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1

EL HADES DE PARK
CHANYEOL
CHANSOO

“Para las almas fracturadas que son como imanes…


Atraídas a colisionar en una felicidad imposible…”

Etiquetado como un “Maldecido” desde su nacimiento, KyunSoo


ha soportado nada salvo dolor y opresión a manos del más
abusivo de los discípulos de la Orden, Kyuhyun… Ahora viviendo con KyungSoo y Luhan
en el compuesto aislado de los Hangmen, finalmente, Soo, es libre. Libre de la fe sofocante
en la que ya no cree. Libre de interminables años de tormento físico y mental. Libre del
dolor…

Sólo… libre...

A la edad de veintiún años, el tímido KyunSoo se limita a vivir dentro de los confines de su nuevo
hogar, seguro del mundo exterior, a salvo del dolor y, extrañamente, protegido por el miembro
más volátil de los Hangmen.
Chanyeol.

El hombre que sin cesar vela por él con sus penetrantes y duros ojos negros. El hombre
que lo protege con una intensidad impresionante. Y el hombre que despierta algo en lo más
profundo de su corazón entumecido…

Chanyeol el miembro más infame de Los Hangmen está gobernado por una cosa: la ira.
Plagado por demonios agobiantes de su pasado, una rabia que todo lo consume, y aislado
por un odio repugnante por ser tocado, Los días de Chanyeol están llenos de oscuridad
asfixiante, perforada por un solo rayo de luz, Soo. El peregrino tímido y hermoso al que no
puede purgar de sus pensamientos.

...La única persona que ha sido capaz de tocarlo alguna vez.

La misión de Chanyeol en la vida es proteger a Soo, mantenerlo a salvo. Hasta que un


disparador recuerdo de su pasado turbulento lo envía en un espiral de locura, atrapándolo
en lo más profundo de su mente perturbada.

Sus hermanos Hangmen temen que Chanyeol esté más allá de la salvación.

Pero Soo valientemente enfrentara sus miedos y lo arriesgara todo por el hombre roto que ha
cautivado su frágil alma…

SAGA HADES HANGMEN (Tillie Cole)


Adaptación: Annielover
“Para las almas fracturadas que son como imanes… Atraídas a
colisionar en una felicidad imposible…”

PRÓLOGO

—¿Has matado a alguien más?

Observé al pequeño puto de pelo negro, el hermano de Baekhyun, preguntarle a Kai si habíamos
matado a alguien en este maldito culto de mierda.

El prez asintió.

—¿Dónde está? —exigió respirando pesadamente.

Kai no respondió.

De pronto mi cabeza se retorció y mi piel se removió mientras sus ojos marrones se

estrechaban. 3
—¡Por favor! ¡Necesito verlo! —gritó. Su rostro pálido se había convertido en un rojo brillante y
sus manos empezaron a temblar a sus lados.

Kai dudoso señaló el bosque, y en poco tiempo, el puto se dirigió hacia los árboles corriendo.
Mi mandíbula se apretó y mis manos se volvieron puños mientras lo veía pasar.

Chen se acercó, parándose lo suficientemente lejos como para no tocarme. Él malditamente


sabía que no debía tocarme.

—Cortaste y clavaste a ese maldito al estilo Krueger, ¿no es así, hermano?

Miré fijamente hacia el bosque, viendo como la ropa del puto desaparecía en la distancia.

—¿Chanyeol? —exigió Chen.

Mis dientes rechinaron, cuando recordé haber perforado a ese gilipollas con mis cuchillos… Aun
escuchando sus gritos cerré los puños con más fuerza y gruñí.

—Malditamente lo maté clavando su polla y sus ojos en el árbol. Ese maldito pedófilo bíblico
merecía morir de esa manera.

—Entonces es un sí. Un gran maldito sí a la nueva imagen al estilo Krueger.


Chen empezó a reír pero no le respondí. No le respondí porque el puto de pelo negro
estaba caminando de regreso. Y lo miré durante todo el camino. Contando cada paso
mientras se movía más cerca.

Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, once...
Sacudiendo la cabeza, observé su pecho subir y bajar. Él estaba respirando con
fuerza. Estaba respirando tan malditamente fuerte. ¿Seguramente no estaba molesto
porque el discípulo pedófilo estaba muerto?

—¿Soo? —Baekhyun corrió hacia él, pero los ojos del puto estaban en el Prez.

—¿Quién lo mató? —preguntó, pasando más allá de Baekhyun y moviendo su rostro hermano
por hermano, buscando en cada uno la verdad en nuestros ojos.

Tensándome lo miré fijamente. Lo contemplé y me retorcí sintiendo como mi sangre empezaba a


hervir.

Apreté la mandíbula con fuerza.

El maldito había merecido morir. Me puse duro viéndolo morir. Observé mientras la vida se
alejaba de sus ojos. Vi su sangre derramarse. Y jodidamente me encantó... 4
De repente el pequeño puto caminó hacia mí. Su diminuto cuerpo se detuvo debajo de mí
y esos ojos marrones me miraron.

—¿Fuiste tú? —preguntó.

Mi sangre corrió más rápido a través de mi cuerpo y asentí.

—Sí, yo maté al hijo de puta —escupí apretando los labios.

Tensándome, mis músculos saltaron en mi cuello, esperando a que él defendiera al malnacido.


Que me dijera que era malvado, malo y un asesino —Mierda, ya lo sabía.

Pero antes de que malditamente pudiera pensar, un grito salió de su garganta y saltó
hacia adelante, envolviendo sus brazos alrededor de mi cintura. Mi corazón se disparó
en mi pecho como un puto cañón, mis manos se volvieron puños y se levantaron en el
aire mientras sus manos tocaron mi piel.

No puedo ser tocado. No podía ser tocado, maldita sea. Uno, dos, tres, cuatro, cinco,
seis, siete… Comencé a contar, esperando a que las llamas lo lastimaran. Esperando
el dolor... ocho, nueve, diez, once... Mis ojos miraron hacia abajo cuando llegué a once,
esperando ver su dolor. Esperando ver como lo dañaba.

Once.
Pero él no estaba lastimado.

Once.

Había ido más allá de once.

De repente los brazos del pequeño puto se apretaron con más fuerza alrededor de mi
cintura distrayéndome y lo miré estupefacto. Vi su pelo negro grueso. Contemplé su
espalda subir y caer con sus respiraciones. Vi cómo me abrazaba…

—Gracias —susurró y presionó su mejilla contra mi pecho—. Muchísimas gracias.


Mis pulmones se congelaron mientras me daba las gracias. Pero no entendí. Como siempre.
Nunca entendía nada, maldita sea.

¿Por qué no estaba herido por mi toque?

¿Por qué me estaba agradeciendo?

Entonces sus brazos se apretaron otra vez, y yo quería tocar su espalda. Quería tocarlo, joder.

Mi corazón seguía bombeando por la adrenalina de la matanza, mi pulso golpeaba en mi cuello


con fuerza pero cerré mis ojos tratando de calmarme. Luego de unos 5
segundos forcé a mis brazos a que bajaran lentamente, tome una respiración profunda
y presioné mis manos torpemente en su espalda. Cuando mis dedos por fin tocaron el
material de su ropa, respiré profundamente, sintiendo su cuerpo saltar bajo mis
palmas.

Mierda. Lo estaba abrazando…

Entrando en pánico casi me alejé porque la sensación de él en mis brazos dañaba mi


mente. Pero eso fue tirado al infierno cuando sentí la humedad en mi pecho, en mi piel,
y el puto dijo:

—Tú me liberaste. Me liberaste de él.

Al oír esas palabras mis ojos se cerraron de golpe. Mi corazón latió en mi pecho, pero lo
más impresionante las llamas en mi sangre se calmaron.

Las llamas nunca se calmaban.

Siempre malditamente quemándome.

Pero con él no era así...

Sorprendido quise apretarlo con más fuerza.


Quería sostenerlo solo para mí, pero luego él dejó caer sus brazos y se alejó.

Mis manos se apretaron a mis lados mientras lo miraba irse, dejarme… pero entonces justo
antes de llegar a sus hermanos, nuevamente me miró y preguntó:

—¿Cuál es tu nombre? —Su voz temblaba, como si estuviera asustado. Pero sus ojos
nunca dejaron los míos. Estaban ardiendo con los míos, haciendo que mi corazón
latiera.

Entonces pensé en esa pregunta. Mi nombre...

—Chanyeol —dije, empujando mi nombre completo lejos de mi jodida mente, el apellido que
no podía soportar.

Me congelé mientras inclinó su mirada y sonrió. Mis uñas se clavaron en mi palma, para
poder tratar de mantenerme calmado al ver esa sonrisa.
—Tienes mi eterna gratitud, Chanyeol. Estaré en deuda contigo por siempre.

El aire salió de mi boca mientras se daba la vuelta y se alejaba, pero no podía dejar de mirarlo
fijamente.

Mis ojos cayeron hacia mis manos y observé mi palma. Lo había tocado. Malditamente 6 lo
toqué y no lo lastimé.

Luego mi estómago cayó. Porque las llamas estaban todavía debajo de mi piel. Podía sentirlas.
Y si lo tocaba otra vez, podría lastimarlo.

—Joder, hombre, ¿estás bien? —Kris se paró frente a mí bloqueando mi vista del pequeño puto
de pelo negro.

Confundido levanté mis manos, con las palmas hacia arriba.

—Lo toqué, maldita sea —susurré—. Malditamente lo toqué.

Kris asintió.

—Lo sé, hermano. ¿Estás bien? ¿No vas a ponerte todo psicópata con él, cierto? ¿No hay
pensamientos de cortar su garganta pasando por tu cabeza?

Me moví hacia un lado, miré sobre el hombro de Kris y le pregunté

—¿Cuál era su nombre? ¿Cómo fue que Baekhyun dijo que se llamaba. Joder?

Kris miró también hacia atrás y dijo

—Soo, ¿no? — respiró profundamente tratando de recordar —. Sí, Soo.

Soo, pensé, luego susurré en voz alta su nombre con mis labios.
—Soo...

Al cabo de unas horas volvimos al recinto y los hermanos provenientes de afuera del
estado, junto con la mayoría de nuestro club, bebieron y follaron toda la noche. Pero yo
solo podía ver a Soo. Solo podía observarlo en la ventana del apartamento de Kai
donde había tomado posición. No bebí o fumé, en cambio lo miré sentado en el borde
de la ventana, devolviéndome la mirada.

Caminé debajo de su ventana como un loco hasta que Kris y Chen me arrastraron
hacia mi cabaña en el bosque. Pero no podía malditamente sacarlo de mi mente.
Seguía viendo esos ojos marrones y su pelo negro en mi cabeza. Seguía sintiendo sus
manos alrededor de mi cintura.

Agarrando mis cuchillas, salí por la puerta y corrí todo el maldito camino hasta el
recinto. Mientras pasaba a través de la línea de árboles, corrí hasta que llegué a la
ventana del apartamento de Kai... luego me detuve.
La ventana. Sentado en la maldita ventana estaba Soo. 7
Mi corazón comenzó a latir mientras lo contemplé.

Entonces él vio hacia abajo y me miró.

Vi su boca abrirse.

Vi sus ojos ampliarse.

Vi su mano presionarse contra el vidrio.

Miré sus labios, mientras pronunciaba:

—Chanyeol…

Agarrando mis cuchillos a mi lado, caminé hacia adelante y comencé a pasearme por
debajo de su ventana. Porque nadie malditamente podía acercársele otra vez. Nunca
nadie lo lastimaría de nuevo. Si lo hacían, morirían.

Morirán bajo mis malditos cuchillos.

Los destriparía

Porque él era mío.

El pequeño puto de pelo negro llamado Soo era mío.


CAPÍTULO 1
Ellos no le harán daño

En el presente...

…No. No. ¡NO!

Corrí por la grava hacia mi cabaña, incapaz de detener los malditos pensamientos llenando mi
cabeza.

Ellos lo tenían… Lo lastimarán…

Apretando la mandíbula forcé a mis piernas a ir más rápido a pesar que gritaban de dolor,
aún débiles por todas las jodidas semanas que pasaron atadas a la cama de un
hospital, pero necesitaba llegar a Soo. Él necesitaba que yo los detuviera. Necesitaba

que los detuviera para que no le hicieran daño a él también. 8


Yo… yo había recibido una bala por él, cuando Luhan se asustó después de haber sido
rescatado de la comuna, y accidentalmente disparó el arma en sus manos… la pistola
había apuntado directamente hacia Soo pero yo tenía que salvarlo. Malditamente tenía
que salvar su vida y tome la bala por él.

Pero todo había sido para nada, ahora ellos lo tenían en esa iglesia.

Llegando a mi cabaña, abrí la puerta de una patada e irrumpí en la sala de estar.


Buscando las llaves de mi motocicleta sobre el mostrador, las agarre en mi mano con
fuerza y corrí hacia mi moto. Gruñendo me monte, gire la llave y mi corazón retumbo
como un puto trueno cuando el motor rugió a la vida vibrando debajo de mí.

Subiendo la pata de apoyo, de pronto vi a Chen y Kris corriendo hacia abajo por la
colina detrás de mí gritándome que me detuviera, pero no podía. Necesitaba llegar a
Soo. No podía jodidamente dejarlo ahí, con esas personas.

No a él.

No a Soo.

¡No a mi Soo!
Con la rueda trasera patinando sobre la grava, me lancé como un puto murciélago del
infierno a la sucia carretera. Acelerando escuche el sonido de una moto siguiéndome
en la distancia, pero no me detuve… las palabras del puto de Sehun perforaban mi
cerebro volviéndome loco.

“Soo está en la iglesia de nuestro Salvador... Ha estado yendo ahí durante un tiempo.
Todos lo hemos estado haciendo”.

Desesperado maneje con más fuerza, sin saber si ya era demasiado tarde. Pero
sabiendo que si no llegaba allí, podría ser demasiado tarde. Ellos lo harían gritar. Y no
podía escucharlo gritar. No podía soportar los gritos. Hacia hervir mi sangre. Encendía
las llamas debajo de mi carne. Enloquecía a mi cerebro

Mis manos se sacudieron en las barras de mi Harley mientras luchaba para no explotar de puta
rabia. Respirando profundamente imaginé los ojos marrones de Soo. Su piel pálida. Su pelo
negro. Pero entonces todo lo que vi en mi cabeza era él cubierto de sangre; sujetado y lastimado.
Y pude imaginar sus gritos. Podía ver esos ojos marrones muy abiertos, podía ver esos ojos

llorando mientras lo ataban. Todas las personas en la iglesia sujetándolo y causándole dolor. 9
Y no podía salvarlo. No podía salvarlo. Otra... otra persona sería robada de mí. Porque no
estaba ahí para protegerlo.

Apretando mis manos, deje salir un grito desgarrador desde mi garganta herida. Y
seguí empujando mi moto con más rapidez hasta que llegué por los caminos de
apertura del centro de la ciudad.

Sin importarme nada me pasé cada luz roja, atajos y cruces; y luego de dos vueltas más a
la derecha por fin la maldita iglesia salto a la vista.
Blanca.

Grande.

La maldita casa del demonio disfrazada de buena.

La iglesia de nuestro Salvador.

Y tenían a mi Soo…

Patinando hasta detenerme en frente, salté fuera de mi motocicleta con furia, pero
cuando mis botas tocaron el asfalto, luché contra los golpes en mi cabeza por estar
cerca de este puto infierno. Las drogas estaban todavía en mi sangre desde el hospital,
pero no tenía más remedio que continuar adelante.
Bajando mis ojos mire hacia mis palmas abiertas y mis manos temblaron, los músculos
de mis piernas estaban inmóviles. Y como un puto cobarde, miré los escalones blancos
y no podía malditamente moverme.

Y luego, en mi mente, lo vi a él de pie delante de mí, ordenándome que me acercara a


la puerta de la iglesia. Vi la mirada fría en sus ojos mientras me miraba fijamente con
su labio torcido en repugnancia.

Pecador. Eres un chico pecador , siseó, el recuerdo era muy real, y mi corazón se hundió en
el suelo.

Necesitas purgar las llamas de tu sangre. Necesitas purgar el demonio en tu alma oscura.

Abrí mi boca para respirar y tuve que utilizar mi silla de montar de la motocicleta para
equilibrarme cuando pensé que mis piernas se debilitarían ante el recuerdo. No quería
recordar. No quería volver allí. No quería ver su puto rostro en mi mente. Pero lo que
quería no significaba nada. Porque él siempre estaba ahí. Siempre venía por mí.
Nunca me dejaba malditamente solo.

El rugido del motor de otra Harley sonó detrás de mí y bajé mis manos levantadas.

Sabía que eran Kris y Chen sin siquiera mirar atrás. Y sabía que intentarían 10 detenerme,
porque ellos no entendían qué pasaría detrás de esas puertas de madera donde nadie más
podría ver.

Empujándome a mí mismo a ponerme de pie, miré a la iglesia otra vez. Obligando a


mis piernas a moverse, caminé hacia adelante a la parte inferior de los escalones. Pero
no podía ir más lejos. Traté de forzar a mis pies a moverse, a que dieran ese primer
maldito paso, pero no. No lo harían. Mi cobarde culo tenía miedo de enfrentar lo que
estaba detrás de esas puertas.

Bajando mi cabeza, golpeé mi cráneo con la parte inferior de mi palma

—¡Muévete! —me ordené a mí mismo—. ¡Malditamente muévete, tú pequeño miedoso!


Incapaz de subir los escalones, comencé a pasearme en la acera. Caminé de ida y
vuelta, de ida y vuelta, mi cabeza llenándose demasiado. Imágenes enfermizas en mi
mente. Advertencias en mi cerebro.

—Le harán daño a Soo. Lo están lastimando —me dije. Y las llamas quemaron más calientes
en mis venas.

Luché por aire mientras me paseaba más rápido e imaginé el rostro de Soo otra vez…
Temblando cerré los puños con fuerza y mire la iglesia.

De una u otra manera, jodidamente lo sacaría de ahí.

Ellos no le harían daño.

11

CAPÍTULO 2
Gracias por salvar mi vida
Cuatro horas…

Había estado cuatro horas sentado, escondido en las sombras, oculto detrás de la gran
estatua de mármol blanca de Jesús.

A pesar que lo intente no había podido soportar estar en el club por más tiempo
aunque fuera la boda de Luhan y Sehun. No podía soportar estar atrapado en esa
habitación por un segundo más, mirando por la ventana y rezando desesperadamente
para que Chanyeol saliera de entre los árboles.

Pero nunca lo hizo. Cerrando mis ojos, me lo imaginé poniéndose frente a esa bala

para salvar mi vida.

Luego todo lo que podía ver era sangre. 12


Permitiendo que mis ojos se abran otra vez, mi cabeza cayó contra las piernas de la
estatua y mi mano apretó el dolor vacío en mi pecho. Instantáneamente, mi mente se
llenó de él —ojos oscuros y tensos, pelo negro, mandíbula dura y su enorme cuerpo
tatuado parado protectoramente bajo mi ventana con cuchillas en sus manos.

Perdí la concentración mirando el piso de madera de la iglesia, pero levanté la cabeza


cuando comenzó a sonar mi sonido favorito. Las cuerdas de una guitarra resonaron
contra las paredes altas. Luego las suaves teclas del piano se unieron al mágico
sonido del himno que siempre me hacía sonreír. Mis manos comenzaron a relajarse
lentamente, y mi cuerpo comenzó a mecerse ligeramente al ritmo de la música.

Desde donde estaba sentado, no podía ver al coro, pero podía escucharlo. Es el por qué
venía a la iglesia. No era por la religión, sino por la música y la paz.

“Esta es mi pequeña luz, la haré brillar”


“Esta es mi pequeña luz, la haré brillar”
“Esta es mi pequeña luz, la haré brillar”
“Brillará, brillará, brillará…”

Mis labios se movieron, articulando la letra en silencio. Pero no cantaría. No podía decir
las palabras en voz alta. Nunca me atrevería a cantar. Siempre me habían enseñado
que cantar estaba prohibido, que era un pecado. Pero podía escuchar. Podía escuchar
y sentirme seguro… sentir un destello de felicidad, aunque sea solo por unos cortos
minutos, mientras el dulce sonido continuaba.

El himno siguió, y sonreí, hasta que la última oración se desvaneció…


“Cada día, cada día, dejaré que mi pequeña luz brille…”

Exhalando un profundo suspiro, me apoyé más contra las piernas de la estatua, feliz de
escuchar la práctica del coro de la iglesia. Pero en el breve silencio entre himnos, un
sonido fuera de la iglesia resonó en las paredes.

—¡Soo!

Mi cuerpo se enderezó cuando escuche un rugido áspero y gutural gritando mi nombre y


mi corazón comenzó a golpetear en mis oídos.

—¡Soo! —Volvieron a gritar. 13


Abriendo mis ojos, mis manos comenzaron a temblar. Las preguntas murmuradas del
coro podían ser escuchadas desde el balcón y de pronto la puerta de la oficina del
pastor Young se abrió. El pastor Young, la persona que nos había invitado a mis
hermanos y a mí a su iglesia sin preguntas. El pastor que había casado a Luhan y
Sehun solo hace unas horas. Y el pastor que había regresado a la iglesia poco
después de mí, para que no estuviera aquí solo.

Escuchando las voces cada vez más cerca, me puse rígido como la estatua junto a mí, con
mi cuerpo congelado de terror.

De pronto el pastor Young vino corriendo hacia mí con la preocupación escrita en todo
su rostro. Mirándome abrió su boca para hablar pero fue interrumpido cuando el sonido
ensordecedor de un motor retumbó detrás de las puertas, seguido de otro grito. —
¡SOO! — gritaron pero este grito fue más fuerte, más frenético.

Una mano de repente tocó mi hombro y gritando ante el toque inesperado, me


escabullí hasta que mi cuerpo quedó entre la pared del altar y la estatua de Jesús. Mis
rodillas subieron automáticamente a mi pecho y mis brazos se envolvieron
inmediatamente alrededor de mis piernas. Las manos del pastor Young subieron al aire
mientras sus ojos caían en mí.

—Soo, lo siento. No debí haberte tocado.


Intenté respirar, intenté sacudir el sentimiento del toque del pastor Young quemando mi
cuerpo. Pero justo cuando me las arreglé para llenar mis pulmones con aire, el grito
desesperado sonó otra vez.

— ¡SOO!

El pastor Young se puso de pie de un salto y miró a las puertas abiertas del frente. Mirándome,
me ordenó nervioso:

—Quédate aquí, Soo.

Un miembro masculino del coro bajó corriendo las escaleras desde el balcón y se
encontró con el pastor a mitad del pasillo. Me miró después que el pastor le dijera algo
y juntos caminaron cuidadosamente hacia la entrada. Los observé con atención, mis
ojos apenas parpadeando, preguntándome qué encontrarían.

—¡SOO! —llamó la voz otra vez.

El tono malévolo en la voz me hizo estremecer. Pero escuché algo más que disminuyó mi
miedo.

—¡Por el amor de Dios! ¡Los fanáticos religiosos llamarán a la policía! ¿Entiendes eso,

idiota? ¡Kai pateará tu culo psicópata! ¡Hay que volver a casa! 14


Mis manos dejaron de temblar al escuchar el nombre y la voz familiar. Y cuando la
repetición de “¡SOO!” se filtró en la iglesia, me puse de pie de un salto y salí corriendo
de las sombras. Tratando de calmar mi corazón me apresuré a la puerta de la iglesia,
corriendo hasta que el sol brillando desde la entrada abierta iluminó el oscuro suelo de
madera.

—No lo diré otra vez. Debe irse o llamaré a la policía.

El pastor Young estaba hablando cuando llegué a las grandes puertas. El hombre del coro
me vio e inmediatamente toco su brazo.

El pastor se giró y palideció.

—Soo, quédate en la iglesia y llamaré a tu hermano, o mejor aún, a la policía.

Su rostro traicionó su miedo, pero sus protestas rápidamente pasaron desapercibidas


para mis oídos cuando alcancé la salida y lo vi, esperando abajo en el borde de la calle
ajetreada, a él…Chanyeol. Estaba paseándose de día y vuelta. Como siempre,
contando sus pasos. Once a la derecha, once a la izquierda.

Mientras miraba como lucía, temí que mis piernas colapsaran. Esa sensación confusa
de mi estómago cayendo me golpeó cuando mis ojos se enfocaron en sus piernas
vestidas de cuero y el chaleco de los Hangmen cubriendo su torso desnudo a medias.
Su extraño cabello oscuro lucía su usual estado de desorden. Su piel era pálida y había
perdido peso. Fruncí el ceño. Sus músculos temblaban más de lo habitual y sus manos
se apretaban en puños demasiado fuertes, mirando sus labios vi que murmuraban algo
inaudible desde esta distancia, pero aun así…todavía era Chanyeol. Todavía era el
hombre que me había protegido. Todavía era la sombra silenciosa que me mantenía a
salvo.

El hombre al que había extrañado con el fervor más increíble.

Sus amigos, Chen y Kris, estaban parados junto a él.

Chen, el hermano normalmente libertino y sonriente, lucia angustiado mientras le


hablaba a Kris, el de cabello rubio. Maldiciendo pateo el suelo y cuando se giró
pasando sus manos por su cabello de inmediato su atención se concentró en mí.
El pecho de Chen se desinfló en lo que parecía ser alivio y le dijo algo a Kris. Él rápidamente miró
hacia mí y me dio un pequeño saludo.

Pero no tenía tiempo de sobra para ellos. Todo en lo que podía concentrarme ahora era en
Chanyeol. Hice una mueca cuando vi la gasa blanca en un lado de su cuello justo donde le había

rozado la bala… La bala que debería haberme golpeado si él no se hubiera puesto en 15 su


camino…

…Para protegerme.

El paso de Chanyeol se aceleró y podía ver sus manos temblando mientras sus puños
se volvían imposiblemente apretados. Entonces, aún con la herida en su cuello,
empezó a gritar. Su voz áspera y ronca llegó hasta “BAE…” antes que sus ojos
llegaran a la cima de la escalera…

…Donde chocaron con los míos.

De pronto el rugido de Chanyeol se quedó atrapado en su garganta y su cuerpo freno


en seco. Se tambaleó sobre sus piernas como si estuviera demasiado cansado como
para estar de pie. Pero esa mirada oscura permanecía. Sus manos dejaron de temblar,
su amplio pecho desnudo bombeaba a una velocidad vertiginosa, pero una extraña
calma parecía fluir sobre él.

Quería hablar con él.

Quería tomar su mano en la mía y darle las gracias. Darle las gracias por salvarme la vida
con más que palabras.

Pero no pude. No tenía el coraje. Así que en vez de ello, levanté mi mano temblorosa a
mi cuello. La coloqué en el mismo lugar que su lesión y asegurándome de que tenía
toda su atención, hice una reverencia con mi cabeza en señal de agradecimiento.

Chanyeol se quedó inmóvil ante mi gesto, entonces, con sus fosas nasales dilatadas y
su pecho agitándose, dio un paso hacia adelante. Mi corazón se aceleró cuando pensé
que estaba a punto de subir las escaleras y acercárseme. Pero después de un solo
paso, se paró abruptamente como si algo lo hubiera detenido.

Mi corazón cayó.

Me di cuenta de que quería acercarse a mí.

Me di cuenta de que quería hablarme. Pero como para mí, no era tan simple.

Sintiendo a alguien acercárseme por detrás, mi estómago se tensó cuando la actitud


calmada de Chanyeol de repente desapareció mientras miraba por encima de mi
hombro. Este hombre torturado, al que presencié controlar su ira cada noche, regresó
a través de un gruñido de furia.

—¿Soo? — dijo el pastor Young llamándome suavemente.


De pronto el sonido de la voz del pastor y su presencia a mi lado enviaron a Chanyeol sobre el
borde y sus ojos se nublaron con rabia. Apretando sus manos en puños sus pies lo llevaron hacia
adelante con una amenaza mortal y su mandíbula se tensó 16 sosteniendo una promesa de
dolor a quien se acercara más a mí.

Casi sin respirar, seguí mis instintos y corrí bajando por las escaleras de la iglesia.
Chanyeol volviendo de donde sea que había estado en su mente torturada miro con
detenimiento cada paso que daba hacia él.

De repente Kris habló

—Soo, necesitamos que vuelvas con nosotros.

Mirando a Chanyeol con preocupación vi que respiraba tan pesado como si hubiera
estado corriendo durante horas interminables… su rostro lucía cansado y una capa de
sudor brillaba en sus rasgos duros.

Sin mirar a Kris, asentí.

Kris suspirando se acercó a Chanyeol y dijo en voz baja

—Él va a volver con nosotros, ¿de acuerdo? Él puede venir en el camión conmigo.

Chanyeol se tensó y negó, como si no le agradara lo que había dicho Kris. Pero éste se
acercó más y le dijo —Mírame, hermano.
Chanyeol no alejo su mirada de mí. Kris lo intentó de nuevo

—Chanyeol, mírame. —Esta vez Chanyeol lo hizo. Pero no fue una expresión amable.

Kris sostuvo una mano sobre su pecho.

—¿Confías en mí? Después de todo lo que hemos pasado, ¿Confías en mí para llevar a
Soo a casa con seguridad?

Chen se trasladó al lado de Kris y observé mientras Chanyeol les lanzaba una mirada
fulminante a ambos. Con una visible caída de sus hombros y un largo suspiro,
Chanyeol graznó con voz ronca:

—Sí.

Kris se relajó.

Mirándome, me tendió su mano para ir en dirección al camión. Caminé hacia adelante,


pero me negué a sentarme en la parte delantera del vehículo, eligiendo sentarme en la
parte trasera en su lugar.

Deslizándome en el asiento, hice contacto visual con la mirada nerviosa de Chanyeol mientras me
observaba meterme en el camión y asentí, ofreciendo una sonrisa 17 apaciguadora.
Los labios de Chanyeol se abrieron y, mientras Kris se deslizaba en el asiento del conductor,
Chanyeol corrió hacia su motocicleta.

El motor encendió y, en poco tiempo, habíamos salido hacia el camino muy transitado.
Kris no me dijo nada, pero lo vi observándome por el espejo que colgaba del techo del
camión. Queriendo escapar de su atención, miré por la ventana con los ojos bajos.

Luego de unos quince minutos cuando la ciudad dio paso al bosque, el rugido de una
motocicleta sonó a mi lado. En segundos, Chanyeol aceleró hasta que su moto estaba
paralelamente al lado de nuestro camión... con los ojos abiertos vi como desacelerando
maniobro hasta encontrarse paralelamente al lado mío. Dándome una mirada profunda
a través de la ventana fijo su mirada en la carretera y permanecimos así hasta llegar a
la cabaña.

Cuando estacionamos, Baekhyun vino corriendo desde el porche. Él todavía estaba


con su traje de la boda de Luhan, luciendo tan impresionante como siempre. Y como
de costumbre, Kai estaba cerca.

Llegando hasta mi puerta, Baekhyun la abrió. Al instante, vi preocupación en su rostro.

—Soo —susurró, claramente aliviado — ¿Estás bien?

Asentí.
Tomando la mano extendida de Baekhyun, dejé que me bajara del camión y aterricé en
la hierba. Baekhyun envolvió su brazo alrededor de mis hombros y empezó a
conducirme hacia la cabaña. Pero cuando pasamos a Kai, lo vi fulminando con la
mirada a Chanyeol con sus manos moviéndose rápidamente. Yo no hablaba el
lenguaje de señas que Kai, Baekhyun y la mayoría de los hombres sabían, pero me di
cuenta de que él estaba enojado con Chanyeol.

—Kai. Prez… — escuché a Chen tratar de hablar con Kai, pero claramente Kai lo había
interrumpido.

Baekhyun siguió empujándome hacia adelante, pero el recuerdo de la cara de


Chanyeol cuando me había visto salir de la iglesia, su cuerpo débil con lesiones y su
rostro pálido, me hizo detenerme.

Cual sea que fuera la razón, había puesto su recuperación a un lado para salvarme de algo
que él veía como una amenaza.

Exhalé deteniéndome.

Chanyeol no debía ser castigado. —¿Soo? ¿Qué pasa? —dijo Baekhyun desde mi lado. 18
Saliendo del brazo protector de Baekhyun, me volteé. Tan pronto como lo hice, vi que
la mirada cansada de Chanyeol estaba enfocada en mí. Kai seguía hablando con sus
manos, pero Chanyeol solo me observaba mientras tomaba un paso vacilante hacia
adelante. Sus oscuros ojos se agrandaron mientras yo seguía lentamente avanzando.
Sus manos a sus costados se cerraron, y su mandíbula se puso rígida por la tensión.
Oí el sonido bajo de Baekhyun corriendo hacia Kai, susurrándole algo que no podía oír,
pero yo tenía una intención, y solo una intención.

El olor a aceite y cuero me golpeó primero, luego, algo que no pude distinguir, algo
característico de Chanyeol. Ahora a solamente un suspiro de distancia de Chanyeol,
con mis ojos hacia el suelo, un silencio había descendido en el grupo.

Juntando mis manos para mantener la compostura, levanté mi cabeza. Estando así de
cerca me di cuenta que lo había extrañado con una intensidad devastadora. Me di
cuenta de que ni una sola vez me había sentido así de seguro desde que él se había
ido.

Chanyeol tragó saliva y me miró. Mi corazón se agitó cuando me admití a mí mismo


que me gustaba la forma en que me miraba. Me gustaba eso, que cuando estaba
cerca, la expresión de dolor que siempre llevaba se alejaba.

Afrontando mis nervios, susurré:


—Gracias. — aspiré una respiración rápida para calmar mi voz temblorosa, bajando mis
ojos por su mirada penetrante, y añadí—: Gracias. Gracias por salvar mi vida.

El pesado silencio se sentía como si me estuviera ahogando. Podía escuchar la brisa,


los pájaros de la noche en los árboles, y luego oí una exhalación rápida de aliento.
Levantando mis ojos de nuevo, vi los labios de Chanyeol abrirse, como si una carga
muy pesada se hubiera levantado de sus hombros.

Apretando sus dientes, sus encías tatuadas que decían “DOLOR” se mostraron a plena
vista. Chanyeol avanzó hasta que su presencia cercana robó mi compostura. Parpadeé
rápidamente, tratando de prepararme para lo que pudiera hacer.

De pronto sus músculos se tensaron y su mano comenzó a subir. Mi cuerpo se puso


rígido, pensando que iba a tocarme. Mi instinto era de apartarme, de retroceder y
negarme al contacto. Pero mirando su rostro cansado, no pude evitar mantenerme
quieto.

La mano de Chanyeol temblaba mientras la estiraba hasta mi rostro, pero a medida


que se cernió a sólo pulgadas de distancia, se detuvo, colgando en el aire. De pronto
sus ojos se tornaron vidriosos y luego con una exhalación reprimida, retiró su mano y
se tambaleó hacia atrás.

1
Volteando mi cabeza hacia la derecha, vi a Baekhyun mirarme fijamente con su boca 9
abierta en estado de shock mientras Kai fulminaba con la mirada a Chanyeol con sus
ojos entrecerrados. De pronto mi piel se encendió instantáneamente en llamas y mis
mejillas ardieron de vergüenza.

Dando un paso hacia atrás, me dirigí hacia la cabaña, desesperado por escapar de la
atención. Baekhyun corrió a mi lado acompañándome, pero justo cuando estaba a
punto de llegar al santuario de la casa, escuché:
—Soo... —susurrado en una voz ronca y triste.

Inmediatamente me detuve. Miré por encima del hombro para ver a Chanyeol de pie a
unos pasos delante de sus hermanos. Él me miraba con esos ojos tan tristes que temía
que mi corazón fuera a romperse justo a la mitad.

Había tanto anhelo en su expresión, como si estuviera desesperado porque yo dijera algo.
Cualquier cosa.

Forzando una sonrisa, jugué con mis manos nervioso, y susurré:

—Buenas noches, Chanyeol. Yo... estoy feliz de que hayas regresado. — en mi cabeza añadí,
“por mí”, pero eso nunca lo diría en voz alta.

Mirándolo una vez más, me voltee y corrí a mi habitación.


CAPÍTULO 3
Él jamás me querrá

Tensando la mandíbula lo observé irse hasta que la puerta de la cabaña de Kai se


cerró. No me moví. Solo miré la puerta de madera, sintiendo un inmenso hueco en mi
estómago.

Levantando mi mano, miré mis dedos rígidos. Se veían como los de cualquiera, pero
no funcionaban igual... No funcionaban igual porque los demás podían tocar a otra
persona. Porque los demás podrían haber puesto una mano en el rostro de él después
que agradeció. Porque ellos podrían haber sentido su piel. Podrían haberlo hecho
sentir mejor.

Pero yo no. Mirando nuevamente la puerta por donde había desaparecido Soo la

frustración llenó

mi corazón, y pensé 20
Tu toque es veneno. Lo herirás.

Doblando mis dedos, los enrollé en un puño y el calor hizo hervir mi sangre. Lo odiaba:
odiaba no poder tocarlo. Odiaba que cuando me miraba con esos ojos marrones, no
pudiera hablar. Joder.

No sabía cómo hablarle. Solo sabía que no podía. Porque estaba dañado en la cabeza.
Porque no era como los demás. Porque la gente decía que era un puto anormal. Toda
mi vida me habían dicho que nací dañado.
—¿Chanyeol? — sacudiéndome tenso, voltee mi cabeza y vi que Kris y Chen estaban
de pie al lado del Prez. Kai inclinó su cabeza hacia mí. Entonces Chen miró a Kai y de
vuelta a mí — Ven acá, hermano.

Viendo la puerta cerrada una vez más, dejé caer mi cabeza y caminé de vuelta hacia el
Prez. Kai me observó todo el camino, y baje mi mirada con mis labios moviéndose a
medida que contaba mis pasos mecánicamente. —Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis,
siete, ocho…

Alcancé a Kai en el ocho.

—Nueve, diez, once…


A los once levanté la mirada.

Tensándome mi cabeza se retorció bajo su mirada fulminante y enrollando mis dedos en


mi palma, mis uñas se enterraron en mi carne.

Kai negó y suspiró.

—No sé qué demonios fue todo eso con Soo y no estoy seguro de querer saberlo —
miró a Kris y Chen, pero mis ojos nunca lo dejaron. Volteándose hacia mí, comentó—:
Entiendo que tienes algún tipo de obsesión jodida con él, ese es tu puto asunto. Pero
si lo hieres, hieres a Baekhyun; y esa mierda no puede suceder.

Mis dientes se apretaron tanto que podría haberlo escuchado. Negando, siseé

—Nunca heriré a Soo. Nunca.

Kai no dijo ni una mierda por un rato, entonces asintió, retrocediendo de vuelta a su
cabaña. Mis ojos precavidos lo siguieron todo el camino y mi cuerpo se tensó otra vez
cuando empezó a hacer señas.

—Estoy contento de tenerte de vuelta, hermano. No fue la misma cosa sin ti. La vida era
bastante aburrida sin ti. Joder.

Relajando mis manos, asentí con brusquedad pero confundido. 21


Kai sonriendo entro a su cabaña, dejándome de pie con Chen y Kris. Kris mirándome pasó
su mano por su rostro.

—Vayamos a casa.

Pero no quería irme. Necesitaba estar de pie fuera de la ventana de Soo. Necesitaba mantenerlo
a salvo.

Kris se metió en mi línea visual.

—Mañana, hermano. Empieza de nuevo tu mierda de hacer guardias mañana. Estás


muerto sobre tus pies ahora. Necesitas comer y dormir. Has perdido mucho peso.
Tienes inmensas ojeras bajo tus ojos. No estás pensando bien. Joder.
Negué, a punto de decirle que se fuera de una puta vez, cuando Chen se unió a Kris.

—Chanyeol, así va a ser. No luches con nosotros, hermano. No hemos dormido mucho
desde que te fuiste, uno de nosotros siempre estaba observándote en esa maldita casa
para enfermos en caso que te despertaras y enloquecieras por estar atado. Así que
simplemente danos un descanso, ¿de acuerdo? Solo por una puta noche.

Quería pelear. Quería decirles que se jodieran y me dejaran con Soo. Mi cabeza se
retorció bajo su mirada, pero finalmente asentí.

Los hombros de Chen se relajaron y empezó a caminar hacia los árboles que guiaban
a nuestras cabañas. Kris siguió detrás y yo también. Pero justo cuando estaba a punto
de entrar a la cubierta de árboles, algo me hizo mirar hacia atrás.

Soo.

Soo estaba sentado en su ventana, viéndome irme. Inmediatamente mis pies se


detuvieron. Él estaba de rodillas con su mano presionada en el vidrio y mi corazón
golpeó contra mis costillas al verlo, pero cuando me sonrió mis manos se relajaron en
mis costados, y por un minuto, los golpes en mi puta cabeza se detuvieron. Los
retorcimientos se detuvieron. Y la sensación de algo arrastrándose bajo mi piel se
detuvo.

—¿Chanyeol? —llamó Kris desde dentro de los árboles. Pero no pude apartar la
mirada. No quería que esta sensación me dejara. No quería dejarlo. Solo quería estar
cerca de él.

Solo necesitaba estar cerca, maldita sea.

Soo, escuchando a Kris gritar desde el fondo de la colina, se hundió para sentarse en la repisa de
la ventana. De pronto sus ojos se embotaron y su mano en el vidrio se 22 movió para
despedirse ligeramente.

No me moví.

Él no se movió.

Kris volvió a través de los árboles.

Mi hermano vino a mi lado y mi cuerpo se tensó por su cercanía. Lo escuché suspirar y


vi a Soo ladear su cabeza mientras nos observaba.

—Chanyeol. Necesitas venir a casa, joder. Deja al pequeño solo por esta noche.

Kris esperó en silencio. Entonces la expresión de Soo cambió e inclinando la cabeza, se


retiró de la ventana.

—Se va a dormir, Chanyeol.


Cando no regresó a la ventana, me volteé y seguí a Kris hacia abajo a nuestras
cabañas. Cuando llegue a nuestro pequeño claro, Chen estaba fuera de su cabaña
encendiendo la parrillera.

—Toma asiento, tengo filetes en la parrilla y cerveza enfriándose.

Caminé hacia Chen y tomé mi asiento normal. Kris suspirando se sentó en el opuesto.
Luego extendiendo su mano y alcanzando las botellas dentro de la nevera, Chen nos
entregó una cerveza a Kris y a mí. Gruñendo en agradecimiento abrí la tapa con mis
dientes y tomé un largo trago. Nada fue dicho mientras Chen volteaba los filetes y Kris
jugaba con la etiqueta de su cerveza. Entonces luego de unos minutos colocando los
filetes en un plato, Chen me dio uno.

Negué. Pero Chen lo empujó frente a mi rostro.

—Tómalo, Chanyeol. Has perdido demasiado peso.

Tomé el plato, pero mis ojos miraron hacia los árboles. Sabía que él estaba ahí arriba y
me pregunté: ¿Estaba dormido? ¿Cómo se veía mientras dormía? Quería contemplarlo
dormir.

Un tosido sonó desde Chen. Y cuando lo miré, tanto él como Kris tenían su atención fijada
en mí. Me moví en mi asiento y pregunté

—¿Qué?

Chen se metió un pedazo de su filete en su boca, pero Kris no se movió. Lo fulminé con la mirada
y mis piernas empezaron a retorcerse con las llamas dentro encendiéndose bajo su escrutinio.

23
—¿Qué? —espeté de nuevo.

Chen miró a Kris y se encogió de hombros. Endureciendo su expresión, Kris inclinó su barbilla
y preguntó:

—¿Por qué el pequeño, hermano?

Mis piernas rebotando se detuvieron en seco. Todos mis músculos se tensaron.

Kris se sentó hacia adelante.

—¿Por qué salvar al pequeño? ¿Por qué resguardar su habitación? Solo estoy
tratando de entender todo. Maldición —miró a Chen quien estaba ahora bebiendo su
cerveza y mirando de vuelta hacia mí, agregó — ¿Lo deseas? ¿Es eso?

No dije nada y mi mandíbula se cerró. Dejé caer mis ojos, mi cabeza retorciéndose por
esta conversación, entonces encontré mi cabeza volteándose, mirando hacia los
árboles nuevamente.

—¿Es porque él te tocó?


Mientras la pregunta fue interrogada, mi cabeza tiró hacia Kris.

De pronto mis manos se volvieron puños a medida que recordaba a Soo envolviendo sus
brazos alrededor de mi cintura después de haber matado a ese idiota de Kyuhyun, en esa
comuna hace meses. Había caminado directamente hacia mí y me había tocado. Pero las
llamas nunca lo dañaron.

Aún no sabía por qué. Pero algo sucedió ese día. Me había hecho algo. De alguna
forma entró en mi puta mente. Pero desde entonces, la idea de ser tocado se volvió
peor. Porque ahora quería que él me tocara.

Pero jamás podría permitírselo.

—Hermano. Háblame.

—Sí. Me tocó. Después de haber destripado a ese idiota realmente mal, él me


agradeció. Me miró con esos ojos marrones y después me tocó. Joder — miré a Kris y
Chen—. Y lo toqué. No puedo tocar a nadie a menos que los mate, por las llamas —
negué mientras mis ojos se nublaban y mi estómago se tensaba demasiado. No podía
respirar, parpadeando negué confundido y dije— Pero cuando él me tocó. Las llamas
no lo hirieron. Yo lo hice sentir mejor. No le hice daño.

Respirando agitadamente mi pecho dolió por lo mucho que quería tocar a Soo de nuevo. Pero un
profundo pozo se hundió en mi estómago cuando me dije a mí mismo que no podía. Que era una
cosa de una sola vez. De pronto vi una gota de agua golpear el muslo de mis pantalones de

cuero. Extrañado mi mano se movió sobre el 24 agua y mis dedos empujaron a través de la
humedad. Entonces otra gota cayó.

—¡Mierda! —escuché sisear a Kris.

Cuando levanté mi cabeza, Chen y Kris estaban borrosos. Mi mano fue a mi rostro, y sentí
humedad en mi piel. Humedad proveniente de mis ojos.

Kris se puso de pie.

—Chanyeol, hombre. Mierda. Lo siento, no debí haber insistido. No debí haberte preguntado por
Soo, y los toques, y cómo te sientes por él. Ese es tu puto asunto.

—Él jamás me querrá. Soy un maldito retrasado — gruñí y golpee el costado de mi


cabeza con mi mano mientras mis ojos se tornaban borrosos de nuevo—. No pienso
bien aquí. Estoy jodido, no entiendo a las personas y ellos no me entienden a mí. Y
jamás seré capaz de leer a las personas. ¿Por qué alguien tan perfecto como Soo
querría a alguien tan dañado como yo? ¿Alguien que no está bien de la cabeza?

Kris extendió su mano.

—Deja de hablar así, joder. Ese puto te observa tanto como tú a él, maldita sea. Y no
pienso que después de donde proviene sea tan perfecto como piensas. Baekhyun no lo
es. Luhan no lo es. ¿Qué te hace pensar que él es diferente?
—Porque es perfecto. Todo de él es perfecto. Joder. Cada. Maldita. Cosa.
Suspirando con tristeza Kris dio un paso hacia adelante con sus palmas en el aire.

—Hermano, creo que necesitas dormir. Solo… sí. Duerme un poco. Mierda.

Chen se le unió a Kris.

—Ve, Chanyeol. Ve a tu cabaña y duerme. Toda mierda se sentirá mejor cuando recuperes algo
de fuerza.

Dejando caer al suelo el filete sin ser tocado, me levante y fui hacia mi cabaña, pero justo
antes de alcanzar la puerta, mire hacia atrás.

—Tenía que salvarlo. Tenía que salvarlo de esa bala. No puedo tocarlo. Jamás
podré… estar con él. No puedo… hacer eso. Pero puedo salvarlo. Puedo mantenerlo a
salvo.

Kris asintiendo paso sus manos a través de su cabello rubio.

—Lo sé, hombre. Lo sé, maldita sea —dejó caer su cabeza—. Y lo diré de nuevo. Ese
puto ve algo en ti también. Como si te entendiera o alguna mierda… — de pronto se
calló y su voz se puso más áspera.

Sentí como que debía saber por qué. Pero nunca entendía a las otras personas. 25
Chen apuntó a la puerta de mi cabaña.

—Entra. Acuéstate.

Abrí mi puerta y entré, confundido por las emociones de mi hermano. Escaneando la


habitación, mis cosas estaban justo como las dejé: cuchillos, pantalones de cuero,
armas…

Entonces miré a mi derecha y al piso…

De pronto la sangre hirviente en mis venas me golpeó como un tren de carga cuando
fijé mi mirada en esa escotilla, en la parte trasera de la sala. Conteniendo mi aliento
temblé a medida que una porción de dolor apuñalaba a través de mi estómago y sentía
las llamas una vez más.

Haciendo una mueca de dolor cerré mis ojos y me tropecé en dirección a mis cuchillos.

Automáticamente elegí el viejo cuchillo de acero. El que siempre usaba. Lo miré y sentí
la maldad llenando mis venas; el fuego arrastrándose hacia la superficie. Entonces
sentí mi polla ponerse dura. La sentí empujar la cremallera de mis pantalones de
cuero. Y sabía que él estaría en mi cabeza en cualquier minuto.

Respirando rápido, mis músculos bombearon y con la polla dura, me tropecé hasta la escotilla.
Levantando el cuchillo, lo sostuve entre mis dientes. Estaba oscuro, ninguna luz dentro de la
habitación, pero mis ojos estaban fijados en esa escotilla.
Entonces la voz en mi cabeza se movió.

Su voz.

La voz que nunca me dejaba solo…

—Desnúdate —ordenó él con su voz áspera en mi cabeza. Con los dientes mordiendo
el mango del cuchillo, siseé, y mis ojos rodaron a la parte trasera de mi cabeza. En
segundos me había quitado mi chaleco de motero.

—Toda la ropa, niño —gruñó y escuché el golpe de su cinturón de cuero seguir la orden.

Mi polla latió y probó la cremallera de mis pantalones de cuero. Extendiendo mi mano


hacia abajo, mis manos golpearon para ahuecarla entre ellas. Apreté más y más duro
de nuevo, mi puño apretado como el hierro hasta que mis piernas se sacudieron,
entonces un rugido salió de mi garganta.

—Toda la ropa, niño idiota —demandó él nuevamente—. Quítatela toda.

Liberando mi polla dura como el granito, desabroché el botón de los pantalones de cuero,
tirándolos y llevándolos hacia abajo por mis piernas. 2
6
Mis hombros se tensaron con dolor y mi pecho jadeaba esperando por la próxima
orden. Cerrando mis ojos mis manos se enrollaron en puños a mis costados con mi
polla intacta doliendo, dura y esperando. Mordiendo más duro el cuchillo salte cuando
la voz repentinamente ordenó:

—Ponte en el suelo.

Rápidamente mis piernas cayeron debajo de mí hacia la pequeña escotilla construida


en el suelo de mi cabaña. Tomé el cuchillo de mi boca, y con mi otra mano, sujeté mi
pene. Enrollando mis dedos alrededor de mi carne, dejé que mis uñas se clavaran con
fuerza, siseando por el destello de dolor cegador.

Gemí. Gemí duro y mis caderas empujaron hacia adelante. Mi mano empezó a
moverse; de ida y vuelta, adelante y atrás. Dolía. Quemaba… pero se sentía tan
malditamente bien.

Esto es lo que necesitaba.

Esto es lo que malditamente necesitaba.

Mi boca cayó abierta a medida que mi mano se movió más rápido. De repente mi
cuerpo se tensó mientras sentía el fuego atravesando por mi columna vertebral. La
presión se construyó con fuerza en mis bolas. Pero no podía acabar. Porque aún
estaba allí. El fuego quemándome… las llamas necesitaban salir. Por eso
necesitaba… necesitaba…

En un parpadeo, agarre con fuerza el cuchillo y corté mi muslo. Rápidamente la sangre se


agrupó en la herida, mientras la voz reía y siseaba:
—Uno.

Entonces él contó en cada golpe.

—Dos.

Mi mano trabajó más y más rápido de arriba abajo por mi polla apretándome con furia.

—Tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve…

Me encorvé con mi respiración siseando a través de mis dientes apretados a medida que la
voz, y los golpes profundos del cuchillo, me llevaron más y más alto.

—Diez, —gritó más alto la voz y la sangre goteó con fuerza por mis muslos hacia la escotilla.

Mi cuerpo tensándose, se preparó para la orden final. Gruñendo mi mano apretó 27


fuertemente mi polla y alzando el cuchillo apuñale profundamente mi muslo.

Entonces la voz vociferó

— ¡ONCE!

Con una oleada de calor puro, cada músculo dentro de mi cuerpo rugió con fuego. Mis
huesos se sacudieron con rabia reprimida, y con un grito adolorido, acabé. Me vine tan
malditamente duro que mi cabeza se arrojó hacia atrás y mi cuchillo cayó al piso.
Sacudiéndome luché para respirar y mi cuerpo agotado cayó hacia adelante. Pero
cuando recuperé mi aliento, la oleada normal de náuseas rodó dentro de mi estómago
y mi cuerpo cayó hacia un lado a medida que vomitaba dentro del cubo esperando a mi
lado.

Cuando no quedaba nada dentro de mi estómago, el vacío fue reemplazado con la


oleada de vergüenza que sentía cada noche. Cada noche después de cortarme, cada
noche luego de haberme purgado y obedecido su voz.

Temblando mi cabeza colgó mientras sentí el semen en mis piernas, mezclándose con
la sangre en el piso debajo de mí. Moviendo mi cuerpo adolorido y cansado, envolví
mis brazos alrededor de mi cintura y caí para acostarme en el piso. Cerré mis ojos e
hice mi mejor esfuerzo por dormir.

Con la voz de él, dentro de mi cabeza, solo callada por ahora.


CAPÍTULO 4
Cuidándome como siempre.
Me encantaba dibujar.

Era algo que había descubierto en las tantas noches que pasé solo en mi dormitorio.

Y estaba bien. Por lo menos pensaba que lo estaba. Pero más que eso, era mi escape.
Dibujando podía imaginar la vida de fantasía que siempre había soñado, si mi vida
hubiera sido diferente... si yo fuera diferente.

Un viento frío de pronto envolvió mi cuerpo mientras estaba sentado afuera y me estremecí.
Mirando el cielo oscuro junte mis manos y sonreí al ver como brillaba la luna. No sabía si hacía
bien al salir casi a la medianoche solo y desprotegido pero por más que había tratado de dormir,

no tenía sueño y mis manos picaban por dibujar. 28 Cerrando los ojos. Respiré. Me encanta
respirar el aire de la noche. Me encanta estar afuera. Simplemente amaba la paz.

Sentado en la silla de patio, extendí mi mano para agarrar el bloc de dibujo de tres
cuartos tendido en el césped y abriendo el libro encuadernado, pasé las primeras
páginas con fotos de hojas, pájaros y árboles. Con una sonrisa triste salté las páginas
de un chico en el campo, sonriendo y levantando la manos hacía el cielo; y de cuatro
hermanos jóvenes aún inocentes y puros caminando de la mano, tres de cabello
oscuro y otro de un rubio brillante.

Dándole la vuelta a la siguiente página, de pronto me detuve con mis manos


congelándose en la imagen, mientras un par de ojos familiares del color negro me
miraban desde la página, como si fueran reales y brillaran en la luz de la luna debajo
de mi ventana.

Con un dedo tímido, tracé el borde de los ojos y deseé ser capaz de tocarlo en la
realidad. Tímidamente levante mi mano derecha en el aire, y con la mano izquierda,
entrelacé los dedos sólo para imaginar cómo se podría sentir.

Una mano sosteniendo la mía.

Un simple toque.

Un toque que significaba tanto.


Un poco de dolor golpeó mi pecho y suspiré de tristeza. Porque desde que conocí a Chanyeol,
mis pensamientos habían cambiado tanto.

En la comuna, solía soñar que era un ave y que me gustaría extender mis alas y volar
lejos de todo el dolor. Pero ahora, cuando Chanyeol estaba cerca, soñaba algo nuevo.
Soñaba que un día iba a saber lo que se sentiría sentir su mano tomando la mía.

Mi corazón se hundió por lo imposible que era eso. Dejando caer mis manos, dejé que mis
dedos se aflojaran y rompieran su agarre.

De repente, cuando estaba por tomar mi block nuevamente, mi atención fue atraída por
el sonido de los árboles. Inmediatamente me enderecé de golpe en la silla y me quedé
mirando la línea oscura del bosque.
Sintiendo mi corazón golpear fuertemente contra mi caja torácica, mi cuerpo se sacudió
con miedo cuando una figura salió del espeso follaje. Temblando levante la mirada y
solté un suspiro cuando un par de botas de cuero familiares y pantalones aparecieron
en el césped iluminado por la luna, con cuchillas colgando de su cinturón y con el torso
desnudo bajo el chaleco de cuero pesado de motero.

Chanyeol.

Mi corazón, que ya estaba acelerado, parecía latir a una velocidad imposible. 29 Entonces
Chanyeol levantó la cabeza y dejó de latir en absoluto.

El ceño fruncido que había en su rostro al instante se fue y sus labios que estaban murmurando
algo en voz baja se quedaron quietos en medio de un discurso.

Sin dejar de mirarlo agarré la manta que estaba sobre mis rodillas y la apreté con
fuerza. Me quedé congelado, al igual que Chanyeol. No esperaba que viniera esta
noche, sus amigos lo habían llevado de vuelta a su casa. Pude ver desde mi ventana lo
agotado que había estado. Pude ver, incluso en la bruma de la luz de la luna, lo
cansado que todavía estaba.

Las manos de Chanyeol se tensaron a sus costados y su pecho empezó a acelerarse


con un movimiento que era demasiado rápido, entonces bruscamente giró sobre sus
talones, y con la espalda rígida, se dirigió de nuevo al bosque.

Mi estómago se hundió cuando se volteó para irse, y sin pensarlo, cerré mi cuaderno de
dibujo con fuerza, arrastrando los pies al borde del asiento y grite:

—¡Espera! ¡No te vayas!

Chanyeol se detuvo en seco.

Yo también.
Tragando mis nervios y mi consternación por lo que acababa de hacer, le dije

—Por favor, Chanyeol. No te vayas...yo... Me alegro de que estés aquí.

Los dedos de Chanyeol se cerraron y estiraron y entonces, enderezando sus hombros,


se volteó lentamente. Su enorme cuerpo estaba rígido mientras me miraba una vez
más. Entonces solo se quedó de pie. Se situó al final del bosque y fijó su atención
hacia adelante.

Pero lo quería más cerca.

Todavía sentado al borde de mí asiento, le pregunté

—¿Te gustaría venir más cerca? Yo... he estado sentado aquí solo ya que no podía
dormir. Es... — respiré profundamente, luchando contra mi instinto natural de huir, y
continúe—. Sería bueno tener un poco de compañía.
Chanyeol permaneció inmóvil, y su cuerpo se puso aún más rígido dando a entender
que no iba a acercarse más. Entonces, para mi sorpresa, comenzó a caminar con sus
poderosas piernas pisando el pasto más cerca de donde estaba sentado.

Aún en la quieta y silenciosa noche, pude oírlo contar sus pasos de uno a once y luego repetir de
nuevo los números para sí mismo en voz baja. Mi cabeza se inclinó hacia un 30
lado mientras
se acercaba y un remolino de anticipación y miedo se mezclaron en mi estómago por sentirlo tan
cerca.

La piel de sus brazos parecía recién cortada, y no pude evitar sentirme triste por él. Por
todo lo que le había pasado para llevarlo a la necesidad de hacerse daño de tal
manera. Agarrando una cuchilla de su cinturón, sus dedos se apretaron en el mango.
Como si la necesitara como un consuelo.

Como si estuviera nervioso por estar aquí conmigo ahora.

Inhalando un largo suspiro, lo mire y le pregunté en voz baja

—¿Quieres sentarte? — dije y señalé la silla frente a la mía.

Chanyeol miró la silla a través de sus largas pestañas negras, y exhalando fuertemente
por la nariz, se sentó a mi lado. Olí el aceite y cuero. Olí el rico almizcle y aroma de
especias que sólo pertenecían a Chanyeol, y el calor llenó mis huesos.

Estaba sentado a mi lado.

Chanyeol estaba sentado justo a mi lado.

Dejando caer mis ojos a los bordes de la manta gris envuelta alrededor de mí, jugué
con las hebras de lana sólo para tener algo que me ayude con los nervios que
abordaban mi cuerpo. Pero Chanyeol estaba absolutamente inmóvil. Absolutamente
silencioso. Miré a un lado, sólo para verlo observándome. Tan pronto como hicimos
contacto visual, dejo caer su mirada. Un rubor corrió para llenar mis mejillas, y por
alguna razón desconocida, un susurro de una sonrisa tiró de la esquina de mi boca.

Levantando mi cabeza, me quedé mirando la luna, y encontré el valor para hablar.

—No pensé que ibas a venir a verme esta noche.

Después de varios segundos de silencio, creía que Chanyeol no respondería. Hasta que lo
atrapé moviéndose en su asiento, y me dijo más o menos

—No podía permanecer lejos.

Mi pulso se aceleró por su respuesta y susurré

—¿Por qué?

Chanyeol se encogió de hombros, luego concentrándose de nuevo en la cuchilla en su mano,


dijo
—No podía dejar de pensar en ti. Y... —Chanyeol bajó su voz. —¿Y qué? —insistí. 31
—Necesitaba estar cerca de ti. Necesitaba saber que estabas a salvo.

Vi a Chanyeol acariciar con su dedo el borde de la cuchilla, pero sus palabras rodeaban mi
cabeza y mi corazón se aceleró.

—Estoy feliz de que hayas venido —respondí e inhalando, añadí— Yo... Te he extrañado…

La confesión fue hecha en un susurro con mi voz demasiado nerviosa para ser audaz.
Aunque lo dije en serio con todo mi corazón. Lo había extrañado más de lo que jamás
pensé que era posible.

De pronto una fuerte exhalación escapó de los labios de Chanyeol.

—No puedo jodidamente soportar que me fuera por tanto tiempo. Esta jodiendo mi cabeza.

Mi atención se deslizó a la cicatriz roja en el costado de su cuello, su gasa ahora se ha ido,


y le pregunte:

—¿Estabas sufriendo? — se me revolvió el estómago—. No puedo soportar la idea de que


sufriste por mi culpa.

—No —dijo Chanyeol fríamente—. No había dolor. Soporto el dolor. Pero esos malditos me
ataron. Me ataron y no podía soportar esa mierda. Luego me drogaron.
Me drogaron así no podía agarrarlos. No pude matar a los hombres que me amarraron.

Chanyeol jadeaba con fuerza y sus fosas nasales se dilataron con furia.

Mi cabeza cayó.

—Fue mi culpa —le susurré—. Fue mi culpa que pasaras por eso.

—Tenía que protegerte. — dijo rápidamente con voz ronca, entonces se movió en su
asiento y admitió—: Cuando me desperté, cuando Kris y Chen me despertaron, fuiste
la primera persona en la que pensé. Y tuve que verte. Solo... solo tenía que
jodidamente verte.

Mi labio se movió en la esquina.

Su desesperada necesidad de verme encendió una chispa de felicidad en mi corazón.


Pero cuando lo miré al rostro, a los círculos oscuros bajo sus ojos, mi sonrisa se
desvaneció.

—Pareces cansado —dije en voz baja, y Chanyeol brevemente cerró los ojos.

—No duermo. Nunca puedo malditamente dormir. 32


El torso de Chanyeol estaba rígido, con los nudillos blancos mientras agarraban la cuchilla y
susurré
—¿Por qué?

La cabeza de Chanyeol se estremeció y apretó los dientes. Entonces miró fijo a la distancia y
respondió

—Solo no puedo. Joder.

Comprendiendo que no quería hablar de eso, asentí y lo mire.

—Entiendo — lo tranquilicé — No duermo mucho tampoco. — el rostro del Hermano


Kyuhyun de pronto revoloteo en mi mente, y le explique — Tengo demasiados
recuerdos que me visitan en la noche... recuerdos que preferiría no revivir.

Chanyeol contuvo la respiración, pero no dijo nada en respuesta. Otro barrido de viento
frío azotó el césped y tire de la manta hasta mi barbilla. Moviéndome en mi asiento, me
volví para acurrucarme en dirección a Chanyeol. Su cabeza estaba descansando
contra el alto respaldo de la silla, y mientras absorbí su gran cuerpo, su cabello oscuro,
su mandíbula y su cuerpo cubierto de tatuajes, me encontré sintiéndome más a gusto
de lo que me había sentido en semanas.

—Estoy feliz de que estés de vuelta, Chanyeol. Me encontraba perdido sin ti.
—¿Lo hiciste? —pregunto confundido

—Completamente perdido. Tú... tú eres la única persona que siempre me hace sentir
seguro. Cuando te fuiste... — me callé, incapaz de expresar cómo su ausencia me hizo
sentir.

Chanyeol gruñó.

—Soo...

Mi corazón latía con fuerza ante el tono desesperado por su voz.

—Chanyeol —susurré y sus ojos oscuros atraparon los míos.

El aire era estático entre nosotros y una espesa niebla nos envolvía donde estábamos
sentados. De pronto al sentir sus ojos en los míos mi corazón latió con fuerza y
respiraciones inestables se deslizaron de mis labios. Entonces una voz llamó desde el
otro lado de la casa, rompiendo el momento.

—¿Soo?

Miré detrás de mí, sólo para ver a Luhan corriendo hacia el claro.

Mis cejas se juntaron. 33


—¿Luhan? — me desplacé hacia adelante en mi asiento—. ¿Estás bien? Es casi medianoche.
¿Por qué estás aquí?
Luhan se acercó, luego sus pasos vacilaron cuando vio a Chanyeol a mi lado. Me
sonrojé, temiendo cómo sería percibido esto. Encontrando su compostura, agitó la
mano.

—Se te necesita. A todos nosotros. Sehun ha recibido una llamada del recinto. Tiene la
camioneta para llevarnos allí.

Me puse de pie, preguntándome porqué podríamos ser requeridos, entonces sentí a


Chanyeol detrás de mí. Luhan miró por encima del hombro y suspiré de alivio cuando
escuché.

—También iré.

Luhan asintió tímidamente, luego giró sobre sus talones y yo hice lo mismo, Chanyeol
me siguió de cerca y al llegar a la parte delantera de la casa, Baekhyun, Kai y Sehun
estaban allí. Todos los ojos se voltearon hacia nosotros cuando entramos.

Sehun miró a Chanyeol y le dijo:

—Joder, hermano. ¿No deberías estar durmiendo o alguna mierda?


Oí la respiración profunda de Chanyeol, y escupió

—Yo voy contigo.

Kai negó y Baekhyun me miraba con los ojos entrecerrados. Sehun mirándolos a ambos
rompió el incómodo silencio.

—Está bien, vamos a la maldita casa club.

Todos nos metimos en el camión pero Chanyeol saltó en la parte de atrás. Y en silencio, nos
pusimos en marcha por la carretera.

Cuando salimos del camión fue para encontrarnos con una multitud, incluyendo a
Hangeng, Heechul, Ji Yong, Minho, Woo Bin y Victoria. Todos ellos se voltearon hacia
nosotros cuando nos escucharon llegar. Y mecánicamente me quedé cerca del costado
de Chanyeol. Había demasiados hombres. Demasiada gente. Me hicieron sentir
nervioso.

—¡Todo el mundo salga de este maldito lugar! —ordenó Sehun pareciendo ver mi
pánico. De pronto en silencio el resto de los hombres y mujeres que no conocía
entraron en la

casa club. 34
Heechul dejando a Hangeng dio un paso adelante.

—Él solo apareció. Todos estábamos bebiendo en el bar cuando escuchamos sus
putos gritos desde afuera. El puto joven se encuentra en una verdadero estado de
mierda, golpeando en la puerta principal, gritando y llorando por los tres hermanos
Maldecidos de la Orden —Heechul señaló a Luhan, Baekhyun y a mí—. Y esos serían
sus jodidas propiedades.
—¿Qué? —susurró Baekhyun con incredulidad y avanzó hacia adelante con Luhan
siguiéndolo muy de cerca. Lentamente se abrió paso entre Hangeng y Minho; y
jadeando lo vi llevar sus manos a su boca, y luego decir —Tranquilo. Nosotros no te
haremos daño.

Heechul me vio de pie cerca de Chanyeol y me hizo una seña con la mano para que me
acercara. Dudé pero Heechul insistió:

—Vamos, Soo, ha estado preguntando por ustedes personalmente.

Di un paso hacia adelante y caminé delante de Heechul para estar junto a Baekhyun.
Levantando la mirada hacía un cuerpo en el suelo me detuve abruptamente e
inmediatamente, mi corazón se rompió en pedazos. Un chico joven. Tal vez de catorce
o quince años, sucio, cortado y sangrando, vestido con una camiseta y pantalón gris
rasgado y sucio. La ropa tradicional de La Orden. Su cruz brillaba colgando en su
cuello y su cabello oscuro estaba lleno de barro. Y sus ojos, sus profundos ojos
marrones estaban vidriosos de miedo. Estaba acorralado en una esquina de la puerta,
con las manos extendidas, tratando de mantener a la gente a raya.

Vi sus ojos abrirse cuando Luhan, Baekhyun y yo nos pusimos delante de él. Y en un
sollozo de dolor, cayó al suelo, con la mano tapándose la boca. Luhan me miró a mí y
podía ver el pánico en su rostro.

Baekhyun, sin embargo, avanzó hacia adelante, con las manos extendidas también.

—Calma —Baekhyun lo tranquilizó y el chico se congeló—. Mi nombre es Baekhyun —


explicó con cautela y luego señaló hacia atrás en nuestra dirección—. Él es Luhan y Soo.

El labio ensangrentado del chico se estremeció y preguntó:

—¿Eres uno de los hermanos maldecidos? — mi cuerpo se sacudió cuando nos llamó por
ese título, pero Baekhyun se limitó a asentir.

—Solíamos serlo. Soy Baekhyun. Él es Luhan. Y KyungSoo —explicó Baekhyun, señalando a


Luhan y a mí una vez más.

El chico liberó otro sollozo con sus frágiles hombros encorvados.

3
—Te encontré —susurró entrecortadamente a través de sus lágrimas—, realmente te 5
encontré.

Baekhyun miró hacia atrás con muchas preguntas evidentes en sus ojos y Luhan se unió
a él agachándose para encontrarse con los ojos del chico que no dejaba de temblar.

—¿Tienes un nombre?

El chico pareció calmar su respiración y dijo en voz baja

—Jeno. Mi nombre es Jeno.


Luhan sonrió gentilmente.

—Jeno, ¿Puedes decirnos lo que ha sucedido? ¿De dónde has venido?

Jeno se enderezó, haciendo una mueca mientras movía sus piernas. Pero sin que
dijera una palabra, sabía que había sido violado. Sentí ganas de gritar. Era un niño.
Ese lugar horrible había hecho daño a otro niño.

—Yo... yo he venido de New Zion. Me las arreglé para escapar. —Jeno cerró los ojos
por un breve instante, luego miró a los ojos de Luhan, y dijo— No dejaban de hacernos
daño. Siguieron haciéndonos cosas. Cosas malas.

Sentí náuseas surgiendo mientras hablaba, conociendo el sentimiento demasiado


bien.

—Algunos de los chicos hablaban de los Hermanos Maldecidos que habían escapado.
Muchos hablan de cómo han llegado lejos... y cuando... cuando... cuando me
lastimaron... cuando nos hicieron daño esta noche, corrimos.

Luhan tragó saliva y le preguntó

—¿Quién es nosotros, Jeno?

El rostro de Jeno se arrugó con dolor y otro sollozo escapó de su garganta.

—Mis amigos. Pero... pero quedaron atrapados en la puerta. No les dijeron a los
guardias que yo estaba allí, escondiéndome. Me ayudaron a liberarme. He estado
viajando durante horas. Alguien me ayudó a venir aquí. Un desconocido, alguien que
me vio perdido en un camino en alguna parte... —Jeno sollozo y se rompió de nuevo.

Luhan se puso de pie y miró a Baekhyun.

—¿Baekhyun?

Pero antes de que Baekhyun pudiera hablar, Sehun dijo

—¿Se están creyendo esta mierda? 36


Los grandes ojos de Luhan fueron a su esposo.

—¡Sehun! Por favor.

Jeno, ante el tono áspero de Sehun, se enroscó sobre sí mismo aún más y sus tobillos hinchados
y rayados aparecieron debajo de su pantalón.

—¿Qué? ¿Un puto del culto se escapa en el medio de la puta noche y nadie piensa
que esto podría ser una maldita trampa? El culto definitivamente nos quiere a todos
jodidamente muertos. —Se volvió hacia Kai—. ¿Dime que no estoy solo en esto,
hermano?
Kai señalo algo y Baekhyun negó con la cabeza.

—Está aterrorizado, Kai. Entiendo lo que dices. Entiendo que son cautelosos, pero míralo.
Cualquiera puede ver que está petrificado.

Seguí el dedo de Baekhyun a Jeno que estaba acurrucado en el suelo. Su bonito rostro
estaba pálido y su cuerpo temblaba de miedo. La respiración de Baekhyun se paró y
mirando a Kai, dijo:

—Ese era yo. Yo era este chico. Yo era un chico corriendo para escapar de ese infierno —
Baekhyun dio un paso hacia Kai y pasó su dedo por el rostro de él—. El chico que salvaste —
Baekhyun negó y bajó su mirada—. No podemos dejarlo. Necesita nuestra ayuda. No lo puedo
enviar lejos.

Kai haciendo una mueca echó la cabeza hacia atrás, y luego mirando a Baekhyun hizo señas
en respuesta. Baekhyun sonriéndole con amor enderezó los hombros, y dijo

—Tenemos que limpiarlo. Necesita comida y un médico. Creo que ha sido violado.

—¡Por el amor a las folladas! —Escuché a Sehun decir, pero no podía apartar los ojos de
Jeno. Él estaba herido, golpeado y roto... Sabía exactamente cómo se sentía.

Sin hacer caso a Sehun, Kai hizo señas de algo para Hangeng y él sacó su celular.

—¿Adónde le digo al doctor que vaya?

Luhan alzó la mano.

—Nuestra cabaña. Puede quedarse con nosotros.

—¿Qué? —preguntó Sehun entre dientes con la ira evidente en su voz.

Luhan frunció el ceño y enfrentó a Sehun.

—Soo vive con Baekhyun. No hay espacio. Tenemos un montón, y... — las palabras de 37
Luhan se apagaron y respiró hondo—. Sehun, no lo entiendes. No entiendes lo que es la vida en
esa comuna como un niño. Lo valiente que es dejar esa vida, y a su edad. Él… —Las palabras de
Luhan se detuvieron y Sehun lo atrajo hacia su pecho.

—Joder, Mejillas dulces. Bien. Viene con nosotros. Eso sí, no te jodas a ti mismo. No regreses a
esos pensamientos porque…

—Gracias —susurró Luhan interrumpiéndolo con una sonrisa y agarrando firmemente su


mano.

Luego separándose de Sehun, él junto a Baekhyun se acercaron a Jeno, ayudándolo a


ponerse de pie. No me moví pero cuando gritó por el dolor entre sus piernas, pensé
que mis piernas no cederían.

Lo habían herido.
Lo lastimaron como lo hicieron con nosotros.

Baekhyun y Luhan ayudaron a Jeno a caminar a la camioneta de Sehun. Y yo los seguí


detrás con Chanyeol a mi lado.

Llegando, Chanyeol y Kai saltaron a la camioneta, y en cuestión de minutos nos


estaban llevando a la cabaña de Luhan. Ni bien nos detuvimos en la puerta de madera
Baekhyun y Luhan llevaron a Jeno directamente hacia adentro con Kai y Sehun
siguiéndolos de muy cerca. Sin saber que hacer salí del camión y sentí como Chanyeol
se colocaba inmediatamente detrás de mí. Volviéndome para enfrentarlo, le dije:

—Mejor me voy dentro con mis hermanos — Chanyeol no dijo nada en respuesta. Pero
justo cuando iba a entrar, me detuve, y enfrentándolo, dije —Yo... me gustó hablar
contigo esta noche. — él me miro y sus fosas nasales se encendieron. Luchando
contra los nervios, dije — Tal vez... Si deseas... ¿podríamos hablar más mañana?

Sin dejar de mirarme la mano de Chanyeol se tensó sobre el chuchillo en su mano, y dijo

—Sí.

Mis mejillas se calentaron con entusiasmo y dejando caer mis ojos, respondí

—Entonces buenas noches, Chanyeol. Te veré mañana.

Sin subir la mirada entré rápidamente en la cabaña, ayudando a Luhan y Baekhyun con el chico
golpeado. Pero no fue una sorpresa, que cuando miré por la ventana, Chanyeol estaba abajo.

38
Cuidándome como siempre.
CAPÍTULO 5
Nunca me traicionaría de tal manera.

Comuna New Zion

—Junmyeon, ¿Por qué estás ahí fuera?

Suspirando me giré por el sonido de la voz de mi hermano Siwon que estaba caminando hacia
mí, con un ceño fruncido firme en su rostro.

Juntando las manos en mis piernas volví a mirar los jardines de nuestra mansión,
observando a nuestra gente atender los vastos céspedes de la comuna. El consorte de
Siwon, Yixing, estaba trabajando en el jardín de hierbas. Había estado aquí fuera por

un par de horas y él había ocupado la mayor parte de mi enfoque mientras 39 silenciosamente


volcaba tierra y plantaba semillas. Durante las últimas semanas su personalidad se había
atenuado. Aún estaba al lado de Siwon, pero algo en su comportamiento había cambiado.

La mano de Siwon repentinamente se posó en mi hombro y la mantuvo allí mientras se sentó


a mi lado en los escalones que llevaba al camino del jardín.

Inmediatamente, giró su rostro hacia el mío.

—¿Hermano? ¿Estás bien? Sonriendo

palmeé su rodilla.

—Estoy bien. Solo necesitaba algo de espacio. Los sermones diarios, las reuniones con el
Klan y los problemas con los Hangmen, me cansan.

Siwon asintió y me quitó la mano del hombro, dejándola en el regazo.

—Ahora que lo mencionas, si parece que te has vuelto cada vez más distante.

Pasándome una mano por el rostro, mi estómago se estremeció con miedo al pensar que
estaba decepcionando a Siwon.

—Lo sé. Solo hay mucho que hacer. Nuestra gente son muchos, tener su fe y expectativas de
salvación únicamente en mis manos es una gran carga.
Siwon miró hacia los jardines, con sus ojos marrones absorbiendo la vista de nuestra
gente trabajando en el jardín. Seguí su mirada y un chico joven, evidentemente
sintiendo nuestra atención, levantó su mirada. Tan pronto como hizo contacto visual con
la mía, su cabeza se inclinó e hizo una reverencia. Mi pecho se apretó mientras él
regresó a su trabajo, sin levantar la cabeza de nuevo. A medida que estudié al chico,
descifré que debía tener alrededor de quince años por su rostro inocente y sus
extremidades desgarbadas con movimientos incómodos.

Suspirando recordé lo que estaba haciendo a esa edad. Recuerdos de Siwon y yo


encerrados en una habitación por horas cada día, aprendiendo las escrituras mientras
nuestro erudito se aseguraba con suma rectitud que supiéramos los sagrados libros al
pie de la letra. La imagen de nuestro tío, el profeta Sun Myung Moon, en la pared era
nuestra única decoración. No había recreo para nosotros, ningún relajamiento. Nuestra
fe nos había enseñado que debíamos trabajar duro constantemente. Trabajar sin
descanso para que cuando llegase el día de mi ascensión, estuviésemos listos.

No hubo contacto humano jamás, excepto uno con el otro y con nuestro erudito. No
hubo amor, excepto el de uno hacia el otro. Y no hubo nadie en quien confiar, a quien
hacerle preguntas, excepto el uno con el otro.

Esta vida era todo la que había conocido, hasta que fui enviado en una misión para infiltrarme en
los Hangmen. Una misión de nuestro profeta. Una que aseguraría 40
nuestras finanzas, robándoles sus contactos de tráfico de armas bajo sus propias
narices; para cuidar y mantener segura a nuestra gente, hasta que el día del juicio
cayera sobre nosotros.

Repentinamente, Siwon se inclinó hacia mí y susurró:

—¿Ves cómo te adoran nuestros seguidores, hermano? Puede que tengas dudas
sobre quién eres para nosotros, pero nosotros no. ¿No fue lo mismo con Jesús?
También tuvo dudas, pero sus discípulos lo mantuvieron fuerte. Justo como yo lo hago
por ti.

Con fuerza la mano de Siwon descansó sobre la mía.

—Mírame, Junmyeon.

Lo hice.

—Estás destinado para esto. Y haré lo que sea que me pidas. Cualquier cosa.

Sintiendo que se aflojaba la tensión de mí estómago, apreté la mano de Siwon y suspiré de


alivio.

—Lo sé, Siwon. Estoy seguro de que eres tú y solo tú, que hace que este cometido sea
soportable.
Siwon sonrió por mis palabras y regresamos a observar los jardines. Siwon se recostó,
descansando sobre sus manos y comentó:

—El Klan chino acaba de contactarme. Pondrán nuestro plan en acción hoy. Se
enteraron de una entrega de dinero en efectivo, al norte de Gangnam, con uno de sus
compradores más grande de Japón. Y ese es el primer objetivo perfecto. El Klan dejará
claro que quien sea que esté haciendo negocios con los Hangmen es un objetivo
potencial. Entonces, entre los Grandes Magos del Klan y nosotros, podemos acopiar
sus negocios perdidos.

La sonrisa de Siwon se amplió y continuó:

—Solo imagina lo que podríamos crear para nuestro pueblo, Junmyeon. Con ese
dinero podríamos hacer de verdad a New Zion un cielo en la tierra. Podemos cumplir la
profecía. Estoy completamente agradecido que el hijo del presidente Song Seung
desertara del Klan y se uniera a los Hangmen. Eso vertió gasolina en el fuego ya
ardiente de los chinos. Con su venganza personal contra su hijo y el Club de Moteros
por haberlo aceptado, estoy convencido de que el Klan no fallará.

Escuché las palabras de Siwon, pero aseguré:

—Los Hangmen son fuertes, Siwon. Pasé cinco años pretendiendo ser uno de ellos. 41
Su alcance va más allá de lo que el Klan o nosotros podamos competir por el
momento. Para que ganemos frente a ellos, debemos esperar. Todo tomará tiempo,
como dijo el presidente Song Seung. Debemos jugar nuestras cartas apropiadamente.
No hacer nada para avivar el fuego. Si deciden atacar ahora, entonces enfrentaremos
otra masacre como el de la vieja comuna. No sobreviviríamos otro ataque.

Siwon frunció el ceño, pero entonces aseveró:

—Este ataque por parte del Klan es un inicio. La guerra vendrá para todos nosotros,
nos guste o no. Y para eso necesitamos su tráfico de armas. El Klan cumplirá sus
ataques graduales, estoy seguro. Entonces nuestra visión para nuestro pueblo
empezará.

Claramente podía imaginar este sueño en mi cabeza, pero cuando pensé en el Klan atacando a
los Hangmen en una entrega, las entregas que solía comandar, repliqué:

—Gente inocente morirá en el ataque. Los Hangmen siempre llevan sus negocios en
público. La planificación y la organización son encubiertas, pero los planes son en
público, para asegurarse de que nadie ataque sin ser visto.

La expresión alegre de Siwon cayó.

—Esta es la Guerra Santa, Junmyeon. Vidas inocentes serán reclamadas, pero el


Señor salvará sus almas. Sus muertes no deberían estar en tu conciencia. Es la forma
en que debe ser.

Tensándome no respondí al principio, pero la idea no me agradó, así que advertí:

—Tienes que decirle a Zhoumi que mantengan el número de vidas inocentes al


mínimo. No pueden ser rastreados hacia nosotros, si llega a las noticias. Nuestro
anonimato es lo único que nos protege a todos. Los pecadores en el mundo exterior no
entenderán nuestras maneras. Seremos atacados y todo lo que hemos construido será
destruido.
Siwon exhaló.

—Lo entiendo, hermano. Haré la llamada yo mismo.

Nos sentamos en silencio y volteando el rostro hacía Siwon pude verlo observando a
su consorte. Este pareciendo darse cuenta que estaba siendo observado levantó la
mirada e hizo una reverencia hacia ambos, pero rápidamente regresó a sus deberes.

Fruncí el ceño.

—Tu consorte ha estado silencioso últimamente, Siwon.

Siwon se sentó derecho y frunció el ceño. Su expresión mostró que no estaba muy 42
preocupado por este desarrollo.

—Fue mi primer consorte. Me tuvo solo para él por un tiempo, pero ahora he tomado
otro. Está de mal humor por ello. — me miró y se encogió de hombros— Sabe que es
la voluntad de Dios que tomemos muchos consortes bajo nuestra guía, para que les
enseñemos a obedecer las escrituras y procreemos para esparcir el mensaje de
nuestra fe. No puede superar sus celos. Si continúa resistiéndose, lo obligaré a que lo
supere.

Miré a su consorte cortando las hierbas.

—¿Has tomado a otro? No lo sabía.

Siwon suspiró.

—Lo tomé pero no te lo conté. No tomas consortes por ser el profeta. No quería que
envidiaras el hecho de que soy libre de tomar tantos como desee, sin necesidad de
casarme.

Mi estómago se apretó a medida que pronunció estas palabras.

—Siwon, por favor no me ocultes nada. No tú.

Colocando su mano en mi nuca, me acercó para posar un beso en mi cabeza.


Nunca más. Lo juro.

Reclinándome, pregunté:

—¿Cómo es él? ¿Este nuevo consorte?

La sonrisa en el rostro de Siwon fue inmediata.

—Es increíble. Admito que se ha ganado mi aprobación. Es obediente y está dispuesto


a hacer lo que sea por la causa del Señor. Me fue presentado por el Hermano
ByungHun. Él asegura que nuestros discípulos aquí en New Zion, están haciendo su
parte en la expansión espiritual de nuestros hermanos.

Siwon se enderezó y me miró.

—De hecho, hay algunos que deberías conocer. Puede que te gusten. El hermano
ByungHun tiene muchos videos para que veas, de los hermanos y hermanas que son
mejores que el resto, hermanos serviciales que podrían ser tus esposos. Los únicos
que son merecedores del profeta.

Mis cejas bajaron.

—Estoy destinado para el Maldecido como lo indica la profecía, Siwon. 43


—Nuestro tío tuvo muchas esposos y esposas. Al final siempre y cuando ganes la
mano del Maldecido eso es todo lo que importa pero la escritura no indica que debes
tenerlo a él y solo a él. Siempre estás solo. Es una existencia miserable, sin embargo
mientras esperes al maldecido podrías tomar a algunos hermanos para que estén a tu
lado.

—¿Hermano Siwon? —Una voz llamó desde atrás.

