sobre Juliana
Campoverde y el sumario abierto en contra de Soria era por otro caso. La
falta que supuestamente había cometido la fiscal era por no realizar una
diligencia en un caso de violación de hace 5 años denunciado por el
Ministerio de Educación. Pero el sumario sigue abierto.

Juliana según el pastor:


el informe de un perito en
el 2013
En un estudio criminológico de 2013, Jonathan C.
fue descrito como una persona que se ponía
nerviosa al hablar de la desaparición de Juliana
Campoverde. Esa tensión se reflejó en sus manos
sudorosas y en los tics en la boca cuando hablaba
del caso que no ha sido resuelto en seis años. El 10
de noviembre pasado, él se acogió a la cooperación
eficaz. Con ello la familia espera encontrar la verdad.
En las últimas semanas, al pastor se le hizo un test
psicológico y peritajes de luminol en su parqueadero.
“No me llamó mucho la atención cuando desapareció”, dijo el pastor
Jonathan C. cuando fue entrevistado en el 2013 por un perito.  La cita
textual se encuentra en un estudio criminológico del caso de Juliana
Campoverde, de quien no hay rastro desde julio de 2012. Ella fue vista
por última vez por su madre en el sector de la Biloxi. Ambas se
despidieron en una gasolinera desde donde la joven tomó dirección hacia
su trabajo y no se supo más.

La familia señaló siempre al pastor evangélico Jonathan C. como


sospechoso de la desaparición de Juliana, pero solo hasta el 5 de
septiembre de 2018 fue detenido. Nuevos indicios llevaron a la fiscal
Mayra Soria, la número 11 del caso, a formularle cargos por presunto
secuestro extorsivo. La familia y organizaciones de derechos humanos
han cuestionado la lentitud de las investigaciones. Recién el 10 de
diciembre pasado, el pastor colaboró con la justicia y rompió el silencio
tras acogerse a la cooperación eficaz. Ese día se hizo una nueva
reconstrucción de los hechos y mencionó una quebrada en el barrio
Bellavista donde habría dejado el cuerpo de la joven.

Ahora el expediente del caso es público porque se encuentra en


instrucción fiscal. Entre los informes que reposan en la investigación que
tiene 90 cuerpos (es decir 90 carpetas con 1.000 hojas cada una) está el
estudio criminológico. Allí un perito psicólogo de Medicina Legal hizo
un análisis del entorno de Juliana, tras entrevistar a la familia de ella, sus
novios, al religioso y a sus parientes. El relato del perito perfila al pastor
después de varias entrevistas.

“Refiere el entrevistado no tener antecedentes patológicos de


importancia tanto en su familia nuclear como de origen; se describe
como una persona tranquila y obediente de los dogmas cristianos que
predica” es el inicio de su reporte.
"SE MUESTRA NERVIOSO Y EXPRESA INCOMODIDAD, TRATA
DE APARENTAR ESPONTANEIDAD Y SOLTURA, PERO SE
OBSERVA CLARAMENTE LA TENSIÓN EMOCIONAL".

Enseguida el experto hace una narración de la reacción del sospechoso


cuando se le preguntó en el 2013 sobre la desaparición de Juliana. “Se
muestra nervioso y expresa incomodidad, trata de aparentar
espontaneidad y soltura, pero se observa claramente la tensión emocional
manifestada (hiperhidrosis palmar y facial, temblor de las manos y
mandíbula, tics en la boca, evitación del contacto visual, aceleración de
la respiración), en cuanto al lenguaje verbal percibimos que el discurso
es acelerado y el tono de voz es tembloroso y más agudo”.

El informe es un resumen de cómo Jonathan C. conoció a la joven y de


cómo él la describe. “Relata haber conocido a Juliana hace
aproximadamente 9 años, en calidad de pastor de jóvenes que dirige el
grupo de alabanza de la iglesia Oasis de la Esperanza, lugar donde
Juliana asistía continuamente desde los 9 años de edad. Describe a la
desaparecida como una joven tranquila y constante en la iglesia. En
determinados momentos de la entrevista se contrasta las primeras
descripciones con una desacreditación tanto a Juliana como a su familia,
arguyendo que son una familia disfuncional donde la violencia
intrafamiliar es recurrente y la sobrecarga de responsabilidades que la
madre da a Juliana le causaba serios conflictos emocionales”.

Al perito le llama la atención que a pesar de haber mencionado una larga


y cercana relación como pastor de Juliana, el religioso demostró en las
entrevistas “poca preocupación ante el hecho de la desaparición”. Al
final de la primera entrevista, escribió el perito, el pastor contó que creó
el perfil ficticio  de Juan Solano en Facebook “con el objetivo de guiar y
aconsejar a la hoy desaparecida, ya que “no conversaba como antes” con
él en su rol de pastor. Recalca que los padres de Juliana le habían pedido
que le aconseje”. En esas conversaciones, envió una cita bíblica que la
familia interpretó como una amenaza (En el reportaje “La pista olvida
del caso Juliana Campoverde” se habla de esos chats).

“Escondido tras el alias “Juan Solano” se comunica desde diciembre de


2011 y asegura que ignoraba que podía involucrarse en un problema, sin
embargo en la primera versión voluntaria que realiza el 4 de agosto de
2011, tras la desaparición de Juliana Campoverde, niega saber quién es
Juan Solano, pero seis días después de la ampliación voluntaria de su
versión explica el porqué creó el perfil”, apunta el perito en su informe.
En las entrevistas, el procesado dijo que no engañó a Juliana y que “ella
fue quien aceptó esa amistad  y que al parecer estaba ansiosa por tener
contactos con hombres mayores”. Una de los afirmaciones que hizo el
pastor fue: “la chica como que quería estar con alguien”. Negó además
“haber incurrido en actos contrarios a la ética, atentatorios a la moral”.

"DESCRIBE A LA DESAPARECIDA COMO UNA JOVEN


TRANQUILA Y CONSTANTE EN LA IGLESIA. EN
DETERMINADOS MOMENTOS DE LA ENTREVISTA SE
CONTRASTA LAS PRIMERAS DESCRIPCIONES CON UNA
DESACREDITACIÓN TANTO A JULIANA COMO A SU FAMILIA".

“Dice que las cosas que constan en la capturas de pantalla de Facebook


de las comunicaciones de Juan Solano y Juliana son sacadas contexto,
pero no se explica cuál es el contexto en el cual ellos hablaban y él le
aconsejaba”, escribió el perito. “La función era ayudar y orientar sin
trata de hacer daño”, le dijo el pastor, quien agregó que la familia le
había pedido asesoramiento porque “la chica ya no era igual”. Estos
pedidos supuestamente fueron entre diciembre de 2011 y febrero de
2012. Dijo que él sabía que la chica no estaba bien, pero que no sabía
cómo asesorarla.

En una de sus versiones a la Fiscalía, el pastor relató que Juliana


supuestamente lo visitó en su oficina después de que ella había sido
reportada como desaparecida. En las entrevistas con el perito insistió en
que no informó a la familia de ese presunto encuentro porque ella le
había pedido que guarde esa visita como un “secreto de confesión”.
Aunque Jonathan C. para entonces ya no era pastor de la joven, él dijo en
las entrevistas que “seguía siendo un pastor y estaba obligado a callar”.

Las investigaciones están en la recta final

La instrucción fiscal se cerrará el próximo 5 de diciembre. Desde la


reconstrucción de los hechos del pasado 10 de diciembre se han hecho
diversas diligencias en este caso. Ese día el recorrido inició en la
gasolinera donde fue vista por última vez Juliana. Luego se dirigió a la
iglesia del pastor, de ahí al sector de El Recreo, a un motel, a las
Naciones Unidas y Santa Clara. Lo confirmó la abogada de la familia,
Beatriz Rodríguez.

En el estudio criminológico de 2013 ya aparece El Recreo en el trayecto


de Juliana. El informe dice que la última localización que se registra
desde el celular de Juliana es aproximadamente en ese sector, “lugar al
que sería imposible llegar caminando en 15 minutos desde la esquina de
la avenida Ajaví y Mariscal Sucre”. El padre de Juliana, Absalón
Campoverde ha dicho que en la reconstrucción de los hechos se vio
cómo el pastor interceptó a la joven en su auto a media cuadra de la
Ajaví.

La declaración del pastor está bajo reserva, pues para colaborar con la
justicia se acogió a la cooperación eficaz. Bajo esa figura, el sospechoso
suministra información que contribuye al esclarecimiento de los hechos
y si son comprobados puede darle beneficios como la rebaja de la pena.
La abogada contó a Plan V que antes de la cooperación, la fiscal del
caso, Mayra Soria había pedido realizar barridos en distintos lugares.
Pero fue la defensa de Jonathan C., la que pidió a la fiscal una
cooperación eficaz.

Es por eso que una de las primeras verificaciones hechas a la declaración


de Jonathan C. fue la búsqueda que se hiciera de sus restos en la
quebrada de Bellavista. “De lo que se tiene entendido es que él aceptó
que en ese lugar botó el cuerpo de Juliana”, dijo la jurista. Pero aclara
que bajo esa figura él no se autoincrimina porque eso está prohibido por
ley. “Lo que hace es aceptar los hechos. Él está aceptando que en sus
manos murió Juliana. ¿Cómo murió? Eso está en la cooperación eficaz”.

"ÉL ESTÁ ACEPTANDO QUE EN SUS MANOS MURIÓ JULIANA Y


SI NO ESTÁ EL CUERPO (EN LA QUEBRADA) NO QUIERE DECIR
QUE NO HAYA HECHO NADA", DIJO LA ABOGADA DE LA
FAMILIA CAMPOVERDE.

“Él está aceptando que en sus manos murió Juliana y si no está el cuerpo
(en la quebrada) no quiere decir que no haya hecho nada. Ya lo dijo. Hay
una aceptación de los hechos”, manifestó Rodríguez, quien dijo que
como defensora de la familia no está de acuerdo con esa figura. Pero
cree que quizá esa fue la única posibilidad que quedaba para conocer la
verdad después de seis años de investigaciones y eso es lo que desean los
padres de Juliana.

Hasta el momento en ese lugar se ha hallado un hueso de costilla, una


mandíbula y un molar dental. Está previsto que esa semana se conozca
los resultados de las muestras de ADN que fueron tomadas el pasado 12
de noviembre. La abogada Rodríguez explicó por qué se han demorado
tanto estos exámenes. “Por el tiempo y las condiciones climáticas de ese
lugar, que es un botadero, la genética de los huesos y osamentas ya es
muy difícil encontrarla. Pero son huesos presumiblemente de una
mujer”.

El padre de Juliana ha puesto en duda que se trate de los restos de su


hija. Dijo que el diente molar estaba careado y que Juliana no tenía
ninguna pieza dental así. También le llama la atención que esos huesos
hayan sido encontrados en una parte muy superficial de la quebrada.
“Han pasado 6 años y en mi imaginación yo supongo que el cuerpo de
mi hija está mucho más adentro, ¿cómo es posible que se encuentre un
hueso tan pequeño y nada más? ¿Dónde están los huesitos de sus
piernas, su cráneo? En todo caso es mi hipótesis muy personal. Como
familiares nos entra la duda. Pero también nos toca creer”, dijo en una
entrevista con radio Sucesos.

Las remociones de escombros y las búsquedas se realizaron hasta el


jueves pasado. El miércoles se colocó un listón en uno de los árboles de
la quebrada, porque más allá de los resultados del examen de ADN allí
estuvieron los restos de una persona, mencionó la jurista. En las últimas
semanas se ha hecho un test de personalidad al procesado y una pericia
de luminol en su parqueadero. Todo eso se está analizando a
contrarreloj. Esta semana está prevista la ampliación de versiones a los
familiares de Jonathan C.

Si existiese nueva evidencia o la vinculación de otra persona que estuvo


en el delito, la Fiscalía puede pedir la reformulación de cargos o la
vinculación del nuevo sospechoso. En ese caso, la etapa de instrucción
se ampliaría 30 días más.

Elizabeth Rodríguez lee una carta para


su hija Juliana en plantón
“Ocho años sin Juliana Campoverde” fue el nombre del plantón realizado la
mañana de este martes 7 de julio en los exteriores de la Fiscalía General del
Estado, en el norte de Quito.

El acto protagonizado por Elizabeth Rodríguez se realizó para recordar la


desaparición de su hija, en 2012.  Al lugar se congregaron amigos y familiares
de la joven, quienes mediante una movilización con distancia social exigieron
a las autoridades que retomen la búsqueda del cuerpo de Juliana.
En este espacio, la madre leyó una carta con la que expresó su sufrimiento.
"Desde aquel día, 7 de julio del 2012 no aprendo a vivir sin ti mi July, me
duele profundamente una parte de mi vida, ya no sé cómo vivir, ya nada es
igual. Son 2920 días que camino con mucho dolor, sí, mis pies están muy
cansados, pero aun guardo la esperanza de llegar al lugar donde tú estás, esa
es mi meta y eso será el final. No daré un solo paso atrás por más pedregoso
que sea el camino", narró Rodríguez.

La joven desapareció en manos del líder religioso Jonathan Carrillo. En 2018,


el pastor aseguró que enterró su cuerpo en una quebrada de Bellavista. A pesar
de las labores, no se encontraron los restos de Juliana.

En 2019, el Tribunal de Garantías Penales de Pichincha sentenció a Carrillo a


25 años de prisión por el delito de secuestro con resultado de muerte. La
sentencia fue apelada por la defensa del pastor y por los padres de la joven.

La Corte Provincial de Pichincha dio paso al recurso de los familiares de


Juliana y ordenó que se retome la búsqueda del cuerpo.

Además, la Corte Provincial concedió el recurso de casación interpuesto por el


pastor evangélico, con lo que pretende impugnar el fallo del tribunal de
segunda instancia.

El recurso, que será remitido a la Corte Nacional de Justicia (CNJ),


determinará los plazos para notificar la fecha de la próxima audiencia. (I)

MI VIDA POR ENCON
TRARTE: MEMORIAS 
DE UNA MADRE. Por
Elizabeth Rodríguez
Testimonio recogido y editado por Darío Iza Pilaquinga*   
M i nombre es Noemí Elizabeth Rodríguez Martínez, nací en Zamora

el 21 de octubre 1975, soy mamá de Juliana Lizbeth Campoverde


Rodríguez, comerciante y estudiante.  Mi hija desapareció el día sábado 7
de julio de 2012, fue un día muy trágico para nosotros.
Mi hija tenía su negocio y siempre salía primero que yo, pero ese día -algo me
anunciaba. Sentía que debía salir con ella, me vestí pronto y salimos de casa,
ubicada en el Conjunto Terrazas del Pichincha, barrio Biloxi, en La Mena, sur
de Quito. Bajamos caminando y conversando -desde donde vivimos, hay que
caminar unos diez minutos para llegar a la avenida principal -,  ya en la
avenida Mariscal Sucre y Ajaví, yo tenía que tomar el bus para ir a mi trabajo,
y ella solo caminar cinco cuadras para llegar a su negocio. Eran las nueve de
la mañana y como siempre me pidió la bendición y se despidió con un fuerte
abrazo y un beso en la frente, me dijo, nos vemos más tarde mamita.
Sentí un vacío cuando ella se fue, tomé el bus y llegué a mi negocio. Después
de aproximadamente 15 minutos (9:15) me llamó mi esposo y me dijo: ‘estoy
esperando a July, pero no llega, tengo que retirar un dinero´, mi esposo
trabajaba en ese entonces fuera de la ciudad y necesitaba el dinero para el
viaje. Le dije, hace 15 minutos me despedí de ella -fue una sorpresa
prácticamente y me preguntó si July está con Janik, su hermano pequeño –a
ella le gustaba estar con él, era mutuo, pero como ese día salía con su
enamorado no lo llevo.
Mi esposo me dijo: le llamé al teléfono y solo escuché que niños jugueteaban
con el celular y un señor les decía, dejen ese teléfono, que no es de ustedes.
Colgué y marqué el número de July, a ver si me contestaba a mí, pero no
contesto, iba directo al buzón de mensajes. Llamada tras llamada, pero nunca
me contestaron. Llame y le pregunté a Fabián, su enamorado, y me dijo, estoy
al norte de Quito, pero en la tarde usted sabe que vamos a salir, le dije sí, pero
pensé que de pronto se encontraron por ahí, era mi única esperanza, que
estuviera contigo le dije.
Me pareció muy raro, porque mi hija nunca suele irse a ningún lugar sin mi
permiso, peor salir con amigos sin avisarme, pero ¿con quién y a dónde? –
¡Nunca hacía eso! Mi esposo empezó a buscarla por el sector, pero nada. Fue
a la casa de una pareja de recién casados, amigos de mi hija, pero nada; llegó a
la una de la tarde a mi negocio y me preguntó con quién nos habíamos
encontrado por la mañana, cuando bajábamos de casa, y le dije, con el pastor
de jóvenes de la iglesia evangélica Oasis de Esperanza a la que asistimos
durante 10 años.  Lo llamé por teléfono y nunca contestó. Insistió en las
llamadas, pero nunca respondió, luego marcó el número telefónico del Pastor
de la Iglesia y también enviaba al buzón; mientras tanto yo llamaba a toda mi
familia para comentarles lo sucedido -porque yo conozco a mi hija como es y
sabía que ella jamás se iba a ningún lado sin avisarme.
13:00. Marqué a la policía, les dije que me ayudaran, porque mi hija no llegó
al trabajo, que nunca se iba sin avisarnos -y lo primero que me contestaron
fue: “Se debe haber ido de farra o debe haber estado embarazada, por eso se
fue y ya ha de llegar, espérele no más, si no llega en 48 horas puede poner la
denuncia”. También me dijeron, “se debe haber ido con el enamorado”. Así
tan fríamente. Yo lo les contesté: ¡Por Dios! ¡Ayúdenme, mi hija no se ha ido
con el enamorado!; ¡No se ha ido de farra a ningún momento, mi hija corre
peligro! -yo me desesperaba y empecé llamar a los hospitales, a todos lados,
pero nadie me daba respuesta.
Llegó la noche y salimos a buscarla –pensando, si de pronto hubo algún
accidente de tránsito y no la identificaron -pero me dije, mi hija tenía todos
sus documentos, su cédula, sus papeles. Eso cruzaba por mi mente, pero esa
posibilidad no tenía lógica, mi esposo pasó por ahí y no hubo huellas de nada
en la calle. Sin embargo, miles de cosas se me cruzaban por mi cabeza.
Los policías me habían dicho que debo esperar 48 horas para recién poner la
denuncia. ¡Por dios, que le puede pasar a mi hija! y respondieron: señora
tranquila, porque se preocupa tanto -les respondí: ¡porque es mi hija me
preocupo! Mi hija, repito, no se fue con el enamorado. Me dijeron
nuevamente: “si ahora los jóvenes se van de farra” -enojada contesté:
¡estamos hablando de mi hija, no de la suya! No pudo irse así porque sí, algo
malo le está pasando.
La noche siguiente, todo igual. Le llamé. Fui a casa, y busqué de pronto una
nota, pero todo estaba igual. Solo mi hija no llegaba.
Domingo. En la mañana lo primero que hicimos, ni bien amaneció, fue ir al
negocio de July -a buscar si de pronto encontrábamos alguna pista. Abrimos la
puerta, pero todo estaba intacto, tal cual había dejado el viernes el local,
incluso estaba todo el dinero de la venta.
Salí y en ese momento fui a poner la denuncia en la Policía Judicial. Pensé
que no era tan difícil, no me importaba que no se cumpliera las 48 horas. Fui y
les dije: necesito saber de mi hija, y en la Policía, la misma retórica, que mi
hija se debe haber ido con el enamorado -y les contesté, ¡aquí está el
enamorado! -el enamorado ya estaba conmigo en la mañana, buscando,
ayudándonos a buscar. “De pronto tenía otro, dijeron”. Mi hija no tenía, el
único enamorado era él. Les pedí de favor que me ayudaran, que la vida de mi
hija corría peligro.
Me tocó implorar que me ayudaran y dijeron: si le ayudamos a poner la
denuncia, señora, podría incluso perder el puesto, pero de todos modos déjeme
hablar con el Coronel –hablaron con tantas personas, hasta que por fin
asentaron la denuncia -pero igual, no sirvió de nada, porque dijeron que recién
el lunes (9 de julio) podía ir a la Fiscalía a que me asignen un Fiscal.
Mientras tanto, nos acercamos al canal Teleamazonas- esperando que me
hicieran una entrevista o algo por el estilo, decir que mi hija está desaparecida,
pero me dijeron que no era posible. La única forma que encontré para
evidenciar que mi hija ya no estaba, fue hacer volantes y pegarlos, eso fue lo
peor para mí.
Reunir papales con la fotografía y la información de mi hija y empezar a
pegarlos -yo no aceptaba. Mientras caminaba, me di cuenta que en esa avenida
había un ojo de águila, una cámara. Dije a mi familia, me voy al Regimiento
Quito hay la posibilidad de ver algo.
16:00. Ya en el Regimiento me dijeron que solo puede pasar una persona -mi
familia se quedó esperando afuera, pero no podía concentrarme. Apuntaron la
pantalla y dijeron mire -es más, ni se dignaron en señalar, sabe que esa es la
avenida, de pronto pueden estar ustedes despidiéndose por aquí, me avisa, si
es que se ve con su hija. Estaba ofuscada no había dormido toda la noche,
todas las imágenes parecían ser mi hija.
-Haré una pausa para contarles:

Iglesia Evangélica: Oasis de Esperanza

Nosotras en el año 2002 o 2005, no recuerdo exactamente, empezamos a


concurrir a una iglesia evangélica mi hija y yo. Juliana tenía 10 años cuando
fuimos. Asistimos por 10 años a esa iglesia que está dirigida por la familia del
Pastor: mamá, papá, tres hijos y una hija; supuestamente todos eran pastores.
En ese lugar, mi hija pertenecía al grupo de la Alabanza de la Iglesia, le
encantaba la música, por eso cuando mi hija terminó la secundaria, lo que más
quería era ir a estudiar en Argentina una especialización en música.
Juliana estudió desde cuarto curso con la hija del pastor en el colegio de las
Betlemitas, ubicado en el sector de La Magdalena, sur de Quito, incluso se
llevaban muy bien,  hasta que hubo un problema. La hija del pastor quedó
embarazada y en su familia no aceptaban eso, cómo así, siendo la hija de los
pastores sin casarse, queda embarazada. Desde ahí, empezaron a verle raro a
mi hija –eso me contaba July. Yo le decía: no les hagas caso. Sobre el
embarazo el Pastor principal me llamó a decirme que están conversando con
las personas de más confianza para dar la noticia del embarazo antes del
matrimonio. Él nos decía que la otra gente talvez no entienda, que cómo
siendo la hija del pastor comete esos errores, de qué palabra estamos
hablando. Les dije: “deberían hablar con todos, mientras tanto pensaba –
bueno, no tengo porque escuchar esto”.
Llegué a la casa, le comenté a mi hija eso y le dije, no sé porque fui a esa
reunión. Desde ese momento a mi hija le hacían observaciones por todo, que
no podía tener enamorado, que si quiere enamorado tenía que esperar a
cumplir 18 años. No me gustaba que se metieran en la vida de Juliana. Yo le
decía: lo bueno es que te vas a ir y ahí nadie te va a presionar, ni van a decirte
nada. Pasó el tiempo, pero en ese lugar, todo lo que hacíamos o íbamos a
hacer debíamos antes consultar con estos pastores.
En 2011, July ya se había graduado. Tuvimos una reunión con los pastores
para contarles que mi hija iba a salir del país –como dije, todo teníamos que
contarles, que si poníamos un negocio, si no lo poníamos; si poníamos
diezmos, si no lo poníamos y por qué no lo hacíamos. Porque si un domingo
no íbamos a la iglesia, preguntaban por qué no íbamos, había mucha presión.
Pero para que no digamos, precisamente eso, nos enseñaron que
supuestamente la palabra de Dios decía que debíamos ser obedientes a lo que
diga el pastor, entonces le conté a él que mi hija tenía un viaje a Argentina,
pero vi que no les gustó.
En noviembre de 2011 mi hija empezó a hacer los trámites para irse, ya tenía
mayoría de edad.
El aparecimiento de Juan Solano
Un día me contó que le enviaron una solicitud de amistad a su cuenta de
Facebook, era un hombre supuestamente llamado Juan Solano, que decía ser
venezolano y que era psicólogo y pastor al mismo tiempo, y como mi hija vio
que decía pastor y sicólogo, y para ella, la palabra de un pastor era como
palabra de Dios, aceptó esa solicitud.
Aparentemente, esa persona vivía en Quito. Empezaron a chatear por
Facebook, hasta que un día el supuesto Juan Solano, le dijo a mi hija: “sabes,
Dios me reveló que debes casarte con el hijo menor del pastor de tu Iglesia,
Israel C. y si quieres ve y pregunta al pastor de jóvenes –que era el hijo mayor
del pastor principal de la Iglesia a la que asistíamos. Mi hija fue y preguntó,
este señor le contestó: “Déjame orar por una semana para ver que me revela
Dios”. Y en efecto Dios supuestamente le reveló y le dijo que debe casarse
con su hermano, que es verdad, y que si ese pastor -de quien se hizo amiga, le
dijo eso, tiene que casarse con Israel C. Además, le dijo -déjame orar, para ver
si es que Dios a mí también me revela eso.
Mi hija esperó, para ver que le revelaba Dios al pastor.
Desaparición
Un día llega asustada y me dice, mami ni sabes si te conté que me había hecho
amiga de un pastor -él que me envió la solicitud, le dije que sí, entonces me
contó, que este pastor le había dicho que debe casarse con el hermano menor
del pastor de jóvenes de la iglesia y yo le dije ¿Qué? -Y siguió, me pidió que
si quería, que consulte con el pastor de jóvenes, él me dijo: sí, que debo
casarme con Israel porque Dios le ha revelado a él también eso. ¡Imaginen! Le
había dicho a July, “debes casarte con mi hermano menor de 28 años”.
Yo le dije, ¡No! Ni siquiera yo puedo escogerte un esposo, peor ellos. ¡Nos
salimos de esa Iglesia! Al mes y medio que salimos de esa iglesia, mi hija
desapareció. Nunca imaginé que ellos estuvieran como presuntos sospechosos
–su actitud dio a notar eso, cuando estuvimos en el Regimiento Quito, mi
hermana llamó al pastor para contarle y preguntar si sabe algo sobre la
desaparición de July, este señor le había dicho, “era obvio que tenía que
desaparecer, eso les pasa por desobediente y por irse de la iglesia”, así tan frío
igual que la Policía. Se supone que una iglesia ayuda, estuvimos 10 años
-tanto tiempo que estuvimos ahí, pero no recibimos ayuda de su parte.
Por diez años, dimos los diezmos, luego, incluso mi hija lo hacía. Mi hermana
por teléfono le había dicho, ahorita estamos yendo al Regimiento Quito
-escuchó que estamos yendo allá y corriendo ha ido al Regimiento, mientras
yo trataba de ver en las pantallas, ese señor, afuera estaba como loco, dice mi
hermana, por eso le ha dicho ¿qué le pasa a usted? Y él ha respondido “sí es
que ustedes piensan que soy yo, pueden meterme preso”.
-Nadie lo estaba juzgando.
Fue muy raro y luego  dijo: bueno, porque no le buscan en frontera con Perú o
Colombia o primero váyanse a Ambato o a Cuenca ¿Por qué nos daba sitios
él?
Llegó el lunes y la Fiscal me asignó el nombre de un agente, pero en ese
momento no ha había estado, así que conversamos y acordamos encontrarnos
a la una de la tarde en el Centro Comercial Atahualpa, al sur de Quito. Ya en
el lugar, mientras conversaba con mi hermana sobre la actitud del pastor, y la
espera del agente, ella recibió una llamada del pastor, le había dicho: sabe que
Margothcita he orado tanto, que en 20 minutos aproximadamente van a tener
respuesta de Juliana, yo me quedé sorprendida, no pasaron ni 10 minutos y me
llegó un mensaje a mi teléfono, del número de mi hija, que decía: estoy bien,
estoy en Cuenca, en cuanto sepa la dirección les aviso, no tengo internet. Yo
le dije a mi hermana, segurito más tarde pone algo en el Facebook, tendremos
cuidado, le dije a mi hermana, enseguida empezamos a llamar al número,
ahora si timbraba, pero no contestaron y al rato apagaron.
Llegó el agente y de la desesperación mía, ni saludé, ni me presenté. Solo le
dije, me llegó este mensaje, él lo leyó y nos dijo, pero dice que está bien y que
está en Cuenca, además cuando sepa la dirección les avisa, ¡pero está clarito!
dijo, escríbanle: la Policía está de tras de ella, mi hermana puso eso y lo envió.
Se acabaron los mensajes. Ahora pienso que en lugar decir eso, debía haber
dicho, -veamos de donde sale esta llamada o hagamos cruces de llamadas,
dónde queda la antena de ubicación del lugar, una especie de triangulación,
pero nada.
El agente empezó a tomar mi versión y como no habíamos comido nada en
todo el día, Absalón Campoverde, papá de mi hija, nos dijo, vamos a comer
algo, eran las 4 de la tarde. En ese momento me llama la hija del pastor y me
dice, señora Elizabeth, señora Elizabeth, Juliana ha puesto un estado en el
Facebook ha puesto: gracias amigos por sus preocupaciones, tomé mis propias
decisiones y quiero que las respeten, no se metan en mi vida. Yo le dije: ¡No
es mi hija, no es mi hija! yo gritaba, no es mi hija, la que escribe eso, no es mi
hija. Ella, dijo: bueno solo te digo no más y me colgó.
¿Por qué todo salía de ellos? -Eran tantas preguntas.
17:00.  Otra tarde, nuevamente empecé a buscarla. En casa, en su cuarto,
buscaba cosas, -algo que me ayude a entender. Encendimos la computadora de
Juliana, se supone que ahí estaba la clave para entrar a su cuenta de Facebook,
entramos y ya nos habían cambiado la clave. Desde otra cuenta, buscamos el
nombre de este supuesto pastor Juan Solano de la red social, pero ya no existía
esa cuenta, la cerraron. En ese momento, el enamorado de mi hija dijo, tengo
un amigo que nos puede ayudar a sacar información desde la cuenta de
Facebook y le pedimos sacar todita la información que este supuesto pastor,
Juan Solano le había escrito a mi hija. En ese compilado vimos cómo la había
manipulado -aunque eso no entró en el proceso de investigación.
Con esos detalles, empezamos a comparar, palabra tras palabra, las de este
señor con las del pastor de la Iglesia, -eran tan idénticas. Después, con lo
rescatado fuimos a Fiscalía para entregar la información recuperada. Nos
acompañaron varias personas, sobre todo amigos del enamorado de mi hija
que fueron a apoyarnos. Ellos nos dijeron, que grabemos la información,
porque hay la posibilidad que nuevamente ingresen a la cuenta y pasó eso. No
pasaron ni dos días y la hackearon nuevamente. -Y como este pastor era
ingeniero Informático, ya en ese momento, la Fiscal nos dijo: “y qué quieren
que haga con esto” yo le respondí, cómo qué quieren, que investigue; les
estamos trayendo pistas, de quienes pueden ser; necesito que llamen a rendir
versión a todos estos pastores.
También empecé a ser muy dura, porque ellos, eran muy duros conmigo.
¡Ahora como ellos me decían, yo les respondía! Esto debe estar notariado, dijo
la Fiscal. Hagan lo que sea, dije, pero tienen que buscar a mi hija, mi hija no
está bien.
Ella ofreció gestionar cuatro agentes más a través de la Fiscalía General del
Estado. Acto seguido, fuimos con el informático para que investigue la
dirección IP de donde salieron los mensajes. Eso fue 10 o el 11 de julio de
2012, todo estaba tan fresco, eran días, si realmente ellos investigaban
podíamos haber encontrado a mi hija. Entregué el CD, les dije que revisen,
que vean quien le viene manipulando desde el 2011 a mi hija, hasta el último
mensaje. El dichoso pastor le puso un texto bíblico, -Proverbios 1 del 24 al 30
y mi hija le había respondido: “yo no me voy a casar, en todo caso, que me
pase lo que tenga que pasarme”. El proverbio 1 del 24 al 30 dice:
“24 Porque he llamado, y ustedes siguen rehusando; he extendido la mano,
pero no hay nadie que preste atención, 25 y ustedes siguen descuidando todo
mi consejo, y mi censura no han aceptado; 26 yo también, por mi parte, me
reiré del propio desastre de ustedes, me mofaré cuando venga lo que los llena
de pavor, 27 cuando lo que los llena de pavor venga justamente como una
tempestad, y el propio desastre de ustedes llegue aquí justamente como un
viento de tempestad, cuando la angustia y los tiempos difíciles les
sobrevengan. 28 En aquel tiempo ellos seguirán llamándome, pero yo no
responderé; seguirán buscándome, pero no me hallarán, 29 por razón de
que odiaron el conocimiento, y no escogieron el temor de Jehová. 30 No
consintieron en mi consejo; mostraron falta de respeto a toda mi censura”.
(Proverbios,1987: 828-829)
El texto bíblico, era amenazante. Cuando entregué el disco, la información, el
agente encargado del caso me dijo: yo también soy cristiano, voy a investigar
y de paso voy a investigar a mi pastor. Le dije: pero qué tiene que ver su
pastor con la desaparición de mi hija, para qué le va investigar a su pastor.
-Todo eso era desesperante. Al siguiente día la Fiscal, nos dijo: sí vamos a
llamar a rendir versiones a estos pastores, pero sabe que yo también soy
cristiana, tome esta hojita y vaya a esta Iglesia.  Yo solo necesito que
encuentren a mi hija. ¡No necesito ahorita ir a una Iglesia! Estoy clamando a
Dios para que aparezca mi hija, pero no me venga con eso. Yo necesito
encontrar a mi hija y la Fiscal dijo, talvez su hija está con el enamorado, se
pudo ir con él, de pronto haya estado embarazada y usted no se dio cuenta. Yo
le dije: ¡Mi hija no se ha escapó con el enamorado, tampoco está embarazada!
-Pero su hija ha de estar con algún otro. Además, ¿no dice que escribió un
mensaje en el que dice que está bien en Cuenca?
¡Ustedes están para que investiguen de dónde salen los mensajes, la antena de
ubicación, de dónde sale ese mensaje, la dirección IP, qué es lo que está
pasando con mi hija! -Sabe que señora, dijo la Fiscal, -vaya y piense en la
casa, yo le entiendo porque es mamá y está desesperada, pero de pronto su
hija está bien. ¡No hicieron nada! Ahora sé que los primeros días eran
estratégicos para dar con el paradero de mi hija.
Cuando llamaron a versionar a los sospechosos no me permitieron estar ahí,
presente. Nos sacaron con todo y abogado. Justificaron diciendo que debíamos
presentar un escrito antes de la versión. Nosotros sí presentamos, dije. No,
dijo la fiscal. “No está presentado, todavía vienen más bravos, se me van” y
nos mandó sacando.
Mientras salíamos, el abogado dijo: en delante de toditos los que estaban ¡Se
nota clarito que esta fiscal está pagada! El pastor que estaba presente ahí con
toda su familia, porque iban a versionar, -saltó del asiento y sacándose la
camisa, gritó, -cómo que pagada la fiscal, cómo es eso y quería lanzarse a
agredir al abogado. Todo se veía más claro: eran ellos.
Salimos de Fiscalía y no nos quedó otra opción que sentarnos en el parque El
Ejido y solo mirar al cielo y pedir justicia divina, -realmente pedir justica
divina.
Al siguiente día, fuimos a ver qué dijeron en la versión los supuestos pastores.
Ellas y ellos, habían hablado muy mal de mi hija, habían dicho, incluso, que
se drogaba ¡Todo eso era mentira! La fiscal, solo dijo: ya ve.
¡Todo era un caos!
Dirección IP: Instituto de la Meritocracia
Después de ocho días, de la versión de estas personas, el pastor de jóvenes,
hijo del señor que quiso agredir al abogado, fue a la Fiscalía y pidió que se le
tome una versión libre y voluntaria.
El agente había estado preguntando y preguntando hasta que este pastor
aceptó, que él conversó a través de Facebook con mi hija y eso no es todo,
sino que aceptó que se hacía pasar por el pastor, psicólogo venezolano.
También que Juliana se había acercado a él, el día lunes 9 de julio a las 4pm a
su trabajo, en el Instituto de la Meritocracia, ciudad de Quito para pedirle un
momento un computador. Del cual supuestamente, ella envió el mensaje de
Facebook, claro como nosotros ya habíamos pedido por escrito la dirección IP
del computador de donde salió ese mensaje, él se adelantó a versionar porque
sabía que el resultado iba a salir, que el mensaje fue enviado desde su
computador.
Al parecer, este supuesto pastor escuchó lo que yo decía a los medios.
Decíamos que habíamos pedido una dirección IP y empezaron a llamarme
algunas personas de esta Iglesia y una en especial que dijo que trabajaba en
algún Ministerio, -voy a obviar el nombre, me dijo, “deme el número de
expediente y yo le voy a ayudar”, pero en total ha sido para ayudarles a ellos,
para mantenerles informados, sobre lo que estoy pidiendo en el proceso de
investigación a la fiscal.
-Yo en mi desesperación cogí y di el número de expediente, pensando que me
iba a ayudar, pero total todo fue para ellos.
Ingreso fantasma: sin datos en el cuaderno de registro, ni Juliana
caminando por los pasillos
Después de dos años nos entregaron la dirección IP y exactamente el mensaje
salió del computador de él. En el Instituto de la Meritocracia hay cámaras y
nada menos en el cuaderno de registro, Juliana nunca estuvo en ese lugar. Al
final este supuesto pastor venezolano solo fue una invención del pastor de
jóvenes para manipular y que mi hija se case con su hermano. Los Fiscales, ya
tenían conocimiento de eso, de las amenazas a través de los versículos de la
Biblia, pero no hicieron nada.
Tuvo que pasar dos años y medio para recién realizar el allanamiento. Y eso
se hizo, porque la mi abogada, María Espinosa, empezó a presionar y exigir
respuestas en la investigación, porque hasta ese momento, el caso de mi hija,
ya había pasado por la mano de siete fiscales y todos decían: “Los pastores no
son, ellos no son; ellos son pastores y además se los ve bien buenos”. ¡Eso me
repitieron hasta el año 2014!
Con la abogada empezaron las investigaciones reales, como se quería, porque
anteriormente habíamos pagado como cuatro abogados y ninguno presentaba
ni siquiera un escrito, cuando lo único que hacían era cobrarnos, nada más.
Se hizo el allanamiento y se encontraron más pruebas. Se hizo la
reconstrucción de los hechos del día que Juliana bajo conmigo, y que por
“casualidad encontramos” a este pastor, por donde nosotros siempre
caminábamos y nunca antes lo vimos. Eso me pareció raro. Se evidenciaron
contradicciones, cuando preguntaba la fiscal, en ese entonces era la doctora
Laura Machuca, que apoyó mucho en la investigación.
La reconstrucción se hizo a los tres años en el Instituto de la Meritocracia,
porque supuestamente mi hija había ido ahí, igual hubo contradicciones.
Después de dos o tres años y medio, hicieron una búsqueda por el puente 7,
valle de Quito, en una quebrada. En ese lugar la fiscal, Paola Solís, dijo:
Juliana, no está aquí, lo dijo con tanta frialdad y firmeza. La nueva Fiscal era
ya la número nueve y yo le dije: entonces qué hacemos por aquí, después de
tres años y todavía por la quebrada, como que mi hija va a estar por las orillas.
El barrido se hizo por allá, dijo la fiscal, porque el padre de este pastor
trabajaba o trabaja en la Empresa Eléctrica, por Guangopolo, pero yo creo que
solo fue para perder el tiempo, nada más pasó con esta Fiscal. Después vino el
doctor Jorge Flores, el nuevo Fiscal, el número 10 para ser precisa. La
investigación de mi hija ha pasado por la mano de 12 Fiscales, 8 agentes y 90
cuerpos. Ahora está con Mayra Soria y cambio a la Unidad de Violencia de
Género.
En el primer allanamiento, incautaron computadoras, celulares, -sobre todo la
computadora de este pastor de jóvenes, -él se resistió en dar su computadora,
había dicho, -todo se pueden llevar, menos ese computador y de ahí salieron
algunas pruebas más: pornografía, videos de chicas de la propia iglesia y otras
cosas que se encuentra en el expediente.
2249 días después: orden de prisión preventiva. Por Darío Iza*
La madrugada del miércoles 5 de septiembre de 2018 se realizó un nuevo
allanamiento que incluyó la detención de Jonathan C. pastor de jóvenes de la
Iglesia a la que dejamos de asistir July y yo. ¿Cómo se justifica la detención?
En rueda de prensa la fiscal Mayra Soria señaló los argumentos bajo los
cuales el sospechoso está detenido:

1. Por orden de la Juez de la Unidad de Flagrancia se ordenó el


allanamiento y detención de Jonathan C. y sometido a un interrogatorio.
2. Es responsable del desarme y extracción de la sim card perteneciente al
celular de Juliana Campoverde, posteriormente ese chip se insertó en el
teléfono del pastor y de él salieron mensajes dirigidos a Elizabeth.
“Esto pudo comprobarse mediante un criterio técnico-científico con el apoyo
de las empresas telefónicas y la Unidad de la Policía Nacional encargada de
recopilar ese tipo de información, con estos datos se puedo triangular una
ubicación de origen de los mensajes.

3. La triangulación permitió identificar, además del lugar, el código IMEI


del teléfono emisor de los mensajes y develaron que correspondían al
celular del pastor de jóvenes, principal sospechoso.
Es necesario decir que todo el teléfono celular tiene un código de
identificación independientemente del número telefónico que tenga. Eso
quiere decir que todo mensaje enviado tiene un código de origen. Ese código
de origen lleva al celular emisor y por tanto al propietario del mismo.

4. Con los datos recogidos, más la aplicación del interrogatorio


estructurado por 98 preguntas permitió evidenciar en cada respuesta
ambivalencia y contradiccionesl, evidentemente no se encontró ningún tipo
de justificación que el teléfono de Juliana haya permanecido en el poder
del sospechoso.
5. Fiscalía acusó a Jonathan C. de mantener oculta en algún lugar el
paradero y cuerpo de Juliana Campoverde (Delito de Secuestro Extorsivo),
por tanto “se determinó que existe graves presunciones de un delito de
acción pública y al existir peligro de fuga, se dictó prisión preventiva” con
instrucción fiscal por 90 días.
2249 días después, el principal sospechoso fue detenido. Elizabeth siempre
insistió en que se investigue a Jonathan C. pastor de jóvenes de la Iglesia
Evangélica Oasis de Esperanza. El testimonio de los familiares de personas
desaparecidas es un discurso de la memoria, real y verdadero, hay ejemplos
evidentes, que, si hubiesen sido tomados en cuenta, la resolución de los
mismos habría tomado menos tiempo.
Yadira Labanda, madre de Angie Carrillo, joven desaparecida en 2014.
Sostuvo que el principal sospechoso de la desaparición de Angie era su ex
pareja y que busquen a su hija en un bosque o quebrada cercana a la casa del
joven. 27 meses después, Bryan V. principal sospechoso, confesó el asesinato
y reveló el lugar donde ocultó el cuerpo de Angie, ella fue encontrada en una
quebrada cercana a su casa.
Rosa Gonzáles y María Cristina Calo González, madre y hermana de Shirley
Calo González, joven desaparecida el 3 de marzo de 2015, sospecharon de la
pareja de Shirley. Solicitaron por varios meses a fiscal y agentes encargados
de la investigación que realicen un barrido en una quebrada de Zámbiza,
cercana a la casa de la pareja, pero el barrido nunca se realizó. Meses después,
niños jugando dentro de la quebrada hallaron el cadáver de una persona,
inmediatamente dieron aviso, y tras realizar el recorrido y el levantamiento de
los restos, se confirmó preliminarmente que correspondían a Shirley Calo,
luego con examen de ADN se corroboró la identidad.

Carta: Juliana a los 8 años de tu desaparición


Este martes 7 de julio de 2020 se cumplieron ocho años de la desaparición de  la
joven Juliana Campoverde. En el marco de este aniversario, su madre Elizabeth
Rodríguez realizó un plantón bioseguro  “Ocho años sin Juliana Campoverde” que se
desarrolló en los exteriores de la Fiscalía General del Estado, en la av. Patria y Juan
León Mera en Quito, desde las 10:00.
En este evento, la madre de la joven desaparecida desde el 7 de julio de 2012, leyó
una carta donde relató su lucha y la de su familia y señaló las irregularidades de la
investigación del caso que ha tenido que enfrentar.

A continuación su relato:  

La historia de un corazón arrebatado: segunda parte


Mi corazón se parte en dos al empezar narrando lo desgarrador que es que parte de
tu vida ya no la sientes o  que esa luz que resplandecía de lo más profundo  de tu
alma y de la mía dejo de brillar; mientras voy contando los segundos, minutos, horas,
días, meses y años sólo me acompaña tu  retrato .
Todos los días suelo clamarle a Dios que ya no insista en arrancarte de mis brazos
porque ya no podría soportar tanto dolor, inclusive soñarte es un  anhelo pero hasta
eso se va  esfumando con todo este largo tiempo que ha transcurrido de tu ausencia.
Desde aquel día, 7 de julio del 2012 no aprendo a vivir sin ti mi July, me duele
profundamente una parte de mi vida, ya no sé cómo vivir, ya nada es igual. Son 2920
días que camino con mucho dolor,  sí, mis pies están muy cansados, pero aun
guardo la esperanza de llegar al lugar donde tú estás, esa es mi meta y eso será el
final. No daré un solo paso atrás por más pedregoso que sea el camino.
El 7 de Julio del 2012, el que decía ser un pastor evangélico, Jonathan Carrillo te
arrebató de nuestras vidas privándote de tu libertad, dejándonos a toda la familia con
el corazón destrozado, con un vacío inmenso que nadie jamás en la vida nos podrá
llenar, con un dolor indescriptible que ninguna medicina nos podrá calmar y con una
incertidumbre  que nos  acobija todos los días.  Así  sobreviviremos hasta llegar al
lugar en donde estás.
Ya son ocho años que han pasado, pero para mí todo es como si fuera ayer.  Tu
dormitorio sigue intacto, el aroma de tu piel sigue impregnada en tu ropa y todos tus
recuerdos están presentes en mi memoria. Mis heridas son profundas y sangrantes y
mi corazón sigue inquieto gritando tu nombre, tu regreso y exigiendo al desalmado
evangélico Jonathan Carrillo, al Estado ecuatoriano y a todos sus cómplices  y
encubridores que respondan ¿dónde estás?
Son ocho años  en los que para mí  sólo brilla la impunidad, me siento indignada, con
mucho dolor y rabia con este aparataje estatal encargado de hacer justicia que aún
no me han devuelto a mi hija Juliana por su negligencia, inoperancia e indolencia de
todos los diez fiscales y policías que conocieron el caso. No les importó
absolutamente nada la vida de mi hija, peor aún dar con su paradero, les entregamos
todas las evidencias que nosotros mismo investigamos y hasta les dijimos de quienes
sospechábamos, pero la religión evangélica pesó más.
Es increíble pensar que en un acto tan cruel y despiadado que es la desaparición de
mi hija Juliana, los dirigentes de las iglesias evangélicas y el presidente del Cuerpo de
Pastores de Quito hayan sido quienes le otorguen certificados de honorabilidad o
simplemente un supuesto sigilo de confesión al hoy procesado, Jonathan Carrillo
Sánchez, para que  de esa manera  distorsionara la investigación y que los primeros
fiscales ni siquiera se dignaran en investigar si existía o no el supuesto sigilo de
confesión. O que tuvieran que pedir permiso a sus iglesias para cumplir con sus
obligaciones como funcionarios.
Es imperdonable que a los dirigentes de las iglesias evangélicas lo único que les
interesó fue encubrir al criminal  en lugar de la vida de mi hija Juliana. Todos ellos,
incluidos los que dicen ser  pastores de la mal llamada Iglesia Oasis De Esperanza
se escudaron en la palabra de Dios  para  encubrir, manipular, engañar y
desaparecer por completo a mi hija. Por eso,  siempre grito “las iglesia evangélicas
son cómplices por guardar silencio”  y por otro lado la suerte no me acompañó en la
investigación de la desaparición de mi hija Juliana, pues el caso fue analizado por una
fiscal y a un agente investigador que también profesaban la religión evangélica. Lo
único que hicieron ellos fue   generar estereotipos como por ejemplo:
La fiscal Ligia Villacrés decía: “Los pastores no son, los evangélicos no hacemos eso,
tenga señora  este afiche para que asista a mi iglesia y siga orando para que su hija
aparezca. Juliana ha de estar embarazada vaya nomas a su casa, espere 8 meses
ya a de regresar con su bebé”. En cambio, el capitán Gino Pillajo, me dijo: “Déjeme
preguntarle al pastor de mi Iglesia para ver que nos recomienda”.
Fueron muy eficientes para generar estereotipos, para revictimizarnos, para darles
prioridad a los testimonios y certificados de los dirigentes y los supuestos pastores
evangélicos,  pero no para investigar; mientras tanto dejaron perder evidencias muy
valiosas que nos podían llevar pronto donde July podía estar aún con vida, pero eso
era mucho pedir. Solo podía contar los años que pasaban y el número de fiscales que
llevaban el expediente,  la ineptitud y la insensibilidad de los fiscales era latente. 
Vulneraron los derechos de mi hija  y los míos al no haber una investigación efectiva
que diera una pronta respuesta en un tiempo razonable para devolvérmela.
Descarga la carta completa: aquí
De ver tanta negligencia e inoperancia de fiscales y agentes investigadores decidimos
como padres buscar nueva abogada porque hasta para eso teníamos que tener
suerte  y gracias a Dios fue la doctora María Espinosa, quien impulsó la investigación
después de dos años y medio cuando ya muchas evidencias se habían perdido y
recién ahí se hizo la primera reconstrucción de los hechos. Fueron cientos de
diligencias solicitadas y logramos obtener pruebas y pericias técnicas muy
fundamentadas donde nos indicaba que los culpables eran las mismas personas de
quien sospechábamos desde el inicio, es decir, Jonathan Carrillo Sánchez y todos
sus cómplices y encubridores que no fueron vinculados en el debido proceso.
Hasta ese entonces ya eran más de cinco años y más de diez fiscales que habían
pasado por el caso. Ninguno de ellos tuvo agallas para  formular cargos, ellos se
excusaban diciendo que no había pruebas suficientes para hacerlo o que por
mentiras no se podía juzgar a  nadie, como fueron las palabras del fiscal Jorge
Flores.
Fueron innumerables los escritos que presentamos a las diferentes instituciones del
Estado encargadas de hacer justicia, pero ninguna de ellas nos daban respuestas a
nuestros requerimientos y ahí estaba incluida la Defensoría del Pueblo que no se
dignó ni siquiera a revisar el expediente  para que se diera cuenta de las pruebas que
ya existían para que el fiscal de aquel entonces formulará cargos.
Fue  tanta la exigencia para que nos cambiaran de fiscal por una nueva fiscal de
género y ahí conocimos a la doctora Maira  Soria, aunque no fue nada fácil ni para
ella ni para mí pues yo ya no creía en nadie.  Me dolía tanto la injusticia, la
revictimización, el desinterés y la  indolencia que me tocó vivir con los fiscales
anteriores. Yo ya no quería que me vuelva a pasar lo mismo con la nueva fiscal pero
de alguna manera se volvió a repetir con la diferencia que ella si tuvo empatía y
agallas para formular cargos el  día 5 de septiembre del 2018, después de seis  años
y dos meses de tanta exigencia y lucha incansable con organizaciones que se
unieron a nuestra causa.
Pensé que por fin voy a llegar a saber dónde está mi hija, pero nunca me espere que
Jonathan Carrillo Sánchez diga que ha lanzado el cuerpo sin vida  de mi hija Juliana
en un barranco en el sector de Bellavista, en el norte de Quito. Mi vida se desvanecía
pero al mismo tiempo quería encontrarla, fueron veinte días de intensa búsqueda y
solo encontramos cuatro restos óseos: dos eran indeterminados y los otros  no
correspondían al  ADN de mi hija, la pregunta es de ¿Quién son esos restos? ¿Acaso
es el producto de un asesino en serie? ¿Dónde  está mi hija?  La incertidumbre volvió
a cobijarnos.
Con ansias esperaba que hablara y nos dijera por fin la verdad, el día de la última
audiencia ante el Tribunal de Garantías Penales de Pichincha, en el Complejo
Judicial Norte,  el 17 de Julio del 2019,  día que fue sentenciado a cumplir una pena 
de 25 años pero se volvió a acoger al derecho al silencio llevándose toda la verdad a
la cárcel y dejándonos con el  mismo dolor e incertidumbre como aquel día 7 de julio
del 2012.
Esperamos una sentencia por escrito del Tribunal para que ojalá aprueben todas las 
medidas de reparación integral que pedimos por medio de nuestros abogados  el día
de la última audiencia, pero caímos de nuevo en otra incertidumbre. Las medidas
más importantes era que no cesen las búsquedas de mi hija Juliana hasta que el
Estado diera  con su paradero y nos la entreguen;  que la iglesia Oasis Esperanza
sea cerrada definidamente  porque el Estado debe dar garantía de la no repetición de
los hechos y que los 10 fiscales y agentes policiales encargados de investigar la
desaparición de mi hija  sean investigados y en lo posible sancionados.
Pero el Tribunal no tomó en cuenta estas medidas de reparación integral, que para
nosotros como familia eran sumamente importantes, sólo dio paso a una
indemnización económica de cien mil dólares, dinero que no es lo más importante
pues nada reemplazará a  mi hija. También declaró la culpabilidad del  criminal
Jonathan Carillo Sánchez juzgándolo apenas a  25 años de cárcel,  cuando debió ser
juzgado a más años porque no cometió solamente un delito al desaparecer en vida a
mi hija,  sino también al violarla, asesinarla  y desaparecer su cuerpo por completo
dejándonos en total perplejidad al no decirnos la verdad acerca de dónde la dejo o
qué otras crueldades hizo con mi hija. Estas dos medidas no fueron suficientes para
reparar todo el daño que hemos vivido desde el día que Juliana fue desaparecida.
Al no estar para nada contentos con estas medidas, junto a nuestros abogados
apelamos a la Corte Provincial de Justicia de Pichincha, pero la defensa del criminal
Jonathan Carrillo también apeló su inocencia; entonces nosotros no solo pedíamos
que se dé paso a las medidas de reparación faltantes, sino también exigíamos a la
Corte que  ratifique la sentencia. Esa audiencia  se dio el día 13 de marzo del 2020.
Las juezas de la Sala Penal de la Corte Provincial ratificaron la sentencia en contra
del criminal Jonathan Carrillo Sánchez y dispusieron que el Ministerio de Gobierno
continúe con el proceso de búsqueda de los restos de la que en vida fue Juliana
Campoverde en el lugar que los familiares proporcionen. Además, de que se incluya
en el programa de recompensas el caso de Juliana con el monto económico que fije
el Ministerio para recabar información verdadera y comprobable con el fin de localizar
los restos de Juliana Campoverde, programa que se mantendrá vigente hasta que se
cumpla con la entrega de los restos  de Juliana a los  familiares de  la víctima.
La Corte también dispuso que se oficie al Ministerio de Gobierno a fin de que se
informe en cuanto a la existencia y cambio de nombre de la Iglesia Oasis Esperanza
y de hacerlo, sea la entidad correspondiente quien tome las medidas necesarias en el
caso de no estar legalizada.  Además, el Tribunal exhortó a la Fiscalía General del
Estado a fin de que las  unidades correspondientes a la investigación de personas
desaparecidas actúen con la debida  diligencia en casos similares para que se
obtenga y llegue a la verdad de los hechos en un tiempo razonable.
En cuanto a la medida de memoria, la Corte dispuso la colocación de una placa en
memoria de quien en vida fue la señorita Juliana Campoverde, la misma que será
colocada por  la Iglesia Cuadrangular Evangélica con sede en Guayaquil en el lugar
donde su madre tuvo la última reunión con Juliana.
Como madre de Juliana exijo que se dé cumplimiento a las medidas de reparación. El
Ministerio de Gobierno debe aclarar cuáles serán las unidades correspondientes que
efectuarán dicha búsqueda y luego la localización de los restos de mi hija Juliana. La
localización de los restos de mi hija solo podrá ser producto de un proceso
investigativo, en el que los familiares y allegados a esta lucha debemos estar
inmiscuidos directamente. Nosotros como padres estamos en pleno derecho a
nombrar a la o las personas que deberán ser parte de esta investigación. No
podemos esperar que la localización de July sea producto de un hecho al azar, así
como tampoco es una posibilidad que el Estado pretenda que la familia, luego de este
calvario sufrido, contrate y pague investigadores privados. Esta es una obligación que
debió cumplir el Estado de manera efectiva, hace 8 años y la continuación de la
búsqueda es lo menos que puede hacer para reparar el daño causado a la memoria
de mi hija y a nosotros, como familia.
Es el Estado a quien le corresponde contratar expertos para que den con el paradero
de los restos  de July que hasta hoy  claramente están  escondidos, desaparecidos,
enterrados  en algún sitio;  realizar convenios nacionales o internacionales para
continuar con su búsqueda o buscar cualquier medio que se encuentre a su alcance
para devolverme a mi hija de manera certera, esto es parte de nuestro derecho a la
verdad.
Si la confesión e investigación arribó a una sentencia por aquello, también arribó a
un   hecho importante, no haber dado con el paradero de los restos de Juliana. El
cúmulo de indicios en el caso nos lleva a la sentencia conocida, pero así mismo nos
tienen atados al no contar con los restos de mi hija. Por lo tanto,  es necesario saber
cuál va a ser el papel del Estado frente a una realidad inobjetable: Juliana está
ausente, ni muerta ni viva ha sido encontrada, hoy la buscamos muerta, pues bien,
que nos diga el Estado  cómo va a trabajar con nosotros para que sus restos
aparezcan.
No aspiramos que una retroexcavadora se traslade de un lugar a otro haciendo
huecos para ver si asoman o no los restos de mi hija, lo que exigimos es que sigamos
investigando para dar con su paradero.
En cuanto a la iglesia, al no ser cerrada definitivamente su patrón de conducta
difícilmente cambiará por lo cual la historia se puede volver a repetir en un asesinato
o atentado contra la libertad de alguna persona.
En cuanto a los 10 fiscales negligentes, expreso que la medida de reparación que
dicta la Corte hacia la Fiscalía General del Estado es indignante. Ese fallo es una
burla más aún cuando se demostró claramente que se vulneraron los derechos de mi
familia y de Juliana. El país enteró vio  como después de 7 años y 10 días recién
sentenciaron al criminal Jonathan Carrillo Sánchez,  cuando desde los primeros días
en que la desaparecieron, dijimos  a los policías y a los fiscales quienes eran los
principales sospechosos. Fueron 10 fiscales desinteresados, indolentes e inoperantes
que a los 7 años,  en vez de entregarme el cuerpo de mi hija, me entregaron 133
cuerpos de papel disfrazados de una investigación y quieren que me conforme con
eso, cuando exigía y exijo que me devuelvan a mi hija. Repudiamos la actuación de 
todos los  fiscales que no les importó la vida de mi hija Juliana, que le vulneraron sus
derechos y les siguen vulnerando a los miles de desaparecidos que existen en el
Ecuador, no necesitamos fiscales como estos exigimos que nuestras hijas e hijos
sean encontrados.
En cuanto a los cien mil dólares y la placa de la memoria quiero decir que, mi hija July
nunca tuvo ni tendrá un precio. No hay placa de la memoria ni  dinero en el mundo
que  nos pueda llenar este profundo vacío que nos dejaron arrebatándola de nuestro
lado. La indemnización económica ni siquiera cubre con todos los gastos que
nosotros hemos hecho todos estos 8 años y es más, ni siquiera sabemos si van a
cumplir con esta medida de reparación.
Ahora, para dilatar el proceso y revictimizarnos aún más, la defensa del criminal
Jonathan Carrillo interpuso un recurso de casación, que será conocido por la Corte
Nacional de Justicia. No solo es cruel porque el tiempo perdido que implica en la
búsqueda de mi hija, sino por el dolor que implica saber que, a diferencia de la
investigación dada en anteriores años, ahora no existe ninguna institución del Estado
buscando a mi hija. Este recurso es sólo un mecanismo para dilatar el proceso y
empeorar esta espera tan dolorosa. Lo digo porque su defensa nunca ha sido legal ni
de buena fe lo que se puede ver por sus contradicciones y mentiras constantes: en un
principio que no la vio, luego que la vio tres días después. En las audiencias, que es
inocente y luego que es culpable solo de secuestro y no de su muerte. Luego, hace
una cooperación eficaz confesando que murió en sus manos y luego alega con
osadía que es inocente nuevamente. Siento un dolor constante y agudo al saber que
ese criminal tiene la verdad en sus manos y que el Estado no es lo suficientemente
capaz de obtener esa verdad.
No obstante, esta sentencia representa un precedente para el Ecuador. Es la primera
sentencia que juzga y sanciona al responsable de una desaparición involuntaria, y
esto es un paso fundamental en la lucha de los familiares de personas
desaparecidas.
Todo lo que hemos logrado no ha sido por la eficiencia de jueces y fiscales o tal vez
porque el Estado se haya pronunciado, ha sido gracias a la lucha incansable junto a
las organizaciones que nos han apoyado haciendo suyo nuestro dolor y alzando en
un solo grito la voz de exigencia: que se haga justicia y que nos devuelvan a Juliana
pero aun no es suficiente,  porque sin  mi hija Juliana no hay  verdad ni justicia ni
mucho menos reparación.
Por eso agradezco infinitamente a cada una de las organizaciones que me han
acompañado en esta lucha  y les pido nuevamente a Covidefem, Inredh, Luna Roja,
Retumba la Prole y Asfadec, organización compuesta por amigos y familiares que
como yo, luchamos por encontrar a nuestros seres queridos desaparecidos, me sigan
acompañando en esta incansable lucha  para exigir en un solo puño al Estado  que 
nos devuelvan los restos de mi hija Juliana y encuentren a  los miles de
desaparecidos que existen en el Ecuador.
También agradezco a cada uno de las y los periodistas  y medios de comunicación
que me han ayudado a difundir cada  paso avanzado y les invitó nuevamente a que
se unan a esta nueva fase de lucha y búsqueda, ya que  la difusión de cada medio 
de comunicación nos ayudará a llegar donde se encuentre July.
Finalmente agradecemos a todas las personas que durante estos años se han unido
a esta exigencia de justicia por Juliana, a las personas que nos han escuchado en la
Plaza Grande, en los plantones o a través de las redes sociales, son ustedes quienes
también mantienen  viva la memoria de mi hija para que este caso no quede en el
olvido.
Gracias.
Estamos unidas/os en un solo puño por encontrarte mi July.
Elizabeth Rodríguez
Madre de Juliana Campoverde

Los pecados del pastor


Carrillo
Jonathan Carrillo, pastor evangélico, se anunciaba a sí mismo como “lleno del Espíritu
Santo, capaz de tener visiones divinas e interpretar los designios de dios y las escrituras
bíblicas”. Su padre, Patricio Carrillo, pastor principal de la Iglesia Oasis de Esperanza, lo
había designado como su sucesor. Hoy, Jonathan Carrillo ya no es más el pastor que,
desde una tarima con micrófono en mano, hablaba de la palabra de Dios. Fue declarado
culpable del delito de secuestro extorsivo con resultado de muerte de Juliana Campoverde.
Pese a la sentencia y a las pruebas en su contra, Jonathan y sus abogados insisten en su
inocencia, por lo que apelaron la sentencia. De su parte, Elizabeth Rodríguez, madre de
Juliana, espera que la justicia ratifique la condena contra el pastor y exige al Estado se
continúe con la búsqueda del cuerpo de su hija, así como el cierre definitivo de la Iglesia.
A continuación, un relato del juicio contra el pastor y sus pecados.

