Está en la página 1de 13

TRABAJO DERECHO DE FAMILIA

INTEGRANTES:

-Juan Pablo Rincon Gutierrez

-Karen Daniela Silva Cordero

- Nicolt Dayana Herrera Rueda

MATRIMONIO

1. EN EL DERECHO CANÓNICO

El matrimonio canónico es la unión matrimonial de dos personas de distinto sexo de


acuerdo con las formalidades de la Iglesia Católica.

El matrimonio canónico se apoya en tres elementos fundamentales que a su vez son


requisitos de validez. La capacidad, el consentimiento y la forma. Los tres aparecen
claramente enunciados en el art 1.057 del código canónico: «El matrimonio lo produce el
consentimiento de las partes legítimamente manifestada (forma) entre personas
jurídicamente hábiles (capacidad).

EL CONSENTIMIENTO MATRIMONIAL: 1057(código canónico) El matrimonio es el acto de


la voluntad el cual lo produce el consentimiento de las partes legítimamente manifestado
entre personas jurídicamente hábiles, consentimiento que ningún poder humano puede
suplir.

El consentimiento es suficiente para constituir el matrimonio se esté haciendo referencia


simplemente al hecho de que éste es un contrato consensual , pueden también exigir
determinadas formalidades legales para su celebración, siendo en este sentido también un
acto formal

LA FORMA: La forma jurídica no es para el Derecho Canónico simplemente una prueba del
contrato matrimonial, sino un elemento que se ha de poner para que dicho contrato no sea
nulo.

El derecho vigente exige la existencia de la forma, a pesar de su carácter externo al propio


matrimonio, porque viene exigida en razón de una triple necesidad representada en la
función de seguridad, al dar publicidad al matrimonio. Ciertamente, si no existiera una cierta
publicidad formal obligatoria, se daría la peligrosa incertidumbre sobre el estado de casado
o soltero de las personas, incertidumbre que generaría en inseguridad cuando uno de los
esposos, al amparo de esa ambigüedad, actuase como si no estuviese ya vinculado por una
relación jurídica matrimonial anterior.

La necesidad de la manifestación externa se explica porque, como el consentimiento


produce el matrimonio –es imprescindible–, debe ser legítimamente manifestado de modo
que pueda ser percibido, para que tenga la eficacia de vincular jurídicamente a los
contrayentes.
Asimismo, se requiere una forma de aceptación del consentimiento para que conste ante la
Iglesia la celebración del matrimonio, de modo que pueda probarse y garantizarse con
certeza el estado de las personas.

Es obligatoria la forma canónica para la validez del matrimonio, si los dos contrayentes son
católicos; lo es también, si uno al menos de ellos ha sido bautizado o recibido en la Iglesia
católica y no la hubiera abandonado por acto formal (art. 1117 CDC).

En la norma actual, a los que se han separado de la Iglesia católica mediante un acto
formal, no les obliga la forma canónica. La razón que ha inspirado esta reforma ha sido el
evitar la nulidad de los matrimonios de quienes se encuentran separados de la Iglesia.

CAPACIDAD: 1058 Pueden contraer matrimonio todos aquellos a quienes el derecho no se


lo prohíbe.

IMPEDIMENTOS: Compete de modo exclusivo a la autoridad suprema de la Iglesia declarar


auténticamente cuándo el derecho divino prohíbe o dirime el matrimonio.

NULIDAD DEL MATRIMONIO CANÓNICO: El Código de Derecho Canónico divide las


causas en tres grandes grupos: las circunstancias externas que hacen imposible contraer
matrimonio (impedimentos); las circunstancias internas que afectan a la voluntad de quienes
van a contraer matrimonio y hace éste inválido (vicios de consentimiento) y las formalidades
que se deben seguir para contraer válidamente matrimonio (defectos de forma).

I. IMPEDIMENTOS

1. Impedimento de vínculo (canon 1085).

2. Impedimento de consanguinidad (canon 1091).

II. VICIOS DEL CONSENTIMIENTO

1. Vicio de consentimiento por carecer de uso de razón (canon 1095, 1º).

2. Vicio de consentimiento por grave defecto de discreción de juicio (canon 1095, 2º).

3. Nulidad por incapacidad para asumir las obligaciones esenciales del matrimonio por
causas de naturaleza psíquica (canon 1095, 3º).