Cuando nos volteamos, el Hermano ByungHun estaba de pie en la puerta. Hizo una reverencia
con su cabeza hacia mí, entonces le comunicó a Siwon:

—Hermano, he recibido la llamada que hemos estado esperando.

Siwon extendió una mano indicando que ya iría y justo cuando fue a levantarse, comentó

—Sé que piensas que este cometido es sofocante, pero estoy buscando maneras de
ayudarte. Nuevos desarrollos para fortalecernos. Soy la Mano del profeta, mi deber es
servirte y aconsejarte. Pero más que eso, soy tu hermano de sangre. Y quiero ver
todas las profecía de la Orden realizadas., lo juro Junmyeon, nada me detendrá de
cumplir esta meta por ti. Nada.
Suspirando y sintiéndome mejor por sus palabras, bajé la cabeza.
—Gracias, Siwon. Eso significa mucho para mí. Solo... solo no hagas nada imprudente.
Recuerda, nuestra salvación vendrá, pero tomará tiempo.

Siwon me dio una palmada en la espalda, entonces desapareció en la mansión.

Solo con mis pensamientos, me incliné hacia adelante, pasándome las manos por el
cabello, con los codos apoyados en las rodillas. De pronto sobresaltándome la sirena
sonó, llamando a nuestro pueblo para sus oraciones.

Suspirando observé a los trabajadores comenzar a irse. Pero el consorte de Siwon se


quedó quieto. Era como si no quisiera irse. Mantuve mi atención en él, mirándolo
mientras cuidaba las hierbas. Entonces, él levantó la cabeza y me vio. Un rubor
profundo llenó de inmediato sus mejillas y nervioso se levantó rápidamente y se movió
hacia donde rezaban.

Mientras lo observaba llegar al sendero del jardín, algo dentro de mí me empujó a llamarlo.

—¡Hermano Yixing!

Él se detuvo en seco y con la cabeza gacha, se volvió hacia mí. Su cabello rubio brillante
volaba en su rostro por el viento. Pero incluso desde esta distancia, podía

verlo morderse el labio inferior. 44


—Ven aquí —ordené, dándome cuenta de que ahora estábamos solos.

El hermano Yixing asintiendo movió los dedos nervioso y se dirigió hacia mí. Cuando
llegó al pie de la escalera, se detuvo. Su cabeza permanecía gacha, como era
obligatorio en presencia del profeta del Señor.

—Relájese, hermano —le pedí.

El hermano Yixing relajó sus hombros y sus dedos, pero mantenía la mirada siempre abajo.

—Mírame.

Luego de expulsar a un largo suspiro, levantó la cabeza y sus ojos marrones brillantes
se encontraron con los míos. Estudié su rostro. Era hermoso. Su piel era pálida, pero
clara y suave, su cabello era sorprendentemente rubio; y sus ojos parecían cálidos.
Podía entender por qué mi hermano lo tomó como uno de sus consortes.

El hermano Yixing miró hacia un lado mientras lo miraba y, por un momento, pude ver rasgos
de su hermano en su rostro. Pude ver al maldecido de Luhan.

Tensándome vi como el consorte de Siwon, balanceaba nerviosamente el pie.


Entonces, me incliné hacia delante y pregunté:


¿Cómo está, hermano Yixing?

Los ojos de Yixing inmediatamente miraron los míos y tragó saliva.

—Estoy bien, mi señor.

Sus labios comenzaron a temblar.

—No creo que estés bien, hermano. No has estado actuando como sueles hacerlo, desde
hace semanas.

Me detuve y vi como volvía a agachar la cabeza, luego agregué

—¿Es porque Siwon ha tomado a un segundo consorte?

Levantando la cabeza, los ojos de Yixing se mostraron confundidos pero luego rápidamente se
abrieron al entender mi pregunta. Rápidamente negó.

—No, mi señor.

—¿Está seguro? ¿Su cambio de humor no es por celos? Porque no hay lugar para los celos en
esta comuna, ni en su corazón. Usted sabe que nuestra biblia condena la envidia y la codicia.

45
El rostro de Yixing adoptó una expresión firme y respondió:

—Definitivamente, no estoy celoso, mi señor. Sé que tomar varios consortes es lo que


recomienda nuestra biblia.

Dejando descansar los codos sobre las rodillas, le pregunté:

—Entonces, ¿qué le pasa?

Iba a abrir la boca, cuando le ordené con firmeza:

—Y no le mienta a su profeta.

La boca de Yixing se cerró de golpe y una sensación de vacío repentino llenó mi estómago.
Entonces un pensamiento cruzó mi mente.

—Siwon no te ha hecho daño, ¿o sí?

Los labios de Yixing se separaron, pero negó. Intentó hablar, pero entonces algo lo detuvo.

—Habla —le exigí.


Yixing movió la cabeza, negándose.

—Lo que me está preocupando es pecaminoso, mi señor. Está mal, pero al mismo
tiempo, no puedo dejar de pensar en ello.

Traté de imaginar qué podría ser pecaminoso para él, entonces recordé que momentos atrás
evadió la llamada para ir a rezar.

—¿Es por estos pensamientos que se ha perdido las oraciones?

Yixing vaciló y luego, a regañadientes, asintió.

—Soy impuro señor. No soy digno de una oración.

De pronto las lágrimas llenaron sus ojos y me encontré poniéndome de pie.


Lentamente bajé los escalones hasta pararme justo delante de él. Yixing al sentirme
tan cerca empezó a temblar. Estirando la mano, puse mi dedo debajo de su barbilla,
hasta que sus ojos se enfrentaron con los míos.

Una lágrima cayó por su mejilla.

—Dime qué es lo que temes que es pecado.

Yixing trató de apartarse. —¡No! —le ordené. Se quedó paralizado—. ¡Me lo dirá, ahora! 46
El labio de Yixing tembló, pero se obligó a susurrar:

—Es... es mi hermano. Es Luhan.

Inmediatamente dejé caer mi mano.

Yixing bajó la cabeza una vez más.

—Le dije que era pecaminoso, mi señor. Está mal que siga pensando en él. Que siga pensando
en lo que le hicieron hace ya tantas semanas.

Di un paso atrás.

Tensando la mandíbula recordé el rostro de Luhan cuando le ordené que me confesara


sus pecados luego de ser recuperado de los Hangmen. Pero él se había negado y me
lave las manos en lo que a él respectaba. Era el hermano de Baekhyun. No podía tratar
con alguien que Baekhyun amara. Seguía siendo mi debilidad.

Siwon al ver mi postura se hizo cargo de su instrucción, mientras yo me recluía en el cuarto


de oraciones para expiar mi debilidad sobre él. Baekhyun. Mi destinado esposo.

Nunca le pregunté a Siwon qué se le hizo a Luhan por desertor. No podía. No me atrevía a
escuchar qué castigo había recibido por desobedecer nuestras normas.

Yixing de repente interrumpió mi reflexión.


¡Señor!, no puedo sacarme de la cabeza las imágenes de lo que le hicieron. De
cómo estaba cuando lo encontré en la colina de la Perdición, colgado de una estaca y
siendo limpiado espiritualmente por los hermanos. — sollozó y continuó— Y luego
viendo a los hombres del diablo venir a buscarlo. De lo que, furiosos, les hicieron a los
hermanos.

Tragué saliva mientras hablaba de los hermanos caídos, de sus castigos, de Luhan, de
los Hangmen irrumpiendo en mi comuna sin ser vistos, cortando el único vínculo que
todavía me quedaba con Baekhyun.

Poniéndole una mano en el hombro, lo tranquilicé.

—Claramente, que viera eso fue demasiado para usted, hermano. Al igual que el haber visto
los cadáveres de los hermanos.

Yixing lloró con más fuerza y sacudió la cabeza.

—No... —susurró.

Retiré mi mano.

—¿No qué?

Respirando fuerte, Yixing se secó los ojos y luego confesó: 47


—Peco porque me regocijo en lo que hicieron los hombres del diablo. Estoy feliz de
que mataran a nuestros hermanos. — sus ojos brillaron mientras miraban fijamente al
frente, desenfocados —. Después de lo que le acababan de hacer a Luhan, estaba
feliz. Fueron más allá de lo que Siwon les había ordenado, a pesar de que lo que había
ordenado no se basaba para nada en nuestra biblia. Pero... pero no podía hablar. No
me atrevía a cuestionar una orden de la mano del profeta.

Con los ojos fijos en los míos, explicó fríamente:

—Lo violaron. Luego lo agarraron a latigazos y se lo llevaron para lastimarlo una y otra
vez. Pero ese no se suponía que fuera su castigo. Siwon... Siwon les ordenó que lo
hicieran sufrir. Por supuesto, no se suponía que lo escuchara. Pero... pero así fue.

Aclarándose la garganta, enderezó los hombros y continuó:


—Cuando los hombres del diablo se llevaron a Luhan, cuando el hombre con el cabello rubio
lo salvó y lo abrazó protectoramente en sus brazos... Yo estaba feliz.

Yixing se pasó la mano por la frente, claramente estresado.

Pero lo que acababa de contar corría por mi mente. ¿Siwon había solicitado un castigo
no basado en nuestra biblia? ¿Habían puesto a Luhan en una estaca? ¿Lo habían...
lastimado repetidamente?
Yixing me estaba mirando, pero bajé la mirada.

—Mi señor, creo que si usted hubiera determinado el castigo, no habría sido de esa naturaleza. —
contuvo el aliento y, valientemente, preguntó— ¿Tengo razón?

Luché para respirar ante la idea de lo que Yixing me había descrito tan gráficamente. Pero
estaba equivocado. ¿Seguro que lo estaba?

Me recompuse, entonces cuestioné:

—¿Usted estuvo atado a un árbol, o no?

Siwon informó que su consorte fue encontrado atado a un árbol, deshidratado y afligido.

Lo que parecía esperanza desapareció rápidamente de los ojos de Yixing.

—Sí, mi señor.

Cruzándome de brazos, probé a decir:

—¿Quizás puede que no haya visto lo que cree que vio?

—Yo... — su boca se abrió y cerró rápidamente. 48


—Los hombres del diablo lo ataron, hermano. Su cuerpo estaba herido cuando lo encontraron,
¿no?

Asintió.

—Debido a las muchas horas que estuve allí, no porque esos hombres me lastimaran.
— entonces parpadeó de nuevo—. De hecho, el hombre alto y rubio que me ató fue
suave. Y él... me miró todo el tiempo. Había algo en sus ojos. Él... — dejó de hablar
cuando sus mejillas se pusieron rojas.

Mi mandíbula dolía por lo duro que estaba apretando los dientes.


Creía en Siwon. Creía que mi hermano no habría aprobado tales actos contra el
maldito de Luhan. Miré a Yixing de nuevo. Sus grandes ojos me miraban, demasiado
intensamente.

Me dio un vuelco en el estómago cuándo me di cuenta de que esto podría ser un ardid.
Conteniendo mi enojo, le pregunté:

— ¿Seguro que no está simplemente amargo porque Siwon haya tomado a un


segundo consorte? ¿Uno que, según su propia confesión, es perfecto? ¿Y toda esta
imaginación, no es más que un pretexto para recuperar su atención?

El rostro de Yixing palideció a un blanco sepulcral.


No, mi señor.

—Pero, ¿puede ser que lo hubiese imaginado todo debido a su deshidratación y por estar
muchas horas amarrado, incapaz de moverse?

Yixing se detuvo y luego, finalmente, sus hombros se hundieron.

—Sí, mi señor.

El alivio llenó mis venas y di un paso atrás.

—¿Tiene obligaciones que cumplir esta noche, hermano?

—Sí —respondió—. Soy el hermano sagrado principal. Tenemos que salir de la comuna esta
noche para difundir el amor del señor.

—No —le espeté. Yixing se estremeció—. Entrará en reclusión hasta que se libre de sus
pensamientos pecaminosos. Se lo informaré a Siwon.

Yixing abrió los ojos como platos.

—Pero, mi señor. Siwon, él…

—No me cuestione, Hermano —grité fríamente. 49


Yixing inmediatamente cayó al suelo, postrándose a mis pies.

—Lo siento, mi señor.

Dándome la vuelta, dejé a Yixing en el suelo. Subí rápidamente las escaleras,


corriendo hacia la soledad de mi mansión. Con cada paso, pensaba en lo que Yixing
había dicho de Siwon, de Luhan, de los hermanos caídos. Y con cada paso, me dije
que lo que había dicho era falso, que simplemente no podía ser cierto, de ninguna
manera. Que Siwon, sencillamente, no era capaz de tal crueldad, de tal depravación. Y
nunca rompería los edictos de la sagrada escritura, nunca desafiaría lo que creemos
que es cierto.

Él era mi hermano.

Nunca me traicionaría de tal manera.

CAPÍTULO 6
La oscuridad

Iba detrás de Kris con Chen a mi derecha; y Ji Yong y Minho yendo en la retaguardia
con la camioneta. Era una verdadera caída rápida, el norte de Gangnam, con lo que
estaba jodidamente bien. Mierda, me sentía tan inquieto que apenas podía manejar.

Deteniendo las motos estacionamos en la abarrotada calle principal. Había gente por
todos lados, pero mantuve mi cabeza hacia delante, apretando mi mandíbula,
intentando no enloquecer. Kai no había querido que estuviese en esta operación. De
hecho, me lo prohibió. Dijo que no me había encontrado bien desde que volví del
hospital. Dijo que pensaba que yo era una puta maldición para esta entrega de dinero.

Casi me rompí. Iba a todos lados con Kris y Chen. Estaba con ellos en cada entrega.

Este era el trato de Kris, y, joder, eso significada que yo iba a ir. Sí o sí. 50
Kris le había dicho a Kai que me necesitaba, que me vigilaría. Tuve que morder mi puta
lengua ante eso, pero Chen me había susurrado que mantuviese la boca cerrada. Kai
lo permitió, pero me advirtió que estuviese calmado.

Sacudiendo la cabeza para concentrarme, vi a Kris levantar la mano y señalar a la


izquierda. Nos dirigimos a ese lado de la calle. Una mucho más tranquila que la
principal. Menos testigos.

Al ver el auto del japonés, paramos. Kris bajó de su moto. Chen y yo nos quedamos
unos pocos metros más atrás. Ji Yong y Minho se detuvieron justo detrás. Los escuché
salir de la camioneta y caminar al frente.

Entonces una avalancha de calor cegador atravesó mi cuerpo. Había estado pasando
más y más desde que había sido atado en el jodido hospital durante semanas. Curvé
mis manos, clavando las uñas en mis palmas con fuerza y conté mis respiraciones,
dentro y fuera, reprimiendo el ansia de sacar mi cuchillo en medio de una calle pública.

—¿Estás bien, hombre? —Escuché desde atrás.

Volví mi cabeza.

Minho me miraba con sus gafas ahora en su mano y sus ojos oscuros entrecerrados. Se
encontraba justo al lado de Ji Yong, mi nuevo hermano con ojos serios y
desconfiados. Los recientemente unidos hermanos, se hallaban siempre juntos luego que
Ji Yong llego a los Hangmen.

Gruñí, justo cuando otra oleada casi me bajó de mi jodida moto.

—Él está bien —dijo Chen, en frente de mí.

Fijé mi atención hacia delante, viendo a Kris hablar con un chico en traje.

Mientras mis uñas se apretaban con más fuerza, vigilé a la gente en las calles.
Hombres, mujeres, niños. Entonces, mi mirada se detuvo en una mujer sosteniendo a
un pequeño bebé en sus brazos con otro pequeño niño en su costado, agarrando su
vestido

Como si me golpearan en la espalda con una palanca, todo el aire dejó mis pulmones.
Mi sangre hirvió en mis venas y mis uñas se hundieron más en mi palma. La mujer
estaba sonriéndole al pequeño niño, luego, al bebé. Podía sentir mi cuerpo temblando.
Podía notar mi estómago apretándose.

Cierra la jodida boca, chico, y ve ahí abajo. Escuché su voz decir en mi cabeza. Los pecadores
pertenecen a la oscuridad.

Luego, pude escucharla rogar. Déjalo solo. Por favor, sólo déjalo solo… 51
Parpadeé y sacudí mi cabeza, intentado desesperadamente hacer desaparecer las
voces. Con el cuerpo tenso dirigí mi mirada hacia Kris. Él todavía estaba hablando con
el japonés. Empezando a temblar podía escuchar los quejidos y gruñidos venir de mi
garganta.

Sin poder aguantarlo más desmonté.

La cabeza de Chen se volvió hacia mí.

—¿Chanyeol? —dijo lentamente, pero no lo miré.

Necesitaba que Kris se diese prisa. Tenía que salir de este jodido lugar. Miré a mi
derecha. La mujer todavía estaba ahí con el bebé y el chico. Iban a cruzar la calle.
Levantando la mirada vi al pequeño junto a su madre y entonces, me puse pálido.

Él me estaba mirando mientras esperaban. Sus ojos me observaban a mí, sólo a mí.
Señaló mi moto y le dijo algo a su madre. Ella le sonrió. Su madre le sonrió. Luego, él
me saludó.

No podía aguantar más la oscuridad. No podía resistir la jodida oscuridad que se estaba
apoderando de mí.
Mis uñas se clavaron más fuerte. Pero el vómito estaba subiendo por mi garganta. El dolor
de las uñas mi piel no quitó la sensación enferma de mi estómago, del vómito ascendiendo
por mi garganta. Me quedé quieto, mirando al chico saludar cuando de pronto empezó a
cruzar la calle, y me congelé.

Mis ojos se llenaron con puntos negros. Mi garganta se estaba cerrando, y de pronto la oscuridad
se apodero de mí.

—Chanyeol. Hermano. Joder, necesitas calmarte. Necesitas respirar. Estás gruñendo


en voz alta. Mierda, llamas la atención. — Chen se encontraba frente a mí, pero los
puntos negros desdibujaban su rostro — Estás teniendo uno de tus ataques. Intenta
respirar.

—Las llamas — gruñí mientras mis dedos empezaron a arañar la piel de mi garganta— Las llamas
me ahogan. Joder, me están ahogando.

—¡Mierda! —espetó Chen.

Vi a Kris volviéndose para mirarme. Sus ojos me encontraron y rápidamente, le dijo algo al
japonés.

Kris empezó a acercarse con preocupación. Conté sus pasos apresurados. Uno, dos, tres,
cuatro, cinco, seis, siete…

Entonces, de pronto tres altos y repentinos disparos resonaron en la calle, y el sonido 52 de una
pistola perforó mi cabeza.

—¡Agáchense! —gritó Ji Yong desde atrás. Pero no podía. Mis ojos escanearon la
calle, observando a la gente caer al suelo. De pronto vi al japonés. Le habían disparado
a él. Su cuerpo estaba tumbado en el suelo con sangre goteando de su cráneo.

Mi cuerpo quemaba, ardía con la necesidad de matar mientras buscaba a los tiradores.
Luego, un grito agudo y alto casi hizo estallar mis oídos. Corrí hacia delante. Pero,
cuantos más gritos venían, más enloquecía. Mi corazón latía demasiado deprisa y los
puntos negros seguían llenando mis ojos

Entonces mirando hacia el frente, me detuve con horror. Habían disparado a la madre.
El niño pequeño se encontraba sentado a su lado, llorando… y el bebé… el bebé ya no
estaba en la manta blanca. Se hallaba en el suelo. Sus piernas pateaban, sus brazos
se agitaban y su rostro estaba rojo por el llanto.

Temblando eché un vistazo al niño pequeño que se encontraba al lado de su madre.


Lloraba, esta vez, mirando al bebé en el suelo. Pero él no podía tocarlo. Joder, no
podía tocarlo.
Entonces, me miró. Me miró y abrió sus brazos hacía mí. Su rostro suplicante.
Dispararon a su madre, pero él abrió sus brazos hacia mí.
El dolor se apresuró a mi cabeza y mis manos se hicieron puños a mis lados. El chico
gritaba, todavía con sus brazos abiertos. El bebé seguía en el suelo, llorando.
Entonces, el chico se movió y empezó a gatear hacia mí. Sus ojos oscuros estaban
observándome, pero yo estaba clavado en el suelo. Gateaba hacia mí, esperando que
lo sostuviese… que lo tocase.

No, no, no… Se estaba acercando pero todavía no podía moverme.

De pronto sus gritos se hicieron más altos. Los jodidos gritos del bebé se hicieron más altos.

Los chillidos estaban llenando mi cabeza a punto de reventar. Envenenaban mi cabeza. El


chico seguía acercándose.

Tenía que moverme. Joder, tenía que alejarme.

Entonces, el chico se detuvo a mis pies.

Extendió el brazo y casi tocó mi pierna.

Como fuego el sentimiento de ira se prendió y rugí:

—¡NO! 53
El chico retrocedió sorprendido.

Temblando me di la vuelta. Ji Yong y Minho estaban corriendo hacia mí. Me pasaron y


vi a Ji Yong tomar al chico y a Minho tomar al bebé. Corriendo los abrazaron y los
dejaron con una mujer en la calle, que estaba hablando por teléfono.

Tomando mi cabeza entre mis manos, de repente los gritos se hicieron más altos en mi
cabeza, gritos que no podía parar. Los gritos del bebé. Los gritos del niño… joder, ahí
estaban sus gritos… ¡En mi cabeza, eran sus gritos!

—¡Para! —aullé, mientras Kris y Chen corrían hacia mí.

Cuando me alcanzaron, Kris levantó sus manos.

—Chanyeol, joder. — fue todo lo que pudo decir.

Mis ojos se abrieron.

—Necesito sangre —gruñí—. Necesito matar.


—Fueron al norte —informó Chen. Escuché el ruido de una moto corriendo por la carretera.
Joder, no dudé en moverme.

Me apresuré a mi moto. En segundos, estaba haciendo polvo la carretera con Kris y


Chen detrás de mí. Escuché el camión, escuché a Kris llamarme, pero no desaceleré.
Tenía que matar a los cabrones. Tenía que matar a los hijos de puta que dispararon a la
mujer. Que hicieron llorar al niño. Que hicieron gritar al bebé.

Con la garganta tensa, aullé mientras aumentaba la velocidad. Y, entonces, pude


verlos. Dos motocicletas delante. Dos motos sucias. Dos hombres chinos en baratas
motos sucias… los tiradores.

Aceleré cuando dejamos los límites de la ciudad, nada más que tierras de cultivo
aparecieron a la vista. Sin autos en el camino. No había nada más que los hombres
muertos por delante y yo. A los que me fui acercando. Los que pagarían por los gritos.

Los estaba asediando. Los hombres conducían al lado del otro. Uno de ellos miró hacia
atrás. Trataron de aumentar la velocidad, pero fui más rápido.

Mi Harley se acercó. Maniobré para colocarme al lado de los maricas. Sus rostros
estaban llenos de miedo cuando me vieron correr junto a ellos. La mirada en sus ojos
volvió mi sangre lava fundida, escaldando mis venas. Y necesitaba sacarlo.
Necesitaba que las llamas salieran.

Necesitaba matar.

Levantando la pierna, di una patada, golpeando la rueda delantera de la moto más cercana a mí.
Ésta se alejó, chocando contra el marica a su derecha, ambos 54 estrellándose en la cuneta.
Los idiotas gritaron mientras colisionaban con la alta hierba. Reduje la velocidad de mi
Harley y, retrocediendo, la detuve. Los bastardos gateaban, tratando de escapar. Todo
lo que podía ver era rojo. Metí la mano en mi cinturón, saqué mis dos cuchillos favoritos
y me acerqué a matar.

Mis fosas nasales se ensancharon. Mi piel picaba con el impulso de destrozar a los cabrones. De
hundir mi hoja en su carne. De ver la sangre derramarse en el suelo.

Sonreí con entusiasmo, los músculos de mis brazos se tensaron, sosteniendo mis
cuchillos. Se habían roto algunos huesos en el accidente. No podían escapar. Eran
míos para matar. Sus vidas eran mías para tomar.

Gritando entraron en pánico al ver que me acercaba. Lamí el borde de mi cuchillo,


saboreando el gusto metálico del acero en mi boca. Mi polla se endureció. Se puso
dura al imaginar cómo apuñalaría su carne. Como los oiría gritar. Como vengaría que
hubieran hecho gritar al pequeño niño y al pequeño bebé.
Apretando con fuerza mis cuchillos solté un rugido y me lancé por el primer hombre que vi.

Enviando el extremo de mi cuchillo hacia su rostro, lo tiré y me coloqué a horcajadas sobre


sus piernas. Inclinándome hacia delante, vi sus ojos abrirse con miedo, y sonreí.
Sonreí, sabiendo que mi jodido rostro era la última cosa que vería.

Poniéndome un cuchillo entre los dientes, agarré su garganta, aplastándolo en el suelo.


Podía sentir su pulso bajo mi mano. Podía sentirlo acelerarse.

Y lo sentiría detenerse.

Levantando mi cuchillo, clavé la primera puñalada en su estómago.

—Uno —siseé mientras la espalda del chino se arqueaba—. Dos. —Golpeé de nuevo, oyendo
el desgarro de la carne bajo mi cuchillo. Mi corazón latía de emoción—. Tres
—gruñí cuando apuñalé su estómago una vez más. El marica trató de moverse, trató de
gritar, pero bloqueé sus gritos. No más gritos.

¡No más jodidos gritos!

—Cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez. — Corté su estómago y su sangre caliente
salpicó mi pecho desnudo cubriendo mi piel.

El marica murió, sus ojos se volvieron vidriosos. Pero necesitaba un once. Sacando mi cuchillo,
lo levanté. Luego, con un fuerte rugido, lo clavé directamente en su frente,

dividiendo su cráneo. 55
Quitando la hoja de su cabeza, me puse de pie. El otro imbécil se alejaba gateando.
Mis músculos se contrajeron mientras me acercaba. Me escuchó y miró hacia atrás por
encima del hombro, gritó:

—Joder, por favor. Mierda, no me mates.

No hice caso de sus súplicas. Pero seguía gritando, chillando como un puto marica. Su voz
me enfureció.

Necesitaba morir.

Inclinándome, le agarré el cabello, echando su cabeza hacia atrás para desnudar su


garganta. No esperé esta vez, la necesidad de derramar sangre ardía demasiado
fuerte. Levantando la mano, enterré la hoja en su garganta… una vez, dos, tres veces,
cuatro. Y conté todas. Conté cada estocada mientras su sangre salpicaba mis brazos y
mis mejillas. Conté de uno hasta once hasta que ese hijo de puta estaba
completamente muerto.
Gruñendo trate de tranquilizar mi respiración pero las llamas eran todavía demasiado
fuertes en mis venas. Las muertes esta vez no se llevaron los gritos. Los chillidos se
encontraban en mi cabeza... sus gritos resonaban en mi cabeza. Esos fuertes gritos.
Agarrando mi cabeza con fuerza grite hasta que los chillidos y llantos desaparecieron
dejando nada más que el silencio.
El puto silencio.

Entonces cerrando los ojos pensé en su rostro. Pero no lo pude tocar. Cuando él necesitaba que
lo tocara, no pude. Porque era el mal. Tenía el mal en mis venas.

Las llamas eran las culpables. Tenían que irse. Todas tenían que salir. Finalmente todas, de
una vez por todas...

Tambaleándome camine a través de la zanja. Se me cayó un cuchillo al suelo y apreté mi


agarre en el otro.

—¡Mierda! ¡Chanyeol! No, hermano. Detente. Háblame. ¿Qué mierda está mal? ¡Háblame!

Levanté la cabeza. Kris... Kris estaba allí, me hablaba, pero el sonido de las llamas
rugiendo, llenaban mis oídos, quemándome por dentro. Vi su boca cuando levanté mi
cuchillo y corté mi estómago. Siseé al sentir mi carne abrirse. Cerré los ojos al sentir
algunas de las llamas alejándose. Pero necesitaba más. Necesitaba que se fueran
todas. No podría vivir más con los gritos en mi cabeza.

Corté mi brazo. Rajé mi pecho. Y la sangre se derramó. Pero las llamas se hallaban todavía en mi
interior, podía sentirlas bajo mi piel. Los gritos se encontraban todavía dentro de mí. Sus gritos, sus
gritos se encontraban todavía en mi interior. Sus gritos. 56 Sus gritos mientras él la hería,
mientras él la golpeaba.

Las lágrimas descendieron por mis mejillas al pensar en su pequeño rostro. Su


pequeño rostro gritando. Sus pequeñas manos extendiéndose hacia mí. Pero no le
podía tocar. Era malvado. Tenía el mal en mi sangre. Le haría daño. Le haría daño.

Registré un movimiento. Entonces, vi a Chen.

—Chanyeol, para. ¡Mierda, vas a matarte! No quiero tocarte, hermano, pero por dios que lo
haré si no te detienes, joder.

—No —gruñí, y di marcha atrás, mi cuchillo se encontraba frente a mí. Chen se detuvo. Me
miró mientras levantaba mi cuchillo y cortaba mi carne.

Pero no fue suficiente. No se iban. Nada de eso. Mi cabeza estaba demasiado llena.
Todo se encontraba demasiado lleno; mi pecho, mis venas, mi cabeza... todo
demasiado lleno De repente, una mano sacó mi cuchillo de la mía. Lo intenté alcanzar,
pero un brazo me agarró por detrás.
Mi cuerpo temblaba cada vez más fuerte mientras un brazo se curvaba alrededor de mi
garganta. Se apretó y rugí. Luché para liberarme. Pero la mano era demasiado fuerte.
Otro par de manos agarraron mis brazos. No me podía mover. ¡No podía moverme! Y,
ahora, más manos me tocaban. Tocaban mi piel. Evitando que las jodidas llamas
salieran.
—¡Métanlo en la puta camioneta! Vamos a tomar las motocicletas y deshacernos de los
muertos. Llamaré a Hangeng, necesitamos más hombres aquí. ¡Joder! ¡Devuélvanlo al
complejo antes de que su culo loco nos mate a todos!

Los puntos negros me llenaron los ojos cuando el brazo alrededor de mi cuello bloqueó
mi respiración. La oscuridad se acercaba, no podía soportar la maldita oscuridad. Tenía
miedo.

—Joder, Chanyeol. ¿Qué coño está pasando? —gritó alguien, pero me desvanecía. Podía
sentir la oscuridad viniendo a mí.

—¿Qué demonios salió mal, Kris?

—Joder, quién sabe, pero creo que el día ha llegado.

—¿Qué día?

—El día en que Chanyeol se ha roto de una vez por todas.

—¡Mierda! —gritó una voz.

Luego, vino la oscuridad, pero, ¿las llamas?

Las llamas y los malditos gritos se quedaron. 57


CAPÍTULO 7
Él me necesita

Chen irrumpió a través de los árboles que conducían desde su cabaña hasta la casa
Baekhyun y Kai; y mi corazón empezó a acelerarse. Algo le había sucedido a Chanyeol
en su corrida. Lo supe cuando no se presentó al caer la noche como lo habíamos
planeado. Y lo que sea que fuera lo había alejado de mí por dos días.

Dos largos días.

Y sus mejores amigos Kris y Chen también habían estado desaparecidos.

Mis nervios estaban destruidos preguntándose ¿Qué pudo haberle pasado? Y la manera en que
Chen se había apresurado desesperado, la manera en que había entrado en esta cabaña justo
ahora, había enviado un escalofrío de miedo por mi 58 columna.
De repente, voces elevadas sonaron desde la sala de estar del primer piso.

Era Chen. Reconocía su voz.

Lentamente me acerqué a la puerta cerrada. Mi mano se cernió sobre el pomo de la


puerta, pero sólo lo miraba. El miedo me sostenía en su agarre. Pero luego la voz de
Chen flotó por las escaleras. Su frenética... angustiada y molesta voz.

Chanyeol, pensé, él estaba aquí por Chanyeol.

Moviéndome por instinto mi mano aterrizó sobre el pomo y me deslicé a través de la


puerta. De pronto una cacofonía de ruidosas voces abrumaron mis sentidos y me
estremecí al oír demasiada gente.

Calmando mis nervios, me deslicé escalera abajo hasta el rellano de la planta baja y deteniéndome
me escondí en las sombras. Ahí esperé y escuché.

—Lo ha perdido jodidamente esta vez, Kai. Malditamente loco. No sabemos qué demonios hacer.
¿Qué va a pasar con él?
Acercándome más pude ver a Chen caminando con las manos en la cabeza por la
habitación. Kai y Sehun estaban sentados escuchando a Chen; y el resto de los
Hangmen se miraban con confusión y temor grabados en sus rasgos.
Chen, quien lucía cansado y descuidado, estaba revestido con sangre seca sobre su
camiseta y brazos mientras maldecía y corría su mano por su desordenado pelo negro.

—Simplemente está desquiciado, muy mal. Y por dos días no se ha calmado. ¡Joder!
— la voz de Chen se atrapó en su garganta y un gemido ahogado se escapó de sus
labios — Tuvimos que tocarlo, restringirlo. Y le juré a mi hermano que eso nunca
sucedería. La forma en que sus ojos me miraron, como si no pudiera creer que lo había
traicionado. ¡JODER!

Sehun se inclinó hacia delante.

—Cálmate, Chen. Tenemos que malditamente pensar.

Chen se atragantó con una risa sin humor.

—¿Calmarme? No lo viste, hombre. Creo... creo que esta vez lo hemos perdido. No
estoy seguro si va a estar bien otra vez. Y no sé qué lo provocó. No sé qué vio que lo
empujó sobre el borde. Sí, hubo un tiroteo, pero el hermano ha estado en más tiroteos
de los que puedo contar. Era como si estuviera viendo algo en su jodida cabeza.
Viendo algún recuerdo en su cabeza como si fuera jodidamente real.

Chen apretando las manos se agachó hasta el suelo y bajando la cabeza, dijo: 59
—Si ni yo, ni Kris pudimos calmar lo jodido que esta, ¿Quién demonios puede? — susurró con
una voz dolorida.

El silencio llenó la habitación. Todos los hombres estaban en silencio, heridos, con
dolor emocional. Pero en lugar de que el miedo se apoderara de mi cuerpo, algo dentro
de mí se encendió. El rostro de Chanyeol entró en mi mente e hizo que mis pies se
movieran hacia adelante. Sin detenerme ni dudarlo caminé lentamente hasta asumir
una posición en el grupo.

—Yo —susurré en voz alta, cuando salí de las sombras. Rápidamente todos los
hombres me miraron con obvia incredulidad, pero me trague todo mi miedo y dije—:
Déjenme intentarlo. Déjenme tratar de calmar a Chanyeol.

Sin bajar la mirada enderecé mis hombros, y me encontré con los ojos escrutadores de
Kai. Pero él no se movió de su asiento en el sofá.

Sehun miró a Kai, y luego a mí.

—Soo, esto es un asunto del club. No puedes estar aquí.


Ignoré a Sehun, y di un paso hacia adelante. Ni una vez quité mis ojos de Kai.

—Déjame intentarlo. Déjame ir con Chanyeol.


—Joder —escupió Sehun, pero pude ver en los tranquilos ojos de Kai que estaba pensando en
ello.

Girándome hacia Chen, quien me miraba con su boca abierta, dije

—Déjenme intentar. Yo... siento que puedo ayudar.

—¿Soo? — de pronto escuche la voz confundida de Baekhyun llamándome desde el pasillo y


me tense.

Cuando me di la vuelta, él y Luhan estaban de pie lado a lado con sus bonitos rostros
enmascarados en sorpresa. Baekhyun miró a su prometido, luego entró en la habitación.

—Soo. No puedes. Chanyeol... Chanyeol no está bien en este momento. Podría hacerte daño.

—No me hará daño —respondí de vuelta con completa convicción.

—Está jodidamente loco, Soo. No es el Chanyeol que conoces. — escuché a Sehun,


pero negué con mi cabeza. Fue entonces cuando Chen se paró a mi lado. Me
estremecí ante su proximidad, pero me negué a retroceder de lo que estaba decidido a
hacer.

6
—Tiene razón —dijo Chen con voz áspera y mi atención se disparó directamente hacia 0
su rostro. Chen le hablaba directamente a Kai—. En este momento reconozco que
mataría a cualquier marica en su camino, incluidos Kris y yo. Pero este pequeño —dijo
Chen, señalándome—. No lo sé. A pesar de cuan jodido e ido está en este momento, él
puede ser nuestra única maldita esperanza.

—¡No! —gritó Baekhyun, cuando Kai comenzó a señalarle algo a los hermanos.

Mirándolos sentí como mi corazón latía tan fuerte como las fuertes lluvias de una
tormenta golpeando una ventana. No sabía lo que se decía y de la nada, una oleada de
ira inflamó mi alma. Los hermanos comenzaron a discutir entre ellos. Baekhyun estaba
suplicándole a Kai que rechazara mi solicitud. Y negué con candente ira, furioso de ser
ignorado. Había sido ignorado lo suficiente en mi vida, dejado de lado, considerado
como débil y sin importancia.

Pero no ahora. No hoy.


—¡Alto! —grité por encima del volumen de voces frenéticas con mi voz fuerte e
inflexible. De repente, la habitación quedó en atónito silencio. Todas las miradas
centradas en mí.

Fijé mis ojos en Kai.

—No necesito tu permiso. Soy una persona adulta y no voy a ser regañado como si
fuera un niño.

—Soo… —Baekhyun trató de calmarme, pero me aparté de sus brazos abiertos y sacudí
mi cabeza.

—¡Basta! — grite y Baekhyun se echó hacia atrás con sorpresa—. Haré esto.

—Pero, Soo, es peligroso —dijo Luhan nerviosamente.

—Hemos estado en mayor peligro que esto en nuestras vidas, Luhan. Y Chanyeol me
salvó. Dos veces. Si es mi turno de ser su salvador, entonces con mucho gusto me
adentraré en el fuego.

Miré a Chen y ordené

—Llévame con Chanyeol.

Chen ni siquiera miró a Kai por permiso, simplemente me llevó a la puerta. Cuando pasé a
Baekhyun, él miró a Kai.

—Iré con él. — cerré mis ojos luchando contra mi ira. Pero cuando Baekhyun se colocó a
mi lado, encontré su presencia tranquilizadora.

Me volví hacia Luhan, quien estaba de pie en un costado de la habitación con la punta 61 de su
pulgar en su boca. Rápidamente me acerqué y le asegure.

—Estaré bien.

Los ojos de Luhan bajaron y tomando mi mano, susurró

—Por favor, reconsidera esto, Soo. Déjaselo a los hermanos. La idea que salgas
herido, que seas lastimado por el único hombre a quien nunca le has temido, me llena
de pavor.

Apretando la mano de Luhan, dije

—Esa es la belleza del libre albedrío, Luhan. Elegimos nuestras propias acciones. A
diferencia de la comuna, aquí somos los dueños de nuestro destino. Iré con Chanyeol.
Y que pase lo que tenga que pasar.
Luhan me miro y sus ojos se abrieron nerviosos.

—Soo, he escuchado cosas en los últimos dos días sobre Chanyeol. Y por lo que he
escuchado, suena poseído. Me temo que tiene maldad corriendo a través de sus
venas. La forma en que se comporta, la manera en que se corta. La oscuridad de su
alma.

Bufé con incredulidad.


—Y desde hace años Luhan, nosotros, tú, Baekhyun, Hansol y yo, fuimos vistos como
malvados por naturaleza debido a nuestras apariencias. Y lo creíamos. Nunca
dudamos de la escritura que afirmaba que así era. Creo que tal vez, si te dicen algo
con la suficiente frecuencia, terminas por creerlo aunque no sea cierto. Pero tal vez,
solo tal vez, alguien entrara en tu vida y te hará cuestionarte a ti mismo. Haciéndote
creer que eres digno de algo.

Luhan desvió la mirada, luego suspiró en derrota.

—¿Como Sehun hizo conmigo?

Asentí y añadí

—Al igual que Chanyeol lo hace conmigo.

Luhan jadeó ante mi confesión, y luego dijo

—Pero apenas has hablado con él. ¿Cómo puedes pensar de esa manera?

Sonreí, recordando su deseo de tocarme el rostro. Su mano temblorosa flotando en el aire,


sus ojos… y respondí:

—¿Cuáles son las palabras? A veces el simple pestañeo de un par de ojos o el rubor 62 de la
piel revela todo lo que necesitas saber. Las palabras pueden herir. El silencio puede curar.

Una lágrima cayó de los ojos de Luhan y su agarre se apretó.

—Soo…

—Me necesita, Luhan. Me salvó de Kyuhyun, de todos los hombres que han... han...

—Shh... —Luhan me tranquilizó.

Tratando de alejar de mi mente nuestros días en la comuna, dije

—Ya no estaría vivo sin él. Ahora es mi turno de pagar su ayuda de regreso.
Aceptando mi inquebrantable determinación, Luhan me jaló hacia su cuerpo. Cuando
me soltó, Sehun estaba a nuestro lado. Luhan se giró hacia Sehun y colocó su mano
sobre su brazo. Sehun asintió sin que Luhan dijera una palabra.

—Estaré con él, mejillas dulces. No te preocupes.

Mientras Luhan presionaba un beso en los labios de Sehun, salí de la casa. Baekhyun,
Kai y un ansioso Chen, esperaban por mí afuera. Entonces Sehun salió corriendo por
la puerta y se unió a nosotros.

Chen miró hacia mí.


—¿Estás seguro de esto, pequeño?

Un paralizante nerviosismo de repente me poseyó, pero lo escondí lo mejor que pude.

—Sí.

Baekhyun caminó a mi lado sosteniendo con fuerza la mano de Kai. Podía ver la
preocupación ensombreciendo su hermoso rostro y cuando Kai soltó su mano y
envolvió su brazo alrededor de sus hombros, acercándolo a él, me sentí culpable.

—Estaré bien, Baekhyun —dije, cuando atravesamos la línea de árboles y bajamos al terraplén
cubierto de hierba.

Baekhyun estuvo callado, luego simplemente respondió

—Lo sé. Eres tú, Soo. Eres la persona más valiente que conozco.

Este inesperado cumplido casi me hizo tropezar sobre mis pasos. Rápidamente me
encontré mirando hacia Baekhyun. Él sonreía. Y Su confianza en mí me hizo sentir
como si midiera tres metros.

Sonriéndole de vuelta seguimos a Chen quien nos condujo por el sendero hacia el grupo de
cabañas de Chanyeol. Gritos de agonía estallaron de repente y mi sangre se 63 congeló ante
los gritos de dolor y bramidos de tortura que venían de las cabañas en la base de la colina.

Tan pronto como Chen escuchó los gritos, aumentó la velocidad y se apresuró hacia adelante.

—¿Es él? —preguntó Sehun incrédulo, mientras tratábamos de seguir.

Chen corrió su mano a través de su cabello.

—Sí. ¡Mierda! —contestó.

Mientras más nos acercábamos, los gritos se volvían más fuertes. Esta vez un genuino
miedo cortó mi respiración. Hubiera estado seguro, antes de esta noche, que la
humanidad no era capaz de sonar tan salvaje. Pero no tenía ninguna duda de que el
Chanyeol que conocía no era el hombre emitiendo esos sonidos. Este Chanyeol estaba
deshecho. Este Chanyeol tenía un agonizante dolor.

—Dios mío —escuché murmurar a Baekhyun en voz baja, pero mantuve mi enfoque en
la cabaña y obligué a mis pies a moverse. Si me detenía, no estaba seguro si podría
reunir el coraje para continuar.

Rápidamente irrumpimos a través del claro con las tres pequeñas cabañas.

Afuera de la cabaña en el fondo, sentado a solas, estaba Kris. El hombre con cabello
rubio encorvado sobre una mesa y con las manos en su cabello. Su ropa estaba pesadamente
manchada de sangre al igual que la de Chen.

— Kris —llamó Chen.

Kris levantó su cabeza. Sus ojos estaban inyectados de sangre y su rostro estaba mortalmente
pálido.

—Está empeorando. — susurro Kris con dolor, mientras miraba a su amigo—. Cada
vez que entro, se pone peor. Mierda, hombre. Creo que esto es todo. Creo que lo
perdimos malditamente en su jodida cabeza.

La grave voz de Kris traicionó la profundidad de su tristeza y dolor.

De repente cuando un grito escalofriante salió azotando por la puerta principal de una
de las cabañas, Kris se puso de pie y colocó una mano sobre el brazo de Chen. Chen
se quedó quieto y con ojos vidriosos, Kris asintió resueltamente hacia Chen. La cabeza
de Chen cayó en derrota.

Su intercambio me asustó más que cualquier cosa lo hubiera hecho en mi vida. No


habían pronunciado palabras. Pero algo significativo había pasado entre ellos. Algo en
sus cuerpos tensos y expresiones doloridas estaba a punto de quebrar su mundo en

pedazos. 64
Kris miró hacia Kai y la mandíbula de Kai se apretó. Él envolvió a Baekhyun hacia su
pecho con más fuerza y lo besó en la cabeza. Sus ojos estaban cerrados y su
respiración sonaba dificultosa mientras soplaba en el cabello de Baekhyun.

Miré a cada hombre con gran detalle y pude sentir el cambio en ellos, sentí la espesa tensión
llenando este claro abierto.

—Tengo que verlo —dijo Sehun y dio paso hacia adelante. Kai soltó a Baekhyun.
A regaña dientes, Chen y Kris se movieron a un lado. Kai y Sehun procedieron al
interior de la cabaña. Me estremecí cuando el volumen de la angustia de Chanyeol
alcanzó un nivel ensordecedor.

De repente la mano de Baekhyun se deslizó a través de la mía. Levanté mis ojos para
ver a Baekhyun observando atentamente la puerta de la cabaña.

Kai.

Él estaba aterrorizado por el bienestar de su prometido.

Quería decir algo. Quería asegurarle que estaría bien. Pero los gritos venenosos de Chanyeol
me dejaron sin palabras.

—¿Por qué está él aquí, Chen? —dijo Kris y lo vi empujar su barbilla hacia mí.
Chen suspiró.

—Pensamos que Chanyeol podría responder a él. Fue su idea. No la mía.

El enfoque de Kris fue a la deriva hacia el bosque y negó con su cabeza.

—No funcionará, hermano. Nada lo hará. La forma en que se siente por el puto no lo traerá
de regreso de ésta.

Mi corazón se desplomó ante sus palabras.

De pronto con un sonido seco la puerta de la cabaña se abrió. Kai y Sehun salieron. Sus
rostros tenían expresiones de profunda angustia mientras caminaban directamente hacia
Chen y Kris. Mis ojos se quedaron pegados a los hombres y su conversación.

Me acerqué un poco más, Baekhyun siguiéndome detrás.

—Joder, yo... no tengo ninguna maldita palabra sobre la mierda allá dentro —dijo Sehun,
ásperamente.

Kai señaló algo para Kris y Chen. Kris negó con la cabeza.

—Ni siquiera entonces, Prez. Él estaba en mal estado, verdaderamente jodido por esta 65
puta institución, pero él no estaba así de loco. Joder, serví en las fuerzas militares y nunca vi
a nadie perderse en su cabeza de esta manera.

Chen se desplomó en una silla y Sehun colocó una mano sobre su hombro.

—Mierda —dijo Chen con voz áspera— Nos pidió detenerlo, ¿Cierto, Kris? Esto es lo que
él quería, ¿cierto?
Kris cruzó los brazos sobre su amplio pecho y asintió.

—Sí, hermano. Ni siquiera quería vivir así. Sabes lo que dijo que hiciéramos si alguna vez
perdía el control. Si en algún punto no regresaba de su jodida cabeza.

Chen arrojó su cabeza hacia atrás y lanzó un ruidoso gruñido. Su cabeza cayó hacia delante
de nuevo.

—Yo lo haré —anunció Kris.

Mi respiración se detuvo y mi mano de inmediato soltó la de Baekhyun. No, pensé para


mí mismo con mi corazón corriendo en una oscuridad de miedo. No pueden estar
hablando de lo que creo que están hablando… —Hermano, es tu mejor amigo —dijo
Sehun.

Kris levantó sus atormentados ojos del suelo.


—Es por eso que tengo que hacerlo. Confía en mí. Después de todo por lo que hemos
pasado… —Kris negó con su cabeza cuando no pudo hablar más—. Yo lo encontré. Lo
encontré en la adolescencia. Jodidamente lo saqué de ese manicomio, el hermano
estaba atado en esa cama con tanta mierda siendo bombeada a sus venas como si
fuera un maldito trozo de carne. Ha estado a mi puto lado desde eso. No, Kai. Tengo
que hacerlo. Nosotros empezamos esta mierda juntos, y yo tengo que ser el que la
termine. Él es mi hermano.

Un terror puro se apoderó de mí. Sentí una mano en mi brazo mientras miraba hacia la puerta
de la cabaña, mientras escuchaba los gritos detrás a la madera.

—Soo —susurró Baekhyun con tristeza evidente grabada en su voz.

Todo lo que podía ver en mi mente eran los ojos de Chanyeol mirándome. Y si… si…
Un sollozo se escapó de mi garganta cuando pensé en esos ojos, drenados de vida.
Cuando pensé que no estarían más montando guardia bajo mi ventana. No
observarían cada uno de mis movimientos, cuando yo estuviera cerca.

No, Kris no podía apartarlo de mí. Mi alma se partiría en dos.

Lo necesitaba.

Él me necesitaba. 66
Apretando mis labios juntos para silenciar un sollozo herido, una energía jamás
inexistente surgió a través de mi cuerpo. De reojo vi a Kris comenzar a caminar hacia
su propia cabaña para buscar algo. Baekhyun ya se había unido a Kai y Sehun al lado
de Chen. Chen tenía su rostro enterrado en sus manos.
Pero yo estaba inmóvil cerca a la puerta de la cabaña de Chanyeol.

La puerta de la cabaña que Kai y Sehun habían cerrado pero sin seguro.

De inmediato, supe lo que tenía que hacer.

Sin darme tiempo de cambiar de idea, solo mire hacia delante y corrí hacia la puerta. Mi
respiración dificultosa resonaba en mis oídos mientras corría. Alcancé la puerta de la
cabaña justo cuando la voz de Baekhyun gritó mi nombre. Pero no me detuve. Tenía
que llegar adentro.

Abriendo la puerta de la cabaña me apresuré hacia el interior, y de un empujón la azoté


para cerrarla. Con mis manos temblando, eché todas las cerraduras y agarrando una
silla cercana la atasqué bajo el pomo de la puerta.

—¡Soo! — gritó Baekhyun—. ¡Abre la puerta!

Fuertes voces siguieron enseguida, gritándome que los deje entrar. Pero no podía.
Apoyando mis palmas sobre la madera, como si pudiera reforzar la puerta, empuje con fuerza
y grité:

—No dejaré que lo lastimen. Por favor… sólo déjenme calmarlo. Déjenme calmar su ira.

De pronto como si fuera una señal, Chanyeol gritó detrás de mí. Mi piel se erizó en sintonía con
el dolor en el sonido.

Cerrando mis ojos, tomé una profunda respiración y me di la vuelta.

Mi respiración era irregular mientras me quedaba inmóvil sabiendo que estaba


enfrentando al hombre en quien pensaba constantemente. Entonces me estremecí
cuando otro gruñido dejó su garganta. Conté hasta tres, luego me obligué a abrir los
ojos.

Mi espalda golpeó la puerta mientras lo hacía. Mis piernas perdieron fuerza y ardientes
lágrimas brotaron de mis ojos. Mientras me dejaba caer al suelo, un par de torturados
ojos negros quemaron a través de los míos, y susurré:

—Chanyeol… no…

67
CAPÍTULO 8
Las llamas.

No podía detener las llamas.

Los hombres me habían atado.

No podía alcanzar mis navajas.

Y él estaba aquí conmigo. Incluso con los ojos abiertos, podía verlo. Podía verlo a él en mi mente.
Podía oír su voz en mi mente. No podía silenciar su voz. Me dijo que era pecador, maldiciendo el
mal en mi sangre. Pero no sabía qué era lo que él quería de mí. No quería recordar su cara cuando
me gritaba. No quería recordar ese lugar frío y oscuro. No quería recordar su cinturón azotando mi
piel. Pero no podía alcanzar mis navajas para detener los recuerdos... para detener los recuerdos

que jodían mi 68 cerebro...


—Es un maldito retrasado, Kim Hye. Se sienta todo el día en su habitación, jugando
con ese maldito juego de Legos. ¡Construyendo y construyendo, nunca demostrando
estar feliz o contento o ninguna puta cosa! No habla, no responde a nada de lo que
digo. No llora ni se ríe. ¿Dónde tiene una maldita emoción?
Me encogí en la esquina de la habitación, mirándolo gritarle a mi mamá. Sus ojos
estaban tristes mientras me miraba. Pero no lloraba. Mi mamá ya no se reía ni lloraba
ni gritaba.

—GukHwan —rogó—. Por favor, sólo déjalo en paz. Sencillamente es diferente de los
otros niños. Pero es nuestro... es mío. Sé que es especial. Lo puedo ver en la forma en
que piensa y se comporta, pero… —¿Especial? ¡Es un maldito retrasado!

Me estremecí.

Estaba hablando de mí. Estaba enojado conmigo, otra vez. Pero no entendía lo que
había hecho para enojarlo tanto. Yo trataba. Siempre trataba de hacerlo feliz. Pero
nunca funcionaba. Solo se enojaba más. Y me lastimaba cada vez más. Y sentía su
decepción muy dentro de mí. No podía dormir y toda la preocupación hacía que mis
manos temblaran. Yo… estaba tan confundido. No era mi intención hacerlo enojar.
Trataba... de verdad, realmente, trataba.

De pronto sentí pasos fuertes en el piso y levantando la mirada vi cómo se acercaba


furioso a la mesa donde mi mamá estaba preparando la comida. Maldiciendo arrasó
todo con el brazo y todos los platos se estrellaron contra el suelo. Temblando puse mis
manos sobre mis oídos cuando mi hermanito bebé empezó a llorar y negando con la
cabeza comencé a mecerme en el suelo tarareando en voz baja para bloquear los
sonidos. Odiaba el sonido de los gritos. Hacía que me dolieran los oídos. Hacía que me
doliera el pecho y que me revolviera el estómago.

Pero mis manos cubriendo mis oídos no podían bloquear los sonidos, los golpes, los gritos
de mi hermanito, su vozarrón.

—He hablado con el pastor Hwan — grito de pronto mi padre — Cree que el niño
podría tener el mal en su cuerpo. Las llamas del infierno podrían estar fluyendo por sus
venas. Es por eso que actúa así. Esa es la razón por la que parece retardado.

Confundido dejé de mecerme y extendí mis brazos. Los di vuelta para inspeccionar mis
venas. Pero no podía ver las llamas. Mi mente comenzó a ir a toda marcha. ¿El mal?
¿Tenía el mal dentro de mí? ¿Las llamas corrían por mis venas?

Sin quererlas dentro de mí, me rasqué los brazos sobre las venas de la muñeca. No 69
quería
las llamas dentro de mí. ¿Quizás sacándomelas de la sangre, él podría quererme? ¿Quizás podría
saber qué es lo que quería de mí?

Al oír el crujido de las tablas del suelo, miré hacia arriba. Se había acercado. Me quedé
mirando su rostro.

Su piel se había vuelto más pálida. Él y mamá estaban los dos mirándome. Sus ojos se
habían agrandado. Mamá se había llevado la mano a la boca. Pero la cara de él
estaba roja, tenía la boca apretada. Algo estaba mal, pero no sabía qué.
Sin apartar los ojos de mí, dijo:

—¿Ves, Kim Hye? ¿Ves cómo siente el fuego debajo de su piel? ¿Ves cómo se araña
para sacarse las llamas? El pastor nos ha advertido todo esto en la iglesia. Nos ha
hablado sobre las señales del mal en nuestros parientes.

Mis dedos se congelaron en mi piel. Miré hacia abajo y había sangre goteando de la
vena. Sentí mi pecho relajarse sabiendo que había dejado escapar algunas de las
llamas. Alcé mi muñeca para mostrarle. Para mostrarle que las llamas malvadas salían
de mi cuerpo, como él quería.

Pero él dio un paso atrás, su boca ya no estaba apretada. En cambio, sus labios se habían
separado.

Se volvió hacia mi mamá.


—Voy a llamar al pastor Hwan. Voy a llevarlo directamente a la iglesia.

Mis manos dejaron de moverse cuando mencionó la iglesia. No me gustaba ese lugar.
No me gustaba el pastor. No me gustaban las serpientes que tenían. No me gustaba la
bebida que hacía que sus cuerpos cayeran al suelo.

Mamá corrió hacia adelante y lo agarró del brazo.

—Por favor, GukHwan. Déjalo. O… — mi mamá respiró hondo—. ¿O quizás


deberíamos llevarlo al médico? ¿Tal vez es más de lo que podemos entender? Quizás
esta vez deberíamos ver a un médico de verdad que nos ayude... lo ayude.

Él se detuvo en seco y sus ojos se estrecharon mirando el brazo de mi mamá.

—¿Un médico? — pregunto con furia — Conoces nuestra fe, Kim Hye. Sabes que
evitamos la atención médica. Si oramos lo suficiente, si somos puros y humildes, Dios
nos sanará... si no... — grito y empujó a mi mamá hasta que se golpeó contra la mesa
de la sala. Mamá gritó de dolor y se me dio vuelta el estómago. Quise correr a
protegerla pero me detuve cuando él me señaló a la cara—. Si no terminaremos así.
Plagados del pecado y del mal ¡y de retrasados!

Me estremecí al oírlo y me acurruqué en el suelo. Él me asustaba.


7
Temblando lo vi agarrar las llaves del coche. Luego caminó hacia mí. Pero no quería
0
ir. Me arrastré tan contra el rincón como pude, todo el tiempo sosteniendo mis brazos.

Furioso él me agarró de las muñecas y me empezó a empujar para que saliera del
rincón, pero me defendí. Lo golpee con los brazos pero eso solo hizo que me agarrara
más fuerte. Dolía, pero seguía luchando para liberarme.
—¡No! ¡Por favor! —gritaba mi mamá a mi lado—. No es malvado. No es…

Pero él movió la mano y le dio una bofetada.

—¡Apártate! Apártate y ocúpate de tu otro hijo que está llorando. El hijo que, si Dios quiere,
¡no será para nada como éste!

Mi mamá se tropezó llorando. Pero, de repente, él me dio una bofetada a mí. Dolió
tanto que me caí al suelo. Él aprovecho eso y me levantó del cuello de la camisa y
puso su cara junto a la mía con los ojos llenos de ira.

—El mal vive dentro de ti, chico. Un mal que, ¡Joder!, me voy a asegurar de que sea
exorcizado sea como sea. Te haré normal. Te corregiré. Ya no verás más allá de mí
cuando te hable. Ya no asustarás más a la gente cuando entres a algún lado,
avergonzándonos de tenerte como hijo.

Gritando me sacó de la casa arrastrándome. Busqué a mamá, pero ella estaba en la


parte trasera de la cocina, amamantando a mi hermanito. Sin apartar mis ojos de ella vi
cómo me miró cuando pasé con lágrimas corriendo por sus mejillas.

Confundido la mire.

Ella nunca lloraba. ¿Por qué estaba llorando?

—¡Mamá! —grité, pero sollozando, me dio la espalda.

Empujándome por el jardín, papá abrió la puerta del carro y me sujetó fuertemente en
el asiento trasero del coche. Luché contra el cinturón de seguridad. No quería ir a la
iglesia.

Me latía la cabeza mientras trataba de escapar, pero con el tiempo dejé de moverme.
No podía salir y él no iba a soltarme. Porque tenía el mal dentro de mí. Porque tenía
llamas fluyendo por mi sangre.

Levantando los dedos, me los puse sobre los brazos y comencé a cavar con mis uñas. Pensé en el
fuego, en las llamas. Pensé en sus colores naranja y amarillo. Pensé en su calor. Pero no podía
ver las llamas en las venas de mi muñeca. Parecían normales. Pero no lo eran. Él dijo que era por
eso que no entendía lo que la gente quería de mí. Debido al mal que me daba fuego en la sangre.

71
Sabía que era diferente. Sabía que no entendía lo que la gente quería de mí. Sabía
que no reaccionaba como correspondía a lo que la gente decía. Era por eso que ya no
hablaba con nadie más. Era por eso que no tenía amigos. Era por eso que no
respondía las preguntas de la gente. Porque sabía que no iba a responder bien. No
sabía qué respuesta darles y la gente se enojaba conmigo. Lloraban. Se alejaban. Me
dejaban solo, y no entendía qué había hecho mal.
Y algunas personas se reían de mí… ellos eran los peores. Me señalaban y se reían y me
decían “retrasado”.

Entonces me entristecía. Sus palabras me entristecían. Y no dormía. Me quedaba


acostado, despierto pensando en sus rostros, en los rostros que ponían cuando se
reían.

Cuanto más pensaba en las reacciones de la gente hacia mí, más me clavaba las uñas
contra la piel. Al mirar hacia abajo, vi la sangre comenzar a salir goteando de la vena.
Chillé por el dolor agudo que me producían las uñas, pero luego mi cuerpo se llenó de
una cálida sensación. Debido a que las llamas invisibles, el fuego del Infierno que vivía
dentro de mi cuerpo, estaba siendo liberado.

Y él dijo que cuando las llamas se fueran, yo podría ser normal. Podría ser común.

El auto se detuvo y miré por la ventana. Estábamos en una tranquila carretera. Al lado, había
un pequeño edificio blanco: nuestra iglesia.
Luché para poder respirar, ya que al ver la iglesia se me apretaba el pecho.

Luego de unos segundos, la puerta se abrió y el pastor Hwan salió con el presbítero
Kang. Ambos eran muy grandes y me asustaban. Ellos manejaban las serpientes en la
iglesia y le daban veneno a la gente para que pusieran a prueba su fe.

Él se bajó del auto y lo vi acercarse a los hombres. Su mano pasó por encima de su
cabeza, entonces él me miró y negó. No podía oír lo que decían. Pero debía estarles
diciendo acerca de las llamas en mi sangre. Él estaría diciéndoles que tenía el mal en
mi interior. Preso del pánico, me quedé mirando mi muñeca. Me rasqué en las venas,
clavando mis uñas. Pero mis uñas no eran lo suficientemente filosas. No podían sacar
más provecho de sangre.

Entonces, por el rabillo de mi ojo, lo vi caminando hacia el auto. El pastor y el Viejo de la iglesia
regresaron al interior del edificio. Sin mirarme abrió la puerta a mi lado, desabrochó el cinturón de
seguridad y me tomó del brazo. No habló mientras me arrastraba fuera del auto. Levanté mi
muñeca para mostrarle que estaba tratando de sacarme las llamas. Que no necesitaba a la iglesia,
que podría hacerlo yo mismo. Que podría sacar las llamas de mi interior si tan solo me dejaba
intentarlo. Pero golpeó mi muñeca, y luego me golpeó en la parte posterior de mi cabeza. Mis ojos

ardieron de dolor. 72
Tragué saliva cuando llegamos a la puerta de madera. Podía oír al pastor hablando dentro,
entonces él me arrastró a la iglesia.

Nos quedamos en la parte superior del altar. El pastor Hwan y Viejo Kang estaban en el
altar. Podía oír el ruido. Podía escuchar los siseos.

Mi estómago cayó.
Serpientes. Tenían las serpientes.

Él me hizo caminar hacia adelante, empujando en mi cuello todo el tiempo, pero planté
los pies firmemente en el suelo de madera y extendí la mano para agarrarme de un
banco. Él dejó de tirar, a continuación, pasando delante de mí, me dio un golpe en la
cara. El dolor explotó en mi cabeza. Mi mano se apartó de la banca y pude saborear la
sangre en mi boca. Pero tenía miedo; mi sangre contenía mal y llamas. Escupí la
sangre en el suelo del pasillo, tosiendo tanto que vomité.

—Tráelo aquí, GukHwan — la voz del pastor Hwan llamó desde el altar, mientras trataba de
limpiar la sangre y vómito de mi boca.

Él enganchó sus manos debajo de mis brazos y me llevó hasta el altar. No pude luchar
esta vez. Estaba cansado. Mi cabeza y cara estaban heridas por el dolor de sus
golpes.
—Ponlo en la mesa —comandó el pastor Hwan. Y rudamente, él me puso sobre la mesa. —
Quítenle la ropa.

Quería gritar. No quería que me quitaran la ropa. Pero él y el viejo Kang comenzaron a
desvestirme. Y hacía frío. Hacía tanto frío.

Giré mi cabeza de lado a lado, tratando de escapar, pero no podía liberarme de sus
fuertes manos. Entonces, cuando mi cabeza rodó hacia la derecha, me quedé helado.
Había una serpiente. Una serpiente en una caja transparente a mi lado.

Sentí mis pantalones saliendo, entonces él y el viejo Kang me sostuvieron por mis muñecas y
tobillos. El pastor Hwan caminó a la caja transparente y abrió la tapa.

El traqueteo se hizo más fuerte y el pastor Hwan levantó la serpiente. Cuando la sostuvo en
sus manos, dijo:

—La serpiente es la encarnación del diablo. Si su niño es fiel y puro, si abarca el


Espíritu Santo, el Señor lo protegerá. Pero si el mal corre en su sangre, la serpiente va
a verlo y atacará.

Mis fosas nasales flameaban mientras trataba de respirar. El pastor Hwan iba a poner la serpiente
en mí. No quería a la serpiente en mí. No quería que me mordiera. 73
El dominio sobre mis muñecas y brazos se hizo más fuerte. Cerré los ojos mientras el
pastor colocaba la serpiente en mi estómago pero el ruido de la cola de la serpiente se
hizo más fuerte y más fuerte en mis oídos. Podía sentir su cuerpo fresco comenzando
a deslizarse por mi piel.

De pronto el pastor Hwan comenzó a orar, el viejo Kang se le unió. Y él también.


Pero yo mantuve los ojos cerrados. Mantuve los ojos cerrados y la esperanza de que la
serpiente no me atacara. La esperanza de que no tuviera las llamas en mi sangre. Que
el mal no corriese por mis venas.

Sin embargo cuando la serpiente se movió por mis piernas, oí un silbido fuerte y un
dolor agudo me atravesó el muslo. Grité de dolor, apretando los dientes. Entonces, de
repente, la serpiente fue apartada de mi cuerpo.

Asustado podía sentir sus manos temblando mientras me sostenía por mis muñecas y
lentamente abrí los ojos, para encontrarlo mirando fijamente la herida en la pierna. Sus
ojos miraron a los míos. No entendía lo que significaba su mirada. Estaba cansado.
Todo me dolía, y mis ojos comenzaron a cerrarse.

Pero todavía podía oír voces. Oí al pastor Hwan y al viejo Kang hablando.

—Algo está viviendo dentro de él, GukHwan. Algo malo corre por sus venas. Un mal que
debe ser exorcizado.
Escuché su grito ahogado. Y todo lo que podía pensar era que había llamas en mi
sangre. Unas llamas que tenían que salir. Pero me tenían prisionero. No podía llegar a
las llamas. Necesitaba conseguir sacarlas de mi sangre. Cortarlas de mi sangre. Pero
no podía liberarme.

Cerrando los ojos seguí pensando en las llamas pero la oscuridad llegó y me llevó.

Cuando me desperté, estaba en un cuarto oscuro, la suciedad llenaba todo el suelo y


las paredes. Mi cabeza palpitaba, mis muslos dolían, pero no podía sentir la mitad de
mi cuerpo.

Entonces me acordé de...

Y pude sentir las llamas. Podía sentir las llamas debajo de mi piel. Llamas que necesitaban salir.

De pronto oí pasos por encima de mí. Pasos pesados. Podía escuchar a mamá
llorando, rogándole que hiciera algo. Pude oír a mi hermano bebé llorando. Sus fuertes
gritos me hacían doler la cabeza.

Tensándome sentí como los pasos se detuvieron justo encima de mí. Mi cuerpo empezó a
temblar pensando en él y de repente, una escotilla se abrió por encima de

mí cabeza y la brillante luz resplandeció en donde yo yacía. 74


Luego él saltó a mi lado con sus ojos luciendo furiosos.

Temblando mire sus manos.

Llevaba un cinturón.
Sin saber que hacer lo miré a los ojos mientras daba un paso hacia adelante.

Cerrando los ojos pude recordar el dolor. El número once... y las llamas... las llamas invisibles
saliendo con mi sangre...

Y a él…

Abriendo los ojos con la respiración agitada de pronto un techo de madera vino a mi
vista. Había mucha luz pero me encontraba atado. Mis muñecas y tobillos estaban
atados. Y muchos hombres entraban y salían de una puerta a mi izquierda. Los
hombres que iban a hacerme daño.

Esos mismos hombres...

Me dijeron cosas, pero no podía oír por encima del griterío, por encima el sonido de las
llamas en mi sangre. Me removí furioso necesitando que las ataduras se rompieran. Y
cuando escuche puerta a mi izquierda abrirse de nuevo, supe que era uno de ellos.
Uno de los que me ató. Uno de los hijos de puta que quería matar.
Los ruidos de gritos, chillidos y puertas azotándose eran demasiado. Entonces oí una voz:

—No voy a dejar que le hagas daño. Por favor... sólo déjame calmarlo. Permítanme calmar su
rabia.

Me congelé con mi espalda arqueándose sobre lo que sea que estuviera extendido. El
sonido de los torrentes de sangre llegaban a mis oídos, pero la persona en la
habitación conmigo ahora era nueva... la voz... su voz hizo que los gritos en mi cabeza
se detuvieran…

Jadeé duro con mis ojos mirando al techo. Entonces oí un grito y mi cabeza voló hacia
un lado. El piso. En el suelo había un chico. Un chico pequeño, con sus brazos
alrededor de sus rodillas. Mis ojos parpadearon rápido y luché para poder ver. Con mi
estómago tensándose por saber quién podría ser.

Cabello negro... pequeño cuerpo... sus manos, sus manos eran delgadas...

Entonces vi sus ojos. Ojos marrones. El pulso en mi muñeca y mi cuello se aceleró al


ver esos ojos marrones. Y las llamas se calmaron. El fuego todavía estaba allí,
ardiendo bajo mis músculos. El mal todavía corría por mi cuerpo, pero podía respirar.

Jadeé. Sudaba. Pero podía respirar. 75


Cuando lo miré, pude respirar.

Pero estaba cansado. Y no podía soportarlo más. No podía pelear más. Ya no quería ser
así. Ya no quería oír los gritos. Oírlo a él…
Me quedé mirándolo. Y él chico me devolvió la mirada. Mi ritmo cardíaco era más lento
en mi ardiente pecho a carne viva. De pronto una lágrima se deslizó por su rostro. Vi la
lágrima caer por su mejilla, preguntándome, ¿por qué estaba llorando? Entonces, no
antes de que las llamas se hubieran calmado por completo, esa sensación del fuego
comenzó a reconstruirse con más fuerza — para torturarme otra vez—. Las llamas no
se mantuvieron alejadas por mucho tiempo.

Nunca se irían y ya no podía soportarlo más.

Luchando contra la oscuridad que me amenazaba, tomé una respiración profunda sintiendo por
última vez las llamas en mí sangre.

Levantando la mirada vi al chico congelarse mientras me miraba, pero abrí mi boca y susurré

—Mátame...

CAPÍTULO 9
Me quedaré con Chanyeol.

No podía creer como lucía. Chanyeol. Mi Chanyeol. Roto, atado de tobillos y muñecas
a la pequeña cama en el centro de la habitación. Su torso estaba desnudo y se
encontraba cubierto de sangre. Le habían cortado la piel. Por todas partes. Tenía
marcas diagonales y arañazos por todo su cuerpo. Sus piernas estaban cubiertas por
los pantalones de cuero pero estaban igual de rotos con sangre asomando de ellos.

Pero fueron sus ojos... sus hermosos ojos oscuros los que tenían mi alma sufriendo.

Sus pupilas estaban dilatadas, por lo que casi se veían completamente negros. Pero el blanco de
sus ojos ahora era de un rojo brillante, muchas venas habían estallado. Y era fácil de ver el por
qué. Gritos desgarradores salían de su garganta, su espalda se arqueaba fuera de la cama y su

cuerpo y brazos estaban completamente rígidos como 76 si se estuviera quemando desde el


interior.

Mis piernas habían cedido por el estupor de verlo en este estado torturado. Y había
terminado en el piso. La magnitud del problema que Chen y Kris habían descrito, ahora
era evidente frente a mí. Chanyeol estaba sufriendo. Más de lo que nunca había visto
antes.
De pronto mientras miraba su cuerpo ensangrentado sentí su cabeza girarse hacia mí y
levantando la mirada vi como todos sus frenéticos golpes cesaron. Contuve el aliento,
con miedo de hacer cualquier movimiento repentino. Y esperé a que me viera, que
viera que era realmente yo, Soo. La persona que vigilaba sin cesar. Pero sus ojos
parecían atravesarme sin emoción alguna. El dolor atascó mi garganta y sin moverme
ni un centímetro, una lágrima cayó por mi mejilla. No me reconocía.

Sin dejar de mirar sus ojos atormentados, mi corazón saltó con esperanza cuando
capture un destello de algo en su mirada angustiada y confundida. Lentamente me
acerqué con la ilusión de que estaba volviendo a mí, pero sus magullados y secos
labios se abrieron para romper mi corazón en mil pedazos.

—Mátame...

Su voz era áspera, como si estuviera tragando pequeños fragmentos de vidrio. Pero su
petición había navegado hacia mis oídos tan ruidosamente como si fuera un grito.
Los dedos de sus manos se volvieron rígidos y su espalda comenzó a arquearse.
—Mátame —gruñó de nuevo, más alto esta vez.

Pude ver que, fuese lo que fuese lo que lo mantenía esclavizado, estaba recuperando
su fuerza. Pero no había ninguna duda sobre lo que Chanyeol quería. Lo que me
estaba pidiendo hacer.

Las venas en sus brazos cubiertos de sangre de repente se tensaron furiosamente


mientras sus puños se cerraban con fuerza y su cuerpo empezó a temblar. La cabeza
de Chanyeol comenzó a retorcerse con desesperación mientras sus ojos miraban
fijamente cómo sus piernas luchaban contra las ataduras. Un grito de dolor salió de sus
labios y me levanté de un salto incapaz de soportar su dolor. Mi pecho se agrietaba con
cada segundo que pasaba.

Esta no era manera de vivir. Pero no podía matarlo. No podía...

Cuando sus oscuros ojos se fijaron en mí, pude ver su súplica silenciosa. No quería
vivir de esta manera. Quería ser libre de su dolor. Como yo, durante tantos años,
quería ser libre.

Temblando, me acerqué.

La espalda de Chanyeol se doblaba y arqueaba con desesperación pero luego se dejó caer en el
colchón empapado en sudor. Quería tocarlo. Más que nada, quería poner mi 77 mano sobre su
brazo y decirle que estaría bien. Quería liberarlo de sus cadenas y sostenerlo en mis brazos.

Pero no podía. Nuestros respectivos miedos y barreras me alejaban. Era demasiado a


lo que hacerle frente ahora. Me sentía suspendido en el momento. Pero nadie debería
vivir de esta manera, con tanto daño y dolor.
Solo a centímetros de la cama, mis manos temblaron de tal manera que temí que no se
detuviesen jamás.

Lentamente mi mirada vagó sobre los moretones en sus brazos... y la sangre. Mis ojos
siguieron mirando recto, mirando su piel estremecerse y sus músculos crisparse. A
continuación, finalmente, encontré sus ojos. Ojos que me robaron de la respiración. Me
miraban.

La mano de Chanyeol de pronto se extendió en cuanto me acerqué y susurró:

—Las llamas. Las llamas están muy calientes. No puedo... No puedo detenerlas... hacerlas que
paren... queman demasiado... mátame... por favor...

—Chanyeol. — sollocé y negué—.Yo... No puedo... Yo… —

Por favor...

El desesperado timbre de su voz cortó mi alma, haciendo sangrar mi corazón. La


cabeza de Chanyeol rodó hacia un lado, mientras otra ola de dolor atormentaba su
cuerpo.

Había perdido peso. Su piel era de un blanco sepulcral y sus ojos estaban llenos de dolor.

Cerrando los ojos, suspiré profundamente. Cuando los abrí, levanté la vista. En la
pared había una tira de metal, metal magnético con filas y filas de cuchillas. Un rugido
se derramó de la garganta de Chanyeol y sabía que cualquier calma que hubiese
reunido apenas había disminuido.

Mátame... las llamas están muy calientes... Recordaba de nuevo sus palabras y suplica. Y me
encontré caminando lentamente hacia adelante.

Con cada paso, el dolor se enterraba más en mi estómago. Pero mis piernas todavía
me llevaron hacia adelante. Paré debajo de la fila de cuchillos y agarré uno que había
visto que lo sostenía mientras se paseaba debajo de mi ventana. Tenía un mango de
madera marrón. El filo era afilado y el acero estaba tan pulido, que la tenue luz del
techo lo hacía resplandecer, proyectando una sombra en el suelo.

La pequeña cama crujió y Chanyeol lanzó un sonoro grito. Cerré los ojos y vacilé. 78
Respirando profundamente, los abrí una vez más.

Tranquilizándome, me giré, mientras la espalda de Chanyeol se arqueaba y su cabeza


se movía. Asegurándome que tenía un fuerte agarre en el cuchillo, aplasté de nuevo la
ansiedad que mantenía mi cuerpo tensó y avancé.

Escuchando mis movimientos, Chanyeol gruñó hacia mi dirección, pero su mirada cayó
sobre el cuchillo en mi mano y su cuerpo se congeló. Entonces lo vi, la mirada de alivio
en sus ojos, contemplando la hoja. La hoja que sostenía relajadamente a un lado. Sus
fosas nasales de pronto se ensancharon y rastreó mis movimientos hasta que llegué a
su lado.

Temblando me di cuenta que estaba más cerca de lo que había estado en muchos meses.

Estando tan cerca, podía ver cada detalle de su cuerpo. Pude ver todo de él, cada
cicatriz, cada corte, cada moretón. Pero no podía alejar mis ojos de su rostro. Nunca
había mirado directamente a ningún hombre a parte de mis hermanos. Después de lo
que había sufrido a manos de los discípulos, no podía pensar en ellos como guapos.
No había pensado en ello para nada. Simplemente no pensaba así. Nunca sentí la
emoción de tener a alguien cerca. Nunca había sentido el corazón aletear, nunca había
sentido que perdía el aliento. Cuando Luhan y Baekhyun hablaban de Sehun y Kai,
cuando se sonrojaban con solo describir sus hermosos rostros, ojos o labios; yo no lo
entendía.
Pero aquí, cerca de Chanyeol, ahora mismo, mirando su rostro angustiado, sus rasgos
afilados: su nariz, sus labios gruesos, su mandíbula y esos ojos conmovedores con
pestañas negras increíblemente largas. Una sensación desconocida floreció en mi
corazón, llenándome de luz. Con un calor increíble. Esta cercanía, me hacía sentir una
chispa entre nosotros. Sentía algo magnético surgiendo en el aire.

Yo... yo lo quería como si fuese mío. En este momento, viendo al hombre que se había
convertido en el centro de mi mundo, romperse, no quería otra cosa que salvarlo.
Regalarle la paz que tanto merecía, incluso si esto significa sacrificar mi corazón recién
despertado en el proceso.

De repente con un fuerte silbido, el cuerpo de Chanyeol se endureció, y mi puño apretó


el mango del cuchillo. Parecía como si pesase una tonelada, pero sabía lo que tenía
que hacer. Por Chanyeol, me dije, tienes que hacer esto por Chanyeol.

Afianzando mi tembloroso agarre, levanté la hoja, dejándola suspendida en el aire e


inhalando profundamente bajé la mirada a Chanyeol. Sus hermosos ojos me
acechaban con suplica.

Con lágrimas llenándome los ojos, abrí mis labios y susurre:

—Chanyeol... Sé que estás perdido ahora mismo. Pero quiero salvarte. Quiero 79
salvarte como tantas veces me has salvado. —temblando tragué el bulto que estorbaba
en mi garganta y seguí—. Sé que quieres paz eterna, pero... pero... no puedo... No
puedo quitarte la vida.

Llorando negué y acerqué mi boca a unos pocos centímetros de su oído.


—Sé que las llamas te torturan. Sé que vives con dolor. Sé que ya no quieres vivir.
Yo... También he estado ahí. He sentido el impulso de desaparecer, de nunca
despertar otra vez. Pero entonces algo me sucedió. Alguien me sucedió... tú.

La respiración errática de Chanyeol sopló contra mi rostro, pero no se movió. Su cuerpo


estaba total y completamente inmóvil.

Alejándome un poco, miré sus ojos vidriosos y le recé al Todopoderoso, que me


estuviese viendo. Que pudiese oír mis palabras. Mirándolo tan indefenso quise pasar
los dedos a través de su cabello, como había visto a Baekhyun hacer con Kai, pero me
alejé.

—Te he estado observando, Chanyeol. Al igual que has hecho conmigo. Y te he visto
liberarte de las llamas. He contado contigo desde mi ventana mientras te cortabas la
piel, liberando lo que crees que corre dentro de ti. — mis piernas comenzaron a temblar
cuando levanté el cuchillo y alinee la hoja sobre su brazo—. No te quitaré la vida, pero
te ayudaré a liberar las llamas. Me quedaré aquí contigo, en esta habitación, hasta que
vuelvas a mí. Hasta que mi Chanyeol regrese.
Tratando de calmar el temblor de mis manos bajé la punta del cuchillo a una zona de
piel sin daño en el antebrazo de Chanyeol y justo antes de que mi garganta se secara
por lo que iba a hacer, dije:

—No tomaré tu vida, Chanyeol, porque eres demasiado valioso como para perderte.

Apoyando la mano, presioné la hoja afilada en la piel de Chanyeol y la arrastré a lo


largo de su carne. Cuando la herida surgió y la sangre comenzó a fluir pude ver como
el tormento de Chanyeol decrecía poco a poco.

—Uno —susurré en voz alta, incapaz de alejar los ojos de los suyos.

La mirada amplia y agotada de Chanyeol permaneció fija en mí. Pero se convirtió en tranquilidad,
tranquilidad con alivio.

Corté de nuevo.

—Dos —continué contando—, tres, cuatro, cinco.

El cuerpo de Chanyeol empezó a relajarse, sus brazos y piernas, bajo el fuerte agarre
de las ataduras, se calmaron. Miré su brazo, ahora recubierto con un brillo fresco de
sangre y me obligué a seguir. Todo dentro de mí gritó que me detuviera, pero sabía

que tenía que continuar. Tenía que llegar a once. 80


Moviendo la cuchilla a su brazo superior, seguí cortando.

—Seis, siete, ocho, nueve.


Las náuseas se construían en mi garganta por tener que cortarlo. No estaba seguro de continuar,
pero de pronto el brazo de Chanyeol tembló y le oí susurrar:

—Diez.

Los oscuros ojos de Chanyeol ahora estaban atentos, mirándome. Lágrimas cayeron por
mi rostro. Chanyeol inhalo una respiración trabajosa y repitió con voz áspera:

—Diez.

Sin apartar los ojos de los suyos, corté su piel.

Los párpados de Chanyeol se agitaron con alivio mientras dije

—Diez.

Desplazando la hoja, el pecho de Chanyeol se amplió en una respiración expectante.

Cortando profundo, dejé salir:


—Once.

Como si una ducha de agua fría extinguiese las llamas en su sangre, Chanyeol se relajó
contra la cama mientras su respiración incontrolada se ralentizaba.

Al instante dejé caer el cuchillo al suelo, mirando fijamente mi mano, ahora salpicada con
sangre de Chanyeol. Me sentí enfermo mirando el líquido rojo.

Sin saber que hacer mi mirada aterrizó lentamente en el extenuado cuerpo de


Chanyeol. Parecía agotado con sus manos y pies ahora inmóviles bajo los apretados
lazos. Pero era su rostro lo que me animó a buscar un poco de paz por lo que había
hecho. Su hermoso rostro, con sus rasgos suaves y relajados. Y sus ojos. Sus ojos
medio cerrados, dándome las gracias. Había luchado con éxito contra la oscuridad que
consumía su alma.

Por ahora.

Acercándome, susurré:

—Duerme, Chanyeol. Descansa. Estaré aquí cuando despiertes.

Sin dejar de mirarme no tardó mucho tiempo en cerrar los ojos y dormir para calmar a su agotada

mente. Mirando su tranquilo rostro alejé el impulso repentino de presionar 81 un beso en su


mejilla y vi como su amplio pecho subía y bajaba en un movimiento constante. Pero mientras
Chanyeol encontraba una paz temporal, de repente, me encontré lleno de culpa.

¿Qué he hecho? Pensé, al ver la sangre en mis manos.


Mis pies me llevaron hacia atrás, hasta que tropecé con un objeto. La pequeña cabaña
terriblemente desordenada se registró de repente en mi mente. Apenas había algún
mueble, excepto por esta pequeña cama y una única silla. Sin luz. No había nada que
lo hiciese un lugar acogedor. Las cosas de Chanyeol estaban por todas partes, polvo y
telas de araña cubrían las paredes. El piso estaba desordenado con ropa y platos
sucios, también lo que parecían trapos cubiertos de sangre. Excepto una pequeña
mancha en la parte trasera de la casa. Parecía una trampilla en el suelo. Pero la
trampilla de madera estaba cubierta de arañazos, marcas de cuchillo y lo que parecía
ser sangre seca con un balde al lado.

Mirando la sangre con horror me dije que todo esto era demasiado, demasiado.

Las lágrimas rápidamente me cegaron y el pecho apretó mis pulmones. Necesitaba aire.
Necesitaba respirar aire fresco, solo mientras él dormía.

Encontrando la puerta, silenciosamente aparté la silla debajo de la perilla de la puerta y


salí. Tan pronto como golpeé el aire frío, me hundí en la tierra y dejé caer las lágrimas
libremente, justo en mis manos ensangrentadas.
—¡Soo! — la desesperada voz de Baekhyun de pronto atravesó mi dolor y pestañeé para
apartar las lágrimas de mis ojos.

Baekhyun se agachó delante de mí.

Cuando mi visión se aclaró, vi a Baekhyun alargar las manos para apretar las mías. Pero
con sorpresa, las soltó de golpe.

—Dios... Soo —susurró rápidamente, empalideciendo —. ¿Qué ha pasado?

De repente, cuatro largas siluetas bloquearon la luz mientras se amontonaban en torno a


Baekhyun para verme.

—¿Qué mierda? —exclamó una profunda voz.

Moví los ojos para mirar al autor de la pregunta. Chen me observaba de una forma
extraña. Su rostro estaba igual de triste que antes de que yo entrase en la cabaña,
pero, ahora, sus ojos se encontraban paralizados.

Bajé la mirada hacia mis manos. Las levanté. Estaban temblando. Temblaban muchísimo. La mano
de Baekhyun acaricio mi rodilla doblada, cuando preguntó:

—¿Soo? ¿Qué pasó? Oímos gritar a Chanyeol y, de repente, todo quedó en silencio. 82
Sintiendo cinco miradas angustiadas, suspiré y contesté en voz baja
—Lo corté. Quería que lo matara... pero... pero no pude. Tenía que salvarlo, como él hizo
conmigo.

