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Clave: COM3160
Sección: 02
Todo aquello que nos rodea y nos permite diversificar la comunicación atreves de la
lingüística posee su propio significado empírico, cada objeto o señal posee un valor que
el individuo le da, es decir, cada cosa significa lo que quieres dar a entender y el valor o
más bien el significado que le das, es de igual modo con la jerga de los diferentes países
latinoamericanos un mismo objeto tiene diferente nombre por ente se pronuncian igual,
pero es el mismo objeto y emite el mismo significado en todos los países. De esta forma
podemos ver que el universo de las señales es universal y que no cambia ni su
procedencia, ni su significado, aunque tengan nombres diferentes, siempre será igual.
Supone entonces que del universo semiótico forma parte las clases de los sistemas
lingüísticos (lenguas, idiomas), definidos por ciertas condiciones, pero también forman
parte de su universo aquellos lenguajes no lingüísticos NL, como pueden serlo los de
señas o señales, los visuales o gráficos y los sensoriales o combinados, como la
arquitectura. En este sentido, habla de un proceso de semiosis no lingüística (es decir,
cómo algo se convierte en signo de una manera diferente a la que se genera en las
lenguas o los idiomas), en un acontecimiento que llama “figural”. Claro que para esto
deben cumplirse ciertas condiciones, que son las que finalmente van a validar esos
signos: convenciones, sustituciones, traducciones y fenómenos “psico-semióticos” que
ligan los procesos sensoriales a los psicológicos. De esta manera, el universo semiótico
entonces abarca todos los campos en los que se producen significados, expresiones,
contenidos y formas de comunicación.
El significado como unidad cultural
“Las unidades culturales son los signos que la vida social pone a nuestra disposición:
imágenes que interpretan libros, palabras que traducen definiciones. Son entidades
físicamente verificables en forma del significante material al que remiten
continuamente. Es la actividad social la que vuelve a las unidades culturales
equivalentes entre sí” (Eco, 1975: 120).
Recordemos que Peirce define a la semiosis como una acción que involucra la
relación de tres elementos: signo, objeto e interpretante.
“La semiosis se explica por sí misma: esa continua circularidad es la condición normal
para la significación y es lo que permite el uso de los signos para referirse a cosas […]
La significación (y la comunicación), mediante desplazamientos continuos, que refieren
un signo a otros signos, o a otras cadenas de signos, circunscriben las unidades
culturales de modo asintótico, sin llegar a tocarlas directamente, pero volviéndolas de
hecho accesibles a través de otras unidades culturales.
Las unidades culturales son construcciones abstractas que nacen debido a la vida
social. Las unidades culturales generan a su vez otras. Las unidades culturales son
signos, que generan otros signos de manera indefinida.
¿Dónde lo vemos?
Están físicamente a nuestro alcance. Son los signos que la vida social pone a
nuestra disposición: libros, definiciones, comportamientos rituales, sonidos, etc.
Son físicamente verificables en tanto toman la forma de su significante material.
Son postulados semióticos de esa correlación entre formas y contenidos que dan
substancia a una cultura.
El término denotación indica el significado básico, formal y objetivo que posee una
palabra o frase.
En un punto de vista semiótico: El significado de una imagen que llega a cada uno de
nosotros puede ser distinta, dependiendo de lo que hayamos visto o aprendimos por eso
las imágenes pueden leerse desde dos posibles perspectivas la denotación y
connotación.
Eco define la denotación como modalidad elemental de una significación alegada por
el referente. Solamente es necesario precisar que por el momento hablamos de
denotación del significante aislado que en lingüística se puede llamar lexema.
Otro ejemplo es la franquicia de comida rápida KFC, al ver la imagen del señor
denotamos que es KFC.
Roland Barthes plantea la connotación, en cambio, como una relación entre el signo
y los demás signos y valores de una cultura. La connotación se basa en la capacidad
que tiene un signo (compuesto por un significante y un significado) de convertirse en
significante de otro significado. Es decir, el signo completo se convierte en parte de
otro signo.
En la connotación hay valores adicionales que, si bien son agregados por los
individuos, dependen siempre también de los signos de base (significante y significado).
Estos valores no sólo pertenecen al nivel semántico, sino que abarcan otros niveles de
significaciones (simbólicas, emotivas, míticas, etc.) Existen símbolos con connotaciones
participadas que integran un bagaje cultural, histórico, de un pueblo o grupo social. Hay
textos- escritos, visuales o audiovisuales- con un amplio espectro connotativo, donde es
mínima la carga informativa, mientras que es muy elevada la carga simbólica. La
práctica connotativa se demuestra siempre enriquecedora respecto de las estrechas
fronteras denotativas.