4. Error acerca de la persona (canon 1097

5. Dolo provocado para obtener el consentimiento (canon 1098).

6. Simulación del matrimonio por exclusión de una de sus propiedades esenciales -fidelidad,
indisolubilidad y apertura a la vida- (canon 1101

2. MATRIMONIO CIVIL (COMPETENCIA, SOLICITUD, EDICTO,


ESCRITURA PÚBLICA, INSCRIPCIÓN Y OPOSICIÓN)
El matrimonio civil es la unión conyugal que crea un vínculo entre dos personas con
derechos y obligaciones. El Estado debe encargarse de velar por el cumplimiento de estos
deberes; en caso que un cónyuge no cumpla con sus compromisos, puede acudir a la
Justicia.

CAPACIDAD: Las personas mayores de 18 años pueden contraer matrimonio libremente.

COMPETENCIA: De acuerdo al artículo 17 del código general del proceso (CGP), el


competente para celebrar matrimonios civiles es el juez civil de única instancia , según lo
dispuesto en el art 1 del DECRETO 2668 DE 1988 dispone lo siguiente, sin perjuicio de la
competencia de los jueces civiles municipales, podrá celebrarse ante Notario el matrimonio
civil, el cual se solemniza mediante escritura pública con el lleno de todas las formalidades
que tal instrumento requiere. El matrimonio se celebrará ante el Notario del Círculo del
domicilio de la mujer. Los menores adultos celebrarán el matrimonio con el permiso de sus
representantes legales, en la forma prevista por la ley.

SOLICITUD: Es un manifiesto público, que expresa el deseo de compartir y vivir con esa
otra persona, cuyo fin será la construcción de un hogar y la conformación de una familia. La
expresión de este consentimiento se realiza de forma pública y consta de testigos que
aseguran la veracidad de esta unión.

El matrimonio desde su celebración produce efectos civiles, y para el pleno reconocimiento


de los mismos será necesario su inscripción en el Registro Civil.

Contenido de la solicitud:

Artículo 2º del DECRETO 2668 DE 1988 dispone lo siguiente: En solicitud, que deberá
formularse por escrito y presentarse personalmente ante el Notario por ambos interesados o
sus apoderados, se indicará:

a) Nombres, apellidos, documentos de identidad, lugar de nacimiento, edad, ocupación y


domicilio de los contrayentes y nombre de sus padres;

b) que no tienen impedimento legal de celebrar matrimonio, y

c) que es de su libre y espontánea voluntad unirse en matrimonio.

Cuando los interesados pretendan legitimar a sus hijos extramatrimoniales comunes no


reconocidos, deberán designarlos en la solicitud.

EDICTO: Edicto notarial en el matrimonio civil. El Edicto o Proclama de Matrimonio es el


documento oficial donde consta que un ciudadano ha manifestado la intención de casarse
con otro ciudadano.

Una vez se adjunten todos los documentos necesarios o requeridos para la procedencia del
matrimonio civil, el notario debe fijar un edicto por un término de 5 días hábiles, en el que
hace constar nombres, identificación y lugar de residencia de los contrayentes.

Este requisito lo contempla el artículo 4 del decreto 2668 de 1988.


ESCRITURA PÚBLICA: El matrimonio civil se hace mediante escritura pública, que una vez
autorizada se debe inscribir en el registro civil de los contrayentes. la escritura pública con la
cual quedará perfeccionado el matrimonio.

Artículo 6 del decreto 26 68 de 1988º En la escritura que contenga el contrato matrimonial


se expresarán el nombre, apellido e identidad de los contrayentes, lugar y fecha de
nacimiento, nacionalidad y domicilio, la circunstancia de hallarse en su entero y cabal juicio
y su manifestación de viva voz ante Notario, previo interrogatorio de éste, de que mediante
el contrato de matrimonio libre y espontáneamente se unen con el fin de vivir juntos,
procrear y auxiliarse mutuamente y no existe impedimento para celebrarlo. Así mismo, se
harán constar las legitimaciones a que hubiere lugar.