—¿Te pidió que lo mataras? —preguntó alguien con tono áspero, empapando de devastación cada
palabra.

Alcé a mirada. Kris dio un paso adelante. Asentí y él retrocedió sorprendido.

—¿Qué? —gritó Sehun y miró fijamente a su hermano.

Kris negó pero vi la culpa en sus ojos.

—Ha hablado con él. Durante dos días, fuimos incapaces de obtener nada de él. Ni una
maldita cosa, sólo gritos y que se volviese loco en la cama.

Mi corazón empezó a latir con fuerza a casusa de sus palabras llenas de dolor. Preocupado la
atención de Baekhyun se apartó de Kris para centrarse en mí.

—Soo. ¿Lo has oído? Llegaste a él.

Asentí asombrado.

De pronto sentí a Baekhyun tomar mi mano a pesar de la sangre y repetí mis palabras
—Tenía que liberar las llamas.

Baekhyun frunció el ceño, confuso.

—¿Lo cortaste? —Chen rodeó a Baekhyun y se agachó a su lado—. Lo cortaste con un


cuchillo. — señaló mis manos—. ¿Por eso tienes las manos manchadas de sangre?

—Sí. Yo... yo lo corté.

Mi confesión se encontró con un absoluto silencio. Se me hizo un nudo en el estómago por


la culpa, pero continué:

—No quería herirlo. Pero me pidió que lo matara. Dijo que no podía soportar más las
llamas. Que se estaban volviendo muy calientes. Tenía dolor, suplicaba con los ojos...
— me fui apagando, mientras un sollozo escapó de mi boca.

—Shhh... —me tranquilizó Baekhyun, mientras se sentaba a mi lado en el suelo.

Pasó su brazo por mis hombros y caí en su cálido abrazo.

—Lo he observado durante meses, Baekhyun. He visto cómo lucha contra su dolor interno. He
visto cómo se corta la piel. He visto cómo lo hacía. Así que hice lo mismo que él. Lo corté... Yo...
yo tomé la hoja y lo corté... Tenía que liberar las llamas. 83
Mis lágrimas caían con un auto desprecio filtrándose por mi cuerpo. Pero justo cuando pensé
que no sería capaz de llenar el hoyo de mi estómago, Chen dijo

—¿Fuiste capaz de acercarte tanto?

Su pregunta me tomó con la guardia baja. Levantando la cabeza del hombro de Baekhyun, me
encontré con la expresión confusa de Chen y asentí.

Rápidamente, la cabeza de Chen se volvió para mirar fijamente a Kris.

Kris frunció el ceño.

—¿Y por qué está callado ahora?

Aclarándome la garganta, contesté

—Se encuentra dormido. Los cortes liberaron las llamas. Está descansando.

Los ojos de Kris se abrieron ampliamente y se alejó, caminando de un lado a otro y pasándose la
mano por el cabello.

Sentándome derecho, le pedí a Chen

—Necesita descansar. Pero le aseguré que me quedaría. Que estaría cerca hasta que se
liberase de su tortura.
Sehun desapareció y fue tras Kris. Estaba con el corazón en un puño, mientras Sehun
alcanzaba al mejor amigo de Chanyeol. Sehun pasó el brazo por los hombros de Kris,
que se hundieron de inmediato.

—Pensamos que estaba perdido. Lo intentamos todo durante dos días. ¿Pero nosotros
en esa habitación? Sólo lo hacía diez veces más jodido. No tengo ni idea de quiénes
pensaba que éramos, pero seguro que no veía a sus hermanos. Estábamos
preparados para sacarlo, entonces, llegaste y, en cuestión de minutos, lo calmaste,
conseguiste que durmiera —confesó Chen.

Agachó la cabeza. Parecía tan triste. De hecho, Kris y Chen se veían completamente
exhaustos. Mi estómago dio un vuelco cuando comprendí lo mucho que amaban a
Chanyeol. Tuvieron que sentirse muy impotentes por no poder hacer nada.

A un lado, mis dedos se tensaron. Luego, con una respiración fortalecedora, extendí la
mano con timidez, pero, en el último momento, la retiré. Chen alzó la cabeza de
repente. Me miró fijamente, entonces las esquinas de sus labios se levantaron,
dándome un rastro de sonrisa.

—Me quedaré con Chanyeol.


Chen dejó salir un gran y reprimido resoplido. 84
—Soo —declaró Baekhyun con cautela—. Nadie espera que te quedes. Has ayudado a
Chanyeol, superando nuestras expectativas.

En un momento, enderecé la espalda y me levanté. Percibí a Kai, observándome en


silencio, sus duros rasgos siguiendo todos mis movimientos. Pero seguí aferrándome a
mi deseo.

—Me quedo —recalqué.

Baekhyun se levantó.

—¿Por qué, Soo?

Me giré hacia mi hermano y respondí

—Porque ese de allí es mi Chanyeol. Y me necesita. A nadie más. A mí.

—¿Tu Chanyeol? —susurró, y ladeó la cabeza.

Sentí el rubor cubrirme las mejillas y me encogí de hombros.

—Es como considero a Chanyeol. Como mío. Desde el momento en que fui capaz de tocarlo,
y él a mí, fui reclamado. He sido suyo todo este tiempo.

Quitando el polvo de mi pantalón, dándole algo que hacer a mis inquietas manos, le
pedí a Baekhyun:

—Por favor, ¿puedes traernos algo de comida? ¿Los ingredientes para hacer una sopa? ¿Y
cosas para limpiar su cabaña?

Baekhyun asintió, aturdido. Kai extendió el brazo, rodeando su cuerpo y atrayéndolo al suyo.
Susurró algo que sólo ellos dos escucharon.

Baekhyun cerró los ojos, pero, suspirando, asintió.

—Lo traeré en seguida, Soo —anunció Baekhyun.

—Gracias.

Baekhyun miró a Sehun, Kris y a Chen; y luego de nuevo a mí.

—¿Estás de acuerdo con quedarte aquí mientras consigo lo que pediste?

Asentí sin dudarlo.


Baekhyun y Kai desaparecieron rápidamente en el bosque, dejándome solo con tres hombres. Sin
saber que hacer permanecí quieto, cabizbajo, jugando con las manos, cuando Chen se aclaró la

garganta y dijo 85
—Tienes que ser directo cuando hables con él.

Curioso por la instrucción, levanté la cabeza, sólo para ver a Sehun y Kris uniéndose a Chen.

Kris miró a Chen, entonces, se centró en mí.

—No es perspicaz. Si quieres algo de él, pídeselo directamente. No lo insinúes, porque


no lo entenderá. Si quieres saber qué está pensando, pregúntaselo. Puede que no te lo
cuente, el hermano no dice mucho, pero tal vez lo haga. Es tímido, realmente tímido.
Luchará por estar a tu alrededor, para saber cómo actuar. Pero si le hablas o pareces
interesado, eso lo tranquilizará. Y, joder, si sale de esta mierda en la que está metido y
se corta, no lo mires. Se vuelve realmente tímido.

—Tampoco muestra realmente sus emociones. Si es feliz, algo que honestamente no


creo que haya sido nunca, o si se siente triste, su rostro no cambia. Pero sabrás si está
enfadado. Parece ser incapaz de controlar esa mierda. Lo consume cuando se enoja.
Las llamas... arden más cuando está cabreado —añadió Chen.

Suspiré, sin ser consciente de que no había respirado mientras me hablaban. Alcé la mano
para presionar mi frente.

Chen se agachó de repente para mirarme a los ojos.


—¿Lo entendiste, Soo?

Asentí, intentando recordar desesperadamente todo lo que habían hablado, cuando tímidamente
pregunté

—¿Por... por qué es así?

El rostro de Kris se tensó y una expresión protectora adornó sus rasgos.

—Simplemente es como es, Soo. Chanyeol es diferente. Pero, joder, no lo hace menos
importante.

—Mira, Soo. Simplemente, Chanyeol piensa diferente de ti y de mí. Posiblemente, una


enfermedad que tenga, con la que ha nacido. Pero no sabe lo que es y, sinceramente,
aunque sospecho qué es, no es mi maldito problema. Es Chanyeol. Es mi maldito
hermano, enfermo o no.

Si la situación hubiese sido diferente, podría haber sonreído ante lo mucho que se preocupaban
por Chanyeol.
Después de eso, el silencio cayó entre nosotros tres. Chen y Kris fueron a sentarse en las sillas
que había fuera de la cabaña. Entonces, el corazón se me cayó a los pies cuando vi la tercera silla

vacía. En mi imaginación, fantaseé con los tres mejores 86 amigos sentados aquí fuera en la
noche, antes de que Chanyeol fuese a hacer guardia bajo mi ventana.

Mis ojos buscaron la puerta de madera de la cabaña de Chanyeol. Me pregunté si


sabía cuánto lo amaban. Sospechaba firmemente que no. Imaginaba que, fuesen
cuales fuesen los oscuros pensamientos que lo apresaban, le hacían imposible verlo.

—¿Lo soportaras, Soo?

Giré la cabeza a un lado, Sehun estaba recostado contra la cabaña, con un pie en la
pared, cigarrillo en mano. Asentí y fijé la mirada en la línea de los árboles, deseando
que Baekhyun se diese prisa en volver.

—¿Estás seguro? —incitó Sehun.

—Sí —susurré y vi como los ojos de Sehun se entrecerraban en mí. Le dio una calada a
su cigarrillo, luego, exhaló una gran nube de humo.

Mirarlo me hizo pensar en Luhan. En su vida antes de conocer a Sehun. Se encontraba


tan dañado. Al igual que yo. Tan dañado que sabía que estaría solo por el resto de mi
vida. Y me alegraba por eso. Luhan lo había estado también. Sin embargo, Sehun se
ganó su corazón. Tan dañado como se hallaba, incluso después de que se lastimó, él
lo quería por encima de todos los demás. Y se comprometió con él bajo la mirada de
Dios.
Sehun no se movió con sus ojos mirando hacia adelante, pero dijo.

—Simplemente pregunta, Soo. Lo que sea que esté en tu maldita mente.

Sintiendo el calor inundar mi rostro por haber sido atrapado, me armé de valor para inquirir

—Amas a Luhan —dije en voz baja.

Sehun arrojó el cigarrillo al suelo, luego, se giró hacia mí, sonriendo con amabilidad.

—¿Esa es una pregunta o una afirmación?

—Una pregunta —contesté.

La sonrisa de Sehun se desvaneció y asintió.

—Él es mi puta vida, Soo. Amo a ese puto hasta la muerte.


—¿A pesar de que está dañado? ¿Incluso después de lo que pasó con nosotros… a él,
en La Orden? ¿No es demasiado con lo que lidiar?

La mandíbula de Sehun se tensó ante la mención de La Orden. Por un momento, pensé que no iba
a responder. Entonces, respirando profundamente, contestó: 87
—No, en absoluto, Soo. ¿Creo en toda esa mierda de Jesús en la que cree Lu? Joder,
ni un poco. Pero ese puto tuvo mi corazón desde que lo vi por primera vez cuando
salieron de esa celda. Y sí que estaba dañado, él pensaba que no valía ni una mierda.
Pero siempre fue para mí. Al igual que Baekhyun con Kai. Esos idiotas del culto casi
los destruyeron. Pero eso no significa que no puedan sanar. Mira a Lu ahora, el mejor
maldito puto en el maldito planeta. Y lo tengo. Él es mío. Jodidamente dañado o no. Y
soy el hijo de puta más afortunado.

Mi garganta se apretó con emoción al oír la convicción en sus palabras. Por primera
vez, sentí ganas de saber cómo sería. ¿Cómo sería ser amado por encima de todas las
cosas? ¿Cómo sería ser amado tan plenamente, tan profundamente?

El viento frio desordenó mi cabello, haciéndome estremecer, cuando, de repente, Sehun se


puso frente a mí.

Se aseguró de mirarme directamente a los ojos, cuando dijo:

—A él no le importará.

Parpadeé en respuesta, arrugando la frente, inseguro de lo que Sehun quería decir. Pero
luego, señaló hacia la cabaña de Chanyeol.

—Chanyeol. No le importará que hayas pasado por toda esa mierda. No conozco su
pasado, joder, incluso Kris y Chen no saben mucho. Pero él ya siente algo por ti, Soo.
No voy a mentir, no sé qué mierda se te metió para que te guste ese puto desastre de
cabeza suya, pero el hermano allí recibió una maldita bala por ti. No vas a conseguir
mayor compromiso que eso. ¿Me entiendes?

Mi corazón se agitó ante las amables palabras de Sehun, pero justo cuando iba a darle las
gracias, Baekhyun y Kai salieron del bosque, Kai sosteniendo tres bolsos.

Cuando se acercaron, estiré mis manos y tomé los bolsos.

—Comida, artículos de limpieza. También puse algunas camisetas para ti, junto con
otras ropas limpias. Y tu cuaderno de dibujos y lápices, así podrás dibujar. Sé lo mucho
que te gusta. —Baekhyun ofreció una sonrisa de apoyo. Y abrazándome con fuerza,
advirtió — Ten cuidado.

Mi corazón se hinchó.
—Gracias.

Le di a Baekhyun una pequeña sonrisa y, entonces, me di la vuelta hacia la puerta.


Cerré los ojos. Al abrirlos, giré con cuidado el pomo de la puerta y entré. Colocando los
bolsos en el suelo, mis ojos cayeron sobre Chanyeol, que seguía acostado en la cama.

Caminé, mis pasos tan silenciosos como la noche, hasta que llegué a su lado. La 88
visión de él, ensangrentado y dañado, pidiéndome ponerle fin a su vida de sufrimiento, todavía
me dolía profundamente. Pero, dormido, Chanyeol era… él era… perfecto.

Siempre fue un alma torturada. Siempre se paseaba, murmuraba, o se cortaba. Y verlo así,
tan tranquilo y quieto, me rompió el corazón.

Levantando la mano, la puse sobre el rostro de Chanyeol. Y, sin hacer contacto, la


pasé por su frente, su nariz, sus labios llenos y por su barbilla. Una sonrisa curvó mis
labios mientras continuaba pasando la mano por encima de su brazo hasta que llegué
a la suya. Su mano vuelta hacia arriba, mostrándome su palma.

Imaginando el boceto de mi cuaderno de dibujo, puse mi mano directamente sobre la


suya. Su mano era mucho más grande que la mía. Más áspera, cubierta de tatuajes de
llamas, diseños de clavos metálicos torcidos y plateados, y cicatrices. Mi mano era
delgada y pálida, pero nunca en mi vida había mirado algo que se viera tan perfecto
como esta vista.

Un gemido escapó de la boca de Chanyeol y retrocedí, sintiendo la pérdida inmediata


de la imagen de nuestras manos entrelazadas, de estar tan cerca del hombre al que
elegí… no, al que necesitaba salvar.

Chanyeol intentó girarse, pero las cuerdas en sus manos y pies se lo impedían.
Incluso en sueños, un ceño fruncido frustrado arrugó su frente.
Luché para saber qué hacer. Él quería ser libre, me rogó que lo liberara. Sabía en mi corazón
que él no lo haría, no podría hacerme daño.

Decidido, me moví hacia la cama y, con cuidado de no tocar su piel, empecé a


desenroscar las cuerdas. Cuando el último pedazo cayó al suelo, Chanyeol
inmediatamente encorvó su cuerpo, acurrucándose en una bola pequeña en medio de
la cama.

Cuando di un paso atrás, no pude evitar pensar que, yaciendo así, él parecía ser un niño
pequeño. Tan roto y asustado.

Me quedé allí durante varios minutos, preguntándome qué podría haber sucedido en su
vida para hacerlo de esta manera. Entonces, mis ojos se dirigieron alrededor del resto
de la pequeña cabaña, y me puse a limpiar. Necesitaba ayudarlo de alguna manera. Y
podía limpiar. No podía hacer mucho, pero sabía hacer eso.
Todo estaba en desorden. Los mayores culpables… los trapos ensangrentados y secos que
cubrían el suelo.

Hice un trabajo rápido recogiendo toda la basura, entonces, vino un punto muerto cuando llegué a
la única área limpia en el cuarto, el único lugar no abarrotado de cosas. Bajando la mirada, vi una
trampilla integrada en el suelo. Me agaché para 89
inspeccionar los arañazos y sangre seca manchando la madera. Podía oler el cubo antes de
llegar a él, e incapaz de soportarlo, decidí que sería lo primero que limpiaría.

Unas horas más tarde, la cabaña estaba limpia y ordenada. Lavándome las manos
preparé los ingredientes para la sopa, pero justo cuando empecé a cortar las verduras,
un grito de agonía atravesó la cabaña.

Dejando caer el cuchillo, hui de la cocina y corrí hacia la habitación abierta. Chanyeol
se retorcía en la cama, sus uñas arañando sus brazos. Su espalda estaba arqueada,
su cuerpo de costado, sus caderas meciéndose adelante y atrás como si alguien
estuviera detrás de él… como si…

Mi estómago se retorció, cayendo en un pozo vacío ante lo que representaba la posición de su


cuerpo… Chanyeol inmovilizado, alguien detrás de él, alguien…

No…

Y gritaba de dolor. Incapaz de soportar lo que supuse que ocurría en su cabeza, me


encontré rodeando la cama. Su rostro estaba arrugado con agonía. Sus ojos
fuertemente cerrados y jadeaba por la boca. Entonces, miré hacia abajo. Se hallaba
excitado. Su virilidad erecta y empujando contra el material de sus pantalones de
cuero. Sin embargo, tan excitado como parecía estar, el dolor en su rostro y los gritos
torturados que salían de su boca, me decían que era todo lo contrario.
Se encontraba atrapado.

Atrapado en su mente.

Al llegar a la cabecera de la cama, me detuve y grité:

—¡Chanyeol! —Su cuerpo aún se retorcía, así que me acerqué más—. ¡Chanyeol! — intenté
de nuevo, pero sus gritos se volvían más fuertes, ahogando mi voz.

Apresurándome hasta el mismo borde de la cama, bajé la cabeza y grité

—¡Chanyeol! —Por tercera vez.

En esta ocasión, el cuerpo de Chanyeol se movió, sus ojos se abrieron de golpe, y con
un fuerte rugido, saltó de la cama, sus enormes manos aterrizaron en mis brazos. Y
con una fuerza descomunal me empujó hacia atrás, hasta que mi espalda se estrelló
contra la pared, sacando el aire de mis pulmones.
Sus dedos se clavaron en mis brazos sacándome algunas lágrimas. Pero levanté la
vista para encontrar sus ojos negros perforando los míos. Este no era el Chanyeol que
yo conocía. Este era el asesino. El Hangmen con cuchillos.

Con los dientes apretados y un gruñido de rabia, sus manos callosas comenzaron a 90 moverse
hacia el norte. Mi estómago cayó cuando me di cuenta que iba a mi garganta. Me ahogaría.

Iba a matarme.

Cerrando los ojos, traté de pensar en qué lo calmaría. Pero sus manos habían llegado
a mis hombros. Me devané los sesos en busca de una respuesta, cuando lo único que
podía pensar era en lo que me tranquilizaba a mí.

Todo mi cuerpo temblaba de miedo, pero me las arreglé para inhalar una respiración lo bastante
profunda para cantar con desesperación.

—Esta es mi… pequeña luz… la haré… brillar… Esta es mi… pequeña luz… la haré…
brillar… Esta es mi… pequeña luz… la haré… brillar… Brillará… Brillará…
Brillará…

Aliviado sentí como las manos de Chanyeol se detuvieron a los lados de mi cuello
cuando las palabras salieron de mis labios. Su respiración era tensa y sus bocanadas
de aire cálidas fluían sobre mi rostro con fuerza. Me quedé quieto en el lugar. Pero,
entonces, sus manos empezaron a temblar profusamente y, cuando me obligué a abrir
los ojos, me enfrenté con dos piscinas de tinta mirándome con confusión. Contuve la
respiración, mientras los ojos de Chanyeol revoloteaban rápidamente de un lado a otro.
Y entonces lo vi, un destello de reconocimiento sacándolo de la oscuridad que poseía
su mente.
Con un siseo sorprendido, se tambaleó hacia atrás hasta que se estrelló contra la
pared y se dejó caer al suelo. Temblando levantó las manos frente a su rostro, y las
miró como si no pudiera creer lo que acababa de hacer.

De pronto sus manos bajaron mientras sus labios se abrían y cerraban. Y cuando esos
cansados ojos oscuros volvieron a la vida, pausó su respiración me miro y, entonces,
susurró

—¿Soo…?
91

CAPÍTULO 10
Eres especial para mí.

Estaba en el Sótano de Castigo y él había venido por mí. Estaba en la oscuridad; había
estado allí por mucho tiempo…

Arriba de mí escuché la escotilla abrirse. Él saltó junto a mí y la tenue luz de arriba me hizo
fácil ver la navaja en sus manos.

Apestaba a alcohol. Y podía oírlo respirar pesadamente. Temblando lo escuché


desabrochar su cinturón. Cerré mis ojos cuando empezó a caminar hacia mí. Esta vez
no me dio ninguna instrucción, solo me dio la vuelta de un golpe, me quitó los
pantalones, extendió mis piernas de una patada y se empujó contra mí.

Apreté los dientes cuando llegó dolor. Mis uñas rasparon contra las paredes, mientras 92
trataba de no gritar. Entonces vino la navaja, raspándome la espalda. Sentí la sangre
comenzar a derramarse; me sentí mejor. Todavía dolía, pero me estaba liberando de
las llamas, del mal interior. Él me decía que estaba sacando el mal de mí carne.

Maldiciendo gruñó en mi oído y su aliento se derramó sobre mi rostro. Apestaba al


alcohol que siempre bebía. Me hacía sentir enfermo. Pero no podía vomitar o se
enojaría y me pegaría.

Luego se movió más rápido. Dolía más y más. Mis manos temblaban contra la pared,
pero no se detuvo. Siguió empujando más fuerte, cortando con la navaja a lo largo de
mi piel, liberando las llamas. Luego dejó caer la navaja y sus manos me agarraron.
Odiaba que me tocara. Tenía maldad en mis venas y eso hizo que ella se fuera. Él me
había dicho que por eso ella se había ido, por mi toque. Que las llamas dentro de mí la
infectaron… haciéndola hacer esa cosa pecaminosa que nos dejó solos.

Intenté respirar. Intenté abrir mi boca, decirle que no me tocara o también estaría
infectado, pero me golpeo con fuerza una vez más, gritándome en el oído que era un
retardado mientras me presionaba contra la pared.

Temblando esperé que se moviera, no quería que su pecho tocara mi espalda.

De pronto tropezando se tambaleó hacia atrás y me caí al suelo. Con miedo eché un
vistazo alrededor y pude verlo de pie, bajando la mirada hacia mí. Sus puños estaban
apretados. Automáticamente, cubrí mi cabeza con mis brazos. Normalmente me
golpeaba. Siempre se enojaba después de tomarme, diciendo que mi alma lo
necesitaba. Que era mi culpa.

Maldiciendo se acercó y me escupió, haciendo que su saliva golpee mi mejilla.

—¡Jodido retrasado del mal! —me gritó y pateo con su pie, golpeándome en la pierna—. Es tu
culpa que se haya ido. No podía soportar haberte creado.

Mi corazón dolía ante sus palabras, sintiendo como si algo se partiera dentro. No había
querido que se fuera. La amaba, era amable conmigo. No quería tener las llamas en mi
sangre. Pero no podía sacarlas. Traté de arañarlas para sacármelas. Pero no
importaba cuánta sangre cayera al suelo, todavía podía sentir las llamas debajo de mi
piel. Fuego ardiente hirviendo mi piel.

De repente mi hermanito comenzó a gritar. Odiaba sus gritos. Me daba dolor de cabeza. Sin
poder soportarlo levanté las manos para ponérmelas sobre mis oídos.
—¡Joder! —gritó él, luego abrió la puerta del sótano y salió, cerrándola de golpe,
dejándome atrapado dentro—. ¡Cierra la boca hijo de puta! —le gruñó a mi hermano.
Pero mi hermano solo gritó más.

Me mecí en el lugar, tarareando para tratar de bloquear los sonidos. Pero todavía podía oír los
gritos, no podía bloquearlos. Dejando caer las manos, extendí mi brazo y 93
arañé mi piel. Tenía que conseguir que las llamas salieran. Si lo lograba, entonces él me
amaría. Y no le gritaría al bebé. Y el bebé dejaría de gritar.

Así que arañé mi piel. Arañé hasta que sentí la sangre corriendo por mis brazos. Hasta
que pude sentir las llamas saliendo… —¿Chanyeol?

Jadeé, tratando de respirar y abrí los ojos. Mis manos estaban en la cabeza y me mecía
contra la pared. Pero ahí estaba esa voz suave de nuevo…

Soo. La voz pertenecía a Soo.

—¿Chanyeol? Háblame —insistió Soo. Entonces recordé mis manos sobre su piel.
Sobre sus brazos… sobre su cuello.

—¡No! — yo lo iba a lastimar, pero entonces… Esta es mi pequeña luz la haré brillar…

Reconocí su voz. Escuché su voz. En la oscuridad, escuché su voz. Mis ojos picaron cuando
escuché esa dulce voz en mi cabeza… cuando lo escuché cantar.

—¿Chanyeol? —Su voz estaba más cerca ahora.


Podía oír pasos en el suelo, pero mi cabeza estaba llena de gritos. Podía oír los
insultos, podía oír al bebé gritando. Pero no podía tocarlo. Y ella se había ido. Por mi
culpa.

Entonces él había venido por mí, noche tras noche...

—Chanyeol, mírame. —Sin poder hacer nada más, levanté la mirada y parpadeé,
sacando el agua que bloqueaba mi vista, las imágenes empañando mi mente. Pero se
aclararon cuando lo vi. Cuando vi sus ojos marrones.

Pero cuando miré detrás de Soo, pude verlo a él caminando hacia adelante. La ira
desgarró a través de mi pecho. Él no podría hacerle daño. No podría tocarlo como hizo
conmigo. Pero podía ver sus ojos sobre Soo.

No… No.

Tenía que hacer que se fuera. Tenía que irse.

Mis manos empujaron la madera debajo de mí y su atención se movió hacia mí.


—¿Chanyeol? —susurró Soo, mientras se apuraba hacia atrás.

—¡No! —grité. Se estaba moviendo más cerca de Soo. Y se estaba quitando el 94 cinturón. Mi
corazón cayó cando vi sus manos desabrochando su cinturón.

Me tambaleé a través de mi cabaña. Necesitaba llegar a la escotilla. Necesitaba salvar a


Soo. Ya había sido suficientemente herido. No podía dejar que él también le hiciera
daño.

Desesperado mis manos bajaron hasta el botón de mis cueros y me apresuré a abrirlo.
Pero mis manos estaban débiles, mi cuerpo no estaba reaccionando bien. Cuando miré
detrás de mí, él me estaba siguiendo. Bajé mis cueros y los quité de mis pies y
escuché su voz.

—Voy a sacar el pecado de tu cuerpo, de tu carne, muchacho.

Me senté sobre la puerta, mi pecho inclinado hacia adelante mientras bajaba mi mano para
tocar mi polla. Estaba dura. Estaba listo para él. Listo para su dolor.

Mirando a mí alrededor, busqué el cuchillo. Estaba en el suelo a mi lado. Lo recogí. Y


con él cerniéndose encima de mí, moví mi mano sobre mi polla, acariciándola de arriba
abajo, mientras ponía la hoja del cuchillo contra mi carne y empezaba a contar:

—Uno…

Se puso de pie detrás de mí, su pecho presionando contra mi espalda. Pude sentirlo. El
dolor siempre se sentía como si fuera demasiado, pero lo necesitaba para eliminar las
llamas. Él me había hecho necesitarlo. Seguí contando, pero de repente algo se movió
delante de mí y levanté la vista con mi corazón latiendo demasiado rápido.

Soo estaba delante de mí, con la mano sobre su boca.

Temblando moví la mano más fuerte, necesitando correrme. Cuando me corría, él se


iba. Entonces dejaría a Soo en paz. Empujando mis manos más fuerte contra mi polla
golpeé la navaja a través de mi estómago y grite:

—¡Once! —Y me corrí sobre la escotilla.

El vómito llegó más rápido esta vez. En segundos me incliné sobre el cubo a mi lado y
vacié mi estómago. Pero nada salió. Me latía la cabeza y tenía la vista borrosa cuando
me incorporé.

Incapaz de permanecer sentado me caí sobre la escotilla. Entonces escuché sus


pesados pasos alejándose. Sabía que él se estaba yendo de la cabaña. Pero sabía
que volvería… al menos se había ido por ahora. Respiré lo más hondo que pude, pero
la piel a través de mi pecho ardía, haciéndolo difícil.

De repente un sonido de sollozo me hizo congelarme. Parpadeando, levanté la mirada hacia Soo.
Se había caído de rodillas, ahora estaba a unos pocos centímetros de distancia. Entonces sentí un
dolor en mi pecho cuando vi las lágrimas cayendo de sus ojos. Su labio inferior temblaba y sus

manos estaban juntas en sus rodillas. 95


—Chanyeol —susurró cuando me vio observándolo —. ¿Por qué te hiciste eso?

Quería acercarme a él, pero mi cuerpo estaba demasiado débil. Estaba tan cansado.
Soo se acercó más, hasta que estuvo casi a mi lado. Secó sus mejillas, luego preguntó:

—Respóndeme, Chanyeol. ¿Por qué te acabas de lastimar?

Mi boca se sentía adolorida, mis labios apenas podían moverse, pero Soo me había hecho
una pregunta y quería contestarle.

—Él vino por mí. Para liberar las llamas, el mal. Lo vi detrás de ti, así que tuve que protegerte.
Yo… tenía que protegerte.

Soo se quedó inmóvil. Vi su garganta hincharse.

—¿Quién vino por ti?

Pensé en el hombre en mi cabeza, ojos oscuros y cabello oscuro.

—Él —respondí y mi piel se erizo ante la imagen de él en mi cabeza.

Soo seguía frunciendo el ceño.


—¿Y él viene por ti? ¿Para hacerte… eso? —preguntó, su voz entrecortándose un poco
mientras hablaba.

Asentí, luego apoyé mi mejilla contra el suelo. Estaba cansado.

Los ojos de Soo cayeron para ver sus manos. Me quedé mirándolo. Su cabello negro y
suave cayó un poco sobre su frente mientras se sentaba. Era mi parte favorita de él.
Salvo sus ojos marrones. Y sus delgadas manos. Siempre pensaba en sus delgadas
manos.

—Me gusta tu cabello —le dije mientras lo miraba fijamente.

Los ojos de Soo se levantaron. Un rubor recubrió sus mejillas y mi estómago se tensó
ante la vista. Cada vez que lo miraba, mi estómago se tensaba. Y cuando sus ojos me
miraban como lo estaban haciendo ahora, mi corazón siempre se aceleraba. El pulso
en mi cuello siempre latía más rápido.

—Gracias —susurró y capté sus labios levantarse en un lado. Eso lo hizo lucir aún más
hermoso de lo que ya pensaba que era.

La sala se quedó en silencio. Soo respiró hondo y me dijo

—Me gustan tus manos. 96


Una sensación de calor repentinamente llenó mi cuerpo. Pero no eran las llamas. Esto
se sentía diferente. Mis músculos no estaban ardiendo. Mi piel no se erizaba. Se
sentía... extraño...

...Fruncí el ceño. ¿A Soo le había gustado algo en mí? Nunca le había gustado a nadie.
Nadie había comentado nunca sobre mi aspecto. Forcé mi mano a moverse. Se sentía
como un peso muerto debajo de mí, pero la estiré hasta que yacía plana sobre el suelo
delante de mí. Estudié la piel tatuada de colores, las llamas cubriendo toda la cosa.

—¿Por qué? —dije con voz ronca y alcé la vista para encontrar que Soo todavía me miraba—.
¿Por qué te gusta mi mano?

El rubor en su rostro se profundizó. Pero sus ojos estaban viendo mi mano mientras
permanecía en el suelo. De repente, Soo se movió y comenzó a acostarse, reflejando
mi posición. Mi corazón se disparó como un cañón, cuando bajó su cabeza y presionó
su mejilla contra el suelo. De esta manera, me estaba mirando directamente a los ojos.

—¿Esto... esto está bien? —susurró.

Asentí y respondí

—Sí. Sólo... — traté de contener el pánico y dije— Solo no te acerques a esta


escotilla. No... no me toques.

—No lo haré —confirmó Soo en voz baja. Y con su mano descansando cerca de su
cabeza avanzó un poco hacia adelante en mi dirección. Dejé de respirar cuando pensé
que iba a tocarme. Pero su mano se detuvo cerca de un par de centímetros de la mía.

Me pregunté qué estaba haciendo, cuando dijo:

—Me gusta cómo tu mano luce junto a la mía. La tuya es tan grande y tosca y la mía es
delgada. Sin embargo, siento que parecen compatibles.

Me concentré en nuestras manos y me di cuenta de que mi mano era más grande que
la suya. De pronto el delgado meñique de Soo se extendió, aterrizando justo al lado del
mío. Pensé apartar mi mano, pero algo me detuvo. No quería que me tocara, porque yo
no quería herirlo. Mi tacto solo hería a la gente. Pero dejé mi mano donde estaba con
nuestros meñiques mirándose el uno al otro

—A veces me imagino cómo se verían nuestras manos... tocándose. Cómo se verían


con nuestros dedos entrelazados. Me pregunto si eso me haría sonreír. A veces sueño
despierto que sería algo que podríamos hacer.

La voz de Soo era tan tranquila y mientras hablaba. No podía quitar mis ojos de nuestras manos.
Traté de imaginarme en mi cabeza lo que describía. Vi su mano 97 extenderse por la mía, pero
luego pensé en el daño que le haría y sacudí mi cabeza.

—Nuestras manos no pueden tocarse nunca. No puedo... no podría hacerlo.

Los labios de Soo se curvaron en una media sonrisa, pero agua llenó sus ojos y su voz se
quebró.

—¿Por qué tus ojos están llenándose de agua? ¿Por qué tu voz se está quebrando? —
pregunté, confundido. Tenía que entender lo que estaba pensando. Qué estaba
sintiendo. No sabía, y tenía que saberlo.

—Estoy triste, Chanyeol. Me entristece saber que nunca podemos tocarnos.

Los músculos en mi estómago se tensaron con el conocimiento que yo lo había hecho


ponerse triste. Entonces aquella sensación caliente que había sentido se enfrió y ya no
me sentía bien.

—No quiero hacerte sentir triste. Tú no. Simplemente no puedo ser tocado. Empeora las
llamas. No te puedo tocar.

—Está bien, Chanyeol —dijo Soo en respuesta. Levantó su mirada hacia mí y añadió—
Porque tampoco puedo ser tocado por un hombre. Pero de todas formas sueño con
ello.
Inhalé profundamente ante el dolor de sus palabras mientras miraba alrededor de mi
cabaña. De repente me di cuenta que estaba diferente. Mis cosas habían sido movidas.
Estaba limpia. Y... ¿Soo? Nadie entraba nunca. Pero Soo estaba dentro ahora. Y no
estaba huyendo. Nadie nunca quiso quedarse.

Siempre se iban.

Siempre estaba aquí solo.

—¿Por qué estás aquí, Soo? — pregunte confundido.

El cuerpo de Soo se puso tenso mientras contestaba


—No te has sentido bien y vine a tratar de hacerte sentir mejor. —Su cabeza se inclinó hacia
un lado y preguntó— ¿No te acuerdas?

Traté de buscar mi mente, pero todo lo que podía escuchar eran gritos y gritos. Podía oír
las balas. Entonces pude sentir a la gente atándome.

—No me acuerdo. Solo desperté contigo allí. Desperté cansado pero lo vi a él de pie detrás
de ti. Y tuve que salvarte.

Soo miró nuestras manos y susurró


9
8
—Siempre me salvas.

—Tengo que hacerlo.

Soo dejó de respirar, luego preguntó

—¿Por qué?

Busqué en mi cabeza por la respuesta, luego dije:

—Porque yo pienso en ti todo el tiempo. Me miras de una manera que nadie más lo
hace. Pienso en lo que esos hombres en esa maldita secta te hicieron y no puedo
soportarlo. Necesito asegurarme que nadie te toque así de nuevo. Y... — mi aliento se
atrapó al ver una imagen en mi cabeza.

—¿Y qué? —preguntó Soo.

—Y me tocaste —susurré. En mi cabeza lo vi envolver sus brazos alrededor de mi


cintura en esa comuna—. Y yo te toqué de vuelta. Y no fuiste lastimado por mí. Las
llamas no quemaron demasiado caliente bajo mi piel ante tu toque e hizo que mi
cabeza se llenara de ruido.

—Y no te temí —respondió Soo — Siempre le temo el toque de un hombre. Me parece


detestable. Pero no el tuyo. Quería abrazarte ese día. Necesitaba hacerlo.
Incluso si nunca podemos abrazarnos de nuevo.

Mi pecho se apretó cuando me dijo que no me temía. No tenía miedo de mí.

Traté de levantar mi cabeza, pero no pude encontrar la fuerza. Y estaba frío. Tenía tanto
frío. Mis ojos comenzaron a cerrarse, pero no quería dormir. Pensaba en él en mi sueño.
Dolía cuando dormía. Quería quedarme aquí con Soo. Necesitaba mantenerme despierto.

—¿Chanyeol? — la voz de Soo obligó mis ojos a abrirse— Necesitas beber. Estás
deshidratado. Severamente deshidratado. — lo miré mientras se ponía de pie. Mi
cuerpo se estremeció, preparándose para soportar cuando pensé que se iba, pero solo
caminó hasta la cocina y llenó un vaso con agua.

Soo lo trajo para mí y se sentó.

—¿Puedes levantar tu cabeza?

Obligué mi cabeza a levantarse. Con cuidado, Soo trajo el vaso a mis labios. Y lo miré
fijamente todo el tiempo. Bebí todo el vaso y luego Soo lo colocó junto a él.

—Debes dormir —dijo suavemente, pero mi cuerpo se estremeció. Soo saltó ante mi

repentino movimiento, con los ojos muy abiertos—. ¿Qué pasa? 99


—No quiero que te vayas.

Soo respiró hondo, y se sonrojó de nuevo.

—¿Por qué te sonrojas ante las cosas que digo? —pregunté, mientras sus mejillas se
tornaban rojas. Tuve que pelear para respirar ante la vista. Esto hizo que mi corazón
latiera más fuerte.

Soo hundió su cabeza.

—Porque me gusta lo que dices. Me hace sentir... No sé... ¿especial, cuando estoy
contigo? Es... — sostuvo su mano sobre su pecho, sobre su corazón—. Lo siento justo
aquí.

—Tú eres especial para mí —contesté honestamente.

Soo desvió la mirada, entonces cuando bajó la mirada hacia mí de nuevo, estaba sonriendo. Me
gustaba cuando sonreía. No sonreía mucho.

—Me quedaré, Chanyeol. Mientras duermas, me quedaré. — lentamente se puso de


pie y caminó hacia mi cama. Había sido movida a la mitad de la habitación. Lo vi
apartar la ropa de cama, ropa cubierta de sangre y dejarla en la puerta. Volteándose
miró a su alrededor, y luego preguntó— ¿Dónde guardas la ropa de la cama? Voy
alistar la cama para que puedas dormir en sábanas limpias.
—Duermo aquí —dije.

Soo cuidadosamente caminó hacia adelante. Su frente se arrugó de nuevo.

— ¿Duermes sobre este suelo? — preguntó en voz baja—. ¿Encima de esta escotilla?
—su voz había perdido fuerza.

—Sí.
—¿Cada noche?

—Sí —respondí de nuevo.

—¿Sin ropa de cama o sábanas? ¿Sólo tú en este piso?

—Sí.

Su rostro se enderezó y girando dijo

—Está bien.

Soo movió la única silla en la habitación y jaló la vieja manta de la parte superior.

Caminó de vuelta a mí y la tendió. 100


—¿Puedo cubrirte con esto? Tu piel está temblando porque estás agotado. Tienes que calentarte.

—Siempre estoy frío cuando duermo —le dije y la mano de Soo se apretó en puños sobre la
manta—. Siempre he dormido en el frío.

—No hay necesidad de hacerlo — sus palabras me confundieron.

Traté de encontrar una respuesta de por qué tengo que estar frío, pero no pude.
Siempre había tenido frío en mi habitación cuando era niño y luego en el sótano. Pero
no podía pensar por qué tenía que pasar frío en este momento.

Soo se movió a estar por encima de mí, y dijo

—Utiliza esta manta, ¿por mí? Por favor…

Sin dudarlo asentí y me preparé para sentir el material en mi cuerpo. Soo lo puso encima de
mí, pero no me tocó.

La manta se sentía extraña sobre mi piel. Otra nueva sensación estalló en mi


estómago. Soo era la primera persona que quería que estuviera caliente. La primera
persona que cuidaba de mí desde mamá.

Seguí los movimientos de Soo cuando se quedó quieto, su espalda estaba girada
hacia mí pero pude ver que sus dedos estaban tensos, pasaron unos segundo pero
luego se volvió y miró hacia abajo sobre mí. La expresión de su rostro era nueva.
Pensaba que conocía cada mirada suya, pero, en esta, sus labios estaban tensos y sus
hombros jalados hacia atrás. Entonces se recostó en el suelo frente a mí de nuevo con
su mano aterrizando solo a un par de centímetros de la mía y su mejilla presionada
plana contra la madera.
—Duerme, Chanyeol. No te voy a dejar. Me quedaré aquí hasta que despiertes.

Sorprendido, no sabía cómo sentirme ante sus palabras así que solo lo mire fijamente
hasta que mis ojos comenzaron a cerrarse con la oscuridad tirando de mí. No quería
dormir pero la última cosa que vi fueron los ojos de Soo, todavía mirándome. E incluso
cuando la oscuridad se cerró, la oscuridad que odiaba, sus ojos brillaban en mi mente.
Ahuyentando todo el dolor.

101

CAPÍTULO 11
Mi hombre torturado
Él dormía profundamente.

Apenas se movía. El único movimiento era de su pecho subiendo y bajando con largas
respiraciones profundas y tranquilas. Este sonido apaciguante me ayudaba a relajarme,
pero cada vez que mis ojos estaban a punto de cerrarse, todo lo que podía ver era a
Chanyeol balanceándose contra la pared, con las manos sobre su cabeza mientras
murmuraba para sí mismo.

Estaba convencido de que ni siquiera era consciente de que estaba murmurando.


Parecía como si estuviera tratando de bloquear algo en su mente. Me había sentido
paralizado de miedo ante lo que podría ser cuando sus ojos se alzaron para mirarme.

Sin embargo, no me veían a mí. Se enfocaron en algo detrás de mí. Algo que hizo que 102 su
rostro se contorsionara con dolor, y sus ojos se quedaran sin vida.

Cerré mis ojos fuertemente cuando lo recordé tambaleándose hacia esta trampilla en el
suelo, y cómo luchó para quitarse sus pantalones de cuero y... Señor... como se tocó a
sí mismo. Rudamente, dolorosamente mientras al mismo tiempo deslizaba su cuchillo
sobre su carne once veces. Todo su cuerpo estaba cubierto con tatuajes. Tatuajes que
disimulaban sus cicatrices. Pero cada vez que mis ojos se posaban en él, las veía. No
tenía idea de cómo se podían conseguir algunas de esas lesiones pero me dolía
pensar en ellas.

Mirando la trampilla al frente mío recordé como encontró su liberación en el suelo, con
la espalda encorvada hacia adelante y tenso. Pero no era como si estuviera en un
arrebato de placer, sino más bien como si sufriera tanto por la forma de su liberación
que eso causaba que su cuerpo expulsara su semilla.

Luego estaba el vómito.

Recordaba el vómito. Lo recordaba bien. Porque siempre después de que el hermano


Kyuhyun me tomara cuando era niño, cuando me ataba y desgarraba para liberar a mi
cuerpo de la maldad, vomitaba. Era parte del ciclo. Mi vergüenza expulsando la
vergüenza de lo que aquel acto había causado.

Cerrando los ojos pensé en Chanyeol sobre la cama, con su espalda arqueada como si
alguien estuviera tomándolo desde atrás; y me di cuenta de que compartíamos más
cosas en común de lo que había pensado. Aunque estaba seguro de que lo que le
hicieron a Chanyeol era mucho peor.

Apretando los puños abrí los ojos y me encontré con su rostro sereno recostado en el
piso. Inmediatamente pensé en él hablando conmigo y en el más rápido de los giros, mi
corazón comenzó a palpitar. Mientras yacía en este piso junto a él, me esforcé por
reprimir la sonrisa formándose en mis labios.

Me gusta tu cabello…
Una verdad tan simple, pero una que hacía acelerar a mi corazón. Porque estaba
seguro de que Chanyeol no ofrecía cumplidos. Chen me había dicho que Chanyeol era
tímido y que no entendía la sutileza de las emociones humanas. Cuanto más
hablábamos, más podía ver que él se esforzaba para entender mis emociones. Sus
ojos oscuros se entrecerraban en los míos cuando suponía que mi expresión estaba
cambiando. Pero no podía leerme. Sin embargo, se sentía lo suficientemente cómodo
conmigo para preguntarme por qué lloraba. Por qué me sonrojaba.

Algunos encontraban brusca su manera de hablar, y se preguntaban por qué los entendimientos
más simples no venían a Chanyeol tan fácilmente como sucedía con otras personas. Pero a mí me
resultaba una transgresión más que increíble. Las personas, en mi experiencia, generalmente no

tenían ningún escrúpulo en utilizar las 103


mentiras para su beneficio personal. Pero con Chanyeol, sabía que no me mentiría. No
podía mentir. Eso me hacía sentir tan increíblemente seguro. Y para mí, sentirme
seguro era la cosa más importante en mi vida.

La cabaña estaba a oscuras. Sabía que habían pasado muchas horas. Me preguntaba
si Kris y Chen seguían vigilando afuera. Sospechaba que lo estaban. Sabía que tenía
que salir y decirles que Chanyeol parecía haber reprimido lo que sea que lo mantenía
en la oscuridad. Pero me rehusaba a moverme. Chanyeol aún no había despertado.
Ahora mismo estaba vencido por la deshidratación y sus demonios internos. Su piel
todavía estaba en carne viva y necesitaba muchos cuidados.

Y, egoístamente, quería que me dejaran a solas con él. No sabía cuánto tiempo
podíamos permanecer así, solo nosotros dos, sin embargo, no quería que terminara
por un buen rato.

Sintiendo mis párpados cerrarse, mire su rostro una vez más, hasta que la última cosa
que vi antes de quedarme dormido fue mi mano a solo unos centímetros de tocar la
suya.

El sonido de los pájaros fuera de la cabaña me despertó de mi sueño. Abriendo mis


ojos, mi cuerpo se sacudió ante la vista de una habitación desconocida, pero luego se
tranquilizó cuando se encontraron con un rostro familiar. Unos intensos ojos oscuros
que miraban fijamente a los míos.

Nos quedamos de esa forma, permaneciendo en silencio, hasta que tomé una respiración
profunda y dije un nervioso

—Hola.
Los ojos de Chanyeol parpadearon; una, dos, tres veces. Luego sus labios secos se separaron y
respondió:

—Te quedaste.

La expresión de su rostro no había cambiado pero el tono de su voz señaló incredulidad.

—Te dije que lo haría.

Un suspiro se deslizó de entre sus labios.

—¿Cómo dormiste? —le pregunté, contento de ver que debajo de la sangre seca y la

suciedad en su rostro, el color había regresado a sus mejillas. 104


—¿Dormí? —dudó.

Fruncí el ceño ante su pregunta. Pero él esperó pacientemente por mi respuesta.

—Sí, Chanyeol. Dormiste.

—¿Por cuánto tiempo? — esta vez su voz sonaba áspera.

Miré por la ventana de la cocina que dejaba entrar las primeras horas del día.

—Horas. ¿Tal vez siete u ocho? No lo sé con exactitud.

La respiración de Chanyeol aumentó y sus fosas nasales se ensancharon. Me senté


rápidamente mientras sus músculos se tensaban. Temí que estuviera regresando de
nuevo a la oscuridad, de vuelta al infierno en el que estuvo cuando lo amarraron a la
cama. En cambio sus ojos perdidos buscaron los míos, y susurró

—Nunca duermo. Siempre quiero hacerlo. Pero nunca puedo. Siempre hay demasiado
en mi mente. — la débil mano de Chanyeol se levantó y dio unos golpecitos en su
cabeza.

Temí que mi corazón se partiera a la mitad cuando oí esas palabras desgarradoras.


Chanyeol sin dejar de mirarme tragó saliva y cuando volvió a ser el mismo de la noche
anterior, el que me miraba tan dulcemente, me relajé y me acosté de nuevo en el suelo.
Su cuerpo tenso se relajó también.

—¿Nunca duermes? Durante la noche, ¿no duermes?

Chanyeol exhaló. Luego extendió su brazo magullado para que lo examinara y señaló su
muñeca.
—Las llamas. Me mantienen despierto. Corren a través de mi sangre. Y queman.
Cuando duermo, me despiertan y él siempre está aquí para liberarlas. Así que
permanezco despierto — Chanyeol frunció el ceño. —No siento las llamas ahora. —
confundido dejó caer su brazo junto a mi pierna y me miro —. No siento las llamas
cuando estás cerca. De alguna manera, tú calmas las llamas.

Mi garganta se cerró y podía sentir el dolor en mi corazón. Me moví para quedar boca
abajo, a pocos centímetros de donde él estaba acostado. Su cuerpo se tensó, pero no
se quejó por nuestra proximidad. Sus manos se apretaron en puños, pero no dijo nada.

Cuando vi que sus dedos aflojaron su rigidez, dije:

—Yo casi nunca duermo. Sin embargo, aquí, en este piso frío y duro... — bajé mi
cabeza sintiendo el calor de mis mejillas mientras buscaba las palabras, y luego

susurré— Contigo. A tu lado, no me desperté ni una vez. 105


Chanyeol buscó mi rostro.

—Tus mejillas se sonrojaron de nuevo. Eso significa que te gustó. Me dijiste que te
sonrojabas cuando algo te gustaba. Que te había hecho sentir especial. — frotó sus
labios juntos, y podía ver su mente dando vueltas—. Te gustó dormir a mi lado. Porque
eso te hizo sentir especial.

Una sonrisa se formó en mis labios. Y luché contra la necesidad de rehuir.

—Sí.

Chanyeol siseó a través de sus dientes y, dejando salir un largo suspiro, dijo

—También me gustó.

Al oír su respuesta, comencé a trazar las marcas de la madera en el piso, pero por dentro mis
sentimientos eran de alegría. Cariño y... felicidad...

El silencio continuó durante varios minutos. Mis manos seguían trazando la madera en
el piso, pero podía sentir a Chanyeol mirándome. Cuando finalmente levanté mi vista,
mis mejillas se calentaron de nuevo.

Mientras la luz del día se hacía más brillante afuera, me di cuenta de que la manta de
Chanyeol se había amontonado en sus piernas. Y en esta luz vi la verdadera
extensión de sus heridas, los cortes sobre su piel, la sangre seca y la suciedad que necesitaba
remover.

—¿Chanyeol?
Chanyeol, que todavía luchaba contra su cansancio, se esforzó para levantar su vista.
Por un momento tuve que contenerme para no estirar mi mano y tocar su rostro. Su
expresión, mientras me miraba desde su lugar en el suelo, era tan inocente, tan
perdida, que todo lo que quería hacer era envolverlo en mis brazos y decirle que
estaba a salvo. A salvo conmigo.

Chanyeol esperó a que yo hablara, sus grandes ojos oscuros parpadeaban lentamente. Aclarando
mi garganta, señalé hacia el baño.

—Necesitas limpiarte. Sanarás mejor si remueves la sangre que cubre tu piel.

Chanyeol miró sus brazos y frunció el ceño.

—Te prepararé un baño —le dije, mientras me ponía de pie.

—Tiene que estar frío —declaró firmemente.

Me detuve en seco y miré hacia atrás por encima de mi hombro. 106


—Está bien.

Comencé a moverme de nuevo, cuando indicó

—Lo más frío que pueda estar. Sin agua caliente.

Bajé mi cabeza, luchando contra la tristeza y el sobrecogimiento de por qué tenía que ser
de esa manera.

—Chanyeol…

—Lo necesito para enfriar las llamas, Soo. No puedo tenerlo de otra jodida manera.

Asintiendo respondí

—Está bien — y entré en el cuarto de baño. Cuando limpié el día anterior me había
tomado un tiempo encontrar las toallas. Estaban en un armario que sabía que nunca
había sido abierto. Sospechaba que no las utilizaba.

Lentamente me moví hacia la gran bañera y dejé correr el agua del grifo: el agua fría
únicamente. Pasé mi mano bajo el chorro y me estremecí por lo helada que estaba. No
sabía cómo podía soportarlo. No sabía cómo podía sentirse bien con esta temperatura.
Pero luego mi corazón cayó cuando supe que esa era precisamente la razón.
Infligía dolor. Sufría más dolor. Mis ojos se cerraron fuertemente ante la idea de él
sentado aquí cada noche, obligando a su cuerpo a soportar una temperatura tan fría,
para calmar las llamas que creía tan desesperadamente que lo atormentaban.
De la nada, una rabia feroz se disparó a través de mí. Estaba furioso con el hombre
que hizo que Chanyeol pensara de esa forma. Y estaba furioso por cómo nadie jamás
le dijo que él no era malvado. Que era mucho más.

Dejando que la bañera se llenara, hice mi camino de vuelta a la sala principal.


Chanyeol se había girado, con su frente mirando en dirección al cuarto de baño. Mi
corazón se hinchó cuando sus ojos negros se posaron en mí y exhaló un suspiro de
alivio.

—Se está llenando. — señalé hacia la cocina y dije — Voy a preparar algo de comer. Tienes
que alimentarte para recuperar fuerzas.

Su rostro sin expresión no dejaba ver nada de lo que estaba sintiendo, pero luego dijo:

—Estoy tan cansado. Mi cuerpo se siente débil. Jodidamente odio sentirme así.

—Lo sé. Pero nosotros vamos a hacer que te mejores. Que te pongas fuerte de nuevo.

—¿Nosotros? 107
Me acerqué a la cocina, pero volví la mirada para decir:

—Sí. Nosotros. Estoy aquí para cuidar de ti. Estoy aquí para ayudarte a sentirte mejor. —
lo vi mirándome y le pregunté—: ¿Entiendes?

Chanyeol asintió, con su mejilla rozando contra el piso de madera y dijo

—Vas a quedarte aquí conmigo. Hasta que mejore. — sonreí mientras me puse a
preparar la comida, cuando añadió — Mi Soo se va a quedar conmigo — mi corazón
dio un vuelco ante la reverencia en su áspera voz, y las lágrimas calientes escocieron
en mis ojos.

Me estaba llamando suyo. Reclamando mi corazón como yo ya había reclamado el suyo. El


silencio era pesado mientras colgaba en el aire, y sin darme la vuelta, susurré:

—Porque mi Chanyeol me necesita.

Lo escuché inhalar aire bruscamente, pero mantuve mis ojos fijos hacia adelante. No tenía
el coraje para enfrentarlo. Temía que si lo hacía, iba a romperme.

Rápidamente, me ocupé de cortar las verduras que no había terminado ayer y puse el agua
en la cacerola a hervir.

Cocinar me ayudaba a mantener mi mente despejada. Me ayudaba a concentrarme.


Cuando las verduras comenzaron a hervir, entré en el cuarto de baño y cerré el grifo.
Sumergiendo mi mano en la bañera, automáticamente la tiré hacia atrás. Estaba
helada.

De repente, un sonido detrás de mí hizo que me estremeciera. Me di la vuelta para ver a


Chanyeol agarrando el marco de la puerta. Su enorme cuerpo estaba tambaleándose
hacia adelante, apretando sus dientes mientras obligaba a sus piernas débiles a
caminar, un paso lento a la vez.

Y estaba desnudo. Desnudo excepto por la sangre seca cubriendo su cuerpo.

Me concentré en su mirada, pero cuando se tambaleó hacia adelante y sus piernas


cedieron, extendí un brazo para atraparlo. Los ojos de Chanyeol se ampliaron cuando
corrí a ayudarlo.

—¡NO! —gritó con dureza, y la fuerza de su rugido me paralizó en el lugar.

Chanyeol jadeaba por el esfuerzo paso a paso hasta que llegó a la bañera y sus manos se
sujetaron fuertemente del borde. Me moví para pasar cuando dijo en tono angustiado: —No

puedo... no puedo ser tocado. No puedo soportarlo, Soo. 108


Mi corazón se estremeció de dolor al escucharlo.

—Lo sé —respondí y salí rápidamente de la habitación.

Entrando en la pequeña cocina apoyé ambas manos sobre la encimera y tomé una
profunda respiración. Mis manos temblaban por el impacto de la resistencia de
Chanyeol a mi toque. Luego sacudí mi cabeza con incredulidad.

Yo iba a tocarlo. Y no me aterrorizaba. Había necesitado de mi ayuda y mi cuerpo reaccionó


consecuentemente.

Tomando una profunda respiración, me aparté de la encimera. De pronto oí un gemido


de dolor que provenía del cuarto de baño. Con mi corazón todavía temblando, di un
paso atrás y eché un vistazo. Chanyeol seguía dentro de la bañera. Su cuerpo estaba
arqueado y temblaba profusamente. Pero se estaba bañando. Se estaba obligando a
soportar el dolor.

No podía mirar.

Revisando que la sopa estuviera bien, dejé que mi mirada vagara alrededor de la
pequeña cabaña, y mis ojos se posaron sobre la gran chimenea al otro lado de la sala.
Había troncos y un hacha a un costado, y una caja de fósforos sobre la repisa.

La habitación estaba a baja temperatura, con el día de invierno enfriando el aire. Pero
más que eso, el cuerpo de Chanyeol ya estaba sufriendo de cansancio, y continuando con
el baño de agua helada solo iba a empeorar las cosas.

En cuestión de minutos el fuego estuvo encendido y las llamas comenzaron a


ascender. El sonido de la leña crepitando y el olor de la sopa hirviendo en la cocina, de
inmediato me hicieron sentir calmado. Luego miré detrás de mí a la escotilla en el
suelo. La que estaba manchada con la sangre seca de Chanyeol y su semilla. Me
preguntaba, ¿Por qué tenía que dormir allí? ¿Por qué era tan importante para él?

El sonido de chapoteo del agua me sacó de mis pensamientos. Chanyeol saldría


pronto. Mis mejillas se calentaron cuando pensé en su cuerpo desnudo. Y que si yo
estaba en lo cierto, rechazaría la toalla que había dejado para él.

Pensé en cómo se vestía normalmente y me encontré frente a un pequeño armario


cerca de su dormitorio. Abriendo la puerta, las únicas cosas que colgaban allí eran
unos cuantos pares de pantalones de cuero. Eligiendo uno, me dirigí de vuelta al cuarto
de baño y, todavía viendo a Chanyeol en la bañera, los dejé en el suelo.

Luego regresé a la chimenea, me senté en el suelo.

Y pacientemente esperé a que Chanyeol apareciera.

109

Le había gritado. Y él se fue.

Moví mis dedos sobre mi brazo para cavar mis uñas en las venas como lo hacía siempre en la
bañera, pero mientras me centraba en mi piel, no podía sentir las llamas.

En cambio todo lo que podía pensar era en dónde estaba Soo. ¿Estaba en la cocina?
Mirando mi piel me di cuenta que en lo único que podía ver eran sus ojos marrones
mirándome a través de sus pestañas, con un ligero rubor cubriendo sus mejillas.

Me gustaba que sus mejillas se sonrojaran. Porque significaba que le gustaba lo que le había
dicho. Lo hacía sentir especial.

Porque él era especial para mí. Lo era todo. Él era todo en lo que pensaba, día y
noche. Tenía que estar debajo de su ventana sólo para estar cerca de él. Y ahora
estaba en mi cuarto. Mi Soo estaba aquí, conmigo, ahora. Cuidando de mí. Dijo que
cuidaría de mí. Nunca antes nadie me había cuidado.
Poniendo mis manos a los lados de la bañera me obligué a salir. Mis brazos temblaron mientras
sostenía mi peso, pero me las arreglé para poner mis pies en el suelo, la piel me estaba
picando por las cortadas. Por el frío.

Me quedé con la cabeza agachada esperando a secarme. Vi una toalla en la esquina,


que Soo debió haber sacado. Pero nunca la toqué. En su lugar obligué a mi piel
húmeda a enfrentar el frío.

Temblando corrí mi mano por mi rostro y cerré los ojos. Estaba tan jodidamente cansado.

Cuando estuve seco, fui a salir por la puerta cuando vi un par de pantalones de cueros en
el piso. Me quedé mirándolos y mi corazón empezó a bombear con fuerza.

Soo. Soo otra vez.

Tuve que sentarme en el lado de la bañera para ponérmelos, pero me las arreglé para
empujarlos sobre mis piernas, mis dientes se presionaron con fuerza mientras el
apretado material dolía contra mi piel. Pero el dolor me recordó lo que vivía dentro de
mí. Por qué Soo nunca podría estar cerca.

Poniendo mis manos en el marco de la puerta, entré a través de la sala de estar y encontré a Soo
sentado cerca de un fuego encendido. La habitación estaba cálida. Esta habitación nunca estaba

cálida. 110
El pequeño cuerpo de Soo estaba sentado en el piso, con su espalda hacia mí. Pero cuando
me acerqué, su cabeza se volteó y sus labios se separaron.

Mi estómago se tensó. Se veía tan perfecto sentado junto al fuego. Su cabello negro estaba
desordenado, pero en las llamas sus ojos eran brillantes.

—Chanyeol… —susurró y sus ojos cayeron hacia mi cuerpo.

Mis piernas se sentían débiles y, mi cuerpo demasiado pesado. Necesitaba sentarme.


Usando la pared, me tambaleé hacia adelante, hasta que me senté enfrente de Soo y
me desplomé en el suelo. Soo se sentó recto y preguntó

—¿Te sientes mejor?

Mi piel se sentía apretada y entumecida por el frío. Pero las llamas se habían calmado. Me
sentía mejor.

Asentí, y los ojos de Soo se estrecharon.

—Pareces como si tuvieras frío. — no respondí, y él se inclinó un poco más cerca — ¿Tienes
frío, Chanyeol?
—Sí.
—Pero, ¿Debes bañarte de esa manera para detener el fuego en tu sangre?

—Sí.

Soo suspiró y se levantó.

—Te he hecho sopa. Necesitas comer para recuperar fuerzas.

Confundido lo mire entrar a la cocina y poner sopa en un tazón. Luego volteándose


camino lentamente hasta colocar el tazón a mi lado. Pero mis brazos se sentían
demasiado pesados como para moverse, para recogerlo, la calidez del fuego causaba
que mis músculos congelados hormigueen de dolor. Como si fragmentos de vidrio
estuvieran raspando a través de mi piel.

—¿Chanyeol? — él se sentó delante de mí, a mis pies y señaló el tazón—. ¿Tienes hambre?

—Sí —dije con voz áspera y miré el tazón, pero apenas podía mover mis brazos. Mis dedos se
doblaron y luego me enderecé mientras trataba de mover mis brazos. Me quedé mirando mis
manos queriendo moverlas, pero estaba demasiado cansado. Soo, sin decir una palabra, se inclinó
a mi lado y levantó el tazón. Sus ojos estaban amplios mientras me miraba y, luego al tazón. Su

expresión había cambiado, pero no 111 estaba seguro de lo que estaba mal.
—¿Qué estás sintiendo? —pregunté.

Soo se congeló. Dejando caer su mirada, agitó la cucharilla en el tazón y dijo

—Se siente... se siente bien estar cerca de ti. — su labio se curvó hacia un lado y
agregó — Y estás limpio. Puedo ver tu piel. — él me miró a través de sus pestañas y
se encogió de hombros—. Eres tú de nuevo. Luces… como mi Chanyeol.

Mi cuerpo se tensó.

—¿Tu Chanyeol? —le pregunté, asegurándome de ver su rostro de cerca. No quería dejar
de mirarlo. Quería verlo decirlo otra vez.

—Sí —susurró—. Como esto, sin la sangre en tu piel, eres mi Chanyeol, otra vez. — Soo
agitó nuevamente la cuchara y dijo— ¿Puedo alimentarte?

—Sí —respondí y me preparé para que se acercara.

Soo se dejó caer en sus rodillas, pero se detuvo a sólo centímetros de mis piernas y dijo

—No te tocaré. Nunca te daría una causa para desconfiar en mí.


Mirándolo me tranquilicé, y un segundo más tarde Soo levantó la cuchara a mi boca. La
sopa caliente golpeó mi lengua y gruñí. Chen normalmente me hacia la comida. Yo no
sabía cocinar nada. Pero nunca sabía así como esta.

Soo estuvo en silencio mientras me daba la sopa. Mi estómago vacío repentinamente se


sintió completo mientras el líquido caliente corría por mi garganta.

Y lo miré. Observaba mientras él estaba calmado en primer lugar, pero mientras más lo
veía, más su mano comenzaba a temblar. Cuando el último bocado de la sopa se
había ido, dejó caer la cuchara en el tazón y bajó su cabeza.

Fruncí el ceño.

El pequeño pecho de Soo se levantaba con su respiración, pero se fue haciendo más y
más rápida.

—Gracias —dije.

La cabeza de Soo se levantó.

—¿Por qué?

—La sopa —respondí y su cabeza se bajó otra vez. No entendía por qué no estaba 112
mirándome a los ojos. —Soo…

—¿Crees que soy un pecador, Chanyeol? ¿Me miras y crees que el diablo me creó para
tentar a las personas?

La ira instantánea se elevó a través de mis venas en su pregunta. Mi mandíbula se apretó,


negué.

—Joder no —gruñí, y mis manos volvieron a la vida mientras las llamas que corrían debajo de
mi piel comenzaron a incendiarse.

Soo había colocado el tazón en el piso.

—Toda mi vida me hicieron a un lado, junto con mis hermanos. Fui llevado por la
comuna de niño y las personas les decían a los discípulos que yo era el demonio. Que
como lucía; mi pelo, mi piel, mis ojos... mi cuerpo, estaban perfectamente hechos por la
mano del diablo para tentar a los hombres a hacer cosas malas.

Me concentré en respirar a través de mis fosas nasales, para mantener la calma. Pero
estaba perdiendo mi mierda. No podía sacar la imagen de esa maldita comuna de mi
cabeza. De ese puto de Kyuhyun sosteniendo la mano de Soo, esa suave mano que
era mía, mientras las personas lo miraban y lo odiaban.
Los ojos de Soo sostenían los míos y tranquilamente preguntó
—¿Crees que soy hermoso, Chanyeol?

Mi corazón latió con fuerza en mi pecho.

—Sí. El más hermoso —respondí. Soo

asintió, se ruborizó, y luego preguntó

—¿Crees que soy el demonio?

Incapaz de contener mi ira, mi mano se cerró en un puño y golpee el tazón vacío. Se estrelló
sobre el suelo y se rompió.

Soo se tensó, pero inhalando una respiración profunda, continuó hablando.

—Yo tampoco... ahora. Pero por años creí que era cierto, y me preguntaba todo el
tiempo por qué Dios me había hecho esto, seleccionándome. Porque no me sentía
malvado. Nunca sentí que fuera malo. Y mis hermanos… — la voz de Soo se quebró y
sus ojos se llenaron de agua—. Mis hermanos, para mí no estaban malditos. Ellos eran
perfectos. Sin embargo, todos en la comuna nos despreciaban. Escupían sobre
nosotros mientras caminábamos. Y recitaban oraciones de liberación hacia nosotros,
tratando de eliminar al diablo de nuestras almas.

La mano de Soo en su regazo estaba temblando. 113


—Entonces cumplí seis y mi vida pasó de miedo y odio, a ser una de un dolor y odio
absoluto hacia sí mismo. En mi sexto cumpleaños, el hermano Kyuhyun vino a llevarme
a las ocho de la mañana. — él dejó escapar una risa sin humor—. Las aves estaban
cantando afuera, y creo recordar que estaba increíblemente caliente. No había una
nube en el cielo perfectamente azul. Realmente era el más perfecto de los días... un
día que terminó en oscuridad. No lo sabía entonces, pero ese fue el día que lo cambió
todo.

Soo rápidamente limpió una lágrima que se había caído de su ojo, y sintiendo todo su dolor,
mi piel cosquilleó.

—Él me tomó, Chanyeol. Me tomó de maneras que no creo que algún día sea capaz de
divulgar, decirlas en voz alta me hacen sentir todo de nuevo. Él hizo cosas que no
sabía que eran posibles. Y cada vez que lo hacía, creía más y más que era un
maldecido de satanás. Creía que era intrínsecamente malvado.

Soo sacudió sus hombros y tomó una profunda respiración.

Me quedé petrificado. Me quedé petrificado viendo sus lindos ojos tristes.


—Y luego, Baekhyun se fue. Ese día había vuelto de un intercambio con los discípulos para
encontrar a Luhan sentado solo en nuestro cuarto. Y estaba llorando. Baekhyun se había
ido. Pero no sólo eso, descubrí que mi hermano, Hansol, había sido asesinado por el
hermano Yunho al rechazar sus avances. Fue por eso que Baekhyun huyó. Recuerdo estar
orando con Luhan, ambos creyendo que Dios nos estaba castigando. Tomándonos uno por
uno. Viví con miedo durante días pensando que iba a pasar. Pero cuando los guardias de
los discípulos no pudieron encontrar a Baekhyun, ellos se enfurecieron tanto que me
aterrorizó.

La respiración de Soo cambió, los nudillos de sus manos se volvieron blancos. El color
había drenado de su rostro y con los ojos fuera de foco, dijo:

—Ese día fue cuando vinieron por mí. Los cuatro discípulos. Creyeron que mi sangre
estaba contaminada. Que mi sangre corría con nada más que pecado y maldad. La
línea de sangre que compartía con Hansol y Baekhyun.

Inhalé una respiración profunda, mi cuerpo ahora sacudiéndose. Pero no podía


moverme para tomar mi cuchillo. Mi cuerpo estaba arraigado al maldito suelo por las
palabras de Soo. Girando mi mano, curvé mis dedos y cavé en mis uñas.

Los ojos de Soo miraron hacia abajo mientras empecé a contar bajo mi aliento. Pero él
continuó:

—Quería morir, Chanyeol. Ya no quería vivir. Recuerdo pensar que habría aceptado la 114
condenación eterna que vivir así. Ya no podía soportar ser tocado. Odiaba a los hombres. Todo lo
que siempre hicieron fue herirme. —Soo se detuvo, luego se inclinó hacia adelante.

Me quede quieto.

—Pero luego Baekhyun volvió, y siguiéndolo estaba su amor. Su amor y sus amigos.
Cuando vi a todos los hombres alineados mientras Baekhyun nos traía a Luhan y a mí
desde las celdas, nunca había sentido tanto miedo antes. Todos los hombres parecían
diferentes a lo que estaba acostumbrado. Pero luego, cuando miré al suelo, vi a los
discípulos muertos. Vi muertos a los hombres que habían pasado meses exorcizando
los demonios sexualmente de mi sangre. Sin embargo el hombre que más me hirió no
estaba allí. Me enteré por el amor de Baekhyun que otro había sido asesinado en los
árboles. Y por primera vez en mi vida, un pecaminoso pensamiento cruzó mi mente.
Porque rezaba que fuera el hermano Kyuhyun. Le oré a Dios que haya pagado con su
vida los años que me había causado dolor. Desesperado corrí hacia el bosque,
entonces lo vi. Lo vi empalado contra el árbol. Vi las cuchillas en sus ojos, en sus
manos, en su cuerpo... Vi la sangre saliendo de su boca. Su cuerpo inerte si vida... y
recuerdo por primera vez en mi vida pude respirar con paz. Recuerdo que allí, de pie
mirando a mi verdugo, mi propio demonio viviente, respiré. Olía el aire fresco. Podía
oler las flores. Escuchaba a los pájaros cantar en los árboles. En ese momento me di
cuenta de que estaba vivo. Durante todos estos años, no había estado viviendo.
Tensándome escuché a Soo hablar y vi ese rubor cubrir sus mejillas otra vez. Me preguntaba por
qué, entonces él habló, y lo supe.

—Regresaba hacia el claro donde había dejado a Baekhyun y Luhan. Sentí que todos
los hombres me miraban, pero tenía una tarea. Una pregunta: ¿Quién era mi
Liberador? ¿Cuál de ellos me había liberado? — noté que las manos de Soo habían
dejado de temblar. Y cuando miré hacia arriba, él estaba mirándome con una expresión
nueva. No entendí por qué, pero me hacía sentir bien. —Y había un hombre al final de
la línea. Un hombre que estaba cubierto de coloridos dibujos por todo su cuerpo. Y
tenía cuchillos en sus pantalones de cuero. Recuerdo estar parado delante de él. Era
tan alto que tuve que inclinar mi cabeza hacia atrás sólo para ver sus ojos, sus ojos
que eran tan oscuros que parecían negros. Y le pregunté si él había matado al hombre
en los árboles. Él respondió que sí, me dio una respuesta veraz donde no había
vergüenza y, sabía que él era mi Salvador. Él había matado al hombre que había
arruinado mi vida.

Sin dejar de ver sus ojos, lo vi todo en mi cabeza. Todo lo que dijo, lo vi en mi mente.
Porque lo había revivido cada día. Lo veía en mi cabeza día tras día. Soo parado
delante de mí. Sus ojos mirando a los míos. La primera persona que por primera vez
detuvo las llamas.

—Y mientras todas las barreras alrededor de mi corazón se hacían polvo, lo sostuve. 115 Por
primera vez en mi vida sostuve a un hombre, lo abracé. Sentía su piel caliente contra mi mejilla y
sentí su corazón latiendo en su pecho. Y entonces ocurrió un milagro, él me sostuvo también. Un
hombre. Un hombre me sostuvo y no sentí ningún deseo de alejarlo. Porque este hombre me había
salvado. —Soo se detuvo con sus ojos inquebrantables—. El hombre que se llamaba Chanyeol.

Respiraba rápidamente, pero los ojos de Soo no se alejaron. Él se negó a dejarme ir, y
no podía moverme.

—Te sostuve y me sostuviste. — sus manos se movieron e hizo un gesto hacia su


cuerpo— . Y tu toque no me hizo daño. Las llamas que crees que están en tus venas,
no me lastimaron. En cambio, me diste vida. Me regresaste mi luz. — otra lágrima cayó
por su mejilla y susurró— Tú, Chanyeol. Mi Chanyeol. Mi hombre torturado. Me diste
vida y luz.

—Soo —dije y oí mi propia voz. Estaba rota y áspera, pero en su interior. En su interior,
sentía... tranquilidad.

Mis ojos cayeron hacia mis brazos. Mis uñas en mi piel se habían congelado. No había
terminado de contar. No dejé salir la sangre. Parpadeé y parpadeé una vez más, mi
cuerpo flácido con cansancio y confusión.
—Sé que sientes que hay fuego en tu sangre. Sé que crees que hay algo malo dentro de
ti. Pero estoy aquí contigo para luchar contra esas creencias. Porque creo, como hizo el
hermano Kyuhyun conmigo, que alguien te hizo creer eso. Y tal vez nunca me digas
quién o por qué lo hizo. Podría nunca saber por qué duermes en el piso. Tal vez nunca
sepa por qué cortas once veces tus brazos. Pero sé que no eres malo, Chanyeol. ¿Cómo
puedes ser malo cuando enciendes tal esperanza en mí?

—¿Lo hago? — pregunte con voz ronca.

—Cada noche que estás debajo de mi ventana. Y cada día cuando siento tus oscuros ojos
mirándome… Tú me das paz.

Cerré mis ojos ante sus palabras y mis brazos se deslizaron a mi lado. El calor en mis
venas se había ido. Con Soo a mi lado, no quería cortarme. No necesitaba derramar
sangre.

Confundido me obligue a abrir los ojos y vi su rostro sereno.

—Duerme, Chanyeol. Estás cansado.

El calor por el fuego calentaba mi piel y quería dormir. Quería estar fuerte, porque entonces podría
estar más cerca de Soo. Podría oír más su voz, degustar su comida. Y escucharlo cantar.
Descansando mi cabeza en el duro piso de madera con mi piel cálida y limpia, miré hacia Soo que

estaba junto a mí y dije: 116


—Canta otra vez. Canta para mí otra vez.

Soo se ruborizó y mi labio se curvó. Le gustó que se lo hubiera pedido. Mientras el fuego
crepitó, y mi piel se volvía caliente, cerré los ojos oyéndolo comenzar a cantar...

—Esta es mi pequeña luz, la hare brillar…

Y las llamas por segunda vez me dejaron dormir.


CAPÍTULO 12
Él no me había mentido

Comuna de New Zion


—¿Entonces, el golpe contra los Hangmen fue un éxito?

Levantando la mirada de los papeles, vi como el rostro de Siwon se ilumino al otro lado
de la mesa. Asintiendo se inclinó hacia adelante, con las manos sobre la madera y
respondió:

—Más que un éxito. Los japoneses se retiraron cuando perdieron a su hombre.


Entonces como esperábamos, se dirigieron directamente al Klan chino para hacer
negocios. Lo que significa que tenemos otro comprador. Y esto es solo el comienzo.

—¿Y las muertes? —pregunté. 117


Siwon se sentó y se encogió de hombros.

—Lo mínimo. Dos japoneses están muertos. Una mujer fue golpeada por una bala, pero
sobrevivió.

De pronto el hermano ByungHun se movió en su asiento.

—Los hombres que el Klan contrató murieron. — palideció y sacudió la cabeza—.


Asesinados y torturados, a unos veinte kilómetros al norte. Uno de los Hangmen los
capturó y los despedazó con un cuchillo.

Mi estómago se hundió, cuando un rostro familiar destelló en mi mente.

—Chanyeol —murmuré—. El hermano es mortal con un cuchillo.

—Es el hombre del diablo. Todos lo son —escupió Siwon. Podía escuchar el veneno en
su voz—. Todos ellos pagarán eventualmente. Es solo cuestión de tiempo.

Asentí, luego miré a mi hermano y mi consejero.

—¿Hay algo más?


Ambos asintieron, pero dando una rápida mirada a Siwon, el hermano ByungHun se levantó
torpemente y salió de la habitación. De repente me encontré a solas con Siwon en la oficina.

Siwon suspiró y se puso en pie.

—¿Qué está mal, Junmyeon? Últimamente, has estado callado.

Miré por las ventanas, que iban del piso al techo y me hundí más en mi asiento.

—No lo sé. Me siento apagado. Siento como si nunca hubiera hecho un buen sermón.
Siento que nuestra gente está perdiendo la fe en mí. Y siento que la batalla que debe
librarse con los Hangmen es imposible. Un contrato con los japoneses no parece ser
suficiente. — me quedé mirando Siwon y comenté— Viví con los Hangmen durante
cinco años. Sé hasta dónde llega su alcance, sé cuántos contratos tienen. Una oferta
de los japoneses es como golpear a un león con una flecha de plástico, los enojará,
pero no matará. De hecho, es la persona que lanza la flecha la que está a punto de
morir.

Siwon se acercó a mi lado y me puso la mano en el hombro.

—Pero tenemos al señor de nuestra parte. Y el mensaje del señor vive dentro de ti.

—Todavía tengo que recibir un mensaje de Dios. El tío Sun Myung Moon los recibió directamente.
Dios le habló, así como tú lo haces ahora, pero hasta ahora no he 118 recibido ninguna
palabra, ningún contacto.

—Ya vendrá —me tranquilizó Siwon—. Eres nuevo, la comuna todavía se está desarrollando. Dios
te hablará cuando estamos listos para recibir un mandamiento.

Pasando una mano por mi rostro, forcé una sonrisa.

—Tienes razón.

La amplia sonrisa de Siwon era contagiosa y me vi sonriendo mientras asentía. De repente


mirando hacia la puerta dio un paso hacia atrás mientras decía.

—Ven, tengo algo que te hará feliz.

Me levanté y seguí a Siwon al cuarto de estar. Cerrando la puerta fruncí el ceño al ver
una pila de DVD´s amontonada en la mesa de café al lado del sofá. Pero Siwon solo
sonrió haciendo señas para que me sentara.

Hice lo que me pidió y Siwon entusiasmado caminó hacia el pasillo trayendo luego consigo una
televisión.

Fruncí el ceño nuevamente.


—¿Siwon, qué es esto? Sabes que no usamos la tecnología.
él se detuvo y respondió

—Entonces de qué otra manera se supone que te muestre estos videos. Además el
señor no lo desaprobaría. Está bien que veas estos videos. Necesitas relajarte y dejar
de pensar en tus deberes. Jesús hizo que María Magdalena lo calmara cuando su
misión se volvió demasiada tediosa, necesitas a alguien que haga lo mismo.

Una imagen de Baekhyun inmediatamente saltó a mi mente, por una vez, cerré los ojos
y me permití recordar su cabello negro, su piel pálida, sus labios; y sus enormes ojos
que me sonreían cuando se posaban en mí. Nos recordé sentados en el sofá de mi
habitación con su cabeza en mi hombro mientras dormía. Nunca antes había sentido
algo así. Y desde entonces. Estaba convencido de que nadie más estaba a la altura.

La sensación del sofá hundiéndose junto a mí me sacó de mis pensamientos. Siwon


sonriendo se sentó a mi lado. Tenía en la mano el control remoto mientras jugaba con
los botones. Confundido mire la pantalla del televisor aún difusa, a la espera de
reproducir lo que sea que Siwon trajo.

—¿Qué es esto, hermano? —le pregunté.

La sonrisa feliz de Siwon se extendió de nuevo en su rostro.

—Tus opciones —respondió Siwon crípticamente, luego presionó reproducir en el 119 control
remoto.

Al principio no sabía qué estaba viendo, era una grabación casera afuera, en alguna
parte de la comuna, que luego apuntó a una pared crema, ¿Tal vez la pared de las
habitaciones de las personas?

Le hice señas a Siwon con la mano, a punto de pedirle que explicara de qué se trataba,
cuando de repente la imagen de un pequeño niño llenó la pantalla. No podría haber
tenido más de siete años. Pero eso no era lo que me tenía luchando contra las
náuseas. No, era el hecho de que estaba desnudo. Y estaba bailando. Bailando al son
de una música seductora reproduciéndose en el fondo. Y estaba temblando. Su
pequeño cuerpo estaba temblando cuando una voz, que reconocí como la del hermano
ByungHun, le decía que bailara para su profeta. El niño trató de moverse al ritmo, pero
el miedo le hizo hacer movimientos torpes y no sincronizados.

Mi pecho se apretó tanto que me hacía incapaz de hablar. Entonces Siwon me dio un
codazo en el costado. Miré a mi izquierda para ver a mi hermano viendo la pantalla con
sus dientes clavándose en su labio inferior.

Era un extraño para mí en ese momento.


—¿Qué te parece, hermano? Podrías tomarlo como esposo o consorte. Está a punto de
llegar a la edad de su despertar.
Horrorizado lo mire sin creer lo que decía.

—¿Su despertar? — pregunte notando como cada parte de mi cuerpo se tensaba a la espera
de su respuesta.

Siwon asintió y paró el vídeo congelando la pantalla en el rostro del niño. Un rostro aterrorizado,
pálido y con ojos muy abiertos.

—El Hermano ByungHun me ha enseñado todo sobre las prácticas del tío Sun Myung
Moon. Y uno es el despertar de Dios en nuestra comuna. El día en que hermanos y
hermanas se convierten en un vínculo de fe a los ojos del señor, un recipiente para las
meditaciones celestiales de nuestros hombres.

Esta vez el vómito me subió a la garganta, pero lo empujé y trate de tranquilizar mi respiración

—No hay nada de eso en nuestras escrituras.

—Nuestro tío habló de las nuevas revelaciones del señor en sus sermones al pueblo. No todo fue
registrado oficialmente, sino también en sus cartas privadas, por lo tanto, no nos alcanzó en
nuestro retiro. —Siwon se inclinó hacia delante mientras el entusiasmo irradiaba de su cuerpo—.
Hay tantas cosas que no sabíamos. Tantas que estoy aprendiendo del hermano ByungHun y los

otros discípulos. El señor nos ha 120 bendecido con mucho, Junmyeon. Más de lo que
esperaba.

Emocionado Siwon encendió la pantalla y la música horrible comenzó a reproducirse, pero


no podía mirarla.

—Si el último no fue agradable, hay muchos más. ¿Qué tal éste?

Apretando los puños alcé la vista, para ver a un chico mayor, más desarrollado,
bailando seductoramente. A diferencia del niño pequeño, sus ojos estaban seguros con
su cuerpo desnudo moviéndose lentamente al ritmo de la canción. No podría haber
tenido más de trece años.

Trece.

Un niño.

Siwon sin darse cuenta de mi reacción comenzó a hojear los DVD, con decenas y
decenas de niños y niñas desnudos bailando para la cámara. Y mientras más
imágenes llenaban a la pantalla, más se emocionaba. Podía verlo moverse en el
asiento mientras clavaba los ojos en la pantalla.
Cerré los ojos mientras trataba de calmar mi corazón, cuando, de repente, una
conversación con Baekhyun se disparó en mi cerebro. Cuando había tratado de hacer
que se quedara conmigo en la comuna. El miedo en su rostro debería haber hecho que
le creyera, pero me pareció que estaba mintiendo, con ganas de volver a Kai... pero
qué tal si...

— ¿Has sido alguna vez parte de un intercambio del señor? ¿Has visto alguna a vez a
un niño de ocho años ser violado, con sus piernas separas por una trampa para osos
porque él estaba demasiado asustado para entender qué le está pasando? ¿Alguna
vez te has forzado adentro de un niño, Junmyeon, porque tú creías que eso podría
ayudarte a acercarte a Dios y porque el Profeta lo consideraba así? ¡¿Lo has hecho?!

Me quedé helado.

—¿Suho? —insistió Baekhyun.

—¿Eso te ocurrió a ti? ¿Aquí? — le pregunté entre diente, el pensamiento de


Baekhyun siendo tomado como un niño hacía que vea rojo —. ¡Baekhyun!
¡Respóndeme! ¿Eras… tomado… así… cuándo eras un niño?

—¿Me estás diciendo que tú nunca has estado en un intercambio hermanomaldecido? —pregunto
otra vez, esta vez con incredibilidad.

Dejé caer mi cabeza, incapaz de mirarlo a los ojos. 121


—Soy el heredero. Sigo siendo puro —informé.

Había estado encerrado toda mi vida. No tenía ni idea de lo que pasaba en la comuna, bajo
el gobierno de mi tío... No tenía idea de esto....

