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Los Magistrados,
ANTONIO JOSÉ GARCÍA GARCÍA JOSÉ M. DELGADO OCANDO
Ponente
El Secretario Interino,
TITO DE LA HOZ
JMDO/ns.
Exp. nº 00-1712
SALA CONSTITUCIONAL
Magistrado Ponente: Jesús Eduardo Cabrera Romero
En fecha 17 de octubre del año 2000, fue presentado por ante la Sala Constitucional
de este Tribunal Supremo de Justicia, escrito contentivo de la solicitud de amparo
constitucional interpuesta por el abogado Arturo Contreras Suárez, inscrito en el Instituto
de Previsión Social del Abogado bajo el Nº 20.592, actuando en nombre y representación
de los ciudadanos IVAN PACHECO ESCRIBA y WILLIAM IVAN PACHECO GARCIA,
venezolanos, mayores de edad, titulares de las cédulas de identidad 82.078.684 y
15.296.214 respectivamente, actualmente recluidos en el Centro Penitenciario de Los
Andes, ubicado en San Juan de Lagunillas, Estado Mérida, contra el auto dictado por la
Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Estado Mérida de fecha 9 de agosto de
2000, mediante la cual “[...] se observa que en ésta se encuentran inhibidos Jueces
integrantes de esta Corte de Apelaciones (...) sin que este Superior Despacho cuente con los
Jueces Suplentes correspondientes, (por lo que) se PARALIZA la misma [la causa] hasta
tanto sean cubiertas tales vacantes”. Ello con ocasión del juicio penal que se sigue en contra
de éstos ante el Juzgado Primero de Primera Instancia para el Régimen Procesal Penal
Transitorio del Circuito Judicial Penal del Estado Mérida, por la presunta comisión del
delito de tráfico, distribución, ocultamiento y transporte de sustancias estupefacientes y
psicotrópicas.
Se dio cuenta en Sala en el mismo día 17 de octubre de 2000 y se designó ponente
al Magistrado Jesús Eduardo Cabrera, quien con tal carácter suscribe este fallo.
Cumplida la tramitación legal del expediente, pasa la Sala a dictar sentencia, previas
las siguientes consideraciones:
I
ALEGATOS DE LA PARTE ACTORA
La solicitud de amparo constitucional interpuesta, ha sido dirigida contra el auto
dictado en fecha 9 de agosto de 2000, por la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial
Penal del Estado Mérida que a continuación se transcribe:
“Por cuanto al revisar la presente causa se observa que en esta se
encuentra(sic) inhibidos los Jueces integrantes de esta Corte de
Apelaciones, en este caso en particular, los Dres, JACOB ALFONSO
CALANCHE VILLAMIZAR y JOSE HUGOLINO DE JESUS PRIETO, sin
que este Superior Despacho cuente con los Jueces Suplentes
correspondientes, se PARALIZA la misma hasta tanto sean cubiertas tales
vacantes, y ASI SE DECIDE”.
La representación judicial de los accionantes manifiesta:
1) Que en fecha 1º de noviembre de 1996, el extinto Juzgado Quinto de Primera
Instancia en lo Penal de la Circunscripción Judicial del Estado Mérida, dictó auto de
detención en contra de sus representados por la presunta comisión del delito de “Trafico,
Distribución, Ocultamiento y Transporte (sic) de Sustancias Estupefacientes y
Psicotrópicas” previsto y sancionado en el artículo 34 de la Ley Orgánica sobre Sustancias
Estupefacientes y Psicotrópicas, y que dicho auto fue confirmado por el extinto Juzgado
Superior Segundo de esa Circunscripción Judicial.
2) Que han transcurrido tres años, once meses y doce días de detención preventiva,
y que hasta el presente no se ha dictado sentencia definitiva en primera instancia.
3) Que el artículo 27 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela
les otorga el derecho a ser amparados en el goce y ejercicio de sus derechos y garantías
constitucionales, así como el artículo 26 eiusdem les otorga el derecho a obtener una
justicia sin dilaciones indebidas, razón por la cual denuncian como infringido su derecho a
la tutela judicial efectiva.
4) Que se les ha violado el derecho constitucional al debido proceso, contemplado
en el artículo 49 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, sobre todo
en lo que respecta al derecho a ser oído en cualquier clase de proceso, con las debidas
garantías y dentro del plazo razonable determinado legalmente por un tribunal competente.
5) Que de acuerdo al segundo aparte del artículo 25 de la Declaración Americana de
los Derechos y Deberes del Hombre, todo individuo tiene derecho a que el juez verifique
sin demora la legalidad de la medida y a ser juzgado sin dilación injustificada o, de lo
contrario, a ser puesto en libertad; y que, el numeral 5 del artículo 7 del Pacto de San José
establece que toda persona detenida o retenida debe ser llevada, sin demora ante un juez u
otro funcionario autorizado por la ley para ejercer funciones judiciales y tendrá derecho a
ser juzgada dentro de un plazo razonable o a ser puesto en libertad, sin perjuicio de que
continúe el proceso y, el artículo 8 del mismo Pacto, señala que ha de ser juzgado dentro
de un plazo razonable.
6) Que similar disposición contempla el artículo 9 del Pacto Internacional de los
Derechos Civiles y Políticos, e indica que la disposición del artículo 253 del Código
Orgánico Procesal Penal en su único aparte prevé que las medidas de coerción personal en
ningún caso podrán sobrepasar la pena mínima prevista para cada delito ni exceder el plazo
de dos años.
7) Finalmente, solicita se restablezca la situación jurídica infringida por la Corte de
Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Estado Mérida, y “(...) que se ordene su
inmediata libertad, toda vez que dicha privación judicial de libertad, resulta violatoria de
los derechos constitucionales, aquí expresamente invocados[...]”.
II
DE LA COMPETENCIA
SALA CONSTITUCIONAL
190° y 141
de la Constitución de la República.
ÚNICO
Reza el artículo 16 dela Ley Orgánica de Amparo sobre
El Presidente,
El Vicepresidente,
ROMERO
PRRH/fs/sn.-
Exp. No. 00-1887
SALA CONSTITUCIONAL
702 y 4.920, respectivamente, contra el Decreto Nº 1.971 dictado por el Ejecutivo Nacional
cesado las causas razonadas expuestas por el Ejecutivo Nacional para restringir por los
Decretos 455, del 23 de enero de 1.961 y 674 del 8 de enero de 1.962, las garantías
Decreto 674 del 8 de enero de 1.962 y considere que con fundamentación al mismo el
Ejecutivo Nacional puede dictar Decretos sobre las materias sancionadas en la Ley de
sanciones previstas en dicha Ley y las contempladas en el Decreto 1.971 del 18 de abril de
1.983 (...)”.
consideraciones:
ANTECEDENTES
Machado, asistidos por los abogados Helios Castells Torres y Gonzalo Alvarez Domínguez,
interpusieron por ante la entonces Corte Suprema de Justicia en Sala Plena la acción de
notificar al Ejecutivo Nacional, por órgano del Ministerio de Justicia, al Fiscal General de
abogado Gonzalo Álvarez Domínguez por el Consejo Nacional del Comercio y de los
de nulidad.
acto de informes.
representante de la República.
“VISTOS”.
Plena del Tribunal Supremo de Justicia, remitió a esta Sala Constitucional el expediente.
II
DE LA COMPETENCIA
“(...) al mismo tiempo, demandar la declaración de que, habiendo cesado las causas
razonadas expuestas por el Ejecutivo Nacional para restringir por los Decretos 455, del 23
de enero de 1.961 y 674 del 8 de enero de 1.962, las garantías constitucionales que lo
fueron en los citados Decretos, el ejecutivo Nacional y el Congreso de la República se
que el Decreto 674 no permite dictar disposiciones normativas en ninguna de las materias
caso de que la Corte estime si se encuentre vigente el Decreto 674 del 8 de enero de 1.962
y considere que con fundamentación al mismo el Ejecutivo Nacional puede dictar Decretos
resuelvan las colisiones contenidas entre las sanciones previstas en dicha Ley y las
contra del acto de efectos generales dictado por el Presidente de la República, mediante el
fecha 20 de abril de 1983, a través del cual, con fundamento en lo establecido en el artículo
26.746 de fecha 8 enero de 1.962, se dictaron normas para garantizar “(...) a la población
decir, al rango de los actos objeto de control y no a los motivos por los cuales se
impugnan..
En efecto, de conformidad con el último aparte del artículo 344 de la Constitución
Nacional:
otorgado por la Asamblea Nacional a las leyes así calificadas, de forma previa a su
promulgación (artículo 203 eiusdem). En tal sentido, esta Sala Constitucional ha señalado
que:
constitucional, conoce de los recursos de nulidad interpuestos contra los actos dictados en
ejecución directa de la Constitución o que tengan forma de ley. De allí que, al tratarse de la
impugnación de una acto de efectos generales dictado por el Ejecutivo Nacional con
Oficial Nº 32.708 de fecha 20 de abril de 1.983, mediante el cual se dictaron las normas
Señalado lo anterior, debe esta Sala determinar el tribunal competente para conocer
Tribunal Supremo de Justicia y a los demás tribunales que determine la ley; siendo
competentes los órganos de esta jurisdicción, para anular los actos administrativos
actos de rango sublegal (entendiendo como tales actos, normativos o no, los dictados en
inconstitucionalidad o de ilegalidad.
declara.
III
DECISIÓN
Por los razonamientos precedentemente expuestos, este Tribunal Supremo de
habiendo cesado las causas razonadas expuestas por el Ejecutivo Nacional para restringir
por los Decretos 455 del 23 de enero de 1.961 y 674 del 8 de enero de 1.962, las garantías
Finalmente, para el caso de que la Corte estime si se encuentre vigente el Decreto 674 del 8
previstas en dicha Ley y las contempladas en el Decreto 1.971 del 18 de abril de 1.983 (...)”
141º de la Federación.
El Presidente,
El Vicepresidente,
Magistrados,
ANTONIO J. GARCÍA GARCÍA JOSE M. DELGADO OCANDO
Ponente
PEDRO RONDÓN HAAZ
El Secretario,
JOSÉ LEONARDO REQUENA
AGG/
Exp. Nº 00-2325
SALA CONSTITUCIONAL
MAGISTRADO PONENTE: ANTONIO GARCIA GARCIA
Sala Plena de este Tribunal Supremo de Justicia, contentivo de la acción de nulidad ejercida
por razones de inconstitucionalidad por los abogados JOSE PEDRO BARNOLA, JUAN
consideraciones:
ANTECEDENTES
descrita.
en Pleno de la señalada acción, la cual se admitió en fecha 5 de octubre del mismo año, por
Suprema de Justicia.
742, de fecha 7 de octubre de 1969, que trata sobre la “Suspensión de los términos
“El Nacional” de la misma fecha, donde apareció publicado el cartel antes referido.
18.882, 19.012, 11.804, 293, 2.159, 12.820, 12.868, 2.787 y 3.793 respectivamente,
autos, solicitó que en virtud del vencimiento del lapso probatorio se fijara la oportunidad
año, se efectuó el acto de informes en forma oral, asistiendo al efecto los abogados
accionantes.
DE RUAN, actuando en su carácter de Fiscal del Ministerio Público, designada para actuar
ante la Sala Plena de la entonces Corte Suprema de Justicia y ante su Sala Político
deseo de inhibirse de conocer el presente recurso, por haber manifestado su opinión “sobre
lo principal del pleito” con fundamento en la causal prevista en el numeral 15 del artículo
que el Magistrado ponente LUIS DARIO VELANDIA habría manifestado su opinión sobre
diligencia presentada el 30 de octubre del mismo año por el Magistrado antes indicado, así
respondió a la solicitud formulada por los accionantes el 31 de octubre del mismo año, en el
sentido de que se inhibiera de conocer de la presente causa por haber adelantado opinión
sobre el fondo del asunto, señalando que ha sido un criterio unánime que la opinión
absolutamente secretas y sólo sabrían de ellas los demás Magistrados que conforman el
Supremo Tribunal.
Araque, consignaron escrito donde rechazaron las opiniones presentadas por el Magistrado
recusación que hicieran los accionates del Magistrado LUIS DARÍO VELANDIA; y el día
Justicia, con la incorporación del Magistrado JESÚS PETIT DA COSTA, quien aceptó la
Civil para suplir la falta del Magistrado inhibido, CARLOS TREJO PADILLA
El 16 de octubre de 1990 se dio cuenta del escrito presentado por los recurrentes en
fecha 1° de octubre del mismo año, mediante el cual solicitaron que la sentencia que
los artículos 18 de la Ley Orgánica del Poder Judicial y 197 del Código de Procedimiento
civil, toda vez que, con la reforma realizada al artículo 201 eiusdem no se subsanó la
integraban dicha corte, se procedió a reconstituir la Sala Plena Accidental designada para
conocer del presente recurso, siendo ratificado el Magistrado Suplente JESÚS PETIT DA
de Venezuela.
II
Civil, que en dicha norma está interesado el orden público, la seguridad jurídica y una recta
Procedimiento Civil, a los fines del cómputo de los lapsos procesales, hizo una
diferenciación entre los lapsos de pruebas, los cuales resolvió contarlos por días en que el
Tribunal dispusiera despachar, y los demás lapsos, donde dispuso calcularlos por días
calendarios consecutivos, olvidándose entonces -en criterio de los accionantes- “que las
mismas buenas razones que tuvo para suputar contemplar que los lapsos de pruebas tenían
que se computados por días en que el Tribunal resuelva despachar, abonan con más
razones o suficientes para los lapsos en los cuales las partes deban ejercer los recursos
indicaron, que si bien la decisión judicial está vinculada con las pruebas que las partes
suministren en el proceso, también es cierto que las partes tienen el derecho legítimo a que
se les compute debidamente el lapso para interponer los recursos o cumplir con un acto
cómputo por días de despacho para ejercer los recursos procesales, y para determinados
actos de importancia en el proceso. Señalaron así, que el término para apelar de las
interlocutoria es pronunciada un día de despacho viernes a las 2:00 p.m., el indicado plazo
para apelar, de acuerdo a la norma del artículo 197 vencería el lunes siguiente, quedando
Asimismo indicaron, que en virtud del exceso de trabajo que tienen los tribunales,
los expedientes en ocasiones son mal archivados, por lo que a veces no es posible conocer
1961. Señalaron también, que las consideraciones son aplicables a los supuestos previstos
constituye letra muerta, porque en la mayoría de las hipótesis, los lapsos correspondientes a
cinco (5), ocho (8), diez (10) y veinte (20) días consecutivos, según el caso, nunca
que al no despachar los tribunales los días sábados, domingos, feriados o cualquier otro día
virtualmente se abrevian los lapsos legalmente previstos. Concluyeron así que, la tesis de
computar los lapsos procesales conforme a lo previsto en el artículo 197 del Código de
1961.
Con relación a la nulidad del artículo 18 de la Ley Orgánica del Poder Judicial
señalaron los accionantes, que la referida norma menoscaba el derecho de todos los
trabajadores a disfrutar sus vacaciones anuales, consagrado en el primer aparte del artículo
a la Ley Orgánica del Trabajo, en cuyo artículo 58 se establece que por cada año de servicio
respecto que, cuando se redactó la versión original del artículo 201, este establecía lo
anualmente vacaciones judiciales para los jueces, pero ellas no suspenderán el curso de
inspiraron en la Ley Italiana número 818 del 14 de julio de 1965, que autoriza las
cada año, pero sin interrumpir los lapsos procesales; sin embargo, la experiencia de la no
por consiguiente, se restituyeron las vacaciones de cuarenta y cinco (45) días, con
interrupción del curso de las causas y de los lapsos procesales durante dicho período de
vacaciones, según se desprende de la Ley Italiana número 742 del 7 de octubre de 1969.
servicio público ininterrumpido y aprobó el artículo 201 con alguna de las modificaciones,
y que posteriormente fue objeto de una reforma publicada en la Gaceta Oficial Nº 3.970
y gravar, motivo por el cual, a estos marcos fácticos se limitaba el temor de la “justicia
vacacional” puesto que los jueces suplentes no tenían la posibilidad de sentenciar, ya que
extendido de un mes a todo el año por las siguientes causas: “(...) 1) Todos los jueces
titulares no pueden tomar las vacaciones de consuno, sino que disfrutarán de ellas
escalonadamente (...) 2) En el régimen anterior los jueces no podían dictar sino las
sobre el fondo del asunto, lo que garantizaba a los abogados litigantes un descanso seguro
durante las vacaciones judiciales, sin ninguna sorpresa. 3) Con el nuevo sistema los
Jueces suplentes tienen que continuar la sustanciación de los asuntos, dictar decisiones
constituye una fuente segura y copiosa de `justicia vacacional´ que fue precisamente lo que
quiso combatir artículo 18 reformado de la Ley Orgánica del Poder Judicial (...)”.
Mencionaron asimismo, que los logros que se han obtenido con la supresión de las
vacaciones han sido muy limitados, ya que los jueces temporales sólo sustancian las causas
accionantes indicaron que ha sido tradición en Venezuela que durante los meses de agosto y
septiembre de cada año, ocurran las vacaciones escolares en todos lo niveles de educación,
“(...) de manera que, todos los abogados en ejercicio y también los jueces y funcionarios
judiciales elaboran planes para salir de vacaciones con su familia y con sus hijos de edad
escolar durante dicho lapso(...)”, pero que con la nueva reforma del artículo 18 de la Ley
Orgánica del Poder Judicial, la mayoría de los jueces y los abogados en el libre ejercicio de
su profesión no pueden disfrutar de las vacaciones escolares con sus hijos. En este sentido
alegaron, que la única posibilidad de que un abogado en ejercicio disfrute de sus vacaciones
anuales en la misma oportunidad de las vacaciones escolares, sería imponerle al cliente otro
abogado para que lo patrocine, imposición que sería inconstitucional -en criterio de los
accionantes- porque le violaría a este otro abogado el derecho a disfrutar de las vacaciones
Judicial, conforme al cual las vacaciones de los jueces no suspenden el curso de las causas
ni los lapsos procesales, quebranta el espíritu y propósito del primer aparte del artículo 86
de la Constitución de 1961 que postula el principio de las vacaciones anuales para todos los
trabajadores.
Por otra parte, indicaron que los artículos 46 y 47 de la Ley Orgánica de Educación
dispuesto en el artículo 150 del Código de Procedimiento Civil, pues todos constituyen el
desarrollo operativo de la norma constitucional que postula las vacaciones anuales para
todos los trabajadores, y abona a favor de su acción de inconstitucionalidad promovida
III
de la Ley Orgánica del Poder Judicial y señaló, que el problema planteado rebasa los
familiar, pero que sobre todo, llama a reflexión sobre la importancia de la adecuación de la
Según la representante del Ministerio Público, por disposición expresa del artículo
18 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, quedaron eliminadas las vacaciones judiciales
todo el año. Y que, independientemente de las razones de estricto orden jurídico que tuvo el
legislador para reformar el régimen de vacaciones judiciales, era necesario analizar los
efectos prácticos que la misma ha causado en el medio forense, en virtud de que dicha
reforma no sólo afectaba a los abogados litigantes sino también a los funcionario judiciales.
Al efecto indicó que, en principio la profesión de abogado y su ejercicio se regula
por la Ley de Abogados y su Reglamento, y por las demás disposiciones que indica el
mencionada, a través de la cual se establecen los derechos y deberes de los abogados para
defensa, así como el derecho a exigir a sus defendidos honorarios por la prestación de
poner al servicio de sus clientes los conocimientos y técnicas que posee a cambio del pago
de una determinada suma de dinero que se estipula entre las partes. Por ello, en su criterio,
desde un punto de vista muy amplio, el servicio prestado por un abogado puede asimilarse a
un contrato de trabajo, de manera que, mal podría pensarse que por el hecho de ganarse la
Alegó además que por razones de justicia social, la legislación moderna ha limitado
necesidad del descanso anual o período vacacional. Y que dada la naturaleza especial de la
cliente y el abogado, períodos de descanso, debido entre otras razones a la dificultad que
tiempo de su propio descanso y el período de sus vacaciones, por lo que el problema de tal
escogencia se encuentra en que la misma debe ser efectuada en coordinación con el período
de funcionamiento de los tribunales de justicia, pues siendo éstos el lugar donde
tiempo en que tomará sus vacaciones en las causas pendientes que le han sido
de 1961.
derecho a las vacaciones y al descanso de todos los trabajadores, sea cual fuere la
naturaleza del trabajo, y que, la interpretación inmediata que podría dársele a esta norma es
que ese derecho se consagra para aquellos trabajadores en relación de dependencia con un
aquella persona que realice una labor continua como medio de subsistencia resultando
absurdo excluir del derecho al descanso, a aquellas personas que desempeñen labores en
Señaló además, que en el ámbito forense podría argumentarse que la mayoría de los
abogados trabajan conjuntamente con uno o dos colegas en un mismo proceso, caso en el
cual la distribución del período vacacional se podría efectuar de común acuerdo, pero que
sin embargo, existen abogados que deciden representar solos a sus clientes, en cuyo caso el
ininterrumpido de las vacaciones de los abogados litigantes que tendrían que atender
Procedimiento Civil formulada por los accionantes, la representante del Ministerio Público,
luego de transcribir el contenido del señalado artículo, expresó, que de la lectura y análisis
de la citada norma, se evidencia la distinción que la misma hace de los lapsos de pruebas
(cuyo cómputo deberá efectuarse estrictamente por días de despacho del tribunal
correspondiente) y todos los demás términos o lapsos procesales (los cuales se computarán
Civil , narró- citando al procesalista venezolano Leopoldo Márquez Añez- que “[e]n el
curso de la discusión del proyecto de la Comisión Legislativa, esta disposición fue objeto
ampliar en la medida de lo necesario los lapsos de pruebas, y por la otra, a la decisión que
mencionó, que la celeridad procesal es uno de los objetivos y metas del vigente Código de
precisamente por esa razón en la persecución de una justicia rápida y eficaz, no puede
dejarse a un lado o ignorarse el funcionamiento del sistema jurídico procesal hacia el cual
y asegurar el efectivo acceso a los órganos judiciales de todos los ciudadanos, con la
certeza de obtener la oportuna defensa del derecho propio; de esta manera se identifica el
derecho a la defensa con el derecho a ser oído, de forma que, al ser informado el interesado
razones y pruebas que le favorezcan. En este sentido indicó, que en el ámbito procesal, está
garantía se materializa a través de las normas adjetivas que permitan la efectiva y real
aplicación del derecho sustantivo –razón de su existencia-, y que de ello se deriva que en la
práctica , la garantía del derecho a la defensa adquiera sentido a través de los lapsos
que dificulten o impidan el ejercicio oportuno del derecho a la defensa podría contrariar el
del Ministerio Público, que en virtud de ello, la Exposición de Motivos del original
certeza del cómputo de los lapsos procesales pero, que el válido anhelo de la celeridad
justa las pretensiones de la parte contraria y que por tanto, la solución de los problemas que
Expuso la representante del Ministerio Público, que una de las razones que privó
para la modificación del artículo 197 del Código de Procedimiento Civil, tal como estaba
al cómputo de los lapsos de prueba y de los demás lapsos procesales, acarreaban no sólo
computarse los lapsos procesales por días calendarios consecutivos, y que por consiguiente,
derecho; y por ese motivo consideró, que el artículo 197 del Código de Procedimiento Civil
IV
DE LA COMPETENCIA
215, ordinal 3° y 216 eiusdem, en concordancia con lo dispuesto en los artículos 42,
Justicia, según lo dispuesto en el numeral 1 del artículo 336 de la Carta Magna, conforme a
leyes nacionales y demás actos con rango y fuerza de ley de la Asamblea Nacional, que
colidan con esta Constitución”. Por ello, al haber sido interpuesta una acción de nulidad por
aprobadas por el Poder Legislativo Nacional, debe esta Sala Constitucional asumir la
competencia para decidir dicha acción, de conformidad con lo previsto en el numeral 1 del
Al efecto, observa esta Sala que conforme a lo estipulado en el artículo 370, ordinal
3° del Código de Procedimiento Civil, los terceros pueden intervenir en la causa pendiente
entre otras personas, cuando éstos tengan un Interés jurídico actual en sostener las razones
de alguna de las partes y pretendan ayudarla a vencer en el proceso; ello así, y visto que del
contenido del artículo 379 ejusdem, se desprende que éstos pueden constituirse en cualquier
estado y grado del proceso mediante diligencia o escrito siempre que acompañen prueba
fehaciente que demuestre el interés jurídico que tenga el asunto y, por cuanto el presente
juicio trata de una acción de nulidad ejercida por razones de inconstitucionalidad contra las
Orgánica del Poder Judicial de 1987, donde la legitimación activa es amplia y no requiere
condición especial alguna, esta Sala Constitucional, por mandato expreso del artículo 88 de
artículos 370, ordinal 3° y 379 del Código de Procedimiento Civil, en consecuencia, admite
a los señalados ciudadanos como coadyuvantes de la acción de nulidad que por razones de
VI
interpuesta contra las normas contenidas en los artículos 197 del Código de Procedimiento
del Código de Procedimiento Civil, por considerar que viola el derecho a la defensa,
Ministerio Público fue conteste con los actores al opinar que el señalado artículo lesionaba
funcionamiento del sistema jurídico procesal hacia el cual se dirigen sus efectos, siendo
Los accionantes señalaron, que el citado artículo 197 diferencia el cómputo de los
lapsos procesales según se trate del lapso probatorio o de los demás lapsos, ya que en éstos
resolvió computarlos por días calendarios consecutivos, y los primeros por días calendarios
consecutivos con excepción de los sábados, domingos, Jueves y Viernes Santos, los
declarados días de fiestas por la Ley de Fiestas Nacionales, los declarados no laborables por
otras leyes, así como aquellos en los cuales el tribunal dispusiera no despachar, violando
considerando los accionantes, que las mismas razones que tuvo el legislador para
contemplar que los lapsos de pruebas debían ser computados por días en que el Tribunal
indicaron por ejemplo, que según lo establecido en el artículo 1.114 del Código de
Comercio, el término para apelar de las sentencias interlocutorias es de tres días, y que si la
acuerdo a normativa del artículo 197 vencería el día lunes, quedando reducido el lapso de
tres días a un día, y en la mayoría de las oportunidades a pocas horas, a lo cual se une, en
sentencia quedase firme, atentando de esa manera contra el referido derecho a la defensa.
cumplimiento de los actos procesales son aquellos expresamente establecidos por la ley; el
Juez solamente podrá fijarlos cuando la ley autorice para ello”. A juicio de los actores, en
la mayoría de los casos, los lapsos a ser computados por días continuos, nunca contendrán
el número de días preceptuados en cada supuesto, habida cuenta de que con los sábados,
domingos, feriados y los días en los cuales el Tribunal dispusiera no despachar, se abrevian
los lapsos legalmente preceptuados, circunstancia que también consideraron violatoria del
derecho a la defensa.
“ Artículo 49. El debido proceso se aplicará a todas las actuaciones judiciales y
administrativas; en consecuencia:
1.La defensa y la asistencia jurídica son derechos inviolables en todo
estado y grado de la investigación y del proceso. Toda persona tiene derecho a
ser notificada de los cargos por los cuales se le investiga, de acceder a las
pruebas y de disponer del tiempo y de los medios adecuados para ejercer su
defensa. Serán nulas las pruebas obtenidas mediante la violación del debido
proceso. Toda persona declarada culpable tiene derecho a recurrir del fallo, con
las excepciones establecidas en esta Constitución y la ley (...)” (Subrayado de la
Sala).
La referida norma constitucional, recoge a lo largo de su articulado, la concepción
que respecto al contenido y alcance del derecho al debido proceso ha precisado la doctrina
garantías, que amparan al ciudadano, y entre las cuales se mencionan las del ser oído, la
un proceso sin dilaciones indebidas y por supuesto, la de ejecución de las sentencias que se
encuentre la causa, sea ésta judicial o administrativa, pues dicha afirmación parte del
realizar -en igualdad de condiciones y dentro de los lapsos legalmente establecidos- todas
derecho a la defensa, que invocan los accionantes como vulnerado en caso de autos, pues
como se indicó, ambos derechos forman un todo, cuyo fin último es garantizar el acceso a
derecho a la defensa-, tiene un carácter operativo e instrumental que nos permite poner en
práctica los denominados derechos de goce (p. Ej. Derecho a la vida, a la libertad, al
mediante la tutela judicial efectiva, por ello, su ejercicio implica la concesión para ambas
cuando se prive o coarte alguna de las partes la facultad procesal para efectuar un acto de
esa facultad resulte afectada de forma tal que se vea reducida, teniendo por resultado la
cualquier juicio en el que se ventilen cuestiones que les afecte. Bajo esta óptica la violación
ya instaurado, y su existencia será imputable al Juez que con su conducta impida a alguna
de las partes la utilización efectiva de los medios o recursos que la ley pone a su alcance
Por otro lado, pudiera resultar igualmente afectado el derecho al debido proceso y
con ello el derecho a la defensa, con la indebida actividad del Estado que sea violatoria de
los principios fundamentales de libertad y justicia, que yacen en la base de todas las
De lo expuesto se evidencia, que no todas las horas del tiempo útil son hábiles para
término o lapso stricto sensu), conforme a una unidad de medida, previamente establecida
por la norma adjetiva, y que dentro del marco legal se encuentra diferenciada en atención a
las distintas unidades de tiempo que se emplee. Por tanto, los lapsos establecidos por años o
meses se computan desde el día siguiente al de la fecha del acto que da lugar al lapso, y
concluye el día de la fecha igual al acto del año o mes que corresponda para completar el
lapso ( artículo 199 del Código de Procedimiento Civil). Asimismo se evidencia, que los
lapsos procesales por días, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 197 del Código
lapso de pruebas.
Ahora bien, el proceso tiene como fin último, la decisión del conflicto mediante un
fallo que adquiere autoridad de cosa juzgada, sin el cual el proceso por sí mismo carecería
jurisdiccional; por lo cual, siendo su fin último la tutela de los derechos, jamás se podría
desnaturalice los principios que lo constituyen o porque sea la propia ley procesal la que,
por su imperfección, impida tal función tutelar, pues de ser así, el proceso fallaría en su
cometido, toda vez que, las formalidades procesales han de entenderse siempre para servir a
Es necesario por tanto, que la rigidez del formalismo procesal no arrolle la esencia
del derecho, y ello se logra con la aplicación del principio de Supremacía Constitucional, es
decir, que la tutela del proceso se debe realizar bajo el imperio de los principios
constitucionales, para garantizar que él a su vez pueda tutelar los intereses jurídicos de los
control constitucional de las leyes. Así las cosas, si una ley procesal instituye una forma del
proceso que prive al individuo de una razonable oportunidad para hacer valer su derecho,
sea contemplada de forma racional, pues siendo el proceso una sucesión de actos procesales
el hecho de que las diversas etapas del proceso se desarrollen mediante la clausura
extinguidos y consumados.
De allí que, cuando se le otorga una oportunidad a las partes de un proceso para
realizar cualquier acto procesal, no basta -se insiste- con el otorgamiento de tal
oportunidad, sino que debe haber un plazo racional para ejercer a cabalidad la defensa, por
tal motivo, el cómputo debe ser preciso, efectivo y cónsono con el fin para el cual ha sido
creado, esto es, garantizar el debido proceso. Al respecto cabe citar al jurista venezolano
Mario Pesci Feltri, quien señala que “[a]l conocerse previamente cómo y cuándo deben
manifestarse las voluntades que se objetivan en los diferentes actos procesales, las partes
diferentes etapas que conforman todo el proceso” (Teoría General del Proceso, Editorial
consagra entre sus diversas manifestaciones el derecho a ser oído, por ello en el numeral 3
derecho a ser oído, no basta con la sola posibilidad de actuar ante el tribunal competente,
sino que tal actuación debe ser ejercida con las debidas garantías (otorgadas por la
imparcial.
“dentro del plazo razonable determinado legalmente”, debe entenderse entonces, que el
ejecución del acto, el cual no puede ser disminuido por el método ejercido para su cómputo,
que, la disposición prevista en el artículo 197 del Código de Procedimiento Civil, resulta en
franca contradicción con el derecho al debido proceso, el cual como se ha dicho comporta a
su vez, el derecho a la defensa. Así, por ejemplo, para la interposición del anuncio de
casación, está estipulado un lapso de diez (10) días, según lo preceptuado en el artículo 314
eiusdem, pero de conformidad con lo previsto en el artículo 197, dicho lapso virtualmente
nunca es el de los diez (10) días fijados por el artículo 314, sino siempre un lapso menor,
abreviación pudiera ser mayor por coincidir con cualquiera de los días Jueves y Viernes
Santos, o en días de Fiesta Nacional, o uno declarado no laborable por ley distinta a la de
despachar; o en forma acumulativa unos u otros días de los señalados en los cuales ni el
Tribunal, ni por ende, las partes pueden actuar. En cuanto se refiere a lapsos y términos
cortos, como por ejemplo, el de los tres (3) días establecidos en el artículo 10; o el de los
dos (2) días del artículo 84 del Código de Procedimiento Civil; o los términos de la
documentos de cinco (5) días cada uno, previstos en el artículo 440 eiusdem; o aquellos
establecidos para el Procedimiento Breve del Título XII, Parte Primera, Libro Cuarto del
Código, conlleva a que tales lapsos y términos podrían quedar abreviados (por virtud de
coincidir con alguno o algunos de los días señalados en el artículo 197, como días no
íntegramente el lapso o término mismo, con un real y efectivo menoscabo del derecho a la
jurisdiccional, al igual que atenta contra el principio de legalidad de los lapsos procesales,
fecha 1º de febrero de 2000 (caso: José Armando Mejías), había establecido de forma
general, que “(...) todo proceso jurisdiccional contencioso debe ceñirse al artículo 49 de la
cual como lo señala dicho artículo, se aplicará sin discriminación a todas las actuaciones
judiciales”. Criterio que fue acogido nuevamente por sentencia de fecha 31 de mayo de
“En efecto, el Artículo 49 de la Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela, dispone que la garantía al debido proceso es aplicable a todas las
actuaciones, tanto judiciales como administrativas; y, seguidamente, enumera los
principios fundamentales que debe contener cualquier iter procesal de manera
concurrente, y el amparo no escapa de ello. Sacrificar el derecho a la defensa de
los ciudadanos -mediante juicios relámpago, por ejemplo- en aras de una mayor
celeridad, sería subvertir el orden lógico de los fundamentos que constituyen el
Estado Democrático, de Derecho y de Justicia que definen a nuestra República.
Precisado lo anterior, considera esta Sala necesario citar la Exposición de
Motivos del Código de Procedimiento Civil dictado en 1986, que con respecto al capítulo
VII, referido al Título IV del Código, donde se regulan los “Actos Procesales”, expresa
lo siguiente:
“ Según la nueva regla adoptada, todos los días calendarios, entran en el cómputo
de los lapsos, con exclusión solamente de aquellos en que el Tribunal no oiga ni
despache ( Artículo 197) y naturalmente, también los de vacaciones judiciales,
durante los cuales queda en suspenso el curso de la causa y de los lapsos
( Artículo 201). Sin embargo, se contempla la hipótesis de los lapsos que debieran
cumplirse en un día que resulte feriado, o en el cual el Tribunal haya dispuesto no
oír ni despachar, en cuyo caso se realizarán el día siguiente, a la hora indicada
( Artículo 200)
Se ha querido con esta modificación, lograr dos objetivos fundamentales, primero,
la uniformidad y certeza en el cómputo de los lapsos, estableciéndose éste por
días calendarios; y segundo, una mayor celeridad en el desarrollo de la causa
(...)”.
cuanto a la exclusividad que en dicho artículo se establece. En tal sentido estima la Sala,
los lapsos, no se entiende la razón jurídica de la distinción entre lapsos de pruebas y los
demás lapsos procesales para aplicarle, según sea el caso, dos formas de cómputo distintas,
pues si bien es cierto que la promoción y evacuación de pruebas son actos procesales de
gran transcendencia en el proceso, no menos importantes son los actos que les preceden y
que le siguen, sobre todo al tratarse el proceso de una secuencia lógica de actos. Además,
tal como está redactada la norma, se pierde la finalidad del método al desaparecer la
razonabilidad del plazo otorgado por el legislador para la ejecución del acto, porque se
los Tribunales -salvo alguna excepción- no despachan los sábados, domingos, días feriados
establecidos por la ley de Fiestas Nacionales, ni tampoco cualquier otro día que decida no
contrariando así -como bien lo apuntan los accionantes- el principio de legalidad de los
lapsos procesales, establecido en el artículo 196 del Código de Procedimiento Civil, pero
Así pues, cuando el artículo 197 del Código de Procedimiento Civil establece que,
el Jueves y el Viernes santo, los declarado días de Fiestas Nacionales, los declarados no
laborables por otras leyes, ni aquellos en los cuales el Tribunal disponga no despachar”
una regla del cómputo, en la excepción, ya que al computarse los demás lapsos procesales
por días calendarios continuos, sin atender a las causas que llevó al mismo legislador a
normativo del artículo 49 de la Constitución de 1999, por disminuir, para el resto de los
actos procesales, el lapso que el legislador consideró -en su momento- razonable para que
las partes cumplieran a cabalidad con los actos procesales que las diferentes normativas
adjetivas prevén. De allí, que esta Sala considere que la contradicción advertida conduce a
jurisdiccional propiamente dicha, como respecto de los derechos de las partes en el proceso.
expuesto, un plazo razonable para todos los actos sin excepción, y por ello, visto que tal
como está redactada la norma contenida en el artículo 197 del Código de Procedimiento
Civil, ésta resulta inconstitucional por ser contraria al debido proceso y al derecho a la
frase: “ (...) los lapsos de pruebas, en los cuales no se computarán...”. Así, ante la
conforme lo dispone el Código de Procedimiento Civil, debe entenderse, que por regla
general los términos y lapsos a los cuales se refiere dicho artículo, tienen que computarse
efectivamente por días consecutivos, en los cuales el Tribunal acuerde dar despacho, no
siendo computables a esos fines aquellos en los cuales el Juez decida no despachar, ni los
sábados, ni los domingos, ni el Jueves y Viernes Santos, ni los días declarados de fiesta o
no laborables por ley, criterio que debe ser aplicado en concatenación con lo dispuesto en
los artículos 199 y 200 del Código de Procedimiento Civil, que establecen:
“Artículo 199.- Los términos o lapsos de años o meses se computarán
desde el día siguiente al de la fecha del acto que da lugar al lapso, y concluirán el
día de fecha igual a la del acto, del año o mes que corresponda para completar el
número del lapso.
