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Universidad Autónoma de Santo Domingo

Miembros del grupo 2

Walquiria Santiago 100473497

Sherlyn Esther Ramírez 100574979

Albelyn Carvajal 100579195

Claudia Ortiz 100539842

Clave: COM3160

Asignatura: Principios de semiótica ll

Sección: 02

Maestro: Rosa Silverio

Título: El universo de las señales y el signo como unidad cultural.


El universo de las señales y el signo como unidad cultural

El universo de las Señales

El universo de las señales es grande y se abre para mostrarnos su capacidad. Desde


las señales de humo de la antigüedad hasta los estudios de la semiótica muestran una
gran variedad de comunicación no lingüística mediante gestos y señales que permiten la
comunicación efectiva, clara, rápida y veraz que muestra que no importa ni el tiempo, ni
el espacio porque esta siempre ha estado presente con la vida en si del ser humano.

Todo aquello que nos rodea y nos permite diversificar la comunicación atreves de la
lingüística posee su propio significado empírico, cada objeto o señal posee un valor que
el individuo le da, es decir, cada cosa significa lo que quieres dar a entender y el valor o
más bien el significado que le das, es de igual modo con la jerga de los diferentes países
latinoamericanos un mismo objeto tiene diferente nombre por ente se pronuncian igual,
pero es el mismo objeto y emite el mismo significado en todos los países. De esta forma
podemos ver que el universo de las señales es universal y que no cambia ni su
procedencia, ni su significado, aunque tengan nombres diferentes, siempre será igual.

El teórico italiano Emilio Garroni busca dar a la semiótica un componente universal,


para lo cual propone un proyecto de semiótica, que suma distintas propuestas, teorías y
posiciones de diversos autores. Una de las ideas que plantea, es que la semiótica, que
estudia los signos y sus relaciones (entendiendo a los signos como “cosas” que están en
lugar de “otras cosas”, para mantener un sistema de codificación, de entendimiento y de
conexiones), debe abarcar un “universo semiótico”, que vaya más allá del espacio que
corresponde a las lenguas y a la lingüística.

Supone entonces que del universo semiótico forma parte las clases de los sistemas
lingüísticos (lenguas, idiomas), definidos por ciertas condiciones, pero también forman
parte de su universo aquellos lenguajes no lingüísticos NL, como pueden serlo los de
señas o señales, los visuales o gráficos y los sensoriales o combinados, como la
arquitectura. En este sentido, habla de un proceso de semiosis no lingüística (es decir,
cómo algo se convierte en signo de una manera diferente a la que se genera en las
lenguas o los idiomas), en un acontecimiento que llama “figural”. Claro que para esto
deben cumplirse ciertas condiciones, que son las que finalmente van a validar esos
signos: convenciones, sustituciones, traducciones y fenómenos “psico-semióticos” que
ligan los procesos sensoriales a los psicológicos. De esta manera, el universo semiótico
entonces abarca todos los campos en los que se producen significados, expresiones,
contenidos y formas de comunicación.
El significado como unidad cultural

Las unidades culturales son abstracciones, que se materializan cuando la cultura


traduce unos signos en otros, definiciones en otras, palabras en iconos, iconos en signos
ostensivos, signos ostensivos en nuevas definiciones…una cadena interrumpida de
unidades culturales que componen otras unidades culturales” (Eco, 1975: 119).

Cuando algo es ostensivo se refiere a una definición que da relacionando el término


con el entorno. Definir el color rojo relacionándolo con objetos de ese color. Por lo
tanto, el signo ostensivo es un signo que se explica por su relación con objetos del
entorno. Los signos son infinitos.

“Las unidades culturales son los signos que la vida social pone a nuestra disposición:
imágenes que interpretan libros, palabras que traducen definiciones. Son entidades
físicamente verificables en forma del significante material al que remiten
continuamente. Es la actividad social la que vuelve a las unidades culturales
equivalentes entre sí” (Eco, 1975: 120).