De repente cerrando los puños con fuerza, recordé esos niños y la ira infundio mis
músculos. Sintiendo a Siwon darme un codazo para mirar de nuevo esa maldita
pantalla, no lo soporte más y parándome con fuerza grité:

—¡MIERDA!

Mis manos corrieron a través de mi cabello y Siwon se puso en pie.

Ante el movimiento miré hacia abajo.

—¿Qué coño es esto, Siwon? ¡Son niños! ¿Niños pequeños y adolescentes bailando para
mí para que elija? ¿Crees que quiero un niño? ¿Crees que quiero follar un niño?

El rostro de Siwon palideció ante mi arrebato.


Mientras me obligaba a calmarme, tome una respiración profunda, me dirigí a la
pantalla y apagué el televisor. El silencio que llenó la habitación era ensordecedor.
Podía incluso escuchar el sonido pesado de mi respiración. Cerrando los ojos trate de
tranquilizarme y luego de unos segundos ganando algo de compostura, me enfrenté a
Siwon.

—¿Crees que esto está bien? ¿Violar niños a los siete años?

Siwon frunció el ceño con confusión.

—Es la voluntad del señor.

Negué.

—No creo que el señor haya querido que los niños deban tomarse de esta manera, hermano.
¡Es barbárico!

Luego la conmoción llenó cada célula de mi cuerpo cuando la mandíbula de Siwon se apretó
con fuerza y su rostro se endureció.

—Los hombres mayores se casaron con mujeres jóvenes en la Biblia. Esto no es nuevo para
ti, hermano.

Horrorizado cuadre mis hombros, di un paso adelante y le dije:

—¿Has tomado un niño o niña para el señor? Sé que asistes a eso, ¿Pero has hecho... eso?
122
Siwon se tocó el mentón, mostrando el orgullo de un heredero.

—Ya he instruido a cuatro en su despertar.

Tenía la sensación de como si me hubieran golpeado en el estómago pero susurré:

—No...

—De hecho —mencionó Siwon audazmente—, ya he escogido mi próximo consorte


cuando sea mayor de edad. Es tan hermoso, tan hermoso que por un tiempo temí que
fuera otro Maldecido. Pero estoy bastante seguro de que no lo es.

Miré a mi hermano y por primera vez en nuestras vidas, lo desconocí. Sabía que Siwon
se estaba envolviendo en esta vida y sabía que creció siendo cercano al hermano
ByungHun. Pero no me di cuenta de cuán cercanos eran. No me di cuenta de las áreas
que yo no controlaba. Siwon lo hacía, incluyendo la violación de niños.

—Y tu consorte —pregunté, mi voz rompiéndose con un tono mezclado de ira y disgusto—,


¿Cuántos años tiene?
Siwon me miró, sus ojos marrones quemaban.

—Tiene la edad de los estándares de nuestra gente, Junmyeon. No te preocupes por eso.
—Desearía conocerlo —instruí, y los ojos de Siwon ardían más que quemaban.

—Con el tiempo, hermano —anunció de regreso.

Nos miramos el uno al otro, una guerra de voluntades, cuando eventualmente bajé los ojos
y agité la mano. Necesitaba pensar.

—Toma los videos, la televisión y vete. Deseo estar solo.

Siwon se tensó, pero hizo lo que pedí. Caminé hacia el fuego y miré las llamas, lo
escuché guardarlo todo. Mientras lo escuchaba tomar la televisión y salir de la
habitación, de repente pregunté:

—Cuando juzgaste a Luhan, el Maldecido, ¿Lo hiciste cumpliendo con nuestras escrituras?
¿Cierto? ¿Fue castigado acorde a lo que predicamos?

La respuesta silenciosa de Siwon causó que levantara la cabeza y lo mirara. Me estaba


mirando, con el rostro impasible. Pero luego me vio mirándolo y sonriendo aseguró:

—Por supuesto, hermano. Todo fue de acuerdo al libro.

123
Mientras Siwon salía de la habitación, exhalé de alivió por lo que Yixing había dicho sobre
que su tratamiento a Luhan no era el indicado. Entonces las náuseas volvieron al pensar en esos
videos.

Mi espalda golpeó la pared. Me deslicé hasta que toqué el suelo. La práctica me


disgustaba, era totalmente abominable; pero de acuerdo a Siwon, eran las maneras de
mi gente. Fue un mensaje revelado del Señor a mi padre. Pero estaba mal. Cerrando
los ojos envié una oración al Señor para que me enviara un mensaje, que me
aconsejara qué hacer. Entonces pensé en Baekhyun de nuevo y sus palabras. Y ahora
sé que no había mentido. Había sido tomado cuando era un niño, su inocencia había
sido robada por un discípulo de La Orden.

Él no me había mentido, en absoluto.

Lo habían violado.
CAPÍTULO 13
Esperanza

Tres días más tarde...


Presionando mi lápiz contra el borde del papel, lo retiré y tomé una larga y profunda
respiración. Era perfecto. Este dibujo… este dibujo de nosotros abrazados, como soñé
que podríamos estar algún día y que salió directo de mi mente.

Era completamente perfecto para mí.

Mis ojos se nublaron mientras miraba el boceto. Por un lado, quería con cada parte de
mí ser hacer lo que mostraba, pero por el otro, me asustaba más que cualquier otra
cosa en este mundo.

Debido a esto, en los últimos tres días, mis pensamientos sobre Chanyeol habían 124
cambiado. Se habían intensificado. Y estaba pensando en cosas que creí que nunca
entrarían en mi mente… Dormir junto a él cada noche, cuidarlo y hablarle había
encendido algo dentro de mí.

Había abierto mi corazón.

De pronto oí la puerta del baño abrirse y cerré de golpe el bloc de dibujo. Lo dejé junto
a mí frente al fuego y miré hacia arriba. Chanyeol estaba saliendo del cuarto de baño,
vestido con sus pantalones de cuero y chaleco. Y el solo verlo, luciendo saludable y
fuerte una vez más, hacía que mi corazón se acelerara.

Los ojos de Chanyeol inmediatamente se trabaron en los míos y caminó hacia adelante,
deteniéndose justo frente a mí.

Levanté la vista y me puse de pie.

—¿Estás listo? —le pregunté y esperé su respuesta.

Chanyeol dirigió su mirada hacia la puerta principal, y luego de nuevo a mí.

—Sí —contestó, pero su voz sonaba insegura.

—Vas a estar bien, Chanyeol. Tus amigos han estado esperando mucho para verte.
Estás recuperado ahora y necesitas salir.
Chanyeol bajó su cabeza y no pude evitar mirar fijamente a su amplio pecho, con sus
coloridos dibujos devolviéndome la mirada. Especialmente, el de las llamas de color
naranja brillante que ascendían por su cuello.

Mostrando una sonrisa de apoyo, me dirigí hacia la puerta de entrada, pero me detuve
cuando noté que Chanyeol no me había seguido. Volviéndome, me di cuenta de que
sus ojos estaban fijos en la puerta detrás de mí.

—¿Chanyeol? ¿Estás bien? —le pregunté.

Sus ojos aumentaron de tamaño, y era una señal de que estaba asustado.

—Cuando salgamos por esa puerta, ¿regresarás a la casa de Kai?

Mi estómago cayó ante la idea de dejarlo.

—¿Soo? —preguntó de nuevo. Desde donde estaba parado vi las manos de Chanyeol
apretándose en puños, y luego agregó con la voz ronca — No quiero que me dejes.

El tono áspero de su voz envió escalofríos de tristeza que descendían por mi columna.
Pero luego, mientras su confesión se filtraba en mis huesos, la esperanza surgió en mi

pecho. 125
Él quería que me quedara.

Me quedé en silencio, tratando de controlar estos nuevos sentimientos que abrumaban mis
sentidos, cuando dijo mi nombre de nuevo.

—¿Soo?

Esta vez su voz sonaba más baja; una señal de que estaba triste, derrotado... perdiendo la
esperanza.

Tomando una profunda respiración, levanté mi cabeza y nerviosamente confesé

—No quiero irme tampoco.

Sus fosas nasales se ensancharon y comenzó a moverse lentamente más cerca hasta
que, con una respiración demasiado profunda, nuestros pechos se rozaban. Chanyeol
se quedó inmóvil. Yo me quedé inmóvil. Y tuve que luchar contra el calor que de
repente rugía a través de mi cuerpo.

—Entonces volverás aquí. A mí —dijo de modo terminante.

Sentí una sonrisa tirando de mis labios, y respondí


—Sí. Quiero ver a mis hermanos. No los he visto desde hace días, pero... pero voy a
regresar, aquí. A ti.

Por el rabillo de mi ojo, lo vi tensar sus dedos y cerrar sus ojos. Sabía lo que esos
movimientos significaban, y cada vez que los hacía, simultáneamente me sentía
paralizado por el miedo y embriagado con anticipación. Porque sabía que esta era la
lucha de Chanyeol contra su deseo de tocarme. A menudo me preguntaba qué veía en
su mente. ¿Era algo como mis bocetos… inocente y dulce? ¿O era algo más? ¿Cómo
cuando dos personas comparten intimidad?

Esperé como siempre la devastación que esos pensamientos traerían. De ser tomado
de esa forma por alguien. Pero me sorprendí cuando esos pensamientos no me
dejaron paralizado como temía. En lugar de eso me hicieron sentir… caliente e
inquieto…

Al levantar mi vista, vi a Chanyeol mirándome fijamente. Necesitando ganar


compostura y respirar aire fresco, me aparté y caminé hacia la puerta. La luz brillante
del día llenó la habitación cuando la puerta se abrió, y una cálida brisa cubrió mi rostro.

Respirando profundamente sonreí al oler los árboles.

Al oír el crujido de las hojas.

Al sentir el calor del sol en mis mejillas. 126


Oyendo los pasos de Chanyeol lo sentí colocarse de pie detrás de mí; y sonreí aún más al
ver como su enorme y protector cuerpo me llenaba de paz.

—¡Chanyeol! ¡Joder!

Una voz a nuestra izquierda nos llamó la atención. Y sorprendido vi como Kris se dirigía a
grandes pasos a través del claro hacia la cabaña de Chanyeol.

—¡Chen! ¡Ven aquí ahora mismo! —gritó por encima de su hombro.

De repente la puerta de la cabaña de Chen se abrió de golpe, y un medio vestido Chen


se apresuró a salir desesperado. Su cabello negro estaba húmedo y desordenado, y
sus pantalones de cuero desabrochados. Pero mientras corría hacia Chanyeol
descalzo, su estado de desnudez no me molestó, ya que la mirada de puro alivio
cuando vio a su hermano, casi me hizo caer de rodillas.

Él era amado.

Me preguntaba si sabía que estos dos hombres harían cualquier cosa por él. Me preguntaba si
entendía que en realidad nunca había estado solo.
Kris se detuvo delante de Chanyeol y de mí, y Chen se paró justo detrás.

Kris deslizó una mano por su cabello y dijo con voz áspera
—Joder, hombre, pensamos que te habíamos perdido.

Levanté la vista y vi como Chanyeol los miraba fijamente con el rostro impasible. Pero Kris
y Chen no parecían preocupados por esto.

Chen observó a Chanyeol de pies a cabeza.

—¿Estás bien, hermano? ¿Te sientes bien?

—Sí —respondió Chanyeol y Chen sonrió con suficiencia.

—¡Demonios, hombre! Es jodidamente bueno tenerte de vuelta. Nada ha sido lo mismo


contigo fuera. Kris y yo hemos tenido que ir a las carreras solos, y fue tan malditamente
aburrido sin ti allí asustando la mierda fuera de la gente. Kris es demasiado marica
para hacer que la gente se mee encima al verlo. Va a ser bueno tenerlos a todos de
vuelta.

Chanyeol asintió, y Kris dijo

—Tendremos reunión pronto. ¿Vas a venir? Todos los hermanos quieren verte.

Los ojos de Chanyeol se movieron rápidamente hacia los míos. Podía ver sus dientes

raspando el piercing en su lengua. Estaba ansioso. 127


—Voy a ir a ver a Luhan y Baekhyun. Esperaré con ellos a que regreses.

Chanyeol exhaló y dijo

—Voy a acompañarte.

Sonrojándome bajo el peso de sus penetrantes ojos, me di la vuelta para marcharme, cuando
Chen llamó

—¿Pequeño?

Me volví sabiendo que era el nombre que usaba para mí. Movió su barbilla y dijo

—No sé lo que hiciste. Jodidamente no importa, pero lo trajiste de vuelta desde quién carajo
sabe dónde, y por eso, tienes nuestra gratitud de por vida. ¿Me oyes?

Asintiendo rápidamente, me volví para dirigirme hacia la línea de árboles. Chanyeol caminaba
junto a mí, y le pregunté:
—¿Estás feliz de ver a tus amigos? Mantuvo

su mirada al frente, y respondió

—Sí.
Fruncí el ceño sabiendo que estaba pensando en algo más.

—¿Qué más estás pensando? —pregunté.

Sin dudarlo, contestó

—Que preferiría estar en la cabaña sentado frente al fuego, contigo. — mi corazón


brincó en mi pecho, cuando añadió — Dibujas y me gusta observarte. Me gusta tenerte
cerca de mí. Es mejor que estar de pie debajo de tu ventana. Me gusta poder verte de
cerca.

No me di cuenta de que había dejado de caminar hasta que Chanyeol se detuvo y miró
hacia atrás. Cuando sus ojos se posaron en mí, comencé a temblar. Estaba tan
confundido con las sensaciones que asaltaban mi cuerpo. No entendía lo que estaba
pasándome, y eso me asustaba. Pero escuchar a Chanyeol confesándome sus
pensamientos, me dejó anonadado.

—¿Por qué paramos? —preguntó Chanyeol, y pude ver sus manos moviéndose hacia el
cuchillo a su costado.

Obligué a mis pies a seguir caminando, y luché contra la sonrisa que se mostraba en mis labios.
128
—Lo siento, necesitaba recuperar el aliento —contesté mientras Chanyeol empezó a
caminar a mi lado. A medida que nos acercábamos a la colina, una pregunta vino a mi
mente.

—¿Chanyeol?

—¿Sí? —respondió.

—Sé que te gusta afilar tus cuchillos, pero, ¿qué más disfrutas hacer?

—No entiendo —dijo en voz baja.

—A mí me gusta dibujar, y eso me hace feliz. Me preguntaba, ¿qué te hace feliz a ti?

Observé su rostro mientras sus ojos se movían rápidamente de un lado a otro, cuando respondió

—Verte.

Calor inundó mi cuerpo, y susurré


—¿Eso es lo que te hace feliz? ¿Verme? ¿No te aburre? Estoy preguntándote, ¿qué es lo
que te hace sentir feliz a ti? ¿Qué es lo que más te gusta hacer?

Chanyeol negó, luego los ojos que tanto adoraba se encontraron con los míos.
—Estar cerca de ti. Mirándote. — tragué saliva mientras su respuesta me mantenía
congelado en el lugar, y él movía sus ojos de un lado a otro de nuevo—. Nos
detuvimos otra vez.

Esta vez, no pude reprimir la sonrisa en mis labios.

—Lo sé. Vamos —dije y sentí sus palabras reproduciéndose en cada uno de mis
pasos, en cada respiración que tomaba mientras nos acercábamos a la cabaña de
Baekhyun y Kai.

Estar cerca de ti. Mirándote…

De pronto se escucharon voces más adelante, y a medida que me abría paso entre los
árboles hacia la casa de Baekhyun. Pude ver como él, Luhan, Heechul, Victoria y Jeno
estaban sentados en el jardín conversando.

Cuando me vieron acercarme, Baekhyun y Luhan se levantaron de sus asientos.

—¡Soo! —exclamó Baekhyun aliviado, y corriendo hacia mí, me envolvió en sus brazos.
Suspirando me apartó luego de unos segundos y recorrió mi cuerpo con su mirada preocupada —
¿Estás bien? ¿Está todo bien? — sus ojos de repente buscaron rápidamente a Chanyeol, quien

estaba de pie rígido, a mi lado. 129


Inclinando mi cabeza hacia abajo y sintiendo mis mejillas calentarse, respondí

—Estoy bien.

Otro par de manos se envolvieron a mí alrededor y supe que era Luhan, reconociendo el
aroma de su cabello.

—Soo —murmuró— te he extrañado.

Luhan se retiró y sonrió con cariño. Luego su mirada se dirigió hacia Chanyeol.

—Chanyeol. ¿Te sientes mejor?

—Sí.

Miré a Chanyeol, cuyos ojos estaban fijos en mí.

Heechul y Victoria estaban detrás de Luhan. Pero Heechul dando un paso adelante se dirigió
a Chanyeol
—Maldita sea, es bueno tenerte de vuelta Chanyeol. Ha estado muy tranquilo por aquí sin
ti.

Chanyeol no dijo nada, y Heechul, quien parecía no esperar una respuesta, me saludó con
la mano.
—Hola, Soo. Encantado de verte de nuevo.

Nervioso le sonreí a él y a Victoria, quien movió su barbilla hacia mí desde detrás de su


mejor amigo.

Luego, miré el único asiento ocupado y vi a Jeno observándome.

—Buenos días, Jeno — lo saludé y él sonrió.

—Hola, Soo. Es bueno verte de nuevo. — se veía mejor, pensé. Y me alegraba. Era tan
joven. Tan inocente.

De repente con un ruido seco la puerta de la cabaña de Kai se abrió, y Kai y Sehun
salieron. Rápidamente sus rostros se iluminaron cuando vieron a Chanyeol de pie con
sus pantalones, chaleco de cuero de los Hangmen y su torso desnudo lleno de tatuajes
a la vista.

—¡Jodido Chanyeol! —gritó Sehun y comenzó a aplaudir. Kai sonrió junto al esposo de
Luhan. Los dos hombres se acercaron y Sehun se detuvo delante de Chanyeol—.
¿Estás bien, hermano? Todos ustedes estuvieron pasando por alguna mierda loca
durante un tiempo allí dentro.

Chanyeol tomó el cuchillo de su cinturón y pasó su dedo por la punta. Esta era su 130 forma
de decir que estaba nervioso. Cuando Sehun no obtuvo una respuesta, se volvió hacia Kai.

―¿Reunión, Prez?

Kai asintió, luego caminó hacia Baekhyun y estrelló sus labios contra los suyos.
Baekhyun se derritió en sus brazos. Entonces Sehun hizo lo mismo con Luhan, y sin
pensarlo conscientemente, mis ojos se dirigieron hacia Chanyeol. Como siempre,
estaba mirándome, pero esta vez, sus fosas nasales se ensancharon y su cuchillo
corría a lo largo de su muñeca. El pánico creció dentro de mí. Algo lo estaba
perturbando en su mente.

—Chanyeol, vamos. Tenemos un montón de hermanos que van a estar jodidamente


aliviados de que no hayas estirado la pata definitivamente. —La voz de Sehun me trajo
de nuevo al presente y me aclaré la garganta.

Chanyeol miró a Sehun, y luego a mí.


Forcé una sonrisa para esconder mis piernas temblorosas. Esos besos… La intensa mirada
de Chanyeol…

—¿Soo? —dijo Chanyeol con la voz ronca, y me di cuenta de que todo a nuestro alrededor se
había quedado en silencio.
Odiando la atención, me acerqué a él.

—Vuelve por mí después de tu reunión y luego iremos a tu cabaña. Aún necesitas descansar.

Chanyeol asintió una vez y se unió a Kai y a Sehun que ya estaban marchándose. Pero
miró hacia atrás.

Miró hacia atrás once veces. Once. Las conté.

—¿Soo? —La voz de Baekhyun me hizo mirarlo. Su rostro tenía una expresión de
preocupación y dijo— ¿Vas a volver a la cabaña de Chanyeol? ¿Vas a quedarte con él
más tiempo?

—Sí —respondí, sintiéndome avergonzado por tener tanta atención.

De repente sonó una tos suave, y oí a Heechul decir

—Bueno, tengo que ir a la tienda y abrir. Hoy tengo un día muy ocupado.

Mantuve la mirada hacia abajo mientras se despedía de Luhan y Baekhyun.

—Jeno. Te llevaré a la tienda pronto, ¿De acuerdo? Voy a sacarte al mundo exterior

un poco más. 131


—Gracias —contestó Jeno tímidamente.

Momentos después, levanté la vista y Baekhyun y Luhan estaban de pie junto a mí, observándome.

—¿Qué? ¿Por qué me miran?

Los ojos de Luhan se ampliaron ante mi brusca réplica.

—Nos preocupamos por ti, Soo. Porque te amamos.

Un poco del veneno abandonó mi cuerpo y respondí

—No tienen de qué preocuparse. Estoy bien. — ninguno de los dos me dijo nada, pero continué—
Voy a volver con Chanyeol. Me necesita.
La tensión por la clara desaprobación de mis hermanos empeoraba a cada segundo. Y
nervioso mantuve la mirada fija en el suelo. Pero no iban a hacerme cambiar de
opinión. No conocían a Chanyeol como yo lo hacía.

Finalmente, Luhan se sentó y vi a Baekhyun hacer lo mismo.

—¿Soo, te unes a nosotros? —preguntó Luhan.


Viendo la silla libre entre Baekhyun y Luhan, tomé asiento.

—Soo, vamos a acompañar a Jeno a la iglesia esta tarde. ¿Te gustaría ir con nosotros?

Levanté mi cabeza y miré a Jeno. Su joven rostro tenía una expresión esperanzada mientras
me observaba.

—Baekhyun y Luhan me han hablado de su iglesia. Que es pura y no comparte las


mismas creencias sobre los maldecidos y nuestros deberes que La Orden. Me gustaría
mucho ver un lugar como ese. Ahora mismo no puedo creer que sea real.

Mi estómago se apretó al ver tanta incredulidad en su rostro e, inclinándome hacia adelante, dije

—Me encantaría ir contigo. El pastor Young es bueno. Te mostrará lo que nosotros hemos
encontrado como fe fuera de la comuna.

La sonrisa cegadora de Jeno podría haber iluminado una habitación oscura.

—Gracias —dijo con lágrimas en los ojos. Luego se puso de pie, llamando nuestra atención—. Iré
a descansar si vamos a salir esta tarde.

—Está bien —respondí y observé mientras Jeno entraba en la cabaña. 132


Pasaron segundos después de que Jeno nos dejó solos, y solté abruptamente

—¿Qué se siente?

Mantuve la mirada en mis manos sobre mi regazo, sintiendo mi rostro calentarse de vergüenza,
cuando Baekhyun me preguntó

—¿Qué, Soo?

Llevando una mano hacia mis labios, pasé la punta del dedo a lo largo de la carne y mirando a
Baekhyun pregunté

—Unir los labios. Besar.

Los ojos de Baekhyun se ampliaron con sorpresa y luego buscaron a Luhan. Oí a


Luhan ponerse de pie y moverse hasta sentarse en el cálido césped a mis pies.
Lentamente apoyó una mano sobre mi rodilla y vi como sus ojos avellanas estaban
llenos de preguntas.

—Es algo único — dijo Baekhyun de pronto, y levanté mi vista para mirar su rostro. Una
sonrisa secreta pasó por sus labios y su respiración se aceleró — Es una de las cosas
que más me gusta hacer en la vida.
—¿Y tú, Luhan? —le pregunté tímidamente.

—Todo —admitió con la voz ronca—. Porque nunca soñé que alguna vez tendría un
hombre que me amara por ser quien soy. Pero Sehun lo hace. Me ama más de lo que
creo que me merezco. —Luhan pasó una mano sobre su cicatriz—. Incluso cuando me
lastimé, cuando corté mi cabello, todavía me quería. Y cuando me besa, es mi
confirmación de que me gané su corazón. De que es mío. De por vida.

Luhan apretó mi rodilla, y con una expresión cautelosa, preguntó:

—¿Por qué preguntas, Soo? ¿Es algo que has estado pensando en probar con… con Chanyeol?

Bajé mi cabeza, simplemente tratando de respirar, y confesé:

—Me temo que es algo que nunca voy a ser capaz de hacer. — jugando con mis dedos
nerviosamente, me tranquilicé y añadí — últimamente me encuentro soñando con besar a
Chanyeol. Sueño que toca mi rostro y lleva mis labios a los suyos. Y en mis sueños no tengo
miedo. No le temo a su toque. Y no me da miedo nunca haber sido besado antes. Porque
Chanyeol me mantiene a salvo. No le temo a nada en su presencia. — cerrando los ojos tomé una
respiración profunda y sentí mi corazón romperse—. Pero la realidad es que le temo a su toque, a

pesar de que una parte de 133


mí que pensé que había muerto, lo anhela. Tengo miedo de lo que la sensación de la
mano de otro hombre sobre mi piel desnuda pueda evocar. De los recuerdos que he
intentado tan duro dejar atrás. — miré primero a Luhan, luego a Baekhyun y sostuve su
mirada—. ¿Qué pasa si el toque de Chanyeol de repente se convierte en el de
Kyuhyun en mi mente? ¿Y si me quedo atrapado allí de nuevo? ¿Incapaz de hablar a
través del miedo paralizante? ¿Un simple beso valdría la pena entonces?

Mis ojos se enfocaron en el bonito rostro de Luhan y susurre.

—Me temo que Chanyeol ha sido herido por el toque de una persona incluso más que
yo. No creo que alguna vez sea capaz de poner su mano sobre la mía, mucho menos
besarme.

Baekhyun suspiró, y acariciando mi rostro, dijo:

—Mereces ser amado, Soo. Sé que no sufrí tan brutalmente como tú lo hiciste, ni
tampoco Luhan o Hansol, pero Luhan y yo hemos encontrado hombres que nos
permitieron seguir adelante. Que nos permitieron encontrar la felicidad para toda la
vida.

Mirándolos mis labios empezaron a temblar.

—No creo que Chanyeol alguna vez sea capaz de estar de esa manera conmigo.

—Entonces, ¿Él es realmente el indicado para ti?


Tomando la mano de Luhan la presioné sobre mi pecho.

—Este latido, esa nueva oportunidad de vida dentro de mi pecho. Es suyo. El despertar
de mi vida le pertenece a Chanyeol. — susurre y controlé las lágrimas en mis ojos.

—Soo —susurró Luhan. Y poniéndose de rodillas, con sus manos a los lados de mi
cabeza, me besó en la frente—. No sé lo que pasará en el futuro, pero estoy
agradecido de que Chanyeol haya despertado esta posibilidad en ti.

Luhan sonriendo volvió a sentarse en el suelo y luego mirándome dijo:

—Cuando hago el amor con Sehun no es nada parecido a lo que sufrimos a manos de
los discípulos. Es amable, gentil, y no creo que pueda sentirme más cerca de él en
cualquier otro momento que cuando estamos unidos. — me tensé ante sus palabras.
Pero él me sonrió con lágrimas en sus ojos y continuó— Es la manifestación física de
lo que siento en mi corazón. —Luhan inhaló, sin romper en ningún momento nuestra
mirada, luego expresó un deseo—: Espero que algún día puedas saber lo que se
siente. Y espero que cuando lo hagas, no sientas nada más que felicidad. Felicidad sin
miedo.

No dije nada en respuesta. 134


Pero no pude evitar dejar de pensar en Chanyeol…
CAPÍTULO 14
Sabía que se iría

Mis hermanos ya estaban esperando en la sala de reunión cuando llegamos. Kai y


Sehun entraron primero y los seguí. Cuando aparecí, Ji Yong y Minho fueron los
primeros en ponerse de pie.

—¡Joder, Chanyeol! —exclamó Minho mientras se acercaba hasta detenerse frente a mí—.
¡Estás de vuelta!

Moví mi barbilla ante su rostro sonriente y, luego, Ji Yong dijo:

—Me alegro de que estés bien, hermano. Nos asustaste como la mierda por un jodido minuto
allí. Nunca antes había visto a nadie cortarse así.

Mi mandíbula se apretó mientras trataba de no pensar en la mujer a la que dispararon.

En ese puto bebé llorando y en el niño sentado en la acera. De pronto tensándome vi 135
como el cuerpo de Hangeng apareció ante mí, dándome la bienvenida, pero solo asintió. Luego se
acercaron Woo Bin, Shindong, y, finalmente, Jimin.

Jimin bajó la cabeza y pasó su mano por su cabello.

—La mujer sobrevivió. Pirateé los registros hospitalarios y lo comprobé. Sus hijos también. —
mirándolo a los ojos, el alivio me inundó.

—Gracias —dije, y él negó.

—Debería haber sabido lo del Klan. — hizo una pausa mientras rechinaba los dientes
—. Debería haber sabido que mi maldito viejo iba a usar una artimaña como esa. Y lo
peor es que ahora no puedo rastrear lo que los hijos de puta van a hacer. Nada está
sucediendo en su sistema interno, lo que significa que todo es verbal. Mi viejo sabe que
averiguaría sus planes en un maldito minuto si se encontraran en un sistema en alguna
parte. El maldito está siendo inteligente en su juego.
Kris y Chen entraron en la habitación justo cuando Jimin se alejó furioso. Chen sonriendo camino
hacia el centro y extendió sus brazos.

—¿Han oído las noticias? ¡El jodido Trío Psycho está de vuelta en el negocio!

De repente el sonido del martillo de Kai golpeando la madera de la mesa cortó el ruido de
las felicitaciones. Y Sehun hizo un gesto a los asientos.

Sentados, señoras. Cuanto antes empecemos, más jodidamente rápido acabaremos.

Todos nos trasladamos a nuestros asientos habituales, el mío entre Kris y Chen. Kai se
sentó al final. Sus manos se alzaron. Saqué mi cuchillo mientras Sehun empezó a
hablar de negocios, pero todo lo que podía ver era la hoja que había presionado mi
piel. Lo moví una y otra vez por encima de los tatuajes de mis llamas. Podía sentir el
ardor, el fuego burbujeando debajo, pero cuando fui a cortar, pensé en el rostro de
Soo. La hoja se detuvo y respiré profundamente. Quería cortar, quería detener las
llamas. Pero pensar Soo las mantuvo en calma. Las hizo dormir.

Agarrando la empuñadura con mis manos, la sostuve sobre la mesa y, cuando miré
hacia arriba, encontré un maldito montón de ojos observándome. Me moví en mi
asiento.

—¿Qué carajos están mirando? —susurré, apretando mis puños a mi lado.

Sehun negó y habló por los hermanos

—Nada. —Sus cejas bajaron—. ¿Estás bien? —Sí. ¿Por qué carajos no iba a estarlo? —Sehun

negó, sus manos en el aire. 136


—Por nada. Sólo comprobando.

Agarré el cuchillo. Pero esta vez, lo empujé contra mi piel. Rápidamente la sangre
empezó a correr por mi brazo, pero no sentí una mierda. Debido a que el rostro de Soo
apareció en mi cabeza de nuevo, Soo diciéndome que no me dejaría.

— Kris, Chen, estarán de viaje dos días —dijo Sehun.

Miré hacia arriba.

—¿Qué pasa con Chanyeol? — preguntó Kris —. Siempre vamos juntos.

Vi a Kai hacer señas mientras Sehun interpretaba.

—El hermano se queda. Puede que esté mejorando, pero no va a ningún puto viaje.
Tuvimos que cubrir un montón de pistas de mierda cuando el Klan atacó la última vez y
nuestro hermano aquí fue nuclear. Ji Yong y Minho irán con ustedes en su lugar.

Kris se inclinó hacia delante.

—¿Estás bien con eso, Chanyeol?

Le eché un vistazo al cuchillo extrayendo mi sangre, entonces, me sentí jodidamente bien


acerca de la decisión de Prez, porque significaba que podía quedarme con Soo.
Estoy bien con eso —contesté.

Kris me miró con extrañeza, luego, se recostó en su silla. Pero lo atrapé mirando a Chen,
quien articuló

—El pequeño

Mis ojos se apresuraron a encontrarse con los de Chen pero él solo esbozó una sonrisa.

—Sólo digo que te gusta estar con el pequeño. Hablar. O mirarlo. O lo que mierda sea que
hagan.

—¡Chen! ¡Cierra la puta boca! — gritó Sehun desde el fondo y todo el mundo se centró
en Sehun—. Ahora. ¿Algún otro asunto?

Nadie habló, y mis pies picaban por volver a la cabaña.

—Bien —dijo Sehun—. Tengo que volver con mi puto.

Un carraspeo sonó a mi lado, y Chen tosió “Marica”, en voz baja. Los hermanos se echaron a
reír. Y Sehun maldiciendo señaló con el dedo a Chen.

—Hermano, el día que un culo te tenga dominado, será el mejor de mi vida. 137
Las cejas de Chen se movieron.

—Nunca va a suceder. Tengo una jodida anaconda bajo estos cueros y no hay forma
de que quiera un único culo por el resto de su vida. Le gusta la variedad. Mucha
variedad suave y apretada.

—Anaconda, mi culo — grito Hangeng desde el otro lado de la mesa—. Es un maldito gusano,
como mucho.

Chen furioso se puso de pie y comenzó a desabrochar sus cueros.

—¿Quieres que jodidamente te lo demuestre, hermano?

Kai con una mueca golpeó el martillo sobre la mesa y todos los hermanos se apresuraron a salir
de la habitación. Hangeng salió primero y Chen corrió tras él.

—¡Hangeng, vuelve aquí ahora, maldita sea! ¡Tienes aquí a alguien que quiere conocerte!

La sala se vacío y, agarrando mi cuchillo, me puse de pie, pero Kris se interpuso en mi camino.

—¿Estás seguro de que te encuentras bien con no ir a este viaje? El viejo Chanyeol derramaría
sangre al ser retirado de la carretera.
El viejo Chanyeol no tenía a Soo.

Las cejas de Kris se elevaron.

—¿Posees esa mierda ahora?

—Él me posee. Esa es toda la mierda que importa.

Kris suspiró y se pasó la mano por su rostro. Cuando la dejó caer, me miró a los ojos, y
preguntó:

—¿Puedes manejar esta mierda, hermano? ¿Puedes manejar darle lo que pueda querer de
ti?

La furia me embargó y con los dientes apretados, le dije

—No es así. Yo no lo haría... él no lo haría...

—¿Puedes mantener las llamas en calma? ¿Puedes conservar la cordura si las cosas no
van de la manera que quieres? Porque Kai te joderá si le haces daño.

Sintiendo las llamas encenderse bajo mi piel, moví nerviosamente mi cabeza e hice
retroceder a Kris contra la pared. Levantando mi cuchillo, deslicé la hoja hacia abajo por mi brazo,
necesitando liberar las llamas, antes de que fuese demasiado y 138
arrancase la cabeza de Kris. Kris sólo se quedó allí y dejó que sucediera. En el
momento en que la hoja cortó mi carne y la sangre corrió libre, me encontré con los
ojos de Kris y siseé:

—No le haré un puto daño a Soo. Me moriría primero. Se queda conmigo para siempre. En mi
cabaña, a mi lado. Y ningún hijo de puta lo apartará de mí.

—¿Se va a mudar contigo?

—Él es mío —gruñí.

El pecho de Kris casi se presionó contra el mío y salté hacia atrás, cuchillo en mano.

—Chanyeol, suenas jodidamente loco ahora. Más loco que de costumbre.

—Necesito a Soo —espeté. Luego, viendo su suave rostro en mi cabeza, su sonrisa,


bajé mi cuchillo a mi lado y añadí—: Está en mi cabeza todo el tiempo. — miré a Kris, y
confesé— Dormí. Con él a mi lado, puedo dormir sin demonios en mi cabeza. Y él me
canta. A mí. Nadie nunca antes lo hizo.

Kris bajó la cabeza y susurró

—Joder, hermano.

—Lo necesito. — golpeé mi cabeza — Aquí, lo necesito. — entonces, golpeé mi puño


sobre mi corazón—. Y aquí. Lo siento aquí también.

Los hombros de Kris se levantaron y cayeron, luego, dijo

—No te cortaste en la mesa. Joder, siempre te cortabas en la mesa.

Lo miré fijamente, sin decir una mierda, y él asintió.

—El pequeño, ¿no?

Mis ojos se posaron en mi brazo chorreando sangre y tragué

—Las tranquiliza. Con él, no me queman. Duermo, están en calma... no puedo estar sin
él.

—Joder —dijo Kris de nuevo y chasqueó los dedos para hacerme elevar la mirada—. Escúchame,
Chanyeol. Mierda, me escuchaste cuando eras un niño perdido y escuálido de diecisiete años, y
necesito que lo hagas ahora. Enloqueces y vienes a buscarme. Tienes uno de tus ataques, como
ocurrió en el encuentro con el japonés, y me buscas. Joder, el pequeño quiere estar cerca de ti,
cuando la mayoría de los putos correrían kilómetros en la otra dirección. Eso es un jodido gran
asunto para los dos. No tienes que ser un puto genio para saber esa mierda. Y no quiero que le
hagas daño, o a ti, de nuevo. Porque si le haces daño, Kai te dará una patada en el culo y te

139 expulsará del club, y ambos sabemos que nos necesitas. No vas a hacerlo bien afuera por
tu cuenta. Así que, ¿tenemos un trato?

Escuché sus palabras. Sabía que no podría lastimar a Soo, pero estuve de acuerdo de
todos modos.

Kris dejó escapar un suspiro.

—Odié verte tan mal, hermano. No tengo idea de lo que te volvió loco, y estoy
jodidamente seguro de que no lo vas a compartir, pero es muy bueno tenerte de vuelta.
— sonrió y dijo—: Te necesitamos de nuevo en el trío. Chen es una jodida pesadilla por
su cuenta.

—¿Alguien dijo mi nombre? — girándonos hacia la puerta, en el momento justo, vimos a


Chen, que se acercaba cerrando la cremallera de sus cueros.

—Menciona al diablo y el jodido aparece —murmuró Kris mientras Chen echó el brazo
por su hombro y lo acerco a él. Kris miró la mano en su hombro y dijo— Mejor que esa
mano no haya tocado tu puta culebra.

Chen apartó su mano y golpeó a Kris en el brazo.

—Es una puta anaconda y lo sabes.


Kris movió la barbilla, ignorando a Chen.
—¿Estamos bien, Chanyeol?

Apretando más mi cuchillo en mi mano, pude sentir a mi piel crisparse. Necesitaba a Soo.
Mierda, lo necesitaba ahora.

—¿Chanyeol? ¿Estamos bien? —repitió Kris.

—Estamos bien —contesté, entonces, me di la vuelta y salí de la habitación.

Al atravesar el club, en ningún momento miré a los hermanos preparándose para ir al


punto de encuentro. En su lugar, salí a toda prisa por la puerta de atrás y a la carretera
de tierra que conducía a la cabaña de Kai.

Acelerando, atajé a través de los árboles por donde Soo había pasado antes. Y cuando llegue
vi que Baekhyun y Luhan estaban sentados en sillas: no Soo.

Mis ojos buscaron en el claro, pero Soo no se encontraba a la vista.

—¿Dónde está Soo? —pregunté.

—Ha ido a esperarte a tu cabaña —dijo Luhan.

Sin siquiera mirarlos retrocedí e hice mi camino a través de la línea de árboles. Corrí hasta que mi
cabaña quedó a la vista. Abrí la puerta de un empujón y mis ojos de 140 inmediato buscaron a
Soo en el único asiento que poseía.

Tranquilizándome vi cómo se encontraba dibujando de nuevo. Se había cambiado de


ropa. Esta vez, llevaba un polo blanco sin mangas. Y su cabello negro estaba
desordenado.

Al entrar por la puerta, su cabeza se levantó de un salto, y sus ojos se abrieron ampliamente, hasta
que me vio y susurró mi nombre:

—Chanyeol... — dijo y su cuerpo se relajó.

Mis músculos se tensaron cuando sus mejillas se tornaron de color rojo.

Soo cerró el bloc de dibujo y puso su lápiz en el alféizar de la ventana. Entonces, se


levantó de la silla y caminó hacia mí. Olía a fresas. Algo que había lavado olía a fresas.

—Estás aquí —confirmé.

Soo me miró y sonrió. Mi pulso se aceleró por su sonrisa.


—Quería estar aquí cuando llegases a casa. — dijo y señaló con el dedo a la cocina—
Te he preparado comida para esta noche. No voy a estar aquí para hacértela y quería
asegurarme de que comieses.
Mi cuerpo se congeló.

—¿A dónde vas?

La sonrisa de Soo cayó, y respondió

—Luhan y Baekhyun van a llevar a Jeno a la iglesia. Voy a ir con ellos.

De repente como una ola de fuego, las llamas se apresuraron a través de mi sangre, mi
cabeza se echó hacia atrás de golpe, y con las manos temblorosas, llevé el cuchillo a
mi brazo y corté con fuerza. Al sentir el borde afilado rasgando mi carne, sonreí,
sintiendo el alivio de la sangre fluyendo de mi brazo.

—Chanyeol — grito Soo.

—No... —gruñí. Él no podía ir. No podía dejarme.

Soo dio un paso atrás con sus palmas levantadas en frente de su pecho.

—Chanyeol, detén…

—¡No estás jodidamente yendo a ese lugar! — desesperado mis pies comenzaron a pasearse.
Todo lo que podía ver en mi cabeza eran filas y filas de bancos. La gente tirada en el suelo.
Gritando. Y la voz del pastor Hwan, convocando—... En mi nombre 141 expulsarán demonios,
hablarán nuevas lenguas...

Las serpientes, estar atado, el veneno, el dolor, incapaz de moverme...

—¡JODER! —bramé, mientras las llamas corrían por mis venas.

No podía soportarlas. No podía aguantar que quemaran mi carne. Conteniendo el


aliento, me quité el chaleco y corté a través de mi torso. Exhalé y me doblé por el dolor.
Pero, entonces, él apareció en mi cabeza.

Haciendo un puño con mi mano libre, lo golpeé contra el lado de mi cráneo tratando de bloquear
su voz.

—¡VETE JODIDAMENTE LEJOS! —grité.

Pero él estaba detrás de mí, cogiéndome por la parte de atrás de mi cuello, llevándome a esa
iglesia.

—¡Chanyeol! Mírame… por favor… — podía oír la voz Soo delante de mí. Pero era
débil. Cerré los ojos tratando de apartarlo, de alejar las voces. Pero no se irían.
Estaban ahí. Siempre estaban ahí, esperando. Esperando a golpear cuando las llamas
volvieran. Cuando el mal retornara a mi sangre.

De repente un gemido escapó de mi boca a través mis dientes apretados y mis ojos se
abrieron de golpe. Soo se encontraba de pie contra la pared del salón, mirándome con los
ojos muy abiertos. Su pecho palpitaba con fuerza y mi estómago se volteó.

—Joder, no puedes irte —rugí de nuevo con mis ojos parpadeando demasiado rápido.
Pero entonces me tense cuando lo sentí deslizarse sobre mi pecho. Sentí la
resbaladiza piel deslizarse sobre la mía, las llamas siguiendo su camino. Y no podía
dejar que le hiciera lo mismo a Soo. No podían herirlo de esa manera. Él había sufrido
suficiente.

—¿Chanyeol?

—Y se comerán serpientes; y si bebieren cualquier cosa que sea mala, no les hará
daño… — el veneno. Podía sentir el veneno goteando por mi garganta. Entonces,
ardió. Y no me podía mover.

—Chanyeol… por favor… me estás asustando.

Luché para detener el calor en mis venas. Tambaleándome mis pies se detuvieron por completo
y miré a Soo.

—No iglesia. No puedo dejarte ir ahí. ¡No estás jodidamente yendo ahí!

Soo dio un paso hacia mí, pero podía ver sus manos agitadas, podía ver sus labios 142
temblando. No quería herirlo…

—Necesito salvarte…

Soo paró. Respiró profundamente y preguntó

—¿Salvarme de qué?

—Ellos —susurré, con mi mano alzándose a su rostro. Los ojos de Soo se agrandaron
mientras miraba mi mano, entonces la aparté, excavando la punta del cuchillo en la piel
para hacerlo parar. El mal dentro de mí quería herirlo con las llamas.

No podía permitirlo.

—Ellos te harán daño. Con serpientes y veneno, y…

De pronto un golpe sonó en la puerta y cortó mis palabras. Soo me miró. Yo lo miré.

—¡Joder, no vas a ir! —rugí, y cerré mis puños con fuerza.


El golpe sonó de nuevo.

—¿Soo?

Baekhyun. Era la voz de Baekhyun.


—Chanyeol —dijo Soo muy bajo. Me acerqué más, haciéndolo retroceder contra la pared.

—No vas a ir.

Otro golpe. Más fuerte esta vez.

—¿Soo? ¿Estás bien?

Escuchaba la preocupada voz de Baekhyun, pero nunca aparté la mirada del rostro de
Soo. Soo, quien ahora estaba observando la puerta. Pero luego de unos segundos me
miró.

—Necesito hablar con él.

Desesperado lo acorralé contra la pared con mis manos colocadas por encima de su cabeza
cuando mis palmas golpearon la pared.

—No —ordené en voz baja— él hará que te vayas. Y no puedo entrar. ¡No puedo jodidamente
entrar ahí!

La mirada de Soo buscó la mía. Finalmente, sus hombros se hundieron.

—No iré —susurró— Lo juro. Pero tengo que decírselo a Baekhyun. Tengo que explicarle 143
que no los acompañaré o traerá a Kai. Y… y no quiero que te hieran.

Mis brazos no se movieron de su jaula, pero Soo se adelantó y salté antes que pudiera
tocar mi pecho. Lentamente caminó hacia la puerta con sus manos temblando todavía.

Fui justo detrás de él.

La mano de Soo se cerró sobre el pomo, e inhalando, abrió la puerta. Baekhyun, Luhan y
un chico estaban ahí.

Baekhyun miró a su hermano, luego a mí.

—¿Soo? ¿Estás listo?

—Yo… No voy a ir —informó Soo.

Las cejas de Baekhyun bajaron.


—¿Por qué no? —preguntó Luhan.

—He decidido no ir.

El niño, evitando mirarme, dijo


—Soo, me encantaría que vinieras. Yo… Me sentiría mejor contigo ahí.

Vi los hombros de Soo ponerse rígidos. Pero antes de que pudiera aceptar ir, grité

—¡No está jodidamente yendo!

El niño asustado trastabilló de regreso al pecho de Luhan.

—¿Necesito traer a Kai? —preguntó Baekhyun a Soo.

Soo inhaló un rápido aliento.

—No. Por favor. Sólo déjame quedarme. —Soo echó un vistazo hacia atrás—. Sólo dame
hoy y esta noche. —su atención volvió al niño—. Iremos mañana.

—¡No! —rugí y levanté la hoja a mi pecho, cortando la carne sobre mi corazón.

—Por favor, váyanse —suplicó Soo a sus hermanos. Luego, cerró la puerta. Pero todo
lo que podía pensar era que él iba a ir a la iglesia mañana. Iba a ir a ese jodido lugar.

Es un jodido retrasado, Kim Hye. Necesito hablar con el pastor Hwan... el mal vive dentro de él…
tiene las llamas en su sangre… 144
Su voz se hallaba en mi cabeza. Sus manos estaban desabrochando su cinturón. Mi
piel hormigueaba y mi polla se endureció ante el sonido. Mis pies caminaron, entonces,
me llevaron hacia la trampilla del sótano.

Se fue por tu culpa. Tu malvada sangre la alejó, tú pequeño maricón...

—No… —siseé temblando, y palmeando mi polla en mis cueros dejé caer la hoja hacia el
suelo de madera, junto a la trampilla del sótano.

—Chanyeol, no… — la tranquila voz de Soo sonó a través de la habitación. Pero todo
lo que podía sentir era a él de pie detrás de mí, con sus pantalones bajados. Podía oler
el alcohol en su aliento y sentir su hoja corriendo por mi espalda—. Chanyeol, por
favor. No hagas esto. No de nuevo. No vayas de nuevo a ese lugar. A la oscuridad.

Alzando la cabeza, gruñí

—Eso soy. Soy la oscuridad. Soy el dolor. Soy la jodida muerte.


—¡No! —exclamó Soo, tambaleándose hacia delante mientras me arrodillaba y abría la
cremallera.

Un grito salió de mi garganta mientras sentía su afilada hoja deslizarse por mi espina. Las
llamas. Sacaremos las llamas del retrasado… Oí en mi mente.

Alcanzando mis cueros, saqué mi polla apretándola con mis manos.


De pronto un llanto sonó ante mí, y cuando miré, la mano de Soo estaba en su boca y lágrimas
caían por su rostro.

—Soo… —susurré, sintiendo mi garganta obstruirse ante sus ojos llenos de lágrimas. Podía
sentir su angustia. Podía jodidamente sentir lo que le estaba haciendo.

Pero no podía parar lo que ya había empezado. Necesitaba bajar mis pantalones al
suelo. Él se pondría furioso si mis pantalones no estaban en el suelo y no podía
tomarme. Porque él siempre me tomaba. Sin fallar.

Sintiéndolo cerca, oí a Soo correr por la habitación. Levanté la mirada, queriendo que
se quedara, necesitando que lo hiciera, para ayudarme a bloquearlo. Pero Soo
retrocedió hacia el baño.

—Soo… por favor… —grazné mientras mi mano alcanzaba la hoja en el suelo y mi mano
trabajaba rápidamente mi polla.

Negó.

—No puedo… No puedo ver esto de nuevo, Chanyeol… Simplemente, no puedo… —


rápidamente se apresuró hacia el baño y cerró la puerta. Justo cuando me encorvé en
el suelo y él me tomo con fuerza. Gritando el dolor vino. En mi cabeza, el dolor vino, y

en mi cuerpo cuando la punta del cuchillo se arrastró por mi muslo. 145


Temblando mi mano bombeó más fuerte, mientras él golpeaba dentro de mí. Cerrando los
ojos mientras oía su voz con cada empuje.

—Ella se fue por ti. —Empuje. Dolor—. Ella se fue y el marica de tu hermano llora
porque se ha ido. —Empuje. Dolor—. Se ha ido porque tenía un jodido diablo retrasado
como hijo. —Empuje. Dolor— . se ha ido porque hay veneno y oscuridad en tu alma
corrupta.

Con fuerza la hoja se enterró más profundamente en mi carne mientras oía su


respiración cambiar. Temblando me acaricié más y más rápido, hasta que, con una
cuchillada del acero en mi piel y su baja maldición en mi oído, me corrí en el suelo.
Retuve mi rugido de liberación con mis dientes apretados. Y luego, por fin, me dejó ir.
Tirando la hoja, caí al suelo, tomando aliento. En el silencio, podía oír mi pesada respiración. Y
podía ver la sangre y el semen en el suelo.

Entonces, vino la náusea. Pero era peor esta vez, con el remordimiento vino la
vergüenza. Tuve arcadas, girando mi cuerpo a tiempo para agarrar el cubo del suelo al
lado de la puerta del sótano. Y, con cada purga, mantuve mis ojos en la puerta del
baño, sabiendo que Soo estaba dentro.

Luego de unos segundos levantando la cabeza, con el estómago vacío, limpié mis cortes con
el trapo junto al cubo. Pero mi mirada estaba todavía fija en esa puerta del baño. Lentamente
subí mis pantalones y gateé con las piernas y los brazos débiles hacia la puerta cerrada.

Mi corazón golpeaba mientras levantaba la mano y presionaba la palma en la puerta.

—Soo… —susurré, con las imágenes de su mano sobre su boca y lágrimas cayendo
por sus mejillas reproduciéndose en mi mente. No había sonido al otro lado de la
puerta. Quería entrar, quería decirle que lo sentía. Pero no sabía cómo.

Quitando mi mano, me puse de pie. Me levanté y mirando alrededor de la habitación.


Mis ojos cayeron en la sangre filtrándose por los agujeros de la escotilla y sentí mi
estómago sacudirse de nuevo. Moviéndome hacia allí, agarré el trapo al lado del cubo
y lo cubrí. No podía soportar mirarlo.

Entonces, mi estómago cayó de nuevo cuando miré a la silla bajo la ventana, en la que
Soo se había estado sentando. Y supe, sólo supe, que, cuando saliera del baño, se
iría.

Sólo sabía que se iría. Porque todo el mundo se fue. Nadie me quiso por mucho tiempo.

Arrastrándose mis pies me llevaron hacia la silla. El suéter de Soo estaba doblado sobre el
respaldo. Sosteniéndolo, lo alcé hasta mi nariz e inhalé. Y olía a él. A fresas, 146 y… mi Soo.
Luego, sobre la silla, escondido en un lado, estaba su bloc de dibujo. Miré hacia la
puerta del baño, pero todavía se hallaba cerrada. Soo se encontraba dentro aún.
Probablemente asustado. Probablemente a punto de irse.

Inclinándome y sintiendo toda mi energía drenada, algo que pasaba cada vez que él me
tomaba de nuevo en mi mente, tomé el bloc y lo abrí por la primera página.

Mi aliento se atascó en mi garganta cuando vi el rostro sonriente de Soo mirándome.


Moviendo mi dedo, lo recorrí sobre la línea de su mejilla. Mis manos estaban
temblando mientras me movía hacia su cabello, su cabello negro brillante.

—Soo —susurré mientras mis dedos pasaban por sus labios.


Giré la página para verlo caminando fuera, bajo el sol. Sus manos estaban en el aire,
como si pudiera sentir su calor. Pasando la página de nuevo, él se hallaba sentado con
tres chicos con sus brazos alrededor de uno y su cabeza descansando en su hombro.
Reconocí a Baekhyun y Luhan, pero no al tercero. Aunque lucía como Baekhyun y
Soo. El mismo cabello negro… Los ojos de Soo estaban cerrados mientras lo
abrazaba. Y el chico sonreía, devolviéndole el abrazo.

Entonces, cuando giré otra página, cada músculo de mi cuerpo se tensó. Era… yo, mi rostro,
mis ojos mirando desde la página.
Con las manos temblando, rápidamente pasé a la siguiente, y lo que vi me puso de
rodillas. Era mi mano, mi mano envuelta en la de Soo. Tracé la línea de nuestros dedos
entrelazados con el mío, luego, aparté mi mano. La elevé en el aire y me pregunté
cómo sería sujetar la mano de Soo. Mis ojos volvieron al dibujo y el nudo se espesó en
mi garganta.

Finalmente, giré la página por última vez, y un doloroso gemido se escapó de mi boca.
Era yo y él, ambos de pie. Y lo estaba sujetando. Mis brazos estaban envueltos
alrededor de su cintura. Su mano y mejilla estaban en mi pecho. Nuestros ojos estaban
cerrados, pero parecíamos… felices. Felices de ser tocados por el otro.

Incapaz de mirar más la imagen, empujé el bloc a mi pecho justo cuando la puerta del baño
sonó, señalando que se había abierto.

Giré la cabeza, todavía sujetando el bloc y vi como los ojos de Soo se agrandaron al ver lo
que estaba sosteniendo.

—¿Es esto lo que quieres? —susurré.

El rostro de Soo se sonrojó e, inclinando la cabeza, susurró

—Es lo que sueño. Todo lo que deseo que pase para mí, a mí… conmigo, está dibujado en esas
páginas. — sonriendo con tristeza dijo —. Vivo mi vida en las 147 páginas porque tengo
demasiado miedo de hacerlo en la vida real.

Mi respiración se detuvo y, entonces, solté

—Tú… ¿quieres tocarme? ¿Quieres que yo te toque a ti? ¿Como en tu dibujo?

La mirada de Soo estaba fija en la mía y lentamente puso su mano sobre su corazón.
—Aquí, sueño que pueda ser verdad. Y rezo… Rezo para que a lo mejor un día pueda
pasarnos.

Alejando el bloc, miré al perfecto dibujo a pincel de mí abrazando a Soo y negué.

—Podría herirte —grazné—, las llamas, el mal…


—No están ahí — me interrumpió Soo y manteniendo la cabeza gacha con sus mejillas
sonrojadas, avanzó y dijo — Te abracé antes y estuve bien. Pusiste tus manos sobre
mí y estuve bien.

Abrí la boca para discutir, pero algo dentro de mí me detuvo.

Soo avanzó de nuevo.

—Y no hay nada que puedas hacerme que no me hayan hecho ya.


Mi estómago se apretó, queriendo creer lo que decía. Soo se aproximó los últimos pasos
para estar junto a mí y preguntó tímidamente:

—Alguna vez… ¿piensas en mí también? ¿Alguna vez, te has preguntado cómo sería tocarme?

Levantando la mirada apreté los dientes y asentí.

—Todo el tiempo —confesé—. Pienso en ello todo el maldito tiempo.

Soo se agachó en el suelo frente a mí y con sus manos apretadas en su regazo, mantuvo la
cabeza gacha y susurró:

—¿Querrías…? ¿Querrías intentarlo?

148
CAPÍTULO 15
No estás herido

Sentía mi cuerpo tenso mientras esperaba la respuesta de Chanyeol. Por mucho que
yo no pensara que podía hacer esto, que no iba a ser capaz de tocar su mano, o más,
quería probarlo tan desesperadamente. En este momento, después de verlo tan
destrozado, volviendo a los recuerdos que lo mantenían enjaulado detrás de altos
muros, quería desesperadamente ser capaz de sostenerlo. Se merecía mi afecto.

Creía que yo también merecía afecto.

Levantando lentamente la cabeza vi como las fosas nasales de Chanyeol se


ensancharon mientras bajaba la mirada hacia mi dibujo. Me uní a él también, viendo la
esperanza que ocupaba mi mente la mayoría de los días.

Entonces, justo cuando sentía que Chanyeol no sería capaz de intentarlo, vi como alejo la mirada

del cuaderno de dibujo y respiró profundo mientras sus ojos casi 149 negros se encontraron
con los míos. Sin dejar de mirarlo me estremecí y sus cejas se hundieron.

—¿Por qué estás temblando?

Pasando mis manos sobre mis brazos, respondí

—Tengo frío.

Chanyeol miró por encima de su hombro hacia el fuego que había encendido justo
antes de que entrara y se puso de pie. Mientras caminaba pude ver cuán débil estaba
después de haberse cortado. Y también me imaginé que la gravedad de lo que
estábamos a punto de intentar hacer, lo ponía tan nervioso como a mí.

—Vamos cerca del fuego, está más caliente —dijo y señaló hacia adelante.
Asintiendo me puse de pie y lentamente lo seguí, sintiendo en cada paso como si
cualquier fuerza que hubiera tenido estuviera escapándose… Con cada paso, todo lo
que veía en mi mente era la mano de Kyuhyun rozando mi cuerpo. Sentí su mano
sujetar con fuerza entre mis piernas y empujarlas mientras sonreía. Pude ver a todos
los discípulos, después de la partida de Baekhyun, viniendo por mí. Podía sentir sus
manos en mis muñecas y tobillos manteniéndome presionado contra la mesa, y podía
sentir el dolor del aire frío rozando mi piel mientras me arrancaban la ropa del cuerpo,
separando mis piernas para tomarme una y otra vez. Cuando acabaran me
desmayaría, sólo para ser despertado por otro doloroso empuje dentro de mí y con los
discípulos diciéndome que debían trabajar duro para erradicar el pecado de mi alma.

Pero a pesar de eso, eran sus manos, sus duras manos tocando sobre mi piel lo que
no podía soportar. Sus dedos retorciendo mis pezones causándome dolor, sus dedos
rozando mi cuerpo y tocándome...

—¿Soo? — de pronto la voz baja y grave de Chanyeol interrumpió mis pensamientos.


Cuando levanté la mirada, estaba sentado ante el fuego con su gran cuerpo encorvado,
como si estuviera roto, como si su miedo fuera tan intenso como el mío.

Y mi corazón se rompió ante la injusticia. La injusticia de nosotros dos, tan temerosos de


las pesadillas que el toque deliberado del otro pudiera evocar.

—Yo... encuentro la idea de tocar... aterradora —susurré. Los hombros de Chanyeol se


hundieron aún más.

—Yo también —admitió, tan bajo que casi no lo escuché.

Inhalando profundamente, me acerqué y me senté ante él. El calor del fuego inmediatamente
calentó mi piel.

Bajo el calor, me moví para yacer sobre mi costado con mi mano plana en el suelo 150
justo en frente de mi cara. Pero mis ojos nunca dejaron a Chanyeol y él me observó todo el
tiempo con su cabeza ligeramente inclinada, como cuestionando.

Permanecí en silencio, el crepitar de la madera ardiendo siendo el único sonido, hasta


que Chanyeol movió su gran cuerpo para también yacer delante de mí. Lentamente su
mano se aplano en el suelo descansando a pocos centímetros de la mía. Pero
nuestras miradas permanecieron entrelazadas. Sintiendo mi corazón retumbar en mi
pecho, pregunté

—¿Tienes miedo?

La mandíbula de Chanyeol se apretó y él asintió.


—Sí —dijo con voz áspera— Estoy malditamente aterrado de lastimarte. — mirándome
dejó salir un suspiro reprimido, añadiendo — Pero quiero saber cómo te sientes. Quiero
saber cómo se siente tu mano en la mía. Al igual que en tu dibujo. — de pronto sus
ojos cayeron y dijo — No puedo sacar esa jodida imagen de mi cabeza.

Mis dedos se curvaron y se estiraron, cuidadosamente regresando al suelo de madera. Y


sintiendo que necesitaba hablar, dije:

—A excepción de ti —inhalé, luchando contra mis nervios para continuar— Sólo he sido
tocado por hombres que quisieron lastimarme. —Chanyeol se puso rígido y por el rápido
levantamiento y caída de su ancho pecho, sabía que se estaba enojando—. Todas las
noches que duermo, los siento tocándome. Me despierto con un sudor frío, con mi polo
empapado porque revivo lo que me hicieron. Siento el dolor, siento su indeseado toque
íntimo, las quemaduras, los azotes... el dolor cegador. — deteniéndome sentí como mi
garganta se obstruía con un pesado bulto, pero lo obligue a bajar, para decir en voz baja —
Pero quiero que paren. Veo a Baekhyun y Luhan con Kai y Sehun, y veo que han
encontrado una manera. A través del amor ellos han encontrado una manera.

Mirando mi mano, acerque más mis dedos a los de Chanyeol y sintiendo la pesada
tensión rodando fuera de él en olas, estudie mi dedo meñique, tan cerca del suyo
añadiendo.

—Y quiero reemplazar su toque con el tuyo. Quiero despertar con tu brazo alrededor de
mi cintura, manteniéndome a salvo.

—Soo —gruñó Chanyeol, pero era dolido y arrepentido—. No sé si…

—Pero sé que deberé conformarme solo con tus dedos envueltos en los míos. Sería feliz
de despertar sabiendo que me sostienes de alguna pequeña manera.

Los ojos de Chanyeol de pronto se dispararon de lado a lado perdido en sus 151
pensamientos. Y sin dejar de mirarlo moví mi cuerpo más cerca, hasta que nuestros
rostros estuvieron a centímetros de distancia. Podía sentir el cálido aliento de Chanyeol
merodeando mi mejilla. Resistiendo la necesidad de retroceder.

—No sé quién viene por ti cada noche. Y no sé lo que él te hizo. Pero creo... — sacudí
mi cabeza, luchando contra el pozo oscuro que se estaba formando en mi corazón—.
Pero creo que es similar a lo que me hicieron a mí. Y creo que con mi toque, tal vez él
también podría desaparecer de tu mundo.

Chanyeol inhaló una aguda respiración y cerró sus ojos, claramente peleando contra algo
en su cabeza. Cuando se abrieron, agua llenaba su mirada y me dijo:

—Me llamaba retrasado. Porque... —respiró profundo— Porque no veo las cosas como
todos los demás. — me congelé, escuchándolo atentamente mientras hablaba — Sé
que soy diferente. Sabía que me odiaba porque era diferente. Otros niños se reirían de
mí. Se reirían de algo que decía o algo que hacía. Y cada vez que eso sucedía me
molestaría, porque no sabía lo que había hecho mal. Y entonces yo sería castigado.
Una y otra vez, sería castigado. Así que dejé de hablar con cualquiera, porque no
quería que se rieran. No quería ser castigado. Pero eso lo ponía más enojado. Se
enojaba cuando hablaba, pero luego se enojaba cuando no lo hacía. Me sentaba en mi
propio juego con mis juguetes y eso lo enojaba. Pero los otros niños no jugarían
conmigo, porque era yo.

Mi corazón se apretó y contuve las lágrimas, escuchando lo que hacía cuando era un
niño. Una capa de sudor de pronto se formó en su rostro.

—Cada vez se ponía más y más furioso conmigo; y no entendía porque, hasta que un
día escuché por qué era diferente. Él dijo que era porque tenía maldad en mi alma y
llamas corriendo en mi sangre. —Chanyeol sacudió su cabeza— . Trataba de sacarlas
para mostrarle que lo intentaba. Trataba de sacarlas así no me odiaría más, pero no
pude hacerlo. No podía sacarlas.

—Chanyeol... —susurré mientras las lágrimas corrían por mis mejillas.

—Así que me llevó con el pastor Hwan. Y el pastor Hwan trajo las serpientes. Me sujetaron y las
serpientes se deslizaron sobre mi piel. Necesitaban ver si era malvado.

Luché por respirar. No entendía.

—¿Serpientes? ¿Pusieron serpientes sobre ti? —pregunté.

—Las serpientes son la manifestación del diablo, dijo el pastor Hwan. Si te muerden, es
porque eres un pecador. — los ojos de Chanyeol estaban vidriosos y su piel pálida—. Y
me mordieron. Me lastimaron. Sintieron las llamas en mi sangre. Se sintieron atraídas
por la maldad en mi sangre.

—No... —dije en voz baja. 152


—La iglesia lastima a las personas. Ellos te reprimen y lastiman a la gente... Y luego él me
dijo que tenía que liberar las llamas. Venía cada noche a liberar las llamas.

El cuerpo de Chanyeol se puso rígido.

—Pero nada funcionó. Las llamas todavía estaban allí. Todavía soy diferente. No entiendo a la
gente. La gente no me entiende.

Mirándolo tomé una profunda respiración, concentrándome en cada palabra suya. Luego,
encontrando mis ojos, dijo:
—Sé que soy diferente. Sé que no veo el mundo como todos los demás lo hacen. Pero quiero
ver tu mundo, Soo. Incluso si es el único que alguna vez entenderé.

Mi corazón latió más rápido cuando sus ojos oscuros penetraron los míos y luego ambos nos
quedamos quietos cuando lo sentimos.

Mi respiración se incrementó con nuestras miradas atrapadas y cuando bajé la mirada,


mi mano ya cubría la suya. Lentamente y temblando la coloque encima y trabajé por
mantener la calma, tratando desesperadamente de no sentir miedo.

Cuando levanté la mirada, los ojos de Chanyeol estaban abiertos como platos y su cabeza
había comenzado a torcerse.
—Soo —susurró, y luego dejó salir una profunda respiración. Sus ojos se movieron rápidamente a
nuestras manos unidas, luego subieron de nuevo.

—Te sientes caliente —susurré, sintiendo el calor que irradiaba de su piel.

Mi corazón latía con fuerza, pero mirando nuestras manos trate de tranquilizarme y
pasé mi meñique sobre su piel. Chanyeol se congeló y gruñó al mismo tiempo. Pero no
movió su mano.

—Eres suave —añadí y mis ojos parpadearon hacia los suyos. Chanyeol ya estaba
observándome. Tragué de vuelta mis nervios que empezaban a tomarme como rehén
bajo su mirada y me quede quieto cuando cerró sus ojos y exhaló a través de su nariz.

Lo observé y mi corazón se hundió cuando creí que se alejaría. Pero para mi completa
sorpresa, en un instante, su mano dio la vuelta y su palma lentamente encontró la mía.
Jadeé ante la desconocida sensación de calidez. Pero entonces Chanyeol extendió sus
dedos y los enlazó a través los míos. Su agarre, al principio fue suave, pero luego sus
dedos se apretaron sobre los míos... y simplemente respirábamos.

Nos mirábamos. Pero respirábamos.

Embelesado por la visión y vencido ante tal emoción, permanecí en silencio. Pero

luego Chanyeol dijo 153


—Es como tu dibujo.

Mis ojos se levantaron hacia los suyos y tragué.

—Es como mi dibujo —susurré, sintiendo como revoloteaban mis entrañas. Un


sentimiento de esperanza me embargó y apreté más fuerte nuestras manos fundidas.
Chanyeol no reaccionó.
—Puedo respirar —dijo Chanyeol repentinamente. Mi cuerpo explotó con luz cuando claramente
pude ver la incredulidad en su mirada.

—Puedo respirar —repitió de nuevo. Y entonces oí su conteo en voz baja; once


pequeños apretones, ligeros como una pluma, de su mano en la mía. Lo dejé contar,
observando con fascinación mientras una sorprendida exhalación escapaba de sus
labios al alcanzar el número once.

Entonces sus ojos se agrandaron y dijo con voz áspera

—No estás herido... yo... no te lastimé...

Necesitando sentirlo más, me moví un poco más cerca, tan cerca que nuestros cuerpos casi se
tocaban.

—No estoy herido —aseguré. Y sintiendo mí rostro sonrojarse con calor confesé — De
hecho, no me he sentido así de... contento... nunca en mi vida.

—Soo —susurró Chanyeol y mi corazón se derritió cuando su pulgar torpemente se


movió para pasar sobre el mío. La sensación de la áspera almohadilla de su pulgar,
acariciando mi piel, envió escalofríos a través mi cuerpo.

Entonces jadeé con sorpresa cuando sentí algo estremecerse en mi pierna. Bajando mi
cabeza, miré hacia abajo para ver la mano libre de Chanyeol ajustándose a sí mismo
en sus pantalones de cuero.

Estas sensaciones... estas sensaciones eran tan nuevas. No sabía qué debía hacer con
ellos. Y todo ello por un toque.

—Soo —gruñó, pero el tono de su gruñido había cambiado. Había desaparecido el gemido
dolido. En su lugar estaba un gemido bajo. Un gemido de deseo.

—Chanyeol —susurré en respuesta. Entonces Chanyeol se lamió a lo largo de su labio inferior


y mis ojos se centraron en su boca.

Mi cabeza se inclinó hacia adelante, instintivamente buscando lo que mi corazón me llamaba a


tomar. La respiración de Chanyeol aumentó y preguntó:

—Soo. ¿Qué estás haciendo? 154


—Yo... quiero saber cómo se sienten tus labios —admití tranquilamente sintiendo como la
mano de Chanyeol apretó un poco más fuerte.

—Nunca he hecho eso antes. —admitió—. Nunca he hecho nada como esto antes. — Luego
cerró sus ojos y vi sus labios contando hasta once.
Cuando llegó a once, sus ojos se abrieron pero la incredulidad todavía seguía ahí. Se hizo
hacia atrás y escaneó mi cuerpo, como si comprobara mis lesiones.

—Estoy bien, Chanyeol —le aseguré de nuevo y su cabeza cayó, su frente tocando la
mía. Ambos nos congelamos ante el nuevo contacto, pero ninguno de nosotros se
alejó.

Luego moví mi mano, todavía agarrando la suya. El cuerpo de Chanyeol estaba tan
tenso como el duro metal. Pero necesitaba tocar su rostro, corrí el borde de mi dedo
índice a lo largo de su mejilla viendo como los grandes ojos asustados de Chanyeol
nunca se alejaron de los míos y su cuello marcado de venas se tensaba ante el
contacto. Cuando llegue a su mandíbula, moví mi dedo de vuelta y repetí la acción. Lo
repetí once veces. Y en el número once, cuando nada había pasado, los labios de
Chanyeol temblaron.

—No estás herido —declaró con una voz rota mezclada con alivio.
—No estoy herido —confirmé con un susurro.

De pronto el gran pecho desnudo de Chanyeol rodó ligeramente hacia un lado, y con nuestras
manos todavía juntas, mi pecho presionó ligeramente contra él.

Nos congelamos.

Respiramos.

Nos miramos.

Levantando su mano libre, Chanyeol la llevó a mi mejilla, cerniendo su palma justo


sobre mi piel. Podía ver en sus ojos qué tan desesperadamente quería tocar mi rostro.
Así que tomando mi mano libre, la llevé detrás de la suya y, tocando suavemente la
parte de atrás de su mano, presioné su palma en mi mejilla.

Tan pronto como su toque sostuvo mi cara, algo dentro de mí fue liberado. Años y años de
miedo… Fui liberado del miedo a los hombres, de vivir una mentira.

Con los ojos llorosos no pude evitar empaparme con la imagen ante mí. Nuestras manos unidas
presionadas en la mejilla de Chanyeol y nuestras otras manos sosteniéndose con fuerza.
Lentamente mis ojos bajaron a la boca de Chanyeol una vez más y como si viera el cambio en mi

atención, los músculos en el estómago de 155 Chanyeol se apretaron y sus caderas se


movieron. Sé que debía alarmarme pero no podía apartar la mirada de sus labios.

De repente la mano de Chanyeol, ahuecando mi mejilla apretó su agarre, y cuando vi


sus ardientes ojos oscuros mirando mi boca, un nuevo tipo de tensión destelló entre
nosotros.
—Soo —gruñó Chanyeol con su pecho palpitando fuerte.

—Chanyeol —susurré de vuelta sorprendiéndome cuando su nombre salió como un gemido


entrecortado en mis labios.

Lentamente mire de nuevo sus labios pero entonces me estaba guiando hacia abajo.
Con su mano en mi rostro, me jaló hacia abajo hasta que mi cuerpo se presionaba
contra el suyo. Ante el contacto, ambos nos quedamos inmóviles.

—Respira —dije en voz alta, una instrucción tanto para Chanyeol como para mí.

Chanyeol inhaló profundamente y seguí su ejemplo. Mientras tomaba una pausa para
absorber este momento, me di cuenta del tamaño completo del pecho de Chanyeol. Se
sentía más grande de lo que parecía... pero me sentía seguro.

Cuando la mano de Chanyeol acarició a lo largo de mi mandíbula, trajo sus labios de nuevo a
mi atención. Moviendo mi mano de su mejilla, la corrí hacia su boca y tracé el contorno de
sus labios con la punta de mi dedo. Las caderas de Chanyeol se movieron hacia arriba ante
el toque, a pesar que sus ojos cayeron.

Con su cuerpo tenso, me bajó los últimos centímetros, hasta que mis labios se
presionaron contra los suyos, mis ojos inmediatamente se cerraron ante la extraña
sensación pero no me moví. Al primer toque permanecimos quietos con mi cara
suspendida sobre la suya y sus cálidos labios húmedos presionados inmóviles contra
los míos. Luego su dedo acarició a lo largo de mi mejilla y sus labios empezaron a
moverse tan suavemente contra mis labios. La boca de Chanyeol continuó explorando,
entonces para mi sorpresa, sentí su lengua suavemente, tentativamente con
nerviosismo, deslizarse dentro de mi boca mientras él liberaba un gemido silencioso.

De pronto mis mejillas se inundaron con calor y mi cuerpo se sintió tan diferente como
nunca antes, vivo con luz y fuego, pero seguro y lleno de confianza. Empujando mis
nervios a su límite, mi lengua tímidamente encontró la de Chanyeol. Escalofríos
abordaron mi cuerpo mientras nuestras lenguas se batían en duelo tímidamente,
ambos tratando de entender esta nueva sensación extraña.

Fue suave y modesto al principio, pero luego un fuerte gemido más caliente salió de
Chanyeol y su lengua entró más en mi boca mientras aumentaba la velocidad. Como
un torbellino me sentí como si estuviera flotando, como si nuestras bocas se

fusionaran en una. Se sentía como si no fuera yo. 156


No era Soo.

No era Chanyeol.
Pero luego mi corazón se hinchó cuando recordé que realmente éramos nosotros. La
mano en mi rostro era suya y la boca tomando la mía con tanta devoción, era de
Chanyeol.

Mi Chanyeol.

Otro gemido vino de su boca y el sonido se disparó directo entre mis piernas. Apreté
mis muslos, tratando de aliviar el calor. Pero no pasó y sin aliento y completamente
confundido, quité mi boca de la de Chanyeol en un jadeo.

Inhalando profundo, los ojos de Chanyeol se abrieron. Su concentración estaba fija en


mí, pero nada fue dicho mientras nos mirábamos fijamente en los ojos del otro.
Nuestras manos no se movían. Y nunca dejamos de tocarnos.

Entonces mi corazón se destrozó y se rindió ante este hombre, cuando él carraspeó con
asombro:

—Soo... puedo tocarte... puedo...

En un rápido gruñido, Chanyeol deslizó su mano detrás de mi cuello y me trajo a su


pecho. Podía oír su gemido de dolor, de él luchando contra su aborrecimiento hacia mi
tacto mientras nuestra piel chocaba. Pero luego de unos segundos lentamente envolvió
sus brazos alrededor de mí y me sostuvo con fuerza.

Cerré los ojos.

Estaba luchando contra su repulsión al tacto. Estaba luchando contra ello así podría sostenerme en
sus brazos…

Acercándose más el gran cuerpo de Chanyeol abarcó el mío por completo con su
fuerte agarre aplastándome casi ferozmente. Mi mejilla estaba sonrojada contra su piel
y con manos temblorosas, moví mis brazos y las envolví alrededor de su cintura
sosteniéndolo también. Él se tensó cuando mis brazos se conectaron con su piel
desnuda, pero afortunadamente me abrazó más fuerte y tomó largas respiraciones
tranquilizadoras en mi pelo mientras solo yacíamos en silencio tocándonos el uno al
otro.

De repente justo cuando temía que mi corazón estallaría por la felicidad, por la
liberación de lo que acabábamos de lograr, Chanyeol me apretó más junto a él y
susurró:

—Justo como en tu dibujo, Soo. Estoy sosteniéndote al igual que tu dibujo. 157
CAPÍTULO 16
Solo pensando en él

Lo estaba abrazando.

Lo había besado.

Estaba en mis jodidos brazos.

Y no podía creerlo. No podía creer que las llamas no lo habían lastimado. Conté hasta
once cuando mi mano estuvo en las suyas, cuando su dedo tocó mi mejilla, y cuando lo
atraje hacia mis labios.

Pero nada. Estaba vivo. Lo sostenía entre mis brazos y estaba vivo.

Tomando una respiración profunda. De pronto gruñí cuando las manos de Soo se movieron sobre
la piel de mi cintura. Temblando luche contra el impulso de apartarme 158 de su contacto, pero
sintiendo una mezcla extraña en mi cuerpo me vi queriéndolo más cerca.

Necesitando más.
Mi polla empujaba contra mis pantalones de cuero ante la sensación de Soo encima de
mí. Sus suaves jodidos dedos acariciaban mi piel y tuve que apretar mis dientes contra
la necesidad de darme la vuelta y tomarlo.

Sin embargo, no sabía cómo podría hacer eso. Tocarlo y besarlo era una cosa pero, ¿en
realidad follarlo?

Dudaba que cualquiera de nosotros pudiera hacerlo.

De repente Soo suspiró, y frotando su mejilla contra mi pecho, dijo

—Nunca… nunca creí que esto pudiera pasar. A nosotros… Con nosotros…

Lentamente levantó su cabeza y me miró directamente a los ojos. Sin dejar de mirarlo
aparte una mano de su espalda y torpemente lo llevé a un lado de su rostro. Sus ojos
parpadearon hasta cerrarse cuando finalmente presioné mi palma sobre su piel.

Y luego sonrió, enfriando las llamas en mi sangre y reemplazando su calor con nada.
Quería la nada. No quería sentir nada bajo mi piel.
La mejilla de Soo acariciaba mi palma y no podía dejar de mirar cómo se veía encima de
mí. Cuán suave se sentía su pequeña mejilla en mi gran mano.

—¿Te gusta esto? —pregunté, sabiendo que era verdad por el rubor en su rostro.

—Sí —susurró y se quedó inmóvil. Mi corazón se detuvo con pánico. Pensé que algo
estaba mal, pero luego se inclinó lentamente y rozó sus labios con los míos.
Rápidamente se retiró y mantuvo su cabeza baja—. Pero eso me gustó más.

Mi polla se sacudió en mis pantalones y supe que lo sintió contra su pierna.

Soo sacudió la cabeza.

—Yo… no creo… n-no sé… si… —tartamudeó y añadió— Si puedo llegar tan lejos. Mi

cuerpo se relajó y contesté

—Yo tampoco.

Soo levantó su mirada para encontrar la mía y asintió.

—Pero me gusta que me toques. Me haces sentir seguro.

—Tú enfrías mi sangre —respondí y él sonrió. 159


Sin dejar de mirarme la mano de Soo encontró mi mejilla y sus dedos comenzaron a correr a
través de mi barbilla.

—Tu piel es más suave de lo que imaginé. — sonriendo su cabeza se inclinó hacia un
lado y susurro —. Cuando hago un boceto trato de imaginar cómo se sentiría bajo mi
toque. Pasaba horas mirando por mi ventana solo tratando de imaginar la sensación y
cómo se vería de cerca, pero nunca ni en mis mejores sueños imaginé que llegaría a
hacer esto. Mis dibujos siempre fueron cosas que me imaginaba haciéndolas pero
creía que eran imposibles. Ahora… ahora me pone nervioso que se haya hecho
realidad.

Mirándolo pensé en sus bocetos en blanco y negro. En especial en el que él y yo estamos de


pie con mis brazos envueltos a su alrededor y su cabeza sobre mi pecho.

—Me gustan tus dibujos —dije y sentí mi frente arrugarse—. Nunca sé lo que la gente
siente hasta que me lo dicen. Nunca sé qué significa cuando sus expresiones cambian,
hasta que me dicen lo que están pensando. Sucede lo mismo contigo, pero supe lo que
querías de mí con esos dibujos. Pude ver lo que querías de la vida. Pude ver que
querías tocarme y que querías caminar fuera sin miedo. Que querías estar de pie junto
a mí, sosteniendo mi mano, en el exterior.

Acerqué más a Soo con mi mano en su rostro y dije


—Quiero entenderte, Soo. Quiero entender tu mundo.

Los ojos de Soo buscaron los míos y dijo

—Es simple en realidad. Solo soy yo, mi amor por los dibujos, el amor que siento por
mis hermanos… — deteniéndose tragó saliva y bajó su cabeza—. Y lo que siento por ti
—susurró la última parte tan silenciosamente que casi no lo escuché.

Mi corazón golpeó en mi pecho y pregunté

—¿Qué sientes?

El dedo de Soo se movió de mi rostro hacia abajo para trazar los tatuajes de las llamas
que cubrían mi cuello, y luego a los que bajaban por mi pecho. Trazó la tinta a lo largo
hasta que su dedo se detuvo sobre el lugar de mi corazón.

—Que eres mi ancla. Eres el que se suponía que tenía que encontrar en esta Tierra. —
su dedo se detuvo en mi piel y me miró a los ojos—. Que eres el único para mí. Solo tú
puedes entenderme, Chanyeol. Nadie más. Has pasado toda tu vida perdido, sin
entender lo que la gente quiere, pero conmigo, siempre sabes cómo hacerme feliz.
Cómo hacerme sentir seguro.

Mi estómago dolió con esas palabras. Solo tú puedes entenderme… 160


Lo mire desesperado y me di cuenta que no estaba burlándose de mí. Estaba sonriéndome, porque
me quería.

Y no podía jodidamente creerlo.

Mirando su rostro no podía creer como podía quererme. Él era tan hermoso. Sus ojos
marrones brillantes eran hermosos, tenía los labios suaves y sus mejillas siempre
estaban sonrojadas. Viéndolo sonreírme supe que siempre querría mirarlo. Nunca me
cansaría.

Extendiendo mi otra mano, la coloqué sobre su rostro y dije:

—Tu piel también es suave.

Soo sonriendo asintió y sin dejar de mirarlo recorrí mis dedos a través de su piel. Soo
suspiró. Y pude sentir su mirada, con su cabeza ligeramente inclinada hacia un lado,
cuando acerqué mi nariz a su cabello e inhalé. Fresas.

Juntos nos quedamos en silencio durante varios minutos mientras acariciaba su rostro hasta
que Soo dijo:

—Me gustaría acostarme en tu cama.

El pequeño cuerpo de Soo se inclinó hacia adelante y llevó mis manos a sus labios.
Cuando las dejó caer de nuevo sobre mi pecho, dije

—No duermo en una cama. Duermo en el suelo. — mirando el piso tome una profunda
respiración, pensando en el sótano, en la oscuridad — Tengo que dormir sobre la
trampilla.

Soo parpadeó hacia mí.

—No tienes que dormir en el suelo frío. Mereces algo mejor. Mereces dormir en una cama…
conmigo…

Sacudí mi cabeza, recordando los años que me senté sobre el sucio piso del sótano, la
oscuridad, el cuchillo y a él mientras empujaba dentro de mí. Y luego esa noche, los
gritos… la noche que mi toque lastimó a mi hermano, cuando la maldad salió.

De pronto la mano de Soo se apoyó sobre mi mejilla haciéndome dar un respingo.

—No, Chanyeol. No vayas allí en tu cabeza. Quédate conmigo. Confía en mí. —


susurro y presionó mi mano sobre su corazón—. No estoy herido. Tu toque no me ha
lastimado.
Confundido aleje esos pensamientos de mi mente y levantando la mirada del suelo, miré por
encima de su hombro en dirección al dormitorio. Luego mire a Soo y con la 161
mandíbula apretada, asentí. Soo exhaló una larga respiración y poniéndonos de pie caminamos
hacia la puerta de la habitación y entramos.

Cuando llegamos a la pequeña cama, pude sentir como sus manos temblaban mientras
se subía. Lentamente se movió hacia atrás hasta que su espalda se presionó contra la
pared. Y luego cuando asintió hacia mí, obligue a mis piernas a funcionar y lo seguí
sobre el colchón. Temblando me acosté sobre mi lado y sostuve su mirada, intentando
alejar la maldita incomodidad de estar en esta cama.

—Chanyeol —dijo—. Concéntrate en nuestras manos unidas —continuó, y entrelazó


sus dedos con los míos. Cerré los ojos tratando de alejar esa voz de mi mente pero los
abrí y miré hacia abajo cuando un dedo de su mano libre se levantó y corrió sobre la
cicatriz abultada en mi estómago—. ¿De qué es esto? —preguntó.

Cerré los ojos de golpe nuevamente, recordando los colmillos de la serpiente de


cascabel hundiéndose en mi carne; y al pastor Hwan declarando que yo era un
pecador, que la maldad corría en mis venas porque era lento. Debido a cómo me
comportaba.

—¿Chanyeol? —insistió Soo. Y Abrí mis ojos, quedándome sin aliento

—La serpiente —dije con la voz ronca—. La serpiente que pusieron sobre mí en la
iglesia. La serpiente que me dijo que yo era un pecador. Que tenía el fuego del infierno
en mi sangre.
—No puedo empezar a imaginar… —respondió sacudiendo su cabeza.

—Y la gente gritaba. Caían de rodillas a mí alrededor, rezando por mi alma. Porque era
malvado. Porque tenía maldad en mi sangre.

Soo negó.

—Estaban equivocados — dijo acercándose a mí y con sus dedos corriendo arriba y


abajo por mi mejilla, declaró —¿Es por eso que viniste a mi iglesia ese día? ¿Temías
que estuvieran lastimándome como lo hicieron contigo?