El lapso que, según la regla anterior, debiera cumplirse en un día de que
carezca el mes, se entenderá vencido el último de ese mes.
Artículo 200.- En los casos de los dos artículos anteriores, cuando el
vencimiento del lapso ocurra en uno de los días exceptuados del cómputo por el
artículo 197, el acto correspondiente se realizará en el día laborable siguiente”.
En virtud de lo expuesto, esta Sala declara parcialmente nula la norma contenida en
el artículo 197 del Código de Procedimiento Civil, y a tal efecto, ordena que se tenga la
“Artículo 197.Los términos o lapsos procesales se computarán por
días calendarios consecutivos excepto los sábados, los domingos, el Jueves
y el Viernes Santo, los declarados días de fiesta por la Ley de Fiestas
Nacionales, los declarados no laborables por otras leyes, ni aquellos en
los cuales el Tribunal disponga no despachar.”
siguiente tenor:
de dicha ley, que preceptúa: “[q]ueda así reformada la Ley Orgánica del Poder Judicial de
fecha 28 de julio de 1987”. Sin embargo, aún cuando la ley que contiene la norma
“Artículo 19. Los jueces gozarán de vacaciones anuales en la fecha más próxima a
aquellas en que hayan cumplido el año de servicio, de conformidad con lo que
establezca el Consejo de la Judicatura, caso en el cual devengarán además de su
sueldo normal, un bono vacacional equivalente a un mes de sueldo.
Los convocados para llenar las faltas de los jueces se consideran jueces
temporales, y tendrán derecho apercibir una remuneración equivalente al sueldo
asignado a su titular.
En los casos en que las normas procesales correspondientes no lo impidan, las
vacaciones de los jueces no suspenderán el curso de las causas ni los lapsos
procesales”.
reforma, estima la Sala, que de existir presunta violación constitucional, tal como se la
1998, y por tal razón, al estar aquélla reformada, pasa esta Sala a examinar los alegatos de
observa:
Los accionantes alegan que la referida norma establecida en la Ley Orgánica del
Poder Judicial viola el derecho constitucional relativo al disfrute de las vacaciones anuales
consagrado en el primer aparte del artículo 86 de la Constitución de 1961, derecho que, con
siguiente forma:
Artículo 90. La jornada de trabajo diurna no excederá de ocho horas
diarias ni de cuarenta y cuatro semanales. En los casos en que la ley lo
permita, la jornada de trabajo nocturna no excederá de siete horas diarias
ni de treinta y cinco semanales. Ningún patrono o patrona podrá obligar
a los trabajadores o trabajadoras a laborar horas extraordinarias. Se
propenderá a la progresiva disminución de la jornada de trabajo dentro
del interés social y del ámbito que se determine y se dispondrá lo
conveniente para la mejor utilización del tiempo libre en beneficio del
desarrollo físico, espiritual y cultural de los trabajadores y trabajadoras.
Los trabajadores y trabajadoras tienen derecho al descanso semanal
y vacaciones remunerados en las mismas condiciones que las
jornadas efectivamente laboradas.” ( Resaltado de la Sala)
Así las cosas, observa esta Sala que los argumentos planteados por los accionantes
1987, cuyo contenido se prevé ahora en el artículo 19 la Ley Orgánica del Poder Judicial,
se centran en dos aspectos: por una parte, en el derecho que tienen los abogados litigantes
Vacacional”.
parte de un abogado para con un cliente podría considerarse como un contrato de trabajo, y
que en virtud de ello, todo abogado litigante tiene derecho a tomarse un descanso anual
como cualquier trabajador, por ello, con el actual régimen que establece la reforma del
artículo 18 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, se impide que los abogados litigantes
SALA CONSTITUCIONAL
Es claro, pues, que las decisiones judiciales contra las cuales piden se
les ampare, que condujeron a la ejecución de la medida cautelar, no pueden
afectar directamente el patrimonio de cada una de las accionantes, siendo
que las acciones sobre las cuales se decretó la medida preventiva son de la
única y exclusiva propiedad de la comunidad conyugal y no forman parte de
los patrimonios de las accionantes. Esta falta de legitimación observada por la
Sala determina que no se hayan producido las supuestas lesiones a los
derechos constitucionales invocados. Por lo demás bastaría, como
efectivamente se desprende de las actas de este juicio, especialmente del acta
de la Asamblea General Extraordinaria de Accionistas de la empresa Oficina
González Laya, C.A., celebrada en fecha 15 de junio de 1994, que el haber
accionario correspondiente a la comunidad conyugal, cuya partición dio lugar
a las medidas judiciales, fuese mayoritario, para que la administración
decretada de las acciones representativas del capital social perteneciente a
dicha comunidad conyugal, alcanzara irremediablemente a la administración
de los intereses patrimoniales de las sociedades mercantiles demandantes, ya
que de acuerdo con el artículo 764 del Código Civil, en concordancia con el
artículo 191 eiusdem, el Juez de familia está facultado para nombrar
administrador de los bienes comunes a fin de evitar que se vea gravemente
perjudicado uno de los comuneros, si el otro, sin tener mayoría, pudiese tomar
por sí solo, como representante de las acciones comunes, las decisiones
administrativas y funcionales de la empresa. Tal situación en forma alguna
acarrearía violación constitucional por parte de las sentencias que se
impugnan.
Así, en la demanda que ha dado origen a este procedimiento de
amparo, no se determinan los hechos concretos en virtud de los cuales
podrían surgir para las empresas demandantes los derechos
constitucionales que pretenden, ni tampoco se determina en qué consisten
los hechos por los cuales cada una de ellas haya resultado realmente
afectada por las decisiones contra las cuales solicitan se les ampare, pues
para ello no basta alegar simplemente que son personas jurídicas diferentes
de los socios.
Esto demuestra que, para precisar cuál ha sido la posible lesión
sufrida por cada una de las accionantes, sería necesario que establecieran
los hechos concretos que legal o estatutariamente sirvan de causa jurídica a
su pretensión de amparo; no basta a la pretensión de las querellantes con
decir que han sido afectadas en su administración y patrimonio. No pueden
plantear su pretensión en la forma que lo han hecho, porque la concreta
individualización de las circunstancias de las que nacería su estado de
insatisfacción por el cual solicitan la providencia jurisdiccional que los
tutele sería distinto.
La doctrina más calificada, define en los siguientes términos el
significado de la legitimación a la causa:
PEDRO RONDÓN HAAZ
El Secretario,
JOSE LEONARDO REQUENA CABELLO
JMDO/ns
Exp. n° 00-0096.-
SALA CONSTITUCIONAL
5.- Que el referido funcionario hizo varias declaraciones a la prensa, en las que
desestimó las solicitudes de Aeropostal, al tiempo que beneficiaba las de ASERCA, lo que
demostraría su parcialidad a favor de ésta última.
5.- Siendo pues, que las acciones de nulidad, referidas tanto a vicios de ilegalidad
como de inconstitucionalidad interpuestas contra actos, actuaciones u omisiones imputables
a los órganos subalternos que integran la Administración Pública Nacional Central,
conciernen a la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo conforme a la competencia
residual contenida en el artículo 185.3 de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia,
según el cual, corresponde a esa Corte conocer “De las acciones o recursos de nulidad que
puedan intentarse por razones de ilegalidad (e inconstitucionalidad) contra los actos
administrativos emanados de autoridades diferentes a las señaladas en los ordinal 9°, y
numerales 10, 11 y 12 del artículo 42 de esta Ley (actos generales de las máximas
autoridades de los órganos unipersonales o colegiados del Poder Público; actos
administrativos individuales de las máximas autoridades Poder Ejecutivo Nacional; actos
de los órganos del Poder Público, en los casos no previstos en los ordinales 3º, 4º y 6º del
artículo 215 de la Constitución -jurisdicción constitucional y reglamentos- y actos
administrativos generales o individuales del Consejo Supremo Electoral o de otros órganos
del Estado de igual jerarquía a nivel nacional), si su conocimiento no estuviere atribuido a
otro tribunal”; y visto que el presente recurso de amparo constitucional está dirigido contra
una serie de actos dictados por la Dirección General Sectorial de Transporte Aéreo,
dependencia del entonces Ministerio de Transporte y Comunicaciones, por tanto excluida
del ordinal 9°, y numerales 10, 11 y 12 del artículo 42 de la mencionada Ley Orgánica, es
por lo que el Tribunal competente para conocer de la mencionada acción es la Corte
Primera de lo Contencioso Administrativo, y así se declara en definitiva.
III
DECISIÓN
Por las razones que anteceden, este Tribunal Supremo de Justicia, en Sala
Constitucional, administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la
ley, declara:
2.- Que corresponde a la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo la
competencia para conocer y decidir la presente causa.
Sala constitucional
MAGISTRADO PONENTE: ANTONIO GARCÍA GARCÍA
En fecha 10 de enero de 2001 fue recibido en esta Sala Constitucional del
Tribunal Supremo de Justicia, proveniente de la Corte de Apelaciones del Circuito
Judicial Penal del Estado Miranda, el oficio Nº 16 de fecha 4 de enero de 2001,
adjunto al cual, se remitió el expediente Nº 1745-2000 (nomenclatura de dicha
Corte), en virtud de la consulta de ley a que está sometida la sentencia dictada por
la referida Corte de Apelaciones en fecha 27 de diciembre de 2000, que declaró
inadmisible la acción de amparo constitucional interpuesta por el ciudadano
CARLOS ALEXIS CARDELLICCHIO BORGES contra una presunta omisión de
pronunciamiento por parte del Tribunal Segundo de Ejecución del mismo Circuito
Judicial Penal.
En la misma fecha se dio cuenta en Sala y se designó ponente al
Magistrado que con tal carácter suscribe el presente fallo.
Efectuado el estudio individual del expediente esta Sala pasa a decidir,
previas las siguientes consideraciones:
I
DE LA ACCIÓN DE AMPARO CONSTITUCIONAL
Alega el accionante que en fecha 7 de agosto de 1996, el entonces Juzgado Tercero
Juzgado), donde se dictaminó, entre otras cosas, que la Alcaldía del Municipio Carrizal del
Estado Miranda debía hacerle entrega, como único propietario, unos equipos de
sentencia ésta que según el dicho del accionante fue ratificada por el también entonces
Régimen Procesal Transitorio, emitió nuevo pronunciamiento donde de igual forma ordena
Alcaldía, sentencia que -refiere- también fue ratificada por la Corte de Apelaciones del
Circuito Judicial Penal del Estado Miranda en fecha 17 de enero de 2000. No obstante ello
Judicial Penal del Estado Miranda hizo caso omiso a las referidas sentencias, por lo que
consideró que dicha omisión le conculca sus derechos constitucionales consagrados en los
artículos 19, 21, 25, 30, 51, 115 y 140 de la Constitución vigente.
II
ALEGATOS DEL JUZGADO ACCIONADO EN AMPARO
La abogada Rosa Amarista de Oropeza, en su carácter de Juez de Primera Instancia
Judicial Penal del Estado Miranda, rindió informe en relación a la causa Nº 2E2331/00
agosto de 2000, recibió la causa antes identificada, y previo análisis y estudio de las misma,
procedió a ejecutar el fallo de conformidad con lo dispuesto en el artículo 472 del Código
Orgánico Procesal Penal, donde entre otras cosas ordenó remitir las actuaciones al Archivo
Judicial para su cuido y resguardo; toda vez que la orden de entrega de los bienes
materiales fue ordenado por el extinto Juzgado Primero de Primera Instancia en lo Penal
para el Régimen Procesal Transitorio del circuito en fecha 21 de enero de 2000, por lo que,
Ejecución, se corresponde a una interpretación taxativa del artículo 472 del Código
del Estado Miranda, publicada en fecha 27 de diciembre de 2000, se declaró sin lugar la
acción de amparo propuesta contra la presunta omisión de pronunciamiento por parte del
Tribunal Segundo de Ejecución de ese Circuito Judicial Penal, por considerar que el
petitorio del accionante constituía una solicitud de ejecución de sentencia y que por tanto,
según sentencia dictada por la entonces Corte Suprema de Justicia con ponencia del
Magistrado Héctor Paradísi Léon, la acción de amparo constitucional no podía tener ese fin
o propósito, ya que si el solicitante había obtenido una sentencia favorable, los posibles
obstáculos, trabas o impedimentos que tuviere para ejecutarla no son valederos para ejercer
la acción, “(...) pues hacerlo será tanto como ejecutar los fallos y sentencias dentro de una
IV
CONSIDERACIONES PARA DECIDIR
En primer término, corresponde a esta Sala determinar su competencia para
conocer de la consulta de ley a que está sometida la sentencia de amparo dictada en
fecha 27 de diciembre de 2000 por la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal
del Estado Miranda.
A tales efectos, se observa que mediante sentencias del 20 de enero de 2000 -casos
Emery Mata Millán y Domingo Ramírez Monja-, esta Sala Constitucional se declaró
competente para conocer en segunda instancia de las apelaciones y consultas en amparo
que prevé el artículo 35 de la ley orgánica que rige la materia, cuando dichas acciones
sean conocidas en primera instancia por los Tribunales o Juzgados Superiores y Cortes
de Apelaciones (salvo aquellas conocidas por los Juzgados Superiores en ejercicio de su
competencia en lo Contencioso Administrativo, de cuya apelación o consulta deberá
conocer la Corte Primera de la Contencioso Administrativo. Vid. sentencia de esta Sala
del 14 de marzo de 2000, caso Elecentro).
Por tanto, en virtud del criterio sostenido en las sentencias antes
referidas, y visto que la sentencia ha sido dictada por la Corte de Apelaciones
del Circuito Judicial Penal del Estado Miranda, esta Sala resulta competente
para conocer en consulta la sentencia antes referida. Así se declara.
Determinado lo anterior, esta Sala observa que la acción de amparo cursante
en autos fue interpuesta contra una presunta omisión de pronunciamiento por
parte del Juzgado Segundo de Ejecución del Circuito Judicial Penal del Estado
Miranda, por considerar el accionante que dicho juzgado hizo caso omiso a las
sentencias dictadas por el Juzgado Tercero para el Régimen Procesal
Transitorio y por la Corte de Apelaciones que conoció y ratificó en alzada la
sentencia dictada por este Juzgado, donde se ordenó a la Policía del Municipio
Carrizal del Estado Miranda, hacer entrega al ciudadano Carlos Cardellicchio
-hoy accionante en amparo- unos equipos de telecomunicaciones que son de su
propiedad y que el indicado cuerpo policial tenía bajo su posesión y uso.
Ahora bien, según se evidencia de autos la orden de entrega de los equipos de
telecomunicaciones a los cuales los señalados órganos jurisdiccionales se han
referido, obedece a que los mismos formaban parte del cuerpo del presunto
delito de hurto denunciado por el ciudadano Francisco Rafael Cruz, en donde
se señalaba como presumible autor al ciudadano Carlos Cardellicchio,
correspondiéndole el conocimiento de dicha averiguación sumarial al entonces
Juzgado Tercero de Primera Instancia en lo Penal de la Circunscripción
Judicial del Estado Miranda, quien una vez realizado las actuaciones
necesarias para el esclarecimiento de los hechos, declaró terminada la
averiguación, por cuanto los mismos no revestían carácter penal, en virtud de
que el hoy accionante en amparo demostró mediante facturas ser el legítimo
propietario de los equipos de telecomunicaciones denunciados como hurtados
por el ciudadano Francisco Cruz, decisión ésta que fue ratificada por el
correspondiente Juzgado Superior, correspondiéndole el conocimiento de
dicha causa con la entrada en vigencia del Código Orgánico Procesal Penal,
al Juzgado Primero de Primera Instancia para el Régimen Procesal
Transitorio, quien una vez definitivamente firme la decisión que dictó en fecha
18 de noviembre de 1999, donde ordenó la entrega de los referidos bienes al
ciudadano Carlos Alexis Cardellicchio, en fecha 21 de enero de 2000, dictó
auto cuya copia certificada riela al folio 31 del expediente, cuyo contenido es
del siguiente tenor:
“Vista la solicitud de fecha 20 de enero del año dos mil, por parte del
ciudadano CARLOS ALEXIS CARDELLICCHIO BORGES, en su carácter de
Representante de la Empresa A.C.T.C SRL debidamente asistido por la Dra.
Virginia Rivero, por medio de la cual solicita la Ejecución de la decisión de fecha
17/01/2000, dictada por la Corte de Apelaciones de este Circuito Judicial, este
Tribunal decreta su ejecución y ordena la entrega de los Equipos de Radio
Comunicaciones descritos en autos, al ciudadano CARLOS ALEXIS
CIRDELLICCHIO BORGES y al efecto se acuerda librar oficio a la Alcaldía del
Municipio Carrizal del Estado Miranda a fin de que se haga efectiva la entrega de
los equipos (...)”.
Sobre tales alegatos, la abogada Rosa Amarista de Oropeza, en su carácter de
Juez Segundo de Ejecución, en su acta de informe que fue realizada con
ocasión a la audiencia constitucional, y que riela al folio setenta y ocho (78)
del expediente, señaló lo siguiente:
“En fecha 22-08-00, se recibió la causa signada bajo el Nº
2E2331/00 en este Despacho, previo análisis y estudio de la misma, se procede a
ejecutar el fallo, todo ello de conformidad con lo dispuesto en el artículo 472 del
Código Orgánico Procesal Penal en la forma que a continuación se expone:
1.- Oficiar al jefe de la Oficina Central de Información Policial del
Cuerpo Técnico de Policía Judicial (C.I.P.O.L) para la exclusión de pantalla.
2.- Remitir las actuaciones del Archivo Judicial para su cuido y
resguardo; toda vez que la orden de entrega de los bienes materiales fue
ordenada por el extinto Juzgado Primero de Primera Instancia en lo Penal para
el Régimen Procesal Transitorio del Circuito Judicial Penal del Estado Miranda
con sede en Los Teques en fecha 21-01-00, según oficio 287.
El criterio manifestado en la decisión de este Tribunal de
Ejecución, se corresponde a una interpretación taxativa del artículo 472 del
Código Orgánico Procesal Penal, infiriéndose que la pena a ejecutar es corporal
y no material, esto correspondería en todo caso a la Oficina de Ejecución de
Medidas de los Tribunales correspondientes en materia civil”.
Por su parte, la sentencia consultada consideró que la acción de amparo
fue interpuesta por el accionante a fin de lograr la ejecución de las sentencias
antes referidas, por lo que estimó declarar improcedente la acción de amparo
al considerar que la pretensión del accionante no era acorde con la finalidad
del amparo constitucional, dejando entrever con tal razonamiento la
consultada, que se hacía conteste con el criterio expuesto por la titular del
Juzgado de Ejecución, en el sentido, de que la entrega corporal de los bienes a
la cual se refieren las sentencias mencionadas le correspondía a la Oficina de
Ejecución de Medidas de los Tribunales correspondientes a la materia civil.
En base a lo anterior, y teniendo en cuenta que lo que el accionante
consideró como una omisión de pronunciamiento, el Juzgado Segundo de
Ejecución no lo estimó dentro de su competencia, esta Sala considera
necesario analizar las funciones de los Juzgados de Ejecución de sentencias
penales, para lo cual observa:
La naturaleza jurídica de la fase de ejecución de sentencia penal, por ser de
carácter complejo -dado la extensa normativa que la regula- se podría decir,
partiendo de la nueva concepción que el Código Orgánico Procesal Penal le
otorga a dicha fase, que obedece a una naturaleza judicial y a la par
administrativa, pues se procura concretar mayores garantías al sentenciado
quien puede impugnar por vía judicial las decisiones que tengan que ver con la
ejecución de su sentencia pero estando bajo la custodia del Ejecutivo Nacional
todo lo relativo al cumplimiento de la misma -en caso de sentencias
condenatorias con penas corporales-.
Este cambio de concepción en la normativa -en la concepción anterior
prevalecía el carácter administrativo- obedece a la finalidad de unificar el
régimen de ejecución de sentencias penales, a través de la creación de un
órgano judicial cuya competencia es la de velar por el pleno cumplimiento de
los mandamientos judiciales.
Así, los Juzgados de Ejecución como órganos encargados de ejecutar las
sentencias penales tienen entre sus competencias las dispuestas en el artículo
472 del Código Orgánico Procesal Penal, que dispone:
“Artículo 472. Competencia. Al tribunal de ejecución corresponde:
1º. La ejecución de las penas y medidas de seguridad impuestas
mediante sentencia firme;
2º. Todo lo relacionado con la libertad del penado, rebaja de penas,
suspensión condicional de la ejecución de la pena, redención de la pena por
el trabajo y el estudio y extinción de la pena;
3º. La determinación del lugar y condiciones en que se deba cumplir la
pena o la medida de seguridad;
4º. La acumulación de penas en caso de varias sentencias
condenatorias dictadas en procesos distintos contra la misma persona”.
Sin embargo, no obstante el presunto carácter taxativo de la citada norma, de
la lectura de la misma no puede desprenderse que la única competencia de los
juzgados de ejecución será ejecutar penas privativas de libertad, pues, tal
afirmación se encuentra desvirtuada con el principio de iniciación de oficio de
la ejecución de la sentencia, que establece, que una vez declarada firme una
sentencia, el paso siguiente es su ejecución, y el órgano competente debe
proceder a ejecutarla sin que nadie lo solicite, de lo que se desprende, que
basta con que la sentencia sea dictada y declarada definitivamente firme por
un tribunal con competencia en materia penal para que el Juzgado de
Ejecución resulte obligado a ejecutarla, más allá del carácter corporal o
pecuniario de la sanción que el dispositivo de la misma contenga. Ésta, es la
conclusión a la que se debe llegar de la intención del legislador de judicializar
el proceso de ejecución de sentencias penales, pues, de que serviría que se
delegue en los jueces la potestad de administrar justicia si se necesita acudir a
otros órganos no jurisdiccionales para cumplir y hacer cumplir lo juzgado,
cuando tal supuesto obviamente desnaturaliza la función del Estado de
mantener el orden jurídico, afectando además el derecho del justiciable de
obtener una tutela judicial efectiva. De manera que, las competencias de los
Juzgados de ejecución establecidas en el artículo 472 del Código Orgánico
Procesal Penal, no debe entenderse como las únicas a las cuales dichos
juzgados deben circunscribir su actividad, y muestra de ello es lo establecido
en el artículo 2º eiusdem, que establece:
“Artículo 2º. Ejercicio de la jurisdicción. La justicia penal se administrará
en nombre de la República y por autoridad de la ley.
Corresponde a los tribunales juzgar y hacer ejecutar lo juzgado” (subrayado
de esta Sala).
Afirmación que se encuentra también corroborada con lo establecido en la
exposición de motivos de dicho Código en lo atinente a su Libro Quinto, donde
se expuso:
“El Libro Quinto está dedicado a la ejecución de la
sentencia. Se crea por disposición de este Libro la figura del juez de ejecución de
penas y medidas de seguridad [...] que conocerá de todas las consecuencias que
acarrean las sentencias del tribunal de juicio” (Subrayado de la Sala).
Por tanto, cuando se menciona “todas las consecuencias” con ello se
refiere, sin lugar a dudas, al cumplimiento de la pena, a la entrega de objetos,
al pago de multas y todo lo concerniente a la totalidad de la ejecución del
dispositivo del fallo, sea éste condenatorio, absolutorio, de penas corporales o
de penas pecuniarias.
De manera que de lo hasta aquí expuesto, se evidencia de forma irrevocable
que el Juzgado Segundo de Ejecución del Circuito Judicial Penal del Estado
Miranda, efectivamente, incurrió en omisión de pronunciamiento, al resultar
competente para ejecutar la sentencia dictada por el Juzgado Primero de
Primera Instancia para el Régimen Procesal Transitorio, y no proveer acerca
de la entrega material de los equipos de telecomunicaciones propiedad del
ciudadano Carlos Cardellicchio que están en posesión y uso de la Policía del
Municipio Carrizal de dicha Entidad Federal; y lo que es más grave aún, actuó
de forma precipitada al dar por hecho lo que debía ser objeto de verificación y
ordenar el archivo del expediente, sin que constase en él que la entrega de los
mismos se había realizado en su totalidad, violando en consecuencia el
derecho constitucional del accionante, a obtener oportuna respuesta de los
órganos públicos sobre los asuntos que sean de su competencia, consagrado en
el artículo 51 de la Constitución.
De forma que, tal como quedara demostrado, el objeto del accionante en
amparo no era la de ejecutar la sentencia, pues tal fin lo pretendió alcanzar
con la solicitud que le hiciera al Juzgado Segundo de ejecución, sino que
pretendía con la interposición del amparo, que se le tutelara su derecho
constitucional a obtener oportuna respuesta de éste órgano jurisdiccional que
estaba llamado a ejecutar la sentencia donde se ordenó a la Policía del
Municipio Carrizal entregarle unos equipos de telecomunicaciones de su
propiedad y que en contravención a su deber no lo hizo, así que, ciertamente
como lo alegó la sentencia consultada, mediante la acción de amparo
constitucional no se puede pretender la ejecución de una sentencia ya que ésta
tiene por finalidad tutelar derechos constitucionales, pero la consultada debió
distinguir primero cual era el alcance de la competencia de los Juzgados de
Ejecución y posteriormente distinguir el objeto de la acción de amparo (que no
era otro que la omisión de pronunciamiento sobre la ejecución de una
sentencia), del objeto de la solicitud hecha ante el Juzgado de Ejecución (que
era la ejecución propiamente dicha), motivo por el cual esta Sala
Constitucional REVOCA la sentencia consultada dictada por la Corte de
Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Estado Miranda en fecha 27 de
diciembre de 2000, y en consecuencia declara con lugar la acción de amparo
constitucional interpuesta por el ciudadano Carlos Cardellicchio, contra la
omisión de pronunciamiento en que incurriera el Juzgado Segundo de
Ejecución del mismo Circuito Judicial Penal, por lo que igualmente, revoca la
decisión dictada por éste Juzgado donde ordena el archivo del expediente, y se
le ordena al mismo realizar todas las diligencias conducentes para la entrega
material de los bienes propiedad de dicho ciudadano y ordenar el archivo del
expediente sólo cuando la misma se haya realizado en su totalidad. Así se
decide.
V
DECISIÓN
Por las consideraciones anteriormente expuestas, este Tribunal
Supremo de Justicia en Sala Constitucional, administrando justicia en
nombre de la República por autoridad de la ley:
1.- REVOCA la sentencia dictada por la Corte de Apelaciones del
Circuito Judicial Penal del Estado Miranda, en fecha 21 de diciembre de 2000
sometida a consulta por imperio del artículo 35 de la Ley Orgánica de
Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales.
2.- Declara CON LUGAR la acción de amparo interpuesta por el
ciudadano Carlos Alexis Cardellicchio contra la omisión de pronunciamiento
en la que incurrió el Juzgado Segundo de Ejecución del Circuito Judicial
Penal del Estado Miranda, en el sentido de proveer acerca de la entrega
material de los equipos de telecomunicaciones propiedad del accionante y
que se encuentra en posesión y uso de la Policía del Municipio Carrizal del
Estado Miranda.
3.- A los fines del restablecimiento de la situación jurídica infringida,
REVOCA la decisión dictada por el Juzgado Segundo de Ejecución del
Circuito Judicial Penal del Estado Miranda, donde se ordena el archivo del
expediente e insta a dicho Juzgado a que realice todas las diligencias
necesarias para se verifique la entrega material de los bienes propiedad del
ciudadano Carlos Cardellicchio.
4.- De conformidad con lo dispuesto en el artículo 27 de la Ley
Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales, se
ACUERDA remitir copia certificada de la presente decisión a la Inspectoría
General de Tribunales, a fin de que resuelva sobre la procedencia o no de la
medida disciplinaria que hubiere a lugar.
Publíquese y regístrese. Remítase el expediente al tribunal de origen.
Cúmplase lo ordenado.
Dada, firmada y sellada, en la Sala de Audiencias de la Sala Constitucional
del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los 06 días del mes de febrero
de dos mil uno. Años: 189º de la Independencia y 141º de la Federación.
El Presidente,
IVÁN RINCÓN URDANETA
SALA CONSTITUCIONAL
MAGISTRADO-PONENTE: JESÚS EDUARDO CABRERA ROMERO
En fecha 9 de mayo de 2000, los abogados Alexis Pinto D`Ascoli y
Guillermo Trujillo Hernández, en su carácter de apoderados judiciales de
CORPORACIÓN DE TURISMO DE VENEZUELA (CORPOTURISMO), de
conformidad con la sustitución de poder realizada por la abogada Joely
Margarita Torres Colmenares, quien posee poder de dicha entidad,
interpusieron acción de amparo constitucional contra la sentencia de fecha
9 de noviembre de 1999 dictada por la Sala Político-Administrativa de la
extinta Corte Suprema de Justicia, mediante la cual se declara parcialmente
con lugar la demanda por cumplimiento de contrato e indemnización de
daños y perjuicios intentada por la empresa OLIMPIA TOURS AND TRAVEL,
C.A. contra la CORPORACIÓN DE TURISMO DE VENEZUELA
(CORPOTURISMO) y en consecuencia condenó a dicha empresa al pago de
CIENTO VEINTICUATRO MIL SEISCIENTOS OCHENTA Y DOS DOLARES DE
LOS ESTADOS UNIDOS DE AMERICA (US$ 124.682,00); la cantidad de UN
MIL DÓLARES DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMERICA (US$ 1.000,00), así
como el monto correspondiente a los intereses moratorios desde el 13 de
noviembre de 1993 hasta la fecha del fallo. Todo ello, por concepto del pago
que en nombre de CORPOTURISMO hiciera la empresa demandante a la IX
Feria Turística de Quebec, Canadá.
En fecha 9 de mayo de 1999, se designó como ponente al Magistrado
Moisés Troconis y en fecha 19 de mayo de 2000 se reasignó la ponencia
designándose como tal a quien con tal carácter suscribe la presente
decisión.
En fecha 25 de mayo de 2000, se dio cuenta de diligencia interpuesta
por el ciudadano Roberto Ackerman, en su carácter de Presidente de la
sociedad mercantil OLIMPIA TOURS AND TRAVEL haciéndose parte como
interesada directa en el presente proceso, en su carácter de demandante en
el juicio llevado ante la Sala Político- Administrativo de la extinta Corte
Suprema de Justicia del cual resultó la sentencia definitivamente firme,
objeto de la presente acción de amparo constitucional. Legalmente asistido
por el abogado Luis Felipe Blanco Souchon, el ciudadano Roberto
Ackerman expresó lo siguiente:
“... al revisar las actuaciones, hoy 25 de mayo del año
2000, Dejo constancia Expresa y así fue constatado
por personas presentes en la Sala, Que ni la nota
supuesta de recibo del expediente, ni la actuación de
cuenta y designación del Ponente de fecha 17 de mayo
del año 2000, Están firmadas por la Secretaría de la
Sala, razón (sic) por la cual Se debe tener por No
Presentado para la fecha dicha solicitud ni sus
Recaudos. Pido así se declare por Auto Expreso...”
En la misma fecha se dio cuenta de un escrito presentado por el
mismo ciudadano Roberto Ackerman mediante el cual alega su legitimación
para actuar y ratifica lo establecido en la diligencia presentada en la misma
fecha, antes citada, y expresa que “... el escrito presentado ... no se
encuentra suscrito por el Secretario de la Sala en violación de las
disposiciones contenidas en el Ordinal 3 del Artículo 49 de la Ley de la Corte
Suprema de Justicia y en el artículo 106 del Código de Procedimiento Civil,
por lo cual el mismo debe tenerse como no presentado y en consecuencia
declarar la nulidad del mismo, por cuanto esta presentación es esencial para
la validez de los actos posteriores, de este proceso”. En este sentido, el
diligenciante solicitó de esta Sala “declare la nulidad de la presentación
realizada...”.
En fecha 26 de mayo de 2000, se dio cuenta en Sala de la diligencia
interpuesta por el ciudadano Roberto Ackerman mediante la cual solicita se
deje constancia “del hecho irregular” sucedido en ese mismo día,
representado por el hecho de que habiendo éste solicitado fotocopia de la
“página trasera de la demanda incoada por CORPOTURISMO” en la cual,
según lo expresa el diligenciante, no se encontraba la firma del Secretario, al
momento de haber recibido la referida fotocopia ésta incluía la firma del
Secretario “...subsanando ilegalmente una falla formal...”.
En fecha 3 de agosto de 2000, se recibió ante esta Sala diligencia
suscrita por el ciudadano Roberto Ackerman en su carácter de Presidente de
OLIMPIA TOUR AND TRAVEL C.A., quien ratifica lo expuesto en las
diligencias presentadas con anterioridad y expone la supuesta ilegalidad de
la sustitución de poder otorgada a los abogados Guillermo Trujillo y Alexis
Pinto D`Ascoli por parte de la abogada Joely Margarita Torres Colmenares.
La representación de OLIMPIA TOUR AND TRAVEL C.A., alega en su escrito
que según el ordinal 1º del artículo 15 de la Ley Orgánica de Turismo, para
que el Presidente(a) pueda constituir apoderados generales y especiales, es
necesaria la previa autorización del directorio de dicho organismo. En
concordancia con ello, alega la representación de OLIMPIA TOUR AND
TRAVEL C.A., que el Directorio autorizó a la Presidenta de la recurrente con
fecha posterior a la sustitución de poderes mencionada “...para la
contratación de los Abogados GUILLERMO TRUJILLO Y ALEXIS PINTO
D’ASCOLI...”
En fecha 10 de agosto de 2000, los abogados Joely Margarita Torres
Colmenares, Alexis Pinto D`Ascoli y Guillermo Trujillo Hernández en su
carácter de apoderados de la Corporación de Turismo de Venezuela
(CORPOTURISMO), interpusieron escrito ante esta Sala mediante el cual
REFORMAN parcialmente la solicitud de amparo constitucional interpuesta
en fecha 9 de mayo de 1999, en cuanto a que la pretensión de éstos no se
concreta en una solicitud de amparo constitucional contra la sentencia de
fecha 9 de noviembre de 1999 dictada por la Sala Político- Administrativa de
la extinta Corte Suprema de Justicia, tal como fue expuesto en su escrito de
fecha 9 de mayo de 2000, sino que requieren de esta Sala que: “...en ejercicio
de la extraordinaria facultad de revisión del cumplimiento e interpretación de
los valores constitucionales que le confiere el ordinal 10 del artículo 336 de
la vigente Constitución, REVISE el indicado fallo en virtud de las gravísimas
violaciones a las garantías judiciales de nuestra representada contenidas en
el mismo, particularmente, el derecho al debido proceso y a la defensa”.
En la reforma parcial interpuesta, los recurrentes ratifican los hechos
expuestos en el Capítulo I del escrito original presentado en fecha 9 de mayo
de 2000.
I
CONSIDERACIONES PREVIAS
II
CONTENIDO DE LA SOLICITUD DE REVISION EXTRAORDINARIA
En fecha 10 de agosto de 2000, la representación de la Corporación de
Turismo de Venezuela (CORPOTURISMO) interpuso una reforma de la acción
de amparo constitucional presentada en fecha 9 de mayo de 2000, en vista
de que según la recurrente el recurso interpuesto fue “erróneamente”
calificado de acción de amparo constitucional contra el fallo dictado en
fecha 9 de noviembre de 1999 por la Sala Político Administrativa de la extinta
Corte Suprema de Justicia que declaró parcialmente con lugar la demanda
por cobro de bolívares interpuesta por OLIMPIA TOURS AND TRAVEL, C.A.
contra Corporación Turismo de Venezuela (CORPOTURISMO). La recurrente
pretende mediante su reforma, que esta Sala “…en ejercicio de la
extraordinaria facultad de revisión del cumplimiento e interpretación de los
valores constitucionales que le confiere el ordinal 10 del artículo 336 de la
vigente Constitución, REVISE el indicado fallo en virtud de las gravísimas
violaciones a las garantías judiciales…” de su representada según
presuntamente se desprenden de la sentencia impugnada, específicamente
concretadas en la violación del derecho al debido proceso y a la defensa.
En tal sentido, la recurrente alega que esta Sala posee la potestad de
revisar sentencias de las otras Salas de este Tribunal conforme a lo
establecido en el artículo 7 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela el cual establece que “… todas las personas y órganos que
ejercen el Poder Público están sujetos a esta Constitución.” Asimismo,
señala lo establecido en el artículo 2 del Texto Fundamental el cual declara
que “Venezuela se constituye en un Estado democrático y social de Derecho
y Justicia, que propugna como valores superiores de su ordenamiento
jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la
solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y en general, la
preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político”.
Con base en esto la recurrente expresa:
“Por tanto, la garantía y vigencia efectiva de tales
principios: supremacía y fuerza normativa de la
Constitución, que implica el sometimiento de
todos los actos del Poder Público al control
constitucional, y preeminencia de los derechos
humanos, constituyen los pilares fundamentales
sobre los cuales se erige el vigente régimen
constitucional, cuya preservación y salvaguarda
tenía que ser encomendado a algún órgano del
Poder Público, que no es otro que esa Sala
Constitucional en virtud de lo establecido en el
numeral 1 y el último aparte del artículo 266 de la
Constitución, en concordancia con lo establecido
en los artículos 335 y 336 ejusdem.
Es por ello que consideramos más que justificado
recurrir ante Uds., ciudadanos Magistrados, en
procura de la revisión constitucional extraordinaria
que otorga a esa Sala el mencionado ordinal 10 del
artículo 336 de la Constitución, en relación al fallo
emitido en fecha 9 de noviembre de 1999 por la
Sala Político Administrativa de la extinta Corte
Suprema de Justicia, mediante el cual resolvió en
forma definitiva la acción que por cobro de sumas
de dinero intentara la empresa OLIMPIA TOURS
AND TRAVEL, C.A. contra CORPOTURISMO.”
En cuanto a la presunta inconstitucionalidad de la decisión
impugnada que dio origen a la solicitud de revisión extraordinaria solicitada
por la representación de Corporación de Turismo de Venezuela
(CORPOTURISMO), la recurrente señala que el proceso llevado a cabo por la
Sala Político-Administrativa y que resultó en la decisión impugnada, “…se
sustanció y tramitó SIN QUE LA CORPORACIÓN DE TURISMO DE
VENEZUELA FUERA VÁLIDAMENTE CITADA PARA COMPARECER EN
DICHO JUICIO, YA QUE LA CITACIÓN SE HIZO EN PERSONA QUE NO
PODÍA LEGALMENTE REPRESENTARLA.”
