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El blanco y negro en el cine

El uso del blanco y negro en el cine es una práctica que se remonta, evidentemente, a los inicios del cine, cuando su uso era inevitable
ya que no disponían de la tecnología que tenemos actualmente. En nuestros días, el blanco y negro puede parecer algo anacrónico y
más en la era de la imagen y la tecnología en la que vivimos, pero muchos cineastas optan por utilizar el blanco y negro en sus
películas.
El blanco y negro tradicionalmente se suele utilizar para los flashbacks, para recrear escenas del pasado, de tal manera que el color se
convierte en un elemento que diferencia el presente de la ficción del pasado. Recientemente el director François Ozon mezclaba color
y blanco y negro en Frantz, en este caso, no para diferenciar temporalmente las escenas, sino para reflejar la alegría de una serie de
personajes en determinadas situaciones.

Uno de los directores más grandes de todos los tiempos, Béla Tarr, suele utilizar el
blanco y negro en la mayoría de sus películas. En una entrevista para Senses of Cinema
comentaba: “Si quieres hacer una película a color y sales a la calle, si quieres crear la
atmósfera adecuada tendrías que pintar toda la calle, porque cada casa es de un color. Si
no tienes colores, sólo tienes un caos de color […] Con el blanco y negro puedes ser más estilístico, puedes mantener mayor
distancia entre la película y la realidad, lo que es importante” (la negrita es mía). Así, vemos que la elección del blanco y negro no
es algo aleatorio y que hay bastante reflexión detrás.
El blanco y negro también suele ser muy utilizado en las primeras películas de directores, pues además de recortar gastos en
iluminación, ya que no hay que iluminar para obtener determinados colores, aporta una dimensión estética prácticamente sin hacer
nada, por ese efecto diferenciador respecto a la realidad que remarcaba Béla Tarr. Ejemplos de esto son: Clerks (Kevin Smith,
1994), Pi, fe en el caos (Darren Aronofsky, 1998) o Following (Christopher Nolan, 1998).

Desde el origen del cine las películas solo podían rodarse en blanco y negro ya que aún no existía la tecnología necesaria para registrar el color en el
negativo foto sensible, aunque en esta edad temprana se experimento colorar a mano el negativo o tiñendo el soporte a través de procesos químicos.

A mediados de los años 30 aparecieron las primeras películas rodadas a color, con la famosa técnica tecnicolor, a pesar de suponer un gran adelanto era
demasiado caro, por ende solo se utilizó para películas comerciales como los musicales, además la segunda guerra mundial afecto el financiamiento a la
industria cinematográfico, que se tuvo que adaptar las producciones, impidiendo dejar atrás el blanco y negro; se tubo que esperar la década de los 50 que
el color se impusiera definitivamente no solo por los avances tecnológicos conseguido hasta entonces, si no para poderse diferenciarse en un medio que les
empezó hacerse al frente que fue la televisión, el uso del blanco y negro por tanto se relego a obras de bajo presupuesto efecto concretos con flachbac o
para reforzar la estética ambiental de ciertos géneros donde estos tipos de fotografías era representativo.

A lo largo de la siguiente década, la competencia que surge en las diferentes compañías dedicados al negativo de películas, da lugar a una experimentación
que amplio la variedad de formatos acabados y precios; finalmente la llegada de la digital de los años 90 supuso una explosión en cuanto a las posibilidades
y accesibilidad que permitió a los creadores elegir sin condicionantes en grabar a color o en blanco y negro. Teniendo en cuanta esa evolución es
comprensible que el interés de hacer películas en blanco y negro disminuyera, ya que por un lado se había conseguido exprimir las posibilidades de las
imágenes acromáticas creando obras visualmente inigualables y por otro el color era la novedad, la puerta que abría el camino a un mundo nuevo por
explorar

Aun que el blanco y negro se fue remplazando por el color nunca desapareció del cine, muchos directores se negaban de abandonarlo y era una opción muy
razonable para producciones de bajo presupuestos ya que su iluminación es más fácil, las escalas de grises con la que se trabaja son más accesible, muchos
tonos contiguos son similares. Por tanto, para un rodaje su preparación y ejecución es más rápida.
Pero al margen de las cuestiones técnicas la mayoría de los cineastas son conscientes de que la elección de rodar a no en color debe ir en función de la
exigencia intrínseca de la obra.

Ejemplos:

 Pawel Pawlikowski (polaco) sus películas Ida y Cold War, en blanco y negro, declaró en una entrevista que¸ “la fotografía debe estar en concordancia
con el resto de elementos, no debe ser un valor en sí misma, de hecho, en ida, había planos que era demasiados bonitos en lo que la imagen era
puramente ornamental y decidí eliminarlos”.

 El director de fotografía Néstor Almendrado explicaba, en la misma línea, que el hecho de plantearse una película en blanco y negro debe estar
justificado, debe responder a una exigencia de estilo, en Mi noche con Maud (1969) era muy importante que la interpretación de sus actores fuera
el centro de atención, por lo que el color podía ser un elemento de distracción. Su director Eric Rohmer tenia muy claro que su película iba a ser en
blanco y negro, y a partir de ahí toda su imagen se componía a través de este principios: los cuadros que adornan las paredes eran directamente e
blanco y negro, las lámparas eran blancas, sus ropas de tonos blanco, negro gris, el cubrecama blanco, las rosas blancas… y hasta se tuvo en cuenta
a la hora de rodar en exterior: la localización escogida fue Clermont-Ferrand, que en palabras de Almendros en invierno es una ciudad muy gris, y
además se aprovecho una gran nevada para su escenario. De este modo, la fotografía del film refuerza la intencionalidad del autor, afectando a todo
el proceso del rodaje: iluminación, decorados, vestuario

 Tarkovski decía que a pesar de que el mundo que nos rodea tiene color, la película en blanco y negro reproduce su imagen con mayor cercanía a la
verdad psicológica, naturalista y poética. Aunque a priori pueda parecer una afirmación extrema, desde un punto de vista teórico y filosófico, si que
es cierto que tenemos una fuerte predisposición a aceptar una interpretación monocromática de la realidad en las artes visuales.

 En el libro “la sintaxis de la imagen” compara el color con el glaseado de un pastel muy útil y estético, pero en absoluto necesario para crear
mensajes visuales. Aunque tenemos que tomar esta analogía como una exageración puede ayudarnos a entender la importancia del concepto del
tono en nuestra percepción visual

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