Mi ceño se frunció. No entendía.

—¿No hacen eso en tu iglesia? — miré sus ojos buscando mentiras.

—No —dijo en voz baja—, en esta iglesia no me tocan. Solo en… — de pronto se
detuvo y tomó una respiración profunda—. Solo en La Comuna me causaban dolor.
Pero esta iglesia es mejor. Me siento frente a la estatua y escucho la música que viene
del coro. No me lastiman. Me dejan en paz.
Sacudí mi cabeza, con cada músculo de mi cuerpo tensándose ante sus palabras.

—No entiendo. La iglesia es donde te lastiman. 162


Soo negó.

—No, Chanyeol. Creo que tu iglesia y la comuna eran diferentes. Ellos nos lastimaban.
Pero en la mayoría de iglesias no lo hacen. — mis cejas se fruncieron cuando Soo se
rió sin humor—. Lo cierto es, que ya ni siquiera creo más en Dios. Al menos, no creo
que lo haga. Me ha sucedido demasiado en la vida para creer que un ser todopoderoso
está allá afuera vigilándome, protegiéndome. He perdido mi fe. Pero fui a la iglesia
buscando alivio temporal para la sofocante soledad de mi habitación en la casa de
Baekhyun. — su mirada sostuvo la mía, y admitió— Te fuiste durante semanas. Te
fuiste de la ventana de mi habitación y no podía superarlo. Te habías convertido en el
centro de mi mundo. Eras mi día y mi noche mientras caminabas de un lado a otro bajo
mi ventana. Pero luego te dispararon y desapareciste de mi vida. No sabía qué hacer.
Así que me uní a Luhan y Baekhyun en la iglesia. Traté de rezar por tu regreso, pero
cada día perdía la fe cuando llegaba a casa y encontraba que no estabas vigilándome.
Así que seguía yendo. Iba allí a escuchar la música. A sentarme y observar a la gente
viviendo sus vidas, mientras yo simplemente existía en las sombras.

Soo llevó mi mano hacia su rostro y la ahuecó bajo su cálida mejilla.

—Hasta el día que te oí gritando mi nombre afuera. Y habías vuelto. Mi sol, mi luz.
Estabas de regreso. —Soo sonrió de lado—. Y aquí estamos ahora. Tocándonos.
Juntos.
Mi corazón se sintió como si estuviera llenando mi pecho. Luego dijo

—Pero debo ir a la iglesia mañana, por Jeno.

Y eso jodidamente me golpeó.

—No —mascullé—. No vas a regresar allí. No puedo entrar a esos jodidos lugares. No puedo
protegerte.

—No hay nada de lo que tengas que protegerme, Chanyeol. Voy a acompañar a
Baekhyun y a Luhan, para mostrarle a Jeno que hay más en qué creer que lo que
conocimos en La Orden. Entiendo lo que está sintiendo. Es tan joven y temeroso. Y es
más parecido a mí en carácter; callado y reservado. Siento que debo ir.

Lentamente levantó su dedo para trazar los tatuajes de las llamas sobre mi pecho y dijo

—Te prometo que no seré lastimado. Sólo estaré allí durante algunas horas, y luego
volveré a casa. — hizo una pausa y entonces susurró— Regresaré a casa… a ti… a
esta cabaña… Y nunca volveré a ese lugar. Porque has regresado. Tú has despertado
mi fe.

Sentí un nudo en mi garganta. 163


—Soo —susurré y me incliné hacia su boca. Su respiración era tan rápida como la mía,
y sin poder aguantarlo me acerqué un poco más y presioné mis labios sobre los suyos.

Era tan suave. No quería apartarme nunca.

Moviendo mis labios sobre los suyos de pronto sentí su lengua sobre la mía y mi
cuerpo se encendió. Tomando su rostro con mis manos me pegue más a él pero
sintiendo como su cuerpo se tensaba me aparte respirando pesadamente.

Cuando me retiré, Soo se mordió los labios y preguntó

—¿Cuál es tu nombre completo?

Mis músculos se paralizaron.

—¿Mi nombre? — un dolor desgarrador se extendió a través de mi jodido cráneo


cuando lo recordé a él diciéndome que era un retardado que le daba vergüenza, que
no merecía su apellido, que tenía la maldad en mi sangre. Cuando ellos se burlaban de
mí…

—Sí —respondió en voz baja jugando con sus dedos — ¿Cuál es tu nombre completo Chanyeol?
Cerrando mis ojos, aparté mi mano y clavé mis uñas en mi brazo. Siseé mientras las llamas
se encendían… Odiaba ese maldito nombre. ¡ODIABA ese maldito nombre!

—Shh… Chanyeol, cálmate. — me tranquilizó Soo preocupado y miré hacia arriba para
verlo extendiendo su mano — Olvida lo que pregunté, no es importante.

Quise arañar mi piel en el momento en que oí su voz gruñendo ese nombre en mi


cabeza. Pero Soo se acercó más a mí, y tragando sus nervios, lentamente envolvió sus
brazos a mí alrededor. Jodidamente me paralicé cuando sus manos tocaron mi
espalda, luego, mientras su voz desaparecía bajo el toque de Soo, envolví mis brazos
a su alrededor también. Respiraba rápido contra su cuello pero fui relajándome a
medida que sus dedos acariciaban mi columna.

Cerrando mis ojos, lo abracé fuertemente, luego Soo susurró

—Yo soy Soo y tú eres Chanyeol. Ya no somos quienes éramos antes.

Temblando lo acerqué más a mí mientras decía esas palabras. Y en minutos, me relajé


sobre la cama en la que nunca había dormido, sosteniendo a mi Soo cerca…
…Quedándome dormido mientras lo abrazaba, como lo hacía en su dibujo.

Quedándome dormido solo pensando en él. Mi Soo. 164

CAPÍTULO 17
Yo necesito a mi Chanyeol

POV KyungSoo

Podía sentir los ojos de Chanyeol mirándome mientras pasaba mis manos sobre mi
ropa y deslizaba mis pies dentro de mis zapatos. Revisando la hora, vi que Baekhyun,
Luhan y Jeno llegarían por mí en cualquier momento.

Levantándome de la cama me di la vuelta y vi a Chanyeol sentado contra la pared con


sus ojos oscuros mirándome fijamente. Mi corazón aleteó y un sonrojo cubrió mis
mejillas cuando recordé despertar esta mañana con mi cabeza apoyada en su pecho y
su brazo alrededor de mis hombros.
Y no hubo pesadillas.

No tuve recuerdos indeseados de mi época en la comuna. Y por primera vez no 165 desperté
con el intenso miedo de que mi libertad no era nada más que un sueño, sino con el embriagador
conocimiento de que estaba con Chanyeol, a salvo. Y que sus gigantes brazos estaban
sosteniéndome con fuerza.

Nos quedamos en silencio, envueltos en los brazos del otro la mayor parte de la
mañana. Hasta que levanté mi cabeza y sonreí hacia el rostro sin expresión de
Chanyeol. Preocupado perdí mi feliz actitud al instante.

—¿Qué sucede? —pregunté.

La mandíbula de Chanyeol se tensó y dijo

—Anoche me acosté en esta cama, contigo en mis brazos, escuchándote dormir. Pero
apenas dormí. No pude dormir pensando en ti yendo a esa iglesia. No pude dormir
preocupándome por no volver a estar contigo, ser capaz de tocarte, de besarte… para
luego perderte. — Chanyeol había girado su brazo cicatrizado, mostrándome su
muñeca y pasando su dedo a lo largo de la carne, dijo— Tú enfrías las llamas. Sin ti
van a regresar. Cuando estoy enojado regresan. Y cuando pienso en ti yendo a esa
maldita iglesia, puedo sentirlas despertando. Puedo sentirlas comenzando a empujar a
través de mis venas.

Sentándome, acuné las mejillas de Chanyeol en mis manos, y le dije:

—Estaré bien. Y las llamas ya no están aquí. Piensa en mí si regresan. Recuérdate sosteniéndome
y como tu toque no me lastima.

Chanyeol había asentido, pero sus ojos seguían en su muñeca. Desde eso no había
dicho mucho y solo me había mirado en silencio mientras me preparaba para la llegada
de Baekhyun y Luhan.

Mirándolo una vez más sentado en el piso me acerque hacía él y cuando legue a sus pies,
Chanyeol miró hacia arriba.

—Estarán aquí pronto —dije, y agachándome estiré mi mano hacia él. Chanyeol la
tomó entre las suyas y sus fosas nasales se dilataron — No tardaré mucho. En ese
tiempo, creo que deberías dormir. — levanté mi mano y pasé mi dedo a lo largo de los
oscuros círculos bajo sus ojos—. Estás cansado

Chanyeol pasó la mirada por el cuarto, y sabía que el pensamiento de que fuera a la
iglesia lo atemorizaba. Mirando su rostro me invadió una tristeza por el dolor que le
causaba mi partida pero cuando pensé en lo que causaba ese temor… cuando pensé
en le hicieron cuando era un niño en un lugar de culto, tuve que luchar contra mi ira por
lo que él había soportado.

De pronto un golpe sonó en la puerta sobresaltándome y Chanyeol se tensó.

Colocándome de pie, Chanyeol se levantó con su gran cuerpo elevándose sobre mí. El 166
silencio era sofocante mientras él me miraba, pero cuando se acercó más a mí, coloco sus dos
manos en mis mejillas, se inclinó y suavemente presionó sus labios contra los míos, mis ojos se
llenaron con lágrimas, porque sabía que ese beso era como él se sentía sobre mí. Sabia por este
beso que él se preocupaba de sobremanera. Que era importante para él. Y que no quería dejarme
ir.

Apartándose, Chanyeol apoyó su frente contra la mía y exhaló. Deslicé mi mano por su
brazo y susurré

—También te voy a extrañar.

La exhalación de Chanyeol me dijo que había entendido su beso de manera correcta.

Un segundo golpe se escuchó mientras la voz de Baekhyun pronunciaba mi nombre.

—¿Soo?

Cerrando mis ojos, respiré por la nariz y le dije

—Debo irme.

Chanyeol no dijo nada, en cambio quitó sus manos de mi rostro y me siguió hasta la
puerta. Lentamente quite la cerradura para encontrar a Baekhyun, Luhan, Jeno y
Sehun. Los ojos de Baekhyun de inmediato me revisaron, y el rostro de Sehun se tornó
serio mientras miraba más allá de mí hacia Chanyeol.

Sus ojos se entrecerraron.

—¿Estás bien, hermano? — pregunto Sehun.

—Tú ocúpate malditamente de Soo. No dejes que nadie lo lastime. Porque los mataré si
lo hacen, Sehun. Maldita sea, los mataré.

Jeno dio un paso hacia atrás ante el tono amenazador de Chanyeol. Pero Sehun cruzó los
brazos sobre su pecho.

—Ahórrate la mierda, Chanyeol —respondió de vuelta.

—Prométemelo —espetó Chanyeol.


Sehun no dijo nada pero cuando vio que la mandíbula de Chanyeol se apretó dijo

—¿Crees que voy a dejar que algo le pase a mi puto?

Sintiendo el aire quebrarse con la tensión, me giré hacia Chanyeol y bajé mi mano para sostener la
suya. Escuché el jadeo de sorpresa detrás de nosotros, pero ignoré a mis hermanos y a Jeno y

dije: 167
—Sehun se encargará de mí, Chanyeol. Él protege a Luhan así como tú a mí.

Los ojos oscuros y serios de Chanyeol estaban enfocados en los míos, pero la dilatación de sus
pupilas traicionaron sus nervios sobre mi yéndome.

Sonriéndole apreté sus dedos y le aseguré

—Me iré por solo unas horas. Luego regresaré directamente a ti.

La cabeza de Chanyeol cayó cuando asintió, y solté su mano para unirme a mis
hermanos. Podía ver sus miradas inquisitivas, pero mantuve mi cabeza gacha y caminé
en línea recta hacia la camioneta de Sehun. La puerta estaba sin seguro, y me senté
dentro esperando a que los demás vinieran.

Mientras Baekhyun y Jeno se sentaban a mi lado, y Luhan y Sehun se sentaban en los


asientos delanteros, miré por la ventana y vi a Chanyeol aún de pie en la puerta,
mirándome.

Mi corazón se agitó de nuevo, y una sonrisa se rompió en mis labios al saber que él era
mío. Él tenía los ojos como la medianoche. Estaba perforado. Tatuado. Era fuerte. Y
lleno de pura ira. Pero era mío. Y cuando era mío, era gentil, cariñoso, y tan roto como
yo. Y adoraba que fuera yo el que hubiera tenido que atestiguar ese lado de él, solo yo.
Él era especial para mí, así como yo lo era para él.

—¿Estamos listos? —preguntó Sehun. Al unísono, Baekhyun y Luhan respondieron “sí”.

Mientras nos alejábamos, ondeé una mano hacia Chanyeol, mirándolo apartarse de la
puerta y mirarnos partir. Cuando vi su rostro pálido, casi le grité a Sehun que me dejara
salir, pero luego pensé en Jeno a mi lado, y me obligué a quedarme. Luego de unos
segundos la camioneta estaba tranquila, hasta que Baekhyun preguntó

—¿Estás bien, Soo?

Mis ojos se levantaron para encontrarse con los de Baekhyun y asentí.

—Sí.
Los ojos de Baekhyun estaban buscando algo en los míos, pero yo no quería hablar.
Sabía cómo se sentían ellos acerca de Chanyeol. Y lo que más rompía mi corazón era
que él sabía lo que la gente pensaba sobre él también. Era por eso que apenas
hablaba y tenía compañía. Nadie entendía al verdadero Chanyeol.

Nadie, excepto yo.

—¿Estás nervioso, Jeno? —preguntó Baekhyun. 168


Miré al pequeño adolescente a mi lado. Las manos de Jeno estaban apretadas en su regazo
pero miró hacia arriba a Baekhyun con una sonrisa tímida.

—Sí —respondió en voz baja.

Luhan se volvió en su asiento, con su mano permaneciendo en la de Sehun.

—No hay necesidad de estarlo, Jeno. El pastor Young es bondadoso. Ha cerrado la


iglesia de manera que nadie estará allí para ponerte nervioso. —Luhan sonrió y suspiró
— cuando llegues verás que el señor todavía puede ser adorado. Solo que con pureza,
no contaminado por los hombres que hacen daño y dicen falsas verdades.

Jeno suspiró y sacudió la cabeza.

—No puedo imaginar un lugar así, aunque estoy emocionado de verlo.

Mi pecho se apretó mientras miraba a Jeno. Estaba más allá de agradecido porque él
había encontrado el coraje para salir corriendo. Sabía que nunca me habría ido si
Baekhyun no hubiera regresado. Habría pasado toda mi vida encerrado en ese infierno.
Hasta el día que el hermano Kyuhyun me matara. Porque lo habría hecho. Ahora sé
que el hermano Kyuhyun me habría roto con el tiempo, como Yunho lo había hecho
con Hansol. Y nunca habría conocido a Chanyeol.
Y él sin conocerme habría sido condenado a una vida en soledad también. Me obligué
a bajar la emoción arrastrándose hacia arriba por mi garganta y me enfoqué en su
lugar, en recordar sus labios contra los míos.

Sin un pensamiento consciente, mis dedos se habían levantado a mis labios y una
sonrisa había aparecido en mi cara. Mi corazón saltó de esperanza. Esperaba de que,
tal vez juntos, puede que no estuviéramos tan dañados. Que de alguna manera
podríamos complementarnos el uno al otro.

El viaje paso más rápido, con mis pensamientos ocupados por Chanyeol. Pero
entonces Sehun detuvo la camioneta y centre mi atención en la iglesia que teníamos al
frente.
Baekhyun sonriendo tomó la mano de Jeno y salió de la camioneta. Levantándome iba
a salir cuando vi a Sehun inclinarse hacia Luhan y aplastar su boca en la de él. Luhan
se fundió en su abrazo, y ambos se separaron con los ojos pesados.

—Te amo, Lu —susurró Sehun.

Luhan sonriendo se inclinó una vez más para presionar un último beso rápido en los labios
de su esposo.

—Yo también te amo. Tanto —añadió, y mi corazón dio un vuelco con envidia. 169
—Llámame cuando quieras que los recoja. Voy a estar aquí, en el centro, ocupándome de algunos
negocios.

—Está bien —respondió Luhan y saltó de la camioneta.

Rápidamente salí también y me uní a Baekhyun y Jeno en la acera. Jeno estaba mirando
fijamente la iglesia, con la boca abierta ante la vista.

—Hermosa, ¿verdad? —dijo Luhan, mientras la camioneta de Sehun volvía a la carretera.

—Lo es —dijo Jeno, claramente impresionado.

Como uno, subimos los escalones. Luhan dio un paso a través de las grandes puertas de
madera primero con nosotros tres siguiéndolo detrás. La iglesia estaba completamente en
silencio pero al final de la entrada el pastor Young permanecía de pie, obviamente
esperando nuestra llegada.

Al vernos entrar, el pastor Young bajó del altar y nos reunimos a mitad de camino por el
pasillo. Su rostro se iluminó con una sonrisa y abrazó a Luhan y a Baekhyun. Cuando
me alcanzó, el asintió. Luego sus ojos se posaron en Jeno.

—Tú debes ser Jeno —dijo. Jeno se acercó más a Baekhyun, obviamente tímido al
conocer al pastor por primera vez.

Baekhyun puso su brazo alrededor de Jeno y asintió.

—Este es Jeno. Es un poco tímido, pero está deseoso de ver por sí mismo cómo la gente
alaba aquí, a Nuestro Salvador.

El pastor Young sonrió directamente a Jeno y le mostró las bancas.

—Aquí es donde nosotros adoramos. La congregación generalmente viene a un


sermón el domingo, pero la iglesia está abierta para que el pueblo venga en cualquier
momento, a rezar en privado o tener un lugar tranquilo para contemplar.
Vi a Jeno mirando fijamente al pastor Young y mi corazón se apretó ante su cara
absorbiendo cada palabra. Entendí lo extraño que todo esto sería para él. Más aun
teniendo solo catorce años, él debía sentirse tan perdido y solo…

Cerrando mis ojos, mis dedos se tensaron por lo que estaba a punto de hacer pero
tomé una respiración profunda, me extendí y tomé la mano de Jeno en la mía. Sus ojos
inmediatamente se clavaron en mí y le di una sonrisa de apoyo. Los ojos de Jeno
bajaron ante mi asimiento, y sentí la mano de Baekhyun apretar mi hombro.

—Gracias —dijo él sin emitir palabra. 170


Seguí al pastor Young, de la mano con el niño perdido a mi lado. Luego llegamos al
altar y nos giramos hacia el cuerpo de la iglesia. El pastor Young dio un paso al frente y
señaló al balcón.

—Ahí es donde son nuestras prácticas de coro y actuaciones los domingos. — se giró
alrededor de vuelta, y señaló hacia el altar—. Aquí es donde predico mis sermones, y
ofrezco la sangre y el vino.

De pronto mientras el pastor Young caminaba, la mano de Jeno comenzó a temblar en


la mía. Preocupado miré hacia abajo a sus manos para verlo mirando fijamente el piso,
iba a preguntarle que sucedía cuando de repente, dejó caer su mano con fuerza y la
metió en el bolsillo de su pantalón cubierto por su chaqueta. Lo que siguió pareció
suceder en cámara lenta.

Jeno sacó un arma. En segundos la elevó a la cabeza del pastor Young y apretó el
gatillo. El sonido del disparo de la bala hizo eco como un trueno en la iglesia, y
Baekhyun, Luhan y yo saltamos hacia atrás, justo en el momento en que la bala pasó
por la cabeza del pastor Young, con la sangre rociando nuestra ropa mientras su
cuerpo sin vida caía al suelo.

Un grito desgarró la garganta de Luhan y mi corazón retumbó en mi pecho.

Entonces Jeno se volvió hacia nosotros, con el arma apuntando a nuestros pechos.
—Jeno... —susurró Baekhyun con su mano cerniéndose sobre su boca —. ¿Qué has hecho?
¿Qué está sucediendo?

El rostro siempre tímido de Jeno se transformó en una expresión tan severa que mi corazón se
hundió como una piedra.

—¡Cállate! —gritó entre dientes, mientras la pistola nos escaneaba a los tres—. ¡Putos
del diablo! — escupió, y negó—. Ustedes son los pecadores, los Maldecidos de
Satanás. Están contaminados por el diablo y deben pagar.
Mis manos comenzaron a temblar y Baekhyun se extendió hacia Luhan y hacia mí
protegiéndonos. Mientras mi mano estrechó la de Baekhyun, Jeno sacudió la barbilla
hacia la parte posterior de la iglesia.

—Muévanse hacia allí. — grito.

Nos quedamos inmóviles.

Baekhyun rogó

—Por favor, Jeno...

—¡Dije muévanse! —gritó nuevamente. 171


Baekhyun asintiendo nos llevó a Luhan y a mí a la parte trasera de la iglesia. Jeno se balanceó
sobre sus pies, con sus ojos revoloteando hacia la puerta de salida.

—¿Por qué haces esto, Jeno? —Luhan se armó de valor para preguntar.

Los ojos de Jeno se estrecharon en nosotros, y dijo

—Ustedes son una plaga en nuestro pueblo y deben ser llevados a New Zion. Me
enviaron aquí para recuperarlos. Para llevarlos de vuelta al profeta. — de repente sus
ojos se iluminaron y dijo— Para hacer frente a la penitencia por su traición.

Toda la sangre se drenó de mi cara.

Íbamos a ser devueltos a nuestro pueblo.

Baekhyun tomó una respiración afilada.

—¿El profeta Junmyeon ordenó esto? ¿Él te ordenó tomar la vida de un inocente, y recuperarnos?
¡Eres un niño!

Jeno se congeló y dijo sombríamente

—Soy lo suficientemente mayor para servir a Dios y a mi profeta. Estamos en una guerra
santa. Sangre inocente será derramada. Pero los justos prevalecerán.
De pronto con un ruido seco la puerta de atrás se abrió de golpe y dos hombres la
atravesaron. Vestían todo de negro con máscaras de esquí cubriendo la mayor parte
de sus rostros. Miraron a Jeno través de las rendijas de los ojos en el material de lana y
se detuvieron. Él aún sostenía el arma.

—¿Tú eres Jeno? —preguntó uno de ellos. Jeno asintió y luego se giró hacia nosotros.

—¿Son estos los putos?


—Sí —respondió Jeno. El agarre de Baekhyun se apretó en un puño.

—Tenemos la camioneta en el callejón, en la parte de atrás. Necesitamos llegar al punto de


encuentro.

Los hombres avanzaron, y un sollozo se escapó de mis labios. Uno de los hombres
agarró mi brazo, y el otro tomó a Baekhyun y Luhan. En segundos sus grandes
cuerpos estaban arrastrándonos de la iglesia. Los tres peleamos contra ellos, pero eran
demasiado fuertes. No había caso. Miré hacia atrás para ver a Jeno siguiéndonos, y
más allá de Jeno pude ver el cuerpo del pastor Young tendido en el suelo con la sangre
flotando en el piso de madera bajo él.

Sintiéndome con nauseas, luché contra el vómito que viajaba por mi garganta. Luego miré los ojos

de Jeno, y mi sangre se enfrió. La mirada en sus ojos era la misma 172 mirada que el
hermano Kyuhyun tenía cuando me tomaba desde que era niño. La mirada que decía que creía en
un cien por ciento en lo que estaba haciendo. Que era impulsado por el poder del profeta. Que
estaba siendo impulsado por el mismo Dios.

—Jeno —susurré con mi corazón latiendo fuertemente por lo que él había hecho. Él era
tan joven pero aun así había acabado de matar a un inocente, sin remordimientos—.
¡Vuelve a pensar esto! ¡Por favor!

Sus ojos se entrecerraron y negó con la cabeza.

—Te has extraviado, puto. Todos lo han hecho. Y todos se han acostado con el
enemigo. Cada uno de ustedes se ha acostado con uno de los hombres del diablo. —
Jeno apretó su agarre en el arma y dijo— Él me dijo que ustedes estaban corruptos,
pero escucharlo y verlo con mis propios ojos; son dos cosas completamente diferentes.
Pero él verá que sean castigados. Verá que paguen por lo que han hecho.

De pronto con fuerza uno de los hombres agarrando mi brazo me lanzó hacia adelante
y aterricé sobre la parte trasera de una camioneta. Luhan y Baekhyun estaban
sentados frente de mí pero antes de mirarnos fuimos sumergidos en la oscuridad con
solo una pequeña grieta de luz escabulléndose a través de las puertas de la camioneta.
Con un rugido el motor se encendió y mi corazón latió muy rápido mientras sentía que
no podía respirar.
—Señor… — escuché el susurro de Luhan con su voz temblando de miedo—. ¿Qué va a
sucedernos? ¿Cómo es que pasó esto?

—Jeno —susurré como respuesta—. Estuvo mintiendo todo el tiempo. Su aparición en el


club fue un montaje. Sehun y Kai tenían razón para dudar de sus intenciones.

Un silencio siguió, luego Baekhyun habló entrecortadamente


—Y yo convencí a Kai de que lo dejara quedarse. Luhan lo recibió y cuidó de él — la
cabeza de Baekhyun cayó entre sus manos—. Siempre creí que Junmyeon, el hombre
que llegué a conocer como Suho, solo estaba confundido. Que solo estaba tan perdido
como nosotros tres. Con el cerebro lavado, criado para creer cosas equivocadas y
dañinas. Pero Jeno dijo que íbamos a ser tomados por él. Yo… yo… —Baekhyun se
apagó. Incluso en esta oscuridad podía sentir la tristeza que envolvía su cuerpo.

El silencio reinó mientras la camioneta comenzó a moverse, luego Luhan susurro

—Ninguno de ustedes ha visto New Zion. No es nada como la vieja comuna. Y los discípulos y el
profeta Junmyeon… son peores... — la voz de Luhan se cortó, y tomó aire para contener la
emoción—. Me temo que no veremos a Sehun o Kai de nuevo. Mi corazón dio un vuelco ante el

dolor de su voz, y añadí 173


—Ni a mi Chanyeol.

Baekhyun y Luhan no respondieron nada, y sintiendo las lágrimas goteando por mis mejillas,
les conté

—Él me besó. Ayer, nos besamos… —Un sollozó creció en mi garganta, pero me las
arreglé para seguir—. Y él sostuvo mi mano. Me tocó, y yo lo acaricié. Él me besó.
Contra todo pronóstico, nos besamos… y fue justo como ustedes dos lo describieron…
fue todo, y ahora lo he perdido…

—Soo —susurró Baekhyun con tristeza.

Entonces mi miedo se disparó al pensar en lo que podía deparar el futuro. Sentí mi


cuerpo congelarse mientras mi mente me llevaba de regreso a los recuerdos que había
empujado a las oscuras profundidades de mi cabeza. De regreso a la comuna. De
regreso a cuando Baekhyun había huido y la gente estaba en pánico. De regreso al día
en que los cuatro discípulos fueron por mí, para liberarme del pecado original de mi
familia…

Corrí hacia la esquina cuando escuché los pasos acercándose a nuestros cuartos.
Pero no era un solo par de pasos. Podía escuchar muchos. Demasiados pasos
acercándose a nuestra puerta.

—¿Soo? —llamó Luhan desde el otro lado del cuarto. Pero no miré hacia donde
estaba sentado. No podía. Mis ojos estaban paralizados en la puerta. Paralizados sobre las
muchas sombras moviéndose en el pasillo.

Mis brazos se envolvieron alrededor de mis piernas, y se aferraron con fuerza. Por un
momento fugaz tuve la tonta idea de que si me hacía lo suficientemente pequeño, que
si me apretaba contra la pared tan pequeño como fuera posible, entonces los
discípulos tal vez me dejarían en paz.
Pero mientras escuchaba las voces haciendo eco tras la puerta, sabía que nada de lo
que hiciera me ocultaría de ellos. Desde que Baekhyun se había ido, ellos pusieron su
atención en mí —su hermano de sangre— con ira y creciente sospecha. Había
escuchado sus susurros mientras discutían el pecado innato en nuestra línea familiar.
Y los había escuchado decidir que era un problema que necesitaba ser remediado a
través del hermano que quedaba.

Sabía que vendrían por mí, para ser castigado en lugar de Baekhyun.

El pomo de la puerta de repente giró, y escuchando mi respiración superficial rugiendo en


mis oídos, la puerta se abrió para revelar la amplia figura del hermano Kyuhyun.

Sus ojos de inmediato me buscaron.

Cuando me encontró, acurrucado con fuerza contra la pared del fondo, sonrió y movió 174
su mano, su orden silenciosa para que me pusiera de pie. Sintiendo que mis piernas podrían
fallar, usé mis manos sobre la pared para ayudarme a levantarme.

El hermano Kyuhyun se dio vuelta sin decir una palabra y caminó fuera de la puerta.
Fui tras él, sin ser capaz de mirar a Luhan mientras pasaba. Temí no poder soportar el
miedo y la simpatía que habría en su hermosa mirada.

El hermano Kyuhyun lentamente se dio vuelta por el pasillo, hacia el cuarto a donde
siempre íbamos cuando me tomaba en un intercambio. Pero cuando arriesgué una
mirada para buscar por el resto del pasillo, me pregunté a donde habían ido los otros
discípulos.

Cuando llegamos al cuarto de Kyuhyun, mi pregunta fue contestada.

Los hermanos Leeteuk, Changmin y Yunho estaban de pie en medio del cuarto de
Kyuhyun junto a la mesa con grilletes. La mesa en la que iba a ser tomado cada noche,
azotado y encadenado, mientras el hermano Kyuhyun exorcizaba mi alma pecadora.
La mesa en que me había tomado desde que era un niño.

Cada discípulo se desvistió frente a mí, y todos estaban mirándome mientras sus
manos se movían hacia adelante y hacia atrás sobre sus longitudes erectas. Y un
miedo, como jamás había experimentado antes, tomó posesión de mí.

Mis pies, parecían moverse por voluntad propia, tropezándose hacia atrás, todo dentro
de mí gritándome que corriera. Pero justo cuando me di vuelta aterrorizado por lo que
ellos querían hacerme, una mano agarró mi brazo. El hermano Kyuhyun. Él solo sonrió
y grité de dolor cuando me arrastró de regreso, cerrando la puerta de golpe y
atrapándome dentro.
Dándome vuelta, el hermano Kyuhyun me sacudió para que me parara frente a él. Mi
cuello se echó hacia atrás por la fuerza y apretando su agarre en mi brazo, Kyuhyun
levantó la mano y acarició su dedo por mi rostro y cuello. Mi piel se erizó ante su
familiar contacto áspero, y me estremecí.

El dedo de Kyuhyun lentamente se detuvo cuando llegó a mis labios y jadeé, tratando de
respirar a través del miedo, cuando dijo:

—Ya ven, hermanos, su alma manchada se aparta del toque del señor.

Y mi corazón se desplomó.

Mi corazón se desplomó ante la mirada de determinación en todos los ojos de los discípulos. La
determinación de exorcizar mi pecado.

Retuve un gemido cuando el hermano Kyuhyun comenzó a acercarse a mi cuerpo y su


olor a tabaco lleno mi nariz. Su aliento bañó mi cara cuando llegó alrededor de mi

cintura y lentamente bajó mi pantalón. 175


En segundos mi ropa había tocado el piso, junto con mi camiseta. Y estaba desnudo
para los discípulos. Desnudo y temblando. Kyuhyun jamás me permitió usar ropa
interior. A él no le gustaba tener que pelear para tomarme.

De pronto el hermano Yunho dio un paso al frente, y el hermano Kyuhyun se movió a


un lado. Quería cubrir mi cuerpo. Quería darme la vuelta y huir, quería que me dejaran
solo, pero luché contra la urgencia y me quedé completamente inmóvil.

Estos hombres me tenían bajo su control. Siempre había obedecido sus órdenes.

La mano de Yunho se levantó, y lamió a lo largo de sus labios mientras sus dedos
pasaban sobre mi pezón. Las lágrimas llenaban mis ojos por ser tocado por el segundo
al mando del profeta, pero parpadeé para alejarlas, obligándome a soportar su
exploración.

Pero ese dedo luego comenzó a moverse al sur, bajando hacia mi área más privada.
Mientras el dedo de Yunho separo mis piernas y empujó en mi entrada, un sollozo de
dolor se deslizó de mis labios. No podía soportar la sensación de su toque. Quería
sacar su mano de un golpe, quería decirle que se detuviera. Pero sabía que no tenía
tanto poder.

Y sería castigado. No podía soportar más ser castigado.


Los ojos de Yunho brillaron mientras hundía su dedo en mí, y su rostro se acercó más
al mío sonriendo. Temblando lo mire mientras su boca llegaba a mi oído, pero justo
antes empujó su dedo profundamente dentro de mí, y grité de dolor.
—Veo a Hansol y a Baekhyun en tu cara, KyungSoo. Veo la impureza de Satanás
tomando posesión de tu alma con tanta claridad como poseyó los de ellos. —
inclinando su cabeza hacia atrás, sus ojos recorrieron mi cara y gruñó—. Esos ojos,
esos labios, ese cabello. Es la maldición de tu familia. La maldición del diablo.

Cerré los ojos, respirando por la nariz mientras su rostro se apartaba. Luego con su
mano sobre mi brazo, Yunho me hizo dar vuelta e inclinó mi torso sobre la mesa de al
lado. Mientras mi mejilla golpeó la mesa, lo sentí detrás de mí cuando un dolor cegador
destelló en mi rostro. Mis piernas fueran separadas de golpe, y antes de que tuviera
tiempo para prepararme para su intrusión, él golpeó dentro de mí. Un grito dejó mi
boca, sintiendo como si estuviera desgarrándome, pero el agarre de Yunho sólo se
apretó en mi nuca, forzándome a soportar.

—Grita, puto de Satanás. Grita mientras nos libramos del mal de tu alma —gruñó
Yunho mientras aumentaba la velocidad y sus dedos se clavaban en la parte posterior
de mi cuello.

Llorando traté de bloquearlo todo, traté de pensar en algo más, pero un movimiento 176
desde el costado captó mi mirada. El resto de los discípulos estaban acercándose. Y
en ese minuto perdí toda esperanza. Porque sabía que todos iban a tomarme. Los
cuatro estaban aquí para tomarme. Uno por uno.

Las lágrimas salieron de mis ojos cuando Yunho gruñó con su liberación. Incluso antes
de que tuviera tiempo de aceptar lo que vendría, fui arrastrado hacia la pared por mi
brazo ya magullado y mis muñecas fueron atadas con unas cortas cadenas que
colgaban en el ladrillo expuesto.

Y esta vez Kyuhyun se acercó. Porque esto era lo que Kyuhyun hacía. Él me tomaba en
estos grilletes que tanto atesoraba, y me provocaba interminables horas de dolor.

Mis brazos dolieron cuando luché contra la fuerza de las cadenas, pero Kyuhyun
simplemente me golpeo, ignorando mi lucha. Asegurándose de que lo mirara a los
ojos, se empujó hacia adelante hasta que grité que se detuviera. Hasta que rogué. Él
siempre quería que rogara.

Cuando soltó su semilla, se apartó escupiéndome. Mi cuerpo débil y cansado, colgaba


de las cadenas, las puntas de mis pies raspando contra el suelo. Mi cabeza colgando
hacia mi pecho, el dolor entre mis piernas siendo demasiado para soportar. Entonces
mis piernas adoloridas fueron levantadas de nuevo y abiertas ampliamente. Girando mi
cabeza para levantarla, vi el rostro del hermano Leeteuk, justo cuando se forzaba
dentro de mí.
Solo que esta vez no grité.

No grité mientras él me tomaba repetidamente contra la pared. Mientras me encadenaron sobre la


mesa y se forzaron de nuevo dentro de mí.
Y no se detuvieron. Estos cuatro hombres fueron por mí cada noche, para tomarme una y
otra y otra y otra vez, hasta que no pude soportar el toque de nadie más.

Hasta que no pude soportar la visión de mí mismo. Ellos vinieron por mí. Torturaron mi alma.
Arrancaron mi pecado, una y otra y otra y otra vez…

— ¡Soo! ¡No! No hagas eso. ¡No te hagas eso a ti mismo! — parpadeé en la oscuridad,
con mi cabeza lentamente aclarándose de mi pesadilla, para ver a Baekhyun frente a
mí.

Su mano pasó sobre mi rostro, mi cabeza y mis brazos.

—Soo. Háblame. Estas sudando y temblando. Por favor, no dejes que esos hombres
ganen. No dejes que los recuerdos recuperen el control sobre ti. Has llegado tan lejos.
Se fuerte. Lucha contra ellos.

Abrí la boca para hablar, pero ninguna palabra salió. Mi cuerpo tembló, y Baekhyun sostuvo mi
rostro firmemente entre sus manos ahuecadas. Buscando mi rostro, dijo 177
—Por favor, Soo. Háblame. Necesito que seas fuerte por mí.

Esta vez cuando abrí la boca, hablé desde el corazón. Sabía que solo una persona
podía calmar mi pesadilla. Solo una persona podía entender como me sentía. Y
mientras me preparaba para hablar, me las arreglé para expresar lo que más
necesitaba.

—Chanyeol… —susurré—. Yo… necesito a mi Chanyeol.

CAPÍTULO 18
Traición
— ¿Estás listo, Junmyeon?

La mano de Siwon se posó en mi hombro mientras caminaba fuera de la mansión.


Siwon iba vestido con su suéter negro, pantalón militar y botas, como yo. Lo que fuese
que quería que viera, un desarrollo secreto en el que había estado trabajando, estaba
fuera de New Zion.

—Estoy listo —afirmé y seguí su ejemplo hacia la salida.

Fruncí el ceño al ver la camioneta y parándome, miré a Siwon cuyos ojos estaban iluminados por la

emoción. —¿Una camioneta? —le pregunté—. ¿Por qué necesitamos una camioneta? 178
Siwon soltó mi hombro y sonriendo se subió a la camioneta. El hermano ByungHun
estaba sentado detrás del volante y se inclinó ante mí mientras subí dentro. Pero mi
atención estaba todavía en Siwon, esperando que respondiera a mi pregunta. Como
solo me ignoro golpeé la puerta y repetí:

—¿Una camioneta?

Siwon miró al hermano ByungHun y sonrió.

—Verás, hermano. Tenemos que recoger algo. Y con eso, sin duda estarás
encantado. Lo que hice, lo hice para ti y solo por ti. Estarás satisfecho. Y esta sorpresa nos
llevará todo un paso más cerca de nuestra visión.

Fruncí el ceño, inseguro de lo que podría ser su sorpresa, pero estaba contento con su
respuesta. Desde nuestro desacuerdo sobre los videos infantiles unos días antes, no
habíamos estado hablando tanto como siempre. No me había visitado en la mansión y
por primera vez en mucho tiempo, me había sentido completamente solo.

Sin Siwon, estaba perdido.

—Gracias —dije un minuto más tarde, mientras salíamos por la puerta de atrás de la comuna,
por una carretera aislada.

Siwon rápidamente se giró hacia mí. Entonces, una sonrisa se extendió a sus labios y
pude ver lo mucho que mi agradecimiento había significado para él. Cerrando sus ojos cubrió
mi mano con la suya.

—Sé que no ves el propósito de nuestras maneras a veces, pero quiero que sepas que
estoy haciendo esto por ti. Nuestra gente cree en ti, profeta Junmyeon Ven tu rostro y
saben que Dios está con ellos. Como yo. Estos primeros meses, puede que incluso
años, siempre van a traer un período de ajuste. Pero yo estaré aquí para ti.

Asintiendo apreté la mano de Siwon y me recosté en el asiento.

Sin voltearse el hermano ByungHun se aclaró la garganta y comentó:

—Programé un intercambio del señor para este fin de semana. El profeta Sun Myung
Moon los usaba para guiarnos en la antigua comuna, y sé que es algo que Siwon ha
estado liderando en New Zion durante estos meses, ya que aún tienes que tomar un
consorte o esposo. —El hermano ByungHun se movió en su asiento y continuó—
Además el pueblo está empezando a cuestionar por qué no ha sucedido con más
regularidad. Deberíamos estar celebrando al menos tres a la semana. Es esencial para
los hombres alcanzar su meditación celestial. Nuestra gente pierde la fe, si no se llevan
a cabo esos actos.

Me tensé mientras las palabras del hermano ByungHun asaltaban mis oídos y pude 179 sentir
a Siwon tensarse a mi lado.

Intercambio del señor. El intercambio discípulo-hermano. Sacudí la cabeza, tratando de


borrar lo que Baekhyun me había hablado de esas ceremonias y también, lo que Siwon
comentó acerca de su participación en el despertar de los jóvenes.

Después de que Siwon y yo hubiésemos discutido sobre los vídeos, había buscado las
cartas privadas del profeta Sun Myung Moon y allí, por escrito, estaban sus palabras
reveladas por Dios. Él había predicado que la edad no era relevante en la toma de un
esposo o consorte, como no lo había sido en la biblia. Pero al leer esas palabras e
imaginar a los niños y adolescentes de la Comuna bailando en los videos, me sentí
enfermo; sabiendo que los hombres, hombres adultos, estarían tomándolos
carnalmente en un intercambio.

—Hermano —aconsejó Siwon y su mano agarró mi rodilla con fuerza—. No le des


motivos a nuestra gente para que dude de ti. Los hemos llamado desde todo el mundo
a unirse como una comuna, una comunidad bajo la bendición de Dios y contigo como
su mensajero. Después de que los hombres del diablo atacaron, nuestra comuna se
resquebrajo por eso ahora somos más fuertes —Siwon se inclinó hasta que lo miré a
los ojos y enfatizó— Pero necesitamos orden. Necesitamos que nuestras creencias y
costumbres sean honradas, o nuestro pueblo no confiará en tu juicio. Con el Klan de
nuestra parte, creceremos económicamente y con los armamentos y nuevos guardias
estamos protegidos del mundo exterior. Ahora es el momento de centrarse en los
confines de nuestras paredes. Miles y miles están esperando tu liderazgo para brillar.
Los sermones no son suficientes. Tienes que ir más a los Círculos Sagrados y finalmente
aparecer en nuestros intercambios del señor.
Las palabras de Siwon estaban en lo cierto. Mi tío realizaba esas ceremonias, y
nuestro pueblo nunca dudó de él. Y sabía que, de acuerdo con nuestras tradiciones,
tenía que liderar estas prácticas. Nuestras creencias se basaban en el placer sexual,
aunque nunca las había experimentado por mí mismo.

—¿Hermano? — presiono Siwon.

Asentí.

—Los lideraré —acordé, luchando contra mi voluntad interior, que me enseñó lo contrario.

En el rostro de Siwon apareció una enorme sonrisa.

—Perfecto —suspiró aliviado — Y créeme, tendrás que participar a partir de hoy.

Fruncí el ceño de nuevo. Pero todo lo que podía repetir en mi cabeza eran las palabras
de Baekhyun... Alguna vez has violado a un niño... alguna vez has tomado a un niño
en un intercambio hermano-maldecido...

Mientras la camioneta seguía su camino, miré por la ventana, y luego cerré los ojos. 180
Rezándole al Señor para que me ayudara en esta pesadilla.

Una hora más tarde, el hermano ByungHun llegó a una calle lateral, un camino de tierra
hacia un lugar familiar.

—¿Por qué estamos aquí? —le pregunté a Siwon confundido.

—¿Conoces este lugar? —preguntó con sorpresa.

Asentí.

—Siwon, qué...

—Has esperado todo este tiempo, hermano. Unos pocos minutos más y podrás ver lo que
hice por ti.

Tensándome miré por la ventana el pueblo fantasma que solíamos usar con los
Hangmen en las ventas y mi estómago rodó con temor. No había nada aquí. Nada,
excepto los edificios abandonados y suciedad.

Sin dejar de mirar por la ventana me senté en silencio, mientras nos acercábamos a
una fábrica vieja y oscura. Había una furgoneta en el frente, pero nada más. Cuando
nuestra furgoneta se acercaba a su fin, dos hombres salieron de la fábrica. Los
hombres estaban vestidos de negro. No eran de la comuna. No eran nadie que
reconociera.

El más grande de los dos, movió su barbilla mientras salíamos de la camioneta.

—¿Siwon? — me preguntó, pero negué y señalé a mi hermano. El hombre sonrió—. Los


estábamos esperando.

Siwon se adelantó y tomó el mando.

—¿Todo salió bien?

—Como un reloj —respondió el hombre—. Nuestros hombres entraron y se movieron.


No quedará nada cuando la siguiente persona aparezca. Desaparición total. Se han
borrado los registros sobre con quién iban a reunirse. No hay rastros, como el Gran
Mago del Klan nos paga para que hagamos. Hacemos bien nuestra mierda. Por eso
nos pusieron en el trabajo.

Hombres pagados, pensé. Pero, ¿para qué necesita Siwon hombres pagados?

—¿Y el surtido? —preguntó Siwon. 181


—En la fábrica. Junto con el chico.

Los ojos de Siwon se iluminaron de nuevo. Me pregunté que lo tenía tan emocionado. Luego
se giró hacia mí.

—¿Listo para tu sorpresa?

Asentí con cautela y Siwon y yo seguimos a los hombres hacia la fábrica. El silencio
reinaba cuando nos acercamos. El hombre con el que Siwon había hablado
desbloqueó la gran puerta de la fábrica. En cuestión de segundos la abrió de par en
par. La tenue luz de las lámparas de petróleo se derramó en el camino de tierra y todos
entramos. Al principio no pude ver nada, solo una antigua fábrica vacía. Luego, en la
parte de atrás, pude ver a un niño que sostenía un arma hacia alguien escondido
detrás de un tabique de madera.

Señor, pensé. El chico se veía de trece o catorce años, ¿tal vez? Y era uno de las
nuestros, estaba vestido con el traje gris del uniforme de la comuna y la cruz santa
colgaba de su cuello.

Los hombres pagados se volvieron y sonrieron.


—Se negó a moverse un segundo. Dijo que era un soldado en una guerra santa y que mantendría
su puesto hasta que llegaras.
Entrecerré los ojos al chico, tratando de reconocerlo.

No pude, pero cuando me volví a Siwon, él estaba mirándolo sonriendo. Mirándolo como si
fuera su todo. Como solía mirar a Yixing...

No...

—Hermano Siwon. —La voz suave salió de él.

Cuando moví mi atención hacia la parte posterior de la fábrica, el chico salió corriendo
hacia Siwon e inmediatamente envolvió sus brazos alrededor de su cintura. Los brazos
de Siwon rodearon su espalda y le dio un beso en la frente.

Mi corazón se hundió mientras miraba a mi hermano, a mi hermano de veintiséis años


empujar al chico y aplastar sus labios en su boca. Vi, conmocionado, cómo rompía el
beso y lo giraba hacia mí. Sus ojos marrones cayeron inmediatamente e inclinó la
cabeza.

—Profeta, me siento honrado de conocerte.

Mi mirada se dirigió a Siwon, quien sonreía con orgullo.

—Este es Jeno, hermano. Mi consorte. ¿No es hermoso? 182


No tenía palabras para una respuesta.

Siwon se acercó.

—Ha sido parte esencial de mi plan, de mi sorpresa para ti. —Siwon extendió la mano y
tomó la de Jeno—. Lo hiciste bien, mi amor.

Los ojos marrones del niño brillaron en mi hermano y luego su labio se elevó.

—Son putos. Todos. Los hombres con los que viven, los hombres del diablo, son
impuros, pecadores de la peor clase. Me sentí enfermo todo el tiempo que estuve con
ellos. Pero me mantuve fuerte por la causa. Seguí concentrado en nuestro plan. Y
nunca lo puse en duda, ni por un segundo.

Siwon sonriendo le besó la cabeza y con el brazo alrededor de sus hombros, prometió:

—Serán exorcizados de sus dudas cuando volvamos a casa. Serán castigados y se te


elogiará. Solo tienes que esperar hasta que nuestra gente oiga hablar de lo que hiciste
por ellos.
Escuché a Siwon hablar con Jeno. Y vi como lo llevaba hacia el tabique de madera.
Pero todo lo que podía oír en mi cabeza era, son putos. Todos. Los hombres con los
que viven, los hombres del diablo, son impuros, pecadores de la peor clase...
No, pensé, mientras mi corazón se estrellaba en mi pecho. Siwon no iría contra mis
órdenes. No habría entrado y logrado recuperarlos, no hasta que fuéramos fuertes, no
hasta que estuviéramos listos; seguramente no...

—Hermano, ven —alentó Siwon, sonriéndome mientras se quedaba mirando a alguien detrás
del tabique—. Tengo algo que tienes que ver

Mis piernas se sentían como si estuvieran llevando un peso muerto mientras avanzaba.
Y al pasar el tabique de madera me detuve cuando escuché un grito. Mis ojos
bruscamente fueron hacia la izquierda y mi respiración se detuvo cuando lo vi sintiendo
como el pulso en mi cuello volaba como un murciélago saliendo del infierno. Era
exactamente el mismo. Con su cabello negro, la más pura y pálida piel y los ojos
marrones con mates negros. Ojos que eran anormalmente amplios, mientras ahora
miraban hacia mí.

Y se sentía como si lo hubiese visto ayer mismo. Sentí como que fue ayer cuando nos sentamos
juntos en mi habitación, viendo películas y descansando en el sofá.

—Baekhyun —susurré, mientras daba un paso adelante.

Pero Baekhyun se estremeció ante mis movimientos y los hermanos a su lado se acurrucaron aún
más en él. Me tomó un momento darme cuenta de que todos estaban 183 aterrorizados. De
que Baekhyun tenía miedo de mí.

De mí.

Una mano dio una palmada en mi hombro y me tense al sentir a Siwon de pie a mi
lado. Vi la mirada de Baekhyun saltar de Siwon a mí, como si no pudiese creer lo que
tenía delante.

—¿Este es tu regalo? —le pregunté a Siwon, en voz baja—. ¿Recuperar al Maldito de los
Hangmen, sin mi permiso?

La mano de Siwon cambió a un fuerte agarre y oí como inhalaba rápido ante el tono de mi
voz.

—Necesitas una esposo, hermano. Y sabía que solo lo tomarías a él. — señaló a
Baekhyun y dijo entre dientes— Baekhyun. El esposo destinado del profeta. —Siwon
suspiró, pero añadió — Sé que dijiste que esperara, pero estamos protegidos por Dios.
Y necesitas un esposo. — señaló a Baekhyun—. Lo necesitas.

Los ojos de Baekhyun se cerraron al oír esas palabras. Nuevamente, di un paso adelante,
haciendo caso omiso del agarre de Siwon.
—Déjennos —le ordené a Siwon y al hermano ByungHun, que había estado esperando detrás de
nosotros.
—Pero, Junmyeon...

—¡Dije déjennos! —grité, mientras miraba atrás para encontrarme con los ojos de mi hermano.

Él solo apretó la mandíbula mientras me miraba, pero se dio la vuelta y salió de la fábrica,
llevándose al chico y a los hombres con él.

Cuando se marcharon, me pasé las manos por el cabello. ¿En qué había estado
pensando Siwon? Enviar a ese niño, a un niño que había sido tomado sexualmente, al
recinto de los Hangmen para recuperar a los Maldecidos. No éramos lo suficientemente
fuertes. Y Kai traería toda la furia del Hades a la comuna, cuando se diera cuenta de
que Baekhyun se había ido. Los tres estaban aquí, no llevaría mucho tiempo para que
el Prez averiguase dónde los habían llevado. Iba a buscarlo, con tiempo. Pero no
todavía.

¡No malditamente todavía!

—¿Junmyeon ?

El suave sonido de la voz temblorosa de Baekhyun me dejó muerto y, exhalando, me volví


para verlo mirándome. Las manos de sus hermanos estaban agarrando la suya, pero

las soltó para ponerse de pie. 184


—¡Baekhyun, no! —gritó el rubio.

Y cuando lo miré, el estómago me dio un vuelco. Su rostro aterrorizado estaba pálido y con
la cabeza alzada, pude ver una cicatriz que le recorría la mejilla.

Pero entonces, repentinamente, Baekhyun estuvo delante de mí y mi corazón se me


encogió en el pecho. Robó toda mi atención cuando levantó la mano para limpiar las
lágrimas de sus ojos. Entonces esos ojos enormes me miraron y me quedé congelado
en el lugar.

—¿Qué... qué vas a hacer con nosotros? —preguntó. Pude ver que estaba
aterrorizado. Su voz temblaba... todo él temblaba—. ¿Nos van a matar? ¿Vamos a ser
llevados de nuevo a la comuna y seremos juzgados?

Abrí la boca para hablar, pero era Baekhyun. Baekhyun estaba delante de mí.

El cerrando los ojos tragó y luego rogó

—Por favor... por favor déjanos ir. No nos lastimes.


El corazón me bombeaba con fuerza, cuando las manos de Baekhyun aterrizaron en su
torso y bajaron hasta descansar sobre el estómago. Bajó los ojos y cuando los levantó,
estaban llenos de lágrimas. No podía creer lo hermoso que era todavía y cómo mi
estómago aún se apretaba cuando estaba cerca. Pero fijé la mirada nuevamente en
sus manos, colocadas con cuidado sobre su estómago.

Entonces vi el anillo. Y sintiendo como si me hubieran golpeado, le pregunté

—¿Estás casado? ¿Te casaste con Kai?

Los ojos de Baekhyun hicieron una mueca cuando mencioné su hombre, entonces negó.

—Todavía no —explicó con temor, pestañeando los ojos ante mi tono — Pero un día lo
estaremos. Por ahora nos contentamos con estar comprometidos. —Baekhyun señaló
detrás de él, a Luhan—. Pero Luhan está casado con Sehun. Y Soo... — Baekhyun
señaló sobre su otro hombro — ahora pertenece a Chanyeol.

Mis ojos se abrieron mientras miraba al hermano pequeño de Baekhyun.

¿Ahora estaba con Chanyeol? ¿Con Chanyeol...? Con el Chanyeol que vendría
directamente por nosotros cuando se enterase de que se había ido. Chanyeol que
haría una puta matanza con nosotros.

Baekhyun me miró, pero esta vez pude ver la incredulidad en su mirada. Pude ver la valentía
de la fuerza que demostraba frente a sus hermanos. Pero también pude ver

su temor cuando se obligó a decir: 185


—Siempre he creído en ti, Suho. — negó mientras decía ese nombre—. Quiero decir,
Junmyeon. — se corrigió rápidamente—. Sabía que estabas destinado a ser el profeta.
Pero siempre creí que, en el fondo, eras un buen hombre. —Baekhyun miró detrás de
él a Luhan, cuyos ojos parecían estar mirando fijamente a la nada, como si estuviera
paralizado por el miedo—. Incluso cuando tus hombres vinieron por mí y por error
tomaron a Luhan, me dijo que le rogaste que confesara sus pecados. Me dijo que sabía
que estabas tratando de salvarlo. Que fueron los otros hombres de tu confianza los que
lo lastimaron y deshonraron.

De pronto Luhan gimió detrás de Baekhyun con esa revelación y mi sangre se enfrió como
agua helada.

—Pero enviar a un niño. A un niño inocente, bajo el control de la Orden, a nuestra


casa. Un niño que mató a un inocente para traernos aquí, para que... — se detuvo y
negó mirándome con tristeza — Eso no es para nada como el Suho que una vez
conocí.
—Baekhyun. — solté y me moví hacia adelante. Pero él se tensó y se sujetó el
estómago con las manos más fuerte —. ¿Por qué estás sosteniendo tu estómago así?
—le espeté.

Baekhyun inhaló y enderezó los hombros, diciendo:


—No puedo casarme contigo, Junmyeon No soy puro como la Escritura proclama que
necesito ser — tragó y luchó por contener las lágrimas, diciendo— Estoy esperando un
bebé. Estoy esperando un bebé de Kai.

Luhan y KyungSoo se quedaron sin aliento desde atrás de Baekhyun, pero lo único que
sentí fue un golpe en el estómago. Mis pulmones se atoraron, pero no podía apartar la
mirada de las manos de Baekhyun en su estómago.

Un sollozo salió de la boca de Baekhyun y confesó:

—Y él ni siquiera lo sabe. Acabo de enterarme y todavía tengo que decírselo. — sus


ojos se llenaron de lágrimas, que entonces corrieron por su rostro—. Y ahora hemos
sido tomados. Estoy esperando un bebé. Por fin estoy feliz en mi vida, ¡y ahora he sido
tomado y dado a ti! —Baekhyun negó y cuestionó—: ¿Cuándo detendrás esto?
¡Cuándo se darán cuenta en esa comuna que no les pertenecemos! No somos parte de
esa fe. La dejamos. ¡La dejamos y no tenemos ningún deseo de volver nunca! ¡Cuando
te darás cuenta de que no estoy destinado a ser el esposo del profeta!

—No. — negué y di un paso atrás—. Estás destinado a ser mío. ¡La escritura dice que sí!

Baekhyun me miró con incredulidad absoluta y susurró 186


—No, Junmyeon. Soy de Kai. Siempre lo he sido y siempre seré de Kai. La profecía no
era para mí. No soy con el que debes casarte. Tampoco Luhan, ni Soo. ¿No puedes
ver eso? ¡No puedes ver por fin que no te pertenecemos! No somos especiales. No
somos diferentes a cualquier otra persona en este planeta. Fue un anciano senil que
proclamó algo de la nada. Algo basado únicamente en nuestra apariencia. Dios no nos
escogió. ¡No eligió a ninguno de nosotros!

Agachándome, sentí como si mi cabeza estuviera llena de ruido y mi corazón vacío,


como era mi papel en esta vida. Sintiendo la mirada pesada de Baekhyun, miré hacia
arriba. Su mano estaba sobre su frente.

—Todo está saliendo mal. Nada de esto es con lo que me crie creyendo. Y todos creen en
mí. Todos siguen mi ejemplo. Y creen que debo casarme contigo.

La cabeza de Baekhyun cayó en derrota.


De pronto el cabello rubio de Luhan me llamó la atención desde detrás de Baekhyun, y
levantándome, pasé a Luhan quien retrocedió contra la pared de madera y se encogió
de nuevo con miedo.

—¿Qué te pasó? —le pregunté.

Luhan se hundió de nuevo y comenzó a temblar. Mirando por encima del hombro para ver
a Siwon paseando fuera de la fábrica, supe que tenía el tiempo limitado.

¿Qué te hizo en su juicio? ¿Qué te pasó en la colina de la Perdición?

Las lágrimas corrían por el rostro de Luhan, pero luego Baekhyun dijo por detrás.

—Lo violaron, Junmyeon, antes de traer una estaca y prenderle fuego. Tenían la
intención de quemarlo como un brujo. Tu hermano le hizo treinta y nueve rayas,
cicatrices que todavía desfiguran su espalda. En esencia, Junmyeon. Siwon lo torturó
durante horas y tú no hiciste nada para detenerlo. Te lavaste las manos de él y dejaste
que lo maltrataran, por diversión, por nada más que su diversión sádica. Nuestra
Escritura no enseña lo que él pasó. Ni siquiera lo insinúa.

Me quedé como piedra mirando a Luhan mientras las palabras de Baekhyun me destrozaban y
pregunté

—¿Es cierto? Lo que Baekhyun me está diciendo, ¿es verdad?

Luhan levantó la cabeza.

—Sí —susurró.

Pero no necesitaba oír la respuesta para saber que era cierto. Podía verlo en sus ojos. Siwon, mis
hombres, le habían hecho exactamente lo que Yixing había declarado ser cierto. Me pasé las
manos por el cabello y miré a Baekhyun. Sus ojos no tenían nada más 187 que dolor y
decepción.

—No sabía que hicieron eso Baekhyun. No determiné que ese fuera su castigo.

Los ojos de Baekhyun cayeron amorosamente a Luhan y aseveró

—Pero no hiciste nada para detenerlo. Dejaste que tu hermano llevara a cabo su
propia forma de castigo, al menos eso fue lo que me dijo Luhan. Y así lo hizo. Le diste
rienda suelta para torturar a una persona inocente.

—No habría permitido que sucediera si hubiera sabido que iba a alejarse de la
Escritura. Siwon y yo fuimos criados juntos. Compartimos las mismas creencias.
Confiaba en que haría lo que yo habría hecho.

Baekhyun miró hacia abajo, después con el rostro pálido preguntó

—Entonces, ¿También tienes un niño de consorte? ¿También has tomado niños? —


susurro limpiándose una lágrima—. Como todos fuimos tomados. ¿Has despertado
también a un niño pequeño? Jeno no tiene más de catorce años, sin embargo por las
apariencias, es el consorte principal de tu hermano. ¿Compartes esas creencias
también? ¿Después de todo lo que te conté de mí, de lo que todos pasamos? ¿Puedes
honestamente creer que Dios quiere esto de su pueblo escogido?
Agachando la cabeza, las verdades habladas de Baekhyun cortaban más profundo que
cualquier puñal.

—Sabes que no. — negué, sintiéndome tonto—. Estaba esperándote. Soy puro y
estaba esperando. Pero ahora... — me interrumpí, mirando hacia abajo a su estómago.

Baekhyun se abrazó a sí mismo, de manera protectora y cuestionó:

—¿Qué harás con nosotros? ¿Qué harás con mi bebé? Por favor, Junmyeon… Por
favor, si queda algo bueno dentro de ti, solo déjanos ir. No me quites a mi familia... por
favor...

La ira creció en mi estómago mientras miraba a Baekhyun. La ira que debería haber
estado conmigo, pero no estaba. La ira porque Siwon me había mentido abiertamente,
cuando le había preguntado qué castigo le infligió a Luhan. E ira contra mí mismo, por
no saber las prácticas cotidianas de la comuna. Por no saber lo que Siwon estaba
permitiendo al tener intercambios del señor. Por no saber que había tomado niños. Por
no saber que su consorte era un niño de catorce años, que había enviado con los
Hangmen, sin mi permiso. Y su plan para traerme a Baekhyun, sabiendo que aún no
éramos lo suficientemente fuertes para defendernos contra los Hangmen si atacaban,
como seguramente harían ahora.

Entonces me di cuenta de algo más... Me di cuenta de un bolso blanco cerca de la 188


pared de madera y mi estómago se hundió. Corriendo hacia adelante, tomé el bolso
blanco que estaba al lado de donde estaba sentado Luhan y abrí la cremallera. Metí la
mano y en cuestión de segundos sentí su celular.

Palidecí.

Con las manos cerradas en puños a ambos lados, grité

—¡Siwon!

Siwon entró corriendo, Jeno venía siguiéndolo atrás. Lo señalé y ordené

—¡Fuera! ¡No te llamé a ti! ¡No tienes que responder a mi llamada!

Jeno palideció, pero luego salió corriendo de la fábrica. Siwon miró hacia mí y una
sonrisa de orgullo comenzó a extenderse en sus labios. Eso me indignó aún más y di
un paso, acercándome.

—Ten la furgoneta preparada —exigí.

Siwon bajó la mirada hacia los hermanos y cuestionó


—¿Y qué pasa con ellos?

Iba a apartar de un empujón a Siwon, cuando me agarró del brazo.


¿Qué estás haciendo? —preguntó en voz baja, pero podía oír el enojo en su voz.

—Estoy dejándolos ir —le contesté brevemente.

—¿Que harás qué? —preguntó Siwon con exasperación, pasándose las manos por el cabello.

—Los dejaré ir. Ya no pertenecen a New Zion. Se casaron y tuvieron hijos con otros hombres. Si
el señor los quisiera con nosotros, nunca habría hecho eso posible.

Siwon agarró mi brazo de nuevo.

—Entonces los hombres del diablo ganan. Si no podemos utilizarlos como esposos,
entonces, los tomaremos en venganza. Invadieron nuestra tierra sagrada, mataron a
nuestro tío. Deben pagar. ¡Estamos en una guerra!

Con una oleada de furia en mi sangre, puse las manos en el pecho de Siwon y lo golpeé
contra la pared de madera cercana.

Los ojos de Siwon se abrieron y levanté el celular en mi mano.

—¿Sabes lo que es esto, hermano?

Los ojos de Siwon se estrecharon al celular. 189


—Es un teléfono.

Lo acerqué más a su rostro y espeté:

—Es un celular. Un celular con GPS. Un GPS que los Hangmen muy seguramente
rastrearán. Un GPS que les mostrará a los Hangmen exactamente donde estamos. Y
si no me equivoco, van a llegar aquí en cualquier momento de mierda.

El rostro de Siwon palideció mientras lo soltaba. Pero luego miró a los hermanos y contestó

—¿Y? Aplasta el celular y llevémoslos a casa. ¡No podemos simplemente regresarlos!

Miré a mi hermano como si fuera tonto.

—¿No crees que vendrán tras nosotros? ¡Saben dónde estamos, Siwon!
¡Seguramente no puedes ser tan ingenuo!

Su rostro se quedó helado.


—El señor está de nuestro lado. Si vienen por nosotros, vamos a prevalecer.

En este punto me di cuenta de lo realmente protegido que Siwon había estado. No tenía ni
idea de lo que había hecho. ¡Ni puta idea! Mirándole al rostro, le dije

Soy el profeta, Siwon. Yo. Y tomo las decisiones. Fue mal pensamiento por tu parte
hacerlo a mis espaldas y plantar a tu puto en el recinto de los Hangmen. Fue un
pensamiento enfermo de ti creer siempre que ya sabes lo que es mejor para nuestro
pueblo, por encima de mí.

De pronto al oír gemidos aterrorizados de los hermanos cada vez más fuerte detrás de
nosotros, tomé el brazo de mi hermano y lo arrastré fuera. Caminé pasando al
hermano ByungHun que tenía a Jeno a su lado y señalé con la barbilla para que
entrara en la camioneta.

El hermano ByungHun frunció el ceño, pero algo en mi rostro debió haberlo convencido
de no hacer ninguna pregunta. Al oír al hermano ByungHun y a Jeno meterse en la
parte trasera de la furgoneta, la ira se apoderó y empujé a Siwon contra el lado de la
camioneta.

—¡Junmyeon ! Qué... — iba a discutir, pero lo corté con la mano alrededor de su garganta.

—Pensaste mal al mentirme. Te pregunté si habías cumplido la escritura con el


maldecido de Luhan, y juraste que lo hiciste. — me incliné, con mi mano apretando con
más fuerza. Al ver las mejillas de Siwon enrojecer, señalé —: Y mentiste. Mi

hermano, mi propia carne y sangre malditamente mintió en mi rostro. 190


Su boca se movió sin palabras, cuando finalmente ahogó:

—Necesitábamos enviar un fuerte mensaje a nuestro pueblo. Necesitábamos


mostrarles lo que sucedería cuando se apartaran del camino verdadero, como lo hizo
él.

Furioso golpeé su cabeza contra el metal de la camioneta.

—Esa no era tu decisión. Era mía. Como el profeta de New Zion, dependía de mí. —
grite y aflojando levemente mi agarre, le aseguré — Te quiero. Eres mi única familia.
Pero no me traiciones, hermano. Y nunca más putamente me mientas otra vez.

Di un paso atrás, dejando caer mi brazo.

Siwon se dejó caer contra el metal de la camioneta y abrió la boca para respirar.
Recuperando el celular, lo estrellé contra el suelo y lo golpeé hasta que estuvo
completamente destruido.

Me moví para volver a entrar en la fábrica, cuando Siwon escupió

—No los dejes ir, hermano. No tritures todo por lo que trabajé.
Congelándome, me di la vuelta lentamente y negué.
No sabes nada, Siwon. Creías que estabas haciendo bien trayéndolos aquí, pero tu
ingenuidad nos ha llevado directamente a una trampa mortal. — susurre y señalando
su rostro dije —. Esto estará en ti. Te costará caro y tenemos que irnos ahora, o
créeme, no quedará nada de nosotros por la mañana.

Volteándome camine hacia la fábrica, cuando Siwon gritó

—Les temes, Junmyeon Puedo ver el miedo que brota de ti. Tienes miedo de los hombres del
diablo.

Deteniéndome en un punto muerto, pero sin volverme, le advertí

—Y tú también, Siwon. Nunca los has conocido. Nunca has caminado entre ellos. Y no
tienes idea de lo fácil que te quitarían la vida. — tomando una respiración para
tranquilizarme, enfaticé — Como dije antes, Siwon. Eres ingenuo. No sabes nada de
este mundo exterior. Nada en absoluto.

Caminando de nuevo, retome mi ritmo hasta detenerme frente a Baekhyun y sus hermanos. Todos
miraron hacia mí con confusión y aterrorizados. El más joven estaba temblando y mirando

alrededor de la vieja fábrica abandonada, preguntó: —¿Vas a matarnos? 191


Miedo irradiaba de él en olas y me pregunté cómo diablos pertenecía a Chanyeol. Pasándome la
mano por el rostro, negué.

—No.

Obligándome a mirar su rostro una vez más, me volví hacia Baekhyun y de repente, me
sentí devastado.

Había agua en sus ojos y preguntó con incredulidad

—¿Nos dejarás ir? ¿De verdad?

Mis hombros se hundieron con la felicidad del alivio en su voz.

—Nunca fue mi plan para ti. Baekhyun — susurre y tiré el celular roto al suelo—. No
hay duda de que había un GPS en tu celular. Me imagino que tus hombres estarán
aquí pronto.

Sonriendo tristemente y bebiendo las facciones de Baekhyun por última vez, me volví hacia
la camioneta cuando escuché.

—¿Suho?

Mis ojos se cerraron al oír ese nombre, porque en este momento habría negociado todo
para ser ese hombre de nuevo. Para ser el Suho que él conocio. Lentamente eché un
vistazo atrás. Baekhyun estaba de pie mirándome con compasión, su cabello negro estaba
ligeramente levantando por la brisa y pensé que nunca se había visto más hermoso que en
este momento, mirándolo quise sonreír pero el parche de Propiedad de Kai me golpeó justo
en el rostro, enviando una ola de violenta ira corriendo por mi cuerpo. Tranquilizándome
negué.

—Aún hay esperanza para ti —comentó con voz temblorosa

Resoplé una risa sin humor y negué de nuevo.

—Es cierto — protestó — El camino hacia tu redención se encuentra justo delante. —


señaló a sus hermanos—. Esto, liberarnos a los tres, es un comienzo. — de repente
con una sonrisa su mano frotó su estómago y añadió — Sé quién eres realmente
Suho, no ese hombre que estás luchando para ser. Porque el verdadero tú es mejor.
Es un hombre mucho mejor.

El latido de mi corazón cayó ante sus palabras, pero sin responder me di la vuelta y salí de
la fábrica.

Caminando hacia los hombres pagados, les dije

—Más de nuestros hombres vendrán a recoger a los prisioneros, la camioneta está

llena. 192
Los vi desaprobarlo y uno se adelantó para decir

—¿Tienes el dinero? El pacto era que pagarías a la entrega.

Sabiendo que necesitábamos salir rápidamente de ese lugar en ese momento, le pedí a
Dios que me perdonara por lo que estaba a punto de hacer.

—Los hombres que vienen lo traerán. Obtendrán el dinero cuando se lleven a los tres chicos.

Una imagen repentina de Chanyeol entró en mi cabeza. Si el hermano de Baekhyun


era su puto, estos hombres tendrían una muerte horrible. Los hombres asintieron,
creyendo cada palabra. Y sin mirar atrás salté a la camioneta.

El asiento del conductor estaba vacío para mí y cerré los puños mientras oía rugir el
motor. Sabía que Baekhyun estaría observándome pero no miré hacia atrás mientras
salía a la calle oscura. No miré hacia atrás a los hombres que, sin duda, simplemente
había condenado a muerte. Y no hablé con Siwon, el hermano ByungHun o el niño
todo el camino de vuelta a la comuna.
Solo me quede callado.

Porque era la primera vez que odiaba a Siwon en veinticuatro años.


CAPÍTULO 19
Eres el único

Sabía que algo andaba mal.

Me senté frente a la ventana en la que Soo siempre se sentaba y supe que algo
andaba mal. Pasaron dos horas, luego tres y después cuatro. Y cuando la noche cayó,
haciendo imposible seguir mirando su dibujo de nosotros abrazados sostenido en mis
manos, sabía que algo andaba jodidamente mal.

Incapaz de seguir esperando en esta cabaña durante un puto minuto más, me puse mi chaleco,
agarré mis cuchillos y salí corriendo por la puerta. Me dirigí hacia el cobertizo, encendí mi
motocicleta y aceleré todo el camino hasta que llegué al recinto.

El lugar estaba tranquilo. No había música sonando a todo volumen a través de las 193
puertas de entrada ni putos merodeando alrededor. Bajando de mi moto crucé las puertas, solo
para encontrar a mis hermanos de pie en un completo y jodido silencio. Mis ojos se estrellaron
contra los de Kris, Chen, Ji Yong y Minho y fruncí el ceño. Se suponía que tenían que estar fuera
en una carrera. No deberían haber regresado aún.

Después vi a Kai y a Sehun parados al frente de la habitación. Sus expresiones eran


diferentes a lo normal. Y luego Sehun empezó a caminar de aquí para allá, maldiciendo
y fumando un cigarrillo tras otro con su cabello rubio disparado en todas direcciones.

Tensándome, las llamas comenzaron a encenderse. Bebiéndose a lengüetadas mi


sangre, y haciéndolo imposible de soportar. La habitación estaba demasiado
silenciosa. Todo estaba demasiado jodidamente silencioso.

Sacando mi cuchillo, levanté la vista, solo para ver a todos los hermanos mirándome.

—¡Joder! —espetó Sehun al verme pero Kai, silenciosamente, se puso de pie.

Mis ojos se movieron rápidamente de hermano a hermano; Hangeng, Shindong, Woo Bin,
Kai, Sehun, Ji Yong, Minho, luego Kris y por último Chen.

Kris corrió una mano por su cabello y dio un paso adelante. Hangeng tomó su brazo y negó.
Kris se apartó de su agarre.
—Tengo que jodidamente decírselo —masculló.
Kris caminó cuatro pasos hacia mí. Conté cada uno y luego espeté

—¿Qué demonios está sucediendo?

El pecho de Kris se desinfló y dijo

—Se trata de tu pequeño, hermano. Soo y sus hermanos desaparecieron de esa iglesia
en la que estaban. Sehun fue a revisar cuando su propiedad nunca llamó para que
pasara a recogerlo, y estaba desierta. El pastor, los putos, el niño, todos
desaparecieron. Creemos que fueron secuestrados. Es por eso que regresamos antes
de nuestra carrera. Salimos con prisa solo para jodidamente volver aquí, en caso de
que necesitáramos hacerle a alguien una puta visita. Y sabemos a quienes tenemos
que visitar. Los del Klan o los fanáticos de la Biblia.

—No —susurré, sintiendo a mi corazón bombear el fuego del infierno más rápido en mi
cuerpo. Mis músculos se tensaron mientras pensaba en lo que había dicho. Soo. Mi
Soo. La iglesia. Esa maldita iglesia. Van a lastimarlo. Ellos van a hacerle daño, como
sabía que lo harían.

—Van a lastimarlo —siseé, y sentí mi cuerpo temblando—. Me lo quitaron. Y van a

hacerle daño. 194


Kris dio un paso atrás, y vi a todos los hermanos mirándome. Podía sentir sus ojos observándome.
Burlándose de mí.

Pero la ira y la furia estaban tomando el control. Apretando mis manos en puños, mi
cuerpo se llenó de rabia, luego eché mi cabeza hacia atrás y solté un fuerte rugido. Sin
embargo, no era suficiente, las llamas ardían cada vez más, y mi sangre se sentía
como lava, gruesa y caliente.

Guardando el cuchillo en mi cinturón, me abalancé hacia adelante y agarré la mesa de


enfrente. La arrojé por encima de mi cabeza, oyendo como se estrellaba contra el
suelo, pero no era suficiente. Una silla siguió después. Levantándola en el aire, la lancé
contra la pared, rompiendo la madera en pedazos. Pero la rabia todavía estaba allí.
Tomé otra silla, y luego otra, destrozándolas una por una. Pero ningún alivio llegó.
Todo lo que podía ver en mi mente, era la mano de Soo en la mía. Sus labios
presionados contra los míos. Sus brazos envueltos a mí alrededor. Y era todo lo que
podía ver. Mientras caminaba de un lado a otro, mientras pisoteaba el suelo de
madera, todo lo que podía ver era su rostro.

Luego lo vi atado en esa iglesia. ¡En esa condenada iglesia! Podía oír sus gritos en mi
mente. Podía sentir su dolor. Y no lo soportaba más. ¡Jodidamente no lo soportaba
más!
Entonces pensé en que se había ido, se había ido de mi lado, y me detuve en seco. Sin
Soo en mi cabaña. Sin Soo acostándose junto a mí, ayudándome a dormir. Y sin Soo
sosteniendo mi mano, acariciando mi rostro, cantándome...

Incapaz de soportar la sensación consumiendo mi cuerpo, caí de rodillas, y todo el fuego


salió de mi sangre.

Me mecí adelante y atrás sobre mis rodillas, con dolor en mi corazón por el hecho de
que se había ido. Tomé el cuchillo, pero esta sensación dentro de mí era nueva y no
podía sacarla. No eran las llamas. No era algo que podía ser liberado a través de mi
cuchillo. Era mi corazón, sin él. Mi corazón estaba oscuro y vacío, sin Soo. Y no había
nada que pudiera hacer para quitar esta sensación.

Mi pecho se apretó tan fuerte que sentía que no podía respirar, entonces unos sonidos
comenzaron a salir de mi boca. Sonidos que no conocía.

La habitación se quedó en silencio, excepto por los sonidos que salían de mí. Después oí

—Joder, Chanyeol… hermano… Kris y Chen se dejaron caer delante de mí. 195
—Chanyeol. Mierda.

Me mecí adelante y atrás, sosteniendo mi mano sobre mi corazón.

—Se fue —dije con la voz ronca, mirando a mis mejores amigos—. Y no puedo
respirar. Aquí dentro, está oscuro y vacío, y él se fue. No puedo soportar esa
sensación.

—¿Qué demonios está pasando? — oí a alguien preguntar.

—Él reclamó a Soo —contestó Kris sin apartar la vista de mí, y alejando su mano con
la que casi me toca—. Finalmente están juntos y él desaparece. Como puedes ver, no
está manejando esta mierda demasiado bien.

—No me jodas. ¿Chanyeol y Soo? —murmuró alguien.

Tensándome miré hacia arriba para ver a Sehun y a Kai acercándose.

—Él es mío —respondí y Sehun asintió.

—Sabemos eso, hermano —dijo seriamente.

—Tenemos que recuperarlos. Lo necesito de regreso. No puedo vivir sin él.

Kai se dio la vuelta, agarrando los lados de su cabeza con sus manos, y con la voz
ronca, Sehun dijo
—Lo sé. Malditamente siento lo mismo. Todos nos sentimos de la misma manera.

Pero no podía sentirse de la misma manera. No podían. Porque no tenía las llamas. No
tenía mis llamas que solo Soo podía alejar.

El silencio continuó durante varios minutos, cuando de repente Jimin entró corriendo en la
habitación.

—¿Qué? —espetó Sehun.

—Conseguí localizarlos. El GPS está apagado ahora, probablemente lo destruyeron,


pero los rastreó hace cerca de una hora al norte. La última lectura fue hace unos
minutos. Revisé el mapa, es algún jodido pueblo fantasma. La señal provenía de un
molino.

—Mierda. Es el lugar donde solíamos hacer las entregas a los taiwaneses —le dijo Sehun a
Kai, mientras miraba el mapa que Jimin le entregó.

En segundos sin pensarlo me estaba dirigiéndome a la salida.

—¡Espera! —gritó Hangeng, y miré hacia atrás — Podría ser una trampa, Chanyeol. 196
—Como si jodidamente me importara —le espeté—. Voy a recuperar a mi Soo. Y a
encargarme de los hijos de puta responsables. Quiero su sangre. Quiero sus muertes
en mis malditas manos.

Nunca conduje tan rápido en mi vida.

Mi Harley rugía y cortaba camino como un condenado demonio.

Podía oír a mis hermanos acelerando detrás de mí, pero yo estaba dirigiendo este
ataque. Me importaba una mierda acerca de las formaciones del club y Kai estando al
frente. Todo en lo que podía pensar era en Soo. Preguntándome si estaba herido. Si
todavía se encontraba allí. Si lo habían asesinado.

Mis manos temblaban en el manillar a medida que empujaba la velocidad de mi


motocicleta, pero estaba cerca, el camino principal comenzó a dar paso a la ciudad
fantasma. La ciudad fantasma donde él esperaba por mí.

Algunos edificios vacíos en ruinas comenzaron a aparecer a la vista; viejas casas,


tiendas e iglesias. El molino estaba más lejos. Presionando el acelerador, empujé mi
motocicleta hasta el límite mientras rugía por la calle principal, luego a la distancia vi la
silueta del viejo molino gris.

Mi corazón empezó a latir violentamente a medida que me acercaba. Reduje la


velocidad, mientras mis ojos buscaban a Soo por todo el lugar. Pero tensándome vi
que ahí de pie allí, estaban dos hijos de puta vestidos de negro.

Y deje que las llamas tomaran el control.

Permití que la necesidad de matar tomara el maldito control.

Entrando por el camino de tierra que conducía al molino, apagué el motor y me bajé
con furia de mi Harley. Oí más motocicletas apagándose detrás de mí, pero mis piernas
me llevaban hacia adelante. Los hombres vestidos de negro comenzaron a avanzar,
con pasamontañas cubriendo sus rostros, pero no me detuve a escuchar la mierda que
empezaron a gritarme. La sangre rugiendo en mis venas ahogaba cualquier sonido,
excepto el jodido latido de mi corazón y la dureza de mis respiraciones.

A solo unos pocos metros de distancia de ellos, tomé los cuchillos de mi cinturón y los
sujeté fuertemente con ambas manos. Lanzándome hacia adelante, corté la garganta
del primer hijo de puta y apuñalé al otro en el pecho.

El de la garganta rebanada se tambaleó hacia atrás y cayó al suelo. En segundos, 197


salté sobre su pecho y le arranqué el pasamontañas para poder ver su rostro. Cuando
sus moribundos ojos se encontraron con los míos, levanté mi cuchillo, y colocando la
punta en su frente, lo clavé justo a través de su cabeza.

Arrancando el cuchillo de su cadáver, me moví al siguiente hijo de puta, que ya estaba con
un pie en el Hades para reunirse con el barquero.

Tirando con fuerza del cuchillo que tenía clavado, los sostuve a ambos en cada mano,
y comencé a despedazar su pecho a puñaladas: uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete,
ocho, nueve, diez, once...

Respiraba entrecortadamente, con mis ojos reenfocándose para ver nada más que un jodido
pecho abierto, cuando un movimiento detrás de mí llamó mi atención.

Kai y Sehun en el molino. Kai y Sehun sosteniendo a sus putos.

Poniéndome de pie, grité desesperado

—¡Soo!

Guardando mis cuchillos corrí hacia el molino, cuando una pequeña figura comenzó a avanzar
en mi dirección. Soo... y estaba jodidamente dirigiéndose hacia mí.
—¡Chanyeol! — oí gritar a Soo.
Mi corazón latió más rápido cuando escuche su voz triste y rota. Pero sin dejar de
correr vi cómo pasaba por encima de la hierba alta, y segundos después, su rostro
aparecía a la vista.

Se veía pálido. Sus ojos estaban cansados y rojos, pero no parecía herido. Gracias
jodida mierda. No parecía herido. Luego mi pulso comenzó a latir más fuerte a medida
que se acercaba. Cuando estaba a solo unos metros, me detuve en seco. Lo mismo
hizo Soo.

Las lágrimas caían por sus mejillas, pero el solo verlo hacía que cualquier mala
sensación en mi corazón se alejara. Y podía respirar. Nos quedamos de pie en la
hierba alta, simplemente mirándonos el uno al otro.

Mis manos se apretaron en puños a mis costados y cerrando mis ojos me obligué a dar un
paso hacia adelante.

Luego, cuando estuve de pie justo delante de él, me incliné y tomé su mano. Jadeando
ante el contacto, Soo apretó su mano más fuerte. Cuando miré su rostro, mi jodida
garganta enmudeció. Era tan hermoso. Y su expresión. Era la expresión que tenía
cuando lo sostuve en mis brazos. Cuando mis labios se encontraron con los suyos.

—Chanyeol… —susurró temblando pero tomando una respiración profunda, dijo—: 198
Necesito que me abraces ahora. Necesito tener tus brazos a mí alrededor para sentirme seguro.
Porque, ahora mismo, no me siento seguro.

Gimiendo bajo, tiré de él y lo aplasté contra mi pecho. En el momento en que estuvo en


mis brazos, me preparé para la jodida incomodidad, pero nada pasó. Las llamas se
mantuvieron alejadas, y los brazos de Soo se deslizaron alrededor de mi cintura, luego
debajo de mi chaleco, hasta que sus manos desnudas tocaron mi piel.

Siseé ante la sensación todavía extraña, pero me... gustaba... No quería apartarlo...

—Chanyeol... —susurró. Lo abracé más cerca—. Creí que nunca volvería a verte de
nuevo. —Soo se retiró un poco, y con los ojos brillantes dijo— Todo en lo que pensé
cuando nos llevaron, fue en ti. — lloriqueo y sujetando mi muñeca la levantó. Tomó mi
mano entre las suyas, luego la llevó hacia su boca y presionó un beso en mi palma.

Mis ojos se cerraron y mi polla se sacudió en mis pantalones ante su toque.

—Abre los ojos —me ordenó, y así lo hice. Había dado un paso más cerca y estaba
mirándome—. Bésame —susurró, mientras otra lágrima corría por su mejilla—.
Bésame, para probarme que estás aquí.
Deslizando mis manos hacia arriba por sus brazos, tomé sus mejillas y llevé mis labios a
los suyos.

Soo gimió bajo en su garganta mientras nuestras bocas se unían y sostenía los
bordes de mi chaleco acercándome más a él. Ese sonido se disparó directo a mi corazón,
haciéndolo latir como un jodido tambor.

Soo rompió el beso, y sus ojos parpadearon, una, dos, tres veces.

—Soo —murmuré, y una pequeña sonrisa se mostró en sus labios.

Una tos sonó detrás de nosotros, y levanté la vista, aplastando a Soo contra mi
costado. Mis ojos buscaron alrededor y se encontraron con todos los hermanos
rodeándonos, mirándome con la boca abierta, obviamente sorprendidos. Soo apoyó su
cabeza en mi pecho y pude sentir el calor de sus mejillas sobre mi piel desnuda.

Mostré mis dientes, preparado para mandarlos a todos a la mierda, cuando Kai y Sehun
caminaron hacia adelante con Baekhyun y Luhan.

Baekhyun se volvió hacia Kai.

—¡No! ¡Por favor! No vayas a buscarlo. Él no planeó esto. Y nos dejó ir. Hablé con él. Parecía
confundido y perdido... pero nos dejó ir.