En tal sentido, alega la recurrente que en fecha 21 de noviembre de
1996 la Sala Político-Administrativa declaró nulo el poder otorgado por el
Presidente de la Corporación de Turismo de Venezuela al abogado Jesús
Olivares y por ello, siendo éste el que se había dado por citado “en fecha 28
de enero de 1997, los nuevos apoderados de CORPOTURISMO…
procedieron a solicitar la nulidad de dicha citación y, como consecuencia de
ello, la reposición de la causa al estado en que se fije oportunidad para dar
contestación a la demanda”. Señala la recurrente que en fecha 13 de marzo
de 2000, el Juzgado de Sustanciación de la Sala Político Administrativa de la
extinta Corte Suprema de Justicia declaró sin lugar la solicitud de reposición
de la causa, decisión que fue apelada.
En fecha 9 de noviembre de 1999, la Sala Político-Administrativa de la
extinta Corte Suprema de Justicia publicó la sentencia definitiva objeto de la
presente solicitud de revisión. En dicha decisión la Sala Político
Administrativa, en primer término, declaró sin lugar la apelación interpuesta
y negó la reposición de la causa. Tal decisión se fundamentó en que, a pesar
de que la citación fue declarada nula, en fecha 1° de agosto de 1995 se
presentaron los abogados de la recurrente consignando en fecha 28 de
enero de 1997 instrumento poder que acreditaba su representación, y en
dicha oportunidad los indicados apoderados solicitaron la reposición de la
causa al estado en que se fijara la oportunidad para dar contestación a la
demanda. Consideró entonces la sentencia impugnada que “… la actuación
realizada por los apoderados de CORPOTURISMO en la oportunidad antes
señalada, es suficiente para considerar perfeccionada su citación desde el
28 de enero de 1997, no sólo por el hecho de que hubiesen actuado en el
proceso, sino porque así expresamente lo manifestaron” declarando lo
siguiente: “…En nombre de la CORPORACION DE TURISMO DE VENEZUELA
nos damos por citado (sic) en este juicio de conformidad con lo dispuesto
en el artículo 216 del Código de Procedimiento Civil…”.
Asimismo, señala la sentencia impugnada que no consta en las actas
del expediente que la Corporación de Turismo de Venezuela haya
contestado al fondo de la demanda o haya opuesto cuestiones previas
dentro de los veinte (20) días siguientes a la citación. Por todo ello, se
declaró parcialmente con lugar la demanda intentada por OLIMPIA TOURS
AND TRAVEL, C.A. contra la Corporación de Turismo de Venezuela.
Al respecto alega la recurrente:
“Ciertamente resulta insólita la decisión adoptada por
la Sala Político Administrativa en este caso, pues no
sólo ignoró el principio de la preclusividad de los
actos procesales, garantía de un debido proceso, sino
que desconoció paladinamente que la supuesta
citación tácita no alcanzó el fin para cual estaba
destinada, que no era otro que el organismo
demandado tuviera la oportunidad de comparecer al
juicio para contestar la demanda y poder así explanar
sus alegatos y razones, ya que no es cierto de que
disponía de veinte (20) días para contestar la
demanda, pues para el momento en que se produjo la
supuesta citación tácita de nuestra mandante, la causa
se encontraba en fase de pruebas por orden expresa
de la misma Sala, lo cual obviamente impedía que en
dicho lapso se diera contestación de la demanda, por
lo que es claro que NUNCA debió convalidarse la
continuación del presente juicio ante la manifiesta
falta de citación de la parte demandada.
III
DELIMITACION DE LA COMPETENCIA PARA REVISAR SENTENCIAS
DEFINITIVAMENTE FIRMES POR PARTE DE ESTA SALA
Es necesario, en principio, definir las potestades y los límites
constitucionales de la Sala Constitucional en cuanto a la revisión de
sentencias definitivamente firmes dictadas por las otras Salas del Tribunal
Supremo de Justicia y por los demás tribunales o juzgados de la República.
La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela establece en el
numeral 10 del artículo 336, entre las atribuciones de la Sala Constitucional,
la potestad de “revisar las sentencias definitivamente firmes de amparo
constitucional y de control de constitucionalidad de leyes o normas jurídicas
dictadas por los tribunales de la República, en los términos establecidos por
la ley orgánica respectiva”.
Por su parte, la Exposición de Motivos del Texto Fundamental, hace
referencia a la potestad revisora extraordinaria que ostenta esta Sala. Sin
embargo, antes de analizar lo establecido en la Exposición de Motivos de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, debe esta Sala
aclarar la naturaleza de ese documento, en el sentido que lo expresado en el
mismo se consulta sólo a título referencial e ilustrativo para el análisis de la
norma constitucional, ya que él constituye un documento independiente al
Texto Constitucional propiamente dicho y, no siendo parte integrante de la
Constitución, no posee carácter normativo. No puede entonces
fundamentarse en la Exposición de Motivos la justificación jurídica para
interpretar una modificación, ampliación o corrección de lo expresado en el
Texto Fundamental. No puede igualmente otorgarse un carácter
interpretativo de la Constitución a la Exposición de Motivos cuando la
misma Constitución le otorga dicho carácter expresamente a esta Sala. La
Exposición de Motivos constituye simplemente una expresión de la
intención subjetiva del Constituyente, y tiene el único fin de complementar al
lector de la norma constitucional en la comprensión de la misma.
Esta Sala, no obstante, dentro de su carácter de máximo intérprete de la
Constitución establecido en el artículo 335 del Texto Fundamental, puede
señalar lo establecido en la Exposición de Motivos como soporte de su
interpretación y otorgarle carácter interpretativo a lo establecido en ésta o,
sencillamente, desechar o no considerar lo establecido en tal documento, en
aras a la interpretación progresiva del Texto Fundamental.
En el sentido anterior, la Sala considera importante analizar lo
expresado en la Exposición de Motivos en lo que respecta a la potestad de la
propia Sala para revisar de manera extraordinaria las sentencias
definitivamente firmes. Al respecto, la Exposición de Motivos al referirse al
Capítulo I del Título VIII de la Constitución, establece:
“(...) la ley orgánica deberá consagrar un mecanismo de
carácter extraordinario mediante el cual la Sala Constitucional
pueda revisar los actos o sentencias de las demás Salas del
Tribunal Supremo de Justicia que contraríen la Constitución o
las interpretaciones que sobre sus normas o principios haya
previamente fijado la Sala Constitucional, a fin de dar eficacia a
los principios de supremacía y fuerza normativa de la
Constitución consagrados en el artículo 7, conforme a los
cuales todos los órganos que ejercen el poder público, sin
excepción, están sujetos a la Constitución”.
Esta Sala ha considerado, en otras oportunidades, lo expresado en la
Exposición de Motivos para fortalecer su criterio sobre la posibilidad de
revisar sentencias dictadas no sólo por los demás tribunales o juzgados de
la República, sino igualmente por las demás Salas del Tribunal Supremo de
Justicia, tal como es el caso de las sentencias de fecha 9 de marzo de 2000
(caso: José Alberto Zamora Quevedo) y de fecha 7 de junio de 2000 (caso:
Mercantil Internacional, C.A.). En esta última decisión, esta Sala estableció lo
siguiente:
“En la Exposición de Motivos de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, cuando explica el contenido del Capítulo
Primero de su Título VIII, en el cual se regulan los mecanismos que
garantizan la protección de la Constitución, se menciona la facultad de
la Sala Constitucional para revisar los actos o sentencias de las demás
Salas del Tribunal Supremo que contraríen el texto fundamental o las
interpretaciones que sobre sus normas o principios haya realizado esta
Sala.
Esta facultad, concebida para garantizar la integridad de la
interpretación y el cumplimiento de los valores constitucionales,
expresa la preocupación por impedir que las declaraciones de la
Constitución no se conviertan en adagios gastados por el tiempo,
ni en una contraseña vacía de sentido, sino en principios vitales,
vivos, que otorgan y limitan los poderes del gobierno y de los
otros órganos del poder público en general. Preocupación que es
manifestada en la sentencia dictada por esta Sala el 9 de marzo de
2000 (caso José Alberto Quevedo), en la cual se indica que:
`...Los principios inmersos en la Constitución,
que la cohesionan, así no aparezcan en su texto,
si no se aplican o se violan tienden a desintegrar
a la Carta Fundamental, y si ello sucediere la
Constitución desaparecería con todo el caos que
ello causaría. Basta imaginar qué pasaría, si un
juez ordena que un científico convierta a un
humano en animal, o que cese el sistema
democrático y se elija a un monarca, o que
condene a muerte a alguien, a pesar de la
aquiescencia de las partes del juicio donde surge
esa situación. El Juez que dentro de un proceso
lo conociera, que responde por la integridad y
supremacía de la Constitución, de oficio tendría
que dejar sin efectos tales determinaciones
judiciales, ya que ellas contrarían el orden
público constitucional y las violaciones del orden
público se declaran de oficio. La Constitución,
como se dijo, no sólo está formada por un texto,
sino que ella está impregnada de principios que
no necesitan ser repetidos en ella, porque al estar
inmersos en la Constitución, son la causa por la
cual existe...’.”
Debe sin embargo esta Sala en esta oportunidad definir con mayor
especificidad el criterio antes planteado, para lograr así formar la base que
sustente la revisión extraordinaria de sentencias definitivamente firmes por
parte de esta Sala, criterio que de cualquier forma debe irse perfeccionando
cada vez más mediante la jurisprudencia interpretativa de esta Sala y de
conformidad con lo que establezca la ley orgánica que se dicte al respecto.
En este sentido, esta Sala, con base en su carácter de máximo intérprete de
la Constitución, pasa a interpretar cuál es el ámbito de la potestad
extraordinaria de revisión de sentencias definitivamente firmes que la
Constitución le otorga.
Para determinar el ámbito de la potestad revisora de sentencias de
amparo definitivamente firmes por parte de esta Sala, es necesario ante
todo, interpretar lo establecido en el Texto Constitucional. En este sentido,
el numeral 10 del artículo 336 antes citado, establece la potestad
extraordinaria de esta Sala para revisar las sentencias de amparo
definitivamente firmes, así como de control de constitucionalidad de leyes o
normas jurídicas dictadas por los tribunales de la República. Ahora bien,
esta norma constitucional no intenta de manera alguna crear una tercera
instancia en los procesos de amparo constitucional o de control de
constitucionalidad de leyes o normas jurídicas. El precepto constitucional
referido lo que incorpora es una potestad estrictamente excepcional,
extraordinaria y discrecional para la Sala Constitucional. Es por ello que esta
Sala, al momento de ejecutar tal potestad de revisión de sentencias
definitivamente firmes, está obligada, de acuerdo a una interpretación
uniforme de la Constitución, y en consideración de la garantía de la cosa
juzgada, a ser excesivamente prudente en cuanto a la admisión y
procedencia de recursos que pretendan la revisión de sentencias que han
adquirido dicho carácter de cosa juzgada judicial.
De conformidad con lo anterior, es necesario, a manera de interpretar
la norma constitucional, reconocer la naturaleza constitucional de la cosa
juzgada, así como su alcance social y político, y su repercusión
determinante en la certidumbre jurídica y el estado de derecho del país, y
cohesionar dicha garantía constitucional con la potestad extraordinaria que
el propio Texto Fundamental otorga a esta Sala para revisar sentencias que
han adquirido el carácter de cosa juzgada. Tal como lo ha referido esta Sala
en otras oportunidades (sentencia de fecha 24 de octubre de 2000, caso:
Nohelia Coromoto Sánchez Bret), las normas constitucionales no pueden
analizarse en forma independiente, sino que cada norma forma parte de un
todo correlacionado que conforma el Texto Fundamental. Y asimismo, cada
derecho fundamental se encuentra limitado por los demás derechos
fundamentales contenidos dentro del conglomerado de normas
constitucionales.
De conformidad con lo anterior, es función de esta Sala como máximo
intérprete de la Constitución determinar los límites y la coherencia entre los
diferentes derechos fundamentales consagrados en la Constitución, con el
objeto de definir tanto su delimitación como su integración dentro del Texto
Fundamental.
Específicamente, en el caso que nos ocupa, es necesario definir los
límites a la garantía constitucional de la cosa juzgada en cuanto a la
potestad de la Sala Constitucional, en ejercicio de un exclusivo y especial
control de la constitucionalidad, de revisar una cierta categoría de
sentencias definitivamente firmes. Ahora bien, es de notar, que la garantía
de la cosa juzgada no sólo se encuentra limitada por la incorporación en la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de la potestad de
esta Sala de revisar sentencias definitivamente firmes, sino que igualmente
el legislador la ha limitado al establecer, por ejemplo, a través del recurso de
invalidación establecido en el Código de Procedimiento Civil, la posibilidad
de los tribunales de invalidar sentencias definitivamente firmes cuando
existan causales taxativamente establecidas. Asimismo, implica un límite a
la garantía de la cosa juzgada la posibilidad de revisión de sentencias
definitivamente firmes establecida en el Código Orgánico Procesal Penal. De
la misma manera ocurre con la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y
Garantías Constitucionales, la cual establece expresamente la posibilidad de
acudir ante el juez o tribunal superior para solicitar amparo constitucional
contra sentencias definitivamente firmes.
De acuerdo a lo anterior, la necesidad de certeza jurídica que justifica
la cosa juzgada se encuentra limitada por la propia Constitución, ya sea en
forma directa o a través de la potestad que ésta otorga al legislador. En un
análisis, quizás más sociológico que propiamente jurídico, el autor Eduardo
J. Couture es aún más radical en cuanto a que la cosa juzgada no debe ser
absoluta y que la misma no debe prevalecer sobre la verdad. Al respecto
Couture indica:
“(...). Es verdad que en el sistema del derecho la
necesidad de certeza es imperiosa; el tema de la
impugnación de la sentencia no es otra cosa, como
hemos procurado destacar, que una lucha entre las
exigencias de verdad y las exigencias de firmeza. Una
manera de no existir el derecho sería la de que no se
supiera nunca en qué consiste.
VIII
CONSIDERACIONES PARA DECIDIR
La sentencia objeto de revisión, según solicitud de la recurrente,
constituye una sentencia dictada por la Sala Político-Administrativa de la
extinta Corte Suprema de Justicia en un juicio por indemnización de daños y
perjuicios iniciado por OLIMPIA TOURS AND TRAVEL, C.A. que fue
declarada con lugar condenando a la Corporación de Turismo de Venezuela
(CORPOTURISMO) por la cantidad de CIENTO VEINTICUATRO MIL
SEISCIENTOS OCHENTA Y DOS DÓLARES DE LOS ESTADOS UNIDOS DE
AMERICA (US$ 124.682,00); la cantidad de UN MIL DÓLARES DE LOS
ESTADOS UNIDOS DE AMERICA (US$ 1.000,00), así como el monto
correspondiente a intereses moratorios desde el 13 de noviembre de 1993
hasta la fecha del fallo. Todo ello, por concepto del pago que en nombre de
Corporación de Turismo de Venezuela CORPOTURISMO hiciera la empresa
demandante a la IX Feria Turística de Quebec, Canadá.
De conformidad con el criterio explanado anteriormente en cuanto a la
admisibilidad de los recursos extraordinarios de revisión, en este caso no se dan
los supuestos necesarios para que esta Sala pueda conocer de una sentencia con
carácter de cosa juzgada. En este sentido, la sentencia impugnada no se trata de
una sentencia de amparo definitivamente firme, no se refiere a una sentencia de
control de la constitucionalidad expreso o tácito de leyes o normas jurídicas, y no
considera esta Sala que existe un grotesco error de interpretación de la norma
constitucional y que por demás, al haber sido esta Sala constituida con
posterioridad a la sentencia impugnada, no existe una interpretación establecida al
respecto que permita definir que hubo una interpretación contraria a algún criterio
jurisprudencial previamente establecido por esta Sala. Por ello no existen los
elementos necesarios para declarar la admisibilidad de la solicitud interpuesta por
CORPORACIÓN DE TURISMO DE VENEZUELA (CORPOTURISMO), y, en todo
caso, esta Sala considera que la decisión que ha de revisarse, en nada contribuye
a la uniformidad de la interpretación de normas y principios constitucionales, y así
se decide.
IX
DECISION
Por las razones antes expuestas, esta Sala Constitucional del Tribunal
Supremo de Justicia, administrando justicia en nombre de la República y por
autoridad de la Ley, declara INADMISIBLE el recurso de revisión interpuesto por
la abogada Joely Margarita Torres Colmenares, en su carácter de apoderada de la
Corporación de Turismo de Venezuela (CORPOTURISMO) contra la sentencia de
fecha 9 de noviembre de 1999 dictada por la Sala Político-Administrativa de la
extinta Corte Suprema de Justicia.
Publíquese y Regístrese. Archívese el expediente.
Dada, firmada y sellada, en el Salón de Audiencias del Tribunal Supremo
de Justicia, en Sala Constitucional, en Caracas, a los 06 días del mes FEBRERO
de dos mil uno. Años: 190° de la Independencia y 141° de la Federación.
El Presidente de la Sala,
IVÁN RINCÓN URDANETA
El Vicepresidente,
JESÚS EDUARDO CABRERA ROMERO
Ponente
Los Magistrados,
JOSÉ MANUEL DELGADO OCANDO
ANTONIO JOSÉ GARCÍA GARCÍA
PEDRO RAFAEL RONDÓN HAAZ
El Secretario,
JOSÉ LEONARDO REQUENA CABELLO
Exp. N°: 00-1529
JECR/
SALA CONSTITUCIONAL
Magistrado Ponente: Iván Rincón Urdaneta
Mediante oficio S/N de fecha 16 de mayo de 2000, la Corte de Apelaciones
Accidental del Circuito Judicial Penal del Estado Yaracuy, remitió a la Sala de Casación de
Penal del Tribunal Supremo de Justicia, expediente contentivo de la acción de amparo
constitucional interpuesta por los ciudadanos NESTOR ALEJANDRO ARZOLA,
JESÚS BERARDINELLI LEZAMA y ADRIANA COROMOTO MARTÍNEZ DE
BERARDINELLI, asistidos por la abogada Gladys Barón, inscrita en el Instituto de
Previsión Social del Abogado bajo el No. 6.930, en contra del auto de fecha 17 de marzo de
2000, dictado por la Juez de Control No. 4 del Circuito Judicial Penal del Estado Yaracuy,
mediante el cual decretó que las acciones penales seguidas a los imputados -accionantes en
amparo- por los delitos de uso y aprovechamiento de acto falso y aprovechamiento de cosas
provenientes del delito “no estaban extinguidas y fueron promovidas conforme a la ley”, y
ordenó la apertura a juicio oral y público en contra de los mencionados ciudadanos, de
conformidad con los artículos 333 y 334 del Código Orgánico Procesal Penal.
La presente remisión se hizo de conformidad con el artículo 35 de la Ley Orgánica
de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales, en virtud de la apelación
interpuesta por los accionantes en contra de la decisión de fecha 4 de mayo de 2000,
dictada por la Corte de Apelaciones Accidental del Circuito Judicial Penal del Estado
Yaracuy, que declaró inadmisible la acción de amparo constitucional interpuesta por los
imputados, de conformidad con los artículos 5 y 6, numeral 5 de la Ley Orgánica de
Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales.
El 12 de junio de 2000, mediante oficio No. 1295, la Sala de Casación Penal del
Tribunal Supremo de Justicia remitió a esta Sala Constitucional el presente expediente, por
cuanto por “error involuntario” el mismo fue remitido a la referida Sala de Casación Penal.
El 12 de junio de 2000, se dio cuenta en Sala y se designó Ponente al Magistrado
Iván Rincón Urdaneta, a los fines de decidir la apelación interpuesta.
El 19 de octubre de 2000, el abogado Nestor Alejandro Arzola, asistido por la
abogada Gladys Barón, consignó ante la Secretaría de la Sala Constitucional, escrito
mediante el cual solicitó “sea tramitado con urgencia” el expediente contentivo de la
apelación interpuesta, “a los fines de que me -le- sean (sic) restituida la situación jurídica
infringida de mis -sus- derechos constitucionales”.
El 19 de octubre de 2000, se dio cuenta en Sala del referido escrito, ratificándose
como Ponente al Magistrado Iván Rincón Urdaneta.
I
ANTECEDENTES
Aducen los apelantes, lo siguiente:
Que mediante documento autenticado ante el Juzgado del Distrito Bruzual del
Estado Yaracuy de fecha 15 de octubre de 1990, el ciudadano Angel Borregales vendió la
totalidad “de las acciones que poseía en la Empresa Radio Chivacoa, C.A., al Señor
ELADIO PACHECO R., quien las canceló a través de su abogado apoderado judicial,
Dr. Nestor A. Arzola”.
Que en fecha 9 de febrero de 1994, mediante Asamblea Extraordinaria celebrada
entre los accionistas de la referida empresa mercantil Radio Chivacoa, C.A., el ciudadano
Eladio Pacheco, a través de su apoderado judicial, abogado Nestor Alejandro Arzola,
vendió a los ciudadanos Jesús Berardinelli y Adriana Martínez de Berardinelli, las acciones
que poseía sobre la empresa mercantil Radio Chivacoa, C.A. y, que dicha venta fue
realizada mediante “documento privado” que posteriormente “fue tenido por reconocido en
su contenido y firma” por el ciudadano Nestor Arzola ante el Juzgado Primero de Primera
Instancia en lo Civil, Mercantil, Agrario, Tránsito y del Trabajo de la Circunscripción
Judicial del Estado Yaracuy.
En razón de lo anterior, en fecha 3 de octubre de 1995, el ciudadano Eladio Pacheco
interpuso ante el Juzgado Cuarto de Primera Instancia Penal y de Salvaguarda del
Patrimonio Público de la Circunscripción Judicial del Estado Yaracuy, denuncia por la
comisión del delito de falsificación de firma, previsto en el artículo 322 del Código Penal.
El 11 de septiembre de 1996, el referido Juzgado Cuarto de Primera Instancia Penal
y de Salvaguarda del Patrimonio Público de la Circunscripción Judicial del Estado
Yaracuy, en virtud de haber “quedado demostrado el cuerpo del delito de falsificación de
firma y no lográndose determinar la autoría del delito”, acordó “mantener la averiguación
abierta de conformidad con el artículo 208 del Código de Enjuiciamiento Criminal”.
El 16 de marzo de 1999, el Tribunal de la causa -Cuarto de Primera Instancia Penal
y de Salvaguarda del Patrimonio Público de la Circunscripción Judicial del Estado
Yaracuy- declaró “terminada la averiguación por prescripción de la acción penal, de
conformidad con el artículo 206 ordinal 1º del Código de Enjuiciamiento Criminal”.
El 13 de abril de 1999, el Juzgado Superior Primero en lo Penal de la
Circunscripción Judicial del Estado Yaracuy, confirmó en consulta, la decisión del Tribunal
a quo de fecha 16-3-99, que declaró terminada la averiguación seguida con ocasión a la
denuncia presentada por el ciudadano Eladio Pacheco por la comisión del delito de
falsificación de firma.
El 13 de septiembre de 1999, el ciudadano Eladio Pacheco interpuso nueva
denuncia ante la Fiscalía Superior de la Circunscripción Judicial del Estado Yaracuy por la
comisión de los delitos de uso y aprovechamiento de acto falso y aprovechamiento de cosas
provenientes del delito, causa esta que fue asignada para su investigación al Fiscal Tercero
del Ministerio Público de la misma Circunscripción Judicial.
El 18 de noviembre de 1999, el ciudadano Eladio Pacheco interpuso querella ante el
Juzgado No. 4 de Control del Circuito Judicial Penal del Estado Yaracuy en contra de los
ciudadanos Nestor Alejandro Arzola y Jesús Berardinelli, por la comisión de los delitos de
uso y aprovechamiento de acto falso y aprovechamiento de cosas provenientes del delito,
previstos en los artículos 323 y 472, primer aparte del Código Penal, investigación que fue
asignada al Fiscal Cuarto del Ministerio Público de la Circunscripción Judicial del Estado
Yaracuy.
El 23 de febrero de 2000, el Fiscal Cuarto del Ministerio Público de la
Circunscripción Judicial del Estado Yaracuy, interpuso: 1) acusación ante el Juzgado No. 4
de Control del mismo Circuito Judicial Penal en contra de los ciudadanos Nestor Alejandro
Arzola, Jesús Berardinelli y Adriana Martínez de Berardinelli, por la comisión de los
delitos de uso y aprovechamiento de acto falso y aprovechamiento de cosas provenientes
del delito, en perjuicio del ciudadano Eladio Pacheco, previstos en los artículos 323 y 472,
primer aparte del Código Penal; 2) solicitó el sobreseimiento de la causa seguida “a los
imputados en cuanto al delito de FALSIFICACIÓN DE FIRMA por cuanto en las
actuaciones se encuentra acreditada la cosa juzgada, de conformidad con lo previsto en el
artículo 325 ordinal 3º del Código Orgánico Procesal Penal” y 3) solicitó que se acordaran
las medidas cautelares relativas a la presentación de los acusados y la caución económica
respectiva, de conformidad con el artículo 266 ordinales 1º y 2º del Código Orgánico
Procesal Penal.
El 13 de marzo de 2000, la apoderada judicial de los imputados alegó las siguientes
defensas: 1) opuso las excepciones previstas en el artículo 27, ordinales 2º y 3º del Código
Orgánico Procesal Penal, por tratarse de una acción no promovida conforme a la ley y estar
extinguidas las acciones penales seguidas a sus representados; 2) solicitó el sobreseimiento
de la causa seguida a los imputados, ya que al estar prescrita la acción penal por la
comisión del delito de falsificación de firma, “queda extinguida la acción penal por el
presunto delito de Uso de acto falso y por el delito de Aprovechamiento de cosas
provenientes del delito, siendo que éstos delitos son instantáneos y subsidiarios”; 3) en
razón de lo anterior, señaló que en la causa seguida a sus representados estaba demostrada y
acreditada la cosa juzgada.
El 17 de marzo de 2000, tuvo lugar la audiencia preliminar “convocada de
conformidad con el artículo 330 del Código Orgánico Procesal Penal”, en la cual el
Juzgado Nº 4 de Control del Circuito Judicial Penal del Estado Yaracuy decretó, entre otros
pronunciamientos: 1) “EL SOBRESEIMIENTO de la causa seguida contra los
Ciudadanos: ADRIANA COROMOTO MARTÍNEZ, JESÚS MIGUEL
BERARDINELLI LEZAMA y ARZOLA OLMOS NESTOR ALEJANDRO, por el delito
de FALSIFICACIÓN DE FIRMA”, de conformidad con el artículo 325, ordinal 3º del
Código Orgánico Procesal Penal, 2) admitió la acusación en contra de los imputados y la
querella interpuesta por la víctima, por los delitos de uso y aprovechamiento de acto falso y
aprovechamiento de cosas provenientes del delito, 3) impuso a los imputados las medidas
cautelares previstas en el artículo 266 del Código Orgánico Procesal Penal; 4) declaró sin
lugar las excepciones opuestas por la apoderada judicial de los imputados, por cuanto las
acciones penales ejercidas “no están extinguidas y fueron promovidas conforme a la ley”; y
5) ordenó la apertura a juicio oral y público en contra de los imputados, “por los ilícitos de:
USO Y APROVECHAMIENTO DE ACTO FALSO Y APROVECHAMIENTO DE LAS
COSAS PROVENIENTES DEL DELITO”.
El 21 de marzo de 2000, los ciudadanos Nestor Alejandro Arzola, Jesús Berardinelli
y Adriana Coromoto Martínez de Berardinelli, asistidos por la abogada Gladys Barón,
interpusieron ante la Corte de Apelaciones Accidental del Circuito Judicial Penal del
Estado Yaracuy, acción de amparo constitucional en contra del auto de fecha 17 de marzo
de 2000 dictado por la Juez de Control No. 4 del mismo Circuito Judicial Penal, por
violación de sus derechos fundamentales, consagrados en los artículos 26, 49, numerales 2,
3, 6, 7 y 8 y 257 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, por cuanto
se les llevó a juicio oral y público sin existir ningún delito.
El 4 de mayo de 2000, la referida Corte de Apelaciones Accidental del Circuito
Judicial Penal del Estado Yaracuy, declaró inadmisible el amparo interpuesto por los
imputados, de conformidad con los artículos 5 y 6, numeral 5 de la Ley Orgánica de
Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales, ya que a decir de dicho fallo, el auto
dictado “por el Juzgado de Control No. 4, en la Audiencia Preliminar efectuada el 15 (sic)
de marzo de 2000, donde se aperturó a juicio, de conformidad con el artículo 534 (sic) del
Código Orgánico Procesal Penal es inapelable”, pero las “otras decisiones tomas (sic) en
dicho acto siempre que se refieran a los supuestos establecidos en el artículo 439 ejusdem,
son apelables; es decir, procede el recurso de Apelación”.
El 8 de mayo de 2000, los ciudadanos Nestor Alejandro Arzola, Jesús Berardinelli y
Adriana Coromoto Martínez de Berardinelli -imputados y accionantes en amparo- apelaron
la decisión de fecha 4 de mayo de 2000 dictada por la Corte de Apelaciones Accidental del
Circuito Judicial Penal del Estado Yaracuy, que declaró inadmisible el amparo interpuesto.
El 16 de mayo de 2000, la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del
Estado Yaracuy remitió a la Sala de Casación Penal del Tribunal Supremo de Justicia el
presente expediente, en virtud de la apelación interpuesta, de conformidad con el artículo
35 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales.
El 12 de junio de 2000, la referida la Sala de Casación Penal del Tribunal Supremo
de Justicia, remitió los autos a esta Sala Constitucional, a los fines de decidir la apelación
ejercida.
II
FUNDAMENTOS DE LA ACCIÓN DE AMPARO
En la solicitud de amparo constitucional que dio origen a la sentencia apelada, los
accionantes alegaron la violación de sus derechos fundamentales consagrados en los
artículos 26, 49, numerales 1, 3, 6, 7 y 8 y 257 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, relativos a la garantía a una justicia imparcial, idónea,
transparente y responsable, al derecho a la defensa y al debido proceso.
En este sentido, señalaron que la Juez de Control No. 4 del Circuito Judicial Penal
del Estado Yaracuy, al haberse pronunciado previamente acerca del “sobreseimiento del
delito de FALSIFICACIÓN DE FIRMA por estar comprobada y acreditada la COSA
JUZGADA...no debió continuar con el proceso, pero sin embargo, dicta al efecto
erróneamente, sin transparencia, de forma irresponsable... que la ACCIÓN PENAL NO
ESTÁ PRESCRITA Y ORDENA ABRIR JUICIO ORAL Y PÚBLICO A LOS
IMPUTADOS”, con lo cual -a su decir- se violaron sus derechos constitucionales
denunciados en amparo.
Asimismo, alegaron que no existía delito alguno, toda vez que “las acciones de
Eladio Pacheco fueron vendidas legalmente... a través de su apoderado el abogado Nestor
A. Arzola” y que, al estar prescrita la acción penal del delito de falsificación de firma,
igualmente estaba prescrita la acción de los delitos de uso y aprovechamiento de acto falso
y aprovechamiento de cosas provenientes del delito, por cuanto son delitos instantáneos,
por lo cual, señalan que no existía delito alguno imputable a sus representados.
En razón de lo anterior, solicitaron “la nulidad por inconstitucionalidad del auto de
fecha 15 (sic) de marzo de 2000”, dictado por la Juez de Control No. 4 del Circuito Judicial
Penal del Estado Yaracuy, “contentivo del auto donde acuerda la no prescripción de los
delitos de Uso y Aprovechamiento de Acto Falso y Aprovechamiento de Cosas
Provenientes del Delito”. Igualmente, solicitaron la procedencia de las medidas cautelares
innominadas, de conformidad con el artículo 585 del Código de Procedimiento Civil,
mediante las cuales “cese la PERSECUCIÓN PENAL POR NO HABER DELITO Y
ESTAR EXTINGUIDA LA ACCIÓN PENAL POR PRESCRIPCIÓN” y que “se ordene
a la Juez de Juicio que conocerá de la causa... se abstenga y suspenda de llevar a cabo el
debate oral y público en virtud de la declaratoria de inconstitucionalidad del auto dictado
por la Juez de Control No. 4” del Circuito Judicial Penal del Estado Yaracuy.
III
DE LA SENTENCIA APELADA
La sentencia apelada fue dictada por la Corte de Apelaciones Accidental del
Circuito Judicial Penal del Estado Yaracuy en fecha 4 de mayo de 2000, la cual señaló que
“las presuntas lesiones a los Derechos constitucionales de los solicitantes, fueron producto
de la decisión emanada por (sic) el Juzgado de Control No. 4, en la Audiencia Preliminar
efectuada el 15 (sic) de marzo de 2000, donde se aperturó a juicio, el cual de conformidad
con el artículo 534 (sic) del Código Orgánico Procesal Penal es inapelable; las otras
decisiones tomas (sic) en dicho acto siempre que se refieran a los supuestos establecidos
en el artículo 439 ejusdem, son apelables; es decir, procede el recurso de Apelación”.
En razón de lo anterior, la decisión apelada declaró la inadmisibilidad de la acción
de amparo interpuesta por los imputados, de conformidad con los artículos 5 y 6, numeral 5
de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales.
IV
DE LA COMPETENCIA
Debe previamente esta Sala determinar su competencia para conocer de la
presente apelación, a la luz de las atribuciones conferidas por el Texto Constitucional al
Tribunal Supremo de Justicia y, en especial, de las funciones que en materia
constitucional recaen sobre el mismo.
En este sentido, esta potestad debe ejercerse respecto de todas las sentencias de
amparo constitucional dictadas por los Juzgados Superiores de la República, Corte
Primera de lo Contencioso Administrativo y las Cortes de Apelaciones en lo Penal,
cuando conozcan como Tribunales de primera instancia.
En el presente caso, se somete al conocimiento de la Sala un recurso de apelación
ejercido en contra de una decisión dictada por la Corte de Apelaciones Accidental del
Circuito Judicial Penal del Estado Yaracuy, la cual conoció en primera instancia de una
acción de amparo constitucional ejercida en contra de una decisión dictada por un
inferior jerárquico -Juzgado de Control No. 4 del mismo Circuito Judicial Penal- motivo
por el cual, esta Sala es competente para conocer de la presente apelación, y así se
declara.
Tal como se narró precedentemente, la sentencia apelada declaró inadmisible la
acción de amparo constitucional interpuesta por los ciudadanos Nestor Alejandro
Arzola, Jesús Berardinelli y Adriana Martínez de Berardinelli en contra de la decisión de
fecha 17 de marzo de 2000 dictada por la Juez de Control No. 4 del Circuito Judicial
Penal del Estado Yaracuy, de conformidad con los artículos 5 y 6, numeral 5 de la Ley
Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales.
En este sentido, alegan los apelantes que la decisión cuestionada en amparo, sí
vulneró sus derechos fundamentales consagrados en los artículos 26, 49, numerales 1, 3, 6,
7 y 8 y 257 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, relativos a la
garantía a una justicia imparcial, idónea, transparente y responsable y al derecho a la
defensa y al debido proceso, toda vez que -a su decir- el Juzgado agraviante “no ha debido
continuar con el proceso”, ya que al estar prescrita la acción penal correspondiente al delito
de falsificación de firma, asimismo estaba prescrita la acción penal correspondiente a los
delitos de uso y aprovechamiento de acto falso y aprovechamiento de cosas provenientes
del delito y, en consecuencia, no existía delito alguno.
En este contexto, la Sala pasa a decidir, y a tal efecto observa:
Consta en autos -folio 40- la decisión dictada por el suprimido Juzgado Cuarto de
Primera Instancia Penal y Salvaguarda del Patrimonio Público de la Circunscripción
Judicial Penal del Estado Yaracuy de fecha 16 de marzo de 1999, mediante la cual
declaró terminada la averiguación seguida a los imputados -hoy apelantes- por la
comisión del delito de falsificación de firma, en virtud de la “prescripción de la acción
penal, de conformidad con el artículo 206, ordinal 1º del Código de Enjuiciamiento
Criminal”. Igualmente, consta en autos -folio 41- la decisión dictada por el suprimido
Juzgado Superior Primero Penal de la misma Circunscripción Judicial de fecha 13 de
abril de 1999, la cual, conociendo en consulta, confirmó la decisión dictada por el
Tribunal a quo, esto es, la prescripción de la acción penal seguida a los imputados por el
delito de falsificación de firma.
Ahora bien, en virtud de la acusación interpuesta por el Fiscal Cuarto del
Ministerio Público de la Circunscripción Judicial del Estado Yaracuy en contra de los
ciudadanos Nestor Alejandro Arzola, Jesús Berardinelli y Adriana Martínez de
Berardinelli, por la comisión de los delitos de uso y aprovechamiento de acto falso y
aprovechamiento de cosas provenientes del delito, previstos en los artículos 323 y 472,
primer aparte del Código Penal, el Juzgado de Control No. 4 del mismo Circuito Judicial
Penal decretó, entre otros pronunciamientos, el sobreseimiento de la causa seguida a los
imputados, por el delito de falsificación de firma, de conformidad con lo previsto en el
artículo 325, ordinal 3º del Código Orgánico Procesal Penal, y que las acciones penales
correspondientes a los delitos imputados por la acusación fiscal -uso y aprovechamiento
de acto falso y aprovechamiento de cosas provenientes del delito- “no estaban
extinguidas y fueron promovidas conforme a la ley”, en razón de lo cual ordenó la
apertura a juicio de los acusados.
De las decisiones dictadas por los entonces tribunales de primera instancia y
superior penal, así como del mencionado Juzgado de Control, se observa que estas
instancias, coincidieron en la prescripción de la acción penal seguida a los acusados
-hoy apelantes- por la comisión del delito de falsificación de firma.
En razón de lo anterior, aducen los apelantes, que al estar prescrita la acción
penal correspondiente al delito de falsificación de firma, “asi mismo (sic) está
PRESCRITA la acción penal para perseguir el delito de USO DE ACTO FALSO... y
APROVECHAMIENTO DE COSAS PROVENIENTES DEL DELITO”, por cuanto
existe cosa juzgada, y que por lo tanto, “NO PUEDE LA LEY CASTIGAR DOS VECES,
a unas mismas personas por el mismo hecho”.
