El Espíritu santo estuvo desde el principio tal y como se menciona en
Génesis 1:1 y 2 “En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.” Dios el Espíritu eterno desempeñó una parte activa, con el Padre y el Hijo, en la creación, en la encarnación y en la redención. Es una persona, de la misma manera que lo son el Padre y el Hijo. A esta deidad es conocida también por el papel que desempeño a la hora de ser escritas las sagradas escrituras. Inspiró a los autores de las Escrituras. “porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.” 2 Pedro 1:21, Él estaba presente a la hora de ser escrita la palabra llenando de sabiduría a todos aquellos que fueron un instrumente para llevar a cabo la concepción de la biblia. Cuando Jesús volvió al lugar al que pertenecía, el cielo, pero antes de irse nos dejó al Espíritu santo para que fuera nuestro consolador, enviado por el Padre y por el Hijo para estar siempre con sus hijos, concede dones espirituales a la iglesia, la capacita para dar testimonio en favor de Cristo y, en armonía con las Escrituras, la guía a toda la verdad. Atrae y convence a los seres humanos, y renueva a los que responden y los transforma a la imagen de Dios, por lo que es una pieza clave en la vida cristiana ya que este nos ayuda a ir matando al viejo hombre “Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.” Hay algo que siempre debemos recordar “nuestro cuerpo es templo del Espíritu santa” por lo que debemos tener mucho cuidado de lo que hacemos, tener en siempre en mente la pregunta ¿esto es realmente bueno? ¿Qué pensara Dios sobre esto, estaría a favor o en contra? “Santuario”
Dios le encargó a Moisés la construcción de un santuario terrenal, se
puede decir que este representaba la primera etapa del plan de salvación que Dios tenía para con la humanidad. Este santuario funcionaba como un medio para que Dios pudiera habitar con su pueblo. El santuario terrenal vendría siendo la copia del santuario celestial, este último siendo administrado por el mismo Jesús. Jesús, el Cristo en favor de nosotros erigió un tabernáculo, para poner a disposición de los creyentes los beneficios de su sacrificio expiatorio ofrecido una vez y para siempre en la cruz. El santuario construido aquí en la tierra es un ejemplar del que existe en los cielos, existiendo una relación de este con Cristo y su sacrificio. Cristo, en su ascensión, llegó a ser nuestro gran Sumo Sacerdote y comenzó su ministerio intercesor, que fue tipificado por la obra del sumo sacerdote en el lugar santo del Santuario terrenal. Hebreo 8:1 “Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos”, Jesús como sumo sacerdote intercede por nosotros delante del padre. Él cumple el papel de mediador. “El mensaje del santuario es un mensaje de salvación” Este representaba el futuro sacrificio que estaba deparado para que Jesús hiciera, todo eso con el principal objetivo de “enfocar la fe de Israel sobre el sacrificio y el ministerio sacerdotal del redentor del mundo”, Cristo, el cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. En la tierra, el Santuario se purificaba mediante la sangre de los sacrificios de animales, pero las cosas celestiales se purifican mediante el perfecto sacrificio de la sangre de Jesús. Cada sacrificio realizado en el santuario terrenal representaba la muerte de Jesús “sin derramamiento de sangre no se hace remisión”. El juicio final se divide en tres etapas: el juicio investigador, juicio milenario y el juicio ejecutivo. El Juicio Investigador forma parte de la eliminación definitiva del pecado, prefigurada por la purificación del antiguo Santuario hebreo en el Día de la Expiación. La purificación del santuario celestial implica una obra de investigación, donde al final de esta se revelará el destino individual de cada ser humano, muerto y vivo. El Juicio Investigador revela, a las inteligencias celestiales, quiénes de entre los muertos duermen en Cristo, siendo, por lo tanto, considerados dignos, en él, de participar en la primera resurrección. También pone de manifiesto quién, de entre los vivos, permanece en Cristo, guardando los mandamientos de Dios y la fe de Jesús, estando, por lo tanto, en él, preparado para ser trasladado a su Reino eterno. Este Juicio vindica la justicia de Dios al salvar a los que creen en Jesús. Declara que los que permanecieron leales a Dios recibirán el Reino. Apocalipsis 22:12 “He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.” La conclusión de este ministerio de Cristo señalará el fin del tiempo de prueba otorgado a los seres humanos antes de su segunda venida. Apocalipsis 14:12 “Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.”