***
 

Durante todo el juicio en su contra Jonathan Carrillo optó por el silencio. Permaneció
sentado, con la vista perdida y la espalda encorvada. Su rostro, sus manos no gesticularon,
ni dijeron nada; ni siquiera cuando escuchó uno a uno, los treinta y siete testimonios que
lo señalaron como culpable.
La única vez que habló fue en noviembre de 2019 cuando intentó llegar a un acuerdo de
cooperación eficaz con Fiscalía, al revelar los detalles de su encuentro con Juliana
Campoverde, aquel siete de julio del 2012. En aquella ocasión, aseguró que la joven murió
en medio de una discusión con él, y que luego abandonó su cuerpo en la quebrada de
Bellavista, donde pese a las búsquedas no se pudo hallar rastro de Juliana. Luego de dar
esta versión, volvió al silencio. Durante el juicio en su contra no dio ninguna otra pista más
que ayude a encontrar el cuerpo de la joven.
El silencio del pastor evangélico da cuenta de su personalidad. El perfil psicológico
realizado por Fiscalía, lo describió como una persona egocéntrica, dominante, con un
comportamiento sexual inmaduro; incapaz de relacionarse y de sentir empatía por los
demás. Asimismo, en su alegato final, el abogado acusador, Ramiro García, aseguró que el
juicio contra el pastor mostró la crueldad con la que este actuó, al dejar a la familia de
Juliana sin certezas de lo que pasó con su hija.
Jonathan C. ya  no será más el pastor a quien Dios se le revele en visiones, pues a más de
ser condenado a 25 años de cárcel, se ordenó el cierre de la Iglesia Oasis de Esperanza,
escenario de la manipulación religiosa que por tantos años sufrió Juliana Campoverde.  
Palabra de pastor, palabra de Dios
Al pastor Jonathan C. no lo acompañaron más sus fieles. Sus únicos seguidores en el juicio
fueron dos policías que están con él desde septiembre del 2018 cuando fue detenido. Al
igual que cualquier privado de la libertad, estuvo vestido con un pantalón jean y una
chompa tomate. Él y sus abogados se mantuvieron al lado derecho de una de las salas del
Complejo Judicial Norte de Quito, donde se desarrolló el juicio en su contra. Al otro lado,
permaneció la fiscal Mayra Soria, acompañada de las abogadas de la parte acusatoria. Los
jueces Sara Costales, Galo Rumiguano y Daniel Tufiño dirigieron los cinco días que duró
este juicio, que se realizó exactamente a siete años de la desaparición de Juliana.
Durante el primer día del juicio realizado el dos de julio del 2019, Fiscalía presentó entre
sus testigos a los familiares de Juliana Campoverde. También rindieron testimonio, peritos
y analistas que dieron a conocer el contenido de sus informes e investigaciones. La Fiscal
Soria quería probar que la desaparición de Juliana se trató de un hecho planificado con
anterioridad por el pastor Jonathan C. Para esto, llamó a 23 testigos quienes dieron cuenta
de cómo se atentó contra la integridad patrimonial, sexual, la vida y la libertad de la joven.
Las abogadas Gabriela Flores y Pamela Chiriboga de la Fundación Regional de Asesoría en
Derechos Humanos (INREDH), se plantearon probar que Juliana Campoverde fue víctima
de manipulación y control por parte del pastor. Así como también, que la joven fue llevada
bajo efectos de la escopolamina a un motel donde fue violentada sexualmente. De su
parte, Ramiro García, abogado de Absalón Campoverde, padre de Juliana, en su alegato
inicial mencionó que este caso debe ser juzgado como una desaparición sin cuerpo, tal
como se contempla en la jurisprudencia de Alemania, España y Brasil.
La primera testiga llamada por Fiscalía fue Elizabeth Rodríguez, madre de Juliana. Ella
esperó por siete largos años este juicio contra el pastor Jonathan C. Mientras Elizabeth dio
su testimonio, Jonathan no fue capaz de mirarla ni por un segundo, pese a que la conoce
desde hace más de quince años cuando ella y su hija llegaron a la iglesia “Oasis de
Esperanza” que dirigía su padre, Patricio Carrillo.
Entre lágrimas, Elizabeth relató los momentos previos y posteriores a la desaparición de su
hija. Sobre su relación con la Iglesia Oasis de Esperanza, mencionó que junto con su
familia iban al culto los miércoles y domingos. Juliana por su parte iba otros días entre
semana, para ayudar en la limpieza del local, repasar en el coro, asistir a eventos y cursos
para jóvenes. Al igual que el resto de fieles, ellas debían diezmar, dar ofrendas y primicias.
Según recuerda Elizabeth, los pastores les decían que entre más dinero dieran, más
bendecidas serían. Por estas bendiciones, incluso se endeudó con un banco. Su familia, y la
del pastor eran muy cercanas, llevaban a Juliana de paseo, y hasta la ayudaron a
matricularse en el colegio donde estaba la hija de los pastores.
Juliana, según su madre, era muy obediente a la iglesia tanto que para ella la palabra de
los pastores era la palabra de Dios. La perito Pilar Chiriboga, quien analizó el perfil
psicológico de Juliana, mencionó más tarde en la audiencia del 2 de julio, que en los
cuadernos personales de la joven puede observarse cómo ella usaba el evangelio para
tomar decisiones, mostrando una fuerte dependencia a la iglesia. La profunda fe de Juliana
fue usada por el pastor para manipularla según los abogados de su familia.  
Elizabeth en su testimonio, habló de los castigos que Jonathan C. le ponía a su hija Juliana:
la suspendía del coro y hasta la regañaba por presentar un novio en la Iglesia. Reveló que
lo más le preocupó fue cuando su hija se hizo amiga en facebook del supuesto psicólogo y
pastor “Juan Solano” –nombre inventado por Carrillo– quien mediante el uso de textos
bíblicos, hizo que Juliana desista de viajar a estudiar música en Argentina. Esta madre
contó además en la audiencia que este supuesto pastor, le habría revelado a Juliana que,
por mandato divino, debía casarse con el hijo menor de la familia de pastores: Israel
Carrillo. Es ahí cuando ambas decidieron abandonar la iglesia. Elizabeth recordó que uno
de los últimos mensajes de Juan Solano en la cuenta de Facebook de su hija era una cita
bíblica del libro de Proverbios, versículo 28, que dice: “Seguirán buscándome, pero no me
hallarán”.
La madre de Juliana señaló que, en su primera versión ante la justicia, Jonathan C. negó
ser Juan Solano; pero posteriormente el pastor admitió que usó este perfil falso
supuestamente porque “Juliana iba por mal camino”. Estas conversaciones entre el perfil
de Juan Solano y Juliana fueron analizadas por los peritos de Fiscalía y presentados como
prueba clave en el juicio.
En la audiencia del dos de julio, también se presentó el testimonio del padre y la tía de
Juliana Campoverde. Ambos dieron cuenta de la obediencia que la joven tenía para con los
pastores. Absalón Campoverde, durante su testimonio, mencionó que su hija debía pedir
permiso a la Iglesia para ir a visitarlo en su casa en Zamora Chinchipe. Así mismo, la tía de
Juliana, Margoth Rodríguez, enfatizó cómo su sobrina pasaba más tiempo con la familia del
pastor que con la suya; a tal punto, que incluso, la nombraron dama de amor en el
matrimonio de Mishell, la hija, de la familia Carrillo.
Como testigos en el juicio contra el pastor también acudieron dos antiguos novios de
Juliana. Uno de ellos fue Julio Vasco a quien Juliana conoció en su colegio. Él recordó ante
el tribunal que los pastores le exigían a Juliana no tener amigos por fuera de la iglesia y le
recriminaron en varias ocasiones la relación de noviazgo que existía entre ambos pese a
que él pertenecía a la Iglesia y a que la madre de la joven estaba de acuerdo. La Fiscal
Mayra Soria le preguntó a Vasco sobre su relación con Jonathan C., a lo que él mencionó
que ambos eran distantes y que el pastor siempre le puso trabas para que integrara el coro
de alabanza pese a sus conocimientos de música. No importaban los méritos y requisitos
que cumplía “nunca me dejó estar en el coro” aclaró.
Según Julio Vasco, Juliana vivía en constante conflicto y presión por el trato que le daban
en la Iglesia, mismo que era muy diferente al que recibían otras jóvenes, sobre todo la hija
de los pastores. Por estos conflictos, Vasco aseguró en la audiencia que salió de la Iglesia y
se alejó de Juliana.
De igual manera, en su testimonio del tres de julio, el perito Ítalo Rojas aseguró que
Juliana vivía en una relación de abusos y amenazas; la joven era manipulada mediante su
devoción a dios, además la Iglesia “Oasis de Esperanza” actuó como una secta que separó
a la joven de su familia y amigos. El informe de este perito se hizo en 2013 y para ese
entonces, ya aseguraba que Juliana pudo ser asesinada o se encontraba encerrada contra
su voluntad.
 
Las confesiones del pastor y sus contradicciones
Daniel Padilla fue otro de los peritos convocados por la Fiscal Mayra Soria para el juicio
contra el pastor. El perito se acercó a los tres jueces con una gruesa carpeta que contenía
una serie de fotografías tomadas durante la reconstrucción de los hechos realizada en
noviembre del año pasado. Mediante las fotografías, el perito narró el encuentro de
Jonathan C. con Juliana, ese sábado siete de julio del 2012.
La primera escena relatada por el perito Padilla mostró cómo Jonathan y Juliana abordaron
el vehículo del pastor, estacionado esa mañana en un parque cerca de la Iglesia Oasis de
Esperanza, en el sector de la Biloxi, poco después que la joven se despidiera de su madre.
Dentro del auto, presuntamente, conversaron de temas afectivos entre ambos durante
varios minutos.
El perito Padilla con informe en mano, relató cómo Jonathan y Juliana fueron hasta el
sector de El Recreo a buscar la nueva iglesia a la que la joven estaba asistiendo. Nunca
llegaron y más bien, según las fotografías, se ubicaron en un motel donde tuvieron
relaciones sexuales. Antes de esto, el pastor escuchó que la joven ingirió una pastilla. En el
testimonio que Jonathan C. dio a la Fiscalía durante la reconstrucción de los hechos,
aseguró que Juliana consintió estas acciones.
Siguiendo con el testimonio del perito Padilla, en la tarde de ese 7 de julio, Jonathan y
Juliana almorzaron juntos en la Plaza de las Américas, y pasadas las siete de la noche se
ubicaron en la calle Mercadillo donde Juliana le pidió el celular al pastor para poner allí su
chip y realizar una llamada, pues su batería se había agotado. El pastor la acompañó hasta
la parada del bus y luego fue hasta su trabajo en el Instituto Nacional de la Meritocracia, a
buscar unos documentos. Al siguiente día en casa de sus padres, Jonathan se enteró de la
desaparición de Juliana.
El pastor volvió a ver a la joven en el Instituto de la Meritocracia, el lunes 9 de julio del
2012, donde le prestó una computadora. La joven regresó al día siguiente, a este Instituto
donde conversó nuevamente con el pastor en la sala de reuniones. Sin embargo, los
empleados del Instituto Nacional de la Meritocracia nunca corroboraron que Juliana estuvo
presente en este lugar. Marco Sánchez, ex compañero de trabajo de Jonathan C., explicó
en la audiencia que esta oficina pública tenía varios filtros de seguridad, por lo que era
imposible que la joven Campoverde estuviera allí sin ser vista por alguien. 
Las últimas escenas relatadas por el perito Padilla narran cómo la noche de ese martes,
ambos jóvenes se encontraron discutiendo en el Conjunto San Martín II donde el pastor
vivía con su esposa. En algún momento de la discusión, Jonathan la tomó de las manos y
del cuello porque supuestamente ella lo estaba agrediendo, en eso la joven cayó y golpeó
su cabeza en una grada, muriendo al instante. El pastor llevó el cuerpo de Juliana hasta
una bodega, amarró sus manos y pies; y en posición fetal lo metió en dos fundas de
basura, para finalmente abandonarla en la quebrada de Bellavista.
La versión del pastor fue puesta en duda por las pericias realizadas por Fiscalía y los
testimonios presentados durante el juicio. Así, tras la presentación del perito Padilla, fue el
turno del Teniente de Policía Luis Romero. El teniente habló con la convicción de ser una
de las personas que más conoce del caso, pues lo investigó desde el 2014. En el último
año, acompañó la reconstrucción de los hechos y estuvo presente en las búsquedas hechas
en la quebrada de Bellavista. Para él, las palabras de Jonathan C. eran contradictorias.
Romero contó que en una de las pericias hechas a la computadora que el pastor usaba en
su trabajo, como parte de la unidad de sistemas del Instituto Nacional de la Meritocracia,
se hallaron varias búsquedas en internet sobre dónde comprar escopolamina y burundanga
en Quito. Estas búsquedas se realizaron semanas antes de la desaparición de la joven
Campoverde. Se descubrió, además que, desde esa máquina, se cambió la contraseña de
la cuenta de Facebook de Juliana y se subió una entrada el lunes 9 de julio del 2012,
donde supuestamente decía que estaba en Cuenca y que no la busquen.
En esta computadora según las palabras del teniente Romero, también se encontraron
búsquedas en páginas web sobre cómo editar videos, cómo rastrear y borrar un IP
(número que identifica un dispositivo tecnológico) y cómo hackear cuentas de Facebook.
Adicionalmente mencionó que estaban almacenadas entre 200 y 300 fotografías de Juliana
y pornografía. El encargado de las pericias a la computadora del pastor fue el perito Mauro
Rodríguez. En el juicio, este perito aseguró a los jueces que realizó seis pericias a la laptop
que usaba Jonathan C. en su trabajo. En este dispositivo verificó el contenido de
fotografías, vídeos; también rastreó las búsquedas en internet hechas desde esa
computadora, gracias a una lista proporcionada por la Corporación Nacional de
Telecomunicaciones, CNT.
La Fiscal Mayra Soria le pidió al perito Rodríguez precisar la cantidad exacta de la
pornografía encontrada en la computadora del pastor. Pese a las objeciones de los
abogados de Jonathan Carrillo, el perito respondió que eran aproximadamente 500 gigas.
Comparando se puede decir que estas 500 gigas equivalen a alrededor de 150 vídeos en
formato HD.
Otra de las declaraciones clave durante el juicio contra Jonathan C. fue la del analista
Walter Tenorio. El analista llegó con una presentación en power point donde a través de
diagramas explicó a los jueces, el funcionamiento del sistema de tarjetas Veritrax, que
usaban los empleados del Instituto de la Meritocracia para entrar y salir de sus puestos de
trabajo. Jonathan C. al ser parte de la Unidad de Sistemas de este instituto, tenía acceso a
crear usuarios para el uso de estas tarjetas; también tenía acceso a los vídeos de
seguridad de la institución. En su informe pericial, Tenorio asegura que hubo alteraciones
en las fechas de los vídeos, así como cambios de hora en la base de datos del sistema
Veritrax, realizados entre los días siete, ocho y nueve de julio del 2012, cuando
desapareció Juliana. Jonathan Carrillo también habría tenido dos tarjetas de acceso.
Fiscalía también intentó corroborar la versión del pastor sobre la muerte de Juliana. Para
ello, el médico legal forense Luis Guaico simuló una caída similar a la que supuestamente
tuvo Juliana en su última discusión con el pastor. Según Guaico, en la audiencia del
miércoles tres de julio, esta caída fue simple y solo pudo haber causado lesiones o
hematomas, pero no haber matado a Juliana en ese instante como aseguró Jonathan C. en
sus versiones.
Las declaraciones del pastor llevaron además a que personal de policía y bomberos
busquen los restos de Juliana Campoverde en una quebrada del sector de Bellavista. Tras
varios días de búsqueda se hallaron cuatro fragmentos óseos. Según el testimonio del
perito y antropólogo forense Miguel Ángel Moreno, dos de las piezas encontradas fueron
una cabeza de fémur y un diente, que corresponden al cuerpo de una mujer, mayor de
edad. Por el desgaste de estos huesos, el perito estableció que tienen entre 6 y 8 años de
permanecer enterrados.
Sin embargo, debido a las condiciones climatológicas en las que se encontraban estos
fragmentos óseos, el perito Marcelo López declaró que no pudo extraer ADN y establecer
con certeza que se traten de restos del cuerpo de Juliana Campoverde.
 
La intervención divina
Oasis de Esperanza, es una iglesia cristiana evangélica pentecostal que opera en diferentes
países como Colombia, Nicaragua y Costa Rica. En Quito, esta iglesia funciona en una casa
de dos pisos en el barrio de La Biloxi. Allí, Jonathan C. se formó como líder y consejero
espiritual del grupo de jóvenes, donde tocaba la guitarra y dirigía el coro.
Cuando Patricio Carrillo decidió que su hijo Jonathan debía heredar su pastorado en la
Iglesia Oasis de Esperanza, acudió al Cuerpo de Pastores de Quito, organización que
aglutina a todos los pastores evangélicos de la ciudad. Mediante una solicitud verbal y
escrita, Patricio Carrillo pidió a este gremio que ordene a su hijo Jonathan como pastor.
Todos estos detalles fueron contados por el presidente de este gremio de pastores, Galo
Grandes durante el juicio por el caso de Juliana Campoverde. Grandes recordó que fue él
quien, junto con otro pastor, ordenaron a Jonathan C. en 2010.
El pastor Grandes aseguró que no le exigieron a Jonathan ningún otro requisito, ni estudios
previos, más que la solicitud hecha por su padre como pastor principal de la Iglesia Oasis
de Esperanza. Según Grandes, el Cuerpo de Pastores aceptó como proceso de formación
de Jonathan solo su experiencia como pastor de jóvenes. 
Esta no fue la única ayuda que este pastor le brindó a la familia Carrillo. Con una voz
titubeante y nerviosa, Grandes también recordó cuando Patricio Carrillo y dos de sus hijos
lo visitaron en su casa, pidiéndole su firma en un documento, para levantar el sigilo de
confesión a Jonathan. En esta visita dice, la familia Carrillo le contó de la de desaparición
de Juliana, y le aseguraron que el documento era necesario para que “la justicia actúe” en
el caso de la joven. Pese a haber firmado este documento, la Fiscal Mayra Soria tuvo que
pasar varias veces el documento al pastor Grandes para que recuerde la fecha y su
contenido.
Grandes mencionó que fue llamado tres veces por Fiscalía para dar su versión en este
caso. Recién a la tercera versión, el presidente del Cuerpo de Pastores de Quito aseguró
que se había enterado de que el sigilo de confesión es solo sacramento católico y no se usa
en la religión evangélica.
Según la parte acusadora, Jonathan C. se escudó en el sigilo de confesión para no decir
nada durante sus primeras versiones. Luego de obtener el certificado firmado por Galo
Grandes, Jonathan reveló que creó el perfil de Facebook de Juan Solano para conversar
con Juliana. 
La familia de Juliana también visitó a Galo Grandes buscando que el Cuerpo de Pastores se
pronuncie en el caso. Pero según recordó Grandes en la audiencia, les dijo: “Yo no puedo
hacer nada, esperemos de la justicia”.
El pastor Patricio Carrillo, padre de Jonathan, también tuvo participación en este caso.
Según el testimonio de Margoth Rodríguez, tía de Juliana, el lunes 9 de julio del 2012,
recibió una llamada del pastor Patricio quien le aseguraba que había orado por la joven y
que en veinte minutos iban a recibir una respuesta. Al poco tiempo dice Margoth,
recibieron un mensaje celular supuestamente de Juliana, donde contaba que estaba en
Cuenca. La justicia emitió una orden de arresto contra el pastor Patricio Carrillo y su hijo
Israel, el 28 de diciembre del 2018, con fines investigativos. Sin embargo, ambos salieron
del país antes de rendir su versión.
A pesar de no conocer completamente la versión del pastor Patricio Carrillo, la justicia sí
pudo investigar a la iglesia Oasis de Esperanza. Así, en su testimonio el teniente Luis
Romero aseguró que la Fiscalía conversó con los responsables de la Iglesia del Evangelio
Cuadrangular del Ecuador, quienes confirmaron que únicamente Patricio Carrillo y su
esposa, Edith Sánchez, eran reconocidos como pastores y no así su hijo, Jonathan. La
Iglesia Cuadrangular es el organismo que aglutina a todas las iglesias evangélicas con esta
doctrina.
Las indagaciones hechas a la “Iglesia Oasis de Esperanza” determinaron que no tenía
aprobada la personería jurídica en el antiguo Ministerio de Justicia, Derechos Humanos y
Cultos.
La sentencia esperada
Elizabeth Rodríguez nunca olvidará la tarde del miércoles 17 de julio del 2019, cuando la
jueza Sara Costales dictó sentencia. Elizabeth juntó con su familia estallaron en llanto al oír
la condena de 25 años contra del pastor Jonathan Carrillo.
La madre de Juliana siempre afirmó que los pastores de la Iglesia “Oasis de Esperanza”
tenían algo que ver con la desaparición de su hija, pero no fue sino siete años después, en
que Jonathan Carrillo pudo ser enjuiciado. El pastor fue llamado varias veces por la justicia
a declarar. Los diez fiscales que pasaron por el caso, antes que la fiscal Mayra Soria, jamás
lo detuvieron o le levantaron cargos pese a las pericias realizadas.
Para el hermano de Juliana, Rony Campoverde, la vida de su familia y la suya propia
cambiaron el día que desapareció su hermana: “es duro llegar a la casa y ver el cuarto de
mi hermana vacío”,
Ramiro García, abogado del padre de Juliana, solicitó la pena máxima de 25 años de cárcel
para Jonathan Carrillo. Afirmó que, si el caso hubiera sucedido el día de hoy, sería a todas
luces un feminicidio, por la presión y manipulación que la joven sufrió en manos de la
iglesia, y la forma violenta de su muerte. Los abogados defensores de Carrillo, por su
parte, solo admitían que el caso se trataba de un secuestro simple, pues según ellos no se
pudo comprobar con certeza la muerte.
Tras los alegatos vino la espera. Los tres jueces que conformaron el Tribunal de Garantías
Penales se tomaron alrededor de cuatro horas de deliberación. Jonathan Carrillo entró a la
sala; su madre y hermano se le acercaron y lo abrazaron largamente. El pastor seguía
impávido. Durante toda esa audiencia fijó la vista en el tribunal, nunca regresó a ver a la
sala, ni a su familia.
Finalmente, la jueza Sara Costales tomó la palabra. Mencionó que, de forma unánime, el
tribunal decidió que el caso se trataba de un plagio con resultado de muerte. Se probó dijo,
mediante pruebas múltiples, que Juliana no tenía razones para desaparecer, por lo que fue
víctima de una acción criminal. El Tribunal declaró estar convencido de la muerte de
Juliana pese a que no fue posible extraer ADN de los restos encontrados. Las pruebas y
testimonios presentados por Fiscalía fueron suficientes para comprobar la responsabilidad
de Jonathan Carrillo y condenarlo a 25 años de cárcel. Como medidas de reparación se
ordenó que el Estado oficie un registro nacional de pastores evangélicos, así como el cierre
de la Iglesia Oasis de Esperanza a fin de evitar que lo sucedido con Juliana dentro de este
centro, vuelva a repetirse.
Tras la sentencia contra el pastor, se escuchó el grito desesperado de Elizabeth exigiéndole
a Jonathan C. que le devuelva a su hija. Ella, al igual que toda la sala, guardaba la
esperanza que el pastor confiese toda la verdad. Pero nada, ni una palabra.
Pese a la sentencia, Elizabeth Rodríguez sigue convencida en encontrar los restos de su
hija. Sigue con una fe inquebrantable, misma que la llevó durante siete años, a enfrentar la
negligencia judicial y a no permitir el silencio y la impunidad de ningún pastor.
Lo que dejó Juliana a la
justicia
Jonathan C. dejó la sala de audiencias el pasado 17
de julio llevándose consigo la verdad de lo que
sucedió con Juliana Campoverde. Inmóvil y evitando
ver a la familia de la joven y a sus abogados durante
el juicio, el pastor se acogió al derecho al silencio y
dejó a los padres con la herida abierta de no saber
dónde está el cuerpo de su hija. Pero la sentencia
contra el religioso abre la oportunidad para que más
casos de desaparecidos avancen a una
investigación penal sin cuerpo ni testimonio directo.
Es el legado de Juliana a la justicia ecuatoriana.
Ese día me llamarán, pero no responderé; me buscarán, pero no me
encontrarán”. La fiscal Mayra Soria inició sus alegatos finales en el
juicio contra Jonathan C. con esa cita bíblica. Es Proverbios 1:28, el
último texto que el pastor le escribió a Juliana Campoverde a través de
Facebook con el alias de Juan Solano antes de que ella desapareciera. La
fiscal escogió esa frase para arrancar su última intervención ante el
Tribunal de Garantías Penales, el pasado 17 de julio. Con una Biblia en
su mano derecha leyó ese acápite para sostener una vez más ante el
estrado que así amenazó Jonathan C. a la joven aprovechándose de sus
creencias religiosas. El capítulo habla de la furia de Dios por no escuchar
sus consejos y anticipa desgracias. Esos mensajes, según la fiscal, fueron
evidencia de la manipulación a la joven con el uso de pasajes bíblicos. 

LA DEFENSA DE LA FAMILIA ESTUVO SATISFECHA CON LA


SENTENCIA. PERO LAMENTÓ QUE EL TRIBUNAL NO DIERA
PASO A UNA DE LAS MEDIDAS PARA LA REPARACIÓN
INTEGRAL, COMO INVESTIGAR A LOS ANTERIORES
INVESTIGADORES. POR EL CASO DE JULIANA PASARON 11
FISCALES.
En la audiencia de juicio que duró cinco días —pero entre el cuarto y
quinto día hubo una suspensión de 15 días—, Soria llamó a 35 testigos y
peritos para acusar a Jonathan C. La defensa del pastor, encabezada por
el abogado Paúl Ocaña, llamó a cuatro testigos y presentó dos
certificados: los antecedentes penales de su cliente —que no tenía— y
otro de buen comportamiento en la cárcel. Ocaña, al final de audiencia,
no quiso comentar sobre el caso, según un asesor suyo que contestó a la
llamada de Plan V. En sus alegatos finales, dijo que solo se había
comprobado el secuestro de la joven. 

Pero la fiscal Soria aseguró que había probado no solo el secuestro


extorsivo de Juliana sino su muerte. Fue extorsivo —dijo la fiscal
— porque el objetivo del pastor fue tener relaciones sexuales con ella.
Ramiro García, abogado de Absalón Campoverde y padre de Juliana, fue
tajante: no solo hubo secuestro sino también violación y asesinato.
Aunque los abogados de la familia renegaron del tipo penal. Para
Gabriela Flores, abogada de Elizabeth Rodríguez y madre de la joven,
este fue un caso de femicidio, pues quedó demostrado en el juicio el
poder que ejerció el pastor en su feligrés al punto de hacerle cambiar su
proyecto de vida: ser cantante. Pero cuando el crimen ocurrió, el 7 de
julio de 2012, ese delito no existía en la legislación penal ecuatoriana.

Mientras la parte acusatoria volvía y repasaba por cada uno de los


hallazgos y testimonios, Jonathan C. evitó verlos como lo hizo casi todos
los días del juicio. En sala N. 208 del Complejo Judicial Norte el espacio
fue estrecho: acusadores y acusado apenas estuvieron a cuatro metros de
distancia. Frente al tribunal estuvo la Fiscalía y la madre de Juliana. Al
lado izquierdo de los jueces, se sentó el acusado y sus defensores. Frente
a ellos, se colocó el padre de Juliana y los abogados de la familia. El
último día del juicio, Jonathan C. viró más su asiento hasta quedar con
su vista a los jueces y evitar cualquier cruce de miradas con sus
detractores. Permaneció casi inmóvil. Solo se lo escuchó en la sala
cuando dijo ‘sí señora magistrada’ a la pregunta de si se acogía al
derecho al silencio. Esas tres palabras truncaron la esperanza de amigos,
abogados y familiares de Juliana por conocer de la voz del pastor qué
había sucedido con la joven, pues sus restos no han sido encontrados a
siete años de su desaparición.

Pero la fiscal Soria no dudó en acusar al pastor de haberle dado a Juliana


una “libertad sin vida”. Se refirió al abandono del cuerpo de la joven en
la quebrada de Bellavista, según la versión del mismo pastor. Allí, se
hicieron búsquedas de sus restos que resultaron en el hallazgo de cuatro
huesos. Dos de ellos salieron como indeterminados pues su ADN estaba
deteriorado. Aun así las pruebas confirmaron que esos dos huesos
pertenecieron a una mujer de entre 17 y 18 años cuya muerte pudo haber
sido hace cinco u ocho años atrás, lo que coincide con el caso de Juliana.

Los jueces deliberaron por cinco horas, una espera interminable para
ambas partes. Los magistrados pidieron el cambio de sala a una más
amplia para leer su veredicto. Al último día llegaron desde familiares de
otras personas desaparecidas hasta estudiantes de Derecho. Ya en el
auditorio del piso 11 del Complejo, a Jonathan C. le quedaron sus ojos
rojos después de recibir el abrazo de su madre y de su hermano mayor.
Los tres jueces salieron. La jueza Sara Costales, como presidenta del
tribunal, anunció que habían tomado una decisión unánime. Fue una
lectura rápida para informar a los asistentes que los jueces estaban
convencidos que Juliana no regresó a su hogar porque fue secuestrada
contra su voluntad y eso derivó en su muerte. Ella era una joven amorosa
apegada a sus creencias, dijo Costales. El Tribunal impuso una condena
de 25 años de cárcel a Jonathan C. y cuatro tipos de reparaciones para la
familia: 100.000 dólares para los padres, que se establezca un registro
nacional de pastores, el cierre de la iglesia evangélica Oasis de
Esperanza a la que pertenecía el pastor y la capacitación para los
servidores judiciales para que cumplan sus funciones con enfoque de
género. 

En Jonathan C. no hubo ninguna expresión al escuchar la sentencia. Solo


reaccionó cuando fue sorprendido por familiares de Juliana quienes
tuvieron el impulso de abalanzarse a él cuando salía. Fue como el caer de
un fósforo prendido en la paja seca. De pronto la sala se encendió en
llantos, golpes e insultos entre allegados de ambas partes que ni los
pocos policías presentes en la sala pudieron contener. “¡Asesino!,
¡asesino!”, le gritaron. Junto al estrado, Absalón Campoverde calmó a su
hijo, Ronny, con un fuerte abrazo. El pastor, con su buzo anaranjado
desencajado, salió en medio del tumulto con resguardo policial por una
puerta lateral. Su huida de la sala es la última imagen que se verá del
pastor, pues en caso de que exista apelación a la sentencia ya no irá al
estrado. Jonathan C. cumplirá su condena en la cárcel de Latacunga
acompañado de la verdad de lo que pasó con Juliana.  
Luz Marina y Juliana

Cuando la fiscal Soria encontró el caso de Luz Marina, una joven


española de 18 años desaparecida y asesinada en Sevilla se quedó en
shock. Ese crimen ocurrió en 2009 y el sentenciado fue su expareja
Nazario Javier. Según su versión, ambos discutieron y él por frenar la
pelea supuestamente le tiró un cenicero que le llegó a la sien a la joven y
cayó muerta. Él junto a otro amigo —que fue condenado por encubridor
— y un tercero desconocido sacaron el cuerpo en una silla de ruedas y lo
desaparecieron. 

Este caso fue citado por la fiscal en la audiencia porque parte de su


estrategia fue dar referencias a los jueces de sentencias sobre crímenes
similares. El de Luz Marina tenía unas coincidencias increíbles con el de
Juliana. El acusado español había dado versiones contradictorias al igual
que el pastor. Nazario Javier había recreado pruebas falsas de vida como
por ejemplo ir a la casa de la madre y preguntar por la joven después de
desaparecerla. El religioso, en cambio, publicó en Facebook y envió
mensajes de texto a la familia de Juliana diciéndoles que no se
preocupen por ella, que ha decidido irse. En el caso español, el
procesado mencionó tres lugares donde supuestamente dejó el cuerpo,
pero en ninguno fueron ubicados los restos. En el caso de Juliana, sus
padres dijeron que seguirán buscando el cuerpo de su hija que no fue
hallado en la quebrada de Bellavista como lo sostuvo el pastor.

El caso de Juliana es emblemático porque por primera vez una


desaparición ha sido resuelta sin un testimonio directo, sin cuerpo y
únicamente con prueba indiciaria. Como su nombre lo indica, esta se
basa en indicios y en circunstancias relacionadas con el hecho. Se
realizan cuando no hay una prueba directa como, por ejemplo, lo hubiera
sido un informe de autopsia confirmando el tipo de muerte. A falta de
aquello, la Fiscalía levantó elementos que siempre apuntaron a Jonathan
C. y que confirmaron que él fue la última persona que la vio. Esos
indicios fueron varios y concordantes, según la fiscal: el testimonio de la
madre de Juliana, quien dijo que el día de la desaparición vio con su hija
al pastor y saludaron, la triangulación de llamadas y el chip del celular
de la joven en el teléfono del acusado y la IP desde la que se escribieron
los mensajes de Facebook que apuntó al Instituto de la Meritocracia,
donde trabajó el pastor. 

La Fiscalía usó dos tipos de indicios: los técnicos y los


interdisciplinarios. En el primer grupo estuvieron los análisis de las
llamadas, de la computadora del pastor, de las tarjetas y videos de
seguridad en Meritocracia —que el pastor alteró para probar que estuvo
en ese lugar y no con Juliana— y las pruebas de ADN en los huesos
hallados. En el segundo grupo estuvo el estudio criminológico que hizo
el perito Ítalo Rojas sobre la desaparición de Juliana. Es un informe del
2013, donde asegura que Juliana fue asesinada o secuestrada, y que
en ambos casos el principal sospechoso era el pastor. Esos indicios
fueron evaluados y aceptados en su mayoría por el tribunal. 

En la legislación ecuatoriana solo hay dos antecedentes del uso de


prueba indiciaria para sancionar crímenes contra la vida y que también
los mencionó la fiscal. El primero es el caso Restrepo. Siete policías
fueron condenados por la desaparición, asesinato y tortura de los
hermanos Santiago y Andrés Restrepo en 1988. El juicio se desarrolló
sin que los cuerpos hayan sido encontrados (hasta el día de hoy), pero en
este caso sí hubo testimonio de un agente que narró los hechos, lo cual es
una prueba directa. El segundo antecedente es la sentencia contra 17
waoranis acusados de atacar a indígenas taromenanes en aislamiento, en
2013. No se encontraron los cuerpos, pero la Fiscalía presentó
fotografías y testimonios de personas que dijeron haberlos visto.

"ME ARRANCARON MI VIDA, DUELE NO TENER A MI HIJA. YO


EXIGÍA TENER A MI HIJA Y LO SEGUIRÉ EXIGIENDO HASTA EL
ÚLTIMO DÍA DE MI VIDA", ELIZABETH RODRÍGUEZ, MADRE DE
JULIANA.

Pero en el caso de Juliana no hay un testigo directo, aunque el pastor al


inicio abrió la posibilidad de cooperar. Eso se truncó al final del juicio
porque nunca habló. Tampoco se halló el cuerpo. La sentencia en el caso
de Juliana puede abrir la posibilidad de que más casos de desapariciones
avancen a un proceso penal sin prueba directa (cuerpo o testimonio).
Pero para la fiscal Soria hay que respetar la individualidad de cada caso.
“Algo que me molestó profundamente es que siempre existía de que el
caso de Juliana era igual al de (David) Romo. No es así. Cada
investigación tiene sus diferencias”. 
Lo que no se debe repetir 

La abogada Gabriela Flores dijo estar satisfecha con la sentencia. Ella es


parte INREDH, que ha apoyado a la madre de Juliana, Elizabeth
Rodríguez, con la asesoría y defensa legal. En su opinión, el caso de
Juliana deja cuatro lecciones a la justicia ecuatoriana que no debería
repetir: 

1. Episodios de secuestros, agresiones sexuales y muerte


contra una joven vulnerable sometida a un contexto
religioso. El Estado —dice la experta— tiene que generar
condiciones adecuadas para que los privados no agredan a
otros. 
2. Otra de las cosas que tiene que hacer el Estado mejor es
saber quiénes están ejerciendo como líderes religiosos. Con
ello el Estado podrá cubrir algunas garantías mínimas para
que hechos como los de Juliana no se repitan. La Fiscalía
argumentó que Jonathan C. no era pastor, pero ejerció
como tal sin ningún reconocimiento de la Iglesia
Cuadrangular. Un paso en ese sentido fue una de las
medidas de reparación que dictó el tribunal para el registro
nacional de pastores. “No es el control de la libertad de
culto como se ha querido decir”, dijo la jurista. La
Confraternidad Evangélica Ecuatoriana fue la primera en
reaccionar tras la sentencia. Rechazó el cierre de la iglesia
Oasis de Esperanza. “Las instituciones no son culpables y/o
responsables de los delitos que cometen los miembros o
líderes de las instituciones”. 
3. Otro factor es la violencia de género. Según la experta, hay
una lucha en los tribunales hasta el día de hoy porque los
jueces no suelen entender que las relaciones de poder
pueden operar en otros espacios más allá de las relaciones
de pareja. También están en el trabajo, en la religión.  Y uno
de esos espacios pueden ser propicios para agredir la
integridad de las mujeres. 
4. En términos de la investigación también hay lecciones. La
fiscal Soria estuvo un año y medio en el caso. Pero no hubo
nada nuevo que no hubiera podido salir hace siete años,
según Flores. “Las condiciones que tuvo la fiscal Soria
fueron las mismas que todos estos años. Esto mismo debió
haber pasado, pero un año y medio después del
cometimiento del delito”. Pide que esa negligencia e
incapacidad de los operadores judiciales se reviertan. Por
eso aplaudió la otra medida adoptada por los jueces de
capacitar a los agentes en términos de derechos humanos y
género. 
Me llamarán, y no responderé; me buscarán, y
no me hallarán
Desde hace seis años, Elizabeth Rodríguez busca a su hija Juliana Campoverde
que desapareció en el sur de Quito. Un pastor evangélico es el principal
implicado en el caso, que ha pasado por once fiscales en una cadena de
negligencia, indolencia y retardos de motivaciones religiosas.
a madrugada del 5 de septiembre de 2018, el pastor evangélico Jonathan
Carrillo  fue detenido por la desaparición de Juliana Campoverde, que sucedió
hace más de seis años. Hacía un mes, su casa —en el centro norte de Quito— fue
allanada por orden de un juez penal. Entre sus cosas, encontraron un registro de
llamadas hechas desde su celular. Según la fiscal Mayra Soria, el documento
probaba que la última llamada del número celular de Juliana no se hizo desde
su teléfono: poco antes de las ocho de la noche del 7 de julio del 2012 —el día de
su desaparición— el pastor habría sacado la tarjeta SIM del celular de Juliana, la
habría puesto en el suyo y marcado al buzón de voz.

Para la Fiscalía, ese era el “último eslabón” que vinculaba al pastor Jonathan
con la desaparición de Juliana. Tras la detención del pastor, la fiscalía le
formuló cargos por secuestro extorsivo y pidió su prisión preventiva. El juez
Roberto Carlos Cueva acogió los argumentos. Desde el miércoles 5 de
septiembre, cumple prisión preventiva. Él y su familia rechazan los cargos, y
dicen que es producto de una persecución contra el clérigo.  

El registro de llamadas que produjo la detención del pastor podría haberse


encontrado hace 6 años. “Es clara evidencia que en la misma triangulación de
llamadas que yo pedía a la primera fiscal y después de 6 años vuelvan a hacer lo
mismo, es clara evidencia que los fiscales anteriores fueron tan ineptos” dice
Elizabeth Rodríguez, madre de Juliana. “Fue una investigación tan ineficaz y,
sobre todo, los fiscales fueron tan indolentes que ni siquiera les interesó la
desaparición de mi hija”. Para Rodríguez, si los primeros once fiscales por los
que pasó el caso en este tiempo hubiesen sido mucho más diligentes, hace
mucho sabría ya qué pasó con Juliana.

L a historia de la desaparición de Juliana comenzó la mañana de un sábado


en el sector conocido como la Biloxi, al sur de Quito. Ese día, ella y su madre,
Elizabeth, se alistaron para ir a sus trabajos: cada una tenía un local donde
vendían productos naturistas. Juliana —18 años, pelo castaño lacio y ojos café—
guardó las llaves de su local, su celular, algo de dinero y su Biblia en un bolso a
cuadros. Se puso una chompa deportiva fucsia sobre la blusa gris y —junto a su
madre y uno de sus hermanos menores— salió de casa. Caminaron cuesta abajo
por su barrio hacia la avenida Mariscal Sucre, a 20 minutos de distancia.
En el camino, Juliana le contó a su madre cómo sería su día: ir al trabajo hasta
la tarde y por la noche encontrarse con Fabián, su novio con quién había vuelto
un mes atrás. En el camino se toparon con Jonathan el pastor de la iglesia
evangélica a la que iban. Saludaron de lejos. A Elizabeth le pareció raro verlo ahí
tan temprano porque la iglesia estaba cerrada y él vivía en el centro norte de
Quito.

“Yo le vi a mi hija que se puso bien triste y a él como nervioso” recuerda


Elizabeth. La tensión al momento de saludar con el pastor se debía a que, un
mes y medio antes, Juliana y su familia dejaron de ir a la iglesia. Su relación no
terminó bien.  

D esde que Juliana tenía 10 años, ella y su familia asistían al templo que
quedaba muy cerca de su casa en el sector de la Biloxi. Desde su inicio —en el
2000— la iglesia es manejada por la familia Carrillo. Juliana participaba mucho
en las actividades de la comunidad: era parte del coro, nunca faltaba a las
reuniones y a las charlas para jóvenes dictadas por el pastor Jonathan. Como
era con quien más contacto tenía, con el tiempo él y su esposa, Andrea, se
convirtieron en sus confidentes, sus consejeros, sus amigos.

Elizabeth dice que su hija iba a todos lados con ellos y los hermanos de
Jonathan: de paseo al Cotopaxi, a comer, preparaban los agasajos navideños de
la iglesia, chateaban por mensajes. “Para ella las palabras de los pastores era
como ser palabra de Dios y los honraba tanto a ellos”, dice Elizabeth mientras ve
una por una las fotos de su hija.

Los pastores tenían control sobre sus feligreses. Elizabeth recuerda que antes de
tomar cualquier decisión —sea un proyecto, emprendimiento o viaje— siempre
debían ir donde el pastor Patricio, padre de Jonathan, para pedirle autorización.
Cuando no entregaban el diezmo, los pastores llamaban a presionar, o los
visitaban en su trabajo diciéndoles que si no lo hacían las bendiciones no
llegarían. Cuando se enteraban de algo —un viaje o un nuevo empleo— los
llamaban a preguntar por qué no se lo habían contado.  

Juliana comenzó a sentirse incómoda cuando los pastores quisieron usar su


autoridad para decirle quién debía ser su pareja. Más o menos cuando tenía 16
años, ella comenzó a salir con un chico, sin decirle a sus pastores. Cuando se
enteraron, la expulsaron del coro de la iglesia como penitencia. Según el pastor
Jonathan, lo que Juliana recibió fue “un tiempo de descanso para que ella pueda
estabilizarse”. Elizabeth recuerda que su hija lloraba mucho: sentía que le había
fallado a su pastor y a su iglesia.

Pasaron unos meses y la volvieron a integrar al coro y a la alabanza. En la


misma época, Juliana conoció a Claudio, y se hicieron novios. Asustada por la
reacción previa de sus pastores, otra vez no les contó nada. Cuando ellos se
enteraron que Juliana tenía una nueva relación, a escondidas de ellos, la
volvieron a castigar: la sacaron de la alabanza y el coro para que rectificara,
según dijo en su versión el pastor Jonathan, porque pertenecía a la iglesia y
debía “dar buen ejemplo”.  

Cuando Claudio fue llamado a rendir versión, en el 2013, dijo que su relación
terminó porque los pastores Jonathan y Patricio se opusieron. Dijo que Juliana
“era cuidada con mucho celo por la familia” y que  “Juliana sentía un temor
reverencial ante el pastor Jonathan”. Después de esto, Juliana se alejó un poco
del pastor Jonathan y dejó de buscar su consejo.

En diciembre de 2011 Juliana recibió una solicitud de amistad en Facebook de


alguien que se identificó como el pastor psicólogo Juan Solano. Ella la aceptó, y
comenzaron a conversar. Según el registro de esa conversación, que fue
obtenido por su madre, Solano le hacía preguntas sobre sus novios, si había
tenido relaciones sexuales, sobre sus planes a futuro. Según su madre, cuando
Juliana le dijo que quería irse a estudiar a Argentina, él le convenció de lo
contrario. Le dijo que si se iba, perdería tiempo con su familia y sus amigos:
“hay sacrificios que es mejor no vivir”, le dijo. “Cuidado te puedes quemar”.  

El pastor Solano le dijo que tenía una esposa que murió y que se llamaba igual
que ella: July. Le hacía preguntas sobre el pastor Jonathan y sobre las razones
por las que se alejó de él. Cuando le contó el problema que tuvo por tener novio,
Solano justificó a Jonathan diciendo que él reaccionó así porque es como “un
león herido” que “daría su vida por sus ovejas”. Juliana le agradecía por los
consejos y le decía que Dios lo había puesto en su camino para ayudarla. Pero en
un mensaje Juliana le dijo a Solano:

“Te pareces mucho a Jonathan”

Un día, Juliana recibió un mensaje de Solano que cambiaría todo para ella. Le
dijo que Dios le reveló que ella debía casarse con el hermano de su pastor
Jonathan. Cuando Juliana fue a conversar con Jonathan y le contó esto, él dijo
que iba a orar para ver si era verdad. Le confirmó que sí, que esa era la voluntad
divina. Y aunque Juliana no quería, porque estaba enamorada de un joven
llamado Fabián, los escuchó. Según la versión dada por Fabián en la Fiscalía,
ella le dijo llorando que “en la iglesia han tenido una revelación, que tiene que
casarse con alguien y que ella no puede desobedecer a Dios”. Dejaron de verse
en diciembre del 2011.

Los pastores la presionaban para que se case con Israel. Le decían que salga con
él y se den una oportunidad. Pero, según su madre, ella no estaba feliz ni
convencida, no entendía por qué Dios le pedía algo que ella no quería. Cuando
Juliana le contó  sus dudas a Jonathan en una conversación por Facebook, él le
dijo que el problema era que ella no asumía “con seriedad tu rol en este asunto”.
Ella le respondió que trabajaría en ello. Como para cerciorarse, le preguntó cuál
era ese rol. Ella le contestó:

“hija  obediente, ser esposa de Israel, lo que él tiene para mí”.  


A pesar de la presión, Juliana intentó pedirle permiso a Jonathan para que
Fabián sea su novio. Según Elizabeth, él le dijo que no porque era mayor que
ella y no pertenecía a la iglesia. Entre enero y febrero de 2012, Juliana sufrió
mucho: trataba de obedecer lo que Dios quería pero seguía enamorada de
Fabián. Elizabeth dice que llegaba a su casa por las noches y la escuchaba llorar.
Cuando le preguntaba qué ocurría, ella respondía que nada. Hasta que un día no
pudo más con el peso del designio divino y le contó a su madre lo que pasaba.

“Yo le recuerdo tanto que ella se hacía para atrás y decía ‘no, mami, yo no me
quiero casar, yo no me quiero casar’.” cuenta Elizabeth. “Pero yo le decía: mija
nadie te está obligando a que te cases, nadie te puede obligar a que te cases, lo
que tenemos que hacer es salirnos de esa iglesia”.

Eso hicieron en junio de 2012, más o menos un mes antes de que Juliana
desapareciera.

E l 7 de julio, de 2012, después de encontrarse en la calle con el pastor


Jonathan, Elizabeth y Juliana continuaron su camino hacia la gasolinera que
está en la intersección de las avenidas Mariscal Sucre y Ajaví. Eran las 9 de la
mañana. Juliana tenía que caminar cinco cuadras para ir a su local y Elizabeth
tenía que tomar un bus. Juliana le dio un beso en la frente a su mamá:

—Me dijo chao mami nos vemos en la tarde. Le di la bendición… y ella se fue,
cruzó la calle y se fue.  

Nunca más vería a su hija.

Veinte minutos más tarde, Elizabeth recibió una llamada de su marido


preguntando por Juliana. “Me dijo que la llamó y que escuchó a niños jugando
con el teléfono y a un señor que decía que dejen el teléfono que no es de ellos”
dice Elizabeth. Ella llamó a Fabián, el novio de Juliana, y le preguntó por su
hija. Él le dijo que no estaba con ella, que la vería en la noche.

“Para mí fue como que me botaron un balde de agua fría”, dice mientras
sostiene con las dos manos el volante de búsqueda de su hija.

Eran los primeros minutos de 6 años de dolor, búsqueda e indolencia de un


Estado que no supo responder a tiempo.

E lizabeth comenzó a llamar a todos los hospitales, a las clínicas, los amigos
de la iglesia, pero nadie la había visto. Llamó al pastor Jonathan pero no le
contestó el teléfono. La buscaron por el barrio, fueron a los hospitales, pensaron
que tal vez tuvo un accidente y no la identificaron. No había indicios de que eso
hubiera ocurrido en el barrio.  

En la tarde fue a la Policía para poner la denuncia de desaparición pero le


dijeron que tenía que esperar 48 horas. Elizabeth les insistió que por favor la
ayudasen. Le contestaron con baldadas de frialdad:

— Se debe haber ido de farra.

— Debe estar embarazada, y va a aparecer otra vez en 8 meses.

— Se debe haber ido con el enamorado, espérele nomás.

Siguió buscando por donde podía. Llamaba sin parar al celular de Juliana. No
había respuestas.

 A las 8 de la noche recibió un mensaje del teléfono de su hija:

 “conocí a una persona y me voy con él en cuanto pueda te hago llegar las cosas
del local”.

Elizabeth estaba con Fabián, le enseñó el mensaje y le dijo “no es mi hija la que
escribe y él me dice sí, ella no es”. Fueron a una Unidad de Policía Comunitaria
(UPC) en el Sur de Quito, donde les dijeron que no le podían recibir la denuncia
porque estaba claro que Juliana le decía que se había ido, voluntariamente, con
alguien. Elizabeth les insistía que no era su hija. La Policía le respondía lo
mismo: que espere. Regresó a su casa y se puso a buscar en el cuarto de Juliana
a ver si había una nota, un mensaje, algo que le ayudaría a dar con el paradero
de su hija. Nada.  

A la mañana siguiente, fueron al local de Juliana y encontraron que todo estaba


intacto: las uvas que compró el viernes, el dinero de la venta de ese día. Con
Fabián y su marido, Elizabeth fue a la Policía Judicial para que les reciban la
denuncia pero le respondieron lo mismo que en la UPC: seguramente se fue con
el novio. Ella les dijo que el novio estaba ahí y le respondieron que
“seguramente tenía otro”.

 Ante la insistencia de Elizabeth, le recibieron la denuncia pero de nada sirvió:


recién le podían asignar un fiscal el lunes. Intentó ir a los medios de
comunicación a que la ayuden a correr la palabra de que su hija estaba
desaparecida pero tampoco la escucharon. “Lo más duro fue cuando mi familia
me dijo que teníamos que sacar afiches y empezar a pegar”, dice Elizabeth entre
sollozos.  “Hasta ahí yo no creía que mi hija estaba desaparecida”.

Mientras ella y su familia pegaban los volantes por la Biloxi, un policía le dijo
que había cámaras en el sector, que vaya al Regimiento Quito para ver la
grabación. Elizabeth fue, la dejaron pasar solo a ella y su hermana Margoth se
quedó afuera. Mientras la esperaba, Margoth llamó al pastor Patricio, el padre
de Jonathan, a contarle que Juliana había desaparecido y él le contestó: “eso yo
ya sabía, era ya visto lo que iba a pasar, para qué se van de la iglesia”.Le
preguntó que dónde estaban y fue al regimiento Quito. Patricio le dijo que para
qué la buscan en las cámaras que deberían ir a Cuenca, a las fronteras, a Ambato
a buscar a Juliana. En la versión que rindió en la Fiscalía, Margoth dijo que
parecía que Patricio quería impedir que estén ahí y que vean las cámaras.
Cuando ella le preguntó qué hacía ahí si no parecía que quería ayudarlas, él le
respondió: “¿Qué está dudando de mí? Si quieren llevarme a la cárcel, de una
vez llévenme”.

 Cuando Elizabeth salió del regimiento, no encontró nada en las grabaciones. No


durmió la noche anterior buscando pistas de su hija, estaba agobiada y
confundida. “Para mí todas podían ser mi hija”, dijo.

 Llegó el lunes y la fiscal le asignó un agente para su caso y mientras le contaban


lo que había sucedido, Margoth recibió una llamada del pastor Patricio. Le dijo
que había orado tanto que en 20 o 30 minutos tendrían noticias de Juliana.

 Enseguida le llegó un mensaje de texto a Elizabeth que decía: ‘estoy bien, estoy
en Cuenca, en cuanto sepa la dirección les aviso, no tengo Internet’. El agente
les aconsejó que le respondan y le digan que la están buscando con la Policía. El
agente no sugirió hacer una triangulación de llamadas para ver de dónde salía el
mensaje. Llamaron al celular pero estaba apagado. Nunca más recibieron un
mensaje desde el celular de Juliana. Elizabeth se pregunta cómo el pastor pudo
predecir algo como esto.

 Esa misma tarde la hermana del pastor Jonathan, Michelle, llamó a Elizabeth y
le dijo que su hija había publicado un estado en Facebook. Decía: “gracias
amigos por sus preocupaciones, tomé mis propias decisiones y quiero que las
respeten, no se metan en mi vida”. Elizabeth dice que no creía —que estaba
segura— que no era ella. Seguía sin entender por qué toda la información de su
hija venía de esa familia.

 En la noche, intentó meterse a la cuenta de Facebook de su hija con la


contraseña que estaba guardada en la computadora pero no servía. La habían
cambiado. Un amigo de Fabián los ayudó a irrumpir en la cuenta y encontraron
la conversación con Juan Solano.

 Los últimos mensajes que él le envió tenían un mes de antigüedad. Juliana no


los había respondido. Eso aterrorizó a Elizabeth. Solano le decía que no se salga
de la iglesia, que ella pertenece ahí, que su mamá estaba siendo egoísta, que “la
gente que se va de la iglesia muere”, que su corazón la estaba “llevando por el
error más grande”, y que ella y Fabián destruyeron “lo que estaba preparado”
para ella. Todas estas palabras, la forma de hablar, y los mensajes más antiguos
le parecían a Elizabeth similares a los que Jonathan le mandaba a su hija.  Pero
lo que más le preocupó a Elizabeth es un proverbio que le mandó Solano a
Juliana diciendo: “Entonces me llamarán, y no responderé; Me buscarán de
mañana, y no me hallarán. Por cuanto aborrecieron la sabiduría, Y no
escogieron el temor de Jehová”. Para Elizabeth esa era una amenaza.