En efecto, esta figura de la prescripción, viene referida tanto a la acción penal
como a la pena misma, y no es más que la facultad punitiva que tiene el Estado, en
ejercicio de su soberanía, la cual se encuentra limitada por las disposiciones legales que
la rigen (Código Orgánico Procesal Penal y Código Penal). Siendo ello así, se tiene que
la prescripción no se encuentra, en modo alguno, establecida en interés del reo; antes
por el contrario, rige para la misma un interés social.
Por lo tanto, en virtud del interés general que priva sobre el interés particular,
dicha figura obedece a razones de orden público. En este sentido, la Sala, mediante
decisión de fecha 9 de marzo del año 2000 (Caso: José Alberto Zamora Quevedo, Exp.
No. 00-0126), estableció respecto a las cuestiones consideradas de orden público, lo
siguiente:
“Sin embargo, no escapa a esta Sala… (omissis) que el
conocimiento de unos hechos que no fueron alegados como supuestos
de hecho de las normas constitucionales denunciadas como
infringidas, pueden y deben producir otras situaciones a ser tomadas
en cuenta por los sentenciadores, ya que a pesar de ser ajenas a la
pretensión de amparo, siempre que sean cuestiones de orden público,
sobre las cuales el juez puede de oficio resolver y tomar decisiones, si
constata que las mismas no lesionan derecho de las partes o de
terceros…ya que es la actitud procesal de las partes la que con su
proceder denota la lesión del orden público, entendido éste como el
“…Conjunto de condiciones fundamentales de vida instituidas en una
comunidad jurídica, las cuales, por afectar centralmente a la organización
de ésta, no pueden ser alteradas por la voluntad de los individuos…
(omissis).
Los principios inmersos en la Constitución, que la cohesionan,
así no aparezcan en su texto, si no se aplican o se violan tienden a
desintegrar a la Carta Fundamental, y si ello sucediere la
Constitución desaparecería con todo el caos que ello causaría”
(negrillas de la Sala).
En el caso de autos, la Sala observa, que se está en presencia de cuestiones que
atañen al orden público, conforme con el fallo citado ut supra, siendo que el supuesto de
hecho alegado por los apelantes como lesivo de sus derechos constitucionales
-prescripción- es una figura que obedece a razones de interés general, en virtud de lo
cual, la misma, “no puede ser alterada por la voluntad de los individuos”.
En efecto, si bien el Tribunal de Alzada -Corte de Apelaciones- declaró la
inadmisibilidad de la acción interpuesta, en virtud de la existencia de un medio judicial
ordinario para impugnar la decisión cuestionada en amparo, por cuanto la misma -a
decir de dicho fallo- al resolver las excepciones opuestas por los imputados previstas en
el artículo 27 del Código Orgánico Procesal Penal, era recurrible en apelación, la Sala
observa, que los alegatos esgrimidos por los imputados, como fundamento de su solicitud
de protección constitucional, no versan sobre tal pronunciamiento, por cuanto en los
mismos no se denuncian infracciones de rango legal; antes por el contrario, dicha
acción fue interpuesta con ocasión de la prescripción de la acción penal seguida
previamente a los quejosos, por la comisión del delito de falsificación de firma.
En razón de lo anterior, alegan los apelantes, que el Juzgado de Control que
ordenó la apertura a juicio, “no debió continuar con el proceso”, ya que al haberse
decretado “el sobreseimiento del delito de FALSIFICACIÓN DE FIRMA”, operó la cosa
juzgada. De tal modo, que siendo la prescripción del delito imputado a los quejosos, el
fundamento de la acción de amparo ejercida, tal figura, por ser considerada de orden
público, no puede ser ignorada por el juzgador, máxime cuando en virtud de la misma,
pueda verse lesionado un derecho de rango constitucional, como lo es el debido proceso,
consagrado en el artículo 49, numeral 6, de la Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela, por cuanto “ninguna persona podrá ser sometida a juicio por los mismos
hechos en virtud de los cuales hubiese sido juzgada anteriormente”.
Así las cosas, la Sala estima, que en el presente caso, la violación de los derechos
fundamentales alegada por los quejosos, solo podía ser restablecida a través de este
medio breve, sumario y eficaz, como lo es la acción de amparo constitucional, por
cuanto, conforme al propio Texto Fundamental, es obligación de todos los jueces de la
República, velar por la integridad y el cumplimiento de sus disposiciones, en el ámbito de
sus competencias. Siendo ello así, el juez constitucional que conoció de la acción
ejercida, ha debido entrar ha conocer de la misma, razón por la cual, el fallo apelado
debe ser revocado, y así se declara.
DECISIÓN
Por las razones antes expuestas, esta Sala Constitucional del Tribunal Supremo
de Justicia, administrando justicia en nombre de la República por autoridad de la Ley,
declara:
1º CON LUGAR el recurso de apelación interpuesto por los ciudadanos NESTOR
ALEJANDRO ARZOLA, JESÚS BERARDINELLI LEZAMA y ADRIANA COROMOTO
MARTÍNEZ DE BERARDINELLI, en contra de la sentencia dictada por la Corte de
Apelaciones Accidental del Circuito Judicial Penal del Estado Yaracuy de fecha 16 de
mayo de 2000.
2º REVOCA la decisión apelada dictada por la referida Corte de Apelaciones de
fecha 16 de mayo de 2000.
3º ORDENA a la Corte de Apelaciones Accidental del Circuito Judicial Penal del
Estado Yaracuy, admitir la acción de amparo interpuesta por los ciudadanos NESTOR
ALEJANDRO ARZOLA, JESÚS BERARDINELLI LEZAMA y ADRIANA COROMOTO
MARTÍNEZ DE BERARDINELLI, en contra del auto dictado por el Juzgado de Control
No. 4 del mismo Circuito Judicial Penal de fecha 17 de marzo de 2000.
El Presidente - Ponente
El Vicepresidente,
Antonio García García
Magistrado
José Manuel Delgado Ocando
Magistrado
Pedro Rondón Haaz
Magistrado
El Secretario,
José Leonardo Requena Cabello
Exp. 00-1836
IRU
SALA CONSTITUCIONAL
Magistrado Ponente: JESÚS EDUARDO CABRERA ROMERO
El 8 de mayo de 2000, esta Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia,
recibió copias certificadas del expediente contentivo del recurso de apelación ejercido
por Vicente Manuel Felipe Perera González, titular de la cédula de identidad Nº
2.384.448, asistido por el abogado Oscar Briceño Güere, inscrito en el Inpreabogado
bajo el Nº 15157, contra la sentencia dictada el 29 de julio de 1999, por el Juzgado
Superior en lo Civil (Bienes) y Contencioso Administrativo de la Circunscripción
Judicial de la Región Central, en el juicio de amparo intentado el 18 de marzo de 1999
por Vicente Manuel Felipe Perera González, antes identificado, asistido por el abogado
Luis Guillermo Hernández, inscrito en el Inpreabogado bajo el Nº 62.575, contra la
sentencia dictada el 5 de noviembre de 1998 por el Juzgado Primero de Primera
Instancia en lo Civil y Mercantil de la Circunscripción Judicial del Estado Aragua y
contra “todo el procedimiento del expediente 31287”, en el que recayó la sentencia
contra la cual acciona.
En la misma fecha se dio cuenta en Sala designándose como ponente al Magistrado
que con tal carácter suscribe el presente fallo.
Efectuado el análisis del expediente se pasa a dictar sentencia, previas las siguientes
consideraciones:
I
DE LA ACCIÓN DE AMPARO
El 18 de marzo de 1999, Vicente Manuel Felipe Perera González, asistido por el
abogado Luis Guillermo Hernández, interpuso ante el Juzgado Superior en lo Civil,
Mercantil, del Tránsito y del Trabajo de la Circunscripción Judicial del Estado Aragua
(Distribuidor), acción de amparo contra la sentencia dictada el 5 de noviembre de 1998
por el Juzgado Primero de Primera Instancia en lo Civil y Mercantil de la misma
Circunscripción Judicial, al conocer éste en apelación del auto dictado por el Juzgado de
los Municipios Girardot y Mario Briceño Iragorry de la misma Circunscripción Judicial,
en el procedimiento de Ejecución de Hipoteca incoado por Américo José Hernández
contra el accionante de la presente causa; y “contra todo el procedimiento del expediente
31287”, en el cual recayó la sentencia accionada.
En el escrito contentivo de la acción de amparo el accionante señaló lo siguiente:
Que fundamenta la acción de amparo en los artículos 46, 49, 67, 68, 119 y 121 de
la Constitución de 1961, vigente para aquella fecha, en concordancia con los artículos 1,
2, 4, 5 y 13 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales,
denunciando conculcados sus derechos constitucionales consagrados en los artículos 46,
49, 50, 61, 67, 68, 69, 119, 121 y 177 de la señalada Constitución.
Que la sentencia contra la cual acciona es violatoria de los derechos
constitucionales que denuncia conculcados en razón de que, en su criterio, al conocer de
la apelación de la sentencia que declaró sin lugar la oposición por él formulada, el juez
debió “revisar y corregir” dicha sentencia, toda vez que oportunamente alegó y probó,
con la presentación de un instrumento, que el documento fundamental de la demanda
estipula intereses ilegales contrarios al orden público y contiene “errores de derecho”, lo
cual no fue, según afirma, negado ni rechazado oportunamente por el demandante en
dicho juicio, por lo que tales alegatos quedaron tácitamente aceptados o reconocidos.
Que, asimismo, acciona contra todo el procedimiento seguido en el expediente Nº
31287, en razón de que al declararse sin lugar la regulación de competencia que había
solicitado y “habiéndome dejado sin evacuar las pruebas” de experticias grafológicas y
técnicas, testimoniales y posiciones juradas, “decretadas” mediante sentencia de 16 de
septiembre de 1997, no impugnada por el demandante en aquél juicio dentro de los tres
días estipulados por el artículo 397 del Código de Procedimiento Civil, se le dejó en
estado de indefensión “incurriendo además el Juez de Primera Instancia en denegación
de justicia según el artículo 19 eiusdem”.
Que existe una inminente amenaza de perder su propiedad pues, de continuar el
juicio, en la fase siguiente corresponde el embargo del inmueble cuya ejecución
hipotecaria es el objeto de aquella demanda, lo cual, a su decir atenta contra la garantía
que le consagra el artículo 99 de la Constitución (de 1961).
Que en el documento fundamental de aquella demanda existen errores de
derecho y defectos, los cuales relaciona, y que, en su criterio, tales errores y defectos
hacen que dicho documento constitutivo de la hipoteca, deba ser considerado nulo e
inexistente.
Que en el libelo de la demanda por la cual se inició aquel juicio existen defectos
cada uno de los cuales “es por sí sólo violatorio de los artículos 50, 68 y 177 de la
Constitución...” (de 1961), entre los cuales señala que no se cuantifica el valor total de la
demanda, tal como lo estiman los artículos 31 y 33 del Código de Procedimiento Civil y
que aunque en ese caso “sólo podría considerarse lo amparado por la hipoteca”, “por
haberse empleado la figura de ejecución de hipoteca consagrada en el artículo 661 del
Código de Procedimiento Civil”, debieron incluirse todos los conceptos “en virtud de no
haberse perfeccionado el contrato hipotecario, tal como se explicó”, de manera que, en
su criterio, la demanda fue “tramitada”, “por un tribunal actuando fuera de su
competencia por la cuantía, como lo es el Juzgado de Municipio”. Señala, además, otros
presuntos defectos del libelo.
Que todo el procedimiento contra el cual acciona, estuvo viciado, y que para la
fecha de interposición de la presente causa “está pendiente en alzada (Juzgado Superior)
la solución de un amparo contra la decisión impugnada por apelación”.
Que la sentencia accionada, en su criterio, es nula a tenor del artículo 46 de la
Constitución de 1961, y así solicita sea declarado, explanando cada una de las
infracciones que considera contenidas en dicha sentencia.
Que solicita se ordene a los Juzgados Primero de Primera Instancia en lo Civil y
Mercantil de la Circunscripción Judicial del Estado Aragua y al Juzgado de los
Municipios Girardot y Mario Briceño Iragorry de la misma Circunscripción Judicial,
“que se paralice el juicio de ejecución de hipoteca a que se refiere (sic) los expedientes
Nº 31287 (Primera Instancia) y Nº 7953 (Municipio), incoado por Américo José
Hernández contra Vicente Manuel Felipe Perera González...”; asimismo que se solicite
el expediente Nº 31287 ante el Juzgado Primero de Primera Instancia señalado y/o ante
el Juzgado de Municipios, referido, a objeto de que puedan constatarse sus afirmaciones
“toda vez que me han sido negadas reiteradamente las copias certificadas solicitadas”;
que se revoque la sentencia accionada; “que se termine con esto (sic) irrita ejecución de
hipoteca declarando cosa juzgada”; que se suspenda la medida de prohibición de
enajenar y gravar que pesa sobre el inmueble sujeto a ejecución, ordenándose al
Registrador Subalterno correspondiente estampar la debida nota marginal; “que se
condene en costas al Juez titular del Juzgado Primero de Primera Instancia en lo Civil y
Mercantil del Estado Aragua y se le aplique (sic) las sanciones pertinentes conforme a lo
establecido en los artículos 46 y 121 de la Constitución...” (de 1961).
II
DE LA SENTENCIA OBJETO DE APELACIÓN
El 29 de julio de 1999, el Juzgado Superior en lo Civil (Bienes) y Contencioso
Administrativo de la Circunscripción Judicial de la Región Central, dictó sentencia,
mediante la cual declaró inadmisible la presente acción de amparo con fundamento en
las siguientes consideraciones:
Que la acción de amparo procede contra sentencias o actuaciones judiciales
cuando la conducta del juez accionado se constituya en una actuación fuera de los
límites de su competencia, es decir con abuso de poder, usurpación o extralimitación de
funciones, y que dichas actuaciones lesionen una garantía o un derecho
constitucionales.
Que la extinta Corte Suprema de Justicia ha indicado con relación a tales
requisitos de procedencia que ellos se exigen con el fin de evitar que se incoe la acción
de amparo persiguiendo reabrir indefinidamente asuntos ya resueltos judicialmente e
impugnar sentencias por vías distintas a las previstas en el ordenamiento procesal para
ese fin, ya que el juez de amparo no actúa como una segunda o tercera instancia sino
“como un tribunal de la constitucionalidad de un fallo judicial”, por lo que cuando se
cuestione un fallo por cuestiones de apreciación del sentenciador, del derecho o de los
hechos controvertidos, la acción de amparo debe ser desestimada.
Que en la presente causa se relatan actuaciones que a criterio del accionante “no
fueron debidamente atendidas” por el juez accionado, que no se realizaron
pronunciamientos respecto a solicitudes y pedimentos; que se realizaron actuaciones que
califica como de abuso de poder y usurpación de funciones, una de las cuales “se refiere
a una supuesta conducta omisiva por parte del presunto agraviante”.
Que la conducta omisiva no está contemplada dentro de los supuestos contra los
cuales procede la acción de amparo de conformidad con el artículo 4 de la Ley Orgánica
de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales, y que “la jurisprudencia
Patria, ha sido reacia, a admitir amparos contra conductas omisivas o abstencionistas de
los jueces, por la inacción de los tribunales en decidir dentro del lapso correspondiente”,
“ya que ante esa conducta de demora, por parte del juez, nuestras leyes estipulan medios
adecuados para aplicar sanciones correctivas, disciplinarias, e inclusive, una
responsabilidad civil del juez...” que, en criterio del sentenciador, constituyen medios
idóneos capaces de restablecer la situación que se ha denunciado como infringida, que
no pueden ser sustituidos por la acción de amparo.
Que las actuaciones y conductas de un juez al elaborar un fallo que puedan
lesionar derechos o garantías constitucionales son distintas de los posibles vicios en que
dicho juez pueda incurrir al dictar una sentencia contra los cuales la ley procesal
establece recursos, incluso para obtener la nulidad de la misma, que no son materia de
la acción de amparo.
Que con relación a la denunciada infracción del artículo 67 de la Constitución de
1961, no se ha producido violación puesto que el juez, al dictar la sentencia fuera de
lapso ordenó la notificación de las partes.
Que respecto a la infracción denunciada del derecho a la defensa y al debido
proceso, la misma no se produjo, puesto que el accionante pudo alegar y ejercer tanto
sus derechos como los recursos pertinentes.
Que con respecto a las demás infracciones denunciadas, aún cuando el
accionante no especificó si las mismas se produjeron durante la tramitación del proceso,
en cuyo caso se trataría de un amparo sobrevenido y no del caso de autos, el tribunal
estima que las actuaciones ocurridas durante el proceso fueron consentidas por el
accionante puesto que el lapso previsto para accionar en amparo, de seis meses, se
computa desde el momento de producirse la lesión; además, “tampoco encuentra este
Tribunal, la posibilidad, por vía del amparo, de entrar a conocer de situaciones que
fueron resueltas por el a quo, que causaron cosa juzgada, pero que además, no se
observa... que se haya lesionado derecho o garantía constitucional alguno...”.
III
DEL ESCRITO DE APELACIÓN
El 15 de junio de 2000, el accionante de la presente causa, asistido por el
abogado Oscar Briceño Güere, introdujo ante esta Sala Constitucional una diligencia
acompañada del escrito de apelación. En dicha diligencia, el accionante expone:
1) Que la presente causa ha sido “traída a esta Sala en apelación, en base al artículo
336 ordinal 10 de la constitución (sic) concatenado con el artículo 35 de la Ley Orgánica de
Amparo” a objeto de que sean “corregidas las desviaciones a que ha sido sometida esta
causa”.
2) Que acompaña escrito de formalización de los alegatos que sustentan su
apelación.
3) Que el Juez Superior Ezra Misrahi Levy, quien dictó la sentencia apelada, ha
actuado con intención de obstaculizar la sana administración de justicia, parcializándose
con la parte accionada lo cual se ha manifestado por la tardanza de cuatro (4) meses en
notificar al juez presunto agraviante; al demorarse casi diez (10) meses en enviar a la alzada
el presente expediente; “por permitir una tercería que no acreditó su interés violando el
artículo 379 del Código de Procedimiento Civil; d) por desechar sólidos basamentos de
“mi” acción sin motivar su actitud; y e) por desconocer la nulidad de la sentencia de
primera instancia impugnada a pesar de adolecer del vicio de imprecisión a tenor de los
artículos 243 y 244 del Código de Procedimiento Civil en cuanto a la alteración de mi
nombre y la total ausencia de mi número de cédula de identidad”.
4) Que ocurrieron incidentes indebidos en el Juzgado Superior relacionados con la
remisión del expediente, los cuales narra.
5) Que quiere significar al Magistrado Ponente, la manera desordenada y
malintencionada del Juez Superior al remitir el presente expediente con alteración de los
vueltos de los folios 28 al 58, con ausencia de los folios 210 al 213, para impedir el correcto
análisis y el estudio a profundidad de sus alegatos, cuyo retardo le haría ganar tiempo a la
contraparte, calificando la intención que presume en dicho Juez Superior, las actuaciones
del mismo y su persona.
6) Que solicita que a dicho Juez Superior “se le aplique el artículo 34 de la Ley de
Amparo por haber violado los artículos 13, 15 y 16 de la Ley de la materia, sanción que
solicito con base al artículo 49 ordinal (sic) séptimo de la Constitución vigente”.
En el escrito contentivo de la formalización de los alegatos de la apelación, el
accionante señala:
Que la apelación, en su criterio, permite a esta Sala, anular la sentencia objeto de
apelación “en base a los artículos 336 ordinal 10 de la vigente Constitución (Revisión de
sentencias de amparo), además de resolver el fondo del litigio a que se refiere el expediente
Nº 4887 del citado Juzgado Superior, en base al artículo 209 del Código de Procedimiento
Civil como norma supletoria de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías
Constitucionales concatenado con el artículo 336 de la Constitución, citado”.
Que la causa en la que se dictó la sentencia accionada en la presente acción de
amparo, se inició ilegalmente en el Juzgado de los Municipios Girardot y Mario Briceño
Iragorry de la Circunscripción Judicial del Estado Aragua, mediante “una demanda de
ejecución de hipoteca intentada con un documento cuya hipoteca nunca existió por falta de
consentimiento del ahora actor, en un documento que expresa ‘ambas partes convienen y
así, lo establecen...’ siendo indubitable el carácter bilateral y la consecuente firma de las
partes. Por otra parte la redacción de dicho documento fijó la fecha de extinción de la
supuesta hipoteca para el 30-11-96, por lo que al actuar en marzo de 1997, ya no existía
hipoteca (nunca existió).... Además de ello, dicho documento presenta serios errores de
derecho que lo anulan...”.
Que el libelo de demanda en aquella causa también adolece de defectos que hacían,
en su criterio, inadmisible la demanda, tales como falta de cuantificación del monto
demandado, inclusión de montos superiores, al ser sumados, “a la cantidad establecida en el
documento supuestamente hipotecario”, defecto en identificación de la apoderada del
demandante, omisión de invocar el artículo 661 del Código de Procedimiento Civil, y no
haberse acompañado certificación de gravámenes.
Que en dicha causa hizo formal oposición y alegó cuestiones previas lo cual “abrió
la articulación probatoria según el artículo 664 Parágrafo Unico”.
Que en virtud de la aceptación por el demandante en aquella causa de “que hay
error” en los intereses, al deducir éstos, la cuantía de la demanda disminuye, por lo que, en
su criterio, correspondía conocer de ese juicio a un Juzgado de Parroquia y no a un Juzgado
de Municipio, por lo que al alegar cuestiones previas adujo la falta de competencia del
tribunal por la cuantía, “consignando la prueba escrita ya señalada”, sobre la cual solicitó
prueba de experticia grafotécnica para demostrar que había sido firmado por la misma
“causante del demandante” que firmó el documento hipotecario, tenido por documento
fundamental en aquella causa; y que asimismo solicitó la prueba testimonial del Registrador
Subalterno “para que explicara que devolvió el primer documento por contener intereses
usurarios al 70%, también solicité posiciones juradas del demandante”.
Que no habiendo habido oposición a las pruebas por él promovidas, éstas debieron
ser “ordenadas”.
Que la juez suplente, posteriormente destituida, dictó sentencia sobre la oposición
violando el artículo 21 Parágrafo Unico del Código de Procedimiento Civil, al expresar que
la constitución de hipoteca es un acto unilateral que solo requiere el consentimiento del
obligado para surtir efectos y que en el caso particular, al interponer la demanda el
demandante, allí garantizado, convalidó su aceptación, con lo cual confunde la juez “un
acto administrativo (hipoteca) con un acto jurisdiccional (demanda)”, sin pronunciarse
sobre la disconformidad alegada con el saldo demandado ni sobre la extinción de la
hipoteca, limitándose a ordenar la articulación probatoria a que se refiere el artículo 657 del
Código de Procedimiento Civil, en la cual el actor nada probó mientras que el accionante,
demandado en aquella causa, solicitó admisión de pruebas y consignó un documento
probatorio, sin que fueran vistos ni oídos sus argumentos.
Que contra la sentencia dictada por el juez suplente del Juzgado de Municipio
citado, solicitó oportunamente nulidad de la misma y regulación de competencia, y ejerció
recurso de apelación, oyéndosele la apelación y no habiéndose pronunciado el juzgado
sobre las otras solicitudes.
Que el juez de alzada “hizo caso omiso a la regulación de competencia y a la
omisión de evacuar las pruebas solicitadas por mi persona. (...) Sentenciando de una
manera infame, ese juez sentenció (sentencia B) expresando que yo nada esgrimí sobre la
oposición del artículo 663 del Código de Procedimiento Civil a sabiendas de que ese era el
último eslabón del juicio y que no tendría casación, por lo que allí se acababa la película de
terror judicial” (sic).
Que contra esa sentencia interpuso la presente acción de amparo, “un amparo
constitucional contra una sentencia judicial de primera instancia que cercenó directamente
el derecho a la defensa utilizando la mentira para terminar un juicio en abierta descarada e
indubitable parcialización hacia el juez de instancia y el demandante en el primer juicio de
municipios”.
Que la sentencia objeto de la presente apelación es también inconstitucional porque
el juez superior, al conocer en primera instancia de la presente acción de amparo
“emulando al de instancia, omitió pronunciarse sobre varios y serios argumentos, tomando
con pinzas y encasillándose solamente en un artículo de los cinco (5) que esgrimí de la Ley
Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales, en otro derroche de
parcialización”.
Que ha quedado abierta la posibilidad de que pueda perder su propiedad, puesto que
con la decisión objeto de apelación el expediente Nº 31287 ha sido remitido al Juzgado de
Municipio, “a pesar de que se extravió y que fue reconstruido por el Juez de Primera
Instancia sin poseer datos del Libro Diario...”.
Que fundamentó también la acción de amparo, en el artículo 13 de la Ley Orgánica
de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales y que el Juez Superior a quien
correspondió el conocimiento de la causa la “demoró”, citando al presunto agraviante
después de cuatro (4) meses, cuando el accionante pagó para que se le notificara; que es
una “infantilada” del Juez Superior expresar, como lo hace “al folio 185 en el último
párrafo”, que el accionante pidió que no se le notificara al presunto agraviante porque
estaría de viaje, puesto que es el juez el conductor del proceso judicial.
Que el Juez Superior, al dictar la sentencia objeto de apelación, sólo consideró la
fundamentación alegada por el accionante en el artículo 4 de la Ley Orgánica de Amparo
sobre Derechos y Garantías Constitucionales y no en los artículos 1, 2, 5 y 13,
desestimando sin motivación su invocación, con lo cual se evidencia su parcialización hacia
el presunto agraviante, violando así los artículos 21 eiusdem, y 15 del Código de
Procedimiento Civil, y cercenándole al accionante su derecho a la defensa, por lo que,
considera el accionante, que dicha sentencia es nula, incurriendo el juzgador al dictarla en
responsabilidad civil, penal y administrativa, cuya aplicación solicita.
Que la sentencia objeto de apelación es nula también de conformidad con el artículo
244 del Código de Procedimiento Civil por ser contradictoria, imprecisa e inmotivada,
explanando las razones sobre las cuales apoya su afirmación.
Que de acuerdo con sentencia dictada por esta Sala el 1º de febrero de 2000, (caso
José Amando Mejía y otros), podría ser aceptada la tercería en amparo, a la cual él se opuso
y el Juez Superior aceptó pero que en todo caso, de acuerdo con dicha sentencia, si se
acepta que su contenido se aplica al presente caso, “indefectiblemente debería considerarse
que el Juez de Primera Instancia admitió los hechos imputados (al no asistir a la audiencia
pública), por lo cual debería declararse con lugar esta apelación...” (paréntesis de la Sala),
para apoyar lo cual cita textualmente que dicha sentencia señala:
“La falta de comparecencia del presunto agraviante a la audiencia oral aquí
señalada producirá los efectos previstos en el artículo 23 de la Ley Orgánica
de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales...”.
Que en caso de considerar esta Sala no aplicable a esta causa el criterio sostenido
en la sentencia de 1º de febrero de 2000 antes referida “no tendrá ninguna válidez la
presencia del tercer adhesivo” y “tampoco puede obviarse la ausencia del juez la acto o
audiencia oral y pública, con lo cual está aceptando los hechos que no refutó y que
también motivarían la declaratoria con lugar de esta apelación y amparo”.
Continúa el accionante en su escrito abundando sobre los hechos y argumentos
señalados, para finalmente solicitar:
1) Que se revoque la sentencia objeto de apelación.
2) Que se decida “el fondo de la controversia en base al artículo 209 del Código de
Procedimiento Civil concatenado con los artículos 48 de la Ley de Amparo, y 27 y 49
ordinales 1, 3, 4 y 7 de la vigente Constitución, declarando con lugar el amparo solicitado
con todos sus pedimentos, como constan en el libelo”.
3) Que se aplique “la más fuerte sanción en contra del Juez Ezra Misrahi por su
indolente, parcializada y antijurídica actitud manifestada en todo este proceso de amparo
que duró en su tribunal quince (15) meses, en base a los artículos 34 de la Ley Orgánica de
Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales; artículos 10, 18 y 19 del Código de
Procedimiento Civil; de los artículos 255, 267 y 336 ordinal 10 de la Constitución vigente y
44 ordinal 6 de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia”.
IV
CONSIDERACIONES PARA DECIDIR
En primer lugar, esta Sala pasa a pronunciarse acerca de su competencia para
conocer de la apelación ejercida contra una sentencia dictada por un Juzgado Superior
al conocer éste en primera instancia de la presente acción de amparo y, en tal sentido,
reiterando los criterios asentados en las sentencias de fecha 20 de enero de 2000 (casos
Emery Mata y Domingo Gustavo Ramírez Monja), se considera competente para conocer
de la presente causa, y así se declara.
Toca ahora a esta Sala pronunciarse acerca de la apelación ejercida, a cuyo fin se
observa:
El recurrente expresa que la presente apelación ha sido ejercida fundamentándola en
el numeral 10 del artículo 366 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, concatenado con el artículo 35 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y
Garantías Constitucionales, lo que, en su criterio, permite a esta Sala ejercer la competencia
de revisión de sentencia de amparo que le ha sido atribuida por el artículo 336, numeral 10,
señalado.
Observa esta Sala que la apelación ejercida conforme al artículo 35 de la Ley
Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales, es un recurso que la ley
da al accionante para solicitar la corrección de la sentencia recaída en el juicio de amparo
en primera instancia, lo que significa que el tribunal que conozca de la apelación
efectivamente podrá modificar, revocar o enmendar la sentencia objeto del recurso, según
las pretensiones del recurrente, cuando sea procedente, a criterio del sentenciador; mientras
que la revisión a que se refiere el numeral 10 del artículo 336 citado, es un recurso
extraordinario distinto al de apelación y autónomo, por lo que la pretensión de que se
acumulen en esta causa la apelación ejercida con el recurso de revisión señalado es
improcedente, y así se declara.
Asimismo señala el apelante que, en su criterio el presente recurso permite a esta
Sala “resolver el fondo del litigio a que se refiere el expediente Nº 4887 del citado Juzgado
Superior, en base al artículo 209 del Código de Procedimiento Civil, como norma
supletoria de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales
concatenado con el artículo 336 de la Constitución”.
Observa esta Sala que, ningún tribunal, actuando en sede constitucional en un juicio
de amparo contra actuaciones judiciales, puede entrar a conocer el fondo del proceso en que
se dá el acto contra el cual se interpone la acción de amparo, pues para ello sería
incompetente y, al hacerlo, infringiría derechos constitucionales comprendidos dentro del
concepto mas amplio de garantía jurisdiccional y derecho al debido proceso, como lo es el
derecho a ser juzgado por el juez natural, uno de cuyos elementos es la competencia.
Observa esta Sala que, en su escrito de apelación, el accionante narra y califica
una serie de hechos referentes al inicio y procedimiento de la causa en la que se dictó la
sentencia con la cual, a su decir, se produjeron las presuntas infracciones
constitucionales denunciadas, alegatos que se refieren a la ilegalidad del procedimiento
por haber sido admitido con base a un documento fundamental que, a su criterio, está
viciado de nulidad por distintos supuestos que detalladamente señala y que serían
materia para una acción de nulidad que una vez declarada, si fuere procedente, podría
fundamentar la oposición en un juicio ordinario pero cuya determinación, por la
naturaleza misma de la acción de amparo y tal como se señaló supra, no es materia para
cuyo conocimiento es competente el juez de amparo, por lo cual, sobre dichos
argumentos, esta Sala considera que no tiene materia sobre la cual decidir, y así se
declara.
Asimismo señala el recurrente que el libelo de la demanda en aquella causa adolece
de errores y defectos que, en su criterio, la hacían inadmisible, con respecto a lo cual
observa esta Sala que dichos defectos y errores, de existir, pudieron ser corregidos dentro
del mismo procedimiento no siendo la acción de amparo, conforme a lo ya expuesto, la vía
idónea para ese fin, y así se declara.
Ha señalado el recurrente que en aquella causa de ejecución de hipoteca incoada en
su contra, solicitó evacuación de pruebas testimonial del Registrador Subalterno y
posiciones juradas del demandante, contra las cuales no hubo oposición, por lo que
debieron ser, en su criterio, ordenadas por el juez, que no lo hizo, con lo cual considera que
se le infringió su derecho de defensa.
Observa esta Sala que la sentencia objeto de la presente apelación, consideró que
todas las actuaciones ocurridas durante el procedimiento en la primera instancia del juicio
de Ejecución de Hipoteca referido, señaladas como hechos constitutivos de infracción
constitucional fueron consentidas por el accionante, en tanto que no se interpuso contra
ninguna de ellas la acción de amparo dentro del lapso de seis (6) meses previsto para ello
por la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales, que se
computa desde el momento de producirse la lesión, siendo este criterio compartido por esta
Sala. No obstante, en el expediente de la presente causa el accionante hace referencia a otra
acción de amparo pendiente de decisión interpuesta por él contra el señalado Juzgado de
Municipio, que de versar sobre los mismos hechos aquí denunciados también haría
inadmisible la presente causa por aplicación del numeral 8 del artículo 6 de la Ley Orgánica
de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales. Así se decide.
Sin embargo, considera esta Sala necesario señalar que efectivamente el derecho al
debido proceso comprende el derecho a formular alegatos y probarlos, pero ese derecho a la
prueba se encuentra sujeto a que la prueba sea admisible si cumple los requisitos de
pertinencia, legalidad y licitud. Ello significa que cuando no existe una adecuación de
medio a fin entre la prueba promovida y el alegato formulado, o entre el alegato formulado
y los hechos litigiosos, la prueba no debe ser admitida por impertinente. La prueba
promovida para ser admitida debe versar siempre sobre un hecho (nunca sobre una
proposición jurídica), y el medio propuesto deberá ser idóneo para acreditar el hecho
controvertido, sujeto a prueba.
Observa esta Sala, que la sentencia objeto del presente recurso de apelación
consideró que la conducta omisiva de un Tribunal, no está contemplada dentro de los
supuestos de procedencia de la acción de amparo, de conformidad con el artículo 4 de la
Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales, criterio éste no
compartido por esta Sala, que en sentencia citada de 28 de julio de 2000 (caso Luis Alberto
Baca) estableció como actividades judiciales sujetas a la acción de amparo:
“8.- Las omisiones judiciales lesivas a derechos o garantías constitucionales,
que vienen a actuar como una vía de hecho y que pertenecen al ámbito del
artículo 4 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías
Constitucionales, como ya lo ha asentado esta Sala a pesar del silencio de la
norma sobre ellas, son objeto inmediato de la acción de amparo ya que la
situación jurídica se convierte en sujeto de una lesión indefinida mientras no se
cumple la actuación”.
Ahora bien, para que la acción de amparo proceda por omisión judicial, es
necesario que esa omisión lesione un derecho o garantías constitucionales, lo cual alega
el recurrente le ha sucedido, sin explicar de qué manera y con fundamento en cuáles
normas, considera infringidos sus derechos constitucionales por la conducta que
denuncia omisiva del juez, de pronunciarse expresamente sobre su solicitud de
“nulidad” de la sentencia del a-quo, asunto éste que, además, al declarar el juez sin
lugar la apelación ejercida y denegar la regulación de competencia también solicitada,
por considerar el sentenciador que dicha solicitud está íntimamente vinculada al alegato
de inexistencia (por nulidad) del documento hipotecario, queda consecuencialmente
desestimado, atendiendo a lo cual, considera esta Sala que no se ha verificado la
presunta infracción de derechos constitucionales en la esfera jurídica del accionante por
la señalada como conducta omisiva del juez respecto de la “solicitud de nulidad” de la
sentencia referida, y así se declara.
Señala esta Sala que la garantía jurisdiccional constitucional comporta el derecho a
la tutela judicial efectiva y el derecho al debido proceso. Los preceptos constitucionales que
establecen dichos derechos, son desarrollados por las leyes, que se dictan, o deben serlo,
atendiendo a los mandatos constitucionales.
Así es que las leyes adjetivas deben ser dictadas en procura de garantizar a todo
ciudadano el goce y ejercicio de los derechos que la Constitución le otorga para ventilar sus
pretensiones ante los órganos jurisdiccionales.
Ahora bien, no comprende la garantía jurisdiccional el derecho a obtener decisiones
judiciales que satisfagan la pretensión formulada por el litigante, sino a obtener una
decisión ajustada a derecho, cuando la pretensión ha sido formulada mediante las acciones
y procedimientos establecidos por la ley para ese fin. Tampoco comprende la garantía
jurisdiccional, el derecho a que en un procedimiento específico se observen todos los
trámites que el litigante estime convenientes a sus particulares intereses, sino el derecho a
defender los legítimos intereses en un proceso sustanciado conforme a la ley.
Ha dicho esta Sala que el juez constitucional que conoce de la acción de amparo
enjuicia las actuaciones de los órganos del poder público o de los particulares que se
denuncian lesionantes de derechos constitucionales, no pudiendo, en caso alguno, revisar la
aplicación o interpretación del derecho ordinario por parte de los órganos judiciales sino
cuando tal aplicación o interpretación resulte contraria a los preceptos constitucionales, de
tal manera que derive en un acto que resulte lesionante, en la esfera de la situación jurídica
de un particular sujeto, de los derechos y garantías que la Constitución le otorga, lo que no
ha ocurrido en el presente caso.
Ha dicho asimismo esta Sala que los derechos y garantías constitucionales no se
pueden estimar, en principio, vulnerados, porque una norma de rango legal deje de
aplicarse, se interprete erradamente o se aplique mal, puesto que estos vicios en sí mismos
no constituyen infracción constitucional alguna, siendo del ámbito del juzgamiento de los
jueces ordinarios, corregir tales quebrantamientos, que pueden producir nulidades. Sólo
cuando tales errores efectivamente infrinjan de manera concreta y diáfana un derecho o
garantía constitucional, podrán ser corregidos mediante el amparo, en otras circunstancias
la ley objetiva prevee otros medios apropiados para demandar nulidades.
No observa esta Sala, en la sentencia objeto del presente recurso de apelación
ninguna infracción a derechos constitucionalmente consagrados, y así se declara.
Señala el accionante en su escrito de apelación que es “contradictoria y antijurídica
la posición del Juez Superior al afirmar que solo se puede actuar contra sentencias dictadas
por un tribunal actuando fuera de su competencia...”.
El artículo 4 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías
Constitucionales, establece la procedencia de la acción de amparo “cuando un tribunal de la
República, actuando fuera de su competencia, dicte una resolución o sentencia...” que
lesione un derecho constitucional, lo que ha sido reiteradamente interpretado por el más
alto Tribunal de la República como la necesidad de que el juez, al dictar el acto, incurra en
extralimitación o usurpación de funciones o en abuso de autoridad, en atención a lo cual,
considera esta Sala que es impropia la calificación de contradictoria y antijurídica que dá el
recurrente a una afirmación contenida en la propia Ley Orgánica de Amparo sobre
Derechos y Garantías Constitucionales, y así se declara.