Presentes los contrayentes y el Notario, éste leerá personalmente la escritura y será


suscrita por los intervinientes y el Notario en un solo acto.

INSCRIPCIÓN: La inscripción en el registro civil legaliza la existencia del matrimonio, ya


sea que se haya celebrado a través de un rito religioso o ante una autoridad civil como un
juez o un notario. En el caso del matrimonio civil según los dispuesto en el artículo 7 del
decreto 2868 de 1988 dispone lo siguiente

Artículo 7º, autorizada la escritura, se procederá a efectuar la inscripción en el registro civil.


Así mismo, el Notario, a costa de los interesados, comunicará telegráficamente, el mismo
día o, a más tardar el siguiente, la celebración del matrimonio a los funcionarios para que
hagan las respectivas notas marginales, las cuales deberán aparecer necesariamente en
las copias que de ellas se expidan

OPOSICIÓN: Es aquel recurso que le está otorgado por ley a ciertas personas y a algunos
funcionarios públicos, para que puedan impedir que se celebre un matrimonio cuya
celebración sería contraria a los requisitos legales. Se dice además que la oposición
constituye una sanción evidente para los contrayentes, quienes no podrán contraer
matrimonio, es un castigo para los contrayentes. Esta oposición sólo podrá realizarse previa
a la celebración del matrimonio.

Artículo 132 código civil Proceso por oposición al matrimonio

Si hubiere oposición, y la causa de esta fuere capaz de impedir la celebración del


matrimonio, el juez dispondrá que en el término siguiente, de ocho días, los interesados
presenten las pruebas de la oposición; concluidos los cuales, señalará día para la
celebración del juicio, y citadas las partes, se resolverá la oposición dentro de tres días
después de haberse practicado esta diligencia.

Artículo 8º del decreto 2868 de 19888 - Si se presenta oposición antes de la celebración del
matrimonio, se dará por terminado el trámite notarial. El escrito de oposición se presentará
personalmente, bajo la gravedad de juramento, el cual se presume con la sola firma del
opositor, acompañado de las pruebas que pretenda hacer valer.

La oposición temeraria será sancionada de acuerdo con lo establecido en la ley.

3. MATRIMONIO POR PODER (ARTÍCULO 114 C.C)


ARTÍCULO 114. CÓDIGO CIVIL -
Derogado LEY 57/887 art. 45
ARTÍCULO 45. Deróganse los artículos 10, 24, 51, 60, 94, 114, 139, 146, 147, 318, 328,
329, 332, 643, 644, 645, 647, 651, 1045, 1151, 1182, 1197, 1949, 2302 y 2598 del Código; y
los incisos 2o del artículo 52, 2o del artículo 105, los marcados con los números 4o y 10, 13
y 14 del artículo 140, el inciso que sigue al marcado con el número 14, en el mismo artículo
140, y el inciso 1o del artículo 1175, todos del Código de que se trata.

Subrogado LEY 57/887 art. 11:


ARTÍCULO 11. <Artículo modificado por el artículo 1 de la Ley 57 de 1990. El nuevo texto es
el siguiente:> Puede contraerse el matrimonio no sólo estando presentes ambos
contrayentes, sino también por apoderado especial constituido ante notario público por el
contrayente que se encuentre ausente, debiéndose mencionar en el poder el nombre del
varón o la mujer con quien ha de celebrarse el matrimonio. El poder es revocable, pero la
revocación no surtirá efecto si no es notificada al otro contrayente antes de celebrar el
matrimonio.

Modificado LEY 57/90. Artículo 1° El artículo 11 de la Ley 57 de 1887, quedará así:


“Puede contraerse el matrimonio no sólo estando presentes ambos contrayentes,
sino también por apoderado especial constituido ante notario público por el
contrayente que se encuentre ausente, debiéndose mencionar en el poder el nombre
del varón o la mujer con quien ha de celebrarse el matrimonio. El poder es revocable,
pero la revocación no surtirá efecto si no es notificada al otro contrayente antes de
celebrar el matrimonio”.

¿Qué significa lo anterior? Que a través de un poder especial un tercero podrá representar
a uno de la pareja que no pueda estar presente. Por ejemplo, si alguno de los dos vive fuera
del país y no puede viajar en la fecha lo que deberían hacer es buscar a una persona que lo
represente legalmente para ese propósito.

