Está en la página 1de 4

1

Ensayo de vida

Juan David Botina Delgado

Facultad de Educación, Universidad de Nariño

Epistemología

Grupo 1

Prof. Juan Ramon Chamorro Velasco

18 de nov.-2020

No fui nunca buen estudiante, de hecho, ya esta se me perdió la mitad de este ensayo por

no haber prestado la suficiente atención, pero no importa, porque si alguna vez yo pude haber
2

dicho algo, mi mente lo evocara de nuevo desde lo más profundo de sus recamaras, de las más

oscuras. El traerá la luz y eso, da pie a pensar muchas cosas. ¿No?

Hablare primero sobre mis orígenes, la manera en que caí de manera presepitada a este

vacío. Vacío porque sí, porque en realidad lo es. Y no es que lo vea de manera nihilista ni nada

de eso, no veo conjeturas en esto, solo que, he perdido la fe, la fe en este mundo, en mi mundo.

En la política; que se ha convertido en un chiste mal contado, por culpa de sus captores, los que

la aprisionan con su politiquería. La economía; dominada por los altos caviles colombianos, los

Ardila Lulle o los Uribes, y los pobres. Pues nada. Nos dan el trabajo, pero el trabajo no es más

que un cuento cruel y así pues es como decía Bukowski; a los esclavos nunca se les paga tanto

como para que se liberen, sino apenas lo necesario para que sobrevivan y regresen a trabajar.

Con eso, para acabar de ajustar nos pintan la vida como un triste pasillo. Con muchísimas luces

apuntándonos hasta el final, y listas. Listas que adornan la pared cual recados tenemos que

cumplir, algunos las cumplen todas, otros a medio proceso y algunos pobrecitos sin empezar

siquiera. Pero de eso no quiero hablar, me encanta el azar y la idea de que él hace todo lo que

quiere.

Como por ejemplo haber nacido varoncito, un colombiano bonito, no un argentino, un

colombiano y por si fuera poco nariñense, pastuso no, nariñense. Yo estaba ganado.

Nací en San Bernardo, orgullosamente digo que nací aquí en San Bingo, aunque no lo

sea. Me encanta este lugar tanto como para decir que nací aquí, y que me apesta la idea de haber

nacido en Pasto o en otro lugar. San Bingo es el nombre despectivo que los nativos y algunos

conocidos del pueblo denominan con cariño este terruño mío. Tiempo atrás, cuenta mi mamá,

que no había domingo que no hicieron bingo en el pueblo, el parque principal se toteaba de gente

de todas las veredas, barrios y pueblos vecinos para jugar. Así con sus casas de tierra, tapia y
3

adobe y la gente con sus rostros en el parque, eran los protagonista de mis pensamientos y sueños

creados por la imaginación que tengo de cómo era el pueblo antes. Así se quedó San Bingo y

ojala para siempre, porque usted ya sabe, en este mundo de devenires es imposible detener el

cambio. Incluso en esta poca juventud que tengo, digo que mi pueblito ha cambiado demasiado,

algunos lugares sen han ido para siempre y no para bien, algunos permanecen y ahí están.

Dígame profe, ¿Cuánto ha cambiado su pueblito desde que usted era niño? No sé, pero

tiene que ser mucho, por favor no me tome tan enserio, no son más que especulaciones.

No fui a la guardería, la gente decía que era porque fui muy terco o algo así. Recuerdo a

haber estado en prescolar a los 4 años. Ese año, mi cucho me agarro mucho a manga, pero

aprendí a leer rápido. Fue lo bueno. Cuando por alguna razón, un día mi mamá llego al salón de

clases. Lo habitual. Quería saber cómo me iba.

Como es que uno creció tanto, si es que uno cabía en esas mesitas de colores pequeñitas.

Bueno.

Era una profesora recuerdo, discutieron, poco. Mi pueblo es muy pequeño y literalmente

ella también había educado a mi madre, así que había un tipo de confianza en el asunto

-Juancho, haber mijo muéstrenos el cuaderno, haga el favorcito.

Yo creo que fui normal, sin sospechar que me iba ir como perro en misa, era tan

hermosamente inocente que me levante y lo entregue, lo miraron. El cuaderno estaba lleno de

rayas, garabatos y líneas sin sentido, recuerdo muy bien un garabato, una hoja que quedo viendo

al techo mientras la voces detonantes de mi maestra y mi madre hacían cuchillos mi autoestima.

Yo quede mirando la hoja, no recuerdo nada más, lo único que recuerdo aparte de eso es

que estamos en mi casa, mi mamá y yo, ella arrancando cada hoja del cuaderno con una

aseveración de fuerza, con una rabia, que si lo evoco ese recuerdo me hace dar es miedo. La
4

pifie, pero hice un golazo. Mi mamá hizo que yo pasara el año. Aunque después mi madre ya no

me ayudaría, esa sería mi frase estudiantil durante toda mi vida en la escuela y el colegio. Fui esa

persona noble, que ante los míos la tarea era compartida, reseñada y difundida por algún que otro

gamín del parche, pero era para al parche. Si me hago entender, vivimos por y para el chancuco.

Y el que fueras unos maestros en eso nos hacía listo, aunque inmorales para los demás yo creo

que ellos fueron más inmorales conmigo. Me obligaban a vestir bien, mi correa, mi camisa por

dentro del blogueen, y algunos maestros eran tan doble morales que borrachos, quedaban en

calzones sin correa y sin fajarse.

Jamás un profesor me enseño el mensaje rotundo de aprender, de dejarse enseñar, de que

uno todo no lo sabe y que mientras uno se esté negando esa verdad mas la va a cagar. Lo aprendí

muy tarde cuando estaba graduado inclusive, pero igual no importa, aun estoy joven e

impaciente. Se que el sistema esta equivocado, pero yo no me puedo quedar señalando las fallas

del sistema nada más, estudio para ser educador, pero para ser honesto no me apasiona enseñar,

me apasiona aprender. Y desde ahí accionare mi pensar, mi idea sobre como puedo cambiar al

mundo, porque como dije anteriormente, el mundo no lo va a cambiar unos supuestos lideres que

son más bien títeres controlados por el dinero, el mundo lo cambias vos no cuando lo cambias

sino cuando te transformas, evolucionas, aprendes con tu conciencia, ósea cada vez siendo

mejor. Quizá si educáramos mejor a las personas, los colombianos entenderíamos como es

También podría gustarte