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LEY 30057 DEL SERVICIO CIVIL

El objeto de la Ley es establecer un régimen único y exclusivo para las personas que prestan
servicios en las entidades públicas del Estado, así como para aquellas personas que están
encargadas de su gestión, del ejercicio de sus potestades y de la prestación de servicios a cargo
de estas.
Lo más importante de la reforma del servicio civil es que contribuyen a mejorar las
condiciones laborales de los servidores públicos y a elevar la calidad de los servicios que el
estado brinda a los ciudadanos.
En nuestro país existen 15 regímenes laborales para los trabajadores del sector público, de los
cuales 3 corresponden a régimen general, los cuales son los únicos que ingresaran a la ley del
servicio civil.
1. Carrera - Administrativa (Dleg 276 – 1984)
2. Sin Carrera con vinculo laboral – Régimen de la actividad privada (Dleg 728 – 1991)
3. Sin Carrera con vinculo laboral – Contratación administrativa de servicios CAS (Dleg
1057 – 2008)
Los trabajadores nombrados con el régimen laboral 276 y 728 no están obligados a ingresar a
la ley del servicio civil.
El resto de regímenes laborales se encuentran dentro de Régimen de carreras especiales (9
régimen laborales), sin carrera con vínculo laboral y sin carrera con vínculo civil lo cual
corresponde al grupo de otros (3 régimen laborales), los cuales no están obligados a ingresar a
la ley servir.
La nueva Ley del Servicio Civil (NLSC) viene siendo resistida por los grupos sindicales del sector
público, que si bien no cuestionan el principio de mérito, sí su implicancia con la estabilidad
laboral y la política de remuneraciones. El principal cuestionamiento que formulan las
organizaciones sindicales a la NLSC es la evaluación de desempeño, dado que, siendo la piedra
angular de la reforma, su inaplicación haría impracticable cualquier reforma de personal en la
administración pública, basada en una evaluación de desempeño.
Por nuestra parte, los clientes del Estado, debemos exigirle al Gobierno una voluntad política
decidida y firme en la aplicación de esta importante ley, al tiempo que abra un espacio de
diálogo no solo con las organizaciones sindicales del sector público, sino que también recoja
nuestra exigencia ciudadana de mejora en la calidad de los servicios públicos, lo que
presupone una política de gestión de personal basada en el principio de mérito.

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