Las unidades culturales se explican a través de entidades semióticas. Existe una


circularidad, que es condición normal para el proceso de significación y esto permite
que los signos se puedan usar para referirse a cosas” (Eco, 1975: 118).

Por circularidad entendemos que el proceso de semiosis es infinito, no lineal


(recordemos la regresión al infinito). Al decir circunscribir se refiere a reducir las
unidades culturales en términos. Por asintótico entendemos que nunca va llegar a ser
igual una unidad cultural a otra.
La unidad en tanto construcción social puede ser cualquier objeto.

Recordemos que Peirce define a la semiosis como una acción que involucra la
relación de tres elementos: signo, objeto e interpretante.

“La semiosis se explica por sí misma: esa continua circularidad es la condición normal
para la significación y es lo que permite el uso de los signos para referirse a cosas […]
La significación (y la comunicación), mediante desplazamientos continuos, que refieren
un signo a otros signos, o a otras cadenas de signos, circunscriben las unidades
culturales de modo asintótico, sin llegar a tocarlas directamente, pero volviéndolas de
hecho accesibles a través de otras unidades culturales.

Umberto Eco toma como base los estudios de Peirce y construye su propia


concepción.
“La categoría de interpretante es imprecisa, eso la hace pura.  Esta categoría nos
muestra desplazamientos continuos, donde un signo refiere a otros o cadenas de
signos” (Eco, 1975: 117).

Las unidades culturales son construcciones abstractas que nacen debido a la vida
social. Las unidades culturales generan a su vez otras. Las unidades culturales son
signos, que generan otros signos de manera indefinida.

¿Dónde lo vemos?

En todos lados. Pero tomaremos como ejemplo especifico el cine. Cuando


vemos una película tenemos un sinfín de signos que ver y relacionar. En un
diccionario las palabras que ya son signos están definiendo a otras palabras.

En una película o spot publicitario, los iconos, índices y símbolos nos


remiten y se explican a través de otros signos, sean estas palabras o imágenes.
A su vez, las imágenes, la música se explican mediante otros signos y
representan al mismo tiempo algún signo distinto.

La publicidad juega con la semiosis ilimitada para construir sus anuncios.


Ejemplo, un comercial de Coca-Cola, vemos una lata de Coca-Cola que nos
remite a un refresco de cola, color negro, con etiqueta roja, letras blancas y estos
elementos también nos llevan a pensar en otros signos, la Coca-Cola como signo
que relacionamos con “felicidad” gracias a la relación que hacen en sus
comerciales del refresco con esta emoción. Pero dentro del comercial
encontramos que usan a la Coca-Cola para definir otras cosas como la amistad, el
amor, etc. Y así sucesivamente.

Están físicamente a nuestro alcance. Son los signos que la vida social pone a
nuestra disposición: libros, definiciones, comportamientos rituales, sonidos, etc.
Son físicamente verificables en tanto toman la forma de su significante material.
Son postulados semióticos de esa correlación entre formas y contenidos que dan
substancia a una cultura.

Según tres categorías semióticas:

1. el significado de un significante: unidad cultural transmitida por otros Sdos,


independiente semánticamente del primer Sdo. Sdo como sinonimia.
2. Análisis intensional o componencial mediante el cual una unidad cultural es
segmentada en unidades menores o marcas semánticas. Asimila al Interpretante
con el semema o a la representación componencial.
3. Cada una de las marcas que componen el árbol componencial de un semema.
Cada unidad pasa a ser representada por otro significante. Asimila al
Interpretante con el componente semántico o sema.

La potencialidad de la categoría del Interpretante muestra que la significación


y la comunicación, mediante desplazamientos continuos, que refieren un signo a
otros signos, o a otras cadenas de signos, circunscriben las unidades culturales sin
llegar a modificarlas directamente, pero haciéndolas accesibles a través de otras
unidades culturales. Una unidad cultural no pide que se la substituya por algo que
no sea una entidad semiótica. La semiosis se explica por sí misma.
La denotación en una perspectiva semiótica

El término denotación indica el significado básico, formal y objetivo que posee una
palabra o frase.