—¿Por qué demonios los dejó ir? —preguntó Sehun.

Baekhyun, que estaba bajo el brazo de Kai, se encogió de hombros. 199


—Fue su hermano el que planeó que Jeno fingiera haber escapado. Todo lo que nos
dijo fue una mentira diseñada para encontrar una manera de tenernos a solas y lejos
del recinto. La Iglesia era la excusa perfecta. Creo que... daba la impresión que
Junmyeon no sabía nada de esto. Estaba furioso con su hermano. Estaba enojado con
Jeno por traernos aquí.

—Y Jeno asesinó al pastor Young. Solo le disparó en la cabeza, y sin remordimiento —


añadió Luhan, en voz baja y temblorosa por la conmoción.

Sehun lo sostuvo contra su pecho.

—¿Así que ahora tenemos que lidiar con jodidos niños soldados? ¡Malditamente perfecto!

Las manos de Kai señalaban frente a Baekhyun y lo vimos preguntar:

—Simplemente, no entiendo por qué demonios Suho te dejó ir. Te ha buscado durante
meses. ¿No es por eso que estamos siendo jodidamente atacados en las entregas y
esa mierda? ¿Cuál es su maldito problema?
Luhan dirigió su atención a Baekhyun y este se apartó de Kai jugando nerviosamente con
sus dedos. Kai se enfocó en su puto.

—Porque le dije algo que cambió la profecía de mí convirtiéndome en su esposo. De


hecho, la destruyó por completo.

—¿Y qué diablos fue eso? —preguntó Sehun, frunciendo el ceño.

Baekhyun respiró hondo, y tomando la mano de Kai, la presionó sobre su estómago.

—Que estoy esperando un hijo tuyo.

Mis ojos se movieron rápidamente hacia Kai y su rostro estaba perplejo. Bajó la mirada para
encontrarse con su mano sobre el estómago de Baekhyun y tragó saliva.

—Joder, Kai —susurró Sehun.

Kai miró el rostro de Baekhyun de nuevo y en su boca se extendió la sonrisa más


grande que jamás había visto. Levantando su otra mano envolvió su brazo alrededor
del cuello de Baekhyun y lo aplastó contra su frente. Sin dejar de sonreír le susurró
algo en el oído y él comenzó a sollozar.

Abracé a Soo con más fuerza, sintiendo cada onza de su emoción en mi pecho. Luego,
mis ojos se cerraron cuando su mano comenzó a acariciar mi estómago, y me congelé
en el momento en que sus cálidos labios presionaron un único beso sobre mi piel.

Todos los hermanos gritaron y abrazaron a Kai, menos yo, y aún si pudiera tocar al 200 Prez,
no iba a soltar a Soo ni por una mierda. Quería llevarlo a nuestra cabaña, y quería besarlo un poco
más... y quería… quería...

—Así que, ¿solo tenemos que esperar a que ataquen de nuevo? —preguntó Sehun a
Baekhyun.

Él negó.

—No creo que Suho regrese por nosotros. Lo conozco y pude verlo en sus ojos. No
creo que su vida en New Zion sea todo lo que se supone que es. —Baekhyun tomó
una respiración profunda y miró a Kai, quien seguía sosteniendo su mano sobre su
estómago, con su maldito rostro perplejo—. Creo que finalmente esto se terminó para
nosotros. Pienso que Suho no volverá de nuevo. Que es posible que haya visto el error
de sus acciones.

—El hijo de puta aún merece morir —dijo Sehun en tono amenazante.
Asentí estando de acuerdo con él, mis dientes rechinaban con solo imaginarme
apuñalando a ese cabrón en el rostro. Pero Kai no respondió, en lugar de eso, envolvió
su brazo alrededor de su puto y se apresuró a regresar a su motocicleta.

Sehun se volvió hacia los hermanos.

—Creo que esa es nuestra señal para salir como la mierda de aquí. ¡Kai quiere a su
puto de vuelta en casa y en su jodida cama!

No perdí tiempo. Levantando a Soo en mis brazos, tomé un atajo a través de la alta
hierba hasta mi motocicleta y lo bajé junto a él. Woo Bin y Minho arrastraban los
cuerpos lejos en la distancia, y yo estaba jodidamente contento de que Soo no tuviera
que ver lo que había hecho.

Me monté en la motocicleta y le señalé con mi barbilla el asiento de atrás.

—Súbete.

Soo se quedó mirando el asiento y negó.

—Nunca he estado en una antes.

Acercándome tomé su mano y dije

—Solo sube y envuelve tus brazos alrededor de mi cintura. Voy a ir lento. Estarás a salvo. No
dejaré que te hagas daño.

Los hombros de Soo se hundieron, y encontrando mis ojos, dijo en voz baja —Lo sé. 201
Mi corazón comenzó a latir con fuerza de nuevo mientras Soo se subía en la parte de
atrás. De pronto sus piernas se acomodaron junto a las mías. Y no podía apartar la
mirada. No podía dejar de mirar sus piernas cerca de mí, con mi polla endureciéndose
y empujando contra mis pantalones. Y luego sus manos se envolvieron alrededor de mi
cintura y gemí en voz alta.

Oí a Soo inhalar un profundo suspiro. Después presionó un beso sobre mi hombro, y


se sujetó de mi cintura con más fuerza. Mis ojos se cerraron y tuve que formar puños
con mis manos para recuperar el control.

Estaba tan confundido. No entendía estas sensaciones que se extendían a través de mi


jodido cuerpo. Todo lo que sabía era que Soo nunca se sintió tan perfecto como lo
hacía en este momento, abrazando mi cintura. Y mi sangre estaba caliente por otra
razón ahora. No había llamas, sino calor. Calor disparándose directamente hacia mi
polla.

De repente Soo tomó una temblorosa respiración y susurró:


—Chanyeol... — me tensé mientras el tono de su voz cambiaba y mis pulmones se volvían tan
jodidamente apretados.

Arrancando la motocicleta, salí a la calle y viajé lentamente con Soo en la parte de


atrás. Mis hermanos habían desaparecido desde hacía rato, y aquí en este camino
éramos solo él y yo. Tensándome sentí como las manos de Soo se aferraban más
sobre la piel desnuda de mi estómago, y su cálido aliento soplaba contra mi cuello.

Apreté mis dientes, tratando de enfocarme y de recuperar el aliento, pero todo en lo


que podía pensar era en tener los labios de Soo sobre los míos… en sentir esas
piernas sobre mí. Las piernas que nunca había visto debajo de su ropa. Luego me
pregunté cómo luciría sin ropa. Si su piel sería suave en todas partes, y cómo se
sentiría su cuerpo desnudo presionado contra el mío.

Gruñí mientras esa imagen llenaba mi mente, entonces mi corazón se hundió cuando
pensé en lo que habría sucedido si Suho no los hubiera dejado ir. Si él nunca hubiera
regresado a mí.

Mis manos comenzaron a temblar en el manillar. Nos quedaban kilómetros para llegar a
casa, pero necesitaba parar, necesitaba jodidamente detenerme.

Dando un brusco giro a la izquierda, entré por un oscuro camino de tierra y apagué el
motor. Respiré dentro y fuera, dentro y fuera, con Soo aún detrás de mí. Pero la
sensación nunca se fue, y me bajé de mi motocicleta. Comencé a caminar de un lado a
otro junto a la Harley, luego levanté la vista. Y los enormes ojos de Soo estaban
mirándome, con sus mejillas sonrojadas y los labios abiertos.

Gemí y pasé una mano a través de mi cabello, y luego me detuve. Mi corazón latía tan 202
fuerte como un trueno en mi pecho, y no podía dejar de mirar a Soo... sus labios, su cuerpo, sus
piernas...

Sin poder aguantarlo más, solté un largo gemido, me precipité hacia adelante y arrojé
una pierna sobre la motocicleta, de espaldas al manillar y con mis ojos fijos en Soo. Él
tragó saliva cuando me senté frente a él, y sin dejar de mirarlo me moví más cerca
colocando mis manos en sus mejillas. Soo respiraba con dificultad, y sintiendo el calor
de su piel bajo mis palmas, me acerqué y llevé mis labios a los suyos devorándolos.

Soo suspiró en mi boca. Me gustaba su boca en la mía, pero no era suficiente, quería
estar más cerca. Quería llegar lo más cerca que me fuera posible. No había llamas y
necesitaba llenar la oscuridad que había en mi maldito corazón con su luz.

Mientras la suave boca de Soo se abría, empujé mi lengua contra la suya, y él gimió
cuando se encontraron. Estaba caliente y húmedo y moví mi lengua más rápido, pero
no era suficiente. Apartando una mano de su rostro, la deslicé por su brazo, bajando
por su cintura. Luego continué aún más abajo, hasta que mi mano se encontró con su
muslo.

La lengua de Soo se quedó inmóvil, y apartándome un poco, lo miré a los ojos. Los dos
estábamos respirando rápido, entonces bajé la mirada. Mi mano estaba plana sobre su
muslo presionando fuerte, sintiendo el calor de su piel. Y no podía quitar mis ojos de la
vista. Se sentía tan bien, tan caliente a través del material de su pantalón… y tenía que
mover mi mano. Necesitaba sentirlo.

Mi mano comenzó a moverse hacia abajo, luego cuando llegué a su rodilla, continué de
nuevo hacia arriba hasta que alcancé la parte superior de su muslo. Gruñendo mis
dedos presionaron con más fuerza queriendo sentir su piel. Y de pronto cuando subí mi
mano más arriba, las caderas de Soo rodaron hacia adelante y un jadeo sorprendido
escapó de su garganta.

Sus ojos estaban brillosos y mi corazón se hundió.

—No tengas miedo —le dije mientras pasaba un dedo por su mejilla.

Los ojos de Soo se cerraron a medida que suspiraba, pero cuando se abrieron, tomó una
respiración profunda y susurró

—No tengo miedo. Yo... no puedo explicar lo que siento en este momento.

Mi polla se agitó de nuevo, y gimiendo, sacudí mi cabeza.

—Soo, yo... necesito...

—Lo sé —dijo con voz áspera. Levantó su mano y la apoyó sobre mi rostro—. Te entiendo
Chanyeol. Y estoy empezando a entenderme a mí mismo. Lo que tú y yo 203 somos para el
otro.

—¿Y qué es eso? —pregunté bruscamente.

Soo inclinó su cabeza hacia abajo.

—Todo. — susurro y mi corazón dio un vuelco, luego sonriendo levantó su cabeza y


dijo — Amor. — sin dejar de mirarme apoyó la mano sobre su pecho y confeso — Tú,
para mí, eres el único que alguna vez podría amar. Chanyeol. El único.

Luché contra la obstrucción en mi garganta. Pero con lo que acababa de salir de su


boca y mi mano tocando su muslo, no podía. No podía recuperar mi maldito aliento.
Gimiendo, estrellé mis labios contra los suyos una vez más, pero Soo empujó mi pecho
hacia atrás y simplemente dijo:

—Chanyeol. Llévanos a casa.


Sus mejillas estaban rojas, pero asentí. Aparté mi mano de su muslo y la apreté en un puño.
Se sentía diferente. Tocarlo tan de cerca se había sentido diferente.

Luego Soo sujetó mi mano y dijo:

—Vamos a casa. Deseo... — tomó una respiración profunda, e inclinándose más cerca,
apoyó su frente contra la mía—. Deseo estar a solas contigo. Deseo… tocarte más.
Quiero verte más... Quiero... Necesito mostrarte mi amor.
Soltando su mano, me giré en el asiento. Mi piel se sentía en llamas. Mi alma se sentía
en llamas. Pero esta vez, quería que el calor permaneciera. Porque estaba haciendo
desaparecer los malos recuerdos en mi cabeza, y llenándome con la luz de Soo.

En mi maldita cabeza estaba la luz de Soo.

Mientras encendía el motor, la mano de Soo se deslizó hacia abajo sobre mi estómago,
haciendo que mi polla se estire por su toque. Y con su boca cerca de mi oreja, dijo

—A casa, Chanyeol. Llévanos a casa.

No tenía que volver a pedírmelo.

204
CAPÍTULO 20
Sólo nosotros. Tú y yo

No sabía qué se había apoderado de mí. Pero era tanto aterrador como liberador.

Mi cuerpo por primera vez se sintió vivo con el toque de Chanyeol…

En mi muslo había una marca, la marca punzante de él. Y mi corazón se hinchó


cuando no se sintió como con el hermano Kyuhyun. Se sintió… especial y correcto,
sólo cosas buenas.

Cerré los ojos recordando lo aterrado que estuve pensando que nunca lo volvería a ver,
pero todos mis miedos se redujeron a polvo cuando lo vi correr hacia mí. Me olvidé de
respirar mirando sus oscuros ojos fijos en los míos. En ese momento, no tenía pasado,
ni tampoco él. Éramos sólo nosotros. Dos personas sintiendo el alivio

embriagador del reencuentro después de la separación. 205


Y todo lo que había querido que hiciera cuando lo tuve delante de mí, era que me
abrazara. Quería sentirme pequeño y protegido bajo el peso de sus brazos tatuados.
Quería sentir su piel caliente bajo mis mejillas, y había querido sentir sus labios sobre
los míos.

Y me lo había dado. Se había preocupado tanto por mí. Y podía ver la misma
desesperación por sentirnos, reflejada en sus ojos. Y, luego, otra cosa se asentó. Una
sensación entre mis piernas. Un deseo de tener más de él. Porque, y estaba seguro de
esto, nunca me sentiría así con nadie más. Así de despreocupado y libre con mi cuerpo
y su toque, tan tranquilo y dispuesto a estar en sus brazos.

Y fue entonces cuando lo supe. Supe que lo que sentía era amor. Tenía que serlo.
Porque lo abarcaba todo y era irracional, pero, al mismo tiempo, se sentía tan perfecto
y verdadero.

Y tenía que ser verdad, porque frente a mí estaba mi Chanyeol… y yo era su Soo. Dos
almas fracturadas que se completaban sólo con el amor incondicional del otro.
Sonriendo abracé más fuerte la cintura de Chanyeol y le di un beso en el hombro,
oliendo el cuero de su chaleco. Chanyeol se quedó rígido, pero sabía que no era
porque odiara mi toque. No, también estaba sintiendo lo mismo que yo: esa sensación
abrasadora que corría por mí, corría por él. Y era embriagadora y aterradora, y
deliciosa, de la manera más hermosa.
De pronto el recinto de los Hangmen apareció a la izquierda, y mi corazón se aceleró
sabiendo que en pocos minutos llegaríamos a la cabaña. Y sabía que después de esta
noche, nuestras vidas cambiarían para siempre.

Porque tenían que hacerlo.

No había forma de detener lo que estaba viniendo hacia nosotros con tanta fuerza. Y
no tenía ningún deseo de detenerlo tampoco. Finalmente, nos libraría a los dos. De la
única manera que podíamos… el uno junto al otro.

Chanyeol tensándose viró hacia el camino de tierra que conducía a su cabaña, y


lentamente se detuvo y apagó el motor. La noche era tranquila, y los pájaros ululaban
desde los árboles. Sonriendo y con mis manos todavía envueltas alrededor de la
cintura de Chanyeol me acerque a él escuchándolo respirar hondo y seguido.
Abrazándolo más fuerte conté once respiraciones y, a la número doce, de repente
levantó la mano y la puso sobre la mía en su cintura.

Por una razón inexplicable, mis ojos se llenaron de lágrimas pero no lo solté.

Besando su piel de nuevo puse mi cabeza sobre su hombro e inhalé profundamente dándome
valor. Cerrando mis ojos sentí como una brisa de viento suave nos envolvía

y luego de unos segundos, respire fuerte mientras abría los ojos. 206
Levantando la cabeza de su espalda lentamente quité mis manos de alrededor de su
cintura y salí del asiento rodeando la motocicleta para entrar a la cabaña, que estaba
abierta. Mientras caminaba podía sentir a Chanyeol justo detrás de mí, y cuando cerró
la puerta principal y la trabó, la temperatura del ambiente pareció elevarse. Chanyeol
de pronto se detuvo a mi espalda. Y tensándome, cerré los ojos y respiré.

Mis manos temblaban de nervios, pero me prometí que iba a hacer esto. Lo iba a
hacer; no sólo por mí, sino por Chanyeol también. Aunque todavía estábamos
atrapados por el peso de nuestros demonios, necesitábamos ser libres. Teníamos que
hacer esto, para finalmente ser libres.

Obligando a mis piernas a moverse hacia adelante, entré al dormitorio. Al pasar la


puerta, la pequeña cama, empujada al fondo de la reducida habitación, parecía
dominar todo el ambiente. Mirando las sábanas blancas que había lavado, todavía
perfectamente arregladas en el colchón me detuve.
Tragué con miedo.

Unos pasos pesados entraron en la habitación detrás de mí y pude sentir la presencia de


Chanyeol en mi espalda, como si estuviera de pie bajo el calor del sol de mediodía.

Respirando hondo, me di la vuelta en silencio, solo para ver el enorme cuerpo de Chanyeol
bloqueando la puerta con sus manos cerradas en puños a los costados.
Dando un paso adelante, y sin levantar la vista, puse mi mano plana sobre la piel
desnuda de su estómago, moviéndola suavemente sobre los ligeros valles de sus
abdominales. Todo el cuerpo de Chanyeol se tensó y un largo silbido escapó de su
boca.

Levantando mi otra la subí por su pecho y le quité el chaleco de cuero que siempre
usaba. El material pesado cayó al suelo, dejando sólo su torso completamente
entintado y desnudo. Temblando mis manos acariciaron su cuerpo duro, pasando por
encima de las cicatrices y las marcas de mordedura de serpientes de su juventud. A
medida que las yemas de mis dedos pasaban sobre esas cicatrices, Chanyeol
respiraba con dificultad, con la piel de gallina. Pero no me detuvo. Luego, a medida que
mis manos seguían yendo hacia el norte, me armé de valor para levantar la mirada. Y
cuando lo hice, me encontré con sus ojos oscuros observándome con una expresión
tan confiada que casi me hizo caer de rodillas.

Chanyeol sin dejar de mirarme abrió los labios y susurró

—Soo…

Acercándome hasta que mi cuerpo estuviera tocando el suyo, incliné la cabeza, buscando un
beso.

Chanyeol observó mi boca, luego levantó las manos hasta mi rostro y bajó su cabeza 207
hasta la mía. Cuando nuestras bocas se tocaron, sus labios eran ligeros como plumas y rozaban
muy suavemente los míos.

Nunca me había sentido tan adorado, tan seguro, como en este preciso segundo.

Chanyeol suspirando pesadamente alejó su boca y presiono su frente contra la mía.


Respirando, dijo con voz áspera —¿Tienes miedo?

Mi corazón se olvidó de latir.

—Sí —susurré con sinceridad.

—Yo también —replicó, y su voz era tan baja que apenas se podía oír.
Dejando mis manos en su cintura, absorbí su calor, y luego me alejé. Los ojos de
Chanyeol se mantuvieron fijos en mí todo el tiempo mientras jugaba nerviosamente con
mis dedos. No sabía qué hacer.

Era extraño. Siempre me había molestado mi belleza. Siempre había odiado el hecho
de que los hombres me encontraran atractivo. Pero en este momento, parado frente a
Chanyeol, tan abierto y desinhibido, sólo quería que me deseara. Quería que se
quedara sin aliento frente a mí. Quería que quisiera tocar mi cuerpo, que me adorara
como soñaba que podría. Sin el dolor y sin la crueldad.
Chanyeol también nervioso se movió de lado a lado mientras me miraba, con las fosas nasales
dilatadas y los labios apretados.

—Soo —susurró de pronto deteniéndose.

Alentado por su súplica, lleve mi mano hacia el dobladillo de mi polo y lentamente


empecé a quitármelo. Los ojos de Chanyeol se encendieron cuando la tela cayó al
suelo, dejando al descubierto parte de mi cuerpo.

Se me cerraron los ojos cuando una ráfaga repentina de nervios abrumó mis sentidos,
pero, entonces, lo oí caminar hacia adelante, sintiendo el calor de su cuerpo llegando
hasta mí. De repente me estremecí cuando sentí su dedo acariciar mi cuello y luego
bajar hasta mi hombro desnudo. Lentamente viajó por mi clavícula y después se detuvo
cerca a mis pezones.

Respirando hondo, abrí los ojos para ver la cabeza de Chanyeol ladeada, mirándome.
Aunque su expresión estaba en blanco, sus ojos oscuros llenos de sentimiento me
dijeron todo lo que necesitaba saber, todo lo que necesitaba sentir.

Él deseaba esto. Me deseaba a mí.

Sin dejar de mirar a Chanyeol ni una vez, bajé los brazos. Y agarrando el borde de mis pantalones
208
los baje hasta quitármelos y dejarlo tirado en el suelo. Jadeé nervioso cuando el aire frío
de la cabaña acarició mi piel desnuda pero me obligue a tranquilizarme. Lo único que ahora
protegía mi modestia era un bóxer blanco.

El dedo de Chanyeol todavía estaba en mi garganta y temblé cuando me miró. Era una estatua,
congelado en el lugar. Pero sus ojos me estaban explorando, bebiéndome.

Un gemido finalmente salió de sus labios, y gruñó:

—Joder… Soo… — entonces, sus ojos miraron a los míos y susurró — Mío. Mi Soo… Mi
hermoso Soo…

Sintiendo las lágrimas acumularse en mis ojos, respire aliviado cuando el dedo de
Chanyeol se movió suavemente y recorrió mi piel hasta quedar descansando en mis
pezones. Respiré con dificultad ante la sorpresa por lo desconocido que era una caricia
suave, luego me calmé y solté un gemido cuando sus dedos rodearon mi pezón.

—Chanyeol —susurré cuando su caricia encendió chispas entre mis piernas.

—Soo —gruñó en respuesta, moviendo el dedo hacia mi otro pezón, repitiendo la


acción. Me sentía caliente mientras me exploraba, y estaba perdido. Perdido por sus
dulces caricias… la más dulce de las caricias.

Entonces, cuando Chanyeol se acercó aún más, sentí sus labios presionando un beso
en la esquina de mi boca a medida que su mano viajaba hacia abajo. Girando la
cabeza, capturé su boca con la mía, justo cuando sus manos cayeron en mis caderas y
sus dedos se engancharon en mi bóxer.

Tensándome me quedé congelado contra sus labios cálidos, a medida que Chanyeol
me bajaba la ropa interior. Todavía conectado a su boca, miré hacia arriba y vi que
Chanyeol tenía los ojos cerrados y sus fosas nasales dilatadas mientras respiraba
despacio.

Luego, como si sintiera que lo estaba mirando, esos hermosos ojos se abrieron y se
puso colorado. Sintiendo el bóxer a mis pies, di un paso al costado para quitármelo y
me estremecí al darme cuenta de la realidad. Estaba desnudo, con un hombre.

Justo cuando comencé a sentir miedo de nuevo, las manos de Chanyeol acunaron mis
mejillas y me dio un beso muy suave en los labios. Sus caderas presionaron más y
pude sentir la evidencia de su deseo aplastándose contra mi estómago.

Luego, murmurando contra mi boca, Chanyeol susurró

—Te deseo, Soo. Joder, te deseo tanto...

Alentado por su confesión, y el ardiente deseo construyéndose entre mis muslos, pasé las manos
sobre su amplio pecho y las bajé hasta la cintura de sus pantalones de 209 cuero.
Chanyeol siseó, pero sus manos estaban quietas en mi mejilla mientras sus ojos me
observaban a medida que le abría el botón, despacio. Cuando mis manos temblorosas
viajaron hasta su cierre apretó la mandíbula, pero me tranquilice encontrando la
lengüeta metálica y la bajé, sintiendo la cálida carne dura y gruesa golpear mi mano.

Esta vez, Chanyeol sí se movió. Con un gruñido, echó la cabeza hacia atrás y apretó
los dientes. A esta distancia, podía leer claramente el tatuaje oscuro que tenía en las
encías, aquel que decía: DOLOR.

Dudando al tocarlo, fui a retirar mis manos, cuando las de Chanyeol se apretaron en mi
piel.
—Continúa —ordenó—. Soo… continúa…

Tragando saliva por el tono gutural de su voz rota, seguí llevando a cabo mi tarea. Y
enganchando las manos en su cintura, fui bajando poco a poco sus pantalones, que
cayeron a sus pies.

Ambos nos quedamos congelados.

Respiramos, los dos desnudos, completamente desnudos para el otro. Y Chanyeol dejó
caer la cabeza, sus labios estaban temblando, pero podía ver la desesperación en sus ojos.

Acercándome, susurré, nervioso

—Podemos hacerlo.

Ahogándose en un gemido, Chanyeol asintió, y salió de sus pantalones de cuero. El


miedo me mantenía cautivo, ahí parado, pegado a Chanyeol. Pero me forcé a alejarme
y, cuando lo hice, mi corazón y mi esperanza se elevaron.

Levantando la mirada vi a Chanyeol detenerse delante de mí con sus brazos y cuerpo


tatuados; y con su virilidad dura, roja y erecta. Pero lo que me quitó el aliento fue el
hecho de que su gran presencia no me llenaba con temor ni miedo. Porque este
hombre ante mí, el único al que mi alma amaba, era mi seguridad. El hombre con quien
sólo podría sentirme libre y confiado.

El hombre que estaba reparando mi alma fracturada.

Retrocediendo, mis piernas golpearon el suave colchón de la cama y presionando mi mano sobre
la sábana, subí lentamente y me acosté. Chanyeol estaba de pie en el centro de la habitación,

luciendo tan nervioso como yo, así que levantando mi mano encontré sus ojos, susurré: 210
—Ven conmigo, Chanyeol... por favor…

Con su cuerpo tenso, Chanyeol caminó hacia delante hasta que se echó en el colchón.
Mirándonos me di cuenta que estábamos en nuestras posiciones habituales. Sólo que
no había nada “usual” en este momento.

Recostando mi cabeza contra la almohada, deslicé mi mano hacia adelante con mi


palma reposando en el colchón al lado de la cabeza de Chanyeol, quien estaba
observando cada movimiento que hacía con ojos amplios en los que se reflejaba cada
gesto. Una sonrisa curvó mis labios y, arrastrando mis dedos hacia delante, coloqué mi
mano sobre la suya y suspiré por la conexión.

Los ojos de Chanyeol lentamente se cerraron y, cuando los abrió, se movió hacia
delante y deslizó sus manos alrededor de mi cintura acercándome a su pecho. Jadeé
cuando mi cuerpo desnudo toco los duros músculos de su amplio pecho.
Nuestras miradas se sostuvieron, hasta que Chanyeol se inclinó y me robó un beso.
Sus labios se aplastaron contra los míos y, en segundos, su lengua se introdujo en mi
boca. Gimiendo encontré su lengua con la mía, y me estremecí por la sensación tan
embriagadora de mi piel desnuda al ras contra la de Chanyeol y nuestras ardientes
bocas unidas.

Con un gemido bajo, las manos de Chanyeol me empujaron contra el colchón y colocó su
gran cuerpo sobre el mío. Se me escapó un gemido ahogado mientras rompía nuestro
beso. Y el pánico fluyó por mi cuerpo cuando la sensación del gran cuerpo de Chanyeol
me trajo dolorosos recuerdos, hasta que mis frenéticos ojos se centraron en su hermoso
rostro e, inmediatamente, me tranquilicé.

Una lágrima se deslizó desde la esquina de mi ojo y Chanyeol se inclinó para


capturarla con sus labios. Mi corazón se aceleró ante un acto tan dulce viniendo de un
hombre tan poderoso.

Entonces, me calmé; este era Chanyeol. Este era mi Chanyeol.

Relajándome contra el colchón, mis inestables brazos se deslizaron por sus hombros.
Con mi toque, Chanyeol también se calmó, y pude sentir su dura longitud
presionándose contra mi muslo. Pero, esta vez, no sentí ningún miedo, sólo una simple
necesidad de unión, en cada forma concebible.

De pronto los ojos de Chanyeol se cerraron repetidamente, y su cabeza comenzó a


sacudirse. Sabía que eso significaba que simplemente estaba tan nervioso como yo.
Solo que no sabía cómo expresarlo.

Deslizando mis manos por su cuello, pasé mis dedos a través de su cabello. Chanyeol exhaló
y, cuando me miró a los ojos, pregunté con voz tranquila:

—¿Estás listo? 211


Los párpados de Chanyeol cayeron y con su frente arrugada, confesó

—Nunca he hecho esto antes. Nunca he estado con alguien de esta manera. Sólo
forzado por... — se detuvo cuando sus enormes brazos comenzaron a temblar. Mi
corazón se retorció al darme cuenta de lo que estaba diciendo.

—Shh... —lo tranquilicé y acaricié su cabello — Me pasa lo mismo. Porque tampoco he


hecho esto nunca. No de esta manera. Sólo contigo. Siempre contigo. — sonriendo
tristemente alejé las amenazantes lágrimas y murmuré — Sólo por ti…

—Soo — gruño Chanyeol.


Mirándolo no pude evitar llorar cuando una lágrima se derramó de su ojo. Inclinándome
hacia adelante, besé la gota salada, exactamente como lo había hecho conmigo.
Alejando los demonios de nuestros pasados.

Por varios largos segundos, solo respiramos el mismo aire, hasta que moví mis
piernas, abriéndolas para Chanyeol. Su mandíbula se apretó mientras su longitud se
asentó en mi entrada con ese pequeño movimiento.

Podía sentir el miedo y los nervios amenazándonos. El aire crepitaba con temor y
tensión. Pero dándome valor, por él y por mí, baje mi mano entre nuestros estómagos,
hasta que mis dedos encontraron la longitud de Chanyeol. Me detuve mientras mis
manos se envolvían a su alrededor, y lo apreté suavemente cuando Chanyeol gimió en
voz alta. Entonces, lo vi en sus ojos, la pura necesidad, y sin dejar de tocarlo bajé su
cabeza a la mía y murmuré contra sus labios

—Hazme el amor.

Chanyeol gimió y sus caderas se movieron hacia adelante. Preparándome lo dirigí


dentro de mí, y mi boca se separó con un silencioso jadeo cuando me penetró
suavemente.

Nuestros cuerpos estaban temblando mientras colgábamos en el precipicio de ser uno.


Entonces, mientras los largos brazos de Chanyeol se tensaban, temblando ante la
enormidad de lo que nos encontrábamos a punto de hacer, sus párpados se cerraron y
susurró — Eres mi Soo... — inmediatamente antes de que se deslizara hacia delante y
su longitud me llenara increíble y completamente.

Necesitando encontrar agarre para mantenerme en este momento, mis manos se


envolvieron alrededor del cuello de Chanyeol y un gemido de dolor escapó desde su
garganta. Entonces, nos detuvimos mientras él yacía dentro de mí.

Esperé a que se moviera de nuevo, esperé a seguir su guía, pero cuando levanté la mirada, su
rostro se encontraba contraído con agonía. Su respiración estaba fuera de 212
control y el sudor rociaba su frente. Alcé la mano para pasarla por su frente, y él abrió
la boca para respirar. Sus tensos brazos temblaron y sus ojos se volvieron enormes
como platos.

—¿Chanyeol? —pregunté, con el último de mis nervios crispándose mientras veía al hombre
por el que había caído tan profundamente, derrumbarse.

Mi mano se quedó en su rostro y enfoqué su atención en mí.

—¿Chanyeol? ¿Qué ocurre?


Sin escucharme sus ojos se cerraron y sus labios palidecieron. De repente temblando su
respiración se atascó, luego, con un fuerte jadeo, se abrieron y susurró negando.

—No creo que pueda hacerlo.

Mi corazón se hundió por el tono visceral de su confesión.

—¿Por qué? Dime, ¿qué está mal? —insistí suavemente.

El enfoque de Chanyeol cayó en sus brazos y dijo

—Necesito dolor. Para correrme... Necesito dolor. — parpadeó una y luego otra vez —
Sólo sé correrme a través del dolor. — temblando inhaló una bocanada de aire y gruño
frustrado —. No de esta manera. Nunca he hecho esto antes. —La concentración de
Chanyeol volvió de nuevo hacia mí—. Quiero esto, Soo. Maldita sea, quiero esto tanto.
Necesito esto... pero necesito dolor. Estoy jodido y necesito dolor para seguir adelante.

Desesperado Chanyeol levantó su mano y se apoderó de la mía. Lentamente las movió


hacia su brazo y tomando mis dedos, presionó mis uñas en la carne de su antebrazo, y
arañó su piel.

Chanyeol siseó ante el contacto y sentí su longitud hincharse dentro de mí mientras mis
uñas marcaban su piel. El color estalló en sus mejillas y, con los ojos aún cerrados,
liberó mi mano y exigió con dureza.

—Otra vez. Hazlo otra vez.

Con una mano tímida, moví mis dedos en la parte superior del brazo de Chanyeol y
arañé con mis uñas hasta su muñeca en un movimiento lento y duro. Las caderas de
Chanyeol se movieron con fuerza dentro de mí y un violento grito escapó de sus labios.

Me tensé con miedo. Me congelé en el colchón y mis manos cayeron a mis costados. Intenté
respirar, pero parecía imposible. De repente los ojos de Chanyeol se abrieron mientras una lágrima
caía por el lado de mi rostro. Tensándose observó la gota 213 descender por mi rostro y
retrocedió.

—¿Soo? —dijo con voz áspera—. Estás llorando.

Lentamente eché un vistazo a los arañazos que le había hecho en sus brazos y me sentí
enfermo.

Negué en la almohada.

—No puedo, Chanyeol —dije, apenas haciendo un sonido—. No puedo tener dolor
involucrado en este acto. No entre nosotros. — negando alejé el rostro de Kyuhyun de
mi cabeza y, encontrando los ojos dolidos de Chanyeol, dije— Quiero esto contigo.
Quiero esto contigo tanto. Pero no puedo. No puedo causarte dolor. Dentro de mí no…
no es como nuestra unión debería ser. Necesitamos que esto signifique algo.
Necesitamos que esto sea de nosotros, no sobre nuestros pasados.

Los músculos duros del pecho de Chanyeol se tensaron ante mis palabras y vaciló, luego,
devastado, dijo

—Malditamente no puedo hacerlo sin dolor. Estoy jodido y necesito dolor. —


mirándome su expresión cayó, y con sus ojos perdidos, susurró — Soo... ¿Cómo
hacemos esto? Lo quiero tanto, joder... pero no creo… ¡JODER! — gruño y sus dientes
rechinaron mientras sus manos empuñaban la sábana.

Inhalando profundamente, levanté mis manos y las dejé descansar en sus mejillas.
Chanyeol suspiró en derrota con sus amplios hombros hundiéndose.

Sus ojos no miraron a los míos, sus ojos, que siempre se hallaban sobre los míos, y su evasión
destrozó mi corazón.

—¿Chanyeol? — dije suavemente —. Mírame — Chanyeol me miró a través de sus


negras pestañas, y dije — Tenemos que hacer esto. Ambos tenemos que superarlo.
Sin miedo. Sin demonios. Sólo nosotros. Tú y yo. Chanyeol y su Soo.

—Soo —respondió ásperamente, casi dolorosamente—. No lo sé... no puedo… el dolor, lo


necesito…

—Me tienes a mí —interrumpí, sintiendo la fuerza de esa afirmación resonando en


cada célula de mi ser. Chanyeol se quedó quieto, mirándome con una profunda
intensidad y audazmente, moviendo mis caderas, dije—: Tenemos que hacer de esta
nuestra primera vez. Necesitamos hacer de este el primer acto de amor que hemos
conocido. Esta es la noche que perdemos nuestra inocencia, sin dolor. — otra lágrima
cayó de mis ojos, y añadí — Hemos estado solos demasiado tiempo.

—No sé cómo hacerlo sin dolor —dijo en un tono desesperado y bajando su cabeza, su
frente se apoyó en la mía.

—Concéntrate en mí. Haz de mí tu único pensamiento. Reemplaza el dolor con 214


pensamientos de mi rostro. Mi tacto... mi amor...

Los labios de Chanyeol presionaron el susurro de un beso al lado de mi boca. Y


desesperado por que ocurriera, pasé una mano sobre los arañazos que le había hecho
en el brazo. La culpa me invadió y dije en voz baja

—Tu dolor me causa dolor. Tu angustia me provoca angustia.

Chanyeol se congeló y, mirando a mi mano, dijo


—No quiero causarte dolor. No puedo jodidamente soportar causarte dolor. No a ti.

Esperanza llenó mi corazón, y presioné.

—Entonces, inténtalo. Trata de hacerme el amor sin los arañazos o los cuchillos... sin los
recuerdos hirientes de tu pasado. Simplemente... tú y yo.

Tensándose los ojos de Chanyeol se cerraron y su cuerpo se quedó inmóvil, luego, entrelazando
sus dedos con los míos, comenzó a moverse.

Y las lágrimas cayeron.

La cabeza de Chanyeol se metió en mi cuello y oyendo el sonido de mis suaves


sollozos, miró hacia arriba y vi lágrimas en sus ojos también. Mi corazón se rompió
ante la vista de este hombre deshaciéndose.
Y luego se movió, expulsando dolorosos gemidos frustrados mientras mi nombre salía de
sus labios. Once veces.

—Soo, Soo, Soo, Soo, Soo, Soo, Soo, Soo, Soo, Soo, Soo...— un sollozo siguió
mientras gradualmente aumentaba la velocidad con su mano sosteniendo la mía
increíblemente fuerte.

Y las lágrimas no se detuvieron. No se detuvieron mientras los gemidos de dolor de


Chanyeol le dieron paso a los gemidos de placer que aumentaron en sincronía con los
míos, su plenitud en mi interior creció más hundiéndose en mí y encendiendo algo en
mi sangre, una acumulación, una acumulación de susurros en mi piel, de una luz
brillante detrás de mis ojos.

De repente la respiración de Chanyeol cambió y, mientras me contemplaba con una expresión de


incredulidad, gemí mientras mi dedo acarició a lo largo de su mejilla.

—¡Soo! —gruñó con sus caderas moviéndose más y más rápido mientras sus grandes brazos me
enjaulaban en la cama con nuestros dedos aún entrelazados. Mi pulso se aceleró cuando las
chispas en mi sangre aumentaron con el calor e incapaz de mantener mis ojos abiertos, un grito
escapó de mis labios mientras un intenso sentimiento se apoderaba de mi cuerpo. Levantando mis
caderas, mi espalda se arqueó y mis pezones se endurecieron cuando rozaron contra el duro

pecho de 215 Chanyeol.


Me asusté por la sensación desconocida, pero lo único que podía sentir era a Chanyeol… ante mí,
sobre mí... dentro de mí... en mí...

Sólo cuando mis ojos se abrieron, el cuerpo de Chanyeol se tensó y dejó escapar un
rugido ensordecedor mientras ambos nos corríamos sacudiéndose él en mi interior.
Rápidamente el calor llenó mi cuerpo... El calor de Chanyeol. Sólo Chanyeol. Sin dolor.
Abrazándolo sentí su respiración errática y sus brazos inestables mientras su cabeza
se metía en mi nuca, luego, levantando su cabeza, sus ojos vidriosos aparecieron
mientras sus lágrimas caían por su mejilla.

Y era como si lo hubiera visto por primera vez. Este hombre, mi Chanyeol, encima de mí,
arreglándome.

De repente un sollozo salió de su boca y dijo con voz áspera:

—Soo... mi Soo... mío...

Mi corazón se detuvo mientras miraba su incrédulo rostro. Y sin ninguna restricción, o falsedad
en mi corazón, confesé:

—Te amo…
CAPÍTULO 21
Quiero que me entiendas

La mano de Soo estaba sobre mi rostro cuando dijo esas palabras. Y tragué, sacudiendo mi
cabeza.

—No —contesté con mi cuerpo congelándose de miedo.

La frente de Soo bajó y susurró

—Es verdad, Chanyeol. Te amo. Con todo mi corazón, soy tuyo. Todo lo que soy, es tuyo.

Tragué, pero no podía creerle. Quería, pero la voz de él estaba en mi cabeza. Nadie te amará
nunca, chico. Eres un maldito retardado. Nunca nadie te querrá.

Cerré los ojos fuertemente y me separé de Soo, gruñendo cuando me deslicé fuera 216 de él.
Tropezando caí sobre mi espalda mirando al techo de madera.

Chanyeol… Te amo…

—No —siseé una vez más mientras reproducía la voz de Soo diciéndome esas
palabras. Desesperado levanté mi brazo para tapar mis ojos, dejando fuera al mundo,
pero de pronto sentí a Soo moverse. Sentí su pecho apretarse contra el mío, sentí su
cuerpo contra mi piel. Luego su dedo se deslizó a lo largo de mi brazo y suspiré ante lo
jodidamente bien que su roce me hacía sentir.
Bajando mi brazo, vi la cara de Soo centrada en mí. Sus ojos miraron fijamente los míos y
susurró

—Yo no miento — inclinándose, presionó sus labios contra los míos. En cuanto nuestras bocas
se encontraron, mi sangre se enfrió y enredé mis dedos en su cabello.

Cuando Soo rompió el beso, su dedo acarició mi cara y dijo:

—No sé por qué no crees que seas digno de ser amado, pero te amo, tan pura y
honestamente que apenas lo puedo creer. — sus ojos se profundizaron cuando la
punta de su dedo trazó las llamas de los tatuajes sobre mi pecho — Me has devuelto a
la vida. — susurro y sonriendo dijo —. Tú has hecho mi vida.

Mi corazón golpeó, mi pulso se aceleró. Luego torpemente levantando mis manos, desnudé mi
palma y dije:
—Pero si todo lo que hago es dañar a la gente. Hago que se vayan. Nadie puede amarme. Es
jodidamente imposible.

Soo negando se inclinó hacia adelante hasta que su rostro se cernió sobre el mío y preguntó

—Chanyeol, debes decirme. ¿Qué ha sucedido en tu pasado para hacerte pensar eso?
¿Para hacerte pensar que tu toque es dañino? ¿Para qué midas tu vida en conjuntos
de once? Quiero conocerte. Quiero saberlo todo.

Me tensé cuando preguntó eso y podía sentir el sudor construyéndose en mi frente.

—Soo —susurré abriendo mis ojos y cerrándolos de nuevo, intentando no regresar ahí.
De repente la suave mano de Soo se unió a la mía y mis ojos se abrieron enfocándose
en nuestras manos unidas.

Soo tragó y susurró

—Tenía seis años la primera vez que el hermano Kyuhyun vino por mí. — la
respiración de Soo se atascó y su voz se empezó a temblar — Estaba solo sentado en
mi habitación. Hansol, Baekhyun y Luhan ya habían sido tomados por sus discípulos
asignados, porque eran mayores. — sus ojos miraron hacia otro lado, luego continúo

— Recuerdo haber estado sentado en la ventana observando a la gente normal de la 217


comuna yendo a través de su rutina diaria. Recuerdo haberle estado sonriendo a una
mariposa revoloteando alrededor afuera en el jardín. — la boca de Soo se había jalado
en una ligera sonrisa, pero luego desapareció — Recuerdo oír a alguien en la puerta. Y
cuando miré, un hombre estaba ahí de pie, mirándome, con sus brazos cruzados sobre
su pecho. Vestía todo de negro y recuerdo sus botas negras. —Soo sacudió su cabeza
—. No sé porque recuerdo esas botas. ¿Quizás era el sonido que hacían sobre el suelo
o cómo lo hacían parecer tan alto y aterrador? Pero recuerdo tener tanto miedo que
estaba paralizado. Durante años vi a mis hermanos ser llevados por los discípulos y
cada vez que regresaban, les costaba caminar. Estaban callados. Demasiado callados.

Soo sorbió, pero no había lágrimas en sus ojos. Luego su mano apretó la mía.

—Me dijo que tenía que ir con él. Pero no podía moverme. Así que caminó hacia
adelante, sus pesadas botas sonaban como truenos en el suelo. Y estirándose, agarró
mi brazo muy apretadamente con su gran mano. Recuerdo gritar ante el agudo dolor y
como él me sonrió con sus dientes brillando bajo su mirado oscura. Siempre veo esa
sonrisa cuando cierro los ojos. A él le gustaba que me doliera. Disfrutaba causarme
dolor.

—Soo —susurré, pero él miraba a lo lejos y no podía detenerlo. Sabía que estaba perdido en
sus recuerdos, como yo me perdía en los míos.
—Me condujo por un largo pasillo hasta que llegamos a una habitación al final. Lo miré
abrir la puerta, y cuando se abrió recuerdo no ser capaz de entender lo que estaba
viendo. Había cuerdas y cadenas colgando del techo. Había esposas y pesadas
cadenas pegadas a las paredes y en el centro de la habitación había una mesa. Una
mesa con grilletes de todos tamaños para atar muñecas y pies.

Cerré mis ojos, sin poder sacar esa jodida escena de mi cabeza. Las manos de Soo empezaban a
enfriarse.

—El me llevó ahí, Chanyeol. Me jalo de la mano y cerró la puerta detrás de nosotros.
Recuerdo saltar ante el sonido de los cerrojos cerrándose y luego temblar cuando se
plantó delante de mí. Recuerdo que levantó su mano y acarició mis mejillas. Él me
llamó su pequeño chiquillo del mal y luego se inclinó hacia adelante tocando mis labios
con sus dedos. Recuerdo estar tan asustado porque era pecaminoso que me tocara de
esa manera —Soo tomó aire y con una voz rota, dijo — Pero eso era lo último que
debía haber temido. Porque lo que vino después estableció el curso de mi vida, hasta
que fui liberado hace unos meses.

Los ojos de Soo lucían perdidos. Quería decirle algo, pero las llamas en mi sangre
estaban de regreso ante la idea de alguien haciéndole daño. Las llamas estaban en mi
sangre, quemando mi carne al pensar en ese idiota haciéndole daño, llevándolo a esa

cámara de tortura. 218


De repente la mano de Soo apretó incluso más fuerte mi mano y espetó:

—Rasgó mi toga por mi espalda, Chanyeol. Cortó mi ropa interior. Me levantó desnudo
y me colocó sobre la mesa. En cuestión de segundos ya me había atado con el
conjunto de esposas más pequeño. Recuerdo tener pánico porque no podía moverme.
Recuerdo que intentaba soltarme. Luego recuerdo a Kyuhyun de repente delante de
mí, desnudo, cogiendo su virilidad en sus manos. Pensando en eso ahora, debía estar
a principios de sus veinte en aquella época. Y yo tenía seis. Era mucho mayor que yo y
aun así me deseaba de una forma carnal.

La respiración de Soo se atascó en su garganta. Levanté mi pecho para intentar calmarlo.


Entonces sus mejillas palidecieron y añadió

—Empezó a decirme que yo era maligno. Que mi apariencia era demasiado tentadora
para que un hombre la pudiera resistir y que él había estado a cargo de purificar mi
alma. Lo recuerdo subiéndose lentamente a la mesa con su gran cuerpo cerniéndose
sobre mí y recuerdo su mano alzándose para recorrer mi cuerpo desnudo, sus dedos
apretando mis pequeños pezones entre sus dedos. Estaba tan confundido. No
entendía por qué me tocaba en mis partes privadas. Y luego se echó encima de mí,
entre mis pequeñas piernas extendidas. Pero no pude liberarme; intenté e intenté
liberarme. Pero era imposible. Estaba atrapado, y el hermano Kyuhyun lo disfrutaba. —
estremeciéndose todo el cuerpo de Soo se tensó y sus ojos hicieron un gesto de dolor
—. Y luego se empujó dentro de mí. Tan fuerte y tan rudo que recuerdo gritar tan alto
que mis oídos vibraron. Temía que me hubiera partido por la mitad, el dolor era tan
fuerte. Pero mis gritos solo lo animaron a sonreír y decirme que me callara. No se
detuvo. Atrapado encima de la mesa, me tomó una y otra vez y otra vez y otra vez.
Tantas veces, que al final perdí el conocimiento. Cuando desperté estaba de vuelta en
mi cuarto con Hansol, Baekhyun y Luhan, todos rodeaban mi cama. Conforme me
desperté, recuerdo sentir el agonizante dolor entre mis piernas. Mirando abajo, vi
sangre. Tanta sangre. — las lágrimas ahora caían libremente de los ojos de Soo, pero
se las limpió para añadir — Y nunca se detuvo. En todo caso, sus “lecciones” para mí
empeoraron. Instantáneamente aprendí a temerle a esa habitación. Luego después de
un tiempo, se convirtió en mi vida. Y ahí fue cuando morí por dentro.

Soo parpadeó rápido y bajó la mirada hacia mí. Sus labios se torcieron y una triste sonrisa
apareció en sus labios.

—Hasta que apareciste tú, el más improbable de los salvadores. Chanyeol, tú me salvaste de él.
De esa vida… de nunca saber lo que era tomarse de las manos. De besar y de hacer el amor tan
dulcemente que todavía se siente como un sueño. No tienes idea de cuán especial eres para mí.
—Soo levantó nuestras manos unidas y dijo— Incluso ahora, mirando estas manos, estoy
aterrorizado que todo esté solo en mi cabeza, que estar aquí contigo solo es otra fantasía que

nunca se hará realidad. 219 Que estoy sentado en mi ventana, dibujando un futuro que ruego
suceda, antes que parpadee y descubra que todo solo está en mi cabeza, que me tengo que
conformar con verte de lejos.

Soo se agachó y puso sus labios en mi frente. Cuando se retiró, sus manos acariciaban mi cabello.

—Pero entonces siento esta nueva, extraña y abrumadora sensación en mi corazón y


sé que esto es real. Que he sido salvado, otra vez. Porque siento el miedo y la
esperanza latiendo simultáneamente a través de mi cuerpo. Me siento mareado y
nervioso a la vez. Y no puedo respirar ante la idea de estar sin ti, ni siquiera un
segundo. — la mano de Soo bajó para descansar sobre mis mejillas y dijo — Así que
puedes pensar que no puedes ser amado. Pero en mi corazón, en mi alma curada, yo
te hago la pregunta, ¿Cómo puedes no serlo? Porque para mí, eres verdad. Mi verdad.
Mi corazón, es todo tuyo. — Soo sonrió y la visión fue como un puñetazo directo a mi
corazón— Te amo, Chanyeol. Y pasaré el resto de mi vida intentando hacerte creer
que eres digno de ser amado.

Gruñí al escuchar esas palabras. Y envolví mis brazos alrededor del cuello de Soo atrayéndolo
hacia mi pecho. Cerrando los ojos lo abracé fuerte y murmuré:

—No puedo soportar la idea de ese idiota haciendo lo que te hizo.

Los brazos de Soo se plegaron alrededor de mi cintura y con su mejilla sobre mi


pecho, admitió

—Y yo tampoco puedo soportar la idea que alguien te haga daño a ti. Incluso ahora, no
puedo imaginar lo que realmente te pasó. Sé que te hicieron daño en tu iglesia. Sé que
es porque no ves el mundo como lo hacen los demás. Pero… ¿quién es él? ¿Quién es
el hombre a quién te refieres? ¿Él, que entra en tu mente? ¿Él, que te lleva a la
escotilla y te hace daño? Creo que como el hermano Kyuhyun me hizo a mí.

Lo sostuve más fuerte mientras pensaba en su rostro. Ese rostro duro y esos ojos que
me miraban con tanto odio. En la oscuridad, en el suelo sucio… y los gritos… los
jodidos gritos…

—¿Chanyeol? —llamó Soo, trayéndome de vuelta desde la oscuridad con un simple beso
en mi pecho.

Lo abracé más fuerte y confesé

—Yo… nunca le he dicho esto a nadie antes…— mis pulmones se comprimieron, podía oír la voz
de él atravesándome, Pequeño demonio de mierda. Nos la quitaste y ahora todo lo que él hace es
gritar. Ahora, malditamente lidia con ello… —Shhh, Chanyeol. Todo está bien —me calmó Soo.

220
Me concentré en sus manos alrededor de mi cintura y su suave respiración en mi pecho,
luego mascullé:

—Las serpientes no funcionaron — Soo se tensó y sus brazos me apretaron más. Miré
al techo y dije —La iglesia, el veneno; nada de eso funcionó. Durante meses y meses
siguió llevándome de vuelta a la iglesia, de vuelta con el pastor Hwan. Pero nada de lo
que hicieron funcionó. Dijo que las llamas nunca se irían. Que era malvado y también
que todo lo que tocaba sería arruinado. Nunca mejoré en entender las cosas, en ser
como la gente normal. Y eventualmente desistieron de llevarme a la iglesia. Pero sus
castigos empeoraron.

— ¿Quién es él, Chanyeol? —preguntó Soo y su rostro vino a mi cabeza de nuevo.

—Mi papá —susurré en respuesta. Mi estómago dolía al pronunciar su nombre en voz


alta —. Él dijo que era malvado. Que tenía llamas corriendo por mi sangre. Trató de
sacarlas a través de Dios. Pero como no se pudo, me dijo que yo pertenecía al
demonio. Que era una maldición sobre toda la familia, porque el demonio me había
hecho lento y estúpido.

—Chanyeol —susurró Soo y levantó su cabeza para mirarme a los ojos.

—Lo intenté, Soo. Me esforcé realmente fuerte en hablar con otros niños, pero nunca
decía lo correcto. Yo… Yo no entendía lo que decía mal que los hacía reírse de mí, o
llorar o salir corriendo. Nunca jamás lo entendí. Cada vez que pasaba, mi padre se
enfadaba más y más. Y entonces me pegaba, me enviaba a mi habitación porque
decía que no soportaba estar cerca de mí. — cerrando mis manos en puños inhalé y
continúe — Me veía en el suelo jugando con mis juguetes y gritaba que yo era
malvado, que era retrasado. Y mi mamá… él le gritaba a ella también. Ella intentaba
detenerlo. Lo intentaba una vez y otra vez. Pero entonces le hacía daño a ella cuando
hacía eso. Cuando nació mi hermano pequeño, le gritaba a él también, para que parara
de llorar. Pero era un bebé y los bebes lloran todo el tiempo.

Soo levantó su cabeza y preguntó

—¿Tienes un hermano? ¿Una madre?

Mi estómago cayó y sacudí mi cabeza. Pude sentirla pulsando con dolor. De pronto mi
cuerpo se sacudió y necesité levantarme, pero Soo cambió su cuerpo de posición para
echarse encima de mí y sus palmas acariciaron mi rostro.

—¿No están aquí? — cuando miré hacia abajo, mi brazo estaba extendido y mis afiladas uñas
arañaban sobre mi venas.

Me atraganté con mi garganta demasiado apretada y susurré —Soo… Yo los maté. Les hice

daño… Joder yo los maté… 221


Soo tragó y soltó

— ¿Qué quieres decir? Háblame Chanyeol. No lo dejes dentro, donde te causa dolor. Compártelo
conmigo. Déjame compartir tu dolor.

Mis ojos se cerraron y escuché a mi papá gritando en mi cabeza.


—Chanyeol… háblame, por favor…—rogaba Soo, llevándome de vuelta directamente a
ese día. Directo a ese infierno…

Papá se había ido. Oí el portazo. Me relajé, y me acosté sobre el piso sucio. Estaba tan
cansado. Estaba tan hambriento. Pero no me había atrevido a moverme, escuchando
sus pisadas sobre mí. Si me pillaba durmiendo sería castigado. Y el cuerpo me dolía.
El cinturón dolía y no quería más dolor.

Justo cuando apoyé mi mejilla en la suciedad, oí pies moviéndose arriba, luego se detuvieron. Me
senté de golpe y me regresé hacia el rincón del hoyo.

Mi corazón empezó a latir demasiado rápido, pensando que era mi papá y empecé a
arañar mis muñecas para sacar las llamas antes de que pudiera hacerlo él mismo. No
quería sus cuchillos en mi brazo de nuevo. Dolían y me hacían daño.

Luego justo cuando rasgaba mi brazo con mis uñas, alguien se recostó sobre la escotilla de
arriba. Me congelé con mis ojos tratando de buscar a través de las ranuras. Pero no podía ver
nada.

Entonces una voz llego hasta el sótano donde estaba sentado.

—Hijo, ¿puedes oírme?

Mi cuerpo se relajó cuando oí el sonido de mi mamá.

—¿Mamá? —susurre y oí su sollozo.

—Sí, soy yo. ¿Estás bien?

—Duele —susurré, y levanté mi brazo hacia las ranuras en el suelo, solo en caso que
ella pudiera ver— Lo intento, mamá. Intento sacar las llamas así papá no me llevará de
vuelta a la iglesia. No me gustan las serpientes. El pastor me ata y ellas me muerden.

Mamá sollozó.

—Lo sé, bebé. Sé que no te gustan. A mí tampoco me gustan.

Bajé mi brazo y dije

—Papá dice que soy un retardado. Creo… creo que eso es malo. Porque me lastima 222
cuando me llama así. Pero no entiendo ¿qué es eso?

Mi madre sollozó de nuevo.

—Escúchame, bebé. No eres un retardado. No importa lo que cualquiera te diga, no eres


un retardado, ¿está bien?
Asentí y deje caer mi brazo. Me obligué a ponerme de pie y traté de alcanzar los tablones que
estaban sobre mí. Pero no pude.

—¿Mamá? —pregunté—. ¿Puedes dejarme salir? Está oscuro y hace frio y me da


miedo estar aquí abajo solo. — mamá siguió sollozando, pero más alto esta vez. Mis
cejas se fruncieron—. ¿Mamá? ¿Por qué estas llorando?

Mamá no dijo nada durante un rato, luego vi sus dedos apretándose a través de una ancha
ranura que había en el suelo.

—¿Puedes ver mis dedos, bebé?

—Sí —contesté.

—Toca mis dedos, bebé… déjame tocar tu mano.

Miré a mí alrededor y vi un poco de suciedad sobresaliendo de la pared. Me acerqué, puse


mi pie en el borde y me alcé para tocar sus dedos. En cuanto nuestros dedos se tocaron
tomé una gran bocanada de aire. Amaba a mi madre. Era amable y nunca me decía
sobrenombres.

Mamá lloraba más fuerte y apretaba sus dedos alrededor de los míos.

—¿Mamá? ¿Puedes sacarme de aquí ahora?

—No puedo —lloró—. Papá te ha encerrado y no tengo la llave.

Mi corazón se hundió.

—De acuerdo —susurré.

—Cariño —llamó mi mamá.

Levanté la cabeza intentando verla, pero no pude. Su voz había cambiado.

—¿Sí, mamá?

—Necesito... necesito que sepas que te amo. Te amo tanto, bebé... pero estoy cansada. Estoy
tan cansada.

Los dedos de mamá apretaron los míos y estaban temblando.

—Mamá, ¿por qué te tiemblan las manos? —pregunté. 223


Mamá lloraba. Lloraba y lloraba y no paró por mucho tiempo. Luego susurró
—Te amo, bebé, mucho. Eres tan especial para mí. Incluso si eres diferente, eres mi niño.
Pero… — contuvo el aliento—. Pero no puedo quedarme. No puedo quedarme.

Mi corazón cayó con miedo y agarré más fuerte sus dedos.

—No, mamá. No me dejes. No me dejes. No quiero que te vayas. — grite pero sus
dedos comenzaron a alejarse—. ¡No! —grité y traté de agarrarla más fuerte. Pero no lo
logré.

—Cuida a tu hermano, bebé. Protégelo y mantenlo seguro —susurró, luego sus dedos
desaparecieron.

—¡Mamá! —grité, pero mi pie resbaló en el montón de tierra y caí al suelo duro. Los pasos
de mamá se alejaron de la escotilla y la oí decir:

—Te quiero, bebé. Lo siento... lo siento mucho…

Levanté mis rodillas hasta mi pecho y comencé a mecerme. Y entonces la casa se quedó en
silencio. Y lloré. Lloré porque me dejo. Me tocó, luego se fue.

Me dejó aquí con él…

Abriendo mis ojos, puse mi mano sobre el rostro de Soo y solté:

—Estaba en la cama. Nunca se fue de casa como lo pensé. Escuché a mi papá


gritando desde su habitación al llegar a casa. Entonces vino hasta la escotilla y me
arrastró fuera. No dijo nada, solo me arrastró hasta su habitación. Y ahí estaba ella,
cubierta de sangre, acostada quieta sobre la cama. —Moví mis manos y señalé mis
muñecas—. Sangre salía de sus muñecas. Y había un cuchillo en la cama, al lado de
ella. Un largo cuchillo afilado.

—Oh, no, Chanyeol…

—Y mi hermanito estaba en su cuna al lado de mamá, gritando con toda su fuerza. Mi


papá caminaba, agarrándose la cabeza con sus manos. Pero no podía dejar de mirar a
mi mamá, en la cama. No podía dejar de ver la sangre... luego vi sus ojos. Se veían
raros. Me están mirando fijamente, pero no había vida. Me puso tan triste. Recuerdo mi
pecho apretándose y que mis manos comenzaron a temblar, por la sangre, porque no
se estaba moviendo y por sus ojos. De pronto un ruido salió de mi garganta mientras
más miraba su pálido rostro. Cuando hice el ruido, mi papá se dio la vuelta.
Su rostro se puso rojo y me señaló el rostro: “Es tu culpa pequeño retardado malvado.

Tú la hiciste hacer esto. La maldad en tus venas hizo que hiciera esto. Eres una 224
maldición, ¡una maldición en esta jodida familia de mierda! No sabía cómo lo había
hecho, pero luego recordé que la había tocado. Mi papá no me había permitido tocar a
nadie. Estaba demasiado asustado de tocar a alguien, en caso que los lastimara, pero
había sostenido los dedos de mamá. Y supe que mi toque la había matado.

Luego él se acercó, vino hacia mí y me agarró del cuello. Me arrastró a través de la


sala de estar, lastimando mi cuello, hasta que llegamos a la escotilla. Levantó la manija
y cuando miré hacia abajo todo lo que pude ver fue la oscuridad. Negué con mi cabeza,
porque no quería volver a entrar. Le tenía miedo a la oscuridad y quería estar con mi
mamá y mi hermanito en la otra habitación. No quería que mi mamá se fuera. Quería
que volviera. Porque era la única persona que me sonreía. Y no quería no volver a
verla sonreír. No quería estar solo con mi papá. Porque él me odiaba.

Soo se acercó y me dio un beso en mi mandíbula. Pero no podía parar, necesitaba que
supiera el resto. Necesitaba que supiera todo.

—Me tiró dentro, de nuevo, Soo. Me tiró al sótano y cerró la escotilla. Grité para que
me dejara salir, pero no regresó por mí. Me dejó allí, solo. Hacía tanto frío, pero me
dejó allí, de nuevo.

—¿Por cuánto tiempo? —la voz de Soo temblaba.

Sacudí mi cabeza.
—No lo sé. Pero tenía hambre, frío y estaba cansado. Podía escuchar a mi hermanito
gritando todo el tiempo. Y podía escuchar a mi papá gritándole, ordenándole que se
callara. Me mecía de atrás para adelante, tratando de no escuchar los gritos, tratando
de calentarme. Entonces un día la puerta se abrió. Desesperado corrí hacia el lado del
pequeño sótano porque la brillante luz me lastimaba mis ojos. Levantando la mirada vi
como mi papá entró de un salto. Podía oler el alcohol en su aliento y su mano sostenía
el cuchillo que había visto en la cama de mamá. Aquel con el que se había cortado sus
brazos.

—Chanyeol, no tienes que seguir —dijo Soo suavemente. Cuando miré su rostro, las lágrimas
corrían por sus mejillas.

—Tengo que hacerlo —respondí, y levanté la mano de Soo hacia el costado de mi cabeza
—. Quiero que me entiendas. Por completo. — di golpecitos en mi cabeza—. Aquí.

—Chanyeol —lloró, pero continué. Tenía que hacerlo.

—Incluso ahora, cuando cierro los ojos, puedo oler el alcohol en el aliento de mi papá. — mis
músculos se tensaron, pero tenía que continuar —Traté de ocultarme en la esquina, pero mi papá
extendió la mano y me agarró para ponerme de pie. Me empujó contra la pared y usó el cuchillo

para cortarme la ropa. Quería gritar, pero no podía 225


soportar el sonido de gritos. Así que mantuve mi boca cerrada. Y entonces lo sentí. La
hoja del cuchillo cortándome la espalda, el dolor haciendo que mis piernas temblaran.
Y mi papá empezó a contar “Uno...” Contó cada corte que hizo. Y sentí el dolor, pero
no grité. No podía soportar los gritos. Pero mi papá solo se enojó más y siguió
cortándome. Siguió contando hasta que llegó a once. Siempre se detenía en once,
nunca llegaba a doce. La cuenta nunca llegaba a doce… Luego dio un paso atrás y
pensé que habíamos terminado. Pensé que había terminado de intentar sacarme las
llamas. Pero entonces oí que bajaba la cremallera de sus pantalones y sentí el calor de
su pecho en mi espalda.

Envolví mis brazos alrededor de Soo, tratando de no volver allí. Tratando de no sentir su
caliente aliento alcohólico en mi rostro. Sus manos sobre mis caderas.

—Te tengo, Chanyeol —susurró Soo—. Te tengo. No estás allí con él.

—Soo —gruñí, tratando de sostenerme fuerte. Pero necesitaba contarle. Necesitaba


seguir — Él abrió mis piernas y primero usó su dedo. Contuve mi grito, pero eso solo
parecía enojarlo más. “Voy a sacar el diablo de tu contaminada carne pecadora”. Y lo
hizo, porque después me tomó totalmente. Me tomó una y otra, y otra vez. Regresó
noche tras noche. Solía cortar mi espalda con el cuchillo, siempre contando hasta
once. Nunca supe por qué contaba hasta once. Y entonces me follaba. Me follaba
hasta que no podía caminar y luego me dejaba en la oscuridad, desnudo y con frío en
el suelo de tierra, solo en la oscuridad.
Soo sollozó.

—Dios mío, Chanyeol. Lo siento... lo siento tanto… — pero no había terminado, mis
brazos apretaban con tanta fuerza alrededor de su pequeño cuerpo que Soo jadeó y
miró hacia arriba—. ¿Qué pasa Chanyeol? ¿Qué más hay para contar?

—Mi hermano —susurré, sintiendo el ardiente dolor desgarrar a través de mi cuerpo—. Mi


hermanito, JiSung.

Comencé a contarle la peor parte de todas, sobre toda la maldad. Todo era demasiado
real, en mi cabeza. Tan jodidamente real, parecía como si estuviera de vuelta allí. Justo
de vuelta a cuando tenía ocho años y todo cambió. Justo de vuelta a la maldita
oscuridad y reviví cada minuto…

Podía oírlo gritar de nuevo. Había estado llorando por días. Algo estaba mal. Tenía que
estar pasando algo malo. Pero papá no lo llevaba al médico, no creía en los médicos.
Decía que el señor nos sanaría si nuestras almas eran lo suficientemente puras para
ser salvadas. Pero mi hermano no paraba de gritar. Había estado escuchándolo gritar
durante días mientras estaba sentado en el agujero, en completa oscuridad.

De pronto mi cuerpo se tensó cuando oí la puerta abrirse y los pesados pasos de mi 226
papá golpeando contra el suelo. Podía oír el ruido de botellas y sabía que había salido
para conseguir más bebida. Presioné mis piernas juntas cuando supe lo que eso
significaba para mí. Significaba que estaría viniendo por mí de nuevo esta noche, o
esta mañana o la hora que fuera.

Hice gestos cuando escuché a mi hermanito llorando de nuevo. Entonces oí un golpe y


a mi papá gritar “¡Cállate! ¡Cállate!

Pero mi hermanito lloraba incluso más fuerte; más y más.

Llevándome las manos a los oídos, comencé a mecerme, contando hasta once
mientras me balanceaba de atrás para adelante. De atrás para adelante… Pero me
detuve cuando una luz se encendió en el piso de arriba, el doloroso brillo se arrastraba
a través de las pequeñas grietas en la puerta. Cuando la luz brilló sobre mi vientre
desnudo, miré hacia abajo y fruncí el ceño. Podía ver mis costillas. Mi estómago se
había ido, y mis dedos lucían pequeños y delgados.

Estaba confundido pero salté cuando mi hermano lloró de nuevo y oí a mi papá gritar

“Me cansé de ustedes dos, arruinando mi puta vida. ¡El retardado y el jodido que no para de
gritar!”

Mi corazón empezó a acelerarse a medida que el llanto de mi hermano y los pasos de mi


papá se acercaban cada vez más, entonces la cerradura de la puerta encima de mí se
abrió, y me escurrí hasta el costado de mi celda.

Mis uñas rasguñaron sobre la piel de mis venas, justo cuando mi papá saltó sobre la tierra.

Rápidamente la luz de arriba inundó mi pequeña celda, y cuando miré hacia arriba,
gemí. Mi hermano estaba gritando en los brazos de mi papá. JiSung estaba de color
rojo brillante, y el sudor cubría su cuerpo. Mi papá tenía un cuchillo en su mano.
Cuando lo miré a los ojos, se agachó y tiró el cuchillo a mis pies.

Era el cuchillo que mi mamá había usado para cortarse las muñecas.

Me quedé mirando fijamente el cuchillo, preguntándome qué quería que hiciera.


Caminando hacia adelante puso a mi hermano a mi lado. Miré a JiSung y me apreté
más contra el fondo de la pared de tierra expuesta. No podía tocarlo. No podía tocarlo.
Le haría daño, como se lo hice a mamá.

Mi papá furioso se puso de pie y me miró. “Mataste a tu madre, ahora encárgate de


esta pequeña mierda también. Me cansé de los dos” Entré en pánico cuando comenzó
a alejarse.

—No, no te vayas —le rogué y levanté mis brazos para mostrarle los cortes y la 227
sangre que había derramado — Trataré más fuerte de sacarme las llamas. Trataré de
hacerlo mejor... Yo... te amo papá —susurré y estiré aún más mis muñecas sangrantes
para mostrárselas.
Pero mi papá no contestó y salió por la puerta, tan borracho que casi se cayó. Bebía cada
vez más desde que mamá murió.

—Que ustedes dos hubieran nacido fue lo peor que me pudo haber pasado. Nunca
podría amarlos. Nunca nadie podría amar a un pecador como tú. — luego cerró la
puerta, dejándonos atrapados a mí y a mi hermanito. Y entonces él comenzó a llorar y
a gritar. El ruido de sus gritos me hacía doler los oídos. Pero no se detuvo. Nunca dejó
de llorar.

Pasaron horas y horas y no se detuvo. La luz todavía estaba prendida en el piso de


arriba, pero no había oído mi papá desde que nos dejó aquí abajo. Tenía hambre,
tenía sed, pero él nunca volvió.

Y JiSung empeoró.

Cuando me inclinaba, él me miraba, pero su respiración había cambiado. Era profunda


y lenta, pero sus ojos oscuros, ojos como los míos, me miraban, levantando sus
delgados brazos.

Mi estómago dolió cuando dije


—No puedo tocarte… te lastimaré… — pero él siguió llorando. Siguió gritando hasta que
ya no pude soportarlo más.

Mi mano se cerró, formando un puño mientras luchaba contra las llamas en mi interior.
Mientras le oraba a Dios que no lo lastimara. Pero mi papá se había ido hacia tanto
tiempo que pensaba que no iba a volver. Luego JiSung comenzó a respirar con más
dificultad, pero todavía podía verlo mirándome. Y tenía que sostenerlo. Tenía miedo y
estaba lastimado… como yo.

Tenía que sostenerlo.

Conteniendo mi respiración, dejé escapar un grito y estiré los brazos, levantándolo con mis
manos; luego lo acuné en mis brazos.

Pero su piel ya no estaba caliente. Mi hermanito estaba helado. Sus ojos estaban
raros, como vidriosos. Pero seguía mirándome y comencé a mecerlo, como mamá
solía hacerlo. Y le canté Estrellita, como mamá solía hacerlo. Cantar me daba dolor de
garganta. Tenía tanta sed, pero cantaba para que JiSung se sintiera mejor.

Quería que se sintiera mejor.

—Estrellita dónde estás… me pregunto quién serás… en el cielo o en el mar… un

diamante de verdad. 228


No ayudó.
—No quiero lastimarte —susurré cuando dejé de cantar y oí un crujido en su pequeño y
delgado pecho.

Pero mamá me había pedido que lo cuidara, que lo protegiera. Entonces comencé a
contar. Conté sus respiraciones, y en ningún momento miré hacia otro lado más que a
su rostro.

—Uno —susurré, mientras respiraba lento pero profundo—, dos —continué,


abrazándolo más cerca de mi pecho—, tres —conté, pero sus respiraciones eran cada
vez más lentas—, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez… —Me di cuenta que los
brazos de JiSung se habían caído, su piel estaba helada, pero sus ojos todavía
estaban abiertos y me estaban mirando. Seguí esperando que volviera a respirar.
Conté — Once… —Y esperé. Y esperé un poco más. Pero no pasó nada. Comencé a
temblar. Los ojos de JiSung no se movían, su cuerpo estaba muy quieto.

Aterrado moví mis brazos, tratando de hacer que respirara. Pero no se movió.

—Doce —susurré, desesperado porque llegara al doce. Mis brazos comenzaron a


temblar. Pero JiSung no se movió. Empecé a balancearlo de atrás para adelante como
había visto que hacía mi mamá cuando estaba en sus brazos—. Doce… por favor…
llega al doce… — pero cuando me moví, sus delgados brazos cayeron a sus costados
y su cabeza cayó hacia atrás. Sus ojos estaban abiertos, pero ya no me miraba.

JiSung se había ido… justo como mamá. También me había dejado. Lo había lastimado… Hice
que también me dejara.

Moví mi cabeza rápidamente y mis ojos estaban borrosos recordando al pequeño


JiSung. Parpadeé para sacar el agua de mis ojos. De repente, el rostro lloroso de Soo
estaba frente al mío, con los brazos acunando mi cabeza.

—Mi toque lo mató, Soo —confesé en un susurro y envolví mis brazos a su alrededor.

—Shh… —dijo Soo entrecortadamente, mientras mecía mi cabeza en su abrazo—. No


fue así. Fue tu padre. Él te dejo ahí para que murieras. Tu hermano estaba enfermo y
él lo dejó contigo. Sin ayuda médica. No lo mataste, Chanyeol. Tu toque no lastimó a tu
hermano o a tu mamá. Fue la negligencia de tu padre.

Soo se recostó hacia atrás.

—Pero no llegó a doce. Once. Siempre fue once. Once cortes en mi espalda y luego
once respiraciones de JiSung. ¿Por qué siempre once? ¿Por qué siempre contaba
hasta jodidos once? Nunca puedo sacarme el número once de mi cabeza. Todo es

once. 229
Soo me abrazó con más fuerza y dijo
—No lo sé. — dejé caer la cabeza sintiendo su calor y luego de unos segundos Soo susurro —
JiSung. Es un nombre muy hermoso.

Inhalé.

—Mi apellido era Park —confesé, por primera vez en mi vida—. Park Chanyeol.

Mirando hacia arriba, vi una lágrima rodar por la mejilla de Soo. Sus dedos lentamente acariciaron
mi rostro y sus labios se entreabrieron.

—Park Chanyeol —susurró y se inclinó para presionar un beso en mis labios.

—Odio el apellido de mi papá —espeté.

Soo asintió, moviendo la cabeza.

—Me alegro que compartieras tu nombre de nacimiento conmigo. Estoy feliz de que
compartieras todo. Porque ahora, Chanyeol, sabemos todo lo que hay que saber
acerca del otro. Todo.

Sintiéndome agotado, dejé caer la cabeza hacia atrás, llevando a Soo hacia mi pecho. El
cuarto estaba lleno con silencio. Traté de bloquear los recuerdos de nuevo.
Pero no pude. No se iban. Entonces, cuando cerré los ojos, sentí a Soo besar mi pecho y
susurrar:

—Te amo, Chanyeol.

Contuve la respiración y cerré mis ojos con fuerza haciendo que las imágenes desaparecieran
poco a poco.

Sintiendo su calor lo abracé más cerca, y aflojando mi mandíbula, susurré:

—Yo… también te amo… Soo


230

CAPÍTULO 22
Él es perfecto

Cuando amaneció al día siguiente, la luz se filtró a través de las delgadas cortinas en la
ventana. Parpadeé para abrir los ojos, y al instante me sentí seguro. Dos grandes
brazos me sostenían con fuerza y mi mejilla rozaba la piel más cálida.

Sonreí.

Y mi corazón se hinchó.

Chanyeol. Estaba durmiendo junto a Chanyeol. Y mejor aún, él dormía conmigo.


Estaba durmiendo… en una cama, como se merecía. Cerré los ojos, escuchando su
rítmica respiración lenta, y me sentí feliz.

Me quedé ahí, mirando la luz que se filtraba en la habitación, y pensé de nuevo en la

noche anterior. En todo. El profeta Junmyeon liberándonos, ver a Chanyeol 231


llevándome a casa, su beso en la motocicleta, luego hacer el amor, Chanyeol
deteniéndose, pero ambos encontrando una manera para seguir adelante. Mi
estómago cayó cuando lo recordé contándome sobre su hermano, su madre, y ese
horrible hombre que tuvo por padre. No era de extrañar que creyera profundamente
que su toque podía lastimar. Su mamá se quitó la vida, probablemente debido a los
malos tratos de su padre, y su hermano murió por negligencia. Todo lo que siempre le
dijeron fue que era malvado. Y él era mucho más. Mucho más de lo que creía ser.

Cerrando los ojos recordé en ese primer día que se despertó en esta cabaña.
Creyendo que alguien estaba detrás de mí, preparado para hacerme daño. Y Chanyeol
lo distrajo, para salvarme. Lo distrajo al tambalearse débilmente hacia la trampilla que
construyó en su piso, donde se producía placer y se cortaba al mismo tiempo. Aunque
no había ningún placer en ese acto. Y ahora sabía que revivía a su padre tomándolo
cada noche, cortando su cuerpo en lugar de él. Creció creyendo que su liberación
debía realizarse a través del dolor, pensando que sólo era otra expulsión del mal
viviendo dentro de su cuerpo.

Y el número once. Siempre once veces. Su vida se midió en grupos de once. Chanyeol
revivió para siempre los cortes de la cuchilla de su padre, y las últimas once
respiraciones de la corta y trágica vida de su hermanito.

Mis brazos alrededor de su cintura instintivamente lo acercaron a mí al pensar en su infancia.


Chanyeol de repente despertando por mi toque, se movió debajo de mí con su pecho
calmándose cuando sus manos tocaron frenéticamente a lo largo de mi espalda. Se
aseguraba de que realmente estuviera aquí.

Sonriendo levanté la cabeza, sólo para encontrarme con los intensos ojos oscuros que tanto
adoraba.

—Buenos días —saludé, sintiendo un sonrojo cubrir mis mejillas.

Los ojos de Chanyeol miraron mi cuerpo desnudo y se movió en su posición.

—Soo —respondió.

Acercándome me arrastré lentamente por su cuerpo para llegar a su boca. Asegurándome


de que mi beso fuera bienvenido, y leyendo en sus labios entreabiertos que sí lo era, me
incliné y presioné tímidamente mis labios contra los suyos.

Y se sintió tan precioso como lo hizo la noche anterior, al igual que como me sentí la primera
vez que nos besamos.

Besándolo una vez más, me aparté, y acariciando su cabello, pregunté:

—¿Estás bien? 232


Los ojos de Chanyeol siguieron mirando mi boca y asintió.

—Sí.

Una sonrisa curvó mis labios y pregunté:

—¿Y dormiste bien?

Chanyeol exhaló un suspiro de alivio, y respondió

—Sí. Siempre lo hago cuando estás aquí.

—Entonces siempre dormirás. — susurre y me quedé callado cuando sentí a Chanyeol gemir,
mientras su longitud erecta presionaba contra mi muslo.

Mi corazón se agitó, y mi cuerpo dolía por su toque.

—¿Chanyeol? —pregunté en voz baja y miré su mano sobre la mía—. ¿Te bañas conmigo?

Sus fosas nasales se dilataron, acompañado por un brusco gesto de su cabeza.


Lentamente me liberé de sus brazos y me deslicé fuera de la cama. Cuando la brisa
fresca me envolvió, de repente me sentí muy desnudo. Nervioso me cubrí el cuerpo
con los brazos, pero la mano de Chanyeol me hizo bajarlos.
—No lo hagas —ordenó, y me sonrojé de nuevo.

Sintiendo sus ojos mirándome caminar en la sala de estar, me dirigí directamente hacia
el baño y empecé a abrir el grifo. El vapor del agua caliente empañó la habitación y
distraídamente, me apoyé en el lavabo mientras esperaba que la bañera se llenara. De
pronto Chanyeol apareció en la entrada del cuarto de baño con su gran cuerpo tatuado
desnudo, y sus pesados brazos moviéndose con cada paso que daba.

El viento escapó de mis pulmones cuando su mirada encontró la mía. Y esa cálida
sensación de necesidad se construyó entre mis piernas. Chanyeol entró en la
habitación y se detuvo justo delante de mí. Mirándome levantó la mano y acaricio mi
cabello sosteniendo un mechón entre sus dedos.

—Siempre me ha gustado tu cabello — susurro.

Sonreí. Y estiré la mano trazando la piel debajo de sus ojos.

—Y a mí siempre me han gustado tus ojos. — Chanyeol expulsó una rápida respiración
a través de la nariz. Y acercándome aún más, dije — Y ahora los amo… tanto como te
amo a ti.

La mano de Chanyeol se quedó quieta en mi cabello y sus ojos se cerraron como si estuviera
desesperado por oír esa confesión de mis labios. Con mi corazón 233
derritiéndose, extendí mi mano y tomé la suya. Sus ojos se abrieron pero sonriendo lo dirigí
al baño ahora lleno cerrando el grifo.

Guiándolo, le hice un gesto para que entrara en la bañera primero. Él subió,


empequeñeciendo la enorme bañera, entonces me tendió su mano para que lo
siguiera. No dudé y colocando mi mano en la suya, subí. Chanyeol inmediatamente me
tiró en sus brazos y suspiró pesadamente, con felicidad.

Nos sentamos en silencio durante unos minutos, saboreando el agua calmante, luego agarré
el jabón y enjaboné mis manos.

Girándome, pregunté:

—¿Puedo cuidar de ti?

Chanyeol asintió, y colocando mis manos sobre su piel tatuada con cicatrices, empecé
a lavarlo, mostrándole con mi toque lo mucho que significaba para mí. Enjaboné sus
brazos y su pecho; y durante todo el tiempo que lo hice, sus ojos nunca dejaron los
míos. Entonces, cuando mis manos se movían por su duro estómago de pronto tomó
mi muñeca. Levanté la mirada con pánico, pero la expresión suave en su rostro
rápidamente mitigó cualquier preocupación. Esperé que hablara, entonces finalmente
dijo con voz ronca:

—Nunca nadie se ha preocupado por mí de esta manera antes.


Mi corazón se rompió, porque por mucho que mi vida hubiera sido difícil, y por mucho
que hubiera rechazado el afecto, tuve a mis hermanos. Pero para Chanyeol… no hubo
nadie.

Inclinándome, hasta que mi cuerpo presionó su duro pecho, dije:

—Eso está en el pasado Chanyeol. Porque ahora voy a cuidar de ti todos los días por
el resto de nuestras vidas. Tú eres mío y te atesoraré siempre. Más de lo que nunca
sabrás.

Los ojos de Chanyeol brillaron, y con las manos firmes en mi cuello, llevó mi boca hacia
la suya. El beso empezó dulce y tímido, pero no pasó mucho tiempo antes de que un
calor increíble se construyera entre nosotros. Las manos de Chanyeol dejaron la
seguridad de mi rostro y bajaron a través de mi espalda, sobre mis caderas, para
aterrizar en mis muslos. Podía sentir su dura longitud presionando contra mí mientras
se mecía. Y cuando un largo gemido salió de su boca, lo dejé guiar mis piernas a cada
lado de sus caderas. Alejándome de su boca con un gemido entrecortado, presioné mi
frente en la suya con mis manos temblorosas ahuecando sus mejillas.

—Hazlo, Chanyeol. Quiero sentirte en mi interior otra vez. Necesito sentirte dentro de mí.
Su rostro brilló con temor. 234
—Sólo enfócate en mí, Chanyeol. No necesitas ningún dolor. Ni miedo. Sólo nosotros, ¿recuerdas?

Chanyeol gimió y luego se movió, con una mano sosteniendo mi cintura. Cuando lo
sentí en mi entrada, se quedó quieto con sus músculos tensos. Levantando la mirada lo
vi cerrar sus ojos con fuerza, reviviendo alguna imagen que lo frenaba. Pero agarrando
sus hombros me bajé sobre él lentamente.

Sus ojos se abrieron de golpe cuando me llenó tan increíblemente.

—Soo —gimió mientras me llenaba hasta la empuñadura.

Temblando me senté encima de él, con mis manos sosteniendo su rostro y sus brazos sosteniendo
mi cintura.

Ambos respiramos.

Entonces lo sentí. La paz y el amor que Luhan me dijo que había experimentado con
Sehun. Y sabía que nada de este precioso momento podría estar mal. Sabía que nadie
que se preocupara y amara tanto como Chanyeol podría ser un pecador. No había
llamas corriendo por su sangre. Sólo amor por mí, y eso era suficiente, siempre sería
suficiente.
Gimiendo levante mis caderas y empecé a moverme sobre él. La hermosa sensación
de tenerlo tan dentro de mí encendió mi alma y me moví con más fuerza. Chanyeol
gruñendo comenzó a encontrar mis movimientos con los suyos y la expresión de placer
con dolor en su cara me hizo arder más por su toque.

Moviendo mis labios a los suyos, fundí nuestras bocas y la cálida lengua de Chanyeol
inmediatamente se empujó dentro. Y así fue desde allí. Con nuestros cuerpos
moviéndose una y otra vez y su boca poseyéndome.

En poco tiempo, la tensión se formó en la base de mi columna mientras soltaba un


gemido corriéndome y Chanyeol apartó su boca de la mía gruñendo cuando su cálida
semilla broto calentándome desde adentro. Respirando agitadamente me aferré a su
cuello, preocupado de que saldría flotando si soltaba su agarre.

Sonriendo caí en su pecho y respiré el fresco aroma de su piel. Su mano de inmediato me


envolvió, acercándome y lo sentí relajarse mientras susurraba:

—Te amo.

Sin dejar de sonreír cerré los ojos y respondí —Y yo a ti, Chanyeol. 235
Chanyeol suspiró y murmuró
—Mío.

Y sonreí aún más. Pasaron los minutos mientras disfrutábamos del calor del uno al
otro. Entonces algo que había estado pensando me vino a la mente. Mi dedo trazó el
tatuaje en su pecho, cuando pregunté:

—¿Chanyeol?

—¿Mmm? — respondió mientras sus manos pasaban perezosamente a través de mi cabello.

—¿Qué pasó después?