 Al día siguiente, el 11 de julio, llevó todos los mensajes a la fiscal y pidió que se
solicite el registro de llamadas del celular de su hija, que se busque cuál era la
dirección IP desde donde salían los mensajes y la última publicación de su hija.
Además, como comenzó a sospechar de los pastores, en especial de Jonathan y
Patricio, pidió que se los llame a rendir versión. La fiscal aceptó.

 Cuando la familia del pastor fue a rendir versión hablaron mal de Juliana y su
madre diciendo que eran problemáticas, que tenían muchos conflictos en casa.
Sobre Juliana decían que tenía malas amistades.  Jonathan dijo que ese día
estaba por el barrio porque fue a limpiar la iglesia y que después fue a la casa de
su padre y pasó el día ahí. Más tarde cambió su versión y dijo que ese día se fue
a trabajar al Instituto Nacional de la Meritocracia, donde era ingeniero en
sistemas.

 La primera Fiscal, la que tomó la versión de la familia, decidió no continuar con
la investigación. Le dijo a Elizabeth que ella también era evangélica, que para
investigarlos debía pedir permiso a su pastor pero que seguramente  ellos no
eran culpables porque son pastores. Lo que la fiscal Soria llamó el ‘eslabón’
estaba en la investigación “desde el cuerpo 1 de la investigación pero justamente
por la renuencia de esta fiscal de investigar a estos pastores, no se pidió el
registro de llamadas de ellos a tiempo”, explica el abogado de Elizabeth, Daniel
Véjar.  Elizabeth pidió que la cambien. Con el nuevo fiscal, la investigación
tampoco avanzó rápidamente.

Un mes más tarde, el 14 de agosto, Jonathan fue a fiscalía a rendir su versión.


Dijo que el nueve de julio por la tarde Juliana se acercó a su oficina en el
Instituto de la Meritocracia de forma sorpresiva y le dijo que estaba bien, con
unos amigos. Dijo que le pidió que, como pastor, guardara el sigilo de consejería
—algo que, según el abogado Véjar y la fiscal Soria no existe en la religión
evangélica sino solo en católica— de que ella había aparecido. Dijo que Juliana
le pidió utilizar su computador para publicar un estado en Facebook, y que le
prometió que regresaría a casa.

 Además, confesó que él creó el perfil ficticio de Juan Solano para “aconsejarle o
sugerirle cambios positivos en su vida” porque veía que Juliana estaba pasando
por lo que llamó “múltiples problemas”. Terminó diciendo que él nunca obligó a
Juliana a casarse con su hermano sino que le sugería que lo conociera para ver
si podrían tener “una relación más seria”. Cuando se le preguntó si utilizaba esta
técnica de consejería con alguien más en la iglesia, dijo que no. Para Elizabeth,
los mensajes que él le mandó desde la cuenta de Solano eran amenazantes y
manipuladores.

P asaron dos años hasta que Elizabeth consiguió la dirección IP de los


mensajes que tanto había pedido. Venían del computador de Jonathan. Este
documento y la presión de la abogada de Elizabeth, abrió camino para continuar
con una investigación que de hacerse bien desde el comienzo, no hubiera
demorado tanto. “No tenían ni idea cómo buscar personas. Fuimos nosotros los
que fuimos recabando la información”, dice Elizabeth.

Este es el principal problema para los familiares de los desaparecidos: la falta de


capacitación y de protocolo para la búsqueda de personas.  El abogado de la
fundación Regional de Asesoría en Derechos Humanos (INREDH), Daniel
Véjar, está a cargo del caso de Juliana y trabaja en más casos de personas
desaparecidas en Ecuador.

 Él explica que, cuando una persona desaparece, el problema es que no existe un
proceso para su búsqueda. Como la desaparición no es un delito en Ecuador, su
búsqueda es considerada una actuación administrativa. “Solo está contemplado
en el estatuto orgánico por procesos de la fiscalía general en donde dice que se
abrirán actuaciones administrativas en ciertos casos como autos perdidos, y
personas desaparecidas”, explica Véjar.

 Esta falta de normativa ha afectado a más de un caso en el proceso de


investigación. El presidente de la Asociación de Familiares y Amigos de
Personas Desaparecidas en Ecuador  (Asfadec), Telmo Pacheco, dice que “en
todos los casos es así: los fiscales son cambiados a cada rato y eso significa que
debe volver a estudiar el caso, por eso existen tantos cuerpos y expedientes para
cada caso”.

 Además de esta rotación constante, los fiscales asignados no tienen una


especialidad en personas desaparecidas y no saben qué hacer. “Muchas veces
nos preguntan a nosotros qué queremos que hagan, y es que en todos los casos
las pruebas que se encuentran es porque hemos tenido que estar molestando
para que se haga algo”, dice Pacheco. Su hijo desapareció hace seis años y medio
y desde entonces lo sigue buscando, presionando a la fiscalía, pidiendo
audiencias en la Presidencia, en los ministerios, para que este proceso
defectuoso cambie.

 Gracias a la presión de Asfadec, a finales del 2013, el Estado creó la Dirección


Nacional De Delitos Contra La Vida, Muertes Violentas, Desapariciones,
Extorsión y Secuestros (Dinased) y la Fiscalía especializada de desaparecidos
que solo existe en la provincia de Pichincha. Y aunque marcó un precedente, y
es más ordenado que antes, Pacheco dice que no es suficiente. Dice que los
funcionarios asignados a estas áreas le han dicho que no reciben capacitación
suficiente y que no saben bien cuál es el protocolo. Además, en las otras
provincias siguen asignando a cualquier fiscal sin experiencia en búsqueda de
personas. Según Pacheco, le han prometido crear más unidades a nivel nacional,
pero esa promesa no se ha cumplido hasta ahora.

Para él los principales obstáculos son la rotación de fiscales, la falta de


especialidad y de empatía, la demora en la reconstrucción de los hechos, la
indolencia de los funcionarios, que no existan cifras claras de cuántas personas
están desaparecidas —él dice que hay más de 4 mil casos abiertos. Dice que
ahora sigue siendo igual de difícil y complicado que hace seis años. Los
miembros de Asfadec quisieran que capaciten mejor a los agentes, que se pida
ayuda internacional, que existan soluciones más puntuales.   “Quisiera que
sintieran un poquito el dolor que uno vive y que con algo como esto una familia
se destroza”, dice Pacheco. “Esto debe cambiar porque el Estado es el encargado
de dar seguridad a todos pero nada ha cambiado, lo único son promesas que
hacen y si uno quiere que se haga algo, tiene que seguir insistiendo”. Como
Elizabeth, que nunca dejó de estar atrás de Fiscalía para encontrar a su hija.

E n el caso de Juliana, los agentes y los fiscales se demoraron demasiado en


continuar con la investigación. Recién a los dos años se realizó una
reconstrucción de los hechos, una búsqueda de Juliana por el sur, por el valle de
Quito, por una quebrada, por Guangopolo —porque por ahí trabajaba el pastor
Patricio—, y por los alrededores de la casa de Jonathan. No se encontró nada.

“Yo decía qué hacemos aquí, como si después de tantos años mi hija fuera a
estar en las orillas”, dice Elizabeth. En el 2014, se hizo un primer allanamiento a
la casa del pastor Jonathan en el que se llevaron celulares y computadoras. En
ella, habrían encontrado muchísima pornografía, y fotos y videos de Juliana y
otras chicas de la iglesia. Recién a los tres años se hizo la reconstrucción en el
Instituto Nacional de Meritocracia para comprobar si es que ella realmente
había ido a ver al pastor en su trabajo: no hay registro en el libro de visitas de
que Juliana haya ido ese día, y el compañero de trabajo del pastor no recuerda
haberla visto. También descubrieron que su registro de entrada y de salida del
trabajo el día en que Juliana desapareció estaba adulterado.

Rodríguez se pregunta si el paradero de su hija se habría descubierto si todas


estas diligencias investigativas se hubiesen hecho cuando Juliana recién
desapareció.  “Ahora sé que los primeros días eran estratégicos para dar con el
paradero de mi hija”, escribió en la Línea de Fuego contando su experiencia.  

En los 6 años de investigación, el caso de Juliana fue manejado por 11 fiscales, 8


agentes y se crearon 90 expedientes legales. Cada cierto tiempo, los fiscales
rotaban porque, al ser una actuación administrativa, no había un solo
encargado. Había veces, como en el caso de la primera fiscal que era evangélica,
que la familia pedía un cambio porque la investigación no avanzaba. Durante
todo ese tiempo se dieron algunos pasos que les permitían tener pruebas
indirectas que, según Rodríguez, apuntaban al pastor Jonathan, pero nada que
lo vincule directamente.

En el estudio criminológico de 2013, el perito psicológico dice que cuando


Jonathan hablaba sobre la desaparición de Juliana se mostraba nervioso. Según
el informe, él “expresa incomodidad, trata de aparentar espontaneidad y
soltura” pero que se “observa claramente la tensión emocional manifestada” con
el temblor de las manos y la mandíbula, los tics en la boca, y su manera de evitar
el contacto visual. Además, según el informe, el pastor se contradecía: en una
versión describía a Juliana como hija de una familia disfuncional, en otra como
“una joven tranquila y constante en la iglesia”.  
En el “perfil criminal de un presunto agresor” hecho por el mismo perito, dice
que Jonathan es una persona frustrada o molesta por las decisiones de Juliana,
que tiene una visión machista sobre la mujer, y que es una persona con
pensamiento obsesivos. En su conclusión, el perito dice que el pastor Jonathan
—valiéndose de sus creencias— “ha instrumentalizado sobre Juliana
Campoverde una serie de actos similares a los que utiliza cualquier secta
coercitiva” como son aislarla del mundo ajeno a la iglesia, negarle la privacidad
y producirle temor. Finalmente, dice que es altamente probable que Juliana esté
“retenida por la fuerza en un lugar desconocido o ha sido asesinada”. En
cualquiera de los dos escenarios, decía el perito hace 5 años, estaría relacionado
el pastor Jonathan.

E l penúltimo fiscal que tuvo el caso de Juliana le dijo a Elizabeth que no


podía continuar con la investigación porque no había un cadáver. Entonces, en
enero de 2018 Elizabeth pidió otro cambio de fiscal. Ahí llegó a manos de  la
fiscal especializada en género Mayra Soria. “Si bien se han denunciado varias
irregularidades de los fiscales por la falta de empatía hacia la familia, la
investigación en este último tiempo ha avanzado bastante y se han corregido
varias cosas que la fiscal se ha dado cuenta de lo que ha sucedido con la
investigación”, dice el abogado Véjar.

Soria pidió a la telefónica Claro el registro, pero la operadora ya no la tenía


porque el sistema borra la información después de cierto tiempo. Entonces
pidió una nueva orden de allanamiento a la casa del pastor Jonathan. Ahí
encontraron en una carpeta la prueba que llevó a la formulación de cargos: el
pastor había pedido el registro de llamadas de su celular en el 2012. En el
documento constan los números a los que llamó en esa época, los días, las
horas, la duración de cada llamada. También especificaba el IMEI —un número
único que tiene cada equipo telefónico— del teléfono que tenía en ese entonces.

La fiscal Soria envió ese documento a Claro para certificar que el IMEI era de un
equipo celular de Jonathan y que los datos eran correctos. Claro le contestó
afirmativamente. Con esta información, Soria utilizó el registro de llamadas del
celular de Juliana y comprobó que la última llamada que se hizo desde su
número de teléfono a las 19:50 del día en que desapareció provenía del IMEI del
pastor Jonathan.

E l 5 de septiembre de 2018, después de 6 años y 2 meses de la desaparición


de Juliana, Jonathan fue detenido. Lo llevaron a la unidad de Flagrancia de
Quito. Ahí, a las 10 de la mañana, en la planta baja del edificio estaba la familia
del pastor y la familia de Juliana.  
En la parte de la izquierda, estaba Elizabeth con el papá de Juliana, Absalón
Campoverde, esperando a que el pastor termine de rendir su versión. En el lado
opuesto, a la derecha de la planta baja estaba el papá de Jonathan, sus dos
hermanas, esposa, suegros y cuñado.

El padre de Jonathan, el pastor Patricio,  parecía ser el más inquieto. Estaba


vestido con un terno color crema y una camisa blanca y caminaba de un lado al
otro con las manos atrás de la espalda. Pero no salía de su lado de la planta baja.
De vez en cuando se detenía para cruzar palabras con sus familiares o ver el
reloj. En un momento, se detuvo y fijó la vista en Elizabeth que estaba al otro
lado. Elizabeth se dio cuenta, “nos está viendo”, dijo. Y fijó su mirada, no se
movió de ahí hasta que él se fuera primero. Tenía el mentón alzado, la boca
cerrada y ajustada. Se veía desafiante, valiente.

Le pedí al pastor Patricio una entrevista. Me dijo que debían esperar a que salga
el abogado y lo autorice. No tuve respuesta. Les mandé un correo y mensajes
por Facebook pero no me contestaron.

En el piso superior, el pastor Jonathan estaba siendo interrogado por la fiscal


Mayra Soria. Cuando le preguntó por qué la tarjeta SIM de Juliana registra en el
IMEI de su equipo, él respondió “desconozco”. Dijo que él estaba a las 8 de la
noche en su trabajo, en el Instituto Nacional de Meritocracia. La fiscal le
preguntó por Juan Solano, por la iglesia, por su relación con Juliana. El
cuestionario tenía 98 preguntas y sus respuestas tenía “ambivalencias y
contradicciones que no esclarece ningún tipo de justificación lógica para que el
teléfono de la desaparecida esté o haya estado en poder” dijo la fiscal Soria. Su
versión duró casi 4 horas. 

Ese mismo día, hubo una audiencia de formulación de cargos contra el pastor
Jonathan. Solo pudieron entrar pocas personas de cada lado: el pastor Patricio,
Elizabeth, la esposa de Jonathan, Absalón, los abogados. Los demás que estaban
apoyando se quedaron afuera. Los familiares de Jonathan gritaban cosas como
“ah ahora sí viene el súper papá” refiriéndose a Absalón y diciendo que él y
Elizabeth “nunca fueron a la iglesia”. La audiencia duró un poco más de 2 horas.
Los que se quedaron afuera estaban sentados, callados, otra vez a la espera.

Cuando terminó, la fiscal Soria regresó a ver a Elizabeth antes de salir del
edificio de Flagrancia y le susurró algo. Las dos salieron sin regresar a ver a
nadie, directo a la avenida seguidas por los abogados. “Prisión preventiva”, dijo
el abogado Daniel Véjar a los que se quedaron afuera. Elizabeth se detuvo unos
metros más lejos de la unidad de Flagrancia y todos se acercaron a abrazarla.
Ella sonreía a medias mientras agradecía a los abogados y a los que la
acompañaban.  

En una rueda de prensa, la fiscal Mayra Soria informó sus hallazgos. Dijo que
con el eslabón que faltaba pidieron prisión preventiva para continuar con la
investigación. “Es el último eslabón pero es un eslabón contundente que no da
pie a duda de la participación del señor Jonathan C. en esta presunta
desaparición”, dijo Soria. 
El pastor Jonathan fue acusado por secuestro extorsivo. La fiscal dijo que la
Fiscalía “está imputando que el señor Jonathan C. mantiene oculta en algún
lugar el paradero y el cuerpo de la señorita Juliana”.  En los próximos 90 días, la
fiscal Soria dirigirá una investigación más profunda para dar con el paradero de
Juliana.Mientras la fiscal daba los resultados de la audiencia de formulación de
cargos, Elizabeth y Absalón estaban serios. Los dos sostenían el volante fucsia
de la búsqueda Juliana, mirando fijamente al frente. “Seis años en absoluta
oscuridad”, dijo Absalón. Agradeció a la fiscal Soria y a la policía por su gestión
y  dijo que nunca dudaron de su trabajo, que le gustaría decir lo mismo de los
once fiscales anteriores que tuvieron el caso de Juliana pero que “cuando les
tocaba afrontar huyeron cobardemente”. Pidió a los medios de comunicación
que no los abandonen en lo que falta de la lucha porque este era solo el primer
paso.

Elizabeth habló. “Son 2,249 días que yo estoy sin Juliana y espero dar con el
paradero de mi hija”. La rueda de prensa se terminó, los medios se retiraron.
Elizabeth no soltaba el panfleto fucsia de sus manos. “Que haya una persona
detenida no cambia nada”, me dijo por teléfono después de la audiencia. “El
dolor está ahí, la tristeza sigue como que peor porque sigue faltando mi hija
pero por más dura y difícil que sea la verdad voy a seguir luchando hasta que mi
hija aparezca.”

Quién es quién en la presunta red de corrupción de Daniel Salcedo

La Fiscalía presentará cargos contra los hermanos Bucaram Pulley y


los hermanos Salcedo. Pero también contra empresarios vinculados a
la farándula de Guayaquil. El delito es asociación ilícita, que se castiga
con hasta cinco años de prisión, según el Código Penal. La asociación
ilícita es la unión entre varios individuos con el fin de cometer una
cantidad indeterminada de delitos penales. Eso es lo que, según las
investigaciones de la Fiscalía, ha ocurrido en el hospital Teodoro
Maldonado Carbo del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS)
en los últimos años y ha quedado en evidencia durante la actual
emergencia sanitaria.

Por ello, la Fiscalía anunció el miércoles 22 de julio de 2020 que


presentará cargos contra 15 personas.

Ellas, como han establecido las pericias judiciales, presuntamente


tuvieron un grado de participación en la red de corrupción que ha
operado en esa casa de salud, que se levanta al sur de Guayaquil. En
el grupo están los tres hermanos Bucaram Pulley, hijos del
expresidente Abdalá Bucaram Ortiz. También los dos hermanos
Salcedo, amigos íntimos de la familia Bucaram. De hecho, el
exmandatario dijo este martes que Daniel Salcedo “es un empresario
honesto, trabajador y de manos limpias”. Dentro de los acusados por
la Fiscalía están, además, exdirectivos del hospital Teodoro
Maldonado Carbo y empresarios de Guayaquil vinculados al mundo de
los restaurantes, la estética y gimnasios. PRIMICIAS hace un retrato
de quién es quién en esta trama de corrupción.
Daniel Salcedo Bonilla
Daniel Salcedo Bonilla enfrenta cuatro cargos: peculado, asociación
ilícita, lavado de activos y fraude procesal. Los tres primeros acusado
por su participación en la red de corrupción en los hospitales del IESS
de Guayaquil. El último delito es por la fallida fuga a Perú que terminó
en un accidente aéreo en Tumbes. Para ese vuelo falsificó su
identidad. Viajaba con su novia, la modelo y exreina manabita Joselyn
Mieles.  Actualmente Daniel Salcedo se recupera de sus heridas en el
hospital Abel Gilbert Pontón de Guayaquil. Fuentes médicas
informaron que puede recibir el alta hasta el 27 de julio y luego puede
ser trasladado a la cárcel. Aunque no tiene título universitario
registrado, Daniel Salcedo aparece como administrador de siete
empresas y accionista en 10 compañías. En el hospital Teodoro
Maldonado Carbo se presentaba como “jefe de bodegas”, según
informaron empleados que prefirieron mantener el anonimato. La
Fiscalía encontró en sus cuentas bancarias USD 1,7 millones.

Abdalá Bucaram Pulley

Título: abogado por la Universidad Cooperativa de Colombia (cerrada


en 2012 y cuestionada por otorgar ilegalmente títulos).  Máster en
Estudios Políticos por la Universidad George Washington. Abdalá
‘Dalo’ Bucaram es el fundador del movimiento político Fuerza Ecuador
(FE), con el que fue candidato presidencial en 2017. Antes fue
asambleísta. Tiene una orden de captura para fines investigativos. Su
último paradero conocido fue Miami, en Estados Unidos. En esa
ciudad se hospedó en la casa de Daniel Salcedo, quien dijo es su
amigo y fue financista de su campaña.  Actualmente su paradero es
desconocido luego que el Gobierno de Estados Unidos le revocara la
visa a él y su familia. Bucaram asegura que es inocente.
Gabriela Pazmiño Pino
Título: Licenciada en Comunicación Escénica por la Universidad Casa
Grande (título conseguido en dos años, con clases los fines de
semana, como profesionalizante).  Es la esposa de ‘Dalo’ Bucaram.
Fue diputada y asambleísta entre 2007 y 2013. Antes de incursionar
en la política, era presentadora de televisión, ocupación a la que
regresó luego de la fallida candidatura presidencial de su marido. El 24
de octubre de 2019 renunció a Ecuavisa, donde era animadora del
programa matinal En Contacto, con un sueldo de USD 10.000. Dijo
que se iba a dedicar a su familia y negocios particulares, entre ellos,
una carreta de hamburguesas afuera de su domicilio, en el norte de
Guayaquil. Es la tercera usuaria ecuatoriana con más seguidores en la
red social Instagram. Allí tiene dos millones de fans. También tiene
una orden de prisión con fines investigativos y su paradero es
desconocido.  Ella, su esposo y sus cuatro hijos viajaron a Estados
Unidos días antes que se hiciera público el escándalo de corrupción. 
Jacobo Bucaram Pulley
No registra título universitario. Es el hijo mayor del expresidente
Abdalá Bucaram Ortiz y conocido como ‘Jacobito’. Aunque nunca ha
sido candidato, siempre respaldó las aventuras electorales de su
padre y su hermano ‘Dalo’. En los registros de la Superintendencia de
Compañías aparece como accionista de cinco empresas, en las que
también constan sus otros hermanos, además de Eduardo Azar,
político de larga data y amigo íntimo de la familia  El expresidente
Abdalá Bucaram dijo que los insumos médicos encontrados en su
vivienda fueron donados por Eduardo Azar.  Actualmente, Jacobo
Bucaram tiene orden de detención con fines investigativos.
Recientemente fue señalado por dos extranjeros, que se hacían pasar
como agentes de la DEA, acusados de estafa en la venta de insumos
médicos en la península de Santa Elena.  En Twitter indicó que el
proceso judicial es una persecución de la ministra de Gobierno, María
Paula Romo. La Fiscalía también lo investiga por los delitos de
defraudación tributaria y por transporte y comercialización, ilícitos y
tráfico de bienes de patrimonio cultural.
Michel Bucaram Pulley

Título: abogado por la Universidad Cooperativa de Colombia


(universidad cerró en 2012).  Es el tercer hermano Bucaram Pulley
involucrado en el caso de asociación ilícita. En 2013 fue candidato a
asambleísta por el distrito 1 de Guayas, pero no ganó. Es el gerente
general de la empresa Sabupi, que se dedica al negocio de los
restaurantes y que tiene como accionista a Daniel Salcedo. En una
transmisión en Facebook, realizada en junio de 2020, ‘Dalo’ Bucaram
reconoció que su hermano Michel y Daniel Salcedo tienen un
emprendimiento en conjunto.

Luis Jairala Zunino

Título: Doctor en Medicina por la Universidad Católica de Santiago de


Guayaquil. Ocupación: Médico Luis Jairala Zunino enfrenta dos
procesos. El primero es por delincuencia organizada. Tiene orden de
prisión preventiva. El segundo caso es por asociación ilícita. Jairala
Zunino fue gerente general del hospital Teodoro Maldonado Carbo
entre los años 2018 y 2019. La Fiscalía asegura que las compras con
sobreprecio fueron hechas por orden de él. “Hubo una organización
que se estructuró en el IESS”, indicó el fiscal en la audiencia de
formulación de cargos. La defensa de Jairala Zunino desmiente esa
versión y asegura que los pagos tenían la autorización de la matriz del
IESS en Quito.
Jorge Henriques

Título: Economista por la Universidad Tecnológica Empresarial de


Guayaquil En la administración de Luis Jairala Zunino, Henriques se
desempeñó como jefe de compras públicas del hospital Teodoro
Maldonado Carbo. La Fiscalía lo coloca como parte de la estructura de
contratos con sobreprecio en esa casa de salud. Se lo acusó de
delincuencia organizada y tiene orden de prisión preventiva. La
defensa, en la audiencia de formulación de cargos, indicó que la
Fiscalía no cuenta con elementos de convicción suficientes para
impulsar el proceso.  Henriques, en 2010, fue asambleísta alterno de
Gabriela Pazmiño. Además constaba en 2012 como gerente general
de la empresa Enterprise del Guayas, de la que Michel Bucaram era el
presidente.
Xavier Jordán
Es cuñado de Luis Jarrín Gonzaga, contratista de los hospitales
Teodoro Maldonado Carbo y Los Ceibos. Ambos del IESS. Jordán y
Jarrín han sido gerentes de la empresa Dymarla que se dedica a las
“actividades administrativas y de apoyo a las oficinas”. Xavier Jordán y
su hermano José Luis, exfuncionario del Ministerio de Salud, han
administrado empresas junto a José Antonio Marazita Espinar,
exdirector de varios hospitales públicos en Guayas durante el gobierno
de Rafael Correa. Estas empresas relacionadas obtuvieron USD 24
millones en contratos del IESS. Xavier Jordán enfrenta un proceso de
cobro interpuesto por Almacenes Juan Eljuri el 21 de julio de 2020.  
Federico Zenck

En redes sociales se identifica como uno de los propietarios de la


cadena de gimnasios HT (Home Town), la más grande de Guayaquil.
Uno de esos gimnasios fue allanado el pasado 3 de junio y se
encontraron 50.000 mascarillas y 900 unidades de gel antibacterial. En
esa ocasión los dueños dijeron que se estaban dedicando a la venta
de insumos médicos también. Zenck ha estado vinculado al mundo del
ejercicio y el crossfit. En el portal de la Superintendencia de
Compañías aparece como directivo de empresas deportivas y de
bienes raíces. Es cuñado de la también presentadora de televisión
Carolina Jaume.
Stéfano Adum
El político roldosista Alfredo Adum Ziadé indicó que Stéfano Adum
Casanova es un homónimo de su hijo que lleva el mismo nombre y
apellido. Stéfano Adum Casanova aparece como directivo de las
empresas Javal, Inversiones Beneazi e Importadora Pag. Las dos
primeras se dedican al negocio de  bienes raíces y la tercera a la
venta de artículos de bazar.
Pablo Mendoza
Título: Economista por la Universidad Católica de Santiago de
Guayaquil Es de nacionalidad estadounidense y presidente de la
empresa Italwine, de la que Karina Cadena es la gerente general. Esta
última también está involucrada en el proceso de asociación ilícita.
Italwine es una empresa administradora de restaurantes. Mendoza,
además, enfrenta un proceso por tenencia ilegal de armas que data de
2019 y se tramita en el cantón El Carmen, Manabí. También es
accionista de cinco empresas activas, entre ellas Biosalud, que se
dedica a la comercialización de “productos industriales en la rama
farmacéutica”.
Karina Cadena
Es accionista de ocho empresas ligadas a la gastronomía y es muy
conocida en Guayaquil por ser, junto a su esposo, fundadora de
lugares icónicos de la ciudad como el restaurante Resaca, ubicado en
el malecón Simón Bolívar. También está detrás de las desaparecidas
discotecas La Sal de Salinas, que tuvo su auge en los 90 y Frodia, en
Samborondón, muy popular en la primera década del 2000.  

Jorge San Lucas

Título: Contador Público Autorizado por la Universidad Laica Vicente

Rocafuerte de Guayaquil Es presidente y accionista de la empresa Ecap-

Mediq  que se dedica a la “prestación de todo tipo de servicios médicos”.

Fue constituida el 15 de agosto de 2018. San Lucas también enfrenta

cargos por lavado de activos en el proceso que involucra a los hermanos

Daniel y Noé Salcedo. Por esa razón sus bienes fueron enajenados.  

Marco Sevillano

Es el presidente de Importadora Sevmac que se dedica a la venta de

componentes de vehículos. En esa misma compañía Daniel Salcedo

Bonilla aparece como presidente. Ambos son accionistas, pero Salcedo

tiene la mayoría del paquete accionario. La empresa fue fundada en

marzo de 2018 y, según la Superintendencia de Compañías, está activa.

Noé Salcedo Bonilla


Noé Salcedo Bonilla Noé Salcedo tras su detención el pasado 9 de junio de

2020.  Noé Salcedo tras su detención el pasado 9 de junio de 2020.  Noé

Salcedo tras su detención el pasado 9 de junio de 2020.  Noé Salcedo tras

su detención el pasado 9 de junio de 2020.  Noé Salcedo tras su detención

el pasado 9 de junio de 2020.  Es el hermano menor de Daniel. Noé

Salcedo Bonilla se encuentra detenido en Huaquillas, en la provincia de

El Oro, desde el pasado 10 de junio. La Policía lo capturó cuando

intentaba cruzar la frontera con Perú; llevaba consigo USD 40.000 en

efectivo. Actualmente guarda prisión preventiva por el delito de lavado de

activos. No tiene título universitario ni consta como directivo de empresas

en el portal de la Superintendencia de Compañías.

Un sobreviviente relató su
fuga de la Mansión Seré
El ex arquero del club Almagro Claudio Tamburrini dio detalles ante la
Justicia de su fuga del centro clandestino de Castelar, además de
identificar a los responsables de su secuestro y torturas durante la
última dictadura militar
Tamburrini señaló ante el Tribunal Oral Federal Nº 5 a un suboficial
de la Fuerza Aérea de apellido Scali como jefe de los interrogatorios
durante su secuestro en el centro clandestino de detención ubicado en
la localidad bonaerense de Castelar.
"Estoy seguro que estuve en la Mansión Seré porque de allí yo me
fui caminando y luego volví muchas veces", explicó Tamburrini en
una nueva audiencia del juicio a los ex jefes de la Brigada Aérea de
Morón de la que dependía el centro clandestino, los brigadieres
retirados Hipólito Mariani y César Comes.

En el juicio que se sigue contra los ex militares por doce casos de


tormentos, Tamburrini relató el dramático escape que protagonizó el
24 de marzo de 1978 y que fue llevado al cine en la película Crónica
de una fuga, dirigida por Adrián Caetano.

Explicó, además, detalles de los variados tormentos que se aplicaron


en Mansión Seré en sus 120 días de cautiverio e identificó como jefe
de la patota de interrogadores a un suboficial aeronáutico de apellido
Scali.

Con lujo de detalles relató el enfrentamiento con los otros prisioneros


en torno a la fuga y finalmente el escape, en la madrugada del 24 de
marzo de 1978, cuando junto a Fernández, Carlos García y Daniel
Russomano huyeron desnudos por una ventana  del centro
clandestino de Morón.

"Luego de un año y dos meses en la clandestinidad, ayudado por


compañeros, salí por la frontera a Brasil", explicó Tamburrini, quien
fue secuestrado en su casa de Ciudadela el 23 de noviembre de 1977,
cuando era arquero de Primera División del club Almagro.

Además, reveló que en 1979 volvió al país y que concurrió al lugar


donde estaba ubicada la Mansión Seré, donde actualmente funciona
la Dirección de Derechos Humanos del partido de Morón.

"Entré al predio, pero la casa ya había sido quemada porque


luego de nuestra fuga la Fuerza Aérea decidió borrar las huellas",
denunció.

Relato de una fuga y un


reencuentro
Justina, de 37 años, buscaba a su hija, de 16, quien había escapado de Paraguay
junto a su novio. ATAJO derivó el caso a las reparticiones estatales encargadas
de las personas extraviadas, que un día después la encontraron en la Villa 21.
Los más memoriosos, los que llevan muchos años viviendo en la villa, le dicen “La torre de
Interama”. Los más jóvenes, en cambio, “Parque de la Ciudad”. No hacen siquiera mención a la
Torre. “Parque de la Ciudad” a secas. Como naturalizando esa insignia, omnipresente al fondo del
cielo, atrás de la ciudad. La inmensa construcción, desde cuya cima un día claro puede verse la costa
uruguaya, es una de las más importantes señas de identidad del sur porteño. “Cerca de la torre”, le
dijeron, y ella, Justina, 37 años, paraguaya, fue.
No tenía muchos más datos. Apenas un comentario en Facebook, escrito por alguien que vaya uno
saber si era cierto. Cuando su hija de 16 años se escapó de su ciudad, de su país, de su familia, junto
a su novio, lo más importante no era tanto saber qué tan cierto era el dato, sino conseguirlo.
Inventarse un destino. Hallar la punta de un hilo, cualquier hilo, y remontarlo hasta su nudo del
principio, para poder seguir viviendo un rato más, lo que dure esa ilusión. La desesperación es así.
Caminaba rápido, sorteando los camiones y los colectivos de las líneas 70 y 46, que recorren la villa
por la avenida Iriarte, en transversal, sin ningún semáforo que los detenga, simplemente porque no
hay semáforos. Para qué gastar dinero en ordenar el tránsito en la villa si ningún auto, ni camión
querrán detenerse. Así fue cómo llegó a la oficina de ATAJO de la Villa 20, frente a la Casa de la
Cultura, en el espacio interministerial, preguntando si podía pegar un papelito con la fotografía de su
hija.
“Tiene 16 años. Se fue con su novio. Usó la Cédula de Identidad de su prima, y todo que sé es que
no cruzó en la balsa que une Encarnación con Posadas, sino en el ómnibus Crucero del Norte. Desde
el 7 de julio que me falta. Tengo el dato de que está en la Zavaleta”, contó, afligida, a la operadora
judicial del Ministerio Público Fiscal a cargo de la Agencia. Como es costumbre, la empleada, tan
abogada como un juez, completó el formulario con sus datos personales, teléfono de contacto, hizo
una breve reseña del hecho denunciado y las primeras actuaciones que el caso merecía.
Apenas llegada a Buenos Aires, Justina se había presentado ante la Fiscalía de Esteban Echeverría,
donde le tomaron la primera intervención. La madre creía, por un dato que después comprobó
erróneo, que su hija estaba en Monte Grande. Pero no. El hilo seguía hasta la Capital, hasta la villa
de los paraguayos.
Debido a que la fuga de la adolescente ya estaba judicializada, los responsables de la Agencia
Territorial de Acceso a la Justicia hicieron la derivación al Registro Nacional de chicos extraviados
del Ministerio de Seguridad y se limitaron a explicarle el método de búsqueda de su hija.
Un día después, la joven apareció. Justina lo contó por teléfono, desde la oficina de Interpol, a
Berenice Timpanaro, la responsable del ATAJO de la Villa 21, quien la llamó para interiorizarse de
la situación y seguir de cerca el caso. Su voz temblaba todavía. La torre de Interama, en silencio y
quieta como el cielo, parecía satisfecha con el desenlace de la historia. Nadie sacó todavía las
fotografías de la adolescente pegadas con engrudo sobre los árboles, las paredes y los postes de luz,
porque en la Villa 21 no hay semáforos.

ESTOS SON LOS PEORES TIROTEOS


MASIVOS EN LA HISTORIA DE
ESTADOS UNIDOS
Alejandra Montes de Oca

No es un secreto que los tiroteos masivos son un problema


común en Estados Unidos. Desde hace décadas el país
norteamericano ha sufrido miles de ellos y aquí te contamos los
peores y más escalofriantes que se han registrado.
Hace exactamente una semana, Estados Unidos sufrió
tres tiroteos en distintas zonas del país: en El Paso, Texas; Dayton,
Ohio y Chicago Illinois, dejando un total de 41 personas muertas, entre
ellas varios mexicanos.
Si bien esta cifra de decesos parece alarmante, no se compara con el
número de muertes que han dejado varias de estas masacres a lo
largo de la historia del país norteamericano.
Y es que no es un secreto que los tiroteos masivos son un problema
común en Estados Unidos.

Tan solo en lo que va del año 2019, se han registrado 253 ataques de
este tipo contra la población civil, según lo detalla el sitio web de
rastreo de tiroteos en EU Gun Violence Archive.

Aunque hay muchos factores que intentan explicar este fenómeno,


todavía es una incógnita lo que realmente sucede en territorio
estadounidense.

Lo cierto es que los tiroteos masivos se vienen perpetrando desde


hace décadas y hasta la fecha, nada ha podido frenarlos.

ESCUELAS, BLANCO DE TIRADORES


Centros comerciales, edificios o bares, son algunos de los lugares
más comunes donde los tiradores cometen sus ataques, sin embargo,
a lo largo de la historia de los Estados Unidos, estos sucesos han
tenido una mayor incidencia en escuelas.

Una de las masacres más antiguas y espantosas de las que se tenga


registro, es la ocurrida en la Universidad de Austin, en Texas.

Sucedió el 1 de agosto de 1966. Charles Whitman era un estudiante


de ingeniería y un exmarino con entrenamiento de francotirador.

Tenía un coeficiente intelectual de 139 por lo que, al ser un alumno de


excelencia, nadie hubiera podido imaginar que ese joven de tan solo
25 años de edad acabaría con la vida de 16 personas.
El motivo que lo orilló a cometer un acto tan atroz, fue la pérdida de su
beca de estudios ya que, por alguna razón, Whitman comenzó a tener
malas notas, provocando que la escuela le retirara el apoyo.
Esto decepcionó y enfureció al joven exmarino, quien el mismo día en
que recibió la noticia, asesinó a su esposa y a su madre para luego
dirigirse a la Torre del Reloj del centro universitario desde donde
perpetraría el tiroteo.
Cargado con rifles, pistolas y cientos de municiones, Charles Whitman
subió hasta lo más alto de la torre y comenzó a disparar
indiscriminadamente.
La gente no sabía de dónde provenían los disparos, de manera que el
estudiante pudo alargar su ataque por un lapso de una hora y media,
dejando un saldo de 16 personas fallecidas.

La matanza terminó hasta que los policías de Austin lo identificaron y


abatieron.

LA MASACRE DE COLUMBINE
Otro de los sucesos que más conmocionó a la sociedad
estadounidense, fue la masacre de la Escuela Secundaria
de Columbine en abril de 1999.

Este tiroteo no destaca por ser de los más mortíferos, pero sí por ser
uno de los más conocidos ya que de él existen innumerables registros
como videos, audios, llamadas, testimonios, documentales y hasta
películas que se vieron inspiradas por la historia de los autores
materiales del crimen.

Eric Harris y Dylan Klebold, de 18 y 17 años de edad, eran dos


estudiantes que cursaban su último año de escuela.

Se dice que estos dos jóvenes no eran muy bien aceptados por sus
compañeros de clase quienes los consideraban “raritos”, de manera
que una de las teorías que versan sobre este terrible hecho, es que
los dos estudiantes atacaron su escuela por venganza.

Todo estaba planeado. El objetivo era matar al mayor número de


personas, se prepararon con armas de alto calibre y con explosivos
que afortunadamente no detonaron, incluso el día no fue elegido al
azar. Ellos escogieron el 20 de abril, la fecha en que nació Adolf Hitler.

Comenzaron en los jardines de la escuela secundaria, pasando por los


pasillos, cafetería y finalmente la biblioteca. ¿El saldo? 13 personas
muertas y 24 heridos, la mayoría estudiantes.
Fue más de una hora de terror. A diferencia del tiroteo en la
Universidad de Austin, los responsables no acabaron abatidos por
policías. Ellos, los mismos autores, fueron quienes se quitaron la vida.

Hincados en una esquina de la biblioteca, cada uno con sus armas,


Eric y Dylan se ponían de acuerdo para dar los disparos finales. One,
two, three, go! or one, two, go! era el dilema en ese momento.

Al final one, two, three, bang! fue lo que acabo con ellos.

SAN VALENTÍN NEGRO


Sucedió en el 2018. Los titulares de los diarios estadounidenses
calificaron el ataque como “El tiroteo que superó la masacre de
Columbine”.

Y es que fue un solo alumno el que dio muerte a 17 estudiantes en la


fecha donde se suponía todos festejarían el amor y la amistad.

Nikolas Cruz de 19 años era un exalumno de la escuela secundaria


Marjory Stoneman Douglas de Florida.

Era un chico tímido y marginado durante su vida escolar. Fue


expulsado por amenazar a sus compañeros precisamente con un
tiroteo, sin embargo, la única medida que tomó la escuela, además de
darlo de baja, fue no volver a dejarlo entrar.

Eso no fue impedimento para Nikolas. Armado con un fusil del tipo
AR-15 detonó la alarma de incendios de la escuela y conforme los
alumnos iban saliendo al creer que solo se trataba de un simulacro, él
les disparaba uno a uno.

MASACRE DE AURORA
A diferencia de los tiroteos anteriores, este no ocurrió en una escuela,
sino en una sala de cine en el condado de Aurora, Colorado.

Fue el 20 de julio del 2012. Ese día se estrenaba The Dark Knight
Rises o El caballero de la noche asciende, una película de la saga
Batman.

James Eagan Holmes de 24 años de edad era un estudiante de


medicina de la Universidad de Colorado pero ese día decidió ingresar
a una sala de cine por la puerta de emergencia.
Llevaba un chaleco antibalas, una máscara de gas y varias armas
además de explosivos.

Primero lanzó una granada, se dio el tiempo para prender un cigarro y


luego comenzó a disparar contra los espectadores.

Algunos creyeron que los disparos eran simples efectos especiales de


la película e incluso pensaron que el pistolero les estaba jugando una
broma. Grave error.

Al quedarse sentados en sus butacas, el atacante logró asesinar a


doce personas y herir a 59 hasta que fue detenido por policías.

Con el pelo pintado de anaranjado y una expresión de perplejidad, el


responsable recibió su sentencia: cadena perpetua sin derecho a
libertad anticipada.

Cuando tenía 13 años me secuestró


un pederasta que conocí en internet
Alicia Kizakiewicz tenía 13 años cuando se escapó de su casa en
Pittsburgh, Estados Unidos, para encontrarse con alguien con quien
había estado chateando en internet. Lo que pasó luego fue una pesadilla.

Alicia, que tiene ahora 27 años, ha hecho su misión proteger a niños para que
no pasen por lo que ella pasó. Incluso hay una ley que lleva su nombre en
varios estados de Estados Unidos.

Esta es su historia en sus propias palabras.


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"Recuerdo que la Navidad de 2001 fue realmente fantástica, y lo mismo la


primera mitad del primer día de 2002.

Año Nuevo siempre ha sido un día de celebración para mi familia.

En algún momento entre la cena y el postre, le pregunté a mi madre si podía ir


a tumbarme porque me dolía el estómago.

Me escabullí por detrás del árbol de Navidad que estaba en la puerta de


entrada y la abrí para encontrarme con la persona que pensé que era un
amigo.
Recuerdo estar en una esquina y una vocecita, mi intuición, me decía: "Alicia,
¿qué estás haciendo? Esto es muy peligroso, tienes que volver a casa".
Me di la vuelta y empecé a andar hacia la casa, pero luego escuché que me
llamaban, y de pronto estaba en un auto con este hombre. Inmediatamente
tuve miedo de morir.
Mi infancia hasta ese momento había sido increíble. Éramos, y todavía
somos, una familia muy unida. Mi infancia estuvo llena de diversión.

Fue mi hermano mayor el que me introdujo al uso de internet.

En 2001 y 2002 había muy poca gente educando a los niños sobre los peligros
de internet.

Me hice un nombre de pantalla y me metí online. Mis amigos y yo hablábamos


de todo tipo de cosas.
Los chicos más populares hablaban con los menos populares. Me sentí segura.

"Sé buena. Quédate quieta"

Había un chico, un niño que yo pensaba que tenía más o menos mi edad, que
no conocía, y al que le gustaban las mismas cosas que a mi.
Me escuchaba día y noche, me daba consejos. Era alguien con quien podía
quejarme de lo que no me gustaba y alguien que me hacía sentir bien a lo largo
de los ocho o nueve meses que precedieron a mi secuestro.

Es la persona a la que salí a ver el día de Año Nuevo y el que me secuestró en


su auto.

Agarraba mi mano con tanta fuerza que pensé que me la había roto.
Me daba órdenes, me decía: "Sé buena, quédate quieta". Si no obedecía, me
decía, me metería en el maletero (baúl).

Después de un tiempo, el auto llegó a un peaje y en mi cabeza, pensé "Esta es


mi oportunidad, ahora me van a rescatar porque esta persona en el peaje va a
ver a una niña llorando y va a pensar, ¿qué está pasando? Y va a llamar a la
policía y todo esto va a terminar".

Pero el hombre del peaje no me vio, ni pensó que pasaba nada malo, y el auto
aceleró.
No hay palabras para explicar el miedo y el terror de pensar que esta persona
podía parar y matarme en cualquier momento.

Siguió manejando durante unas cinco horas, desde Pittsburgh hasta Virginia
(EE.UU.).

Finalmente, el auto paró, me sacó y me arrastró hasta su casa. Y me siguió


arrastrando escaleras abajo hasta el sótano, donde había una puerta con un
candado y me metió dentro.
Entonces me sacó la ropa, me miró y dijo: "Esto va a ser muy duro para ti. Está
bien, llora".
Entonces me puso una cadena de perro en el cuello y me llevó arriba a su
habitación. Y me violó.

"Empecé a aceptar que iba a morir"

Me encadenó al suelo con el collar de perro al lado de la cama. Me violó y me


golpeó y me torturó en esa casa durante cuatro días.

Tengo que decir que es increíble la respuesta que obtengo a veces cuando lo
explico. A veces, la gente me dice: "Tienes suerte, no duró mucho".
Quiero dejar claro que no se puede definir el dolor por el tiempo que se sufre, o
por lo que pasó, sino que lo que importa es cómo esa experiencia afecta a la
persona. Cómo impacta en ella.

Si bien hice lo que pude para sobrevivir, sin importar cuán humillante, doloroso
o asqueroso fuera, no tenía control sobre mi destino.
Cuando intenté resistirme, acabé con la nariz rota. Si ya había sido capaz de
secuestrar a una niña, ya me había hecho cosas indescriptibles, ¿por qué no
iba a matarme también?

Al cuarto día, dijo: "Estás empezando a gustarme demasiado. Esta noche


vamos a ir a dar una vuelta en auto". En ese momento supe que no había nada
que yo pudiera hacer. Supe que me iba a matar. Ese día también me dio de
comer por primera vez en cuatro días y se fue a trabajar.

Recuerdo llorar y rezar, rezar y pensar sobre todo lo que haría si fuera más
fuerte, si fuera un personaje en una película de superhéroes.
Pensé: "Me va a matar, pero no voy a irme sin pelear, y quizás puedo ganar".
Pero luego me di cuenta de que ya había perdido muchas veces. Y
pronto perdí la esperanza.

Pensé mucho en mis padres esos días. Sabía que me estaban buscando y que
me querían. No tenía duda de que me encontrarían, la pregunta es si me
encontrarían viva o muerta.

Pensé: "¿Cuándo fue la última vez que les dije que los quiero? ¿Saben cuánto
los quiero?".
Empecé a aceptar que iba a morir. Entré en un estado de aturdimiento. Pero
luego escuché el sonido de hombres enfadados golpeando la puerta de abajo.

Como había perdido cualquier esperanza, pensé que estaban allí para
matarme, así que me metí debajo de la cama para intentar esconderme e
intenté no hacer ningún ruido.

Los oí moverse rápido por la casa y gritar "¡Limpio!", "¡Limpio!", "¡Limpio!".

Ahora sé lo que significa esa palabra, pero entonces no tenía ni idea.


Debí hacer algún ruido porque escuché a un hombre decir "¡Movimiento allí!" y
desde donde estaba vi unas botas al lado.
Un hombre me dijo que saliera de debajo de la cama y levantara las
manos. Estaba desnuda. Miraba hacia abajo y veía el cañón de una pistola.

Pensé que entonces me matarían, que ese era el final. Pero entonces el
hombre se dio la vuelta y vi que detrás de su chaqueta ponía FBI, y vi a todos
esos agentes entrar corriendo en la habitación.
Cortaron la cadena que tenía alrededor del cuello y me ayudaron, me liberaron.
Me dieron una segunda oportunidad para vivir. Estos hombres y mujeres, son
mis ángeles.

Cuando estuve cautiva, mi secuestrador emitió por internet las imágenes


mientras abusaba de mi.

Uno de los que estaba viendo reconoció a la niña de ese video horrible como
aquella que aparecía en los posters de personas desaparecidas.
Fue a una cabina, llamó al FBI y les dio el nombre de pantalla del abusador.
Con él, el FBI encontró su dirección de IP y con eso me encontraron. Fue un
milagro. Esencialmente, un monstruo delató a otro.

Poder y control

Tengo mucha suerte. Si esos agentes hubieran parado a por un café, o su auto
se hubiera estropeado, ahora no estaría aquí. Él iba a llegar a su casa alas
4.30 pm y los agentes llegaron a las 4.10.

Incluso hoy, la gente se sorprende de escuchar una historia como la mía. En


2002, cuando me secuestraron, no podían entender cómo esto había pasado.
Culpaban a la víctima, algo que, tristemente, no es muy distinto a lo que pasa
con los casos de abusos sexuales hoy en día.

Tras mi propio periodo de recuperación, con 14 años, empecé a ir a escuelas,


dando presentaciones, y compartiendo mi historia. Hoy, casi 14 años después,
sigo con mi misión, compartiendo mi misión, mi historia con gente de todo el
mundo, y aconsejando a las familias sobre seguridad en internet.

Ahora estoy estudiando una maestría en psicología forense, y me gradúo en


solo unos meses. Quiero trabajar con niños que hayan sido víctimas de
secuestro o explotación sexual y con sus familias.
Durante años, las relaciones personales se me hicieron difíciles. Las caricias
más amorosas y dulces podían parecer de pronto dañinas y malvadas.

Pero el día después de mi graduación, me caso. Mi prometido apoya mi misión


y es un gran hombre, pero sobre todo un gran amigo.

Lo que es muy importante recordar, y que a mí me llevó mucho tiempo


aprender, es que las violaciones son una cuestión de poder y control, y el amor
nunca lo es.
El secuestrador de Alicia Kozakiewicz, Scott Tyree, se confesó culpable en
2003 de trasladar a una menor entre estados con un objetivo sexual y para
producir imágenes explícitamente sexuales. Fue condenado a 19 años y siete
meses de prisión.

20 personas inocentes
que fueron condenadas
a muerte
La pena de muerte trae consigo gran cantidad de casos en
los que el acusado es ejecutado y años después se descubre
que en realidad era inocente. Aquí te traemos 20 de los
casos más famosos
George Stinney Jr
La persona más joven de Estados Unidos condenada a la pena de
muerte. Fue enviado a la silla eléctrica con 14 años de edad y 70 años
después fue declarado inocente.
Troy Davis
Su caso se hizo popular como el prototipo del afroamericano condenado
injustamente por la muerte de un caucásico. Con 42 años murió por
inyección letal. Varios de los testigos que lo acusaron se retractaron
asegurando que fueron presionados por la policía.
Cameron Willingham
Padre de familia que fue condenado a morir por inyección letal con 36
años. Las pruebas en las que se basaron para condenarlo fueron peleas
anteriores y tatuajes que tenía en su brazo.
Jesse Tafero
Fue condenado a morir en la silla eléctrica con 43 años. Un amigo
declaró en su contra y tiempo después confesó que había metido. La silla
eléctrica tuvo un fallo que hizo que su cabeza se incendiara durante el
proceso.
Carlos DeLuna (derecha, Carlos Hernández)
Fue acusado de asesinato con 27 años y condenado a morir por
inyección letal. El verdadero culpable, Carlos Hernández, se libró de la
condena por el gran parecido de ambos. La inocencia de DeLuna salió a
la luz cuatro años después de su muerte.
Ellis Wayne Felker
Su muerte motivó el debate del uso de pruebas de ADN para presos
condenados a muerte ya que la principal prueba que lo relacionó con el
asesinato fue un pelo en la ropa de la víctima.
John Ray Conner
Acusado de asesinato, varios testigos señalaron que lo vieron correr
rápidamente tras el ataque. John tenía dificultades para caminar y, pese
a ello, fue ejecutado.
Odell Barnes
Fue acusado de asesinato y condenado a morir por inyección letal. No se
realizaron investigaciones por el bajo presupuesto de la oficina del
Defensor Público del Condado de Wichita.
Larry Griffin
Fue acusado de asesinato por un testigo que aseguró haberlo visto
disparar desde un coche. Años más tarde, el testigo confesó haber sido
él mismo el autor del asesinato.
Lena Blaker
Se le acusó del asesinato de su jefe y fue condenada a muerte cuando
en realidad fue en defensa propia cuando su superior le estaba
amenazando con una pistola.
Gary Graham
Fue condenado injustamente a morir por inyección letal cuando había
suficientes evidencias de que era inocente.
Nie Shubin
Ejecutado de un disparo en la cabeza con 20 años tras haber sido
acusado de asesinado y violación, fue declarado inocente 21 años
después.
Reginald Blanton
Fue ejecutado tras ser declarado culpable por robo y homicidio. Nunca
hubo pruebas materiales que lo vincularan con el crimen y los abogados
sostienen que los fiscales se basaron en testimonios forzados.
Teng Xingshan
Fue acusado del asesinato de una mujer y ejecutado con un disparo en
la cabeza. Años más tarde la mujer reapareció en la aldea, había sido
secuestrada.
Derek Bentley
Sufría retraso mental por una contusión cerebral durante la II Guerra
Mundial. Fue condenado a muerte por un delito que cometió un amigo,
Cristopher Craig, que solo fue condenado a 10 años de prisión por ser
menor de edad aún siendo el autor del asesinato.
David Spence
Fue ejecutado por inyección letal. Tras su muerte, dos testigos se
retractaron de sus declaraciones explicando que la policía les ofreció
beneficios a cambio de que le culparan a él.
Leo Jones
Fue torturado y golpeado para que firmase una confesión de un delito
que no había cometido. Aunque existían varios testimonios que daban
credibilidad a su inocencia, fue ejecutado en la silla eléctrica.
Chiang Kuo-Ching
Fue acusado de violación y asesinato de una niña de 5 años y torturado
hasta que confesó el crimen. Lo ejecutaron con un disparo en la cabeza.
13 años después otro hombre admitió ser el verdadero autor y fue
condenado a 18 años de cárcel.
Thomas Griffin y Meeks Griffin
Los hermanos eran dos hombres negros que fueron sentenciados a
muerte porque Monk Stevenson, otro sospechoso del homicidio, testificó
en su contra. Tiempo después, confesó que los había acusado porque
pensó que podrían librarse pagando una multa.
Rubén Cantú
Fue acusado de asesinato con un testigo que aseguró que había sido él.
Fue ejecutado mediante inyección letal y años después el propio testigo
aseguró que Cantú era inocente y que lo había acusado por sentirse
presionado por la policía.

Inocentes presos: la desesperante experiencia de


una condena por error
Manuel Garrido, profesor UP y Presidente de Innocence Project Argentina, cuenta
sobre la lucha para revertir las condenas erradas.
Marcos Milla tenía 19 años cuando fue condenado a prisión perpetua por un
crimen que no cometió. El suyo no es un caso aislado. De hecho, son muchas las
historias de inocentes que terminan presos, producto de un sistema policial y
judicial lleno de lagunas.

Una vez ahí, detrás de unos barrotes injustos, los sentimientos que los atraviesan
son parecidos: viven en un infierno en el que los días pasan en cámara lenta y al
que no le ven salida; se desesperan al pensar que nadie les va a creer, que van a
"peinar canas" tras las rejas; sufren al imaginar que nunca van a volver a dormir en
sus casas, con sus seres queridos, y no pueden dejar de preguntarse: ¿por qué a
ellos?

Cuando lo detuvieron, Marcos era un chico que no sabía ni leer ni escribir, que
había vivido toda su vida en la villa Palito, en las entrañas de La Matanza, sin DNI,
luchando contra su adicción al paco desde los 12 y sobreviviendo de lo que pedía
en la calle. Había tenido problemas con policías en otras oportunidades, pero
asegura que siempre se hizo cargo de sus actos.

Esa vez, en cambio, la "ligó de arriba". Fue acusado de participar de un hecho que
ocurrió el 22 de noviembre de 2013, cuando cuatro jóvenes se subieron a un
colectivo de la línea 97 a robar. Les sacaron a los pasajeros lo que pudieron y
antes de huir le dispararon al chofer, quien murió horas más tarde.

Después de pasar casi cuatro años preso, el 30 de octubre de 2017 Marcos fue
absuelto y recuperó la libertad. Lo consiguió gracias al trabajo de organizaciones
sociales, un cura villero y la Defensoría ante la Suprema Corte de Justicia de la
provincia de Buenos Aires (SCBA), que demostraron su inocencia y dejaron al
descubierto las irregularidades que habían salpicado toda la investigación policial.

"Si no fuera por ellos, mi suerte habría sido otra: no salía más", dice Marcos. "Pasé
muchas cosas adentro. Y viví mucha agresión física por parte de la policía y de los
mismos internos. Mirá: me lastimaron por todos lados", cuenta, mostrando las
cicatrices que le dejó el encierro.

Pero también están las otras, las que no se ven. Sentado junto a su novia, Emilce,
el joven agrega: "Le pedí a ella que me sacara un turno con el psicólogo. A veces
cuando me levanto todavía pienso que estoy allá, en la cárcel, y digo: '¿En serio
pasó todo esto?'. Hoy quiero estudiar, conseguir un trabajo y estar con mi familia".

Algunos de los que "caen" tienen un perfil similar al de Marcos: chicos que viven
en villas y asentamientos, generalmente con antecedentes penales. Esos son
carne de cañón, pero están los que jamás habían pisado una comisaría, mucho
menos una cárcel.

Aunque no hay cifras oficiales de cuántas personas están o estuvieron detenidas


por delitos que no cometieron, por causas armadas o condenas erradas, los
organismos estatales y las organizaciones sociales y de derechos humanos que
trabajan para liberarlas reciben decenas de casos por año. Coinciden en que esas
historias son apenas la punta del iceberg: se trata de una problemática
invisibilizada y serían muchos más los casos que no llegan a ver la luz.

La Defensoría ante la SCBA, por ejemplo, lleva desde el 2000 un registro que
suma 313 causas armadas por la policía y el servicio penitenciario. Por otro lado,
el CELS investigó 19 casos desde 2014; el Observatorio de Prácticas del Sistema
Penal de la Asociación Pensamiento Penal, unos 100 (algunos de los cuales
fueron desestimados), mientras que Innocence Project Argentina recibe unas 130
consultas por año (aunque muchas no cumplen con sus estándares de
admisibilidad).

Patrones sistémicos

Según los especialistas, hay una serie de malas prácticas enquistadas en el


funcionamiento de la policía y el Poder Judicial: patrones sistémicos que son el
caldo de cultivo para que un "perejil" termine tras las rejas. Estos van desde
información falsa dada por policías y atribuida a testigos de identidad reservada o
informantes anónimos, confesiones obtenidas a la fuerza, la manipulación de
ruedas de reconocimiento hasta la manera en que se producen, custodian y
valoran las pruebas.

Además, advierten que en nuestro país el sistema judicial está pensado de forma
tal que llevar adelante la revisión de una condena resulta sumamente engorroso.

"Otro problema es que muchos jueces son sumamente complacientes con este tipo
de irregularidades, sobre todo en la utilización desmedida del "testigo bajo reserva
de identidad" que fue un instituto pensado y creado para las investigaciones
dirigidas al crimen organizado, como el narcotráfico, y no para el delito común,
quedando en estos casos, el imputado y su defensa, sin ninguna posibilidad de
cuestionar la credibilidad de los dichos que lo incriminan", señala Mario Coriolano,
defensor ante la SCBA.

Desde el CELS definen las causas armadas como aquellas en que la policía fragua
pruebas (por ejemplo, "plantando" drogas o armas) para imputar un delito
inexistente, o donde las investigaciones son dirigidas contra una persona que en
realidad no cometió el hecho. "Por otro lado, hay casos en que las técnicas de
investigación son realmente muy deficientes, propias de una policía
desprofesionalizada, que no permiten dar con el verdadero autor del crimen",
explica Florencia Sotelo, abogada de la organización. Casi todos los casos que
reciben, son del conurbano bonaerense.