Observa esta Sala que, en su escrito de apelación, el accionante señala haber
fundamentado su acción de amparo en los artículos 46, 49, 67, 68, 119 y 121 de la
Constitución de 1961, recogidos en los artículos 25, 27, 49, 51, 138 y 139 de la
Constitución vigente y en los artículos 1, 2, 4, 5 y 13 de la Ley Orgánica de Amparo sobre
Derechos y Garantías Constitucionales, mientras que la sentencia objeto de apelación se
refiere solo a uno de los artículos de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y
Garantías Constitucionales, invocados por él, lo cual califica de “derroche de
parcialización”, aduciendo después detalladamente que fundamentó su acción en los
artículos 1, 2, 5 y 13 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías
Constitucionales lo cual es, en su criterio, violatorio de los artículos 21 de la Ley Orgánica
de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales y 15 del Código de Procedimiento
Civil, pero sin explicar de qué manera, la sentencia apelada, resulta parcializada al no
referirse expresa y detalladamente a dichos artículos, por lo cual, sobre la afirmación del
apelante con respecto a lo que él denomina “derroche de parcialización”, esta Sala
considera que no tiene materia sobre la cual pronunciarse, y así lo declara, no sin advertir la
impropiedad del lenguaje utilizado por el recurrente en su escrito.
Señala el recurrente en su escrito de apelación que el Juzgado Superior en lo Civil
(Bienes) y Contencioso Administrativo de la Circunscripción Judicial de la Región Central,
al conocer de la presente causa en primera instancia demoró el proceso y narra hechos que,
según afirma, ocurrieron durante el mismo. No encuentra esta Sala la relación existente
entre tales afirmaciones y la presente apelación por lo cual a tal respecto considera que no
tiene materia sobre la cual pronunciarse y así lo declara.
Observa esta Sala, que en su escrito de apelación el recurrente afirma que la
sentencia objeto de apelación es nula, por ser, a su decir, parcializada, contradictoria,
imprecisa e inmotivada, incurriendo el juzgador al dictarla, en responsabilidad civil, penal y
administrativa cuya aplicación solicita, lo cual no es materia de la acción de amparo por lo
cual, sobre dicha solicitud esta Sala considera que no tiene materia sobre la cual
pronunciarse, y así se declara.
Observa esta Sala, que en su escrito de apelación el recurrente aduce que el Juzgado
Superior señalado, al conocer en primera instancia de la presente acción de amparo,
admitió, en su criterio indebidamente, la tercería del demandante en el juicio de Ejecución
de Hipoteca en el cual se dictó la sentencia contra la cual se ha interpuesto la presente
acción de amparo, criterio éste no compartido por esta Sala, en razón de que como parte en
el juicio en el que recayó la sentencia accionada, su interés en la presente acción de amparo
resulta evidente, y así se declara.
Observa esta Sala que el recurrente, en su escrito de apelación señala que algunos
de los argumentos contenidos en la sentencia apelada fueron originalmente aducidos por el
tercero coadyuvante en su escrito presentado, por lo que, en criterio del recurrente, de no
aceptarse tal tercería, tales argumentos deberán ser rechazados, todo lo cual hace a esta Sala
considerar pertinente señalar que los argumentos de derecho, cualesquiera que ellos sean,
pueden ser aplicados por el juez cuando lo estime procedente y aunque ninguna de las
partes los haya alegado o sugerido.
Señala el recurrente que de aceptar esta Sala que al presente caso se aplican los
criterios asentados en sentencia de 1º de febrero de 2000 (caso José Amando Mejía),
“indefectiblemente debería considerarse que el Juez de Primera Instancia admitió los
hechos imputados”. Al no asistir a la audiencia pública por lo cual, en su criterio, debería
declararse con lugar la presente apelación, para apoyar lo cual transcribe parcialmente la
sentencia referida en su parte que dice “La falta de comparecencia del presunto agraviante a
la audiencia oral aquí señalada producirá los efectos previstos en el artículo 23 de la Ley
Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales...”.
Observa esta Sala que la misma sentencia citada por el recurrente, al referirse
específicamente al amparo contra actuaciones judiciales establece “La falta de
comparecencia del juez que dicte el fallo impugnado o de quien esté a cargo del tribunal, no
significará aceptación de los hechos y el órgano que conoce del amparo, examinará la
decisión impugnada”, lo cual desvirtúa el señalamiento realizado por el recurrente.
Considera esta Sala que es pertinente traer a colación el contenido del artículo 170
del Código de Procedimiento Civil, conforme al cual:
“Las partes, sus apoderados y abogados asistentes deben actuar en el
proceso con lealtad y probidad. En tal virtud, deberán:
1º Exponer los hechos de acuerdo a la verdad;
2º No interponer pretensiones ni alegar defensas, ni promover
incidentes, cuando tengan conciencia de su manifiesta falta de
fundamentos;
3º No promover pruebas, ni realizar, ni hacer realizar, actos inútiles o
innecesarios a la defensa del derecho que sostengan.
Parágrafo Único.- Las partes y los terceros que actúen en el proceso
con temeridad o mala fe son responsables por los daños y perjuicios
que causaren.
Se presume, salvo prueba en contrario que la parte o el tercero han
actuado en el proceso con temeridad o mala fe cuando:
1º Deduzcan en el proceso pretensiones o defensas, principales o
incidentales, manifiestamente infundadas;
2º Maliciosamente alteren u omitan hechos esenciales a la causa;
3º Obstaculicen de una manera ostensible y reiterada el
desenvolvimiento normal del proceso.”.
Observa esta Sala, que el recurrente ha solicitado la aplicación al Juez Superior
tantas veces referido, de las sanciones contempladas en los artículos 34 de la Ley Orgánica
de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales; 10, 18 y 19 del Código de
Procedimiento Civil; 255, 267 y 336 numeral 10 de la Constitución vigente; y 44 numeral 6
de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia, por lo que él califica de “indolente,
parcializada y antijurídica actitud manifestada en todo este proceso de amparo que duró en
su tribunal quince (15) meses”.
Observa asimismo esta Sala que, en su escrito de apelación el recurrente califica de
“infantilada” pero no niega, que solicitó a dicho juez demorar la notificación del presunto
agraviante, como dicho juez lo afirma en uno de los autos por él dictados consignados en el
presente expediente.
No escapa a esta Sala que tal demora, de hecho, se ha concretado en un beneficio
para el recurrente quién, en el escrito de apelación afirma que con la sentencia apelada ha
quedado abierta la posibilidad de que pueda perder su propiedad, puesto que, a su decir, el
expediente correspondiente al juicio de Ejecución de Hipoteca incoado en su contra, ha sido
remitido al tribunal de la primera instancia, siendo la fase siguiente del procedimiento el
embargo del inmueble hipotecado.
Atendiendo a lo expuesto, considera esta Sala que en el presente caso no debe
aplicarse la sanción prevista en el artículo 34 de la Ley Orgánica de Amparo sobre
Derechos y Garantías Constitucionales, y así se declara.
Con relación a la aplicación de las sanciones previstas en los otros artículos
invocados por el recurrente en su solicitud, esta Sala advierte que la aplicación de tales
sanciones no es materia propia de la acción de amparo, por lo cual considera que sobre este
aspecto no tiene materia sobre la cual pronunciarse, y así lo declara.
Observa esta Sala que la sentencia objeto del presente recurso de apelación declaró
inadmisible la presente acción de amparo con fundamento en consideraciones tendientes a
establecer que en el presente caso no puede inferirse que la sentencia accionada infrinja
derecho o garantía constitucional alguno, ni ha sido dictada por el sentenciador con abuso
de autoridad, usurpación o extralimitación de funciones, criterio éste compartido por esta
Sala, no obstante lo cual, señala esta Sala que la infracción o presunción grave de
infracción de derechos o garantías constitucionales derivada del escrito de la solicitud de
amparo y la actuación del juez fuera de su competencia son los requisitos de procedencia de
la acción de amparo ejercida contra actuaciones judiciales, contenidos en el artículo 4 de la
Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales, mientras que las
causales de inadmisibilidad de la acción de amparo son aquellas establecidas en los
artículos 6 y 19 eiusdem, por lo que, considera esta Sala que la presente acción de amparo
no es inadmisible sino improcedente la pretensión, y así se declara.
DECISIÓN
Por los razonamientos antes expuestos, este Tribunal Supremo de Justicia, en Sala
Constitucional, en nombre de la República y por autoridad de la ley, declara SIN LUGAR
el presente recurso de apelación ejercido por Vicente Manuel Felipe Perera González,
contra la sentencia dictada el 29 de julio de 1999, por el Juzgado Superior en lo Civil y
Contencioso Administrativo de la Región Central; en la cual se CONFIRMA en los
términos contenidos en el presente fallo la sentencia objeto de apelación.
Publíquese, regístrese y comuníquese. Remítase copia del presente fallo al Juzgado
Superior antes mencionado.
El Vicepresidente,
JESÚS EDUARDO CABRERA ROMERO
Ponente
Los Magistrados,
JOSÉ MANUEL DELGADO OCANDO
ANTONIO JOSÉ GARCÍA GARCÍA
PEDRO RAFAEL RONDÓN HAAZ
El Secretario,
JOSÉ LEONARDO REQUENA CABELLO
Exp. Nº: 00-1522
JECR/
SALA CONSTITUCIONAL
MAGISTRADO PONENTE: JESUS EDUARDO CABRERA ROMERO
El 27 de junio de 2000, esta Sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia, recibió expediente contentivo de la acción de amparo interpuesta el 2 de junio
de 2000 ante el Juzgado Superior Primero (Distribuidor) en lo Civil, Mercantil y del
Tránsito de la Circunscripción Judicial del Area Metropolitana de Caracas, por Carlos
Brender, abogado, inscrito en el Inpreabogado bajo el Nº 7820, en representación,
acreditada en autos, de Armand Choucroun, titular de la cédula de identidad Nº
6.201.344, contra la sentencia dictada por el Juzgado Décimo de Primera Instancia en lo
Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Area Metropolitana de
Caracas, el 9 de mayo de 2000, en el Recurso de Hecho intentado por Natalio Lorenzo
Carrera contra la negativa de oir apelación, dictada por el Juzgado Décimo Octavo de
Municipio de la Circunscripción Judicial del Area Metropolitana de Caracas, el 28 de
febrero de 2000, en el juicio seguido por el hoy accionante contra el nombrado Natalio
Lorenzo Carrera.
Dicho expediente fue remitido a esta Sala por el Juzgado Superior Cuarto en lo
Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Area Metropolitana de
Caracas quien por distribución conoció de la causa en primera instancia, a los efectos de oír
la apelación interpuesta por el accionante, conforme al artículo 35 de la Ley Orgánica de
Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales.
En la misma fecha se dio cuenta en Sala, designándose como Ponente al Magistrado
que con tal carácter suscribe el presente fallo.
En fecha 4 de julio de 2000, el apoderado actor presentó escrito solicitando se
declare con lugar la apelación ejercida.
Efectuado el análisis del expediente se pasa a dictar sentencia previas las siguientes
consideraciones:
I
DE LA ACCIÓN DE AMPARO
La presente acción de amparo ha sido ejercida, por considerar el accionante
conculcados sus derechos constitucionales a la defensa y al debido proceso, consagrados
en el artículo 49 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, por el
Juzgado Décimo de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la
Circunscripción Judicial del Area Metropolitana de Caracas, en la sentencia de 9 de
mayo de 2000, infracción que se habría verificado cuando dicho Juzgado declaró con
lugar el Recurso de Hecho intentado por Natalio Lorenzo Carrera contra la negativa de
oír la apelación ejercida contra la decisión del 28 de febrero de 2000, mediante la cual el
Juzgado Décimo Octavo de Municipio de la misma Circunscripción Judicial, homologó
el convenimiento judicial celebrado entre el accionante y Natalio Lorenzo Carrera en el
juicio por resolución de contrato de arrendamiento, incoado contra el último de los
nombrados.
Señala el accionante que la decisión contra la cual acciona declaró con lugar el
recurso de hecho referido, fundamentándose en que el auto de homologación de un
convenimiento celebrado en la oportunidad de practicarse una medida de secuestro pone
fin al juicio, y contra la misma cabe la apelación prevista en el artículo 288 del Código
de Procedimiento Civil, pero obviando que la negativa de oír la apelación dictada por el
Juzgado Décimo Octavo de Municipio señalado, se fundamentó en que el apelante había
expresamente desistido de la apelación del auto de homologación en el texto mismo del
convenimiento, lo cual considera el accionante acomodaticio y lesionante de sus
derechos a la defensa y al debido proceso, porque, en su criterio, el sentenciador solo se
basó en los elementos de convicción que resultaban favorables al recurrente, obviando
tomar en consideración los otros elementos, ordenándole al a quo oír la apelación
libremente y sin pronunciarse previamente, como a su criterio debió hacerlo, sobre la
validez del desistimiento previo convenido por el apelante, “especialmente cuando se
trata de derechos disponibles y que no guardan relación con el orden público, por
tratarse de una demanda por resolución contractual arrendaticia...”.
Señala asimismo el accionante, que la decisión accionada también le infringió los
derechos constitucionales a la defensa y al debido proceso, porque ordenó al a quo
abstenerse de practicar ningún acto de ejecución de sentencia mientras se decidiese la
apelación interpuesta, “ cuando el único objeto del recurso de hecho es admitir la
apelación denegada o bien habiendo sido admitida en un solo efecto que sea admitida
libremente, con lo cual modificó el objeto de la pretensión y del recurso ejercido...”.
Igualmente expone, que el presunto agraviante actuó de manera temeraria y en
abuso del principio de la legalidad, en razón de que el recurso de hecho fue presentado
acompañado de copias fotostáticas simples, sin que el tribunal le haya fijado al
recurrente plazo para la consignación de las copias certificadas.
En atención a sus alegatos, el accionante, finalmente, solicita que se deje sin
efecto la sentencia contra la cual acciona.
II
DE LA SENTENCIA OBJETO DE APELACIÓN
El 16 de junio de 2000, el Juzgado Superior Cuarto en lo Civil, Mercantil y del
Tránsito de la Circunscripción Judicial del Area Metropolitana de Caracas, dictó
sentencia mediante la cual declaró sin lugar la presente acción de amparo y confirmó
expresamente la sentencia accionada, con fundamento en las siguientes
consideraciones:
Que ante la negativa de apelación del auto que homologó el convenimiento
judicial en el referido juicio de resolución de contrato, el allí demandado, Natalio
Lorenzo Carrera, ejerció Recurso de Hecho que fue declarado con lugar, ordenándosele
al juez de aquella causa, oír libremente la apelación ejercida por el recurrente,
revocando los autos del 13 de marzo y 23 de marzo, ambos de 2000, en los cuales se
negó la apelación referida.
Que el convenimiento debidamente homologado es una forma “anormal” de
terminación del proceso, que al configurarse “queda equiparado a una sentencia
definitivamente firme”, impugnable a través del recurso de apelación.
Que en el caso de autos, el auto de homologación del convenimiento por el
tribunal de la causa, es una sentencia interlocutoria con carácter definitivo, por lo que la
anulación de ese acto no la puede realizar el mismo juzgador que lo dictó, por imperativo
del artículo 272 del Código de Procedimiento Civil, no obstante tal decisión puede ser
impugnada por las partes utilizando el recurso de apelación, que en opinión del
sentenciador es la vía idónea para ello, por lo que al negarse la apelación se ejerció el
recurso de hecho, lo cual es ajustado a derecho.
Que el Juzgado Décimo de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito
de la Circunscripción Judicial del Area Metropolitana de Caracas “al decidir con lugar
el recurso de hecho antes citado y ordenar que se oyera la apelación en ambos efectos,
revocando los autos apelados, se ajustó a la ley y su actuación no produjo las violaciones
a los derechos que alega la parte recurrente en amparo que le fueron violados, derechos
constitucionales al debido proceso y a la defensa, ni tampoco con esa decisión el juez
presunto agraviante hay (sic) violado el artículo 4 de la Ley Orgánica de Amparo sobre
Derechos y Garantías Constitucionales, ya que actuó en el ámbito de su competencia”.
El 20 de junio de 2000, el accionante solicitó ampliación del fallo referido “a fin
de salvar omisión incurrida en la sentencia dictada el día 16 de junio de 2000, en la
presente acción de amparo constitucional, en virtud de que, considera que la causa de la
pretensión no fue resuelta en dicha sentencia, por cuanto como consta en el escrito
libelar y se sostuvo en la audiencia constitucional ... el motivo de la acción de amparo
consiste en que, la (sic) agraviante declaró con lugar un recurso de hecho contra la
negativa de apelación, la cual previamente había sido desistida...”.
El 21 de junio de 2000, el Juzgado Superior Cuarto en lo Civil, Mercantil y del
Tránsito de la Circunscripción Judicial del Area Metropolitana de Caracas dictó un auto
mediante el cual señala que no hay que salvar omisión alguna en la sentencia de 16 de
junio de 2000; que el juez señalado como presunto agraviante actuó al dictar la
sentencia accionada “dentro de su competencia”, por lo que su conducta no constituye
en modo alguno abuso, extralimitación o usurpación de funciones de manera que la
acción de amparo contra su actuación es improcedente; y que, para el juez
constitucional lo fundamental son los hechos que constituyen violaciones a los derechos
y garantías constitucionales, que en el presente caso, en opinión del sentenciador no se
produjeron, no siendo vinculante para el juez de amparo la solicitud del quejoso de
pronunciarse sobre la procedencia de la apelación que había sido previamente desistida.
III
DE LA APELACIÓN EJERCIDA
El 22 de junio de 2000, el accionante apeló de la anterior sentencia.
En la misma fecha, el tercero interviniente, Natalio Lorenzo Carrera, acudió al
tribunal y expuso que no podía desistir de un acto que no había realizado; que ejerció la
apelación el 2 de marzo de 2000 por lo cual no podía desistir de ella con anterioridad;
que podía haber renunciado al derecho a ejercerla, pero no lo hizo.
El 4 de julio de 2000, el accionante presentó ante esta Sala escrito mediante el
cual señala que, en su criterio, la sentencia objeto de apelación “no decidió la causa de
la pretensión ..., en virtud de que en ninguna parte del fallo se resuelve el quid del caso
referido al desistimiento de la apelación que había efectuado el apelante...” y cita
parcialmente sentencia de esta Sala, de fecha 17 de marzo de 2000, caso F. De González,
copiando textualmente parte de dicha sentencia.
Finalmente, después de hacer otra cita textual, solicita que se declare con lugar
la presente apelación y se pronuncie esta Sala sobre el punto planteado.
IV
MOTIVACIONES PARA DECIDIR
En primer lugar corresponde a esta Sala pronunciarse acerca de su competencia
para conocer del presente recurso de apelación ejercido contra una sentencia dictada por
un Juzgado Superior al conocer de la acción de amparo en primera instancia, y en tal
sentido, reiterando los criterios relativos a distribución de competencia en materia de la
acción de amparo, a la luz de los principios y preceptos de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, asentados en sentencias de 20 de enero de 2000,
casos Emery Mata y Domingo Ramírez Monja, y de 14 de marzo de 2000, caso Elecentro,
esta Sala se considera competente para conocer de la presente apelación, y así se
declara.
Pasa esta Sala a pronunciarse acerca de la apelación ejercida, y al respecto
observa:
La presente apelación ha sido ejercida señalando el accionante que, en su
criterio, la sentencia apelada debió pronunciarse respecto del desistimiento de la
apelación, por parte del ciudadano Natalio Lorenzo Carrera, del auto de homologación
de un convenimiento, efectuado en el texto del convenimiento por el demandado, lo que
no ocurrió, puesto que dicha sentencia nada dijo al respecto, y el demandando apeló del
auto de homologación.
El a quo, en auto de 21 de junio de 2000, expresó que no es vinculante para el
juez de amparo la petición del accionante de pronunciarse sobre tal materia, siendo lo
fundamental para el juez constitucional, los hechos que constituyan violación a derechos
y garantías constitucionales.
Observa esta Sala que el artículo 4 de la Ley Orgánica de Amparo sobre
Derechos y Garantías Constitucionales, que establece la procedencia de la acción de
amparo ejercida contra actuaciones u omisiones judiciales, cuando en la actuación u
omisión concurren el abuso, usurpación o extralimitación de funciones del presunto
agraviante, con la violación de derechos y garantías constitucionales, efectivamente
circunscribe la materia a conocer por el juez constitucional a la referida en dichos
supuestos; es decir, que éste deberá pronunciarse sobre la actuación competente o no,
del tribunal accionado y sobre la infracción de derechos constitucionales verificada o no,
en detrimento de la situación jurídica de un sujeto, para decidir sobre la necesidad de
restablecimiento de una situación jurídica infringida, o amenazada de serlo, por la
actuación u omisión judicial.
Es así como los errores de procedimiento que cometan los jueces, o los errores
que ellos puedan cometer en la escogencia de la ley aplicable o en su interpretación, solo
serán apreciados por el juez constitucional cuando conlleven la violación de algún
derecho constitucionalmente garantizado.
En efecto, la infracción del derecho a la defensa o al debido proceso, por
actuación u omisión judicial, no se produce con toda infracción de reglas procesales.
Solo cuando la infracción impida a una parte ejercer su defensa, enervándole las
oportunidades para alegar y probar, cercenándole la contradicción y el control de las
pruebas de su contraparte, o impidiéndole conocer lo que se le imputa o se pretende de
él, o negándole el uso de los medios que la ley adjetiva establece en desarrollo de la
garantía jurisdiccional y del derecho al debido proceso, será, cuando ocurra la
infracción constitucional materia de la acción de amparo; por lo que quien accione en
amparo, contra una decisión judicial deberá alegar cómo y de qué manera la infracción
procesal denunciada le impide o menoscaba el ejercicio de sus derechos constitucionales
a la defensa, al debido proceso o a la tutela judicial efectiva, indicando, en principio
expresamente, la actividad procesal concreta a la que tenía o tendría derecho en ejercicio
de sus derechos constitucionales, que le ha sido impedida por la violación procesal o de
qué manera la infracción cometida por el juez le menoscaba el ejercicio de algún otro
derecho constitucional.
Es del ámbito de la competencia de los jueces ordinarios, corregir los errores
cometidos en el curso de los procesos en la aplicación de la ley, en su escogencia o en su
interpretación, y para ello la ley adjetiva establece medios y recursos apropiados. La
acción de amparo, como ya ha dicho esta Sala, ha sido concebida como un medio
expedito y sumario para obtener con presteza, el restablecimiento de situaciones
jurídicas subjetivas que han sido lesionadas o existe amenaza inminente de que lo serán,
cuando no existe en el ordenamiento jurídico adjetivo ordinario otro medio igualmente
eficaz y sumario para la obtención del mismo fin. No se trata el amparo de una nueva
instancia judicial, ni de la sustitución de los medios ordinarios previstos para la tutela de
derechos e intereses, y solo interesa al juez de amparo la infracción procesal, cuando lo
aplicado por el juez, o su omisión, contraviene y deja sin aplicación una disposición
constitucional que consagra un derecho, o cuando la interpretación que se dio a la ley
menoscaba el ejercicio de un derecho constitucional.
En el presente caso, el sentenciador a quo no se pronunció en la sentencia de
amparo recaída en primera instancia, sobre la validez del desistimiento realizado por
Natalio Lorenzo Carrera, de interponer el recurso de apelación contra el auto de
homologación del convenimiento efectuado por él, es decir, un desistimiento realizado
con anterioridad al ejercicio del recurso, en consideración a que, en su criterio, ello es
materia propia del conocimiento de quien conozca de la apelación ejercida, lo cual,
atendiendo a lo antes expuesto, estima esta Sala que no es materia propia de la acción de
amparo, como tampoco lo es determinar el error de juzgamiento en que habría incurrido
el juez accionado con respecto a ese particular de haber sido así, tal como lo señala la
sentencia ahora objeto de apelación.
No obstante, observa esta Sala que la sentencia apelada, que corre inserta a los
folios 92 al 103 del presente expediente, declaró sin lugar la acción de amparo y
confirmó expresamente la sentencia accionada, que corre inserta a los folios 18 al 21 del
presente expediente, al considerar el juez de amparo, que de conformidad con el artículo
289 del Código de Procedimiento Civil y otras normas adjetivas, el proceso se había
desenvuelto debidamente y no se habían verificado infracciones de derechos
constitucionales, cuando la sentencia accionada declaró con lugar el Recurso de Hecho
referido, con fundamento en el artículo 288 eiusdem, ordenando al tribunal de la causa
oír la apelación ejercida por Natalio Lorenzo Carrera libremente, y omitiendo
pronunciarse sobre el alegato del hoy accionante, de que la decisión denegatoria de la
apelación dictada por el tribunal de la causa, se fundamenta en que el recurrente en
apelación había previamente desistido de ejercerla, todo lo cual afirma el accionante que
es violatorio de los derechos a la defensa y al debido proceso en tanto impide la ejecución
del convenimiento homologado.
La extinta Corte Suprema de Justicia reiteradamente asentó el criterio de que los
autos de homologación de los actos de autocomposición procesal, dictados en la primera
instancia pueden ser apelados en razón de que se equiparan, en su criterio, a las
sentencias que ponen fin al juicio, por lo que, en principio, no puede negarse tal
apelación, no siendo revocable el auto de homologación por contrario imperio.
Ahora bien, no establece expresamente norma adjetiva alguna, la procedencia de
tal apelación en el caso específico de la homologación de un acto de autocomposición
procesal, ni que la misma deba ser oída en un solo efecto o en ambos, no obstante lo
cual, considera esta Sala que aunque de conformidad con el artículo 263 del Código de
Procedimiento Civil, el convenimiento es irrevocable aun antes de la homologación del
mismo por el juez, como quiera que de conformidad con el artículo 363 eiusdem, la
homologación judicial del convenimiento es un requisito sine qua non para que pueda
considerarse terminada la causa y procederse como en cosa juzgada; y como quiera que
la homologación encuentra su justificación en la necesidad de que el juez determine que
no se ha dispuesto de derechos indisponibles, o contravenido el orden público, en el
convenimiento cuya homologación se solicita, esta Sala considera que, en principio, no
puede negarse el recurso de apelación contra el auto de homologación de un
convenimiento recaído en primera instancia, ello independientemente del contenido de la
decisión que en el recurso recaiga sobre la apelación ejercida.
Conforme al artículo 263 del Código de Procedimiento Civil, el acto por el cual el
demandado conviene en una demanda es irrevocable, aun antes de la homologación del
tribunal. Siendo ello así, no es posible pensar que la homologación que da por bueno el
convenimiento existente, pueda ser apelada por quien convino, ya que de ésta prosperar
se estaría revocando lo irrevocable.
El legislador exigió el auto de homologación o de consumación del
convenimiento por razones ajenas a la posible voluntad revocatoria de quien convino. Lo
hizo, porque es necesario que quien autocompone la causa tenga capacidad para
hacerlo, y si es un apoderado, que él se encuentre facultado para autocomponer; e
igualmente porque pueden existir juicios que versan sobre derechos indisponibles, y de
aceptarse su disposición por las partes, surgiría una violación de ley.
De allí, que ante la presencia de los actos de autocomposición procesal, el juez
debe examinarlos para verificar si cumplen los extremos legales, incluso calificar si
realmente se está ante un acto de autocomposición procesal. Es necesario verificar si
existe realmente una transacción, un desistimiento o un convenimiento.
La homologación equivale a una sentencia firme, que en principio produciría
cosa juzgada, pero ella será apelable si el juez -contrariando los requisitos que debe
llenar el acto de autocomposición-, y que se desprenden de autos, lo da por consumado,
ya que el desistimiento, el convenimiento o la transacción ilegales, no pueden surtir
efecto así el juez las homologue, y por ello, solo en estas hipótesis dichos autos podrán
ser apelables, lo que no excluye que si se encuentran viciados se pueda solicitar por los
interesados su nulidad. Esta última a veces será la única vía posible para invalidarlos,
cuando los hechos invalidativos no puedan articularse y probarse dentro de un
procedimiento revisorio de lo que sentenció el juez del fallo recurrido, como es el de la
Alzada.
Tratándose de apelaciones de sentencias que van a producir cosa juzgada y que
se equiparan a las definitivas, la apelación se oirá en ambos efectos, conforme a lo
dispuesto en el artículo 290 del Código de Procedimiento Civil, pero estas
homologaciones tienen características que provienen de su propia naturaleza, por lo que
la apelación solo puede ser interpuesta por razones específicas provenientes de la
ilegalidad del acto de autocomposición procesal.
Por otra parte, considera esta Sala, que el a quo, al declarar expresamente
confirmada la sentencia accionada, se excedió de los límites de su competencia como
juez constitucional, puesto que la sentencia confirmada expresamente por él, contiene
consideraciones relativas al fondo del asunto que se dilucida, no correspondiendo al juez
de amparo, sino a la jurisdicción ordinaria, como ya lo ha dicho esta Sala, el
conocimiento del fondo del litigio. Así se decide.
DECISIÓN
Por los razonamientos antes expuestos, este Tribunal Supremo de Justicia, en
Sala Constitucional, administrando justicia en nombre de la República y por autoridad
de la ley, declara CON LUGAR la apelación ejercida y en consecuencia REVOCA la
sentencia dictada por el Juzgado Superior Cuarto en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de
la Circunscripción Judicial del Area Metropolitana de Caracas, el 16 de junio 2000 y
declara CON LUGAR la acción de amparo ejercida por Armand Choucroun contra de la
sentencia dictada el 9 de mayo de 2000, por el Juzgado Décimo de Primera Instancia en
lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la misma Circunscripción Judicial, la cual se
declara nula; y en consecuencia, se ordena la reposición de la causa el estado en que el
Juzgado accionado proceda a dictar nueva sentencia.
...Omissis...
...Omissis...
SALA CONSTITUCIONAL
Magistrado Ponente: Iván Rincón Urdaneta
3.728.188, asistido por el abogado Víctor José Cortez Mendoza, inscrito en el Instituto de
Previsión Social del Abogado bajo el Nº 23.978, contra la sentencia de la Corte Primera de
Magistrado Iván Rincón Urdaneta, quien con tal carácter suscribe el presente fallo.
I
ANTECEDENTES
En fecha 16 de octubre de 1990, el hoy accionante ingresó a la Dirección de
de la mencionada sentencia de la Corte Primera, la cual -tal y como se expuso- remitió los
El accionante, a los fines de fundamentar su acción de amparo, hace una
serie de consideraciones que pasa esta Sala a exponer de la siguiente forma:
Estima el accionante que la sentencia accionada omitió realizar
consideraciones en torno a su alegato de falta de motivación de los
actos de remoción y de retiro.
En este mismo sentido, señala que la decisión accionada incurrió en
silencio de pruebas e inmotivación, ya que en la misma no se señaló la razón por
la cual los documentos por él consignados no fueron prueba suficiente para
demostrar la inmotivación de los actos de remoción y retiro.
Por otra parte, el accionante alega que la sentencia impugnada viola el
principio de la imparcialidad, al haberse basado para declarar válidos los actos de
remoción y retiro en las pruebas que él presentara, lo cual no podía realizar por no
resultar aplicable el principio de la comunidad de la prueba. En este sentido,
señaló el accionante que “El Juez de Alzada suplió en su decisión las defensas de
la parte demandada, en el caso de mi reubicación como funcionario de carrera,
distinguiendo que la parte demandada en ningún momento expresó sus defensas,
y quedó fuera del debate, por ello, el Juez de alzada no puede tomar en cuenta
para nada pruebas que nunca fueron opuestas por la demandada a riesgo de
pronunciar una sentencia incongruente…”.
Finalmente, solicita se declare la nulidad de la sentencia accionada y que se le
Valores.
III
DE LA SENTENCIA ACCIONADA
La sentencia accionada fue dictada por la Corte Primera de lo
Valores.
demandada.
IV
DE LA COMPETENCIA
términos:
“...Igualmente corresponde a esta Sala Constitucional,
por los motivos antes expuestos, la competencia para
conocer de las acciones de amparo que se intenten
contra las decisiones de última instancia de los
Tribunales o Juzgados Superiores de la República
(salvo los que tienen competencia contencioso
administrativa) la Corte Primera de lo Contencioso
Administrativo y las Cortes de Apelaciones en lo Penal
que infrinjan directa e inmediatamente normas
constitucionales”.(Subrayado añadido).
V
MOTIVACIONES PARA DECIDIR
Corresponde a esta Sala pronunciarse en torno a la presente acción de amparo
Administrativo de fecha 13 de octubre de 1999, mediante la cual fue declarada sin lugar la
apelación ejercida por el hoy accionante contra la sentencia del Tribunal de la Carrera
Administrativa que declaró sin lugar la querella que él mismo interpusiera contra la
pronunciarse en torno a su alegato de que los actos de remoción y retiro eran inmotivados.
Al respecto, puede apreciar esta Sala Constitucional que en el escrito presentado por el hoy
remoción y retiro, en razón de lo cual debe ser desestimada la denuncia presentada por el
En torno al alegato del accionante de que no podía la sentencia recurrida valorar las
pruebas aportadas por él a los fines de estimar válidos los actos de remoción y retiro, esta
la sentencia recurrida, el juez se encuentra obligado a valorar todas las pruebas que se
para la parte que produjo la prueba analizada. Así, en atención al referido principio,
prueba (el cual sin lugar a dudas tiene plena aplicación en el caso de autos), una vez que las
pruebas han sido incorporadas al proceso, dejan de pertenecer a la parte que las produjo y
son adquiridas para el proceso, pudiendo cada parte aprovecharse de las producidas por la
contraparte, y a su vez el juez valorarlas, aún en perjuicio de aquel que las produjo.
Siendo así lo antes expuesto, no resulta en forma alguna censurable la actuación del
juez accionado por haber formado su convicción con base a las pruebas aportadas por el
recurrente, a pesar de que de las mismas hubiera extraído elementos de convicción que le
eran desfavorables, como lo fue el estimar que los actos de remoción y retiro estaban
ajustados a derecho.
consecuencia no fue lesionado ningún derecho constitucional del accionante, debe esta Sala
DECISION
Por las razones antes expuestas, esta Sala Constitucional del Tribunal Supremo de
El Presidente Ponente,
El Vicepresidente
Jesús Eduardo Cabrera Romero
Magistrado,
José Manuel Delgado Ocando
Magistrado,
Antonio García García
Magistrado,
Pedro Rondón Haaz
El Secretario,
Exp. 00-1567
IRU
SALA CONSTITUCIONAL
de abril de 2000, por los ciudadanos Fermín Toro Jiménez y Luis Britto García, inscritos
en el Inpreabogado bajo los Nros. 2.546 y 2.305, respectivamente, contra los artículos 17,
I
ANTECEDENTES
En fecha 27 de abril de 2000, se dio cuenta a la Sala de la señalada demanda de
del Tribunal Supremo de Justicia, mediante Decreto emitido por la Asamblea Nacional, la
cual ha quedado constituida por los Magistrados Iván Rincón Urdaneta, Jesús Eduardo
Cabrera Romero, Antonio García García, José M. Delgado Ocando y Pedro Rondón Hazz,
en fecha 24 de enero de 2001, se designó Ponente al Magistrado que con tal carácter
Por auto de fecha 9 de enero de 2001, se fijó el día 17 de enero de 2001 para
que tuviera lugar el acto de informes, el cual se acordó llevar a cabo en forma oral, en
virtud de la solicitud formulada por la parte accionante, todo ello de conformidad con el
Llegada la oportunidad fijada para el acto de informes orales, el mismo tuvo lugar
Orgánica de la Corte Suprema de Justicia, pasa esta Sala a decidir en atención a las
consideraciones siguientes:
II
FUNDAMENTOS DE LA ACCIÓN DE NULIDAD
En primer término, la parte recurrente señaló que el artículo 17 del Decreto de
Promoción y Protección de Inversiones colide con los artículos 187, numeral 1 y 317 de la
Constitución, por cuanto, según sus dichos, “(...) resulta evidente que la celebración por la
de uno o más de los beneficios o incentivos específicos a los que se hubiese acogido el
perjuicio de los inversionistas nacionales, toda vez que establece requisitos más
como los artículos 157 y 253 constitucionales, señaló lo siguiente: “Es oportuno recalcar
la obligatoria aplicación de estos artículos en controversia que, como las que pudieren
surgir con motivo del varias veces mencionado Decreto con fuerza de Ley, versan sobre
cuestiones de orden público y están regidas por normas de Derecho Público, tales como
de orden público por mero acuerdo de voluntades entre los interesados. Y en el supuesto
previsto en el citado artículo 22 del Decreto con fuerza de Ley, justamente se intenta
autorizar a los particulares para que dejen de lado la aplicación de normas de derecho
público venezolanas, a favor de órganos arbitrales, que como es sabido aplican criterios
inconstitucional por cuanto, según sus dichos, pretende autorizar que “(...) se deje de lado
público, a favor del recurso ante ‘Tribunales Arbitrales’, que en su condición de árbitros
dejarían de lado las normas no negociables y soberanas de orden público, para aplicar
acuerdan a la República todos los derechos que asisten a ésta para la defensa de los
intereses de la colectividad”.
III
FUNDAMENTOS DE DEFENSA DE LA CONSTITUCIONALIDAD DE LAS
NORMAS IMPUGNADAS, EXPUESTOS POR LA REPRESENTACIÓN DEL CONSEJO
NACIONAL DE PROMOCIÓN DE INVERSIONES (CONAPRI).
En primer término, señaló que a tenor del artículo 17 cuya nulidad se demanda,
mencionada norma, prevé como requisito adicional y obligatorio para los contratos que se
SENIAT y sólo entrarán en vigencia previa autorización del Congreso de la República, hoy
Asamblea Nacional, de lo cual resulta evidente, según sus dichos, que el legislador al
regular los contratos en referencia, fue muy cuidadoso en el respeto del principio de la
legalidad tributaria.