Se quedó quieto y supe que su silencio significaba que no entendía mi pregunta. Inclinando la
cabeza para mirar su cara, pregunté:

—Después de que tu padre te dejó, y… y tu hermano murió… ¿qué pasó entonces?

Él estrechó los ojos confundido. Sabía que trataba de recordar.

—No es muy claro, pero alguien vino y nos encontró. Creo que estuvimos en ese
agujero de mierda por un tiempo. Y recuerdo que era alguien que nos conocía, pero no
estoy seguro de quién, mi mente está muy confusa sobre ese día. Sacaron a mi
hermano de mis brazos. Recuerdo que traté de sostenerlo para que no se lo llevaran,
porque no quería perderlo, pero no tenía fuerzas para luchar. Luego me pusieron en un
auto. Condujeron por un largo tiempo, pero yo estaba demasiado cansado y
hambriento para recordar gran parte del viaje.

Cerré los ojos, imaginándolo sosteniendo el cadáver de su hermano, negándose a


dejarlo ir. Y sólo Dios sabe el estado en que estaban. En qué estado habría estado su
hermanito, sostenido en los delgados y débiles brazos de Chanyeol.

De repente la mano de Chanyeol comenzó a acariciar mi cabello más rápido. Al


instante, supe que algo lo lastimaba. Sabía que acariciaba mi pelo cuando necesitaba
fuerza.

—Me llevaron a un enorme edificio. Estaba oscuro y me dejaron en la puerta. Creo que
debí quedarme dormido, porque cuando me desperté estaba en una cama que no
reconocí. Un hombre entró y trató de hablar conmigo. Pero puso su mano en mi brazo
y grité. Lo empujé y le conté sobre las llamas. Le dije sobre la maldad en mi sangre y
arañé mi muñeca para mostrarle que trataba de sacarlas — los ojos de Chanyeol
perdieron su enfoque, completamente inmerso en su memoria—. Pero no me entendió.
No pude hacerle entender lo que estaba mal. Al igual que con todos los demás,
siempre dije algo incorrecto. Algo que los hizo asustarse o molestarse o

enojarse. 236
—Chanyeol —susurré, pero seguía allí, dentro de su cabeza.

—Me llevaron a un lugar nuevo. ¿Un hospital, supongo? Pero no me gustaba allí. Me
inyectaban drogas que me adormecían, porque trataba de sacar las llamas. Entonces
no podía sentir las llamas, pero sabía que estaban allí. Me ataron para que no pudiera
liberarlas. Pasé todo el día, todos los días, durante años y años, quemándome desde
adentro. Odio jodidamente estar atado.

La mirada de Chanyeol se trasladó hacia mí y explicó:

—Las llamas dolían todo el tiempo. Ellos no me dejaron liberarlas. Me dejaron solo en una
habitación, atado en una cama, dejando que las llaman me quemen vivo.

—Entonces, ¿cómo llegaste a liberarte? —pregunté mientras recordaba a Chanyeol, en


la cama semanas atrás, viéndolo moviéndose desesperado tratando de liberarse. Y
entonces la expresión de su rostro cuando lo corté con su cuchillo. Porque había
estado atado, sintiendo las llamas quemarlo vivo.

—Ellos movieron a alguien a la habitación conmigo. Personas venían a visitarlo. Y allí


había este chico que siempre se acercaba a mí. Los médicos me habían inyectado con
las drogas anestésicas, pero siempre recordé su cara. Él tenía el cabello rubio y
siempre vestía de cuero. Siempre podía oler el cuero —Chanyeol respiró
profundamente, y pude oír su corazón latiendo en su pecho—. Entonces, una noche, el
hombre en cuero ingresó y liberó al otro hombre que compartía la habitación conmigo.
Lo escuché abriendo la ventana de nuestra habitación y los escuché dejarla. Pero
luego sentí que alguien me desataba y, cuando me las arregle para mirar hacia abajo,
me había liberado de la cama. Y la ventana seguía abierta.

Mi cuerpo estaba tenso al oír la historia, y presioné:

—¿Entonces qué? ¿Qué pasó después? ¿Quién era el hombre que te liberó?

El dedo de Chanyeol bajó por mi mejilla y me dijo

—Lo que pasó después no está muy claro debido a las drogas, pero recuerdo trepar
fuera de la ventana y correr. No sé cuánto tiempo corrí, pero terminé en un callejón
porque necesitaba dormir. Pero cuando me levanté, no tenía otro lugar donde ir. Pero
tenía mi cuchillo. El cuchillo que me las arreglé para ocultar todos estos años, el que
até con correa bajo el colchón. El cuchillo que mi papá utilizaba en mi espalda cada
noche. Estaba cortando mis brazos cuando oí pasos que se acercaban. Me había
tensado, agarrando mi cuchilla con mis manos. Pero cuando levanté la vista, era el
chico que me había liberado. Él y un hombre más bajo con cabello oscuro. Ambos
estaban vestidos de cuero con el diablo pintado en su espalda.

Mis ojos se abrieron y susurré 237


—Chen… ¿El de cabello negro? ¿Era ese Chen?

Chanyeol asintió y agregó

—Y Kris. Kris fue quien me liberó. El hombre de la otra cama había sido su hermano mayor.
Todos ellos eran Hangmen.

—Y él te encontró de nuevo. ¿Regresó por ti?

Chanyeol asintió.

—Sí. Yo tenía diecisiete años. — su mirada fija en la mía y me dijo—: Yo tenía


diecisiete años… diecisiete años, cuando abracé la oscuridad. Diecisiete cuando
jodidamente me convertí en el Chanyeol de los Hangmen. El viejo de Kai solo me
escucho y asintió cuando le respondí que me cortaba mis brazos para liberar las llamas
de mi cuerpo. Él nunca preguntó nada más. Él solo me aceptó.

—Chanyeol —murmuré besando a lo largo de un tatuaje de una llama naranja en su


pecho. Pero mientras lo hacía, le pregunté con curiosidad — ¿Cómo te hiciste todos
estos tatuajes y perforaciones si no puedes ser tocado?

—Los quería para que la gente no se me acercara. Así ellos podían ver en el exterior,
lo que vivía en el interior — Chanyeol se tensó, y añadió— fueron dolorosos. Hangeng
los hizo. Lo hicieron sobre todo mi cuerpo por tres días sin parar. Chen y Kris me
mantuvieron noqueado. Luego, cuando me desperté, yo era este. Era solo el Chanyeol
de los Hangmen. Ya no más Park Chanyeol.

Me quedé mirando los tatuajes y lo entendí. Esos tatuajes mantenían a la gente


apartada. Así no lo iban a tocar. Ellos hicieron que la gente se mantenga alejada antes
de que optaran por permanecer lejos.

Cada nueva palabra de su boca parecía destruirme.

—Chanyeol… —susurré y presioné un beso final a su piel. Entonces le pregunté—: ¿Y qué


pasó después de que Kris y Chen te encontraran?

—Kris me llevó al viejo de Kai, y ellos me acogieron. A ellos no les importaba una
mierda que me cortara a mí mismo. A ellos no les importaba una mierda que yo fuera
diferente. Ellos solo me acogieron malditamente. Y nunca los dejé.

—¿Y Kris y Chen…?

—Son mis hermanos. Me entienden. Ellos saben cómo hablarme. Ellos me salvaron. Mierda, ellos
me salvaron. Les debo todo. Incluso cuando Kris fue de gira con las fuerzas, él siempre se

mantuvo en contacto conmigo. Me comprobaba en todo lo que podía. Él me cuidaba. 238


Un bulto se construyó en mi garganta y moviéndome hacia el cuerpo de Chanyeol,
presioné mis labios contra los suyos. De repente, el sonido de voces estalló afuera. Era
risa. Era la felicidad y la hermandad. Y era la familia de Chanyeol. Los cuales se
convirtieron en mi familia también.

—Ellos son ruidosos —comenté sonriendo.

Chanyeol asintió y mi corazón se llenó cuando vi su labio contrayéndose con afecto.

—Siempre lo son. Especialmente Chen. Sehun lo golpea mucho para que se calle la boca.
Nunca funciona por mucho tiempo.

Entonces, sorprendiéndome, la risa brotó de mi pecho. Chanyeol dejó de respirar, y


luego se sentó y me aplastó contra su pecho. Gritando por la sorpresa, sostuve su
cabeza entre las manos y le pregunté —¿Estás bien?

Chanyeol asintió contra mi pecho y dijo

—Me gustas cuando ríes.

Sonreí y le susurré

—Y yo te amo de cualquier manera.


Chanyeol suspiro y me sostuvo más apretadamente todavía.

Abriendo la puerta salí de la habitación, vestido con mi camiseta y pantalón blanco y


con mi cabello húmedo y desordenado. Buscando a Chanyeol lo vi sentado contra la
pared, junto al fuego, con su cuchilla en la mano. Miraba la escotilla en el suelo en la
parte trasera de la sala y vestía una vez más sus pantalones de cuero, botas negras y
solo su chaleco. Se veía tan guapo que pensé que mi corazón iba a estallar.

Otra ronda de estridentes carcajadas estalló afuera y Chanyeol levantó la cabeza.


Levantando mi mano, trate de no mostrar mi preocupación. Me preocupaba que
hubiera estado mirando fijamente la puerta.

Chanyeol se puso de pie y se acercó. Sin dudarlo, su mano se unió a la mía.

—¿De verdad quieres salir? —preguntó, y asentí.

—He estado en el interior durante demasiado tiempo. Me siento seguro contigo a mi lado y
ellos son tus amigos. Tus hermanos.
Chanyeol asintiendo nos guió a la puerta. Cuando entramos en el claro, frente a las 239 tres
cabañas, me di cuenta que todo el club estaba allí, incluyendo Baekhyun y Luhan, con Kai y
Sehun.

Todos estaban distraídos bebiendo y comiendo comida a la parrilla. Pero Chen de repente miró
hacia arriba sonriendo.

—¡Chanyeol! — llamó, y me guiñó un ojo—. Pequeño.

Todo el mundo se quedó en silencio de nuevo, y sentí vergüenza por su atención, me


acurruqué en el costado de Chanyeol y su fuerte brazo grande vino alrededor de mi
hombro para sostenerme cerca. Al instante me sentí seguro.

Chanyeol comenzó a caminar hacia adelante y cuanto más nos acercábamos, todas las
voces volvieron a su estado previo.

—¿Soo? — mirando hacia arriba vi a Baekhyun y Luhan sentados con Heechul y


Victoria.

Saludé. Chanyeol miró y preguntó —¿Tienes

hambre?

Asentí contra su pecho y le dije:


—Voy a esperar con Baekhyun y Luhan.

El brazo de Chanyeol parecía apretar como si fuera reacio a dejarme ir, hasta que Chen lo
llamó por su nombre.

—¡Chanyeol, suelta a tu puto por un maldito minuto caliente y ven a conseguirle a tu


loco trasero algo de carne! Estuviste jodidamente perdiendo peso, y no quiero ser el
maldito responsable de ser el hijo de puta más malo y grande de este club.

—Jodidamente no te preocupes, Chen. Jimin tiene esa mierda fuera de todos modos —
dijo Hangeng en respuesta.

Chen comenzó a rasgar su camisa.

—¿Estamos haciendo esta mierda otra vez, hermano? Joder. Juro que sigues diciendo
esa mierda solo para conseguir que me desvista. ¿Te estás poniendo caliente por mi
culo pálido? ¿Heechul no te está dando lo que necesitas?

Todos los hermanos comenzaron a reír, y Chanyeol a regañadientes me soltó y caminó


hacia la parrilla. Sonriendo me giré para unirme a Baekhyun y Luhan, pero me detuve
cuando vi a Kris dejando su cabaña a mi derecha. Entonces, abrumado de
gratitud por este hombre, me apresuré a donde él estaba caminando, sonrojándome

mientras su rostro estalló en una sonrisa. 240


—Hola, Soo…

Acercándome corté su saludo envolviendo mis brazos alrededor de su cintura. Kris se


tensó pero luego se calmó sonriendo. Nervioso e incapaz de soportar su contacto por
mucho tiempo, di un paso atrás, y con los ojos bajos, dije

—Gracias.

Kris se acuclilló y su cara me miro con una expresión de confusión.

—¿Por qué?

Sentí la expectativa silenciosa detrás de nosotros. Avanzando poco a poco, susurré:


—Por salvarlo. Por darle una familia… por salvarlo a él para que algún día él pudiera
salvarme.

Los ojos de Kris se abrieron y tragó.

—¿Te lo dijo? —preguntó, claramente sorprendido.

Asentí.

— Me lo dijo todo.
Kris se pasó la mano por el cabello.

—Mierda —exclamó.

—Él… él tiene la suerte de tenerte en su vida — añadí, luego me volví rápidamente.


Pero la mano de Kris agarró mi brazo. Cuando mis ojos se dispararon hacia él,
pregunto:

—¿Él está bien ahora, Soo? ¿Él está jodidamente fuera del infierno que fuera en el que
estaba?

Echando un vistazo por encima del hombro, vi a Chanyeol viendo la mano de Kris en mi
brazo. Sus puños estaban a su lado, pero no se había movido.

Dando un paso atrás, la mano de Kris se desplomó.

—Casi, creo —le aseguré.


En el mismo instante que le di mi respuesta, la imagen de Chanyeol sentado mirando
fijamente esa escotilla, con esa cuchilla en especial, vagaba perezosamente a través
de mi mente.

—Mierda. Ese hermano merece ser librado de su pasado. De una vez por todas —Kris 241
comentó y sonrió—. Por lo menos él te tiene ahora, Soo. Al menos él finalmente jodidamente te
tiene.

Con eso, Kris se unió a sus hermanos. Levantando la mirada vi a Chanyeol dando un paso
adelante para llegar a mí pero le tendí mi mano y negué.

—Estoy bien—murmuré.

Chanyeol se detuvo en seco y asintió.

—¿Soo? — seguí el sonido de la voz, y volteándome vi a Baekhyun y Luhan. Baekhyun


señalando hizo un gesto a un parche de hierba lejos de todos los demás y caminando
me senté junto a ellos.

Baekhyun miró sobre su hombro a Chanyeol, entonces me miró de nuevo, sonriendo.

—¿No regresarás a mi casa, cierto?

Ruborizándome, negué y la mano de Luhan encontró la mía.

—Estoy muy feliz por ti, Soo. Te mereces ser tan feliz.

Mirándolo las lágrimas pinchaban en mis ojos

—Lo soy. — confesé con mi labio inferior temblando —. Soy tan feliz. Y también lo es Chanyeol
— Baekhyun y Luhan compartieron mis lágrimas. Y riendo con alegría, me incliné y puse
suavemente mi mano sobre el estómago de Baekhyun—. Especialmente ahora que estoy a
punto de convertirme en tío.

—El tío Soo — Baekhyun susurró y levantó mi mano apretándola suavemente.

Luego mirándome preguntó:

—¿Es amable contigo, Soo? Sé que no es asunto mío, pero te conozco. Sé que no hablaras de
ello. Pero solo… solo tengo que saber que él es amable.

Mi corazón tartamudeó con su pregunta, pero levanté mis ojos y asentí susurrando

—Sí. Él es perfecto.

Las lágrimas de Baekhyun golpearon el cuero de sus pantalones y respondió


—Eso es bueno, Soo. Eso es muy, muy bueno.

Miré a Baekhyun, entonces a Luhan, y mi corazón se sentía tan feliz de que ahora por
fin conocía el amor. Sonriendo levanté mi cabeza hacia el cielo y cerré los ojos,
enviándole un deseo a Dios que mi Hansol fuera feliz también. Feliz de que los
hermanos por los que había luchado tan duro para salvar, habían encontrado el

verdadero amor. 242


Amor, del tipo perfecto.

Amor junto a los Hangmen.

CAPÍTULO 23
Un viaje al pasado

Tres días después...


Al despertar, me encontré con que fuera aún estaba oscuro. Moviéndome extendí mis
brazos hasta Soo y entré en pánico al descubrir que no estaba a mi lado. Desesperado
salté fuera de nuestra cama con mis pies golpeando el frío suelo e inmediatamente
corrí hacia la sala. Entonces, mi corazón se desplomó cuando lo vi.
Soo estaba sentado sobre la escotilla en el suelo, en esa jodida escotilla, sosteniendo ese
puto cuchillo.

— ¡No! —gruñí y fui corriendo hacia él.

Soo sorprendido alzó la vista por el sonido de mi voz. Y al instante, se escabulló por la puerta

golpeando el suelo con las rodillas. Entonces, por primera vez en tres días, 243 sentí a las
llamas despertarse bajo mi piel. Las llamas que no se habían movido en semanas, comenzaron a
agitarse.

Y comencé a correr, con la necesidad de conseguir mi cuchillo tomando todo el control de


mi cuerpo. Pero entonces...

— ¿Chanyeol?

La suave voz de Soo me detuvo en seco. Tensando luché para respirar, para calmarme
y bajé la mirada hacia donde debía estar sentado. En cambio, se encontraba de pie
mirándome confundido… Y sosteniendo ese jodido cuchillo en la mano.

Y por alguna razón, el pensamiento de Soo sosteniendo ese puto cuchillo en la mano
hirvió mi sangre. Porque era de él. Y todo eso lo hizo doloroso. Él era mi jodida
maldición.

—Dame el cuchillo — dije bruscamente. Pero Soo dio un paso atrás, llevando el cuchillo con él
—. Soo...

—¿Alguna vez has vuelto? —preguntó Soo, callándome.

Deteniéndome fruncí el ceño. Soo soltó un profundo suspiro y se acercó un paso.


—¿Alguna vez has vuelto a la casa donde creciste?

El aire dejó mis pulmones con la mención de la jodida casa. Nervioso mis manos se volvieron
puños a mis lados y negué. Soo se acercó aún más.

—¿Sabes a dónde fue tu padre? ¿Sabes qué paso con él?

Me estremecí con el pensamiento de mi padre atravesando mi mente. Y negué.

—No. No tengo maldita idea qué pasó con ese bastardo —gruñí sintiendo cada musculo de mi
cuerpo ponerse rígido.

Soo sin decir nada levantó el cuchillo lentamente y lo extendió para que la tomara.
Luego en silencio se volteó y volvió a entrar en el dormitorio mientras lo veía
marcharse. Tensándome miré hacia abajo, al oxidado y viejo cuchillo en mi mano. Y
todos los sentimientos, sobre estar atrapado en ese maldito infierno, volvieron
rápidamente. Apretando con fuerza el metal en mi mano mire a través de la escotilla.
La escotilla que se instaló cuando la cabaña fue construida. Un lugar para alejar las
llamas.

Un lugar donde él podría continuar tomándome...

De repente, me sentí enfermo. 244


Dejando caer el cuchillo al suelo, regresé tambaleándome al dormitorio, para encontrar
a Soo sobre la cama. Estaba sentado, desnudo, rodeándose las piernas dobladas con
los brazos. Y estaba llorando.

—Soo —susurré mientras me acercaba.

Él con tristeza levantó la cabeza y habló

—En mi vida tenía dos cosas por las que solía orar. Dos cosas que imaginaba, que si
solo pudiera obtener, sería libre. — susurro y se secó las lágrimas de su rostro—.
Quise que Kyuhyun muriera. Quería estar de pie encima de él y saber que estaba
muerto. Y quise sentirme a salvo. Quise sentirme seguro en mi corazón. Quería saber
que nunca seria lastimado de nuevo. — confeso y sorbió por la nariz. Entonces
levantando la cabeza me miró fijamente y enfatizó — Y tú me diste ambas cosas. De
hecho, me diste más de lo que deseé. Porque también te entregaste tú. Me enamoré
de ti. Y puedo tocarte. Puedo hacerte el amor y saber, por completo, que no seré
lastimado.

Escuchar esas palabras me dio un vuelco el estómago y mi pecho se apretó con dolor. Quise
decir algo, pero de pronto los ojos de Soo se volvieron intensos y aseguró:

—Estás viviendo en un mundo donde no sabes si tu torturador está vivo o muerto. Viviste en
una casa donde te torturaron y ahora vives repitiendo los métodos que sufriste. — dijo y
negando cuestionó — Es por eso que tu alma no puede ser completamente...
completamente... reparada. Porque estás viviendo con la incertidumbre, no eres
verdaderamente libre. No hasta que lo dejes ir a él.

Odiando verlo llorar, tímidamente me acerqué y susurré:

—Soo.

Pude oír mi profunda voz rotundamente en mis oídos y temblé. Soo mirándome con tristeza
desdobló las piernas y abrió los brazos.

—Ven a mí —murmuró.
Desesperado corrí a la cama y me puse a su lado, aplastándolo contra mi pecho. Lo
sostuve mientras lloraba en mis brazos. Pero en todo lo que podía pensar era en lo que
había dicho. Nunca supe qué le pasó a mi papá. Nunca supe qué pasó con él después
de dejarlo. ¿Qué pasó con nuestra casa? ¿Qué paso con el cuerpo de JiSung?

Entonces pensé en la escotilla de mi sala de estar cuando era niño. La única que nunca había
tenido el coraje de abrir o entrar. Pero la única que mantuve para recordarme lo que fui, un error.

Malvado. Que era el mal. Que era la puta muerte. 245


Incluso después de dejar la casa y el hospital. Él todavía me poseía, él podía joder el
pecado de mi carne, en mi cabeza... hasta que llego Soo. Porque Soo lo hizo todo
mejor. Sin cruzar la puta escotilla de mi papá. Sin iglesia. Sin serpientes. Sin gritos...
sin dolor...

Sosteniendo a Soo más fuerte, con el tiempo se quedó dormido. Pero yo no podía.
Todo lo que veía en mi mente era oscuridad: JiSung muriendo en mis brazos, mi mamá
sujetando mis dedos a través de los tablones del piso. Luego sangrando en esa cama,
el cuchillo a su lado, el aliento de whiskey de mi papá ondulando por mi cuello.

Mis músculos se tensaron con fuerza, me hervía la sangre y mirando a Soo solo tuve un
pensamiento en mente...

...ese hijo de puta merecía morir...

Morir por mi mano, con mis putos cuchillos clavados en su cuerpo...

—Dos compradores más caen fuera de nuestras manos. Eso significa que el Klan está
haciendo alarde de su fuerza. Todavía no tomaremos decisiones para ver cuál es su
siguiente movimiento; pero si esto continúa, entonces habrá una guerra, sin importar
que Suho diese marcha atrás con Baekhyun o no.

Vi a Kai suspirar y escuche a Sehun traducir:

—Jimin, ¿conseguiste más información?

Jimin negó.

—Están escondiéndose con tecnología. Pero su chico nuevo no logró ocultar todas sus
cuentas. Y hay un montón de dinero de mierda viniendo de una cuenta privada en el
extranjero —Jimin se encogió de hombros—. Tiene que ser ese culto. Y están
metiendo algunas armas serias en territorio coreano.
Mi cuerpo se tensó con la mención de ese jodido culto.

Kai miro a Sehun. Podía ver la ira de los hermanos en sus rostros también.

Luego ellos dos me miraron.

Porque ahora, también tenía un puto del culto. Tenía a Soo. Tenía tanta venganza hacia esa
banda de pedófilos, como Kai y Sehun.

—Vamos a seguir vigilando nuestro territorio. Pero ahora el juego cambió. Zhoumi y el gobernador

Song Seung tienen influencia. Tienen a la mitad de los policías en sus 246 libros, nosotros
tenemos la otra mitad en los nuestros. Sera un viaje jodidamente interesante por delante.

Todos los hermanos asintieron.

Luego Kai señaló:

—¿Algún otro negocio?

Sintiendo a mi piel crisparse, me golpeé ligeramente el mentón.

—Llevará una semana, quizás más, Prez. Conseguí negocios fuera de Seúl de los que me
tengo que ocupar.

Seguí mirando fijamente a Kai, pero podía sentir al resto de hermanos observándome.
Nunca había dejado el recinto a menos que fuera por negocios de los Hangmen en
todo el tiempo que había estado aquí. Esta era la maldita primera vez.

Kai frunció el ceño, luego señalo:

—¿Dónde?

Rechiné los dientes, pero me forcé a hablar.

— Geum-dong
Sehun se hecho hacia atrás en la silla.

—¿Y qué coño querrás hacer fuera en la nada de corea donde solo hay putos arboles?
No puedo pensar en una jodida cosa que pueda atraerme de ese maldito lugar.

Me gire hacia Sehun y respondí:

—Mi viejo.
Los jodidos ojos marrones de niño bonito de Sehun se ampliaron, pero nada salió de su
boca. De hecho, cuando eché un vistazo a la mesa, encontré que todos los hermanos
estaban mirándome fijamente, con las bocas abiertas.

Hangeng se movió en su asiento.

—¿Tienes un viejo, Chanyeol?

Alejé la imagen que parpadeó en mi cabeza, pero contesté:

—Solía tenerlo. Hangeng asintió lentamente. Kai se sentó hacia adelante y preguntó: 247
—¿Soo irá contigo?

Mis manos se apretaron en la mesa y escupí:

—Sí.

Kai miro a Sehun, luego dijo:

—¿Va a estar protegido? ¿Vas a estar derramando sangre?

—Quizás. Probablemente. Absolutamente —contesté—. Pero Soo está conmigo, a mi


jodido lado, en mi maldita motocicleta, durmiendo a mi maldito lado. Es mi puto, lo
poseo y decido qué demonios sucede con él ahora, no tú. ¿Eso te dice suficiente?

La dura expresión de Kai no cambió, entonces levantó sus manos y señaló:

—Concedido. Tienes todo el puto tiempo que necesites. Solo, no le hagas daño a Soo.
No quiero a mi puto embarazado molesto porque su hermano ha sido herido en medio
de tu loca ira de mierda. ¿Sí?

Asintiendo me golpeé ligeramente el mentón parándome. Pero justo cuando Kai fue a
levantar el martillo, Kris y Chen se inclinaron hacia adelante. Kris sin dudarlo lanzó su
mano hacia arriba y comentó:

—También necesitaremos ese tiempo fuera, Prez.


Kai respondió:

—Nunca pensé lo contrario.

Mientras Kai golpeó el martillo en la mesa, todos los hermanos salieron. Pero mi atención
estaba en Kris y Chen, quienes estaban esperando en sus asientos.

Chen golpeó la mesa con sus nudillos y alegó:


—No estarás pensando ir sin nosotros, ¿no? Somos el trio psicótico de mierda. No vas a
ninguna parte solo.

—Es un maldito largo viaje —repliqué.

—Hacia tu maldito pasado, al parecer —agregó Kris rápidamente y vi sus ojos


estrecharse — ¿Tu viejo, Chanyeol? ¿Geum maldito dong? ¿Cómo demonios
terminaste en Seúl, desde el medio de la nada sureña?

Miré fijamente la mesa y comenté:

—Los especialistas para mi cabeza estaban en Incheon, creo. No lo sé. No está muy claro.
Demasiadas jodidas drogas estaban en mis venas. Pero me enviaron aquí en

algún momento entre los ocho y diecisiete. 248


Kris asintió, luego hizo otra pregunta:

—¿Así que vamos a rebanar a tu viejo? ¿Es de esa clase de salida?

Mirándolo apreté los dientes y respire a través de la nariz.

—Sí. — fue todo lo que pude decir —. De la peor puta clase.

Chen me miró a los ojos y se pasó la mano por el pelo.

—Él es la razón por la... — señaló el cuchillo en mi mano, luego las cicatrices en mi brazo.

Asentí y se recostó.

—¿Entonces cuando coño nos vamos? De repente tengo una mierda difícil en Geumdong.

—Hoy —anuncié.

—¿Y tú pequeño puto...? —peguntó Chen.

—Se viene jodidamente conmigo —gruñí.

Kris negó.
—Ese es un camino difícil y un paseo jodidamente largo. Y por lo que estoy
entendiendo, la reunión con tu querido papi no va a ser un puto día de campo. ¿Estás
bien con que su tímido culo te vea así? Verte en el jodido modo Chanyeol por
completo.

Pensé en Soo y mi pecho se hinchó de orgullo.


—Me entiende. Entiende qué es lo que tengo que hacer. Es más fuerte de lo que
parece. Puede manejarlo. — dije y mi dedo trazó un nudo sobre la mesa—. Sabe quién
soy... ambos lados de mí. Es lo suficientemente fuerte.

Kris negó y resopló una carcajada.

—Eso es lo que malditamente es, hermano. Un jodido diminuto guerrero.

—Sí, con un perfecto culo y un jodido cuerpo. Ganaste la maldita lotería con todo eso,
hermano — añadió Chen, alzando las cejas —. ¿Quién habría pensado que el cabrón
más aterrador marcado con cicatrices entre nosotros conseguiría al puto más caliente?
La vida es malditamente injusta.

Tensándome bajé la cabeza, pensando en los ojos de Soo y admití:

—Tengo que tenerlo conmigo, todo el tiempo. — me golpeé el pecho con el puño—. 249
No puedo respirar sin él cerca. Lo necesito para dormir conmigo. Lo necesito para
mantener lejos mis llamas. — gruñí y corrí mis uñas sobre las cicatrices en mi brazo—.
No va a dejarme nunca de nuevo. Para toda la vida, hermanos. Es mío para toda la
puta vida.

—Mierda —susurró Chen—. Loco caído.

Levanté la cabeza, pero Chen estaba realmente sonriendo.

Kris negando se levantó, arrastrando a Chen con él.

—Así que, Chanyeol, ¿nos marchamos a la tierra de montañas y sueños rotos?

Mirándolo asentí bruscamente y me levanté saliendo disparado de la casa club. Con mi


cabeza crispándose y con mis manos en puños todo el camino hasta mi cabaña.

Porque después de todos estos años…

Por primera vez me enfrentaría a él…

CAPÍTULO 24
Estoy igual de jodido que él
—Me siento extraño —susurré nervioso mientras me miraba en el espejo.

— ¡Luces jodidamente sexy, Soo! Chanyeol va a alucinar cuando te vea todo vestido de
cuero.

Inquieto miré al chico del espejo. El chico que vestía ceñidos pantalones de cuero, un
suéter y una ajustada casaca negra, complementados con botas negras. Mi pelo
estaba despeinado haciéndome lucir demasiado diferente. Y no podía parar de
mirarme.

—Es un largo camino hasta Geum-dong, Soo. Necesitas toda la maldita protección que
puedas conseguir — escuche decir a Heechul y me giré para ver a Victoria

holgazanear en el sofá de Baekhyun. 250


Heechul sonriéndome me entregó una mochila llena con más prendas de cuero y ropa limpia.

—Debería ser más que suficiente para ti. Te conseguí algunos cueros realmente buenos.

—Gracias —replique sonriéndole tímidamente y volví al sofá frente al cual Luhan y Baekhyun
estaban sentados.

Luhan me sonreía, pero pude percibir preocupación en el ceño fruncido de Baekhyun.

—Estaré bien, Baekhyun — lo tranquilicé.

Baekhyun asintiendo se puso de pie. Se encontraba pálido por el malestar matinal, pero
forzó una sonrisa.

—Sé que es así. Sólo me siento… ya sabes. Supongo que siempre he sido demasiado
protector contigo, Soo. Y verte ir con Chanyeol al otro lado del país, me pone nervioso.

Mi estómago se apretó al ver su preocupación, pero dije con más énfasis:

—Tengo que ir, Baekhyun. Él necesita esto. Lo necesita para seguir adelante. Como
todos lo hemos hecho. Y haré lo que sea para que eso pase. Tú lo harías por Kai. —
susurre y me giré, mirando a Luhan, Heechul y Victoria —. Y ustedes lo harían por
Sehun, Hangeng, y Woo Bin. ¿No es así? Todos asintieron y dijeron al unísono

—Sí.

Baekhyun con los ojos llorosos colocó sus manos en mis brazos y miré su rostro.
—Baekhyun, Hansol y tú siempre me trataron más como a un hijo que como a un hermano. Lo
cual es extraño, porque no eres mucho más mayor que yo.

Baekhyun empezó a llorar, pero se las arregló para decir

—Fue porque eras tan niño cuando ocurrió tu despertar. Kyuhyun fue… fue…

Acercándome tomé la mano de Baekhyun en la mía y dije

—Lo sé. Sé que mi falta de afecto y mi constante silencio, provocaron tu preocupación.


— miré abajo y traté de recordar el niño que era en la secta. Mi corazón se apretó y
confesé — Y sé que estaba roto. Pero ahora sé esto. — un revuelo de emociones llenó
mi cuerpo, pero conseguí afirmar— Ya no estoy roto. Soy fuerte… fuerte con

Chanyeol a mi lado. 251


Baekhyun sonriendo me observó y, después, susurró

—Puedo ver eso, hermano.

Luhan parándose se unió a nosotros y sus ojos brillaron cuando dijo.

—Siempre has sido fuerte, Soo. Siempre lo hemos visto. Pero ahora también lo haces tú.

Luhan me dio un abrazo cariñoso. Y justo después, escuchamos un sollozo detrás de


nosotros. Confundidos nos dimos la vuelta a la vez para presenciar cómo Heechul se
limpiaba los ojos. Cuando nos vio observándolo, nos lanzó una mirada de incredulidad.

—¿Qué? —preguntó, evidentemente exasperado —. Por culpa de ustedes, idiotas,


tendré que hacerme con un suministro de rímel resistente al agua. ¡Nunca lloré tanto
en mi maldita vida!

Detrás de Heechul, Victoria farfulló “Llorica”, ganándose un gruñido de su mejor amigo.

De repente tocaron la puerta y Luhan fue a abrir. Acababa de recoger la mochila del
suelo cuando Chanyeol entró en la habitación. Como siempre, al ver sus amplios
hombros y torso desnudo, olvidé cómo respirar. Nervioso observe su expresión que
siempre era cálida cuando me veía. Pero, esta vez, su mirada cayó lentamente y vagó
deliberadamente por mi cuerpo. Sus fosas nasales se ensancharon y sus manos se
cerraron en puños a sus costados.

Durante varios segundos, no hizo ningún movimiento y hormigueos se construyeron rápidamente


en mi cuerpo mientras susurraba ahogadamente.

—Chanyeol.
El sonido de su nombre escapando de mis labios fue el estímulo que necesitaba para
cruzar a zancadas el pequeño espacio entre nosotros, hasta quedar justo delante de
mí. Respirando pesadamente eché la cabeza hacia atrás para absorber su
impresionante altura y mi pulso se detuvo cuando su pecho se movió con su agitada
respiración; y sus manos se desplazaron despacio para descansar gentilmente sobre
mi rostro. Lentamente, bajó su cabeza para presionar cariñosamente sus suaves labios
contra los míos y mis ojos se cerraron por el contacto. Sonriendo cuando el retumbo de
un gemido resonó dentro de su amplio pecho.

Cuando Chanyeol rompió el beso, su frente acarició suavemente la mía, y habló con voz
ronca:

—Te ves… Mierda, Soo, te ves hermoso. Sintiendo que me ruborizaba, coloqué mi mano en su

pecho y murmuré 252


—Gracias.

Inhalando profundamente, Chanyeol dejó caer sus brazos y sujetó mi mano en la suya.

—¿Preparado? —preguntó, y asentí.

Chanyeol tomó la mochila de mi mano y nos dimos la vuelta para salir. Levantando la mirada
vi como Heechul se secaba más lágrimas y, con sentido de humor, murmuró:

—Sí, realmente necesito ese jodido rímel.

—Los veré cuando vuelva —prometí a Baekhyun y Luhan.

Después de que los dos me dieran un beso en la mejilla, abandonamos la casa de


Baekhyun y caminamos hacia nuestra cabaña. En todo el camino podía sentir a
Chanyeol mirándome continuamente y cada vez que lo hacía, su mano apretaba la
mía. Luchando contra la sonrisa que me provocaba que me viera tan deseable en esta
ropa, pregunté

—¿Kai estuvo de acuerdo con que nos vayamos?

—Sí — gruñó Chanyeol — Kris y Chen vienen también. No se quedarían atrás.

Permití una sonrisa escapar y mi rostro se ilumino al escuchar la noticia. Apoyando mi cabeza
en su brazo, confirmé
—Claro que no. También te quieren.

El brazo de Chanyeol se tensó, pero después, poco a poco, se relajó. Cuando pasamos la línea
de árboles, Kris y Chen estaban esperando en sus motos fumando.

Al alcanzarlos, Chen se enderezó y retiró el cigarro de su boca.


—Que me jodan, pequeño… — grito y se calló mientras me señalaba con el cigarro
entre sus dedos desde cabeza hasta los pies—. Tú y el jodido cuero, son una
combinación hecha en el paraíso de la piel.

Los músculos de Chanyeol se tensaron ante su comentario, pero antes de que pudiera moverse,
Kris agarró el brazo de Chen y le recordó

—Sólo porque el hermano ya no se corta, no quiere decir que no puede jodidamente rajarte a
ti. Ahora pon de tu parte, imbécil. Nos vamos de aquí.

Chanyeol gruñendo amarró mi mochila a su moto, después montó. Sonriéndole me


subí detrás de él y envolví mis brazos alrededor de su cintura. Luego encendió su
motor pero un momento antes de partir, giró la cabeza y presionó sus labios en los
míos en un rápido beso.

Cuando salió a la sucia carretera, coloqué mi barbilla en su hombro y susurré 253


—Yo también te amo.

Viajamos durante dos días. Acampamos fuera anoche y también lo haríamos hoy. Mi
cuerpo me dolía por estar poco acostumbrado a ir en moto. Pero cada vez que quería
parar, cada vez que quería volver, me recordaba que todo lo hacía por Chanyeol. Era
su mejor esperanza para alcanzar la misma paz que me había otorgado. Él también se
merecía la paz. Y cada vez que me repetía esas palabras, podía soportar el dolor, el
entumecimiento, el sufrimiento.

Y el miedo por lo que nos esperaba…

Levantando la mirada al cielo vi que la noche había caído, las estrellas estaban
brillando en el fondo de un cielo negro como la tinta. Y sonreí al sentir el aire frio en mi
rostro. De pronto distrayéndome Chanyeol viró a la izquierda por un aislado y oscuro
camino rural y lo sujeté con fuerza mientras la moto se sacudía por el camino de grava.
Entonces, mis cansados ojos se abrieron ampliamente cuando se posaron en un gran
lago. La luna llena colgaba en el cielo y lanzaba brillantes rayos de luz, que
resplandecían en el agua en calma.

Chanyeol en silencio nos llevó un poco más lejos, bajo la cubierta de los árboles, y luego,
lentamente, dirigió la moto a un alto. Mis muslos palpitaban por las largas horas de estar
sentado en la misma posición pero me mantuve quieto. Luego cuando se detuvo la moto
Chanyeol lentamente bajó y después dándose la vuelta, me levantó del asiento. Sus fuertes
brazos me sujetaron en el aire y, cuando me dejó en el crujiente suelo, me acercó a sus
labios. Cuando se separó de mi boca, mis mejillas estaban sonrojadas.
Las manos en guantes de cuero de Chanyeol se elevaron y sus dedos rozaron mis mejillas.

—Te gustó que hiciera eso —dijo con voz áspera. Era una declaración, ya que ahora conocía
la verdad.

Moviendo la cabeza para encontrar su mano, le contesté

—Me gusta cada vez más.

Chanyeol acercándose, se inclinó y me besó de nuevo. Sonriendo mis manos se levantaron para
envolverse alrededor de su cuello.

Esta vez, cuando se retiró, dijo

—Entonces lo haré más.

—¡Oye, Chanyeol! Deja al pequeño y trae tu culo aquí. He encendido un fuego y estoy 254
asando. Vamos a comer y después conseguir algo de sueño. Lograremos llegar a la dirección que
Jimin nos consiguió de tu viejo, temprano por la mañana. Y todos sabemos que va a ser un día
jodido —gritó Chen desde cerca del agua.

Sonriendo tome la mano de Chanyeol y nos acercamos a la fogata. Luego comimos en


total silencio junto al fuego. Terminando Chanyeol se paró, desplegó un jergón para
dormir y me atrajo a sus brazos tan pronto como nuestros exhaustos cuerpos cayeron
en la improvisada cama. En cuestión de minutos, pude escuchar los ronquidos de Kris
y Chen, durmiendo al otro lado del fuego. Pero el cuerpo rígido de Chanyeol y sus
rápidas inhalaciones y exhalaciones, delataban que estaba despierto.

Sintiendo su corazón acelerar, levanté mi cabeza y me apoyé en su pecho para


encontrar sus ojos. Chanyeol había estado observando el cielo, pero cuando notó que
me movía, me miró.

Levantando un dedo para acariciar las arrugas de preocupación de su frente, pregunté —¿Qué

pasa?

Los labios de Chanyeol se separaron y exhaló una lenta y controlada respiración. Sus
brazos se envolvieron alrededor de mi espalda y me sostuvo imposiblemente cerca. Al
principio, pensé que no iba a hablar, luego, inesperadamente, confesó.
—He matado antes.

Me congelé y, bajando mis cejas, declaré

—Lo sé. Mataste al hermano Kyuhyun.


—Pero he matado a un montón de mierdas más. Un montón, Soo. — sus ojos se
apartaron rápidamente, después, volvieron a mirarme—. Y me gustó. Me… Joder…Me
gustaba. Disfruté matando. Hay algo en mí, Soo, que quiere matar. Que tiene que
hacerlo. No puedo imaginarme ni siquiera dejándolo. Creo… creo que todo lo que me
hicieron cuando era niño, provoca mi necesidad de matar.

Dejando caer mi mano, me aparté lejos de su cuerpo y dije

—Pero sólo malas personas. ¿No? ¿Sólo necesitas matar a los que hacen cosas malas?

Chanyeol se encogió de hombros.

—Son siempre nuestros enemigos, del club. Hombres que solíamos utilizar para
conseguir información. Personas que jodían al club. — su barbilla señaló hacia mí—.
Personas que te han jodido a ti.

Mi estómago se volcó ante el solo pensamiento de quitar la vida de otra persona. 255
De repente la mano de Chanyeol tocó mi rostro con su mirada buscando la mía.

—¿Qué estás pensando Soo? Tu expresión ha cambiado pero no sé qué coño significa.

Suspirando, respondí con la verdad

—No me puedo imaginar quitando la vida de otra persona. Sé que es la manera de los
Hangmen, Baekhyun y Luhan me han explicado eso muchas veces. Pero… no lo sé.
No sé si, llegado el momento, hubiera sido capaz de quitarle la vida al hermano
Kyuhyun. No creo que esté dentro de mí matar a otra persona, sin importar cuánto lo
merezca. Supongo… supongo que me hace preguntarme qué hay dentro de ti para
realmente llevarlo a cabo. ¿Qué pasa por tu mente para desear hacerlo?

Chanyeol estuvo callado durante unos largos segundos. Luego el brazo que permanecía en mi
cintura me apretó más fuerte y susurró

—Él. Cada vez que mataba, era a él. Lo veía a él en lugar de a ellos. Los he destrozado. Los he
cortado en jodidos trozos con mi cuchillo, pero sólo le he visto a él.
Cada vez que maté, era él en mi cabeza… por mi madre… por JiSung… por mí… por cómo
me ha cambiado. Por lo que me hizo en aquel sótano.

Y simplemente así, mi corazón se apretó ante su confesión. Por el dolor que debía
guardar en su corazón, causado por el hombre en el que pensó que podía confiar.

Pasando mi mano por su cabello, dije:

—Eres un buen hombre, Chanyeol. Solo caíste en malas manos.


Movió su cabeza.

—No lo soy, Soo. Soy un asesino. En el fondo, me gusta matar, por culpa de él. Estoy igual
de jodido que él. Me gusta causar dolor a las personas.

—No —discutí, pero Chanyeol se quedó paralizado debajo de mí—. ¡Chanyeol! — susurré
más fuerte.

Cuando sus ojos volvieron lentamente a mí, me preguntó repentinamente

—¿Y si mañana está ahí?

Y mi corazón se rompió otra vez. Chanyeol en silencio se estiró, se abrazó a mi cintura y


explicó:

—¿Qué pasa si llegamos a esa jodida casa mañana y él está ahí? ¿Qué pasa si sigue allí?
¿Todavía jodidamente vivo y respirando como si nada hubiese pasado? ¿Todavía acudiendo a esa
jodida iglesia? ¿Sin ni siquiera importarle la mierda que hizo? ¿Sin 256 importarle lo que él me
hizo?

De pronto los ojos de Chanyeol se abrieron ampliamente. Tragó con fuerza. Y,


entonces, lo supe. Entendí que estaba en alerta e inquieto porque se sentía
aterrorizado. A pesar de que no mostraba los nervios en su rostro o en su voz, sabía
que era verdadero miedo lo que fluía por sus venas. Y me di cuenta que esta era
probablemente la primera vez en mucho tiempo que había sentido esa emoción en
particular. Él era Chanyeol de los Hangmen. Era el hermano más temido de los
enemigos. El que cortaba a la gente con sus habilidosos cuchillos.

Pero, en este momento, estaba asustado.

Intenté imaginar cómo me sentiría si el hermano Kyuhyun se hallara de repente


caminando desde los árboles, en este preciso instante. Y pude sentir temblores
asaltando mi cuerpo, sólo con el breve pensamiento. Pero para Chanyeol, en la
mañana, su torturador podría muy bien enfrentarlo. Y estaba asustado. Chanyeol, mi
fuerte y enorme protector, se sentía aterrorizado por el simple pensamiento.

—Shh —lo tranquilicé abrazándolo más fuerte cuando la respiración de Chanyeol se


volvió errática. Después, susurre — Yo estoy aquí para ti. También Kris y Chen están
contigo, porque quieren ayudarte. Lo enfrentarás y superarás el poder que todavía
tiene sobre ti.
Chanyeol apartó la mirada.

—En mi mente, lo he matado un millón de veces. Los hombres que he matado por el
club, la sangre que he derramado con estas jodidas manos… siempre ha sido la suya.
Pero no sé si puedo matar realmente al puto de mierda en carne y hueso — gruño
tensándose — Esa jodida casa, su rostro…aquella maldita escotilla en el sótano, él.
—Entonces no lo hagas —repliqué — Terminar con su vida no debe ser la meta de
este viaje. Vamos para que puedas recuperar el control de tu vida. Para enfrentar al
demonio que te causó tanto dolor. Para después dejarlo en el pasado. — susurre y mis
manos sostuvieron su rostro con fuerza volviéndolo para que me mirara. Tragando al
ver el dolor en su rostro, añadí — Para que puedas tener un futuro conmigo. Para que
podamos empezar una nueva vida. Felices. Sin dolor.

—¿Felices? —preguntó Chanyeol, con su voz cargada de emoción como un pequeño


niño. Asentí, temiendo que si hablaba, rompería a llorar. Entonces, apretándome contra
su pecho, admitió— Ni siquiera recuerdo ser feliz.

Sonriendo con los ojos llorosos, susurré

—Entonces, esto es por lo que tendremos esperanza. Por la felicidad… Porque,

Chanyeol… 257
—¿Qué? —insistió, su voz apenas un susurro.

—Tú eres mi felicidad.

Chanyeol me abrazó más fuerte todavía, entonces de pronto luego de unos minutos
cuando empecé a quedarme dormido sobre su pecho, sus músculos se tensaron y dijo:

—Tengo que matarlo, Soo. Tengo que matarlo por todo lo que nos ha hecho. Ese maldito hijo
de puta tiene que morir. Tiene que pagar.

No respondí, sólo cerré mis ojos y traté de entender que tuviera que matarlo para ser libre.

Entender que esto era necesario para dejar el pasado atrás.

Y empezar una vida sin dolor.

Una vida donde solo seamos Chanyeol y Soo.

CAPÍTULO 25
No era un maldito pecador

Lucía exactamente igual.


Exactamente. Jodidamente. Igual.

La vieja casa gris de madera todavía lucía como el pedazo de mierda que era. El pasto
y las hierbas rodeando la casa todavía eran demasiado altas. Los viejos autos
quemados cubrían el camino de tierra y no había jodidos vecinos a kilómetros.

Sí. Exacta y jodidamente igual

Acelerando la moto con fuerza me deslicé hasta una parada. Y deteniéndome sólo me dedique a
mirar. Mis manos estaban apretadas en el manubrio y no podía jodidamente moverme. Estaba
jodidamente congelado en el lugar. Temblando mis ojos se cerraron cuando mire la puerta y de

pronto tensándome recordé como fui sacado de la casa 258


después de que él nos abandonara. Entonces mis ojos se abrieron de golpe cuando me
imaginé el rostro, en mi cabeza, de la persona que nos encontró… el pastor Hwan.
Fue el jodido pastor Hwan quien nos encontró. Y se llevó a JiSung. Él se llevó lejos a
mi pequeño hermano y me dejó en una casa de asistencia…

De repente unas manos se apretaron alrededor de mi cintura y me regresaron rápidamente a la


casa delante de mí.

Respirando agitadamente me tambaleé hacia delante.

—Chanyeol. Soy yo. — exhalando, relajé mi cuerpo al oír la voz de Soo detrás de mí.
Luego tranquilizándome sus manos se movieron de nuevo y tomé una profunda
respiración.

Volteándome miré a mi izquierda. Kris estaba sentado de nuevo en su moto con sus brazos
cruzados sobre su pecho.

—Está en ti, hermano. Entramos cuando tú lo hagas.

Asentí, luego miré a mi derecha. Chen me observaba detenidamente.

—Lo que Kris dijo, hombre. Este es tu jodido espectáculo. Nosotros seguimos tu ejemplo. Lo
que sea que pase, tenemos tu espalda.
Asintiendo de nuevo mi cabeza cayó. Y Soo moviéndose detrás de mí, se bajó de la moto.
Luego se movió hacia mí y me tendió la mano.

—No estás solo.

Sintiendo mí jodido pecho tronar, me bajé de mi moto. Encontré la mano de Soo y


tirando de él hacia mi pecho, presioné un beso en su frente, luego lo dejé ir. Y dejé que
las jodidas llamas que ahora quemaban permanentemente bajo mi piel jodidamente se
levantaran poco a poco. Necesitaba jodidamente tirar esta mierda.
Enfrentado a Soo, ordené.

—Quédate aquí afuera.

Soo asintió. Luego me volví hacia Kris.

—Jodidamente quédate en la puerta. Lo vigilas, ¿sí? No dejes que se lastime.

Kris se bajó de su moto y caminó junto a Soo.

—Lo tienes, hermano. — Kris sacó su 9 mm de su corte y la sostuvo en sus manos —. El hijo de
puta no irá a ninguna parte si está ahí. — sabía eso. Kris era un ex francotirador. El hermano era

jodidamente insuperable con una pistola. 259


Asentí y al instante vi como Chen se paraba a mi lado. Encontré los ojos de mi hermano.

—Te quedas al frente conmigo. —Chen guiñó un ojo, sosteniendo sus armas favoritas en
sus manos y se retiró detrás de mí.

Entonces me enfrenté a esa jodida puerta de madera. La misma puerta de madera de


la que fui sacado por la piel de mi cuello cuando era un jodido niño y arrastrado
gritando a esa jodida iglesia, día tras día.

Sin pensarlo, encontré mis pies moviéndose hacia adelante con la hoja que perteneció a
este jodido hoyo del infierno agarrada fuertemente en mi mano.

Y no pude contenerlo. Las llamas que habían estado en silencio durante días se
encendieron más brillantes, surgiendo a través de mis jodidas venas. Mi cabeza se
crispó, mis manos se apretaron. Y dejé suelto cada pedazo de la jodida rabia que
sentía por este agujero de mierda y por el idiota que podría estar dentro.

Y jodidamente la abracé. Dejé que esa mierda ardiera.

Alcanzando la vieja puerta, levanté mi pie y destruyéndola, golpeé la boca del infierno
de par en par. Entrando rápidamente, sentí a Chen justo detrás de mí, cuidando mi
espalda.
Y me detuve en seco.

Nada había cambiado.

El lugar estaba más sucio, más deteriorado. Era un maldito agujero de mierda. Pero
todo lucía igual, el mismo piso manchado, cortinas descoloridas, incluso los muebles
viejos. Mi corazón se aceleró mientras escaneaba la habitación. Mi cuerpo temblaba
con rabia, tanta jodida rabia por estar de nuevo en este lugar que apenas podía
jodidamente pensar.
Entonces lo escuché: un movimiento desde la habitación.

Olí el hedor del alcohol.

Y luego él salió tambaleándose.

Todo el aire salió de mis pulmones cuando entró en la sala de estar con una jodida hoja
larga afilada en sus manos y gruñendo maldiciones. De pronto sus ojos oscuros
aterrizaron en mí y sus dientes se apretaron juntos.

—¡Lárguense! —gritó con la ropa chorreando de sudor; y su piel amarilla y pálida —. ¡Lárguense
antes que llame a la policía! ¡No tengo nada aquí para ustedes!

—Joder. — escuché junto a mí, pero estaba clavado al jodido lugar —. ¿Ese es el 260 idiota?
Tensándome vi como los ojos de mi papá se lanzaban hacia cada uno de nosotros. Y luego
sin dejar de mirarnos levantaba el cuchillo en sus viejas manos temblorosas.

—¡Dije, lárguense!

Pero no nos movimos, y de alguna manera, sus ojos se mantuvieron regresando a mí.
Entonces deteniéndose sus ojos se quedaron en los míos y lentamente comenzaron a
examinar mi cuerpo, moviéndose hacia la hoja en mi mano, y luego regresando de
nuevo para quedarse en mi rostro.

Sus ojos se fruncieron pero luego su boca se enganchó en la esquina, como con realización.

—Bueno, estaré jodidamente maldito. Me preguntaba si alguna volvería a ver tu


inexpresivo rostro de nuevo algún día, Park Chanyeol. Y aquí estás. Luciendo tan
malvado y retardado como siempre supe que eras.

Miraba fijamente a mi viejo, escuché ese puto nombre chorreando veneno desde su
estúpida boca jodida. Y pude sentirme temblando. Podía sentir cada fibra de mi cuerpo
jodidamente temblando. No podía hablar, no podía moverme.

Estaba atrapado.
—No tengo nada para ti aquí, muchacho. Así que tú y tus amigos pecadores pueden
simplemente girarse. No tengo nada de dinero, así que puedes jodidamente largarte.
No quiero que traigas tus demonios a esta casa de nuevo.

Mirando la puerta del sótano de pronto algo dentro de mí se rompió y espeté

—Tienes respuestas de mierda, viejo. Eso es lo que jodidamente tienes.

Incapaz de aguantar más, me lancé hacia adelante. Y sacando mis cuchillos al frente,
corrí hacia mi papá. Sus ojos brillaron mientras me lanzaba hacia adelante y sonriendo
sacó su cuchillo, pero su estado de ebriedad tenía su mano temblando demasiado para
agarrarlo con fuerza. Fácilmente saqué el cuchillo de sus viejas manos y lo empujé
hacia atrás con mi hombro contra la pared.

Usando mi antebrazo, lo empujé contra su cuello y mirándolo a sus putos ojos, le pregunté:

—¿Qué carajo le pasó a JiSung? ¿Por qué jodidos siempre me hacías contar hasta
once? — con furia presione mi brazo con más fuerza e inclinándome siseé — ¿Y por
qué mierda me violaste? ¿Por qué mierda me violaste y jodiste mi cabeza?

Mi papá tosió y su rostro se puso rojo brillante, sin poder respirar. Pero el hijo de puta

no iba a conseguir una muerte tan fácil. Iba a hacerle pagar. Pagar por todo. 261
Saltando hacia atrás, dejé caer mi brazo y lo miré caer al suelo. Mi cabeza se torció y
mi cuello dolía por el grado de tensión que lo esforzaba. Pero me volví hacia los
cuchillos en mi mano, y grité:

—¡Chen! Sostén al idiota sobre la mesa.

Chen sin dudarlo entró en acción y recogiendo al bastardo por el pelo lo arrastró hacia
la mesa en el centro de la habitación. La mesa en la que mi mamá cocinaba.
Tensándome paseé por el suelo luchando contra el recuerdo de mi madre de pie en
esta habitación, defendiéndome de esta mierda enferma… llorando…

Tambaleándome mis manos se apretaron en puños en los mangos de mis cuchillos y


golpeé el costado de mi cabeza mientras demasiados malditos recuerdos inundaban mi
mente.

—Hecho, hermano —anunció Chen desde el otro lado de la habitación volviéndome a


la realidad. Cuando me di la vuelta, Chen estaba sosteniendo los brazos de mi papá
con sus piernas pateando para liberarse.

Chen sonrió.

—El hijo de puta no va a ninguna parte, hermano.


—Kris —grité.

Kris entró en la habitación con su 9mm en alto.

Moviendo la barbilla ordene.

—Sostén las piernas del hijo de puta

Kris asintiendo dejó caer su arma en su corte e hizo lo que le dije.


Apretando el cuchillo en mis manos sentí las llamas quemar de nuevo en mi piel y
caminé en zancadas a la mesa. Cuando miré hacia abajo, el rostro de mi papá estaba
viendo mi cuchillo. Sosteniendo el mango de la hoja con más fuerza, corrí hacia
adelante y con un grito estrellé el extremo chato en su rostro. Sangre rápidamente
manó de la boca de mi papá y dejando caer el cuchillo en mi cinturón, levanté su
cabeza por el cuello de su apestosa camisa manchada y pregunté:

—¿Qué mierda hicieron con JiSung? ¿Qué mierda hiciste con el cuerpo de mi hermano?

Mi papá tosió y escupió, pero no dio ninguna respuesta. Con furia traje su rostro al mío y
gruñí.

—¿Dónde mierda lo llevaste? ¿Qué mierda fue hecha con su cuerpo? 262
—Le contestaría si fuera tú. Contéstale o cortará tu jodida lengua. Tu hijo es un puto
asesino a sangre fría, papito. No pensaría que quisieras joder con él nunca más —
advirtió Chen y los ojos de mi papá estallaron.

Y lo supe... estaba asustado. No podía leer rostros, pero conocía su rostro. Le conocía cada
expresión. Y sabía que nunca lo había visto así antes. Nunca antes lo había visto asustado.

Y jodidamente me encantaba que fuera yo quien le hiciera sentir miedo.

—El pastor Hwan —tosió—. El pastor Hwan y el anciano Kang se los llevaron a los dos.
Vinieron a buscarme y los encontraron a ustedes. Ellos sabían sobre el sótano, así que
supieron dónde buscar. Cremaron a tu hermano y arrojaron sus cenizas al río. Estaba
mejor así, que vivir contigo y tu alma contaminada.

Las llamas bajo mi piel ardían como la mierda, me quemaban desde dentro. E
inclinando mi cabeza hacia atrás, rugí y grité en voz alta. JiSung. Malditamente lo
quemaron. El puto pastor y el anciano me ataron y me llenaron la cabeza con mi papá
con toda la mierda de la serpiente, y escondieron la muerte, la jodida muerte de mi
hermano.

Sosteniendo mi cuchillo con furia, lo deslicé a través del pecho de mi papá con la
punta cortando profundamente su piel. Mi papá gritó, entonces antes de que tuviera tiempo de
gritar de nuevo, exigí:

—¿Por qué los once? ¿Por qué once veces? ¿Por qué todo siempre fue once?

Sus dientes se apretaron por el dolor y tomando mi cuchillo, coloqué la punta en la parte
superior del corte que justo le había hecho y comencé a arrastrarlo hacia abajo.

—Dije, ¿por qué mierda once?


Papá jadeó y gritó

—Hay diez mandamientos, once es una burla de todo lo que es puro. Es para el caos y
los pecadores. Tienes el mal en tus venas, la oscuridad en tu alma. ¡Once encajaba
con el pecador que eres!

Me detuve e incapaz de recuperar el aliento a través de rabia, golpeé mi cabeza.

—No era un maldito pecador. Era jodidamente diferente. Soy jodidamente diferente. Mi
cabeza no funciona bien, como la de los demás. Pero no era un maldito pecado, no era
jodidamente malvado, era diferente. Pero tu maldita iglesia te dijo que yo era malo.
Pensaste que todo el mundo era malo: yo, mamá, JiSung. Cuando eras tú. ¡Tú eras el

que estaba jodido! 263


Solté una respiración ruidosa. Y ese aliento se convirtió en un jodido grito mientras
deslizaba mi cuchillo a través de su estómago. El cuchillo no cortó profundo está vez,
pero el hijo de puta seguro lo sintió. Sintió el puto corte de mi cuchillo.

—Eres un pecador, Chanyeol. Mira en lo que te has convertido. Lo que has sido
siempre — ahogó él— Un maldito retrasado malvado con llamas en su sangre. El
retrasado con maldad en sus venas.

—Cállate —espeté y apunté mi cuchillo hacia su rostro—. ¡Cállate!

Sus ojos oscuros se cerraron cuando ahogo un grito. Pero acercando mi cuchillo hacia su
rostro lo obligue a abrirlos y gruñí.

—Me pusiste en ese maldito sótano. —señalé a la escotilla del sótano que sabía que
estaba allí—. Me cortaste con un cuchillo, noche tras noche, por quién sabe cuánto
jodido tiempo. Me matabas de hambre. Me dejabas en el helado frío. — entonces mi
cuerpo se tensó cuando me obligué a decir—: Me violaste. Jodidamente me violaste.
Idiota enfermo de mierda — hice una pausa para tragar más aire, y luego continué en
voz deliberada—. Mamá, JiSung... jodidamente los arruinaste. Murieron por lo que nos
hiciste a todos. Tú y esa maldita iglesia.

Esta vez, no me dijo una mierda de regreso. Solo se quedó mirándome. Me miró con esos
ojos muertos de mierda.
Y me indignó.

Mi cuerpo se calentó y los putos cuchillos en mis manos se sentían pesados. Levanté
la mirada hacia Chen, que se había quedado tan quieto como una puta piedra, y
ordené

—Mantén sus brazos sujetos.


Chen en silencio forzó hacia abajo los brazos de mi papá. Y acercándome de pie por encima
de él, giré el cuchillo en mis manos y luego lo deslicé por su brazo.

—Uno —gruñí viendo la sangre verterse de su herida mientras él tomaba una aguda
respiración. Levantando el cuchillo corté de nuevo —. Dos. — grite y siseé cuando sus
dientes se apretaron por el dolor. Sin dejar de ver la sangre correrse corté una y otra
vez y otra vez, con mi polla endureciéndose ante la vista de cada chorro de sangre que
golpeaba mi cara —. Tres. Cuatro. Cinco. Seis. Siete. Ocho. Nueve. Diez... —conté
lentamente cada vez con más fuerza. Los brazos del idiota estaban desgarrados en
pedazos y la sangre fluía por montones hacia el suelo. Pero no me detuve. Luego, con
mi pulso golpeando en mi cuello, corté con el cuchillo sobre su muslo y rugí—: ¡Once!

Mi viejo se dejó caer sobre la mesa, con los ojos aturdidos. Entonces, luchando contra

la enfermedad, me acerqué más y le pregunté 264


—¿Por qué mierda me violabas?

Mi papá se quedó inmóvil sobre la mesa. Pero presionando mi cuchillo en su mejilla, repetí

—¿Por qué mierda me violabas?

Mi cuchillo se presionó más en la fina piel mientras más tiempo se quedaba en silencio.

Entonces repentinamente dijo:

—Para librar tu carne por completo del pecado. Para castigarte por llevarte a tu mamá lejos
de mí.

Tensándome me quedé quieto y mi cuchillo empujó en su mejilla, luego me moví de nuevo.


Era un jodido enfermo cuyo tiempo se había terminado.

Volteándome miré hacia la parte de atrás de la habitación. Y señalando hacia la escotilla,


ordené

—Chen, arrástralo hacia allá.

Con furia me apresuré hacia adelante y luego llegué a una puta parada completa.
Deteniéndome me quedé mirando esa maldita escotilla y mientras lo hacía, no me
podía mover un maldito centímetro. La madera estaba rayada y desgastada a través de
años de uso. La cerradura estaba oxidada, pero todavía apretada.

—Joder, hombre —dijo Chen a mi lado—. ¿Qué tipo de jodida mierda pasaste ahí
abajo? Ya tengo ganas de romper el cuello de este pedófilo. Esta mierda del sótano me
va a empujar por el borde.
No respondí, solo cerré mis ojos y tomé una profunda respiración tratando de
tranquilizarme. Luego inclinándome, me obligué a abrir la cerradura y abrí la maldita
puerta con una mueca.

La vieja madera podrida salía fácilmente de las bisagras y el estancado olor familiar del
sótano a sangre y semen de inmediato golpeó mi nariz. Tuve que repeler las ganas de
vomitar ante el olor. Pero justo cuando estaba a punto de ordenarle a Chen tirar a mi
papá allí un movimiento desde abajo me llamó la atención.

Mi corazón se quedó inmóvil en mi pecho, y luego reinició su ritmo como un maldito


murciélago del infierno cuando vi un par de ojos oscuros hundidos mirándome de
vuelta…

265

CAPÍTULO 26
Él realmente se ha ido
Parpadeé, estaba seguro que estaba viendo cosas, pero luego una cara pálida surgió
lentamente hacia la luz. Tambaleándome me lancé contra la pared cayendo al piso con
el pecho jadeante en estado de sorpresa.

Kris corrió a mi lado.

—Joder, ¿qué está mal? —preguntó mientras Chen dejaba caer el cuerpo alcohólico y cortado
de mi viejo al piso detrás de él y se unía a nosotros.

Sacudí mi cabeza, y luego temblando dije

—Hay alguien ahí... ¡Alguien está jodidamente ahí!

Chen y Kris se movieron hacia la escotilla y miraron hacia abajo. 266


Mi estómago cayó cuando Chen gritó

—¡Joder! ¡Joder, hombre, hay un jodido niño aquí abajo!

Malditamente congelado contra la pared observe mientras Chen y Kris se agachaban.

Kris se volvió.

—Joder, Chanyeol. Ven aquí ahora.

Sacudiendo mi cabeza obligue a mis piernas a moverse, luchando contra los oscuros
recuerdos de ser follado en ese agujero, de ser cortado por él... Tratando de
levantarme mire hacía la escotilla cerrando los puños con fuerza, pero de repente
sintiendo un extraño silencio miré detrás de nosotros... y mi papá no estaba allí.

Poniéndome de pie, grité

—¡¿Dónde diablos ha ido?!

Entonces petrificándome un grito vino desde afuera.

—¡Chanyeol!

Soo...
¡NO!

—¡Joder! —escupió Chen.

Pero yo ya estaba corriendo hacia la puerta, con mi sangre bombeando como putas
llamas de fuego en mi piel. Desesperado salí volando por la puerta, sólo para ver a mi
papá, con ese maldito cuchillo en su mano, sosteniendo a Soo en su pecho. Y con el
maldito cuchillo en su garganta.

Una niebla roja se apoderó de mis ojos, y grité, el ruido rasgando desde mi pecho.

Los ojos de Soo estaban muy abiertos y llenos de agua. Y él me miraba, estaba jodidamente
mirándome para que lo ayudara.

—Déjame ir o le rebanaré la garganta al puto — advirtió mi papá. Rápidamente mi


sangre se enfrió como el hielo. Me quedé quieto y con calma dije

—Déjalo ir.

Chen se movió junto a mí y los ojos de mi papá corrieron entre nosotros.

—Déjame ir y puedes tener de regreso a tu puto. 267


—Chanyeol —susurró Soo con su rostro palideciendo hasta el blanco.

Tenso miré esa cuchilla apretada contra su garganta con el borde ya tocando su piel y sin
si quiera pensarlo lance mis cuchillas al suelo.

—Déjalo ir —demandé con mi voz como un maldito trueno.

Sonriendo el hijo de puta comenzó a caminar hacia un lado, bajando por el camino de
tierra, y mientras se movía para girar, movió a Soo con él, empujando brevemente su
cuerpo hacia el lado, abriéndose a sí mismo. Estaba a punto de lanzarme hacia
adelante para taclear al maldito hacia el suelo, cuando Kris camino a mi lado con su
nueve milímetro elevada al nivel de sus ojos.

—Prepárate para cortar esa mierda enferma realmente bien —susurró.

Un segundo después, Kris envió una puta bala dentro de la parte posterior de la pierna
de mierda, y mi viejo calló al suelo gritando, con la cuchilla deslizándose de su mano y
el fémur destrozado. Soo con un grito ahogado cayó hacia su lado, con su cuello
todavía bajo su bazo. Pero él se liberó, arrastrándose hacia la seguridad.

Y esa fue toda la maldita luz verde que necesitaba.

Agachándome, recogí mis cuchillas y corrí con furia hacia delante. Mi papá rodó desesperado,
tratando de levantarse, justo cuando llegaba a su lado. Entonces viéndolo directamente a los ojos,
las llamas ardieron desde dentro y explote. Rugiendo caí a horcadas sobre su cintura y hundí mis
cuchillas dentro de su carne, golpe tras golpe. Y estaba jodidamente mirándolo. Estaba
jodidamente mirándolo como un halcón mientras él intentaba gritar. Totalmente fuera de mí hundí
el afilado acero en su pecho, su estómago, una y otra vez, retorciendo y tajando su carne en
pedazos mientras la sangre corría en chorros por la tierra.

Sin dejar de cortar grite y vi la cara de mi madre en mi cabeza mientras rasgaba y


rompía los tendones de mierda de sus brazos. Vi su cara golpeándola, la piel de ella
sangrando y amoratándose. Lo vi gritándole a JiSung. Lo vi empujándolo abajo a mi
lado, en el mugriento agujero, y lo vi jodidamente dejándonos allí para morir.

Moviéndome lentamente, vi el cuerpo de mi papá ahora derramando sangre como un


geiser. Pero no podía jodidamente detenerme de apuñalarlo. No podía malditamente
detenerme de gritar por todos los años de puto dolor. Llegué hasta debajo de su
cintura, y tomando ambos cuchillos, los envié perforando a través de su polla. Mi padre
se ahogó en su sangre. Pero cerré los ojos, todavía tratando de alejar la sensación de
su respiración en mi cuello, de su maldito pecho sudoroso presionando mi espalda,
mientras él me follaba contra la pared.

Y todavía no podía parar. 268


Bajando taje sus piernas, rasgando a través del hueso y músculo. Me moví hacia su
estómago y corté apartando la piel, luego llegue a su cara. Esos putos ojos oscuros
que estaban mirándome vidriosos, y levantando ambas manos, bajé violentamente
ambas cuchillas en cada uno de sus ojos. Y sin embargo todavía no podía parar.
Seguí, rasgando a través de su mandíbula, sus mejillas y su maldito cráneo.

No pensé que fuera capaz de parar, hasta que…

—¡Chanyeol! ¡Detente… por favor! — lloró una voz.

Pero levantando las cuchillas, mis manos temblaron recorriendo a través del cráneo, sintiendo
las astillas del hueso debajo de mis manos.

—¡Chanyeol! ¡Detente! ¡DETENTE!

La voz diciendo mi nombre de repente se abrió paso a través de mi mente, y de golpe


dejé caer mis cuchillas, con mi cuerpo cayendo hacia atrás en el esfuerzo. Jadeé, mi
respiración era demasiado dura y rápida, pero se detuvo cuando mis ojos finalmente se
abrieron y vieron alrededor.

Sangre.

Todo lo que podía ver eran jodidas toneladas de sangre. Sangre debajo de mí, sangre
cubriendo un puto cadáver delante de mí… un maldito cadáver tan jodidamente cortado que no
podías ver su cara. Pero yo aún podía hacerlo.

El movimiento a mi lado me hizo girar, y abrí la boca para respirar. Soo… Soo…
—¡Chanyeol, Dios! —Soo corriendo se sentó en el borde del césped detrás de mí, con
la cara pálida y su mano cubriendo su boca. Rabia se construyó en mi pecho, rabia y
una puta ráfaga de sentimientos que no podía entender, y grité.

Grité y jodidamente grité.

Alejándome del cuerpo desgarrado de mi padre, colapsé sobre la carretera, con mis
rodillas dobladas y los músculos de mi cuello apretados. Luego ajustando mis manos,
tire mi cabeza atrás y grité de nuevo. Malditamente grite hasta que mi puta voz cortó el
infierno, y mi garganta quedó en carne viva y dolorida.

De repente cerrando mis ojos me sentí de verdad jodidamente cansado, agotado, y mi


cabeza calló hacia adelante. Temblando mi cuerpo se estremeció y las lágrimas
empezaron a caer de mis putos ojos. Y no podía malditamente detenerme.

No podía malditamente detenerme.

Demasiado perdido en la jodida consecuencia de mi asesinato, de pronto sentí una 269


suave mano sobre mi cara. Me estremecí con el toque, pero cuando iba a golpearla
para que jodidamente se alejara, la cara de Soo entró a la vista. Lágrimas estaban
bajando por sus mejillas, y su cara y labios estaban mortalmente blancos.

—Soo —grazné, incapaz de malditamente moverme.

Soo avanzó poco a poco hacia adelante sobre sus rodillas, y mi cabeza cayó en su
pecho. Soo lloró, y envolvió sus brazos alrededor de mi cabeza, sosteniéndome en su
cuerpo. Llorando empujé mis débiles brazos alrededor de su cintura, y dije con voz
ronca:

—Él se ha ido. Él realmente se ha ido. — susurre y se sintió como si una jodida tonelada de
peso hubiera sido levantada de mi pecho.

Soo sollozó en respuesta

—Sí —susurró, luego me apretó con más fuerza hacia su pequeño cuerpo.

Nos quedamos así por un par de minutos, hasta que escuché un ruido viniendo detrás
de mí. Escuche a Soo jadear y empujándolo con cuidado hacia atrás, levante mi
cabeza.

Parpadeando despeje mi mirada borrosa. Y cuando por fin pude ver, mi maldito corazón se
detuvo.
Chen y Kris estaban saliendo de la casa… caminando fuera de la puta casa, con el chico del
sótano. Un chico el cual lucia como de quince o dieciséis años.
Era delgado.

Era alto.

Era pálido.

Pero él… él…

—Se ve justo igual a ti —dijo Soo detrás de mí. Él había dicho justo lo que estaba
pensando — Señor, Chanyeol, él tiene tus ojos, y tiene tu color de cabello… él se ve
como si fuera… ¡Dios! ¿Es tu hermano? — su mano bajó para tomar la mía, y preguntó
— ¿Tienes otro hermano?

Petrificado me quedé mirando al chico, de pie entre Kris y Chen. Me quedé viendo su
ropa rasgada, su cuerpo malditamente delgado. Pero sus ojos estaban en mí. Él nunca
los apartó de mí. Chen puso su mano sobre el hombro del chico, pero el chico se
sacudió hacia atrás.

Inmediatamente me dispare sobre mis pies.

—Maldita sea no lo toques —ladré. 270


Chen retrocedió con sus manos en el aire.

—Joder hombre, no iba a lastimarlo. Estaba jodidamente tratando de convencerlo de


salir para conocerlos, hermano. Éste es Win Win. Resulta que papito tenía una mujer al
lado, y después de que tú lo dejaste, él la movió a ella y a su hijo bastardo dentro de
éste palacio. Win Win aquí es el mencionado hijo bastardo. —Chen señaló hacia el
chico—. Tienes un puto hermano menor, Chanyeol. Win Win jodido Park. Tu viejo se
casó con su mamá, y lo hizo todo bonito y oficial tan pronto como pudo.

Sintiéndome como si fuera jodidamente golpeado en el estómago con una barra de


plomo, caminé hacia adelante. Él me miró, luego miró por encima de mis hombros. Me
tensé cuando supe lo que estaba viendo, pero luego un maldito largo suspiro dejó su
boca, y sus hombros se desplomaron.

—¿Estás bien, chico? —preguntó Kris, y él asintió lentamente. Sus

oscuros ojos se fijaron de nuevo en mí, y él tímidamente preguntó

—¿Tú eres Park Chanyeol?

Me detuve en seco y con la mano de Soo apretando la mía, sacudí mi cabeza y siseé

—Soy Chanyeol. Ahora, soy solo Chanyeol.


El chico miró hacia el cuerpo en el piso detrás de nosotros.

—Él dijo que era… como tú. Dijo que era demasiado parecido a… Chanyeol. Luego me
lastimó… él…

La voz del chico se ahogó, y miró hacia el suelo con sus ojos cerrados.

—¿Cuán viejo eres? —pregunto Kris, desde mi izquierda.

—Dieciséis — respondió el chico.

Cerré mis ojos.

Abriéndolos nuevamente, pregunte

—¿Dónde está tu mamá? — el chico levantó su mirada hacia mí. Y vi su expresión cambiar.
Sus ojos bajaron. Él tragó saliva.

Chen me señalo.

—Chanyeol no está enojado. Es simplemente como él habla.

Le fruncí el ceño a Chen.

—¿Cómo demonios hablo? 271


Chen se encogió de hombros y froto su mano por debajo de su nariz.

—Como tú, hermano. No te preocupes.

Soo acercándose apoyó su cabeza en mi brazo. Respiré normalmente, odiando como nunca
podría malditamente hablarle bien a las nuevas personas.

Win Win se mecía sobre sus pies, se veía jodidamente triste, pero respondió:

—Murió unos meses atrás. Ella… ella se suicidó. — me miró y señaló detrás de él—.
Se colgó ella misma en el árbol de atrás. — susurro y tomó una fuerte respiración—.
Yo la encontré. Y papá… él me culpó. Dijo que todo era mi culpa. — meneo la cabeza
—. Pero él la golpeaba. Nos hacía ir a esa iglesia que él tanto amaba, y nosotros
odiábamos. Ella se suicidó por él, pero él me culpó a mí. Mamá todavía era tan joven,
ella tenía solo dieciocho cuando lo conoció. Ella no podía soportarlo por más tiempo.

—Dios… —susurró Soo, claramente en shock. Yo cerré mis ojos y pensé, justo como mi
jodida madre. Esto es exactamente igual a mí jodida vida.

Cuando abrí mis ojos nuevamente, Kris estaba frente a mí.


—Tu llamado, hombre. Este niño es tu sangre. — tensándome me quedé mirando a
mi… hermano… y mi corazón palpitó rápidamente. Tenía un hermano. Tenía un jodido hermano
menor… de nuevo.

El chico sostuvo mi mirada y dando un paso al frente, preguntó:

—¿Qué me pasará ahora? No puedo… — su aliento se atascó y él tembló—. No me


lleven a esa iglesia. Por favor... Park Chanyeol, por favor… no tengo otra familia, y odio
esa iglesia más que nada.

—Es solo Chanyeol — lo corregí, demasiado ocupado pensando acerca de esa puta iglesia.

Los ojos del chico se ampliaron.

—Chanyeol —suplicó—. No me hagas ir allí.

Soo apretó mi mano. Cuando mire abajo hacia él, estaba mirando justo de vuelta hacia
mí con esos enormes ojos. Tomando una profunda respiración, encaré Win Win y
ordené

—Tú vienes a casa conmigo.

El chico hizo una pausa, luego ahogó un jodido sollozo de puro dolor. Chen se movió 272
hacia adelante y colgó su brazo alrededor del hombro de Win Win. El chico se tensó,
pero se relajó enseguida dentro del pecho de Chen, jodidamente enrollándose a sí
mismo en su cuerpo. Entonces, supe que Win Win no era igual a mí en todo. Él no
tenía mi condición. Él podía ser tocado… Él…

—…Puede ser tocado —terminé, bajo mi aliento. La mano de Soo yació sobre mi
pecho. Sorprendido alcé mi brazo para tenderlo sobre su hombro y empujarlo más
cerca, sosteniendo a la única persona que podía tocar. Poniendo mi boca cerca de su
oído, susurré — Él puede ser tocado, Soo. Él no es como yo.

—Lo sé —replicó, y me abrazó apretadamente—. Eso es bueno, Chanyeol.

Chen caminó pasándome hacia las motocicletas, lejos del maldito cadáver. Y con Win Win
bajo su brazo, preguntó

—Pequeño jodido Win. ¿Alguna vez has estado en Seúl? — Chen se detuvo en seco
en su camino y miro hacia atrás—. Jodido Win, hermano. Chanyeol y pequeño Win. —
Él sacudió su cabeza y sonrió. Girando de vuelta hacia Win Win, preguntó — ¿Alguna
vez has estado en una motocicleta?

—No —respondió Win Win con una voz tímida —. Pero he visto una. Y siempre me han
gustado.
—Buena cosa, hermano. Porque a dónde vas, vas a aprender a malditamente
amarlas.

Kris los siguió a ambos sin decir una palabra. Y yo me quedé allí apenas respirando, mirando
hacia el viejo agujero de mierda de la casa. Soo caminó delante de mí.

—¿Ahora qué?

Acariciando su rostro, dije

—Necesito que esperes fuera de aquí.

Soo se quedó inmóvil, luego dejó caer mi mano y caminó hacia las motocicletas. Me
dirigí de vuelta hacia lo que quedaba de mi padre en el suelo. Agachándome, levanté
su maldito cadáver desgarrado en mis brazos, y lo lleve dentro de la casa, de vuelta al
sótano. Sin incluso mirar hacia su cara, sin incluso mirar abajo dentro de esa maldita
celda pedófila, lo lancé dentro del agujero infernal, arrojando esa puta cuchilla maldita
con él.

En segundos, estuve de pie en la puerta de entrada, luego llegando hasta mi bolsillo, saque mi
encendedor y cree una llama. Me quedé mirando hacia la llama naranja, sintiendo las llamas en mí
sangre revolverse en respuesta. Luego caminé a través del viejo camino de entrada por última vez,
y golpee rápidamente la llama en el desordenado y seco piso. Cerré la puerta detrás de mí, y sólo

sonreí. Levantando mi 273


cabeza, vi a Win Win en la parte trasera de la motocicleta de Chen, usando pieles
demasiado jodidamente grandes para su delgado cuerpo de papel. Entonces en
silencio subí a mi motocicleta. Soo estaba listo esperando y sus brazos vinieron
alrededor de mi cintura tan pronto me senté en la silla.

Kris rodó su motocicleta hasta mi lado, y preguntó

—¿Ahora qué, hermano? Enfocando

hacia adelante, dije

—Tengo un lugar más por ir.

Kris asintiendo aceleró su motor, y dijo

—Entonces lidera el jodido camino.

Prendiendo de un rugido la moto salimos sobre la sucia carretera. Y oliendo el humo de


madera quemada, sonreí de nuevo.

Sonreí sabiendo que esa mierda ardería hasta las cenizas.


Rápidamente alcanzamos la carretera principal, e hice pedazos el asfalto yendo rumbo
al último lugar. Kris y Chen estaban justo en mi rueda trasera, sin ningún maldito auto
para ser visto en el camino.
Luego de unos minutos, tensándome mi pecho se apretó mientras nos acercábamos al
edificio que odié más en toda mi vida y cuando la vieja iglesia entró en mi campo de
visión en la carretera desierta, tiré mi motocicleta hacia una parada en el frente.

Deslizándome fuera de mi motocicleta, me giré hacia Soo.

—Tú quédate aquí en frente con el chico. Esto no tomará mucho tiempo.

Soo tragó, pero salió de la motocicleta y caminó hacia Win Win quien estaba sentado en
la motocicleta de Chen.

Chen y Kris se reunieron conmigo.

—¿Qué mierda es este lugar? —preguntó Kris, inspeccionando la vieja choza blanca. Mis

manos se volvieron puños y respondí

—Una iglesia.

Kris frunció el ceño y Chen sacudió su cabeza.

—¿Y qué estamos haciendo en una deteriorada iglesia? Porque estoy bastante malditamente
seguro de que voy a estallar en llamas si entro a ese lugar —dijo Chen

mientras apuntaba hacia la entrada. 274


—Ustedes entren allí y traigan a alguien de adentro, por la salida trasera. Yo estaré
jodidamente esperando aquí —ordené, y sin esperar por una respuesta, fui hacia mi
motocicleta y tomé dos nuevas cuchillas de mi alforja. Sujetando las empuñaduras,
camine alrededor de la parte trasera y esperé.

No fue dos minutos más tarde cuando Kris y Chen salieron sosteniendo a un hombre cada
uno. La rabia volvió a mí cuando vi al pastor Hwan y al viejo Kang en sus manos.

Mis hermanos sin mayor esfuerzo los sostuvieron en sus asideros, con los dos
hombres de mi pasado completamente blancos de miedo. Chen sacudió su barbilla, y
dijo

—Estos eran los únicos dos allí dentro. ¿A quién de ellos quieres?

—Los dos —gruñí levantando mis cuchillas y ordené — Sosténganlos contra la pared.
Kris y Chen se movieron sin preguntar, y estamparon al pastor y al viejo contra la pared
de madera de la iglesia. Los hombres comenzaron a lanzar preguntas hacia mí, pero
yo no iba a desperdiciar más puto tiempo. Abriéndome paso hacia adelante, hundí mi
cuchillo en el cuello del viejo Kang dejándolo empalado sobre la pared, ahogándose en
su propia sangre. Luego girándome atravesé el estómago del pastor Hwan,
acercándome lo suficiente a su oreja para escupir:
—Esto es por JiSung, hijo de puta. Por JiSung y por ayudar a ese maldito bastardo a escaparse
con un jodido asesinato y una violación.

Tirándolo al piso caminé lejos, sólo mirando sobre mi hombro para ordenarle a Chen.

—Enciende el maldito lugar, y dejen a esos malditos en esa pared para que se quemen vivos.

Haciendo caso omiso a las suplicas del pastor, llegué a mi motocicleta y oscilé mi barbilla
hacia Soo. Él camino hacia mí lentamente.

—¿Estás bien? —pregunto con cautela.

Mirándolo asentí, y salte sobre el asiento. Soo sin decir nada más se montó detrás de mí.
Luego levantando mi mano en el aire, apunté hacia adelante.

Era tiempo de volver a casa.

275
CAPÍTULO 27
Lo habíamos hecho juntos

Llegamos a casa tres días más tarde.

Estábamos cansados y emocionalmente agotados, pero estábamos en casa. De


hecho, llegamos a casa en un buen tiempo, con Chanyeol presionándonos para llegar
aquí tan pronto como fuera posible.

Win Win había hecho el viaje sin quejarse. Y, en el poco tiempo que tuve para hablar
con él, había llegado a descubrir que era un joven dulce, ingenuo y resguardado, pero
brillante.

Kris y Chen lo habían tomado bajo su ala colectiva. y Win Win había montado en la parte trasera
de sus motos durante el día, durmiendo junto a ellos cuando acampábamos por la noche. Los dos
mejores amigos de Chanyeol hablaron con él sin parar durante todo el camino. Chen le explicó su

alternativa de vida y lo que su futuro 276 podría llegar a ser si se quedaba en el club.
Win Win escuchó atentamente, diciendo poco a cambio. Era dolorosamente callado,
pero de inmediato me gustó. Y mi corazón lloró por él, cuando me di cuenta que no
podía dejar de ver a un joven Chanyeol en sus ojos. Eran tan parecidos en apariencia.
Pero lo mejor de todo, Win Win tenía la promesa de una joven vida. Donde la de
Chanyeol ya se había arruinado. Y Win Win no tenía la misma tendencia que Chanyeol.
Win Win podía leer a la gente muy bien. Podía expresar emociones, y podía entender
las señales y acciones sutiles. Él no compartía la misma condición que su hermano
paterno.