Sotelo considera que hay que poner el foco en las prisiones preventivas, que
deberían ser una herramienta excepcional, pero en la práctica se dictan con
rapidez y pueden prolongarse hasta cuatro años o más: "La posibilidad de que un
juez dé marcha atrás en esos casos es casi nula, porque implicaría reconocer un
error judicial muy grave: haber encarcelado a una persona que no es culpable".

Claudio Castro la sacó barata: hoy puede contar su historia en el departamento


que alquila con su novia en pleno Once. Pero cuando revive la mañana del 18 de
diciembre de 2014, se quiebra. Recuerda cómo a eso de las seis, en la casa donde
dormía con su hermano Danilo y dos amigos, lo despertó un ruido de estruendo.
En la penumbra, se encontró rodeado de pistolas que lo apuntaban.

"Hacía unos tres días habían matado a un capitán de la policía en el barrio, pero
nunca me imaginé que nos venían a echar la culpa a mi hermano y a mí. Cuando
nos empezaron a gritar 'asesinos de policías' me di cuenta en la que nos estaban
metiendo", dice Claudio, que tiene 36 años, quince hermanos y es del barrio
Crucecita, en Avellaneda.

En el comedor los pusieron de rodillas, les pegaron piñas en los oídos y patadas
en el estómago. "De repente escucho un sonido de metal y alguien que dice 'acá
hay un arma'. Nos la habían plantado", aclara.

Durante un mes, estuvo detenido en tres comisarías diferentes. En la primera, les


dieron la "bienvenida". "Nos tuvieron de las nueve de la mañana a las seis de la
tarde de rodillas, pegándonos cada diez minutos, arrastrándonos del pelo por todo
el lugar. Pensé que de ese día no pasaba", confiesa Claudio.

Él, que no tenía antecedentes penales, que hasta ese momento había celebrado la
presencia de la policía en su barrio, sentía que estaba viviendo una pesadilla. "Me
acuerdo de mirar por la ventana y ver un cartel de una aseguradora que decía 'que
no se te venga el mundo abajo'. Parecía que me estaban jodiendo", cuenta.
"Siempre fui una persona llena de proyectos, me considero un tipo solidario, y no
llegaba a entender por qué había terminado ahí. ¿Quién me iba a creer?".

Su familia, vecinos y organizaciones como la Coordinadora contra la Represión


Policial e Institucional (Correpi) y el CELS, se movilizaron para pedir justicia,
tocando puertas. Según Claudio, esa reacción rápida le salvó la vida. El 9 de
agosto fue el juicio: se declaró que los acusados eran inocentes, dejando al
descubierto que era una causa armada.

Claudio lo describe como un "ajuste de cuentas" impulsado por un vecino policía,


con quien su hermano había tenido varias discusiones -y sido amenazado por una
medianera. El subcomisario que les armó la causa, que era amigo de ese vecino,
fue luego detenido por regentear la prostitución callejera en Llavallol.

Cuando recuperó la libertad, Claudio formó la Coordinadora contra la Impunidad


Policial, una organización que brinda contención y acompañamiento a familiares y
víctimas de causas armadas. "Estas son muy graves, porque no sólo le arruinan la
vida a la persona inocente que es acusada, sino que destruyen a todo el núcleo
familiar", afirma.

Los motivos que pueden disparar el armado de una causa son diversos. Servir
como "correctivo" o amenaza por parte de la policía para jóvenes de barrios
vulnerables, con el fin de encubrir las responsabilidades de aquella fuerza; ser un
método para resolver conflictos personales -como le pasó a Claudio-, o una
manera de dar una respuesta rápida ante casos mediáticos son algunos de los
más frecuentes.

"Hay una ficción de que solo se condena a culpables. Pero todos los sistemas son
falibles y estamos sorprendidos de la cantidad de casos que conocemos de
inocentes encarcelados", subraya Manuel Garrido, presidente de Innocence
Project Argentina, la filial local de una organización que nació en Estados Unidos y
que trabaja para revertir condenas erradas.

Y agrega: "El sistema no tiene mecanismos establecidos para revisar las condenas
irregulares, al extremo de que todos los incentivos son para que no se produzca
una revisión". Un ejemplo: para que el inocente condenado pueda tener un sistema
más flexible de cumplimiento de la condena se le exige que reconozca un delito
que no cometió.

Pagar la boleta

"Mi celda era un cuadrado de dos por dos donde estaba las 24 horas del día: un
fuelle, una tele y nada más describe Marcos-. Como tenía perpetua, no me
dejaban salir ni a trabajar ni al colegio, porque pensaban que me iba a fugar".

Esos años preso no se los devuelve nadie. Fue el sacerdote Basilicio Britez (el
"padre Bachi"), párroco en villa Palito, quien, junto a la Asamblea Permanente por
los Derechos Humanos La Matanza y un hermano de Marcos, le llevó su caso a
Coriolano, defensor ante la SCBA.

Coriolano interpuso un recurso extraordinario, al denunciar que se trataba de una


causa armada por la policía. Entre las irregularidades del proceso, destacaron que
aunque el colectivo estaba lleno en el momento del hecho el único testigo era un
agente de la Federal, quien señaló a Marcos en un reconocimiento realizado luego
de que le mostraron una foto suya.

Esta es una de las prácticas que los especialistas señalan con preocupación:
mostrar a los testigos, como una forma de inducirlos, fotos de los presuntos
delincuentes antes de las ruedas de reconocimiento, sin ningún tipo de control o
garantía. De hecho, en la comisaría a cargo de la investigación, se secuestraron
álbumes con fotografías de jóvenes de la villa Palito, incluyendo menores de edad,
las cuales habrían sido utilizadas para imputar falsamente delitos.

Una medida clave para demostrar la inocencia de Marcos y de los otros implicados
en la causa fue tomada por la defensora de menores Carla Arrighi, quien citó a
declarar a una pasajera del colectivo, cuyo nombre surgió de un informe de
usuarios de la tarjeta SUBE pedido por la defensa. En la villa Palito circulaban
datos sobre la identidad del verdadero homicida, y efectivamente la testigo lo
reconoció como el autor.

Para Coriolano, la problemática de las causas armadas guarda relación con la


inseguridad. "La otra cara de la injusticia y tragedia del inocente preso es la
impunidad del culpable libre", dice. "El salvoconducto para no tener inocentes en la
cárcel lo constituyen las garantías constitucionales y convencionales: cada vez que
se debilitan, aumenta exponencialmente la posibilidad de que esto ocurra".

Por su parte, Indiana Guereño, directora del Observatorio de Prácticas del Sistema
Penal de la Asociación Pensamiento Penal, coincide: "Es muy cruel que quienes
trabajan en el sistema penal lo hagan con indiferencia, con apatía, y las
consecuencias que eso trae. Porque detrás de los expedientes hay personas".

Algunos casos que están siguiendo desde las organizaciones:


. Jorge Enrique Gonzáles Nievas: Fue detenido el 18 de julio de 2006, acusado de
haber cometido un asesinato durante un robo. Un testigo lo había identificado en la
comisaría durante un reconocimiento fotográfico, pero luego, en una ronda en
persona, no lo reconoció. Fue condenado a 25 años de cárcel. Su sentencia está
pendiente de revisión por parte de la CSJN por un recurso presentado por la
Defensoría ante la SCBA. Innocence Project Argentina y el CELS se presentaron
como amicus curiae, alertando sobre las contradicciones e irregularidades en la
investigación.

. Cristina Vázquez: El 28 de julio de 2001, cuando tenía 19 años, fue acusada de


robarle y matar a una vecina, junto con una conocida y su novio, en Posadas,
Misiones. Los tres fueron condenados a prisión perpetua. Desde la Asociación
Pensamiento Penal se presentaron como amicus curiae: señalan que no se
siguieron líneas de investigación claves y que diez pruebas científicas avalan que
Cristina no tuvo relación con el hecho. Además, hay testigos que acreditan que la
mujer se encontraba en Garupá (a más de 20 kilómetros de Posadas) al momento
de lo ocurrido. El Superior Tribunal de Justicia de Misiones concedió el recurso
extraordinario para que su caso pase a la CSJN.

. Clemente Vera. Fue acusado de haber participado, en julio de 2011, del robo,
abuso sexual con acceso carnal y homicidio de Cassandre Bouvier y Houria
Moumni, dos estudiantes francesas que viajaron como turistas a Salta. En agosto
de 2017, Innocence Project Argentina, junto con el abogado José Humberto
Vargas, presentaron un recurso de queja ante la CSJN contra su condena a prisión
perpetua - esta revisión está pendiente-, asegurando que no hay pruebas en su
contra. El padre de Cassandre también los acompaña en el reclamo.

. Joel Napal: El 15 de octubre de 2009 un joven fue asesinado en el marco de un


robo delante de su mujer embarazada y su hijo de dos años. Joel se encontraba en
una esquina a 25 cuadras del lugar y fue detenido por "averiguación de identidad".
Tenía 20 años y ningún antecedente penal. A pesar de que varios testigos
declararon que lo vieron en un ciber en el horario en que ocurrió el homicidio y que
en la causa no hay un sólo indicio concluyente de que haya sido el autor del
homicidio, en 2011 fue condenado a prisión perpetua. La sentencia se encuentra
pendiente de estudio por parte de la CSJN. El CELS busca que se revoque y se
declare su inocencia.

. Gonzalo Sánchez: El 20 de febrero de 2013, en la localidad de Martín Coronado,


un grupo de hombres ingresaron a la casa de un agente de la Prefectura Naval
Argentina. Cuando se daban a la fuga, el agente tomó su arma reglamentaria y se
inició un enfrentamiento armado en el que recibió un impacto que le causó la
muerte. Gonzalo Sánchez, de 23 años, fue implicado en la causa a partir de una
investigación poco transparente que realizó un policía de bonaerense. Se lo
condenó a la pena de 16 años de prisión. Actualmente, se espera que la Suprema
Corte de la Provincia de Buenos Aires revise el caso. El CELS, junto a la
defensoría de Casación provincial, buscan que se declare su inocencia.

Más información:
Innocence Project Argentina: Se inicia en respuesta a las repercusiones que tuvo
el documental El Rati Horror Show, dirigido por Enrique Piñeyro, donde se cuenta
el caso de Fernando Carrera, condenado erróneamente a 30 años de prisión y
liberado por un fallo de la CSJN. Toma el modelo de la fundación norteamericana
que nace en 1992 con la misión de liberar a personas encarceladas por crímenes
que no cometieron. Además, el proyecto busca lograr reformas de políticas
públicas y normativas para revertir las causas de condenas injustas; y formar a
estudiantes en su clínica jurídica.

Defensoría ante la Suprema Corte de la Provincia de Buenos Aires: Nace en 1998


y fue la primera defensoría pública con competencia en toda la provincia. Cuenta
desde el 2000 con una base de datos para el registro de casos de torturas, causas
armadas, hostigamiento a defensores por cumplir con su trabajo y violación de
plazos razonables de prisión preventiva. Su objetivo es tener un diagnóstico de
situación, litigar estratégicamente y tomar medidas de prevención dialogando con
los responsables e impulsando reformas legislativas o institucionales. Para dar una
alerta temprana en los casos de causas armadas, integra en San Francisco Solano
el dispositivo multisectorial "Casa de Justicia y Paz Padre Obispo Jorge Novack".
Además, en noviembre lanzó una red de trabajo contra el armado de causas
policiales en Villa Palito, La Matanza.

Observatorio de Prácticas del Sistema Penal de la Asociación Pensamiento Penal:


Surge en 2014 para monitorear y mostrar las buenas y malas prácticas del sistema
penal, con el objetivo de visibilizarlas y podar cambiar aquellas últimas. Intervienen
en casos judicializados, por ejemplo presentándose como amicus curiae; actúan
como veedores en los juicios; presentan informes de especialistas y brindan cursos
de capacitación. A la hora de tomar un caso, priorizan los de personas en situación
de vulnerabilidad y con graves problemas en la defensa.

Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS): Si bien trabajan en la problemática


de las causas armadas desde hace años, comenzaron a hacerlo a fondo a partir
de 2014. La mayoría de los casos que reciben son del conurbano bonaerense.
Consideran que el débil control político y la convalidación judicial de las
actuaciones policiales son los factores que incentivan el fraguado de hechos y la
invención o manipulación de pruebas por parte de los efectivos. Cuentan con una
clínica jurídica e intervienen en las causas con diferentes formas de actuación.

Trata: las luces del caso


de Carolina marcarán el
2020
El 2020 arranca con dos audiencias claves en el
caso de Carolina, que destapó una red de trata
donde está involucrado un extranjero al que llaman
‘Abuelo’. La audiencia preparatoria de juicio de
Phillips Royce D. está prevista para enero, esta
diligencia ha sido diferida en cuatro ocasiones.
Mientras que el juicio contra ‘Careniña’ por la
violación y muerte de la adolescente se resolverá en
febrero.
Carolina Andrango fue una estudiante cuyo cuerpo fue arrojado
sin vida a un terreno baldío en el Comité del Pueblo, en el norte
de Quito. El hecho ocurrió el 26 de agosto de 2018. El hallazgo
impactó a todo un barrio tras la alerta de una vecina. Ella vio
cómo cuatro jóvenes, dos hombres y dos mujeres, llevaron a
Carolina hasta el lugar. Cada uno la sostenía por cada
extremidad. La testigo pensó que la adolescente estaba ebria,
pero al ver que la botaron en el terreno y que la joven no se
movía llamó a la Policía. Decenas de personas se congregaron
en la zona, que fue acordonada por los uniformados. Se usó
hasta un helicóptero para la búsqueda de los sospechosos que
meses después serían detenidos abriéndose la investigación de
uno de los casos de trata que más han impactado en los últimos
tiempos.

Todo comenzó el 25 de agosto de 2018. Carolina es de una familia


humilde y acababa de cumplir 15 años, días antes de su crimen. Ese día,
Carolina, su madre y hermana llegaron a su casa por la tarde después de
hacer compras en el centro. La menor necesitaba una mochila para el
nuevo año lectivo que estaba por comenzar. Ya en su barrio, la joven
pidió permiso para salir con un amigo, Antony. Dijo que irían a comer
una salchipapa. Su madre se negó, pero ante la insistencia de la joven,
accedió. Era cerca de las 19:00 cuando Carolina salió de su casa. Esa
noche no volvió. No contestó las llamadas. Al siguiente día, su madre
preocupada salió a buscarla. Al volver, alrededor de las 16:00, observó
una multitud de gente y el sobrevuelo de un helicóptero. No le llamó la
atención.

Pero horas después recibiría varias llamadas a su teléfono que no vio


porque estaba preparando los alimentos para su venta del día siguiente.
Cuando devolvió la llamada, un agente de la Dinased respondió. ‘¿Ella
estaba con un pantalón camuflaje militar?’, le preguntó. La mujer dijo
que no, pero le insistieron en que fuera a la morgue. Era Carolina.
La autopsia

Causa de la muerte: edema pulmonar con posible pancreatitis aguda por


la ingesta de alcohol. Forma de la muerte: violenta. Ese fue el resultado
de la primera autopsia, dice Fabrizzio Mena, uno de abogados de la
familia. Carolina había sido violentada sexualmente. Tenía desgarres en
la vagina y en el ano, en este último posiblemente realizado por una
botella, así como hematomas en su cuerpo. Este primer examen
contradijo el parte policial del levantamiento del cadáver, donde aseguró
que la muerte no fue violenta, refiere.

En un principio se dijo que la causa habría sido una intoxicación por la


ingesta de alcohol. Carolina presentó 4.72 grados de alcohol por litro de
sangre, lo cual es muy alto: con tres grados una persona puede quedar en
la inconsciencia, pasado los 4 grados puede derivar en una intoxicación.

Por considerarse que la muerte fue por causas naturales, el caso de


Carolina fue enviado a la unidad de Actuaciones Administrativas de la
Fiscalía donde se tramitan las muertes no violentas, suicidios hasta autos
recuperados. Y archivado en diciembre de 2018.

PERO EL MÉDICO LEGISTA DESCARTÓ LA INTOXICACIÓN POR


ALCOHOL. ASEGURÓ QUE EL MECANISMO DE LA MUERTE FUE
LA ASFIXIA POR SOFOCACIÓN, POR VÍA NASAL Y VOCAL.

La madre, sin embargo, no dejó que el caso quedara allí. Incidió en la


Fiscalía para que se haga la exhumación del cadáver y una auditoría
médica. En ese examen se ratificó que la causa de la muerte fue un
edema agudo pulmonar con posible pancreatitis. Pero el médico legista
descartó la intoxicación por alcohol. Aseguró que el mecanismo de la
muerte fue la asfixia por sofocación, por vía nasal y vocal. Durante la
agresión sexual, posiblemente pusieron la cara de Carolina sobre una
almohada. “Pudo haber sido provocada o pudo haber sido accidental,
pero el resultado es la muerte”, dijo el abogado. 

La ministra María Paula Romo anunció la reapertura del caso en marzo


de este año y anunció investigaciones a “toda la cadena de mando” que
lo manejó. Dos policías fueron sancionados.
Una madre investigadora

La madre de Carolina prefiere no salir en los medios. Pero es el principal


motor en la búsqueda de justicia para su hija. Sabe a detalle las
investigaciones y las fechas. Se ha recorrido ministerios, las unidades de
la Fiscalía y de la Policía. Es el principal apoyo de los investigadores y
de sus abogados, dice Mena.

Una vez que supo del crimen, lo primero que hizo fue hablar con sus
vecinos y vecinas. Así encontró que una de ella había grabado un video
de los cuatro jóvenes abandonando el cuerpo de Carolina en el terreno
baldío. La madre guardó ese video en su teléfono. En un centro de
cómputo del barrio pidió que se lo grabasen a un CD y eso entregó a la
Fiscalía. El video entró a cadena de custodia y ha sido una de las
evidencias más fuertes que existen en el caso. También la hermana de
Carolina ingresó a la cuenta de Facebook de la joven. Encontró
conversaciones con los dos jóvenes que más tarde fueron detenidos.

En marzo de este año fueron detenidas siete personas. Los cuatro jóvenes
que arrojaron el cuerpo de Carolina: Christian G., Antony M., Meily T. y
Dejaneira C., los tres últimos menores de edad. Las dos adolescentes
fueron acusadas de fraude procesal por cambiar de ropa a Carolina.
Fueron sentenciadas a un año de libertad condicional asistida. Después,
en junio de este año Antony M. fue recibió la sanción máxima para un
menor de edad: ocho años de internamiento institucional. Otras dos
personas que fueron aprehendidas no fueron acusadas por la Fiscalía.

CHRISTIAN G. TENÍA ANTECEDENTES POR OTRO DELITO DE


VIOLACIÓN. CUANDO FUE DETENIDO TENÍA UN DISPOSITIVO
ELECTRÓNICO.

Mientras que Christian G., al ser mayor de edad, fue procesado


penalmente. Su juicio inició el pasado 3 de diciembre por violación con
muerte y la audiencia continuará el 7 de febrero próximo. Se lo conoce
con el alias ‘careniña’. En la noche previa a la muerte de Carolina, ella
estuvo en su casa, según testigos. La madre del acusado dijo haber visto
a Carolina en la habitación de su hijo. Christian G. tenía antecedentes
por otro delito de violación. Cuando fue detenido tenía un dispositivo
electrónico. 

En el primer día de su juicio, el 3 de diciembre, se presentaron 25


testigos y peritos. En esa diligencia fue llamado a declarar el perito que
analizó el video que registró a los cuatro jóvenes botando el cuerpo de
Carolina. En la audiencia no se pudo abrir el CD, aunque fue intentado
en tres computadores. En redes sociales se cuestionó que esa evidencia
se haya dañado o perdido. En rueda de prensa, la Fiscalía y los abogados
de la familia negaron tal posibilidad. El problema fue por la falta de un
programa que permitiera abrir el video, dijo Mena.
La conexión con el ‘Abuelo’

Phillips Royce D., norteamericano y de 65 años, fue uno de los siete


detenidos en marzo pasado por el caso de Carolina. Era conocido por los
adolescentes como el 'Abuelo'. Durante el allanamiento de su casa fueron
encontrados ocho celulares, dos cámaras fotográficas, marihuana,
juguetes sexuales, una caja fuerte, “máculas de rastros biológicos” y
“varios documentos y prendas vinculantes”, según el parte policial. Se
trataba de imágenes de menores de posible carácter sexual. A él se le
abrió un proceso por trata de menores con fines de explotación sexual.

En la cuenta de Facebook de Carolina habían quedado


registradareconstruccs fotos de la fecha de su último cumpleaños, el 12
de agosto de 2018, dos semanas antes de su crimen. En esas fotos
aparece en lo que sería la casa del ‘Abuelo’, pero el hombre no sale en
las imágenes. Fue llamado a dar su versión y dijo que él no conocía a la
menor y que suele ayudar a los chicos, por eso ellos tenían la llave de su
departamento. Christian G. dijo haber ido a fiestas en la casa del
acusado, en el sector Quito Tenis.

Royce está relacionado con una empresa petrolera. Una fotografía de él


se hizo viral este año: aparecía junto a una decena de miembros de la
Policía afuera del casino de oficiales.

TANTO CHRISTIAN G. COMO ANTONY M. SON DE ORIGEN


HUMILDE Y HAN RECIBIDO APOYO DE OTRAS ADOLESCENTES
AFUERA DE LAS AUDIENCIAS. ELLOS CONOCIERON A
CAROLINA POR REDES SOCIALES, DICE EL ABOGADO MENA.

Según la Fiscalía, habría captado a adolescentes entre 13 y 16 años de


edad para que participen en fiestas conocidas como “caídas” que
organizaba en su domicilio. En estas reuniones habría repartido alcohol
entre los asistentes y, ya embriagados, les ordenaba tener sexo grupal,
entre otros actos que fotografiaba y filmaba. ‘Careniña’ era
presuntamente uno de esos reclutadores. A finales de marzo de 2019, se
difundió un video donde sale el ‘Abuelo’ junto a cinco jóvenes que
buscaban perfiles en Facebook.
Durante las investigaciones, la madre de Carolina recordó que su hija le
mencionó el ‘Abuelo’. Lo hizo un día antes de su asesinato. Ambas
habían estado esperando a una tía en el sector de la Y. Carolina le dijo
que por aquí vivía el extranjero, quien ayudaba a sus amigos con los
estudios y les daba de comer. Tanto Christian G. como Antony M. son
de origen humilde y han recibido apoyo de otras adolescentes afuera de
las audiencias. Ellos conocieron a Carolina por redes sociales, dice el
abogado Mena. ‘Es una persona buena y tienen mucho dinero’, fueron
otros rasgos que contó la joven a su madre.

Sybel Martínez, vicepresidenta del Consejo de Protección de la Niñez de


Quito, dijo a Plan V en abril pasado que el caso del ‘Abuelo’ puede
llegar hasta las más altas esferas. “Este tema es un asunto de explotación
sexual comercial. Hay captadores, hay explotadores, y hasta ahora a
pesar de existir seis personas aprehendidas se siguen haciendo esas
fiestas o "paris", desde las diez de la mañana. Y son los mismos amigos
de alias Careniña los que hacen estas fiestas”.

El pasado 12 agosto, cuando Carolina habría cumplido 16 años, su


madre se conectó con la cuenta de su hija a Facebook. En ese momento
recibió mensajes amenazantes de una supuesta amiga de Carolina, quien
le dijo que no sabe con quién se está metiendo y que se trata de una
persona poderosa. La madre de Carolina puso una denuncia en la
Fiscalía por intimidación y la presunta amiga ha sido llamada a dar su
versión.

En julio pasado, la Fiscalía vinculó a Carlos E., Christian A. y Jonathan


P. al proceso por el delito de trata de personas. Pero el juez dispuso la
presentación periódica de los procesados y la prohibición de salida del
país.  Ellos se suman al ‘Abuelo’ y a ‘Careniña’ que también están en
esa investigación. Este es el caso que más se ha dilatado. El pasado 13 de
diciembre, la Fiscalía informó que por cuarta ocasión fue diferida la
audiencia preparatoria de juicio. La jueza Irene Pérez convocó la
instalación de la diligencia para el 13 de enero que viene. La prisión
preventiva del ‘Abuelo’ y ‘Careniña’ caduca el próximo 27 de marzo.

La trata prolifera por


redes sociales
En los últimos casos atendidos por la Unidad contra
el Delito de Trata de Personas y Tráfico de
Migrantes de la Policía, Facebook ha sido el medio
de captación de las víctimas. En la Fundación Alas
de Colibrí, dedicado a la acogida de menores
víctimas de ese delito, coinciden en que el contacto
inicial ha sido por redes sociales. ¿Cómo evitar esa
amenaza?
Los agentes entraron por la fuerza. Equipos tácticos del GIR
ingresaron a las 05:00 del 10 de noviembre pasado a la habitación de un
motel en Quitumbe, en el sur de Quito. Su misión era rescatar a una
joven y su niña de 2 años. Ella había sido llevada desde Loja hasta la
capital para ser explotada sexualmente. Estaba acompañada por un
hombre que fue acusado de trata de personas. Los tres estaban en una
habitación llena de desechos y comida regada. El estado de insalubridad
del cuarto llamó la atención a los uniformados. Pero también la reacción
de la joven. Ella sostuvo que el hombre que la acompañaba era su pareja
y padre de la niña; negó que la estuviera obligando a prostituirse.

Pero las investigaciones demostraron lo contrario. El hombre había


contactado a la joven de 18 años por Facebook. En las conversaciones se
mostró amigable y ecuánime. La enamoró. Así supo que ella pertenecía a
un hogar humilde y además con una niña que cuidar. Le ofreció una
mejor situación económica y la convenció en que debía irse con él a
Lago Agrio. La sedujo por un mes hasta que ella aceptó.

En Lago Agrio, el hombre la llevó a trabajar como prostituta pues −le


dijo− era la forma más rápida de obtener ganancias. Entonces la joven
empezó en un burdel sin nombre en un camino de tercer orden en Lago.
Era un lugar de tamaño de dos oficinas de unos cuatro metros cuadrados,
incluyendo la sala y las habitaciones para el negocio sexual.

Los tres estuvieron 10 días en Lago y luego viajaron a Quito. Vivieron


en un motel cercano a otro burdel, en el sur de la ciudad. Pero los días
pasaban y la joven no recibía ningún ingreso. Fue entonces cuando por
medio del guardia del lugar dio aviso a su madre de la situación. No
podía regresar a Loja porque la niña estaba en manos del hombre: él se
quedaba con la menor mientras la mujer trabajaba y amenazó asesinarla.
El mayor Mario Centeno, jefe de la Unidad contra el Delito de Trata de
Personas y Tráfico de Migrantes de la Policía, recuerda que la niña fue
encontrada con signos de haber sido violentada físicamente. Tenía
golpes en su cabeza y rostro. Así presionaba a la joven para ser
explotada sexualmente.  

“(EL TRATANTE) NO ES UN GRAN HACENDADO, NI ES RUBIO


DE OJOS AZULES. ES UNA PERSONA QUE SABE LOS MISMOS
CÓDIGOS (DE LA VÍCTIMA) Y POR LO TANTO SABE
ENAMORARLA", TOMÁS GUAYASAMÍN, DIRECTOR DE
PREVENCIÓN DE TRATA DE PERSONAS Y TRÁFICO DE
MIGRANTES DEL  MINISTERIO DE GOBIERNO.

La madre de la víctima viajó desde Loja a Quito para poner la denuncia.


El trámite fue rápido. La denuncia pasó a la Unidad Anti Trata el mismo
día y los agentes armaron el operativo al que llamaron “Libertad”. Los
investigadores hicieron entrevistas en el entorno al burdel, consiguieron
la descripción de la chica y llegaron hasta el motel donde estaban
alojados. “Las víctimas no saben que lo son, dicen estar por
consentimiento propio”, afirma el mayor Centeno sobre la reacción de la
joven. El hombre, de 26 años, también era de un  nivel económico bajo y
no pertenecía a una estructura criminal, según Centeno.

Tomás Guayasamín, director de Prevención de Trata de Personas y


Tráfico de Migrantes del  Ministerio de Gobierno, explica que este caso
resume muchos de los aspectos de la problemática en Ecuador.“(El
tratante) no es un gran hacendado, ni es rubio de ojos azules. Es una
persona que sabe los mismos códigos (de la víctima) y por lo tanto sabe
enamorarla. En la trata se especula que hay grandes mafias organizadas.
De los hallazgos que tenemos es que (el tratante) es parte de su propio
entorno social y familiar”.

El funcionario se refiere al estudio que el Ministerio tiene previsto


publicar en las próximas semanas sobre la situación de la trata en
Ecuador. Entre las cifras que manejan sobre el perfil de las
víctimas están las siguientes: el 97% es ecuatoriana, el 2% colombiana y
el 1% restante tiene otras nacionalidades como la venezolana. Por
género, el 89% corresponde a mujeres, niñas y adolescentes y el 11%
hombres. Por edades, el 62% de los casos es adulto, 37% niños, niñas
adolescentes, y el 1% adultos mayores. En explotación sexual, los
tratantes son hombres en el 90% de los casos y sus edad están entre los
19 y 25 años. En la explotación laboral, las tratantes mujeres aumentan
al 20% y los hombres aparecen en el 80% de los casos.
SEGÚN AGENTES DE LA UNIDAD ANTI TRATA, EN LA MAYORÍA
DE CASOS ACTÚAN UNA SOLA PERSONA QUE SE
APROVECHAN DE LAS NECESIDADES ECONÓMICAS DE LAS
VÍCTIMAS.

El diagnóstico fue levantado en 13 puntos del país. Y participaron 16


niñas rescatadas de trata. Mediante actividades lúdicas, recomendaron
acciones para prevenir ese delito. Pertenecían a familias de zonas rurales,
con niveles educativos medios y bajos, de hogares con violencia
intrafamiliar y decían que ellas no sabían que tenían derechos. Para
febrero o marzo está previsto el lanzamiento del Plan Nacional contra la
Trata.

Según agentes de la Unidad Anti Trata, en la mayoría de casos actúan


una sola persona que se aprovechan de las necesidades económicas de
las víctimas. Como fue el caso de un ecuatoriano que a finales de
noviembre pasado se contactó con una mujer venezolana a quien le pagó
USD 600 para el pasaporte. Según la Policía, por Facebook el hombre la
enamoró. Le dijo que era un empresario, le ofreció mejorar su situación
económica y vivir en Guayaquil. Pero no fue así. El hombre era un
cajero en una operadora telefónica y la llevó a vivir con él en Playas, un
cantón de Guayas. La explotó laboral y sexualmente. Estuvo así tres
meses.

El hombre le quitó el pasaporte. La amenazó con llamar a la Policía para


que sea deportada si buscaba irse. Pero ella decidió escapar. Se contactó
con su madre también por Facebook. La progenitora habló a un familiar
en Ecuador, quien a su vez llamó al 1800 DELITO y la intervención fue
rápida. El seguimiento al sujeto duró cuatro días desde la llamada de
alerta. La madre del tratante fue quien tenía los documentos de la joven
venezolana y cuando llegó a vivir con el sujeto, la mujer le dijo a la
víctima: ‘tú eres la mujer de mijo y tienes que estar para él siempre’. La
Fiscalía de Playas intervino en el caso, pero no detuvo al hombre, solo
recibió una notificación para ser investigado.

Guayasamín refiere que la gente asume como trata solo aquellos casos
donde se encuentran personas encadenadas y sumidas en lugares
oscuros. La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito
(UNODC) ha definido a la trata como la captación, el transporte, el
traslado de personas recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza con
fines de explotación.
Según Centeno, las estructuras criminales −redes que incluyen líderes de
una banda, tramitadores, choferes− en trata no son frecuentes. Pero
existen. Uno de los casos más recientes ocurrió en Guayaquil. Una banda
de trata conformada por tres venezolanos fue capturada. Eran dueños de
varios inmuebles en el Puerto Principal, entre ellos cinco departamentos
en un edificio cercano al parque Centenario.

La agrupación los ofrecía a sus connacionales venezolanas un lugar de


acogida a un precio más barato. El captador de las jóvenes era el líder de
la banda y a su vez dueño de los departamentos. El hombre acudía a los
puntos de concentración de los venezolanos. Por ejemplo, en Quito iba a
la Plaza Foch o a Rumichaca, en la frontera norte.

En ese caso el método de coerción fue el pago del arriendo y la retención


de pasaporte. Les exigían a las mujeres el pago diario del arriendo. Pero
al no poder solventarlo, las víctimas eran obligadas a prostituirse. Para
ello habían adecuado un departamento como ‘spa’ para recibir a los
clientes. Todo ese movimiento inusual en un edificio familiar fue
denunciado por un vecino al 1800 DELITO.

En el operativo fueron rescatadas siete víctimas, tres de ella eran


menores de edad. A las mayores de edad, sin embargo, les daban la
posibilidad de irse y de devolverles el pasaporte, pero solo si contactaban
a otra chica que las reemplazara. Las víctimas, a su vez, enganchaban a
nuevas víctimas y esto se realizaba por redes sociales. Aún se investiga
cuántas mujeres y menores fueron captadas. El líder de la banda es
requerido por otras unidades policiales y el SRI.

La Unidad además de trata y tráfico de personas, investiga explotación


sexual y laboral, pornografía, violación y prostitución forzada. Entre
enero de 2017 a noviembre de 2018 realizó 41 operativos en los cuales
171 víctimas fueron rescatadas y hubo 90 detenidos. Quito, Guayaquil y
Manta fueron las ciudades donde más operativos se ejecutaron.

ESTO ES MI ADIÓS
Ya no se que hacer, estoy desesperada, ya no puedo, quiero gritar, ya
no puedo más, ya estoy arta ya quiero acabar con todo, esta es una
maldita ansiedad, como si necesitará algo pero no se que es y me enoja
y me da trizteza ya no saber que hacer y pienso que no puedo mas,
siento como mi corazón late tan rápido de desesperación y no saber que
hacer me mata por dentro. No estoy sola tengo una gran familia que me
apoya y me quiere pero no es suficiente, y lo peor es no saber porque,
ahora siento como me esta cosatando respirar y todo por no saber que
esta pasando conmigo en mi cabeza, con mis pensamientos, con mi ser,
ya no puedo mas quiero gritar a los 4 vientos que alguien acabe con
esto y ponga fin a tanta infelicidad, se que muchos diran:"busca a
dios"
Créeme ya lo busque tantas veces, tantas veces que llore, que grite,
que me quería morir y no estaba nadie para mi, solo quiero la receta
para una vida feliz, llega de amor y comprensión, imposible no?.
Todo me recuerda a mi pasado, cuando perdí a mi novio, a mi amiga, a
mi familia y lo unico que hacia era esconderme en un baño, escuchando
como reian los demás, como gozaban de la vida y yo..... Solo quería
ser como ellos.
Ojala solo ubiera una salvación para mi, para todos a los que se
sienten haci.
Cada día solo pienso en lo horrible de mi vida, la mierda en la que
vivo,no culpo al mundo, la culpa es mia y lo que mas ansío es saber
cuando acabará esto, CUANDO TERMINARA ESTA VIDA TAN INUTIL!!!
No tengo ningún talento en especial, pense que era escritora pero solo
me equivoque.... Como siempre.

Nadie tiene una maldita idea de que es ver a los demas felices y no
poder serlo, respirar y no sentirse viva, llorar hasta quedar dormida
y solo poder reír por momentos, recordar lo horrible y asquerosa que
puede ser la vida, que todos hablen de un dios y no poder verlo o
sentirlo, que el amor no existe y que la gente es falsa y mentirosa.

Saber que todo lo que haces es un error y jamas tendras razón, querer
vivir en un cuento, anime, novela, solo para poder tener un final
feliz pero..... Recordar que eso jamas pasara y seguiras atrapada ahi,
imaginar como seria morir, si abra alguien que se acuerde de tu
existencia y de tu historia, de tu trizte y podrida historia.

Perdón mamá se que esperabas algo mas de mi, pero ya no puedo y no


quiero ya no puedo seguir, solo tropiezo piedra con piedra.

Mi mejor amiga, gracias por averme escuchado y estar ahi, se que abra
alguien mejor que yo, no necesitas a alguien que está muerto por
dentro.

Mis hermanos gracias por cada momento estare eternamente agradecida,


los amo con todo mi corazón y son lo mejor de mi vida.
Mi padre, apesar de que te tengo un gran odio y rencor no quita que
eres mi padre, pero lo siento lo que isistes no tiene perdón y nunca
te perdonaré, ojala ubieras tenido otra hija.

Mi novio, mejor dicho mi ex, solo quiero agradecer cada momento


conmigo, por hacerme reir, te pido perdón porque desperdiciastes tu
tiempo conmigo, espero que seas feliz.

Ya no tengo nada mas que decir, solo queda decir que la culpable de
esta desgracia y de lo horrible persona que soy hoy es culpa..... Mi,
yo cabe mi propia tumba, si tan sólo pudiera retroseder el tiempo y
poder aver escuchado consejos y lo que me dijeron no estuviera
escribiendo esto.

Hay 2 cosas graciosas, 1 que a lo largo de esto e observado un


cuchillo, la ventana abierta, un veneno para ratas y una cuerda y me e
preguntado
"¿Cual sera mas efectiva? "
La verdad mi vida no vale la pena solo soy una mas del montón no?
La segunda cosa y lo mas divertido de todo es que escribo esto por
nada, ya que estoy segura que nadie leerá esto y solo estara ahi,
palabras y palabras amontonadas, es algo que comúnmente pienso cuando
escribo
"Quien mierda leerá esto solo sera una mas"
Jajajajajajaja verdad que tengo razón, a nadie le importa lo que este
escrito aquí
jajajajajajajA, solo desperdicie mi tiempo.

En fin si alguien llega a leer esto deja tu comentario ya es muy tarde


cuando lo agas pero aún así, si hay alguien que este pasando por lo
mismo tu comentario salvará su vida.
Para mi ya es tarde, lo último que escucho es discutir a mis papás, a
mi hermano llorar y la lluvia caer.
Lo último que vi fue un anime quizá lo conozcan, se llama sekaiichi
hatsukoi.

Lo último que comi fue un pan tostado con mermelada.

Lo último que siento..... Es caer las lágrimas de mi rostro, la


comodidad de mi cama y como mi corazón, el cual hace un momento latía
como desesperado ahora se esta relajando y calmando cómo.... Si se
fuera a detener.

Eso fue todo y hasta nunca, recuerda....fui XANTY-ROUS

CHAO.......
LA CARTA ÍNTEGRA QUE DEJÓ EL MENOR

El "infierno diario" en clase que relató


Andrés en su carta de suicidio: "Estaba
harto de tragar. Ya no quiero vivir más"
El menor de 16 años relató en una carta de tres folios el "infierno diario" que
sufría en el instituto antes de suicidarse. El joven también pide perdón a su
familia por hacer lo necesario para "descansar en paz". "Tengo que hacerlo, ya
no quiero vivir más la vida, la odio".

"Mi nombre es Andrés y si estás leyendo esto es por que me habré suicidado".
Con estas sobrecogedoras palabras empieza la carta que dejó escrita el menor
que se suicidó en Madrid el pasado 1 de abril y en la que describe "el infierno
diario" que sufría en el instituto. La carta íntegra la ha publicado 'El Mundo' este
jueves. Andrés relata la tensión, el horror y el miedo con el que vive por parte
de un compañero al que no identifica.

"Tenía que aguantar seis horas en las que empezaba a tener más miedo",
cuenta. "¿Creíste que tus palabras no me hacen daño? ¿Que tus bromas
alguna vez me gustaron? ¿Que me cogieras mis cosas y no me las devolvieras
me hacía gracia? Y yo digo, '¿qué hice para merecer eso?' No lo entiendo.
Todo el rato fui un chico que no molestó a nadie", relata el joven en su nota de
despedida, ya en poder de la Policía Nacional.

A lo largo del texto, Andrés explica cómo fueron sus últimos días de vida y qué
le llevó a pensar en el suicidio como única salida. "Me di cuenta de que no
podía más. Y me dije '¿tengo que estar así siempre?'. No vi futuro. Solo vi un
oscuro agujero negro y ya no me enfocaba en mis estudios por culpa de él,
porque me sentía perdido y de hecho ese día lo decidí. Estaba harto de tragar".

"A ver si mamá tiene razón y Dios existe. Adiós a todos"

Uno de los momentos más estremecedores es cuando el chico dirige unas


palabras a sus padres. Les pide perdón a ellos y a su familia por lo que va a
hacer. "Madre, padre, os quiero mucho. Perdonadme por el dolor que os
provocaré. Adiós familia, adiós amigos, a todo ser que me caía bien os
extrañaré".

El menor se despide con la esperanza de poder "descansar en paz". "Tengo


que hacerlo, ya no quiero vivir más la vida, la odio. Ahora voy a hacer lo más
doloroso en mi vida para alcanzar mi último objetivo: descansar en paz. A ver si
mamá tiene razón y Dios existe. Adiós a todos".

La Policía Nacional detuvo a un adolescente de 16 años, compañero del


instituto, acusado de acoso escolar, según fuentes de la investigación. Los
datos preliminares recogen que desde el centro no tenía abierto ningún
protocolo sobre posible caso de acoso escolar. Desde la Comunidad de Madrid
y el colegio aseguran que no se realizó ninguna denuncia.

Hace cuatro años, otra alumna de este mismo centro escolar ('Ciudad de


Jaén') también se suicidó, víctima de acoso.

Las nuevas formas de transportar


droga: Desde neveras hasta bolsas
de reparto de comida
Durante el confinamiento los narcotraficantes han decidido agudizar su
ingenio para intentar evadir los controles policiales y llevar la droga a sus
clientes como siempre. En los últimos días la Policía los ha pillado usando
bolsas de reparto de comida a domicilio, pequeñas neveras y hasta camiones
para transportar mil kilos de hachís.

Narcotraficantes y camellos han tenido que inventar nuevos métodos para


transportar drogas, intentando eludir los controles policiales. Como ya
contamos en elcierredigital.com   el método más común en núcleos urbanos
era que el camello habitual se disfrazase de repartidor de comida a
domicilio y llevase las drogas a domicilio. Es un método que funcionó
durante un tiempo, hasta que la Policía lo detectó.

Pero algunos insisten en el método y este pasado fin de semana fue


detenido en Barcelona un repartidor al que le encontraron sustancias
estupefacientes en su cargamento cuando pasaba por un control.
Estuvo retenido 6 horas en la comisaría, lo que supondría más de la mitad
de su jornada de trabajo, pero es que al parecer el joven no conocía el
contenido de su transporte.

El truco del contrabando mediante repartidor fue tan usado que el


portavoz del sindicato de repartidores denominado Free Riders, Roberto
Castro, explicó el fenómeno de la siguiente manera: “Los traficantes y
consumidores se encuentran con el problema de que no pueden hacer
llegar las sustancias y cada vez más utilizan esta alternativa”, aclara
además que el repartidor no suele tiene ningún conocimiento de lo que
está llevando: “Legalmente se conoce como autor mediato, es decir, el
delincuente manipula a una persona que no sabe que está cometiendo un
delito”.

A pesar de esto, no todos los que han sido atrapados con drogas bajo la
insignia de una empresa de reparto eran inocentes, algunos camellos han
decidido simplemente adquirir la bolsa característica de estas empresas
para hacer los envíos. En Valencia fue detenido un joven que intentó
esquivar a los agentes de policía en su bicicleta "de reparto", dentro de su
bolsa hallaron 575 euros y varios paquetes envueltos en papel de aluminio
que desprendían un fuerte olor a marihuana. En Alicante otros dos
jóvenes que utilizaban este sistema fueron detenidos en un laboratorio
que se ocultaba tras la fachada de peluquería. Dentro fueron
incautados 57 gramos de cocaína, todas las herramientas para la
adulteración de sustancias, pequeñas cantidades de marihuana y 620
euros en efectivo.

Aunque la estrategia favorita del camello de poca monta parece ser más
simple aún. Consiste en sacar a pasear al perro y distribuir la droga de
mano a mano o sencillamente dejarla en puntos de recogida previamente
pactados con el cliente. Un español de 39 años fue detenido en San
Blas (Madrid) el día 11 de abril con más de seis gramos de hachís y un
sobre que contenía 40 euros en efectivo. El cliente que acababa de hacer
la transacción con él también fue sancionado e incautada la mercancía que
acababa de adquirir, 10 gramos de hachís.

En cuanto a medios de transporte de gran escala, los cargamentos tienen


que ser aún menos llamativos para evitar la atención indeseada o
excesivas preguntas en los controles. Este pasado jueves en Badajoz, un
camión de transporte fue detenido con cinco kilos de hachís y 200 gramos
de cocaína en la carretera A-66 en la zona municipal de Almendralejo. La
droga se había ocultado en dobles fondos practicados a un par de neveras
portátiles que en su interior contenían comida y bebida. El conductor
había explicado que era temporero en la recolección de fresas y era su
manera de transportar sus alimentos. Sin embargo, al no justificar la
circulación fuera de los límites establecidos dentro de la cuarentena los
agentes decidieron investigar las neveras.

Los agentes de Policía están entrenados en leer el lenguaje tanto hablado


como gestual de las personas y la mayoría de los narcotraficantes no están
preparados para superar un pequeño interrogatorio, lo que acaba
delantándolos.

Lo de los camiones de transporte parece ser la medida más frecuente,


quizá como alternativa a los medios navales que están siendo intervenidos
de manera masiva en las costas de la península. Pero los controles están
siendo el peor de los enemigos para los camioneros narcotraficantes.
En Granada, en la A-7 a la altura de la ciudad de Motril fue detenido en un
control un conductor que transportaba 32 fardos de hachís, equivalentes
a una tonelada del producto. Dentro del vehículo los agentes también
encontraron un millón de euros repartidos en tacos envueltos el film
transparente que, de comprobarse la naturaleza ilícita de estos, pasarán a
las arcas del estado.

Estos son los métodos que están utilizando actualmente los narcos para
tratar de entregar sus productos y mantener a flote su economía. Sin
embargo, no se puede obviar a algunos que sencillamente deciden tentar a
la suerte y realizar operaciones de narcotráfico saltándose la cuarentena y
encomendándose a la diosa Fortuna. El 19 de marzo en Ciudad
Condal (Barcelona) fueron detenidos tres hombres de origen marroquí por
saltarse flagrantemente la cuarentena. Durante la inspección los Mossos
D’Esquadra encontraron en el vehículo hachís, marihuana y dinero en
efectivo. Cuando comprobaron la información de los detenidos,
descubrieron que los tres tenían antecedentes por narcotráfico.

De la misma manera, aunque verdaderamente más inverosímil, fueron


detenidos dos personas de 22 y 23 años en el barrio de Los
Dolores (Comunidad Valenciana) por organizar reuniones de la Asociación
de Consumidores de Cannabis. En el local donde se realizaban las
reuniones se incautaron 26 plantas de marihuana, 971 gramos de esta
planta ya procesada para consumo, 148 gramos de hachís, tres balanzas
de precisión y 900 euros en metálico. El descubrimiento de las actividades
llevadas a cabo en este lugar fue posible gracias al olor tan característico
que desprendía el inmueble.

Finalmente, cabe señalar que, aunque las importaciones de drogas por vía
marítima estén siendo interceptadas, éstas no han cesado y han seguido
intentando mantenerse creativas. En 2019 fue desmantelada una red de
narcotráfico que introducía cocaína de Costa Rica en cajas de plátanos.
Más recientemente, en marzo de este año, fueron detenidos en Asturias,
en la ciudad de Avilés, dos narcobuzos que se encontraban retirando los
paquetes de droga de los bajos de buques mercantes procedentes
de Latinoamérica. También fueron detenidos otros dos sujetos que les
asistían.

La creatividad alrededor del mundo

Tradicionalmente el narcotráfico a nivel mundial ha hecho de todo para


aprovechar las particularidades de su nación y convertirlas en un elemento
de contrabando. Muchas entregas se han realizado escondiendo droga
en cascarones huecos de fruta o de algún otro producto alimenticio.
España no es la excepción, en 2014 un joven de 29 años fue detenido en
una estación de autobuses en Benidorm cuando intentó pasar 100 gramos
de cocaína en capsulas escondidos en un bocadillo de jamón ibérico y
queso. A raíz de esto el domicilio del joven fue investigado y encontraron
un alijo aun más grande de drogas que consistía en más de un kilo de
cocaína, tanto en polvo como en roca, y varios cogollos de marihuana.

No todos los ejemplos de estrategias y sistemas de narcotráfico tienen que


ver con comida, a veces la avaricia supera incluso a la empatía y es lo que
ocurrió con una banda de 75 sujetos que se encargaban de traficar droga
en Milán (Italia) introduciendo las drogas en perros de razas grandes que
serían sacrificados a la hora de recuperar el material.

EEUU ha hecho hincapié incluso en redes en las formas más extrañas que
han incautado drogas en el país. En este aspecto 2016 fue un año extraño.
Los agentes de aduanas crearon un hilo de Twitter de los productos más
curiosos en los que encontraron drogas ese año. El hilo incluía zanahorias
con marihuana, tortitas de maíz con metanfetamina, piedras con
marihuana que tuvieron que ser rotas con martillos neumáticos, champú
para caballos con metanfetamina líquida, cocaína en el sujetador de una
pasajera, un futbolín repleto de marihuana y hasta un submarino que
transportaba 5,5 toneladas de cocaína.

No cabe duda que Latinoamérica es el lugar donde el narcotráfico tiene


más control sobre los países, prueba de ello es la narcoambulancia
utilizada en 2018 en Argentina para transportar estupefacientes entre las
ciudades de Santa Fe y Rosario. El vehículo contaba con un fondo falso
donde se encontraban 400 kilos de marihuana e incluso la operación
contaba con la colaboración de una "paciente" falsa.

Odebrecht, la historia de sobornos que


salpicó a América Latina
Salió a la luz en 2015 y, tras la confesión de la empresa ante la Justicia de EE. UU.,
tiene multas.

Un documento del Departamento de Justicia de EE. UU. confirma que Odebrecht pagó


aproximadamente 788 millones de dólares en sobornos asociados a más de 100
proyectos en 12 países: Argentina, Brasil, Colombia, República Dominicana, Ecuador,
Guatemala, México, Panamá, Perú, Venezuela y, en África, Mozambique y Angola. Así
estalló un escándalo internacional por la magnitud de las cifras.

Consultada la empresa, esta responde que “Odebrecht está colaborando con la


justicia de Brasil y de los países en los que actúa. Ya ha reconocido sus
errores, pidió disculpas públicas, hizo acuerdos de colaboración con las autoridades de
Brasil, EE. UU., Suiza, República Dominicana, Ecuador, Panamá y Guatemala, y está
comprometida a combatir y no tolerar la corrupción en ninguna de sus formas”.

Pero no es tan sencillo. “Lo que se ha demostrado con este caso en la región es que hay
poca colaboración para investigar, que hay poca armonización de la legislación entre los
países”, dice Delia Ferreira Rubio, presidenta de Transparencia Internacional.
Penalidades y demoras

Aunque los sobornos no fueron a ciudadanos estadounidenses ni se produjeron allí, se


considera un delito que una empresa que cotiza en la bolsa de ese país pague sobornos a
funcionarios extranjeros y también que se utilice su sistema financiero para delinquir.
Por eso, la constructora brasileña también debió pagar multas a EE. UU. y a Suiza, por
donde también pasó el dinero, además de a los países donde efectivamente se
produjeron los sobornos. Más allá de estas multas, el caso tiene distintos avances o
desenlaces, según lo estipulan las autoridades locales.

Lo que se ha demostrado con este caso en la región es que hay poca colaboración para

investigar, que hay poca armonización de la legislación entre los países


 FACEBOOK
 TWITTER
Brasil: Hoy, las investigaciones relacionadas al esquema que involucra a la empresa
continúan. Marcelo Odebrecht está en prisión domiciliaria desde diciembre. Parte de
varios correos electrónicos tratan de la relación entre la empresa e integrantes del
Partido de los Trabajadores (PT) del expresidente Lula.

México: En octubre de 2017, el entonces titular de la Procuraduría General de la


República, Raúl Cervantes, dijo que la investigación del caso Odebrecht estaba
concluida, pero hasta el momento no se ha ejercido acción penal contra ningún
funcionario de Pemex.

Colombia: El proceso empezó en diciembre del 2016 y ya han sido condenadas cuatro
personas, entre ellas un exviceministro de Transporte y un senador activo.

Perú: Ya suman más de 27 personas con medidas restrictivas (prisión preventiva,


arresto domiciliario e impedimento de salida del país), entre los cuales se encuentra el
expresidente prófugo Alejandro Toledo y Ollanta Humala, quien afronta prisión
preventiva. También hay una exalcaldesa de Lima, Susana Villarán, entre otros. Las
declaraciones de Jorge Barata, exrepresentante de Odebrecht en Perú, también han
involucrado la campaña electoral (2011) del ex jefe de Estado Pedro Pablo
Kuczynski. Por el momento no se cuenta con una sentencia efectiva.

Venezuela: La amistad entre Hugo Chávez y Lula potenció los intercambios


comerciales entre Venezuela y Brasil. De 2003 a 2016 se acordaron 37 contratos entre
ambos gobiernos, 27 de estos para Odebrecht. Entre el 13 y el 17 de febrero de 2017 se
tomaron las únicas medidas que adelantó el Ministerio Público: Allanaron la sede de la
empresa, congelaron sus cuentas y le prohibieron gravar y enajenar bienes. La fiscal
Luisa Ortega Díaz viajó a Brasil para compartir información con la Fiscalía y pidió, el 3
de abril de 2018 ante el Tribunal Supremo de Justicia en el exilio, el enjuiciamiento del
presidente Nicolás Maduro por este caso. Aseguró que el mandatario incurrió en los
delitos de corrupción y legitimación de capitales.

Argentina: El juez Federal Marcelo Martínez de Giorgi llamó a indagatoria a 49


personas: exfuncionarios como Julio de Vido, exministro de Planificación; Ricardo
Jaime, exministro de Transporte, y José López, exsecretario de Obras. También a
representantes de firmas que obtuvieron una licitación de construcción del soterrado del
tren Sarmiento, como Ángelo Calcaterra, expresidente de la constructora Iecsa y primo
del presidente Mauricio Macri, e intermediarios como el ‘Corcho’ Rodríguez.

El caso Odebrecht salió a la luz por el Lava Jato, en Brasil. Pero, ¿es la única que
operaba a través de ilícitos? Fuentes cercanas a la constructora afirman que no. Faltan
escribirse entonces los nuevos capítulos de esta trama.
ECUADOR Y LA MANO SUCIA DE
ODEBRECHT
El Gobierno de Rafael Correa, a pesar de varios roces con la
constructora brasileña, la mantuvo como una de las contratistas más
importantes del país.

El gobierno de Rafael Correa expulsó a Odebrecht en el 2008 por fallas


en la hidroeléctrica San Francisco, reveladas por el periodista Christian
Zurita en diario Expreso. En el 2011, Odebrecht negoció su retorno,
pagó USD 20 millones y cumplió varias otras condiciones. A cambio,
recibió cientos de millones en contratos.

Decir que en Ecuador, compañías brasileñas como Odebrecht,


Petrobras y Andrade Gutiérrez, se disputan puestos estelares en el
manejo de contratos contaminados, no es novedad. El propio poder lo
sentencia: a raíz de las graves fallas detectadas en la central
hidroeléctrica San Francisco, construida por Odebrecht, el presidente
Correa, describió con sendos adjetivos el rostro de la constructora
brasileña: “Mientras más escarbo más pus encuentro. Estos señores han
sido corruptos y corruptores, han tenido comprado a funcionarios del
Estado».
Esas fueron las expresiones del Primer Mandatario, asegurando conocer
la magnitud de la corrupción y los nombres de los corruptos, aunque
ocho años después, esos secretos son guardados en un cofre
inexpugnable.

Ante el colapso de San Francisco, Rafael Correa, recurrió a la manida


pirotecnia mediática: «Arreglen rápido lo que hicieron y arreglen rápido
el resto de contratos, que son tremendamente lesivos para el país. No
sólo se van del país; no descansaré hasta darle a conocer al mundo lo que
han hecho en este país», dijo.
Esas expresiones cargadas de nacionalismo y un tufo populista,
merecieron la inmediata respuesta del entonces presidente de Brasil,
Lula Da Silva, para quien el tono de Correa tenía un matiz electoral
frente a la consulta popular que se realizaba esa semana: “En Ecuador,
habrá elecciones el domingo. Dejemos un poco pasar la pelota para
solucionar este problema”, anunció Lula con frescura. Él sabía lo que
decía.
Apasionado por llevar los temas al límite, el 23 de septiembre de 2008,
Rafael Correa, con decreto ejecutivo, declaró emergencia nacional,
suspendió los contratos de San Francisco, Toachi–Pilatón, Carrizal-
Chone, Baba y Aeropuerto del Tena (valorados en U$ 800 millones);
además, movilizó a FFAA, ordenó la requisición de los bienes de
Odebrecht y suspendió los derechos constitucionales de los
representantes de la constructora.
Días después, 9 de octubre de 2008, el presidente emitió otro decreto
modificando el anterior, al darse cuenta de evidentes extralimitaciones
legales, como la suspensión de contratos y derechos constitucionales por
decreto, una medida de exclusiva responsabilidad judicial.

Hasta ese día, Marcelo Odebrecht, intentó en vano impedir la suspensión


unilateral de los contratos. Pero, lo que no pudo lograr el nieto de
Norberto Odebrecht, lo alcanzaría después, moviendo los hilos del
poder, el presidente Luiz Ignacio Lula Da Silva. Pasaron tres años
(2011), y Odebrecht regresaba a Ecuador perdonada, con más bríos y
más contratos. Parafraseando al Presidente: la “pus” seguía gangrenando
la contratación pública.
El perdón costó USD 20 millones
Previo al retorno, la intervención de Lula logró suspender todas las
acciones judiciales a nivel nacional e internacional que el gobierno
instauró en contra de Odebrecht. Estos acuerdos se resumieron en un
Convenio de Transacción firmado el 8 de julio de 2010, entre los
representantes de Hidropastaza y Norberto Odebrecht, sin contar con la
autorización del Procurador del Estado. A través de este documento, la
compañía se comprometió a reparar las fallas de San Francisco; al pago
de USD 20 millones por pérdidas durante la paralización de la planta,
imputable a las ocho glosas que, por USD 70 millones estableció la
Contraloría.
Entre tanto el gobierno se obligó a dejar insubsistentes las referidas
glosas; a retirar el arbitraje de la Cámara de Comercio de Ambato; lo
propio con los juicios en los tribunales de la provincia de Tungurahua;
además de dejar sin efecto la demanda internacional en contra del
BNDES.

El acuerdo se estableció en estos términos, pese a que la auditoría de la


firma Electroconsul, concluyó que las pérdidas por paralizaciones de San
Francisco ascendían a USD 83 millones, y la propia Odebrecht ofreció
públicamente pagar USD 43 millones. La totalidad de las demandas de
Ecuador en contra de Odebrecht bordeó la cifra de U$ 250
millones. Finalmente, el gobierno de Correa se conformó con USD 20
millones, recursos de los que no se conoce el destino.
Pacto Lula – Correa perdonó a Petrobras
En mayo de 2007, el ministro de Minas y Petróleos, Alberto Acosta,
conformó una Comisión Especial de investigación de los contratos
petroleros. Los primeros instrumentos en ser escrutados fueron los de
Petrobras (bloques 18, 31 y campo Palo Azul). La investigación con
seguridad movió el avispero, al punto que empezó a inquietar fuera y
dentro del gobierno. A cinco meses de posesionado, el ministro Acosta
presentó su renuncia, ese día —13 de junio de 2007— remitió al
presidente Rafael Correa el informe de la Comisión y una carta
recomendando la caducidad contractual de Petrobras.