Constitución, es decir, es un acto legislativo por cuanto emana del órgano legislador como
Agregó que, como consecuencia de lo anterior, el acto por medio del cual la
autorizados adquieran el carácter de actos con fuerza de ley y, por lo tanto, se constituyan
Alegó que la parte recurrente obvia que los regímenes de incentivos previstos en
extranjeros, argumentó que es un alegato sin fundamento, toda vez que el mismo es mera
conjetura del actor, tal como se evidencia de la propia redacción empleada por éste en su
escrito libelar.
extranjeros, quienes serían los únicos legitimados para suscribir los mencionados
propósito y razón.
nacional del contribuyente, puesto que tanto inversionistas nacionales como extranjeros,
deben someterse a la opinión favorable del SENIAT y posterior autorización por parte de
de los medios alternativos de justicia como parte integrante del sistema de justicia
venezolano.
solución de las controversias que surjan entre un inversionista internacional, cuyo país de
inversiones, o aquellas respecto de las cuales sean aplicables las disposiciones del
respectivas.
por medio de la ley, en este caso, de un acto con rango y fuerza de ley, cual es el Decreto
Ejecutivo Nacional con base en su potestad normativa y plenamente habilitado para ello”.
A lo anterior, agregó que las controversias señaladas en el artículo 22 del
mencionado Decreto Ley, no son controversias entre particulares y, por tanto, no procede
un acuerdo de voluntades entre tales sujetos para dejar de lado normas de derecho
público venezolano, sino que alude a las que puedan producirse entre los inversionistas
puesto que el propio artículo 22 deja a salvo el uso de las vías contenciosas
Por otra parte, señaló que de conformidad con el artículo 151 de la Constitución
del mecanismo arbitral como opción válida para la solución de disputas, y esa excepción
mandato a los órganos del Poder Público de promover los medios alternativos de solución
de conflictos.
IV
DE LA OPINIÓN DE LA PROCURADURÍA GENERAL DE LA REPÚBLICA
La representación de la República, siendo la oportunidad para la realización del
acto de informes orales, presentó escrito contentivo de tales informes, en el cual señaló lo
siguiente:
Exposición de Motivos, Título VI “Del Sistema Económico”, que tiene por norte reconocer
como esencial la acción reguladora del Estado para establecer un marco normativo
estable, que brinde la seguridad jurídica a la actividad económica, postulando para ello
una economía abierta a las inversiones extranjeras y garantizando que éstas estarán
Con relación a la impugnación del artículo 17 del Decreto Ley bajo estudio,
señaló que tal norma no se dirige únicamente al campo tributario, sino que el mismo se
amplía a fin de garantizar otras condiciones económicas, como por ejemplo, el desarrollo
tecnológico y ambiental. Por otra parte, argumentó que si bien es cierto el numeral 1 del
nacionales durante la vigencia del contrato, ello no irrumpe la reserva legal tributaria, ni
discrimina a los nacionales frente a los inversionistas extranjeros, por el hecho de requerir
la opinión favorable del SENIAT y la autorización previa del Legislativo Nacional, porque
renta mundial, previsto en el artículo 149 de la Ley de Impuesto Sobre la Renta, con lo
cual se amplía lo atinente a la regulación internacional en cuanto al enriquecimiento neto
de la fuente extranjera, admitiendo sólo los gastos incurridos en el extranjero cuando sean
normales y necesarios para la operación del contribuyente que tribute con sus rentas
mundiales. Sin embargo –señaló- que de conformidad con el artículo 4 del Anexo 1 de la
concluirse que las diversas circunstancias que envuelven el ámbito de las inversiones en
Alegó que el parágrafo único del artículo 17 del Decreto Ley de Promoción y
Protección de Inversiones en ningún modo prohíbe que los mecanismos que se utilicen
internacionales.
nacional, es decir, las reglas aplicables a una u otra deben ser las mismas. “De ahí que el
asunto de que se trate, de manera de aplicar las normas aplicables a esa inversión en
intención más importante de los Estados al celebrar los convenios sobre inversiones, es
reciprocidad”.
Con relación a la supuesta violación por parte de los artículos 22 y 23 del Decreto
Constitución, indicó que el arbitraje está admitido en nuestra legislación como medio
alternativo de justicia, por lo que mal podría afirmarse que existe la colisión en la que se
V
ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN
Presentada la controversia en los términos descritos, pasa esta Sala a emitir su
1.- De la impugnación del artículo 17 del Decreto Ley de Promoción y
Protección de Inversiones:
1.1.- De la supuesta violación al Principio de Legalidad Tributaria:
Tal como se señaló supra, la parte actora fundamenta su demanda de nulidad del
legalidad tributaria, previsto en el artículo 317 constitucional, así como la reserva legal del
tenor siguiente:
Artículo 317: “No podrán cobrarse impuestos, tasas, ni
contribuciones que no estén establecidos en la ley, ni
concederse exenciones o rebajas, ni otras formas de incentivos
fiscales, sino en los casos previstos por las leyes. Ningún tributo
podrá tener efecto confiscatorio.”
Ahora bien, ese principio constitucional de la legalidad tributaria, contemplado al
más alto rango dentro del ordenamiento jurídico venezolano, encuentra su desarrollo en el
textualmente lo siguiente:
Artículo 4: “Sólo a la ley corresponde regular con
sujeción a las normas generales de este Código, las siguientes
materias:
1.- Crear, modificar o suprimir tributos; definir el hecho
imponible, fijar la alícuota del tributo, la base de su cálculo e
indicar los sujetos pasivos del mismo;
2. Otorgar exenciones y rebajas de impuesto;
3.- Autorizar al Ejecutivo Nacional para conceder
exoneraciones y otros beneficios o incentivos fiscales; y
4.- Las demás materias que le sean remitidas por este
Código”.
de los tributos; y es ese acto legislativo denominado ley, el único que puede y debe
tributaria, estos son: sujeto activo (acreedor), sujeto pasivo (deudor), base de cálculo o
base imponible, alícuota impositiva y la materia imponible (sobre la cual recae el tributo,
Ahora bien, de la lectura del artículo 17, objeto de la acción de nulidad que se
que la misma cree, modifique o extinga tributos, ni mucho menos regule o defina alguno
párrafo que antecede, circunstancia que resulta suficiente para que esta Sala deseche el
señalamiento siguiente: Resulta evidente que los contratos de estabilidad jurídica a que
importancia para el Estado venezolano, y es por tal razón que el legislador incorporó a
facultativos de las partes contratantes, sino, por el contrario, deben darse ambos
impositivo.
supedita la eficacia del aludido contrato, posee un eminente rango y fuerza de ley, toda
establecido- de formación de las leyes, en tanto que, tal como lo señaló la representación
judicial de CONAPRI, supone una discusión y aprobación por parte de los miembros de
dicha Asamblea.
por la Asamblea Nacional como cuerpo legislador” debe ser entendido como ley. Así,
pues, no es el contenido del acto lo que determina su rango dentro del ordenamiento
jurídico, sino el procedimiento seguido para su promulgación y el órgano del cual emana.
Entendido lo anterior, se obtiene una evidente conclusión: El acto que emana del
Poder Legislativo Nacional, por medio del cual se autoriza la suscripción de los contratos
de estabilidad de los regímenes impositivos, vigentes al momento de la suscripción de los
Así las cosas, aunado al hecho de que, tal como se indicara supra, la norma
cuanto el mismo no crea, extingue o modifica tributos, ni regula en forma alguna los
naturaleza jurídica del acto autorizatorio de los contratos de estabilidad de los regímenes
necesariamente, a los fines de su eficacia, autorizado por un acto con fuerza de ley, lo
contractuales violatorias del ordenamiento jurídico, sino que, atendiendo a cada caso
Por otra parte, esta Sala estima pertinente señalar, tal como así lo aludieron tanto
al campo tributario, como así lo interpreta la parte actora. En efecto, el Ejecutivo Nacional
podría garantizar a los inversionistas mediante los contratos de estabilidad jurídica, una
serie de beneficios o incentivos que escapan de la esfera fiscal, tales como destinar
éstos cuya constitucionalidad y legalidad podría ser perfectamente controlada por este
autorización del Poder Legislativo Nacional, por no ser subsumibles dentro del supuesto
de hecho previsto en el parágrafo único del tantas veces señalado artículo 17, es decir,
Por todas las razones que anteceden, debe declararse improcedente el alegato
expuesto por la parte actora, relativo a la supuesta violación de los artículos 317 y 187
numeral 1 constitucionales, por parte del artículo 17 del Decreto Ley de Promoción y
1.2.- De la supuesta violación al Principio de la No Discriminación:
claramente una conjetura que de ningún modo se desprende del texto de la norma
Más aún, de la lectura del artículo en comento se aprecia con suma claridad que
nacionalidad del capital o persona que realice la inversión. Efectivamente, se observa que
Así las cosas, se aprecia claramente que los demandantes en nulidad incurren en
precedentemente transcrita, resulta obvio para esta Sala que tanto inversionistas
jurídica, a los fines de que se les aseguren ciertas condiciones económicas durante el
Por otra parte, se hace menester aclarar que cuando el parágrafo único en
concordancia con el numeral 1 del tantas veces aludido artículo 17, se refieren a contratos
sólo los inversionistas nacionales estén sujetos al cumplimiento de los requisitos previstos
en la mencionada norma.
que de la norma bajo examen lo que se desprende es que los contratos suscritos tanto
por los inversionistas extranjeros como por los nacionales, que se refieran a la estabilidad
puede entenderse, como así lo hacen los demandantes, a los impuestos nacionales como
aquéllos en los que los sujetos pasivos son sólo los contribuyentes nacionales, es decir,
ordinal 12 del artículo 156 de la vigente Constitución, así como aquellos impuestos, tasas
y rentas que no hayan sido atribuidos por la Constitución y las Leyes a los Estados y
Municipios.
perjuicio de los venezolanos, todo ello a tenor de lo previsto en el artículo 301 de la Carta
la discriminación o desigualdad alegada por la parte actora, sino que, por el contrario, la
que tanto nacionales como extranjeros están sujetos al cumplimiento de los requisitos
supra.
en el artículo 17 impugnado, esto es, la finalidad que la misma reviste dentro del
dar la mayor seguridad jurídica, tanto a los inversionistas extranjeros como a los
determinado territorio, en tanto permite saber con certeza las reglas que rigen todas las
seguridad jurídica cuando las reglas en referencia no poseen una permanencia racional
en el tiempo.
desarrollan en los estadios que aseguran esa permanencia de las reglas en períodos
garantizando que tanto extranjeros como nacionales se regirán bajo las mismas
condiciones, tal como así lo prevé la Exposición de Motivos del Título VI “Del Sistema
2.- De la impugnación de los artículos 22 y 23 del Decreto Ley de Promoción
y Protección de Inversiones:
Tal como se señaló en la primera parte de este fallo, los accionantes consideran
inconstitucionales los mencionados artículos, por cuanto estos –estiman- coliden con los
para que dejen de lado la aplicación de normas de derecho publico venezolanas, a favor
de órganos arbitrales, que como es sabido aplican libremente criterios de equidad, sin
atenerse necesariamente a las normas del derecho positivo”. Agregaron los demandantes
que el artículo 23 “también es inconstitucional por cuanto intenta autorizar asimismo que
normas de derecho público, a favor del recurso ante “Tribunales Arbitrales”, que en su
público...”.
Visto que el fundamento por el cual se pretende la nulidad del artículo 22 del
Artículo 22: “Las controversias que surjan entre un
inversionista internacional, cuyo país de origen tenga vigente
con Venezuela un tratado o acuerdo sobre promoción y
protección de inversiones, o las controversias respecto a las
cuales sean aplicables las disposiciones del convenio
Constitutivo del Organismo Multilateral de Garantía de
Inversiones (OMGI-MIGA) o del convenio sobre Arreglo de
Diferencias Relativas a Inversiones entre Estados y Nacionales
de Otros Estados (CIADI), serán sometidas al arbitraje
internacional en los términos del respectivo Tratado o Acuerdo,
si así éste lo establece, sin perjuicio de la posibilidad de hacer
uso, cuando proceda, de las vías contenciosas contempladas en
la legislación venezolana vigente”.
Por su parte, el artículo 23 ejusdem dispone:
Artículo 23: “Cualquier controversia que se suscite en
relación con la aplicación del presente Decreto-Ley, una vez
agotada la vía administrativa por el inversionista, podrá ser
sometida a los Tribunales Nacionales o a los Tribunales
Arbitrales venezolanos, a su elección”.
A juicio de esta Sala Constitucional, los demandantes incurren en el error de
intenta hacer una autorización para dejar de lado normas de derecho público a favor de
decidir las eventuales controversias que pudieran surgir con ocasión de la aplicación del
Decreto Ley de Promoción y Protección de Inversiones. En efecto, estima esta Sala que la
anterior aseveración constituye un error por cuanto es la propia Carta Fundamental la que
incorpora los medios alternativos de justicia, dentro de los cuales obviamente se ubica el
advertido, de la norma constitucional que invocan como violentada, que los medios
alternativos de justicia también forman parte del sistema de justicia venezolano y que la
transcripción hecha en su escrito libelar del citado artículo 253 no contenga el último
Ahora bien, no obstante esa inadvertencia por parte de la parte actora –que la
Sala presume como error involuntario- se hace necesario analizar los artículos
impugnados, arriba transcritos, a la luz de las normas contenidas en los artículos 253 y
258 de la Carta Fundamental, debido a que son estas últimas las que de una manera
parte integrante del sistema de justicia patrio y, aunado a ello, establece una directriz a los
órganos legislativos a los fines de que éstos promuevan al arbitraje, conciliación,
Se observa que la ley, en este caso un acto con rango y fuerza de tal, promovió y
inversionista internacional, cuyo país de origen tenga vigente con Venezuela un tratado o
cuales sean aplicables las disposiciones del convenio Constitutivo del Organismo
Debe dejarse claro que de conformidad con la propia norma impugnada, queda abierta la
Estima esta Sala que con la previsión del arbitraje en los términos desarrollados
nacionales para administrar justicia, tal como lo afirma la parte actora, sino que,
sentido de que los recurrentes incurren en el error de considerar que “por acuerdo de
particulares” se deja de lado la administración de justicia venezolana, toda vez que las
versarán sobre cuestiones de interés público o afectarán el orden público, casos en los
Artículo 151: “En los contratos de interés público, si no
fuere improcedente de acuerdo con la naturaleza de los
mismos, se considerará incorporada, aún cuando no estuviere
expresa, una cláusula según la cual las dudas y controversias
que pudieran suscitarse sobre dichos contratos y que no
llegaren a ser resueltas amigablemente por las partes
contratantes, serán decididas por los tribunales competentes de
la República, de conformidad con sus leyes, sin que por ningún
motivo ni causa puedan dar origen a reclamaciones
extranjeras”.
Así las cosas, de la lectura de la normativa constitucional bajo examen se
como parte integrante del sistema de justicia. Es por ello que la solución arbitral de
VI
DECISIÓN
SALA CONSTITUCIONAL
I
FUNDAMENTOS DEL CONTROL PREVENTIVO DE
CONSTITUCIONALIDAD
Los apoderados judiciales del Gobernador del Estado Trujillo,
solicitan el control preventivo de constitucionalidad del Proyecto de Ley de
Reforma Parcial de la Ley Estadal Especial de Conservación, Administración
y Aprovechamiento de la Vialidad del Estado Trujillo, de conformidad con lo
previsto en los artículos 266 numeral 1, 334 y 335 en sus numerales 2 y 9 de
la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y el artículo 67 de
la Constitución del Estado Trujillo, con base a las siguientes
consideraciones:
Narran los recurrentes que el proyecto de Ley de Reforma Parcial de
la Ley Estadal Especial de Conservación, Administración y
Aprovechamiento de la Vialidad del Estado Trujillo, en lo adelante proyecto
de Ley, pretende desarrollar el contenido del artículo 50 de la Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela, normativa que además de
consagrar el derecho al libre tránsito, dispone que “...En caso de concesión
de vías, la ley establecerá los supuestos en que debe garantizarse el uso de
una vía alterna...”.
Que mediante oficio de fecha 18 de mayo de 2000, la Comisión
Legislativa del Estado Trujillo remitió el proyecto de Ley, al ciudadano
Gobernador a los fines de su promulgación, ejecútese y publicación en
Gaceta Oficial.
Que el Gobernador del Estado Trujillo, luego de haber analizado el
contenido del Proyecto de Ley Estadal, lo devolvió a la Comisión Legislativa
de ese Estado mediante oficio número 030 de fecha 29 de mayo de 2000,
solicitando “formalmente el levantamiento de su sanción, por considerarlo
violatorio a diversas disposiciones constitucionales”, todo ello en ejercicio
de la facultad que le otorga el artículo 67 de la Constitución del Estado
Trujillo.
Que el 1º de junio de 2000, la Comisión Legislativa del Estado Trujillo
informó al ciudadano Gobernador de ese Estado que “había decidido
mantener el texto original del PROYECTO DE LEY ESTADAL, requiriéndole
su promulgación”.
Que dentro de los vicios de inconstitucionalidad del proyecto de Ley
se encuentra en primer lugar el vicio de usurpación de funciones en que
incurriera la Comisión Legislativa de ese Estado, al arrogarse funciones que
corresponden al Poder Legislativo Nacional, como lo es el desarrollo del
artículo 50 de la Constitución vigente.
Que el proyecto de Ley, al declarar nulos diversos contratos de
concesión, incurrió en usurpación de funciones que corresponden al Poder
Judicial, concretamente a la Sala Político Administrativo de este Máximo
Tribunal.
Que igualmente el proyecto de Ley viola la garantía de irretroactividad
consagrada en el artículo 24 de la Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela, al revocar unos contratos de concesión otorgados por el
Ejecutivo Estadal, antes de que “se exigiera legalmente la existencia de una
vía alterna como requisito para otorgar concesiones viales”.
Que en razón de que la solicitud de control preventivo de la
constitucionalidad no tiene previsto procedimiento alguno, esta Sala,
haciendo uso de la facultad conferida en el artículo 102 de la Ley Orgánica
de la Corte Suprema de Justicia, establezca uno donde se le conceda la
oportunidad de exponer sus alegatos y defensas a la Comisión Legislativa
del Estado Trujillo.
Que existe una controversia constitucional entre dos órganos del
poder público, como lo son la Comisión Legislativa del Estado Trujillo, al
insistir en promulgar un proyecto de Ley devuelto por el Gobernador del
Estado, por encontrar serios vicios de inconstitucionalidad, y la negativa del
Gobernador de efectuar tal promulgación por considerarla inconstitucional.
II
ANALISIS DE LA SITUACION
Debe previamente esta Sala precisar el alcance del control preventivo
de la constitucionalidad de proyectos de leyes en nuestro ordenamiento
jurídico, para poder determinar la procedencia del mismo.
En tal sentido, esta Sala observa lo siguiente:
Con la entrada en vigencia de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, surgieron una serie de cambios en el
ordenamiento jurídico constitucional, entre ellos la creación de la Sala
Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, como máximo y último
intérprete de los valores, principios, derechos y garantías consagrados en el
Texto Fundamental, al punto de que sus decisiones son vinculantes para los
demás tribunales de la República, lo que propende a la uniformidad
jurisprudencial en materia de interpretación constitucional.
La propia Constitución atribuye el ejercicio de la jurisdicción
constitucional a la Sala Constitucional, tal como lo prevé el numeral 1 de su
artículo 266.
Dentro de las competencias atribuidas por el Texto Fundamental a la
Sala Constitucional, enmarcadas dentro del ejercicio de la jurisdicción
constitucional, se encuentran las enumeradas en su artículo 336, relativas al
control a posteriori de la constitucionalidad de leyes nacionales y demás
actos con rango de ley de la Asamblea Nacional, leyes estadales,
ordenanzas, actos con rango de ley dictados por el Ejecutivo Nacional, los
dictados por cualquier otro órgano estatal en ejercicio del Poder Público, los
decretos que declaren estados de excepción y sentencias definitivamente
firme dictadas por cualquier órgano jurisdiccional que colidan con algún
precepto constitucional o doctrina sentada por la Sala Constitucional o que
hayan ejercido el control difuso de la constitucionalidad de determinados
actos.
Pero el constituyente no se limitó a un control a posteriori de la
constitucionalidad de los actos antes mencionados, sino que consagró un
sistema amplio de protección de los derechos constitucionales, a la par de
las más modernas tendencias de la jurisdicción constitucional a nivel
mundial, dentro de las cuales se encuentra el control de omisiones
legislativas, la posibilidad de resolver colisiones de leyes con preceptos
constitucionales y de resolver conflictos de autoridades.
Adicionalmente, la Sala Constitucional tiene dentro de sus
competencias el control preventivo de la constitucionalidad de los tratados
internacionales, la cual es ejercida a instancia del Presidente de la República
o de la Asamblea Nacional; las de control preventivo de la
constitucionalidad de los proyectos de leyes nacionales, también a instancia
del Presidente de la República; y el control preventivo en cuanto al
pronunciamiento de la constitucionalidad del carácter orgánico de las leyes
calificadas como tales por la Asamblea Nacional.
Ahora bien, en el caso de autos se somete a conocimiento de esta
Sala una solicitud de control preventivo de un proyecto de ley estadal
denominado “Reforma Parcial de la Ley Especial de Conservación,
Administración y Aprovechamiento de la Vialidad del Estado Trujillo”,
ejercido por el Gobernador del Estado Trujillo, en ejercicio de la facultad que
le confiere el artículo 67 de la Constitución de ese Estado, que regula entre
otros aspectos el proceso de formación de las leyes de ese Estado.
Al respecto, cabe indicar que a juicio de esta Sala no existe duda
acerca de la existencia del control preventivo de proyectos de leyes
nacionales a instancia del Presidente de la República, medio cuyo
conocimiento está atribuido al Tribunal Supremo de Justicia en Sala
Constitucional por mandato del numeral 11 del artículo 336, en concordancia
con el último aparte del artículo 214 de la Constitución de 1999, es decir,
existe una norma constitucional expresa atributiva de competencia.
Sin embargo, para el caso del control preventivo de proyectos de
leyes estadales no existe disposición constitucional alguna o contenida en
alguna ley en sentido formal, que expresamente atribuya su conocimiento a
la Sala Constitucional, como sí ocurre expresamente en el caso de
proyectos de leyes nacionales, por mandato del artículo 214 del Texto
Fundamental.
En el presente caso lo que existe es una disposición consagrada en el
artículo 67 de la Constitución del Estado Trujillo que coincide con el
contenido del artículo 214 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, que faculta al Gobernador de ese Estado a solicitar ante la
suprimida Corte Suprema de Justicia, hoy Tribunal Supremo de Justicia, el
control preventivo de proyectos de leyes estadales cuando considere que el
texto o alguno de las disposiciones contenidas en él son inconstitucionales.
De lo anterior se infiere, que la norma atributiva de competencia de
esta Sala para conocer de la presente solicitud de control preventivo de la
constitucionalidad de un proyecto de ley dictado por la Comisión Legislativa
del Estado Trujillo, deriva del artículo 67 de la Constitución de ese Estado y
no de una disposición Constitucional o Ley en sentido formal, por lo que
esta Sala debe proceder a analizar si el numeral 11 del artículo 336 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, el cual indica que
son atribuciones de la Sala Constitucional las demás que establezca la ley,
se refiere a ley en sentido formal o material, para poder concluir acerca de
su competencia para conocer o no de la presente solicitud.
Al respecto, cabe señalar que conforme a la exposición de motivos de
la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, la Asamblea
Nacional Constituyente consideró excluir a toda persona distinta al
Presidente de la República del ejercicio del control preventivo de los
proyectos de leyes, ya que se consideró que con posterioridad a su
promulgación, cualquier ciudadano podía activar la jurisdicción
constitucional mediante la acción popular de nulidad por
inconstitucionalidad.
Otro aspecto que resulta contrario a la posición de aceptar la
existencia del control preventivo de la constitucionalidad de proyectos de
leyes estadales, es que la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela sólo lo consagra respecto a los proyectos de leyes nacionales
(artículo 214), respecto a los tratados internacionales (numeral 5, del artículo
336) y de las leyes orgánicas dictadas por la Asamblea Nacional (artículo
203).
En este sentido es menester señalar que la Ley Orgánica de la Corte
Suprema de Justicia, no prevé expresamente la existencia del control
preventivo de proyectos de leyes estadales.
Ahora bien, a juicio de esta Sala, cuando el numeral 11 del artículo 336
Constitucional utiliza la expresión “Las demás que establezcan ... y la Ley”,
se refiere en un principio a la Ley de la Jurisdicción Constitucional, la cual
aun no ha sido dictada, y en un segundo momento a disposiciones
contenidas en otras leyes de carácter formal, es decir, a las que hace
referencia el artículo 202 eiusdem.
Lo anterior es así, ya que es materia de reserva legal, lo referente a la
legislación sobre “organización y funcionamiento” de los órganos del Poder
Público Nacional, dentro de los cuales se encuentra el Tribunal Supremo de
Justicia como más alto Tribunal de la República y cabeza del sistema
judicial venezolano, tal como lo consagra el numeral 32 del artículo 156 del
Texto Fundamental, en concordancia con el ordinal 1º del artículo 187,
respecto a las competencias del Poder Legislativo para legislar sobre las
competencias del Poder Nacional.
De lo precedentemente expuesto, deriva que una Ley o Constitución
estadal, no puede atribuir competencias a esta Sala Constitucional mediante
la previsión de un medio de protección constitucional y la regulación de su
procedimiento, por ser materias de reserva legal (en sentido formal) lo
concerniente a la “organización y funcionamiento” del Tribunal Supremo de
Justicia como integrante del Poder Público Nacional, a tenor de lo previsto
en el numeral 32 del artículo 156 de la vigente Constitución.
Así las cosas, pretender que esta Sala conozca de un medio de control
o protección constitucional no consagrado en la propia Constitución o en
una ley en sentido formal, como ocurre en el presente caso donde la norma
atributiva de competencia para conocer de una solicitud de control
preventivo de constitucionalidad de un proyecto de ley estadal, está
contenida en el artículo 67 de la Constitución del Estado Trujillo, norma que
no puede considerarse ley de carácter nacional, sería incurrir en una
violación al principio constitucional de la reserva legal, motivo por el cual,
esta Sala, haciendo uso del control difuso de la Constitución consagrado en
el artículo 334 del Texto Fundamental, desaplica por inconstitucional el
referido artículo 67 de la Constitución del Estado Trujillo, sólo en lo referente
al establecimiento del control preventivo de la constitucionalidad de
proyectos de leyes estadales y su procedimiento, y en consecuencia
inadmisible la presente solicitud. Así se declara.
DECISIÓN
Por las razones precedentemente expuestas, esta Sala Constitucional
del Tribunal Supremo de Justicia, en nombre de la República por autoridad
de la Ley, declara:
1) 1) DESAPLICA por inconstitucional el último aparte del artículo 67 de la
Constitución de Estado Trujillo, por violar el principio constitucional de la reserva
legal.
SALA CONSTITUCIONAL
Magistrado - Ponente: JOSE M. DELGADO OCANDO
I
ANTECEDENTES DEL CASO
De las actas que conforman el presente expediente se desprenden los
siguientes antecedentes:
Una vez devueltas las actuaciones al a quo, éste concedió cinco días
para el cumplimiento voluntario del pago, y en virtud de ello la intimada
nuevamente apeló de dicho auto.
II
DE LA ACCION DE AMPARO
En el confuso escrito contentivo de la acción de amparo
constitucional, la accionante señaló los siguientes fundamentos de hecho y
de derecho:
III
DE LA COMPETENCIA
Esta Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia considera
necesario reiterar, a los fines de pronunciarse sobre la competencia para el
conocimiento de la presente apelación, que en sentencia de fecha 20 de
enero del presente año (caso: Emery Mata y Domingo Gustavo Ramírez
Monja), a este Tribunal Supremo de Justicia en Sala Constitucional,
corresponde conocer de las apelaciones y consultas sobre las sentencias de
los Juzgados o Tribunales Superiores, de la Corte Primera de lo
Contencioso Administrativo y las Cortes de Apelaciones en lo Penal, cuando
ellos conozcan la acción de amparo en primera instancia.
IV
DE LA SENTENCIA APELADA
V
MOTIVACION PARA DECIDIR
La accionante denunció en el libelo contentivo de la acción de amparo
interpuesta, la presunta violación del derecho constitucional previsto en el
ordinal 8º del artículo 60 de la Constitución de 1961, referido a la cosa
juzgada, por parte del auto dictado el 27 de octubre de 1999, por el Juzgado
Primero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la
Circunscripción Judicial del Estado Lara. Tal violación se debió a que en el
auto recurrido, según la accionante, el referido Juzgado le ordenó cumplir el
pago del literal “A” de los honorarios profesionales descritos en los
antecedentes.
Constata esta Sala, que corre inserta a los folios 24 y 25, copia simple
del auto recurrido, dictado el 22 de octubre de 1999, por el referido Juzgado
Primero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la
Circunscripción Judicial del Estado Lara y éste se refiere a la inhibición de la
ciudadana juez titular del antes identificado Juzgado de Primera instancia
para seguir conociendo de la causa, debido a las opiniones expresadas por
ella en autos anteriores, quien luego de realizar un recuento de la causa
estableció lo siguiente:
Reitera esta Sala que ciertamente todas las personas llamadas a un
proceso, o que de alguna otra manera intervengan en el mismo en la
condición de partes, gozan del derecho y garantía constitucional a la tutela
jurisdiccional efectiva, en el sentido de tener igual acceso a la jurisdicción
para su defensa, a que se respete el debido proceso, a que la controversia
sea resuelta en un plazo razonable y a que una vez dictada sentencia
motivada, la misma se ejecute a los fines de que se verifique la efectividad
de sus pronunciamientos. Sin embargo, en el caso de autos, la Sala estima
que resulta por demás claro que no incurrió la sentenciadora del Juzgado
Primero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la
Circunscripción Judicial del Estado Lara, en violación de garantía
constitucional alguna, y así se declara.
Advierte esta Sala la manifiesta carencia de fundamentación de la
presente acción de amparo interpuesta, ya que, como se ha dejado señalado
supra, al inhibirse, la sentenciadora cumplió con el deber que le impone la
ley en dicho juicio y es obvio que ningún perjuicio podría serle ocasionado a
las partes por esta forma de proceder.
VI
DECISIÓN
Por las razones antes expuestas, este Tribunal Supremo de Justicia,
en Sala Constitucional, administrando justicia en nombre de la República
por autoridad de la Ley, declara SIN LUGAR el recurso de apelación
interpuesto por la representación judicial de la accionante y, en
consecuencia CONFIRMA, la decisión del Juzgado Superior Primero en lo
Civil, Mercantil y de Menores de la Circunscripción Judicial del Estado Lara, de
fecha 25 de noviembre de 1999, mediante la cual declaró inadmisible la
acción de amparo constitucional incoada por la ciudadana María
Auxiliadora Bisogño, titular de la cédula de identidad Nº 3.533.496,
representada judicialmente por el abogado Ivor Ortega Franco, inscrito en el
Instituto de Previsión Social del Abogado bajo el Nº 7.228, contra el auto
dictado por el Juzgado Primero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y
del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Estado Lara, en fecha 27 de
octubre de 1999, la cual se declara IMPROCEDENTE por las razones antes
expuestas
El Presidente,
IVÁN RINCÓN URDANETA
SALA CONSTITUCIONAL
s o c i e d a d m er c a n t i l R e f r i g e r a c i ó n M a s t e r M e t r o p o l i t a n a , C . A .
( R e f r i m a s t e r ) , i n s c r i t a p o r a n t e e l R e g i s t r o M e r c a n t i l Pr i m e r o
de la Circunscripción Judicial del Distrito Federal y Estado
M i r a n d a , b a j o e l N º 5 1 , T o m o 2 9 6 - A- P R O e l 2 3 d e o c t u b r e d e
1 9 9 6 , a s i s t i d o p or e l a b o g a d o M a n u e l O s w a l d o C h á v e z P é r e z ,
i n s c r i t o e n e l I n pr e a b o g a d o b a j o e l N º 6 5 . 7 7 0 , e j e r c i ó , a n t e l a
E l 2 0 d e a g o s t o d e 1 9 9 9 , l a C o r t e P r i m er a d e l o
C o n t e n c i o s o A d m i n i s t r a t i v o d e c l a r ó p ar c i a l m e n t e c o n l u g a r l a
pr e t e n s i ó n i n t e r p u e s t a .
C h á v e z P ér e z , r e c u r r i ó e n a p e l a c i ó n c o n t r a l a s e n t e n c i a d e l
citado Tribunal.
P o l í t i c o - A d m i n i s t r a t i v a d e e s t e T r i b u n a l S u pr e m o d e J u s t i c i a ,
la misma declinó el conocimiento de dicha apelación en la
M a g i s t r a d o M o i s é s A . T r o c o n i s V i l l ar r e a l .
E n f e c h a 2 7 d e di c i e m b r e d e 2 0 0 0 s e r e c o n s t i t u y ó l a
Haaz.
DE LA CAUSA
Justicia.
II
1. Alega:
L a v i o l a c i ó n d e l d er e c h o a l a n o d i s c r i m i n a c i ó n ,
pr e v i s t o e n l a d i s p o s i c i ó n c o n t e m p l a d a e n e l ar t í c u l o 6 1 d e l a
C o n s t i t u c i ó n d e l a R e p ú b l i c a ( d e r o g a d a ) , p or c u a n t o l a
pr e s u n t a a g r a v i a n t e h a b r í a c o n c e d i d o e l p er m i s o d e
i m p or t a c i ó n d e l g a s r ef r i g e r a n t e C F C 1 2 a d o s c o m p a ñ í a s y n o
o t or g a m i e n t o d e l p e r m i s o d e i m p or t a c i ó n d e d i c h o g a s .
L a v i o l a c i ó n d e l d er e c h o d e p e t i c i ó n , p r e v i s t o e n l a
i m p or t a c i ó n , s i n r e c i b i r l a d e b i d a r e s p u e s t a .
L a v i o l a c i ó n d e l d er e c h o a l a d e f e n s a , pr e v i s t o e n l a
d e l a R e p ú b l i c a ( d e r o g a d a ) , " ( l ) a v i o l a c i ó n e j er c i d a p or l a
h a b e r l o h e c h o , R e f r i m a s t e r p o dr í a h a b er e j e r c i d o s u d e r e c h o a
3. Pide:
“(se) decrete la autorización para que (su) representada
Refrimaster, pueda importar el gas refrigerante CFC12, para el
primer y segundo semestre de 1999, por las cantidades ya
señaladas”
Asimismo, solicitó medida cautelar innominada, con base en
las previsiones contempladas en los artículos 585 y 588 del
Código de Procedimiento Civil, en el sentido de que se
expidiese el permiso de importación a Refrimaster
correspondiente al primer y segundo semestre de 1999, por
doscientas (200) toneladas de gas refrigerante de CFC12.
III
DE LA COMPETENCIA DE LA SALA
siguiente:
“Es competencia de la Sala Constitucional el
conocimiento de las acciones de amparo que se
ejerzan, por vía principal, contra las decisiones de
última instancia que dicte la Corte Primera de lo
Contencioso Administrativo.
Asimismo, es competencia de la Sala Constitucional el
conocimiento de las consultas y apelaciones que se ejerzan
contra las sentencias de la citada Corte Primera de lo
Contencioso Administrativo, cuando ésta conozca, por vía
principal, de acciones de amparo en primera instancia”.
p a r a c o n o c e r d e l r e c ur s o e n r ef e r e n c i a . A s í s e d e c i d e .
IV
E n p r i m er l u g a r , l a r e c u r r i d a s e ñ a l ó q u e p o r c u a n t o
l a p a r t e a c c i o n a d a n o h a b í a pr e s e n t a d o e l i n f or m e a q u e a l u d e
e l a r t í c u l o 2 3 d e l a L e y O r g á n i c a d e A m p ar o s o b r e D e r e c h o s y
p or a c e p t a d o s , p e r o , s e d e b í a e s t u d i a r s i t a l e s h e c h o s v i o l a b a n
l e c o n c e d a e l p er m i s o d e i m p or t a c i ó n p a r a e l g a s r ef r i g e r a n t e
c o n s t i t u c i o n a l t i e n e u n ef e c t o r e s t a b l e c e d o r y e l l o s u p o n e q u e
lesionado.
s u p r e t e n s i ó n e n e l r e gi s t r o q u e l e h a b í a s i d o o t o r g a d o , p e r o ,
n o o b s t a n t e , i n d i c ó l a r e c u r r i d a , l a i m p or t a c i ó n d e g a s e s
r ef r i g er a n t e s y a g o t a d o r e s d e l a c a p a d e o z o n o h a b í a s i d o
r e g ul a d a p o s t e r i or m e n t e p or e l D e c r e t o P r e s i d e n c i a l N º 3 . 2 2 0
del 13 de enero de 1999, por lo que había surgido una nueva
s i t u a c i ó n , e n e l m ar c o d e l a c u a l t e n d r í a q u e d i l u c i d a r s e e l
d e r e c h o q u e a l e g a b a e l a c c i o n a n t e , l o c u a l n o er a p r o c e d e n t e
de ésta.