Es decir, denotación es el significado directo y convencional de una palabra, que es


reconocido por todos aquellos que hablan una misma lengua, más allá del contexto en la
que se emplee, sin que se generen malos entendidos o interpretaciones erróneas.

En un punto de vista semiótico: El significado de una imagen que llega a cada uno de
nosotros puede ser distinta, dependiendo de lo que hayamos visto o aprendimos por eso
las imágenes pueden leerse desde dos posibles perspectivas la denotación y
connotación.

Eco define la denotación como modalidad elemental de una significación alegada por
el referente. Solamente es necesario precisar que por el momento hablamos de
denotación del significante aislado que en lingüística se puede llamar lexema.

La detonación es lo que literalmente nos muestra la imagen, su primer nivel de


lectura, lo que percibimos de manera inmediata y objetiva, y es igual para cualquier
espectador.

Las denotaciones se deben en general a convenciones culturales aceptadas, el objeto


representado por su forma y reconocimiento como tal.

Varios ejemplos de la denotación son:


La marca Apple, al ver un dispositivo con una manzana media mordida, ya denotamos
que es esa marca.

Otro ejemplo es la franquicia de comida rápida KFC, al ver la imagen del señor
denotamos que es KFC.

En conclusión, la denotación en la perspectiva de la semiótica es la que nos permite


poder entender el significado de los signos sin tantas complicaciones, con tan solo ver
una imagen que lo represente.

La connotación en una perspectiva semiótica


La connotación es el conjunto de todas las unidades culturales que en una definición
intencional del significante puede poner en juego y por lo tanto; es la suma de todas las
unidades culturales que el significante puede evocar institucionalmente en la mente del
destinatario.

Un significante puede connotar diversos significados (que será mejor llamar


sentidos), dando a significado el sentido de la clase de todos los sentidos de un semema.
A veces en oposición reciproca: saber a cuál de estos convoca el significante en un
contexto determinado aquí vale a decir que conoce la elección que ha hecho el emisor o
el destinatario. La elección consiste en identificar posiciones distintas y
complementarias dentro de diferentes campos semánticos.

La connotación es el nivel subjetivo de lectura de la imagen, diferente para cada


espectador, dependiendo de factores como su nivel cultural, su experiencia visual o la
cultura a la cual pertenece. Resumiendo, lo que vemos y los significados posibles de lo
que vemos. Las connotaciones están más conectadas con la vida personal del individuo
que explora el universo de significados que se encuentran alrededor de él.

Por ejemplo: Si analizamos la marca Puma connotativamente, tenemos que ir a lo que


representa el puma para nosotros: fuerza, rapidez, agilidad, movimiento etc. Todo signo
tiene una dimensión denotativa que se complementa con su dimensión connotativa.

Roland Barthes plantea la connotación, en cambio, como una relación entre el signo
y los demás signos y valores de una cultura. La connotación se basa en la capacidad
que tiene un signo (compuesto por un significante y un significado) de convertirse en
significante de otro significado. Es decir, el signo completo se convierte en parte de
otro signo.

En la connotación hay valores adicionales que, si bien son agregados por los
individuos, dependen siempre también de los signos de base (significante y significado).
Estos valores no sólo pertenecen al nivel semántico, sino que abarcan otros niveles de
significaciones (simbólicas, emotivas, míticas, etc.) Existen símbolos con connotaciones
participadas que integran un bagaje cultural, histórico, de un pueblo o grupo social. Hay
textos- escritos, visuales o audiovisuales- con un amplio espectro connotativo, donde es
mínima la carga informativa, mientras que es muy elevada la carga simbólica. La
práctica connotativa se demuestra siempre enriquecedora respecto de las estrechas
fronteras denotativas.

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