En una reunión efectuada en Carondelet, en julio de 2007, el informe fue


expuesto al Presidente por los miembros de la Comisión y la Secretaría
de Transparencia. Cuando la decisión de caducar los contratos estuvo
tomada, intervino un delegado de la Cancillería, quien leyó un
documento remitido por el gobierno de Lula Da Silva, en el cual se
expresaba cuestionamientos a las pretensiones de caducar los contratos
de Petrobras y se recordaba el acuerdo entre los presidentes Correa y
Lula.

El documento de reclamo brasileño se entregó también al ministro


Alberto Acosta. La misiva hacía saber que a raíz de la visita de
la “Señora Canciller María Fernanda Espinosa y posteriormente de la
visita de estado realizada por el Presidente Rafael Correa, Brasil había
comprendido que los propios Jefes de Estado estuvieron de acuerdo en el
tema, puesto que Petrobras había cumplido con todos los trámites
incluyendo el último pago para tener la licencia ambiental: “existen
pequeños sectores que están alegando pretextos para no cumplir con una
determinación que adoptaron los Presidentes Lula y Correa en
Brasilia“, señala la carta del gobierno de Brasil.
La predisposición ecuatoriana, orientada a la caducidad contractual
recibió un giro radical, privilegiando el interés del gobierno de Lula
sobre el interés de Ecuador, y dejando una cadena de delitos y perjuicios
económicos bajo la alfombra de la impunidad. Ese día, Lula ganó una
batalla millonaria en el epicentro del poder de Correa.
Días después, la Comisión remitió el informe a la Procuraduría y la
Fiscalía. Con base a esa investigación, el procurador Javier Garaicoa,
solicitó al nuevo ministro de Minas y Petróleos, Galo Chiriboga, la
caducidad de los contratos de Petrobras, por haber realizado
transferencias de participaciones a la empresa japonesa Teikoku, sin
autorización del Estado; además, de haber suscrito acuerdos con una
empresa no inscrita en Ecuador. Galo Chiriboga, figuraba como uno de
los responsables en el informe de la Procuraduría, al haber calificado la
idoneidad de la compañía japonesa cuando fue presidente de
Petroecuador, el año 2006.

El 31 de julio de 2007, el fiscal Jorge German, resolvió la apertura de la


indagación previa en el caso Petrobras-Palo Azul. El año 2008, el fiscal
Washington Pesántez inició un proceso penal por peculado en contra de
27 ex funcionarios de varios gobiernos. El perjuicio económico al país,
al que hacía referencia el expediente fiscal, era de U$ 2500 millones.
En octubre de 2008, el ministerio de Minas y Petróleos negó el pedido de
caducidad realizado por la Procuraduría del Estado, basándose en un
informe suscrito por el presidente de Petroecuador, Luis Jaramillo Arias,
en el cual se retractaban de las acusaciones en contra de Petrobras. En
una entrevista publicada en la revista Vanguardia de esa fecha, Jaramillo
Arias, señaló que la decisión de no caducar los contratos, fue asumida en
una reunión con Rafael Correa y Petrobras.

En julio de 2011, Galo Chiriboga fue posesionado como fiscal del


Estado. Uno de los primeros casos en asumir fue el de Petrobras. En un
giro inédito en la historia judicial, Chiriboga cambió 180 grados el
criterio y pidió el archivo del proceso penal por peculado, liberando de
responsabilidad a los ex funcionarios y a la empresa brasileña. Luego de
la absolución judicial, Petrobras se fue del país gracias a un acuerdo de
indemnización a través del cual, el gobierno de Correa pagó a la
compañía USD 219 millones adicionales.
San Francisco destapó la “pus“ de
Odebrecht
Antes de que estalle el escándalo de San Francisco, el caso del contrato
de riego Carrizal-Chone en la provincia de Manabí (2007), puso en alerta
al gobierno de Rafael Correa, sobre los malos manejos de Odebrecht.
Una investigación interna señalaba la existencia de un sobreprecio
de USD 22 millones en la segunda fase del proyecto. Eso lo llegaron a
conocer Ricardo Patiño, José Serrano, Jorge Glas, Fernando Cedeño y el
propio Rafael Correa.
Hasta que, una investigación del periodista Christian Zurita Ron,
publicada en  Diario Expreso, destapó el dique de la corrupción en la
central hidroeléctrica San Francisco; solo entonces, el gobierno decidió
actuar. Posteriormente, el trabajo de Zurita Ron fue ampliado el año
2009 en el libro El discreto encanto de la revolución ciudadana, con el
titular Odebrecht, monumento a la vergüenza.
Aquí la historia:
La voz amplificada desde el  micrófono del presidente Chávez atravesó
la sala de espera del lujoso hotel Tropical de Manaos, Brasil, avanzó por
sus largos pasillos y retumbó como eco: “Esta empresa amiga de
Venezuela se ha portado extremadamente bien! ¡Cuando se vino un
embargo económico, Odebrecht importó cemento de Brasil para las
obras y cuando el gobierno necesitó, le adelantó dinero demostrando un
nivel de transparencia y de confianza absoluta!”. Las palabras, lejos de
favorecerles, fueron problema para Odebrecht, que intentaba manejar en
total sigilo y diplomacia las razones por las que fue expulsada del
Ecuador el 23 de septiembre de 2008.
Era la III Cumbre Bilateral sobre asuntos energéticos de Brasil y
Venezuela, celebrada el 1 de octubre de 2008, siete días después de la
expulsión, suponía el marco ideal para reunir a Lula y Correa. La
expectativa de este encuentro entre jefes de Estado era superar la crisis y
sustentar un nuevo mega proyecto de integración física y regional, a
través de la Amazonía: el eje por carretera y navegación fluvial que
debía unir el Atlántico con el Pacífico, desde el puerto de Manta hasta
Manaos, en el Amazonas.

Nada salió como lo planificó la constructora. La reunión Lula-Correa


inició a la 17H40, hora de Ecuador, con la expectativa de toda la prensa
regional. Pero terminó con una tibia declaración del entonces canciller
brasilero Celso Amorim, que aseguró que entre los mandatarios hubo
una conversación positiva para superar el problema.
Desde entonces nada fue igual en sus relaciones
Hasta ese día los medios de comunicación brasileños no tenían claro
cómo una de sus empresas más prestigiosas afrontaba un problema
regional; intentaron en vano una declaración de la corporación y su
único referente comparativo era la salida violenta de Bolivia de la estatal
petrolera de Brasil, Petrobras. Bajo esa premisa, pensaban los
periodistas, un escenario similar de maltrato a los técnicos y funcionarios
de la constructora.

¿Qué hizo Odebrecht para ser expulsada?, preguntó esa noche una


periodista del diario Valor Económico, de Sao Paulo. La respuesta que
Christian Zurita, entonces periodista de diario Expreso fue: Odebrecht
obtuvo un crédito de carácter privado por U$ 241 millones del Banco de
Desarrollo de Brasil (Bndes), avalado por una garantía soberana del
Ecuador, luego convirtieron el crédito privado en estatal y
sobrevaloraron el costo de la obra civil. Pero también irrespetaron los
estudios originales y construyeron mal la central hidroeléctrica San
Francisco valorada en 600 millones pagaderos en 10 años.
Los orígenes
“Nunca entramos a un país simplemente
para construir una obra. Llegamos para
quedarnos” Fernando Santos Reis
Fue un hombre capaz de llegar a la Presidencia de la República y
reunirse con las altas  autoridades mientras vestía jean, camiseta y
sandalias. Su nombre: Fernando Santos Reis, ejecutivo de Odebrecht.
Desde 1999 diseñó la arquitectura que le permitió lograr los contratos
para la ejecución de cuatro proyectos: el sistema de riego Carrizal-
Chone; la central hidroeléctrica San Francisco; el proyecto
Multipropósito Baba y la central hidroeléctrica Toachi-Pilatón, que le
fue adjudicada mediante un irregular proceso de contratación por el que
fue prefecto de Pichincha y amigo íntimo de la revolución ciudadana,
Ramiro González.

Con un sueldo promedio de 25 mil dólares más comisiones por contrato,
Santos Reis se convirtió en uno de los asesores internacionales más
influyentes en los gobiernos de Lucio Gutiérrez y Alfredo Palacio.
Santos Reis fue la representación de fortaleza de la constructora
brasileña en Ecuador. Su proximidad a funcionarios en el gobierno de
Gutiérrez era innegable, incluso desde Brasil se mencionó como posible
asesor del  mandatario Correa, en el inicio de su primer período. Pero el
presidente no era el único Correa que tenía acercamientos con la
empresa. Su hermano Fabricio, que fue contratista desde 1996, trabajó
con la constructora  a través de Aplitec “Yo diseñé y construí para
Odebrecht el parque lago de la prensa Chongón”.
Con Reis, Odebrecht se convirtió en la principal constructora en el país,
sin competencia directa alguna, después de los problemas que tuvo con
el Estado la también brasileña Andrade-Gutiérrez, que fue cuestionada
por la Contraloría debido a la demora en la construcción de una carretera
en la amazonia ecuatoriana.

Una muestra del poder de Odebrecht fue el proyecto San Francisco. Fue
un proceso lleno de vicios que arrancó en 1999, en el gobierno del
presidente Jamil Mahuad Witt.

Luego de años de cabildeos la empresa impuso un sistema perfecto:


Odebrecht y sus socios debían construir la obra a su propio riesgo y
dinero bajo el nombre de Hidropastaza; a cambio tendrían por 30 años el
control del agua y la central para recuperar su inversión y obtener
utilidades. Pero, en un momento, Hidropastaza dejó de ser privada
gracias al traspaso del 80% de las acciones a favor de una empresa
estatal, Hidroagoyan. Se convirtió entonces en una empresa mixta pero
amparada en régimen de derecho privado. Ya que el Estado tenía la
mayoría de las acciones, se le obligó a que garantice el crédito (garantía
soberana) con el Bndes.
Premio a la ineficiencia
El 20 de junio de 2007, Rafael Correa, que llevaba puesto un casco
blanco más una alegría desbordante, recorrió cada fase de la Central San
Francisco. Ese día develó una placa con las palabras: “Inaugurada por el
Gobierno de la Revolución Ciudadana”. En su discurso,  agradeció a la
empresa por terminar la obra anticipadamente y en recompensa le
reconoció U$ 13 millones de premio.
Sin importarle antecedente alguno, Correa resaltó que San Francisco le
ahorraría al país unos 100 millones de dólares al año, por lo tanto, no
retiraría los subsidios a la energía y anunció que proyectos similares
estaban en camino. En la inauguración le acompañó el entonces amigo
Alberto Acosta.
Pero la central arrancaba, al menos, con 253 problemas identificados a
pocos días de la inauguración. Sin embargo, permitieron que la planta
inicie la operación para ganar la prima de 13 millones de dólares.
Para el 31 de mayo de 2007, San Francisco contabilizó 287 trabajos
faltantes. El 13 de junio, siete días antes de que el presidente inaugurara
la planta, se estableció que los pendientes o problemas no habían sido
superados.

En la constructora había tranquilidad, la solución planteada por sus


autoridades nunca pasó por reconocer sus errores. Ítalo Centanaro,
ingeniero geólogo, asumió la dirección de Hidropastaza al momento del
colapso de la central. Recordó como los brasileros ponían las
condiciones, miraban por debajo del hombro a todos los técnicos
nacionales, mantenían el control  de la planta e incluso pensaban que
todos los arreglos serían asumidos por el Estado.

No había que alarmarse, desde marzo del 2000 en que el presidente


Gustavo Noboa Bejarano firmó el Contrato de Ingeniería de Detalle
Suministros y Construcción (EPC o llave en mano) del proyecto
hidroeléctrico San Francisco, se consensuaron y notarizaron 10
adéndums o alcances al contrato, que blindaron jurídicamente al
consorcio constructor de cualquier responsabilidad por daños futuros,
eso representó al menos U$ 123 millones en perjuicio del Estado.
La cifra se obtuvo del desglose de varios rubros: obras no realizadas en
la central, pero que no fueron descontadas al costo inicial de la obra; el
arreglo de los topos que quedaron entrampados al excavar el túnel de 11
kilómetros, de acuerdo al contrato debía ser responsabilidad del
constructor pero el costo corrió por cuenta de Hidropastaza (empresa
privada que fue transferida al Fondo de Solidaridad); tres reajustes de
precio; compensación por la devaluación del dólar frente al real (la
moneda brasileña) y el pago, en kilovatios de energía, por aceleramiento
en el plazo de ejecución del contrato en alrededor de 7 meses.

Quien se desempeñó como subsecretario jurídico de la Presidencia de la


República, del gobierno de Correa, Vicente Peralta León, allanó el
proceso legal para la firma del quinto adéndum al contrato. Pagó  U$
15,7 millones a Odebrecht, por concepto de reajuste de precios por
diferencial cambiario o aumento de la inflación, por la variación de
cotización entre el dólar y el real brasileño. “No podía cambiar la
naturaleza del contrato porque ya estaba dado y firmado”, dijo Peralta.
Contraloría, en su examen especial realizado a los anexos estableció que
Hidropastaza canceló, entre el 8 de agosto de 2005 y el 31 de mayo de
2007, 23 facturas que sumaron U$ 17,6 millones. Significa que se
cancelaron valores más altos a los que efectivamente se acordaron en los
adéndums. La razón: en el cálculo de pago se utilizaron parámetros de
los Estados Unidos y no los ecuatorianos.El examen de contraloría
explica que el cálculo de ajuste económico del contrato EPC no procede
porque “la utilización de índices obtenidos de los Estados Unidos de
Norteamérica, para ajuste económico del contrato EPC, no son
adecuados para el cálculo del monto del contrato EPC…resulta
imposible aplicar el cálculo reclamado por el consorcio por falta de
índices nacionales”.
El campanazo de la prensa
El  primer campanazo llegó el 11 de julio de 2008 con la publicación en
el diario Expreso “Ni un milagro salva a San Francisco”. El reportaje
narró cómo en apenas 11 meses de funcionamiento, el equipo técnico ya
presentaba graves deterioros, las turbinas  generadoras de energía 
dejaron de funcionar a causa de los sedimentos arrastrados por el agua y
los desprendimientos  de grandes fragmentos del lecho rocoso en el túnel
de 11 kilómetros, que conducen las aguas del río Pastaza, hasta el ducto
de caída vertical en el que el agua adquiere una fuerza de 116 metros
cúbicos por segundo.
A esa velocidad, las rocas golpearon los rodetes de las turbinas
encargadas de generar supuestamente 230 megavatios cada hora.  El
problema se detectó con un extraño sonido en los generadores. Se
abrieron las turbinas y los técnicos enfrentaron la pesadilla más grande:
fisuras y erosión precoz en los álabes (paletas curvas) de las turbinas a
causa de las rocas y desprendidas del túnel, que no  tuvo el revestimiento
de concreto adecuado.

Odebrecht, con el objetivo de bajar costos, colocó turbinas más veloces,


de 327 rpm, que generan más daños, por el golpe de los sedimentos del
agua en los rodetes. La mayor velocidad permitió reducir el tamaño de
las turbinas y la dimensión de la casa de máquinas y con ello también los
costos.

El 21 de julio Expreso reveló que la fiscalización a cargo del consorcio


brasilero-ecuatoriano Furnas-Integral nunca fue independiente. Furnas-
Integral fue contratado, entiéndase pagado por Odebrecht, para realizar
ese trabajo. Furnas incluso era socia y compartía intereses comunes con
Odebrecht en otros negocios como es el caso del desarrollo del Proyecto
Hidroeléctrico Cachuela-Esperanza, en Bolivia, valorado
en 8.400’000.000 dólares, para generar 6400 megavatios.
Furnas jamás objetó las decisiones antitécnicas del consorcio
constructor. La fiscalizadora aseguró, en varias comunicaciones,  que no
fue su responsabilidad analizar el diseño de la obra. El gerente adjunto
de esa consultora, Newton Goulart dijo: “como usted puede observar en
ningún documento existe ninguna indicación de que la consultora de la
fiscalización tenía la responsabilidad del diseño, así como ninguna
disposición que obligue a la consultora a su revisión”, y
continúa, “ejecutivos de Hidropastaza visitaron Brasil y solicitaron que
revisásemos los diseños electromecánicos, bajo un segundo contrato,
pero esto no fue aceptado por nuestro departamento de ingeniería”.
En su única entrevista a la prensa, el 21 de junio, la fiscalizadora aseguró
haber cumplido los procedimientos administrativos y operaciones
acordados por las partes, que su trabajo se sustentó en informes
semanales y que el daño de la planta obedeció a negligencia de los
ingenieros de Hidropastaza. “Hicieron funcionar 38 horas a la planta
con 19.000 partes por millón de sedimentos, cuando la norma es de
apenas 900 partes por millón, sucedió además un efecto de cavitación
(vacío) que generó daños en el túnel.”
Integral, la contraparte ecuatoriana del consorcio que fiscalizó, creía que
el daño de la central fue por razones operativas. Pero también aceptó
considerar que el constructor ignoró “algunas sugerencias”. Dijeron que
se le hizo conocer a Odebrecht que el gran problema eran los sedimentos
del río Pastaza. El último informe dice que “es necesaria la
construcción de un desarenador”. Además señaló que desde el 26 de
abril de 2007 se detectó dificultades en el sistema de enfriamiento.
Las declaraciones de la fiscalizadora fueron de doble vía. En la primera
deslindaban responsabilidades como garantes del control en el proceso
de construcción, y en la segunda, lo tomaron como una forma de defensa
frente al ataque del entonces ministro de Electricidad, Alexey Mosquera,
quien aseguró que “existieron errores de fiscalización del proyecto por
parte de la empresa brasileña”.
El despistado ministro, que conocía de memoria cada una de las acciones
de Odebrecht, ya que fue funcionario del Conelec y como tal “vivió” de
cerca la entrega de concesión de San Francisco, jugó el más vergonzoso
de los papeles por decir lo mínimo, en todo el proceso.
En su primer acercamiento a la prensa, Mosquera minimizó los daños
provocados, y aseguró que se han tomado las correspondientes medidas.
Defendió a Odebrecht, dijo que los trabajos estarían listos en sesenta
días, comparó los daños de San Francisco con lo que ocurrió en la
central Paute, durante los años 80. Consideró que entonces fue peor,
porque se desmoronó un muro en la parte frontal. “Son temas que pasan
normalmente en las obras de ingeniería pero no hay por qué satanizar.
Es el colmo que se satanice… la compañía Odebrecht definitivamente ya
está reparando y no hay ningún problema, para que una central esté
operando normalmente pasan dos o hasta tres años.”
Hechos consumados
“La central San Francisco es un real desastre” inició la crónica
periodística de Expreso del 21 de agosto, luego de que los medios
entraron, por primera vez, al túnel de conducción de agua. La presión
mediática obligó al contralor Carlos Pólit a ingresar y verificar
personalmente la situación del ducto, dijo, “En el túnel de acceso y en la
chimenea de la central se encontraron piedras, latas oxidadas, lodo,
zapatos viejos y sedimentos de hasta 2,5 metros de altura. Son toneladas
de materiales que se acumularon por falta de limpieza. A las turbinas
llegaron piedras, pedazos de hierro, pernos, placas y otros materiales. En
los túneles, además, hay desprendimientos, filtraciones de agua por el
techo y las paredes, y algunas fisuras.”
Lo más alarmante es la explicación del avance de los técnicos, metro a
metro por el túnel. Fue cavado en una estructura donde la roca no es
capaz de sostenerse por sí sola; por lo que se requería de una serie de
anclajes para impedir que estas se desprendan.

La deuda
A paso acelerado el Mandatario ingresó a la sala de reuniones del
Palacio, les ignoró, les negó el saludo y tajante les gritó que si no
arreglaban los problemas se irían del país. Era el 18 de agosto de 2008.
Gandolfo y otros funcionarios de la constructora brasileña abandonaron
vapuleados la reunión.

Significó una doble bofetada, no sólo porque fueron reprendidos frente a


todas las autoridades eléctricas del Ecuador, sino porque estaban
presentes ejecutivos de la empresa Argentina Industria Metalmecánica
Pescarmona Sociedad Anónima, IMPSA, la más grande de ese país. Su
presencia, aún no aclarada del todo, respondía, aparentemente, a su alto
conocimiento del proyecto Toachi-Pilatón, proyecto por el que lucharon
pero no lo obtuvieron.

Mientras la discusión tomaba una clara dirección contra la empresa, los


ejecutivos de Odebrecht abandonaron la Presidencia tenían una
determinación: no arreglarían los daños de la planta. Su estrategia era
ganar tiempo, esperar los supuestos peritajes demuestren que las fallas
no fueron su responsabilidad técnica y exigir al Estado más pagos a su
favor.
El Contrato, los adéndums, los informes de fiscalización,  la entrega
recepción y aceptación de la planta por parte del Estado los volvían
invulnerables. Pero la verdadera tranquilidad de los ejecutivos de
Odebrecht se sustentó sobre todo porque el 23 de junio de 2008, cuando
la situación de San Francisco era un desastre en secreto, el Fondo de
Solidaridad, entonces manejado por Jorge Glas, como entidad dueña de
todas las acciones de las empresas del Estado, se comprometió a pagar el
crédito al Banco de Desarrollo de Brasil (Bndes) con el que se financió
San Francisco.

Lo que se configuró como delito penal en 1999, cuando el presidente


Jamil Mahuad y las posterior entrega de una garantía soberana en el
gobierno de Gustavo Noboa, más los adéndums de Lucio Gutiérrez), se 
perfeccionó como el peor de los actos de corrupción nueve años después,
cuando los funcionarios del gobierno de Correa decidieron pagar la
deuda al Bndes de Brasil.

Ese día la junta de accionistas de Hidroagoyán, presidida por Francisco


Castelló, gerente general del Fondo de Solidaridad, realizó el canje de
una nota promisoria (promesa de pago) firmada en el año 2000 por  317
´900.000 de dólares, por otros 41 pagarés,  valorados en 461
´000.000, que se cancelarían desde el junio de 2008 hasta el 2018.
Toachi Pilatón: U$ 5 millones por
romper un contrato
Los funcionarios del sector eléctrico del régimen de Correa, conocían a
plenitud el funcionamiento de Odebrecht, ellos manejaron y negociaron
con esa y otras empresas, varios contratos.

El suplemento Blanco y Negro del desaparecido diario Hoy, señalaba


entonces: “Antes de ser ministro de Energía, Alecksey Mosquera
conocía sobre los contratos de San Francisco y de Toachi-Pilatón, pues
durante varios años desempeñó el cargo de jefe del Departamento de
Concesiones del Conelec y al inicio de este Gobierno fue subsecretario
de Electricidad del Ministerio de Energía. A su vez, el ex gerente de
Hidrotoapi S.A., Byron Granda, consultor de la Dirección de
Planificación del Conelec y asesor del ex prefecto Ramiro González.
Aunque en el régimen de la Revolución Ciudadana se modificó el origen
del financiamiento del Proyecto Toachi-Pilatón, Rafael Correa, conocía
perfectamente el rostro de Odebrecht, fue él quien, en calidad de
ministro de Economía del gobierno de Alfredo Palacio, acordó con el
gobierno de Lula y Odebrecht, el aval para un posible crédito. Esto se
refleja en varias cartas oficiales, cursadas entre Correa, Fernando Reis y
Amorim.

El proceso de adjudicación a Odebrecht fue realizado en la oscuridad,


por parte de la Prefectura de Pichincha. Ramiro González, a esa fecha
del partido Izquierda Democrática, renunció al cargo para ser binomio
presidencial de León Roldós (RED), pero dejó amarrado todo a favor de
Odebrecht. Primero conformó la compañía Hidrotoapi S.A, un esqueleto
jurídico para burlar los procesos licitatorios. El sucesor, Gustavo Baroja,
coideario de González, devenido en correísta, junto al directorio de
Hidrotoapi S.A, hicieron malabares para calificar al único proponente
(Odebrecht), como puede apreciarse en el acta de la sesión del 8 de
diciembre de 2006.

El escándalo de San Francisco también le ayudó a Correa a


descubrir “que el contrato con Toachi-Pilatón, que lo hizo la prefectura
de Pichincha, en este gobierno, con esa Odebrecht tiene los mismos
horrores que el contrato de San Francisco; así que lo mandamos a
cortar”, dijo en una de la sabatinas. Luego de escuchar semejantes
palabras, al prefecto de Pichincha, Gustavo Baroja, se le abrieron los
ojos: “La experiencia de San Francisco nos ha abierto los ojos a todos y
creo que debemos traducirlas en reformas”, precisó el Prefecto.
Finalmente, el contrato con Odebrecht para construir el proyecto Toachi
Pilatón fue suspendido unilateralmente por disposición del presidente
Rafael Correa, por esta razón el Estado tuvo que indemnizar a la
contratista con U$ 5 millones. Meses después la obra fue adjudicada a la
empresa China International Water & Electric (CWE).

Proyectos Baba y aeropuerto del Tena


Odebrecht obtuvo, durante el Gobierno de Lucio Gutiérrez, el contrato
de construcción del aeropuerto del Tena, articulado al eje Manta-
Manaos, dentro de la estrategia del IIRSA. Para continuar la obra, el
Gobierno de Rafael Correa, logró un arreglo para compartir la
construcción con algunas empresas locales ligadas a altos funcionarios
del régimen, de esa época. Siete años después de construido el
aeropuerto está abandonado.
El proyecto multipropósito Baba fue contratado originalmente con
Odebrecht, por un monto de U$ 208 millones. Esta obra está situada en
la provincia de Los Ríos y comprende una presa de 1099 hectáreas para
regular el caudal del río Baba y evitar inundaciones, así como una
central con 42MW de potencia para incrementar la generación de la
hidroeléctrica Marcel Laniado. Las organizaciones campesinas y sociales
locales se opusieron a la obra por los graves efectos contra la vida y el
ambiente, además denunciaron la participación del hermano del
Presidente, asociado a Odebrecht. Efectivamente, la compañía brasileña
suscribió en enero de 2008, con Fabricio Correa Delgado, un convenio
para compartir negocios en Ecuador.

Así se negoció el retorno de Odebrecht


El retorno de Odebrecht a Ecuador se materializó con la declaratoria de
emergencia de la central Pucará (Pisayambo) el 14 de septiembre de
2011. La generadora hidroeléctrica más antigua del país, había sufrido
un daño en un tramo de 210 metros del túnel de descarga y Odebrecht
estuvo presta a reparar la falla. En octubre del 2011, sin licitación,
Hidroagoyán adjudicó un contrato de USD 18 millones para la
reparación del túnel.
Dos meses después, se adjudicó otro contrato a Odebrecht, la
construcción de la central hidroeléctrica Manduriacu, para generar 62
megavatios de potencia, ubicada en la cuenca del río Guayllabamba, por
un costo de U$ 124 millones, en un plazo de 32 meses. Casi cuatro años
después, en marzo de 2015, los mandatarios Rafael Correa y Jorge Glas,
inauguraron Manduriacu. Al final el proyecto tuvo un costo de U$ 227
millones, un incremento de U$ 101 millones, frente al costo original.
Odebrecht también se adjudicó con contrato de U$ 47 millones, para
construir uno de los tramos de la Ruta Viva, una autopista que une Quito
con el nuevo aeropuerto de Tababela, terminal aérea construida por
Andrade Gutiérrez, una obra que también acusa denuncias de
sobreprecio. El tramo adjudicado a Odebrecht registró un incremento del
37% en su costo, lo que disparó el monto a U$ 68 millones.
Aunque el proyecto estrella, Refinería del Pacífico, aún no tiene
financiamiento, el gobierno contrató con Odebrecht el movimiento de
tierras, rellenos y compactación, en el Aromo, provincia de Manabí,
por U$ 229.9 millones. Dentro del mismo mega proyecto, la constructora
brasileña se adjudicó la construcción de un acueducto desde la represa
La Esperanza en Calceta hasta la Refinería del Pacífico, por  U$ 259,9
millones, unos U$ 91 millones más de lo originalmente presupuestado
(U$ 168 millones).
Otra gran obra entregada a Odebrecht, luego de su retorno triunfal, fue la
construcción del poliducto Pascuales-Cuenca, por un monto de U$ 440
millones, para abastecer de gasolina, diésel y gas a las provincias de
Azuay, El Oro, Cañar, Loja y Zamora.
Odebrecht premia a Rigoberta Menchú
Lejos del mundo del acero, del concreto y del tráfico de influencias,
Odebrecht, exhibe otro rostro al mundo. Impulsa el talento, promueve
valores y principios como la ética y el desarrollo sostenible y auspicia
premios internacionales. En Ecuador cada año patrocina la entrega de los
premios al desarrollo sostenible.

En ese contexto, la oficina de relaciones públicas de Odebrecht –


Ecuador, organizó la visita a Quito de la Premio Nobel de la Paz 1992,
Rigoberta Menchú, con motivo de la entrega de los premios “Odebrecht
2014 Para el Desarrollo Sostenible“. Felipe Pinzón de Odebrecht,
informó del hecho al asesor presidencial Edwin Jarrín y solicitó agendar
una reunión con el presidente Rafael Correa, para el 20 de noviembre de
2014, como lo destacaron medios oficiales.
Realizado en la Casa del Hombre (Fundación Guayasamín), la
ceremonia de premiación contó con la presencia de Menchú, quien
además de ser galardonada por Odebrecht, compartió sus experiencias y
recalcó la importancia del pensamiento sostenible en los jóvenes y su
contribución a la comunidad. Menchú mencionó que “se debe impulsar
la creatividad de los jóvenes talentosos, para vivir en armonía con el
medio ambiente. Estos proyectos sin duda reflejan la misión social para
dejar un buen legado a las futuras generaciones”, añadió.
Siete meses después de la invitación de Odebrecht (junio 2015), Menchú
regresó a Ecuador, esta vez como parte de la campaña “La mano sucia de
Chevron“ que impulsa el gobierno de Correa en contra de la
multinacional petrolera, estrategia en la que han participado reconocidas
estrellas del cine y de la música como Danny Govler, Mia Farrow, René
Pérez, cantante del grupo Calle13, Luis Eduardo Aute, entre otras
personalidades.
La olla se destapó en Brasil
El escándalo de lavado de dinero proveniente del tráfico de influencias y
contratos sobre preciados en Petrobras, BNDES (Banco Nacional de
Desarrollo Económico y Social) y transnacionales como Odebrecht y
Andrade Gutiérrez, conocido como Lava Jato (Lavado de Autos), es
etiquetado por los fiscales brasileños como la mayor confabulación de
corrupción descubierta hasta ahora en Brasil. El singular nombre “Lava
Jato“, surgió del uso de una red de lavanderías y estaciones de servicio
de autos para mover valores de origen ilícito.
Esta crónica policial escrita en capítulos empresariales, con prólogos
nacionales, espera un epílogo político regional aún impredecible. De
partida tiene a uno de los ex mandatarios más populares del mundo (Luiz
Ignacio Lula Da Silva), con un pie en la cárcel; a su heredera, Dilma
Rousseff, fue destituida; a poderosos empresarios tras las rejas; a
algunos gobernantes suscriptores del Foro del Sao Paulo mordiéndose
las uñas; y, a gran parte del continente absorto e indignado.

“Tendrán que construir tres celdas más: para mí, Lula y Dilma”, expresó
Emilio Odebrecht, el día en que, agentes fiscales llevaban esposado
al “príncipe de los negocios“, a su hijo Marcelo, presidente de la
multinacional. Sin duda, las palabras de Emilio, sacudieron los endebles
cimientos de Planalto y de muchos centros del poder latinoamericano.
Ese mismo día, Emilio Odebrecht, sumó algunas advertencias, alertó
que, Lula Da Silva y Dilma Rousseff, estarían implicados en los actos de
corrupción por coimas que habría entregado su empresa para la
concesión de obras a nivel nacional e internacional.
Sin darse vueltas, Odebrecht, reconoció que tiene una “relación
institucional” con Lula, y admitió que lo invitó a viajar al extranjero con
ejecutivos de la empresa para hablar en varios eventos en los que se
buscaba promover a compañías brasileñas y atraer inversión al país.
Marcelo Odebrecht y otros 77 altos ejecutivos de la multinacional
brasileña llegaron a un acuerdo con la fiscalía de ese país para rebajar
sus condenas y pagar una multa —que supera los USD 2000 millones—
a cambio de revelar todas las operaciones de corrupción en los contratos
de la empresa en todo el mundo.
Como parte de las acciones judiciales, ocho de las diez constructoras
más importantes de Brasil se encuentran intervenidas. Las cuentas de las
autoridades de Odebrecht, Andrade Gutiérrez, Mendes Junior, Camargo
Correa, UTC-Constran, Queiroz Galvao, Engevix, IESA, y OAS, han
sido allanadas y los empresarios de las mismas están bajo investigación.
Según las versiones de Paulo Costa y Alberto Yousseff, los ejecutivos de
estas empresas pagaron sobornos a Petrobras con el fin de asegurar
contratos millonarios.
Costa y Yousseff, ya recibieron su sentencia, Costa a siete años y medio
de arresto domiciliario, mientras que Yousseff, deberá cumplir con
nueve años y dos meses de prisión. El ex tesorero del Partido de los
Trabajadores (PT), Joao Vaccari Neto, los acompaña en prisión.

Según una encuesta de Datafolha, el 84% de los brasileros pensaba


entonces que la presidenta Dilma Rousseff, tenía conocimiento del
esquema de corrupción de Petrobras. Asimismo, más del 63% de la
población apoyaba la realización de un juicio político y la destitución de
la Presidenta.

Operación Zelotes
La corrupción en Brasil, no se reduce a Petrobras y Odebrecht. Existen
otros casos contaminados donde se destacan millonarios perjuicios al
Estado. Uno de ellos es el tráfico de influencias en el Consejo
Administrativo de Recursos Fiscales (CARF), conocido
como “Operación Zelotes“, donde se indaga el tráfico de influencias
dirigido por los asesores de la Junta de Apelaciones de Impuestos. El
Ministerio Público, considera que los asesores del CARF habrían
ofrecido a las grandes empresas, servicios como la reducción de
impuestos o la cancelación de multas a cambio de pagos. La Policía
Federal calcula una cuantía del esquema de corrupción por U$ 6000
millones, de los cuales U$1800 millones en pagos fraudulentos ya
fueron descubiertos.
Dos temas de especial interés en la investigación, están relacionados con
el financiamiento de U$ 682 millones por parte del BNDES para la
construcción del Puerto Mariel en Cuba; y, una línea crediticia de U$
5200 millones para el gobierno de Angola. En lo que va del 2015 el
BNDES habría realizado préstamos por U$ 63 000 millones, casi cuatro
veces más que el Banco Mundial.
Apresado el “Príncipe de los negocios“
En el marco de la operación anticorrupción, los representantes de
Odebrecht y Andrade Gutiérrez, Marcelo Odebrecht y Otávio Marques
de Azevedo, junto a otros directivos, fueron encarcelados y procesados
por sobornos y desvíos de dinero de Petrobras, usando cuentas en Suiza,
Panamá y el principado de Mónaco. Según la Fiscalía, Odebrecht y
Andrade Gutiérrez, formaban parte de una veintena de constructoras que
conseguían contratos en Petrobras de manera fraudulenta.
Aunque las autoridades de la estatal petrolera han reconocido un
perjuicio de USD 2000 millones, el total del despojo a Petrobras a través
de mecanismos corruptos, podría llegar a USD 7000 millones. La Policía
sostiene que este sistema de sobornos pagados por Odebrecht, Andrade
Gutiérrez y decenas de empresas a funcionarios de alto nivel de los
gobiernos de Lula Da Silva y Dilma Rouseff, se realizó con
conocimiento de las cabezas del poder: «Los presidentes tenían
conocimiento de todo lo que ocurría en las empresas, y la corrupción
parece extendida en todas ellas», señaló el agente de la Policía Federal,
Igor Romário de Paula.
El hilo conductor de la investigación fiscal es sencillo: la corrupción se
sostiene en los sobrecostos de las obras: si un proyecto cuesta 20 le
ponen 30, la diferencia va al bolsillo de los cabilderos (lobistas). Más de
50 políticos de renombre, vinculados a los gobiernos del PT e incluso del
PSDB (Socialdemócrata) están en la mira de los investigadores. Entre
ellos figuran: Lula Da Silva, los presidentes de la Cámara de Diputados,
Eduardo Cunha, y del Senado, Renán Calheiros, el ex presidente de
Brasil y actual legislador, Fernando Collor de Mello (destituido por un
caso similar), entre otras estrellas de la política, sin dejar de perturbar a
la presidenta Dilma Rousseff, cada vez más cerca del juicio político.

Quien inició el camino a prisión por casos relacionados, fue el ex


guerrillero, ex legislador y líder del PT, José Dirceu, condenado el 2013
a siete años de cárcel por corrupción. Dirceu  volvió a figurar en las
recientes investigaciones fiscales, con cargos de haber cabildeado para
hacer negocios en Venezuela y Perú.

Pese a los intentos de desvanecer su responsabilidad en los delitos, el ex


presidente Lula fue encausado por “trafico de influencias“, un delito
castigado hasta con cinco años de prisión. Sin embargo, juristas
cuestionan la decisión de sindicar a Lula por un asunto menor, pues
existirían evidencias de otros delitos, como lavado de dinero, peculado y
cohecho.
Según la acusación de la Fiscalía, tras dejar la Presidencia, en enero de
2011, Lula realizó viajes a Panamá, Venezuela, República Dominicana y
Ghana costeados por Odebrecht. El caso fue destapado en mayo del 2015
por la revista Época, según la cual, Odebrecht recibió del BNDES,
créditos por cerca de 4,1 millones de dólares para obras en varios países.
La investigación involucra a diez naciones: Brasil, Argentina, Estados
Unidos, Japón, Uruguay, Paraguay, Chile, Colombia, Bolivia, Panamá y
Ecuador.
A las pesquisas se sumaron profesionales de EEUU., uno de los
objetivos es la captura de Bernardo Schiller Freiburghaus, operador de
Odebrecht a nivel internacional, su nombre se encuentra en la lista roja
de la Interpol.

La metamorfosis de Lula
«Ya no estoy en edad para ser de izquierda: cabellos blancos y
responsabilidad suponen equilibrio y evolucionar significa ir desde la
izquierda hacia la socialdemocracia (…) Una persona que es de
izquierda tiene problemas, así como un joven que es de derecha tiene
problemas». Estas fueron las palabras de Lula Da Silva, en un foro
empresarial realizado en diciembre de 2006, los aplausos de los
presentes eran incontenibles, en especial de algunos ex coidearios que,
una vez en el poder, llevaban El Capital de Marx, en el bolsillo. Al final
de su confesión, Lula se avergonzó de su pasado marxista: «Yo no soy
marxista, soy metalúrgico», precisó, y siguió recibiendo aplausos.
Singular metamorfosis biológica, ideológica y económica la de Lula: el
joven izquierdista, tornero metalúrgico que perdiera su dedo obrero, al
sumar años mutó en socialdemócrata.

Pocos se habrán imaginado que el modesto dirigente sindical, aquel que


lideró la CUT (Central Única de Trabajadores), fundó uno de los
partidos obreros más grandes del continente, el PT (Partido de los
Trabajadores), llegó a la presidencia del subimperio verde amarelo en
nombre de los pobres y desheredados; aquel que, inspiró junto a Fidel
Castro, el Foro de Sao Paulo, esa alianza mundial de las izquierdas y
movimientos sociales, orientada a enfrentar al Consenso de Washington,
bajo el lema “Otro mundo es posible“; ahora, mientras descansa, habla
de democracia, ética y asesora a gobernantes del mundo, se encuentre
procesado por la justicia en uno de los escándalos de corrupción más
destacados de la historia de Brasil (Lava Jato).
Odebrecht construyó su propio sepulcro
Un apellido una empresa. La familia Odebrecht llegó a Brasil en 1856
como parte de una oleada de migrantes alemanes. Mientras la segunda
guerra mundial destruía a la humanidad, Norberto Odebrecht construía
en 1944 el sello de su poderío (Odebrecht).

Cuarenta años después, lo sucedió en el mando de la empresa, su hijo


Emilio; el año 2008, el joven heredero de las habilidades para amasar
fortuna, Marcelo Odebrecht, fue elegido presidente de la multinacional.
Actualmente, el emporio constructor más poderoso del continente, con
180 mil trabajadores en 23 países del mundo, e ingresos anuales de U$
43.000 millones, se está derrumbando corroído por el ácido de la
corrupción.
Difícil de creer que, la fórmula del éxito enmarcada en oro por el
fundador de la multinacional, Norberto Odebrecht, setenta años después
sea su propio epitafio: “La riqueza moral es la base de la riqueza
material, la riqueza sin ética no es una riqueza sana”, decía Norberto.
No hay país donde el paso de Odebrecht no haya dejado huella, no solo
industrial. Sin ruborizarse reconocen lo que gran parte del mundo
especula, que financian candidaturas políticas de distintos colores y
sabores: “Nuestra compañía es una de las más éticas del país,
contribuimos para la campaña electoral del presidente
destituido”, aceptaba Norberto Odebrecht, frente a la destitución de
Fernando Collor de Mello en 1992, por un delito similar al que hoy se le
imputa a su eterno detractor, Lula Da Silva. “Nuestros funcionarios
gozan de autonomía y cada cual ofrece apoyo al candidato con el cual
más se alinea”, agregaba entonces el magnate.
Caída y nuevo resbalón de Collor de
Mello
Expulsado del poder en 1992 por un escándalo de corrupción similar,
el “Indiana Jones“ de Brasil, Fernando Collor de Mello, dos décadas
después volvió al Senado, al parecer sin cambiar de guión. El caso Lava
Jato acaba de descubrir nuevos indicios de participación en fraudulentos
contratos con Petrobras: varios autos de lujo y un maletín con
documentos comprometedores, fue incautado por los fiscales, además de
la intervención en un canal de televisión de la familia Collor de Mello.
De adelante hacia atrás y viceversa, la trama es la misma: la caída de
Collor de Mello en 1992, en gran medida se debió a la corrupción de
Petrobras y Odebrecht. ¿El mecanismo?: la empresa (Odebrecht) había
coimado con U$ 55 millones a Paulo César Farías a cambio de contratos,
Farías era tesorero del partido de gobierno y el testaferro del presidente
de la República.
En ese mismo sendero, el gobernador del Estado de Acre, Edmundo
Pinto, fue acusado de desviar recursos por más de U$ 250 millones a
favor de Odebrecht. Según la comisión que investigó el caso, la empresa
cobró un sobreprecio superior a los 100 millones de dólares por la
realización de obras públicas en Acre. Cuando Pinto se aprestaba a
declarar sobre el caso, fue asesinado a balazos. El nexo clave entre
Odebrecht y Collor de Melo, fue Pedro César Farías, el encargado de
pasar el sombrero para financiar la campaña política.
Si en Brasil apoyaron a la derecha de Collor de Melo, también lo
hicieron a la zurda de Lula Da Silva. Allende las fronteras, no podía ser
de otra manera, en varios países hay enjambres de denuncias de
sobreprecios, deficiencia en las obras y cooptación de funcionarios
públicos. Burócratas de todo pelambre se han rendido a la tentación de
Odebrecht. Está claro que, ellos (Odebrecht) no dan puntada sin nudo.

Chávez y Lula: pacto de gigantes


El Tribunal de Cuentas de la Unión (TCU), uno de los entes
fiscalizadores de Brasil, apunta irregularidades en la financiación del
BNDES al Gobierno de Venezuela para las obras de ampliación y
remodelación del metro de Caracas. El informe del TCU indicó que el
préstamo de U$ 747 millones otorgado por el estatal (BNDES) para que
Odebrecht ejecutara las obras, no contó con garantías crediticias. El
proyecto se concretó en mayo de 2009 en el estado de Bahía, entre los
entonces presidentes Luiz Ignacio Lula Da Silva y Hugo Chávez Frías.
Los documentos reservados del TCU, indican que Odebrecht y el
gobierno de Chávez recibieron más dinero del que inicialmente
contemplaba la obra. El TCU vio «incompatibilidad entre los avances
físicos y financieros del proyecto», el BNDES entregó dinero sin el
cumplimiento del cronograma de las obras y sin garantías. Se trata de un
rubro de U$ 200 millones, anticipados por el banco sin justificación
técnica en el avance de la línea del metro, Los Teques.
Odebrecht señaló a la revista Época que no ofreció garantías al BNDES
porque el préstamo había sido concedido al gobierno de Venezuela y que
la liberación de recursos ocurrió en el plazo previsto y dentro de las
reglas brasileñas. Sobre el viaje de Lula a Venezuela, la constructora
manifestó que contrató a Lula para realizar conferencias en el país
llanero.

Lula, de acuerdo con la investigación de Época, viajó en compañía de


Alexandrino Alencar, señalado como uno de los encargados de hacer
el «lobby» para la constructora, y el mismo que acompañó ese año al ex
presidente a Guinea Ecuatorial, donde Odebrecht también tiene grandes
negocios.
En medio del escándalo, se ha revelado que los ex presidentes, Lula Da
Silva, Hugo Chávez, junto con Emilio Odebrecht y José Dirceu, se
reunieron en el Palacio de Miraflores, el mes de junio de 2011, para
resolver problemas de Odebrecht, en la línea 5 del metro de Caracas. La
investigación sostiene que días después de la referida reunión (6 de junio
de 2011), Hugo Chávez visitó a Dilma Rousseff en Brasilia, para
referirle que había retrasos en los pagos de la obra.

En esa cita, presentada por la prensa como política, se resolvió el tema


de los pagos, a través de la firma de un contrato entre Braskem, la filial
petroquímica de Odebrecht y la estatal venezolana Pdvsa, a través de un
fondo para financiar el metro, una obra que empezó el 2007 y que hasta
la fecha permanece inconclusa, pese a haberse incrementado los costos
en un 220%. La investigación recuerda que este proyecto pudo
ejecutarse gracias a una modificación de la ley realizada por Hugo
Chávez.
Esta investigación fue escrita por Fernando Villavicencio V. y Christian Zurita;
publicada en Focus el 22 de diciembre de 2016.

El lado más oscuro del caso Odebrecht

El exabogado de la constructora brasileña denuncia que la


judicatura ha comprado testimonios con dinero
Rodrigo Tacla Durán, exabogado de la constructora brasileña Odebrecht,
admite que al amparo de esta compañía creció una amplia red de sobornos y
financiación ilegal de partidos políticos, que iba
“desde Patagonia hasta Sierra Madre”, es decir,
desde Argentina hasta México. A cambio de licitaciones de obras públicas, el
gigante brasileño repartía generosas comisiones ilegales.

Destapado por el Departamento de Justicia en Washington hace nueve


años, la famosa investigación judicial brasileña lava jato –lavacoches–, es el
escándalo de corrupción más grande de la historia de la región.

Ha derribado, como bolos en una bolera, a jefes de gobierno, poderosos


empresarios, ministros y altos funcionarios en una decena de países. También
se ha cobrado la vida del ex presidente peruano Alan García que se suicidó
hace dos semanas tras ser acusado de dar trato favorable en concurso
de obras públicas a Odebrecht, a cambio de financiación para sus campañas
electorales, la acusación más típica de la enorme trama latinoamericana de
Odebrecht.
Odebrecht ha tumbado hasta a un jefe de Estado, el caso de Pedro Pablo
Kuczynski, el presidente conservador de Perú que se vio forzado a dimitir
dos semanas antes de la cumbre hemisférica en Lima hace justo un año, un
calendario nada oportuno ya que la cumbre fue organizada por la
administración Trump con el fin de demostrar que la corrupción es una plaga
de la izquierda bolivariana.

La financiación de partidos que es ilegal en América Latina no lo es en


EE.UU.

Lo cierto es que el escándalo Odebrecht no tiene señas ideológicas. Ha


golpeado a partidos de la izquierda en Brasil, Venezuela y Ecuador, y a
partidos de la derecha en México, Colombia y Brasil también.

Sin embargo, pese a ser elogiado como la punta de lanza de la lucha contra la
corrupción en América Latina, el caso Odebrecht –con sus polémicos métodos
jurídicos importados desde EE.UU.– ha levantado una fuerte polémica en la
región.

Para algunos, se ha criminalizado en exceso un sistema ilícito de financiación


política que, en Estados Unidos habría sido legal porque el Tribunal Supremo
avala las aportaciones privadas y sin límites a un candidato.

“El caso de Alan García parece similar al del expresidente brasileño Lula da


Silva. Se trata de dinero para campañas políticas; no hay nada personal contra
él excepto un dinero que cobró por una conferencia en la Federación
Industrial de São Paulo (Fiesp)”, asegura Marcelo Mitterhof, economista
de BNDES, el Banco Público de Desarrollo cuyos exdirectivos, tras
repetidas acusaciones de estar involucrados en el caso Odebrecht, han salido
absueltos.

Es más, como ha denunciado Tacla Durán, los métodos de la investigación, y,


concretamente, el uso muy extendido de la colaboración premiada –penas
reducidas y hasta incentivos económicos para los delatores– son cuestionables
en muchos casos.

Hay amplias pruebas –miles de documentos con listas de políticos sobornables


entregados por los directivos de Odebrecht– de que la empresa había
efectivamente institucionalizado la corrupción en diversos países. Pero, en
muchos casos, como el de Lula o el del exvicepresidente ecuatoriano Jorge
Glas, no hay pruebas salvo estas denuncias compradas a los colaboradores
con la justicia. Muchos de ellos son allegados del expresidente de la
constructora, Marcelo Odebrecht.

Odebrecht había institucionalizado la corrupción en una docena de países


Se multiplican las acusaciones contra el juez Sergio Moro, gran cabeza de la
operación lava jato, cuya credibilidad como el azote de los políticos corruptos
perdió brillo este año cuando aceptó el cargo de ministro de Justicia de Brasil
en el gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro. “Hay un grave conflicto de
intereses para estos fiscales y jueces”, dijo Tacla Durán en dos entrevistas
mantenidas en Madrid donde ha buscado refugio de los fiscales de lava jato.
Opina que los métodos jurídicos carecen de todo rigor y asegura que “cada
delator de Odebrecht cobró 15 millones de reales (3,4 millones de euros al
cambio) por firmar el acuerdo de colaboración premiado y pactaron sus
testimonios”.

Interpol respalda estas graves acusaciones lanzadas contra Sergio Moro, que
se negó a admitir a Tacla Durán como un testigo en el juicio de Lula. Esta
agencia de policía internacional se negó a seguir una orden judicial de busca y
captura contra Tacla Durán al considerar irregulares los métodos del juez
brasileño.

Todo empezó en Brasil hace cinco años cuando los fiscales del caso lava
jato centraron su investigación anticorrupción en Odebrecht tras descubrir una
trama corrupta en la petrolera semi estatal Petrobras. Ya era una práctica
habitual pedir dinero a la constructora para garantizar el apoyo de los partidos
políticos brasileños a cambio de obras lucrativas como refinerías. Con la
ayuda del testimonio explosivo de Marcelo Odebrecht y otros directivos que
habían firmado un acuerdo de colaboración premiada, Moro y sus fiscales
empezaron a detener a cientos de políticos brasileños, principalmente
del Partido de los Trabajadores (PT), acusados de cobrar sobornos,
normalmente para financiar a sus partidos aunque en algunos casos como el
del exministro Antonio Palocci, el principal acusador de Lula –en otro
acuerdo de colaboración–, para su propio enriquecimiento. “Hay un abuso
total de esta colaboración premiada sin otras pruebas; se ha reducido la pena
de más colaboradores de los que se han inculpado”, explicó Thiago Bottino,
experto en derecho de la Fundación Getúlio Vargas en Río de Janeiro, un
crítico a la investigación brasileña. “Basar una investigación en tantas
colaboraciones premiadas es contraproducente; se acabará hundiendo por falta
de pruebas”, agrega.

Hay indicios de que los jueces utilizan el caso Odebrecht

para hacer política

Con un objetivo de sacudir el sistema político clientelar en Brasil y


concretamente el entonces poderoso PT, los jueces de lava jato centraban su
investigación en frenar los pies al expresidente Lula. “Solo les interesaba ir a
por Lula y muchos de los acuerdos de colaboración protegían a los delatores
de Odebrecht de ser juzgados en otros países”, aseguró Bottino. Pero si los
directivos de Odebrecht estaban blindados, los políticos cayeron como moscas
en la telaraña dentro y fuera de Brasil.

Primero alcanzó a gran parte de la clase política brasileña, entre ellos el


expresidente Michel Temer, el gobernador del estado de Río que recibió
sobornos por las obras olímpicas realizadas por Odebrecht y otras
constructoras y el candidato presidencial Aécio Neves. Luego cruzó la
frontera para inculpar a toda América Latina.

En Perú tres expresidentes ya están bajo investigación por pedir dinero a


Odebrecht a cambio de contratos. En México, el expresidente de Petróleos
Mexicanos (Pemex), Emilio Agustín Lozoya, estrecho aliado del entonces
presidente Enrique Peña Nieto, fue acusado de haber pedido 10 millones de
dólares a Odebrecht para una campaña electoral del Partido Revolucionario
Institucional (PRI) a cambio de acceder contratos en la construcción de
refinerías. Según un nuevo libro de Raúl Olmos, la investigación contra
Odebrecht alcanza no sólo a Peña Nieto sino a Felipe Calderón, otro
expresidente.

En Ecuador, el exvicepresidente Glas y otros funcionarios del


expresidente Rafael Correa, permanecen en la cárcel por su presunta
involucración en el escándalo. Correa, por su parte, acusado en el mismo caso,
vive en Bélgica a salvo de los jueces.

El proceso es el más importante habido en América Latina contra la


corrupción

La exfiscal venezolana Luisa Ortega, ahora exiliada en Bogotá, acusa


a Nicolás Maduro y sus colaborados de haber recibido sobornos de
Odebrecht. Al otro lado del espectro político, Mauricio Macri, el presidente
liberal de Argentina se ha visto también involucrado. Igual que Álvaro Uribe,
el neoconservador expresidente colombiano. En Colombia, el fiscal general
calcula que Odebrecht pagó sobornos por 35 millones de dólares a
funcionarios y políticos a cambio de trato preferencial en adjudicaciones de
obra pública. La lista se extiende a Ricardo Martinelli, expresidente
de Panamá.

En medio de una moralización justiciera que crece en muchos países


latinoamericanos, el caso Odebrecht ha echado gasolina al fuego de
indignación contra la clase política. Puede ser una reacción necesaria contra la
corrupción endémica en la región desde hace siglos que pasa una enorme
factura social y económico. Pero hay indicios preocupantes de que los mismos
jueces quieren ser políticos al igual que Moro. Los fiscales de lava jato –
liderados por el evangélico Deltan Dallagnol– han usado el dinero recaudado
mediante los acuerdos de colaboración y las multas para formar una fundación
anticorrupción que muchos creen que será su plataforma política.

Hasta se ha hecho una película de Netflix sobre la investigación jurídica sobre


la red de sobornos, principalmente la trama brasileña titulada El mecanismo .
Es una intriga turbia que, aun así, no logra igualar por suspense y drama lo
que ha venido saliendo en los periódicos sobre maletas llenas de billetes o
diamantes y listas de políticos comprados a los que se identifica con motes
como nervosinho (el exalcalde de Río Eduardo Paes) o amigo (Lula).
Pero El me canismo tiene un problema, dice Tacla Durán; presenta el caso
Odebrecht como un caso de políticos malos contra jueces buenos. “No hace
falta que vea la serie; lo he visto por dentro; lo sé todo y esos jueces no son
héroes”.

La flauta de Valentina
Ruth Montenegro es la madre de Valentina Cosíos,
una niña de 11 años que apareció sin vida en su
escuela, en Quito, el 24 de junio de 2016. Han
pasado tres años sin que exista un solo culpable por
el crimen. Pero esa injusticia no ha limitado a su
madre para recordarla en sus canciones. Un retrato
de la vida que se truncó.
Morir en su propia escuela. Quizá ese es el último pensamiento
que se le puede pasar a una madre o un padre que envía a sus
hijos a un centro educativo. En el abanico de peligros contra una
niña o un niño, un crimen en esos establecimientos no está en el
horizonte de un progenitor. Por eso Ruth Montenegro cuando
supo que Valentina Cosíos, su hija de 11 años, había
desaparecido el 23 de junio de 2016, buscó primero en el
Conservatorio Nacional de Música a donde la niña debía ir la
tarde de ese día para un ensayo. Sin ningún resultado, volvió a la
escuela Global del Ecuador que estuvo en una inusual penumbra
esa noche. Nadie respondió su llamado. Entonces recorrió la ruta
que hacía Valentina de regreso a casa. Pudo haberse perdido,
pensó. Sin señales de la niña la buscó en un edificio abandonado
cercano al Conservatorio. Pudo haberse caído, fue lo siguiente
que creyó. Mientras estaba en esa búsqueda, Ruth recibió una
llamada de un desconocido diciéndole que Valentina estaba en la
escuela. Un rayo de alegría le atravesó. Pudo haberse quedado
encerrada, supuso. Pero lo que encontró la madre fue el cuerpo
de su hija recostado en el piso. Cubierto e inerte.
Valentina nunca salió de la escuela, asegura su madre. A pesar
del tiempo transcurrido, Ruth narra cada detalle de las últimas
horas de su hija. Pero también de cada día, durante estos tres
años, en busca de justicia. Primero se dijo que la niña se
accidentó en los juegos infantiles. Luego que se había suicidado
con su propia bufanda roja que cargaba siempre al cuello. Pero
desde la primera autopsia el resultado fue otro: tenía señales de
violencia física y sexual. Su caso lleva tres años en investigación
previa. Es decir, no pasa de la primera etapa y no puede avanzar
porque el lugar de los hechos fue alterado sin que nadie lo
impidiera. Así resume Ruth la tragedia de buscar justicia en
Ecuador. La única opción que tiene esta familia para destrabar
las investigaciones es que la Fiscalía de paso a pericias con
colaboración internacional para determinar quién fue el agresor
de Valentina. Pero mientras espera, al teléfono de Ruth han
llegado mensajes y llamadas con amenazas. Tuvo que salir de su
casa donde nacieron y crecieron sus hijos, entre ellos Valentina.
ero esta madre no deja de emocionarse y reír cada vez que
rememora a su hija. ‘Allí está chiquitita’, ‘aquí está en el baile’,
‘acá está chupando mangos’, ‘aquí está seria porque no quería
que le tome fotos’, dice al mostrar las imágenes que le ha
quedado de la niña de cabello negro y largo. Este es un retrato
que hace Ruth de su hija y de la vida que alguien le quitó. 
La primera atril

“Valentina era muy preguntona. Los porqués de ella eran inagotables. A


mí me dejaba sin respuestas. Era muy alegre. Por eso duele tanto que
hayan botado lodo sobre una vida tan pura, diáfana y transparente. No
habré sido la mejor madre, pero la amaba. Y ella lo sabía. “Sabía que
contaba conmigo y se sentía feliz. Me abrazaba y me decía ‘me siento
feliz’. Era golosa, se hacía unas tortas caseras de chocolate. A mí
siempre me ha gustado cantar. Pero vi que mis hijos, desde pequeños,
tenían la habilidad y el talento para el arte. A Valentina le gustaba la
flauta, su hermana toca el arpa. A mi hija además le gustaba la danza.
Quería seguir ambas, pero no pudo porque el horario se cruzaba. Así que
optó por la música.