E n c u a n t o a l a d e n u n c i a d a v i o l a c i ó n a l d er e c h o d e
d e s e i s ( 6) m e s e s p r e v i s t o e n e l n u m er a l 4 d e l ar t í c u l o 6 d e l a
L e y O r g á n i c a d e A m p ar o s o b r e D e r e c h o s y G a r a n t í a s
C o n s t i t u c i o n a l e s , p o r l o q u e d e c l a r ó i m pr o c e d e n t e l a
1 9 9 8 d e i m p or t a c i ó n d e g a s e s r ef r i g e r a n t e s “ G e n e t r o n 1 2 y
l o q u e s e h a b í a pr o d u c i d o l a vi o l a c i ó n d e l d er e c h o a l a
o p or t u n a r e s p u e s t a d e n u n c i a d o p or l a p ar t e a c t o r a . P o r t a n t o ,
s e l e or d e n ó a l a D i r e c c i ó n G e n e r a l S e c t or i a l d e C a l i d a d d e l
Ambiente del Ministerio de los Recursos Naturales
E n c u a n t o a l a pr e t e n d i d a v i o l a c i ó n d e l d e r e c h o a l a
d e f e n s a b a s a d a e n l a f a l t a d e o p or t u n a r e s p u e s t a , c o n s i d e r ó e l
t r i b u n a l d e l a c a u s a q u e c o nf i g u r a d a l a v i o l a c i ó n d e é s t e ,
pr o c e d í a l a d e c l a r a t o r i a c o n l u g ar d e l a pr e t e n s i ó n d e
E n r e f er e n c i a a l a d e n u n c i a d e l d er e c h o a l a n o
d i s c r i m i n a c i ó n , s e ñ a l ó l a r e c ur r i d a q u e d e l o s e l e m e n t o s q u e
c u r s a b a n a l o s a u t o s n o er a p o s i b l e d e t e r m i n ar l a v i o l a c i ó n
denunciada.
declara.
h e c h o d e q u e u n a d e t er m i n a d a e m pr e s a e s t é i n s c r i t a e n e l
R e g i s t r o d e P r o d u c t o r e s , I m p or t a d o r e s y E x p o r t a d or e s d e
S u s t a n c i a s A g o t a d o r a s d e l a C a p a d e O z o n o n o a u t or i z a p e r s e
l a i m p or t a c i ó n d e s u s t a n c i a s g a s e o s a s , t a l c o m o pr e t e n d e l a
N o v i e m br e d e 1 . 9 9 7 , l a a d m i n i s t r a c i ó n O T O R G A a m i
r e pr e s e n t a d a e l n ú m e r o 0 8 5 , q u e l o a c r e d i t a e n e l R e g i s t r o d e
P r o d u c t o r e s , I m p o r t a d or e s y E x p o r t a d o r e s d e Su s t a n c i a s
Agotadoras de la Capa de Ozono y por consiguiente,
i g u al m e n t e , l o a u t o r i z a p a r a l a i m p o rt a c i ó n d e d i c h a s
8 4 3 d o n d e l a D i r e c t or a d e C a l i d a d A m b i e n t a l d e l M i n i s t e r i o
M e t r o p o l i t a n a , C . A . e l n ú m er o 0 8 5 e n e l m e n c i o n a d o
R e g i s t r o , p e r o e s t o t a l m e n t e f al s o q u e t a l h e c h o c o n s t i t u y a
d e r e c h o a l g u n o a f a v or d e d i c h a e m p r e s a p a r a i m p o r t ar
s u s t a n c i a s a g o t a d or a s d e l a c a p a d e o z o n o .
p u e s s e t r a t a d e u n a a f i r m a c i ó n q u e pr e t e n d e i n d u c i r e n er r or
“ A r t í c u l o 1 7 0 . L a s p ar t e s , s u s a p o d e r a d o s y
abogados asistentes deben actuar en el proceso con
lealtad y probidad. En tal virtud, deberán:
1. 1. Exponer los hechos de acuerdo a la verdad;
2 . 2 . N o i n t er p o n e r p r e t e n s i o n e s n i a l e g a r d e f e n s a s ,
n i pr o m o v e r i n c i d e n t e s , c u a n d o t e n g a n c o n c i e n c i a
de su manifiesta falta de fundamentos;
3 . 3 . N o pr o m o v e r p r u e b a s , ni r e a l i z a r , n i h a c e r
r e a l i z ar , a c t o s i n ú t i l e s o i n n e c e s a r i o s a l a d e f e n s a
del derecho que sostengan”
P or t a n t o , s e l e a d v i e r t e a l a p a r t e a c t o r a q u e d e b e
a b s t e n e r s e e n e l f u t ur o d e f o r m ul a r a l e g a t o s q u e n o s e
d i s c r i m i n a c i ó n , l a S a l a c o n c u e r d a c o n l a a pr e c i a c i ó n d e l a
r e c ur r i d a d e q u e l a p a r t e a c c i o n a n t e n o d e m o s t r ó q u e l a s o t r a s
e m pr e s a s r e s p e c t o d e l a s c u a l e s f u n d a m e n t a d i c h a v i o l a c i ó n ,
v i o l a c i ó n a l d e r e c h o a l a n o d i s c r i m i n a c i ó n s e c o n f i g ur a
c o n c r e t o , t a l v i o l a c i ó n s e c o nf i g u r a r í a s i l a a c c i o n a n t e h u b i er a
pr o b a d o q u e a o t r a s e m p r e s a s , q u e e s t á n e n s u m i s m a
e l p e r m i s o p a r a l a i m p or t a c i ó n d e s u s t a n c i a s a g o t a d or a s d e l a
c a p a d e o z o n o , s e l e s h a y a o t o r g a d o t a l p e r m i s o a d i f er e n c i a
de ella.
r e c ur r i d a q u e a l g u n a s d e l a s s o l i c i t u d e s h a br í a n s i d o
a p r e c i a c i ó n q u e c o m p a r t e l a S a l a , p u e s e l a r t í c u l o 6 , n u m er a l
4 , d e l a L e y Or g á n i c a d e A m p a r o s o b r e D e r e c h o s y G ar a n t í a s
S i n e m b ar g o , r e s p e c t o d e l a s o l i c i t u d q u e h a br í a
g a s e s r ef r i g e r a n t e s “ G e n e t r ó n 1 2 y 2 2 ” l a D i r e c c i ó n G e n e r a l
S e c t or i a l d e C a l i d a d A m b i e n t a l d e l M i n i s t e r i o d e l o s R e c u r s o s
N a t u r a l e s R e n o v a b l e s n o s e h a b í a pr o n u n c i a d o , l o c u a l
c o n f i g u r a b a u n a vi o l a c i ó n a l d er e c h o d e p e t i c i ó n . P or t a n t o , l a
c o n s e c u e n c i a , o r d e n ó a l a p a r t e a c c i o n a d a d i er a r e s p u e s t a a l a
r e c ur r i d o . A s í s e d e c i d e .
VI
DECISIÓN
Por las razones que anteceden, este Tribunal Supremo de
Justicia, en Sala Constitucional, administrando justicia en
nombre de la República y por autoridad de la Ley, declara
PARCIALMENTE con lugar la demanda de amparo
interpuesta por la sociedad mercantil Refrigeración Master
Metropolitana, C.A. (Refrimaster), contra la Dirección
General Sectorial de Calidad Ambiental del Ministerio del
Ambiente y de los Recurso Naturales Renovables; y declara
SIN LUGAR la apelación ejercida contra la sentencia
dictada por la Corte Primera de lo Contencioso
Administrativo, en fecha 20 de agosto de 1999, la cual se
CONFIRMA.
Publíquese, regístrese y devuélvase el expediente.
l a S a l a C o n s t i t u c i o n a l d e l T r i b u n a l S u pr e m o d e J u s t i c i a ,
e n l a c i u d a d d e C a r a c a s , a l o s 2 0 d í a s d e l m e s d e FE B R E R O
Federación.
El Presidente,
El Vicepresidente,
PEDRO RAFAEL RONDÓN HAAZ
Magistrado-Ponente
El Secretario,
JOSÉ LEONARDO REQUENA
CABELLO
EXP N° 1667
PRRH/fs/sn.-
SALA CONSTITUCIONAL
MAGISTRADO-PONENTE: JESÚS EDUARDO CABRERA ROMERO
En fecha 8 de febrero de 2000, esta Sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia, recibió de la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo, a los fines de la
regulación de competencia, el expediente contentivo de la acción de amparo constitucional
ejercida por el abogado Jesús Arenas Hernández, inscrito en el Inpreabogado bajo el Nº
29.666, en representación de Manuel Gutiérrez, José Hurtado, Héctor Farfán, Andrés
Malavé, Víctor Martínez y José Pérez, titulares de las cédulas de identidad Nºs 8.868.969,
8.890.031, 8.469.245, 6.922.103, 10.198.534, y 9.458.964 respectivamente, contra el
Consejo Universitario de la Universidad de Oriente.
En fecha 8 de febrero de 2000, se dio cuenta en Sala y se designó como ponente al
Magistrado que con tal carácter suscribe el presente fallo.
Efectuada la lectura del expediente se hacen las siguientes consideraciones:
I
ANTECEDENTES
El 29 de abril de 1999, el abogado Jesús Arenas Hernández, en representación de
Manuel Gutiérrez, José Hurtado, Héctor Farfán, Andrés Malavé, Víctor Martínez y José
Pérez, interpuso ante el Juzgado Segundo de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y
Agrario del Primer Circuito de la Circunscripción Judicial del Estado Bolívar, acción de
amparo constitucional contra acto del Consejo Universitario de la Universidad de Oriente,
que consta de Oficio CU- 0281 del 24 de marzo de 1999, por el cual dicho consejo negó la
solicitud de anulación de la decisión previa de suspensión de la matrícula y subsecuente
reinscripción de los mencionados accionantes, en la Escuela de Medicina, Núcleo Bolívar
de la citada Universidad, acto que según los accionantes les lesiona el derecho a la
educación, consagrado en el artículo 78 de la Constitución de la República de Venezuela de
1961, hoy derogada, en concordancia con los artículos 80 y 81 eiusdem, violación que, a
decir de los accionantes, se materializa en la indebida aplicación por el Consejo
Universitario de las Normas de Permanencia para los estudiantes que rigen en dicho centro
de estudios.
En fecha 20 de agosto de 1999, el Juzgado Segundo de Primera Instancia en lo
Civil, Mercantil, Agrario y del Tránsito del Primer Circuito de la Circunscripción Judicial
del Estado Bolívar después de haber admitido, el 5 de mayo de 1999, la acción de amparo y
tramitado el procedimiento, dictó sentencia en la que se declaró incompetente para conocer
de la acción de amparo.
Por oficio Nº 0025/00665/99, de fecha 7 de septiembre de 1999, el mismo Juzgado
Segundo de Primera Instancia, remitió al Juzgado Superior Primero en lo Civil, Mercantil,
del Tránsito, del Trabajo, de Menores y de lo Contencioso Administrativo del Segundo
Circuito de la Circunscripción Judicial del Estado Bolívar, el expediente de la causa “a fin
de que (dicho Juzgado) conozca de la presente causa” (Paréntesis de la Sala).
En fecha 13 de septiembre de 1999 dicho Juzgado Superior recibió expediente y
oficio, y por auto de fecha 15 de septiembre de 1999, declinó la competencia en la Corte
Primera de lo Contencioso Administrativo.
En fecha 7 de octubre de 1999, la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo,
ordenó la remisión del expediente a la Sala de Casación Civil de la extinta Corte Suprema
de Justicia, al considerarse, de oficio, “no competente” para decidir la regulación de
competencia que, a su criterio, es procedente.
En fecha 8 de febrero de 2000, esta Sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia recibió, a los fines de la regulación de competencia, el expediente respectivo, se dio
cuenta en esta Sala, y se designó como ponente al Magistrado que con tal carácter suscribe
el presente fallo.
II
DE LOS CONFLICTOS NEGATIVOS DE COMPETENCIA
En el presente caso, el Juzgado Segundo de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil,
Agrario y del Tránsito del Primer Circuito de la Circunscripción Judicial del Estado
Bolívar, tribunal ante el que se interpuso la acción de amparo, mediante sentencia dictada el
20 de agosto de 1999, se declaró incompetente para conocer de la acción de amparo con
fundamento en que el conocimiento de la misma corresponde “como es de rigor” a un
tribunal con competencia en lo contencioso administrativo, “como lo ha planteado y
decidido la Corte Suprema de Justicia en múltiples ocasiones”, citando textualmente una
sentencia del 8 de marzo de 1995, y sin asentar ningún otro pronunciamiento ni indicar
cuál, a criterio del sentenciador, sería el tribunal competente, se limitó a remitir el
expediente por oficio 0025-00665-99 del 7 de septiembre de 1999, al Juzgado Superior
Primero en lo Civil, Mercantil, del Tránsito, del Trabajo, de Menores y de lo Contencioso
Administrativo del Segundo Circuito de la Circunscripción Judicial del Estado Bolívar.
A su vez, el Juzgado Superior Primero en lo Civil, Mercantil, del Tránsito, del
Trabajo, de Menores y de lo Contencioso Administrativo del Segundo Circuito de la
Circunscripción Judicial del Estado Bolívar, el 15 de septiembre de 1999, dictó auto por el
cual declinó la competencia para conocer de la acción de amparo en la Corte Primera de lo
Contencioso Administrativo, fundamentando su declinatoria en que los accionantes
interpusieron su solicitud en su carácter de alumnos de la Universidad de Oriente, Núcleo
Bolívar, denunciando la infracción de artículos de la Constitución de 1961, garantizadores
del derecho a la educación, presuntamente quebrantados por decisión del respectivo
Consejo Universitario, decisión que constituye acto administrativo, contra el cual se
acciona, y cita sentencia dictada por la extinta Corte Suprema de Justicia, el 12 de julio de
1994, conforme a la cual, en el caso de una acción de amparo interpuesta por estudiantes de
la Universidad José María Vargas, denunciando la infracción de normas constitucionales
que garantizan el derecho a la educación, presuntamente quebrantadas por un acto
administrativo emanado del respectivo Consejo Universitario, “según doctrina constante e
inveterada de esta Sala sobre los actos administrativos emitidos por estos entes, como
sobre los órganos jurisdiccionales competentes para revisarlos, que cuando se
interpongan recursos o acciones contra ellos … omissis … es competente la Corte Primera
en lo Contencioso Administrativo para conocer de las acciones contra actos
administrativos de las universidades…”.
En fecha 7 de octubre de 1999, la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo,
dictó auto por el cual, de oficio, se consideró incompetente para decidir la regulación de
competencia que, en criterio de dicha Corte, procede ante el doble conflicto negativo de
competencia planteado por dos tribunales distintos, fundamentando su decisión en el
criterio de que, en materia de amparo, por remisión del artículo 48 de la Ley Orgánica de
Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales, y en ausencia de regulación especial,
debe aplicarse el artículo 70 del Código de Procedimiento Civil y, en que, como en el caso
de autos no existe un tribunal superior común a los dos tribunales que sucesivamente
plantearon el conflicto negativo de competencia, corresponde la regulación de competencia
a la Corte Suprema de Justicia.
III
CONSIDERACIONES PREVIAS
En primer lugar, esta Sala pasa a pronunciarse acerca de su competencia para
conocer de la presente regulación de competencia en materia de amparo, y al respecto
observa, que la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en su artículo 266,
numeral 7, establece que es atribución del Tribunal Supremo de Justicia “Decidir los
conflictos de competencia entre tribunales, sean ordinarios o especiales, cuando no exista
otro tribunal común a ellos en el orden jerárquico” y así mismo que, en sentencias de
fechas 20 de enero de 2000, recaídas en los casos Emery Mata y Domingo Ramírez Monja,
al determinar la competencia para conocer de la acción de amparo a la luz de los principios
y preceptos consagrados en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, esta
Sala estableció que le corresponde a ella misma ejercer la jurisdicción constitucional en
sede del Tribunal Supremo de Justicia y que es ella la competente por la materia “para
conocer, según el caso, de las acciones de amparo constitucional propuestas conforme a la
Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales”.
Observa asimismo esta Sala que, de conformidad con el ordinal 21 del artículo 42
de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia y los artículos 70 y 71 del Código de
Procedimiento Civil, aplicables a este caso en ausencia de regulación especial en la Ley
Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales, ante el conflicto
negativo de competencia por razón de la materia sucesivamente planteado por dos
tribunales distintos, corresponderá al Tribunal Supremo de Justicia la regulación de
competencia “cuando no hubiere un tribunal superior común a ambos jueces”.
Apunta esta Sala que, tal como lo señaló la Corte Primera de lo Contencioso
Administrativo, el 7 de octubre de 1999, en el presente caso, la regulación de competencia
se plantea por dos conflictos negativos de competencia sucesivamente planteados por dos
tribunales para conocer de una acción de amparo constitucional, y así mismo que, siendo el
primero de los tribunales que plantearon el conflicto negativo de competencia, el Juzgado
Segundo de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y Agrario del Primer Circuito de la
Circunscripción Judicial del Estado Bolívar y el segundo, el Juzgado Superior Primero en
lo Civil, Mercantil, del Tránsito, del Trabajo, de Menores y de lo Contencioso
Administrativo del Segundo Circuito de la Circunscripción Judicial del Estado Bolívar, no
existe tribunal superior común a ambos.
Atendiendo a lo expuesto de conformidad con el ordinal 7 del artículo 266 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en concordancia con el artículo 42
ordinal 21 de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia y 70 y 71 del Código de
Procedimiento Civil -aplicando el criterio establecido en las sentencias citadas “supra”-,
esta Sala resulta competente para conocer de la presente regulación de competencia y así se
declara.
IV
DE LA REGULACIÓN DE COMPETENCIA
Establecido lo anterior, toca ahora pronunciarse acerca de la regulación de
competencia, respecto de lo cual se observa:
Que en sentencia de fecha 8 de diciembre de 2000, caso Yoslena Chanchamire
Bastardo, esta Sala como complemento de su fallo de 20 de enero de 2000 (caso Emery
Mata Millán), donde se reguló la competencia en lo concerniente a la acción de amparo,
estableció, entre otros criterios, el siguiente:
“D... mientras no se dicten las leyes que regulen la jurisdicción
constitucional o la contencioso-administrativa, y a pesar de la letra
del artículo 7 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y
Garantías Constitucionales, el conocimiento de los amparos
autónomos afines con la materia administrativa, corresponderá en
primera instancia a los Tribunales Superior con competencia en lo
Contencioso Administrativo, que tengan competencia territorial en el
lugar donde ocurrieron las infracciones constitucionales, a pesar de
que no se trate de jueces de primera instancia....”.
Observa esta Sala, que la presente acción de amparo, ha sido ejercida contra
un acto del Consejo Universitario de la Universidad de Oriente, instituto éste
creado por Decreto-Ley Nº 459 de la Junta de Gobierno de la República de
Venezuela, de fecha 21 de noviembre de 1958, publicado en la Gaceta Oficial
Nº 25831 de fecha 6 de diciembre de 1958, es decir, que debe su existencia a
un acto creador del Estado, cuya promulgación, de acuerdo con la Ley de
Universidades, le da carácter de Universidad Nacional, es decir, de entidad no
territorial con personalidad jurídica propia, lo que significa que es una
persona jurídica de carácter público e investida de autoridad.
De acuerdo con la citada Ley de Universidades, las Universidades Nacionales gozan
de autonomía que implica, entre otras potestades, la de dictar sus propias normas y la
elección de sus autoridades, que ejercerá por órgano del Consejo Universitario, autoridad
suprema de cada universidad. Asimismo establece la citada ley, un control del Estado
orientado a la consecución de los fines educativos propios también del Estado, que
justifican su creación, ejercido por el Consejo Nacional de Universidades, única instancia
administrativa para conocer y decidir de las infracciones de dicha ley y de su reglamento en
que pudiere incurrir un Consejo Universitario, el Rector, los Vice-Rectores o el Secretario
de una Universidad Nacional, y con atribuciones también normativas.
Considera esta Sala que, siendo la Universidad de Oriente una persona jurídica
autónoma de carácter público cuya máxima autoridad es el Consejo Universitario, los actos
que de dicho órgano emanan son actos administrativos destinados a cumplir la función que
le ha sido asignada por la ley, lo que les confiere autoridad y eficacia en la esfera jurídica
de sus destinatarios, y contra los cuales las leyes otorgan a los administrados, recursos
administrativos y judiciales en la jurisdicción contencioso administrativa. Dichos actos
administrativos influyen en la situación jurídica de los particulares, en el estado de hecho
que el derecho público les otorga con relación a la universidad y sus actos, siendo dichos
actos administrativos los que le lesionan su situación jurídica.
Es claro entonces, que en el presente caso, tratándose de un acto dictado por una
persona jurídica de derecho público investida de autoridad, en el ejercicio de las funciones
que le han sido asignadas para el cumplimiento de los fines que le son propios, y que
supuestamente lesiona situaciones jurídicas fundadas en el derecho administrativo, la
competencia para conocer de las controversias que se suscitan, corresponde a tribunales
competentes en lo contencioso administrativo. En efecto, el artículo 259 de la Constitución
vigente, establece que el Tribunal Supremo de Justicia, y los demás tribunales determinados
por la ley, ejercerán la jurisdicción contencioso administrativa, con competencia para
anular los actos administrativos “contrarios a derecho” y disponer lo necesario para el
restablecimiento de las situaciones jurídicas subjetivas lesionadas por la actividad
administrativa, criterio que hace extensible esta Sala a la competencia de estos tribunales en
materia de amparo constitucional, cuando la situación jurídica del accionante se funda en
actos administrativos.
Apunta esta Sala que los hechos que se denuncia violatorios de derechos
constitucionales en la presente acción de amparo, ocurrieron en jurisdicción del Estado
Bolívar, y asimismo, que el tribunal que planteó el conflicto negativo de competencia para
conocer de la presente causa fue el Juzgado Superior Primero en lo Civil, Mercantil, del
Tránsito, del Trabajo, de Menores y de lo Contencioso Administrativo del Segundo
Circuito de la Circunscripción Judicial del Estado Bolívar.
Siendo ello así, atendiendo a los criterios transcritos supra, esta Sala considera que
el tribunal competente para conocer de la presente causa es el Juzgado Superior Primero en
lo Civil, Mercantil, del Tránsito, del Trabajo, de Menores y de lo Contencioso
Administrativo, del Segundo Circuito de la Circunscripción Judicial del Estado Bolívar, y
así se declara.
DECISIÓN
Por las razones anteriormente expuestas, este Tribunal Supremo de Justicia, en Sala
Constitucional, administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la ley,
declara COMPETENTE para conocer de la presente acción de amparo al Juzgado
Superior Primero en lo Civil, Mercantil, del Tránsito, de Menores y de lo Contencioso
Administrativo del Segundo Circuito de la Circunscripción Judicial del Estado Bolívar y
ORDENA remitir a dicho tribunal el presente expediente, a los fines legales consiguientes.
Publíquese y regístrese. Remítase el expediente. Cúmplase lo ordenado.
Dada, firmada y sellada, en el Salón de Audiencias del Tribunal Supremo de
Justicia, en Sala Constitucional, en Caracas, a los 20 días del mes de FEBRERO de
dos mil uno. Años: 190º de la Independencia y 141º de la Federación.
EL PRESIDENTE DE LA SALA,
IVÁN RINCÓN URDANETA
EL VICEPRESIDENTE,
JESÚS EDUARDO CABRERA ROMERO
PONENTE
LOS MAGISTRADOS,
JOSÉ MANUEL DELGADO OCANDO
JECR/
SALA CONSTITUCIONAL
nombre y en su carácter de Alcalde del Municipio Baruta del Estado Miranda, asistido por
los abogados Román José Duque Corredor, Rafael Guzmán Reverón, Claudia Briceño
Aranguren y Juan Bautista Carrero Marrero, inscritos en el Instituto de Previsión Social del
Abogado bajo los números 466, 57.741, 62.006 y 80.940, respectivamente, interpuso acción
para el Control de los Casinos, Salas de Bingo y Máquinas Traganíqueles, contra las
Señora del Rosario del Municipio Baruta, denominado ‘Bingo Las Mercedes’ ... (...) ... y 2)
Señora del Rosario del Municipio Baruta...”, por considerarlas violatorias de los derechos
familia.
En esa misma fecha se dio cuenta en Sala y se designó ponente al Magistrado que
Baruta del Estado Miranda, sin cumplir con los requisitos establecidos en los artículos 23,
00-014, para el funcionamiento de una Sala de Bingo en la calle Veracruz con calle Madrid
de la Urbanización Las Mercedes de la Parroquia Nuestra Señora del Rosario del Municipio
Baruta del Estado Miranda, sin que se cumplieran los requisitos y en contravención de la
instalación de una Sala de Bingo; 2) los habitantes de la Parroquia Nuestra Señora del
Rosario del Municipio Baruta del Estado Miranda no han aprobado mediante referendo –
Parroquia Nuestra Señora del Rosario, no ha sido declarada como zona geográfica
derechos de los ciudadanos, al expresar públicamente –afirma- que “(...) seguirá otorgando
Licencias de Instalación y Funcionamiento a Casinos y Salas de Bingo aunque no se
cumplan los requisitos que la Ley de Casinos exige para ello”, indicando, que dicha
Comisión expresó que tales requisitos son de innecesario cumplimiento, por lo que
los asuntos públicos, al afirmar que el referendo para la consulta a los habitantes de una
Manifiesta, que con base en las consideraciones expuestas, resulta forzoso concluir
que las actuaciones de la mencionada Comisión violan de manera flagrante y directa los
las actuaciones administrativas, contemplados en los artículos 62, 70, 141 y 137 de la
Explica el accionante, en el capítulo III del escrito que encabeza las presentes
actuaciones, el contenido y alcance del artículo 62 del Texto Fundamental, que “(...)
Estado de generar las condiciones más favorables para su ejercicio”. Asimismo, indica
que el artículo 70 ejusdem señala al referendo como uno de los medios de participación y
protagonismo del pueblo en ejercicio de su soberanía. Por otra parte, cita el contenido del
siendo que el tema de los casinos y salas de bingo es de gran trascendencia para la
comunidad. En tal sentido, comenta que “(...) el artículo 25 de la Ley de Casinos, prevé
expresamente que para la autorización de tales instalaciones ‘el Ejecutivo Nacional
resulta obligatoria, y su resultado es vinculante en caso de ser negativo”, de allí que las
Licencias otorgadas sin que previamente se haya consultado la opinión de los habitantes de
la Parroquia donde ambas Salas de Bingo se encuentran ubicadas, a través del referendo
consultivo contemplado en la Ley especial que rige la materia y regulado igualmente en los
normativo.
flagrante violación del principio de legalidad y del derecho constitucional a contar con el
la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales y que por lo tanto
denunciadas. En tal sentido, expone que se podría producir durante el transcurso del
susceptible de ser reparada por la sentencia definitiva, y con base en los alegatos y
fundamentos expuestos, solicita que se decrete como protección cautelar inmediata las
ordene a la sociedad mercantil Inversiones 33, C.A., el cese de las actividades relativas a la
como medida cautelar que se prohíba a la Comisión otorgar Licencias de instalación y/o
Señora del Rosario del Municipio Baruta del Estado Miranda, hasta tanto sus habitantes
referendo consultivo y hasta tanto sea declarada zona geográfica turística, por el presidente
jurisdicción de la Parroquia Nuestra Señora del Rosario, sin cumplir con los requisitos
correspondientes.
II
CONSIDERACIONES PARA DECIDIR
Corresponde a esta Sala pronunciarse acerca de la admisibilidad de la presente
acción de amparo constitucional, para lo cual previamente resulta pertinente revisar su
competencia para conocer de la misma y, a tal efecto se observa:
Con la entrada en vigencia de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, publicada en Gaceta Oficial de la República
de Venezuela Nº. 36.860 del 30 de diciembre de 1999 se creó la
jurisdicción constitucional, para ser ejercida por la Sala Constitucional
del Tribunal Supremo de Justicia, a la cual le atribuyó expresas
competencias, que aun cuando no haya sido dictado aun el respectivo
texto legislativo que regule las funciones de este Tribunal, esta
obligada a cumplir para mantener el funcionamiento integral del
Estado.
Así, la Sala Constitucional, al igual que las demás Salas que
integran el Tribunal Supremo de Justicia, está obligada a conocer y
decidir todos aquellos casos que cursaban por ante la extinta Corte
Suprema de Justicia, así como aquellos que ingresen, atendiendo a la
afinidad existente entre la materia debatida en el caso concreto y la
especialidad que le ha sido conferida. En el caso de la Sala
Constitucional le corresponde no solamente la interpretación del Texto
Fundamental, sino la fijación de criterios uniformes que permitan la
orientación de las instituciones y procedimientos afines con la materia,
cuyo conocimiento le ha sido atribuido.
Ahora bien, en el caso de autos ha sido interpuesta una acción
de amparo constitucional conjuntamente con medida cautelar contra
las actuaciones administrativas provenientes de la Comisión Nacional
de Casinos, Salas de Bingo y Máquinas Traganíqueles, consistentes
en las Licencias de Funcionamiento e Instalación otorgadas a las
empresas Inversiones Camirra, S.A. e Inversiones 33, C.A., relativas al
funcionamiento e instalación de unas Salas de Bingo en las
Urbanizaciones Las Mercedes y La Trinidad, respectivamente, por
considerar que tales actos resultan violatorios de los artículos 62, 70,
141, 137 y 75 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, y de los artículos 23, 24 y 25 de la Ley para el control de
los Casinos, Sala de Bingo y Máquinas Traganíqueles. En tal sentido,
se observa que al estar relacionada la presente controversia con la
materia constitucional, y como quiera que la Ley para el Control de los
Casinos, Salas de Bingo y Máquinas Traganíqueles en su artículo 56,
asigna la competencia para conocer de los amparos que se intenten en
esa materia a la extinta Corte Suprema de Justicia, hoy Tribunal
Supremo de Justicia, esta Sala por ser la de materia afín con el asunto
debatido en autos, se declara competente para conocer esta causa.
Así se decide.
Determinada la competencia de esta Sala para conocer y decidir la presente acción
observa:
los efectos de las Licencias emitidas por la Comisión Nacional de Casinos, Salas de Bingo
Rosario del Municipio Baruta del Estado Miranda; y la segunda, identificada con las letras
sociedad mercantil Inversiones 33, C.A., el cese de las actividades relativas a la instalación
instalación y/o Funcionamiento para Salas de Bingo o Casinos en esa Parroquia, hasta tanto
mediante un referendo consultivo y hasta tanto sea declara zona geográfica turística, por el
los amplios poderes cautelares de los que está dotado el juez en este tipo
dictada por esta Sala Constitucional, quedó sentada la tesis que postula la
quedó igualmente sentada, la tesis según la cual el juez dentro de este tipo
solicitada, antes bien, debe siempre analizar cada caso concreto y verificar
ilusoria la ejecución del fallo, o que los daños sean irreparables o de difícil
solicitada.
Efectivamente existe una ampliación de los poderes que posee el
Juez Constitucional para tornar más efectiva la tutela judicial que está
del accionante, de allí que deba esta Sala proceder a examinar si, en el
procedencia.
Pues bien, esta Sala aprecia que en el caso sub júdice el accionante
IV
DECISIÓN
En virtud de las declaratorias contenidas en el presente fallo, esta Sala
Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, en nombre de la República y por
autoridad de la Ley, declara:
1.- Se ADMITE la presente acción de amparo constitucional incoada
por el ciudadano Henríque Capriles Radonski, quien actúa en su propio
nombre y con el carácter de Alcalde del Municipio Baruta del Estado
Miranda,
2.- Se declara IMPROCEDENTE la medida cautelar innominada solicitada.
Constitucional, una vez que conste en autos dicha notificación, fije dentro de las noventa y
seis (96) horas siguientes a ella, la oportunidad en que se llevará a cabo la audiencia
Inversiones 33, C.A., para que si lo consideran pertinente concurran a la audiencia que se
fije.
SALA CONSTITUCIONAL
nombre y en su carácter de Alcalde del Municipio Baruta del Estado Miranda, asistido por
los abogados Román José Duque Corredor, Rafael Guzmán Reverón, Claudia Briceño
Aranguren y Juan Bautista Carrero Marrero, inscritos en el Instituto de Previsión Social del
Abogado bajo los números 466, 57.741, 62.006 y 80.940, respectivamente, interpuso acción
para el Control de los Casinos, Salas de Bingo y Máquinas Traganíqueles, contra las
Señora del Rosario del Municipio Baruta, denominado ‘Bingo Las Mercedes’ ... (...) ... y 2)
Señora del Rosario del Municipio Baruta...”, por considerarlas violatorias de los derechos
familia.
En esa misma fecha se dio cuenta en Sala y se designó ponente al Magistrado que
Baruta del Estado Miranda, sin cumplir con los requisitos establecidos en los artículos 23,
00-014, para el funcionamiento de una Sala de Bingo en la calle Veracruz con calle Madrid
de la Urbanización Las Mercedes de la Parroquia Nuestra Señora del Rosario del Municipio
Baruta del Estado Miranda, sin que se cumplieran los requisitos y en contravención de la
instalación de una Sala de Bingo; 2) los habitantes de la Parroquia Nuestra Señora del
Rosario del Municipio Baruta del Estado Miranda no han aprobado mediante referendo –
Parroquia Nuestra Señora del Rosario, no ha sido declarada como zona geográfica
derechos de los ciudadanos, al expresar públicamente –afirma- que “(...) seguirá otorgando
cumplan los requisitos que la Ley de Casinos exige para ello”, indicando, que dicha
Comisión expresó que tales requisitos son de innecesario cumplimiento, por lo que
los asuntos públicos, al afirmar que el referendo para la consulta a los habitantes de una
Manifiesta, que con base en las consideraciones expuestas, resulta forzoso concluir
que las actuaciones de la mencionada Comisión violan de manera flagrante y directa los
las actuaciones administrativas, contemplados en los artículos 62, 70, 141 y 137 de la
Explica el accionante, en el capítulo III del escrito que encabeza las presentes
actuaciones, el contenido y alcance del artículo 62 del Texto Fundamental, que “(...)
Estado de generar las condiciones más favorables para su ejercicio”. Asimismo, indica
que el artículo 70 ejusdem señala al referendo como uno de los medios de participación y
protagonismo del pueblo en ejercicio de su soberanía. Por otra parte, cita el contenido del
siendo que el tema de los casinos y salas de bingo es de gran trascendencia para la
comunidad. En tal sentido, comenta que “(...) el artículo 25 de la Ley de Casinos, prevé
resulta obligatoria, y su resultado es vinculante en caso de ser negativo”, de allí que las
Licencias otorgadas sin que previamente se haya consultado la opinión de los habitantes de
la Parroquia donde ambas Salas de Bingo se encuentran ubicadas, a través del referendo
consultivo contemplado en la Ley especial que rige la materia y regulado igualmente en los
normativo.
flagrante violación del principio de legalidad y del derecho constitucional a contar con el
servicio de una Administración Pública plenamente sometida a la ley y al derecho,
la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales y que por lo tanto
Por otra parte, solicitó protección cautelar inmediata en virtud de la gravedad de las
denunciadas. En tal sentido, expone que se podría producir durante el transcurso del
susceptible de ser reparada por la sentencia definitiva, y con base en los alegatos y
fundamentos expuestos, solicita que se decrete como protección cautelar inmediata las
ordene a la sociedad mercantil Inversiones 33, C.A., el cese de las actividades relativas a la
como medida cautelar que se prohíba a la Comisión otorgar Licencias de instalación y/o
Señora del Rosario del Municipio Baruta del Estado Miranda, hasta tanto sus habitantes
manifiesten su aprobación al funcionamiento de este tipo de instalaciones mediante un
referendo consultivo y hasta tanto sea declarada zona geográfica turística, por el presidente
jurisdicción de la Parroquia Nuestra Señora del Rosario, sin cumplir con los requisitos
correspondientes.
II
CONSIDERACIONES PARA DECIDIR
Corresponde a esta Sala pronunciarse acerca de la admisibilidad de la presente
acción de amparo constitucional, para lo cual previamente resulta pertinente revisar su
competencia para conocer de la misma y, a tal efecto se observa:
Con la entrada en vigencia de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, publicada en Gaceta Oficial de la República
de Venezuela Nº. 36.860 del 30 de diciembre de 1999 se creó la
jurisdicción constitucional, para ser ejercida por la Sala Constitucional
del Tribunal Supremo de Justicia, a la cual le atribuyó expresas
competencias, que aun cuando no haya sido dictado aun el respectivo
texto legislativo que regule las funciones de este Tribunal, esta
obligada a cumplir para mantener el funcionamiento integral del
Estado.
Así, la Sala Constitucional, al igual que las demás Salas que
integran el Tribunal Supremo de Justicia, está obligada a conocer y
decidir todos aquellos casos que cursaban por ante la extinta Corte
Suprema de Justicia, así como aquellos que ingresen, atendiendo a la
afinidad existente entre la materia debatida en el caso concreto y la
especialidad que le ha sido conferida. En el caso de la Sala
Constitucional le corresponde no solamente la interpretación del Texto
Fundamental, sino la fijación de criterios uniformes que permitan la
orientación de las instituciones y procedimientos afines con la materia,
cuyo conocimiento le ha sido atribuido.
Ahora bien, en el caso de autos ha sido interpuesta una acción
de amparo constitucional conjuntamente con medida cautelar contra
las actuaciones administrativas provenientes de la Comisión Nacional
de Casinos, Salas de Bingo y Máquinas Traganíqueles, consistentes
en las Licencias de Funcionamiento e Instalación otorgadas a las
empresas Inversiones Camirra, S.A. e Inversiones 33, C.A., relativas al
funcionamiento e instalación de unas Salas de Bingo en las
Urbanizaciones Las Mercedes y La Trinidad, respectivamente, por
considerar que tales actos resultan violatorios de los artículos 62, 70,
141, 137 y 75 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, y de los artículos 23, 24 y 25 de la Ley para el control de
los Casinos, Sala de Bingo y Máquinas Traganíqueles. En tal sentido,
se observa que al estar relacionada la presente controversia con la
materia constitucional, y como quiera que la Ley para el Control de los
Casinos, Salas de Bingo y Máquinas Traganíqueles en su artículo 56,
asigna la competencia para conocer de los amparos que se intenten en
esa materia a la extinta Corte Suprema de Justicia, hoy Tribunal
Supremo de Justicia, esta Sala por ser la de materia afín con el asunto
debatido en autos, se declara competente para conocer esta causa.
Así se decide.
Determinada la competencia de esta Sala para conocer y decidir la presente acción
observa:
los efectos de las Licencias emitidas por la Comisión Nacional de Casinos, Salas de Bingo
Rosario del Municipio Baruta del Estado Miranda; y la segunda, identificada con las letras
sociedad mercantil Inversiones 33, C.A., el cese de las actividades relativas a la instalación
instalación y/o Funcionamiento para Salas de Bingo o Casinos en esa Parroquia, hasta tanto
los amplios poderes cautelares de los que está dotado el juez en este tipo
dictada por esta Sala Constitucional, quedó sentada la tesis que postula la
quedó igualmente sentada, la tesis según la cual el juez dentro de este tipo
ilusoria la ejecución del fallo, o que los daños sean irreparables o de difícil
solicitada.
Juez Constitucional para tornar más efectiva la tutela judicial que está
del accionante, de allí que deba esta Sala proceder a examinar si, en el
procedencia.
Pues bien, esta Sala aprecia que en el caso sub júdice el accionante
IV
DECISIÓN
En virtud de las declaratorias contenidas en el presente fallo, esta Sala
Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, en nombre de la República y por
autoridad de la Ley, declara:
1.- Se ADMITE la presente acción de amparo constitucional incoada
por el ciudadano Henríque Capriles Radonski, quien actúa en su propio
nombre y con el carácter de Alcalde del Municipio Baruta del Estado
Miranda,
2.- Se declara IMPROCEDENTE la medida cautelar innominada solicitada.