En Colombia la autoridad competente para perfeccionar el matrimonio civil es el notario, y


en la ceremonia luego de que los contrayentes manifiestan su consentimiento, se firma una
escritura pública, que posteriormente se inscribe en los registros civiles. Es posible
contraer matrimonio no sólo estando presentes ambos contrayentes, sino también por
apoderado especialmente constituido ante notario público por el contrayente que se
encuentre ausente. El poder que se otorga puede también formalizarse en el exterior ante
cónsul colombiano, ya que la ley le autoriza a ejercer funciones de notario.

Para legalizar el poder especial se pueden presentar ante un notario, si están en Colombia,
o ante el consulado en caso de estar en el exterior. Deben tener a mano la cédula de
ciudadanía o el pasaporte vigente. Este punto solo puede hacerse de manera presencial.
Los demás documentos son los habituales para una unión civil: solicitud de matrimonio
impresa, certificado de nacimiento, certificado de soltería, certificado de empadronamiento y
documentos de identidad. Es de vital importancia que todo esté legalizado y redactado con
claridad, pues según dice el artículo 139 del Código Civil, “será válido siempre que se
exprese con toda claridad el nombre de la pareja, y no se revoque el poder antes de
efectuarse el matrimonio”.
La Superintendencia de Notariado y Registro precisa que cuando se trate de matrimonio de
extranjeros por poder, se deberá tener en cuenta la ciudadanía de quien representa al
extranjero así:

a) Si el representante del extranjero es un ciudadano colombiano que ha sido autorizado


mediante poder amplio y suficiente por el extranjero, no es necesario solicitar copia de la
visa. En este caso se presentará copia de la cédula de ciudadanía de la cual el
representante es titular.

b) Si el delegado es un ciudadano extranjero, deberá ser titular de cualquiera de las visas


enunciadas en el oficio 0027 del 13 de junio de 2000, expedido por el jefe de la división de
visas del Ministerio de Relaciones Exteriores.

4. MATRIMONIO EN EL EXTERIOR

Los colombianos en el exterior en materia de matrimonio están atados al artículo 19 del c.c
conocido como estatuto personal, el cual consagra: “Los colombianos residentes o
domiciliados en país extranjero, permanecerán sujetos a las disposiciones de este código y
demás leyes nacionales que reglan los derechos y obligaciones:

1. En lo relativo al Estado de las personas y su capacidad para efectuar ciertos


actos que hayan de tener efecto en el territorio nacional.
2. En las obligaciones y derechos que nacen de las relaciones de familia, pero
sólo respecto de sus cónyuges y parientes indicados en el inciso anterior”.

Los colombianos en el exterior pueden optar por una de dos formas para contraer
matrimonio: la civil o la canónica. Decreto 1270/67 ARTÍCULO 67. <TÉRMINO REGISTRO
DE LOS MATRIMONIOS>. Los matrimonios que se celebren dentro del país se
inscribirán en la oficina correspondiente al lugar de su celebración, dentro de los
treinta días siguientes a ésta.

Los matrimonios celebrados en el extranjero, entre dos colombianos por nacimiento,


entre un colombiano por nacimiento y un extranjero, entre dos colombianos por
adopción, o entre un colombiano por nacimiento y uno por adopción se inscribirán,
en la primera oficina encargada del registro del estado civil en la capital de la
república.

En cuanto a la forma civil hay que distinguir el matrimonio como acto y el matrimonio como
estado, el matrimonio como acto, en su aspecto puramente formal, vale decir la ceremonia,
tiene que ceñirse a la legislación del lugar donde se celebra porque mal sería imponer a un
funcionario de otro país que allí se aplique la ley colombiana en cuanto a la forma de
celebrar el matrimonio, este postulado es consecuencia del principio Locus regit actum que
significa que los actos se rigen por la ley del lugar donde se celebran, pero en cuanto al
matrimonio como estado, cuando sus efectos ocurran en Colombia se someterán a la ley
colombiana en virtud del Art. 19 del c.c