“Se enamoró de la flauta desde el primer momento. Ella pertenecía a la


orquesta sinfónica del Conservatorio Nacional de Música. Era primera
atril (la primera flauta), lo cual es un reconocimiento importante. Por eso
aquella tarde tenía que ir allá, porque tenía un ensayo previo a una
presentación. El lunes (tres días antes del crimen) nos quedamos hasta la
medianoche escogiendo el vestido para el certamen. Así que tengo
algunas fotografías con los cambios de vestidos que se hizo esa noche.
Ambas con sueño, pero ella modeló los vestidos. Su favorito era uno de
color violeta, aunque le quedaba un poco grande. En su último
cumpleaños se puso ese vestido.  También le gustaba una chompa negra,
una licra y sus botas. Le gustaba el grupo Mecano.

“Ella era muy disciplinada en el estudio, solía grabarle en audio lo que


ella ensaya. Le gustaba escucharse para volver a ensayar. Aprovechaba
el tiempo del recreo para estudiar sus lecciones de música. A veces nos
quedábamos ensayando hasta tarde y yo me quedaba dormida en su
habitación. Ella seguía tocando.

“Inicialmente ensayaba con las flautas del Conservatorio, pero por el uso
continuo no están en óptimas condiciones. Tratamos de estirar (la
economía) lo más que pudimos para ahorrar y comprarle la flauta. Hasta
el maestro de mi niña nos dijo que debíamos comprarle una porque sino
su oído empezaba a distorsionar el sonido. Un sol, un la, un mi no le
iban a sonar igual que en una flauta nueva. Ahorramos por meses.
Cuando ya tuvimos el dinero le dimos la sorpresa en la casa. Ella subió a
la habitación feliz y lo primero que hizo fue armar la flauta. Nos besó su
padre y a mí. Sus ensayos duraban hasta pasada la medianoche.

LA ÚNICA OPCIÓN QUE TIENE ESTA FAMILIA PARA


DESTRABAR LAS INVESTIGACIONES ES QUE LA FISCALÍA DE
PASO A PERICIAS CON COLABORACIÓN INTERNACIONAL
PARA DETERMINAR QUIÉN FUE EL AGRESOR DE VALENTINA.

“Pero nunca bajó de notas en la escuela. Era un referente para sus


compañeras. Tenía calificaciones entre 9 y 10. Era solidaria. Cuando
Valentina murió, su mejor amiga de la escuela, Camila, me contó
muchas cosas que me llenaron. Me dijo que Valentina era muy generosa,
que no se quedaba con lo que ella sabía. Era la pequeña profesora de sus
compañeras. Le gustaba las ciencias sociales, las matemáticas y la
historia. En eso coincidía con su padre, quien también tiene alma de
maestro. Por el lado de papá tenía los cuentos y por el lado de mamá las
canciones.

“Desde pequeña siempre la dormía cantando. Y en las noches,


cuando iba creciendo, con su hermana mayor se agarraban a
conversar mucho. Ella estaba emocionada por su fiesta de 15
años. Hoy, ella estaría próxima a cumplirlos. Entonces soñaba en
el vestido. Ella ya estaba programando la fiesta de su hermana
mayor, Nina. A Nina no le gusta mucho los vestidos y le decía:
‘aburrida, pero ¿cómo vas a estar en tu fiesta de 15 años?’, ‘yo te
voy a diseñar y hacer el vestido’. Esas fueron las conversaciones
que tuvieron las dos la noche anterior a la muerte de Valentina.
Mi niña que se veía en su propia fiesta. ¿Cómo alguien así puede
autolesionarse?”.
Música para trastocar el dolor

“Como todo en la vida hay una contrapartida de dolor, pero también de


esperanza. En el caso de mi Valentina es doloroso pensar que despierto
cada mañana y no puedo mirar esa carita sonriente. Al mismo tiempo la
rabia y la indignación que da la mentira. Duele ver tanta miseria humana.
Se crearon tantas historias sobre mi familia y mis hijos.

“Pero también la esperanza porque yo pensé que, si mi hija era alegría,


vida y fuerza, yo no podía derrumbarme. Tenía que seguir adelante por
mí, por ella y por mis guaguas. ¿Para mí qué sentido tiene la muerte de
Valentina, a su tan corta edad? En un homenaje a esa fiesta que era
Valentina, con mi hija Nina, que toca el arpa, decidimos usar la música
para mantener viva la memoria de mi niña.

“Después de su muerte empezamos a levantar el proyecto Mujer, Canto


y Memoria. Son composiciones inéditas de nuestra autoría y están
ligadas a este compromiso. Es una forma de trastocar este dolor. Lo que
mi niña habría querido justamente es que yo no me quedara en la
tristeza. Ella sabía que para mí cantar era siempre un motivo de alegría.
Paradójicamente es la muerte de Valentina quien pone voz a mi voz.
Todo ese silencio estuvo autoimpuesto durante años, ya sea por las tareas
domésticas o por el hecho de cuando ellos empezaron su camino los
apoyé a ellos, que estaban surgiendo. Pero esto fue el detonante, como si
se hubiera roto un dique, para que vuelva a la música.
SUSANA MORÁN

M orir en su propia escuela. Quizá ese es el último pensamiento que se le

puede pasar a una madre o un padre que envía a sus hijos a un centro educativo. En el
abanico de peligros contra una niña o un niño, un crimen en esos establecimientos no
está en el horizonte de un progenitor. Por eso Ruth Montenegro cuando supo que
Valentina Cosíos, su hija de 11 años, había desaparecido el 23 de junio de 2016, buscó
primero en el Conservatorio Nacional de Música a donde la niña debía ir la tarde de ese
día para un ensayo. Sin ningún resultado, volvió a la escuela Global del Ecuador que
estuvo en una inusual penumbra esa noche. Nadie respondió su llamado. Entonces
recorrió la ruta que hacía Valentina de regreso a casa. Pudo haberse perdido, pensó. Sin
señales de la niña la buscó en un edificio abandonado cercano al Conservatorio. Pudo
haberse caído, fue lo siguiente que creyó. Mientras estaba en esa búsqueda, Ruth recibió
una llamada de un desconocido diciéndole que Valentina estaba en la escuela. Un rayo
de alegría le atravesó. Pudo haberse quedado encerrada, supuso. Pero lo que encontró la
madre fue el cuerpo de su hija recostado en el piso. Cubierto e inerte.

Valentina nunca salió de la escuela, asegura su madre. A pesar del tiempo transcurrido,
Ruth narra cada detalle de las últimas horas de su hija. Pero también de cada día,
durante estos tres años, en busca de justicia. Primero se dijo que la niña se accidentó en
los juegos infantiles. Luego que se había suicidado con su propia bufanda roja que
cargaba siempre al cuello. Pero desde la primera autopsia el resultado fue otro: tenía
señales de violencia física y sexual. Su caso lleva tres años en investigación previa. Es
decir, no pasa de la primera etapa y no puede avanzar porque el lugar de los hechos fue
alterado sin que nadie lo impidiera. Así resume Ruth la tragedia de buscar justicia en
Ecuador. La única opción que tiene esta familia para destrabar las investigaciones es
que la Fiscalía de paso a pericias con colaboración internacional para determinar quién
fue el agresor de Valentina. Pero mientras espera, al teléfono de Ruth han llegado
mensajes y llamadas con amenazas. Tuvo que salir de su casa donde nacieron y
crecieron sus hijos, entre ellos Valentina.
Pero esta madre no deja de emocionarse y reír cada vez que rememora a su hija. ‘Allí
está chiquitita’, ‘aquí está en el baile’, ‘acá está chupando mangos’, ‘aquí está seria
porque no quería que le tome fotos’, dice al mostrar las imágenes que le ha quedado de
la niña de cabello negro y largo. Este es un retrato que hace Ruth de su hija y de la vida
que alguien le quitó. 

La escuela Global del Ecuador estuvo en estas instalciones. Luego del caso de Valentina fue

cerrada. 

La primera atril

“Valentina era muy preguntona. Los porqués de ella eran inagotables. A mí me dejaba
sin respuestas. Era muy alegre. Por eso duele tanto que hayan botado lodo sobre una
vida tan pura, diáfana y transparente. No habré sido la mejor madre, pero la amaba. Y
ella lo sabía. “Sabía que contaba conmigo y se sentía feliz. Me abrazaba y me decía ‘me
siento feliz’. Era golosa, se hacía unas tortas caseras de chocolate. A mí siempre me ha
gustado cantar. Pero vi que mis hijos, desde pequeños, tenían la habilidad y el talento
para el arte. A Valentina le gustaba la flauta, su hermana toca el arpa. A mi hija además
le gustaba la danza. Quería seguir ambas, pero no pudo porque el horario se cruzaba.
Así que optó por la música.

“Se enamoró de la flauta desde el primer momento. Ella pertenecía a la orquesta


sinfónica del Conservatorio Nacional de Música. Era primera atril (la primera flauta), lo
cual es un reconocimiento importante. Por eso aquella tarde tenía que ir allá, porque
tenía un ensayo previo a una presentación. El lunes (tres días antes del crimen) nos
quedamos hasta la medianoche escogiendo el vestido para el certamen. Así que tengo
algunas fotografías con los cambios de vestidos que se hizo esa noche. Ambas con
sueño, pero ella modeló los vestidos. Su favorito era uno de color violeta, aunque le
quedaba un poco grande. En su último cumpleaños se puso ese vestido.  También le
gustaba una chompa negra, una licra y sus botas. Le gustaba el grupo Mecano.

Ruth Montenegro guarda con mucho cuidado la flauta traversa de Valentina. El día que apareció

sin vida en la escuela, la niña tenía el instrumento en su mochila. Dedicó horas a los ensayos para

el Conservatorio de Música. 

“Ella era muy disciplinada en el estudio, solía grabarle en audio lo que ella ensaya. Le
gustaba escucharse para volver a ensayar. Aprovechaba el tiempo del recreo para
estudiar sus lecciones de música. A veces nos quedábamos ensayando hasta tarde y yo
me quedaba dormida en su habitación. Ella seguía tocando.

“Inicialmente ensayaba con las flautas del Conservatorio, pero por el uso continuo no
están en óptimas condiciones. Tratamos de estirar (la economía) lo más que pudimos
para ahorrar y comprarle la flauta. Hasta el maestro de mi niña nos dijo que debíamos
comprarle una porque sino su oído empezaba a distorsionar el sonido. Un sol, un la,
un mi no le iban a sonar igual que en una flauta nueva. Ahorramos por meses. Cuando
ya tuvimos el dinero le dimos la sorpresa en la casa. Ella subió a la habitación feliz y lo
primero que hizo fue armar la flauta. Nos besó su padre y a mí. Sus ensayos duraban
hasta pasada la medianoche.

LA ÚNICA OPCIÓN QUE TIENE ESTA FAMILIA PARA DESTRABAR LAS


INVESTIGACIONES ES QUE LA FISCALÍA DE PASO A PERICIAS CON
COLABORACIÓN INTERNACIONAL PARA DETERMINAR QUIÉN FUE EL
AGRESOR DE VALENTINA.

“Pero nunca bajó de notas en la escuela. Era un referente para sus compañeras. Tenía
calificaciones entre 9 y 10. Era solidaria. Cuando Valentina murió, su mejor amiga de la
escuela, Camila, me contó muchas cosas que me llenaron. Me dijo que Valentina era
muy generosa, que no se quedaba con lo que ella sabía. Era la pequeña profesora de sus
compañeras. Le gustaba las ciencias sociales, las matemáticas y la historia. En eso
coincidía con su padre, quien también tiene alma de maestro. Por el lado de papá tenía
los cuentos y por el lado de mamá las canciones.
Valentina en una presentación con su flauta traversa. También estudiaba danza. Foto: Archivo

familiar 

“Desde pequeña siempre la dormía cantando. Y en las noches, cuando iba creciendo,
con su hermana mayor se agarraban a conversar mucho. Ella estaba emocionada por su
fiesta de 15 años. Hoy, ella estaría próxima a cumplirlos. Entonces soñaba en el vestido.
Ella ya estaba programando la fiesta de su hermana mayor, Nina. A Nina no le gusta
mucho los vestidos y le decía: ‘aburrida, pero ¿cómo vas a estar en tu fiesta de 15
años?’, ‘yo te voy a diseñar y hacer el vestido’. Esas fueron las conversaciones que
tuvieron las dos la noche anterior a la muerte de Valentina. Mi niña que se veía en su
propia fiesta. ¿Cómo alguien así puede autolesionarse?”.

Música para trastocar el dolor

“Como todo en la vida hay una contrapartida de dolor, pero también de esperanza. En el
caso de mi Valentina es doloroso pensar que despierto cada mañana y no puedo mirar
esa carita sonriente. Al mismo tiempo la rabia y la indignación que da la mentira. Duele
ver tanta miseria humana. Se crearon tantas historias sobre mi familia y mis hijos.

“Pero también la esperanza porque yo pensé que, si mi hija era alegría, vida y fuerza, yo
no podía derrumbarme. Tenía que seguir adelante por mí, por ella y por mis guaguas.
¿Para mí qué sentido tiene la muerte de Valentina, a su tan corta edad? En un homenaje
a esa fiesta que era Valentina, con mi hija Nina, que toca el arpa, decidimos usar la
música para mantener viva la memoria de mi niña.

“Después de su muerte empezamos a levantar el proyecto Mujer, Canto y Memoria. Son


composiciones inéditas de nuestra autoría y están ligadas a este compromiso. Es una
forma de trastocar este dolor. Lo que mi niña habría querido justamente es que yo no me
quedara en la tristeza. Ella sabía que para mí cantar era siempre un motivo de alegría.
Paradójicamente es la muerte de Valentina quien pone voz a mi voz. Todo ese silencio
estuvo autoimpuesto durante años, ya sea por las tareas domésticas o por el hecho de
cuando ellos empezaron su camino los apoyé a ellos, que estaban surgiendo. Pero esto
fue el detonante, como si se hubiera roto un dique, para que vuelva a la música.

"EN UN HOMENAJE A ESA FIESTA QUE ERA VALENTINA, CON MI HIJA NINA,
QUE TOCA EL ARPA, DECIDIMOS USAR LA MÚSICA PARA MANTENER VIVA
LA MEMORIA DE MI NIÑA".

“Cuando murió mi niña, también pude encontrarme con otras mujeres, familiares y otras
víctimas sobrevivientes. Entonces confluimos en la plataforma ‘Vivas nos queremos’.
Decidimos alzar nuestros gritos. Cuando yo estaba en mi día a día ni siquiera me
enteraba sobre lo que pasa, parece tan ajeno a nuestra realidad, hasta cuando nos sucede.
La muerte de Valentina me pone justamente en el camino de otras personas que han
vivido situaciones muy similares a la mía. Donde lo constante es la revictimización y la
víctima es la responsable. Donde el Estado y las instituciones guardan silencio y
hermetismo. La palabra que se repite es impunidad.

El caso de Paola Guzmán, la


adolescente ecuatoriana que se suicidó
tras sufrir abusos sexuales en su
escuela, y por el que la CIDH declaró
responsable al Estado de Ecuador
"Paola era una niña muy alegre, amorosa, querida por toda su familia y
llena de sueños".
Así describe Petita Albarracín a su hija, Paola Guzmán, una joven ecuatoriana
que quiso quitarse la vida al enterarse de su embarazo producto del abuso
sexual que sufrió durante dos años en su colegio.
Como presunto responsable, las autoridades ecuatorianas investigaron a
Bolívar Espín, quien entonces era vicerrector de la escuela Martínez Serrano,
donde acudía Guzmán en Guayaquil
Guzmán, en cambio, no pasó de los 16 años, la edad que tenía el 12 de
diciembre de 2002, cuando tomó pastillas de fósforo blanco o "diablillos",
como se conocen en Ecuador, para quitarse la vida.
Los diablillos, que se utilizan en la pirotecnia, contienen una sustancia química
muy tóxica y con altas posibilidades de causar la muerte si se ingiere.
Su madre, familia y amigas quisieron salvarla tras la ingesta del tóxico pero una
sucesión de encubrimientos y omisiones hicieron que Paola perdiera la vida.
Luego de 18 años y sin culpables, el caso de Paola llegó a la Corte
Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) como el primero sobre
violencia sexual en el contexto educativo.
La CIDH dijo en un comunicado emitido este viernes que en su sentencia,
emitida en junio, "encontró al Estado de Ecuador responsable por la violencia
sexual sufrida por Guzmán".

"La Corte estableció que los hechos del caso se basaron en el abuso de una
relación de poder y confianza", añadió el tribunal. "Ello se advierte, en forma
concreta, dados los señalamientos de que los actos con implicancias sexuales
que el Vicerrector desarrolló con Paola comenzaron como condición para que
él la ayudara a pasar el año escolar".
La Corte concluyó que el Estado de Ecuador es responsable por la violación de
los derechos a la vida, la integridad personal, la protección de la honra y de la
dignidad, la educación; y por el incumplimiento de las obligaciones de prevenir
actos de violencia contra la mujer, en agravio de Paola; además de otros
delitos en agravio de su madre y hermana.
Además, la CIDH ordenó al Estado de Ecuador brindarle tratamiento
psicológico o psiquiátrico a ambas y una indemnización, entre otras medidas de
reparación.
¿Quién era Paola?
Paola Guzmán vivía con su hermana pequeña, su madre y abuela en un
suburbio de la ciudad ecuatoriana de Guayaquil a principios de los 2000.
"Teníamos una vida tranquila. Había mucho amor y valores", describió
Petita en una audiencia en la CIDH en enero.
"Yo he sido madre y padre para mis hijas. He tenido que trabajar duro para que
no les falte nada", contó la madre.
Entre los proyectos de Paola estaba conocer Nueva York, donde vivía su tía, y
terminar la escuela secundaria.
"Quería ser secretaria para poder trabajar en una buena empresa", le dice
la madre a BBC Mundo.
Pero en octubre de 2002, Petita comenzó a notar cambios en Paola.
"¿Mi hija qué te está pasando? ¿Tienes algún problema?", le preguntaba.
"'No, mamita' y me hacía bromas", relató.
"Pero me di cuenta (de que algo pasaba) por unas llagas que le salieron (en el
cuerpo). El médico me dijo que era psoriasis, que esa enfermedad brota
cuando alguien tiene problemas o preocupación", describió.
La mujer contó que conoció al vicerrector del colegio cuando Paola tuvo una
nota baja en un examen y acompañó a su hija para hablar con Bolívar Espín,
porque estaban dando oportunidades a alumnos con calificaciones bajas.
"Le dije que yo le podía poner un profesor en casa, pero creo que no le gustó.
Entonces no la ayudó", relató Petita en la audiencia.
El trágico día
El 12 de diciembre de 2002, sonó el teléfono en la casa de los Guzmán
Albarracín. Atendió una sobrina de Petita. De repente sus ojos se pusieron
rojos.
"¿Qué pasa?", preguntó la mujer.
"Llamó una compañera que Paola tomó algo y que vayamos al colegio
rápido. Con mis sobrinos tomamos un taxi y fuimos. Había un grupo de niñas
afuera llorando y comentando, pero yo seguí de largo al rectorado a ver a mi
hija. Y ahí vi como en un callejón a mi hija tirada en una butaca. En ese
momento el vicerrector se acerca y me dijo: 'Coja a su hija y llévesela'", relató
Petita casi al borde del llanto.
"'¡Mamita, mamita perdóname!', escucho que me dice ella".
Paola apenas podía caminar del dolor y decidieron llevarla al hospital. Según la
familia, la joven no había recibido atención médica en la escuela.
"En el hospital la doctora me dice: 'Señora su hija tomó diablillos'", relató Petita.
Los diablillos se encienden por un raspado violento y se usan en fiestas
populares. Si se ingieren en cantidad pueden ser mortales.
Estas pastillas contienen fósforo blanco inorgánico en una concentración
promedio de 20 miligramos por tableta, una dosis 50 a 60 mg es letal,
según explicaron los peritos en la Corte.
Paola tomó 11 pastillas.
"Se trató de un caso grave de evolución rápida que llevo a una falla
multiorgánica", dijo uno de los expertos en la audiencia.
La comunidad médica de Ecuador viene advirtiendo sobre la peligrosidad de
este producto hace décadas ya que es de fácil acceso y los jóvenes lo utilizan
para intentar suicidarse.
"Como debe haber estado desesperada mi hija por haberse tomado los
diablillos", reflexionó Pepita.
"¿Por qué lo hiciste?"
La familia decidió llevar a Paola a una clínica privada. Pero el estado de salud
de la joven empeoraba.
"El abuso que tuvo mi hija, todos lo sabían", dijo Petita Albarracín en la audiencia en la
CIDH en enero.
"Me decía mamita báñame, dame agua… (el fósforo blanco) ya le estaba
quemando. Y yo no podía hacer nada", relató Petita con voz angustiada.
"Yo le preguntaba: '¿Por qué lo hiciste? ¿Algún enamorado? ¿Qué
paso?'. No mamá, no es nada", recordó la madre llorando en la sala de
audiencias.
"Al día siguiente mi hermana se da cuenta que las uñas están moradas y me
grita: ¡Paola se está muriendo!".
La verdad
Luego de 18 años de ese trágico hecho que cambió su vida por completo,
Petita Albarracín recordó en la sala de la Corte-IDH el mismo dolor y llanto de
ese día, y cómo se enteró de la verdad.
"Estábamos en la clínica con todas sus compañeras y entra una periodista
gritando: '¿Quién es la mamá de Paola? Señora, usted tiene que denunciar a
Bolivar Espín, el vicerrector, porque una compañera me llamó y me contó
todo. Este hombre la acosaba, la violó y la embarazó'", narró.
"Me quede sorprendida de enterarme sobre tantas cosas que le estaban
pasando a mi hija. Le dije al doctor que le haga un examen para ver si mi hija
estaba embarazada", continuó.
Pero el cuerpo de Paola ya estaba en manos de los forenses y serían ellos los
encargados de determinar si la joven estaba embarazada.
"Sin importarle el dolor que yo sentía, (el forense) me hizo entrar y vi a mi hija
en una mesa desnudita y con su cuerpo todo abierto, sus órganos ahí….
Me enseñó una carne y me dijo: 'Este es el útero de su hija, no hay embarazo'",
relató Petita con la voz entrecortada.
"En el medio de mi dolor, ¿cómo podía saber si eso era un útero?", se preguntó
la madre. "Mi hija estuvo embarazada porque le enseño una prueba de un
laboratorio particular a su compañera", añadió.
Petita cuenta que días antes de su muerte Paola le contó a sus amigas que
estaba embarazada del vicerrector. Pero, las cosas irían a peor para la joven.
"El victimario le indicó que debía practicarse un aborto en el servicio médico del
colegio, allí fue nuevamente víctima de violencia sexual pues el médico le
condicionó el procedimiento a cambio de sexo", según el Centro de Derechos
Reproductivos y el Centro Ecuatoriano para la Acción y Promoción de la Mujer
CEPAM-Guayaquil, organizaciones que dan apoyo legal a Petita.
"El abuso que tuvo mi hija lo vivió ahí (en la escuela). Lo sabía el rector, las
autoridades, los profesores, el alumnado, las compañeras y no me dijeron
nada. Todos los sabían", se lamentó la madre.
Paola dejó dos cartas de despedida: una dirigida a su madre y otra a Bolívar
Espín.
"La que se dirige a mi dice: 'Mamita, mamita, perdóname, cuida a mi ñaña
(abuela) que yo te cuidaré desde el cielo'".
Después de haber leído ambas cartas, la madre afirmó que su hija sufría por
culpa de Espín.
"Él abusó de su confianza. Ella tal vez lo vio como un superior, como un
profesor. Pero él abusó, la manipuló. Mi hija tenía 16 años y este hombre
tenía 65. Eso no es amor. Cuando ella estaba ahí tirada él tuvo que haberla
amenazado para que no nos dijera nada. Eso ella se lo llevo a la tumba",
retomó.
La investigación
Para esta mujer ecuatoriana, la muerte de su hija no solo desmoronó su vida
sino que tuvo que salir a buscar justicia con los pocos recursos que tenía. Y no
le fue fácil.
La muerte de Paola "derrumbó mi vida".
"Yo era una mujer pobre. Tuve que buscar abogados. Fui a la Defensoría del
Pueblo, me apoyaron dos meses y me dejaron abandonada", contó.
"Fue una lucha terrible. Hice todo lo posible por mandarlo preso: fui a la
fiscalía, al juzgado… hubo mucha humillación. No me atendían y los papeles
los tiraban. 'Aquí no va a haber justicia, yo no puedo estar aquí', pensé".
En 2003, se inició una investigación en la fiscalía del Guayas, en el oeste de
Ecuador, donde la defensa de Petita solicitó la prisión preventiva contra Espín,
pero el juez negó el pedido.
Ese mismo año, la madre presentó una segunda demanda contra el vicerrector
por daño moral ante la instigación al suicidio de su hija.
En 2004, la justicia dictó una orden de prisión preventiva contra Bolívar Espín
pero éste se fugó. Luego fue llamado a juicio por los delitos de acoso sexual e
incitación al suicidio. Sin embargo, tampoco apareció.
En 2005, fue sentenciado a pagar una indemnización de US$25.000 dólares
por la demanda de daño moral presentada por la madre de Paola. Pero Espín
siguió sin comparecer ante la justicia hasta que los delitos imputados en su
contra prescribieron.
Solo en el ámbito administrativo se logró una sanción por abandono del cargo
como vicerrector.
"Nosotros agotamos todas las instancias. Hice lo que más que puede hacer
una madre. Lamentablemente en Ecuador no se hizo justicia", dijo Petita.
"Él está libre y vivo, mi hija no. Trabaja en colegios particulares donde no lo
conocen", afirmó.
Y aparentemente el caso del abuso a Paola no fue el único.
"Se llegó a saber que adolescentes que fueron abusadas por este señor que
tuvieron que ser cambiadas de colegio y sus familias no quisieron contar lo que
pasó", dijo a BBC Mundo Lita Martínez, directora del Centro Ecuatoriano para
la Promoción y Acción de la Mujer (CEPAM) de Guayaquil y abogada de Petita.
Pero cuando se conoció la historia de Paola comenzaron a saberse de otros
casos, aunque no hubo denuncias en la justicia.
"Una profesora había informado a las autoridades de Educación que este señor
la había encerrado en una habitación, había tocado su cuerpo, la había
acosado, pero no se hizo nada. Hubo un silencio cómplice de todas las
autoridades", resumió Martínez.
Cambio de vida
"Este hombre destruyó la vida de mi hija, la mía y de mi familia", describió
Petita en la CIDH.
"Fue una lucha tan dura que yo ya no quería seguir, pero tuve que hacerlo.
Encontré buenas abogadas para seguir luchando porque mi hija fue una
víctima", añadió.
Petita Albarracín junto al CEPAM de Guayaquil presentaron el caso en la Corte
Interamericana de Derechos Humanos porque no encontraron la justicia que
buscaban en Ecuador.
"Estuvimos en un acuerdo de solución amistosa con Ecuador durante muchos
años pero no se pudo avanzar porque siempre había algún contratiempo", dijo
Martínez, quien representa a Petita Albarracín desde 2005.
"Cuando hay impunidad y no hay justicia se deja un mensaje de permisividad
para que este tipo de acciones puedan ser totalmente naturalizadas, avaladas,
permitidas y sigan siendo parte de la cotidianidad que vivimos las mujeres en
todos los países de América latina", reflexionó.
¿Qué dijo el Estado ecuatoriano?
Durante la audiencia en la Corte-IDH, Ecuador pidió disculpas a Pepita
Albarracín y a su otra hija, Denis.
"Como representante del estado ofrezco a la señora Petita Albarracín y a Denis
Guzmán las disculpas públicas por aquellas acciones u omisiones del Estado
ecuatoriano que hayan ocasionado violaciones a los derechos de Paola
Guzmán", dijo María Fernanda Álvarez, abogada representante del Estado de
Ecuador.
Y también expresó sus disculpas "por aquellas acciones u omisiones del
Estado ecuatoriano que hayan generado violaciones a sus derechos en la
búsqueda por la verdad y el reconocimiento".
Sin embargo, los representantes de Ecuador no reconocieron responsabilidad
en el caso de Paola. Algo que a la defensa llamó mucho la atención.
"Ofrecer una disculpa pública y luego no reconocer la responsabilidad de los
hechos es por lo menos contradictorio. Nos causó mucha indignación", afirmó
Martínez a BBC Mundo.
"Con sus mismos peritos nos permitió aclarar que hubo una desatención a
Paola, que el haberse dado de otra manera había una probabilidad, aunque
mínima, de que Paola aún estuviera con nosotros", agregó.
De todos modos, en su exposición, Ecuador reiteró "su compromiso de que
los hechos de este caso no se vuelvan a repetir".
Búsqueda de justicia
"Yo espero de esta Corte haga lo que no ha hecho mi Ecuador porque no me
dieron protección. No hubo justicia. Se lo dejo en manos de Dios y en su
corazón", le dijo a los jueces mirándolos a los ojos.
"Esto no me la va a devolver a mi hija. Pido justicia y reparación. Estoy
cansada y enferma psicológicamente. Esto es lo último que hago por
Paola", dijo Petita.
"Solo espero vivir una vida tranquila y que no le pase nada a mi otra hija que es
la única que me queda", agregó.
Paola tendría hoy 33 años de edad.

¿Dónde está el violador de


Paola Guzmán?
Las fotos -de la última navidad, junto a un ‘año viejo’, de su más reciente
cumpleaños- dejan ver a un hombre de 73 años, un anciano de pelo blanco y
escaso, con el abdomen prominente y la piel de un tono moreno profundo, que
a la vista de las personas podría ser el padre, el abuelo o el vecino de
cualquiera. Pero no lo es. 
 
Diecisiete años después de la muerte de Paola del Rosario Guzmán Albarracín,
la joven de la que abusó sexualmente durante dos años mientras era
vicerrector del colegio fiscal Miguel Martínez Serrano de Guayaquil, Bolívar E. Z.
luce como si ningún huracán hubiese arrasado con su vida. Sonríe en las fotos y
celebra sus cumpleaños con abrazos cada 5 de diciembre. 
 
Paola se suicidó ingiriendo 11 diablillos (fósforo blanco) en 2002, luego
de ser acosada y abusada sexualmente por Bolívar E., quien era
vicerrector del colegio público Miguel Martínez Serrano de Guayaquil, donde ella
estudiaba.
E., quien tenía 54 años en ese momento, la acosó sexualmente y abusó de ella
durante dos años. Paola quedó embarazada y él la obligó a abortar, enviándola
donde Raúl O. G., el médico del colegio, quien le puso como condición tener
relaciones sexuales con él para practicarle el aborto. 
 
El caso de Paola Guzmán Albarracín y familiares versus Ecuador, es el primer
caso de violencia sexual en el contexto educativo que llegó el pasado 28 de
enero la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Se convierte de esta
manera en un caso emblemático en la protección de los derechos sexuales y
reproductivos de las mujeres y niñas en América Latina. Para Petita Albarracín,
madre de Paola, este será el cierre de largos años de búsqueda de justicia por
la muerte de su hija. 
 
Fuentes cercanas a E. a las que tuvo acceso Revista Vistazo y que pidieron su
reserva, cuentan que el hombre -cuyo delito prescribió en 2008 por negligencia
de las autoridades- vive en un barrio residencial del sur de la ciudad, sin
dedicarse a nada en particular: no trabaja -aunque laboró como taxista algunos
años- tampoco sale con frecuencia de su domicilio y permanece bajo el amparo
de su familia. 
 
Actualmente vive con su esposa, una de sus tres hijas y su nieto más grande,
que ya es mayor de edad. Tiene cuatro nietos en total. 
 
La familia de E., según explica la fuente, está al tanto del caso de Paola
Guzmán y los recientes hechos que han ocurrido en torno al tema -como la
audiencia en la Corte IDH- pero “están en completa negación de todo”. 
 
De acuerdo a la información obtenida por este medio, cuando la joven de 16
años se suicidó el 12 de diciembre del 2002, E. salió de la ciudad y se refugió
temporalmente en una provincia del interior del país de donde es oriundo, para
luego retornar a Guayaquil. Según un reportaje realizado por el portal
GK, en 2004 el hombre fue destituido de su cargo en el colegio, por abandono
de sus funciones. 
 
Una de las amigas del colegio de Paola, Ingrid Izurieta, sostuvo que lo vio hace
algún tiempo cuando tomó un taxi en el centro de la ciudad. Él era el chofer,
afirma en el texto publicado en GK. 
 
El exvicerrector tiene dos perfiles activos en la red social Facebook y aunque
actualmente ambos se encuentran habilitados, no tienen ningún tipo de
contenido como fotos o actualizaciones recientes. 
 
En el contexto de la audiencia pública en la Corte IDH, el Ecuador ofreció
disculpas públicas a la madre de Paola y a Dennis Guzmán, su hermana,
víctimas en este caso. 
El Estado señaló la ausencia de rutas de denuncia y sanción para situaciones de
violencia sexual que ocurran en el ámbito académico ecuatoriano. Así también
reconoció que existió una inadecuada investigación administrativa para
determinar responsabilidades en este hecho. 
 
El proceso judicial por la muerte de la joven no cumplió con los estándares de
la debida diligencia, pues no se logró con la localización y la captura del
imputado, y esto devino en la prescripción del delito. 
 
El hombre recibió orden de prisión en 2003. La Corte criticó la falta de
coherencia del Estado en cuanto a su responsabilidad y le pidió aclararlo en sus
alegatos escritos.
 
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) alegó que la
presunta víctima habría sufrido violencia sexual por parte del vicerrector y el
médico del colegio al que asistía, ambos funcionarios públicos, y que habría
existido un nexo causal entre ello y su decisión de quitarse la vida,
constituyéndose esto en un “suicidio denunciativo”. 
 
La Corte IDH dio de plazo un mes, a partir de la fecha de la audiencia, para que
ambas partes presenten sus alegatos por escrito. De su parte, la institución
judicial tiene que presentar el fallo en los siguientes doce meses. 
 
De obtenerse una sentencia favorable, el Estado deberá reparar a la madre de
Paola y evitar que situaciones similares vuelvan a suceder.

El caso de Paola y la
incansable búsqueda de
justicia de su madre
“Querida mamita: quiero pedirle perdón por lo que hice. Yo sé que será mejor
para ustedes. Aunque yo ya no estoy aquí, la seguiré queriendo desde allá
arriba”. Estas líneas duras y tristes son parte de un fragmento de la carta de
suicidio que Paola Guzmán, de 16 años, le dejó a su madre, Petita Albarracín el
12 de diciembre del 2002. 
 
A estas palabras, Paola -una joven alegre que poco a poco comenzó a verse
triste y aislada, tal como lo describe su madre- agregaba que ya no sería ni un
estorbo, ni una carga, ni una vergüenza. Su madre jamás supo el infierno por el
que la joven caminaba: “Nunca me di cuenta de lo que estaba pasando y ella se
lo llevó a la tumba, porque estuvo amenazada por este hombre. Ella es una
niña que estuvo amenazada", dijo años después Petita. 
 
Paola fue víctima de acoso y abuso sexual por parte de Bolívar Espín, de 66
años, en ese entonces vicerrector del colegio fiscal Miguel Martínez Serrano de
Guayaquil, donde ella estudiaba desde que tenía 12 años. El acoso de parte de
Espín comenzó a los 14 años y la joven aseguró haber quedado embarazada y
ser presionada por el Vicerrector para abortar con la ayuda del médico del
colegio, quien le propuso tener relaciones sexuales para realizarle el
procedimiento. 
Aquel nefasto jueves hace ya 17 años, Paola ingirió 11 diablillos y luego se fue
a su colegio. Allí empezó a mostrar síntomas de envenenamiento y fue
trasladada a la enfermería por sus amigas, pero nadie en el plantel hizo nada
por salvar su vida. No le avisaron a Petita. En lugar de brindarle ayuda urgente,
le dijeron que rece por “el pecado que había cometido”.
 
"Al parecer ella colocó los diablillos en la comida y ya en el colegio se puso
mal", cuenta su madre. Cuando Petita la auxilió y Paola llegó al hospital fue
demasiado tarde. Murió ese mismo día como consecuencia de una intoxicación
con fósforo blanco. De acuerdo al Centro de Derechos Reproductivos (CDR), “el
Vicerrector, en su carácter de servidor público en una institución educativa,
aprovechó su posición de autoridad para asediar continuamente a Paola y
finalmente establecer con ella una relación de naturaleza sexual”.
 
La familia de Paola denunció los hechos a las autoridades competentes pero
todo proceso judicial emprendido en el país fue infructuoso. Hubo deficiencias
en el análisis y manejo de las evidencias, la orden de detención nunca se
ejecutó y finalmente el caso prescribió en el 2008, explica el CDR.
 
Este martes 28 de enero del 2020, el caso de Paola Guzmán Albarracin Vs.
Ecuador, parecería ver una luz de justicia y esperanza: La Corte Interamericana
de Derechos Humanos -CorteIDH- iniciará un nuevo periodo ordinario de
sesiones en la sede de San José, en Costa Rica, dentro del que se abordará la
violación y muerte de Paola del Rosario Guzmán Albarracín. 
 
Se trata de la primera vez en la historia en la que un caso de violencia sexual,
en el contexto educativo, llega a la Corte IDH. He aquí su relevancia y los
precedentes que la resolución favorable de un caso como el de Paola puede
marcar para situaciones similares en países amparados por este organismo.
La Corte tendrá la oportunidad de establecer estándares de garantía y
protección a las niñas para prevenir el acoso y la violencia sexual en
instituciones educativas, así como aquellos relacionados con las obligaciones de
los Estados en materia de salud y educación en estos casos. Si todo se resuelve
a favor del caso de Paola, estos estándares deberán ser aplicados no solo en
Ecuador sino en todos los países que hacen parte del Sistema Interamericano.
Así, de alguna forma su muerte -injusta, dolorosa, impune y violenta- no habrá
sido en vano. 
 
Previo a la audiencia que se desarrolla a lo largo de todo este martes, el caso
estuvo en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Este
organismo determinó que el vicerrector y el médico del plantel abusaron de la
joven. Según la CIDH existió una relación entre ese hecho y su decisión de
quitarse la vida. 
 
Se trata, explican, de un 'suicidio denunciativo', es decir, un acto que sucede en
particular porque la víctima quiere denunciar un hecho que le está afectando
directamente. 
“La Comisión entendió que el Estado, además de presuntamente vulnerar el
deber de respetar los derechos humanos, habría incumplido su obligación de
garantía en su componente de prevención”, señala la Corte.  El organismo
internacional criticó la impunidad en la que quedó el caso. 
 
"El caso de Paola Guzmán Albarracín refleja la situación de acoso y abuso
sexual en las instituciones educativas públicas y la discriminación contra las
víctimas de violaciones en el sistema de justicia ecuatoriano", dijo el Centro
Ecuatoriano para la Promoción y Acción de la Mujer (CEPAM), institución
guayaquileña que auspicia el caso. 
 
Ahora, Ecuador deberá responder ante la Corte por la falta de garantías de los
derechos a la vida, la integridad y seguridad personal, a una vida libre de
violencias, a la educación, al derecho a vivir sin discriminación, al derecho a la
protección especial de la niñez y al derecho a las garantías judiciales.

Caso Paola Guzmán Albarracín


Paola del Rosario Guzmán Albarracín (Guayaquil, 10 de diciembre de 1986 -1 Ibídem, 13
de diciembre de 2002) fue una adolescente ecuatoriana que se quitó la vida luego de sufrir
años de acoso y abuso sexual por parte del vicerrector del colegio donde estudiaba.2
El caso quedó inicialmente en la impunidad3 y 18 años después4 fue presentado ante
la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que a su vez se lo elevó a la Corte
Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH).
El 14 de agosto de 202056 la corte dictó sentencia concluyendo que el Estado de Ecuador
es responsable por la violencia sexual e institucional de la que Paola fue víctima. Por
otro lado sentó jurisprudencia por el tratamiento y respuesta ante los casos que se
presenten en las escuelas y colegios de la región. Se trata del primer caso de abuso
sexual a una adolescente en el ámbito educativo que admite y sentencia la Corte IDH.7
El hecho tiene carácter histórico por constituir el primer caso de abuso sexual en un ámbito
educativo tratado por la Corte IDH.8

Hechos[editar]
Paola Guzmán empezó a ser acosada sexualmente en 2001, cuando contaba con 14 años
y cursaba el tercer curso en el colegio público Miguel Martínez Serrano, de la ciudad
de Guayaquil. Bolívar Espín Zurita, el vicerrector del colegio y que en ese entonces
contaba con 65 años de edad, le ofreció ayuda en dos asignaturas en las que ella tenía
problemas si aceptaba salir en una cita con él.2
Espín siguió acosándola durante el resto del año escolar, llegando a obligarla a tocarle los
genitales. Desde octubre de 2002 empezó a abusar sexualmente de ella.2
Días antes de su muerte Paola les contó a sus amigas del colegio que estaba embarazada
del vicerrector. Espín le sugirió realizarse un aborto, por lo que Paola fue donde el médico
del colegio, Raúl David Ortega Gálvez9, quien supuestamente realizaría el procedimiento.
Sin embargo, éste también intentó abusar sexualmente de ella.8 Hacia 2020, Ortega
Gálvez trabajaba en el Hospital Luis Vernaza de Guayaquil como urólogo.9

Fallecimiento[editar]
El 12 de diciembre de 2002, durante el recorrido del bus escolar hacia el colegio, Paola
confesó a varias de sus amigas que había ingerido fósforo blanco. Al llegar al colegio
fueron a la enfermería, pero no le prestaron atención ni llamaron a sus familiares. La
madre de Paola, Petita Albarracín, llegó al colegio media hora después gracias a la
llamada de una de las amigas de su hija.2
Al ver la condición de su hija, que se hallaba presa de fuertes dolores en una camilla,2 la
llevó rápidamente al Hospital Luis Vernaza,1 donde falleció un día después
por intoxicación.10 Al momento de su deceso Paola tenía 16 años.11
En su mochila se encontraron dos cartas, una dirigida a su madre y otra a Espín.1
Luego de la muerte de Paola, saltaron a la luz pública casos adicionales de acoso sexual
por parte de Espín, entre ellos el de una profesora y de otra alumna del plantel, quien
declaró haber sido amonestada por el rector del colegio, José Ruiz Méndez, luego de
denunciar el hecho.12 La profesora, por su parte, reveló que Espín había intentado
encerrarla en su oficina en 1998.2

Investigación judicial[editar]
A principios de 2003 la Fiscalía del Guayas inició la investigación del hecho. La madre de
Paola pidió públicamente que se hiciera justicia y que se castigara a Espín para impedir
que abusara de más jóvenes.1 Su abogado defensor pidió a la fiscal que solicitara prisión
preventiva contra el acusado,13 pero el juez negó la solicitud.12
En noviembre de 2003 la madre de la menor presentó una segunda demanda contra
Bolívar Espín, esta vez por daño moral ante la instigación al suicidio de su hija.14
El 7 de enero de 2004 la jueza Rocío Santos dictó orden de prisión preventiva contra
Bolívar Espín,10 pero éste se dio a la fuga. En junio del mismo año fue destituido del cargo
de vicerrector del colegio Miguel Martínez Serrano por la Dirección Provincial de
Educación por abandono del cargo.11
En agosto de 2004 la jueza Rocío Santos llamó a juicio a Espín por los delitos de acoso
sexual e incitación al suicidio.15
En junio de 2005 Espín fue sentenciado a pagar una indemnización de 25.000 dólares por
la demanda de daño moral presentada por la madre de Paola.16 Sin embargo, Espín
permaneció prófugo de la justicia hasta que los delitos imputados en su contra
preescribieron.2
En el 2006 el Centro Ecuatoriano para la Promoción y Acción de la Mujer (CEPAM-
Guayaquil) y el Centro de Derechos Reproductivos presentaron una petición en la que se
alega la responsabilidad internacional de la República del Ecuador en perjuicio de Paola
del Rosario Guzmán Albarracín.[1]

Caso Paola del Rosario Guzmán Albarracín y familiares[editar]


El 17 de octubre de 2008 la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH)
aceptó tratar el caso, bajo el nombre Paola del Rosario Guzmán Albarracín y familiares,17
en cuya petición se aseveraba que tanto el colegio como el Estado habían incumplido su
deber de proteger a Paola, más aún en su condición de menor de edad.2
La Comisión concluyó que Paola fue víctima de violencia sexual por parte de Espín y del
médico del colegio y que esto fue un factor determinante en su suicido. Pidió a Ecuador
que realizara reparaciones materiales y morales a la familia de Paola, entre ellas la
adopción de medidas de compensación económica. También recomendó que el Estado
ecuatoriano brindase tratamiento psicológico a la madre y al resto de la familia de Paola de
forma gratuita y que creara protocolos para atender este tipo de delitos,8 así como la
reconstrucción de la memoria de Paola, pues en muchos diarios locales se calificó el
acoso y abuso sexual sistemático sufrido por Paola como "relación sentimental" y su
suicidio como producto de una "decepción amorosa".218
Ante la falta de cumplimiento por parte de Ecuador de las recomendaciones presentadas,
la CIDH decidió elevar el caso a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte
IDH),19 que el 7 de febrero de 2019 lo acogió. El hecho se convirtió en precedente por
constituir el primer caso de abuso sexual en un ámbito educativo tratado por la Corte IDH.8

Sentencia[editar]
En agosto de 2020 la Corte IDH dictó la sentencia histórica de que el Estado de Ecuador
es responsable por la violencia sexual e institucional de la que Paola fue víctima,
y sentó jurisprudencia para el tratamiento y respuesta ante los casos que se
presenten en las escuelas y colegios de la región.20
Consecuencias[editar]
El presidente de Ecuador Lenín Moreno señaló que el país ejecutará la sentencia. La Corte
ordenó al Estado ecuatoriano medidas de reparación. En el plazo de un año deberá
identificar medidas adicionales para corregir insuficiencias en la información estadística
sobre situaciones de violencia sexual contra niños o niñas en el ámbito educativo, así
como la capacitación del personal educativo respecto a abordaje y prevención de
situaciones de violencia sexual. Asimismo, la Corte ordenó que el Estado provea de
asistencia, orientación y atención a víctimas de violencia sexual en el ámbito educativo. 21
Se trata del primer caso de abuso sexual a una adolescente en el ámbito educativo que
admite y sentencia la Corte IDH explicando que el acoso sexual es sistemático, es
estructural, que está naturalizado y por lo tanto es muy difícil de detectar, de entender el
riesgo y la vulneración a la que las niñas y adolescentes están expuestas, señala Lita
Martínez, abogada de la madre de Paola, Petita Albarracín, y quien la acompañó hasta la
Corte IDH.7
El Centro de Derechos Reproductivos y la corte IDH han indicado que harán un intenso
seguimiento del cumplimiento de la sentencia por parte de Ecuador. En un año debe
presentar a la Corte un avance en la aplicación de los nuevos protocolos. La jurisprudencia
implica a Colombia, Argentina, Chile y otros países que forman la Convención
Interamericana de Derechos Humanos.7

Legado[editar]
El 25 de noviembre de 2011 el Ministerio de Salud Pública del Ecuador inauguró la primera
Sala de Acogida a Víctimas de Delitos Sexuales y Violencia Intrafamiliar y la bautizó con el
nombre Paola Guzmán Albarracín, en el sector de la Ciudadela Martha de
Roldós de Guayaquil.2223

Un asesino llamado Ecuador: el caso de Paola Guzmán

El caso Paola Guzmán Albarracín contra Ecuador ante la Corte


Interamericana de Derechos Humanos interpela no sólo nuestro
orden jurídico, sino la estructura patriarcal y clasista de nuestra
fe y democracia Destrozada y alienada por dentro y por fuera,
Paola Guzmán Albarracín decidió dos días después de cumplir 16
años pedir auxilio a la altura de su indefensión y desolación,
ingiriendo fósforo blanco.  Corría 2002, y llevaba mucho tiempo
siendo sistemáticamente humillada y degradada por su violador,
el vicerrector Bolívar Espín, y por todas las funcionarias y
funcionarios del colegio público Martínez Serrano que, en lugar
de denunciar los hechos, la criminalizaron a ella.  Presa de la
vergüenza y del silencio en las que nuestras sociedades
patriarcales suelen hundir a sus víctimas más indefensas, tras
quedar embarazada de su violador y ser amenazada por el doctor
del colegio, quien se ofreció a colaborar en un aborto clandestino
a cambio de violarla, él también, Paola avisó a sus amigas de su
desesperado/esperanzado intento de suicidio.  Retenida
criminalmente en la misma cárcel-colegio durante horas (según
las ladinas disculpas de los representantes del Estado
ecuatoriano ante la Corte IDH, ese tiempo no fue “determinante”
para su muerte), una moribunda Paola todavía tuvo que oír a una
profesora cómplice de su exterminio aconsejarle que rezase y
pidiera perdón por sus pecados… No puedo releer esto, que
resumo y extraigo del relato de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos, sin volver a quebrarme, y sin poder entender
cómo fue y es posible que pasen estas cosas, una joven
pulverizada de este modo, al tiempo de reconocer que la historia
de Paola y la forma de proceder de nuestro Estado y de nuestra
sociedad, lejos de ser una excepción, constituyen más bien la
norma.  A Paola, a su familia y afectos, no la destrozaron sólo
unos cuantos energúmenos concretos, ni exclusivamente
nuestro precarizado e inoperante sistema de educación pública.
En nuestro país la histeria ocupa el lugar de la historia, y sus
habitantes parecemos condenadxs a temerle a cualquier cosa por
venir, antes que a lo que realmente nos vertebra, afecta y
masacra.  Y así, la noche del histórico 28 de enero en que la
heroica madre de Paola, Petita Albarracín, logró llevar los
crímenes del Ecuador contra su hija ante tan alto tribunal,
nuestros principales noticieros obviaron o dejaron en un
segundo plano informarnos copiosamente de sus alegaciones, en
el nombre del Padre, el Hijo y el pánico hacia el coronavirus. 
Quizás ese pánico, tan popular y dador de rating, sea el probable
síntoma o la expresión a nuestro alcance, barata y populista, de
la aguda y misma indefensión radical que sentimos a cada paso,
y que nos lleva a conducirnos, en el auto, la metrovía o la
escuela, tal como nos conducimos. Quiero decir que el problema
del Ecuador no son las peleas de Correa y otros gallos, si acaso
profetas de segunda y tercera; sino la manera en la que
establecemos y miramos nuestras prácticas comunes cotidianas. 
La gesta de Petita Albarracín y las organizaciones y ciudadanxs
que la han ayudado no es menos importante, perdón la
comparación, que la medalla de oro de Jefferson Pérez en Atlanta
96. Lo digo con todo respeto, pues recuerdo esa gesta como algo
trascendental en la superación de nuestros complejos históricos
desde la Colonia. Pero si queremos zarandearnos de ella por
completo, tenemos pendiente una crítica radical a lo que nos
funda.  Y como también nos falta una televisión pública que
transmita en vivo hitos como este, que nos permitan tanto
acompañar a las víctimas como preguntarnos por el papel de las
y los deudos en nuestra tierra, obligadxs a convertirse en ejemplo
de lucha para llegar a ser sujetos de derecho, aquí los enlaces de
la audiencia:  https://vimeo.com/386012051 (primera parte)
https://vimeo.com/386012263 (segunda parte). 
Audiencia Pública Caso Guzmán
Albarracín y otros Vs. Ecuador Parte I
El presente caso se relaciona con la alegada violencia sexual sufrida por la niña Paola
del Rosario Guzmán Albarracín y su posterior suicidio. La Comisión Interamericana de
Derechos Humanos (en adelante “la Comisión”) alegó que la presunta víctima habría
sufrido violencia sexual por parte del Vicerrector y el médico del colegio al que asistía,
ambos funcionarios públicos, y que habría existido un nexo causal entre ello y su
decisión de quitarse la vida. La Comisión entendió que el Estado, además de
presuntamente vulnerar el deber de respetar los derechos humanos, habría incumplido
su obligación de garantía en su componente de prevención, ya que presuntamente no
existían “herramientas preventivas y de detección temprana” aptas para situaciones
como las que se habrían presentado en el caso. La Comisión concluyó también que la
alegada situación de impunidad del caso habría obedecido a la presunta falta de debida
diligencia por parte de las autoridades.

00:00:00 -00:07:38  Se abre la audiencia pública sobre la excepción preliminar y


eventuales fondo, reparaciones y costas en el Caso Guzmán Albarracín y otros Vs.
Ecuador. El Secretario de la Corte IDH realiza las precesiones pertinentes para la
audiencia.
00:07:39 -00:12:23  El Sr. Jorge Meza Flores de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos realiza su exposición referente al caso.
00:12:24 -00:18:19  Intervención por parte de la Sra. María Fernanda Álvarez Alcivar,
explica que conforme al amparo del Artículo 62 del reglamento de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos en la aplicación del principio de la buena fe
procesal el estado ecuatoriano realizara el reconocimiento expreso de ciertos hechos
expuestos tanto por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, así como de los
Representantes de las Presuntas Víctimas.
00:18:20 -00:19:24  Palabras por parte de los Representante de las Presuntas Víctimas
sobre el reconocimiento dado por los Representantes del Estado del Ecuador, Sra.
Alejandra Cárdenas.
00:19:24 -00:20:05  La Comisión Interamericana de Derechos Humanos se refiere al
reconocimiento dado por los Representantes del Estado del Ecuador a cargo del Sr.
Jorge Meza Flores.
00:20:06 -00:36:56  Inicia el interrogatorio por parte de las Representantes de las
Presuntas Víctimas, Sra. Lita Martínez a la declarante Sra. Petita Albarracín.

00:36:57-00:37:17 No hay preguntas por partes de los Representantes del


Estado del Ecuador.
00:37:18-00:40:43 El Juez Ricardo Pérez Manrique realiza sus preguntas a la
Sra. Sra. Petita Albarracín.
00:40:43-00:41:31 Pregunta por parte del Juez Eugenio Raúl Zaffaroni a la Sra.
Sra. Petita Albarracín.
00:41:32-00:43:38 Inicia las preguntas del Juez Eduardo Ferrer Mac-Gregor a
la Sra. Petita Albarracín.
00:43:39-00:47:06 El Juez Humberto Antonio Sierra Porto realiza sus preguntas
a la Sra. Petita Albarracín.
00:47:07-00:48:37 Consultas por parte del Juez Eduardo Vio Grossi a la Sra.
Petita Albarracín.
00:48:38-00:51:43 La Presidenta de la Corte IDH, Jueza Elizabeth Odio Benito
realiza sus preguntas.
00:51:44-00:55:44 A continuación el Señor Secretario de la Corte IDH llama a
los peritos propuestos por el Estado
00:55:45-01:11:20 Exposición por parte de los peritos Sr. Guillermo Barragán
Moya y el Sr. Marlon Alexis Oviedo Ramírez.
01:11:21-01:31:01 Los Representantes del Estado de Ecuador, Sr. Juan Carlos
Álvarez y el Sr. Carlos Espín Arias inician el interrogatorio a los peritos Sr.
Guillermo Barragán Moya y el Sr. Marlon Alexis Oviedo Ramírez.
01:31:02-01:43:04 Da inicio las preguntas de las Representantes de las
Presuntas Víctimas Sra. Carmen Cecilia Martínez y la Sra. Alejandra Cárdenas,
a los peritos Sr. Guillermo Barragán Moya y el Sr. Marlon Alexis Oviedo
Ramírez.
01:43:05-01:51:03 Preguntas por parte del Juez Ricardo Pérez Manrique a los
peritos Sr. Guillermo Barragán Moya y el Sr. Marlon Alexis Oviedo Ramírez.
01:51:04-01:53:38 El Juez Eugenio Raúl Zaffaroni realiza sus consultas a los
peritos Sr. Guillermo Barragán Moya y el Sr. Marlon Alexis Oviedo Ramírez.
01:53:39-01:55:34 Se da inicio las interrogantes por parte del Juez Humberto
Antonio Sierra Porto a los peritos Sr. Guillermo Barragán Moya y el Sr. Marlon
Alexis Oviedo Ramírez.
01:55:35-01:58:26 El Juez Eduardo Vio Grossi efectúa sus preguntas a los a
los peritos Sr. Guillermo Barragán Moya y el Sr. Marlon Alexis Oviedo Ramírez.
01:58:27-02:00:24 La Presidenta de la Corte IDH Jueza Elizabeth Odio Benito
realiza sus preguntas a los a los peritos Sr. Guillermo Barragán Moya y el Sr.
Marlon Alexis Oviedo Ramírez.
02:00:25-02:01:47 Se da un receso de 15 min.

El presente caso se relaciona con la alegada violencia sexual sufrida por la


niña Paola del Rosario Guzmán Albarracín y su posterior suicidio. La Comisión
Interamericana de Derechos Humanos (en adelante “la Comisión”) alegó que la
presunta víctima habría sufrido violencia sexual por parte del Vicerrector y el
médico del colegio al que asistía, ambos funcionarios públicos, y que habría
existido un nexo causal entre ello y su decisión de quitarse la vida. La Comisión
entendió que el Estado, además de presuntamente vulnerar el deber de
respetar los derechos humanos, habría incumplido su obligación de garantía en
su componente de prevención, ya que presuntamente no existían
“herramientas preventivas y de detección temprana” aptas para situaciones
como las que se habrían presentado en el caso. La Comisión concluyó también
que la alegada situación de impunidad del caso habría obedecido a la presunta
falta de debida diligencia por parte de las autoridades.

00:00:00-00:01:50 Se reabre la audiencia pública sobre la excepción preliminar


y eventuales fondo, reparaciones y costas en el Caso Guzmán Albarracín y
otros Vs. Ecuador.
00:01:51-00:37:56 Las Representantes de las Presuntas Víctimas presentan
sus alegatos finales orales a carga de las señoras Alejandra Cárdenas,
Catalina Martínez, Lita Matínez y la Carmen Cecilia Martínez.
00:37:57-01:14:50 Inician los alegatos finales por parte de los Representantes
del Estado, Sr. Carlos Espín Arias, Sra. Amparo Esparza, Sra. María Fernanda
Álvarez, Sr. Juan Carlos Álvarez y la Sra. Rafaela Hurtado.
01:14:51-01:20:18 Presentación de la réplica por parte de la Representante de
la Presuntas Víctimas, a cargo de la Sra. Catalina Martínez.
01:20:19-01:23:46 Los Representantes del Estado, Sr. Carlos Espín Arias y la
Sra. María Fernanda Álvarez realizan una duplica en contestación a las
Representantes de las Presuntas Víctimas.
01:23:47-01:38:30 La Comisión Interamericana de Derechos Humanos
presenta sus observaciones finales, Sra. Paulina Corominas y el Sr. Jorge H.
Meza Flores.
01:38:31-01:42:20 Preguntas por parte del Juez Ricardo Pérez Manrique a las
Representantes de las Presuntas Víctimas y a los Representantes del Estado.
01:42:21-01:42:54 El Juez Eugenio Raúl Zaffaronni realiza sus interrogantes a
los Representantes del Estado.
01:42:55-01:46:13 Inician las preguntas por parte del Juez Eduardo Ferrer Mac-
Gregor a los Representantes del Estado y a las Representantes de las
Presuntas Víctimas.
01:46:14-02:01:16 Realiza preguntas el Juez Humberto Antonio Sierra Porto a
los Representantes del Estado y a las Representantes de las Presuntas
Víctimas.
02:01:17-02:08:59 El Juez Eduardo Vio Grossi realiza sus consultas a los
Representantes del Estado y a las Representantes de las Presuntas Víctimas.
02:08:60-02:10:54 Preguntas por parte de la Presidenta de la Corte IDH, Jueza
Elizabeth Odio Benito a los Representantes del Estado.
02:10:55-02:13:49 La Presidenta de la Corte IDH, Jueza Elizabeth Odio Benito
realiza las observaciones finales para la audiencia. Se levanta la sesión.