Constitucional, una vez que conste en autos dicha notificación, fije dentro de las noventa y
seis (96) horas siguientes a ella, la oportunidad en que se llevará a cabo la audiencia
Inversiones 33, C.A., para que si lo consideran pertinente concurran a la audiencia que se
fije.
SALA CONSTITUCIONAL
Electoral Agraria.
En esa misma fecha se dio cuenta en Sala del presente expediente y
considerando establece:
tenor siguiente:
dentro del plazo previsto, se encuentra funcionando y posee una Junta Directiva y “su
diarios de circulación nacional, salió publicado un aviso oficial del Consejo Nacional
Sindicatos Nacionales, Federaciones y Confederaciones para consignar los recaudos que los
acreditan legalmente para participar en el proceso electoral para la elección de las nuevas
diciembre de 2000.
Por último, expresa en su escrito como petitorio, que como quiera que
Electoral, es que recurre ante este Tribunal Supremo de Justicia “en base a
electoral da sólo un plazo de quince (15) días para consignar los recaudos
ANALISIS DE LA SITUACION
efecto, observa:
que tiene por objeto la interpretación de los textos de carácter legal, a los
carácter del acto normativo objeto del presente recurso. En tal sentido, se
Venezuela.
de ese poder originario que le fue otorgado a través del referendo de fecha
sentencias números 179, 180 y 445 de fecha 28 de marzo de 2000, las dos
Ahora bien, es preciso reiterar una vez más que, en virtud de las
observa lo siguiente:
previamente, por razones lógicas y metodológicas, cuál es el objeto del mismo. A tal fin, se
advierte que, del examen realizado al contenido del escrito que encabeza las presentes
dictado por la Asamblea Nacional Constituyente y un aviso que contiene una convocatoria
Decreto, situación de la cual la Sala no posee certeza, toda vez que no se alude a ninguna
interpretación del texto normativo en concreto del cual el recurrente solicite
administrativo de efectos generales dictado por el Consejo Nacional Electoral, sin embargo
sobre qué debe versar la actividad hermenéutica de la decisión que recaiga en este tipo de
recursos, para luego, sobre la base de este juicio preliminar, proceder a someter a análisis la
pretensión, a los fines de determinar la admisibilidad del mismo, para ello resulta
indispensable que el planteamiento satisfaga ciertos elementos a los que hace referencia la
opinión del recurrente presente una normativa dada, que invite a su análisis y haga presumir
jurisdiccional; una duda razonable acerca del alcance e inteligencia de una disposición, la
El Presidente,
SALA CONSTITUCIONAL
El 11 de mayo del año 2000, la Sala Político Administrativa declinó en esta Sala la
competencia para conocer del presente expediente.
ANTECEDENTES
Que durante los once (11) semestres cursados, la Oficina de Control de Estudios, de
la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad Central de Venezuela, le hizo
llegar las planillas de inscripción correspondientes a cada semestre, siendo “que después de
haber cumplido los requisitos de Admisión establecidos en la Ley y Reglamentos, continué
cursando desde el Primer SEMESTRE al DECIMO PRIMER SEMESTRE, con el fin de
obtener un TÍTULO UNIVERSITARIO”, por lo que considera “que de forma legal”, es
alumno de la Universidad Central de Venezuela.
Que a finales del mes de octubre de 1995, introdujo ante la Secretaría de la referida
Casa de Estudios, solicitud de sus notas certificadas, la cual no le fue entregada en la fecha
fijada, toda vez que fue “remitido a la Jefa de la División de Registro Estudiantil... quien
me -le- informó que mi -su- situación era irregular, por cuanto mi expediente no aparecía
en el archivo general de la U.C.V.”
II
DE LA SENTENCIA CONSULTADA
En este sentido, señaló la decisión aludida, que “si bien es cierto que debe
accederse a la Universidad de modo regular ningún impedimento de tipo académico tiene
el accionante para acceder a la Universidad”, razón por la cual consideró dicho fallo, que
“en virtud de que el accionante cursó y aprobó once semestres en la Universidad Central
de Venezuela... anularlos, sin fundamento legal ni reglamentario sí constituye una
violación al derecho a la educación”, y que en consecuencia, “se le deben reconocer los
estudios realizados en dicha institución, a los fines de que pueda continuar cursando su
carrera en otra institución universitaria”.
III
COMPETENCIA
En este sentido, esta potestad debe ejercerse respecto de todas las sentencias de
amparo constitucional dictadas por los Juzgados Superiores de la República, Corte
Primera de lo Contencioso Administrativo y las Cortes de Apelaciones en lo Penal,
cuando conozcan como Tribunales de primera instancia.
IV
Analizadas como han sido las actas que conforman el presente expediente, pasa
esta Sala a decidir, previas las siguientes consideraciones:
La decisión que origina la presente consulta, fue dictada con ocasión a la acción
de amparo constitucional interpuesta por el ciudadano Baltazar Pedra en contra de las
autoridades -Rector y Secretaria- de la Universidad Central de Venezuela, por la
violación de sus derechos fundamentales, relativos a la educación, a la defensa y al
desenvolvimiento de la libre personalidad, consagrados en los artículos 43, 49, 78 y 80,
respectivamente, de la derogada Constitución. Dicha solicitud de protección
constitucional, fue declarada parcialmente con lugar por la Corte Primera de lo
Contencioso Administrativo.
Así pues, es el propio Texto Constitucional que consagra la educación como “un
servicio público”, el cual, dado el interés general que reviste, corresponde al Estado, en
ejercicio de tal función docente, regular todo lo relativo a su cumplimiento, garantizando
el derecho que tiene toda persona a una educación integral, de calidad, permanente “sin
más limitaciones que las derivadas de sus aptitudes, vocación y aspiraciones” (artículo
103).
En este sentido, la Sala estima, que tal situación, reviste los mismos efectos que la
doctrina atribuye a los funcionarios de hecho, frente a los funcionarios de derecho,
entendidos los primeros como aquéllos que, si bien se encuentran en el ejercicio de un
cargo, el mismo deriva de alguna irregularidad, la cual puede provenir de diversas
causas. No obstante la irregularidad que puedan presentar dichos funcionarios en su
investidura, los actos realizados por éstos, deben tenerse, dentro de ciertas limitaciones,
como válidos, en virtud del interés público que revisten las relaciones jurídicas creadas
por dichos funcionarios, siempre que éstos, entre otras condiciones, ejerzan su función
bajo apariencia de legitimidad de título o autoridad, y en forma pública, pacífica,
tranquila e ininterrumpida.
Así las cosas, la Sala observa, que no obstante la nulidad de la inscripción del
accionante en la Universidad Central de Venezuela, éste cumplió con todos sus deberes
inherentes a su condición de alumno regular, habiendo cursado y aprobado once (11)
semestres en la Escuela de Comunicación Social, por lo que anular esta escolaridad
impediría la continuidad de los estudios del accionante a nivel superior, vulnerando su
derecho fundamental a la educación, siendo que en el presente caso, no existe ningún
impedimento de tipo académico que permita al accionante continuar sus estudios en otra
institución universitaria; motivo por el cual el fallo consultado debe ser confirmado, y
así se declara.
DECISIÓN
Por las razones antes expuestas, esta Sala Constitucional del Tribunal Supremo
de Justicia, administrando justicia en nombre de la República por autoridad de la Ley
CONFIRMA la sentencia dictada por la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo
de fecha 2 de abril de 1997, con ocasión de la solicitud de amparo constitucional
interpuesta por el ciudadano BALTAZAR PEDRA, en contra del ciudadano “Doctor
TRINO ALCIDES DÍAZ, o a quien haga las veces de RECTOR de la UNIVERSIDAD
CENTRAL DE VENEZUELA”, y de la “Profesora OSCARINA CASTILLO, en su
carácter de SECRETARIA” de la referida Institución Universitaria.
El Presidente - Ponente
El Vicepresidente,
Magistrado
Magistrado
Pedro Rondón Haaz
Magistrado
El Secretario,
Exp. 00-1672
IRU
SALA CONSTITUCIONAL
El 11 de mayo del año 2000, la Sala Político Administrativa declinó en esta Sala la
competencia para conocer del presente expediente.
ANTECEDENTES
Que durante los once (11) semestres cursados, la Oficina de Control de Estudios, de
la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad Central de Venezuela, le hizo
llegar las planillas de inscripción correspondientes a cada semestre, siendo “que después de
haber cumplido los requisitos de Admisión establecidos en la Ley y Reglamentos, continué
cursando desde el Primer SEMESTRE al DECIMO PRIMER SEMESTRE, con el fin de
obtener un TÍTULO UNIVERSITARIO”, por lo que considera “que de forma legal”, es
alumno de la Universidad Central de Venezuela.
Que a finales del mes de octubre de 1995, introdujo ante la Secretaría de la referida
Casa de Estudios, solicitud de sus notas certificadas, la cual no le fue entregada en la fecha
fijada, toda vez que fue “remitido a la Jefa de la División de Registro Estudiantil... quien
me -le- informó que mi -su- situación era irregular, por cuanto mi expediente no aparecía
en el archivo general de la U.C.V.”
II
DE LA SENTENCIA CONSULTADA
En este sentido, señaló la decisión aludida, que “si bien es cierto que debe
accederse a la Universidad de modo regular ningún impedimento de tipo académico tiene
el accionante para acceder a la Universidad”, razón por la cual consideró dicho fallo, que
“en virtud de que el accionante cursó y aprobó once semestres en la Universidad Central
de Venezuela... anularlos, sin fundamento legal ni reglamentario sí constituye una
violación al derecho a la educación”, y que en consecuencia, “se le deben reconocer los
estudios realizados en dicha institución, a los fines de que pueda continuar cursando su
carrera en otra institución universitaria”.
III
COMPETENCIA
IV
Analizadas como han sido las actas que conforman el presente expediente, pasa
esta Sala a decidir, previas las siguientes consideraciones:
La decisión que origina la presente consulta, fue dictada con ocasión a la acción
de amparo constitucional interpuesta por el ciudadano Baltazar Pedra en contra de las
autoridades -Rector y Secretaria- de la Universidad Central de Venezuela, por la
violación de sus derechos fundamentales, relativos a la educación, a la defensa y al
desenvolvimiento de la libre personalidad, consagrados en los artículos 43, 49, 78 y 80,
respectivamente, de la derogada Constitución. Dicha solicitud de protección
constitucional, fue declarada parcialmente con lugar por la Corte Primera de lo
Contencioso Administrativo.
Así pues, es el propio Texto Constitucional que consagra la educación como “un
servicio público”, el cual, dado el interés general que reviste, corresponde al Estado, en
ejercicio de tal función docente, regular todo lo relativo a su cumplimiento, garantizando
el derecho que tiene toda persona a una educación integral, de calidad, permanente “sin
más limitaciones que las derivadas de sus aptitudes, vocación y aspiraciones” (artículo
103).
Ahora bien, del análisis de las actas procesales que conforman el presente
expediente -folios 80 y 98- se evidencia la aceptación, por parte del accionante, de las
circunstancias irregulares bajo las cuales fue realizada su inscripción en la Facultad de
Humanidades y Educación de la Universidad Central de Venezuela. En este sentido,
señala el actor, que ingresó a dicha Institución Universitaria “en el año 1990, por
intermedio del empleado Señor Dilio Cordero quien para ese entonces se
desempeñaba como Asistente de Registro de Control de Estudios de la Facultad de
Humanidades y Educación... dicho señor me -le- ofreció de forma GRATUITA el
ingreso a esta casa de estudios haciéndome pasar como miembro de su familia,
porque... los profesores, empleados y obreros gozan de cupos para sus familiares
mediante acta convenio con la institución”.
Igual consideración merece, la comunicación dirigida al Ministro de Educación
de fecha 24 de mayo de 1996 -folio 94- en la cual reconoció el accionante, “que debido a
mi -su- deseo por estudiar... acepté la tramitación para ingresar a esta universidad...
siendo “que en todo momento reconozco mi falta por cuanto no utilicé los canales regulares
para ingresar a la universidad. Pero fue la desesperación e incertidumbre... y el deseo de
querer estudiar para ser un profesional universitario... y por no contar con los
recursos económicos necesarios... lo que me llevó a acceder involuntaria e
inconscientemente a tal irregularidad” (negrillas de la Sala).
En este sentido, la Sala estima, que tal situación, reviste los mismos efectos que la
doctrina atribuye a los funcionarios de hecho, frente a los funcionarios de derecho,
entendidos los primeros como aquéllos que, si bien se encuentran en el ejercicio de un
cargo, el mismo deriva de alguna irregularidad, la cual puede provenir de diversas
causas. No obstante la irregularidad que puedan presentar dichos funcionarios en su
investidura, los actos realizados por éstos, deben tenerse, dentro de ciertas limitaciones,
como válidos, en virtud del interés público que revisten las relaciones jurídicas creadas
por dichos funcionarios, siempre que éstos, entre otras condiciones, ejerzan su función
bajo apariencia de legitimidad de título o autoridad, y en forma pública, pacífica,
tranquila e ininterrumpida.
Así las cosas, la Sala observa, que no obstante la nulidad de la inscripción del
accionante en la Universidad Central de Venezuela, éste cumplió con todos sus deberes
inherentes a su condición de alumno regular, habiendo cursado y aprobado once (11)
semestres en la Escuela de Comunicación Social, por lo que anular esta escolaridad
impediría la continuidad de los estudios del accionante a nivel superior, vulnerando su
derecho fundamental a la educación, siendo que en el presente caso, no existe ningún
impedimento de tipo académico que permita al accionante continuar sus estudios en otra
institución universitaria; motivo por el cual el fallo consultado debe ser confirmado, y
así se declara.
DECISIÓN
Por las razones antes expuestas, esta Sala Constitucional del Tribunal Supremo
de Justicia, administrando justicia en nombre de la República por autoridad de la Ley
CONFIRMA la sentencia dictada por la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo
de fecha 2 de abril de 1997, con ocasión de la solicitud de amparo constitucional
interpuesta por el ciudadano BALTAZAR PEDRA, en contra del ciudadano “Doctor
TRINO ALCIDES DÍAZ, o a quien haga las veces de RECTOR de la UNIVERSIDAD
CENTRAL DE VENEZUELA”, y de la “Profesora OSCARINA CASTILLO, en su
carácter de SECRETARIA” de la referida Institución Universitaria.
El Presidente - Ponente
El Vicepresidente,
Magistrado
Magistrado
Magistrado
El Secretario,
SALA CONSTITUCIONAL
M A M B E L , J O S É R A M Í R E Z , B L A D I M I R E SP I N O Z A ,
O M A R S A L A S y A L F R E D O P I R O N A , t i t ul a r e s d e l a s
6 . 4 3 5 . 1 6 3 , V- 6 3 7 . 0 5 5 , V - 6 . 4 4 4 . 6 1 7 , V - 1 0 . 1 8 4 . 9 1 5 , V-
2 . 0 9 4 . 9 2 3 , V- 2 . 0 3 8 . 2 9 3 , V - 6 . 4 5 2 . 0 0 2 , V - 3 . 8 1 8 . 6 8 7 , V-
3 . 9 6 9 . 3 5 9 , V- 5 . 0 2 2 . 2 5 7 , V - 8 . 9 9 2 . 1 2 9 , V - 1 1 . 4 6 8 . 7 8 3 , V-
9 . 0 2 7 . 3 2 8 y V- 6 . 2 3 9 . 5 1 9 , r e s p e c t i v a m e n t e , d e b i d a m e n t e
a s i s t i d o s p o r l a a b o g a d o C A R O L I N A R . L E Ó N G O N Z ÁL E Z ,
i n s c r i t a e n e l I n pr e a b o g a d o b a j o e l n º 5 7 . 8 9 5 , i n t e r p u s i e r o n ,
T r á n s i t o d e l a C i r c u n s c r i p c i ó n J u d i c i a l d e l Ár e a
y d e l T r á n s i t o d e l a C i r c u n s c r i p c i ó n J u d i c i a l d e l Ár e a
M e t r o p o l i t a n a d e C a r a c a s , a c a u s a d e l a pr e s u n t a v i o l a c i ó n d e
s u s d e r e c h o s a l a d ef e n s a y a l d e b i d o p r o c e s o , pr e v i s t o s e n l a s
d i s p o s i c i o n e s c o n t e m p l a d a s e n e l ar t í c u l o 6 8 d e l a
C o n s t i t u c i ó n vi g e n t e .
E l 1 º d e f e br e r o d e l 2 0 0 0 , e l T r i b u n a l S u p e r i or
C i r c u n s c r i p c i ó n J u d i c i a l d e l Ár e a M e t r o p o l i t a n a d e C a r a c a s
E l 1 4 d e f e b r er o d e l 2 0 0 0 e l r e f e r i d o T r i b u n a l
S u p er i o r , r e m i t i ó e l e x p e d i e n t e e n c o n s u l t a l e g a l a e s t a S a l a
Constitucional.
Recibido el expediente de la causa, se dio cuenta en
S a l a p or a u t o d e l 1 6 d e f e br e r o d e l 2 0 0 0 , y s e d e s i g n ó p o n e n t e
DE LA CAUSA
T r á n s i t o d e l a C i r c u n s c r i p c i ó n J u d i c i a l d e l Ár e a
y T r á n s i t o d e l a C i r c u n s c r i p c i ó n J u d i c i a l d e l Ár e a
Metropolitana de Caracas.
P or a u t o d e l 1 0 d e e n er o d e l 2 0 0 0 , e l r e f e r i d o
c o n s t i t u c i o n a l , o r d e n ó n o t i f i c a r a l a p ar t e p r e s u n t a m e n t e
S u p er i o r P r i m e r o d i c t ó m e d i d a c a u t e l a r i n n o m i n a d a m e d i a n t e
d e c i d i e r a e l m é r i t o d e l a m p ar o i n t e r p u e s t o a n t e d i c h o T r i b u n a l
S u p er i o r .
a g r a v i a n t e r e m i t i ó c o p i a c er t i f i c a d a d e l a s e n t e n c i a di c t a d a
p or e s e J u z g a d o e l 1 8 d e e n e r o d e l 2 0 0 0 .
P or a u t o d e l 1 9 d e e n er o d e l a ñ o 2 0 0 0 , e l T r i b u n a l
S u p er i o r P r i m e r o f i j ó o p o r t u n i d a d p a r a l a a u d i e n c i a
c o n s t i t u c i o n a l , l a c u a l t u v o l u g ar e l 2 4 d e l m i s m o m e s y a ñ o .
E n l a o p o r t u n i d a d f i j a d a p ar a l a a u d i e n c i a c o n s t i t u c i o n a l n o
c o m p a r e c i e r o n l a p ar t e pr e s u n t a m e n t e a g r a v i a n t e n i e l F i s c a l
c o m p a r e c i e r o n l o s p r e s u n t o s a gr a v i a d o s y s u r e p r e s e n t a n t e
Que el mismo día en que le fue notificada al Juez
a g r a v i a n t e l a m e d i d a i n n o m i n a d a d e c r e t a d a p or e l J u z g a d o
S u p er i o r P r i m e r o , a q u é l d i c t ó s e n t e n c i a e n e l p r o c e d i m i e n t o
Q u e , e n l a r e f er i d a s e n t e n c i a , e l J u e z S e g u n d o d e
A s a m b l e a E x t r a or d i n a r i a e n c u e s t i ó n , a l a h o r a o r d e n a d a p o r
Tribunal.
v i o l a c i ó n d e l o s d e r e c h o s d e n u e s t r o s r e pr e s e n t a d o s ( . . . ) ” .
E l 1 º d e f e br e r o d e 2 0 0 0 , e l T r i b u n a l S u p e r i or
E l 1 4 d e f e b r er o d e 2 0 0 0 e l r e f e r i d o T r i b u n a l
S u p er i o r , r e m i t i ó e l e x p e d i e n t e e n c o n s u l t a l e g a l a e s t a S a l a
Constitucional.
II
1. 1. Alegan:
“(...) de conformidad con lo previsto en el artículo 585 en concordancia con
el artículo 588 parágrafo primero, ambos del Código de Procedimiento Civil
Vigente, solicitamos del Tribunal se sirva dictar medida innominada, a los
fines de impedir que se continúe con la violación de nuestro derecho
constitucional contemplado en el artículo 68 de la Constitución de la
República y se ordene suspender la medida innominada decretada por el
Tribunal Segundo de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito
de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas (...)”.
“(...) admita el presente procedimiento de Amparo
Constitucional, de conformidad con lo dispuesto en el artículo
23 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías
Constitucionales y al efecto restablezca la situación jurídica
infringida y se suspendan los efectos inmediatos violatorios de
nuestros Derechos Constitucionales”.
III
DE LA COMPETENCIA DE LA SALA
pr e v i s t a s e n l o s a r t í c u l o s 2 6 6 n u m e r a l 1 , 3 3 5 d e l a
S u p er i o r e s d e l a R e p ú b l i c a , s a l v o e l c a s o d e l a s q u e
pr o n u n c i e n l o s J u z g a d o s S u p e r i or e s e n l o C o n t e n c i o s o
s e r e f i er e a u n a s e n t e n c i a d i c t a d a , e n m a t e r i a d e a m p a r o
c o n s t i t u c i o n a l , p o r e l J u z g a d o S u p er i o r Pr i m e r o e n l o C i v i l ,
p a r a c o n o c e r d e l a c o n s u l t a e n r ef e r e n c i a . A s í s e d e c i d e .
IV
S e g u n d o d e P r i m e r a I n s t a n c i a , d e c l a r a c o n l u g a r e l a m p ar o
c o m o m i e m br o s i n t e gr a n t e s d e l a J u n t a D i r e c t i v a y d e l
2 0 0 0 , d e u n a A s a m b l e a E xt r a o r d i n ar i a d e S o c i o s .
Q u e d i c h a s c i r c u n s t a n c i a s f u er o n c o n s t a t a d a s d e l o s
r e c a u d o s q u e c ur s a n e n a u t o s ( d e c i s i ó n d e l 1 8 - 0 1- 2 0 0 0 , f o l i o s
2 3 2 a l 2 5 2 e I n s p e c c i ó n J u d i c i a l d e l 2 3 - 0 1- 2 0 0 0 , f o l i o s 3 0 7 a l
3 2 2) , r a z ó n p o r l a c u a l c o n c l u y e q u e , d e a c u e r d o c o n l o
e s t a b l e c i d o e n e l a r t í c u l o 6 d e l a L e y Or g á n i c a d e A m p a r o
V
MOTIVACIÓN PARA DECIDIR
La Sala observa que el amparo fue interpuesto
presuntos agraviados.
amparo.
Mejía).
VI
DECISIÓN
l a S a l a C o n s t i t u c i o n a l d e l T r i b u n a l S u pr e m o d e J u s t i c i a ,
Federación.
El Presidente,
El Vicepresidente
SALA CONSTITUCIONAL
MAGISTRADO PONENTE: ANTONIO GARCÍA GARCÍA
En fecha 8 de febrero de 2001, compareció por ante la secretaría de esta Sala
solicitó aclaratoria de la sentencia dictada por esta Sala en fecha 1º de febrero de 2001 en la
presente causa. La referida aclaratoria fue solicitada por el prenombrado abogado en los
términos siguientes:
“1º) ¿Cómo deberán computarse los lapsos largos o mayores de
veinte días, como por ejemplo, los lapsos para sentenciar y el de prórroga
contemplados en los artículos 515, 521 y 251 del Código de Procedimiento
Civil; los plazos para la formalización, contestación, réplica y contrarréplica
del recurso de casación; los lapsos para los actos conciliatorios consagrados
en los artículos 756 y 757 eiusdem; los lapsos para la comparecencia a través
de un edicto, previsto en el artículo 231; el lapso para proponer la demanda,
después que haya ocurrido la perención, previsto en el artículo 271; los
lapsos que tiene la Sala Civil para dictar su fallo y el que tiene el Juez de
Reenvío para dictar el suyo, prevenidos en los artículos 319 y 522,
respectivamente; el plazo para intentar la invalidación, contemplado en el
artículo 335; los lapsos de suspensión de la causa principal, según los
artículos 374 y 386; el lapso de treinta días para la evacuación de las
pruebas, contemplado en el artículo 392; el lapso para que los árbitros dicten
sentencia, conforme al parágrafo cuarto del artículo 614, entre otros?
2º)¿Cómo deben computarse el término de la distancia?
3º) En lo que concierne al pronunciamiento sobre la
inconstitucionalidad del artículo 18 de la Ley Orgánica del Poder Judicial,
promulgada el 13 de agosto de 1987, (G.O. 3995, Extraordinario.), que
modificó el mismo artículo de la Ley de 4 de Octubre de 1974 (G.O. 1692,
Extraordinario), conviene reiterar que dicha reforma eliminó las vacaciones
contempladas en la Ley de 1974, así:
‘Los Tribunales vacarán en los términos señalados en los Códigos
Procesales; y los funcionarios judiciales gozarán de las vacaciones
correspondientes al período comprendido entre el quince de agosto y el
quince de septiembre de cada año, a menos que renuncien a ellas, caso en
el cual devengarán, además de su sueldo normal durante ese mes, la mitad de
un sueldo’.
De modo que la inconstitucionalidad alegada consignada en la norma
reformada se fundó, específicamente, en que ella eliminó las vacaciones al
dispones los siguiente:
‘Los jueces gozarán de vacaciones en la fecha más próxima a
aquellas en que hayan cumplido un año de servicio,... En todo caso, las
vacaciones de los jueces no suspenderán el curso de las causas ni los
lapsos procesales’.
No empeciente, ese vicio de inconstitucionalidad de la norma
reformada fue reparado por el propio legislador cuando sancionó el 18 de
julio de 1990, la reforma del artículo 201 del Código de Procedimiento Civil,
que restituyó las vacaciones (G.O. Extraordinario 4209, de 20___ 1990), que
es la norma actualmente en vigencia.
En mérito de lo expuesto, solicito respetuosamente que esa Sala me
aclare si en lugar del pronunciamiento sobre la constitucionalidad del
artículo 18 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, lo procedente era declarar
que no había materia sobre que decidir por la restitución legal de las
vacaciones ocurrida con posterioridad a la presentación de la demanda?”.
(Resaltado del solicitante)
siguientes términos:
“1.- PARCIALMENTE CON LUGAR, la acción de nulidad interpuesta
por razones de inconstitucionalidad por los abogados JOSE PEDRO
BARNOLA, JUAN VICENTE ARDILA Y SIMÓN ARAQUE, contra la
norma contenida en el artículo 197 del Código de Procedimiento Civil, en lo que
respecta a la expresión ‘(...) los lapsos de pruebas, en los cuales no se
computarán...’ quedando en consecuencia la redacción de la citada norma de la
siguiente manera:
‘Artículo 197.Los términos o lapsos procesales se computarán por
días calendarios consecutivos excepto los sábados, los domingos, el Jueves
y el Viernes santo, los declarados días de fiesta por la Ley de Fiestas
Nacionales, los declarados no laborables por otras leyes, ni aquellos en
los cuales el Tribunal disponga no despachar’.
2.- Se fijan los efectos de esta decisión con carácter ex nunc, a partir de la
publicación del fallo por la Secretaría de esta Sala, a tales fines, la aplicación de la
norma contenida en el artículo 197 del Código de Procedimiento Civil, deberá
realizarse a partir de la publicación de la presente sentencia.
3.- IMPROCEDENTE, la acción de nulidad interpuesta por razones de
inconstitucionalidad contra la norma contenida en el artículo 18 de la derogada
Ley Orgánica del Poder Judicial, publicada en la Gaceta Oficial N° 3.995
Extraordinario, de fecha 13 de agosto de 1987, cuya norma hoy se encuentra
prevista en el artículo 19 de Ley Orgánica del Poder Judicial vigente, publicada en
la Gaceta Oficial N° 5.262 Extraordinario de fecha 11 de septiembre de 1998”.
oportunidad versa sobre la solicitud de “aclaratoria” del fallo antes mencionado, dictado
por esta Sala en fecha 1º de febrero de 2001. Al respecto, el artículo 252 del Código de
tenor siguiente:
“Artículo 252. Después de pronunciada la sentencia definitiva o la
interlocutoria sujeta a apelación, no podrá revocarla ni reformarla el Tribunal
que la haya pronunciado.
Sin embargo, el tribunal podrá, a solicitud de parte, aclarar los puntos
dudosos, salvar las omisiones y rectificar los errores de copia, de referencias
o de cálculos numéricos, que aparecieren de manifiesto en la misma
sentencia, o dictar ampliaciones, dentro de los tres días, después de dictada
la sentencia, con tal que dichas aclaraciones y ampliaciones las solicite
alguna de las partes en el día de la publicación o en el siguiente”.
Mixta La Salvación, R. L.), donde se señaló: “(...) que el transcrito artículo 252,
éstas, no sólo la aclaratoria de puntos dudosos, sino también las omisiones, rectificaciones
en la sentencia, así como dictar las ampliaciones a que haya lugar (...)”.
esta Sala indicó que: “(...) la disposición comentada establece que la misma es procedente
siempre que sea solicitada por alguna de las partes en el día de la publicación del fallo o
en el día siguiente”.
Sin embargo es de señalar que la condición a la cual alude el artículo en referencia
debe entenderse cuando la sentencia haya sido dictada dentro del lapso establecido y que no
amerite por tanto que la misma sea notificada. De manera que, lo anterior conlleva a
afirmar que en el caso de que la sentencia haya sido dictada fuera del lapso establecido para
ello, los términos indicados en el artículo 252 del Código de Procedimiento Civil deben
entenderse que son el día de la notificación de la sentencia o el día siguiente al que ésta se
haya verificado.
En atención a lo anterior, observa esta Sala que el abogado Simón Araque actuando
con el carácter acreditado en autos, solicitó la aclaratoria de la sentencia dictada por esta
Sala el día 1º de febrero del año 2000, en fecha 8 de febrero de 2001. Sin embargo, es de
observarse, que la sentencia fue dictada fuera del lapso para sentenciar establecido en el
términos antes descritos, sugiere una distinción entre lapsos largos y cortos, cuando señala:
“¿Cómo deberán suputarse los lapsos largos o mayores de veinte días, como por ejemplo,
(...)”.
jurídico, es decir la Sala, luego de haber realizado un análisis exhaustivo del contenido de
sin que medie posibilidad alguna de que persista su existencia en el mundo jurídico, pues se
le otorga la facultad de fijar los efectos de dicha declaratoria en el tiempo, es decir, hacia el
pasado o pro futuro, lo cual en definitiva constituye la exclusión total de dicha norma en el
la totalidad de la norma no resulta inconstitucional, sino que son algunos de sus elementos
Ahora bien, en el último de los supuestos referidos, y que resulta ser el caso
regulado por el fallo cuya aclaratoria se solicita, se debe admitir que la relación jurídica
nulidad parcial, se ha convertido en una norma nueva y diferente de la norma inicial, lo cual
implica aceptar, que al constituirse en una norma distinta, el operador jurídico debe plasmar
en su sentencia el alcance del nuevo dispositivo normativo, pues, se parte de que dicha
cada artículo, en reiteradas ocasiones guardan relación entre sí. De allí que, la
determinación del alcance de dicha norma se hace fundamental para establecer en qué
afecta la misma la relación jurídica que condiciona, así como el esquema aplicativo del
Así pues, al prosperar la nulidad parcial de la norma impugnada nace una nueva
norma y para aplicar tal norma, resulta necesario e indispensable su interpretación, lo cual
no es posible hacerlo sin desentrañar previamente el significado de los signos en los que
exteriormente se manifiesta, obviamente, sin perder nunca de vista el todo del cual forma
derechos constitucionales.
De manera que, debe esta Sala señalar de forma más clara, cual es el alcance de la
nueva norma contenida en el artículo 197 del Código de Procedimiento Civil dentro del
sistema normativo que integra, lo cual bajo ningún supuesto puede ser visto como una
ingerencia o usurpación en las atribuciones del órgano legislativo -Asamblea Nacional- que
tiene por función propia normar las materias que resultan de orden nacional.
Así, los postulados constitucionales en los que se fundamentó esta Sala para
que se verificaba con los cómputos de los términos y lapsos establecidos para la realización
norma, como producto del no despachar continuo de los tribunales, lo cual tendía a crear un
Por tanto, los postulados anteriores en los cuales se basó esta Sala para indicar que
la regla del cómputo establecida en el referido artículo 197 del Código de Procedimiento
Civil “(...) viola el contenido normativo del artículo 49 de la Constitución de 1999, por
disminuir, para el resto de los actos procesales, el lapso que el legislador consideró -en su
momento- razonable para que las partes cumplieran a cabalidad con los actos procesales
que las diferentes normas adjetivas prevén”, fueron establecidos en atención a que la
actividad jurisdiccional va dirigida a resolver una controversia y siendo que las partes serán
quienes en definitiva sufrirán los efectos de la sentencia, debe garantizársele a cada una de
ellas, la posibilidad de adversar o contradecir oportunamente lo sostenido por su
Empero, lo expuesto no quiere decir que esta Sala no haya tenido en cuenta el
“Artículo 26. Toda persona tiene derecho de acceso a los órganos de
administración de justicia para hacer valer sus derechos e intereses, incluso los
colectivos o difusos; a la tutela efectiva de los mimos y a obtener con
prontitud la decisión correspondiente.
El Estado garantizará una justicia gratuita, accesible, imparcial, idónea,
transparente, autónoma, independiente, responsable, equitativa y expedita, sin
dilaciones indebidas, sin formalismos o reposiciones inútiles” (Resaltado de la
Sala).
Lo cual quiere decir, que esta Sala jamás ha pretendido con el dispositivo del fallo
sacrificar las formas sobre el fondo, sino mas bien pretende buscar el contenido jurídico y
la finalidad que el legislador le atribuyó a la norma contenida en el artículo 197 del Código
de Procedimiento Civil, señalándose mediante esta sentencia su razón de ser, de forma tal
De manera que, esta Sala al dictar la decisión cuya aclaratoria se solicita partió de
que el fin institucional e inmediato del proceso es la justicia, la cual debe ser alcanzada sin
sacrificar el fondo por la forma, teniendo claro, la existencia de dos actos fundamentales
dentro del esquema procesal; a saber, la demanda y la sentencia, siendo todos los actos
Ahora bien, lo expuesto no quiere decir y así lo entendió esta Sala cuando dictó el
fallo, que todas las formas son innecesarias, pues, la instrumentalidad de las formas si bien
no tienen un valor intrínseco propio -ya que existen solamente como un medio para
Por tanto, cuando esta Sala anuló parcialmente la norma in comento lo hizo
atendiendo al derecho a la defensa y al debido proceso, pero -se insiste-, sin desconocer la
conjunto sistemático de normas, donde los términos o lapsos pautados para realizar las
actuaciones procesales se crearon en principio para ser computados por días calendarios
determinado acto sea computado atendiendo a que el tribunal despache, debe ser entendido
para aquellos casos en que efectivamente se vea inmiscuido de forma directa el derecho a la
De forma que, será la naturaleza de las actuaciones procesales las que distinguirán si
el cómputo del término o lapso se realizará por días calendarios continuos sin atender a las
únicamente en función de que el tribunal despache. En virtud, de que esta Sala considera
que el ejercicio oportuno de los derechos adjetivos que les asiste a las partes en un proceso
-oportunidad que sólo puede verificarse si el tribunal despacha- forma parte de la esfera
Por lo cual, si la naturaleza del acto procesal implica, que para que se cumpla
exclusivamente cuando el tribunal despache, en virtud de que sólo así las partes pueden
En consecuencia, estima esta Sala que la aplicación del artículo 197, y como tal, el
considerar para el cómputo de los términos o lapsos los días en que efectivamente despache
el tribunal, no puede obedecer a que se esté ante un lapso o término “largo o corto”, sino en
atención a que el acto procesal de que se trate involucre o de alguna manera afecte el
involucren.
Así por ejemplo, el lapso procesal establecido para contestar la demanda o los
judicial, deben ser computados por días en que efectivamente el tribunal despache, en
Por otro lado, también se puede mencionar que los términos o lapsos procesales
establecidos para ejercer cualquier acto de impugnación ante el tribunal de instancia; tales
apelación, también deben ser computados por días en que efectivamente el tribunal
despache.
En ese mismo orden de ideas, y en atención a los términos en que ha sido planteada
la presente solicitud, esta Sala establece que, a los fines de garantizar la tutela judicial
efectiva, los lapsos para sentenciar así como el de prórroga contemplado en los artículos
515, 521 y 251 del Código de Procedimiento Civil, deben ser computados por días
calendarios consecutivos sin atender a las excepciones establecidas en el artículo 197
eiusdem.
eiusdem, así como el lapso para la comparecencia a través de edictos previsto en el artículo
231 de dicho texto legal, y los lapso de carteles, tales como, los previstos en los artículos
223, 550 y siguientes del Código de Procedimiento Civil, serán computados por días
eiusdem.
El lapso para proponer la demanda después que haya operado la perención previsto
en el artículo 271 del Código de Procedimiento Civil, igualmente serán computado por días
eiusdem.
El lapso que tiene la Sala de Casación Civil de este Alto Tribunal para sentenciar,
así como el que tiene el Juez de Reenvío, establecido en los artículos 319 y 522 del texto
que rige la materia serán computados por días calendarios consecutivos, sin atender a las
artículos 374 y 386 del Código de Procedimiento Civil, serán computados por días
calendarios continuos, sin atender a las excepciones establecidas en el artículo 197 eiusdem.
392 íbidem, así como el lapso para su promoción, admisión y oposición será computado por
dicho acto al derecho a la defensa y al debido proceso de cada una de las partes. El lapso
para que los árbitros dicten sentencia según lo dispuesto en el artículo 614, parágrafo
cuarto, del Código de Procedimiento Civil, se computará por días calendarios consecutivos
Y, por último el término de la distancia debe ser computado por días calendarios
consecutivos, sin atender a las excepciones establecidas en el artículo 197 del Código de
de la Ley Orgánica del Poder Judicial, se observa, que en los términos en que fue planteada,
la misma evidencia la inconformidad del solicitante con el dispositivo del fallo, lo cual,
evidentemente no constituye el objeto de la aclaratoria. De allí que, esta Sala considera que
aclaratoria contenida en el punto 3 del escrito presentado por el accionante. Así se decide.
Ahora bien, por cuanto esta Sala observa, que existe un error de referencia en la
parte in fine del dispositivo del fallo, objeto de la presente aclaratoria, referido a la fecha de
identificada.
en Sala Constitucional a los 09 días del mes de marzo del año 2001. Años: 190° de la
El Presidente,
IVÁN RINCÓN URDANETA