De acuerdo a lo anterior, el matrimonio celebrado por un colombiano en el exterior tiene


efectos en Colombia si no se presentó en su celebración alguna incapacidad matrimonial de
las consagradas en la ley colombiana, esto porque según el Art. 19 del c.c los colombianos
residentes o domiciliados en países extranjeros están sujetos a las normas colombianas en
lo relativo a las personas y su capacidad para efectuar ciertos actos cuando estos hayan de
tener efecto en Colombia (principio de la nacionalidad). O sea que si por ejemplo un
colombiano menor de 14 años se casa en Portugal suponiendo que eso sea válido en
Portugal ese matrimonio será válido en Portugal más no en Colombia, pues la capacidad es
esencial para efectuar un matrimonio válido en Colombia. Igual sucede si un colombiano se
casa en Holanda con un hombre, como allá está permitido ese matrimonio este tendrá
plenos efectos en holanda más no en Colombia donde ese matrimonio será inexistente, o el
que se casa en China con su suegra (primer grado de afinidad) en caso de estar permitido
allí ese matrimonio, tendría este efectos en china más no en Colombia porque según
nuestro ordenamiento jurídico ese matrimonio está viciado de nulidad absoluta.

Según lo anterior digamos que las relaciones de derecho privado entre Colombia y los
países europeos y orientales se rigen por el principio de la nacionalidad o sea que lo relativo
al Estado civil de las personas y su capacidad para ciertos actos se rigen por la ley de la
nacionalidad, en este caso la colombiana.

Cuando se trata de algunos países de América las relaciones de derecho privado entre
Colombia y esos países se rigen por el principio del domicilio o sea que lo relativo al Estado
civil de las personas y su capacidad para ciertos actos se rigen por la ley del domicilio
donde se celebren

Para el efecto es muy importante anotar que Colombia tiene suscritos tres tratados de
derecho privado que son:

● El tratado Colombo – Ecuatoriano ratificado por la ley 13 de 1905


● El tratado de Montevideo ratificado por la ley 40 de 1933 suscrito con
Argentina, Bolivia, Perú, Paraguay y Uruguay.
● El Código de Bustamante, el cual suscribieron entre otros Cuba, Brasil, Chile,
Costa Rica, Guatemala, Ecuador, Honduras, Nicaragua, Panamá, Perú,
República Dominicana, salvador, Venezuela, Bolivia.

En estos países entonces rigen esos tratados y de ellos se destaca lo sgte:

● La capacidad para contraer matrimonio, la forma del acto, su existencia y


validez se rigen por la ley del lugar en que se celebra.
● Los derechos y deberes de los cónyuges en cuanto a las relaciones
personales se rigen por la ley del nuevo domicilio.
Sin embargo este principio del domicilio se consagra en los tratados que los Estados
signatarios no quedan obligados a reconocer el matrimonio cuando en él se presente alguno
de los siguientes impedimentos: a. Falta de edad en alguno de los contrayentes varón 14
mujer 12, b) parentesco en línea recta por consanguinidad o afinidad, c) parentesco entre
hermanos, d) haber dado muerte a uno de los cónyuges para poder casarse con el cónyuge
supérstite, e) al matrimonio anterior no disuelto. Lo cual básicamente consagra la mayoría y
las más importantes causales de nulidad que consagra nuestra legislación, o sea que si una
colombiana contrae matrimonio en Nicaragua y tiene un matrimonio vigente en Colombia,
Colombia no está obligado a reconocer ese matrimonio celebrado en Nicaragua así haya
suscrito los tratados.

Para concluir podemos decir que si un colombiano incapaz para contraer matrimonio en
Colombia lo contrae en un país europeo, asiático o africano ese matrimonio así sea válido
allá será invalido frente a nuestra legislación en cambio si ese mismo colombiano incapaz
para contraer matrimonio en Colombia se casa en un país de América latina que haya
suscrito los tratados y en el cual no existe esa incapacidad ese matrimonio será válido
frente a la ley colombiana. Ejemplo cuando se casa en el país latinoamericano ante un juez
penal, pese a ser causal de nulidad en Colombia ese será un matrimonio válido en virtud del
tratado, o cuando se celebra entre adoptivo y la que fue esposa del adoptante, pese a estar
viciado de nulidad acá será válido si allá no esta consagrado como causal de nulidad.