Paola Guzmán, la joven


ecuatoriana que se suicidó
tras dos años de abusos
sexuales y cuyo caso llegó
a los tribunales
internacionales
La defensa de la víctima asegura que una sentencia de la CIDH podría
sentar un precedente en la región en materia de derechos sexuales y
reproductivos. A los 14 años, la estudiante fue violada por el vicerrector de
su colegio, obligada a abortar y luego extorsionada por el médico que
practicó la interrupción del embarazo sólo a cambio de favores sexuales

La Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) comenzó el


martes el proceso contra el Estado de Ecuador por el caso de
Paola Guzmán Albarracín, quien habría sufrido violencia sexual
por parte de dos funcionarios del colegio público al que asistía y
que a raíz de ello se habría suicidado a sus 16 años de edad en el
año 2002.

El caso es considerado por la parte demandante como emblemático


para el continente, pues considera que la CIDH tiene la posibilidad
de crear jurisprudencia sobre diversos asuntos, entre estos los
derechos sexuales y reproductivos de las niñas y las mujeres.

En la audiencia que se celebró el martes en la sede de la Corte en


Costa Rica, el Estado de Ecuador reconoció parcialmente su
responsabilidad en los hechos imputados referidos a la falta de
diligencia para investigar y sancionar a los responsables, y la
ausencia de medidas de prevención de este tipo de casos.

Además expresó su voluntad de reparar a la madre de la víctima,


Petita Albarracín, y a su familia. Aunque los representantes de la
víctima valoraron positivamente el reconocimiento de responsabilidad
del Estado, consideran que es insuficiente.

La historia de Paola

El caso se refiere a la presunta responsabilidad del Estado por la


violencia sexual que sufrió durante dos años la menor Paola
Guzmán Albarracín en el colegio Martínez Serrano, a manos del
vicerrector Bolívar Espín y de un médico de ese centro educativo,
situado en la ciudad de Guayaquil.

La menor comenzó a ser abusada sexualmente por Espín a los 14


años a cambio de ayuda con sus notas. Después de dos años quedó
embarazada y Espín la obligó a abortar, según el recuento del caso
presentado por la CIDH. El médico del colegio solo accedió a
practicarle el aborto a cambio de favores sexuales, agregó el
recuento.

La situación de violencia condujo a la joven a suicidarse


mediante la ingesta de fósforo blanco, una sustancia sumamente
tóxica que para esa época era de fácil acceso, ya que se utilizaba
como fuegos artificiales llamados “diablillos”.

La demanda interpuesta por la Comisión Interamericana ante la Corte,


señala que el Estado es responsable por la violencia sexual que
habría conducido a la muerte de la menor, así como por la falta de
diligencia en la investigación que permitió que el caso
prescribiera.

La madre de la víctima, Petita Albarracín, pidió a los jueces que


hagan “justicia” y afirmó que su testimonio es lo “último” que puede
hacer por su hija.

“Ese hombre destruyó la vida de mi hija y la de mi familia”, afirmó


Albarracín, en referencia al vicerrector del colegio al que asistía la
joven.

La madre relató el momento en que recibió la noticia de que su hija


había ingerido el fósforo blanco hasta su muerte en un centro médico,
y aseguró que en el centro educativo conocían de la violencia
sexual que sufría la menor y nadie hizo nada para protegerla.
“Hice todo lo posible, fui a la fiscalía, a la dirección de estudios, hubo
mucha humillación, no me atendían, botaban los papeles”, se quejó
Albarracín.

Caso emblemático a nivel internacional

Alejandra Cárdenas, directora adjunta del Programas Globales del


Centro de Derechos Reproductivos, que actúa como representante de
la víctimas en el proceso, dijo a Efe que este caso es emblemático
no solo para América sino que a nivel mundial.

“Este caso va a tener impacto por todo el mundo porque los sistemas


de justicia de derechos humanos tienen una deuda pendiente con
las mujeres y las niñas. Esa deuda está en determinar con claridad
que cuando las niñas y las mujeres tenemos relaciones sexuales que
no hemos consentido o con personas que tienen una postura de
autoridad e influencia, esas relaciones son abusivas”, afirmó
Cárdenas.

La representante explicó que la Corte Interamericana tiene la


oportunidad de establecer estándares claros sobre el acoso
sexual, la educación sexual y el derecho de las niñas y mujeres a
decidir sobre su cuerpo y su sexualidad.

El reconocimiento estatal y lo que viene ahora

La representante del Estado, María Fernanda Álvarez, quien es


directora nacional de Derechos Humanos de la Procuraduría de
Ecuador, expresó en la audiencia el reconocimiento de la
responsabilidad estatal en cuanto a la falta de diligencia para
investigar y sancionar a los responsables y la falta de prevención.
Sin embargo, los representantes de la víctima aseguran que es
insuficiente.

“Nos parece importante que el Estado reconozca que ha sido


negligente en la investigación del caso y que fue por negligencia
que terminó prescrito el proceso, pero nos parece preocupante que
no haya tenido la misma grandeza para reconocer las otras
violaciones, particularmente el acoso sexual, el clima de
normalización, y el grado de tortura que la llevó al suicidio”, comentó
Cárdenas.

Tras la audiencia de este martes, la Corte IDH dará un plazo de un


mes a las partes para que presenten sus alegatos finales por escrito, y
a partir de entonces podrá emitir una sentencia en los siguientes
meses.

Justicia para Paola Guzmán Albarracín.


Un precedente para detener la violencia sexual
contra las niñas
 

Petita sostiene dos fotografías de Paola en sus manos. En la una, Paola está de pie junto a
un árbol de Navidad adornado para la época con una sonrisa leve, abrazando un peluche
con forma de perro; en la otra fotografía aparece Paola cuando aún era niña, luciendo un
vestido y una corona de flores blancos en el día de su primera comunión. Petita la recuerda
así, como una niña dulce y tranquila, pero poco le dura esa imagen cuando viene a su
memoria lo sucedido y sus palabras se cortan, se llenan de llanto.
Petita y su hija menor Denisse, viven en una pequeña casa de un solo andar, al sur de
Guayaquil. Cuando conversamos con ella, en diciembre del 2017, se dedicaba a vender
pollos pelados en un puesto del mercado, y su cuerpo, decía, estaba cansado de trabajar y
de caminar en busca de justicia por su hija Paola. Hoy, dieciocho años después de la
muerte de Paola, Petita al fin parece respirar, luego de que la Corte Interamericana de
Derechos Humanos sentenció al Estado ecuatoriano como responsable por la violencia
sexual que Paola vivió en el colegio donde estudiaba por parte de Bolívar Espín, vicerrector
de la institución y su posterior suicidio. Esta es la primera sentencia sobre violencia sexual
en el ámbito educativo que emite la Corte Interamericana, por lo que marca un precedente
para que los Estados de América Latina y el Caribe tomen acciones para detener la
violencia sexual y abuso contra niñas, niños y adolescentes en instancias educativas y
eliminar los estereotipos de género que impiden una vida libre de violencia basada en
género.
La llamada
Petita recuerda que estaba en su casa cuando recibió la llamada de varias compañeras de
Paola, el 12 de diciembre de 2002. La voz en el teléfono le decía que venga al colegio
porque Paola había ingerido “diablillos” y se encontraba en la enfermería . “Diablillos” es el
nombre que en Ecuador se le da al fósforo blanco, en forma de pastillas diminutas, que se
usa como fuegos artificiales  en las fiestas de fin de año. Paola, había ingerido varias
pastillas de fósforo blanco en su casa, para después salir al colegio como todos los días en
autobús. Sus amigas, lo cuentan en los testimonios dados posterior a su muerte, que Paola
les contó que tomó la decisión de ingerir los “diablillos” porque estaba embarazada de
Bolívar Espín Zurita, un hombre de 65 años, vicerrector del Colegio Técnico de Comercio y
Administración “Dr. Miguel Martínez Serrano” donde estudiaba. Paola tenía dieciséis años
recién cumplidos.
Cuando Petita llegó al Colegio, Paola estaba recostada en una camilla en el departamento
médico, con fuertes dolores en el estómago, y las autoridades no habían pedido ayuda
médica externa. Sus amigas recuerdan que, la inspectora general de la institución le había
preguntado por qué  consumió ese veneno. En los testimonios recolectados en el
expediente penal en 2003, se registra que la inspectora Luz Arellano, presentó su versión
de los hechos ante la Fiscal de Guayas y declaró: “le sugerí pedir perdón a Dios por lo que
había hecho y nos pusimos a orar”.
Petita recuerda el momento cuando encontró a Paola en el centro médico escolar en su
testimonio ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en octubre el 2015:
– Yo no podía creer lo que había hecho mi hija, no sabía qué hacer, estaba desesperada.
(…) Cuando llegamos al colegio, mi hija estaba en un callejón donde había una camilla, ahí
botada (…) Si no hubiese sido por la amiga que nos llamó, porque ellos, como jefes del
colegio, como profesores, no le dieron los primeros auxilios. Yo llegué a lado de ella, me
abrazó y me dijo:  mamita, perdóname. Y ahí estaba el vicerrector, pero yo sin saber nada,
este hombre me dice: coja a su niña y llévesela al hospital, y yo me la llevé.
Paola falleció al siguiente día en la Clínica Kennedy a causa de una intoxicación con fósforo
blanco que le provocó  un edema agudo de pulmón. En ese momento, Petita no
comprendía lo que había ocurrido para que su hija tomara esa decisión. Solo después de
que Paola murió, conoció la historia de abuso sexual que su hija sufrió por parte del
vicerrector Bolívar Espín.
Las amigas de Paola y una periodista que cubría la nota le contaron lo que Paola les había
dicho, y luego Petita encontró las cartas de despedida que su hija dejó en su mochila. 
Petita narra que en cuanto supo que su hija se encontraba probablemente embarazada
solicitó al médico legista, que realizó la autopsia al cuerpo de Paola, verificar la existencia
de dicho embarazo. Petita dice que al médico no le importó su dolor de madre, y sin
ningún reparo, le mostró el cuerpo abierto de su hija.
– Me llamó el doctor que le está haciendo la autopsia (…) me lleva a lado del cuerpo
desnudito y abierta totalmente, todos los órganos yo le vi, en una mano tenía una
carnosidad y me dice: esto es el útero, no hay embarazo.
En la autopsia de Paola se pueden observar un conjunto de deficiencias técnicas en los
informes donde se constató que sus órganos en especial el útero fue raspado; tampoco se
hicieron otros procedimientos necesarios, por lo que no se pudo determinar, producto de la
negligencia, si existió o no un embarazo, según el informe de la CIDH.
Desde ese día Petita inició un camino para saber lo que le ocurrió a su hija y para obtener
justicia. Exigió al sistema educativo sanciones para el vicerrector del colegio; interpuso una
demanda penal por abuso sexual, luego una demanda civil; pero ni la justicia, ni el sistema
educativo dieron respuesta, por lo que el caso fue llevado a instancias internacionales con
el acompañamiento legal del Centro de Promoción y Acción de la Mujer, CEPAM Guayaquil
y el Centro de Derechos Sexuales y Reproductivos, CRR.
.
Los abusos
Petita, después de todo lo ocurrido, trata de repasar con lentitud cada episodio en la vida
de su hija. Es así que recuerda, que en octubre de 2002 notó un cambio de actitud en su
hija y también problemas físicos. Paola empezó a presentar soriasis, una enfermedad del
sistema inmune que genera brotes en la piel, en momentos de estrés o preocupación.
Petita recuerda haberle preguntado una y otra vez si tenía algún problema, pero Paola
siempre negó que algo malo le ocurría
–No mamá, no es nada– recuerda Petita que le respondía.
Hoy Petita sabe que su enfermedad empeoró, porque Paola ya estaba sufriendo el abuso
sexual.
Paola sufrió abuso sexual por parte del vicerrector del colegio Bolívar Espín desde que tenía
catorce años, de acuerdo a los informes elaborados por CEPAM y el CRR en el proceso.
Paola tuvo problemas en dos materias, matemáticas e inglés, y tenía el riesgo de perder el
año escolar. El entonces vicerrector le ofreció ayuda a Paola a cambio de que salga con él.
Petita supo de la ayuda ofrecida, pero desconocía las exigencias del vicerrector para con su
hija, por lo que habló con la autoridad del colegio y se determinó que Paola debía repetir el
año lectivo. Todo esto es narrado en el informe de fondo de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos (CIDH), de octubre del 2018.
En los testimonios de las compañeras del colegio, recolectados por CEPAM, las estudiantes,
en ese tiempo de catorce, quince y dieciséis años, cuentan que Bolívar Espín asediaba a
Paola, la obligaba a estar con él, la tocaba, la llevaba en su auto y llegó al punto de
mantener una “relación” por dos años. Esta supuesta relación, en realidad es un abuso
sexual, hoy penado por la ley, ya que existe una relación desigual de un adulto con una
menor de edad. El vicerrector abusó de Paola sistemáticamente sin que ninguna autoridad
del colegio haga algo.
Además, según los testimonios de sus amigas, presentes en el informe de fondo de la
CIDH de 2018, Paola les indicó una prueba de embarazo con su nombre y le avisó al
vicerrector de dicha prueba. La solución de Espín fue entregarle dinero para que acuda al
médico del colegio, Raúl Ortega, y este le aplique una inyección que le produzca un aborto.
Los testimonios recuerdan que Paola fue con el médico de colegio, pero este en vez de
atenderla o denunciar el abuso, también la acosó y le extorsionó pidiendo sexo a cambio
de la ayuda. Es así que, el martes 10 de diciembre del 2002, día del cumpleaños 16 de
Paola, y dos días antes de su suicidio, ella tuvo una discusión con Espín.
Paola no era la única adolescente que vivía el abuso sistemático en el Colegio Martínez
Serrano. Los testimonios de las entonces estudiantes revelaron que tanto el vicerrector
como los profesores acosaban y ejercían chantaje sexual en contra de estudiantes e incluso
en contra de profesoras.
.
La impunidad
Petita llevó a cabo tres procesos legales en contra de Bolívar Espín. El primero fue una
acusación penal ante la Fiscalía por el delito de acoso sexual. El segundo fue un proceso
administrativo ante la Dirección Provincial de Educación, en contra de Espín por su
responsabilidad en la muerte de Paola. El tercero fue un proceso civil por daños y
perjuicios. Ninguno de estos tres procesos culminó favorablemente. Más bien, todos se
desarrollaron de forma lenta y revictimizante.
El proceso penal en contra de Espín inició en 2003. Smirnova Calderón fue entonces la
Fiscal a cargo de este proceso, ella tomó las declaraciones de las compañeras y  amigas de
Paola.
–Ella a mí me enseñó una prueba de embarazo y me dijo que la prueba era de ella y
además en la prueba decía el nombre de ella. Me dijo que estaba embarazada del
vicerrector Bolívar Espín Zurita– declaró una de las estudiantes.
Posteriormente, la fiscal Calderón solicitó pruebas para comprobar si Paola se encontraba
embarazada. Con estos elementos, en febrero de 2003, ordenó la detención de Bolívar
Espín y el allanamiento a su casa, pero para entonces Espín ya se había fugado. El proceso
penal prescribió en el año 2008, sin la detención de Espín y hasta hoy se desconoce su
paradero.
En 2003, Petita inició un proceso civil por daños y perjuicios en contra de Bolívar Espín.
Dos años después, en 2005, Espín fue sentenciado al pago de 25 mil dólares. Sin embargo,
esta sentencia nunca se ejecutó, ya que el agresor se encontraba prófugo de la justicia.
Durante estos procesos, las compañeras de Paola fueron amenazadas por las autoridades
del colegio Martínez Serrano para impedir que se presenten a brindar los testimonio en el
proceso. Quienes sí lo hicieron, recibieron represalias en sus calificaciones por declarar en
contra del vicerrector.  Petita recuerda esto:
– A todas las amigas, al alumnado, las sacaron al patio y las amenazaron con que no
apoyen porque si no las iban a botar del colegio (…) solamente hubo dos amigas valientes
que declararon y por eso se pudo saber toda la verdad.
A la presión para evitar que el caso se sepa, se sumó el apoyo de parte de la institución al
vicerrector. Las asociaciones de estudiantes y de empleados emitieron comunicados de
respaldo a Espín y este presentó certificados buscando probar su honorabilidad.  
Petita no detuvo su lucha. Inició un proceso administrativo en la Dirección Provincial de
Educación en contra de Espín, pero este también reveló una serie de irregularidades por
parte del rector y el vicerrector del Colegio Martínez Serrano. Se constataron otros casos de
acoso sexual perpetrados incluso contra las maestras de la institución. Finalmente en 2004
Bolívar Espín fue destituido por “abandono de cargo”, una falta leve, más no se señala en
las razones de destitución la responsabilidad del abuso sexual. Esto para las abogadas que
llevaron el caso muestra que el sistema educativo ocultó y permitió el abuso sexual. 
Petita recuerda que cada vez que acudía a la Dirección Provincial para dar seguimiento al
caso de su hija, notaba como las autoridades educativas favorecían al agresor.
– Ahí no estaban haciendo nada, ahí me tenían como tonta. Yo venía nueve de la mañana
dejando a mi hija encargada, Dennisse que era chiquita de seis años, y me atendían a las
tres de la tarde, ahí era favoritismo para el violador, acosador. Ahí a uno le pierden los
archivos, mandan hacer otros archivos para hostigarnos, cansarnos, para dejar botado el
proceso. Esa es la corrupción grande ahí.

El Estado es responsable

Después de un largo
camino y de no obtener respuesta en la justicia nacional, Petita llevó el caso de Paola al
CEPAM, y junto al Centro de Derechos Sexuales y Reproductivos(CRR) de Colombia,
realizaron la petición ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Catalina Martínez, abogada del CRR, explica que a Paola se le vulneró el derecho a la vida,
a la integridad personal, el derecho a la igualdad y no discriminación. Estas vulneraciones
de derechos humanos se hicieron extensivas hacia su madre y su hermana, después del
fallecimiento de Paola. Martínez explica que existieron violaciones al derecho al debido
proceso, a las garantías jurisdiccionales, entre otros. El caso de Paola en el Sistema
Interamericano de Derechos Humanos es paradigmático, porque se demuestra cómo el
sistema judicial les falla a las mujeres víctimas de violencia sexual y “cómo esa violencia
puede venir de las instituciones que están encargadas de proteger a las niñas” explica
Martínez.
La CIDH y la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CoIDH), señalaron como
víctimas a Paola, a su madre Petita y su hermana menor Denisse, por el daño que el
Estado ecuatoriano les provocó. Para establecer esos daños, se realizó un peritaje
psiquiátrico y psicológico realizada por la Dra. Ximena Cortéz Castillo, a pedido de las
peticionarias y autorizada por la CIDH. Las conclusiones de autopsia psicológica fueron
presentadas durante la audiencia de octubre de 2015, en la sede de la Comisión, en
Washington D.C. Este informe explica que Paola cometió suicidio como una forma de
denunciar la transgresión sexual que estaba viviendo. El peritaje psicológico, también se
extendió a Petita y evidencia que sufrió graves afectaciones a su salud mental, a su salud
física y a su salud social, tras el deterioro de la relación familiar con su hija menor Denisse.
Denisse tenía apenas seis años cuando su hermana Paola falleció. En su testimonio en la
audiencia ante la Corte Interamericana, Denisse narró cómo su infancia y adolescencia
quedaron marcadas por la partida de Paola. Lita Martínez explica esta afectación:
– A ella también le tocó vivir y acompañar todo el sufrimiento de Petita. Sufrió el temor de
Petita de que a Denisse le volviera a pasar lo mismo. Cómo ella sentía la sensación física,
emocional, económica de Petita y, por ella misma, todas las afectaciones, que para ella
significaron incluso el no tener confianza en espacios en donde había profesores hombres,
o pensar que todo iba a repetirse en ella.
Todos estos daños fueron provocados por agentes de Estado: el profesor de una institución
educativa pública y sus autoridades; las autoridades de la Dirección Provincial de
Educación, y en consecuencia, el Ministerio de Educación del Ecuador, así también los
funcionarios del Ministerio Público, encargados de judicializar el caso y generar las
garantías de protección a la familia. Esto, de acuerdo a las organizaciones peticionarias y la
misma Comisión Interamericana de Derechos Humanos, constituyeron violaciones de
derechos humanos en contra de Paola, Petita y Denisse.
Entre octubre de 2008 y febrero de 2019 Petita, las organizaciones que la acompañaron y
el Estado tuvieron varios acercamientos para obtener un acuerdo amistoso. Este acuerdo
incluía que el Estado acepte la responsabilidad sobre la muerte de Paola y se comprometa
a reparar a las víctimas. Si este acuerdo se hubiese consolidado, el caso no habría llegado
a la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
– En 2015, se trabó la negociación. Le exigíamos al Estado que conteste, pero el Estado ya
no contestó más, simple y llanamente se quedó ahí – cuenta Lita Martínez, abogada y
presidenta del CEPAM.
En octubre del 2015 Petita y las abogadas del CEPAM acudieron a la audiencia de la CIDH
para la elaboración del informe de fondo, pero el Estado ecuatoriano no se presentó.
En esta audiencia, Petita Albarracín se presentó ante los comisionados y contó lo que había
vivido durante trece años, cómo fue llevada ante el cadáver de su hija y el trato que recibió
por parte de los operadores de justicia y autoridades del Ministerio de Educación. A decir
de Lita Martínez, Petita regresó diferente ese día, porque tuvo la esperanza de que su
duelo por fin se cerraría. Sin embargo, debió esperar cuatro años más. La CIDH determinó
que no habían las condiciones para un acuerdo amistoso con el Estado Ecuatoriano, por lo
que debía emitir el informe de fondo.
Lita Martínez asegura que incluso después de la emisión de informe de fondo, el Estado
podía retomar la negociación, pero esto no ocurrió. Finalmente, la Corte Interamericana
trató el caso en su 135avo Período Ordinario de Sesiones, realizado entre el 1 de junio y el
31 de julio de 2020 y la sentencia final se emitió en agosto del 2020.
La sentencia determina que existió un nexo causal entre la muerte de Paola con la
violencia sexual que sufrió por parte del vicerrector y el médico del Colegio Martínez
Serrano, ambos funcionarios públicos. También se resolvió que el Estado Ecuatoriano
vulneró los derechos humanos de Paola, pues no existieron “herramientas preventivas y de
detección temprana” que prevengan este caso. Así mismo, la impunidad persistió debido a
las negligencias en el sistema de justicia.
Para que no se vuelva a repetir
El caso de Paola ya ha dejado sus huellas en la institucionalidad ecuatoriana para evitar el
abuso sexual contra las niñas. En estos 18 años, tras la muerte de Paola, el Ministerio de
Educación generó una serie de protocolos de identificación, denuncia y tratamiento de los
casos de abuso sexual en el contexto educativo. Aunque todavía se evidencias fallas en su
aplicación, como lo demostró el informe de control político de la comisión AAMPETRA, en la
Asamblea Nacional, la situación no es la misma que en 2002 cuando Paola vivió el abuso.
En el ámbito de la salud, el Ministerio de Salud, en 2011, creó las salas de primera
acogida, con el propósito de que las mujeres víctimas de violencia de género sean
atendidas por personal especializado. Una de las salas de primera acogida, ubicada en la
sala de emergencias del Centro de Salud Materno Infantil “Martha Roldós” en
Guayaquil, lleva el nombre de Paola Guzmán Albarracín.
La sentencia final de la Corte Interamericana, emitida el 24 de junio del 2020, contempla
una serie de medidas que el Estado Ecuatoriano deberá tomar para reparar a la familia
Guzmán Albarracín y establece un análisis sobre cómo los estereotipos de género afectan
la vida de las niñas.
El abuso sexual por parte Bolívar Espín, como autoridad del colegio; la respuesta de la
inspectora y de otras autoridades educativas culpabilizando a Paola de lo ocurrido, la
extorsión del médico, la respuesta de la justicia, todo ello es observado en la sentencia de
la Corte Interamericana como una de las causas de lo ocurrido: “En este marco,
estereotipos de géneros perjudiciales, tendientes a culpabilizar a la víctima, facilitaron el
ejercicio del poder y el aprovechamiento de la relación de confianza, para naturalizar actos
que resultaron indebidos y contrarios a los derechos de la adolescente”
Es por eso que la sentencia incluye medidas de reparación de resarcimiento económico y el
restablecimiento del buen nombre de Paola, pero también medidas para impedir que casos
similares vuelvan a ocurrir. Como lo explican en su comunicado EL Centro de Derechos
Reproductivos y el Centro Ecuatoriano para la Promoción y Acción de la Mujer CEPAM-
Guayaquil “El tribunal regional concluyó que Ecuador no le garantizó a Paola los derechos a
la vida, integridad personal, a la protección de la honra y de la dignidad, educación, y a
vivir libre de violencia y discriminación. Así, por primera vez se deja claro que el derecho a
la educación debe contemplar la educación sexual y reproductiva.”
 La sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos ordena al Estado
ecuatoriano realizar medidas como: 
– Información estadística sobre agresiones sexuales en el ámbito educativo.
– Declarar un día en contra de la violencia sexual en las aulas.
– Capacitar al personal educativo para que en caso de detectar casos de abuso sexual o
acoso denuncien y se pueda dar seguimiento y tratamiento adecuado.
– Acompañamiento a las víctimas.
– Políticas públicas para evitar que se repitan más casos como el de Paola.
Fuente: Sentencia Corte Interamericana de Derechos Humanos, 24 junio del 2020.

Esta sentencia no se solo involucra a Ecuador, es aplicable también en todos los estados
miembros de la Organización de Estados Americanos(OEA).
Tras 18 años de lucha Petita y su hija menor Denisse hoy tienen justicia. Las palabras de
Petita, compartidas después de conocer la sentencia, en un comunicado de las
organizaciones, lo expresan:
– Se ha limpiado el nombre de mi hija, que fue culpabilizada de los hechos ante la justicia
ecuatoriana. Ahora queda claro que mí Paola, fue víctima de un terrible abuso sexual que
la llevó al suicidio. Ya los agresores no serán encubiertos nunca más. ¡Por fin se hizo
justicia para mi Paola!
Hoy Petita sabe que en todo este largo proceso no solo se logró #JusticiaPorPaola, sino
también dejar un presente para que ninguna niña o adolescente en Ecuador o en América
Latina y el Caribe tenga que vivir la impunidad frente al abuso y la violencia sexual.

La carta de Paola Guzmán


que dejó a su madre antes
de su suicidio
Paola Guzmán se quitó la vida el 12 de diciembre de 2002 después de
soportar abusos sexuales durante dos años por parte del vicerrector
del colegio donde estudiaba en Guayaquil. Su madre reveló un
fragmento de su carta que dejó antes de morir. Esto fue dos días
después de que cumpliera 16 años al ingerir 11 diablillos de fósforo
blanco antes de ir a clases.
Su madre mencionó que en la carta dijo que "ya no sería una carga, ni
un estorbo, ni una vergüenza para ella". “Nunca me di cuenta de lo que
estaba pasando y ella se lo llevó a la tumba, porque estuvo amenazada
por este hombre. Ella es una niña que estuvo amenazada", dijo años
después Petita Albarracín.
Paola no pudo soportar los abusos sexuales por parte de la autoridad del
colegio público donde estudiaba, quien después se enteró que estaba
embarazada y al recurrir ayuda a su violador, este le dio dinero para
que se practique un aborto con el doctor de la misma institución. El
médico se ofreció a ayudarla, a cambio de mantener relaciones sexuales.

Su madre contó que a lo mejor "Paola puso los diablillos en la comida".


Cuando llegó al colegio empezó a mostrar síntomas de envenenamiento.
A sus amigas les contó lo que había hecho y en ese momento le llevaron
a la Enfermería de su colegio. Petita contó que no hicieron nada por
salvarle la vida, "le dijeron que rece por “el pecado que había
cometido”". Tres horas después, una compañera le llamó a la madre
para que viniera a buscarla. Fue demasiado tarde.
Luego de 18 años, el Estado ecuatoriano reconoció su responsabilidad
ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH). La
directora de derechos humanos de la Procuraduría General de Ecuador,
María Fernanda Álvarez, pidió disculpas a la madre de la víctima, Petita
Albarracín, por las "acciones y omisiones del Estado" que
permitieron los abusos de la menor y su muerte.  

Asimismo el Estado reconoció un mal manejo del caso por parte de la


Fiscalía cuando prescribió el proceso penal contra el vicerrector, Bolívar
Espín.
El caso de la menor es el primero en cuanto a violencia sexual en el
contexto educativo que llegó a la Corte Interamericana de Derechos
Humanos (Corte IDH) este martes.

Paola Guzmán tendría actualmente 33 años. El vicerrector, Bolívar Espín


tiene 84 años y posiblemente esté vivo.

¿Quién es Paola Guzmán Albarracín?


Paola Guzmán Albarracín fue una adolescente de 16 años que fue abusada por
Bolívar Espín, entonces de 65 años y vicerrector de su colegio. Paola estaba en
riesgo de perder el año escolar y Espín, a cambio de ayudarla con las
calificaciones, le pidió relaciones sexuales. Después de dos años de abuso y
violación sexual, Paola quedó embarazada. Luego fue presionada por el
vicerrector para abortar con la ayuda del médico del colegio. Y el doctor le exigió
tener relaciones sexuales a cambio de realizarle el procedimiento.

El 12 de diciembre de 2002, Paola ingirió una alta cantidad de fósforo blanco y


luego se fue al colegio. A las pocas horas, fue trasladada a la enfermería por sus
intensos dolores. Las autoridades de la institución no hicieron nada: no la
atendieron allí ni la derivaron a un hospital.  Tampoco le avisaron a su madre,
Petita Albarracín, quien se enteró por las compañeras de de su hija lo que estaba
ocurriendo. Petita Albarracín fue a recoger a su hija al colegio y fue ella quien la
llevó a un hospital público. Cuando llegaron, era demasiado tarde. Para intentar
salvarla, Petita Albarracín la llevó a una clínica privada pero allí tampoco
pudieron hacer nada. Paola agonizó durante horas y murió la madrugada del día
siguiente como consecuencia de una intoxicación con fósforo blanco. La madre
de Paola no conocía los motivos detrás de la muerte de su hija hasta que una
periodista le informó que había sido abusada sexualmnete por el vicerrector de
su escuela.
La aberrante historia de
Paola Guzmán, el caso de
violación en una escuela
que llegó a la CIDH
Paola tenía 16 años cuando se suicidó el 13 de diciembre de 2002 para frenar el abuso
sistemático al que fue sometida por el vicerrector del colegio público al que asistía en la
ciudad de Guayaquil. 17 años después, el Estado ecuatoriano fue llevado a la Corte
Interamericana de Derechos Humanos para que asuma de una vez por todas su
responsabilidad en la muerte de la adolescente, que hoy cumpliría 34 años, pero
también en las falencias en la investigación judicial que desembocaron en la
prescripción de la causa.

María Fernanda Álvarez, directora de derechos humanos de la Procuraduría General de


Ecuador, pidió ante la CIDH disculpas a la madre de la menor, Petita Albarracín, por
las “acciones y omisiones del Estado” que permitieron los abusos de la menor y su
muerte. Sin embargo, no asumió la responsabilidad total por el esclarecimiento de los
hechos. Esta es la primera vez que la Corte asume un caso de violencia sexual contra niñas
y adolescentes en el contexto educativo

Paola había tomado 11 pastillas de fósforo blanco para acabar con la tortura que vivía,
tras dos años de sufrir abusos sexuales a manos del vicerrector de su colegio en
Guayaquil, Bolívar Espín. La adolescente había sido inclusive extorsionada por sexo por el
médico del colegio cuando, desesperada, había recurrido a él para someterse a un aborto
por un embarazo producto de las violaciones de Espín.

Álvarez reconoció que un mal manejo del caso a cargo de la Fiscalía permitió que
prescribiera el proceso penal contra Espín. La adolescente comenzó a ser abusada
sexualmente por el vicerrector a los 14 años a cambio de ayuda con sus notas. Después
de dos años quedó embarazada y Espín la obligó a abortar. Después, se tuvo que
enfrentar también al médico Raúl David Ortega Gálvez, también dentro de la institución
pública,
La presentación en la CIDH
“El abuso que vivió mi hija lo sabían todos, lo sabía el rector, los profesores, las
compañeras y no me dijeron nada”, reclamó Albarracín entre lágrimas ante la CIDH.

La mujer narró también sus infructuosos esfuerzos por buscar justicia. “Hice todo lo
posible, fui a la fiscalía, a la dirección de estudios, hubo mucha humillación, no me
atendían, botaban los papeles”, se quejó.

Álvarez admitió que el Estado fue omiso en la investigación administrativa, en el


proceso penal y en las acciones para impedir que este tipo de práctica se diera en un
colegio público. “Como representante del Estado ofrezco a la señora Petita las
disculpas públicas por aquellas acciones u omisiones del Estado ecuatoriano que hayan
ocasionado violaciones a los derechos de Paola”, expresó Álvarez.

Sin embargo, la Corte criticó la falta de coherencia del Estado ecuatoriano en cuanto a su
responsabilidad y le pidió aclararlo en sus alegatos escritos, dado que el pedido de
disculpas no incluyó la promesa de esclarecimiento sobre lo ocurrido

Albarracín, por su parte y después de 17 años de lucha, pidió al Estado ecuatoriano


“limpiar el nombre de mi hija porque ella fue la víctima. Que pongan mano dura para que
no pase lo que vivió mi hija y lo que he sufrido”.

“El violador eres tú”, por Paola


Una veintena de mujeres pidieron justicia este martes en Quito para Paola cantando y
bailando “El violador eres tú”, la popular coreografía chilena que se ha extendido por el
mundo.

Las jóvenes cantaron y bailaron frente al ministerio de Educación luciendo vendas


negras en los ojos, pañuelos con las leyendas “aborto libre” y “vivas nos queremos”.

Los estudiantes bajo


ataque
El caso del colegio Réplica Aguirre Abad desnuda
una vez más el aumento de los casos de violencia
sexual en los establecimientos y la falta de acciones
oportunas del Estado. Tres instancias
internacionales han pedido celeridad en las
investigaciones para evitar la impunidad.
Las madres y los padres ahora son la seguridad del colegio Réplica
Aguirre Abad de Guayaquil. Hacen turnos para vigilar los baños del
plantel. Entran a la misma hora que sus hijos y salen con ellos. Es un
grupo que se ha organizado a raíz de las denuncias de abuso sexual en
ese establecimiento y que, según la fiscal de Guayas, Patricia Morejón,
el número de víctimas es “incalculable”.

Pero hasta el momento, cuatro denuncias han llegado hasta la Fiscalía.


Como suele suceder en estos casos, las investigaciones son impulsadas
por los progenitores. Por ejemplo, fue el caso de la Academia
Aeronáutica Mayor Pedro Traversari (Aampetra) de Quito, donde
41 estudiantes fueron abusados sexualmente entre 2010 y 2011. Una
madre que encontró moretones en los brazos de su hija fue la que
prendió las alertas. De igual forma, en el Aguirre Abad, de Guayaquil,
una madre hizo la primera denuncia. Ella notó cambios de
comportamiento en su hijo: falta de amor con su familia, agresividad con
sus compañeros, bajas calificaciones, llegaba con los cuadernos vacíos.

EL MINISTERIO DE EDUCACIÓN DISPUSO LA EVALUACIÓN


PSICOMÉTRICA DE LOS DOCENTES Y PERSONAL
ADMINISTRATIVO DEL COLEGIO RÉPLICA AGUIRRE ABAD; LA
VALORACIÓN PSICOLÓGICA DE TODOS LOS ESTUDIANTES
DEL PLANTEL; LA ATENCIÓN PERSONALIZADA DE AYUDA
PSICOLÓGICA A LAS VÍCTIMAS Y EL ACOMPAÑAMIENTO A LOS
PADRES DENUNCIANTES.

Un abuso sexual en un institución educativa ocurre en lugares


insospechados. En Aampetra se dio en la misma clase de las víctimas y
por su propio profesor. En el Aguirre Abad, en cambio, la violencia se
dio en los baños. El testimonio de un niño refiere que dos profesores le
llevaron al baño, que en ocasiones le hacían tomar orina, le daban
caramelos que le hacían doler la cabeza, le amarraban las manos, le
ponían el pene en la nalga y en la boca. La madre logró esta narración
después de varias terapias sicológicas a su hijo, según recuerda su
abogado, Hernán Ulloa.

La madre, impresionada, conversó con Mónica Pérez, presidenta de los


padres de familia del aula, para que más familiares hablen con sus hijos.
Así hallaron más historias que coincidían y que señalaban a los mismos
maestros. Los menores tienen entre siete y ocho años, de tercero de
básica, y pertenecían a la jornada vespertina. Pero los profesores
sospechosos daban clases en los cursos de bachillerato. Ellos engañaban
y amenazan a los menores para cometer los abusos.

“¿Cómo nadie se dio cuenta?”, se preguntan los padres de los niños,


cuyos testimonios han salido en la prensa. Mónica Pérez, en entrevista
con Plan V, explicó que frente a los baños estaba incluso la oficina del
Inspector. Su hijo, por ejemplo, recuerda que los profesores sospechosos
caminaban por ese lugar hablando por teléfono. “Ellos anduvieron
merodeando a las criaturas”. Más aún cuando en la escuela solo había
profesoras. “¿Cómo es posible que no los vieron’”, se vuelve a
preguntar. “Tengo entendido que los baños permanecían cerrados,
porque a la final allí les estaban haciendo daño a las criaturas”.

Por eso los padres han armado esta cuadrillas de vigilancia porque ya no
confían en la institución. Al igual que en el colegio particular Aampetra,
las denuncias fueron desmentidas. En una reunión que tuvieron con la
exrectora de Aguirre Abad, Patricia Cuenca, la madre recuerda cómo la
autoridad les negó cualquier posibilidad de un hecho así en el colegio.
En la cita estuvo una de las madres afectadas, que invitó al resto de
padres para que asistan a la Fiscalía y escuchen los testimonios de los
niños. No tuvieron ningún apoyo.

UN ABUSO SEXUAL EN UN INSTITUCIÓN EDUCATIVA OCURRE


EN LUGARES INSOSPECHADOS. EN AAMPETRA SE DIO EN LA
MISMA CLASE. EN EL COLEGIO RÉPLICA AGUIRRE ABAD DE
GUAYAQUIL PASÓ EN LOS BAÑOS DE LA INSTITUCIÓN.

Esta posición, además, se hizo pública cuando Cuenca impidió el acceso


a la Fiscalía y la Policía al colegio, lo que provocó la fuga de uno de los
sospechosos. Los agentes tuvieron que subirse por las puertas para poder
ingresar. Cuenca fue separada del cargo y ahora la Fiscalía la investiga
por fraude procesal. Para el abogado de las víctimas, Hernán Ulloa,
habría faltado al deber de denunciar, como lo establece el Código Penal
Integral. Esta normativa, en su artículo 422, dispone que los directores,
educadores u otras personas responsables de instituciones educativas
están obligados a denunciar en casos de presuntos delitos cometidos en
dichos centros.

Pero el hermetismo era normal. Según Mónica Pérez, solo después del
escándalo, los padres pudieron ingresar al plantel para hacer estas
vigilias. “Antes solo podíamos ir cuando teníamos una citación”. Los
padres tienen pánico de que esto nuevamente ocurra, dice el abogado
Ulloa. Por eso harán una marcha este sábado 21 de octubre, desde las
10:00 en la avenida 9 de Octubre, en Guayaquil.

Mientras tanto esperan que las investigaciones avancen y que se dé con


el paradero de uno de los profesores denunciados, por quien el
Ministerio del Interior ha ofrecido USD 10.000 de recompensa. La
defensa de los padres ha solicitado además que se recepte testimonios
anticipados a los niños para evitar su revictimización, la reconstrucción
de los hechos y la evaluación psicológica de las víctimas, padres,
docentes y sospechosos de esa institución.

Hasta el momento hay tres profesores implicados detenidos y uno


prófugo. Un teléfono de los detenidos ha dado alarmantes pistas.
“Tenemos un teléfono en el que presuntamente habría imágenes de
muchos niños. No sabemos sin son 10, 30, 50 o 100 niños, las víctimas
son incalculables”, afirmó la fiscal distrital del Guayas, Patricia
Morejón.

La larga espera por una reacción estatal

Después del caso del colegio Aguirre Abad, el Ministerio de Educación


informó que las denuncias de abusos sexuales en los establecimientos
llegaron a 882 entre 2014 y 2017; de estas, 46.4% (321) fueron
cometidos por personas externas al sistema educativo y el 63,6% (561)
por personas vinculadas al sistema educativo. Las cifras de la Fiscalía
también muestran un panorama desolador. Entre 2015 y 2016 registró
554 denuncias, pero de ellas solo 15 llegaron a una sentencia.
La falta de una respuesta efectiva en el aparato judicial es un reclamo de
larga data que viene desde organismos internacionales como la ONU. El
Comité de DDHH de la ONU, en julio de 2016, informó sobre su
preocupación por “el bajo número de sentencias condenatorias
alcanzadas en relación con el elevado número de denuncias relativas a
delitos sexuales en el ámbito educativo registradas y la presunta
impunidad de algunos perpetradores de tales actos”. En el último
Examen Periódico Universal (EPU), también se pidió celeridad en las
investigaciones.  

Pero en el 2015, el Comité para la Eliminación de Todas las Formas de


Discriminación contra la Mujer (CEDAW) fue más enfático aún.
“Constituyen motivos de alarma para el Comité las informaciones acerca
de la violencia sexual y el hostigamiento de niñas en las escuelas, que
contribuyen a una elevada tasa de embarazos y de deserción escolar de
adolescentes en el Estado parte”. En esa ocasión, el organismo
recomendó realizar, sin demora, una campaña nacional para eliminar la
violencia sexual contra las niñas en el sistema educativo.

A raíz del caso del colegio Aampetra, denunciando entre mayo y junio
de este año, el ministro de Educación, Fánder Falconí, emitió
un Acuerdo Ministerial para “regular los procedimientos para la
prevención, atención y acompañamiento a los/las niños, niñas y
adolescentes de las instituciones educativas que se vean afectados por
infracciones de tipo sexual; así como orientar respecto a la actuación
administrativa y judicial frente a este tipo de infracciones”. También la
Asamblea creó una comisión llamada “Aampetra” para investigar casos
de abuso sexual en los establecimientos.

Pero las denuncias de abuso sexual no son recientes y han llegado hasta
la Comisión Interamericana de DDHH (CIDH). Se trata del caso Paola
Guzmán Albarracín vs. Ecuador. Paola era una adolescente de 16 años
que fue víctima, durante cuatro años, de violencia sexual por parte del
Vicerrector del establecimiento donde estudiaba. La menor resultó
embarazada, lo que provocó a sus vez el suicidio de la joven en el 2002.
Según recuerda el libro, “Democracia, DDHH e instituciones en
Ecuador”, la familia de Paola denunció inmediatamente los hechos ante
las autoridades competentes, sin embargo la ineficacia de sistema
judicial y administrativo mantienen el caso en la impunidad.

Lo mismo ocurre en otros casos denunciados. Por ejemplo, se ha


denunciado la fuga de José V., sentenciado a cinco años por la violación
de una niña de 11 años en el colegio La Condamine de Quito. También
la joven que fue víctima de una violación por parte de Jorge Glas Viejó,
padre del actual Segundo Mandatario, fue detenida por 20 horas por
presuntamente estar cerca a cinco fundas de heroína en un colegio de
Durán. Ella tuvo un hijo producto de la violación. Su detención se dio
después de que miembros del Comité de la ONU contra la Tortura,
preguntara al Estado cómo había sido reparada. Según su defensa, nunca
fue reparada ni psicológica ni económicamente.
Las recomendaciones de los organismos internacionales:

EPU 2017

 Recolectar sistemáticamente datos sobre la violencia contra


las mujeres, la violencia sexual y tráfico (Suecia).
 Continuar implementando medidas administrativas y
judiciales para la protección efectiva de mujeres y niñas
contra la violencia y el abuso sexuales, así como el castigo
de los perpetradores (Brasil).
 Asegurar que los maltratos y la violencia sexual contra los
niños en el sistema educativo se investiguen con prontitud,
eficiencia e imparcialidad. Que los perpetradores sean
llevados ante la justicia, que las víctimas reciban reparación
y cuenten con la protección y el apoyo que requieren
(Bélgica).

Examen del Comité de DDHH de la ONU (2016)

Abusos y violencia sexual en centros educativos:

 El Comité toma nota de las medidas adoptadas por el


Estado parte para prevenir, erradicar y sancionar los casos
de abuso y violencia sexual en centros educativos. Sin
embargo, mientras toma nota de los trámites ingresados al
Ministerio de Educación y resueltos entre febrero 2015 y
junio de 2016 relacionados con violencia sexual, le
preocupa la información que consta en el informe del
Estado parte (CCPR/C/ECU/6, párr. 139) sobre el bajo
número de sentencias condenatorias alcanzadas en
relación con el elevado número de denuncias relativas a
delitos sexuales en el ámbito educativo registradas y la
presunta impunidad de algunos perpetradores de tales
actos (arts. 7 y 24).
 El Estado parte debe redoblar sus esfuerzos con miras a
prevenir, combatir y sancionar de manera eficaz los abusos
y la violencia sexual en los centros educativos. Al respecto,
debe intensificar sus esfuerzos para facilitar y fomentar que
las víctimas presenten denuncias y velar por que todos los
casos de abuso y violencia sexual sean investigados sin
demora y de manera exhaustiva, independiente e imparcial;
por que los autores sean llevados ante la justicia y, de ser
declarados culpables, sancionados de conformidad con la
gravedad de sus actos; y por que las víctimas reciban
reparación integral, incluyendo rehabilitación.

Comité para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación


contra la Mujer (CEDAW, 2015)

Constituyen motivos de alarma para el Comité las informaciones acerca


de la violencia sexual y el hostigamiento de niñas en las escuelas, que
contribuyen a una elevada tasa de embarazos y de deserción escolar de
adolescentes en el Estado parte. Observa también con preocupación que,
a pesar del acuerdo ministerial para someter a juicio los casos de
violencia sexual y del Plan Nacional para Erradicar la Violencia Sexual
en el Sistema Educacional, el número de procesos y de condenas de los
autores sigue siendo bajo. Teniendo en cuenta que las niñas que asisten a
la escuela están en una situación especial de dependencia, el Comité
observa con profunda preocupación que las fuerzas del orden y el
público en general reaccionan ante esa violencia en forma pasiva, lo que
da lugar a la impunidad de hecho de los agresores y aumenta más el
peligro de que niñas y mujeres sean víctimas de la violencia sexual.

El Comité insta al Estado parte a que:

a) Prepare y ponga en práctica sin demora una campaña nacional para


eliminar la violencia sexual contra las niñas en el sistema educacional y
se cerciore de que las niñas y las mujeres tengan recursos efectivos para
denunciar actos de violencia sexual, así como de que tengan información
sobre sus derechos sexuales y reproductivos;

b) Establezca en las escuelas grupos multidisciplinarios de trabajo para


prevenir casos de violencia sexual y hostigamiento sexual y hacerles
frente, vigile muy de cerca la situación, y reciba las denuncias sobre
actos de violencia sexual o de otras formas de violencia contra las
alumnas en particular y actúe cuando sean formuladas;

c) Se asegure de que las víctimas de hostigamiento y violencia sexual en


el sistema educacional tengan acceso a reconocimientos médicos y
asistencia sicológica y social, la posibilidad de cambiar de escuela dentro
del sistema educacional y acceso a servicios de asesoramiento
psicológico, incluso para los padres;

d) Imparta formación obligatoria e instrucciones a los jueces, los


fiscales, la policía y el personal docente sobre la investigación, el
procesamiento y la condena prontos y efectivos de los autores de actos
de violencia sexual en las escuelas; y

e) Agilice los procedimientos judiciales que ya se hayan interpuesto


contra imputados por actos de violencia sexual en las escuelas, agilice
las investigaciones de oficio con arreglo al acuerdo concertado entre el
Ministerio de Educación y la Fiscalía General de la Nación y adopte
medidas de reparación, que incluyan una indemnización económica para
las víctimas y sus familias.

Un caso de abuso sexual


en Ibarra se disputa en
tribunales
Hace más de un mes terminó el juicio de primer
instancia por abuso sexual de una niña de seis años.
El acusado fue el portero de la Unidad Educativa La
Salle de Ibarra. El tribunal declaró inocente al
procesado, pero la familia anuncia que apelará la
sentencia. La madre de la niña reclama por la falta
de apoyo de las autoridades de la institución y de los
mismos profesores. La familia denunció el caso en la
Comisión Aampetra de la Asamblea y envió una
carta a la Presidencia.
Testimonio de Karina (nombre protegido), madre de la niña: 

Me di cuenta de lo que estaba pasando con mi hija, cuando le hice el


aseo. Vi que su ropa interior estaba manchada de sangre. Le revisé y me
di cuenta que tenía la vagina inflamada. Me asusté y me contacté con
una tía que es ginecóloga. Yo no me imaginé que era abuso. Pensé que
quizá se cayó. Mi tía me dijo que eso no era normal, que no le limpie y
que le lleve con la misma ropa interior a la Dinapen. Eso hice. Allí le
hicieron el examen médico. Efectivamente este arrojó que la vagina fue
manipulada y que había la huella de una uña y eso le provocó el
sangrado. Ella es hija única y siempre con mi esposo hemos estado
pendientes de ella. Yo vivo con mis papás.

Al día siguiente nos fuimos a la escuela. Mi hija no nos decía quién era.
Nombró a varios niños. En la escuela hablamos con la Vicerrectora y el
tutor de mi hija. Pensamos que nos iban  a ayudar. Pero se rieron de
nosotros. En forma burlona dijeron: ‘jajaja es que aquí no debe haber
sido’. ‘¿Pero qué van a hacer?’, les pregunté. ‘Tenemos que abrir los
protocolos’, dijeron. Fuimos a la escuela con agentes de la Dinapen
porque quería actuar antes de las 24 horas para detener a la persona. Uno
de los agentes habló con uno de los niños que había estado jugando ese
día con mi hija. Obviamente le llamaron a la mamá para hablar con el
niño que dijo: ‘sí estaba jugando conmigo, vino ese grande y la llevó’.

EN LA ESCUELA HABLAMOS CON LA VICERRECTORA Y EL


TUTOR DE MI HIJA. PENSAMOS QUE NOS IBAN  A AYUDAR.
PERO SE RIERON DE NOSOTROS. EN FORMA BURLONA
DIJERON: ‘JAJAJA ES QUE AQUÍ NO DEBE HABER SIDO’.

Yo me di cuenta de eso un jueves y el viernes fuimos a la escuela cuando


mi hija ya había pasado por el examen médico. Yo pienso que ahí mi
nena recién entendió que lo que le estaban haciendo estaba mal. El
sábado le dio una crisis. Empezó a llorar, gritar, sudaba, le abrazaba, me
decía: ‘mamita, tú ya no me quieres’. Yo la tenía amarcada porque no
sabía qué hacer. Le dije a mi esposo que buscáramos una psicóloga
porque no dejaba de llorar.

Fuimos donde una conocida que es psicóloga de un centro infantil. Ese


día tuvo una terapia que no estuvo dirigida a averiguar quién era (el
abusador) sino para calmar a la niña. Pero a la psicóloga le empezó a
contar. Le dijo: ‘es el 'Angelito' que trabaja en la puerta de la escuela
donde sabemos ir con mi amiga Lady. Y nos da caramelos y le gusta
jugar al caballito. Y a la Lady ya no le da golosinas porque ella ya no
quiere jugar con él. Él me sigue al baño y me toca, el ‘Angelito’’.

La psicóloga nos dijo que no era un niño, sino un adulto que la niña lo
ubica en la puerta donde entran los estudiantes del colegio. A este
portero solo le había visto unas tres veces porque trabaja en la puerta del
colegio, no en el de la escuela. Pero al lado de él hay una zona que le
dicen el gimnasio y hay unos tubos donde los niños se cuelgan. Mi nena
ha sabido ir a jugar ahí. No solo la encerraba en los baños sino hasta en
las aulas.

Pero no era la primera vez que había tocado a mi hija. Ella se ponía los
vestidos de princesa, jugaba, bailaba, cantaba. Pero llegó a un punto
donde no quería salir a jugar al parque, quería pasar solo encerrada,
lloraba por todo, pero no me imaginé que estaba pasando esto. Los niños
entraron en septiembre a clases y yo me di cuenta de esto en noviembre.
Quizá estuvo un mes o dos meses haciéndole eso.

Con la referencia de quién era, hablamos con el fiscal y nos dijo que
tienen que ir la niña a la escuela y reconocerle porque no sabemos quién
es. Fuimos con el fiscal, la psicóloga de mi hija, mi esposo y yo. En la
escuela, la psicóloga le dijo a mi hija que indique quién le estaba tocando
y la niña señaló al portero, quien estaba sentado. Los agentes lo
detuvieron. Él no puso resistencia ni dijo nada, no preguntó por qué lo
llevaban. Ese mismo día hicieron el reconocimiento en la cámara de
Gessel. Mi hija sin ninguna duda lo reconoció por dos ocasiones.
Primero entró con el número y luego con el 10.

Se dio la audiencia y le dictaron prisión preventiva. Ese día estuve


enferma y solo fue mi esposo. Él me contó que en la audiencia estuvo la
profesora de mi hija y otros profesores de la escuela apoyando al portero.
No podía creerlo. Y se habían acercado a mi esposo con los familiares
del acusado y le dijeron que era una trampa de la escuela porque ya
querían botarlo.

La escuela fue intervenida porque mi hija nombró más niños que


jugaban con él. Yo di sus nombres. Pero cuando llegaron los psicólogos
del Ministerio de Educación, sus compañeros dijeron que no conocían a
mi hija. Me imagino que la profesora les dijo que no hablen.

Después hubo dos audiencias. Él quiso declararse culpable para


someterse al procedimiento abreviado, pero la juez no lo aceptó. Ella le
dijo que este caso no había atenuantes, sino agravantes porque ocurrió en
la escuela donde la niña debía ser cuidada. La jueza decidió que el caso
vaya a juicio. Los familiares fueron a mi casa, que es difícil de llegar,
con una funda con 8.000 dólares justamente el día de la cena de
Navidad. El papá, la hermanas llegaron llorando. Que tome ‘estito’ que
le ayudará a la guagua para que supere lo que le ha pasado. Yo les
mandé hablando. Luego el portero pidió habeas corpus, también le
negaron.
MIENTRAS MI NIÑA ERA ABUSADA COGIÓ UN TIC DE HACER
SONAR SUS LABIOS COMO SI ESTUVIERA TOMANDO TETA. Y
APRENDIÓ A METERSE DEBAJO DE MI ROPA.

Con mi esposo viajamos a Quito a la Comisión Aampetra e hicimos


público este caso en los medios. El día del juicio, el portero llegó con un
abogadazo. El tribunal dijo que era absurdo que exista tantos testigos en
un caso de abuso sexual. Estaban todos los profesores de la escuela,
exalumnos, había hasta una señora que vendía caramelos fuera de la
Judicatura para hablar de la honorabilidad del señor. Entonces el tribunal
pidió a las partes que escojan a los testigos que necesitan de verdad.

De mi parte testificaron mi esposo, mis papás que estuvieron presentes el


día que me di cuenta, la psicóloga y una testigo clave, una madre de
familia. El portero decía que no le conocía a la niña. Pero un día cerraron
la puerta de la escuela y nos hicieron dar la vuelta por la puerta del
colegio para retirar a los niños. Salió primero la señora con su hija y
luego mi hija conmigo. Y ella le escucha que mi hija le dice a él ‘chao
Angelito’. Y la señora le regresa a ver y le dice: ‘él no se llama Angelito
sino Josesito’. Y mi hija le responde: ‘sí se llama Angelito’. La señora
testificó.

Luego le tocó hablar a la psicóloga que le tomó el testimonio anticipado


a mi hija en la Fiscalía. Primero debo anotar que el caso se supo en
noviembre y recién en enero le tomaron el testimonio anticipado. Ya le
cambiamos de escuela y por recomendación de la psicóloga optamos por
no mencionar nada de este tema en la casa. Antes de entrar a la cámara
de Gessel para el testimonio anticipado nos hizo entrar a la oficina de la
psicóloga y ella me preguntó qué pasó. Mi hija estaba al lado. A breves
rasgos le conté. Mi hija ya estaba cansada y harta y le dije: ‘esta es la
última vez que alguien te va a preguntar esto y tienes que decir todo lo
que te acuerdas’. En la audiencia pasaron el video del testimonio
anticipado. Fue un testimonio contundente, aunque se la ve ansiosa,
molesta, cansada.

Entonces habló la psicóloga en el juicio y contó que le ha hecho un


examen a este señor y que no tiene ningún rasgo, que más bien es una
persona colaboradora y que le gusta ayudar a la gente. El fiscal se
sorprendió porque era algo que no estaba en el informe de ella. Sobre el
testimonio anticipado de mi hija dijo que la vio ansiosa. Uno de los
abogados le preguntó si esa ansiedad era por el abuso sexual y dijo:
‘puede ser’. Mientras mi niña era abusada cogió un tic de hacer sonar sus
labios como si estuviera tomando teta. Y aprendió a meterse debajo de
mi ropa. Entonces le preguntaron a la psicóloga si esos sonidos son por
el abuso sexual y contestó: ‘puede ser’. La psicóloga agregó que a esa
edad los niños mienten mucho por agradar a los padres. Cuando ya iba a
salir, dijo: ‘por cierto casi me olvido, la mamá le estaba induciendo a la
niña antes de entrar a la cámara a que diga lo que tenía que decir’.

El fiscal se paró y le dijo: ‘¿por qué no me avisó a mí si yo estuve allí?


Usted sabe que cuando pasa eso no puede tomar un testimonio
anticipado, ¿por qué no puso eso en el informe?’. Ella respondió: ‘se me
pasó por alto’. Yo me quedé fría. Cuando la psicóloga estaba por salir de
la sala, el juez ponente dijo: ‘me he olvidado de aplastar play en la
grabadora’. ‘Díganle a la psicóloga que regrese y vuelva a dar su
versión’. Y claro dio su versión y amplió lo que se según ella se estaba
olvidando de decir. El fiscal dijo: ‘yo no sé qué pasó’. Era testigo de la
fiscalía.

CUANDO ENTRARON, EL JUEZ PONENTE REPITIÓ LAS MISMAS


PALABRAS QUE DIJO EL ABOGADO DE LA DEFENSA.
‘RECORDEMOS, AFIRMÓ, QUE EL DETENIDO TIENE SUS
DERECHOS’. O SEA ANTEPUSO LOS DERECHOS DE UN VIEJO
DE CASI 50 AÑOS A LOS DE UNA NIÑA DE 6 AÑOS.