Lo que me llevó a Chanyeol.

Durante todo el recorrido Chanyeol había hablado poco. Montó. Comió… E hizo
nuestra cama lejos de Chen, Kris y su hermano. Muy lejos, excluyéndolos
completamente. Cada noche, cada vez que nos fuimos a dormir, me jaló hacia abajo
para recostarme a su lado, agarrándome tan fuertemente entre sus brazos. Como si
tuviera miedo de dejarme ir. Pero no habló. No habló de lo que le había hecho a su
padre. De lo que le había hecho en su antigua iglesia. Él se había cerrado por
completo.
Y lo peor de todo, no le dijo nada a Win Win.

Ni una sola palabra.


Apenas siquiera miró en su dirección.

Win Win lo observaba cuando Chanyeol no estaba mirando. Lo miraba tan de cerca, y
me rompió el corazón en pedazos. Porque pude ver la desesperación con tanta
claridad en su tímida expresión. Pude ver el anhelo en sus ojos, para que su hermano
mayor lo reconociera, o incluso para que viera en su dirección.

Pero Chanyeol no lo hizo. Solo se sentó, afilando sus cuchillos con la cabeza echada hacia
abajo.

Silencioso.

Cuando llegamos a casa, y caminamos hacia las tres cabañas, Kris había echado un vistazo a
la cara vacía de Chanyeol y le preguntó:

—¿Qué tal si el pequeño Win se queda conmigo? Tengo una habitación libre. Él estará bien
conmigo.

Chanyeol sin siquiera mirarlo había asentido una vez, y Kris había llevado a Win Win a su cabaña.
Los observé durante todo el camino, completamente perdido sin saber qué hacer. Cuando estaban
a punto de entrar por la puerta, Win Win miró hacia atrás a Chanyeol. Pero Chanyeol estaba
mirando directamente hacia adelante, con los hombros tensos. Win Win derrotado y con la cabeza

hacia abajo entró en la cabaña, y 277 Kris cerró firmemente la puerta detrás de ellos.
Chanyeol había estado así desde entonces. Silencioso, incapaz de soportar dejarme fuera
de su vista, bloqueándose lejos del mundo.

Sintiendo que el agua se había enfriado, saqué el tapón de la bañera, y me senté


mientras el agua se vaciaba tratando de buscar en mi mente lo que podría hacerse.
Porque ese era Chanyeol. Él no expresaba lo que le preocupaba. Lo mantenía muy en
su interior, sin ninguna señal de cómo ayudarlo.

Durante días había buscado en mi mente cualquier cosa que le ayudara a tratar su
dolor interno; entonces, justo cuando sentí que estaba completamente perdido, incapaz
de brindar cualquier ayuda, se me ocurrió una idea. Una comprensión tan cruda que
estaba convencido que tenía que ayudar, aunque sólo sea un poco.

Porque había un inquietante recuerdo que Chanyeol aún tenía que superar. Una
barrera que aún tenía que enfrentar. Tomando una respiración profunda, recé para que
funcionara. Porque si no lo hacía, no estaba seguro de si Chanyeol alguna vez sería
liberado de la jaula en su mente.
Al salir del baño, me sequé rápidamente, me puse pantalones de cuero, un jersey
negro, y luego seque mi cabello dejándolo desordenado. Cuando estaba listo, salí del
baño para encontrar a Chanyeol en la misma posición en la que había estado por
varios días. Estaba apoyado contra la pared cerca del fuego apagado con su dedo
viajando por la larga cuchilla en sus manos... y tenía sus intensos ojos oscuros fijos en
un extremo de la sala de estar... en la escotilla... la réplica de la escotilla que le trajo
tanto dolor durante casi toda su vida.

Noté que sus músculos se tensaron cuando entré en la habitación. Y como lo había
hecho en los últimos días, su mano dio golpecitos en el suelo a su lado, indicando que
me sentara con él sin decir una palabra.

Pero esta vez, cuando me acerqué, me agaché a sus pies en su lugar. Sus ojos apenas
registraron que yo llevaba mis pantalones de cuero porque no se movió ni pestañeo.
Acercándome extendí la mano agarrándolo, y cuando sus ojos perdidos parpadearon,
pregunté suavemente:

—Necesito que nos lleves a un lugar.

La expresión facial de Chanyeol no cambió, pero el ascenso y la caída de su pecho me


dijeron que no quería salir. Apreté su mano, y le susurré:

—Por mí, Chanyeol. Por favor, haz esto por mí.

Sin decir una palabra, dejó caer la cuchilla, y empujó su gran cuerpo sobre sus pies. Negándose a
soltar mi mano, me atrajo hacia su pecho y preguntó: 278
—¿A dónde vamos?

—Necesito que vayamos al centro de Seúl.

Chanyeol aturdido asintió, luego preguntó

—¿Dónde?

Cerré los ojos, sabiendo que esto iba a ser una batalla. Entonces le dije el nombre de la
calle. Tan pronto como las palabras habían salido de mi boca, el cuerpo de Chanyeol
se tensó, con los duros músculos de sus brazos y su pecho tirando a su punto de
separación.

—No —espetó con fiereza, y me sostuvo con más fuerza—. No —repitió, con la misma fuerza.

Alejándome hacia atrás de su duro pecho, me estiré hasta la punta de los dedos de mis
pies. Y colocando mis manos en sus brazos, le rogué.
—Confía en mí. Necesito que vengas conmigo. Yo solo... por favor, Chanyeol... por mí.
— apreté su mano contra mi corazón y continué— Te amo. Nunca haría nada para
lastimarte. Confía en mí. Por favor. Soy tu Soo. Nunca te guiaría a algo malo.

—Soo —Chanyeol murmuró, parpadeando sus ojos oscuros.


Confía en mí —presioné, y de mala gana Chanyeol dejó caer su cabeza.

En segundos y totalmente en silencio, me había llevado afuera hacia su moto. Minutos


después estábamos en la carretera. Sin decir nada condujo lentamente, y supe que él
quería evitar lo que yo necesitaba que él enfrentara.

Preocupado pero decidido lo sostuve fuertemente todo el camino. Cuando llegamos,


Chanyeol estacionó nuestra moto frente al edificio familiar color blanco. Inmediatamente
su cuerpo se tensó con fuerza. Y supe que esto iba a ser difícil. Pero yo quería a mi
Chanyeol de regreso. Quería que el luchara a través de cualquier niebla oscura que
plagaba y torturaba su mente.

Quería que estuviera en paz.

Lentamente me deslicé fuera de la moto, y me paré al lado de Chanyeol. Pasando mi


mano hacia abajo por su brazo, la coloqué sobre su mano. Chanyeol suspiró, luego se
bajó de su moto con sus dedos envolviéndose inmediatamente alrededor de los míos.

Mientras estábamos de pie en la acera, los pies de Chanyeol estaban firmemente


plantados en el suelo. Poco a poco, lo convencí de avanzar. Pero luego de unos pasos
él entró en pánico, y admitió

—No creo que pueda entrar. 279


Mi corazón se encogió ante la mirada perdida en su rostro. Pero tirando de él con delicadeza, dije.

—Tú puedes Chanyeol. Este no es un lugar malo. Tienes que verlo por ti mismo.
Tienes que ver que los lugares y las atrocidades que hemos soportado al crecer, no
eran lo normal. — el rostro inexpresivo de Chanyeol nunca cambió. Así que reiteré con
más énfasis — Confía en mí.

Chanyeol se tensó pero entonces sus pies comenzaron a dar un paso adelante. En
silencio me siguió por las escaleras blancas escarpadas, mientras su agarre en mi
mano se hacía cada vez más fuerte. Cuando llegamos a la cima, se detuvo y tomo una
profunda respiración al ver que las puertas de madera estaban abiertas.

Mirando hacia arriba, a la mandíbula apretada de Chanyeol, le pregunté

—¿Estás listo?

Los dientes de Chanyeol rechinaron, y negó con la cabeza.

—No —dijo con voz áspera, con sus ojos disparándose alrededor de la iglesia en busca de
qué, no lo sabía
—Pero, ¿me seguirás? —me apresuré a decir.
Chanyeol esta vez me miró a los ojos y respondió.

—A cualquier lugar.

Soltando un suspiro, guie a Chanyeol hacia adelante dentro del cuerpo principal de la
iglesia. Cuando levanté la vista, lo vi a escanear el gran edificio. Estábamos solos en la
iglesia. Me alegré por eso. Chanyeol necesitaba ver que esta iglesia no era nada
parecida a la otra en la que lo habían atado y confundido sus formas únicas y su
manera de ver la vida, como malignas.

Guiando a Chanyeol a los bancos, me senté. Mis ojos vieron una foto del pastor Young
colgando en el altar rodeado de velas y flores, y mi cuerpo se inundó de tristeza. Sabía
que Kai había ordenado que a su familia se le informara de su muerte, aunque de
forma anónima. No conocía los detalles, pero Baekhyun me había dicho que la
conversación había ocurrido. Y sabía que habían enviado dinero... Pero al ver su cara
amable sonriente en la foto, no pensé que me purgaría alguna vez de su muerte en mi
mente. Y por las manos de un niño, mucho menos.

Con rigidez Chanyeol se sentó a mi lado, tan inmóvil pero alerta como si esperara que
alguien nos atacara. Podía escuchar la pesadez de sus respiraciones, y sentir el
temblor de sus manos. Pero estaba tan increíblemente orgulloso de él por venir aquí.

Porque él haría cualquier cosa por mí. 280


De repente la cabeza de Chanyeol tembló mientras absorbía el interior de la iglesia. Luego
confundido, miró hacia mí y preguntó

—¿No hay serpientes? ¿Ninguna persona retorciéndose en el suelo?

—No — susurre y puse mi cabeza sobre su hombro—. No es el lugar que crees que
es. — miré hacia la estatua de Jesús en la que solía esconderme detrás, y dije — Hace
todas esas semanas, cuando viniste aquí por mí, temiendo que estaba herido. No lo
estaba.

Señalé con nuestras manos unidas hacia la estatua alta de mármol blanco de Jesús y le
dije

—Solía venir aquí cuando estabas recibiendo tratamiento para tu cuello. Me gustaba
esconderme detrás de la estatua y ver el mundo pasar. Me quedaba ahí sin ser visto,
en las sombras, escuchando el coro cantando sus canciones desde arriba, en el
balcón, pronunciando las palabras sin voz que era demasiado temeroso de hablar.
Tenía demasiado miedo de cantar porque me habían dicho toda mi vida que no era
correcto. A pesar de que ya no era mi vida, aun así me aferré a esos pensamientos. En
el fondo, temía dejarlos ir.

Chanyeol exhaló, y preguntó


¿Por qué no los dejabas ir?

Cerré los ojos, sintiendo la garganta obstruida con emoción por el chico que había sido
en ese entonces, vivo, pero sin vivir.

—Creo que... creo que continué aferrándome a las viejas creencias, porque... porque
no sabía quién era sin ellas. Toda mi vida había servido a los discípulos. Había sido un
esclavo de mis miedos. Entonces, cuando estuve libre, me sentaba en la oscuridad,
observando a otros abrazar la luz... observándolos cantar. Y aún con miedo nunca
pronunciaría ninguna palabra, deseando siempre tan desesperadamente sentir la
libertad que podía oír llenando el aire. Pero no podía. No me atreví a dejarlas ir. Temía
a la persona que era.

Un dedo de Chanyeol jugo a lo largo de la piel de la palma de mi mano, y preguntó en un


susurro:

—¿Y quién eres?

Las lágrimas llenaron mis ojos y una sonrisa adornó mis labios.

—Tuyo —confesé, desde lo más profundo de mi corazón—. Soy todo tuyo. Costó que cayeras en
la oscuridad para hacerme ver la verdad. 281
Chanyeol se quedó inmóvil, luego levantando mi cabeza con su dedo bajo mi barbilla, gimió.

—Soo... —Y cerró brevemente los ojos.

Aferrándome a su muñeca, continué

—Es verdad. Soy tuyo. Me diste un propósito, Chanyeol. Me diste una razón para vivir... me
diste tu amor... me diste a ti.

La frente de Chanyeol bajó a la mía y sus manos se enroscaron a los lados de mi cabello.

—Soo —dijo con voz áspera—. Yo... no creo en esta mierda. Iglesia, Dios, nada de
eso. Jodidamente odio todo esto. Odio cómo las personas están tan jodidamente
absorbidas en ello y los dejan cambiarlos, gobernarlos. No puedo estar alrededor de
ello por más tiempo.

Sintiendo una ligereza llenar mi alma, le respondí.

—Ni yo, Chanyeol. Esta ya no es mi vida. Tampoco creo en esto, ya no.

—Entonces, ¿qué es en lo que crees? —preguntó tentativamente.

Sonriendo le dije
—En ti. Creo en ti. — levanté mi cabeza, rozando mi nariz con la suya, y le confesé—
Creo en mí. En nosotros. Nosotros somos todo lo que necesito. Todo lo que siempre
necesitaré a partir de ahora.

—Joder, Soo. —Chanyeol gruñó y apretó sus labios temblorosos contra mi boca.
Luego, a medida que nuestros labios se fusionaban, el suave sonido del coro empezó
a llenar el aire... y me di cuenta que era mi canción favorita. La que canté para
Chanyeol.

Chanyeol deteniendo el beso, se separó de mi boca con un jadeo, y susurró

—Soo... la canción que cantaste para mí. — sus cejas se estrecharon, con su mente
pensando, y afirmó — Tú cantaste para mí. Cuándo yo estaba... — frunciendo el ceño
dio golpecitos en un costado de su cabeza —. Cuando estaba jodidamente atrapado
aquí. Tú cantaste... y te escuché.

Asentí.

—Lo sé.

—Pero no te atreviste a permitirte cantar antes. Dijiste que nunca cantaste en voz alta.

—Lo sé —repetí. 282


—Entonces, ¿por qué…?

—Porque salvarte me dio mi voz. Me diste la fuerza para liberarme de las ataduras que
me encadenaban a mi pasado. Las ataduras que existían sólo en mi mente. Tú... tú me
liberaste.

Vi los ojos de Chanyeol moverse de lado a lado. Sabía que esto significaba que estaba
pensando de nuevo. Entonces un gemido tenso escapó de su garganta. Y una lágrima
corrió por su mejilla cuando susurro con tristeza.

—Los he perdido a todos. Él jodidamente tomó a todos de mí. A mi mamá, a JiSung. Él


jodidamente me tomó a mí. Me convirtió en un monstruo psicópata. Toda mi vida no he
tenido nada. Él jodidamente se lo llevó todo. Yo... nunca tuve una oportunidad.

Mi estómago se hundió mientras sentía cada onza de su dolor. Lentamente acerque mi


mano a su rostro buscando tranquilizarlo pero Chanyeol de repente se calmó y me
miró fijamente, como si yo fuera un milagro viviente.

—Entonces te conseguí. Te tengo, y no puedo perderte, Soo. No puedo jamás jodidamente


perderte o voy a volverme jodidamente loco.

—Nunca me perderás —aseguré.

Su cabeza cayó y dejó escapar


Entonces tuve a Win Win. — sus ojos se levantaron y estaban plagados de miedo—.
Tengo un jodido hermano de nuevo. Te tengo, y tengo un hermano... ¿qué pasa si...?
¿Qué pasa si...?

Deslizando mi mano en la parte posterior de su cabeza, le dije

—Nadie nos alejará de ti. No voy a ninguna parte. Y Win Win... Win Win sólo quiere a
su hermano mayor, Chanyeol. Él quiere que tú vayas a él. Que hables con él. Necesita
que lo ames. Ha perdido todo y a todos también. Ha perdido todo debido a tu padre.
Igual que tú.

Chanyeol extendió los brazos.

—Pero JiSung murió. Murió en estos putos brazos. En su onceavo aliento, murió. Me
dejó... por mi culpa. — sus ojos se llenaron de lágrimas—. Yo lo maté. —Golpeó su
cabeza—. Está siempre aquí. Lo veo todo el puto tiempo. Siempre once, debido a las
cortadas de papá y el último aliento de JiSung.

—No — negué, e incliné mi cabeza para besar la carne extremadamente marcada de sus
muñecas. Chanyeol se congeló, y luego trató de apartarse, pero las agarré con fuerza. Presioné
beso tras beso en sus cicatrices, y cuando todas ellas habían sido cubiertas, le dije—: No hay

llamas, ni ningún veneno, o maldad en tus venas. Por ellas 283


solo corre sangre, como en todos los demás. Tu padre estaba equivocado. Dios,
Chanyeol, él no podía estar más equivocado. Creía escrituras y sermones falsamente
dados a él por ese pastor, pero estaban equivocados. Él creía erróneamente sobre
todo. Especialmente sobre ti.

Luché contra la ira construyéndose en mi corazón y le aseguré:

—Tú eres amado, tan amado. Y tu corazón tiene mucho amor para dar. — susurre y
viendo el dolor y miedo en su expresión, tome su mano con fuerza y enumeré—: Tú
me salvaste. Me protegiste. Te sentaste frente a mi puerta, día y noche, para asegurar
que estuviera a salvo. Caminaste delante de mi ventana cada noche. — seguí lo largo
de la cicatriz en su cuello—. Y tomaste una bala por mí. Tu sangre, fluye con luz y
bondad, no con llamas y pecado.

Quitando el rastro de las lágrimas en las mejillas de Chanyeol, añadí:

—Somos Chanyeol y Soo. Y hemos sobrevivido. Nos hemos encontrado el uno al otro, y
nunca dejaremos que el otro se aleje. ¿De acuerdo?
Chanyeol gimió justo cuando el coro alcanzó un crescendo. Y abrazándome con fuerza me
envolvió en sus brazos grandes y fuertes.

Seguro e inhalando el suave aroma de su piel, me aparté y le sugerí:

—Vámonos, Chanyeol. Vayamos a casa. Y no volvamos nunca más.


Él asintiendo se paró, tomo mi mano y me llevo sin decir nada a su moto. Con un
rugido acelero y llegamos a casa en un tiempo récord. Al entrar a la sala de estar,
Chanyeol cerró la puerta y lentamente me volví hacia el hombre a quien acababa de
prometer mi vida. Él con sus ojos fijos en mis labios se acercó más y tomando mi rostro
susurró:

—Quiero estar contigo.

Mi corazón se agitó ante su necesidad, y sosteniendo su mano lo guie al dormitorio.


Chanyeol se detuvo cuando cerré la puerta y en silencio me observó mientras me
desnudaba. Cuando termine de quitarme la camiseta, levante la mirada tímidamente y
al verlo de pie y con los puños a sus lados, avancé hacia delante para quitar su ropa
de cuero. De repente, sorprendiéndome Chanyeol me tomó en sus brazos. Di un grito
ahogado cuando mis pies dejaron el suelo y me quedé mirando fijamente sus ojos
mientras me ponía suavemente en la cama.

Respirando pesadamente me quedé inmóvil mientras Chanyeol desataba su cinturón y


se quitaba el chaleco sin dejar de mirarme. Rápidamente sus ropas cayeron al suelo.
Luego, con los ojos oscuros y ardientes, trepó a la cama y su cuerpo enorme cubrió
por completo el mío.

La mano de Chanyeol rozo con cariño mi rostro y, en el momento en que sus labios 284
tocaron mis labios, murmuró:

—Te amo, Soo.

Gemí mientras sus labios se estrellaron en los míos, y sintiendo como las manos
fuertes y todavía tímidas de Chanyeol se levantaban para pasar por debajo de mi
cintura, abrí mis piernas sintiendo su dureza presionar mi estómago. Levantando mis
caderas me frote contra él y con un grito separe sus labios de mi boca mientras
nuestras miradas sin miedo se conectaban. El aire se erizó con tensión mientras
nuestros ojos se mantuvieron fijos. Y luego cuando los enormes dedos de Chanyeol se
movieron lentamente para rozar mi pezón izquierdo, un calor ardiente lleno todo mi
cuerpo.

—Chanyeol… —gemí, mientras sus dedos frotaban mi pezón.


Él hipnotizado jugo con la punta inflamada, pero de repente algo se encendió en sus
ojos y gruñendo bajó la cabeza. Mi corazón golpeó en mi pecho cuando me di cuenta
que su boca estaba bajando hacia mi pezón.

Nunca habíamos hecho el amor así antes.

Nunca habíamos sido tan desenfrenados o tan libres antes.

Nunca antes me había sentido tan feliz y tan seguro.


La cabeza de Chanyeol se quedó inmóvil mientras se cernía sobre mi pezón. Y luego
cuando su caliente lengua perforada pasó a lo largo de la piel, grite y mi espalda se
arqueó fuera del colchón. Cerrando los ojos mi mano se zambulló en su cabello, y
cuando su lengua repitió la acción una y otra vez mordiéndome ligeramente, gemí
aferrándome con fuerza a él.

Cuando sentí que no podía aguantar más, Chanyeol se apartó y susurró.

—Soo — su voz era gutural y áspera, pero confiada.

Mirándome con un brillo feroz en sus ojos procedió a presionar beso tras beso sobre
cada pulgada de mi piel desnuda y mis párpados revolotearon hasta cerrarse
nuevamente mientras luchaba contra estas nuevas sensaciones.

Mi piel estaba ardiendo, marcada para siempre con cada caricia de sus labios en mi
rostro, en mi cuello, en mis pezones, en mi cintura... y luego más abajó. Temblando
gemí cuando su lengua perforada se arrastró hacia abajo sobre mi estómago, hasta
quedar peligrosamente cerca de mi miembro. Chanyeol jadeó con fuerza y mi miembro
se sacudió, cuando su cálido aliento toco mi piel sensible.

Cuando sentí esta nueva sensación, el pánico corrió por mi sangre. Y levanté mi

cuerpo fuera de la cama. 285


—Chanyeol... para...

Chanyeol levantó la cabeza, y con tal adoración en su hermoso rostro, imploró

—Confía en mí.

Mi corazón se apretujó ante la necesidad de mi confianza en su voz, y asentí mientras


su mano se deslizaba de mi tobillo hasta mi muslo. Estaba nervioso pero mi barrera de
resistencia se perdió en el momento en que utilizó esa mano para separar más mis
muslos, y su amplio pecho se movió para encajar en medio.

Mis ojos se cerraron cuando el pulgar de Chanyeol se deslizó por mi longitud, y luego masajeo
mi punta mojada.

—¡Chanyeol! —grité cuando sus dedos calientes subieron y bajaron por mi miembro,
pensé nada jamás podría sentirse tan bien. Pero de repente, sus dedos se detuvieron,
sólo para ser sustituido por su lengua. Este toque íntimo arqueó mi espalda y tuve que
aferrarme con fuerza a la sábana por miedo a desmoronarme. Temblando miré hacia
abajo, sólo para encontrar los ojos de Chanyeol capturando los míos mientras su boca
y su lengua lamian mi longitud, con el perno de metal de su perforación sólo
aumentando la sensación de placer. Extendiéndome para tocar a este hombre que
había incautado mi corazón, mi cuerpo y mi alma, pasé mis manos por su cabello, sólo
para que otro rayo de placer me capturara.
—Chanyeol —gemí, mientras sentía mi cuerpo estremecerse y deshacerse en su boca.

Jadeando, trate de tranquilizarme en busca de aire. Sintiendo ligeramente como


Chanyeol se levantaba y se arrastraba por encima de mí, con su longitud roja y dura
señalándome. Suavemente su mano recorrió mi cuerpo para levantar mi muslo, y sin
mover sus hermosos ojos de los míos, empujó dentro de mí, lentamente, con cuidado...
con amor.

—Soo... mi Soo —murmuró varias veces mientras me llenaba tan completamente con
sus caderas tiernamente meciéndose contra las mías. Mis manos subieron hasta sus
brazos, sobre su cuello, y luego sobre las llamas tatuadas en los lados de su cabeza.

Y pude sentirlo.

Pude sentir las paredes finales que rodean su alma fracturada desplomarse, y al
verdadero hombre escondido detrás, aparecer. Al hombre que era amoroso, y puro, y
era...

—Mío — gemí, y los ojos de Chanyeol ardieron mientras sus labios se separaban en

un gruñido salvaje ante mi confesión. 286


—Soo — gruñó Chanyeol y sus manos comenzaron a tensarse en mi trasero guiando
mis caderas hacía él, mientras sus movimientos se volvían más firmes y vigorosos.

Soltando un gemido fuerte, de pronto la mano que sostenía mi muslo levantó mi pierna
más alta, y esa presión insaciable que sólo Chanyeol podía hacerme sentir, se
construyó en cuestión de segundos. Su respiración incrementó en gran velocidad y
gruñidos bajos se derramaron de sus labios. Luego, mientras su pecho firme rozaba mí
cuerpo y su boca se aplastaba contra la mía, el puro placer tomó el control de mi
cuerpo y me hizo explotar.

En un largo gruñido, Chanyeol se quedó inmóvil, con su boca dejando la mía mientras
metía su cabeza en el hueco de mi cuello. Cerrando los ojos lo abracé tan fuerte como
él me abrazó. Y lo sostuve con tanta fuerza mientras sus duros músculos se contraían y
sacudían bajo mi tacto.

El silencio descendió lentamente en la habitación, y una sonrisa de satisfacción adornó


mis labios. Chanyeol, cansado y agotado, rodó hacia un lado con su gran pierna y
brazo cubriendo de forma automática los míos. Volviéndome hacia él en nuestra
almohada compartida, pasé mi mano por su cara, transmitiendo con este simple acto
cuan completamente él sostenía mi corazón.

Chanyeol atrapó mi mano, y la mantuvo junto a su mejilla, luego cerrando los ojos dijo
con voz ronca

—Voy a sellar esa escotilla en mi sala.


Mis ojos se cerraron y dejé escapar un suspiro de alivio. De repente la mano de Chanyeol se
aferró a la mía con fuerza y abrí los ojos, sólo para él añadiera

—Y voy a hablar con Win Win. Yo... voy a hablar con mi… hermano... al menos voy a
jodidamente intentarlo — dijo con un brillo especial en los ojos, y las lágrimas fluyeron
en ese momento por mis mejillas. Porque sabía que él lo había logrado.

Mi Chanyeol, mi muchacho torturado, había roto la última de sus defensas. Había


encontrado su voz. Chanyeol, mí siempre y para siempre, había encontrado la paz,
como yo encontré la mía.

Y lo habíamos hecho juntos.

287

CAPÍTULO 28
Esto me gustaba mucho más.
—Y así el trío Psycho regresa... ¡otra vez!

Escuche gritar a Chen y detuve mi moto en el patio del complejo. Chen ya estaba
encendiendo la parrilla y todos los hermanos y sus putos reían bebiendo y teniendo un
buen rato.

Bajando de mi moto, levanté a Soo de la silla y lo puse en el suelo. De inmediato sus


ojos se deslizaron hacia los hombres sentados cerca de Chen. Seguí su línea de visión
y allí estaba él, Win Win. Sentado junto a Kris. Y el chico ya estaba observándome,
sentado en el borde de su asiento.

La mano de Soo aterrizó sobre mi pecho y dijo

—Ve con él, mientras voy a saludar Baekhyun. 288


Mi corazón se aceleró, pero baje mi cabeza hacia Soo.

—De acuerdo.

Sonriendo, él se levantó de puntillas y presionó un beso en mis labios. Luego se alejó,


caminando hacia Baekhyun y Heechul de pie a un lado. Escuchando un silbido, miré de
vuelta hacia mis hermanos donde Kai me agitaba la mano. Tomando una profunda
respiración, me dirigí hacia el grupo que estaba sentado en sillas, comiendo y tomando
el veneno de su elección.

Una botella de cerveza inmediatamente fue empujada en mi mano. Quite la tapa, justo cuando
Kai dijo con señas

—¿Arreglaste tu mierda, hermano?

Apretando la botella con mi mano, lo mire y asentí.

Sehun dando un trago a la cerveza, se inclinó hacia delante y señaló a Win Win.

—Jodido buen hermanito tienes aquí, Chanyeol. Pequeña mierda inteligente. Tiene un puto
cerebro, a diferencia de algunos cabrones de por aquí.

Sin mirar a Win Win, asentí de nuevo. Pero un gran y jodido golpe de orgullo corrió a través
de mí.
Win Win era inteligente. Win Win tenía una maldita oportunidad.

Sehun sonriendo se recostó en su silla y se encogió de hombros hacia Kai cuando no respondí.

Hangeng levantándose, caminó hacia mí. Tensándome encontré la mirada con él y me dijo:

—Arreglé al pequeño Win con nuevos registros, seguridad social y toda esa mierda. Tu
viejo nunca registró su nacimiento. No tenía ningún rastro. Pero ahora pertenece al
estado de Seúl, hermano. Dice que fue educado en casa por su madre hasta que
murió. Kai me dijo que consiguiera un profesor particular para que se ponga al corriente
rápidamente con lo que se ha perdido, que luego de hablar con el chico, creo tomará
solo alrededor de cinco jodidos minutos. Lo pondré en una buena escuela cercana,
cuando esté listo. Privada. Discreta. Pequeña. El efectivo se intercambió con unas
pocas manos, no todo en su totalidad legal, pero al menos todo está hecho. Tu
hermanito está aquí para quedarse, Chanyeol. Es el bebé de los Hangmen ahora.
Cubrimos su jodida espalda. ¿Todo bien?

Mi pecho se apretó con gratitud, pero no podía encontrar las palabras para jodidamente responder.
El chico había sido instruido. En realidad había sido educado.

Eso era más de lo que yo había tenido y estaba tan jodidamente feliz por eso. 289
Hangeng sin esperar respuesta, inclinó su barbilla hacia mí y se sentó. Luego todo se
volvió jodidamente silencioso. Bajando la mirada a mis manos arranqué la etiqueta de
mi cerveza mientras me recomponía. Luego tomando una inhalación profunda
realmente larga, miré a Win Win dándome cuenta que ya tenía su atención. Todavía me
miraba, con sus ojos tan jodidamente parecidos a los de JiSung y a los míos que eran
surreal.

Alguien tosió, lo que me hizo cortar la mierda y giré mi cabeza hacia la línea de árboles.

—Ven conmigo —ordené.

Los ojos de Win Win se abrieron como platos. Pero no esperé a que se levantara. En
lugar de eso tomé un trago de mi cerveza y pisoteé a través del círculo de putos del
club pasando el rato y sobre el borde elevado. Desde aquí arriba se podía ver
directamente sobre el bosque que rodeaba el recinto y a los acres vacíos más allá.

De repente escuché el roce de las botas de Win Win primero, luego su respiración profunda.

Sin mirar atrás, moví mi mano.

—Siéntate.
Conté seis segundos hasta que se dejó caer a mi lado. No demasiado cerca, estaba
sentado a unos treinta centímetros de distancia. Y no me dijo una mierda, solo se sentó
allí, con la cabeza colgando hacia abajo y sus ojos en el suelo.

Sin saber que hacer o decir, me imaginé a Soo y a mí en esa maldita iglesia. Y me dije
que este chico, mi sangre, no iría a ninguna parte. Que estaba aquí para quedarse y
que no lo lastimaría. Lo pensé, traté de hacerlo entrar en mi cabeza, pero era
jodidamente difícil de creer.

Tomando otro sorbo de mi Bud, bajé la botella y le pregunté

—¿Lo estás haciendo bien?


Win Win se tensó, luego asintió.

—Sí.

Parpadeé, tratando de pensar qué decir a continuación, cuando pregunté

—¿Kris te trata bien?

Otro movimiento de cabeza y otro

—Sí. 290
Sabía que esto no estaba saliendo muy bien. No podía hablar con la gente. No podía
jodidamente decir nada bien. Win Win miraba hacia el bosque, pero yo miraba a mi
izquierda, observando su rostro. Malditamente viéndome en ese rostro. Viendo al
mismo chico que una vez fui. Y como yo, Win Win había sido retenido en ese sótano...
y quién sabe qué mierda más.

—No soy bueno para hablar —espeté bruscamente. El rostro de Win Win se volvió
hacia mí y tragó — Quiero decir, no soy bueno para hablar. En absoluto. No leo a las
personas como otros pueden. No soy bueno con las emociones o la mierda de la gente
o las mías. Yo... siempre jodo las cosas que quiero decir, y la gente realmente se
cabrea y termino mortalmente enojado. Simplemente todo va jodidamente mal. Todo el
jodido tiempo.

—Lo sé, Chanyeol.

Fruncí el ceño.

—¿Lo sabes?

—Chen y Kris me han dicho que... que eres diferente a los demás. Que hablas diferente
a la mayoría de la gente. — dijo y tragando saliva me miro — Me han dicho cómo
hablar contigo. Así, que lo entiendo.
Confundido miré hacia atrás a Kris y Chen. Chen estaba jodiendo alrededor como
siempre, pero la atención de Kris estaba concentrada en nuestra dirección. Incliné mi
barbilla hacia él y él levantó su cerveza a cambio con una ligera sonrisa.

Volteándome vi como Win Win comenzaba a sacar la hierba de la tierra y mientras yo


tomaba otro sorbo de mi cerveza mire su cabello. Su cabello antes oscuro y largo ahora
cortado como...

—Tu cabello es como el mío —dije. Win Win se quedó quieto—. Te lo cortaste — añadí,
mientras mi mano se levantaba para pasar a través del mío.

La cara de Win Win se volvió de color rojo brillante.


—Sí. Yo... todo el mundo sigue diciéndome que me parezco a ti. — se encogió de
hombros—. Necesitaba cortarlo, porque papá nunca lo cortó. Así que pedí que se viera
como el tuyo…

—No entiendo. ¿Por qué diablos querrías verte como yo? —pregunté.

La expresión de Win Win cambió. Tampoco sabía por qué su expresión cambió. No podía
jodidamente leerlo.

—Porque... porque eres mi hermano —dijo en voz baja. Me quedé inmóvil y podía 291
sentir mi pulso golpeando muy rápido—. Yo... nunca tuve un hermano antes. Siempre
estuve por mi cuenta. Pero a menudo me preguntaba qué habría sido si hubiera tenido
a alguien más allí conmigo. Papá siempre hablaba de ti. Decía cosas horribles, cosas
que creía en su retorcida cabeza, cosas que el pastor Hwan le había dicho, pero nunca
las escuché. Nunca las creí. Decía cosas horribles sobre mí que sabía que no era
verdad, así que pensé que probablemente era verdad para ti también.

Mientras sus palabras se hundían, una pregunta salió de mi boca.

—¿Te folló? En esa celda mugrienta, ¿te folló?

Win Win se quedó inmóvil, y su cabeza cayó.

—Dime —presioné—. Necesito jodidamente saber. — gruñí y golpeé mi cabeza—. Necesito


saber porque es todo en lo que pienso aquí.

—Trató… —susurró Win Win— Cada vez que entraba en la celda, lo intentaba. Pero no,
jamás pudo hacerlo.

—No lo entiendo —dije, con mi estómago relajándose aliviado por el hecho de que no lo
follara. No había follado a Win Win.

Gracias a la mierda.

—Fue la bebida, creo. Apenas podía caminar después que mi mamá murió. Y cuando
me puso en el sótano por primera vez... No pudo hacer que se le levantara, Chanyeol.
Se ponía loco, me golpeaba. — extendió sus brazos—. Incluso trataba de cortarme
primero, pero casi había bebido hasta la muerte en el momento en que llegaste. —Win
Win suspiró y luego dijo— Mayormente sólo me mantenía en ese sótano y me llamaba
pecador, mientras predicaba su charla de la biblia hacia mí desde arriba. No creo que
tuviera la fuerza para hacer mucho más.

Mirándolo tomé una aguda respiración y luego exhalé lentamente, sintiendo toda la preocupación
que había tenido, abandonar mi cuerpo.

—Eso es jodidamente bueno —admití.


Win Win bajó la cabeza otra vez. Luego levantó la mano y la pasó a través de su cabello. Justo
cuando casi me había terminado mi cerveza, dijo:

—Quiero verme como tú porque yo quiero ser como tú.

Mi cabeza giró de golpe hacia el chico.

—¿Por qué mierda querrías ser como yo?

Win Win me señaló.

—Eres enorme, fuerte y puedes protegerte. 292


—Levanto un montón de pesas de mierda —contesté.

Win Win negó con la cabeza.

—Vi lo que le hiciste a nuestro papá. Sé lo que le hiciste al pastor Hwan y al anciano
Kang. —Win Win arrojó un puñado de hierba a la tierra, y dijo— Solía soñar con ser
capaz de hacerle eso a papá… lo que hiciste. Después que mi mamá murió, cuando me
golpeaba con un bate en ese sótano, quería lastimarlo de vuelta. Porque me quitó a mi
mamá. Mi mamá, Chanyeol. Era una mujer tan buena. Pero demasiado débil para
hacerle frente. —Win Win sorbió su nariz y rápidamente usó su antebrazo para
limpiarse su rostro.

Mi cabeza se torció, sin saber qué diablos hacer. Pero Win Win recompuso su mierda y
con voz ahogada dijo

—Entonces el hermano mayor por quién siempre oraba volvió a buscarme, lo hizo. Y
mataste a ese hijo de puta. Lo mataste así no podría hacerle daño a nadie nunca más.
—Win Win comenzó a tirar de la hierba de nuevo y dijo— Es por eso que quiero ser
como tú. No quiero ser lastimado por nadie más. Quiero ser capaz de defenderme,
como tú. Quiero ser capaz de protegerme, de gente como él.

Miré el tamaño de Win Win y sabía que cuando tuviera mi edad también sería alto,
pero todo lo que dije en respuesta fue una promesa.

—Nadie va a jodidamente tocarte de nuevo. Me tienes a mí y una carga completa de jodidos


Hangmen, en tu espalda. Y nadie jode con nosotros. Nadie.

Win Win se quedó en silencio y luego mientras su cabeza caía hacia adelante, su
respiración cambió. Me giré, entrando en pánico ante qué mierda estaba mal cuando vi
agua en sus ojos.

Nervioso pasé mis manos por mi cara cuando dijo:


—Gracias.

Solté un suspiro y enderezándome con los codos sobre las rodillas, puse mi cabeza en mis
manos, sintiéndome como el peor hermano en el maldito planeta.

—Win Win, no puedo ser tocado. Joder, no puedo... no puedo…

—Lo sé —me interrumpió, mientras se secaba las mejillas.

—¿En serio? —dije con voz áspera, odiándome como la mierda por estar tan jodido en la
cabeza.

—Sí, Kris me lo explicó. Me contó todo sobre ti. Yo seguía preguntando por ti, así que 293
me sentó y me conto. Sólo quiero conocerte más. Y tú en realidad nunca saliste de tu
cabaña, o incluso hablaste conmigo. — hizo una pausa, y luego añadió— Pero sé que
no puedes ser tocado. Kris fue muy claro sobre eso.

—Correcto —fue todo lo que pude decir en respuesta.

De pronto Win Win miró hacia atrás y luego de regreso a mí.

—Pero Soo puede tocarte. — me quedé helado y conteniendo la respiración asentí —


Está bien —respondió rápidamente. Y poniéndose de un profundo tono de rojo, dijo—:
Es muy hermoso. Y... y me alegro que pueda tocarte. Me alegro que lo tengas.

El rostro de Soo cruzó por mi cabeza, y dije

—Es jodidamente hermoso. Es todo para mí.

—Sí —dijo Win Win, luego su rostro se volvió todavía más rojo —. ¿Y Chanyeol? ¿Me
llamarás Pequeño Win? Es como me han estado llamado todos los hermanos. Kris dijo
que era mi nombre del camino... y... y me gusta. Se siente nuevo, diferente, como si
fuera otra persona. Es sólo que, Win Win me recuerda…

—Lo entiendo —dije, interrumpiéndolo, sabiendo que yo odiaba el puto recuerdo a mi padre
en igual medida, si no es que más, así como él lo odiaba.
—Gracias —respondió Pequeño Win y volvimos a nuestro silencio. Justo cuando
estaba a punto de levantarme, sin saber qué más mierda decir, Pequeño Win dijo —
Realmente me gustan mucho todas las motos de por aquí.

Volví a sentarme en la hierba, y dije

—Soy bueno con las motos. Especialmente Harleys y Choppers.

Pequeño Win me sonrió y dijo

—Kris me dijo que puedes construirlas desde cero.


—Sí.

Pequeño Win bajó la cabeza, luego la levantó, con una nueva expresión en su rostro.

—¿Me construirías una, Chanyeol? Kris dijo que me enseñaría a montar, pero que necesitaba una
moto. Dijo que hablara contigo sobre ello.

—Sí, te podría construir una —dije.

—¿Una Fat Boy negra y cromo? ¿Cómo la tuya, con llamas en el costado? — dijo emocionado —
Kris me mostró cómo usar la red. He estado leyendo todo sobre ellas y cómo están construidas.
Quería entender cómo las construyes en tu taller. Entonces 294
Chen me dijo que puedes personalizar la pintura también. Me dijo que habías hecho tu
Harley. —volvió la cabeza y dijo — Fui a echarle una mirada una noche cuando no
podía dormir. Y me encantó. Me encantaron las llamas y calaveras en el costado. Se ve
increíble, Chanyeol. Así que si pudieras, me gustaría una igual. Simplemente como la
tuya.

Una cálida sensación se extendió dentro de mi pecho y dije con brusquedad

—Lo que quieras.

—Bien —respondió Pequeño Win, con una sonrisa en los labios.

Fruncí el ceño sin saber porque él estaba sonriendo y luego preguntó

—¿Y puedo verte construirla? ¿En ese taller que tienes en la parte de atrás?

Me preguntaba por qué querría jodidamente hacer eso. Pero me encogí de hombros y dije

—Sí. Nunca tuve a nadie viendo antes, pero... sí, está bien.

—Bien —dijo Pequeño Win con su voz más fuerte volviendo a tirar de la hierba. Luego se
detuvo y preguntó —¿Y Chanyeol?

—¿Sí?
—Me gusta vivir con Kris. Entiendo que no eres bueno con la gente estando demasiado
cerca de ti, excepto Soo. Sé que necesitas espacio… pero, ¿crees que tal vez, podría ir
a tu cabaña en algún momento? Solo para, ya sabes, ¿pasar un poco el rato contigo?

Mi pecho se apretó, imaginando tener a mi hermano en mi casa. Mi hermano.

—Sí.

Pequeño Win exhaló un largo suspiro, y luego recostándose dijo

—Creo... creo que va a gustarme aquí, Chanyeol. Creo... Creo que me gustará tener un
hermano mayor.
Mi corazón latía como la mierda y sin saber qué mierda más decir, solo dije

—Sí.

Había visto a Chanyeol llamar a Win Win para que se sentara con él. Y había visto 295 como
su espalda se había tensado y como se había liado a través de una conversación. Pero mientras
observaba, mi corazón se llenó de felicidad.

—Me gusta esa mirada en ti, Soo. — miré a mi izquierda y levanté la mirada hacia Baekhyun.
Sus ojos marrones brillaban mientras tomaba su mano.

—Por una vez, en toda mi vida, me gusta ser yo.

—¿Debido a Chanyeol? —preguntó Baekhyun.

Pensé en su pregunta.

—En su mayoría, sí. Él me ha traído a la vida. Pero a través de él, me siento más en paz
conmigo mismo. ¿Tiene sentido eso?

Las manos de Baekhyun se extendieron sobre su estómago ligeramente redondeado y respondió

—Sé exactamente lo que quieres decir.

Sonriendo levanté mi cabeza hacia el cielo, y dije

—Nunca pensé en mí como una persona fuerte. Pero es increíble la cantidad de fuerza
que descubres que tienes en el fondo, cuando un ser querido depende de ti para ser su
roca, cuando se encuentran débiles. Cuánto coraje puedes reunir, cuando la persona
que amas se apoya en ti para que evites que caiga al suelo. Y cuánta felicidad puede
ser albergada dentro de tu alma, cuando permites que alguien entre en tu corazón.

—Soo —dijo en voz baja Baekhyun— lo entiendo completamente.

Le sonreí a mi hermano y viendo su vientre le susurre.

—Lo harás bien, Baekhyun. Serán buenos padres.

La sonrisa de Baekhyun vaciló y su cabeza cayó ligeramente.

—¿Te parece? —preguntó con nerviosismo—. Nunca tuvimos alguien que nos cuide, Soo.
¿Cómo voy a saber cómo cuidar a mi bebé?
Apreté la mano de Baekhyun.

—Puede que tú no hayas tenido a alguien, pero yo lo tengo. Siempre lo tuve.

Baekhyun frunció el ceño.

—No lo hiciste, Soo. Eras como Hansol y yo. Nunca conocimos a nuestros padres.

—Lo hice —repliqué. Baekhyun sacudió la cabeza en señal de protesta. Pero lo interrumpí

296 y pronuncié— Te tuve a ti.


Los labios de Baekhyun abrieron con sorpresa y susurró

—Soo.

—Serás el mejor padre para tu bebé, Baekhyun. Porque tú y Hansol siempre me


cuidaron con amor y me protegieron. Yo no sabía cómo expresar mis emociones en ese
entonces, ni podía decir o demostrarte lo mucho que significabas para mí. Pero ahora lo
veo.

Una lágrima cayó lentamente por la mejilla de Baekhyun y preguntó

—¿Porque ahora has encontrado tu camino?

—Sí —le contesté, viendo a Chanyeol caminar hacia mí, Win Win a su lado —. Absolutamente lo
he hecho.

Chanyeol llegó a donde estábamos sentados. Y levantándome le extendí mi mano. Él la


tomó con gusto, y pude ver la tensión de estar lejos de mí, desaparecer al instante.

Win Win permaneció incómodamente de pie a su lado y le dirigí una sonrisa.

—Hola, Win Win.


—Es Pequeño Win —corrigió Chanyeol abruptamente.

Mientras veía su rostro, comprendí por qué.

—Mis disculpas. Pequeño Win —corregí.

—Estoy bien, gracias —respondió Pequeño Win tímidamente.

De repente la cabeza de Chanyeol se levantó rápidamente hacia un joven Hangmen que


pasaba por ahí y grito

—¡Tú! — el joven se congeló en el lugar. Y sus ojos marrones se ampliaron cuando vio a
Chanyeol — Ven jodidamente aquí —ordenó Chanyeol.
Minho se levantó de su silla al otro lado del patio y se acercó.

—Oye, Chanyeol. ¿Qué quieres con mi primo?

Chanyeol miró al joven y le exigió

—¿Nombre?

—Kun. Soy el nuevo prospecto —respondió el joven nerviosamente.

—¿Cuántos jodidos años tienes? 297


El joven se balanceó sobre sus pies.

—Dieciocho.

Chanyeol asintió y señaló a Pequeño Win.

—Este es Pequeño Win. Vas a mostrarle los alrededores. Vas a cuidar como la mierda de
él. Ambos son los más jóvenes aquí y así es como va a ser.

Kun se volvió a Pequeño Win y asintió.

—¿Quieres venir hombre? Te puedo mostrar los alrededores.

Pequeño Win asintió en respuesta y comenzó a seguir a Kun, con las manos metidas
en los bolsillos de sus jeans. Minho sacudió su cabeza hacia Chanyeol y regresó con
los otros hombres.

Entonces Chanyeol gritó:

—¿Kun?

Kun se volvió y Chanyeol señaló directamente a Pequeño Win.

—Es mi hermanito. Hazle daño y te cortaré la jodida garganta.


Kun palideció y asintiendo se escabulló por el bosque. Pequeño Win sin decir nada
volvió la cabeza para seguirlo, pero vi el fantasma de una sonrisa adornando sus
labios.

Sonriendo me presioné contra el pecho de Chanyeol justo cuando Luhan entraba al


patio. Al verme de pie con Baekhyun, vino directamente hacia mí y me abrazó contra su
pecho, luego abrazo a Baekhyun.

Detrás de nosotros, Sehun se acercó.


—Mejillas dulces —dijo sonriendo, guiñándole un ojo a Luhan. Tan pronto como llegó al
lado de Luhan, lanzó un brazo sobre su hombro y lo inclinó hacia atrás para darle un
beso. Luhan se rió contra su boca.

No pasó mucho tiempo antes que Kai apareciera junto a Baekhyun con su brazo
protector enroscado alrededor de su cintura y su mano plana sobre su estómago. Kai
mirándonos movió de mala gana su mano y comenzó a hacer señas, con mis hermanos
y Sehun uniéndose a la conversación.

Pero no les presté atención, en su lugar miré alrededor del patio, a esta nueva familia extraña entre
la que me había encontrado a mí mismo, sintiéndome seguro bajo los brazos de Chanyeol ahora
envueltos alrededor de mis hombros. Entonces mis ojos se
posaron en la ventana del apartamento de Kai. El apartamento encima del recinto en el
que solía residir. Y recordé aquellas primeras noches después de dejar la comuna;
cuando me sentaba en la ventana, mirando hacia abajo a los hombres quienes estaba
convencido que eran malignos.

Todos excepto uno... el hombre con los ojos oscuros, que se paseaba fuera de mi
ventana con los ojos fijos en mí, mientras mi mano presionaba el cristal, deseando
tener la fuerza para hablar con él.

Presionando un beso en el brazo de Chanyeol y sintiendo su mentón descansar sobre


mi cabeza, decidí que me gustaba estar aquí abajo, viviendo mi vida, unido al corazón
de Chanyeol y envuelto en su abrazo.

Sonriendo cerré los ojos Esto

me gustaba mucho más.

Mucho más de hecho.


CAPÍTULO 29
Traicionado por mi propia sangre.

Túnica blanca.

Pantalones blancos…

Estaba listo para el intercambio del señor.

Pero mientras miraba fijamente mi reflejo en el espejo, lo único que sentí fueron
náuseas. Y maldad. Todo acerca de este lugar me gritaba que era tan jodidamente
malo.

De repente un golpe ligero sonó en la puerta que conducía al altar.

—Adelante —dije.

Volteándome vi a Yixing entrar en la habitación, ahora libre de su reclusión. 299


—Ha llegado el momento, mi señor —anunció sin mirarme y esperó en la puerta.

Mirando su rostro pálido fruncí el ceño.

—¿No te vas a unir a Siwon esta noche?

Yixing miró hacia el suelo.

—Él ha elegido a Jeno en mi lugar. Ahora ha sido premiado con el papel del primer consorte de
Siwon. — su cabeza cayó aún más— Como su único consorte.

Mi estómago rodó al pensar en mi hermano tomando ese niño. Y me sentí enfermo.

Yixing dando un paso me miró con timidez cuando la música comenzó a la deriva en la habitación.

—Mi señor, está comenzando. Debemos irnos.

Mirando su rostro sonrojarse cuando sus ojos se encontraron con los míos, sonreí ligeramente y
me acerque a él.

—Puedes llamarme Junmyeon, Yixing

El abrió la boca sorprendido, luego mordiéndose los labios, nervioso, murmuro.


—La música comenzó Junmyeon.
Asintiendo, sentí las náuseas formarse de nuevo en mi estómago, pero forcé a mis pies
a moverse y seguí a Yixing por el estrecho pasillo. Mientras veía su delgado y frágil
cuerpo avanzar lentamente, el aroma fuerte del incienso impacto en mi nariz y escuche
como poco a poco la música instrumental se volvía cada vez más alta. Tensándome
sentí como mi corazón retumbaba en mi pecho al mismo tiempo que el ritmo rápido de
la batería pulsaba a través de las paredes. Y cerrando los ojos recé a Dios para que
ayudara a superar esto.

Al llegar a una puerta de madera, Yixing me miro incómodo y señaló hacia el interior.

—Aquí es donde te dejo Junmyeon. No tengo un compañero para esta noche. No se me


permite entrar.

Tensándome ante sus palabras, me quedé mirando la puerta.

—¿Cuántas personas hay ahí?

Yixing siguió mi mirada.

—Muchas. ¿Tal vez cien? Este intercambio del señor está destinado sólo para los discípulos y

miembros más cercanos a la orden. Aquellos que están teniendo el alto 300 honor de
despertar a los hermanos y hermanas. Extrañándome ante las palabras de Yixing, susurré

—¿Despertar...?

—Sí. Siwon organizó que todos los niños y niñas en edad apropiada fueran reunidos en
conmemoración a su asistencia. La comuna está bastante enardecida ya que estarás
supervisando tantas primicias. Ellos creen que es una señal significativa de Dios, que
nos encontramos en su gracia.

La ira llenó mis venas, entonces le pregunté

—¿Y Siwon organizó todo esto en mi honor? ¿Tantas… primicias... has dicho?

—Sí. Él desea honrarlo de buena manera. Ha estado emocionado todo el día.

Cerrando mis manos en un puño. Mire los ojos confundidos de Yixing y tratando de sonreír le
dije.

—Gracias Yixing. Puedes retirarte.

Yixing asintiendo se sonrojo ligeramente y haciendo una reverencia se alejó.

Sin saber qué hacer me quedé en la puerta. Porque sabía que, tanto como creía en la
causa de mi pueblo, tanto como yo creía que era el profeta de La Orden, sabía que no
podía permanecer ahí y… no, no podía bendecir la violación de niños. Nada en mi fe
me decía que era lo correcto a los ojos de Dios. Ni siquiera las palabras supuestamente
reveladas de mi tío.

Entonces la ira se elevó en mí de nuevo cuando pensé de Siwon. Apenas habíamos


hablado más que unas pocas palabras tensas desde que liberé a los hermanos
maldecidos. Pero él y el hermano ByungHun siempre estaban juntos, con las cabezas
juntas, susurrando a mis espaldas. Con Jeno siguiendo cada palabra de Siwon, como si
él fuera el profeta, no yo.

Mirando la puerta recordé sus mentiras sobre Luhan. Su plan secreto para secuestrar a
los maldecidos antes de que estuviéramos listos. ¿Y ahora esto? La organización de
despertares en mi presencia sin habérmelo dicho...

Y lo supe.

Él me estaba poniendo a prueba.

Mi propio hermano. Mi única familia... Había perdido la fe en mí. 301


De repente sobresaltándome oí el grito de dolor de un niño, y corriendo me abrí paso a
través de la puerta, deteniéndome cuando la habitación llena de humo me nublo la
vista. Despejando con mis manos el humo de mi rostro camine hacia el centro y la
imagen ante mí mientras el humo se disipaba ardería por siempre en mi memoria…

Hombres adultos, de todas las edades, desnudos y erectos, estaban apoyados detrás
de los niños, unos niños pequeños poco mayores de los ocho años. Y algunos ya
estaban dentro de ellos. Violándolos. Tomando su inocencia... con artefactos entre sus
pequeñas piernas mientras yacían de frente al suelo, con los traseros levantados en el
aire y sus manos aferradas a sus espaldas.

Conmocionado luché para contener el vómito mientras una cacofonía de gritos de dolor
asaltaba mis oídos. Tambaleándome di un paso adelante, cuando un niño joven,
apoyado en sus rodillas y con su cara roja de dolor, aferró su mirada con la mía. Y lo
reconocí en un instante. Era el niño del video. El niño que estaba bailando; obligado a
bailar para mí, con su inocente rostro luchando por contener las lágrimas mientras lo
hacía.

Y allí estaba, siendo violado por un hombre adulto, un hombre que tenía que estar en sus
treintas.

Y volví a la realidad.

Esa vista, las lágrimas del niño; una maldita violación masiva disfrazada de adoración
celestial... me hizo volver a la puta realidad.

Apresurándome, agarré al hombre forzándose en el niño del video y lo aventé con furia
hacia atrás. Lo aventé acercándome hacía él, y cuando su cara sorprendida me miró
fijamente, lo golpeé. Lo golpeé una y otra vez, con mi puño golpeando su cara con toda
la fuerza que pude reunir.

Y no pude parar.

Cada onza de ira, resentimiento y asco, cada onza de estrés que se había acumulado en
el último año, estaba vertiéndose de mí a través de estos puños.

Y no me detuve cuando la música dejo de sonar.

No me detuve cuando escuché a los niños gritar asustados.

Solo seguí golpeando la cara de este hijo de puta, con su sangre rociada sobre mis
brazos y mi túnica blanca. Hasta que por fin, alguien me jaló de encima y golpeé el
suelo. Gritando me puse de pie listo para golpear a quién fuera que estuviera detrás de
mí, cuando vi un par de ojos familiares, idénticos a los míos.

—Junmyeon —Siwon dijo entre dientes, con sus cejas juntas hacia abajo por la ira.

Mirándolo con furia sentí como me temblaban las manos. Temblaban tan jodidamente 302 mal
que tuve que bajar la mirada hacia ellas, sólo para ver la sangre que recubría cada pulgada de mi
piel.

—Él está muerto. — mi cabeza giró de golpe a mi lado, mientras el hermano ByungHun se inclinó
sobre el hombre en el suelo.

El hombre había sido golpeado con tanta fuerza por mí, que su rostro estaba irreconocible.

—Junmyeon, ¿qué has hecho? —preguntó Siwon en estado de shock.

Y sólo así, la ira que se había disipado momentáneamente de mi cuerpo se encendió


por diez veces más. Me quedé mirando a la cara que ya no consideraba que
perteneciera a mi hermano.

—¿Qué he hecho? —le pregunté con asombro. Negué, riendo una risa sin sentido del humor—.
¿Qué jodidamente he hecho?

Siwon dio un paso atrás, con los ojos muy abiertos. Entonces me di cuenta que estaba vestido
sólo con los pantalones de su túnica... como el hermano ByungHun.

Mis ojos comprobaron la habitación. Y en las sábanas blancas cubriendo el suelo había
manchas de sangre. Una mezcla de sangre y semen de la unión de los niños y niñas; y
los hombres.
—¡Qué he hecho! ¡Qué jodidamente he hecho! —rugí y salí hecho una furia hacia mi hermano,
empujando mis manos en su pecho—. ¿Qué has jodidamente hecho tú?
El hermano ByungHun se acercó detrás de mí. Pero girando, estrellé mis manos en su pecho
y grité:

—¡Lárgate como la mierda! ¡Lárgate como la mierda, antes que rompa tu jodido cuello! —
el hermano ByungHun palideció y salió corriendo de la habitación.

Cerrando los puños hasta clavar mis uñas en la piel, me volví para ver a Siwon observándome. Y vi
verdadero miedo en su rostro.

—¿Junmyeon? — trató de calmar, con las palmas en alto.

Lo interrumpí.

—¿Crees que esto está bien? ¿Crees que violar a niños pequeños mientras gritan, siendo
destrozados por hombres viejos de mierda, está bien?

Los ojos de Siwon escanearon el suelo, mirando distraídamente el incienso ardiendo y los
artefactos desechados, que mantenían las piernas de los niños separados.

—Es el camino del Señor. Es una de nuestras creencias más fundamentales. Los 303
hombres, los hombres necesitan esto. Es parte de nuestra fe.

Mientras estudiaba a Siwon con la mandíbula apretada, señale con un brazo la escena, y le
aclare.

—Yo soy el profeta. Y como tal, yo voy a cambiar nuestras prácticas. Empezando con esto.

Me volví, con la intención de irme, cuando Siwon se acercó y me agarró del brazo. Me di
la vuelta de golpe.

Con un rostro severo, Siwon afirmó:

—Los hermanos no van a aceptar tal cambio. Ni siquiera viniendo de ti.

Con auténtica incredulidad, me quedé mirando a mi hermano y deliberadamente pregunté:

—¿Todos los hombres aquí son unos jodidos pedófilos? Dime Siwon ¿Ellos están aquí en
nuestra comuna por Dios y por la salvación de sus almas, o solo para joder a niños
pequeños?

Siwon se tambaleó hacia atrás y sacudió la cabeza.

—Esos hombres. Los hombres perversos con los que viviste por cinco años. Ellos han
corrompido tus creencias. Mira cómo estás actuando. ¡Escucha cómo estás hablando!
¡Escucha las palabras pecadoras saliendo de tus labios!

Mirándolo estupefacto grite.


—No soy para nada como ellos. ¡Pero escucha esto; tan jodidos como son, tan
perversas como sus acciones pueden ser, no follan niños inocentes! — dando un paso
atrás, lo mire y dije en voz baja— ¿Cómo es que soy el único en ver esto?

—Ellos infectaron tu alma —Siwon espetó.

Riendo sin humor, señalé su cara, y le dije

—No, hermano. Lo que no entiende es que yo odio como la mierda a esos hombres.
Los quiero destruidos tanto como tú. Ellos putean, ellos andan con putos, y no respetan
las leyes de Dios día tras día. Pero lo que viví con ellos me dio este jodido contexto. Tú
nunca dejaste nuestra casa de la infancia, Siwon, ni una sola vez. Fui yo. Fui yo quien
vivió en el mundo exterior durante cinco años, y por mucho que odiaba cada maldito
segundo estar en ese infierno, me ha convencido que estas sesiones jodidas están mal.
¡Tal vez si hubieras sido el enviado en esa misión, no estarías aquí como un loco
pedófilo, defendiendo lo indefendible!

Con la necesidad de salir como el infierno de este lugar asfixiante, llegué a la puerta, 304
cuando Siwon anunció:

—Has perdido nuestra fe, Junmyeon. Has sido corrompido. No mereces el prestigioso cargo
de líder de nuestro pueblo, no cuando actúas de esta manera.

Tensándome me detuve en seco, y di la vuelta para advertir:

—Cuidado, hermano, eso suena peligrosamente como traición. Y la traición contra el


profeta se castiga con la pena de prisión. Ahora libera a los niños y que nadie los
vuelva a tocar o yo mismo me encargare de demostrarles a cada uno de ustedes cuan
jodidamente mal está esto.

El rostro de Siwon se volvió gris y con la cara tensa dio órdenes a las hermanas que cuidaban
los alrededores, luego huyó de la habitación.

Viendo a todos los hermanos y discípulos huir mirándome con miedo y resentimiento,
me apresuré a mi mansión, y dentro de mi oficina. Empecé a estudiar detenidamente
las escrituras, enfocado en crear mi propia versión.

Trabajé durante horas, descifrando y quemando revelaciones viejas, a menudo


ininteligibles, de mi tío Sun Myung Moon en su vida adulta. Purgué las prácticas tan
ofensivas y crueles que él avalo para la comuna, y puse la pluma al papel, creando
nuevas leyes y prácticas que no pondrían en peligro la inocencia de nuestros niños.
Trabajé tanto tiempo que la luna cayó, dando paso al cielo iluminado de un nuevo día. Trabajé
tan duro que me dormí en mi escritorio, con la pluma todavía en la mano...

Escuchando un ligero ruido trate de abrir los ojos soñoliento pero de repente, un golpe
en la parte de atrás de mi cabeza me tumbo en el escritorio. Rápidamente mis ojos
ardieron por el dolor del golpe, y mi visión se volvió borrosa. Luchando me volví para
defenderme contra mi agresor, cuando un saco fue tirado sobre mi cabeza,
sumiéndome en la oscuridad. Desesperado luché por liberarme, pero los lazos
apretados estaban envueltos alrededor de mis brazos y pies. Con el silencio solo roto
por mis gritos fui levantado, por muchas manos que sostenían mis brazos y piernas. Y
fui arrancado de mi hogar en el aire frío del amanecer.

Mientras una brisa ligera barría a través de mi túnica y pantalones, oí el desbloqueo de una
puerta, y el eco de pies golpeando los suelos de piedra.

Intenté liberarme otra vez, tratando de aflojar mis ataduras, pero estaban demasiado
apretadas. Mientras pensaba como escapar respiré con fuerza cuando la apertura de
otra puerta sonó. Entonces el dolor atormentó mi cuerpo cuando fui arrojado sobre un
piso duro, con el impacto haciendo mi cabeza chocar fuertemente en el cemento.

Cerrando los ojos por el dolor, de repente reconocí los sonidos a mí alrededor, y me mantuve alerta
cuando el saco fue levantado de manera brusca de mi cabeza. Sin 305 dejar de luchar contras
las ataduras parpadeé contra la luz brillante fuerte. Y mientras me centraba, vi cuatro paredes de
piedra gris a mí alrededor.

Luego miré hacia arriba. Quedando en shock cuando vi a Siwon y al hermano ByungHun, junto con
otros dos discípulos vestidos de negro, todos mirando hacia mí.

Siwon estaba mirando fijamente hacia mí como si fuera un extraño.

—¡Libérenme, ahora! —ordené. Mi cabeza palpitaba por los golpes que había tomado
pero me mantuve firme. Cuando mi hermano no reaccionó, luché contra las
restricciones, y grite — ¡Como tu profeta, exijo que me liberes! — nadie se movió, hasta
que de repente, todos se giraron para salir.

Mi corazón latía con fuerza en mi pecho, y grité:

—¡Siwon!

Mi hermano se quedó inmóvil, luego lentamente volteándose camino de regreso a la celda.


Deteniéndose a unos pasos bajo la mirada sonriendo y dijo

—Tú, Junmyeon, no eres más el profeta. — escupió señalando mi cara, y mis ojos se
abrieron ante sus palabras — Tú pecador estás acusado de traición a la Orden. Tú vas
a ser encarcelado en esta celda hasta que yo decida cuál será tu castigo.

Mirándome por última vez se dio la vuelta para irse, cuando grité.
—¡No puedes hacer esto! ¡Eres mi hermano! ¡¡¡SIWON!!!

Siwon se congeló en sus pasos y, volviéndose hacia mí, negó.


—No, Junmyeon. Tú ya no eres mi hermano. — dijo con furia en la mirada. Luego
alzando la mano acomodo su banda con una sonrisa y aseguro. — Ahora yo soy el
profeta Siwon. Yo soy el profeta que siempre estuvo destinado a La Orden. Y yo tengo
una guerra santa para la que prepararme.

Con eso Siwon se volteó y se fue, cerrando la puerta de golpe, y sumiendo la celda en la
oscuridad.

Dejándome solo…

Traicionando a su propia sangre.

Su hermano.

Su única jodida familia...

—¡SIWON!

306

CAPÍTULO 30
Mi Soo. Su Chanyeol.
Epílogo

Llamaron a la puerta. Al abrirla, Kris estaba frente a nuestra cabaña. Sin decir una palabra, me
entregó dos cajas pequeñas y una más grande.

Mi estómago se revolvió de nervios mientras las sostuve en mis manos.

Kris mirándome con una ligera sonrisa se aclaró la garganta.

—Todo está ahí, hermano. Buena suerte, ¿sí? — dijo sonriendo, y luego ondeo su mano
mientras caminaba de regreso a su cabaña.

Girándome, cerré la puerta, justo mientras Soo salía del cuarto de baño. Y jodidamente me
congelé. Mis manos se aferraron a las cajas mientras absorbía la 307 forma en que se veía.
Estaba completamente vestido de blanco pero con botas; y su cabello negro estaba ligeramente
mojado y desordenado con una corona de flores blancas alrededor.

El rostro de Soo se sonrojó mientras lo miraba.

—Soo —dije con voz áspera.

Pasando las manos nervioso por su cabello, preguntó

—¿Me veo bien?

—Te ves jodidamente hermoso.

Soo bajó sus ojos, luego me miró a través de sus largas pestañas negras.

—Es una tontería, pero quería vestir adecuadamente. Yo… — él tragó, y jugando con
sus manos, dijo — Quería que pienses que me veo hermoso esta noche. Cuando
hagamos este compromiso…

Un gemido salió de mi garganta, y respondí

—Siempre jodidamente pienso que eres hermoso.


—Como yo de ti —respondió él.

Confundido miré a mis pantalones de cuero, botas y chaleco, y fruncí el ceño. Me veía igual
que siempre.

Soo se acercó a mí y me sonrió. Sus dedos apuntaban a las cajas en mi mano, y preguntó.
—¿Tienes todo lo que vamos a necesitar? — asentí y Soo extendió su mano—. Entonces,
¿deberíamos continuar?

Mi corazón se disparó en mi pecho, pero dejé a Soo llevarme fuera de la cabaña y


dentro del bosque en la parte de atrás de nuestro claro. Estaba oscuro y hacía frío,
pero no podía sentir ninguna jodida cosa de mierda mientras veía a Soo caminar
adelante. De hecho, apenas me di cuenta que habíamos llegado al río.

Dejando caer mi mano, Soo se volvió hacia mí.

—Me encanta estar al lado del agua. Pasé tanta parte de mi vida en interiores, que
adoro escuchar la corriente que fluye y oler el aire fresco. Yo... yo no podía pensar en
un lugar mejor para hacer esto contigo. —Soo señaló hacia el cielo—. La noche esta
despejada también. Ni una nube en el cielo. Y las estrellas y la luna han salido a

observar. 308
Lo escuche hablar entusiasmado, pero no me molesté en mirar hacia arriba. ¿Qué
mierda eran las estrellas y la luna, cuando lo tenía a él? No podía apartar mis ojos de
él.

Apenas podía jodidamente respirar.

Apenas podía respirar sabiendo que este era nuestro jodido día de bodas. O por lo menos
nuestra versión de una.

Le había pedido que se casara conmigo hace días. Sabía que no fue hecho de la
manera correcta. Pero sólo había estado dentro de él, con Soo robando mi jodido
corazón como siempre, y sabía que tenía que tener todo de él.

Él como mío y yo como suyo...

Nos tumbamos en la cama, con Soo en mis brazos y su cabeza apoyada en mi hombro.
Podía oír su respiración comenzar a cambiar de rápida a lenta, y sabía que se estaba
quedando dormido. Mientras su mano se presionaba en mi pecho, él lanzó un suspiro
silencioso, y supe que esto no era suficiente. Yo quería más de lo que teníamos. Yo
jodidamente lo quería todo. Necesitaba tenerlo. Tenerlo como mío.
Tomando una respiración profunda, me di la vuelta, y Soo se deslizó por debajo de mí.
Sus ojos soñolientos se abrieron con sorpresa, y aferrando su mano izquierda, espeté:

—Quiero casarme contigo.

La respiración de Soo se detuvo. Sus ojos marrones se abrieron aún más. Y pasaron varios
segundos antes que tragara saliva y en voz baja susurrara:
—¿Tú... quieres?

Asentí una vez, con mi cabeza sacudiéndose mientras trataba de explicar cómo me sentía
por dentro.

Lentamente puse mi mano en su cara, y le dije:

—Te necesito como mío. Te necesito poseer y que pertenezcas completamente a mí. Te
necesito como mi Soo. Necesito saber que nunca vas a dejarme.

Soo todavía no decía nada, así que levanté su dedo anular de mi boca y lo besé.
Preocupado por su silencio, levante la mirada a sus ojos. Soo suavizando su mirada
colocó su mano en mi mejilla y dijo:

—Chanyeol, mi corazón se acelera pensando en algo tan perfecto como casarme 309
contigo. Pero no tenemos una fe que seguir. Y... y no podría estar delante de tus
hermanos y mis hermanos cuando nos casemos. La idea de ser el centro de atención
me llena de tal temor que apenas puedo respirar. No creo que pueda llegar hasta el
final. O incluso hablar y desposarme a ti delante de un funcionario. Me temo que no
podría hacer frente a algo así.

Suspiré, sintiendo mis músculos tensos ante lo que estaba diciendo. Pero cuando pensé en
un pastor o un funcionario, de algún jodido que no conocemos, admití:

—Tampoco yo podría. — parpadeé. Los ojos de Soo cayeron, luciendo triste. Mientras lo hacía,
sentí una mayor necesidad de tenerlo como mi esposo.

Bajando la cabeza para reunirme con la suya, presioné

—Pero yo jodidamente te quiero, Soo. Te quiero como mío. Total y jodidamente mío.

Soo miró hacia arriba y sonrió. Esbozó una enorme sonrisa de mierda que golpeó mi
pecho como una bala. Luego colocó su mano en la parte de atrás de mi cabeza, y me
atrajo a su boca. Él me besó suavemente, y luego prometió contra mis labios:

—Vamos a encontrar una manera, Chanyeol. Necesito pertenecerte también. Si es posible


pertenecerte más de lo que ya lo hago.

Gruñendo aplasté mi boca de nuevo en la de él, y mientras lo hice, me imaginé mi


anillo en su dedo y mi nombre en su espalda. Me imaginé ser dueño de él. Me imaginé finalmente
tenerlo como mi propiedad...

Soo, mi propiedad.

No sabía cómo diablos lo haríamos. Pero como todo con lo demás, tendríamos que encontrar
una jodida manera.
*

Soo dio un paso adelante hasta que estaba justo en frente de mí, con el río fluyendo
detrás. Alcanzando las cajas en mis manos, las colocó en el suelo, y se levantó.
Poniéndose de puntitas, envolvió sus brazos alrededor de mi cuello e incliné mi cabeza
hacia abajo para que pudiera ver su rostro.

Soo sonrió mientras bajé a su altura, y dijo

—Te amo, Chanyeol. No puedo esperar para convertirme en tu esposo.

Gruñendo, presioné mis labios a los suyos y luego me separé. Soo dio un paso atrás, y recogí las
dos cajas más pequeñas del suelo. Le entregué una a él, y cuidadosamente la abrió. Soo con los
ojos brillosos miró fijamente el anillo en el interior, el anillo que estaba destinado a que yo lo usara,

y lo sacó para sostenerlo en 310 su mano.


—Es negro —dijo, y me lanzó otra sonrisa.

Hice lo mismo con la caja en mi mano, y puse su pequeño anillo en mi palma. Soo lo miró, y
susurró:

—Mi anillo es de color negro y dorado. — él lo estudió con más fuerza, entonces dejó
de respirar. Fijando su atención en mí, dijo— Como llamas. Lo negro y dorado se ven
como llamas. — sonriendo me miro —. Eres tú. Este anillo... siempre será mi pequeño
pedazo de ti.

El pecho me dolió mientras miraba a ese pedazo de oro y me balanceé en mis pies. No
tenía ni puta idea de cómo hacer esto. Toda esta mierda romántica. Quería decirle tan
jodidamente mucho, acerca de cómo él me hizo sentir, de lo que significaba para mí,
pero sabía que no tenía las palabras. No estaba construido para ser capaz de decirle
mierda como esa. Pero se lo demostraría como la mierda. Para el resto de mi vida
jodidamente se lo demostraría todos los días.

Sólo quería que él fuera mío.

Propiedad de Chanyeol.

Sólo lo quería como mi esposo.


—¿Para qué es la otra caja? —preguntó Soo silenciosamente, mirando detrás de mí.

Eché un vistazo a la única caja que quedaba en el suelo y le dije.

—Te lo enseñaré después.

Soo frunció el ceño hacia mí, pero no dijo nada más. Entonces se puso realmente
silencioso como la mierda. Escuchando la respiración rápida de Soo, observé mientras
enderezó los hombros y dio un paso aún más cerca de mí. De repente, se extendió
hacia abajo y con timidez se apoderó de mi mano izquierda con su mano izquierda.

Entonces esos suaves ojos marrones que amaba tan jodidamente tanto se levantaron
para fijarse en los míos. Las mejillas de Soo se sonrojaron y tomando una larga
respiración temblorosa, sonrió y puso su mano derecha sobre su corazón.

—Estoy muy nervioso —susurró y casi me derrumbó dónde jodidamente permanecía de


pie.

—Sí —le respondí, sintiendo exactamente lo mismo. Soo sonriendo asintió y apretó mi
mano. Él siempre entendía lo que estaba pasando en mi cabeza.

—Porque quiero tanto esto —entonces susurró— Yo... yo sólo nunca... es demasiado 311
surrealista para mí, estar aquí, vestido así, haciendo esto. Yo... yo nunca pensé que
podría tener esto. Pero lo tengo, Chanyeol. Y el milagro es que llegue a tenerlo contigo.

Mi pecho se apretó tan fuerte y mi garganta se obstruyó completamente. Inhalando por la


nariz, me las arreglé para preguntar:

—¿Es suficiente? ¿Es suficiente para ti sin un pastor o algún funcionario aquí para
hacerlo realidad? ¿Es esto, sólo nosotros intercambiando anillos, lo suficientemente
legitimo? Odiaría como la mierda si no parece real para ti, como una boda real.

Soo sonriendo presionó un beso en nuestras manos unidas, y aseguró:

—Es real, Chanyeol. Esto es completamente real para mí. No necesito a nadie más
aquí para decirme lo que ya sé... que soy tuyo y tú eres mío. Nuestros votos entre
nosotros esta noche son lo que más importa, no un pedazo de papel firmado por un
desconocido que no tiene idea de quienes somos como personas. Lo que significamos
el uno para el otro. Lo que hemos superado juntos. — él negó—. No. Esta ceremonia
privada de dos es tan real como puede ser. No necesitamos ningún alboroto, ni nada
más que nosotros dos. Estoy comprometiendo en matrimonio mi corazón y mi alma a ti
esta noche, y tú a mí. Para mí, esa es la máxima expresión de nuestro amor. Y es
perfecto. Estás tú y estoy yo. Y eso es todo lo que alguna vez necesitaremos.

—Soo —gemí, necesitando escuchar jodidamente tanto esas palabras.


Soo trazó el dorso de mi mano con su dedo, y con una voz tranquila, dijo

—He llegado tan lejos desde que te conocí, Chanyeol. He crecido como persona, pero
más que eso, he encontrado consuelo en tus brazos. Algo que nunca pensé que alguna
vez recibiría. Descubrimos lo qué es el amor a través del otro, y aprendimos que
podíamos superar los horrores del pasado juntos — lentamente una lágrima resbaló por
su mejilla y sus largos y delicados dedos se sacudieron mientras se aferraba a los míos
—. Tú eres mi milagro, Chanyeol. Realmente eres la otra mitad de mi alma.
Mi mandíbula se apretó mientras contuve el puto nudo que trepaba por mi garganta y el
agua volvió borrosa mi vista cuando Soo se rió, con una sola carcajada y sacudió la
cabeza.

—Me preguntaba cómo dos personas, dos niños rotos, podrían alguna vez pasar de su
oscuro y torturado pasado. Pero ahora lo sé. Juntos, así es como lo superamos.
Luchando a través del camino... juntos.

Mis fosas nasales se dilataron mientras Soo tomó el anillo grande en su mano y lo
empujó hacia abajo en mi dedo anular. Y mientras ese jodido trozo de metal me miró
fijamente desde mi mano, pensé que mi jodido corazón negro iba a explotar de mi

pecho. 312
Usando mi pulgar, lo giré. Y Soo se quedó sin aliento mientras un grabado dorado apareció a la
vista.

—Mi Soo —susurró al leer el nombre grabado en voz alta.

—Sí —me callé, incapaz de encontrar mi maldita voz para decir mucho más.

—Chanyeol —susurró—. Es perfecto. —Soo trazó las palabras del anillo con el dedo, con
lágrimas cayendo de sus ojos—. Tu Soo —susurró en voz baja.

Segundos pasaron mientras él miraba fijamente el anillo en mi dedo. Luego levantando la


cabeza, dijo con las mejillas sonrojadas:

—Es tu turno.

Soo cambió la posición de nuestras manos por lo que ahora yo sostenía la de él. De pronto
quedándome quieto sentí mi estómago caer y apretando los dientes, le dije:

—No sé qué mierda decir. — mirando al suelo sostuve el pequeño anillo de Soo en mi
mano derecha, agarrándolo con fuerza —. No soy bueno... con las palabras, Soo. Voy
a joder esto.

Soo apretó su mano derecha sobre mi corazón y susurró:


—Sólo di lo que está en tu corazón, Chanyeol. Aquí. — él tomó el anillo de mi mano y lo
puso en la parte superior de su dedo anular—. Di lo que quieras decir, lo que sea que
sientes en tu alma, luego, empuja el anillo hacia abajo.

Respirando hondo, luche contra el foso cada vez mayor en el estómago, y le dije:

—Soy una mierda hablando, Soo. Nunca puedo jamás expresarme bien. —Soo
negando sonrió, y luego me miró con la más bella expresión de mierda que jamás haya
visto en su rostro.

Respirando profundamente levante mi mano derecha, la pasé por su mejilla, y le dije:


—Pero joder, Soo, sé esto. Yo jodidamente te quiero. Tú jodidamente me salvaste. Tú
jodidamente me entiendes. Y eres jodidamente mío. — gruñí y empujé el anillo en el
dedo de Soo. Rápidamente recibí un maldito golpe en el pecho al ver el anillo negro y
dorado brillar en su mano.

Soo suspiró.

Y jodidamente sonreí. Ese anillo, allí mismo, era mi hogar…

Levantando la mirada vi su rostro, y mi sonrisa se borró cuando me di cuenta que

Soo estaba llorando. 313


—¿Soo? —cuestioné, pero antes de que pudiera decir algo más, él echó los brazos alrededor de
mi cintura y apretó su mejilla contra mi pecho.

—Te amo —susurró—. Te quiero mucho. ¿Lo sabes? Necesito que sepas lo mucho que
significas para mí.

Exhalé, sintiendo todo tipo de mierda correcta. Porque sabía que él lo hacía. Mi
pequeño puto de cabello negro me amaba. Sonriendo envolví un brazo alrededor de su
cintura y la otra en su cabeza.

Todavía olía a fresas.

Respiramos, y nos quedamos así durante lo que pareció una eternidad, pero entonces Soo
retrocedió, y con los ojos en los míos, declaró:

—Tú eres ahora mi esposo, Chanyeol. Mí para siempre. Gimiendo,

le di un beso en la frente y con voz áspera dije

—Y tu mí jodido esposo. Soo. Solo mío.

Soo echó la cabeza hacia atrás con su radiante rostro, y susurró

—Haces que mi corazón sonría.


Gimiendo, presioné mis labios contra los suyos, haciendo este matrimonio una mierda
de hierro templado. Soo respirando pesadamente se separó y con las mejillas
sonrojadas, dijo

—Yo... quiero ir a casa. Quiero... quiero estar contigo.

Mis músculos se estremecieron, también necesitando jodidamente eso, pero justo


cuando iba a guiarlo fuera de los bosques, vi la caja en el suelo. Soltando la mano de
Soo, la recogí y se la entregue.
—Aquí. Te conseguí esto también. Eres mi propiedad ahora. Esto se lo dice a todo el puto
mundo.

Soo curioso tomó lentamente la caja y la abrió. Extendiendo la mano en la caja, sacó un
chaleco de cuero pequeño, con su nombre cosido en el frente.

—Chanyeol —susurró y le dio la vuelta. De pronto sus ojos se llenaron de lágrimas y temblando
su dedo trazó la costura en la espalda que decía “Propiedad de Chanyeol”.

—Lo soy —susurró mientras una lágrima cayó sobre el cuero intacto, justo por encima de
mi nombre—. Soy tuyo. No tienes ni idea de cuan “tuyo” realmente soy.

Mi pulso se aceleró de golpe en mi cuello, y aferrando el chaleco en su pecho, Soo 314 miró
hacia arriba.

—Llévanos a casa, Chanyeol. Tengo la necesidad de hacer el amor con mi esposo.

Jadeé, sin aliento, con mi piel cubierta de sudor. Soo abrió los ojos, con sus mejillas sonrojadas de
rojo, y el marrón de sus ojos brillando junto a las llamas del fuego.

Luego sonrió.

Sonrió y, con las manos en mi cara y su anillo de bodas brillando en la luz, me atrajo a sus
labios suaves. Gemí en su boca, y luego retrocedí para susurrar:

—Te amo.

Soo sonrió y respondió:

—Yo también te amo — dijo sonriendo y añadió — Mi esposo.

Suspirando me di la vuelta para recostarme sobre mi espalda, y Soo se movió hasta


descansar su espalda contra en el nuevo sofá que él había puesto ahí. Desde hace
unas semanas Soo había redecorado todo el lugar. Ahora teníamos muebles, una
cama de tamaño King... y yo había cerrado la escotilla con tablas.
Por primera vez en mi puta vida, tenía un verdadero hogar. Un verdadero hogar, para mí y
Soo.

Todavía necesitando estar más cerca, puse mi cabeza en su regazo desnudo, y Soo
inmediatamente acarició mi cabello. Cerré los ojos al sentir sus dedos en mi cuero
cabelludo, sintiéndome tan malditamente feliz que apenas podía jodidamente
soportarlo.

—¿Estás bien? —preguntó Soo.


Al abrir los ojos, sostuve su mano izquierda, y con voz áspera dije

—Sí. Demasiado jodidamente bien. Nunca supe que la gente podría sentirse así.

Soo me sonrió, y su mirada suave se perdió entre las llamas. Pero miré más arriba. Yo
siempre miraba más arriba. Lo hacía todas las noches. Cada mañana cuando me
despertaba. Miraba hacia arriba, a los bocetos de Soo, ahora enmarcados por encima
del fuego. Él me había dicho que estos bocetos eran la vida que solía soñar que podía
tener. La vida que deseaba llevar. Y él rompió mi maldito corazón cuando le pregunté si
podía enmarcarlos y ponerlos en la pared sobre nuestro fuego, el único pedazo de la
decoración que yo había aportado.

Soo se puso realmente silencioso por un rato, luego me dio el viejo cuaderno de
dibujo que había dejado de utilizar hace un tiempo, porque tenía uno nuevo. Mientras
me lo dio, me dijo: “Puedes tomar esos bocetos, Chanyeol. Me hará feliz ver mis viejos
sueños en nuestra pared. Me haría feliz, ya que casi todos se han hecho realidad, y
siempre será un recordatorio de que soy la persona más afortunada del mundo entero”.

Así que los coloqué. Los nuevos a lo largo de la parte inferior: de sus hermanos, mi
moto, Pequeño Win en mi Harley mientras le enseñaba a montar, Pequeño Win
sentado a mi lado en mi taller, con el chaleco de “Prospecto” en su espalda mientras
empezaba a construirle su moto.

Y luego estaban los viejos encima: bocetos de nuestras manos unidas, el boceto de mi
cara mirando a Soo desde la página, el boceto de su hermano Hansol, y luego en la
parte superior, el bosquejo más grande de todos, el que sostenía el jodido lugar de
honor, el que jodidamente poseía mi alma, y el que era todo mi puto corazón, el
bosquejo de Soo de nosotros. El que él creía que no podría jamás hacerse realidad. El
que me dijo, sin necesidad de palabras para explicar, lo que había querido para
nosotros dos, tiempo atrás cuando yo todavía estaba encerrado bajo las llamas. El
bosquejo que conocía de memoria, cada línea, cada detalle. El bosquejo de mí
abrazándolo y él abrazándome, con mis brazos alrededor de su cintura y su mano
jodidamente hermosa en mi pecho con sus ojos cerrados por la felicidad.

El único que jodidamente empezó todo. El único que ardía por siempre en mi alma
oscura. Al abrir los ojos, me quedé mirando esa imagen, como lo hacía todo el tiempo, y
mi corazón se sintió como si fuera a explotar. Entonces él comenzó a cantar.

Comenzó a cantar tranquilamente mientras yo miraba mi bosquejo favorito.

Hacia nosotros.

Mi Soo.

Su Chanyeol.
Fin
Continuación:

- El Hades de Kim JunMyeon

Adaptación: Annie Love


Libro: Saga Hades Hangmen: Tillie Cole
Portadas: Marxiah Xiong

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