5. MATRIMONIO EN OTRAS RELIGIONES

Los matrimonios religiosos tienen efectos civiles al tenor del artículo 42 de la Constitución
política, pero ello no aplica para todas las religiones existentes.

Efectos civiles del matrimonio religioso.

Los matrimonios celebrados por la iglesia católica y algunas denominadas evangélicas o


protestantes, se les reconoce efectos civiles.

Lo anterior al tenor de lo señalado en los incisos 2 y 3 del artículo 115 del código civil que
señalan:

«Tendrán plenos efectos jurídicos los matrimonios celebrados conforme a los cánones o
reglas de cualquier confesión religiosa o iglesia que haya suscrito para ello concordato o
tratado de derecho internacional o convenio de derecho público interno con el Estado
colombiano.

Los acuerdos de que trata el inciso anterior sólo podrán celebrarse las confesiones
religiosas e iglesias que tengan personería jurídica, se inscriban en el registro de entidades
religiosas del Ministerio de Gobierno, acrediten poseer disposiciones sobre el régimen
matrimonial que no sean contrarias a la Constitución y garanticen la seriedad y continuidad
de su organización religiosa.»

Los matrimonios celebrados por la iglesia católica tienen efectos civiles en razón al acuerdo
de concordato que Colombia tiene firmado con el Vaticano.
Respecto a las otras confesiones religiosas que han firmado tales convenios, son las
firmantes del convenio 1 de 1997, contemplado en el decreto 354 de 1998.

Estas iglesias son las siguientes:

Los matrimonios celebrados por estas iglesias tienen efectos civiles, y para ello se requiere
hacer la inscripción respectiva en el registro civil de los contrayentes.

6. MATRIMONIO IN EXTREMIS

El matrimonio in extremis es una institución regulada en el Título IV “Del Matrimonio”,


contenido en el Libro Primero del Código Civil. El artículo 136 del Código Civil dispone que
el matrimonio in extremis se realizará cuando uno o ambos cónyuges se encuentren en
inminente peligro de muerte, siempre que éstos justifiquen que no se encuentran incursos
en las causales de nulidad establecidas en el artículo 140 del mismo Código. Asimismo,
señala que, si transcurren cuarenta días desde la celebración del matrimonio, sin que
acontezca la muerte de uno o ambos cónyuges, el matrimonio deberá ser convalidado de
acuerdo con las formalidades legales, de lo contrario, éste no surtirá ningún efecto.

Originalmente, la institución fue pensada para los casos de unión libre o concubinato entre
hombre y mujer en los que uno de los dos estuviera en inminente peligro de muerte y
existiera un deseo mutuo de regularizar su situación mediante el matrimonio. Así, el
matrimonio in extremis podía servir para legitimar a los hijos extramatrimoniales e incluir al
cónyuge en el orden sucesoral. Hoy en día se han igualado los derechos de todos los hijos
habidos dentro o fuera del matrimonio, y los compañeros permanentes tienen derechos
semejantes a los de los cónyuges en relación con los efectos patrimoniales de la unión
marital de hecho, por lo que la institución del matrimonio in extremis puede resultar obsoleta
desde este punto de vista. No obstante, puede ocurrir también que el matrimonio articulo
mortis obedezca a un deseo íntimo de los contrayentes, independientemente de los efectos
jurídicos que ello implique.
Como se señaló anteriormente, todo matrimonio produce efectos personales y
patrimoniales. Así las cosas, si no se ratifica el matrimonio in extremis, las partes quedarían
exentas de cumplir los deberes y obligaciones que se desprenden del matrimonio relativas a
la fidelidad y apoyo mutuos y, asimismo, no se conformaría la sociedad conyugal.

7.

Sentencia C-448/15

(Bogotá, D.C, 15 de julio de 2015)


MAGISTRADO PONENTE: Mauricio González Cuervo
SALA DE DECISIÓN: Se resolvió en la sala plena de la corte constitucionaL
ASUNTO: Demanda de inconstitucionalidad contra el artículo 136 (parcial) de la Ley 157 de
1887.