El primer día el portero se acogió al silencio, pero al final de la audiencia


sí habló. Dijo que no sería capaz de hacer eso a nadie. ‘Yo solo me
dedico a trabajar’. Acabó su testimonio y en los alegatos el Fiscal pidió
la pena máxima. El abogado de la defensa en cambio se refirió a mí:
‘ella lo que quiere es plata’. Y saca todos los recortes de prensa donde
salió el caso. ‘Esto hace ella para presionarlos a ustedes’. ‘La señora que
dice que le escuchó mencionar a la niña lo del Angelito es testigo falso
pagado por ella’, afirmó. ‘Bueno tal vez pudieron haber abusado de la
niña, pero también pudo haberse masturbado’. ‘Le han destruido la vida
a este hombre, se ha quedado sin trabajo’. ‘Eso es lo que hacen por
plata’. ‘Y ella le han inducido a la niña porque si ella no dice lo que la
madre le pide pobre lo que le espera en la casa’. Yo estuve sentada
llorando. Me sentí impotente por no poderme parar y decirle ‘cállese’.

El tribunal salió a deliberar. Cuando entraron, el juez ponente repitió las


mismas palabras que dijo el abogado de la defensa. ‘Recordemos,
afirmó, que el detenido tiene sus derechos’. O sea antepuso los derechos
de un viejo de casi 50 años a los de una niña de 6 años. Dijo: ‘no
sabemos qué le persona le hizo eso a la niña y como la psicóloga de la
Fiscalía dice que la madre ha inducido a la niña no podemos tomar ese
testimonio como prueba’. ‘Y como dice la psicóloga que los niños
mienten a esa edad, pudo haber mentido’. Entonces lo declararon
inocente. Pensé que le iban a dar menos años, pero nunca me imaginé
que le iban a dar la libertad. No podía creer lo que estaba escuchando. La
audiencia fue el 22 y 23 de agosto pasado.

Mi esposo me dijo: sal tranquila, vamos. Pero me acerqué a él y le dije:


‘pedófilo asqueroso dime en mi cara lo que le hiciste a mi hija. Esto no
se va a quedar así’. Salí de la sala y me desmayé. Después de un mes
fueron a dejar un documento a mi casa. Me habían puesto una demanda
por intimidación por lo que dije al final de la audiencia. Imagínese a lo
que llegan.

Mi hija va hasta ahora a la psicóloga una vez por semana. Me siento


maltratada por la justicia. Se han vulnerado los derechos de mi hija. En
la audiencia como víctimas indirectas fuimos maltratados porque fuimos
acusados de cosas que no son ciertas. Han dejado suelto a un monstruo
que está viviendo en la escuela nuevamente.

“Mi cliente ha sido guardián de ese colegio 21 años”


La madre dice que descubre en un momento que la niña tenía sangre en
su ropa interior. Por recomendación de un familiar la llevan a un médico
legista y le dice que pudo haber sido tocada por alguien. Le encuentran
el rastro de una uña. Cuando le preguntan a la niña dice que
supuestamente se ha golpeado en el baño, la madre le insiste y dice que
fue un compañero, pero después da el nombre de otro compañero.

El padre va con la Dinapen a la escuela para entrevistarse con el niño. El


colegio pidió que venga el representante legal. Luego la niña dijo que era
otro niño. No investigan si ese otro niño es o no. Después la psicóloga
particular de la niña le pregunta entrando al colegio quién es la persona,
la niña se da la vuelta y supuestamente lo señala a mi cliente, y lo
detienen. Lo curioso es que lo llevan a una identificación (en la cámara
de Gessel). Primero deben buscar gente que se parezca al señor para que
sea una identificación correcta, pero le pusieron gente que no se parece
al señor en lo más mínimo.

Además como era una identificación por rostro, la cámara la movieron y


se le ve del cuello para abajo. Y cuando ellos se agachan para dejar el
número se les ve el rostro, pero era lógico que lo identificara dos veces si
cuatro horas antes habían llevado a la niña para que lo vea y a las otras 9
personas nos las conocía. ¿A quién iba a señalar? Al único que acababa
de ver. Esa prueba dijo el tribunal que fue mal practicada. Primero
porque no pusieron para que sea vea los rostros y segundo no pudieron
personas relacionadas con la niña. ¿Por qué no hicieron una rueda de
identificación con los dos conserjes más?

En el juicio, la Fiscalía afirmó que el señor tocó a la niña en uno de los


baños durante el recreo. En la institución hay tres baños, pero la Fiscalía
nunca demuestra a cuál fue. El rector, la vicerrectora y los profesores
dijeron que los niños de la escuela y del colegio no salen al mismo
tiempo y que en los recreos hay un profesor en cada  baño y demás están
en lugares estratégicos.

Le pregunté al médico si puede determinar si esa lesión de la niña es


causada por un adulto o por un niño, dijo que no. Le pregunté si me
puede decir si esa lesión también se la puede causar la niña, me dijo que
también pudo habérsela causado si se hubiese rascado. ¿Cómo es que
supuestamente solo él es quien la pudo haber tocado?

MI CLIENTE ES EL PORTERO DE UNA ENTRADA Y LA NIÑA


ESTUDIA AL OTRO EXTREMO DEL COLEGIO. ¿CÓMO HIZO
PARA DEJAR SU PUESTO SIN QUE NADIE LO NOTE?

El mismo perito de la Fiscalía dijo que el colegio es de una hectárea y


que para atravesarlo se demora 20 minutos. Yo lo demostré con un plano
del colegio. Mi cliente es el portero de una entrada y la niña estudia al
otro extremo del colegio. ¿Cómo hizo para dejar su puesto sin que nadie
lo note, atravesar por 20 minutos el lugar, no ser visto por ningún
profesor y ningún alumno, agarrar a la niña y haberse ganado su
confianza para que no grite, meterla en un baño sin que un profesor la
vea y regresar por otros 20 minutos caminando hasta su puesto. ¿Cómo
hace una persona para desaparecerse 45 minutos?

Pero también la psicóloga de la Fiscalía dijo que ella vio cuando en su


oficina la madre le decía a la niña qué tenía que decir y qué nombre
debía decir. Y que presenció ella cómo la madre le retó a la niña. Los
padres lo que buscaban era plata. Porque cuando le pregunté al padre qué
es para usted justicia, dijo ‘que nos indemnicen’.

Después de dar dos nombres de dos niños, la niña aseguró que ellos no
son y que es un tal Angelito. Y resulta ser que Angelito le dicen al
Vicerrector y nunca lo investigaron. Lo más extraño es que mi cliente ha
sido guardián de ese colegio 21 años. La Fiscalía dijo que los
depredadores sexuales no pueden contenerse. ¿Me puede explicar cómo
un depredador sexual se pudo contener durante 21 años? Fue una chica
de 24 años, que estuvo en el colegio desde los cuatro y dijo que en el
primer grado, cuando la mamá no le iba a ver, ella se quedaba haciendo
su tarea y nunca mi cliente le cogió ni la mano. Este hombre ha tenido
más de un millón y medio de oportunidades para tocar a un niño.

A la fecha de estos hechos estaba el ‘boom’ de los delitos sexuales en los


colegios, todo el mundo se asustó y por eso se lo metió preso a este
hombre, pero no pudieron decir una sola prueba.

En la audiencia, el juez dijo que se había dado cuenta que no puso la


grabación y vamos a traer de nuevo a la sicóloga para que que ustedes
por lealtad procesal le hagan las mismas preguntas para que quede
guardo en el registro. Eso no fue una irregularidad sino un error y los
abogados de la otra parte lo aceptaron.

Después de la audiencia, la señora y el esposo se lanzaron a pegar a mi


cliente y por eso tienen una denuncia por intimidación y amenaza.
Desgraciadamente no pudieron probar que la niña fue tocada por un
extraño. Primero el mismo perito dijo que no había forma de determinar
si la niña también pudo haberse causado ella la lesión.

Yo recomendé a mi cliente que no volviera a trabajar en un colegio,


porque puede pasar algo y al primero que va a meter preso es a él. Le
trozaron la vida a este hombre porque perdió su trabajo.

La revolución
#YoSíTeCreoCristina
Cristina Álvarez denunció que fue víctima de acoso
sexual por parte de un reconocido profesor de
grabado de la Facultad de Artes de la Universidad
Central en 2016. Pese a la denuncia que puso en
Bienestar Universitario, su caso fue tratado recién un
año y medio después. Sus abogados le
recomendaron hacerlo público. Su bitácora diaria
disparó el hashtag #YoSíTeCreoCristina. Pensó que
estaba sola. Pero no. Un testimonio.
Cristina Álvarez está sentada en la misma aula donde ocurrieron los
hechos. Es un espacio  de la Facultad de Artes de la Universidad
Central muy iluminado. De amplias ventanas y tragaluces. Hay una
prensa, mesas de corte y paredes decoradas con grabados. También un
pizarrón y un escritorio. “Cuidado”, dicen en broma algunos
estudiantes cuando alguien se acerca demasiado al lugar desde el cual
el maestro H.C. dio clases durante 32 años. Él fue destituido el 8 de
junio pasado por el Honorable Consejo Universitario. Cristina lo acusó
de acoso sexual. Ella fue su alumna durante cinco semestres. En este
testimonio recupera cada uno de los hechos que la llevaron a poner la
denuncia:

El jueves de la semana pasada encontré decenas de soldaditos en las


gradas de la Facultad de Artes. Fueron pintados de diferentes colores:
rosados, azules, violetas. Todos en posición de lucha con mensajes
escritos que decían “es momento de pedir disculpas”, “nada queda
impune”. Pero los soldados frente a la ventana del Decanato eran
especiales. Eran blancos y estaban puestos visores. Su bandera decía:
“los estamos vigilando”. Fue entonces cuando comprendí que habían
hecho una instalación sobre mi caso. Ha sido tan difícil llevar esta lucha
que estas expresiones de apoyo me han llenado para seguir.

Ahora estoy en el aula de grabado que le pertenecía a él. Es uno de los


pocos artistas de esta rama en el Ecuador con muchos premios. En clases
nos decía: ‘ustedes tienen el privilegio de trabajar con el único grabador
vivo de este país y reconocido a nivel mundial’. Él ha tenido 32 años de
docencia y con él me tocó cinco semestres en la carrera. Ahora estoy
séptimo nivel.

Artes fue la carrera de mis sueños. Tengo 44 años y toda mi vida trabajé
en banca. Pero tuve la oportunidad de regresar a las aulas. Concursé en
Canela TV y luego me contrataron en  Comedia Divina para GamaTV.
Allí hice comedia. Dejé el banco y como mi nuevo trabajo no era a
tiempo completo volví a la universidad.

Grabado es una de las materias que se toma en la carrera. El primer día


de clases coincidió con una publicidad que debía hacer para el programa.
No alcancé a cambiarme para ir a clases. Llegué muy maquillada y con
un vestido al cuerpo con un poco de escote. En la primera clase con él
todos nos presentamos. Dije que estaba dedicada a la comedia y a la
escritura. El profesor me preguntó sobre qué escribía y le conté que
hacía cuentos cortos y relatos eróticos.

En la segunda clase trajo recortes de revistas y pidió que le hiciéramos


una biografía.  Pero antes de salir de la clase me llamó y me dijo que mi
trabajo era diferente. “Quiero que me hagas un ensayo sobre mí, pero
para eso tienes que hacerme una entrevista personal”, me dijo. Me dio
una cita para un viernes a las 14:00 en el taller. Todo el mundo me
advirtió: ‘ten cuidado’, ‘a él le gusta tocar’, ‘toma fotos a las chicas
cuando están descuidadas’. Le pedí a un compañero que nunca me deje
sola. Pero cuando lo vio me dijo que no me iba a dar la entrevista porque
venía con guardaespaldas. Luego me pidió una autobiografía mía. Yo ya
tenía un texto adelantado y se lo entregué.

En mi curso se enfocó en mí. Desde los primero trabajos me dijo que yo


tenía mucha sensualidad y que debía aprovechar eso en mis trabajos. Me
decía: ‘¿por qué esa sensualidad no la proyectas en los bocetos?’. Él
además tiene la costumbre de tomarte de la cintura y de darte un beso
muy cerca a la boca. Eso fue en el primer semestre.

En el segundo semestre, mis pedidos de que no me tocara fueron más


fuertes. “Eres un viejo verde”. Cuando presenté mi trabajo final me dijo
que había hecho una baldosa, que no servía para nada.  Era una
xilografía sobre el incendio de Radio Quito en 1949. Me decía que le
molestaba que todo ese olor a sexo que yo proyectaba no estaba en mis
trabajos. Y amenazó con dejarme en supletorio. Me pidó como trabajo
de supletorio un texto sobre una relación sexual entre extraterrestres y
que sea muy explícita sobre sus órganos sexuales y su copulación.
“¿Para qué le servía eso?”, le pregunté. Me dijo que eso le ayudaba a
inspirarse para sus obras. Nunca hice el relato. Pero me pasó buenas
calificaciones.

En el tercer semestre, desde el primer momento me dijo que me hizo un


favor. Me presionó por el relato erótico. Al mismo tiempo empezó a
desaprobarme bocetos porque no expresaban, lo que él decía, mi
sensualidad. Siguió tocándome la cintura. ‘Ay qué bravita’, ‘qué arisca’,
me decía cuando lo rechazaba. Al final del semestre volvió a
amenazarme con dejarme de la materia. El supletorio dijo que lo
haríamos juntos y me pidió que llevara materiales. Llegué con mi
compañero y me apenas nos vio me dijo ‘te quedaste porque siempre
vienes con guardaespaldas’. Le dije que me dejara de semestre.
Finalmente no lo hizo. En el resto de materias tenía calificaciones que
superan los 19 puntos sobre 20. Era ilógico que solo con él tuviera malas
notas. Esa es la explicación que encuentro para que desistiera de su
amenaza.

En cuarto semestre me decidí poner la denuncia en Bienestar


Universitario. Fue después de que me dijera por qué no dibujo sobre mis
senos. Me sentí tan incómoda que le pedí que me dejara en paz. La
directora de esa entidad de la universidad me pidió que le presentara la
denuncia por escrito. Lo hice y me dijeron que cualquier cosa me
avisarían. Pero nada.

Un año y medio después me llamaron. En ese lapso pasaron algunas


cosas que recién me he enterado. Después de que puse la denuncia,
Bienestar Universitario llamó al profesor, quien llevó mi autobiografía,
el segundo trabajo que yo le presenté. En ese texto yo fui muy honesta y
mencioné un episodio de mi niñez sobre una violación. ‘Esta es la
estudiante que me está haciendo la denuncia, es una loca’, dijo sobre mí
el profesor. Yo pensé que Bienestar nunca había hecho nada, pero habló
con el profesor.

Entonces entendí por qué el cuarto semestre se volvió un martirio. Él


siempre buscaba el momento propicio para acercarse y que nadie se
diera cuenta. La única relación, le dije, que habrá es la de estrictamente
estudiante-profesor. Adicional siempre me pedía tareas adicionales como
grabados y textos. Pero del acoso pasó a la violencia. A mi compañero y
a mí nos decía ‘los vagos’, ‘la modelito’. Solo a nosotros nos revisaba
las tareas.

Ese semestre nos hizo ver la película ‘Relatos salvajes’ para hacer
bocetos sobre ella. A mí me pidió uno sobre la microhistoria de la boda.
Por primera vez hice un tema erótico. Me lo aprobó. Pero al final del
semestre volvió: ‘la impresión no sirve’, ‘te vas a quedar conmigo’. En
ese semestre varios cursos pidieron recalificación de su materia por otros
profesores y yo pasé con 19. Pero me dejó por faltas. Le reclamé por
whatsapp, pero me dijo que él solo subió el cómputo al sistema. Por
último me escribió: ‘el que se enoja pierde, que esta sea una oportunidad
para conversar’. En vacaciones de ese semestre me escribió para que
pasemos juntos un fin de semana en Papallacta. ‘¿Qué me ofreces para
borrarte las inasistencias?’, me dijo. Finalmente me corrigió las faltas
junto a otro grupo de estudiantes.
'AY QUÉ BRAVITA’, ‘QUÉ ARISCA’, ME DECÍA CUANDO LO
RECHAZABA. AL FINAL DEL SEMESTRE VOLVIÓ A
AMENAZARME CON DEJARME DE LA MATERIA.

En quinto semestre fueron gritos todo el tiempo. ‘La modelito’, ‘el


vago’. Manoteó sobre una mesa donde estaba haciendo un boceto y me
gritó: ‘no sabes con quién estás hablando, yo soy el artista, con quién
crees que estás tratando, me bajas la voz, atrevida’. Salía de clases
llorando. Ya no quería asistir. Una chica de otro semestre se fue a quejar
del profesor por su actitud y el director de carrera nos reunió. Nos dijo
que debíamos entender que esto solo es amistad, que un artista necesita
comunicarse con el cuerpo. Entonces me sentí sola. (En entrevista con
Plan V, el director de carrera, Christian Viteri, dijo que esta frase la
dijo en otro contexto y no en el tema de acoso sexual de Cristina).

Un día, Bienestar llegó a la facultad para ofrecer seguros médicos. Me


pidieron que haga un performance sobre el acoso. La presentación se
hizo en el teatro de la facultad, que estuvo lleno. La director de Bienestar
Universitario dijo que no había ninguna denuncia sobre acoso en la
Facultad de Artes. Entonces me levanté y le dije que no era cierto. Le
reclamé por no haber hecho nada. Pero cambió de tema. Un día después,
el subdecano pasó aula por aula. Dijo que se había enterado del
performance de acoso y que estaba apenado porque se había hablado de
un caso (el mío). Instó a las chicas que pensemos bien si no estamos mal
interpretando ‘los gestos de amistad de un profesor’. Que pensemos lo
que estamos haciendo porque detrás de un profesor hay una familia, un
trabajo y un bagaje artístico.

En ese momento le reclamé por no haber hecho nada en mi caso. Me


sacó de clases. Nos reunimos con el subdecano y el director de carrera.
Les conté todo lo anterior. ‘Vamos a tomar cartas en el asunto’, me
dijeron, pero nunca supe nada hasta hace dos meses. La INIGED que es
el instituto de Igualdad de Género de la Universidad había aprobado un
protocolo para las denuncias sobre violencia sexual.

Cuando socializaron este protocolo, el grupo de profesoras de la facultad


reclamó porque la Universidad no hacía nada con las denuncias.
Mencionaron mi caso. El subdecano entonces me preguntó si quería
ratificarme en la denuncia contra el profesor y que si había dicho la
verdad. Le dije que sí. A ese momento ya habían dos casos más, el
último incluso más grave que el mío.
Me pidieron una nueva carta para el rectorado con la denuncia. En la
Comisión de Disciplina me informaron que iban a abrir un sumario
administrativo al profesor. El presidente de la Asociación de Profesores
me dijo que habían decidido como gremio contratarle un abogado. Me
contó que el maestro de grabado iba a proteger su nombre así tenga que
gastarse toda su jubilación. ‘Usted ya tiene abogado’, me preguntó. Hace
dos meses yo no tenía nada.

En el reconocimiento de firmas de la denuncia revisé mi expediente.


Encontré que este profesor había dicho que al dar clases en la
universidad debía tratar con gente de dudosa calaña y de baja reputación
como Cristina Álvarez. Dijo que yo tenía problemas mentales. De nuevo
presentó mi autobiografía que fue el único trabajo de carácter sexual que
hice.

En CEPAM me dieron apoyo sicológico y ofrecieron tomar mi caso.


Tuve dos abogados. Ellos me propusieron que lo haga público. Al
hacerlo muchas estudiantes me escribieron sobre otros casos de acoso.
Muchas querían hablar y dar su testimonio. Ellas me dieron sus nombres
completos, cédulas. El día que la Comisión de Disciplina cerró la
investigación fue un pequeño juicio. Fueron dos días de testimonios.
Todas eran diferentes, pero sufrieron el mismo proceso. Me escribieron
siquiera 20 chicas que habían puesto la denuncia en Bienestar
Universitario, pero sus casos nunca avanzaron.

MIENTRAS TANTO, EN MIS REDES PUBLIQUÉ DIARIAMENTE LO


QUE PASABA. Y DE PRONTO SALIÓ UN
#YOSÍTECREOCRISTINA. EL DÍA DEL CIERRE DE LA
INVESTIGACIÓN TUVE UN APARATAJE DE ESTUDIANTES QUE
DECÍAN ‘CRISTINA ESTAMOS CONTIGO’.

Mientras tanto, en mis redes publiqué diariamente lo que pasaba. Y de


pronto salió un #YoSíTeCreoCristina. El día del cierre de la
investigación tuve un aparataje de estudiantes que decían ‘Cristina
estamos contigo’. Vino una batucada a quienes tuve que pedirles en dos
ocasiones que bajen el sonido. En el microjuicio el profesor nunca
desmintió los hechos. Dijo que al ser un artista debía comunicarse con el
cuerpo y eso es parte de su creación artística. Pensé: Qué raro, solo lo
hace con las mujeres. Otra defensa suya decir que su caso prescribió
porque había pasado mucho tanto tiempo su causa.
Él salió de la Comisión de Disciplina como un triunfador. Mencionó que
estaba confiado en que no lo iban a destituir. Para entonces los medios
ya se había contactado conmigo. Teleamazonas llegó justo el día que una
alumna suya salió llorando del aula de clases. Ella había dado su
testimonio en mi caso. Esto salió en las noticias. Automáticamente me
informaron de una sesión extraordinaria sobre mi caso. De la Comisión
pasó directamente al Consejo Universitario en horas. Así se llegó a la
destitución del profesor.

Pero todavía no hay tranquilidad. El Consejo de Educación Superior


(CES) aún no se ha pronunciado. Esta institución tiene la potestad de
reintegrar al profesor antes de que se cumpla un año de la sanción. Se
han dado casos de que los han restituido. Dejan que las aguas se aquieten
y luego los reincorporan. Mientras tanto yo continuaré con mis clases,
aún me falta un semestre. Pero esto ya perdió la magia. Ha sido muy
duro y ahora tengo hasta enemigos. Las autoridades no han hecho nada
para protegerme. Las profesoras que me apoyaron han empezado a
recibir amenazas por correo electrónico. Pero ya no solo es mi caso.

Los Principitos
Creemos cada palabra que dices, Lucas. Estamos construyendo estas
respuestas para disputarle el sentido a las narrativas que no honran tu voz
o que han preferido olvidarla. Tus padres necesitan estas respuestas para
cuando seas grande y para que entiendas tu vida. Tu madre dijo algo que
queremos para todos los niños como tú: dijo que irá hasta las últimas
consecuencias para poder explicarte lo que te pasó.

Lucas, cuando fuiste violado inventaste un código para tu agresor porque


no querías, no podías pronunciar su nombre. Le pusiste 4849. Vamos a
usar tu código, Lucas. Y vamos a reconstruir tu historia. Cuando la leas,
pase lo que pase, debes saber que te enfrentaste a gigantes sombríos que
quisieron cernir su sombra sobre ti. Eres un niño que luchó contra
gigantes.

Los padres de Lucas denunciaron la violación de su hijo de cinco años el


4 de noviembre del 2014. Lucas contó haber sido obligado a actos de
felación por parte de su profesor de natación. El testimonio de Lucas
mostraba por lo menos dos constantes en lo que contó a su papá, luego a
su mamá, luego a psicólogas, peritos, a técnicos de cámara de Gesell, a
todas las personas frente a las que tuvo que repetir su historia por largo
tiempo: Lucas repitió siempre que había sido violado en su colegio y que
había un solo agresor, 4849.

Ha habido una verdadera campaña de especulación respecto de este caso.


Junto con la madre de Lucas, su equipo de defensa, la abogada feminista
Pilar Rassa y una colega periodista nos reunimos a deconstruir una por
una dichas especulaciones, responsabilidad que asumimos al haber
hecho público este caso. A diferencia de un texto que ha circulado y de
la fiebre en redes, nuestros argumentos van firmados. Lamentablemente,
los argumentos contrarios no muestran ningún nombre ni firma, han sido
considerados un pasquín.

Primera especulación: 4849 fue declarado inocente en el 2015

El comunicado que la dirección de La Condamine envía a padres de


familia el día viernes 3 de febrero dice lo siguiente: “La primera
resolución de la administración de justicia absolvió al mencionado
docente”. Esto es falso. En primer lugar, no existe algo llamado
“absolución”. Esta es la explicación de la defensa de Lucas: hay
ratificación de inocencia o sobreseimiento, no absolución. Cuando hay
sobreseimiento, quiere decir que los elementos con que se acusa a una
persona no son suficientes para ir a la siguiente etapa en un proceso
legal, se puede liberar al acusado del proceso penal, pero eso no significa
de ninguna manera que la persona sea inocente.

El caso 4849 pasó a la etapa de investigación previa y luego a la etapa de


instrucción fiscal. Fiscalía hizo una acusación directa contra él, además
de la que había hecho la familia. Eso quiere decir que Fiscalía considera
que hay elementos para un juicio.

El primer juez asignado a este caso, el juez Bayas, había tenido malas
actuaciones y recibió una sanción de Judicatura, no solo por este caso.
Por eso, fue destituido a la semana de sobreseer a 4849 en el 2015. Esa
audiencia fue declarada nula. “Se están refiriendo a un acto anulado, eso
no tiene sentido”, argumenta la defensa, y continúan: “En Fiscalía
siempre han estado seguros del caso, actuaron independientemente, al
igual que Dinapén y la función judicial, salvo el juez Bayas. Tenemos
que decir que el Estado ha actuado debidamente.”

Es decir, 4849 jamás ha sido declarado inocente. Respecto de cualquier


documento que confirmara su inocencia, la defensa de Lucas dice: “No
entendemos por qué no han presentado ningún escrito si han recibido
ratificación de inocencia, por ejemplo. Nosotros sí tenemos por escrito
una sentencia de 22 años de condena.”

También es importante ver que el comunicado del colegio es demasiado


general y muy poco satisfactorio. Aducen que 4849 solicitó licencia
durante su primer proceso judicial (etapa de investigación, inicios de
2015) y en el segundo (sentencia de culpabilidad, noviembre de 2016).
¿Qué hizo entonces entre marzo de 2015 y noviembre de 2016? Trabajo
administrativo, afirman. El problema es que 4849 siguió vigilando los
recreos luego de la denuncia de los padres de Lucas en noviembre de
2014. Lucas siguió viéndose confrontado a su agresor, y éste siguió, a su
vez, cerca de los alumnos.

Segunda especulación: el papá de Lucas puede haber sido su agresor

El padre de Lucas fue el primero en escuchar su historia. Se ha


cuestionado que abandonara el país durante el proceso y, con ningún
elemento legal, de la nada, se ha llegado a afirmar que él pudo haber
abusado de sus hijos.

Narra Paulina: “No hay motivo de sospecha. En los testimonios de mi


hijo jamás aparece su padre como agresor. Cuando informamos al
colegio, viendo que no se hacía nada para proteger a los niños,
solicitamos al rector ir todos los recreos y pausas a ver que Lucas
estuviera protegido. Los niños seguían confrontados a los supervisores
de recreos, y 4849 era uno de esos. Mi esposo no se acercaba a los niños,
se quedaba detrás de las rejas para poder ver a Lucas. Estuvimos viendo
a mi hijo por cuatro meses en los recreos para protegerlo.”

Del padre se llegó a decir que estaba obsesionado con su hijo, pero lo
que no se ve es que el colegio no les aclaró a los padres a qué profesores
se había asignado para ver por Lucas en los recreos. “Nunca nos dieron
los nombres de los profesores que iban a cuidar a mis hijos, los
cuidábamos nosotros mismos”.

“Mi esposo se sintió muy vulnerable y se culpabilizó mucho. Él siempre


había sentido que tenía que proteger más a nuestra hija contra la
violencia sexual. No se imaginaba que era su hijo quien iba a vivir algo
así. Él se perdió en este caso. Cayó en una profunda depresión. Nuestra
pareja se rompió porque él dejó de vivir, como se lo dije una vez. No
podía creer que esto nos hubiera pasado. Es un excelente padre, pero
ahora tiene que sanar primero.”
Uno de los quiebres del padre de Lucas fue la denuncia de su pequeña
hija, hermana mayor de Lucas. La niña llegó a casa un día con una
amenaza de 4849, que ingresó a su vestidor a decirle: “Si hablas mato a
tu papá”. El agresor se estaba protegiendo de los niños, que sabían bien
que Lucas había sufrido una violación. “En ese momento Fabrice no
pudo más, perdió la cabeza”, dice Paulina. “¿Hasta dónde va a llegar
esto, hasta dónde van a dejar que él llegue?”. Paulina inició un proceso
de divorcio.  “Entregamos otra carta al colegio. Teníamos que abrir otro
proceso, este, de intimidación a mi hija.”

“Reaccionamos de manera distinta. Él fue muy vulnerable frente a esto.


En este caso, la más fuerte fui yo”. Sabemos que, históricamente, son las
mujeres quienes se han hecho cargo de hijos con discapacidad, hijos que
han sufrido violencias. Paulina cumplió con ese papel histórico de las
mujeres. “He sido desprestigiada como mujer. Me han acusado de
bipolar y a mi esposo de pervertido”. La acusación histórica de “loca”
también pesa sobre esta mujer, pero eso no la ha silenciado.

a defensa, por su parte, también enfatiza en este falso argumento. Como


parte de su teoría del caso, dicen, el abogado defensor de 4849 jamás
mencionó que el padre de Lucas podría tener responsabilidad como
agresor sexual de su hijo en dos años de proceso legal. Lo dicen hoy, en
el 2017. El caso inició en 2014. En estos dos años y tres meses, es la
primera vez que lo mencionan, tanto padres como gente cercana al
colegio. Si temían por un niño que podía estar sufriendo abuso de su
padre, ¿por qué no protegieron a este niño antes?

Pilar Rassa, del centro de derechos Surkuna, enfatiza: “No existe ningún
elemento de convicción que implique al padre, ni el más mínimo.
Fiscalía, Dinapén, la trabajadora social que realizó el estudio del entorno
familiar de Lucas: en ningún lugar existe nada que siquiera dé una
sombra de duda.” 

Tercera especulación: los padres fallaron al no retirar a sus hijos del


colegio

“La conclusión de las psicólogas fue que retirar a Lucas de inmediato del
colegio lo culpabilizaría. Él se sentiría responsable por lo que le pasó,
perdería su espacio, sus amigos. Varias expertas coincidieron. Sin
embargo, en marzo la situación fue insostenible. Luego de la amenaza a
mi hija, sacamos a Lucas del colegio”, narra Paulina. “El colegio no nos
permitió sacar a mi hija y no nos querían dar el pase de año. El día que
fuimos a pedir el pase quisieron que firmáramos una carta que decía que
por nuestra propia decisión sacábamos a nuestra hija del colegio. Esto
fue en presencia de la secretaria del rector, el rector y la rectora
ecuatoriana. No firmamos”.

Cuarta especulación: docentes del plantel respaldaron a 4849

Narra Paulina: “Leí todos los testimonios de los profesores, hay muchos
a favor del profesor. Hablan de mi hijo como malcriado, mimado y, esto
es verdad, con déficit de atención. No entiendo cómo es posible que
siendo educadores hablen así de un niño de cinco años que fue víctima
de un pedófilo. El déficit de atención no justifica una violación. ¿Puedes
justificar una violación porque un niño tiene problemas?”.

En cuanto a los profesores, es seguro que debe haber un enorme


desconcierto y que habrá varias posiciones, al igual que entre los padres
de familia. Pero algo es preocupante: si tanto profesores como padres
sospechaban que en su comunidad había un padre agresor sexual, es muy
difícil entender por qué no denunciaron ni reaccionaron antes. También
es preocupante el lenguaje de los educadores que, dice Paulina, figura en
los testimonios. Si es así, se está deslegitimando a un niño de cinco años
a quien en realidad se tiene que estar formando, contribuyendo a que se
convierta en la mejor versión posible de sí mismo.

También ha circulado que 4849 “era muy buena gente”. Muchos


agresores sexuales son “muy buena gente”, y eso es lo que los hace que
puedan ganarse a sus víctimas, especialmente cuando son niños. Debe
ser perturbador constatar que puede haber violadores entre nuestros
compañeros de trabajo, pero no responden a perfiles visiblemente
“monstruosos”. En la realidad de la violencia sexual, el monstruo suele
estar entre nosotros.

Los principitos, las principitas

“He recibido mensajes de solidaridad de mucha gente, incluyendo el de


adultos que han sufrido abuso sexual de niños. Tuve la suerte de estar de
un lado en que tengo recursos para defender a mi hijo. No dejo de pensar
en todas las mujeres y niños que no tienen estos privilegios, que no
pueden hablar con nadie y que no cuentan con nadie que los apoye, que
les acompañe y que les crea. Yo espero que mis hijos, más tarde, hagan
lo mismo o más que yo por otras personas”, dice Paulina.
En efecto, hay miles de niños más que han sido víctimas de violación y
de todo tipo de violencia. A muchos de esos niños nadie les ha creído,
han dejado sus testimonios de lado o no han valorado sus testimonios
porque son pequeños, como si ser pequeño fuera igual a no tener voz o
derecho a ser escuchado. Imaginemos que si Lucas enfrenta todo esto,
las historias anónimas de pequeños niños y niñas que viven en
precariedad, en situaciones familiares violentas, serán ignoradas por
todos y por todo, y jamás sabremos que hay vidas que están siendo
destruidas todos los días si no les creemos a todos los niños.

En una escuela de Tumbaco, ahora mismo, hay nueve Principitos. Un


joven y “alternativo” profesor está acusado de haber abusado de ellos,
niños y niñas. Escuchemos. No podemos pensar jamás que son las
víctimas quienes deben sentir vergüenza. La vergüenza pesará siempre
sobre los agresores, sean quienes sean. El caso de la escuela de Tumbaco
empieza a inquietar y debe inquietarnos, no se pueden repetir estos
errores. Son por lo menos nueve niñas y niños que han sufrido abuso
sexual por parte de un profesor. Vamos construyendo nuevas respuestas
y otras formas de mirar. Debemos situar la voz de los niños en un lugar
en donde haya una escucha que los proteja, una escucha dispuesta a
llegar a las últimas consecuencias cuando un niño pequeño pide ayuda.

Por cualquier especulación que vuelva a surgir, Lucas y su madre figuran


como víctimas en este caso. No se trata de una acusación particular en
busca de indemnización, así que cae el criterio en donde han dicho que
hay interés monetario. “No hay reparación para lo que hemos vivido.
Tenemos la suerte de decir que no podemos aceptar la indemnización,
aunque la ley así lo prevea. Respecto a mi hijo, tras su violación, nuestra
ruptura familiar y el desprestigio que hemos vivido, no hay reparación
posible.”

Francia

Francia ha estado presente en la educación en Ecuador desde fines del


siglo XIX. Gabriel García Moreno fundó con docentes franceses la
Escuela Politécnica Nacional. Alguna vez quiso que fuéramos un
protectorado francés que se llamaría Reino Unido de los Andes. Los
lazos entre este país y América Latina son significativos y deben ser
horizontales. Me pregunto cómo va a responder hoy, en 2017, la
Embajada de Francia, cómo va a rendir cuentas a niños, alumnos y
padres de familia de Ecuador, Francia y otras nacionalidades hoy,
cuando no somos colonias, protectorados ni nos subordinamos al relato
de la civilización europea que vino a civilizarnos a nosotros.

Hay una responsabilidad de las autoridades francesas en


Ecuador. Hay funcionarios de turno, como Guillaume Long, que
tendrían la obligación de pronunciarse por obvias razones. Está la
primera dama, profesora de La Condamine, de origen belga
francófono y vinculada a la cultura francesa en Ecuador. Queda
por ver qué va a hacer Francia y esperar que estén a la altura. Se
prevé la siguiente audiencia para el día lunes 13. 

Te creí tanto
Lucas tenía 5 años e iba a un colegio internacional privado, muy
respetado en Quito. Hace dos años, sus padres notaron señales de abuso
sexual en su conducta. El testimonio de Lucas les confirmó que su hijo
había sido víctima de su profesor de natación.

Le creemos a Lucas*. ¿Por qué no dudamos? La psicología y los campos


de estudio de abuso infantil y violencia coinciden en puntos que es
fundamental comprender para enfrentarnos a una historia tan desoladora
como esta. Comprenderlo es la diferencia entre destruir la vida de un
niño o contribuir a rehacerla. Lo que los expertos llaman “valoración de
la credibilidad” de un testimonio está dada por entrevistas, pruebas de
distinto tipo y por parte de varias personas.

Honrar la voz de los niños es saber reconocer también que hay verdad en
su palabra. Los niños no suelen inventar historias de abuso sexual: no
tienen suficiente información para crear detalles y, sobre todo, saben que
tienen mucho que perder. Un niño que está por contar una historia de
abuso sabe que puede ser castigado, porque eso es lo que les hemos
enseñado; sabe que podrá ser apartado de su agresor, que puede ser de su
familia o un ser querido. Los niños saben esto, y las víctimas son
siempre quienes más tienen que perder.

También hay signos inequívocos en casos de abuso infantil. La conducta


sexual durante el juego o saber demasiado sobre sexo a una edad en que
no es común debe ser señal de alarma para el entorno del niño. No contar
de inmediato sobre un abuso tampoco es señal de que se trate de una
fantasía: el miedo y las amenazas hacen que las víctimas callen por
meses o años, no solo en el caso de los niños.
Lucas sufrió abuso de su profesor de natación dentro de su plantel. Este
es el testimonio de, Paulina, su madre: “Mi hijo fue a jugar a casa de un
amigo y quiso reproducir un acto sexual con él. La madre me informó de
la situación y eso nos permitió hablar con mi hijo, que le contó a su
padre en sus propias palabras que su profesor había abusado de él. Luego
lo golpeó y lo amenazó con matar a su padre si Lucas decía algo, le dijo
que era un niño malo.” Lo que le ha salvado la vida a Lucas es que sus
padres le creyeran. Un proceso duro e interminable empezaba para toda
la familia. Lucas sabía que su papá “podía morir”, y de todas maneras
decidió contarle lo que la había pasado porque sabía que le habían hecho
daño. “Lucas empezó a orinarse en la cama, se despertaba gritando y con
pesadillas.”

Los padres de Lucas denunciaron en 2015 ante las autoridades del


plantel que su hijo había sufrido abuso sexual. El colegio se vio en la
obligación de realizar la denuncia ante la DINAPEN. La familia, dice su
madre, entraba en el espiral del proceso legal: Fiscalía, pruebas para
Lucas en cámara Gesell, reconocimientos. Lucas identificó varias veces
a su agresor: en persona, en fotografías y en la cámara.

La investigación duró ocho meses. Lo que le llama la atención es que el


colegio no separó al acusado de la institución, según Paulina. “Durante
los meses de investigación el profesor siguió dando 'clases azules', que
son viajes fuera de la ciudad. Siguió estando solo con los niños aun
luego de la denuncia”, relata. El argumento de las autoridades es fácil de
suponer: se trata de un buen colegio, de “buen nombre”, un plantel
seguro: “Eso no puede pasar aquí”.

No puede pasar: lo que hemos escuchado por siglos porque es preferible


dudar de un niño que desmontar todo un sistema que encubre la
violencia. Y como suele pasar en estos procesos de encubrimiento más o
menos deliberado de la violencia, Paulina y su esposo fueron
desprestigiados para restarle valor a su palabra. “Me di cuenta de que la
gente se guía por la conveniencia y por el poder, fue muy duro constatar
esto.” Si no bastara la palabra de los padres de Lucas, en la sentencia  del
caso aparecen tres psicólogas que confirman que Lucas sufrió abuso
sexual por parte de un profesor de su escuela.

Al contrario de las autoridades del plantel, a criterio de Paulina “Fiscalía


y DINAPEN actuaron debidamente. Tras las pruebas en cámara Gesell el
acusado fue detenido y trasladado a una prisión en Quito en abril de
2015”, afirma Paulina. Lo sorprendente es que salió libre sin debido
proceso y no cumplió siquiera con los 90 días de la etapa de
investigación.

El día 22 de noviembre de 2016 tuvo lugar la audiencia final de este


caso. Tres jueces encontraron culpable de abuso sexual al profesor de
natación de Lucas. Fue condenado a 22 años de prisión. Las entidades
involucradas en el proceso, dice Paulina, actuaron con independencia.
“Nosotros le creímos a mi hijo, el Estado le creyó a mi hijo, los jueces le
creyeron a mi hijo, los fiscales le creyeron. Ese día, cuando volví a la
casa, les conté a mis hijos que habíamos ganado porque todos le
habíamos creído a Lucas.” Al mismo tiempo, continúa, esto no
constituye un acto de reparación para su familia, que pagó un precio muy
alto durante este proceso. La sentencia es contundente y afirma el delito
del profesor, constan las evaluaciones de varias psicólogas.

“Te creí tanto que fui hasta las últimas consecuencias”, le dice su mamá
a Lucas. Me pregunto cuántos de nosotros podemos decir esto cuando
escuchamos el testimonio de alguien que amamos y detenemos nuestra
vida para desmontar la violencia que lo aplasta en el momento en que
sufre un abuso. Para creerle a alguien es necesario desmontarlo todo,
porque el mundo en que vivimos está hecho para encubrir la violencia.

Tanto los profesores como los padres de familia se inclinaron por la


versión oficial del colegio, me cuenta Paulina. El caso se sofocó y la
versión de la familia fue deslegitimada, lo que resulta muy inquietante
cuando todos los otros niños de la escuela podían estar en el mismo
peligro que Lucas. Si fuera que el espíritu de cuerpo de los profesores o
el espíritu de clase de los padres de familia se impuso por sobre el
testimonio de Lucas, habría todo un orden social legitimando la
violencia, que es siempre inconveniente y obliga a revisar esos pactos,
ya sean de clase, de poder o de gremio. Es mejor dejar todo como está,
no escuchar. Así mantenemos el status quo y la violencia que allí
subyace.

Tras todas las pruebas a las que tuvo que someterse, Lucas, con toda la
sabiduría que tiene un niño, dijo que lo que más quería era que le
creyeran, porque sabía que le habían hecho daño. “Los abogados
defensores del agresor me acusaron de ser una mala madre por
enseñarles de sexualidad a mis hijos: por decirles que nadie los puede
tocar en sus partes íntimas.” Si hemos tenido la suerte de que nuestros
padres nos enseñen a proteger nuestro cuerpo desde que somos
pequeñas, sabemos que no son unos pervertidos, sino que nos estaban
protegiendo justamente de abusos como éste.

Al rastrear al agresor de Lucas, la familia de Paulina encuentra el año


pasado fotos públicas en su perfil de Facebook. El sentenciado por abuso
sexual aparece en una celebración de fin de año junto a las asambleístas
Gabriela Rivadeneira y María José Carrión. Son relaciones que no se
pueden obviar porque son relaciones de poder. Al mismo tiempo, hay
que recordar el certificado de honorabilidad que Rivadeneira emitió
contra un acusado de violación en Otavalo, y no olvidamos el caso Glas
Viejó. Ante esto, no se puede dejar de mirar que este gobierno se ha
convertido en protector del abuso sexual. No solamente que los casos de
abuso no son aislados, sino que están protegidos por el poder cuando ese
poder tiene vínculos con los agresores. Eso hace la violencia más
aplastante todavía.

El día jueves 2 de febrero tendrá lugar una audiencia de apelación del


sentenciado en la Corte Provincial y lo representa Caupolicán Ochoa,
abogado personal del presidente de la República. “Nos preguntamos
cómo un profesor de natación ha gozado de tanta protección y tiene
acceso a un equipo de abogados tan poderoso”, dice la familia de Lucas.
¿A quién conoce el sentenciado en el mundo de la educación o del poder
para contar con protección de este nivel? “Nosotros no quisimos hacer
de esto un caso político, mi familia se destruyó después de esto, para mí
es la vida de mis hijos. Pero son ellos quienes lo han hecho político con
estas acciones”, insiste Paulina, rebasada por este giro.

Cuando nos convertimos en testigos de la violencia, depende de nosotros


en dónde situamos a la víctima, cuánto nos importan su posición, su
palabra y su integridad. Lucas sufrió abuso sexual a los cinco años, era
un niño muy pequeño. La misma violencia la están viviendo ahora
mismo niños mucho más desprotegidos que él, niños igual de
privilegiados y niños en todos lados. “No puedo dejar de pensar en otras
mujeres que no pueden enfrentarse a esto”, dice Paulina. No todas las
víctimas pueden, pero sí tenemos que creerles, y sólo después preguntar,
cuestionar si queremos. Pero primero tenemos que escucharlas y
creerles. Tenemos que aprender a no dudar de antemano por el terror de
escuchar, por la negación, por la comodidad. No es nada fácil. 

El colegio en donde sucedió esta agresión tendrá que explicar sus


criterios para tratar este tema, es la obligación que tienen todas las
escuelas y colegios privados, más aún si se cuentan entre los mejores
reputados de la ciudad. Recordemos cómo el ex ministro de Educación
Augusto Espinosa se lavó las manos en el caso del asesinato de
Valentina Cossíos Montenegro, que murió dentro de su escuela. Nadie se
hizo responsable. No nos importa si es de buen o mal gusto exponer
estas historias. Más importantes que las apariencias son las vidas que las
instituciones educativas tienen la obligación de proteger. Una vida
estuvo en peligro, ya fue dañada. Formémonos una opinión sobre esto,
preguntemos y discutamos, pero primero, antes que todo, creamos en la
palabra de las víctimas.

La violencia es la
maestra: testimonio de un
docente
Un maestro de un colegio fiscal de Quito relata lo
que encontró en las aulas; reflexiona sobre el
comportamiento de los jóvenes, la reacción de los
padres y de sus colegas maestros. La violencia en
las aulas es la norma y reflejo de una sociedad
agresiva que, sin embargo, prefiere ver para otro
lado.
Dos años atrás llegaba a mi trabajo en la Universidad de las Américas.
Tras parquear el auto subí al tercer piso  en  un cómodo ascensor hasta
una oficina con ventanales amplios, computadora con internet. Sin
embargo tras ver a algunos amigos tristes que se despedían, el día
empezó a ensombrecerse y, efectivamente, supe que la universidad
estaba despidiendo a algunos docentes y eran los más nuevos o por
razones rebuscadas. La razón en el fondo era que la situación del país
había provocado que los estudiantes no se matricularan en la cantidad
suficiente para mantener a un grupo de profesores tan grande. Yo llevaba
apenas año y medio y temí que también me tocara vivir esos momentos,
lo cual días mas tarde se hizo realidad.

Y claro, la misma situación económica y mi edad hicieron difícil


encontrar un trabajo acorde a lo que había tenido hasta entonces. Mi
actividad se desenvolvió siempre en lo audiovisual, pero ahora eso no es
algo  necesario y hay mucha competencia. En fin, sin trabajo y con las
deudas que siempre tienes, pensiones de la escuela, mi préstamo para la
maestría… se iba complicando el panorama; más aún cuando mi esposa
también perdió su trabajo un mes más tarde.

Y en eso  se abrió una oportunidad para trabajar como docente en un


colegio. Acepté sin reparo; si había dado clases en universidades quizás
esto no sería tan diferente. Pero sí lo era, y mucho.

El colegio está ubicado en el centro de la Capital. Ahí no hay


parqueadero, no tenía computadora, aunque vi algunas y las
pude habilitar y me conecté al internet de la escuela, el cual es de
un plan básico y por tanto es muy intermitente. No hay escritorio
solo una mesa, no hay archivador, no hay útiles de oficina, pero
eso es lo de menos. Al siguiente día de haberme presentado ante
la directora salí a las 5 am de mi casa para llegar antes de las
siete y me di cuenta de varias cosas. Lo primero: que el sector es
peligroso aún a horas tempranas.

Luego al conocer a los chicos me di cuenta de que varios de ellos, que


estaban en octavo, noveno y décimo grado —lo que en nuestro tiempo
sería primero, segundo y tercer curso— no sabían leer bien, lo hacían
como si estuviesen en tercer grado de primaria. Enseguida me di cuenta
de que esto les produce un complejo que los encierra en un circulo
vicioso. No quieren reconocer que no saben leer y no quieren dejar que
se les ayude. Por otro lado, ya en la adolescencia no quieren quedar mal
frente a sus compañeros y se vuelven agresivos consigo mismos.

45 estudiantes por curso son demasiados. Bueno, eso en octavo grado,


porque en noveno bajan a 30 y en décimo a 20. Más aún cuando no son
homogéneos; es decir, hay estudiantes con tercera matrícula y
repetidores y por lo tanto hay gente de 16 años en octavo grado; hay
chicos de otras escuelas indígenas y no hablan muy bien el español peor
leerlo; hay chicos con necesidades especiales con los que tienes que
hacer un programa específico, el cual se dificulta por la conducta general
del curso y porque ellos saben que pasan de año de ley y por lo tanto no
quieren participar; hay aulas viejas, estudiantes con problemas de
conducta debido a problemas en casa, hogares muy disfuncionales; hay
pobreza, drogas y padres que tampoco pueden apoyar en casa a sus hijos,
pues varios de ellos tampoco pueden leer ni escribir.
Cuando pedí a uno de los chicos que leyese algo del libro del ministerio,
su respuesta fue que no tenía y cuando otra chica le dio su libro él se lo
lanzó en la cara. Pese a que me di modos de hacer más dinámica la clase
a través de ejercicios de coordinación motriz, escuchar audios, ver
videos, hacer actividades diversas, los chicos siempre  buscaban una 
forma de molestar y molestarse entre ellos, la razón no tuvo cabida, les
contaba ejemplos vividos de como era la educación antes y como es
ahora con sus facilidades  y no les importó, no había respuesta positiva
salvo el de querer repetir actividades que les evita hacer deberes o
esforzarse para aprender algo.

He tenido estas situaciones:

 Ante una tarea enviada a casa, he visto al día siguiente la situación


de que nadie la hizo.
 Bulla constante en el curso, peleas en medio de la clase hombre
contra hombre, mujer contra mujer, hombre contra mujer; con
sangre de por medio, sacos rotos y jalones de pelo y cuando los
separo me quedan mirando como si estuviese loco y me dicen: “si
solo estamos jugando”
 Celulares en media clase y la negación de que estaban haciendo
algo. He visto cómo juegan cuando se les pide hacer trabajo en
grupo y al hacerles caer en cuenta que deben entregar un trabajo y
que deben guardar el celular, me han dicho: sí vamos a hacerlo,
pero usted no nos deja empezar.
 Palabras groseras, vulgaridades constantes, burlas a mi persona se
han vuelto cotidianas. Como dije, la razón no cuenta allí.

Y claro mi pacifismo se trastornó y caí en cuenta que el profesor anterior


renunció por los malos tratos de los estudiantes y empecé a alzar la voz,
a poner orden a través de alzar la voz. Eso sí,  nunca les insulté pero
aprendí a gritar: ¡Hey, hasta cuándo, silencio por favor¡

Esto fue por consejo de profesores más experimentados, los cuales me


decían que los alumnos no entienden de otra manera, y efectivamente así
fue. En parte, pues hay cursos que ni con eso. Probé a sacarlos de clase,
y lo hacían gustosos. La directora me dijo más tarde que en realidad eso
buscaban. Llamaba al inspector o directora en el momento en que había
un mal comportamiento y lo que se hacía era suspenderlos por días, pero
también eso lo buscaban. Llamamos a los padres y al ser informados
castigaban a sus hijos delante de mí. En varias ocasiones pedí que no
hicieron eso y los padres a instante seguido lloraban y contaban que no
había manera de que sus hijos les hiciesen caso. Algunos ruegan:
péguele, péguele nomás, yo le autorizo, en casa no me hace caso. Uno de
ellos lloraba al contar que su hijo se burlaba de él en casa, y me decía: se
aprovecha de que no puedo caminar bien (sufría de cojera), se burla, se
ríe de mí y se va… No puedo hacer nada, no me hace caso.

PROBÉ A SACARLOS DE CLASE, Y LO HACÍAN GUSTOSOS. LA


DIRECTORA ME DIJO MÁS TARDE QUE EN REALIDAD ESO
BUSCABAN. LUEGO LOS EXPULSABAN POR DOS DÍAS,
TAMBIÉN ESO BUSCABAN.

Hubo otro caso en el que a una estudiante le puse seis por un trabajo
mediocre de una exposición, pese a haberles dado las pautas de cómo
entregar un trabajo y de haberles puesto rúbricas. Desde entonces jugó 
un papel muy desleal en clase, cada clase ponía malos gestos como si
siempre estuviese aburrida y cuando me daba la vuelta se ponía a
sugerirles a sus compañeros que se pusieran en desacuerdo. Se juntó con
los de tercera matrícula, que son los expulsados y repetidos en otros
colegios y se hicieron un grupo de ocho en un curso de 33 y se ponían de
acuerdo para  molestar, reír estrepitosamente y burlarse de lo que sea y
de quien sea con tal de no permitir la clase.

Otro estudiante no hacía nada, no hacía deberes y siempre conversaba en


clase. Tuve que ponerme siempre a su lado para animarlo a que hiciera la
tarea en clase, y siempre decía que no tenía el libro. Un día alcancé a ver
que sí lo tenía y estaba en su mochila, le dije que lo sacara y se pusiera a
trabajar; se pasó cinco minutos de pie dando las espaldas para seguir
conversando con su compañero de atrás. Al  insistir que sacara su libro
tuve respuestas groseras diciendo que por último no quería sacar el libro
y que lo haría cuando él quisiera. Anote su nombre en la hoja de control
y le pedí que saliera, como respuesta se recostó en el pupitre y me dijo
que no iba a salir.  Nadie en el curso hizo nada tampoco.

Luego de unos días la madre de este chico fue a la escuela y el chico


hizo lo posible por que ella no hablara conmigo; sin embargo, yo la
saludé y le dije que quería conversar con ella y decir lo que hacía
siempre su hijo. La respuesta de él fue que yo solo le reclamaba a él y no
a los otros; le dije que no era cierto que el reclamo era para todos, pero a
él tocaba tomarle más en cuenta porque no trabajaba en clase ni en casa;
le pedí su carpeta de trabajos pero no la tenía y para disimular dijo:
cierto es que no hago deberes, pero eso no justifica. Yo pregunté ¿no
justifica qué? Y él respondió: el chirlazo que usted me dio el otro día.
NUNCA le hice nada, pero el mantuvo su mentira y yo entonces le dije a
su mamá, que estaba hecha una furia, que fuéramos ese instante a hablar
con la directora y hasta delante de ella siguió fingiendo con lágrimas;
luego, menos mal, se llamó por separado a los otros estudiantes y se
dieron cuenta de que había sido mentira y finalmente la misma mamá
terminó sacando al chico del colegio.

Otra: cinco veces pedí a una estudiante que guardara su teléfono y que
no hiciera “transacciones mercantiles en la clase”, porque la veía que le
daban dinero o ella se levantaba para pedir dinero a sus compañeros.
Pensé que era alguna cuota para copias o alguna actividad, pero no; nos
dimos cuenta, más tarde, que había otra chica que vendía dulces en clase
y esta era la encargada de cobrar, y que la habían puesto ahí por su pinta
de bravucona, para que ella cobrara a los chicos el dinero que les debían
por los dulces. La vimos en el patio intimidando a los pequeños para que
pagaran. En fin, cometí el error de —tras la quinta vez que le pedí que
guardara su celular y siempre ella respondiera con vulgaridades y malos
gestos—quitárselo. Fue una acción rápida y decidida de mi parte, con
agilidad y sorpresa para sacarle el aparato de la mano. No di ni tres pasos
cuando la chica se había levantado y me dio un puñetazo en el riñón.

La remití a hablar con la directora y no he guardado ni rencor con ella;


es más, la he motivado para que me pregunte cuando tiene dudas, y si
bien algo ha cambiado aun tiene un mal comportamiento.

Estas acciones no son solo conmigo, son con varios profesores; pero
claro, unos ya están hechos al dolor y otros se han parado más firme. Ya
voy por el tercer intento de renunciar, pero la ley dice que solo puedes
renunciar los primeros cinco días de cada mes y justo me tocado hacer
algunas actividades y se me ha pasado esta fecha. Por otro lado, está el
hecho de que los otros profesores me dicen que me esta cogiendo de
nuevo dar clases en el colegio y que el próximo año será diferente.

Yo no sueño con el próximo año, o mejor dicho sí: tengo pesadillas. 


Frecuentemente despierto tipo tres de la mañana sudando; noches de
insomnio, presión alta y problemas de desórdenes fisiológicos como que
el pelo se me ha puesto excesivamente blanco… Estos episodios se han
acelerado en estos tiempos o tengo dolores por tensión, entre otros.

Hoy mismo estoy escribiendo esto y no fui a clases, no di más. Mi


puntualidad, mi compromiso por hacer algo diferente, por ayudar, por
compartir lo que sé, se fueron. No están más, solo quiero que se termine
el año, estoy a dos semanas de ello y tengo miedo. Miedo de que al
decirles que no pasan de año haya represalias de los estudiantes o de sus
padres. Ya me han contado los otros profesores que esto pasa y algunos
han tenido que salir por la puerta de atrás.

Se han dado casos de que los estudiantes se inventan que los profesores
han pedido dinero para hacerles pasar de año. Esto me lo contó una
profesora con lágrimas y, claro, con resentimiento.

Las leyes de educación hacen todo por tener estadísticas mejores y,


efectivamente, varios pasarán de año no por capacidad sino por
exámenes remediales, de gracia o presiones a la escuela o a los
profesores para que los “estudiantes” no pierdan el año.

Pero cuando hablas con ellos no tienen miedo a perder el año. Una
estudiante me dijo: “no se meta conmigo y no hable de haber perdido el
año, eso no es ningún crimen y si quiero perder otro año es mi
problema”. Ya va por tercera matrícula.

Creí que esto solo pasaba en este colegio, pero me cuentan que el mío es
el mejor o uno de los menos problemáticos y que esto no solo pasa en los
fiscales sino que cosas peores pasan en colegios privados y de clase alta.

EL ESTUDIANTE APRENDE EN TRES LUGARES: LA CASA, LA


CLASE Y LA CALLE, Y SI EN LA CASA Y LA CALLE NO APRENDE
RESPETO, EN LA CLASE ES DIFÍCIL HACER ALGO.

Conclusión mía: no se enseña respeto en casa; solo se les enseña a


sobrevivir y a defenderse pero no se les inculca respeto. Dice un
profesional de la educación que el estudiante aprende en tres lugares: la
casa, la clase y la calle, y si en la casa y la calle no aprende respeto, en la
clase es difícil hacer algo.

Con todo esto, creo que sería bueno ver qué pasó con esos estudiantes
del Mejía; qué es lo que hicieron antes de ese maltrato y si de verdad
está loco el profesor como para que de la nada les castigue. ¿Y cómo son
en casa? ¿Es solo el orgullo de los padres que no pusieron limites a sus
hijos en la formación de sus vidas, pero que quieren librarse de su
responsabilidad enviándolos al colegio?

Solo espero que esto cambie desde casa. Siempre hablo con mis hijos;
hablamos mucho del respeto y con mi esposa les enseñamos a ser
respetuosos y considerados en una sociedad que privilegia la estadística
de tener menos pérdidas de año por sobre los valores. Y recuerdo que,
antes, uno de los valores era pasar el año e inclusive reconocer si no se
había aprendido bien y pensar en repetir.

Por mi experiencia no es fácil ser profesor, no funciona a veces la


didáctica, la sicología inversa, la motivación si es que no hay trabajo en
casa.

En una reunión conté todo esto y más a mis amigos, tras dos horas de
hablar todos seguían asombrados y uno me preguntó: perdón, ¿en cuál
reformatorio estas trabajando?

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