HECHOS JURÍDICAMENTE RELEVANTES (HJR)

1. La ciudadana Luna Camila Zárate Santamaría, demandó la inconstitucionalidad de la


expresión contenida en el artículo 136 de la Ley 57 de 1887, cuyo texto se destaca:
ARTÍCULO 136. Cuando alguno de los contrayentes o ambos estuvieren en inminente
peligro de muerte, y no hubiere por este tiempo de practicar las diligencias de que habla
el artículo 130, podrá procederse a la celebración del matrimonio sin tales formalidades,
siempre que los contrayentes justifiquen que no se hallan en ninguno de los casos del
artículo 140. Pero si pasados cuarenta días no hubiere acontecido la muerte que se
temía, el matrimonio no surtirá efectos, si no se revalida observándose las formalidades
legales

2. Cargo1° Vulneración de la protección a la familia como institución básica de la sociedad


(CP, artículos 5 y 42).
. Es “irrazonable” la expresión acusada toda vez que si el cónyuge ya proporcionó su
consentimiento para contraer matrimonio –y de no acaecer ningún vicio. Ello constituye
un “desgaste” y un “formalismo excesivo” que no persigue ningún fin
constitucionalmente admisible.

El artículo 136 es inconstitucional debido a que el cónyuge que fallece “no cumple” con los
deberes ni derechos como esposo
El artículo 136 desconoce el mandato constitucional de protección a la familia, en la medida
en que los ciudadanos “pueden hacer uso de esta herramienta jurídica” buscando un
simple objeto patrimonial, sin los fines que debe perseguir el vínculo matrimonial.

. Cargo 2º. Vulneración del derecho a la igualdad en la cesación de efectos civiles de todo
matrimonio por divorcio (CP, artículos 13 y 42.8).

En lo concerniente a su terminación, viola el artículo 13 de la Constitución en cuanto a la


igualdad de trato ante la ley. Se produce porque mientras el vínculo del matrimonio en
general se termina por el divorcio, la terminación del matrimonio in extremis puede ocurrir
por la no revalidación del mismo, lo que constituye un tratamiento legal diferenciado carente
de justificación, respecto de los demás matrimonios.

En auto de sustanciación se consideró que los argumentos del primer cargo eran
insuficientes e impertinentes por consiguiente solo admitió la demanda por el segundo
cargo. En efecto, el primer cargo se fundamenta en suposiciones del actor –falta de
pertinencia de la demanda– y que los argumentos no confrontaban la norma acusada con la
Constitución Política

2.3.2. En consecuencia, la demanda fue admitida exclusivamente respecto del cargo


segundo: frente a la regla de cesación de efectos civiles de todo matrimonio por divorcio,
prevista en el parágrafo 8º del artículo 42 de la Constitución Política; y por consagrar un
trato distinto al matrimonio en inminente peligro de muerte respecto de los demás
matrimonios

Este cargo comprende dos reproches constitucionales diferenciables. (i) De un lado, la


violación del artículo 42 de la Constitución el cual establece en su inciso 12 que “los efectos
civiles de todo matrimonio cesarán por divorcio con arreglo a la ley civil”: en este orden de
ideas, para el demandante, la no revalidación constituiría una forma de cesación de los
efectos civiles no prevista en la Carta. (ii) De otra parte, se demanda el desconocimiento del
artículo 13 Superior, porque mientras que los matrimonios celebrados en circunstancias
normales no exigen su revalidación pasado cierto tiempo, los matrimonios in extremis deben
ser revalidados de lo contrario se entenderá que no fueron celebrados. Así, el demandante
considera que la condición resolutoria del artículo 136 del Código Civil constituye una carga
irrazonable e injusta para quienes contraen matrimonio in extremis.

PROBLEMA JURÍDICO QUE ENUNCIA LA CORTE


¿Desconoce el inciso final del artículo 136 del Código Civil el artículo 42 Superior, al prever
la cesación de los efectos jurídicos del matrimonio in extremis, cuando este no se revalida al
transcurrir cuarenta días de su celebración sin que se haya producido la muerte de uno o
ambos contrayentes, considerando que la Constitución dispone que solo es el divorcio la
manera de hacer cesar los efectos jurídicos del mismo?

El hecho de que en el artículo 136 se disponga la necesidad de revalidar el matrimonio in


extremis en caso de que no acontezca la muerte en los cuarenta días siguientes a la
celebración de la boda ¿supone un tratamiento diferenciado y contrario al artículo 13 de la
Constitución para quienes se casan en estas circunstancias -debiendo revalidarlo- respecto
de quienes contraen matrimonio en condiciones normales

RATIO DECIDENDI

1. la condición resolutoria contenida en el artículo 136 no es una forma de cesación de


los efectos civiles del matrimonio, porque de no revalidarse se entenderá que éste
nunca produjo efectos. Así, es diferente la situación en la que cesan los efectos
civiles de la situación en la que estos nunca se produjeron. Algo que por disposición
de la ley no produce efectos no puede, en estricto sentido, ser privado de ellos.

la no revalidación supone la ineficacia del contrato y la no producción de efectos en


el marco del régimen matrimonial. Como se señaló arriba, esto no implica que, por
ejemplo, las obligaciones contraídas por los cónyuges durante los cuarenta días
siguientes al matrimonio que no haya sido posteriormente revalidado, no puedan
regirse en adelante por el régimen general de las obligaciones

la Corte considera que el cargo por violación del artículo 42 de la Constitución no está
llamado a prosperar en el presente caso, considerando que los supuestos que plantea el
actor son diferentes y no comparables. En efecto, el divorcio supone una cesación de los
efectos civiles del matrimonio, mientras que la no revalidación produce la ineficacia del
vínculo matrimonial.

2. Consideraciones sobre el presunto desconocimiento del artículo 42 de la CP por parte del


artículo 136 del Código Civil. Al no revalidar el matrimonio transcurridos cuarenta días
desde la celebración de la boda, el matrimonio no surte efectos, es decir que la condición
resolutoria del artículo 136 del Código Civil, no es una forma de hacer cesar los efectos
civiles del matrimonio. Pero incluso si se considerara lo contrario, ello no contradeciría la
Constitución puesto que el margen de configuración del Legislador en esta materia es
amplio y porque el divorcio no es la única forma de hacer cesar los efectos civiles del
matrimonio.

La Sala considera que la medida no es evidentemente desproporcionada porque la


necesidad de asegurar el consentimiento de los cónyuges reviste una importancia mayor a
la restricción de tener que revalidar el matrimonio, siendo este último requisito una carga
que no es grave ni insoportable para las partes.
En estas condiciones, la Corte encuentra que si bien el Legislador previó una condición de
revalidación aplicable únicamente al matrimonio in extremis, no se trata de una medida
irrazonable ya que está orientada a confirmar el consentimiento que se otorgó en inminente
riesgo de muerte para revalidar el compromiso de los cónyuges frente a los fines del
matrimonio y para efectos de oponibilidad ante terceros.

. Pero incluso si se considerara que la condición resolutoria del matrimonio articulo mortis es
una forma de cesación de los efectos civiles del matrimonio, ello no desconocería la
Constitución puesto que el margen de configuración del Legislador en esta materia es
amplio y porque el divorcio no es la única forma de hacer cesar los efectos civiles del
matrimonio.

2. Consideraciones sobre el presunto desconocimiento del artículo 13 de la CP por parte


del artículo 136 del Código Civil. Exigir la revalidación del matrimonio in extremis no es
una medida que desconozca el artículo 13 de la igualdad porque resulta razonable que
se exija a quienes otorgan su consentimiento al borde de la muerte, la revalidación de su
consentimiento con las formalidades legales y la confirmación de su compromiso de
contraer matrimonio para cumplir los fines enunciados en el artículo 113 del Código Civil
y para permitir la oposición de terceros.

DECISIÓN

Declarar EXEQUIBLE la expresión “Pero si pasados cuarenta días no hubiere acontecido la


muerte que se temía, el matrimonio no surtirá efectos, si no se revalida observándose las
formalidades legales”, contenida en el artículo 136 del Código Civil.

COMENTARIO: estamos de acuerdo con la necesidad de revalidar el matrimonio en


extremis para poder ratificar el consentimiento que se tenía principalmente para contraer
matrimonio

También podría gustarte